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Investigar significa romper con lo evidente, manteniendo una relación de sospecha con las
prenociones. Sin embargo estas “consistentes certezas” que forman el sentido común,
son parte de cada uno de nosotros e individualizarlas y hacerlas conscientes supone una
tarea reflexiva, crítica y creativa frente a la generación de conocimiento.
La formación en investigación supone el estudio de un corpus teórico y metodológico,
consiste en poder confrontar teoría y empiria, amasar la realidad manipularla y focalizar
aquello que resulte pertinente para orientar la mirada en el momento de interpretar lo
empírico.
La relación con el conocimiento es un punto central dentro de las teorizaciones y prácticas
de la tarea de investigar. La actividad de teorizar nos obliga a develar las condiciones
sociales en las que se genera y reproduce el conocimiento.
La relación con el conocimiento debe ser entendida como una construcción socio-
histórica, más que como una capacidad particular de los sujetos derivadas de
competencias individuales, voluntaristas o de inteligencia. Como sujetos construimos
relaciones con el conocimiento a partir de nuestra inclusión en diferentes instituciones.
Como estudiantes, como docentes, como investigadores nuestros modos de
relacionarnos con el conocimiento se han construido en diferentes instituciones, en
nuestra interacción con sus negaciones, sus exigencias, sus ideales, sus modos de
entender que es conocimiento y su prescripción acerca de los sentidos del conocer. Tales
instituciones son anteriores a nosotros. Son, asimismo, producto de la elaboración social
de diversas generaciones y grupos sociales, de sus intereses, apuestas y concepciones.
Nuestro pasaje por tales mundos institucionales nos marca en diferentes sentidos, un de
ellos es la forma de relacionarnos con el conocimiento, que nos impiden imaginar o
pensar otros caminos posibles, otros modos de hacer y de conocer, instaurando una
naturalización de nuestra relación con el conocimiento que es producto de la acción
social.
Los hombres están inmersos en tramas de significado (Clifford Geertz1), que ellos mismos
han tejido, y que la cultura es esa red... y podríamos agregar... muchas veces no sólo
estamos inmersos en esas urdimbres sino enredados en ellas. El hecho de que vivamos
en sociedad no nos garantiza comprender cada uno de los actos que en ella se suceden.
Es más, muchas veces estar tan sumergido, dificulta aún más el poder mirar. Si bien
conocemos al dedillo muchos aspectos de la vida en relación, estamos informados de lo
que sucede en las instituciones educativas porque somos parte de ellas, estamos
involucrados con sus metas, su historia y sus problemas; sin embargo hace falta algo más
para poder afirmar que hemos generado un nuevo conocimiento sobre ella.
Ahora bien, ese distanciamiento no hace referencia a una distancia física, social o cultural
como pensaron en algún tiempo muchos antropólogos, en el sentido de que mientras
mayores fueran las diferencias de las culturas aborígenes con la occidental, mayor sería
la garantía de conocimiento en sus investigaciones. El procedimiento de búsqueda
científica será posible realizando un proceso de extrañamiento sobre los aspectos
cotidianos que investiga. Será necesario trabajar sobre el control de las emociones y
operar con ambos conceptos, “compromiso” y “distanciamiento”, como dos aspectos
interdependientes que deben considerarse como fronteras que se limitan mutuamente.
1
Confr. Geertz, C. La interpretación de las culturas, Editorial Gedisa. México 1987
Una de esas complejidades de las Ciencias Sociales consiste en el riesgo de pensar la
realidad tal como es percibida desde el sentido común2, a partir de afirmar que es la vida
misma la que explica e impone una realidad, que es parte de la naturaleza de ser de las
cosas. De esta manera, impone una concepción de la realidad donde "las cosas son
como son", expuesta con tal nivel de certeza que terminamos convencidos de que es
obviamente así, que los hechos sociales son de esa manera, tan abiertos y transparentes
que pueden ser observados a simple vista, se encuentran dispuestos sobre la superficie
para que puedan ser entendidos como tales. Pero es necesario reconocer, que detrás de
esta ilusión de transparencia, el sentido común no percibe desde la espontaneidad, sino
que está engarzado en un mundo cargado de significaciones, en ese sentido puede
considerarse como una interpretación de la experiencia cotidiana, construida
históricamente.
Contra la ilusión del saber inmediato que ilusoriamente nos brinda nuestra cercanía con el
mundo social, es necesario aplicar todos los esfuerzos de objetivación para realizar
efectivamente una ruptura con la influencia de las nociones comunes. La revisión crítica
del lenguaje que utilizamos debe ser uno de los primeros e indispensables esfuerzos, ya
que el lenguaje común, encierra toda una manera cristalizada de ver lo social,
preconstrucciones que aparecen como naturales formas de ser de los hechos sociales y
que en ese proceso de naturalización dejan el hecho social ignorado.
Lo real no puede ser leído directamente, la posibilidad de realizar descubrimientos implica
comenzar a preguntarse acerca de las relaciones entre elementos no siempre evidentes.
Lejos de pensar las relaciones sociales como “relaciones entre subjetividades animadas
de intenciones” como se ha hecho desde una sociología espontánea, es necesario
realizar las consideraciones teóricas pertinentes para comprender que aquello que
estudiamos son “relaciones entre condiciones y posiciones sociales” y que ello es más
apropiado para pensar lo real, que la ilusión de transparencia que genera pensar lo social
como un conglomerado de individuos.
La comprensión de esta idea se aclarará en el siguiente párrafo: “La pregunta típica del
pensamiento comprometido ¿qué representa eso para mí o para nosotros? se encuentra
ahora subordinada [en el pensamiento distanciado]3 a preguntas cómo ¿Qué es eso? o
¿Cómo están relacionados estos fenómenos entre sí?”.
Para poder dudar de los postulados del sentido común y también del saber definitivo, es
necesario cuestionar continuamente los principios mismos de nuestras propias
construcciones. Pero para provocar y sostener este trabajo continuo, para que ello sea
posible, es necesario contar con herramientas teóricas potentes en su capacidad de
revisar y construir.
2 GEERTZ, C. Conocimiento local. Paidós. (Capítulo: “El sentido común como sistema cultural”)
3
ELÍAS, Norbert: Compromiso y distanciamiento. Ed. Península. (Capítulo 1)
Para conocer el mundo social es necesario practicar “la duda radical” que consiste
justamente en poner en tela de juicio todo lo aprendido como parte de la socialización.
Plantearse la duda implica pensarse como un sujeto inmerso en condiciones y posiciones
sociales tanto en la vida cotidiana como en el mundo científico.
5
BOURDIEU Y OTROS. op. Cit
6 BOURDIEU, P Y WACQUANT, L. Respuestas. Por una antropología reflexiva. Edit. Grijalbo.
México 1995.
7 BOURDIEU, P Y WACQUANT, L. Respuestas. op. cit. pag. 178.
El doble vínculo con la teoría se refiere a la relación que se establece entre el
investigador y la teoría social. Para aprender una ciencia es necesario conocer sus
fundamentos, socializarse en ella, ser iniciado por otros más expertos que influyen en la
manera de pensar lo social. Proceso necesarios para construir, pero que muchas veces
se internalizan en los estudiantes de manera dogmática y no le permiten ir con libertad
más allá de esas fronteras. Es sobre esta trampa que nos advierte Bourdieu en su
artículo “Double bind y conversión”8. Para poder producir una ruptura con las prenociones
del sentido común científico, es necesario haberse adentrado en la disciplina, pero es
justamente ese proceso de apropiación el que dificulta el proceso de cuestionamiento y
duda, ya que impone un vidrio esmerilado que opaca la reflexión crítica.
En este sentido, la tarea de enseñar a investigar lleva implícita una fuerte paradoja, pues
entraña el riesgo de la transmisión rígida de conceptos, que por muy renovados que
parezcan, pueden ser transmitidos y/o utilizados como dogmas sin posibilidades de
ruptura. Difícil y a la vez apasionante tarea la de enseñar investigación, ya que necesita
transmitir a partir de cuestionar tradiciones académicas y conceptos teóricos, pero
requiere al mismo tiempo que el alumno pueda consolidar sus conocimientos, mientras va
construyendo desde esas rupturas.
En la tarea de guiar a quienes deben producir conocimiento, existen unos primeros
peldaños insoslayables para seguir avanzando, esto es la práctica de la reflexión crítica.
Reflexión que abre la posibilidad de una producción creativa de conocimiento que “intente
abarcar la compleja trama de dimensiones intervinientes.
8 BOURDIEU, P Y WACQUANT, L. Respuestas. op. cit. “Double bind y conversión” pp. 185 -190
9
Tenti Fanfani. “El campo de las Ciencias de la Educación”. Algunas hipótesis para su discusión. Revista
Argentina de Educación.
10
Guiddens, Anthony. “Problemas centrales en Teoría Social”. University of California Press. Berkeley.
1979.
esquema de percepción mediado por una teoría, y esta teoría es la del Campo
Científico11.
Como esquema básico del Campo y su percepción podemos señalar:
a) Es imposible comprender los productos de un Campo Científico si no se toman en
cuenta a los productores y a las condiciones sociales de producción. El Campo debe
considerarse un campo de producción simbólica, constituido por agentes e instancias,
que son independientes de los sujetos concretos que ocupan esas posiciones
objetivas. En el Campo se produce una lucha entre agentes, instituciones por la
autoridad científica y no por la búsqueda de la verdad en forma desinteresada. La
autoridad es la capacidad de hablar y actuar legítimamente en materia de Ciencia.
Podemos distinguir dos dimensiones de autoridad, una técnica (como saber hacer) y
otra social (en tanto poder social que otorga reconocimiento a un agente
determinado).
b) Los integrantes de un Campo comparten intereses comunes y la lucha al interior del
mismo, reconoce reglas de juego y definiciones sobre el objeto de la lucha. La
estructura del Campo es la relación de fuerzas entre agentes e instituciones por la
apropiación de posiciones prestigiosas dentro del mismo. Esto da lugar a dos
categoría de agentes dentro del Campo: dominantes y dominados.
c) El producto científico del campo estará definido también, por el mercado a que está
dirigido: 1) expertos (pares 2) ciudadano bien informado y 3) hombre común (opinión
pública).
d) Los Campos tienen una autonomía relativa que varía según la capacidad de imponer
normas de producción y criterios de evaluación de los propios productos. Esto permite
al Campo poder reinterpretar y resignificar su propio lenguaje y los determinantes del
contexto. Los Campos varían históricamente y no puede afirmarse que la situación del
campo sea la reproducción de las relaciones de dominación que atraviesan la
sociedad.
.
11
Bourdieu,P. “Cuestiones de Sociología”. Paris. Minuit. 1980.
12Ardoino y Mialaret en "La intelección de la complejidad. Hacia una investigación educativa cuidadosa de las
prácticas"
La emergencia de nuevos y diversos "problemas sociales" que no alcanzan a ser
decodificados por las categorías tradicionalmente disponibles en los inventarios de la
Pedagogía: "enseñanza", "aprendizaje" o "instrucción", no pueden hoy cobijar por sí solos
la complejidad de los fenómenos y sentidos sociales que atraviesan, interpelan y
transforman aceleradamente los escenarios educativos actuales. Fenómenos y sentidos
sociales ligados a lo educativo cuyo abordaje desde la investigación es indispensable. Las
conceptualizaciones de la educación como campo de prácticas sociales, como función
social, como discurso, como objeto de estudio y de reflexión praxeológica son, entre otros,
los diversos territorios a los que nos conduce su análisis y dan cuenta de la polimorfia del
término "educación".
La investigación de lo educativo adquiere significados alternativos si observamos los
diversos tipos de estudios y búsquedas, de niveles y de dominios a los que nos remite. En
tal sentido toda investigación que tome por objeto a la educación "permanecerá
tributaria... de la episteme de las ciencias del hombre y de la sociedad" anunciando
debates epistemológicos, teóricos y metodológicos de tales ciencias. Debates que nutrirán
las miradas y las indagaciones acerca de las prácticas sociales y en particular las
prácticas educativas, que "constituyen el material sobre el que se pone el esfuerzo del
conocimiento científico".
¿Qué podemos hacer para que la reflexión pragmática sobre la acción educativa y los
resultados del conocimiento científico se enriquezcan y dinamicen sin que se mezclen?
Esta preocupación orienta la búsqueda de la autonomía en este ámbito de las Ciencias
Sociales.
13
Achilli. Elena.
Las dinámicas sociales14 en las que se encontraban inmersas las instituciones
universitarias implicaron ciertas orientaciones y sentidos en torno al conocimiento, y al
conocimiento de lo social y de lo local en particular. Estos espacios sociales dentro del
Campo producen en determinado contexto histórico un juego de fuerzas que los
atraviesan marcando determinadas formas de relación con el conocimiento., de entender
el sentido de la investigación y de pensar lo social.
Estos procesos que atravesaron al campo universitario y se prolongaron mucho más allá
de la caída de la dictadura militar, mostraron sus consecuencia sobre los modos de
responder los interrogantes acerca del qué, el cómo y el para qué investigar. Múltiples
rupturas y discontinuidades institucionales, la pérdida del trabajo de una generación de
investigadores sociales, y la reducción de la vida académica a la práctica docente,
construyeron formas rivales de concebir el conocimiento de lo social. En este sentido fue
la investigación centrada en la tarea de generar conocimiento social la que experimentó
la mayor ruptura.
Es necesario revisar los modos en que aprendimos a pensar lo teòrico desde nuestra
formación. Las evidencias sobre la utilización de la teoría nos llevan a apreciar la
15
Zemelman, J.
16
VERON, Eliseo
17 HELER, Mario. Entre la producción y la acreditación. Seminario Internacional “Las encrucijadas
“La autonomía no sólo es relativa. Más bien, es la heteronomía la que rige su desarrollo,
el quehacer es gobernado por una ley ajena.(...) En la ´ciencia normal´ su ley excluye la
anormalidad únicamente por ser anormal implantándose una clausura de la producción
científica, esto es, generando los mecanismos que reproducen todo planteamiento, hacia
los parámetros y modalidades aceptados dentro del campo, procurando así desarraigar
las disidencias a través de la domesticación de la crítica”.20
Siendo la reflexividad y la autonomía las dos caras de una misma moneda –como
fundamenta Mario Heler- el ejercicio de la reflexividad sólo es posible con autonomía, y
ésta última existe si se le gana la pulseada a la heteronomía. Es decir no hay producción
de conocimiento científico sin reflexividad y autonomía, Con esta falta sólo obtendremos
repetición, reproducción, consumo de conocimientos ya dados y habremos dejado de lado
la creatividad en el campo científico.
La vida cotidiana y las tradiciones científicas tienen una influencia negativa sobre los
investigadores. Para evitarla es necesario realizar una “historia social de los problemas,
objetos e instrumentos de pensamiento”21 resulta indispensable construir la historia social
de los conceptos e instrumentos de análisis antes de analizar la realidad social. Este tipo
de ruptura epistemológica, implica asimismo rupturas sociales que intentarán deconstruir
conocimientos legitimados, interpelando a los científicos que han fundado su prestigio en
estos constructos teóricos y finalmente se opondrán al statu quo imperante en el campo
disciplinar y académico.
En este sentido resulta interesante aportar la afirmación de Alasdair Macintyre “...los
proyectos explicativos de las modernas Ciencias Sociales, el canon metodológico
consistente en aislar toda valoración de los hechos, está abocado al fracaso.”22
Esta tarea de reflexión dentro de la Dimensión epistemológica23, nos habilitará para una
producción creativa de conocimiento que “intente abarcar la siempre compleja trama de
18 CATORIADIS, Cornelius. Hecho y por hacer. Pensar la imaginación. Encrucijadas del laberinto
V. Bs.as. Eudeba. 1998. Cap. Phusis, creación y autonomía. Pág. 283 y subs.
19 CASTORIADIS, CORNELIUS. Ciudadanos sin brújula. México. Coyoacán, 2000.
20 HELER, Mario. Op cit.
21 BOURDIEU, P Y WACQUANT, L. Respuestas. op. cit. pag. 178.
22
MACINTYRE, Alasdair. Tras la virtud. Barcelona. Editorial Crítica.1987. pág.247
23 SIRVENT, María Teresa. Ficha I y II- Maestría en Didáctica. Facultad de Filosofía y Letras.
UBA,1998.
dimensiones y miradas presentes en el acto de conocer. La solidez de estos pasos nos
permitirá plantear una producción de conocimiento autónoma, y una vigilancia
epistemológica permanentemente que haga consciente los mecanismos de
disiciplinamiento y control que producen las clausuras.24
31Trabajo por el cual los productores de conocimiento piensan lo que hacen y saben lo que
piensan.