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JESUS MARIA RUANO S. J.


LECCIONES DE

LITERATURA
PRECEPTIVA

LlBRERIA VOLUNTAD
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Lecciones
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de
I

,Literatura Preceptiva
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DE $ELECTOS MODELOS CLASICOS


E IllSPANO'A.MERlCANos

TE;ORIA -Y,M'0DELOS

por el'

P. Jesús María Ruano,



S~ J.- ,
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~IBRERlA Y<;lLWT~, s.t.~


BOG O-r :A
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NIHIL OBSTAT
r Jacobus Sádaba, S. I.
Bogotre, 10 augusti anni 1933

lMPR IMI POTEST


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. Angelus M:}. Ocamp~, S. I. ;
,
Pra::p. Prov. ,Colombo
Bogotór, 9 apülis, anni 1942

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IMPRIM."TUR

t ISMAEL ,
Archiepiscopus Bogotensis


Es propiedad registrada de acuerdo con la ley.

Printed in Colombia Impreso en Colombia


TALLERES EDITORIALES DE LlBRERIA VOLUNTAD, S. A. - BOGOTA - 1953

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ÉL METODO OE ESTE LIBRO ,"
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El método que seguimos ,en estas' lecciones se aparta bastante de
laS trilladas sendas por donde hablan tomado,. hasta bi~ entrado el '
presel'lte siglo los más conoddos textos' de ret6rica y poétic,a. '.
Los autores de esos libros dan la definici6n, trazan .e n seguida las
..
. ~
, .- divisiones y subdivisiones de lo definido" asientan luego las reglas,
condiciones y salvedades, las coQfirman con cortitos ejemplos, "-ÍÍa-
diendo en cambio no pOcas eXcepciones muchas veces de 1,os princi~
pios a priori establecidos, -Y'",quó resulta? Un joven alumno, de no
vulgares dotes intelectuales -por cierto, nos,' confesaba ingenuamente,
que la as!g?atura se k · hada 'fe.ada e ingrata. Ya se ve, ¡tantás 'ario
' deces tema que aprenaer-,-i\i,lllamona!
' ,' Pues hace~ Ji~iana 13 ",ga, por volÍl~inosa que parezca, y pre.-
sentarla al !lino uttl y prooethosa. es el fin que persegmmas en esta; ,
--e •
,lecdones. ,
. Amenidad y práctica, he. ahí nuestro lema.
Si el joven desde que comienza SUs estudios literarlos va viendo
en cada lecci6n las belleZas de la obra o parte literaria que se le trata
, ,
'.~'.
;r... '.
- . . de enseñar, .y va entendiendo' los preceptos tooricos ante} ya de esta-
-~?'
.-- . blecerlos, poco trabajo le costará levantar la carga de Inandar a la
... " ',
memoria ¡as definiciones, cualidades, reglas y ejemplos de la precep-
tiva lite~aria. . ~.. ' ,~
4 • •

Tres rides trazamos nosótros para' ~avizar la 'march~ del apreil- ,


:,'
dizaje, técnico. ~

-l''''
Primer¡¡mente presentamos al joven alumno un modelo de la ,
cuesti6n literaria que en cada lecci6n se pretende estudiar. Con ese
ejemplo a la vista le vamos'·señalando. como con el dedo cada una de
las cualidades literarias que lo constituyen, haciéndole caer en la cuen-
ta de qUe de esas dotes parciales que en el examen;ntuitivo 'vamos ..-,
encontrando, depende la armonla y belleza literarias del conjunto.
Quizás, y a las veces ' de iilte~to, encúentre en el an~lisis lunares y
defectos que sombrean y hasta afean la ' composici6n, objeto de nuestro
estudio. Justamente ese hallazgo servirá al maestro · para llamar. la
atención del discípulo sobre vicios, vecinos' a virtudes literarias: A. _
veces basta la intuición- reflexiva para dar co'n la definición ·y prin'd -
pios: huelga entonces el análisis detenido. En algunas lecciones, como
al explicar la natu.r:wdad e· importancia de las figt¡fas, preferimos de
" .. ' - -~
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• •

\
8 Lite,oatu1"a preceptiva

antemano los ejemplos manuales, a modelos selectos; la cuesti6n es


hacer que vea y e~tienda el disdpulo lo que ha de almacenar en la
memona.
Después de hecho el exa men intuitivo, fácil será al mismo alum~
no, dirigido por e~ profesor, formular las reglas generales necesarias
para que toda otra obra o todo elemento de obra literaria sean seme-
jantes al modelo o al ejemplo. Es decir, que las cualidades y reglas
generales fluyen por sí solas del análisis intuitivamente hecho; y la
definición tiene que desprenderse de por sí, como la fruta madura del
árbol. ¿Qué hemos hecho en el análislS intuitivo~ sino señalar y limi-
tar los elementos constitutivos del género o parte literaria en cues-
tión ? Y ¿qué 'es definir, sino determinar y limitar el' objeto definido?
De manera que nuestro procedimiento no es el del naturalista,
que describe una flor, sea una orquídea, por ejemplo, sin la flor U
orq uídea en la mano; sino el del botánico que presenta la flor, obj eto
de estudio, a .los ojos de sus discípulos, y les llama la atención sobre
la contextura de la corola, el número y \delicad'eza de los pétalos, la
' sutilidad de los estambres y pistilos, la,,fuorza fecun dadora del polen
y la conformación de las demás partes ·co' titutivas e integrantes que
va mOJtrando, separando, analizando.
Un docto catedrático y pedagogo insigne explica así este método,
que él en públicas conferencias defendió, y en libros ejemplarmente
didácticos expone: "
¿Qué tiene que ver el procedimiento dé poner un ejemplo para con firmar
la regla, como lo hacen casi todos los aurores, con el que seguimos nosotros,
al presental antes que nada el ejemplo, para que el q~ c: aprende deduzca de
él las reglas V la defi nición misma? Los primeros. después de una explicación
teórica, v. gr., de las máquinas de vapor, llevan a los discípulos a ver un
ejemplar: nosotros, antes que nada, llevamos al alum no a contemplar la má·
quina funcionando, y después de que ha visto c6mo el vapor mueve el cuerpo
de bomba y el émbolo, 'cuando se ha hecho cargo perfectamente del e ngranaje
de las ruedas, de las piezas más menudas y de su destino, y todo esto prác-
ticamente, le invitam os a que nos dig~ él la definIción, dé la teoría y deduzca
por sí mismo las reglas.
y en otra parte se explica así el mismo autor :
Muy mejor que con reglas a pnolf y preceptos meramente teóricos, entiende
el soldado la conducta que debe seguir para ddender a su patria y rechazar
al enemigo, viendo al valien te campeón luchar denodadamente y vencer con
heroico va Jor, en lid reñida y gloriosa. ¿Cualidades del guerrero? Podríamos
decir: Las que has visto en ese modelo que te enseÍlo.

**•
Pero el método de nuestro texto ·no termina con la intuición ana-
lítica. Por el procedimiento expuesto, el discípulo adquiere ideas, en-
tiende reglas y deduce preceptos que enriquecerán, sin duda, sus fa-
cultades intelectuales. 1'1as a cualquier experimentado institutor se le
,'
-",-

El mét,Odo de {'este libro 9-

ocurriría el peligro de que ese mIsmo ac_e?~o de reglas y preceptos


literarios, tan fácilm~nte en cada ;fecci6n -a dquirido, lejos de concretar

" ""
y ordenar los conocimientos, los abrumase y confundiese, al irse mul-
tiplicando la materia de la asignatura.
.,

Hay, pu'es, que ordenar. concretar, reunir esos wnocimientos.


Bien está el análiSIS; pero quedaría imperfecto el método, sin la
, '
stnteszs.
Ahora bien: nosotros' hacemos esa sí'ntesis pór el medio didáctico,
tan alabado y seguido por todo buen pedagogo, de la interrogación
retrospectiva
. ~- ,
y catequética~ que en .nuestro sistema llamamos recons·
,.
trucClOn szntetzca.
Con la espera del futuro dialogismo se redobla ya la atenci6n del
discípulo durante la exposici6n intuitivo-analítica, y con las pregun-
tas retrospectivas, breve, clara y reiteradamente hechas, las -ideas se "-
imprimen y se graban indeleblemente,
Pero entiéndase bien que con esta síntesis no pretendemos dar
ocasión a los alumnos para que;- al margen de las, preguntas escriban,
inspirados quizá~ por pasantes rutinarios, la respuesta escueta y pe~
lada con qué responder mecánicamente y como pudiera hacerlo un
grafófono animado. El verbalismo y el memorismo son enemigos traÍ-
dores de toda pedagogía, y más funestos aún para la adquisición del :}
arte de la belleza por medio de la palabra. Si hubiera profesores cuyo
sistema, tan cómodo para ellos como áridc y estéril para el discípulo,
consistiese en señalar y anotar en el libro las dosis más-homeopáticas
de teoría literaria y lo estrictamente preciso de un eiemplito para
tomar al día siguient~ esa lección} coreada por los alumnos, les roga-
ríamos desde luego nosotros mismos, que en manera alguna aaoptasen
este texto'. Quédense con epítomes más baratos.
•••
Estéril sería el método didáctico propuesto; si no se enderezase a
alcanzar el fin último de toda equcación artística, que. es la acción.
Clásica es la trilogía a que reducen muchos autores el trabajo
-didáctico: observar, entendSf? elercztar. Con buen sentido pedagógico
rawna el jesuíta P. Ruiz ~mado la necesidad de este tercer proce-
,dimiento. -Porque «la acción -dice- obliga a considerar más aten-
, , tamente lo que de antemano se sabe habrá de ponerse por obra; en
segundo lugar, procura una repetición implícita de lo aprendido, en
',1''"

en el mismo acto de practicarlo; finalmente, detiene más largo tietApa

,. ~'
el ánimo fiioen un mismo objeto; ya que la producción no suele ser,
tan rápida como la intuición» 1.
Esto por lo que mira a la acción como medio de fijar mejor lo
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'=.~' .
aprendidp; que considerándola como fin y objetivo de todo arte, ¿quién
1 p" Ruiz Amado, La educaci6n inteltctual.
.
\ 10 Litcrqtura preceptiva

a
va dejar de reconocer su impo;tancia' d,idáctiea? Pues a eso encami~
. , namos al fin y a la postre el estudi~ reflexivo de los modelos: a imi-
tarlós. No queremos que nuestros discípulos ni cuantos se
hayan de
valer de estas lecciones, salgan del primer curso de literatura con una
serie solamente de conocimientos te6ricos, siquiera sea bien entendidos ,
,
y asimila~os .. Eso es poco: . pretendemos que cuantos sientan en sí la
vocaci6n, tan seguida en el presente siglo, de cooperar en verso o en
prosa a la laoor civilizadora ' de la prensa, encu~ntren en este libro
los fundamentos primeros para bien 'escribir;' y deseamos , que todos, '
literatos y negociantes, escritores y lectores, puedan servir a su reli-
gión y a su patria por lo menos con la lectura inteligente de toda '
buena producción literaria, y con)a redacción culta y correcta de cuan-
to han de escrib~r, siquiera sean meras cartas familiares, haciendp
• honor al idioma «cuya famosa urdimbre -ha dicho el escritor más
galano de nuestros tiempos-- brochada y recamada por' tantos poetas
y místicos artífices, es palio del sumo' Verbo, púrpura de reyes, toca .
de vírgenes, velo de c;ustodias, brocél..do de casullas, lienzo de bande-
· ras, paño' de altar, vestidura honestísima de pensamientos limpios y
veraces, airosa capa de corte castellano, rica en hombros de hidalgos
caballeros, airosa al talle de los' chisperos de Madrid, manto imperial
señido al vigoroso cuerpo de nuestra raza insigne» 2 _
• Pues bien: tales conocimientos prácticos de tan rica lengua y.li-
teratura patr~as, no se adquieren sino con el ejercicio. El cual, aunque
· principalmente a la experiencia y laboriosidad de los señores profeso--
res hayamos de encomendarlo, con todo cre.emos roturar el camip.o , ,
por donde han de conducir ellos al disc;:ípulo, in.dicando generalmente
· al fin de cada lección los e¡ercicios prácticos que más se conforman
con la Índole de cada materia explicada. La lección veinticuatro, por .
ser completamente empírica, podría servir de pauta para los ejerci~
cios ,en que podrían ser adiestrados los ah,lmnos hasta..-Iograr relativa ,
facilidad de composici6n en cualquier género literario.

' *' ,., *'


Lo dicho basta para dejar claramente'"expuesto ,el método de .este
libro.
De nit;J-gún modo nos lactamos de presentarlo como nuevo y des- .
usado. Pero que no se precien tampoco Pestalozzi, F raebe!, Herbart,
Pafllsen, Compayré ni otros fllOdernos pedagogos, que de intuiciones, .
síntesis y análisis hablan, de ser nuestros mentores, Falta sería de
lesa gratitud si no hiciésemos constar aquí que, en su esencia, hemos .,
aprendido nuestro método en el Ratio studiorum de la Compañía ' de .
Jesús, tan depreciado por los que no lo conocen cof!1o encomiado por
"
2 Ricardo León, Discurso de recepción en la Academia de la Lengua,

., . . . í
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"

';. 'El mhodo ¡le, ~* li~1'(J ,.


!
los . que- en si yen otros lo han. experiine'ntaclo, ¿Qué otra cósa ,.que.
-- análisis. intuitivo, son las prclecciones síntesis retrospectivas, las repe:.
l

~ ticion~s,y IJnlctica de "lo aprendido: las: ~omfosiciones, ~ sobre cuyos


~i.:~ ,-
1,'
-. tres sillares !\escansan las normas mas. rurecuvas de! 'Rauo?
Mas no por I\aber nosotfos aprendido e! metod" 'en e! Ratio, somos
! '-
tan exclusivistas ni tan miopes que no veamos con fruici6a literaria
~. :', 'la ll1.\eVa 'generación de pr?feso,res europeos e hispano~ainericaIios que
, .-.',
(

-,-wnocedores o desconocedores del jesuítico Riltio-' echan por nues-


,,
t-~·

tros· rumbos" con harto medro de las letras y ,no exigua amenidad de
enseñanza.
.si alguna novedad .hay en nuestro método" 'cstá en aplicar SiI;lció-
nicamente 'a la· literatura. precepúva los tres procedimientos didácticos
contenidos· en el Ratio y recomendados con otros nombres por la
moderna pedagogía.
...
,. "
-Coriocida la aplicaci6n simultánea de. nuestro método, no habrá
profesof ni críticQ, que de' enseñanza prácticá literaria entienda, que
se espante al ver-un texto de 'más ,abultado .volumen quizás que cuan~
tos ordinariamente suelen correr por licedS y ' colegios. Pero tengan
también en cuenta inexpertos y rutinarios críticos que en este.volumen
.,,0i<'o.. van refundidos IQs dos ' tomos ,-el de teoría y el de piáctic~s o anta-
!" , logí.,-:- usados hasta ahora e imprescindibles en toda dase de ret6rica
~ .';
.,
"

." . y poética, si no se 'quiere que el estudio 'de la asigná,ura se rebaje ..


. ' .,:"
para mengua y desdoro de las letras, a repetir de coro 'un prontuatio · -~.,:!.
, .....
de reglitas y' definiciones. ' I . .' . • ">': ~~
,
Por lo ,que hace a los ejemplos y modelos, que ocupan la mayor · ").:
partede ~ste lipró,claro que no soupara que se exijan toqos y ente.
...i1
.-.,;'
ros de memoria, sino para que se vean, se observen, se ' ~nalicen ... . ',~
. A .ese fin, sole~os pre\entar la ~omposici6n ,literaria. illtel\ra, ~ a lo '-::, ~:
menos damos Jdea completa. de toda ella y de las cltcunstanclas en
que s'~ compuso; s610 así es como el alumno puede,ver si en ese lugar,
aJ)tc ese auditorio, con -eSO! adjuntos es oportuna" ya que la .oportu~
nid.d ,absoluta . y rdativa liemos de probár que es imprescindible
cyalidad de toda obra literaria.
...,
'

. Co~ todo, siendo muy complementario en literatUra mandar a ·la


memoria selectos modelos en. prosa y en verso, a la prud<;nci. del ., '
,
profesor queda el pénsum que de los eje¡nplos haya de exigir a sus
,,, 1os;.. ~. , ' ' , ,
dlSClpU
Otra adyertencia acerca de los ejemplos hemos de hacer: y es que ,
cobtra cierta corriente modernista que va hoy por atiborrar las cabezas '.>

,de los j6venes con ejemplos franceses, ingleses O' tudescos, preferimos
de ordinario los .de liter.a.tos <;lasicos; ',que· a~odos pertenecen,. o los

....
w~;,
','1 .
rSt:."tIIoJ~...<:r ........
. Q.~ nuestrQ. parnaso ' c~tellano. Po,r absur,tlo e insano tenemos da{ a

.,
.'
,

. ..
12 Literatura preceptiva

conocer en el primer curso de literatura castellana, autores forasteros1


cuando todavía no se conocen los del propio idioma. ¿Por ventura
h ay género alguno de arte literario y de belleza en el decir que no
tenga, lo m ismo en el siglo de oro que en la brillant~ li teratura·
contemporánea, insignes modelos, luz y espejo de escritores propios
y extranj eros?
Pero nótese bien. Los modelos castellanos en esta obra no son
solamente escritores nacidos en territorio ibérico, sino también lite-
ratos naturales de naciones americanas, que fueron durante tres cen-
turias extensión política y literaria de España. Nobles hij as de tan
fecu nda madre, llegaron. a la mayor edad y pusieron casa apaFte;
pero, afectas siempre al solar materno, siguen ostentando bien conser-"
vada 'y aun enriqu ecida la dote del idioma. Los parnasos de cada un a
de estas hijas de España ateso ran bellezas lite rarias que añaden prez
r y gloria a las letras castellanas. ¿ Por qué no dar a conocer tan selectos
modelos ? ¿ Cómo no presentar a los alumnos de estas repúblicas his-
panas sus modelos literarios nacionales?
Esta es otra de las innovaciones metódicas que tiene la obra desde'
la segunda edición: ejemplos hispanoamericanos ; y en el tratado de
los géneros li terarios, la cita de modelos hispanoam ericanos al lado
de los clásicos y español es.
O tra me'jora sustantiva en las nuevas ediciones es el estudio más
detenido de la lír ica popular y el de las tendencias modernistas con-
tem porá'n eas, sus progresos para que sean imitados, sus desaciertos
p'a ra que el literato de gusto y buena formación los repruebe y pros·
criba de la república de las bella, letras. >

No con ,otro fin que con el de más autoriza r el método analítico .,


"r intuitivo q ue a todo trance perseguimos en la obra, trascribimos en
la segunda edició n algunos extractos de cartas y ju icios crí'ticos reci-
bidos. Huelgan ya to dos esos encarecimientos desde que nos consta
cuán aceptado, seguido y defendido es el método en los centros do-
centes donde ha sido adoptado el texto, y en otros muchos de Hispano-
Améri ca, que sólo esperaban tales mejoras para adoptarlo.
Mas, por ser síntesis de los aludidos conceptos y por si aún quedan
profesores o colegios desconocedores del método. copiamos al frente
de esta edición las breves , y espo ntáneas fra ses de dos autorizados
críticos, de España el uno, de Hispano~Am érica el segundo.
El gran estilista y académico de la lengua, don R icardo L eón, nos
escribía:
Despacio y detenidamen te he leído su admirable es tud io analítico·intuitivo.
Adv ierto en sus páginas una prccisi6n y un dom inio de: la preceptiva literaria
realmente singulares, Me deleita también la cla ridad y la amenidad en la
exposición. Desarrolla usted sus interesan tes lecciones con estilo llano y sen-
cillo, sin dejar de ser noble y elegante.
¡
~,,. -
t~
El método de este,; libro

.,'. . Móns~ñor Rafael María Carrasguilla, literato de cuerpo entero,


dírector de la Academia de la Lengua Colombiana, correspondiente
de la española, se: expresaba así en concienzudo estudio de est~ obra:

. Para mi el es.tudio de . sus Lecciones no -fue aumento de las fatigas que
,~ . me abruman, sino ocas"i6n de solaz y desc3nSQ. 1\ la .::uarta o quirita lección
.exclamé: ¡Quién hubiera estudiado retórica por el Padre Ruano!. .. ¡Felices
/105 discípulos de V. R.. que van a palpar a los quince años lo que yo sólo
alcancé a columbrar a Jos treinta! Muy. bien observa Gómez Restr~ po que
V. R. hace sentir la belleza tal ~orno aoarece en forma completa V sensible
por los artistas de la palabra. oaca devarse de;: ahí a jas concepCiones meta·
físicas. Y no es el método Ío que me ha gustado' más en el libro de V. R.,
sino la gal1ardía del desempeño, la cristiana libertad con que se mueve en
amplísimo campo, sin caídas ni tropiezos... "
, .
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"Yo
N. B. - Notamos con asteriscos aquellos escritores que, siendo - '#
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modelos en la forma, han de ser leídos ,con precaución por exponer
ideas má~ o menos contrarias a la religión verdadera o a la moralidad.
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.' LITERATURA. ' PRECEPTIVA


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LECCION 1

.
CONCEPTO DE LA ASIGNATURA -.
NOCIONES PRELIMINARES
I~ •
l. I. Literatura, etimol6gicamente, y en su acepci6n más amplia, •
significa lo perteneciente a las letras; y en este sentido abarca ella
lo mismo
, , . poéticas y oratorias, que las de medicina, astro-
las obras
nOffi13 y matematlcas.
En su acepción más estricta, se ha reservado la voz literatura a
) las obras literartas, o sea a las composiczofJ.c; del 'humano ingenio,
1': exteriorizado po, la palabra o el escrito. pero con bellaS formaJ de
ti, expresi6n.
En este sentido comprende tooavía la literatura las obras científi-
t cas, filosóficas. etc., si no se consineran éstas bajo otro aspecto que

f: el de estar bie~ escritas, elegantemente expresadas.


Según esto, LITERATURA GENERAL es el con1unto de obras o compo-
.

siciones literar'iaj de todOJ los países y de todaJ !Q..j épocas. ...


Esta literatura general. se . especificará en literatura francua, ar~
gentina, española. colombiana, etc., y en clásica, medioeval, moderna,
según que se estudie solamente d conjunto de obras literarias, de UIio 1
.- ' de esos países ó' de una de esas épocas .
2. Pero en el conjunto de obras literarias, ya de todo el mundo,
ya de un país o época. se puede estudiar:
,,
l. el desarrollo sucesivo de esas obras; -',
1
2. el arte con que ellas están escritas;
.
/ ,
r
3. el fundamento filosófico en que' ese arte estriba;
4. el conjunto de reglas que se pueden deducir y de que pcdemos
_ valernos para la estimaci6n de toda obra literaria y para la compo- _
síción de otras nuevas obras. ,
. En el primer caso, tenemos la historia ,de la literatura;
En el segundo, la crítica literaria;
,.
En el tercero, la filoJofia literaria o la estética; ·
\
· 16 Lección 1

En el cuarto, la preceptiva literaria, o también ret6rica y pottic~,


.'
. como menos extensivamente se decía hasta fines del pasado ·siglo.
Esta última rama es nuestra asignatura.
LA DEFINIeroN más completa (a que en las lecciones de este libro
hemos de atenernos) es ésta: .
LITERATURA PRECEPTIVA (preceptiva titeraria)es: El con;unto de
reglas que, deducidas de la naturaleza misma de las obras literarias
y del estudio "de los mejores modelos. nos encaucen y_ dirijan para
: justipreciar y producir otras composiciones.
Aquel que, con el conocimiento de esas competentes reglas, sienta
'en sí poder para producir y de hecho prodl~ce una obra literaria, ese
se dice .que posee el . arte literario, o también que es artista literario.
El que conozca las reglas y el arte literario, pero no tenga facul-
tad para ejercer ese arte y practicar esas reglas, ese tendrá ciencia,
pero no arte literario. , .
3. De ahí que justamente se haya llamado a la literatura el art, .
°
del bien decir, también' .el arte de. expresar la 'belleza por medio de
la palabra o del escrito. I

Con razón: porque . la literatura, además de ser ciencia, ya q:ue


requiere el conocimiento razonado de sus principios, es ante todo
arte~ y pqr cierto, el arte bello por excelencia,
Esta afirmación fluye de las nociones que Siguen.
4. Arte, en general, es la facultad .de hacer alguna cosa, conQ-
cidas ciertas reglas indispensables .
. Las artes pueden ser útiles (mecánicas, industriales) y bellas (no-
bles, liberales).
En las primeras bas,a el conocimiento de sus reglas 'o principios '
fijos, para tener la facultad de hacer nue~os artefactos. T al suceae
con el arte de carpintería, herrería, modisterÍa, etc.
Mas, para producir las bellas artes, no ' bastan las reglas; es ne-
cesario que la centella del genio, despojando a los seres de sus defor-
n;lidades inherentes, los ilumine con las creaciones d,; su ideal, y. así
forme en la mente un todo que, par medio del material artístko,
encarne después en formas sensibles.
En este sentido se dice que el artista crea, porque no ha de ser
un mero copiante o fotógrafo de la naturaleza, sino que ha de tras-
ladar a la realidad algo de aquel . ideal o belleza superior que él
concibe y a cuya realización asp ira.
Así, aun cuando no haya existido el héroe Aquiles, de la lIIada,
ni el H amlet de esta gran tragedia, ni el caballero andante don Qui-
jote de la Mancha vivirán siempre estos personajes en el mundo de
las ~tras y ·en· el conocimiento de los mortales, por la vida y carac-
teres que les dieron respectivamente las plumas creadoras de Homero,
¡le Shakespeare y de Cervantes. -
,

. ,,
COllcepto de la asiguO<tura 17

. 5. Previos estos conceptos, fluye ya la DEFINICION sintética de arte

I bello o bellas artes: Expresión de la belleza ideal en forma sensible.


Este es el secreto del arte bello: · encontrar o crear la forma sen-
sible que manifieste la idea en toda su amplitud y esplendor. Porque
la idea abstracta habla solamente a la inteligencia; el artista la hace
sensible a los sentidos y a la imag-inación dándole cuerpo y vida, pero
de tal suerte que con la contemplaci6n de ese sér viviente se eleven
los sentidos a ser cooperadores del espíritu en la contemplación de la
verdad, del bien y de la belleza que engendra en el alma aquel pla- '
cer espiritual, puro y desinteresado, que llamaremos emoción estética.
En la leccion siguiente estudiaremos este espiritual efecto del
arte literario. Ahora, para. que intuitivamente se comprenda qué es
esa forma sensible que crean las artes bellas, pongamos un ejemplo:
Se tra ta de dar a conocer la idea de plegaria. Un filósofo o teó-
logo os diría que «plegaria u oración es la elevación del alma hacia
Dios para representarle sus sentimientos y deseos y pedirle remedio
a sus necesidades:..
Con esta definición se os ha dado la noción o concepto de la
plegaria, nada más. Pero viene un artis'ta, Millet, por ejemplo, y en
vez de ponerse a definiros la plegaria como el filósofo, os pone de-
lante su célebre cuadro El Angelus. En el campo, iluminado por los
postreros rayos del sol, dos campesinos, un hombre y una m uier, in-
terrumpen su trabajo y oran, recogidos, juntas' las manos ante el
pecho, la cabeza y los ojos bajos, al sonido del Angel,;s que les envia
una campana suspendida en la espadaña que corona la ermita vecina
y se ve en lontananza.
Con s610 vér esta escena comprendéis y sentís que los dos sencillos
campesinos están en presencia de un sér invisible a · quien hahlan, a
quien adoran y cuya protección imploran.
He ahí cómo por la forma sensible~ creada por el pintor, vuestro
sentido de la vista ha llevado a la imaginación y a la inteligencia
el concepto de oración, y el alma toda ha gustado 13 hermosura que
encierra la unión de la criatura con el, Supremo Hacedor.~
Como hallaron esa forma sensible los pinceles de MiIlet, asi tam-
bién la inspiración y la pluma de Víctor Hugo vistieron ·a la oración
de otra forma parecida, en la poesia titulada La oración por todos,
cuya magnífica traducción de Andrés Bello podría leerse en clase.
Es un padre que, al anochecer, invita a su hija a rezar:

VI! a rezar, hija mía. Ya es la hora
de la concil!ncia y del pensar profundo.
CeJó el trabajo afanador, y al mundo
la Jombra va a colgar su pabellón.

2-LiTERATURA PRECEPTIVA
LecéÍón. 1" -~-,

y sigue pinÍ<lndo, la p;d"bra ~aternaLei ~ua,drq d¿ la n)lj:lle; bora " ::.


, propicia, para que los 'niños hablen coti' los ángeles y ,con Dios: "d ,,
, ,
. .... .......................... ' ...
Son6 en·da. torr~ la señal: ..zos, niños
con:
conversan ' upír#us alados: .
y los "ojos al efe/o "levantados,
invocan det rodillas al Señor;
las manos juntas, y los pu:s desnudos,
fe en el pecho, alegria ro el sembla1ttcJ
co"; una misma voz, a un mismo ·i'nslantl!,
al Padre Universal piden amor. '. "
, i. 'o. .
Va luego el padre enseñando? Sll hija qué debe pedir 'a 'Dios"
envolvierido todos)os conceptos en ' imágenes} llenas de expresi6n- y ~:
sentimiento, y haciéndola ver la acogida . que ' sus tiernas peticiones
hallan en el cielo, pues dice: ' ,

y Dios te oirá, que cual del ara santa
sube d humo a la cúpula "em;nente, "
sube del pt;cho cándido, inocente.
al trono del Eterno la oración.
As!, ,con esta forma sensible del padre ' enseñando a hablar con
Dios a su hija, es como expresa : Víctor · Hugo la idea abstracta: .. · ·",
"' .
or:aClon.
.
6. Dividen las Bellas Artes, según el medio material de ' que' ';e,
sirve!) para realizar' la belleza, en ópticas. y ac~sticas. Perte!lecen al pri-
. mer grupo la arquitectura, la escultura, la pil)tura, y tampi'én, según
algunos, la mímica, la indumentaria escén.ica · y el arte decotativo. ,-
Forman parte del segundo: la música, la literatura, ,y si' se quiere
'la declamacÍqn. '
7. Las nociones -expuestas en los número~ 4 y S bastan ya pará
:p~oba¡' ·la 'prop.osi~ión que pusimos en el ~úmero 3, y para '-entender
la--DEFINIelON REAL y estricta qe la literatura, considerada como arte
bello, que será: el arte de expr'esar la belleza por. medio de la palabra
hablada o' escrita. '
8. Siendo este medio de expresiQn más noble que tOdos los de~
más, y estando tan íntimamente unido al artista como lo está su ge-
nía, su talt mo e inspiración, lleva Ía literatura.el c~tro y el i'mperio
sobre !as demás artes. Con raZGn llamó Eurípides al' arte de persua.d ir
(rama' de la literatura) «el soberano de las almas.,
' 9. Partes generales qúe comprende el arte literario. De la defini·
ción de literatura se deduce que la poesía es la que primero y más
inmediatamente integra el estudio de la literatura; pues, como ve-
remos, la poesía 'no _tiene otro fin principal que el de deleitar expre.:.
sahdo la belleZ3 de sus creaciones por medio de la palabra.
," P~ro hay otros estudios que, sin ser por su fin directo t¿¡n pura-
mente . estético~· como 'la pOesía, no por ~ dfian de ser literarios.
. -. "

, , ,
"

, . , ..,
".' ~ -'4; ",.' •. ,
..

. .

Nociones previas de "Estética 19 '.
Entre estos, merece segundo lugar en literatura la oratoria; la cual, ,
aunque tiene el fin práctico de persuadir, no lo consigue, empero, sin ,
la competente expresi6n de la belleza, que como la sangre por las ,
venas, se ha de' difundir por todo el discurso 'oratorio.

Menos directamente que la' oratorÍa, pero también con todo de-
recho, entra en el campo literario la didáctica, y de ésta, especialmen-
• ,
te, la historia y . muchas exposiciones filosóficas ; pues aunque el in-
tento de la didáctica es la exposici6n de la verdad, esa exposici6n ha
de. ser proporcionalmente correcta, elega1}te, artística, esto es, bella.
, Así, pues, las partes más generales de la literarura son:
a) LA POESIA, cuyo fin único es DELEITAR con la expresión de la .'

belleza por la palabra;


b) LA ORATORIA, cuyo fin es PERSUADIR, valiéndose de la palabra
bella;
e) L.. DIDACTICA, cuyo fin es INSTRUIR, sin desecha r la belleza de
la forma por la palabra.
R'ECONSTRUCCION SINTETICA. - ¿Qué comprende la literatura en su acepción'
amplia y estricta? ¿Qué es literatura en general? (1) 1 - ¿Qué ramas com-
prende la li teratura ~enera l ? ~Qué es literatura preceptiva? ¿Quién es artista •
literario? (2) - ¿Es arte la literatura? ¿Qué es arte? ¿Qué es arte bello?
. ~Qué se necesita para las artes bellas? ¿En Qué: sentido crea el artista? (3, 4,
.. ~

5) - ¿Cómo hacer sensibles las ideas abstractas ? Hágase ver en algún ejem- ,>
plo (5) - Divisi6n de las bellas artes (6) - Definición real y estricta de ,
. la literatura como arte bcllQ (7) - Excelencia de la literatura (8) - Partes
generales que comprende la literatura (9).
,

LECCION 11

NOCIONES PREVIAS DE ESTETICA

LIBROS DE CONSULTA. - D. Thomfe, Summa Theol. 1'" q. 5, a. 4, y 19 q.


• 39, a. 8, c. - Longhaye, S. J., Théorie des Belles Lettres, 2me. édition, Paris,
Rue Bonaparte, 1889. - P. Peeters, S. l.~ Langage er pensée (Revue des ques-
tions scientifiques, 1897) . - Menrodcz y Pelayo, Hislona de las Jideas estéticas
, en España, Madrid, Imp. de A. Pérez Dubrull, 1890, 2íl edición. - Id. Estudios
de crítica literaria, Tip. de la RCfluta de Archltlos, Madrid. - fungmann V"
s. l., La belleza v las bellas artes, Madrid, Tip. de Pascual Comesa; 1874. -
Milá Y Fontana/s, Teorírt estética y literaria, en obras completas~ Imp. Barce-
lonesa, Barcelona, 1885- 1895. - Va/era, Crítica literaria (desde el tomo xC< al
XXVI de sus obras completas) . - Id. Discursos académicos (tomos I y 11 de sus
obras completas) . - P. A . d~ Alarc6n, Discursos y juicios críticos. - V~rest,
S. ' ., Manuel de linérature, Bruselas, 1908, Société BeIge: .de Librairie.
Lacouture (P. Ch. ). Esthétique fondamentale, Dijon, Tip. Jobarel, 1900. -

1
.
Los números entre paréntesis iri'dican el número de la lección en que va
la respuesta.


20' • •

\ ~
úv¿quc (M .. Charles), Estética o , ciencia d.e lo 'bello, Valladolid, I~p. de H.
,Rodríguez, 1878.. - Revilla, Principios g~nerales de literatura, Madrid, I~ ..
de J. García~·· 1884. - l. Uera~ S. ']., )'eoría. de la ',literatura y' de las 'artes,"
Bilbao; 1914,' Imp. Graphos.' - V; Merder, Tratado de fi]osófía.- tomo u J' Me·
tafísica, 49 p.; c. IV par. 3; 2~ edidon, ·Gili j Barcelona, 1917. - Mons. Rtrfacr
M. Can"asquilla, . Lecciones de metafísica y-,.ética, Bogotá, 1914, Imp. de la Luz,
Cf., cap. IV. _ .- R.. P. Munnzú, .ver~ l'éternelle beauté, 2me.' édition, PatisJ •
, Gabriel Beaurchesne, . Librair. Edit~ui, 117, Rue de Renne~ 191A. - Ca!ixto
Oyuela~ Tcoríi literaria, ' 19' ed:, Buenos Áires, Estrada y COJnp., Editores: -
(Tén~ase en cuenta además las ob¡p.s que; "al tratar a,suntos especiales, se ván
citando en las demás lecci,?nes de estética) . .- ,
.,
La belleza. - Concepto ;dé esta palabra deducido del
, .
. ' estudio de dos fragmentos bellos, ' -
t ID, Si · la literatura <expresa la -belleza por medio de la palabra. ,
necesano es, antes de pasar ade.lante, teI?-er concepto~ claros ~e la '
belleza,
No entra en la asignatura el estud.io ontológico de la pelleza, que,
sobre ser muy discutido, tiene cabida más oportuna en_el curso de
metafísica o en la de estética. Per.o Sl 'vaInos a darnos cuenta. de lQ '
/' que queremos decir con estas palabras '"'bellez~, hermosura literarias,
, por medio dd análisis reflexivo de la impresión que experimenta~os
al leer .un. ~ragmento lirerario. "
Elijamos dos breves descripciones, una en verso, otr'} en prosa.
Sea primeramente el siguiente cuadro literario, trazado por la plur:qa •
de Zorrilla:

EL CREPUSCULO DE LA TARDE
(
Sentado en una peña de este monte,
tapizado de enebros y maleza,
estoy viendo en el cardeno horizonte
reverberar el sor en su grandeza.
..
. . . .. .. , . . . .. ... , . , . , . .. .
" " " " " " . "


Arde Ja cima, el hon"zrmte extenso
trémulo brilla cfJn purpúrea lumbre:
un mar de grana le circunda inmenso7
y un piélago de sol flota en la cumbre.
El sol 'se tia; la sombra se amont~na7'
las nubes en opacos eseu,admnes
avanzan al ocaso, :Y se abandona
la atmósfera a sus rápidas visiones.

El sol se va; las ni~blas se levantan;


los fuegos. del crepúsculo se alejan;
murmura el árbol y las avu cantan;
y ¿quién sabe si aplauden o -se que;an? •
,

_.,
• ,
Nociones previas de Estética 21
Gime la jue,ztc, y silban los reptiles
que guarda entre ms algas la laglltl4,
y ~/as estrellas por o,'enle a miles
trepan m pos de la inocente luna.
El sol se va; ya en ilUSIón tranquila
de aérea nube en tre el celaje gayo
que tras su lumbre con afán se apila,
desmayado pint6 su último rayo.
Adiós, fúlgid o sol, glona del día ,
duerme en tu 1'ico pabdlán de grana;
ora 110S dejas en la noche umbría,
pero 1"odian te volverás mañana 1,
••
~ Leamosahora una página descriptiva de la novela Maria, del co-
lombiano don Jorge Isaacs:
Pasados seis años, los últimos días de un lujoso agosto me recibieron al
regresar al nativo valle. Mi corazón rebosaba de amor patrio. Era ya la última
jornada de mi viaje, y yo gozaba de la más perfumada mañana del verano. El
cielo tenía un tinte azul pálido: hacia el oriente, y sobre las crestas altísimas
de las montañas, medio enlutadas aún, vagaban algunas nubecillas de oro,
como las gasas de un turbante esparcidas por un aliento amoroso. H acia el sur
flotaban 13s nieblas que durante la noche habían embozado los montes lejanos.
• Cruzaba planicies alfombradas de verdes gramales, regadas por riachuelos cuyo
paso me obstruían hermosas vacadas, que abandonaban sus sesteaderos para
internarse en las lagunas o en sendas abovedadas por floridos písamos e higue-
rones frondosos. Mis ojos se habían fijado con avidez en aquellos sitios medio
ocuhos al viajero por las copas de añosos guaduales; en aquellos cortij os donde •
había dej ado gentes vi rtuosas y amigas... .
Estaba mudo ante tan ta belleza, cuyo recuerdo había creído conserv ar en
mi memoria, porque algunas de mis estrofas, admiradas por mis condiscípulos,
tenían de ella pálidas tintas ... El cielo, los horizontes, las pampas y las cum-
bres del Cauca hacen enmudecer a quienes las contemplan. Las grandes belle-
zas de la creación 00 pueden a un tiempo ser vistas y cantadas; es necesario
que vuelvan al alma empalidecidas por la memoria infiel. .
,
Antes de ponerse el sol ya había yo visto blanquear sóbre la falda de la
montaña la casa de mis padres. Al acercarme a ella contaba con mirada an-
siosa los grupos de sus sauces y naranjos, al través de los cuales vi cruzar poco
• después las luces que se repartíao en las habi taciones .
Respiraba al fin aquel olor nunca olv idado del huerto que me vio formar. ..
Las herrad uras de mi caballo chispearon sobre el empedrado del patio. Oí un ,
grito in definible: era la voz de mi madre; al estrecharme ella en los brazos y
acercarme a su pecho, una sombra me cubrió los ojos: era el supremo placer
que conmov ía a una narura leza virgen. (Del. cap. n ).
Al ·aca.~ar de leer co l1 fij eza estas dos rápidas descripciones, cual-
quiera instintivamente exclama : ¡Qué belleza! ¡Qué descripción tan
h ermosa !
Pues bien, .ese arrebato de entusiasm.o ·que s~ apodera de nosotros
al oír ttTl buen trozo literario, y que hace. pran'umpi~ al menos in te-
¡'¡armente: «¡Qué bello! ¡Qué hermosura!») e.f lo que se llama emo-
ci6n estética.
1 Poesías de Zorrilla, tomo v, Madrid, 1848.
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I •
h. "Estudio.' de
la . et,;ociói1 ': ';'tética{ Reflexionando robre esta'·- ."
.. irqpresión . sentida con la lectura dd fr.agrÍlento anterior, oDsérvase
que es muy di$tinta de la que' se experimenta con lá placidez de un
.
-
baño agradable. en día bochornoso, o con el sabor de un manjar' de·
licado. . Por ninguna de ·esias . dos' 'imp,resiones .se Je .QCurr¿ •. a' fiadie '
decir: ¡Qué hermoso bañol ¡Qué bdlo manjarl ' . . . . .
., ·Ua ejemplo pondrá esta diferencia de impresiones · máS, 'en ' claro •
todávía. Os presentan "un 'canastillo de flores .. y frutas: . os oompla-
'cos en adinirar la viveza.de los ¿olores y e! primor de los rafnos: hé·
" ahí la emoci6n estética; con/ verdad' diréis: ¡Qué bellas floresJ. ·¡Qué .,
hermosas 'frutas! perO luego: alargáis la mano para aspirar d ' p~- .
,.. .me de las flore~ y 'saborear la dulzura de . las frutas, En' es~ ,satisfac-
, • ción ya no hay placer estético~ <sino sensitivo, y diréis : ¡Qué :,a-roma
., • tan exquisito!' ¡QUé. fru~as tm
sabrosas! Es. "que en el. ·priniej caso '
. contempláis flores. y frutas porque sdn_bellas a la -inteligencia, y 'en
,, ,. ~l segundo las saboreáis ¡rOrque seU' .agrailables a los ' sentidos. .
,.
" .-
, " ' . ". , ' .. " ,
Luego' ya tenemos e,5ta consecuencia del análisis reflexivo qé buesi. <

.tras emociones: que hay ,una :diferenci~ r~dita) y -e,encia! én~e el . " , .
placer estético y' el placér sensitivo, y por, tanto entre -LA 'BELLEZA, que
causa el primero ' y LO AGRAÍ>ABLE~ qye excjta 'el.'segundt? . ,
12. Meditando 'Un p~o ; má~ sobie tas sensaciones . que producen
-. lo apetitoso y lo grato a lds sentidos, ver'éis que éstas entr~ú pdi los
• _sentidos del gJlsto y de! tacto, y no pas~n de ahí; tanto 'que .los i?ru-
tos irracionales las sienten lb mismo b
que el hombre.
, - •
... •
' .: Pero las descripciones. leídas entraro!, pdr el oído, 'p~saron a en- .
riquecer la fantasía con su viva representación, y tr~endieron a las
facultades cognoscitivas .q!le,.. siq daros ' c;uenta quiZás, iban viendo .4t . -.
verdad de'las descripciOI¡es y el esplendor y concierto. con que el poeta
iba trazando la pintura del ·pai.¿aje tal cual debe ser en la -hora del
crepúsculo y eil~ la hermosa- 'm~ñana de verano. Si "la inteligencia no
, hubiera ido viendo la verdad en las lúcidas pinturas de! pais.aje; no ,
, os hubiera d.e!eitado ni interesado'. Hubiérais ·dicho lo que ' suele de- .
cime ante UD. cuadró o una descripci6n sin proporci6n ni cólorido': '.:,.
cEso no me dice nada; ahí no hay . vida; no me interésa:. .
. Luego, sin meternos a discutir la definición filosófica más. esp-ie.
ta, por la' m~ra reflexión de nuestras impresiones: al oír las descrip..
dones leídas, p'o~emos inferir: " '~
19 Que la emoci6n estética se produce cuando, por obrar_de con~ . :'
cierto la inteligencia, ta vista 0 , el oído, y , la imaginación se nos pone.
en plena · pósesi6n 'de la verdad, objeto propio del, espí~itu. Y que
, cuanto más se manifieste la verdad, por una parte llena de claridad, ;
y por otra; libre de todo elemento gro""ro y material, tanto es más
VlVO el placer que experimen¡a el alma. :. ,,
\ •

, -
: " ... '~-d
.-
"

• Nocion:s Previas de"Estética 23

']Y Que, en consecuencia de estos efectos, ~ podemos DEFINffi lfit


belleza en el arte: la verdad encarnada en una forma sensible que nos
la manifieste con esplendor y brillantez. Que e.s precisamente la de-
, finición que se atribuye a Platón: Splendor veri,
Otro ejemplo aclarará esta definiCi6n: ,
Cuenta el santo Evangelio que, durante la Cena, Cristo Nuestro
SeiÍor dijo a sus Ap6stoles : -«Uno de vosotros me ha de entregan.
Esta predicción llenó a todos de estupor. Y preguntaban ansiosos:
"
-«Señor, ¿seré yo por desgracia?>.
, He ahí un hecho histórico. La narración evangélica no hace sino
darnos la verdad del suceso. Hay verdad, no belleza. Pero lee este
hecho Leonardo de Vinci; toma los pinceles j hace~ revivir en su céle-
bre cuadro e! suceso, y aparece la verdad de él en todo el sentido
trágico y emocionante que encierra. El semblante y actitud de Cristo
revela el dolor resignado aunque intenso que causa al Señor la trai-

ción qu~ prevé de uno de sus más Íntimos. La fisonomía y gestos de
,.
,
los doce manifiesta e! asombro y la pena que la predicci6n del Maes-
tro les causa. En una palabra, que en eSte cuadro, por los ojos pasa
a la imaginación, y llega al alma y al coraz6n la verdad del hecho.
La emoción estética es completa. 'Todo se debe a que la verdad apa-
rece en todo su esplendor entre la forma sensible que ide6 el' pintor.
He ahí la belleza Splendor veri, .
Si como UD pintor trazó con el pincel esa esplendente verdad, nos
la hubiera descrito con su voz o animada pluma un poeta u orador,
la .emoción estética en nosotros sería la misma o mayor aún en cuanto
que la voz o la pluma tienen más recursos para sacar de lá verdad
objetiva los fulgores de la belleza.
39 Que una cosa es la verdad artístico y otra la verdad histón·ca
1

o científica.
En la descripci6n poética u oratoria del paso de la vida de! Re-
dentor pintado por Vinci, no se trata de averiguar eón toda su exac·
titud histórica si el Divino Maestro mostraba esa determinada posi-
• ción de rostro y. de mirada, y los discípulos esos continentes y gestos
que precisamente el pintor traza o el poeta y. d orador describen. No;
la cuestión artística está en si, dadas las circttnstancias el Señor y los
l

Apóstoles hubieran podido estar y presentarse en tales aspectos trá- , .


gicos y en tales emocionantes situaciones. ¿El artista pintor nos tra-
za toda la emoción trágica de la escena? ¿El poeta nos la sugiere?
¿El orador nos la describe? Basta; esa es la verdad que buscamos,
la verdad art/Jliea, No existi6 Don Quijote; pero suponiendo que
hubiera habido un hombre con d caráctt;r y en las' circunstancias
que lo coloca Cervantes, hubiera tenido que obrar con la decisi6n,
intrepidez y valentía que pinta el inmortal noveli.s.ta. Esto es lo vero-
símil~ lo que tenía que ser. Esta es l~ verdad artística ql;le en breVes
l


• 24 .Lección II ..,
"palabras puede . DEFINIRSE: ·la cbnformiqad ·del pensamiento _con la
realidad', no como es, sino como hubiera podido y debido ser ,admi·
tidas ciertas suposÍfiones. .
Según lo dicbo, es muy · buena la definici6n que, consi~erando
49
sus efectos, da Santo Tomás de l;! belle;>,a: Pulcra. sunl quce visa pla-
cent: lo que conocido causa p?accr 2 . Pero evidememente que, por io
.c:;¡puesto, no habla e! Ange! de las Escuelas del placer grosera de los
sentidos, sino de un placer que r~rea la, inteligencia y el espÍri.tu;
placer puro, inmaterial, desinteresado. .
La inteligencia que ahora ya tendrá e! discípulo de lo que es
, ~eza, le aclarará a su vez la definición que, en la lecci6n primera,
número 5, dimos ge arte bello. En eso está el arte, en dar con la be-
lleza; pero la belleza es la verdad luciendo en formas ·sensibles; luego
el arte estará en dar con esas formas sensibles que mejor y más .híci-
damente nos bagan ver la verdad.
13. Corolarios ' importantes. De lo dicho 'se deduce; .19 Si.la
belleza es esplerdor de la verdad, Dios es la mayor belleza, puesto
que siendo la· misma Verdad (El que es, lo llama la Sagrada Escri-
.tuca) 3 , el entendimiepto nos lo presenta como el ¡peal de toda .per-
fección y .fuente manantial de toda hermosura: au'TO 'rO KaA6v, la mis-
·ma belleza que dijo Plat6n. Y será un .dia para nosotros la. plenitud
de la belleza, cuando por la visión' intuitiva se no::; muestre ricuti est~
tal cual es, en toda su infinita perfecc!ón"., '
29 Aquellas obras literarias que tiendan a .producir placer .no .más
que sensual o voluptuoso, sQn antiestéticas; , erróneamente se llaman
literarias.
Confunden sus autores el placer estético con d placer sensual.
,M,:t~y bien se expresa sobre ,este particular Saint-Marc Girardin : «El
arte no debe hablar sino al alma, y solamente <11 alma debe agradar.
Si trata de emocionara los sentidos, el ' arte se degrada. El miSmO
baile y la danza son un arte cuando pOI sus pasos y movimientos
agradan .al espíritu. y despiertan en .el' alma la idea de la gracia. No
pasarán de ser un oficio de tantos cuando só~o tratan de excitar la
voluptuqsidad y de contentar a los sentidos. Las artes son el lenguaje
del alma. ' . •
39 Si la belleza ha de producir un deleite puro e inmaterial, la
I
belleza tiene I:elaci6n íntima con la m oralidad.
Ni . se diga que pueden concurrir deleite s.ensual y emoción es-
-tética; pues la emoción estética, si es verdader.a, qebe elevar, espiri':

2 Summa T hrol., p. 1, q. 5, ad. 1. En esta frase, visa significa conocidas.


Así lo comprueba el mismo autor, p. 1, a. 2", q'. '27, ' a. 1, ad: 3.
. 3 E;r:od.; 3. 14. ,
• 1 Cor .• 13. 12 .
. 5 Cours de littbaturc dramatique, chapo l.

'.
,"
{ .
I

N ocion~s prevIas de Estética 25


tualizar la emoción de los sentidos; si así no sucede, se esfuma y os-
curece la idea casta y noble de la belleza. Pero, sobre todo, no puede
haber emoción dd alma allí donde se ve ofendido el sentido moraL
Si la belleza es verdad, y verdad es confo rmidad del entendimiento •
con el objeto, ¿podrá el entendimiento racionai confor marse con una
1=053 o acción qu~ es realmente irracional? Y ¿no es contra razó n que

,
;
el hombre se rebele contra la ley moral, contra el pudor, contra la
justicia y contra el dominio que debe ejercer sobre las pasiones y las
tendencias rastreras del apetito? ¿ Q ué hermosura puede haber en la
infracción del deber? ¿Q ué deleite puro y espiritual pueden propor-
cionar los desórd enes del vicio, la rebelión contra el C reador ?
¿Es esto decir que no pueden entrar en una obra literaria caracte-
res rebelctes ~ la moral y descripciones de vicios ? De ninguna manera:
justa mente en el contraste del vicio y de la virtud resa ltará más la
belleza moral, si la virtud triu nfa del vicio como debe ser. P ero de
, esto trataremos detenidam ente al habla~ más adelante de lo feo en d
¡. arte li terario.
Luego es absurda la teoría de «el arte por el arle, . Esta frase, cuya
verdadera fór mula sería «el arte por la belleza» 0, com pendia la teoría
de los q ue sostienen q ue «siendo el fin del arte lo bello, no se ha de
cu ra r para nada de lo inoral •. Concedido que el fin del arte primario
y directo sea producir la belleza. La cuestión es si puede haber belleza
allí donde no hay moralidad . Y decimos que nunca podrá ser bello
para el sér racional aq uello qu e es contra su naturaleza racional, con-
tra el fin ulterior y su premo del sér humano, v contra los deberes
que impone la sociedad culta, cuyo perfeccionamiento verdadero no
puede destruir el artista. Y esto no por fuerza de la religión cristiana,
sino de la moral natural, y que impera allí donde haya conciencia
de humana racionalidad.
D e manera que, aun cuando el fin del arte no sea la moralidad,
la necesita como condición im prescindible, .al menos negativamente, j.
esto es, en cuanto que para producir la belleza no puede el arte ir
vestido con el ropaje torpí-simo de la inmoralidad. Ningún arte hu-
mano puede contrariar al fin innato a que tíende la naturaleza
hu mana, el bien. ¿.Quién podrá llamar bello un cuadro q ue con
bellos colores pinta acciones bai a~ y repugnantes?
Además. la belleza creada, en tanto lo es, en cuanto sea un reflejo
de la belleza absolu.ta. Mas confundiéndose ésta con la perfección y
santidad del Sér divino, nunca podrá reflejar bellezas mutiladas de
su conformidad con la natura leza racional. .
14. Objeciones. Como este asunto es mu y importante en la asig-
natura, y los adversarios empeñados en el triunfo de la carne y de la
o Cf. Dismrso de dOll Pedro A. Alarc61l, al se,· ,·ccibido en la Academia
Elpaño/a.


• F ' • ., ....
..
~. \' . ,"

'sensualidad amontonan' sofisrnás Rara dcifender sus cuadrós-licen';ioSQS¡· ,


hue"no' será que los disc~pulós conozcan' ~as i azones ' tóntfati~s -p.ara ";':'
que no tés sorprendan. desarmádos. Lar prinCipales_objecionessoir las
siguientes. .'. . '." . " -.' ' .: ¡.
• '1; ob¡eción. - ' La moralidad <n 'él .arte 'exigiría la destriÍcci6n de la ,
. .mayor parte de las 'obras artístitás, y .por de contado las de la ' aIÍti·
gi.iedaO clásica. . l ' ", ' . . • .. .•

...
, exigiér~mos pdsiüya '
f<espuesta. - Esa consecuep.cia 'se deduCiría, si
'1'0ral cat6lica en las obras de arte·. Pero lo qué hemos exigido es ·la .-
moral raclOnal y 'universal, que alli donde haya aitistas racior¡ales ..
tiene que exigirse. Según esto, UD · deStruimos -la belleza de múeh~s .
de l~ literaturas indicas, .y geútllic¡ls, pOrque brílla esa: moral uniyer. , '
sal en las obfaS de.v alqtiki .~ de Hómer,o, y en muchas de la misioá ....
Safo, de Horacio, aun de' Oviclio y Catulo. ~.. ,_ •
<,Y qué decir de .esas obras tan obscenas de replltados autores'?,
Conteste por nosotros don -Juan ' Vale~a, qui: se precia 'de defender .'
.• el arte por .el ·arte. 7• •Las visiones de. Bauddaire y de, Rollina!, dice, ~.
espeluznan y descomponen d"es'tómagQ; 'd~m horror y asoo; ~és me- \ .
n~ter ,ser valienteS 'y robustos \ pata resisti'das, sip. vomitar o caer
. _ .desmayado$ ... » 8. ,Esto ' es lo ,qqe debiera ~ceder a· todo el 'que no '
hubiese estragado ~u gusto artístico l~yeildo fas robras 'amasád'as " ~n
inmoralidad. Pues ¿por1qué Valera· y otros críticos inferiores adlJliran
·· .,, '
.tales obras? Discúlpanlas diciendo .que esa,s verduras 'de verdes 'escri-
tofes hay qqe tomarlas a. risa y humo.rísmo,; y así se ~acen tolerallles. ,
"
-. , . Pero ¿por raz6n de su hermosura'? ¿Ac~so l,a risa y d chiste pue-
•••• dep c,?nvertir en bello 1" que. d" as,o y horro, .? En estas ·contradic. .

.
f.í'.. 'f"_
; ..
.
ci0lles caen loS que aunque sean de ]a. talla de Valera, quíeren navegar ,
. por la corriente naturalista, sIn que s'u n(inradez. natural y su sentido"
e; tético >c lo per.J11itan. '¿Y qué result~ ? Que les pasa a ellos lo. que
"el mismo Valera acha~ al a,utor del Himn:o de la· carne; a quien ré~"
futa : «Que; sus t(:orías se quedan · en '~el' limbó,. y no suben -al cielo ili
al infierno:) 9.. . . . . ' .

. 2' a.~¡eCi6n .. - · El artista es un sér ' aparte; obedece a un impulso .


¡rresistible. y es por tauto irresponsable. (Así Zola). . '
, Respúesta. - ' El artista ante todo debe s~r 'raciónaf; el que obra
irresponsablemente ,Y no es señor de sus actos, no ohra como .sér ra.-
cio.nal. Si pues, tan arrebatado se siente el 'artista ·a l cOl1J.¡;Oner" que
no
es c~paz de .c.ontenerse en los' lí,mites p'e la "razón, espere a que'
esa exaltación se haya calmado, pafa ,que entonces el freno de la ra·
zón modere los ímpetus ~;r.acionales del apetito.'
!
7 Cf. 'De la naturalez~" y carácter de la novelp. Qbras completas de érítica.
literaria, t. XXI, p. 46, Y t. XXVIII, p. 140.
8 Mordl. jt estétíca, loe. cito, t~ xX:VIIi~ p: 16'7. . :..
»( .
• . ,
~ ~Cf. ru.t.
cito .dirigido' a Sa'Ivador"Rueda,
. ,
~
t. xxvUí, obras completas. ' ~
. .
.-
· ,

.
. ' , •
'.' ., \¡:. . r '.'). . '- .. ",.
~"
''>....
. 'o' ,. ~
;',

, . Nocio'IJes p,.ev~as de Estetic..a 27

. 3" objeción. - En Esparta mostraban a los .niños los esclavos' I

• eb.rios, para inspirarles horror a la borrachera. Del mismo modo, se


conseguirá inspirar horror al vicio pintáQ.dole al vivo en las obras
J literarias. ' (E. Zola) . .
Respuesta. - Por repugnante que sea la voluptuosidad, la expe-
,
riencia enseña que la vista y la lectura de esos excesos es 'sencillamen-
te una sobreexcitación de los peores instintos de la humanidad caída.
cConfesémoslo, dice Julleville; es imposible hacer amar la virtud con
la pintura del vicio. No nos jIusionemos> 10,
4' objeción. - El arte purifica todo; la obscenidad comienza
cuando el talento acaba. (Zola) .
Respuesta. - La obscenidad siempre es obscenidad; y el arte con
que se la presenta la hace todavía más peligrosa. Aprel)dan los que
¡ ¡
,. se hacen solidarios de esta .teoría una leccioncita de buena filosofía,
¡
¡

, y si no se les ha acabado el talento, verán que hay' cosas de suyo


honestas y cosas siempre inhonestísimas.

15. Corolario. Si fin del arte es el deleite, puro e inmaterial, es
un contrasentido el que llaman arte docente; de modo qne el arte
haya de proponerse enseñar y ser trasmisor directo de propagandas
sociales y filosóficas, solucionador de problemas y conflictos humanos.
Otra cosa es que si de una obra artística brota o se deduce espon~ I
táneamente una idea o consecuenCia moral, haya de ocultarla el ar~
tista o de rechazarla el admirador del arte. El consorcio de las facul-
tades humanas y la armonía de la belleza, la bondad y la verdad,
hacen que la idea sea emanación de la misma belleza, como la fra-
gapcia lo es de la lozana rosa. Si Zorrilla, después de contemplar y
describir bella y artísticamente la grandeza y majestad de una tem-
pestad de verano, exclama:
¡Señor: 'Vo te conozco! lA noche azul, scrcna
,. me dtce desde le10s: t14 Oros se esconde allí;
pero la noche oscura, la de .nublados llena,
m~ diu más pUlante: tu Dios ;se acerca a ti;

ese recuerdo de la grandeza de Dios y de la inferioridad del hombre


es enseñanza que brota .espontáneamente, sin pretensiones de sermón,
de la misma belleza que el artista muestra con inteligencia, ve y des--
cribe con la imaginaci6n, siente con la voluntad, y entusiasma a · su
sensibilidad estética. .
16. Clasificación de la belleza. Solamente en la esencia perfec-
. . tísima de Dios puede hallarse el ideal de belleza sin limitación alguna
(13-1 9 ). H e ahí por qué El solo constituye la belleza absoluta.
Al conrrario las criaturas, por ser limitadas en sus perfecciones
esenciales, no pueden ser absoluta y perfectamente bellas; lo son,
,
10 Petit de ]ulIc.ville, Le théatre en Frunce, . p. 414.

,

.\
empero, RELATIVAMENTE, en. . cuanto,., que" lq verdad de sus seres parti-
. cipa más o menos de la. bdleza' absoluta; ..
- Esta belleza ' relativa , pued~ encontrarse en 10s1 seres de la natura-
leza, como en el firmamento estrellado, en la puesta .del sol, en Iús
prados vestidos de flores, y ·se llama belleza natural; o puede ser pro-
ducida por el humano ingenIO, . y es la· b~lleza artistica, que resplan-
dece en todas las obras de. arte, como el Moi,és de Miguel Angel, la
Inmaculada. de Murillo, la Divina Comedia de Dante, la .vicia es
sueño, de Calderón, etc.
La belleza natural se. subdivide; porque puede admirarse en los
seres naturales minerales, vegetales y animales, verbigracia, la belleza
de una esmeralda, de _una ,rosa} de un sinsonte, y se llama belleza
lisica, o se contempla en las dotes del alma, y toma el nombre de
belleza espiritual. La cual puede ser belleza sentimental, verbigracia,
en el amor de madre; intelectual, verbigracia, en las grandes ideas; y
moral, verbigracia, en los actos de virtud. ..
Recogiendo sinópticamente . estas clasificaciones, la belleza' rela-
tiva es:
Física

Relativa ¡
Natuca!

Artística
Espiritual
¡ Sentimental
Int~lectual
. Moral ,

Suma y compendio. de toda belleza !}atura! debe ser el hombre,


c;:read9 a imagen y setneja'n za de Dios, lbelleza absoluta. Por eso me-
rece detención especial la belleza humana. .
17.. La belleza humana. Siendo el hombre un sér indiviso, resul-.
tante de la unión sustancial del alma y del cuerpo, su belleza "está
en la espléndida manifestación gue rcsllltc de la unión de sus dQs
her:mosuras, esJliritual Y' corporál. ' '
De ahí que en el análisis de la belleza humana se tengan que en-
contrar tres elementos, de los , cuales , si falta uno, 'ya no podrá en pre-
cisi6n de términos, lla,marse bello '0 hermoso el sér humano.
Cada una"de i~s susta~cias q~e componen al hombr~ ha de' ten~r
HI belleza: física el .cuerpo, espiritual el ,alma'. Pero como el hombre
es' un sér visible; el esplendor de la verdad de su sér racional, es
décir, la hermosura 'del espíritu, debe fulgurar en todo el exterior
corporaL Así que, un hombre, C0l!l0 tal, no es. completamente ,bello
cuando su alma, por hermosa que s~a!< habita en un cuerpo deforme.
y CO[L raz6n, la belleza de un sér,_cufa más noble dote es la raciona-
!.idad; .no será. verdadera sin la belleza del espíritu.
«La belleza de mujer fatua es eomo sortija de oro en hocico del
animal inmundo>, dice la Sagrada Escritura (Prav. 11, 22). ,Y el gran
artista literario Shak~spea.l'e. ha.. escrito:- «Só~o ' aquel hombre es feo

• • -'
Lo ,mblime. Lo trágico 29

1 q ue es ta mbién malo. Virtud es hermosura; el hombre malvado es un:


brillante sepulcro blanqueado> 11
I Bien dijo, según lo dicho, Virgilio:
:1 Gratior et pulclu'o veniens in cQ1'pore virtttj. (En., ' V, 344) .
rI Siguese que el tipo perfecto de belleza humana se realiz6 en el
¡ H ombre-Dios, Jesucristo, en cuya persona reside la plenitud de la·

¡ divinidad corporalmente (San Pablo, Colas., 11, 9) ; y la copia más


acabada de ese tipo de belleza humana es María Santísima, en cuyo
cuerpo, de hermosura sin igual entre las criaturas, plugo al Creador
encerrar una alma sin mancha alguna de culpa, ni original ni personal.
RECONSTRUCCIOr::: SINTETICA. - ¿En qué sentido cumple estudiar la idea de
belleza - en literatura? Recítese o léase con entonación algún fragmento bello
(10) - ¿C6mo se llama el efecto que produce? H ágase ver su distinción de
lo agradable a los sentidos (11) - ¿Cuándo y cómo. st:: product:: la emoción
estética? Definición que se sigue de la belleza. Ejemplo aclara torio. Diferencia
,
,
entre la verdad esté tica y la verdad histórica o científica. Definición de Santo
Tomás (12) - ¿En quién reside la mayor belleza? ¿Qué obras excluyen de sí:,
¡ según lo dicho, la belleza literaria? Relación de la bellt::za con la moralidad.
Teoría de «el arte por el arte» (13) - ¿La necesIdad de moralidad en el arte
destruye las obras artísticas de la antigüedad y muchas otras modernas? ¿Dis-

.
í '
culpa al artista inmoral ser irresponsable por el exceso de inspiración ? ¿Se
puede pintar el vicio artísti camente para inspirar horror al mismo? ¿Es verdad
que el arte purifica · cuanto toca? ( 14) - ¿Qué decir del arte docente? (15).
División general de la belleza. Subdivisión de las bellezas natural y espiritual.
¿Qué elementos in tegra n la belleza humana? ( 16).

LECCJON III

• LO SUBLIME - LO TRAGICO
OTROS GRADOS DE BELLEZA

_18. Fíjense bien los alumnos en la lectura entonada de la si-
guiente poesía de don José Joaq uín Ortiz, gloria de la li te ratura co-
lombiana:
AL TEQUENDi\MA

Oír ansié tu trueno majestuoso,


i tremen;do T equendamal Ansié sentarme
a orillas de tu abismo pavoroso,
tenie,¡do por dosel la parda nube,
el penacho que se alza por tu frente,
que, cual el polvo de la. lid Ilrdiente,
en confundidos torbellir¡"os sube.

11 Cf. Jun grnann, La belleza y las bellas artes, t 1, C. 20.


, .• , I

' fUme "oqul conu"hzp1áf14~~ aPhez}¡"k/' ,


suspenso. de tu abiimo. .', . , '. .
Mi al17U! atón~tD:, absorta. conju~dida,
con ttin gtandi imprCjl:ón,_te sigue an'sio,sa
en tu ,gJqNoSO vuelo, .J
Y id qUerer comprrl!a.erk ~ufallect:
de tantil.4uerza y maiutad vencida. . .. ) .
Tu voz--es cual la voz de un ÍJios que- pasma
de asombro y de. terror a las· n~cionu; . ,•
cual rimbomba el cañ6n ' de la pelea
:Y anuncia así de lejos al viajero '
, .
la harrida majestad que, t~ rodeá. ,.
Los ecos' ensorátcen y se cansan
.de repetir la korríspná armonio
que de 'ti suena en torno,
cual si jueran 'los ~tmnQs de. " un . triunfo
lleno de' pompa Iy_bélica armonia.
El águila asustada' alza sus vudOf
'\ ·
por t:l éter . bnUante a las' m0"rtdifas
donde chillan hambrientos sus hijuelos.
Avanzas presuroso, om1[ipotenu, .,
lleno de majestad} '4e giaria suma, •
y saltas de un abismo a otro más hondo,
en sábanas lumbroso,; de alba dpuma.
La roca al golpe eontrastada gime,
hierve la onda atormentada y gtra,
ú rompe, se revuelve, se . comprIme
con clamoroso y. desigual- éstr.ue'ldo;
o como qpten se queja y quien suspira,
y como el humo de una grande hoguera ..
en torbellinos. al Olimpo·· sube
de clara mebla en m·gentma nube. ~
,
El ángel guardador de tus raúdales
aqm, .d e tarde, a contemplarte viene, .
y en ese qltar de ptedta que se tlv(lnza
lleno de algas, · de espuma.. zarpetUf,o,
se sienta, el rut40 de tu choque ~ oye,ndo.
Su cabeza de juncos ven ceñida
y de silvestres uvos.
y su capa de púrpúra teñida,
los manlañeses; )' oyen el ' concierto
de su laúd divmo, al"'bnllo mcierto
de la pálida luna,
cuando en silencio está todo el desiuto.
¡Prodigio del Creador! ¡Oh! nada falta
a tu glona: pletónt:o liori'Zonie
ddanfe se abre; antiguos como el .nttmdo
los árboles se elevan en tu monte;
, solemnes armonías 'lo
·
resuénar; en tu seno ancho y profundo;
t/ores., aromas, luz y movimiento;
aire esencial di vida Cl1 cada aliento; . ,
un cielo claro ·CfJ.C1ma,
:

.'.
,

,

, "

.. Lo Sublime. Lo trágico 31

. cual el alma de un n¡,1.o, ven los 0;01


7
'

y por diadema. para orlar tu frenu


r
'- iris de oro, de pt~rpura y diamantes
que C1'UZall sobre ti reverberantes 1:

¿Qué impresión es ésta que se siente ante esa inmensa. mole de


agua que se desploma hasta el abismo desde una altura de 140 me-
tros? Parecida es a la emoción estética de ' la bdleza, pero que no
puede menos de ir acompañada de asombro, admiración, estupor,
que eleva el espíritu a ideas grandes, y como que lo levanta hasta las
puertas de lo sobrehumano, de lo infinito_ De ahí su etimología:
Supcrum limen , puerta, diQtel de los dioses.
P ues he ahí la emoción producida por LO SUBLIME.
Es un grado supereminente de lo bello, que por la grandeza del
objeto y por el gran poder que se man#iesta~ despierta en nosotros la
idea de lo grande y lo sol1rehumano.
19. Clasificación. Unas veces será la extensión y magnitud d~l
objeto sublime lo que produce ~sa impresion de admiración y asom-

bro; es lo que Kant llamó sublime estático; otras veces será la in-
tensidad de la fuerza desplegada. y es el sublime dinámico .
Ejemplo det prim"ero es el inmenso océano en noche de · calma, es-
pejando el f~rmamento, con toda la magnificencia de sus astros; ejem-
plo son las altas montaijas cubiertas de perpetuas nieves, como el
Tolima, en Colombia, y las extensas llanuras, como la del Sahara, etc.
A l Chimborazo cantó así don José Eusebio Caro:
; Oh monte rey que la ditlma frente
ciñes CO?J yelmo de lumbrosa plata,
y en cuya mano al tJzento se dilata
de las tormentas el p(:nd6n pote1lte!

Ejemplo de sublime dinámico es el océano en deshecha tempes-


tad; el volcán en erupción que. empenachado de llamas, y arrojando "

torrentes caudalosos de fuego, que abren abismos infernales en el es-


peso y argentado manto de nieve que le arropa, devora la luz con d
negro humo que a borbotones vomitan sus entrañas; extiende a pesar
del día el imperio de la noche, y émpieza a reñir batalla con inmensa
nube, preñada de tempestades, que baja del cielo a desafiarle, y le
responde con rayos y tronidos a los rayos y tronidos que él le arroja 2.
. 20. Lo sublime, que más atra'e con pasmoso deleite nuestra aten-
ción, es el valor heroico del hombre al lanzarse al peligro desprecian-
"
1 Hemos elegido la composición tal como se halla en la colección de Añez;
en la colección Poesías de losé ,. Ortiz, Bogotá, Imp. de EcheverrÍa Hnos.,
]880, la redacción es algo diferente.
2 Así di ce el P. Teódulo Vargas, S. J., en su discurSQ de recepción en la
Academia Colombiana. Cf. Anuario de la Academia Colombiana, t. III.
" 32 , L.e<'ci6tl .in

do la muerte, ' su grandeza de ánimo para perdonar al ofensor, la


inmolación de un hijo o de· la proPia vida· por cumplir con el deber.
Los actos heroicos d~l hombre que lucha' consigo mismo y se vence
son el SUBLIME MORAL.
Ejemplos. - Abrabam dispuesto a hundir el cuchillo en 'u que·
rido hijo' por obedecer a Dios. Guzmán el- Bueno, arrojando su misma
espada, para que "con dla sacrificasen "a su propio hijo,- antes que
entregar la plaza de Tarifa. San .Esteban Protomártir, apedreado por'
rabiosos sectarios, 'volyiendo los ojos de paloma -al cielo que conteh1-'
pla abierto, y cayendo de rodillas claman'do: <¡Señor, no les :hagas
cargó de este pecado! ». Cristo, en fin, muriendo en cruz, después de
decir; 4:Perdónalos, Padre, que no saben/ lo que. hacen». · He aquí
ejemplos de sublimidad moral.
No la desronocieron· los antigúos. Virgilio en la Eneida nos pre-
senta magnífico ejemplo, en dojlde el pOder físico de dos' serpientes.:se
hombrea con el poder moral de un abnegado padre. Merece cono·
cc:;rse este pasaje tal como nos lo trasmite el incomparable traductor
don Miguel Antonio Caro " (Léase). . .
21. Mas para contemplar la infinita plenitud .de lo subllme, hay
que levantar la mente allí donde la belleza reside en su mayor -ple~
nitud, en «el R ey de lo s ~ siglos, inmortal e invisible:., en las obras
directament, producidas por Dios, en. ·todo fenómeno e1\ que se pa.
teÍltice su poder, su sabiduría, su infiruda~ de · sér, ete rnidad, justicia·
y amor.
A. este arsenal divino fueron los más grandes pPetas para cons-
truir sus sublimes creaciones . .
Klopstock, Mi lton y Hojeda llenan sus respectivos poemas La
Mesíada, El Parafso Perdido y La Cristíada de imágenes sublimes
bebidas en la Sagrada Escritura. (Léanse algunos de estos pasajeS)'.
22.. Lo trágico no es sino una especie de sublime. Cuando suf!e
el justo, vemos generalmente que nos ddei~a la grandeza moral dc;l
hombre en medio de la adversidad; y cuando vemos pesar formidable
castigo sobre ' oí malvado, nos sobrecoge la mano vengadora de la
justicia divina. -
Sófocles, en su Edipto Rey, nos ofrece un modelo magnífico.
Hombre ·recto y bueno, viene en conocimiento de la desgracia inmen- .
sa que lo acompaña en medio de su ,reinado y . felicidad aparente;
y en . el paroxismo del dolor', . boza horrendo alarido, y como em·
pujado por alguien, se echa contra los batientes de la puerta, tuerce
y desencaja la férrea tranca, · y métese adentro. Allí, meciéndose en la
. retorcida cuerda de que colgaba, vemos a la reina ahorcada. El,
:} t:neida, por P. Virgilio Marón. Traducci6n en versos castellanos, por
M. A. Caro (t J, lib. 11. estrofas XLI~XLV).
4 Habla en la tragedia uno de los pajes.

,
." "
'1'"'. Lo sublime. Lo trágico 33
'.~

apenas la vio, dando pa"Vorosos bramidos, la suelta del lazo que la


sostenía, y ya que la tiene · tendida en tierra a la desdichada, ¡oh es-
cena lastimera la que entonces vimos!, la arranca los dos áureos y
largos broches con que sujetaba y adornaba sus vestidos, levántalos
I en alto, y... los clava en sus ojos, diciendo cosas como estas: no
veáis, ojos míos, ni cuanto yo estaba sufriendo ni cuanto yo estaba
haciendo; sepultados en eterna noche, contemplad lo que yo jamás
debiera descubrir, y nunca veáis cosas que a mí me dieran placer.
cCon tales laméntaciones, una y 'mil veces repetidas, se iban
desgarrando los párpados y, enrojecidas las 6rbitas, iban enrojeciendo
las mejillas, y a poco ya no eran gotas de sqngre las que corrían,
sino una negra masa d, sangre congdada la que lo bañaba todo>.
Léase también como ejemplo de sublime trágico el fin del poema
La Pesaa (de Núñez de Arce), y en la novela Sotileza (Pereda), la
deshecha tempestad de mar que sorprende las ilusiones de Andrés y
le enseña a ser más cauto y prudente. .
22 (bis). Lo grandioso, sin llegar a las alturas de lo sublime ni
llevar al alma las sacudidas de lo trágico, nos "admira gratamente por
su majestad, grandeza o magnificencia.
Veamos como ejemplo El Pico de OTizaba, del mexicano J. J.
Pesado: ,
De eterna nieve revestido, encIma
de un monte y otro mont~ te adelantas:
el rayo abrasador truena a tu.s plantas,
al ~mpÍt"eo tu frenu se mblima.
¿Qué ~spír1tu al mlrarte no s~ antnJa?
Tú al quebrantado náufrago levantas,
JI llega a dttJlSar las luces santa.s
con que el Iru de paz lmlla en tu CIma.
Cuando la noch~ dilatando ~t vuelo,
con diadema de ~.strella5 te corona,
signo de amor ~ntrc la Ilerra y éielo;
El alma a sus al~ctos s~ abandona,
)' elevándose a DIOS, romp~ sm duelo
el lazo que a la tlt!'rra. lo aprwona.
Lo solemne. El argentino Rafael Obligado dice en su magnífica
leyenda Santos Vega:
Cttando la tarde 5~ melina
, sollozando al Occidenu,
corre una sombra doliente
.sobr~ la pampa argentma.
y cuando el sol ilumma
con luz brillOTlte y urena
del ancho campo la e.scena,
la melancóltca .sombra
huy~ besando su alfombra
con el afán de la pena .

.., 3-1.tTE.RATURA PRECEPTIVA


\ -. ,
""34 Lección Tll
, '

En, esta sombra melancólica que huye ame la luz del sol, 'aparte
el poético simbolismo, hay majestad de pehsamiehto ' envue!tó en
cierto misterio y august;l tristeza. He aquí lo solemne.'" _,
Emite también un pensamiento solemne el chileno G, Blest Gar¡3,;
cuando con resignac~6n no desesperada, termina así un soneto:
Igual a la dl: todoJ ~s mt suerte:
cuando 1Jada se espera de la tlida,
¡algo debe uperarse ,de la muerte!
Modernos tratadistas de estética han "inventado la teoría del '«su-
blime de la voluntad», como dice Vischner~ o de los «monstryos su-
blim es~ en frase de Nussleins: frases con las cuaJes quieren decir.
.-
que un acto de desesperaci6n, c:l mismo suicidio, son moralmente
sublimes.
¡Inadmisible teoria! Lo sublime es belleza suma: y no .puede
haber belleza donde no h ay moral (NO' 13, 30 ), Además, 10 sublime ·
despierta grata admiración, respecto, estima y amor (N9 18) . Pues ·
¿qué 'sér racional podrá admirar gqitamente; ,respetar, estimar, amar ,
lo inmoral, un ,suicidio? Ij .
: 23, Grados inferiores de belleza. Muchos objetos, y por tanto su
descripción artística, producen en nosotros emoción estética, pero no
tan intensa como la de' la bdlcza. .. De . aquí las expresiones jQué
bonito! ¡Qué lindo! ¡Qué gracioso! ¡Qué' elegante! ¡Qué hermoso·!
que los alumnos han de aprender a no co'o fuodir, sino a usarlas
debidamente.
Véase este fragmento del poeta colombiano Rafael Pómbo:
Mariposa
vagarosa "
r
rica en tintes y en donaire,
¿qué hace.; tú de ,'osa en rosa?
¿de qué vives en "el aire?
-¿Yo? de olores
" de flores,
y d~ espumas de la fuente,
y del sol resplan.deciente,
que me viste de colores.
- ¿)1e regalas
tus dos alas?
son ttm lindas, te las pido;
deja que onu mi vestido
con 'la pompa de ÚtS galas. ,
¿Quién al leer estos pocos versos no dice: ¡Lindo ! ¡Bonito¡ ¡Gra-
cioso! 1, Y bien dirá: porque
LO BONITO "'i LO LINDO ,se refiere a la belleza en seres u objetos de
5 Cf. ]ungmannJ La belleza y las bellas artes.

..
I
I "




Lo sublime. Lo trágIco 35

pequeñas dimensiones, como la marIposa y sus alitas, que describe


Pombo.
Apenas hay diferencia entre los dos conceptos, sino que en lo
lindo entra má~ bien lo pequeño, pero con más delicadeza de ideas
o finura de tintes. Así bien se llaman bonitos un pequeño dije, o una
m ari posa y una florecilla ordinaria; y lindos, más propiamente, un
turpial, un epigrama bien hecho~ una mariposa, un clavel u otra flor
de muy delicados colores. Del venezolano José Ramón Yepes son
estos versos, por su delicadeza lindos;
Coglmdo flores en la campifio
más vaporosa que el GUra. lcve
aquella dulce. fisrtefia niña,
VIO lt11Q mañana
dos nubectt(Jj colot de nieve
que se tiñeron color de grana.
«Qttie1"O ser nube -diio (a ni1ia-
más vaporosa que el aum leve~ .
y con las flores de la campdia,
cintas :Y galas,
y con sus velos color de nieve,
la dulce niña formó sus alas.
Cuando m los ¡merlOS de la cam pilla
)' al viento lelle de la matlana
lu clllln: madre busc6 a la niña,
¡ay!.. . e1J m anhelo
lIio que entre nubes color de grana
la dulce niiía volaba al CIelo. /

Estos vers¿s y los de Pom bo son también graCIOSOS, no en el


sentido de lo chistoso, sino en cuanto que
LA GRACIA indica expresión de vida y movimiento en objetos o se~
.. res que, quizás por otra parte, no son bellos. Los movimientos han
de ser ligeros, desembarazados, g ráciles. Así, es graciosa la mariposa,
lo es un ciervo, una ardilla. D e ah~ que se llamen graciosos a los que
tienen habilidad para hacer reír, porque suelen contar con viveza y /
expresión la parte cómica o ridícula de las cosas.
24. En cambio, véase cómo palpita LO NOBLE, LO DELICADO Y
TIERNO en medio de la severidad y elegancia de forma en esta poesia
de don José E. Caro:
DESPEDIDA DE LA PATRIA
Lejos ¡ay! del
. sacro .tec/lo
que mecer mI cuna tilO,
yo, infeliz proscrito, arrastro
mi miseria y mi dolor.
Reclinado en la alta popa
t del bajt:l qut: Iltty~ veloz.
lwt:stros montes irs(: miro

,
, ..
." ., " . . •
., . ~, ~:...
,
..
",

,
,
,
, ' \"
,
. .~
Idtimbradoi
, .- ' por el . sol:
., . · ,
¡Aditjs: pa:ria!.. jPatrzo mio, .
• ,. IIIU1)' no puedo -odiarU,· ad,ós!
'" ' . , ..
•" " ~."~ ~ "'L'''',
- ,_ , • '.' )1 , tu
manto, cu'ai ún· niño, .-
.
.. " ;. m~ _ agárraba en
-mi.4/licaó1J j' " '

, ,mas·colénca tu mano
"ae-. mli manos ··to arranc6;
,. , '
, f 'en tu saña desdyetfdo \
"ml ¡ol/ozo .. y mI clainJJr, ..
más allá del mar tu'. brazo ,
..
,

de gtgante' fn~ tanz6f. \ ,,


¡Adiós, (lotna! ¡Patrnf 'mla,
\
aún no puedQ odí'a,u/ adi6s1
, i • •
D~ hoy -'ya m ás, lI~gan do tnste
por antípoda regl6n, _.
• 'co/I mI lI~to ai p(JSai~o .
..' pca.ir~,
el pOli del dolp"; .
d~ una m otro' . puer.~ .el golp.c · .'
sonará di . mI b,~sió n/ .
¡ 4h! Mn baJad ¿En tierra .~xtraiía ' /
quien conocer~ ' mI .voz?
, ¡A4ióS, poma! .Jpatrtac mía,
, . ,-'
'

~ "ún no .puedo odlflrtc, adiós!


"
A •• "\,
¡Ah! de. tt só/p una tumba
" (lemandaba " h~1Pzlde ro;

.-.
.;1 cada tarde la excavaba
al PQstrer rayo del. "soI: _
'C¡V~ a' pedirla oí ~xtraniet:ol>.

fue : t~ ;r¿plioa tero~;" • ,.


y llenando/a. de pIedras, '
tu planta la·.d.útruyó. ,1
¡Adi6s, patna! ifatria mla,
•• <, . . a~n n ,? f!.ued<? odiarte", adiós!
, :
, "
. "En un vaSo un tierno ramo
, '
..l/evo .de un naranjo en flor>
. ¡el }Jerfume de la patria • ' y

aún aspiro én su botqnl , .


El ' mi huesa con su sombra
" cubrifár y .é.,ntances yo
dormiré" mi último sueño •
de sus. hojas "ill rumor!
¡Adiós, potn'al ¡Patria mIo,

.
¿No se ve aquí el, delicado
",
aún ni:) -puedo odiark, tldi6j/
. -'
y .'tierno recuerdo de la patria y el , , y.
floble 'amor de ella, a pesar del· destierro éon ' que ha' proscrito 'al
. ' .
- "'..",
.'
poeta.? Y ,esto entre la elegancia de ·\a forma, porque
Lo "EL,E.GAN~ consiste en la selección d~ forinas ' con escasa canti~
dad de materia.. Así, es e1egante ' un salÓn ,cuando está decoració. ron
j>ocos . y c:scogidosadornos; y lo es un idificiq s,í no está recargado

" .!
';, ' ,~
. " ".
l'

.' , ...
, ,

• •
'

,',
Lo feo y .10. rjdíc~lo. Sus cla~'es • , 37 '
'< ,

de pesadas paredes, columnas y techumbr.es, ' ni' 'd~ profusión oe lín~ ,


y pmturas. "
Lo HERMOSO, aunque ,se emplea como 'sinóÍlimo dé lo .bellp, suele
también reservarse para indicar la ex,-\berancia de 'vida y ' redondez
de formas. As!, se dice de un buen caballo que es' hermoso animal r
de un niño robusto: ¡que hermoso está! .
Según esto, la descripción del caballo que hace el guatemalteco
Bastres Montúfar, es hermosa:

Tenía el alazán la frente blanca,
ane'ha la nartZ, cabeza breve y cuello
largo y delgado tjar, redonda el anca,
robusto pecho, liber?ü resuello,
rasgado 'el 010, ía mirada tranca, '
el brazo negro, levantado~ bello,
que en !terra estampa el casco desdeñoso, etc. ,
EJERCICIOS PRACTICOS. - Léanse en clase algunas otras. ~omposiciones de
éste o de otro libro, ' v. gr., Al Niágara, de Heredia; AL Tequcndama, de A.
Montes del . Valle; La Locomotora, de, V. R. Aguilera; La. Ardilla y el Caballo,
de Tomás de Iriarte: Acuareia, 'de Obligado.; El Nido de Cóndores, de Olega-
rio Andrade; el Lago de Catemaco, del mexicano G. Prieto; La Garza, del •
guatemalteco J. Diéguez. · etc., etc.; y exíjanse a los alumnos análisis de los
grados de belleza que contengan.
"
Ejercitados en el aula, elíjanse algunas otras .compOSICIones para que las
analicen por escrito, y puedan presentar estos análisis en ~ l examen; si se les
exigieren. Asimismo deben estar dispuestos' los ald:nnos a contestar a .las. pre-
guntas que puedan hacérseles de si es sublime, linda, graciosa, etc., etc.,éual-
quiera o.tra composición de este libro. . .
RECO NSTRU CCION SrNTETICA, - Cítense algunos trozos de composiciones. (v. •
gr. la de Ortiz) en que aparezca lo 'sublime, y explíquese la emoción estética
que siente en su lectura (18). ' - División que dio Kant de lo SUblime: ejem-
plos ' (19). - Idea del sublime moral: ejemplos (2Q). - Dónde reside 10 sublitp.e;
en su plenitud. Autores que ofrecen creaciones s~blimes en sus obras (21). '
Qué es lo trágico~ lo grandioso, lo solemne (22). - Explíquense los conceptos
de bonito, lindo, gracioso, noble, el~gante, delicado .. . ' Háganse ver estos grados
de belleza en las poesías La Manposa, de .Pombo, versos de 1. R. Yepes, El
Adiós a la Patna de E. Caro (o en otras) (23--24).
1
. •
¿Tiene usted hecho en, sus cuadernos algún anál.isis de estos ". diferentes '
grados de belleza?

,, LECCION IV
,-
LO FEO Y LO RIDICULO - SUS CLASES
,.
25. Lo' feO:. Nadie duda que en el orden -físico y en el morid se
~en cosas deformes jeas, . ,,' .
. . y lo más adm irable es que esas 'cosas feas producen a veces en
quien las ve re(Jresentada~ o descritas, emoción estética, tanta o más • <

que les cosas bellas, De aquí que el artista no pueda prescindir del
estudió de lo feo, al lado del de lo bello.
, ,
I

\
• \ ,
• I t .
, " I ,
Lecci6n IV ,

Sigúiendo nuestro' método, veamos algunos fragmentos ,lit«arios


• de, donde vayamos deduciendo toda la teoda de lo feo,
Véase la descripción qu~ Horp.ero nos da del viejo Tersite~ en el
libro11 de la lliada:
.. ~Obst;nado
gritaba attn el lroguarqz Terntes:
que gran cauda, "ténía de injut¡iosas
y gro.reras palabras con que, necio,
insultar a los reyes, insolente,
por sólo hacer reír a los Aquivos; ' ¡>.
y era el hombu más · jeo y más deforme
de cuantos griegos a 1"6n vinzeran. . ' ,' f
Bizco l' cojo de un pIe 10 coroados lomos
tenia, y hacia d pecho 'recogidos;
en punta la cabeza, y tomo vello.
por la des1wda jrente, mal sembrada
, escasa cabellera. Odif1{io mucho •
era del fuerte Aquiles y de Ulises;
porque siemprt: a los dos palabras duras
en las juntas decía; pero ahora
a Agamenón en infamantes voces '
con agudos chillidos insultaba .. .'t:

Reflexionemos: nadie reputará como espejo de belleza, esta' defor-


midad de Tersites, Lo mismo sucedería leyendo la descripción de un
caballo viejo y escuálido, consumido y deslomado, o de un hombre
excesivamente grueso y contrahecho, o de _unos pedregales áridos, de
lin río encenagado.
Luego no hay duda: se da la fealdad en 'el orden fisico ,
¿y en el orden moral?
Una ~e las obras más geniales del inglés Shakespeare es su tra-
gedia titulada Macbe/h, En 'ella pint6 uno de los, caracteres más feos
que ha creado la fantasía: es el de Lady Macbeth, ~sposa de Macbeth,
Los dos esposos traman el asesinato del· rey Duncan para alzarse ellos
con el trono. Macheth vacila, pero su mujer .le induce al crimeh. Y
, una vez que asesinan al rey, como Macbeth dijese: <IAyl no me
atrevo a volver a contemplar lo que hice~, su esposa le respondía:
<-¡Cobarde! dame esas dagas. Los centinelas están como muertos,
parecen estatuas. Tú eres como el . niño a quien asusta la figura del
diablo. Trae acá: yo, yo mancharé en sangre la cara de esos guardas:..
" y como se quejase Macbeth de que <no bastaría todo el océano
para lavar la sangre de· sus manos criminales, antes ellas solas ba s~
tarían para enrojecerlo y mancharlo>, Lady Macbeth contestaba:
«":""'También yo tengo las .manos tan rojas como las tuyas, pero
me avergonzaría si tuviera un coraz6n ta.¡¡. pálido».
Una mujer tan deCidida al crimen es tipo de lo feo moral' l'
1 Traducci6n de Hermosilla. f
(

,
.' - " \
Lo feo y lo ridículo. Sus clases 39

Tal se veria en las pinturas que abundan en las inejores obras


literarias, como del avaro, del glotón, del usurero, del rencoroso y
vengativo, tipos moralmente deformes, feos.
26. Según eso, ¿qué es lo feo? Todos convienen en que es lo
contrario de lo bello. ASÍ, pues, si venimos a deducir en la lección
segunda, que BELLEZA es la verdad luciendo todos SUs encantos, FEAL·
DAD será la falsedad oJ"telltando todos sus horrores.

Es decir, que lo leo resulra de no ser la cosa aquello que debiera
ser, porque le falta algún requisito, sin el cual no concebimos al sér
, en su debido estado.

Por eso la joroba de Tersites y la crueldad sanguinaria de Lady
Macbeth nos parecen cosa fea, porque ni Tersites es lo bien propor·
cionado que un hombre debe ser. ni en Lady Macbeth hay aquel
amor a la virtud y aguel espontáneo horror al crimen que debe tener
todo sér racional, y que más exigimos en una mujer.
27. Pero ¿eH qué consiste que las dos descripciones del feo físico
y moral que hemos visto nos gustan? Y en general, ¿ por qué tantas
cosas feas producen en nosotros la misma emoción que lo bello? Este
es el problema estético que hay que resolver.
¿ Será porque lo feo, siendo lo contrario de lo bello, lo hemos de
definir, quod visúm placel, lo que visto agrada) como definió Santo
Tomás a lo bello?
No) lo feo ni es bello, ni puede directamente causar emoción es~
tética.
, Lo que sucede es que lo feo sirve de ocasión para hacer resurgir
la cualidad opuesta. Es la fealdad a lo bello lo qu e la som bra a la luz.
De donde no solamente manifiesta 10 bello, sino qu~ lo realza: es el
claro-oscuro del arte) el contraste.
El martirio) la resignación, el perdón, aparecen tanto más bdlos
cuanto es más cruel el tirano, más horrible el tormento, más atroz la
ofensa. La caridad de San Vicente de P aúl, es una gran belleza mo-
ral; no lo sería tanto si no llevara en sus brazos un niño ha rapien to,
y de la mano una niña llena de fístulas y miseria. Un famoso cuadro
de Murillo representa a Santa Isabel curando asquerosas llagas dl;.
mendigos y enfermos repugnantes. La belleza moral de la reina no
aparecería tan espléndida sin esas fealdades a1 lado. Feo siempre será
Judas; pero nunca como cuando da el beso traidor a su Maestro.
Así es como lo feo embellece una obra de arte.
P ero ¿no puede a veces lo feo, en sí mismo considerado, aparecer
en cierto modo hermoso ?
Sí, cuando sirve de castigo y escarmiento, o hace caer en ridículo
al vicio, o de algún modo contribuye a dar más realce a 10 bello.
Volvamos a los dos modelos presentados al principio.
"
Homero, despúés de ' piritarn'os~:~1 feo "[ersit",. , mofándose aé Ipo
g~nerales griegOs, continúa de está ~ rbanéra: ... .,
Airado Ulises, te ilct'rcó, y 'Ceñudo
mirándole, edn ásp~ras. razones
a¡í le u/rendió su demasía:
-' Tersites, importuno, vocinglero,
por más que seas orado", fec,undo,
sd lo el labio, y no quieras con los reyes
tú solo con tend~. tiendo tk todol
cuantos mortales a l/ión vinimos
con los hi;os de AIreo' el ''más cobarde.
No flucltJ.as nunca a pronunciar osado
tl nombre de los reyes, ni baldones
les digas, ni hables más de retirada.

. . . . . . .. .- , . . . . . .. . . . . . . . . -. . . .
Per6 te anuncio, y lo verás cumplido,
que si otra vez te ellcuentro como ahora
a tan loca o~'ad¡a abandonado, " .
ni su, cabeza más sobr( IOJ hombros
conserve Ulises, ni llamado miZ,
de Tclémaco padre, $1 la luerte ' .
.' diestra no pongo en u. y de~ los tlutiHo$
no te dupojo todos. a las naves -
IZO te obligo a tlolver triste llorando,
dcspub de haberte en afrC1Jtosos golpes
mnegrecido -d Cttn-po-. Así lo dijo,
y d poderoso cetro levantandQ, ,
en la iibosa espalda y rm los hombros
hirióle. El se encogió, y por fuS m e;uw
muchas y amargas lágritnqs corricn;m;
y lívidas señales qUe los golpes
le h"icieran, sus espaldas 'afea'ion.
Pero al fin se sentó, sobrecogido
de temor, y con rQS~ro macilento,
mirando a todps, enjugó stl llanto.
Los demá"j griegos, aunque muy sen.tido¡,
no pudieron tener' la d'ulce risa; , '
y hubo alguno que dijo al ·más cercano .~
-'-1 Eter:nos dio"Ses!/ b ljinitos biefu:s
al ejército Ulises hecho habia:'

- p~ro el mayor de todos hizo ahora


con imponer silencio al in¡olente
y gárrulq Tersites. Este neéio '.
ya no se atreverá, descomedido,
a injuriar con ' denuestOs a los reyes.
¿Puede darse más hermoso castigo ' a un .charlatán re~olt"'o .que
éste? Ya la pintura de $u fealdad era bastante castigo; 'muchó más
cuando Tersites queda tan desprestigiado delante de 'Ios griegos, .
·Pues verunos c6mo la. crueldad y maldad de Lady Macbeth gueda
bien sancionada con los atroces emordiwientos, que ,agitan su alma.
Porque la escena que sigue al 'crimen es ter"rib1e. De - noche, acosada

,
,- ,
, ."¡<i!i:I¡¡;;;¡"¡¡¡¡;~'
0.,:" ·r..t~>"~_d'l~·I<;~Jf'~
"
Lo ' feo y lo "ídículo, Sus clases 41

por los remordimientos, se levanta la mujer criminal de la cama 'que


la abrasa, rt:"corre el palacio con los ojos desmesuradamente abiertos
que nada ven; se detiene en el vestíbulo, sin notar allí la presencia
del médico y de la doncella que la espían. Lady Macbeth se mira las
manos, las frota y retuerce, y grita sgrdamente: «¡ Oh, aquí está toda~
vía esa manchaJ ¡Fuéra', mancha maldita! ¡Fuéra, te digo!». Y re~
constituyendo su crimen, prosigue así:
-iLa una, las dos! Llegó la hora ... ¡Oh, qué sombrío 'es el infiemo!. ..
¡Vergüenza para ti, marido mí'o!' .. ¡Quita, quita!. .. ¡Soldado y tan cobarde!
; ¿Qué temes? . . y ¿qué importa que se sepa? Nadie puede juzgarnos... Pero
' quién hubiera creído que ese viejo tuviera tanta sangre en el cuerpo?,. ¡Ah!
, ¡Jamás!' .. ¡Calma, marido, calma! Tus .vacilaciones lo van a echar a perder
todo... ¡Ah! ¡Todavía el olor de sangre! ¡No purificarán estas IDlanos todos
/ los perfumes de Arabia! ¡Oh! ¡Oh!. .. Banco está enterrado; ya no puede

, ,
salir de su tumba. No te asustes, pues: vístete, no palidezcas. L avémonos .las
manos ... ¡A dormir! ¿Quién deshace lo hechor iAh! Llaman a la reja ...
Ven, dame la mano... ¡A dormir! ¡Vamos, vamos!
¡Terrible situación la · de esta mujer feamente criminal!
Así es como lo feo, y aun lo horrendo, pueden y deben tener
cabida en las obras literarias. Admitir lo bello de la crueldad, del
suicidio, como Vischner y otros modernos pretenden, es la fealdad
más monstruosa que pudiera darse en la naturaleza racional 2. ,,
28. Lo ridículo. He aquí una fealdad que tanto nos agrada.
Cualquiera ve que Tersites quedó en ridículo delante de los griegos.
, Pero veamos otro modelo muy gracioso de ridículo.
,> Hay en el cuento del P. Coloma La Pascua florida y el cuarto
ayunar?, un honrado maestro, llamado don Justo. Veámoslo puesto
en ridículo:
" Un día sus discípulos se aliaron para llevar a cabo una conspiraclOo en
!, contra del antirrevolucionario don Justo. El plan era bien sencillo. Un nudo de
.'
J
la madera, desprendido de la mesa del maestro, formaba un hoyito, en que éste,
,
.' sumamente apegado a sus hábitos, solía introducir el dedo índice de la mano
con que accionaba. Clavaron en él los conspiradores una aguja con la punta
,." para arriba, y llenando el hueco de acíbar, esperaron a que el inocente don
. Justo encontrara allí el c.'lStigo de su timnía. Distraído éste, hacía ,leer a uno
de los alumnos las máximas de Martínez de la Rosa. Lea usted con sentido,
! que eso no es un. romance de ciego, decía. Ha de leerse así:
Quten maltrata a un animal
no muestra buen natu ...
i Canastos! se interrumpió el buen maesrro al sentir un sensible picotazo
en la punta de su dedo que, impulsado por la costumbre, había ido a introdu-
cirse en el hoyito conspirador; y llevando naturalmente a los labios la parte
lastimada, murmuró al sentir "en la boca el amargor del acíbar: ¿Qué es esto,
Dios mío? .
He aquí a don Justo puesto en ridículo. ¿Por qué? Porque ha

2 Del abuso de 10 feo se trata al hablar del naturalismo en la -lección sexta.


3 Coloma, S. J., Lecturas recreativas. Bilbao, 1889.
- ,

,
"~'ií1cción IV~
, ,

sufrido el feo de un fi:=o, y su, dignidad de maestro se ' ha afeado '


con el pinchazo imprevisto y con el ' inÍportuno acfbar;
Dos elerne.ntos, por sonsiguiente, se necesitan de ordinario para el
ridículo: 19 Fealdad, ' pero. ·que no sea ni excesivamen-te repugnante~ .
ni demasiada dalarasa; ' y 20. Qu;: esa fealdad se represente cama' en
movimiento, v. gr., una aspiraci6n frustrada, una' pretensi6n fallida;
una pifia, un fiasco ...
Un caballero, muy grave y acicalado, va por la calle: he ahí la
pretensión natural de gravedad ' y mesura. P~ro resbala y cae: 'he ahí
, el defecto en movimiento: una pretensión fallida,
El donairosil José Batres Montúfar, en sus Trqdiciones ae Guate-
mala, desc..cibe un paseo militar ante toda la población) ricamente
engalanada, ¡Magnífico desfile! Allá viene el galán más famoso, don
Alejo, a quien pinta -más que Orlando gallardo caballero- elegante,.
vestido de sedas y brocados, en erguido alazán. Al pasar frente al
balc6n de las I1]ás aristocráticas ' damas, -su salva disparó la artille:
ría- y
Al estallido 10/ caballos fie1'os
parecían demOniOS desatados,
arro1ando de si a los caballeros
sobre los .Ctr.cUl1stantes apIñados:
volaron espadines y sombreros,
y volaron tambIén .por todos lados
unas cuantas polvíferas pelucas
dando a luz los secretos de las .nucas.
Aunque se hada el alazán pedazos
guardaba don AleJO los arzones' . '1
hasta que al repetlr tos (añonazos,
no pudiendo sutnr ¡os empellones,
soltó laJ nendas 11 alat'g6 los brazos;
y mostrando el- revés ·de sus calzones
cayó hactendo a la noble 'concurrencia
una mversa y profunda reverencIa.

He aquí a' don Alejo en ridícula ave·ntura.


Luego DEFINAMOS: el ridicula (de ridea, reír), es la fealdad que
resulta de una aspiración ·0 pretensión fallida.
El efecto del ridículo es hacer reír ante el contraste de la aspira'
óón y de la pifia, de la idea y los medios empleados para realizarla.
Lo COMICO es todo aquello que hace resaltar 10 ridículo. Tanto
' / 1 ' I 11" •
mas cornlCO sera un actor, tanto mas cornlCO un samete, cuanto me)or
ponga de manifi'esto lo ridículo de las cosas.
Don Frutos de Calamocha en El pela de la dehesa, de Bretón de
los Herreros, es un 'tipo cómico, porqu,e él mismo hace resaltar las
"
simaciones ridículas que creó el poeta dramático (pueden leerse aquí
las escenas que se copian 'd e dicha comedia en la lección cuare.tlta, ,y
cuatro), Otro tanto puede 'decirse ,de don Bartolo, tipo cómico de' El
j

..;.. .'.....
'
I
El artista literario . Sus dotes 43

médico a 'Palos, de Moratín, y de otros personajes de buenas com edias.


Si se exagera lo c6mico resulta If! grotesco.
H acer reír con arte, asunto es de grandes ingenios, ha dicho
Cervantes.
EJERCICIOS PRACTicaS. - Pueden leerse fragmentos literarios en dQnde resal-
, ten episodios feos y monstruosos (en el sen rido explicado) para que los alum-
nos apliquep a ellos la teoría de esta lección: v. gr., en El moro expósito, del
I duque de Rivas, el cuad ro en que Giafar presenta a Gustios Lara las cabezas
de sus siete hijos; la descripción del Palifema, que ponemos más adelante; la
. descripción dd perro flaco con que comienza Guillermo Valencia su Anarkos;
f, , la escena en que se: obliga al tirano Gessler a disparar una f]echa por Guillermo
T ell sobre la cabeza de su propio hijo, en el famoso drama de Schiller; las
pinturas de Diógencs y de Villamelón en Pequel1eces de Coloma, S. J.; las
de Cachana y Canijo en Ranoque; la de Corvino en Fabiola, de Wissemaoj '
la de variós tipos de F ernán, etc. Hágase ver lo feo (el \' icio) castigado, v. gr.,
en El Burlador de Sevilla, en el capitán ahorcado por El Alcalde de Zalamca;
en Segismundo vuelto a la torre, de La vIda es sueño, etc.
, Siendo Don Quijote UllO de los ti?OS más gravemente ridículos que ha
creado la fantasía, eJíjanse algunas aventuras, v. gr., la de los mol inos de
viento, la de los batanes, la de los carneros, y hágase notar el fracaso , la ridi-
culez de los tipos. Apliquen los alumnos por sí mismos a uno de esos capítuios
la doctrina de esta lección.
RE CONSTRUCCION SINTETICA. - Pruébese con hechos y ejemplos que se da lo ,,
feo H~i co y moral (25). _ Ddínase lo ieo como lo contrario de 10 bello (26).
F.xpJíq ll e~e cómo y por qué nos agradan cosas feas. Cuándo lo feo de suyo,
parecerá hermoso. Hágase ver en el fragm ento de Tersi tes (Ilíacla) . La maldad
moral, como el suicidio, ¿ puede ser de 5UyO bella? (27), - H ágase ver en al·
gún modelo en qué consiste 10 ridículo. Elementos que lo integran. Definición
que se deduce. ¿Qué es 10 que produce 10 cómico? (28). - ¿Tiene usted algún
ejercicio hecho sobre los tem as de es ta lección?
í,
LECCION V
!
• EL ARTISTA LITERARIO - SUS DOTES
29, H emos dicho (número 4), que en las artes bellas no basta
el mero conocimiento de las reglas, sino que se requiere la llama del
genio, esto es, naturaleza artística. Con ésta tendrá el que con vocación.
• de artista se siente, la aptitud o la facultad de realizar por sí mismo
J
obras de arte, previas las reglas indispensables que encaucen sus natu-
rales disposiciones para el arte, y le den la habilidad técnica, o sea el
conveniente uso V maneio de los materiales o medios exteriores, como
son, Y. gr., el lenguaje, el color, el pincel, el escoplo, etc.
Pues bien: ciñéndonos 'al artista literario, tendrá naturaleza artís-
tica si nació con fp,cultad de concebir, de sentir y de e,-xpresar la
belleza por medio de la palabra,
Es deci r qu e, además de todas las facu ltades indispensables para
toda obra intelectual, prerl'equiere el literato, en más alto g rado que
el vulgo, inteligencia, imaginación y sensibilidad estéticas.
,.
" ....
' 30, Va!i¡os a" con~cer eStas. tres' fa¿Jltade"'y 'obs&varsus diferro, .,
cias ca~acterísticas en tres .compOsitione.s.. de .ties ' dist~t9s artistas,.fiú> ",
rarios, cada uno' de los 'cuales' eXpresa la belleza de un mismo. obi~, "
de una tempestad terr.stre; inf(uído -por la . prepondera!lcia de una de
esas facultades. Fácil será .después· dar la defillición de ellas. .
Léanse con en.tonaci6ri y sentido las treS -·siguientes descripciones-:
. .. , . " . '"::. '., .... !
- ,
l' - LA TEMPÉSTAD • ,', .
por FRAY LUIS bE LEaN 'l .
¿No ves cuando acontece
turbarse el atre todo en d verano,
l , .-
el dia se ennegrec.e,
sopla el gallego ,mano, .-
y sube hasta ti aeJo el polvo vpno?
y entre las nubes ' mueve
su carta Dzps~ ~tgero v~ reluciente. •
,horr,ble sqn conmue,.fJC,
relul1~bra tl4cgo ardiente,.
treme la tierra, humillf#.c la gente.
LA llUVIa baña ei techo,'
endan largos rlos los collados;
su trabajO deshecho.
los campos anegados
mU'an los labradores espanta30s.
"

2' - LA TEMPESr AD
por J. E. CAllO
¿Por qut del sol .rad,ante
d~ súbito entre nubes tenebrosas
ocúltase d, semblante? . <

AsJ al astro yo he tltsto. en occidente


ni dISCO de oro ráindo v~/teando -
por d espaCIo vago V relucIente, ..
y su faz 'sePultando
en d confín 'remoto lentamente
hasta 1Jueat fin , a un ' /Junto reducido
S~ hunde vdoz. tras la glorIOsa ,a ma,
,que a lo l~os · de m~e ctrcuido
en el , ~iátano azul yergue el T olima. . ','

Mas en d alto ctdo,


Cuando ~aún no completó su combo vueJo •
. ¿por qué sorpr-ende' al sol noche Importuna?
. Con alas . pavorosas .
-'.
la horrIble oscurIdad se c$.uct}de, crece,
r al mundo entre tlnteblas espantosas
,,
al pnmih.va · horror VO/VN poua.
,- .' .
l' En la oda A Felipe Ruiz.
, , .

"
. ,. • •

El artista literario . Sus -dotes 45

¡ Ay! cual silbando por el bosque umbroso


el huracán con tmpettl tremendo, .
hojas y troncos , "celOS sacudiendo, •
la tierra barre rápIdo y rUIdoso! .
Gigante' de las selvas que -/os golpes
r,
,
de cortante segur burlado había,
y en cuya altIVa Iren~
la rueda de los años Impotente
tu giro Igw.lÍ, e~ern a rev olvía:
hoy de los timbundos aqutlones
,
, al rudo choque, al renovado empuje
triste rechina y est1'ldente cruje.
f El cierzo frío pot' los monUs ruge;
•• ya con largos silbtdos

~
,
entre las ramas desatado muge,
ya con sordos zumbidos
arrastra impetüoso
i cuanto a su esfu~rzo y rápida carrera
,.y oponerse qutszera.
(
,
Como cóncava bomba
que muerte y destruCCIón pérfida enCIerra,
y reventando en enemIga tierra
con estrago terrífico rtmbomba:
d~ cumbre a cumbr~ ro eco tremebundo
retumba el trueno con fragor profundo
: y el espanto derrama
por los mmensos ámbitos del mundo.
. . , . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . .
. .
i
D~la preñada nube
!
¡, con horrísono trueno
dispárase el gramzo, V r~surtiendo
4e nuevo dl ezeio estrepItoso sube.
; N o con mayor VIolencIa en otros climas
I " desátanse torrentCJ I I

, > que al hondo valle ruedan agitados

r-, de la cumbre de altíSImos collados,


que en torno CIñen hIelos mclementes.
¡Piedad, ·buen DlOS, pIedad! El trueNO ronco

torn6 a bramar, y el rayo anunazanu


que en su líVIdo curso alumbra el monte, •
cruza el ancho hOrlzonte
con gIro tortuoso y ondean te .
. .. . . . . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . .. . . . .... . .
El hombre confundido

presencia el espectáculo sublime
que anuncia al Dios qu~ en el empíreo mora;
su nada reconoce, cae de hinojos,
y elevando los ojos I
Qj Sér eterno reverente adora.


. 4~ Lección V

3', - LA TEMPESTAD,
por DON JO SE ZORRILLA

¿Qué quiet-cn esas nubes que con furor se agrupan


• del aire transparente por la regi6n azur?
¿Qué quieren cuando el paso dt su .vacio ocupan,
dél zenit suspendie~do su tenebroso tul?
¿Qu¿ instinto las arrastra? ¿Qué e¡eneió las mantiene?
¿Con qué secreto impulso por el espacio van?
¿Qué sér velado en. ellas atravesando vi~e .
sus. cóncavas llanuras que sin lumbrera est4n'
¡Cuál rápz'das se agolpan! ¡Cuál ruedan y se wsanchan
y al firmam ento trepan en lóbrego montón.
y el puro azul del firmamento manchan
sus misten"osos grupos en torvB confusión!
Resbalan lentamente por cima de los montes;
avanzan en silencio sobre . el rugiente mar;
los huecos Qscurecen de entrambos horizontes;
el orbe y las tiniebla.s ba;o ellas va a quedar.
La iun~ huyó. al ml-rarlas; huyeron las estrellas;
su claridad escasa la inmensidad sorbió; ,
ya reinan solamente por los espacios ellas;
doquier .re ven tinicblas mas tirmame1lto no.
J I

.. " " " " " ... " " . " " . "" " . " " " . " " " " " . . .- "
" "

¡Las nubes solame~tel Las nubes se acrecientan


sobre el dormido m undo! ¡Las nubes por doquier!
lA cada instante que. huye, l~ lobreguez aumentan,
y se las ve en montones sin límites crecer!

¿Qué brazo las impele? ¿Qué espíntu las guía?


¿Quién habla dentro de ellas con tan gtgante voz
cuando retumba el trueno y q4ando va bravía
rugiendo por su vientre la tempestad veloz?

Acaso de su carro tras "la lUCIente rueda ,


con impotente zaña caminará Luzbel;
y porqtu: allí cegar/e su resplandor no pueda ,
agolpará sus nuiJ.es entre su glorza y él. •
Y acaso olguña de ellas será la formidable
qu~ circund6 la mmbre del m onte Sinaí,
• en tánto que er ardiente misteno impenetrable
que iluminó al pr.ofeta se ferme nta~a allí.
Acaso será alguna la que verti6 en Sodoma
en inflamadas ¡ue1ltes la cólerq de Dios;
acaso será alguna la que en los mares toma *
las aguas de un diluvio que le acompaña en pos"
¡Señor, yo te cotlOZCO! La noche azul, serena,
me dice d esde !c;as: <Tu Dios se esconde ullb;
I \ pero la noche 05curo, la de nublados llena,
me dice más pu;ante: «Tu. Djos se acerca a. ti~ .

,
- \
,
-.
El artista tiwrario. Sus dotes 47

Te acercas, sí; conozco (as odas de tu manto
en esa ardiente nube CO Il que celiido estás;
el resplandor conozco de tu semblante san to,
cuando al cruzar el éter ,'elampagueando vas.
,,
COll0ZCO de tus pasos las tntmibles huellas
del repentino trueno en el crujiente SOll;
las chispas de tu carro C01l0ZCO en las centellas,
tu aliento en el rugido del rápIdo aquil6n .
,

¿Quién ante ti pat'ece? ¿Quién es en tu presencia


más que rma ansta seca que el VIento va a romper?
Tus ajos son el día, tu soplo la existencu¡; ,
tu alfombra el ¡ú'mamento; la ete17l1dad tu sér,

¡Sefiol'! Yo' te conozco, mt cOl"az6n te adora;


mi espíritu de hinojos ante tus pies está;
pero mI le1Jgua calla, porque mi lengua ignora
los cémicos que llegan al trono de Tehová.

31. ¿Qué
, se observa en el examen comparativo de estas tres com~
pOSICIOnes:
Las [res describen el mismo fenómeno; pero ¡qué diferencia en la
ejecución! Fray Luis de Le6n en tres solas estrofas presenta gradual-
mente el principio, el desarrollo y los efectos de la tempestad. El aire .
que se turba, la oscuridad, los remolinos de polvo. el trueno, el relám-
pago, el pavor, el turbión de agua, la inundación ... y todo esto con
precisión de frase, con ahorro de palabras, con rapidez de imágenes.
Es decir, que sin detenerse, ante el torbellino impotente de 'la tempes-
tad, en amplificaciones fantásticas y subjetivas impresiones, toma de
su paleta los más arm6nicos colores, y dibuja con tres pinceladas toda
una tarde tempestuosa. Más que la imaginación . amiga de pormeno-
res, más que la sensibilidad, ansiosa de expresar sentimientos, que
son sus actos, impera aquella:
FACULTAD ARTlSTICA, que descubrie1Jdo los elementos de belleza
latentes en los seres~ los expresa con sobriedad de imágenes y con
equilibrio templado qe sentimientos.
Pues esta facultad artística es la I NTELIGEN CIA ESTETICA.
32. Esa facultad no falta en la descripción de Caro pero no es
la predominante: la visión del primer fenóm eno de oscurecerse el sol,
trae a su fantasía el ocaso del astro tras el Tolima, y lo describe. Da
alas a la oscuridad que se extiende; ve el furor del huracán y se acuer-
da del árbol secular a quien combate y derriba, Oye el trueno, y su
fantasía lo pinta despeñándose de cumbre en cumbre, y a su eco sacu-
diendo los quicios del mundo. La fuerza del granizo trae a su mente
48.
,
los !mpetus de! torreÍlie.T~o · cl ~péctáfulo le remonta a Dios, le '·
recuerda su nada. Es que dOmina ::tquí: .. ,. ~ '- 4.

LA IMAGINAClON ARTiSTICA, . o sea aquella facultad eltética que da


vida y viste de color a .!Ol objetos, y encuentra semejanz4S con qué
campat-arlos. · .
33. En e! ter,er modelQ, de Zorrilla, se notan también las d;"s
facultades estéticas anteriores, y más que la
primera, obsérvase la se-
gunda. Pero hay algo más, car.acferístico de esta poesía, y que es como
el espíritu que sostjene la ~rmaz6n de los versos y da vida a todas
las evocaciones y conjuros dé':la fantas!a. Ya el modo de comenzar y
de continuar preguntando, exclamando y dando ' sér vital a las nubeS ·
(figuras que llamaremos después ap6strofe, interrogación, ·exclama-
ción, prosopopeya) da a entender el espanto. y .adrciración que la
grandeza del fenómeno produce en el po.eta. Y como aquel que está
e~bargado por el terror inquiere la causa de sus sobresrutos y culpa a
cualquier cosa o persona"que la fantasí;:t alborotada le sugiere, aSÍ, ~te
los montes gigantescos o de .inflamados hornos los volcanes siento? -..
pregunta admirado : ¿Qué brazo las impele?¿Qué espiritu las guia?
¿Quién habla dentro. dé ellas con tan gigante va''? Y expresa: <;<ln,
tembloroso pasmo las ocurrencias, ricas de imágenes, que l;t ~tasí~
va creando. Y al fin, como .abrumado por el . peso de sus creaciones,
cae de rodillas an,te el poder de Dios que en la tempestad se mani-
fiesta, y prorrumpe _su lira en 105 afectos y séntimientos q~e. hierven
en s,u pecho. '
Esta manifestación de afectos ante e1 fen6meno no aparecían ni
en León ni en Caro. Porque en la poes!a del primero dom.i naba la
iT!teligencia eilttica, y en el :segundo la fantasla ar.tistica, al paso que
Zorrilla da extensipn más bien a la sensibilidad estética, que podemos
ya definir. . _.'
L~ SENSIBILIDAD. es:- la facultad tanto ~e. impren.0?ars~ an~e lq; be~lC!
que el' poeta tiC y nos descubre, como de comumcilr a lqs demas S~!
impresiones 2.
EJERCICIO PRÁCTICO. - El profesor hará ver estas facultades artísticas en
otros modelos, exigiendo . composici6n analí tica.
Los modelos pudieran ser el soneto de Argujjo LA T empellad y la" t:a/ma;
la descripción de la tempestad de Virgilio (traducción de M. A. Caro); las de
Núñez de Arce en Marula y en La pesca; Las rocas d~ Suuca, de Fallen; En ,
una tempesUld, del cubano Heredia; Una temputad d~ noch~, dd mexicano
J. Pesado, y otras por destilo.
U 2, Presuponemos el influjo superior que la voluntad ejerce sobre la sensi-
bilidad,. bas~ el Pllnto de que, sin el imperio de aque~Ia potencia espiritual,
las pasiones son y permanecen indiferentes. El H ombre Dios, que en Getse-
maní S!!71tt: l'OP1;lgnan~a y miedo de padca::r, sobl'cpune pocos ,instantes des-
pu¿s la voluntad ' a la sens~bi.lid:a'd humana, y sale decidido al encuentro de sus
enemigo'$'. (Cf. Longhave~ Théorje des belles-?~ttr~s, chapo 1, 'par. 2!l). ~ . ' ..-

-,
, ~
, . "
#J-
, ,
'1

,
El artista literario. Sus dotes • 49
"

. 34. ¿Qué diríamos ,del literat9 en cuyas obras campean arm6ni-


cas ésas tres facultades de modo extraordinario y en grado eminente?
" He ahi el GENIO. Ese hombre tendría, poc"consecuencia, poder de crear
obras de arte, en las que iría impreso el sello imborrable de la origi-
nalidad y de la grandeza, Su influencia en el tiempo y en la poste-
ridad sería manifiesta.
¿Ha habido en el mundo literario tales genios? Altlsimo poeta
llamó Dante AJighieri a Virgilio, y a la altura de los genios ha levan-
tado la fama a lüeratos tales como Homero, Shakespeare, Goethe,
Cervantes, Lope, de Vega, Calderón de la Barca ',
Milá' Y Fontanals' ha dicho mu y bien que . el genio artístico se
compone de la imaginación y de las facultades morales e intelectuales
en alto grado, puestas en conveniente equilibrio y enlazadas en un
todo único ).
Pero si en las literaturas de todas las épocas y de todas las na-
ciones no abundan los genios, sí suelen brillar muchos talentos e in-
gemoso
35, El talento, sin el poder creador extraordinario y sin 'el sello
de ,o riginalidad del genio, produce obras de arte, fruto de un buen
equilibrio de facultades artísticas.
No hay obra literaria, q ue tal nombre merezca, que no sea hija
del talento. Pero hay obras, modelos en sus diversos géneros, en donde
campea la fuerza del talento de modo singular, y en las que se ven
brillar chispas de luz genial, es decir, pensamientos que, por su pro·
fundidad, novedad, energía o trascendencia, son dignos de un genio.
Suelen llamarse golpes geniales. y se encuentran en los buenos poetas,
en articulistas de nota y en muchos oradores. •
Escójase algún fragmento de lectura comprobatoria entre los que
van más adelante.
36. Léase, en cambio, el siguiente trozo de un artículo de Selgas,
, y se verá en él, más bien que talento, I NGENIO, o sea, agudeza para
hallar relaciones artísticas entre las cosas 5 .

... '
EL AIRE

Hace dos días qu e circula por Madrid una voz pavorosa, cuyos ecos re.
suenan en todas partes y a todas horas.

s Los señorl.':s profesores deberán ir dan do noticia de los autores y obras


que en el texto se vayan mencionando; 10 cua l, al paso que de erudición amena,
serviría para que fuesen los discípulos adquiril.': ndo nociones de historia literaria,
que perfeccionarán en el segundo curso de litera tura .
.., . 4 Pn·ncipios de teorFa estética y literaria.
. 5 «El genio gusta de la sencillez, el ingenio gusta de las complicaciones».
ha dicho Lessing.

4~LlTEltAn:= RA' PREC EP TIVA



50 • , úcdón V
I
Como si quisiera, ser inteligible a -todas las capacic:!ade,;, se apresa , en todos
Jos tpnos; desde el silbido ~ás sutil hasta el trueno más profundo; desde . el
quejido de un niño hasta el murmullo de un pueblo. ,
Madrid parece ser en estos >momentOs Un órgano que respira a la vez por
todos sus huecos. .
Los agujeros de las cerraduras, las Junturas de las puertas, y los claros de
;.. las persianas, exhalan J~ notas agudas. Las torres, como f!autas enormes, dejan
escapar sonidos vagos que hace dulces y sonOfOS el bronce de la campanas.
En las bóvedas de las iglesias, en las galerías ' de los palacios y en los ca-
ñones de ·las chimeI\ea5 renunb!lD sus acentos rODCOS y profundos. •
Al mismo .tiempo galopean las puertas abriendo y cerrando sus d'Obles hoja:s~
como dos manos que aplauden; los cristales palpitan dentro de sus cárceles
de madera, como si quisierao saltar en pedazos, y las copaS de los ' árboles se
doblan y enderezat;l alternativanie,nte como si marcaran el compás de esta ·
monstruosa sinfonía... ' ,
Estamos bajo el imperio del huracán.
Apenas se presenta en público, todo el mundo echa mano al sombrero. El
que no saluda de esta manera, queda descubierto en el acto.
No se le puede mirar cara a cara. Lleva delame una nube ' de polvo para
cegar al temerario que quiera fijar en él sus ojos.
La gente corre en todas partes, em(?ujada por su voz invisible ...
He aquí el ruidoso acontecimiento que todo lo agita en estQS días. ¿Qué
hacen las autoridades ante ese enemigo del xeposo público? .
Cerrar los ojos y bajar la cabeza, porque la constiNción no puede nada
" con la natur-aleza.
Para el agua se inventaron los paraguas. para el fuego las bombas; pero el
aire no ha:y nada que lo contenga. ,
Estalla ¡un incendio y allí acuden las autoridades, los bomberos, los agua-
dores,.1a policía, los vecino~. Ocurre una inundad6n. y alH acuden también las
autoridades, los pontoneros; se improvisan barcas y se conjura el peligro.
Pero se desencadena una borrasca, y todo ,el mundo se .deja arrastrar por el
viento que sopla. .

También entra por los ojos. " .


Cada uno tiene su aire. Por el aire se ·conoce a cualquiera. Es preciso ver
para sentir el atractivo del cuerpo airoso.
Su ausencja 'es muchas veces tan. terrible como sus Ímpews. Todavía no sé
a quién se debe temer más, si a un hombre · airado o 'a una mujer desairada.
La parte más bella de la arquitectura se desenvuelve en sus espacios. Sin
ellos no se· podrían fabricar los castillos en él aire...
¿Qué hay en Madrid? Aire. '
Ráfagas que se cruzan en todas direcciones.
Nadie piensa en ir a un punto determinado. Vamos donde el viento nos lleve.
ESlamos como íos di,amame5, montacas al aire.
Reina uha inquierud 'imposible de describir. Por arriba sopla el viento de
la adulación; por abajo. 'el viento de la miseria ...
Tal es eJl·aire que serespira. ,
.• ¡Qué ' dichosos deben ser en Buenos Ahes!
Acercarse a la altura de los talentos e ingenios por medio del es-
tudio de las crcacioflClS inmonalcs de los genios y de las obras,. mo-
delos de buena literatura, he ahí lo que debe pretender todo el que
emprende el estudio de las bellas letras.


.' /
..
El artista literario. Sus dotes 51

Supuesta una medianía de facultades artísticas, puede todo candi·


dato literario, por medio de la ed ucación artística, tanto componer
obras de buen arte literario, como adquirir el gusto artístico para pee·
cibir la belleza en las obras de otros.
37. Esta educaci6n art¡stica comprende el cultivo de las faculta-
des intelectuales todas, pero más principalmente de las tres qu e com-
ponen la naturaleza artística : inteligencia, imaginación, y sensibilidad
estéticas (29).
Irá aumentando esta educación si se abren las naturales disposi-
ciones a todas las in;>presiones de lo bello que hay en la naturaleza
y en el arte; contelnplando, observando, sintiendo y seleccionando la
belleza de las cosas y de las almas, y sobre todo, leyendo y medio
tanda ' las obras de los genios y de los buenos autores, poniendo por
base las de los clásicos griegos y latinos, no para imitarlos servilmente,
sino para enriquecerse con los destellos de sus bellezas, y a esta luz,
producir obras propias y gustar las aj enas.
38. Es el g usto artístico un a consecuencia de la fina educación
artística. De acostu mbrarse a ver, a observar y a sentir la verdadera
belleza, se adquiere el sentido y el Ilúcio rectos de lo bello, de modo
qu e se sienta y juzgue bello no lo que pudiera parecerlo, sino lo que
objetivamente 10 es .
D e suyo, tanto más gusto artístico tendrá uno, cuanto más vivas
y equilibradas sean en él las tres facu ltades artísticas. La fantasía
pondrá delante y de relieve lo bello; la sensibilidad hará percibir y
sentir esa belleza; y la inteligencia estética discernirá si son vislumbres
de aparentes bellezas las q-ue tal vez pudieran presentarse con ful-
gores de verdadera hermosu f'a literaria.
Síguese que cultivando estas tres facultades por los medios indi-
.caclos, se cultivará a la par el buen gusto. y por tanto. el criterio que
llaman calológlco. o sea, el acierto en los juicios sobre el valor en las
obras artísticas, y por consiguiente de las literarias.
L a aplicación sobre todo de la in teligencia estética es tan indis-
pensable para adquiri r el buen gusto, que de la falta de ella proviene
casi siempre la ausenc ia o perversión de1 gusto. Y es que en las per-
cepciones y juicios influyen fáci lmente los sentidos, y más todavía, los
afectos del corazón , de cuya preponderancia sucederá qu e se tenga
por bello lo que no es SinO agradable .. , '.

MartÍnez de la Rosa escribió acertad amente en su arte poética: f

Mas no con breve ajá1z, livianamente


BUEN GUSTO adqulrtréis, que tÚ lo prestan
los áridos preceptos,

G Cf. Jungmann, La belleza y las bellas artes, t. l~, c. XIlI •



(. ! · .: , :iccoi6~) v -- . .
.1 -:
.,
. - ni el. sutil 'raciocinto ' d( l~ má :te':
r .con MODELOS bellísimos ilutrido' , ,.
.. , 'fórma;; lentamenu,· ..
··cuo] con ~;púsica acorde ' el fin,? oído;
menos '1tlzga qU( ¡iente,
llatura/ nos pgrec.e, no at/qutrido, ,.
y a la _'gt:ata beldad acostumbrado..,
'por instinto' condena cuanto advierte ,
que disgusto le' causo, eh vez ' de agrado:

No' lo viciéis, y mal s~gura guía


.,
>

-seg'!.id ~u, ~oto, oh ;6vqu:s .JJisptl;fJO!;,


de ,grielJo.s y "romanqs .
estudiad los mod.e/os noche ' y dia; .
,y no apartéis ;amás de la memoria
-que asi lograron . tan sub7ime gloria
nuestros , t:Zustt:t!s "vates, ca~tellan os.
. .
· ~" -·'·'·"··· ·· · · ,; · 1 · · · "··'·· · ··'··· ····
.
, Seguiif, seguid !te e;emplo: de m em oria
ms versos aprended; y ' rep.,etidos
cien veces y otras. ciento,' .,
, -el alma , a}i~lOnad .a su belleza, •
y el gUIto y los oldos ,
a. St~ grato sabor y dulce acento. ", .....
-

_ Mas si ' del -(n'opto genio envanecidos;


desdoro y menguo reputilis acaso
. , por tan claros varon,es conducidos,
". seguir _Sf1.s huellas con seguro paso
, y preferís que' os 'abra im;ierta vía
la: osada fantas,ia, ~ , ;
ffl lo siguit:n-u: _edad. de lo~ empeño
el esca,mlento ved; ensalzó ufana
al ingenio sutil, "ataviado
con brj(Únte oropel 'Y pompa vana;
cual rey dt: farsa, con fugaz J:mp~rio
viólt: reinar triunfantt: y aclamado;
ffltU confundido .al fin su orgullo necio,
la raz6n y el buen gusto
su pompa víZ ' miraron con dú precio.

" .38 bis.. T ooavía, p.resupuestos nattlraleza, educación, gusto 'y a un


• •
genlP, necesitará el artist'a litet~rio de UD impulso actual para realizar.
en. un momento dado la belleza .por medio de la palabra. ,
'Ese ' impuZ!o Ir ext~río.r. er,e momento feliz, es la INSPIRACION •. Del
latín inipirare, soplar en~ los' antiguos la c.reían spiraculum divinuin, '
soplo de los' dioses; numen, favor de la dívinid'ld; Musa; diosa gue
inspirab~ 'al' qído del. pocla. En el rnorp~~o c:ie inspiraci6n'Jas fac,ul- , "1
tacles artísticas- se .act,h.ran, la belleza se pe_rcibe con mayor lvivtia,~ .la_
., ~xpresión
I .
es inás .fáci!
, ~ I
y. el.
-.
entusiasmo· se apodera. del alma,
~ I •

,., '

'. .
• ,'¡' • •

.. ~'.~
, "
.
,

'. Escuelas literarias



53

RECONSTRt¡CCION SINTETlCA. -¿Cuáles son las facultades que más directa-


mente influyen en el arte literario? (29). - Hágase ver la preponderancia de
esas facultades en la descripción de una tempestad hecha pos distintos poe.
ta~ (Fray Luis de León, J. E. Caro y "29rr1l1a) , dedúciendo de este estudio
comparativo las definiciones de inteligencia, imaginación y sensibilidad esté.
ricas (30,31, _32,33). - ¿Cuándo un literato será gcmo? (34). - (Cuales serán •
obras de un talento? ¿Cuáles de un itlgento? Hágase ver en algún modelo (35,
36). - ¿Qué requiere la educación artísti-ca? (37) . - ¿Qué es y cómo se con-
sigue el gusto artístico en literatura? (38). - ¿Qué es inspiración? (38.bis).
¿Tiene usted hecho algún ejercicio práctico sobre los temas de esta lección?

LECCION
, VI ,

ESCUELAS LITERARIAS

G. PellislCT, eLe mouvcment littéraire au XIX


, L1BROS DE CONSULTA. -
sieéle;" 3me. édit., Paris, . Hachette, 1893. - Lanson , «H istoire de la littéra-
\
ture frafl(;aise~, llme. édit., Paris, Hachette, 1909. - F. Brunetiére, «Le ro-
man naturaliste», 2me. édit., París, Colmann-Levi, 189:1 - Id., «L'évolution
de la poésie Iyrique en France au XIX siecle~, 2 vol., París, Hachette, 1894.
Id., cNouvelles questions de critique», París, 1890, pág. 304, Symbolistes et
D¿cadenrs. - I. Lemaitre, «Les contemporains:., 4{l 'lIerie. _ Valera, eDeI
romanticisnJO en España> (obras completas, 1. XIX), Y «Nuevo arte de escribir
novelas'), t. XXVI. - H. Martín, S. {.. «Névrose ct poésiel> (daos les Etudes,
1898, t. LXXIV, págs. 145 et 338). - Galdberg, «La literatura hispanoamed-
) cana» (Trad. de Cansinos-Assens). - Men. Pelaya, «Historia de las ideas ,
estéticas», t. IV. - Cejador, Estudios preliminares a los tomos v'I, Vll, VIII, etc.,
de' «Historia de la literatura castellana>. - V. Pérez Petá, «Los modernistas», -'
1907. - Cansinos-Assens. «Las escuelas literariaS;" 1916.

39. Los rumbos distintos que para expre~ar la belleza van toman-
do los literatos, han ido formando diversas escuelas literarias.
y más estrictamente podemos decir que cada grupo ·más o menos
considerable de escritores que, coincidiendo en una misma tendencia
litert1;ria, adoptan el mismo sistema para realizar la helleza hajo la
influencia de uno o más predilectos autores, es lo que forma una
ESc,UELA LITERARIA.
Nos detendremos en el estudio de las más seguidas .. en la actuali-
,
dad, y son: la clásica, la romántica, la realista, la naturálista, la deca:'
dente y la modernista. •
40. Clasicismo. Dijimos en la lección anterior que el equilibrio
de las facultades artísticas, indispensable para el buen gusto, se con-
seguiría por medio del estudio y manejo de los autores clásicos. Ahora
veremos la raz6n: porque justamente el equilibrio de las facultades
intelectuales que concurren a la.eje~uci6n de una obra de arte, es lo
que constituye propiamente un clásicu, bien así ,como ' el equilibrio de
las fuerzas vitales es lo que constitu.ye un cuerpo sano .

."
,..

Un clásico lo es, porque en sus' obras cada facultad ~ se contiene
dentro delsus propias ba,rreras, sin que la imaginación 'nuble' la raz6'rt,
sin que la lógica cp ntenga los v~elos de la fantasía, sin que el senti·
miento usurpe sus derechos ál buen smtido, sin que el bum smtido .
enfríe el calor de los sentimientos, sin que el fondo se vea despojado
de los ~ncantos de la forma, ni la forma se lleve el interés que le
comp~te al fondo. Ordenadas así tod~s las facultades del artista, no
puede menos de resultar una elegancia smcilla y severa en la obra
literaria.
41. Es, pues, d cl~sicismo aquella escuela literaria q!fC tiene por
sistema (Jara realizar la belleza, la aplicaci6n serena de las facultades
art/seicas en la etecución de la obra. la profundidad nunca rebuscada ,
de pensamiento, la majestad sencilla de la frase y el empleo elega".
temente. severo del ornato, literario.
Pero como en armonizar la sencillez con la majestad y la galanura
con la elegancia, nadie ha supe,rado a . los poetas r oradores ' de Atenas
y de Roma, de ah( que se haya llamado a estos pueblos clásicos por
excelencia. . ,
Aventajan todavía -los griegos a los latinos en el mérito artístico
de' fondo y forma, tant.o porque la literatura ,griega, como más ,primi-
tiva, es más original. más natura) y menos convencional, como por·
que t:u todos los géneros literarios produleron ,los griegos obras maes·
tras y acabadas. Le6n XIII, 'clásico humanista modelo, dejó escrito:
«Los modelos griegos son tan excelentes en todos los géneros, que
no se puede: imaginar nada más correcto y acabado~ 1. Razón tenía
Horacio ~l aconse] ar a los jpvenes literatos de su t~empo: .

Noche 'y día


manejad los modelos de la GrecIa
, (Ad. Pison, 268).

Aunq'ue en la · tr;tdllCc.ión pierde mucho de su severa elegancia y


perfecci6n, léase aquí un trozo clásico, v. gr., La A4,.uerte d~ Réetar
(di la mada r; que se trascribe en la lección 39, número 371.
" Mejor intérprete de la elegancia clásica de su Eneida tuvo Vir·
gilio en el eximio humanista don Miguel A. Caro, gloria de las letras
de Colombia. Uase, v. gr., la descripci6n de las regatas (libro v).
42. Seudóclasicismo. Es el extremo vicioso del gusto clási¿o. En
.' su ~dmiTaci6Íl eXAgerada por las obras de la antigüedad clásica, es·
I
'1 Carta de 20 de: mayo de 1885 al cardenal Patrochi. (Anal. lur. Pontif'l
22{l serie, '1885. Col. 749-751) .

• ,
,
.,. J ...~
..;.
1 .\ ~...'i
,
.... " .

Escuelas literarias 55

critores del siglo XVII en Francia y no pocos afrancesados españoles


del siglo XVIII, en lugar de imitar la irreprochable forma artística
de la antigüedad, y de adoptar :iolamentc sus princi pios inmutables,
cortaron las alas a toda inspiraci6n propia y cristiana, sosteniendo que
se h abfa de seguir e imitar en todo a los griegos y latinos. De ahí:
19 L a proscripción de asuntos cristianos, nacionales y modernos,
que exigia el preceptista Boileau (Arte poética, 1lI, 81-92, 194-214,
235-242)"
29 La falta de originalidad, de verdad y de color local.
39 La imitación servil de g ustos, costumbres y mitologías an-
• tiguas.
4Q Que es lo peor, el sujetarse a tiranía de reglas hoy enteramente
inadmisibles como la de las tres unidades en el drama, acerca de las
cuales hablaremos en las lecciones sobre la dramática.
Imposible que la verdadera inspiración puJiera durar mucho tiem-
) po esclavizada con t3n opresora cadena. De ahí la reacción violenta
y excesiva del romanticismo.
43. El romanticismo. En sus princlplOS no fue más que una
protesta contra el se udoclasicismo, con la plausible tendencia de re-
novar las tradiciones cristianas y nacionales de la Edad Media. De
ahí el nombre.
M adame Stad llamó románti·ca, es decir, romanesca o novelesca,
a esta tendencia literaria, porque, en oposición al gusto grecolatino,
se había de inspirar principalmente en las tradiciones caballerescas
del cristianismo, qu e eran asuntos de las novelas o libros de caballería.
44. D esgraciadamente degeneró la nueva esc uda en una verda-
dera allaryuia dd arte:. En su afán por romper con toda traba y regla
clásica, erigiose en dogma la independencia del artista, llegando mu-
¡ chos escritores a traspasar los cánones supremos de toda ley, no sólo
estética, pero aun moral y natural. El arte por el arte (14) fue su di-
visa. Lejos de los románticos d equilibrio de facultades artísticas-; la
imaginación era la soberana que, si vestía de color y de poesía las
literaturas nacionales, las colmó también de inverosimilitudes, de ab-
surdos y de incoherencias, preparando el camino a las explosiones
abominables del naturalismo y del decaden tismo.
Con todo, cuando los literatos de esta escuela no se despeñan en
tales abismos, porque la inteligencia estética contiene las bridas a sus
ímpetus fantásticos y sentimentales, presentan obras literarias de
'} inspiración fresca y lozana, y ' desde luego más rel acionadas con la
civilizació n cristiana q ue las de los clasicistas.
Para que los discípulos vean la mezcla de desa~eros y virtudes
,
de esta escuda, ba~taría" citáries 't"los . ;~rso/ de Zonilla: 2; --. én q~~' .~on:·~ ,- ~. ",
fiesa lo laudabledeLroinanuéismo,· diciendo: \. : ~. .., •
'CriSti:Zn~- y ' /ipafloi; co~ fe-.y ' 'Stn' ~itdo~' .. /
cantei int rdi~ón, mI 'patria canto; '" '.
al paso. que recoñoce
. '.
~o versátil de su inspi~a~'
. .......
ió~, añ~diendó: .•...,
",

Alabo el. bien y Ja- tI~dad Imploro;.


mas d~spterto con otra tlentolera ,-
_r' • ~.:'
y el vicio ensalzo y /a mentira adoro ... . ,

Tal se .observa en algunas produccioJ;l.es de este rOIl1:ántiCo; I.pet;'o· .\


también es cierto que e! repertorio de Zorrilla esl en general _insp~r:i:do; "
~ris¡jano y nacion.aL (Lea e! profesor en clase, como ejemplos, "lgil: "
n,a8 de la~ ' composiciones niejores ,de este· ,poeta, v. 'gr., La, Virgen
al pie ae la' Cruz, A un AguiZa, El Angel Exterminador, .El Dufcé
Nombre de Marl.a; -de.). - _ . -,
45. Maspára' estudiar intult!vamente las virtudeS y - delirios - del'
romanticismo,' léanse en la clase algunos fragmentos de El Diablo . _ :
Mundo, de Espronceda 3. N6tase en e! an~lisis de este poemá la
inquietud y sobtesalto de! , poeta, tan onntrarios a la serenidad ' Ció: ,
Slea, reflejados en el hombre ya oaduro que:- -
,
¡TaJó ~s mentira y vanidad locura! l

Con sonrISa sarcástIca ~xc¡am6 :


y e~ ia nlla tonJando otra postura
de ,golpe el libro y con desdén cerró; .
16brega temputad su trente osCUra .
en remó/mos densos anubló,
" los áridos OlaS quemó luego
una sangr;tenta lágrima de fuego.
,
Repárese luego en la amargura y pesimismo de las ocIi" prime, ' .
ras estrofas, y el cambio inesperado y brusco con que se descuelga, -
diciendo: .
Todos más de una vez , hemos pCtlsildo
como el hombre ·VtC,lo. en c.(te¡ punto;
y mucho nuestros frculei':. han hablado
,'
y Séneca y Platón sobre el asunro:
yo por no ser proliio nt cansado
(que ya tmp!loCT}te a mI lector barrunto)
diré que al cabo, de pensar rendido,
tendiose el VIcio y .le q~t/ó do,"!»ido.
, , ~

. 2 . Nos fijamos' en Zorrilla y t':n Espron'ceaa para hacer ver lo que es la>és· tr
cuela romántica~ porque -dIos dos y .el duque de Rivas son tres ingenios qlfe
descollaron <:cuando la furia del romanticismo se PMeaba triun~ante por todá
la peninsu}a:.. (Cf. \latera. obras co.mpletas. t. XIX. Del Romanticismo) .. . ' .
3 Obras poéticas 'de losé Espronceda~ or-dena.d¡¡s por J. K Hartz~nbusch. ·
Paris. Dramard~Baudry, 1865. .l " :.... •

. . "..
'\

, ,
. .
p
'
.-
...... ~ . ,
.; . ,
"-
'.
I ,1, ,'T ..

\ .
O"~ •
'" "".
• ,.", 'l;'. •
. .
~ Escuelas literarias • 57'

¡, Sigue luego larga alusión a los críticos, confesando que:


t, canta
•t
I, porgue:
lo primero .que salta e1J

terco escribo en mi loco ' desvado


sin ton 1ll son, y para gusto mío .
su mollera;
, .

He aquí al desequilibrado romántico. Pero sopla la inspiración, 1

y prorrumpe después Espronceda en aquel cántico, lleno de armo-


nía y colorido, que empieza:
Salve, llama creadora del mundo,
lengua ardiente de eterno· sabér;
puro germen, przn'ctpw fecundo
,. qtie encadenas la muerte a los pIes. (Léase).

Sigue el canto segundo del poema, brillantísimo, pero sin en:


,I lace ninguno con d asunto ; otro carácter del romanticismo. En los
, siguientes cantos, cae de lleno Espronceda en los defectos más ex-
tremos del ~xag~rado romanticismo, a excepción ' dC;1 comienzo del
! canto cuarto que, siendo una descripción tan poética de la albo-
,I rada, se desvirtúa coh el humorismo romántico de decir:
,, y Ye50nando ... etcétera: que cr~o
.,.i basta para contar que ha amanecido,
y tanta irau mútd y rodeo
,- a mt corto rotender no es más que ruido ... 4.

Sintetizando lo explicado sobre el romanticismo, podríamos DEFI-


NIRLO con el diccionario de la Academia dicilendo que, su sentido en ,
más lato, es el carácter de la literatura informada por el espiritu y
gusto de la civil,zación cnstlana, a diferenCIa del de la literatura greco-
romana en la antigüedad gentílica. . _-
En sentido más estriCto, es el sistema de los escritores que no se
, ajustan en sus producczones a las reglas observadas en las obras que
se tienen por clásicas y forman autoridad.
, El romántico. ha dicho Valera, no escribe por arte, sino por ins-
\
• piraci6n. (Cf. loe. cit.). -
46. ¿ Qu~ lección práctica se ha de sacar del estudio intuitivo del
clasicismo y romanticismo?
Que la tendencia mejor es inspirarse en la naturaleza y en la vida .
propia, actual, nacional y cristiana, encarnando tales ideas en las for·
,I .
,, mas eternamente clásicas, tal y como de -Fray Luis de León dijera
Menéndez Pelayo:

4 Cf. T esorp poético del siglo diecinueve, ·por el P. Vicentc -Gómez Bravo,
S. J., t. 11, pág. 158, Madrid, Jubera, 1902.
,
5S úcción VI
"
" :
, "
Qu~ verti6 oficio vino en odres nuevos,
y la forma purísima projana
. labró con mano y corazón cristianos.

47. Los parnasianos (Gautier, Coppée, Sully'-Prudhomme, etc.),


son como la retaguardia de las fil!ls románticas. El error de su sistema
está en poner todo,
el valor de, la obra ,en' la, perfección de la forma,
hasta el punto de sostener algunos que las ideas les importan poco
6 nada. Tienen el mérito de haber contribuído valerosamente, como
los románticos, a. la renovación del lenguaje p6ético~
48. Realismo y naturalismo. Es muy ordinario confundir el rea:
lismo sano y artÍstic~, COfi. d execrable y sórdido' reausmo naturalista.
Hay que deslindar bien los conceptos y ' fijarse bién en los distintos
modelos. '
a) REAUSMO ARTISTÚx>. - Realismo es todo aquello que no sea
mero capricho de la imaginación, pura creación quimérica sin funda-
mento en la realidad. Ahora, pana que sea artístico, hay que observar
la naturaleza con las personas que en ella viven y los acontecimien~os
que en ella se .desenvuelven, para sacar ·de esos elementos reates la
belleza de la obra literaria.
El arte de la escuela está en ' depurar las bellezas reales dela
escoria de fealdad que de ordinario las acompaña. Es como aquél que
, queriendo ofrecer una cosa, quita antes el feo gusano que lal vez en
dla encuentra.
Véase un cuadro literario arrancado de.la realidad artísticamente:
)

, LA CHAMUSQUINA DEL TIO FRASQUITO

De malísimo humor- volvi6 aquella noche al Grand Hotel el tío Frasqui.


to... (',omenzó a desprenderse de sus accesorios componentes· para meterse en .
la cama; mas an tes, de pun tillas y ya en mangas de camisa, hizo un tercer
viaje de exploración a. la puertecilla sospechosa. El veci no parecía tranquilo,
y el tío Frasquito comenzó el viaje de vuelta dando largas y sigilosas zancadas, "
y tarareando muy bajo con pueril satisfacción aquello de las Hijas de Eva:

Tranquila está la tienta;


no se oye ni tm mosquito...
Quitase con grandes precau ciones la perfumada peluca, y calase pronta-
mente un gorro de dormir de forma piramidal, terminado en una bodita...
Media hora larga tardó.el tío Frasquito en desarmarse del todo; y cuando
en-vuelto ~ su largo catnis6n se dejó caer en la cama, hubiérase rucho que el
tío Frasqqito que se acostaba, era la raíz cúbica de] tío Frasquito que, relle.-
nado y compuesto, se exhibía .c:n todas partes.
A la luz de la palmatoria que sobre la mesilla de noche ardía, pú~sose a
leer, según su costumbre, una novela del vizConde de Arlincourt, para' conci·
liar' el sueño... La .primera cabezada del sueño hizole dar coo las narices en
la mesilla de noche, y el libro rodó por el suelo. Inclinose sin embargo a reco-
gerlo, porque el capftulo era interesante y quería -terminarlo.

,
-
,
Escuelqs literarias 59
1
, A poco, un fuerte olor a trapo quemado llegó a sus n-ances, haciéndole
incorporarse con sobresalto, temiendo los riesgos de un incendio. Miró a todas
l partes; nada se descubría por ningún lado que denunciase el voraz elemento,

.- y sin embargo, un tufillo a trapo quemado seguía dándole en las narices con
j progresiva persistencia.
Asomó la cabeza fuera de las cortinas del lecho; miró bajo la almohada,
entre las mantas, en la fosforera de porcelana que sobre la mesilla tenía ...
¡Nada! ¡Nada! Quizá había caído alguna prenda de vestir en la chimenea,
algún calcetÍn, algún pañuelo: ..
El tío Frasquito saltó fuera de la cama'" y corrió allí muy alarmado ...
i' ¡Tampoco! El fuego ardía en la chimenea moderadamente; la espesa grille me-
! tálica que la ceHaba no permitía el paso a ninguna brasa.
~' -¡Cosa más singularrrrrL ..
r ¿Sería quizá en el cuarto vecino, o en eJ · corredor de la entrada, o tal vez
) en el boulevar, algún incendio formidable que hiciera penetrar a través de las
,
, maderas sus inflamados miasmas? El no Frasquito corrió primero a la puerta
de entrada, a la de comunicación luego, y a la ventana por último, sin en-
1.
contrar rastro alguno de incendio, con las narices ' abiertas, olfateando siempre,
y percibie,ndo, mientras más se movía de una a otra parte, el alarmante tufo
más marcado.
" -Perno, señor, ¿qué se quema? .. ¡ Si esto parrrece cosa de magia!,
pensaba el tío Frasquito, en camisa, en mitad del aposento, con los brazos
cruzados, el cuello tendido, y dirigiendo a los cuatro ángulos sus narices di-
t latadas y sus ojos muy abiertos.
1 Pareciole entonces sentir un calorcillo alarmante en lo alto de la cabeza,
I y miró al techo.. ¡Nada tampoco! Volviose rápidamente, y un grito espan-
"!

1 toso se escapó de sus labios al verse frente a frente de un espejo... En él se


reflejaba su estrafalaria figura, cubierta por el largo camisón y coronada por
el gorro de dormir, en cuya punta brillaba una rojiza llamita .. . ¡Cielo divino!
¡Allí estaba el incendio! El miedo no raciocina nunca; y el que sintió el tío
Frasquito impidiole comprender que la borlita del gorro, se había inflamado
en la palmatoria, al inclinarse para recoger en el suelo el malhadado libro...
Perdió, pues, del todo la cabeza el pobre viejo, lanzase al timbre eléctrico,
corrió luego a la puerta pidiendo socorro, y aporreando después la de Jacobo,
gritó de nuevo:
, -Au secours! Au secours!
Abriase entonces la puertecilla, apareció en ella Jacobo revólver en mano...
lmposible era reconocer al tío Frasquito en aquel esperpento, y Jacoba no vino
a la cuenta, de quién era hasta que, tendiendo el fantasma hacia él los brazos
, abiertos, gritó angustiado:
! -jJacobo! ¡Jacabo!
f Este, sin comprender nada todavía, diole por pnmera providencia un gran
sopapo en la cabeza; y el gorro inflamado rodó por el sueJo1 dejando al

f
I
.descubierto
.
lllverlllzo.
una calavera monda y lironda, blanca y reluciente, como un melón

Fue todo aquello una grotesca eSi:ena de sainete acaecida en un segundo;


¡ y sin embargo aquella pequeña y ridícula trivialidad de la vida decidió para
) siempre de la suerte de Jacobo. . . (De Pequeñeces, por Luis Coloma, S. J.) .
¿Quién al leer este trozo no prorrumpe en expresiones como ésta:
jQué al natural está! jQué realismo tan pintoresco!?
, .
49. Hay otros cuadros realistas de no menos mérito arustlco, en ·
los que no todos los colores tomados de la realidad son tan selectos
,

¡
'.
y- depurados; p.ero "que, col<k~dó~ ~on . ar~¿'w :a ··.tiémp6"e~ l? "'ob(a'_'o~a'
, sirven de';contr~sté para que '~ ¡ná~- :esplartdezca lo: bello, ora. quedan' ,
éllosen si ' mismos embellecldos, ' haciénaolQs ' servir de 'castigo' yana:' '
tema de' lo feo (26): . . ' .
~: La misma literat\J.ra clásica, el .clásico por ..flptonomasia, Homero,
.y el ático Virgilio, nos ofrecen ejemplos de estos recargos' realistas,
.. " Véase la pintura de El Cíclope. ' ,"
, .Después de haberse , hartado de carne humana, y de haber bebido,
d dulce vino-que en abun<;lap.cia le"ofrecía UliS~.l ,sigue ,Homero así:
, ,

Dijo"y cay6 en e.l Suelo bocarriba,


y la go'rda ·cerJliz doblando, al punto ·
al sueño .domador de toda. cosa
cedi6 d nejando ~o'Pstruo. Le mlia
-de la e.n orme garganta · 'entremezc4ulo
é07l. carne humana el ¡¡quido Mar6nico,
y eructaba vencido pór d vino. ..
En la ardiente cemza hasta encenderla
metí la enorme· estaca y temerofo
de que el 'lIalpr a ,dguno le faltara,
, exhorté a mis dolientes compañeros.
Luego que ya la estaca estaba a punto, '
aunque verde, de arder, r ,eluda
C01! vivo resplandor. de ' la ceniza
ardiente retirela, y mis amigos

" . en m;: rededor de pie se colocaron;


un gran valor nos inspir6 algún numen.
Cogieron- ellos la aguzada estaca
)' det oio en él centro se la hincaron ,
al' elclope. y yo, alzado,' la.' movía
, con ,furia al red,.edor por la otra punta.
(De la Odisea. traducci6n de Baraibar)~

En ;erdad que hayaquí,brocbazos 'fuertes. Peco había que pin-


tar ' beodo a Polifemo, para que resaltase la vale"tía y serenidad de
Olises. Mas tiene ' bU,en cuidado el poeta de no recargar esos ,mismos
brochazos. . " \
Es deeir, qué el artis\a bien puede describir realidades en .\ 'de-
formes, con tal de qll:e si~va 'para dar máJ realce a lo gracioso, a lo
valiente, a lo 'tierno, '3 lo amable, a lo ridículo (segón el género lite p

rario), es deci"a lo bellp .. : -- .. ,


5610 así · se pu.eden tolerar ciertas descripciones' y ciertos realistas
pormenores; corpo 'los que tit ne Cervantes al fin dd c~pítulo xy;
(parte primera) de El Q,úiote, con el inte!lto, sin duda, de que por ' ,
ellos mejor ,ap~rezca lo grotesco de los dos protagonistas~
. -', 50~ - Hay, con ' todo, pormenores, hay realidades que, ·por .repug-
nantes o por obscenas, jamás .podrían ser artístic,,!. Y henos aquí ~ñ, el,
- ' . . '
, , .'
\

, "
• .'

I

r Escudas literarias

b) ULTRARREALISMÜ O NATURALISMO. - Es el sistema de aquéllos


61

\
.'
t que quieren hacer de la literatura y del arte en general una copia o
fotografla completa de la naturaleza, percibida no más que por los
f sentidos, con todas sus fealdades y bajezas; y hasta buscan de ~ntento
esas bajezas para fotografiarlas en sus escritos. Y como por los sen-
tidos no entran las bellezas religiosas y morales, claro es que quedan
exc1uídas del sistema.
¡A muy bajo nivel hace descender esa escuela el arte : a ser un
retrato, una ... kodak!
Vamos a traducir un fragmento de lQ más presentable de esta
escuela, para que, viendo por sí mismos los discípulos lo abomina~le ,
del sistema, cobren ya para siempre . repugnancia instintiva a seme-
jante degradación del arte.
Es de una novela de ZaJa: L'Assommoir:
Gervasia entr6 en su casa, bastante tarqe, acompañada de Lantiero. La
portera contoJa a gritos una · historia que al pronto ella no entendió. Por fin
I l1egó a comprender que el policía Poisson había traído beodo a Compeau (su
marido). - ¡Caramba! murmuró Lantiero, cuando entraron. ¿Qué hah hecho
r aquí? ¡Qué olor tan insoportable! En efecto, aquello apestaba horrorosamen-
te. Gervasia, que buscaba los fósforos, notó que iba pisando algo resbaladizo y
húmedo. Luego que prendió la bujía, se presentó a sus ojos 01 más delicioso
! espectáculo. Compeau había vomitado hasta las tripas. El cuarto estaba lleno
de inmundicias, la cama emporcada, la alfombra toda manchada, y hasta ha-
bían llegado las salpicaduras a la cómoda. A más de esto, habiéndose caído
Compeau de la cama a donde le había empujado Poisson, roncaba en el suelo,
en ·medio de su vomitona. Allí estaba tendido, revolcándose como un puerco,
con un carrillo embadurnado, exhalando apestado aliento por la abierta boca,
barriendo con sus cabellos ya grises el charco inmundo extendido al rededor l
de su cabeza.
-¡Oh, qué cochino! ¡Qué cochino! exclamaba Gervasia, indignada.y fuera
de sí. Lo ha manchado todo. Un perro no hubiera hecho otro tanto. No olería
peor un perro reventado.
Ninguno de los dos se atrevía a mOVerse del sitio, ' por no saber dónde
poner el pie. Jamás había vueho el Jatonero en tales trazas, ni había puesto •
la casa en tan asqueroso estado. Verlo así era un golpe demasiado fuerte contra
el poco afecto que pudie.ra sentir su mu jer para con él. .
Véase en este cuadro, de los mejores de la escuela, cómo baja a
pormenores nauseabundos, ' buscando adrede los vocablos más crudos
e innobles. Para razonar la repulsión que inspiraba Compeau a su
mujer, ¿qué necesidad había de descender a sel)lejantes detalles?
) Compárese la descripción de esta borrachera con la de Polifema. ¡Qué
diferencia entre aq uel realismo clásico y este ultrarrealismo naturalista!
51. y no se detiene aquí todavía Zola y su vergonzosa escuc;la.
Pasan al cinismo brutal, no s610 de copiar toda la realidad, sino de
ir precisamente a buscar 10 repugnante, 10 criminal y obsceno, porque
es obsceno y criminal.
. ,,,'
':"\ "
(>2 - I Lecci6n VI ·
- \


Son · Zola y los de S\l escuela, ha dich9 ·un crítico, 105- traperos de la rea-
lidad, que se co¡;nplacen en ir recogiendo los reta~os e .inmundicias que sirven
de estorbo' en la vía p6blica. Barbarie naturalista, escribe Menéndez y Pelaya,
c

. barbarie que, después de todo. no es más que 'urrá de tantas plagas con que
la Justicia Divina visita a los siglds y a las razas degeneradas, que pie.rden
h?sta el in stinto de lo bello, al perder el de lo \'erda~rp y ~1 de lo bueno IS.
Fúndase el naturalismo en el 'positivismo materialista, qud no
admite más conocimiento que sensaciones, ni m~s yoluntad que el
instinto brutaL Todas las obras literarias del natu,alismo son galerías
de monstruos con caras de: hombres; . porque no· .Jos , presenta como
so~ sino peores de lo que son, la bestia humana, del jefe de la escue-
la.; en .fin, vicio,_pornografía. ' .
Basta lo dicho para que los que comienzan la carrera de las le-
tras abominen para siempre de escuela tan inmoral y antiestética,
y crean rebajar su dignidad humana leyendo libros como los de Zola,
Balzac, Flaubert, Goncourt, Daudet, Guy de Maupassant, D'Annun~
zio, Huysmans, ~1érimée, Su¿, Jorge Sand, y e,n tre los españoles, De
Trigo, Pic6n, J.nsúa, Pérez' Ayala, Pardo Bazán y Palacio Valdés, y
novelas que como las qe Inclán, algunas de Pérez Galdós~ Blasco lbá-,
ñez y ·P. Mata, Nod, Zama~ois, Cambaceres, Hernández Catá, C.
Reyles, las de Viana, T. Micheleoa, Dominici, M. Cabello, y por
,. supuesto del antipatriota Vargas Vila ... vienen a reducirse al mate-.
rialismo, por más que en teoría no lo admitan sus autores .
52. El idealismo exagerado es el sislema opuesto al ultrarrealis-
mo, que, despreciando toda intervención de lo real, pone el arte en
la, fuerza de la inspiraci6n individual y en las creaciones abstractas
de la fantasía. No , hallando medio adecuado en las .imágenes vivas
para expresar sus ideales _ens'ueños, acuden al símbolo o· al conven~
cionalismo.
53. El decadentismo. És la escuda de aquellos modernos que
tienen por jefes a Pablo Verlaine y a Esteban Mallarmé, impprtada a
Hispanoamérica primero, y luego trasportada a España por el nicara~
güense Rubén Daría.
El nombre de decadentes se les lanzó al rostro como una injuria;
pero ellos hicieron de él su grito de guerra, aunque más les place el
nombre de simbolistas~ por preciarse de llevar en sus obras la suges- '
ti6n del símbolo. Como, aunque pasada de moda esta escuela, bulle
todavía en la ¡uv~ntud el entusiasmo por ella, veamos de estudiarla
algo detenidamente.
Sus principios te6ricos son:
19 No es objeto propio del arte literario expresarse con imágenes
trasparentes e ideas claras; antes por el contrario, la poesía, así· como
::; Estudio crítico sobre MartÍnu de la Rosa.

,
,

Escudiu liter.a,.;as 63

la música, debe causar impresiones vagas, indecisas, y por consiguien.


te, debe el poeta evocar fantasmas ' vaporosos, sumergiendo el alma
en una especie de dulce ensueño. El fin del arte -seg6n ellos- es
producir sensaciones.
2Q Los medios principales para producir este efecto son: 1, el sím·
bolo, y no claro y diáfano, sino intencionadamente oscuro; 2, hay que
elegir y combatir las palabras seg6n sus propiedades musicales.
A ese intento dan a las palabras y a las letras colores distintos,
refuerzan los efectos sonoros de la dicción con terminaciones desusa·-
das, construyen las frases sin preocuparse del sentido etimológico y
tradicional de las palabras, ni del encadenamiento de las ideas, sino
solamente del ritmo y de la melod;'; y en fin , rompen con las leyes
dd arte métrica y con los principios elementales del buen gusto 6 • .
54. Resultados prácticos a que lleva el decadentismo:
1. Afectación de fondo y forma, La falta de naturalidad y senci-
llez elegante en el decir fue propia siempre de todos los decadentis-
mos: del al~jandrino en la antigüedad, del culterano en el siglo die-
ciooho; aquél tuvo el prurito de la erudiciÓ'n, éste el deseo de novedad
fantástica. El simbolista refina la sensibilidad. El efecto es el mismo :
afectací6n. Sin la frescura, empero, de la naturalidad en la expresión,
por más que los decadentes cincelen la forma y den musicalidad a la
frase, no logran más que {Jores de estufa. rostros nada frescos y ju-
veniles, sino -avejentados y enfermizos, decadentes.
2. Inmoralidad, lubricidad, profanación. Es efecto natural del
empeño por causar sensaciones nuevas e indecisas. Las ideas diluidas
y veladas que casi toda obra decadentista vierte, son panteístas, seudo-
místicas, teosóficas, mezcla abigarrada de vocablos sagrados con las-
civos, contrastes exagerados de 10 pagano y lo cristiano; de lo ascético
y lo epicúreo, divino y humano. Bajo el slmbolo rebuscado bullen
sensaciones de determinismo, naturalismo de lo más crudo, erotomÍas
más o menos ficticias, incredulidad, rebeldías, satanismo. El mexicano
González Martínez, v, gr., y el chileno Pedro Prado, buenos poetas
por otra parte, bien confirman este resultado.
3. La extravagancia. Bien dijo Ferrari que esta escuela es «resu-
rrección de todos los refinamientos en él Josafat de la extravagancia~ .
i No os habéis fijado en muchos libros que hoy se' exhiben en vitrinas
y escaparates? Ved sus cubiertas. No son dibujos o pinturas de ros·

6 Cf. L'A udition colorée, por Su:írez de Mend oz a. De esta teoría se de-
duce que la pala bra aire, v. g r., tiene un color azul, qu e la voz triunfo es de
un color púrpura, que mujer es color de rosa, violb, completamente blanco,
abaJon·o de tonal id ad llegra. Emilio (Jo dijo Mallarmé) tiene color verde la-
lislázllli. Las solas vocales tienen tonos de color distinto: A negro, E blanco,
1 rojo, U verde, O azul.. ,
,
,
"
'l.
, . , .'
,
'" j ' -'. • ,',

:"tr05' r~gulares.< o de ~i~~tr;é~S r'¡X;rtad~s;" iIo es u~ · ároor, u~ edificio~ '


una puesta de' sol; . s9n .üpeas deSc9~ctacfasJ s;onfusas, qesproporciO-~
nadas, caprichosas, raras:" Son ':pinturas -'chillonas). antirreale$,~ fantás-::
Jicas, extravagantes. - '\ _ . . '.'
PueS no otra cosa" suelen. contener ' los versos" u obras literarias de ,: '
esos libros. ~od~ernisfás. , L~ cuestióri es,' egIDa dicen, '¿pater. dar', el: , \
gólpe ·con lo :aro,'y estrambótico, aupque . p~ra eso haya ' que decir .
incoherencia~,. patochadas, majaderías, barbaridades. y . cpmo lo bohe-
mio, lo p~irpista, lo enfermizo', h¡pocondríaco r: histérico puede ' coo- '
. seguir 'esos efect0s, bullen" ~as siquiátrica~ sensaciqries 'eq.. sus,. escritos.
Amado Nervo (mexicano) es u~o de lo~ poet.s de mas honda'
inspiración: qe la escüda'; y con tbdo, qué pena literaria da verle salir.
a .lo mejor con f{ases ~omo est~s dd gra?Zi~o en ,el hermoso P0e.JP.~ ·~
La h.erm.ana agua: ..
Hem~ aqui; oúenas tardes, mI" hermana la prader;..
-'Poeta~ buet;as tardes" Jábume ttI vidriera! ,~ .
." Soy ' diáfa~o y geométnco. !fflgO esmalte y blancura•
Tan finos y suaves como una dentadura .(!) . ~
La nt~eve es triste, el agua tur.buUnta. ' yo sin '
ventura, ....
. soy un loco de ata',,, tino tin, tin, tin!
.

Ef cubáno Julián del Cas~l, otro - d~ los- buenos maestros, se des--


cuelga con estos modos raros' de .. sentir:
... , -,
A mis sentidos lánguidos roba ' .
más que e.J % , de bosque tie caoóa
el ambiente. mferml~o de una alcoba
a la flor qt!c se abre ffl e! sendero ,
como SI fuese terrenal lucero
olvido por ,la 'flor de tnvernadero,
Nunéa~ a mI' corltz6n tatito ,enamora
el rostro vit-.gznaZ- de una ' pastora
como un rostro ~de regla pecadora.

. ¿Puede haber extravaga~cla más loca que pedir un abrazo_


caríbdico. mtenso, I
que estremezca las cuerdas del raquis
trocándolo en lira de aláxtco orfeo?

Pues véanse . ~stas degradantes extravagancIas del gIan Lugones


(argentino) en Odéliia: - ..
, A tu punzante sorna
de (tventurera aVISpa
la luna en locl} chispa
-de tus ojos, se tot:na.
Tu, gra_ClQ 'superfina
.. de un insinuante tufo,
al cefir,illo hufo .
que in~¡a ~u crino1ina. ,
, . .
,
, ....
Escüelas literarias 65

Arlequín mequetrefe
COIl mano afable y ¡tI~nga,
te- subraya su arenga
finchado como un jefe.
Pierrot borracho y máo
de 'vino y de berrinche
ante el fcJzz compinche
se araña el occipucio (l).

I
"

4. La oscuridad; e! hacerse ininteligibles a los demás y a sí mis-


mos. Es consecuencia de los simbolismos de que se jactan y de! fin ,
que se proponen, sugerir sensaciones, no nutrir con ideas. E:Nombrar
una cosa -dice Mallarmé- es suprimir las tres cuartas partes del
placer estético, el cual nace del gusto que hay en ir adivinando; el
ensueño Y, poesía está en sugerir>; de ahí el símbolo:
Rien de plus e1ler que la chanson grise
oie l'lndec7J au Précú se ;oint.

1vfas ¿qué sucede? Que los talentos y maestros sí dan con sim-
bolismos y mod.os d~ sugerir; pero los pedisecuos, a quienes la natu-
raleza negó las dotes rubenianas, no consiguen sino incoherencias
, inex,tricables, como estas · de uno de los no peores discípulos de la
escuela:
En el g,.ávido retrete los cerúleos palimpsestos

• ora ltíbricos ebullen, ara ltíridos y mestos .
gimen místicas saudades
o a los féretros de Hades
van .en flébil palinodia maldiciendo SUJ incestos .
• En tratándose de oscuridad por el afán de decir cosas inusitadas
dan cruz y raya los decadeQ tes a los gongorinos. Si estos tomaron
por 'la senda de la sutileza de las voces exóticas o metafóricas ininte-
ligibles, los decadentes se dan a la dicción más estrambótica e inco-
herente. Al jazmín llaman romanza de ·nariz; a la sangre, roja sacer~
dotisa; al gallo, amapola sonora; a la casualidad, clámide ilusoria; a
las burbujas de un pantano hipos de cristal; a las estrellas, pupilas
rojas de una inmensa negra; a la luna, anémica sublime; y otros de-
lirios tanto o más extravaga ntes y faltos de verdadera inspiración. Los
epítetos favoritos son: noches, tardes grises, lánguidas; miel roja del
beso, sueños blancos, luna pálida, nubes núbiles, manos enigmáticas,
febles, nostalgias azules, etc.
Ya veremos más addante c6mo para la elegancia en e! hablar no
hacen falta adornos postizos ni dijes de similor.
D e la rosa escribi6 e! P. Amias:
Sin adornos es ht:rmosa
bajo tr4.spounu velo:

5-LJTERATtHlA PRECEPTIV ....


"" ~cdci'lt v~ -.
, •

,• .1'l •
.• :.
, , '
\,
'.
JO.
,

'

. ,
" ~ . ¿De ,q~é putiréis la r Q,sa ",.. '-
me;or. ,tiu;.}a. visii6. el ' cielo?
.- .. ' ,
Peró bien: ' ¿'n~ .h,~ n coo'5'eguidó' la~ 'le.t~as ningún buen :,resultado
del decadtntismo? Justo) :s .consigna~ que; a pesar de los principios Y.
medios 'descaminados, ' los ,. m~estros ' (COQlO Rubén Darío,. Nervo, Gu~.
tiérre~ Ná'jera, Chocan.o, José .Asunción Silva, Rocuart, Casal, de la"
Vega, ))iaz· Mir6n, ' Díez ~~dlna, en cuyas poesías ' chispean 'siempre
. - lumbres de ingenio, han conseguido dar a la poesía y a\Ín á la prosa
, moderna, cierta sutil delicadeza 'y aristocracia señoril, a veces' 'una
. como' frivolidad alada t ensóñadora sugestión, además de la musi<;a-
lidad de verra, de <¡ue 'se ,tratará en la mhrica. Todo lo cual, siempre
'que se .('ontenga dentro. de los Hmites de las eternas reglas d,,' la belle~a '
de expresión, es aceptable y, muy digno de alabanza.
55. El modernismo. Rese;van algunos críticos este nombre ' para .:-
.los decadentes,
. masI no Con la. exactitud
. debida~
,

Modernista es propiamente 'él' movimiento literario que hacia isso


comenzó en Holánda, y que encierra en 'la exposici6n. de su sist~ma .
una ntezcla informe de 'las 'escdelas romántica, naturalista, parnaSi~na
y decadente. . , . ' . ,
Préciase el modernismo' literario de revolucionar la literatura, ac~- ' ~
tando del romanticismo la guerra al clasicismo; recibiendo de los na-
turalistas el positivismo materialista y la moral libr,e, cogiendo de' los
paroasianos el cincel pentélico de la :fprtna, y tomando de los deca-
dentes los modos de la expr~ión aéreos y efectistas. . .
Sus dogmas lundamentales son estos: la originalidad ', es todo; la
idéa . no es nada; hay que buscar .la .expresión~ de la .sensaCi6'n e im· '.
prcsián. . .... ' , ! . .

.- Lleva en sí eSta escuela el germen de la mlierte, al pegar que la


inspiraci6n y la elevación del pensamiento son el· 'alma de las Id ras. ,
He aquí por qué. hasta ahora 'no ha producido obra a,¡guna que' me- ,
rezcá servir de moddo. .

RECONSTltÚCCION SINTETlCA. - ¿Qué se entien.de por escuelas literarias?


(39). _ ¿Qué facultades requiere y debe mostrar el clásico? .(40). - ¿Qu~ 'es
~. d~sicismo? ¿Qué pueblos merecieron princip'a lmente el nombre ,de clásicos?
Muéstrense los d istintivos clásicos en algún ej emplo (41). - ¿Q~é originó d
seudoclasicismo y cuáles son sus principios? (42) . - ¿Qué roe primeramente y
qué vino a ser el romanticismo? (43-44) .-:- Hágase ver ~ta escuela en El Diablo
mundo: Definición sintética~ lata y estricta del 'romanticismo ' (45). - ~Qué,
lección práctica debe sacarse del estudio del clasicismo y r01!lanticismo? (46) . '
¿Qué son los parnasianos? (47). - ¿Qué es el realismo en general y 'qué. ne-
cesita para. ser artístioo?, Expóngase ante un modelo, v. gr., La chamusquina
del tío Frasquito (48), _ ¿Qué díce ustl"'d tfe los CU!ldros ceali(lta" como el del
Cídope de Homero! (49). - ¿Qué pretende ¿¡ naturalismd en ' el arte; yen '
qué se funda? (51J-51). - ', ¿Qué vi~ 'a ser el idealismo? (52)'. ~ Maestrós, .
, ' .
, •

.
'
• ..• -
,
, , Eloc'uci6n )" Estilo 67

principios y resultados prácticos dd decadentismo. Qué ¡ buenos frutos ha dejado .
en las letras (53.-54). - ¿Qué es propiamente modernismo, ' Y cuáles son sus ,
dogmasl (55), • , !

LECCION VII "


",
- ELOCUCION y ESTILO
...
-,
LIBROS DE CONSU LTA. - A. Albalat, «L'art d'écrire, e nseigné en vingt le~ons>.
1 Paris¡ A. Colin, 1899. - Id., «Le travail du style cnseigné par les corrcctions
manuscrites des grands écrivainsl>. Paris, A. Colin, 190~. - Id., "La farmatian , .
du style par !'assimilation des auteurs». Paris, A. Colin, 1903. - Verat, S. ¡.,
«Manuel de Liuératu rc» . Bruxeles. Société belge de Iibrairie, 1909. - Kleut-
g~n, S. ,., córs dicen di priscorum potissirnum przceptis et exemplis ilustrata>.
Taurihi, Typp. Peto Mariett, 1876. - Buffon. cDjscours sur l~ style,.. - G.
Lanson, «Cons~ils sur ¡'art d'écrircl!. Paris, Ha chett~1 ]890. - " Ruano y Corbo,
«Preceptiva literaria», 5" edic., Badajaz. 1922. - Mor~u, S. l., «Fundamentos
d~ cultura literaria», 2{l edic., Barcelona, Tip. Católica, 1912. - Azorín, «De
Gra nada a Castelar», en obras completas, lo XXVllI , 1922, Madrid. - Id., cLos
dos Luises 'y otros ensayosl!. Obras completas, t. XXVI , Ibid.

Instrumento artístico de la belleza literaria

56. Antes de entrar eh el estudio artístico de la elocución litera-


ria, hay que conocer el Ínstru~ento de que nos hemos de valer -para
la expresi6n literaria de la belleza.
Ese instrumento sabemos, por la definición de arte literario, que
es la palabra hablado o escrita,
, No hemos de estudiar aqui l ~ palabra aislada desde el punto de
vista lingüístico: eso es propio de la filología; ni tampoco 'desde el
punto de vista gramatical, por 'presuponer ese estudio nuestra asigna-
..
tura; ni tampoco en esta lección vamos a estudiar las dotes del le~­ •
guaje literario, porque esas dotes se irán aprendiendo en lecciones
posteriores.
57. Esta leccióri, preliminar al estudio de la elocución, ha de con-
I siderar el molde, por decirlo gráficamente, én que ha de vaciarse la
expresión literaria. Este molde o armazón, es
LA CLAUSULA, o sea, la reunión de palabras que forman sentido
perfecto,
"
Por eso se llama cláusula, del verbo latino claudere, cerr.a.r, puesto
que con ella se cierra perfectamente el sentido.
58. Componiéndose las cláusulas df' oraciones gramaticales o pro-
posiciones, cada una de las cuales es la e.."Cpresi6'n de un juicio, las
• ,


,
cláusulas serán simples o compuestas, se~n que consten ,.de un~ o ;-
niás oracioncs\ principales l. . :1

Las oraciones principales . se llaman miembros o colon~s (#>).ov)


las accesorias, incisos o comas (xóp.¡.w.) .
. E;cmplo: Lope de Vega, el genio más {ecundo. de la dramática,
fund6 en España el teatro nacional. para engrandecer su patria, cau-
sando la adiniración de propios y extraños.
Esta es U1!a cláusula (porque es conjunto dé' palabras donde el
sentido se cierra por completo). y es una cláusula simple, porque
consta de una sola oración principal o miembro, que. son las palabras
~uh!ayada5; las otras palabras sdn complementos circunstanciales ,0
~ncuos.

En cambio, la siguiente cláustlla de Fray Luis de León es com-


puesta de dos oraciones principales: .Los medos y los persas menearon
las armas muy valerosamente (1') l. enseñorearon la tieroa. (2').
Estas cláusulas compuestas pueden ser de dos modos: o sueltas,
si las oraciones se yuxtaponen' unas a otras, o periódicas. si van unidas
por medio de conjunciones, relativos o gerundios, v. gr.: eQuise
hablar, no pude, temblé. (Tamaya. y Baus). , Perdonaron los áspides
a Alcides, las tempestad~ a César, los aceros a Alejandro, las balas a
Carlos v. (P. Gracián).
Estas dos cláusulas son sueltas, o como otros dicen, cortadas. Pe-
ri6dica es esta del P. Rivadeneira, S. J.:
,
. En el cielo está en cuerpo y alma nUe5,tra Madre. alegra,ndo con- su vista
todas aquellas jaarquías de los ángeles, )' a todos los corfesanos y J,llórador~
del cielo, e intercedien~o por nosotros; y como fiel depositaria y dispensadora
universal; de todos los tesoros de Dios, repartiendo de ellos a los fieles; y roll
más larga mano a los que con más c~jdado le sirven y con más particular
devoci6n se 'le encomienqarí. •

Esta uni6n de miembros por gerundios y conjunciones, etc., fo.r-


• .
ri1~n ~omo un círcúlo de armonía qúe bien pudier~ irse descompo-
niendo en cláusulas sueltas.
59. Pero léase esta cláusula de Cervantes: «Apenas había el ru-
bicundo Apólo tendido - . por la faz de la ancha y espaciosa úerra-
las doradas hebras de sus hermosos cabellos {P); y apenas los pe-
queños y pintados pajarillos con sus arpadas lenguas habían' saludado \
-con dulce y melíflua armorua- la venida de la rosada auróra (~);
cuando el famoso caballero don Quijote de la Mancha -dejando las
ociosas plumas- subió sobre su cahallo Rocinante (3ª') y comenzó a
caminar por el .antiguo y conocido campo de Momieh (4').

1 Sabido debe ser for gramática qué es ·oraci6n principal y qué accesoria.
,
LOs profesores podrán 'recordal"llo a 105 alumnos; ..


,
,
Elocución y Estilo 69

Se nota que de tal modo se hacen depender unas propoSICiones de


otras, que el sentido queda en suspenso y no se cierra y completa
hasta la última. Pues esta y las cláusulas de modo anªlogo construídas
se llaman PERlODOS. Tiene dos partes: la primera en que el sentido va
subiendo y queda como en suspenso, y se llama- pr6tasis; y otra, en
que el sentido desciende y se cierra, que se llama apódosis.
Estudiemos el ejemplo propuesto:
Además de los incisos, que lleva cada miembro, y los notamos por
guiones, hay aquí cuatro m iembros o proposiciones que expresan otras
tantas ideas que mutuamente se completan para formar un todo. En
efecto, las proposiciones 3\1 y 4'" anu ncian dos afirmaciones que hacen
depender de la l' y 2' los adverbios apenas y cuando, pa·ra que el _
sentido quede cerrado y la idea completa. Las proposiciones, 3' y 4'
son pn'ncipales respecto de las circunstanciales l ~ y 2~. Son además la
3il y 4¡1. coordenadas entre sí por la conjunción, pues tienen ambas la
misma relación con la 1¡a,
Por tener cuatro miembros este período, se llama cuadritnembre;
período que constase de dos miembros sería bimembre; si de más de
cuatro, tasis o rodeo periódico, ..
Los ejemplos se encuentran con sólo abrir U ~l buen libro, y fijarse
en la construcción de las cláusulas.
60. Estructura de las cláusulas. Para que las palabras y proposi-
ciones de que se componen las cláusulas formen un buen todo, deben
estar convenientemente aj ustadas.
Este buen aj uste exige: A) unidad, B) claridad.
A) Unidad, esto es, q ue todos' los miembros de la cláusula se reúnan
, al rededor de un mismo centro. Entendamos este principio y deduz·
camas· sus reglas.
ll? ¿Os parece bien redactada esta cláusula?! «Cuando nosotros
levamos anclas, ellos nos condujeron a la orilla, donde yo fui saludado
por mis amigos, los cuales me recibieron con muestras de alegría~ .
No hay unidad. ¡Por qué? Por ese cambio de su¡etos que distrae
bruscamente la atención del lector. Corríjase esta falta poniendo un
sujeto que domine en la cláusula, así, por ejem plo: «Levadas anclas,
desembarqué y fui recibi dú por mis amigos con muestras de alegría».
2Y Los parén tesis (reflexiones intercaladas), así como prestan gra·
c ia y claridad a la cláusula . si son raros y oportunos, así también
rompen la unidad si son frec uentes y largos.
Oportuna y discretamente introdujo Cervantes el siguiente parén.
tesis: «Admirado quedó el canónigo de los concertados disparates (si
disparates sufren concierto) que don Quijote había dicho• .
En cambio, solamente puesta por Cervantes en boca del zafio
Sancho, puede ser admisible y oportuna la sarta de paréntesis que
. pone en el capítulo 31 de la parte II de El Qu;;ote :
;. , '
·1 " o" ......_ . ",

Convid6 UD ~idalgo .de .mi pueblo, muy :rico- 'y ~ pri11cfp-... I ·porque ~,enía de '
los Alamos de Me~ina d~l éampo,
l
que casó cQtt -dQñá Menda de Quiñones, ,que
fue hija de don .:<\.lon~ de 'M; rañ6n" cabaUúo dd . hábitb de Sannago, 'que, se 1
~hogó en la Herradura, por qui~n hubo ~aquella P;endencia años ha en DU'e§tro '
lugar, 'que a 10 que entiendo, mt señor don : Quijote S<! halló tainbién en ella, :.
donde saliq heriao TemasiUo el Travieso, ' ~I hijo: de Balbasiro . el herrero. '. "' .
I

¿No es verdad todo ~stc? señor nuestro ~mo? :D1ga10, pOr ~u vida, porque estos
s;ñores no me , tengan por un hablador men~iroso....... Digo, pues, señores mí~
que este hidalgo, que yo conozco como . a mis mapos, ' porqpe no hay de mi .
casa a la suya un liro de ballesta, convidó'a un labrador pobre pero honrado; otc.
, ." I .. •
, 39 "Falta también a la unidad esta clá¡.¡sula ,del por otra parte me-,
ritísimo P. 'Mariana; S. J.: .'
. En el mismo punto cayó en tierra qua 'torre despué~ de '. muy batida, ' que
dio libre entrada a los soldados en la ciudad; que ardía toda ¡ en vivas, llamas" y .
en fuego ' encendido por sus mismos ciudad~os; y ~I enemigo. procuraba de
apagar; que era igual ,desventura por el un aspecto V por el otro: de' tal l

.• '
manera la guerra muda las leyes de la naturaleza en contrario.
,

La falta de unidad se ve a las claras por ·ir en.1a cláusula entre·


lazados, como en reata, pensamientos ' qu~ debier'an rustribuÍrSe ,en"
" dos o más cláusulas. Pudiera c{)rregirse diciendo:
,
En , el mismo punto, cayendo en , tierra una ,toue' deSpués de muy ba-rida,
dio libre en'trada a los soldados en la ciudad. Ardía és.ta entonces en vivas lla-
mas encendidas por sus mismos ciudadanos; y qb.e · en vano e1 enemigo proeu-
~raba apagar; de 'modo que la desventura era igual por una y 'otra parte. {Así
la guerra muda las ley,es de la naturaleza en contrariol .' .

, 61. B) Claridad. La estructura material de la Cláusula pide que


se unan las palabras sin faltar a la ciaddad.
. 19 Elegante es
el hiptrbaton ometaba/esis, sObre todo en nuestra
lengua, cuya .índole es da· libérrima construcción, el donaire y desem-
., barazo con que huye de las repeticiones y estorbos, y, cabalga a rienda
.suelta como elegante amazóna lleria de orgullo y qízarría~~. Pero
hay que mirar ánte todo ' a la claridad, que' fácjlmente puede empa- '
ñarse sali~ndose 'de 10.s moldes que el orden .lógico de la expresión
'exige. , •
Descuidado, sin duda, anduvo Quevedo al decir del Licenciado
Ctbra que «traía un bonete, {os días de sol, {ato,n ado, con mil goteiás ¡
y. guarniciones de grasa>. ,
.' El complemento' ratonado ' debiera ir junto al sustantivo bonete, a
: quien modifica.
.29 Los posesivos mal usados se prestan en castellano a ambig.üe-_
daaes. Tal, sucede en esta cláusula: « Guzmán d Bueno consinti6 qu~
dieran muerte a su hijo con su propiadaga>.,
'.
2 Ricardo León',. Discurso sobr,e la lengua ,clásica y t/ k spíritu moderno.
,

, , '
- ,

Noción clara y completa -del Estilo 71

¿Con qué daga? ¿Con la del padre o con la del hijo ?


Algunos quieren convenir en qu e el posesivo suyo se ha de referir
siempre al sujeto. valiéndose de un demostrativu si se alude al tér~
mino o complemento. Así diciendo: «J uan fue a casa de Pedro y se
encontró allí. con su hijoll ; se quiere decir que se encontró con e1 hijo
00
, de Juan: pues de encontrarse con ,el hijo de Pedro, debiera decirse:
cy se encontró al lí con el hijo de éste),.
Lo que preferible parece en este y análogos casos, es ingeniarse
para dar otro giro a las cláusulas.
3~ H ay también oscuridad en esta cláusula : «.Locu ra es armarnos
contra los accidentes de la vida amontonando tesoros, ' contra los cu;.
les (-¿ accidentes o tesoros?) nada puede protegernos sino la benéfica
mano de nuestro Padre Celestial>.
Desaparecería la ambigüedad diciendo: «Locura es armarnos con~
tra los accidentes de la vida amontonando tesoros, pues contra aqué~
1I0s nada puede., etc. '"
RECON STRUCCION SI NTETICA. - Ante un párrafo de cualqu ier modelo de este
libro, vaya usted señalando cláusulas, y las partes compvnentes de ellas, miem~
bros. incisos, etc. ¿Son simples? ¿Compuestas? ¿Sueltas? ¿Per iódicas? Defína
rodas estas palabras, rderen tes a la ..:1á usula (57-')8) . - Qué es período y cuá-
les son sus partes. Nombre!> que recilx por e'l mí m ero de miembros. Mués.
trese: en 1.l.D cjempl-(l (59). - Dotes de la buena clá usula. Ponga ejemplo de
,.
<
cláusula sin unidad por cambio de sujetos, y corríjaJa usted mismo. Los pa-
rén tesis ¿quitan la unidad? Ej emplo de Clá usula sin unidad por aglomeración
de pensamientos inconexos (60). - ¿Qué preca uciones <Jebeo turnarse para que
el hipérbaton, los posesivos y relativos no q ui ten claridad a las cláusulas?
Hágalo ver en ejemplos (61) . ,
EJ'ERCICI O~ PR.... CTICOS. - Analícense ~Igunos períodos selec tos de un· modo
parecido al que hemos propuesto en lo~ números 58 V '59, haciéndose ver la
" unidad y claridad de las cláusulas. Como ejercicio de composición, puede dic-
tar el profesor cláusulas simples o cortadas, que los alumnos deberán tra~
formar en compuestas y peri6d icas. También "podrá dictar el profesor algunas
, ideas escuetas, que los alumnos deberán redactal en forma ya de cláusu las
simples, ya de clá usulas com puestas y peri6dicas.

, •
LECCION VIll

ELOCUCION - NOCION CLARA y COMPLETA


DEL ESTILO

62. Siendo la obra literaria una serie ordenada de bellos pe.nsa~


mien tos, bellamente expresados ·por la palabra, la inteligencia puede
distinguir
o o, tres distin tas operaciones en la. redacci6n de cada compo-

"
SlClOn:
...

, "
7.2 l,ecéi6n ,Vlll

1) invenci6n; de las : idea~ bellas; , "


2) .disposici6n ordenada de' esas ideas; , "
-3) expresión .de las miSmps. ;, ' .....
Esta manife.rtCu:i6n de los pensamientos por medio' de la palabra~
oral o escrita; es lo que desde Quintiliauo se viene ' ll~mando _~LOCUCION.
Mas, corno por un lado, de hecho ' y <en 'la ' práctica, la invención
y disposición va,n inseparablemente unidas a la ELOCUCION, y como
por otra parte, . conviene que' los jóvenes se vayan cuanto antes ejer- -
citando en los trabajos más sencillos y minuciosos, . necesarios para;
¡

conseguir buen estilo; conviene tratar primero de la ELOCUCJON ' Y


después de la composición' de ''obras de más aliento, o sea áquellas
I
que exigen jnquisición más detenida de materiales (invención) y
ordenaci6n .artística ,de ellos (disposici6n).
63. El arte de la elocución consiste en dar al pensamiento su ~x-
presión verbal perfecta. . . . - / . .. ,
Esto es lo que pretendemos y lo que h'an conseguido los buenos
escritores y. hablistas. Vamos a ver un modelo, del cual principalmente
iremos deduciendo -las enseñanzas de esta ,lección. Nos lo va a sumí':
nistrar el co~te~poráneo estilista Ricardo Le6~, e~ buena hóra nacido
para renacimiento y esplendor de nuestras letras, En su di.f..curso de
recepción en hi academia de la lengua, quiere qlle se depure el idioma
de impurezas ex6ticas con que lo manchan modernos escritores, '.y
sIgue de esta manera'; , ,

Cuando el lenguaje ·se vicia dé tal modo que amenaza corromperse y parar-
en dialecto, sin. razones sociales o históricas que' lo disculpen o justifiquen, I
hay qtit: volver a las canteras maternaJes. a los l~bros vi.ejos, a la rústica plebe, I
y limpiar en sus crisoles el idioma, si na pr~ferim.os perder Gen él .la más firm~
garantía de independencia, la más noble corona ele . nuestro . imperio espiritual.
La lengua clásica, la lengua de Cervantes y Fray . I,..uis de León: he . agur el tipo
¡de.al, ~l hermoso y resplandeciente dt:ch,ado _que debemos ten~ ame los ojos;.
este,'es el .sol de la grandeza española que , a,~n no se ha p)Jesto en el , horizonte,
que aún permanece fijo en el cielo 'fomo lumbre .y .guía de. cien millones _de
almas. Aquí perduran los vivos rescoldos de la edad , antigua; las luces del
remoto orieg,.te, las antorchas de griegos y latinos, las hogueras de Cides y Al-
manzores, los incendios gloriosos del renacimiento, las luminarias del pueblo
castellano, ~n ~a cumbre y soberanía de su .esplendor y madurez .
. Forjada en tantbs yunques, derretida en tales hornos, vino a ser la lengua,
lo mismo que la , raza, libre, copiosa y multiforme, dentro d~ ¡iU •.robusta
unidad. Y 'así como la taza, al derramarse por' el mundo llena de fe y de
ambición, supo vencer y descubrir, tierras y mares para lastrar sus bajeles de
) peregrinos tesoros, también la lengua, avasallando imperios, se engalanó con
. todo aquello que le pIugo, y trajo a Castilla con el oro y la plata, muchas
piedras preciosas de diversp origen. Asentó sus cimientos en las ruinas de las
pri.t,neras habla'S peninsulares, puso el pie 'sObre las fuerte.s raíces del eúskaro,
labró los r.otos mármoles latinos, ataviose con elegancia helénica, st,ipo emular
los apasionados acentos del Yemen, apacentó sus -_mÍsticaS 'ternuras en la sacra
lengua de Israel, llen.a de tropos e inspiraciones, de sonidos misterio'Sos y gutu-
, , •
• ' . •
• ., .. \ ~

-
1
, , "
Noción clara y completa del Estilo 73

rales, imitó las melodías del italiano, las voces compuestas del alemán, pero sin
perder nunca su sér propio, tomando las cosas nuevas o extrañas para hacerlas
suyas con invencible señorío, acomodándolas antes a su genio y virtud.

64. Nadie se atreverá a negar que esta es una página . bien escrita:'
¿Por qué? porque manifiesta todo el pensamiento del escritor; nos ,
hace ver las cosas tal como él las veía, y nos descubre la impresión
que al verlas él sé-nrÍa.
Que esta página tan hermosamente escrita se recite bien, y el pen-
samiento del escritor habrá recibido su expresión verbal completa.
• , Luego dos elementos se .requieren para la ELOCUCION:
19 Que se elijan tales palabras y se combinen de tal modo que
manifiesten perfectamente todo el pensamiento.
He aquí lo que hace un buen ESTILO.
• t:J Que la voz y -el .gesto interpreten bien esa combinación hecha
í
de palabras.
Esto lo consigue una buena DECLAMACION.
El primer punto lo estudiaremos detenidamente en varias lecciones.
Una lección nos bastará para las reglas del segundo.

• 65. Etimologia del estilo. Viene de la voz latina Stylus, que sig-
nifica el punzón de que se servían los romanos para escribir en tablas
enceradas, y que terminaba por el cabo opuesto en una paletilla con
r' que exte~dían la cera para borrar lo escrito. Tomándose después la
r
obra por el instrumento (tropo que llamaremos metonimia) se dio
en designar con la voz ESTILO el modo peculiar que cada escritor tiene
de expresar sus pensamientos.

, - 66. Mas para adquirir noción completa del estilo hay que con-
siderarle subjetiva y objetivamente, es decir, como una propiedad del
escritor, o como el carácte~ dominante en el escrito.
En eJ primer caso, es la manera peculiar que cada uno tiene de 1

• expresar sus pensamientos. En este sentido se entiende la conocida


frase de Buffon: el estilo es el hombre.
En el segundo caso, el ESTILO es el orden y la vida, la elegancia
y' la correcci6n, el alma, en una palabra, que el escritor supo infundir
en la obra literaria.
Una obra de arte, según Platón y Aristóteles \ ha de ser como
un sér viviente. Se compondrá de partes distintas, mas unidas por
) una fuerza secreta y armoniosa. Veinte bellos pensamientos yuxta-
puestos jamás harán nURca una obra de arte, bien así como los hu-
manos miembros mal ajustados nunca formarán un cuerpo hermoso ..

1 WO'7rf.p ,~ov ~Aov (Aristót. 23, 1. _ ef. Platón, Fed. 234) .

.
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Se requie~ei ' por ' tanto, '-que ' uA _,alma ·circul~ por 't9do el ' col~junr!d7 '( ~
. dándole unidad. y vida 2. . o • .- .;.' ••• ' o•• • , . : , . :" •••• y 01

Aplicado lo dicho al párrafo tra$Crit.o, de~imos que ti~ne . estild¡ ~ ~


.. porque en él se ve el sello propio que al decir iinprime Ricardo León,. ,.",!\t:lI
, Y~ porque ~n ese . trozo se admira un tpdo tlivie,ntc,; hermosam~'n ,te
. presentado, . .
, ( ..
'. ' ;67, . Bastan estas primeras nociones paia. disti:ñgúir el ESTlW del '
LENGUAJE, conceptos que lastimosamente muchos confunden. l'

EL LEl'fGUA]E es el instrumento material,~ como quien dice, que .ac·


se vale el escri,ror para mostrar su estilo. Es, -usando otra con;tparaci6n,.·
d . cuerpo del rodo viviente que el escritor fO.fmó~ l' ..',."
Mas EL EST~ es 'ese todo . con el ·alma de sus ioeas y el CU~{>(> _ d , "-

de su forma, con el encadenamiento y,giro especial dt; esas tdeas;-con .


la vida y el calor vital que .circula por todo ese conjunto .de belleza.
h~ . .' ' 1
En una palabra, que "EL LENGUAJE no es SIno uno de los campo":
nentes del ESTILO. •

EJERCICIO PRACTICO. - Léanse otros fragmentos· de .e:¡ulistas._v. gr.~ los que !


se ponen en la lección I;ut décíma, haciendo ver en ellos cómo y .por qué tie.nen ,.
estilo subjetiva y' objetivamente considerado. Hágase disting uir en los mismos
fragmentos el lenguaje del ~strlo. ,- . ".
"
. , RECONSTRUCCION SINTETlCA. - Operaciones que la inteligenóa distingue' e'n.
~ . la redacción de~ cualquier obra literaria. Idea de la (/OCUCZq,fl (62). ~ En qué"
está el arte de la ~IOcucl.ón. Recítese o léase un fragmente de Rjcar~c»Le6n. del
cual se dequzca la nOCIón clará de (/ocuaón V de éstlJO (63)_ - ~Por qq.é ·ese
. trozo está bien escrito? ¿Qué , dos elementos se requieren, por consigUIente,-
eara la (/ocuc16n , V c6mo se llama cada uno? ' (64). -:- Etimologí.a y sentidó I
que se da ~ la voz estilo (65) . ....:.... ¿Qué se requiere para la noción ,qJIupleta de
estilo? Palabras comprobatorias de Platón y de Aristóteles. _Según eso. ~por_
. qué hay estilo en él párrafó de Ricardo León ? (66), ~ Distinga us~d entK
estilo .Y Mngualc (67), ..' ,.
- ¿
I ,
LECCION IX
,
'.
LEYES Y CUALIDADES ESENCIALES DEL ESTILO
ORIGINALIDAD

Sin detenernos en la farragosa e inútil epumeraci6n de clases y


cualidades del estilo, que traen· los preceptiktas, las reducimos a aque~
llas capitales que conti<;nen a las demás, dominan la c4esti6n Y guian
a 'ia adquisici6n del persolpl estilo: originalidad, oportunidad, con-
cisi6n. Armonía. ¡vida y movimiento.

2 A. Groiset, Hist, de. la Littératur" grepquc, t. n"p_ 41l(

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Leyes y cualidades esenciales del Estilo 75
"
68. Originalidad. ¿Por qué en el leido fragmento de Ricardo
León (63) se revela un estilo propio suyo, rebosante de vi~a?
Porque al' leerlo con fijeza, vemos que es la palabra de un hom-
bre que tiene una idea en el alma, y sabe exprésar ' lo que pretende.
Allí nada hay vulgar. A pesar de que las ideas que emite no son
nuevas para algunos de nosotros, parece que las oímos por vez pri-
mera. Es la primera vez que esos pensainientos se nos presentan aSÍ,
cual él los dice, porque llevan la marca personal de Ricardo León.

I?ues bien: ,este carácter pe:sonal del ESTILO resulta de la orzgzna-
l¡dad en la concepci6n y en la expresión.
69. Originalidad en la concepción. Una idea personal no es una
" , idea inaudita. Consiste esta originalidad en pensar por sí mismo las
cosas que millares de generaciones han pensado ya a~tes; pues como
"
) cada uno piensa a su manera, saldrá a su manera concebida la idea
; y 51 en esa idea va retratada el alma del escritor, como el alma es
original, original será el escrito. \
El modo práctico de encontrar ideas originale's se yerá al tratar de
la invención. Pero véase cómo es nuevo Ricardo León en el fragmento
que nos ha servido de estudio: I •
El menos iniciado en estudios literarios entiende que para depurar
la lengua hay que remozarla con la imitación de los hablistas de la

edad de oro: y cosa bien vulgar es para el menos 'erudito la forma-
ción de nuestro idioma. Pero idear los tiempos dorados de la lengua
como crisoles hechos de los rescoldos de ia ' edad antigua, de las an-
tor<:has de los grtegos y latinos .• de las hogueras de Cides y Alman-
zares, de los incendios glorios.os del renacimzento, etc., eso es CONCEP-
CION ORIGINAL.

N. B. -Puede hacerse notar esta personal novedad en otros autores. Esc6jase,


v. gr., un trozo de Pereda, que brilla por la originalidad de concepci6n en
todas sus novelas.

70. Originalidad de expresión. Consiste en expresarse con pro-


piedad, esto es, que la palabra y la combinación de palabras manifies-
ten: 1) nuestra idea, 2) toda nuestra idea y 3) nada más que nuestra
idea.
,
f 1) La palabra expresará nuestra idea si no ofrece "más sentido que
, aquel que se le quiere dar.
Por eso el EQUIVOCO -vocablo que tiene dos o .más sentidos- así ,
como puede usarse en epigramas, comedias y obras 10cosas, no debe
usarse en obra alguna seria, a no ser que el orador o el escritor bus-
quen de intento el equívoco para aludir agudam~ntc a dos idea
GraciosÍsimo resulta este epigrama de Fray Gregario Salas, por de
el equívoco. Un escribiente a quien su jefe da~a de comer dice: •

76. Lección IX '
I
Cuando de dictarme toma
la taua, le pregunto:
¿Qué pongo? Y ti dice : Punto,
;amás me dice que coma:
La rISa en mi Zubio asoma,
y él cntonceJ irritlldo,
1M dice: j Desvergonzado!
yo pondré. a tú. boca freno.
y yo respondo: eso es bueno,
así probaré bocado.

2) No expresará toda nuestra idea 'la palabra que no es PIU;CISA,


esto es, que expresa menos de lo que se quiere. Mal se expresaría,
según eso, el que, admirando una suntuosa catedral, v: gr., la de
Milán, dijese que es bonita. lin da; porque esos vocablos expresan
solamente la belleza en objetos pequeños (23).
3) Expresará más que vuestra ilÍea, la palabra INEXACTA. Tal harta
la madre que, adolorida por 'ver a su hijo partir para coronar sus
estudios en extranjero suelo, dijese: «¡Mi hijo me ha abandonado!> ,
porque abandonar indica dejar para siempre, y el hijo deja a su
madre por breve tiempo .
• Para tener propiedad de expresión hay que conocer bien el valor
usual de las palabras sin6nimas, es decir, las que, significando una
misma idea, se distinguen por la circunstancia especiál que añaden o..
quitan. Tal sucede en lás palabras rasgar, quebrar, rpmper, pues se
rasga el papel, se rompe un plato, y se quiebra un vidrio.
71. Se oponen a la propiedad, y por tanto a la originalidad de
expresi6n, los TF.RM1.N0S GENERALES y A1!.,STRACTOS, porque los abstrac-
tos, tales como hU1rl;anidad, grandeza, vejez, etc., hablan ú,nicamente
a la razón, pero no interesan a la imaginaci6n. Y los términos gene-
ralés no concretan la idea, y por· consiguiente, no expresan todo y
's610 aquello que se pretende.
Intuitivamente verán esta doctrina los alumnos, analizando algu-
nas frases de Ricardo Le6n en el pasaje citado (63).
Reemplacemos algunas de sus palabras por otras más generales e
. .
ImpropIas, y comparemos:

TEXTO MISMO TEXTO ALTERADO

Asentó sw cimientos en las ruinas La lengua castellana empezó á" for-


de las primena~ hablas peninsulares, marse de las decaídas hablas penIDsu-
puso el pie sobre las fuertes raíces del lar~, .sirviose del antiguo oúskaro,
eúskaro, labró los rotos mármoles lati- suavizó las enérgicas palabras del latín
no!:, ataviase con elegancia helénica, vulgar:, eligió algunas frases griegas.
supo' emular los apasionados acentos imitó los sentidos acentos árabes; buscó
del Yemen, apacentó sus m1sticas ter- las tiernas y tropol6gicas frases · bíbli-
,
nuras en la sacra lengua de Israel ... caso ..


,
,
Buenas. y malas fuentes de originalidad 77

¡Cuánto menos expresivo no es el texto alterado! ¿Por qué? Por-


¡, que es más vago, más impropia, menos personal, menos original. Esas
.I •
frases cualquiera las dice; las de Ricardo León, él y sólo él las encon-
f tró en tal cantera de su original estilo. Asentar sus cimientos dice más
que emp~zar su formaci6n el castellano. Nos dice que la base princi-
pal de la lengua son voces peninsulares; y si asienta cimientos, señal
de que el edificio ha de ser grandioso, y que las palabras que sirvie-
ron de cimiento eran sólidas como él, esto es, enérgicas. La frase
fuertes raíces det et~skaro, nos recuerda la antigüedad venerable de
esa lengua. Labró los rotos mármoles latinos, es contar en cinco voca-
blos la decadencia de la majestuosa lengua del Lacio, cuyas palabras
de áspc:ras desinencias fue puliendo, no sin trabajo, el castdlano. Y
, '
as! suceslyamente.
, La propiedad de términos· es la regla de las reglas, ha dicho Mo-
liere. En ella se resumen y contienen todas las reglas ·del estilo.
t:
., RECONSTRUCCION SINTETlCA. - ¿Por qué hay orjginalidad en el párrafo de
Ricardo León, inserto en la lección octava? ¿De qué depende? (68). - ¿En
qué está la originalidad de conc~ción? H ágase ver en el cirado fragm ento (69).
.'
t
¿En qué está la or igi nali!1ad de expresión? ¿Qué palabras se oponen a la ex~
presión de una sola idea? ¿Qué vocablos expresarán incompletamente la idea
y cuáles dirán más de 10 que se pretende decir? (70)·. - . Hágase: ver en el
trozo de Ricardo León cómo los términos generales e impropios quitan origi-
nalidad a la expresión (71).
EJERCICIOS DE COMPOSICION. - Los profesores deben exigir 'ejercicios de
composición, ya dictando a sus discípulos frases impropias qu e deben éstos
corregir, ya frases propias de buenos autores que los mismos alumnos hayan
de sustituír por términos impropios.

LECCION X

BUENAS Y MALAS FUENTES DE ORIGINALIDAD


EN LA EXPRESION

72. Dos condiciones son necesarias para dar con la palabra apro·
piada; 19 Es preciso dominar el asunto de que se trata, o sea, cono-
cerlo, no por cima sino a fondo.
Entonces resultará el estilo que Bossuet llama estilo sabio, el cual
muestra que el orador, sabiendo mucho más de lo que dice, puede, si
así le pareciese, Llevar al oyente por todos los diversos puntos de la
cuesti6n.
29 I-Iay que dominar el idioma, conociendo bien su índole, su vo-
I

cabulario, su riqueza sintáctica, el garbo y variedad de sus giros.


F

Para esto segundo, ante ' todo hay que tener exacto conocimiento
de los epítetos,


~ .; ,

.. 73. EpítetO.. ·Se l.1aman así los .adjeÍ'ivos; ya _voces· fr..es ' eilteras;
.
puestas 'fúnto i:l ,sustantivo, no 'para determinarlu-t s.ino para' caractc~
rizarlo, haciendo resaltar alguna cualidad real o ·ideal qu~ puede
,acompañarle. "
, Así, hay epítetos el). sueño truel, imagen' espantosa, hoja seca, azul
':1, (m.da~· y en Cer.vantes, príncipe de los ingenios; Cortés; vencedor 'de'
OtumbJ'; Bolívar, el Libertador; Lope, fénix de los ingenios, pero no
pasan· de ser adjetivos determinativos estos: mano derecha; sér racio~
nal; libro pequeño, etc.
Si se quiere ver un trozo abundante de epítetos originalmente
empleados; lea el profeSor a los alumnos algún pasaje de Cervantes.
De la descripción del lago encantado e.ntresacamos el siguiente trozo:
Allí '(en el lago bullente) le parece que el cielo es más traJparente y que
el so1 luce con claridad más nueva. Ofrécesele a los ojos una apacible floresta,
de tan verdes y frondosos á'rboles compuesta; que alegra la vista su verdura, y
en.treüen'e Jos oídos el dulce y no aprendzdo canto de los p't:queii;oJ, infinitos y
pintados pajarillos que por los j'ntrincados ramos vilO cruzando, Aquí descubre
un arroyuelo, cuyas frescas aguas, que liquidal cristaks pare:cen, corre sobre
menudas y blancas pedrezuelas, que oro cermdo y. puraj " perlas
, selnejan. Acu~
Ilá ve una artificioJa fuente, de jaspe varIado y lito mármol' compuesta. Acá ve
otra, a lo brutesco ordenada. a donde las mqmdaJ conchas qe las almejas, COQ
r

'~s torcidas casas blancas y amari/laJ del caracol, -puestas con orqen desorde-
nado, mezclados con /elJas {>(:dazos de cristal lucient~ y 'de contrahechas esme-
raldas, hace una variada labor, de manera que el arte, imitando a' la naturaleza, .
parece que allí la vence l. '

)3ien empleado el epiteto, es al nombre lo ·que el brillo al -diaman·


te, Jo que el aroma y el color a la rosa.
ExalIÚnese el modelo aducido do Ricardo Le6n. Los pocos epiteios
que usa, ¡qué luz y nuevo aspecto dan a la idea y a la dicción'! : vivos
rescoldos ... incendios gloriosoJ .. . fuérteJ ,raíces. . acentos. apasiona-
dos. .. Bien dijo Clemendn que los epitetos,. discretamente emplea-
dos, suelen producir ideas nuevas. r

74. Caminos extravi~d.os de originalid~d. 1 Lo son primera.


Q

mente ciertas frases de relumbrón, ,pero cuyo brillo se va hac;:iendo ya


incoloro por lo vulgar. Esas fra;es hechas.; que llamaríamos de caj6n,
de. que echan mano los malos escritores, quitan toda. originalidad al
estilo.
Tales son, v. gr. la mano oculta de la reacci6n, .la hidra de la
anarquia, el tim6n del Estado, el hilo de la parca, el buen J uicio. y .
~xtraordinario criterio, el t~mplo de. las musas. '
"Z' V{!llgarizan el estilo,' lejos de darle la novedad del e/,Iteto, cali-
ficativos altisonantes, si se quiere" pero genéricos y hueros, con que ....

. .. 1 El ingenioso .hidalgo don Quijte de la Ma¡'cha. ~~te- 1, capítulo ~ 50/
. , ,. . ," ,
,

, •

•.
,

.,
1
iJ
I • '
Buenas y matas fuentes' de originalidad 79

algunos creen suplir. la falta de ideas propias. Tal ~ son: la cuestión


candente, la impaciencia febril del deseo, el fuego abrasador; impla.-
cable cólera, interés 'palpitante, exigencias imperiosas. . . Pues ¿qué
dirc;mos de ' epítetos tan vagos y baladíes como n oche oscura, plomo
pesado, opaca sombra, ominosa guerra, sol brillante... ? .
3Q . Yerran sobre todo el camino de la originalidad de estilo, y
.
,'
pierden así y a sus lectores en un dédalo intrincado y oscuro, aque~
• , .'
llos escritures que, fa ltos de ingenio y talento para pensar y hablar
con novedad natural, exageran y sutilizan los conceptos más vulgares,
retuercen la frase con trasposiciones violentas, y : reyendo que la ari- '
ginalidad está en que nadie los entienda, se valen para expresar coo-
ceptos ramplones, ora de TERi\U NOS TECNICOS, esto es, admitidos s6lo
e~ el lenguaje científica o artístico~ que la generalidad de los lectores
no tiene obligación de saber, ora de VOCES CULTAS, o sea tomadas del
griego y del latin .

Vicio fue este conocido en la historia literaria con los no~bres 1
de ,conceptismo y culteranismo, al que, arrollados por la ola de pe-
dantesca moda, pagaron tributo en la centuria XVII ingenios de nues-
tras letras, de la talla de Calderón. Góngora los aventajó a todos y
dio nom bre a la plaga literaria que se sintetiz6. con el nombre de
gongortsmo. .
Por fortuna, hubo un P ad re Isla, jesuíta, que, como Cervantes con
los libros de caballería, acabó en su Fray Gerundio con los delirios
del gongorismo.
Fray gerundio, escribe el Padre [sla, era de aquellos cuItísimos predica-
dores que jamás ci taban a los sa ntos Padres, ni aún a lQS sagrados evan gel istas,
por sus propios nombres, pareciéndoles que ésta es vu lga ridad. A San Mateo
le llamaba el Angel histortador; a San Marcos, el evangélico toro; a San Lucas,
el más divino pincel; a San Ju an, el águila de Patmos; a San Jerón imo, /el
púrpura de Bd i n; a San Ambrosio. el panal de los doctores; a San Gregorio,
la alegórica tiara .. .

Ni se crea que estas y otras peores ridiculeces que censura Isla


en el Fray Gerundio eran inventad., por su salerosa pluma: probó el ,
Padre Coloma en su discurso de recepci6n en la Academia de la
Lengua, que casi todos los esperpentos aducidos por Isla hablan sido
predicados deSde los más afa mados púlpitos.
Por de~graci a, ha retoñ ado más puj ante en nuestro siglo la mala
hierba por los extraviados caminos por dond e, ep busca ' de originali.
dad, han echado los llamados decadentes y modernistas (53 y 55).
Júzguese de la originalidad extraviada y demente de tales escrito·
res, por estos apartes de un artículo titulado Espuma realista~ que un
joven novelista inserta fn un gran diario de Cuba:
La orgía dioni síaca, semejante a un diorita ins6lido, embadurnante de la •
nítida socieda d~· diséñala en asonántica paridad la mónada acuática, con su ca-

.. , ,
80

, . ,
Lección X ,
.'
r;encia vegetativa de erubesce,pcia, y con su valor emético en la sensualidad. ', .
El auranciác~. ,sér orgánico CO~ su eten ial Porráceo. ~s tl simb'ólico y dulcí-
simo signo dd arboriforme del vejancón pirrónico; en su pubertad senil y drás-
tiCa. babeante &: las ddadas sociales, . . En la disimbólica metamorfosis undí-
sona de la ' nanJea sátrapa, en su festín errátil, la luna ríe en su nódico pt¡oto;
los prehistóricos muertos en eur.ítmico danzanea dentrLtico, resucitan fanfáni-
cos; los onagros asiáticos, in verecundos rábidos hasta en el mirar rondónico,
aliñán, en coro amorfónico al fósil Mamut sibérico en su gratulatorio alógico~.
Esto no es estilo original: es pedantería, oscuridad, falta de natu-
ralidad, extravagancia. .. I

La elegancia está en la naturalidad, y el gusto en la artística


sencillez.
75. Mas para alcanzar naturalidad y elegante sencillez; hace falta
talento y trabajo, hasta hacer del arte un hábito, según frase de
'Condillac; y he aquí lo que falta a los modernos culteranos.
El trabajo consiste en leer y releer ~ analizar los~ autores clásicos,
tales como Granada y Santa T eresa, modelos, si los hay, de sencillez,
naturalidad y originalidad; y entre los modernos, a Fernán Caballe.
ro, v. gr., a Perea, a Trueba, a Alarcón, a Valera, M. Pelaya, Bello,
• ,Caro, León Mera, R. Palma *, Rodó *,. Icaza, Zaldumbide, M, F .
• Suárez, G. Restrepo, etc. Allí _se obsérvará que, con palabras que todo
el mundo emplea, se puede conseguir el candor , y originalidad tan
ad mirables que se revelan en estas líneas de l:;t mística doctora:
Estando hoy suplica ndo a Nuestro Señor hablase por mí, porque yo no
atinaba a cosa qué decir. ni romo comenzar a cumplir esta obediencia, se me
ofr~ció lo que ahora diré: que es considerar nu estra alma como un castillo
todo de diamante: o muy claro cristal, a donde hay muchos aposentos; ansí
c()mo en el cielo hay muchas moradas. Que si bien lo consideramos no es otra
cosa el alma dd iusto, sino un paraíso a donde El tiene sus deleites ... Pues
consideremos que este castillo tien(: much.as rTlOradas, unas en lo alto, otras en
lo bajo, otras a los lados; y (:n el centro y mitad de rodas tiene la mis principal,
que es a donde pasan las cosas de muchos secretos entre Dios y el alma... .
Hemos de ver cómo podremos entrar en él. Parece que digo alg Ún disparate,
porque si este castillg es el ánima, claro está que no hay que entrar, pues se es
el mesmo; como parecería desatino decir a uno que entrase en UDa pieza
estando ya dentro. · Mas habéis de entender que va mucho de estar a estar; que
hay muchas almas que se están en la ronda del castillo. que es a donde están
los que le guardan. y que 0 0 se les da nada de entrar adeotro, ni saber qué
hay en aquel tan precioso lugar, ni aún qué piezas tiene. Ya habrtS..s oído en
algunos libros de oración aconsejar al alma que entre dentro . de sí, pues esto
es 8.

76. Imitación de autores. La originalidad no está reñida con la


n oble imt'taci6n, en que el escritor, poniéndose por modelo a uno o


2 Citado por Toro y Gómez, El arte dt: ucribi,·. Colman-Colin, París, 1908.
3 Los Moradlli, M oé. }{Io, c. 1. •
rJportunidad 81

más de los mejores autores, imita. su · arte, pero vaciándolo en el propio


modo de sentir y de ser, remozándolo y acomodándolo al propio ca-
rácter y personal estilo. Tallo han hecho genia.1es escritores, como
Virgilio imitando a Homero, y nuestro Fray Luis de: León, que siguió
las huellas de Horacio. .
La imitación servil, o más bien plagio, es un 'v erdadero huno li-
terario, y solo podría disimularse en los principiantes, que necesitan
de andadores como los ni.i}os 4.
RECONSTRUCClON SINTETlCA. ~ ¿Qué dos condiciones se reqUleren para dar

I con palabras apropiadas? (72). - Idea exacta del epíteto. Hágase ver la pro-
piedad de epítetos en el lago encantado de Cervantes, y en el trozo de Ricardo
León, aprendido en la kcción octava (73). - Exponga usted cómo las f1<lSCS
hechas, los calificativos genéricos, los términos técnicos, y las vaces cultas
vulgarizan el estilo. ¿Recuerda usted algunas frases que hagan ver la extrava-
gancia de estos Vicios? ¿Cuáles son las- dos' virtudes literarias que encauzan la
originalidad del estilor (74). - ¿Qué se requiere para lograr esas dos virtudes?
¿Qué estilistas conoce usted que las posean? ¿Sabe usted algún trozo que, por
tenerlas, resulte original ? (75). - ¿Se opone a la originalidad la imitación?
y ¡el plagio? (76).
EJERCICiOS DE COMPOSICIQN. - Dicte el profesor un párrafo lleno de epítetos
incoloros e innecesarios; otro compuesto de frases vulgares; alguno sin origi-
nalidad de ideas m de expresión; todo para que sea rehecho por los alumnos.
Escoja a poder ser, IDl trozo selecto, alterado por él. para leerlo 'f comentar su
buena redacción, después que hayan presentado sus trabajos los discípulos.

LECCION Xl
. ,<,:~._-

OPORTUNIDAD - CLASES ' DE ESTILO MAS


PRINCIPALES SEGUN LA NATURALEZA
DÉ LAS OBRAS

77. La originalidad. es la dote esencial del estilo, considerado


subjetivamente, o sea como manera peculiar de escribir cada escritor.
Si se cOl1sidera el estilo . OBJETIVAMENTE, es decir, considerando la
índole de la obra y los lectores u oyentes a quienes se dirige, el estilo
ha de tener:
OPORTUNIDAD. - Y así puede suceder, y sucede de hecho, que sea
distinto el estilo de un mismo escritor en una obra seria y en una
'jocosa, en una cana que en una epopeya; así también, no sería .uno
mismo el estilo de un orador que habla ante un puñado de sencillos
campesino~, y el estilo del mismo orador perorando en el senado.
. .

4 Puede leerse con provecho sobre este punto el artículo magistral de Va-
lera, La originalidad y el plagIO (Obras completas, t. XXIV).

6 - U TERA'nlR A P R ECEPTIV A
... . ,,.-
~o es, ni puede .er el mismo el:estilo de .Lope de Yega ~n su Gato-
maquia que en El mejor alcalde, el re.y; ni es ·sino muy distinto el
d, Cervantes en el Quijote y en La Numancia.
78. Por eso, y atendiendo a la diferencia objetiva que han- de
tener los estilos, los dividían los griegos en !uiátt·co, lacónico, ático y
rodio, según que, ocomodándose al gusto e índole de cada región, el
estilo era respectivamente difuso. contiso, atildado o abundante. .
Los romanos lo dividían en sencillo, templado, magnifico o su-
blime, según que fuesen pocos o muchos los adornos, y alta o· baja
la 'entonación , del estílo.
Muc~os modernos no suelen . considerar en el ,estilo más _que d
elemento objetivo del escritor; y claro, se ven obligados a multiplicar
en los libros divisiones y más divisiones, sin que nunca puedan Ikgar
a abarcar todas, porque habrían- de establecer tantas clases de estilo
como los escritores. .
79. Para nosotros, se abrevia el camino diciendo que el estilo sea
OPORTUNO; y entonces, después de haber estudiado la índole de cada
género literario, será, v. gr., sencillo en el epistolar, florido y elegante
en la oratoria académica, conciso o afJtindante, según convenga, en la .
oratoria forense y sagrada, · etc., como iremos diciendo al tratar de
cada género.
80. De lo dicho se infiere que la oportunidad es aquella dote
esencial del estilo, por la cual guarda éste íntima relación con el asunto
de que se trata. )' con los oyente.i o lectores a quienes se dirige.
Emplear en asunto de poca importancia estilo altisonante es, dijo
Cánovas del Castillo, cazar moscas con cañ6n.

81. Ahora, teniendo presente esta importante cualidad, .pondre-
mas en esta lección algunas muestras de . la variedad de estilos que
resultan de los diversos asuntos y circunstancias. .
Cualquiera ve que si el escritor no pretende sino enseñar, estaría
f1}.era de. tono usando un estilo campanudo y sublime; al contrario,
si trata de persuadir y de conmover, puede ser oportuno el estilo ma-
jestuoso y patético; y si solamente pretende ddeitar, hará al caso un
estilo festivo y pintoresco .
.Eligiendo, pues, entre tanta clasificaciqn de los retóricos, aquellas
divisiones que son claye de las otras, DIVIDIMOS BL ESTILO atendida la
naturaleza ~ de la obra. en DlDACTlCO, PINTORESCO, FESTIVO, ORATORIO,
<';RANDILOCUENTE, y en fin, d que llamamos MODERNO, . por ser muy
del gusto contemporáneo. ~
82. ·EI didáctico es más opor"tuno en las obras de enseñanza; el
"cual, para que sea literario, ha ,de presentar la exposición clara del
asunto en sobrios pero elegantes modos de decir. .


Oportunidad 83

Fray Diego de Estella trata de enseñarnos la vanidad del mundo,


y ved uno de sus cortados pero· elegantes párrafos:
Vanidad de vanidades y todo es vanidad, dice el sabio. Vi todo 10 que se
hace debajo del sol, y todo era vanidad. Con razón este mundo en la Escri-
tura es llamado hipócrita, pues teniendo buena apariencia, es dentro lleno
de corrupci6n y van idad. En estos bienes sensibles parece bueno, siendo, según
verdad, lleno de falsedad y mentira. No pongas en su amor fi;a el áncora
de tu corazón. Las verdes cañas alegran la vista, y los ojos se deleitan en su
frescura y muestra de fuera ; pero si las quiebras. hallarás dentro ser huecas
y vanas. No te engañe el mundo, ni se ceben tus ojos de esa ·verdura y her-
mosura que parece; porque cierto, si quieres considerar lo que debajo está
escondido, hallarás que todo es vanidad. Si el mundo con el cuchillo de la
verdad fuese abierto, sería visto ser falso y vano. Porque cuanto hay en él
es pasado, presente o porv'enir. Lo pasado ya no es. lo que está por venir
es incierto, y lo presente es inestable y momentáneo. Vanidad es esperar en
él, y vanidad muy grande hacer caso de sus favores. Vanidad desear sus hon-
ras, y mayor vanidad amar sus riq·uezas y deleites. Vanidad es querer sus bie-
nes transitorios, y vanidad es por cierto tener cuenta con los corruptibles ha.
beres de este siglo. Vanidad andar tras el viento de las alabanzas humanas ...
Todo, finalmente, es vanidad, sino a s610 Dios amar y servir 1.
,
83. El pintoresco dice .bien en toaa obra o. escrito que pretende
deleitar, y por tanto se engalana con todo el lujo y primores del arte
literario. Véase con qué vida y color describe Navarro Villoslada en
su Amaya, la invasión árabe:
Es un huracán del .Africa. que barre ejércitos como polvo: guadaña de
la muerte que hoy viene segando imperios, comp ayer segaba cabezas, remo.-
lino del mar, que se traga naciones como naves. Un puñado de sarracenos ha
concluído en un día con la España cristiana. Doce mil musulmanes contra cien
mil godos. IYO los Ivi! jYo los vi! De Toledo acudí a C6rdoba, de C6rdoba
a Sidonia; y sólo pude alcanzar al estertor de un pueblo en la agonía. ¡Yo
los vi ! Revueltos en el · torbellino, gentes cuyo idioma V religión no tienen
entre sí la menor semejanza, berberiscos y godos. árabes y romanos, los de'
oriente v occidente, los del norte y el sur. día y noche han peleado sin errar
el golpe, ni en el furor de la batalla. ni en el horror de' las tinieblas. jArabes
y moros! ¡Ah! Su rostro atezado espanta. sus ojos despiden centellas, su son·
risa diabólica fascina, respiran tuego, arma ofensiva parece su gesto: con brazo
nervudo esgrimen corvo alfanje. y antes se cansa el acero de herir que el
brazo de matar. De cuño semejante sus corceles: ta les caballos para tales
hombres: secos, du ros, ferocísimos como ellos. Ligeros como el viento, re-
linchan alegres al eco del clarín y se lanzoan al combate. dejando atrás el
viento en su carrera. Tigres sedientos de sangre, parecen animados del espí.
ritu del jinete, y. se embriaga n con el tnunfo. y no desmayan con la derrota.
No penséis, Munio. que esas hordas salen de páram os helados buscando dul-
ce clima, fértiles campos, vergeles y palacios: no vienen como los godos a
trocar pieles por túnicas de lino, pedregales por jardines, ni carros y tiendas •
de campaña por termas, alcázares y coliseos. Su semblante aterra, pero su
atavío c:.n e;¡ nt;l. Brilla d oro e n su p echo, y de lana y ele seda 50n sus vcsti- ·

1 Tratado de la vanidad del mUlldo, t 1) C. IV.


- ' •• '.1

¿Uf.as. ~uando el viento d<! i;l lid ondea .. su ,manto. pa(Cf,:en espjritus alados
que baten en bandadas su plumaje de mil colores. ' Esos hombres no buscan
los perfumes porqúe viel)¿n de la "Arabia saturada de fragancia;" ni perlas ¡'
ni 'oro. porque "'emigrap. del continente cuajado de esmeraldas y diamantes. No
pelean por ' territorios, porque nacieron ayer, y hoy son dueños del Africa y
del Asia. Combaten por c~mbatir; pelean por matar; su vida es la guerra;
su galard6n, su muerte en el campo de batalla. Atila fue el azote de DiOs.
rontra los f<?,manOSj ellos son el azote de Dios contra (os hijos de Atila. No .
hay remedio, Munio. Cuando pasa rodando el terremoto, las más soberbias _
fábricas ' se derrumban; cuando suena el fragor del incendio, los tesoros mis-
mos de la ciencia sirven de pábulo a las llamas; cuando llega la inundación.
'entre lodo ruedan ídolos y altares 2. '

84. El festivo se distingue · por su fluidez y soltura. Describe


graciosamente, frecuenta los donaires, admite intencionadas alusiones,
va matizando de vivos diálogos, y hasta 'censura satíricamente. Es ~~Y .' --'
apto para obras de pasatiempo. Lo han usado loablemente los clásicOs
\
castellanos: Cervantes, Quevedo, Torrer'-de Villaroel, P. Isla ... y hoy,
es muy bien recibido en libros de memorias y en artículos de revistas
y peri6dicos. El peruano Felipe Pardo Aliaga nos ofrece este ejemplo:

UN VIAJE

El Dma Gayito está de viaje. El niño Goyito va ' a cumplir cincuenta "Y
dos años; pero cuando salió del vientre dt su madre le llamaron niño Goyito.
y niño Goyito le llaman hoy. y nmo Goyito le llamarán treinta años más;
porque hay muchas gentes que van al panteón como salieron del vientre d~
su madre. Este niño Goyito. que en cualquiera otra parte sería UD daD . Gte-'
gorión de buen tama'ño, ha 6;tado recibiendo por tres años cartas de Chile
en que le avisan que es forzoso que se traslade a aqud país a arreglar cier-
tos negocios interesantísimos de familia ... La noticia. couié por toda la pa-
rep.tela; dio conversación y quehaceres a todos los criados; afanes y devociones
a todos los conventos, y convirtió la casa ' en Liorna. Bwsca costureras por aquÍ.
sastres por allá, fondistas por: acullá. Un hacendado de cuñete mandó tejer en
Chincha cigarreras. La Madre Transverberación del Espíritu San,to ~ encargó
en S1,l convento de una parte de los dulces: sor María Engracia fabricó en otro
su buena porción de ellos: la Madre Salomé, abadesa indigna, tomó a su cargo.
en d suyo las pastillas; una monjita recoleta mandó de regalo un e~pulario;
otra, dos estampitas; el Padre Florencia de San Pedro, corrió oon los 5lOrbetes;
- y se encargaron a distintos manufactores y comisionados s4-stancias de gallina, '
botiquín, vinagre de los cuatro ladrones para el mareo, camisas a centenares...
En suma. la expedición de Bonapane a Egipto no tuvo más preparativos.
Seis meses se consumieron en ellos, gracias a la actividad de las niñas
(hablo de las hermanitas' de don Gregorio. la menor de las cuales era su
madrina de bautismo), quienes. sin embargo del dolor en 'que se hallaban
a.ttavesadas con este viaje, tomaron en un santiamén todas las providencias
del caso...
Des~didas. La calesa trajina por todo Lima. - ¿Conque se nos va usted?
!l' ¿Conque se decide usted a- embarcarse ? . . ¡Buen valorazo l Don Gregario se

2 Amaya, p. JI. lib. J, cap. 111.

,
..
, . •
Opor-tunidad 85

ofrece a la disposici6n do=: todos; se le bañan en lágrimas los ojos a cada abrazo;
encarga que ' le encomienden a Dios, a él le encargan jamones, dulces, lenguas
y cobranzas; y ni a él le encomienda nadie a ' Dios, ni él se \'uelve a acordar '
de los jamones, de ' los dulces, de las lenguas -ni de las cobranzas.
, Llega el día de la partida. ¡Qué bulla! ¡qué jarana! ¡qué Babilonia! Baú~
les en el patio, cajones en el dormitorio, colchones en el zaguán, diluvios de
canastos por todas pa~tc s. Todo sale por fin, y todo se embarca, 'aunque con
bastantes trabajos. Marcha don Gregario, acompañado de una numerosa cater-
va, a la que pertenecen también, con vendones y cordón de San Francisco de
PauJa, las amantes hermanitas que sólo por eL buen hermano pudier.a n hacer
el horrendo sacrificio de ir por primera vez al Callao. Las infelices no se qui-
tan el pañuelo de los o;os; y lo mismo le sucede al viajero. Se acerca la hora
del embarque, y se agravan los soponcios. -¿Si nos volveremos a ver? ..
Por fín es forzoso partir; el bote aguarda. Va la comitiva al mueHe;
abplzos generales; sollozos; los amigos_separan a las hermanas. -¡Adiós,
hermanitas mías! - j Adiós, Goyito de mi corazón! .El alma de mamá Chom-
bita te lleve con bien.
Este Yiaje ha sido un acontecifujento notable en la familia; ha fijado un.a
época de eterna recordación; ha constituído una éra, como la cristiana, como
la de la Egira, como la de la fundación de Roma, como el diluvio universal,
como la éra de Nabonasar. Se pregunta en la ternIlia:
-¿Cuánto tiempo lleva Fulana de casada?
~Aguarde usted. Fulana se casó estando Goyito para ir a Chile.
,
-¿Qué edad tiene aquel iovencito?
- Déjeme usted recordar. Nació el año de... Mire usted; este cálculo es J
más segi.HO: son habas contadas; cuando recibimos la primera carta de Goyiro,
estaba mudando dientes. Conque saque usted la cuenta.
j
85. El oratorio es propio' de obras que intentan persuadir y mover J
los afectos de la voluntad.
El Padre Granada. q Ut; es modelo también de sobria elegancia, no
puede prescindir casi o unea en sus escritos de esta ~lase de estilo, en
la Guía de pacadores, después de declarar elocuentemente la obliga-
ción de servir a Dios por ser El quien' es, continúa:

Pues siendo esto así, qué tan grande es la obligaci6n que nos pide solo
este tftulo al amor y obediencia de este Señor? ¿Qué ama quien a esta bon-
'dad no · ama? ¿Qué teme quien a esta Majestad no reme? ¿A quién sirve
quien a este Señor no sirve? ¿Para qué se hizo la voluntad sino para abrazar
y amar el bien? Pues si éste es el sumo bien, ¿cómo no le abraza nuestra
voluntad sobre todos los ºienes? Y si tan grande mal es no amarlo y reve-
renóarlo sobre todas la:s cosas, qué sed tenerlo en menos que todas ellas?
,
¿Quién pudiera creer que hasta aquí pudiese llegar la maldad dcl hombre?
Pues realmente hasta aquí llegan los que por un deleite bestial, o
por un •
pundonor de honra, !J por dos maravedís de interés, desprecian y ofenden a
esta bondad. Y aun más adelante pasan los que pecan de balde, que es por
solq. maldad y costumbre, sin haber por eso algún interés. ¿A cinto ha llegado
el desalmamiento del mundo? ¡Oh ceguedad incomparab.le! ¡Oh insensibili-
dad más que de bestias! ¡Oh atrevimiento digno de los demoriios! ¿Qué me-
rece quien esto hace? ¿Con qué se castigará dignamente el desprecio de tao
grande Majestad? Claro está que con ninguna pena menor que con la · que está

,
86

.
a:. los tales aparejad~, que es arder para siempre en los fuegos del. infierno. y
con todo esto no se castiga dignamente 3 . .'
. 86. Hay ot<ro estilo, .parecido al oratorio, pero que lanza siempre
el vuelo a las alturas de la grandeza y de la solemnidad. Lo llamamos
GRANDILOCUENTE.
El oratorio bien puede hemanarse con la sencillez de pensamiento
y de expresi6n que el Padre Granada ofrece. Pero 'los pensamientos
de estos otros estilistas n unea se abaten rastreros, y la expresión
siempre se cimbrea ampulosa y solemne:. Las enumeraciones, las am·
plificaciones, las sinonimias, las interrogaciones, anáforas e hipérboles
y otras figuras de efecto, que estudiaremos después, son las más Dr·
dinarias en el estilo grandilocuente. '
Donoso Cortés nos presenta cumplido modelo de tal estilo en su
discurso sobre la Biblia. Leamos estos apartes:
Hay un libró. tesoro de un pueblo, qu"e es hoy fábula y ludibrio de la
tierra, y que fue en tieni.pos pasados estrella dd Oriente, a donde ban ido a
beber su divina inspiración todos los grandes poetas de las regiones occiden-
tales del mundo, y en el cual han aprendido el secreto de levantar los cora-
zones y de arrebatar las almas. con sobrehumanas y misteriosas armonías. Ese
libro es la Biblia, el libro por excelencia.
En él aprendió Petrarca a modular sus gemidos; en él vio Dante su~ te-
rroríficas visiones; de aquella fragua encendida sacó el poeta de Sorrento los
espléndidos resplandores de sUs cantos. Sin .él, Milron no hubiera sorprendido
a la mujer en su primera flaqueza, al hombre en su primera culpa, a Luzbel
en su primera conquista, a Dios en su primer ceño, ni hubiera podido decir
a- las gent~. la tragedia del paraíso, ni cantar ~con canto de dolor la malaven-
tura y triste hado del humano linaj e. Y para hablar de nuestra España, ¿quién
enseñó al maestro Fray Luis de León a ser sencillamen te sublime? ¿De quién
aprendió H errera su ' entonación- alta y robusta? ¿Quién in spiraba a Rioja
aquellas lúgubres lamentaciones, Henas de pompa y majestad, y henchidas de
tristeza· que dejaba caer sobre los campos marchitos y sobre las ruinas de
los imperios como un paño de luto? ¿En cuál escuela aprendió Calderón a
remontarse a las eternas moradas sobre las plumas de los vientos ? ¿Quién
. puso delante de los ojos de nuestros grandes escritores místicos los oscuros
abismos del corazón humano? ¿Quién puso en sus labios aquellas santas ar-
monías y aquella vigorosa elocuencia, y aquellas trem.!ndas imprecaciones, y
aquellas fatídicas amenazas, y aquellos arran ques suolimes, y aquellos sua-
vísimos acentos de encendida caridad y de casúsimo amor con que unas ve.
ces ponían espanto en la conciencia de los pecadores, y otras levantaban hasta
el arrobamiento las limpias almas de los JUStos? Suprimid la Biblia con la
imaginación, y habréis suprimido la bella, la grande literatura española, .0 la
habréis despojado al menos de sus destellos _más sublimes, de sus más espléo.
didos atavíos, de sus soberbias pompas y de sus santas magnificenci~s"
Allí se cuentan o se predicen todas las catástrofes, y por eso están alli los
modelos inmortales de todas las traged ias; allí se hace el recuento de todos los
dolores humanos; p6r eso las arpas bíblicas resuenan lúgubremente, dando "los
tonos de todas las lameDtaciones y-de todas las elegías. ¿Quién volverá a gemir.

8 Gula de pecadores, lib. 1, parto 1.

,
'.
Oportunidad 87

como Job, cuando, derribado en el suelo por una mano e.."{cclsa que le oprime,
hinche con sus gemidos y humedece con sus lágrimas los valles de Idumea?
¿Quién volverá a lamentarse como se laJll(otaba Jeremías en torno de Jerusalén
abandonada de Dios 'y de las gentes? ¿Quién será lúgubre y sombrío, como era
sombrío y lúgubre Ezequiel, el poeta de los grandes infortunios y de los tre-
mendos castigos, cuando daba a los vientos su arrebatada inspiración espanto
de Babilonia?
Cuéntanse alií las batallas del Señor, en cuya presencia son vanos simula-
cros las batallas de los hombres por eso la Biblia, que contiene los modeJos
de todas las tragedias, de todas las elegías y de todas las lamentaciones, con·
tiene también el modelo inimitable de todos los cantos de victoria. ¿Quién
cantará como Moisés del otro lado del Mar Rojo, cuando cantaba la victoria
de Jehová, el vencimiento de Faraón y la libertad de su pueblo? ¿Quién
volverá a cantar un himno de victoria como el que cantaba Débora, la sibila
de Israel, la amazona de los hebreos, la mujer fuerte de la Biblia? 4.

Este estilo fascin~ y seduce; pero a la larga, cansa y abruma; y


si no entraña verdadera grandeza de pensamiento, degenera en el
estilo vicioso que se llama enfático y declamatorio.
87. Hay otro estilo, sobre todo en la critica moderna, que ni es
solamente didáctico, ni es precisamente pintoresco! que se acerca a las
alturas del oratorio, y que no desprecia tampoco, si a mano viene,
algún relámpago de agudeza y donaire. Es un estilo que, por su
selecci6n de formas y su severidad de adornos, podríamos llamar
ELEGANTE. Suele llevar el sello de cultos y sabios escritores. Tal es el
que campea en las obras de Menéndez y Pela yo, y se admira en no
tan pocos literatos modernos.
Véase este fragmento del discurso que, en elogio del citado poj¡.
grafo, pronunci6 don Antonio Gómez Restrepoj al mismo tiempo
dará a los alumnos magistral lección de la materia que vamos es~
tudiando:
La inspiración líCica fue llama que pronto se extinguió en el corazón de
Menéridez y Pela yo. Su vocación era la de prosista; a la prosa llevó sus insig~
nes cualidades poéticas de imaginación y sentimiento, .:-rcándose un estilo sin
rival en su género, entre los modernos escritores castellanos. lnstrumenro es
éste difícil de manejar; y muchos han tracasado ya en ~l insensato empeño de
remedar servilmente el estilo del siglo de oro, ya ' con la imi tación de la frase
corta y antiestética de ciertos escritores franceses, ya con el uso del período
ampuloso y bombástico en que el follaJe ahoga la idea. En la primera mitad del \,
siglo pasado dominÓ en España, entre críticos y eruditos, el mal llamado estilo
académico, retorcido y falso, que jamás da la impresión de la realidad, y nos
hace recordar a esos individuos que estudian el 'gesto de sus rostros de hielo
para fingir emociones que no sienten. Hay grandes excepciones, como Larra y
Valera. El primero dio a su prosa el estilo acerado, como la espada de dos filos,
propio para la expresi6n de los pensamiemos térricos y sombríos, que a modo
de aves siniestras brotaban de su abismo interior. En la prosa de Va]era cantan

4 Del discurso pronunciado el 16 de abri l de 1848 al ingresar su autor en


la Real Academia de la Lengua.
}as cjgarras. at~ien.ges con hechicera . dulzura, "como cantabá la que buscó .re~
rugio en el seno perfumado de Clac. El estilo~ de ;sus .iiscúrsos y ' dis-ertaciones
tiene la 'gracia y gentileza propias del genio andaluz, depurado por el estudio
de los clásicos griegos. Su frase .risueña y trasparente,. es un modelo, pero no .
es imitabk, como no [o es la de los .cuentos de Yoltaire o la de los diálqgos
-de Renán. La prosa de Menéndez y Pelayo es de corte· moderno, ni asiática.
ni cortada, de ef«to rápido y directo. Se comprénde que ha brotado sin ~
fuerzo de la pluma del ' autor, como manantial que salta y se derrama de una
peña. El pensamiento encuentra sin vacilar la forma adecuada de expresión;
y los incisos se van agrupando por arte espontáneo en torno de la frase prin-
cipal, sin oscurecerla ni entorpecer su paso, hasta que el período se 'cierra, COR
una expresión vigorosa y rotunda, cuya m1,Ísica queda 'resonando en el .oído.
En sus discursos tiene Menéndez y Pelayo algo del número oratorio .de Caste1ar,
pero sin la redundancia que suele debilitar j la elocuencia del célebre tribuno.
Porque la de Menéndez fue siempre severa, castamente adornada, y atenta &
no emplear más palabras que las indispensables para la cabal expresión de s.
pensamientoo El calor de 'la convicción, la energía vital que en todo ostentaba,
encienden las frases ; y la sangre fluye a través de .los grandes períodos, Y ,
cuando llega d momento culminante, en que el arwta de la palabra va a daf
el toque final, el que ha de subyugar al kctor, el poeta interviene; y entonces
la idea se trasforma en imagen, y ésta se yergue &esca y viva, como floracióa
que revienta para adornar con sus rojos pétaros la verde cabellera de un gigante
dd bosque IS.
87·bis. Estilo moderno. Léase esta página de G. Mártínez Sierra:
,
MARIPOSAS

No hay edad en la vida sin ensueño, como °no hay estación sin mariposas.
Ostentan mil colores las que nacen cuaopo abril amanece. Son ligeras, diá-
.fanas, juguetonas, inconscientes... Así son los ensueños de ~os niños.
TaJIlbiér.. hay mariposas en verano, raml:)ién hay mariposas... Son el polvo
que al aventar las mieses· de las eras, en remolinos de oro se levanta. Sueños
de juvenrud -¡ siempre doradosl- que en pecho varonil hicieron nido.
Son las ojas que pálidas y lentas caen en el silencio de los tristes árboles,
maiiposas de otoño ..-. Ensueños de alma que e! amor agotó y anhela triunfos.
Copos de nieve son las mariposas de invierno... Para el alma, blancos sueños,
forjados con las lágrimas lloradas a través de una vlda. No en colores de
ilusión liban néctar: se sostienen con el aroma tenue y misterioso de las anti-
guas flores, ya segadas, que se llaman recuerdos. En la vida no hay edad sin
ensueños. En la tierra no. hay tampoco estación sin mariposas.
y ¡ay de . las mariposas rezagadas! Si son de primavera, el sol de julio en
mar de fuego anegará su vida. Si son de estío -polvar$Xia de oro-- arrastra-
das serán al primer cierzo. Si en otoño nacieron, si han caído en la pomposa
fronda de una vida que anhela más aunque llegó a la cumbre -porque sólo
la suerte cortar puede las alas de la eterna mariposa que espíritu se llama-.
Jos rigores del invierno, las lluvias, las escarchas, sabrán trocar su palidez poé-
tica en infecta negrura. Si en invierno vieron la luz, si son copos de nieve,

li . Del discUl'SO pronunciado an~ la Academia ColombIana · el día 20 ode


j1,1Dio de 1912. (Véase completo en el Annuario' ¿~- la Academia, :t. IlI, .p.' 93).

,
i
,.

La concisión del EJtiio 89

sueños de ancianos. . . j ay de ellas si se obstinan en oponerse a nuevas prima-


veras! Dei sol de abril los rayos poderosos convertirán en fango su blancura ...
¡Ay de las mariposas rezagadas!

, Al exponer las escuelas literarias dijimos del decadentismo y del


modernismo que -en medio de sus aberraciones- han tributado a
las letras" los valiosos resultados de dar cierta ligereza alada, aristo-
cracia señoril y ensoñadora sugestión -al estilo. Por eso, hoy prefieren
modernos escritores un estilo tal y como se revela en la página tras- .
crita. Una idea ligera, sutil, prácticamente concebida, sobria y -con •
,actas cláusulas expresada. Claro que para desenvolver grandes planes
o expresar filosóficos conceptos, el molde es pequeño; pero sí es
imitable para, artículos ligeros, dedicatorias, juicios críticos a posta
perfuntorios, libros de impresiones, etc. -
I
RECONSTRUCCION SI NTE TlCA. - ¿En qué sentido es dote del estilo la oportu-
nidad ? (77) . - ¿Cómo div idían los griegos y romanos el estilo, atendiendo a
la diferencia objetiva? ¿Con qué inconveniente tropiezan los modernos q ue se
fijan solamente en la objetividad del estilo? (78). - ¿Cómo lo remediamos
nosotros? (79) . - ¿Qué definición de la oportunidad se infiere? (80). - ¿Cómo
ha de ser el estilo, si ha de ser oportuno, en la en~ñanza, en la oratoria y en

¡
las obras de deleite y pasatiempo? ¿Cuál es la división del estilo. clave de las
pemás, que resulta, atendida la natu raleza de las obras? (81). Cite usted
autores que nos of.rezcan modelos de esos varios estilos. Abra el texto, lea los
trozos que trae de esos autores, hacien do ver el carácter distintivo de los
varios estilos y su oportunidad (82, 83, 84, 85, 86. 87, 87 bis).
EJERCICIOS PRACT ICOS. - 19 La respuesta a la última pregun ta rctrospettiva
prerrequiere mucho ejercicio que no se puede hacel compldo sino después de
haber estudiado toda la teoría del estilo en las lecciones siguientes. Porque
hay que notar, para el análisis e in teligencia completos, el modo diverso de
reconstruÍr las cláusulas en caCla clase de estilo. si son periódicas o sueltas. etc.;
la entonación más alta, templada o baja; el lenguaje serio, o festivo o insinuante
Que predomine; la profusión de adornos~ figuras, etc.
29 Lea el profesor otros modelos de este u otro libro; y después de hacer
saber en qué ocasión y para qué lectores u oyentes se escribieron, exija la in-
cipiente crítica de si son oportunos o no, y a qué clasificación principal de
estilo pertenecen.

LECCION XlI

LA CONCISION DEL ESTILO


ABUNDANCIA Y REDUNDANCIA

88. H e aqu[ otra cualidad del buen estilo, que lleva conSIgo la
sobriedad, la fuerza, el resalto del período o éláusula.
Antes de definir sintéticamente esta dote, entend:ímosla con un
ejemplo. Considérese este parrafíto:
i
~s grandes y devadoJ pensamientos, esos pensamIentos que tanto enne>-
blecen y encumbran' al hombre reflexltlo y' pensador, tienen su origen, prmctpio
y fuente en el fond o más profundo del corazón.

Cualquier alumno juicioso verá que hay aqul palabras que sooran.
Todas las que van en letra bastatdilla son ·inútiles. Si los pensamien.
tos son grandes, ya son elevados; la repetición de pensamientos es
innecesaria; los epítetos ref/exttJo y pensador tampoco hacen falta
después de haber dicho que es hombre de elevados pensamientos; si
tienen su origen, rendrán su princtpio y su fuente; si están en el
fondo, claro que será en lo más profundo.
Despojemos, pues, a la cláusula de esa hojarasca, y el pensamiento
principal resaltará e impresionará:
Los grandes pensamientos, que tanto ennoblecen al · hombre~ tienen
su origen ro el fondo del coraz6n.
¡Cuánto más clara y limpia está a~ora la idea!
Pero seda aun más enérgica quitando el inciso, que por sabido
puede omitirse, sustituyendo las palabras tienen su orzgen por UDa
sola equivalente, y omitiendo en el fondo, innecesario. Y quedaría así
la frase: Los grandes pensamientos nacen del coraz6n.
He aqul la idea hermosamente dicha. i Por qué? Porque como el
agricultor 9 poda los árboles para que .las hojas viciosas e inútiles no
perjudiquen al fruto, asl el buen estilista debe despojar ·al pensamien.
to principal
, de todo adorno que, no dándole mayor belleza le roba
energla.
Pues bien: el arte de expresar el pensamiento con ~l menor núme-
ro de palabras posibles se llama CONCISION.
Veamos un trozo de estilo sobremanera conciso.
Es de don Francisco M. de Melo .en la Historia de los "movimien-
tos. separaci6n ~ guerra de Cataluña. Dice en la introducción:
§i buscas la verdad, yo te convido a que leas; si no más del deleite y po.
licia, cierra el libro. sarisfecho de que tan a tiempo te dt:sengañé.
Ni el arte ni la lisonja han sido parciales a mi es(.;ntura; aquí no hallarás
citadas sentencias o aforismos de filósofos y políticos; todo es · del que lo es-
cribe. Muchos casos si se refieren de que las puedes formar, si con juicio discu~
rres por la naturaleza de estos sucesos; · en.tonces será tuyo el útil, como el tra~
bajo mío, sacando de mis letras doctrina por ti mismo; V ambos así nos llama~
remos autores, yo con lo Que te refiero, tú con lo que: te persuades.
Ofrezco él los venideros un ejemplo. a los presentes un d~engañoJ un
consuelo a los pasados. Cuento los accidentes de un siglo que les puede servir
a éstos, aquéllos y esotros. con lecciones tan diferentes,
Algunos condenarán mi historia de triste. No hay modo de referir tragedias
sino con términos graves. Las sa les de Marcial, las fábulas de: Plauto. jamás
se sirvieron (, presentaron en la mesa de Livio.
Son modelos de concisión en castellano, entre otros) Salís, Mon-
eada, Fray Luis de Le6n y Menéndez y Pelayo, que suelen encerrar
ideas en pocas líneas. "
, . ,

LA concisi6n del Estilo 91

En verso, la concisión da fU,erza y nervio; y si la idea es lúcida


y fecunda, abre como un abanico de auxiliares ideas arite el lector. La
poetisa boliviana María Josefa Mujía rermina con este canto conden~
,, sando un soneto a Bolívar:
¡Bolívar, genio de inmortal memoria!
¡Nombre que dice libertad y gloria!

. 89. El vicio contrario es la difusión, que también se llama redun-


dancia. Y nótese que no es lo mismo redundancia que abundancia.
Abundantes son los estilos de Cicerón, de Granada, de Fray Luis de
León .y de otros buenos estilistas modernos (Bello, Caro, León Mera,
Montalvo *, Rodó *', etc.); pero no son redundantes o difusos.
Hay abundancia de ideas" pero concisamente dichas, sin amplifi-
caClOnes VICIOsas.
Véase un trozo del Padre Granada, abundante; en el cual, no
siendo posible suprimir un detalle sin despojarle de su nativa her-
mosura, nada tiene de difuso, y es, por tanto, conciso:
T iende los ojos por este mundo visible, y mira cuántas y cuán hermosas

¡ cosas hay en él. ¿Cuánta es la grandeza de los cidos? ¿Cuánta la claridad y


resplandor de sol, y de la luna y de las estrellas? ¿Cuánta la hermosura de la
tierra, de los árboles, de las aves y de los otros animales? ¿Qué es ver la llanura
ele los campos, la altura de los montes, la verdura de los valles, la frescura
>

\ de las fuentes, la gracia de los ríos repartidos como venas por todo el cuerpo
de la tierra, y sobre todo la anchura de los mares, poblados de tantas diver.
i sidades y maravillas de cosas? ¿Qué son los estanques y lagunas de agua claras,
sino corno unos ojos de la tierra, o como espejos del cielo? ¿Qué son los prados
verdes entretejidos de rosas V flores, sino como un cielo estrellado de una noche
serena? ¿Qué diré de las venas de oro, V de plata~ y de otros tan ricos y tan
preciosos metales? ¿Qué de los rubíes y esmeraldas y diamantes y otras piedras
preciosas, que parecen competir con ias mismas estrellas en claridad y hermo-
sura? ¿Qué de las pinturas y colores de las. aves, de los animales, de las flores
y de otras cosas infinitas?
!
90. Para adquirir concisión de estilo no hay consejo mejor que
el de la lima tamizando el estilo y limpiándolo de todo lo que no sea
grano de ideas o de legítimos y convenientes adornos.
E! precepto que sobre los versos daba Horado a los Pisones se ha
de extender a todo escrito que por bueno quiera venderse:
Un crítico sensato y de conCIenCIa
los versos tachará que encuentre flojos;
tildará/os ;1 en ellos hay dureza,
y tlolvlendo la pluma, al desaliño
doquzer imprtmtrá raya tremenda.
Cortará en los adornos pompa Inútil,
hará dar luz a lo que oscuro sea;
reparará la ambigüedad. notando
,

los pasajes que pidan pronta enmienda.

, ,
,
,. ,. , ••• .1

l .
.Boileau
, también encarece este consel0, -asl:
Qui tie, sait se borner; ne sut jamais ¿CT'!'re.
Pero a veces ~o bastará t~char: una o dós palabraS o frases; . el
mal está en la concepción ya difusa del pensamiento y' en el guo inal
dado a todo el periodo. Entonces no hay más remedio que ceñir los
conceptos y condensar la redacci6n de todo el escrito.-
La cQncisión puede degenerar en laconismo y aridez; a veces ' en
oscuridad. ;
EJERClCIOS PRACTICaS DE COMPOsteIaN . - Esta lección r~quiere más bien
práctica que principios. Háganse en clase análisis de modelos de concisión y de
difusi6n; dicte el profesor como temas de composición fragmentos redundantes,
para qu e d alumno los despoj e de lo inútil, variando, SI es ' preciso, el giro de
.la frase. En el aamen se exigirán los ·ejercicios~ hechos en d curso y algún
otro improvisado en el mis,mo examen sobre el trozo de alguna antología o de
este texto, que pareciere al tribunal.
RECONSTRUCCION SINTETICA. - Prese~1te usted ejemplo en que apare,zca un
pensamiento expresado con muchas palabras inútiles. Despójele de ellas hasta
dejar el pensamienro enérgicamente dicho: Defina la concisión. Cite modelos y
autores de suma concisión (88). ~ Vicio contrario. Diferencia entre redun-
dancia y abundancia. Cite' un trozo abundante y no redundante (89). - Medios
para adquirir concisión (90). - Léase un fragmento cualquiera, y muéstt'e ¡i
es abundante, conciso o redundante. '

• LECCION XIII

VIDA Y MOVIMIENTO DEL ESTILO


NOCION CLAR,A DE LAS FIGURAS

91. La concisi6n exigida 'en la lecci6n anterior no ha de cortar las


alas a la fantasía ni ha de entibiar el calor vital que debe aniInar
al estilo. Justamente a eso va la ' concisión~ a cortar todo aquello, que
rp1;>a vida y calor al estilo. Pero lo que positivamente presta al estilo
movimiento, y calor vital, son 1as figuras. . \-
Yerran los qu.e creen que las figuras son meros juegos ret6ricos
de palabras que nada quitan ni ponen a la expresión del pensamiento.
Quédese este criterio púa ciertas figurillas (así podemos llamarlas)
con que 'preceptista~ rutinarios atiborran largas páginas de prontua-
rios de retórica. Esas que ellos llaman, v. gr.~ elegancias por combi-
naci6n, aliteraci6n paranomasia; poliptote. etc, no ~irven, a nuestro
l

modo de ver, s-i no para amánerar y enfriar el estilo o la estrofa poé-


tica, y has~ algunas, como , la as.onancial son verdadero defecto' del
lenguaje. .. '. •
92. Tratamos .aquí de estudiar aquellos modos de coneebu y de
expresar bellamente nuestros pensamientos, interesando no solamente
• , j

,.. < , • . .
V.ida y movimiento del Estilo 93

la inteligencia, sino también la imaginaci6n y la sensibilidad de los


que lean o escuchen, manifestándoles ' el entusiasmo y las impresiones
que a nosotros nos agitan.
Esto lo bace el estilo figurado . Vais a verlo.
Si ante UD hombre que en una tertulia no cesa de hablar censu-
rando a presentes y ausentes, yo digo: «Ese hombre es un charlatán:.,
no expreso sino una simple apreciación mía. Si digo: <¡Qué hombre
tan charlatánh, ya muestro sobre mi apreciación, un movimiento· de
~mpaciencia o de enojo. Pero si fuertemente impresionado por la ga-
rrulería de aquel hombre, digo: «¡Qué charlatán, señores, qué char-
latán! », esta repetición indica el muchC? fastidio o enoJo que me va
causando. Y todavía manifestaré más al vivo e intensamente mis •
sentimientos, si digo : «¿ Habrase visto semejante charlatán? ; .
93. Otros ejemplos aclararán ia definición que formulamos en se-
g uida. Tenéis que emprender un viaje urgentísimo. y hace media hora
que esperáis en la estación. El tren, va a ponerse en marcha; pero
guarda vuestro amigo, que no acaba de llegar, el billete (pasaje) ya
tomado. La impaciencia febril y el temor de perder el tren os con·
sume. Cuando al sonar la última señal de partida veis aparecer al
remolón compañero, ¿cómo expresaréis ~uestro estado de ánimo? Si
dijérais: «Hace media hora que te estoy esperando con ansía:., diríais ,
la verdad; pero no manifestaríais la impaciencia y enojo que estábais
sufriendo. Lo natural y espontáneo, lo más exacto, es exclamar:
<¡Acabarás de llegar! ¡Un siglo hace que te estaba esperando! • .
y he agu; cómo estas dos figuras (que llamaremos después excla-
mación e hipérbole) expresan muy bien los sentimientos del alma.
Pues esto son las figuras.
94. No habrá ya alumno que, leídos estos ejemplos, no sepa defi- '.
nirlas diciendo qu e:
Son las FIGURAS aquellos modos de hablar que, manifestando no •
sólo la verdad del pensamiento, sino los trlectos y pasiones del alma, .\
dan. viveza, brillantez} y energía al estilo.
Veamos cumplida la definici6n en un buen trozo literario. Sea,
.'
por ejemplo, la poda de Andrés Bello (V.):

A LA ZONA TORRIDA
• ¡Salvc, fectmda z ona,
qt~ ai sol enamorado circullscribes
el vago curso, y cuanto !ér anrma
en cada vano clima,
acarlctada de su luz concibes! '
Tú tei~s al verano su guzrnalda
de granadas espigas; tú la uva
das a la hirviente cuba;

(
....- ~,
" .,:' '. i '~á:ión.-, XIlI
jo "r
,'
no 4e pwpü'r~a . fruta, '0 r,oja, Q~ gW#da~
,a tus florestas bellas
, .
falta matiz alguno; :Y behe en eUas
aromas mil el viento.

Tú das 'la cafia hermosa


de do la miel se acendra,
por quien desdeña el mundo los panales;
tú en urnas de (afál cuajas la almendra
q~ en la espumante jícara rebosa;
bulle carmín viviente· e~ tus nopales,
que afrenta fuera al mú,iu de Tiro;
. :v de tu añil la tinta gen't!rosa
<. émula es' de la lumbre del zafiro.
El vino es tuyo, que la herida agave
para los hijos vierte
del Anáhuac feliz; y la hoja es tuya,
que cuando -de süave
humo en espiras vagarosClJ huye,
solaza.rá el fastidio al ocio inerte.

Para tus htjos la procera palma


su vario feudo cría.
r el 'ananás sazona su ambrosía;
su blánco pan la yuca; .
sus TttbiaJ pomas la patata educa, '"
y el algodón despliega al aura leve
las rosas de oro y el vellón de niev{!, etc

Leídos estos bellos fragmentos, 'desde luego, e ignorando todavla


los nombres de las distintas figuras, notará el discípulo un modo bri·
liante y vivlsimo ,de describir los pr9ductos de la zona t6rriOa; y
deteniéndose en cada frase o cláusula, notará que d poeta e}llplea
giros y modos de decir , nada prosaicos ni vulgares. Empieza excla-
mando. y saludando a cosa "inanimada, como es la zona," y dándole
las propiedades de fecundidad y el ' oficio de tejer coronas, que son
propias de seres vivos. Llama guirnalda a las espigas del verano; pone
en singular lo que en rigor debiera estar en plural; dice que d viento
bebe aromas; y va enumerando hermosamente las producciones de la
zona, valiéndose de circunloquios poético.5 para expresar ideas que
pudieran decirse en pocos pero no tan brillantes vocablos. Fíjense los
alumnos en el modo de decir cómo se produce el cac:;l.o: «Tú en urnas,
de coral.. .', y en el modo de describir la hoja del tabaco: .La hoja
es tuya ...». Notables en las comparaciones o semejanzas bellísimas,
como cuando llama a las flores del algod6n «rosas de oro y ve1l6n de
niev~, etc_
.. 95. Mas la definición dada dice _que no sirven solamente las fi:-
guras para el adorno de la obra literaria, sino que son necesarias para
,

Vida y movimiento del Estilo 9S

la íntegra, clara y propia manifestaci6n de nuestros conceptos, y que


son imprescindibles para la total expresi6n de nuestros sentires e
. .
zmpreslones.
He ahí por qué se emplean espontáneametzte no solamente en- la
eñbuna oratoria y en las rimas poéticas, sino en la boca del vulgo.
«Son armas, dice Marmontel, que la naturaleza ha puesto en las
manos para d ataque y la defensa. La diferenda está en que el hom~
bre apasionado se sirve de ellas ciega e instintivamente, el buen de~
clamador las esgrime con arte, y el hombre elocuente se aventaja en
el manejo de elbs, usándolas, según convenga, con fuerza, dirección
y prudencia» 1.
Después de conocidas las principales figoras completarán los alum-
nos esta doctrina.
96. División general de las figuras. No admitimos la división
rutinaria de figuras de pensamiento y de lenguaje . Todas las figuras
que dicen de dicci6n han de ser también un modo de exponer mejor
el pensamiento, si no ¿ para qué sirven?
No somos tampoco amigos de catálogos y encasillamientos que
reducen a un procedimiento puramente mecánico el empleo de mc- _
dios, cuya fuerza y arte está en la naturalidad dd uso. Por eso, con-
siderando las figuras dentro del ancho marcu de tres divisiones
generales, iremos recorriendo las principales, llamando la atención de
los discípulos más a los ejemplos que deben considerar, guiados por
los profesores, y en cuanto sea posible aprender de memoria.
Así que, considerando el EFEcro PRINCIPAL que producen, las
figuras se pueden dividir en tres grupos:
1. - Figuras 16gicas. cuyo efecto principal es hacer resaltar una
idea.
Il. - Figuras pintorescas, cuyo efecto propio es interesar la ima-
ginación, y dar viveza y colorido al estilo.
111. - Figuras patéticas, cuyo efecto directo es expresar y excitar
afectos vehememes del alma.
RECONSTRUCCION SINTETICA. - ¿Qué pretende el estilo figurado? Muestre
usted con ejemplos cómo las figuras expresan más vivamen te el pensamiento
(9 1, 92. 93). - Dé la definición deductiva de figuras, Haga ver la definición
examinando la poesía A la zona tó"ida, de Bello (94) . - ¿Son naturales las
figuras? Muéstrelo prác ti camente con el ejemplo de Marmonte! (95 y 145) .
¿Qué división se puede hacer de las figuras por razón del efecto principal que
producen ? (96).
EJ ERCICIOS PR,\CTICOS. - Hágase con otra composición en prosa o en verso
el mismo análisis intui tivo hecho con la poesía de Bello, Pueden servir a ese
fin los modelos pues tos en la lección once.

1 Marmontel. E/éments de littératur~ .


.,
, '
• LECCIOÑ XIV

FIGURAS LOGICAS

97. .Para dar a .entender la magnitud· del objetó o para encarecer


. aqudlo que Se 'cuenta, sirve la hipérbole, .c uyas palabras, tomadas li-
teralmente, pasan los límites de la\ verdad.' · ,
EJEMPLOS 2. ·Describe el poeta L6p<!z Garda en sus famosas déci-
mas El (¡os de mayo, el ardor con que' s,e levanté el pueblo de Madrid
(España) contra el invasor francés, y dice:
y suenan patrias canciones
cantando santos deberes,
• y tlan roncas laJ muieres
empujando los cañones.
Al pie de libres pendones
el grito de patria zumba,
y 'el rudo cañ6n retumba,
y el vil invaso'f se aterra,
y al suelo le falb tierra
"• para cubrir tan ta tu;nba .
;:,' . En estos dos versos está la figura; dicien90 que no
hay tierrapara '
[ - tantas tumbas, ' d~ a entender que fueron muchísimos Jos muertos.
El maestro Fray Luis de León, para ponderar el aluvión de safr'3.- ;_-;
cenos que se lanzó sobre España~ antes de la derrota de Guadalete,~ _
dice en su ProfeCla del Tajo: I

Cubre la g(:nte el sudo;


debajo de las velas desparece
la mar; la voz al cielo
confusa y vaga crece,
el polvo roba el día y le oscurece.

En el l~nguaje familiar abul1dan las hipérboles; así decimos: csi(


~me los codos de hambre:., 4:eso es más antiguo que andar .a pie::.,
é'tocó el cielo con las manos:., ."se ríe hasta de ·SU , sombra>, etc.
Cervantes tiene cómicas hipérboles, ,como cuando en El Quijote
• dice: que Sancho, puesta a la boca la bOta de vino, «estuvo -mirando
las estrellas un cuarto de hora•. Y en Persiles y Segismunda: .Aumen-
té las aguas del mar con las que derramaba de mis ojos. ,
• -
98. Contraponiendo unos 'pensamíentos a otros, unas palabras a
otras, resalta más la idea principal, como entre el claro-oscuro de un
'cuadro resalta la figura más interesante.

,.
.
2 Aglomera.JJlos ejemplos 'para que mejor se entiendan l,!s figUJ;as y los
modos ·de emplearlas. Basta que los alumnos -s.opan· dar. cuenta de algunos .
-" •
.,,;

. -'.
, ;-
I
, $.
,
Figuras lógicas 97

Esta figura se llama antítesis.


EJEMPLOS. Retrata Fray Luis de León al hipócrita, y contrapone
así lo que es y lo que él quiere parecer: ,Preséntase a Dios religioso,
y tiene el ánimo muy alejado de Dios; muéstrase por de fuera siervo
suyo, y aborrécele en su coraz6n; gotean sus manos sangre inocente
y álzalas al Señor como limpias•.
Cervantes contrapone las acciones de don Quijote a las de su es-
cudero: ~:Yo velo cuando tú duermes; yo lloro cuando tú cantas; yo
me desmayo de ayuno cuando tú estás perezoso y desalentado de
puro harto •.
99. Otras veces se ~nen dos ideas, al parecer contradictorias, para
poner más de relieve la profundidad de! pensamiento.
·Así decimos «la elocuencia de! silencio., ,la difícil facilidad.; y
de Arguijo es aquel verso:
Mira el avaro en sus riquezas pobre.
Pues esta figura se llama parado;a.
Santa Teresa escribió:
Vivo sin vivir en mí,
y tan alta vida espero
que muero porqu,e no muero.
El santafereño doctor don Hernando Domínguez Camargo, escri-
bió en el siglo XVII varios poemas. En el romance a la Pasión de Cristo
dice que el Señor muestra
• Feo hermosamente el rostro;
y que Cristo y su Madre cambian ruegos
amorosamente atroces.
El Padre Granada se vale de hermosas paradojas para mostrar las
grandezas de Dios, diciendo que «.EI es secretísimo y presentísimo,
sin lugar y en todo lugar, inmutable y que todo lo muda, e! que
siempre obra y siem pre está quieto, el que todo lo llena. sin quedar
encerrado, y todo lo prevé sin quedar distraído ~, etc.
100. Con sólo troca r en la segunda frase o en e! segundo miem-
bro el orden de los términos puestos en la frase primera o en el
miembro primero, se hace cambiar el sentido y aparece agudamente
dicho e! pensamiento.
Tal sucede en la frase «e! hombre debe comer para vivir, no vivir
para comer>; y en aquella otra de Echegaray: . De lo necio se ríen
los hombres serios, pero de lo 'serio 5610 se ríen los necios~.
Esta figura se ll,?ma retruécano. Ingeniosamente está usada en
estos versos:

7-LITERATURA PRECEPTIVA


,
, " '

, . ~ En los tt'empos d¿ ;b"4'rlmras \ nac"iones
cqIgaban ' de las, crÚCCJ los ladrones;,
ep los tiempos. modernos de las luces
de los ladrones cuélganse
, , las cruces.

, '¡ 101. ' La idea principal suele etlc~rrarse en Ulia reflexión profUnda
expresada de urr modo conciso y ,enérgico. Es lo que Se llama sente,.,·'
,cia. Pero sj. esta -sentencia se ponc al .final 'd e un periodo, "Como resul·
' tado, razón' o sfntesis de lo dic~o en él, lleva el nombre dé epifonema,
Ejemplos ,de sentencia:
Si quieres ser amado, ama (Sao Agustín).
I:;a pluma es la: lengua del alJ;lia:' (Cervan tes).
- Al rey la hacienda: y la vida •
se h(l de 'dar, peTo' el honor
es patrimonio dél alma
¡JI el alrpa 5610 ~s d~ Dios! (Calderón).
" :
Ejemplos de epifonema: •
, ' t .
Yo me he asomado a las profu'ndas nm(l¡
~ , de la tiara y del cielo,
y les he visto el fin, o con tos o;os
o con el pensamiento.
Mas ¡ay! de tm corazón llegué fIi abúmo,
. y me incliné"" por (J~lo,
y mi alma y mis ojos se turbaron:
¡tan hondo era y tao n.egro! (~écque:r. rima XLVII).
I ,
' 102. Con el fin de ponderar la impor{ancia del asunto y de llamar
la atención de los lectores u oyel).tes, se muestra d escritor perplejo '
acerca de lp que ha de decir, Es la ' dubitaci6n.
Asf, ponderando el Padre Grana'da los beneficios de Dios, al venir
a tratar de la redención, dice:
Para hablar de e;te misterio, verdaderam~ntc yo rpe hallo tan indigno, tan
corto y tan atajado que ni sé por dó comience., ni dÓ..llde .aCabe, ni qué deje,
ni tome para decir.. . Menoscabo parece de tan grandes !Disterios ser con len-
gua de carne manifestados. Pues ¿qué baré? ¿Callaré o hablaré? ?fi puedo
~ tallar, ni puedo hablar. ¿Cómo callaré. . tan grandes misericordias? Y ¿c6m.o .
I hablaré .misterios tan inefables ?

103., <;:en el mismo fin de la dubitaci6n co1lS\ilta a veces el orador


.~ '. el parecer del auditorio, y es lo que se llama co.municaci6n.
f :~ Cicer6n se vale muchas veces de este recurso, que tiene . cabida
princip~mente en la. oratori~ forense, cómo cuando dice:

Aquí pido, oh jueces, vuestro con.gejo: docidme lo que debo hace'r. Pero
~l silencio mismo que guardáis me está 'diciendo que no será otro ese consejo
.. que el que podría ' darme . la ne(:esidad. -,

104. También se excita .la curiosidad y d inte~~ haciendo' es~· ..
f ' .,
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, ,0

, '.

, .i '.," "'",
';"'
, ~. ......
., .......
:;;- .
. ';-' , :;...
.. ,

Figuras 16gicas 99 " -


. .
rar la razón o término de un suceso, para lueg!l salir coo lo que me-
• nos se pensaba.
Esto lo. hace la suspensión o sustentación.
En su oración fúnebre .por la reina de Inglaterra, decía Bossuet:
¡Cuántas gracias daba ella a Dios por dos grandes favores ! El uno por
haberla hecho cristiana, el otro ... ' ¿por cuál os parece, señores? ¿Acaso por
haber arreglado los negocios del rey su b ijo~ Nada "de eso, por haberla hecho
reina desgraciad a.
Sustentaci6n es la famosa fábula La Perrilla, del colombiano José
, Manuel Marroquin, en la que después de pintarnos
Al ¡abalí icorpulento
que huy ~ veloz, rabo al viento,
y rompiendo la maleza;
.,
y después de describirnos la sarnosa perrilla, que va corriendo tras el
jabalí; cuando ya creemos "que la sarna perrosa va a cogerlo, se nos
descuelga con que
aquella perra ~xte1Zuada,
sombra d~ p~rra qu~ fue, •
.I
de la cual se dijo qu~
1Z0 era perra ni era nada,
aqúella perrilla, sí
cosa es de volverse loco·,
. . .no pudo coger tampoco
• al maldito ¡abali .

105. Colocando las ideas en 'escala ascendente o descendente, se


señala y completa mejor el pensamiento. Esto se llama gradaei6n.
Es muy conocida la que empleó Cicer6n increpando a C.tilina:
«Nada tratas, nada maquinás, nada piensas, que yo no sepa, no vea,
no siental>. ,
El articulista Flgaro (don Mari'ano J. de Larra), hablando de la
presunci6n moderna, dice que hoy «el artesano ha de parecer artista,
el , artista
.
pnnclpe>.
empleado, el empleado título; el título g rande y el grande .
' 106. Concede el orador de buen grado al adversario sus opiniones
para rebatirle con más fuerza y facilidad. Es la concesi6n.
El siguiente ejemplo del clásico Padre Rivadeneira, al mismo tiem-
po que antítesis, es hermosa concesión:
Dices que es duro el dolor: yo digo que tú eres muelle y blando. Dices
q ue pocos lo pudieron sufrir, y yo te digo que seamos iodos de esos pocos: Dices
q ue somos flacos de nuestra naturaleza, y yo te digo que no in fames tú a la
na turaleza, que ella fu ertes nos engen~ ró. i

Quev,edo se vale de una concesión graciosa; porque al que le arguye •
que el matri ~onio no es malo porque Cristo Jo santific6, responde:

,
- .
..
lOO !"eéción, XIV
• ,
:~ I

..
Yo 'cor:fieso qt~ Cristo da f..xcelenda ..
, al l matrimonio santo" que lo aprueba,
I que Dios siempre aprobó la penitencial

Variantes 'de la concesión son la anticipación o prolepsis que pre-


senta de antemano las objeciones del .dversario para mejor deshacer-
las en seguida, y la subjeción, de qué'. hablaremos más adelante.
Ejemplo de anticipaci6n: Después de proponer Dem6stenes « lID lo
menos trabajoso, sino lo de má$ gloria ' para. la ciudad>, continúa así:
Pero ya oigo que alguno me dic-e: '«Tú siempre nos habl~s de 10 mejor;
. pero 10 cierto es que nunca pasas de palabras. y 10 que necesita la ciudad son
obras~. A esto me basta responder que al consejero nada más cumple que
. exponeros 10 que juzgare mejor: lo cual bien fácil me será demostrarlo (lo
prueba con lo que sucedió después que Jos griegos oyeron a. Timoteo que les
incitaba a socorrer a los de Eubea). y acaba: Luego en d negocio presente,
como en todos los demás que suelen. aquí discutirse, el obrar os toca a' vosotrQs,
al consejeró sólo incumbe decir bien dicho lo que re-put~ mejor.

107. Cicerón encarece m~s los cdmenes de su acusado Ver res, fin·
giendo pasar por alto muchos de ellos: .Nada diré de su boato, nada
de su insolencia, nada de sus maldades y t.orpezas: sólo hablaré de sus
usuras y conCUS10nes~ .
Pues con esta simulación de omiti.c aquello que en realidad se va
diciendo, se logra llamar más la atenci6n sobre lo mismo y hace creer
el orador la sobra de razones que todavía le asisten.
Esta figura se Uama preterici6n. .
,,
108. Por la reticencia . se suspende de súbito la frase, .pasando a
o,t,ra cosa; con lo e,ual se da a entender que es mucho e importante lo
que todavía pudiéramos dec;ir:
Dice don Leandro F. Moraun: ,
•. .¡Pobre diablo!
,. exclama don Bonifaz,
si yo quisiera decir
10 que... pero bueno está.
- ¡Oiga! Pues ¿qu¿ haJido? ..
I V aya! DEganos usted. -No tal. .

Ayuda también a esclarecer el pensamiento lit corrección, por la


cual el escritor se enmienda a sí mismo expresando la idea con otra
palabra o fra,e más propia, como cuando Lope de Vega 'dice:
Vuelan a ti mis pensamientos,
que dijera mejor, mis desvarEo$;.

y el colombiano Marroquín, en la citada descripción de La


-Perrilla, se corrige muy graciosamente:
,
"

.. -
Otras figuras del primer grupo 101

Flaco era ·el animalejo,
d más flaco de los canes;
era el rastro, erarJ los manes
de un cuas: setnl-ex-gozquejo.
Samosa era ... digo mal,
no era una perra sarnosa,
era una sarna peTrosa
en figura de ammu/.

RECONSTRUCCION SlNTETICA. - ¿Para qué sirve la hipérbole? ¿Dónde se


halla en los ejemplos de L. Carda y de Fray Luis de León? Hipérboles fami-
liar'es de Cervantes (97). - ¿Qué hace y para qué sirve la antítesis? Ejem-
plos de Fray Luis de León y Cervantes (98). ¿Qué hace y para qué sirve la \
paradoja? Muéstrela en los ejemplos de Arquijo, Santa Teresa, Dornínguez
Camargo y Padre Granada (99). - ¿En qué consiste y para qué sirve el
,"etmécano? Algunos ejemplos (100). - Diferencia entre sentencia y epifonema.
Ejemplos,. v. gr., el de Calderón y el de Bécquer (101). - ¿Para qué es la
dubitación, como la del Padre Granada al hablar de la redención ? (102).
¿Qué es y para qué sirve la suspenSIón o sustentaCIón? Ejemplos de B.ossuet y
de Marroquín (104). - ¿Cuál es el fin de la gradaczón? Ejemplos de Cicerón
y de Fígaro (105). - ¿Qué se consigue con la C01Jcest6n y sus semejantes la
anticipación y la sub;eción? Hágalo ver en los ejemplos de Rivadeneira, Que-
vedo, Demóstenes (106). - ¿Qué efectos se consiguen con la preterición, tal
como la usa Cicerón? (107). - ¿ Qué hacen la rettcencta y la corrección?
Ejemplos de Moratío, de Lope y de Marroquín (108).
Los EJERCICIOS PRACTIcas de esta V de las sigüientes lecciones, sobre figuras,
van contenidos en los generales que se proponen en la lección 19 í1, números
143 y 144.

LECCION XV

OTRAS FIGURAS DEL PRIMER GRUPO

109. Figuras por repetición. Las figuras llamadas de repetición


entran de lleno en el primer grupo, pues nadie dudará de que esa •
repetición de palabras encarece más la idea, grabándola mejor en la
mente.
La repetición de una palabra puede serlo: 1) al principio de cada
miembro, y la figura se \lama andfora, o 2) al fin, y se llama con-
versión, o 3) al principio y al fin. y se llama complexión.
A veces 1) el vocablo se repite al principio de la cláusula, y se
dice reduplicaci6n; otras veces 2) la misma palabra del principio se
repi te al fin de la cláusula, y es la epanadiplosis; y también 3) repi-
tiendo al principio de cada miembro de la cláusula las palabras o
palabra con que termin6 la anterior, resulta la concatenaci6n.
Por supuesto que, si todas, muy especialmente estas figuras han
de ser naturales y no rebuscadas, para que surtan su pretendido efecto .


,
. '
"
.~ "
EJEMPLOS - De dliólora:,; , \.
. " .' -
mi , Dios, 'fuente' de ' agua d,ulce; eres, mar blando de in,fip.ita gracia;
'E1'C5,
eres, (efresco del a~a ~d ienta ; ei-cs. ~ que brinda a 1m angeles y ~ntos '7
los embriaga COD~ La abund~ncia de rus deleites. .. r ' •

_Repitiendo la palabra eres al principio de cada miembro, 'consigue


Malón de Chaide encarecer más y más ' lo dulce que es Dios con fo~
, justos, ,
", Cer'van~, en cambío, encarece Ja- pena d~ Caballero de la Triste
.
'
Fi~ra, derrocado, con- esta repetiCió.o: "
. '. '
Aquí fue Troya, .exclamab'p' - (don ' Quijote)'; 'aqui mi. d~dicha y no p11 •.
copard'a· se llevó mis alcanzad.as glorias; aquí us6 la fqrtuna conmigo de suS"
vueltas y revuelta$; ni/uí s-e fscurecieron mis hazañas;' aquí cayó mi ventura
para jamás levantarse. ' , . ;' ,
, I

De .convCT.sión: Cuánto peso no da Cicerón '3 sus


, "3CU$aClOnes
'
con-
tra el rw Antonio, diciendo:'" '

¿Lloráis la pér.dida de los ejért itos? Los perdi6 AntonIO. ¿Echáis de , menos.
a ciudadanos esclarecidos? Os los robó Antonio.· ¿Veis hollada la dignidad dd
senado ? La holló Anto~IO, , . ' . . '. - ".

" De'compleri6n: El catizo , Padre Rodrígue~, S, L ~raduce así esta,


, ' co,mplexi6n de San Ambrosio:
Todas las cosas tenemos en Gristo.. V tod\ls ellas ' nos es Cristo, ' Si d~áis. . .•, "

' ser curadas' de vuestras Bagas, médico es: SI ardé~s' con calentu!as. fuente es; si
os fatiga la carga de los pecados, iusv~ia es; SI tenéis necesidad de ser ayudados, , -

fortaleza es; si t~éis la muerte, vi~a es; SI deseáis ir al CJelo, ca~no es; fi
queréis huír las tirúebla,s, luz 'es; stJ tenéis necesidad de manjar, mantenimiento es.
_El Padre Granada nos da también este precioso ejemplo de la mis-
, , ma fi¡:¡ura: " , " , ' '
"
Por cierto, Señor. el que tates voces no oye, sordo es; ' el que con tales rés-
plandores no os ve, ciego ' es,; el que cop- ~ntoS argumentos 'y testimonios d~ •
todas las criaturas no conoce la nobleza de su Creador, loco es. .
, De r~duplicaci6n: Alberto Lista en la sentida ~da A la muerte de
!esÚJ, muestra sU indigr:aa.ción contra los" sayones y su convicción de
la inocencia de la víctima sagrada, repitiendo a'sí:
. Cesad, ceiad, _meies,
al santo perdonad, mu~a t:l malvado;
n sou ...de un iust9 Dios mmutros fi"des,
• caiga 11J· dura ..pena en .el culpadg; -
JI la tmptedad os .ghia,
y .en la sangre os c;eb'áis, ile.rtt!d la mia.
. . ;. . .,' . .....1:' .
Mas, considerando . luego que .. esa ~íc'ti~a, es ' la única que púede :,
salvar al mUndo, aposir<>fa así ) l- :ingel 'de '\á"p1uerte,: ' , . .,
'.'
. ;,
,.. .,:.' ,
"
. .., ',~

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."~ ......... ~.... :<l ..¡-,) ;.. .......... #,' ~.~
,-
,
>- •
OlfaS figu1'as .dd prjm ~ grupo 103

Ven, ángel de la muerte,
esgrime, esgriID:e,' la fu/min en espada.

Cervantes, en el Perfiles y Segismunda. refiriéndose,a la expulsión


de los moriscos, dice: «Ea, pues, vuelvo a décir, vayan, vayan,. Señor,
y deja la taza de tu reino resplandeciente como el sol 'y hermosa como ",

el cielo:).
De epanadiplosis: ¡Qué energía da a su idea Núñez de Arce con
esta! :
LA 11lj(mcia, la traición, el egaismo
me han brindado con cáliz de veneno.
y he sentido al beba NI tUtimá gota
rota mi /ira y mi existencia rota.

De concatenaci6n: T ratan&, el ~adre ,Granada de la simplicidad


del Sér divino, prosigue:
De manera que su sér es su esencia, y su esencia es su poder, y su poder
es , su querer, y su querer es su voluntad, y su voluntad es su entendimiento,
y su entendimiento es su entender, y su entenda es su sér, y su sér es su
sabiduría, y su sabiduría es su bondad, y su bondad es su justicía, y su justicia
es su misericordia, la cual aunque tiene contrarios efeccos que su justicia, más
rea1mente en El son tan una cosa, que su mesma justicia es su miserícordia
y su misericordia es su justicia.
'. El clásico maestro Venegas trae u,n ejemplo bueno:
Como se~ verdad que todo reino en si dividido ha de ser asolado, es verdad
que la república que en el cuerpu humano S(' halla no puede conservarse sin
la unidad, y la unidad no puede hallarse sin Ofden, V el orden no se halla
sin obed iencia, y la obediencia no consiste sin la razón, y la razón es la buena
cuenta que coloca y dispone las cosas en sus lugares y. conforme a la ley del
orden.
Humorística es ésta de Quev<;do:
¿Queréis ver qué tan malos son los letrados? Que si no hubiera letrados,
no hubiera porfías; y si no hubiera porfíru. DO hubiera pleitos; y si no hubiera
pleitos no hubiera proc.uradores; y si no hubiera procuradores no hubiera
enredos y si no hubiera enredos no hubiera delitos; y si no hubiera delitos no
hubiera cákel; y si no hubiera cárcel no hubiera jueces; t si no hubiera jueces
n¿ hubiera pasión, y si no hubiera pasi6n no huhiera cohecho_ Mirad la retahila
de infernales sabandi jas que se produce de un licenciadito, lo que disimula una
barbaza y lo que autoriza una gorra.

1I0. Entran también en este primer grupo las figuras que añaden
o quitan conjunciones copulativas, según convenga retardo o rapídez

para mejor grabar el pensamiento.
. Este oficio lo hacen la conjunción o polisindeton, y la disyunción
'
, .
, o asindetorJ..
La primera une los miembros diversos de la cláusula por conjun-
, -ci,p nes cuando conviene ret~rdar la frase, por ,exigirlo así la idea, o

• .,
,
,
.104 ., 4cci6n . XV

cuando se quiere llamar la atención ,hacia cada uno de los objetos que
se enumeran. ,
Dice Pereda, hablando de la naturaleza': .Y ella sola es el rumor,
y la armoma, JI el estruendo, y la luz: y la el9cuencia, JI la poesía, y el
.
. arte, JI la hermosura:.. ',
Pintando Herrera el ejército de Faraón en el Mar Rojo, canta:
~
. .

y el Santo d~ [srad ~bri6 su manó,


y 10J dt:jó )1 cay6 en despdiadero
el carro, y el caballo y (aball~ro.

La disyunción suprime las conj unci~nes) porque la vehemencia de


la impresión no permite dilaciqnes.
Asl, Fray Luis de León en su heroica oda La pr%~~da del Ta;o,
viendo ya a los hijos de Agar invadiendo el territorio cristiano, mien·'
tras el rey Rodrigo huelga descuidado en la ribera del rio, ·le apostrofa
con esta oportuna d,isyunción, que es gradación al mismo tiempo:
Acude, corre, vuela,
traspasa el alta sierra, ocupa el l/ano,
no perdones la espuela,
no des paz a la mano"
menea fulmina/ldo d hierro insano.

En' otro estilo expresa Fray Diego González la ira burlesca que '
le inflama contra el aleve murci'éJago que vino a cort:r1e la lllsplfa-
ci6n, cuando, después de · lanzarle mil maldiciones, conjura a pueril
tropa.' diciendo:
y todos bIen armados
de piedras. de tJavajas. áe agUl1ones, ,
de clavos, de punzoneJ,
de paloJ por los cabos afilados
(de diversión y fiesta va rendidos),
te embistan atrevidos,
y te quiten /0 vida con presteza, ,
consumandu en el modo su fiereza.
Te puncen )' te salen.
ee tundan. te golpem, te martillen,
te plquerJ .• te Q,"TibilJen.
te dividan. te corten y te rajen,
te desmiembren, te partan, te ~egüellen.
te hiendan. te desuellen. .
te estrujen, ~ aporreen, te magullen,
te deshagan, confundan y aturrullen.

RECONSTRUCCION SINTETICA. - ¿Para qué sirven las figuras por repetici6n?


¿Qué es anáfora, conversión, compiexión, reduplicación. epanadiplosis, concate-
nación? Ejemplos de Malón de Chaide Eres, mi Dios, etc., de C~rvantes Aquf
fue Troya ... , de Cicerón ¿Lloráis la perdida?. " del P. Rodríguez ~ Todas las
cosas tenemos en Crj.sto ....' del P. Granada Par cierto, Senor el que tales vo· ·

• •
.•
,,,",",'~,

Figuras pintorescas o deso'iptivas 105

ces.. " de Alberto Lista Cesad, cesad .. " de Cervantes Ea, pues, vuelvo a de-
ár..., de Núñez de Arce La infamia..., dd P. Granada De manera qt~e su sér
es... , de Quevedo ¿Quedu t1~ qué tan malos.. ., de Venegas Como sea ver-
dad que todo remo .. " (109). - ¿Qué son y para qué sirven la polisíndeton ..,
la asíndeton? Hágase ver en los ejemplos de Pereda Y ella fOla es el rumor, .. ,
de H errera Y el Santo de Israel.. _, de Fray Luis ' Acude ..., de Fray Diego
González en el Murciélago alevoso (110).

"

.
( LECCION XVI
1;
• 29 GRUPO - FIGURAS PINTORESCAS O DESCRIPTIVAS

111. El argentino Guido Spano escribe así sus impresiones juve-


niles al llegar a Río de Janeiro:
¡Si fuera yo pintor! Mas ¿qué pincel pudiera reproducir la agreste hermo-
sura del paisaje, el verde y fresco panorama que se te presenta a la vista? Allí,
la gracia de las líneas la suavidad de los contorn os, las elegantes ondulaciones
del terreno; allá, abruptas peñas que semejan roscos menhires cubiertos de
hepáticas y anémonas, piedras druídicas, fantásticos dólmenes. Al lado · de un
lago un arrecife. Valles recónditos, colinas coronadas de palm eras no menos
esbeltas que las de Id umea o de Ta d mor~ y limi tando el horizonte lejano, bor-
dado de trémulos celajes, serranías veJadas en tenuísimos vapores violáceos,
de cortes caprichosos, con escarpes y con trafuertes sucesivos hasta perderse a
.
fe..
la distancia. Fíjate luego en la ciudad graciosamente esparcida por laderas y
honduras, rodeada de una atmósfera tan diáfana como el cendal sutilísimo de
los genios del aire, bañada de pode rosa luz que todo lo inunda, lo anima, lo
colora, envolviendo en fúlgido esplendor la inmens.. bahía, en la cual anclan,
J asegurados de las perfidias dd mar, millares de barcos de distinto porte y apa-

~
rejo. En medio de aquella natu ra leza soberana surge la vida opulenta .y mag-
nífica. La grandeza del espectáculo ,s umerge al observadO! en un éxtasis que no
permite analizar sus bellezas. Admírese lo vasto, Jo maiesruoso del conjunto.
Dios ha prodigado allí sus maravillas; la tierra es un altar, el cielo el cimborio
resplandeciente del templo en cuyos ~mbitos se adora a la divinidad que todo
, en torno glorifica; y despertando en el alma el sentimiento de 10 sublime, el
!.
¡
hombre encuéntrase pequeño, confund iéndose luego sin esfu erzo en la armonía
universal.

Leído este fragmento, bien pudiera un pintor trazar, en cuadro


)
lleno de vida, el panorama que ofrece Río de: Janeiro. No se ha de-
tenido Guido Spano en pormenores geol6gicos, agron6micos, técnicos,
sino en rasgos y adjuntos que, vaciados en los moldes de su fantasía f
ofrecen gallarda vista de la ciudad.
Pues esta es la DESCRIPCION: figura que, sin atender a los detalles
minuciosos y exactos de la verdad científica, presenta con viveza los
rasgos más salientes ,del objeto.
Apréndase otro ejemplo.
La caza y la vuelta a disfruta rla en el se:no de la familia fue pin-
tada de mano maestra por Francisco de Rojas en su inmortal dra'm a


, , ,
1\)6
. '.. ~ '.'
~.

~ .
\

, ,
:' ,"-, ~ ". '. . .
'Gorda del CiUtañár, Ofr~de' d - rey d -lugar más envidiado -del pa-,
lacio, y ilo,n Garda (labr~dor), contesta:" " -
~óJ l'Tepo entre aquellos urt'QS con SÚJ dedos d~ un pernil,' "
\
salir a la pnmcr luz, que a cuatro v!,eltas o tres
prevenido el arcabuz, pastilla de lumbre es, .
• y que. levanten mu perros y canela del Brasu;
unj)-banda de perdices; )IIentregórs¿lo a Teresa
'y codiboso en la empresa, - que con vInagre, su aceite,
. seguir/as por la dehesa y plmtenta. S11l afette, -
de verlas ca~ al suelo;
. con lÚperanzas feltcts
las pone',en mJ limpia m esa,
donde en SC1lIlClO de Dios
- .
y cuando son a los ojos una yo y 'otra mJ esposa
.pardas nubes con pjes rojos, nos comemos: que no ha., cosa.
, .
'
batir sus alas al vudo, co.mo a dos perdices, dos/
)' derribar esparcidas
trc.1 o cuatro; y anhelando
mirar misperros buscando y arrojar a mIS sabuesos
UlS que cayeron heridas, el esqueleto roído
con mt voz que los provoca; y oír por toño el crujido
I
'Y t1aer. las que palpItan de . los dientes )' los huesos;
_ a mIs m,!nos, que las quitan
sin disgusto de su boca;
levantar/as, ver por d6nde Levantar la mesa, dando
~ntr6 ¿'¡trt: la pluma d plomo. graCttu
, a qUIen
, nos enilía
I{olvcrm<; a 1m casa, como el sustento cada día, ,
sud( de la gue"o el conde vqnas cosa:. ' ptauca9do:
'-
a Toledo . vencedor; 'que aquesto es , d Castañar,
pelarlas dentro 'en mI casa, que más estImo, Señor, ,
. p'crdigarlas en la brasa,: que cflanÚl hac'Jenda ./ honor
'V PU~ftas ' al asador, . los reyes me puedan dar . .

112, Ni es necesario que la descripci6n ' se~ muy larga; con algu-
nos rasgos, bi~n elegides ,Y mejm txeresados', puede herir vivamente~
l~ imagina ci6n, Esto es lo q.ue pretende la figura, _ -\
Tal lo hacel;} p, Luis Colum~, S, J" en eSla breve y preclosa-,
descripci6n de r.a Gorriona:'
,
La berlina describi6 de repente una curva inverosImiJ en , su carrera, y
desapareció en el antiguo portalón del palacio de , Santa María. A un impulso '
-,
deJ $:ochero, quedaron clavados com 'por encanto al pie, del anchuroso vestíbulo,
coche y caballos, estirando éstos.l s nerviosas' patas como muelles ck acero,
'agitando impaciéntes las engallada cat>ezas, y cubriendo' de humeante ·espuma
1<?S bocados y cadeni1Ias bruñidas como la plata.

, Núñez de Arce, en El V értigo, hi~re deleitosamente la imagin~-


ci6n describ~endo este cuadro casero:
Arde ei"~ronco de..... rtna e'nci~a '
~n la enorme chimenea: .
• -el tuero chisporr:otea
y el vasto hogar ilumina.. ,~

, • ~ .-
"
~~
"- ~
," ,<

Figuras pmtorescas o descriptivas
,
Sobre 7as manoi reclina
. su ancha cabeza un lebrel,
en cu}!a lustrosa piel
VIVOS destellos derrama .
• la roja y trémula llama
que oscila del4tJte de él.

'Estas descripciones tan vivas, que parece tenemos las cosas delante
de los ojos, se llaman HIPOTIPOSIS. ,
113. Recibe distintos nombres la descripción segúI) los objetos
descritos. Si se describe un lugar o paisaje, se llama TOPOGRAFIA, que
,> muy frecuentemente suele ir unida a la CRONOGRAFIA, o sea, descripción
L del tiempo en que se verifica un suceso, o la estaci6n u hora en que
¡

se contempla el paisaj e.
Con pincel de mago describe . una mañana de invierno y su triste
r paisaje, el coetáneo novelista Ricardo León, en El amor de los amorel:
Amaneció la llanura amonajada de nieve y de silencio. La cara del sol,
tímida y ruborosa, como asustada de nacer. se. asomó un instañte a los balcones -
del cielo, con rocas y rebocillos de gasa y de niebla, esparciendo las luces de
sus ojos por el cuajado mar. El paisaje yerto bajo la sábana blanquísima recibi?
las caricias del sol. temblando y llorando. Las fuentes dormían prisioneras,
congeladas sus lenguas de cristal, mudos sus pechos sonoros, tornado el cauce ,
en sepultura. Los grandes álamos del rio, puestos en fila, blanqueaban como
esqueletos mal vestidos con los jirones del sudario. La torre de ViIlalaz erguía
sus recios muros coronados de nieve, semejante a la cabeza de un viejo cargado
de días. pero aún altivo y jactancioso. Algunos copos voladores saltaban er·ran-
tes como florecillas derribadas de las frondas y sacudida s por el cierzo. Todo
era blancura y tristeza y desolación frío, de muerte, quietud de camposanto.

lB-bis. El cubano Heredia en ' su magnifica meditación ante el


Teocalli de Cholula, tiene esta espléndida CRONOGRAFIA.
r Era la tarde: su ligera brisa
, las alas en silencJO ya plegaba"
y entre la hierba V árboles dormía,
• mientras el ancho sol su disco hundía
detrás de lztaccihual. La nIeve eterna,
cual disuelta en mar de oro, seme;aha
temblar en torno de él; un arco inmenso
que del empíreo en el ceñit finaba
como espléndido p6rtlco del cielo,
• de luz vestzdo y antellante gloria,
de los últimos ·rayos recibía
los colore~ rzquísimos. Su brillo
desfalleaendo fu.e: ia blanca luna
y de Venus la e~trella solitaria
en el cielo desierto se tldan.
¡Crcpúscttlo feliz! H ora más bella
q!Je la alba noche o el brillante día,
)
¡cuámo es dulce tu paz al alma mía!
I
• , .
f '
, >
108. Ú!cci6n XY{
'. ,,
114. Si se describe el exterior de ' una persona o animal, la ·'des.
cripción se llama PROSQPOGRAFlA. Es .clásica la que de .sí mismo hizo
Cervantes en el pr610go a las Novelas ejemplares:
Este que veis aquí, de rostro aguileño, el cabelIo castaño; frente lisa y
,. desembarazada, de alegres. ojos y de nadz curva, aunque bien proporcionada,
las barbas de plata, que no ha veinte años que fueron de oro, los bigotes gl,'"an.
des, la boca pequeoa, los dientes no crecidos, porque no tiene sino seis, yesos
mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia los unos
con los otros, el cuerpo ~tre dos extrcrqos, ni grande ni pequeño, la color
viva, antes blanca que morena. algo cargai:lo de ' espaldas y no muy ligero de
pies; éste, digo, qm; es el rostro del autor de' La Galatea y de Don Quijote ·.de ·'
la Mancha y del que hizo el Via;e al Parnaso, a imitación del de César Caporal
Perusino, y otras obras que andan por ahí descarriadas y quizá sin el nombre ,
de su du~ño: lIámase comúnmente Miguel de Cervantes Saavedra.

I Es muy, tÍpi ca la quc·' trae el P. Isla, ·S. J., en' su Fray Gerundio:
, Era Antón Zotes. .. un labrador de estatura mediana, pero fornido y re-
polludo, cabeza grande y redonda, frenJ.e estrecha, ojos pequeños, desiguales y
algo taimados, guedejas rabicortas a la usanza del Páramo, y no consistoriales;
, pestorejo. se supone. a la jeronimiana, rechoncho. colorado y con pliegues. .

115. La descripci6n de las cualidades morales se llama ETOPEYA.


SoUs dibuj a en tres pinceladas al car~enal Cisneros:
I Era el cardenal C~sneros varón de espíritu resuelto, de superior capacidad,
de corazón magnánUnq y en el mismo grado religioso. prudente y sufrido. ~

Olmedo (ecuatoriano) describe la serena grandiosidad, el empuje


y valentía de Bolívar en los versos de la oda La victoria de Tunín, que
van en el número 126.
116. En la historia y en la novela suelen ir unidas la descripci6n
de las cualidades éticas y ¡¡sicas de los personajes, Y. es lo que se
llama RETRATO: El P. Mariana, S. J., los tiene magistrales. Véase el de
don Alvaro. de Luna:
,
De bajos principios subió a la cumbr; de' la buena andanza; de ella le
despeñó la ambición. Tenía buenas partes naturales, condici6n y costumbres
no malas. Si las fa1tas~ si los vicios sobrepujasen, el suceso y el remate lo
muestrario Era de ingenio vivo '1 de iuicio agudo, sus palabras concertadas y
graciosas; usaba de -donaires con que picaba, aunque era. n.aturalmente algo
impedido en el habla; su astucia y disimulación grande; el at~vimiento, sober~
bia y ambición no menores; el cuerpo ~tenía pequeño, pero recio y a propósito '
para los trabaj os de la guerra; las facciones del rostro menudas y graciosas con
cierta majestad. Todas estas cosas comJnzaron desde sus primeros años; con
la edad se fueron aumentando. Allegase menosprecio, que' tenía de los hom-
bres, común enfermedad eJe poderosos. Dejábase visitar con dificultad, mostrá·
. base áspero; en especial, efe medi;t edad. ad~ante fue en la c61era muy desen~
frenado; .exasperado co~ el odio d.~ ~.sus . , ig?s, y desapoderado por IOl

, ,.
Figuras pmtorescas O descriptivas 109

trabajos en Que se vio, a manera de fiera que agarrochan el) su leonera, y


después la sueltan, no cesaba de hacer riza... 1,
En nuestros clásicos y en los novelistas modernos abundan RETRA-
TOS de mano maestra. Escoja el profesor algunas páginas de esas para
leerlas y comentarlas en el aula. Podría fijarse, por ejemplo, en los '
retratos de la marquesa de Conegana y de don ManÍn L. de Gue·
v.ara, q ue traza F ernán Ca-ballero en su novela Clemencia. Son mag-
níficos también los de Lammenais, Diderot, etc., que trae Menéndez
y Pelayo en .Ideas estéticas, y el de Carlos III en Heterodoxos. Los
historiadores hispanoamericanos abundan en magníficos cetraros. Son
muy celebrados, v. gr., los del chileno Augusto Orrego Luco. N6tese
cómo estós escritores, más que con vulgares descripciones, retratan a
sus ' personajes por los hechos característicos que van narrando de
sus vidas.
117. Si son dos los personajes que se describen, contraponiendo
las cualidades del uno a las de! otro, para que más resalten, la des-
cripción se llama PARALELO.

Pereda contrapone a dos de sus personajes, Magdalena y Osmunda,


en Don Gonzalo González de la Gonzalera:
Al mismo tiempo que Lucas salía del pueblo, entraba en él Magdalena,
rebosando en juventud y alegría. adorada de su padre y bendecida de las gentes.
Osmunda, por el contrario, era marchita y huraña, mal vista de propios y 01.
vidada de extraños; la hija de Román era rica, y vivía en un a casa firrnt,
cómoda, limpia y blanq ueada, y tenía para recreo un piano en la sala y muchas
flores en el jardín; la hija de don Pelaya era casi pobre, vivía sobre carcomi·
dos tableros, entre cuatro paredes sucias y agrietadas, y por toda distracción
tenía la hiel de soledades y el despego de don Lope. El efecto inrnt diato de
estos contrastes que a cada instante saltaban a los ojos de Osmunda, fue su
• odio a la inocente Magdalena. ~

¡
I
Donoso Cortés en su gran discurso de la Biblia, presenta un PARA-
~ LELO entre Moisés y Homero, haciendo ver con él la mayor amplitud
de acción que da Moisés a su historia, epopeya de todo el género
humano, mientras que los poemas de Homero no pasan de ser la
epopeya de Grecia (léase).
Puede servir también de ejemplo el PARALELO entre Donoso y
Balrnes, que trae Menéndez y Pelaya en Heterodoxos, t. 1lI, p. 746, y
el que de San Martín y Bolívar hace e! chileno B. Vicuña Mackenna.
118. Entra en las obras festivas y jocosas la exageraci6n de los
defectos físicos y morales de la persona descrita, y entonces el retrato
degenera en CARICATURA. Tal es la descripci6n que hace Salas Barba-
dillo en la Vida del majadero pulido y limpi6n afectado:

1 Historia de España, XXII, 12~13.


.
. ', . .
~ ; .
,";It
( .", ~

"Afectó la' limpie.za" co~~ ridículos ' mefind'reª:


. .- -
.'
-_ ",
." '. ,-
".
~on ,-~er~g~inos ,
. ,~
)'

,escrúpulos;·. . pªta .
.
.,' .

esto andaba siempre cargado · de 'alh'aja~ limpi9ha~ siindo -más · acémil~ . que
hombre, o pareciendo una tienda portátil de lencería. Los lienzos que limpian
la cabeza por el conducto de las narices. nunca' los trajo ni.~os que a docenas. ~
Los palillos mondadiehtes a centenares. Enjuagáb::¡,se la boca y lavábase las
manos aun en medio de las calles públicas, 'y esto "tantas vec~ cuantas en.con~ ,_.
traba con alguna fu ente " de las muchas que son adorno y provisión de esta .
nobilísima corte. Por no ensuciar los dientes y' mudas no mordía ni mascaba,
sino engullía; tanto quiso purificarlos ' qué, .molestados de la continua persecu·
'ción del hierro y del lienzo, los vio caducar ,en medio de su florida juventud,
y decía muy lastimoso y lloroso (¡oh lágrimas mentecatasl ): que quisiera tener
dos pares para remudarlos, ' quitan~o los sucios y sustituyendo en su lugar 16S .
limpios. Mas atrevámonos algo más al piélago profundo de sus afectaciones
fan tásticas... De toda risada estupenda y escandalosa es -'digna la narración que .
nos espera. Dícese que trayéndole un día un criado para que le recibiese, como
le preguntase de dónde era, y d otro le respondiese que de la M~ncha, al .
I

instante rasgó los aires con una voz de tipk, afectada, mujeri-I y hazañera, y
cayó desmayado. Volvió en si después de algún tiempo , a fuerza de algun'as
-diligencias medicinales, y mandó qtÍe le trajesen otro Ivestido, porgue el que
ténía puesto se lo había manchado aquel hombre, a quien "no sólo no guiso
recibir, pero ni aun abrir los ojos para v~rleJ porque no le mat?-cp.ase la vista.

] 19. Cuando la descripci6n no es de una per~p.a, . s~no de ,una


colectividad, la figura se llama CARACTER. En El escándalo, novela de,
Pedro A. de Alarc6n, se lee ,este modelo:
,
\ , .. .EI aragonés, por 'varonil y rudo que sea, y por muchos años que cuente, .
\; parece siempre niño; habla oon la inc~nsiderada ingenuidad de los infantes "/
terribles, que diC(:n los ,franceses; n"o" tonoce ~l peligro ni mide las" consecuen~
/ . cias de sus actos; allá va donde le impulsa su corazón: pide' justicia y -defiende '
... 'Su derecho con el "generoso ímpetu de la inocencia, quéjase 'cándidamente' y en
son de maravilla de lªs más comunes ruindades de los hombres; no da. en fin,
nunca cuarrel a la, iniquidad ni al cibsurck... y de aquí, ,lá fama de terco y,
obstinado que tiene entre 'las gentes: terquedad " y obstinación J que la patria"
histo~ia denomina fortaleza, magnanímldad, heroísmo. ¡

. .Rufind José Cuervo (colombiano) describe hermosamente el


CARACTER generoso del granadino. •
120. Hay otras descripciones, usadas hoy en las novelas sicol6·
gi<;as, en que pOI medio de imágenes sensibles ' y de 16 que llaman "
filosofía ~experimental. del espíritu, se retratan los movimientos inte-
riores del alma y las cosas espirituales e invisibles .

Ejemplo de estas, que podrían: llam~rse NEUMOGRAFIAS O SICOGRA-
,FIAS, son las pinturas hermosísimas de sus arrebatos y visiones celes-
tiales que se leen en nuestros místicos] ejemplo, la desccipci6n de la '
. celestial Jerusalén d~ Mal6n de Chai,de en', el Tratado de la Magd,a--
lena; . ejemplo, algunos capítulos de1 contemporáneo Ricardo Le6\1 '
en El amor de los amores, y de ejemplo pu~de 'servir este trozo de la
novela antes citada El escándalo, ele Alarcón:. '
., \


.
,
.'., (_.

~J;;::.;
. • •

Figul'as . pinwrescas o descriptivas III

El alma es un mundo que llevamos defi tro de nosotros, y al que muchos


no se asoman nun ca por atender al tumulto de la vida mortal, a los ruines
apetitos de la carne, a las infernales seducciones dd mundo exterior, a los vanos
aplausos del público. ¡Hay que asomarse a nuestra propia alma por las ventanas
de lo interior de la conciencia, para ver todos sus tesoros! i Qué paz, qué sosie-
go, qué florid os campos, qué eternos verdores, qué clandades celestes se 'gqzan .
desde allí . . . ! ¡Cuán lejos se han quedado el ruido y la fi ebre y la locura del
mundo! i En el jardín que se tiene ante la vista, todo habla de la inmortalidad
dd espíritu, todo murmura palabras de esperanza, todo convida al bien, todo •
dice q ue hay una mansión de justicia, que hay un descanso d e los buenos, que
hay un premio de las vi rtudes, que hay una patria de los de.graciados, que •
hay un Padre que nos aguarda para explicarnos esta triste vida y satisfacer
todas nuestras ansias de bondad, de verdad y de hermosura!
121. Hay otro modo elegante, pero más rápido de describir, lla-
mado ENUMERACION. Y es cuando' se van expresando pintorescamente
las diversas partes de un mismo objeto. Si a cada una de esas partes
se añade algún inciso aclarativo, la figura se llama DISTRIBUCION. ..
Magníficamente lucen estas figuras en Europa trágica, de Ricardo
León 2. Dice :
\
Evocad, lectores, el espacioso palenque de la antigu a Picardía, el insigne
cuad.rilátero de Arras y Cambrai, Ami ens y San Quintín, campos propicios a
los torneos de la guerra y de la paz, aulas abiertas a la grave y estéril filosofía
de la historia. Ved entre el Somme y el Ancre millón y medio de soldados
f : de tod~s las razas y continen tes d el mundo: montañeses d e Escocia, enarde-
cidos ~ 1 .,>on de la cornamusa; centauros de la estepa traídos a guisa de atabal
y clarín ; veteranos de Brandeburgo V de Sajonia, coronados del eterno laurel;
bisoños de Inglaterra que aquí reciben su bautismo de sangre; polacos de
Prusia; tristes mancebos de la oprimida Irlanda; mozos alegres de la dulce
"
Baviera; fran ceses velludos, inflamados de coraje; zuavos de Argel; negros del
Senegal y del Congo; aventureros de Orange, del Transvaal y del Cabo; ca-
zadores de pieles del Labrador .y del Canadá; tribus d e la remota Oceanía;
-colonos australianos y zelandeses; indios del Ganges hurtados al sopor de
su Nirvana . .. Aquí en revuelto oleaje como un mar lleno de espumas y ·de
estruendos, cristianos y moros, ' judíos V brac.m:anes, hordas sin patria y sin dio-
ses, hijos del sol y del desierto, de la nieve y de la niebla, muchedumbre de
oscura tez o de cabellos blondos, faces nobles y altivas, rostros greñudos y
feroces de la chusma universal, con todos los grados y marices de la bestia
humana . . .
Imaginad, si podéis, el proceloso movimiento de esas inmensas muchedum-
bres, eL choque ensordecedor de esos vivos torrentes, bajo el fu ego de ocho o
·diez mil cañones ; el aire poblado d e centellas, sacudido por trágicos retumbes,
la tierra temblorosa de angustia, acribillada d e heridas, aventada por el huracán
de hierro; las trincheras, las costas, los puntos de apoyo, coronados de llamas
y de humo, como encendidos cráteres; desgarradas las selvas, destruídos los
pueblos; segados los bata llones en masa; ya insensibles los hombres como rocas,
.al dolor y a la muerte.
" Al lado de ésta palidecen todas las ba tallas que en el mundo han sido ;
reflejo la guerra d el estado social, suprema ex.altación del alma colectiva, la
lucha presente reviste la grandeza mecánica, la enor.me complejidad de nuestro

2 EU1·opa trágica, t. IX, X Y Xl de Obras com pletas, Madrid, 1919.


,
1


11'2. Lección XVI

tiempo, y a la yez, acusa, bajo el airón y. la cota' de sus férrea'S. novedades,


al hombre de todos los siglos. Aquí la catapulta y la honda, la lanza y la
saeta, el gigante cañón, el mortífero gas, la pelea cuerpo a cuerpo, de corazón
a corazón, el triunfo del brazo y la gloria del músculo; . la caza a tiro de
carabina y de fusil; el clásico duelo con la espada en alto; la guerra de Ito pos
en las madtigueras y en las minas; la tenebrosa ~mboscada en las entrañas de
la tierra; el libre vuelo de los halcones en ,el aire; el correr de la jauría en
el asalto; la cólera de los dioses en esas máquinas infernales, en esos morteros
monstruosos donde apuró su ' fantasía éÍ genio del mal amancebado con la
ciencia bajo la tercería dt la muerte.

Ejemplo de rápida y breve ENUMERACION ·es aquella estrofa de
Gabriel y Galán, en su. Canto al Trabajo. Del trabajo dice que
-
Labra, funde, mode/al
lorna rico el erial, pinta, ,in cela;
incrusta, sierra, puje , y -abrillanta,
edifica, nivela,'
inventa, piensa, escribe, rima y canta. '

122. Conviene a veceS prc:sentar un mismo pensamiento exorn~do


con distintas galas literarias, para que mejor hiera la imaginaci6n, y
mejor se grabe en el ánimo. Esto se llama EXPOLICION, CONMORAClON
o simplemente AMPLlFICACION.
. Severo Catalina presenta bajo distintos aspectos poéticos el amor,
diciendo: .
La luna que boga majestuosamente en un mar inmensp de azul; la blanca
nubecilla que flota en la región de las estrellasj el aroma. de dos vialeras, con·
fundidas por el céfiro; el murmullo de la fuente interrumpiendo el melancólico
silencio · d ~ la noche; el dulce trino de los ruiseñores; el tierno arrullo de las
tórtolas; la' gota de rocío desprendida desde el cielo · sobre' el cáliz de la vida;
¡he ahí d amor! -
Esplende esta figura en el discurso de don Marco Fidel Suárez
sobre 'esumsto. Dice que Jesucristo es el centro del verdadero pro·
greso, y amplifica así esta idea:
Su palabra, Verbo eterno de verdad, es luz de las ciencias. Ella inspiró
a San Pablo y le abrió los cielos para que contemplase los misterios de la re-
dención. Iluminó a San Agustín dándole la ciencia de la gracia e inspirándole
la di~ina filosofía de la historia, donde después trazó Bossuet _la sociología
de los sigloSJ Su fe aplicada a los pensatllic:ntos . gigant~cos de Aristóteles les
prestó alas, sobre las cuales el de Aqumo ascendió a angélicas alturas. También
fue suya la in teligencia del descubridor del cálculo más sublime, comparado en
li variedad de su saber al atleta que con férreo brazo era capaz de conducir
un carro de ocho caballos de frente; entendimiento portentoso que después de
lustrar los cielos de la sabiduría, cedió la palma del pensamiento más admirable
al humilde carmelita, Juan de Yepes ... s.

3 Sigue i mplificando la idea con otros párrafos llenos de elocuencia y de


galas literarias. Cf. Esctitos de Marco F~·d.el Suórez, Arboleda y Valencia,
Bogotá, 1914.
..
• .;
,
Fjguras pint()res~as o descriptivas 113

123. A fin de expresarse con novedad, comunicar belleza a la ex-


presión, y a veces para disimular conceptos menos decorosos (eufe-
mismo), se emplea la PERIFRASIS o CmCUNLQCUCION.
Bellisima es la de Alberto !,.ista en La muerte de lesús. La idea
cantes de crear Dios la luz, decretó la muerte de. Cristo>, la expresa
así:
¡Oh victlma preciosa
anU nglos d~ ngjos degolladal
Aún no ahuyent6 la noche pavorosa
por vez primera el alba nacarada,
)' hostIa del amor turno
moriste en los decretos del Eterno.

Es conocida la perífrasis de Cervantes: en vez de decir prosruca-


mente .habfa salido el sol", dice:

I. A~n as la blanca aurora había dado lugar · a que el luciente Febo con el
. ardor de sus' calientes rayos las líquidas perlas de sus cabellos de oro enjugase,
cuando don Quijote, sacudiendo la pereza de sus miembros, se puso en pie y
llamó a su escudero Sancho.
Andrés Bello describe en espléndidas P>.RIFRAS!' las naciones his-
panoamericanas en la Alocuci6n a la poesía.
Claro que esta figura es más bien poética, y por lo general, sola-
m~nte en obras poéticas y de entretenimiento debe usarse.
RECONSTRUCCION SlNTETICA. - Recítense algunas fra~s de Guido Spano en la
pintura de Río de Janeiro. Hágase ver c6mo este fragmento es figura pintoresca.
• Defina usted, según eso, la descripción literaria. Recite algunos versos de la
hermosa descripción Más prulo entre lUJt~llos cerros... (111). _ ¿Es preciso
que sea siempre la descripción tan larga? ¿Recuerda usted las hipotiposis de
Colorna La IberJino... , de Núñez de Arce Arde el tronco ...? (112). - ¿Qué
~ nombre particular tiene la descripción de Ricardo León Amaneci6 la Ilanu.
ro ...? (lB) . - ¿De qué es ejemplo el famase? trozo de Cervantes Este que
v¿¡s aqul, de rostro .. . o el del Padre Isla Era Antón Zotes ..•? (114). - ~Qué
hacen la etopeya y el retrato? Muéstrese en los ejemplos de Salís Era el caro

r
1
denal. .., de Olmedo en la Victorzo de lunfn, de Mariana De bajos pnnctpios
subió... ¿Cuál es el mérito de estos ejemplos? (115 y 116). - ¿Qué hace el
paralelo? Cítense ejemplos, v. gr., de Pereda, Donoso (117). - Qué es carica-
tura. y dígase la idea de la de Salas Barbadillo en el úmptón afectado (118) .
Qué es carácter, y explíquese en el que trae Alarcón sobre el Aragonés (119).
Explique usted las neumografías y cite ejemplos, v. gr., el de Alarcón El alma
es un mundo. .. (120). - Explique usted la enumeraci6n en el trozo de: Ri·
cardo Le6n Evocad, lectores, el iZntlguo palenque..., o en el breve de Gabriel
y Galán sobre el trabajo Labra, funde ... (121). - Diga los oficios de la expo-
lici6n y amplificación, según se observa en los trozos de Severo Catalina
LA luna que boga..• y de M. F. Suárez en el discurso sobre lesuCristo (1 22).
Para qué es la perífrasis, con el ejemplo de Lista Oh vfctima preciosa... , o el
de Cervantes Apenas la blanca aurora ... (123) . -
N. B. - Ya dijimos en la Raz6n de método que se ponen abundantes
ejemplos no para que todos se. aprendan de memoria; eso sería imposible. El
114 Úi:dón . XVII
. ".
~~to es que vean- los ' alumnos las bel).ezas 1it~rarias que van - estudiando, en
4iversos -autores. los cuales con sus peculiares estilos expresan la misma belleza.
Es complemento del método" intuitivo. La mucha lectura, con reflexión hecha,
va formando sin sentir al literato. El que conoce Y. en cuanto lo permita "el
tiempo, aprende de memoria muchos trozos literarios, ése tendrá medio camino
adelantado para escribir con facilidad y con gusto ' estético. . :
Lo principal en estas lecciones sobre las figuras es que los alumnos sepan .
conocer la fuerza que imprime al estilo el empleo de la figura de que se trate.
También pueden aducir otros ejemplos, a gusto del profesor. Y sería de
más mérito y alabanza que presentasen los alumnos en el. examen los ejercicios
de composición de sus cuadernos, explicando ante ellos las diversas ftguras.
. Sirva esta nota para las demás lecciom:s sobre figuras y otras materias
semejantes.

LECCION XVII

. .
ESTUDIO ESPECIAL DE LA DESCRIPqON y NARRACION

124. La descripción. No habiendo género literario en que no tC)l-


ga cabida 1:1: descripción, necesario es deducir las leyes de tan impor-
tante factor literario, presupu.cstos .los ejemplos de la lección anterior.
Hay descripción POETICA, ORATORIA, .l:IISTORIC", y ·CIENTIFICA. .".
La más literaria 'es la poética,' de 19 cual hemos visto abundimes
ejemplos. Su efecto propio es dar no tanto id~a o conocimiento del
objeto, sino la sensaci6n mis·roa que ocasiona esa idea, impresionando
vivam~nte. la imaginación y excitando la sensibilidad. En el ejemplo
de Guido Spano, no sólo adqui·rimos idea de la ciudad de Rio de Ja-
neiro, sino que gozamos, viendo el arte con que la · pinta el poeta.
Si bien examinamos los modelos, en la lección anterior citados,
deduciremos .fácilmente las, leyes de la descripción POETICA, que so11
.., l~s siguientes:
1? Debe comunicar al lector la visión misma del espectáculo visto
o ideado por el escritor, pero ¡al cual es .o deb.iera
, ser en la realidad.
2' Debe pintar el carácter O fisonomía particular del objeto .des-
crito. Todo objeto de descripción tiene .fU modo de ser 'propio. La
descripción, v. gr., de un desierto, ha de ·producir la impresión de
tristeza, silencio y soledad; al contrario, la de un paseo público en . días
de festejos nacionales, ha de hacer resaltar la alegria y ' animación que
son características de esas fiestas.
Examinemos la cronografía de Ricardo León (113) y veremos qué
bien expresa la soledad, tristeza, y hasta como que se siente la frial-
dad de la mañaha de invier'lo. En cambio, con la descripci6n en
,
Carcla del Castañar, parece que gozamos de hi alegre mañana de caza •.
y q"e respiramos lo~ sabrosos goces ·de un hogar honrado (111).

,
,

Estudio de la descripci6n y narración 115

Por faltar a estas leyes las descripciones de Zola y su escuela, re-


sultan falsas, porque las pinturas que hacen, v. gr., en lá novela La
Tierra, no son de los hombres tal como generalrp.ente son, sino de
. algunos degenerados, que son una excepción. Y es que Zola describe
lo que él ha visto a través de su temperamento; el cual, como está
desequilibrado, no sabe pintar sino objetos desequilibrados, esto es,
faltos de verdadera realidad.
3' La verdad objetiva que se describe ha de estar iluminada por
los rayos del genio, y se ha de expresar con las palabras pintorescas
que más impresionen la 'fantasía y la sensibilidad de los lectores.
Sólo así será artística la descripción; al poeta y al escritor literario
toca hacer ver el esplendor de la verdad objetiva, o sea de la belleza
de las cosas (12) .
.-
125. La descripción ORATORIA no se diferencia de la poética sino
en el fin, que es pintar vivamente un sér o un objeto en orden a
excitar más fácilmenlC la imaginaci6n , e influír en el corazón para
disponer a la persuasión de la voluntad.
Veremos al tratar de la oratoria, cómo se valen de este recurso
los buenos oradores.
La descripci6n HISTORICA tiende a representar en nuestro espíritu
los tiempos, edades y sitios donde se desarrollaron los hechos pasados,
con la mayor exactitud posible. Las cronografías, topografías, prosa·
popeyas, retratos y caracteres, son las descripciones más propias en la
historia, como veremos al hablar de este tratado didáctico.
(Puede leerse aqu¡ la descripción de la Edad de oro, en el Quijote,
o algunas de las muchas buenas descripciones históricas de autores
hispanoamericanos) .
L a descripción CIENTIFICA tiene ta mbién su arte literario. La geo-
grafía, la geología, la historia natural, la física, etc., tienen que valer-
se de descripciones para expresar la configurac:ión exterior y estructura
interna de los seres, las formas y figuras de los animales y plantas,
los fenómenos naturales, etc.
El P. Víctor Van T rich, S. J. en sus Conferencias cientlfjcas ofrece
, ) modelos intuitivos amenÍsimos. También se lució en estas descripcio-
nes científico·li tera rias don José Echegaray. Véase cómo sensibiliza la
explicación científica de los explosivos en su obra Ciencia popular:
...En todo ex plos ivo (exotérmico) hay que distinguir dos partes o sus-
tancias.
La primera contiene casi siempre oxígeno; y casi siempre unido de ésta o
, de la otra manera el ázoe o nitrógeno.
Decir que el oxígeno está unido al ázoe, es decir que está sujeto con los
lazos más tenues ... j es como tener sujeto a un león africano con tenues cor·
delillos de seda; y perdóneseme la imagen.


,
'o . ..
.' : ,..¡ , ...
. " '. ' '- ~ '- .. ,' .. ' '!' . "
:'Que el k:4!l 'vea pr6xima su presa, 11 qué 'pronto.,.romperá las,· d~biles· ~·ügá-
duras que Jo aprisionan! " " ~ .. , t,
.' Y si .se ,quiere otra forma para expresar ~a. ~~s.ma idea, digarrips que estas.
combi~ac~ones de.} oxfgeno ,con e1~' ázoe son de equilibrto in'!J table. La ~'usa .
más ,pequeña 4ts destruye. ~. .'. . 'l.

El oxígeno ~n ellas está en Cierto modo como una gran masa de hiei"r~'
colocada en 'ío alto de una forre y en tina; báscula ' fácilmen te giratoria, perfCC:
, tamente equilibrada. . ..
__ VDa . pequeña sacudida, la roa,Do 'de un niño, un soplo de viuto, puede
tor.cer la báscula y puede precipitar al espacio la . masa 'de hierro.
~ Pu'es así está el, oxígeno en lo alto de su torre molecular: mal sujeto por '
el ázoe,. y dispuesto a caer, a ·la menor sacudida, sobre ot¡;OS cuerpo¡ con -los '
cuales tenga 'afipidades mas in tensas. ,
.>
P.o! eso observarán mis fec'tores que en la' -!Dayor parte de los o:plosiv9S
que voy examinando, ' hay una sustancia ~en que entra el oxígeno y en que e~tra
, el ázoe. Así en la pólvora entra el salitre, -que es un nitrato; y el ázoe y el
oxígeno entran en el nitrato. .¡

Siem¡:Sre la fiera mal sujeta: el cuerpo de grandes afinidades y de .afinida:'-· .,


des vio lent~s, como' el oxígeno, ' entre lazadas débiles, como son las del ázOe.
, Esto re pecto a la primera de las dos )sustancias ,a que antes nos referíamos.
y luego, mezclada a esta sustancia la segunda; la presa de la fiera -y (
, , valga la primera imagen-o o, si se quiere, la masa terrestre, llamando a sí a
la_!pasa de hierro desde e:l momento en que se fuerza la báscula, y sirva ahora
~l segundo eie~lo. .
. ¡ . ... . . . . . . . _ • . . • • ,"L··· .. .. , . . ' . .' . .• . . . ''' . . . , . . .... . . .. . .... , .

. , La 'mayor' parte de los explosivos 'fl9 son' otra: cosa ' que lo que acabamos ~
,de explicar.
En cambio, los fulminantes no son más que causas determinantes peque-
ñís.imas. La mano del niño que tuerce .la báscula. ,una débil cuchilla que corta
la:s ligaduras del' áiee. Una vibración insignificante, que 'destruye la comh~na­
ción entre el nitrógeno y el oxigeno. -
Con IQ. cual, todo el mecanismo de los explosivos queda puesto en claro:
La explosió~ se explica con la 'misma facilidad, al malOS para los usos
vulgares de ~stas cr6nicas. .,
, Desde que una pequeña ~fu erza, que no es más que la causa determinante,. .
'9mo queda dicho, fa~ilita la libertad del oxígeno; éste se arroja con increíbl.e
violencia sobre el carbono y_ spbre el hi,drógeno.
Son una serie de choques" en espacios ' pequeños, pero choques de UDa ener-
~a mcon[!astable, porque incontrastables son .l~ . fuerzas de ·atracción de los '
átomos que van a unirse.
~ero el efedo de estos grandes choques es el desarr~llo ' de grandes cal}-
tidadés de ca16.dco¡ toda vez que el ,calórico no 'es más qi,Ie la vibración de lOS: '
átomos, según la hip6tesis más natural, más, sencilla y más feCunda en la ,den-
cia moderna. ; ,
" Adm-írcse la amenidad que da, con la descripción vívida, a' una ' '.
·teodi , tan abstrusa. ¿Qué contribuye a esa amenidad' literaria? ,Las ¡
eqmpárac¡ones sensihles del Wgeno co¡;l un león 'atado pOr los débile.t
-.: ' laz~ '~<ieL~zoe, o con la inasa de "hierro en.la .b.áscula de una torr,e; ,
~.
..... .". pe"f
h'·,'V" ,l:- -1

;. " . - .
,~.,.
ú
;. ...-:: ~ '."~
, .'.
.
descrit(¡, con, rapidez, exactitud, pretisión, :ame~a" vulga'rización.,
'y
./
,
. ..

-
,
-;~ '~
,
,
~_.

, ,
r.. . '.,
.\
,~

. -
'.
Estudio' de la descripci6n y na.,n-ación . " 117

,Pues este es el mérito de las descripciones CIENTIFlCAS: exactitud,


rapidez, amenidad.
126.. La narración. Es también uno de los medios principales de
dar vida y movimiento al estilo. Segú'n su etimología, narrar es contar,
hacer el relato de un s"uceso.
Pero va mucho de contar vulgarmente a contar literariamente.
Escojamos un modelo ilustre que ponga de relieve lo que es na- .
rración literaria.
Espléndido nos lo ofrece don José J. 91medo en la grandiosa oda
LA victona de lunín . Trascribamos los versos narrativos de la batalla:
¿Quién es aquel que el pasó lento mu¿vc
sobre el collado que a 'mHn 'domma?
¿que el campo . ,'le allí mide, y el sitio
del combattr v dé vena, desIgna? ".
¿que la hueste contrarIa observd',e cuenUl,
y en su menU la rompe ' v d(Sordena,
y a /0$ máJ bravoJ ti morIr condena,
cual águtla caudal qu!' se complace
del alto clcio en dunsar ' su presa
que elltre el rebaño , ma/segura pace?
¿Quzén el que ya desCl~d(!
pront~~ y aperCIbIdo (l la pelea?
Preñada ~ tempestades le rodea
nube trem~da: d brIllo de su espada
es el vivo reflejo de la gloria:
su voz, un trueno; su mirada, un 'rayo.
¿Quzén aquel q'lfe al trabarse la batalla,
1 ufano como nuncIO de VIctorIa,
~.
.,. un coral Impetuoso fattgando ,
dIscurre sm cesar por toda parte.. 2
l., •• ¿QUIén, smo el hIjo de Colo~bta y Marte? •

,
Dice: y 'al punto cuai fugaces carros
q~ ' dada la s'eñal, parten, y en densos
de arena y polvo torbdltnos ruedan;'
arden los eTes; se estremece el suelo;
estréPIto contiuo asorda el cldo;
y en medIO del afán 'cada cual teme
que los demás adelantarse puedan. )

. En la pe/ea
los arrastra y amma e Importuna
de Bolívar el gema y la fortuna. •
[Jama JmprotJlSo Di bravo N ecochea:
y mostrándole ei campo,
partir, acometer, vencer le monda,
r el guerrero' esforzado,
otra vez vencedor y otra cantando.

, . , "
, ,
- , t Lección 'x,V11
' 1l8 ,,~,

dmtro en ·· el cOTaZ6n por patria ,¡m'a


cumplir la orden fatal; y a la victoria
o a l10ble y cierta muerte se apreiura.
Ya el tormidablc ~ eslruendo
del atambor t:1J uno y otro bando; .
, y el són de las trompetas 'clamoroso,
y el relinchar del alazán fogoso,
que erguida la urlllZ y el oio ardiendo,
en bélico tufO,. salta ',ñJpaáente
donde más se encrud,cce la , pelea;
y el sz1bo de las ba/llS que rasgando
el aire llevan por doqUIer la muente;
y el choque as{lZ hpr:rendo . ,
de selvas densas "de 1(!rradtlS ptcas;'
y el brillo y estrzdor de l0f..\ aceros
que al sol reflectan sangJi."osos visos;
y, espadas, jInzas. mlem10s esparcidos
o. en torrénJes de sqngre .ar,rebatados,
y el violento tropel de los g,tcrrefos
que más feroas mzentras más .hC1'idos,
dando y volVIendo el golpe redoblado.
, "mueren, ma$ nó se rmden ... Todo ammCJO
qtl~ d momento ha llegado,

el gran libro l/el Destino ucr;lo . ..
" "
" ..
. . . . . . " . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . .

¡ En tanto el argetltuto valeroso


"recuerda que tlencer se le. ha mandado;
" no ya cual caudillo, cual soldado.
, los formidables ímpetus .contiene
y uno en contra de Clento se sostiene
como ltgre turzosa \,
• de valiosos mastineS acosada,
que guardan el redil, mata, destroza,
'ahuyenta sus contrarios; y aimque herida
sale con la vlctOrla y con la vida.
. . .. . . . .
" " " " " " .
Ya el intrépido M il/er aparece
,.. el desigual combate restablecé.
Bajo su "mando ú!ana .
marchar se ve la juventud peruana, .
ardiente, ¡¡Nne, a perecer ruue/ta, '
si acaso el hado wfiel vencer le niega.
, En el a,-duo conflicto opone ezega,
a los apversos dardos firmes pechos,
y otro nombre f071quista con m! hechos. .
.............. ( .... . .. . ... ... .......... .

¡Qué magnificencia, qué pintura tan animada del Libertador al


-
frente de las tropas~ de la aCQ.metjqa r d~ lo~ batallonc;s y de los rasgos
más irtteres.antes de la batalla! Parecé que -estu·viéramos presenteS a
hecho tan glorioso, '

,. --
Estudio de la desc6pción y narración 119

Pues eso es la NARRACION LITERARIA: la pintura' animada de un


msgo, de un suceso~ de un hecho de la vida humana.
Se aseme;a a la descripción y se diferencia de ella. La descripción
nos hace ver objetos, personas, paisajes; la narración nos presenta al
hombre, en acción. De donde casi siempre habrá narración con des-
cripción, como sucede en el [XJcm3 de Olmedo, pero bien puede
haber descripción sin narración, v. gr., en los ejemplos de cronografía
y topografia (113).
Además, la narración, si es' buena, como la del modelo, pinta no
sólo la exterior manifestaci6n del hombre en acción, sino que se intro-
•• duce en el corazón humano y nos manifiesta sentimientos y deseos,
tendencias y ocultos móviles', Por eso la etopeya, el carácter, el retrato
y el paralelo, son figuras de~criptivo-narrativas; no así la proso¡x>grafía,
topografía y cronografía, que son meras descripciones.
127. Las leyes de la narración son: 1? Verdad de caracteres, en-
tendiendo aquí por carácter la fisonomía de un individuo, con sus
virtudes y defectos .
. No será verdadero si no es constante y determinado durante toda
la narración.
2? Cada situaciún, cada acto parcial, debe referirse con interés
ascendente, y sin salirse de la acción con que comenzó el relato.
f De estas leyes hablaremos más detenida e intuitivamente en las
lecciones sobre la novela y la epopeya.
128. La narración es POETICA, HISTORICA y ORATORIA . La POETICA
se estudiará detenidamente al tratar de la novela. (Puede leerse aqui
cualquier capitule del Quijote, de Pereda, Valera, Fernán Caballero,
• León, Isaaes, Hugo Wast, etc.) .
Narración HISTORJCA es, v'. gr. el retrato de don Alvaro, la etopeya
de Cisne ros y la narr3ción del número 83. (Se estudia particularmente
en la lección de historia).
La narración ORATORIA, expone hechos que prueben la tesis esta-
blecida, en orden al fin oratorio que persigue el orador, como veremos
en el tratado de oratoria.
L a ley especial de esta clase de narraciones es que se elijan las
circunstancias del hecho más favorable al fin que busca el orador.
EJ ERC ICIOS PRACTlCOS. - Las descripciones y narraciones son los ejercicios
de composición más fá ciles para que- el discípulo comience a manejar la pluma
por su cuenta. Señale el profesor asuntos) que al principio pueden ir calcados
en los modelos estudiados o leídos, que Jos disdpulos desenvolverán con arre-
glo a las normas que se dan en la lección vigésimacuana. Lo mejor es exigir
narraciones y descripciones de . cosas o hechos ViSlOS o muy conocidos por 103
discípulos, así como de un día de campo/de un acto público, de un campeonato
de ¡oot·ball, de una mañana de caza, de una revista militar, del hecho de

••

", ': .
.' .1.' ...

Guzmán el ' Bueno, de '~Iós su¡;esos \ aprendidos ~f:n hisrori,a; ' cónio . 1~ ,caI9p.añas:
de Bolívat, de Césu, .Napoleón, eto. • . ,. ,~,. ". , ' , ' ,
~ RECONSTRUCCION , SINTETlCA. - ¿Cuál es el ,objeto piopi.o · 'de 1as descr-ipdo:.i
nes? - ¿A qué ley¿s deben estar sujetas, . según aparece en ·la cronografía -de
Ricardo León? ([24), - Indique 'usted el fin" de las 'descripcion.es histórica$;
,oratorias y. científicas, y cuándo serán literaria~ (1-25) • .L Muestre usted lo que
es, narraci6n literaria en la ¡oda de Olm¡;;do, E~ qué s~ diferencia la descripción
de la narraci6n (126). --:- Deduzca las leyes de la narraci6n (127)-. - Distinga .
las clases de ' narración (-128). - ¿Tiene usted 'compuesta alguna nurac;ión o
descripción literaria?

LECCION XVIII

COMPARACION O SIMIt ~ SUS LEYES


129. Vamos a estudiar ahora Uno de los elementos literarios más
poderosos: aqu~lla !igúra que mues/ra las r4acion~s de semeian'za í?
discrepancia entre dos extremos se· llama"sIMIL o ~MP~ClON.
, Las obras clásicas V las buenas modernas, están 'Uenas de lujosas
\ comparaciones. Reúnamos alguna~ 'para que, ' esfudián'dolas, se faÍñi-
. . liaricen los alumnos , con taJ;l .importante betor literario, y deduzcan
después los fines 'dir~etos que tiene y~ las reglas -á· que debe sujet~rse .
. La' sagrada Bibli3 dice muy gráficamentc~ qJ.le, cl -perezóso .se m~e­
've sin salir de su lecho; como if'ra la puerta ;in salir de su quicio.
Homero, en la llíada. así multiplica los síml1es vivo~ y gral'diosos¡ i
que es dificil eséoger los mejores entre los buenos. En el libro XI pinta
,el primer encuen~o de griegos y troyano~: '
,', J

•••••• ••• Cual lueten-u ' sale'


••••• • o

de las nubes el artro dei otoño,


que anuncIa maJes, y ta!' pronto bn°Ya,
tan pronto entre la nube tetn41'0SO
'se oculta y desparece .. osi el terrtble
Hleto, al trente de la hueste sUY.
ya u detaba ver, ya al extremo
del escuadrón las haces ordenaba,
de brtllonte armadura revestido.
)' al ardtente relámpago de !ove
el brtllo que arro'(lba parcela.
C01;nO al segar el trIgo () la c.ebada
de rtco'-- labrador en ' el sembrado,
·bandas de segadores numero~as '
CQmznan ' a enCQ;ntt'ars.e ," y ¡as 'c,spigas
en tte"D. caen nn cesar. al fjJo -
. de las cortantes hoces: así gnegos
y troyanos VinIeron a ~ernbesttrse,
y ie' mataban, y .111nguno- de ellos .,'
ffl la ' fuga pemaba ignomlntosa.
,
..
-:. .
'-o. _ • !',
"
~ ...
.,
~,,¿<~Zi'Ili'",";j¡¡¡'¡¡Q,,~~-:LL ".... ,~"",,,,,,
,

. ComPl!:aci6n o símil
,
y cuerpo a cuerpo y la cabeza erguida
trabaron el combate. y como lobos
valientes peleaban ...
,
. ,
En el libro XX! describe a Aquiles huyendo de las aguas que l.
-' indignada deidad del río arrojaba sobre él, con estas expresivas com-
paraclOnes :
. , . . . . . . . . . . . . . . . . .. y tan ligero
corria luego por la gran llanura
como · el águtla negra por el aIre
rápIda vuela, cuando va ¡,gutendo
a la banda de tIernos palaTllIos,
porque es la más "abente de las aves
y la más voladora. Asi corria
Aquiles, y sus armas sobre el pecho •
m ronco son temblaban; y del río
que le seguía en hórrtdo tumulto
letJantando sus aguas espumosas,
siempre Iba huyendo en gIro tortüoso.
Cual- suele el hortelano del oscuro

pozo sacar el agua y conduarla
por estrechos canales a que rugue
las plantas y legumbres d~ la huerta;
( y el escardillo en mano. los estorbos
quita de las regueras; y corriendo
por el decltve en pláCido murmullo
r.l agua /leva en pos las pIedrecIllas
que encuentra al paso. y n empre va delante
del que la guia: asi detrá.1 de Aquiles
corriendo el río le alcanzaba sIempre.
. '
El inglés Milton tiene magníficos símiles en su Paralso Perdido,
como cuando nos dice que la aparición de Satanás caído es como un
,. sol eclipsado que aterra a las ' naczones con su portentosa oscuridad.
El poeta español Grilo dice delicadamente que se dibuja la son-
risa en un bl~co rostro:
Cual relámpago de grana ·
en un gran cielo de nieve.

Hay un autor asceta que tiene gracIa y tino especial ,para aclarar
los conceptos más recónditos de la perfección cristiana, valiéndose de
comparaciones naturales y expresivas. Es el P. Alonso Rodríguez, S. J.
Véanse algunas:
Dicen, y muy bien, que l~s pastones en nuestro corazón son lo que los vien-
tos en la mar, porque así como los vientos alborotan y desasosiegan la mar, así ,
las pasiones alborotan y desasosiegan nuestro corazón con sus desordenados
apetitos y movimientos.
••
Así como una gota de agua echada en grande cantidad de vino, pierde ·
todas sus propiedades y cualidades y. toma el color del vino; y .así como UtI
"•

, •
:...;,.. .'} ~

.. ucci6n' XVI1l
.. .
\ .,
hierro al cendido y hecho~ ascua e,n la 4agua, no parece ya hierro sino fuego;
y así como el 'aire cuando recibe la luz del , ~olJ se .trasfo¡:ma de tal manera en
claridad. qu e parece que es la misma claridad; así nosotros en la bienaventu-
ranza perderemos del todo nuestros resabios, y quedaremos ' deificados y - tras-
formados en Dios 1.,
El P. Coloma, S. J., ilustra sus ucturas Amenas con preciosas
comparaciones. ¡Qué oportunas son aquellas q-ue trae en La Primera
Misa!:
En Andalucía, dice, son frecuenres por el verano esas repentinas tormentas
.que duran en aquel alegre cidó lo que un gesto de cQlera en el rostro de
un niño ; y así como pasados los primeros momentos de su . ira, brilla entre sus
lágrimas 'una sonrisa, sucede ' allí que, lloviendo aún las nubes por un lado,
aparece por el otro un alegre rayo de sol y un brillante arco iris.
• •

Es intencionada, pero 'no menos natural, ésta ,que introdl;lce en su


narración Un Milagro:
•• _El teatlo, oscuro ya y desierto, presen taba el aspecto del alma, cuando,
, desvanecidos los brillantes fantasmas de la te'ntación, qued a solitaria y a oscu-
• ras en las am argas tinieblas del pecado.
A. de Alarcón 'dice: .
" Había dejado de llover; la luna- bogaba en los cielos por entre rotos y negros.
nubarrones, como, s:1 1v:lcl.~ n ~ve después de furiosa tormenta, . ..,.J
Espléndidas son y naturalísimas <stas dos del ,solombiano Gutié-
rrez González en su poesía A ' úlia:

y com a. ruedan mansQ.S,
[untas las ondas en t.ranquilo mar;
nuestras dos eXlslena us siempre unidas
per el sendero (le la , vtda van,

Cual dos suspiros que al nacer se unieron


en un beso castísimo de amor;
como el grato perjume que esparcieron
flores distintas y la brISa unz6.
y en A~treS:
Se ve colgando en sus abismos' hondos
entretejido el verde carrlzal,
como de un cofre en el, oscuro fondo
los hi~os enredados de un collar. •
Julio Arboleda (colombiano) en su Gonzalo de Oyón ' describe 'así
a la angelical Pubenza: .
'."'
, •
1 Ejercicios de perfección y virtudes cristianas. ,
'.
., ,
.

.
.


Co~paración o símil 123

Dulce como la parda cervatilla


que el cuello tiende entre el nativo helecho,
y a la vista del can, )'oce en acecho,
eDIl sus o;os de púdico temor;
pura como la ·cándida paloma
que de la fuente límplda al mm11JlIllo,
ove, al beber, el in ocen te arrullo,
pl'lmer onuneto de Ignorado amor.
Bella como la rosa qw: temprana,
al despuntar bemgna primavera,
modesta ostenta, virgmal, primera,
!ti belleza en el campo . f'tn rUla/;
tierna como la tórtola amorosa
que arrulla uluda. y de su bu:n perdido
la dura ausencia en rolttarto nido
llora y /amellta su Itlcurable mal.
Brillante como el fol. cuando rcf/e;a
SUs rayos al crlSlat de la montatla,
si ,Ji la llUVIa,
nt la nube empaña
su naciente purísImo esplendor;
majestuosa cual palma que se eleva,
y ostenta en la vastíslma llanura,
5U cor01la impenal o su hermosura,
desafia/ldo el rayo del Señor. (Cuadro 19 ) .
t
¡ En fin, para que se vea qué parte tan principal juega la compa-
ración en la oratoria, terminemos los modelos con el magnífico símil
que emplea monseñor Carrasquilla (presidente de la Academia Co-
lombiana) en la Oración Fúnebre, elogio del ilustrísimo señor Manuel
José Mosquera. Dice:
Así como el raudal de nuestra ca tarata del T equendama, con la rapidez
vertiginosa de su descenso, con aquellas olas de espuma que se sob reponen
unas a otras sin cesar, agitándose y revolviéndose como melena de león enco·
lerizado; con aquellas ráfagas que se desprenden de la masa de las aguas y
en el espacio se dividen en mu lti tud de rizos; con aquel evaporarse en la
m itad de la caída; con aquel arco iris que le corona en rodas direcciones; ni
I se deja co\>iar por la fotografía, ni reproducir por los pinceles: así la elocuencia
superior, no aprendida, repentina, de toda el alma, no se puede trasladar con
la escritura ni profanar con la imprenta 2.
"---
130. Reglas de la comparación. Leyendo con atención los ejemplos
1 aducidos se deducirá fácilmente que, para que el SIMIL aclare e ilustl'e
(que estos son sus intentos) ha de reunir t"es cualidades:
P Ha de ser CLARO, es decir, que el término de la comparaci6n
sea más conocido del lector, o al menos, que se lo imagfne fácilmente.

2 Sermones y discursos escogidos del doctor Ra fael M. Carrasquilla. Librería


Am ~ ri cana,
Bogotá, 1913.
.
,. 124 ' ' " XV ""tlI . '.
.,". ,uécián
\ . I
,,/'"
.
~'''' ,
. Tal ~ucede en el modelo ,de monseñor .C;masquilla. Quizás no ":.
todos los oyentes;' hubieran visto' él Tequcndama; pero, con la mag- ~
nffica descripci6n que hace ' del vertiginoso Salto, foilos se imaginan
fácilmente lo difícil que se debe hacer retratarlo o pintarlo; por tanto, :
con claridad verán que tampoco el caudaloso· raudal ae elocuencia del . :'
ilustrísimo' señ~r Mosquera se puede fácilmente describir ni expresar. "
. Pues en el modelo de Gutiérrez González ¿quién no ve la uni6n . -
) deliciosa de aquellas dos almas a ,que se refiere el poeta, con los tér-
mi~os escogi~os de las ondas unidas de tranquilo ~ar ~ de los suspirós~
del perfume de las flores, etc.? '
y así en los demás ejemplos citados.
2? El término de la comparación ha d.e ser EXACTO, esto es, ql;lt
sea proporciona~a y natural la relaci6n de lós términQs comparados.
Para eso es necesario que, aunque las cosas que se COmp?fé\Il discre- .·..
pen en osras circunstancias, convengan c:n la cualidad. causa, efecto,
o en las propiedádes eñ que se comparan, Esto es lo que se llamá
tercio de comparación: . ' . ...
..¿Qué tien e que ver un teatro con - el cilma1 y sin embargo, "lQ,:!é " -"
lúcido se ve' el' profundo 'pensamiemo del P, Colgma. al comparar:eJ '
¡e~iro solitario (después de la alegría y la algazara de la representa-
, "ci6n) con el alma , solitaria y presa de remordimié~tos, después "de los \
'brillantes fantasma's de la tentaci6n! Asfmismo ¿qué tiene que ver la
~l1na c~m ·uná nave? Per<? en la circunstancia ell que .1a pone A1<l!C6ñ;
¡qué áactamente semeja aquello que él qukre! ,
3' El SIMIL ha de ser BRILLANTE y sUGmrvo,' o sea, que haga ..
resaltar con lucidez: y atractivo aquel punto de vista desde el· cual 'se : '
llama la , atenci6n. .
Para que - reúna estas dotes, la comparación no necesita muchas "
"vc:ees II1:~s que de ,un solo rasgo, una simple -palabra, como cuan40
Hom~ro dice que Febo irritado iba semC1ante a-la ·noche s; otras YeGes
requíere c:.l cuadro de -un bastidor más amplio,. como en los ejempl.os
del mismo Homero arriba citados. ' .. ' ,
Conocidos varios ej emplos clá;icos ·de comparaci6n, y \las leyes
'a que debe sujefarse para, que sea buena, ,se deducidn los . dos .fin:és .
directos que busca s;:;sta figura. . ". " .
. ~ 19. L~ ~omparaci6n dará luz, ·gracia y encantó a la . dic~i6n, y par·.
consiguiente al . estilo. Tal sucede en cúalquiera de los modelos pie- ,.
semados. . ,
29 ;Por la "comparaci6n cOÍl un término, de la natural~a sensible, "
. 'se podrán dar a comprender muchas ideas abstractas, talJ:$ como alma, ,
bien, ,mal; felicidad eterOa, etc. i -. .. .
,
8 lIIoda, " 47. , ,
"- .\.
.
:
.'
.'
"
\ -•
. ,
Figuras patéticas • 125

Esto se ve patentemente en los ejemplos del P. Rodríguez, S. J.


aducidos. Véase también en .la lección décima, número 75, el frag.
mento de Santa Teresa, en que compara «el alma justa cap. un casti-
llo de diamantes con muchos aposentos• . ,
He "aquí por qué el Divino -Maestro se servía de esta figura para
hacer comprender su excelsa doctrina. Explicando, v. gr., a Nicode-
mus la existencia de la vida sobrenatural, le dice señalando a los
árboles cuyas ramas agitaba el ai re : eMira cómo el viento sopla donde
quiere; tú oyes el susurro que él hace; pero no sabes de dónde viene
• ni a dónde va: pues tal es el hombre que ha nacido a la vida espi.
:1
ritual '(influído por el Espíritu Santo). ' .
. RECONSTRUCCION ·SI NTETICA. - ¿Cuál es el oficio li t~rario del símil? De
los muchos ej emplos que se aducen en la lección, recite algunos (de Milton,
Coloma, Gutiérrez González), y dé usted id ea de los demás (Homero, Ro-
dríguez... ), sin omitir ·Ia comparación oratoria (129). - Muestre cómo se
t
cumplen en los eJemplos las leyes de claTldad, exactItud y brillankz a que
debe sujetarse la buena comparación. Exponga usted los dos fin es direcms
del símil, y muestre que están guardados ambos fines en los ejemplos (130).
EJERCICI OS PRACT ICaS. - El principal es hacer ver en los ejemplos de la
lección, y en otros, que puede aducir el profesor, las leyes de la buena com-
paraci6n. ,
Puede sugerirse a Jos discípulos ideas de otras comparaciones, usadas por
buenos autores, para que ellos las redacten a su modo. Se leerá después en
clase el trozo del autor de quien se tomó la comparación. para que los mismos
alumnos noten la diferencia, y corrijan $US composiciones.

LECCION XIX

TERCER GRUPO - FIGURAS PATETICAS

131. En el estilo oratorio, cuando el orador pretende mover los


ánimos de los demás, y en la poesía lírica y dram átic~, cuando d
poeta quiere expansionar sus sentimientos o los ,de los personajes,
entonces los afectos y pasiones' se sienten de modo más veh.emente, y
la expresión" por consecuencia, brota más impetuosa y enérgica.
Shakespeare, en su drama Hamlet, presenta a este personaje yi-
vamente impresionado después de la entrevis.ta con la sombra de su
paqre, que se le aparece en lóbrega noche, junto al mar. Arrebatado
(>9r tan vehemente emoción, se dirige H arnlet en naturales arranques

a I seres ausentes, a objetos inanimados, y habla al alma de su padre
cual si a todos los tuviera presentes. Véase esta escena:
¡Oh, vosotros, ejércitos celestiales! ¡Oh, tierra!. .. ¿Y quién más? ¿Invocaré
al infierno también? IEh, no! Detente, corazón mío, detente, y vos, mis ~ervios.

4 )0., 3, 8,

,

126 . Lección XJX
. ,."1 • •
no os debi.litéis un momento, sostcnedmc: robus'tos.. . '¡.Acordarme de ti! sr.
alma infeliz, mientras haya memoria en este agitado mundo. ¡Acordarme de
ti! Sí, yo me acordaré, y yo borraré de mi fantasía todos los recuerdos frívolos,
las senten cias de los libros, las ideas e impresiones de lo pasado que la ju-
ventud y la ,observación eS,ramparon en ella. Tu precepto solo, sin mezcla de
otra cosa. menos digna, vivirá escr\to en el volumen de mi entendimiento. Sí,
por los cielos te lo juro... ¡Oh mujer; la más delincuente! j Oh malvado, mal-
vado! ¡Malagüeño y execrable malvado! Conviene que yo apunte ~ este
libro... sí ... que un hombre puede halagar y sonreírse y ser un malvado. . .
¡Ah! pero la exp,resión que debo conservar es esta: «Adiós, adiós, acuérdate
de mí:.. Yo be jurado acordarme... 1
Pues este modo de din·gz·r. la palabra a ausentes o a muertos, y
aun a sert'S inanimados, es lo que se llama APOSTROFE.
No siempre se requiere apasionamiento tan arrebatado del ánimo:
lo que importa es que no sea violenta la figura. Con arranque lírico
y natural, que descubre larga meditación del poeta, empieza el prín-
c~pe de nuestrps líricos, Fray Luis de León, la oda A la Ascensión:
¿Y de;tll, Pastot santo,
tu grey en este valle, hondo, oscuro,
con soledad y llanto,
'1 Tú rompiendo el puro
.
ai1"e, te vas al inmortal seguro?
.'

132. Hay otra figura parecida a)a anterior, y es cuando a seres


inanimados se dan propiedades de set"es vivientes.
. Tal figura comete Horacio en aquellos célebres versos dondé pinta
a la muerte pálida, llamando a las puertas de los tugurios y de los
reales palacios. Ya han pasado al lenguaje familiar las expresiones: La '
avaricia rompe el saco, el amor es ciego, la tierra está sedienta, la
ignorancia es atrevida.
En la Epistola moral a Fabio, dice el An6nimo sevíllano 2:
\ La codicia en brazos de la suerte,
sr a1"Yo;a al mar, la ira a las espadas,
y la ambición se ne de la muerte.

. 1 Dramas de Guillermo Shakespoare, acto 1, escena XIII, traduccióp. de L. F."


Moraun, Barcelona, Edit. Maucci. \
2 En la carta autógrafa que va al fr en te de la ~egund-a edición de la Lite:
ratm"a espafiola, por A. Salcedo Ruiz, di ~ Menéndez Pela yo: «No podcrI)Os
seguir atribuyendo a Rioja la Epístola moral. Esta atribu ción es enteramente
caprichosa, y se debe a Quintana, verdadero" editor del tomo xvm de la colee· "
ción Fernández, o más bien a su maestro el p" Estrada, que antes había dich;Q
10 mismo." De los varios c6dices an tiguos que contienen esta poesía, unos (a
dan como anónima, otros la atribu yen a Andrada, a Medrano y hasta a Bar.
tolomé L. de Argensola (10 cual es absurdo) ; pero ninguno a Rioja. Lo m ás
seguro es llamar al gran poeta incógnito el «anómmo sevillano"), y así lo he
hecho en una colección de pocsias caslcllanas en ~Edimburgo. Con el nombre
de Andrada fi gur;¡ por lo menos en tres códices, y es la atribuci6n más p1"Ububle,
pero no segura. . .
,,
\
Figuras patéticas 127

H ermosamente escribe N úñez de Arce:


Ni veréis ya por el espacio inmenso
de la atrevida y portentosa nave
ascender la oración serena y SlUlVe,
vestida con .su tthuca de incienso.

1vlanuel Cabanyes comienza su horaciana poesía Independencia, así:


Como una casta ruborosa virgen
se alza mi mUSa, y tímida las cuerdas
pulsando de Stt arpa solitaria
suelta la voz del canto .

. y la musa popular de V. R . Aguiler. ha cantado :


En el árboJ de mi victa •
las ilusio11es cantaron;
tiró el dolor una piedra,
¡ay de mí! todas volal·on.
P ues bien; atribuí,. a seres inanimados, abstractos y aU11 imagina-
,"ios, movimiento, vida, habla y propiedades humanas, es lo que se
llama PROSOPOPEYA o PERSONIF ICACION.
Los Autos sacramentales. rico florón del parnaso castellano, deben
su mérito y riqueza, en gran parte, a las vívidas personificaciones de
seres inan imados y abstractos, como la virtud, el vicio, la vida y la
muerte, que allí hablan, piensan, obran. (Puede leerse algo de esto en
e! aula).
133. Tiene analogía con esta figura y con lo que llamaremos
después METAFORA, la IMAGEN, el SIl\·IBOLO o EMBLEl\·(A, q ue es la ex-
presión de ideas abstractas, genéricas e inmateriales por medio de
formas sensibles o corpóreas.
La Sagrada Escritura está ll ena de estos modos poéticos de decir.
He agui algún trozo de! salmo ClI!, traducido por fray Luis de León.

T rata el salmista de retratar la grandeza y el poder de D ios, y sensi-
biliza así estos atribu tos :
Alaba. oh alma. a Dios; &ñor. tu alteza
¿qué let/gua hay quc la cucnte?
Vestido estás de gloria y de belleza,
y luz resplandec~ellte.
E/lcima de /05 cielos desplegados
al agua d iste asiento:
las nubes son tu carro, tus alados
caballos son el viento.
Son fuego abrasador tus m etISa;eros,
y trueno y torbellino.
Las úcnas sobre asientos duraderos
mantienes de con tinuo.
Lq¡ ,mares las cu/?rlan dt! -. pi'imel'o ' r . '.
< •
~

J P01 cima,)os col/adol;


mai~ viijo' de ' tU ·vOz el · trueno fiero,
buyéron · eSpantadoS.~,

. T,omamos, . JI .tú das; tu Jarga mano


nos "deja satisfechos;
sj huyes. deslalle,a el si.! liviano;
. quedamos polvo hechos. . .',

Mas tornará tu soplo y unoflando ,


rt!parará~ el mundo...
Tú que los montes ardes SI los tocas,
y al suelo da; temblores,
cien tJidaJ que iUf/u'ra y aen mil bocaJ
dt!dico a JUJ loores.

134. Con la mONIA se da a entender, por el tono de la voz, 10


contrario de lo que se dice. Así. ci~ uno que es cobard~, se di~e: c-¡.O h, .
ese es' otro Cid!, . .y de un mal poeta, que es· «otro Homero) .
. Burlándose Moradn de los malos poetas de su tiem~, dice: · e¿Y.
_el estilo? ¿y la versificación? ¿y el estro poético .que resplandece. en
aquellas composiciones? ¿ no es particular? ¿ no es admirable? Desde
d ' ovillejci más' diminuto y' vil, a las octavas más returnhantes y pom-
posas, ¿ no se descubren bellezas incomparables que dari'a'n inmortal
fama a las calientes seseras que las produjeron? ..>.
Es célebre la fina iron!a de Calderón en El alcalde de Zalamea.
Crespo, el · alcalde, manda a la cárcel al capitán que cometiera vil
atentado; alega el capitán que debe tener respeto a su per,sona, y.
Crespo responde: . . ,
Eso , ,
está muy puesto en rozón;
con respeto le ' 'llevod
o las casaS:' t!n t!fecto,
dd concejo; }' con respeto •
un par de gn'lla-s · lt uhad .'
y una cad~tia; y tent!d
con .respéto gran cuidado
que no hable a ningún soldado:
yesos do; tambt¿n pofied
en la cárcel; que t!s razón,
y apartt!, porque despuls
con respeto a todos tres
les tomen la confestó1'f¡
y aquí'.para t!ntre los dos _
' si hallo harto -pafio, ffl · efeto,
,con muchísimo. -respeto .
os he de ahorcar, juro' a pios. (Jornada ID, ese. 9) .
,
.. ..
.,
..
Figuras patéticas 129

135. A veces el escritor y el orador suspenden la fonna narrativa


para referir textualmente las frases que se
supone dicen personas
ausentes o presentes. He aquí el DIALOGISMO.
El P. Granada une a la prosopopeya el dialogismo aquí:
Dan voces contra el pecador las criaturas y dicen: flVenid y destruyamos a
este injuriador de nuestro Criador,>. La tierra dice: «¿ Por qué no lo ahogo?, .
El aire dice: 4:¿Por qué le doy huelgo ?>. El fuego dice: «¿ Por qué no le
abraso?,. El infierno dice: «¿Por qué no me lo trago y atormento?, .
J
El poeta Selgas tiene dialogismo delicadísimo en El galán de la
noche, que es a la vez preciosa prosopopeya:
Era un galán bello, y era
su du/ce madr~ una fuente;
suspirando tristemente
hablaban de esta manera:
-tEstás triste? -¡Oh madre mia!
-¡Suspiras tanto! -¡Ay de mí! ,
'. -¿Quién te da pma? -.El dJa.
- ¿Te.gusta la noche? -Sí ...

I H ay poesías que se desarrollan íntegras o en parte por DIALOGISMO.


Así varias de Campoamor, como la titulada Las dos grandezas (xx)
y la Dolora (XL).
Del venezola no José A. Calcañoes la bellísima poesía A llorar al río:

-Niño, ¿a dónde vas?


-Al río. !
- ¿Y al río a qué?
-A llorar.
-¿Ya llorar por qué, ángel mío?
-Fuera triste d(! contar...
A [llorar
(JI rfo.
-¿Dónde está tu bIen?
-No existe.
-¿No existe? ¿M uri6?
-De amor.
-¿De amor? ¡Ingrato le fuiste!
-¡Ten piedad de mi dolor!
r· ¡Ya mI amor
110 cxistd etc.

136. Cuando es uno el personaje que se supone hablando, la fi-


gura se llama SOLlLOQUl<:"
Es e1ásico el de Cervantes en el Qui;ote .
.. .Apenas había salido del bosque (Sancho), cuando volviendo J~ cabeza,
y viendo que don Quijote no parecía. se ape6 del jumento. y S(:otándose al
pie de un árbol, comcnz6 a hablar consigo mismo y a decirse: ---Sepamos
agora. Sancho hermano, a dónde va vuestra merced: ¿Va a buscar algún ju-
mento que se le -haya perdido? -No por cierto. -Pues. ¿qué va a .buscar? '

9---LlTE.~ATVRA PRECJ;:PTIVA

,..
130
-
. ,',
't . ~
, .. .\
:......como quiehvno dice" nada, a una princesa, y en ella al sol de la hermosura.
y a todo el ci,elo junto. - y ¿a d60de pensáis hallar . eSo que decís, Sancho? ' ,
-¿A dónde? En la gran ciudad del Toboso. -y bien, ¿de parte de quién la
vais a buscar? -De parte del famoso caballero don Quijote de la Mancha,
que desface los entuertos, y da de beber al que ha sed, y de: comer al que ha
hambre, etc. etc. (Parte 21t• cap. x) .
137. Un modo enérgico de convencer a los oyentes y de estrechar
y acorralar al adversario, es ir aglomerando Las razones en forma inte-
rrogativa. 14 figura se llama INTERROGACION.
Dem6stenes, rey de la elocuencia, tratando de concitar a los ate-
nienses contra Filipo, coacerva los agravios recibidos del rey macedó~
diciendo:
¿Qué injuria, qué afrenta ha dejado de hacernos? Después de saquear
nuestras ciudades, ¿no DOS ha úsurpado la presidencia de los juegos pítiC06,
fiesta nacional de toda la Grecia? Y cuando él no puede asistir, ~no tiene d
descaro de poner de presideqte a un esclavo? ¿No os ha robado e1 estrecho
de las Termópilas y cortado los pasos todos de la Grecia y asegurado estos
lugares con guarniciones de mercenarios? ~No se
arroga la primacía en los
oráculos" arrinconándonos a nosotros, a , los tésalos, a los dorios y a todos los de-
más anfictiones, siendo así que ni a todOl los griegos cabía tan honroso derecho?
~No prescribe a los tésalos, punto por . punto, el modo· con que' deben admi·
nistrar su república? ~No envía ejércitos de extranjeros, cuáles a Portmo
para desalojar a los eretrios. cuáles a Orco para imrtonerles como tirano a
Filístides? .. A los corintios ¿':lo les ha invadido In ciudades de UUC3.da '/
Ambracia? A los aqueos ~no les ha robado la de Naupacto para donársela a
los erolQs? A los tebanas ¿no les ha quitado la villa de 'Equino? A los bi·
z~ntinos ¿no va ahora mismo a subyugarlos? Y a nosotros, atenienses, ¿no
nos ha ocupado, por no decir más. la ciudad de Cardia, la mayor de todo el
Quersoneso? .. (Filip. m).
Tiene buen lugar esta figura en la poesía lírica y dramática, por-
que con más fuerza y viveza muestra las íntimas impresiones. Cuando
Segismundo, en el drama La vida es sueño. de Calder6n, despierta de
su letargo, viéndose en lóbrega mazmorra, _.expresa así su admiración:
¿Yo en palacios suntuosos?
¿Yo entre telas y brocados?
¿Yo cercado de criados
tan lucidos y briosos?
¿Yo despertar de dormir
en lecho ton excelente?
¿Yo en medio de tanta gente
qUt me sirva de vestir? (Jon;t. n, ese. 3).

138. ·Si a las preguntas que se hace el escritor, va respondiéndose


él mismo, la figura es de sumo interés y se llama SUBJECION.
Magnillca es esta de Ricardo Le6n en el Discurso de entrada en
la Academia:
¿Qué género de arte; qué primor del. espíritu moderno serán incompa~.
tibIes con la lengua clásica? ¿La poes(a2 Válganos la q¡emoria de F{ay Luis.


Figuras patéticas I31

~La novela? Cuando no viniese el hidalgo inmortal~' acudirían en bullicioso


tropel los pícaros de Tormes y Alfarache, con toda la ca,terva de buscones
y escuderos, Celestinas, Justinas y Doroteas, de sabrosa invenci6n. ~El teatr¡;l?
Los manes de Lope y Tirso nos acorran. ¿La política? Vengan aquí los Torres
y Guevaras, los Quevedos y Navarrctes, Juan Márquez y Saavedra Fajardo.
~La historia? Sed testigos, vosotros, Padres Marianas y Sigiienzas ; claros varones
de aguileñas plumas, Gómaras y Mendozas y Mejías. GarciJasos y Melas, Mon~
cadas y Salís. ¿La ciencia que llaman positiva? Descanse en paz el vocabulario
científico español, tan gráfico y vigoroso en otras cenrurias, muerto ya bajo la
triste pesadumbre del tecnicismo de uhrapuertos. ¿La filosofía~ Ose quien
pueda demostrar que el verbo can dente y misterioso donde cuajó ,la más alta
\ filosofía que los hombres imaginaron~ no sirve para traducir las ansias del
espíritu, las vislumbres de la razón, los deseos entrañables y oscuros de nuestras
almas calenturientas.
El argentino Domingo F. Sarmiento ofrece ejemplo parecido en
Facundo (Pasado y porvenir).
139. Emocionado e! orador o el poeta, prorrumpe en frases de
asombro, de dolor, de esperanza, según los afectos que le conmueven.
Es la EXCLAMAcrON.
Sófocles, trágico griego, en su Filóctetes (escena x), hace exclamar
así al protagonista, en medio de la cruel lucha que sostiene por no
poder volver a su patria:
¡ Ay triste, ay dudichado!

- La perdición es CIerta. ¡Cruel destino!


i H en"da aterradara! ¿De qu¿ modo
a sufrtrla a mIs solas me resigno?
¡Volved, Ilcnid, oh huéspedesl
El dulcísimo Mal6n de ehaide, extasiado con la consideraci6n del
cielo, exclama:
¡Oh sol resplandeciente, hermosura infinita, espejo purísimo de la gloria!
¿Quién podrá decir lo que sienten los que te gozan? ¡Oh ricas moradas de la
celestial Jerusalén, a donde no se sabe qué cosa es noche, porque el Cordero
es tu sol, que jamás se traspone! ¡Qué hermosas son, Señor, vuestras moradas!
¡Qué dignas de ser amadas y deseadas de todos! ¡Desmaya, Señor, mi alma,
con el deseo de verme en ellas!
140. La vehemencia de pasi6n domina al que habla hasta e! punto
de hacerle pasar de unas frases a otras, sin terminar ninguna, pero
dando muy bien a entender los sentimientos de! alma. Se llama INTE-
RRUPCION.

Tamayo y Baus en Un drama nuevo (acto n, ese. IV), pone a


Yorick hablando con su esposa Alicia, cuya culpa recela; y en lucha
él consigo misnlo, dice:
¡Oh! entonces la in iquidad es tan grande que la mente no la puede abar-
car; tan grande que parece mentira!. .. No, si yo no creo que tú .. . ¡Conmigo
tal infamia I ¡Conmigo! ¡Tú haber sido capaz!. .. No, no ... Si digo que no
. 10 creo... No -puedo creerlo ... [Ni 10 quiero creer!

,

I .~
.'•
' l. -,."
.... ~.'-, '" .
~ ~

141. ,.olíedúe a situaciones <aPJlsibnadas, tambi~ la. IM'PRECACli""


. por la que se- muestran vivós deseos:!e que sobreveúga algún' nía! ..
btro, Y la EXEciAcION, que desea el ' mal 'para sí mjsmo .
.', Ejemplo de la prune;a nos .lo da' Eurípides en su tragedia Medeq.
J En una situación de patético conmovedor, Jasón, padre de los hijos
muertos, lanza esta imp~ec~ci6n a la filicida madre: «¡Q¡¡e la ·furia
de tus hijos y la justicia vengadora del asesinato te persigan, monstruo
, , abominable!.. •
linprecaci6n es aquella de Ócerpn: <¡4>s, dioses te confundan, vil
l
esclavo!.
,., . . ~

De ejemplo de ' EXEcRAcloNpued~ servirnos aquella d~ salmó 136, .


. <tIya paráfrasis compuso en verso .Juan ile Jáuregui. Dicen los hebreos
desterrados;" . .
Sacra CIudad qut adoro•
• ti acaso yo glvidart
tstt dolor qUt tu mcmona pide;
"
SI al cántlco Ionoro
y al. plectro me aplicare:
antes mi dk:stra el movimiento olvide.
La lengua, que divzde .
de la voz ei acento y la cadencia,
se pasme y' hiele, a· ini garganta" asida,'
St a todo canto alegre, prefenda .
no fuere mz trISteza p.or tu ausencia, . .-

D emóstenes, disuaruenc;Io a los griegos de su jnacci6n y desidi~, . .,


I acaba 'diciendo: «¡Por lo menos, muera yo mll veces!-... ipnmero -que '.
de 'Pis 'labios"salga tal proposición!:'. . . ' .
",,142, Expresar vivos deseos de nna .cosa se llama OPTAC10N, y di-
rigir súplicas para conseguirla. se llama DEPRECACION.
I Ejemplo de ambas son estos versos de, Santa Teresa:

.. Sácam~ d~ ' (lqu~sta mu~rU•


mi DIOS, i' dam~ la tlida;
., no m~ tengas tmpedida
..

en este lazo tan fuerte;
mira qut: mu~ro por tI~rt~•
i'vwir . mi ti 'no puedo, "
que muero porque no muero.
I '
. . -' , . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . , . . , . , , ., .
• ¡Ah! ¡qué larga es esta, vida!
¡Qué duros estos destierros,
esta. cárcel y , estos hierros,
en . que el . alma estd metida!
• su,O e.rp.ey," la .rnli¡/Q
me. causa. un dolor tap.
fiero, ,
que m~ro porquc ·nc)' Jnu:~ro.
"

, 1" "
'. . '. .~
, ,
" .. ,
\
, ,

Figuras patéticas 133

143. Finalmente, es de efecto orarorio la figura OBT ESTACIO N, que



consiste en invocar a Dios o a los santos, o -a las sombras de los· muer-
tos, y a las criaturas insensibles, etc., como testigos de ~a ve.t;dad que .. •
se quiere demostrar.
• El P. Granada, ponderando lo mucho que Cristo hizo por salvar-
nos, le hace decir: 4; Testigos son esta cruz y estos clavos que l quí
parecen; testigos estas llagas de pies y manos que en mi cuerpo que-
daron; testigos el cielo y la rierra delame de los cuales padecí; testigos
el sol y la luna que en aquella hora se eclipsaron. _
.
EJERCICIOS PRACTICOS SOBRE LAS FIGURAS: 19 Dicte el profesor uno o más pen~
" samientos cualesquiera; y haga que en composición privada los desenvuelvan
los alumnos usando las figuras que se vayan explicando en el au la.
,
29 H áganse anál isis en clase de las figuras contenidas en la composición
,, ,
literaria que parezca al pr9fesor, bien de las que se encu<:ntran en este libro,
bien de otras por él escogidas_ El discurso de Donoso Cortés sobre la Biblia,
es muy a propósito (86) y lo SOI1 los rrozos de los números 83, 85 Y 87,


144. Como pauta y norma de estos análisis, presentamos el de la
• poda de Alberto Lista : ' .

,-
,
A LA MUERTE DE )ESUS
,
,
l' ¿Y eres tú el quc, velando
la excelsa majestad etJ nube ardiwtc,
.,
fulmma ste en Siná? ,.. el ,mpío bando
quc eleva contra t, la osada frente
¿es el que oy6 m edroso
de tu rayo el estruendo fragoroso?
,• 2' Mas ora abandonado
¡ay! pendes sobl'c el Gólgota, y al cielo
alzas, gtmu:ndo, el rostro lastimado:
,
cubre tus bellos 0IOS mortal velo,
y, su luz extingUtda~
\ en amargo Stlspi-ro das la vida.

\ 3í1 ASí el amor lo ol'del1a;


amor más podel'oso que ia muerte;
por ¿z de la maldad sufre la pena
el Dws de las VIrtudes; y, león fuerte,
se o/,'eee al golpe fiero
bajo el lle/lón de cándido cordero.
4~ ¡Oh víctima p,'eciosa,
ante úglos de siglos degollada!
Aún 110 ahuycntó la noche pavorosa
por vez primera el alba nacarada,
y, hostta del amo" tierno,
moriste len los decretos del Eterno,


,
Lúci6n· XIX

5" i Ay! ¿quién- podrá mirarte,


" ¡oh paz, oh g'Zorza del culpado mundo!?
¿Q(.I! pecho ,empederntdo no se parte
al golpe acerbo del dolor profundo,
I/lendo que en la de/teta
dd gran ¡dollá descarga tu ;usticia?
6' .¿Quién abnó lo; raudales'
de esas' sangrtentas llagas, amor mío?
¿QuIén cubrió tus me¡illas celestiales
de horror y palidez? ¿C:;uál brazo implo
a tu frente ¿¡(lIno
ciñó corona. de punzante espina?
~ Cesad, cesad, crüe/es:
al santo perdon.ad, muera el malvado:
si SOIS de un Itisto Dros rnzntstros fie/;:s,
catga la dura culpa en el culpado:
, si la tmPledad os gula
y en la sangre os ceDáis, verted la mía.
,
gtt Mas ¡ay! que eres tú solo
la vlctima de paz que el hombre espera.
Si del onente al escondido polo
un mar de sangre cr~ mtna/ corriera,
ante DIOS trrttado,
no explaci6n, fuera pena dd pecado.

9il Qu~ no, cuando del cielo


su cólera (n .dilmJlos descendía,
yola maldad que dommaba el sudo,
y a las malvadas gcntes envolvía,
de la diestra pounte
depuso Sabacth su cspadq ardiente.
10 Venció la excelsa cumbre
de IOJ montes, el agua vengadora;
el sol, amortectda la alba lumbre,
que d ftrmamento rápido colora,
por la esfera sombrla
C1f4l pálido cadáver discurria:
11 y no el celo Indignado
de su semblante descogió el Eterno. •
Mas ya, DIOS de venganzas, tu Hijo amado,
domador de la muerte y del averno,
tu cólera infinita
ertinguir en su sangre solicita.
12 ¿Oyes, oyes cuál clama:
Padrc de amor por qué me abandonaste?
Señor, extingue tu funesta /lama. ,
que en tu furor al mundo derramaste:
de la acerba venganza
que sufre el ¡usto, nazca la esperanza.

.'
.,
, l· •
Figuras patéticas 135

13 ¿)Va ves cómo se apaga


el rayo entre las manos del Potente?
Ya de la muerte la tlmebla vaga
por el sr:mblank de Jesús doliente;
)1 su tr/sic gemIdo
oye el Dios de las iras complacido.
14 Ven, ángel de la muerU,
esgrtme,- esgrlme la fulmínea espada;
y el últImo suspno del Dto! fuerte,
que Ja humotJa maldad dCla exptada,
suba al solto sagrado,
do ('uelva en Padre tierno al Indignado.
15 ¡Rasga tu se1JO~ oh tIerra!
¡Rompe. tu velo, oh templo! Mot"ibundo
yau el Criador; mm la maldad aterra,
y un grIto de furor lanza el profundo:
mucre ... ¡genud, humanos!
j Todos en él pttSlstelJ vuestras manos!

Análisis !le figuras en esta poesía. Empieza el poeta con ap6strofe


y exclamaci6n, la segunda estrofa es hipotiposis, y prosopopeya; en la
tercera estrofa nos presenta a Jesús manso bajo el emblema o imagen
de cándido cordero. Sigue después natural exclamación, con la pará~
frasis que adujimos como ejemplo arriba. Vienen luego exclamaciones,
interrogaciones y anáfora, con prosopopeyas bellísimas. Sigue la ap6s-
trofe con la reduplicaci6n: .Cesad, cesad, crüeles», y la prosopopeya
de la misma estrofa. El principio de la siguiente es una corrección
muy natural; y no menos natural es la hipérbole de la misma estrofa.
Las tres siguientes estrofas son descripción del diluvio y de la c61era
del Eterno por los pecados del mundo. Sigue otra reduplicaci6n con
deprecación y optación delicadísimas; y después de nueva hipotiposis,
-• viene la valiente apóstrofe al ángel de la muerte, con otra reduplica~
ción y nueva personificaci6n; y termina con la apóstrofe, prosopopeya,
. interrupción y sentencia final.
145. Ahora, estudiadas las principales figuras, entenderán mejor
los alumnos la doctrina que dábamos en la lecci6n trece, número 95.
Connrmala Marmonte con este cuadro familiar:
Establece el principIO de que todas las figuras más dignas de es--
tudio se ven en boca del vulgo, unas en unas circunstancias, y otras
en otras. Y para probar esto, va reuniéndolas en el lenguaje que usaría
un hombre de pueblo a quien supone enojado con su mujer. El buen
homhre se expresaría a este tenor:
-tSi digo yo que sí, ella dice que no; tarde o mañana, día y noche,
se la pasa regañando (antítesis). Nunca, nunca puede haber paz con
ella (rr:pctici6n). ¡Es una ful"ia, un demonio! (hipérbole). Peru, Jirne,
desgraciada (apóstrofe). ¿Qué te he hecho yo? (interrogaci6n).
¡Cielos, qué locura la mía al casarme contigo! (exclamación). ¡Que

., ,
1
no 'me' hubiera ah~gado yo ant.. ! :(execráci6n). No te echo en cara
tus gastos, ni los sudores qué mt' impongo' para: ' sostenerlos (preten-
ci6n). Pero, eso si, te conjuro y '.üplico'.'q úe.ine déíés trabajar en paz
,(deprecación). ¡Oh!, muera yo sÍ. . .. pero t,iembla ponerme en este
trance (reticencia y con'l'inaci6n). fHola! ,IY llora! ¡miren qué ino-
cente! Va a resultar que yo soy el culpable ,(ironla).· Bueno, demos
de barato que sea asi, Si, yo soy muy exaltado, demasiado sensible
(concesi6n). Pero, dime, ¿no hubiera sido ' mejor ' desenojarme con
dulzura? (comunicaCi6n). y no ' qlle' los hijos, los amigos, los vecinos,
todo el mundo se está enterando de todo. Oyen tu, gritos, tus llantos,
las injurias de que me l1en~ (entlmeraciqn). y te han visto con los
ojos exaltados, con el semblante enrojecido, los C3;bellos erizados gri-
tarme y amenazarme (prosopografía). Toda la gente habla con ho-
rror de nosotros; las vecinas se lo cuentan unaS' a otras; y hasta los tran-
seúntes se ponen a escuchar yendo' a divtilgarlo" (hípotiposis). Creerán
que soy un malvado, un déspota, que te ' niego lo
'más necesario, que
te golpe6, que te estoy matando de hambre (gradación). lAhI la opi-
ni6n pública no es tan injusta que no dé ' razon a -quien la tieoé
(sentmcia). Y tu difunta madre, que me habia asegurado' que ' te
parroas á ella! ¿Qué dida ahora al ver lo que me está pasando?
¡Ah! Seguro estoy de que me oye desde el cielo y' que afeará tU con-
ducta de hacerme desgraciado. i Pobrc', yerno, dirá, "mejor suerte me·
, redas!', (prosopopeya). ' ' ,
RECO NSTRUCCJO N SINTÚ'ICA. - .¿Dónde .tienen más cabida las figuras pa·
:éticas? Mu'éstrese en el trozo de Sfiakespeare: ¡Oh, vosotros, ei¿rcitos! . ..
(131). ' - ' Hágase ver la prosopopeya o perso'nificaáón' .en ejemplos de León,
Horacio, ' Anónimo Sevillano, Núñez 'de' Arce, etc. (l32). - Explique usted la'
imagen o emblema en el salmp cUI traducido por fray Luis de León (133).
¿Qué da, a entcJ;1der la tronla? Ejemplos de MOJ;atín y d~ Cálderón (134).
¿Ouál es la ~orma del dt'alogismo? Ejemplos de .Granada: Dan vous contra
el pecador.,., y de Sdgas: El galán de la noc-he; y 'de Caltaño: A llorar al .
río .. , (135). - Soliloquio célebre de Sancho (1 36): - ¿Qué fuerza da la in·
- t,errogación en. la oratortO;, IJrica y dramáJzca" según 'se \'~ en Demósrenes y
en Calder6n? (137). - Ejemplos de exclamación, Imprecación, execración, op·
/.ación, obtestaci6~, interl'upczón (139, 140, 141, 142, 143) . -" Analice usted las
figuras de la poesía de A. Lista: A · la'" muerte·:d e lút4.s" (144) . - ¿Tiene ust(:d
hechos en su cuaderno algunos otros análisis, v. ,gr., de Donoso, en el discurro
sobre la Biblia? .

LECCION XX
'.
LENGUAJE TROPOLOGICO
'.
SINECDOQUE ' y METONIMIA , '

146. En todos los modos de decir, que hemos, llamado ' figuras¡
. conservaba la palabra y la fra~e, su sigl)ificado c;lirecto. Hay otro~ •
,
,

L~gtJaje tropológico 137

medios de dar vida al estilo, que cambian el significado primitivo y


recto, en otro distinto.
Veámoslo en voces y frases de uso ordinario y vulgar.
Contemplad una madre acariciando a su pequeñuelo. ¡Qué de
cosas le dice! ¡Sol, rey, lucerol ... Mas ¿qué? ¿Es ese niño, el sol, el
rey, el lucero i Si por estas voces se entiende el significado primero y .
directo de las palabras, nó; el sol está en el cielo, el rey en su trono,
el lucero en el firmamento; pero por la relación de semejanza que
hay entre el sol, que da alegría al mundo, y el hijito, que es ,alegría ,
de su madre, entre la idea de rey y el dominio amoroso que el hijo
ejerce sobre su madre, entre la hermosura de un lucero y lo hermoso
que es el hijo para su madre. esta madre espontáneamente da tales
dictados al niño, y todos entendemos que es para su amante madre
ideal de gozo y hermosura.
, l

Del mismo modo, nada más corriente que estas expresiones: corre
la voz, ríen los prados, se encendió en cólera, gana el pan con el sudor
de su rostro, etc. '.
Frases son éstas que tienen cohesión entre sí y significado vivo y
hermoso por la relaci6n que tienen con los objetos a que directamente ,
se aplican.
147. Bien clara se desprende ya de aquí la definición que de TROPO r
dio Quintiliano: Verbl vel sermonis a propria significatione in aliam.
.
cum virtute mutatio, es decir: La traslación racional que sufre el sig- ','
nificado propio V primitivo de una trase o dicción en otro distinto.
Decimos RACIONAL, porque esa traslación de significado ha de ser:
1, N.-\TURAL; esto es, fundada en la naturaleza misma de las cosas;
2, LOGICA, o sea, fundada en las leyes de sucesión, simultaneidad o
semejanza; 3, BELLA, porque sólo puede admitirse el tropo cuando
aporte 'más hermosura, fuerza o colorido a la dicción o frase.
Dada y entendida la definición, s'e ve que le cuadra .el nombre ,
de TROPO,por ser este vocablo voz griega que significa vuelta, giro, ,
cambio, que es lo que' sucede en el modo de decir que vamos estudiando.
Cuanto dijimos de la NATURAL~DAD Y NECESIDAD de las figuras, es
,
aplicable a los TROPOS. Usalos el vulgo instintivamente, y son necesa-
rios para embellecer el idioma y para manifestar con más fuerza, gracia
y donosura nuestras ideas .
.Los TROPOS más importantes son los que se fundan: 1, en la simul-
tcmeidad de dos ideas; 2, en la sucesión?' 3, en la semejanza. En el
primer caso el TROPO se llama SII\'ECDOQUE; en el segundo, METONIMIA;
en el tercero . METAFORA.
148. Sinécdoque. 19 Si digo: desenvainaron los aceros, uso el
tropo sinécdoque, porque, aunque
, 13 que propiamente se desenvaina ,

1

.'
138 . ú:cci6n XX

es la 'espada; pero como .·bita es de acero, tomamos de l~s dos con·


ceptos simultaneas, espada y acero, la matena (acero) por la obra
(espada), en virtud de esa relaci6n de simultaneidad. Dígase 10 mis-
mo aquí: Suenan los bronces de la torre, esto es las campanas•
.. 29 Otras veces se to~ará el todo por la parte, o viceversa, v. gr~
relumbran las lanzas ' de los ejércitos, es decir, las astas de las lanzas.
Este niño tendrá siete primaveras, es decir, ""s iete años.
39 - Se nombra el continente por el contenido; v. gr., bebieron unas
copas (no se beben las copas, se bebe el licor de ellas); el" teatro aplau-
.' de (no aplaude el teatro, aplauden · los espectadores del teatro).
49 El género por, la especie, v. gr., aprendan los mortales a sufrir
resignados' la desgracia, es decir, aprendan los hombres. Y . viceversa:
Hay que ganar el pan de cada día, es decir, el sustento diario.
5° El plural por el si1lgular, v. gr., Colombia es la patria de los
Caldas y de los Cuervos; y el singular por ' el plural, v. gr., el ¡usto
cae siete veces al día; el español es valiente; el francés, fogoso'; el
alemán, reflexivo; el saj6n, calculador.
6Q Lo abstracto por lo concreto, v. gr., la juventud es r~suelta y
temeraria, por los jóvenes son resueltos y temerarios.
7 9 El nombre propio por el común, y viccversá : así, llamamos un
Nerón al hombre cruel, y un Mecenas al protector de poetas. Dicen
{ambién el apóstol, por San Pablo, el filósofo por Arist6teles, el evangeliJ·
la por San Juan. Esta especie de sinécdoques se llama ANTONOMASIA.
En todos 'estos diversos modos y ejemplos, se ve fácilmente la
relación de coexistenCia de las dos ideas. Luego podemos ya sintetizar
la DEFINICION DE SINECDOQUE.
Es un tropo que da a una idea el nombre de otra, en virtud de
la relación de simultaneidad o coexistencia que hay enire ambas.
149. Otras veces no coexisten las dos ideas, SIDO que se suceden
indefectiblemente, como el efecto sucede a la causa; el tropo entonces
se llama METONIMIA. .
Sus especies principales son: 1. Causa por el efecto, v. gr., no se
puede resistir el sol, es decir, eJ calor. Vive de su trabajo, esto es, del
dinero que gana con su trabajo. O efecto po; la causa, v. gr.) las ca~as
deben ser respetadas, es decir, la vejez. ...
2. El autor por su obra, v. gr., estudio a Dem6stenes, leo a Cal·
áer6n es decir, los libros de estos autores.
J

3. El t'nstrumento por la causa activa, v. gr., en mi periódico es-


criben buenas plumas. es decir, buenos escritores.
4. Lo físico y lo moral, v. gr., tiene buena cabeza pero mal corazón?
esto es, que tiene talento pero malas costumbres.
5. El signo por la coSa significada, ejemplo: 'Venci6 la Cruza la

. .
,,·... _-""._e·'- .r.::.;;¡";'~~;¡:"~¡;';"'¡';':"",,,,::.t,;.......
,

Metáfora - Alegoría 139

media luna, quiere decir, el cristianismo a Jos mahometanos. El buen


poeta cosechará laureles, esto es, triunfos.
En todas estas especies de METONIMIA se ve la relación de ante-
cedente y consecuente; luego .
METONIMIA es el tropo que da a una idea el nombre de otra, en
virtud de una relación de sucesión que hay -entre ellas.
E¡ERCICIOS PRACTICas. - Analicen los alumnos en las siguientes cláusulas

(' .
las especies de tropos que tienen estudiados:
«¡Día de difuntos! exclamé. y el bronce herido que anuncia con lamentable r
clamor la ausencia eterna de los que han sido, parecía vibrar más lúgubre
que ningún :¡ño, como si pre.~agiase su propia muerte,. - Larra.
«Viste el rico la delicada holanda, y el pobre la gruesa estopa; pero dime
si ha sta ahora has visto quejarse algún pobre de que la aspereza de la estopa
le· ocasione al cuerpo alguna molestia:.. - Fcijóo.
«Bossuet disputó la palma a los oradores antiguos, y granje6 el renombre
de: Demóstenes moderno:..
Los profesores pueden ele:gir algunos otros mode:los de este mismo libro o
de alguna antología, para que los alumnos examinen Ia..<¡ SINECDOQU ES y METO-
NIMIAS que tengan.

RECONSTRUCCION SINTETICA. - Expliqu ~ usted los TROPOS en las palabras sol,


lucero, rey, que dice una madre a su hijo (146). - Deduzca la definición de ,
tropo. y explique los t¿rminos. ¿Son naturales? (I47). _ Exponga las princi-
pales clases · de smécdoque y metonimza, y dé usted las definiciones de estos
dos tropos (148 y 149) . '
'"
,)
Analice los tropos de un trozo literario, o Jea e.n su cuaderno algún análisis
ya hecho.

LECCI0N XXI

METAFORA - ALEGORIA

150. La METAFORA es sin duda el TROPO que da más brillo, rapidez


y elegancia al estilo.
Vimos en la lección décimaoctava (130), que las buenas compara-
ciones dan luz y hermosura a la dicción. Pues bien: si de una alma a
'q uien sorprende el dolor, decimos que se entristeci6 como se entris-
tece el día con las nubes que ocuitan el sol, hemos usado de una com-
paración. Pero si en virtud de la analogía manifiesta que hay entre el
dolor, que entristece el alma, y la nube, que oscurece el sol, decimos
que una nube de dolor cubri6 su alma, hemos expresado más rápida-
mente la idea comparada, sin que haya desaparecido nada de su res-
plandor y elegancia.
Pues esto hace la METAFORA: es una comparación tácita de una ide,a
con utra~ en virtud de la rdaci6n de scnu:¡anza que hay entre las dos. •
Este ejemplo. de que nos hemos servido para dar con la definición
rle METAFORA, nos lo dejó Homero, en la llíada al decir:
l
:',

Otros ejemplos ilustraran la defü¡ición:


-
--,
. t
¿Por qué se dice que la niñez el la aurora; y la ve;ez el ocaso de
la vida? Porque vemos, -sjn . esfuerzo alguno, la semejanza que hay
entre la niñez, principio de lá vida, y la aurora, principio del día;- y,
al contrario, notamos espontáneamente la semejanza de la proximidad
de la noche, que indica el ocaso, y la proximidad de la muerte, que
eS"la ancianidad. . , . . ,
. La mIsma, "elación de semejanza ~servaremos en los éjemplos de
los autores selectos que siguen: . . .
Los Sagrados Libros están llenos de METAFORAS espléndid3.$, como
la del Salmo XL V: «Los campos se alegradn, y todos los árholes -de
los bosques saltarán de placer>_ - -. .
y en el XL!: .Sedienta se sintió mi alma de mi Dios ___ Las lá- -
grimas fueron ·mi pan.). r

En el XVII hay METAFORAS sublimes, algunas de las cuales traduce


as; fray Luis de León.: .
Con todas las ~1~trañas d~ mi pecho . .-'
te abrazaré., mz Diol, mI e$fu,erzo y vida,
mi CIerta libertad y mI pertrecho: .
.-
mi roca, a donde tengo mi guari{ia,
mi escudo fiel,' mI estoque victorioso,
mi torre bien murada y bastuida. ,-
,
Los cielo! doblegando d escendía
cqlzado de timeblas, y en ligero
caballo por los aIre.! descubría
un quertlbín sentado~ ardiente y fie7'0 ,
e n las alas del VIento que bramaba,
volando por la tIerra y mar velero ...
-
Isa;as dice que -· «los cielos son la silla de Jehová, y- la tierra el
escabel de sus pies>_ '
En la Sagrada Escritura encontraron los más inspirados póetas de la-
éra, cristiana la valentía ' de sus ,MET~FORAS,
, como las de Fernando de
Herrera en sus odas a La victoria de Lepanto, A don Juan de Austria,
y. Por la pérdida del rey don Sebdstián_ (Véase y analícese alguna)_
De Heine es esta delicada METAFORA:

El ~squtj~ d~ttn, raudo barquero,
aún vuela al puerto el alma acongojada.
y Shakespeare dice en Macbeth:
La Vldh. mIo ·
se agosta y: su follaje amarillea.
-- -
, ., ., •
,
, . Metáfo1'a ~ Mlegoria 141

y Schiller: «Hop, hop, c;¡ b;¡l1n mío, tus alas son el crimen, tus
cascos las uñas de Luzbel• .
Camoens, en el canto tercero de Os Lusiadas, apostrofando a Lis-
boa,' la llama: .Princesa de las demás ciudades, a quien obedece el
mar profundo1J.
Dante Aüghieri ( en el canto 19 ) llama a Virgilio: «Fuente que
.. copioso raudal derrama de elocuencia, gloria y lumbrera de los demás
poetas». l
Recuérdese la poesía de Zorrilla, copiada en la lección sexta (30),
, y.se admirará el lujo de METAFORAS, como las de aquella estrofa:
Te acercas, sí, conozco las orlas de tu ma11to
en esa ardiente nube en qu.e ceñido estás;
el re.Iplandor conozco de tu semblante santo
cuando al cruzar el étN relampagueando vas.
A Mosén Jacinto Verdaguer vienen a la pluma las más naturales
t y expresivasMETAFORAS. D escribiendo el sueño de San luan sobre el
costado de Cristo, dice que
sueña ver al misterioso Adán celeste dormir el sueño del amor en el
Calvario, en brazos de la muerte crueL .. Su rostro amarillento es una azucena
mustia ... ¡Todo está consumado! La dura fi era está bautizada con la sangre
del Criador. Cada herida es un canal de este divino tesoro, y ¿cuál e-s el ma- P

nantial de esos ríos de ';'ida? ¿De d 6nde salió tan preciosa púrpura? Los clavos
y espinas la derramaron toda. el saCíOsan to rncimo está exprimido; sobre el
Calvario cay6 la última gota del vino que engendra vírgenes. ¡Crueles sayones,
mineros de esa mina! abrid el coraz6n de do mana esa sangre, estuche de
marfil donde guarda sus rubíes. Derrámalas ya , fuente sellada, que el mundo
tiene sed del agua de tus luces; abre, huerto cerrado, tus puertas, deja que
el co~azón se llene de sus aromas... La Iglesia es UDa rosa que brota en la raíz
del árbol de la cruz ... La prole cristiana es en la cuna del Sagrado Corazón,
mecida como en su nido los pajarillos ...
, Fascinadoras son las METAFORAS de don José Mármol en su des-
• cripción de los tr6picos:
I
Las si~rras y los montes en colosales formas,
se visten con las nubes de la cintura al pie;
{tU tempestades ruedan, y cuando el sol ocultan,
se miran de los montes la esmeraltada sien.
H ermosas son aquellas dos de Gutiérrez González en Aures:
Reclinado a st4 sombra cuAntas veces
vi mi casa a lo lcios blanquear, •
paloma oculta ~n trt: el rama;e. verde,
ov~ja solitaria en el grama/o

El monje fray José de Sigiienza dice en alabanza de la historia:~


,~

Entre muchos loores que se publican del bien y provecho de la historia,


es uno llamarla luz de la v~rdad, ma ~ tra ck: la vida, vida d~ la memoria, des-
cubridora y mensajera de la antigüedad. Y si quisiésemos envolver todo esto

. .

~ ? ~

• - LecCi6n XXI
"
y decirlo en una sola palabra, la podríamos 11W!3.r atal~ya· y torr~ altísima. de
donde levantados mira1llQs todo cuanto se ha represc:.ntado en este gran teatro
del mundo...
151. Leyes de la metáfora. Examínense bien los ejemplos adu-
cidos, lea el profesor íntegras algunas de las composiciones en que se
encuentran, y se observará que todas estas METAFORAS están bien traídas.
¿Por qué?
Porque: 1. Fácilmente se ve la relación de semejanza con la idea
significada, y
2. Llenan el fin, que pretendíamos, de dar fuerza y brillo a la
... frase y, por consiguiente, al estilo.
A estas dos cualidades se oponen.:
a) Las metáforas VIOlentas, es decir, aquellas en que la semejanza
no es obvia y natural. Recuérdese que entre los defectos que señalá-
bamos a los gongoristas y decadentes era e! de usar metáforas vi",;
lentas (54).
b) Las metáforas amontonadas; porque lejos -de dar claridad,
ofuscan, y en vez de dar elegancia al estilo, lo tornan hinchado,
pretencioso y recargado.
\
He aquí otro vicio de los culteranos y modernistas. El mismo
Calderón faltó a la ley que vamos estudiando hasta en La vida es
sueño, una de las más grandiosas concepciones de nuestro teatro.
¿Quién no ve el abuso de METAFORAS en aquel comim.zo:
. Hip6grifo ' violcnto,
quc corres pare;as con el viento,'
¿Dónde, rayo nn llama,
. pájaro Itn mattz, pez IIn escama,
y bruto nn tnstmto
natural, al contuso laherinto
de estas desnuda.s .peifas
te desbocas, te arrastras, te despeñ.as?

c) Son censurables también 'las metáforas inconsecuentes, esto es,


si se empieza con una metáfora y en -la misma frase se sigue con otra
que no .cuadra con la primera, cómo aquel que dijese: .El genio de
este hombre es un torrente que se encie~dti, pues lo~ torrentes no se
encienden, sino que se precipitan; o el que escribiese: «El desengaño
es e! mar en que naufraga el sol de la esperanza., pues el sol se
oculta, pero no naufraga. Para que no hubiera inconsecuencia habría
que corregir la frase: . El desengaño es e! mar en que naufraga la
nave de la esperanza:..
d) ~n fin, hay que evitar las metáforas innobles o baias, como
. Júpiter escupe nieve sobte los Alpe.s>, <la vida es un charco de
lágrimas:..

I -.
• .
Metáfora - Alegoría 143

152. Hay cláusulas enteras y composlclOnes . pnéticas completas
cuyas palabras se toman en sentido metafóri co. Esto se llama ALEGORIA.
Es clásica la oda de H orado O navis! que imit6 así don Andrés
Bello:
¿Qué nuevas esperanzas ¿Qué tu nombre, tamoso

al mar te llevan? ¡Torna, en reinos de la aurora,
torna, atrevida nave,
a la nativa costal
y do nd~ el sol recibe
la cristalina alcoba? •
Aún V CJ de la pasada Ayer por estal aguas,
tormenta mil memorias, segura de sí propia,
¿y ya a correr fOl"tuna desafiaba al viento
segunda vez te arro;as? otra arrogante prora.
Sembrada está de slrtes y ya; padrón infausto,
aleves tu derrota. que al nal1egante asombra,
do tarde Jos peligros en fm demudo escollo
avisará ,la sonda. está cubierta d(' ovas.
¡Ah! vuelve, que att" es tiempo, jQu¿1 ¿No me oyes? ¿El rumbo
mientras el mar las concitas no tueras? ¿Orgullosa
de /0 ,ibera halaga descoges nuevas vdas
con apacibles olas. y sin pavor te engolfas?
Presto, erizando CCr1"OS, ¿No ves. oh malhadada,
vendrá a batir las rocas, que ya el cielo se entolda,
y náufragas reliquias y las nubes bramando
Izará a Neptuno alfombra., rclámpago5 abortan?
De flámulas de seda ¿N o ves la espuma cana
la pusumida pompa, q t~ hinchada se alborota,
no arredra los insultos ni el vendaval te asusta
de tempestad sonora. que silba en las maromas?
¿Qu¿ tia/en contra el Euro, ¡Vuelve. objeto querido,
tirano de las ondas, en mi inquietud ansiosa;
las barras y leones vuelve a la amiga playa
de tu dorada popa? antes que el sol se esconda/ l.

Cualquiera ve que no se dirigía el poeta latino a una nave en el


.. nlido material y recto de la palabra. Bajo la imagen de nave com-
batida por las olas representa a la república romana, agitada por dis-
cord ias e intestinas guerras.
De aquí que, además de las leyes dadas para la METAFORA, sea
condición indispensable de la ALEGORIA que, a través de su sentido
literal, se descubra fácilmente el pensamiento en ella encerrado. Esto
quiere decir aquella feliz frase: eLa alegoda babita en un palacio
tras paren te).
, 19 Léanse y analícense en el aula algunas com-
EJERCICI OS PR ACTICOS. -
posiciones abundantes de METAFORAS~ a gusto del profesor. Ponemos aquí el
siguiente soneto de F. Villaespesa, que puede servir de ejercicio 19 :

1 Poesías de Alldrés Bello, con prólogo de don Migud A. Caro. Madrid,


P. DubruJl, 1882.
' •... ",.. '.'., .~ ~",

"' LA CANCION bE MI MUSA o,

, , ,
Yo soy de ese tropel de TUw:ñores
qtte en el dolor sus cantos 5ólo inspira;
fOsal florido, de IOJ vimtos lira.
qtl~ a los golpes del hacha sangra flores. "
Mi corazón que hmúon los amores,
aun cuándo herido está. de amor delira:
¡Cántam:o heroico que en la r.ruz e:rpira
dando al aire sus himnos tn'unfadores!
M, libro u áureo estuche (mee/odo
donde encie"o los cíngulos de abro;os
que me ciñeron mtJ profundaJ penas;
Copa de oro y ' rubí donde he escanciado
hu lágrimas ardientes de m~ o;os
~ y la pródiga sanlI"c de mis !lenas.
29 Como ejercicio d~ composición pueden dictarse a los alumnos varias
~ompa'rac:ionesJ . que ellos convertirán en METAFQRAS, y varias ideas para que
ellos las expresen tropol§gicamenre.
39 LéarJ"sc algunas ALF.GORlAS escogidas, para que los alumnos acostumbren
1;1 imaginación a estos bellos modos de decir. Son muy oporhmas a este fin .La
vida del cieJo, de fray Luis de León. que nos presenta a Jesús como ·pastor
amoroso, y a los bienaventurados como grey dichosa apacentada ·con . inmo,rta.
les rasas; y también la pOesía ;Pobre barquilla mio, de Lope de Vega, en que
alegóricamente expone Jos peHgros que corren los que se lanzan a la vida
cortesana en busca de vanas pretensiones.
RECONSTRUCCIÓN SINTETICA. _ Exponga usted la relación' y difefencia que
hay entre simiJ y metáfora. Saque de ahí la definición de este tropo. Ilustre
la definición explicando las frases la ntñ~z es /a aurora y la fJ~j~z el ocaso de
la vida. ¿Qué ejemplos recuerda usted de espléndidas m~táforas? (de la Biblia,
"
Heine, Shakespeare, Schiller, Camoens, etc.) (l50). - ¿Por qué las metáforas
. d~ estos escritores están bien empl~das? Exponga las cualidades de las buenas
metáforas. ¿.Cuándo · estarán mal- usadas (aglom~radas, inconsecuentes, ' in.
nobles) / (151), - ¿Qué es la o/egod.? Cil< ejemplos (152) , - Analice usted
.las metáforas en La canción de mi musa, de Villaespesa, o de otra composici6n.
Muestre: en su cuaderno algún ejerciCIO hecho sobre esta materia.
"
LECCION XXII
" '
\
PUREZA Y CORRECCION DE LENGUAJE "

1530' Véase de nuevo el párrafo que 'nos sirvió 'de base para co-
'- menzar el estudio de la elocución (63)0
·Decíamos que . el arre de la C1~ocuci~n c:onsiste .e n dar: al pensa-
, miento su expresi6n ' oral perfecta, El párrafo de Ro Le6n h. obtl;llido

'-
, 1 -- . ,
/ , .
, Pureza y con-ecúón .del letJguaje 145

ese fin. ¿Por qué? Porque en: él se observa que, además de las dotes
de estilo hasta aquí estudiadas, con tan castellanas palabras, están
expresadas las ideas, y tal es la estructura y trabazón de aquéllas, que
. nada hay alH que contrariar pueda las exigencias del idioma.
Luego, dos cualidades exige el estilo por parte del lenguaj e: PUREZA
y CORRECCION.
154. Pureza. La habrá en el estilo, si las palabras sqn castizas, o
, sea, pertenecientes al idioma en que hablamos. .
. y i cómo sabremos que una palabra es o !fO perteneciente al idio·
ma? Horacio nornhr6 al uso juez y norma del lenguaje 1, Mas el uso
de que habla el preceptista latino no l~ constituyen escritorcillbs in·
competentes, ni tampoco los modos de hablar manifiestamente opues·
tos al genio y naturaleza de la lengua, por más que abusivamente se
usen en algunas comarcas o pueblos. Sancionan el uso, juez y maestro
del buen decir, los buenos hablistas de la época, que siguen emplean.
do los vocablos de legitima cepa del idioma, ya sea porque han nacido •
en regiones donde menos elementos ex6ticos han adulterado las voces
y modismos, ya sea porque el estudio de los hablistas clásicos les ha
enseñado ~ limpiar el idioma de expresiones "'y giros extraños',
El filólogo colombiano Rufino J. Cuervo dice a este propósito en
sus autorizadas Apuntaciones críticas 2: «¿Cuál será la norma a que
todos hayamos de sujetarnos? Ya que la razón no lo pidiera, la neo
cesidad forzará a tomar poi dechado de nuestra habla a la lengua que
nos vino de Casti1la, donde nació, y, llevando su norpbre, creci6 y se .
ilustró con el cultivo de eminentísimos escritores ... >.
y tratando de distinguir entre el uso que hace ley, y el abuso,
que debe extirparse, prosigue ..el citado Cuervo:
...El uso respetable, general y actual, según se manifiesta en las obras d.e
los más afamados escri tores, y en el habla de la gente de esmerada educaci6n,
es el que ha de reconocerse como lc:gisl.ador de la lengua, y el que ha de
representarse por los diccionarios y gramáticas fieles a su instituto.

155. Los vicios que se oponen a la PUREZA del lenguaje son: EL


BARBARISMO, EL ARCA ISMO y EL NE.OLOGISMO.
Al vicio de usar palabras venidas de idiomas extranjeros se llama
BARBARISMO, que se especifica en latinismo, galicismo, anglicismo, he-
lenismo, etc., según la lengua de que se haya importado el vocahl~ ...
El barbarismo que más impurezas ha traído a nuestro idioma es
el GALICISMO, el cual no s610· se extiende al uso de voces francesas,
sino al modo ~intáctico de construÍr frases y locuciones. Son, v. gr "
,
1Ep. ad Pisan., 71-72.
2Prólogo a las Apuntaciones criúnu sobre el lenguaje bogotano, por Rufino
José Cuervo, 5\1' ed., París; A. y R. Roger et F. Cbernoviz, 1897.

lO- L ITERATURA PRECEPTIVA


146 úcci6n "XXII

barbarismos · los yocablos financiero (por · hacendista), toilette (por


locado), revancha (por desqui.te),. debutar (por estrenarse), aeaparar
(por monopolizar), canard (por· embuste), etc., y las frases ocuparse
de una cosa, (por ocuparse en), alll fue que se celebr6 la fiesta (por '
allí fue donde... ), pasar desapercibido un suceso (por pasar inad-
vertido ... ), confeccionar vestidos, leyes, noticias,· etc. (por hacer yes.,..
tidos, dar leyes o legislar, hilvanar noticias).
156. Arc:Íísmo. Se falta también a la PUREZA del lenguaj e reintro-
duciendo palabras legíti¡namente anticuadas o caldas en deSuso. Tales"
son aquellas que, por ser rudas· o cacofónicas, se han ido limando y
sustituyendo por equivalentes más dulce~ y sonoras ...
,Sirvan de ejemplo ca. usada tanto por Granada, bien sustituído
hoy por pues; magüer, viejo vocablo de nuestros romances y anticua-
das crónicas, reemplazado par aunque; aina (pronto), al (otro), asaz
(bastante), ansl .(así), perlado . (prelado), nao (nave), agora (ahora),
• cobdiciar (codiciar), etc., y las terminaciones vedes, fuéredes. viéredes.
etc., que, por razones de sonoridad y melodía, iustamente se han ~­
biado en veis, fuereis, viereis.
Decimos legítimamenle anticuadas, porque hay hermosas palabras
en castellano gue, habiendo brotado de las raí,es más jugosas del
idioma, ninguna aspere:ta cacofónica tienen, y sin embargo se han ido
arrinconando, por olvido, al parecer, q por ignorancia.·
Léanse a los alumnos algunos capítulos e¡;cogidos de R,icardo Le6n
o de Sanz y Aldas (en Caminos de amor, Barcelona, Gili, editor),
haciéndoles notar las palabras clásicas que han sacado estos autores
del sepulcro dé! olvido en que yacian, como perche/es, almadrabas,
roncero y roncerías, gorjcrías, greguerías" pindonguear. csplendoreor, .,J ,. <.

filatmas, leyentes, etc.


157. El neologismo al contrario del arcaísmo, introduce voces
nuevas, inneceSaria e indebidamente.
He agui' uno de tantos vicios con 'que afean y adulteran la lengua
modernistas y decadentes. Como deciamos, buscando novedad, intro-
ducen sin qué ni para qué palabreria exótica que no amoldan a la
indole del idioma. (Léase agui de nuevo el párrafo decadentista que
presentamos en la lecci6n d~cima (74), y véase cuánta palabra in-
necesaria e indebidamente introducida).
Son innecesarias nuevas palabras cuando, para expresar las mis-
mas ideas, guarda el ·tesoro de la lengua, sin tener que ir a buscarlos
en raíces extranjeras, vocablos ya hechos y bien formados.
Por ejemplo, ¿a qué haber importado del francés la fras~ descen-
der a detalles, t~niendo nuestro diccionario las voces menudencias y
pormenores, muy más ' castizas. y perfectame'flte expresivas dé la mis-
ma idea? ¿Qué necesidad había de la tan ' usada voz etiqueta, en d
,



Pureza y corrección del lenguaje 147

sentido de marca de mercancías, si tenemos ya la voz marbete, d~s­


conocida u olvidada por injusto desuso, y si no, rótulo, membrete-
.. titulo, inscripción, marca? ¿A qué haber introducido del francés la
voz financiero, cuando teníamos ya equivalentes de rentista y hacen-
dista? Usual es hoy también decir secci6n de contabilidad, negociado
de contabilidad, cuando nuestros mayores decían ya: contaduría ge-
neral, oficinas de cuentas, etc. 3.
158. Con todo, escribe atinadamente Cuervo : «Tampoco debe
cerrarse la puerta, por neológicas, a las voces cuya aceptación diaria-
mente reclaman el vuelo de las ciencias y artes, y la entrada de nuevos
usos y costumbresj con todo eso, debemos andar alerta para acomo-
darlas bien al genio de nuestro idiomal> .
Conforme a esta regla, hay que adm itir las voces nuevas de nuevas
ideas y modernos inventos. Bienvenidas, pues, sean micr6fono, tele-
ano \ cinematógrafo, graf6fono, asepsia, anestesia, etc. Pero aun en
estas palabras necesarias, la estructura y desinencia ha de acomodarse
a la indole de la lengua.
159. Corrección. Para la PUREZA de la lengua no basta " que las
palabras aisladas sean castizas; es preciso que su estructura material y
enlace sintáctico sean conformes a las leyes gramaticales. El vicio
contrario es la incorrección, como decir: traduct"ó, pedricar, périto; se
dedicó y sobresali6 en la pintura; {labTán muchos en la fiesta, por
hahrá- muchos, etc.
La Literatura presupone el estudio de la gramática; por lo cual
no nos detenemos en esta condici6n indispensable al bueo estilo. Re-
cuérdese princípalmente que el vicio contrario a la CORRECCION, más
frecuente, es el solecismo, o construcción gramatical defectuosa.
,
• 160. Purismo. La PUREZA del lenguaje tiene su extremo vicioso
en el purismo, o sea la nimia y pedante exigencia de algunos, rayana
en crítica d ictatorial, con que se atreve n a tildar de incorrectas y
bárbaras palabras y frases ya admi tidas y legüimamente usadas. La
afectación, la ausencia de oportunidad y el rebuscamiento, 'son de
ordinario los defectos en que degenera el purismo.
A propósito, y como modelo de CORRECCION y PUREZA de lenguaje,
lean y consideren los alumnos este trozo del citado Cuervo:

<1 Cf. Prontuario de hISpanismos y barbarismos, por "el P. Juan Mir y No-
guera, S_ ]., Madrid, Sáenz de Jubera, 1908_
, 4 Telecino decimos, y no como se ha dicho te/equino, porque el sonido
griego de k al pO$or a las lenguas románicas se conviene en c. (Cf. Cejad-or,
El neologismo, en Cabos sue(tos, página 448. Sucesores de Hernando. Madrid.
1907) y Llave del griego, por los PP. Eusebio Hernández y Félix Restrepo,
s. J. (Friburgo, H~rder, 1912).

.,
.;;:
, -y .7 . ,.
. ' ' Lei:ci6" XX1Ii
•• ri ~. r

No menós~ opOrtlÍr!o ' parece -s:eñaiaÍ ;uif~·~s~íl,d ~ prop'10 fle: ·tos ~ :Srudios:. gi~ '
mattcales. El hábito, sobre todo en los pri.qcípíantes. ·de exigiJí la correcéi6n en- .\ -....
la forma, ~ éonvierfe a menud<? o;n pe~ntería, que rechaza' cuanto no satis.: .
face u!l:, i<;leal falso o legítimo. Por lo IÍtismo qúe una forma descuidada suele ~' .. .
, ser 'i'ndici~ ?e . poc~ solidez c!n la parte sustancial ,de la obra, es ordinario-'que, >.
eil faltando lealtad para r~conocer meritos de otro orden, o ciencia para dilu- '
cidar la materia sobre que versa un escrito, acuda la pasión a .la odiosa tarea.
de probar . que el contrario no sabe gramática. . . '. ".
EJERCICIOS PRACTicos. - Dicte el prófesor frases cOUlpuestas de los 'gaJiciJ.
mOl más frecuentc§ .para que los discípulos los corrij an en "la compOsición. dd
,día siguiente, v. gr.: -
. «Apercibido de la tragedi~, creo q t.(e ~Ila puede hacer furor' en el público.
Aunque su honor esté a cubierto de toda sospecha, no 'tengo fe en las garanúas
que me ofrece. Marchando sobre los' pasos de nuestrpS antecesores acapararemos
riqueza y fama, .
Asimismo se pueden ,' dictar .frases dl"! ' antiguos at,¡,tores, caídas en desuso,
MI"a q~e " los, discípulos corrijan los drcaísmos; y también ' trozos "decaden:tes y,
culteranos, aunque sean los mismos copiados en este libro, para que los alumnos
los redacten' ~on palabras puras y correctas: ~ -
RECONSTRUCCION SINTETICA. - Recite usted, o lea el p'árrafo de Ricardo
León Cuando el lenguaie .se victD de 101 modo . .. (63). - ¿Qué nota usted ,e n
él acerca de sus palabra·s y enlace? (153): - " ¿Qué se requiere para la pu~eza
del lenguaje? ¿CÓtrlo, sabremos que una palabra es del idioma? Explique usted
quién' ha " de fijar el uso: ¿Cómo distingue Cuervo el uso del abuso? (154).
¿Qué es barbarismQ? Ponga ejemplos (155). - ¿Qué, es arcoíiino? Ejemplos.
¿Por qué , debe u~ted decir "en la definic.ión legítimamente (J.nticuados? (156) ~
¿Qué es neologtsmo? (157). - ~ Recuerda usted algún párrafo dec4denrista "
lleno de neologismos? (74). - ¿Cuándo se debe decir que son innecesarias
nuevas palabras? EjemplOs (157).- - Seg'Ún eso, ¿qué palabras ' nuevas de~en
admitirse? ¿Qué dice Cuervo a este propósito? (158). - ¿Qué exige la c.o"ec- ,
, Non? (I58). - ¿Qué es purismo en el lenguaje? ¿Qué dice de él Cuervo? (160) ,

, LECCION XXIII

ARMONIA DEL ESTILO 1

161. Hemos estudiado la originalidad, la concisión, la elegancia y


la pureza del 'estilo. '
, Mas, presuponiendo qué teng.. todas ,estas dotes, el estilo todavía
n,o será. bueno 'si no tiene ARMONIA. Bqileau ha dicho muy bieri, ins-
pirándose en Cicerón:
.. .La ,plus noble- pe1Jsü
quand l'oretl1e est blessée.

1 Para ,la explicación de esta lección consúltense los Diálogos literario;


de Coll y Vehí, de dondé hemos sacado en párte los apuntes de esta lecci6n~
(Diálogos Jikrarios, por don José ' Co]J. y Vehí, . BarceJona, ' Juan y Antonio
Bastinos, 1885): ' , ~,:;~ii"'("".~
, ,

..
,¡ ,,-

A;'monía del estilo 149

Es decir, que el más elevado pensamiento no puede agradar al


espíritu, cuando la expresión es ingrata al oído. Quindliano, el célebre
retórico, prefería la expresión menos vigorosa de pensamiento ._a las
disonancias inarmónicas del estilo.
Se trata, pues, de otra cualidad esencial del buen estilo.
Cooozcámosla antes de definirla. Léase, con sentido y entonación,
este periodo de fray Luis de' León:
y como la luna, en las noches serenas, se goza rodeada y como acom·
pañada de clarísimas lumbres, las cuales rodas parece que avivan sus luces
en ella, y que la miran y reverencian; así la buena mu.jer en su casa reina J
resplandece, y convierte a sí jun,tamente los ojos y los corazones de todos.
Este periodo no se puede negar que es grato al oido, ¿Por qué?
Primeramente, porque las palabras empleadas son euf6nicas, esto es,
de fácil pronunciación y agradable sonido,
'Pero no basta esto.
Invirtamos, si no, el orden dt; los dos miembros del período y de
algunos de los vocablos de los miembros, Digamos, por ejemplo:
La buena mujer reina y resplandece en su casa, y conviene a sí los ojos y
los corazones de todos juntamente; como la luna, rodeada y como acompañada
de lumbres darísim2s, todas las cuales parece que avivan en ella sus luces y
que la reverencian y miran, se goza en las noches serenas.
- No habrá oído que resista:
"
Luego ya tenemos otro secreto de la armonía: la acertada coloca~
ci6n de los vocablos y miembros del período.
162. Mas para apreciar mejQr los elementos de la armonía, fijé~
" monos en cada frase del periodo descompuesto,
La buena mujer reina y resplandece en St, casa: un oído fino
? descansará mejor poniendo al fin el vocablo más lleno y sonoro
resplandece,
y convierte a sí los ojos y los corazones de todos juntamente.' _No
hace falta muy buen oído para notar lo mal que cae este adverbio al fin.
Como la lu.na acompañada de lumbres clarísimClf: ¡Cuánta sano·
ridad gana la frase poniendo lumbres después de clar/simas! Y ¡cuánto
no mejora la segunda frase según la puso fray Luis de León!
Péro más que todo, hace disonante el período invertido la desme~
dr.da frase se goza en las noches serenas, dejada para el fin después
de un paréntesis tan largo. .
Esto en cuanto a la distribución de las palabras de cada miembro.
, Pero bien podía fray Luis haber distribuído sonoramente estas pala~
, bras, dejando los dos miembros tal como nosotros los hemos invertido,
de este modo: La buena muj eI en su casa reina y resplandece:: ... comp
la luna, etc,


. ~

Lecci6n XX/Il
, ,.
En este caso habría fluidez, " pero todo e'
aditamento desde las
cuales todas ' parece ... quedaría desprovisto dF proporci6,. de partes
con el todo, que es otro elemento de armoní3:_
163. Según esto, vemos que hace falta' para la ARMONIA:
1) palabras euf6nicas, o- sea, de fácil y grata pronunciaci6n;
2) concertada sucesi6n de sonidos, por la buena distriouci6n de
frases y vocablos;
3) cadencia, ésto es, sonora terminación de cada hase y cláusula.
De estos tres dementas resultará la unidad ritmica eJi la variedad
de sonidos, es decir, el buen acuerdo y buena' proporci6n de las partes '
de la I'láusula entera, y de las diversas cláusulas con todo el discurso
u obra literaria. _ ..
He ahí la ARMONIA, que podemos ya DEFINIR así: El efecto musical
de las palabras y de las frases por el aTte de combinoTIa.r del modo
más grato al oldo.
1M. Suelen aquí multiplicar los preceptistas reglas para conseguir
el arte de la armonía, combinando, dicen, sílabas áton~s y tónicas, vOCes
monbsilábicas y polisilábicas, etc. Todo esto será inútil si no se tiene
buen oído, el cual se consigue en parte educándolo, y para ello leyendo
u oyendo leer con entonación modelos armoniosos que tanto abundan
en la prosa, v. gr., de Granada, Cervantes, Luis de León, Nieremberg,
fray Juan de los Angeles, Saavédra Fajardo, Jovellanos; y entre los
más modernos; Larra, Castelar *, Valera·, Alejandro Pidal, Pereda,
Azorín·, Caro, ,Gómez Restrepo, M. F. Suárez, Sierra" Icaza, R.
Dado *, Rodó "'; Zaldumhide, H. Ureña, Montero, Bustamante, Mon-
talvo :tt, etc.
Con todo, no debe omitirse)a noticia de los vicios principales
opuestos ~ la armonía, ni algunas generales advertencias.
19 ¿Quién no ha de notar lo inarmónico del estas frases, atroz
zozobra, torre redonda, error refutado, por la unión de palabras que
terminan y empiezan con la misma consonante? Este vicio, que se
14ama CACOFONIA, debe evitarse. ' .
"." 29 ,Las frases iba a Anda/uda, ola a ambos, ella amaba la alabanza,
forman ' HIATO, es decir, sonido desagradable por la concurrencia. de las
mismas vocales.
3Q Diío el joven que no dejaria entre los jaToles al jaba//. Esta
repetición de la misma consonante con pequeños intervalos, no puede
menos de ser ingrata al oído.
40 Aquel sonido repetido dentro del oiJo, era parecido a un ge-
mido, rojo despojo de la frente ardiente. Este SONSONETE o martilleo
que produce la repetición de idénticas o'' parecidas terminaciones, se
hace insufrible.


<
..

.
.I ' Armonía gel estilo 151

Del mismo modo es mal sonante la unión de sílabas iguales de


dificil pronunciaci6n.
Por faltar a estas advertencias justamente imprueba Antonio de
Valbuena al, por otra parte, buen poeta mejicano Juan de D. Peza, el
útulo de una de sus poesías, Pecar rezando, y el comienzo de la mis·
ma, que es así:
Inés es joven: en su faz hermosa...

El mismo crítico reprueba también aquella frase decadente «agua


,

glauca que chapotea bajo el viejo muelle,.
. '
59 Para conseguir el segundo elemento de armonía. que dedujimos, es
preciso evitar la sucesión de varias palabras monosilábicas; v. gr., este
fue el fin de tan buen rey. Lo mejor es combinar vocablos largos y cortos.
69 Para que la cadencia sea más grata, se recomienda dejar" para
el fin las palabras más rotundas y sonoras. Dice Cervantes:
,
Eran solteros mozos, de una misma edad y de unas mismas costumbres,
todo lo cual era bastante causa a que los dos con recíproca amistad se -corres-
pondiesen.

Inviértanse las últimas palabras, diciendo: que con recíproca ámis~


tad se correspondiesen los dos, y la cláusula deja de ·ser cadenciosa.
165. Al decir no solamente de, propios, sino de extranjeros de
tanta autoridad en este punto como el gran compositor músico
Gounod, lleva la lengua castellana ventaja a todas las europeas en la •
majestad, copia y número de palabras y perÍod9s. Olmo pn~eba prác-
tica, no hay más que leer un párrafo de cualquiera de los autores
antes citados. Los períodos, bimembres, trimembres, cuadrimembres,
·rodeos periódicos o tasú (59), ruedan entre majestuosos sonidos que
van creciendo hasta el final de la cláusula, en donde ésta termina
con los miembros más extensos y las palabras más cadenciosas. Con
qué naturalidad, pero con qué a~monía hace hablar Cervantes a uno
de los perros del famoso coloquio:
ConSideraban c6mo les reñían . (los jesuítas) con suavidad, los castigaban•
con misericordia, los animaban con ejemplos, los incitaban con premios, y los
sobrellevaban con corduda; y, finalmente, cómo les pintaban la fealdad y horror
de los vicios, y les dibujaban la hermosura de las virtudes para que, aborrecidos
ellos y amadas ellas. consiguiesen el fin para que fueron criados.
Este modo rotundo y ondulante de construír las . cláusulas, es lo
, que constituye el ESTILO NUMEROSO o PERIODICO; pero es de notar que,
sin necesidad de ampulosa palabrería, con frases sueltas, sobriamente
distribuídas, puede conseguirse en éastellano la armonía de dicd6n y
cláusulas. Tal sucede en este ejemplo de Malón de Chaide:
- ::...,
< .....:
"
,¡., ,
. . . . - .. ' . . " \ - . .
"'0 "
'
C'f"',
Es tal}. có:ta' la cartera ·.~e loo..aPC?~ : ~:. ~~e , .an¡IIl~lejo . deL4.h9mb~~ Rlf.e ,...
apenas la comIenza cuando ya se hall! al, cabo ,de ella, P1.\CS ' p,~rec<: que ·nacer .:. -.
y morir, entrambos llegan juntos. y aú,Q esto s~da toleral:He/ sí Ya que lOs oíaS ( . ,
" son cortos y pocos, a lo menos fuesen descansa.doS: pero . son más los desastres
,, que en ellos nos iu.ceden, que las horas, que ~vivimos. . . ' /. ,
166. Armonía imitativa. .Hay en· los idiomas palabras que . imitan .
por si solas los sonidos. Se llaman ONOMATOPEYICAS. Tales son · en, : '
castcl.lano: bramido, rugido, estampido, chisporroteo; rasgar, rechinar,
,retumbar; concavidad, mU;'mu~~oJ susurro,: cuchicheo,' rápido. raudo, .
. rayo,' súbito, Jardo. pesadQ~ perezo.sb. , tardanza, etc•
. Estas p.alabras pueden con t¡U arté: combinar~e, que las, cláusula¡
en prosa y las ' estrofas en verso vayan imitando 'los sonidos de kic
objetos y los mo~imientos de. los:cuerp6s: ·,' . ' . i . . ,"
Ejemplos varios. Parece. qúe ' .~e :05'< el 'rasg'Ueo de la pluma en
aquellos versos del Romancero: " , '
,T
.'
.
-
Esto el moro T árfe escrik
"

con tanta é6~era -JI 'rabia,. .


. que donde pone la pluma "
el delgado papel rasga. .
~
Espronced~ dice:
Baladros lanzan JI aullidot,
silbos. relinchos, chirridos:
JI en desacordado estr'pito'
el fantástico est:uadr6n
mueve horunda algarabía
con espantosa 'armo"nía ."
. . y horrísona confusi6n.
En medio 4el impone~te silebcio de' b mue~te~ hace ~ír Bécquec el ~:..
, acompasado tic·toe del reloj de péndolá y la crepitaci6n de los ciri!," .'.
al consumirse: -
De un relo; se oía .
'compa.raqo el péndúlo, '
JI de algunoJ cirios , ¡

el Ghisporroteo. . \ . j

Tan medroso y ·tnstc,


tan oscuro y yerto
I todo se encontraba...
• que pensé un momento:
Dios mio, ¡qué rolas
se quedan lo~ .muútos!
¡Qué admirablemente expresa Samaniego la impertinencia de una
mosca, su precipitado escape, y el chasquido' del golpe!
Picaba impertinente
en la espaciosa calva de un a~ciano ••
una mosca insolente. -, - .
Quiso espantarla; levantó Ja mimo,
" tiró un cachete, pero -Juesf; salva.
b¡riendo el -golpe -la, .re.dQ.nda calva. -

.
-.
., ,
.' .'
, . ¡,
~. .'
,, .,
. "7
¡, , ., •
, , • .
" . t· "• "


Armonía d~l estila 153
,\

Pues e! estallido de las olas contra ías rocas, qué bien lo hace ofr
Núñez de Arce:
Mas cuando en rena batalla
el mar ,-eb,-amando choca
~,
.contra la cmpmada roca
que allí le sIrve d,e. valla.
Cuando en la enhtesta muralla •
ruge el ' huracán vtolento,
entonces fzrme en su asiento
el casttilo desafía
la ¡alVale sznfonía
de las ola5 y del mento.
, -
Pocos poetas vencen a Zorrilla "en estas armonías. Recuérdese en
La Tempestad antes trascrita (38):
el ruido . con que rueda la ronca, tempestad,

y e! fragor del trueno, y luego el susurro de las hojas y el arrullo de


las palomas. Célebre es y muy conocida La carrera del mismo autor,
eo que se está oyendo el ruido de los cascos y el galope desbocado del
eaballo de Alhamar. "
No consigue menos este efecto arm6nico ,Santos Chocano en Los
cab~/los de los conquistadores; con los vocablos escogidos y el ritmo '.
métrico, nos hace ver la agilidad de los caballos andaluces:
i Los caballos eran fuertes! ,
¡Lºs caballos eran ágilNI .
¡SUS pescuezos eran finos y sus ancas
relucientes y sus cascos musIcales! ...
¡Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágzles! .,
¡No! No han ndo los guerreros solamente,
de corazas y penachos y tIzonas y estandartes,
los que h~ctero~ la conquIsta .
- "

de las selvas y los Andes:


los caballos andaluces, cuyos nervios ,
, •• .,,,
tienen chispas de la raza voladora de los árabes,
estamparon sus glortosas herraduras
en los secos pedregalt:s,
en los húmedos pantanos,
, ,
en los ríos resonantes,
"o en las nteves silenctosas,
en las pampas, en las sierras, en los bosques y en los valles.
¡ Los caballos eran fuertes!
¡Los caballos eran ágiles!

y el caballo de Quesada, que en 'la cumbre


se detuvo, VIendo, al fondo de los valles,
e/ fuetazo de un torrente ~.
como el gesto de una cólera salvaje,
'saludó con un relincho

,
,.,-
154 " •
,.)'
,
- .
. acción XXIll
. ~. ",

'.
la sabana inÍerminabli. ~ ..... '(
y bajó, con fáCil trote, ', ...
los peldaños de los Andes, -..
cual por unas milenarias escaleras
qClc crujían bajo ei golpe de los cascos, musicales. ..
Armoniosamente imita el avam:~ majestuoso del acorazado entre
, ¡as olas tempestuosas este fragmento dd poHmetro por el P. C.
Eguia, S. I- :
'.
A ROGAR POR LA GENTE DE LA MAR

T rag6u el frágil leño la ttínebre galerna,


1t1to del ribereño, tumba del pescador,
mientras allá se mecen en calma sempiterna
alcázares flotantu, ' volcanes de vapor . . •
¡Qué bogar tan señor!
¡Qué rizar
de Z(l.f aguas el hervor!
~ I/e;s? ¡parece 'tm monte del horizonte! alterna
con silbo de sirena. rugido aterrador,
con ef latido. sordo de llamara~a interna
" vajada de bri/lena, sonante surtidor,
sin cesar de brotar,
a babor, ti estribor.
, El del mar
, ~s d~sp6tico s~ñor!
. I

V~dlc ~ntrar srn c~jar


sin temor d~ zozobrar...
¿SJ'n temor?
Es m()n'strup de aCN"O y h ~chura del hombre;
mar ¿¡ y su h~chura, ¿qut son ant~ Dios? '
lns~cto m~zquino" qu~ vaga sin nombre,
granillo d~ arena qu~ arras!,"a el simoull.
y mares )' VIentos, vilísima gota
y aliento del ct~lo "lós hace temblar.•.
¡Ay, mísero jnsecto, SJ el Z)lento te azota!
¡Ay, pobre granillo, ji rug~ la "mar/ ...
y el viento azota, y el panza rug~
la lona rota, la antnJa crui~;
el gran coloso
fuego anheloso respirando va.
• S~ hinchan sus "tJ~nas, su pecho estalla;
.. v¿ole apenas ruda batalla
librando a spJas

- , con ~l austro )' Jos olas.. . ¿Se hundirá?


,
Va bamboleando, cual tnl canoa,
de kldo a kldo, de popa a proa.. '.
,
..
,
..
Armonía del estilo 155

¡Ah! que anegó/e


por fin inmensa mole. . i hundi6se ya!
Mas 1l0, 'ya sube, sube a la cima,
besa la nube, campea encima
po, un momento . ..
¡Otra vez es el rey del mar y el vientol
¿Se salvará. mi Dios. se salvará?
No; que ya arrebatado. VIO/CIllO,
ba;a imponente
del lomo ingente
por la pendientc.
Ya se derrumba,
r ahre su tumba,
y en antro' hirviente
Se sume ya...
jAh!
¿Dónde está ya el coloso, dónde está?
Como fieras hacmadas
las postreras oleadas
afÍn reluchan sin cesar.
¿Qué se h,zo
del alcázar flotador
que deshizo su luror?
No /0 quieras preguntar.

I De pasada
desbocada rnare;ada
sin mirarle le arrolló;
que el atleta no respeta
el abyecto vil insecto
que a su paso u crUZó.

Hemos puesto ejemplos en verso, porque el ritmo métrico se presta


más a esta imitación de sonidos; pero también se doblega dulcemente
a ella la prosa castellana, como en este pasaje de Cervantes:

No ' hubieron andado doscientos pasos, cuando llegó a sus oídos un gran
ruido de agua, como que de algunos grandes y levantados riscos se- despeñaba.
Alegró!es el ruido en grap manera, y preparándose a escuchar hacia qué parte
sonaba, oyeron a deshora otro estruendo que les aguó el contento del agua, es-
pecialmente a Sancho, que naturalm ente era med roso y de poco ánimo. Digo que
oyeron que daban unos golpes a compás, con un cieno crujir de hierros y
cadenas, acompañados del furioso estruendo del ag ua, que pusieran pavor a
cualquiera otro corazón que no fuera el de don Quijote. Era la noche, como
se ha dicho, oscura, y ellos acertaron a entrar entre unos árboles altos, cuyas
hojas, movidas del blando viento, hacían un temeroso y manso ruido; de ma-
nera que la soledad, el sitio, la oscuridad, el ruido del agua con el susurro de
las hojas, todo causaba horror y espanto; y más cuando vieron que ni los
golpes cesaban, ni el viento dormía, ni la mañana llegaba, añadiéndose a todo
esto el ignorar el lugar donde se hallaban 2~

, 2 El Quiiot~, parte 111, cap. xx.


- . '. " '.;
, " ' - . ..". . . . .
" 167. Armorua expresiva.' Con el,ritffio' y melod!a de las " palab~as
.
,pueden tl<preSarselos diversos estados y afectos"dd miino. ','. ,',
Expres6 sol<mnemente Jorgé MáIítiqué ~il cÓl)vicd6n de la ~adu-
cidad de la vida en
aquellas estrofas: • ' ,
Recuerde ~I alma dormida,
'avive el ses'o ,.. despterte,
contemplando -
cómo u pasa la vIda,
cómo se vIene la . muerte
tan callapdo:
Cuán presto se va el placer~
, cómo .después" dl 'acordado
da dolor;
cómo 'a nuestro pattcer:
cualqutera ttempo pasado
fue metor.
y puu vemos lo presente
cómo en un punto se cs ,do
y acabado; .
si juzgamos sabiamen~,
daremos lo no venido
por pasado.
o'

No se engañe nadie, no;


penirtndo que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio;,
porque todo ha 'dc' pasar
. (Jor tal manera. "

,
Santa Teresa difunde en sus escritos las duldsimas ternuras de su
'alma anhelo;a de.ver ' a Diós. Véase este trozo:
¡Oh bias mío, y 'c6mo teñéis palabras de vitla, adonde todos los mortales
hallarán 10 que desean, si 'lo quisiéramos buscar! Mas i qué maravilla que olvi:'
aam9s vuestras palabra-s, con la locura que causan nuestras malas obras! ¡Oh
·Dios. mío! ¡Dios H acedor de todo lo criado! Y ¿qué es 10 criado si vos, Señor"
'quisiérais criar más? Sois Todopoderoso: son in,comprensibles vuestras obras.
:- Pues haced, Señor; -que no se aparten de mi pensamiento vuestras palabras.
'Decid vos: ' e Venid a' mi todos los que trabajáis y estáis cargados, que yo os .-
~ consolaré,. '¿Qué más queremos, Señor? ¿Qué redimas? ¿Qué buscamos? ¿Por.
qué es,tán los del mUndo perdidos si no pira buscar ' descanso? IVálame DioS"f
10 v-aIame Diosl ¿Qué es esto, .Sc;ñor? 10 qué lástima! 10 qué gran ceguedad!
o:' ¡que le: busquemos en lo que es imposible nallarle! liabed gran piedad, Cria-,
. ¿or, 'de "Vuestras criaturas: mirad que no nos entendemos, ni sabemos. lo que
c:kseamos, ni ,atinamos lo que pedimos. Dadme, Señor, luz. Mírad que es más ·
'ménester, que al ciego que io -era de: I).acirrtiento; que éste deseaba ver· la: luz,
.. y no:·p.odía. Agora no' se' quiere v.er.
J
Admirese este ejemplo de San Juan,de la Cruz, que tan a lo divino ,
expresa' los deseos, del alma enamorada ,de Dios; o " , ' _' , , - ' ,

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"

Armonía del estilo 157


"

¿A dónde ~ escondiste
Amado, y me de;as..te con gemido?
Como el ciervo huíste ¡¡

habi¿ndome hendo;
saU tras Ti clamando y ya eras ido.
f Pastores los que luéredes
, allá por l~ majadas al otero,
n por ventura tJléude~
, a Aquel que yo más qUIero,
i decid/e que adolezco, peno y muero.
¡Oh bosques y espesuras
~
¡ plantadas por la mano de mz Amado! '"
!. ¡Oh prado de VerdUI"aS
de flores esmaltado!
¡Decid SI por vosotros ha pasado!

i Y cómo expresa el dolor por la ausencia de su Dios en estas otras


liras! :
,, Apaga mis enojos,
puu que ninguno basta a deihacellos,

1I y véante mis ojos,


pues eres lumbu de dios
y sólo para Ti quiero tmellas .

J Descubre tu presencta
y máteme tu vista y tu hermosura;
mira que la dolencia •
de amor ¡ay! no se Cl4ra
sino con la presencia y la figltro.
¡Oh cristolina fuente.
s; en esos tus semblantes plateados
formase s de ,"epente ,,
los o;os deseados
que tengo en mis entrañas dibujados!

En la oda A la vida del campo, exprime fray Luis de León los


apacibles sentimientos que la contemplaci6n de la naturaleza y apar-
tamiento del mundo le inspiran, Y en la oda A la Ascensión, están'
vivÍsimamente expresadas la ternura y la- tristeza de los ap6stoles al
verse sin su Señor. (Léanse estas composiciones, que se ponen ade·
lante, 246 y 248).
• Herrera en sus Canciones se distingue por el fuego con que ex-
presa las pasiones que agitan su pecho. En las estancias A la \batalla
de Lepanto y en La pérdida del rey don Sebastián, saltan los ayes y ".'.
gritos de dolor, los gritos de odio y de venganza, la arrogancia, la
am(:naza, la crud ironía, el entusiasmo de la victoria. ',1
167-bis. Efecto bueno del modernismo en el arte es la musicalidad "~
que han dado los maestros a la dicci6n y a los versos. Rubén D arío
,
'-
,
y
-
.-
. 158·
.
. Lección ·.XXIIf
, . .'
l· .
, .

dice en Historia de mis libros que <j¡a puesto singular 'ateoéión en 'la
melctdía interior de sus obras.. Y.i usto es conceder que lo oonsiguió.
Imita el suave zumbi~o del céfiro en' la poesía:

Era un airt: suave de pausados giros . ..;
expresa la nostaJgia dé países lejanos en Sinfo~ia en gris mayor; una
grave majestad se difunde por la' compo~ición La canción de los pinos,
y as'í otros afectos en casi todas las poesías del nicaragüense.
La ARMONIA IMITATIVA es bien manifiesta en Ma~cha triunfal; y
no menos resalta si bien se lee y medita, la ARMONIA EXPRESIVA dd
paso triunfal de la gloria, esto es, la ambición y orgullo de los gue·
rreros que pasan.
La solemne tristeza del Dio de difuntos, ¡qué bien expresada está
en la poesía con este titulq de J. A. Silva! A. Nervo, Gutiérrez Ná·
jera, presentan ejemplos magníficos de ARMONIA EXPRESIVA.
EJERCICIOS pRACTIcas. - 11} Dicte el profesor fragmentos armoniosos de bue-
nos modelos, pero trastrocando vocablos y miembros, para qué los alulIUlos les
den armonía. Léanse y aplíquense en clase algunos trabajos escolares, haciendo
notar los vicio. virtudes, y .leyendo en seguida el original para que mejor
vean los alumnos los aciertos arm6nicos del autor y los desaciertos propios.
2Q Ejercite el profesor a los alumnos. en leer con entonación rítmica · bien '
manifiesta modelos de armonía imitativa y expresiva, haciéndoles a-presurar· o
retardar b lecrura, levantar el tono o bajarlo, según 10 exija el movimiento
rápido o lento. triste o ale¡;re, colérico o dulce del pasaje.
RECONSTRUCCIO N SINTETtCA. - ¿Es cualidad Oiencial del buen estilo la aro.
manía? Dé usted idea exacta de esta cualidad en el periodo de fray Luis de
León: Y como la luna en Jas noche$ scrcn(U. .. , invirtiendo el orden de los
miembros. Deduzca el primer elemento de armonía (161). "- Note usted la
armonía de cada frase del período, trastrocada. ¿Qué sucedería si, dejando las
palabras en el orden del original, quedasen los dos miembros invertidos? (162).
Deduzca usted de ahí todos los elementos de la armonía .y formule la definición
(163). _ ¿Qué se requiere ante todo para dar armonía al estilo? Expongai los
vicios opuestos a la armonía en frases inarmónicas (unión de consonantes
fuertes, de vocales, letras homófonas, sonso.netes, monosílabos, mala terminación
d(: cláusula) (164). - Muestre usted en algún buen ejemplo la armonía a que
se, presta el castellano y haga ver el número periódico (165). - Cite palabras ' .-
oqomatopéyicas .y ejemplos de armonio imitativa (del romancero, de Esprbn-
ceda, BécqlleT, Samaniego, Núñez de Arce, Zorrilla, Chocano, P. Eguía) . .Mues-
tre 'cómo se doblega a la armonía imitativa la prosa caste llana (166), - Expli-
que la armonía cxpresiva en ejemplos, v. gr., de Manrique, Santa Teresa, San
Juan de la Cruz-. fray "Luis, Herrera, Rubén DarÍo y modernistas (167).
I


Práctica y formación del estilo 159

LECCI0N XXIV

PRACTICA Y FORMACION DEL ESTILO

168. Andando se aprende a andar, y escribiendo se aprende a


escribir. Se trata aquí de que, conocidas las leyes esenciales del ESTILO,
el novel literato tome la pluma y comience a escribir por su cuenta,
en estilo que vaya alcanzando poco a poco las dotes exigidas.
Esta lección, pues, no contendrá sino las conclusiones prácticas y
naturales de todas las lecciones anteriores referentes al estilo. Y sirven
para que el alumno que ha llegado a estas alturas en el estudio de
Ln'UAl'URA PRECEPTIVA, pueda escribir sobre asuntos proporcionados a
sus conocimientQs incipientes, y antes ya de que conozca las leyes de
la invención.
169. Dijimos que para ser original (primera cualidad) habia que
pensar bien, sentir bien y expresarse bien. Estas tres cosas las conse-
guirá -dice Bossuet- el que domine bien el asunto ..
Mas para dominar bien el asunto es indispensable:
EL TRABAJO DE LA COMPOSICION, en el cual puede la mente distinguir
tres tiempos: I. LA CONCEPCION, o meditación necesaria hasta hacer un
BOSQUEJO o boceto general; n , LA REDACCJO N; lIJ. L ..\ CORRECCION y LIMA .

. 170. El bosquejo. Aunque de esto trataremos 'l'ás extensamente


en l~ lecciones de la invención y disposición, es preciso advertir
aquí, como requisüo indispensable de la composición, que solamente
después de larga práctica de escribir literariamente, se puede tolerar
la redacción de escrito o artículo sin previa meditaci6n, profunda y -
detenida . A la falta de ella hay que atribuír la multitud de obras
mediocres y adocenadas que quieren pasar por literarias.
Siendo, como sabemos, toda obra literaria expresión de pensamien-
tos y sentimientos, el trabajo de la elocución debe versar más bien
sobre esos' pensamientos y sentimientos que sobre las palabras que los
expresan. El fragmento de Ricardo León que nos sirvió de punto de
partida para las primeras lecciones del estilo (63), dijimos que estaba
originalmente manifestado porque estaba bien pensado. Raáne, una
vez que, después de profunda meditación, tenía bosquejada una ma-
teria, decía: «Ya tengo concluída la obra; no me faltan sino los versos., .
El modo práctico de bosquejar una obra o simple artículo, pre-
supuestos los estudios generales que debe tener ya todo escritor, es
el ~stu dio inmediato, más concienzudo y particular del asunto, bus-
cando materiales de -datos históricos, de materias afines y de ilustra-
ciones, tomando las notas exactas que más convengan para el desarrollo •
de los pensamientos. Una vez hecho este trabajo, espontáneamente

. . .. .- '. l

' que?a·. esbozado en la mente el bOceto, :el C¡¡al ' prefieren ~lgunos ¡lejai .
· escnto a grandes rasgo~ para ayuda· d~ Ta memoria. ' .
-
171. Redacción. Meditado y bosquejado el' asunto, 'hay que en- '
' contrar la fórmula verbal m4s completa; esto es,. los vocablos" el giro
," de las frases, y los modos de decir que mejor vayan desenvolviendo
,,', 'el, pensamiento y los sentimientos que él Qespierte. Nunca hay ' que , ,
perder de vista los puntos , siguientes: ,
. 1. El fin que se persigue, para volver sobre los propios pasos si
· se Dota alguna desviación , de él, bien así come;> el piloto da pn cuarto
de vuelta al timón si- nota 'desviación de rumbO.
Gran peligro hay en los principiantes y en los que escriben a la
" ,ligera que introduzcan comparaciones, cuadros, parrafadas brillantes, ,
si se quiere, que, dado ' pudieran ser de mérito en otra parte, están " >
Juera de quicio allí donde se han puesto, porque .distraen la atenci6n
de ]0 que es esencial en el escrito l. , I

, 2. H ay que procurar siempre el justo medio ent~e los e!xtrem,?s


viciosos siguientes. a) .c0ncis~·6n; que llegue a oscuridad, y abundan-
cia, que degenere en verbosidad; b) Descuido y desprecio de la for-
ma, y esmero tan nimio de ella que gueClen sacrificados la idea y el
, vigor del estilo; c) La vaciedad, la nimia familiaridad . y la árida 'ex-
: presi'ón; y el rebuscamiento, la hinchazón y el abuso de imagenes 2.
172. Corrección y lima. Es preciso corregir, reforzar, limar la
explZcsión del pe~amien:to hasta poder daros con razón por satisfechos.
y para ello:
1. Ved si se os ha escapado alguna 4ícorrecci6n gramatical (159) .
. , ~. Algnna frase gue no dice con ~ genio de la lengua (153); al-
guna dureza o cacofonia (163). ' , '
· 3. ¡ Son propias las palabras I (70 Y 71); ¡ son expresivas I (lb.)'.
4. ¡ No habrá superfluidad O redunda!)cias I (88). -.
5. ¡Es uno el conjunto, es clarol ... (60).
.. 6. ¿No habrá algunas incoherencias o contrádiccionesl
· Todos los maestros del bi.en' decir han hecho sUXQ el consejo de
" :Horacio a los Pisones: .
El drama reprobad, nietos de Numtl,
que, después de tufrir largas enmiendas,
no hay,! pulido con tenaz porfía
por la d¿cima .vez lima severa.
Ni hay qu'e desanimarse cuando la corrección 'necesaria de una
, .' palabra o .frase lleve consigo la modificación de la cláusul'a o d<;l es-
· erito erltero. No se trata de
, escribir, sino de escribir bien.
1 Cf. I-foracio, ad Pison., 14-22.
2, Cf. Horacio, ,ib!d.• 25-31. .
.¡ }.

.: I
.. ,
~:r~~.~~~1fJ~~'~~l~~~9·~~~,::~~r.f~~" ~~~,~,,,·.J·~~~f'.~
'l!
;,

'
"".;' ' . ¡;ráct~ca y formljCÍón 4crcstilo'
,
,
La Bruyere8 recom'endab3 que el escritor, . para ese'ribir bien, de-
bía. ponerse en el lugar de ~us lectores, y examinar su propia caus~
19~ ',' '. '
.•
" .-;~-.¡

':-;:i~
-: ~~~
como una cosa que le es nueva y lec' por vez primera, en la cual nin~ ,:.:~
guna parte le cabe, persuadiéndose luego de que no la va entendiendo " '.~
por irse entendiendo a sí mismo, sino porque dla es de becho inteligible. -''j
y al fin ¿cuándo S~ dar4 por ¡atu/cello el escritor de s'u escrito? ~,ft.
Cuando entre el 'pensamiento y lo escrito haya ecuación perfecta; y la .. :;:~
habrá si la composici6n puede comunicar al lector las ideas y senti- " ,,,~y
mientas que se han pretendido excitar en él. ..".r,
-. ,~

1f 173. Ejercicios de estilo, Damos tres muy prácticos: A) PREPARA- , )~


roruos; 8) ELEMENTALF-S; e) SUPERIORES. .~
A) Preparatorios. 1, ,EjercicIO' para adquirir abundancia de ¡"cico. :',:.;~
19 Prerrequiere lectura escogida, recomendada por el profesor. El , <'1
discípulo, cada vez que dé con una palabra para él nueva;la anotará, ;: ,~: ~
dándose cuenta de su significado exacto. \~~~
29 El dis.cípulo se ejercitará en nombrar los objetos todos que.le ;;<.~
rodean o pudieran rodearle, así como los miembros del cuerpo hu-. .' ~\ .:~
mano, .10s ves~idos, los edificiqs y monumentos públicos, y sus partes ~~
componentes, los empleos. públicos, las especies más ' ordinarias de la ' . ~r-~
fauna y flora, las diferentes partes del árbol y de la flor, las faCIlItados ",,~j
. y sentimientos del alma, etc. ':i
r 39 El profesor dictará un texto cualquiera para que el alumno "i~
vaya sustituyendo l:as palabras por otras 'eq,uivalentes o sinónimas. ' ..~~~
II. Ejercicio, para adquirir la palabra propia y má, expresiva (70). " ,'~1
1 Es el ejercicio que se hizo en la lección novena: dicte el profesor o
9 . ~~:~
lea el discípulo una página bien escrita de un buen modelo, Vaya luego ,i<
sustituyendo ' las palabras propias y expresivas. por otras más genéricas -: --,.~
,,' e impropias: compare después los dos escritos para palpar_ a ojos vistas
. .=-~. --':,~
<,
'la diferencia. "
29 Al contrario, dicte: eJ profesor las ideas expresadas en un buen .."}
• ;:!:.,
modelo para que el discípulo las redacte a su modo: hágale después
leer el modelo . teniendo a la vista su co.mposición, a fin de que mejor
note la diferencia y más se fije en la propiedad y .expresi6n.
3. Conserve el discípulo algunas páginas trabajadas con esmero; y
.
",

después de algún .tiempo, examínelas, deteniéndose en cada uno. de


los vocablos de que se sirvi6, sustituyéndolos por otros más sugestivos.
IIL Ejercicios para , ilustrar ti estilo. Ante las cosas que se ven o
se oyen, búsquense las semejanzas o desemejanzas que puedeJ.1 tener
con otra idea o sentencia, v. gr., la edad juvenil del niño con la pri-
.'_t: '
mavera; el estudiante perezoso con d labrador negligente, que no
,-
.' .,"
3 Les caracteres. chap, 1~ Des OUUT(Jges de fespn"t .

. llr-uTERATUIU PRECEP'TlVA

-.~,
.,
,_. '"
-,._ .... ~
• ,.
• 1

J62 Lúc;6n XXIV


,
. '.'"
re.cogerá sino malas hierbas: '¿ En qué
.
"' se puede parecer 'un jóven ."
"a un
, En que, como éste necesita "de"Un" pil"to, el" joven necesita de
buque?
un gUla. . " etc.
174. B) Ejercicios elementales. 1. Reproducción libre de un mo-
delo. Para principiar, lo rl)ás proporcionado es una descripción o
pequeña narración, que previamente ha de leer el p'rofeSor sacándola
de un autor modelo. Al oírla leer, el alumno vaya' fijándose bien en
la viveza de la descripción, tomando nota de los modos nuevos de
expresión que oye, los cuales, si es necesario, explicará de antemano
el profesor.
. Ya en su estudio privaao. redacte el discípulo La materia del mo-
delo leído, a su modo, cuidando:
1. De ser claro y de encontrar las palabra propias, consultando el
diccionario cuando se. le ofrezcan dudas.
2. De construír las cláusulas según las reglas dada¡ de unidad,
concisión y aCII1;onía. J

,.... 03. De buscar el modo de dar ' a su expresión colorido y vida.


4. De revisar después 10 escrita para ver si todo está conforme con
las reglas de ortografía y sintaxis, consultando la gramática en caso
de duda. "
lI. VariacioT1~s fraseol6gicas sobre un tema d~do. Díctese u"n pen-
samiento cualquiera, por ejemplo: .La gratitud ~sun d~ber>. Ingé-
niese el alumno para dar a esta composición todas las modificaciones
dables, estudiándola desde todos los puntos de vista posibles, sin
alterar el fondo de su significado Para ello conviene:
1. Darse lante todo cuenta del ~ema propuesto.
2. Es preciso desenvolver algo más la frase; por ejemplo:"
a) Se cualifica, o determina, o completa d sujeto, el atributo, el
verbo, con adverbios o epítetos que refuercen la idea, añadiendo algu-
na idea secundaria, pero verdadera, v. gr.: .El agradecimiento para
con nuestros padres, maestros y bienhechores, es ·un deber sagrado,..
b) O bien, razonando 13 afirmación hecha, así: «La gratitud es
. un deber que "nos impone nuestra conciencia y el decálogo~. .,
e) También se puede exponer la misma idea primeramente en
Iorma negativa y después en forma positiva. Ejemplo: .La gratitud "
no es solamente una gracia; es un deber q~e nos impone, etc.).
3. Si el punto propuesto tiene su contrario, se introduce a modo de
una proposici6n paralela. En el tema propuesto podía ser: .La ingrati-
tud es un vido que reprueban de consuno la conciencia y el decálogo ••
4. Búsquense los sinónimos y equivalentes de toda especie que
r pueden sustituír a las palabras dictadas. En el caso, agradecimiento
"equivale a reconocimiento, recuerdo de los beneficio; recibidos, etc.
Deber es sinónimo de obligaci6n. Conciencia puede su~[i[uírse por la .
/ , .
r

."
¡;I
él;
¡ z'-'!!f' -',',_.:
'."''''
~. " ,
•~
•. '«0.+
.'
~.,
-.
.1:-"-
'--
¡
,O>' , .....
",
'.
. . ,..,
~,
. '
"..
,
~1

Práctica" formación del estilo 163 1I


voz de la naturaleza iluminada por la fe. El decálogo puede vanarse < ,'.1
por los mandamientos, de la ley, los preceptos 'del Sin al, etc.
5. Sustitúyase lo abstracto por lo concreto, y viceversa; y entre las
palabras concretas hállense las equivalentes; v. gr.: «Estamos obligad6s
a mostrarnos agradecidoJ a nuestros padres, maestros y bienhec/wres-.:
6. Puede darse a las frases ya puestas la forma interrogativa, ex· 1
clamativa, condicional, imperativa. etc., v. gr .. «¿Acaso la gratitud nq
.'
]
es más que una gracia, una atención, una convención social que se •
'" .
puede omitir a gusto de cada cual? ¿No e$ ella un deber sagrado
que nos imponen la conciencia y eJ decálogo ?-..
,
Mostrarnos reconocidos a nuestros padres . . . i h~ ahJ nuestro deber! ']
)
No faltemos jamás a uno de los deberes más sagróldos: expresad vuestra
gratirud para con vuestros padres... etc. <

¡Oh agradecimiento, eres un deber sagrado! No podemos en modo alguno


desobedecer a tus mandatos... , etc.
Si no mostráis gratitud a vuestros padres. faltaréis a1 deber más sagra·
do ...• etc.

7. El empleo de las figuras se presta al ejercicio que pretendemos,


al paso que dará más vigor a la frase propuesta. Mas para que sea
verdadero y no fic ticio, hay que ponerse en aquel estado de alma que
pide naturalmente el uso de ciertas figuras.
Ejemplo. Se pued~ suponer que alguno nos niega la proposici6n
de que . el agradecimiento es un deber •. Un coraz6n noble ha de in-
dignarse naturalmente ante tal negativa, y ¿qué diria?: ¿Con que el
agradecimiento para con los padres, maestros y bienhechóres no es un
deber? ¿ Con que se trata nada más que de una cortesía, de una con-
vención social, de un prej uido? ¿ Cómo? y ¿ no os avergonzáis de:
pronunciar semejantes palabras·? ¿ Habrá mayor enormidad? No, de
ningún modo: la gratitud no es una cosa libre; es un deber; sí, un
deber, y un deber sagrado. ¡Desgraciado I ¿No estás oyendo la voz
de la naturaleza que lo exige? ¿ El grito de la conciencia, que lo re-
clama?, etc.
8. Finalmente, procúrese ilustrar el pensamiento por medio de una
comparación, de una imagen, etc., así:
La. gratitud es una deuda sagrada que contraemos con nuestros bienhech~
, ("es; si, no la pagamos, faltamos a la justicia y al deber.
El agradecimiento es un deber que un corazón delicado no sabrá negar,
porque solamente los caracteres viles pueden sustraerse a ese deber.
Semejante a aquellas flor es de los Alpes que crecen en las cumbres y se
marchitan en las lla nuras, la gratitud no florece sino en naruralezas elevadas.
Parecida es la gratitud a aquellos licores de Oriente que no se guardan sino en
J vasos de oro; perfume es ella gOe se conserva en las grandes almas y se des-
virtúa en las pequeñas. - ¡ulu Sandeau. .
164 Luci6n XXIV

175. e) Ejercicios superiores de estilo. I. Empiécese por el des-


.,
envolvimiento original de una idea concreta o de un hecho bien ca-
nocido de los alumnos. Son asuntos a propósito en un colegio: la
apertura de (:urso; clausura de aulas; distribución solemne de: premios;
una primera comunión; un día de: campOj (a salida de un treó o bu-
que ; una procesión; una gran parada o desfile militar, etc.
También la ~ enumeración en cortas líneas de: los efectos de una
causa, por ejemplo: . el colegial que no estudia, se llevará muchos
disgustos. ; . el trabajo es fuente de las más nobles alegrías •. O bien,
en forma de: antítesis: «el niño bien educado y d niño mal educado:.;
cEl joven vive de: esperanzas, el anciano de dulces recuerdos:.,
Ex planemos algo más alguno do estos ejemplos; v. gr., La clausura
de curso . Descríbase la ornamentación del salón de actos, la concu-
rrencia, la presidencia, la emoción de: los alu mnos esperando los pre-
mios y las vacaciones.:. Principio cid acto: " la orquesta; el discurso,
las poesias intermedias. subida al estrado de los premiados, ruborosos,
palpitando de alegria por la que ven resplandecer en sus papás y
familias; d nombramiento de:: bachille::res ... El adiós al colc::gio ; re·
gocijo al unirse a sus familias. __
N. B. - Más adelante aprenderá el alum no Jos modos de encontrar ideas
propias: entretanto, pueden abri rle camino los profesores insin uándole algunas
id eas y modos de amplificar, dejándole libre para vale rse de las propias, si se
le ocurren.

JI. Obs~rvaciones e Este:: ejercIcIO es el


imp,-~siones p~rsonales.
más eficaz para romper a escribir. Ve u oye un ryiño un suceso que le
impresiona; asiste a un espectáculo, v. g r., a películas cinematográfi-
cas que le interesan. Describa eso q uc ha vi sto o ha oído, pensado,
sentido. He aqui los temas preferibles para los comienzos. Si los que .
trabajan por adquirir buen estilo son constantes en traslada r al papel
con cuidado y corrección las impresiones y observaciones personales,
conseguirán bien pronto expresar sus propias ideas y sus Íntimos
sentires, exacta, viva, variada y o rigina lmente, y alcanzarán un estilo
n ada vulgar e incoloro, sino propio, suyo, que es la primera y más
eseócial cualidad del estilo (68, 69, 70).
R ECONSTRUCCION SINTETICA. - ¿Qué conseguirá el que domine bien un asunto
para tener buen ~stilo? ¿Qué se necesi ta pa ra el dominio del asunto? ¿Qué
tres cosas son necesarias para componr:r? ("l69). - ¿Cuándo se podrá red actar
• bien un artículo sin previa meditación scbre la materia? ¿En qué principal.
m ente debe emplearse la rdlexión sobre esa materia? Palabras de Racine. Ex-
ponga usted el modo práctico de bosqu~;ar un asunto ( 170). - ¿Qué cosas hay
que tenr:r presentes en la r~dacción de un escrito? (fin. justo medio) (171). ,
iQué e s lo q ue más se: debe: te:ner e n cuenta en la corrt:cció" o lima del escrito?
Qué di ce H oracio sobre la lima. Qué recomienda La Bruyére para escribir bien..
Cuándo podrá quedar ya satisfecho un escritor de su escrito (172).


~~~~~ ~,J~~~~~~'~i~#?~:'~~~~~~~"';:~:~'r~~~'~~'- ~1'~::;~?:':~~'
'<: '/:'J ._ ~ <. \'., '~,,'~ .. ,.~_t:.: ' ., ' . ', ,"- . - , : '....... ",:- "". . ..
.r '.: e

DeclamaCión .' 165:


•• N, ' B. -~ ~iendo e~teramente práctico e1 contenido -de los números siguientes '
\ de esta lecci6n, no necesita reconstrucción sintética. En cambio, presentarán los
alumnos en el examen Jos ejercicios preparatorIOS, elcmcntakJ )' supcnores que
tengan hechos, en conformidad con lo Que esta 'lecci6n enseña, respondiendo a
las observaciones que sobre dios quieran hacerles los examinadores.

LECCION XXV

DECLAMACION

176. Diiimos (64) que se requerían dos elementos para la elocu-


ción: buen estHo e interpretación pertecta de ese buen estilo por medio
de una buena recitacipn o DECLAMACION.
. La declamación es el complemento de la palabra, que completa l.
expresión del pensamiento y de los sentimientos del alma por medio
qe los sonidos y expresivos gestos.
, Puede, por tanto, DEFINIRSE: la recitaci6n artística de la obra
literaria. . - ,.
Cicer6n, el grari orador romano, ha dicho: .',
Cada pasión, cada efecto, tiene su lenguaje natural, su fisonomía, su 'acent~ : "
-.''';
su gesto: todo el cuerpo humano, todo el exterior, todos los sonidos de VQZ .,j
,
~ <
responden como las cuerdas de un instrumento a la pasión que las toca o hace
.'
,
vibrar. El 6rgano de la Voz está pronto, como la lira en manos del músico, a ,,
dar sonido,s agudos o graves, precipitados o lentos, fuertes o tenues; y entre
cada uno ·de esos extremos se dan todavia otros sonidos intermedios. De ahí
proceden las distintas modulac iones, dulces o ásperas, vivas o m'oderadas, con-
tinuadas o entrecortadas. tenues o huecas. Todas estas escalas de inflexiones
de voz deben ser recorrid'll con arte y método. Sirven para la variedad. y están
a disposición del orador. como los colores están en la paleta en espera del
· pintor l. . ' .

177. Importancia de la ·buena declamación. Es tanta, que el meior '.,


"

discurso mal declamado, pasará, de ordinario, inadvertido, . al pa$O


· que un discurso mediocre, bien pronunciado y con arte declama,do,
hará la impresi6n de una o~ra magistral.
Así 10 entendía Cicer6n, cuya es esta frase: .Las b,llezas del estilo
• • están en razón directa de lo que les haga valer la declamación:. 2. •
y al decir de Demóstenes, la declamación es la palanca más po--
tente del orador, la condidón más indispensable para que sean efi-
· caces sus esfuerzos. ,,
Esquines, rival de D emóstenes en la tribuna, leyó a sus discípul"os
,de Rodas el c,élebre discurso pronun¡;-iado por D emóstenes contra él
en d proceso llamado de' La Corona. Aplaudiéronlo entusias~ado.

1 Ciceronis. b~ oratort:. ex iib. I1I. 21.


;~''''';' • Ibid.; 20.
. ..,.

~.
. . .'."
" ' .
~ "',';'- .. ., , -~ .. . ~
. "'=
"

• 166' Lecci6n XXV

los discípulos. Esquines dijo entonces: , Pues ¿qué hubiera sido si


hubierais oído rugir a la fiera misma? , s,
ADVERTENCJ,\ IMPORTANTE. - Esta lección es esencialmente prác-
tica e intuitiva. Más que las reglas, enseña a declamar, ver a buenos
declamadores y <jercitarse en los modos de bien declamar. Todas 1...
semanas debe darse algún tiempo a la declamación en la clase de
literatura. Por eso, solamente indicaremos en esta lección las reglas
más principales.
178. Ley general. Para declamar bien es preciso comprender y

sentir bien lo que se declama. Es decir, que la declamación debe ir en
armonía con las palabras, así como éstas deben conformarse con los
pensamientos. No habrá verdad en la declamaci6n allí donde no hay
naturalidad. Lo natural excluye lo fingido; pero lo natural no impide-,
antes exige, la reflexión.
179. Elementos de la declamación. Son dos: a) LA PRONUNCIACION,
que es el buen manejo de la voz; b) LA ACCION, que comprende a
su vez las actitudes del semblante y los ademanes del cuerpo.
180. La PRONUNCIACION ha de ser: 1, correcta; 2, expedita; 3, va-
riada, y 4, expresiva.
1. Exige la pronunciación correcta, articulac ión 'limpia y clara, de
modo que se dis! ingan bien las letras y las sílabas de cada palabra,
la debida acentuación tónica y sobre todo enfática, haciendo resaltar
más aquellos y s610 aque llos vocablos que expresan la idea principal.
Una buena pronunciación disimula mucho la debilidad de la voz.
2. Es expédita la pronunciación cuando no se advierte cansancio
ni esfuerzo alguno. cEI artista que se fatiga -decía Talma- no pa-
sará de ser mediano artista~ , Para no cansarse.. '
a) Hay que aprender a respir,r bien y " tiempo. Para lo cual se
debe reservar el aire almacenado en los pulmones, no gastándolo in-
útilmente, y ha y que saber renovarlo sin que se note, antes de que
se pierda del todo.
Algunos recomiendan que se aspire profundamente antes de co-
menzar a hablar, a fin de llenar bien los pulmones. Sentado o en pie,
debe colocarse el declamador de modo que funcione fácilmente la
caj a torácica; y habiendo de hablar por largo tiempo, es bueno apo-
ya.rse suavemente sobre algún respaldo.
b) El lector y el orador deben tener en cuenta las propias fuerzas
físicas, las dimensiones del recinto y el número de los oyentes, para
el mayor o menor desenvolvimiento de la voz.
e) A evitar la fatiga propia y de los oyentes, contribuye la buena
articulac ión. de suerte qu e, exceptuando pasajes que exijan expresión
de agitadas pasiones, la declamación sea pausada, nunca precipitada.
s Cicerón, loc, cit.
,
.. ~. '1 . .,.
,
••
~
,
167 ,
DecJamaci6n
, .
3. La variedad es lo contrario de la monotonía. H abd variedad :h
~

de tono, de inflexiones y de intensidad de voz, si la declamación es,


según la ley general dada, verdadera, o sea, que responda a los senti- 1
mientos del alma que se expresan. 1
En general, e! tono de voz ha de ser medio. La elevación de voz ;
~
se reserva para las vivas emociones, y en el teatro para las escenas •
que requieren imprecaciones violentas, gritos de dolor o placer. El
descenso de voz se deja para los apartes, para frases confidenciales,
o para expresar un furor reconcentrado. Esta diversidad de voces es
.indispensable en diálogos que recite una sola persona.
4. Para que la pronunciaci6n sea expresiva ha ele interp retar bien
lo que se dice, reproduciendo el sentimien~o de! escrito la palabra
articulada. En segundo lugar, ha de completar ella lo que se dice;
porque hay elipsis intencionadas, hay énfasis, reticencias, ironías y
agudezas en e! discurso, que solamente por la pronunciaci6n se pue-
den expresar. Ahora, ¿cómo nos arreglaremos para saber dar debida
expresi6n a la voz? 19 Por el acento de la frase, dando especial inten-
sidad a los rvocablos mas importantes; 29 Por las pausas y los silencios
los cuales, bien distribuídos, dan como una ondulaci6n a la lectura o
a la recitación, que quita toda monotonía y da toda su claridad y
sentido a las cláusulas.
Un metodo práctico y seguro para comprobar la importancia de
esta advertencia y para conseguir de los incipientes declamadores la
pronunciaci6n lenta, por la guarda de pausas y silencios, es trazar en
e! texto de lectura o declamación lineas verticales (1) después de
cada palabra en que convenga pausa ~rtográfica o de señtido. Estas
líneas, más visibles, son a los principios más eficaces que las comas
'i puntos. Sean, por ejemplo, los siguientes versos:
Estos I Fabla I ¡ay dolor! I que ves ahora, I
,campos de soledad I mustio collado I
¡u('ron un tit'1npo \ Itálica famosa. I
Aqui I de Ciplón la vencedora I
colonia tUl': I por tIerra derrIbado I
yace I ti temIdo honor I de la espantosa
r- muralla, I y lastimosa I etc.

En tcrcer lugar: se da debida expresi6n a la . voz por las infle-


xiones e intensidad de la misma, según lo pidan las emociones alegres
o tristes, el entusiasmo o el abatimiento. Esta simple frase: c¿Qué
estás diciendo ?", expresa curiosidad, simple pregunta, admiración,
... dolor, reproche, indignación, amenaza, según el tono y modulaci6n
,con que se. diga_ ~
181. La ACCION o mímica es -dice Cicerón- la elocuencia dd
~. cuerpo y la intérprete fiel del alma (De oratore) .


. ,
~
.-
• ....'" íP't.. .
~,....
\

r .,
.f.- 168

Lección XXV

Comprende la actitud del merpo, la ~xp"esi6n del semblant~ JI ~l


gesto o movimiento de brazos, manos y dedos.
, Como dijimos de la pronunciación, también la acción ha de seguir
a la palabra y completada: o de otro modo, la acción ha de seguir
al pensamiento y al sentimiento.
182, La actitud del cuerpo debe ser noble y varonil; sin arrogan-
cia ni rigidez, pero dentro de la naturalidad, apuesta y graciosa.
Presentarse el declamador como un soldado, de frente, con los
pies juntos, caídos los brazos y estirado todo el contineJ:'lte, sería
posición, además de violenta, risible. El cuerpo ha de apoya rse leve-
mente sobre la pierna izquierda, adelantando un poco el pie derecho.
Esta posición primera prepara la acción de la mano derecha y per-
mite fácilmente cambiar de posición, echando atrás el pie derecho y
dejando adelante el izquierdo, según convenga, además de que facilita
la comunicación con e! auditorio de derecha a izquierda.
183. Expresión del rostro. Todo está en la expresión del rostro,
al cual hacen principalmente expresivos los ojos, como dice Cicerón 4..
Porque, debiendo la declamación ser expresión de! alma, e! semblante
es la imagen mejor del alma. y los ojos el mejor espejo que puede
manifestar y comunicar los sentimientos y movin:tientos dd espíritu.
Nunca deben permanecer fijos en un mismo objeto el rostro y los
ojos. H ay que saber regular las expansiones o contracciones de frente,
nariz y boca; pues aunque estas contracciones expresan diversas si-
tuaciones del alma, si se prodigan demasiado, degeneran en gestos
de bufón. La cabeza debe moverse noblemente, según convenga, y la
fisonomía toda del semblante debe ay udar a los ojos para que éstos
con su vivacidad o dejadez, con su penetración o abandono, revelen
la aleg ría o tristeza,' el entusiasmo o decaimiento, el temor o el arrojo,
todos los íntimos sentires, en una palabra, que agitan al orador, en
conformidad con las ideas de su discurso.
18i. El gesto se refiere principalmente a los movimientos de bra-
zos y dedos.
Debe ser: L sobrio, 2. natural, 3. elegante.
1. La sobriedad consiste en la supresión de movimientos inútiles.
Generalmente los brazos no han de indicar sino las ideas principales.
El continuo braceo y manoteo solamente pudiera toIerarse en
• circunstancias excepcionalmente apasionadas. «La pasión sabe má$
que las reglas», dijo Barón. Mas aun en estos casos, discreto será ,
siempre el consejo de Shakespeare: . Los gestos han de ser modera- r•
dos; y en \Dedio de la tempestad y de la borrasca, procure la misma
pasión ir amainando el tempora},.
2. L a nalurutidad exig e verdad, es decir, co nfo rm.idad de tos ges....
,
• Loc. d I .. 23.
~... ~-~iiJ.WN-f~;'-,w;.,;, ~~"'-~--:::-ro..~~_"'''1 ~- ""
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expresar.
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Movimientos sacud.idos y ampulosos en~ situadones tranquilas, y
en todo caso, gestos am'anerados y visiblemente rebuscados, desdicen
de la verdad del sentimiento; no serán naturales.
3. La elegancia de! gesto está en la armonía de líneas, en el desenvol·
vimiento redondeado de curvas y eq la justa proporción de intervalos.
El brazo derecho lleva de ordinario la parte principal en las ac·
ciones, acompañándole el izquierdo en' el movimiento, a no ser que d
auditorio se hallase al lado izquierdo, pues entonces e! brazo izquierdo
. debe desempeñar e! principal papel en la acción.
185. Advertencia principal para aprender a declamar. Siendo el
estudio de la declamación eminentemente práctico, como el de todo
arte, es indispensable la observación . y el ejerctcio. Hay que estudiar
intuitivamente a los buenos declamadores, dándose cuenta de la el~
.,
gancia, naturalidad y conveniencias de cada uno de sus gestos, del ..
""..~
arte de emitir la voz y de la gracia de movimientos.
Viene después el ejercicio frecuente ante el profesor o maestro de
,
declamació.n que vaya corrigiendo, y vaya llamando la aten'ción de
los discípulos sobre las buenas formas y emisiones bucales que mejor
digan con el temperamento y modo de ser de cada !Jno.
RECONSTR UCCION SINTETICA. - ¿Por q ué es la declamactó1J complemento de
la buena elocucIón? ¿Qué entiende usted por dcclamactón? ¿Qué dice Cicerón
sobre ella? (176). - Pruehe usted la importancia de la buena declamación.
Cite usted las palabras comprobatorias de Cicerón, Demóstenes y Esquines
(177). - ¿Cuál es la ley general de la declamaCIón? (178) . - ¿Cuáles son sus
dos elementos? (179). - Exponga usted las dotes de la buena pronunciación, "
- .;~
y qué .exige cada una de eUas. ¿Qué medios hay para no fatigarse declamando
y para dar la debida expresión a lo que se dice? Lea usted' u na composición , ,
cualquiera de este libro, guardando las debidas pausas y dando la intensidad,
énfasis ' e inflexiones que pide.n las ideas ( 180). - ¿Cómo define Cicerón la
acción o mímica, y qué comprenden? (181) . - ¿C6mo ha de ser la actitud del
cuerpo. la expresi6n .del rostro y de los ojos? (1 82- 183). - ¿Qué comprende d
gesto, y cómo debe ser? (184). - ¿Qué regla general y muy principal da. usted
i,
para aprender a declamar bien? (1 85) .

~ LECCION XXVI

t INVENCION

~"'.
MODOS V ARIOS DE EXPLA.NAR ASUNTOS
- LUIROS DE CONSULTA PARA LA I NVENC ION y DJSPOSICION. - Además de los
..:
,
t
autores citados al frente de las: lecciones de la elocución en general, son útiles:
M. FABIl QUINTIUI\NI, - Institutlonum Oratoriarum. libri duodecim. Paravii
MDCCLXXXTI. - M. T. CrcERoNIS, De Oratore. - G . .LANSON, Conseils sur l'art
.,
.'

_.
?
p'écrire. Pa ris, 1S90. J. BROECKAERT, s. J., Le Cuide d u jeune liuérateu7, le. .
partie, ch. UIj 2e. parto 2e. sect., ch. 1 'et n . - ASEE VINCENT, Prillcipes raisonnb
de Jittérature. Paris, POllssielgue, 1896.

• "J
,í\''' ,'
~..,!~
, \'i' !l" "'-""" " .. '.

~
....
170 úcción XXVI

Dij irnos en la lecci6n octava que en la redacci6n de cada obra


literaria había que distinguir la <iaboraci6n del pensamiento y la
elaboraci6n de la expresi6n. Este segundo trabajo queda estudiado en
las lecciones pasadas. Vamos a tratar ahora del primero.
La elaboraci6n del pensamiento contiene dos operaciones:
q) LA I NVENCION, o reuni6n de materiales;
b) LA DISPOSICION. u ordenaci6n conveniente de los mismos.
186. Invención. Se quiere escribir sobre un tema, v. gr., «El cum~
plimiento del deber es fuente de felicidad • . H e ahí un tema fecundo
que sugerirá consideraciones bellas, útiles y abundantes, al que sepa
explotarlo, poniendo a la vista los pensamientos que él condensa. Pero
esos pensamientos no se ocurren de pron!:o a todos. ¿Qué hacer?
¿Darlo todo por perdido. y creerse incapaz de coger la plum;'? De
ning ún modo. Si as í fuera, pocos escritores habría en el mundo. ·
H ay que saber buscar ideas. hallar pensamientos. Y esto es lo que
enseña la invenci6n, que podemos ya definir:
I NVENCION es el arU de hallar (inventre) pensamientos con qu¿
desarrollar liurariamefue un Urna dado o escogido.
187. Condiciones previas. Presupuestas las dotes intelectuales y
artlsticas indispensables a todo lit~rato (29 y siguientes) necesita el
escritor como preparación remota de toda obra literaria:
1) Cultura intelectual. Sin la · base previa de gramática, historia,
retórica, lógica y filosofía, es imposible que pueda nadie inventar nada
que merezca la pena leerse. Desgraciadamente hay demasiado charlatán
huero, y no pocos borrajeadores de cuartillas sin fondo ni sustancia.
2) Además, el escritor debe tener conocimientos especiales del
asunto sobre que ha de tratar, y conocimientos, siquiera generales, de
las materias más o menos relacionadas con ese asunto.
3) El trabajo de la invención prerrequiere también gran hábito
de observaci6n. El libro de la vida es el mejor maestro del escritor.
¿Se quiere describir un carácter? Los mejores rasgos serán los
observados entre los tipos y gentes conocidos. Así lograron Lope de
Vega, Calderón, Tirso, Moreto y todos nuestros grandes dramáticos,
dejarnos en el teatro un tesoro de caracteres, admiraci6n del mundo.
¿Se trata de pintar un paisaje? No se detendrá la pluma del que ha
observado an tes mucho la naturaleza. Así abundan las vivas descrip-
ciones en nuestros buenos novelistas. ¿Se piensa en un diálogo? Si se
han observado las conversaciones, principalmente populares, en mer~
caclos, fer.ias, altercados y reuniones, nunca faltarán diálogos reales y
vívidos. H asta para las obras puramente idealistas e imaginarias," ayu#
dará sob remanera la observación dc la rcalidad, ya que nunca serán
interesantes esas obras si no llevan la apariencia de la verdad, El
Quijote es un ejemplo bien contundente: todo alli es imaginario, y
, ~. '1'''''
, .
Invención
.. 171

no hay obra en su género que parezca más verdadera. Y así en toda


,,
f
,
.clase de escritos.
Mas para que la observación sirva a la invención, ha de ser ACTIVA,
aplicando los sentidos y luego la inteligencia hasta darse cuenta de
toda la acción ¡¡sica y moral del fenómeno, y la sensibilidad para que
• •,
queden bien grabadas las .impresiones.
4) Con todo, aun con facultades intelectuales, con los conocimien p

tos necesarios dichos y con los ·medios que a continuación veremos,


bien puede suceder que no sienta tod avía el esaitor facilidad para
fecundar el asunto. La causa estará casi siempre en la fa.lta de ejercicio. j
Las armas sin el uso se embotan y oxidan; y las facultades, sin bas-
tante ejercicio, se atrofian y esterilizan.
De ahí l. importancia de que los alumnos de literatura, ya desde
-
los principios de su estudio, vayan gradualmente ejercitándose en la
composición.
188. Trabajo inmediato de la invención. Ante todo, siempre se-
guirá siendo importante:: el consejo de:: Horacio a los Pisones: cEsco-
ged un asunto proporcionado a vuestras fuerzas:. . Elegido con acierto
y prudencia, no faltarán ni facundia para desarrollarlo, ni lucidez
) para ordenarlo, si interviene antes
La REFLEXION, o sea, el estudio inmediato, la consideraci6n seria y
)
detenida del tema impuesto o escugido.
El dicho de Buffon es mu y cierto: . La causa de que un autor se
encuentre embarazado para escribir, es la falta de reflexi6n sobre el
asumo:..
Así es; porque el gran principio para encontrar ideas que desarro-
llen un asunto, es saber hacerlo propio, asimiiárselo, comprenderlo
hasta la in tuici6n si es posible, para poder presentarlo por todos sus
aspectos. i Qué elocuentes y fecundos somos- todos para expresar un
episodio de nuestra propia vida que nos haya -impresionado! Pues
luego el secreto estará .en saber hacer propio un asunto extraño a
, cualquiera, y se hace propio por la consideraci6n de su naturaleza y
.' excelencia, de su importancia y sus ventajas, de sus relaciones y seme-
janzas, de sus salidas y entradas ~ hasta que esté el escritor tan coo-
vencido y poseído 1 que sienta como necesidad de comunicar a los
demás su convencimiento y sentimientos sobre tal asunto.
Hay distintas maneras de consagrarse a esta reflexión o estudio del
asunto: Balmes, dicen que solía encerrarse en su cuarto de estudio, y
.,,
a oscuras, para que nada le distrajera; se embebía en la meditaci6n
del punto filosófico hasta dejar grabadas en su cabeza las páginas que
luego fácilmente trasladaba al papel. Otros, como Chateaubriand,
evocan las ideas almace'nadas en la mente y excitan otras nuevas, re-
volviendo lib ros de consulta y emborronando papel, antes de trazar
las cuartillas para la imprenta.

.
~

"
Lecci6n XXVI

La cuestión está en dilucidar el tema, co~ocerlo, sentido, y dar


con el modo de expresar la impresión que él ha hecho en la imagina-
•\ '. ción y en la sensibilidad .
Para ver esta doctrina intuitivamente, pone Albalat 1 este ejemplo:
, Ten~i~ que describir las angustias de un hombre que se cayó a un pozo.
en donde permaneció veinticuatro horas. Pero eso no me ha sucedido a mí.
¿Cómo adivinar las impresiones que ese pobre hombre pudo experimentad
, Pues poneos en su lugar. Ahí está el secreto de la creación litera ria. Meteos, por
decirlo así, en la piel del otro. Consideraos dentro de aquel pozo. figuraos alU
'. braceando desconcertado; pensad en aquella situaCión, y notad las ideas que q:s
sobrevendrían: el frío, el agua, la noche. la sofocación, el hundimiento cada -'
vez más profundo, aquellas horas, el eco V el silencio, los gritos desesperados,
la extinción de fuerzas, la extenuación lenta, los inútiles esfuerzos por nadar
y por salir. el cielo mudo en lo alto, los cantos de los pájaros que pasan, el
vuelo reiterado del buho, el ruido alegre de fuera, en contraste con las angus-
tias del paciente... , etc.
y no es que se hayan de describir siempre minuciosamente todos
los pormenores de un suceso: sino que hay que considerarlos hasta
adquirir una sensación personal y viva.
Para eso hay que ~xcitar la sensibilidad y la imaginaci6n. A lo cual
contribuye mucho la lectura de cosas que se relacionan con el asunto.
La literatura clásica y moderna ofrece ricos veneros para escoger lec-
turas que más se acomoden a lo que nos convenga, ya sean descripcio-
nes, diálogos, pinturas de caracteres, estudios del corazón humano, etc. "
El estudio previo del asunto exigirá en muchos casos la inquisiCión
de datos históricos y comprobación de citas comprobantes.
189. Todavía, si el estudio y la reflexión no son suficientes, como
suele suceder a los principiantes, para ofrecer la abundancia de mate~
riales pretendida, es el caso de acudir entonces al empleo juicioso de los
I .
TOPICOS ¿Qué son? Una serie de consideraciones que se pueden
aplicar al asun to dado, para ir descubriendo las ideas que en él se
hallan encerradas.
19 Os dan, v. gr., por tema <la ambiciÓn>. Y ¿qué digo yo de la
ambici6n? ¿ No se os ocurre nada? Pues considerad un poco; y lo
primero que se ocurrirá considerar sera qué es eso de ambición. ¿ Es
vicio o virtud? Claro que vicio. Y ese vicio ¿en qué consiste? En una
inclinación, en una mala costumbre ... Ya tenemos dos ideas; que es
vicio adquirido por el mal hábito; ¡ de qué? de buscar desmedida-
mente hon ras y distinciones. He ahí averiguados ya los caracteres ge-
nerales y positivos de la ambición. Sabéis ya qué es. Seguid conside-
rando: ¿qué no es? Es decir, ¿en qué se diferencia de otras cosas
afines con las que pudiera confundirse? ¡Es lo mismo que la majestad
y la g randeza? No, po rque la ambici6n busca desordenada e inmo-

1 L'art d'écnú, le~on 9.

;
. - , ..... ~.....,

?
•,.,
,.Inucnci6n 173 '~

,
....... deradamente honores a los que no hay derecho, al paso que la ma- ";•
" jestad no es más que la conciencia de la propia dignidad ... ~
.'
"¡'.
Este primer t6pico se llama DEFINIClON, o sea una breve descripci6n
que da a conocer claramente una cosa, 'distinguiéndola de toda otra. ·1
.~
, , Ya tenemos el modo de hallar las primeras ideas para el desarrollo. "
,, Lo cual es aplicable a todo; v. gr.) tenéis que probar que una acción t';¡~

es criminal; comiéncese por definir el delito: ¿es hurto? ¿hurto con .-.,e-\
atentado I ¡homicidio? ¡parricidio?, .. i(
Trátase de alabar una virtud y de censurar un vicio; dese antes una ~
) idea exacta de la alabanza y de la censura, de esa virtud y de ese vicio, "

29 Se quiere dar a conocer un objeto, una idea. Pues a ese fin, ,


descompóngase en sus partes real~s p lógicas. ."
,j
'-~:
EJEMPW: Componentes reales del hombre son alma y cuerpo, y
en el alma hay que distinguir sus facultades, En un país serán las i.1
diversas provincias; en una época, los diferentes períodos; en un fc~ "
n6meno, sus fase.s sucesivas ; en un suceso, sus varias peripecias. ,j
Las partes lógicas, es decir, menta~es, serán, v. gr., en el valor de
un general, las cualidades que debe tener un buen capitán, ciencia .;
~
militar, arrajo, autoridad, estrategi'a, fortuna, etc. ¿Hay que juzgar
de la criminalidad de un reo? Rec6rrase la malicia de! acto, su opo-
,
sici6n a la ley, su deliberación, su gravedad ...
Este ugundo tópzco se llama ANALlSIS 'o ENUMERACION de partes (.
constitutivas considerables. ,-
39 Se trata de alabar el valor de un héroe. Sea lo primero alabar ~
,
I
la heroicidad en general; y luego, váyanse recorriendo los casos par·
¡ ticulares en que e! héroe haya mostrado valor.
Pues esto de examinar lo común de un objeto, y lo particular qúe
¡, lo. distingue, es tópico llamado de GENERO y ESPECI E.
J 49 Las CIRCUNSTANCIAS o particularidades que rodean a un hecho,
vistiéndolo de fisonomía propia, dan lugar a varias ideas sobre el
{ asunto. Los antiguos reunieron las circunstancias en este exámetro,
( fácil de entender y de retener aun por los menos versados en latín:
>
A Quis? Quid? Ubi? Per quos? Quotles? Cur? Quomodo? Quando?
.,
l '
Quis? ¿Quién? Persona que dio cima al hecho, con sus cualidad~,
como origen, patria, virtud, genio, edad, posición social, educación, etc.
.Quid? ¿Qué cosa? Naturaleza y cualidad de! hecho, bajo su as-
pecto materi¡tl o moral, etc. Así Cicerón, defendiendo a Milón, estudia
si su clien~ había muerto a Clodio por venganza y premeditación O
pura defensa ; si el acto, cualquiera que fuese, ·era culpable ° legítimo, ",
laudable o vituperable, etc. .
•• Ubi? ¿En dónde? Varía la gravedad· según el lugar donde se veri-
fic6 e! hecho, según fuese sagrado o profano, público ., privado, etc.
Per quos? ¿Por quienes? Por qué agentes sc¡;un darios hubo "

cooperaci6n en la ejecuci6n del acto, los c6mplices, las condiciones


• .' "
. ' . ,

1.74 Lección XXVI


'-
,
particulares que influyeron en el suceso, las ocaSlones favorables, los
,r
instrumentos, los obstáculos, etc.
Quoties? ¿Cuántas veces? tuvo lugar el hecho, la repetición, la
recaída, etc.
Cur? Por qué causa, por qué motivo, a qué fin ...
Quomodo? ¿C6mo? ¿De qué manera se hizo el hecho?
Quando? En qué tiempo~ estación, día, noche ... en guerra o en
paz ... en la infancia, en la juventud,
Q
en
la vejez .. .
5 Las CAUSAS que influyeron en un suceso, y los EFECTOS que se
siguieron o pueden seguirse, es otra fuente de ideas que contribuyen
al desarrollo del asunto.
Por ejemplo: se trata de prohar la divinidad de la Iglesia de Jesu-'
cristo. ¿Qué causas intervinieron eI! su propagaCión? La predicación
de los apóstoles~ hombres oscuros, ignorantes, débiles... ¿Bastó tal
predicación a producir semejante resultado? Evidentemente que no.
Pues ¿qué la hizo salir vicwriosa? ¿La protección de los poderosos?
Pero éstos la persiguieron a fuego y sangre. ¿ El atractivo natural?
Pero la doctrina cristiana es contraria a las pasiones. Luego Dios ...
y ¿qué efectos se siguieron a la predicación del cristianismo? La
trasformación completa de los individuos, de las sociedades, yeso de
manera completa, perenne y de siglo en siglo más arraigada .. " étc.
Para persuadir y mover a una cosa, no hay quizá t6pico mejor que
recorrer LOS MOTIVOS que deben impulsar la voluntad.
EJEMPLO: ' Se trata de persuadir a un joven a ser aplicado. ¿Por
qué motivos? El honor de sus padres ... los sacrificios que se impo.
nen ... el éxito finaL .. el porvenir, el deber, el interés, la verdadera
felicidad ... Y ¿ a qué males neva el vicio? ...
Hablando Cicer6n de los efectos de la liviandad, dice:
No hay plaga tan funesta como el desenfreno en los deleites y el ansia de
goces. De aquí nacen las traiciones, las malversaciones públicas y los tratos
'Secretos con los enemigos de la patria. No hay crimen, no hay delito, por neo
fando que sea, a que no Impulse la sed de deleites.
!
I
69 Buscar comparaciones, semejanzas u oposiciones de los objetos .'
·que se quieren dar a conocer, con otros más conocidos, es un t6pico
muy a propósito para ilustrar y exornar el asunto (N9 174, 11).
79 El EJEMPLO Y la ANECDOTA es t6pico de que se debe echar mano
para presentar una proposición abstracta realizada en un hecho concreto.
r El P. Víctor Van Tricht S. J., en sus celebradas conferencias 2 se
vale de este tópico frecuentemente. Abriendo al azar un tomo cual·
quiera de la colección nos encontramos con anécdotas y narracioncillas
de éstas. ~n El Placer trata de probar lo poco que llenan los placeres

2 Obras amenas del P. Víctor Van Tricht. Edición española por Padres de
la Compañía. Bilbao, Administración de El Mensajero.
,
:

lnvcnci6n 175

del mundo y la aspiración a un más allá que envenena esos placeres,


y dice:
-Señor. decÍ2 un dfa Duroe a Napoleón, hay gentes que os creen ambi.
cioso, que deseáis el puesto de D ios Padre.
-¡Ah, no lo quisiera, contestó el emperador, eso sería estar en un calleión
sin salida!
De suyo. la humorística conlesracióll no tiene sentirlo. pero pin tá bien al
corazón humano fingiendo siempre algo más allá de lo que le ofrecen. Es decir,
señores, que el corazón humano aspira a una cosa grande, no solamente eterna,
sino infinita. ' .,
y pocos renglQnes más abaio trae esta narración: )
.. En una novela, cuyo oQmbre tendré buen cuidado de no citar, había una "

mujer envidiada de todos, por la gran felicid ad de que disfrutaba, y dice:


-jOhl ¡Qué aburrimien to! . . .. ¡Si es preferible la muerte:! ...
Su interlocutor la mira con asombro y exclama:
-¡Por cieno que debes quejarte!. Gastas en el tocador más de 100,000
francos: vives en un hotel IUlosísimo: tus caba llos son soberbios; tus caprichos ,
sirven de moda, . . y va por este orden enumerando las mil y más cosas de
que goza.
-y yo me aburro, vuelv<: a d ecir,
-¡Pero, hija, si tienes todo cuanto quieres! ¿Qué deseas?
-¡Quiero otra cosa! contest6 a media voz.
- ¡Pero si lo tienes todo. esa otra cosa no es nada! ... ¿Qué será esa
atta cosa?
f¡ -¿Qué será? replicó. ¿Qué? .. Otra cosa será ... ¿Qué sé yo? .. ¡Quiero
otra cosa! ¡Si yo supiera qué! ... ¡De todo lo demás yo tengo de sobra ...
pero siempre lo mismo. .. es atroz , horrible! ¡Vale más la muerte! ¡He aquí
el corazón!
89 Los siete tópicos anteriores se llaman INTRINSECOS porque ofre-
cen materia sacada del mismo asunto. Hay otro tópico EXTRINSECO.
Puesto que la materia que proporciona procede de fuente exterior. Es el
TESTIMONIO de una o más personas cuya autoridad pueda justa-
mente exigir el asentimiento de los oyentes o lectores . .
Así; por ejemplo, si se tratase de probar el desacierto en la direc-
ción de una campaña militar, sería un argumento poderoso el testi- l ." ·.T
'-. monio de un general de indiscutibles conocimientos bélicos. Entre ~
escritores católicos es testimonio irrecusable el testimonio divino, según
..... ;..~ halla en la Sagrada Escritura.
Grandes oradores, después de probar la divinidad de Jesucristo por •
argumentos intrínsecos, apelan al testimonio también humano. Lacor-
daire cita las palabras de Napoleón: .Yo conozco muy bien a los hom-
bres, y puedo asegurar que Jesucristo no era solamente un hombre:..
y las de Rousseau: «Si la vida y muerte de Sócrates son de un sabio,
la vida y muerte de Jesucristo son de un Dios> 3.

3 En la oratoria sagrada, según lo estudiaremos después, solamente tienen


cabida estos tCSl"illlu nius human<;>s como oonfirmatorios, ante cierta clase de
auditorio y en determinados casos.
"
-. ;' : ..i' -.u. 1. . t •
,
, ¡
.
,,

)76 úcci6n XXVI

N .. B. - Los adagios, refranes y máximas consagradas por el uso común,


pueden aducirse como -testimonios colectivos de una nación o época y aun del
género humano.
190. Ejercicios de invención. Son muy necesarios a todo el que
comience el estudio de las letras. Si el que quiere seguir el arte de la
pintura o del dibujo no se ejercita mucho en esbozar paisajes y en
diseñar figuras, nunca saldrá perito y diestro. Del mismo modo, sin
- ejercicio de inllcnci6n nunca llegará el novel escritor a componer obra
alguna de su cuenta.
Dos son los ejercicios más indicados:
a) DE OBSERVACTON ; b) DE EXPOSIClON, o análisis de un pensamien p

, , '
to, sentencia o maXlma.
a) EJERCICIO DE OBSERVACION. Veis con la vista o ,con la imagina-
ción un árbol grandioso, sea una ce iba, un roble, una palmera, un ci-
prés, según la región en que " vivís. Deteneos a observar o imaginar
todo lo que le rodea o pudiera rodearl.:. Notad todas las circunstancias "
,,-.
en que le observáis, con todos los pormenores, la majestad, la robus-
tez, la configuración, el color) la nutrida copaj la estructura de la
hoja, el fruto con sus partes c·o mponentes; los pájaros que allí anidan,
que entran, salen, revuelan, etc. De modo análogo se puede proceder
en la observación de otras mil cosas: jardines, florestas, palacios, calles,
monumentos, paseo~, ríos, playas, puertos, cacerías, partido de ¡oot-
ball. .. ; en los espectáculos de la naturaleza, como la aurora, el cre-
púsculo, la noch e, la borrasca, el arco· iris . ..
I
Pero la observación ha de ser tal, que no se deje de nort:lbrar cada
cosa ,con su palabra propia, y de expresar lo observado con el mejor
estilo posible.
b) EJERCICIO PARA EXPLANAR UN PENSAMIENTO o SENTENCIA. Los
antiguos retóricos idearon el ejercicio escolar que llamaban Chria (del
griego YPf{a, -trabajo, «útil, práctico,») que consiste en el desarrollo
metódico de un pensamiento not able dentro de cierto número de
" puntos d eterminados. Estos puntos son siete, contenidos en este verso:
Quis? quid? contra, simile el paradigmata~ testes. ,
Quis? ¿Quién? con un breve elogio del autor de la sentencia, que
llamaban ENCOMIO. - Quid? ¿Qué di;o? con una paráfrasis explica-
tiva de la sentencia. - Cur? Causa de la verdad de la sentencia.
Contra, simile el paradigmata~ esto es, ha de hacerse ver la verdad de
la sentencia por medio del contraste, semejanza, comparaciones y
ejemplos. - Testes: en fin, se h an de aducir algunos testimonios -,
autorizados que confirmen la sentencia. Y se termina con una breve
recopilación o epnogo que recomiende y exhorte.
E) i:,J\U1LU. Sea la ~cIHC:llda; La u 'lIiOn huC(: lu furrzu.
19 Quis. En el congreso nacional belga de 1830 se pronunci6 esta
,;'J
,
~
lnv~nción 177
~,..,
sentencia por todos los , miembros del . congreso, animados del más
i ardiente patriotismo, . del ' más sincero entusiasmo.
,1
.,
7' Quid (paráfrasis). La uni6n, esto, es, la concordia de todas las
t voluntades y de todas las inteligencias para comprender y poner en
prictica todos los medios para d bien del pals. Esta' uni6n engendra "
·5

la fuerza, el poder, pues los hombres, animados de este esplritu de


unión, se sienten c;apaces de realizar grandes progresos en la agricul- ,~
" .-l
tura, ct;l el comercio, en la industria, en la instrucción, en las bellas H
.. '¡
artes, .resistiendo a todos lo~ enemigos exteriores. \
3~Cur? Porque la uni6n reúne en un haz los esfuerzos de diver-
sos agentes, y se multiplican los esfuerzos de cada uno por el ejemplo
.. j
~J

y el ánimo de todos; y esa fuerza colectiva se pone al servicio de ':.'1;


todos en conjunto y de cada uno en particular~ ,
"
AQ Cantra. Nada más débil que la discordia y desuol<Í.D-Los que "'1
se odian o están desavenidus, están siempre descontentos, mal humo- ,
rados, sin entusiasmo, sin alegría, sin resolu.ci6n. No 5610 se privan de
las ventajas que traen consigo la buena inteligencia y armonía, pero .. .'.'

consumen todos sus esfuerzos en suscitarse mutuos obstáculos. .,
59 Simil~. Dos carros muy cargados no podrán ser arrastrados por 'J
un solo tiro; p6nganse unidos los caballos de cada carro primera-
mente a un carro y luego al otro, y la carga será fácilmen~e arrastrada. •• "
~


Asímismo, nada más fácil que romper un gran número de .varillas :'
r disgregadas; únanse, y ya mucha fuerza será necesaria para romperlas. .,

I- 69 Paradigmata, esto es, hechos y ejemplos. En la antigua Roma


es célebre la lucha de los Horacios y Curiacios: el último de los Ho-
racios que sobrevivi6, era incapaz de vencer a los Curiacios unidos: ~
....

diose maña para separarlos y los fue venciendo uno después de otro. ..,
En los tiempos modernos tenemos el ejemplo de Irlanda que, entu-
siasmada por O'Connell, une a sus hijos que pronto arrancan a sus
opresores el principio de emancipación. En cambio, Polonia y otros
pueblos llegan a perder su nacionalidad por las disensiones e intesti-
nas g uerras.
'fI Testes. Salustio ha dicho: ,Coo la unión, las más pequeñas
cosas crecen, las más grandes se deshacenl> 4. El proverbio dice: Ditlid~
et impera. La Sagrada Escritura: «¡Ay de los solos!.', «Todo reino .' I

en sl dividido quedará desolado.',


AnVE.R~NCtAS. Claro que en los comienzos, el mismo profesor ha
de suministrar a los discípu los estos datos; pero progresivamente les
irá remitiendo a lecturas habidas y conociinientos que vayan adqui-
riendo .

• Sall. fugurtha, lO,


.....
~ ,
·'1 ,6 ·EccJes .• IV. JO.
11 Matt., XVt. 25 .
.~
12-LITEllATt1JlA PRECEPTIV..

..
~ ,.
'r:r " J., r.,

178 •Lecci6n' XXVII

y no se tenga este ejercicio por un medio mecánico de amplifica-


ci6n. Se trata de un medio de saber encontrar ideas y de ejercitar el
estilo, nada más; bien así comp el pintor o el dibujante se ejercitan en
copiar modelos, con pocas variantes, para poder fácilmente encontrar
ideas propias.
El joven que .haya desarrollado, según los procedimientos indica-
dos, un buen número de apotegmas, se irá sintiendo cada vez más
dispuesto al desarrollo de cualquier punto o disertación; las ideas, las
comparaciones, los símiles y reflexiones brotarán sin sentir en su
mente. Lo hemos experimentado con muchos discípulos, que a los •
principios creyeron no tener facilidad alguna para amplificar una
idea, y hoy son oradores y escritores fecundos y 'selectos.
Los _EJERC ICIOS PRACTICOS de esta lección, bien indicados están en ella. Los
profesores d eben ex igir composici6n sugiriendo a los alumnos primero las ideas
principales, luego dándoles un tema proporcionado a sus alcances. y al fin exi~
giéndoles d ejercicio de las ChriaJ. dictándoles apotegmas conocidos.
RECONSTR UCC I ON SI NTETlCA. - Qué enseña la invenCIón ( 186). - Qué se
presupone com o preparación previa. Exponga usted las dotes de cultura, cono-
cimiento del asunto, observación activa y ejercicio ( 187). _ Puesto ya a encon~
trar una materia, exponga usted quf ha de hacer el escritor respecto al asunto,
a la reflexi6n y al estudio del mismo. Qué distintos med ios han empleado bue~ '
nos autores p'!ra pensar sobre un tema. Qué medio práctico enseña Albalat.
Qué medios hay para excitar la gnJibilidad y la imaginación ( 188). - Cuándo
hay que recurrir a los tópicos. Exponga usted los modos de encontrar ideas
por definición, enumeración de partes. género y especie, circunstancias, causas
y efectos, comparaciones~ ejemplos y anécdotas y testimonios extrínsecos (189).
Exponga usted los dos eficaces ejercicios ck: invención, esto es, la obsertJació"
'. y la Clzria, y si ·no, explane usted los siete puntos de la C/¡ria sobre esta sen~
tencia: La unión hace la fuerza (190).

LECCION XXVII

DISPOSICION

191. Hallados los materiales, hay que tener el .,·te de ordenarlos.


Esta es IH DISPOSICION.
Hojead una obra de Granada, de fray Luis de Le6n, de Quevedo,
Mal6n de e haide, de cualquier clásico; leed un discurso de fray
Alonso Cabrera, de Jovellanos, de Aparisi, de Vásquez de Mella, A.
Jara, de cualquier buen orador; gustad una novela de Cervantes, de
Valdés, Fernán, Ricardo León, Pereda, Alarcón, Riva Palacio, Ocan~
tos"', Hugo Wast; asistid a un drama, ya de las clásicos, ya de los
t -equilibrados dramáticos ~ontemporáneos; y en todas las buenas obras
literarias observaréis, quizás sin saber definirlo, el orden. Hasta en • --
las poesías líricas, a las cuales, por obedecer al sentimiento subjetivo Iyt}
,
,,'
• •
DispoSJ'ción 179
. .;,
del poeta, podría "creérselas exentas de toda previa disposición notaréis
que hay orden de sentimiento.
Así tiene que ser si las obras son buenas" Por falta de ordenada
, disposición vegetan en e! olvido multitud de obra. antiguas en que ';
DO faltaron toq ues geniales muchas veces, y por el mismo defecto
se desprecian hoy por los críticos sensatos ohras de exaltados román-
ticos y de improvisadores modernistas, que hacen gala de seguir la '
inspiración sin echar por los rieles de la ordenada disposición de
conceptos. .,
I
192, Al estudiar los géneros literarios, y principalmente en la ora- j
toria, irá viendo el discípulo modelos varios de orden artístico. Por
ahora, la misma obra literaria que nos sirvi6 antes para el análisis
de las principales figuras, nos va a servir aquí para ver intuitivamente
la disposición literaria;
Uase otra vez detenidamente la poesía de Alberto Lista A la
muerte de Jesús (144) .
Desde luego, echaremos de ver abundancia de pensamientos, ad·
quiridos en la meditación ante un Crucifijo., Quizás se le ocurriesen
a Lista otras ideas; pero las descartó, por no ser oportunas al fin que
se proponra, el cual es, sin duda, expresar las altas causas de la muerte '1
oe un Dios. Con la vista puestól en este fin, dispone el poeta los j

pensamientos elegidos. Y forma un plan en su mente, es decir, ordena


los pensamientos antes de escribirlos. Otro orden, otro plan. hubiera
sido también b'\Jeno. no lo nega mos; pero nadie, bien poseído de los
sentimientos del poeta, negará q ue éste que eligió es aptÍsimo y opor~
tuno. Contempla e! Crucifijo, y se admira, viendp al Dios de! Sinal
clavado en humillante cruz (estr. l' y 2~); se compadece al ver al
Señor tan dolorido (estr. 4' y 6'); vienen luego sentimientos de re-
signación, pensa ndo que esta vÍcLima dolorida es la única que . puede
aplacar a la divina Justicia (estr. 8'); siguen deseos de ver al Padre
aplacado, y de dolor al ver a Cristo muerto (estr. 11', 12' Y 15') . De
estos pensamientos primarios brotan espontáneamente otros secunda·
rios, pero no menos sentidos : el que se admira indaga la causa del ,,,
. '
fenómeno admirado (estr. 3'); e! que .se compadece del inocente qui-
siera poder aliviarle en la desgracia, y que sufra más bien el culpa-
ble (estr. 7~); el que se resigna, se detiene naturalmente en las rarones
de consuelo para consolidar la resignación (estr. 9', y parte de la ll');
el que desea uoa cosa se complace en verla cumplida (estr. 13' y 14') .
193. Fáci l será ya entender 'que la disposición o arte de ordenar
los materiales de la composición, es efecto de un PLAN preconcebido.
«Todo depende del plan., decía Goethe.
y ¿qué es lo que hace el plan? Ordenar en la mente las ideas
antes ~e escribirlas; ver cuáles han de ir primero,. cuáles después,
oo·
'
'.
, fSO &cci6n XXVlI

cuáles al fin y q\lé extensi6n ha de dar a unas y otras, todo progre·


,. sivamente enderezado al FIN que pretende el escritor.
194. Por consiguiente, tres son los puntos que ha de comprender
.' el plan: 19 , déterminar bien el fin que con el escrito se propone el
autor; 29 , escoger entre los materiales, hallados por la invcnci6n, los
" más conformes al fi n que se pretende, sacrificando los inútiles, como
pompa vana que daña a la oportunidad y al vigor del estilo; 39, con·
siderar en qué orden y bajo qué forma conviene presentar y combinar
las ideas qu e han de expresarse, los hechos que se han de exponer,
las reflexiones y los argumentos que han de aducirse, para que mejor
produzcan el efecto apetecido. Horacio dio ya esta regla: Sin gula
qucrque locum teneant rortlta decenter. que quiere decir: ocupe cat!a
COsa el lugar q ue conviene a Sil importancia.
195. Principios que han de regit el orden de la obra, 1° Como
observamos en la composición de A_ Lista, el aerien que se exige en
literatura no es precisamente el prosaico de cronología hist6rica o el
de c1asificaci6n científica; puede ser el de utilidad. excelencia o im·
portancia de conceptos (como suele suceder en las obras didácticas u
oratorias), y mejor, el orden de sentimiento (cual sucede en la poesía).
El estudio del corazón humano y la lectura y análisis de buenos li-
bros, dan a conocer el encadenamiento con que se van eslabonando
naturalmente las varias emociones del alma.
?J El orden que exigimos en toda obra literaria debe estar sorne·
tido a dos generales leyes: 1, Unidad . de suerte que todo confluya a
producir un solo efecto, una sola impresi6n; 2, Gradación ~n la va·
ri~dad. porque los varios pormenores e incidentes, las ideas, las imá-
genes, las figuras, cada una de las partes, deben ser un paso de avance
ha cia el fin preconcebido.
De lo dicho se sigue que EL ORDEN en una obra literaria no es sino
la manijutación d~ la unidad ~n la vari~dad .
EJERCICIOS PRACTIcaS. - 1. Analicen los alumnos el orden de ideas o ¡en-
cimientos en otras breves disertacion es o poesías.
2. Díctenseles id eas revueltas de alguna breve composi ci6n literaria, para
que ellos las ordenen en conformidaCJ con el fin del autor, y comparen su plan
con el del mismo autor.
3. Previos los ejercicios de inveoóón sobre cualquier asunto, ejercítense en
ordenar las ideas encontradas.
RECONsnUCCION SINTETICA. - ¿Hay orden en las buenas y malas obras lite-
rarias? (191) . - Analice usted la disposición literaria en la poesía A la muerte
de !esús, de Lista, expon iendo el plan u orden de pensamientos en las estro-
fas (192). - Preconcebido el plan ¿habrá buena disposición? (193). _ Qué
• puntos ha de comprende r el plan (194). - Qué clase de orden .es el que Ee
"

exige en literatura. Qué es lo que mejor enseña el orden literano. A qué leyes
debe estar sometido ese orden (195). - -¿Tiene usted hecho algún análisis del
orden y disposición de alguna otra obra literari a?

."
'"
,
.•
GENEROS LITERARI.OS
196. Entramos aquí en el estudio especial de los grupos diversos
-que pueden hacerse de las obras (iterarías, teniendo en cuenta el con·
junto de caracteres afines qu'e distinguen unas obras de otras.
Diji:mos -en )a lección primera que en rodas las composiciones
.literarias ha de expresarse la belleza por la palabra; pero, atendiendo
a la manifestación más o 'menos pura y. directa de la 'belleza, dimos
las tres gra ndes divisiones de literatura como arte bello: A) POESIA,
.) ORATORIA, e) DIDACTICA (9). ,
, . He aquí los tres supremos géneros literarios . Lo~ [Fes han de ex·
presar la bellez~; pero el primero przt1?-arta Y _, anzcam:ent~: 10's otros
dos seámdartamente: au nque como condición esencial.
Cada uno de estos géneros supremos comprende . ..varios otros sub-
gént'ros, según veremos. Y wdavÍa entre est'?s tres supremos hay otros
intermediarios o mixtos, como, v. -gr~, la poesía didáctica, que parti-
cipa del primero y del tercero. , · .'~:';':
Empezaremos por ' el est udio del género más -, genuinamente lite-
rario, la POESIA, continuaremos cqn la - ORATORIA, 'y ,en tercer lugar '. " .,
veremos la DIDACTICA, deteniéndonos al tratar .cada uno de estos géne- 1,', ~

ros en los subgéneros respectivos. -

DE LA POESIA EN GENERAL ''4


I

LIBROS DE CONSU LTA. - MENENDEZ PELA YO, de la HistQna de las . ideas estétI-
,
cas, d, principalmente los pasajes siguientes: del t. , I,. el -cap. 29 so.br(: la Poética ,,
de Arist6teles (Madrid, A. P. Dubrull, 1890); del t. u, el cap. , 59 Las poéticas
de trovadores (1891); el L III íntegro; del t. v (vol. 1), los párrafos rderen tes

' .. a la poesía en España, de los caps. 29 y 49 (Madrid. sucesores de ~ivadeneira,
1903) ; de;! t. XI el cap. 39 (ibíd., 1904); ~eJ t. VlI las teorías<de Begel, Richter,
Schlegd; etc. (Madrid, Hijos de Tello, 1907) , - G. E. ' LESSING, La poesia y
las artes plástIcas (Madrid, España edi torial). - H. TAINE, Philosoph zc de !'art,
·· . .
7e. édit, 2 vols. {París, Hachette, ]895) . ...:- TAPARELLI D'AzEGLIO. s, h Le
Ragiom del Bello secando t prznnptt dz S. Tommaso en la c1tJiltá catto/¡ca,
1859·1890; 4e. serie. vols, IV-VJI-, - V. ' CoUSSIN ., Du VrQ:, Du Beau et de Bten,
3e. édit., (Bruxelles Fonteyn, 1853). - ARtSToTELIS, -Liber de PQetica (P-arisüs,
',,,
editoribus Firmin·Didót -,et sociis). - NUÑEZ DE ARCE; DiScursos sobre la
poesía en Gritos del combate, 7:} ed. (Madrid, Lib. de Fernando Fe, 1891).
M. ANTONIO CARO, La religión y la Poesía, en Articulos y Discursos, l tl serie L.,~
(Bogotá, Librería Americana, 1888). ' . .
(Además, Verest, Revilla, Longf.1aye, Ju'ngmanp., Milá,_ Val¿ra, Ruano y
Corbo, Moreu, Calixto Oyu.eIa, y' demás · autores en las 'obras ya,. citadas) .
,.
... ,.,.
úcción XXVlIl ,

LECCJON XXVIII

POESIA - CONCEPTO CLARO


DE ESTA PRINCIPAL PARTE DE LA LITERATURA
197. Para lograr concepto claro e intuitivo de lo que es la poesía,
y deduci r luego la definici6n, los caracteres, la excelencia, el objeto y
divisiones de ésta,
det alto r:ido
precIoso dóu al homb,'c concedido;

vamos a leer reflexiva mente un a composición qu e, a JUICIO de auto~
rizados críticos, es inspirada poesía. Su autor es el literato colombiano
don José María Rivas Groot:
CONSTELACIONES
EL HOMBR E- Amplias conste/aerones que fulguráis tan lejos,
mirando hacia la tierra desde la comba altura:
¿Por qué vuestras miradaJ de pábdoJ 1'ef/e;o$
tan llenas de tristcz@ . tan llellru de dulzura?
!.AS CON STELACIONES--j Oh soñador . uCtíchanos! ¡Esctíchan os, poeta!
Escucha trI que en -noches de oscuridad tranquila
110S llamas. miel1traJ tiemblarJ eDil ansIedad secreta
la súplica en tu labio v el llanto en tu pupila. ,
Escucha tú, po~ta, que en noch~j estrelladas
cual bajo augusto templo descubres tu cabeza,
)1 nos imploras vietldo que están nuestt"as miradas
ta11 llenas de dulzura. tan Ilcnos de tristeza.
,
¿Por qu; tan tristes? Oye: nuestro fulgor es triste
porque ha mirado al hombre. Su mente y nuestra /umbrc
hermanas son. Por slg/os de compaSIón, existe
en astros como en o/mas /0 misma pesadumbre.
Por SIglos hemos vuto la humanidad ~rrante
• luchar, caer, alzarse... y en sus anh elos vanos
tlolver hacia nosotras Ja vista suplicante, "
tender bacia nosotras las tcmblo1'Osas manos.
y O1IStar e1l tal desierto, ya lánguida, ya fu erte, ,.
oasis donde salten aguas de vida eterna;
ya llega, llama, y sale con su ánfora la muute
brillda"do el agua muda en ro glacial cisterna.
Tronos , imperios, razas, vimos ti"ocarsc en lodo;

. vimos volar en po/va babélicas ciudades.


Todo lo barrc un viento de destl'Ucci6n, :Y todo
u humo, y suefio y nada. " . y todo vanidadu.
Es triste ver /0 lllcha del terrenal proscr~to,
es IrúI-C vc:r l:/ "rula. que sin cesar le abrasa;
el ideal anhela, requiere lo ;"finito,
crece, combate, agítase, llora, declina y pasa.
, ~.!. " _~lW- - O' : ' .). '<'-
,. -",.

- ~
'j
Poesía 183

Es trine ver a/ hombre, que lumbre,.. Iodo tnciura, \~
<
mirarnos desde abajo con infinito anhelo; '1
tocada la sandalia con PO/VD de la tIerra,
tocada la puptla con Tesplandor del CIelO . ,~,
Poeta, no nos llames - conduele tu lamento;
poela, no nos mIres - nos duele tu mirada. 1
Tus Stíplicas, poeta, dupérsansc en el t/lento; )
tus ojos ¡oh poeta! se pIerden en la nada.
Con íntmJa tristeza mIramos conmovidas, J,
con íntIma dulzura mIramos puarosas,
nosotras -las eternos- vuestras caducas vidas,
. -,~
~

nOsotras -Jas radzantes- vuestras OSCUYflS fosas. -'


;;"J
EL HOMBRf.-¿"Todo es olvido y tnltute? Pasan gimiendo a sojas
el mar con sus oleajes, la tIerra con sus hombres; ~, l
y al fin en mudas plaYfJJ dcshácet1u las olas,
y al fin en mudo o/tildo de.shácense los nombres?
¿Y nada queda? ¿Y nada haCia ia eterno sube?
Decid, aSIros presentes a lodo mlrlmlento:
la ola evaporada forma un cendal de nube,
¿y ei alma evaporada no aSCIende al firmamento? . ,,
¡No, estrellas compasJtJas! Hay eco a todo. canto;
al decaer los pétalos espárcese el perfume;
y como t1IafflSO humano que abrasa tm fuego santo
al cit:la va el c,spírttu SI el cuerpo se consutiu.
Ve11drd noche de SIglos a todo cuallta eXIste: •
y expirarán, en medio de t!/lIe/os y amargura,
los últi",os dos hombres sobre una roca triste,
las tí/timas dos o/as sobre una playa oscura. •
!
y mortrbs~ ¡oh estrellas! en d pastr"o dÚl . ..
mas flotarán espíntus con trúmfadaras palmas;
y alumbrarán entonces la eter11ldad sombrfo,
sobre cemzas de astros, constelaCIones de almas.
'.
198. Analicemos, Todos los hombres, más o menos oprimidos
por las miserias de la vida y agitados por la sed de ·lo infinito, ban
mirado en noches despejadas y tranquilas esas masas blanquecinas de
agrupadas estrellas que pueblan el firmamento. Pero . muy pocos han
visto en las constelaciones Jos pálidos r~leios de sus miradas
tan llenas de tristeza, tan /lenas de dllzura.
Muchos son los que · espontáneamente levantan sus miradas al
cielo, impulsados por esa secreta tendencia que nos eleva a las altu-
ras, como si allá estuviese nuestro centro y descanso ; pero 5610 el
poeta ha soñado, es decir, ha ideado esa mirada triste de la mente
humana posándose en el fulgor tamhién triste de las constelaciones.
Sólo el poeta ha visto que por siglos existe
en as~os como en almas la misma pesadllmbu;
i s610 el poeta, no el vulgo, ha sabido deducir por raciocinio ilumi-
}l!'~>Vr,:~iili':If';,,:'!\,'~'r""y;' ·1 i ~f ,~,t-~7~::;'~,:~ · 1t~~1;~.~'~:l~ ~,f;:_"::.~~\
~.,,:c..' " ~ '. ~ : . :.' . :-" ~ "-:;': ' . ~.: > '-"':~~t.~

184 Lección XXV1I1


'. " :.. .,;.
. ',

nado, por imaginación ,inspirada, y' caldeado po, delic~da sensibilidad,


que aun . cuando ahora las que' parecen eternas miren conmovidas
nuestras caducas t{idas y las que se ven radiantes mire", pesarosas
r nuestras oscuras fosas; vendrá día en que como
al decaer los pétalos upárccsc d perfume,
y como zncienso humano que abrasa un fuego santf),
al cielo irá el espíritu si el cuerpo se consume.
y entonces las constelaciones morirán . y las almas vivirán eternas "
.,
y radiantes, o como con imagen bellísima se expresa el poeta,
y moriréis, ¡oh estrdlasl en d postrCI'o día ...

mas flotarán espíritus con triunfadoraJ palmas;


y alumbrarán entonces /a dernidad sombría,
sobre cenizas de astros, constelaciones de almas.

Pues en eso, que el vulgo nu vio y el poeta sí, en eso está LA POE-
SIA. Es decir, que esta poesía lo es porque: de la contemplación de las
estrellas enviándonos sus pálidos reflejos, ha hecho brotar el poeta un
I • simbolo bello del alma afligida en el tiempo, pero convencida de su
espiritualidad eterna. Se ha verificado lo que decíamos en los núme-
ros 5 y 13, que el poeta ha expresado tn forma sensible la belleza ,
/
ideal que contempl6 en su mente.
En este sentido dijimos (4) que el poeta crea; porque no se ha
limitado Rivas Groot a ser un merq, copista de la noche estrellada y ,
del hombre afligido contemplando las constelaciones mudas, no; .a1 . ....
presentar las constelaciones como mirándonos, compadeciéndonos y
hablándonos; y al hombre mirándolas y oyéndolas y dándose cuenta '!'• •
, con estas miradas y hablas mutuas de su superioridad espiritual, Rivas
Groot aclara misterios de la naturaleza. idealizando la realidad y em~
, belleciéndola.

, Así resulfa la poesía una creación, esto es, una manifestación de
la belleza 'oculta en las obras de Dios. El poeta es el que, con los
fulgores de su ' imaginación, ilumina la realidad · y la manifiesta asi
,iluminada a los demás.
Etimo16gicamente está bien dado el nombre de POESIA a esta ma-
"r
nifestaci6n de la belleza, POETA al descubridor de la misma, por
,
venir estas palabras del verbo g~iego lrOlffIJ que significa producir, •
crear; y ya se ve que el poeta ha producido y, en sentido lato, ha
creado esta forma sensible de la belleza,'
199. El fin a que tiende Rivas Groot , en la . poesía estudiada es
deleitar con el placer puro de la belleza. Claro que también instruye,
,,• haciendo ver la ,endencia humana a lo infi'1ito y a la inmortalidad;
pero esto no es porque directamente lo pretenda el poeta, sino porque
la belleza será siempre esplendor de la verdad ' (12 y 15).
Y como no pretende más que deleitar, por eso observamos que la
~l~:'"
. ...,.~
' - '.
-.
,
...,~

, , ~ 'Poesía- ", 185 " ,

J c1ocu"ci6n, correspondiendo al pensamiento poéticamente concebido~ es


también poética.
,j
Toda la P9csÍa es una hermosa prosopopeya o personific'a ciónj las
figuras más pintorescas, las imágenes y galas del decir se mu~tiplican;
~ .. es la dicci6n escogida _y los versos son armoniosos. Y todo resulta tan
naturalmente ordenado a herir la sensibilidad y a impresionar la ima-
,. ,$.j
." -
J, ,,
ginación. que no pUl:dc menos de producir emoción estética en d
ánimo del....que sepa sentir y amar la belleza.
,
'I'~
..
., 200. Los demento, de poesía que hemos . ido encontrando en ata, .," 't.~

• objeto de nuestro análisis, se tienen que hallar en más o menos grado . d¡


~
en las d.emás composiciones que la sana crítica üene por poéticas. ..'
~j
RECOPILANDO, esos elementos constitutivos son: 1, ldealizaci611
i...
de ,la realidad en la mente ejel poeta, que hemos llamado creación;'
2, Manifmaci6n de 'ese bello ide~l en fqrma sensible; 3, Armo¡¡/a de
.
"

frase; 4, Otras ga/a.s de dicción. (


Cae ya por su propio peso la definición que nosotros damos de
poesía:
POESIA es la creación de la bdleza ro la me.ntc, y su manifestación
sensible pO'r medio del lenguaje armónico y artístico.
201. Poéticamente describe el genial Zorrilla ese poder creador de
la: poesía, en estas sus aladas estrofas:
Yo tengo en mI guzla de són berbt:risco,

'í.·' ""
el germen del cuento )' el dón del cantar,
y fe o)'t" en el són de mI canto morisco
"
la brisa manna que orea el lenúsco 1
., y el río qt4t" butle cruzando el palmar. i!
.~ . ,".:<¡
,
Yo sé lo ,qut" nadie en el mundo ya sab!':, ,
l. . yo si la.¡ mil lengua¡ en que hablan d ave,
la flor y el ¡nucto. y el viento y la mar.
Yo tengo de todas /tlJ lengua¡ la clave,
yo si lo que el (liento le dice a "la nave, ,
yo si /0 que pla la alondra al (loI4r.

Yo soy el poeta cuyo estro S( tO


n/pira
del Dios de los mundos lanzándose en pos, -'
, "
yo soy el poeta de fe qtt~ r~spira \ ·1
J d aura qu~ vicn~ dd soplo de Dios;
yo soy el po~ta qu~ sabe el camino
del cielo ~n qu~ irradia la laz del Señor:
yo I~o en las hoias de un libro- divino
la letra VIviente de un Dios ércador. _
Yo sé cómo un día prendió en los espacios
cual toldo flotante de ingrávido tt!l, .!
en lazos y broches de sueltos topacios
aliento del mundo la atmósfera azul. \ --.,"
Yo "eo la estdo que en pos de sí deja

,

~ '."" .

,
Lecci6n XXVlIl

la tierra a quien guía su fuerza interior;


yo sé por qu¿ es d!l/u la miel d~ la abe;a,
yo fé por qu¿ tluda tan alto d ' cond01',
Yo sé cómo el VIento fe lleva a la nave,
l'O s¿ c6ma al oda la luZ' da calor, "
)lO sé por qu¿ silban el vielllo y el ave.
yo fé por qlllf mece la brua a la flor:
yo fé lo que el Izomln'~ 1m le nunca ¡abe,
yo soy el que tiene del alma la llave,
, )'0 soy ei que sabe quién es el Amor,

202. Corolarios. 1" Sígues. de lo defi nición deducida que, para
aquellos desgraciados que no saben levantar los ojos de la inteligencia
:-, más allá de lo que ven los ojos corporales, es decir, para los materia-
listas y positivistas es imposible que hay~ poesía, como es imposible
l

que el bruto conozca los goces puros de la belleza en su verdadera


definición ni sienta la emoci6n espiritual de la virtud y del puro amor.
2Q El segundo corolario fue ex presado con c1ásica elegancia por
fray Luis de León en L os Nombres de e n"sto, donde dice:
Los que emplean la poesía~ o mejor, la pierden en argumentos de livian-
dad, habían de se r castig:ldos como públicos corrompedores de dos cosas
san tísimas: de la poesía y de las costumbres. La poesía corrompe, porque sin
duda la inspiró Dios en los án imos de los hombres, para con el movimiento
y espí ritu de ella levantarlos al cielo, de donde ella procede; porque poesia no
es sino una comuni cación del aliento celestial y divino; y ansí en los proletas
casi todos, ansí los que fueron movidos por Dios, como los que, incitados por
otras causas sobrehumanas, hablaron el mismo espí ritu que los despertaba y
levantaba a ver lo que otros hombres no vda.n, les ordenaba y componía, y
como metrificaba en la boca las pa labras con número y consonancia debida
para que hablasen por más subid a manera que las otras gentes hablaban, y
para que el estilo del deci r se ase mejase al sentir y las palabras y las cOsas
fuer an conformes. ".
39 Muestran su ignorancia aquellos que, con ges[o despectivo,
motejan a los poetas de fatuos visionarios y ficticios soñadores. -J.'orque
es cierro qu.e el verdadero poeta se remonta a esferas ideales, distintas
del mundo real y grosero en q ue vivimos; pero que no son menos
verdaderas y necesarias en )a vida corpóreo-espiritual del sér humano,
porque satisfacen innatas aspiraciones del espíritu.
Muy bien ha escrito a este propósito un literato contemporáneo e
insigne poeta estas palabras que hacemos muy nuestras: •
El hombre que no se ha encenagado completamente en el cieno de las
pasiones bru ta les, el que siente latir en el pecho un corazón grande, que no
se satisface con el mundo mezquino del infam e positivista, necesita regalarse
con un idea l que en esta vida no alcanza, pero que espera ver realizado en
otro mundo mejor, y cuyos centelleantes resplan dores le descubre y muestra la
poesía.
y el pedagogo y poet.:l colombi.:lno José J - Ortiz escribi6:
Cuando reinan ckrtos vientos en el mundo. publ icar poesías es expone rse a
oír en torno de sí la desdeñosa voz del jnterés mercanti l: ¿Eso para qué es útil?

.~
~~~,.-:;,.,<.:.~~;~: ~r~T,T::':- .
. -.•-~"- 7 -~,-;-- . .;-0' ' ..
,

Poesía 187

Es útil y bueno, y convenient~ para que los puebloS no se tornen bárbaroS;


es conveniente, bueRo y útil para que el hombre, que no es sólo materia,
advertido por esa voz alce los ojO$ a ver algo que le consuelt en la desespe-
ración de la vida, algo que le prometa días mejores después de los malos días
de la tierra.
.' Es bueno también para hacer palpitar ·unísono con el nuestro el corazón de
los demás; es bueno para derramar el raudal amargo de nuestra tribulación;
,t. es bueno para pintar aquellos sentimientos que no hallan eco en la prosa; y es
"
f
bueno, finalmente, par? hacernos mejores y aun hacer mejores a los demás.
·c Así comprendemos la poesía l .
¡ ,
• 49 Descon<?cen tambi-én la esencia de la poesía los que creen que .r
solamente sirve de mero pasatiempo y de disfraz de verdades.
Contra tan necias suposiciones expoue Milá y Fontanals el influjo
soberano de la poesfa,diciendo:
Algunos han tomado la poesía por negocio de puro solaz y pasatiempo,
i por un jugut:te bueno · para ocupar las horas de ocio; · o una especie de receta
, para alejar el fastidio. Otros se prop!Jsieron realzarla considerándola como una
hermosa c~neza a propósito para cubrir· verdades .útiles, como un velo agra. ,
dable tendido sobre las sentencias morales: unos y otros erraron; la poesía ..:j
tiene un valor r~aJ y propio. que consiste en elevar el alma a las regiones de
lo bello. ennoblecer los afectos. cultivar sus inclinaciones derechas. y disponerla
a la gracia y elegancia moral 2,
. 203. Asuntos 'de la poesía. Dios, la naturaleza, el hombre. Todo
10 existente .e imagi nable, que el poeta sepa embellecer.
.

Scbiller pone en bOca de la poema estas palabras:


{.
... . ,. No hay vínculo · ni límite alguno para mí: Jibremenn: quiero remontarme
al través de los espacios. Mi reino. verdaderamente inmenso. es el pensamiento,
y mi alado instrumento la palabra. C;:uantas cosas se mueven en los cielos y
en la tierra; cuantas oculta la ·naturaleza en el seno de las montañas. deben '.'
,'.'. elevarse y estar patentes ante mi vista, porque no hay cosa alguna que limi te
la libre acción de la poesía: •
La distinguidá poetisa de Puerto Pdncipe, doña Gertrudis G6mez
de Av~l1aneda, va enumerando los vastos alcances de la poesía en
'.
estas estrofas:

Mas yo doquier te miro,'


doquier d alma, e.stumccida, su:ntt:
tu influjo in.spirador. El grave giro
de Jo pálid,a luna, d refulgm~
C"Ur.so dd sol, la tarde, /a a/borada.. .
todo me habla de ti con voz callada"
En cuanto ama y admira
te halla mi mente. Si huracán violento
zumba, y levanta al mar, bramando de zra; "
·1 En el prólogQ a Vt:r.so.s en borrador, por José María Vergara y V.
2 Poética general. Preliminares.

,,
, , , ,
"
lLcf(ón XXVl1I

sz con rtlmor responde saijo/ienta


plácido arroyo al aura que suspira . . .
• Tú alargas para mí cada sonido
y me expbcQs fU místico sentido.
Al férvIdo verano,
a la apacibll' y du/u primavn-a,
al grave otoño y al l7Jrllemo cano
me embellece tu mano llsontera;
que alcanzan. !I los pmtan ltu colMes,
calor el hulo. t'termdad las flousl
¿Qul a tu dOmtnlO , mmcnso
no su;etó el Señor? En cuanto existe
hallar ttl ley 11 tus mzsterlOJ pienso;
el umverso .tu ropalt tJlste,
y en tu C01J ;ttnIO armónico demuutra
que tú guiaste la haadora diestra.
¡HabhlJ! ¡Todo rfflace!
tu creadora voz los 'liamos puebla;
upanos no hay que tu podr!T 110 enlace; .,
y rasgando del I tiem po la ttnlC'bta,
de lo pasado al dcscubru rtimas
• con tu mágIca luz las ,¡ummas.
Por tu acento apumladol,
fcvántanse del londo dd olVIdo,
ant~ tu trIbunal. tiglos pa$ados;
y el fallo q'ue pronuncIas -trasmitido
por tina y otra ~dad .en rasgos de oro--
eftroiza $U . gloria o SIl desdoro.
Tu genJO rndepmdlrote
rompe las sombras dd e"or gros~o;
la verdad puconiza; d~ tu f,.en~
vt:/a con flores ~I rigor severo,

.. dándole al pueblo. en bellas creaciones,


de sabe, )' virtud santas lecciones .
Tu espíritu sublime
ennob/~ce la lid; tu épica trom pa
• brillo et~rnal en d laurel imprime;
al triunfo presta inUSitada pompa;
y los ilustres hechos que proclama
fatiga son del ~co de la fama.
.,
Mas SI entre gayaJ flores
, " la beldad consagras tlJ aun tos;
si rdratas los tímidós amoru;
si enaltues sus rápidos concentos;
a despecho del tiempo en tus anales,
beldad. placer i' amor son inmortales .

8 Puede leerse con provecho la Alocución a la poesía, de Andrés Bello.
Po"ía" Madrid, A , p , Dubrull. 1882,
,
. .,_ . "... ~
. -cr-' ~ ~.~
~.

L ' '.' .,',., . I - ,


~, , , , ,
'.
,
1._
. Poesía 189
,-
Más ligera, pero muy ' sentidamente, expresa los asuntos 'de ' la
:' , poesía Bécquer en la Rima lV:
No digáis qu~ agotado su ~soro,
de asuntos falta. ~nmudeá6 la lira:
" ' POd1'á no haber poetas; "pero SIempre
/zabrá paesla.
"
Mimlras. las ondM de la luz al buo
palpiun enundzdas.;
mlenlTaJ el fal las desgarradas nuhes
':;¡; , . de fuego V Clro vista;
nJientras el atr~ en .su ugazo lleve
• plrJumes y armonías;
mientras haya en d mundo pnmavera, !'i
habrá pot>lÍa. ,,~
Mientras sintamos que se alegra el alma
sin que los labIOs rían; ,. 1
I ,', .~
mientrcn se l/ore sm que el llanto acuda
.. ~
a nubla, Ja pupila;
::';4
mientras el corazón y la cabeza
,
~
,,

Eatallando prosIgan;
~. mientras haya nperanzas Y. ucuerdos, . ,l
j, habrá poesla;

,
,• Mientras hora unos o;os que ref/cien
los o;os que los 'miran;
mientras usponda d labw suspirando
al labio qu~ suspira;
•)
,
¡- l Habrá pouiaJ
l'.
lo'
204, ' Géneros fundamentales de la poesia. Fundándose e11 la na-
J turaleza misma de las cosas que pueden ser asunto de poesía, los lite-
.r.- ratos de todos los paises dividen la poesia en tres géneros:
A) POESIA SUBTEllVA (lír"ica), si predominan los íntimos sentimien-
,'.'
tos del poeta. g) POESI A OBJETIVA (épica ) , si cuento sucesos de la rea-
lidad· exterior. e) POESIA SUBJETTVO-oBJETIVA (dramática), si representa
,
acciones human as por medio de la palabra de personajes que expresan
vivamente los íntimos sentimienros de los miembros de la sociedad, '.
de la cual son aq uéllos·: tipos y caracteres.
N. B. - Esta división seguiremos: estudiando en cada uno d~ los tres '
~géneros los prin cipales subgéneros en ellos cOJ:lJ prendidos.
EJERCICIOS PRACTICaS y DE COMPOStC ION. - Exija el prof~sor examen dete-
nido de algunas otras composiciones de éste o de otro libro, al tenor del aná-
lisis que se ha hecho en esta lección de Constdaaones. Haga "er el discípulo
cómo se cump.le en otras composiciones la definición dada de poesía, con
Ji. arreglo a la reconstrucción sint~tica que sigue. . '
"
• RECON.STRUCCION SINTET1 CA. -
Constdaczon~s (1 97). -
Reci'tense todos o los principales versos de,
¿Cuál es el pensamiento principal de esta poesía? -.. "
.~, f·.

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I
190 Lecci6n XXIX

¿Cuál es la idea poética que ha creado el poeta? ¿De qué medio se ha valido
para crear esa idea poética? ¿En qué sentido decimos que !la creado ~1 poeta?
¿Cómo se llama propiamente esa creación? Etimologías _de poesía y poeta (198).
Fin de Rivas Groot en la poesía. que estudiamos. ¿Es 'poética también la elo-
cucj6n? ¿Por qué? ¿Qué pmduce la lectura inteligente de esta poesía? (199).
Recopilación de los elementos de poesía encontrados en Constelaezones. Defi.
nición deductiva de poesía (200). - ¿Sabe ' usted algunos versos en que des-
criba algún autor el poder creador del poeta? (201). '- ¿Hay poesía en el
naturalismo y en el positivismo, según lo dicho? ¿Cuál es el modo señalado
por fray Luis de León, de rebajar la poesía? ¿Es verdad que los poetas son
meros soñadores o visionarios? ¿Qué dice Milá de los que juzgan a la poesía
como mero pasatiempo o encubridora de verdades? (202). ¿A qué asuntos se
extiende la poesía? ¿Sabe usted algunos versos que expresen la amplitud de
asuntos poéticos? (203). _ División general de la poesía (2G4). - ¿Tiene
usted estudiada analíticamente en su cuaderno de composiciones alguna otra
poesía?
AOVERTENCIA IMPORTANTE. - Los discípulos en el examen podrían res-ponder
a esta y otras le.cciones que se explican análogamente, analizando cualquier
otra composición literaria y deduciendo de ella los principios y reglas.
1.

- LECCION XXIX

VERSIFICACION - RIMA
205. Fijándonos en la forma de la poesía de Rivas Groot, que nos
sirvió de estudio en la lección anterior, veremos que consta de líneas
simétricas que de cuatro en cuatro van teniendo dos terminaciones
iguales.
Esas líneas simétricas son otros tantos VERSOS, y esas desinencias
iguales son la RIMA.
• Cuestión debatida ha sido la de si el verso era esencial en la
poesía o no. Para nosotros, después de estudiada la lección pasada, no
hay dificultad. Puesto que no · entró el verso como elemento constitu-
tivo de la definici6n dada. En la leeei6n segunda, por otra parte,
vimos un ejemplo de belleza literaria, tomado de la novela Maria que
bien pudiera pasar aquÍ por modelo de poesía, en donde se realizan
las condiciones sustanciales señaladas. Y por cierto, hay muchas obras .1 :

en verso que no son sino prosa rimada; y en cambio, hay obras en


prosa, reputadas por todos los literatos como eminentemente poéticas.
Con todo, no puede negarse que el verso es el adorno connatural y
la vestidura más digna de la poesía. Zorrilla amplifica hermosamente
este pensamiento en su discurso de recepción en la Real Academia
de la Lengua 1 donde dice:
¿Que los versos no son la, poesía?
No, pero son su vestidura regia,
son de su jerarquía el atributo,

1 En La ilustración española y americana, 18S5, págs. 334 y siguientes.


.
,•••. ·'.'.IX ..
J~'
.,
~,
• 1
f! ersijicación .y rIma 191 .j

la p~d,·(ria son d~ su diadema,
de su manto real son los armiños;
la poesla, po, el verso: es reina;
la versificación es la cuadriga .
11
de corzaJ blancas Cotl que va a sus fiestas, .\
la góndola de nácar en que boga, -,.1
y las alas del cisne CM que vuda.
Estudiemos, pues, el verso como elemento auxiliar y complemen.
"1 "

tarió de la poesía.
206. Verso. Cada una de las líneas de la composiCión de Groot
consta de un número determinado de sílabas, de tal modo dispuestas,
que el oído menos fino nota un ritmo constante o distribución con·
cenada de sonidos. •
(Haga el profesor notar de viva voz el ritmo de los versos en la
poes;a de Rivas Groot, y en orra cualquiera de las de este libro).
Pues ¿ a qué se debe la armonía rítmica que se observa' en la lec-
tura) 19 A que cada Unea consta de igual número de silabas, y 29 A
que Jlevan constantemente acentos prosódicos en algunas de estas
silabas. Contad las silabas y veréis que cada lmea tiene catorce:
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12"13 14
.\,
/
Am I plias I cons I te I la I ciD I nes I que I fui I gu I dis I tan I le I jos
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14
Por I qué I vues I tras I mi ra Idas I de I p~ I li I dos I re I fle I jos
y fijaos en que todas estas líneas de catorce sílabas llevan siempre "
acento pros6dita. o sea fuerza más intensa de voz, en las síJabas sexta
y penúltima.
Amplias constelaCIOnes que fulgur.áis tan LE10S .

Por qué vuestras miRAdas de pálidos reFLEjos.
Es TAN lMPORTANTE, para el verso. casteUano el acento prosódico,
'J
.>
que por falta de él lineas que tienen determinado número d.e sUabas,
no son ver:-s0S, por falta de armonía. Este verso :
Corrientes~ aguas ·puras, cristalinas,

.. es un verso de once sílabas; pero aún conservándolas, deja de serIo


, con sólo el cambio de los acentos, en esta forma:
l. aguas crútalinas, puras, corrientes.
Según esto, los DOS elementos ESENCIALES para el verso castellano
son la medida de sílabas y el acetlto rítmico.
206-bis. H ay además otros dos elementos que, si no esenciales,

I
"
-.' ; ...... ; •."! ;.... 4'\,!. .."."
:'. " 't' ,I
p;~

~'.


192 Lección XXIX

emanan de la esencia misma del verso y de los cuales no pueden pres-'


, cindir al menos los versos más larg,?s (que llamaremos de arte mayor).
~' .
Este verso de Campoamor:
,
" ' El Cura dd Pilar de la Horadada
1'. ' 1 tiene once sílabas y los acentos debidamente colocados; y con todo,
" ,
a un oído fino no satisfará su cadencia, ¿Por qué? por faltarle alguna
pausa para respirar, que dé flexibilidad al verso,
Si nos fijamos en los versos de Ri vas Grool, observaremos en todos
L. - obligada pausa después de la sfbba sétima, ~ varias otras menos
indicadas pausas varia mente distribuídas. (Hágalo notar el profesor
de viva voz),
Esa pausa máJ saliente dentro de un verso se llama CESURA y con-
"
tribuye con las otras pausas de sentido a comunicar niás ondulación y
elegancia. y a dar más resalto a los ~centos prosódicos y por consi-
guiente más armonía a los versos. .
También contribuye-a la mayor flexibilidad armónica en los versos
la sabia Lombin3ción de lt:tras y distribución de sílabas más o menos
fuertes~ más o menos largas .

N. B. - Recuérdese aquí 10 advenido en el número 164. En vano multi-
plican los preceptista s reglas d e armonía) si no se cuenta con un oído d elicado,
ya sea por naturaleza, ya por educación. Léanse con entonación versos de
buenos compositores, y éste es el mejor modo de que, sin necesidad de nimios
compases ni plomadas, pueda el que naturaleza tenga, construÍ! armoniosos
versos.
Lo dicho basta para DEFINIR ya el V"so.
VERSO, en castellano, es la trase rítmica que resulta de la reuni6n
I
, de cierto número de ~-ílabas con los acentos prosódicos debidamente
colocados y las pausas y cesuras debidamente distribuídas_
Hemos dicho VERSO en castellano, porque en las lenguas modernas
no se atiende precisamente a la cantidad silábica, como sucedía en las
lenguas clásicas. Los griegos y latinos medían los versos contando el
nú mero de pies; y entendían por pie un número determinado de
sílabas ,breves o largas.
207. Mas para la medida de sílabas del verso hay que adverti r que
atendemos a la impresión musical que produce cada sonido silábico.
Por lo cual, cuando una palabra termin a en vocal y la siguiente ca-
mienza también por vocal, se cuenta una sílaba, porque el sonido
musical lo requiere_ Veámoslo en el segundo verso de Constelaciones: •
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14

-
Mi I ran I do ha I cia Ila I tic I rra I des I de I la I com I ba al I tu I ra
-
Esta unión de sonidos en dos palabras de las que la primera acaba ·
y comienza .la otra por vocal, se llama SINALEFA.
"
, .

V usificación y rima 193

Con todo, cuando una pausa de sentido o de ritmo exija la separa·


ci6n de las dos vocales, se deshace la sinalefa, T al sucede en el verso
de la misma composición :
'- Brilldando el agua muda en su glacial cist(yna.
,f
,, que hay que medirlo asi:
1 2 3 4 5 6 7, 8 9 10 11 12 13 14
I
, I
Brin I dan I do el I a I gua I mu I da I en I su I gla I cial I cis I ter I na

, I Por la misma razón de atender en el verso a la impresión de so-
nidos, hay que advertir que si el verso termina en sílaba aguda, se
V cuenta una sílaba más~ y si en voz esdrújula, una sílaba menos. Por
i:J eso los tres versos sigui entes, de Moradn, se consideran de siete:
12 3 4567
,
Y I de I la I tum I ba I fri I a "
12 3 45 67
en I el I es I tre Icho I Ji I mite
\
1 2 3 4 5 67
Mu I dol tu I cuer I po es I tá •J
208. Hay que notar además, para completar la técnica de la me-
dida de los versos, algunas
LICENCIAS METRICAS (qu e otros autores, a nuestro parecer, menos
propiamente, llaman licencias po~t-icas). Son admitidas y corrientes:
19 La que deshace los diptongos formando' dos snabas de
DIERESJS,
una, como en sii-a-/le por rua-vc." rü-i-do por rui-do. Vimos ejemplo ,
en la poesía de Alberto Lista (144):
«Cesad , cesad, cr¡¡cles ~, ctc.
Suele notarse gráficamente por medio de los pun tos, que llaman
crema o diéresis, puestos sobre la .primera de las dos vocales.
29 La DIASTOLE, por la cual se acentúa la letra vocal que sigue a
la que debiera acentuarse, v. gr.: .
cEn tus profundos senos, oceáno,.
,
No son tan frecuentes por ser ingratas al oído:
19 La SI NERESlS, que hace diptongo de dos vocales que DO suelen
diptongarse. Ejemplo :
eLe impele su lealtad a defenderl...
«Los ríos su curso natural emprenden .. ., .
29 La SISTOLE, que coloca el acento en .la sílaba que precede a la
que debiera acentuarse. Ejemplo:

13--L1TERATUJ\A FRECEPTlVA

' .

J!""'~"l"~~""""'~ '''''''~;
, .r..¡: • , .'; _. -.~ ',-:-;' ~ ~. ~ '':'' J""
,
J ........ ,
.... ~
.- :~
" .'
"
i
~l'
~': 1'94 Lección XXIX

clmpio honor de los dioses, buya afrenta...•.


"
Son también licencias admitidas en verso algunas qU(: los gramá-
úcos llaman figuras de metaplasmo; asfr se dice frecuentemente en
,.,- " verso fe/ice por feliz, aqueste por este, ri1uicr por siquiera, redor por
" derredor, Jo por donde, etc. J
No es licencia métrica ni menos poétIca, SillO muestra de incapa-
cidad y poca inspiración en d versificad6r el uso de RIPIOS, que son
palabras inútiles que se introducen en el verso para cQmpletar el
debido número de sflabas o para preparar la rima de que bablaremos
ahora 2. "

209. Rima. Dijimos que la poesfa Constelaciones, además de las


líneas simétricas, que hemos llamado versos, nos iba presentando dos
,
"
desinencias iguales en cada cuatro tlerros. He aquí otro elemento acce~
sorio de los versos modernos, que se llama RIMA •
.- Mucho se ha. disputado también acerca de la importancia de la
, rima; pero no se puede negar que sirve de útil apoyo para fijar con
mayor precisión el ritmo, que presta grata cadencia a los versos y
complementa el placer estético de la poesla. ....
La rima puede ser p~rfecta o aconsonantada, e impM~cta o aso-
nantada. Consiste la primera en la identidad de letras desde la última
vocal acentuada:
Amplias constelaciones qut: fulguráis tan lEJOS
mirando hacia la tierra desde la comba a/tuP.A.
¿Por qué vuestras miradas de pálidos reflr!.Jos
tan llenas de tristeza. ton /lenas de dulZURA?

lEJOS, reflEJOS; altURA, dulZURA; Y luego, pOETA; SeCrETA; tranqUILA,


pUpILA, etc.
Si solamente fuesen iguales las vocales, desde la última acentuada,
la rima sería asonantada e imperfecta; ·v. gr., lEjos, sombrEro, pEcho,
CUEnto, estrUEndo ... ; y alturA, penumbrA, puntA, lunA ...
(Léase una composici6n completa con rima asonantada, v. gr., la
del número 152).
210. Mas para que la rima sea elemento arm6nico y complemento , ,
estético en los versos, es preciso tener en cuenta:
}9 Que sea NATURAL, esto es, que no se note el esfuerzo que ha
puesto el poeta para encontrar el consonante. Para lo cual se requiere
inspiración y mucha lectura de modelos.
La dificultad para la rima es ocasión también de Uenar con pala-
bras inútiles e inoportunas los versos, y de retorcer el sentido de la

2 Pueden leerse COD provecho en ' clase, ahora y más adelante, algunos
j escogidos capítulos de los Ripios arútocráticos. académicos o ultramarinos, de
don Antonio Valbuena. Madrid, Librería de Victoriano Suárez. Preciados, 48.


~rf{[:~t:'.~i4t '!;:;~ ~" '"';"f. Ji ,,::'K' ~~:W··,~;, ~C~~'~P(':''':~ :1::'', ,{-".~

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" Versift"caci6n y mma 195

frase. Los que necesitan tener al lado para versificar; Uf,I. diccionario
de rimas, deberían viJ;'ar en redondo, 'y volverse a la redacci6n en
prosa de sus escritos; no nacieron para versificadores y_meno~' para
,," 1
poetas. Sucederá a éstos lo que el satírico Valbuena decía a los versos
'.l
de uno: . ,
,')

Sube por mi peñasco ,


un lagarto vestido ae
damasco
que sz en vez de peñasco tuera peña,
Sl~biri(J vestido de estameña.
-29 Deben evitarse las rimas pobres, como son las que terminan en ,J
..•i
ado, ando, ido (participio), oso, ente.
Si hay que usar algunas desinencias de éstas, combínense nombres
con participios o adjetivos, como hace Núñez de Arce en estos versos:
Cuando v:ento borrascoso • /.~
SUJ almouu - no conmueve,
no turba d rumor más leve ·, ,1
¡
la majestad dd coloso.
Queda en profundo reposo
largas horas sumergido;
· J.;~

y sólo se escucha el ruido


con que los aúes azota
alguna blanca gaviota
que tiene en la peña el njdo.
39 No es grata la mezcla de asonantes co.n consonantes, por más
que haya clásicos que empañen sus poesías con este defecto, como
cuando dice Garcilaso: " ti "
El más seguro tema con recelo '.: f,
perder lo que estuviere poseyendo.
Salid tuera sin duelo
salid sin duelo. lágrimas corriendo.
El mismo maestro fray Luis de León aprisionó las incomparal¡les
imágenes poéticas y las hermosísimas ideas de .sus poesías en versifi-
cación hartas veces pobre de rima y con el defecto que acabamos de "

señalar 8.
49 Hay que cuidar, par~ la eufonía, de que no concurran los con~
sonantes o asonantc.s de la rima con ·voce.. homófonas del mismo
· .
"
.verso, como en este de Ercilla:

3 MaraviHa que por estos defectos, que reconocemos en el príncipe de nues-


tros líricos, un catedrático de Madrid (España) pretenda n:bajar con no velada ·
pasión las dotes literarias del gran maestro agu stino. Confu nde lastimosamente
el señor Méndez Bej arano lo accesorio con lo esencial. la insp ~ración artística, ,' .•
alma de la poesía, con los adornos de la forma. Y quizás no advierte el citado
autor que tan $ólo CQlno honestos ocios de su laboriosa vida escribió fray Luis
de León poesías que dej6 sin pulir, por no pensar jamás en publicarlas. (ef.
e! prólogo de las Obras del P. M. Fr. Luis de Le6n, por el P. Merino, O. S. A.).
., .. ' . , ..
"
196 ~cción XXIX

«No en colmenas de abejas la frecuencia),


59 Defectuoso también es rimar una palabra consigo misma, v. gr.:
ePor. valiente se tiene
cualquiera que para huír, ánimo tien o.
9
6 Como en castellano d sonido es el mismo, riman las voces ter-
minadas en ava yaba (v. gr., lava y alaba), eba y eva (prueba y lleva),
ivo e iba (vivo y recibo), "je y uge (cruje y ruge), etc. Así bien nma
Céspedes:
Qt¡¿ mucho ti la edad !uwzbáenta lleva
las peñas em1"scadas y subidas
con fiero diente y m crudeza ceba
de piedras arrancadas y esparcidas.
,
• 'J9 Respect9 de la rima asonantada hay que advertir que no se
pierde la asonancia porque haya una voca] distinta antes de la última
vocal de la palabra y después de la última acentuada, siempre que, o
por formar esa vocal diptongo o por pertenecer a la palabra esdrújula,
pase inadvertida al oído; por eso son asonantes apóstol y capitolio,
altura y húmedas; agravio y brazo.
Asimismo, se consideran como asonantes las voces cuya última
vocal es i y e, v. gr., cáliz, sabes; amanlis, libres; valle, m ártir.
• 211,. Algunos poetas han usado la rima interna, que consiste en
aconsonantar la última voz del verso con ocra del hemistiquio (medio
verso) siguiente. Los versos con ta1 rima se llaman leoninos, porque
su vulgarización se atribuye a un monje del siglo XII, llamado Leomus.
Usa esta rima el colombiano Gutiérrez González en ¿Por qué no
canto? :
¿Por qu¿ 110 canto? ¿}las vÍJto la paloma
qtl~ cuando asoma en el m"jente el sol
con tierno arrullo su canci6n levanta,
y alegre canta
la dulce aurora de su dulce amo,.?
y ¿no la has tJisto cwmdo el sol se avanza
y ardiente lanza rayos del cenit, etc.

212. Hemos dicho (209) que la RIMA es un bello complemento


del verso, no más; por lo cual puede haber sin rima, poesía y buenos
versos, si se sabe suplir la cadencia y el halago de la rima con exqui-
sito cuidado en la colocación de los acentos y en la distribución de
pausas y cesuras. Los versos sin rima se llaman sueltos"'.
SirVan de ejemplo éstos del mexicano Amado Nervo, que con
esplendores tan vi vos de poesla nos dice lo que son para él los libros:

4 No versos libres ni blancos, como algunos dicen. Verso libre es el que


rima /ibumen~, como en la Sil va; y verso blancu (b/ank verse:) es un an-
gli cismo sin sentido en nuestra lengua. (Menéndez y Pelayo en Horano en
España, t. H. pág. 112 nota).
Versificaci6n y rtma 197

LIBROS I
j
Libros, urnas de ideas;
libros, arca; de ensueño;
libros, tlor de la vida
c011Jciente; cofres mhticos
que custodiáis el pensamiento humano;
nidos trémulos de alas poderosas,
audaces e invISIbles;
atmósfera del alma;
intimidad celesk y esc01Jdida
de /os altos espíritus;
Libros . hoto> del árbol de la ciellcia;
libros, esptgas de oro
que fecundara el Verbo desde el caos;
libros, en que ya empieza desde el tiempo
el milagro de la inmortalidad; ,
I
libros (los del poeta ) ,,
que estáis como los bosques
poblados de gorjeos, de perfumes,
rumor de frondas y co"er de agua;
que estáis llenos como las caúdraJes
de simbolos, de dioses y de arcanos.
Libms, depOSItarIOS de la herencia
mirma del universo;
antorcha; ro que arden
las ideas eternas inexhaustas;
caios sOlloras donde custodiados
están todos los ritmos
que , NI la infancia del mundo
;

las musas revelaron a los hombres, etc.


.'
EJERctCIOS PRACTICOS. - Serán los de med ir versos. notando las sinalefas,
licencias métricas, la clase de rima, etc. La medida, por ejemplo, de octosílabos,
se hace fácilmente haciendo divisiones de tres, tres y dos sílabas; v. gr., los
,
> versos del número 210, 29 , se miden así:
Cuan I do I vien = 3; to I ha I rras = 6; ca
Sus I al I me = 3; nas I no I con = 6; mue
I so
ve
= 8;
= 8; ctc.
REOONSTR Uf"..CI ON SINTETICA. - ¿Es ese ncial el verso a 12 poesía ? (205).
Examinando cada línea de la poesía de C roor, ¿qué dos casas se observan ?
¿A qué se debe la armonía rítmica de esas líneas? H ágase ver cómo sin
acento no hay verso. Luego qué dos elementos integran el verso castellano (206) .
Qué otras cosas contribuyen a la armonía del verso. Definición de verso y ver-
sjficación (206.bis). - ¿A qué hay que atender para la medida ? Mues tre usted,
midiendo cualq uier ve rso, la sinalefa y la medida de versos agudos y esdrúju ~
Jos (207). - Exponga las principales licencias métricas. ¿Qué son Jos ripios?
(208). - Señale Ja rima en Constc/aci011es. Cuándo es perfecta, cuándo im-
perfecta (209). - Diga las dotes principales de la rrma, natura lidad. riqueza,
etc. ¿Riman, v. gr., ap6stol y capitolio, C'Óliz y sabes? (210). - ¿Qué son versos
leoninos? (211). - ¿Puede haber verso sin rima r Cite ejemplo (212).
,
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, 198 Lecci6n XXX
~
"
LECCION XXX
" ~..
,. DIVERSAS CLASES DE VERSOS EN CASTELLANO

213. En castellano puede haber tantas clases de versos y 'de com-


.' binaciones de ve rsos cuantas se le ocurran al poeta, con tal que haya
período rítmico, y siempre que no se sacrifique la idea poética a ca-
prichos de métrica.
Vamos a ofrecer aquí al alumno una tomposición en que hay
versos desde dos sílabas hasta diez y seis, Es de la cubana doña Ger-
trums Gómez de Avellaneda:

LA NOCHE DE INSOMNIO Y EL ALBA,

BlSllABOS Sin que las treguas


Noche del pensamiento
trisl< a este tormento
viste descanso den.
ya,
,, aire, EXJ\.SILABOS, SEI S
"

I ,
cíe/o. El mudo reposo
sudo, Jatiga mi mente,
mar. la atm6sJera ardimte
'\

TlISILABOS
me abrasa doquit:r;
y en torno circulan
• Mirando
del mundo ,
con rápido giro,
jantasmas que miro
proJundo brotar )' crecCf.
solaz,
=-• . esparcen H EPTJ\.SIL'BOS, SI ETE ,'
...
" ,-:
los su~ños
beleños Dadme aire, necesito
de espacio inmensurable,
de paz.
,1 , \
TF.nASlLABOS, CUATR.O
do dd insomnio al grito
se alce el silencio y hable.
,
"
y se gozan Lanzadme presto fuéra
en letargo de angostos aposentos,'
tras el largo quitro medir la esfera,
padecer, qUIero .aspirar los vientos.
los heridos (.'
OCTOSILABOS, OCHO ,"
corazones
con visiones Por Jin de;! d tenebroso
. de placer. recinto de mis paredes;
por fin ¡oh espíritu! puedes '",
PENTASILABOS. C IN CO
por el espacio volar.
Mas siempre vuelan Mas ¡ay! que la noche oscura, •
, " mis trútes ojos, cual tm sarcóJago inmenso,
ciñen abrojos encubre con manto denso
mi mustia sien; calles, campos, cielos, mar. j
,, '"
.'
, , DitlerJtl.S clases de -versos en Casullano 199

SmA!!ilLABOS, NUEVE Ni ·un eco se escucha, ni un alI(


respira, turbando la calma.
SilenCIO Jan hondo; tan grave,
stupende d o/iUdO del alma.
El mundo de nuetla sumido
parece en la nada medrosa;.
parece que el tiempo rendido
plegando sus o/flJ, reposa.
. ·1
Of.CASJLABOS, DIEZ Mas ¡qu¿ sIento! . _. Balsámtco ambiente .:1
se derrama de prollto. El capuz '1
de ia noche rasgando en oriente,
se abre paso lrtun lame la luz.
¡l!s el alba! se alelan las sOf1Jhr;ps,
y con nubes de azul y arrebol
u matizan etéreas a/Jombras,
donde el trono se llJienta del sol.
BND!CASlLABOS. ONCE

Ya rompen los vapofes matuttnos


la parda cresta del vecino monte; '.
ya emaya el ave sus melifluos trinos;
ya se dupe;a mmenso el horIzonte,
TrQs /umga nad,e de vIgtlia ardie"u
es más bella la luz, más pur,a el Dura.
."
¡Cómo esu libre y perjumado ambimte
ensancha el pecho, al coraz6n restaural ;,{ ~
,
DODECASILABOS. DOCE -1
~~

Cual niño que el beso de amor lisonjero


recibe del aura con vano temor,
del rey de lQs astros al rayo p;'imero
natura palpita cbañada de albor. ,1
y así cual gueru ro, que 0'16 ,enardecido :..,
de bélica trompa la maglca tlOZ,
¿¡ lanza Impetuoso, de fuego vestido,
"
tJJ campo del ¿Ur su corro veloz.
,
Yo palpito tu gloria mlrando sublime '!
noble autor de los vivos 'Y varios colores;
te saludo si puro matIzas las flores,
" '
k saludo SI uma/tas fulgente la mar.
En Incendio la ufera zafíua que surcas
, '- ya convIerte tu lumbre radiante )' fecunda"
y aun la pena, q~e el alma destroza profunda
se suspende mirando tu marcha triunfal.
ALlJANDRJNOS, CATORCE '1:
,
",'
¡Ay! De la ardiente zona do tienes almo asiento
tus rayos a mi cuna lanzaste abrasador: -!IJ
,
por eso ~n ígneas alas remonto el pensamiento, "
y 4;de mi pecho en llamas . de inextinguible amor. ,~
, , .¿
200 Lección XXX

Mas qui¡:ro que tu lumbre miS ansias ilumine;


mis lágrimas reflejen destellos de tu. luz;
y s610 cuando yerta la muerte se avecine•
• la noche tienda triste su fúnebl"C capuz.
, , DE QUINCE

¡Qué horrible me tuera. brillando tu fw:go /ecuf1do,


cerrar estos ojos. que nunca se causan de verte,
en tanto que ardiente brotase la VIda en el mundo,
cuajada sintiendo la sa11gre por hielo de mtlt:rtd
Horrible me fuera, qztf: al dulce murmudo del aura
unido mI ,"onca gunido postrero sonase,
que el plácido soplo, que al sucio cansado n:stouro,
el último aliento del peclto doliente apagase. .
DE DIEZ Y SE IS

Guarde, guarde la n oche callada sus nombres de due/o,


hasta el triste momento del me,1o que nunca termina;
y aunque hiera mis oio~ ca1Jsados por largo desvelo,
dá/e ¡oh sol! a rn, trente ya mustla tu llllma divina.
y encendida mi mente imp¡rada con férvido acento,
al compás d(: la liro sonoro, tw dignos loores
lanzará fatigando las alas del rápido VIento,
a doquiera que lleguen triunfantes tus sacros fulgores.

Esta poesía, como todas aquellas en que haya versos de distintas


medidas, se llama POLIMETRO.
Ya hemos ido notando el nombre que reci:be cada variedad de
versos por su número de sílabas. En general, los versos de dos a diez,
se llaman de arte menor, y de arte mayor los de diez en adelante. "

Todos llevan .acento forzosamente en la penúltima sílaba, y no re~


quieren otra acentuación fija los de arte menor. Con tooo, hay que
notar las advertencias del nú'mero siguiente.
214. Versos de arte menor. 19 El PENTASILABO tiene dos formas:
leamos los pentasílabos del polímetro:
Mas siempre vuelan - mis tristes ojos, etc. El primero, segundo,.
cuarto y octavo verso llevan el acento en la segunda sílaha; en este
caso se llama pentasílabo yámbico. El tercero, quinto, sexto y sétimo,
tienen acentuada la primera sílaba: es el pentasílabo adónico~ forma
necesaria cuando se combinan los pentasílabos con los endecasílabos ,
para formar la llamada estrota sática. . . l, '
Q
2 Los EXASILABOS y HEPTASILABOS suenan mejor si llevan el acento
en las sílabas pares. El mudo reposo - fatiga mi mente~ etc., y Dadme
aire, necesito - de espacio inmensurable, etc.
., 39 Del OCTOSfLABO baste notar aquí que . es el verso más popular
• y genuinamente español.
49 El ENEASILABO, a pesar de aparecer ya ~n La Vida de Santa
,
1
María Egipcíaca, uno de los poemas más antiguos del parnaso espa~

. '";
..,. ,.
I

DÚICTSas clases de versos en Castellano 2~1

ñol, ha sido metro poco usado en nuestra métrica. Rubén Darlo le


., ha dado nueva vida en versos tan armoniosos como estos: }
,.•
iJuvelltud. divlllo tesoro, ",
ya te vas para 110 volver!
Cuando qutero llorar, no lloro ...
., a veces lloro sm querer.. .; etc.

215. Versos de arte mayor; Los DECASILABOS pueden ser de dos ,


"
maneras: la primera es ésta que usa la Avellaneda:
Mas ¡qué sien to! halsánuco ambiente ,
se derrama de pronto! El capuz, erc. !
j
". en donde se ven acentuadas la tercera y la sexta. Resulta esta forma
monótona a la larga; pero sirve mucho para letr:a de música y para

.,
himnos patrióticos o guerreros. '
, La segunda estructura no es más que la unión de dos pentasílabos,
v. gr.: . "
¡Noche terriltle, - llena de glorta,
,,
, llena de sangre, _ llena de hon·or!
Nunca te ocultes - a la memona
} de los qtte tengan - patna y honor.
216. El ENDECASILABO es sin duda el verso más regio y on.d ulante
de la métrica castellana. Se llama heroico por ser el más apropiado
para la épica elevada~ e "italiano por su origen, pues aunquoe se le
encuentre ya en las moralejas del Cond~ Lucanor, no arraigó en Es- -,
paña hasta que, haciéndole preval"e'~r"'Boscán contra la guerra que le
hiciera 'Cristóbal Castillejo, le pulieron y dignificaron Cetina y Gar-
cilaso.
~.
Ha d e tener acento necesariamente en la sexta; y si no en la cuarta
y octava. Véase en los endecasHabos de la Avellaneda :
Ya rompe los vapo"es matutinos
la parda cresta det vecino monte, etc,
217_ Los versos DODECASILAB OS (de doce) y los ALEJANDRINOS (de
catorce) están compuestos de dos hemistiquios de seis y de siete,
respectivamente; y por tanto siguen las reglas de sus componentes,
que suenan mejor con los acentos en las sílabas pares. (214, 2").
DE DOCE: Cual ni,ro que el beso - de amor lison;ero
recibe del aura - con va1lOtemor, etc.
D E C.\ TORCE: ¡Ay! de la al'd iente z ona - do tieues almo asiento
tus rayos a mi cuna - lanzaste abrasador, etc.
218. Los de trece, quince, diez y seú y diez y Oc/lO, Y hasta de
veinte sílabas han sido de poco uso en la métrica tradicional caste-
llana. Siguen en general las reglas de los componentes. Son notables

"'... .
'.
.lf·' < f' ..... '\"1-
f..r,"'~.J. .~~,~("'l"'''''~ l'.:
~ 1'''!''' ,.. ',' ~
• "'"
! .
J-
,.' . " . ~ . ,

,. 202 Lecci6n XXXI .. .,

los de trece, quince y diez y seis de la señora Avellaneda, por la es-


pecial armonía que ha sabido darles, Los de trece pueden dividirse en
dos . hemistiquios, uno de siete con acento en la tercera, y otro de seis

,, >
con la segunda acentuada. ..~
,
Los de quince son dos hemistiquios, el primero de seis con acento
en la segunda, y el segundo de nueve, con acento en la segunda y
,• quinta .
Los de diez y seis, en la poesía citada, son dos hemistiquios, uno
de diez, con acentos en la tercera . y sexta; y otro de seis con los con~
sabidos. También pudie,ra ser, y hoy son muy usados, dos hemistiquios
de ocho. Así los construy6 el poeta Gabriel y Galán para imprir.nir el
dejo. de su triste querella en la poesía Los pastores de mi abuelo, qu~
comIenza
H( dormido C1) la majada - sobre un lecho de lentiscos
embrzagado por el vaho - de 105 húmedos apriscos
y arrullado por murmullos - de mansíslmo rumiar:
he comIdo pan sabroso - con entrañas de carnero
que guuaron los pastores - en blanquíSImo caldero
suspendido de los llares - sobre el fuego del hogar.
EJERCICIO PRACTICO. - ll} Ejercicio de lectura en verso, para que el oído se
vaya acostumbrando de viva voz al ritlno y cadencias métricas.
2 9 Para composición, dicte el profesor versos de algún autor, pero deshechos
y trastrocados a fin de que el disdpulo, teniendo en cuenta las leyes dadas del
, acento, 105 vaya rehaciendo~ y m.ls se haga el oído a la intensidad prosódica d e
cada metro.
RECONSTRUCCION SINTETlCA. - ¿Cuántas clases de versos puede haber en
castellano? (213). - Ante el polímetro de la Avellaneda, váyanse not;anclo las
formas varias, y las leyes principales respecto a los acentos, de las distintas
, , c1ages de versos. Estudio especial del endecasilabo (213, 214, 215, 216, 217, 218).

,
LECCION XXXI

COMBINACIONES METRICAS ASONANTADAS


.'
y SUELTAS

., 219. Son ricas y muy variadas las COMBINACIONES de los versos


castellanos. Estudiaremos las más clásicas y notables; las cuales, con ..
los auxilios indispensables, en esta clase de estudios, de la inspiración
,. y de la lectura, pueden servir de base para la cdtica y práctica de
.' otras caprichosas combinaciones .
220. Romanee. Se cOJl1pone de un número indeterminado de
versos cuyos impares quedan sueltos, guardando los pares el mismo '
asonante en toda la composición. Cuando ésta es muy larga, se suele
'-
va-riar de cuando en cuando de asonancia.

I
,
"
>¡ .."
,~

,
,• ,
, " ( •
CombinaCipnes métricas 203 ',; 111
" 'í'.!
Los romances más populares y ordinarios en nuestro romancero
"
.',
d . ... \
son de versos octosílabos, Si los versos son de siete s¡¡abás, distribuídos
T
,, en dos series de a cuatro, se llaman endechas; endechas reales si ' el , ,,~
l,
49 , 89 Y 129 , Y así de cuatro en cuatro, es un verso endecasílabo. Si
"

todos los versos son endecasílabos, el ROMANCE es heroico. · Cuando d ',)


romance consta de menos de siete sílabas, se llama ROMANCILW. ,: ~
.;~
, '1,
N6tese todas estas variedades intuitivamente: ~
j )
',' , i ;
,, ,
ROMANCE OCTOSILABO ',,1,
,

1
Amarrado al duro banco un forzado de Dragus .':~:.)~

1,
de una galN'D turque.sca,
ambas manos en el remo
en la playa de Marbdla
re quejaba al ronco son
"
~~
-

)1 ambos o;os ro la tierra, dd umo y de la cad~a . .1
,, y así va siguiendo toda la composición, con versos octosílabos, de
" los cuales siempre terminan los pares en palabra cuyas últimas vocales
son " A; La despedida a la patria, de don J, E, Caro, que pusimos
·
,'1
,':
en el número 24, es un romance agudo, (Léase), ,-,
r ":'-,'
.:!i .~
¡.. " "
ROMANCE HEPTA5ILABO O ENDECHAS
,r , , ,1"
...,:.F' Sea éste de ViJlegas: , '.4
Agora que süave
nace la primavera,
afloian los jurares
y amigas se urenan?
,•,o:
rt ¿no vcs cómo las graCIas ¿}VA ves cómo ya nada .1
,
¡
de rosas mil se llenan? el ánade, y empieza :J !o
':
)
¿No ves cómo las ondas 'la grulla a visitarnos, "
"
! \ del ancho mar inquietas y el sol fl ba,'rer nieblas, etc. o..:
"
I (Léase como modelo también el romance de don Andrés Bello,
traducci6n de Horacio, puesto en el número 152), "
• ,
¡, EJEMPLO de enduha real son estos versos de MartÍnez de la Rosa:
'j
I, ¡ Aplaca, rey augusto. Al pie de tu sepu/c;o
• aplaca ya tus manes~
y escucha de tus hijos
te imploran como a padre,
con' llanto de sus ojos '~
"
las tristcs voces y sentidos 3yes. borrando los regueros de tu sangre. r~)..

~ ~' E1 centroamericano Juan Diéguez se vale del ROMANCE HEROICO '1,


, .! para sus dos famosas poesías, La garza y A mí gallo. ."Al
-
Comienza La garza así: "
¡Oh tu de la onda tnmáculada lirio. Rival de la paloma nn mandila,
melancólica reina del estanque más pura qu~ la niev~ deslumhrante, '1
tan . silenciosa, tan inmoble y límpida émula silenciosa de tos cisnes, "
cual s; k hubit:sro cincelado en ;aspe I Salv~, garza gentil. mil veces 'salve!
, ,
"

'.0

• :;1
,

,. 2ú4 LecCi6n XXXI

La poesía A mi gallo comienza:


¡Oh, canta! canta al fúlgido lucero, ¡Oh, canta, sí! que en mi febril
joya del alba y de la noche orgullo; [desvelo,
tú, de mi humilde hogar canoro escucho con placer tu acento agudo,
[huésped, yo, que cual triste y moribunda lámpara
, . - de la mañana y del lucero nuncio! en mísera dolencia me consumo!

El colombiano Gutiérrez González redactó en romance endec.así-


labo su poema El cultivo del malz. Véanse los versos que van en el
número 324.
ROMANCILLO tiernÍsimo es este de Grillo:

EL CRUCIFIJO DE MI MADRE
t ' Le cubrió de besos, juntó en ramillete
le contó sus males, las rosas del valle,
le bordó eSaJ flores y cubrió con ellas
que adornan la imagen; las plantas del Mártir.
puso en esa frente le colgó a mi cuello,
.'
cubierta de sangre, y con voz de ángel
transida de pena, «¡Guárdale!» me dijo
sus labios amantes; llorando mi madre .

221. Rimas. Se presta el asonante a cadencias rítmicas que los
modernos poetas han aprovechado para vaciar en ellas sus sentires.
Las setenta y seis RIMAS de Bécquer 1, tan imitadas por otros muchos
bardos, casi todas expresan los sentimientos del poeta, en combinacio-
nes varias asonantadas.
Más que con reglas, se aprenden y gustan estas variaciones con
ejemplos. Escojamos algunas:

RIMA I
Yo sé un /¡imno gIgante y/ extraño (10)
que anuncia en la noche del .alma una aurora, (12)
y estas páginas son de ese himno (lO)
cadencias que el aire dilata en las sombras (12)
Yo quisiera escn'birle, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
,I ... con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y 'notas.

RIMA VII
Del salón en el ángülo oscuro, (10)
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
vcfase el arpa. (6)

1 Rimas de Gustavo A. Bécquer, Nueva York, D. Appleton y Cía., 1889.


..)
Combinactones m étricas 205

¡Cuá,zta nota dormla en sus cuerdlb ,1,


como el p&¡aro duerme en las romas,
esperando la mano de nrevt:
qut: .rabt: arrancarla!

¡Ay! prns¿; cuántas veces el getúo .:,


, así dut:rme en el tondo del alma,
J r U1Ja voz, como Uzoro, t:spera
que le diga: ¡úvántate y anda!

RIMA VIlI
J
l,
¡
Cuando miro el azul horizonte
perderse a /0 Jejas,
al travh de una gasa de polvo En el mar de la duda en que bogo
! dorado e inqUIeto; nr aun sé lo que creo;
me parece posz'ble arratJcarmt: ¡Sin embargo, estas ansias m e dicen
del mísero suelo, que yo /Jevo algo
y flotar con la meve dorada divino aquJ dentro!
, en átomos leves
i cual ella deshecho.

I
I RIMA LXI
.,
, 1:
.Jo
} Al ver mis horas de fiebre buscando una t1lmJO amiga,
( e insomn io lentas pasar, ¿quién Jo estrechará?
! a la orilla de mz lecho
¿quién se sentara'? Cuando la muerte vidrie
de mis o;os el cristal,
Cuando la trémula mano mis párpados aún húmedos,
tienda, próximo a expirm', ¿quién los cerrará? e tc.
,
I·1 (Recuérdense también las rimas de los números 101 .y 203).

) 222. Otras combinaciones asonantadas. Están muy en boga hoy.


Las principales de estas formas asonantadas son dos: una romanceada,
compuesta de heptasilabos y en4ecasllabos, distribuídos al arbitrio del
• < poeta, y otra, que se mezcla libre: de: versos exasílabos y decasUabos.
De la primera combinaci6n puede leerse modelo en la poesía que
trascribimos en el número 264; de la segunda son modelo los siguien-
tes fragmentos de Gabriel y Galán 2:
,
.,
2 Obras completas de José M. Gabriel y Galán, 2' edición, Salamanca, Im-
- ', prenta de Calatrava, 1905.


",
:.{

..
• '1<:< .
'

206 Lección XXXI

DE .EL CRISTO DE VELAZQUEZ.

., , ¡Lo amaba, fo amaba!


¡No fue sólo milagro del gemo!
le amó con entrañas
cargadas di: Juego,
y en la santa t/tsión empapado
~'i con divmoJ arrobos angélicos, ,o.' ~I
"'C' y el amor, el imán de las almas, con magnétIcos b:tasu líriCOS,
!
, le acercó la IIwón del Cordero.
la visión del dulcisl mo Mártir
COl1 sabrosos dcbqUIOS asc¿ticDi• ..
m vocó a la dlVlna Belleza
"
f~
clavo.do en el leño, donde beben belleza los genios .. .
. con Stl frente de D IOS dolorida, V al canTUTa bajaron los, ángeles,
COn sus DIOS de D:os entreabiertos. y al artuUJ inspIrado as:Stlfron.
, , con St-lS labIOS de DtO$ amargados, su paleta cargaron de sombras.
f:' con su boca de DlOS sm aliento... y tucu de Ctelo, "

.(:., . ¡muerto por los hombresl alzaron el trípode,


, ' ¡por los hombres muerto! tendIeron el lienzo,
y el artIsta lo VIO como era. y arrancándose plumas de raso
~ , ." lo sirUtó DIOS y Mártzr a un tzempo, de las alas pmceles hlciaon ...
Felizmente manejó Gabriel y Galán esta clase de versos asonan- .., o'

oo'

tados, imprimiendo en ellos un sello característico de sencillez y' na-


turalidad encantadoras. Sumo cuidado, con todo, deben tener los imi-
tadores para no dar en cansadas repeticiones, ni en ripios y redundan-
cias a que fácilmente puede conducir esta metrificación.
'0'
222-bis. Es también combinación asonantada que se presta a la
armonía clásica la distribución del pensamiento en agrupaciones si-
métricas de cuatro versos, tres endecasJlabos y el cuarto heptasJlabo.
asonantando los pares al modo del romance y dejando sueltos los
impares, tal, v. gr.) como nos ofrece el colombiano González Cama.rgo
su Viaje de la luz, preferido por Valera a muchas rimas de Bócquero o'

,.
VIAJE DE LA LUZ

Empieza el sudio a acariciar mis sienes;


vapor de adormzderas en mI estancia;
los informes recue.rdos en la sombra
cruz an como fanta smas.
'. ~....
Se cerraron mis ojos, y la mente
entre los sueños, a lo Ignoto .le alza;
meciéndose en los rayos de la luna,
da formas a la nada.

Allá rima la luz y el canto alumbra,


, ",

...,i aire de eternidad alienta el alma,


)1 los poetas dd futuro templan
las cristalinas arpas. "


,
"\

"
'. \ "
\.
;, ,
'p
, ,
Combinaciones métricas 207
., ,.¡

'] . ,<1
Yfi-suelen terminar la composición co n endecasílabos para que sea ,..¡
'.~l
más rotunda la conclu~ión , así: '~
,';'

Pero el rayo de luna ya subía .,"f"


.
'i
. ~
del vieio estante a las po/vasos tablas,
y lamiendo los lomos de los libros,
en ms títulos de OTO re miraba.
):

~)

l'
1,
223. Versos sueltos. Quedan puestos ejemplos de estos versos en
los números 25, 27, 49, 129 Y 212; en donde se ve que son una ferie
,"
"

':.,.
,
"
l' indeterminada de versos, por lo regular endecasílabos graves, no su- • ,
t ,)
, ' ietos a rima. ,
~:. : Oido muy delicado hace falta para suplir con la precisión de acen· ,"
tos y eufonia de voces, la fal ta de cantidad silábica y de rima. ~;
[:
·•
,
224. Estrofas sáficas. EsTROFA, en general, es toda agrupación de
versos que simétricamente se va repitiendo en una misma composi- ...;:;..:
1

ción. Las sáficru se forman en castellano de tres versos endecasHabos,


,~ ~
..' con acentos ordinariamente en la cuarta y octava, y de UD cuarto verso'
pentasílabo ad61Jico. No suelen llevar rima, aunque algunos poetas
. r\:.¡'~
,
asonantan e]" segundo endecasílabo con el adónico:l. . ,;
Como la estructura es completamente clásica, mucho la han usado ",',
¡ los poetas clásicos para mostrar en ellas el cone horaciano de sus
musas.
"i
.:
lj
¡
?- Véanse estas estrofas de Menéndez y Pelayo, en su Imitaci6n del ·•
Himno a Grecia, de Lord Byron: ,.
1
¿Dónd~ hoy, ¡oh patria! tus preclaros hijos
armipotentu tn la lid sañuda?
¿Por qu¿ no suena en las tendidas playas '"
grito de guel'ra? ,: ",
"
'f Yace en el po/va /0 olvidada lira ·
;":1
y ya no lak el coraz6n robusto; ·
¿Cuándo d~ gloria y libertad el himno
libre resuena?
:1 EJERCICIOS PRACTICOS. - }9 Lea el profesor algunas composiciones a,sonanta-

1 das, v, gr., algunos romances del duque de Rivas, para que el oído de los
alumnos se vaya educando,
29 Díctense algunos fragmentos de Romances deshechos, para que los alum-
nos los reconstruyan.
39 Sugiéranseles algunos asuntos sencillos y bien conocidos, para que co-
miencen a ejercitarse en la composici6n de romances y de estrofas asonantadas.
49 Léanse algunas composiciones en clase, para ir notando primeramente
'Si constan o no, luego los ripios o redundancias que puedan tener, y en fin. la
falta de concepción y de elocución poética,

3 El colombiano CésaT Conto compuso la hermosa poesía en sáficos acons~


nantados, titulados ¡Cállate, lira!

f' " .

• •

208 Lección XXXII

, RECONSTRUCCION SlNTETICA. - ¿Cuántas pueden sel las combinaciooes de


versos en castellano? (219). - Dé usted la teoría del romance y diga sus di-
:' versas clases y nombres (220). - 'Cite usted y analice la estructura de algunas
rimas becquerianas (221). - Qué otras dos combinaciones asonantadas usan
hoy muchos poetas (222) . . . ::.. . Qué otra buena combinación asonantada conoce
,
¡,
usted, cual la usa González Camargo en Tlia;e de la luz (222-bis). - Qué son
versos sueltos y qué dotes demandan (223). - Defina usted la estrofa en ge-
,. ,
neral, y dé la estruCtura de la sálica (224). - ¿Tiene usted hechos versos en
algunos de estos metros?
l' •
LECCION XXXII

COMBINACIONES ACONSONANTADAS
225. Pareado. Son dos versos de arte mayor o menor, casi siempre
aconsonantados.
. ,
Federico Balart derramó en esta, al parecer, sencilla combinación,
muchas de las sentidas tristezas de su libro Dolores. Escribiendo a
Carlos Cano, en la muerte de su hijo, le dedica la composición El
sauce y el ciprés, de donde son estos pareados:
Cuando Vlerte la tarde sombra y misterio,
penetro en el recinto del cementerio.
Allí, donde perpetua reina la calma
silenciosos y tristes hablan al alma
el saua , cuyas hOjas besan el suelo,
y el ciprés, cuya punta señala al cielo.
Allí, con mudas voces, a su manera,
el uno dice: «¡Uora!», y el otro «¡Esperar".

Dice el ciprés: «¡No inclines la vista al suelo;


los ojos y la menÚ levanta al cielo!
Lo que esa t1'e1-ra cubre fue vd escoria;
hoy . libre de ')ella, el alma vive en la gloria:

Hombre, eleva los ojos a Ja alta esfera:


al/á van los que vencen. ¡Espera! ¡Espe;'a!

y yo que los designios de Dios venero,


resignado y humtlde, lloro y espero.
, Los contemporáneos, desde Rubén Darío, gustan mucho de esta
combinación. Así, Santos Chocano comienza su

CRONICA ALFONSINA

Fue en el mar qtle separa la América de Europa


una noche.


- ' .« ......... :
."

Combinac..ion.e s acon sonantadas 209

lAs ,lttb~s ~ncrcspaban su troPa,


d viento inJlaba el grito de fU clarín S0110ro,
y arrastraban Jos rayos sus espuelas de oro.
s~ encontraron dos barcas: mientras que ¡¡na iha
'0,
otra tornaba.
(S610 DIOS las v~ dcsd~ arYlba).
En el sil~ncio de esa soledad .y esa calma,
propias d~ los mom~ntos decisivos tkl alma,
reson6 entre las brumas la now mortecina
de ,ma bocina ... )1 luego respondió otra boana, etc.
(En e! número 265 vao otros pareado> de A. Nervo).
226. Terceto. Estúd iese la estructura de esta combinación en estos
versos de la .
\'
EPlSTOLA MORAL
'", <

I
. No t~ burles de v~r cómo conflo, A
~;¡J
,ú al ark d~ decir vana )' pomposa
el ardor J~ atribuyas de est~ brío.
• ".
,1-
A
.,.
¿Es po, ventura m enos poderosa
~f ~ d vicio la virtud? ¿Jis menos lucrlr?
•e ,
No la arguiias ,de fldco y temerosa. • •
LA . codicia en brazos d~ la meru e
se arro;a al mar; ·la ira a las espadas, D
y la am bición s~ rí~ de la mt4erte. e
.' y ¿no serán sIempre tan osadas D
IOJ opuestas accio71U SI IQj miTO E
de más ill4Str~s genios ayudadas? D

, Ya, dutc~ amigo, huyo y me T~tiro


de cuanto simple ami: rompí los lazos;
l/en y V N"ás al alto fin que aspiro,
antes que el tiempo muera en ntltstros brazos.

E
F
E


En donde s e ve que los TERCETOS sao endecasílabo> encadenados en .'
series de tres en tres, con esta rima: 19 con 39 (AA); Y el 2Q (B), que
quedó suelto, con e! 19 Y39 de lá seguoda serie (BB); a su vez el ZO (e) ,
dé esta serie con el ]9 Y '}!) de la tercera ( ce), y así sucesivamente,
hasta terminar enlazando el 29 del último terceto (F), con un eode-
casHabo más que .se añade (F), formando lo que llamaremos cuarteto,
para que no quede ' ningún verso sin rima.
Son grandiosos los tercetos de! mexicano Maouel Acuña : Ante un
cadáver.
227. Cuartetos. Asi se llama toda combioación de cuatro versos
de arte m ayor j pero especialmente ' se da este nombre a endecasílabos
que rimao 19 coo 49 y 2" 'coo 39 ; o bien cruzados, l Q con 39 y ZO con
4 9 . En este último caso, los cuartetos se llaman SERVENTESIOS •

. l"- LITERATURA PRECEPTIVA

,
210 Lección XXXII

Son modelo de cuartetos, ,sonoros estos versos de Tassara en la


vehemente ap6strofe
A MIRABEAU. 'EN SU MUERTE
¡Si/~ncio ya, JilulClo! ¡Oh de los reyes
a un tiempo Cicerón y Caeilina!
Silencio ya, que la hora se Qvectna ,<
en que no es el mórtal qUIen dicta leyes.
Amb,ciosa de vicltma tan grand(!,
de tu vida espiando el movImiento,
temerosa de oi,. el noble acento
que su inflexible tJo/unlad ablallde.
E/ ángel de la muerte se adelanta
en silencio terrible hasta tu lecho;
se inclina sobre ti, hiere tu pecho
y oprime con su mano tu garganta.
r El mexicano Gutiérrez Nájera termina con estos servtnt~sios su
tt poesía
PAX ANIMiE
l' I
,!
Corta las flores, mIentras haya flores,
perdona las espinas a las rosos .. .
¡También se van y vuelven los d%res
como turbas de negras mariposas!

"
I
Cuando el dolor mi cspirltu sombua
busco ro las cimas claridad y colma,
.~ ... ¡y una infinita compouón olb~a
en las heladas cumbres de mi alma!
En los serventesios son frecuentemente agudos el 'P Y 4~, como
se ve en estos belHsimos versos del P. Rafael Reyes, S. J., titulados
..'
¡VEN! •
r
Vcn al ;ardín, {esús; ya con las tloru
pintando fue 101' árboles abril;
ya cantaron los J.ulces ruiseñores
1, en las copas del álamo gentil.
Antes que el lirIO Y las fragantes rosas
:
al viento, muslías ya, sus ho;as den,
coronado de flores más hermosas
baja del cielo V a mi huerto VC/l.
Bajo el sol, que la tarde pasa;era
quiebra en ce/o;es blgncos de tisú,
es tan triste la hermosa primavera
cuando el rey de las flo,.es no e,.cs tú!

'.
Combinaciones aconsonantadas ZIl
- "•
Estos serventesioS agudos se usan también dejando suelt~s el' 19 y
39 • Tal en esta viva hipotiposis del colombiano P. Mario Valenzuela,
S. J.:
EL LLANERO

Despierto el 0;0; la nariz hinchada,


la frente erguida, trémula la crin,
., tascando d t,.<no, el sudo golpeando
, ,
la ore;a atenta al eco dd clarín .
Tal el noble caballo: y el /lanero
" mal vestido, tostado por el sol,
sacudiendo la lanza y con la vista
clavada en el e;trato español, etc.

También se forman cuarUtos con otros versos de arte mayor.


Ejemplo con versos de catara son los de Zorrilla en el número 30
(3'), Y los del número 197, ,
De Amado Nervo son estos cuartetos con dodecasllabos:
InúttJ la fiebre 'que aviva tu paso:
no hay nada que pUf:da saCIar tu ansiedad
por mtU:},o que bebas... El alma es un vaso
que sólo se llena con eternidad.
¡Qué mísero f:resl Basta un soplo frio
para helarle..• cabes en un ataríd,
" ·
¡y ro cambio a tus vuelos es corto el vado
Y lá luz muy larda para tu inquietud! ,

.
.
... ;,,;:

.".
228. Si la combinación de cuatro versos es con octosílabo.!~ resulta -~.
la CUARTETA, que se llama REDONDILLA si la rima es de 19 con 49 y
29 con 39 ; pueden entrar, a gusto del poeta, versos agudos, llanos y !
esdrújulos.
Es combinación muy popular que se presta a descripciones tan ,

rápidas y humorísticas como la que · ya conocemos de Marroquín en


i Los cazadores y la perrilla (104), y las variadísimas que nos orrece el
ático humanista colombiano doctor José J, Casas, en sus Recuerdos de
fiestas'. Fíjense los alumnos en el C?rte de estas redondillas:
Por leguas a la redonda, Pueblo tendido en la ·falda
según testigos de pro, de una pingüe y verde tierra
nada ha visto d que no vio qtt= llaman los de la tierra
las fiestas de Matarronda. cEI Alto de la "Esm eralda.,.
Es Matarronda un mode/o : . Donde ríen los hogares
pueblo sin pueblos rivales, mtre setos y arboleJas,
'. que si muchos fueran tales y enuete;en las tltredas
ftl~a la tierra otro cie(o. laberintos de pomares;

J.
1 Ruuerdos de fiestas, por Jose! CasasJ Casís. editor, Bogotá¡ 1912.
\·"
.....
..
212 Lecci6n XXXII

• Dond~ sin arks d~ engaño No lejos dd manso río


las an~s todaJ prosperan, que la campiña humedect,
y a ley de leyes imperan hecho de rosas parece
los buenos usos de antafio. el risueño caJería.
, Cada uno en su casa es rey;
,
; y allí profesan los reyes No hay casa, siquier ya vlcja,
que tierra de muchas leyes
rs riuro de poca ley.
que no se o$lente muy maja;
y las que fueron de paia
1 ~

S610 un m ¿dico hay a/IJ;


le van volvi~ndo de teja.
:~,
mas, como el clima eJ tan bueno, OprobIO luera cerrar "h' l.
J ociosas guarda el galeno en Matarronda las puertas:
las drogas y el bisturí. las del alma y del hogar
todos las tienen abiertas, etc. ,
"

229. Quintillas. Son combinación de cinco octosílabos aconsonan-


tados que riman entre sí al arbitrio del poeta, con tal que no vayan
tres rimas seguidas, ni sean los dos últimos pareados.
...
Son clásicas las quintillas de don Nicolás F. Moratín, en Fiesta
de toros. Elegimos algunas:
1
} Sobre un caballo alazana El bruto se le ha encarado
• cubierto de galas }' oro, desde que le vio llegar,
demanda liCenClQ urbano de tanta gala asombrado
para la1lCear un toro y alrededor le ha observado
un caballero cristiano. sin moverse de un lugar.
Suspenso el co,¡curso cnteyo
entre dudas se cmbaraza, Pero ya RodrIgo espera
cuando de un potro ligero con heroico atrevimiento;
l/ieron entrar po, la plaza el pueblo mudo y atento; ,.
un bizarro cabal/ero, se engalla d toro y altera
¡ sonrosado, albo color,
y finge acotlUtimietlto.
• beljo labio, juvemles La arena escarba ojendido,
alientos, i1lquieto ardor, sobre la espalda la arroja
en el florido verdor con el hueso rt:torcido;
de sus lozanos abriles; d sudo hudt: y le moja
cuaga la rubia guedeja,
en ardic'lte resoplido.
,
,
'

por donde el almete sube, La cola inquieto me1lt:a,


cual mirarse tal vez deja la diestra oreja mosquea,
dr:! sol la ardiente madeja vaS(! retirando atrás
entre cenicienta nube. para que la fuerza sea
mayor y el ímpt:lu m ás.
Crece la o/gozara y ¿I, Mas ¡ay! que lt: em.biste horrmdo
to;úendo las riendas de oro, el animal espantoso;
marcha al combate crüel: jamás peñaJco tremendo "
"
.,. ,~,
alza el galope, y al tora del Cáucaso cavernoso
hllsca en SOflOro tropel. st: d(!sgaja, t:strago haciendo; '.,.

"
'.' .~
" : .. .
1
Combinaciones aconsonantadas 213

ni llama así fulmznante Como d bruto se abalan%a


cruza en negra oscttridad con terrible ligueza;
con relámpagos delante, mas rotas con gran pujanza
al estrépito tronantr: la alta nuca, la fiereza ,",
"
"

de sonora tempestad. y el zUumo aliento lanza.


\

l'
El poeta gaucho Hilario Ascasubi describe en magníficas quinti-
llas La madrugada (Santos Vega),
-'
,,¡
r,:.

230. Si los versos combinados como la quintilla son de arte mayor}


~ la estrofa se llama QUINTETO.
Ejemplos son los dodecasllaboJ del número 201. Modelo de quin-
tetos endecasílabol son estas estrofas del ecuatoriano Numa P. LIo·
na, en "

ODISEA DEL ALMA


•,
H asta mi estoncia entre el confuso ruido
que forma la ciudad en la mañana,
en alas de la brisa conducido, .'
Ita /legado, al través de mi ventana,
de distantes vacadas el mugido.

Su nota resonante y alta1lcra


alza a lo lcjos vigilante gallo;
y el silencio )' la paz de la pradera,
sólo turba 'el clamor de alguna fiCTa
o ,el vibra1Jte relincho de un caballo.

231. ,Liras. H ay autores que llaman liras a toda combinación de


cuatro, cinco, seis y aún más versos, unos heptasllabos y otros ende·
cosí/abos,. pero la lira clásica, iniciada por Garcilaso en su canci6n "
A la flor de Gnido. y muy predilecta de, fray Luis de León, de He-
rrera y de San Juan de la Cruz, es de esta forma:
El aire el huerto orea
" ofrece mil olores al .u:ntido,
los árboles menea
con un manso riiido
que del oro y del cetro pone olvido. -,'

v éanse más adelante, al tratar de la poesía lírica, compoSICIOnes


completas de fray Luis de Le6n en esta combinación métrica, En el
número 167 pusimos vanas liras de San Juan de la Cruz. Moddo de
liras de cuatro versos es la composición del número 133.
232. Sextetos o sextinas. Son combinaciones varias de seis versos
endecasílabos todos, o mezclados con heptasílabos_
, Lecci6n XXXl1 . .,'

Ponemos ejemplos de las formo.s más usadas:


.}9
,
N o es la retlOlUC16n raudal de plata
,
".
que fertiliza la. extendida vega;
es sorda inundación que Se desata. "
No es viva luz que u difunde grata, J
sino confuso resplandor que ciega
" tormentoso vértigo que mata.
., La nma es: 19 , 39 , 49 , 6 Q
;
Q
2 con 59.
NuÑ:E.z DE ARCB
}<
: .
29 Mas no les falta con qUIetud segura
de varios biencJ n'ca y sana vida,'
los anchos campoJ. lagoJ de agua pura..
la cueva, la floresta dú¡crtida,
¡tu presas, ei ba/at de los ganados,
los apacibles sueños no inquietados.
N . F. MORATlN
Alternos los cuatro primeros, pareados 59 y 69•
39 AIli ;amás las kmpestades braman,
ni roba al sol su luz la noche oscura,
n; se eonad de la lleNa d lloro;
allí el amor y la virtud proclaman
espf,itus vestidos de luz pura
que cantan d Hosanna en arpas de oro.
G. DE AVELLANEDA

Los tres primeros con lbs tres siguientes por su orden.


49 Como en la poesia de Alberto Lista, del núm¿ro 144.
-59 Una de las variedades más armoniosas de la sextina es la SI- ;~
guiente estrofa que repite Núñez de Arce en sus poemas: 'j
.~
"
.

.- . . . . .... . . , ....... .
. .:,
~ .'
del sol poniente a/ último vislumbre
ve lucir en la cumbre
-. .:
No lejos de un pe.ñ6n agrio y salvaje
que con recio oleaje aquel faro de amor y de esperanza! ,
'. '

el Canrábrlco mar bate y socava,


Cuando, saluD de inntímeros azares
al través ,de los árbol¿s blanqut:a,
casi ignorada aldea, tONJa a los patrios lares
sobre la costa inabordable y brava. el marinero audaz, ¡con qué alegría,
con qué /c:r-vúmte fe, dacttlzo y roto,
Mirando al mar, de frente al Decano, rcorre a colgar su voto
que sacud,endo en vano en aquel pobre templo de Maria! ., .~...'¡.¡
~

la roca estéril, sin cesar se agita, (


el horizonte corta y se' alza enhiesta ¡María! que del piélago y del alma
sobre la calva crestá las tempestades calma;
del picacho granítico una ermita. que recoge en sus brazos y consuela
¡Con qué placer la gente pescadora, al náufrago del mar y de la vida;
que al despuntar la aur.ora bálsamo a toda herida,
por entre escollos a la mar se lanza, puerto a toda aflicción; ¡Maris Stella!
19 con 29 (heptasHabo); 49 con 59 (heptasaabo); y 39 con 69.

Esta gallarda combinaci6nostenta el colombiano Diego Fallan en
La palma del deJicrto.
, ÉXTASIS
Años ha que contemplo tos ~strdlas
-~
• ~n Jos diá/anas nóch es españolas,
¡r las encuentro cilda vez más be/las!
Años ha que en d mar conmigo a solas
\. de las olas escucho la J qUN"e/los,
IY at,n ' me paima e/ prodigio de tas olas!

-
> Quiero _sir inmortal (;on sed intensa,
porqu" es maravillos9 ~l panorama
con que nos 'brínda la creación inmensa;
porque cada lucéro me: reclama .
diciéndome al , brillar: <¡Aquí se piensa
tIlmbi¿n; y aÍJ,uJ se lucha, y aquí -se ama! . . ".
,
233. Sextillas. Si la cQmbinaci6n es con seis versos de arte menor,
"
. '
la 'estrofa se llama ,sextilla.. Es análoga la disttíbuci6n de rima.
Veamos ejemplos:
Ven estrella matuitna, huyan las sombras /ivÍt!nas
ya tu
blanca y argentina q~e /Jaman . a las ventanas
silendosa aparición, de mi triste coraz6n.
~' - ,ZOlUlIu.A
" '

Riman los tre~ primerQ'~ cOQ ' los tres siguientes P9r su 'orden, .siendo
39 , y, 69 agudos; pueden se.!:" ' tamó~én graves como .<:;h esta sextilla de
Núñez de Arce, ,"
, 29 ¡Oh musa que 'en -el combQJe li'sonjás (¡ara e/ magnate, ,
de Ja , vida no' has tem'do- injurias para el tJencido "':.~:
.....:! '":'"'
Q tu honor ri~diendo culto, ni aplausos para el tumultol
2!' Son modelo 1~1 Coplas de Jorge Manrique, del número 167. '
N ace el Q/ba,. V ~n;l'e flo"$
:'--<'~
J9 - Y la .esplénd.ida -mañana
rHiseñore$ con $1-1 grana Xi,
",~ te saludan con amor, te borda un manto de honor. , '"-'",: "

Estó~ , ~er~s cortos, ~hemistiqujos de los más largos de la nusma


estrofa, sé llaman de pie quebrado,
4Q El mexIcano Juan de Dios Peza nos ofrece otra forma en
," ,
" EL CULTO DEL ABUELÓ
-~

Señorona pequeñita, ¿En 'qué, "pues, nos par~temos? "


mi hechicera Margarita; 'En - los rostros no tenemos
ven aquf: nada igual;
m/rame, ¿no tmü oyendo y en las- almas ¡qué ironlal
qu~ en. la $ala utan' diciendo . junto a la tuya la mio
que- te pareces a mi? :' .. ,", el carb6n junto al t:ristol.
, ~ ..",jl

",
.. ,
.,
I - 'c-_~
, ..

216 Lección ){.XXIl

El popular José Hernández (argentino) .compuso en sextillas como


las dos que siguen su
MARTIN FIERRO

Aqu[ me pongo a cantar Niuglmo me hable de pcnas, "l


al C'ompás de la vt'güela, porque yo penando vivo, ~
qtte al hombre que lo desvela y tJaides se muestre altivo
una proa extraordinarIa, aunque en el estribo esU:
"1
>••

como la ave solitarta


conel calltor se consuda.
que suele quedar$(: a pie
d gaucho más advertido. i:¡

.. Rima más exacta guardan las sextillas de la mexicana María Enri· ~

• queta en Sendero olvidado, que empieza :


¡Olvidaste la vereda de aquesta triste montaña
• que conduce a mI cabfllial. . . va tan sólo mi alma huraña
Entre la oscura arboleda a esperar la muerk queda. ..
234. Seguidillas. Es una combinaci6n de siete versos, tres hepta-
sílabos y cuatro pentasílabos, distribuídos y rimados en esta forma:
De amor rencillo emblema pero SllS hojas
por SIlS colores el llanto va quemando
NI mi puho brotaron de mis congo;as.
cándidas flores; R UANO y Couo
En donde se ve que el 19 , 39 Y 6", son heptasílabos sueltos; y que
el 29 rima con el 49 Y el 59 con el 79 , que son pentasOabos.
V éanse las seguidillas del colombiano Pombo en el número 326.
Algunos también riman el primer heptasílabo con el 'P, así:
Aunque el .llanto te eno;e, Sean tus dlas '
lector, advierte de modo qtie, si lloras,
que la mies re recoge entonces rías.
tras de la muerte. CAYETANO FERNANDEZ, Pbro.
Son muy armoniosas y usadas las uguidiIJas con rima asonantada,
como las de la Elogia del venewlano Eloy Escobar, que concluye así:
llorad, mis tristes o;os; ¡Indianas musas,
¡sensibles almas, cubrid con mustias flores
derramad vuestro cáliz m helada tumba!
lleno de lágrimas! ELOY EscoBAII.

Los EJERCICIOS PRACTICaS de esta lección serán los mismos de la anterior,


aplicados a los metros que aquí se estudian.
RECONSTRU CCION SINTETlCA. - Haga usted ver la forma del pareado, v. gr.,
en versos d~ Balan (225). - Exponga la estru-ctura del terceto, v. gr., en la
Epfstola moral (226) . - Analice los cuartetos y serventenos en versos, v. gr.,
de Tassara, PP. Reyes y Valenzuela, y Nervo (227). - Combinaci6n de la
cuarteta y redondilla, v. gr., en versos de Casas o Marroquín (228). - ¿Sabe
.
.,.
},i
usted algunas quintillas de la famosa Fiesta de toros? (229). - ¿Cuál es la
forma del qui1'!!cto? (230). - ~Cómo es la lira clásica? (231). - ¿Recuerda ...•,
".
f,

. '..,

Combt"naáom:s aconsonantadas 217


;-;@
usted algunas formas ' de sextinas, v. gr., de Núñez d(: Arce en La Pesca?
(232). - ¿En qué se diferencia la sextilla? (233). - Diga las combinaciones
de seguidillas, v. gr., en los versos de Ruano y Corbo, Pombo, Fernández J
Eloy Escobar 2.

LECCION XXXIII

COMBINACIONES ACONSONANTADAS:
OCTAV AS, DECIMAS, SONETOS, etc.

235. Octava real. ¡Hermosa combinaci6n! Ocho versos endeeasi-


labas; los seis primeros riman alternos, los dos últimos pareados.
El desgraciado Luis A. RaroÍrez y Güertero, escrib~6 con el seudó-
nimo Larmig una preciosa serie de cantos, titulada LAs Mujeres del
Evangelio. El primero, dedicado a María Santísima, . comienza:
Rosa a la orilla del Jordán nacida pulsó León la cítara armoniosa; ~
Inmaculada Virgen de 'udea, -1
estrella de los cielos desprendida,
inspIrado por IJ, trazó Murillo
su bella :Y lastimera Dolorosa,
. ~.~~

aura del manso mar de Galilea. y al trasladar al lienzo tus enoios


• • 1
-1
lirio del valle de perenne VIda,
luz que los oios de lehová recrea,
robó tu faz y adivmó tus oios.
,
,,
de la prole de Adán gala y encanto Yo el eco qmero ser de tu voz pura, ,~

Madre del Hombre-Diol tu vida canto. el alma que comparta tus pesares,
plectro de oro que alabe tu dulzura
en pláCIdos y ftrvidos cantares,
Inspirado por ti, regio caudillo
en Covadonga alzó la cruz glon'oso,
pedel/al de tu angélica kormosura,
chped que (me tu nevada planta,
-,
"
el de Urbino copió del CIelo el brillo, pecho que cllcietJda tu mirada santa, etc.

Véanse las g~llardas octavas del duque de Rivas, número 282, y las ,
de Ercilla, número 179. La traducci6n de la Eneida por M. k . Caro,
está en octavas: La sataniada del puertorriqueño Tapia y Rivera, etc.
, 236. Octava italiana. Véase la construcción en estas dos estrofas
de Arboleda, al comienw del

GONZALO DE OYON

Voy recorrIendo pensativo :Y mudo,


COtJ paso lento, la esmaltada falda
' .. por do el Cauca, entre ribas de esmeralda
precipita su rápido caudal.
De lo pasado en d abierto libro
mts ojos por las págmas errantes,
leyendo van de los que fueron antes
la virtud, el delito , el bim :Y el mal.
-

,
2 Poncmoo . v. gr., porque pueden muy bien lo:: alumno!: cito.r verso!: de ;¡
la medida que se pregunta, tomados de otros autores o de otros pagmas de - I
este libro. 1
-!

, . ,
~
.~~.~-~-, . _ - ",
_ . '.-r. ~,.;.q, '"ot ~' {'~ '.-,;r, ~, ~.'
' ~ ." '""l. .... -'
~
r, , . '.,.'.f. ,\. , ~:",
;.," _.'.,."
'.. . .
. .. .'

,,"
~...; .-.':

.:.'
.. ,
218
~

L¡:cci6n XXXlIl . · ,

ti
¡Ven, oh memorta tJm! lA potna mía
e.J s(me;ante Q " su inldiz pOeta:
<;"
.. la desgracia también con, mano mquiela
tl~
,. meció su cuna, marchItó su s-¡en;
o
y hoy la itwgne ciudad que yace sola,
camello abandonado en el desierto.
,."
i':.~

~
, sigue abatida su destino incierto,
cual en" $ti última edad, lerusa/én.
...•.
,,'.,.-:'1' El ] 9 Y 59 van sueltos; el 'Z' rima con el 39 ; el 69 con el 79 ; Y el 49
f.,
,.
o '
con terminación aguda rima con el 89 •
~
.. . Pueden recitarse aquí también las octavas dd rrusmo poeta citadas
en el número 129, página 1:l2. \ I I
.' '. OCTAVILLAS. Así se llama a toda octava o reunión de ocho versos
I
t de arte menor.
Son poco u.sadas las construídas al modo de la octava real; vaya
este ejemplo, con todo:
,",
En un eminente estrado El rey a pie está (J su lado
que en ' nácar y en oro brilla, y en frente vasta cUlJdril/a
r sobre un cojin de brocado de adalides e inlanzones
,. está Isabel de Crutilla. que defienden sus blasones
,, Pero es muy frecuente la octavilla rimada como la octava italiana.
Veamos ejemplos de diversas medidas:
t, CON OCTOSI LABOS:
~
CoN VERSOS HEPTASlLA80S :
,.
Con' diez cañonés por banda, María, Soberana
vien to en popa, a toda vela, de cuanto el orbe encierra, '~
no surca el mar, sino vuela roela de la tierra,
111: velero berganun: estrella de lo mar; ·, ,
"
ba;el pirata q~ llaman
por su bravu'ra El T~ido,
tu nombre misterioso
será el fanal tranquilo
.'"
en todo m ar conocido qu~ alumbrará el aúln
det uno al otro confEn. de mi terreno hogar. . , ,
E SPRONCEDA ZO:R:RILLA
.. El .cubano Ram6n de Palma construye su composici6n El futgo
'. '
fatu o con octavillas octosílabas, dividiendo rigurosamente cada verso,
',,'
en hemistiquios de cuátro, para más armonía de' expresi6n. Comien,za
así;
¿Qu¿ es aquella '- ' luz errante Si la úgo - va ddante,
que en la noch e - vaporosa, ti la huyo :...- me persigue,
se aparece - con dudosa y mi empeño - no consigue
y azulada - claridad? . a su lado - al fin llegar.

,'
(Con versos de seis, de cuatro, de tres y de dos, están construÍdas
,. las primeras octavillas de La noche de insomnio, del nÚmero 213.
Recuérdense) . •
·•·
l'
237. Décima. Es una combinaci6n de diez versos octosaabos, qUe
mucho se ' presta al número peri6dico, si está bien cortada.
.,.. .
,.~

.' .~
~~


219
" "

Ricardo León, da, comienzo a su ,áureo 'libró Alivio 'de caminántes,:


haciendo su propia semblcin~a 7n d¿cim'as, tan .bien rasgacias .·CQmo"
éstas:
T~ngo
un ansia d~ tJlvir ¿Quién a este dulCe ,señero,
que me hace desfallecer;' quién habrá que se resis~a.
un vivo afán de querer si tiene un alma de artista
de odiar y de combatir... y un alma de caballero?

Vivlr quwera y mOrir ¡Seguir 1 su cruzada quiero


'viendo en gloriosa; cruzada;, ya su ' luz amanecer,
IJs bandeMs desplegadas y el espíritu encender
sobr~ torres altaneras. en fU divina locura!
Mas ¿d6nde hallar la; banderas, -i Quiero su casta blancUra
si están , ~odas desgarradas? con, mi sangre enrojecer!

Una sola, y es de amor, Yo soy, lector, como -ves,


se yergue blanca y divina: un Qui;ote de la Cru-Z;
la bandera peregrina mezcla de hidalgo andaluz
de Cristo Nuestro Señor! y de hidalgo montañés.
Yo he visto su resplandor Con aquel santo marqués
como un incendio en el mar; de Lombay, qut"siera asir
. yo la he visto al despunta?:._ los cielos, y repetir
en glorioso alborecer... con seme¡ant~ fervor:
i Por ella, si es menester, «¡ Nunca servir a sefior
la vida entera he de dar! qU,e se me pueda morir!'%>.
En donde se ve que la décima se reduce a· dos redondillas, entre las
cuales van dos octosílabos, rimando el uno con el último de la primera
redondilla, y el segundo con el primer verso de la redondilla segunda.
Mas para que la décima vaya desplega'ndo el número peri6dico que la
caracteriza, debe haber notable pausa al fin de la primera redondilla, . ', ;
.'.-,
y alguna pausa al menos antes de la segunda.
(De viva "voz" puede el profesor hacer notar estos cortes) '. -~1l
\"
_ :1
.
l·La déciq¡a se llama también espinela, porque hasta ahora se ha atribuído
a Vicente Espipel la invención de este metro. Así lo había testiflcádo Lope de
Vega al dedicar a Espine1, en 1620. su comedia El Caballero de lllescas, con-
firmando esta creencia suya 'en 1624, al dedicar al conde de Olivares sus tres
novelas: La desdicha por la honra, La prudente venganza y Guzmán el Bravo, ,
y ratificando sus elogios q. Espine-l por las décimas en el Laurel de Apolo, ,I
publicado en 163.0. , ,~'
-;~
Pero el docto director de la Biblioteca Nacional Española, don Francisco ,~

Rodríguez Marin, publicó erudito artículo en El Debate (6 de octubre de 1917),


;~
probando terminantemente que EspineJ no hizo sino modificar .levisimamente
,esta estrofa. Torres Naharro, en su Pmpalladia, impresa -en Nápoles en 1517,
escribe décimas sin otra diferencia de las que así se llaman hoy, más que la
insignificante de hacer de- pie quebrJdo el sexto verso. Pero esta diferencia
quedó remediada por don Juan -Fernández de Heredia, que mudó dos años
antes del nacimientó de Espinel (1549). Al folio 49 de sus Obrat hay un;;t
Lamentaci6n en décimas, eón la sola diferencia de ser cuarteta y ~l-O redon~illa,
los cuatro primeros versos de cada una. "

"f._ I \
;t'I<-
,
\;0::--

I
,
. ,' -' - '¡
'.
., " ,\

1,
220 úcci6n XXXlIl •
238. Soneto. Se le ha llamado rOsa métrica de catorce pétalos. Se
• compone de catorce versos endecasílabos, -que se distribuyen en dos
<,
cuanetos y dos tercetos, aquéllos con la misma rima y éstos combi.
nadas a gusto del poeta, Se presta mucho al desarrollo de un pensa-
miento lírico, moral, filosófico o satírico, con tal que el interés vaya
creciendo gradualmente.
Muchos y buenos sonetos se encierran en d parnaso castdlano;
elegimos este hermosísimo de Lope de Vega: "

'¿Qué tengo yo qtl~ mi amIStad procuras?


¿Qué interés se te sigue. lesús mio,
que a mis puertas, cubierto de rodo,
• "
'-,
',\

pasas las noch es del irwierno oscuras?


¡Ay! ¡Cuánto fueron mIs entrañas duras
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mI ingratitud el hielo frío
pasm6 las J/agtu de tus plantas puras!
¡Cuántas veu s mI ángd me decía:
cAlma, asómate agora a la ventana,
verás con cuánLo amor /Iamar porfía~.
y cuántas, h ~rmosura soberlma,
(mañana le abriremos), respondía,
¡para lo mismo responder mañana!
Algunos poetas han compuesto armoniosos sonetos de versos agu-
dos. El citado poeta colombiano Casas tiene un libro, Cronicas de
Aldea, en sonetos, que son otros tantos medallones de oro viejo. Entre
ellos va en agudos:
DE OMNI RE SCIBILI
Ni sólo en pirotécnica virtud
descubre Abdón imJat4 habilidad:
cuantas artes ha1l6 la humanidad
le deben singular solicitud.
, eso le ·dan violín, flauta o laúd;
pinta al óleo, al carbón y a la humedad;
y cn ecuestre o pedestre faczdtad
son proverbios su gracia y prontitud.
¿Urge· hacer arco? ¿retlntir pared,
o trazar en hidráulico un ardid
¡. con que a predio rural quitar la sed?
Pues al Abd6n omnísono acudid,
quien sólo por minúscula merced
de toda ciencia duentraña el quid.

Facilita la estru'ctura material del sonero el conocido de Lope de


Vega, Un soneto me manda hacer Vio/ante, que puede leerse en clase.
Por menos conocido y más original, copiamos aquí el de Hurtado
, de Mendoza:

.' ,
.-
':...
~.'
~"~'>
-"
:-_:~ " ,'i..t:
~-~_ . . . ,
¡.-
~.
."
",l'\'--''''''-''' . " "

Combin'Qciones acombnantadas 221

Pedís, reina, un sonelO : ya" le hago; ,


ya ~/ primer verso y el segundo es hecho; -~

si el tercero me sale de provecho, ",,
con otro verso el cuarulo os pago.
-~
Ya /legó ¿J quinto. I España! i Saniiago!
Fu¿ra, que entro en el sexto. ¡SUS, buen pecho! , 'i
si del séptimo salgo, gran derecho
tengo a sali, con vida de ~~ trago.
".
Ya tenemos a un cabo los cuartetos.
¿Qué me decís, señora? ¿No ando bravo? ,
~
.•.,
Mas sabe Dios si temo los tercetos:
y S'l con bien este ¡(meto acabo, , j
.' .
nunca en toda mi vida más sonetos:
ya deste. gloria a Dios, he visto el cabo.

Algunos autores han usado el llamado sonetillo, que es la misma ,',


.¡¡
combinación, pero COD- versos octosílabos. El festivo colombiano don
Ricardo Carrasquilla escribó. e1 humorístico articulo titulado Literatura ,,-"
f.~
homeopática, en que extracta en sonetillo el conocido soneto de Lope
de Vega:
Soncto pide Vlolante; Al prima' terceto entrando
nunca me vi en tal aprit:to; l/ay, tal vcz con pie derecho,
son los f/C1'SUS del soneto pues que ya fin le voy dando
catorce, y flan tres delante. , -'
No pensé hallar consonank, Uegu¿ al segundo y sospecho
tengo uno y m edio cuarteto; qu~ ya le utay acabando:
si llega el primer terceto, contad catorce: está hecho s.
no habrá cosa que me. espante.
. Los poetas modernos gustan mucho del soneto alejandrino, El
Uruguayo Herrera en Los éxtasis de la' montaña tiene algunos lujosos
y espléndidos, esto sí, bien m~rcados con las extravagancias de ]a
escuela (54), Véase

EL GUARDABOSQUE

Que aúlle la mesnada o la ticrpe se enrosque,


vela impávido, y s6/0 que un mal sueño lo exija,
suspicaz como un grito du¿rmese el guardabosque
con su brazo de almohada V el buen sol por cobija.
El se mira en su selva como un padre en su htja,
y aunque cmja la nieve, y aunque el cielo se enfosque,
la primaa instantánea del Oriente lo fija
como a un genio hi"ático, sacerdo'k del bosque.

tl Cf. Revista del Colegio Mayor de Nuutra Señora del Rosario, núftl(":ro ••
?f,(. ex:traordinario, 19 de mayo de: 1911, dedica.da al escritor Ricardo Carrasquilla .
.'
-
'. ' ... : .

222 Lei:ci6n XXXIIl

,. Les dlJmingo$ -uilito la cocina dd noble,


y al entrar, en la puerta deja el palo de robl~..
De ;am6n y pan duro i' de lástimas toscas,
cuelga al hombro un surtido y echa a andar taciturno;
del cual comen, dtlrante la semana, por turno:
él, Jos gatos i' el perro, la consorte y las moscas..•
,
".
, ...
~ ,

239. Silva. Es combinaci6n no sujeta a determinado número de


l. versos. Estos son endecasílabos y heptasílabos que se distribuyen y ,,
", "
aconsonantan al arbitrio del poeta, sin que sea defecto dejar .algunos ,.
;;, , versos sueltos. ....
Quintana es un poeta que e~cuadra sus vastas concepciones en
grandilocuentes silvas. V éaose algunos fragmentos de su oda

I
A ESPAÑA DESPUES ,DE 1808

, ¿Qué aa, dendme, la nación que Ul1 dJa


~ .. ,ocirlO del mundo proclam6 el destino,
la que a todas las zonas ex~ndía
su edro de Qro y su blas6n divino?
'- Volábase a occidente,
y el vasto mat Atlóntico sembrado
se hallaba de su gloria y su fortuna.
/ Doquiaa Espali.a! en el preciado seno
de América, en el Afta, en lo.r confines
del Ajrica, alli España. El Joberano
'vuelo de la atrevida lanta.ría
para abarcarla se cansaba en vano; · , .' .
la tierra sus minerOJ le rendía,
SUJ perlas y coral el Decano,
y dondequicr que rerlolver .rus olas ,
él intentase, a quebrantar .fU furia
siempre encontraba COJtas españolas. ,,
,-. Ora en el cteno del oprobio hundida,
abandonada a la indolencia ajena, ,1
como esclava en mercado ya aguardaba
la ruda argolla y la servil cadena, ,
,
,
Así, rota, la vela, abierto el lado,
pobre el ba;eJ a naufragar camina,
de tormenta en tormenta despeñado,
por los ·yermos del mar: ya ni en su popa
'as guirnaldas ·se ven que antes le amaban,
ni en señal ·de esperanza y de contento
la flámula riendo al aire ondea.
Cesó en .fU du/ce canto el pasajero;
ahogó su vouna
el ronco marinero;
terror de muerte en torno· le rodea,
Ierror de muerte úlencioso y frío,
y ¿¡ tia o es.treJlarse al áspero bofia, etc. •

.!
~'~'f'-\~¡\~fl" '¡;,,"'::;.~?::~ ":'?:'' ' ;' ..:.~:,...,,~;:¡:{~>¡,_r~ ~~;:.L ;~,,:.:.~~~' .~;'l. -.:'t'.~'_.' " ~ ~ ,"::. -: . ".:"1 "
._~,_C' ._ ",.' .. - ." '/ .,.: ., " . " . 1 '• • ' ,', '.;'
, ., • "1- - '-
, ,
,.- - , ••

240. Las series de 'versos endecasHabos y_heptasílabos que se 'VID


sucediendo en .grupOs iguales de más de seis versos, se llarilan
ESTANCIAS.
EA esta combinación está compuesta la cauci6n de F. Herrera
'¡¿ ,
'.' . t
A LA VICTORIA DE LEPANTO
,
Cant~mos al Señor que en la_llanura
venció del ancho mar al Trace fiero;
Tú , Dios de las batallas. Tú eres diestra,
salud y gloria nuestra;
Tú rompiste .Jas fuerzQJ y la dura
frente de Far~ón, feroz guerrero:
sus escogidos pr~ncipes cubrieron
los abismos del mar y descendieron
,cual piedra en el profundo: y tu ira luego
los tragó, .como arista seca d fuego.

Cual león a la presa apercibido


sin recelo los implas esperahan
a los que tú, Señor, · ereS escudo:
qúe el corazón -desnudo .
, •
, de pavor, y de fe y amor !'cstido,
con celestial aliento confiaban.
Sus manos a la guerra com pusiste,
y sus brazos fortísimos pusiste,
como el arco acerado, y con ·/0 espada
vibraste en su favor la diestra armada.
t :¡,
~ T urbáronsc los grandes, los robustos
• rind~éronse temblando, .y desmayaron ;
y Tú entregaste, Dios, corno la rued4, \ '.., ...). k

como la arista · queda


al ímpetu del viento, a estos in;ustos
que mil huyendo de uno se pasmaron.
Cual fuego abrasa selvas,_cuya llama
en las espesas· cumbres se derramo;
'tal e1J ~u ira y tempestad seguiste, , ....,
y su faz de ignominia cont;erliste. - • ¡t' _c.
"J-" "':i"
. .~
. '- ' Comparando estas tres combinacíones notaremos que las tres se , .;r.
componen de diez versos, endecasUabos todos, menos el cuarto, que ,¡
.' :~:
es heptasaabo, y que las tres van rimando por iguaL Esa es la pro· ' .. ~ ..
piedad de las estancias, estar distribuídas en igual número de versos,
de siete en adelante, con simétrica rima en' todas las de la composici6n. ,
"
- .;.
. '

240-bis. El arte métrica modernista. H emos dicho (20) que sola- --¡
"-0 J.
menfe podíamos estudiar aquí las combinaciones más clásicas y nota-
bles, ya que en castellano. son ellas múltiples y variadísimas. Con ~ste
~-- estudio tiene el discipulo · I:;ase sólida y clave segura para educar el
, ,
.., . ·,:1 c.1

--
,
,. _. . -."1',
1 c··'
~
'

.,,. ..
- ,.

I
' '- '
• .. ~ , 1

,.
~ 224 Lección XXXlll .

,,.
gusto y el oído. Pero como bü~n pronto en la lectura de m?dernos
" poetas se encontrará con versos y combinaciones .nueV-3S y raras, algo
hay que observar aquí sobre la métrica modernista.
~
•. No se puede negar que los maestros del decadentismo (Rubén
Darío, Casal, Nervo, Chocano, Silva, etc.), a pesar de haber querido
romper de propósito con las reglas métricas de la preceptiva tradicio·
nal, han compuesto versos llenos de musicales armonías. Mérito eS
saber elegir y combinar rítmicamente las palabras en caprichosos y
desiguales versos. Todo lo hace un oido delicado.
Prescindiendo aquí del lirismo y valor intrínseco, que lo tiene, dd
..
Nocturno, por J. A. Silva, no se puede regatear armonía aDomata·
.
peylca y expreS1va a estos versos:
"

NOCTURNO

-1-
.,
Una noche,
una noche toda llena 1 de murmullo$, d~ perfumes I y de fJ!.tisicas de alas 4,

I ,una noche
en que ar~ían en la sombra nupcial Y, hú"!eda 1 las luciérnagas /'!'ltásticas,

I
a rm lado lentamente, contra m, ceñIda toda, 1 muda y pálzda,


como si un presentimiento de amarguras infinitas
hasta el más secreto fondo de las fibras te agitara,
por la senda florecida 1 que atraviesa la llanura
caminabas:
'.
y la luna llena,
por los cielos azulosos, 1 infinitos y profundos 1 esparda su luz blanca.
y tu sombra,
fina y lánguida,
y mi sombra
por los rayos de la luna I proyectadas,
sobre las arenas triStes...
de la senda se juntaban;
y eran una,
I
y eran una
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola sombra larga,
y eran una sola iOmhra larga.

-ll-

Esta noche
solo; el alma
llena de las infinitas! amarguras I y agonías de tu muerte;
separado de ti misma J por el tiempo, j por la tumba y la distancia,--

4 Señalamos con raya vertical las cesuras que exige la rítmica en la lectura,
1>egún la regla práctica que se dio en el número 180.
,

CombinllCjoncs aconsonantadas 225 i
¡ c.

por el infinito negro


1
i
donde nuestra voz no alcanza,

t mudo V solo
por /0 senda caminaba. .. '
y se oían 'los ladridos I dt los perros a la luno,
o la luna pálida,
y el chirrido
".•
I
dí: las ranas .. •
Sentí frio. Era el frlo I que tenían en tu alcoba'
Ii tusmeji/las y tus nenes, I y tus manos adoradas,
entre /aJ blancuras niveas
de las mortuorIas s4banas.
Era el irío dd sepulcro, I t'1'O el hielo de la muerte,
era el Iría de la nada.
y mi sombra
por los rayos .de lo luna proyectada
ibQ so/a, d.,
ih~ so/a;
soJitarü;l:
ib¡;j sola por lQ e.1tepa ,1
y tu sombra esbelta y ágl/,
fina y lánguida
o

como 'en esa noche tib,a I de la muerto primavera,


como en esa noche llena I de murmullos, de perfumes' I y de mÚJicas de alos,
," se acercó V marchó con ella,
.
,
se acercó ( march6 con ella,
le acercó y march6 COtl el/a.. IOh las sombras enlazadasl
¡Oh las 'Jombras de los cuerpos que se iunum I con las sombras de las almas!
¡Oh las sombras que se buscan I en la,s nochc,s I de triJuzas )' de lágrimas!
Analizando la contextura de estos, versos, notaráse que predomina
d ritmo del actas/laba, unas veces dividido ·en hemistiquios:
1 2 3 4
U-na-no-<:he

y~tu-:som-bra;

otras veces unido a otros octosílabos:


1 23 4 56 7 8 1 2 3 4 1 2 345678
u"na-no-che-to-da"lle-na I de mur-mu-llos Y de mú~si-cas de a~la.s;
o bien, pegado a un hemistiquio:
1 2 3 4 5 6 7. 8 1 2 3 4
,
..
por los ra-yos de la lu-na pro"yec"ta"das,
Hasta en los versos
,,,I

y la luna (llena) ,
.. '
y eran una sombra··(larga)
15-LITEJ>.ATUJtA PRECEPTIVA
,
,

226
. Lección XXXIII ·.

predomina el sonido del octosílabo o de su hemistiquio, con esos


bisílabos añadidos que terminan felizmente la armonía de expresión.
El mérito rítmico está en el acierto con que el poeta ha ido sepa~
rando, partiendo o uniendo los octosílabos, y en las cesuras bien dis-
tribuídas, todo en conformidad con el movimiento expresivo que
quería dar a sus sentimientos o a que éstps le impulsaban. Por eso hay
que saber interpretar tales sentimientos en la lectura.
Otro ejemplo acabará de dar a comprender el secreto rítmico de
los buenos decadentes. Sea Marcha triunfal, de Rubén Darío:
¡Ya viene el \: Cortelo!
¡Ya viene el I cortejo! I Ya se oyen 1los claros I clarines.
La espada I se anuncta 1 con vivo I reflelo;
¡Ya vime o I ro y hierro, el I cortejo! de los pa I fadin es!
Ya pasa I debajo I los arco., ! ornados I de blancas ! Minervas 1 y Martes,
[..os arcos I triunfales I en donde I las Famas I erigen ! sus largas I trompetas,
La gloria solemne 1 de los es I tandartes
Llevados I por manos I mbttstas I de heroicos I atletas, etc.
Total: trisílabos dos, cuatro, cinco o siete veces eslabonados, con
cesuras, .letras y sílabas distribuídas conforme lo va exigiendo la marcha
guerrera que el poeta ve desfilar por su fantasía y presentar quiere
ante la del lector.
Con esta unidad trisilábica: y otras veces bisílaba o tetrasílaba, su-
puesta la delicadeza de oído para las cesuras y cantidad prosódica, es
....... . como ha podido Daría dar ritmo armónico a versos que, al parecer,
" ",,_ _._se apartan 'de las leyes tradicionales de la métrica castellana. Las
priticipales novedades así introducidas por Rubén vienen a ser:
1) E~decasil"bos acentuados en ¡as sílabas 4' y 7' (léase la poesía
Pórtico); que son se~cillamente los viejos endecasílabos llamados en
España de gaita galleg'ih...:'-Igunas veces antepone un bisílabo . (espon-
deo o troqueo): ___
Libre - la frente _ que el casco - rebusa )

otras veces lo pospone buscan40 la acentuación francesa en la 5¡l sílaba:


Del país - del meffo ....:... y nieblas - brillos.

2) Eneasílabos de acentua.ción libre en las siete primeras sílabas,


pero de preferencia en la '4" y 6·:
fuventud _ divino - tesoro ...
mas a pesar - del tiempo - terco
mi sed - de amor - no Üene _ ¡in
con el cabello - gris me a - ce,'co G.

5 Véase Canción de Otoño en Primavera.


,
,
,
CpmbinacioQes aconsona~tad;lS 227
'';''1
1 ,,';.
3) Dodecasllabo illterciso ar- medio con acentuaci6n libre y variada
. '.',~:: ,.
enlas tres primeras sílabas de cada h~mistiquio (Era un aire suave .. .).
I ,
.. !i'
4) Alejandrino, unas veces ti) acentuando en la 3' sílaba de c;ada
,' hemistiquio (Sonatina); otras b ) dividido en hemistiquio ternario:
El rUIseñor _ . primaveral - y matinal;

y otrasdc) construído con hemistiquios cuaternarios:


Al perfil - monacal - de esa faz - miswriosa.

5) Adaptaci6n, con buen' acuerdo y gusto, de exámetros y pentá- '< , ;

, metros la.tinos a base de ri tmo dactílico o espondaico. como en la J


magnífica invocación a todas las razas españolas que comienza:
~,
Inditas - razas u _ bérrimas - sangre de Hzspania fe - cunda.
Espíritus - fraternos - lumin osas almas - salve! -f~~
,

,
6) Verso com puesto por la reunión de varios versos castellanos
,. según se ha explicado en March a triunfal y en el N octurno, de Silva.
En clI anto a combinaciones mbricas, las príncipales novedades de •
DarÍo son :
1) Reunión de endecasílabos y dodecasílabos, v. gr., ~n Canto a
la .<angre.
2) De alejandrinos y eneasílabos ( R <spollso).
3) De alejandrinos, endeca, enea, hepta, deca y octosílabo (oda
A Mitre, ¡Oh miseria de toda lucha por lo finito! ).
Las novedades de estrofa son:
.,...."
1) T ercetos mon6rrimos ( El faisán).
2) Sonetos alejandrinos (Las á,,¡oras de Epicuro).
.,
3) Sonetos octosaabos y hexasaabos '.
4) Estrofas de rima asonante variable o con versos i rregulares
"
( Por el influjo de la p'1mavera y los dos Nocturnos).
5) Mezcla de prosa y verso (El Pai, del Sol)7.
Estas novedades que, con, maestría, oído y gusto, introdujo Rubén
, Daría y más o menos logran imitar otros maestros de la escuda, han
hecho norma ordinaria los ciegos y adocenados admiradores de Rubén,
q~ienes -sin el genio del maestro- van esparciendo libretes de
versos que son -aparte de otros defecros- verdaderas injurias a la . '-,:

poesía y al arte métrica castellana. No parece sino que fu eran a imitar


a Darlo nada más que en sus nimias libertades y deslices, que tales
,
6 Para su musa fes6va vimos que Jos había usado el colombiario R Ca:
rr.,quilla (238).
.. El uruguayo escritor I..AUXAR (Osvaluo Crispo) tiene un estudio magnífico .J,
, obre la mérrica rubeniana.

-','. '.~
iIf~· ,·¿·::'·"'" ~- ;-:;:-¡-?- ",' ot;¡ ~~ ~~.. ~. -:. .. ",,...- •
~
<,

.-
228 Lecci6n XXXIII

sao, v. gr., cortar con obligadas cesuras las palabras, acentuar inde~
hídatpente un artículo, una preposici6n o conjunción, de suyo átonos,
o partir en dos una palabra dándole más acentos de los que en el
babIa tiene. Defectos son las rimas con voc:rblos monosílabos, que se
creen agudos, y~ de, por, los, sus . .., v. gr.:
y sufrir por la vida y por la sombra y por. . .
y los astros del cielo te acompañan y los . . .
y si no es defecto en absoluto, es abuso al menos ese empeño de
atiborrar la poética hispana, tan rica, tan libre y tan armoniosa, con
alejandrinos, pareados, monórrimos y otras puerilidades de la métrica
I
francesa que musicalmente. y por sus vocablos siempre agudos, es tan
pobre de recursos métricos y tan áspera para oídos castellanos. Es oe· I
cesaria, pues, delicadísimo oído, mucha, estudiosa y selecta lectura, \
para imitar las virtudes y no los defectos métricos de los decadentes. ,,
\
EJERCICIOS PRACT i caS. - Como en la lección trigésimaprimera aplicados a
• los metros de ésta.
RECONSTR U CC10 N SlNTETlCA. - Recite usted alguna octava Tl'! al, v. gr., de
Larmig, y explique su estructura (235). - ¿Sabe usted alguna octava del
Gonzalo d~ Oyón? ¿Qué octavas son esas ? ¿Cuál es la forma más usual de la
octavilla, v. gr., en Espronceda? (236) - Recite usted alguna décima , v. gr.,
de R. León, y explique su combinación (237) . - Qué es sonl'!to, llano y agudo,
y recite alguno; v. gr., de Lope, Casas, Hurtado de Mendoza. ¿Qué es son e~
tillo? (238). _ Exponga usted la forma de la Sil va y su importancia. Traiga
ejemplo, v. gr., de Quintana, Ortiz, etc. (239). - ¿A qué se llaman estancias?
(240). _ ¿Hay armo1lía m étrica en los versos modernistas? ¿A qué se debe?
An alice la métrica del Nocturno, de J. A. Silva, o Marcha tt"iunfal, de Rubén
Daría. Señá lense las principales nov~dades añadidas por los modernistas a la
métrica tradicional, exponiendo los méritos y defec tos de las mismas (240-bis).
\
I
POESIA LIRICA (,
LIBROS DE CONSU LTA. - Además de los citados para la poesía en general, los
,
siguientes: MENENDEZ PELA YO, Ant%gía--de poetas hispanoamericanos, Madrid.
Sucesores de: Rivadene:ira, 1893, tomos 1, 1I, m, IV. - Id., Antología de poetas
líricos castellanos. Prólogo del tomo 1, Sucesores de H ernando, 1907. - Id.,
H orado en España, Madrid, 1885. - Id., Estudios de crítica literaria, l' serie;
Madrid, 1890. - COLL y VEHI J OSE, Eleml'!ntos de literatuTa, Barcelona, Imp.
Barcelonesa, 1883. - REVILLA, Principios generales de Nteratura, Madrid, Imp.
de J. Carda, 1884. -:- COMEZ RESTREPO, Apuntes sobre literatura, Bogotá, Imp.
de Medardo Rivas, 1893, p. 2", c. UI. - MtLA, Obras completas, Barcelona,
1888-1895. - A. C IlOISET, La poésie de Pindare d les ¡ois du lyn"sme grec.,
París, Hachette, 1882. - W ALCKENAER, H istoire de la flie et des po¿sies d'Horace,
2 vol. París. 1893. - P. R OUSS ELOT, Los místicos españoles, Barcelona, 1907.
HORN y AREILZA, S. J., Píndaro y su representación en d lirismo coral de
Gr¿cia, Bilbao, artes gráficas, 1905. - VALERA, La poesía lírica y épica en la
España del siglo XIX, obras completas, tomos XXXII y XXXIII.

,
~ ~>~~ ---,---- '.;~ _ -_·~".Y";::- ····7·~, .. ." ~,.;-:~-"~ ,:;;:;~·;~':~''"·~.i'tff::::>; <''''
¡." "
I
Poesí.a lírica 229 ., '

" :j

LECCION XXXIV "

ESENCIA Y PROPIEDADES DE LA
POESIA URICA .,,

241. Empezarnos con este subgénero, por ser el más artístico de ,I
los poéticos. Escogemos entre las poesías líricas castellanas, una del
poeta cubano don José M. de H credia, la cual, si no es de tanta in- ~I
tensidad y perfección lírica como otras muchas de nuestro parnaso,
pone de relieve al alcance de los alumnos la esencia y las propiedades
del lirismo poético, que del examen de la composici6n, hemos de ,.,
deducir.

AL NIAGARA

Dadme mt lira, dádmda: que simto


en mi olma estremectda y agitada
arder la inspiracl6n. ¡Oh, cuánto tiempo
en tinieblas pasó, sin que mt frrote
brillase con fU luz! . . . ¡Niágafo undoso,
tu subltme terror sólo podría
tornarme el don divino , que emañada,
me rob6 del dolor la mano impía!
¡Torrent¿ prodigioso! ¡Calma, acalla
tu trueno aterrador.. distpa un tanto
las tiniebJa.s que en torno te ctrcundan,
y d¿¡ame mirar tu ' faz serena,
y de entusiasmo ardiente mI alma /lenal
Yo digno soy de contemplarte; siempre
lo común y mezqUInO desdeñando,
ansié por lo terrifico y sublime.
Al despc1iarse el huracán furioso,
al retumbar sobre mi frente el rayo,
po/pitando god," vi al oeeano .
azotado del austro proceloso
combatir mI bajd, y ante mis plantas
SUJ abismos abrir. y amé el peligro,
r sus iras amé; ma~ su fiereza
en mi alma no produjo
la profunda impresi6n que tu grlltJdeza.
Sereno corres, ' majestuoso, y luego,
en ásperos peñascos quebrantado,
te abalanzas violento, arrebatado.,
como el destino irresistible y ciego. '
¿Qué voz humana describir podría
de la sirte , rugiente
la aterradora fa z? El alma mf4
'~.':i'.!.. '>;'-~:.~~_:l~~~
,. , ' ,
1
230 úcción XXX1.V

en vagos pCll$amietJtos se confunde,


al contemplar la férvida corriente,
que en vano qUiere la turbada vista
t., '.: .
en JU vuelo segmr al borde oscuro •". .
,if
del prcciptcto altísimo: mil olas, i
ctla/ pensamiento ráptdas pasando, •
chocan y se enfurccm,
y otras mtl y otras mil, ya las alcanzan
y entre espuma y fragor duaparecen.
Mas /legan . .. saltan ... El abismo horrendo
devora los ton"entes despeñados;
crúzol1se en él nJtI ms, y asordados ,
vuelven los bosques el fragor tremendo. f
Al golpe vlOlentístmo en las peñas \
rómpesc el agua; y salta, y una nube
de revueltos vapores
cubre el abumo, e'l remolinos sube,
gira en torno, )1 al Ctelo
cual ptrámzde inmensa u ¡evOIlta,
r por sobre los bosqtu:s que le cerCíln,
al solitano cazador espanta.
Mas ¿qué en tJ busca mi anhela1Jte vista
(o n inqUIeto afanar? ¿Por qué no miro
alrededor de /tI caverna tnmr:nsa
las palmas ¡ay! las palmas deliciosas,
que en las llallurus d~ mz ardiente pat,-ia
lJ(uen del sol a la sonrISa, y crecen,
y al soplo de !a brua del océano
bajo un cielo purísimo se mecen?
Esk recuerdo a mt pesar me viene. _. \
Nada ¡Oh Niágara! falta a tlj destino,
'tÚ otra corona que el agreste pino
a tu terrible m ajestad COnl/l en e .
Úl palma, y mIrto y delicada rosa,
muelle placer mspiren y O(ZO blando
en frívolo jardín: a te la suerte
guarda más digno objeto y más sublime. ,
El alma libre, generosa y fuerte, '.
VIene, te ve, se asombra, ,
menosprecia 105 frÍvolos deleites, ,I
y aun se siente elevar cuando te nombra.

·
¡Dios, Dios de la verdad! en otms climas
,"<
vi monstrtWS execrables
blasfemando tu nombre sacrosanto,
sembmr error y fanatismo impío,
IOi campos inundar con satzgre y llanto,
.'
de hernuznos atiza,- la infanda guerra,
y desolar frenéticos la tierra,
vílus, y el pecho se inflam6 a su ,ústa,
en grave indignación. Por otra parte
vi mentidos fil6sofos que osaban
'~' ~~~~~~.\5f·~::i't<~.Wi?~!'~;"'~.;!:·:;tl""'rr~~""t.'<"'<iY::;'!~'''':'''':'i.~''~{~~'''''·~ -",',~ -~:('.o:" ',.".~~ -"'<""' -~" "'I'~~~-",,";;;'
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~
-0-
:- ~

~~ -
", Poesía_lirica . 231
.( ¡--

. escrutar tus mistenos, 'u/trajaru,


y de impiedad al 11I1ncnlOble abismo
a los míseros hombreJ arrastraban:
por es,O siempre te , buscó mi mente
en la sublime soledad; ahora ,
entero se abre a ti; tu mano siente
en esta inmensidad que me circunda, -,

y tu profunda voz ba;a a mi uno ',~
de este rauda} en el eterno trueno.
I Asombroso torrente!
¡Cómo tu vista m. ánimo en/ljena
" y de terrOt y admzraaón me liena!
¿Dó tu ongen está? ¿QUién fertiliza
por tantos siglos tu inexhau.u o fuente?
¿Qué ,poderosa mano
hace qúe al recibirte
no -rebose en la tierro el oC"eono?
,
Abrió el Señor su mano omntpotente,
cubrió tu faz de nubes agttadas,
dio su voz a tllJ oguas despuJadas,
y omQ con fU arco tu terrible freme o

Miró tus aguaJ que incansables corrctl,


como el largo torrente de Jos siglos
rueda en la ctermdad: así del hombre
.'
- ,..¡:' pasan t'o/ando los f/orldos días,
y despierta el Jo!2r. . I Ay! ya agotada
úento mI iuvcn ttld~ mI faz marchita,
y la profunda pena que me agita ,0--,
ruga mi frente de dolor nublada.

¡Niágara poderoso.!
Oye mi ,Utwla voz: Cll ' pocos años
ya devorado habrá la tumba fría , '
I
a tu débil cantor. i Duren mis versos
cual tu gloria inmortal! Pueda piadoso,
¡J contemplar tu fa z algún viajero;
dar un suspiro a la memoria mía,
y yo~ 'al hundirse el so} en occideme,
~" "
vuelt· gozoso do el Criador me llama,
, - y al esCtlchar los ecos de mi loma
~; alce en las nubes la radiosa f-rente.
So::
,. . 242. Análisis. Leída 'con reflexión esta poesía, cualquiera echa de
~~"
}> ver que el poeta expresa en ella las vivas impresion'es que ,recibi6 su
o .. ~_
alma ante la catarata del Niágara.
'"1 El arrebato ele:: inspiración con que comienza, la avidez por con-
templar toda la grandeza del torrente, con que continúa, el desprecio
" ~:
de todo otro espectáculo delicioso, ante el estupendo fenómeno, la
presencia de la Majestad divina en el eterno trueno del raudal, -las -,
1~
- ~·I
expresiones espontáneas de adrniraci6n y asombro, el afán por sondear
.-
232 Lecci6n XXXIV

su origen ... ; todo es la manifestación viva y natural de los sentimien-


tos personales del · poeta ante el espectáculo que contempla.
Parte de la realidad obj etiva, que es aquí la grandiosa catarata;
más aún: la describe; mas para tomar de ahí ocasión de mostrar su ,.
pasmo y de presentar cuanto puede tener expresión y alma en la
belleza sublime que él objetivamente descubrió entre los remolinos de
la ingente cascada.
He aquí la esencia de la poesía lírica, que, por lo dicho, bien se
llama también subietiva.
Fácil es ya dar su DEFINICION, que será : la bella expresi6n de los
sentimientos y afectos que agitan al poeta en la contemplaci6n perso-
nal de la belleza.
2'13. Propiedades y Car.lcteres. l Q Siendo de esencia que la poesía
lírica sea personal o subjetiva, ¿cómo puede interesar y conmover a
todos? Por la p,·imera propiedad que debe tener todo poema lírico
para que sea interesante, y es que, siendo expresión de los sentimien-
tos propios, parezca manifestación de los de todos; que los sentimien-
tos particulares parezcan universales, y bajo la individualidad se des-
cubra lo común, porque no es el individuo quien habla, sino el hombre.
En una palabra, la composición lírica ha de ser humana, o como
sabiamente lo recomendó Quintana:
y ri qu~réiJ qtt~ el univ~rso os crea
dignos del lauro con qU(: os ceñis la frente , ~:=
qu~ vuestro canto enérgico y valiente
digno también del universo sea.
La poesía de Heredia nos ha interesado porque los afectos, en que
oímos prorrumpir al poeta, son los que comprendemos deberían
brotar de todo el que contemple la ingente catarata. Su asombro es
nuestro asombro, y al decir a Dios que la inteligencia
tu mano fi~nte
en esta inmensidad que m ~ circuuda
y tu profunda voz ba;a a mi seno,
de este raudal en el ~terno trueno;
esa inteligencia del poeta es la de toda la humanidad, que debe admi·
•..
,
rar la grandeza del Eterno Sér tras del estruendo inmenso del Niágara.
29 Síguese de esta propiedad otra: la naturalidad O espontaneidad
con que debe el lírico emitir sus sentimientos. Si los afectos no son
naturales, ya no pueden interesarnos, no son humanos. •
Lo rebuscado no es lo que espontáneamente brota del coraz6n ,
conmovido o del aJ¡na entusiasmada. Aquí, en la poesía ' que estu- •
diamos, todo es natural en aquel que se ve ante un fenómeno tan ',0,
estupendo como el de la catarata. Natural que el que siente en sí la
llama de la' inspiraci6n, se sienta inspirado ante la grandiosa e in-
cesante majestad del torrente; natural es querer escrutar toda su gran-
, .
Poesía lírica 233
.
deza;natural describir los pormenores que más admiran; natural la
elevación con que el poeta se levanta descle la esfera de la conteÍnpla~
ci6n física hasta la intuici6n del universal destino humano. Ni parezca
menos natural el recuerdo que, ante la caverna inmensa de la cascada, ,
evoca de las palmas deliciosas de Cuba, si se tiene en cuenta el des, "

tierro ' en que vivía el poeta y el cariño 'que conserva de su patria 1. 1


.,
39 De la naturalidad con que han de brotar , pensamientos y afee. ,
.0-.

tos, síguese la libertad con que camina el lírico, no sujetándose al


rigor severo del orden lógico ni a enlaces artificiales -y fríos.
Váyase a pedir este encadenamiento de ideas y unidad dialéctica
a una madre que llora la inopinada y súbita muerte de su hijo. Y no,
es que en la !frica pueda faltar el orden, elemento de belleza. Porque
dentro de la variedad espontánea y libre de los afectos y en medio de "'.
las traslaciones rápidas, o raltos líricos, ha de dominar la unidad de
sentimiento, la cual explica aquello que se ha llamado el bello desorden

de la poesía lírica.
La profunda impresi6n que produce la grandiosidad de la cata-
rata, y las ideas que ésta despierta. he ahí la unidad de sentimiento
que se manifiesta bajo distintas ' formas en la poesía de Heredia.
4Q Siendo la poesía lírica la que más direc[amente va buscando ·el .,
placer estético de la belleza, en ningún otro género poético se exige "

" como en éste exquisita perfección en la forma . ,


lQué estilo tan figurado, qué viveza de lenguaje, qué brillo, qué "

oolorido, qué lujo de imágenes en la oda Al Niágara! Dijimos al tratar


de las figuras que el lenguaje figurado es el más natural para expresar
las pasiones del ánimo; por eso . en ningún otro género tienen tanta
cabida como en éste las figuras y los tropos, etc.
y ¡qué armonla en la oda presente! ¡C6mo parecen remedar el
bullir y el estrépito de la ingente catarata, y cómo imitan el empuje
arrollador de ¡as cascadas los versos
Sereno corres~ maj~stuoso, y luego, etc.!
La armonía dice muy bien con el carácter musical que los gliiegos
dierc;m a la lírica haciendo acompañar sus cantos con el iftstrumento
músiCo llamado lira. Y así debe ser la lírica, un canto del alma, una
serie de sonidos que da la lira del ' coraron, Ni es esta ' metáfora sin
sentido, porque es un hecho uníversa1 que todo sentimiento. viva~
mente sentido en el alma, tiende a exteriorizarse en un grito, en un
sollozo, en una lágrima siquiera; el poeta no hace sino valerse del

" 1 Por ser más natural hemos preferido con Menéndez Pelayo la primera
edici§n de la Poesía hecha en Nueva York (1825). Las correcciones de la
.....
t
edici6n de Toluca (1832) conviert<:n en frases afec tadas los: ligeros descuidos
de la primera ed.ici6n.

. , ~I
,
,~... '
234 Lección xxxv
,
"

arte para hacer vibrar por medio del lenguaie bello y ritmico los •
sentimientos del alma.
D e aquí la conveniencia de la versificaci6n en la lírica, pues el
lenguaje, para expresar fielmente la emoción del espíritu, requiere la
"
entonación enérgica o duke, melancólica o regocijada, a la cual nada
com ribuye tanto como el ritmo, dentro de la variedad métrica que el
poeta libremente puede combinar para mejor expresar los matices
más sutiles del sentimiento.
59 Finalmente, siendo todo poema lírico manifestación de senti-
"
miemos más o menos sobreexcitados, debe ser siempre relativamente
corto.
L as impresiones violentas no pueden durar mucho: ni el poeta
puede durar en su arrebatada inspiración, ni el lector sostiene por
mucho tiempo la expresión de vehementes emociones.
E}E.RCI C IOS PRACTICOS. - Señálense algunas poesía s líricas de este o de otr:o
libro, para q ue los alumnos las analicen, y presenten cumplidas en ellas la
esencia y dotes líricas que han estudiado en esta lección.
RE. CONSTRU CCIO N SINT ETICA. - Analizando la poesía Al Niágam, de Heredía,
deduzca usted las propiedades y caracteres de la poesía lírica. ¿Qué expresa
en esta poesía el poeta ? ¿Cuáles son las ideas princip:des de toda la compo-
sición? ¿Parte de la rea lidad objetiva? ¿Con qué fin? ¿Qué es 10 predomi.
nante en toda la composición ? Y si eso ha de suceder en toda poesía lírica, ¿cuál
será la definición de ella? (242 ). - Siendo personal la lírica, ¿cóm o puede in-
teresar a todos? ¿Por qué nos interesan los afectos personales de H eredia?
¿Cómo debe emitir el lírico sus pensamientos y afectos? Exponga usted cómo
es natural Heredia en medio del entusiasmo. ¿Cuál es el orden que ha de haber
en la lírica? (Qué es eso de bello desorden? Examine la perfección de form a,
estilo y armonía propios de la lírica. ¿Por qué exige especial ' armonía la lírica ?
¿Es conveniente la versificaci6n en la lírica? ¿Han de ser largas las poesías
Iiricas? (243),

LECCION XXXV

y ARIEDAD DE COMPOSICIONES LIRICAS - ODA

244. Las composiciones líricas son tan múltiples, como múltiples


son las formas en que el poeta puede manifestar sus sentimientos.
Estudiaremos las más ordinarias y clásicas.
ODA (;'8~ = canto)-Llaman los griegos oda a toda composici6n
lírica destinada a ser cantada con acompañamiento casi siempre de
música instrumental y de danza.
• Habia dos principales categorías de tales cantos: 1) los reservados
para el culto público, como el Pean, en honor de Apolo ; el Prosidión. ,
destinado a cantarlo ¡x>r niñas en las procesiones rdigiosas; el Diti~
t
rambo, en honor de Baco, más movido y tumultuoso que los ante-
.~~~~~,tfí.'t;~~¿;:'~~ .1!:~~~¡~<Jfti;* \-4Ii:.{~ ~¡ 1:1'!!~-~.<,+.t;'~~:;,!;~:r?~- ~;"~:,'t :: "~,,y;"~ ...,..~~-t.. :,.:~ "l'ti~~ -~~i ;¡
~~~f.S·:~~:1';~:'""'~'", -<f~.·~<;~. ~ '~"""~ '~->_~>'~ -." :'<~:'-;':;J"~o!o''<''' ':'~?~'_;' . ~ J '. \',.~ . '"~~!~:
, ~.' ~~~

Variedad de ,compc¡siciones líricas 235

riores, etc.; 2) los compuestos para celebrar el triunfo de los' vence·


dores y grandes hombres, entre los cuales sobresalieron los Epinicios,
en honra de los vencedores en los juegos públicos.
A los cantos Epinicios pertenecen las odas de Píndaro, el cual
) ,oHa celebrar primeramente la glorificaci6n del vencedor y de su
familia, añadiendo después alguna idea moral relacionada por · el
héroe; todo dispuesto para el canto, y con elevada entonación lírica 1.
MODEws perfectos de oda pindárica .tenemos en la poesía hispano.
americana.. Entre otros a La victoria de l unín, por el ecuatoriano Jost
J. Olmedo, algunos de cuyos versos van en el númerp 126.
En este carácter lírico de las odas pindáricas se fijaron nuestros
clásicos para llamar oda&a toda composición en que el poeta expresa
con cleuaci6n y entusiasmo sus sentimientos,
Moradn, Meléndez y otros, titularon odas a composiciones de en-
tonación menos elevada, inspirándose más bi.en en Safo y Anacreonte.
De ahí quizás la vaguedad dé algunos autor-~s en definir la oda. Pero
estudiando las odas del lfIieo latino, Horaóo, y del Horacio espa ñol
y príncipe de nuestros líricos, fray Luis de Le6n, se deduce que podrá
variar la entonación, según el asunto 10 exija, pero siempre se
, reflejan en las odas de estos poetas los más ardientes e intimos 'afectos

-.
, del alma. Así lo verán los alumnos al estudiar en seguida las diversas
. clases de odas . .el
·1
Por lo cual no dudamos en DEFINIR la oda: la poesía lírica por " )':

excelencia, que canta los más. apasionados e intensos afectos del espíritu. ',~' - ,.;
.:;
245. ·Clasificación. Si el asunto que despierta esos apasionados
afectos es religioso, la oda será sagrada; si es histórico, nacional, o
algún hecbo, descubrimiento o espectáculo maravilloso, la oda es
heroica; si el asunto está relacionado con la moral, la virtud, la paz
, de la vida, el deber, las artes.. es la oda filosófica o moral; si el
asunto es el amor honesto a los goces que ofrece la naturaleza, es la
anacre6ntica. que Haman también oda ._ cr6tica si la pasión es más :'",
,- _."
vehemente y arrebatada. -;:~

Las tres primeras clases de odas, que son las principales, se han de
estudiar intuitivamente en el citado príncipe de los líricos españoles .
. 246. Modelo de oda sagrada.
. EN LA ASCENSION:
1/1 .
".
..... ,{ Jil_Y ¿de;as, pastor santo,
t;;¡
..... '
• :;.0"-
tu grey en este valle hondo,
con soledad y llmJto,
OSCU1'O ,
..
., .. y tt¡, rompiendo el puro
oil·~ . le ,.as al i1H,u;"'ta/ .u gu po?

,• 1 Cf. A. Croiss~t, Historia de la literatura gtúga, t. n .

,
,
',"
-~
, ..
..... . - ~ "« .::.-•• ..,~ ~,....
->" • ..,.;

,," 236 Lección XXXV

2'-L()S antes bienhadados,


y los agora tris/~s y afligidos,
a tus pechos criados,
d~ ti desposeídos,
¿a d6 convertirán ya SUJ srotidos?
3"-¿Qué mirarán los 010S
qu~ vieron de tu rostro la hermosura,
que no les lea enojos?
Quien 0;,6 tu dulzura
¿qué no tmdrá POT sordo ;' duventuTo?
4'-Aquestl! mar turbado
¿quién le pondrá ya freno? ¿quién concierto
al viento fiero airado? .
Estando trt encubIerto.
¿qué norte guiará la nave al puerto?
5'-/ Ay! nube entlldiosa,
aun d~ este breve gozo. ¿qué le queJos?
¿D6 tlUelas presurosa?
¡Cuán rica tú te Ql~jasl
¡Ct~á1J pobres y cuán ciegos ¡ay! nos deiaJ!

El poeta ha hecho suyos Jos 5<'ntimientos que los discipulos de


Jesús tendrían al separarse de aquel Señor suyo resucitado, de su
Pastor Santo, de su Maestro tan respetado y tan amado, tan hermoso
y tan amable. Esos sentimientos de desconsuelo y soledad, de ternura
y de santas ansias de seguirle, están intensamenté reflejados en esta oda.
La Y con que comienza, ¿cuántos razonamientos no revela? La
2' Y 3' lira imitan perfectamente la desolaci6n del alma. La forma
interrogativa es muy propia del amante herido por punta de a1:lsencia.
La alegoría de la lira 4~ es muy natural y significativa; la apóstrofe
final a la nube, es un golpe artístico de singular belleza.
Así que, del estudio del modelo, se deduce que en las odas reli-
giosas se requiere eleflaci6n d~ pensamientos, nobles sentimientos,
majestuosa entonaci6n, selecto lenguaje.
OrROS MODELOS, dignos de ser leídos y analizados. pueden ser: La noche
lerena, del mismo Le6n ; algunas odaJ de Reinoso, la de Lista. estudiada en el
número 144; La presenct"a de Dios, de M. Valdés; varias de Laverde; A. SO"
Luis Gonzaga y A la lnmaculada, de Belisario Peña; El crucifi;o del ¡esuíta,
del P. Teódulo Varg<ts; el Canto a Maria, del colombiano Casas; varias odas
de los mexicanos Fr. Manuel de Navarretc. J. M. Carpio. Pesado y Arango
Escandón; de los argentinos Ric. Gutiérrez y C. Oyuda; el Canto a María, dd.
ecuatoriano J. León Mera.
.-- .
Variedad de ,co!l1.posicio"nes líricas 232 d
"
.:1.{1
, -j
2~7. Moddo de oda heroica.
LA PROFECIA DEL TAJO
Falgaba el r~ RodrIgo
- ., -,
-,

con la hermosa Cava en la ribera


del Ta;o sin tcsúgo:
el río sacó tuera
d pecho, y le habló de esta manera: :ti,
En mal punto te. goas, •,1
In;usto forzador, que va ~l sonido .,,
-, oigo ya y las voces , -,
la; arm(lj ,y d bramido '1

de Marte, de furo1 V ardor cefiido. , -,
.. ~,
¡Ay! esa tu alegría . -'1
¡qu¿ /lantOJ acarua! y ua Ilermosa
qu~ VIO d mi NI mal día, :'1
a España ¡ay! ¡cuán' llorosa! .j
y al cetro de 1m godos cuán costosa!
Uamas dolores gut'rras,
muertes, asolamtentos. fieros males
entu tus brazos cierras:
traba;os mmortales
a ti y a tus vasallos nattlTales.
A los que en Constantrna
rompen ' el fértil suelo; ti los que bafia
el Ebro,' a la vuina
Sansueña. (1 Lusitaña, '
a toda la espáctosa 'Y triste Esp~ñ,!.
Ya desde Cádtz llama
el ;n;uriado conde, a la vroganza
atento y no a la fama.
la bárbara pujanza
en quzen pa'ra tu daño no hay tardanza .

Oye,' que al czelo toca
.-- con temeroso s6n la trompa füra,
-que en Afrjca contJoca
el m orq a la bandera,
que al aire desplegada va ligera.
La -lanza ya blandea 1
el árabe cruel, 'Y hiere el viroto
llamando a la pe/ea:
innumerable cuento
de escuadras ;unuz.s veo e~ un momento.
; .
Cubre la gente el suelo;
debajr; de las velas desparece ',.
la mar; la voz id cido
~ confusa y varia crece,'
el polvo roba el día y le oscurece.

-~.
~~.v~~1~{~~~l;tl;~~~.", ,~'!1~rr~ ~lt: \?~~~?~~~~~,_·7f
. ~.. . - ~ .
~ - ,
"'l' ;"-

b -
238 Lección XXXV
, •
! .'" i Ay! que ya presurosos
suben las largas naves: ¡Ay! que tienden ,',

los brazoJ vigorosos


a Jos 'remOJ )' encienden
las mOl'CJ espumosas por do hienden. ,"
,-,
"· El Eolo derecho
hinche /0 vela en popa, '1 larga entrada
por d Hercúleo estrecho
, con la punta acerada
el gran padr~ Neptuno da a la armada.
¡Ay, trt.rul y ¿Ott1l te tiene
,
d mal dulce regazo? ¿Ni llamado
al mal qt1t: sobreviene,
1JO acorres? ¿Ocupado
no UCJ 1'0 d puerto de Hércules sagrado?

Acude, corre, vuela,


e1"aspasa el alta fierro, ocupa el liarlO,
no perdoncJ la espuela,
no dCJ paz a la mano,
menea fulminando el hierro tnsan o.

¡Ay! ¡cuánto de taltga!


¡Ayl ¡cuánto de sudor está presente
al que viste ¡orieG.
a/ in fante vali~ntc ,
a hombres y a caballos ju.ntamente!

y tú. Betú diVinO,


d~ sangre a;ena y tuya mancillado.
• dartÍJ al mar vecino
¡cuánto yelmo quebrado!
¡Cuánto cuerpo de nobles destrozado!
.,
El furibundo Marte
cinco luces las haceJ desordena,
f igllal a cada parte,
• la sexta ¡ay! te condena,
¡oh cara patria, a bárbara cadena! ,
,

Prosopopeya es, aunque quizás no del mejor gusto, hacer hablar
al do mientras huelga descuidado el rey Rodrigo, Aglomerando los ."
males que amenazan a la patria y exagerando con hermosa hipérbole
la multitud y arrojo de los ejércitos contrarios, ¡qué naturales resultan
los ayes amargos primero y dolorosos después! Cuando el mal es in-
minente, natural es apremiar con súplicas y encarecimientos; esto hace
el p~ta; mas ve que es tarde, y lamenta s'entidamente fatigas y do-
• lores tan irremediables en ap6strofc, a la vez hipotiposis, vivfsimas.
• acabando con el último grito de dolor por la esclavitud en que caerá
su patria.
,
-Vari'edad de. composicio1JeS líricas- e39

Campean aquí los sentimientos de dolor, de- temor, "de desespera.


ción por los males de, la patria, honda y enérgicamente sentidos, y
e"xpresados con vivacidad y brillantez de lenguaje.
En la oda de Heredia, del número 241, dominaba admirativo en-
tusiasmo, pero envuelto en expresión enérgica, fogosa y brillante.
Estos son, pues, los¡ . distintÍvos de la oda h~oica: vehemencia, ;j,
energía V brillantez.
MODELOS también .dignos de estudiarse son las odas heroicas dt: H errera,
que llamó él Canciones; varias de Quintana (A -la imprenta, Al combate de
Trala/gar, erc.); de Gallego, de T assara, Esprollceda y alguna de MeJéndez
V:tldés; la de Hercd ia Al huracdn. L" tJJ' -to"';a de !lmfn, del citado J. J. Olmedo;
y entre los colombianos, LA libertad 'Y el fOclaJismo, de J. E. Caro; A la estatua
del Libertador, de M. A Caro; las odas al Tequendama, de Agrípina M. del
Valle, de Ortiz~ d.e Rafael Pombo; El canto al lllimani, del boliviano M. J.
Cortés; varias del cubano Z.equeira, de lOs árgentinos Juan Varda y Mármol,
La leyenda patria, del uruguayo Zorrilla San Martín; La gloria del Libertador,
del venezolano F. ,G. Pardo; varias del peruano Santos Chocano; Ultimas
pensamientos de Bolívar, del ecuatoriano R. Crespo Toral.
,
Cuando es tal h vehemencia del afeúo que el poeta prorrumpe en
L audaces invectivas y lanza terribles imprecaciones, la oda se llama
t "_.
¡ ,.
ditirambo. Es buen modelo el del argentino Mármol, A Rosas.
¡ 248. Modelo de oda filosófica: ,
t

LA VIDA DEL CAMPO

¡Qué. descansada vida


la del qt« huye del mundanal rüido.
.,
.
.. '-.: ,
.\ ;.

y sigue la escondida ,
,"",

senda por donde. han ido .-':':"


los pocos sabios que en el mundo han sido! ::tl
" ,'~,,,....
QUt' no le enturbia ' el pech.o -''3':
de los soberbios grandes t:l estrado, ';1\
-~\

ni del dorado, !cebo , - ~i


se adpúTa, fabricado ...:J
,-,,;
d~ ¡iterú: mrtro, en ;aspes ¡u¡tentado.
,
No cura SI la fama ,~.

canta con voz su nombre pregonera,


nz cura sr encarama , J
la lengua lisonjera
lo que condena la verdad ¡mcera. J"
.,
¿Qut presta a mt contento
si soy del tJano dedo señalado, ...;~
si en busca de este tJiento .'
ando desalentado ;:A
con --anstas tltvas, con mortal cuidado? ,

rl
p
. },'
~~
,
" , ~ ,

Lt:cci6n · xxxv

¡Oh montd ¡oh fuentd ¡oh rio!


j oh ucreto seguro, deleitoso!
roto casi el navio,
a vuestro almo reposo
huyo de aquem mar umpesl"oso.

Un no rompido sueño,
un día puro. alegre, libre qUIero;
no qUIero VCI t:l ceño
vanamente severo
de a quten la !angr~ ensalza o el djnero.

Despiértenmc IOJ aves


con su cantar !abroso no aprt:ndido;
no los cUldadoJ graVCJ
de que es siempre segwdo
d que al a;eno arbztrio está atenido.

Vivir qw~ro conmzgo,


gozar quiero del bien que debo al cielo,
a sojas, fin u:.ftJgo.
libre de amor. de u/o,
de odio. de esperanzas, de recdo.

Del m onk en la ladera


por mi mano plantado kllgO un huerto
que con /0 primavera
de bdla flor cubzerto,
ya muotra en la esperanza d fruto cierto.

y como codtCtosa
por ver y acrecentar su hermosura,
desde la cumbre airosa
una fontana pura
hasta ll~gar corrj~nao ¡~ apresura.

y ¡u~go> sosegada,
d paso ~ntr~ 10$ árboles torciendo,
el suelo de pasada
d~ verdura vistimdo
y con d¡ve,-sas flous va esparcimdo.

El aiu el hu~rto orea,


y ofrece mil olor~s 'al sentido,
los árboles m ~n~a
con un manso riitdo,
que del oro y del cetro pon~ olvido,

Ténganse fU t~soro
10$ que de un falso leño se con¡;an;
no es mío ver el lloro
de los que desconfían
cuando el cierzo y el ábrego porflan. ,
·1
,
':: !J~:~~~.\,;<{.; - ?sY~':;F>'~'1:~' ',,'~: ./,¡ - ~.' >, ''# ,
c-,<}_:'.';' ""~_ , .,
"
'

-'~ .
, ,
Variedad 'd( com,posicionei ¡¡,.leas Z41

La .combatida · antena
cruje, y en ciega . noche el claro día
se torna; al cielo -suena '
,'.,.1,
confusa vocería~ ' ,1,
y la mar emiquecen a porfía.
A mt una pobuctlla
mesa, de amable paz bien abastada,
me basta; la vajtlla,
de fino oro labrada,
sea de quien la mm no teme airada.
y mientraJ mlserable- -
mente , se están 1M otros abrasando
con sed ¡maciable ..;
del peligroso mando,
tendido yo a la sombra esté cantando.
d la sombra tendido,
de hiedra y lauro eterno coronado,
puesto el atento oído

¡
>
al són dulce acordado,
del plect1'o sabiamente meneado. , .'
Con qué convicci6n, mas con qué dulce sosiego exprime en esta
oda los apacibles deleites que la quietud del retiro, el desprecio de las ,,
pompas 'm undanas y la paz de una conciencia tranquila le inspiran. ,',

Goza Le6n en el campo porque en él encuentra la verdad y la libertad


de la virtud que no halla en el mundo, La calma y paz del espíritu
parecen, un trasunto de la eterna bienandanza. La sinceridad " del
afecto corre parejas con la nobleza de los pensamientos, y lo fácil y
copioso de las ideas con' la .elegante sencillez del estilo.
Tales son las dotes de la oda moral; bondad y nobleza de peosa-
mie~to, sencillez y elegancia de forma.
, ,--j
OTRos MODELOS. - La epístola moral del anónimo sevillano 2, las silvas de
Rioja A las _llores; A la libertad, de Lope de Vega; "algunas de M~léndez, de
Ruiz Aguilera (La limosnQ, sobre todo); varias de los mexicanos Peza (¡Venid
..
,,
\
los tres!), y del poeta de la naturaleza, M. J. .otbón; de los argentinos Guido ,
Spano (At home); Ricardo Gutiérrez y Rafael Obligado (El hogar paterno); "
La casit{l- blanca; dd venezolano Acostaj entre los colombianos varias de los dos
Caros, de Belisario Peña. de Gutiérrez González y de Fallan .
.oda digna de estudiarse es la titulada Regreso, de Gabriel y Galán:
la inspiraci6n del poeta no termina en la paz y reposo del campo,
sino que le . remonta a deleitarse entre sus encinares cargados de re-
poso~ a fin de disfrutar de la vida cristiana

para morirse en -el vivir honrado


que es el 's ecreto del morír tranquilo!
.i
I
, ,
I
~-- - 2 Véase ' la nota ' del número 132.
:i
, , ""
.. 16-LITERATIJRA PRECEPTIVA
ti
,, ;1
~ ,;:I
,", ,-.
/.-
, "

242 úcei6n. XXXV .. .


. 249. Anacreónticas. Las odas de Anacreont~ fueron muy celebra-
". das en Grecia. Nuestros autores VilIegas, Meléndez Valdés, Cadahalso,
r;:;' etc., han escrito varias a favonios, pájaros y mariposas, que si tienen
'mérito por la fluidez y armonía expresiva, no deben,' a nuestro juicio,
• figurar en esta lección de las odas por faltarles la dote principal del
género: sentimiento verdadero.
En cambio Selgas, el poeta de las flores, canta a estas bellas galas
de la naturaleza, y encarna en simb6licas formas pensamientos pro-
fundos muchas veces y sentimientos delicadísimos y poéticos siempre.
No se puede negar que en las poes;as de Selgas hay mucho de la
agudeza del apólogo y de la UrnUf'a del idilio; pero a pesar de esa
cualidad primera) y justamente por la segunda propiedad, son verda-
deras odas anacreónticas todas o casi todas las poesías de Prim avera,
Estio; Flores y "pinas. Elegimos para modelo la titulada

¡CHIST!

y al despertar ncmpu llora


como si le hicieran daño.
¡T~ngo yo · un ángel tan bello,
con unos :Jabios tan ro;os! Mirándola estoy dormida,
" negros,· .muy negros -los o;os;
rubio,_;f.'I?u y ,:ul;io el cabello.
y me estoy mirando en el14;
la veo como una cstrdla
en la noche de mi t/ida.
,un~o a /a cuna yo miro
su faz dormida y serena, ¡Hermosa 'niña! ¡que tUerle
,, más blanca que tma azucena, le guardárá la fortuna!
más suave qttC un suspiro. N o mOlláis tanto /0 cuna;
-. ;
callad. que no se despierte.
En su rostro angelical
brilla el alma candorosa,
"
, -- como un botón de una rosa
en un .vaso de cristal. .
1II

,,
~

Venid, ffl su boca vidk


Es un ángel de hermosura
de UDS qw una madre sueña;
:

c.
, d sueño blanda sonrisa, [tiene la faz tan risueña! .. .
¡eh! ... ho "vengáis tan de prisa; IY /a mirada tan pura! . . .
, , callad, qUe no se despierte.
, u ¡Con qué indefinible
miro su tez sonrosada!
anh~lo

¿}'Va l/éis con -qué gracia l/a es un alma desterrado,


la (ielf'Ja "bóea entreabrimdo? sí, desterrada del cielo.
"
P~s sicmpr~ que está durmiendo,
n~mpre sonriendo ~$tá. Más baio... no habléis tan f~rU
~ no turbéis su sueño blando:
.' Ti~ne poco más de un año... ¡ m eña! . .. ¿q~ ~stará soñandaf
.,.
'
No la b~$éis.
_. duerm ~ ahora, Callad, que no se despierte.

¡Cómo se trasparenta la intensidad del amor paternal a través dd


,.
<
f-
,
emheleso de ternura con que contempla el poeta a su ángelf
Variedad de C'omposiciimes líricas

Ternura, delicadeza, gozo ",ave y fluidez .de dicci6n, he ahílas


dotes anacreónticas.
.. Es MODELO singular del género el mexicano Juan de Dios Peza ro
sus Cantos del hogar; brotados del corazón de un padre que en el
amor de sus pequeñuelos halla el consuelo más puro de sus ' tribula-
ciones; también el ' mexicano Bernardo Cnnto, el ohileno E. Lillo, los
cubanos José J. Palma, Milanés y Mendive, el argentino Guido Spano,
.... etc.
' .. "':1
250. La poesía ,erótica (amatoria). Cuando no es puro convencio- . j
nalismo de frases hechas, y más que todo cuando no radica en .el • ,'1'
"

sórdido sensualismo, sino que tiene su más puro manantial en . un j


,1/. coraz6n "recto y cristiano, nos presenta MODELOS tan dignos y poéticos'
'.
como Gabriel y Galán en Castellana y Mi montaraza; Calixto Oyuda·
en la magnífica Eros; Manioto en Rosa; Coronado en Siempreviva;
,.

--
Obligado en El hogar vaclo; Zenea en Entonces; R, Merchán en A
~
•• Lucilo; J. Pesado en A mi amada en misa de alba; Gutiérrez Gon-
zález en sus versos A Julia, J. E. Caro en Una lágrima de . felicidad; ',,"

.. ~~!
.
Rafael Pombo en ¡Siempre!; Antonio G6mez Restrepo en Amor .,
'.""
Supremo. De este mismo insigne lit~rato son los sjguient~ fragmen.
tos de ·la poesía dirigida a su esposa, titulada: .
,
TUS OJOS: ..
'

y tan claras, serenas y tranquilas -, .


como las ondas del QrJdinD. lago
Dos luceros gemelos do no desata el aquilón $U estrago,
. vi )10 lucir en la serena altura: hay un poder ucreto,
/lágrimas _temblorosas que los cielos tan fuerte en su apacible mansedumbre,
dejan caer sobre la. noche oscura! que un rayo de su lumbre
Los vi tan compasivos, -fijó por sie.mpre el coraz6n ~nquietc, -
tan rebosa-"te_s de divinos donts, amó de nuev(JJ galas
qu~ qúedaron cautivos . el alma arideáda,
.' mi mente y corazon: esos furtivos
guifios, ¿no son acaso
de piedad y ·de amor palpitaciones?
y diome alíento y alas
para escalar la cumbre de la vida.
# C;uando la humana lucha se embravece,

Estaba triste y laso, d polvo terrenal mancha las manos


_y ellos me dieron esperanza y br/o; y d inimo oscurece.
les pedl inspiraciones cortando d vuelo a pemamientos
" ,
de pureza '1 virtud; '1 derramaron [sanos:
sobre mi frente celestial roela; tu mirada serena
'. ,.. vibraban con blanda complacencia tiene suave virtud purificante . -:,'
,~j

R cada florescencia que de escoria terrena . ';-- '~

de ' un noble germen en el pecho m{o.' liberf4 el coraz6n y los untidos,


y hace que el alma, altiva, se Uzvante,
como el alba ,.adianU
1,
I Qtd soberano imperio arranca a las alondras de sus "nidos:
tiene un dulce mirar! En tus pupilas Quiera Dios que tus oios; .
henehidas de misterio imán de mi ·ventura,

H __:
,.j
244 Lección XXXVI .. ,
nunca vibren C1lOjOS, asciendan a beatíficas regiones;
1
sino, cual hoy, miradas de dulzura; que, drbúros de mi suerte,
y e1Jciendan en mi pecho me lIepe" ha¡ta el fú, de la partida,
alias aspiraciones cnsditfndome el arte de la vida,
que hollando el Ct:1"CO de la vida y la ciencia profunda de la muertef
[estrecho

Como se ve, los ojos castos que le inspiran, encienden en el poeta


amor puro, afectos nobles de altas aspiraciones, de simpatía por la
virtud y de magnanimidad en medio de los trabajos de la vida.
Tal ha' de ser la oda er6tica para que sea poética y racional. Toda l
otra expansión de amor no honesto, y toda otra hoj.a rasca de frases
estcreotipaJas, como decía L. Alas, que no nacen de verdadero senti-
miento, no son sino brote del instinto animal o convencional; y por
tanto, ni son inspiración ni poesía, ni pueden ser, por consiguiente,
objeto de nuestro estudio.
Rectamente entendida podría DEFIN IRSE la poesía erótica: mani-
festación y expansi6n de un afecto amoroso y PUTO, brote de un alma
noble y que la enciende en 110bles aspimciones.
RECO NSTRUCCION SI N TETl CA. - ¿Qué era la oda entre los griegos y cuáles sus
ca ntos principales? ¿Qué entendían n uestros clá sicos por oda? ¿Qué definición
se deduce del análisis de nuestras odas clásicas? (244). - Dense las clasifica.
ciones ordinarias de la oda (245). - RecÍtese como mod elo de oda sagrada
En la Ascensión, de fray Luis de León, y analícese diciendo qué sentimientos '..
refleja. ¿La Y d el comienzo es ri pio ? ¿Qué belleza particu lar encuentra usted
en cada lira ? ¿Qué dotes se desprende debc:n ten er las odas sagradas? ¿Conoce
usted otros buenos modelos? (246). - Lea o recite LA profeaa del Tajo.
¿Qué bellezas resallan en el análi sis? ¿Qué sentimientos líricos? D eduzca la
definición de oda haoica, y cite otros modelos. ¿Qué es ditirambo? ( 247).
Lea o recite algo de La pida del campo. Analice las principales bellezas. De.
duzca las dotes de la oda filosófica. Cite otros modelos (248). - ¿Por qué es
digno Selgas de citarse como mode lo de oda anacreóntica? Dedúzcanse las
dotes de estas odas ante la poesía ¡Chist! de ese autor (249). - ¿Qué modelos
dignos cita usted de pouía er6tica? ¿Qué dotes debe tener esta poesía? ¿Que
definición S(: deduce? (2;0) .

LECCION XXXVI
\

CANCION - HIMNO - ELEGIA


, POESIA MISTICA

251. Canción. No poca confusión se observa en los autores para


definir este subgénero y distinguirlo de la oda, himno y elegia. Con-
secuemes con nueslro m¿todo dedu<;tivo, después de ob!>ervar y anali -
zar los poetas de nuestro parnaso, no dudamos en afirmar que si
Herrera llamó canciones a sus poesías A la victoria de Lepanto y En
,

,,,
Canción ~ H imno - Elegía . Poesia mística 245 .'
,J
la muerte del rey don Sehastián, no hi zo sino poner nombre en ro- ,,
mance a la poesía pindárica que los griegos en su ' lengua llamaron t'
oda. Y eso son las canciones de Herrera, verdaderas odas heroicas. En '~
sentido análogo se llamaron cancioneros la, colección de poesías líricas ·1
j
de los poetas del siglo quince. '
Modernamente, si Espronceda llamó Canción del pirata y Canción <',
del cosaco a dos de sus poesías, fue porque supOliía al pirata y al
cosaco cantando por el mar o por el d esierto sus' respectivas hazañas, ~,
"

,'. .,'I en el mismo sentido qu e las baladas del norte y las barcarolas de las
costas y las coplas de muchas- regiones hispanoamericanas se llaman
- Canciones o CantareJ, esto es, en cuanto se , destinan al canto, o cuya
letra se expresa cantando, El canto del antioqueño, de Epifanio Mejí.,
es canción en igual sentido.
La genuina definición de canci6n, en .c uanto eS subgénero lírico,
con su_ diferencia específica, la hemos de deducir del estudio de las
composiciones compuestas pO,r nuestros Hricos d~l siglo d e oro, a imi-
tación de las canzione del Petrarca . Son modelos la de fray Luis de
León, que comien·za: «Virgen que el sol más pura:., y la de Mira de
Amescua. Para el estudio de ésta nos bastarán dos estanCias: ,
Ufano, alegre, altivo, enamorado,
cortando el aire el suelto jilguerillo,
_. sentóse en los pimpollos de uTla" Im)'a,
JI con su pico de marfil ntvado,
de su pechuelo blanco y amarillo
la pluma concertó, pajiza V gaya,
y celoso se ensaya
a discantar en alto contrapunto
ms celos y amor junto.
y al ,·amillo y al prado ~' a las flores
libre y gozoso cuenta sus amores.
Mas ¡ay! que e11 este estado
el ,.cazador cruel, de astucia armado
escondido le acecha. ,
y al tierno cOJ"Ozón aguda "flecha
tira con m atJO esquiva,
y Cllvue/to C1l sallgt'e, en tierra lo derriba.
j Ay vida malograda,
retrato de mi suerte desdichada!
,, (Sigue otra estancia en qu e describe de' un modo parecido la suerte
de un corderillo, jugueteando en el prado y sorprendido por el lobo).
Rica con sus penachos y copeus,
ufana ~' loca, con ligero fludo
se remonta la garza a las estrellas,
y puliendo sus negros mOl"linetes.
procura ser allá, cerca del cielo ,1
la ,.cina sola de las aves b~llas;
y "por ser ella de ellas

,.
-.
"

, .
' ..
246 Lección XX,XVl

la que m ás altanera J~. re,rnonta,


,. ya !~ encubre .y trasmonta
'.
a los ojos del lince más atentos,
y SI! conumpla rema de los vientos.
Mas ¡ay! que en la alta nube
el águila la tilO, y al Clt;/O sube, .'
donde con ptCO y garra
el pecho candidíslTllO desgarra
,. dd bello azrón. que quISo
volar tan alto con tan corto aviso.
¡Ay pá;aro altanao,
retrato de mI suerte verdadero!

¿Qu¿ se nota en esta canción? Un pensamiento generador que se


va desarrollando bajo los símbolos del iilguerillo, del cordero y de la
", \
garza, muertos cuando menos lo esperaban, y cuya descripción va
envuelta en sentimientos plácidos y melancólicos.
Pues sea ésta la DEFINIeroN de canción: una poesfa llrica cuyo
pensamiento principal se expresa y repite balO varias formas, imagenes
o símbolos, envuelto en afectos tranquilos y algo melancólico.;l.
252. Himno. Es la oda sagrada a la heroica, compuesta en estro-
fas aptas para el canto, generalmente con un estribillo que se' repite al
fin de la composición, y, a veces, de cada estrofa.
T ales son los himnos llamados nacionales, que expresan viva y
oralmente lo que la bandera sensiblemente simboliza, a saber: la
patria y sus glorias. Como son y deben ser muy conocidos de todos
los alumnos sus respectivos himnos nacionales, huelga aquí el ejemplo.
Son modelos también los guerreros de Jovellanos y de Arriaza. ,--,
Poetas ha habido que han llamado himnos a composiciones que ';:,,'}
son verdaderas odas, pero con carácter menos subjedvo y más colec- '..
."
tivo, en cuanto que el poeta más que de los suyos propios, se hace
intérprete de los sentimientos de su edad o patria. Tales son el Himno
a la Divinidad, de Arolas; los de Heredia y de Espronceda Al sol;
el de N úñez de Arce A la patria, etc.
253. Elegia. Es la poesía del dolor. Si los tristes sentimientos del
poeta son producidos por una desgracia colectiva o nacional, la elegía
se llama heroica; si manifiesta las penas Íntimas de un alma, es la {
elegía privada o familiar.
Estudiemos las dotes de la heroica 'en estos fragmentos de la de
don Nicasio Gallego,
AL DOS DE MAYO
Noche, lóbrega noche, eterno asilo, ,
Je/ miserable que, esquivando el sueño, ,"
en tu rilencio pavoroso gime:
.. 1 L.a locomotora~ de Ruiz Aguilera. es asÍmismo b~en modelo. •
"

,"
. ;
." ...
,- ,
, '

Can¿j~n ., Rim:,u;.- Elegia - POesía mística


'

no desdeije~ .m'<· .,!o;~·)etpl bdeiio'


("'esta a m#s fjene~, y en tf4 h'orror
" empapada la ardiente fantfl4a# .
da a mI pincel fatídicqs .colo"res
.... o', con que . el treme-ndo dia
."-i,' . trace .a/ fulgor de pengadoya tea,
" "
y el ódio irrite de l.a plltria mía,
y cscándaio. '1 krror ,~I orbe ua.
"
¡Dia de e:ucraC1ónl Lo destruct.oTa : ; ..
mano dei tiempo le ""0,6 '11/ averno;
maJ ¿qtúén el .semplterno
clamor con que los eCOJ importfJna
la madre España .en en/titado , Ilrreo ·,
podrd . aloTar? ¡unto , al repul~o frío,
al páltdo '¡ucu, de opaca luna:
,

"
..~j
'.,-
entft. 'ClpreseJ fúnebre~ 111 veo:
.-, j '
. ' 1,
trémula, yerta y d uceflldo el manto..
IOJ ojos moribundos
"
al cielo 'vuelve, q';e le. oculta el llanto: 3
.•-l
roto y sin brillo, el ' cetro, de dos mundos
yau ent.re el polvo, y d león guet:rero
lanza a stupies rugido lastimero.
j Ay,. que cual débil planta
que 'ogosía en su furor h6rrido viento,
de tlíctíma.J sin "cuento ' \ .
1 ')
1/0,6 la .destrucción Mantua afligida! ¡ t
Yo vi•. Y.o Vt" su ';uventud florida \ " . , '"
,

fOrre, inerme al huéJped ominoso. ,

MaJ ¿qué su generoso


úfuerzo ' pudo? El pérfido' caudillo, ." ".. ..
..... ' ," I ~':
e.n quim. su honor y su defensa fía, .
la condenó 01 cuchIllo.
¿Qutén ' ¡'ay! la ' alel/osla,
, la .horr,b/e asolaCIón habrá que cuente,
que, hollando de amlS4ld los ,santos fueros,
1~ ,
::;
.
, , hizo furioso en la indefensa gente
, ,

, '
es: tropel de tigres carnicer<¡s? , ~ l.'
Por las henchidas cal/es ."
gritando ~e desp~fla "
'.: ;
" la infame>turba que abrigó en su seno;
• rueda allá rechmando la cureña, ~
acá retumba el espantoso trueno,
allJ el ;olJen loza,!o,
, ,
el mendigo infeliz. el ' venerable
sacerdou pacífico, el anciano ,
que con su arada faz respeto imprime, ,-
"
;untQs amarra su dogqi tirano.
..••
-" ,
En balde, en balde gime
de los dttros · sattliteJ en torno, " .,
"
;J
',.-1'" , la t".i¡u , madre, ia ofligidn . uposo "

" con doliente Clamor: .la pavorosa


..,faial descarga sÍ!ena, " ' , ...
.; , _., 1
· q~e .o lUto yllilntb ' et~rno 'las condena., ',- I

, .. ','
, -"J -

248 úcci6n XXXVI

¡CUÓ'lta escena de muerte! ¡cuánto estrago!


¡cuántos ayes doquictl Despavorido
mIrad ese tu je/ice
qUCfarse al adalid empedernido - .
de otra cuadrIlla atroz: «¡Ah! ¿qu¿ te hice?
-exclama el Insle en lúgmnas deshccho-
mI pan y m: manJI6n pOl,tí conugo,
~ abrí mis brazos, te cedí m I lecho.
umpU tu sed y me Ilam¿ tu amIgo:
y ¿ahora pagar podráJ nt4utro hospedaje
sincero, franco, sin doblez nt engaño,
con dura muerte y con ama¡'go u/tra;e?» .
¡Perdido supltcar! ¡blúttl mego!
t:l monstruo znfame a sus mtntstros mira,
y con t,'cmcl1da voz grItando ¡Iucgo'!
til1to en !U sangre el desgracIado expira.

Sigue describiendo con solemne amargura y reconcentrada ira las


escenas sangrientas y demoledoras de aquel dia, y después de valien-
tes imprecacio nes y gritos de venganza, acaba con enérgico apóstrofe,
a las sombras inultas de los que sucumbieron.
Como se ve, el pensamiento inspirador es noble y tierno: d amor
de la patria dolorida y traicionada. Los sentimientos de compasión,
de ira, de ternura filial con la patria, de quejas y amargas invectivas,
hijos todos del dolor, van hermoseados por la luz de arrebatadas y
enérgicas imágenes, pintorescas y patéticas figuras. La intensidad del
afecto y grandilocuente elocución son oportunas, dada la lúgubre
grandeza del suceso que las motiva.
Nótese la gran parte que toma en la composición la descripción
•, '
y narración de sucesos; pero no es razón ésta de colocar las elegías,
como ligeramente algunos pretenden, entre los poemas épicos (narra-
tivos) o entre los de transición, porque si se describe o narra, es para
dar más vasto campo a la expansión del dolor, así como la madre que
llora la muerte de un hijo, recuerda, escribe y recuenta las hazañas y
buenas partes de su llorada prenda. La vehemencia e intensidad del
dolor razonan esas descripciones, y más si van empapadas, como en
la elegia que estudiamos, de profunda amargura.
Por tanto, ha de haber en toda eleg/a heroica (además de las dotes
generales líricas) pensamiento nobl~, suscitado por un objeto o suceso
grandiosos, dignos de ser llorados; sentimiento de profunda pena,
expresados en diversidad de afectos, pero dominando la energía,
vchemcncia y viveza de ~Jocuci6n.
,
Ahora, algunos fragmentos de la degía del colombiano Beli~rio ,
Peña A la m~moria de su amigo lulio B. Enríqu~z~ n~ bastarán para ~.

estudiar las cualidades. de la eleg/a familiar o privada:


"

" '

Canci6n - Himno- Elegía ·- Poesía mística 249

_e
¿C6mo te llorar¿? ¿Con qué pro/iio
gemido de dolor . que me devora
.~
.J
desataré la vena? ">;;,,
,'')1
te lloro cual quien- llora al único hiio .:,J
en la ter.riblc hora
que lo arranca la muerte,
inexorable a la paterna pena.
¿Por qUIén SI no po, e,. del CMJ inerte
"
coraz6n que ha extenuado dolor tanto,
, '
he de exprimir las PostrImeras gow
que son y.a más de rongre que de llanto?
Tuyas sa-án las moribundas notas
de mI lira mfelzce. po, do tlaga
la últm14 luz lid estro refulgente,
que de glona sm pábulo se apaga.
No hutmlde lauro. mas ciprés dolimte 1
y punzantes abrojos
circúndenmc la f1'tmtc,
, y en tjnieblas apaciéntense mIS 010S.

¡Conque pude perdcrte,


y s~pararte tú de mi pudiste!
Lo que no fuera dado a vanq ,suerteI
ya venturosa o triste.
en tm punto no más h,zo la muerte. "

¡Oh noche! tú que Impon~s tu alto imperio


de soledad, si/euelo y .sombra oscura
al dormIdo hemisferio,
dame espacio capaz a tanta pma,
. ~I
.
y pasto en tu tintebla a mi amargu,"a;
y tu, luna serena
que, d~ IIJ opaca inm~tJS'¡dad sdiot"a,
te t:ncumbraJ al cenit, detén el (Jaso
que tt lleva al ocaso,
y párate a reinar sobu el que llora.

Me engaña todavía
la verdad de tu muerte: y a la hora
en que tu amor solía
buscar mi compañía,
me cansa el aguardarte,
de expectación con ansia veladora.
Oigo tus pasos ya; vaya estrecharte . . .
y digo, de mi mal desacertado:
¿Por qué mi amigo tarda?
¿Por qué me habrá olvidado?
y al Julgor vespertino,
fiel a antigua costumbre, d paso inclino
a donde pie,!so que .tu amor me agum"da,
y voy en mJ erl"Or cIego,
y me encamino a ti; " m~ . . , j nunca llego!
• - , ... ' ' r'
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...
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• I '.

25Q L<cci6~ ' XXXVI .


, ..
Otras veces te busco en la espesura
de los dos frecuentada: a//J me srento
del sauce balo d domo de verdura,
.,
' .. y repaso l(l.j pláticas süaves
que acompaiiaba el susurrar del viento,
munnunos de hOlas y trmados de aves.
~1.

i Qué tristemente bellas


me parecen las flores!
¡Cuánto más melancólica la tarde
co~ sus ondas de sombra, luz de estrellas~ ,-
." purpúreo CIelO y nubu dl: coloresl
¡ Qué mctertos son mu oasos sm tus huellas!.
¡Cuánto es un tI 1m corazón cobarde!
TImón de mI batel, ¿cóm o navego
en tanta mar Sin ti? ¿Cómo, Dios mío,
en soledad de CIego.
atentando en /0 oscuro y el vacío?
¡Oh, amIgo, dulce anugo! ¿qul palabra
habrá expresIVa de mI amor? ¿cuál queja
del dolor que tu ausencia en m.1 alma labra? •
¿Por qué no ,te ami más?.. ¿Por qué el cariño
crea hoy más nn S I' dueño? El se me aleja "
cuando le amara como a ti~no niño.

¡Adiós, oh Tulio! ¡odió!! ... mas no el etuno


adiós sin esperanza:
he de estrecharte aún ante el supremo
trono de Dlas que tu amIStad me afianza. \.-
Es verdad; no lo dudo: habré de verte
siempre, sIempre 1amás Sin que temamo! '
, de ingrato olVido la segunda muerte.
" Raye por fin el día, brille la hora,
de mi noche de penas redentora;
. llegue pronto, y e.s/rechos Jos dos vamos
a donde en vena nca
• sin saCIedad bebamos,
yo, guiad(j por tI, la viva fuente
.. de amor, que glonfica,
no en pobre mananltal. sino en tO"ente. , ,

¿Qué notamos en estos versos? No hay aquella .encendida indig-


nación ni la vehemencia de afectos que en la elegía heroica. En cam-
bio, el sentimiento es más profundo, por lo mismo que es más per- ,
sonaL La majestad del dolor sustituye a la vehemencia, Sencilla so-
lemnidad reina en los tristes recuerdos que se van describiendo; y
• siempre la resignaci6n y esperanza cristianas cohiben los gritos del
dolor, El cariño fraternal que se ve terúa y aún siente el poeta por • ¡,J'

su amigo, es el rayo de luz que ilumina el fúnebre cuadro.


.,
,,'
'.',

. ' ~,

--T-' - --


,.
';'
~
., .......
~
Canción
, - - Himno - Elegía - P·.oesfa mlstlca' .¡
, '1
He -aquí las dotes particulares de la -elegía familiar: sentimientos
\ ~ ..
de dolor hondo y nnuro; ternrlra y tristeza de pensamientos; viva e
:f intensa, mas sencilla mam'jestación·· d~ "pena. '-,
,,;J
,'1
MODF.LO~ DE ELECJAS, en nl1~stro idioma, son, entre otros, las qu~ Jorge
-'
"
Manrique llamó Coplas en la muerte de su padre; la de LOpe de Vega, En la "
"-1
." ~

mucrte d: Ba/tll.Jar Elis,o de Medmilla; las de Herrera, A Ja pbdida dd rey


do n Scbzr.ián y A la condesa de ·Gelves; A las rumas de 'Itálica, de Rodrigo ' ,.
Caro; la de Manín ez de la Rosa, A la muerte de la duquesa de FrIas; Al dos ,,'. ,\
de mayo, de López Garda~ y. la: de Núñez de Arce, A la memoria de Hercu- .':J
lano; \la rias poesías de Balart~ El ama, de Gabriel y Galán (2'" parte) ; E/VIra "
Tracy, de R. Pamba; varias poesías del libro Margarita de Diego Uribe; A la
muerte de la przncesa de Astunas, del ecuatoriano J. r. Olmedo; A F. Figue- ..
~"j

redo, del cubano J. Palma ; A Martin Qtt~ntana, de Guido Spano; Ante lo~
restos de Páez, del ventlo1ano J. A. Calcaño; Canto fúnebre, del venezolano
1- A, Maitín; A la muerte de Diego PortaleJ, por la chilena Merced es Marín;
.• ;

4cuhda~ · de mi, del peruano C. A. Salaverry; A la m~rte de mi madu, del


-
i
chileno Carlos Mondaca; y las· Eleglas. de Max Fava. también chileno.
. -1
, .
254. Poesía mística. Algo hemos de decir de la poesía rnlstlca,
prqcurando explicarnos al alcance de los jóvenes alumnos que por , ,
primera vez oirán hablar de materia tan subida.
No es la inspiración humana, por alta y poética que se la suponga, ,
la que hizo dar notas tan divinamente sublimes a los poetas místicos
S~n Juan de la 'Cruz, Santa Teresa de Jesús, · a la mexicana sor Ju ana
..... Inés de la Cruz y a la colombiana V. M. sor Francisca del Castillo .
~,
cEs la mística -dice Menéndez y PeJ ay~ una poesía angélica y _
~;r celestial, que no es posible juzgar con criterio humano>. El mismo
l' príncipe de los líricos, fray Luis de León, ·dio notas tan subidas, como
.~
; ..'"" las de .su Noch~ serena} recostado solamente en el monte de la poesía
lírica. Los místicos trasponen la cumbre, y allí, inspirados por el amor
.. .
divino, arrancan a las liras de sus endiosadas almas sonidos sobre-- "
humanos 2. ..
.'

,., Cuando San Juan de la Cruz dice:


"
Detente, cierzo muerto,
ven, austro que recuadas los amores;
Ilsplra por mt huerto
y corran ·tus olores
.;. y pacerá el Amat!o entre las flores;

. . -~
2 Tratan este asunto literaria y didácticamente Menéndez y Pelayo (Critica
literaria, t. t, Madrid, Tip. de la ReVISta de Archivos, 1912) y el doctor R. M.
"....'
'

Garrasquilla (Sermones y discursos, Bogotá. Librería Americana, 1913) en sus


Discursos de rccepc,6n en las Academias de la Lengua Española y Colombiana
respectivamente. Para encontrar modelos véansc Las mt:jort:s pot:sJas mlstic(1s
ro lengua castellana, recopiladas por Andrés Gonzákz Blanco, Madrid, Sáenz
~y'. ';
de jubera, 1916.
• ,~
, L •

...• ;.(

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.. ,
, ,
~ .....

252 Lecci6n XXXVI

o también:
En mi pecho florido
que entero para El solo se guardaba,
allí quedó dormzdo,
y yo le regalaba
}' el ventalle de cedros aire daba;

o cuando la V. M. del Castillo exclama:


Huye, aquilón; ven, austm:
sopla en el huerto mío:
las eras de las flores
den su olor escogtdo.
den su olor los aromas,
las rosas y los lú"tos;

todos estos vocablos son sencillos y candorosos; pero el sentido de cada


uno es tan altamente teológico, que es inútil y aun ridículo que crí~
ticos profanos, sin haber pisado los umbrales de la teología, quieran
interpretarlos 3.
Mas para deducir definición y dotes nos hace falta todavía una
sencilla explicación. El amor divino, inspirador de los místicos, se
adquiere por la unión espiritual del alma con su Dios, que suele ve-
rificarse en la contemplación. Allí se conoce a Dios como el sol de
toda hermosura y perfecci6n, único objeto capaz de llenar las aspira-
ciones del alma a lo infinito.
De ordinario, no se sube de un solo vuelo a tan altas cumbres; el
alma comienza por conocer a Dios en las criaturas', huellas de los
divinos pasos, según bella expresión de San Buenaventura; y luego,
por medio de la oración, va subiendo en el conocimiento' de Dios y
de sus infinitas perfecciones, y creciendo así paralelamente en el amor
del Sumo Bien. De este modo, el alma llena de Dios, se trueca en
lira de amor purísimo que hace vibrar sonidos celestiales.
Las propiedades o dotes, que se revelarán en tales sonidos, serán
conocimiento infuso y amor de Dios, Belleza absoluta; desprecio del
mundo; y en la forma, sencillez, candor, delicadeza.
Previos estos conceptos, no será tan difícil entender la DEFINICION
de poesía mística, que es: la belleza de altas ideas teológicas, concebida
al soplo inspirador del amor divino, y sencilla pero muy sentidamente
expresada.

3 Compasión da ver a ciertos intelectuales del día dogmatizar sobre la


poesía mística; el señor Méndez Bejarano en su obra de literatura (nada pe-
dagógica por otra parte) escribe muy orondo que San Juan de la Cruz, «si~
guiendo las 'ficciones propias de la época, se engolfa en una buc6lica místical
cuya forma literaria es muy oscura» (!). (Historia literaria, tomo 11, Madrid,
Tipografía A. Alonso, 1903).

,
~J!;( ' ~-:-~;,,' . ' ~ ~'.' ~
" ". "
;. ..r... •
,.
Canción · H imno· Elegía· Poesía mística 253

, Por lo dicho, se ve que la verdadera inspiración mística, más que


por el estudio, se adquiere por la alta contemplación, a la cual no
suele subir Dios sino a almas muy puras y.. privilegiadas,
., 1
Con todo, algunos literatos, columbrando la alteza de la inspira- .j
ción mística por la belleza de las ideas en los libros estudiadas, han
tratado de imitar al doctor extático, San Juan de la Cruz, en este
género de ¡¡rica, Y cierto que algu nos poetas, si no en la sublimidad ¡
celestial del fondo ni, en la verelad encantadora del sentimiento, sí
por la belleza humana de las concepciones y por el primor de la fo r-
ma, nos hacen recordar las buenas estrofas del místico Doctor 4,
V éanse estas liras de Ricardo León 5:
Naciendo está la aurora; "
sobre el regazo de la noche oscura;
Ji el alma veladora
más alta luz procura,
d sol yo le daré de mI Itennosura.
Ven. alma, ven conmIgo
y abraza la asperez a de este leño.
T e llama Dtos, tu amigo...
¿Qué am07Jte se da al meño
cuando la voz escuello de St-f. dueño?

Ven, alma callando


que ni el dormido corazón lo advierta,
ro el silencio blando
de la noche... que abterta

del ctlJtillo interior tienes la pllet·ta.-

Mi amor guarda la /lave;


I mi amor, que es d SefIor de esta morada,
'. C011 un silbo sr/ave

'" cita a su enamorada,


a la hermosa doncella descarriada. ,
PobrecittJ paloma,
que pusiste tu nido enl1'e milanos;
traspasa aquesta loma
de mis huertos lozanos
y haz tu nido en el htlecO de m IS manos.

Rompe todos los lazos


que te aprietan con ansias y dolores;
ven aprisa a mis brazos
a mi lecho de flores. . .
¡mi Amor es el Amor de los amores!

4 RecuérdenSe aquí las liras de Sa n Juan de la Cruz, insertas en el número 167.


6 Alivio de caminantes, Biblioteca Renacimiento, Madrid, Pontejos, 8. 1911.

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,.
",:,.\- ~ . • l' •

-., .,
r:
. 1.~

Lecci6n XXXVII !'-


"

La 'poetisa mexicana Sor 'Juana Inés de la Cruz, doña Carolina


Coronado, Rafael de los Reyes, S. J., Sanz y Aldaz (Caminas de
,., amor) , son autores de otras fdices imitaciones mfsricas. El himno
eucaristica; del P. Teódulo Vargas, S. J., toca muy de cerca las alturas
místicas 6.
,,,', RF.CONSTRUCCION SINTETICA. - En qué sentido H errera, Espronceda y E.
" Mejía llamaron CancioneJ o Cantos a sus poesías. Dónde se ha de buscar la
. definición de canción. ¿Qué ubserva usted en la canción de Mira de Amescua?
Defina la canción (251). Qué vienen a ser los himnos y cuál es su forma (252).
Qué sentim~en tos expresa la elegía. Analice usted la heroica en la de N. Ga-
llego. ¿Cuál t!s el pensamiento inspirado r? ¿Qué sentimientos expresa y -cómo?
¿Toman parte en esa elegía la desc ripción y la nar ración? ¿Cuáles son, en
síntesis las dotes de la elegía heroica? Haga usted paralelamente el mismo
análisis en la elegía familiar de don BeJisario Peña. Cite algunos otros buenos
modelos de elegía (253) . - ¿Qué génc:ro de inspiración vive en los buenos
místicos? ¿Qué dice Menéndez y Pela yo de la poesía m ístzca? Cite usted algunos
versos que, en su sencillez de expresión encierren sen tido altamente teológico.
¿Cómo se llega a las alturas del amor divino, alma de la mística? ¿Qué de-
finición se sigue de t":sta poesía? ¿Qué dotes han de rt":velar.se:, st":gún esto, en
la mística? ¿Hay poetas profan os que imitan bien a los grandes místicos?
¿Conoce usted algun as estrofas ? (254)_
Los EJERCICI OS PRACTICOS de és ta y de semejantes lecciones serán los fre-
cuentes análisis que se exigen en el cuerpo de la lección, aplicados a otras - com-
'.
posiciones, del mismo género.

LECCION XXXVII ,.


,.
• POEMAS MENORES DE CARACTER LIRICO

255. Madrigal. Con razón citan los autores el de Gutierre de


'1< Cetina como modelo de madrigal. Apréndase de memona: . l'

, O;os claros, urenos,


qu~ de dula mirar sois alabados,
¿por qué si me miráis, miráis airados?
,. Si cuanto más piadosos

más bellos parecéis a qut~n os mira,
¿Por qu¿ a mí sólo m ~ miráis con ¡ro? •
O;os e/aros, serenos,
ya qtJ~ así m~ miráis, ¡miradme al menos!

Nótese en tan breve poema cuánta delicadeza y sentimiento. Pues


tal ha de ser el madrigal: un poemita corto que desarrolla sentida r
ddicadamente una idea amorosa.

6 Pueden verse éstas y otras poesías místicas en nues.tro Florilegio Euca-


rlstieo, -Imprenta del Corazón de Jesús, B.ogotá, 1913.
, " rt
• ..
. /. t ·

'.
Poemas menores· de carád" lín'co 255 .' , ''j

Son modelos dignos también el de Luis Martin, ,lbá eogimdo


flores. y el de Pedro Quirós, T6rtol•• mdnte que en' el roble ' moras . ..
Es bueno también, aunqu~ algo alambicado, ef del argentino E.
Echevarrfa, A una lágrima . y es muy bueno el de Selgas, Tú y yo.'
256. Epigrama. Suelen inclui, lo en el género lirico quizás porque
expresa el carácter regocija~o. y a veces sadrico del autor. Véanse
estos. modelos: . , .
De ,t"posibles Santa . Rila I
es a'lJOgada; y filt:na . .. ~

¡ con devoCión muy contrita, '1


., reza a la salita bendita
.a fin de qut: la haga bl(t:na.

El uruguayo F. Acuña de Figucroa compuso epigramas.graciosos,


v. gr.:
Del Flos sanctorum let:r
cuatro vidas cada día,
por penitt:ncia imponía
a Tusta el Padre Oliver.
.,
~ ¡"

-Mándeme. Padre otras pcnas-


diio humildosa fusta.
- ¿Por qué? -Porque no mt: gusta
soba de vidas ait:nas.
Si bien se observa hay en los ejemplos citados las propiedades del ."
epigrama que incluy6 Iriarte en esta redondilla :
A la abt:;a umc;ank
para que cause placer "
el t:pigrama ha d, ser
pequeño, fácil, picante.
Según esto, la ~EFINICroN es: una br~ve composición ~n verso, que
~xpr~sa un pensamiento agudo y graciosamente alusivo ,
lAs inscripcion~s y epitafios son de índole epigramática, con la
particularidad . de que están disp.uestos para estamparlos sobre las
tumbas ' (epitafios) o sobre alguna portada (inscripei6n).
257. Dolora. Estúdiense con detención estos versos de Campoamor:
De niño en el vano aliño Ya ioven, falto de calma, •. J
de : la 'iuventud soñando, busco el placer de la vida,
pasé la niñez /Iorando y cada ilusión perdida
co~ todo el pesar de un niño. me arranca, al partir, el alma.
Si cmpit:za el hombre penando Si en la estllci6n más florida
cuando ni un mal lt desvda . no hay mal que al alma no duela, . ~. ,
¡ah! ¡ah!
la dicha que el hombre anf¡ela la dicha que el hombrt: anhela

, . ¿dónd< "uf? ¿d6nde está?


-'

,... 'r-o
,.

.. ,...
,
256 Lución XXXVII

La paz co n flnSt4 jmportu,uz mu~rl~


busco en la 1/ejez inerte,
Temo a Ja m/juu, y la
todos los males c011sudn, •
y bUSCQri e1J mal km fuerte ¡ah!
¡unlo al sepulcro la cuna. la dicha que el !Jombre anhda
¿dónd~ está? .•
Las tres estrofillas van desarrollando esta importante verdad filo·
sófica: que nunca encontramos en las satisfacciones de la vida la
felicidad que tanto anhelamos. No profundiza el poeta esa verdad
como un filósofo, sino que: la expone: brevemente, con cierto dejo de
sentimiento que revela la amarga reflexión que va repitiendo.
No estuvo, pues, desacertado el iniciado r de este género lírico al
DEFIN 1R la dolora: Una co mposición poética en la cual se debe hallar,
en forma dramática o en acción , unida la ligereza con el sentimiento,
y la concisi6n con la importarlcia filosófica.
Del mismo poeta son las H umoradas que él define (un rasgo
intencionadQ». Suele ser una de esas salidas de tono, cómico-senti-
mentales, que llaman IW1J7orismo . v. g r.:
Te marias por él, pero es lo ú et·to
qtt~
posó tiempo y ticmpo, y no te has muerto.

Procura hacu , para apoyar la /,'cnte,


un blando cabezal de la candencia.
Para pode" dormir tranquilamentc
no hay un opio mejor que la inocelzcia.

Si a/ morir va al infierno mI marido,


es que vuelve al país en qll~ Iza nacido.
A este talle se han compuesto en Hispanoamérica compoSlClon-
cillas varias. El cubano Manuel S. Pichardo echó a volar sus ojé/idas,
que él define :
hojas de la pasionaria
de mi triste corazón.
258. Rimas. Est udiamos en el número 221 la combinación métrica
de lo's poemas becquerianos llamados rimas. Est udiemos ahora su
fondo.
Recuérdese, por ejemplo, la rima LXI, y en las solas tres estrafitas
I
arriba copiadas se notará la melancolía resignada con que va expre-
• sando el poeta el olvido en que le dejan o supone le dej arán los
hombres. En otras rimas encierra sendos pensamien tos de quej a, de
despecho, de desencantos, de resignado pesar, de observaciones senti·
mentales de la vida, en for ma siempre sencilla; pero ¡cómo hieren
la mente, d corazón y hasta el oído del lector! Es nt:ct:sario leer u
oír leer varias rimas para ver la viveza y melodía que da el poeta a
sus vt:rsos.

,.
-, 1
./ I

.' ..
Poemas mroores de carácter lírico 257 ;¡
, :
Los preceptistas han incluído a Bécquer entre los poetas heinianos.
La nota característica del poeta alemán Enrique Heine es profundo ",..1
1
subjetivismo melancólico que termina por lo común en cieno dejo de
:~
humorismo, o contraste, amargo y despechado 1 _ La imitación de
..' Bécquer está más en la forma exterior .
Así que las ntnQJ porlrían DEFI N IRSE: breves poemas que, sin más
adorno de estilo que suma concisi6n y sobriedad, expresan viva 1
melodiosamenü ideas o sentimientos -subjetivos del poeta. ' . :.i
259. Las rimas han tenido muchos imitadores en España y Amé- .!"
rica. Ya dijimos (222-bis) que Valera prefería El viaie de la luz, de
González Camargo. a muchas rimas de Bécquer. Fc:liz resurgidor de
las rimas en Venezuela fue Alejandro Urbaneja. Véase

TODO ESTA MUERTO

A orillas del abismo de mis ojos


detén alguna vez tUJ ojos bdlos,
)' si eJ tu coraz6n audaz y noble
mira hacia adentro.

Dd~trca ~" d libro d~ mI alma,


revNelve mis ocultOJ pensami~ntos;
mide la inunsidad de mis puaru,
)' rie luego!
'"
¿N0 ve.! cómo los campos tienen flores?
Asi mi corazón IOJ tuvo un ti~mpo,
y IlpNJaJ qu~dan hoy raros despo;os
del rudo cierzo.
Pérez Bonalde (también venezolano) interpreta a Heine con la
misma concisión de frase y exactitud de ideas.
260. La lírica popular. Así llamamos a los brotes espontáneos de
bardos populares, sin las enmiendas y artificios de la erudición y la
lima. Abundan en la lengua castellana estos brotes líricos, bien as! .
como las florecillas campestres que brotan en los prados, sencillas y

I lindas, abundantes y olurosas. La forma, el verso, la estrofa no se


ajustan muchas veces a las reglas del arre; pero entrañan un fondo
intensameme poético. A estos manantiales espománeos han ido a beber
poesía los poetas cultos, muchos de los cuales no han hecho después
más que pulir los versos espontáneos dd pueblo. En España tuvo dos
formas principales la poesía popular: d villancico y las soleares.

1 Tesoro po~tico del siglo XIX, por el P. Vicente G. Bravo, tomo IV) Jubera
hermanos, 1902. Madrjd.

. 17-L11'EllATOlt.a. PUCEPTlVA
,
- ,
;
• .' "' . -'.-.~~- ~ ~r--. j.... ~ ~'f_-;::-"'--- -":W:.i;-
'-.:
¡

I
258 Lección· XXXVll

Ejemplo de villancico: De soleares:


TI ~nid, venid al valle, Ojos que se quiere1z bien
". zagal divino, cuando u miran de ¡cio!,
que os convidan los airu 110 JOn o;os, sillo espejos
>
de mis suspiros. donde los almas se ven. ,
Parecen mis penas
,
¡Ay Niilo mío!
¿Cómo siendo sol bel/,Q olas del mar,
tiemblas de frío? porque vienen tOlaS
cuando otras se van .

En todas las regiones hispanoamericanas, (o mismo que en las
españolas, hay cantares populares llenos de espontánea poesía que los
cultos van puliendo y presentando como verdaderas obrillas de arte.
Son muestras de esta lírica popular Jos cielitos, vidalitar, tristes, mi-
longas de los gaucho, y payadores de i\rgentina y Uruguay, las
concherías de Centro América (conchos llaman a (os campesinos), los
yaraCJíes del Perú, los bambucos de Colombia, y otros cantares típicos
de Cuba, Venezuela y demás naciones hispanoamericanas. ~
Rui z Aguilera, Ferrán, Trueba Pala u, DÍaz Escobar, Manuel del
Palacio, en España, y Ascásubi, del Campo, Hidalgo, Hernández, A.
Echeverría, Plácido y otros poetas en Hispanoamérica, inspirados en
la lírica popular, han compuesto cantares populares , que son ya un
subgénero en la preceptiva lírica. Para que sean modelos deben en~
cerrar estos cantares un pensamiento o sentimiento hondo, delicado o
melancólico.
V éanse algunos:
Gotas pareCe7t mis lágrimas~ A/ pie de un árbol sin fruto
gotitas de agua de mar, me puse a considerar,
en lo amargas, en lo muchas qué pocos amigos tien e
y en que pronto me ahogarán. el que 110 tiene que doro
Si oyes tocar a mue/·to No vengas, falso contento,
no preguntes quién murió, llamando a mi corazón,
pues tan /e;os de tu lodo pues traes en la ilusión
quién puede ser sino yo. erllltlelto el remordimiento.
Ahora véase esta concherla de Aquilea EcheverrÍa:
¡Qué alegre que está la tarde, Muy bUC110S tardes, ;Hguero; ,
qué bonita, qué serena! ¿cómo utá tu compalíera?
¿qué btLIcan las torto/il/as jEstrcllitos d~ los ciclos,
que corren elltre 101 hierbas? quién os m;1"Orá de ccrca!
Ante tales modelos podríamos DEFI N IR estos cantares: espontáneas
manifestaciones de un sentimiento o pensamiento breve y delicada-
mente expresadas.
261. BoIadas. Viene e'ta palabra de la griega f3áll", que significa
lanzar; de donde vinieron a las lenguas romances los vocablos baU"
~. -
,"
Poemas menares de carácter lírico 259
(en francés saltar) y baile. De ahí que se entendiese por balada pri-
mitivamente todo camo "destinado al baile o danza. !
Llamáronse después baladas los poemas ' de los trovadores de la
edad media, que bajo forma narrativa desenvolvían pensamientos
]
,. -¡
gene1'alme12te tristes y amorosos.
Modernos poetas de nuestro parnaso las han imitado al modo de
. '.,
este modelo del extremeño don Vicente Barrantes:
FLOR TRASPLANTADA
Un pobre niño extranluO • hum'es y águilas!» .
por las calles de 1'1'iono ¡Ay! en mal hora,
iba pidit:ndo limosna flor t1'asplal1tada!
al dulce són de su arpa; que de su vida
y la gellle le deda: mue're en el alba,
«¡ Ah! ¡qué mal cantas!» sin que la agoste
¡ Ay'! en mal hora, flor de su patria!
flor trasplantada! «Vuelva a ti mI pensamiento, ,
¡siglo maldito, vuelva a mi madre mi alma; i
siglo sin alma, como e! eco torna al valle, .1
que 110 respetas volando sobre las auras. I
l1i la desgracia! Así pudiera conmigo
Era un enc,'O muy frío, tlevar mi arpa! .. .».
el Clladalqtúvir se helaba; Le insulta el pueblo
y el cantador tiritando '-' el niño acaba:
.hería apenas el arpa. «siglo maldito,
Limosna pide, y contestan: siglo sin alma,
«T/é 110r0111alo». que hasta la muerte
¡Ay! ¡En mal hora ¡ay! ¡(lábaros!».
flor trasplantada! Vio poco después Sevilla
¡siglo maldito, e1/ su harrio de Triana,

siglo sin alma. el caso más lamentable


que no respetas que nunca se vio en E'spaíia.
nz la desgracia! El ni110 muri6 . .. de frío,
de hambre... y de ansia.
Por dar a m pecho alivio ¡Ayl en mal hora,
y desahogo a sus ansias,
flor trasplantada!
e! uiño torna a su canto que de su vida
en trémula voz helada: muere en el alba,
¡Ay! 110 es voz, es un suspiro sin que la agoste
que parte el alma! sol d~ su patria!
~flor que en 111111 hora
Pasan inviernos y otofios,
fue trasplantada tempesiades y bonanzas,
dNde pensiles }I el arpa nunca se pudre
a tierra ingrata, sob-re la tumba clavada;
sólo a los viel1tos y canta, cuando en sus cuerdas
su aroma exhala. suspira el aura:
«Aquí no hay flores,
, «Muero de hambre y de frío, que sólo hay lúgrimas.
lejos de ti, dulce patria, i Ayl de la triste
si1J el beso de mi madre, que vino Q Espa¡¡a
sin su postrera mirada. a ver el colmo
'. '" ¡Ay! quizás en mí se ceben de sus desgracias!».


• •
260. . L<cción xxxvIi

, A través de la narracioncilla del juglarcillo palpitan los senlimien-


,
l. tos compa~i vos del poeta por el pobre y desgraciado. •
e De donde podemos ÓEFINlR la balada moderna: una composici6n .'


bajo cuya forma narrativa va expresando el poeta tiernos untimientos.
Son modelos, además de las del citado Barrantes, muchas del
salmantino Ruiz de Aguilera, La perla del buen retiro, de don Luis
· .
\,
,
Eguilaz, algunas de don Pedro A. de Alarc6n y del argentino Ricardo
• Gutiérrez, de los venezolanos J. R. Yepes, J. A: Calcaño y D. R.
'. Hérnández.
262. Letrilla. Sirva de modelo esta del graciosisimo don Ricardo
Carrasq uilla:
LO QUE PUEDE LA EDICION
Hjc~ un canto bermudino por la Francia;
al c'ondar; tllStlOS~
con d~gancla
p~ro u/aba en borrador y lu~ MOnsl(Ur Rengif6n.
y me paruló cochino. ¡Lo que puede la edici6n!
·l
Me /0 hicuron publicar
en El Día: Si )'0, qu~ JO)'
campesino
lo Id con alegría rematado,
y lo cnconüi regular. en vez de utar ~mpastado
Luego e n una colección en áspero pergamino,
de poctas lo eJtlwiera en tafilete
/0 insertaron con viñctaJ. con labores,
y dije: ¡es gran 'Producción! y pajaritos y llores,
¡ Lo que puede la edición! )' con dorado ribete;
Mi compadre Isaac Rcngifo no obstante mi cortedad
con capote
andaba; :Y el monigo ~
y r-udeza,
pltdiera entrar con franqueza
,
·
.. ' .
Jo llamaban y d enchilo.
Después compró botas, frac
y sombrero;
robar pudo algún dinero.
y se llamó don Isaac.
en la btl~na sociedad.
y luera hombre de raz6n
y de peso,
y diputado al congreso
me harfan sin lón ni s6n.
Hizo luego tina cxcursi6n ¡Lo que puede la edici6nl

(La dolora de Campoamor puesta ~n el número 157 también es


¡'trilla) .
Basta este modelo para ver que la caracterislica de la letrilla es
la ~xpr~sión d~ una idea, alegr~ o trist~, seria o lig~ra, pero más gene-
ralmente festiva o satírica, con una versificación fluída de art~ menor
y con la particularidad de que a¡ fin de cada estrofa se rep'ú un
,
mismo pensamiento contenido en uno o más versos.
SON MODELOS: LAs coplas del alma, de Santa Teresa; varias de G6ngou,
Lope. Qu(:vedo, Cadahalso. Meléndez, Iglesias, algunas otras doloras de Cam~
poamor, además de la citada, la cima de Bécqucr, IQué solos st: quef"", los
mUN'tos!; El hombre de importancia, del uruguayo Acuña de Figu eroa; algunas
, . del peruano Pardo Aliaga; LA llar de la caña, de Plácido (cubano), etc.
,
.. .
~.
,
5r."!'I"~';~r;i'J;ty.'<,:,,r;1:"'~:~''<'~: .:'.~ 'V if"t. , ' ,
- " '
<

".,
~, Poesía bucólica· [ dilio . Sátira .' Epís!ol4 261
"•
EJERCICIOS PRACTICOS. - Análisis de algunas de las composiciones cuyos
modelos se van citando. al modo del que se hace en esta lección.
RECONSTRU CCiÓN SINTETICA. - Recite usted el Madrigal de ~etina y deduzca
la definición (255). _ Recite usted algún ~pigTama. y dé la definici6n (256).
Cite alguna d%ra y examine su característica, deduciendo la d~finición. ¿Qué
vienen a ser las humoradas? (257). - Exponga usted el fondo poético de las
rimas de Bécquer y su parecido con los versos de Heinc. Dé la definició n (258). ':¡,
¿Hay en América buenos imitadores de Bécquer? (259). - ¿Qué idea tiene de
la lírica popular? Cite algún modelo (260). - Etimologí.a de balada. Examine
usted La flor trtuplantada. de Barrantes, y deduzca la definición (261) . - Ante
, ~,
.. ~

Lo qttC puede la edici6n , de Carrasquilla, deduzca usted el carácter distintivo •..
de las letrillas y cite otros modelos (262 ).

LECCION XXXVIll
"

POESIA BUCOLICA - IDILIO


SATIRA - EPISTOLA

263. Siguiendo al gran maestro Menéndez y Pela yo, incluimos


estos poemas entre los del género lírico. Cierto es que los amores
presentan modelos de todos dios en formas épicas y aun dramáticas;
pero ya veremos c6mo siempre ha de predominar en todas la nota
o',,;;:
:-.¡
" .
.. ~ 'i
. ,)
l
lírica o subjetiva. ,
264. Poesía bucólica. Tiene su origen en los ingenuos y frescos
idilios (imagen, pequeña pintura) de Teócrito de Siracusa. En Roma
imitó este género Virgi1io en sus Eglogas (poesia selecta), destituidas
de la espontaneidad y candidez del poeta griego.
La literatura provenzal cultivó dichos modelos en sus albadas y .,,.,•
pastore/as, y el Marqués de Samillana en sus Serranillas y Vaqueiros.
Ingente turba de imitadores resurgió después del renaci miento, no .....f; ..
consiguiendo sino desprestigiar el género por haber limitado el campo ~'.;, ..
'.
de la bucólica a fantasear pastores y zagalas, eruditos y cortesanos,
envolviendo toda la composición en falsos sentimentalismos y en con~
' vencionales frases, que quitan todo encanto y verdad poética. ,
"

La poesía bucólica que hemos de "estudiar no es ésta sino la que se "


inspira en la naturaleza, saneada por el fresco y reparador ambiente ,
. del campo, libre de la hipocresia y engaños de las ciudades, y fuente ••
de puros amores y de cristianos consuelos.
Para el estudio intuitivo de la bucólica; así entendida, no conoce..
• mos poeta cuya musa más si nceramente se haya compenetrado con la I
. ... naturaleza, que el castellano Gabriel y Galán, quien dejó sus aulas y
:.~
mag isccrio porque «$ US aficiones estaban en el C:1 mpo ... Y e, difícil
escoger modelo emre tantos y tan buenos como nos dejó el malogrado
~) ¡>peta. Lea el aficiónado y oiga leer el disdpu1o: Regruo (que citamos
,
~

...
'. , ",!
. ,'
,,
--
262 úcción XXX V IIJ

arriba como modelo también de oda moral), El poema del ganan,


Los pasto,.es de mi abuelo, Mi vaque,.illo, El barbecho, Las sementeras,
etc. En (Odas estas se ve, y se siente palpitante, la naturaleza, cuyos
hondos tesoros y ocultas galas se presentan deslumbradores al conjuro
del poeta . Estudiemos aqui solamente la primera parte de

EL AMA

Y o ttprendí t:tl el hogar en qué se funda


ltl dicha más perfecta,
y para hacerla"mía
qwse la yo como mI padre era,
y busqué '111ft mUJer como 1n1 madre
entre las hl1tlJ de mI hidalga !tetra.
y fUl como mI padre, y fue mI esposa
lIIvicnle Imagen de la madre muerta.
¡Vil mdagro de DIOJ , que Ver me hizo
otra mujer como la santa aquella!

Compartían 111f! tímcos amores


la amante compollera.
la patrIa rdolatrada,
la casll solarIega
con la heredada Imt01'ia,
COIl la heredada haCienda.
¡Qué buena era la esposa
y qué feraz mI tIerra!
i Qu¿ alcgu era nll casa
y qué sana mI haCIenda,
y con qué solidez estaba unida
la tradición de la honradez a ellas!

V 710 senCilla labradora '/l/mi/de


hljn de oscura, castellana aldea,
ulla muía tl'aba1adora, canfiosa y uria,
trocó mi casa en adorable tdi/io
ql/e no pudo Sallar mngtÍn poeta.

i Oh! cómo se suavIza


el penoso trajín de las faena s,
cuando hay amor en caJa
y con fl mucho pan se amasa en ella,
• para los pobres que a su sombra viL-en,
para los pobres que por ella bregan!
jY cuá1l10 lo ag1'adecel1 sm decido
y culÍnto por la casa se I11tcresan!
¡Y cómo ellos la cuidan,
y cómo Dios la aumenta!

• Todo lo pudo la l1m;er cristiana,


logrólo todo la mu;er discreta.
... "

Poesía bucólica ~ Idilio - Sátim - Epístola 263

La vida en la alqu~ría "

a
giraba en torno de ella
pacifica y amable,
mon6tona y serena.
)1 •
¡Y cómo la alegría y el traba;o
donde está -la pú·tud se compw(:tran!
Lavando en el regato cristalino
cantaban las mozuelas,
,
•,
y cantaba en los valles el vaquero,
y canwban Jos m9zQs en .la tierra,
-'<\~
,
y el aguador co,rúno de la fuente,
"" Y' el cabrerillo en la pelada cuesta.
, ¡Y yo tambIén . cantaba,
que ella y el campo I¡ici¿ronme poeta!
Cantaba el equilzbno
de aquel alma serena
como los anchos ciclos,
como- los campos de mi amada tierra,
y cantaba también aquellos campos,
los de las pardas onduladas crestas,
los de los mares de ence"odas mieses,
los de las mudas perspectivas serias,
los de las castas soledades hondas,
los de las griscj lontananzas muertas...
,,
El alma se empapaba
en la solemne clásica grandeza
que llenaba los ámbitos abiertos "
del cielo y de la tierra.
¡ Qué plácido el ambt'ente,
qué tranquilo el paisaje. qué serena
la atmósfera azulada se extendía
por sobre el haz dc la llanura inmensa!
La brisa de la tarde
m encaha amorosa la alameda,
los zarzales f/m'idos del ccrcado,
los guindos dc la vega,
lai mieses de la hoia,
la copa verde de la encma v/ela..• ,
¡Monorrítm/ca' música del llano,
qué grato tu sonar, qué dulce era!
La gaita del pastor en la colina
llo1"aba las tonadas de la tierra,
cargadas de dulzuras,
cargadas d e monótonas tristezas,
y dentro del sentido
caían las cadencias, "
como doradas gotas
de dulce miel que del panal fluyeran.
,.-
, W1•

264 Lecci6n XXXVlIl


La vida era so/~mn~,
puro y scr~no d "cnsami~nto ~ra,
sos~gado el J~n tir, como las brisas,
mudo y Juer/~ d amor, mansas las p~ nas,
austeros Jos plac~res.
ralgadas las cr~ul cias,
sabroso d patt. reparador el su~ño,
fácil el blm )' pura la conCl~ncta.
¡Qué deseos el alma
tenía de S~t buena,
y c6mo u llenaba de ternura
cuando D'OJ le duía que lo era!
He aquí a la natura leza vista con ojos de poeta; los áridos y uni· . '.
formes campos de pardaJ cuestaJ, de mudas perspectivas, de hondas
soledades y de lontananzas muertas vivificados con la luz que les
enfocó el artista, brotan mundos exuberantes de alegría, de puras
satisfacciones, de castos amores, de cristianas esperanzas, en fin, de
belleza y de poesía. Y nada hay fingido: todo está sentido con verdad,
naturalidad y frescura.
Eso es la verdadera poesía buc6tica, que podemos DEFINIR: la belle-
za de la vida campestre. sentida al contacto íntimo con la naturaleza;
y presentada con poética uncitlez.
Basta un pasaje arrancado del natural, tierna y amOrosamente
sentido, al contacto de la naturaleza, para que el poeta componga lo ..-
que más estrictamente hoy se llama lDIUO.
MUCHOS y LUJOSOS MpDF.LOS hay en castellano de idiliOf, además de las
bucólicas de Garcilaso y Melén dez. Núilez de Arce ofrece La pesca, Idi/io,
Maruja. En Hispanoamérica sun idilIO) deliciosos La casita blanca, del vene:zo-
lana Cecilio Acosta, de corte exquisitamenre: clásico; En el hogar, dd arge:ntino
D. Maninto; Odisea del alma, del ecuatoriano N. Llana; Patria)' hogar, del
boliviano Vaca de Guzmán ; Amor, y otras composiciones del mex:icano Riva
Palacio; El himno de IOJ bosques, dd también mexicano M. Otbón; Las tardes
de abril, del guatemalteco J. Diégu ez; MI poC'ma, de:! ecuatoriano Crespo Toral;
varias poesías del cubano B. Byrne; Aures, del colombiano Gutiérrez González,
etc. Hay herm osas traducciones dd poema bucólico Mireya, del provenzal
Mistral y del Evangelina, de Longfellow.
Copiamos aquí las principales estrofas de El hogar paterno, por d
argentino R. Obligado:
EL HOGAR PATERNO

jOh mis islas amadas, dulce asilo Como un cisne, posado etl /.ds ,.iberos
de mi primera edadl del ancho Paraná, <
I Añosos algarrobos, viejas la/M I así, h/anco y risu~ño , se divisa
donde el boyero me enseñó a cantar! a la dislancia mi paterno hogar.
¿Por qué os dejé para encerrar mi vida
en la estrcclza ciudad; Alli está mi pllfado, de mi vida
para arrojar mi coraZón de ,zi,ío la inocencia y la paz:
de las pasion~s en el turbio mar? .. allí mi madrc me acaricia, niño,
'1 mis hermanas t:n rcdqr están.
¡

265
,
No bi~tl
despunta el sol en el Oriente, Una~ .los brazos en- el agua hundiendo
tierno beso nos da;' . tendíau a estribor,
de rodillas, oramos; '/. en seguido, y sonreía a /a rizada espuma.
puerta franca ... la luz, la libertad! 'que la canoa abandonaba en pos.
Como bandada de enjaulados páJaros,
Otr.o, imprudente, a /a inclinada borda .
por aquí, por allá, lam:ándose veloz,
al campo el uno, a la barranca el otro,
entr~ su mano VIctoriosa alzaba
nos echábamos todos a vola,r.
del camalote /0 celeste jlor.
-«Cuidado COIl los nidos•• nos dula
mi madu en el umbral; Esta. la caña de pescar volvía
pero digan horneros y zorzales enviando en derredor,
si les valió la - maternal piedad. menudaJ gotas que al caer brillaban
Cejos ya de su visla, 'o un algarrobo 'en los c.abellos ' de las. otras dos.
trepaba el más audaz,
Batiendo luego las rosadas palmas,
y con los ojos de mil anSIas llenos,
rda, porque vio,
esperaban en grupo los demás.
medrosa hundirse en la comente un
En el horno de barro. construído [ave
para VttJZT y amar, al desusado y repentino són.
introducía sus rosados- dedos
el pequeño aprendiz de gavilán; Pero si alguna al levantar. los o¡os,
y del pico o el ala destrozada, mostraba el mirador
¡nunca vista crueldad! donde mi madre a vigilarnos iba,
asiendo los polluelos, uno a uno gritaban todas a la vez: ~/adiós!~. \ .•
los arrojaba con desdén triunfal.
¡Oh dulces afias! Por 'entonces era
y era entonces de vcr d alboroto nUestro' goce mayor
y el bullicioso afán} hurtar las flores que en las islas abren.
d( aquel eniambre de inocentes niños y de sus aves escuchar la voz.
qU( así destruía U tl inacen" hogar...
Otras veas del río en la corrient( Las pan'onorias, las achiras de oro,
y el ceibo punzó,
al cárdeno fulgor,
qUe desde el fondo de la pampa envla, cran ofrendas que· mi madre amaba , ,
en sesgo rayo el moribundo sol; porque a sus hiioi . se las daba Dios.

en agitado. en revoltoso grupo ¡Ingrato, ingrato si el recuerdo suyo


y alegre confllsi6n, arranco al corazón,
los juncales rozando de la orilla, SI YMdo en pos del oropel mundano
C071 mis hermanas navegaba yo. el hombre olvida lo que el niño 4m6! ,
El virgiliano nombre de égloga lo reservan los modernos pára las
composiciones buc61icas cuyos personajes son siempre- :pastores y c\Iya
forma es ex positiva y dialogada, al arte de las de Garcilaso,
-;
265. Poesía lírico-filos6fica. Es un subgénero lírico muy en uso
en nuestro idioma, sobre todo desde que Núñez de Arce public6
Gritos del combate. En muchas poesías, como en La luna, de Fallon,
'- que veremos en el siguiente número, brotan chispazos ·filosófiCos al
'.~
contacto de la descripci6n o del grandioso suceso inspi.rad"or. Aquí:
hemos de fija rnos en esos_ otros poet<l;s que, sin detenerse en largas
descripciones y sin que haya un objeto o suceso bello o sublime que

,,
J
'.~i
¡ .... ,

.. 'or "
. . .'

266 &cci6n XXXVIll

profundos pensamientos inspire, antes al contrario, ante un hecho ,.


ordinario de la vida, o a la vista de un objeto baladí, su ben a las
alturas de la inspiración y encuentran altos pensamientos que exte·
riarizan vistiéndolos con bs galas de la elocución poética.
¿Qué tema más sencillo que un hilillo de agua qu e se oye caer
sobre la taza del jardín cercano a la estancia donde lee y medita el
pocta? Y no obstante, esas gotas de agua han inspirado a Amado
Ncrvo uno de los poemas más bellos: La hermaTJa agua. En una de
las ediciones antepone el poeta un prologuillo que nos sirve a nosotros
de estudio de esta clase de poesía lírica. Dice N ervo:
Un hij o de agLH'I que cae d e un ;) llave imperft':cta; un hil o de agua, manso
y diáfano, que gorjea toda la noche: y todas las noches cerca oe mi alcoba, que
canta a mi so le::dad y en dla me:: acompaña; un h ilo de ag ua: ¡qué cosa tan
sencilla! Y, sin embargo, esas gotas ince::sa ntes y sonoras me han enseñado más
que los libros.
El alma del agua me ha hablado e::n la sombra, el alm3 sama del agua y
yo la he oído con recogimiento y con amor. Lo que me:: ha d icho está e::scriro
en páginas que pueden compend ia r sc así: ser dócil, ser cristiano: esta es la ley
y los profetas; y tales págin as han formado un poema.
Yo sé que quien lo lea scntir{¡ el suave placer que yo he sentido al escuchado
de los labios de Sor Acqua, y este será mi ga lardón en la prueba, IMsta que
mi s huesos se regocijen e n la gracia de Dios.

y desarrolla el poema del agua considerándola en los modos y


formas con que se presenta e n la creación: corriendo bajo la tie rra o
rodando sob re ella; como nieve, como hielo, como grani zo, como vapor,
como bruma ; luego escucha el poeta las como voces y sonidos distin-
tos que da el agua, según los oficios que desempeña ; y al fin reúne
el poeta las formas multiformes a que resignada se somete el agua,
y oye el poeta la dulce rep rensión que el agua sumisa da contra la
rebeldía del hombre que no se somete a 10 qu e Dios dispone.
He aq uí el lirismo filosófico del agua.
Lea el profesor todo el poema; aquí (por la brevedad) sólo se
trasc ribe el último fragmento:

EL AGUA MULTIFORME
«El agua toma sicmprt la forma de los vasos
que la 10I1tienen» , dicen las ciencias que mis paJos
atisbatl y prete1lden analizarme (11 vano;
yo soy la resignada por excelencia, Itermano.
¿;No ves que a cada instante mi f9 rma se aniquila?
hoy .wy torrente inquieto y ayer fui agua tranquila;
hoy soy, e11 vaso csjérico, redonda; ayer apenas
me mostmba cilíndrica en las ánforas plenas,
y as; pitaeorizo mi s¿r hora tras hora;
i
hielo, corriente, niebla, tmpor que el día dora
lodo lo soy, y a todo me pliego en Clla11/o cabe;
jlOl· ¡l ombres 110 lo saben, pero Dios sí lo sabe!
":
~'¿~p-.~r""".:-i~ ~ ~7F~:C"~:-",~
,
_"M'.-',-:" ...~ ~¡'i.,. '" .'"f.,!..
"',.;-
,
.
,' ,

Poesía bucólica -Idilio - Sátira - Epístola 267



i Por qué tl¿ te rebelas! j Por qué tu ánimo agitas!
¡Tonto! Si comprendieras la.s dichas infinitas
",
de plegarse a los fines del Señor que nos rige!
¿Qué quie1'cs? ¿por qué sufres? ¿qué sueñas? ¿qué te aflige?
¡Imaginaciones que se extinguen en cuanto
aparecen" ". Erl cambio, yo canto, canto, canto!
Canto, m ientras tú pellas. la voluntad ig1Jota;
canto cuando soy chorro ; canto cuando soy gota,
y al ir, Proteo extraño. de mi destin o en pos,
murmuro: - ¡Que se cum pla la santa ley de Dios!
¡Por qué tantos anhelo.! lln rtlmbo tu alma fragua!
¿Pn:tendes ser dichoso? Pues bien , sé como el agua;
sé como el agua, llena de oblación y heroísmo, ,
sang1'e en el cáliz, 1J1'acia de DI0J en el bautismo; , )
sé como el agua, d6ciJ a la ley infinIta, A
que reza en las iglesias en donde está b~Jdlta,
y en el estanque arrulla, muiendo la piragua. ",
¿Pretendes ser dichoso? ¡Pu~.s bien, sé como el agua!
U euo cantando el traje con que el Se1ior te viste
y no estés triste 1ZUl1ca, que es pecado estar triste;
deja que en ti se cumplan IOJ fine.! dt> la vida;
. s¿ declit'e, no J"oca; tra.stó'71¡Qte y anida
donde el Señor le plazca . y al ·tr del fin en pos,
murmura: ¡Que se cumpla la santa ley de Dios!
Logrará.! SI lo hicieres así, magno tesoro '.~ ,

dc bt."enes: si eres bruma, set"ás bruma de oJ'O;


si eres nube, la tarde te dará su arrebol;
si eres fuen te, en tu seno verás temblando el sol;
tendrán filetes de ámbar tus ondas. si lagtma
eres, y si océano, te plateará la luna,
Si eres ton'cnte, espuma tendrás tornasolada, •
y una crenchfl de arco-iris en flor , si cres ·cascada.
•••
Así m e dijo el agua can místico reproche,
y yo, rendido al santo consejo de la Maga,
sabiendo que es el Padre quien habla entre .la 1loche,
clamé con el apóstol: -J Señor, qué quieres que: hagal
Como se ve, el objeto inspirador es' tri vial; pero los pensamientos
que al poeta sugiere son altos y los semimientos nobi1ísimos ~, La cues-
"
ti6n es ser sensible, y abrir el a1ma al alma de las cosas "
Los contemporáneos gustan mucho de esta poesía; lo malo es que
las filosofías que los inspiran son frecuentemente falsas e impías,
La DEFI N1ClON que -según Jo visto- podrá darse a la poesía
lírico-filosófica es: La intuici6n del pocta en la belleza oculta de los
Jeres y suce.ms, aun IOJ más sencillos de la creación, y los bellos sen·
timientos que esa intuición despierta en el poeta.

1 Véase en el núrm:ro 12 lo dicho sobre el Arte docente.

I
J
• '.
, ''¡. "~.! ,.t,
.. ~1 "'~" . '< . ' ..-:..: ..

268 úcci6n XXXVllI

Oraos M ODELOS. - Las nubu, de Mármol (argentino); Valle de lágrinuu,


de Del igne (dominicano); Melancolía, de Salomé Ureña (dominicana); Que
sais ;e? de Núñ c:z (colombiano); Constelaciones, (1 97); La Hermana de lA
Caridad, de: R. Gutiérrez (argenti no) ; varias de Calixto Oyuda (argentino);
,. del ecuatoriano J. Zaldumbide, etc.
266. Poesía Iírico-descriptiva_ El poeta muchas veces contempla
las bellezas que hay o él encuentra en la naturaleza Elsica y, más
que en la explosión de arrebatados afectos (que es característica de
las odas), y más que en idílicas expresiones de dicha y contento
(propiedad de la buc6Iica ). se complace en desc ribir los rayos de
hermosura que hacen su contemplaci6n tan grata. Esta es .la poesÚl
Urico.descriptiva, que vamos a estudiar en

LA LUNA
de DIEGO FALLON

Ya del oriente en el confín profundo


. la luna aparta d nebuloso vdo .
y lepe sietllQ t:n el dormido mundo
IU casto pü con virginal rudo.

Absorta a/lf la in m ~nsidad saluda


, - sU la::: IlUmild~ al oda I~vantada;
y d hondo azul con ~/ocu~neia muda
orb~s sin fin ofr~c~ a su mirada.

Un lucero no más //~va por guía,


por himno funeral . silencio santo,
por solo rumbo. la rl'gi6n vado
y la insondable sol~dad por manto.

¡Cuán bella, oh luna, Q lo alto dd espacio


por el turqttÍ del I:t~r lenta subes,
con ricas ei11taJ de ópalo y topacio
fran;ando en torno tu dosd de nubul

Cubu tu marcha grupo szlt:ncioso


de rizos copos. qu(' tu lumbr~ tiñ~;
y de la n och ~ el iriJ vaporoso
la regia pompa d~ tu trono ciñe.'

De alli desciende tu callada lumhre,


y en arg~tinas gasas se dupliega,
de la nevada sierra por la cumbre,
y por los senos d~ la umbrosa vega.

Con SUKO rayo por la falda oscura


a largos trechos el lo/la;e tocas,
y tu albo resplandor sobr(' la altura
en mármol torna las desnudas rocas;
." ., . '- '\

Poesía ~buc61ic(r-Idilio - Sátir.a -' Epístola ~',

-'
o al pie del cerro do la roza humea,
con el matiz de la azucena bd-ñas,
la blanca _torre de 'vecina aldea
en su nido de sauce,) v cabañas.

Sierpes de plata el valle recorriendo, '


vense, a tu luz, laJ fuentes y los ríos,
en ms bnllantcs roscas eTlvo!tJtendo
prados, florestas, choza; y plaTillos.

y yo en tu lumbre dIfundido, ¡oh luna!


vuelo al trat'¿,) de 50lttnrtllJ breñas,
o los ¡e-1anoJ va/Ir:;, do en su cuua
de umbrosos bosqueJ y encumbradaJ peñas,

el lago drl desierto reverbera,


adormecido. nítIdo, sereno,
~'

.,,
.. -.,-',

sus montaña; pintando en Ja ribera


y el lujo de los cieloJ en su seno.

¡Oh! Y estaJ son tus mágIca; regiones,


donde la humana voz iamá.s se escucha,
laberintos de selvas V peñoneJ
en que tu rayo con las sombras lucha;

Porque las· sombras odIan tu mirada;


hi;as del caos, por el mundo errantes
náufragos restos de la antigua nada,
que en el mar de la luz vagan flotantu.
". .\
'.

Tu lumbre, empero, entre el vapor fulgura,


luce del cerro en la áspera pendiente,
y a trecho; ilumina en la espesura
el ímpetu salva;e del torrente. "'

_En luminosas perlas se liquida , .~



cuando en la espuma del raudal retoza,
o con la fuente l/ora, que perdida
entre la oscura soledad rolloza.
,
J
A tu -mirada ' Sttspendido el viento,
. ni árbol ni Ilor en el dc~ierto agita:
1 .
no hay en los seres voz ni movimiento;
el coraz6n del mundo no palpita, .•
, <
•1
Se acerca el centinaa de la muerU:
¡he aquí el silencio! S610 en su presencia
fU propia desnudez el alma advierte,
tu propia voz escucha la conciencia.

>.
y pienso aún y con pavor m~djto
que del silencio la insondable calma,
de los sepulcros es tremendo grito "

que no oye el cuerpo y 'que estremece el alma.


,, ,' >
,
\

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" . ;.

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1, •
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'" ...!
..,.. ."
},;r,;- '!{'~';:~i'¿- ~;"""'7"~T-'
, .
.,.
~

270 Lección XXXV III

y a su tnt(da señal la fantasía


msgando altiva su mortal sudario,
del infinito a la extensión rombría
t"emollta audaz el vuelo soHtario.

Hasta el confin de 10J cspaczos hiende,


y desde allí c01ltempla arrebatada,
el piélago de mundos que s~ extiende
por el callado abismo d~ la nada ..

El que vistió de nreve la alta sierra,


tic oscuridad las selvas seculares,
de hielo el polo, de verdor la tierra,
d(! blando azul los ciclos y los mares;

ee/¡ó también sobre tu fa::: un tlelo.


templando tft fulgor, para que el hombre
pueda los orbes numerar del cielo,
tiemble ante DiOJ y su poder le asombre.

Cruzo perdido el vasto firmamento,


a sumergirme tor1l0 entre mí mismo,
iY se pierde otra vez mi pensamiento
de mi propia existencia en el abismo!

Delirios siento que m: mente aterran ...


L os Andes, a lo le jos ~nlututlus,
pienso que son las tumbas do Se encierran
las cenizas de mundos ya iuzgados ...

El último lucero en el Levante


asoma y triste tu partida llora:
cay6 de tu diadema ese diamante,
y adornará la frente de la aurora ...

iD/¡ IUl1a, adiós! qwstera en In: despecllO


el vil lengua;e maldecir del hombre,
que tantas emociOl1es en StI pech o
dc;a que broten y le5 niega %In nombre.

:Se agita mi alma, desespera y gime,


sintiéndose en la came prisionera:
,'ecm:rda, al verte, su misión sublime;
y el frágil polvo sacudir quisiera.
Mas ,si del polllo libre st: lanzara
esta que siento, imagen de Dios mismo,
para tender su tluclo no bastara
del firmamento d infinito abismo;

porque esos astros, cuya luz desmaya,


a11te el brillo dt!t alma, hija del ciclo,
1JO SOIlsiquiera arenas de la playa
del m ar que se abre a stt futu ro vuelo.
~
., ,

Poesía btlc6li~a - Idilio - Sátim - Epístola 271

En esta composici6n hay arte, hay hermosura; por eso es po~sía; ,


.. 1
pero esa hormosura salta de la descripción que el artista va trazán-
donos; por eso es poesía descriptiva., Y como la descripción no es de
cosa ante la cual qu ede indiferente el poeta, antes lo que el poeta
d escribe es la belleza que él admira y .Ie impresiona a él, (Jor eN es
descripci6n lírica.
Domill<;l n en La Luna los subjetivos pensamientos y sentimientos
de Fallan en casi todos los cuartetos; y más cuando el poeta se tras- • •
lada en pos de los rayos de la luna J
a tos l~ ;anos valles do en su cun(l. ..
·
d lago del desierto reverbera. _.
y donde
se acerca el centmela de la muerte,
en cuya presencia ,'
su p,"opia voz escucha la cOTlcle"ncia;
I

-con todas las siguien tes poéticas consideraciones que, a la vista de la


luna, se le ocurren al poeta, hasta arrancarle las imprecaciones de
subido lirismo : .,
Quistera en mI despecho,
d vil lenguaie maldecir d el hombre, de.
Ahora, si en la descripción nos fijamos, notaremos que es viva,
'Sentida, interesante y esmaltada de profundos pensamientos. Que son
.,
~.

,, justamente las dotes de este género lírico.


; ,i Podemos ya DEFINIRLE sintéticamente: la viva descripción de la
I helleza que el poeta admira en los seres, animada por las ideas y los
/ sentimientos que la misma descripción despierta en el poeta.
,I
Como es fácil ver, se difaencia de la poesía lírica en general, por· •
" que ésta, o no tiene largas descripciones, o si las admite, no es como
elemento esencial; al paso que en la lírica descriptiva la descripci6n
juega el papel principal, y s610 tras de ella o al lado de ella se tras-
parentan los sentimientos líricos.
ESTA CL....SE DE LIRICA abunda en nuestro parnaso. Núñez de Arce tiene
hermosos modelos en sus poemas; Espronceda y el duque de Rivas en sus
Leye11das; El creprísculo, de Zorril1a, qu(: ciramos en 13 lección segu nda es
'. descripción Iíóca. En el n úmero 94 pusimos la poesía de Andrés Bello A la zona
t ón·ida, que pudiera ahora leerse íntegra en clase. Egloga fluvial, de Cornelio

l
"
Hispano; En el circo, de Guillermo Valencia; El desierto, de E. Echeverría;
A· un arroyo, del cubano Mendive; El lago de Catemaco, del mejicano G. Prieto;
En el Botado, del dominicano G. Deligne; La oración, de Ricardo Gu riérrez
(argentino); Preludio al Mam ore,' de R. J. Bustamau te (boliviano) etc.
267. Sátira. Rom ano es el origen de esta pala bra 2. Viene de

2 Los griegos wltivaron el poema satírico, pero en sentido muy distinto!


V:- llamaban sarÍrica·s a las composiciones en que entraban los personaj es caprípedos,
a quienes dio la antigüedad el nombre de sá tiros.
"'!I';1>o<""~':-'"~,~ .".~~~:~,,,,~ :~! ','f' , ~ -~.:...::.. r"l"/''' ..
.. . \
, .
i
tI _., 272 ' Lección XXXVIII
"
.,
satura (harta)," adjetivo que se unía a un sustantivo, generalmente
lanx, para significar fuente llena Je primicias entremezcladas, que se
I ofrecían 3 Ceres. De aquí que llamasen sátira a toda mezcla familiar
f y caprichosa de va rios asuntos, escritos, parte en verso, parte en prosa, ,
al menos en las que decían sátiras menipeas (del filósofo cínico Me-
¡ nipa) , La forma también adoptada mezcla variada de recitados na-
r
rra tivos, de diálogos dramáticos) de apóstrofes líricos.
Más tarde se restringió el género con Horacio, Percio y Juvenal, a
combatir los vicios sociales, ya por medio de la invectiva, ya princi-
palmente por el reproche feslivo y por la ridiculi zación del vicio.
Los modernos han preferido el uSo de la sátira en este . último
sentido, de suerte que hacen casi sinó nimas las voces ironía y sátira.
Aplicado luego el vocablo a la poesía, entendieron por SATIRA una
• composición en V~rso en qu~ el poeta ~xpresa la indignación o la
hilaridad que en ¿l producen IOj defectos y errores de la humanidad.
Así entendida la sátira, fácil es ver su carácter lírico, por más que
el poeta pretenda también corregÍJ y moralizar.
'., Dos clases traen los preceptistas de sátira: la sena, mordaz o '.'

vehemente, que co n ira e inclignació.n fustiga el vicio, y la burlesca,


regocijada o humorística, que con ironía y estilo festivo presenta 10
ri dícu lo del vicio 8 ,
Pero si bien se observa, esa que dicen sátira s~ria y vehemente,
0010 se puede considerar como composición satírica cuando las amar·
gas censuras vayan sa lpicadas al menos de la mofa del ridículo. De
otra suerte vendría a confundirse la sátira con la oda heroica o con el
. ,,
ditirambo. , (
Por eso, las cualidades de la sátira hemos de estudiarlas en un mo-
delo de sátira regocijada o burlesca, prefiriendo una donde se censu·
ren vicios de nuestra época.
'.. ,
Oportuna y grata a los alumnos nos parece esta del P. Gonzalo
Coloma, S. J. 4:
AL TRA VES DEL MICROSCOPIO
¿Nunca d~ agua ro cristalina gota
vist~
a travEs d~ poderosas /ent~s
c6mo u.n enjambre d~ in/usarías brota?

3 Fundan la primera clase=: en la frase ck Juvenal (sátira I), Facit indigIJatio


tlersum; y la segunda en el verso de Horacio (sátira x. 15) Ridiculum acritartius
el mdius magnas plerumque secat res.
4 No se confundJ al P. Gonzalo con su hermano el P. Luis Coloma, no-
velista. El P. Gon zalo, profesor largos años de literatura general y de estética
en la Universidad de Bilbao, cs menos conocido del vulgo, pero de mucho
valer "literario, tanto por sus conocimienros técnicos como por la irreprochable
corrección de sus sermones y poesías publi~dos e inéditos. (Murió el 19 de
noviembre de 1919).

'''.
. .
Poesia bucÓlica • 1di¡io.• 5álira - Eplstola 273

Si penetrado -de estupor te sientes


Gnu eJOS u rCJ de ignorados nombres,
que cual la úpecte humana Ion vivientes;"

Ven y repara porque más te flSombres.


que es presa el d¿bll del 'robuslo y sano:
¡lodo tamh,én como si lueran, hombres!

y ti en la hutoria del linaje. humano


quien no hIZO mño de virtud acopio,
es casI siempre depravado ancIano;

¿Qui¿n dudard' que eL hombre CJ siempre el propio?


¿que ese lallZQ.!ma de' la edad madura
es la rnfancia al troves del mle,rascapio?

¿Ve.s ese mno de genttl ftgura,


para quien es la oct4pacl6n -supr~a
(ldorar al espejo su her';'wsura?
, "
¿Que ya del sastu la paczenclo quema, '.
"I
y IOJ cabellos sin - descanso alisa,
que el abrirse la ' raya es un problema?

¿Que con perfumeJ su presencIa aVISa,


r se cn/uruc. dC$c.!pera y muerde
.11 le hace una 4rru24 la camlSo?

¿Ve.! c6mo' el tiempo en perfilarse pierde?


mlrate ya con e/ crt.wd ' de aumento,
r Ilgrandado resulta ... ¡tm pÚQrJerde!
¿V es Cltjuel cuyo tardo entendlmtento
en la cartilla, como carro en lodo,
o se atasca o 'camina a paso lento;
·. y fl no Je halla de que t:ntunda modo,
tll profesor responde con descaro?
¡yo no lo entiendo! ' . . ¡pueJ mentira es todo/
¿Tan mentecato, desmaifado )' raro,
que emboza en cien palabras ,media idea,
y sólo de comer pide muy e/aro'?

¿Que ni aun se alcanza que el Ripa/da ka,


¡mochuelo literario, cuya vista
la luz primaa del saber mart:al'?

Ponlo tras el crista/... ¡DIOS nos a.JiJtal


¡Oh poder misterioso de una lente!
Pareu... ¡cualquier cosa! hasJa... ¡un krausista!
¿Pues, )1 aqud 'dncarado e tnsol~nte
IJ quien Jale lo ficfta muy bOfata,
pues .1610 hinca en lo qUe muerde d diente?

18--uTiRATORA PRECEPTIVA
., • ." .f. .\. "
<
.
,
, , "w ,..

Lecci6n XXXVIll

Qu~ d~ insensato gozo s~ arrebata


si a algún gato chamusca los bigotes,
o cuelga a un perro atronador,!, lata;
I , E msensible a filipicaJ y azotes,
tJomita ya de la blast~mla el ci~no,
}' d~ ancianos S~ burla y sacef'dotes;
~·I Que aborrece lo bueno por ser bueno,
y al tJ~r del niño rico el desahogo.
de la entJidia le abrasa ya el veneno?

SI no resulta úgu o perro dogo


cuando el cristal aumente su tamaño,
ipor lo menOj parec~ .. un demagogo!
La lente aplica al cll1cO tan tacailO
que al triste ochavo que su mano atrapa
no le hará el sol en adelar¡tr: daño.
¿Ves? ... Es el rico del dmero {t:!pa
que dar al pobre el pantalón u htua,
que ya parece remedando un mapa.

Tamás fU coraz6n de piedad tisa, /


¡ qu~ es más que coraz6n libro de cuentas!
¡rico sin Dios qt~e al socialista excusa!
y aún ¡oh mundo inse'lSato! te lamcfltaf
si ha tiempo que entre tinos y troyanos ·
sólo discordias por doquier presentas!

¡Y te lavas, lúpócrtta. laJ manos,


y d~scttidas la infancia, u a semiUa
del vicio V la virtud de los ancJanos! ...

.. .Erase un luaIJ de condici6n sencilla,


cuya extraña afiCIón a los melones,
de su escasa forttwa ~ra polilla.
Mas legole un pariente posesiones,
y en todas luego alborozado puso
del codiciado fruto plantaciones.
-¿Quién como yo feliz? clamaba iluso,
mientras plar-taba él mismo la simiente-
iya tengo un m elonar para mi uso!

¿Y quién habrá qu~ compm'ar intente


los melon~s que venden en las plazas
con los que yo de mi cosecha ostente?

Mas, ¡cómo fallan laj ht4manas trazas! , '


En ve:; de los ¡suerte fiera!
md01ll:S
• ¡logró m01,ocotudas calabazas!
"-, , "'. " .• . "'-

Pnesía bucólica - Idilio - Sátira - Epfstola 275

El que un niño se pu:rda no te altera,


y al ve,. a un hombre corrompido, ¿gritas?
¡Oh, qu¿ luan es el que melán espera
si son de calabazas las pepItas!

Estudiada esta sátira, se observará: 1) fina observaci6n; 2) verdad.


Todo el que conozca un poco la sociedad del día dirá que existen
esos vicios niños que degeneran en vicios Izombres; 3) dignidad y
delicadeza en los reproches : ridiculiza el defecto, pero sin saña iü
sarcasmo, sin re"sentimientos personales, ni aviesas intencio"nes. Cono- j
cido es el verso de Mardal : Parcere personis, dicere de vitiis (Epig.
1, 10); 4) viveza y sencillez de e1ocuci6n.
Que son precisamente las cualidades de la sátira.
1, ,
"
SOBRESALIERON EN SATIRA CASTELLANA: Quevedo, los Argensolas, L. Moratín,
Jovellanos, Jorge Pltillas, Vargas Ponee, MartÍnez de la Rosa, Larra, Núñez de
Arce, Bretón de los Herreros y Selgas. Ricardo León trae una buena contra los
sabihondos del día ro AliVIO de cammantes. El argentino Manuel de Lavardén ,
ostenta una sátira bien clásica contra los maJos versos. El peruano Felipe Pardo
Aliaga es feliz también en la sátira, Son muy laudables las sátiras Fin de siglo,
de la boliviana A. Zamudio, y El bOc/lt11che, del guatemalteco Irisarri,
268. Epístola. Es un género creado por Horacio. Pertenece a la •.,1
,
lírica, si predominan en ella los sentimientos Íntimos del poeta, como "

, acontece en la Epistola moral, del anónimo sevillano, que es verda- .,


dera oda moral (véanse los últimos versos puestos en el número 226),
en la epístola A la muerte de la duquesa de Frías, de Martínez de la
Rosa, que es una elegía, y en las de L. Moratín a Jovellanos, de Ayala
a Arrieta, etc. Viene a ser una sátira cuando predomina d tono iró-
meo y fustigador, como en la epístola de Bretón, que eomienzO":
¡Oh siglo del vapor y del buen ton o!
¡Oh venturoso siglo, diecinueve .. .
o por mejor decir deámonono!

Si alguna pluma cáustica se atreve I
a negar tus virtudes y tu gloria,
yo la declaro püfida y ~leve.
¿Cuándo ha vuto en SftS páginas la I¡istoria,
sea en la antigua edad, sea en la media,
tantas acciones dignas de memoria?
y ¡qu¿ saber! si Dios no lo remedia,
tendrá cada varón dentro de poco
montada en su nariz la enciclopedia, etc.
, Las dotes de la epfstola lírica son las mismas de las poesfas ¡¡ricas
y de la .fátira, pero con el f:l:rniliar abandono pro pio de 1:lS cartas.
A DEMAS DE L AS EPISTOLAS CITADAS, SON MODELOS dignos de !a::rse la' de Que-
vedo a.l conde de Olivares. y la de Núñez de Arce, Gritos del combate, al dis-

, .
• ,
276 Lecci6n XXXIX

tinguido poeta don Antonio Hurtado; la del argentino Ventura de la Vega a


Roca de T ogores, del mexicano Arango Escandón a B. Conto, y la muy hermosa
y clásica de Andrés Bello a Olmedo.
EJERCICIOS ANALlT1COS en los modelos que se citan o en otros. a elección del
profesor.
RECONSTRUCCION SlNTETICA. - Cuá l es el origen de la pouía buc6ltca. A
qué se reducía después del renacimiento. Cuál es hoy la digna de estudio. Qué
poeta moderno es gran modelu de esta puesta. ¿Sabe usted algunos versos de
El ama? Deduzca la definición del análisis de esa poesía. A qué llaman hoy
idilio. Qué autores hispanoamericanos sobresalen en el idili o. Cite algún mo-
delo (264). - Exponga usted tos caracteres de la po~sía Iírtco~filosóJica que
ante un o.>bjelo sencillo se remonta a filosofa, Iír icam~nte, en la poesía Hermanfl
Agua, d~ A. Norvo (265). - Anali ce- ustcd la poesía líneo-descrlptlva. en La
.Luna. de Fallon. Por qué esa poesía es descrip tiva y lírica. Qué se observa
desde ese puma de vista. Cómo es la descripción. Defina usted esa clase de
lírica , y mu~ s tr~ en qué se diferencia de la lírica gent:raJ. ¿Conoce usted otros
mod elos? (266 ). _ Qué era en su origt:n la sátira. y qué sentido le dan los
modernos. Clases de sátira y él qué se reducen. D<:duzca usted las cualidades
de la sátir<l de la del P. Coloma Al travéJ del microscopio. y cite otros modelos
(267) . - En qué sentido pertenece a la lírica la epístola, y cuál es su carácter
y cuáles sus dot~s. Cite ejemplos (268).

POESIA EPICA
LIBIlOS DE CONSULTA: V. T~IlJlET. l/omere. hude hislorique el critique. París,
Fontemoig, 1899. - G. SORTAIS. s. 1., lbol et l/iade, 2e. edit., París, Bouillon,
1894. - G. HERMOSILLA, La llíada, traducida con d discurso preliminar.
Noticia extracto de la bibliogra1Ja crítica de traductores españoles, por MENEN-
DEZ PEtA YO, y AnálzsÍJ y notas de la !liada, en biblioteca clásica, tomos 1, 1I Y UJ,
Madrid, Luis Navarro, 1883. - LORD MACA ULAY, Esudio; literarios, traducidos
por M. Juderías Bender, en biblioteca clásica, tomo IX, Madrid, Víctor Saiz,
1879. - PARDO BAZAN, Poetas éplco-crlStian os. San Bernardo, 27, Madrid (Obras
completas, tomo xm). - M E'NENDEZ PELAYO, Antología de poeta; ¡¡rico; cas-
tdlanos, torno XI, Tratado d( lOl romanus vi(10S, Madrid, Perlado, Páez y Cía.,
,
1908. _ SAINTE-BEUVE, Obras de Vi"gtlio, estudio crítico, -versión castellana de
Manuel Machado, París, Garnier Hn os. - J. BROECKAERT, s. 1., Le guide du
¡eune literattem, 3e. partie, ch. 11, Genre épique. - L. GAUTIER, us ¿popécs
nlltionalcs, tomo 1, 2e. cd., P luís, Palmé. 1878. - A. GIL DE ZARATE, Manual
de liuratura, l' p., seco 5'. C. 1, y 2' p., seco lí" c. :UIl, París, Garnier Hnos.,
1889. - MR. BATTEUX; Prin cipios filos6ficos de la . literatura, traducción, ob-
servaciones crÍticas y apéndice de D. A. G. de Arrieta, Madrid, [mp. de Sancha, >
"
MOCCe, tomo JV, trato v, d, la Epopeya (Cf. los demás autores arriba citados). "

LECCION XXXIX

POESIA EPICA - EPOPEYA


269_ Epic:I. Es un:.l. voz que viene de la griega epo.; (;""'0"7), y vale
tanto como narraci6n, relaro ; de dond e el concepto nominal y gené-
rico de poesía ¿pica es d de poes~a narrativa o narraci6n poética.

.
'~ ,. A_'';:I; )
'.; "
~"<' . . .

w. Poesía . . épica 277

En la poesía lírica aparece -' . según hemos estudiada--:. la persona-


lidad del poeta, sus afectos y sentimientos; en la ¿pica el poeta narra:
la realidad exterior. y dCla oculto~ los sentimientos subjetivos, aunque
, hermosea los hechos con .los colores de su fantasía y los ilustra con el
r~lato artístico de tradiciones y leyendas.
Entran, pues, en el estudio dt la poesía épica el de la epopeya, el
de los poemas V canto, ¿PICO' y el de la leyenda.
'~1
270., .Epopeya, Este es el pnmero y más grandioso entre los gé; ,
neros eplcos. ,1
1
Vamos a estudiar su esenCIa y propiedades en la epopeya que, a .~
juicio de muchos críticos, es madre y tipo de todos los poemas épicos.
Tal es la lIíada, atribuída al poeta grIego Homero, que floreció en >,::,~
Grecia en el siglo x, antes de la. éra cristiana. •
::.:'1: ~
En la imposibilidad dt> leer en clase, cuánto melios de Copiar aquí' ·~t

toda la llíada, hemos de presentarla ante los alumnos a grandes rasgos,


trasladando algunos fragmentos; esto nos bastará para deducir las
leyes generales de la épica.
Es la ILIADA una larga composl'ción poética, dividida en veintitüá-
tro Canto, (libros). . . .I
Leída, se nos ofrece ante todo el asunto o tema, que es la valentía "'.J
y el denuedo glorioso de griegos Iy troyanos en la guerra de Troya.
Pero este a~unto general se conerela en un s~ceso part!",:lar, alrededor
del cual gIran y se desenvuelven los demas acontecImientos que se
narran; Tal es la c61era del guerrfro principal, Aquiles. El origen de
esta calera, sus consecuenCIas y sr aplacamIento, forman el hIlo de
toda la trama o complicación de s~cesos. Y es lo que se llama ACClON
EPICA. I
, Veamos cómo esta acción apatEce, se complica y se resuelve en la
lIIada, originando lo que los prefeptistas llaman principio, nudo y
desenlace. I
I. Principio de la acci6n. Indignado Aquiles con Agamemnón,
general de la expedición helénica ¡contra Troya, se retira de la lucha,
y jura no prestar más a los , griegp~ su poderoso auxilio hasta que se
;.f.
le diese cumplida satisfacción del agravio. T etis, madre de Aquiles,
obtiene de Júpiter solemne promera de cumplida venganza (Canto 1).
11. Nudo o complicaci6n. Júpi\er, en cumplimiento de su promesa,
envía un sueño engañador a Aga~emn6n, induciéndolo a combatir, con
esperanza de vencer. Pero los griegos son' vencidos, y Héctor, jefe de
los troyanos, va hacinando el catpo. de. cadáveres. (Cantos n-vm).
,' Agamemllón cede, y quiere dar satisfacciones a Aquiles;' pero éste
permanece inflexible (Canto IX). La lucha recrudece; y a pesar de las
haz~ñas de Vlises y de Ayax, los aqueos sufren terrible derrota
(Canto XI). Los tróyanos persiguen a los griegos hasta sus mismas ,

'_C:
278 úcción XXXiX
.'
naves (Canto Xll), y no obstante la protección de Neptuno y de Juno,
entran segunda vez en el campo griego (Cantos xm-xv). Iban . los
troyanos a incendiar las naves griegas cuando Patroclo, íntimo de
Aquiles, consigue de éste siquiera licencia para salir a combatir vis~
tiendo las armas del implacable héroe. Mas en vano, porque Patroclo
sucumbe a manos de Hécto! (Canto XVI). El dolor que siente Aqui-
les por la muerte de su amigo le impele a volver sus iras contra los
troyanos. Armado con el arnés que le forja Vulcano se lanza al com·
bate (Cantos XVIII y XIX).
III. Desenlace. En singular combate Aquiles mata a Héctor, cuyo
sangriento cadáver es atado al carro del vencedor (Canto XXll).
Después de los funerales de Patraclo (Canto XXIII), concede el
aplacado Aquiles al anciano PrÍamo los restos del héroe troyano, al
cual llora Dardania (Canto XXIV) .
271. AqUÍ tiene el discípulo en compendio toda la trama de la
acción ¿pica en la llíada. Vea ahora el arte del desarrollo en algunos
fragmentos. El asunto y la acción quedan perfectamente determinados
en los pnmeros versos:

De Aqutlcs de Peleo canta, oh diosa,


la venganza fatal qu~ a los aquivos
origen fue de numerosos duelos,
y a la oscura región las fuertes almas
lanzó de mucl,os héroes, y la presa
sus cadáveres hizo de los perros
y de todas las aves d~ rapiña,
i' s~ cumplió la voluntad d~ lave,
desde que, habi~ndo ~n voces iracundas
altercado los dos, se desumeron
el Atrida, ' adalid de la; escuadras
todas de Grecia~ y el valiente Aquiles.

A continuaci6n pone la causa de la discordia; y relata la peste,


que Apolo flechó sobre los griegos porque Agamemnón se opuso a la
petición del sacerdote Crises; la reyerta entre Aquiles y Agamemnón
y la intervenci6n de Minerva para que Aquiles no traspasase con su
espada a Agamemnón; pero jura el héroe venganza y estalla la guerra.
La embestida de los dos ejércitos es magnífica (libro IV).

Cuando ya las escuadras a encontrarse


en su marcha vinieron, los escudos
se entrechocaron, y en el aire alzadas
se cruzaron las picas, y el aliento
se mezclaba también de los _armados.
y al oponN los CÓ1JC«VOS broqtlcl~s
el uno al otro, inmensa vocería
se alzó en el campo: y. ¡untos resonaban
, ," <. ' .. o''

"
,'

Poesía ipica 279


"
del matador' el insolrote grito
y el" triste lamentor del mon'bundo, ,
)' de -sanlfre la tierra 1m inundada. ..¡
,
y como en el in vierno dos torrentes, ,,.¡
, Silliendo de abundosos manantiales j
)' de altísima sierra derrumbados,
sus espumosas USO'Janles aguas
"",
- o-"~'

juntan del valle ~ el profundo seno


y a lo lejos el ruido estrepitoso
oye el pastor desde las altas cumbres
de los montes vecinos; tal se oJo
espantoso clamor en la llanura,
cuando el choque empezó de las escuadras.
Fu~ Annloco el primero que animoso •
a Equepolo mató, de IOj tr.oyanos '1
valiente campeón, y de T alicio ,
,-,l

t:sclarecida ·prole. Combatía


u/e adalid en .la primdra escuadra;
y adelantando A1Uíloco a la suya, ,I
la pica le tiró y en la cImera
le hirió del m orrión, que sombreaba
gracioso airón de crines de caballo,
y le partió la frente. LA afilada
punta de bronce penetró ro el hueso,
y la tiniebla oscureció los ojos
- del infeliz troyano, que en la auna
" en medio de los - otros campeones
cayó cual sitete to"cón soberbio.
... " ' , ' ..... .

. . .En ' el polvo derribado


el rey ' Ele/enor, luego urrible
combate se libró por su cadáver
entre aquivoJ y teucros; que furiosos
cual lobos se em'bistieron, y mataban
en ambos escuadrones lDS caudillos ,,
al gu~rrero _que en suerte les cabla.

En el libro VI, Héctor vuelve a .la ciudad; y be aqu¡ el encuentro


con su esposa:
. ..La inmelJSa
ciudad atravesando, ya llegaba
junto. a la puef'la Esceo, que ,alida
daha a la -gran llanura, cuando triste
Q encontr-f!r-/e corrió su tierna esposa

Andrómaca., .
. . .Cuando el héroe
,,
l
,, , al niño vio., se sonrió etJ siletJao;
y Andrómaca. acercándose aflizida,
lágrimas derramaba. Y al esposo
asiendo de la mano y por su nDmbre
llamdndole, : decla acongoiada :'

,
1>
280 Lecci6n XXXIX í

<¡Infeliz! tu valor ha d~ perderte; ," .


'ni tienes compasión del tierno infante,
ni de uta desgraciada que muy pronto .
en viudez quedará~ ... , etc.
· ,
,

• Respondió el héroe a su afligida espo~a;


'! •
eNada de cuanto dices se me ocull4;
pero Umo también 'io que dJrían i •
contra mí los troyanos y troyana¡,
si cual cobarde de la ¡td "uyera. ..
"
o'

N, lo pt:rmtk mI valor, que fiempre


intr¿pido he sab,do preuntarme
en la" liza, y al ¡rcnk de los teucros
pdear animoso por la gloria
de mi padre y la mía~ .. " etc.

Así deda. y alargó la mano


para tomar en hrazoJ al infante;·
pero asustado el mño, ¡ohre el pecho
de la nodriza se orro;6 gritando~'
porque al vet la armadura refulgente
,.. la crin de cahallu que- terrible
sobu la alta cirnerQ tremolaba,
se llenó de pavo,.. Su tierno padre
y fU madr~ amorosa se rdan,
y ~I héroe J~ quitó d~ la cabeza -
el casco relucienu. y en el lUdo
poniéndole. en sus brazos al infante
tom.ó y acarició. Y el dulce beso f,
imprImiendo en fU cándida me;;lla, ~,

•o
CIta plegaria al soberano love
dirigió y a los otrOJ inmorta'-~s:

e¡Padre .fove, y vosotras bienhadadas


Dtidades del Olimpo! Concededme
que mi h;;o llegu~ a ser tan esforzado·
como yo, y a lo! ·kucroJ av~nta;e
en fuerzas y valor y que algún dia
sobr~ IIjón impere poderoso;
y que al verle volvN de las batallas,
.. trayendo por despo;o en sangre tinto
el arnb de un guerrero a quien la vida
él mismo haya quitado, diga alguno:
este es más valeroso que · su padre;
y Andrómaca te alegra al ~scucharlo ...
Atl dijo, y en manos de su esposa
al niñó puso; y la doliente madre,
mezclando con sus lágrimas la risa,
le ucibió en el seno, que fragancia.
despedIa süave. Al vcr su. lloro,

"
enterneciose el héroe: .•
. ..y en tanto que " alzaba .
del suelo el morri6n, hacia .el palacio

,~.


281
.'

se encaminó- su -cspo'sa, la cabeza


volviendo a cada paso. y abundantes ,
lágrimas derramaba . .

El combate ante las tiendas griegas termina así en d Canto XII:

y /0 sangre de aquivoJ y troyanos,


en toda- lo exkrl$1ón de' la muralla,
por la; torre) corrl14 V las almenas
del uno y otro ladQ; y ti los grzegos.
aún osi no lograba d (urmtgo
poner en luga. e mdrCHO '!slaba
la tltetorra. Cual tU'He Lo htlandera
Ja igual halanza en la slntestra mano,
r lid su 10n(4 pesa Q [OJ hl/lldos
para despttb /letlat pobre comtda;
tan igual entrl' grteg'fl.) V troyanos
estaba la pdeo, hasta que love
la gloria qUlSO dat a/ antmoso
Hütor de que el prImero la muralla
ptUose de lo) Dánaos. A los myos
animó . pues. a
hbo(' y les du ío:
«Acomded . troyanoJ valcrosos;
/0 muralla mmped de los aquivos
"' -~
y en fuego abrasador quemad t1# na(le~.
f,
Así I~s aguITó; l' apenas ~ltos .....,"'""\"
nntieron r~sona, ~n tu~ oídos
la voz dd adaltd, d~rcho al muro '>
en numerosa hueste caminaban;
y en una mano la.1 agudas pIcas.
I/el'ando alzadas, y con atra asiendo
las almenas, sublerun en d muro.
H éctot, par~ rompt'l la fjrmt' puerta,
una gran p~dra levantó del milo;
ancha m /0 base y PuntIaguda; y tanto
p~saba, que los dOj más vigorosos

,. hombres del pueblo, cua1cl hoy cxuten


sobu l /a tlerra, con traba;o mucho
la alzarían del ruelo , en algún carro
para poner/a; y Néctor sm fattga
la mane;aba él sólo, porqul' leu
hizo StI p~so dt: Saturno el hi;o.
Como !l~va el pasto, en tina 'mano
d v~lIón dl' una ove;a lácilm~nte,
sin que el p~so le oprtma; tan lig~ro
Néctor la piedra en alto levantada
l/ellaba,- hacia la pucrta_ caminando.
para "omp~r con ella 10J tablones
que con fU firme untón aseguraban
• el porlón de dos ho;as anchuroso
que en lo ..intuior cerraban dos enormes

. .•
~...~{¡.,

.,
282 Lecci6n XXXIX

~ ncontrados cerr010s, )1 una solo


lIav~ a los dos servía. Ya llegado
110 le;os d~ la puerta. se detuvo ,
y afirmando los pi~s , para que débil
1Z0 ttles~ el golp~ , al m~dio d~ la pu~rta,
m el suelo utribando, la gran mole
arroió. y al impuls€- 10.1 qtl¡ciaJ~s
se rompieron, y d~mro la muralla
cayó la piedra ponderosa, y mucho
recrujieron las puertal al romperse;
ni los firmes cerrOTOS resIStieron;
y demnidaJ ya todas lal tablas,
una.s por una part~. V otras por otra,
tia/aran al empuje de la piedra.
HÜt01 a lo intertot' del alto muro
saltó gozoso. yola n~gra noche'
St4 aspecto umejaba , y reluda
en hórrido espl~ndor el fino bronu
de la armadura, y en la fuerte mano
dos astileJ blandía. Y a su encuentro
aunque hubiera sido el más valiente,
nadie, a no ser un Dios, le d~tuviera;
que ambos sus ojos en furOf ardían.
y vuelto al escuadrón , a ms guerreros
aguijó a penetrar dentro del muro;
y a su voz obedientes le asaltaron
unos, y por las puertas en torrentes
otros se derrpmaban; y los g,."iegos
a sus naves hulano y el tumulto
se siguió en todas partes clamoroso.

Describe el Canto xx la horrible mortandad que Aquiles hace en-


tre teucros, y acaba así :

Como el luego f)oraz rápido vuela


de árido monte por los atlchos senos,
y arde el espeso bosque, y agitado
lleva el tliento la llama abrasadora
hasta el extremo de la se/fJa; Aquiles
así por todas partes con su lanza
furibundo corría, cual SI fuese
una dddad; y en rápida carrera
persegtúa a los teucros, que el destino
a morir condenara, y en arroyos
corrió la sangre por la negra tierra.
y como el trillador unce los bueyes
de torva y anda frente ba;o el yugo,
, para que el trigo o cándida cebada
trillen en igual ba, y de continuo
bajo los piu de los mugientes bueyu
se desmenuza la dorada espiga; •
asl, a la tlOZ del valeroso Aquiles,
los ligeros bridones con el caJCO
-,
Po~s;a ¿pica 283
, •
• hollaban los , cadáveres y escudos,
I
y el eje por debajo con la sangre
era tCl1ido, y de la silla t:n torno
los tableros del carro CQ1l las gotas
que arroja.han los pies de los trotoneS
y las volubles ruedas salpIcados
l eran tambIén; y Aquiles que de eterna
gloria cubrirse deseaba sólo,
'1 en polvo y sangre y en sudO! bailadas
~ ambas tenía las inVictas manos. j'
!
I En el Canto XXIJ está la muerte de Héctor, uno de los más intere- "~
(
,, santes pasajes. Digno es de leerse completo en el aula; copiamos aquí
, ;
el último enc\1entro de Aquiles con Héctor.
! D espués de hacer ver la intervenci6n de los dioses adversa a Héc-
tor, al fin se detiene éste y trata de pactar con Aquiles, el cual Jura
venga nza con ayuda de Palas:
; .'
" y revolvu:ndo la terrible pica,
CQtJtra Héctm la arrojó,' pero en el 'a ire
) éste /0 vio venir. y etllt6 el golpe
inclinándose al me/o; y por encima
pasó de S" cabeza, y en el cbp,e d
quedó clavada. En presurosos pasos
,, 01/1 acudió la diosa, y sin esfuerzo
la arrancó de la tierra. y al aqtúvo
I otra vez se la dio sin que lo viese
t
r-
H écto?'; y bit: al aqulVo desarmado
\ de su lanza creyendo, le decía: ,-
«¡Erraste el golpe, Aquiles! V aunque seas

fJ- de los dioses amado'$>, etc. ~ - .


Di/o: y la diestra rodeando fuerte
Ú,Ó su enorme lanza, que al escudo
fue derecha del hijo de Peleo
y en el centro le hirió, ni errado el tiro - ,
J fue del troyano; mas el duro cohr:e
i 'lejos la rechazó. Bramó de enojo
H éctor, al tler que la acerada pica
en tlano fuera por su fuertt: brazo
arrojada esta tleZ. Paróse triste
I

bajos los ojos, porque no podía


otra lanza tomar;
J
í ...y la aguda espada desnudalldo
que pendiente /levaba, hacia el aquivo
se encaminó derecho. Como suele
el águila que vuela en las alturas,
atravesando la arrebolada nube
para coger la tierna corderilla
o la tEmida liebre, a la llanura '
rápida descender: así empuñada
.ij
,
J
,- J;1
,
, , ,

" Lecci6n XXXIX

la e/pada cortadora, contra Aquiles


Hleto, marchaba. Addantóu el griego:
y d~ terrIble cólera llenando
su corazón, con el br"/ante escudo
cubrió su pecho todo; )' ondeaba
tri la á m "ra del lucten~ yelmo
el penacho, agttada! b/andammte
las crlnC'; de oro qt4C /lalblcs hizo
el dloJ Vulcano . Cual brtllante march"
en noche: GS, 'UTO : ntrC' los otros astros
la estrella matutma , q Ut de todas
cuanta; ostC'ntn r-/ azulado oda
es la máJ reJul gt'nlt' V más hermosa:
...
aJí lucía La brIllante punta
de Jo trrrtble lanza qUt m IU diestr.
para mal dt'l troyano ya blundía
AqUIles. obSUlIando CUidadoso
por qut parü del (u('rpo fáczlmente
pndla haz,./" . Or- lo; rica; armas

, todo estaba c"hlato qut' o Potrada


ya cadável qUitara . y solamente
un poco descubIerta sr: IIda,
I en el parOI' qur d~, hombro el cuello
dirllde la garganta. y e~ d SItiO
por do la vldo de IOJ h ombres pronto
soJe del me-rpo. Con fll fllerza toda
l- allí. pues. le clavó la .aguda pIca
.' sonri¿"dose Aquil~s: y la pllnt4,
atravuando el vigoroso cuello.
po, la nuca m!i6. maJ la garganta
no qÚlSO cortar, para que hablase
unas breves palabras todavía.

Siguen escenas emocionantes y tiernísimas del sentimiento de Dar-


dania al ver el cadáver de Héctor arrastrado por la carroza de Aquiles.
El dolor d< la <sposa del vencido <S d< lo más naturalm<nte trágico
que drama alguno pudiera presentar,
272. Estudio de la acción. Basta el resumen h«ho y los frag-
mentos copiados de la (LIADA para ver que la acción, en medio de los
variados lances y acontecimientos, es UNA: la cólera de Aquiles se
halla, si no en todos los sucesos, si d<baja d< todos dios, que sin eUa
por motivo u ocasión, no existirían.
Hay con todo en la llíada pasajes que no se unen necesariamente
con la acción principal. Llámanse EPISQI)IOS. Tal es el bellísimo de
Héctor despidiéndose de su esposa e hijo, arriba trascrito. Por su pro-
'. porción, ternura, sencillez y encanto, es uni versalmente considerado
como mod elo de bellísimos episod ios.
Esta acción una, alma de toda la epopeya, es además GRANDIOSA.
Al lado de la ira de Aquiles (suceso baladi), se va desenvolviendo
Poesla ¿pica 285
..· ,
,.~~.
,
, c.]
, ante el lector la heroicidad de dos pueblos que luch~n por el logro de. , .
f la independencia nacional. Por otra parte, los' ejecutores principales de
tan digna y elevada acCión son héroes y dioses que, siendo superiores
" -, ~
al vulgo de los mortales, contribuyen al desarrollo grandioso de la. ~í
<~~

rl.
epopeya. ,
El desenvolvimiento . de la acción homérica <S además INTERESANTE,
como que es el cuadro' más expresivo de la vitalidad de dos pueblos.
Más verazmente que la misma historia, nos ofrece la llíada. con su ,
~
-, ~

Í-,
.,.,,~

mezcla de verdades y leyendas, las ideas y las creencias, los usos y


costumbres, la vida casera, social y política. el espín'tu nacionat en
una palabra, de griegos y ,troyanos en los antiguos tiempos.
, · .¡'
.~
La misma int ervención d" los clioses (máquina) , con el carácter de <"1
." .....
verdad y de sencillez con que- los presenta Homero, lejos de exceder
~
los límites de la realidad, es uno de los elementos que mejor retrata
las creencias y la civili7,:lción de aquella época primitiva y politeísta. J,
El poeta recoge las leyendas que vivían en la imaginación popular y -'~
traza el retrato más real de aquellos dioses que eran seres superiores .',
./ a los hombres por su fuerza. belleza < inmortalidad, pero sujetos a las
, ~\
mi,smas pasiones y vicios de los morrales. En 19s poemas 'Cristianos se
¡ ./

• sustituye .la intervención mítica por la sobrenatural y extraordinaria


de Dios, de la Virgen y de los santos y ángeles.
273. Personajes. Estudiada la acci6n épica de la llíada, se notará
que toda ella converge alrededor de Aquiles. Este es el héroe central
de la epopeya.
Es verdad que son heroicas las hazañas de otros persof!.ajes; pero
ni Agamemnóo, ni los otros guerreros, ni el mismo Héctor, con ser
h¿roe tan principal, fueran tan denodados si Aquiles colérico no _se .,
hubiera retirado a las naves~ de las cual ~s apenas sale para el combate,
,
el héroe troyano es vencido y muerto. Era necesa'rio un personaje así
i
¡
como A-quiles, que encarnase la acción épica, para que, combinadas
• unidad de acción y de hér0e, la epopeya formase un todo completo.
¡ Al héroe principal se le llama protagonista; y el contrario, aquí
/
! Héctor, que conrribu'ye a la grandeza del primero, es el antagonista. .. ~
.¡ "1. ,
• Si bien se ve, e1 protagonista en la llíada el grande, pero no en
L'
todo perfecto; su valor corre .parejas con su implacable venganza; y
su cariño} hasta derramar lágrima~ en la muerte dt: su amigo Patrodo,
es tan profundo como lo es eJ rencor inmisericorde al despreciar las ., "
humillantes súplicas que el moribundo Héctor le hace.
Así debe ser todo protagonisra en la épica, de grandes cualidades, ·!
pero no exento de defectos. El antagonista Héctor es figura saliente,
mientras no aparece Aquiles; y por eso la grandeza de Héctor con-
tribuye a engrandecer más al protagonista. .
Los demás personajes de la [Nada son caracteres de variedad in-
, confundible. Ni le hace falta a Homero detenerse en largas desciip- ..
'r
.
, 1
--;.J
-1
r ~~ . "·" 'tlIIt-..__ ~ .

286 Lección XXXIX

clOnes para pintar a sus personajes; sus propias acciones y palabras,


siempre constantes y nunca contradictorias, los dan a conocer.
y así, entre los griegos, Agamemnón aparece soberbio; N éstor
(viejo consejero), prudente y amable ; Ulises, diplomático; Tersites,
ridículo; Diomedes, noble y valiente; Ayax, iracundo y temerario;
Aquiles, tenaz c: invencible.
Entre los troyanos, H éctor es gran patriota, valic:nte, buen padre
y esposo cariñoso; Peíama, amante de su hijo; Paris, muelle y afemi-
nado; Andrómaca es fiel esposa y tierna mad re; Elena, mujer arre-
pentida; H écuba, piadosa '.
Esta variedad de caracteres, tipos como son de los hombres de
Grecia y Asia, es un cuadro perfecto de la sociedad de aquellos tiempos.
274. Forma y estilo IQ Ante todo, como se ve en los pasajes tras-
critos, la fo rma qu e da H omero a su poema es completamente oh;etiva.
Narra hechos y describe sucesos, sin arrebatos líricos que hagan ver
la personalidad del poeta .
H ay, sí, pasajes tiernos como el de Andrómaca, enérgicos y vehe-
mentes como el de Aquiles apostrofando a Agamemnón, y los de los
combatientes retando y maldiciendo al adve rsario; pero esos rasgos
líricos se cuentan; y parecen contados más bien por el poema que por
el poeta.
2Q Fíj ense los alumnos en los trozos copiados y no podrán dejar
de notar la sencillez del relato unida a la viveza, majestad, energía y
esplendor.
Las comparaciones más lujosas, las enumeraciones más animadas,
las descripciones más vivas, las arengas más vigorosas y elocuentes,
van desfilando pausada y tranquilamente, con la mayo r naturalidad y
hasta familiaridad a veces.
Pero a través de esa expresión sencilla y tranquila se siente la ele-
vación y magnificencia de la acción, como bajo la superficie limpia y
cristalina de un río se oye correr la irresistible corriente de las aguas.
7:75. H e aquf en la m ada, estudiadas las principales dotes de la
epopeya, que reunidas son: acción una, grandiosa, interesante, carac-
teres vivos, constantes- y val·iados. Narración sencilla, pero llena de
vida y magnificencia.
Fácil será, previo el examen intuitivo hecho, deducir y entender la
DEFINICION que damos de epopeya: la nan'ación poética y extensa de
un hecho famoso e importante en la historia de un pueblo, cuyas cos-
tumbres, tradiciones e ideales, grandio~·amente concebidos, se expresan
rencilla y artísticamente.
D ecimos narración , para significar la objetividad de este género

1 Cf. Sortais. de llliode, ob. cit.

•I
, ,
,."
,
I
287 , .j¡
,'.:;
.'
literario; poéti~a, para diferenciarla .de la narración histórica; extensa~
"

.~

pues requiere cierta extensión la grandiosidad de la acción; de un


hecho famoso, porque un hecho vulgar no sería digno de la magni-
ficencia de la epopeya; cuyas costumbres, etc., porque la creación
*;,;
épica ha de ser más bien colectiva que personal, en cuanto que el poeta
ha de ser d intérprete dlT los sentimientos de su
raza, cuyas heroici-
dades canta enérgica y artísticamente. ' •
176. La epopeya que hemos estudiado es la popular, que también .,
llaman primitiva y natural, cuyo carácter esencial es la originalidad , ,
.~
,
y ausencia- de todo artificio convencional.
Ejemplos de está clase de epopeyas, después de la ¡¡¡ada y de la
Odisea, de los griegos, son en la India el Ramayana y el Mahabarata,
los Eddas en Escandinavia, los Nibelungos en Alemania, la Canción
de Rolando en Francia; y en nuestra literatura española El Mio Cid.
Estas epopeyas naturales tienen el encanto irresistible que les da
su frescura y espontaneidad; pero suele faltarles la lima y el bruñido
artificial de la forma que tienen las epopeyas llamadas sabias o refle-
xivas~ por haberse compuesto en épocas adelantadas y por poetas
cultos, no salidos del pueblo, que se inspiraron en las epopeyas
primitivas.
Tipo de estas epopeyas es la Eneida de Virgilio.

.- Entre las 'modernas, unas son de inspiración heroico-nacional y


otras de inspiración heroico-cristiana .
Figuran entre las primeras, El Orlando furioso, de Ariosto (1474-
1533), cuyo asunto es la desesperación de Orlando y la cruzada de
Carlomagno contra los sarracenos; Los Lusiadas, de Camoens (1525- '~,
,-1
1578), que canta el descubrimiento de las Indias Orientales por Vasco
de Gama; La Jerusalén libertada, de Tasso (1543-1595), que celebra
la conquista de Jerusalén por Godofredo de Bouillón.
Las epopeyas, cuyo asunto y desarrollo es plenamente cristiano,
son: 1.0 La Divina Comedia, de Dante Alighieri (1267-1321), que
tiene por acci61Z " real la expresión artística de las sublimes vt:rdades
del dogma cristiano, y por acción simbólica, la expresión de la verdad
religiosa y de la gracia divina; 2" El para!so perdido, del inglés Milton
(1608-1674), cuyo asunto es la venganza de Satanás en el gran com- I __ '

bate de los buenos y malos ángeles, y la caída de los primeros padres


de la humanidad; 3Q La Mesiado, de Klopstock (1724-1803), que trata
de la gran . redención del mundo por el Mesías; 49 El mismo argu-
mento, pero más a lo cristiano, canta la Cristiada? del sevillano Fr.
Diego de Ojeda (1611) 2.

2 Menos estudiados en nuestra literatura~ pero de mu cha fama entr<: los li~
teratos modernos franceses y alemanes. son el H'et M('nsc/¡don Vt:rlost, d.el poeta
, flamenco De Koui1tch (1838); el asunto es el mismo de La Mesíada; y el
Drelzchnlilldm (1823-1894) de F. Weber, que recopi¡la la civiliz.ación sajona.
'f
.. y-:
I~' '. - 'r; '
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" '.'.>

J
Z88 úcción XL
., .
.,.c ¡

1!77. La verdadera EPOPEYA de la literatura española está conte-


, nida en los Romances y cantares de Gesta, cuyo estudio pertenece' al
"
curso de historia literaria. Pero bien se ha dicho que son mada sin
Homero; porque faltó un poeta del pueblo que fundiese en una y
grandiosa concepción los cuadros sencillos y grandiosos de la historia, "
,. cultura, costumbres e ideales nacionales que se admiran en el ro-
J
mancero.
RECONSTRUCCION SlNTETlCA. - Dé la etimología y el concepto nominal de
épica. En qué se diferencia de la lírica (269). - Análisis de la Ilíada; cuál es
JU asunto. Qué constituye la ~ccz6n éptca. Cuál es el desenlace (270). - ¿Sabe
usted algún pasaje de memoria? Cuente:' al menos las ideas de algunos (271).
Exponga las cualidades de la acción, cómo es una, a pesar de los episodios.
Cite o recite algún episodio. Cómo es grandtos~ en sí misma considerada. por
razón de sus héroes y pOI la idea qu.:' nus da de la civilización de antiguos
pueblos (272). - Cuál es el personaje principal y por qué. Cuáles son las cU,a-
lidades del héroe. Qué caracteres presentan los demás person-ajes. ¿Son variados
y constantes? (273) - Qué forma predomina en la llíada. Cómo es la (/ocución
(274). - Sintetice usted las dotes de la epopeya. Deduzca la definición y
explique los términos de ella (275). - A qué llaman epppeya popular y a qué
sabia o erudita. Cite las principales epopeyas de ambas clases (276). - Cuál es
la verdadera epopeya castdlana (277).
COMO EJERCICIO PRACTlCO háganse análisis de los fragmentos que aquí se
,. copian, notando en ellos las propiedades épicas estudiadas en la lección.
Pueden también leerse y comentarse pasajes de la Enet'da (traducción de Caro),
de la Cristiada, del Romancero, etc. .~ ...
LECCION XL
',', .
,~ POEMAS Y CANTOS EPICOS - LEYENDAS
,, 278. Poemas épicos. Así llamamos a las , narraciones poéticas y
lO. en v~rso, cuyos asuntos admirables y heroicos no tienen, con todo, la
~ extensión, grandiosidad e importancia trascendental para un pueblo o
I para la humanidad exigida, en la epopeya,
Fuera de ese carácter, todos estos poemas han de tener las propie~
dades del género estudiadas en la epopeya.
, El asunto ha de ser noble y generalmente heroico; ha de tener su
unidad e interés de acción; protagonista y demás personajes bien ca~
racterizados; la narración ha de ser animada, y el -estilo ha de ostentar
sencillez, al par que grandiosidad y magnificencia.
En nuestra literatura se emplea el verso endecasílabo, y general-
mente la octava real o italiana.
Por el asunto que tratan podríamos dividir estos poemas épicos
en cinco clases: 1) épico-heroicos; 2) épico-liricos; 3) épico-filos6ficos;
I
, - . 4) épico-c6micos~ y 5) épjco-Iegendarios~ que más vulgarmente se
dicen leyendas.
• 279. Poemas épico-heroicos. Tales son en la literatura castellana

·f
,-:;".. ; ....,

Poemas y cantos épicos - Leyendas


"

289
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La Araucana, de Ercilla y Zúñiga (1533-;:;94), que canta. las victorias lf~


~<I
alcanzadas por los españoles contra los araucanos ; el Bernardo, de
V. Balbuena (1568-1627) ; Y otros de menos valer, como La austriada ,-
'..'
de Juan Rufo ; La Cristopathia, de Pedro de Quirós; El Montserrate, ,
•." ¡
de Virués; y La 'erusalén conquIstada, de Lope de Vega.
Lddos estos poemas, se ve que, a vuelta de sus defectos, el fondo
'.
-',~
y la pinrura de los personajes se ajustan fielmente a la historia, pero
>,
con libertad del poeta para lucir las dotes de su verosimil inventiva.
Veamos cómo se cumple esta aserción en un fragmento de La
Araucana.
Cuenta Ercilla que en Arauca daban el mando a aquel cuyos
hombros más riempo resistiesen el peso de un fuerte tronco. Lineoya
parecía llevar la palma, cuando se presenta Caupolicán, y triunfa en
la prueba :

Ya la rosada aurora conuJJzaba


las nubes a bordar de mIl albores,
y a la usada labranza despertaba
la mlsel'ah/e gente Jo labradores,
y a los march,tos campos restauraba
la fT(Seura pudido y ms colous,
ac/arando aquel valle la leJZ mtroa, ',1;'
,
cuando Caupolicán V1Cll~ a la prueba. ";
,.~.~,.~1
Con d~sdbly rnu~stra confiada ~J i
asi~ndo del troncón duro y l1udoso,
como fJ -.fuera vara de/zcada
S~ le pone en el hombro pod",oso:
la gente enmttdeCl6 maravillada
de tler el fuerte cuerpo tan 1urvoso;
la color a Lmcoya St lt: muda.
pomendo en su vlctona mue/la duda.
.'
El bárbam sagaz dupacio andaba.
y a toda fJ1ua e/lIraba d clm'o dia;
el sol las largas somb,'jli acortaba;
mas él nunca decrece en su porfia;
al ocaso /0 luz se reuraba;
1ll por esto flaqueza en él habla;
las estrellas se muestran claramente
y no muestra cansanczo aquel valiente.

Salió la clara luna a ver la fiesta.


del tenebroso albergr4c húmedo )' frío,
desocupando el campo y la floresta
de un negro velo, lóbrego y sombrío:
Caupolicán no aflota de su apueszo;
antes con nueva fuerza y mayor brlo ,
. 'Se mueve y representa de manera,
como si p eso alguno 110 trujera.

19 -u n JlATUltA. PRECEPTI VA
290 Lecci6n XL

Por entre ;Jos altísimoJ e¡idos


la esposo dt Tltón ya paruío,
los dorado~ cabellos ~sparCldos
que de la fresca helada sacudía,
con ' que a lo~ musttos prados florecidos
con d htJm edo ¡lUma, reverdecla, .
y quedabu engastado así en las flores
cual perlas C'tllu piedraJ de coJoru.

El carro di: Fuett", sale corrIendo


dd mar POt d commo acostumbrado:
fUS rombrw van lo,) mot/Us recogIendo
de la vuta dd sol l' des/orzado
var6n el g"Qve peso fOllen/rudo
acá y alld u: mUCUt; no cansado;
y aunque otra uez la negra ro mbra upesQ
tornaba a :Jpareur, corrúndo apriesa.

La luna su roltda tJrotlahosa


por un espacIO largo di/ataba:
al 1m tur/Jto, cl1t"t'ndtdu y perezosa,
de rostro y luz escasa u mostraba;
paróu al mt'dlO r;urJo milJ hamosa
a rJeT la ex/ralia prtlt'ba ni qu¿ Doraba.
" tJléndola ~n d punto y rer prImero,
se derribó en el ártICO h~mzsf~rio;

y ~I bárbaro ~n el hombro la gran "iga •


... Sin muutra d~ mudanza y puadumbre,
l/enciendo con u/unzo la fatiga
y cralelldo la tuerza po, costl4mbre.
Ap% en (egUlmlentu de su amIga
tendIdo había 10i rayOJ de Uc lumbre,
y el hi;o de uocat e11 el semblante
más firme que al prtnclplo y más constante.

Era salido d JOl cuando el enorme


puo de las espaldas dupedía,
y un salto dto en lanzándose disforme, •
mostrando que at~n máJ ánimo tenía.
El circunstante putblo en fJOZ conforme,
pronunció la sentencia )' le duía:
«sobre tan f,,'mes hombros descargamos
el peso y grave carga que tomamos~.

El nuevo juego y pleito definido,


con las más aremonias que supieron
por sumo capitán fue recibido.
)' a su gobernación ,re sometieron :
creció en reputación; fue tan temido
y opinión ton grande le tuvieron.
que ausentes muchas leguas iUI temblaba"
y casi como a rey le respetaban.


': __:""t:}! ,~ ,<,; . ,1.'
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~I'1
- ij
Poemas. y cantos épicos ~ L~yendtls ' 291

El hecho narrado es ., histórico; pero, como se , ve, la narración y


descripci6n son vivas, poéticas e interesantes. . '
279~bis. Poemas épico~líricos. Hay ·poemas épicos que poética-
mente van desarrollando un hecho interesante para la vida e historia
de un pueblo; pero con la particularidad de que la narración va íntima
e intens~mente empapada de sentimientos líricos, de pasajes en que
tras la misma narración se · manifiestan los afectos subj etivos del poeta,
o en donde los personajes se desbordan en lirismos que son como el
alma y vida de todo el poema. Tal sucede en el poema del uruguayo
Juan Zorrilla de San Martín, que titula Tabaré. Estudiemos este - y,
."--;'l •
modelo, admiración dI: los grandes críticos contemporáneos.
El argumento del poema es el siguiente:
, . Tabaré es huérfano de madre española: sangre europea mezc1¡:la 1
de indio bravo, charrúa, corre por sus venas; es decir, en Tabaré se
une la civilización europea con la rebeldía más feroz a toda civiliza-
ción, característica de los charrúas _- Los español~ tienen una fortaleza ·
"
en la confluencia de los dos San Salvador y Uruguay. Allf está el jefe
don _Gonzalo de Orgaz con su esposa Luz y su hermana Blanca. No-
bles ideas y los sentimientos más ideales brotan en el alma del mestizo
. a la vista de Blanca, a quien infunde piedad y simpatía, y por quien
logra libertad bajo palabra de no fugarse a la colonia india. La actitud
inefable que de esos sentimientos sigue en la conducta del indio C011-
mueve a todos, y don Gonzalo al fin lo despide para el bosque. Bellí-
simo pasaje al despedirse Tabaré del Padre misionero, y más signifi-
cativa la intervención de los genios, que al modo de la antigua má-
quina, vienen a dar forma visible al delirio de Tabaré erran!e por la
selva. Lo que sigue es todo trágico. Muere el cacique supremo. Le
sucede Yamandú, quien al punto levanta a los .indios contra los espa-
ñoles. Muy distintos sentimientos se despiertan en el cacique salvaje
'1
a la vista de Blanca, de los que brotaron en Tabaré. Yamandú lleva I,
a Blanca a lo más espeso del bosque. Don Gonzalo culpa a Tabaré,
quien, muy por el contrario, logra matar ' al raptor y con todo respeto
1
torna a la joven a la colonia española. Al verle venir con ella don
I,
.Gonzalo, ciego de ira, fulmina su espada y mata a Tabaré.
D ejando para la crÍtica literaria las alabanzas de este poema, Uos
toca aquí señalar la preceptiva particular que él nos enseña. Si leyéra-
mos el poema, cuyo argumento hemos expuesto, veríamos lo conmo- ,
vedo:r:a y sentida que se va desenvolviendo la narración; tanto que 'j
.bien paece -ha dicho Valera- una bella serie de poesías líricas por
entre las cuales la acción se va desarrollando;) 1. Por ejemplo, sin :1
penetrar el poeta en lo profundo del alma de Tabaré, ni ponerse a I
I
1 Pero adviértase bien que no se trata del li-rismo personal del poeta, sino
de los personajes que intervienen en la narración.

.--
, "
"-
.'
"
" .
292 úcci6n XL

analizarla, como haría un novelista sicológico, los íntimos sentimientos


del indio saltan de la narración cuando Blanca, notando la melancolia
, y ensimismamiento dél indio, le habla cierta vez. Porque entonces
El u detuvo, sm alzar la frente,
cual l/amando a lo lejos;
CUilJ si la voz tardara largo espaCIo
",
en tr desde el oído al. pensamimlo.
Quedó lijo; temblaba como el arpa
q~ ha sacudido d viento;
como el corcel que' en su carrua escucha
el bramido dd tigre: en el desierto.
Así como una pudt"a,
al tondo del abisma descendiendo.
despierta ~merosaJ resonancias,
vous leian~. qllC;OJ y lanunlos,
la voz de la española
descendió al alma del salt/aje enJenno,
y en ese abumo desputó la /lida,
la queja, el grito de dolor. y d tIempo.
Al fin habla Tabaré a Blanca, El desconcierto e impresiones del
indio los manifiesta el poeta en este rasgo completamente lírico:
¡Oh, s;! yo s¿ qur: ucuhas
mú horas de dolor;
sé que umedllS alas dr: ;ilgueros
, .
donde yo estoy.
Yo sé que ttí el secreto
conoces de mi s!r,
y sé que tú te escondes en las nieblas. ..
¡Todo lo sél
Que gimes en el vietJto;
que nadas en la lu::;
que ríes en la risa de las agitas
del 19uazú ;
Que tntro~
en las altas
hogueras de Tupá,
y en las lunas de fuego fugitivas
que brillan al pasar.
Tú, como el algarrobo,
sueño das a beber,
y das la sombra hermosa que envenena
,. como el abué.
Yo, ~miendo tu sombra,
tiemblo '1 huyo de :l,
y tlí en el despertar de mis memOrias
vas tras de mí.

•, Recuerda el 'indio después a su madre española, y dice a Blanca:

.'
" ,

,'
,
Poemas y cantos 'épicos - Leyen'dlts . 293

Era oSI como tú ... blanca y hermosa;


era así.. . como tú:
miraba con tw o;os, y m tu vida
puso Sl' luz.

Yo la vi sobr~ el cerro de las sombras


pálida y sin color.
El indio nit'io no bis6 a su madre . ..
No la lloró.

H oy vivl! en tu mirada trasparen ~


y m el ~spacio azul. ..
Era así como u, la madre mI"; '.
blanca y hermosa. . .; ¡pem 110 eres tú!

Los combates interiores de las dos ttndencias, india y española,


de Yabaré. son líricos a más no poder. Al despedirse el indio del mi-
sionero P. Esteban, la ternura le hace llorar. a él, charrúa, que jamás
ha llorado ; mas al punto la vergüénza de aqtidl. debilidad le hace
rugir como un tigre y huir a la selva. T odo lo que después pasa es
épico, pero im pregnado de sombrío y trágico lirismo, hasta terminar
...
,

con la muerte de T abaré, inocente, atravesado por .la espada de don


Gonzalo.
Todo es, pu es, liril'i mo en el desarrollo de la nn-rració n, épica por
cantar el fin de una raza con trágica grandeza.
La DEFINIeroN, pues, de esta clase de poemas será: el. 4csarrollo
poético de un hecho interesante para la vida de un pueblo. en bella . ':1,
serie de cantos impregnados de sentimientos líricos. ,
~,. !i
La azucena siltlestrc~ del duque de Rivas; La azucena milagrosa~ .. :
de Zorrilla; La cautiva de E, Echeverría Cargentino), Santos Vega. de -.:¡

R. Obligado (argentino), y Gonzalo de Oyón. de J. Arboleda (colom-


. v";

-.$1.'
biano) , son poemas en ~uyos cantos hay mucho de lirismo, aunque . ,,:..~
no llegan a ser en el conju nto poemas ¿pico-líricos.
280. Poemas épico-filosófioos. También los llaman simb6lico-
sociales, Son creación moderna, y su objeto es c-antar la humanidad, o
al hombre colectivo.
El Fausto de Goetbe,es el poema que lleva más marcadas las pro-
piedades del subgénero.
.'
Sin meternos a juzgar esta obra, por corresponder eso a la historia
literaria " daremos idea breve y clara de ella, para que deduzcan los
alumnos la naturaleza de estos poemas.
El doctor . Fausto se entrega a la magia. en busca de riquezas,
ciencia y honores; no pudiendo conseguirlo, trata de envenenarse. Se

:! Sí es bueno q ue sepan los alumnos q ue el fondo de este .poema ~stá afeado


po~ aberraciones morales y oor sus oscuridades simbólica-s,

,
Lecci6n XL

arrepiente y pacta con el diablo, figurado en Mefist6fe1es, a cambio


de eterna juventud. Perpetra después horrendos crímenes, hasta que
consigue romper el pacto y salvarse.
Esta o, en síntesis, la id~a principal, que se desarrolla entre sím-
bolos y extravagancias sin cuento. Pero justamente ese simbolismo es
la característica del poema. Fausto sig nifica la tendencia de la huma-
nidad hacia algo superior, cuyo alcance busca en vano entre el honor
y los placeres; es Fausto la especie humana en eterna lucha y eternos
sueños. En cuamo a la forma, se mezclan en est( poema elementos
líricos y dramáticos con los épicos. por lo cual no se ajusta a los J
cánones éfJicos estudiados. El esti lo es siempre elevado en concepción
y expresión; predomina un realismo poético.
Tomando, pues, este poema por ejemplar, diremos que, EL POEMA
EPICO-FlLOSuFlCO es un subg¿nero épico complejo, cuyo asunto sobre
el destino del hombre y sus aspiraciones. se desarrolla poéticamente.
mediante una acción fantástica y Iimh6lica .
Pertenecen al subgénero el Don luan de Lord Byron, y el Diablo
mundo de Espronceda. poema del cual dimos idea en el número 45.
Es poema épico-social. de relevantes dmes poéticas, Anarkos. de Gui-
llermo Valencia, y a esta nueva creación pertenece I...a epopeya dd
c6ndor, de A. Marunez Mutis, laureado vate colombiano s.
281. Poemas épico-burlescos. Como el nombre lo indica, son una -.
parodia o imitación cómica de los heroicos. I

Basta saber el asunto de algunos, para conocer este subgénero.


Ya la llíada tuvo en Grecia su parodia en la Batracomiomaquia. erró·
neamente atribuída también a Homero, y que canta la guerra entre
las ranas y los ratones. En la 'edad media sobresale el Poema del zorro
(Roman de Renard), sátira contra la organizaci6n feuda l. En la edad
moderna esta clase de poemas, como el Orlando enamorado . de Bo-
yardo, sátira del ideal caballeresco, El cubo robado, de T assoni; lA
burla de los dioses paganos, de Briachiolim, etc., y en castellano lA
gatomaqttia, de Lope de Vega, La perromaquia, de Nieto de Molina;
lA mosquea, de Villaviciosa; El relo;, de Batres Montúfar (guate-
malteco ); lA sat.niada del portorriqueño Tapia y Rivera.
Fijándonos en el de Villaviciosa, es de ver cómo cuenta en sonoras
octavas reales la batalla entre moscas y hormigas, imitando la gran-
dilocuencia de los más elevados poemas épicos, con riqueza y flexibi-
lidad de lenguaje.

3 La del cóndor. poema que obtuvo el primer premio en el certa-


~pop~ya
men promovido por Mundial y EI~ga nCltlS de París. Arboleda y Valencia.
Bogotá, MCMXIlI.

/
Poemlls y cantos .épicos· Leyendas 295

Véanse estas octavas:


Mas ya los truenos con su grito avi.san
Q mis sentidos que la · chu.sma llega,
y unos con otros los contrarios púan,
dando principio Q la sin par refriega; :~
ya lite/erados los cabal/os · pisan, ,
y a la vista del cielo el polvo m ega,
,
.
..."

.)' ya en los altos y profundos centros


retumban los intr¿pidos encuentros.
Resuena el grito en .ti altivo polo
que tanta gente desde d suelo envía;
túrbau entonces la región de Eolo .•
¡
I
con tan súbita y grande vocerla:
NItre nubes de polvo d claro Apol()
metió su cara, oscu1"ecie·ndo el dia,
y al s6n de laJ trom petas y tambores
la tierra se espantó Cotl mil temblores.
Parten a darse los primeros bOks
de las laflzas los fuerteJ caballeros,
cercanOJ ya por los vt:!oees trotes
de sus cahatloJ bravoJ y ligeros:
llegan dici¿ndose in¡uriosos motes; .1
" para h~riru los caudillos fieros.
6n los estribos con furor se plantan,
o·' lo' airados de la silla se levantan.
Mhclanse con los unoJ los contrarios
y todos juntoJ con /ur01 se pegan
golpes tan sin piedad y temerarios, ,
. ~!
;~
que los UOJ sin duda al polo l/egan:
los unos y ot1"O.s con lamentos varios
de los adver.sos ímpetUJ reniegan ,
y al cielo vuela, V desde d melo sube.
de las quebradaJ lanzas una nube.
. ,
Como 10J galgos que la lmgua estiran,
y con la fuerza del cansancio anhelan
que aunqut In fiebre por .los campos mzran,
no la persiguen ni tras dio vuelan,
etltre la .sombra y matas se retiran,
JI aunque en los vientos nuevos rastros huelan
la fatiga sus miembros embaraza, ,
fin que .se {ltreyon a seguir la caza;
Rinde a la fiera gente la fatiga,
, y se apodera de .sus fuerzas anUs
", qUt lo.s sujete y rinda la enemiga
espada de contrarios arrogantes:
no se ve hormiga que Q la mosca siga.
~·1
..

ni chinche que las bajas penet rante.s
tire al mosquito, ni caballo o yegua
que no disponga a sus correra.s. tregua.

.'
úcci6n XL

c1lticrraú las Inomúgas ms difuntos


dándoles en el campo sepultura,
y cuentan los minutos y tos puntos
C011 que pasando tia la noche oscura:
pártemc lo! cansados todos ,untos,
mientras de su sosiego el cuerpo dura,
a gozar de las treguas, y entretanto
descansan de la guerra y ]10 del canto .
. (CANTO Xl)

En donde se ve que LA ESENCIA de estos ~emas está en d contraJte


elltre la futilidad del asunto y la entonación ¿pica de la forma. Crece
el mérito a medida que el amor revele ingenio y gracia para acomodar
las leyes épicas, y hacer interesantes las situaciones.
282. Leyendas o poemas épico-legendarios. Se diferencian del
poema épico~heroico en que el hecho narrado es allí perfectamente
histórico, al paso que la leyenda narra hechos fantásti cos casi siempre,
aunque fundados en alguna tradición más o menos comprobada.
Es, por consiguiente, más amplia la libertad de que goza el poeta
legendario para engrandecer sus héroes y hermosear sus descripciones.
Estudiemos un ejemplo.
El duque de Rivas nos cuenta en su leyenda Maldonado, el origen
de este apellido. El asunto lo encontró en un antiguo nobiliario de
Aragón e! abogado sevillano don Juan José Bueno.
Comienza el poema con un romance endecasílabo, en que da cuen-
ta de la tempestad que sorprendió a las galeras de Arag6n de regreso
a Barcelona, después de haber derrotado a los sarracenos de Becerta.
En el horror de la borrasca, Pérez de Aldana, el Almirante, que venia
herido en su lecho, hace voto a María Santísima de ir~ si le: salva, a
su santuario de Montserrat; y ofrecerle las banderas arrebatadas al
i nfie! y los despojos de la victoria.
He aqul }'a el carácter de la leyenda : aunque no fuese rigurosa-
mente cieno este hecho concreto, histórico es que los guerreros espa-
ñoles contra el moro solían hacer semejantes voms, y que iban a colo-
car sus banderas junto al camarín de venerandas imágenes de María 4.
En el cuadro segundo, después de describir e! templo de MonlSe-
rrat y la concurrencia de peregrinos, cuenta la llegada de Aldana,
enfermo en una camilla, y el encuentro con el duque de Normandía:

•. Ya 1m sol naciente d~ ma)'o


(!traves«ba hril/aute
Cuando un franc¿s cabal/ero,
de escuderos y de pa;es
d~ las altas vidrieras iC1"vido, arriha, )' penetra
los traspan:'ntcs esmaltes; co" desculado 1Jotabif:

4 Así consta en los c!ocunu:ntos de MOl/tIerrat, que hemos podido por nos-
otros mismos comprobar.
. /.,'
. ....
"'''''' ' 1'';),
: '"-

· , · Pot'~S· y cantos .¿picos - Leyendas


• . 297

La apiñada mucltedumm"e, FRI\NCES


!tasta lograr colocarst ¿Temblar yo? .. " ¡TembJár! l11sano
¡unto al pilar, do en 'su lecho soy duque de NOfmandía,
está herido el Almirank y a no estar aquí, pondría.
el pie e1l tu rostro villano.
· y el tal fra'Jcb caballero
sin que respeto le (l/aje,
ALDANA

y por tlcr más a su gusto Yo desprecio !u blasón


- cansado ya de empinarse, y tu estirpe sobemna,
porque soy Ptrc-z de Aldana,
De pie atrevido se pone, Almirante de Aragón.
imuttad01' y arrogante.
sobre la humilde CQ1m'lla y porque lucra gran mengua
do Pérez de Aldana vace. profanar el templo santo,
Este lo sufre un momento, vive Dios, no me levanto
aunque le hierve /" sangre; • para arrancaros 1a lengua .
mas cuando d otro le fJÍSa-, Mas ¡mo de insulto tal,
ya no tolera eI"ultraje,
si cobro rnt muerto brío,
y entre los dos en voz baja, pediros en , desafio
la reparació1l cabal.
~.
descompuesto.> los semblantes,
pasó td diálogo siguiente,
FRANCES

f
sin que lo advirtiese nadie:
Os esperaré en París
ALDAN .... y dispuesto a todo estoy.
Cuidad vos, el caballero,
lo que hacéis por distracci6n. ALDANA '
, Guardad consideraci6n ¡ Ay de vos SI a Francia voy!
, a un impedido romero.
FRANCES
J FRANCES
¡Ay de vos si allá venís!
!
Basta, buen hombre; fi vos
qué pie excelso os ha pisado, No hablaron más, porque acaso'
conocieseis; muv honrado la gente empezó a afteTarse,
os creyel'ais, vi;e Dios. y era forzoso mesura , ",.,

• en lugar tan respetable.


A LV AN,\

Pues si vos adiVinar El francés entre la turba


os fuera dado qui¿" es juzgó oportuno borrarse, , ..
éste en quie1J potl¿is los plÚ, y al hacerlo, con enojo
,I por Dios que habíais de temblar. le tiró a Aldana su guante.

Siguen después los cuadros IlI, IV Y v, que, si expuestos brevemente,


nada hubieran dañado a la acci6n principal, se bacen pesados dilu- .
yéndolos en tres cuadros: total, para decir qué se deda del lance en
salones y tabernas.
El cuadro VI es magnifico: se titula La lid; después de varias
octavas que describen la multitud selecta que iba llenando gradas y
tablados, la llegada del rey y su lucida corte; los timbales anuncian la
entrada de los dos eontendientcs con sus respectivos deslumbradores
. séquitos de escuderos y vasallos; se despeja el palenque, y be aqui la
dCIcripción del combate: ..
-'

" \.j
r ~ .......
<,....... .J
( •
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.
.• 298 Lecci6n XL
,. ,
-,
Al greta del clarln, los combatientes
tJueían al centro de la ex~nsa plaza, ,•
pues de entrambos cabal/os los lalÍentcJ •
i¡ares, ruda espuela despedaza.
Embístense feroces los valientes,
y en una y otra fúlgida coraza,
los fulminantcJ hi~os resbalaron,
y de nuevo veloces se alejaron.

Revuélt1enu los dos ardiendo en tro;


el cordobés tordillo es mtÍJ ligero, :
con más presteza -d Almtra,zte gira,
y mcuentra de soslayo al Duque fiero,
.Y crudo bote con ru lanza tira
tan firme, tan uguro, tan certero,
qu~ 1m lirio de oru le arrancó sañudo
de los cinco que ostenta ' en el esmdo.

Debió quedar del golpe satisfecho,


pues au.nque el Duque en el g~'r;aJ le hiere,
otra vez a su escudo va derecho,
y otra lis, dl' su lanza oi golpe, muere:
brama d francéJ dl' cólera y dt'Spt"cho;
y por más que venga1 la afrenta quiere.
dos lúes más dio a Aldana la lortuna
y en el broquel no queda m ás que una.
-,
Del rey de FranCIa abochornado el hi;o
al mirar su blas6n tan mal parado.
la suerte adversa con luror maldi;o
y venganza ;ur6 desconcertado.
Ro,~co : -1 ProbemoJ laJ espadasf_ di;o,
y tirando la pica con entado,
dio fulgentes relámpagos desnuda
en su diestra la espada puntiaguda. '.
El duro aragonés tir6 su lanza
también a largo trecho, empuña y blande
el acero con garbo y con pu;a1'lza,
sin impedirle qUe el caballo mande:
en la espada gran nombre el Duque alcanza,
pues su destreza en esgrimirla es grande:
labre Aldana se arro;a de repente,
amenaz ando aterrador, fendiente.

Pararlo el español apenas pudo


por m ás que amenazando una estocada
cubriru quiso con el ancho escudo
y soslayar un tanto la celada;
del príncipe franch el golpe rudo
parti6 la altiva cresta empenachada,
y en el aire esparció las plumas ro;as
como el otoño las marchitas ho;as.
..... ' -
, '.1-':.' -.:,. .~
"
,
, '1 1
l
Poemas y cantos épicos - Ley~ndas 299 · ~j
~'1

El corazón francés bañ&u ~n gozo


con orgullo y francesa vanagloria;
cundió por el pal~nqu~ el alborozo "

;uzgándolo presagio d~ victol·ia;


y mientras contemplaba aquel d~strozo
d Duque, ufano d~ tu etltt~rzo y gloria,
r~pu~sto Aldana, airado le acom~tc
_."1
1
de punta entre la gola)' el almete. "

~
Del príncip~ acudi6 la ligereza, '
, y la espada diestrísima mterpola; ~,
entoncej amenaza a la cabezfl '
d Almirante. que apunt6 a la gola, • l,
y cambiando la accIón con gran destreza.. ,1
; -:"¡
aquella flor de-lú . que (lISIada y sola ,
quedaba en el escudo a tierra vmo, .. -,,
fueu casualidad o fuese tino. ':~

N o brama tan feroz · el jaramefio


que siente en la cerviz alta e! estoquc,
como el duque francés viendo el empeiio
I
de ultrajar su blasón en cada choque;
del IUTor que lo abrasa no es ya duetl0, I
)' antes que infernal fuegd le sofoque,
anhela furibundo dar re male ]
tlNlcido o vencedor a aquel combate. -J
:
y tirando la espada cortadora,
que, serpiente de acero, rueda un rato
en el polvo, la maza aterradora
alza en un vehementísúno arrebato;
y acomete con rabia vengadora
al que a su escudo le robó el ornato,'
mas como antma al brazo ciego brío,
el furibundo golpe dio en tlado. "l',

¡

El normando ' coral, blanco de espuma,
rendido a la durísima fatiga,
ya el gnwe peso dd arn'rfs le abruma
ji el acicate en vano lo castiga; •
mientras el cordobés leve cual pluma, ~
, obediente a la mano que lo obliga,
girando burla el golpe. )' ht(go lorna
, ,
,1-,
"
'
ji al inmovible guerreador trastorna.

•.r, Pero el bizarro aragonéj queriendo


no deber al caballo la tlento;a,
"!"

también la maza bárbara esgrimiendo ,


"1
por derribar a su ofensor trl1ba;a 1.1 ,
y pretal con prctal $C arma tremendo
golpear, que laj piezas desenca;a, ,1,
de ambos arneses, retumbante SUC1Jll , ,
ji de m ortal pavor el circo I!ena. ,j, ,

1
"i

"
'1
;'
"
,tO.

Lección XL

De la maza del Duque un re/O'lante ,


.' '.
golpe de lleno, el alto capacete
.:¡"
abolló del hi$pámco Almirante
que cayera a no ser tan buen jinete;
alÚrdido vacila un corto Instante.
pero volviendo en sí, fiero arremete,
y la maza esgnmió con tal acierto
que herido cayó el Duque como muerto.

Resonó la armadura quebrantada


al dar en tierra el guerreador robusto:
la muchedumbre, del asombro helada, .....,
• lanza un gemzdo de dolor y susto;
al ver la arena en sangre salp,cada, "
temblando en pIe se pone el rey augusto:
no hay rostro que el espanto no marchile,
11i un solo coraz6n. que no palpite.

y crece aquel terror y desosiego


cuando descabalgar el AlmIrante
ven, y arro;arse vengatlvo y CIego
a su contrano en tIerra palpilante;
y que el almete le desata luego,
y que con un cuchillo relumbrante,
,, que el pa;e " egro te alargó, se apresta
a hacet· la escena horrIble aún más funesta.
• Pero afligido, pálido, afanoso,
veloz arro;a el cetro soberano
en la maad del ctrco polvoroso,
y así trémulo grtta d rey anciano :
-«i Basta, basta! Mt cetro poder.oso
a nadie escuda nt defiende en vano;
",
yo ofrezco hasta mI vida por rescate ,,
del infeliz rendido en d combate.

Afortunado trtunfador, yo empeño


mt palabra real, mi nombre augusto,
ya que del hiio que tdo/atro, dueño
•• os hizo en ~sta lid d CielO ¡usto,
) de daros de S!J vida en desempeño
cuanto· anhelar pudiere vuu/m gusto:
pedid, pedid, satis/aUTOS fio,
y guardad como prenda el cetro mio').

r Oyéndolo, suspende la venganza .. , i


~Y·.'
el Almlrante noble, y el cuchillo
• tu"ando, el cetro con refreto alca11za
,, del polvo, que ofuscaba su alta brillo.
Saluda al "c-¡ con plena confianza,
r monta gallardo y grave en el t01'dillo,
y deia del estadio los confines,
saludándole trompas y clarines.
, ,- "
;;"",:~

Poemas y C{l11~OS épicos - Leyendas 301 '"


j

.3
En el cuadro VII anuncian los maceros 4el rey al aragonés Alaana,
que entra noble y respetuoso con el cetro regio, prenda de la real
palabra.
. '/:
,, . ~

.'
,
"
y tras de corto silencio
muestra de mutuo embarazo,
I REY , J.., .l
¿Alto nombre, dignidad,
de es~ modo el Almirante
y el MOllarca egregio hablaron:
mando, gloria, hOllra queréis? .. 1 ,
i ,

1
\ REY
Almira1lte de 4,rag6n,
ALMIRANTE

Cuanto vos me proponéis


\'J J
lo tetJgo con sac¡"d~d: ., ; ~
~ de vos no estoy olvidado '

<"
o • •'

~
"
y hab¿¡s a tlerme /legado
.,
l' ,
'
ro oportuna ocasi6n.
REy }:~,

"
T,-atábam os justamente
Si pudiera mI cm'ona
daros. con ella .os brindara.
';r ...~
,"
·
yo y mis fides consejeros •
'j la manera de ofreceros , ALMIRANTE
.," UIJ rescate compete1lte.
,
'J Puede que no la aceptara, ;
i '~
aunque el ,Ser vuestra la abona.
. . 'Ji4l.
.- , ALMIRANTE
Nunca lo dud¿, señor; REY " 0;
.~
cuando se da una palabra, ¿Conque cuanto digo es vano,
1,
",,:
hasta que se cumple, labra
el peclto dónde hay honor.
y me confundo y me aflijo
"';:1,1
~,,,

l al ver que esté de mI hijo


J' REY
Pues lJoy a cumplir la mio.
la existencta en vuestra mano?

Pedid, ¿por qué os detenéis?" .


.
, .,..,.'1
':i!>

,
j
,
¿Admztís un noble estado
fuundo, rico y poblado
pedid sin tino y medida, ",
.f con castillo e11 Normandia?
y pedtdme hasta mi vida, ;.~
pues mi palabra knéis. "

ALMIRANTE ~
F Señor, cuando de:seamos
ALMIRANTE ..
,'o'
,~,

:.". . los españoles tw~ Pido que $U escudo quede • '. :


~.
blanco y Uso cual está, J
estado qué pose:",
al moro lo conquistamos. y recuerdo le será .
"
de.' que a na4~ pisar puede:. "
Cuanta tierra el cielo abarca,
y yo en el escudo mio
,
no admitimos, vive Dios,
sin ga1Ulrla, ni de vos ¡ns cinco flores dc-.J.is,
,~
,
F' ni de: otro extraño monarca. que le arranqu¿ en 'San Dionís, ~':
. i . -~
y gan¿ en el desafío ... . . ·,
"
¡1~ REY '. " ,
. , ¿Quer.¿is, pues, que os pague en Ot·o Por blasón he d~ ll~var; .
:~: ,$.(' .;J.~
el peso de mi hijo armado, para p~rpetua memoria . . . . ,""" ,. ;:.,
aunque empobrezca mi estado en qu~ as~gure la historia ~, 'lj
y consuma mI tesoro? que no me d~I'¿ pis41·. " i

"" '1
RE~/mirante .,~ ", ~ .~;
ALMIRANTE

Gtlard~d, Rey, tanta nqueza de Aragón,


para algútl aventtJrero; mi podér no alcanza a tal: "'-",""" '~:1
,, . no se gana con dinero ¿Sabéis qu~ ~scudo r~aJ ' .' ~~¡,:.
'1 " "O la espaflola nobk:a. ~Sa.s t¡or~s de lis son? \\~
, \.~..
",. ,1" ~
'x ,
:~
• .... "
302 Lecci6n XL

ALMIRANTE guardad las flores de -lis,


II _ ESQ, ¿quién lo ' duda? ••. ¿Qui¿n? pero perded el honor.
y debéis ag"adecido
, estarme de que 110 os pido Este cetro es prenda mi".
vuestras tres lúes también. y me lo l/evo, y con él,
aunque lo escude el dosel,
Las cinco que , arranqué; vos.
Rey de Francia, me daréis;
al Duque de Normandía.
'.
,
,
- o al vencIdo entregaréis,
sin remedio, vive Dios.
Di;o, y tornó las espaldas,
a marchar dekrminado,
pero t:l Duque de Brauante
Herido el francés orgullo le detuvo por d brazo.
en altos gritos tronando.
impidió al rey dar rupuesta
eu un momento tan arduo. REY

Almirante de Aragón,
El Duque de Normandía las cinco flores de lis
brama ronco y despechado, ",
ganadllJ en San Oionls
y con el pie duro rompe - 0.1 concedo por blas_6n.
!' . las tersas losas de mármol.
r
f
y liso qtledc el cscudo
I
t
y no falta en el consejo
quien cometa el desacato,
dd Duqtle de Normandla,
ya qut' por su estrello impífl.
de llevar haCIa la espada
guardarlo de vos no plldo.
f con ciego furor la mano.
1, AJdana. de pie u puso,
ALMIRANTE
cruzó en el pecho los brazos, •
y con semblante tranquilo Os vuelvo· el cetro, sdior,
desprecia aquel arrebato; " sabed que no ha padido,
,f Como desprecia el escollo
el tiempo que lo he tenido,
su gloria ni su esplendor.
t-,- el furor del oecano,
del huracán el empuje El Duque, irritado y fiero.
y é, embate de los años. dijo entre los cortesanos, ,
,- que su padre no podía
Confusión horrible reina - inferirle tal agravIo.
en el Consejo de ESlado;
lodos hablan, nadie e!cuch.a~ y -C'est mal donné!- gritaba~
, perplejo está el soberano; c'est -mal donné! despechado; .
l.' Hasta que con gran reposo
y oyéndolo el Almirante
" contestóle sin mirarlo:
pero en acento tan alto
que impuso a todos ¡ilendo
ALMIRANTE
" que ret;lmb6 en palacio~
Para que más satisfecho
Por d Duque de Bravante mi honor hoy pueda .quedar l

so.;tr:nido y apoyado, también quiero perpetuar


di;o decidido y firme ese imprudente despecho.
el aragonés gallardo:
y aunque ~I de Aldana acatado
ALMIRANTE en toda la tierra ha -sido, - '-' -

Pues la palabra, señor, desde hoy leró el apellido



que me disleis no cumplJs. de mi estirpe Maldonado.

(,
·• i' .
, ~; ..... ~' ., ...... '"" , . ,. ¡", ,
"
, ,
"
'1
I
Poesía dramática 303
,
Nótese en todo d poema el Ínterés de la narración, la viveza y i
galanura de las descripciones y la forma dialogada en dos de los cua- j

dros, que es muy propio de estos poemas. El defecto principal de este


poema es lo largo del episodio dicho, y algún prosaismo en los ro-
mances octosílabos.
MODELOS : En España, además del Duque de Rivas, han escrito regios poe-
mas legenda rios Zorrilla, Espron ceda, Nú ñez de Arct'! y Villaespesa. En Ar-
gentina, E. Echevt'!rría, La cautiva; Sa rmien to, El Facundo; Ricardo Gutiérrez.
Lázaro}' la fibra salllaj~; R. Obligado, Santos V~ga, etc. En Bolivia, Ricardo
J. Bustamante, Amhíca libertada. En Chile, S. Sanfuentes, El Campanario; Ro-
dríguez de V!lasco, LeyendaJ nacionales. En Colombia, Arboleda, Gonzalo d~
Oy6n. En Ecuador, América y España ~" lo portJenir, R. Crespo Toral. En
México, varias leyendas, Roa Bárcena. En Guatemala, las Tradiciones (humo-
rísticas), Batres Montúfar. En Urugu ay, Celiar, Magariños Cervantes, etc.

El canto épico tiene los mismos caracte¡ es y propiedades de la


leyenda, pero goza de más libertad . de_3\:ción.
283. El llamado canto épico ' es verdadero poema por su idea ..;
histórica, estilo y versificación; pero su entonación y desarrollo es más
bien de oda heroica. Son ' ejemplos Las naves df' Cortés d~struídas~
de don NicolásF. Moratin, y La inocencia perdida de don Félix J.
Reinoso; La Atlántida y Prometeo, del argentino Andrade. I
RECON STRUCC I ON SINn~,¡" II.;A.
En qué S~ diferencian lus poema; ¿picos de la
'-
,1
~popeya y en q ué convienen COil ella? ¿En qué metro se escriben? ¿Cómo se:
divid<'! n- .por su asunto ? (278). - Ci te usted algun os poemas ¿pico-h~roicos de
nuestra litera tura. Haga usted ver en el pasak .del triunfo de Caupolicán. en la
Araucana, la verosimilirud poética de estos poemas (279). - Expóng~se la
Índole literaria de los poemas ¿plco-Ilricoj analizando el Tabm·¿. de Zorrilla San
Martín (279-bis). - Expuesto. el argumeoto del Fausto, diga usted cuál es el
carácter de. los poemas épico-filos6ficos y dé su defihición. Cite otros mode- ,
,'.. ~
los (280). - Cite poemas épico-burlescoJ y algún trozo de la Mosquea, de
donde~eduz ca usted en qué está la esencia y mérito de estos poemas (281).
En qué se diferencia la leyenda del poema épico-haolco, Exponga usted los
cantos e idt'!as de la leyenda Maldonado y cite algunos versos. Qué dotes lucen
en él y qué d efectos (282). - Qué viene a ser el canto.¿pico, y cite mo-
delos (283) " '
EL EJERCICIO PRACTICO 'de esta lección es el análisis ck las pr:opiedades épicas,
tanto de los modelos que en ellas se estudian, como de los p oemas que parezcan ,
al profesor y que en la lección se citan.

POESIA DRAMATICA 1
,~
LIBROS DE CONSULT.'\ : J. BROECKAERT, ú guide au ¡eune Iittlrateur. 3e. par., \ :1
"
ch. 1lI. - M. BATfEUX. Principios filosóficos de la literatura; traducción, ob- ""

Madrid, Imp. de Sauchc, Mocce. - Prólogo de don ALEJ ANDRO PIOAL y MON en
íf
servaciones y apéndice de D. A: G. de Arrieta" t. lJI, pars. l ' y 2 , Y t. IV, ~~
J
I ..
Obras dramátiG'us de d O Il MANUEL T AMAYO y B .... us, t. 1, Mad rid, Sué~sores de
'-::;
\ '.
Ribadeneira, 1898. - RUANO y CORBO, Estudio analítico de la poesía dramática \ ¡
'j
\-'" ,
';1

" '"
L(cci6¡, X LI
,.
'en el drama "Consuelo" · de Aya·I ~~ Madr'id, Imp . .R, VélasC~, 190 1. - ARISTOTELES.
Poética, ch. I V a XVIII. -,- A. W . SCHL'ECEL, Cours de litt&rature. dramatique,
2 vols., París, Lacroix~VerbsechriovenJ 1865. - SAINT-MAC G IRARDIN, Cours
de littérature dramatique, 2e. edit., 2 vols., París, Charpentier, 1845. - E. FA~
GUET, D rame ancicn ct moderne, París, 'Colin, 1898." - H ORI ON·, Explication , "

du théatr( classique, París, BerHn, 1878. - P. BLANCO GARCIA, La literatura'


española en el sigLo XIX. 2~ edi e., 3 vols., ( caps. varios sobre la dramática),
Mad rid, Tubera Hn~. , 1899. - MENEN PEZ PEI.AYO, Calderón y su teatro. Madrid,
Rev. de ~A rc h i vos. 1910. - (MIlA, COLL y VE HI. REVrLLA RU ANO, MOREU,
etc.; en :lb. cit., y pueden manejarse con provecho LA-H ARPE, LAURENTIF.,
MAllTINEZ DE LA R OSA, GIL DE ZA RATE, SANCHEZ DE CASTRO, etc.). ,

LECC ION XLI


!',

ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL DRAMA,


DEDUCIDOS DEL ANALISIS DE . LANCES DE ,HONOR>
284. Para estudiar conforme a nuestro método esta poesía que
l
encierra según la frase de Hegel, el arte por excelencia, preciso es
poner 'ame el discípulo una buena composición dramática, de donde
deduzc.amos en seguida las cualidades y reglas del género,
De las tres obras que, según idea de Menéndez y Pelayo, revelan
.. el genio dramático de ,don Manuel Tamayo y Baus, a saber: Locura
de amor, Un drama nuevo y Lances de honor, elegimos la tercera
porque -fuera de otras razones ajenas al arte-, por su sobriedad y

'restricción al asunto, es la más didáctica y más oportuna, por consi-
1'· • guiente, a nuestro objeto.

" ',
LANCES DE HONOR
• DRAMA EN TRES ACTOS
, ,
..
Personajes:
Don F~bián García: Don Dámaso.
Doña Candc:laria. Aguilar (periodista).
Miguel (hijo de Jos anteriores). Don Lorenzo (d;putado) ,
Don Pedro ViIlena. Varios caballeros.
" Paulina (hij o de Villena) . Dos padrinos en un desafío.
Don Diego Medina (hermano de doña Bernabé.
Candelaria) . Una muchacha.
La escena en Madrid. La acción dura cuatro horas.

ACTO PRIMERO , "

(Gab ine te lujosamente amuebl<ldo en casa de Vi llena. etc.) .


ESCEN A Plt.lME"RA

Migt!eJ (sen tada en una butaca cerca del velador, leyendo un peri6dico).
,
l-

Pues señor, está visto que la 1ectura de periódicos a mí no me divierte (soltando
,-t?(
, ,
.J
s 1,:"
.'1
'.'

Poesía dramática 305


1:
el periódico que tenía en la mano). No sé cómo pueden tener Rlzón los mi~
uisteriales que siempre alaban, ni los de la oposición, que siempre vituperan, ni
cómo han d-e merecer crédito los q ue hoy-- aplauden lo mismo que desaprobaban
ayer. Será que yo no lo entiendo'. Las tres (levantándose y mirando el reloj).
" Media hora llevo esperando,. ¿Se le habrá olvidado quizá que ayer quedé en
venir a verle? ¡Es tan atolondrado' ese chico!

ESCENA SEGUNDA

Miguel y Paulino

'---- PauJino-Perdona, Miguelillo, perdona (entrando por una puerta del foro).
Sjen to en el alma haberte hecho esperar.
MigueJ-IBah! Entre amigos.. .
Paulino- Verás. Ayer tarde se reun ieron aqui los individuos más im;partan~
¡ tes de la fracci6n de la cámara que reconoce por jefe a papá. Celebraron larga
conferencia, y en ella resolvieron dar hoy al gabinete una bata lla decisiva al
~. discutirse el acta de esa escandalosa elección que tan agitados trae los ánimos
estos días. Papá se en cargó de pronunciar el discurso, y yo no he querido dejar

de oírle.
Miguel-Nada más natura-I.
Paulino--Bien puedes agradecer que me haya ven-i do ant-es de ver el re-
sultado de la discusi6n.
'1,
, I
Miguel-Sí, porque una vez excitado el ~pterés... I
Paulino-¡ No sabes ní c6mo se había pues ro aquello!. ¡Papá ha estado su-
blime! Nunca se oyó en el congreso d e los diputados discurso más elocuente ni
más ter-rible para un gobierno. ¡Qué animada pintura d e las instituciones libe-
rales ! ¡Qué vigorosos anatemas contra la conducta reaccionaria de los ministros!
1
:1
I Papá se ha cubierto de gloria. ¡Hermoso espectáculo el q ue, oyéndolo. ofrecía
! la cámara! Vivas alteraciones entre Jos diputados de 13. mayoría; gritos de en~
l rusiasmo en los bancos de la oposición; aplausos ruidosos en las tribunas ; el
gabinete, pálido y trémulo de miedo y de rabia; el presidente, dale que le darás
a 1a campanilla sin poder dominar aquel pavoroso tumulto, aquel desorden ad-
mirable. Yo, no bien hubo acabado papá, eché a correr para n.o hacerte esperar
más tiempo, y no sé cuál será el resu ltado de la votaci6n¡ pero desde luego
aseguro qut: el .gobierno ha quedado herido de muerte, y q ue si hoy mismo
no sucumbe, es tará en el suelo an tes de quince días.
Miguel- · Y ¿qué bien es nos vienen con esa gracia?
Patllino-¿Te parece bien pequeño la carda de un gabinete q~ ha hollado
todas las libertades públicas, y que lleva ya en el poder un año. tres meses,
doce días y algunas horas, por lo que 5C cuenta?
Migue/- Ahí está el quid. Más fácilmente se le perdona a un ministerio
una mala vida que una vida larga.
Paulino-Justo y cabal. Los min·isterios deberfa-n tener duración fija de un
par de meses a lo más, a fin de que pudieran ir turnando en el poder todos l.oS
españoles ílustr·ados. Lo que es yo, en nevando un gabinete seis meses de vida,
ya no puedo parar. Y a todo el mundo ·le sucede lo mismo.
Migue/- A mí no, porque m e figuro que los gobiernos que duran poco ni
aun pueden llegar a ser gobiernos.
Poulino-Tú eres un papanatas que nada ambiciona. ¡Tonto! A río revuelto
ganancia de pescadores. Cuando caiga esta gt'flte entrarán · 105 nuestros a man-
dar. Papá ha desempeñado ya los más al tos puestos de la administraci6n, tiene

2 0--LlTEllATUR A PRECEPTIVA

306 , Lecci6n Xf.J
cuartos'; es caballero gran cruz, dispone de ' un diario político, goza fama de
diputado hablador, capitanea una importante fracción de la cámara; justo es que
forme ahora parte de un gabinete. Le han ofrecido la cartera ' de gobernación.
Figúrate qué mal me vendrá a mí. Inmediatamente disolveremos estas cortes y
haremos elecciones generales con mucha legalidad ... es decir.. muy a nuestro
. - -'
gusto; y claro está, seré diputado por tres o cuatro distritos. ¿Quiéres ser tú
también diputado de la nación?
Miguel-¡ Yol Dios me libre de ser diputado... tuyo. De la nación lo es
verdaderamente mi padre, pOr la decidida y tenaz voluntad de los electores; y
tanto mi m.:ldre como yo estamos deseando que se acabe esta legislatura para
_~e&_~. ' .
Paulino--Pierde cuidado: ningún hombre como don Fabián GarcÍa tomara
asiento en el nuevo congreso. Chico, te advierto que tu papá está haciendo el oso.
Miguel--Ya sabes que no gusto de oír nada que pueda ser ofensivo a mi
señor padR.
Paulino-No te acongojes por tan poco, muchacho. Discutiremos y...
Miguel-¿Discutir yo la conducta de mi padre? ¡No faltaba más!
Paulino--¿Y por qué no? Todo ~ c puede discutir.
• Miguel-A otra cosa, Paulino, a otra cosa.
Paulino-Pues si precisamente para que hablásemos de este particular te
dije ayer que vinieras 'a verme. Crée\o: mi señor don Fabián está en ridículo,
y tú, si no te modernizas un poco, no wdrás hacer carrera en el mundo. Es
necesario que en él y en ti desaparezcan esas costumbres de antaño que habéis '. \

traídú de Id ciudad de doña Urraca. *¡


Miguez....:.-Acabarás por hacerme reír. ¿Qué tacha puede ponérsele. a mi buen
padre, que es casi un san to?
Paulino-Bir;n parecen los santúS en el almanaque, pero muy mal en unas
cortes del siglo diez y nueve. Todo el mundo se ri6 el otro día del buen señor.
Miguel-¿Por qué?
Paulino-Porque empez6 su discurso invocando el auxilio de Dios.
Miguel-Y ¿qué tiene de -risible que un hombre implore el auxilio de Dios
cuando va a influir con su conducta en la suerte de todo un púeblo?
Paulino-Anda. simplón. Tu reloj atras~ púr lo menos un siglo.
Miguel-Pues a mí me parece que el tuyo señala una hora funesta.

ESCENA TERCERA

Dichos y don Dámaso.


(Entra muy de prisa y con semblante de.mudado por la puerta del foro).
Dámaso-¿No ha vuelto aún su padre de usted?
" Paulino-¿Cómo. si todavía no son las tres y cuarto?
Dámaso-La sesión ha terminado ya.
Paulino-¡Tan pronto! Pues ¿qué ocurre? - ~'

-Miguel-¿Qué le sucede a usted?


;'!c Dámaso-¿Estás aquí tú? Me alegro. ¡Qué desgracia, Miguel!
~. Miguel-lUna desgracia!
-Paulino--Explíquese usted. ,
i Dámaso-Permítanme ustedes tomar aliento -(sentándose. Miguel y Paulina
1:- se acercan a él). En aquella tribuna hacía un calor insoportable y estaba úno
como en prensa. Y ¡qué ansiedad ... qué agi~ci6n ... qué emociones tan vivasl
!
¿Quiere usted ver si tengo fiebre? (Alargando una mano a Paulino). "-'
Paulino-¡Me gusta!
Dámaso-¿No 'estudia usted medicina? •
~~:rt'..).}'!"..!a'.o\>;~g;r~ "W'~:-,¡";'V :';',}:f~ ~~"~'<',~~,,(~ ' ~ ~~"" ):'>;(*'~'<' ~,~ - '~;~ ~""" \' t~ .f.," !~""'¡.;;" .";.', ,
~.~} - _.~~~~'i-:~: .~- , . !'~:" .;":~~ ~<.-." ';. ":. ,ir :.' .,,::'-,, '.:<_~';- ' ~ ~~'.'.:,,-, ~
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......
~
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~. " ,:'1
q
Poesía dtamática 3()7 ,
., ~

Paulina-Dicen que sí, pero yo no -me atrevería a jur~rlo. Ea, no sea usted ,!
posma 'y cuéntenos qué hay. ¿Ha perdido la votación " el ministerio?
"~-,~;
Dámaso-Ya escuchó uste_d el discurso de su pa9re.
Paulino-Un discurso admirabk, ¿eh?
Dámaso--Sí: una bomba cargada de metraJla. En él dijo horrores, no sólo
! I ,.. i
del gobierno, sino de tu tío Diego también (a Miguel).
Pau/ino-I Cómo! ~ Diego Med ina, el gobernador que ha hecho esa elecci6n,
es tío ruyo ?
Dámaso--Tío carn al por parte d.e madre.
Paulino-No lo sabía.
Migud-Y ¿qué ha dicho de mi tío el señor VilJ.e.na? ,,
Dámaso-¡Jesús!" Le ha puesto como chupa de dómine, lIamándolé inq>to y
arbitrario; dando a entender que se ha dejado sobornar por el candidato ele- , . :1;
gido, que es un banquero muy famoso.
Miguel-Y sin pruebas, ¿cómo se lanzan -contra nadie acusaciones de esa \ '.'
Índole? ,
Paulino--Pmebas. .. Pruebas... No par.ece sino que todo el mundo no está
.
ya harto de saber lo que valen semejantes acusaciones. Cada lunes y ca4a
martes se llaman p.erros judíos los hombres más serio~ en política, y luego,
'. , .. ':~

,

como si ta l cosa hu biera pasado. Si papá sube al poder, verás cómo hace a tu "
tío gobernador de una provincia de primera clase.
. Dámaso~uando Villena (dirigiéndose a Miguel) acabó su discurso, tirios'
y troyanos aplaudían con frenesí, y tod os daban por segura la derrota del go-
1
~.~~

',~l
bierno; ~ro he aquí a tu padre que se levan tá y grita con indignación: «Pido
la palabra para defender a un ausente>.
Paulino-lOigal
Miguel-l Bien hechol
Dámaso--Como por sus opmJOn es es mi~ado con prevenci6n, las risas y
.] ' ,i
. ..-r
los murmullos ahogaron su voz en un principio. Al poco rato había logrado
subyuga-r todos los corazones. Que era un excdent-e jurisconsulto ya lo sabíamos .,
,l, '

.-'~ .
todos, pero ¿cómo creer, a no verlQ, que fuese también un gran urador? ....
Miguel-Para defender a un inocente nunca falta elocuencia a un · hombre . '~

de bien.
"
Dámaso·- Te aseguro que comparados hoy con él, Cicer6n y Dem6stenes, se r. , 1

qued an tamañitos. Pero es el caso que para defender a Diego ha tenido que
combatir a Vi llena, dirigiéndole gravísimos cargos con fu erza de lógica irresis-
tible, acusándole a voz en grito de mentiroso y calumniador.
Paulino-¿De veras? , .-'''.' -~
Dámasa-$u padre de usted (dirigiéndose a Paulino) cegó y no vio, y con
"
"<¡-".-. genera l asombro y disgusto dijo .de don Fabián improperios tales, como acaso
nunca se habrán oído en aquel lugar. Todo fue entonces en la cámara espantosa
gritería, y dar manotadas al aire, y querer andar a la greña. Pudo al fin el pre-
sidente hacer que se procediese o votar, y luego, sin mirar en barras, levant6
la sesión.
Paulino-Pero ¿quién ha gan ado ?
Dámaso-EI gobierno (levantándose) por ciento cincuenta y dos votos con-
tra cuarenta y uno: como que no sólo ha votado con él toda la mayoría, sino
también parte de, la oposición,
" Paulino--¡Qué infamia!
Dámaso-Yo, al ver sali'r del sal6n a Villena hecho un energúmeno, te-
miendo que se encontrase con el otro, saH también corriendo de la tribuna.
Por más que he m irado y remirado en saías y pasillos, a ninguno de los dos
. he podi.do echa r la vista encima.
t
\

'-"'-
r.~
,,,,.,.. "
" ..
,.

308 Lección XU

Paulino--Miguel, mucho temo que tU padre va a tener que reñir con "el mío.
Miguel-Dios no lo quiera.
"
Dámaso-A eso vengo: a procurar que este negocio se arregle de la mejor
manera posible. García es el más ofendido. A él le toca, por consiguiente,
desafiar a su padre de usted. Si no lo hace ..•
Paulino-Entonces. mi padre le desafiará a él.
Miguel-Parece que te gozas en augurar males.
Dámaso-Entre todos le impediremos tomar tan descabeUada resolución.
Paulino-Ya ve usted si yo sentiré. . Pero cuando una cosa no tiene
remedio. . •
Miguel-Otras de mayor entidad se han remediado con la ayuda de Dios.
Pau/ino-No empieces a diosear, y convéncete de que ni tu padre,' por
impecable que sea, ni el mío, que es todo un caballero, querrán dejar impune
el agravio que mutuamente se han inferido. Un agravio que llegará a noticia
de toda España. ¡de toda Europa!
Miguel (en · tono de reconvenci6n)-¡Paulino!
Dámaso (aparte)-El niño es tan fiera como el papá.
Paulino-De otro modo, ninguno de -los dos quedaría bien.
Dámaso-Y ¡vaya si queda uno bien con la cabeza rota o una pIerna de
menosl
Paulmo-Muy prudente se va usted volviendo, don Dámaso.
Dámaso-Y con eso, ¿qué quiere usted darme a entender?
Paulino-Nada, que es usted muy prudente.
Dámaso-Niño, niño... Cuidadito con subírseme a las barbas. Yo tengo
• hechas mis pruebas.
Pau/ino-Ya lo sé, y por 1'0 mismo no hallo explicación satisfactoria a la
conducta que se propone usted observar en tan grave negocio. De éste nada
me sorprende. Es lego en materia de honor, y creo que en vez de sangre,
circula por sus venas horchata de- chufas.
Miguel-Dí cuanto quieras; tu ceguedad y tu petulancia me dan compasi6n.
Paulino-¡Hola! que ya hace pinitos el nené. Riámosle la gracia.
Miguel-No es hora de reír para un hijo la hora que puede ser funesta
para su padre.
Las escenas IV y V son preciosas: don Lorenw y Aguilar, diputado aquél
liberal y éste periodista avanzado, despotrican contra don Fabián y todo lo
bueno, al paso que don Dámaso, contemporizador, intenta defenckrle; por lo
cual se suscita un lance de honor en el que c6micamente aparece la cobardía "
de Jos tres. Miguel sale de escena protestando cristiana pero enérgicamente
contra los detractores de su padre.,

ESCENA SEXTA

Dichos (don Lorenzo, Aguilar. Dámáso, Paulina) y Villena


V illena-Dispénsenme ustedes la tardanza.
Lorenzo-Sabe usted que estamos a sus 6rdenes.
1, Paulina (apa'rte)-¡Qué pálido viene!
i Villena-He hablado con el señor García.
Aguilar-¿Dónde?
I Villena-En la puerta de esta casa. Vive en el piso segundo.
Lorenzo-Y ¿qué?
Villena-Ese hombre no tiene asomo de pundonor. ,.
" .1 :

Paulino--Como tooos los de su calaña. . ,


Villena-Le he dicho que me venía a casa con el objeto de esperar en ella
,
.,:
,
, ,. .. .
,
.~
¡
'i
Poesía dramática 309
.'
a sus padrinos y me ha contestado que los esperar¡a inútilmente porque no
pensaba enviármelos. .1
Pau/ino-Y al oír eso ¿qué has hecho tú?
Villena-In sultarle cuanto es posible in sultar "a un hombre. Por un mo-
mento par-eci6 que se irritaba y que a su vez iba a denostarmej , pero de pronto
j
bajó la cabeza, y sin pronunciar una sola palabra, . empez6 a subir pausada-
mente la escalera. I
Paulino-HabérseJa becho rodar.
Vil/roa-¿Qukreo ustedes dis~nsa rm e el favor de: encargar-se de arreglar
este asunto ?
j
Agui/ar-Con mil amores.
Lorenzo--Para estas ocasiones son los amigos.
Villt'na-Ustedes han presenciado el agravio: n-ada les tengo que decir.
I I
Aguilor-Nada absolutamente.
Villena-Entonces ruego a ustedes que vayan a, desafiarle elJ seguida.
Aguaar-Cerca le tenemos. (Yendo al foro y tomando el sombrero que
había dejado encima de una silla).
Lorenzo-Vamos allá. ' (Tomando su sombrero de encima del velador) .

Villena- Desearía qu e eJ duelo se verificase mañaoo mismo.
AguiJar- Pues claro está: mañana.
Dámaso (aparte)-¡Qué prisa tiene el condenado!
Villena-Por mi parte, sólo poo'go una condición: que el duelo sea a muerte..
Aguilar--Confíe usted en nosotros.
Lorenzo-El asunto quizá no pueda arreglarse de otra manera.
Dámaso (aparte)-¡Famoso arreglo, por mi vida!
• Villena-Ex cuso decir que en todo 10 demás pueden ustedes obrar como .;

lo crean más oportuno. Hasta luégo, señores, hasta luégo.
Lorenzo-Pronto daremos la vuelta (retirándose).
Vi/lena-Cuidado, que ha de ser mañana.
Aguilar-ES[á bien (deteniéndose) .
Villena- Mañana, y a muerte.
Lorenzo-Cumpliremos con nuestro deber. (Vanse por la puerta del foro.
Villena se sienta en una butaca. dando muestras de reconcen trado furor).
En la escena VIl trata Dámaso de aplacar a Villena, el cual echa a paseo
"Sus consejos; Dámaso, echándoselas de valiente, sale; ' quedan padre e hijo;
éste anima a su padre con la esperanza de que matará a don Fabián; llaman
y entra Medina, hermano de doña Candelaria, el mismo gobernador de pro-
vincia, a quien ha calumniado Villena en el congreso. Pide cuentas Medina, en
la escena IX, de los insultos y calumnias de Vilkna, V dejando pendiente nuevo
laDce con él después de que se bata con su cuñado, acaba diciendo:
-Me ha calumniado usted ante España entera.. Quieren unos que se per-
done al calumniador, otros que se k: desprecie, otros que, a ser humanamente
posible, se le mate; así opino yo. Beso a usted la mano. (Sale ¡x>r la puerta
del foro).

ESCENA DECIMA

Villena y Paulino
-' Villena--¡Oh, primero el uno; después, el otro!
Paulino--¿Venía .3 desafiarte?
Villena--Sí.
Paulino-' ¿Y qué?
V illen~Le he dicho lo que ocurre·
,
. .- :,~

310 úcción XLi ·

Paulino-EntiénJete con Carda; y yo me entender~ con el señor gobernador.


VHlena-¿Estás en tu juicio? Parecería que trataba de poner a sa lvo - mi
, vida "arriesgando la tuya. Ni por casualidad se te vuelva a ocurrir semejante
desatino. Desde que perdí a tu ruadr'!: erer. tú el único ser a quien amo, y ya
sábes' que 5610 te tengo prohibida una cosa. No, hijo mío; no me des nunca
el sentimien to de verte herido... de verte acaso . ..
Paulino-Vamos, vamos, no te pongas sensible, y repara que estás haciendo
del diablu predicadp r. Bien comprendo que ahora no me toca a mí; pero,
~. ,- ' francamente, eso de que tÚ riñas con dos me parr=ce broma pesada.
ViUma-Cuando haya escarmentado al uno, será fácil que el otro se venga
a buenas. A mí del tal Medin a, ¿qué se me importa? A dun Fabián, a esa
mosquita muerta, es al que yo quiero dal una estocada o un balno. Ni sé
cómo podré esperal hasta mañaml. para ' s;:J ti.~fattr mi coraj e. ¡De aquí ama.
ñana, qué vida tan insoportabl e la mía!
Paulina-Domina esa impaciencia. Lm hombres. en tales casos. han de
tener aplomo y serenidad.
Villena-~ Si pensarán mis señores padrinos estar ~ arriba de conversaci6n
hasta el año que viene? ¿Qué apostamos a que subo yo mismo? . . (dirigién-
dose al foro).
Paulina (ckteniéndole)-¡Detentel ¡Qué locura! ..
Villena (m irando hacia deD"tro por Ja puerta del foro)-¡Ah, sí: ahora sí
que deben ser ellos l

ESCENA U NDECIMA

(Entran varios caballeros, y a poco vuelven los padrinos ridiculizando la casa .<
de don Fabián. Villena, impaciente, pregunta, y sigue):

Vill( na- Pero ¿qué ha dicho García, qué ha dicho?


Aguilar-Cuando el ppbre supo el objeto de nues tra visita. se puso ama-o
. rillo, verde, colorado . ..
Lore1Zzo-En. su ca ra hemos visto los colores del arco iris.
Aguilar-Luego nos pidi6 por Dios y por todos los santos que hablásemos
quedo, para q ue su mujer y su hijo no se enterasen.
-.
l· .. Lorenzo-¿Si le darán azotes entre los dos?
Villena-Pero en fin. ¿acepta el desafío?
·. Aguilar-¡Ca! no, señor, no lo acepta.
Villena-¿Con que no? ¡Villano!
- ,Paulino-IEra de esperar!
Cabal/ero }9-IQué cobardía!
Aguilar-¡Qué indecencia!
· Lorenzo-En vista de su negativa le exIgImos un3 retractación formal, y
. tampoco a eso accede.
, Aguilar-Iurando y perjurando que su cuñado es inocente, que usted es un
¿. calumniador y que no puede volverse atrás de lo dicho.
·. V ill~na-- Ya lo oyen ustedes,. señores. Ese hombre quiere acabar con mi
., raz6n .
Paulina-Es preciso llevarle al duelo, aunque sea arrastrando.
T odos-Sí. sí.
... Vi/lrna-¿Pero qué raz6n da para no bati rse?
Paulino--Cualquier majadería.
Villena-¿Qué raz6n da? Sepamos. f

Lorenzo-Que si él murj~ en el dudo, se vería viuda su mujer y huérfano


su hijo. . •
~ .'
l ,.
. .. . ,
'"
, ,

Poesía dramática ' 311

Paulino-Pues una razón de pie de banco.


Caballero 19-¡Magnífica perogrullada!
Aguilar-Pero añadió que aún tenía otro motivo más poderoso IY ahora
entra 10 buenoJ
Villena-¿Qué motivo?
Paulino-A ver.
Caballeros-¿Cuál, cuál?
Aguilar-Nos dijo muy serio... No hay que tomarlo ;l broma. ¡Nos dijo
muy serÍo que el quinto es no matar! (Con énfasis cómico).
Todos menos Villena (soltando ruidosas carcajadas)-¡Ja, ja, jal
Villena (con ira, sentándose cerca del veiador y empezando a escribir).
-¡Oh, yo le obligaré a batirse, yo le obligaré!
Paulino-EJ quinto, ,¿eh?
Todos menos Villena-¡Ja, ja, já!
, "
Fin del acto primero.

AGrO SEGUNDO

(Despacho modestamente amuebrado en casa de don Fabián)


Se abre el acto con una escena bellísima en que doña Candelaria, notando
10 impresionado que está su marido, trata de sondear la causa; extraña lo acuIto
que anda Miguel y llama a su criado Este, en la escena segunda, contesta
irrespetuoso por haber oído la resistencia de su señor a batirse; las sospechas de
doña Candelaria crecen en la cuarta escena con la entrada de M,iguel tl:"iste. En
la escena quinta viene don Dámaso, y doí)a Candelaria impugna victoriosa~
mente el duelo con las razones que dictan el sentido común y enseña el catecismo.
En la sexta se encuentran con- Diego Medina cuando van a salir. Las palabras
de su hermano llenan de nuevos temores 'a doña Candelaria. Desde la escena
sétima crecen tauto los conflictos que se van oponiendo a la virtud y entereza
de don Fabián, que es imposible omitir nada si no es a1gún trozo demasiada
declamatorio.
ESCENA SETIMA

Don Fabián y don Dámaso


Dámaso-¡Gracias a Dios que, nos vemos, solos! ¿Qué pIensas hacer?
Fabián-Lo que únicamente pueJo: tener paciencia.
Dámaso-¿Conque es verdad? ¿Conque te empeñas en no batirte?
Fabián--Sí, ya 10 , has debido comprender.
Dámaso-Oye, Fabián. Mi primer cuidado fue ver si lograba templar . la
cólera de Villena y arreglar pacíficamente este negocio. ¡Vana diligencia! Y en
el punto a que han llegado las cosas, no creo que haya términos hábiles para
evitar el desafío. , ',~ ,
Fabián-¿Eso me dices tú, Dámaso, tú que eres mi amigo?
Dámaso-Porque soy tu amigo te advierto que para vivir en sociedad no
hay más remedio que someterse a la ley de las mayorías, aunque éstas se com-
pongan de tontos o malvados como pu-ede muy bien suceder. Recuerda los in-
sultos que Villena te ha dirigido; recuerda en qué ocasión y con qué circuns- ¡
tancias; considera que te ha desafiado, que te volverá a desafiar, que al fin -y '
al cabo tendrás que hacer ,por fuerza 10 que no quieres hacer voluntariamente.
.(Y sigue animándo1e con su e;empló que se bátió con mucho miedo).
Fabián-¿Pero acaso imaginas que si no Tiño con él es Ror miedo o por

-.
312 Lecci6n XU
"

falta de voluntad? No, Dámaso: mi gusto sería matarte a ese. hombre. Me ,siento
capaz de beber su sangre. i He cambiado tanto en algunas horas! Con mil
afanes y muy poco a poco se sube la cuesta de la virtud; y, luego, de pronto la
baja uno despeñado; años y años lucha uno denodadamente con las malas P3-:-
siones; y cuando piensa que para siempre las tiene ya vencidas. a un solo choque
revuélvense y ledntanse amotinadas las heres del coraz6n, y todo lo entur-
bian y envenenaD. ¡Ay, Dámaso, qué horrible desengaño es éste! POCo ha me ,I,
consideraba yo dichoso; a todo el mundo amaba: a los buenos, porque eran
buenos. y a los malos, porque eraR malos, y me daban compasión: ni il una
horm iga hubiera Querid'o causar daño. Ahora, sólo se ofrecen a mi imaginaci6n <,
escenas de sangre, de muerte y exterminio; ahora 'busco en mí un poco de hu-
mildad, un poco de resignación, y únicamente hallo vanidad, ira, soberbia, odio,
deseo de venganza; ahora no concibo qu-e el hombre pueda sentir más que un
placer, uno solo: el placer de vengarse. Pienso en mi muj er y mi hijo, y
viendo en ellos un obstáculo a la satisfacci6n de mi deseo, quisiera poder odiar-
los, quisiera que me aborreciesen. Pienso on Dios, y mi razón pone asechan-
zas a mi fe, y siento agitárseme el alma en espíritu de rebeldía. Resistir a la
tentación de lidiar con mi ef!emigo. eso es. 10 que ~ cuesta mucho trabajo.
~idiar con él; eso sería lo cómodo y fácil para mí.. ¿Voluntad ? No la tengo
para otra cosa. ¿Valor? Si todo el mundo defendiese a Villena, con todo el ,
mundo me atrevería, Pero ¡mi hijo, que es tan bueno. .. mi mujer, que tanto
me quiere... ; mi Dios; que me crió v padeció por mí muerte de cruz! ... (Por
eso no me bato... por eso, por eso!
Dámaso--Siéntate y procura tranquilizarte. (Haciendo que se siente).
¡Qué modo de tomar las cosas! Cierto es que ni como esposo, ni como padre,
ni como cristiano deberías aceptar ~ duelo. Claro está: no deberías aceptar-
le; 10 mismo pienso yo. Pero - ¡qué diablos!- en' el mundo DO es posible
llevar las cosas tan a punta de lanza Míralo bien: si te empeñas en hacer
oídos de mercader a una provocación semejante, ya puedes renunciar e1 ·oorgo
de diputado, y volverte a Zamora; bien que ni allí te librarías de la rechifla
que te aguarda. Para mayor desgracia tuya, se te ha ocurrido ir a probar en
esta ocasión que tienes talento. ¡Má:s te valiera tener el cólera morbo! ¡Ay de
ti, Fabián! ¡Ay del hombre que cause envidia y no logre al mismo tiempo
causar teulorl ... Ya veo corrillos que' para quitarte el pellejo se forman en
paseos, tertulias, plazas y cafés; ya tengo en la mano viles c:lricaturas, repre-
sentándote con figura de gallina; ya oigo tus alabanzas contadas por la prensa
peri6dica, por ese monstruo de ínnumerabJes lenguas que todo lo charla y en
todas partes se hace oír... No lo dudes: caerán sobre ti los detractores con
uñas y dientes afilados, seguros de ' poderte arañar y morder ·sin riesgo nJnguno;
caerán sobre ti los cobardes para echarla de guapos, y ronstant-erru:rnte estarás
en ridículo, y el día menos pensado reventarás de un sofoc6n ... y ¿qué quie-
res? Yo mismo .. .
Fabidn-¡Túl ¿Qué vas a decir?

ESC ENA OCTAVA

- BN"nabé-Sefior.
Pabián-¿Qué hay?
BernaM-El criado del cuarto prinápal ha traído· esta ca'rta.
,,. Fabián-¿EI criado del cuarto principal? -
R~nah¿-Me parece que yo no hablo en francés.
Fahián-¿Eh, qué es eso?
.i!
Bernabé-Lo digo, porque como usted no me entiende...
Fabián (quitán~lole la carta de la mano}-Traiga usted acá.
.'- :~.
,
< ... 1

"
i
'.• -Poesía itamática 313

Bernabé (aparre)-No, pues cOmo ~ busque la lengua ... A bien que


ahora todos somos iguales. (Vase por la puerta dd foro).
} .,
¡ ESCENA NOVENA

" Fabián (d espués de haber abierto la carta)-¡Es de Villena!


Dámaso-No tiembles, hombre, no tiembles.
Pabián-Tiemblo de ira.
Dámoso-Veamos qué dice..
l
Fabián-cEs usted ta n vil y cobarde . . .~ (leyendo) . Vil y co~arde. ¿Oyes
esto?
Dámaso-Adelanre. ,
Fabián-«Es usted tan vil y cobarde (leyendo), que no merecía smo que
yo le escupiese a la cara». ¡Oh, ,qué villanía!
Dáq¡aso-Cuando te digo que la cosa no tiene remedio. . .
Fabián-«Pero en vano se niega usted á reñir conmigo. Este es mi segundo
reto. Esperaré un cuarto de hora su respuesta. Si no la recibo en ese tiempo,
iré yo en persona a pedírsela a usted. Confío en que no dará usted lugar a
se~ejal}te escándalo, bien que todo se puede temer de quien tiene tanto miedo
y tao poca vergüenza, .
Dámaso-¡Es un demonio en figura humana!
Fabján- ¡Dios mío, que yo me vea tratado así! lA mis años! ¡Un padre
de familia! (Senrándose en una silla al lado del velador, y dejando caer al
sudo la carta de Villena). ,c.>
,
I ' ;"
· , Dámaso-Pues ten por seguro que Villena hará pública esa carta. ¿Vaci.
larás aúp?
Pabján-¿ Cómo he: de vacilar? No hay paciencia que al ,fin no &e acabe
(levantánd ose), Reñiré con ese villano.
Dámaso-¡ Así hablan los hombres!
Fabión- Y le mataré.
Dámaso- ¡Amén! Necesitas dos padrinos. Claro está que yo soy uno de
dios, y p;lra ganar tiempo corro en seguida a verme con los de Villena. Esta
misma tarde qu edará arreglado el negocio, y mañana con la fresca ... Adiós.
Fabián-Oye . .. aguarda ...
Dámaso-¿Para qué? .. Estas cosas cuanto menos se piensen . . .
Fabián-¡Morir en un desafío! ¡Morir el cuerpo y quedar condenada d
alma tal vez a morir eternamente! . "
Dámaso-¿ Volvemos a las andadas?
Fabján-¿ Se ha de buscar el remedio de un mal fugaz en un mal eterno?
Por dar gusto al mundo, ¿ha de ser uno malo contra su volu11tad? Por hacerse
uno amigo de los hombres. ¿ha de hacerse enemigo de Dios?
Dámaso--Pero advierte...
Fabián-¿ Y acaoo ignoras que Villena tiene un hijo? Los dos somos padres.
j Mentira parece que un padre quiera hacer huérfanos a los hijos de los demásl
Dámaso-En resumidas cuentas, ¿aceptas o no d desafío?
Fabián-No (con firmeza).
Dámaso--¿N o?
Fabián-No.
Dámaso-Haz lo que gustes. Pero ya que te empeñas en ir , contra la .1
corrienre dd mundo. no cu lpes a quien no quiera ser compañero tuy{, <k viaje.
FabidlJ-¡Tú eres cobarde, tú!
Dámaso-A ti nada ~ te da d~ estar en ridículo: a mí no hay cosa que
'.,
,.,. más me asuste.
Fabján-¡Ten lástima de un inEeliz!
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'J' ~i"r :
,.;, 314 . Lección XLl '' t

Dámaso-Yo sé que no es miedo ÚilO virtud,' lo que hace de ti una excep-


ción del género humano; sé que para santo de~ faltarte ya muy poco. Si fuera
,, '
Papa, ' desde luego te canonizaría. En secreto admiraré tu fortaleza. En p~blico
no podré aprqbar tu conducta; estimándote en realidad, haré como que no
te estimo.
Fabián-¿Y así me lo dicts? (en tono de triste reconvención).
Dámaso-No quiero dejar de ser leal contigo. Adiós. Instaba por tu bien.
j Ojalá pudiera yo batirme por ti!
Fabiá~iDá maso! ¡Dámaso!
-Dámaso-Qué pícaro mundo, ¿verdad? Pero ¿qué remedio? Como no hay
otro, en ese es preci.90 vivir. (Vase por la puerta del foro).
-' .•
, ESCENA DF.CIMA

DOtJ Fa/nán }I iu~go M~dina

(Don Fabián se arrodilla después de algunos . instantes de silencio, durante los


cuales h~bfa tenido fija la vista eh el sitio por donde se ha ido don Dámaso).
Fabián-¡Ea, Dios mío, envíame nueva y mayor mortificaci6n! Eso me
probará que te acuerdas de mí. -¡ Ea, Dio:,. mío, pon en mis hombros tu cruz!
-No me rendirá su peso; tú me ayudarás a llevarla . . (Medina sale con traje
de calle, por la puerta de la izquierda de primer término).
" M(dina-lQué haces? . \
Fabián-¡Eh! ¿Qué? .. Nada: recoger este papel que se me había caído
(cogit ndo del suelo la carta de Vinena) . ." .
M(dina-En seguida tengo que ir a l ministerio. Aprovecbemos · estos ins-
tantes. Estás agitado. ¿Ocurre algo de nuevo? ¿Quién re escribe esa carta? . '

Fabián-Villena.
M~dint1--¿ViJIena? A ver, trae. (Tomando la carta de manos de · don Fa-
bián). «Es usted tan vi l y cobarde> (Ieyend-o; don Fabián se es tremece). ¡Cómo'
«Que no merecía sino que yo le escupiese la cara~. "

Fahián-Lee bajo. .. Que '10 no 10 oiga. (Medina continúa leyendo la carta :~¿
con la vista). (Aparte) . ¡Otra vez los insultos hacen hervir mi sangre! ¿Es que L
""'~.
no quieres oírme, Señor? ¡Qué día tan cruel y tan largo! ¡Si no se acaba nuncal
Medina--¿Villena te ha .enviado este papel?
Fabián-SL
Medina- Pero ya -¿quién lo duda?- ya estarás resuelto a castigar a ese
,. insolen te.
Fabián- Estoy "'resuel to .a no batIrme.
Medina-¿Qué dices ? ¿Deliras? Dios ~abe que para siempr.e está grabado
• :i>:
" en mi coraz6n el fav or que te debo. Dios sabe que aun a costa de la mitad de
mi · existencia hubiera querido evitar que te v~ses en tal conflicto por causa
mía. Pero ya el) este negocio no cabe compostura. Fabián, si tienes sangre en
las venas, ¿cómo es posible que dejes de hacer lo que haría en tu lugar el
hombre más bajo y despreciable?
• Fabián-Creo no haberte pedido congejo.
Medina-Yo te 10 daré aunque tú no lo pidas. Harto siento verme obli- ,,
ga~o a esperar esta vez; pero ya que no hay otro remedio 1 ya que así 10 reclama
tu h onr~ que es la de mi familia, riñe con él antes que yo, y teD por seguro
que, si logra escapar ileso de tus manos, luego en las mías encontrará su merecido.·
Fabián-Diego, ese duelo no se verificará.
Medina--Fabián, hay desgracias irremediables~ En ciertos casos, el hombre
bien nacido no puede acordarse más que de su honor. Considera q~ ck su

."
Poesía dramática .315

mengua a todos nos alcanzaría alguna parte. ¿Quieres que tu esposa ~nga . que
bajar avergonzada la vista delante de la gente que se ría de su marido?"
Fabián-¡Tú también!
Mt'din~¿Quie re; que tu hijo sea hijo <k un cobarde 'i anpiece a viv ir
,-

entre 105 hómbres con nota de infamia ?
Fabián-¡Me estás destrozando el corazón!
:1 Mcdina- ¿Quieres que yo? . Me aguardá el ministro. No puedo ¡;ktooer.
X me. Volveré pronto. Piénsalo bien. (Vas!: por la puerta del foro).
.\

l'
¿ ~;i
ESCENA UNDECIMA

Don Fablán . y después M ¡g,¡el

Fabián.-¿Conque soy un infame de quien hu irá la gente como de un le-


proso, por temor del contagio? ¡Estoy aturdido! (Sentándose). No sé lo que
me pasa. ¡Oh, qué trabajo cuesta ser hombre de bien!
(Oculta el rostro entre las manos V Uora. Miguel sale por la puerta de la
¡ izquierda de segundo término, con un papel en la mano).
Migue/-Está llorando. Aquella debe ser la carta (Por la d(: Villena, que
estará encima dd yelador).
Fabián-¡ Ah! (Enjugándose las lágrimas p:recipitadamente). lEres tú?
Ven acá, hijo mío, ven con ru padre. Siéntate (Miguel se sienta al lado de sU
padre). ¡Cómo me alegro de verte! M~ quieres mucho, ¿verdad?
Miguel-Sí, padre: mucho. ,
Fabián-¡ Oh, no sabes qué necesidad tan grande tengo ahora de que me
.-'. quieras! Me parece que tu madre ,decía bien. , Estás triste. ¿Qué penas puedes
tú sentir. vida mía? , .~

) - Migue/-Padre . . . deseo hablar con ustt:d de una cosa muy importante, y


no m e atrevo.
Fabián-¿Por qué-? ¿Es eso lo que te aflige? Habla sin temor. .,
Migud-Si usted me da permiso. '-
.
Pabián-Ya te: he dicho °que hables.
Miguel-Pues me han contado qu~ hoy en el congreso...
Pabján-¡Ah! (Aparte). ¡Lo sabe!
Miguel-Usted y el señor Villena ...
Fabián-Sí, con efecto: hemos tenido un disgustillo. ,
Miguel-Sí, eso es, .. Aunqut': dicen que él le ha dirigido a usted., . paI-abras ," ~'

algo duras. " verdaderos insultos". insultos crueles,


Fabián-No. ,. no tanto.,. Se aca:lor6 mucho.. , y como es tan irascible .••
ya comprenderás que al insultarme sin razón, él es quién ha salido perdiendo.
Migue1-C iertam~nte . '. Pero ya se ve .. , el mundo piensa d~ un modo
tan particular . . , '
·
· Pabidn (apar~)-¡Temblando estoy !
''0'
Migud-Y aseguran ...
Fabiáll-¿Qué?
Miguel-Qut': no , contento con insultarle a usted, le ha desafiado. '.~ ,

Fabián-Sí) me ha desafiado.
Migucl-Y añaden que ust.ro no ha querido aceptar 01 desafío.
Fabián-Pues es verdad.
, Migue1-¡Ah!.,. ¿Conqu-e.,. es verdad?
FahiJn_¿Lo sient-es tú, Miguel?
Migttd-¿Yo, padre? ¿Yo ~entirlo?
Eabián-Dios me ampare: '¡Lo siente! ,, '.'
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Migud-Al contrario: me alegro. ¿C6mo no he de alegrarme?
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316 Lección XU

Fabián-Ya ves: ¡Arriesgar mi vida en un desafío! ...


Migu.:l-¡ Usted arriesgar su vida, usted que es tan bueno!
Fabián-¡Y teniendo un hijo como tú!
Migud-¡Oh nol Ha hecho usted muy bieo.
Fabián-¿Verdad que si, hijo de rui alma? Tú lo apruebas. ¿eh? ¡Mi hijo
lo aprueba! ... ¡Gracias a Dios! ¡Gracias a Dios!
Migud-Sólo qu(' esa carta que Villona 1<: ha escrito a usted ...
Fabián-¿Quién te lo ha dicho?
Mz"guel----Su hijo me ha enviado una copia.
Fabián-¡Qué iniquidad!
Miguel -Dice que se toma interé.s por mí, y a fuer de amigo, me aconseja
que le hable a usted, que procure animarle•.. ¡Como a él no se le da gran cui-
dado de que su padre se exponga a morir! ... ¡Aquí está ese papel, aqui estál
(Enseñándole a don Fabián el que trae en la mano) . ¡Que un hombre como
ViHena se atreva a denostar así a un hombre como usted! ¿Se ha enterado usted
b ien de esa carta? ¡Oh. padre, r6mpak usted la mano con que la ha escrito!
Fabián-¡ Miguel!
Migud-No me haga usted caso . . ¡Estoy loco!
Fabián-Antes ' decías .. _'
i.
Migad-Sí, señor . .. pero ¡esa carta. esa carta!
Fabián-¿Lloras, Miguel?
Miguel-¡Es una infamia lo que ese: ho mbre hace con ustod! ¡Una infamia
que nadie tolerarÍl:l, nadie! ¿Cómo h.e de aconsejarle yo a usted que se bata;
-cómo he de querer yo que mi padre arriesgue su vida? .. 'Pero con tan ho-
rrible afrenta, ¿se puede vivir?
Fabián-Vete, Miguel, vete: déjame solo.
Migud-Padre . . .
Fabián (imperiosamente)-Vete en seguida. (Miguel se va por la puerta
de la izquierda de segundo término).

ESCENA DUODECIMA

Don Pabián V despub Bernab¿


1-
Fabiáll-¡Ser despreciado de mi hijo! ¡No, eso nol ¡Mis fu-erzas DO "alean.
zan a tanto! ¿Qué hay ? -lA qué vteD-e usted aquf?
Bernab¿-Un caballero quiere ver a us~d.
Pabián-¿Quién es?
Bernab¿ (con sorna)-El vecino.
Fabiárz-¿Qué vecino?
Bernab¿-El dd cuarto principal.
Fabián- jVillena en mi casal ¡Qué atrevimiento! ¡Me amt'!naz6 con venir
y ahí está ! Que pase.
Bernabé - (aparte)-Parecc que se emberrenchina.
Fabián-Veamos, avívese usted.
J3ernabé-No hay que gritar ramo, que no soy sordu.
Fabián (yendo hacia él oon aire amenazador)-¡Desknguadol
Bernabé-Conmigo . .. se atreverá usted a echar roncas. ,
Fabián- ¿Eh ? ¿Qué quiere usted decir?
B~abé-Nada: yo me entiendo. (Aparte). Parece que se emberrenchina.
{Va'se por ~a puerta dd foro).

,,'
I
. " ' ..., '.'"

Poesía dramática 317 ·


.,\.
ESCEN A DECIMATEI\CEllA

Don Fahifm y después Villena

Fabidn-¡También m is criados saben mi deshonra! ¡También dIos se con.


sideran autorizados para fa ltarme al ~peto! Ca lma, calma, que bi<:n la - nece~ <.,'
I
sito. Helo aquí.
.) Villcna-Vengo a preguntarle a usted si se ha propuesto q ue yo le asesine. ·1
!
)
Fabián-¿Cree usted que aún no me ha hecho bastante daño?
Villcna-¿Y usted cree que se puede ofender impunemente a un hombre
;• como yo? Muy cómodo seda, en efecto, insul tar a la gente, y luego negarse
') a áarle satisfacción bajo el pretexto de que verter sangre es pecado. ¡Oh! Esta ' .¡
vez ha echado usted la cuenta sin la huéspeda .. A mí no se me para con ridículos
a spaviento~ de mentida religiosidad, v, sea como sea, he de tomar de usted J
sangri enta venganza.
Fabián-No es cierto que yo le haya, insultado a usted . Me he limitado a
.. defender a una persona de mi familid., acusada públicamente de venal, lh-
mando calumnia a lo que no tiene otro nombre, que yo sepa. Y es singular
que el malvado no tenga vergüenza al delinquir, y ~a tenga después al oír d
nombre de su delito.
VilJena-Mire usted lo que dice.
Fabilm- Usted es el que me ha ofendido a mí tamo como cabe en lo
posible ofender a una criatura humana; con saña crliel, con bárbara insistencia .
r Usted es el que ha osado escribirme esta cana soez, esta carta infame, que
aún está muy ho nrada d(:bajo de mis pies. (La rompe, la tira, y le pone un
pie encima). .
V;llena-Señor don Fabián; recue rde usted que eSloy en su casa.
Pabián-Pues qué ¿eso es para olvidarlo? Su presencia de usted aquí a
todo me autoriza.
Villena-Natural es que usted ni siqui era haya comprendido la importancia
de SU falta. U sted, que nada vale ni significa, no pu ede apreciar justamente la
delicadeza de los hombres que hemos llegado a conquistar puestos muy altos
en el mundo. ¿Sabe usted muy bien quién soy yo?
Fabián-Lo sé perfectamente. Es usted uno de esos audaces que por, los
méritos de: intri'g ar a todas horas, de traficar viJ:lanamente con su conciencia,
de enriquecerse por arte de magia, adquie ren .eI derecho de llamarse hombres
importantes, y son vivo testimoniú de l() que en el mundo pueden el descaro
y la procacidad.
Vi//ena-Pero supongo que n() me:: hablaría usted de - tal manera si no hth
i biese perdido ya la esperanza _de esquivar el riesgo que le intimida. Supongo
que ha llegado el momento de que el hipócrita arroje la máscara de santidad
con que en vano quiso ocultar su vergonzosa cobardía. .
Fabián-Mire usted: yo no quería batirme - ya sabe usted por qué- por-
que soy u-n necio, un mentecato, 9lle croe muy forID:almente llevar el! ~í un
alma inmo rtal; que cree en la glona y en el purgatorio y hasta en el tofierno
- ría usted cuan to quiera- ; que cree en Dios, en una palabra, y aun tiene la
poca apre hensión de decirlo. Tales razones -claro está- no podían parecer.le
a usted satisfactorias. Esto de creer en el D ios del catedsmo se queda bueno
para la gente de COftos alcances, pusilánime y ruin; que ustedes, los h ombres '1,
de voluntad propia y juicio independiente, saben hacerse a cada momento dioses
a su gusto; dioses compatibles con esa dign idad humana que consiste en re- "I
chaiar con ira ' y desprecio el yugo del sagrado deber, y el de aceptar humilde-
mente el de ridículas o viles preocupaciones.
318 ,úcCión XLI
Vil{cna-Pcro usted ha logrado ' y~ acaBar e¡l escrúpul~ que le impedí'a
. batirse, ¿no es esto? . '
~,., Fabtán-Para no batirme tengo todavía muchas razones .. -. (Alega en her- !; i
,r;;
\f; '. mosa antítesis su vida consagrada a educar a su . hijo y hacer feliz a su cristiana
mujer, y -a la vida cont'raria d-t: Villena. .).
, ,,
Villena-- i Señor don Fabián!
~. :,
'i
Fab/án-¿ Por qué uo se ha de admitil la desigualdad de las almas como la
¡y,. desigualdad de las clases? Si d. usted 11." desafiase un mendigo. ¿no diría usted,
¡.:
,
yo no me bato con un mendigo? ¿Pues por qué, cuando un canalla desafía a
1, ,- un hombre' de bien, no ha de poder deciJ el hombre de bien: yo no me bato
con un canalla?
Villena (yendo hacia don Fabián)-jOh!
Fabián--¿Qué hace usted?
Villena-Una sola palabra. ¿Quiere u'stcd batirS'C ? ¿Sí o oo?
Fabián-Quiero matarle a usted.
Villena-j Ah, ya era tiempo!
Pabián-Ya somos los dos igualmente infames.
Villentz.--...-..Esa vida eterna de que usted habla me parece poca para arre.- · ,." :
batársela a usted. ¿Padrinos? (Acercándose mucho el uno al otro y en voz
muy baja). '
Fabián-Don Dámaso y la persona que él designe.
Villentz.--...-..¿Cuándo?
Fabián-Cuando usted qUIera.
Villena-¿Mañana?
Fabián-Mañana.
i. " Villena-¿ Armas ?
(. . - Fabiá?l-Todas me son iguales.
Villena-¿La pistola?
,
Fabián-La pistola. ·
Villena-A ocho pasos.
~ ':.
'",¡t' . Pabián-A seis.
Villentz.--...-..Y quede uno de los dos en el sitio.
Fabt<án-Eso es.
Villena-Hasta mañana (vase por / el foro).
'" Fabián-Hasta mañana. ¡Oh, mi mujer! _.. (Viéndola entrar).
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,
": "
ESCENA DECIMASEXTA

Ir. Don Fabián y doña Candelaria


1::
Candelaria-Fabián. esta noche a las nueve sale una diligencia para Zamora.
,1, Vámonos.
Fabián-¿Estás en. tu iuicio? ¿Por qué nos hemos de ir?
~
f·· •
Candelarítz.--...-..AI llegar a esa puerta he oído involuntariamente palabras de
F.•. lo que estabas hablando con el señor don Pedro Villena ... ,>

L Fabián-Pues . .• ya. ves ..• que no m(, puedo marchar.


· ,
Candelaria- Lo que veo es que no 'te púedes batir.
Fabián-No hay otro remedio.
. Candelaria-¿ Tú batirte?
Fabíán-Sí.
/ Candezaría-¡Tú!
Fabián-Sí. ..,.. ." .
Candelaria (sin po~erse contener, y rompiendo a l1orar)-¡Que sr, me dices!
Fabián- ¡Sí!

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PÓesfa dramática 319
-
: .
Canddaria-Vamos, ··vamos, tranquilízate y hablemos con formalidad.
, Fabián--Can'delaria, no me repliques; no quiero que me repliques, ¿lo QYes?
Canddaria-Bueno; serás obedecido.
Fabián-Y reñi ré con Villena, porque tal es mi voluntad. y tú no has de
·contradecirla. ¿No soy yo, acaso, dueño de mis acciones?
Candelaria-Pero, ¿a qué te irritls ? Nadie te contradice. Harás lo que gustes.
Fobión (Poniéndose el sombrero)-Enhorabueoo, Me voy. Tengo que ver
a ' Dámaso.
Candelaria (cubriéndose el (Ostro con las man os y llorando)-Anda con Dios.
Fabián- ¡Cuánto llora l~ pobre! (Deteniéndose cerca de la puerta del foro '
y contemplando a doña Candelaria). ¿No me das un abrazo? (Volviendo a
; su lado) .
Candelaria-Mil te daré, miL
Fabián (abrazándola y llorando) - ¡CandeIaria¡
Candelaria-Tiempo tienes de ver a Dá:rnaso. ¿Por qué no procuras tran-
quilizarte un poco antes de salir a la calle? (Hac~ que se sienta). ¡Tú no sabes
cómo estás I (Quitándole el sombrero, arreglándole el cabello con la mano y
limpiándole con un pañuelo el sudOJ de la frente) . ¡Qué cosa tan horrible es
--
la ira! Te dejé h~ce un instante y ahora apenas te conozco.
Fabián-¡ Soy un desgraciado!
Candelaria-Vamos, habla: ¿Qué t~ ha pasado con el señor Villena?
Fabián-Insultó en el congreso a tu hermano, llamándole venal.
Canddaria-¿ y tú k defendiste? IClaro! i Sien hecho! Estando tú aHí,.
¿había de faltar un defensor a mj hermano ?
. Pabión-Pues luego Villeona descargó sobre mí su rabia, dirigiéndome toda
clase de injurias; y rnf ha desafiado, V me llama vil y cobarde, y osa ven ir a
ofender a tu marido en tu misma casa. Ya ves si me sobra motivo para matarle,
Candelaria (procurando sonreírse)-¡Matar! ¡Como si no hubiera más que'
matar! Estás diciendo disparates.
Pabión-Te cansas en vano: todos tus esfuerzos serán inútiles. Yo he de ..jI}
reñir con él. Cuando un hombre oos ,ofende, no hay más remedio que matarle . ..:.:
o morir a sus manos.
Candelaria (como imponiéndole silencio)-¡Chistl ' ..
Pabián- ¿Por qué?
Candd~r¡a (yendo a cerrar las puertas)-Si tu hijo ~e oyese. .. ¡Qué lección
para el pobre muchacho!
Pabián (levantándose y tDmgndo el sombrero)-¡Mi hijo! No, no cierres.
Adi6s.
Candelaria-¿A dónde vas?
• Fabián-Pues, ¿no lo sabes?
Candelaria-Fabián, ya has tenido tiempo. de serenar te. Mira bien lo que
quieres hacer.
Pabiá,¡-Bien mirado lo t-engo.
Candelaria-Fabiáñ. tu vida no te pertenece: pertenece a tu mujer y a tu
hijo: pertenelZe sobre todo a tu Dios.
Pabiáll-¿ Lo ignoro yo acaso? lCrec:s que no he luchado conmigo mismo,
que no be resistido valerosamente a la tentación? ¡Pero dejar sin castigo a un
villano, sel objeto de irrisión y ludibrio . . .!
Cande/aria-¿Para quién? ,
,
Fabián-Para todo el mundo, Candelaria; tu hermano me desprecia.
Ca1zdelaria-jMi hermano! ¿Y qué?
Fabián-Me de'sprecia Dámaso, un amigo de roda la vida.
Candelaria-¿Y qué? r

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....... , . ""': ." - ....' ~ ,-; ., .."
.
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320 ucci6n XLI

Fabián (llornndo)-¡Y -hasta mi hijo se av<:rguenza de tenerme por padre!


Canddaria--¡Dios le perdone! ¿Y qué?
Fabián-¿Qué me queda?
Candelaria-¿No soy yo nada para ti?
Fabián-jTú, sola, Candelaria mía, rú soja! (Abrazándola).
Candda,-ia-IY aunque yo también te faltase! Figúrate que a un lado está
el mundo entero con todas sus alegrías y vanidades, y que al otro lado está
solo Jesús con sU corona de espinas y su cetro de caña. A ver : elige. ¿Con
quién te vas? · ¿Con quién estarías' más acompañado? .
Fabilm-jOh! ... Apiádate de mí y no me qui tes el ánimo que necesito.
¡Si dicen que soy un viII ¡Si dicen que soy un cobarde!
Canddaria-Y eso a ti, Fabián, ¿qué te: importa? (Haciendo que se vuelva
a sentar), Esta1l6 un día un voraz . incendio en una casa. .. (Sigue- la descrip-
ción de un incendio por cuyas llamas entró don Fabián a sa lvar a un mendigo).
Fabián-No puedo, n.o debo seguir oyéndote. Me voy, déjame.
Candelaria-Si tienes tiempo todavía.. . ¡Es quizá tan poco el que me
I
queda a mí de verte! Alguna - vez se me ocurrió la idea de que tú podrías mo- ,
rir antes que yo. j Y el pensarlo me d aba una pena tan grande! Y eso que
siempre imagi·né que morirías en tu cama, de ~nfermedad natural; que la
religión te prestaría sus divinos auxilios; que tu hijo y yo te encomendaríamos
el alma. Aun perdiéndote así, te lloraría mucho. ¡Pues no te habría de llorar!
Pero ¡qué inefable consuelo, qué ' inmensa alegría, en rne:dio de mi dolor, po-
derrne decir: mi Fabián era un alma sin hiel; ha muerto como un santo: sin
tropezar en ramas se habrá ido derechito a la gloria! Y luego al procura,r yo
mi salvación, por amor de Dios y su santa Madre -¿a qué negarlo?- también
hubiera pensado en la dicha. de volver a reunirme contigo en el cielo.
Fabián-¡Calla, por piedad! Sin queor-er me estás mortificando. ¡Calla, por .
las ánimas del purgatorio!
Candelaria-¡Qué distinta la suerre que me esperaba! ¡Horrible trance en
que por fuerza se ha de salir perd iendo! I Acaso mañ ana te vea volver manchado
con la sangre de ese infeliz, que no se acuerda de su Dios y que tal vez un
día pudiera a·rrepentirse! ¡Acaso mañana! . .. ¡Ay, Fabián de mi corazón, si te
pierdo mañana, cómo te perderé! Morir sin amparo, arrastrándose por el sue~
lo! ... ¡Morir sin sacramentos! ... '¡Quizá blasfemandol ¡Jesús! ¡La sangre se !
me cuaja y el cabello se me pone de punta! il
Ftibián-Ya no es posible 'volverse atds. Ya he dicho que sí. Ese hombre... 11

el mundo . . . mi honor ...


Canddaria-Yo tendría que decir: ese desdichado ha moeero en un desa~ío;
ha niuerro sin confesión. ¿Verdad? 11
Fabiú1l-¡Sí, sí! 1
1
Canddaria- ¡Pues ni ese consu-e.lo me quedaría! (Rompiendo en Jlanto con l
mucha aflicción y amargura). Ni el consuelo de que cubriese tu cadáver tierra
sagrada. ¿Qué pasará en el corazón de un hijo y de una esposa cuando vea • JI
condenados a infame desüerro los huesos del padre y del esposo? ¿Qué será
no poder siquiera decirles: ¡descansad en paz!?
Fabián-¡Qué idea t:an horrible!
Canddaria-Sí, muy horrible~ pe:ro ¿qué se le ha de hacer? Paciencia.
Para tener honor no hay más remedio que deshonrarse con un crimen. Para
"
.., ~.
que no le llamen a uno v¡'l y cobarde, no hay más remedio que serlo. Pues
anda, Fabián, anda; ya es hora: corre en busca de rus padrinos, y 'm añana, a
fuer d!! buen caballero, mara sin piedad a ese hombre (} mucre a 3' U S manos.

I
Fabián-Candelaria, esta noche a las nueve sale una diligencia par-a Zamora.
Vámonos. I
PoesíR dramática 321 , '.

Candelaria (cayendo a sus plantas y con viva efusi6n)-IFabi~n. bendito


seas!
Fabián-¡ Bendir.. seas tú que m e salvasl... (Breve pausa ... Miguel sale
por la izquierda).
Sigue una escena tiernísima, en que doña Candelaria hace a Miguel pedir
perdón a su padre; los dos esposos sajen a disponer e1 viaje para Zamora.

~CENA DECJMASETlMA

(Trata Paulina con groseros insultos de inducir a Miguel a 'que anime a su


padre al duelo. Oyese gran alboroto en la calle, y sigue así):

Miguc/-JOh! ese grito.•• (Oye~ mayor ruido en la c~lle). Si. .. es la voz


de mi padre (corriendo 2 la ventana)
Pauli,lo (asomad o a la ventan.. también)-La gente que le separa del mío. ..
Migue1-¿Qué será? ,
P.aulillo-Juan está en el balc6n, IJuan! ¡Juanl lQué ha pasado?
(Pausa durante la cual se supone que habla una persona desde fuera).
Miguel (sin atreverse a dar crédito a lo que ha oido)-¡E hl ... ¿Cómo? ..
¿Qué dice ese hombre? - .,
Paulina (con alegría)-Pues lo mismo que: yo me figuraba.
Miguel-Pero ~qué dice?
Pau/ino-Que: mi' padre le ha dado al tuyo un bofet6n. ,
Miguel (corriendo ha~ia la puerta del foro)-¡Oh! "~ (j

E.SCENA DECIMAOCTAVA ," 1


¡ • .' . ' '.j
..
Dicho4 . i' don Ddmaso .,
Ddmasa (sujetándole)-Detente. Ya los ban $eparado.
••
'J. '..J
•,
Migttd-No importa. , I
(.

Ddmasa-Aumentarás el escándalo :sin poder acercarte a VilIena. . -. d


Miguel-Pero ¿e.\ verdad que ese \ inicuo le ha dado un bofetón a mi padre? "
.:.
Paulitlo-Bien empleado le está.
Miguel (volviéndose hacia Paulina fuéra de sí, cogiéndole de uI1a mano Y
haciéndole hincar una rodilla en tierra)-¡CanaIla !
Paulino-¡ Oh! ,
Dámaso-¿ Qué haces? '~
Miguel-A plastar a una víbora. ~'~
. "
Pauhno-¡SueJtal .... :
Migud-·- No hay más que un hombre: tan villano como tu padre, y ese
er.es tú.
Paulino-lMigueJ! '.
MigucJ-Y ¿sabes lo que siento? No tener mil almas pára despreciarte con
todas ellas. ,
Paulino-Suelta, que me: rompes la mano.
..
.~.,

,
Miguel (empujándole con violencia y soltándole la mano que le tiene
asida)-Así he de r_o1Íljlerte el corazón.
.
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I
. Dámaso-IPuc:s esto es peor todavía!
Paulina-Tú harás lo que . tu padre no quiere hacer, ¿verdad? Tú te batirás
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;: conmigo.
,Miguel-Sí-.
Pau/itlG-'--Mañana mismo.
;.. "
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21-LlTERATURA PRECEPTIVA
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322 Lección XLI •

Miguel- Ahora mismo.


Dámaso (interponiéndose)-Pero... ..
Paulina-Dentro ' de med ia hora. con un testigo, fuera de la puerta de
A lcalá.
Miguel-No faltaré.
Paulino-¡Me las pagarás todas juntas! (Vase parla puerta del foro).
Miguel-Si el mundo está plagado de fieras. ¿qué remedio sino matarlas?

ESCENA OECIMANONA

Dámaso, Miguel ')1 en seguida doña Candelaria 'Y don Fabián, dentro.
Dámaso- Vuelve en ti.. '. reflexiona.
Miguel-No -es tiempo de reflexionar.
Candeiaria-¿ Sabes por qué hay tanta gente en la calld
Miguel-No, madre: DO lo sé.
Cande/aria-Y tú ¿qué tienes ? ¿A dónde vas? Espera.
Fabián (dentroO, gritalldo)-¡Candelaria!
Candelaria-¡Ohl ¿Por qué grita así?
Mt'guel-jYo le vengaré! (Vase corriendo por la puerta de la izquierda de
segundo término),
,! I Candelaria-Pero ¿qué hay?
Dámaso-¡Que es usted muy desgraciada! MigueL .. Oye, .. Atiende, (Vase
precipitadamente siguiendo a Migud),

ESCENA VIGESIMA

Doña Candelaria y don Fabián


Fabián (de ntr"o)-jCandeJaria!
Candc/an'a-¡Reina del cielo, ten miseri<:ordia de nosotros!
Fabián (entranoo por la puerta del foro y gritando)~iCanddada!
Candelaria-Fabián.
Fabián-¡ Candelaria!
Cande/aTia--P~ ro si estoy a tu lado.
Fam'átl (señalándole u na mejilla)-¡Mira, mira!
Candclo,ria-¿Qué?
> Fabián~Aquí. , . ¿no ves?
• Candelan'a-Una señal.
Fabián- jEs, ' . es la mano de ese hombre, impresa en mi cara!
Candelaria-¿Qué dices? Explícate.
Pabián- ¡Es un bofetón que me ha dado ese hombre!
Candelaria (llorando)-¡lnfa me! ¡Infame!
Fabián-A la luz del día ... en medio de la
calle. ¿Delan te de quién me ,"".
presento yo con un rostro abofeteado?
Canddaria-¡Mártir del deber, álzate ufano delante dj: Dios!
Fabián- ¡Y nos han separado cuando hubiera podido ahogade! Ya estará
en su casa. ,. íAún es tiempo! ,
Cand(lat'~íAcuérdate del cielo, Fabián!
Pabián-¡El cielo no se acuerda de mí!
b
, Cande/an'a (tapá.ndole la Ixx:a con la mano) - ¡Calla! i Ca-l-la 1
Fabt'án- ¡Húndase el cielo oon ta,l que yo mate a ese hombre!
,
,Candclaria-¡ Calla! IEstá-s bIas.[cmando!
Fabián-jSi te: digo que le he de matar! (Tomando una pistola de la caJa ,
que puso Medina encima de la mesa).
/l'f,:ryr:;"'f..i.¡~ -':~f ~~~~,.<~~. '~ <'c.-' ''' ': '/,"" ,~ \~~!.!::" ;,- c.i-- . " ' ,- -~. ~ '.-'
• '- ";,- -. -; - l " " - -,'- : ~ - •
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-.,,
Poesía dramática 323

Candelaria-¡No . .. no le matarás!
i ,i
Fabián-jSí!
-C¡andelaria-¡Por esta pobr-e mUler que tanto padece!
Fabián-¡No!
Candelaria-¡ Por tu hijol
Fabián-¡No!
Candelaria--¡Por Dios!
Fabián-¡Ni por Dios sufro yo un bofetón!
Candelaria-Pues ¿no sufrió El otro por ti? , .
ESCENA V1GESIMAPRIMERA

DIchos, Villena, 'Y luego don Dámaso


Villena-¡Aquí están!
Fabián y Candelaria-¡Oh! (Don Fabián apunta a Villena con la pistola
que tiene en la mano. Doña Candelaria se pone delante de su marido).
Villena (con mucha ansiedad)-¡Una sola palabra!
Pabián (a su muj er, queriendo apartarla de sO-Aparta.
Candelm-ia (a Villena, conteniendo a su marido)----'-Váyase usted.
Villena (con abaridono y en voz muy alta)-¡Señora, nuestros hijos se
van ' a batir! ,1
~
Candelarta y Fabián-jOh! (Don Fabián deja caer la pistola). . i,
Fabián-¿Cómo? .. ¡Qué!... (Acercándose a Ville-na). ¿Qué ha dicho
usted? .. ¿Eso es verdad? .
Villena-Paulino me ha desobedecido. ¡Si Miguel estu viese ,aquí todavía! -
Candelaria (llamándole a gritos y corriendo hacia el foro)-¡Miguel!
¡Miguell
Fabián-¡Hijo! ¡Hijo!
Dámaso (sa.iendo por la parte del foro)-En un coche se va a todo correr.
Fab,ián-jVamos nosotros a buscarlos! (A Villena, acercándose a él y c6-
giéndole una mano)-¡Vamos los dos!
Candelaria-Yo también; pero a ¿dónde?
Dámaso-En la puerta de Alcalá se han citado.
Fabián Ca Villena, cuya mano tiene as-ida)-¿Tiembla usted?
Vt'llena-¡Soy padre!
Candelaria-¡Dios mío, salva a su hijo!
Villena (conmovido)-¿Y el de usted, señora? . i
Candelaria-¡Pida usted por el mío! (Dirigiéndose todos hacia el foro).

Fin del acto segundo

" .. ACTO TERCERO


(Empieza el acto ~ercero presentándonos en el campo a Miguel, a Paulino
y a los padrinos del desafío. Cargan l~s pistolas, miden el terreno, se t;lOOen
de ftente los dos rivales, pero se oye fUldo; y se esconden detras de un nbazo.
Llegan Villena y don Dámaso en su busca, a poco por otro lado don Pabián
y doña Candelaria, angustiados; la señora encuentra el pañuelo de su hijo; don
Dámaso sube al ribazo y los divisa; suenan dos tiros; don Pabián y dori Dá-
maso corren al lugar de la tra~edia; doña Candelaria se desmaya, y Villena
tiene que sostenerla; sale una muchacha palida y horrorizada, contando cómo
dos señoritos se apuntaron y uno cayó herido; en esto vienen el grupo de
padrinos, don Dámaso, don Fabián, etc.; sosteniendo a Miguel) .


, ".J'".'•• ,.':t <:1' , • •
. ~. +-,',.: .

.-i - ~.
324

ESCENA QUINTA

,, . Doña Candelaria, Paulina, y ' ell seguida don Pabián y Dámaso,


los dos padrinos y Miguel
/
Villena {corriendo hacia Paulina, que sa le antes qu~ los d..::más. y abrazán.
dale con ft enética alegría) - ¡Oh! ¡Paulin o, hijo de mi alma!
Candelarra-¡ Es el mío, don Ped ro. es el mío! ¡Bendito Dios que lo ha
dispuesto así !
Villena-j Aparta ! (Rech azando con horror a su hijo, Don Fabián, con
,' o' Dámaso y 10 5 pad rinos, traen a Miguel exán ime y le colocan en la piedra que .
" haya la izquierda)
COlldelaria- jHijo! ... lHijo! . . '. (LJam¡índolo con voz cada vez más fuer-
te). ¡Es la primera vez que no respunde a su madre! ¡Don Pedro, mire usted
qué hazañ as ejecuta el honor! Pero ¿ha muerto ya? ¿Cuál habrá sido su último
pensamiento ? .. Paulina. . , Venga usted acá. I Ven ga usted, por Dios!
Villena- Obedect:! (Paulino se acerca poco a poco a doña Candelaria, ¡¡in
atreverse a mirarla).
Ca11delaria-Usted estu dia para médico.
Paulino-Sí. .. sí señora . ..
Candelaria-Pues dígame usted si aún tiene alguna vida
Paulina (con espanloJ sin atreverse a tomar a Miguel)-Señora . . . yo...
V ¡llena-Obedece.
Candelarra- N o; q ue 10 haga por caridad. (Paulina se aarca a Miguel y
lo examina).
Paulina-Sí, aún vive.
Candelaria (con alegría)-¡Vive!
Paulino- ¡Dentro de algunos instantes no vivirá! ;.~

Candelaria-Conque haya lugar para que se prepare a bien morir, me con-


tento. No pido más: con eso m e basta. Que se acerquen los coches. Llevémosle , '
.". en seguida.
Paulin o-No, señora, no. Morirá más pronto.
., .
Candelaria-¡ Pero ha de mori r como un perro! L1évatele, Dios mío, lIé.
vatele, pero no así. Aquí hay un hombre en pel igro de muerte... ¡Un sacer-
dore. un sacerdote, señores, UD sacerdote que venga a salvar un alma; ' que
.'
venga, corriendo!
Fabián-¡ Iré yo!
Candelaria-¡Tú no. Fabián ! ¡Y si mientras tanto se muere! . "

Padri no lQ- Nosotros iremos.


" ,
.> . Candelaria-Sí, vayan ustedes, y nada 'teman (a los padrinos). No delata- , .
remos a nadie. Si preguntan qu ién le ha matado. diré. .. cualquier cosa.. . que
le he matado yo...
, Fabián-Ahí tienen ustedes coches. Volando ¿r;;:h? volando. -.
,,
• Migue/- ¡Ayl
Candelaria-ISu voz! ¡Hijol
Fabián- (reprimiéndose)---:-¡Hij o mío!
Dámo.ío (lloran do a lá grima viva) -¡Miguell IM)guell
Fabián (con afabi lidad )-CalJa. Dámaso, call a.
,
Migud -¡Padre, confesión! ... ¡Madre, confesión!
Candelaria-Sí, ' hijo de mi alma, si. Ya han ido a buscar un sacerdote.
Miguel {sin poder articular las palabras)-Llegará .. . llegará ...
Fabián-:No hables. ,.. no te esfuerces... .
.'~
Migue/-Llegará tarde.

.;".-" ,
.'1' ".j~
,.~
Poesla aramática 325

Cándelaria-¡ Tardei
Mig~el-Me muero. • .
CandcJaria (palpando a su hijo)-' ¡Fabiánl ¡st .. ti frío de la muertel
M iguel-¡ Confesión!
,
Fabián-Recuerda tus culpas, infeliz; recuérdalas con pesar de haberlas
·1
cometido. o,
Migue/-Todas las tengo delan te: de lodas me arrepiento. ,
Fabián- ¡Mira que tu último pt'cado es muy grande I
MigucJ-jCasi tan grande es mI dolor I
Fábián-¿ Perdonas a tus enemigos?
Migucl-Sí.
Fabián- ¿Quieres estrechar su mano en señal de perdón?
Migua (con efusión y voz algo .más fuerte) -¡Que venga, que venga!
Canddaria-¿No lo oye usted ?
PaulúJo-jMiguel! (Se arrodilla y coge la mano que le alarga Miguel). "01
Fabián- ( Perdona s al hombre que le dio un bofetón a tu padre? (Migud
00 n:sponde). :1
Villt:l10 (aparte)-¡Eso... eso es valor! j
Fabián-¿Le perdonas? Migu el, ¿quieres comparecer ante la Justicia eterna
,c on un rencor en el alma?
Canddaria- jMiguel, por María Santísima!
Migud (hab lando con mucho traba jo)-Es.. . es... que no podía ... bablar•.• -~
Candelaria-¡Hijo de mis entrañas! ,j
Migu;l-Sí, le perdono. ¡ ,
o • Fabián-¿Perdonas a tus padres el mal que hayan podido hacerte?
Miguel (con mucha aflicción) - ¡Padre! •
o,.'
Fabián (imperiosam en te) -¿Nos perdonas? Responde.
Miguel-Sí.
Fabiátl-A tu lado hay un hombre a quien has querido matar; y otro allí,
a quien ha~ hecho temblar por la vida de su hijo.
Migud- ¡Pau lina, don Ped ro, perdón!
Fabián-Aquí ves a tus vadres~ poseídos, por l:ulpa tuya, de amargura "o
indecibl e.
Miguel-¡Perdón, pa dres míos, perdón! (Haciendo un violento esfuerzo
para caer a los pies de don Fab ián. Doña Candelaria y don Dámaso le sog..
tienen arrodillado).
Candclaria-Con toda el alma te perdonamos.
Fabián-Con toda el alma te bendecim~s.· en el nombre de Dios (le ben-
dice), pidiéndole que si en nosotros ve algunos merecimientos los acepte, sin
quitar uno solo, en pago de tu culpa.
}
Migue!-¡Qúé imnensa bondad! (Doña Canddaria y don Dámaso vuelven o'
a se ntarle en la piedra).
Fabiátl-Ahora, Miguel, ll;¡.ma a ti a Jesús; Ilámale con fervor. y verás
, o

como viene.
Migucl-¡Sí, yo adoro en él! o,
Candt'laria-Encomiéndate a su bendita Madre. Mira (sacándole un esca¡
pular io del pecho y poniéndoselo en las m anos): aquí tienes tu escapulario.
Miguel-¡Madr e de Dios, acuérdate de mn(B esando el escapulario). '-o,-.
o" Candelaria-Por la amargura que pasaste al ver morir a tu hij o, ruega por
el mío en la hora de su muerte.
~ . '. Miguel-Padres... amigos ...
J."
Candelaria-¡Se mu ere! Rece u sted, don Pedro. fLas ' oraciones dé usted
serian tan agradables ' a Diosl
. 00 :,1
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.'

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"'fr¡--qw"'~C'7 ":- '",!~ ·.f·
... ." .
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326 Lección XLI , .~-

t
Vi/lma (mira·ndo con terror a Miguel y a sus padres, y apa.rte)-¡Oh. si '
yo pudiera r~zar!
Miguel- Padre... madre... (llamándolos y buscándoJos con las manos) .
Fabián y Candelm·ia-Aquí eStamos ¿Qué quieres?
Miguel- Creo . .. ,
Fabidn 11 Canddm-ia-¿Qué?
Miguel-Creo que Dios me perdona.
Fabián y Candelario- ¿Por qué, hijo, por qué?
Migud-¡Porque sien to un a alegría . .. una alegría . . . ! (Con mucha dulz ura).
Fabián-¡Se ríe!
Candelan"a-jSe riel
Miguel-Adiós .. . adi6s ... ¡Jesús crucificado sea conmigo! (Muere).
Dám aso-j Oyele, Señor!
Fabián y Candelaria-¡Sálvale ! ¡Sálvale! (Los tres hacen como que rezan).
Villena (con energía y abandono)-. -¡Paulina, mira lo que hemos hecho!

ESCENA U,LT1MA

Dichos y Medi71a .(entra por el mISmo fitio en que está Vil/ena)


Medina-Ha dado usted un bofetón al padre (acercándose mucho a Villena
yen voz baja) . Por usted ha muerto el hijo. Ya comprenderá usted que vengo
a matarle. Pero matarle es poco. ¡Toma, villano! (Le da un bofetón).
Villena (dando un grito y volviéndose hacia Medina con aspecto iracundo
y amenazador) - jOh!
Fabián (poniéndose de pie)-¿Qué haces?
Paulino- i Padre!
Candelaria-¡Impío!
Vi/lena- No . . . no... (Reprimiéndose) Lo merezco . .. Lo sufriré por Dios.
¡Por el Dios a quion yo escupí, a quien abofeteé, a qu ien yo orucifiqué! . . .
¡D ios. de mis padres, Dios verdade ro, creo en ti! (cayendo de rodillas) .
Fabián-¿ Qué oigo? (Acercándose a él) .
Villena-Yahora, don Fabián, (de rodillas y volviéndose hacia él) y ahora
¿puedo esperar que usted me perdone?
Fabián- ¿No le ha perdonado a usted mi hijo?
Villena (con voz ahogada por los sollozos)-¿De veras? .. . ¿De veras? .. .
¿Usted me perdona?
Fabián-¿Pues De somos hermanus?
Villena-jGracias, herm ano mío, gracias! (Cogiéndote una mano y besán-
dosela). ¡Ya puedo rezar, señora, ya puedo rezar! (Arrodillándose delan te del
cadáver ck Migue1 . y cruzando las manos en actitud de ora·c).
Canddaria- Muri6 mi hijo para que usted resucitara. (A ViHena). Dios lo
biza. Bien hecho está. (Medina, en el mismo sitio y en la misma actitud en
que .antes estaba Villen,\!. Don Fabián en el comedio del escenaI'to, llorando y
cubriéndose la cara con las manos. Miguel, a la izquierda, sostenido por doña
Candelaria y don D ámaso. Paulina, completamente a nonadado ; y con la cabeza
apoyada en el cuerpo de Miguel. Vilk.na arrodillado delante de éste. y vuelto
de espaldas al público) .
Fin del drama

285. Analicemos y deduzcamos. L a lectura de este dram a segu-


ramente que ha ido impresionando vuestras almas, no pudiendo menos
de seguir con vivo interés las dificultades y conflictos que se iban

. "
1 ' . .~ . .....
, , .,-,

.1

Poesía dramática 327 "¡

oponiendo a la virtud ·cristiana de don Fahián. Yeso ¿por quO por· •


que aun cuando no habéis asistido a la representación viva de esos .. I.
conflictos, luchas y contrastes, os los habéis figurado representados, al
botar en la lectura que esta composici?D literaria está escrita para ser
I
puesta en escena, ofreciendo a los ojos del espectador una acción de
esas que suceden o puedm suceder en la vida.
., I
,
y en efecto, este es el concepto nomi~al y característico del drama,
y esta la causa de que la poesía dramática produzca impresión tan
,
,1.
honda en los espíritus. No narra corno la épica, ni expresa los afectos
subjetivos del poeta como la lírica; sino que hace, ~ecuta y presenta
de nuevo o representa la acción que e! poeta concibi6 y hermose6 en
su mente, pero arrancándola de la realidad viva. Por eso se llama
drama, voz que viene de la griega 8pap, que significa hacer; de donde
Spup.,u = acción.
286. Acción, asunto, argumento. Y ¿qué es lo que constituye
la acci6n del drama leído? Todos y cada uno de los hechos, situaciones,
conflictos e incidentes que se van' sucediendo desde que al principio
aparece Miguel aburriéndose con la lectura de periódicos políticos,
hasta que term iná el drama con la ml1erte dd mismo y. la conversión
de Villena. ,,
De modo que, en general, la ACCION en todo drama es el desarrollo
en ejecución del asunto.
El ASUl\¡TO aquí es la valentía cristiana del ~ombre que no admite
los llamados lances de honor; y al contrario, la cobardía, irreligi6n y
1zecedad de los duelistas.
Este ASUNTO entraña una LDEA que puede resolverse en esta propo~
sici6n: el duelo es una. mala acci6n, hija de la cobardía y de la estupidez.
Pero, este asunto y esta idea han de manifestarse prácticamente.
y el dramático trama la acción, cuyo ARGUMENTO o síntesis en nuestro
drama es el siguiente:
Villena, diputado de ¡as izquierdas, calumnia a un gobernador de
provincia Uvledina) de inepto, arbitrario y venal; impelido por su
honradez, se levanta a defenderlo don Fabián, diputado católico, que
es .cuñado del calumniado; Villena, dándose por ofendido, manda
padrinos a dop Fabián. Las convicciones cristianas y el amor a su '
fam ilia impiden a éste aceptar el desafio. Fuerte lucha entre el deber
y la virtud, por un lado, y e! estigma de la reprobaci6n pública, por
otro, se traba en la conciencia de don Fahián, hasta q ue sumido en la ,,
deshonra, y obcecado con una soez carta que le dirige Villena, y con 1
los ultrajes que éste personalmente le infiere, admite el desaHp. Doña
Candelaria, su esposa, con elocu~ncia cristiana, hace caer en fa cuenta I
al cristiano esposo de! disparate que hace batiéndose, i le inspira el
plan de ausentarse con la familia aque!1a noche. Cuando sale don I,

I

. .; .

328 Lecci6n xa
Fabián a comprar los billetes el hijo de '\Tillena (Paulino), que pOr
"'" chismes de la servidumbre se ha enterado del nuevo propósito de don
Fabián,. entra a inducir al hijo de éste (Miguel) a que obligue a su
padre al desafío En esto oyen los dos hilos que Villena, en medio de
la calle, ha dado un bofeton a don Fabián. Al ver Migue! que Paulino
aplaude este ultraje, se lanza sobre él, saliendo decidido a batirse con
, d mal hijo en las afueras de Madrid. Entra don Fabián enfurecido
~., por el nuevo ultraje, y en e! paroxismo del furor apunta a Villena
con una pistola; pero al oír a éste que sus hijos' se van a batir" el amor
,de padres los hace correr a imp~dil la- desgracia. Paulino hiere de
muerte a Miguel; el cual, niorihundo, perdona a su matador y al
ofensor de su padre. Ante escena tan conmovedora, Villena cae en la
cuenta de las desgracias que origina el duelo. 'T de la valenda verda-
dera de los que, por ,fines cristianos, no admiten tales lances de honor.-
287. . Plan del drama. Ideado este argumento y las situacione"
caracteres, personajes, pa~iones y afectos dramáticos que han de ·cons·
tituit , la acción íntegra del drama, el poeta trazó su plan, o sea la '/~;
o
. extensión y división de la obra, las entradas y salidas, y ~a intervención .~
primaria o secundaria de los personajes. La norma de: todo es': o ha de ,~,

, ser lo que exija la acción, que nunca podrá exigir la extens'¡ón de la


, h._

acci6n épica. Tamayo la desenvuelve en tres actos (que antiguamente


llamaban jornadas), y cada acto en las escenas justamente necesarias al
desarrollo total de la accion. .
.. . Los actos son las partes más importantes de la acción; los interva-
los con que se interrumpen esas divers~s partes son los entreactos, y
las escenas se determinan por la entrada o salida de algún importante
,. personaje. El precepto _de Horacio sobre el número de actos es regla
circunstancial. Sean tantos cuantos se necesiten para bien conducir la
acción. No suelen pasar de cinco.
:'t
l-, -. 288. La tesis y la moral en la dramática. En el vistazo general
• que en esta leccion vamos dando del drama de Tamayo, hemos de
notar que, según dijimos, el asunto encierra esta máxima o principio
, ; - moral: «El duelo es una mala acción,», A los dramas ,cuyo pensamiento
.; .generador encierra' tales máximas demostrables por la acción, llaman
'" los preceptistas dramas de tesis.
¿Es necesaria tal tesis en el drama?
No es el fin del drama enseñar _ni corregir, sino representar -como
: • f
dice Schlegel- un cuadro de la vida embellecido. Bay obra.s dramá-
." "
. ticas _omo Edipo, Ramlet, Otelo, Guillermo Tell, El alcalde de
Zalamea, Don Alvaro~ que no demuestran tesis alguna, y sin embargo,
todp crítIco las reconoce como los mejores dramas del mundo. Si
Tamayo en .el _drama que estudiarnos demuestra la verdad modl
dicha, y la enseña y la persuade, no es a costa del arte bello, sino que
I ~ ...

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. . .
.. ':':.", "-~ ,7*~i:'.r- ,"'-.1 '"
, "-J'~ -
• '0;¡'

Unidad de la obra dramática 329

ella se va desprendiendo natu'ralmente de. la acci6n bellamente repre-


sentada, y cae espontánea de los labios de doña Candelaria, personaje
tan hermosamente cristiano~ ' que sería inverosímil no brotasen de él
las razones que alega contra el dueh A señoras del temple cristiano
de doña Candelaria hemos oído exponer con la mayor naturalidad
razones de alta moral y aun teología ·cristiana.
De modo que la tesis no es necesaria, pero tampoco es unsurable
sino laudable cuando, corno;> el perfume de la flor, se desprende por sí
sola de la acci6n (15).
TAL SUCEDE en La vida es su~fio, El magreo prodigioso, LA devoción a la
Cruz, y en otros dramas de Calder6n; en varios de Alarcón, de López de Ayala,
y entre los contemporáneos, en La escuela de las princesa;. de Benavente; Ca.. .
mino adelante, de Linares Rivas; Cuando florezca?'! IDoS rosales, de Marquina;
LA bendición de Dros. de Paso y Abati; CabrIta qu~ tira al 'monte'... , de Jos
; Alvarez Quintero, etc. En este sentido se ha de entender la opinión antigua de ,
,.-1
,
{ - que el teatro debe ser ucue/a de costumbre!, y la regla de que la comedia .... ~.

, 01
,· . castigat ridclldo mores. Por no en tenderlo así, fracasaron varios dramas de
Eguílaz, a ex~epción de La cruz del matnmonto. :~
i ,~

Si siempre aunase el drama la belleza con la verdad moral, lejos •


de ser peligroso el teatro, ¡,ería recreo hémesro ' y laud~ab1e.
• ,
I
Mas si para la belleza d e la obra no es necesaria la enseñanza de
. verdad alguna moral, sí requiere la misma belleza del drama que en
..
él no se quebranten las eternas prescripciones de la moral, según' la
doctrina expuesta en el número 1.3, 29, Y número 14.
Dice muy bien el autorizado señor Revilla: •
Convertir el teatro en cátedra de deshonestidad y desvergüenza; buscar el "

, aplauso halagando los más grose:ros instintos del, público; sacar a la esce na los
/
• aspectos más torpes de la natural eza humana, es prostituír el arte sin prestar
servicio alguno a la bel leza, qut' nunca se avino con la .inmoralidad grosera y
repugnante, ni ti~ne nad~ de común con las bajas . manifestaciones de la sen~
sualidad.
RECONSTRUCCI0 N" SINTETICA. - Por aué in teresa tanto la lecrura del drama
Lances de honor. Cuál es el concepto ~ominal y característico del drama. Eri
,
"
qué se diferencia de la lírica y de la ¿pica (285). - Cuál es la acci6n, cuál el
I asunto e idca en el asunto encerrada, del drama Lanccs de honor. Exponga
- ?

I • usted el argumento (286). - Qué ~e entiende por plan dramático, y cómo 10
desenvuelve Tamayo. Qué se entiende pOi actos, entreactos y escenas (287).
¿Encierra una tesis el asunto de es te drama? ¿Es necesaria en toda obra dra~
O1.ítica? ¿Es _c.ensurable? ¿Se requiere moralidad para que haya bdleza dra-
mática? (288).

LECCION XLII ,
UNIDAD, VEROSIMILITUD E INTEGRIDAD
DE LA OBRA DRAMATICA
289. Unid.d. ,EI critico francés Mr. Boris de Tannemberg, en el
estudio publicado sobre Tamayo, adniira en LAnces de honor la unidad
, ,.
: .~

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f/f~<I."']'~T-C-~7···~--'--·' ~·-·· ~"""" :\ -..'" . 1'- •
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330 Lección XUI

severa de acci6n. «Nada, dice, hay en este drama fuera del asunto; ni
una intriga para distraer o falsear el interés, ni un solo personaje
inútil>.
En efecto: aun las escenas que parecen más secundarias como las
• del criado Bernabé (2' y 8' del 29 acto), están intimamente unidas al
asunto: el desprecio del criado contribuye a que rebose la copa de las
amarguras de don Fabián. La escena 5~ del primer acto) en que hahlan
los personajes secundarios, don Lorenzo y Aguílar, manifiesta, por
UDa parte, la incapacidad del mundo para entender los principios
elevados de virtud como la de don Fabián; y por otra, con el modo
cómico de armar- un lance d~ haDo! ellos y don Dámaso, se muestra
la cobardía y necedad de tales lances. que es justamente el pensamiento
del drama.
Pues la escena en que con natural elocuencia va doña Candelaria
deshaciendo las 'objeciones de don Dámaso, en presencia de don Fa·
bián, cuánto no prepara la lucha que en seguid a tiene que sostener
este último entre los deberes qu e le recordó como casualmente su
esposa y las exigencias del honor mundano? La llegada de Medina no
menos concurre al co.q.flicto, puesto que hasta por su mismo cuñado
a quien él defendió y por quien se origina el lance, se ve don Fabián
despreciado, si no se bate. Y en fin, la escena · de la muchacha horro-
rizada, en el acto 39, es un recurso artístico para aumentar lo patético
del desenlace. Si, pues, estas escenas al parecer más desligadas, están
tan vinculadas a la acción, síguese que es una la acci6n de nuestro
drama.
y una tiene que ser en todos los dramas, por la misma naturaleza
, ~.
de esta obra literaria, escrita para ser representada. Ni admite el es-
pectador los episodios por bellos que 'sean, de la épica, ni las divaga-
ciones y detenidos afectos de la lirica. Anhela ver adelante la acción
iniciada, y toda otra dilación le llenaría de intranquilidad.
Pero no es lo mismo acción una que sencilla.
Después nos fijaremos en la complejidad de incidentes con que
Tamayo va tramando el nu do de la acción j ahora bástenos saber que
todos form an un tejido apretado coa el pensamiento principal. Yeso
que no es unces de honor el drama que más complicaciones tiene:
Locura de amor y Un drama nuevo, del mismo Tamayo, Don Alvaro
del duque de Rivas y El tanto por ciento, de Ayala, presentan v'lria-
dísimbs y complicados contrastes, situaciones, caracteres y sorpresas, y
la acción es una. ¿Por qué? Porque no son sucesos extraños a la na-
rración principal, sino auxiliares al desarrollo de la misma.
No sucede así en el por otra parte grandioso drama de Calderón,
La vida es sueño, en que la historia de Rosaura es del todo inconexa
con la de Segismundo, que es .lIi el asunto de la pieza.

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Unidad de la obra dramática 331

290. Unidad de tiempo y lugar. La unidad, elemento de belleza


j de -toda obra literaúa, no se pierde en la dramática porque la acci6n
J se desenvuelva en un período más largo de tiempo del que trascurre
en la representaci6n, ni porque cada acto se verifique en escena o
Jugar distintos.
La unidad de tiempo y Jugar, que usaron Jos clásicos · y exigieron
Boileau y Quintana con otros imitadores franceses, ha pasado ya a la
historia, sobre todo después de la Carta de Manzoni sobre Ja unidad .,, !
de tiempo y Jugar l. ,
-,
Nuestro cuerpo -ha dicho Guillermo Schl-egel- está sometido a la m e-
dida exterior del Üempo astronómico; pero el alma tiene un tiempo ideal que
sólo a ella le pertenece. Dos momentos decisivos de nUl!':stra vida se onlazan
inmediatamente, y ' el largo intervalo que les separa se desvanece en nuestra
"
vista. Y como ese tiempo, tiene también el alma su espacio ideal para desarrollar
la acción dramática, dentro del cual se aproximan dos sitios entre sí distanciados.
La imaginación con ayuda del cambio de decoraciones e interrup-
ción de actos, salva los espacios y horas necesarios al desarrQllo propor-
cionado de la acción.
La prueba es que ni Corneille ni Racine, con la guarda de sus
unidades de (ugar y de tiempo, han despertado tanto interés y entu-
'i
siasmo como Shakespeare, Lope de Vega, Calder6n y GarcÍa Gutié-
rrez. ¡Cuánto des merecerían sin el cambio de decoraciones Guillermo
Tell, de Schiller, y El condenado por descoll¡iado, de Tirso 2.
i Con todo, est modus in rebus, su1lt certi denique fines; no hay que
abusar tanto de la Jibertad de tiempo y de Jugar que se da al poeta
que -como dijo Cervantes de algunas comedias de su tiempo---..:.. «la
'r primera jornada comience en Europa, la segunda en Asia, la ten;:era
,I
se acabe en Africa; ni así se ha de prolongar el tiempo que en el
primer acto salga en mantillas un personaje y en el segundo barbado»_

¡ 291. Verosimilitud. Aun cuando sabéis que no ha existido his-
,I . tóricamente la acci6n que se os presenta en el drama de T amayo, con
j

todo, veis que en las cámaras parlamentarias pueden. acontecer hechos


parecidos al de don Fabián enfrente de Villena; y sabéis que de esos
encuentros se han seguido o se pueden seguir retos como el, que leéis

,
.,
,<
1 Decimos que usaron los clásicos, pues es falso que Aristóteles las pre-

v
;
ceptuase: señala únicamente el hecho fundado en las condiciones escénicas del
teatro griego. Sófocles en su Aya:t: y Esquj¡lo en Las euménides quebrantan la
reg-la de unidad de lugar y de tiempo que tiránicamente exigían los críticos
J franceses, y hasta diez tragedias cuen ta 5taffer en que aparecen violadas las
uruda<les.
2 Corneille, en los Horanos, en Polictlcte · y en Pompe-ya incurre en la-
mentables inv erosimilirudes por sostener un idad dr: lugar y de tiempo; y en el
Cid llega al extremo inyerosÍmil de que Gimena se despose con el héroe el
mismo <}la que éste había matado al padre de aquélla.
;-. ·l-
,
.•
332 Lecci6n XLII

representado. Ni se os oculta que hay caracteres tan' cristianamente


templado~ que resistan a la tentaciótl~ del crimen y puedan vencerla
como don Fabián,a pesar de la contradic'ción de las pasiones que
sientan hervir, como hombres' de carne y hueso.
'Pero figuraos por un momento que don Fabián, decidido a no ba~
tirse, como sus creencias lu exigen. se quedase sereno e impasible des- ,- t,
pués de verse despreciado por su amigo. por sus criados y aun por su ' '.' .
.
e

mismo hijo Seguramente que no interesaría tanto la acción. ¿Por qué?


Porque, aunque es cierto '-lue con Id gracia divina se dan actos tales,
, pero eso no es lo común eritre lus hombres. La misma verdad -ha ,
~icho bien un autor- 'puede a veces parecer inverosímil.
Figuraos también que don Fabián, después de tanto heroísmo en
no admitir el lance con Vi llena, luego en el acto tercero, al ver a su
hijo herIdo mortalmente p-or P;:¡ulino. quisiera batirse con éste. ¿No
os parecería eso inverosímil e inLon:-.ecuente?
y ¿qué diremos de la escena 21 del acto segundo, cuando Villena,
tan sedientp poco antes dI::' la sangre de dpn Fabián, al verse frente a-
éste en segúida, lejos de pensar en el lance de honor, como que suplica '; ,
a doña Candelaria que desarme a su marido, diciendo: «Señora, nues--
,
1. tros hijos se van a batin, y luego, cogido de la mano del mismo don _
Fabián, corre a detener el duelo de los dos hijos? Seguramente que esta
situación resultaría invero~fmi1 si no hubiera tenido Tamayo el arte
de ir preparándola acentuando el afecto paternal de Villena para con
su hijo. Recuérdese la escena lO~ del acto primero, cuando diciéndole
Paulina: «Entiéndete tú con GarcÍa; yo me entenderé con el gober~
'nadar») ')0 padre le respondi6: «¿Estás en tu juicio? .. , Ni por casua~
lidad se te ocurra ... », etc. etc.
,
" Lo que a muchos críticos, aun al erudito p , ,Blanco, ha parecido
inverosímil en este drama, es el arrepentimiento y perdón de Villena.
No juzgamos nosotros así, antes ahí vemos el arte dramático del poeta,
en haber sabido preparar tan magnifico desenlace. Villena ha apa-
recido soberbio,. espadachín, cruel, pero ' no ajeno a los sentimien!os de
belleza moral y de nobleza. El dolor que él sintió en la incertidumbre
de ver muerto a su hijo, le hace comprender después el dolor de don
Fabián y de doña Candelaria ante el cadáver de Migue!; y la gran-
deza y belleza moral de estos dos padres ante e! hijo moribundo, y el ,.. ,
perdón que éste, a ruego de aquéllos, otorga al abofeteador de su
padre, no pueden menos de hacer impresión en un hombre que, como ,. ]r
Villena, siente dormidos pero no muertos los sentimientos cristianos.
Lo inconsecuente, lo antinatural e inhumano hubiera sido que, ante
tan emocionantes escenas y perdones tan generosos, Villena no se hti~
biera reconocido causante de tanta ,d esgracia .
. Del análisis hecho se deduce la necesidad de que en toda obra dra-
mática sea VEROSIMIL la acción, esto es, que esté en consonanCia
,.. con
,
~;¡X~
. ""." ,. , '1
, . Unidad de ·la 'obra dramdtica ,. 333 . ".
.- ..1
¡'.~

los acontecimie)ltos de la vida humana y con las íeyes generales de la


naturaleza y de la 16gica; siI~ _ que sea esto decir que el drama haya
de ser mera copia de la realidad, no: el drama debe ser ante todo
poesía, y por cons.i guiente 1 debe depurar la realidad conpirtiéndola en
materia artística, creandó tipos ele elevación ideal y embelleciendo los
lados prosaicos de la vida. Bien dijo Mad. S'ael que el fin de la poesía
,t dramática es conmover el alma ennobleciéndola.
Esta idealización de la prosaica realidad es lo" que torna verosfmil
en el teatro el brillo de las decoraciones, la corrección y elegancia en
el modo de hablar de criados y campesinos, los versos armoniosos, los
apartes con que en alta voz revelan los personajes sus sentimientos
más ocultos, y otras pequeñeces que el público admite por compren,.
der que así es necesario para que la ficción verosímil a que asiste se ,
I embellezca con la creacióri del arte,
,, .' 292. Drámas fantásticos. Y ¿qué hemos de juzgar de la verosi-
militud de los dramas fantásticos, como El desengaño en un sueño,
"
~
'. -'
·del duque de Rivas, y aun de los simbólicos autos sacramentales, como
La cena de BaltllSar, de Calder6n? En esta clase de obras nuestro
)
j,

:1.-'
espíritu se traslada al campo de la fantasía, dentro de cuya id·eal - .. - j "
'¡.>J
atmósfera, esas ilusiones . y símbolos tienen su lógica y verosimilitud .'. ' : .. ':
propias, desligadas, claro es de toda realidad, pero que el entendimien- ,' -',.1
:. I
,
to admite como verosímibnente imaginables, y artísticamente repre~
sentables, Si traspasan loca y caprichosamente los límites de su atmós-
- fera, faltarán, por consiguiente, a su propia verosimilitud y perderán
todo interés: .el espect.a~or aplaude la artística ilusión, pero reprueba
j el manifiesto engaño. Vaya 'un ejemplo. La. aparición de las sombras . "
)
~ ... de don Gonzalo, de doña Inés y de los demás difuntos en los cuadros
)" .'. . quinto, sexto y sétimo del Don luan Tenorio, de Zorrilla, parecería a
primera vista inverosímiL, ya que tales apariciones no suelen ordina- .. ...

f
'-
¡-
riamente aparecer; pero no se puede negar que son en este drama
medios sensibles y plásticos de presentar la turbaci6n y el remordi~
miento del protagonista y los fantasmas crueles que atormentan su , ,
,f '..
.' ,..
'¡":: .• imaginación por los crímenes de su juventud 3, Del mismo m0do, ,

,
acertadamente hizo Shakespeare aparecer la sombra de Bancllo en el .'

festín, para hacer ver la conciencia turbada y criminal de Macbeth 4. .'"


.',
,
'"
.;: !
,,'

293. Integridad, Está en la exposición, nudo y desenlace. '. ~


Bastan a Tamayo las tres e§cenas primeras para exponernos, SIn
necesidad de preámbulos ni monólogos antiartísticos que usaban los " ,'.'
antiguos, el asunto, los antecedentes necesarios al conflicto, el modo
,,
."'. ,'
.. .
.~ ,

3
ob. dt.
Cf. La poesía dramática en el teatro de Aya/a, por el doctor J. M. Ruano, ' .. 1
,
:)
4 Oficio del profesor es amplificar la explicación de este y de otros ejemplos ,
y alusiones que vamos haciendo en el análisis,
, ., '

,;.-1
''1' '
'. -',. .' 'j.
.
"
'.'" ,. '" <'- •• Jt.'

;,
334 Lecci6n XLII f, ..

de ser de los principales personajes, y para que se entrevea claro e!


antagonismo que ha de motivar el nudo de la acci6n.
Ya en la escena 2' se retrata, con el diálogo de Paulino y de Mi·
l gue!, e! carácter de éstos y de sus respectivos padres. En la escena 3'
nos hace saber D ámaso la oposición habida en la cámara entre don
Pabián y Villena, y la determinación hostil con que salió e! segundo:
lo cual hace prever a los dos hijos y al público la tempestad que se
prepara. Y todo esto sin fatigosas nat:raciones, sino de un modo activo
entrelazando la exposición con los hechos que empiezan a desarro-
llarse entre e! animado diálogo de los dos ·actores. ,..
Activa y a¡limada debe ser la exposicí6n arÚstica en el drama, muy
distin ta, como se ve, de la exposición épica~ en la cual se van dand o
a conocer IQ,s sucesos y los personajes en narraciones lentas y adorna-
das de múltiples pormenores.
Las escenas 4' y 5\1 nos hacen ver la verdad de lo que preveíamos;
y ya en las escenas 6? y 7~ se nos presenta el carácter de Villena y su
decisión cerrada de obligar a don Fabián a batirse.
Estas escenas, que expo niendo más _claramente la acción, comien-
zan a ut·dir la trama o en redo, es lo que constituye el nudo o segunda
parte de la obra dra mática. '
En la escena 8?-, cuando espera mos impacientes como Villena la
vuelta de los padrinos, he agur que aparece Medina, el calumniado
por Villena y defendido por Garda.
l· ' Este nuevo lance que se origina es un cambio de situación, que se
,,
llama PERIPECIA.
Con ésta y la actitud iracunda de Villena al ponerse a escribir
diciendo: «¡Oh, yo le obligaré a batirse, yo le obligaré!>, el enredo se ,
.complica; y va creciendo la trama en el acto segundo con la lucha que
,se levanta en la conciencia de don Fabián entre el amor de su esposa
e hijo, y los insultos de amigos y allegados, entre el deber y el honor.
La carta de Villena y la in teresante escena décimatercera co n la deci~
sión del ofendido de matar a su insolente ofensor, el cambio de
situación y efectos escénicos de singular belleza, motivados por la
elocuencia de la amante esposa y el cariño del arrepentido hijo,
aumentan el interés del conflicto, cuyo nudo- se aprieta más' aún con
los naturales y artísticos recursos dI': verse abofeteado el protagonista y
.con la situación del desafío de los dos hijos y la nueva peripecia, tan
n aturalmente u rdida para preparar el desenlace, de olvidar los dos
irreconciliables padres sus mutuos rencores con tal de salvar a sus
respectivos hijos. '
Preparado ya, no se deshace repentina.m en te el nudo; con arte ma-
l,. ravilloso porece que sigue estrechándose, mi entras la acción en el acto
• rercero camina por sí sola al DESEN L ACE •
El duelo de los dos hijos se iba preparando desde la segunda escena


,
"
·í

" Unidad de la obra dramática 335

del acto primero, en que Paulina critica y ridiculiza al padre de.


, Miguel, y Miguel se mostraba dispuesto a no tolerar se hablase mal
t
de su padre. Pero el espectador ignora durant<: las cuatro primeras
escenas del acto tercero en qué para el desafío que viu comenzar en
la primera escena; y aun después de oídos los disparos, no sabe aún
quién ha sido el herido, y por tanto en qué vendrá a parar el desenlace.
y nótese de paso el arte de Tamayo en evitar al público el horror
que .le causaría el acto mismo de ver caer herido a Miguel, siguiendo
el prece¡Jto de Horacio: nec pueros coram popuZo Medea trucidet. Le
basta con la impresión trágica que infunde el sonido de los rusparos
aumentada por la qescripción de la muchacha. En la escena 5~, en que
·vemos salvo a Paulina y exánime a Miguel, aumenta la angustia y la
ansiedad. Eran necesarios todos esos recursos dramáticos de la desga-
rradora escena de un hijo víctima de los lances de honor, para que
Villena, defensor de ellos y que pudo ver siel1do víctima de los mis~
mos a su propio hijo, palpase roda lo absurdo y necio de tales lances;
y era necesario que Villena viese la conducta heroica de una madre
-cristiana y de un padre arrepentido para que en la nueva peripecia "J
de ser abofeteado por Medina, lejos de lanzarse contra el agresor o de
'seguir pidiendo venganza al atribulado don Fabián, contuviese su
furor diciendo. «No, no. , . lo merezco, lo sufriré por Dios ... Dios de
mis padres, creo en Ti! ».

, CONSECUENCIA; del análisis hecho se deduce que la acción ha de
tener: 1) exposici6n entremezclada con el primer desarrollo de la tra-
ma; 2) nudo, complicado con peripecias, situaciones y efectos escénicos

i. interesantes que nazcan de la misma naturaleza de la acción; y 3)


desenlace imprevisto y natural.

• RECONSTRUCCION SINTETICA, - Exponga usted la unidad de acción en lAnces


;)
,I
de honor. Las escenas secundarias, v. gr., la de los padrinos, la de doña
"Cande1aria rdutando el duelo, etc.; ¿rompeD la unidad ? ¿Es lo mismo acción
,• una que sencilla? ¿Cómo otros dramas más complicados pueden conservar tamo
~r bién la unidad de acción? (289), .- ¿Se rompe la unidad si no hay tmidad de
tiempo y de lugar? ¿Qué dice SchlegeJ sobre esas unidades? ¿Quién las de~
j tendió? ¿Hay que exagerar la faIta de tajes unidades? ¿Qué dice Cervantes
'Sob re ellas? (290). - ¿Por qué es ,verosímil la acción de Lances? ¿ Pu~de ser
dramáticamente in verosímil la verdad misma? Hágalo usted ver en nuestro
drama. ¿Es verosímil la escena de la conversión de Villena? ¿Cómo prepara
.•) esa acción Tamayo? Deduzca usted la necesidad de la verosimilitud en todo
drama. ¿Qué torna verosímiks las decoraciones, el culto modo de hablar, los
1/.' versos, etc.? (291). - ¿Cómo pueden ser verosímiles los dram:tS fantásticos· y
I ' simbólicos, v. gr., la apar,¡ción de las sombras y de los difuntos en el T el1on'o?
¡ (292). - Qué requiere la acci6n dramática pan la integridad. Exponga usted
esta dore en Lances, diciendo qué forma la expon"ción, cuándo comienza el
~ tlUdo, cómo se enreda éste, qué son conflictos, peripecias; y cuá.ndo se desata el
7lUdo, cte. Sintetice usted las dotes y partes de la integridad en tod<> drama (293).

~.
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.
'V,;\:- ~ {>.:g;' ,,~~~,<1 t~~:· ·y,·"t1!\t"~q"',r~j~*;~~'~:'
'
.~t"~~~~W::Nri,1Jrl~Jr.!t~·
-
..
" •

.,
336 Lección XL/O '.
,
'LECCION XLIII

PERSONAJES, INTERES. FORMA y ESTILO


. DE LA DRAMATICA

294. Personajes. Dice Hegel que oe la vitalidad, riqueza y fijeza


" . de caracteres depende el éx ito rld drama.
Triunta siempre TamaYll en la pintura de su s personajes. Y ,esto
no por plOsopogr:.Jfías y etopeyas.. sino por los actos que hacen y d
, '
, . modo qUt ti enen de hacerlos. es decir. por la misma acción. Desde
que salen a escena aparecelJ petulantt Paulino. modelo dt hij os Mig~el,
contemporizador y tímido non Dámaso •. violento y kwz Medina, vir-
tuosa, atinada y tierna doña Ca tJdf"lari a, creyenré práctico don Fabián,
"

político despreocupado y ambicioso Villena. Pero ya lo hemos dicho,


ni es tan perfecto don Félhiá n que no sienta hervir en su pecho la ira
., ni dej a rse.: -arrastra) por 1" 01<1 dt' la ( ontraoÍl:ción. ni es tan desalmado
Villena que no se afecte a l sólo imaginar 1<:1 desgracia posible de su
-hijo. Así es como son caracUreJ realeJ. humanos.
Fijémonos bien en el contraste est éti ~o de los personajes: al lado
del mal hijo Paulino, está el bueno, Mi g ~el; enfrente del padre mun-
, J
dano, está el padre cristia,no; co n 10 cua l resa ltan más los caracteres.
y esto:;: cáracteres nun l3 se conuadic~n a sí mismos: obran siem·
pre conforme se les pintó al principio. .
Al lado de los más caracte rizados. h~y otros pocos que, como no
!• influ ye n sino secundariamente en la acción, tam poco son tan vivamente
caracteriza dos. Justamente porque la dramática no ha de ser galería ,
de retratos, sino pintura; y el pintor cuida de que los tipos subalternos
:, '
no osc urezcan a los principales.
No ta mos tamb ién qu e no 3:parecen los personajes con aquella
extraordinaria g randeza. de Aquiles: por ejemplo, y de H éctor, que
es!UdiamoJs en la epopeya; en cambio, es más Íntima. sicológica e Ín-
, dividual la pintura de sus cualidades. N i son nu estros personajes vicios
•" .' o virtudes abstractas personificadas, como con menos ¡irte son los de
Moliere, sino seres animados, homb.res que tienen tales defectos o
virtudes, es decir, tal carácter.
, "
GENERALIZANDO la doctrina descubierta en el análisis de los perso-

najes de Lances de honor. diremos: que toda obra .dramá tica ha de
ten er las tres cualidades q ue señaló H egel: riqueza. vitalidad y fijeza.
Riqueza. esto es, colorido con variedad de matices, que den más
1. relieve a la cualidad principal.
T al don F abián. que además de creyente práctico defiende enér-
gicamente a1 calumniado ausente, y es cariñoso padre, etc.
La vitalidad del carácter forma. un sér vivo, individual y humano,

i •
I ' '
. , '
" .

Personajes de la dramática 337

cuyas cualidades secundarias están en consonancia con la dominante. . .,


Vimos en Villena que su sensibilidad para el arrepentimiento no
contradice a su carácter vengativo.
En fin, la fijeza se refiere a la decisión resuelta y constante en el
obrar, en medio de las fluctuaciones hijas de la lucha.
Así, si don Fabián duda entre aceptar o no el desafío, es por la
resolución que tiene de no faltar al deber: pero como apareció al prin-
cipio convencido creyente, creyente práctico se sostiene hasta el fin. j
Et sic de ca:teris. ·1,
El número de personajes ha de ser ni más ni menos el que eXIJa
la acción para su completo desarrollo.
Tamayo en todos sus dramas tiene el buen gusto de saber conducir
su acción con bien pocos personajes. ':
295. Interés en la poesía dramática. Depende de que el dramático
haya cumplido o no los preceptos ya deducidos.
¿Por qué os ha interesado la lectura de Lances de honor? Porque
desde las primeras escenas notasteis que el asunto era a propósito para ,
conmover e impresionar d espfritu; porque habéis visto una acción ,I
prog1-esiva, realizada por hombres que gozan y que sufren, que luchan
con propios afectos y con dificultades exteriores que se oponen a sus
pasiones y a sus deberes; y en fin, porque cntre complicadas situacio-
nes, os ha sorprendido esa acción llevada a lógico desenlace, por --~ ,
hombres de los que tratamos en la vida real, con los vicios y virtudes
del mundo en que vivimos, y en situaciones en que se encuentran o
pueden encontrarse los hombres en la vida. Todo eso entre la unidad
,, de acción que no nos ha distraído con sucesos, si bellos de suyo, pero
desunidos de la acción principal, y en medio de la verdad poética de
los lances y acontecimientos de cada escena.
Pero ¿ qué escenas os han gustado más en LAnces de honor? De
seguro que todas aquellas en que, a partir de la segunda del segundo
acto, veis la entereza de don Fabián, manifestada sobre todo en la
sétima, combatida como buque en medio de agitado mar por tantas
olas de contradicción. Y es que en esas escenas abundan las llamadas
situaciones dramáticas, momento-s cdticos en que parece camhiarse la
situación de los personajes y el rumbo que llevaba la acci6n.
Pero fijaos en que si esas situaciones y peripecias no hubieran sido
verosímiles y naturales, no hubieran sido tan interesantes y artísticas.
Por eso, es interés falseado el que producen los llamados efectismos,
que son situaciones violentas y' desquiciadas traídas por casuales y ,
]J . extraordinarios agentes, para producir excitaciones de nervios, que no
~. ,.
emOClOll estetlca.
En este defecto incurre Eohegaray. En Mancha que limpia, v. gr.,
cae en inverosimilitudes antiartÍsticas- por querer llevar la emoci6n al
paroxismo de la excitación.

22~LlT:ERATURA PRECEP TIVA


~'i~~~~"",,~t>-:p'~;,·t,.¡'n';'ft"l'-;~~Fo/:~ ':''''' '' ~~>¿:;;,.;.' .1'...~-'1tR~ t'lI"-"~~iW·~* " ,~', t~.z_ ; ;'\-Y'~,~" !:'<'i:'~~' '¡';¡ y," ","";f', '''''1:~rt},''''!!(
~:,~': - _, ,' . "' j ' , :!' ..;.:: ~ .,) ~,- :~_~ "':. :" .,¡'V·· "'~-',I --'- , "':¡>'-~_ .', ~ \'.'~' . """':;'.:::;~~
, ,

338 Lecci6n XLlll


.
.
, El interés, pues, se obtiene con un asunto bien explotado, condu-
{ --'
cido por una acción llena de verdad, de vida, human'o, con situaciones
e f
y peripecias naturales y vividas, expresadas por personajes bien carac~
terizados que dialogan y hablan con verdad y viveza,
296. Forma y estilo. Veis en Lances de honor la forma propia
..
de! drama: el dialogo, que tanto· más agrada cuaudo es más cortado,
vivo, rápido y animado, que refleje bien las situaciones y los afectos.
Por lo c:ual; en algunas escenas, v. gr., en la sétima del acto segundo,
pecan quizás los interlocutores por hablar largamente, . "
Ya en la escena primera vernos hablaudo solo a Miguel, Es lo que
<, se llama mon6logo, ,.
'En varias otras escenas exponen los personajes sus íntimos senti~
'1 mientas como si nadie los oyera: son los apartes.
:f
" ' Tanto el monólogo como los apartes "son imprescindibles a veces,
>,
para cOnocer las luchas e interioridades del coraz6n.
Así, en la escena quinta dd acto primero se repiten los apartes, sin
los cuales no conoceríamos el miedo que tienen -Aguilar y don Dámaso
de ir a 'un desafío, a pesar del valor que simulan.
N uestro teatro clá~ico de Lope, Calderón, etc., suele tener mon6- . I
logos muy largos y &ecuentes, lo cual es hoy un defecto, porque e!
g usto estético moderno pide más acción y movimiento. _ '
i
También pecaron los dramáticos mejores de nuestro antiguo teatro .."'.
por el exceso de galas y expansiones Líricas con qu e vistieron el estilo.
Las imágenes rebuscadas, las comparaciones frecuentes y larg.as, los
epítetos y metáforas· lujosas llegaron hasta los desafueros del gongo,
rismo, vicio literario de la época (54) .
¡Cuán al contrario de nuestro modelo! El estilo es elegante, pero
sobrio y natural. 'Cuando la situaci6n lo pide es vivo, apasionado;
cortado unas veces, numeroso otras. Si algún defecto tiene, es ser bas-
tante declamatorio en algunas escenas.
,.' En la escena décimacuarta del acto segundo hay una descripción
de incendio, hermosa en sí, p.ero que sería más oportuna si fue ra más
,

,
rápida. Porque caben las descripciones y narraciones en el drama,
siempre que no detengan la rapidez del diálogo, que es conversación.
Viene ahora la cuesti6n de si se han de escribir los dramas en prosa
o en verso. N uestro modelo está en prosa; y en prosa están muchos
I
otros dramas cómemporáneos, sin que pierda nada la concepción
poético-dra-mática. Con todo, cierto es que el verso fácil y suelto
comunica idealidad y belleza accidental al estilo, Escribe hermosa,
I
mente a este propósito un crítico y sabio catedrático español:
Puede compararse la poesía, y por consiguiente la dramática, a una reina
que 00 dej'a de serlo por prese r~fla,rse an ~ sus vasallos vestida ck tosca aldeana;
pero cuyo vestido propio es más 'bien el manto real, el cetro y la corona. Así
diremos que no por hallarse escrita en prosa, cLejará de ser poesía dramática
.1
. Personajes de la dramática 339

la obra d,ramática. de T amayo, por ejemplo, Hija y madre; pero sí es cierto, y


nadie podrá voucr1o en duda qU~, más en conformidad con el fondo bello y
artístico, está la forma artís tica y bella, .no sólo en el lenguaje, "sino en la
versificaci6n y en la rima 1. . ,,
I

Ya explicamos la verosimilitud del verso en el número 29l.


Con todo, fácilmente se comprende que las estrofas líricas y como
binaciones periódicas y musicales son impropias en el drama. El verso
,
octosílabo, en romance o en redondillas, es el más usado, reservándose .l
, J
para escenas solemnes y elevadas el endeeasilabo. En la comedia y ."
tragedia vense modelos de ambas formas métricas. ,
297. Definición deductiva. Resumiendo cuanto hemos estudiado .. ,
~.!

.~
sobre el drama en una definición sintética, diremos que:
DRA MA es : la r.~presentación , artísticamente ideada y expresada, de
una acci6n interesante de la vjda humana.
,
.1
,

,
Esta acción no se ciñe a UIJ solo 3s-pecto, como veremos 10 hacen 1
la tragedia y la comedia ; sino que abraza lo serio y lo c6mico de la
vida; y ·sin ser tan grande el conflicto como en la tragedia, suele ser
más intenso y pasional.
298. Variedad de dramas. Los dos genios creadores del drama
¡,..
son Lope y Shakespeare. En el teatro español hay muchos y eminentes
dramáticos_ Unos han sobresalido presentando acciones filosóficas,
como Calderón en La vida es su~ño; otros, afectos y luchas intensos,
tal Alarc6n en Ganar amigos; algunos, horribles temores y conflictos,
como Tirso en El condenado por descon fiado ; éstos se han inspirado
en la historia, como T amayo en Locura de amor; Eduardo Marquina
en Las ¡¡jias del Cid, En Flandes se ha puesto el sol, Las flores de "
At-ag6n, Doña María la Brava; F . Vlllaes pesa en .Doña María de
Padilla y LA Leona de Castilla; el chileno Torres Arce en varias de
sus obras, etc. Aquéllos han acentuado los retratos de costumbres, el .,
medio y las conveniencias sociales contemporáneas al autor, como
Echegaray en El Gran Galeoto; Benavente en Los intereses creados,
Ciudad alegre y confiada y en El collar de estrellas, etc.; los uruguayos
Florencia Sánchez· en Mi ,hijo el dotor, Los muertos, etc., y H. He-
rrera * en El le6n ci~go 2.
299. Otras obras dramáticas. L a unión del drama con la música
ha producido el drama lírico, d melodrama y la 6pera, en que el
canto acompaña a toda o a parte de la acción. El mismo músico y
poeta R. Wagner ha realzado asuntos poéticos con inspirada música.
.,
I
1 Doctor Ruano, Poesía dramática, apénd. 31, ob. cit.
2 Muy alabado ha sido por la prensa el drama H asta la.s heces, llevado a la
., escena por el joven colombiano G. Quijano To rres. Aunque --como ha dicho
un crítico-- «la obra es cruelmente admirable, enervantemente solemne». re;..
bala sobre asuntos y situaciones moralmente muy delicados y peligrosos.
• ,
- ,.
,~
-.,,

340 Luci6n XL/V

Los autos sacramentales son drama~ cuyos personajes, casi siempre


aleg6ricos, representan acciones sacadas de la Biblia, llenos de doctrina
teológica, y referentes casi siempre a la Sagrada Eucaristía. Se repre-
sentaban en las fiestas religiosa" especialmente en la del Corpus.
Los de Lope, Tirso. Valdivieso y Calder6n son los más notables 3.
RE CONSTRUCCIO N SINTETICA. - De qué medio se vale Tarnayo para caracte·
rizar a sus personaj es. Cuál es el carácter estético que da a los principales
personajes del drama estudiado. Por qué los secundarios no están tan viva-
mente caracterizados. Qué diferel}cia estética nota usted entre ostos personaj es
y los de. la épica. Qué tres cualidádes deben tener - según Hegel- los perso-
najes dramáticos (294). - D e qué depende el interés dramático. H ágalo usted
.. ver en lAnces. Qué escenas interesan más. Qué opina usted sobre los efectis-
mos (295). -'- Cómo ha de ser el diálogo en el drama. Qué son apartes, mo-
nólogos, y su nec<:sidad. ¿Son admisibles las galas excesivas de estilo y las
expansi-on<:s liricas? Analice usted el estilo de Lances. ¿Caben largas ckoc.ripcio..
DeS y narraciones en el drama? Qué dice usted del verso en el drama. ¿Qué-
dice sobre esto un célebre crítico español? (296). - Dé usted una definición
de drama que sinterice la teoría encontrada en Lance; de honor (297) . - Cite
usted asuntos dramáticos tra tados por bu~ n os dramáticos (298). - Qué es .
melodrama y ópera. Qué son autos sacramentales (299).
I
I
LECCION XLIV

TRAGEDIA, COMEDIA, etc.


,
Estudiada en el drama la obra dramática ·en general, réstanos ver
los caracteres específicos de otws subgéneros dramáticos. Son éstos la
tragedia, la comedia, el sainete, la ópera y la zarzuela.
300. Tragedia. La tragedia es de puro origen griego. Naci6 en
las fiestas dionísíacas, en las que .entre himnos y ditirambos se sacrifi-
caba un macho cabrío; de ahí el canto del macho cabrío, que es lo que '.
significan ¡as dos voces de que se compone la tragedia Tpáyo, y ",8~.
, Progresivamente se fue perfeccionando el teatro griego hasta que con
los grandes trágicos Esquilo, S6focles y Eurípides, la tragedia vino a
ser representación de una acción superior a la vida real por la inter-
venci6n del hado en la suerte de los grandes hombres, y cuyo ob#to
era purificar las pasiones por el terror y la compasión.
Roma imitó a 10s trágicos griegos; pero no llegó a aclimatarse allí ,'.
la tragedia.
Con el cristianismo tuvo que disminuÍr la importancia de la tra-
gedia, tanto porque qued6 destruída la falsa idea de la fatalidad, como
porque la historia y la crítica no dan lugar a las leyendas de los orí-

Estudio sobre los Autos sacramentales en la Biblioteca de autores espa-


3
ijoles de Ribadeneira.t. XLVIII, colección de E. G. Pedr-oso; y el discurso sobre
el mismo asunto, de don AMonio Gómez Restrepo, en el AnuariQ de la Aca- ,-
,
demia Colom biana, t. III, Tip. Salesiana, 1914, Bogotá. •
1< .
i
, \
, I
Tragedia, Comedia 341

genes sobrenaturales de los hombres, y por tanto desapa rece aquel


j
sello de grandeza sobrehumana de los personajes trágicos. Por esto.,
Maffei, Alfieri, Corneille y Racine tomaron casi todos sus asuntos de
la antigüedad clásica.
No obstante, descartadas esas dos causas de sobrehumana gran- ,,
deza, quedaron todavía asuntos en la historia para que dramáticos
neoclásicos hayan cOI:rit>uesto buenas tragedias. El mismo Corneille se
inspiró eh el Cid de la historia de España, ya dramatizado por Guillén
,,
j
de Castro, para crear una de sus mejores tragedias; Racine tomó j
asuntos de la Bibli,ª; Cervantes compuso su Numancia~ que Schlegel
encomia con ardor. J
1
Triunfó al fin la tragedia romántica, nacida simultáneamente en I,
Inglaterra y en España, con los gloriosos nombres de Shakespeare y
Lope de Vega, cuyas huellas siguieron en España Tirso de Molina,
Alarcón, Rojas, y más modernameme el duque de Rivas, Ventura de ,,
~
, la Vega, García Gutiérrez, Tamayo Villaespesa en El alcázar de las
• perlas, y el argentino Lavardén en su tragedia clásica Siripa. En
Alemania figuran como trágicos Lessing, Goethe, Schiller. En Francia,
Víctor Hugo, Dumas y De1avigne. En Inglaterra, Dryden, y en Italia,
Manzoni y Forivoli. '
301. Intuitivamente veremos los caracteres de la TRAGEDIA CLASICA
y d sello de grauueza que aúu huy se puede dar a la moderna tra~
gedia; conociendo d argumento y viendo algunas escenas principales
de Virginia , tragedia también original de Tamayo y Baus, y a la que
daba él la preferencia entre todas sus obras dramáticas.
El argumento, explotado ya antes por muchos dramáticos, está
fundado en un hecho que cuentan la, historias de Roma. El decenviro ,,¡
Apio Claudio trata de perder a la noble doncella romana Virginia,
,,
hija del centurión Virginiü; a ese objeto, finge una entrada de los
enem igos en Roma' el día mismo de "los desposorios de Virginia con
el noble !cilio, La intriga exige que Icilio y Virginio vayan al punto
a la guerra. Apio Claudia COD ayuda de Marco y de sus esclavos con-
sigue secuestrar a Virginia, dando ésta las más sublimes pruebas de
valor moral, hasta el extremo de querer hundirse la daga en el pecho
en defensa de su honra. Interviene el pueblo en apoyo de la heroína;
pero el decenviro y Marco urden la falsa trama de que Virginia es
hija de una esclava de Marco, y por tanto piden en nombre de las I
leyes que, dejando las apariencias de ciudadana libre, sea restituida a I
la condición de esclava. Protesta el pueblo, y el decenviro relega la ,I
sentencia a un juicio público, para el cual tiene sobornados testigos
falsos. Aunque el pueblo suplica y lucha en favor de Virginia, Claudio
, falJa en favor de Marco. Protesta Virginio, y termina la tragedia cán
la escena siguiente : pregunta Claudio a Virginia c6mo puede saher
él que Virginia es hija suya, y sigue así:

• .1,
34Z Lección XLIV

VUI.G1NIO ¿Cómo lo sn Los padres que me cercarz


por mí respondan. ¿Cuál, ri le di¡esen:
el puro afecto qt(e tu pecho llena
de una ilusión procede; el sir que adoras,
,- teni¿ndole por hiTo, la extstenúa
" de ti no recibió. Tú no eres padre;
padres que me escucháIS, ¿cuál /0 creyera?
PUBLfO (Extendiendo el brazo derecho como para'" prestar juramento)
~, Sangre t~ya es Virginia. ¡Por los diosa!
PUEBLO (Haciondo el mismo ademán) _
.< ,' . ¡Si, por los dioses!
~~
~.: i
VIRGINIO Túzgueme asamblea
r de padres de familia, -y un suspiro
será en mi abOllO irrecusable prueba.
¿C6mo lo té? La pi1rt~ de mi vida
"• _-o' más grata al ctd o; mif mayores penas;
mis d,eleites mayores; las virtudes
que al hombre da la dignidad paterna;
,
los campo.! donde al riesgo m e O/Teda;
"
de mi impecable cónyuge la ' huesa;
de mis djoses domésticos el ara;
cuanto en los muros de mi ,hogar se enderra;
, las colitJds de Roma; estos lugares;
• aquel. templo de ¡úpiter; ltu piedras;
la luz; el aire qtle respiro; todo
que padre soy m e dice. Voz secreta
~-
del. alma, tú. diciéndome/o, triunfas
de mi dolor. y el júbilo renuevas
con que en esa beldad la imagen miro
de otra cara beldad, la dulce prenda
de santa unión; la carn.e ede mi carne.
·
, , VIRGINIA (Corriendo hacia él con los brazos abiertos)
¡Padre!
VIRGI N IO (Abrazándola arrebara.damente)
¡Hija mio! "
(Dir·igiéndose a CJaudio sin soltar a Virginia)
Lo etlidente niega.
Forja "illatlo ardid; compra testigos;
el mando infama, la justicia huella.
Mi Coraz6tl es corazón de padre.
.',:
"
,
(El pueblo toma actitud amenazadora. Claudio se levanta)
CLAUDIO Ya el litigio acabó: tu esclava, Marco; >
!
sin zozobra ningunil recupera.
~- VJRGINIO (Como fuéra de si, abrazando a Virginia y retirándose con ella de
,
Marco)
¡No! ¡Imposible'
VIRGINIA ¡Favor¡
!cILIO ¡Socorro, amt"gos!
AULO Sujrirndo esta maldad la hacemos rméstra.

-
~~~k~~~?~~~??~~:~'\~~f:':~'_!~~5'-~!~ r \'~:;~~.>:~t::~~~_.~~,~, ·,_f[-'~~~';::~~1;:~ ~~' .
,.,

Jo¡~

~
,;
".'
.'-
,
~ , ,
P' Tragedia, Comedia 343

(A Cla-udio, .asiendo de . un brazo a Virginia y poni6ndola entre el


pueblo) ,
Ven. a Virgima de entre el pueblo saca.
PUBLIO No vencerás SI d joro no ensangrientas.
F AB IO Cede o lucha. tirani?_
PuEBLO Cede o lucha.
CuUDW Soldados, de la plehe turbulenta
la audaCIa rejrcnád.
(Los lietores sacan las hachas de las fasces. Los
soldados al u a lan.
zarse contra el pueblo se detienen delante d~ Virgi-nio)

VIRGINIO (Yendo hacia ellos)
Stempre estuvtmos
juntos al combatir.
CLAUDIO Nada os dete"ga.
(Los soldados y los lictores acometen al pueblo, que huye hacia el '
fohdo de- la escena dando gritos de espanto)
PuEBLO ¡Pu dad! ¡Piedad! ¡Huyamos!
DECJO De nosotros
to1n4d ejemplo.
(lci lio, Aulo, Decio, Fulvio y algunos más sacan a-rmas y luchan con
los soldados. que en breve se apoderan de ellos)
VUtGJ N JO i Inútil resistencia!
PuBLlO (Con acento de deseweraci6n)
¡Un momento (le luz! -, " .,,
~.

,. e'LSA (Presentándoles el pecho)


CUUPIO
Hen'd, lictores.
(Dirigiéndose a los 'lictores~ dos de los cuales asen vío-Ientamonte a
.'
Celsa y Publio y los llevan a.J fondo del escenario)
7.'
A ese anctano apartad y a esa do~cella, . , ••. 1

que deliran sin duda.


,."
, .{,'
C ELSA . No delira . "~
quien la muerte prefiere a la vergüenza.
PuBLlO D~lira el que sufre.
CLAUDIO A los caudillos i
del motín sujetad.
(Los soldados y licroros, mienuas 4abJa Virginia", acaban de sometor 1
al pueblo. Los que estaban a la derecha vuelven a su si-tio, llevando
,
prisioneros a leilio, Aula y Virginia: A la izquierda quedan solamente
Virginia, Camila, Marco y sus esclavos)
VlltGINlA y aún que se os crea ~~
justos querréis, ¡oh númcnes! ¿Qué amparo
I
consigue de vosotros la inocencia?
¿JJad1"t: y esposo, y nombft, y paz y dicha, ~
y honor y libertad dejáis que pierda? •
Tú, dios fulminador, abre la mano ,.,
en qu~ espantable lumbr~ centell~a,
y con un rayQ que me trueque en polvo
la divina piedad baje a la ti~rra.
~.+""( ' ..'t '''!"- \:;t ~ .~ "'_' '.'""' .. ." , .. (,. "", ~
"- , '1

_.,;....
344 Lección XLIV

CUUDIO Uévat~ a. ~sa mujer.


VIRGIN IA (Huyendo de Marco, y mirando con angustia a un lado y otro)
¡Nadi~ me ampara!"
V I RGINlO (Arrodillándose)
Claudio, a tus pies VirgitJio se prosterna.
Sí. yo te calumnié; sI. tú r:res fusto;
)/ en r:/ dicho de Marco no hay falencia;
y m~ r:ngañ6 mi r:sposa~ y a Virginia
I dio la vida una esclava; pero pi~tJsa
que, SI no r:s hija mía. la idolatro
- ¿Qu¿ más ptted~s pedir?-,-
(Dominado por la c61era y levantándose)
Cual n" lo fuera:
(Reprimiéndose, arrodilláúdose de nuevo y baja·ndo ' la cabeza con
humildad)

El pueblo acude al recurso de comprar a la supuesta esclava con los


ahorros y bienes de todos. Marco no accede r con tinúa así la escena:
V IRGINIa Por ~lla te daré mi sangr~ toda.
MARCO - Ya ~stá en mis manos y en mis manos queda.
CLAUDIO (A Marco, airadamente)
Del foro, pues, salid.
MARCO Prestadme ayuda.
(Marco y sus esclavos a'sefl a Virginia)
VIRGINIA (Forcejeando desesperadamente con ellos)
INo! ¡No! ISoltad!
MARCO Preciso es que obedezcas.
VIRGINIA (A voz en grito. Marco y sus esclavos logran levantarla del sudo)
¡Padre! ¡l ciliof ¡Romanos! ¡Dioses! ¿Nadie

,f C LAUDIa
m~ salvará de tan horrible iJ/1"'t:nta?
Más no se oiga su voz.
.,

PUBLIO ¡Maldito día!


VIRGINIO Permite al m~nos que por vez postrera
la abrace va.
'. '
PUEBLO Permitelo. Consimte.
CLAUDIa Detad. tictores, que abrazarla pueda.
(V~rgin.io va hacia su hija, a quien sueltan sus esclavos, y la cual
corre a juntarse con él. Ambos quedan próximos al proscenio, aislados
de todos tos circunstantes. y hablan en voz muy baja)
VIRGINIA (Dando a entender que ha comprendido su intenci6n)
¡Padre!
VIRGINIa ¡Virginia!
, VIRGINIA
VIRGINlO
Te comprendo.
Ahogada
vas a monTo
VIRGINIA (Dándole recatadamen te el puña,·¡ de lcilio que llevaba oculto)
No: ten.
Mi ¡renu- besa,
y acaba.

l"
.
" t>~"..- ' "'< . • -
,
, ,. le,.

Tragedia, Comedia ' 345 . ',. ~


",,

VIRGINIO (Mirando a hurtadillas el .puñal y estremeciéndose) "


¡Hierro atroz! ...
VIRGINIA (Con tono agresivo)
,, ¿Eres mi padre?
lJ VIRGINIO (Con espanto)
~
¿Lo dudas tú?
:.o.~
VIRGINIA Lo dudaré SI tiemblas.
"'•, VIRGINIO (Con viveza besando en la frente a su hija)
,
• C'

t.l.-"f No tiemblo. ,: '1

~~.f,- No lo iludes. .'

',..,t;f~
(Separándose un poco para poder herir con fuerza y clavando el cu·
~'
chillo en el corazón de Virginia. Esta v?cila. pero logro tenerse· en pie.
Todos dan un grito de espanto)
VIRGINIA ¡Ya soy libre!
(Yendo hacia Claudia con paso trémulo. Después cae a tierra. Camila
y otras mujeres corren a presta!fle auxilio. El pueblo se agita 'con
ruido temeroso)
CLAUDIO (Poniéndose de pie y mirando despavorido a Virginia)
¡Horror! . ,~

[cILIO (Corriendo hacia ella sin que los lictores tra ten de detener!(:. El augur
sale de entre el pueblo y se a'cerca pausadamente a Claudia)
¡Virginia!
i
CLAUDIO (Clavando los ojos en el augur)
¡Horror!

-
'i
('."
.,
.;
VIRGINIA

VIRGINIO
(Incorporándose un instante para mirar a Icilio y expira)
¡Muero contenta!
(Con goz-o feroz~ levantando el cuchillo para mostrar al pueblo la ,. "
h.' sangre' de Virginia. Crece el tumulto)
f', ¡Veis, cómo soy . su padre!
~,
.'
AUGUR (Levantando el lituo hacia Claudia) .,,1

¡Lo hrrs querido!


",~ VIRGINIQ Yo al averno consagro tu cabeza
por esta sangre.
AUGUR . (Con acento al par enérgico ,y solemne)
Pueblo de Virginia
acuérdate del pueblo de Lucrecia.
CaSA (Quitando el hacha a un lictor y corriendo al centro de la escena)
¡Muera el tirano!
ICILIO y AULa (Corriendo hacia la tribuna. Los Jictor-es la desamparan, y éstos .
y los soldados amenazan con sus armas al decenviro)
¡Libertad!
'¡Venganza! , ,
PU:EBLO~ SOLDADOS y LICTORES
¡Muera!
PuBLIO (Arrojando el bácul-o en que se apoyaba y corriendo a tientas en busca
de Olaudia)
¡Día bendito!
PUEBLO, SOLDADOS Y LICTORES
¡Muera! ¡Muera!

:1 d,
,
~f}$':'iz,~~j1i~<it~';~~C,,;;,:?c.?},,~jJ-}t;"-¡t>,j1'·"{~i~~'>¡'~'\r:-~~.t;;.j;'~'_.0~,~?,~~ (.:~,\ i't?;
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_

,:t.~ -

346 Lección XLIV · .


. . .
(Ici,lio, Aulo- y el pueblo cor-ren ,a la tribuna. Virginio suhe a dl~; y
, ,) , ~

viendo, al ir a matar a Claudio, que éste cae anonadaq.o a sus pies, ,


cúbre1e con su cuerpo, romo asaltado de idea repentina, vo\viéndose
hacia los que le siguen para contenerlos).
VIRGINIO No debe así morir. 'Roma y Virginia
por mano de la ley vengadas sean.
302. ¿Qué notamos en ' este modelo? Grandeza extraordinaria y
¡;,. \ sostenida en la acción, en el carácter de los pefsonajes, en el estilo--y
en la escena terrible con que termina.
En efecto, estos son los elementos esenciales y distintivos de la
TRAGEDIA .
'En Lances de honor es granrle la lucha que sostiene don Fahián
contra el deshonor y las, invectivas; pero no pasa de ser uno de ' esos
trances en que muy de ordinario se ve el hombre en la vida real y
dóméstica, sin que intervenga el interés de todo un pueblo. P.ero en
,
1,' -
Virginia los personajes son grande, de la patria, todo el pueblo se
interesa en la acción, y la joven protagonista es la personificación de
la mujer libre que lucha por defender, con su propia honra y libertad,
la libertad y honra ,de su pueblo: y llega a la extraordinaria grandeza
,, .
,
.
"
que muestra al padre amantísimo al matar a su hija, y la hija al "rogar
a su padre que la mate, antes de , ver uno y otra ' la deshonra y la
esclavitud. -
Conviene además que los personajes en la tragedia sean héroes o
nobles; pues no cabe duda que entonces la catástrofe es más visible,
cuando la desgracia cae sobre' personajes a- quienes 'consideramos dig-
nos de más afortunada suerte. El contraste entre la felicidad de las
primeras escenas en Virginia y la última desventura, conmueve más
hondamente el alma dd espectador Más grandeza trágica vernos en
Luis XVI o en don Alvaro de Luna subiendo al patibulo, que si los
ajusticiados fuesen plebeyos sin nombre.
~' De ·10 dicho, la DEFINICION de TRAGEDIA es clara: la representaci6n
de una acción grandiosa, que se desenvuelve entre adversos sucesos, se
expresa con sostenida elevación de estilo y de ver~ificación, y termina
casi siempre con lamentable catástrofe .
, .. . 303. Modernamente se cultiva más que la tragedia el llamado
DRAMA TRAGICO,He corte romántico, ~n que se entremezclan demeritas
cómicos y desgraciados durante el curso de la acci6n y termina casi
siempre en horrendas catástrofes. Tejes son: La estrella de Sevilla, de
Lope de Vega; Macbeth, de Shakespeare; El médico de su honra, de '
Calder6n; el Don Alvaro o La fuerza del sino, del duque de Rivas;
varios de Echegaray *, de los uruguayos S, Blixen, Pérez Petit, F10-
rencio Sánchez y H. Herrera. '
-304. Comedia. Tiene su origen en las alegres _canCIOnes que en-
tonaban los aldeanos en Grecia _entre -los festines y orgías con que
{ <: ~ "
';t 1

, -
'.. .
·*-
,"
-- - , •
¡ ,TrJgedia, ' Comedi~ - 347
" ,.
~" , .. ' r·
1, celebraban la vendimia. Por eso la etimología tinos quieren encontrarla
,
,,
I _ 'en KW}.loS' == festín, y otros en Kwp.7] . aldea, unidos a o/S~ =
canto.
I
Ennobleciose después este subgénero, y vino a ser con Aristófanes una
ti' composici6n dramática en que se pintaban chistosa, aunque procaz~
mente muchas veces, los vicios humanos, es decir, una sátira en acci6n.
1, En Roma siguieron los pasos de la comedia griega Plauto, que pagó
•- . también tributo a la inmoralidad, y- Terencio, que satirizó, pero sin

f'. :~.-
'.·"-',
emplear el chiste ni el ridículo,
La comedia moderna está caracterizada principalmente en Francia
-

'y - por Moliere, en' Inglaterra por Shakespeare, y en España por Lope, "

" Tirso, Moreto, Rojas, Calderón, y más contemporáneamente por ,


- .,
-'
Bretón de los Herreros, Moratín, Vital Aza, y en nuestros días por
Benavente, los Alvarez Quintero, Marquina, Martínez Sierra y Lina-
res Rivas.
305. y ¿cuál es el CARACTER D~STÚ~TIVO de la comedia actual?
Llamemos la atención, para fijar nuestro estudio en el análisis de
"
,
I una pieza, en la titulada El pelo de la dehesa, de Bretón de los
Herreros. - ,
.,
,j

EL asunto es el refrán que. dice: «cada oveja con su parej a,>, apli~'
cado al matrimonio, el cual debe' ser entre iguales, y' nunca entre un
c6nyuge educado . en los refinamientos de la corte, y otro nacido en ,
,-
d campo y hecho a las costumbres holgadas e independientes del al- ~. ~
deano, El carácter francote y espontáneo del protagonista, don Frutos ': "
.~

de' Calamocha, ricach6n lugareño, venido a Madrid para casarse con .. ;,~

... ,.
"

la hija de una marquesa, puesto en fren te de la etiqueta, remilgos y


dengues de la prometida y de la futura suegra, originan escenas su- \ ,. ~

- r t~.i
Ilfam'ente cómicas. Veamos algunas : 1 "
t;
~ .,
"~'
·c
ACTO PRIMERO _1
i '. -
<-
,•
t'
En la escena x del acto 1, se .presenta don Frutos en ca'sa de la marquesa
~
- ., como señorito de lugar en día de fiesta, con notable retraso en la moda, aun-
que con buena ropa. Confunde a la criada con su prometida. Al principio de "
-1
¡

la escena x habla:n sobre d lance y sigue así la escena:


~. '1
,
,-
REMIGIO (a la marquesa)
,. Cosas de asJ... como asJ:
mas cuando él ruapacite
que no tstatnos en Bdchite...
FRUTOS (aparte) Ya sé que estamos aquJ.
¡ Vaya una lamiNa tt'esa!
,- Pues aunque fuera yo el coco . ..
REMJGIO (en voz baja a la marquesa) ;-

.?~ -
El soltará poco a poco
el pelo de la dehesa . ,
",.
~. {y',
r;fl;;;
I

~ "ii.:­ - . .
"
,
•r' - .-
:1
--"
":r. .': .'j

rep- - .;, :

v
I
e
348 Lección XLIV
I
!
FRUTOS ,Sí haré, si no es contrafuero •
que un honrado forastero
le,. tome asiento en esta villa.
(Se sientan todos)
f;
-',' -MARQUESA (aparte) CedamoJ que ya se amosca.
N o crea usted que ella sienta . ..
,,
! FRUTOS (con enfado)
!
.
¡-• Pues si ha de ser mz pan'enta
que no me mire tan fosca.
MARQUESA Su modestia no pernute...
Ya me carga su modestta.
Il. _. FRUTOS
¿Qué va a que tomo una bestia
y doy la vuelta a Belchite?
I
I
FRUTOS En diltgencia '
no vuelvo el viajar.
REMIGIO ¿Pues cómo?
¿En carro?
r FRUTOS En mi macho mmo,
L que es animal de conciencia.
REMIGIO (aparte a Miguel)
Se conoce que los dos
simpatizan
MARQUESA (a don Frutos, levantándose, y todos hacen lo mismo)
U sté ha menestel descanso
FRUTOS Yo no. Al lado de una bella ...
MARQUESA Nó obstante...
FRUTOS (a E-lisa) Agradezco, pues...
Adiós, cordera.
(a la marquesa)
¿Cuál es
mi habitación?
MARQUESA (mostrando a la derecha)

i Es aquella.
FRUTOS (a1 volverse de pronto derriba un velador que habrá en medio de la
sala con un juego de té)
, Voy ... ¡voto al siete de bastos! ...
J
, ¡ le.>Ús!
ELISA
MARQUESA ¡Mz almuerzo de China!
FtruTOS ¡Otra! ¿Quién diablo imagina
poner en medio los trastos?
REMIGIO Ayude usted...
I
~-
(Entre: don Miguel y don Remigio levantan el vdador y lo demás)
MARQUESA Ayer mismo
un dineral me costó.
FRUTOS ¿N0 fuera peor q~ yo
me hubiera roto · el bautismo?
En mi tierra ...
~'..... ': . ~\O_ ., -;' "'·;.",r. ""\#$:5:': '~.
.. <
"
,
;.~
·, <

, ; ' .

, 349 '""':
, .
<) Mu.QUESA ¡Hombre funesto! .j

FRUTOS No ;ucede eso.


i REMIGfO (a don Miguel)
j Ya va
," escapando.
FRUTOS Porque allá,
cada cosa está en su puesto. 1
j Pero, en fin, po, cuatro frascos
'<
I
",I
.

no hemoj de gemtr ahora.
Sosi¿gueu usted, sefioro l

que )' 0 pagaré los casCOJ .


,> Conque ... hasta ¡uégo.
(Vase por la puerta de la derecha)
REMIGtO (aparte a la marquesa) -
Es novicio
MARQUESA MaldeCIdo sea, ambz.
Siga/e mudo Yo también;
¡no haga allí nuevo estropicio!

ACTO SEGUNDO

IiSCENA TERCERA !
\
i" , - La marquesa, Elisa. don Remigio y don Frutos
,{ (Frutos se presenta vestido de riguros<l moda, muy tieso de cuello y de cintura 7
..l
pero andando con dificultad como si le apretasen las botas. Trae puestos los
, dos guan tes, y uno de ellos roto)
.l FRUTOS (aparte) Yo creía que en tU, mes
'} !lO me entraban · .i
EUSA (a su madte en voz baja) .. ~
¡ Ay. qué tieso! •
FRUTOS (haciendo U," gesto y dando con el ple en el suelo, como para que ,,
a-cabe de en trar la bota)
I Por tilda! ... . '¡
&ñoras, beso
, .
.' MARQUESA
a usted.es los cuatro pies.
¡Cómo. watro pies!
"i ;

FRUTOS La cuenta

MAllQUESA
no marra. Dos y dos ..•
¡Ya!
·,,
"
,
,
FRUTOS i Pues ya! Los dos de mamá
y los dos de mi parien}a.
REMIGIO . (aparte) Ya se enmiC1lda el Ganimedes.
FRUTOS Me ha dlcho este caballero
que es saludo muy grosero
el decir:· Dios guarde a ustedes;
y que en Madrid a estas horas,
como pueblo más cortés,
se atila besar 10$ pies , .,
verbalmente a las sellaras.
,'
, ,
Para haarlC1 con m4s gala,
",; yo al besar los h~ contado, '
·, ,
e'
"
y más hubtNQ besado .
si más hubiera en la sala.
"

,• ' .1
,

j M QUita sea la bota! O" .'

r· , , Estoy viendo -¡as estrellas.


,.
¡ ,
f ,' ,
REMIGIO ¡St 'son tatJ suaves!. ,", Con ellas ,

bailara yo la gavota.
, " FRUTOS No las llevo yo fU un dio.
j Qué martirio tan ct'Ucl!
•, ,~ -
./ '
R EMIGIO Ya dará de sí la pudo
~:,
FRUTOS ¡Sí. destrozando la mla!
REMIGIO En Madrid los degantes ,.'J
,,
,\
no calzan lo que su pie.
,~•.t Un puntito menos. . •
f'. '1,', FRUTOS ¿Eh?
, ,. REMlGIO Es de rigor.
(
) , FRUTOS ¿Y los guantes? -' ,'

Antes los -vea deshechos


que puestos. y si aún a gusto
dan gUerra a un hombre robusÚ),
¿qué será viniwdo estredos?
ELlSA Si con él se cíCTTa el puño,
mal guante.
REMIGIO Sí; es de rigor.
,
·
1"
FRUTOS De ofr a ustedes me chato
y de ver que estos enredos "

me engarabatan los dedo!


.como si estuviera gafo.
1: jY esta invwci6n de trabillas! ' ..
~ ¿Y el corbatín quiétl lo aguanta?
.
," ':
Ataruga la garganta
y en la oreja hace cosquillas.
,
.'.

Pues ¿y el fraque? ' Esto es peor.


1 ¿Quién se lo abrocha en un lance?
" No hay forma d e que me qlcance.
r. REMtGIO No ubru(:ha, Es J~ n"gQT.
J"l:

~, FRUTOS ¿Si creerán los ~ficitdes


, . de sastre que tengo goznes? ,
'-
,
, , Mas de tantas perfecciones
.~,
la que má.r me mar,l(J1"lla
r es la especie de cotilJa '-
1: que me oprime los riñones.
r'
(a la marquesa)
l·. REMIGIO
Es una faja de goma
"
,
r elástica para que éntTe '

, en razón ~u enorme vien tu , ,'


porque si na se le doma . .. . ~." "'~:
",
I
PaoTOs ¡Pero, hombre, por San Me/e/lor!
,. ,",
;: - f "
.. •.. .. ,
, ¿Tener barriga e.s ddito? .'",


I

I ~ '
-'
'. " . ,. ~
.,.
REMIGIO Aquí tpdo señorito
la suprim~. Es de rtgor.
FRUTOS (I'I(':medando a don Remigio) .
es de rigor .. ~
¡Tío Calores!
¿Sab~ usted que ya me voy
~nfur1"uñando y que doy
al diablo tantos ,-igores?
REMIGIO No lo tom~ u.>ud a mal.
MAR.QUESA Son lecciotles d~ buen tono.
FRUTOS Si quiere volverme monq,
se engafia, ¡cuerpo de tal!
H oy me pongo estos arreos
porque Mted los matld6 hacer.. .
MAR.QU ESA Sí.
FRUTOS Y a nínguna mujer
MAR.QUESA (a·parte) ¡Ht~y. mute,-!
FRUTOS Hago yo feos;
.' .' ',<
m as determinado estoy
con prop6sito muy firme
a calzarme y a vestirme , ;
a m edida de quie·n fOy.
y ti aqui no puedo hallar <]
5Qstre q~e .e1ltir:nda mi (lorte
vendrá a vestirme en la corte
,
, :;
el tastre de mi lugar; ,
que yo gusto de estar horro, ·1
,
.'


y no dar tormento al baz o, ~
y mover el p;'; y el brazo ,
sín necesitar socorro.
~j:
EUSA (aparre) '¡Ah! ·.'.
MARQUES.~ Bien; S1 a usted JI! molesta ... •t ,,
FRUTOS Levita y fraque, ~n buet¡a hora.
también por allá, s~ñora, ,
se usan el dia de fiesta. ,

,
ELlSA ( con sobresalto)
y en los días de trabajo,
, , '.
¿qué usaba usted? !. ~
" Aunque charra,
FRUTOS
una peluda zamarrú '1
cuando hace frío me enca;o, • j
y en verano, amada Elisa, .
chtJquetilla de mahón; _
mas si aprieta la estación
'1
-; ..

ando e11 mangas de carnua. ~1,


ELlSA (apane) ¡Ay de mil ,
FRUTOS T odo muy ancho,
.'f-J) ¡;:., que para andar por los urros • .:f,
con la escopeta y los perros,
y d tia Roña y el tío Francho ... ·,
, '
"" ~'
..,. .,'- ' ¡
1
'~.' ,'t"··,<J>,'!!'IO-· ) "."
";t"

352 Lección' XLIV


'.
ELlSA ¡Ay, qu¿ nombres! ¡El tío Roñal
FRU TOS Alli todos tle1U:n mote:
tia Tozuelo, tío Perote,
tía Lechuza, tía Ponzoña ...
Yo vivo allí sin empacho
V mido por un rasero
al hidalgo y al pechero,
al leñador y al ri~acho.
Otros con mmos caudal
desdeñan a los PN'otcs,
que hay tambIén allí Quijotes
como en esta capItal; .'
mas s6/0 mI grande abasto
se sabe alld por el brío
con que gasto lo que es mio ...
)1 doy más de lo que gasto.

Porque.. . ¡El diantu de la bota! .. .


muy primorosa, mlW bella,
mas para jugar con ella
un partido de pelota . ..
REMIGlO ¡Hola! Usted será muy diestro ...
FRUTOS ¡Oh, mucho! A largo y a pie,
de todas maneras sé,'
y no he tenido maestro.
Pues, ¡correr! Nadie me agarra. ..
Pues, ¡Saltar! ... En cada brinco
de cuatro varas a anca.
Pues, ¿y ÚI'Of a la barra?
T~ngo yo una ft«rza atroz.
ELISA (apart~ ) ¡Ay Virgen de la Almudena!
FRUTOS Cargué un día en Cartñena
• cuatro quintales de arroz .

306. Cortado este modelo por el patr6n general de toda comedia,


se deduce que en este subgénero dramático hay representaci6n de una
acci6n de la vida familiar, cuyo enredo es sencillo, el desenlace feliz y
dominando en toda la pieza el aspecto cómico de los sucesos.
De donde la DEFINICION que Huye de comedia es : la representaci6n
de una acci6n sencilla y regocijada de la vida, en su, aspecto cómico
principalmente.
Añadimos principalmente, porque no creemos elementos esenciales
de la comedia el chiste y el ridículo (que es lo que hace ver el
cómico), ya que hay en nuestro teatro comedias preciosas donde sólo
secundariamente tienen lugar esos elementos, v. gr., La verdad sospe-
C'h6sa~ de Alarcón, El sí d e las niñas, de Mf?ratfn, muchas de capa y
I
espada de Lope y Calder6n, y casi todas las modernas de Martínez
Sierra, Benavente y Linares Rivas.

'r
, ..
'.
Tragedia, Comedia 353
,
I
307. L as leyes a que ha de estar sometida la comedia para que I
.1
l sea obra literaria, son:
P La comedia debe ser artística, bella. Ahora bien: como el ridículo
y lo feo, objeto casi siempre de sus situaciones, no pueden concurrir
a la emoción estética sino en cuanto si rven de contraste o ponen más
de relieve 10 bello, sígues"e que la acción y los personajes en la come~
dia deben ser siemp re simpáticos, a pesar de sus defectos, al menos
desde ciertos puntos de vista. D on Frutos en el modelo propuesto es
ejemplo.
2· L o cómico jamas debe degenerar ~n lo ' bufo. Los chistes cha-
bacanos y chocarreros podrán divertir a la gente baja y vulgar; pero
nunca serán ' modelo de buen gusto y de arte. Lo que se llama vis
comica nu está en alusiones maliciosas ni en juego de vocablos mal-
sonantes, sino en la agud eza, gracia y donosura para imaginar el lado
cómico y regocij ado de la vida y saber expresarlo con donaíre y culto
graceJo.
3? Jamás ha de hacer reír la comedia a costa de la virtlld~ de la
moral o de la religión, antes en el respeto de todo lo digno y sagrado
estará su natu ral encomio. . ,
4~ La com'edia tolera más fácilm,ente alguna' falta de estricta uni-
dad de acci6n, y au n alguna inexactitud, siempre que esto proceda de
lo regocijado de las mismas situaciones. La lucha en la trama ha de
ser entre pasiones violentas y conmovedoras ; pero sí pueden contrastar
las pasioncillas mezq uínas con elevádos sentimientos.
5~ Los personajes han de ser vulga res más bien que de alta akur-
nía o de elevada fuerza moral; y sus caracteres han de reflejar .los
tipos contemporáneos de la sociedad. '
308. Variedad de comedias. L as principales son:
1) D e ém'ácter o sicológicas, que suelen personificar un , vicio o una
virtud, individual o social, y sus acciones retratan vivamente el carác-
ter de un a persona o de una época T ales son: El desdén con el de!-
dén de Moreto ; La verdad sospechosa, de A larcón; El avaro~ El tar-
J

tufo, El misántropo, de Moliere; La comedia nueva, de MoraM; La


madre, de Rusiñol (traducción de Martínez Sierra); El ama de la
casa, de Martínez Sierra, Malvaloca y Puebla de las mujeres, de los
Alvarez Quintero; En el rancho, de Acevedo Hernández, y Los perros,
de Armando Mook (chileno).
2) D e cosWmb1'cs, en cuyo grupo entran las históricas, las polít~­
cas, etc" y todas las que retratan la época del autor, como La dama
duende, de Calderón ; La prudencia en la mujer, de Tirso; El si de las
niñas, de Moratín; I...a fuerza bruta, de Benavente; D e cerca, del mis-
IIl{) autor; La tuerza del mal y Flor de los Pazos, de Linares Rivas;

El ilusire huésped, de los Alvarez Quintero; En un lugar de la

23-LITERATURA i'RECEP TIVA


'I.~·'~ .'-~ ,~ -!;' " :~ - '.~'~~""" .7("'~7'~ I
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.
, .354 . Lecci6n XLIV
>" ,. '.
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Mancha, de Pablo Parellana (Melit6n González ); Alfilerazos, Los
<', .- ,'. '
nuevos yernos y otras, de Benavente; Retazo de vida, del colombiano
~)I
~, . ~
Arturo Acevedo, es un cuadro muy aplaudido de vida nacionaL Y es
muy típico y nacional el teatro gauchesco y criollo de varios autores
- , urúguayos y argentinos.
.' A este grupo perten ecen las ' comedias que hoy se aplauden en el ,
teatro moderno. Son cuadros sencillos y ordinarios de la vida, tal como
poetas del sentim iento y color dt: MartÍnez Sierra los saben pintar
y sentir. No son obras trágicas ni cómicas precisamente. Son obras
humanas, bien 'concebidas, admirablemente desenvue}tas en vívidas
escenas, que por desgracia pecan a veces por · toques natu ra listas y
.
, ,,
ofensivos a la fe o al pudor. Son ejemplos Canción de cuna, El reino , .~
de Dios, Esperanza mue,"fa, Sueño de una noche de agosto~ Rosalina
"~ ..... ', es frágil, etc.
3) De trama y enredo, cuyo elemento c6mico nace de lo compli- ,
cado de la acción y profusión de ingeniosos inciden tes, v. g r., La
moza de cántaro, de Lope, Don Gil de las calzas verdes, de Tirso, y
las q ue en el teatro clásico español se llamaron comedias de capa y
upada.
A esta última clase puede reducirse la comedia llamada de magia,
que se caracteriza por la intervención de lo sobrenatural y quimér ico,
y continuas trasformaciones de trajes, decorado y elementos escénicos.
Son ejemplos: La redoma encantada, de Hartzenbusch, y La almo·
neda del diablo, de Liern.
309. Los saínetes~ entremeses, juguetes c6micos y pasillos son
comedias, pero más ligeras y reducidas, sin otro enredo ni acci6n
propiamente que el de ofrecer un cuadro de costumbres populares
salpicado de gracias' y donaires.
D on Ram6n de la Cruz fue en España modelo en sainetes ; Vital
Aza no le "3 en zaga; y en n~estros días han llevado a una perfección
maravillosa estos cuadros de costumbres los hermanos Alvarez Quin.
tero, Martínez Sierra, Guimerá, Muñoz Seca, Pérez Fernández, Arni·
I • ches, Abati, Paso, Asenjo, T orres del Alamo, F ernández Ardavín· ~
etc.
La zarzuela es una comedia o sain(':te en que el canto alterna con ,
el recitado. .,,
Hoy se representan también Operas cómicos. Es modelo Balada de
', " - carnaval, letra de L. F. Ardavín y J. Montero, música de Amadeo
Vives. Está calcada en el Fausto} y rebosa lirismo, vida e interés. Si
como en esta obra sucede, la m úsica es fiel intérprete de las situacio.-
nes dramáticas, el efecto no puede ser más emocionante.
Son modelos de actualidad Las ;uglares, de Fernálldez Shaw, .,...
A nita la risueña, y varias otras del vasto repertorio de los Alvarez
Quintero. .

I
f
. ,
. -
. ..' Tragedia, Comedi"a; 355
.
J
"
• ,: )
Las loas son rep"resentaciones cortas, destinadas a conmemorar . un i
'. j
suceso fa usto o a encomiar aleg6ricamente a UD artista o ilustre ciuda- -,
dano. Es notable l. loa de López Garda en honor de Calderón. Las
farsas,' juegos, de escarnio, pasos y pantomimas, etc., fueron esbozos
dramáticos, algunos de gran fuerza cómica, que se representabaIl en )
los comienzos de nuestro teatro con el fin único de hacer reír. Algu.
nos modernos los han imitado, como Valle Inclán en La marquesa
Rosalin da. ,'d
309·bis. Modelos dramáticos en Hispanoamérica, No es el género :·,1
j
dramático el que más ha florecido todavía No obstante, son ya
célebres los nQmbres de Samud Blixen, Pérez Petit, F Sánchez ' , E.
·1
Herrera·, del Uruguay. En Cuba compusieron dramas magníficos la ..~,1
Avellaneda y Milanés, y más tarde Madán y Garda, Otero Marin, --. ~~
RO<juero y D. Anic, Valdivia, Sanz y Garda En Méjico, después de
Gorostiza, Peón y Contreras, F . Calderón, Médiz Bolio, E. de la "

Cueva, R Ceniceros, Dávalos, etc. En Colombia han dado' muestras ¡ .'


.,
de prendas para el teatro A. León Gómez, A. Al varez Lleras, ·G. , •
.r,1
Quijano Torres, A. Acevedo, R Ri vas y Mesa Nichols. En Bolivia, ,
J. Lucas Jaimes. En Chile, C. W alker Martinez, D.' Caldera, Torres ,
1
Arce, F. Montalvo, Vial y Allende, A. Mook. En Argentina, Mármol, ,!
M. Coronado, Garda Velloso, S. Pagano, Laferrére. En Venezuela, , •
Bolet Peraza, A. Dominici y Mendoza D. i
'.
RECONSTRUCClaN SINTETlCA. - Cuál e,s el orige n de -la tragedia, y qué vino
a ser oon los grandes trágicos griegos. Decaimiento de la tragedia y su renaci- ¡'~'¡

mien to romántico (300) . - Argumento de la tragedia Virginia (301). - Analice ¡


_usted sus dotes y compare la grandeza de esta acción con la de Lances de , ho-
nor. Cómo ban de ser los personajes trágicos. Dé la definición de tragedia (302). .i,
Qué es el drama trágico (303). - Origen de la comedia. Cite usted autores
,célebres de la comedia mode rna (30~). - Cuál es su carácter distin tivo q ue se
deduce del asunto y argumento de 75:1 pelo de la dehesa. Indique el aspecto , ,
~< .•

cómico, el enredo sencillo y fami liar de esa comedia (305). - Deduzca la de- •
finición (306). - Dé usted las leyes litera rias de la comedia, sobre los per-
:sonajes cómicos, la vis comica y la moral. ¿T olera algunos defectos? (307). ,.,
-'

Cuál es la división más seguida de comedias, y cite algunos modelos (308).


Qué son sainetes, entremeses, pasillos~ zarzuelas y loas (309). - ¿Qué autores .
dramáticos son más notables en Hispanoamérica? (309-bis).
EJERCICIOS P RACT ICOS. - Analicen. los alumnos algú n otro modelo de comedia
y tragedia qu~ ks exponga o lea el profesor, notando cumplida-s las cualidades
de cada uno de esos subgéneros dramáticos. · ,.'
· ._)

NOVELA Y CUENTO ., ,
''''1

L IBROS DE CONSULTA: MEN EN DEZ y PELAYO, Orígenes de la novela, t. 1, Ma-


.- <.irid, Bailly-Bailliére e Hijos, 1905, y 1. Il, ibid. 1907. - ID. Cultura literaria
•,
.de Migttl:l de Cervantes, en Estudios de Crítica literaria, 4il serie, Madrid, Re-
vista de Archivos, 1907. - C. NOCEDAL, Discurso de reet:pcióll en la R eal A ca-
demia de la ÍLngua. - J. V!>.LERA, De la naturaleza }' carácter 'de la novela,

.. -)" ~
. ¡.,;tI
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' '~ ~,,,,"","=','-
"C:,,,~~- , - . -'t':;"'~~ "~ " ,o)'l , 't " ~ ' -,",,'"

356 Lecci6n XLV

Obras completas, t. XXI. - In., Ct-tentos y fábulas, de Hartzenbusch, t. XXVI.


,
¡bid. - ID., Apuntes sobre el nuevo arte de escribir novelas, t. XXVI. - 10., '"t-
Con motivo de las novelas msas, t. xxvu. - ID., Sob,.~ el Quijote . y sobre las \.,
,
diferentes maneras de comentarle y ;uzgarle, t. 1. - lo., Discurso escrito para 1
conmemorar el tercer centetlario de la publicaCIón del Qui;ote. - IO' La notlela j

eu España, t. n. -_ R. CORTAZAR, La llovela en Colombia, tesis para el doctorado,


Bogotá, Imp. Eléctrica,_1908. - GOMEZ RE STREPO, Apuntes sobre literatura, parte
31', c. 1 y 11, Bogotá, Medardo Rivas¡ 1893 (Obras ya citadas).

LECC ION XLV

NOVELA - SU ORIGINALIDAD,
VEROSIMILITUD, etc,
"

310. Cuestión muy debatida es asignar el género literario a que


pertenece la novela. Secundaria y muy poco práctica juzgamos la cues-
tión. Lo principal y de importancia es conocer bien el carácter, esencia
y propiedades de esta composición literaria. Consecuentes con nuestro
sistema, h.emos de estudiarla teniendo a la vista la más apreciada y
comentada novela del mundo literario, la primera sin disputa en len-
gua castellana, y al decir de Schlegel y de otros críticos extraños, la
que no tiene riv al en otra lengua alguna.
La novela príncipe es El ingenioso hidalgo don Quijote de la
Mancha, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra, monarca del gé-
nero novelesco, que dijo Menéndez y Pelayo.
Del estudio analítico-intuitivo, ded ucirán los alumnos que la no-
vela es U11 género aparte, de sustantividad propia e independiente, que
se forma y engalana con los arreos de los demás géneros.
La ventaja que llevamos al escoger dicho modelo es que los .alum-
nos ya lo conocen, puesto que es inverosímil pensar que hayan pasado
al curso de literatura sin haber estudiado la sintaxis y la riqueza del
castellano en el Quijote.
311. El plan de toda la obra es tan sencillo como original. Un
hidalgo, Alonso Quijano, extraviado el juicio con los libros de caba-
llería, decide .convertirse en andante caballero; y acompañado por un
.c amp.esino simple pero de gran sentido común, se lanza por el mundo
a buscar aventuras qué correr y entuertos qué enderezar.
Preside este plan la IDEA principal, que es aquí la infatuada per-
suasi6n que tiene don Quijote de que es necesario al mundo el valor
de su fuerte brazo. Tal idea es la que motiva, crea y ordena la ACC10N ,
la cual comienza con la primera salida del infatuado caballero, y tiene ' i·

su desenlace con el fin de su locura, poco antes de la muerte del héroe.


La trama de esta acción está formada por las donosas y siempre
nuevas aventuras, que suavemente van alcanzando el FIN consciente
de la novela, que es poner en aborrecimiento los libros de caballer!a.
, ..
. ,
: ~ ,f ,..' .... ~
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,1
357
N oveZa, su originalidad,' ve1"Osimilitud
.•
I,
.
Bien se ve que es sencilla esta trama. Y he aquí ya uno de los
méritos de esta novela, que con tan sencilla urdimbre, despierta tan
crecido interés. Hay novelas que logran imeresar multiplican~o situa·
dones violentas, pintando desaforadas pasiones, lo cual no supone gran
I
l
mérito literario en el autor. Es -dice gráficamente el doctor G6mez
Restrepo-- ' como hacer reír a una persona haciéndole cosquillas) o
hacer llorar dándole de palos, o asustar a la gente disparando caño·
nazos 1
En el análisis veremos de qué medios se- vale Cervantes para des~
pertar el interés interminahle de su novda.
Antes, fuerza es confesar con don Juan Valera 2 que no hay en el
Quijote aquella unidad de acción que va progresivamente preparando
el desenlace. Las aventuras podrian haberse reducido o multiplicado, , !
y la acción hubiera quedado íntegra. Y es que, dado el asunto, la
unidad de la fábula no está en la acción (aquí la serie de aventuras),
sino en el pensamiento principal dicho, o sea) la locura de don Qui~
jote, de la cual conragia a Sancho.
Las novelas que se llaman sicol6gicas y sociales requieren más
estricta unidad; pero nunca con el rigor que se exige en el drama, por
la naturaleza de la novela, escrita para la lectura y no para la repre.
sentación. Más censurables son todavía en el Quijote los muc.hos )-'
extensos epJ'sodios que entremezcla, como los del Curioso imperti·
nente. el de la pastora Mareela y el del Cautivo de Argel. dado que la
belleza del relato los haga tan atractivos.
312. Lo que pierde el Quijote en unidad de acción, lo gana en la
originalidad, en la v.erosimilitud y ,en la riqueza de la inventiva.
Originalidad. La ingeniosa y nueva concepción de un hombre in-
fatuado por la lectura de libros de caballería, ta n apta para el logro
de su fin, no cabe duda que es original; pero lo es más toda vía el
modo de realizar la idea por la creación de los dos personajes princi-
pales) que mutuamente se. complementan en derechura al fin de la
novela; y es original tambjén en los pormenores epis6dicos a cual más
raro y sorprendente, más chistoso y deleitable.
313. Verosimilitud. Sin ella es imposible que pueda gustar mucho
tiempo la novela,
Las puramente fantásticas agradan) siempre que sepamos colocar~
nos en ese mundo soñado, por la riqueza y colorido que sepa darles
el artista; pero nunca es tan duradero ni tan universal el interés 3.
La piel de :~ap{1! v_ gr., de Ba17..éIe, y las mismas de Julio Verne, se
leen con fruición una vez ; pero pocos habrá de aliento para repetir la
'-v . 1 Apuntes sobre la Literatura, página 170.
2 Discul'SO sob,'e Cervantes y el ·Quijote.
s Téngase en cuenta la doctr1 na expuesta en el número 29 1 sobre la verO-
simiHrud drarrdticá.

,
,
:':.~:\'::.';-";"';"-"'~~~";'; . ,"':'I"'~, A-' . ,¡ J . ," ~ !.. ~;,\¡

"
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\

358 Lección XLV .'l.

lectura. En cambio, nadie se cansa de leer a D ickens, a Fernán ni a


Colo~a, porque sus escenas y personajes están arran'cados ~e la vida
y sociedad real. Tal sucede en el. Quijote.
Don Quijote y Sancho no existieron en realidad ; pero vida tan .,
verdad era y real su¡Kl infundirles la inspiración de Cervantes, que nos-
. parece estar viendo en ellos el retrato de los dos órdenes en que puede
dividirse la humanidad: i dealistas, desconocedores en la práctica del
valor de toda realidad. o realistas , reñidos con todo ideal. Por eso el
pueblo sensato llama Quijotes a todos los primeros, y Sanchopanzas a
,. todos l~s segundos. ..•
La verosimilitud de los dos principales personajes trasciende a la
narración toda de la novela; sus aventuras y lances, las ventas y pa-
lacios, la servidumbre,-las conversaciones, los ideales, son un tersísimo
espejo de, las usanzas de la época. en medio de la acción ficticia que
se va desarrollando. _.
314. Interés. De las dos c~ a lidarles dichas nace el interés que va
despertando la lectura del Quijote. Y lo hace todavía más vivo la
riqueza de inventiva de Cervantes, Las aventu ras se suceden cada vez •·'
más curiosas e' inopinadas; y dentro de ellas, de lo ingenioso y vario ,".
de la narración, van brotando cuadros exuberantes de vida, sentencias
profundas e intencionadas, oportunos y gráficos refranes, chistes agu- '1" "

dos y delicados, nacidos ora de la locura cuerda de don Quijote, ora:


de la simplicidad discreta de Sancho.
Fijémonos, por ejemplo, en el sing ular encantamiento de Dulcinea
y en la extraña manera de desencantarla; o en la jamás imaginada
aventura de la condesa Trifaldi, alias la Dueña D olorida (léanse en
clase). Imposible comenzar estos lances sin sentir interés por ver en
qué paran enredos tan ingeniosamente urdidos; y al contemplar sobre
el alígero Clavileño caballeros a los dós estacionados personajes, que
platican entre sí como si por las regio'nes del aire y del fuego fuesen,. .
, vienen a la mente las frases aquellas de Cide Hamete: «¡,O h autor
celebérrimo! ¡Oh don Quijote dichoso! ¡Oh Sancho Panza gracioso !
Juntos y cada uno viváis infinitos siglos pa-ra gusto y pasatiempo de
los vivientes! » 4 .
315. Caracteres. L a propiedad y variedad de éstos es lo que hace
al Quij ote una obra universal y humana, y por tanto, interesante. " .'
Todos los personajes, aun los que están en tercero o cuarto término,.
son creaciones viva y maravillosamente caracterizadas. -
El buen sentido del cura, ,la honradez del barbero, la crítica' bur- .·.
<Jo Pueden leerse e n la clase, 3dem.í:s de los capítu·los aludidos, la flventUl"<l'
de los cameros o la de los batanes, o la sabrosa plática que pas6 entre la du-
quesa y Sancho, repleta de sesudos refranes, u otros capínllos a gusto , del
profesor.

,.
.-_~ , .•..'

Novela, st, origznaliJad, verosimili.túd 359


,
•• lona de Sans6n Carrasco, la bellaqueda del ventero, la villanfa d,e los
;~ ,',
':,
.' galeótes, la indulgencia e instrucci6n del can6nigo de Tóledo, la cor- ,
Jf> tesía y comedimientos de don Diego de Miranda, la socarrona frus-
.'
leda de los duques, las sandeces de doña Roddguez, son propiedades
sicológicas que vivamente retratan los caracteres.
Mas fijaos en los, dos personajes más salientes: don Quijote es un . i
monomaníaco, pero siempre de un temple de alma noble y simpático. ' ..
Su locura más tiene de sublime que de ridícula. D e carácter moral
excelente, siempre se le ve obrar a impulsos de móviles levantados,
siqui~ra los medios que escoge sean ineficaces y erróneos. En medio
de su locura es sensato, afable, co rtés. Un lord inglés declaraba a don , ,,
Quijote modelo del perfecto caballero (gentleman), hidalgo de her-
mosos sentimientos aunque le veáis en el momento clÍtico en que le '0 ,j
enjabonan sus barbas. '
y 'Observad que no necesita Cervantes escribir larga tirada de pá-
o

rrafos para hacer la etopeya de su héroe. La nobleza de carácter de


, don Quijote aparece desde que en el capítulo J se dice que . le pareci6
convenible y necesario, así para el aumento de ·su honra como ' para
,
el servicio de la república hacerse caballero andante1>; y sigue brillando
7

el mismo carácter en todos los actos de don Quijote, en sus discursos


", y conversacione$, El honor es su ideal; sin él no quiere la vida. Por
eso, vencido por el caballero de la Blanca Luna, le dice: cAprieta la
lanza y quftame la vida, pues que me has quitado la honra • .
Por otro lado, Sancho no es menos amable que su amo. A vueltas
de su realismo, ambición y timidez no pocas veces, es crédulo, cando-
roso, recto de juicio y bonachón. Don Quijote le llama 4:Sancho bue- , ,
no, Sancho discreto, Sancho ·c ristiano y Sancho sincero,.. Su inocente o

malicia y su sencillex, maliciosa se desbordan en chistes y refranes


o,
o·, ,
inagotables. Más aún; si es ambicioso, es por mejorar a sus hijos· y
mujer; ni se muestra tan interesado qu e no sienta que su amo le eche
en cara su poca lealtad, porque «no viene de alcurnia desagradecida~.
y constante en tan honrados sentimientos, dice a la duquesa: «Se-
guirle tengo, he comido su pan, quiérole bien, y sobre todo soy fi~l,
y así es imposible que nos pueda apartar otro suceso que el de la pala ,
>
"
,"'1:
y azadón]). ,
,.
:i
Los dos -sostenidos caracteres de don Quijote y Sancho s'e oponen
.
.
'. ' '
"
y se complementan, figurando en el mundo literario como los más \
originaies e inmortales que ha creado la fantasfa. Ellos forman el
''\, mérito mejor de eS[3 novela; y en toda novela los caracteres deben ser
.,. la joya principal. Si falta la verdad o la verosimilitud en los retratos,
los personajes no serán caracteres sino caricaturas 5.
,
5 p~ falta de verda.d y sobra de atravesada inteilción, nu'nca h~mos' podido •
terminar, a pesar de literarios esfuerzos, la novela Doiia · Perfecta, de Pérez
Gald6s .

360 Lección XLVI

Pero nótese que Cervantes, al irnos retratando las almas de ' sus
personajes, lo va haciendo con hechos y dichos exteriores, reales y
sensibles. Asi el Quijote más que pura novda sicológica es de cos~
tumbres.
Por ser puramentt" sicológicas) muchas novelas modernas de Paul
Bourget, por ejemplo, se mueven en un ambiente ideal de escaso y no
duradero interés. Y al contrario, por prescindir completamente del
ideal son tan poco estéticas las novelas de Zola y su escuela, y vienen
a dar en el fango inmoral de que hablamos arriba (50) La fama de
los Goneaurt, Paul de Kock, Jorge Sand, Dumas, ete., se debe des·
graciadamente a la inmoralidad de sus novelas, sin negar que, negán.
dose a si mismos y a sus doctrinas, .trazan pasajes bellos} como rayos
que espontáneamente lanzan sus almas, naturalmente cristianas, fuera
de la prisión de lodo en que quierel1 aprision'arlas.
RECONSTRUCCION $INTETICA. - ¿Cuál es el argumento del Quijote? Cuál es la
idea principal y la acción sencilla de ésta. ¿Hay unidad? (311). - ¿En qué se
manifiesta la originalidad? (312). - En qué la verosimilitud (313). _ De
dónde nace el interés del Quijote. Cite usted algunas aventuras -que muestren la
riqueza de inventiva (314). - ¿Son creaciones artísticas los personajes? Estudie
usted los dos principales. ¿El retrato de ambos es verdadero, r·eal, sensible y
al mismo tiempo simbólico? (315).
EL EJERCICIO PRACTICO que exige esta lección es el estudio de las cualidades
y propiedades novekscas, que en la lección se van notando, en diversos capitu-
las del Quijote, c.omparándolas,. bajo la dirección del profesor, con las novelas
que se van citando en la misma lección o con oU'as obras, v. gr., de Fennán
Caballero, Coloma, Alarcón, trozos selectos de Val,era v de otr-os novelistas de
lengua española. '

LECCION XLVI

FORMA Y ESTILO EN LA NOVELA


VARIEDAD DE NOVELAS Y MODELOS, etc.

316. La FORMA del Quijote es la narrativa, en prosa y en divisio·


nes por capítulos. Esto es 10 ordinario en la novela, a excepción de
algunas pocas, que se han escrito en forma de cartas 1.
ANALIZANDO la prosa del Quijote, bien podremos decir .que es prosa
poética. El verso ya dijimos que es cosa accidental a la poesia (205);
Y aunque es muy conforme a la representación dramática, no así a la
lectura poética. Hay pnesÍa en el Quijote, porque la concepción del
asunto y del pIan, la creación de los personajes y la riqueza de in-
ventiva, por lo dicho se ve que son poéticas, artísticas; pero si nos

1 Tales son la de Richardson; la Pepita liménez, en su mayor parte, de


Va,lera (que es bastante poco recomendable por su moralidad) y la lindísima
de Muñoz y Pabón Amor postal.
, ,~ ' ... .' . ~

'.
i
Forma y estilo en la novela 361

fijamos en el modo de red actar las ideas, diremos forzosamente que -,


el estilo es también poético.
Es llano sin languidez, popular, no plebeyo, a veces es florido, casi
, siempre festivo, muchas veces irónico, siempre noble, fácil, gallardo.
Todas las figuras y modos de decir que dan movimiento y vida al
estilo, campean eh el Quijote. Prosopopeyas personificadoras de lo
inanimado, descripciones y vivas imágenes, razonamientos serios aquí,
irónicos allá, armoniosos en todas partes.
Léanse en confirm aci6n de lo dicho los paralelos que hace don
Quijote entre los caballeros andantes y cortesanos, entre el saldado y
el estud iante, 01 discurso de la edad dorada, las frescas pinturas y ')

definiciones oratorias de la poesía, del sueño, dd bu'en caballero, los


diálogos entre amo y esc udero, el monólogo en que Sancho resudve
encantar a Dulcinea, la pintura del lago encantado, etc.
y fíjense los alumnos en la grata y fluída trahaz6n de vocablos,
frases y períodos. Pues las palabras propias, sig nificativas, castizas,
alusiva,s, las metáforas valientes y comparaciones garbosas, corren )
saltan, juegan, tropiezan en armónico concierro que canta la afluen-
cia, bizarría y número de que es capaz el idioma castellano.
317. Estudiada la novela, bien se dedu ce ya que, teniendo seme-
janzas con otros géneros literarios, es un género aparte. Narra como la
j épica, pero su accÍón no tiene tanta grandeza e importancia colectiva
en la vida de los pueblos, al paso que penetra en el hogar privado y
analiza más honda y minuciosamente la vida íntima y familiar.
Se asemeja también a la dramática en eJ interés de los conflictos;
pero se diferencia en su extensión, que puede ser más amplia, y en su
adaptación a la lectura particular\ no a la representación pública.
En fi'l1, admite la novela los terrores de la tragedia, los donaires
de la comedia, las enseñanzas del poema didáctico y de la historia,
las ternuras del idilio; caben en ella cartas, descripciones, diálogos, ,,
teorías filosóficas y basta científicas.
T oda literatura cabe en el externo campo de la novela, aunque
como partes de un extenso todo que ha de estar sujeto a los elementos
constitutivos generales descubiertos en el Quijote, novela que nos ha
servido de ej emplar.
R ecopilando esos elementos principales, son :
Asunto digno y fecundo; plan 16gico, acción una, íntegra; perso-
najes bien ct11"Qcterizados, narració n artística, verosimilitud e interés.
318. La OEFINI CIQN que limita y comprende el estu dio hecho, es
bien fácil : novela es la narración artística, en prosa llena de vida y
colorido, de una acción m ás O menos fict icia; pero siempre verosímil
e interesante. "
H ay capítulos en el Quijote que, aislados y todo, muestran los

I
• YJ•
' if'·
362 Lección XLVI J.:
·
constitutivos en esta definición sintetizada. -Léase con fijeza la aven-
.. tura,. v. gr., de los carneros (cap. xv, p~rte . P), y ~e admirará la riqu~- ' ,
'" za de la inventiva, la viveza de imaginación, el -lujo' de descripciones,
l. {.

la loca valentía" de . don Quijote, el movimiento de estilo, el interés del


relato y la elegancia, la fluidez y armonia de frase.
319. Clasificación. L as cualidades y elementos estudiados en el
"
Quijote son los constitutivos de toda novela. Unos y otros habrán de
resaltar más en cada una, según lo 'pida la variedad de asuntos y la
indole especial' de la acci6n. D e aquí las clasificaciones de la novela
que suden hacer los autores.
Punto es éste más propio de literatura histórica. Pero 51 es opor-
tuno en nuest ra asignatura advertir la virtud nngular de ' las princi-
pales clases. Así, aun dando alas a la ·imaginación para describir y dar
colorido a las situaciones, deben buscar fidelidad en la narración las
llamadas novelas hist6ricas, de las cuales
SoN 1WDELO las de Walter Scott, Sienkiewicz, Manzo ni, Navarro
Villoslada, Pérez Gald6s', Luis Coloma, S. J., Rodriguez Larreta ,
••
(argentino ), Rosario Puebla de Godoy (argentina), Barros Grez
·,
(chileno), y Acevedo Díaz (nicaragüense).
En cambio, las que dicen caballerescas, fantásticas, orientales y aun
'las cientfficas a lo Julio V erne, goza n de más libertad de inventiva y
ejecución, dado que al emprender su lectura, ya se dispone al lector a
vivir un rato soñando por esferas imaginarias. Pero aun en éstas, se
req uiere cierta verosi militud, sin la cual no podrán repeti r la lectu ra
sino los niños.
Las novelas· de costumbres, o sea las que retratan la vida privada
y las costumbres sociales contemporáneas ·al autor, requieren talento
de observación, conocimiento de mundo y de los caracteres. Tuvo esta ,
clase de novela gloriosa cuna en la novela genuinamente española,
llamada picaresca, de tanta perfeccjón como la de El lazarillo de
Tormes, El gran tacaño, Guz mán de Alfarache, etc. 2, y la imitación
francesa, traducida por el P. Isla, S. J., Gil Bias de Santillána. Res u·
citó estas Dovelas de costumbres en el siglo X1X Fernán Ca-balIero
(doña Cecilia Bahl de Faber), y la cultivaron Coloma, S. J., Pereda,
,.~ .
Ricardo Le6n (Los centauros) . En Colombia, doña Soledad Acosta de
Samper, pon José M. Samper, Díaz, Marroquín, Zuleta y. Tomás Ca· ,·
rrásquilla 3. En Argentina, Lucio V. L6pez, Hugo W ast, M. Gálvez,
;
.
2 H~blamos de perfección literaria pues, en especial ·El lazarillo, son .d e
..
lectura poco recomendable por SI.l moralidad. La ad min istración de El Mensfl-.
¡ero del Coraz6n de Jesús (Bi·lbao) ha hecho una edición de El lazm'iJlQ, ex·
purgad.1. y así recomendable.
s Son de citarse y recomendarse aquí las nanadones novelescas del pinto-
resco, original, chispeante francés Pierre L'Ermite.

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...
'_" 'Forma y estilo en 'la novela 363

Leguizamón. En Bilivia, A. Angueras. En Cuba, Cirílo Villaverde


(Cecilia Valdés), Suárez Indán, 1- Castellanos. Eh Costa Rica, Garda
Monge. En Ecuador, Juan L eón Mera (Cutnandú). En Chile, A.
.'• Blést Gana. En México, M. Pay no, F. Gamboa, Gonzalo Peña. En
Uruguay, Fernández Medina. En Venezuela, M. V. Romero (Peonía).
En las filosófico -sociales, que retratan a la humanidad en sus pro·
btemas morales, filosóficos y políticos, la acción ha de ser grandiosa,
"
debiendo el poeta conocer a fondo las sanas y verdaderas doctrinas,
si no ha de hacer el daño moral y religioso que han hecho con sus
engendros Sué, Balzac, los Dumas, Jorge Sand (Mad. Dudevant),
Paul de Kock, Tolstoi, y otros. ,
, 1
En fin, la novela sicol6gica, en donde entran las sentihz entales, •
religíosas, ' humorísticas, ducriptt'vas. idílicas, etc., exigen en el autor
delicadeza de sentimientos, conocimiento del corazón humano, per~­
picacia de observación y naturalidad que excluya todo convenciona-
lismo. Son modelos dignos de mencionarse los . ingleses Richardson,
Goldsmith, Dickens y Thackeray, el belga Conscience, los franceses
Malot (en Sin familia ) y Paul Bourget', René Bazin, Barres, Prevost
y Bordeaux; entre los españoles P. A. de Alarcón, Pereda, Pardo
Bazán"*, Pérez Gald6s *, Valera, Palacio Valdés *, C01oma, S. J.,
Valle Inclán * ; los colombia nos Jorge 15aacs, por su delicadísima I

l\:faría, y Rivas Groot con sus 'artísticas Resurrecci6n y El triunfo de .,:;,


la vida; los argentinos C. Ocantos :ll:. M. Cané, GarcÍa Merou, y Chiá-
-- .. porri; los chilenos Orrego L uco y E. Barros ; los uruguayos C. Reyles ~
y J. de Viana *; los venezolanos E. Blanco, Gil Fo rtoul~ Cabrera
Malo~, Dominici *, Díaz Rodríguez, Guerrero, Febres Cordero, etc.
320. Influjo y moralidad de la novela. En todo género literario ,,
1 se requiere la moral racional, según se explicó en los números 14 y 15. -.. ' ,
'(
Pero es tanto más recomendable en la novda, cuanto es más accesible --;.
. -l
a todas las inteligencias, sexos y edades. Hoy día no bay obra literaria
que tanto atraiga. Su influjo en las costumbres y aun en los rumbos "..
-.. ,
de la sociedad es proverbial y decisivo. El Quijote acabó con los libros
,
,,'.' de caballería; el Emilio de- Rousseau, cimentó en F ra ncia la educa- ,
,
ci6n anticristiana, las novelas socialistas de V.íctor Hugo prepararon
los horrores de la Commune; los Bandidos de Schiller llevaron a mu-
chos jóvenes al crimen; el Werther de Goetbe condujo a DO pocos al
suicidio, y en Vauclyse (Francia) una joven de diez y ocho años apa- "

rece suicidada en su aposento teniendo en sus manos una de las "no·


velas más indecentes de Zola.
La MORALIDAD de la novela consiste en que la virtud aparezca .-
"
;;. .
siempre am able y el vicio aborrecible, teniendo en cuel1ta que ciertos
vicios están tan reñidos con la belleza literaria, que ni siquieta para
ser vituperados deben pintarse etl la 1Jovela. El arte los repele, el gusto
literario así lo exige. , ~ .'
,'" ."

')
Le!:ci6n XLVII

RECONSTRUCCION SINTETICA . - Cuál es la forma externa del Qwjote y de


i. toda novela. ¿Hay poesía en el Quijote? Analice el estilo y el lenguaje. Cite
algunos pasajes más artísticos (316). - Después del análisis hecho, ¿a qué
género literario le parece a usted que pertenece la novela? ¿En qué se pa,rece y
se diferencia de otros géneros? ¿Cuáles son los elementos constitutivos de la
novela que en resumen se deducen del análisis del Quijote? (317). - Cuál es
su definición sintética (318). - Cuáles son las propiedades singulares de las
diversa\S clases de novelas. v. gr., de las de costumbre;, históricas, caballerescas
y fantásticas, sicológicas, etc. Qué novelistas notables cita usted en cada una
de éstas (519). - ¿Tiene influjo social la novela? ¿Qué exige en 'e lla la
moralidad? (320).
Los !'JERCICIOS PRACTICaS comD en la lección anterior.

LECCION XLVII

CUENTO
321. Esbozo de la novela, no tiene el cuento la amplitud, ni la
complicación, ni la selección de estilo de la novela.
El concepto nominal de un cuento es el de narración sencilla de
un suceso. En este sentido, cuento es cualquier narracioncilla, conseja,
anécdota, chascarrillo, historieta, ejemplo. Cuenta el poeta para de*
leitar, el historiador para referir la verdad, y cuenta el orador unas
veces para enseñar, otras para deleitar,. otras para mover.
El cuento puede tener asunto histórico y asunto legendario o fan-
tástico. En uno y otro caso, es fácil dar a entender el suceso; pero
difícil contarlo con arte y maestría.
Leamos dos cuentos, uno histórico y otro fantástico artÍstican1ente
contados.
EL APRENDIZ DE SANTO

HISTORICO (P. l. M. Castillo, s. ¡.) 1

Pues, señor, éste era un mozo de cordel de Roma, no mal CrIstiano, bas-
tante infeliz, regular bebedor, y tan forzudo, que podía tirar de un carro. Siem-
pre de guardia en la esquina de la plaza, con su esportilla para lo que pudiera
ocurrir a los parroquianos, la gente del barrio 10 conocía por el Esportillero.
, No iba tan a menudo a la iglesia, quizás, como debiera, pero un día entró
por ser la fiesta de Todos 10s Santos, determinado a rezar por el alma de sú
madre que le había criado en el santú temo¡,: de Dios. Justamente un sacerdote
subió al púlpito mientras él rezaba: aquel sacerdote era San Felipe de Neri.
El santo habló de 10 necesaria que nos es la s.antidad, y repitió diez veces,
que «para morir santamente, es preciso aprender a ser santo y vivir como
santo». El Esportillero se aprendió de memoria la frasecilla, salió repitiéndola

1 Tomado de El país de la Gracia, por el ctlebre escritor y polemista P.


José Ma,ría Castillo, S. J. Administración de El Mensajc1"O, 1911. Bilbao.


, ,
"
~.
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'T ' '~'.
'r' ",' !.' :.

Cuento 365

de la iglesia, y no pudQ olvidada en todo el día: le asaltaba en la esqUIna,


cuando caminaba con la carga, en sueños y hasta en el banco de la t~berna.
Pm'o morir como mnta, hay que aprcl1der a ser santo y vivir como santo.
y cansado de tamo cavilar, se resolvió a ponerse de aprendiz del nuevo
oficio, creyendo que no le tendría nada que env idiar al oficio de osportillero,
y se fue a casa del pr.cdicador. que vivía en la GaSa del oratorio.
Cuando se vio delan te del predicador consabido, exclamó con senállez:
-Mi amo, aqu( vengo a ver si sumcrced me quiere enseñar el oficio de
santo.
,, -Le han engañado, amigo mío, respondió aquél: todavía no lo soy, SinO
pobre pecador.
- ¿Pues [JO es sumerced don Felipe de Nori ?
-Eso sí es y'erdad, me llamo Felipe de Neri.
-Entonces es vuestra merced el hombre santo qu~ yo digo. ¿Qué hay que
: hacer para serlor
San Felipe medit6 un instan te, conmovido de tanto candor, consultó al
Señor, y mirándole cariñosamente, le dijo :
- D ime, buen amigo, ¿sabes leer ? ,
.1
-De corrido, de corrido, no sej'íor, como aqueJ que dice, pero con algunos I
tropezones, ya calo lo que está escri too
-Pues bien, con tinuó el santo, aquí tienes este libro; lee nada más que
cuatro renglones, trata de aprenderlos bien, y vuelve dentro de ocho días.
-¿Y con eso saldré oficial?
-Si los practicas bien, creo que sí.
-Corriente. Hasta la visra, y gracias.
A los ocho días vuelve el Esporti/k ro.
; - ¡Hola, amigo ! ¿Aprendiste los cuatro renglones? le pregunta el Santo.
- ¡Aprenderlos, aprenderlüs! La dificultad no está en a.prenderlos, contestó
d buen Esportillero.
I - ¿Pues en qué?
J -Toma, en hacer lo que mai'ídan. Por saber los, bien de corridu que me
; los sé. Oiga su merced y verá: «Amarás a tu Dios, k adorarás con revt!r.encia,
r y perderás todas las cosas antes que ofenderle. No jurarás en vano su santo
: Nombre, ni blasfemarás. Santificarás las fiestas, oirás misa ente.ta:) . . .
-Está bien, hombre. Tienes buena memoria... ..
"
, - Lo que es por memoria... «No ha·rás daño al prójimo, ni te achi!>pa-
, rá s, ni. .. ».
, - Basta, basta y.. . al g rano. ¿Has hecho lo q ue manda-o esos cuatro ren-
f glones?
- ¡Ay, señor! Me cos taba cada día más que arrancarme una muela, pero
al fin y al cabo, lo he hecho como lo reza el libro.
-Hombre, bueno. Para ser aprendiz bien empiezas; como sigas así, ane.
metien do con lo que el libro dice, te armas y sales un bu~n oficial, Dios
mediante.
, - Lo que es por mí no quedará.
"

Ea, pues, échate al coleto estos otros cuatro rengloncitos, y hasta dentro de
ocho días. Vamos, valor y confianza en el Señor.
, ;
A los ocho días ya no vino el Esportillero. San Felipe empezó a inquiletarse,
y a roga'r a Dios por aquel -bendito y sencillo ganapán.
Pasaron ocho días más, y luego quince, y el mozo de' cordel no parecía.
San Fel ipe, _que le había cobrado aiici6n, no esperaba volver a ved o más. «En
medio de todo, pensaba el santo, el pobre empezó bien; pero sin duda se ha

'1
./
';~'1,(-'::.:
,. ,
.•'1,,: ••


366

Lecá6n XLVn
,
."
acd:,ardado, y .echado a paseO el libro, Jos cuatro renglones y el oficio nuevo,
que ya tiene cua tro bemoles~.
De repente escucha pasos estrepitosos én el corredor, como SI pasara un
"0 •

carro, y oye que llaman a su puerta. ,


..
"
Era el Esportillero, pero el santo no le conoció al princlplO. Arrastraba su
cuerpo trabajosameD:~, apoyado en un palo, y Uevaba debajo de la barba un
,

" pañuelo de hierbas a nu~ado en lo alto. del cogote. Sobre el pañuelo asomaban
los carrillos amorar.ados, heridos, cicatrizados. En la narjz lucía doo o tres ~,
•'. chirlos, y su trente era todo u.n cónclave de cardenales.
-¿Qué te ha pasado, hijo mío? exclamó San Felipe, asustado, y ¿quién te
ha puesto así?
" -¡Vaya! Vuestra merced, GOma el que dice: el ffiSQ es muy sencillo. Iba
yo cargado con mi esportilla por la ca lle de Albano, cuando hete aquí que en-
cur-ntro de frente un coche oon dos caballos. Los animales, al ver mi espor-
' tilla cargada, se espantan, se encabri tan y dan a·l traste con el carruaje. Un
. señorito que guiaba se lev anta, se encara colimig-o y furioso, . me derriba con
carga y todo, me re\' uelca en el barro, y me _apal.ea durante diez minutos, I Ah.
· señor! Aquel caba·lloro era pafa mí un alfyñique, y si yo hubiera querido aga·
rrade por 1'<1 pretina, le hubiera 'podido aplastar de un coscorrón, como se quie~
"

bra un mal cacharro contra las piedras. Aquí están mis puños, que no me dejarán
, mentir, y que más de una · vez han leva ntado en vilo una carga de cebada.
¿Tenía yo la culpa de que mi esportilla hubiese espantad o a sus caballos? ¿No
·,
¡.
gano yo mi vida' con la esportilla? Tentaciones me dieron de acogotarlo, pero
acordeme de los cuatro renglones. , que iba yo repitiendo: «No volverás mal
por mal, haz bien a tus enemigos, pon la mejilla derecha si te: pegan en la iz-
quierda», y tragué saliv a. No tuve que ponerle las mejillas, porque él me las
buscó y me las puso hinchadas ,como un pan. Calléme, señor, corno un mudo, y
recogí la carga cuando el otro se parti6, ¿He cumplido con Jo que el libro rezar , ,.
Corríjame la plana, mi amo, si he faltado, que no he podido venir antes; porque
ahora mesmo salgo del santo hospital, donde me he estado curando tres sen-lanas.
. ' , ..
¡' San Felipe, enternecido, admirado de tanto heroísmo unido a tanta simpJi.
cidad; abrazó con lágrimas en los ojos al Esportillero, le ofreció curarl-e, y le
propuso que se quedara en su compañía, para ser religioso como él. con lo cual
acabada de aprender el oficio de santo.
.... El Esportillero, lleno. de agradecimiento, se echó a llorar, y se arrodilló
a los pies de San ~eJipe, espantado de aquella proposici6n, de que se creía
indigno. Aquellos dos hombres, el maestro y el aprendiz. no se separaron más.
El Esportillero lJeg6 a ser lego del oratorio, Yo' edificalJa a todos por su
humildad, su obediencia y fervor. .
Había querido a-prender el oficio de santol y Dios le había facilitado el
Gamino. A los veinte años de religión murió noo de obras buenas y en -ok)['
de santidad.

LOS DESEOS . ~,

..., '-
CUENTO FANTÁSTICO" (Fernán Caballero)
,
.' .
H abía un matrimonio anciano que, aunque: pobre toda su vida la había
J

pasado muy bien, trabaja-ndo y c? idando ~e su pequeña hacienda. Una. noche


dé invierno estaban sentados mando y mUJer: a la lumbre de su tranqutI.o ho-
, gar en amor y compaMa, y en lugar d e: dar gra.ci::l .~ :.1 D i,()S fX1'r e l hi t'. ~ y b p:.l'7..
de qul.'! disfrutaban, estaban enumerando los btenes de mayor cuantla que lo-
, grabán otros, y deseando gozarlos tambié,n .
~.::1~:fl:";'\~::;':'7':~A$¡;r~:/;~:;..;:.\:it~ }h,
.. ~. -,:- ' :.o ~·t,-I· .. lo. ,:'.C:V_," • •~ .:./. .
. . . ~


.,
··Cuento 367
-),
_1 Si yo, en lugar d<:_mi hacendilla, detía el viejo, que es de mal terruño, y
no sirve sino para revolcaélero de un -burro, tuviese el rancho del tío Polainas! , " "'.,'
)'
_ y si yo, añadía su mujer, en lugar de ésta, que 'está en pie porque no ..-."~
le han dado un empujón, tuviese la casa de nuestra vecina, que está en pri-
mera vida! .
-¡Si yo, proseguía el marido, en lugar de la burra, que no puede ya 01 ~
"-~
-con sus alforja.s llenas ele humo. rUviese el mulo del tío Polainas! ;

- iSi yo, añad16 la mujer, pudiese matar un puerco de doscientas libras


como la vecina- Esa gente, para tener las cosas, 00 tiene sino que deseadas.
, "
¡Quién tuviera la dicha de ver cumplidos sus deseos!
Apenas hubo dic ho estas palabras, cuando vieron que bajaba por la cm- . '1
---~~

,
,. '
-m enea una mujer hermosísima; 'era tan pequeña. que su altura po llegaba a
media vara; traía, como una reina, una corona de oro en la cabt:za. La túnica
y el velo que la cubrían eran diáfanos y formados de blanco humo, y las
, ,'

chispas que alegres se kvantaron con un pequeño estall ido, como ' cohetitos de o,.
O,"

fu ego de regocijo, se colocaron sobre ellos salpicándolos de relumbrantes len.


teju elas, En la mano traía un cetro ch iquito de oro, que remataba en un car·
bunclo desl umbrador. \
-Soy el Hada Fortunata, les dijo: pasaba por aquí, y he oído vuestras que-
jas; y ya que tanto ansiáis por q ue se cumpla'n vuestros deseos, vengo a COD- .,.,
-cederos 'la realización de tres:' uno a ti, dijo a la muj er; otro a ti, dijo al ma· , í
--'0

rido, y el teroero ha de ser mutuo, y en él habéis de convenir lqs dos; este , i


último lo otorgaré en persona mañana a estas hbr,.\s que volveré; hasta a:Ilá
tenéis tiempo de pensar cuál ha de ser.
Dicho que hubo esto, se alz6 en tre las llamas una bocanada de humo, en
]a que la bella hechicera desapareció. .
Dejo a la consideración de us tedes la alegría dd buen matrimon io, y la
',' cantidad de desoos que como pretend ientes a la puerta de un ministro les ase-
diaron a ellos. Fueron ' tantos, que no abertaron a cuál atender; determinaron
ckj ar la elección definitiv·a para la mañana siguiente, y toda la noche para con-
'S ultarla con la al mohada, y se pusie ron a hablar de otras cosas indiferentes.
'. - A poco recay6 la conversaci6n sobre SU5 afortunados vecinos.
- Hoy estuve aJ1í; estaban haciendo las. morcillas, dijo el marido ; i "per~
·qué morcillas! daba gloria verlas. ,
-¡Quién tuviera una de ellas aquí, r-epuso la mujer, para asarla sobre las
brasas y cenárnosla!
Apenas lo había dicho cuando apareció sobre las brasas la morcilla , más
" 11ormosa que hubo, hay y habrá en el mundo.
La mujer se quedó mirándola oon la boca abierta y Jos ojos asombrados.
Pero el marido se levantó desesperado, y dando vueltas por el cuarto, se arran-
.caba el cabello, diciendo:
- Por- ti, que eres más golosa y comilona que la tierra, se ha desperdiciado
uno de los deseos. ¡Mire usted, señor, qué mujer ésta! ¡más to n ta que un ... ','
nabar! Esto es para desespera·rse. reniego de ti y de la morcilla, y no quisiese
más sino que se te pegase a las oorices! "
No bien lo había d icho, cuando ya estaba la morcilla colgando dd sitio
indicado,
Ahora tocó el asombrarse al viejo y deseS!pewrse a la vieja.
- T e luciste, mal hablado, exclamaba ésta haciendo illútil.es esfuerzos por
.arrancarse el apéndice de las narices; si yo empleé mal mi deseo, al menos
fue e n perjuicio propio y no en pcr;uici9 ajent;>; pero en el pecado llevas la
penitencia; pues naeLa deseo ni nada desea·ré, sino que se In: quite la morcilla
de las narices.

\
'.' ,\
. \ ,-
368 Lección XL V Il

-Mujer, por Dios; ¿y el rancho?


-Nada . .
-Desearemos una mina, hija, y te haré 'una funda de oro para la morcilla.
-Ni lo pienses.
-¡::'ues qué, ¿nos vamos a quedar como estábamos?
-Este es todo mi deseo.
Por más que siguió rogando el marido, nada alcanzó de su mujer, ,que
estaba por momentos m~s desesperada con su doble nariz, y apartando a du-.
ras penas al perro y al gato que se querían abalanzar a ella.
Cuando a la noche siguiente se apareció el Hada y le dijeron cuál era su
último deseo. les dijo:
-Ya veis cuán cieg()~ y necios son los hombres, creyendo que la satisfac-
ción de sus deseos les ha de hacer felices.
No está la felicidad en el cumplimiento de los deseos, sino que está en no
tenerlos; que rico es el que posee, perro feliz el que nada desea.
322. En uno y en otro cuento hallamos verosimilitud: verdad real
en el primero, puesto que la sustancia de la narración es un hecho
histórico de la vida de San Felipe de Neri; verdad poética en el se-
gundo, porque se desenvuelve en el campo fantástico y legendario.
Sobre esa base de la verosimilitud se levanta el interés que los
autores respectivos han sabido dar al relato. Hay en ambos brevedad,'
cíñense a la narración sin intempestivas aclaraciones ni digresiones.
y todo en estilo claro y sencillo, aunque MOVIDO, suelto, salpicado de
gracia. La frase tersa y ligera nunca muestra hinchazón ni preten-
SlQnes.
Estas son las CUALIDADES del cuento, que resumidas, nos darán su
DEFINICION: la relación no muy larga, sendlla, graciosa e interesante
de un sU{:eso histórico o ficticio.
323. Son tan antiguos los cuentos como los orígenes de los dis-
tintos pueblos.
En Oriente se cultivó el fantástico como Las mil y una noches. En
Grecia, los cuentos milesios y los mitos filosóficos. •,
En la Edad Media se señalan los fabliaux franceses y el Decamer6n
de Bocaccio *. En España es género muy cultivad¿. Son notables los
cuentos de don Juan Manuel en El conde Lucanor; los de Timoneda,
BarbadiHo, Quevedo, Fernán Caballero, Hartzenbusch, Pereda, Trueba,
P. Coloma, S. J. Merecen citarse los cuentistas de Colombia: Adolfo
León Gómez, Jorge Wills Pradilb., monseñor Rafael ~L Carrasquilla
V Otero D'Acosta; de Chile: Latorre, Gana, Maluenda, Santiván, Díaz
Arri-eta; de Bolivia: A. Zamudio; de Venezuela: J. Calcaño, Díaz
Rodríguez; de Centroamérica: R. Tovar, A. Ambrogi; de Argentina:
Guiraldes, Chiáporri, Fray Mocho; de Cuba: González del Valle,
Villaverde, Castellanos; de México: Cuéllar, R. Delgado; del Perú :
Morales de la Torre, Clemente Palma *, etc.
EJERCICIOS PRACTICaS. - 19 Léanse algul?-os cuentos de los autores citados
para que los ailumnos hagan análisi.s d ol argumentO' y de las dotes.
........ . . ...
~ .. ",'''~'
~
, ,
.,}'

P~sía didáctica ~\ 369

29 Díctese la idea pri·ncipa,l· de algún otto ouento de dichos autor-es para


que los alumnos compongan el cuento; léase después el modelo, haciendo notar
,.' 1
las virtudes y defectos de 'algunas composiciones que se leerán en el aula y ,:,' ~
mostrando el mejor camino por ·donde tomó el cuentista.
39 Propóngase un premio ..al cuento que, en abierto concurso, result(: mejor
compuesto.
RECONSTRUCCION SlNTETlCA. - En qué s-e diferencia el cuento de la novela.
Cuál es 01 concepto nominal 'dd cuento. Cuáles son sUs dos formas prjncipales. .¡,
Cuente usted un mocldo de cada un". v. gr., El aprendi~ de santo, del P. Cas.-
tillo, y Los deseos de F'ernán Caballero (321). ---;- Qué propiedades n013 usted
en uno y en otro respecro al tondó y a la forma. Deduzca .usted la definición de
cuento (322). - Esboce usted la historia literaria d-el cuento (323). - ¿Ha
, cúmpuesto usted algún cuento? .

LECCION XL VlII

POESIA DIDACTICA

324. Es la POESIAque realiz; la belleza . en la .exposición de doc·


trinas morales, científicas ,y artísticas. Las composiciones literarias de
, .
, . ,~
este género son: poemas djdascálicos) cpisto/as, fábulas, a las que se
puede añadir la poesfa gnámica.
POEMA DIDASCALlCO. Es feliz modelo de estos poemas el Cultivo
del maíz en Antioquia> por e] colombiano' Gregorio Gutiérrez Gon-
zález. Veamos el 'brote, crecimiento y desarrollo completo del maíz:
BroiarOfJ del maíz en cada hoyo
tres o cuatro. maticos amarillas,
que con dos ho;a_~ allcha; y redondas
,~

la tierna mata del frtsol abriga.


• •
Salpicada de estrellas de esmeralda
desd,' lejos la roza se divisa;

J manlo real de terciopelo negro


que las espaldas de un titán cobiia.
Aborlonado$ sus OlfOSOS pliegues,.
,

~
formados de cañada; y colinas;
con e(humo argentado de su rancho,
de sus quebradas con la blanca cinta.
El maíz con las lluvias va crecimdo
henchido de verdor y lozanía,
y en torno dél, entapizando el suelo
va naciendo la hierba e,Úrete¡ida.

Por doquiera se prenden los bejucos


que la' silvestr.e enredadera estira;
y en florida cspú'al trepando, e1JVuelve
las cañas del maíz la batatilla.

24-LITER... roRA PRECEPTIVA


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....
-

370 , Lección XLVIll



Sobre esa alfombra de amm-illo y verde
los primeros retoños se div.isotJ J
que en grupos brotan del cortado tronco
a quien su saVIa exuberante quita'l ..
Ya llr-g6 la deshin-ba; (a ancha roza
de peone.s tmlade la cuadrilla,
y armados ' de azadón y calabozo
la hierba toda V la maleza limpian.
" Oueda el maíz en toda su belleza,
m;strando su V(:1"d01 en largas filas,
t:1J las cuales se ve la frtsolera
con lu;o tropical ~ntTeteiida.
¡Qué bello es el maiz! MOj la, costumbre
110 nos deja admirar su bzzm"ría,
11; agradecer al ciclo ese presente,
sólo porqtK lo da todos los dias.
El dÓ1l p',itn(TO «que con mano ¡m"go»
al Nuevo Mundo el Hacedor df:stina;
el más vistoso pabellón -q ue oudu/a
de la vtrgen Amé/-tea en las cim4s.
Contemplad una mata. A cada lado
de su caña rohusta y amarilla,
penden sus tiernas ho;as arqucadas,
por el ambiente iuguetón mecidas.
Su pte desnudo los anillos mttestm
que a trecho igual sobre sus nudos brillan,
• y racimos dl' dedos elegantes,
c rl los cuales parece que s~ empina.

Se despliegan al sol 'Y se levantan


ya doradas, temblando la; espigas,
• que sobresalen cual penachos ialdes
de un escuadr6n en las revueltas filas.
Brota el blondo cabello del tilote
que muellemente al despuntar se inclina;
el mamo viento con sus /zebras ¡uego
y el cariñoso sol las tuesta y ,·iza.. ,
¡
l..a mata el tena suaveme1Jte abulta
donde la tusa 1 aprisio nada cría,
y allí los granos, como blancas perlas,
cuajan envueltos en sus ho;as finas.
Los chóco!os 2 se ven a cada lado,
como rubios gemelos que reclinan
en los costados de su ¡oven madre
ms doradas y tiernas cabecitas. ;
(

'.. 1 El eje esponjoso de la mazorc<l. J donde se forman los granos.


2 Mazorcas dornas.
... .
~ ~'!" ,,-t:'~' " .... ~
~
:0-.
.-
: ."- J
', '

;
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Poesía didáctica 371

He aqul un fragmento, que nos hate ver qué es el poema didascá-


lico. El asunto es d e agricultura, pero está poéticamente concebido y
escrito. A los ojos del poeta son estrellas las matas de maíz y la roza,
.,
,
«manto real de terciopelo negro
que las espaldas de un titán cobija>.
1-;
.< ,
El humo del rancho es argemado, los arroyos son blancas cintas, etc.
¡Y qué manera tan bella de -describir una mata de maíz!
",El dón primero que cD.n mano larga . . :J>. etc. ,
,
~j

y ¡qué propiedad, qué lujo y naturalidad de comparaciones! Los


granos de malz son blancas perlas., los chócolos (mazorcas tiernas), ,
rubios gemelos que reclinan en 105 costados... La versificación es '1
pulida y armoniosa. i
Bien dijo Cuervo que «con gusto prohijaría VirgiliQ este poema». i
·.. 1
Porque es de saber que Virgilio en sus Ge6rgicas e~ uno de los me~
jores modelos clásicos de poemas didascálicos. (Pueden verse frag- ,';"j
mentos en la traducci6n por M. A. Caró). Trata Virgilio támbién
asuntos de agricu ltura. Pero hay otros po~mas, como el de la pintura,
de Céspedes, cuyo asunto es referente a este arte; y varios otros, como
el de Boileau, y de los españoles MoratÍn y MartÍnez de la Rosa, que
tratan del f!,rte de la poesJa. .
En todos estos modelos, en su género, se apartan sus autores de
la aridez técnica, y como hemos visto en los versos trascritos, sensibi-
lizan las ideas abstractas por medio de imágenes y símiles, y se valen
de todos los adornos poéticos q Uf les sugiere la inspiraci6n más bien
narrativa que' sentimental.
El POEMA OIDASCALlCO es, según eso, una composici6n literaria que
expone poéticamente un asunto científico o artístico.
325.
, . Epístolas. En .e1 número 268 se estudiaron las epístolas líricas
y satulcas. 1
H ay además otras epístolas o cartas poéticas, en que el poeta
desenvuelve en forma expositiva verdades cienuBeas, principios de arte,
o puntos de moral. "

Es clásico modelo la epistala de Horacio a los Pisones, citada aq u¡


varias veces, porque compendia las reglas de li·t eratura clásica, que
son preceptos de perenne frescura.
El ático humanista y preceptor doctor J. J. Casas, acaba de publi-
car un'a traducción de esta epístola que, a la exactitud y elegancia,
añade la originalidad de ir imitando el ritmo del exámetro latino,
j
.,. metro en que la escribi6 H o racio. Copiamos algunos versos :
.... Si a humana cabeza pegar cerviz caballuna
-.'--. vulgar pil1tor quiere, de varias plumas vistiendo
Im'embros doquier barajados, así que en disforme
. ,,
pece se termine cuerpo de moza. garrida;

l. >f ,
". '."

372
• LecCión XLVlIl
,
llamados a (lerlo, ¿tendr¿iJ la risa. oh amigos?
.crddmelo, Puones: d~ tal pintura es rcnudo
libro en qt~e, cual sueños de insa1JQ mente, se fingen
tlanas espeCIes. de modo que ni pIes ni cabeza
a un tipo se a;usten. Diréis: de a todo atreverse
pintores y poetas siempre tuvlúon permuo.
Lo sé, y es liU71C1Q que a un tIe mpo pIdo y otorgo:
mas 110 hasta junuzru lo manso y lo fiero; 110 al punto
de ¡,- aues con ¡tupes. tigres con matl$OS cord(Tos.
, A graves comietJ zos. que mtl grandezQJ anuncian,
pmpúreo retazo de mucho. brillo. a metltldo
ü: cosen : tal vez el bosqu~ y templo de Duma,
o aguas que por frescos ámbitos d curso apruuran,
O el Rhin describen o el irtI pluvioso: ¡mu.y belto!
Pero su ¡zÚa aquí no era. QUIzá fingIr sabt:s
un CIprés: ¿Qut gusto logra qUIen paga por verse
pintado náufrago y roto? tina ánfora a hacerse
~ mp~ zó,
¿cómo andando el torno resulta cacharro?
En suma, toda obra úna aparezca y uncilla .

. La forma bien se ve que es severamente sencilla, con ligera orna-


mentación poética.
Así que podríamos definir la EPISTOLA: una composici61l bien ver-
sificada que, en forma epistolar. expone amenamcnte asuntos initruc#
tivos.
326. Fábula. Uase este modelo de Rafael Pombo ' . ' ..
LA GALLINA Y EL CERDO
,,. Bebi~ndo una gallina -Nada, vecino.
d~ un arroyuelo. La gratitud es griego
a cada trago alzaba ' para tm cochino.
la vista al cido, Pero no hay alma noble
y con el pico que 'lO agradezca,
gracias daba a quien htzo haJta una gota de agua
licor tan rico. que se le ofrezca;
1- - ¿Qué es eso? gruñó un puerco: y aun la gallina
¿qué significa siente la inagotable
tan ridícula mueca? bondad divina.
y d/a replica:

H e aq uí cómo de una narración alegórica, fundada en las propie-


dades instintivas de los seres irracionales, se deducen ingeniosamente ·
enseñanzas prácticas.
No hablan las gallinas ni los cerdos; pero si es cierto que la ga·
llina, cuando bebe mi ra al cielo, y que el cerdo no levanta los ojos
del salvado. La enseñanza que deduce el poeta es l6gica, y se funda
en relación de semejanza entre esas acciones de los animales, y la

3 Obras · compler·a:s de don Rafael Pombo, t. III. colección de don Antonio


G6mez Res tropo. Impronta Nacion Jl. 19J7. Bogotá.
I
-,
(..

"
, , , "

Poesía .didáctt'ca 373

acci6n noble que deben aprender los seres inteligentes. Goma si dijera: ..
así como la ' gallina, cuando bebe, a cada "trago levan ta 'st1 vista al {I
;.'j
delo; así en cambio, los groseros no eiltienden de gratitud, 'como el
cerdo que no se preocupa sino de la comida. .
La verdad que de la fábula se deduce se llama moralcia.
Bien se ven las dotes de forma: naturalidad y sencillez de estilo
y lenguaje, facilidad de versificaci6n. .
D e modo que FABULA eJ narraá6n brev~ y en verso de una acci6n
aleg6rica, de la cual re deduzca alguna enseñanza práctica.
Si la narración es en prosa, resulta el ap61ogd.
El Oriente es cuna de la fábula. Cultiv~ronla, Esopo en Grecia,
Fedro en Roma, Lafontaine en Francia, Lessing en Alemania; en In~
glaterra Gay y Dryden; en Italia, Robeti y Pignotí; en España, ade~
más del Arcipreste de Hita y de don Juan Manuel, Samaniego, Iriarte,
Hartzenbusch, CayetanoFernández, Pbro .. Selgas y Campoamor ; en
Hispanoamérica, GarcÍa Goyena (ecuatoriano), Marroquín, R. C3-
rrasquilla (colombianos) , etc.
\
Las rARABOLAS tienen el mismo carácter aleg6rico de las fábulas;
pero el asunto es más serio e importante y más profunda su doc-trina.
Los alumnos debieron aprender ya en los cursos de historia sagrada y , '-'

de religión las bellísimas parábolas del Sembrador, de la Oveia per- , , ,

dida, del Hijo pr6digo, y otras con que el Divino Maestro adoctrinaba 1
a las gentes que le seguían atraídas por la dulzura de sus palabras.
,,
327. Poesía gnómica. Así se llaman las ' ~entencias y proverbios
morales poéticamente concebidos ' y expresados en cantares populares
,
'¡'
..1,.'
',',.
o en símiles aleg6ricos. . !

. El iudío Dom Sem Tob dej6 a la historia literaria del castéllano


.más de seiscientas cuartetas de esta poesía. Véanse algunas: ,
,
-~

A quie"n sembrar 110n pIase la miel es muy sabrosa,


su trigo, non lo allega; mas úen~ ogros besinas. ..
¡y so tierra non yase De lo qut: a Dios oplase
a espigas non llega. nos pesar non tenemos:
¿Quién puede coger rrosa bim es cuanto El fase, .,
, ~yn tocar HU espinas? aunque non lo entendemos. !
- 1
De modernos poetas son lí;ls siguientes canciones gnómicas:
-Su/re, si quieres gozar; MliChos hay que e1l este mundo
baja, si quieres subir; quieren coger sin sembrar,'
pierde, si qu~eres gan,ar; el que no siembra' no coge,
muere, ' SI quteres vwtr. as; lo dice el refrán .
~ Si porque me ves caído Nadie mU,'mure de nadie,
ine sC11alas con el pie, que somos de carne humana,
, pien$fl .ql«: soy hombre y puedo y no hay pellejo dé aceite
volver a .prevalecer, que no tenga su botana.
", "

., ..
,I ~.
,. ~.';':I.>:. ~. .' :.".: .
,
374 Lección XLIX

Si de mis males te al,gras porque todo el que pasa


ru¿gale a Dio; pOTo salud; corta un racimo.
que puede su que algún dia
me rÍa yo y llores tú. y entre unos y otros
Nadie tePlga su vitia fe la van vendtmialldo .;
junto al cammo: sin Jaba cómo.

Bien se ve que. son cantareJ populares, que encierran u·na idea


profunda ingeniosamente dicha.
EJERCICIOS PRACT1COS. - Ejercitados ya los a~umno s en la versificación, fácil
,. les será, si ~ les sugieren algunos temas, componer alg una fabulira y hasta
algún fragmento de poema didascálico, etc.
RECONSTRUCCION SINTETICA. - Exponga usted las cua lidades de l poema di.
dascálico en un fr agmento de Gutiérrez GonzáJez, v. gr., el dd brote y creci·
miento dd maíz (Brotaron del maíz,· en cada IIO}a ... . ). C6mo idea el poeta el
.. asun to agrícola. Examine la elocuci6o poética. Asumas que tratan otros buenos
poemas. Cuál es la definici6n (324). - Deduzca usted la definición de la
epístola didáctlca, dd estudio de la de Horado a los Pisones (325). -Exponga
usted la naturaleza de la fábula, ante algún modelo, v. gr., de Pombo (La
gallina y el c(rdo). Infiera su definición y cite modelos. A qué se reducen las
parábolas y los apólogos (326). - Qué concepto tiene usted de la poesía
gnómica. Cite modelos (327). .
,
DE LA ORATORIA
LIBR OS DE CONSULT A. : ARISTOTELES, Ret6rica. - CICERON, D~ oratore, libri
,. III. - M. F ABU QUlNTILIANI, lnstttutionum oratonarum, libri dWJClecim, 2 vols.
MDCCLXXII. Patavii. M. AJAM, La parole en public, Paris, Chamuel, 1895.
FENELON. Dialogues SUr l'éloquC1lce. - J. BROECKAERT, s, ]., Le gutde du ¡eune
liuérateur, 3me. pan., ch. v. Paris. Rue de Sainrs Peres; 16. - COLL y VEHl,
MILA, REVILLA, RUANO y CORBO, G. RF..sTREPO, VEREST, MOREU, S. J.; (obras
citadas). - MA URA y MONTANER, Dlscurso sobre la oratorza como g¿nero lite·
mrio, Madrid, 1903. ..:...... TIMaN, traducci6n de J. Bermúdez de Castro, El libro
de los oradores, París, Bouret, 1853. - CO LONIA, S. J,. l11Stltuttones rhetortcte.
editio altera, Barci1lOoe, F. R-osa,I1, 1888, - J. KLEIJTGEN, s. J., Ar~ dicendi,
ed. X, Taurini, typ. pontificia, 1890. - FRAY LUIS DE GRANADA, Retórica ecle.
siástica. (Libros de AzorÍn, ci~dos al frente de la eloc,ución y estilo) .

• LECCION XLIX

DE LA ORATORIA EN GENERAL
Entramos en aqudla pacte de la üteralura preceptiva en que la
belleza por medio de la palabra no se busca como fin, exclusivo y ,
directo, sino como medio subordinado e indispensable.
32S~ CoInpre nde b. orat~ria tod as aquella." co mpo~icjnne.<; litera;í'ias
enderezadas a persuadir y mover las· voluntades por medió de la .¡.' .••'

,, ..
;; .,
palabra. Tales composiciones se llaman en general discursos.
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')

De la oratoria en general 375


.. ,
,
,
Para estudiar, según nuestro método práctico, la naturaleza, fondo ~
y forma de la oratOria .¡
las dotes del orador, necesitamos poner de- 4
,
lante un buen discurso oratorio.
H abiendo admirado siempre todos los retóricos los discursos de
Demóstenes como acabados modelos de oratoria, vamos a tomar por
fundamento ·de nuestro estudlú la octava de sus filípicas, o sea el
Discurso robre los acontecimientoJ del Quersoneso.
'i
I
Para bien entenderlo) se pr~rrequiere saber la
Ocasión j' circunstancias ·de este discurso. El Quersoneso era una
posesión que tenían en Grecia los atenienses. Según antigua costum-
bre de Atica, fueron enviados allá los nuevos colonos al mando del
general Diopites. Bien recibidos por los antiguos quersonesitas·, fueron
rechazados por los cardienses. Atacados éstos por Diopites, buscaron ]
apoyo en Filipo, rey de · Macedonia, el . cual les envió socorros y de- .i
fensa. Indignado Diopites, y aprovechándose de la aüsencia del mo·
narca, cayó sobre la Tracia marítima. · Al saberlo Filipo, acus6 a
Diopites ante los atenienses de haber violado la paz. Entonces los
Qradores ¡ilipistas, indignados contra Diopites, pidieron su castigo y
'.i
que se licenciase su · ejército. Dem·6stenes. se opone a todos los oradores
diciendo: 1) que la conducta de Diopites nada tiene de injusta, pues
Filipo fue el primero en romper hostilidades; 2) que es contrario a
los intereses de la república castigar a un general y licenciar un ejér-
cito que mantiene a Filipo detenido a la entrada del Quersoneso, y '
3) como Filipo es el que conspira sordamente contra Atenas y Grecia, i
contra él hay que seguir la guerra a todo tranc~. . !
[

DISCURSO DE DEMOSTENES
SOBRE LOS ACONTECIMIENTOS DEL QUERSONESO

]uslísimo sería, ciudadanos atenienses, que todos cuantos Exordio I


desde este lugar os dirigen la palabra, lo hicieran, no par a ga-
.. [
nar vuestm voluntad o satisfacer su rencor, sino p.3ra manifesta~
ros con fran queza lo que juzgan conducente al bienestar de la
ciudad, sobre todo, cuando os reunís a deliberar sobre negocios
importantes · del Estado. Mas ya que los oradores no suban a la
tribuna sino aguijados de la envidia o de otros particulares
resen timientos, a vosotros os toca, atenien ses, dejando a un
lado todo privado re.9peto, disponer y ejecutar cuanto roputareis
conveniente a la república.
Objeto de la presente asamblea son los acontecimientos del
Quersoneso, y las correrías que, de nueve meses a ·esta parte,
'viene haci endo Fil~po en la Tracia; Mas ¿,en qué han g astado
sus d iscursos la mayor parte de los -oradores ? En acriminar a
Diopites cuan to hace o dicen que ha de hacer. Yo sin embargo,
me persuado, que para juzgar a un reo con tra quien a merced,
ahora o m ás tarde, ·podéis emplear el rigor de las leyes, cuando-
quiera tendremos li empo de sobra; ni veo necesidad de que, ,I
en esto, ni yo ni otro ninguno pongamos desmedidos empeños.

.
.,.
-, 1
,
I
. *~
.-
'J¿;'-,(~'~'1/{."-;;-t:-'t:'!".,,';;-Ví'
~;

'
,- -~' ',-.Y __ o'

376 Le,ción XLIX

". Proposición Lo , que Fifipo, nuestro mortal enémigo, acampado ·ya . con
poderooo ejército en las riberas del Helesponto, pretende arre-
batarnos; lo qúe, si un' momento noS descuidamOs, no podre-
mos librar de sus garras; estO ·si que, a mi ;uicio-, exige toda
nuestra diligencia; .sobre esto sí que. debemos a toda prisa ..,
deliberar, y de(retar, y tomar todas lqs providencias necesarias,
sin dejarnos distraer un runto ,en debates ni acusaciones.

PARTE l. Cosas peregrinas sueJ.ep deciros los oradores; mas para mí


, confieso que poca,s lo. han sido tanto, como la · que acabo de
¡,'-'"
Primer olr a cierto sujeto en el senado: «En las presentes circunstan-
.argumen,to. cias, decía el consejero, se debe proponer sencillamente la paz
o la guerra». ¡La paz o la guerra! No lo entiendo, atenienses.
Argumento Porque si Filüpo se estuviera' en su caSa tranquilo, si no nos
, .
disyuntivo por h~biera violado los . tratados 01 ' robado las.,,:t:Lazas, si no estu~
.enumeracton. VIera armando contra vosotros los pueblos~oo hay para que
decirlo), la paz y solament~ la ,paz se os había de proponer;
que por cierto, V050troo bien' preparados estáis para ella: pero
si FiEpo nQ g;tia,rda más que en vuestros atchivos sus jura-
mentOs y pactos; SI mucho antes de menearse Diopites y los
colonos, a quienes acusan de mover guerra, ya Filipo, a la luz
del día, os había',quitado muchas de vuestras tierras, como lo
atestan vuestros decretos; si ahora mismo se está enseñorean.
, .
do de griegos y bárbaros, para reforzado con ellos abalanzarse'
luego contra Atenas, ¿qué sigriifica eso de proponer sencilla-
mente paz o guerra? No, atenien&e5, l-a elección es imposible;
ha tenéis más que un solo pártido, 'justísímo, sí, pero impres.-
Anticipación cindible. Y ¿cuál es? Precisamente el que de propósito os
y refutación. ocultan 'esos ambidiestros,. t:,l de repeler cuanto antes al agresor.
Si ya por ventura no pretenden que Filipo, mientras no in-
vada el Atica ni el Pireo, no nos agravia ni guerrea. Pero si
, ,
tal es el concepto que tienen de la justida, si límites como
" éstos demarcan a la guerra, bien claro estáis viendo todos que
nada de cuanto os dicen es, justo, ni , decente, ni para vosotros
, ' -seguro; más aún, que a,1 hablar así, .torpemente se wntradi..
cen, y sin darse cuenta, destruyen 1a5 'recriminaciones que
ellos mismos hacen a Diopites. Porque, al fin, si a FiEpo se
ha de permitir que haga todo ,cuanto le venga en talante, sólo
que no invada el Arica, ¿por qué a Diopites no le ha de ser
lícito socorrer a los tracios, sin que al pun to le acusen de que
rompe los tratados?
, ,

RAZQN 2{1 -¡Por Júpiter! me decís que el argumento no tiene vuel-


,• Anticipaci6n ta; pero t-ambién es cierto que los oolonos han devastado el
} Hdesponto, y Diopites mismo anda salteando y robando las
, embarcadon:t\S tru'!rcant:es; y esto de ningún modo se le puede
tolerar. Bien está, sea como lo pintan, nada me opongo. Pero
Concesión
oon todo, ,si los que ~sto dicen caminan a derechas en pos de
la verdad y de la justicia, tengo para mí, que así como pro.
curan deshacer a todo trance las trop:as que tenemos, acusan-
do al general que por sí propio las mantiene, deben ni más
ni menos dCll105trar, 'qJ,lC en djsolvi~n<k;>Ias vosotros, dj501verá
.."
, ,
' , también las ,suyas Fi,Jipo. Y si . esto no os prueb2'n, !)enro en-
rendido que no intenta:n sin.Q PQ11cr a IG',ciudad en el mismo
l1:'

l'
J,
De _la oratorlil en, general 377
'j
,,
! ~xtréinado trance en que, no hate -muchp, se arruióaron todos
}
, nuestros negocios.
Que ya lo sabéjs~ el gran recurso de q ue Filipo ge ha va-
, lido siempre para sobreponerse a nuestra' ciudad, es el de Mayor del
<
tomarnos ffl todo la delantera. El tiene un ejército permanen- raCtoctnto
te sobre las armas. prevé y reflexiona (k: -antemano ton sosiego
10 qu~ ha de hacer, y llegada la oca-sión, cae de improv iso Enumeración
como un rayo sobr~ Jos pueblos. los. vence y los ~ ubyuga: y antítesis.
nosotros por el contrario, desprevenidos on todo, no desper-
tamos sino al e..<;truendo de la desgracia; luégo, atolondrados
con, el susto, comenzamos a debatir, y sólo al cabo de la s mil
.acabamos de prepararnos. Y ¿qué sucede? Que' él logra con
toda calma JI sjn trabato StJ$ premeditadas empresas, mientras
., nosotros, por andar szempre a la rezaga de los sucesos, derro-
chamos nuestro caudal en preparatívos inútiles, y desp ués de
mostrar a la faz dd mundo el más impoten te resentimiento,
-sólo recogemos por fruto ... Igi:lOminia.
i
De aquí podéis entender, atenienses, cómo todo lo que esos Menor
hombres de paz os cacarean, no es sino vana y sed u<:tora
palabrería; poro lo que así buscan, \O que afa nosos maquinan,

,,.
es ador meceros aquí den tro en la ociosidad, y dejaros fuera
desarmados e indekosos, para que Filipo sosegadamente y a "'•
m sabor \'aya ejecutando cuanto desea. Mirad, si no, la po. ,
r
sici4n en que nos encontramos. Ya habéis oído q ue Filipo •
está en Tracia al frente de un grueso ejército, y ~'egún d icen, Pru~ba
; cada día. p-ide nuevos refuerzos de Macedonia y T-esalia. Pues la menor.
,.
J
si en soplándole fa\'orabks Jos etesios, se ' arroj3 sobre Bizan-
',. cio, ¿os imagináis que los bizantinos permanecerán en la
aversión que al presen te nos tienen, y que no im plorarán 1) Por conglo-
. -, - suplicantes nuestro socorro? No digo yo a voootros, a sus ma- meración y
f yores enemigos recibirán gozosos dentro de sus mura llas pri- gradaáón
e~· mero que entregarse a Filipa: esto se entiende, si les da tiem-
:-;'k.:'. po y no los coge de sorpresa. Mas d-e s-eguro, que si nosotros
.,f;'~
; -.;. no' tenemos por allí tropas' apercibidas, no habrá quién los
socorra y sucumbirán sin remedio. Y bien morecido Ipor '.
i 'Júpiter ! que aquella gente está poseída de algún mal genio, y "
su conducta para con nosotros ha sido siempre ruin e inscn-
'lata. Y. mu<:ho, atenienses; pero inse'nsatos y todo, ha y que :1
salvarlos; interesa en dIo nuestra ciudad. Ni ¿quién sabe si
acometerá a·1 Quersoneso.? Por de pronto, en su ca,rta DOS jura
que se ha de vengar de aquellos pueblos. Y ¿no es ésta una 2) Dc la ,
razón más pa.rQ conservar el ~iército qu~ alli tenem os, que m~nor. ••,
podrá muy bien hostigar y enflaquecer al 'énemigo? Pero si lo Dialogismo.
deshacemos. y a Filipo le v-iene gana de hl1 vad-ir el Querso--
neso, ¿qué haremos? ¡Por Júpiter! Juzgar a Diopites. Y con
esto ¿qué adelantará el Quersoneso? ¿Qui6n os lo garantiza ?
y ¿no veis, atenienses, no reparáis la sazón del año que pre- Interrogaiión
cisamente os incita'o a retirar vu estro ejército del Helegponto,
y a <kjar aquellas tierr-as s1n defensa y a ~rced de Filipo? "
Más aún (que también esto merece seria rdlexi6n); si baj an-
do rápidamente de la Tracia stn tocar en el Quersoneso ,ni en 3) Dc la
BizéUlcio, embiste a Calcis o a Mega,ra, del propio modo que menor.
últimamente a la orilla del Oreo, ¿os parece más ventajoso e omunicación

, .-
, "
,. ,
.':1'
,~.

,
}.~

378 Lecci6n XLIX

dejarle que os meta la gu~[a en casa y salirIe al encuentro


a las puertas de la ciudad, que ' tenerle enredado y entretenido ,
allí, lejos de nuestros confines? ¿Quién de vosctros no pene.
tra y aun toca con sus manos la efkacia de estas razon~?
t
Conclusión Luego I p O! Júpiter! en vez de calu.m ntar a vuestro gene.
vtgorosa que rai y dISolver el ejército, lo que debéis hacer es aprestarle y
confirma a clI lIiarle otro de refresco, y abastecerle de víveres y dinero.
cotltmrio. y a la verdad, si alguno, llegando en confianza a Filipo. le
preguntase: «D ime, ¿desearías que las tropas de Oiop¡tes, sean
las que se quieran, gozasen de honor y reputación entre los
aten ienses, y fuesen refo rzadas por la ciudad, o más bien qui-
sieras verlas infamadas, destruí das, an iqui ladas por la calum-
n ia de los oradores ?», no hay ~uda qUe optaría por lo segun-
d o. Pues ved ahí: lo que Filipo ansía con tanto afán, eSQ
mismo procur ~n algu n<lS entre vosotros. Y luégo preguntaréis,
¿por qué andan tan m al parados nuestr-os negocios?
Confirma ' la Para saberlo, no hay sino que examinar nuestra presente
consecuencta sirunción y conducta." A tenien ses, nO~(l·tro"~ ni queremos con-
por tribuír. ni nos atrevemos a militar, ni renunciamos al percibo
enumeración del erario, ni pasamos a Diopi tes la paga para sus tropas, ni
y repetición. llevam os a bien que él se la bu sque, antes le regañamos y exa-
m inamos lo que hace y lo que ha de hacer, ni finalmente,
entretenidos en esto, atendemos jamás a nuestros propios ne-
gocios: Eso sí, con 1:1 lengua ensalzamos al que nos babia en
favor de 1a patria ; pero en las obras le combatimos, haciendo
Dialogismo coro con sus rivales. No ignoro que vosoo·os, a· todo el que
sube a este lugar 'soJéis pregu n tarle: ¿qué coi1v k ne hacer?
Atlájora Pero yo a m i vez quisiera pregu ntaros a vosotros : ¿qué con -
vie.ne decir? Porque si no queréis contr ibuÍr, ni militar, ni
r enunciar al percibo, ni proveer a Diopites, ni permi tir que él
Reticmcia se provea, ni cuidar de: vuestros intereses, nI poner mano en
vuestros negocios ... ; atenienses, yo no sé lo que d ecims. Ni
¿qué pudiera. nadie proponer de provecho don de tienen carta
.-
blanca para acriminar y calumniar cuantos la quieran? ¿donde
vosotros mism os de pro pósito os ponéis a escuchar los impro-
perios que se vomitan [J O sólo contra lo que hace, pero hasta
cOJHra lo que dicen que ha de hacer Di o p i tes ~

RAZON 3' Con todo, preciso es que en tiendan algunos de vosotros


1) q ue D iopites ni en una tilde ha violado los derechos. Os ha-
a) blaré en este asun to con toda libertad; que roe sería imposible
Execración. . llÜ hacerlo así. Mi cabez-a pongo por fi adora de que ni uno
solo de vuestros com andantes marinos d eja de exigí,r tributo
a vuestros aliados 'de Chío, de E ritrea, de fon ia, en fin, de
cuantos pueden, cerno sean del Asia ; cobran do unos más y
otros ~n os~ conforme al número de naves que tienen bajo
, su mando. Y ¿por qué suministran estas contribuciones los
pueblos? N o penséis que de gracia y sin propio interés (más
cut.rdos son que todo eso )~ sino con el fin de que nuestros
coma ndan tes les pro tejan el co mercio, les aseguren los navíos
y los defienda.n de los p.~r;Jt:l~; por más que ellos las den coino
de pura benevolencia, y en efecto llevan el título de donacio- " ....1.

nes. Luego dicho se está que se las darán también a Diopites "rt
! romo .a Jos demás generaks. Porque de otro "modo, si él nada
,-

!.
"
. , t'· ~- , "" )j
"
<
De fa oratoria en general 379 .,)1 ,
! tiene de suyo, ni vosotms le queréis env iar nada, ¿de dónde St4bjcción
pemáis que saca sueldo para sus tropas? ¿Del cielo? No llueve
r
,,
¡ -plata del cielo. Con "lo que así recauda y allega, con lo que
pide, con lo que toma prestado, con es to tiene que sostenerse.
Por tanto, los que le acusan no hacen s~no preveniT y amones~ I
, tar a todo el mundo, que nadie socorra a vuestro general,
porque está ya condenado; y como veis, no por lo que ha
hecho, sino por ,lo que ha de hacer. Que a esto se reducen
todos sus discursos! c Diopi tes va a poner cerco. .. Diopi tes va
.,
I,
,, a comprometer a los grieg'Ús». Ya se ve, ¡como se desv iven y ,·.
afanan tan to por la Grec.ia-' ... A fe, que mejor saben cuidar
de los extraños que no de la patria! R~tic~ncia .¡
, I

y ¿qué prote: nden sino perderla con eso de mandar, com..o y epifonema. ":
I
: también os aconsejan, otro general. y otro ejército, y contra
.

Diopites? P orque si él es culpable, si, como dicen, anda sal. b) . '1
teando y robando a los navegantes, cl:latro líneas, atenienses. Reduplicación
I cuatro linea s baslan para impedirlo todo; qu<=, las leyes pre-
!
,
vienen que se denuncie y enj uicie a semejantes cu lpádos, pero
no ¡por Júp iter! no mandan que vayamos a pastorearlos con
.,
]
-:1. toda una armada : esto sería el colmo de la estup idez. Contra ,
los enemigos, a quienes no alcanzan nuestras teyej , contra los ,,,
enemigos sI que conviene y aun es necesario, imprescindtble, 1
formar un e;¿rC'ito, y equipar una armada, }' acudir con di~ j
nero; pero contra vuestros ciudadanos basta una acusación, '1 .;
una sentencia, un esq uife. Así discurren y obran los cuerdos; i
como esos no hablan ni piensan sino los ve:nales y traidores. Epifonema •
¡Triste cosa que anden tán tos entre vosotros! · ,
Bien que para vosotros no es triste ; puesto que si cual.
·,•
quiera de ellos sube a la tribuna para calumniar a Diopites,
,,
¿;.
o Ca res, o Aristofon te como autores de todos oue:stros desea.
labros, ahí estáis vosotros a punto para escucharle, y le aplau- "
dís como si dijere maravillas. No así, cuando algún ciudadano
)i concienzudo y veraz os avisa que os e:ngaña n, atenienses: \
r' •
que no es Diopites, ni Ca res, ni Aristofonte, siDO Filipo la
:~
causa de tan tos males; porque si Filipo s( estuviera tran quilo,
tranquila se estada Atenas. A éste, cierto, no le replicáis,
porque tampoco podéis; pero le escucháis con hastío, le mos·
tráis entrecejo, cual si os hubiera inferido algún agravio. En.
tiend o la causa, atenienses; y i por· los dioses! permitidme que
os la diga con toda franque-¿a y libertad, ya que sólo hablo Subjuión
por vuestro bien. Hace tiempo que algunos de vu estros m a·
gistrados con artera maña os han hecho tan duro~ y rigurosos ,
en juzgar y sentenciar, como irresolutos y cobardes en aper·
cibir lo necesario para la guerra. ¿Delatan como reo de
vuestras calamidades a un ciudadano inerme: y sujeto al rigor . ;

de vuestro código? Fundada es la acusación, merecida la pena,


ajusticiarle. ¿Denuncian a un extraño, a quien no podéis cag..
tigar sin vencerle y debilitarle primero oon las armas ? Nadie
chista, nadie se mueve; si os aguijan, os enojáis. Todo lo con· .,,
trar io precisam ente de como debieran enseñaros; porque en
Jos tr ibunales habíais de ser todo m isericordia y bland ura con
vuestros ciudadanos y aliados; en los preparativos de guerra,
todo actividad y energía contra -la al.üvez del e-nemigo. P ero, al !
"
"
'.~.
380 ú,ció" XLIX ·

Confirma: fin, su fruto van logrando con tanto adular y liSouj,ear vuestr~
lo dicho. amor propio: que ' mientras vosotros muy orondos y pagados
estáis escuchando los encom.tos que os tributan; , la república
está- ya desplomándose al borde ' del precipicio...
,
O"
Comunicaci6n Decidrne, ipor'lúpiter!, atenienses, ¿qué responderíais a los
griegos, si os demandasen cuenta de todas las ocasiones que por
L) '~" indolenáa habéis perdido? Si os dijesen: «Atenienses, vosotros
, no ceséis de enviarn?s l~gados y más legados pira persuadirnos
que Filipo está minando la libertad de toda la Grecia, que
debemos a?dar alertas y - medirle todos los pasos, y mil otros '
avisos de este jaez» (Ya lo veis, tendríamos que conresarlo:
porque así 10 hacemos). :«,P ues bien, gerite desidiosa, y . la más
desidiosa del mundo, en los diez meses que Filipo ha estado
fuera de su' reino, tan mal parado de una enfermedad, tan im-
Antítesis pedido del · invierno, tan apretado de los enemigos, que de
í ningún modo podía tornar a Macedonia, ¿ ni siquiera habéis
libertado a la Eubea r ¿ni siquiera habéis recobrado vuestras
po.<:/"siones? No ::Id éJ, qtl/" mientras vosotros con ~rana tran_
qui:idad y sosiego, habéis p~rmanecido en casa, ha establecido
en Eubea dos' tiranos, y los ha puesto como dos baterías, al uno
contra Esquiato y al otro contra Ati~a, sin que hayáis dado un
paso para impedírselo, antes cediéndole por flojedad a vista de
todo el mundo vuestros derechos, y dando prueba evidente de
que, aunque muera no una sino diez veces Filipo, ni por 'esas
levantaréis la mano para vengaros. ¿A qué, pues, tantos di-
putados, tantos advertimientos y acusaciones? ¿A qué tanto
molestar a los demás, cuando vosotros os estáis cayendo de
Anticipación pereza? Atenienses, sí esto nos dijesen los griegos, ¿qué les
responderíamos-? Yo confieso que _no hallo respuesta. '
Hay, sin embargo, algunos entre vosotros que se figuran "
atajar al orador con solo preguntarle: pues ¿qué ha de hacer?
A los cuales, en el mismo tono y 'con tanta razón como jus-
f
ricia, pudiera responderles: pues no hacer lo que hacéis. Pero
., no, atenienses, no rehus'a ré yo jamás proponeros con lisura
., cuanto juzgue conveniente. ¡Ojalá que tan prontos como para
preguntar, lo estuviesen todos para obrar!
PARTE 1I. Pues bien, lo primero que habéis de hacer, es convenceros
"- firmemente de que Filipo, ahora mismo, está haciendo guerra
RAZON l' a vuestra ciudad: que ha infringido los tratados (y acabad
con esto alguna vez de andaras imputando unos a otms el
1) Por serie rompimiento); que de Atenas aborrece hasta los cimientos,
de inculpacio. que no a s,us habitantes, pero más aún a los que se regodean
nes contra oon la traidora privanza dd reyezuelo, Miren si no, a los dos
Filipo. olintios Leóstenes y Eutícrato: pasaban por los más cabidos y
1,·'
, paniaguados de Filipo; mas no bien le vend.i-eron la ciudad,
acabaron de la manera más desastrosa. Pero 10 que de Atenas
detesta sobre todo el Macedón, es nuestra libertad, es nuestra
democracia: contra ella flecha todos sus tiros, contra ella dis- \.,
,
pone todas sus celadas, nada tiene tan metido en el corazón
OOlllD el disolve1'la. Y a fe, que par,a SlU mal intento no anda
descaminado. Sabe muy bien que aunque de todos los demás
pueblos de Grecia llegue a enseñore-.u:,se, jamás - pod,d gozar
,, , tranquilo -ni un momonto de sus latrocinios" mientras vosotros

,

!
, De -l~ oratoria en general. 381
,,,
) seáis , libres y republicanos; ,porque en el mismo punto y hora
,( q ue le sobrevenga un accidente de aquellos ' 3 que la fortuna
del hombre está sujota, todos los que al presente le sirven y '--.
,,). obedecen volarán a refugiarse ' en VUestros hrazos. Que tal es,
at~nienses, vUt-s tro glorioso cadeter: si naturalmente rehusáis Excita el
fabricar vuestra grandeza sobre ruinas de ajenos imperios, pa~ri.otismo
nadie como vosotros para contrastar a quien pretende ser ti- grtego_
rano de la Grecia, a derrocar de' su trono a quien lo sea;
pronlOs a toda hora para reprimir a los que ansían dominar,
y para conservar íntegros yl libres a cuantos no prefieran la
esclavitud. Por eso, Fil,ipo, que no se descuida en ob~rvar lo
y prevenirlo todo, ,siente en el alma- y tiene por la mayor de
,¡ sus d esgracias el que vuestro amor a la independencia le sa,lga
~ - , en todas partes al en cuen tro. y le arrebate de la mano las,
me;pres ocasi,ones. As} que vuelvo a repetir, Iq prim~ro que
habéis de hacer es tenerle por c;nemigo irreco nciliable; y si
l de esto no os per,suadís bien de una vez, tampoco acabaréis J
jamás de, resolveros -a poner mano en l{),~ negocios.
,), Lo segundo, habéIS de esta r igualmen te ' ciOrlOS que Fi lipo 2) LO pedr
~
" ,
en todo lo que cj-ecuta y cavila no tiene otro fin que t(ue$tra de todo. -, "

ryina, y por 10 mismo, que todo e1 que le hace frente y le '-1


queQranta las fuerzas, milita en vues tra bandera y servicio. A fortio rt .. " ,
"

y a la verdad, quien avariento de anñar unós villorrios como


Drongílo, Cábila y Mastira, no dudó en arrqstrar tos rigores
del invierno ~on mil géneros d e trabajos y extremados peli-
. ~
gros, ¿es posible que no codicie nuestros pu ~tos y ensenadas, 111terrogaci~n

~' nuestras flotas, nuestras minas y riquísimos tributos? ¿Es po...-


sible que muy de grado nos deje disfrurar a nuestro sabor
J' tantas riquezas, quien por desenterrar de los siglos de Tracia
1','
,- cuatro granos de mijo y de centeno, se _a guanta inviernos 'if
k/ enteros en aquel barranco tan desabrigado? No. aten.ienses, ',~i
¡. de ningún modo .(ni entre vosotros ,hay nadie tan simple que
así 10 crea)j lo que Fili po hace en J'racia V lo que . en todas
.~

parte$ maquina, rodo lo end ereza a meteros a vosotros bajo el


yugo de su tiranía.
:-, Ahora bien: a vista de esto, ¿qué determinaci6n debe to-
mar quien se precie de prudente? _.. La de sacudir ahorn
mismo esa faral e in tolerable per~a que tanto dañ.o nos _ha Hay qt!(!
hecho; la de acudir con tributos, y demandarlos también a apru/.ar ejérci-
los aliados ; la de tomar, en fin. todas las providencMs nece- to y armas.
sarias pam conservar el ejércho que ya tenemos en el Quer-
soneso. a fin de que, así como Filipo lleva siempre uno a -, '

punto consigo para vejar y esclavizar a los griegos, así tengáis


"'. " . también otro vosotros aparejado a toda hora para socorrerlos ,
a todos y salvarlos. Que ya Os lo tengo dicho, con tropas y . : ,1
.' " auxilios de reoo'to es imposibk hacer cosa de provecho. Habéis ',1
de tener de 2cOtemano aprestado un ejúcito, con slis proveedo- --\,
res V habili t.ados, con diligente y cuidadosa administración de
, .. sus fondos: y luégo, a sus tiempos, habéis de e." igir cuenta
del cobro y uso de la. hacienda a los administradores, y sólo
de los hechos all general Si esto lo tomais con ·resolución y lo ,
ejecutáis con- empeño, atenieuSlCs, o lograréis_que Filipo gUar-
de por fuerza ¡os. tratados y viva recogido en -su tierra (y ¡qué
"" .
-'.,,", '
~- ,.~
,

. -/. .
.., c:~:-""~7-77-~"'- -·~ ··:~ :~ ~"...-,;-;-- ',~<"'-:s·_,,_ :_, --¡f
" I . ,-.

382 . Lecci6n XLIX

ventura mayor para vosotros!), o por lo menos, podréis com-


batir con él de firme a firme con fu erzas iguales.
Anticipación Ya veo que no faltará quién estime ésta por obra de exce-
sivos ga-stos V grandes sacrificios. Y yo '[caucamente confieso
,
1) Para evitar que abundo en su parecer. Pero considerad bien las calamida.
la ignominia des que a la ciudad lImenazan, si desecháis la determinación
que os propongo, y hallaréis, a no dudarlo, más útil y agible
el poner de grado y resueltamen te manos a la obra. ¡Atenien-
scsi si un dios del cielo (ya que en negocio tan grave ningún
valor puede tener la garantía de un hombre), si un dios del
cielo, repito, os afirmara que prosiguiendo en esa inacción y
desidia, no vendría sobre Atenas Filipo, ipor Júpiter y por
todos Jos dioses! que aún sería vuestra mayor ignominia , sería
el más negro borrón que ' pudierais la.n zar en J...a his.toria de
vuestros mayores y en la gloria de la ciudad, el que por
vuestra pereza los griegos todos se 'viesen ah errojados en ser~
Execración v\dumbre. Por lo menos . . . i muera yo mil veces! ... primero
que de mis labi os salga tal proposición. HágaJa quien quie~
Concesión ra ... (';scuchádseJ.a ... seguidla ... inorabuenal no os aperci~
báis ... dad al traste COll todo... '
Pero s.i mi s.entir es d ,>uestro, si como yo estáis todos
viendo que cuanto más dejamos crecer a Fil.ipo tanto ...más
bravo y pujante hacemos al enemigo, con quien al cabo ren-
Interrogación dremos que venir a las manos, ¿por qué vacilamos? ¿en qué
nos detenemos? ¿a qué aguardamos? ¿Acabaremos alguna vez
de resolvernos a obrar, ateniens~s? Pero ¿cuándo? ¿cuando
venga a precisarnos la necesidad? Mas ¿qué necesidad? ¿la
que suele forzar a hombres libres? Esa no nos amenaza, ate-
Ajectos de nienses, ni siquiera nos urge presente, sino que pa'fa nosotros
pundonor. pasó ha mucho tiempo: qúe no se trata ya de conjurar sino
la que sólo es necesidad ... ¡ para esclavos!.. Pues ¿q4é va
Sentencia de la una a la otra? que para el hombre libre y honrado no
puede haber mayor necesidad que el deshonor (¡ dígamelo si
no quien la sepa!); para el ruin esclavo no hay otra que el
Epijonemfl látigo V el aguijón. i Hasta deciros que la evitéis me sonroja! ...
Gustoso os descubrirla aquí uno por uno los arrificios que
para embaucaros y destruíros ponen algunos en juego; 'mas ya
2) No es dtllce que no hablaré d e todos, quiero haceros advertir en uno. Ape~
la paz que nas se comienza a decir algo en la tribuna sobre las cosas de
produce la Filipo, al punto se alza un.a porción de voces . excla.mando:
runza. «¡Ay! ¡qué tesoro tan grande es la paz! ¡qué carga tan pe-
Exclamación sada la guerra! ¡ Si algunos no pretenden sino arruinarnos 13
y sub;eción hacienda!». Y ellos, ¿qué pretenden con t'ales suspiros ? Ador~
meceros y enoantaros a vosotros, mientras hacen tiempo a
Filipo para realizar cuanto quiere. Así corren las cosas a gus-
to de todos; vosotros hacéis cama 'en esa vuestra regalada
pereza (i plegue al cielo que algún día no os cueste bien
cara!); vuestro enemigo crece y se afirma; los aduladores de-
leitan vuestros oídos, y cobran el jornal de Filipo... Tam-
bién yo, por 10 que a mí toca, os aseguro que todo mi anhelo
eomunicacióll es pe r.~ll-'l .d ir la paz; pero no a vusutros, ateni enses, que de

f
sobra la queréis, sino al que no piensa más que en la guerra;
que si Filipo quisiera tener pae, vosotros bien la guardáis.
.,
.
• ,~
De la oratoria en general 383 ,
;

Cuanto a la hacienda. con viene tomar bien en cuenta, que lo


terr,ible no es el tener que gastar alguna cosa para salvarnos,
sino el haber de perdernos de todo en todo si no queremos
gastar. Que de todo punto debe impedirse el derroche V disi8
pación de vuestros c.'\·udales, d aro esrá; pero ello ha de ser, Prolepsú
no con esoa,timar 10 que es necesario para asegurar la ciudad, .J,
sino con establecer un perfecto régimen y administración.
Pero lo que a mí me escandece, atenienses, es ver que al~
.,
gunos se querel lan tan to de la malversación del erario, siendo
así q ue en vuestra man o está el custodiarlo y casrigar a cuan-
tos lo estafen o malbaraten, y en cambio, nada se duelen de -
que Filipo vaya a su placer saq ueando toela la Grecia, y sa- J
queándola en vuestro daño. Y ¿cuál es la ca usa de que repi- Subjeciól1
tiendo Filipo a la luz del día sus mvasiones, devastando a
mansalva los pueblos, tomando por fu erza las ciudades, nin-
guno de esos pacificadores diga que Filipo hace guerra; y por
el contrario, no bien os aconseja uno que no permitáis a.l
Macedón tales desafuer os ni miréis con tanta indolencia vues-
tro propio interés, al punto se alzan todos gritando, eso es
provocar la guerra ? Yo os lo diré. Como apenas hay una del
roda aforrunada, y vosotros llevaríais pesadamen te cualquiera
con tratiempo que os sucediese, todo su intem o es que en cal
. caso vuestras iras vengan a: descargar sobre Jos que os acon-
sejan el m ejor par tido:"" porque así OS ocuparéis vosotros en
juzgar a vues tros leales consejeros, y no cuidaréis vengMos de
Filipo; ellos pasarán el tiempo en acu sar in ocentes, y no pa- ,1
garán d merecido de las maldades q ue ahora está n come-
tiendo. Esto significa en ellos ese con tinuo clamorear contra la
g uerra; éslJa es el blanco de su oposición. y contienda. Pero la
verdad es que vosotros. aún estáis por decretar la primera ,",,
pa,{abra d e guerra, mientras que Filipo tiene ya sojuzgad as
vari as de vuestra s plazas, y recien temente ha m an dado soco-
rro a vuestros enemigos de Cardia.
y claro está; si nosotros nos aferramos en desmentir que 3) Por conglo-
Filipo nos guerrea, no ha de ser él (an estú pido que venga a m eración d e
desengañarn os. P ero, al fin, cuando le veamos ya metido en ejemplos
nu·estros confin es, ¿qué dir emos, atenienses? Porque él, estad prueba que
,, seguros, se afirmará en q ue no viene en són de enemigo. ¿No
lo hizo así con l o.~ de Oreo, aun después de haberles en trado
sobrevendrá el
exterminio.
a la tierra? ¿ Y an tes, con los de Perea, estan do ya acordonán-
d oles ia ciudad ? ¿y más ~dltes con los de Ol in to, balSta; que se Comunicación
" les presen tó amenazant,e con su ejército an te los muros? Lo
propi o hará con vosotros. Y entonces ¿qué direm os d e los que
nos exhortan a pertrecharnos y defendernos? ¿Que provocan [nterrogación
guerras? P ues entonces doblemos el cuello, recibamos el yugo
de esclavos; porq ue si Fil ipo no quiere tener paz y vosotros
no queréis defenderos, no hay m ás r emedio. Mas reparad que
i
-1
n o termina en esto vuestro peligro com o el de los otros pue- ,
blos: que el tirJ1l O pretende, no Y'l domeñar vu estra ciudad,
sino desc uajada. Sabe él muy bien que a servir no os a-ven ~
dréis. y aunque 1'0 pronu::táis, n o acertarc;i-s, tan avezados como
,..
~
está is a m andar; y que a 13 prim era ocasión le oo·réis solos
.más en q ué enten der que todos los demás pueblos juntos.
. :."-
:-:" ~j~};(;:;?,}7;":;~~'lJ:~~2;'~ - ,~< ~: ,'~
~:: ;f

,
; ~.-

384 úcci6n XLIX

y á · veis, pues, qüe el trance -es extremo: correspondiente


ha de ser por lo tanto ' vuestra resolución. Mas no lo será; si
Hay que casti~ enCendidos en 'o dio mortal contra los traficantes, no comen-
gar (l los ad~ záis por acogollar los a todos.' Que es' imposible, atenienses, de
versos de la todo pun to imposible enfrenar y reprimir a los enemigos de '
guerra.'. fuera, si primero no castigáis a los que maquirum vuestra
perdición aquí dentro. De .no hacerlo así, vendréis a estrella-
A5tucia de ros en el escollo de los traidores y seréis presa del Macedón.
e
Filipo. Porque si no, ¿de dónde os parece que toma él tántos ánimos
: " . para ultrajaros, pues no tiene otro nombre 10 que hace? ¿De
Por ejemplo: dónde proviene que empleando la dádiva y la promesa para
ganar a los demás, sólo contra-, vosotros juega de la amenaza
y de la injuria? Observad lo que ha hecho con los ~ésa.}os para
Enumeración reducirlos a servidumbre; las indecibles trapacerías con que
ha seducido a los olimpios, desde que les dio la plaza de
Potidea; la astucia con que .va metiendo ya 00 las redes a los
tebanos, después de haberlos ceba,do con la Beoóa y sacado
airosos de una lucha m;!] empeñada. Unos, como ya lo sabéis,
han sucumbido por completo, otros acabarán a la primera
ocasión; pero ninguno, sin haber primero recibido algún favor
de Filipo. Mas a vosotros, sin hacer inérito ·de lOs gru!lldís.im~s_
Con hechos . daños que os causará en, la guerra, ¿qué afrentas, qué de ro~
bos ,no os hizo, precisamente mientras andabais con él enta-
blando la paz? ¿No os arrebató La posesión de la Fócida y las
Terrnópilas, y en la costa de Tracia las ciudades de Serrio y
Dorisco, llevándose cautivo al rey Quersobletes? Y ahora mis-
mo, ¿no se jacta públicamente de señorear contro todo dqecho
vu-estra ciudad de Cardia f
Pues ¿de dónde procede el que a vosotros os trate de ma-
Hay traidores nera tan diferente que a los demás? de que vuestra ciudad es
en todo el mundo la única donde se da amp1W. licencia para
hablar en pro de los enemigos, la única donde con tooa se-
'. guridad pueden los traidores embaíros públicamente con sus
Amplificación discursos, mientras su amo Filipo os va dejando impunemente
desnudos. Nadie, hubiera podido sacar la cara por Filipo 'en
Con hechos Olinto, antes de que arteramente engañase a todo el pueblo,
donándole la ciudad de Potidea; nadie hubiera ós-ado chistar
1i
por Filipo en Tesalia, antes de que les alargara 1:a mano para ..¡
Repetición
vencer a -sus enemigos y les abriera el templo anfictiónico;
nadie se hubiera atrevido a patrocinar a Filipo en Tebas, antes
!
y gradación de que les diera la Beocia y los librara de los focenses. Pero
en Atenas, siendo así que Filipo nos ha quitado las ciudades
de Antípolis"y Card.ja, siendo así que está a punto de ínva-
... (
'.
-d imos la ciudad de Bizancio, siendo así que está fortificando
la Eubea para desde ell:a lanzarse a golpe seguro sobre el
.0¡
Atiba; 00 Atenas ... todo el mundo tione carta _de seguridad ::¡
paro alegar y vocear cuanto , se le antoje en pro de Filipo. Por
.lo . '
eso, atenienses, por eso tantos de sus favorecedores, de por-
dioseros que eran, se han hecho ricos; de oscuros y desconn..
ciclos, Mamados e ilustres; en tanto que vosotros, de la gloria
Gradación habéis caldo en la humillación, de la opulencia en la pob-reza~ ,,
y antítesis. pues habéis perdido ha vci"da¿era gl{)rh y riqueza, que son 'J
'- los aliados, el crédito y la autoridad. CoI;l esa vuestra indoloo-

. " ..

.
~ JI

. ,
De lo oratoria en general 385
cia en dejaros arrebatar tan estimables tesoros, Filipo se ha
hecho grande, poderoso, terrible a griegos y bárbaros; \'osotros
habéis quedado sin fe y sin amigos: eso sí, gente de mucho

",
rumbo, cuando se trata de acumular mercancías; pero mez-
quinos, cicateros V objeto de irrisión para todo el mondo,
cuando se trata de aprestar lo que conviene para la ga,lvación
de la ciudad. A buen seguro que no tienen para sí el mismo
principio y máxima que para ·voootros esos traidores. ¿No lo
·estáis palpando, ateniensesr Para vosotros, aunque os desuelle
vu estro enemigo, no hay más remedio que tener pó'lZ y quie-
tud ; e~Jos , sin que nadie los toque, ni un momento saben estar
en soslego.
y todavía subirán a esta tribuna y me da\:án en C:lra con R~/utllción
que no me atrevo a encargarme de una acu,¡adón, ni quiero
arrostra r un peligro en el foro; i que soy un afeminado, un 1) A los que
cobarde! Sí, cierto; lenguaraz, de~carado. imprudente, ni lo /~ acusan de .,
fui jamás ni quiero serlo: pero liin presunción, me persuado cobarde. I
a que soy algo más varonil que toda esa gavilla de impru-
dentes tra.ficadore9. Que para posponer a todu la utilidad de
1
la pa tria, parra inculpar a inocentes y condenarlos, y proscri-
birlos Imía fd que no se necesita gran furta leza; basta saber
que mi entras un o halague. vuestros odios y en obras y pah-
bras vaya guardándoos el aire y midiéndoos el gusto, tendrá
asegu rada la vida y puede sin recelo ser audaz y arrojado,
etc. (Sigue refutando la inculpación que ,le hacen).
Pero ya oigo que alguno me dice: ~Tú siempre nos ha-
blas de lo mejor; pero lo cierto es que nun ca pasas de pala- 2) A los que
bras, y lo que necesita la ciudad son obras~. A esto me basta /~ d¡un que
.I
responder que al buen consejero nada más cumple que expo- habla y no ,
neros lo qtie juzgare mejor; 10 cual bien fácil me será de- hac~.
mostrarlo. Todos, sin duda, recordaréis la arenga que os hizo
el iiustre Timoteo, in citándoos a .'iocorrer y salvar a los de I
Eubea, cuando estaban a punto de caer en manos de los te.. '1,
banos. «Decidme, os · preguntaba, ¿con que tenéis en la ism
a los tebanas, y todavía vaciláis en lo que convendrá disponer ,
1

y ejecutar? ¿y no estáis ya cubriendo el mar de embarcacio-


nes? ¿y no os levantáis aún camino del Pireo? ¿y no estáis ya
montando en las , naves?:). Así os Dabló Timoteo, y como él
lo dijo, vosotros lo hicisteis; y merced a su consejo y a vues-
tra diligencia salió afortunadamen te la empresa. Pero figuraos
que proponiéndoos él, como de verdad os propuso, el más
acer tado de los consejos; vosotros hubierais emperezado y hecho
como dicen, la vista gorda; ¿habría consegqido nunca nuestra ·
ciudad la gloria que consiguió? Imposible. Luego en el ne-
gocio presente, como en todos los demás que suelen aquí
di scutirse, d obrar os toca a vosotrOSj al consejero sólo in-
cumbe deór bien 10 que reputa mejor.
Permitidme que os repita en dos padabras 10 que hasta Epilogo
aqu í llevo dicno, y acabo. Es menester contribuír todos con
'. din ero, conservar el ejército que está yt1 formado, enderezar
en él 10 que no ande derecho; pero destIuírlo, de ningún
·. .modo, por más que lo acriminen; enviar a todas partes ·dipu.
tados que avisen, y amonesten, y hagan cuanto crean opor-

25-LITEllATUllA PRECEPTIVA
,
'.
Lección XLIX

tuno para la salvaci6n de' la ciudad; mas ante todo es preciso


asentar bien la mano a todos esos traidores mercenarios de
PiUpo, y aborrecerlos, y perseguirlos' eo todas partes, a fin de
que Jos generosos y honrados patricios tengan siquiera d
consuelo de ver que su consejo aprovecha a sí mismos y a los
t demás. Si así 10 hacéi s, si aCabáis .de sacudir esa intolerable
apacla, tal vez; tal vez podramos lograr aú n algo de bueno.
Pero si todo 10 aba ndonáis, o si vuestra diligencia y actividad
no pasa de aplaudir y encomiar al orador, y cuando se toca
a obrar, encogéis perezosos las manos; ¿qué queréis? .. yo
no sé pronunciar discursos que, sin practicar vosotros 10 que
. os dicen, puedan salvar la ciudad.
329. Fin y esencia de Ii oratoria. ¿Qué es lo que hizo y qué
pretendi6 Dem6stenes con todo este razonamiento? Reunió una serie
de oportunos pensamien tos, y los expresó 16gica y vigorosamente por
la palabra en orden a conseguir su intento: ¿cuál? convencer y per-
suadir a los atenienses de la proposición que se encierra en el segundo
párrafo, es decir, que exige toda la diligencia de los, atenienses .ilo .•,
que Filipo, acampado ya ~on poderoso ejérdto en las riberas del
Helesponto, pretende arrebatarnos:t, etc.
En estas palabras se encierran las dos partes en que se divide el
discurso : l ?- Lejos de licenciar el ejército de Diopites, debemos soco-
rrer a éste con nuevos refuerzos. 2~ Hay que hacer la guerra ' contra
Filipo. ,
Si habéis oído le~r con fijeza todo el discurso, veréis que no pu-
dieron menos de quedar vencidas la inteligéncia y la voluntad del
ateniense más adverso, con la copia de razones y cúmulo de recursos
de que se vale el orador.
Pues he ahí LO QUE ES LA ORATORIA: el arte de manejar la palahra
en orden a persuadir una verdad y de mover las voluntades al fin qu.e
se pretende. Y será buen orador aquel cuyos discursos persuaden y
vencen las voluntades. '
330. La helleza en la oratoria. D e aqw que la oratoria no sea arte
bello por razón de su fin utilitario; pero sí lo es por sus medios. .,-1.
r
No se ha valido D emóstenes para persu,a dir a los atenienses de _
la fría concepción de ideas y severa disposición de razo nes de que se
,
serviría un filósofo, ni de aquella precisión escueta que guarda un
científico al exponer sus principios y verdadesj nada de eso. Cual~
quiera observa el calor, la vida y luz que anima todo el discurso, los .
modos de excitar la sensibilidad patria, la iranio, el ridículo, las pro·
teficiones, las figuras pintorescas y patéticas, los dialog ismos dramá~
ti cos, en una palabra, la concep.ción y expresi6n artísticas, es decir, ..;'!f!
bellas"de ideas y argumentos.
y así ha de ser en todo discurso. El orador ha de mov.er las vo~
luntades del auditorio a su fin; pero no podrá conseguirlo si no excita
'.'
¿.
De la oratoria en generlil 387
·
, o,'
"

.. ' ;:tj
,
..,,
sus pasiones unas veces, si no las reprime otras, si -no influye en sus ' .:;., ,¡
-'.>

corazones y sentimielllOS. Y esto no lo conseguirá de ordinario si no


envuelve · la argumentación sólida en los pliegues pintorescos de la
belleza en el decir y no caldea sus razones frías con los ardores bellí- '!
oi')
simos del entusiasmo.
Es,. pues, la oratoria hermana de la poda; con la diferencia de que
ésta busca la belleza como fin último y único; y ,la oratoria apposite
ad finem. que dijo Quintilíano, es decir, como medi~ para recabar · ,'~

su fin.
331. Nobleza de la oratoria. Pero si no es tan bello su fin último,
es, sin duda muy noble. Porque ha de persuadir el bien verdadero,
TIQ el aparente. Fundados en la fórmula de Protágoras (roJl ~TT'ro ,
.!

.\óyov XPf.LTTüJ 7f'OtE.rv) err6neamente dileron los sofistas que orador es


el que sabe persuadir cualquier causa, buena .o mala. Nada menos
cierto. Así como la vcrqadera certeza está en la adhesión del entendi-
miento a la verdad real y no a la apa rente, también la persuas ión es
la adhesi6n de la voluntad al verdadero bien, qne no al aparente. Si
el acto adhesivo de la voluntad termina en un bien fingido, como-
quiera que la voluntad tiene por obleto el bien y nada más que el
bien, esa adhesión, por ser esencialmeme ilusoria e· inestable, tiene que
cesar en el momento en que desaparezca la ilusión, Por lo cual,
profunda es la m anoseada definición que dio Catón,l del orador ideal:
..• V ir bonus arte dicendi peritus: esto es, el hombre de carácter (vir) ,
i

que quiere el bien· (bon.u s), y qu e por hacerle triunfar, sabe manejar
victoriosamente el arma de la palabra (dicendi peritus). Esos tribunos
y demagogos a lo Robespierre, que tratan de persuadir 'el mal, arras-
trarán tras su talento a las multitudes. pero más o menos tarde quedan
al descubierto, y no lograrán cautivar las voluntades de los justos , ,~

ap reciadores de las cosas. In; usto es, por lo mismo, Kant, llamando a
a la oratoria 2 «el arte de engañar por medio de hermosas apariencias:>.
Nadie co.ndena el acero que cubre de gloria a la patria y a sus grandes·
'. . ·capitanes, porque haya criminales que lo clave n en víctimas inocentes.
332. Oratoria y el<J:cuencia. H emos dicho que la oratoria es arte.
Esto a nuestro juicio, es lo que la distingue de la elocuencia. Hay
J.- . autores antiguos que hablan de la oratoria como sinónima de elocuen-
cia. Hoy d.ía, con todo, oratoria dice algo más que elocuencia. Hom- 1
bres hay nldos e ignorantes, elocuentes ~n muchos trances de la vida.
U na madre con una palabra, una esposa con dos lágrimas, y a veces
con· una sola mirada, son elocuentes. Más aún,: Homero,. Virgilio,
.D ante, son elocuentes en muchos trozos de sus poemas. Pero ni el
Tuda, ni la madre, ni la esposa, ni los menciona'¿os poetas son orado-

1 Cat6n en Séneca smes, Controv. Proef. 9.


2 Cí. Fenelón Lettre .a l'Académie (IV, Frojet de Rhétoriquc) ,
., ". . , ,.,:
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388 Lección L

res, ¿Por qué? Porque la elocuencia es en ellos hija de la naturaleza,


no del arte, La elocuencia, dice Capmany, «os el d6n feliz de impri-
mir con calor y con eficacia en el ánimo de otros los afectos que
agitan el nuéstro:t>. Bien dicho: la elocuencia es d6n de la naturaleza; ,
la oratoria es perfección y desarrollo ,de ese d6n, por el arte;
Demósten es tiene elocuencia para imptimir sus afectos en el audip
torio; pero, analizando el discurso. salta a la vista el artificio admira·
ble, aunque disimulado, para colocar pruebas, la sagacidad y maestría
con que las combina, el arte con que explana las razones más s61idas,
el tino en aduc ir y 'pulverizar las objeciones 3. Es decir, que así como
para vencer al ejército enemigo no basta 0.1 guerrero ser valiente, ni
tener armas, sino que ha de , te ner táctica militar. as] para vencer al
auditorio no basta ser elocuente y tener cualidades, sino que hay que
tener el arte oratorio. Bien diríamos, según esto, que la oratoria es el
arte o la perfección artística de la elocuencia.
333. Diferé nciase también la oratoria de la retórica como la parte
del todo : pues la retórica, en su ·sentido estricto, se extiende a1 arte
del bien decir · en general, a la elocuci6n y al estilo, mientras que la
oratoria se ciñe al arte del discurso. ,
RECONSTRUCC I ON STNTETICA. - Qué es 10 que comprende la oratoria. Ocasi6n
y circun st::tn ci:lS de pronuncia! Demóstenes su f)1Jcur.fO .fObr~ I n J acnntt!clmtentOJ
del Quersoneso (328) . - Presupuesta la lectura reflexiva de ese discurso, c~ ,
miéncesc: el análi sis diciendo qué era lo que pretendía Demóstenes con él. ¿Qué
propone? ¿Cómo lo consigu e? Qué es, pues, la oratoria (329). - ¿La oratoria
-
es arte bello? Exponga usted este punto li terario an te el d iscurso de Demóste-
nes (330). - ¿Es noble el fin de la oratoria? ¿Es orador el que persuade lo
malo ? ¿Qué fundamento tielle la definici6n Vir bouUJ arte dicendi p~ritus?
' ¿Por qu é yerra Kant en su definici6n de oratoria? (331). - Qué diferencia
hay entre oratoria y elocuencia (33,), y entre oratoria y ret6rica (333).

LECCION L

FONDO DEL DISCURSO - DIALECTICA


334. Para que la oratoria mueva las voluntades es preciso que
antes convenza y persuada, porque la voluntad sigue siempre el últi-
mo juicio práctico del entendimiento.
Convence y. persuade el orador con las pruebas que aduce en favor

3 Más aún: refieren sus biógrafos que .para ser d primer orador de Grecia
tuvo que empezar por corregir sus defectos de voz y de presencia, y hasta ,,"
llegó a a.feitarse la cabeza para ob ligarse al trabajo persevera nte I!D su casa. ·'
Sus detractores decían que sus d iscursos olían a aceite, prueba de su constancia
en el estudio de: la oratoria. Sin éste no hubiera alcanzado el orador griego el
conocimien to de causa y el arte de sus discursos.
l..r~:~:f~,;.;·~·t':~~jfq;· ,- ,:~ _.~ 7 .';<~:"r ".~ · .~,~:-.---.. -~,;: "" ", ~.,. i)<'~"'-;
,
. v

, 389
Fondo del discurso ~ Dialéctica
\

de su proposición, La fuerza y vigor de las pruebas oratorias se apoya


en el nervio que les dé el raciocinio o argumentaci6n dialéctica, sin
la cual no pasarán de ser huecas palabras los discursos.
Mas para entender y apreciar el vigor de raciocinio oratorio en el
modelo propuesto, prerrequiere el retórico algunas nociones de dia~
léctica, Compendiamos aquí las más necesarias,
335~ La DIALECTICA enseña el arte de argumentar, esto es, de dis-
poner cada ra zón o argumento de tal modo que lleve la convicción
verdadera al entendimiento, el cual quede cierto de poseer la verdad.
Esto lo consigue la dialéctica por medio de raciocinzos, que en su
'.
forma más clara y perfecta vienen a reducirse al silogismo.
El silogismo (O"VAAoyUT,LLÓ,) es la reunión de tres proposiciones, en
la cual se hace ver el enlace lógico de dos ideas. Se funda en el axio-
ma: «Dos cosas iguales a una tercera son igu·ales entre sí~ .
A=e
e=B
A=B
Por ejemplo: se trata de probar que <los apóstoles son dignos de
crédito al testimoniar que vieron a Jesucristo resucitado,.
Esta es una proposición que afirma la unión de dos términos: «los
apóstoles (A) y . dignos de crédito. (B). Pero esa unión no aparece
-- inmediatamente evidente a la razón. ¿Qué hacer? Se busca un tercer .,
término, que sea igual a cada uno de los dos primeros, y en virtud
del axioma dicho, estos dos términos son iguales entre sí.
En efecto: ese tercer término existe; y es: «testigos desinteresados>
(e), y diremos:
«Los apóstoles» son destigos desinteresados»; A C. ==
Pero «los testigo.s desinteresados" son «dignos de fe»; e = B.
Luego . los ap6stoles. son .dignos de fe.; A t= B.
Esta tercera proposición no es más que la aplicación particular del
principio general anunciado en la segunda · proposición, aplicación
que se hace mediante la proposición primera.
Esto supuesto, la disposición que 'se da a las proposiciones es esta.
La primera enuncia el principio o axioma: «Los testigos desinteresa~
dos son dignos de fe»; y se' llama mayor del silogismo; la segunda
"t'"opone el caso particular: pero ((Jos apóstoles son testigos desintere~
•• sados»; y se llama menor; la tercera deduce la consecuencia: luego
.. ,,
, .los apóstoles son dignos de fe. , y se llama conclusión. La mayor y
.: la menor se llaman también premisas. A veces, por ser tan clara, se
-- omite una de las proposiciones; y entonces el raciocinio se llama
.entimema.
Según se ve_ en .el silogismo se va de lo conocido a lo desconocido,
.',
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390 Lecci6n L '.' '-·f

de una proposici6n admitida como verdadera, a otra, objeto de duda~


Pues bien: este paso "se puede hacer de dos maneras: 1) o d es-
¡, . cendiendo de una proposición general a una particular, o 2) subiendo
de hechos particulares o un hecho 'generaL El primer caso es la de-
ducci6n , el segundo. la inducCl6n. Esta se funda en la obser.vaci6n de
hechos particulares, y en el principio de causalidad, «no hay efecto
sin causal>, al cual viene a reducirse aquel de que «un efecto constante
y uniforme exige una causa LJniforme y constante".
Ejemplo de deducci6n: Todos los hombres son mortales; yo soy
hombre; luego soy mortal.
Ejemplo de inducción: Este, cuerpo, y éste, y ése y aquél y el otro,
se ve que .están sujetos a la ley de gravedad; luego todos los cuerpos~
etc.
Presupuestas estas nociones, podemos ya analizar el discurso de.
mosteniano para , ir., encontrando los argumentos dialécticos con que
razon a su propoSlClOll.
336, Análisis 16gico del discurso de Demóstenes. Dij irnos en l. ,
.'"
lección anterior que lo que se propone Dem'óstenes es probar que,
lejos de licenciar el ejército de Diopites, hay que ayudarlo y refor-
zarlo (1' parte); y que hay que declarar la guerra franca a Filipo
(2' parte),
PARTE 1. Para persuadirla, deshace ante todo cuanto otros oradores
habían propalado contra Diopites, yeso, no con el imento de defen- .
~-

der a Diopites, sino para demostrar que los dichos de aquéllos son
noci vos y fraudulentos para la república.
RAZON l' ( <<Cosas peregrinas •., etc,). De ningú n modo deben los
atenienses 'permanecer ~n . paz con Filipo, que hace tiempo nos viene
haciendo la guerra a la sordina. ,
La argumentaci6n es de esta suerte: Dicen que hay que proponer
la paz o la guerra. Cierto: por eso, si Filipo nos dejase en paz, en la
paz tan solo habríam'bs de pensar; pero si Filipo nos guerrea, no nos
queda más remedio que defendernos; es así que mucho antes de me-
nearse Diopites, Filipo ya había movido guerra, como lo atestiguan
vuestros decretos; luego hay que defendernos con la guerra. '
Refuerza ' el argumento refutando la objeción de que «mientras
Filipo no invada el Adca, no agravia ni guerrea», cogiéndoles en
contradicción.
RAZ ON 2' ( .Por Júpiter, me deds>, ete.) , Aunque fuese verdaIP
lo que dicen contra Diopites (que devasta y roba, etc.), con todo, no
debería disolverse su ejército, por ser eso nocivo a la patria.
La argumentaci6n la encierra en este silogismo: El grande recurso
de Filipo ha sido siempre llevarnos la delantera teniendo siempre un
" ejército preparado para caer de improviso, llegada la ocasión; al· con-
trario los ateniepses ; es así que los oradores con acusar a Diopit~
,.,:
...#/.--
, ~

, 'i .
• ',. '1
'

Fondo del discUrso ~ Dialéctica 391

contribuyen' a que suceda lo mismb. Porque: 1) teniendo y reforzan- ,.


do Filipo un ejército en Tracia, si 'en soplando vientos favórables se
arroja sobre Bizancio, nosotros no podremos desde aquí hacernos a
'; 1
la mar, Y'en el Quersoneso no habrá ejército que se oponga. (<<Mirad i
<~i,
si no la posici6n en que nos encontramos .. .). 2) ,Filipo, como se ve .Y¡
claro en su carta, piensa acometeI al Quersoneso ; ¿qué haremos ti· , 'j
cenciando el ejército de Diopites? 3) Si se pasa de largo por el Quer-' -,.,,
soneso, será para embestir a Calcis y a Megara, para de ese modo
lanzarse sobre el Atica (N6lese la gradaci6n de estas tres pruebas). ,: · .~..-
Concluye vigorosamente luego ,cen vez de calumnian, etc. Y ;'¡

amplifica la conclusi6n 1) con un argumento que se Barna a dissimili .. ,,


o a contrario: Mucho desearía Filipo que se disolviera el ejército;
, 'J
,,
luego hemos de hacer lo contrario (porque el enemigo nunca puede
querer el bien de su enemigo). 2) Con la conducta de los atenienses,
.,.,
que no haciendo nada por desidia, dan oídos a ineptas y calumniosas i
acusaCIOnes. ·.,
"

RAZON 3' La acusaci6n (que pas6 por alto en la 2~ razón) es de


tal suerte, ql~e muestra la mala fe de los oradores filipistas y la lige-
reza de los atenienses.
1) La mala fe se manifics~a en que: a) la acusación es irra.zonable.
Porque todos los jefes atenienses exigen tributos; luego Diopites, no
recibiéndo otra paga dd Estado. se ve forzado a exigirlos. b) Porque
pidiendo se ma nde una armada que aprese a Diopites, contra el cúal,
si hubiese delinquido, bastaba una acusación judicial, lo que hacen , ..,
· I
es hacer la guerra a los mismos ciudadanos. ,
.2) La ligereza y cobardía de los atenienses se ve en la acusación.
Porque aplauden cuando oyen decir que un ciudadano es causante de
los males, y no quieren convencérse cuando se les dice que es Filipo;
se alegran de ver acusado a un ciudadano ínerrne, y llevan a mal se
denuncie a u.n enemigo, que 5610 con las armas puede ser castigado.
(Siguen magníficas etopeyas excitando la venganza de los 'atenien-
ses y presentando a toda la Grecia demandándoles cuenta de su indo-
lencia. El paso a la segunda parte e< natura!fsimo). "

PARTE n. Tres verdades procura persuadir, que hacen mucho a


su prop6sito : y son otras tantas razones para la guerra contra Filipo. , 1
1~ Filipo ha de ser tenido por capital enemigo. 1) Odia a la ciu-
dad y a cada ciudadano; y sobre todo, detesta nuestra libertad y
~, ~
democracia; porque sabe que, subsistiendo éstas, todos los oprimidos
por él, tendrán refugio. 2) Filipo maquina contra Atenas, pues no
arrostra tantos trabajos y riesgos por dominar en miserables villorrios
-.~ -
de Tracia, sino por someternos a nosotros a su tiranía.
2(1. r¡ ay que aprestar ejército permanente y auxilios de guerra.
Cosa difícil, pero necesaria: 1) Para evitar la extrema ignominia, im-
, propia de hombres libres, a que vendrán todos los griegos, de no ,

. 1
,
'1
~ ,~~,~4_ '-~;''J..'': . '<J .r ~_o_
,""~' t-' --

392 Lección L

hacerlo. (Nótese la valentía de figuras, los efectos· de temor y pudor,


templados por las alabanzas, que excita). 2) No es dulce. la paz que
engendra ruina, ni son graves los trabajos de la guerra cuando son
necesarios al bien de la patria. (Nótese la etopeya de los malos
, oradores). 3) Sin la guerra, no ya ~a ignominia, sino amenaza el 1
i exterminio. Si los atenienses creen a los adversos oradores, también
Filipo negará que viene en són d< guerra hasta que haya invadido e!
Atica; y si penetra al Atica, el exterminio es seguro, pues sabe él que
los atenienses no sirven para esclavos. ,
3il Los m·adores que patrocinan a Filipo deben ser castigados. La
prueba: Filipo acostumbra atraer a otros a la servidumbre, con astu-
cia (lo hace ver con ejemplos). y a voso'tros al descubierto (aduce
hechos); yeso porque sabe que entre aquéllos no se puede hablar en
favor suyo, al paso que viven seguros los que en Atenas hablan en
su alabanza. De aquí que sus favorecedores se enriquecen, y vosotros
caéis en la pobreza y humillaci6n.
Refuta 1) a los que le acusan de cobarde, diciendo que, al contra-
rio, es más varonil que ellos. Porque no es valiente el que, descuidando
la utilidad pública, mueve pleitos; para hacerse así grato a' vosotros;
valiente es el que, aun en contra de vuestros caprichos, aconseja lo
que aprovecha a todos; y yo, aunque de otras muchas cosas hechas
en favor de la patria pudiera- gloriarme, solamente me glorío de haber
aconsejado aqu ello que redunda en provecho común, no mío. 2) A
los que le digan "habla pero no hace>, responde que el hacer no es
de! orador sino del pueblo, ilustrándolo con el ejemplo de Timoteo.
Acaba 1) repitiendo brevemente lo que conviene, y 2) prometiendo
buen su.ceso si se deciden a obrar.
337. Ahora reflexionemos y deduzcamos: Estas son las razones
escuetas en que apoya Dem6s.tenes su proposici6n. ¡Pero de qué dis-
tinto modo nos la presentaJ Inform6 ese esqueleto muerto de dialéc-
tica filos6fica con la carne y sangre de la concepci6n oratoria, le
infundi6 después el alma del arte, y brot6 esa vida, ese calor, esa
fuerza de convicción que se nota en todo el discurso y se llama DIA-
LECTICA ORATORIA.
Fijémonos en algun os pas~j es. El segundo argumento de la segun p

da parte dijimos que era: «FiEpo maquina contra Atenas, porque


tantos trabajos y fatigas como se toma no han de ser para invadir
insignificantes aldeas de Tracia». Esto así dicho, ¿qué convicci6n
podía llevar a los atenienses? Pero leámoslo de nuevo, y salta a la vista
la fuerza de raciocinio: «¿ Quien avariento de arañar unos villorrios,.,
etc. (Léase hasta «ahora bien, a vista de esto ...»).
He aquí un arguJ7lento muy usado en oratoria, y se llama a fortiorT:,
porque se funda en la mayor razón que hay para decir lo que el
orador se propone que 10 que de hecho ya ha sucedido.
10 'i?~¿''''' -~,
,- )
, .
Fondo del discurso - Dialéctica 393
ji
I
Otras veces se vale del argumento que se ll~ma disyuntivo" como "j
1
es d primero de la primera parte, proponiendo los dos extremos i
i
-paz o guerra- por los que han de resol verse, para qu e, refutado el 4'A
uno - la paz- se deduzca qu e «:la elecci6n es imposible; no tenéis
más que un solo partido, el de repeler cuanto antes al agresor>.
O tras veces concluye con arg"lJmentos a contrario, como cuando,
después de la conclusió n de la raz6n segunda, dice: «y a la verdad,
si algu no, llegándose a Filipo le preguntase : dime, desearías que las
tropas,>, etc., porque es claro que si el enemigo pretende que se reti-
,,
ren las tropas, seña1 es de qu e no conviene que se retiren.
y nótese en 1.a raz6n que inmediatamente sigue, la fuerza de .
lógica, el feliz dialogismo, el vigor de hase con que de la desidia ·e
inacció n de los atenienses concluye cuán mal an dan los negocios.
Otra argumentaci6n muy oratoria es la conglomeraci6n por grada.
ci6n de cargos, como se ve en las pruebas inmediatamente anteriores,
desde «Mirad si no la posición en que nos encontramos ... ), (Léase).
1 Los ejemplos y los hechos, y más si van comprobados, son de ,
,I
mucho efecto oratorio. Es lo qu e se llama amplificación oratoria.
Veamos el párrafo en qu e prueba que deben ser castigados los
patrocinadores de Filipo (léase desde: <¡ De dónde proviene que em-
pleando la dádiva. _.• ).
De este modo, sirviéndose Dem6stenes del raciocinio como arma-
z6n consistente de su discurso, y de argumentos oratorios? como nervio
vigoroso de su elocuencia, las razones son convincentes. ,
"
338. Pero d ice Cicerón en su tratado de oratoria que «aquel es
más elocuente, cuyos ra.z onamientos pruehan , agradan y mueven; y
s610 aquel orador vence, que mueve-,;,.
Pues ved c6mo Demóstenes, teniendo que echar en cara tantas
inculpaciones a los atenienses, logra qu e sus razones les agraden, y
obtiene al fin el tri unfo definiti vo, moviéndoles a obrar según su deseo.
A vencer la voluntad reacia de los atenienses para la g uerra, viene
todCl la segun da parte. Presentándoles con arte y maestría lo fácil que
aún es obrar como cumple a un pueblo libre, recuperar la gloria per-
dida y preparar el bienestar fu~uro; deséubriéndoles los artificios de
los embaucadoros y manif..tándoles el deseo que él tiene del bien . de
la patria, increpándoles, sí, pero envolviendo la invectiva en desinterés,
lealtad y celo del bien patrio, consigue que la verdad les agrade; y
luego, poniendo de relieve con vigor la extrema necesidad, los intentos
manifiestamente hostiles de Fili po y las transacciones de sus favore-
cedores, excitando la indignaci6n, el temor, el pundonor y la pasi6n
de gloria de aquel pueblo vanidoso, triunfa y se impone en sus vo-
luntades .
. Este triunfo definitivo no lo conseguirá el orador sin el ARTE que


394 Lecci6n L " - I .. ~.

se llama 4e LO PATETlCo, que consiste en excitar o ~lmar las pasiones


, •
, ,
del auditorio, seg(m le convenga ".
• Para que los oyentes quieran eficazmente lo que el orador intenta,. .'¡:.,

es preciso que éste les haga querer apasionadamente. Por eso el pf1:té~
tiea, es lo más difícil, pero lo, más característico de la oratoria. Cicerón
,.
I
llega a decir de las pasiones en
la oratoria, que en ellas sunt omnia,
está todo el éxito, definiendo la elocuencia: continuus animi motus;
la continua excitación de tos afectos. Supone un conocimiento del
corazón humano profundo y prácti co. que no se adquiere sin mucha
observaci6 n, y además requiere imaginación, sensibilidad y entusiasmo
para sen ti r Íntimamente en sí aquellos sentimientos que quiere des-
pertar en los demás.
Escrito está : "Si quieres que yo llore, llora tú primero». Bien se
ve cómo D em6stenes ha ma nej ado lo patético en su discurso; ya
remueve la pereza y la desidia d e los oyentes con el inminente peligro
de su ruin a ; ya despierta su sed de gloria; ora les amenaza con el
yugo de la esclav itud; ora los entusiasma con la seguridad dd triunfo,
y siempre aciiva en sus pechos el odio a Filipo, amortiguando a la
vez en ellos las sim patjas por los traficantes embaucadores.
Véas~ .con fij eza , desde «Ya veo que no faltará quien estime...:),
hasta «Pero lo que a mí me esca ndece., .», y al fin) mostrando que
no trata de halagar, sino de la pública utilidad, véase c6mo 10 que
hace es acentuar más los afectos del pat riotismo, de la g loria y de la
independencía, tan gratos a su auditorio, atrayéndose su admiraci6n
al ver un hombre que pospone sus personales intereses al triunfo de
la justicia- y al bienestar de la patria ( <<y todavía subirán a ' esta tri-
buna,.,, ),
339. Corolario. Del análisis hecho se ve que el principe de los
oradores agrada y conmueve, pero no con descripciones poéticas bus~
cadas únicamente p.ara regalar los oídos y recrear la imagin~ción, sino
encarnando el arte oratorio en la arg umentaci6n filosófica, para que
así la verdad de su proposición más resplandezca, brille y atraiga; de
, dond e ·resulta la belleza de su discu rso, que como dijimos, es Splendor "

ven, el esplendor de la verdad (12, 29 ),


340. Generalizando, pues, los prin cipios, DEDUCIREMOS que todo
discurso orato rio ha de convencer con vigorosas razones, ha de agradar , ;,.'
., .":'.

y deleitar con la belleza de la causa y exposici6n artfstica, y ha de .'';i.


imponerse a la voluntad, de,terminándola a obrar mediante la conciM
tación de los afectos y pasiones.
RECO NST RUCCfON SI NTETICA, - Qué prerrequiere la moción de la voluntad.
En qué estriba la h Joerza de las pruebas (334). - Qué enseña 'la diaU ct;ca. Qué
es silogismo y en qué se funda. Exponga usted la teoría ck él en un ejemplo.

4 Cf, La Rochejoucatt"ld "', Maximes, VlII,


,., . -~ .,

~'~1 Forma del discurso oratorio ., 395

.,.'ff Qué di.sposici6n se ha de dar a las premisas. Explique el procedimiento induc-

l'
.
,I .,
tivo y deductivo (335) . _ Haga usted e! anál isis lógico del discurso de De-
móstenes. Cuá l es la proposición y sus partes. Razones en que apoya la pri.
mera pane. Argumento de la primera razón . C6mo 10 rdllerza, Razón segunda.
Silogismo en que se encierra y tres modos de probar la menor. Amplificación
, _'i

:1
"


:r doble de la conclusión. Razón tercera , (ma Ja fe y ligereza de los aten ienseS) .
Parte .fegunda. Tres verdades qu e persuade. Refuta cion que sigl)(':o Conclusión ·,. ,
(336). - Exponga usted la dialéctica oratoria que encarna eSas pruebas lógicas,
, seña lan do pasajes oratorios. Argumentos a fortiorl, disyuntivo, a contrario, por
i conglomeración. amplifi ca tnriü.\ de q ue se val ~ ,(337), -:- Cómo se arregla 'para ..
-' -¡:; ,
agradar y rnov'er. Qu~ importancia ti ene. lo patético en la oratoria , qué ·supone
,, .- ~'¡
; .. ~
,
• y cómo lo maneja Demóstenes (338 ) - Sintetice usted en un corolario el , _:h
~

- modo que Demóstenes tiene para agrad ar y con mover (339). - Cuáles son,
en suma, las tres cosas a, todo discurso oratorio indispensables (340). :'i•
, , EL EJ ERC ICIO PRACTICO más provechoso de esta lección es el análisis detenido ,I
I!; y repetido dd discurso demosten íano, tal 'como se indica en la lección.. Los dis..,
I

,,
dpu los han de lograr suma exped ición en dar con las razones y amp lificaciones
oratorias. Hecho este primer análisis pueden hacerlos ' semejantes en otros dis.- -.
,l
,
,,
curros que les señale. lea o proporcione el profesor.

,
.. ··• ,

',..
.,
LECCION LI
'."
, ,
. FORMA DEL DISCURSO ORA TORIO
'- - PLAN Y PARTES
, ,'!

·.>¡,
341. E l PLAN del discurso oratorio debe reunir ias co ndiciones ge~
! nerales de toda- obra literaria, unidad, variedad e interés, y además
debe constar de aquellas partes o elementos que le dan su forma
'.
pec uliar: Estudiemos todos estos elementos y condiciones en el modelo
present;ldo.
.. Fij ándonos en la sinopsis analítica hecha en la lecci6n anter:ior, , >
veremos qu e todas las pruebas van derechas a su intento ; a excitar en
los oyentes el deseo de la guer ra contra Filipo. Empieza por negar la
disyuntiva en tre paz y g uerra, sigue defendiendo a Diopites para que,
lejos de retirársele del Quersoneso, se le envíen nuevos refuerzos,
r continúa condenando la desidia de los atenienses en no rechazar a
Filipo, y excitándolos al odio contra el Macedón, probando que no
.. intenta sino la ruina de Grecia; deshace cuantas objeciones -se le pue-
dan ofrecer en contra de sus pruebas, y .termina probando la necesidad • ¡

de la guerr a, que era su intento.


En medio de tan estricta unidad, esplende la variedad riquísima de · ':4,
~ argumentos, de recursos oratorios y de afectos, presentando la cuestión ...,
· I
b a jo toJos los aspectos posibles, y saliendo al encue ntro a los varios.
impedimentos que podrían oponérsele. ,I
y todo esto, sin salir jamás del asunto, sin que haya- una excla-
mación ni un ,inciso que no aporte fuerza y luz al ~udito rio.
.,
,• . . Con esta unidad. riqueza y precisión, además de la importancia
, .'
~
, "

J
!!f~'Jf.-~"" .. J
'.; , .... , • • o,'

\
396 Lecci~n U

del asunto y dialéotica oratoria que se estudió en la lección anterior,


¿cómo no había de hacerse interesante el discurso a los ,atenienses?
Contribuye a la variedad, ver en el modelo bien delineadas LAS
PARTES EN QUE D.IVIOIERON los retóricos el disc urso. Porqut hay exordio,
,
proposici6n, divisi6n, confirmación. refutación y epIlogo. "

342. Exordio. Es e! exordio en todo discurso e! preámbulo o m·


traducción.
Breve y sencillo es el d e Demóstenes (cJustÍsimo sería:. ... hasta
«lo que Filipo>... ). .
Pero le basta tan breve preámbulo para llenar el oficio que -.según
Quimilianü- ha de tener el exordio, a saber: el de disponer el ánimo
de los oyentes, conquistar su atención y benevol.cncia y orientarles en
la doctrina que se ha de exponer 1.
Porque d ispone en su favor y atrae Dem6stenes la atención mani~
festándose amante exclusivamente de la justicia y decidido partidario
de! bien de la patria, y entrando desde luego en la cuesti6n (Objeto
de la preseote asamblea ... ).
Yerran ante este modelo de sencillez los pretenciosos declamadores
que, sin necesidad, inflan el comienzo de sus oraciones con pomposos
y campanudos períodos, que distraen más bien que atraen el ánimo y
DO dan luz ninguna a la materia.
Decimos sin necesidad, porque hay circunstancias en que el orador
se ve en el ineludible trance de prolongar c:l exordio deshaciendo
prejuicios y razo nando con causas antes de sentar su proposición.
Entonces el exordio se llama de insinuaci6n.
Tal sucede con e! célebre serm6n del P. Vieira, S. J., sobre la es-
clavitud. Recia cosa era para su auditorio hablarle de la injusticia de
la esclavitud, y necesitaba, antes de sentar la ingrata proposición,
insinuarse poco a poco y preparar c,on arte y modo el á~imo ad verso.
Hay circunstancias en que la gravedad solemne del asunto, del
lugar, del auditorio, piden un exordio más pomposo. Tal sucede,
v. gr., en las oraciones fún e.bres de Bossuet.
No falta n tampoco casos en que es oportuno que el orador comi"en-
ce desfogando e! entusiasmo de su pecho, apelando de otro modo a la
pasión y aun a la reprensi6n a veces. Tal sucedi6 en la conocida
catilinaria deCicerón, que comienza: .
«¿ H asta cuándo has de ab usar, Catilina, de nuestra paciencia? ...>.
y el príncipe de la elocuencia sagrada, San Juan Crisóstomo, no pu·
diendo reprimir su ce!o el sábado santo del 399, al ver reunido en la
iglesia al pueblo que el mismo viernes santo había concurrido a los
juegos circenses, empieza así su vehementísimo exordio: «¿Esto 'se ha

1 Imt. or., IV. 1·15.

,
'. !.
Forma del discurJo oratorio 397

l" de tolerar? ¿ Esto se ha de consentir? Ante vuestra propIa conCIenCIa


quiero citaros a juicio:to ,2. ....
\ Pero por regla general, el exordio modelo es e1 de- Demóstenes;
'

I correcto, digno en la forma, natural, sencillo, ocultando el artificio, y


ex visceribus rei, esto es, entrando desde luego en la materia.
Demasiado breve podría parecernos: pero hay que tener en cuenta
las condiciones del auditorio griego, cuya viveza y prontitud de con-
cepción no permitía los largos y ampulosos exordios que usó después
,I, el gran orador romano ante auditorio que' se pagaba más de la pompa
;; y lujo en la elocuencia.
Hay también ocasiones, como las del diputado o senador que usa
la palabra por segunda o tercera vez en el parlamento, en que no hay
necesidad de exordio.
343. Proposici6n. Presenta Demóstenes ~n seguida la proposici6n,
J
es decir, el tema o asunto del discurso.' '
(<<Lo que Filipo ... pretende arrebatarnos ... sobre esto debemos a
, toda prisa deliberar y decretar . ..»).
No es _explícita la proposición de Demóstenes, pero sí es clara a los
I oyentes porque, si han de deliberar y decretar sobre Filipo, que no 'i
solamente pretende robar sino apresar a los atenienses en sus garras,
,. ¿ qué es lo que ha de deliberar y decretar un pueblo pundonoroso y
libre? La guerra. Y si la gu¡:rra, ¿a qué disolver las tropas de Diopites?
De donde, las dos partes.' P No hay que licenciar el ejército de
, Diopites, sino reforzarlo; Z¡l Hay que doclarar guerra pronta a Filipo~ 3. : :
Aqui del arte demosteniano. Si desde luego hubiera sentado la .¡,
proposición expHcitamente, no hubiera caído bien en los oyentes,
prevenidos ya contra Diopites pOI los anteriores oradores; y por eso,
dejando entender lo que ha de probar, anuncia paladinamente tan
sólo los agravios de Filipo, que no se pueden deshacer sin guerra y
por tanto sin disolver las tropas. Hace lo que el cirujano que, habien-
do de operar, oculta el instrumento de la operación.
El modelo, pues, nos enseña que la proposición ha de ser clara;
pero ha de exponerse con arte cuando, presentada muy al descubierto,
pudiera herir los oídos y el ánimo del auditorio.
"
y puede omitirse, 10 mismo que la divisi6n, o partes explícitas~e
la proposición, cuando el auditorio ya la conoce.
Cicerón pone la proposición después del primer argumento, en la
primera catilinaria, y la omite en la cuarta, porque bien clara aparece
por toda la oración.
344. No ,hay en nuestro discurso NARRAClON de antecedentes nece-
sarios; porque los hechos ya los va intercalando .en el cuerpo dd
"11
2 Homilías de San Juan Cris6stomo, traducidas del original griego por
F. Ogara. s. J., tomo l.

.,
Leéci6n LlI

discurso. Es necesaria esta parte en ·la oratoria forense y en algunos


panegíricos.
345. Entra de lleno en la CONFIRMi\CION, que así se llaman las
'pruebas de la proposición. Y saca ndo de . Ias cosas peregrinas. que
di cen tos adversarios, las más sólidas razones para su tesis, refuta, esto
es, destruye las sentencias contra rias, y ratifica I\ U S argumentos con la
irresistible lógica y fuerza de convicción que analizamos en la lección
cincuenta.
Estudiando el orden de pruebas que sigue D emóstenes, se aprende
que el arte está en presentarlas del modo más favorable a la causa,
iluminando aquellos hechos qu e más convienen y dejando en discreta
sombra los que menos puecian ayunar; ag lome ra ndo unas veces las
pruebas más débiles, amplificanno y encareciendo las más fu ertes, pero
siem pre procurando interesar creciente y gran ualmen te. Estúdiese bien
y plenamente el asunto y el a uditorio, y éstos inspirarán la disposzci6n
más conveniente de las pruebas.
346. En el último párrafo re~opil a ,D emóstenes en clara síntesis
• cuan to ha dicho en el discurso. Es el EP ILOGO, conve niente siempre
para reco rdar lo dicho y grabarlo mejor en la memoria de los oyentes.
No suele el orador g ri ego terminar con aque lla viva moció n de
afectos q ue llaman los preceplistas peroración; porque la moción de
afectos va difundida por todos lo~ razonamie ntos del discurso, y esto
es lo mejor. Con todo, buenos orado res, como Cicerór. en la cuarta
catilinaria, la usan. En todo caso. debe ser brcvc , po rque la tensión de
afectos es violenta, y lo violento dehe du rar poco.
RECON STRUCClON SINTET ICA. - Mués trese C()OlO hay untdad y variedad 'en el
'.
discu rso de Demóstenes. Qué partes principal es comprende (34 1). _ ¿Cumple
el exordio con las condiciones q ue, según Quintiliano, debe tener todo exordio?
Explique usted las varias clases de exord ios y cuándo conviene cada una (342).
¿Es explícita y clara la proposiCIón en 'Demóstenes? ¿H ay ark en el modo que
tiene de enunciarla ? ¿Puede alguna vez omitirse? (343). _ ¿Es siempre ne-
cesaria la narración? (344) . - ¿Cómo deben presentarse las pruebas. en la
confirmación? (345) . - ¿Para q ué es el ~píJogo y en qué se diferencia de la
p~oración? (346).
EJERC ITENSE los ' alumnos en el aná lisis de las partes dd discurso que se
enseñan en la lección. Dominado el discurso de Demóstenes, hagan ejercici06
analíticos en otros buenos discursos.

, LECCION LII

ELOCUCION ORATORIA
CUALIDADES DEL ORADOR
, , l

347. Siendo la poesía en la oratoria, según dijimos arriba (330),


un medio para su fip. propio de mover las voluntades, sígucse que la
<
, -,. ,',;;¡- ". " '/',.: -.1' '0""<"1:
,"
,
"i;¡,

Elocución oratoria 399 ' '~'~,3


,
• j
.;'
elocuci6n . oratoria no ostentará el lujo y colorido de la elocuci6n ,.{1
,. i
poética, sino en cuanto sirvan al orador para su intento de persuadir ·
y mover. ':~
Bien claro aparece en nuestro discurso modelo, que Dem6stenes '.~
,),
J
, •
no habla para recrear con sus palabras, sino pata mejor convencer y
~
mover. Examinado el lenguaje, pronto se nota que, sin ser el descui-
dado y vulgar de una conversación familiar, tampoco usa aquellas
'.~
f""
, ,
, ,
palabras y giros selectos, privativos de la poética. Las voces Son propias,

significativas, enérgicas, pero ni hay libertad de hipérbaton, ni ar- ,"ti
,j
monías rebuscadamen te imitat iva~ para rega lar los oídos. , 1
Tales son l(u dotes características ocl lenguaje oratorio. "E n cuanto .~
,
al estilo, se not;ará desde luego el vigor y la concisión, que son dotes " .~
'.1
singulares de Demóstenes, muy, conformes con el carácter del audi~
torio, a quien se dirigía. Los discursos cid orador rom ano, Cicerón, -~~t
'se disting uen más por la 'abundancia y la magnificencia. ':1
El discurso que estudiamos reúne las tres principales dotes a que ;i
, "
redujimos las del estilo : ORI GINALIDAD, OPORTUNIDAD, CONCISION. (Lec- ,'
ción novena). Y en cuanto a la VIDA y MOVIMIENTO, bien se ve que no •
~"

faltan en una línea siquiera. Se vale para ello con preferencia, no


tanto de las figuras descriptivas, cuanto de las 16gicas y patéticas, ,
porque más que de herir la imaginación, como el poeta, su intento :i
es convencer la razón y excitar la sensibilidad.
Ya veremos en los géneros oratorios que algunos discursos admi-
ten más ornato y gala; pero en gene ral, todos los adornos deben em-
plearse como medios de persuadir, nunca con el fin ' exclusivo de
deleitar, '
Por eso, y comoquiera que los disc ursos son para declamarse en ,
"

público, se toleran algunas repeticiones y amplificaciones, y hasta


alguna incorrección, que de ningún modo se pueden permitir en ,
,
~.
.
,

novelas y escritos redactados para ser leídos detenidamente. Con esta


advertencia, no nos extrañarán algunos de esos defectos que se notan
en el modelo.
"
348. Cualidades del orador. D el análisis hecho se desprende que
sin talento para conocer la cuestión a fondo, sin genio artístico y dia-
léctico, sin viva imaginación, sin memoria retentiva, sin coraz6n capaz
de apasionarse por los nobles sentimientos de odio al invasor y amor "
"

a )a patria, sin fuerzas flsicas y voz vibrante, es imposible que se


hubiera podido idear ni expresar discurso tan persuasivo.
También se revela el tino y sentido práctico del orador para acertar
con los argumentos y recursos oratorios que más mella habían de "
hacer en su auditorio.
Además, para el feliz éxito de su discurso, no bastaban a D emós-
ten~s las dotes intelectuales y ffncas;. precisa-ba conocimientos gene~
"

, , ',
, --, ~--- ;

400 Lección UI

Tales de 16gica para saber raciocinar, de sicología para influir en el


alma de sus oyentes, de ret6rica para regirse por las reglas del bien
decir, de politica y derecho para Hablar con conocimiento de las leyes
cívicas de los griegos; y sobre esto, conocimientos prácticos de la
sociedad y de1 corazón humano para atinar con la cuerda que mejor
hace vibrar los sentimientos. Tampoco hubiera sido bien recibido ni
oido de los atenienses, si no conociesen la probidad y cualidades mo-
rales del orador.
De aquí 12s grandes cualidades y muchos conocimientos necesarios /
a todo orador, el cual -al decir de Cicerón- debe reunir en sí las
dotes del fil6sofo, las del poeta y las del actor,
Castelar expuso así estas ideas :
El orador es el hombre múltiple. Necesita pensar como el fi16sofo, argu-
m entar como el dialéctico, imagi nar como el poeta. representar como el actor,
can tar como el rntísico. tener una vida íntegra como el moral ista, y una fe in-
quebrantable camo el apóstol. Sólo con estas grancks condiciones, con eS las
extraordinarias fa cu ltades, se puede- llegar a la cima de la tribuna política, o
académica, o religiosa, a la cátedra, al foro, al púlpito, y desde allí lanzar sobre
la mu ltitud la eiocuenci-a, esa lluv ia de ideas, a veces plácida como el rocío, a
veces violentísima como el huracán.
El orador no necesita sólo estas facultades íntimas, internas de pensamiento
y d e fantasía: necesi ta al par Eaculta de~ externas de elocuencia, de acento, de
pn:sencia, d<: acción, que suelen se r casi esenciales al discurso. Imaginaos el
más grande pensador, Kant, por ejempio, dotado d e una de las más altas po-
ren cias in te1ectualc:s que han visto los siglos. pero falto comp letamen te de la
potencia de la palabra. Si Quiere populariza r sus doctrinas, extenderlas entre la
juventud, propagarlas, necesita de los oradores, de esos misioneros dd mundo
in telectual; qUt': ll evan en sus labios el verbo de las ideas.
Así es que junio a la iniciación de toda idea, o junto al ocaso de toda Ji.
bertad, para preparar un mundo que St. adelante a ocupar un lugar en el espac io
de la inteligencia) o para resistir la caída de una libertad que se eclipsa, apa-
rece siempre un grande orador. Jun to a la tumba ck la república griega, De-
móstenes; junto a la tumba de la república romana, Cicerón; como jun to a la
cuna del cristianismo, San Juao. y junto a la cuna de la revolución francesa ,
Mirabea u.

349. Improvisación. Y todavía hay otra cualidad más excepcional,


también para ser orador de verdad, y no quedarse a la altura de los
recitadores o declamadores de oficio.
y es la que sabtmos te nían Dem6stenes, Pericles y Cicerón en la
antigüedad, y en modernos tiempos O 'Connell, Lacordaire, Manterola,
Castelar, Maura, Vásquez de Mella, Arboleda (colombiano), Altami-
rano (mexicano), Martí (cubano), Garda Moreno (ecuatoriano), Ri-
vadavia (argentino), Frias (argentino), Zorobabel (chileno) , Errázu-
riz (chileno), etc.
U na cosa es un artículo escrito, y otra muy distinta un discurso.
Si éste se pronuncia de memoria, no será sino un buen artículo de-
clamado. Para que el discurso tenga vida y movimiento oratorio,
-. ,.'

l.""":
Oratoria política, popular y militar 401 i,

preciso es que eJ orador refrene o espolee su expresión ~ral según la


situación y las exigencias actuales del auditorio 1, cotno sucede en la
sabia conversaci6n en que el prudente interlocutor dice o calla, oculta
, o cambia' muchas ideas o frases, ya pensadas, según sea la impresión
que sus palabras causan en los que las escuchan .
.í\1as entiéndase bien que la (MPROVISACI QN de que tratamos no es
la de los que, sin plan ni previa meditación, se lanzan a la tribuna;
los tales, por facilidad que posean, nó pasarán de ser buenos habla- . I
,
dores. El buen orador estudia el asunto, consulta lo necesario, madura
, el plan, pesa los argum efjtoj~ dispone el orden, escribe el croquis o
sinopsis, piensa las frases más acertadas y expresivas, y puesto en la
tribuna suelta la rienda J la inspiración, y con gran dominio de sí y
del auditorio va modificando sU!! palabras y conceptos, según 10 que
le dicten el coraz6n y las circunstancias 2.
Bien se entiende que, para salir airoso de la improvisaci6n as1
explicada, hacen falta mucho ejercido, profundo conocimiento del
idioma y fa ilidad de expresi6n correcta. .
7
REC ONSTlI.UCClON SlNTETlCA. - ¿H a de ser poética Ja elocución en la orato-
ria ? ¿Cómo usa del lengua je D emóstenes y cuá l débe ser en todo discurso?
¿Qué dotes brillan en el estudio derrlOstenianor ¿T ien~ ;defectos? ¿Hasta qué
pu nto son éstos tolerables en el discurso? (347). - ¿Qué facu ltades ¡ntelee-
cU<'llcs. fís icas y moraies se deduce que debe tener el orador ? ¿Qué conoc imitn_
ros? (348). - ¿Qué op ina lIsted sobre el ta1ento de improvisar en dorador,
y de qué improvisaci6n se trata? (349) .

LECCION UII

SUBGENEROS ORATORIOS:
. ORATORIA POLITICA, POPULAR y MILITAR

Por su organización puramente democrática, los antiguos no co-


r"I nocían sino dos géneros principales de oratoria, la deliberativa y la
judicial. Modernamente, siendo diversas las costumbres y tan variados
los aud itorios que suelen congrega rse se han originado nuevos géneros
ora torios. Porque la oratoria puede ser parlamentaria o política~
popular> académica, forense y sagrada. "

1 Di ct: Cicerón, D~ oralore: Semper oratorum . elocuentife moderatri:r fuit


auditorum prudentla; omnu en'im qUl probar; vo/unt, vo/untatem eorum qui
audiunt, intuentur, ad eamque et ad eOrum arbitrium el nutum se accommodant.
\ 2 Sobre este punto pueden consultarse con prov~cho E. ucanet. Berryer,
( .. p. 240; L 'Abbé Mo~e r> La Chaire de NotTe Dame, en LL Corrcspondant. y
véanse Les Etudes, févrkr. 1897: el d iscurso de Mau ra y Montanee en su recep-
ción en la Academia; los comentarios de Azorín a la R~tóric4 del P. Gra nada
y a los diálogos - de Fene1Óh, obras compJ.et.'Ls. t. XXVI I, 1922.

2&--UTERATURA PRECEPnVA
.."""""''''''',
~~,-,'~.~.-
"", ...... - ':'
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.,
-,

.- 402 ' Lecci6n Llll


-,
350, Oratoria parlamentaria. Su carácter-Comprende los discur-
,
_. sos que se pronuncian en las cámaras legislativas, asamhleas, concejos
y ayun tamientos, con el objeto de deliberar sobre as untos concernien·
tes al bien de! país, o de decretar leyes y medidas de orden público
'para provecho común de la nación, de la provincia o .d epartamento
y de .los municipios.
Fuera de las dotes generales de la oratoria, estudiadas en la lección
an terior, se notan en el examen comparativo de los mejores oradores
parlamentarios caracteres mu y variados; por ser distinto el carácter
nacional y e! genio de! idioma,
O 'Connell, e11 Irlanda, fue vebemente y apasionado; Pitt y Glads-
to ne, por hablar en Inglaterra, que se paga más de frías razones que
de fogosos discu rsos, se muestran más bien tranquilos y razonadores;
Berryer, Thiers, el Conde de Mun y otros diputados franceses son
brillantes e ingeniosos, en Italia, España y en las repúblicas hispa-
noamericanas suel~n envolverse los pensamientos más hondos y sutiles -¡
entre los amplios pliegues de la sonora lengua castellana y adornarse
con la brillaqtez de imágenes. propias de fa ntasías meridionales.
M as, aun prescindiendq de' estas circunstancias, hay cuestiones
para cuyo desenvolvimiento oratorio basta la exposición .clara y serena
de las ventajas e inconvenien tes, al paso que, estando vinculados a
otras materias, intereses de secta o partido, solamente podrá triunfar
el orador por persuasión fogosa y grandilocuente,
Así se explica que unos mismos oradores ofrezcan tono y estilo .~
,
distintos en sus discursos. El gra n tribuno del parlamento español,
Vásquez de Mella, es sereno y solemne en su discurso, v. gr., sobre
«la cuestión de Marru ecos>, y g-randioso, florido y vehemente en el
debate sobre «el regionalismo catalán ~. Esto vamos a observar en
Aparisi y Guijarro, en dos de cuyos discu rsos hemos de fi jarnos para
si ntetizar las leyes de esta clase de elocuencia.
.' ;-

351. Modelos de Aparisi y -Guijarro. Se trataba de una proposición


de ley sobre aumento de sueldo a los capitanes del ejército, H e aquí
una m uestra del discurso del señor Aparisi en oposición al proyecto:
Dudaba esta mañana, señores diputados, si usaría ck: la palabra en esta
cuestión; pero me he resuel to al saber que ningún señor diputado la había
pedido en contra. La pido, pues, no para pronunciar Wl discurso, s.~no para
e:xponer sencillamente <llgunas consideraciones al ilustrado juicio del congreso.
y la pido, no sih repugnancia, porque yo tendría sumo gust'Ú en votar el pro-
yecto que se discute; pero creo en mi conciencia q ue hoy no me es posible,
aunque acaso me lo sería en adeta-nte. Si paretc n oscuras eslas pa labras, ex·pli-
caré el pensamien too
Si ya se hubiese d iscuti do, señores diputados, el presupuesto, introducido '
grandes econornÍ'as en él, aliviadQ al pueblo de ' la carga insoporrable de los
u ibutqs, en ese caso quizá aaría mi voto favorable al proyec.to. Pero aumenror
hoy d sueldo de los capitanes 001 ejér.cito; pasado mañana el de la infantería "

,-,,
,
,~
.,
' Oratoria política, popular y militar 403

<le marmra en la isla de Cuba; a seguida mejorar el retiro' de las clases 'pa.sivas; \
es decir, un día y otro día pidiendo más y más, y un día y otro_ dfa cargando
más y más el presupuesto, esto, señores diputados (puedo errar), pero creo en
mi conciencia que nosotros no debemos y por consiguiente no podemos hacerlo;
'. que para nosotros el no deber es el no poder.
Recuerdo en estos momentos a un hombre de mucho itn-genio, q{,le compa-
raba el presupuesto (:spañoJ a una escala sin término. Admito la comparación,
pero en parte la ratifico: esa escala tiene término; pero es feo, es horrible .. ,
la bancarrota. Nosotros andamos, o por mejor decir, corr-c:mos, por un camino
que nos lleva a un abismo, a la bancarrota , Y cre-o yo, señores diputados, que
estamos en el caso de hacer alto, de pensar, de o-meditar seriamente, de pregun- ' •
tamos a nosotros mismos si es que podemos ir más adelante, porque el pueblo
español no puede pagar. Yo treo que ni aun podemos permanecer 'donde esta"
mos, porque el , pueblo -no puede pagar tanto. Yo digo que es preciso retroce· 1-
:der, y he aquí un caso en que retroceder es progresar.. ,
.
,,
.':
He dicho, pues" y repito que discutamos el presupuesto, y que vengan "

I
después todos esos proyectos de ley; pero antes, yo lo sentiré 'en el alma,
mas les da,ré mi voto contrario, ,. Aun e:n el caso de que se hubiera discutido ,
el presupuesto y realizado economías para aliviar a ' los pueblos de la carga que
no pueden sustentar; aun en el caso de poder pensar en aumento de sueldo a
los cap1tanes dd ejército, yo diría: pues qué, señores, ¿ no hay ottos ompleados,
otros servidores del país que merezcan igual solicitud de parte del gobierno?
Yo ya sé que el ministro de la gu,erra se levantará dentro de breves instatntes -'
y hablará y encarecerá los merecimientos del ejército, del soldado español, y
nos contará SUIS glorias. Muy enhorabuena que su s-c:ñorÍa al,abe el cj¿rót-o; yo
t~unbién lo alabo y diré, si se qlii.ere, que es uno de los más valientes de
Eu1'Opa: muy enhorabuena que alabe al soldado español; yo le alabo como su
señoría, y diré que es el más paciente del mundo; enhorabuena que alabe y
.cante las 'g lorias del ejército espGñol; yo también, porque en todas las partes ·- i
del mundo se ve impr-esa altamente la hueHa de sus glorias, que no borraron , -~
los siglos. Sin emba,rgo, a pesar de hablar y sentir como su señoría, todavía
pr~gunto: ¿no hay otros empleados, no hay muchos servidores dd Estado
,,
'~~
mereoedores de igual soliciltud? Puesto que está serttado 'en ese banco el &eñor -' . -.~

ministro de gracia y jusúóa, ocúrreseme por de pronto los promotores fiscales,


, que ;l. nombre de loa sociedad persiguen el crimen; l-os promotores de entrada,
sobre todo, que tan miserablemente están dotados.,., etc. (Va arguyendo con ,,
.,;;' otros ejemplOs), " ~~
,
Concluyo, pu.es, apdando y excitando a los señores diputad os de Valencia,
mis compañeros, pam que con sus pa.labras o con sus votos den testimonil() de
la .verda-d que he repetido hasta el fastidio: Valoncia no puede pagar más,
Valencia no puede pagar tanto; yo, diputado por Va.lena.a, ruego al Conde de
Lu-oen-a que retire por ahora ese y otros proyectos semejantes y" aplace la dis-
..,. , cusión de ellos para después que la hayan sufrido los presupuestos generales
del Estado,
En el fragmento se ve que hay calor y movimiento; pero domina
la serenidad del raciocinio.
En cambio, habiase presentado en e! congreso de diputados el 4 de
junio de 1865 un proyecto de ley sobre el reconocimiento de Victor
Manuel, rey de! PÍamonte, por rey también de Nápoles, Sicilia y
Roma. Atravesábase en esto no tan sólo el triunfo de la justicia, ofi-
cialmente conculcado, sino el amor a la Iglesi¡¡ . y el atentado contra .'

-. "
:,- -'
,

404 ú cción L/ll

la religión de [a nación, tradicionalmente católica. Estas dos concausas


pusieron palabras de fuego en los lab ios de Aparisi que, enfrente de
toda la unión liberal, levantó su profesión de fe y ,amor al catolicis-
mo en un discurso lleno de elocuencia y de videntes profedas (que
muy pronto se vieron cumplidas). Est udiemos los últimos fragmentos :
Pasemos a Roma.
Pues aconteció que el ejército piamon tés, también Sbn declaración de guerra,
cayó sobre los estados pontificios: dicen q u~ asesinó a los heroicos ddensorcs-
de] Papa: lo cie:rto es que usurpó las principales provincias y más florecientes
• de sus estados .
Todo es to sin prev ia declaraci6n d-e guerra.
Algunos pe:nsarán que Atila obr6 del mismo modo; le:s suplico que no, .
deshonren al re:y bárbaro. A til a cay6 sobre los pueblos de Europa a fuego y ~
"
hierro; pero antes había declarado la guerra a todo el mundo.
Lo que hicieron los piamonteses, y no ofendo a su rey, que es constitucio-
nal, yo no tengo la culpa qu e se llame usurpación y además sacrilegio: Víctor
Manuel, au nque rey constitucional, fU l" excomulgado.
Ahora ge dice a la reina y a la nación por excelencia c.'1tólica, que reco-
nozcan a Víctm Manuel, no como re}' del Pi amonte y aun de la Lombard ía,
sino como rey de la Umbría y de las Legaciones; y yo digo que no debemos,.
que no podemos reconocerlo, qu e no 10 consienten o-i la gratitud, ni la hidal.
guía, y en una palabra. el ser, como somos, católicos .

. "Ved vosotros si pod éis, a la faz del mundo, llevar, por decirlo así, y
colocar a España en el campo racionalista, en e! campo opuesto al campo
carólico. No podemos, no dern:mos: donde está e! Papa all í está la Iglesia;
donde está la [ gJ~S i 3, alli es ta mos nosotros, sí, nosotros estamos d<)Ode está la

Iglesia; 3lH debemos estar ... (Sigue un panegírico gra ndjlocucMe de la Iglesia).
Hombres hay que por desgracia n'Ú creen ; yo tengo entre ellos amigos ín ti.
mas, amigos de! alma, y yo les he dicho: ¡cuán desgraciados sois! porque
dudáis por lo menos, y la du da es gran flaqueza y g.ran desdicha del alma~
porque es hor renda cosa llegar dudando a la muerte, y sentirse arrastrar du- •
dando a su insondable, tenebroso abismo ...
Pero al fin los que tienen la desgracia de no creer, no me maravillo que
vayan a formar en el campo opuesto a la Iglesia católica¡ JX:ro hablemos en
razón : ¿Cómo podemos hacerlo nosotros que, aunque hombres frágiles y llenos
de defectos amamos y c~emos lo que amaron y creyeron nuestros ~adres?
Somos católicos: pues si lo somos en verdad, nuestro rey espiritual es el Pa pa;
tan rey nuestro como lo es en el orden temporal la reina de Espa ña. H ijos
somos, y ade~s súbditos dd Papa. ' El territorio que posee y debe poseer,
porque no puede depe.nder de nam'e el que es rey de 200 millones de 'católicos
esparcidos en la sobrehaz de la tierra, ese territorio y Roma, su cabeza, es-
también nuestra patria y nuestra corte.
¡-
r- " , ¡Ah, señores ! yo me estremezco al pensar que podáis serv ir de instrumentos
miserables de un plan infernal. La revolución mansa parece contentarse hoy
oon que el Papa reconozca a Víctor Manuel por rey de las provincias sacríleg.a-
mente usu I'padas, sin perjuicio de que la revolución fiera se presen te a la
pri:rn::ra ocasión a exigir del Papa, o arl'3ncark, Ja.s Hava de Roma, la cil,ldad
derna. Mas por hoy. a la vista del ffiLl'Ildo se trata sólo del reconocimiento
de 10 usurpado, y hay vivísimo interés en que España rocon,ozca, en que :' \

¡,

,
"
--.... .
~~-- -- ~" -
~.
....

,
Oratoria política, popular y militar 4{)5
\
Austria rttonozca, on que todos los pu~b l os reconozcan, ¿sabéiis por 1 qu é? '1
Porque ~n el momento en qu e el Papa qu.ede solo, se le obligará acerbamente
a reconocer, y al repetir Pío IX el sublime non possumus, los q ue hasta hoy
le han tratado de obstinado y terco, le vestirían entonces el man·to de púrpura
y le pondrían la caña en la mano y le mostrarían al mundo diciendo: Ecce ,
> Horno, ahí tenéis un Papa que ha perdido la razón: un Papa que está loco.
no es Papa.
i Ah, señores! los que contribuyan a este plan 00 serán bendecidos. Pensad,
i,
señores ministros, en quiénes son los qur' solicitan el reconocimiento, en qtúénes.
-si es q ue lo hiciéramos, se gozarían , y en quiénes gemirían.
Todos los descreídos del mundo batirían sus palmas ; todos los católicos del
mundo vestirfan luto.

Pero oíd bien 10 que voy a deciros, y gua rd adlo fielm ente en la memoria.
Si eStá decretado por Dios qu e. descienda el Papa de su trono de rey, arrasará
al de'scender a todas las monarquía s de Europa: aquel trono volverá a levan-
tarse ; las monarquías europeas habrán pasado.
O íd bien lo que voy a decir. y gua rdad lo fielm ente en la memoria : reco.
nociendo ese ma l llamado reino de Italia, servís a planes cuya profundidad y
.alcance no conocéis. Pues bi en, aunque españoles altivos, os veréis obl igados ~
serv ir al emperador de los franceses; el emperador de los franceses,. sin tomar
el título, será de hecho el rey del Occiden te ...
352. Las cualidades de l discurso pa rlamentario se veo claramente
e.n los dos fragmentos copiados. DEDUZCAMOS: ~ :. '._ ¡

Ha de haber 1) Lealtad, Aparisi no altera en su favor el sentido


de los proyectos de ley que combate, ni recurre al sofisma en su;'ar;'
gu mentación, ni se vale del dolo. No le hace falta; porque las propo-
,•
., . que defiende son honradas, y no en favor de malas o anti-
siciones 7

patno!1cas causas.
2) En medio de su enérgica oposición, nótase la cortesia y el apre-
.
, cio personal de los adversarios.
3) El fondo del discurso es serio y 16gico ; presenta los hechos
exactos sin envolver el raciocinio en amplificaciones artificiosa~ de
palabrería inútil. Y se nota que los argumentos más eficaces en esta
oratoria son los tomados del honor nacional, del bien público, de la
equidad politica, (Recuérdese el discurso de Demó"enes) , ,
4) La forina debe ser elegatlte y según las ci rcunstancias antes
7

consideradas, expositiva y serena, o vellemente y amplificatoria.


Los pensamientos abstr usamente expuestos, dado el carácter de
nuestra raza, enfrían el debate y distraen la atenció n, tanto que es
frecuente en las cámaras hispanoamericanas la salida qe1 hemiciclo de ,
muchos diputados si el discurso adolece de este defecto, ¿Por qué se I
colmaban. las tribunas cuando hablaba don Julio Arboleda? Quizá I
porque sü frase era tan enérgica y viva como la de este trozo: I
. . ,Todo and;:!. tr·ocado enrre nosotros: el d::'SordcD ha pasado del mundo

físico al mundo moral. La extraña confusión que se nota en el uso de las
voces más conocidas, no es sino consecuencia necesaria de la confusión de las
406 Lección LEIl ., ,

ideas. Llámase liber tad la ausencia de seguridad; el sosiego interno, fuente


fecunda y pura de industria y de riqueza, se apel-li<ia retroceso; el castigo legal
,de los deli tos, que pone a salvo la vida y la propiedad de los granadinos,' se
califica. de ' inhumanidad; y argúyese en soo de proceso de ' la anarq uí'; de' la
._ concienci a, de la legislación y d~ la familia. ¡Y siempre están la,s palahras en ,,
,..
, contradicción con los hechos, y los labios son siempre disfraz para el corazón!
En ~aroo ostentad. el magistrado su liberalidad con frases galanas de me-
/o'
,•·,
ditada filantropía; que si deja atae'ar nuestras personas, o violar nuestras pro-
piedades, o destruir nuestras escuelas V universidades, si permite que el honor ....
_x'
.
, .,. de nues-tras ~posas y de nuestras hijas esté a disposición de forajidos estúpidos;
, ','

..
.•
si perdona y no persigue a los delincuenres; por más que hable y arguya,
diremos que ~u libertad es la cosa más semejante que hay en el mundo a la
tiranía, y sentirer,nos fuertes y justas tentaciones de cambiM nuestra libertad
,'•.ri.
"j' t.?
'

basta,rda e insoj,JOrtable por cualquier especie de servidumbre menos onerosa y


-, ~
degradan te l . -.,1

5) El orador politico ha de tene, sfrenidad de ánimo y calma


reflexiva ante las interrupcÍones o réplicas' de los adversarios; ·más
~ún, talento y arte para servirse de esas oposiciones en apoyo de su
,:(i
causa. •
No son ajenas, antes muy útiles a veces, las alusiones festivas y
las graciosas anécdotas, siempre que vayan veladas por 'la finura y la
delicadeza.
Vásquez de Mella es felidsimo- en réplicas y donaires cultos. En el
discurso de 30 de junio de 1916. cu. noo toda la naci6n hablaba de
crisis del ministerio, refirióse oportuna y delicadamente a ella el señor
Mella diciendo: ,';" ....
La mariposa de la revolotea hace tiempo sobre el ba.nco azul, y
CflSJS
algunas vtteS se posa imprudeme sobre el señor ministro de ins trucción pública;
y éste, cua,n do la sacude, no advierte que esa mariposa se posa también sobre
• lá del señor presidente de la comisión ... y esos ,círculo~ nigrománticos que
describe, sólo W l nigromántico tan hábil y experirmentado como el señor conde
de Romanones, que guarda los horóscopos de todos sus oompañ,eros, menos
, el suyo, es el único capaz de descifrarlos. Y como yo sé que la crisis zumba
;
· en VUotstros oídos,, )lO quiero awnentarla (Interrumpe el señor ministro de
instruc:i6n) . Yo no la he oído (El señor Mella): Eso probará. la sordera de
su señoría. (Y pasa a su propósito naturalmente). No quiero aumenta.rla; pero
me proocupa mell()S que aquella otra crisis, más honda y más grande. que se
refiere a España ...
353. . Modelos y cualidades. Son nombres famosos en la · oratoria
política o parlamentaria los de Cromwell, Pitt, Burke, O'Connell,
Gladstone, en Inglaterra; en Francia, Perier, Thiers, Guizot, Lamar-' ,l

tine, Berryer; Gambetta, Conde de Mun, etc.; en España, Alcalá ! ..


Galiano, ' Donoso Cortés, Ríos Rosas, -Aparisi, 016zaga, Cánovas?
Castelar, Nocedal, Maura; Vásquez de Mella; en Colombia, Arboleda,
r ". Nicolás Esguerra, Rojas Garrido·, Ospina, Carlos Holguín, Ortiz,
Urihe Uribe. G uillermo Val encía, Dávila Flórez, H olgufn y Caro,

1 Discurso de 19 de abril de ] 855 .


.,
- ' "
' . Oratwia poUtica l popular y militar 407

Laureano Gómez; en México, Altamirano, J. Sierr~, Chavero, J. M.
Cuevas, Bulnes, J. Ueueta; en Cuba, De Céspedes, MartÍ,. R. Montoro;
en Puerto Rico, J. de Diego; en Venezuela, S. Bolívar; F. Toro, Be-
, rancourt, E. Calcaño, CarnevaUi; en Ecuador, GarcÍa Moreno, Riofrío
Carrión, Mejí-a Lequerica) Barrero Cortázar, L. Borj a; en Bolivia,
., Olañeta, E. Valle, M . Baptista, L. Ballesteros; en Argentina, Félix
Frías, Irigoyen, Del Valle, Magnasco, Estarada, Avellaneda; en ;Chile,
Santa María, BIest Gana, A. Mantt, Cifuentes, Huneeus Gana,
. .
W alker MartÍnez, Zorobabel Rodríguez; en Perú, V, Belaúnde, y
vanos contemporaneos.
,,
De lo dicho se infiere que las cualidades del orador parlamentario
no, son comunes; facultades intelectuales bien despiertas, cultura va-
riada y extensa, pero más sobre la legislación nacional y extranjer!!,
sobre filo,sofía, historia, literatura y derecho.
354. Oratoria popular. Llamamos así a todos aquellos discursos
dirigidos a grandes reuniones de ciudadanos, unas veces para ilustrar-
les en sus derechos y debere$, otras para conmemorar algún suceso
o recuerdo nacional, otras para descubrir o erigir estatuas, monu-
mentos, banderas, caminos de hierro, etc.
Siendo tan varios los asuntos y motivos de estas reuniones, vario
tiene que ser el. sesgo que tomen estos discursos, cuya primera regla
ha de· ser acomodarloi a las circunstancias. Siendo el auditorio com-
puesto de todas las clases sociales, doctas e indoctas, es obra de menos -.... '
,
raciocinio que la parlamentaria, y de composici6n menos artística y
. galana que la académica .
"
Pero cuanqo el asunto es importante por tratarse o de elevar el ,
patriotismo, o de' conjurar peligros para la religi6n o para la patria,' ,
, entonces admite toda la fogosidad y vehemencia del entusiasmo. •
"
El 31 de 'mayo de 1915 se congregaba todo el pueblo de Madrid
(España) en el teatro de la Zarzuela, y todas las calles próximas se
veían abarrotadas de gente para oír al gran orador Vásquez de Mella.
-•
l\.1uchos acudJan por ofr al grandilocuente tri huno, muchos otros por
el asunto que se iba a tratar, relacionado con la actitud de España en
;" , - la gran guerra europea; los más, por ambos motivos.
¿Qué tono, qué razonamientos, qué oratoria, en una palabra, exi-
gían las circunstancias? Tono elevado; razonamientos, los del patrio-
tismo; oratoria vehemente y apasionada. Con todo, como comprendía
el orador que entre sus oyentes había unos adictos y otros adversos
a sus ideas, por eso es prudente y remirado en medio de sus palabras
para no herir a los unos ni dejar defraudados a los otros.
Veamos com prdbadas estas aserciones en el primero y en uno de
los últ.imos fragmeQ{os de tan notable discurso.
..':.. Como al subir a ' la tribuna, aplaudiese la mukitud, aproveoha el
.-' . ,
1
~"~ -" -;¡:1~
1 ' ,:' ,', '
.,' . . ,. 'J

", .,
' o

408 Lecci6n UlI ,

orador esa muestra de simpatia para entrar en materia y ponderar la


gravedad del. asunto, y comenz6 así:
Gradas rendidas de lo más íntimo del corazón por esos aplausos. Vosotros
invertís, Sll) quererio, el orden de las cosas. y ponéis el aplauso y la recom-
"o
pensa antes de la acción meritoria, y el ga lardón antes del triunfo, que yo no
he contraído todavía (Varias voces: sí. sf). No me refiero a méritos pasados,
si._alguno bubiera contraído, sino a lvs méritos actuales en la empresa que voy
a acometer es ta tarde y que quisiera estuviese a la altura de (an selecto audi.
torio; porque son -estos momentos críticos y solemnes para ia patria y para la
humanidad ente , a, y toda palabra que en estos instantes se pronuncie puede
tener una gravedad extrema.
He de procu rar que [a prudencia sea mi consejera y no S(: aparte un mo-
mento de toció aquello qüe he de expüner ante vosotros; porque no sólo ~stá
la humantdad en un instante crítico dr su historia, el más pavoroso de la edad
moderna, seña lando una época en qu e uDa edad termina y otra comienza, sino
qu e las consecuencias de esos hechos no pueden quedar aISladas en otras
naciones sin que repercutan en la nuestra. Por eso, toda prudencia será poca
para que las palabras DO ~e conv iertan en nuevos proyectiles que enciendan
las almas.
Pero no quiere decir esto que yo baya dejado a la puerta de este recinto
ni mis ideas ni mi-s propósitos : que ' yo venga a hablar aquí con enigmas y
confusion es, disfrazando las palabras '1 los pensamientos con nieblas. Nunca
como en la hora presente es necesario decir a la patria, con más claridad el
pensamiento. Yo no vengo aquí por propio impulso, que fuera jactancia en Il)Í;
vengo por los requerimi entos no ya de amigos políticos. si'no de muchos que
no 10 son, pero que comparten conmigo una tendencia que está por encima
de todos los partidos, porque se refiere a las orientacion.es futu ras que ha de
tener la política in ternacional de nuestra pa tr i~.
T rata en el discurso sobre la política interior católica y la exterior
que debe orientarse según la posici6n geográfica exige. Prueba que, el
Estado ha de mantener neutralidad absolu ta en el .conflicto europeo;
y se extiende en que la nación española debe manifestar los senti-
mientos que pide aquella orientación. Y después de haber manifesta·
do sus ideas para la glorificación española, continúa así: ,,
Formemos ahora los Estados Unidos españoles de América del sur, para
contrapesar los Estados Unidos sajones del norte.
y si me decís que es soñar, que es sueño ideológico buscar la realización
de esos ideales, os diré que ese señuelo están realizando todas Las naciones de
la tierra ...
Todas buscan su autonomía geográfica; todas aspiran' a que se complete
el dominio del territorio nacional. ¿Y será aquí, como dicen, meño romántico,
vago idealismo, cosa quimérica 10 que . pretendo yo? Pudiera ser. Con tanta
práctica de la vida, con tanto espíritu metódico, con tanto hom?re ecuánime y
equilibrad o, España se enc~ e~tra a .la hora presente :~mo VeIS , Ya :e~toy yo
hace mucho tiempo en oposlclon radIca l con tantos eqUlhbrados y ecuanlmes, ..
Esos prácticos dü:ín que lo que 'lo afirmo y lo que yo deseo es poesía.
Sea: prefiero mi poesía a la prosa suya. "fiIJ
Si la práctica de la prosa consiste en esta degradación parlam entaria que , .... ,,..
:~-
va alcanzando a todos los órdenes de la vida, en la merma de la riqueza pú~
blica, en la tiranía ca.ciquil sobre la justicia que va nublándola y sq.stituyénd.ola
. '.~
~~<;-::,J,.;?¿·i.A' ..;f;Ji ':'~.
"","~, '

Oratoria política, popular y milita1' 4D9



con el favor; si consiste en la pérdida ignominiosa de las colonias, ¡ah! maldita
sea la prosa y la pr:áctica, y viva esa poesía que siquiera alienta el corazón y
la fantasía.
".j
¡Poesía, poesía! Yo qmero VlVlr en esa región de la poesía y quiero su- j
, »~

mergirme, por decirlo así, en el espíriotu nacional de mi '- patria; sien ro que j
soy 'una gota de una onda de ese río; siento la solidaridad no sólo con los J
;
.'
que son, sino con los que fueron, y por eso la siento con los que vendrán. Por '~
eso amo a mi patria y la evoco' en mis sueños, y deseo vivir el)" una atmósfera
que no se parezca a la atmósfera que me rodea en la hora presen'te. ¡Cuántas
<~;
,~ veces al apartar la vista de la realidad actual me dirijo hacia la historia pasada
-¡y;.'
;,,:1, y la evoco y la busco en aquel período de intersección entre una España que
termina y otra que comienza! Entonces veo aquella reconquista que se va
?
formando con hilos de sangre que salen de las montañas y de' las grutas, que
van creciendo hasta formar arroyos y remansos, y yeo crecer en sus márgenes
los concejos y las behetrÍas, y los gremios, y los señoríos, y las cortes y a los
monjes, y a los religiosos, a los cruzados, a los pecheros, a los solariegos, a los
infanzones, enlazados por los fueros, los usatge¡>; los códigos, los poemas y los
romanceros; descendiendo hacia la vega de Granada en un ocaso de gloria,
para ver allí el alborear de un nuevo mundo con la conquista de América y
del Pacífico; y entonces pasan ante' mi fantasía Colón y Elcano, Magallanes y
Cortés; los conquistadores. los navegantes y los aventureros, y a medida que
el sol se levanta, mi alma arrebatada quiere vivir y sentir y admirar a políticos
como a Feliope II y Cisneros; a estadistas como Carlos V y como Juan de
Austria; y por impulso de la sangre quiero ser soldado de los Tercios dd
'TIuque de Alba, de Recasens y de Farnesio, y quiero que recreen mis oídos
los períodos solemnes de Fray Luis de Gmnada, y las estrofas que brotan de
la' lira de Lope y de Calderón, y que me traiga relatos de Lepanto aquel
Manco a quien quedó una mano todavía para cincelar sobre la naturaleza I
humana a don Quijote, y quiero ver ~ pasar ante mis ojos los embajadores de
..•.
~. , los parlamentos de Sicilia y de Munster, que se llaman Quevedo y Saavedra
Fajardo, y ver la caída de Flandes al través de las lanzas de Velásquez, y
quiero sentarme en la cátedra de Vitnria para ver cómo el pensamiento teo-
lógico de mi raza brilla en aquella frente soberana, y quiero verle llam-ear en
1a mént-e de Vives, sembrador de sistemas, y en la de Suárez ascender hasta
las cumbres de la metafísica, V quiero más: quiero que infundan aliento en mi
corazón y le caldeen las llamas místicas que brotan en lo más excelso del espí~
ritu español con Santa Ter'esa de Jesús y San Juan de la Cruz, y quiero ver a
los penitentes varoniles y desgarrados en los cuadros terribles de Rivera; quiero,
en fin, embriagarme de gloria española, sentir en mí el espíritu de la madre
España, porque cuando se disipe el sueño) cuando se desvanezca el éxtasis y
tenga que venir a la realidad presente. ¿Qué importa que sólo sea recuerdQ
del pasado lo que he contemplado y sentido? Siempre habrá traído ardor al
corazón y fuego a las palabras para corrtunicarle al corazón de mis hermanos
y decirles que es necesario que se entienda más su patriotismo cuanto más
vacile la padia.

En esta clase de elocuencia popular fue donde despleg6 O'Con-


nell aquella asombrosa elocuencia con que doblegaba al pueblo irlan-
dés a su voluntad desde las primeras frases. Otros tantos triunfos
populares siguieron algún tiempo en Francia,irlaunque ' en causas bien
distintas y aciagas, Mirabeau, Danton y Vergniaud.
En cambio, cuando las circunstancias son tranquilas, no puede

.'
410 Lección L/V

tener el discurso · esos entusiasmos y amplificaciones; viveza, sí, y pa-


triotismo, pero reposado y solemne como lo suelen exigir la dignidad
y gravedad que se supone en los hechos que se conmemoran.
En este sentido se asemeja la oratoria popular a la académica, y . /

entre los académicos actuales de la lengua española y sus correspon-


dientes hay que buscar modelos dignísimos.

1-·
355. Oratoria militar. La constituyen las arengas, proclamas y
órdenes del dia de los jefes del ejército.
,.
Después de la gloriosa jornada de Junín, habló así Bolívar a los
soldados del ejército vencedor:
¡Soldados! -Habéis dado la libertad a la Amé rica Meridional, y una cuarta
parte del mundo es el monumento de vuestra gloria. ¿Dónde no habéis vencido?
La América del Sur está cubierta con los t(ofeos de vuestro va~or; pero
Ayacucho, semejante al Chimborazo~ levanta su cabeza erguida sobre todo.
¡Soldados ! Colombia os debe la gloria que nuevamente le dáis; el Perú ,
vida, liberJad y paz. La Plata y Chik también os son deudores de inme nsas
ventajas. ', La buena causa, la causa de los derechos del hombre, ha ganado con
vuestras armas su terrible contienda contra los opresores. Con·templad, pues, el
bien que habéis hecho a la humanidad con vuestros he roicos sacrificios.
¡Soldados! Recibid la ilimitada gratitud que os tributo a nombre del Perú.
Yo os ofrezco igualmente que seréis recompensados como merecéis, antes de
volveros a vuestra hermosa patria. Mas oo ... jamás seréis recompensados djg~'
narnente: \'ues tr-os servicios no ti enen precio.
lSoldados peruanos! Vuestra patria os contará siempre entre 1m primeros
salvadores del Perú. ¡Soldados colombianos! Cen tenares de viotorias ala·rgan
vuestra vida hasta el término del mundc;!.
,
LAS RECL.'\Sdel subgénero se ven fácilmente en el ejemplo. Requiere ",
concisión, energía, y debe encender los sentimientos del honor y del
amor patrio en los soldados.
.'~.
RECONSTRUCCI ON SINTETICA. - Qué comprende la oratona padamentaria y
cuál es su objeto. Qué carácter peouliar se nota en esta oratoria según las
nacionalidades y las cuestiones varias que trate (350). - Muestre usted cómo
y por q ué un mismo orador , v. gr., Aparisi, es sereno y expositivo on unos
discursos, fogoso y vehemente en otros. Qué cualidades deben revela rse en todo
caso. ¿Permite razonamientos abstrusos esta oratoria? (351~352) . - Cite céle-
bres oradores parlamentarios y las cualidades que necesitan (353). _ Qué se
entiende por oratoria popular. Cuál es su regla principal. Qué tono y razona~
miento exige según las circunstancias (v. gr.) las de Mella al hablar de la
actitud de su país .en la guerra europea) (354). - Deduzca usted las reglas de
la oratoria mi'litar de alguna alocución de Bolívar (355).

LECCION LIV

ORATOR\¡\ FORENSE Y ACADEMICA


356. Oratoria forense. Comprende los discursos pronunciados
ante los tribunales de justicia con el objeto de obtener una resolución
".'
·'~_'i·.;9-'"; :~'~"~"';-- " ~
, ·.-..t
.'
.- .,
í'
Oratoria forense y académica AH
.. 1,

(fallo) que ahsuelva o condene una persona en un juicio. En el juicio .


pueden presentarse causa.< civiles (pleitos) si se trata de dilucidar un 'l
..,:
,
derecho 'puesto en litigio, o causas criminales, si de aplicar las leyes . ~: :~

penales al que ha cometido uo delito o crimen contra el orden social. - q


~- Vamos a estudiar la táctica dd orador forense, teniendo a la vista
"

la defensa celehérrima que hizo en España d()n Ramón Nocedal del


,
.l.'
presbítero doctor Wenceslao 8alaguer.
,-"';' \ Este preclaf() sacerdote dirigía un periódico titulado LA Verdad,
en cuyas columnas escribió artículos en contra de la masonería. Los
masones de Valencia le procesaron, nombrando defensores de la que·
rella al señor. Dualde y al Gran Oriente de la masonería en España,
señor Morayta. El acusado, por su parte; e1igi6 por abogados defen-
sores al señor Gaseó y al señor Ramón Nocedal, eminentes cat61ico's.
Después de seis horas de audiencia 'tocó al señor Nocedal defender a·
.. su acusado .
Empieza con un exordio de circunstancias, alaba la elocuencia del
1 querellante, señor Dualde, y al referirse a Morayta, entra ingeniosa-
mente en la causa, preguntándole: cortésmente si ha oongregado a
, o
t3nta gente en la sala para darles una broma, que no otra cosa es
tratar de probar a estas horas que la masonería es inocente y laudable. ,
(Todo en estilo humorístico e insinuante).

i:
He aquí desde luego la primera cualidad de estos discursos: el arte
de cautivar, desde un principio, la atenci6n de los jueces.
-•
. Entra en seguida a presentar el verdadero aspecto de:: la causa que
,~'.
se ventila, y dice:
.{;,
Aunque a ratos os haya hecho reír, lo que aquí está sucediendo es gIa- ..
o"

vísimo, es de una gravedad y trascendencia insuperables. En los años que ,~,-

" ¡
cuento de vida pública, y en las épocas más revueltas de des6rdenes y tras- • <,
"
/'í
tornos que España ha visto, yo no he presenciado espectáculo tan triste, tan , ' ''.
horrendo y desconoolador. Con haberse dado curso a esta querella, con ha~
berse Hogado a este punto, estamos viendo una cosa sin ejomplo e·n Espaí).a,
porque bien claro dice el querellante lo que pretonde representar; bien a la ,.
vista -;-l:Stá lo que quiere que se reconozca y legalice en .este juicio, lo que ,
;." .. quiere que este tribunal. juzgue, lo que quiere que se deClba·re injuria y ca~urn~
ora y se castigue como ddito; porqm: sa·lta a los ojos que no es solamente a
..' .
•"I
un escritor cat6lioo, que no es solamente a ' un ministro de Dios, con ser esto
ya tan grave~ a quien la maoonería ha querido !!raer, y realmente ha traí-do,
como un reo~ a ese ba.n quillo.
En efecto: ¿Qué ha dicho el sacerdote a Qwen defiendo ? ¿Cuál es el delito ;1

que se le imputa ? ¿Cuáles son las aseveraciones por las cuaJes se k arusa de
injur.ia y cal-umnia, y está procesado, y S(: ve en ese ba'oco some cido al juicio o

de este tribu.nal ? Como suma, oompendio y quintaesencia de su delito, al


entabla·r la querella citó su acusador estas palabras: (Aquí lee la'S palabras dd

.""".
acusador).
':1P'
; .. Manera hien clara de presentar la cuesti6n, que es otra cualidad de
.,
;~',

~~ . \' )"--;
esta"oratoria. ,,--.'.'
,tt'" ;~~. !

..." .'~',
¡ :;.

\
, '<. '", . ~"'-"''',!~ ...:-:-': '''l'~:;¡
e,

41 2 Lecci6n LlV

Encarece y exagera luego el orador las afirmaciones de los acusa-


do res, diciendo que sería poca honra para e1 acusado si no hubiese
dicho más contra la masonería. Con lo cual ,no hace sino repetir lo
que han dicho los Papas, desde Clemente XII hasta Le6n XIII, y lo que
la Iglesia siente. Trae gra ves testimonios comprobatorios y continúa:
y siendo así, vuei'vo a d ~cir: ¿Cu,íl es el delito del sacerdote a quien
defiendo? Haber escuch ado los encarecidos ruegos del Papa : haber obedecido
los mandatos del pontífice, y obispus, sacerdo les y seg la res; haber dicho algo
d e lo qu e el Papa q uief(~ que se diga y propague, pa'ra «extirpar. esta asque-
rosa peste,. de la mas{)neri~ . para «.,ura near a l(1s masones su máscara:t> , y «que
sean conocidos ta les cua les son»_ De modu que, como queda plen ísimamente
demi)stra do .. 10 que aq uí st: pone en rela Je' juicio no es el d erecho d e un
escritor cu alq uiera para emi tir sus ideas. sino la libertad de un católico, de un
sacerdo fe, par a dec ir 10 que el Papa enseñ a y quie re que se propague; lo que
se qu iere some ter al tallo d-e- este tribuna l no es el juicio particu lar de=: un
periodista, es el juicio p¡íblico y nolorio de la 19lesia sobre la maldad de una
secta abom inable...
Yo ya sé que en el lengua je vu lga r se llama injuria a cualq uier agravio
o ultraje. y calumni<l es eso mismo cuando tie ne m6 s alcance y gra vedad; o a
lo sumo, aqu ll atando mucho el sentido usual y corrien te de las voces, injur ia
es cualquier insulto que ofend e, y pasa;) ser calumnia cuando la acusación es
fa ls" y se hace maliciosamente y para caUS;H daño. Pero una querella crimina!
no puede fundarse, a ojo de buen cubero, en el modo común d e hablar las
gen t:s, sino en el texto d l" la tey~ y se:gún d ardcuto 467 del cód igo penal,
ca lumnia no es sino «la falsa imputación de un delito J c: los que dan lugar
a procedimiento de' oficio ». Es decir, qu e pa ra que haya delito de calumnia
no basta cualq uier expresi ón o acci6n. por grave que sea, dicha o hecha en
deshonra, descréd ito o m enosprecio de Uila persona; ese es otro delito, eso se=:
¡ llama delito de inju ria, según el a rtículo 47 1" Y tiene otras penas según los
artícu los SIguientes: no basta atrihuír a otro un vicio o falta de moralidad,
aunque sea el mayor que pueda imagina rse; es preciso im putarle un hecho
determinado, y que ese hecho sea delito que dé lu,ga r a proceder de oficio:
no basta decir de uno qu e roba o es ladr6n, que asesina o es as esinado; es
preciso impu tarle tal o cual robo o asesinato determinado.

e,

y sigue poniendo de manifiesto esta idea co n palabras del c6digo


y los mismos conceptos que expresan los vocablo:s. Y continúa;
¿Será que yo no entien do la ley? ¿Cabe equivocarse ni errar en cosa tan
ljsa, ta n lla na y tan eleme ntal y saDida, q ue no le es lícito ignorarla ni confuo.
dirl a a un estudiante de derecho? Pero, si yerro, en el m ismo error está el
Tribunal Supremo, que no se cansa de repe tir esta doctrina y establecer esta
jurisprudencia. Para probarlo no es men ester quemarse las cejas consultando
la colección legislativa n-i rem oy-iendo gacetas; basta tener un código pe... al me-
dianamente comentado y anotado . ..
y ahora veamos por otro aspecto la cuesti6n legal.
Supongamos que hay ca lumnias, q ue hay injur ias (es decir, ma t~ria de
injuria y calumnia ), cuanta s se quieran suponer.
¿Dónde está, quién es la persona injuriada y calumniada, sin la cual no
puede haber tales deli·tos ? ¿Es acaso d on Miguel Morayta? Ni una vez se le:
norr:bra, ni directa ni indirectam en te se al ude a él en los artículos enunciados.

,, '
" ." --. - "
,

Oratoria forense y académica 413

¿Será por ventura el oriente español, o eliO-riente naciona.l, o como se llame


esa sociedad de beneficencia, de socorr,OS mutuos o de lo que sea, que el señor
,
j

Morayta preside, o no preside, y cuya existencia legal aparece (j mal pecado!)


reconocida y registrada en el gobierno de la provincia de Madrid? Pues a
.'
esta sociedad le sucede lo que a su presidente; ni rastro hay en ella ni de
su nombre en sus artícu los. Sino que para ligar su persona V su oriente con
la sociedad masónica, el seí'í.Of Morayta ha ideado y nos ha dicho una teoría
1!
que no sé cómo designar ni nombrar, porque no quisiera traspasaJ los límites ~
de la más cu mplid a cortesía. i
El señor Morayta ha expuesto un .. _ ¿Cómo le diré yo? El · señor MOTayta
ha dicho un ¿isparaL .. Es decir un desatin" . . ¡No! un dislal. . . ¡Tampoco!
Un despropósil. .. En fin, un axi nma nunca oído, inesperado, estupendo. El
señor Morayta nos ha dicho: pero muy serio. con toda fo rmalidad, y varias
veces para que no creyésemos que era tapsuJ lmgua? ni lo ulvidásemos, este
axioma nuevecito, sorprendente, g raciusísimo: que la park ~$ d lodo, o sea,
que d todo ~.s igual a la part('. (Risas) No sé qué me habría pasado si eso
hubiese contestado yo cuando estu dia ba primer año de derecho y el señor

,,, Morayra me examinó de metafísica. (Grandes risas. El señor Morayta dice


palabras que no se oyen con e1 Juido).
¿Me decía algo el señor Morayta ?
;
Seiio1' Morayta-Que no soy yo quien 10 ha dicho.
Señor Nocedal-¿ H a sido el sdlor Dua lde? ¿Y q ué más da, señor Mor3yta?
Entre hermanos que bien se quieren con lo que diga uno basta. (Grandes risas).
El silogismo fundado en ese.. . axi nma, es como sigue. La parte es igual
al todo; es así q ue el O,·ient~ que el señor Mora yta pres ide y representa, es
parte integrante de la masonería universal, según se · lo habéis oído d eclarar
a cuatro masones, nada menos; luego, no marra el señ or Morayta, presidente
yen . rep resentación de la parte, tien e derecho a pedir cuenta de las ~njurias ,
que se le digan al todo. No se did que trato de desvirtuar ni q U1tar fuerza
al argumento. ,;
Pero ni así arreglado y compuesto pu ede pasar el susodicho axioma, ni en .~
general muchas veces, n i men os atplicado a este caso panicu lar. ¡Estábamos
aviados! Y si no, vamos a ver; yo soy ciudadano español , me parece que no
me lo negarán el señor Dualde ni ~1 señor Mora,yta; y no conozco, nj hay
quien ame w..ás qu e yo a esta pobre patria mfa. Y sin emoaf'go, oigo decir que
España fue algunos años república masónica; y que la España republicana
cometió toda especie de crímen es, sacril egios, robos, incend.ios, saqueos, ase-
sinatos, matanzas; que Espai1a en aquellos tiempos y lo mismo en otros, según
testimonio autorizado, era un presidie ~uelto...

El orador se extiende en evidenciar la falta de personalidad juri-


dica contra quien recayera la calumnia; pasa. a examinar la cuestión
de derecho, en párrafos tan brillantes como estps:
No ha.y calumn ia, no hay injuria, no hay persona, no hay nada que sir va
de fundamento, dé forma ni aún proporcione pretexto a esta querella, que
nunca debió admitirse ni sustanciarse. Pero ahora añado que aunque, por caso
imposible, la masonería pudiera tener o tuviera existencia legal y personali dad
jurídica, aun 2ISí se le pod rían impu tar con verdad y sin delito cuamos crímenes
manda ~1 código perseguir de oficio, desde los primeros que define y cas.tiga,
d esde las más infames traiciones a la patria, hasta los asesinatos más horribles
y feroces.
y ¿a quién puede causar eso Jlla.nl'Villa? La .ma'Sonería es una conjuración
414 Lecci6n L/V""

criminal y perversa, secreta y artoramente extendida por toda la tierra para ·


destruir la sociedad, la fa.milia ,y la propioo'ad cristianas en provecho de M.
• avaricia, la ambición y el odio de herejes y judíos-; y en España se introdujo'
traidora y alevosamente para envilecerla y destruírla. La masonería es radical y
sustancialmenteantiespañola, y fue siempre instrumento de los enemigos de
nuestra patria.

Sigue aduciendo hechos comprobantes, deduciendo que vino la


masonería a favorecer el absolutismo que acabara con las santas li-
bertades y tradiciones españolas. Refutando el dicho de Morayta de
comparar la masonería con los primeros cristianos, dice:
.,
". Yo, a la verdad, ignoro efectivamente en qué se parecen los ma<sones a Jos
primeros cristianos, ni a los que vinieron después; no sé que los marones
acostumbren vender 10 que tienen para darlo a los pobres y dedicarse a la
perfección, como los cristianos primitivos y los religiosos en todos los tiempos;
no tengo notIcia de que, hastaahom, haya salido' de las logias ningún San
Juan de Dios o San Vicente de Paúl; no sé que 'la masorlerla haya poblado
de hermanas de la caridad los hospitales, ni tenga misioneros que sacrifiquen
hacienda, familia, patria, y todos los beneficios de la civilización para irse a
convertir salvajes a!l precio de su salud y su vida; ni he visto que ha'yan levan-
tado muchos hospicios <1 la pobreza, ni conozco sus fundaciones y obras \ pías.
Pero confieso y d{'claro que, oyéndolos a ellos, no hay más que colocarlos en
linos altar~ y ponerles deha70 letreros con sus nombres de piJa o con sus mot<;=s
de logia: el venerable Viriato, el beato Tiberio ..fan Miguel Morayta ... ¿con-
fesor, virgen o mártir? ..
Enumera elocuentemente los crfmenes masónÍcos y luégo dice:
¿Caridad? ~Virtudes? No, sino crímenes y maldades. ¿Me quiere decir el
señor Morayta quiénes fueron los qu~ en 1814 tramaron el plan de asesinato
al general Elio en Valencia y en Sevilla al conde de La BiSlbal, después ciego ~
servidor d~ las logias, suplantando dos reales órdenes y fal~ificando la firma del
,,
ministro para que fuesen arrestados y ajusticiados por traidores, como es-tuvO
a punto de suceder? ¿Podrá el señor Morayta decirme quién asesi-nó por la
espalda, en una encrucijada cerca de Villarana. el año de l823, al venerable
obispo de Vioh, fray Raimundo Struch traductor del libro del abate Barruel
",.
.. ~

contra el masonismo' jacobino, y al pobre lego que le acompañaba? ~A quién


<:argamos en cuenta, st::;.ñor Morayta, la sang"re , de los veinticuatro vecinos de
, é

"" ,
Manresa, venerables ancianos, sabios y úrtuosos religiosos, honrados' comer-
ciantes asesinados el año de 1822 en la emboscada de los tres rou1·es, y la de ","

tantas otras inocentes víctimas 11eyadas alevosamente al matadero en la célebre


1m·tana dr Rotten? ,
y sigue en enumeración oratoría contando los crímenes masónicos
durante el curso del sÍglo XIX.
Torna los ojos a los cnmenes masónicos en otras naciones, y acaba
en este párrafo:
¡Ah, señor Morayta, jefe supremo del gmn Oriente español! ¿Quién can- ',:

taba por las calles de Madrid, delante .de los conventos, dos y tres noches aJ.lte:.s
del 17 de julio de 1834, aquella ternble copla que empezaba: Muera Cnsto,
viva Luzbel? ¿Quién hizo cundir la voz de que los frai,les habían envenenado .
las " aguas? ¿Quién lanzó sobre el Colegio Imperial, Santo Tomas, San Ff':.}n- ;~
",
-;.

, ..
,.~
-" "!
.Oratoria fa,r.(:nse y acad¿.,,¡ica 415

cisco el Gran'de, La Mt:rced,. el Carmen Descalzo, Atocha, a aquellas hienas sin


entrañ"as que impune y descansadamente asesinaron, despedazaron y mutilaron
:t los religiosos?, ¿Quién retuvo a las tropas en los cuaneles - hasta que· los J
~s esínos se hartaron de matanza? ¿Quién at6 las, manos del regimiento acuar-
, telado en San- Francisco para que ' no socorriesen a los frai1es, y se las desató
para rocM za r a empellones a los que iban a guarecerse en 01 cuartel? ¿Quién
robó en la comisa ría de Jos Santos Lugares el medio mi llón con que se pagó
'a Jos asesinos? Todo Madrid sabía dónde se había fraguado el crimen; el presi-
d ente del consejo de ministros: al defenderse como pudo de la apatía ' de las
.
,".-.

, a utoridades, también dejó deda-rado de su puño' y letra, y nadie ha osrado


, desmentirl e, que aquella espantosa y sacrílega hecatombe fue obra de las so-
ó cdades secretas.
Acabemos, que sería imposible rebtar en un discurso todos los crímenes
con que l.a masonería y sus auxiliares han horrorizado aJ mundo, desde los
espantosos días del Terror'. "
Los párrafos aducidos prueban la claridad y vigor de las pruebas,
.tercera cualidad del orador forense; y no menos manifiestan la viveza "

con que pone ante la vista los ¡¡echos comprobatorios.


Termina proban do que, dado lo qu e los querellantes en sus acu~ .' i
saciones han descubierto d~ la masonería, procede a formar sumario -.:'
"

contra ella, y·que los acusadores se sienten en el banquillo' del acusado.


357. Ya se han notad"a en es~e análisis TRES CUALIDADES que so~
; ,
: .~
características de todos los discursos forenses : insinuáti6n en el ánimo
de los jueces; claridad en exponer el hecho y ventilar la cuestión de J•
derecho; fuerza ·y clarividencia de ~raciocinio.
• ,
" 0'- "
, En las causas criminales entra muy b.ien 10" patético par.a mover a
compasi6n a los jueoes, o al contrario, excitarles a la entereza tontra
el deli ncuente por celo del bien común. Cicer6n apela a los sentimien- _...
tos más nobles de los padres conscriptos para fallar contra Catilina
"
en aras del bien de la patria. A Nocedal no hada falta este recurso .0·'
.[ oratorio, por la 'abundancia de pruebas y claridad de causa. Por eso ~h"'~:

su docuericia va más a la inteligencia que al sentimiento; pero no


• I
présenta las pruebas descarnadas y secas, sino en enumeraciones vivas
.'
,
y en variedad de formas orato rias. _. -"::'
Rasgos poéticos y estilo floridO' serian aquí inconvenientes y hasta - o' .....

ridículos.
~ ..'
",
Dedúcel1se evidentes las FACUIXADES y los ESTUDIOS del orador foo
rense: entendimiento claro y agudo, conocimiento de las leyes, edu-
.,, cación filosófico-jurídica, amo r a la justicia, compasión por el desva-
lido, dominio del idioma.
" Los oradores más notables en este subgénero fueron en la anti~
g üedad Demóstenes, Marco Antonio, Hortc::nsio Y. Cicerón; entre los
"
modernos brillaron Dupin y Derrger en Francia; y en España, Jove-
llanos, Mdéndez Valdés, A parisi, Cortina, etc. En Hispanoamérica,
,
,. González Lanuza (boliviano), Valdés, ,Mira (ohilenos), y varios de
los citados parlamenta rios .


' o' , ,
~}~
.
-..,.~f.\
&~';... ___
",.'.J&A'.
~i'-:~~~-:¡¡ ,;~,/~
;J','p;-,~,~'\'t ..
__. o. " ,...- .'..,
,
l.

416 Lección L/V

358. Oratoria académiéa. Comprendemos bajo este título los dis-


cursos de recepción de las academias de la lengua, de la historia, de
ciencias y artes; las tesis doctorales; las que suelen pronunciarse en
congresos y en solemnes veladas religiosas, liternrias, científicas o ar- ~ ... ,
tísticas; los elogios de hombres célebres ora por su patriotismo, ora
por su ciencia y letras; en una palabra, discursos científicos o literarios
ante un público selecto y entendido. Llámanse .también conferencias~
que cuando e1 caso lo pide, suelen ilustrarse con proyecciones y pe-
lículas cinematográficas. .
Fácil es comprender que sí estos discursos son de pura disquisición -
científica o literaria, sus caracteres han de ser la claridad y el razo-
namiento severo en muchas ' materias necesariamente árido. Vienen
a ser tales disquisiciones juicios críticos unas veces o aseveraciones
didácticas otras, en las cuales no pueden tener cabida los arrebatos de
la pasión ni las galas de la fantasía. El mérito está en la precisi6n,
tersura, corrección de fras'c y gracia en el decir.
Pero si se trata de otros discursos literarios o científicos sobre
asuntos más inteligibles al público. cual sucede en elogios o en vela-
das literarías, en estos casos la literatura ha de vestirse de sus más
propias y preciosas galas que son las de la poesía. La verdad ha de
ostentarse abrillantada por los resplandores de la belleza, y tanto la
concepción de los pensamientos corno la expresión por la palabra,
serán nuevas, poéticas, elegantes. Pero ha da huÍrse a todo trance en
,., discursos de este linaje e1 extremo vicioso de la composición rebus-
cada y relamida por el exceso de lima. El discurso entonces adolece
de frialdad y falta de vida.
Los discursos que se van coleccionando en los Anuarios o Memo-
rias de la Academia Española y de todas las correspondientes de la
América española, guardan joyeles literarios de subido precio en este
'subgénero. En el número 57 trascribimos un fragmento del discurso
del doctor Gómez Restrepo en elogio de Menéndez y Pelayo, y en el
86 otro fragmento del grandilocuente Donoso Cortés en su discurso
de entrada en la Real Academia Española de la Lengua.
I ,

Veamos ahora este aparte poético que nos dejó el Padre Teódulo
Vargas, S. J., en un discurso de recepción en la Academia Colombiana:
Así como la reina de los <lires des.pierta a sus polluelos y los llama con
gritos a la cima de la elevada cumbre a donde olla se remonta, y éstos at1 oír .~

la voz penetrante del águila se inclinan del borde de su nido, se dejan caer
en el vado, de"pli~g::l,n hs tfmid;¡s alas, se bahncean temblorosos y al fin
vuelan hacia La madre y con olla se lanzan hasta el sol, cuya luz contempla
su ardiente pupila, y desde allí abarcan con la mirada los espacios; así la fe
despierta las inteligencias de su letargo, y si éstas atienden a sus llamamientos,
se lanzan con ella a las regiones dd misterio, salvan los abismos y suben, suben
tanto más ávidas de luz cuanto más se a,lejan- de las d¿biles clarid-ades de la
tIerra.
~S~~~;~~~T7<~;\';_ · ?,~'··· ~ -. !:7-- -·-: --,:¡::,;.~~Jr'- ,-!.
i: .
'.
Oratoria forense y académJ"ca 417

359. Que caben también en este subgénero oratorio, contra lo que


afirman algunos preceptistas, las amplificaciones oratorias y las galas
de pintoresca fantasía, lo prueba este hermosísimo cuadro de la Igle-
sia, trazado por don Juan V. Mella en su discurso necrológico en
honor de Menéndez y Pela yo.
La Iglesia era para él el arca santa donde se encerraban todas l~s verdades
grandes de la fe, los destinos de la civilización y el alma de España; y él. que
era también grande artista y poeta, b había visto pasar a través de los siglos,
.como la he visto yo, fascinado por su hermosura, cuando he querido sintetizar
el cuadro histórico de su vida. La Iglesia aparece primero como una especie de
triste pasionaria que brota en la corona de "espina! del Redentor en la tarde
fúnebre del Calvario, después, como una rosa llena de luz y de aromas, que
exhala en el Tabor el día de los grandes resplandores; más tarde, como un
clavel, que sale de la grieta de un sepulcro de las Catacumbas, salpicada por
la sangre de los mártires. y, cuando el Imperio viene a la fe y se abraza a
ella, como un laurel que se cierne triunfante en la cima del CapitoliQ:; pero
también cuando el Imperio se desmorona y cae, cuando la ' lanza de los bár-
baros atraviesa el pecho de Roma y los caballos de sus caudillos arrastran y
despedazan su cadá ver, y ¡alS ciudades son devastadas e incendiada5, y no quedan
más que cordilleras de escombros, y el polvo y el humo de la catástrofe oscu-
rece el sol, los creyentes dispersos entre las ruinas, miran asustados y atónitos,
y al no verla creen que la planta divina ha desaparecido y que \'a ya a llegar
la hora apocalíptica del último día, precedido de los terrores milenarios que se
:¡cercan; pero cuando un poco de claridad despunta sobre aquello que parece
el osario de una civilizaci6n, loo espíritus 'se anirna·n~ [os pechos se dilatan
"
porque ven aparecer, no ya la rosa, ni el laurel, ni la pasion'3.:ria de los pri-
meros tiempos, sino la misma Cruz, como un roble rigantesco que domina
todas las altur':¡5; y es entonces cuando los bárbaros, fatigados, apoyan en ella
sus · escudos y sus espadas, y piden a sus ramas madera para sus nuevos tronos;
es entonces cuando todas las ¡deaE; qe fiJíXiofÍa -y de arte del mundo antiguo "

que han podido salir del sepulcro del pagano, porque al fin eran hijas de la
verda-d y no estaban llamadas a perecer, vienen como una bandada de alondras
a posarse sobre su fronda y a cantar como un coro de voces divin.as la nueva
aurora que empieza a aparecer en el mundo ... y es entonces cuando sus raíces
van entretejiéndose y sujetando el suelo calcinado de Europa, haciendo nacer
de él urua nueva espléndida vegetación que se entrelaza en clases y en jerar-
quías, que va cercando y sitiando el poder público para matar 3·1 César y hacer
que brote en la altura la Corona como la flor de la monarquía cristiansa ...

SON MODELOS en este subgénero, además de los citados, fray Jeró~


nimo de San José, JovelIap.os, Cánovas, Valera, Menéndez y Pelayo,
Pida¡ y Mon, R, Le6n, M. A. Caro, Hernando Holg~¡n, A. BeUo
(magnífico es su discurso en la inauguración de la Universidad de
Chile), Saluzzo, R. J. Montes (venezolanos); J. Castro, Febres Cor-
dero (ecuatorianos); Gamboa, Sierra , (mexicanos), etc.
RECONSTP.UCCION SINTETICA. - Qué comprende la oratoria ' forensl'. Exponga
usted las ideas que desarrolla Nocedal en la célebre defensa del doctor Bala.
guer, presbítero, estableciendo y deduciendo las cualidades particulares de los
discursos forenses" (356). "'- ¿Conviene lo. patético en las causas criminales?
¿Es oportuoo el estilo florido y poé9co? Deduzca las facultades y estudios

27-LlTU.AnntA PUCE>T1VA ¡
.;
• •

418 Lección LV •

propios del orador for~n.v. (357). - Qué comprende la Maleria académica.


Qué carácter han de 06tentar 106 discursos de investijpción y cuáles otros de
asuntos más accesibles (aparte del Padre Vargas) (358). - Muestre usted
(cuadro de la Iglesia trazado 'por Mell a) cómo dicen bien en este subgénero las
amplificaciones oratorias y las galas poéticas (359).

LECCION LV

ORATORIA SAGRADA
LIBROS DE CONSUUA: A. MEY'E NBER, traducción de la Sil edición alemana
por el P. R. Ruiz Amado, S. J.• La práctica del púlpito. Madrid, Adminis-
tración de Razón y Fe, 1908. - G. LONGHAYE, S. J., LA prédication, Grandes
maÍlres el grandes lois, 2~ édition, Paris, Rue Bonaparte, 82, 1897. ' - SIIINT
FRAN(O l S DE SALES, Trait¿ iur la prédication. - BOSSUET, (Euvres orataires, édit.
Lebarg. - L' AII8.E D UPANLOUP, Elémmts de rhétortqu~ sac.,.¿~ r~cw:illis d~s
-Offlvres d~ F~ne¡O tl. París, Pou s§ i elgl~ (: Rusaud, 184 1. - M ONSlI.BRF., o. P . ;
Avant, pmdotlt ~t apres la prédication Pa ris. Rue de Bac, 94, 1900. Traducción
de este libro, por fra y Raimundo Cas taño, Sevilla, 1900. - KLEUTCI!N, s. J.,
Obra cit., lfu. quartus. - VEREST, 5. J., Obra cit., livre q uatrieme. - FRAY
LUIS DE G RAN/i.O¡\ , Rlletorica eccles:astica. - SAN JU AN CRISOSTOMO, Homilías '
selectas, traducidas directamente del gnego por el P. Florenüno Ogara, S. J.,
3 vals., Madrid, Admin istración de Razón y Fe, 1912. - C. NOCEDAL, Discurso
sobre la elocuencia, contestación al ,discurso de Gonzál ez Bra vo, en lQ de mayo
de 1863. _ Carta circular sobre la predicación sagrada, dirigida por orden de
Su Santidad León XIII, por la sagrada Co ngregación de obisJ.'os y religiósos,

, 31 de julio de 1894. - La predtcació" sagrada según los documentos pontificios


y doctrina de los san tos Padres, por el Padre C. BAYU:, S. J., Tip. Católica
Pontificia, M. Casals, Caspc, 108, Barcelona, 1918. - Carta ende/iea de Su
Santidad Benedicto XV sobre la predicación de la palabra d ivi na, de 15 de junio
de 1917. - Reglamento para la predicaci6n, dictado por lo! eminentísimos •
Padres de la sagrada Congregaci6n Consistorial, con aprobación plena de Su
Santidad para fa cilitar la práctica de 10 que prescribe la encíclica de Su San~
tidad Benedicto XV l.
360. Carácter. La raíz diferencial que separa la oratoria sagrada
de toda otra clase de oratoria está en que el orador profano diserta en
nombre propio, o en nombre de un grupo de hombres, o a lo más
lleva la voz de la sociedad humana; al paso que el orador sagrado, el
sacerdote, se presenta ante sus oyentes como enviado de Dios.
De aquí el CARACTER y NATURALEZA de esta oratoria y sus reglas i:
peculiares, presupuestas las leyes más generales de la oratoria. Porque \
'.
no son los mejores oradores sagrados los que despliegan más elocuen~
cia y arte meramente humanos, sino los que' saben hablar como ver-
daderos delegados de Cristo N uestro Señor. Ministros Christi et
dispensato~es mysteriorum Dei 2.

1 Cf. Acta Aposto/¡ete Sedis. ann. IX, vol. [x, die 2 julii, 1917.
2 1 Coro IV. 1.
~,~
,
,'~' Vt~,' ""',' , .. '. '.' ',.-

;,

Oratoria 'sagrada 419

. Aun para convertir a los paganos, los racionalistas como SI dijéra~


mm, de su tiempo, San Pablo les decía:
Mi predicación DO ba de consistir en las palabras persuasivas de la sabi~
duría humana, sino en la manifestaci ón del espíritu y del poder de Dios, a fin
de que vuestra fe no tenga por fundam ento el bumano saber, sino el poder
de Dios s.
361. Lo, modelo, nato, del púlpito ,agrado. Del carácter sobre-
humano que ha de tener la elocuencia sª,grada, síguese que los maes~
tros que han de enseñarla son ante todo el primer orador sagrado,
" gue fue el fundador de la Iglesia, jesucristo; y luego aguellos disdpu-
los suyos de, quienes se sirvió para preparar, a~abar, 'propagar y con~
,
servar su obra, a saber: los profetas, los np6$toles, tos Sa.ntos Padres y I
la Iglesia docente.
1. EL MAESTRO DE MAESTROS ~s fesucristo , cuya misi6n y cuyas
lecciones debe seguir el orador sagrado.
La elocuencia del Hombre-Dios era irresistible ta nto que sus oyen-
tes dedan: .Nadie ha hablado como él» 4 . Ahora bien, estudiando los
sermones de Jes ús v. gr., el de la Montaña, el de la Cena, etc., se
observa que tenían sus palabras:
1) Autoridad: hablaba con la fuerza y vigor gue dan el puder y
la majestad Ii.
• 2) Profundidad tal, que su doctrina es la admiración de los más
grandes entendimientos.
3) Sencillez y claridad, poniendo esas sublimes verdades al alcance
de la gente más ruda y de los niños. ,
4) Calor y vida. Para eso revestía sus pensamientos de imágenes o ,j
formas visibles, aclarándolos con ,¡miles y parábolas tomados de los
mismos paisajes u objetos que los oyentes tenían a la vista 6.
5) Ternura, unida al celo intransigente por la justicia 7.
11. Los PROFETAS y LOS APOSTOLES usan un lenguaje parecido y de
suma variedad. San Pablo principalmente, además. de la unción sa-
t,
grada, tiene gran fuerza de persuasión. . Cuando leo a San Pablo
-decía San Jer6nimo- me parece oír no palabras, sino truenos».
111. Los PADRES DE LA IGLESIA, griego& y latinos, y entre ellos en
•,

s J Coro tI. 4.
4 Jo., VII. 46.
tí Quasj' potestatcm habcns el non sicut scriblZ, S. Ma·r., l, 22.
a Recuérdese cómo para mostrar a sus apóstoles que ni ellos ni la Iglesia
podían oculrarse a las miradas del mundo, señalando a la ciudad ck Sa.phed,
situada sobre la colina fronteriza, les decia: «¿Podrá no verse esta ciudad puesta .\
sobre 01 monte? Pues así... ». Y para darles a entendor que debían evitar la
corrupción moral los llama sal de la tierra, etc.
7 Recuérdense las amenazas contra los escribas... y las Iamontaciones sobre
Jerusalén. S. Math., XXIII, 27, 37; las p¡¡rábolas del Buen Pastor, Jo., x, 11, etc .

.
, ~ ...-"{<\, -J, , ',' • ~ ' 4Il:,~i'"-';:-:-J;~'~:;":\: ó;.:.....'jtiJ.t-\...f. ..-f 'C'; ,¡.,'" ,,~: "'::Jlr.~ .r" ~\'''i'> ~:!:?"<17i~~"" ~ : - -~.-., 'I~"':$:~~'''" ~o
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420 , Lei:.ei6n \ LV , O'", "',


'.

1-
\'.
primera fila San Cris6stomo, San Agustín, San jer6nimo, San Gre-
ga rio el Grande, San Ambrosio, son portavoz de 'la tradición católiCa.
Su autoridad es decisiva, puesto que así oficialmente lo ha reconocido
• la Iglesia infalible. Ellos son los genuinos modelos de la oratoria
sagrada. Estu diándolos se deduce: ,;.
1) Que: todos sin excepción, así se asi milaron las sagradas letr3¡s
¡

.
;
que sus discursos no son sino ecos fiel es de los divinos libros, y su \,
, inspiració n y estilo completamente bíblicos. >

2) Su · elocuencia es soberanamente apostólica, esto es, que sin
'- ,
>
pretensiones retóricas, sólo les preocupa el bien de las ovejas; de donde
:
la exposiéión es sencilla, la doctrina sólida, el tono paternal y familiar.
IV. LA IGLESIA DOCENTE, representada po r los co ncilios y las deci- í(
siones canóni cas, por las encíclicas y disposiciones pontifiCias, y por \
los comentadores e intérpretes de las Sagradas Letras, son fu~nt~s de >,
doctrina sólida y de ' argu mentació n vigorosa.
-l'
362. D el estudio de dichos maestros y model os se concluye:
1) Que acertó el doctor de la Ig lesia San Francisco de Sales con la
DEFINICION de oratoria sagrada o predicación, diciendo que es: la pu-
1
blicaci6n o declaraci6n de la voluntad divina, hecha a IOJ hombres por
un legítimo enviado de D ios, a fin de instruíi y mover al servicio de .
su divina MajeJtad en este mundo. para ser salvos en el otro 8 .
E xacta definición que encierra: el OBTETO de la elocuencia sagrad'a
(publicació n y dec1araci6n de la vol un tad divina), el CARACTER del -;
orador sag rado (legitimo enviado de Dios), el FIN inmediato y último \
de la predicación (a fin de instruir .. . etc.) . \
2) El ASUNTO ordinario de la predicación es el sfmbolo, el decálogo, \
los mandamientos de la Ig lesia, los sacramentos, las virtudes y los
vicios, los deberes de las di versas clases de la sociedad, el último fin \I
del hombre, y otras verdades de eternal tr ascendencia.
El div ino Maestro trazó estas materias aJ decir: Prtrdicate Evan-
,~

gelium n. Docete servare omnia quc:ecumque mandavi vobis 10. ,


Que estas sean las materias de la predicació n lo estableció ya el !,
Concilio Tridentino en la sesión v, cap. 29 , De R eform.; confirmólo
Pío IX, Litt. Ene., 9 de nov. de 1846, y lo dec1ar6 la Ságrada Congre-
..t t
gación de obispos y regularés en la circular de 31 de julio de 1894.
, .,,,
. -
, Benedicto XV en su carta-endclica sobre la predicación, se expresa
asl:
Si deseamos saber qué materias solía tratar San Pablo en la predicación,
.. •,
.o.'~

él mismo nos 1.0 da a entender con estas _palabras: no me he preciado de saber ,


otra cosa entu vosotros, nno a Jesucristo, y ésu crucificado 11, P.or eso ense. ;

8 San Frimcisco de SalesJ Tratado sobre Ja predicüci6tl, v, 8. -"<


9 Mare.) XVI. 15.
, l~ Math" XXVIII. 20.
',, 11 lil Cor'J 11, 2.

,
V:"

'.
,, . "'i..,J
:/ '~¡
':",
Oratoria sagrada, 421
\
..
~
,
".:
ñaba' tos dogmas' y preceptos de ''Jesucristo, aun lo~ más austeros; de forma q~c
al trata'r de la humildad. de la propia abnegación, de la castidad, del mtnog...
y
precio del mundo, de la obediencia, del perdón de las injurias, de otras cosas
semejantes, nada -pasaba en silencio. Ni mostraba timidez cuando declaraba
terminantemente que hay que elegir entre servir a Dios o servir a Belial. que
a todos los qu e salen de esta vida les agua rda un juicio trc::mend o, que no es
lícito renega,r de Dios, que a la perfecta observancia de la ley está prometida ~.' !
la vida eterna, y al abandono de tos deberes por seguir' los deseos desordenados, ·'r{., ',1
le está reservado el fuego eterno. '
~;~-j
En consecuencia de estas palabras de Su Santidad, establece el . ....,.'J
,
reglam~nto de la predicaci6n (cap. III, 20) que: .Ios temas de los
:,~-l.,
sermones sean esencialmente sagrados>. Y así 10 prescribe el canon
1347 del c6digo canónico. .
3) La sagrada escritura es la fuente principal de la oratoria sa-
lirada. Ella es la voz misma de Dios, cuyo nuncio es el predicador, y
ella -añade León XIII- es la que da autoridad apost6lica, libertad
santa en el decir, y vigorosa y verdadera elocuencia.
, Dice el reglamento de la predicación a este prop6sito: el predica-
dor te nga siempre ante sus ojos y lleve a la práctica 10 que San Jer6-
nimo recomendaba a N epociano: Divinas scripturas sa:pius lege: imo, . . .
flumquam de manibus tuis sacra lcelio deponalur . .. Sermo presbyteri
Scripturarum lec~ione condilu! sito
Manifiesto engaño, -dice Benedicto XV- el de ,aquellos que todo lo tra-
'tan 'a la sola luz de la razón, porque en el orden sobrenatural nada valen I~s
argumentos meramente humanos.
Ejemplo dan de esto los discursos de los santos Padres. Veamos
c6mo San Juan Crisóstomo, príncipe dé la oratoria sagrada, maneja
los divinos libros. En la homllía 1, acerca de las estatuas 12, prueba así
-la conveniencia de las enfermedades y tribulaciones de los buenos:
Que la trihulación contribuya en los san tos ~ moderarse y humillarse, y no
envanecerse por las virtudes y maravil!as, no hay duda; pues por esto quiso
Dios que viniera; y por otra parte, oigamos también las palabras de David y
•..,~
San Pablo, que .lo afirma n. Pues el primero di>ce: Bueno ha sido, Señor, para
mf, que me hayas humillado, para qu~ aprenda tus mandamientos 13; ye1 se-
,gundo, después de decir: Fui arrebatado- al taca cielo, y llevado al paroiso,
añadi6: Y para que la Stlblimidad de las revelaciones 120 m e envanezca, me ha _
" ¡ido dado el aguijón de la carne, el dllgel d~ Satands que me abofetu 14. ¿Qué
cosa más clara que ésta? Para que no me envan ezca, dic(:, permitió Dios que , ·1
tos mensajeros de Satanás me den bofetadas;- y mensajeros dt:: Satanás 11 am ~ .
00 a algunos demonios; sino a los hombres que sirven al demonio, los infieles, ,
los tiranos, los gentiles, que le atribulaban continuamente y continuamente le .
~ejab an.

12 Cf. Hornillas selectas, de San Juan Cr~sóst-oroo, traducidas directamente


'_1
del griego por el p, Florentino Ogara, S. J., Madrid, administraci6n de Raz6n
y Fe. 1912. . .,,
, J,
13 Salmo CXVIII, 71.
1'1 2~ a los COL, XI[, 2~ 4, 7. "
, .
.":
"',' 'o' . -,~:'Pt:' ~-_ooo "",t'l,'t->:.'(
~~~"~~ $""";.-. "---:# ••:' P," . <.'
• o "
.. , ~

422 Lección LV

Por 10 qu~ hace a la manera como esto mismo contribuye a que se ma·
nifieste d poder de Dios, óye!o ta mbién de boca dd m ismo Apóstol. Pu ~
Dios permite que los samas sean con tmu amente afligidos para que no digas
lo que 105 infieles creen, que Dios. al permitir esto, es débil, y no puede librar
a los suyos del peligro. Y mira cómo San Pablo lo demostró haciendo ver
que tales sucesos no sólo no arguyen debilidad en Dios, antes mu estran más. i
claro a todos su poder; porque desp ués de deci r las pa labras antes citadas, \
añadió: Por esto tres veces rogu¿ al Señor que se retirara de mí (la tentación)
y m e dijo : Te basta mI gracia; porque mI poder adquiere nuevo realce en la
debilidad 15. En tonces, dice, se man ifiesta mi poder, cuan dü vosotros estáis l-
débiles, y. cua ndo por vüsotros los qu~ parecéis débiles cobra vigor la palabra \.
de la predicación, y se esparce por doquiera. Y en efecto, cuan do después de .'
recibidos innumera bles azotes fue lIev~d o (Pablo) a la cárcel, ató al" alcaide
(Ac., 16) ; sus pies es taban en el cepo, sus manos en las cadenas. y la cárcel .~e
estrem ecía a la media noche, mientras ell os ca ntaban himnos. ¿Ves cómo sU' \
fuerz a se perfeccionaba en la debilidad? Si estandü Pablo suelto hubiera re~ ,
1

temblado la cárcel, no fu era tan admirable el su<:eso. \


y continúa el santo exponiendo la doctrina de la tribulación con
testimonio de b sagrada Escrit ura.
4) La segunda autoridad más poteme son los santos Padres, la
Iglesia docente, y como subsidiarios y expositores natos de la doctrina
católica, los teólogos y doctores de la Iglesia.
Como muestra de exposición oratori n de la sagrada Escritura, véase
este fragmento de un orado r moderno: el Po Estanislao de la Virgen
del Ca rmen 16. Después de haber probado elocuentemen te la alteza
del misterio d e la E ncarnación que «eq uilib ra - dice- el ord en moral '¡'
y satisface de condigno a la Justicia div ina», prosigue: \,
-- Admiti do el hecho, podemos ya discurrir más sobre el misterio y ver en ét
l.o,
JlltÍsimas conveni encia~.
Santo T omás apulHa una... Se fun da el Santo Doctor en aquel axioma
filo sófi co: Bonum est diffussir.mm sui; lo bueno es por na turaleza comuni'Cable,
y deduce que a Dios, que es la bondad infin ita, conviene el comu nicarse. Esa
comun icación de D ios a las criaturas se ve en la creación, pero de un modo
.especial en la EncarnaciQn del Verbo. T odo Dios se nos q uería entregar; no
le bastaba mandar desde 10 alto de su trono los resplandores de su luz, r e~
fleja ndo en nosotros Jos rayos de su hermosura, de su sabiduría, de su püder, ,,
de todas sus perfecciones; qu ería algo más, quería entregarse a sí mismo, ¡
darnos su naturaleza, abrazarse íntimamente con nuestro ser. Y para esto ¿qué
hace? Oíd a San Agustín: Vehlculum qutrrit; busca un vínculo, un acueducto
por el q ue lleguen a nosotros los raudales de sus gracias y perfecciones ...
\
Pára explicar este misterio, yo no encuentro nada más adecuado que: el
ejemplo que usa San Agustín. El pen samiento es el verbo de mi mente; quiero
comunicaros mi pensamiento, mi verbo, y apelo al sonido articulado, a la
_palabra; mi pensam iento, sin abandonar mi men te, sale por med·io de la pala-
bra de m is labi-os, atrav iesa los aires, hiere vuestros oídos y llega a impresionar
vuestra misma men te, grabando en ella un a idea- semejante a la que yo había
concebido. La segunda Persona de la Beatísima Trinidad es el Verbo, el pe n~

2" a Jos Cor., 88, 8, 9.


:1 5

16 Obras del R. P. Estanislao de la Virgen dd Carmen, C. D .• lomo l, con-


,
ferenci , ~\' sobre Jesucristo. Sa notiago, Imprenta de Pared es, 1908. ,
.,
!
'"

Oratoria sagrada 423


samiento de Dios. Se quiere este Verbo comunicar al hombr~. y sin abandonar
la mente del Padre, sin dejar de ser Dios, se apodera de lá naturaleza humana,
j
con la cual se unehipostáticarnente . .Pero esa naturaleza humana está unida a
nosotros por raz6n de origen y de identidad de especie; es por lo tanro entre
I
, I
nosotros y el Verbo lo que "el sonido articulado, la palabra entre mi mente y
la vuestra: es el canal, el vehículo, usando de la expresión de San Agustín, ti
por el cual el Verbo, sin dejar de estar en la mente del Padre, .se comunica
al bombre. Por eso Santo Tomás llama a la humanidad de Cristo el instrumento
.,
de la divinidad; porque así como el artista, por medio del instrumento, del
pincel, por ejemplo, va trasladando al lienzo las concepciones de su mente, así
. ,i
el Verbo, por medio de su humanidad sacrosanta, nos comunica los tesoros ",
todos de su divinidad_ ¿Véis cómo la imagen de un cuadro primoroso participa !
y es copia de la imagen que crea el artista en su mente? Pues así la humanidad, I
después de la En carnación del Verbo, participó de las grandezas de Dios, como
veremos en Jos últimos días de la nov ena_ Por lo Ulnto, la Encarnación es la
I!
más cumplida comunicación de la divinidad a la criatura; y como, según hemos
dicho, a Dios conviene comunicarse en sumo grado, por ser la bondad infinita,
hemos de concluÍr que la Encarnación es conven ientisima a Dios.
Pero, ¿c6mo?- -replican algu nos, aparentando un celo santo por la Divi-
\
nidad- ¿esa Ellcarnadón que hace que un Dios se vea pr-isKmero en el seno
de una Virgen y aparezca niño, pasible, y sujeto a nuestras enfermedades y
hasta a nu estra muerte, no es indign a de la eterna majestad de aquel Dios
grande y poderoso que no ca~ ni en los cielos ni en la tierra, cuyo nombre, .
tres veces santo, no saben, sin tembla r de pavor, pron unciar los ángeles en
la gloria? No es nuevo este cscándal-o farisaico: ya desde los pnrneros siglos
quisieron los herejes ridiculizar este misterio, dici endo que era indigno de la
Majestad divina. La espada penetrante de- Terruliano. se encargó, no obstan te,
de pa rar con un solo golpe tan especioso argumento. i Imbéciles! les contestaba.
¿Podéis negar que este misterio, que creéis indigno de Dios, e.s utilísimo para
el hombre? pues si es útil no es indigno, porque nada más digno de Dios que
, salvar a su criatura. Por otra parte, no existe la preten dida repugnancia. Cuando
un hombre --decía Plinio el ioven- ha llegado a lo más alto del imperio, ya
no puede subir más; lo único que le resta es bajarse . hasta el necesitado para
remediar sus dolencias y enfermedades. El Verbo no puede subir más porque
es Dios, y por consiguiente, infinito: al encarnarse 00 háce srno descender hasta
eJ pobre pecador para levantarle de la miseria, pero no se degrada. Cae el niño
y el gigante se inclina a él para levantarlo, y no se degrada; no ca:! el gigante,
sino al revés, hace gala de sus .fuerzas y de su poder.· Así el Hijo de Dios se
inclinó como gigante para levantar al pecador. Non cecidit sed dcsccndit; no
cayó -di<:e San Agustfn- sino que se inclinó. No cayó, no; porque 0 0 perdi6
nada de su dignidad; continu6 siendo Dios como antes. San Le6n usa d-e una
comparación hermosa: «Así como los rayos de la luz, aunque vengan a que~
, brarse en el fango y en el cieno no pierden nada de su brillo y esplendor, así
"; el Verbo, luz del Padre, no se manc.hó oi denigró aunque se uni6 con la carne
~:. , enfermiza y pecaminosa: continu6 siendo tan luz como antes, continuó siendo
tan grande y podero~6' como era desde la eternidad~. ¡Qué digú tan grande!
Mas, os diré: la grandeza de Dios es siempre la misma en sí; pero esa grandeza,
oculta antes y ccmo desconocida, empezó a b ri ~!ar con -n~vos y desconocidos
resplandores, después de la Encarnación, y precisamen-te en aquellos mismos
actos que a pr~mera vista. son más impropios de su Majestad.
Magnífico ejemplo de oratoria sagrada, declara las santas Escritu~
ras, pero valiéndose de la interpretaci6n de santos Padres y doctores,
." .~. ~ ..

'.
-,
424 Lecci6n LV

1- que no hace el oraoor smo amplificar y engalanar para que mejor se


graben y deleiten 17.
¿Quiere decir esto que el orador sagrado no ha de valerse del ra- ,-' .¡

ciocinio filosófico, ni de la historia, artes y ciencias profanas?


"t El decir que una cosa es principal, n.o es decir que es exclusiva4
Los adornos y razonamientos puramente humanos caben en la predi-
cación como elementos auxiliares, tanto para probar a los incrédulos i.
la misión divina que al predicador ha sido confiada, como para
, i
confirmar a los fieles en la sumisión que deben a la palabra divina y
prevenirlos contra los sofismas de la impiedad.
, Perc téngase muy en cuenta que las citas y testimonios de escrito-
f"eS o autores profanos se han de tratar con mucha sobriedad; y mucho
más los dichos de los herejes, apóstatas e infieles y autoridades de
personas que aún viven, jamás se han de aducir. La fe y la pureza de
costumbres del cristianismo no necesitan de tales atestiguadores y
defensores 18"

363. ElocnciólL Y ¿qué decir de las galas poéticas y de! estilo


figurado en la oratoria sagrada?
Ya hemos visto cómo e! divino Maestro daba color y brillo a sus
j:~
predicaciones. Los santos Padres son veneros riquísimos de galas en ,
el decir. Con todo. riada más ajeno y anti?-rtístico como el sujetar a ' !l
tales adornos la sencillez y dignidad de la ¡ doctrina evangélica. Si en
todo género oratorio, mucho más en este se han de tomar sólo como -'"•.,
,
medios los adornos poéticos. Para que la verdad se patentice, agrade
y conmueva, son naturales e ip.dispensables figuras, tropos y demás
adornos de estilo; pero siempre como medios de persuasi6n. ,,
San Juan ·Crisóstomo es ilustre modelo. Entre el corte popular de
su frase chispean los símiles e imágenes, y se incrustan en el ánimo
las enérgicas y contundentes palabras. Persuadiendo la limosna, dice: .,
¿Quieres no perder tus bienes? Hazte pródigo. ¿Quieres conservarlos? No
los guardes. - ¿Pretendes ahorrar? Da a manos llenas. ¿Deseas ganar? Si conservas
tus riquezas se pierden, si las das a Dios, El no se deja robar de nadie.
Elegante y agradabilisimo es este periodo del discurso en favor de ,,
Eutropio 19:

17 Mod~los insignes de amplificación y exposición patrística son los sermones


del P. Gonzalo Coloma, S. f., que en trece tomitos hermosamente presentados
acaba de editar (2il ed.) la revista El Mensajero (Bilbao).
18 Así dice el Reglamento de Predicadores, cap. m, 23.
19 Era Eutropio ministro del emperador Arcadio. Entre otros decretos que
arrancó del emperador, uno fue que nadie, al verse en peligro, se pudiera
refugiar en la iglesia, y que , si alguno lo hiciese, fuese rechazado de allí a viva
fuerza. Bien lejos estaba de creer que con tal decreto echaba un nudo en su
-, ;;:
propia garganta. Pues perseguido él, tuvo que refugiarse en la iglesia, en donde
San Juan Crisóstomo hizo frente con su elocuencia, al pueblo, que quería
arrancarle de allí violando el sagrado asilo.
. ,

,
.,.tí< ..

Oratorio s.agrada 425
),: Noche era todo aquello y sueño•. y ll egado el día. desapareció; flóres eran
primaverales, y pasada la primavera, todas se marchitaron; sombra era, y pasó ,,
de largo; humo <:~a, y .se disipó; pompas eran y se quebraron; eran telas de
,
I

araña, y se deshicieron; -por esto repetimos la' sentencia del Espíritu Santo:
'. <Vanidad de vanidades S todo vaqidad~.
Vivísima también esta -pintura:
,
I
Así como un caballo, al ha~r de pasa r Wf un precIpIcIO, se renta 'como
para pasarlo de un sa lto: pero al ver d~ajo el abismo, se asu8ta,- se encoge,
y después, al sentir ql\e le incita el caba llero, se esfuerza a lo mismo, mas
esp~ntase como. antes, e indicaodo la necesidad y la violencia que padece,
detJénese y persIste largo rato reli nchando en la punta del precipicio, hasta que,
cobrando ánimo, lánzase confiado; así al haberse de lanzar San Pablo como a
un precipicio ~. sus propias alabanzas, retrocede primera vez, y segunda vez, y
tercera vez. d iCiendo: ¡Oíalá aguantáseis un poco mi in cipiencial .
.'",
-;~

Así, siendo naturales y nunca rebuscados los adornos literarios, el 1


1
.•;1
estz70 oratorio será sagrado y elegantte, enérgico .y .persuasivo.
Recuérdense los ejemplos del P. Granada y de fray Luis de Le6n, ,
,!
que se trajeron al tratar del estilo. Añadamos aquí un párrafo brillan- ,., " ~
te del coetáneo doctor Luis Calpena 20. :. >.'
Llámase estrella del mar a la estrel la del norte, o estrella polar, que sirve ."t. ..
de guía a Jos navegantes del proceloso océano.
Cuando el furor de los vien tos levanta las aguas en espirales hirv ientcs, y
rugen los abismos, y truenan tos cielos. o; cuando rotas las cadenas, las velas
destrozadas, crujé la quilla... y a la luz de los relámpagos ve la tripulación
extendidas sobre la na ve las alas de la muerte... ; cuando cerrado el horizonte.
camina el buque eotn': tin ieblas, entregado, sin brú jula, sin rumbo, a la perfidia
de las olas ... sólo una es.peranza anima al ppoto. Vedle de pie junto al timón,
enclavando sus ojos en el firmamento. como queriendo rasgar con su mirada
el maMo funerario que todo lo e n vu ~lve. ¿Qué bu sca? ¡Oh! dejadle... ; su
esperanza es una estrella ... ¡ la estrella responde a los conjuros de su fe ...
¿No la veis? Sí, allí está . . . En tre los qu eb rados bordes de una densísima nube
asomó un momenl'O la estrella polar. , ., y orientada la nave huirá del escollo,
salvará el peligro, y \legará segura al puerto suspirado. Pero si la estrella de
los mares, dice un erudito expositor, sirve de guía a los que navegan, para que
no pierdan su rumbo y lleguen al puerto, 'la Madre de Di os brilla ante nosotros
y nos guía y nos atrae en los peligros del borrascoso mar del mundo, para que
lleguemos al puerto 'de la gracia de Dios y de la vida eterna. La estrella del
norte aparece a nuestros ojos como la más pequeña entre cuantas la rodean:
así también la humi ldísima Ma ría se presenta como la más pequeña, casi in-
visible a sus propios ojos; pero, cuanto más se ha humiHado y an onadado
vo"luntariamente, tanto más la ha ensalzado el Señor, colmándola de gloria.
RECONSTRUCCI0N SINTETICA. - ¿Cuál es el carácter de la oratoria sagrada .,-,
que la diferencia por completo de los d("más subgéneros? (360). - ¿Cuáles son .;1
los modelos natos del orador sagrado? ¿Qué . se observa en los sermones de
Jesucristo? ¿Cuál es el lenguaje de los profetas 'y apósroles? ¿Qué consecuencias
ie deducen del estudio de los santos Padres, y de la Iglesia docente? (361)..
Deduzca usted la definición dada por San Francisco de Salr:s, la cual sintetiza

20 Magistral de la Rea·1 CapiHa española. ,


JJ
. '4
".'
q< .... e: I-·· ;.. ... ¿{;(,,; '0;'
',' ,~ . . -"\:'-
'

.'-'

426 Lección LVI

el objeto, carácter y fin de la oratoria sagrada. ¿Qué asuntos debe tratar el


orador sagrado? ¿De dónde debe principalmente sacar los argumentos y auto-
ridades? Expóngase en un pasaje de San Juan Crisóstomo y de.. un orador
moderno, v. gr., del P. Estanislao. ¿Qué cabida tienen los razonamientos to-
mados de la filosofía, historia y ciencias profanas? (362). - ¿Qué opina usted
sobre las galas poéticas en esta oratoria? ¿Cómo usa de ellas San Juan Crisós.-
tomo? (363).
EJERCICIOS PRACTICQS. - Pueden leerse algunos sermones, v. gr., de Ségneri,
-Bourdaloue, Massillon, Vieira, Granada, Diego de Estella, Cabrera, Cortés Lee,.
Mons. Angel Jara o de otros predicadores, analizando las dotes sagradas en las
lecciones expuestas.

LECCION LVI

SUBGENEROS DE ORATORIA SAGRADA 1

36-4. Catequesis. (xar7JX€(J) = instruir de viva voz). Es una expo~


sición dogmática y moral apropiada a la necesidad y capacidad de
los fieles.
Divulgó este modo eficaz de instrucción religiosa el llamado Mar·
tillo de los here¡es, el doctor de la Iglesia San Pedro Canisio, de la
Compañía de Jesús; pero han sido maestros eminentes en é1 San
Francisco Javier (como se admira en sus cartas), el cardenal Belar·
mino, Fenelón, y modernamente, después de la encíclica de Pío X,.
:4cervo nimis, muchos preclaros sacerdotes del clero secular y regular.
Es ímportantísimo este sagrado ministerio; de él depende la vive·
ZJ, solidez y exactitud en las creencias religiosas. La ignorancia o el
conocimiento erróneo del catecismo son las -causas ordinarias de las
dudas, indiferencias y extra'vÍos religiosos. Cita Benedicto XV en su
encíclica la conocida sentencia del Concilio IV de Letrán: «La igno-
rancia es madre de todos Jos errores».
El arte del catequista está en hacer comprender) gustar y amar la
doctrina salvadora de] catecismo. Como se dirige principalmente a
niños y g~nte~ poco versada en estudios teológi<:os, exige suma preci-
sión, claridad, método y amenidad.
El popular Arcipreste de Huelva, hoy Obispo de Málaga (Espa-
ña) tiene habilidad muy suya para enseñar el catecismo jugando con
los mismos niños. En el congreso catequistico de Valladolid, (1913),
dio amenÍsimas doctrinas ante todo el congreso. Hace falta carácter y ~--
modo de ser especial para imitarle, que no todos pueden pretender.
Pero es accesible e imitable el modo de enseñar práctícamente cual-
quid punto catequístico.

1 Esta lección, que deteni'¿amente se estudia aquí en atención a los semi~


narios, podría abreviarse, a discreción de los profesores, en los C()legios seglares
de instrucción secundaria.
,
\ Subgénaos de la oratoria sagrada 427

Veamos esta explicaci6n sobre la señal del crtsttano, que en su ..:!,


revista para niños El catecismo de Santiago, public6 el notable cate- ,
I
quista P. Luis Maria Ortiz, S. J.: ,~
Decíais, niños, que el ser cristiano es dicha más grande que el ser general, I
que el ser millonario, que el ser emperador. ¿Y recordáis por qué?
-Porque el cristiano es hijo de Dios, es discípulo y hermano de Cristo,
es templo del Espíritu Santo, es heredero del reino· de los cielos.
Ahora bien: así como distinguís a un militar de un paisano, ¿distinguiríais
a un cristiano de un moro? Al soldado le conocéis, primero por el traje de
colores, y también por ese saludo especial, tocando con la punta de los tres
dedos grandes la extremidad del .gorro, y con la punta del pequeño la ceja.
-¿Y cuál es la señal del cristiano? -La santa Cruz.
-¿En América hacen)os cristianos la señal de la cruz? --Sí, Padre.
-¿Y ,en la China y Japón, también? --Sí Padre -Cierto: en todo el
mundo se hace. Y desde el tiempo de los apóstoles se estila. Santiago, cuando
se aparecía a nuestros padres contra los moros montado en un caballo blanco,
como lo vei,s en las estatuas, fijaos cómo lleva en la izquierda una bandera
blanca, y en medio d e eUa la cruz, una cruz roja.
Después de Santiago, en los primeros tiempos de la Iglesia, los mártires
manifestaban sus creencías, su religión, por esta señal. ¿Cuál es tu religión?
preguntaban los perseguidores a los primeros cristia-nos. ¿Y muchas veces sabéis
lo que respondían? se contentaban con hacer la señal de la cruz. ¿Por qué así?
Porque esta señal e~ una hermosa y alta profesión de fe.
Vamos a ver. Atención y respeto y grande confianza en Dios; que vamos
a , hacer todos una especie. de saludo a Dios, más digno que el sa-Iudo militar.
VaInas a hacer 'una pública profesión de los principales misterio:::; de la religión.
,
A santiguamos ... todos a la vez... ¡En el nombre del Padre... y del
Hijo... y del Espíritu Santo. Amén!
Con las palabras hemos confesado el misterio altísimo de la Santísima Tri. "j
nidad, al invocar al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, Y al decir en el nombre '!
(no en los nombres, en plural) hemos confesado que esas tres d¡<vinas Personas
no son más Que un solo Dios. '
Con la figura que formamos al santiguarnos desde la frcote hasta el pecho,
y desde el homhro izquierdo hasta el derecho, confesamos los misterios de la ,
Encarnación y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. '~ i
En el nombre quiere decir, en virtud, por el poder y la bendi.ción de Dios.
Por eso, niños muy amados, habéi,s de apreciar mucho esa señal de la Cruz,
porque tiene un poder maravilloso.
Ella sola es una bendición de Dios. Y bendición de D ios quiere decir que
Dios nos dará bienes y nos librad de males: bienes del cuerpo y del alma.
Hasta para curar enfermedades sirve. Si , muchos enfermos la hicieran con res-
peto y confianza «en el nombre del Padre» sanarían.
Oíd un ejemplo... de una donce11ita ... y concluyo ¿Sabéis qué santa fue
ayer? El 6 de febrero es Santa Dorotea. Pues de ella hahlo. Era una doncelL'l
de Cesarea, muy noble, agraciada y ri.ca. Una virgen cristiana muy virtuosa.
Cier~o abogado noble del imperio la pretendió por esposa, y Dorotea, con buenas
palabras, se negó, diciendo que estaba consagrada a su divino esposo, Jesucristo.

E l abogado, que se llamaba Te6filo, s.e vengó acusándola de cristia·na al
gobernador.
Este la llama y le pregunta: -¿Cuál es tu rdigiónr Dorotea, valientemente,
hace la señal de la cruz.
Entonces el tirano manda que se le apliquen teas a los costados y le abrasen
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428 Lecci6n LVI

las entrañas. Ella, impertérrita, sigue haciendo la señal de la cruz, y en voz .


alta invoca a un Dios verdadero, Juez de vivos y muertos, y habla de un cielo
de delicias. Después la trasladan ';1 un sitio público para cortarle la cabeza. ~1
ir por las calles llena de herida s, en tre los verdugos, se le acerca aquel abogado,'
Teófi.l9, y le dice: «Hermosa joven : cuando vayas al cielo, al jardín de tu
esposo, haz el favor de mandarrnt"! una canastilla de olorosas manzanas, y un
ramo de flores que no marchiten las escarchas como a estas de Cesarea::.. La
virgen Dororea, sin levantar los ojos del .sudo por el pudor, hace la señal de
la cruz y I.e responde: -Serás servido, noble T eófilo.
Después que mataron a la doncella Dorotea, estaba TeMilo en un banquete.
-.., .. Uno de sus esclavos le dice: Señor, un noble y desconocido mancebo quiere
hablaros con urgencia.
-Dile q ue ~ase.
Al momento entra ·en la sala del festín un gallardo joven (era un ángel).
Saluda cortésmente y descubre un precioso canastillo con un manojo de her-
, mosas flores y fresquísimas manzanas.
--«Noble y discreto Teófilo, - le dice: la virgen cristiana Dorotea acaba de
subir al cielo; y me manda con este regalo para vos, que dice le encargásteis
al ir al suplicio:». Y desapareció.
C'--on este: m ilag ro, T cófilo se convirti6. Fue martirizado en un palo, alegre
de morir como en cruz.
En recuerdo de este milagro, todos los años en Roma, en la iglesia de
Santa Dorotea, donde está su cuerpo, se bendicen manzanas, que después se
reparten como reliquias, y Dios obra muchas veces milagros por medio de ellas. "
Mirad, .niños, eómo la virgen Santa Dorotea, se sirvió de la cruz: }9, para
confesar vali entemente su fe; 29 , para" sufrir el martirio: 39, para abrir Con
ella cemo con llave de oro el ci elo; 4Q, para hacer el milagro de las manzanas; '
-•
y 59, pa-ra convertir al abogado Teófilo V hacerlo morir glorioso en la cruz.
Haced, niños querwos, siempre con mucho respeto y confianza la san·ta cruz.
Generalizando las reglas que este y otros semejantes modelos nos
, enseñan, podemos deducir:
19 Que la MATERIA de la catequesis se ha de contener en los..
,. compendios de la doctrina cristiana que los prelados adopten en cada
diócesis.
29 Que se necesita, además de una instrucción sólida, de dogma
y moral, seria. y esmerada preparación prQxima, tanto para no errar
ni divagar, como para proceder con exactitud, precisión y amenidad.
39 En cuan to a la FORMA , debe ante todo insinuarse el catequista
granjeándose el amo! Y respeto de los niños más con dulzura y ente-
reza y con promesa de dádivas y premios, que con sesudas reflexio-
nes, las cuales no son capaces de comprender. El desarrollo del punto
~ doctrinal se ha de hacer por medio de comparaciones, ej~mplos, y, con
,.
• el debido decoro, hasta de anécdotas y chascarrillos, de. donde se de-- ,: .t:
duzca inmediatamente el punto de que se trata.
Tal se observa en el modelo presentado, donde se notarán la for-
ma dialogada para evitar distracciones, la viveza de la narraci6ri; el
estilo sencillo pero animado, y la recopilaf:i6n breve y práctica .que
se hace al fin.

. --
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Subg¿1lf:ros de la oratoria sagrada 429
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"

Las, pláticas doctrinales ante todo el pueblo cristiano participan


de los mismos caracteres; pero requieren ellas más unidad de asunto,
-J
,
supresión del diálogo, no dialogismo, y más solidez de exposición. , 1
'1
N o son del todo aj enas de estas instrucciones las reflexiones sen~
tenciosas y el movimiento de afectos, pero se deben evitar las amplio
ficac¡on es oratorias y. patéticas.
365, La homilía es tan antigua como la Iglesia. Los santos ,Padres
""
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'o
.
,

teruan costumbre de explicar al pueblo de una manera sencilla y
familiar el Evangelio o la eplstola que se leía en la celebración de los 'r.'
,. santos misterios. Vuélvase a leer aquí el fragmento de San Juan
~ ~.\

'. '
Ci.-is6stomo" del número 363, 3) 2, Y se deducirá:
La HOMILlA es exposición piadosa y sencilla de uno o d.e varios
t'extos de la sagrada Escritura, seguida de las reflexiones y aplicaciones
. prácticas que naturalmente se desprenden del asunto.
La ciencia escriturística y de patrología que el orador tenga, dará
la solidez debida a sus homiHas,
El a nálisis literario de los modelos le enseñará: 1) a revestir toda
la exposición del esplritu litúrgico que debe infundir en sus palabras;
2) a aprovecharse die,stramente de la fuente de imágenes y bellezas
más o menos patentes en los sagrados Libros, en los Padres y en los
santos doctores, para dar vida y animaci6n al discurso, y 3) a hufr "
de la aridez escolástica y usar de un estilo, aunque llano, rebosante
de ardor y de unción divina.
Han vuelto a renovarse ---con mu y buen acuerdo- las llamadas
lecciones sacras, muy frecuentes en los siglos XVI y xvn. Son verdade#
ras homiHas, con la diferencia de que, en vez de tomarse por tema de
la explicación un pasaje suelto del Antiguo o Nuevo Testamento, se
, toma un libro entero, o una parte de él, como sería la vida de un
personaje bíblico. Se. diferencian estas lecciones de las explicaciones de ..
.'
"

hermenéutica en tres puntos: primero. en la unción que ha de ern# ·:11


papar toda la dicción, de modo que se deje sentir la voz inspirada
del orador; segundo. en alejarse de toda polémica y refutación de las
, diversas .opiniones, y tercero, en el fin práctico a que estas lecciones
se ordenan, que el orador ha de inculcár sobre todo en la peroración ..
"
366. El sennón consiste en el desarrollo oratorio de una tesis o , 1

proposición dogmático.moral, sacada generalmente de la sagrada Es- ,)


··.1
critura. o' ,.
,1
Bossuet, Bourdaloue, S. J., y Massillon, en Francia; Séneri, S. J., en Italia;
"•
fray Alonso Cabrera, P. Granada, P. A vita, fray Diego de Cádiz, Pedro de
Valderrama, D. de la Vega, Manrique, Díego Murillo, Lanuza y P. Cala tayud,
en España; fray Esquiú, P. Tristán, Medina, fray ViCo Solano, Trinidad, Reyes,

:i
.
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2 Puede leer el profesor cualquiera de las h9milías del mismo santo en la
obra Homilia.¡ selectas, arriba citada .
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430 Lección LVI

etc., en América, son grandes maestros que fijaron el tipo del sermón. En la
segunda mitad del siglo XIX, yen. . lo que va de est-e siglo, ha sobresalido noble
,• falange de predicadores de le~a española, v. ' gr., Manterola, Sanz y For~sJ
P. Cámara, González Calpena, Jjmém.:z, Campaña, Angel Jara; los jesuítas PP.
Proaño,· G. Coloma, Jordán, Vinuesa y Cáceres; los carmelitas PP. Ráulica,
Estanislao, Salvador, Ludovico; los dominicos PP. Gerard, Paulina Alvarez y
Ciarán; los doctores f. Saavedra, Agui lar, Zaldúa, Ca rrasqu illa, Cortés Lee,
Ilmo. Polit, Quiñones, Talavera, Garcé!.. Rivero, Espinosa, Andueza, etc. 3.
,. Pongamos como modelo de predicaci6n genuina el serm6n del, P.
Granada en la Ascensión del Señor 4 .
Todo va en él encaminado a levantar los corazones al deseo del
¡
cielo y a fortalecer la débil voluntad; admírase en él la discreci6n con
que el orador elige lo más pertineI!te al caso y la unción religiosa.
El exordio, breve y sencillo, es la explanación de una feliz frase de
San Bernardo. La proposición es compuesta: 1) historia de la fiesta; .
2) misterio de la subida; ~) frutos de ella.
Llena la primera parte la narraci6n de la Ascensión artísticamente
becha. Los pensamientos son: a) no olvid6 Jesús a su Madre; b) con-
sejos que da a sus discípulos; e) ruegan los disdpulos que no los
abandone en esta triste vida; d) consuelos que Jesús les presta y se-
guridad qúe les da de permaneceJ con ellos; e) acto de la Ascensión;
f) bellísima comparaci6n entre Jesús y Jacob. \
La segu nda p:lfte, donde comienza propiamente la confirmación,
tiene por pensamientos constitutivos: a) la ley de gracia dada por
Jesús es amor; b) esto lo enseña el Señor prácticamente desde su
'. nacimiento a su Ascensión. I

En la tercera parte desenvuelve cinco pensamientos: a) con ' la


subida de Cristo al cielo han de crecer en el hombre la fe, la esperanza
y la caridad; b) esta subida enciende los deseos del cielo; e) confirma ·
la inmortalidad y futuro destino; d) da seguridad de la sanci6n
'. última; e) gran consudo es tener por Juez entonces al que tanto nos
amó y pOI nosotros sufrió.
Claro se ve el enlace de estos pensamientos con el capital de la
confirmación, y de ésta con la narración, y el de todas las partes con
el pensamiento generador de la proposición.

3 «La oratoria española -escribe Julio Ce,ador en su Historia de la litera..


tU1Y2,t. m, pág. 14- fue admirable desde el reinado de Felipe 11 hasta el de
Felipe IVl> . Es error y muestra de ignorancia y poca lectUra en este punto, el
creer reducida la elocuencioa española a Granada y Avila. Hay que anegarse en
el mar de pergaminos que guardan algunas bihliotecas, para ver la abundancia
..
de oradores de cepa en los siglos XVI y XVII. Gran servicio haria a las letras y
a los predicadores quien acometiera la reimpresión de tantos buenos modelos
(Cf. Bayle, S. J., La pn:dicacidn sagrada. Migud C<e;<tb, Darcduna, 1918) .
4, No se trascnibe aquí íntegro, porque en cualquiera biblioteca, por modesta
que sea, tendrá a mano el profesor las obras del P. Granada.

;
• _o' ".
,,-J,

Subgéneros de la oratoria sagrada 431

En el postrer párrafo recapitula cuanto sirve de fundamento a


todo el discurso. Es el epílogo.
En cuanto a la forma externa o· elocución, basta sa ber que es de
Granada para apreciar la Eluidez y tcrsura que sabe dar a sus perío- ..
dos, dentro de la sencillez elegante y no rebuscada que le caracteriza.
Pero sí notaremos la sua vidad de devoci6n q ue caldea todos sus pen-
··i
samientos y que trasciende a las mismas palabras como cuando dice:
En ciende esta subida nuestro amor a las cosas del cielo. porque cierto es
que donde está nuestro tesoro allí está nuestro corazón. Así como el avariento
siempre tiene Sil corazón en los dineros, y el ambiciQso en las honras, y el
carnal en sus deleites; así siendo Cristo a los buenos todo su tesoro y heredad,
y roda honra y gloria, y todos los deleites... claro está que poniéndonos el
Señor este tesoro en el cielo, allí nos obligó a poner nuestros corazones.
La unción sagrada es alma de todo este sermón, y lo debe ser de
todos los sermones. Por lo demás, ténganse presentes las reglas gene-
rales de oratoria.
367. Panegíricos. Son discursos sagrados que encomian las virtu-
des de algún siervo de Dios canonizado o beatifi cado.
Las 1fa~pH" entre los g ri egos eran reu niones en que oradores
célebres solían alaba r los hechos de algún dios ú héroe famoso. Roma
usó del mismo arti ficio laudatorio para estimular a sus soldados al
combate. Vino la Ig lesia; en la noche de las cat~c u mbas) los Linos,
Clementes y Eusebios contaban a su reducida grey los hechos de
.aquellos cuyos cadáveres aún sangrientos eran los solos compañeros
de su proscripción, y la exhortaban así a la palma del martirio. .\ ;

Cuando brill6 por fin el lába ro en la corona· de los Césares, no


hubo mártir alg uno que no viese leída en público y engrandecidos
con los mayo res ·encomios su vida y sacrificio, y si es verdad que esta
gloria, debida al celo y elocuencia de los Santos Padres del siglo IV,
pareció oscurecerse en la edad media, no ha dejado de encontrar en
nuestros tiempos nuevos y dignos atletas, como Ségneri, Bossuet y
Bourdaloue.
El FIN es .engrandecer a Dios en sus santos e inducir al pueblo a
la imitación de tan perfectos modelos.
Dos escuelas, la italiana y la francesa, disputan los medios relativos
a la consecución de tan noble 6n. La primera, con Ségneri, S. J., a
la cabeza, pensó que bastaba, . para sacar del panegirico tddo el fru to
deseado, restring irse a la mera alabanza del santo ; la segunda, g uiada
por Bossuet y Bourdaloue, S. J., juzg6 que debía deducir más abier-
tamente el orador las conclusiones prácticas. Ambas tienen partida-
rios de fama.
Si el orador a la italiana llega a presentar tan bien el modelo que
la voluntad del auditorio le admire y se incline a su imitaci6n, el fin
nobilísimo del panegírico queda perfectamente obtenido.

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432 LLcci6n LVI

Así sucede en el modelo que presentamos: el panegírico de San


Ignacio de Loyola por el P. Carlos Borgo, S. J.'.
Poniendo por texto el verso del Eclesiastés (42, 16): Gloria Domi-
ni plenum est opus ejus dice q ue la divina gloria forma el carácter
J

" distintivo de San Ignacio, de donde propone estas dos partes: e, so-

licitud de Ig nacio en buscar para Dios una gloria completa. universal
y duradera; t t, providencia de Dios en devolver a Ig nacio completa)
universal y perdurable gloria. Proposición com puesta que encierra en
el celebrado lema : el Glorificador divino glorificado.
-Un frag mento de 1a primera parte nos basta para deducir la forma,
sesgo p::culiar y estilo del buen panegírico:
Ignacio recorrió apresuradamente los caminos todos de la glorificación di·
vina, sin que obstáculos algunos le arredraran. No le a[cmoúzó la infamia, ni
jamás le seduj o la alabanza, per gloriam el ign obibtatem (2 Cor. 6); Y España
y F rancia e Ital ia viéronle ya escarnecido como embaucador, ya celebrado como
prodigio de sabidu ría y santidad. Ni Ir- derribó la pobreza, ni le acobardaron
los in sultos, ni le acongojaron las cárcel es: In angusúú, in plagis, in cara:ribus,
111 seditionibus; y vendido traidoramente por sus amigos y desma yado de pura
hambre, JI cercado de cadenas y malparado de los golpes, no se rinde, antes se
levanta para mayores trabajos: in laborlbus, in longanimitate. Dondequiera que
se esconda un alma, no se libra de lo!'. acontecimientos de su caridad ; caridad
empero armada sólo de sufrim ie nto, de prud encia, de dulzura: in multa
patíentia, in suavitatc, in caritate non ft eta. A trueque de salvar un alma, poco
le importa la vida ni la muerte. As! disputa en las universidades como cate·
quiza a los niños, así predi.ca en los ·templos como doctrina a los presos cp las •<
cárceles, ya aconseja en los palacios, ya asiste en los hospitales, ahora se asienta
en un banquete, ahora se entra has ta los hombros en un estanque de agua
frigidísima. No hay ministerio qu e rechace, ni suerte o condición a que no
acuda, ni paraje don de no penetre. Fuera su mayor ansia multiplicarse a sí
-. mismo a fin de estar a un tiempo en las plazas pa ra desterrar de ellas la
blasfemia, en el comercio para ajustar los contratos, en Jos tribunales para
mantener la jmticia, en las cortes para enfrenar la ambición y en los mon~s-­
tcrios para avivar en el los la regula r observancia. Varón verdaderamen te se·
diento, pero insaciable de la glo ria del Señor, bien podría concl uir con el
Apóstol: os nostrum patel; cor nostrum di/atatum est (2 Coro 6, 11). Abierta
está mi boca, y hase dilatado mi corazón: que es puntualmente lo que en
segun do lugar pr.opuse, es 'a saber, cómo Ignacio procur6 dar a Dios no sólo
una gloria cumplida en sí mismo, pero universal en los demás hombres.

Miradle pu es cómo se afana por multiplicarse a sí mismo fundando en la


Igleúa el sagrado Instituto de la Compañ ía de Jesús; y héme aquí trazando ' el
rasgo principal de su carácte r. Así lo atestigua la Iglesia: «¡Oh Dios! --dice-
que para dilatar la gloria de tu Santo Nombre, por medio del bienaventurado
Ignacio fortaleciste con nuevo reparo a la mili ta nte 19lesia). Así Grega rio XV
y Urbano VIII, quienes t': o un solo rasgo resu mieron los merecimientos de
Il;!nacio: «Varón a quien verdader<l mente preeligió el Señor para ser capi,tán de
aquella sagrada milicia que llevaría su Nombre a las gentes y a los pueblos).

1) V~as.e íntegro al fin de la Vida de San 19nacio' por el P. Pedro de Riba-

dencira, segunda edici6n. Barcelona, Vda. e Hijos de ~ubiTana, 1885 .


\
'-' ,
. Subgéneros
'.
de la :aratodá saP;ra,da 433"

En la obra de la Compañía " de Jesús hay que e;-;tu-diar la' grandeza de Ignacio
y lo~ port~ntosos dones que· .Te~ibió. del cielo, cómo la grandeza de Moisés
t;n la-libertad y gobierno de ·los israelitas, y la de Josué en la conquista de la,
•-
tierra de Ganaán. y como Moisés en Egipto y Josué en las ,ribetas del Jordán,
tal Ignacio desde Roma atalayaba, como -campo de su insaciable carida-d, todo
el universo rimI1do, y en él el lustre o ~i menoscabo de la divina gloria. Mas
¡ayl ¡en qué estadQ tan- lam.entable! Donde la fe no ' había surrido q'piebras,
¡qué costumbres tan estragadasl por la ignOl:anoia de la doctrina Cristiana, por
la poca frecuencia de sacram.entos, por la ~alta de predicadore$ evangélicos!
¿Yen los restantes p,aíses? ¡cuánto asolamientü!' Aquí Enrique VIII rebelaba
contra la Iglesia de Dios el reino de Inglaterra, )' Calvino ' emponzoñaba la
Francia con el veneno de sus errores, y el maldito Lutero en Alemania revolvía
ciudades y provincias y amenazaba la ciudad santa, y el Íll1perio mismo vaci-
laba. Allí se. descubría un nuevo mundo, y abríanse en el mar nuevos caminos
para ir al escondido ~ Orien-te. i Oh, qué mies tan c,?pi9sa PaJ-3 los obreros-
apostólicos! Dese:íbalos la Iglesia, labrólos Ignacio y entregóselos obligados por
c-onstituciór¡. y voto' de discurr,ir donde Ella quisiese,"'" y ,servi-rla ya como esclavos,
ya como víctimas sacrificadas a la gloria 'lmiversal de Dios: Sol iluminans per
'omnia respexit, et gloria Domim plenum · est opus ejus. .
'."
Bien puede quedaJ" satisfeoho el ánimo de Ignacio habiendo vinouIado 'en
s.u Compañía todos los medi9s e: industrias para glorificar a bias. A Ella en-
oomí-enda la crianza de la juventud en los colegiús y s~minarios, viniendo' por
esta manera los nobles y plebeyos, y la flor y gala de la 'repúblioa, a trocarse
en ministros de la fe. A ella el ptopagar la devoción y piedad por medio de los
santos sacramentos, 'del esplendor del culto, de las coO@regaciones y cofradías,
donde toda suerte de personas- hallaron por, vez primera escuela propia y ejer-
cicio d e virtud. A ella la enseñanza de la doctrina a los niños y gente mda,
palenque donde se adiestran sus soldados. A- ella las cárceles y los hospitales,
corno alivio de más trabajosos ministeríos. A ella las galcr.as _y armadas for-
midables, blanco qe los pechos más valientes que ambicionaban ir en ellas, ya
com-o noviciado de las misiones entre bárbaros, ya para ha,llar en la pestilencia
o en el' naufragio, en el hierro o en el fueg-o, una muerte cuanto menos _'
celebrada m:ís honrosa. A ella, 'en una palabra, la predicación apostólica en toda
su amplitud, eJ.1 las ciudades· y en el campo, en las casas y en las plazas, entre-'
civilizados y salvajes; suma y gen~ralidad de ministerios que repartidos entre
tantas órdenes religiosas, a todas las ocupa en servicio de la Iglesia, y reunidos
todos inseparablemente por constitución de Ignacio a la Compañía de Jesús, •
iban labrando por el mundo la universal glorificación de Dios: Sol iluminans
per omnia respexit, et gloria Domini plenum e.n opus efuso
Considerado el modelo, bien se ve que el panegirista se ha fijado .-
en el carácter especial de la santidad de San Ignacio, y hacia él con-
centra sus amplificaciones la.udatorias. :r:ste método es el que da idea
más cabal del santo en todo-panegfrj¿o, y prueba que el orador ha
profundizado la vida del s~to hasta descubrir el camino partic,ular
por donde Dios le llev6 y el sello distintivo de su santidad"
San Juan Crisóstomo sigue el mismo método en el panegírico de
San Tgnacio mártir.
Otros panegiristas siguen b . historiabiográfic~J y dividen la vida
de su héroe en dos o tres part,es, que abrazan todos 195 hechos prin- .~

. tipales; por ejemplo en un panegirico de San Pablo: 1) su pronta '. :

-'-'!,' .
28-LlT~R"~RA PRECEPTIVA

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434 Lccci6n LVI

,
conversión; 2) su predicación laboriosa; 3)"" -su generoso martIno.
Tiene este método la recomendación de San Felip, Neri, San Ligorio
y del ilustre Fenelón. .
Otros se fijan en un aspecto particular de la vida del santo, v. gr.,
el poder, el patrocinio, esta o aquella virtud ... y son buenos modos
de variar la alabanza ' de un patrono que se debe hacer cada año ante
un mismo auditorio. San Francisco de Sales señala varios modos : ut
pie erga Dettm. lobrie erga se ipsum. juste "ga proximum vixerit G;
lo que hizo agendo, que 'son sus virtudes; patiendo, sus padecimien-
tos, ya de martirio, ya de mortificación; orando , sus milagros ... etc.
Otros se acogen a c.:onsidcraciones generales Vale estt método mu-
cho en dos casos: 1", cuando se sabe poco de la vida del santo, y se
bace necesario sacar sus alabanzas del encomio general dd martirio,
de la virginidad u ona virtud especial que re l~ció en él; 29 , cuando
por los hechos del héroe se pretende probar algún dogma católico,
como cuando Bourdaloue emprende demostrar en el panegirico de
San Francisco Javier que . la misión de este apóstol es prueba de que
la Iglesia en los últimos tiempos es la misma que en los dfas de su
fundación, . Peligro hay en' esta form a de panegiricos de extenderse
indefinida mente en la cuestión general, . dejando al santo sepultado
en el olvido.
El análisis de1 modelo propuesto hará ver la abundancía de hechos
naturalmente encaminados al desarrollo. de la proposición y presenta-
dos con arte que realza la figura del santo, entre amplificaciones
oratorias y brillantez de estilo.
Estas son las DOTES PROPIA.s de! subgénero: elevación de pensamien-
to y ornato de expresión, todo en orden a dejar al oyente tan pren-
dado del santo, que se decida a admirar e imitar sus virtudes. Jamás
se ha de alabar a un bienaventurado del mismo modo que se ensalza
a un Aquiles o héroe profano. La unci6n y la piedad deben ··resplan. ,
dceer aquÍ, como en toda oratoria sagrada. ,
368. La oración fúnebre elogia los méritos de un cristiano difunto ,•
que por· su autoridad, dignidad o altos servicios, es digno de honrosa
memoria. A veces conmemora una pública 'calamidad (v. gr., un
terremoto), causa de muchos difuntos.
El número 21, capítulo u dd Reglamento de la predicaci6n sagra-
da, dice: cA ningu no sea permitido pronunciar elogios fúnebres, a
no ser C011 el permiso previo y explícito del Ordinario, el cual, antes
de darle, puede exigir que se le presente el manuscrito del discurso>.
Como bien se echa de ver por eJ contexto, no se reprueba esta
clase de sagrada elo~uencia tan usada ,por los santos Padres y tan 50-
b er.an.am ente enaltecida por Bo':,;~aJ et, Fle:chier, Bourdaloue y Massillon.

(; Ep. ad Tit., n, 12.

,
.. - ,.,. , ..
.., •
Subgéneros de la oraton'a sagráda 435

Lo que, sin duda alguna, se trata de remediar, es que desde la sagra-


da cátedra se elogie a personas cuyos hechos nada edificantes no pue-
den en manera alguna ser propuestos a la admiración e imitaci6n de
\ los fieles, o también que se haga un elogio meramente político o
académico. .
San Gregario Niceno fue el primer Padre que nos dio ejemplo de
estos elogios fúnebres encomiando a las emperatrices Santa Pulqueria '1
I

y a F accila. San Gregario Nacianceno pronunci6 magnífico discurso


en la muerte de su tierno amigo San Basilio. San Ambrosio se mos~ 'j
tró elocuentísimo en las exequias del gran Teodosio.
Bossuet es el gran maestro de oratoria fúnebre. En nuestra lengua
hay también dignos modelos. justa fama adquirió el obispo de Gua-
dix, don Alejandro Bocanegra (funerales de doña María Ari.r de ¡•
Austria); y merecen mención el presbítero Rada (honras de Felipe V),
el benediltino Vela y el Padre Osorio) S. J. Modernamente corren por j
florilegios la grandilocuente oración fúnebre del Padre Vinuesa, S. j.,
,
en los funerales por los náufragos del ~rucero Reina Regente. la pa~
tética del ilustrísimo señor Ramón A. Jara, obispo de la Serena
(Chile), en las honras por las víClimas del terremoto de Valparaíso,
y la hermosa del Padre Gonzalo Coloma, S. j., en la muerte de Pío X. -
FijémoilOs aquí en las magníficas de monseñor Rafael M. Carras p
!
1,
quilla en las honras de León XIII y de Pio X. ,
Analicemos y deduzcamos.
El exordio en el elogio fúnebre de León XIII es solemne en armo-
nía con el asunto que propdne y liesenvuelve, que es la grandeza de
aquel pontificado. Tiene pensamientos aHí que sirven de intuitiva y
teórica doctrina sobre este género de sagrada e'locuencia. Porque dice:
El elogio que voy a hacer será también una oración, un hacimiento de
gracias al Padre, autor de todo dón perfecto, porque hizo al Vicario de su Hijo
tan grande y tan sama; y será una plegaria no s610 de los labios, sino del
.coraz6n de quien , aunq ue perdidas hace años la in ocencia y la frescura de la
niñez, conserva algo de las ilusion es y mucho del cariño hacia todos los suyos,
propios de los añ os infantiles...
Será esta oración la ~imiente de la palabra evangélica, que todo sacerdote
tiene obligación de sembrar en los corazones cristianos, y si halla en este audi-
torio, por muchos tÍtulos ilustre, alguno que la quiera recibir, producirá,'
fecund ada por la gracia de Dios, no obstante la exigü idad del sembrador,
fnltos de amor divino, de adhesión a la Iglesia Romana, de anh elos por imitar,
aunque de: Jejos, en es tos tiempos de pequeñez, la grandeza del finado Pontí-
fice; en época de relaj ación y de peca do, sus virtudes sobreh uman as.
La semilla que pretendo sembrar es distint..'l de la que he regado en otras
ocasiones. La oración fúnebre cristiana, género de oratoriª que no desd eñaron
Gregario Nacianceno, el más teólogo, y Juan Cris6stomo, el más elocuente de
Jos Padres de la Iglesia, es, ante todo, un acto de justicia, elogio a los méritos
d e los servidores de Dios, preparación remota a la sentencia severa tle la his-
toria ; sentencia nunca despreciabl e, porque suele ser precursora fiel de otra
". sin apelación que pronunciará Oristo, Hijo de Dios vivo, cuando venga al fin ,

-
436 Lección LVI

de los siglos, rodeado de sus ángeles, sobre las nubes del cielo, a juzgar a lQs \
vivos y a los muer'ros. !
Es también la oración fúnebre un lamento ante la horrible desproporción
'.
,.
que media en tre los designios de los grandes hombres y el breve espacio de
la vida de que disponen para realizarlos; ante 1-0 imposible de que el varón
l

\
ilustre deje sucesor digno de sí, ante el hundirse de los proyectos más gran ~
diosos, de las colo~ks emp resas. ,.
Por fin, sobre todo en boca del egregio obispo de Meaux, es lección severa
a Jos poderosos de la tierra sobre la «pequeñez de la grandeza humana», sobre
1 ~ vanidad de todos las venturas, de todas las excelsitudes de este mundo. Nada
de lo dicho es de aplicación estricta en el caso del Pontífice difunto .. .
. Pensaréi.s acaso que con semejantes reflexiones empequeñezco al que me he
encargado de ensalzar. León XIII, aun considerado hurnan ameme, fue grande;
pero en él 10 sobrena tural aven taja a la natural grandeza, Dios ha llamado
magno al que practique }' enseñe el Evangelio. Voy a deciros las obras y las
enseñanzas del PontífKe.

En confirmación de su ,proposición comienza a presentar las gran-

,ir
dezas del Pondfiee finado desde que en el cónclave tembló su hu-
mildad por la carga que se le venía encima; siguiendo la historia
grandiosa del egregio pontífice que restituye a la Sede Romana el .,1,
prestigio y la acci6n de los tiempos medioevales. En este trozo resalta ,,
la majestad y tino con que hali de tratarse ciertos puntos en esta clase' \
.\
de oratoria. Veámoslo:
León XIII, apén as coronado, concibió el pen samiento de res.tituír a la Sede
\
~.
Romana el prestigio y la acción que hahía tenido en los siglos medioevales; y
principió a realizarlos, perdida su soberanía tempora-l, s.in oro en las arcas,
sin cañones ni fusi les en los, parques, ni e:scuadras en los mares; y eso en el
siglo que no adoró sino dos divinidades: el éxito y la fuerza. Acometió el
Pontífice la empresa, puesta la fe en Dios, con forta leza sobrohumana, con
suavidad invencible.
Principió por magnificar y robus tecer a los que pretendía por amigos" En
Jos combates sangrientos de la guerra, 10 mismo que en las incruentas batallas
de la paz, quien apoca a su aliado con ánimo de crecer ante la pequeñez
ajena, sucumbe sin rem~dio. León recordó al mundo. y eXlp~icó con lucidez !
absoluta, y fijó en for ma irrevocable la doctrina de Cristo de dar al César
Jo del César; la del mismo Señor ante PHatos: «No ten drías poder sobre rol
si no te hubiera sido dado de arriba»; la de San Pablo: «No hay potes tad que
no venga de Dios]), -la de la Iglesia en la serie de los siglos; y como conse·
cuencia de ella, condenó la que enseña ser lícito alzarse en armas, con ánimo
de derrocarlos, contra los gobremos civiles. Y reducÍendo a la práctica su ense·
ñanza, cuando las circunstancias lo reclamaban, impidió a Jos católicos. de Espaih
rebelarse contra 13 monarquía; a los de Francia, desconocer la I'epública; a los
de Irlanda, conspirar contra el gobierno de Ing laterra. Los sob~ranos que
sienten trepidar sus tronos al empuje hervoroso y mal comenido de la revo·
lución que fermenta en las entrañas sociales. vieron en el Papa una fuerza y,
por razón o por instinto de conservación propia, se apoyaron en él; y L.-:ón
obtuvo, en retorno, las perdidas libertades de la Iglesia. Ale-mani,a derogó las
leyes opresoras, llamadas vulgar.mente de mayo, Inglaterra ·an~pli6 el reconoci·
mienro de los derechos de los 'católicos; España llamó a las comunidades
religiosas expulsadas. desde pflincipios del siglo; Bélgica trajo al gobier.no al

J
.' ~",:-,"" «, ."- '.-, '"

" -.', "

Subgéneros d'~ la ora!onO, sagt'ada 437

partido cat6li(:o. Y todo ello se obtuvo sin una acción indebida, sin n,in~n ,
,
remedio reprobado; sólo con recordar a soberanos y súbditos las máximas eter- ,_,1_,'l
nas ¡;ristiahas. ¡Cuán cierto es que no hay política mejor que la justicia, 01
diplomacia mejor que la verdad!
Después de trazar bello cuadro del gran jubileo, prueba de la ac-
ción sabia y eficaz del Papa, sigue presentándole grande, porque,
declarándose de varias m'aneras bienhechor del desvalido, equilibró
el problema social con su encíclica Rerum Novarum; porque extendió
las fronterás de la Iglesia o, como el orador dice, las suprimió, hacien-
do que se encontrasen las del oriente y occidente; atrajo a las iglesias
disidentes, multiplicó el número y la calidad de los obreros evang~­
licos, sondeó las llagas sociales -y les puso remedios eficaces en sus
asomhrosas encíclicas, fundó y protegió centros docentes para hacer
al clero docto en letras, ciencias y probl~mas sociales, estableci6 el
-derecho divino de toda potestad civil y restauró las grandes obras de
arte, y en fin, mostróse genial artista, émulo de Bembo o de Sadoleto.
Acaba el orador con esta peroración, digna del obispo de Meaux:
Pero ¿.qué, todo ello para la vida eterna? ¿Qué habría aprovechado a León
XIII ser sabio y poeta, y dlplomático, y gobernante egregio, si no hubiera
sahido la -ciencia de la salvación? ¿Quid prodest hamitit si mundum universum
lucretur, anima: vera sua: detrimentum - patiatur? 7 _ León XIII fue mayor por
'sus virrudes que por sus méritos naturales; enseñó más con ejemplos que con
palabras.
Vanos escritores aj enos a la Í<":, y algunos cat6licos poco atentos a las e,n-
señanzas divinas, han afirmado, con ánimo de glorificar a León XIII, que él
recoocilió a la Iglesia con el mundo moderno_ I Oh! no es verdad. Su tarea fue
la de reconciliar el mundo moderno con la Iglesia. Lo eterno no trata de aco-
modarse a lo transitorio, ni la ,verdad absoluta a verdades parciales y pasajeras
hipótesi<s; ni la inteligencia de Dios a la flaca razón humalla_ ..
Gobiernos, sistemas, todo pasa: pero en el siglo XXI ~I ejemplo de León XIII
enseñará cómo debe celebrarse la alianza estrecha y cordial del Papado con la
forma de gobierno que acaso tendrán entonces todas las naciones de la tierra.
1,os días del hombre se marchitan com(¡ el henú_ La verdad del Señor perma- 'o.'

nece para siempre... .


Dentro de algullús años el viajero que v.isite a Roma se detendrá en el
ábside de San Juan de Letrán a contemplar la tumba de un Pontífice, frente
a la del gran Inocencio III. Sobre el sarcófago, un león de mármol blanco que
apoya la mano sobre una tiara, en actitud de defenderla;, debajo estas dos líneas:
HIC LEO XIn
PULVIS EST

Allí el polvo; sus grandes hechos en la historia; su doctrina en el depósito


-de la tradición; su alma inmortal en el seno de Dios.
En la oración fúnebre de Pío X para trazar el cuadro completo
de la santidad, característica de este Pontífice, recorre en la primera
parte la niñez angelical de José Sarto, pasada en la pobreza y hu mil- -'- "

7 Math., XVI, 25.


i . _
"J;;tl.~'i" '. <¡.'~.~:-;~::""--'-.~ ~ . '" .'~ ,. " 0-,

438 Lección LVI

dad, y continúa dibujando con suavísimos tonos de luz las virtudes y


la acci6n apost6lica del coadjutor del párroco, del obispo de Mantua,
del cardenal, del patriarca de Venecia. En la segunda parte esculpe la
santidad del jefe de la Iglesia, que solo y sin apoyos políticos de nin- '-(
gún género, no piensa sino en infiltrar en el mundo la savia de Cristo
por la comunión frecuente, por el catecismo y por las misiones entre
infieles. Y esa santidad le dio alas para consolidar el régimen canónico
de la Iglesia y ' para oponerse al adversario formidable del moder-
ll1smo.
La grandeza de pensamiento en medio de la suavidad de tonos se
echará de ver por este aparte:
A la coronación de Pío X, el mundo, sabio con la prudencia de la carae.
igno rante de la política " de Dios, se mostraba ansioso de saber en cuál de las
naciones, en cuál d e las grandes potencias, como ellas se apell ida n con sob::rbia
in sa na, se apoyaría el nuevo Papa; y él, con asombro universal, 110 se apoyó
en ninguna. El cedro del Líbano, qUt hunde sus raíces en las entrañas de la
tierra y rasga con su copa el velo de las nubes, no busca sostén y amparo en
las gráciles c>lñas que germinan a sus pies. El incendio que hoy devora al viejo
mundo; la guerra actual, sin precedcnle en la hisloria ,por el número de lo!
lu chadores y los medios de exterminio de que dispon en; este .;ertamen de civi-
lizada barba rie, que destruirá en semana s lo que se había edificado en muchos
siglos; la catástrofe horrenda que se avecina: todo. no sólo justifica sino ensa lza
la conductq. del Pontífice. ¡Qué de la Sa nta Sede si hubiera ligado su suerte a
,
l.
la desgracia de las naciones que resulten vencidas, a la conducta de las que
resulten vencedoras! .~

EL ASUNTO en ambas oraciones es cristiano, y se presta a la imi·


tación de dos excelsas cualidades: la grandeza moral y la san:idad de
vida. EL MODO de desarrollar ese asunto va _en persecución directa del
fruto práctico, que es adhesión a la Iglesia , romana, tan cumplida.
mente representa'da por uno y otro Pontífice, amor a las virtudes de
tan ilustres personajes. i
A diferencia del panegírico, donde todo es solemnemente festivo, '1
brilla aqu"í LA MAJESTAD Y magnificencia DE ESTILO, pero con el sello , \,
de una santa tristeza y dolor religioso, en medio de una dicción ele-
I
gantemente sencilla, de irreprochable gusto y corrección.
Mayores dificultades presenta el elogio fúnebre de un héroe pro- ~,
fano, que quizás afeó con públicas manchas su vida. En ese caso, no
es fácil ya que los prelados autoricen en la iglesia oración fúnebre,
¡
según el canon antes trascrito. Pero si hubiera de hacerse, pásense en
\
silenéio las faltas de poca monta o poco conocidas; nunca, empero,
deben excusarse ni menos legitimarse las notables faltas; aunque ha
(
de mostrarse el ingenio del orador en saber aprovechars~ de circuns-
tancias que puedan disminulrlas o contrarrestarlas. como la periiten-
cia que hizo, su arrepentimiento en la muerte, la providencia divina ~'1
en querer darle saludable lecci6n. Flechier y Bossuet supieron cubrir I

{ I
"'
" I
.

Subgéneros de la oratoria sagrada 439

con destreza, éste la rebelión de Condé y aquél la rebelión de Turena.


La proposición que asienta Bossuet en la oración fúnebre de Ana
Gonzaga, princesa palatina, es: 19, errores de la princesa, de que
Dios la sacó; 2Q, su penitencia en que Dios la elevó. Y de las meras
grandezas humanas de reyes y princesas} se sirve para hacer resaltar
esta sentencia: Et nunc? reges, intelligite, erudimini qui judicatis
terram.
369. Conferencias. En 1835, a petición de Federico Ozanam y de
otros jóvenes distinguidos, Mgr. de Quelen encargó al dominico P.
Lacordaire una serie de discursos apologéticos en Nuestra Señora de
París. En 1837 reemplazó el jesuíta P. de Ravignan al ilustre domi-
nico. Subió de nuevo el P. Lacordaire al púlpito de Nuestra Señora
en 1843. De 1856 a 1870 fue conferencista el P. Félix, S. J., y de 1873
a )890 el P. Monsabré, dominico. Después han seguid" honrando el
púlpito de Notre-Dame notables oradores como el P. Janvier, y ac-
tualmente el P. Sanson.
Los TEMAS escogidos para -las conferencias fueron los siguientes:
Lacordaire trató en su primera época de la Iglesia en su naturaleza y
en sus relaciones con el poder temporal. De 1843 a 1851 fue expo-
niendo la doctrina católica sobre el alma, la sociedad, la divinidad de
Jesucristo yla econom.Ía providencial en la caída de] hombre y su re-
paración. El P. de Ravignan habló sobre la incredulidad y la indife-
rencia religiosa; el P. Félix sobre el progreso pOi medio del cristianis-
mo, y el P. Monsabré fue exponiendo el dogma católico.
EL MODO que tienen estos oradores de tratar dichos asuntos es el
de colocarse en el terreno racionalista, para llamar ante el tribunal de
, ;::. la razón sus sofismas y rebatirlos por medio de la' humana persuasión.
EL OBJETO de estos discursos lo describe así, el P. Monsabré, con-
ferencista durante diez y siete años en Nuestra Señora:
Se pretcnd~ preparar lasalmaJ a creer en Nuestro Señor lesucristo. Se dirige
a aquellos que, o no tienen sufiCIente mstrl:lcaón reltgtosa o que, empapados
en los errores y sumzdos en "la corrupcz6n det" mundo, han perdido la le de
sus primeros años. Por eso se les habla con ei lenguaje de la raz6n y de la
ciencia. .. y para atraet oyentes llenos de pr-ejutclos y hostiles muchas veces. a
la verdad, se les presenta ésta envuelta entre floreJ y resplandores de elocuencia s.
LA DEFINICION de las conferen.cias es ya clara: discursos apologé-,
ticos pronunciados por ministros de la Iglesia católica, en que se tratan
asuntos de religi6n por medio del raciocinio filosófico y de los prin-
cipios científicos, artísticq -y elocuentemente presentados. "
LA LEY PRINCIPAL de las conferencias es la fuerza y solidez de ra-
..... zonamiento. Si eso falta, pierden su carácter y objeto.
'-~. 370. Uso de las conferencias. Previa la doctrina expuesta en la
, .,
f " 8 Avant, pendant, apres la prédictltion, pág. 157.

,
• I
440 Lecci6n LVI'

lección quincuagésímaquinta, se ve que no son las conferencias la

'. .~.~.
predicación propia de la cátedra sagrada que, como la del Apóstol,
ho debe estar en la persuasión de humana sabiduría. Así terminan-
temente lo dice Benedicto XV en su :encíclica.
,,
; 'lo:
I
.' Con todo, la sagrada Congregación, en la Circular sobre la predi-
caci6n, no la reprueba en abSOluto, antes claramente dice que . Cuando
están bien hechas, pueden llegat a ser útil y necesarias en ciertos
i,'l;i
1-'
"' ,1" casos... !in aquellos lzegares. circunstancias y auditorios c'n que haya
verdadera necesidad y se pueda esperar verdadero provecho.; en lo
cual es claro que los jueces más competentes son los respectivos
i prelados.
El uso, pues, ha de ser excepcional; y como dice el Padre Mon-
sabré, 5610 ante oyentes ignorantes o descreídos en materias religiosas.
«Lo repito, escribe el mismo Padre~, el ministerio de Jtu conferencias
es excepcional. Vuestro ideal ha de ser (habla a los predicadores) el
sermón clásico }' cristiano».
D e lo dicho se infiere cuán dignos de compasi6n son los fieles que
aprecian y alaban sólo esta clase de doc_llencia' humana, y cuánto
más dignos de lástima todavía los predicadores, sj los hubjera, que en
países de fe, y más todavía, ante auditorios creyentes y aun piadosos
hablasen verba placen tia l Q, con lo cual los oyentes mirabuntur sed
non convertentuf 11 •

RECONSTRUCCION SINTETICA. - Qué idea tiene usted de la importancia y arte .


de las catequesis. Recuerde algún modelo y deduzca las reglas propias de eSte
subgénero (364). - Deduzca las regl as propias de la homiUa de los ejemplos
.
.,
"
'.' de los santos Padres (365). - En qué consiste el sermón. Cite nombres de. •
~,

,
,r 1 célebres predicadores y exponga el sermón del Padre Granada sobre la As- '\
censi6n, con las dotes que en él se manifiestan (366). - Diga el origen, fill y
las escuelas del panegírico. Exponga el arte propio de este subgénero ante el
modelo dd Padre Borgo. Qué otros métodos suele n segu.irse (367). - Qué hay
sobre el uso de las oraciones fúnebres. Modelos de esta oratoria. Exponga las , ,
ideas principales de las oraciones fúnt'bre~ d~l doctor Carrasquilla sobre León
'.
XIII y Pío X, deduciendo las dotes de fondo y forma (368). - Ouáles fueron
los temas ~cogidos por los primeros conferencistas de Nótre~Dame. Cuál es el
modo 'i cuál el objeto de las conferencias. Deduzca \0_ definici6n y la ley •
principal (369). - Qué uso se ha de hacer de las conferencias (370).

DlDACUCA LITERARIA

LIBROS DE CONSULTA: J. BROECKAE RT, S. J.) Guide du .ii!rme littbateur, 4'


" p.; 4~ edic.; Paris, Librairic: catholique_ - BATTEUX, Trad. de A. G. Arneta,
t. .IX, Tratados ... 11 Y pnrte del IV. - MENENDEZ y PELAYO, De la hiSlQrta
'

..., • Loe. cit., pág, 159,


10 II Timoth., IV, 3.
, Ex Aug. ~n M3!th., 25. -
,
.. 11 XIX,
"
1,
r• •-

t ,.::'J
I' .'
Concepto claro y 'extensi6n de" lQ - didáctica 441 ,
o:;

l:onside:rada' como obra artística, discurso de entrada en la Real Academia de la ,


Historia, en Estudios de critica liieraria. Madrid, Imp. de A. Pérez DubruIl,
]884. - FRAY J ERONIMO DE SAN' TOSE, o.e., Genio de la historia (Obras de- -j,
·litera-rura preceptiva antes citadas). .
,,
-,
., '1
I
~.

?t' . LECCJON LVII


, 1,
-A
,6
'.~;'
·I
, ,~,
, CONCEPTO CLARO y EXTENSION
:.
DE LA DIDACTICA LITERARIA
( ·<f•
"
371. La DIDACI'ICA, de suyo, no debía encuadrar en marco de es- .¡
tudios literarios, porque no es ella más que la exposici6n de la verdad. " ,
"Mas si, por el vivo esplendor de' las mismas verdades, o por las lúci- ¡' ' .
:~.

das creaciones del genio que Jas expone, fulgura en la didáctica la ·,, 1

·.I,,
belleza pm medio de la palabra, con derecho ha de reclamal nuestra
atención en literatura. - .
;-
Por eso dij imos (9) que la didáctica entra en nuestra asignatura, ·,
"
, , -a unque secundariamente. Así que hemos de ceñirnos al estudio de la '"
d.idáctica en sus elementos estéticos. Cuáles sean éstos) cuál sea el "..1
alcance de la didáctica literaria, dotes, reglas, etc.) lo iremos dedu- ,
.i
ciendo del análisis de un fragmento estéticamente didáctico. " "
.,
~ 372. Sea el siguiente, tomado de la. obra Ideas estéticas. de don ,
.- Marcelino Menéndez y Pelayo' ,
,. Fue fata lidad en nuestra literatura que> al mismo tiempo que en brazos de "'-o- ~ ... "
> Lope y de los poetas valencianos crecía robusta la planta del tea'tro nacional,
"
J" comenzase a roer el tronco de nuestra poesía lírica el gusano de la afectación,
1:':
"

~, unas veces conceptuosa, otras veces colorista. Confúndense generalmente dos ,l~:t

R' vicios literarios distintos y aun opuestos, el vicio de la norma y el vicio del · -,I
K contenido, e\ que nace de la eXuberancia. de elementos pintorescos y musicales, I
, , y se regocija con el lujo y la pompa de la dicción, y ·el que vive y medq. a la '~ i
'1
sombra de la sutileza escolástica y de la agudeza del ingenio, que adelgaza lq~ -,
conceptos hasta quebrarlos, y busca relaciones ficticias y arbitrarias cutre los ;·
objoros y entre las ideas. Nada más opuesto entre sí que la escuela de G6ngora -1
y la escuela de Quevedo, el culteran ismo y el conceptismo. G6ngora, pobre de J

ideas y r i q~ísim o de imágenes, busca el triunfo en los elementos más exte rio-
res de la forma poética; y comenzando a vestirla de insuperable lozanía, e , j

·:j,I
inundarla de luz, acaba por recargarla de follaje y por abrumarla de tinieblas.
'. Al revés: d caudillo de los conceptis tas no presume de dogmatizador literario,
0' 0: forma escuela sin buscarlo ni quererlo. Sigue los rumbos excéntricos de su
inspiración, que crea un mundo nuevo de a l~rías, de sombras y de represen- - ,1

"
taciones fantásticas, en las cuales el elemento intelectual, la tendencia ' satírica
,,
, directa, si no predominan, contra.pesan a lo menos el poder de la imaginativa.
QU,evedo no hace versos por el solo placer de halagar la vista con ,la suave
,
.mezcla de lo . blanco y de lo rojo: acost'llmbr-ado a jugar con las ideas, las COD-
.
"¡er,te en dócil instrumento suyo, y se pierde por lo p.rofundo como otros por
10 brmante. ·.,,
1 Histon'o de las ideas estéticas en España, 2\1 edic., 1896. T. 'm , págs. 477-482. "
,..
'
"
;
I
' 0-'

442 Lección LVII ·

Tarea es reservada para la li teratura española el distinguir con claridad


ambos impulsos artísticos, y explicar el extraordinario fenómeno de su apari-
ci6n, precisamente en los momentos en que la cultura genuinamente espaÍlola
había llegado a la cumbre. ¿ L1 ~vaba en sí esta civi lización el germen de su
ruina, como teme raria men te pretenden algu nos? ¿Puede explicarse por circuns-
,. tancias sociaks, religiosas o polÍlicas peculiares de España, el qu e el ingenio
español, privado (según ellos dicen) de tender sus alas en el cielo del pensa-
miento, se viera rebajado a la tarea es téril y sin gloria de artífice de palabras
vanas y d~ innovador en los vClcablns?
A mi entender. tal explicación. derivada de criterios extraños al criterio
estético, peca de falsedad por su misma base. Es falsa en cuanto niega la
virtualidad y eficacia dd pensamiento español. precisamente en el siglo XVI. en
la edad en que se mostraron m ~s activas y fecundas la teologíot y la filosofía,
es decir, las dos ciencias que especula n sobre los objeto~ más altos de ta acti~
vidad liumana. Es fa lsa, además, porque un o de esos vicios. el conoeptismo,
lejos de nacer de penuria intelectual, se fundaba en el refin <l mi ento de la
abs tracción ; era una especie de escolasticismo trasladado al arte. Y es fálsa, fi-
nalmen te, porque la historia nos enseña que sem ejantes vicios artísticos no
fu eron peculiares de España, sino que un poco antes o un poco después. y en
algunas partes al mi'5mo tiempo, hicieron pródiga ostentación de sus venenosas
flores en todas las literaturas de' Europa. no s610 en Italia. país de reacción
cat6lica, lo mismo que España , y a la cual muy de cerca ll egaba nuestra
influencia, sino en la protestante y libérrima Inglaterra; en Francia, cuna del
p::nsamiento escéptico; en Aleman ia, solar de la reforma y de la indepe nd en~
cia metafísica. Si la intoleran cia rel igiosa y política se alegan como causa b.1.5-
tante para explicar el culte rani sm() español, semejante explicación no alcanza
para el eujuísmo inglés, ni para la literatura del tiempo de. Luis XIII. o para
el estilo de los pr!cieuseJ en Francia, ni final mente para los inauditos excesos
de pedantería a que llegó la literatura aleman a del siglo XVII.
Parece que las raíces de un fen6me no literario que no es local, sino que
extiende su." ramas por toda Europa, deben buscarse ante todo en el arte mis-
mo, es decir. en alguna concepci6n art ística, en algún modo de entender y de
reproducir la belleza, que durante algún tiempo fuese común a todos los pue.-
blos de Europa.
ANALICEMOS, y examinando ante todo las ideas de este párrafo, '
notaremm que · todas van encaminadas por la pluma del escritor a
darnos noción distima y ca bal de conceptismo y de cultera nismo,
conceptos que algunos confunden Pasa en seguirla a sondear la causa
de apa recer en el mundo li tera rio esos dos vicios precisamente cuando
la cultur;; española había llegado a su cumbre, y refuta la razón que
suele aleg<l.rse, indicando en el último aparte la verdadera causa, que
si siguiéramos copiando al docto polígrafo, veríamos gallardamente
expuesta.
Ahora, ¿qué pretende Menéndez y Pelayo con dichas ideas? ¿De-
leitarnos con la creación de la belleza por la palabra,en el sentido en
que crea el poeta? Bien se ve que no es ese el fin directo_ ¡Quiere
movernos a un fin utilitario y práctico q ue ha ya mos de abrazar o
segu ir, lcfdas ~us pala bras! Nada de eso. N i buscan su s palabras excitar
la fantasfa, ni mover el sentimiento o la voluntad. No es, pues, un
trozo poético ni oratorio.
.. ,
.~

Concepto claro y extenJi6n de la didáctica 443

Se: dirige e1 autor sencillamente: a la raz6n, a la cual trata de ilus-


trar -con la verdadera noci6n d e esos dos extremos viciosos en litera· ,
tura y de l?s causas que los motivaron. I
Luego tenemos ya:
10 Que las obras didácticas (de 8,8á"KW = enseñar) se diferencian
,
de las oratorias y poéticas por su objeto que es exponer la verdad, en
razón de enseña r, il ustra r, instrutr.
.,,
2Q Que el fondo de la didáctica ha de ser s6lidamente instructivo.
Estos dos requisitos se aprecian en nuestro fragmento.
.-., Mas vengamos a analizar EL MODO de presentarnos M enéndez y
Pelaya las verdades que expone, y ,encontraremos una FORMA sobria en
adornos, pero elegante, estética. En efecto: fijémonos primero en el
LENGU .o\TE, y nota rem os la corrección, la limpieza y tersura, la propie.
dad, la claridad, la elegancia en c.omenzar la frase, en interponer los ,
incisos, en construir las cláusulas, que resu ltan sueltas y sencillamente
gracIosas.
De ahí el ESTILO dominante, que es original, abundan te, no red un·
dante; nana en él de altisonancias, mucho de aquel estilo severo, que,
poniendo a este m ismo escritor por ejem plar. lla mamos el estilo ELE-
GANTE (87). H ay vida y animación, pero no aqu ella que proviene de
figuras pa téticas y d ete nid a m ente descript ivas. sino la que lleva con-
sigo la fuerza del pensamiento y la vida y vigorosa ex presión del
co ncepto. Sin ir a caza de tropos y figuras, admite y recoge los que
le salen al paso para mejor expresa r las ideas. Así leemos: «Fue fata-
li dad ... Crecía robusta la planta del teatro nacional, comenzase a roer
\
el tronco de nu estra poesía lírica el gusano . . .»" ¿Qué vida no dan a 'i
,
esta prim~ra cláusula esa metáfora de la planta y esa otra, qu e es a
la vcz prosopopeya y emblema de llamar gusano roedor al vicio de
la afectación? Natural es la antíterú de la segunda cláusl,Ila, animada
.~;

por personificacione. y prosopopeyas tan exp resivas. D el paralelo que


sigue se sirve pa ra dejar en pocos renglones clarísima mente trazada
la pintura de los dos vicios li te rarios. Las interrogaciones del perlado
siguie nte propo nen co n interés la teoría de su refutación, la cual
reviste en el período in mediato de singular vigor por la aglom eración
de razones qu e encabeza con la " anáfora oportuna : «es falsa . .. es
falsa .. .:t Y remacha co n la enumeración y distribuci6n elocuente: «no
sólo en I ~alia ...~ , etc.
373. Luego si este párrafo didáctico es bueno, podemos ya ded ucir :
L AS LEYES GENERALES de elocución en la didáctica han de ser:
.,
P Claridad, orden y precisión de pensamientos; 1
2~ Estilo severo, sobrio y nada rebuscado, pero vigoroso, intere-
sante, an imado. " '1
, Q ueda con este análisis determinado también el alcance de la di-
dáctica "literaria. Obras científicas, como las m atemáticas puras, la I
.',<-
,. 444 ., Lección LVIlI

mineralogía, y en general, toda clase de investigación aqalítico-


especulativa, no es asunto"W a propósito para la exposición es~ética.
Solamente en la acepción etimológica y amplia que dimos de litera·
tura (1), poddan estos estudios llamarse literarios.
En cambio, aquellas ramas de la ciencia que, como la botánica y
l;a zoología, la astronomía, los estudios que llaman de vulgarización
científica, la historia, la filosofía y la misma metafísica, algunos de
cuyos sistemas díríanse grandes concepciones poéti~as,. y en general,
cuantos estudios o escritos adm.itan elocución estética, entran ' de lleno
en la didáctica li teraria. !

Plat6n, el filósofo, San Agustín, Búffon, el naturalista; Bossuet,
Humboldt, Michelet, Sa.vedra Fajardo, ¡avellanos, Vives, fray Luis
de León; Granada, Nieremberg, Acosta S. J., Balmes, Donoso, Ramón
y Cajal, Menéndez y Pela yo, M. A. Caro, Cuervo, etc., son grandes
modelos, cuyas obras científicas, teológicas, filo~6ficas, hist6ricas, son
a la par de arte literario. En todas cllas campea la grandeza de la
, co ncepción, la solidez del pensamiento, la claridad y elegancia que
h emos admirado e n el fragm ento de Menéndez y Pelayo. En un trozo
cualquiera, v. g r., de El protestantismo comparado con el catolicismo, . ,
de ' Balmes, o del trata do De la hermosura de Dios, de Niere mberg,
podríamos n;petir el análisis hecho en el fragmento d e Menéndez y
P elayo, con igual resultado est.ético.
Los EJERCICIOS PRACTICOS serán análisis -en algún trozo de los autorés citados,
h:lciendo ver el fondo y forma d(: la didáctica literaria.
RECONSTRUCCION SI N TETiCA. - Explique usted en qué sentido entra la diddc.
tica en literatura (37 1) . - Recitado o leído un fragmento didáctico, (v. gr., d e
Menéndez y Pelayo) anali<:e usted en él los puntos siguiemes: 1) cuáles son las
ideas; 2) cuál el fin : ¿deleita, mueve? ¿a qué fa cultad se dirige? .3 ) ¿en qué se
diferencia la didáctica de otras partes de la literatura; c6mo ha de ser el fondo;
I. cómo la forma, estilo y 'lwguaic? (372). - D eduzca las leyes de la didáctica. "
Diga las obras que comprenck: y modelos (373).

LECCION LVIII

TRATADOS MAGISTRALES Y ELEMENTALES


"
MONOGRAFIAS
,
374. Las obras didácticas literarias, o desarrollan la doctrina en
toda su amplitud, y se llaman tratados magistrales; o se detienen en
un solo punto o. aspecto de la ciencia, del arte o de la historia, y son
las monografías y disertaciones. Si solamente enseñan los principios .. .'
fundamentales d e la ciencia se llaman tnuadas elementales.
Las reglas a que deben ajustarse estas tres clases de obras 'didác-
ticas pertenecen más bien a la pedagogía que a la preceptiva literaria.
Tratados magistrales y elementales 445

Con todo, sea cualquiera el método pedagógico que sigan, siemp,e, .~

para que sean obras didácticas literarias, han de guardar, además, de, ,\ i
las condiciones en la lección anterior deducidas, las especiales siguientés. '1
J
375. Tratados magistrales. El trozo :de Menéndez y Pelayo, que , "<
nos sirvió de base está tomado del tratado magi,stral de arte. que' ,'i'
tituló su autor Historia de las !'Jeas estéticas. Toda esta obra revela
profundidad de conocimientos y vasta erudj~i6D; tanto que no habrá :1
~"'1
duda sobre la materia que no pueda allí resolverla quien tal obra ;;\
consulte, El estilo quedó analizado; abundan en la obra seJ!lblanzas . ';';
,>
y descripciones bellísimas y párrafos brillantes que corno al desgaire' . ~:~.'J
brotaron de la pluma del autor. J
Sfguese que en estas obras didácticas, aparte de los conocimientos .. ~
~,
científicos la exposición ha de s~r clara, vasta: profun_da y razon ada, "
pudiendo el estilo ado rnarse severamente y a veces tocar en los linde~ , ,

,, .,
. ,
,de la elevación y grandilocuencia.
376. Tratados elementales. Hemos dicho que exponen los cono- ..' -'~

cimientos capitales y más generales de artes o ciencias. Pero nótese


que al decir elementos no se ha de entender retazos O partes de la
ciencia; quédese esta acepción para los rud imentos o nociones de pri- i

meras letras. Los elementos han de abarcar la materia en su totalidad, "


aunque sin la eX,tensión y pormenores de las obras magistrales. De
aquí la dificultad de los tratados elementales, pues la exagerada· bre~
vedad los hace oscuros, y la expansión desmedida los sasa de su esfera.
Balmes en su lib ro La religi6n al alcance de los niños, nos ofrece
el justo medio. . ".,,~
.,:¡
De él se desprenden LAS DOTES espéciales que a todo· libro ELEMEN' ,.
TAL deben ado-roar, sea cualquiera el método pedagógico que sigan
"

sus autores; es decir, integridad de materia y claridad de términos, los

,
cuales,-- cuando son técnicos, deberían explicarse; estilo J(ncillo, len-
gua;e correcto. ,
,.,
.
~I
377. Monografías. Su etimología dice que son trat'ldos sobre un "

punto concreto de la ciencia, de la historia, de las artes. . ...... '.~.

Para deducir el carácter~ sesgo y estilo de los estudios monográ- ;


ficos, llamamos la atención sobre el Estudio preliminar, de don Miguel
Antonio Caro sobre V irgtlio, que va al frente de sus traducciones, y'
.'1,

que en la última colección de las obras del eminente humanista se ha


.incluído en el tomo n l.
Comienza el señor Caro .por el aprecio que en todos los tiempos
se ha hecho de Virgilio. Razona tanta estima estudiando las .condi-·
ciones que caracterizan al poeta de primer orden. Muestra cómo .en

1 Obras completas de don Mi;guel Antonio Caro, tomo n. estudios literarios.


Primera serie. Ed ición oficial bajo la djrección de Víctor E. Caro y Antonio
,
, ,.
,h G6mez Restropo. Bogotá, Imprenta Nacional.

"
• ,',.
~:'-, )- ;-,- .."
~,~::,~~c.- -- ., ··-,-,, ~· · - ~

••
446 Lección . LVIlI

Virgilio todo es ingenio, pues no revela solamente sentimiento y


gusto, fino nativa inspiración y originalidad poética. Satisface a dos
obj eciones, una del orden teológico y otra del filosófico, que ponen
alguoo~ para deducir que cristianos y racionalistas han de mirarle
como poela propio y universal.
Esboza la biografía de Virgilio; expone , las circunstancias y tiem-
po de la composición de Buc6lica, Egloga, y Eneida. Al hablar de la
protección que recibió de Augusto y de Mecellas le defiende del cargo
de «servil adulador• . Expone las cualidades generales de las Eg/ogas,
Analiza más detenidamente la égloga VI, y co n gran erudici6n, trata
varias cuestiones a propósito de ella, deduciendo que es vate inspira~
disimo. De ahi su fama en la edad media sobre todo. Hace ver el
. carácter dramático de la égloga l. el teológico de la n y el profético
dé la lV. Retirado en Nápoles compone sus Ge6rgicas, y entra en el
estudio más detenido de la Eneida.
Inves tiga las causas del interés universal de su epopeya que es
expresión de la Roma antigua, refutando los pareceres de vanos
críticos. D e esta parte tomamos el siguiente trozo :
H a de haber en la Eneida. a sombra del pen samiento naciona l, un pensa-
m iento un i-versa l, un pensamien to digno del hombre, supuesto que al hombre
in teresa. Este pensam iento brota de- la visión rel igiosa, de las concepciones
sobrenanmi.les del poeta, que más qu e los de un pueblo, profesa los dogmas
de la humanidad; y este ~nsamienro consis te, a mi modo de ver, en que siem-
pre refie re el hombre a la especie. el presente a 10 porv enir, y todo a una
voluntad divina. Si en la pintura de una natu ra leza pujante, de sentimientos
enérgicos, de figu ras heroicas, a estil o de Miguel Ange l, en que se revela el
brío de los tiempos antehistóricos, se fincase el mayor mérito de un poeta, no
habría que vacilar en poner a Homero sob re Virgilio, como ponía Byron los
libros del Antiguo Testamento sobre el Evangelio. Pero en la concepción de
cómo la filosofía providencial intervi ene e~ las cosas humanas, no sólo se aveil-
taja Virgilio a H omero sino que quizá no hay poeta que en esta parte exceda
a Virgilio.,. Homero canta la actualidad, Virgi1io mira al porvenir; el poeta
griego humaniza a 105 dioses, el rnmano eieva al hombre y adora la Providen-
cia; el uno conc ibe lo maravill oso, el otro adivina 10 sobrena tural.
y aquí sigue con paralelo tan magnífi co, y continúa así:
En los rasgos genera les, y ,en mu chos pormenores del poema, se diseña el
dogma de la frate rnidad de los pueblos El héroe, aunque supuesto ascendien te
de sus reyes, es para los roman os un forastero ; 10 que sería para nosotros
Canés o Qu esada, si ya en la adquisición de la independencia se nos hubiera
ocurrido reclamar como nuéstra la herencia de nuestros pad res, más bien que
invocar los nombres de la raza conq u ¡stad~ . Eneas representa a T roya, a Troya
destruída por los griegos; y sin embargo, de una ciudad griega ha de salir la
primera esperanza de salud ...
Simboliza Eneas la misión en general del hombre y de los pueblos, y en
especial la vocación de algunos destinados a llevar una cruz más pesada, como
también una corona más noble.. '. As{, virtud, perseverancia, martirio y resu-
rrección compendian el conjunto de la misión del héroe, lo mismo que la de
..
Tratados magistrales y (/cm~male; 447

todo hombre y todo p~bl o que sabe corresponder a su· vocación. Y precisa-
mente esta vocac'¡ón insistente, que busca por dondequiera a Eneas para recor-
darle la futu ra Roma, es la que da unidad al poema en medio de la amena
variedad de sus episodios. r

Prueba luego esta aserción, la cual explica los que se han juzgado
efectos lit(:rarios. Diserta sobre la grandeza espiritual del héroe, y trae
bella comparación con un pasaje del Mahabarata. Estudia de pasada
los caracteres secundarios, y reivindi ca a Virgilio de la conducta que
hace observar a Eneas en el libro IV. Religioso es el pensamiento de la
Eneida y le anima y ca Idea un sosten ino sentimiento de desinterés y
sacrificio. El héroe es siempre el mismo, aun en los lances qw: DO lo
parece. Las arengas y discursos son siemp re oportunos. El estilo brilla
por el orden, la precisión y la propiedad. el fuego del sentimiento, la
belleza., ternura y los menudos primores. Nota la bella contraposición
de cuadros, el arte de construir (os versos y elegir el lenguaje, los
conceptos filosóficos en estilo nat ural y ca ndoroso, la selección de
epítetos ... Viniendo ya a las traducciones, trata si se han de preferir
en verso o en prosa . Expon e y razona su traducción, y habla erudi-
tamente sobre otras que res~ta y estima.
He aquí una MONOGRAFTA. Cualquiera ve que es un estudio didá~­ •
tico sobre el poeta Virgilio y principalmente sobre su obra épica la
Eneida.
Nótese el sello de mdiv,odualidad que da el autor a todo el trabajo, )

exponiendo las ideas propias sobre el tema escogido e iluminando


auanto dice con la luz del convencimiento. H ay claridad, solidez de
pensamientos, vaciados en elocución elegante; abu ndan los adornos de
dicción; el estilo es a veces rayano del oratorio.
T ales son los CARACTERES de las monograHas: pensamiento sólido
y original; dilucidación clara y convincente, estilo movido ; segú n el
asunto, oratorio, y siempre algo más elevado que el de los tratados
elementales.
Síguese la DEFINICION: la dilucidaci61l didáctica, s6lida y elocuente,
de algún punto de la ciencia. tle la historia o del arte.
378. Las disertaciones y tesis doctorales son verdaderas monogra·
fías; con la diferencia de que, siendo hechas para ser leídas o pronun·
ciadas ante un auditorio competente, suele dárseIes forma de discu!sos
académicos.
PU EDEN CITARSE COMO MODELOS de monograHas y de disertaciones, muchos
de los estudios críticos de Menén dez y Pela yo, vo gr., Cultuloa literario de Cer-
vantes, El Quijote de Avellaneda, Esplc1Jdor y decadencia de la cultura ciC11ti-
tica española; los de don Juan Valera, v. gr., sobre el AmadíJ de Goula, Las
cdnzigas del Rey Sabio, ctc.; El tratado del participio, de d on Miguel A. Caro;
: .;., él castellano en mi tierra, de don Marco F. Suárez; varios estudios de Bello,
Tejera, Calcaño, Amunáreguis, etc.

,
o

.,
•• 'i-
448 - Leccion. U X . . '

379. Los diálogos' científicos no son una especial composición di.


dáctic~) sino obras literarias que se reducen a una de las tres clases
e~tudiadas, en forma dialogada, para amenizar la exposición de la-
,.
ciencia. Sig uen las reglas generales del diálaga dramático) y por tanto,
los interlocutores han de estar bien caracterizados, y ha de haber
viveza y animaci6n. . ,.
SoN MODELOS los diálogos de Platón, los de Fern:lfl Pérez de Ol iva, Fray
Luís de León, Juan de VaJdés, Cascales, Coll y Vehí, ele. I

E]ERCIT ENSE los alumnos en analizar, en


la clase o por escrito, algunos de
los modelos que se señalan.
RE CONSTRUCCION SlNTETICA. - CómQ se dasifiocan las obras didáctico-litera-
,:ias, según la amplitud del .asun to (374). - Deduzca usted las reglas especiales
de los tratados magútrales analizando un fragmento de Menéndez y Pelayo,
tomado de las Ideas estéticas ,(375) . - En qué sentrido se han de tener por
elementos los tratados elementales. Cuáles son las leyes especiales de todo libro
elemental' (376). ~ Cuáles son los ca racteres esenciales y .reglas de las mono-
grapas deducién dolas del .aná lisis del estudio sobre VirgiJio, de Miguel A . Caro
(377) . - Qué vienen a ser las disertaciones, tesis Joctorales y diálogos Cle11- "
'ificOl (378.379),

LECCION LIX ,

LA HISTORIA LITERARIAMENTE CONSIDERADA



380. Los historiadores clásicos an tiguos y españole' nos dejaton ~

obras con cualidades estéticas de muy subidos quilates. Heródoto, "

, , Tucídides y ]enofo nte en Grecia; César, S'alustio, Tito Livio y Tácito,


en. Roma, y en nuestra lengua, Mari ana, Melo, Mancada, Salís, Riba-
deneira y otros más, pres'e ntan obras históricas, que son más reco-
mendables en general por su arte literario que por su documentacióri
crítica. Pero su estudio más .bien va perteneciendo a la historia lite-
I
raria que no a la literatura preceptiva .
La historia en la lactualidad, desp ués de los trabajos de herurística
o investigación a que se la ha sometido, se· ha hecho más científica y
menos artlstica, más filosófica y menos poética.
Con (Oda, no queda descartada d~1 campp literario: pues en igual-o
dad de circunstancias, es más de estimarse la historia que, trasmi-
tiendo concienzuda y fielmente los hechos reales del pasado, los haga
révivir ante el lector en cuadros llenos de viveza, animación y colorido,
381. Entre los modernos más alabados por la artistica conciliación
de esos extremos, figura el célebre Ludovico Pastor. Y con todo, ve-
remos que más cuida de la v.:rdad que del arte. Su Historia de los
Papas, escrita en alemán, es.tá traducida -a un castellano suelto y fácil,
no siempre muy correcto, por el P. Luis Amado, S. J. l.
1 Historia de los Papas descl.e fines "de la edad media, por Ludovico Pastor,
tradu~ción del P . .Ruiz Amado, S. J. Barceion a, Gustavo Gili, M CMX.

,
LA Historia literariamente considerada 449 •

Fijémonos en algunos párrafos del Pontificado de Julio JI (libro


39 del t. VI). Desde el primer capítulo nos presenta así al Papa:
Sólo podía llegar a este fin (de restaurar lá independenoia de los Estados
Pontificios) procediendo de una manera resuelta, -y apelando en caso necesario · ·d
,
a la fuerza de las armas; para lo cual era este P<\pa on todos respectos la más ~,!

apropiada personalidad.
Ya en el mitSmo aspecto exterior del nuev-Q Papa a quien sus paisanos atri-
buían encomiástlcamente un ánimo imperial, había algo de extraordinario lleno
de gravedad y alteza. Sus grandes ojos profundos y llameantes, sus labios apre-
tadamente cerrados, la pronunciada nariz, la gran cabeza, no ciertamente bella,
pero de todo punto monumental, daba indicios de un carácter completamente
peculiar y poderoso. Aunqu.e no pasaba de los sesenta años, los raros cabellos
de su cabeza estaban enteramente encanecidos~ pero debajo de aquella nieve
de la an¿'a:~idad, ardia el fuego de la juventud. El color _intensamente rojo
de su faz, así como la firmeza de su actirud, no acusaban de manera alguna
hallarse ya el Papa en los umbrales de la ancianidad. Todavía se hacía notar ,,
'.¡

menos el peso de los añqs, en la forma de vida del nuevo Pontífice: inquieto
y movedizo por extremo, incesantemente ocupado desde las pámeras horas d<;: \1,
la mañana y lleno sin cesar de grandes planes; sumamente voluntarioso y
vehemente, -inconsiderado e incapaz de acomodarse a cualquiera tr-adición o
ceremonial. _. «El Papa, refieren los embajadores venecianos, es muy sagaz,
pero desmesuradamente vehemente... Se empeña en hacer todas las cosas por
sí mismo; es tan animoso, vehemente y difícil de manejar, que apenas es posi-
ble describirlo. Cor,poral y espiritualmente posee una índole de gigante; todas

r
las cosas s-obrepujan en él la medida ordinaria, sus pasiones como sus proyec-
tos. _.». La impresión que semejante enérgico carácter, propio de la época del
renacimiento italiano, hacía en sus contemporáneos, la resumían éstos en la
palabra terrible, en la que se envuelven los significados de: totalmente extraor-
dinario, violento, grandioso y avasallador. Esta misma expresión ~plicó León X
a Miguel Angel, y convenía al Papa Julio II no ' menos que a aquel artista:
UllO y otro eran naturalezas titánicas y extraordinarias, de aquella grandiosa ,,
índole que sobrepuja las humanas proporciones, y s610 aquella -época nos ofrece. . I


La poderosa' energía de voluntad, el ánimo indomable, la rara constancia, y
asímismo los talentos estratégicos, fueron comunes a aquellas dos fogosas ca- '1
bezas. Las luchas y trabajos duros habían llenado hasta entonces la vida de
Julio n, y continuaron constituyendo para él uJ;la necesidad, hasta su fin. Aquel -.'
Papa pertenecía al número de los hombres que jamás descansan ni sosiegan,
cuyo propio elemento es el tempestuoso y afanoso batallar de una acción ince-
sante, que no conoce la fatiga.

En el capítulo v narra las luchas de Julio II para defender la in"


dependencia de la Santa Sede. Véase cómo marcha la narración.
,. Cu~n difícil y peligroso fuera el intento de limpi'ar de extranjeros la pe-
nínsula italiana, estaba a la vista; y tampoco a Julio II se le ocultaba que ne- -,.;<
cesitaría hacer los mayores esfuorzos para librarse de los molestos huéspedes,
a quienes en su apur-o había llamado. Día y noche discurría sobre la manera
de librar a Italia del yugo de 1-os franceses; pues había tenido ocasión de conocer
suficientemente el poderío y ambición de los mismos, así en los negocios
'::- políticos como en los eclesiásticos. Veíalos dominar en Florencia y en Ferra-ra,
subyugar a Milán, encadenar a su querida Génova, erigiendo en ella una nueva
fortaleza, y derrÍbar con un solo golpe de su sublime alteza a la república de

29-LITER-ATURA PRECEPTIVA

'''1
. '!~
"

450 LecCi6n LlX


',. ,

Venecia. ¿No debía, PU~S. temblar por la libertad de la Sede Romana, la cual
• 00 podía salvarse si sucumbía la libertad d~ Italia?
Luego, pues, que Julio II '.hubo conocido la l necesidad - de qu~hrantar "-el
predominio de los franceses en Italia, aplicóse resueltamente a la grande: obra,
con la flexible fuerza de volun tad y gra-ndiosa intrepidez de su carácter, de ,,'
quien era ajena toda vacilación, y con esto se hizo el héroe de su siglo para
los patriotas italianos... .
An.te todo era necesario buscar aliados contra la preponderancia d~ Fran.
t

cia, que amenazaba derribar por tierra al mismo Papado. El Papa volvió su
vista a tod as partes, y entabló negociaciones con Maximiliano, con Enrique VIII
"
\. de Inglaterra, con Fernando el Cat6lico y con los suizos; pero en ellas sufrió
algunos desengaños ama11gOS.
(Y sigue narrando el rompimiento de Julio II con Francia, y su
inflexible tesón hasta conseguir su intento) .
382, Reflexiónemos. Que estos hechos y descripciones de Pastor
son cuadros fieles del p~sado, se prueba porque no se conten ta, como
.' los antiguos escritores, con afirmar, sino' que va prest;ntando al mar· .
gen de la obra y al fin de cada tomo, en apéndices, las fuentes fide-
, '
dignas de su estudio y los documentos más fehacientes, como son
cartas públicas y privadas, actas, diplomas, inscripciones, monumen- •
tos, obras de arte, heráldica, etc. Ni solamente recorri6, antes de -.
escribir, los mejores archivos públicos (de Milán, de Módena, Bolonia,
Florencia, etc.), sino ,logró que se le abrieran las puertas de archivos
','.
y hasta las del archivo seaeto pontificio. , ",
"
El FON DO, pues, de esta obra histórica es tal como hoy se eXige en .,
la historia, .
, y ¿LA FORMA? Analicémos1a en los fragmentos aducidos : El re- ,
trato que nos hace del Papa está viva y vigorosamente hecho, y el ¡
;
paralelo con Miguel Angel, con quien mucho se relaciona la historia·
c' de Julio JI, es breve pero expresivo. La narración tiene INTERES. Mas
¿a qué se debe principalmente ? ¿A la viveza del retrato, a las situa-
ciones épicas o dramáticas que: sabe crear el genio artÍstico del escri-
tor? No es eso lo que más agrada a los modernos. Pastor amontona
sucesos, pero los narra sencillísimamen te. El interés está en la afluen-

,
cia de sucesos importantes más que en la vida con que están narrados.
383. Para encontrar vida e interés dramáticos en la narración his-
" ,~
t6rica, tendrfamos que acudir a los historiadores clásicos arriba citados.
Ribadeneira, por ejemplo, . en su historia del Cisma de Inglaterra, trae
"1'.~
situaciones genialmente interesantes que juzgaríamos hoy novelescas,
si la crítica hist6rica no las hubiese confirmado.

En cualquier antología de autores selectos, encontrará el profesor
ejemplos de clásicos qué leer, comprobatorios de 10 que decimos,
,
"
Aquí vamo:> a fijarnos en u n autor a q u ie n m Ás conoce el vulgo como
novelista, pero cuyos mérítos de historiador a la moderna son quizás
>

•.¡:;:
más estimables.
'k,

,
,,~
<,
, ,
"
. .' , La Historia' literarirzm(nte c.o;;s~'derada 451

La reina 1'n6rtir, ¡eromln, Retratos de antaño y Fray Francisco, del


jesuÍra L tÑs Coloma, son fru tes de escrupulosas investigaciones his~

~
,
.. ,~:
,
su narraClOn.
.
tóri~as 2. Y, sin embargo, .veamos la animaá6n y colorido que da a

D espués de contar con vivo ' interés las estratagemas de que se


sirvió el niño , de catoroe años, Douglitas, para hacerse a las llaves
., de -la prisión en que estaba encerrada María Estuardci, he aquí cómo
describe 13 fuga de la reina: ,
Corrió DQuglitas a las habitaciones de la reina, sm detenerse más que. a
recoger sus armas, y tocó suavemente a la .puer ta.
-¿QUIén va? pregunt6 desde adentro una voz que el miedo y la zozobra
hacían' temblorosa.
. D ouglitas, con voz temblorosa también,- dijo la contraseña:
¡Oh, Douglas, Douglas,
bueno y fiel!
Abriose entonces la puerta y aparecieron las ttes mujeres rebujadas en sus
mantas a, sosteniéndose entre sí, porque las mlJ emociones que les dominaban
las hacían flaquc=ar las piernas. No había un momento qué perder y la reina,
con mayor resolución, preguntó a Douglitas en queda y temblorosa voz lo que
debían hacer ellas. '
-Seguidme, contestó el pajecilio.
-¿Pero por. dónde?
-. Por la escalerilla de caracol.
-¿Y quién nos abrirá la puerta? ..
, -Tengo aquí las llaves, replicó el paje mostrándolas.
E scapósele a la reina una voz de contento y esperanza, y dijo, santiguándose
Oevot3Jnente :
-Loado sea Dios, y El venga con nosotros,
Douglitas, dominando su emoción, (ue cerrando por dentro todas las puertas
• de la habitación de la rcina con barras y cer.rojos. Bajaron la esca lera a oscuras,
para que no se filtrase la luz por las saeteras. Iba dclant:e el paje, luego la .'!
reina y detrás María Sea ton, sosteniendo a Lady F leming, que más vieja y .,' ,tj
meDOS animosa, tropezaba a cada paso y daba gemidos de sus{o. A tientas ,
buscó Douglitas la cerradura, y probó tr-es o cuatro llaves antes de atinar con
la verdadera. El ai'fe fresco de la noche anunció a las fugitivas la libertad, 'y

2 Es un error lamentable el de los crÍticos que a estas obras del Padre


Colomá llaman novelas históricas, al modo de las de Dickens y Walter Scott.
La acción, los personajes y los hechos en las novelas de esos autores son ticticios,
auJ.l cuando tra t:ln al vivo costumbres reales; al paso que en Coloma todo es
real, pero contado con el arte de la novela. Escribió atinadamente el doctor A.
Gómez Restrepo en su juicio crítico del ~ P. Coloma: «El que lea descuidada-
mente -esos libros puede imaginar que se trata de producciones análogas a las
de la escuda admirable de Walter Scott, y se engañaría; porque en las novelas
de éste y Sl,lS discípulos, la verdad se mezcla con la ficción en iguales propor-
ciones; mientras que el P. Coloma nada inventa y 0010 se vale de su magní-
fico talento de pintor de grandes lienzos, para presentarnos de una manera
vIvida, palpitante, dramática, la -misma verdad que se esconde marchita e
inexpresiva en las páginas de Jos cronistas».
3 La reip.a y dos de sus damas.

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452 Lecci6n LIX


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como por instinto ql11S1erOn lanzarse al jardín t?l pos del paje. Mas aquel
rapaz uelo de catorce años detúvolas imperiosamente con la autoriqad que dan
los trances apurados al que los dirige, y adelan tándose él so!.o, con las mayores
precauciones, hacia el lado del jardín donde se hallaba la puerta dd lago.
La reina, dice el comendador P.etrucci en su relación a Cosme 1 de Médicis: .
Modo ch~ la Regina de Scotie ha ltsato per liberarsi della pn:gione, ~.speró
apretada contra el muro de la torre, santiguándose a cada paso y haciendo
,,
jaculatorias a Tesucristo Nuestro Señor y a N uestra Señora y a sus sanioso i
"De repente apareció Douglitas an te ellas con tal sigilo, que pareció filtrarse t
de las tinieblas o brotar del seno de la tierra.
-Ahí están, di jo lacónicamente.
No osaron ellas ni aún preguntar q~iénes fuesen los que estaban, y el
pajecillo, sin añadir más palabras, cerró por de fuera la puerta de la torre
con el menor ruido posible. Tomó luego por la mano a la reina sin grandes /'
ceremonias, y deslizáronse todos a 10 largo del muro, por no atravesa r el jardín~ I
de puntillas, aguantan do casi el resuello, tropezan do a cada paso con árboles y \\,,
matas, y tragándose las exclamaciones que el dolor hubiera debido arrancarles.
Al llegar a la pu ~r ta del lago hubo otro momento de angustia: estaba
aquello muy al d escubier to~ y fue l preciso emplear un buen rato en atinar con \
la llave que debía abrirla. Las fugitivas se pega ron al muro como si creyesen
que así abultaban menos, y Douglitas hacía esfuerzos increíbles por no soltar
,
\
~

interjecciones de rabia. ,
Abriose al fin la puerta, y dos hombres, Torge Douglas y Tuan Beton, re-
ctbieron a la reina casi en sus brazos. Había allí U11 hombre muerto, tendido
en el suelo, y la reina perdió todos sus bríos, y sinti6 una fuerte congoja al \
saber que era el centinela de aquella puerta, sacrificado momentos antes por
no poder de otra manera escapar a su vigilancia. Pegada a la orilla, y oculta
entre unos za rzales, babÍa UDa barca co n seis remeros, y a ella llevaron a la
í,
reina casi sin sentido, y la sentaron en la popa. Douglitas cerró también por de
.
,
fu era la pu.erta del jardín, y trayéndose las llaves, saltó eJ último en la ba rca.
, Era la noche os.cura, y favorecía esto a los fugitivos ; mas una precaución .f
Qu e no habían tomado, estuvo a pique de PFrderlos. 1
El ruido de los remos, que no estaban forrados, era harto estruendoso
para que en el silencio de la noche no lo oyese el vigía de la torre, y de .te
pente, y a muy poco de estar bogando, vino su voz entre soñolienta y sor·
M
1
.~

prendida, a estremecer a todos y para lizar de espanto a las damas.


- j Ah de la barca! ... ¡Alto la barcal ...
- j Boga I IBoga l clam6 Jorge DougJas por lo bajo, con la más ang ustiosa
energía.
Encorváronse los remeros sobre los bancos, redoblando el vigoroso empuje;
y la barca se deslizó r:ipida como un flecha. El vigía repitió su grito, y un
segundo después brilló un fogonazo en la oscuridad, sonó un disparo, y una
baIa de arcabuz pas6 rozando la barca.
Jorge Dougws y el pajecillo cub rieron a la reina con sus cuerpos: Beton iba
en el timón, y los remeros encorvados anhelaban por la angug.tia y el esfuerzo.
-¡ Boga 1 ¡Boga! clamaba sin cesar Torge D ouglas.
Sonaba ya con grande fu ria la campana de alarma en el castillo, y veíanse
cruzar luces por las ventanas y agitarse sombras con gra nde prisa y movimien to.
¡Boga! ¡Boga ! clamaba Jorge Dauglas deses.¡xrado. En cinco minutos sacan
las lanchas y nos persiguen y nos alcanzan.
r ~.

- jEso no! exdamó D ouglitas triunfante. L es he cerrado yo por fuera y


tengo aquí las llaves.
y levantando el manaio en alto, lo aI'rojó en 10 profun do del lago. La

, ,
,'>~ - ;/~, .: '

La Historia literariamente considerada 453

prudencia de aquel niño había salvado a la reina. Todavía resonaron descargas


de -arcabuces, y por dos veces descargaron un falco!lete montado en la torre.
Pero ya no estaban los fugitivos al alcance de las balas, y momentos después
se ' encontr~ba Maria Estuardo libre, en medio de sus pa'rtidarios.
Doscientos cincuenta años -más tarde, es decir, en 1818, sa-cando mí dia sus
redes un pescador de Kinross, encontró enganchadas en el aparejo aquellas
hist6ricas llaves del castiUo de Lochleven que arroj6 Douglitas en lo profundo
¿d lago la noche memorable de la fuga de la reina.

La narración no puede ser más interesante. Comparémosla con la


narraci6n de Pastor, y. como allí, preguntemos: ¿a qué se debe el
interés? Es verdad que el hecho de la fuga, la prudencia sagaz de
Douglitas y el verse sorprendido por el vigía son cosas interesantes.
Pero que hubiera contado el historiador eso mismo escuetamente~ "sin
dar colorido, sin referir pormenores, sin sombrear de misterio y pavor
lo que realmente tuvo que ser lance misterioso y pavoroso; y, una vez
leído, no volvería a interesarnos jamás;' al paso que ésta y toda la
\ historia de la reina mártir se lee y relee siempre con gusto. He ~hí
el efecto del arte. Coloma investig6 la verdad del suceso; de los do-
cumentos averiguó que, recluída María Estuardo en la cárcel de
Lochleven, pudo fugarse, merced a la sagacidad de sus parciales, los
cuales adiestraron al pajecillo Douglitas, quien escamoteó las llaves
de la prisión, y facilitó la huída a la reina. Aunque el comendador
Petrucci y otros testigos fidedignos de la aventura no hablen del
diálogo del paje con las damas, ni de todas las precauciones que fue-
ron tomadas para no ser sorprendidos, son esos pormenores tan ve-
rosímiles, que no pudieron menos de aconte€er. Y no por sabidos,
dejan de interesar al lector; antes, bien escogidos y hien contados,
como lo hace Coloma, son los que dan vida y colorido al cuadro.
y observamos tanto en la narración de Pastor cpmo en la de Co-
loma, que ni uno ni otro se detienen en largas descripciones. Se fija
Coloma en pormenores, sí; pero los describe con rapidez. No así los '
historiadores antiguos: Tito Livio, Solís, Mariana, Hurtado de Men-
,d aza, se complacían en largas descripciones, las cuaJes, si separada- •
mente son bellas, unidas al cuerpo de la obra detienen el progreso de
•. la narración, que es lo que se desea hoy eri la historia . i
El secreto, pues, del historiador artista, está en la colocación de , .1
los hechos por su investigación histórÍ<:a reunidos, en' saber recons- -
truÍrlos tal y como es lógico que sucediesenj - y luego, pintarlos con
:::,,,- -
h':'- aquellas pinceladas y matices ciertos y t~nues del suceso, que, dados
e"'\ .
los adjuntos y conocido el modo de ser humano, tuvieron que sobre-
• venir. Sucede como en la ptntura: en esto se diferencia el buen pintor ,
~1>. -
I del mediocre: que aquél, con los mismos colores, lienzo y pinceles,
así colora .las figuras, da relieve a 10 principal, deja entre sombras lo
accesorio, ilumina o sombrea los contornos, según su genio de artista
454

se lo inspira, ha'ciendo -revivir en un cuadro la misma -naturaleza que,.


copiada por el pintor mediocre,' aparece muerta y sin interés.
Siendo el oficio de la historia -dice Juan Pablo Forner- retratar
,, _.
Í'"
a las sociedades, ya en todo, ya en sus partes, sólo con que el histo~
-riador' sepa copiar bien, producirá unidades históricas que podrían
competir en el artificio con las mejores f~bulas de poesía. Con todo; -1,
buen cuidado debe tener eJ historiador de copiar artísticamente, o sea, ... ¡-
de iluminar la verdad de los hechos y colorearlos vera;-imilmente, .--\
nunca de desfigurarlos caprichosamente 4 • . I

.384. Claras se deducen de los análisis intuitivos hechos, la DEFI-


Nlbm~ y LEYES de la historia literariamente considerada:
Es-ella, la narración fiel, pintoresca y animada de sucesos pasados.
Van en esta definición incluídas sus-dos principales LEYES, que son : - ~
P El historiador debe reconstruir concienzudamente y sin prejui-
cios la época o los sucesos del pasado, valiéndose de cuantos materiales
la crítica y la erudición bien cimentadas pueden suministrarle.
2?- Tanto más artísticamente literaria será la historia, cuanto la
narración fiel y auténtica presente un cuadro más movido y pinto-
resco del pasado.
385. Dedúcense también los RECURSOS principales- para conseguir
el arte literario, que son: las descripciones vivas y rápidas, la narración
,sobria y animada, los retratos vigorosos y los paralelos oportunos
(111-121) .
Los antiguos, y no pocos historiadores después del Renacimiento,
(
gustaban de hermosear ·la narración- intercalando arengas y sentenCias.
Los modernos desechan tales adornos: las arengas, por su falta de
autenticidad, y las sentencias, porque, si se repiten, amaneran el estilo (
y lo tornan demasiado subjetivo y sentencioso. . -
.
...

.-._- , .
;¡f

386. Es evidente que, si en toda obra literaria, especialmente en


la historia, ha de brillar la lucidez de estilo, el cual, romo en los ej.em-
plos aducidos vemos, nunca ha de subir a las alturas de la ampulosidad
y grandilocuencia. El historiador ha de amar la brevedad, no sólo
omitiendo lo superfluo, sino encerrando en pocas palabras muchas
ideas. Las redundancias son intolerables en la historia. Cicerón exigía
rectamente «cierta suavida-d de narración, semej ante a la de una mansa
corriente, y lejos, dice, de aquellas asperezas· y frases intencionadas
propias del estilo forense y judicial».
N. B. - No toca al literato clasificar la historia, que es oficio pro-o
pio de la historia misma. Las virtudes literarias que hemos estu-diado
p

d~ben encontrarse en toda obra histórica. A .lo más incumbe distinguir


al literato entre ·-las crónicas; monografías históricas y biografías, por-
. -~
.,.,
4 Cf. Menéndez y Pelayo, Orígenes de la novela, t. r, pág. XCIV~ ,

~
..
que las primeras apenas si ti~nen cabida en la didáctica literaria, por
"
su índole de -apuntes 'más bien para la historia; y en c~mhio, conviene
-- tener presentes las otras dos, porque al trataL el historiador de un solo
hecho o al referir la vida de un personaje, puede dar más pbida a
los recursos del arte. ,
387. Hemos nombrado los principales histoJiadores clásicos y sus
.. imitadores en nuestro idioma. . Los modernos que escriben historia al
modo del ' estUdiado Pastor, son Bossuet, Macaulay " .Muller " Jansen,
Rorbacher, Hergenroether, Cánovas, Menéndez y Pelayo y Astrain S. J.
Pero han de citarse además como historiadores ardstÍcos Froissard,
Herculano, Guizot *, Thiers;J, Cantú; y en nuestro idioma, Alfonso
el Sabio, L6pez de AyaJa, Pér,ez de Guzmán, Zurita, La Palma S. J.,
Roa S. J., Quintana, Lafuente, Toreno, Cánova-s del Castillo, Menén-
dez Pela yo, Rodrígu ez MarÍn. En Hispanoamérica la historia docu·
mentada y artís tica tiene 'muchos buenos representantes; entre ellos
Icazbalceta, Bustamante, Alamán, Vígil. Pimentel, Roa Bárcena (me-
xicanós); Saco, Piñeiro, Varona'* (cubanos) ; Dúrán, Sote1a, Ambrogi
(centroarnericimos); A. Roj as, J. V. González, Gil Fortoul, Mendoza
(venezolanos) ; Groot, posada Gutiérrez, E. Posada, Restrepo Tirado,
Rivas, Ib~ñez (colombianos) ; Gonz~lez Su~rez, ZaJdumbide (ecua-
rorianos); Lavalle, Riva A g üero, Barreda (peruanos); -Jaimes Freire,
René Moreno, Angueras, Urquidi (bolivianos); V . F. L6pez, GarcÍa '
Merou, Rojas, NIejía, Gutiérrez, (argentinos) j Bauzá, de la Sota,
Rivero, Arreguine, H errera, Lafinur (uruguayos); OvaUe, Rosales,
Moli.r::ta, Lastarria *"E.yzaguirre, Amunáteguis, M ackenn a , Errázuriz,
Huneeus Gana * (chilenos), etc. '
19 Léanse trozos históricos, tomados de cualquier
EJE RC ICIOS PRACTIcas. _
libro de historia. o autores selectos. para que en la misma clase o en compo-
sición -privada juzguen los alumnos si cumplen las reglas deducidas que exige
la hjsroúa artística.
. 29 ' Señálense, v. gr., a1gunas de las campañ'a s de Bolívar. tal y como las ,- "~
"o c~.!
'conocen ya los niños por el curso de historia patria •. o hechos sacados d~ la ,... j
historia del país, para que se ejerciten en la composición artística de esos mis- • • ',1
mos sucesos. '- ~í
3fJ Díctense ideas de hechos históricos contenidos en capítulos o fra gmentos
buenos de cualquier bi-storia artística, v. gr., el hecho de Guzmán el Bueno
que' narr{l Quintana, la hazaña de Pulgar. que cuenta Martinez de la Rosa, la
toma de Granada, que: refiere Mariana, la batall a de Lepanto y el aU,to de fe
de Valladolid, que describe Coloma en leromín , ete.; oon el objeto de que,
,
-, hecha la cOffipos:ición sQbre estos temas por los alumnos, vean la qiferencia de . ~,-i
~~, '. 'sus narraciones con las artísticas de dichos' autores, que -se han de leer en clase.
RECONSTRUCClON SINTP.T1CA. - Cite usted algunos modelos de Histona clán:ca. .-' lO

Qué sesgo ha tomado la , historia contemporánea y en qué sentido pertenece ~r


a la, literatura (380) . - Examine usted el fondo hiStórico de moderna historia .
, en un frag~pto de Pastor, v. gr., sobre JuJio n. ¿Tiene buena formª, J.itetariQt
(381-382). _ ¿Es modelo de historia artístICa el p, Colotna? Exponga usted las
,- dotes artísticas de la historia, ante un frágmento, v. gr., de La Reina mártir " ."<,
f,
,
,. ;:~
,,,,j

. , ~

..~
,

456 ' Lección LX



(383). - DenlJ7:C.a usted 1:;\ definición de -historia literariamente conruderada,
y sus leyes (384). - Cuáles son los recursos artísticos de lá historia. Qué dice
usted de las arengas y sentencias de los antiguos (385). - .Qué estilo debe lucir _
en la histoúa (386). - ' Cite usted ,nombres de buenos historiadores.

LECCION LX

LITERATURA PERIODISTICA
ARTICULOS DE FONDO, DE POLEMICA
y AMENO-INSTRUCTIVOS
LIBROS DE CONSULTA: H. MICHELL '*. La presse au XIX siecLe, en «Petit de
Julleville», págs. 537 a 596. ~ 1. LEMAITRE, us Contemporaznes, 6 serie, París,
1898. «Mélanges» de L. Veuillot. - M. E. TARDIEV, Cours de littérature, t. 1,
Bruxclles, 1894. - P. BLANCO, La literatu~a española en el stglo XIX, t. XIX,
t. n, ob. cito Colecciones varias de revistas y periódicos esp'añoles y americanos.
388. T 000 alumno sabe que llaman peri6dicos a las publicaciones
en hojas generalmente diarias de la prensa; revistas a publicaciones
que apareceri con más intervalo de tiem-po, y que generalmente. se
editan a modo de folletos.
Los periódicos son un subgénero literario-didáctico, toda vez que
su fin es la instrucción. Es verdad que no siempre consiguen este
la~dable efecto, por la falta de educación literaria de los escritores
y por
la precipitación con que éstos se ven obligados a redactar sus escritos.
Pero nosotros vamos a estudiar cómo debc.Ijl ser los buenos artículos
de periódicos ante selectos ,modelos.
¡
l.
Siendo imposible abarcatlos todos, vamos a detenernos en los ar- l'
tículos de más extensión e importancia. Aún éstos son varios, como
varios los caracteres y tendencias de los peri6dicos. '
{
f
El carácter predominante en los diarios es el de la popularidad~
pues se publican para la lectura de toda clase de personas. En cambio,
el carácter más general de las revistas es el de la seriedad, pues ya sean
religiosas, científicas, literarias, artisticas o mixtas, se escriben para
lectores instruídos. Exceptúanse las revistas cómicas, gráficas, taurinas,
satíricas, y otras semejantes, cuyo carácter nato es la agudeza, y cliyas
reglas generales van incluídas en las que deduciremos de los artícu~os
. .
mgelllosos.
389. Articulos de fondo. En todo peri6dico importante (diario
o revis tJ,) ha de haber uno o más artículos principales, que se llaman
de fondo o también editoriales. El asunto en ellos vaTÍa, según que la
publicaci6n sea política, religiosa, científica, etc. ,Ordinariamente el
editor?l es de asunto político, vaciado en ideas religiosas, hist6ricas o
meramente informatorias, según el programa del periódico. Estudia-
remos las reglas generales en el modelo siguiente:
~ . -.
-- ".'
"

Likratura periodFstica 457

Bolmes, el gran fil6sofo español del siglo XIX, fue también perio-
dista de la escuela de Luis Veuillot. En El Pensamiento de la Naci6n
(1844), escribi6 el editorial La discusi6n y el .gobierno, del cual son
'-"--
estos apartes:
La infecundidad de la discusión para todo lo que sea gobernar -es un hecho
enseñado por la razón, probado por la historia y confirmado por 1,a experiencia. U
Los retrasos que ocasiona el trabajo de reunir los- votos de muchos para tomar '::1
una determinación; los lamentables extravíos a que cOQduce el choque de las
opiniones, de las pasiones e intereses; la obstinación en el error, ocasionado
por un amor propio pueril, que se avergüenza de apartarse dd dictamen que -:¡
ha llegado a sostener, el predominio que alcanzan 'con tanta frecuencia el in-
genio sobre el juicio, las palabras brillantes sobre las reflexiones sólidas, el
sofisma sobre la razón, la , impetuosa audacia del tribuno sobre la recátada
prudencia del sabio, contribuyen a que . las grandes asambleas sean de tod-o
punto inútiles para gobernar; y a que aún contando en su seno eminentes
jurisconsultos, distinguidos literatos, hasta verdaderos hombres de gobierno,
parezcan a menudo destituidos, no sólo de previsión y de buen ]uici-o, sino hasta
de senticlD común. Por manera, que de una reunión de hombres, estimab-Jes por
su sabiduría y discreción, puede muy bien resultar una asamblea insensata.
Esta verdad ha sido reconocida en todos los tiempoS y países; y de aquí
es que aun las repúblicas más celosas de su libertad se entregaron a la dis-
creción de un hombre, cuando para salvarse necesitan:m acción rápida y enér-
gica. En la milicia, imtitución esencialmente destin.ada a obrar, l-a discusión está
totalmente desterrada: en ciertos casos sería considerada como un crimen: uno
t-) -" sol~ manda, los demás obedecen. En las mismas reuniones donde se conrede
-c" ;1
a la 'discusión amplia libertad, es preciso muchas veces apelar a la dictadura
intelectual, si se quiere negar a un result;.Ldo definitivo. En presentándose un
negocio grave e intrincado, ¿qué se hace? Se nombra una comisión para que
dé su _dictamen... y esta comisión a su vez eÍlcarga a uno de sus individuos
el extenderlo; y comúnmente, después de debates interminables, se llega a
aproba'r lo que ha propuesto la comisión, es decir, un hombre... No tanto está
la contienda entre las opiniones de muohos, como en-t re las de los jefes enemigos ';.1
o rivales.". -
Todo se prueba, todo se comba,te: no hay nada tan absl,lrdo que un ent-en-'
dimienl!o ingenioso no llegue a hacer posible y verosímil; no hay nada tan
cierto y evidente sobr-e 10 cual no se puedan esparcir sombra's y dudas ...

EXAMINEMOS y DEDUZCAMOS. Desde luego, observaréis el carácter


serio que domina en este editorial. El asunto es político tal como lo I
exige la ¡ndole del peri6dico. Domina la profundidad de pensamiento .
y hay raciodnio severo; pero las pruebas en apoyo de su aserto más '1
que de . tuentes filosóficas, están sacadas de la historia y de "la expe-
rieJ:.lcia. Así 10 exige la adaptación a cualquier clase de lectores que
requiere el periódico. Y concreta las pruebas porque no hay cosa más
impropia de un diario que tratar un asunto en abstracto. Otra cosa
sería si hubiesen sido escritas para una revis.ta filosófica o científica.
Conociendo las circunstancias en que fue el artículo escrito, veríamos
la opor,tunidad, porque jamás interesará un' articulo de peri6dico que
no sea de actualidad.

,
·c

.,
:.' .:~
458 Lecci6n LX
"
El estilo es suelto, limpio y naturaL
De donde, generalizando las DOTES, diremos que los artlculos d~
fondo son la pm·te principal y doctrinal del peri6dico, cuyo arte con·
siste en tratar un asunto ordinariamrote serio y de actualidad, basado ,.,..•
en sólidas, concretas y asequibles razones, y en estilo CO"ccto, suelto
y fácil.
En las revistas se suele llevar casi todo d número esta clase de
artículos, los cuales son proporcionalmente más extensos y deben
revelar más conocimiento del asunto, y arte más exquisito en la forma.
390. Articulos de pOlémica. D ado el predominio democrático de
las sociedades modernas y la libertad (desenfrenada muchas veces,
por desgracia) de emitir ideas y opiniones, los artículos periodísticos
toman frecuentemente un sesgo ya de impugnación, ya de protesta.
Llámanse entonces artículos de política, o también de controversia,
que será religiosa, política, científica, artística, histórica . . ", según sea
el asunto que la origine.
Veamos un ejemplo :
En 1872 apareci6 en El D iario de Cundinamarca (Colombia) uu
artículo firmado por don Enrique Cortés, director de instrucción pri-
m aria, defendiendo las disposiciones del gobierno sobre enseñanza
laict!.. Don Mjguel Antonio Caro contestó en El Tradicionista con una
serie de artículos, del cuarto de los cuales son los siguientes apartes: .,
Ignorancia y despotismo envuelven injusticia e ing ratitud. Esta ingratitud
y esta injusticia, en el caso presente, tratándose de la conducta del partido
in struccionista, se manifiestan particularmente en los canceptos que emiten res-
pecto de nosotros, hermanos de ellos mal vistos, y de la Jglesia, madre de quien
ellos reniegan.
Según ellos, los instruccion istas, ¿qué valemos y qué somos los qu~ hemos
dicho: «Enséñese la doc trina cat6lica en las escuelas públicas?». Oigámosles:
El Dill1'W de Cundil1amarca, número i32, en su parte edi torial nos califica
de «ap6stoles de la 19t1oranela) ... (Y sigue copiando otros calificativos seme-
jantes que daban a los cat6licos los instruccionistas).
Pero ¿quiénes somos nosotro.'? TÁl_~ retrógrados. Y ¿quiénes son los retr6-
grados? ws ultramontanos. Y ¿quiénes son los ultramontanoJ? .. ¿Hay por
v"!ntura quiénes Cami1Je1l para lllró-s, que eso es ser retrógrado? ¿Hay acaso en tre
nosotros quiénes estén más al/á de los montes, que eso es ser ultramontanos ?
" Con palabras tan impropias, tan fósiles, ellos no pueden referirse sino, bien
a la Iglesia ca tólica y a sus ministros en general, bien en particular y perso-
nalmente a los escritores cat6Hcos que ¡'..emo~ propuesto objeciones serias al
nuevo plan de educaci6n, o finalmente a la Iglesia y a nosotros, humildes hijos
de ella, a todos jumos, que es lo más probable, sogún la vaguedad de la:s frases
y la ciega rudeza del insulto.
EX:lminemos por partes los dos casos, que pueden refundirse en UItO; y
empecemos por la Igl~ ia en general.
(Expone cómo la Iglesia ha sido sie.m pre fuente originaria de toda
instrucción). \

r"
";:..

periodística 459

Lo mismo' sucede con la instrucción d-e que se creen dispensadores nuestros
'"c.~-"- , reformistas. Todos los ed ilicios que destinan a la enseñanza son casas labradas
:''-, -'
~'- por la -Iglesia; todas las rentas de que disfrutan, ya sean antiguas fundaciones,
~~
ya nuevos impuestos, son ofrendas de un pueblo educado por ia Iglesia. "
~..
Cuando los señores Anchar y Cortés vinieron aquí a "reformar las escuelas,
la gran empresa de la educaci6n es.taba ya realizada en Colombia, 10 mismo
que en todo el mundo civilizado. por , obra y merced de la Iglesia Católica.
Ellos no han hecho sino aprovecha rse de elem,entos existentes y 'decir: - c H e aquí
que v,amos a abrir nuevos horizontes al espíritu humano».
Quitemos los curas; quitemos ' las sa.gradas cátedras, alzadas en las más
remota,s y pobres aldeas; quitemos las fu ndaciones . piadosas; qui,temos los edi-
fici os levaflrados por manos -cat6Iicas; quüemos, en suma. la Iglesia; ¿qué te-
rreno ni qué germen queda para fundar la obra de la educación del hombre?
Si ton la imaginación tuvieran nu estros reformadores la dignación, de considerar
suprimidas todas esas 'cosas, tendría n que asombrarse de su sol~da d ...
.. .supusimos, en primer lugar, que . a la Iglesia se a:plicó la censura de que
ataca a la escuela sólo porque es escuda, y a los prelados, el ca1ifi9tivo de
apóstoles de la ~'gn01:a ncia .
, Si así ha sido. y si consideramos por otra parte que los que así hablan
nada serían sin la Iglesia, no podernos menos, aunque duela, de calificarlos de
,~'

ingrato.>.
Ellos, ~in embargo, podrán decirnos: no nos ~emos referido a la Iglesia en
-. genera l, smó personalmente a vosotros que ataqiis nuestro plan de educación .
. .-',
.~ ceptado el supu_esto, examinem os este seguñdo caso:
El conocido autor d el folleto hutrucci6n pn'maria; y ' otras müchas publica-
ciones sobre el mismo asunto, es en Colombia uno de los más antiguos y más
consagrados institutores; y ha dedicado sus años geniles a componer para uso
e instrucción de la ju ve nrud la más erudita .historia patria que se conoce,
Ha encanecido, como el anterior, en la enseñanza, el director de La Caridad,
_el cual ha dedicado, según éJ mismo dice, su existencia a esas, laboriosas lucu~
bracioncs, El seiior Oniz es. además, ?utor de uno de los textos más completos
y útiles que corren e.n la república.
Nosotros mismos, los que esto escribimos, nD podemos alegar i.guales titulas;
pero algo hemos hecho en favor de la enseñanza. Sábelo el señor Ancízar.
¿Se refirió el señor Cortés a la Iglesia ? Es ingrato. " '.
¿Se refirió a 'los escritores cat6l icos? Esru'vo injusto.
Entre ingrato e injusto elija el señor Cortés, o acepte ambos predicados, o
demuéstTenos que ninguno de los dos le conviene; o por · último, sistema más
cómodo, calle, imitando a sus compañer05 silenciarios.
~ . '.
. <.
, ',
",

:<>c;
Este suelto muestra nobleza y buena fe en el polemista. L as apre-
'S'- . ciacio nes del señor Caro .brotan aquí del convencimiento y del amor '
tj' a sus creencias, no de la pasión política ni del vil empeño de hu millar
c.,
-~
al adversario. La bondad de la causa se ve lucir entre el lúcido dile- ~
,~, ma con que a.rguye: «o llamáis -dice- ignorantes a la Iglesia, o a
.;-~....
los escritor~s que la defendemos: en d primer caso, seríais ingratos,
-'":-'i .
. en el segundo, injustost. Las pruebas de los dos extremos son claras
y concluyentes. Contrastan estas nobles dotes. con la acrimonia y el
-1l,

.!"';!
't. C
' ·'
despecho que se revelan en las frases insultantes de los adversarios .
Los que en semejantes polémicas pierden los estribos y acuden a los
apodos y a los dicterios, so&pechas dan al ·sereno lector de que la ver- \ ../~
" ("

,.,
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,
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,.

460 Lecci6n LX .-

dad y la justicia no están por ellos. No quieré esto decir que a lo que
es malo no se ha de llamar maldad, ni a 10 que es vicioso, vicio. En
artículo anterior de la misma contienda, dice el señor: Caro que «las,.
,. miras instruccionistas, hostiles al catolicismo de Colombia, son senci-
i
llamente tiránicas y arguyen ignorancia». Pero ni en este artículo, el
más vehemente de la discusión, se revela apasionamiento ni odio per-
sonal, sino la fue rza d~ racijcinio, cuya consecu.e~~ia, ,d~ra qui~s
pero forzosa, es que qUien mega al pueblo la rehglOn unlca que el
cree ha de salvarle, ejerce tiranía, y quien se marav illa de que un
católico escritor protest~ ' de las ingerencias seculares en señalar la
materia
. . religión que se ha de enseñar en las "escuelas, muestra
de
19noranCIa.
RESUM'lENOO, el modelo propuesto enseña que en los artículos ,de
polémica se ha de evitar la violencia, el sofisma y la mala fe,- y ha de
dominar el vigor y la claridad 'del raciocinio, con estilo más bien
cortado y conciso que l!mpteloso y oratorio.
391. Otras veces la POI.EMICA toma un aire 10COSO o ir6nico, como
puede verse en este fragmento.
El Liberal, de Madrid, publicó el proyecto a que se refiere el suelto,
y La Lectura lo refutaba así:
De ,El Liberal:

UNA GRAN IDEA, Y UNA COSTIJMBRE NUEVA

¿Una g~n idea?


¿Una costumbre nueva?
¿y de El Liberal?
Agarrarse, señores.
Esa idea tiene que ser descabellada, y esa cosl'llmbre satánica.
«Como el T~norio en noviembre, como el Tenorio humano y eterno, volverá
luan losé todos los primeros de mayo» l.
¡Ajajá! ¿No les d ije a ustedes cómo~ seria n la idea y la costumbre propug-
nadas por El LIberar?
«Con-vertir el luan losé en el Tenorio de los obreros, haciéndole volver cada
año a todos los teatros de Espa ñ-a ... , .
Es decir, que el primero de mayo será en España el Día de luan losé.
Un día más.
El Día de la flor.
, El Día de Pi y Margall ...
y ahora el Día de luan Tosé.
¡En verdad q~e e,stamos alcanzando días muy amargos!
¡Así se hace patria, veremundol t '
\
i Así se ilustra y educa al pu-eblo! ,, ,
Asociando a las man-ifestaciones obreras del primero de mayo la represen.
tación de una obra como el infame dram6n d e D i'Ccnta J escuela de: amanceba-

1 Se refiere al drama de Dicenta fuatt Tosé.


¡.

.A
"_o '

" ,

Literat~ra periodística 461

miento, de la esclavitud de la mujer, donde se preconiza el r~. el matonismo


,
y asesinato cobarde y repugnante...
y luego El Liberal y d~s perióclicos elogiadores de la ' iniciMiva "del pre-
sidepte de la Asociación de la Prensa, execrarán los crímenes personales, por
desgracia y para baldón de la sociedad española, cada día más numerosos...
¿Con qué derecho? .
.. Sientan las premisas y repudian la con secuencia lógica,
El obrero que un día mata a su esposa, ce:gado por la ira o por el vino,
¿no podrá encararse con esos señores v decirles: por qué me censuráis lo que ,
todos los años aplaudís y festejáis? ,,
luan losé tiene su día. Este· es el mío. Si luan losé merece apla.usos, ~'",
aplaudidme también a mí, que le he irn,itado. ,
"'.1
Pero el secta,rismo puede mu-cho ..
y ciegos lazarillos de ciegos, van caminando hacia la sima.
El Día de luan losé dará muchos días de lágrimas y de verguenza a
España. "
Puede ufanarse de la gran idea y de la cOjtumbre nu~tJa El Liberal.
¡Un ti-mbre más de gloria para contar con la admiraci60 y el aplauso de "
todos los buenos espa,ñoles! ~ ,
,
Es decir, que además de las condiciones de pensamiento dichas,
el estt"lo en estaJ polémicas es más cortlldo, la frase alusiva e intencio-
nada, y en general, la forma es como la de los artículos satíricos, de
que hahlaremos después,
392. Artículos ameno-instructivos. Son propios de las revistas de
propaganda religiosa y de vulgarizaci6n científica.
En El Mensa¡ero dd Coraz6n de lesús, una de las revistas más
difundidas por España, abri6 ,U director, el p, Vilariño Ugarte, la
secci6n r;;uriosidades en que responde con maestría y amenidad a los
cu.riosos que preguntas, dignas de ser contestadas, le dirigen 2 • El prin-
cipio y el fin de uno de estos artículos servirá de práctico ejemplar.
,
AMAPOLA

UNA FAMILIA ENTERA DE CURIOSOS

Me encontré un día en el campo. Iba, yo por la hermosa aIa.rneda, cuando


di<visé a lo lejos una linda criatura de ' trece anos jugando con un hermoso
perro perdiguero que le llegaba a la cintura. Me vío y, toma'o do al perdiguero
, dd collar con las dos manitas y sujetándolo con toda su fuerza, se vino a mí ,1
"
arrastrándole, y saludándome me dijo: '>1
-Padre Ugane: usted respondi6 a una pregunta que le hizo mi prima: ,
mi prima se llamaba Pulgarcilla. Ella le preguntaba a usted si era pecado ir al
baile; y. yo le voy a preguntar a usted otra cosa, y quiero que me responda
taf!1bién a mí en El Mensajero.
-¿Es pecado reír mucho?
y al decir esto me miraba con unos OJOS az'u,los mu-y grandes, que lucían
.,,
2 'R. V. Uga.rte, Curiosidades explicadas, 4 ~., Bilbao, Imprenta del Corazón
-. d. ¡..ús, 1905,
~

,
..
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",-' ~·C .'-' '~:';:;'~>,,:.~ ..;¡;¡¡:~~"t~~~:;;.-~ ~~.:r~..: .~~"'''''''?''''!~
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"
" ~ " . . .' • , • • _ " .. l. '<-

462 L~cci61l LX

en su encendido rostro. Estaba muy sofoca.da de correr mucho, el cabello 'fubio


y reluciente le caía desordenado sobre las e$paldas \'estidas de lamina rosada,
y se mostraba tan impaciente de que yo le prometiese que k: responderí~. que
hasta el gran perrazo, qur. sujetado por las dos manos de la niña no se movía,
me miraba con sus dos ojazos castaños, como si tuviese la misma curiosidad
que su menuda señorita.

Pues bien, bay que responckr; y hay que responder en primer lugar a la
prcgutlta de la risa a tu curiosísima cuestión, oh Amapola, que tal vez no
comprendes el alcance de lo que preguntas, y ciertamente no vas a entender
todo 10 que te respondo; pero ya lo entenderás cuando tengas un poco arrugada
la frente y un poco nublados los ojos, como Jos tienen todas las que, DOmo tú,
eran niñas hace veint-e afios ...
Risa es la man·ifestación natura'} de la alegría del ánimo. Es la flor del
buen humor. El aroma del contento. La hrisa de la felicidad .. .
. Esto supuesto, el reír, lejos de ser pecado, cs ' uno de: los actos más propilOS
del cristianismo y una de las exp resiones más propias de los santos, como
I
IOJ.'
- quiera que no hay cosa flUís alegre que la llJrtud.
Algunos porque ven a ciertos devotos tristes, ya se figuran que la' vida
devora debe ser una vida triste y espa ntosa. No es así: Jos devotos tristes o
son devotos artificiales, forzados o no de buena ley, o 'son trlsl'CS no por de- -,
voción, sino por carácter y enfermedad.

Prueba después con sencillez y gracejo que los santos fueron . siem-
pre a.legres, que los religiosos son la gente más alegre del mundo, que
los cristianos tiene n derecho a reír, obligaci6n de reír, que SOn los
únicos que se deben reír, los únicos que se ríen de veras; que los.. •
buenos pueden reírse siempre, que ]a risa de los buenos es la verda-
dera, Y comparando luego la risa de los mundanos con la de los
( buenos, sigue y termina así:
"
Voy a ver si te explico mí pensamiento comparando d reír de las amapolas.
con el rdr del trigo.
El reír de la s amapohs es el reír de los mundanos.
~T-e has fij ado en un campo de amapolas? Todos los días aparece lleno
/ de vivísimo esplendor. Parece que ~a'5 amapolas son flores eternas, siempre
agitando sus casquivanas cabecitas verdinegras, revestidas con un traje elegan-
tísimo de purpurina seda, parecen despreciar <tI trigo que tan modesto se pre-
sema con su ~rca lina verde, como cua,Iquiera yerba del prado. i Las amapolas,
sin embargo, no ríen más que un día-l
Cuando nace el sol empiezan a reír; halagadas por el r ocío se despliegan
de repente a gozar con todos sus pétalos, como si dijéramos, con todos sus
sentidos, del mundo. Ríen todo el día. Pero a la noche los pét:ados se ponen
cárdenos de tanta luz como han bebido, me lacia la corola, y sólo queda ro
la cabe7..a una carga inmensa de simientes de adormidera, alITlarga como los re-
mordimientos. No pienses q~ las amapolas que rieron ayer son las que ríen
hoy: a.quéllas murieron anoche, como éstas morirán e~ta tarde. Y los inocentes
creen que son h5 mismas amapolas las que ríen sin cesar.
En cambio, el reir de! trigo es el reir de los justos. '.
Ríe cuanuQ nace, abriendo suavemente COD r::us verd~ Inn~tas la invernal
y húmeda ti-erra. Ríe ·cuando en abril se agita en suavos ondas a merced del
viento. Rk cua-ndo anidan len él las calandrias, que se citrnen inmobles .sobre
;~'í{; "~{ij~W""f.f'~;L'l~~~i"*;!!$¡';';¡¡'f.¡f,,,;r;:lp"~:,,;;:~~re'R"'''~~, '~J,~., '~>!;¡'.'''-'X' ':&~:"''':-f~~
~r
,
Literil!ura - periodísúca 463 -'::-t

los fr escos sembrados. Ríe cuando con su modesta flor amarillea. Ríe cua.ndo
1
.'
se doran sus ciñas, y s~moras Se empujan y acarician chocándose sin dañarse. '
'¡ .
Ríe mucho más cuando la "barhuda espiga cabecea' brillante, Hena de hermosos ,
,,.
g ranos, como si dij éramos de hermosos pensa-m:ien tos. Ríe cuando los segadores, · ~q
entre cantos y cuentos, lo siegan oon sus ,hoors. Ríe tal vez más que nunca en
la trilla, ríe en el an cho bieldo, ríe e n la dorada garva, ríe en el rop1eto gra":
" ~
:''';
nero, y ríe hasta en el molino, donde se conv ierte en preciosísima harina, .,
entre las melodías del arroyo que salta por la presa aJ compás de la monótona
tolva .
....""
. Tal es el reír de los justos. Ríen cua.n~o niños, ríen cuando jóvenes, ríen
cuando varones, ríen cuando los trillan, y ríen siempr-e, alegrando a todos "
cuantos tra ta-D, como alegra el trigo a ·Ias alon dras, a los segadores, a los mu- ·
.chachos, al labrado~ y a todo el mundo.
D~ todo lo cual sacarás esta alegre conclusipn: ¡
:1
Que siendo buena, tienes d erecho de estar alegre y reIr francamente y sm "

escrúpulos.

.~
Ríe siempre, como cuando venías co.n aquel perrazo a preguntarme. I
Ríe y no estés triste mientras no tenga~ pecado en la conciencia.
Cuando se ve a un virtuoso reír, da ganas de ser virtuoso.
Si alguna vez encuentras a" alguna persona · devota que se empeña en estar
trist.e y de maJ humor sin saber por qu¿, déjale que ella se entristezca; que
-sufra ella, si quiere, Tú, mientras seas buen a, sé alegre, diviértete sin ofender ._~
.a Dios, ama la conversaci6n graciosa, que por .f ortuna es muy distinta de la ,"
\
escand-alosa, procura la risa honesta, la risa fran·ca, esa risa que no tiene por
-qué ocul rarse, ni avecgonzane. esa risa que tienes con los ojos bien abiertos,
con la cae·a franca, con la cabeza a1taj y. o.o esa otra risa maliciosa q u e sale ,.. !
comprimida, rasgando los ojos coI} miradas_furti vas, torciendo la boca con mue- ,
"cas de pícaros, tapando eJ rostro receloso con la palma de la mano y mordiendo \ ;~j
.el labio inferior ron los dientes; gestoS todos con qu e d ánimo todavía algo
decoroso, quiere dar a entender que aquella risa es Ínmoral e ilícita, y 00 sa-Ie .,~,
sino forza ndo violentamonte las puertas. Y mucho menos ll3'S de tener esa risa
.descocada y carnavalesca d~l que, perdida la vergüenza, " se ríe estúpidamente .~.

<le su degradación y besÜ'aEdad.
La risa del necio y del malo es gráf;Camen be comparada con el rujdo de
las espinas al restregarse, S¡cut sonitus spinamm rlStlS stultc,-um .
,
La risa del buen cristiano debe ser como el besarse · ¡as rosas, como el t
b ullir de las mieses, como el rizarse los pétalos, sin daño, sin asperezas, sin
,convulsiones. ' .
•)
· ;
¡D i<chosos los buenos q:ue tienen buen humor! "

,.
Ved aq uí un articulo artísticamente didáctico: instruye~ t~nt~ que-
_·en él se encuentra toda la doctrina sobre la amabilidad y alegría de la
virtud que traen las Sagradas Letras y comentan los .ascetas; pero con
sencillez encantadora. con tal magia de estilo, qu e hace falta tener d -, . -.;

>..>
O"
gusto muy estragado pára no leerlo entero con complacencia. El éasual
s,:--' encuentro con la candorosa niña es ya un comienzo atractivo, las
\;...,;.-
metáforas de que se vale para definir la risa son bellísimas, la expo-
-sición, de ,que solamente damos cuenta, es interesante y selecta, y. al
fin las dos alegrías, que.le sirven de paralelo para explicar la. risas .C
del justo y, del mundano, revelan el genio del arti.ta escritor. ·"

.' .
464 Lección LXI

Ep:RC1TENSF. los alumnos en análisis de otros buenos artículos y en compo-


ll cr alguna imitaci6n con las ideas que previamente sugiera el profesor.
RF.CONSTR UCCION SI NTE'flC.-\.. - Qué se entiende por periódicos y por r~tllstas..
En qué sentido enrrOln en el estudio de la didáctica literaria (388) . - Qué Son
'.
los articttlos de fondo y cuáles suelen ser sus asuntos. Examine }' deduzca el
cade ter, las fuentes del raciocinio, el modo de presentar las pruebas y el estilo,
propio de estos artículos ( 389). - Deduzca usted las cu alida,des de los arúculas
de polémic:l ante el de Caro refurando las disposicionr:s del gobierno sobre
ins trucción laica (390). - Muestre el cariz ck un anículo de polémica jocoso-
satírico (391). - Qué cualidades han de tener los artículos ameno-instructivos.
Dedúzcalas del artíc.uJ.o Amapola. del P. Vilar iño (392).

LECClON LXl

LITERATURA PERIODISTICA
ARTICULOS DE COSTUMBRES, SATIRICOS,
CRITICOS
393. Artículos de costumbres. Veamos un fragmento de los
cuadros de costttmbres de don José María Vergara y Vergara. Del
artículo
LAS TRES TAZAS
T AZA PRIMERA

...Nariño estaba en vísperas de marchar al sur con su valien te ejército; y


la marquesa de San Jorge quería darle por desped ida lo que se llamaba en~
tonces un refresco, es decir, un a taza de chocolate.
El palacio de la marquesa era la misma hermosa, sólida y opulenta casa
que q ueda en la esquina de Lesmes, en que vive hoy don Ruperto Restrepo...
Pues en uno de sus salones fu e donde se reunió la sociedad que iba a tomar
un refresco la nocbe del 13 de mayo d e 1813. Trein ta caballeros y veinticinco
señoras y señoritas asistían. Era el traje de los caballeros zapato de bebilla,
media de soda, pantalón rodillero, con hebilla de oro. cbaleco blanco y casaca
sin solapas, según la última moda, y que era llamada Bonaparlina. El traje de
las señoritas consisúa en camisón de seda de talle muy alto y descotado, mangas
corridas y fa lda estrecha.
'.,
La g ran sala estaba colgada de tela de seda recogida en profusos pliegues.
.El mobiliario consistía en tres canapés con prolija obra de talla dorada, y cuyos
brazos semejaban culebras que mordían u·na manzana. Fuera de los canapés,
había unas cincuenta sillas de brazos, también doradas y forradas como aq ué~
Hos, en damasco de Filipinas. Del techo colgaban tres grandes cuadros dorados...
El refresco tuvo lugar a las ooho de la nae·he, en el vasto comedor. La mesa
cubierta con un mamel de akmanisco de resplandeciente blancura, soportaba
el enorme peso de los pla tos de colaciones, las botellas de aloja y los botellon es
de vi·no español. Sobre la s servilletas dobladas reposaban grandes platos; entre
éstos babía platos pequeños; y en tre los pequeños había pozuelos en que hacía
visos azules y dorados la espuma de un chocolate que estaba guardado en
,I
pastillas hacía ocho años, en gra.ndes arcones de cedro. E l cacao habia venido
desde Cúcuta, y pa ra moterlo se habían observado tooas las reglas del arte,
tan descuidadas hoy por nuestras cocineras. Se había mc:zcJado a la masa del


,~~,~I~~~7J"i.~;"" ,. " ,,
•• '~'h.'.\
,.,
..• Literatura periodísú"a 465

cacao canela arom ática, y se había humedecido con vino. En seguida. cada
pastilla había sido env!J.elta en ,papel, para entrar en el ar~6n en que Iba a
reposar ocho años. Para haar el chocolate no se habían olvidado tampoco las
prescripciones de los sabios. El a.gua había 'herv ido una vez cuando se le echaba
la pasti·lIa; y después de esto se le dejaba hervir otras dos, dejan.do q ue la
pastilla se desbaratara suavemen te.
El molinillo no servía para des,baratar la respetable pastiHa a porrazos
como lo hacen hoy innobles .cocineras; no, en aquella edad d e oro, el moli-
nillo no servía sino para batir el chocolate después de un tercer hervor, y com- ,
binando científicamente sus generosas partículas, hacerle producir esa espUlna
que hacía visos de oro y azul, que ya no se ve ' sino en las casas de una que
otra famil i<l que se estima. Preparado así el chocolate, exhalaba un perfume .. .
un perfume ... ¡Musa de Gre:cia, la de las ingeniosas ficciones. h azme el favor
de decirme cómo diablos se podría hacer llegar a las narices de mis actuales
conciudadanos el perfume de aquel chocolate colonial! ¡Esto en cuanto al
olfato; pero en cuanto ¡J sabor!. .. Es de advertir que la reg la usada entonces
por aquellas venerables cocineras, era la de echar dos pastillas por jícara, y
ninguna de aq uellas sabias cocineras se equivocaba. Si los con vidados eran diez,
se echaban vein te pastillas. Hoy . . ¡llanto cuesta el decirlo! quú taha fando •
temperet a lacrymú. H oy.. hay cocineras que echan a pastilla por barba. ,
".1
,
¿Qué d igo? lHay casas en que con una pastilla despachan tres vícti mas !
Pero el sabor de aquel chocolate era igua l a su perfume; la cucha rilla de
pInta entraba en el blando seno d~ la jícara con dificultad, No se hacían buches
de chocolate. como ahora, no: ni se tomab:l de prisa, ni con los ojos abiertos
y el espíri·tu cerrado. Cada prócer de aquellos cerr<lb:l un poqu'¡llo los ojos, al
poner la cucharilla de pIara llena de chocolate en la lengua; lo paladeaba, lo
traga ba con maj estad ...
Olvidaba d ecir que la vajilla en que se sirvió aq uel chocolate de que vengo
hablando, era toda de plata de martillo, y que no era prest ada ...
El aristocrá tico refresco había terminado. Los agraciados volvieron al salón
procedidos por el gran Nariño, que daba el brazo a la marquesa de San Jorge. .,.
Apenas llegaron al salón rompió la músi<.:a de cu erda que est<lba prevenida,
, con una alegre contradanza que hizo saltar de alegria a todos los que la
escuchaban.
tJ,. Eran las doce de la noche, dadas en el gran rdo; de cuco que sonaba en
la recámara, y los convidados se preparaban pam retirarse. Los hombres pi-
dieron a sus pajes sus ricas capas de paño de grana, su espada y su sombrero
.,. de castor: taos mujeres pidieron a los caballeros sus mantos y sus pastoras, y
salieron pr~cedidos de sus lacayos, que llevaban grandes faroles para alumbrar
las calles solitarias por donde se retiraban los elegantes tertulianos...
T alentQ de observación, elección de pormenores, graCIa y VIveza
en la descripción, estilo rápido, fluído y humorístico, he aquí lo que
da vida a este y a semejantes artículos. De cuyo estudio se deduce
que son cuadros literan:os que describen usos, trajes, modos individua-
\ les y sociales de ser y de tratar, costumbres, en una palabra, antiguas
.l, o contemporáneas .
,y., • 394. Artículos ingeniosos y satiricos. A veces las costumbres de la
sociedad son ridículas o censurables; y el a rtículo que pinta ~sas cos-
tumbres se convierte en z·ngenioso y en satírico.
L éase aquí de nuevo el artículo de Selgas, copiado en el número
,i
30-Ll'fERATURA Pl:\EC"EPTJV~
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466 . Lección LXI ""
(36). La lectura de ese y dé otros muchos del mismo aqtor en Hoi~r .
sueltas~ Delicias del nuevo Par.aíso~ Fisonomías cont.emporáneas, etc.,
da idea clara de 10 que son esta clase de artículos. El hecho de un
viento impetuoso que reina en Madrid le inspira esa serie de ocurren- .!
cias agudas y graciosas. Ocurrencia feliz es decir: «¡El huracán I ¡He,
aquí el ruidoso acontecimiento que t<;>go lo agita en estos días ... Hoy
rodo el mundo se deja arrastrar por el viento que sopla . .. ». Y mues-
tra más ingenio, da más interés el artícúlo cuando hablando en sen-
tido tropológico, dice: «Cada uno tiene su aire . . . Todavía no sé a
quién se debe temer más, si a un hombre airado o a una mujer \ , .
desairadal> , Convierte el suelto de ingenioso en satírico cuando acaba
• diciendo : «¿Qué hay en Madrid? Aire ... Vamos donde el viento nos
neva. Estarnos como los "'diamantes, montados al aire~, etc.
Más 'alcance de intención, más satírica inve~tiva, se ve en otros
articulos del mismo Selgas, por ejemplo en el titulado La caridad
moderna, donde entre otras cosas dice:
... Se rrata de un baile, que es el bello desorden de la sociedad, en el jardín
botánico, q ue es el orden científico de la naturaleza, _
El jardín se convierte en un salón; aquellos árboles severos e in sensibles '
"an a pregenciar las tiernas locuras de los más tiernos sentimientos; el fausto
y la .a,legría van a reunirse all í, a celebrar las angustias del hombre y la es tre-
chez de la miseria.
Es una fiesta en nombre de los pobres, un placer en nombre del d olor, una <-
fel icidad en nombre de la desgracia.
Semejante pro(:ij,gío lo d",bemos a la profunda caridad que se anida en el
fondo insondable de uno cuantos corazones sensibles. La caridad no había . ,
• encontrado más que dos maneras de ej ercerse. No sabía más que llorar con
,
,
el afligido, o partir el pan con el desamparado. Esto es : consolaha o socorría. .. i
D aba limosna de su bolsillo, el pan de su mesa, y tomaba del infeoliz a quien
1
.,
socorría, la parte de pona necesaria para dejarle consolado.
Pc~o éste era un procedimiento demasiado vulga-r, una compasión poco
dísünguida, un modo de hacer bien, ramplón, sin buen gusto, sin elegancia,
sin fau sto; una caridad, en fin , demasiado pobr.e, sin brilhlOtez, sin gloria ...
EUo es q ue sería edific ante el espectáculo q ue debió ofrecer el ja-rdín botá-
n ico a las miradas de los curiosos.
Cuatrocientas personas; todas escogidas, se reunieron aHí a dar al mundo ,.
públi co testimonio de la sensibilidad de sus corazones.
H abían acudido a la cita de un baile con puntualidad consoladora.
¡Qué esmero en la caprichosa variedad de adornos !
¡Qué gusto en la riqueza de los vestidos!
¡Qué gracia en el encanto de aquellas sonri-sas!
¡Qué fu ego en los relámpagos de aquellas miradas!
j Qué aflicción en aquella alegría!
¡El bulle' espléndido!
¡La orquesta incomparable!
¡Qué vals aquel! ¡Qué polkas aquellas! ¡Qué an,imación, qué regocijo, qué
matgnifkeuda!
Es decir :
ji ¡Qué solicitud para los pobres!!!
........ , " . , '-
...... " 1 .Literatura periodística 467

Brillan en estos modelos ingeniosidad, travesura de ideas, estilo


cortado y sentencioso, pero vivo e intencionado. .
Riesgo corren los arti¡;:ulistas ingeniosos y ~atíricos de de;generar en
mordaces y virlllentos. En genetal, hay que reprender el vicio, persa-
nificadb, si se quiere, pero no hay que tomárselas con determinadas
personas. La finura y la delicadeza son los adornos más propios .de
í esta literatura_ L ejos de la literatura saoa (y más de la caridad cris-
. tiana), la caricatura soez del escándalo, cierto <? iIlv~tado, qu"e des- ," .
graciada~ente se tolera entre cultas socie.dades. contemporáneas.
395: Artículos de crítica e infor¡nacióo. Raf~el Rotllán, encargado
,':1
~.:.'j
con éxito de esta clase de artículos en el rotativo cat61ico de Madrid,
El Debate al anunciar la muerte del famoso periodista francés E.

Adolfo Drumont, juzga as] su vicia literaria: '
. El 3 de m<lyo de 18if-4 naci6 en París Eduardo Drumon-t. " ,1
. {'¡
Empleado algún tiem:VO en la Prdecrura del Sen a, .abandon6 pronto la ad-
mm istración para dedica-rse al periodismo y a la literatura en general, amena
o política.
H ombre: de un tesón y de una actividad pasmosos, colaboró en la France .,
Theátrale, en eJ" Con~mpora¡n, en la Revue du Monde Catholique, ,en la Revue -1,
de France, etc. .,
,, El año de 1874, en el coliseo Gimnase, estrenó el juguete en un act? Yo
... almuerzo a mediodfa.
Publicó varios volúmenes: Ftestas naclOnales de París (profusamente ilus-
trado) , en 1878; El antiguo París, obra premiada por la Academia F rancesa,
en 1879; la novela El último T remolín, etc. (Enumera otras obras) .
En 1886 dio a la estampa su fa moso libro ,La Francia iudía, elzsayo de
historia contemporánea, al que quedará ligado su nombre.
La id'l":3 fundamental de La France ¡uitJe, es ésta: la sociedad' francesa tan
brillante ,Y gloriosa en otros tiempos, decae a toda prisa; es-rán en ella a punto

,
,,,".
..
de desaparecer la re religiosa, el arte, el enrusiasmo, d 'idealismo, la industria
Y el comercio. IT odo por el deletéreo influjo de la raza jurlJa! ...
, La virulenc;ia de los a.t.aques personales quita autoridad a este libro, de
"
-,
indiscutible valor y extraordinario alcance, que si no produjo la reacción aD- ij
f
"~ .,. tisemita a que se enderezara, logr6 innogable éxito de Jo:tura '1 fue origen de
, lamen tahilísimos incidentes. _
.~
,
...¡
\.' f
Nos referimos a ¡as -encar.f!i'Zadas polémicas, con.cIuídas en dos dudoso "

•.. . M .. Drumont, ant~ de acud ir al terreno, presentó su dimisión de redactor


de Mundo, diario catóJíw eI;l el que escribía a la sazón.
Más tarde fundó fA Libre ParQle, de la que ha sido propietario, Y ha re-
dactado. en ocasiones solo o ca.si solo, hasta su mll~r te. ,
~'
Las virtudes Y defectos de La France ¡ut"tle son los' de este vibrante periódic;:o, "1,
admirable y agresivo, en el cual todas· las nobles causas han sido defendidas,
i ,1
no siempre con oportun idad, en oca'5iones sin caridad, nunca con injusticia. o "~
Si a algún periodista cuadra el calificativo de luchador es al . levantisco
Eduardo Adolfo. Paviota ard iente, intent6 labrar el engrandecimiento de su
patria por mil caminos diversos; jamás por caminos reales) por los que marcha·
ran otros: siempre trochas, que pisaba él, único y solitario. "
Católico convencido y ehtusia-sta, casi inconscien-tern.ente, hurtaba el cuello a
todo yugo de autoridad, aun legítima Y obligMoria. Recuérdese la campanada
,
..",
-
'.' 'Y la rebeldía de sus dudos... '
'-1
~
'.,"
:~
("
• '1,
;"

• , '.
,
, . 'i';;'<..,:y."''-,,> ~ ~C, " ''''''00,
".'-
:~
Lección LXI \

En literatura fue constantemente «el periodista». Su juguete vodevilesco, su


novela, SQS ensayos históricos, su France Juivc, se distinguen por la esponta-
neidad, el .calor, la soltura, la nimada facilidad, la facundia, el alcance político

,o '
y la ironía luchadora, que caracterizaron, hasta los últimos años, su fecunda
labor periodística. Y adolecen ... del defecto periodístico por excdencia: la"irh-
\;~
provisación, que. unas veoes lesiona a la exactitud y otras a la justicia ... 'o

Eduardo Adolfo Dmmont acaba de morir, Aún ahora la Uniqn Sagrada


veníale estrecha, y la censura tachonaba frecuentemente de grandes espacios en
blanco su Libre Parple ... ¡Genio y figura! .. ,
Tuvo errorOs; mas Ílle un creyente, un patriota, un literato y un hombre
caballeroso y bueno.
¡Dios haya extendido sobre su vida agitada el manto de su infinita mise-
ricordia!

La idea que con estas noticias y crítíca nos formatnos de Drumont,.


es complata y exacta. El crítico pone 10 bueno y no oculta los defectos~
Resalta el sello de imparcialidad de la crítica. La' cual no es otra cosa
sino juzgar o apreciar, sin prejuicios y con conocimiento de c,:ausa , los
méritos y defectos de un personaje o- de una de sus obras científicas
o literarias.
Bien se ven la ilustración general y los conocimientos especiales.
que se requieren en el CíÍtico: y además de eso, recto JUICIO, amor a . .. ;

la verdad, energía de voluntad para emitir con independencia su opi-


nión, y delicadeza para no herir susceptibilidades. '
"Frecuenteme;nte la crítica periodística tiene que ser desfavorable.
Entra muy en su punto entonces la sátira; pero ha de ser delicada y
SIempre cortes.
o . '

Clarin (Leopoldo Alas) fue un periodisca que sostuvo muchos años


esta clase de crítica, con aplauso y regocijo del público. Veamos uno
de sus artículos crítico-satíricos:

UN TOMO DE TOMO Y LOMO - -:j


He recibido un tomo de poesías lín'cas (así se llaman), que el señor María
1,
ha tenido la bondad de remitirme desde Zaragoza.
El tomo consta d e 800 páginas, sin contar las que ocupa el índice.
Es una especie de Digesto, que yo le agradezco al señor Marín> a quien no
tengo el honor de conocer en todo lo que vale.
Por lo visto, el señor Marín> que, a juzgar por el retrato que acompaña al
texto, es joven, no ha hecho en su vida más que versos.
Es un caso práctico de las maravillas de la división del trabajo.
Así como hay operarim que en muchos años de trabajo incesante no han
hecho más que ojos de agujas, así ei señor Marín, en una larga y laboriosa
" juventud, no ha hecho más que endecasílabos y octosílabos.
Así es que hace versos como agua.
No quiero decir que los versos sean agua de cerrajas, ni agua chirle; quiero
decir que, para el ~señor Marín, el versificar es como coser y 'cantar.. .
"Al pie de cuatrocientos sonetos haeserito el señor Marín. Cada palabra del
diccionario tiene su soneto correspondiente en el tomo, de tomo y lomo, del
señor Marín .


I
.'-

Literatura periodistica 469 ,


.1
Todos los reyes de España, todas las virtudes d-el catolicismo, todos los • •,I
literatos de España y del extranjero, y. en fin, todo el mundo, tiene su soneto
-correspondiente. "
, Clarín, que al fin es de este mundo, tiene el suyo, o mejor, parre de uno; .1,
los -cuartetos están dedicados a Revilla, y los tercetos a mí. Muchas gracias,
señor MarÍn; usted me adula. Quedo obligado, como se dice, y puede usted
mandar 10 que guste, como no sean tomos de poesías líricas. Yo le serviré a
usted en cuanto pueda; -si usted tiene algún negocio en algún ministerio, yo
se lo moveré a usted, si puedo; si quiere usted billetes para el próximo sorteo ."..
de la lotería, yo se los tomaré a usted; en fin, quiero pagarle a usted el bombo
que me da en los tercetos, de cualquier manera, menos diciendo que los versos
de usted son buenos.
No son sino muy malos; pero en cambio, son muchos, y váyase Jo uno
por lo otro.
y no sé si lo tomará usted a mal; pero, tarde o temprano, yo tenía que
decírselo.
, Dudaba entre decírselo a usted desde Madrid o desde Barcelona.
Yo por bien de usted, se lo digo desde Barcelona, donde estas cosas suenan
menos.
Pero, si usted quiere, se lo diré" también desde Madrid.
No tiene usted más que avisarme.
Esta es la misión de la crítica. __ i
Triste misión. El señor Marín, en adelante, si no sabe hacerse supenor a las ;1
malas pasiones, será un enemigo de Clarín, que no me dará su voto si yo me
presento diputado por acumulación. verbi gracia.
Pero, ¿cree el señor Marín que aunque considere yo sus versos dignos del
~-
fuego eterno, le estimo aél en menos de lo que positivamente vale como
caballero, como ciudadano, como español, etc., etc.? De ninguna manera.
¿Que no sabe hacer versos buenos?
¿Y qué?
En cambio sabe hacerlos malos.
Además, tampoco hicieron versos una porción de hombres célebres: Ar-
químedes, Golia.t, Sansón, C¡:¡rlos Martel, San Simón Estilita, San Pedro y San
Pablo, San Miguel Arcángel, San Juan Bautista, etc., etc.
Después de tod,/?, eso de hacer versos buenos es de muy pocos. De otro
modo: que el señor Marín es un grande hombre en cualqui,er otro ramo dd
.'--
saber humano. , :;

Ahí está don Víctor Balaguer, tío del señor Marín, qu-e también es un
poeta muy mediano, y sin embargo, si a estas horas no es ministro, es porque
no quiere Sagasta; pero no por culpa de los versos.
1Ah, señor Marín !Poetas líricos, 10 que se llama poetas, tendremos en
España a la hora presente dos o tres. a 10 sumo. Ya ve usted qué pocos.
Quedan cerca de diez y siete millones de españoles que no son poetas líricos.
Pues bien; usted no hace más que votar con la mayoría.
Usted es uno de esos diez y siete millones de ·españoles, que, sin ser poetas,
son heroicos descendientes de los vencedores de las Navas, de San Quintín, y
otros, y otros campos de Agramante.
Después de todo vale mucho más ser español que poeta lírico. Aquí me
~, tiene- usted a mí que tampoco soy poeta lírico.
vt;. ¿Cree ust~d que por eso me apuro?
Ni pensarlo; como, bobo, pago la contribución, y todo en prosa pura.
La vida ~s prosa, señor Marín: usted ha creído que la vida" era una sene
de sonetos.. No, hay tal cosa.
,. Lecctón LXI '
470
., .
• - Ya caerá usted de sus sonetos y v(:rá que se puede v:.iv~r SUl necesidad de !
consonan.tes.
'.
"; Yo nunca _hago más consonantes que los que me salen PO! casuaIldad, y
, me va ricamente:
Ame usted la naturaleza, señor Marín; madrugue usted si tiene virtud su-
ficien te para ello; admire usted el genio, la virtud, la 'be.IJeza; llore usted sus
penas, cante sus. alegrías, y tenga usted salud y pesetas, si a tanto llega su
. buena suerte; pero déjese de encasillar la vida y sus impresiones en esos catorce
pies que se JJap:lan sonetos:
¿Qué edad tiene usted? A juzgar por las barbas del retrato, ya llega 'usted '
a los veintic.inco. Pues es tiempo de pensar eó ol'fa cosa. ,_o s.
" :::;"'-
H aga usted una familia, si no la tiene. Y si la tiene, haga ' usted otra. Di,go,
no, eso es una atrOl?idad. En fio', haga usted lo que quiera; pero no haga usted
versos, porque, salvo mejor parecer, ya ha hecho usted bastantes .

• • • "
'. ~-
Para concluÍr, señor Marin.
Acaso usted crea que hay poca cortt"sfa en mí, cbntestando de esta manera
a la fina dedicatori'a del libro que usted me ha regal ado, y que yo le agra~
dezco, porque a libro regalado DO 'hay qu e mirarle el diente.
Pero, observe usted, que aunque US!ed me llame eminente a mí, y . .
Clarín d~ voz ituomparable.
etc., etc., esto no es razón para que yo le pague con liSonjas parecidas.

,
.. Yo no' soy emin ente, y eso que, cómo dijo !!l poeta;
Los hombres ~mtnentes hoy pululan;
per'Ü auo'q ue: lo fuera, n.o por eso sus ver90S de usted serían meJores, etc.

El articulo bien se ve que rebosa vida, intención y gracia. No hay


quien DO lo lea de un tirón, que es lo que se "quiere en los diarios.
Pero también se nota el defecto que al lado de sus muchas virtudes
de escritor- tenía Clarín: demasiada franqueza, a veces dura con sus
adversarios religiosos y políticos. Esto no aparece en Selgas, satírico
, (394). Con razón se excusa Clarin en el articulo de menguada cor-
\
• tesía; pero no hay duda que consuela al desgraciado poeta lírJco~
como mejor puede.
,
• Los juicios críticos 4c revistas~ folletos y libros, han 4e
estar sujetos
, a estas reglas generales de crítíca; pero son más extensos, y el estilo
se viste con la forma literaria de "las monografías o de los discursos
. . académicos (374) .
'- 395-bis. Modelos de todos estos articulas periodisticos en Hispa-
.., noamériéa: Revilla, Navarro Villoslada, R. Nocedal, Larra, Mesonero
Romanos, Osorio, Selgas, el P. C"bos, Leopoldo Alas (Clarin) ",.
Pardo Bazán, Balart Valera, M. Cavia · , A: Palacio, F. ViIlegas (Zeda),
Mamnez Ruiz (Azorln) , Curro Vargas (F. Urquijo), Camba, Gó-
mez, Baquero *, Araquistain *, F. Flórez *, D'Ors *, Maeztú *, Sala·
• verría *, Blanca de 105 Ríos, Ramín:z Angel, Tirso de Medina, Fray
Mocho, M: Cané, Lavalle; Caillava, Anzoátegui, Garda Roías, Fray
Can dil ' (Bobadilla) ", Chacón y Calvo, Bulnes, Sierra, Urbina, A.

, , .
N érvo, Zarco, ,A. Reyes, G~rda, Naranjo, De Sales, Pérez, H ernández, .
Gutiérrez, T osta García, Sistiaga, Bolet" Peraza, . F. Tej era, Zerpa,
,- . Máeso, Mitre, Ztlbillaga, Lauxar, G6mez Carrillo *, lotabeche (Va-
'Ilej o), Díaz Garcés, ..Caicooo Rojas, Vergara' y Vergara, Silva, J. M.
" . Marroquín, Villafañe (Tic-Tac), Nieto Caballero', Malt"e Renard
(A. Solano)', etc.
COMO EJERCICIOS pueden leerse algunos de los modelos citados. De los mis-
mos autores podría sacar ideas el profesor qué dictar. para que los alumnos
compusiesen esbozos de los artÍculos estudiados.
",
396. Artículos~cartas.
Muchas veces tom'an los articulos periodís~
ticos la forma. de cartas,
. dirigidas a un corresponsa:l 'verdadero
. o
' .. ficticio.
Tales son los artículos ütulados Carta abierta a... X, muy frecuen- '
I tes en los diarios, tales las Cartas al arte de las Observaciones sobre
el estado político y religioso de España, de Aparisi y Guiiarro, en La
. Restauraci6n; las cartas críticas del Fi16sofo Rancio (P. Alvarado);
-las tituladas Una excursi6n a España. de don Alberto Urdaneta a don
·Carlos Martínez Silva en el Reperto~io Colombiano (tomo v), las de
don J. J. Ortiz, Cahas de un sacerdote cat6lico. publicadas en El Por-
ve1lir de Bogotá en 1859, y taJes, en fin, las célebres y chispeantes del
presbítero don F. Mateos Gago al director de El Oriente.
Semejantes articulas, asi como pudieran haberse redactado descri-
biendo, defendiendo o refutando, sin dirigirs'e a ningún individuo '
.. ,~
deter:minado, pareció mejor a sus autores redactarlos en forma de
cartas~ con el objeto de interesar más, por' la variedad 'y por el sello
.' de intimidad que aSl puede darse al escrito~
fl¡
.4,
.
Fuera de "este tono de familiaridad epistolar en la forma, deben
reunir las mismas condiciones de solidez de ideas, amenidad, ingenio-
sidad o sátira, q\le se' han -estu.diado en los otros artículos.
R ECONSTRUCClON SINTIiTICA. - Estud iado el artículo de Vergac-a~ Tr~s tazas,
deduzca usted las cua li dad~s y definición de 1m de costumbreS (393). - 'Qué
cualidades deben tener los artículos ingeniosos y satíricos, y qué se ha de evitar
en eHos, según se nota; verbi gracia, en Selgas (394). - Qué oualidades exigen •
los artículos de critica y qué faCultades sup0-':1en, según se ve, verbi gracia, en"
-uno' de &>tllán o en uno crítico-satírlco de Clarín. Cite modelos de buenos .
. .articulistas hispanoamericanos (395 y 395-bis) . - Especialidad de los ardculos-
..
"
canas. Modelos (396) .

LEcc;.ION LXII

LA CONVERSACION CULTA
,
\Il
, ~>.
LAS CARTAS
,.
LIBROS DE CONSULTA: LA BRUYERE, Les caractb~s, c. v. De -la société et de la .-', ¡
oonver.sation. - VUEST, S. J., Littbature. Ob. oit. - ,B. VAN HOLLEBEin,
>i
' ,..?

. ,
. .,
',-

l.,
,
~


472 Lección LXII -.,
.'

COflrs pratique de l'art épisto/aire, 3 ed., Namur, l876. - L ANSON·, Con.scils


sur l'art d'écriu.
397. La couversaCi6 n oml o por cartas no constituye, rigurosamen-
te hablando, un subgénero didáctico. La literatura presupone la gra- ,
mática, que enseña a hablar y escribir correctamente, y la urbanidad, "

que acostumbra a tratar de palabra o por escrito con la atención,


fin ura y comedimienros que exige el respeto y la cultura cívica.
Con todo, no cabe duda que las reglas generales de elocución,
v. gr., las de la propiedad, claridad, concisión, elegancia, vida y ani-
mación de estilo, y aun las particulares de algunos géneros literarios,
como los modps de convencer y mover en la oratoria, ti enen fuerza
también para hacer al qu e las ha estudiado y practicado, más claro,
más preciso, más elocuente, más cu lto en su conversación y en sus
cartas.
En c..~te sentido, esta lección no es más que aplicación de lo estu-
diado. Lam entable sería que el alumno de literatura saliese oculto
estilista, orador o poeta, e inculto redactor de una carta familiar.
Por otra parte, conviene estudiar, como en apéndice siquiera, la
literatura especial de conversaciones y cartas~ po rque es la única que
debe ser cultivada por todo el mundo. Nadie está obligado a eompo-
ner discursos, a criticar escritos ni a componer versos ; pero nadie
puede sustraerse, si ha de vivir entre gentes, a las relaciones sociales
cuyo órgano trasmisor es la palabra viva, o consignada por escrito.
398. Conversación oral. Para suplir el análisis intuitivo, punto de
.";~ ~
partida de nuestras deducciones, fíjense los alumnos en la conversa- ..,;.,}~
ción entre personas educadas, dignas y de gusto, y deducirán: . ,
A) EL C.o\RACTER DISTINTO que del?e dominar en cada conversación.
Porque debe variar: .,
i\
.~
lQ Según las cualidades de los interlocutores; distintas son las re-
laciones entre superiores e inferiores, entre hermanos, a.migos, cono-
cidos~ extranjeros, paisanos, etc.
2Q Según el asun to de la conversación; la cual será seria, triste,
suave, enérgica, ete., según que se trate de negocios, pésames, felicita-
ciones, co nsejos, diversiones, reproches, etc. ),
• B) L AS LEYES FUNDAMEN TALES de la conversaci6n son:
l ' La moralidad y el decoro: por eonfianza que haya entre los
interlocutores, éstos nunca han de olvidar que son rae.ionales, y por
consiguiente, que han de guardar la circunspección que exige el
dominio de la razón.
2' La correcci6n en lenguaje y modales.; "
3~ La naturalidad. · Así como es un encanto en la conversación la $
franqueza y la espontaneidad, así es repulsiva y hasta ridícula la afec-
tación y la pedantería. ;~

; ·t
"
·1~~·" . . .):,; , :~ .
, -~', I , "-
\ .<' '1
~
La conversaá6n culta 473 "
¡

La Bruyere ha escrito·: ' H ay que hablar bien, fácil, exacta y opar-


tunamente~ .
Hablar bien es expresarse 'dignamente; no faltar a la educación ni
", . a la gramática; decir todo con gracia y delicadeza, evitando la vul-
~. garidad; ~s saber 'pintar bien, pero sin -afectación, aquello que se
cuenta, etc.
Hablar fácilmente, es no fatigar a los oyelltes con la premura y
tardanza de expresión.
Hablar oportunamente, es evitar las impertinencias, sabiendo cuán-
•" do, cómo y con qué salvedad", hay que de,:ir lo que se dice .
399. Bien se ve, según lo dicho. que la conversación' tiene su ver·
dadero y difícil arte. Se requieren para conseguirlo: ¡Q G~ande.s cua- 1
lidades morales, sensibilidad, delicadeza, discreción, tacto; 29 Cuali~ ,
dades intelectuales, instrucción, imaginación, espíritu de observación, I
reflexión, criterio, sagacidad ... 39 Y en fin, ciertos talentos oratorios,
como son facilidad de palabra, flexibilidad en los modales y en el 1
.j
gusto, entonación variada, viveza de expresión, etc.
Los MEDIOS para aprender a conversar bien, son:
19 El
., trato asiduo con gentes cultas, de buen gusto y de comedida
. expanSIOno
2.9 El e;ercicio de conversar reflexivamente bien; esto es, de pesar
bien las palabras y ue expresarse 0011 elegancia, pero sin dejarse llevar
de la afectación.
39 La lectura; cuanto más instruído sea el hombre, más podrá sos-
,1, tener el interés de la ' conversaci6n; además de que; la. costumbre de
pensar con los buenos escritores, no poco contribuye a la adquisición '
de la facilidad y de la corrección en la manera de expresarse.
400. Las cartas. Cualq uiera ve que son conversaciunes por escrito
entre personas ausentes. Las leyes de las buenas cartas, por consiguien-
te; son las mismas de la buena conversación. Con todo, Cbmo" según
el adagio V erba volant, sCt"ipta manent, las cartas exigen más circuns- I
pe"cción y más corrección. !
I
.V eamos, tres modelos, de los 'tres principales asuntos a que pueden . ,,
reducirse los de las cartas l .
". l' Carta de don Melchor Gaspar de Jovellanos al excelendsimo
:señor Antonio Cornel:
Gijón y ,octubre 29 de 1790.
. ExcclentÍ~jmo señor: El Real Instituto Asturiano tiene el honor de felicitar
a vuect'!ncia en su t'!ntrada al despacho de los negocios de ' marina. y siente la
satisfacción más pura en hallarse colocado a la sombra de un ministro tan

1 No tratamos aquí de las carlas criticas o de polémica, porque esas son


verdaderos estudios críticos o periodísticos. que se estudi.aron en la lección
.anterior, números 395 y 396.
.,
'.'
-- , "

amante de la Justicia y de ias ci-enejas, y t~n pene"trado de su importancia. So- ','

bre estos títulos, el InstitUto, ' que las promueve con, celó infatigable, funda el
más cierto dereoho a la protección de vuestra excde;ncia, la cual implora, Heno
de respero y confianza; así, como el más ardiente deseo de la prosperidad y
gloria de vuestra excelencia, po~ la qul" rogará i n c.c:sant~ente al Ahfsimo 2,
N6tese qué pronto entra en materi~, y cómo se limita al'objeto de
la carta, que es imploJ'3f la protección del ministro, a cuyo fin ade-
lanta la felicitaci6n del Instituto Y' promete oraciones,
Es 4u~ -esta ca rta es de las qu e llaman de neiocios; en las cuales;
toda digresión está de m#~; pero deben._.reforzarse los encargos o ~ "

ticiones con palabras 'co'rteses. y agradecidas. . - .


Hay que adaptarse, en estas cartas ' principalrp,ente, a las formas .
,, exigidas por el uso y la cortesía, no sólo en el trato, sino .ha s~a en la
,
forma , del papel, en el modo de plegarlo,. en la inscripci6n del sobre-
escrito, etc. ,
,- 401. 2~ Cartas de cumplimiento. Entran aquí las- de felicitaéiQn,
condolencia, enhorabuena, bienvenida, etc. .
Véase esta de Santa T eresa, consolando a uba persona por la muer·
te de otra, su allegada:
Mediua del Campo, 5 de agosto de 1580.
La gracia del Espiritu Santo sea con v. m., y le dé fuerzas espirituales y
, corporales para Ilevar tan gran:de. golpe' como ha -sido este trabajo, que, a no
i' , ser dado de tan piadosa y j"uSt3 mano, no supie·ra con qué consolar a v. ro:,
según a mí me ha lastimado. Mas como entiendo cuá'n verdaderamente nos ama
este gran Dios, y sé que v. m. tiene blen entelldida la miseria y poca estabi-
lidad de esta.· miserable vida, espero de Su Majestad dará a v. ID. más y más
" luz para que entien~a tal merced que hace Nuestro Señor, a quien sacó de .
ella, conocién dole; en especial, pudiendo estar data, según nuestra fe, que
esta alma está doqde recibir~ el premio conforme a los muchos trabajos que
en esta vida ha tenido con tanta paciencia.
Esto he suplicado yo a Nuestro Señor muy de veras, y he hecho que lo
hagan estas hermanas, y que dé a v. oo. consuelo y salud para que comience
a pelear de nuevo en. este miserable mundo. Bienaventurados los que está.n · ya
en seguridad, No me parece ahora tiempo para alargarme más, si no es con
~.., , N1XStro Señor en suplicarle consuelo a _~ m.: que las criaturas valen poco .,
"

para semejante pena, cuánto más tan ruines como yo. Su Majestad lo baga
como poderoso, y sea compañía de v. m. de aquí en adolan te, de manera que:
no eche menos la muy buena que ha ·perdido.
Es hoy víspera de la T rasfiguración, Indigna . sierva y súbdita de v;. m"
'~

,.,.'
'.
"
.
Teresa de Tesús (CarlM, 292).
NOTESE la sinceridad de la, santa en mostrar su .condolencia. No
j.'. oculta la razÓn que la persona afligida tiene de apenarse; pero la
, esfuerza con 105 motivos sólidos q·ue tiene d cristiano en esos trances,
1,.;'
¡..:.
,"
y con las oraciones de todas las religio~as. No se· distrae tampoco en
otros negocios o noticías importantes en ' tdes circupstancias. o,. •

,¡J
2 Obras de ¡ovellanos, edición d~ Ribadeneyra, t. II, 331·339. t;\:
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475 , ',,,:
'~li
.~:

402. ,Cartas fámiliares o ¡ntim~s. -Léase esta del p, José, de Isla a


a su hermana:
, ,
, Villagarcla, a 14 de abril dI.': 1758. "
( Hija mía: Tus dos cartas del ,29 del · pasado y 5 .det corrient-c:; llegaron muy
a propósito para desa,hogarme un poco el oorazón> que est.ma t::m Heno de
hipocondrí<1:, como la más ayc:ntaj ada que puede tener cualquiera coraz6n de
. '
.pel~ en pecho. Mira si te correspondo con fineza, y si el mío es parecido al
tuyt,. Pero no te pase por la imaginación pensar que este accidente haya s'ido
.' producido por la vari a fortuna del librú No s~ me h a dadó un bledo por "ella,
ni se me dará, sea 10 que fuere. Está muy "segura de eJlo. La fortuna del autor
no depende de la del libro; aquélla ya está hecha, sin que nadie la pueda
deshacer; y si fuera de, pensamientos tan bajos y tan ruines) que hubiese traba-
jado por la gloria propia, nada tendría más que desear. Dios, por su miseri-
cordia, me ha dalia más honrados o más cristianos pensamientos. Eso de des-
( , doro personal, aunque la Inquisición recoja . el libro, es bueno para que lo
p iensen los enren dimien tos del ín fimo vulgo: el tuyo, gracias a quien te lo dio, .,1,'
es muy superior ·a'Un a los que son de clase más elevada, y es lástima q ue se
, haya dejado teñir de una aprensión tan ajena de su despecho. Dentro de las
,paredes domé~tic as nada qe tenido ni tendré que sufrir; porque los que podrían
darme &lgo que sufrir, son los que elugian la obra. Majaderos y ·envidiosos en
todas partes los hay; pero éstos no hacen más que número en el comercio de
la vida humana. En fin, este negocio pide más oraciones que palabras, aprieta
<

a Diós con las .tuyas, y dejémonos serenameme en sus manos.


Cayéronme en gracia tus quejas por DO haberte dado pa,rte de mi flemón.
Bobona, si le escribo a Nicolás 3, ¿qué más te da? Vete.' al rollo. Haz a madre
..
;., ;\.~~

I.-,~ ,
. y a los convalecientes una visita; y adi6s, hija, que te me guarde cuanto ape-
tece tu amante Pepe. - Mariq uita mía.

-
,~~-
• Obsérvase el carácter confidencial y la intimidad 'fraternal con que
com'u nica sus hipocondrías; pero todo ello envuelto en cierta dignidad
.... ,-

, ,
y espíritu cristiano, como-cumplía a un religioso.
\ " y claro. es que no debe ser tanta la familiaridad cuando la corres-
pondencia es entre amigos, pero al 'fin extraños, que cuando se esta~
bIece entre madre e hijo, hermano y hermano, etc. -
Tampoco están suj'etas estas cartas familiares a plan estricto ni a
orden riguroso de pensamiento1. Evitando la irreflexi6n y la negligen-
" cia, los desprop6sitos, la futilidad y las inútiles repeticiones, hay que
dejar correr la pluma con el 'espol).táneo abandono de lá conversaci6n
.'
>
en la intimidad de' la familia. -
' 'W3. El estilo que en las tres cartas ,se observa es llano, au nque "

más respetuoso y atildado en las dos 'primeras, ' por ser de as unto más
serio y por dirigirse a personas de más respeto.
N6tese en la tercera -carta las frases -caseras y humorísticas (<<No
s,e me ha dado un bledo., .», «bobona>, <vete a:l rollo>, etc.). y: es qUe
• en estas cartas vienen de molde los dichos familiares y los refrapes
oportunos, y hasta algún que otro vocablo equívoco y aun d e idioma
. ......

3 Cuñado ,del P. Isla, esposo de su hermana Maria.

,,
,

,
. ~,';l- -r ~; - _.-, '-~

-- '-'-;;'

476 Lección LXII

extranjero, procurando subrayarlos, para que se vea la- intenci6n hu-


morística con que se han escrito. Lo que más importa en las cartas
familiares es el len guaje del corazón.
404. La importancia y valor hist6rico de las cartas confidenciales
son hoy indiscutibles, porque revelan las verdaderas ideas; sentimien..
tos y planes de sus autores, y reflejan co.mo· fiel espejo la físonomÍa
moral de individuos y sociedades El hallazgo de cartas familiares va
cambiando el concepto histórico que se tenía de algunos personajes;
,, la publicaci6n, v. gr., de las cartas de Felipe U, ha probado que este
gran monarca era un padre de familia tiernísimo y solícito; y al con-
trario, la correspondencia de NapoIe6n 1, ha puesto en claro toda la
pequeñez de carácter de aquel imponente emperador.
SON MODELOS de cartas en castellano, las de Fernán G. Cibdarreal, Isabel
la Católica, B. Tuan de Avila, Santa Teresa, Amonio Pérez, Quevedo, Antonio
de Guevara, p, Isla, Moraún, Tovellano:;, Bolívar, etc. 't ,

EJERCICIOS OE COMPOSTCION. - 19 Elíjanse algunos buenos modelos de cartas,


entre los autores citados' u otros contemporáneos, para que el alumno los ana-
lice, respondiendo a estos puntos: 1) ¿Cuál es' el motivo de es.ta carta? 2) ¿Qué
dice? (hechos, sentimientos, encargos, noticias, juicios, etc.). 3) ¿Cómo lo
dice? 4) ¿Cuáles son los caracteres personales de su estilo? 5) ¿Qué se encuen-
,l '
tra en la carta de original? 6) ¿Cómo evita el escritor las ideas y dicho~ vul-
gares y fútil es, sin caer 'por eso en la afectación? 7) ¿Cumple, en fin, la carta
con las reglas generales de las cart?s?
29 Insinúe el profesor algún asunto de negocios, de pésame, felicitación, etc.,
. - para que los alumnos redacten cartas de esos asuntos .
39 Exíjase composición ' d e cartas familiares, corrigiendo en ellas, además de
los defectos literarios, los ortográficos, gramaticales; y Iv que en la forma
gráfica no diga bien oon las costumbres de márgenes, interlíneas, frases de
cultura y buena crianza, etc. •
RECONSTRUCCION SINTETICA, _ ¿Son subgéneros literarios la conversación
oral y las cartas? ¿Por qué no se deben omitir en un curso de literatura?
(397). -- Desde qué dos aspectos debe ser distinto el carácter dominante en las
conversaciones cultas. Cuáles son las leyes fundamentales de toda conversación.
Cómo deben ser las conversaciones cultas según La Bruyere (398). _ Qué
cualidades se requieren para adquirir el arte: en la conversación. Qué medios
hay para aprender a conversar bien (399). - Cómo se ha de: redactar una
carta de negocios, según el modero. v. gr., de Jovellanos (400). _ Qué reglas
deben guardar las de cumplimiento según se ve, v. gr., en una de Santa Teresa
(401). - Cuál es la característica de las familiares, y qué plan necesitan, según
se observa en una del P. Isla (402).- Qué estilo se observa en los tres mo-
delos (403). - Qué ~mportancia hist6rica tienen hs cartas (404),

,
INDICE DE MATERIAS
PAGINAS

EI- método de este libro 7-13

LITERATURA PROCEPTIVA

LECCION 1

Concepto de la asignatura. Nociones preliminares


Literatura en sus diversas acepciones. Literatura general y
sus diversas ramas. Literatura preceptiva.- Arte en general y su
división. Arte bello. Creación de formas sensibles. División de
las artes bellas. DefinIción estricta de literatura como arte.
Partes generales del arte lite.rario. Reconstrucción sintética 15-19
"
LECCION n
Nociones previas de estética
Libros de consulta .. . . .. . 19
La belleza. Concepto de esta palabra deducido del estudlo
de dos fragmentos bellos. La emoción estética. Diferencia
entre ella y el placer sensitivo. Definición y principios deducti-
vos. La verdad estética. La teoría del arte por el arte. -Su refu-
tación y objeciones principales. El arte docente. Clasificación
de la belleza. La belleza humana. Reconstrucción sintética 19-29
LECCION In

Lo sublime. Lo trágico. Otros grados de belleza . \o ',

~
0'-'
Definición de lo sublime deducid:J de la poesía Al T equen- "

dama, de d~n J. J. Ortiz. S:ublime estático, dinámico, moral.


Pasajes sublimes. Lo trágico. Lo grandioso. Lo solemne. El su-
blime de la voluntad. Lo bonito, lo lindo, lo gracioso, lo noble,
lo delicado y lo tierno, lo elegante y lo hermoso. Ejercicios
prácticos. Reconstrucción sintética .. .. .. .. .. 29-37
LECCION IV

Lo feo y lo ridículo. Susdases


,~. Exposición de 10 feo en el arte deducido de la descripción
de Tersites en la llIada y del retrato de Lady Macbeth, de
Shakespeare. Lo ridículo y lo cómico. Ejercicios prácti-cos. Re-
./ . /.
constrUCClQn S'lntetlca ._ 37--43
,i
LECCION V

El artista literario. Sus dotes


, 1
Naturaleza artística. La inteligen.cia, la imaginaci6n y la
sensibilidad
, artísticas estudiadas en autor:es distintos que tratan
i
,
PAGINAS
( ..
un mismo tema. El genio, el talento, el inge~io. La "eduéación
• "•
1,
,i
, "
smtetlca , , •..
artística, el gústo artístic~. ,La ,inspiración. Reconstrucción
43-53
" '~,.
.'."

t--
LECCION VI . ..~

-. "'-
,
..-'
,
¡"
\ Escuelas .literarias
" '
,-l'
, '
Libros de consulta. El dasicÍsmo: 10$_griegos y . latinos. El
" , seudoclasicismo. El romanticisrno_ e.\tudiado intuitivamente en
El diablo mundo. I....ección práctica deductiva. Los parnasianos. , ,.
El realismo artístico. El ultrarrealisIno o naturalismo. El idea· ,
lismo. El decadentismo: sus' .principios teóricos y resultados
, prácticos .. El modernl!imo. Reconstrucción s:intética 53-67
¡

LECCJON VII
, , '
,
!,
,
Elocución y estilo
I

Libros de consulta- .. , ,
Instrumento artístico de la belleza 'literaria. Estudio de ,:'
las cláus~las y períodos. Sus dotes. Reconstruc~ión y ejercicios
1,
práciicos , ( 67-71
l
~ , LECCION ' VIII ,
Elocución. N ocióo clara y completa del estilo
r
,

Tres distintas' operaciones de la redacción. El arte de la
elocución. Sus dos elementos. Estilo subj~tiva y objetiyamente
considerado. Su distinció? del lenguaje. Reconstrucción y ejer.
CIClOS •. 71-74
"
LECCJON IX

. ' esenciales del estilo. Originalidad
Leyes y cuahdades
Originalidad en la concepción. Originalidad de expresión.
Equívoco, precisión, exactitud; términos generales y abstractos.
ReconstrucCión y ejemplos " ' ,'. . 74-77 ~,
", . "

~"
.,.::~.

LECCION X

Buenas y malas fuentes de originalidad en la expresión


Dominio del idioma y del ,asunto. EpÍ<tetos. Caminos extra·
vi.1.dos de originalidad. N~tulalid:Jd y artísticl sencillez. Irui·
tación de autores'. Plagio. Reconstrucción y ejercicios de com·
, posición ... . ,... .. ' .. .. . ,. ' ,' ., .. . . ,. 77-81
.

.
,' , . •
PAGI~AS

"
LECCION XI ,-
~ .~
.- " Oportunidad. clases de estilo más principales,
.•.. 1
,
.
, según la natu(aleza ele' las obras ,. , ~

Oportunidad. División objetiva del estilo entre griegos y


. romanos. Estilo didáctíco, pintoresco, festivo, oratorio, grandi-
.' locuente, elegante, moderno. Reconstrucci6n y ejercicios. .. 81-89 \
LECCION XlI

-', La concisión de estilo. Abundimcia y re~undancia


"

.' _. Estudio de
la concisión. ' Difu$i6n. Medios de adquirir con- ,
cisión. Ejercicios de c'omposición y recon strucción 89-92 ,

,

LECCION ,Xjll . ". "


'.; ;,
Vida Y movimiento en el estilo. Noción clara
de las figuras l,
Ejemplos expositorios de las fig uras. Estudio analít ico. Fines •
de l~ s. figuras. División general de ellas. Reconstrucción y
ejeI:ClCI0S .. ' . .. . . ' .. 92-95
'/
LECCION XlV
.. ,
Figúras lógi~s "

., , Hipérbole, andtesis, paradoja, retruécano, sentencia, epifo-

..
"
n~ma; dubitación, co~unicací6 n, suspensi61), gradaci6n, conce~
sión, ant icipación, pr~ terición, retícenGia, corre.cción. Ejerciciós "
96-!()1
..
'.:i
',;,:
y reconstrucción .. .. . .
LECCION xv ., "1

,. .1,
Otras fig.".as del primer grupo . ":~
Figuras por repetición: anáfora, conversión, complexión, re~ , .~:

duplicación, epanadi plosis, concatenación. Polisíndeton, asínde-


. ton. Reconstrucción . . 101-105
LECc¡ON XVI

Segundo grupo. Figuras pintorescas o descriptivas ,


"
.
Descr'Ípción, topografía, cronografía. prosopografía, etopeya,
paralelo, retrato, caricatura, caráoter, neumog rafía, enumeración,
distribución, expolición, perífrasis. Recon strucci6n . 105-114 ,.
LECCION XVII
"
ES,tudio especial de la' descripción y narración
Descripcl6n. poética oratoria; histórica ' y científica ; sus leyes. i
< Narra<;ión literaria, división ' y l~yes. Ejercicios p~áCticos y re- .1<." I

;;j
':"v construcciólJ: 114-120
" ,,'
f;:~ , ,
T. ?;l
-¡.....
' -.o.: _:

"
' ~-.,. ."
• ."...
. -"'
, ,;.o.<

.'~
480 Literatura preceptiva • ,. ¿

PAGINAS ·

LECCTON XV1T1

Comparación o símiL, Sus leyes


.
,
~,

l· Símiles selectos de los más geniales autores. Reglas y fines.


Reconstrucción y ejercicios 120-125
LECCION XJX

Tercér grupo. Figuras patéticas



Apóstrofe. Prosopopeya. Imagen. Ironía. Dialogismo. SoJ i~
loq ui o. Interrogación. Subyección. Exclamación. Interru pción.
Imprecación. Execración. O pt ación . Deprecación. Obtestación.
Ej ercicios ,prácticos sobre las figuras. Análisis de la poesía de
Alberto Lista, A la muerte de !c;sús. Naturalida d de las figuras.
Reconstrucción . . . ' 125--136
LECCION XX

L enguaje tropológico. Sinécdoqóe y metonimia


Explicación clara del trop'o. Clases de sinécdoques y metoni·
mias. Ejercicios prácticos. Reconstrucción . . . ... . . 136--139
LECCION XXI

Metáfora. Alegoría
Explicación de la metáfora. Ejemplos selectos de los mejores
autores. Leyes. Alegada. Ejercicios. Reconstrucción 139-144

1;.ECCION XXII

Pureza y corrección de1 .lenguaje


Casticismo. Vicios opuestos: barbarismo, arcaísmo, neologis·
mo. Corrección. Purismo. Ejercicios. Reconstrucción 144-148
• L ECClpN XXTTI

AnnonÍa de estilo
Estudio analítico de esta dote en un fragf\lenro de fray Luis
de León. Elementos de armonía. Vicios: cacofonía, hiato, son·
sonete, etc. Estilo numeroso ° periódico. Armonía imitativa y
expresiva. Ej ercicios prácticos y reconstrucción ' 148-158
LECCTON XXIV

Práctica y formación del estilo


Trabajo de composición. El bosquejo y modo práctico de
hacerlo. Redacci6n. Correcci6n y lima. Eiercicios de· estilo:
.~~\ '~.r· ~,;
;-~.-f
"
,..
.,
1ndice ·. de máterias 481
.
,
,
-,,
"PAGINAS·

.. a) Preparatorios: 1) para adquirir abundancia de léxico; 2) para


adquirir la palabra propia y más expreSiva; 3) 'p ara ilustrar el
."

estilo: b) Elementales: 1) reproducción libre de UD modelo;


'.
2) variaciones fraseol6gicas sobre un tema dado. e) Ejercicios
superiores , de estilo. ObservaciQnes e _impresiones ' per~onales. .,' .. :r<
'Reconstrucción lSQ"--":""165 .. ":
LECCION xxv .
Declamación
j
Necesidad e importancia de la buena declamación. Ley ge- ,
neral. Elementos de la declamaciQ,o: a) Pronunciación. b)1Acción .
o mímica. Actitud del cuerpo. Expresión del rostro. Adverten- .".
cia ímportante. Reconstrucción . . 165-16~ \
.,
,
LECCION XXVI
!
J Invención. Modos vario.s de expIanar asuntos
l.

Libros de consulta. Condiciones previas de jnvención.·,Tra- .:.


bajo inmediato. Tóp¡cos. Ejercicios de invención: a) Pe obser·
vación. b~ De exposici6n o anál:isis de un pensamiento. Chría.
Reconstrucción .. .. . . 169-178 "
>. i
LECCION XXVII '"1
.'.\1

, Disposición • : ~.
"
' ::1
1~ •
Necesidad del aflte de ordenar los materiales. Plan y partes
,
,
que comprende. Principios directivos. Ejercicios prácticos. Re-
construcción .. . . .. 178-180 "

GENEROS LITERARIOS t

De la poesia en general "


/
Libros de consulta 181 "
LECClON XXVIII

Poesía. Coneepto claro de esta principal parte


de la Iiteratnr.l
.. Análisis de la poesía Consteúzcione.s. Fin de la poesía. Ele-
~.
m entos consecutivos. Corolarios. Géneros fundamentales de la
... - . pOesía. Ejercicios prácticos. Reconstrucción 182-190

.;\ . LECClON XXIX


i· Versificación. Rima
t· Importancia del verso en la poesía. Verso castellano . .Ele- , .,
,
mentos esenciales e integrales. Impresi6n m'usical. Licencias
métricas; -Rima. Las leyes. Ejercicios. Reconstrucción 190-197

31-LlTERATUltA PRECEPTIVA .,

". ..
,u·. 1 } " ..
:''; " . ... .
..
~

, • ,

482 Literatura preceptiva

PAGINAS

1 • LECCION XXX

Diversas clases. de versos en caste1Uno


,
Poumetro de la Avellaneda. Ver'sos de arte menor y mayor.
Estudio especial del endecasílabo. Acentos y cesuras. Ejercicios.
·' . . .. . . . . . . . . . . _
Recon~trU<: Clon . . .. .. 198-202

LECCION XXXI

Combinaciones métricas asonal)tadas y sueltas


Romance y sus! especies~ Rimas de Bécquer. Otras combina-
ciones. asonantadas. Versos sueltos. Estrofas sáficas. Ejercicios
prácticos. Reconstrucción .. .. . _ _. 202-208

LECCION XXXlI

Combinaciones aconsonantadas
Pareado. Tercetos. Cuartetos. Cuartetas. Quintillas. Quinte-
tos. Liras. Sextetos o sextinas. Seguidillas. Ejercicios y recons-
trucción 208--217
, .
.'
LECClON XXXIII ;,

Más combinaciones aconsonantadas


.
-
Octava real e italiana. Octavillas. Décima. Sonetos. Silva.
Estancias. El arte métrica modernista. Ejercicios. Reconstrucci6n 217-228
,
""
POESIA LIRICA
••
Libros de con.sulta ~ .. . . , ... .. 228 ••
l. ~
",
LECCION XXXIV

Esencia y propiedades de la poesía lírica


Análisis de la oda Al Niágara, de Heredia. " Propiedades y
caracteres. Bello desorden. Estilo. Conveniencia de -la versifi-
cación en la lírica. Ejercicios. Reconstrucción .,. .. ., . . .. 229-234

LECCION xxxv
- Variedad de composiciones líricas. Oda
1,
Oda. Su origen e historia. Clasificaci6n. Análisis de odas: ..
••
sagrada, heroica y filosófica en fray Luis de León y otros mo·
delos. Anz¡oreónticas. Poesía erótica. Reconstrucción .. ,. -, . . 234-244

,
.""
"'-l
" ,.
.... . .•: ' • • .< >

~c ".'~­
:\ ~. ,-

" ./ ndicc de matcrtas 483


,,
,PAGINAS
LECCION XXXVI

Canción. Himno. Elegía. Poesía mística, etc.


ó'

. Varias clases de canci6n. Genuina definición. Himno. Elegía


familiar y heroica. Análisis en buenos modelos. Poesía mística.
Sus propiedades. Imitaciones. Reconstrucción y ejercicios .. .. 244-254

LECCION XXXVII
{
• Poemas menores de carácter lírico
Madrigal. Epigrama. Dolora. Rimas. La lírica popular. Ba~
ladas, Letrillas, Ejercicios. Reconstrucci6n . '. . ." 254-261

. '
LECCION Xlq{VIlI

Poesía bucólica. Lírico--descriptiva, etc.


Bucólica: origen y desarrollo. Idea exacta. Idilio. Egloga.
Poesía línco-filos6fica. Poesía lírico-d~scriptiva. Sus caracteres
deducidos del análisis de buenos modelos. Sátira: origen, cuali·
dad es. Epístola de carácter lírico. Elercicios y reconstrucción 261-276

, POESIA EPICA
Libros de consulta 276

LECCION XXXIX

Poesía épica. Epopeya


Análisis de la llíada. Acción épica, principio, n.udo y de·
,,
senlace. EpisOdios. Fragmentos más notables. Dotes de la acCión.
Personaies épicos. Forma y estilo. Definici6n deducúva. Epo-
peyas primitivas y sabias. Epopeya española. Reconstrucción.
Ejercicios prácticos 276--288

LECCION XL
I
, Poemas y cantos épicos. Leyendas

• . Poemas épicos: épico--heroicos; épico--filosóficos; épico--líricos;


épico--burlescos; épico·legendarios. Cadete!", propiedades y de~
finición de cada uno, deducidos de ej e mplar~ modelos. Cuento
V ·cantos épicos. Reconstrucción. Ejercicio práctico . . . . .. 2S8-303

POESIA DRAMA TICA


' Libr~s de consulta 303


~)'r;~'7r~" 7 i"~:'i;~'':::~1~~~1{¡,\7~~r%?~o/f;';~~¡''''~7~;\~':,>,~.1~l
. . . ":. -~M

, 484 L itel'atura precep,tiua ' ~ .~ \ ~.~ ~


, '1
. P ÁGINAS
, :'<1
,,']
LECCION ; Xll ,',:-' \.
'.:, ~~~;
ElementO$ consti tutivos del dmma,
,. deducidos de Lances de honor
~,.
'1 ' ,
.
Concepto nominal del drama. Acci6n, asunto, argumentp.
~:': Plan del drama. La tesis 'f la moral en la drarp.ática . . Recons--
trucción • • o' , ~329

,
v, LECCION XllI ,
Unidad, verosimilitud ,é integridad de la
,obra d¡:amática '
_Unidad en Lances de honor. Sencilkz y complejidad. Uni-
.'..
"
dades de tiempo ' y lugar. Verosimilirúd dramátiéa. ..,Dra~as
, fantásticos. Integridad en la exposición, nudo, peripecias, de-
senlace. Reconstrucción . . . . . . . . .. . . .. . . .. , . .. 329- 335

LECCION XUIl

P~rsonajes, interés, forma y , estilo de la ,


;
:,
. l,¡
'.. ),,1
obra -dramática .
.~1I
,'
Estudio de los ~rsonajes: riqueza, vitalidad y fijeza de ca- . ,
racteces. Interés en el drama. Situaciones draroáti~s. Forma y
estilo: el verso en el- drama , Defin ición deducti va . Variedad de
dramas, Otra clase de obras dramáticas . Reconstrucción 336-340

w LECCION XLIV
,
Tragedia, c,o media, etc. · '
~~'
, OrIgen de fa tragedia y. su historia. Argumento de la tra~
, gedia Virginia, de Tamayo. Elementos esenciales y distintivos.
r
1"
Definición y modelos. Origen e historia de ·la comedia. Carácter
.: -distintivo de la comema actual. · Definición y leyes , Variedad de
F comedias, Sainetes, entremeses, pasillos, zarzuelas, loas, etc.
,
Reconstrucción. Ejercicios . . , " " . . 340-355
I •
," NOVELA Y CUENT O
'. ,

., Libros de 'consulta . ; " ... '. " 355


U

,:..'< LECCION XLV ,


"'
,~,

,j-,',, 'Novela, su originalidad, verosimilitud, etc.


1: .
..
~,
Estudio anaHtico del Quijote. Plan, idea, acción. Originali~
dad. VerosimiliEud. Interés. Caracteres. Reconstrucción. Ejercicio 356-360
'-"

r.~
" ..
PAGINAS ",

LECClON XLV!

Forma y estilo en la novela. Variedad


de novelas y modelos
;,

Análisis de la prosa del Quijote. Género a que pertenece


la novela . Definición sintética. Clasificación de las novelas.
.-;, Modelos, Infl~jo y moralidad <k la novela. Reconstrucción .
" '.
Ejercicio '" " " " " '" 3~364 .
t f '
,",'"
LECCION XLVII , ....

Cuento
Cuento histórico y fantástico. Dotes. Historia del cuento.
Ejercicios, Reconstrucción 364-369
LECCION XLV!ll

Poesía 'didáctica
, ,P oema didáctico, definición, modelos. Epístolas poéticas. Su
forma, Fábula. Su naturaleza e historia. Paráb~las, ap6logos.
'. ' Poesía gn6mica. Eiercicios. Reconstrucéión 369-374
, DE LA ORATORIA
. Libros de consulta. , , . ,) .
, 374
LECCION XLIX

De la oratoria en general
Discursos. El 'discurso de Dem6stenes sobre los· aconteci- ,
, mientos del Quersoneso. Fin y esencia de la oratoria. La be~
llezaen la oratoria. Nobleza ,de la oratoria. Oratoria :y elo-
cuencia. Reconstrucción ,." ' 374~388

LECCION L

Fondo del discurso


'"~e
,:.
Dialéctica. Silogismo. Análisis 16gico del discu rso de · De~
. móstenes. Dialéctica oratoria. Lo patético en la oratoria. Coro·
,'~ . ~
lario. Deducción. Reconstrucción. Ejercicio 388-395
~...~
i:,.;"
'( ~, LECCION LI

Fonna del discurso ollltorio. Plan y partes


Cualidades del plan. Partes generales del discurso. Exordio,
,', sus: variedades. Proposición. División. Narración. ConfiImación,
Epílogo. Reconstruoci6n. Ejercicios '. ., . . . . . . " 395-398
=,:-:-~~
",
.,:~ : 'J ~ .. "';:;Z-~ .-:.,~ <:'r '(
"
" :

486 Literatura preceptiva •

PAGINAS

,,.,.
LECCION LII
,
Elocuci6n oratoria. Cualidades del orador
Dotes del lenguaje y estilo oratorios. Cualidades del orador. ,

Improvisaci6n. Reconstrucción .. , . . . .. 398-401
¡
.-\,
LECCION- UII
, ~,
i Subgéneros oratorios ._<C
,
Carácter de la oratoria parlamentaria. Modelos de Aparisi.
Cualidades deductivas. Modelos. Dotes del orador. Oratoria
popular. Oratoria militar. Reglas. Reconstrucción 401-410

LECCION L1V

Oratorja forense y académica


-.
Oratoria fore nse: sus dotes deducidas de un discurso de
Nocedat Distintas clases de oratoria. académica. Reconstru cción 410-418

LF..CCION LV

Oratoria sagrada
Libros de consulta. Carácter. Moddos natos del púlpito.
Deducciones importantes que confirma la encíclica de Benedicto ,
XV. Buenos ejemplos de esta oratoria. Elocución. Reconstruc-
ción. Ej,ercicios _ _, ,_ 418--426
/
LECCION LVI

Subgéneros de oratoria sagrada


f Importancia' y arte de- la catequesis. Homilías y lecciones
sacr~s. Sermón. Panegfricos: sus escuelas. Oración fúnebre.
Conferencias: su recto uso. Recon'strucción _, 426-440

1 DIDACTICA LITERARIA
! Libros de consulta 440
LElCCION LVII

Concepto claro y extensión de la


didáctica literaria
La didácüca literaria, leyes y modelos. Ejercicio. Recons-
trucción _, , _ ,_ __ __ 441-444

)
.,
l mlicc de 'materias 487 -, ~,

PAGINAS
LECCION LVIII
,l .. "
Tratados magistrales y elementales
Dotes del tratado magistral. E studio de los elementales. 1
,
Monografías. D isertaciones, tesis, dIálogos científicos. Ejercicios.
R«onstrucci6n .. . . .. . . . . .. .. . . .. .. . . 444-448

LECCION LlX

,.t \
•• La historia literariamente considerada
-;i 1
H istoriadores antiguos y modernos. Estudio de la historia
artística. Definición y leyes. -Recursos históricos. Modelos. Ejer- :'·1
CICJOS. Reconstrucci6n .. .. .. 448-456
.,I
·;
.; .
LECCION LO' _' :1
· .,
Literatura periodística _1
Libros de consulta. Los periódicos como su bgénero didác-
tico. Artículos de fo ndo, -Artículos d~ polémica, serios e ir6nicos.
Artículos ameoo--i nsu:uctivos. Ejercicio. Reconstrucción . _. .. 456--464

, LECCION LXI
•1
Otros artículos periodísticos
Artículos de costumbres. In geni osos 'j satíricos. D e crít ica e ,i!,¡
información. ArtÍculos--cartas. Reconstrucción ... . . .. . . 464-471
-. "
-,1
.,
LECCION LXII • _'o:
,~
i
La conversación culta. "Las cartas
j,
.. Libros de consulta. Estudi o didáctico de la conversación
de
oral y escrita. Leyes y arte " la culta con versación. Cartas de
'j
negocios, de cumplimiento y fami liares. Estilo, importancia y
~ valor histórico de las cartas. Ejercicios de composición. Re·
cpnstrucdón sintética . . 471-476 í

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488 Literatura [n°eceptiva

,
~ ~: ; INDICE ONOMASTICO
-;.,--

,, -. Autores cuyos ~odelo,s " o doctrina se pres~ntat;l en estas lecciones


.
(Los 'números se refieren no a· la . p~gina sino. al número1)1arginál)
,' .
,A Arreguine (uru.) 387.
Asenjo M. 309. ,
Abati J. 309. Ascásubi Hil. (arg.) 229. 260.
Aeevedo Art. (col.) 308, 309-bis., Astráio P. 387,
Acevedo Díaz (uic.) 319. Avellaneda Gómez de :. (cub.) 20~, 213,
''i Aeevedo Hernando (ehi.) 308. 232, 309.bis.
Acosta Cecilio (ven.) 248, 264. A vellaned. Nic. (arg.) 353.
, Acosta de Samper S. (col.) 319. Avila Bto. J. 366, 404.
Acosta P. 87.
Aguilar P.• (col.) 366. B
Agustin San 101, 361, 373.
Alamán (mex.) 387, Balat;t Federico 225, 253, 395~bis.
Alareón Pedro A. 13 (nota), 15, ,119, Belaúnde V. (per.) 353. -
120, 129, 261, 319. Balbuena V. 373.
, Alas Leopoldo Claria 250, 394, 395.bis. Balmés /. 279, 389.
Albalat 188. , Ballestéros L. (bol.) 353.
Alcalá Galiano 353. Balzac 51, .313. _
Alfierr 300. Baptista M. (bol.) 353.
......' .
' \
Altamir:wo (mex.) 349, 353.
Alvarado P. (Filósofo rancio) 396.
Barbadillo 323 ~
Barrantes Vic. 261.
Alvarez Q¡úntero 304, 308, 309. Barreda (per.) 387. '
Alvarez Lleras A. (col.) 309;bis. Barros E. (ehi.) 319.
Alvarez Paúl 366. Barros Grez (chi.) 319.
Ambrogi A. (cos.) '323, 387. Batres Montúfar (guat.) 24, 28, 43, '
Ambrosio San -.361, '368. 281, 282.
Amunáteguis 387. Bauzá (ucu.) 387.
Anacreonte 249. - Bazín René 319.'
Andrade Olegario ' (arg.) 283. Bécquer Gustavo 101, 166, 203, ~21,
Andueza (ven.) 366. 258, 262.
Anguera, A. (bo1.) 319." Belarm.ino San 364.
AMnimo Sévillano 132, 226, 248, 268. Bello Andrés 5, 75, 93, 123, 152, 266,
Anzoátegui 395..bis. ' 268, 359. .'
Aparisi y Guijarro 35,1, 353, 357, 3%. Benavente 298, 304, 306, 308.
Arango Ese_andón (mex.) 246, 268. Berryer 353. .'
Araquista-in 395..bis. Betanoou" '(ven.) 353.
Arboleda Julio (col.) 129, 236, 279-bis, Biblia Sagrada 129, 130, 133, 141, 150,
282, 353. 360, 363.
Arcipreste de Huelv'a 364. BJanca de los -Ríos 39s.:bis.
Ar.gensola 267. Blanco E. (ven.) 319.
Arguijo 99. Blan-co, Padre 291.
Ariosto 276. Blest Gana A. (Fhi.) 319, 353.
Aristófanes 304. Blest Gana G. 34, 222-bis.
Aristóteles 66. Blill,n S. (um.) , 303, 309-bis.
_ Arniches 309. Boca-ccio 323.
AroJas P. 54, 252. Bocan¿gra Al. 368,
l}.rriaza 252. ,Boileau 42, 90, 161, 290, 324.
~
• -. ' .. 1 , .
'.;
'.:
,..;.1
Bolet Peraza (ven,) 309-bis; 395·bis,
Bolívar Simón (ven,) 353, 355, 404,
Carnevalli '(ven,) 351
Caro J, E. (coL) 24; 30, 248, 250.

••
:"'!,
B.ordeaux 319. Caro M, A. (col.). 75, 247, 248, 377,
, . Sorgo p, Carlos 367,
Boria L (ecua,) 353,
378, 390,
Caro Rodrigo 253.
Boris de Tan,nembelE 289. Carpio 1, M. (m<x,) 246.
-Barrero Cortázar (ecua.) 353. Carrasquilla Rafael ,(col.) 129, 323,
., Bossuet 104, 169, 366, 367, 368, 387, 366, 368.
Bourdaloue p, 366, 367, 368., Carrasq uilla Ric. (col.) 238, 262, 366.
Bourget Paul 315, 319, Carrasquilla Tomás (col.) 319.
Bqyardo 321. Casal Julián del 54,
, '
Bretón de ,las Herreros 267.
~~' Casas J, J, (caL) 228, 238, 246, 325.
BriacllOlim 281. Cascales- 379.
"
, ; Bruyere La In, 398. Cas«lar E. 348, 349, 353.
Buffon 188, 373, Castollanos 1, (cub,) 323,
Bhln,es (mex,) 353, 395-bis, Castillo 1, M. 321.
Bu,ke 353, , Castillo V, M. 254,
BIJSr.>mante (mex,) 387, i
Castro 1, (ecua, 353, 359, '. ,
Bustaman« R 1, (boL) 266, 282. Cata lina Severo 122. "j
Byrne B. (cub,) 264, Catón 331. ,, ,1,
Bywll' Lord 280. Catulo 14. ;
.... , .!
Barrés 319. Cavia M. 395-bis.
~'.;'~" .. Cejador 336 (nota),
C Ceiliceros (mex.) 209-bis. _
, Cervantes Miguel de 59, 60. 73, 97, 98,
101, 1Q9.bis, 114, 123, 136, 164, 165,
Cabanyes Man. 132.
Cabello M, ' (ven.) 5L 166, 290, 300, 313,
Cabrera A. '366. Cés", 1, 380,
Cabrera Ma-Io (ven.) 319._ Céspedes _de (mex.) 363,
Cáceres Nic. 366. ' Céspede, Pablo 210, 324,
Cadalso 262, Ciarán P. 366.
. Cádiz' Fr. Diego de 366. CibdarreaI F.o G. 404. .
, Caicedo Rojas (col.) 30S-bis. Cicerón 103, 105, 107, 109, 141, 176, .
.¡' ..
!.:, • CailJav. 395·bis, 177, 181, 183, 189, 338, 342, 346, 347,
Calatayud p, 366, 348, 349 (nota), 357, 386.
.
, ' Calcano E, (ven.)' 353,
Calcafio /. (ven,) 135, 253, 261.
Cifuentes A, (ahi,) 353,
Clavarana A. 323.
"

Caldera D , (chi.) 309-bis.' Cobas p, 395·bis.


Calderón de la B. 101, 134, 137, 151, Coloma G, 267, ' 368,
289, 298, 299, 3Q3, 304, 308, Coloma L. 28, 48, 112, 129, 313, 319,
"

"
'

'Calderón F. (mex.) 309-1lis, 323, 383. "


1
Ca Ipéna L 363, 366, CoIl y Vehi 161 (nota) , 179, ' ,I
",
, Capmany 322,
Cámara Fr. T. 366.
Camba J. 395-bis,
Conscience · 319.
Canto' Bern .. (mex.) 249.
CorneilIe 290 (nota), 300,
. ,1
Cambace:res 51. Cornelio Hispano 266.
Camoens 150, 276. Coronado Carol 254.
.1 •
Campo del (arg,) 260, Coronado M, (arg.) 250, 309-bis,
..,,, .-
,
Campoamor ' R 135, 257, 326,
Cané M, (>rg,) 319, 395·bis,
Cortés Donoso 86, 253, 373,
Cortés Lee (col.) 366,
:,f. " • - ',' CanisioBto. 364. _
, Cánovas dd C:a9tiUo SO} 353, 359. 387.
,Cortés M, J. (boL) 247.
Cor,tina 357.
-,
. '-,
-,~

. Cantú 387. Crespo Toral R (ecua,) 247, 264, 282,

"; ;1

• ,
~~rr9'~; __ ;-O:¡;:tJ -.t'- .• • 't.~';('~~~
,.
te
490 Literatur.a preceptiva
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.. '

,., , Crisóstomo San Ju an


363, 366, 367.
342, 361 1 362, E

Cromwell 353. .
,. Cruz Ram6n de la 309. Eehegaray José 100, 125, 295, 298, 303. ,'
Cruz Sor Juana de la (mex.) 254. Echevarrí, E. (arg.) 255, 266, 279.bis,
Cuéllar (mex.) 323. 282.
Cuervo Ruf. (col.) 154, 158, 160, 324. Echeverrí, A. (eost.) 260.
Cueva de la (mex.) 309--bis. Eguía C. 166.
.. Cuevas J. M. (mex.) 353.
Curro Vargas (F. Urquijo) 395-bis.
Eguilar L. 261.
Ercilla 210, 279. .'
Errázuriz C. (chi.) 349, 387.
CH Escobar E. (ven.) 324.
EsgueHa N. (col.) 353.
Chacón y Calvo 39S~ bis. Esopo 326.
Ch.v"'o (mex.) 353. Espinosa 366.
Chiá-porri (arg.) 319, 323. . Esproneeda 45, 166, 236, 247, 251, 252,
Chocano Santos (p.er.) 54, 166, '265. 266, 280, 282. .
Esquilo 300.
D Esquiú Fr. (arg.) 366.
Estanislac Fr. 362, 366.
D'Annunzio ·51. EsteUa Fr. Diego., 81.
Dante 150, 276. Estrada ("g.) 353.
Dant6n 353. Eúrípido, 8, 141, 300.
Daudel 51. Eyzaguirre (chi.) 387.
Dáva,los (mex.) 309-bis.
DáviJa Flórez - (col.) 353.
, De Konin (ehi.) 276 (nota). F
Delavigne 300.
DeI'gne G. (dom.) 265, 266. Fallon Diego (col.) 248, 266.
Delgado R. (mex.) 323. Fav. Max (chi.) 253.
Dem6srenes 106, 137, 141, 177, 328 a Fd¡res Co,dero (ecua.) 319, 357, 359.
349. Fodm 326.
Derrger 357. Feijóo 149.
.,. Díaz Arrieta (chi.) 323. Félix P. 369.
Díaz Eugenio (col.) 319. Fenel6n 364, 367.
Díaz Escobar (ecua.) 260. Femán Caballero 75, 313, 319, 323.
Díaz Ca'fcés 395.bis. Fernández Ardavín 309.
Díaz Mirón (mex.) 54. Fernández Cayet. 326.
Díaz Rod ríguez (ven.) 319, 323. Fernández Medina (UfU.) 319. •
Dickens 3 19. Fernández Shaw 309.
Diego J. de (P. R.) 353. Ferrán 260.
Diéguez J. (guat.) 220, 264. Ferrari 54.
Díez Medina (bol.) .54. Figaro (Larra) 105. '.", -'
Domínguez Camargo (col.) 99. Flauben 51.
Domini-ci A. (ven.) 51, 309~bis, 319. Fléchier 368.
D'Ors 395-bis. F.16rez F. 395-bis.
Dryden 300, 326. Foroer Pablo 383. ,
Dumas 300, 315. Forivoli 300.
Dupin 357. . Fray Candil (Bobadilla) (ven.) 395·bis.
Duque de Rivas 266, 279-bis1 282, 300, Frclrc Ja,imcs (bol.) 387.
303. Frías F. (uru.) 349, 353.
Durán R. (cent.) 387. Froissard 387, .\ ..
,.
'& ",; jo..... \. ';~'""f-.
~
'; f.r~~"f-t::· ,~ .-'l:':O-
......
'(
. .
'~ .. .
.7 -,
lndice onomástico 491

G Gutierre de Cecina 254.


Gutiérrez González (col.) 129, 150,
Gabrid y 'Galán 121, 218, 222, 248, 211, 248,. 324.
250, 263, 264. Gutiérrez Nájera (mex.) 54, 167-bis,
Gálvez M. (arg.) 319. 227:
Gallego Nie. 247, 253. Gutiérr-ez Ric. (arg.) 246, 248, 26i.
Gambetta 353. 265, 266, 282, 387, 395.bis.
Gamboa F. (mex. ) 319, 357, 359. Guy de Mau passant 51.
Gana F. (cni.) 323.
Garcilaso 210, 220. H
Gay 326. ,
GarcÍa Goyen.a (ecua.) 349, 353. .-!
Hartzenbusch 308, 323, 326.
García Gutiérrez 300.
García Merou (arg.) 319, 387.
H oge! 294.
García Monge (cost.) 319.
H eine E. 150, 258.
H erculano 387.
Carda Moreno (ecua.) 349, 352.
H eredi, J. M. (eub.) 1l3.bis, 241, 247,
Carda Naranjo 395-bis.
252.
García Rojas 395·bis.
H ernández-Catá (cub.) 51.
Carda V¿lioso (arg.) 309-bis.
Gerard P. 366. Hernáodez D . R. (veo.) 261.
Gil Fortoul (ven.) 319.
Hernández J. (arg.) 233, 260, 395-bis.
Heródoto 380.
Girardín Sain-Macc 13, 24.
H errera Fern. 110, 167, 240,, 247, 251,
Gladstone 350, 353.
Goldsmith 319.
Goethc 280, 300.
253.
H errera Reissig (uru .) 238, 298, 303,
, ,
Gómez Baquero 395-bis. 309-bis.
Gómez Carrillo 39S-bis . . Hidalgo B. (arg.) 260.
Gómez Laurea no (coL) 353. Hita (Arcipreste de) 326.
Gómez Restrepo A. (coL) 75, 87, 250, Holgulo Carlos (coL) 353, 359.
299 (nota) , 31 1, 354, 383 (nota). Holgu!n y Caro H. (coL) 353.
Homc=ro 13, 25, 27, 49, 129, 130, ISO,
Gonoour l 51, 315.
270,
Góngora 262. Horacio 14, 41, 90, 132, 152, 154, 171,
González Blanco A. 254 (nota). 172, 188, 194, 268, 293, 325.
González Cam.rgo (col.) 222-bis. H ortensio 357. .,,
González d, 1 Valle (etib.) 323. Humbold t 373.
González FI. Diego 110. . \ J.
González Lanuza (boL) 357.
Hun""us Gana (eni. ) 353, 387.
Hurtado de Mendoza 338, 383.
&
,
González Pbro. 366. Hu ys ~s 51. ,
González Su<Írez (ecua.) 387.
González J. V. (ven.) 387. ,.j,
Gorostiza 309-bis. 1
Gracián P. 58. ,,
~' . .
Granada FI. Luj,s 75, 85, 89,. 99, 102, Ipáñez (coL) 387. i
,
,
.'-'
. 109--bis, 135, 143, 306, 366, 373. \ Icaza Franc. (m-ex.) 75. 'j
'e"" Gregorio San 361. Icazbalcota (mex.) 387.
Grillo 220. Iglesias 262.
Groo' M. (col.) 387. lnsúa (cub.) 51.
Guerre ro E. ( ven.) 319. Iriarte 256, 326. I
Guevara A. 404. lrigoyen B. (arg.) 353.
Guido Spano (arg.) 111, 248, 249, 253. Iris.ni A. (gua.) 267.
Guimerá 309. Isaacs Jorge (col.) 10, 20, 319. ,
"
Guiraldes R. (arg.) 323. Isabel la Ca.tólica 404.
Guizot 353, 387. Isla P. 73, 114, 402, 404. . '
492

,,', . f LiIlo E. (ehi.) 249.


Linares Rivas 304, 306, 308,
Jamen 307. Lista Alb. 109, 123, 142; 192.
"- . Jarívier P: 369. Longfellow 264. .
Jara Ang. (ehi). 366, 368. Lopede Vega 108, 238, 248, 253, 262,
Jáuregui J. 141. . 279, 181, 298, 299, 300, 3P3, 304.
Javier San F. 364. López de Ayala 268, 387.
"Jenofonte 380. López Garciá 97, ' 253, 309.
Jerónimo San 36l. López Lucio (arg.) 319; 387.
Jiménez- Campaña 366. Lutas Jaime (boL) 309-bis.
Jordán P: (ecua.) 366. Ludovico 'P. 336.
lotabeché' (Vallejo) 395.bis. Lagones L. (árg.) 5~.
Jovellanos 252, 267, 357, 359, 373, 400,
404. LL
Juan Manuel Don 323, 326.
",
Julleville 14. Llona Nunta P: 230, 264.
Jungmann 38 (nota).
, M'
<.; Juvenal 267 (nota), .

I~' : K Macaul;ay 387. .


M-adán y Garda (cub.) 309-bis.
Kant 19, 331. Maeso 395-bis.
Klopstoek 21, 276. Maeztú 395-bis.
Kock P. 315. Mallci 300.
Magarjños Cervantes .(uru.) 282;
L Magnasco O. (arg.) 353.
Maion J. A. (ven.) 253.
Lacordaire 189, 319;, 369. Malón de Chaide 109; 120, ' 139, 165.
Laferrer G. (arg.) 309.bis." M.lot 319.
Lafinur (uru.) 387. . Maluenda R. (ohi.) 323.
Lafon taine 326. Mallarmé E. 53, 54.
Lamartine 353. Manriquc Jorge 167, 253.
Lanuza 366. Manrique Pbro. 366.
Lapalme 387. I Manterola 349. 356.
Larmig 325. Manzoni, 290, 300, 319.
Larra (Fígaro) 149, 267, 395.bis. Marci¡ll 267: '
Lastarr;a (ehi.) 387. Marco Antonio 357.
Latorre M. (ehi.) 323. María Enriqueta (mex.) '233.
Lauxar 395-bis. Marian-a P. 60, -116, 380.
.' Lavarden M. (arg.) 267, 300. Marin Mercedes (ehi,) 253. ,
:•• .- Lavalle (per.) 387, 395.bis. Mármol.f. (arg.) 150, 247, 265, 309.bi•.
Laverde 246. . MarmonteI 95, 145.
L'Ermite Pierre 319 (hota). Ml\!quina E' 298, 304.
~, .., Leguizamón M. (arg.) 319. M.ni José (cub.) , 349, 353.

.> "'- .' León Fr. Luis 30; 58, 61, 97', 98, 110, Martín Luis 255 . .
m, l3'l, 150, 161, 201, 379. Marunez de la Rosa 38, 220, 253, 267,
León Gómez A. (col.) 309.bis, 323. 268, 324.
León Mera J. (ecua.) 319, 346. Maronez Mutis (coL) 280.
León Ricardo, 63, 113, 120, 121, 138, Martínez Ruiz (Azorín) 395-bis.
,,,," .
237, 254, 265, 319, 359. Martínez Sierra 87-bis, 304, 306, 308,
-,- l.eón XIII, 41. 361. 309.
Lessing 36 (nota), 306, _326. Martirito D ; (arg.) 250, 264.
- ~, ' Liern 308. Marroquín j. M, (col.) 104, 108, 319,
Ligorio S. AL 367. 326, 39%is. .


"

Ml\ssi1l6n 366, 368. , N


"

MateO&-Gago 3%. ' " '

Maura y M. 349, 353. Nacianceno San , Greg. 368.


Medina (arge) 366. Navarrete Fr.. ' M. :(mex¡) 246. .
:1
Mediz Bolio (mex.) 309"bis. Navarro Villoslada ' 83, 319, 395-bis. r
,'
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.-?J
Mojia "E. (roL) 251. Nerv" Amado 167-bis, 2.12, 227, 232, ~.A
"

Mejla Lequerica (~cua.) 353. 265, 395-bis. o'.,,


Meléndez Valdés 246, 247, 248, 262, Niceno San Greg. · 368.
, 357. NÍ<Temherg, P. 373 .
Melo F. M. 88, 380. Nietro Caballero 395-bis.
Mendive R. (cub.) 249, 309·bis. Nieto de Molina 281.
, Mendoza D. (ven.) lO9-bis, 387, Nocedal R. 353, 3$6, ' 395·bis.
'MenéndezPelayo 46, 51, 75, 224, . 359, Núñez de Arce 109, 112, 132, 166,210,
m, 373, 375, 378, 387. ' 253, 267, 268, 282.
Merchán R. 250, Núñez R. (coL) 265.
Mérimée 51: Nussleins_22. '
, Mesa Nieholls A. (roL) 309·bis.
.'.......:.
.?" ~ t!'

.:.. .
" Mesonero Romanos 395-bis. o .'
. l ·' 'Miehelena T. (ven.) 51.
"i,. Miehelet 373. . . Obligado R.(ar,g .) 22-bis, 33, 248, 250,
Milá Y Fonranals 34,. 202 ..
Milanés' 249.
264, '279"bis, 282.
.'.,,,
- .,
Ocantos ,C. (arg.) 319.
"
~.
~
.!,... ' Milton 21, 127, 276. O'Connell 350, 353, 354.
" Millet 5. Ojeda Fr. Diogo de 21, 276. .
1,' ' Mira de Amescua 25L Olañe" C. (boL) 353. • '. .1

, , . . Mirabeau . 353. Olmedo J. (ecua.) 126, 244, 253. - '.


Mistral 264. Olózaga 353.. . r
"
,
Mitre 395-bis. Oniz José J. (001.) 18, 29, 201, 247,
,., Mocho Fray (arg.) 323, 395-bis. 3%.
Moliere 304, 308. Ortjz Luis 364. .
.', '/:' . Molina (chi.) 387. Orrego Luco (ehi.) 116, 319.
'Moneada 380. Osocio 395-bis. ·
Móneada C. (chi.) 253. Osorio P. 366. '., ....,
Monsabré P. 369, 370, . , Osplna M. (col.) 353. • . l' , .'.: "

Montalvo F. (chi.) 309-bis. O'ero D'Aeoo" (001.)323.


Mon'., del Ville A. (coL) 247. Otero Marín (cub.) 309-bís. . .'.
Moptes R J. 357, 359 . Oth6n M. J. (mex.) 248, 264.
. Montoro R. (001.) 353. Ovalle (chi.) 387. .,o,
• 1.

Mon' A. (ohi.) 353. Ovidio 14. ' .,, ', '


. .", '
.~,

Mook Ar. (ehi.) 308, 309.bis. Oyuda Cal. (~rg.) 246, 250, 265 . '1
Morales de la Torre (por.) 323 . . i
Moradn L. 108, 267, 268, 304, 306, 308•• P -~r:
,
' , Moradn N. 134, 207, 229, 232, 256, , '~~~
283. Pablo San 17, 360, 361. I ··;:i
.Morero Ag. 304, 308. Pagano S. (arg.) 309-bis.
Pa.lacio A. 395-bis. ,
.,
, , Mujia Mada J. (boL) 88. Palacio M.an. 51, 260. "', ."0;'.'
Mulkr 387.
Palacio Va,ldés 319. ..
Mun (Conde de) .350, 353. '. - ~.,\
Muñoz y Pobón 319 (nota).
Paláu 260.
Palma C¡. (pei.) 323. " , ,
. Muñoz Seca 309. 'Palma J. J. (eub.) 249, 253. .' , ", "

':Murillo Diego 366. .. .Palma Ram6n (cub.) 236.


~f,t.,'
~~ ~ ~ '.
" MiI!ÍHo Toro (001.) 353.
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Palma Rie. (per.) 75.,_
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.
¡

494 Literatura preceptiva

Pardo Aliaga· F. (peL) 84, 262, 267. Quijano Torros (coL) 29$ (nota),
Pardo Bazán 51, 319, 395-bis. 309-bis. ,,"' '''''-
'(. " ' '' ,
Pardo F . G. (ven.) 247. Quir6s Pedro 255, 279. ";
, Parellana Pab. 308. Quintana Mau: 239, 243. 247, 290.
Paso M. 309. Quintiliano 147, 161, 342.
Pastor Sud. 38 lo Quiñones Dr. 366. .
Payno M. (mex.) 319.
Podroso E. G. 299 (not.). R
Peña Belisario 246, 248, 253.
Peña G. (mex.) 319. Racine IZO, 300.
;
,::....
.
Peón y Contreras (mex.) 309-bis. Rada Pbro, 368 .. ""
Pereda J. M. 75, 110, 117, 319, 323. Ramírez Angel 395-bis.
Pérez A . 404. Ramón y Cajal 373. .
Pérez Aya.Ja 51 . Ráulica P. 366.
Pérez Bonalde (ven.) 259. , ~'..! :í:
'Ravignan P. de 369. "
,
"
Pérez de Guzmán ' 387. Rei noso Félix 264, 283.
Pérez de Oliva 379. René Moreno (boL) 387.
Pérez Fernáodez 309. Restrepo T irado (eol.) 387,
Pérez Gald6s 315 (not:i), 319. , Rev illa 288, 395-b...
Pérez Peti t (rn<x.) 303. 309-1>is. Reyes A. 395.bis. >
Perieles 349. ,
Reyes Rafael 227, 254.
Périer 353. Reyes Trinidad (gua.) 366. ,- . ,
Pesado J. J. (mex.) 22-bis, 33, 246, Reyles C. (roex.) 51, 319.
"
250.
"

Ribadeneira Pedro 88, 106, 380; 383.


Peza J. (mex.) 233, 248, 249. Richardson 316 (nota). 319.
Picón 51. Riofrío Canión (ecua.) 353.
Piehardo Man. (cub.) 257. Rioja 148.
Pidal y Mon. 359. Ríos Rosas 353.
Pignoti 326. Riva davia (arg.) 349. .:.,
Pimentel (mex.) 287. Riva Agüero (per.) 387. ,,
Piñei-ro (cub.) 387. Riva Palacio (ma.) 264.
i Pio IX 361. Rivas Graot (coL) 197 a 200, 310.
Pío X 364. Rivas R. (coL) 309-bis, 387.
Pitillas Jorge 267. Rivero (uru.) 366.
Pitt 350, 353. Roa Bárcena (mex.) 282, 387.
Plácido (cub.) 260, 262. Roa P. 387.
Platón 12, 13. Roberi 326.
Plauto lO, 66, 304, 373, 379. Rocuart 54.
.- Polit Ilmo. (ecua.) 366.
., 256, 326.
Rochefoucauld 338 (nota) .
Pombo Rafael (coL) 23, 34, 247, 253, Rod6 E. 75 .
Rodríguez de Ve1asoo 282.
,
~ .;,' !
' : i
Posada E. (eol. ) 387. Rodrigu<z Laneta .(arg.) 319.
,• Posada Guti¿rrez (coL) 387. Rodríguez Marín 237 (nota),387.
.I Prevost 315.
Prieto G. (mex.) 266.
Rodríguez P. Alonso 109, 129.
Rojas A. (ven.) 387.
Proaño P. (ecua.) 366. ,
Rojas Franc. 111, 300, 304. .,. .,,_ .~

Promgoras 331. Rojas Gmido (coL) 353.


Purola de Godoy R. (arg.) 319. Rojas r. (arg.) 387.
Román de Renard 281.
Q Romancero 166.
Romero M. V. (ven.) 319.
Quevedo 61, 106, 109. 262, 267, 268, Roquero D. (eub.) 309~bis.
323, 404. Rorbacher 387.
~~:";.~",_",~.............-' "" • 1" ,.
·_1'-< ' :~~- . "

• ,
India onomástico 495

Rosales (ohi.) 387. S;lv. J. A. (col.) 54, 167-bis, 240-bis.


Ro,llán R. 395. Sístraga 395-bis.
Ruano y Corbo 234, 296. Sófocles 22, 139, 300.
Rubén Darío 54, 167-bis, 214, 24()'bis. Solano A. (Ma¡tr~ Renard) 395-bis. ". 1
Rufo Juan 279. Solano Vico P. ( ecua.) ' 366. '. i
,
'.' -
Ruiz Aguilera 132; 248, 260, 261. Solis Ant. de 115, 380.
Ruiz Amado P. 38 1. Sota de l. (uro. ) 387.
Ruiz de AI"cón 298, 3ÓO, 306, 308. Sotel. (cent.) 387.
Rusiñol 308. Sta,,1 M.d. 291.
Suárez de Mendoza 53 (nota).
S Suárez [ndán (cub.) 319.
Saavedra F. (col.) 366. Suárez Marco F. (co1.) 75, 122, 378.
Saavedra Fajardo 373. Sué 51.
Saco (cub.) 387.
Safo 14. T
Salas Barbadillo 118.
Salas Fr. Greg. de 70. Tácito 380.
Sa laverría 395-bis. Talavera 366.
Salaverry C. A. (per.) 253. Tamayo y Baus 58, 140, 284, 298, 301.
Sales S. Fco. de 362, 367, 395.bis. Tapi • . y Rivera (eentr.) 235, 281.
Salustio_ 380. Tassara 227, 247.
Saluzzo M. A. 359. Tasso 276.
Salvadw P. 336. Tassoni 281.
Samaniego 166, 326. Tejera F. 395-bis.
Samper J. M. (001.) 319. Teócrito 264.
Sánchez Flor (uru.) 298, 303, 309.bis. Terencio 304.
Sandeau Jules 174. Thackeray 319.
Sand Jocge 51, 315. Thiers 350, 353, 387.
Sanfuen,es S. (ehi.) 282. Tim oneda 323.
San José Fr. Jer. de 359. Tirso de Medina 395-bis,
San Juan de la Cruz 167. 254. Tirso de Molina 290, 298, 299, 300,
Sans6n P. 369. 304, 308.
San'a María D. (ehi.) 353. Tito Livio 360.
Santa Ter'esa 75, 99, 142, 167, 262. Toro F. (ven.) 353.
401, 404. Torres Arce (chi) 298, 309.bis. 1
San to Tomás 12. Torres del Alamo 309. . •
San,illana (Marqués de) 264. Tosta GarcÍa 395-bis.
Santiván F. (chi.) -323. Tov.r R. (centr.) 323.
Sauz y Aldaz 254. Tristán P. (.rg.) 366.
Sanz y Flores 366. .Trigo F. 51.
" Sanz y García (cub.) 309-bis. Truoba Ant. 75, 260, 323.
Sarmiento Dom. (arg.) 138, 282. Tuddides 360.
Schiller 150, 203, 290, 300.
Seh legd G. 288, 290, 310. u ,I
~. Segneri P. 366, 367.
r.'-· Selgas José 36, 135, 249, 255, 267, 326, Urb.n eja A. (ven.) 259.
394, 395·bis. Urbina 395-bis.
$em Tob 327. Urdane'a A. (col.) 396.
Shakespeare 17, 25, 27, 131, ISO, 184, Ureña Salomé (centr.) 265.
292, 298, 300, 303, 304. Uribe Diego (col.) 253.
Sienckiewicz 319. U ribe Uribe R. (col.) 353.
Bierr. J. (mex.) 353, 357, 359, 395-bis. Urquidi (bol.) 387.
5igüenza Fr. José 150. Uroeta J. (mex.) 353.

-,
-.
.
v, Villalañe (Tié-Tae) (eor.) 395-bis.
Villaverde C. (eub.) 323, 319.
Vaca de Guzmán (],ol.). Villaviciosa 381.
Valbuena A. 164, 2Q8 (nota), 210. , Yillegas 220.
Valderrama Pedro de 366. Yillegas F. (Zeda)' 395-bis.
, ,>
Valdés Juan de' 379. Vinci LeopaáfQ 12. .
Valdés (ehi.) 357. ' :. Yinuesa ~66, 368.
Valdiv i, A. (cub.) 309-bis. Yirgilio i b;"41', 264, 276, 324.
• Valdivieso 299. , "- Virués 279. ,"
Valencia G. (coL) 266, 280._ Vischn er 22:
,.,', Yaknzuela M. (001.) 227. Vital Aza 304, 309.
Yalera Ju an 14, 75, 76 (nota), 311, Vives 373.
" 31G (Mta), 319, 359, 378, 395-bis.
Valmiki 14. W
~._,
Valle del (arg.) 354.
Valle E. (boL) 353., 'Wagner R. 299.
.. Valle Inclá n 51, 309, 319 . Walker M artÍnez (chi. )
Van Trich P. 125, 189. Waher SeO" 319.
Varela J. (arg.) 247. WaSl Hugo (arg.)· 319.
Vargas Ponce 267. Weber F. 276 (nota) .
Vargas Vila (coL) 51. Wills Ptad.illa (coL) 323.
Vargas T eod. P. (coL) 19 (nota ), 246,
" 254, 358. y
Varooa (cub.) 387. Yepes ¡os'; R ( ven.) 23, 35, 261.'
Vásquez Mella 349, 350, 352, 353, 354,
359. Z
Vega D. de la 366. ,
Vela P. 368. Z,ldúa F. (001.) 366.
Venegas A. 109. Zaldumbide f. (ecua.) 247, 279-1:>is, 387. '
,< - Ventura el<: la Vega 268, 300.
Verdaguer J. 150.
Zamacois' 5I.
Zamudio A. (boL) 267, 323.
Vergara y v ergara (col.) 393, 395-bis. Zarco 395-bis.
. Vetlaine 52. :lenea (cub.) 250.
Ven)e Julio 311. Zequeira (cub.) 247. ,
.' Vergniaud 354. Ze:rpa 395-bis.
Vial y Allende (ehi.) 309-bis. Zola E. 14, 50, 51, 124, 315.
, " '; Viana J. de (mex.) 51, 319. Zorobabel R. (ehi.) 349, 353.
Víctor ,Hugo SI 300. .
Vicuña Mack~nna (chi.) 117, 387.
Zorri11a José 10, 30, 44, 166, 201, 205,
233, 236, 266, 279-bis, 282, 292,
-$.~
',-"
'-,A,
.
n°,
1 Vieira Am. P. 342. Zorrilla San Martin (uru:) 247, 279-bis.
Vigi l (m<x.) 387. ZU,billaga 395-bis.
Vilariño P. 392. Zule" E. (col.). 319.
, ViIl.e,pesa Fr. 152, 282, 298, 300. Zurita 387.
',"..... -

". M. D.G.

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