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Un dato para resaltar referente a la profesión médica es si disponibilidad de programas

especiales para sus profesionales siendo así una de las pocas profesiones que disponen que
cuentan con ello, esto debido a que en la atención primaria no es muy consistente por lo que
el estrés siempre correría el riesgo de ir en aumento debido a que cuyo fin es atender las
necesidades instantáneas de la persona. Desde el inicio de estos programas alrededor de
1998 fue posible atender cifras cercanas a los cuatro mil profesionales de la salud.

"Somos la primera profesión que reconoce que sus profesionales pueden enfermar"

(Serafín Romero, en larazón.org – mental health covid-19, 2020)

Ciertamente alrededor del mundo en el área de la salud los mismos integrantes de la


profesión médica no suelen o al menos no acostumbran a preocuparse por sus compañeros
o encargados tal y como alguien externo a dicha profesión pensaría sobre ellos, que al tener
un decente conocimiento cuando de la salud se trata suponen el completo manejo y control
sobre su propia salud tal y como lo hacen con sus pacientes, sin embargo, y con algo de
razonamiento al respecto es entendible que no son superhumanos con la capacidad de llevar
todo a cabo a la perfección, principalmente cunando se trata de la propia persona puesto
que la creencia de conocer sus propios límites llevan al riesgo de bajar la guardia por lo que
una decaída puede ser inevitable.

Se considera que entre el diez y el doce por ciento de los médicos activos del mundo corren
el riesgo lo suficientemente grande como para ser víctimas de un trastorno mental a lo largo
de su vida y a su vez en el ochenta y siete por ciento de los médicos que han recorrido el
progreso del programa pudieron seguir trabajando tras recibir apoyo y superar un trastorno
mental.

Un hecho digno de mencionar tras mencionar el riesgo de padecimiento de un trastorno


mental se observa cuando se analiza y entiende la casi nula diferencia e importancia que
representa un sexo cuando de afecciones mentales se trata. Lo anteriormente mencionado
proviene de estudios durante programas referentes al tema donde comprueban que
prácticamente están igualadas las estadísticas entre hombres y mujeres que padecen de
trastornos mentales en la profesión, sin embargo, las edades de los individuos sí marcan la
diferencia.
"Sube en menores de 30 años y creemos que es un factor a estudiar"

(Serafín Romero, en larazón.org – mental health covid-19, 2020)

Tal y como muchos males que padece el ser humano resulta que entre menos edad es más
fuerte y significativo el impacto, para ejemplificar teniendo en cuenta un contexto similar
de lo que se ha mencionado se supone la situación en la que un niño y un adulto mayor a
los 40 años consumen cigarrillos y cerveza, resaltan puntos obvios al respecto teniendo en
cuenta y bien sabido por la mayoría desde una edad temprana es que para un niño está
sumamente prohibido el consumo de dichos productos por el daño que puede ocasionar en
su interior, por otro lado es algo “normal” ver a un adulto consumirlos, esto debido a su
tolerancia para el alcohol o cosas dañinas por lo que la conclusión más obvia es entender
que la edad así como la madurez de un cuerpo afecta a la hora de manejar variedad de
circunstancias, si bien a ambas partes las afecta, sin embargo su tolerancia influye en el
impacto de la situación, algo similar ocurre considerando la anterior cita teniendo en cuenta
la tolerancia a partir de la experiencia.

El problema mental ha aumentado significativamente ante los jóvenes menores a la edad


que establecen las estadísticas, siendo esta con un aumento de un veintitrés por ciento. Las
teorías estipulan que el problema comienza una vez iniciadas las residencias en
determinadas especialidades donde a diferencia de otras asignaciones requieren de mayor
exigencia así como concentración. Otra causa surge e implica mayor relevancia aún sobre
el riesgo cuando de las emergencias se trata ya que dichas situaciones demandan un mayor
desgaste físico y constante implicando la necesidad de poder llevar a cabo actividades a
contrarreloj críticas comenzando por la competencia interna que esta implica para poder
desempeñarse de forma más eficaz y cumplir con las expectativas estipuladas sobre el
tratamiento de pacientes.

Tocando en parte una fracción de las estadísticas planteadas tras la llegada de la COVID-19
se da a conocer que en gran cantidad los trabajadores de la salud se han visto enfermos a
causa de haber sido infectados con el virus siendo así una gran proporción que constituye
hasta un quince por cierto de población en algunos países del mundo a causa de la gran
falta de equipos necesarios para llevar a cabo la profesión con el equipamiento de
protección profesional y por ende así como ellos se encuentran en riesgo, aumenta la
probabilidad de que exista la infección cruzada entre trabajadores y pacientes así como
entre los trabajadores y sus familiares.

El estrés laboral no condiciona únicamente a la salud y al bienestar de las personas, además


de eso también está asociado con la frecuencia de errores médicos además de la calidad del
servicio prestado en el área de salud y por tanto, es importante identificar los factores que
afecta todo lo relacionado con el trabajo entre el personal de salud. En los últimos años, el
estrés es reconocido comúnmente como un problema laboral u ocupacional, que se da
constantemente en el ámbito sanitario, lo cual ha sido y es más perjudicial en los
profesionales de la salud, en la que ha ido en aumento con las altas exigencias que demanda
de esta profesión. Actualmente, el personal de salud está exponiéndose al virus, sumado a
ello está la insuficiente dotación de equipos de protección personal (EPP), por lo cual han
expresado temor o miedo al contagio. El ser discriminado, perder contacto con los seres
queridos, sentirse cansando o frustrado; lleva a afectar su salud emocional. Los trabajadores
sanitarios, están en riesgo y existe un aumento en la probabilidad de infecciones cruzadas
para los pacientes, familiares del profesional de salud y otras personas que podrían estar en
contacto con ellos.

Según la OPS (Organización Panamericana de la Salud) y OMS (Organización Mundial de


la Salud) en relación al personal sanitario, menciona que América presenta alrededor de
setecientos cincuenta mil contagiados y supera los 2500 fallecidos por la COVID-19,
siendo la región más afectada en el mundo. Se menciona que, una de las principales causas
de ello, es por la escasez de equipos de protección en los que se desempeñan en la primera
línea con pacientes COVID-19. Así mismo, se sugiere que el profesional labore en turnos
rotativos con menos horas para prevenir riesgo a la exposición, reducir la carga laboral y el
estrés, todo ello en búsqueda de su bienestar físico y mental. La incertidumbre de cuándo
podría ponerse fin a esta situación extrema en que vivimos, es recurrente y preocupa
frecuentemente al servidor sanitario.

Al margen de los problemas que padecen los profesionales de la salud más jóvenes,
destacan aquellos asignados a la atención primaria dentro de los centros sanitarios de la
salud que son quienes representan casi la mitad del porcentaje de jóvenes que padecen de
trastornos mentales a lo largo de su experiencia médica. Desde una vista ampliada el cargo
de médico general es el otro mayor exponente de padecimiento de trastornos mentales al ser
el que requiere brindarle atención a todo individuo que requiera de ser diagnosticado y
tratado por riesgos tales como casos complicados y el miedo a ocasionar una mala praxis a
causa de la negligencia o imprudencia ocasionando posibles complicaciones en el paciente
donde los conflictos en el entorno laboral pueden llegar a acorralar a estos profesionales y
encargados a verse obligados incluso a cambiar de centro de atención.

Por lo general y tras posibles situaciones similares a las anteriormente mencionadas


llevadas al límite es donde cabe la probable ayuda psicológica, sin embargo y en cuanto a la
voluntariedad se refiere, dicha ayuda no es algo que normalmente una persona decida por sí
misma, más bien es por obra de las personas viéndose impulsadas ya sea por compañeros,
amigos o familiares, aún así, no quita el hecho de que cinco de cada diez trabajadores de la
salud optan por acudir a la ayuda por sí solos.

El problema de salud mental no solo afecta la capacidad y calidad de atención asistencial en


el profesional sanitario sino también en el confort y condición de vida, por lo tanto, es una
prioridad proteger su bienestar emocional, solo así, los profesionales de la salud pueden
alcanzar su máximo potencial y ayudar a satisfacer las necesidades del cuidado del
paciente. Algo indudable sobre la situación desarrollada tras la pandemia de la COVID-19
ha sido cuidar a los pacientes infectados ya que supone un riesgo grave para los
trabajadores de salud que laboran áreas de primera línea direccionando todos sus servicios
y recursos en la atención de pacientes derivados por la pandemia, ello impone cantidades
considerables de presiones sociales y mentales sobre los trabajadores. El personal de
enfermería constituye la mayor fuerza laboral a nivel de personal sanitario, por tanto, su
labor se destaca como indispensable en cualquier momento, pero especialmente durante una
emergencia de salud pública como la que vive el mundo pese a haberse controlado un poco.
Durante la pandemia de la COVID-19, no ha sido una sorpresa ver a profesionales así como
empleados de la salud experimentando presión, agotamiento, aislamiento, miedo y posibles
traumas emocionales continuos, es por ello que es importante que los equipos de gestión de
personal en los servicios de enfermería deben de valorar a través de evidencia científica,
como está la salud emocional del enfermero, solo así se podrá identificar oportunamente
algún problema que pueda abordarse de inmediato para no dejar que se agudice y repercuta
en su capacidad para brindar el cuidado a sus pacientes. Por ello, este estudio tiene por
objetivo determinar el nivel de estrés durante la pandemia en enfermeros que laboran
primera línea en un hospital.

Y ahora bien, hablando sobre los principales motivos por los que un trabajador de la salud
asiste a sitios y programas en los que puedan encontrar alguna forma de sobrellevar las
complicaciones a causa de experiencias poco agradables se menciona claramente como el
cimiento los problemas por trastornos mentales y al menos un puñado de sus casos implican
el consumo de alcohol y en un porcentaje no tan distinto, con personas que han recurrido a
drogas o medicamentos en exceso.

Por lo pronto es digno y necesario hablar de forma más específica acerca de los síntomas
que trae consigo un trastorno mental teniendo en cuenta la causa y los posibles efectos que
traiga consigno dicho trastorno. Para comenzar existen alrededor de 400 tipos de trastornos
mentales, entre ellos los trastornos depresivos, de ansiedad, de neurodesarrollo, psicóticos o
de esquizofrenia, bipolares, disociativos, de ritmo circadiano, entre otros. Si bien ya se tiene
una idea de lo extensa que es la lista de trastornos mentales, naturalmente unos son más
comunes que otros, es decir, aquellos trastornos que es más probable que miembros de la
sociedad moderna padezcan y con estos se refiere al trastorno de ansiedad, la depresión,
trastorno de sueño y el déficit de atención.

Hablando de estadísticas y porcentajes, el porcentaje de personas que padecen de esta clase


de trastornos es sorprende así como algo triste, por ejemplo, la cantidad de personas con el
trastorno de déficit de atención e hiperactividad corresponde a un 4% de la población
mundial (Cerca de 300 millones de personas), respecto al trastorno de ansiedad, un
aproximado en crecimiento es cerca de 264 millones de personas que lo padecen, un 4,4%
de personas en el mundo tienen depresión y el más impactante de todos es el trastorno de
sueño cuyo porcentaje de personas que lo padecen abarca el 40% de la población mundial.
Un hecho del que la mayoría de personas es consciente es respecto a estos porcentajes,
bien, un cuatro por ciento aparenta un número muy mínimo en la escala del uno al cien, sin
embargo, cambia la cosa cuando nos referimos a un porcentaje tan alto considerando que
actualmente el mundo está rondando los 7,8 billones de habitantes humanos cuyo número
va en aumento, el hombre suele plantearse como el individuo más cercano a la perfección
pero está muy lejos de eso tomando en cuenta todas sus debilidades que aún no logran tratar
en su óptimo estado.

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