Está en la página 1de 90

INTRODUCCIÓN

El derecho a la identidad es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano,


ya que partiendo de él se logra beneficiar de otros derechos esenciales, pues se logra
determinar quién es una persona y cómo existe dentro de una sociedad determinada;
en tal sentido, desde el momento de su nacimiento, toda persona tiene derecho a
obtener una identidad, incluye el nombre, el apellido, momento de nacimiento, el sexo y
la nacionalidad. Es la prueba de la existencia de una persona como parte de una
sociedad, como individuo que forma parte de un todo; es lo que la caracteriza y la
diferencia de las demás. Este derecho supone el reconocimiento inmediato por parte
del Estado de la existencia del niño, y la formalización de su nacimiento ante la ley.
Como parte de una familia, el derecho de identidad permite al niño preservar sus
orígenes, es decir, las relaciones de parentesco que lo unen a sus padres biológicos.
No solo se trata de su reconocimiento en una sociedad, sino a su vez, su vinculación
con un núcleo familiar determinado. La identidad les permite a los niños beneficiarse de
la protección legal, al ser amparados por sus padres y el Estado.
En ese sentido, la declaratoria o impugnación de paternidad y filiación, desde un punto
netamente doctrinario, se perfila como un mecanismo mediante el cual se genera una
declaración o negación del reconocimiento de la filiación de una persona como
descendiente de otra, cuando no le corresponda, con miras a determinar ese derecho
de identidad del menor con mayor precisión.
Conforme esa posibilidad de desvinculación. se hace necesario analizar esa posible
vulneración del derecho humano de identidad derivado de la caducidad de la acción de
impugnación de paternidad y filiación en Guatemala, toda vez que se pone en vilo el
derecho a la identidad del menor al impedir que su presunto padre o madre puedan
impugnar, después de cierto tiempo o circunstancias, el nexo legal que los une por
motivos y hechos que permitan evidenciar una realidad familiar diferente a la que se
tiene por virtud de ley y presunciones aplicables.
En tal sentido, el análisis de esta tesis versa sobre la importancia de demostrar la
relevancia de la no caducidad o flexibilidad de la acción de impugnación de paternidad
y filiación en virtud del derecho humano de identidad del menor de edad, y cómo debe
de ser aplicado en la relación paterno-filial que se regula actualmente en Guatemala.

1
En esa línea de ideas, con la presente tesis se busca dar un adecuado análisis legal a
esta situación y dar respuesta fundada a planteamientos como el siguiente ¿Se
respetará el derecho humano a la identidad al declarar que no caduca la impugnación
de la filiación dentro del derecho civil de Guatemala?
Se podrá observar en su contenido, pronunciamientos emitidos por la Corte de
Constitucionalidad en los que se ha concedido ciertas excepciones al fatal plazo de
caducidad de las acciones de impugnación de paternidad y filiación, en contraposición
al derecho humano de identidad protegido por las normas del bloque constitucional,
partiendo del razonamiento que la identidad es un derecho humano y como tal no
puede negarse ni menoscabarse. Adicional, a ello, no es viable que caduque la
posibilidad de que un hijo pueda cuestionarse sus orígenes, pues a partir de esto
puede comprobarse en forma apropiada, cuál es su identidad. Naturalmente, esto
requiere de la posibilidad de determinar quiénes son sus verdaderos padres sin que
este derecho sea susceptible de caducidad dentro del territorio nacional, a fin de
propiciar que cualquier reconocimiento que alguien haya hecho del menor pueda ser
revocado sin poseer un término restrictivo de días, tal como existe en la legislación civil
actual. De esa cuenta, derivado de la importancia del derecho humano de identidad en
contraposición con la caducidad de la acción de impugnación de la paternidad, se hace
necesario realizar una investigación y un análisis con profundidad para garantizar dicho
derecho.

CAPÍTULO I

2
1. Filiación y paternidad

En la actualidad, la filiación ha adquirido un rol importante dentro de la sociedad,


debido a su evolución, se ha convertido en una figura indispensable dentro del derecho
civil, con base en el entendido de la importancia que adquiere descendencia en la
humanidad.

1.1. Evolución histórica de la filiación

La familia ha desempeñado un papel importante en la sociedad, evolucionando


constantemente a través de la historia, por lo tanto, es afirmado decir que la historia de
la evolución de la familia es la historia de la evolución de la humanidad. Es en ese
contexto, como se hace necesario distinguir la evolución histórica de la filiación de esta
forma:

a. Época antigua

El grupo familiar no solo se asentaba sobre las relaciones individuales sino entre
todos los hombres y mujeres que integraban la tribu; por lo tanto, las personas
solo sabían quién era su madre, quedando la paternidad difuminada entre los
integrantes de la tribu, por lo cual únicamente era un estado matriarcal. (Marquez,
2008, p. 420).

Avanzando en la historia, cuando la humanidad dejo de ser nómada, las


legislaciones antiguas adoptaron diversas posiciones respecto de los hijos,
declarándolos como legítimos e ilegítimos como forma de reconocimiento y del derecho
de heredar.

b. Babilonia: se permitía que se reconociera a un hijo que no fuera dentro del


matrimonio, reconociéndoles derecho hasta de heredar de ser posible.

3
c. Grecia: de acuerdo con Márquez, “Los hijos extramatrimoniales, fueron excluidos de
la comunidad social y no se les permitía casarse con ciudadanos privándoles del
derecho de suceder. (2008, p. 420).

d. Roma: es preciso citar al derecho romano debido a la amplia importancia que tiene
en el derecho actual; en este derecho, el padre de familia era el jefe, los
descendientes estaban sometidos a su autoridad, por lo tanto, la sociedad romana
era netamente patriarcal otorgándole preeminencia al padre.

En el lenguaje técnico - jurídico romano se usa unir el adjetivo natural para


distinguir el progenitor (aquél que como varón ha participado en la generación de
una determinada persona física) del paterfamilias (aquél que es titular de la patria
potestad sobre una persona libre). En este derecho “padre natural” indica el
progenitor del ilegitimo, esto es, el nacido fuera del matrimonio, designado con la
expresión de hijo “hijo natural” y los juristas romanos utilizan el término “pater
naturalis” en referencia al expuesto o al hijo adoptivo o también para indicar el
progenitor del ilegítimo. Parentis (ascendiente), tiene también un significado más
amplio, designado todos los ascendientes aún de sexo femenino. Con el término
de liberi y de filii se designan los descendientes de cualquier grado. (Alvarado,
2009, p. 68).

Se puede determinar entonces, la gran importancia que ha tenido la filiación a lo largo


de la historia del derecho, de tal manera que fue a través del paso del tiempo, que se le
dio la protección jurídica a la forma en la cual las personas pueden ser descendientes
unas de las otras, debido a las implicaciones que esta conlleva, es decir los derechos
patrimoniales y sanguíneos que se desprenden.

1.2. Definición de filiación

La filiación es la relación jurídica entre los progenitores y sus descendientes directos


ya sean hijos o hijas. Otra idea dice que la filiación es un vínculo existente entre el

4
padre o la madre y su hijo, visto desde el lado de los hijos, formando el núcleo social
primario de la familia.

Propiamente dicho, la filiación es el vínculo de derecho que hay entre el padre, madre e
hijos, originándose las dos figuras jurídicas que son conocidas con el nombre de:
paternidad y maternidad. Una idea complementaria es la que dice que la filiación es la
relación que existe entre el padre o la madre y su hijo, formando el núcleo social
primario de la familia; por lo tanto, no puede ser materia de convenio entre partes, ni de
transacción, o sujetarse a compromiso en árbitros. (AIU, 2021) Lo anterior, determina
que la filiación es en pocas palabras, el vínculo que se crea entre los padres y sus
descendientes y como se desarrollan, además de los derechos y obligaciones que de
estos nacen.

Moreno, en su obra Derecho de Familia, se refiere a la filiación como “El estado de


familia que se deriva de la relación entre dos personas de las cuales una es el hijo (a) y
otra el padre o la madre del mismo”. (Moreno, 1984, p. 519). Este autor fundamenta la
filiacion exclusivamente en la relación que existe entre padres e hijos, que hacen a
unos descendientes de otros, agregándole el término familia como vinculante, por lo
que se puede afirma, que cuando existen varias situaciones de descendencia y de
relaciones paterno-filiales, se crea una familia.

Enrique Rossel Saavedra, define la filiación como: “vínculo jurídico que une al hijo con
su padre o con su madre y que consiste en la relación de parentesco establecida por la
ley entre un ascendiente y su inmediato descendiente, o sea su descendiente en primer
grado.” (Rossel Saavedra, 1990, p. 100).

El mismo autor, además le atribuye tres principios básicos:

1. Igualdad entre los hijos: se suprime la peyorativa clasificación de hijos legítimos,


ilegítimos y naturales. Una vez determinada la filiación se adquiere el estado civil de
hijo de una persona.

5
2. La libre investigación de la maternidad y paternidad: Todo individuo podrá investigar
quién es su padre y madre para velar por sus derechos inherentes.

3. El interés superior del niño: Es principalmente velar por el desarrollo personal,


dejando en segundo plano, la parte económica. (Rossel Saavedra, 1990, p. 102).

Por todo lo expuesto, se puede afirmar que la filiación es el derecho que tiene cada
persona para ser ascendiente o descendiente de otra, de tal manera que se tenga
acceso a la identidad, así como los demás derechos inherentes a las personas, como
podría serlo el de herencia, en el entendido que la ley no dicta distinción alguna entre
los derechos derivados de la filiación, cualquiera que sea su origen.

1.3. Clases de filiación

La filiación es la relación o vinculo biológico entre los integrantes de una familia que
es reconocido por el derecho y regulado en la ley, este vínculo se refiere al de padres e
hijos. Como consecuencia de esto, la ley reconoce derechos y obligaciones para las
personas unidas con vínculos filiales, se está refiriendo entonces a la maternidad y
paternidad jurídica. Esto es a lo que se refiere el derecho de la filiación.

En la actualidad, no existe distinción alguna entre la filiación, debido a que todos se


consideran descendientes de una persona sin ninguna otra prueba más que el
reconocimiento; por lo cual la clasificación que se hace es únicamente para efectos
doctrinarios.

En la doctrina, se distingue entre la filiación legítima o matrimonial, filiación natural o


extramatrimonial y filiación legitimada o reconocimiento de hijos. A continuación, se
explicará cada una de ellas:

6
a. Filiación legítima o matrimonial: es una de las instituciones más antiguas respecto
de la filiación debido a que desde tiempos inmemorables, como era la única
considerada legitima, ya que las familias se unían para obtener beneficios; la
doctrina la explica como aquella que se daba entre los padres e hijos cuando eran
concebidos dentro del matrimonio, eran reconocidos siempre que nacieran dentro
del vínculo matrimonial, con todos los plenos derechos de sucesión. (Puig Peña,
1979, p. 139).

b. Filiación natural: es la que formaba entre padres e hijos cuando nacían fuera del
matrimonio, en este caso, la filiación de la madre era automática; caso contrario a la
del padre, puesto que en ese caso, solo existía cuando hubiera un reconocimiento
voluntario o bien judicialmente. Existían tres formas de filiación que en la actualidad
estaría en contra de los derechos humanos de cualquier persona, estos eran la
simple, adulterina e incestuosa. (Puig Peña, 1979, p. 140).

Para poder tener claridad sobre este tópico se debe analizar desde el contexto
históricos de la humanidad y la forma en la cual se llevaba a cabo la filiación en ese
momento, cuando existían distintos tipos de hijos, como los legítimos y los
bastardos; de ahí, la filiación simple así como la adulterina, respecto de la
incestuosa, que históricamente estaba reservada para la realeza, de tal manera que
el poder se perpetuara en una sola familia.

c. Filiación legitimada: se explica en los casos de los hijos que habiendo sido
concebidos antes nacen dentro del matrimonio o son reconocidos por los padres
antes de contraer nupcias, durante ellas o después; tenía por objeto lograr que los
hijos nacidos fuera del matrimonio tuvieran la calidad de legítimos. (Puig Peña, 1979,
p. 140).

Es necesario anotar que las relaciones familiares, guardando una especial atención
al menor, giran en torno a los derechos y deberes de padre y madre, quienes para su

7
debido juicio requieren que sean identificados en lo jurídico como en la práctica social,
siempre y cuando se tenga en claro el superior interés del niño.

1.4. Sistemas teóricos para establecer la filiación

Dentro de la doctrina, se encuentran varios sistemas teóricos que sirven para


determinar la filiación entre las personas; a continuación, se enunciarán para luego
hacer un breve análisis de ellos.

a. Sistema de titulación: en donde la filiación se tiene por los títulos de atribución que
es la causa iuris de la filiación y títulos de legitimación, que son signos o requisitos
legales que refieren a la determinación y tienen una función probatoria. Los títulos
pueden entrar en conflictos entre ellos respecto de una misma persona. (Méndez
Costa, 1986, p. 16).

Se puede afirmar que este sistema dentro del derecho otorga todo su valor al título,
es decir, a la manera en la cual existe dentro del registro reconocimiento a la
persona, por lo tanto, el título extendido a través de la fe pública de registro es lo que
determinará la afiliación entre una persona y otra; si esto no existe, entonces no se
podrá otorgar la filiación y tampoco sí establecerá la relación paterno filial que debe
existir entre dos personas.

b. El de mentalización: en donde parte de la separación de ciertos procedimientos


independientes para acceder o destruir la filiación, con basamento de cada uno de
ellos en criterios-base de carácter autónomos entre sí, que son el punto de partida,
punto de articulación y de interpretación de cada procedimiento, eventualmente
factores de determinación, y metacriterios de decisión para conflictos o choques de
procedimientos. Este sistema tiene como sustrato una triple partición: los
procedimientos constitutivos o impugnativos y el estado civil filial constituido y los
derechos y deberes atribuidos al estado civil. Además, tiene un fuerte carácter
normativista. (Méndez Costa, 1986, p. 19).

8
Este sistema se focaliza en las distintas fases que deben existir para el
reconocimiento de una persona, es decir, no se centraliza en el título, sino que lo
hace a través del conocimiento del estado paterno filial como fundamento de la
filiación, en el sentido de que primero debe existir un proceso mental que
posteriormente se materializa a través del derecho registral y cómo se desarrolla en
cada uno de los distintos territorios.

c. Unidad: “Esto se refiere a cuántos estados civiles filiales tiene ordenamiento jurídico,
y supone una definición específica de la ley”. (Rossel Saavedra, 1990, p. 29).

Este sistema instuye que debe de existir una unidad en el acto es decir que debe en
primer lugar existir en la ley para que este puede ser cumplida por lo tanto primero
debe existir en la ley para que esto se puede materializar a través del
reconocimiento y que a través de este surtan plenos efectos jurídicos.

d. Pluralidad: si el derecho distingue varias posiciones de hijo como estado civil, el hijo
legítimo, también llamado de la filiación matrimonial; e ilegítimo no matrimonial,
adoptivo, entonces debe hablarse de diversos tipos de filiación. La pluralidad de
estados es un instrumento para atribuir una discriminación en los derechos y
obligaciones imputables. Si el derecho solo tiene una posición en su calidad de hijo
como estado civil, entonces no puede hablarse de tipos de filiación, sino de una
única consideración en la posición, hijo. La unidad de estado es usada para atribuir
igualdad en el régimen de los derechos y obligaciones. (Méndez Costa, 1986, p. 20).

Este fija que depende de la ley en un territorio determinado, que pueden existir
varios tipos de filiación, pero esto dependerá de lo normado en la legislación, que
pueda otorgar distintos tipos de reconocimientos, de tal manera que se tengan claros
los derechos y las obligaciones que surgen de cada tipo de reconocimiento.

9
e. Procedimientos para constituir la filiación: se trate de un sistema plural o único,
el estado civil filial puede tener su origen en diversos procedimientos que contenga
la ley. Cada procedimiento se organiza en torno a un criterio-base que origina el
procedimiento. (Méndez Costa, 1986, p. 21).

Los criterios-base los determinará cada legislación, los tradicionales son: el natural,
mediante acto natural de la procreación, y el puramente jurídico, mediante un contrato
como en la antigua adopción romana o un proceso jurisdiccional de adopción. A ellos
en algunos sistemas se les agrega los siguientes criterios-base: de reproducción
asistida, mediante un acto tecnológico de reproducción, y uno social, atribuido
mediante solo consideraciones sociales sobre quien sea hijo de quien.

En el caso de la filiación de origen biológico, también se distingue entre un contexto


matrimonial, cuando los progenitores están casados entre ellos, y el contexto no
matrimonial o extramatrimonial, en caso contrario.

1.5. Formas de determinar la filiación

Existen muchas formas de determinar la filiación de conformidad con la doctrina,


pero para los efectos del presente trabajo de investigación, responderá a lo que está
regulado en el Código Civil de Guatemala.

El objeto de estas formas de determinar esta filiación, facilita la constitución del estado
filial, mediante el establecimiento legal de tipos de hechos relativamente simples de
constatar en la práctica. Entonces, cada legislación tiene su forma de determinar la
filiación de las personas, la cual responde a las necesidades de cada país, sin que esto
signifique que cada determinación sea exclusiva.

Con esto claro, es preciso afirmar que la determinación de la filiación se da en la


legislación guatemalteca de diversas maneras, dependiendo si se está frente a una
filiación matrimonial o legítima propia, una filiación matrimonial impropia o una filiación

10
extramatrimonial. Se clasifican en tres las maneras de determinar la filiación:
determinación legal, determinación voluntaria o negociar y determinación judicial.

Es necesario iniciar por determinar entonces la filiación por determinación legal, la cual
es la surgida por la propia ley fundamentada en hechos fácticos suscritos por la misma
ley.

Respecto de la filiación y la paternidad y su determinación legal, en la legislación de


Guatemala, es menester cincurscribrirse al Código Civil, en donde en el Artículo 199,
dicta lo siguiente: “El marido es padre del hijo concebido durante el matrimonio, aunque
éste sea declarado insubsistente, nulo o anulable.

Se presume concebido durante el matrimonio:

1. El hijo nacido después de ciento ochenta días de la celebración del matrimonio, o de


la reunión de los cónyuges legalmente separados;

2. El hijo nacido dentro de los trescientos días siguientes a la disolución del


matrimonio.”

A la luz de este artículo, se observan las formas en las cuales la paternidad es legítima
y por ende, la filiación resultante; también lo es, entonces es posible afirmar que el hijo
nacido de la relación matrimonial, es reputado sin lugar a ninguna duda como legítimo;
debido a que de acuerdo con el vínculo matrimonial surgido entre las personas, por lo
tanto cualquier hijo nacido dentro del matrimonio es, por ende, hijo del esposo y padre
de la persona por nacer y de acuerdo con el Código Civil su filiación es legítimo.

También la ley dicta una fase extraordinaria sobre la legitimidad respecto de la filiación
en el numerales 1 y 2 del Artículo 199 del Código Civil, en donde se afirma que es lo
necesario para que se incluya la filiación legítima en esta forma; en estos numerales,
se dispone que se consideran hijos del matrimonio los nacidos 180 días después del

11
matrimonio o bien de la reunión de la separación, entendiéndose que puede ser que el
embarazo haya dado origen a la unión matrimonial, entonces la filiación se considera
legitima para estos efectos. Lo mismo sucede respecto de la reunión de los cónyuges
separados, en el entendido que desde el día de la reunión de los cónyuges hasta 180
días después, el hijo es de los cónyuges.

El segundo numeral, atiende a los hijos que surjan de la disolución del matrimonio, le
da un plazo de 300 días, recogiendo la tradición que fue impuesta por el derecho
romano, por cuanto se reputaba hijo legitimo a los nacidos 300 días después de salida
de algún viaje o guerra. En ese sentido, el Código Civil recoge esta temática y es
utilizada para la disolución del matrimonio, aunque no siempre puede funcionar, para
este caso está establecido en la ley y por lo tanto es objeto de estudio.

Ahora bien, se tiene que analizar lo normado en el Artículo 207 del Código Civil,
legalmente se determina que si disuelto el matrimonio la madre contrajere nuevas
nupcias dentro de los trescientos días siguientes a la fecha de la disolución, el hijo que
naciere dentro de los ciento ochenta días de celebrado el segundo matrimonio, se
presume concebido en el primero.

Si el hijo naciere después de los ciento ochenta días de la celebración del segundo
matrimonio, aunque este dentro de los trescientos días posteriores a la disolución del
primer matrimonio, se presume concebido en el segundo. En este artículo entonces, se
adhiere al animus del Artículo 199 y numeral 2 respecto de los trescientos días de
plazo entre paternidad y paternidad, existe entonces, determinación legal de la
paternidad, en que la ley dicta la filiación con base en presunciones, y no hay
necesidad de reconocimiento por parte del padre, ni necesidad de declaración judicial
para su determinación.

Entonces a la luz de estos artículos se observa la llamada determinación voluntaria de


la paternidad, la cual es la que nace en virtud del reconocimiento o declaración que
hace una persona de ser padre de otra.

12
Dentro del mismo cuerpo legal, el Artículo 210 dicta que cuando la filiación no resulte
del matrimonio ni de la unión de hecho declarada, se prueba respecto del padre por el
reconocimiento voluntario del padre o por sentencia judicial que declare la paternidad.
También el Artículo 211 ordena que la determinación voluntaria de la filiación se da en
el caso en que el padre reconozca voluntariamente la paternidad de un hijo, ya sea en
la partida de nacimiento, por comparecencia ante el Registrador Civil, por acta especial
ante el mismo registrador, por escritura pública, por testamento o por confesión judicial.

Con esto, se define la otra forma de determinación, la cual es conocida como


determinación judicial, la cual se define como: la resolución judicial definitiva que
decide una controversia relativa a la filiación, declarando como padre a una persona.
La determinación judicial de la filiación está regulada en la legislación en el Artículo 220
del Código Civil, que determina que el hijo que no fuere reconocido voluntariamente
tiene derecho a pedir judicialmente que se declare su filiación.

Esta disposición legal es aplicable para el caso del hijo nacido de una relación en la
cual los padres no estén unidos por matrimonio o unión de hecho declarada. El mismo
Artículo manda que el derecho del hijo de pedir judicialmente que se declare su filiación
nunca prescribe.

La posesión notoria de estado, por su parte, solo constituye un factor de


determinación, cuando la legislación ha erigido un criterio social, como base de un
procedimiento. La posesión notoria es la actitud de un aparente padre, es decir, una
persona que trata a un niño como si fuera suyo: lo cuida, educa, le provee alimentos y
vestimenta, es decir, lo trata como un padre trata normalmente a un hijo. Esta forma en
algunas legislaciones es considerada solo una forma de acreditar la filiación ya
constituida, pero con la exactitud de las pruebas de ADN, el concepto práctico de la
posesión notoria como determinante de la filiación ha caído en desuso.

1.6. Efectos de la filiación

13
La filiación tiene importantes efectos jurídicos. De acuerdo con Diez-Picazo, en su
libro Sistema de Derecho Civil Español:

En el caso de derecho de familia, la filiación origina la patria potestad, el que en


algunas legislaciones se divide en la custodia personal del menor y la custodia
patrimonial de sus bienes, la obligación alimenticia en caso de vida separada de
los padres, el derecho a la relación directa y regular entre el hijo y el padre que no
tiene la custodia del primero, el deber de socorro y ayuda mutua, el deber de
educar al hijo.

En el caso de derecho sucesorio, en algunos sistemas, la filiación obliga a la


reserva de la legítima y es el heredero legal prioritario junto con el resto de los
hermanos. La filiación determina los apellidos de la persona, que se regirán en
función de la legislación concreta aplicable.

Entre los efectos extraciviles se mencionan: En derecho penal la filiación puede


alterar la punibilidad de un delito, en algunos casos como excusa legal
absolutoria, y en otras bien como atenuante, bien como agravante. En derecho
constitucional, la filiación puede comunicar la nacionalidad de los padres a los
hijos de éstos, en los casos de regla de ius sanguinis. (2018, p. 323).

Se puede determinar que el efecto principal de la filiación, es el de ser considerado


como descendiente o ascendiente de una persona, al mismo tiempo, también incluye la
determinación del nombre y apellidos, siendo un derecho de personalidad de los hijos,
esto es una parte importante de esta institución jurídica ya que se determina la forma
en la cual se forma la identidad de los hijos, además de que se le otorga la obligación
de la patria potestad a los padres, ya que sin este reconocimiento no puede ser
vinculado como descendiente; cabe destacar que se debe realizar en forma voluntaria
o bien a través de la reclamación judicial que tenga este efecto; pero solo a través de la
patria potestad se puede llevar a cabo esta disposición; al mismo tiempo se puede

14
afirmar que es a través de ella, que también se otorga la nacionalidad, la cual es un
derecho fundamental de cada persona, ya que en caso contrario, será considerado
apátrida.

Otro derecho que surge a partir de la filiación, es la de los alimentos, la cual va en


ambas vías, es decir, tanto de descendientes como a ascendientes, de tal manera que
se puede determinar que es solo a través de ella que se puede delimitar la exigibilidad
del derecho de alimentos y como se desarrolla dentro de la relación paterno-filial.

1.7. Filiación por naturaleza y filiación por adopción

En la legislación guatemalteca, se distinguen dos formas de filiación, que a su vez


tienen distintas ramificaciones.

La filiación por naturaleza es aquella que nace de la descendencia directa, es decir,


aquella que se da cuando padre y madre dan vida a determinada persona, A su vez la
filiación por naturaleza puede ser matrimonial cuando el padre y la madre están
casados y no matrimonial cuando el padre y la madre no están casados, con
independencia de que alguno de ellos, o ambos, estén casados con otras personas. Ha
desaparecido así, en nuestro derecho, el concepto de hijo ilegítimo el nacido fuera del
matrimonio o natural, el nacido de personas que podían contraer matrimonio entre ellos
pero no estaban casadas.

La diferencia entre hijos matrimoniales y extramatrimoniales sólo se mantiene en


cuanto a las formas para encuadrar la paternidad, debido a que es la que esta
propensa a ser impugnada.

La filiación que tiene lugar por naturaleza, presupone un vínculo biológico entre el hijo y
sus padres. La determinación de la filiación puede ser legal, voluntaria o negociable y
judicial. Es legal, cuando la ley lo dicta de esa forma. Es voluntaria cuando la
determinación proviene de la eficacia que se atribuye al reconocimiento del hijo. Es

15
judicial la determinación que resulta de la sentencia que declara la paternidad o la
maternidad no reconocida, con base en las pruebas relativas al nexo biológico. Quien
no ha sido reconocido como hijo tiene a su alcance la acción de reclamación de
filiación. La acción puede ser dirigida contra la madre, el padre, o contra ambos.

En caso de reclamarse por una filiación matrimonial no establecida, se tratará de


demostrar la maternidad, pues siendo la madre mujer casada, legalmente se presume
la paternidad del marido. La acción debe dirigirse contra ambos esposos.

Si se reclama el vínculo de filiación con mujer que no estaba casada al tiempo del
nacimiento del actor, solo contra ella se dirigirá la acción. El hijo puede reclamar la
filiación en todo tiempo. Los herederos del hijo tendrán como plazo para demandar el
tiempo que falte para llegar a los dos años posteriores a la mayoría de edad,
recuperación de plena capacidad o descubrimiento de pruebas en que se podría fundar
la demanda, del hijo fallecido. La posesión de estado es un medio más dentro del
contexto probatorio tiene valor de reconocimiento, pero no tiene el efecto de emplazar
en el estado de hijo.

Si durante el período de la concepción, el demandado había vivido en concubinato con


la madre del actor que reclama su filiación, se presumirá la paternidad del demandado
salvo prueba en contrario.

El hijo que no fue espontáneamente reconocido por su progenitor y que debe reclamar
judicialmente su filiación, tiene derecho a demandar el resarcimiento por los daños y
perjuicios sufridos. Como se menciona con anterioridad, este derecho es irrenunciable
e imprescriptible y como medio de pruebas se puede utilizar el ADN de los padres para
este efecto.

16
CAPÍTULO II
DERECHOS HUMANOS

Los derechos humanos, como su denominación lo indica, son aquellos atributos que
posee cada persona en la tierra por el simple hecho de existir, son innegables e
inalienables a cada ser, por lo tanto, esta clase de derechos nunca podrán ser
suspendidos o eliminados, tal como es el derecho a la identidad, por lo tanto la filiación
del hijo con los padres es reconocido como un derecho inherente e inalienable para,
por lo que no debe ser negado, sino que debe ser protegido de tal manera que se
pueda reconocer correctamente la identidad y la cultura de las personas, por lo que es
necesario que después de haber analizado la filiación y paternidad como derecho así
como sus efectos, es exponer cómo funcionan los derechos humanos, de tal manera
que se pueda estar al tanto del impacto que poseen dentro del derecho a la identidad
de cada persona.

2.1. Origen

Contrario a lo que muchos piensan, los derechos humanos no son un invento


moderno; tampoco han sido un efecto colateral de las dos guerras mundiales ocurridas
en el siglo pasado. Los derechos humanos surgen de diversas convenciones y
protocolos internacionales que los han ido reconociendo con el pasar de los años,
hasta lograr que cada Estado los incorpore en su Constitución Política, con la finalidad
de que sean de aplicación universal (IIDH, 2010, p. 11). Se puede determinar entonces
que los derechos humanos, existen desde que inicio la humanidad, no obstante, en las
épocas anteriores, no todos los humanos eran considerados personas, situación que
cambio definitivamente con el final de la Segunda Guerra Mundial y con la creación de
las Naciones Unidas, donde con la participación y ratificación de todos los países

17
miembros se pudo determinar cómo deben ser aplicados en cada uno de estos
Estados; la mayoría, se han incluido dentro de sus constituciones, de tal manera que se
les reconozca como derecho fundamental de cada Estado.

Con esto claro, es preciso mencionar que los primeros derechos humanos
registrados se pueden ubicar en la antigua Grecia, en donde se desarrollaban los
primeros elementos constitutivos de la democracia tanto en el medio social, cultural,
político como en el económico, donde surgieron los principales conceptos sobre
Democracia, Derechos, y quienes eran sus protagonistas. Los ideales de la democracia
antigua son:

a. Democracia: definida como el gobierno del pueblo, se basó en igualdad política e


igualdad social.

b. La libertad: para los griegos ser libre significa no ser esclavo de nadie, esta
libertad se fue logrando sucesivamente, fue así como la libertad civil se alcanzó al
abolirse la prisión por deudas, la libertad jurídica al proteger al ciudadano con el
habeas corpus, y la libertad política con el derecho de obedecer la ley.

c. La ley: su importancia consistía en que todos los habitantes le debían obediencia,


en virtud que entre otras razones, toda ley es una invención y un don de los
dioses al mismo tiempo que una descripción del hombre sabio, así como el
contrato de una sociedad al que todos sus habitantes deben adaptar su manera
de vivir.

Dentro del derecho romano, se respetan las instituciones creadas por los griegos, sin
embargo, las desarrollaron en forma más sofisticada y codificada debido a la
importancia que le prestaron al perfeccionamiento de la norma jurídica en general.
Empero, los derechos humanos per sé no sufrieron avance alguno (Daza Fonseca,
1976, p.5). Las ideas de los derechos de las personas existen desde el origen de la
civilización, se puede determinar que se incluyeron de tal manera que las personas

18
pudieran tener acceso a ellos, estos, fueron los orígenes de los derechos que se han
otorgado hasta hoy.

En la Edad Media, los conflictos generados por las guerras llevan a una nueva era
de la organización del poder, con base en lazos de dependencia personal de los
campesinos o los siervos hacia los señores barones y reyes; esta situación fue
conformando un nuevo centro de decisión de poder en la corte, encabezada por el rey,
conformada por “Barones y campesinos súbditos donde en última quien defendía los
conflictos entre las personas era el rey.”

Con esta concentración del poder junto con la situación de los conflictos que vivió
Inglaterra en los siglos XI, XII y XIII llevó a plantear una nueva relación entre las
personas, pues con ello se creó la Carta Magna; otorgada por Juan Sin Tierra el 17 de
Julio de 1215, donde fue el primer indicio en el cual un monarca otorgaba la posesión
de territorios, así como los derechos sucesorios. Más adelante, durante el siglo XVIII en
el llamado Renacimiento, es decir al movimiento cultural que se desarrolló en Europa
entre 1715 y 1789, se propuso disipar las tinieblas de la humanidad mediante las luces
de la razón. En Francia, se integraron los intelectuales del ilusionismo en torno al
Enciclopedismo, y el movimiento se conoció con el nombre de Ilustración”. (Daza
Fonseca, 1976, p. 6).

La Constitución Política de la República de Guatemala, es conocida como uno de los


documentos más importantes de la evolución histórica de los derechos humanos, por
considerarse el primero en su especie que resultó de la incesante reclamación del
pueblo por detener los abusos del rey de España. Hoy, todos los derechos que fueron
plasmados y garantizados en la Constitución Política de la República de Guatemala
son reconocidos como derechos fundamentales en todo el mundo.

Las ideas de esta época aunado del optimismo al que se renueva la fe mediante la
razón, determina la posibilidad de instalar la felicidad en la tierra y de mejorar al
hombre, esta ansiedad por realizar una nueva sociedad forjó una experiencia política

19
reformista, el positivismo ilustrado consistió en utilizar el poder de la monarquía
absoluta para llevar a cabo el programa renovador de la Ilustración desde el Estado.

Otro punto de realce en la historia de los derechos humanos ocurrió en la Revolución


Francesa, que se originó por la incapacidad del despotismo ilustrado para superar las
contradicciones existentes y agudizadas por el antiguo régimen. La burguesía puso en
marcha un proyecto revolucionario para solucionar la crisis, de esta manera las ideas
que durante todo un siglo se agitaron en pro de un cambio profundo de la sociedad,
partieron de una transformación del hombre bajo los principios de la igualdad,
fraternidad y libertad. (Daza Fonseca, 1976, p. 7).

La revolución que se inició en 1789 la cual libera gran diversidad de fuerzas sociales y
deja al descubierto un hervidero de ideas y tendencias, la burguesía accede al poder y
se inicia con la Declaración de los Derechos del Hombre lo que se llamó el Tercer
Estado (Daza Fonseca, 1976, p. 8).

La importancia de la Revolución Francesa es fundamental dentro de ámbito de los


derechos humanos, ya que fue a través de ella donde se reconocieron por primeras
vez, las garantías mínimas que tenían que existir para las personas por el simple hecho
de serlo, tal como sucedió con la limitación de las horas de trabajo así como una
remuneración adecuada para el trabajo desempeñado, fundamentado en el derecho de
igualdad así como la libertad que es inherente a cualquier ser humano, por lo que era
necesario que todo el mundo los reconociese y que fuera de aplicabilidad global, se
puede determinar que fue a partir de este punto de la historia y fundamentado en la
constitución francesa de la época, muchos gobiernos incluyeron a los derechos del
hombre dentro de ordenamiento jurídico y como tal fue reconocido.

Finalmente, se debe mencionar la Declaración Universal de Derechos Humanos la cual


fue proclamada el 10 de diciembre de 1948, tras la Segunda Guerra Mundial y la
derrota del nazi-facismo. En la asamblea general de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU), compuesta entonces por cincuenta y ocho Estados, se aprobó por

20
cuarenta y ocho a favor y ocho abstenciones, un histórico documento que fue
redactado como un ideal común, por el que todos los pueblos deben esforzarse. Se
abstuvieron de votar la Unión Sudafricana, Arabia Saudita, Bielorrusa, Polonia,
Checoslovaquia, Ucrania, La Unión Soviética, y Yugoslavia. No hubo un solo voto en
contra. (Ugarte Boluarte, 2015, p. 54).

En este contexto, se debe tener en consideración a las guerras mundiales como partes
fundamentales del reconocimiento de los derechos humanos, ya que era necesario que
a nivel mundial se tuviera conocimiento de todas las garantías que poseen las
personas por el hecho de serlo, de tal manera que fueran innegables.

La Declaración reconoce los derechos sociales, civiles, culturales, políticos y


económicos del que todo ser humano debe gozar. En el preámbulo esta Declaración
muestra un contexto del por qué la importancia de estos derechos calificados de
inherentes e intransmisibles del ser humano, en el que se afirmó que: "Considerando
que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen base el reconocimiento de la
dignidad intrínseca y de los derechos iguales inalienables de todos los miembros de la
familia humana” (Humanium, 2021).

La Declaración de Derechos Humanos resulta de la proclamación de los hombres de


gozar de absoluta libertad de palabra y creencias librados del temor y la opresión, con
la finalidad de comenzar el progreso de la sociedad, desarrollar relaciones armoniosas
entre los Estados, promover el respeto universal y elevar el nivel de vida con mayor
libertad.

2.2. Definición

La importancia de definir este tema consiste en que de acuerdo con las distintas
conceptualizaciones aportadas, se pueden divisar los lineamientos y alcances que
poseen los derechos humanos en sí.

21
Se expone una definición de derechos humanos, de la manera siguiente:

La expresión derechos humanos también citada con frecuencia como DD.HH. hace
referencia a las libertades, reivindicaciones y facultades propias de cada individuo por
el sólo hecho de pertenecer a la raza humana. Esto significa que son derechos de
carácter inalienable, ya que nadie, de ninguna manera, puede quitarle estos derechos a
otro sujeto más allá del orden jurídico que esté reconocido y de perfil independiente
frente a cualquier factor particular, raza, nacionalidad, religión, sexo, etc. Los derechos
humanos también se caracterizan por ser irrevocables, no pueden ser abolidos; son
intransferibles un individuo no puede ceder sus derechos a otro sujeto e irrenunciables
nadie tiene el permiso para rechazar sus derechos básicos. (Daza Fonseca, 1976, p.
9).

Esto quiere decir que los derechos humanos, son aquellos derechos que son otorgados
a las personas, por el simple hecho de serlo, sin restricciones de género, raza edad o
cualquier otra distinción y por lo tanto no pueden ser negados o menoscabados.

Otra definición la aporta el autor Pedro Nikken, en su trabajo El Concepto de Derechos


Humanos, en donde manifiesta que: “la noción de derechos humanos se corresponde
con la afirmación de la dignidad de la persona frente al estado” (Nikken, 2001, p. 1).

Es esta dignidad la que fundamenta a los derechos humanos al mismo tiempo, también
es la que fundamenta al derecho de la salud para los habitantes de un Estado, sin
hacer distinción si están en libertad o dentro de un centro de detención penal.

Entre otras definiciones, es prudente citar la reconocida por la Comisión Nacional de


Derechos Humanos: “Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas
inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable
para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente
organizada. Estos derechos, establecidos en la Constitución y en las leyes, deben ser
reconocidos y garantizados por el Estado” (Humanos, 2021). Se puede afirmar que los

22
derechos son otorgados por la legislación de cada Estado para que se garanticen a
través de las leyes.

Se puede afirmar que los derechos humanos, son aquellos inherentes a las personas
por el simple hecho de ser hombres, que son otorgados por la naturaleza y reconocidos
con las leyes; los cuales tienen como finalidad que la persona pueda desarrollarse
integralmente con el ánimo de lograr una mejor calidad de vida dentro de sus
posibilidades.

Es importante acentuar que la primera ley que protegió y acuñó el termino de derechos
humanos fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual fue
promulgada en 1948 como consecuencia de los horrores acontecidos en la Segunda
Guerra Mundial.

2.3. Naturaleza jurídica

Existen muchos criterios y teorías para determinar la naturaleza jurídica de los


derechos humanos; hay quienes lo colocan dentro del Iusnaturalismo; es decir derecho
natural de las personas por el hecho de serlo, dentro de sus distintas manifestaciones,
hasta colocarlo dentro del positivismo; existe también la corriente que colocan a los
derechos humanos en el idealismo filosófico, con corrientes materialistas.

De acuerdo con ciertos criterios, se enfoca la naturaleza jurídica a lo plasmado dentro


del pensamiento iusnaturalista ya que afirma que:

El hombre posee derechos y libertades constitucionales a su naturaleza, propios de su


calidad de persona, anteriores al Estado y a toda la organización política,
imprescriptible e irrenunciables. Estos derechos son atributos de la persona humana y
no derivan de la calidad de ciudadano de un Estado (Guzmán Carrasco, 1969, p. 9).
Derivado de lo anterior, se concluye que los derechos humanos resultan de la

23
naturaleza y esencia humana y que el Estado únicamente los reconoce y garantiza a
través de una ley.

En Guatemala, por su parte, la Constitución Política de la República reconoce y expone


los derechos humanos en los primeros artículos, sobre todo, la manera en la cual se
plasma la libertad, igualdad, seguridad, libre locomoción y derechos del detenido, así
como la propiedad privada, salud y educación; además el artículo 46 también señala
que en el caso de los derecho humanos, tendrán preeminencia sobre el derecho
interno, debiendo adaptarse todas las leyes de Guatemala a este tipo de normativas,
por lo que, al tratarse del derecho humano a la identidad, deben llevarse a cabo todas
aquellas prerrogativas legales para que sea vigente en el país.

2.4. Características

Se debe dar inicio diciendo que los derechos humanos universales están a menudo
contemplados en la ley y garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho
internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho
internacional.

El derecho internacional de los derechos humanos estipula las obligaciones que tienen
los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de
actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos
humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos. Ahora bien, sus
características son las siguientes:

a. Los derechos humanos son innatos o inherentes: Todas las personas nacen
con derechos que les pertenecen por su condición de seres humanos. Su origen
no es el Estado o las leyes, decretos o títulos, sino la propia naturaleza o dignidad
de la persona humana. Por eso, cuando una ley viola los derechos humanos se la
considera nula (sin valor) porque va contra la misma naturaleza humana.
(Amnistía Internacional, 2021).

24
Esta característica se refiere a que los derechos humanos, no son otorgados ni
adquiridos por ninguna ley o decreto, sino que son reconocidos a las personas por el
hecho de serlo, por lo tanto, no pueden ser negados o menoscabados, ya que todas las
personas son iguales en sus derechos, ningún Estado o institución puede negarlos, ya
que de hacerlo se le negaría a la persona su calidad de humano, por lo que se puede
considerar que con el hecho de nacer y existir, se obtienen derechos, y por lo tanto, no
serán negados bajo ningún termino.

b. Los derechos humanos son universales: esto quiere decir que todas las
personas: mujeres, hombres, niños y niñas tienen derechos. Por eso se afirma
que no importa la raza, el sexo, la cultura o la religión que estos tengan, tampoco
importa la nacionalidad o el lugar en que se viva. Cada persona tiene la misma
dignidad y nadie puede estar excluido o discriminado del disfrute de sus derechos.
(Amnistía Internacional, 2021).

Es así que tienen los mismos derechos tanto un niño como una niña, un indígena como
un campesino, una mujer como un hombre, un árabe como un chino, un colombiano
como un venezolano, un musulmán como un cristiano, un negro como un blanco, un
pobre como un rico, un delincuente o corrupto como una persona honesta.

c. Los derechos humanos son inalienables e intransferibles: la persona humana


no puede, sin afectar su dignidad, renunciar a sus derechos o negociarlos.
Tampoco el Estado puede disponer de los derechos de los ciudadanos. Se
entiende que en situaciones extremas algunos derechos pueden ser limitados o
suspendidos, pero nunca alienados (eliminados, extinguidos). (Amnistía
Internacional, 2021).

Lo anterior quiere decir que los derechos humanos, no son objeto de renuncia y
tampoco se pueden transferir a la potestad de otra persona sea esta natural o jurídica,
por lo que no deben existir situaciones que conlleven o contengan este tipo de

25
prácticas, ya que de hacerlo se estará atentando contra la integridad de las personas y
estas conductas no pueden ni deben ser aceptadas.

d. Los derechos humanos son acumulativos, imprescriptibles o irreversibles:


Como la humanidad es cambiante, las necesidades también, por ello a través del
tiempo se van conquistando nuevos derechos, que una vez alcanzados forman
parte del patrimonio de la dignidad humana. Una vez reconocidos formalmente los
derechos humanos, su vigencia no caduca (es decir, no vence nunca), aún
superadas las situaciones coyunturales que llevaron a reivindicarlos. (Amnistía
Internacional, 2021).

Cuando se refiere al termino acumulativo, se refiere a la manera en la cual pueden


surgir nuevos derechos humanos, por poner un ejemplo, el derecho a la identidad
propia fue reconocido posteriormente al derecho a la vida o a la libertad, pero el
reconocimiento no limita, deroga o cambia los derechos anteriores, por lo que los
derechos humanos son considerados como un cumulo de derechos, los cuales no son
derogables ni tampoco pueden extinguirse, ya que su existencia está directamente
ligada a la presencia del ser humano en la tierra.

e. Los derechos humanos son inviolables: nadie puede atentar, lesionar o


destruir los derechos humanos. Esto quiere decir que las personas y los gobiernos
deben regirse por el respeto a los derechos humanos; las leyes dictadas no
pueden ser contrarias a éstos y las políticas económicas y sociales que se
implementan tampoco. Por ejemplo, el derecho a la vida no puede ser violentado
bajo ninguna circunstancia, como ocurre frecuentemente en la realidad, ni por la
acción de fuerzas policiales o militares ni por políticas económicas que condenan
a la muerte por desnutrición o hambre a la población. (Amnistía Internacional,
2021).

26
Esto quiere decir que en teoría, nadie puede vulnerar los derechos humanos de otra
persona, esto se refiere a los Estados, sobre todo en la manera de la aplicación del ius
puniendi, es decir, la atribución que tiene para castigar a sus habitantes, ya que es en
este tipo de situaciones donde se generan la mayoría de conflictos de derechos
humanos; se señala que debe cumplirse, pero en mucho países no se hace ya sea por
conflictos armados internos, dictaduras o porque el Estado no brinda el mínimo de
garantías a las personas para que sean respetados sus derechos humanos.

f. Los derechos humanos son obligatorios: Los derechos humanos imponen una
obligación concreta a las personas y al Estado de respetarlos, aunque no haya
una ley que así lo diga. Queda claro, entonces, que es obligatorio respetar todos
los derechos humanos que existan en las leyes y también aquellos que no lo
están aún, como por ejemplo el derecho a la objeción de conciencia (o sea, el
derecho a no prestar el servicio militar por razones de creencias morales o
religiosas) o el derecho a la propiedad colectiva de la tierra en el caso de las
comunidades indígenas, y tantos otros. (Amnistía Internacional, 2021).

Lo anterior quiere decir que no hay forma alguna en las cuales se puedan negar los
derechos humanos, en tal sentido, siempre deben de cumplirse ya que estos no
caducan, por lo que en el caso de ser vulnerados los mismos pueden y deben ser
reivindicados, de tal manera que se reconozca el agravio y se repare el daño a las
personas cuando sea conducente.

g. Los derechos humanos trascienden las fronteras nacionales: “Esta


característica se refiere a que la comunidad internacional puede y debe intervenir
cuando considere que un Estado está violando los derechos humanos de su
población. En este sentido, ningún Estado puede argumentar violación de su
soberanía cuando la comunidad internacional interviene para requerir que una
violación a los derechos humanos sea corregida (Amnistía Internacional, 2021).

27
Un ejemplo de ello es el caso de la masacre en Río Negro, en la cual Guatemala se
ha visto requerida de cumplir con sus obligaciones internacionales de hacer justicia y
castigar a los policías y militares responsables, sin que pueda considerarse una
invasión a su soberanía, debido a que los derechos humanos son universales, no
obstante, a pesar de que se condena al Estado, corresponde a cada uno aplicar las
medidas correctivas conducentes.

h. Los derechos humanos son indivisibles, interdependientes,


complementarios y no jerarquizables: los derechos humanos están
relacionados entre ellos, es decir, no se puede hacer ninguna separación ni
pensar que unos son más importantes que otros. La negación de algún derecho
en particular significa poner en peligro el conjunto de la dignidad de la persona,
por lo que el disfrute de algún derecho no puede hacerse a costa de los demás.
Es así, como no se puede disfrutar plenamente del derecho a la educación si no
se está bien alimentados o se carece de una vivienda adecuada, ni se puede
ejercer el derecho a la participación política si se niega el derecho a manifestar o
estar bien informados. (Amnistía Internacional, 2021).

Las características anteriormente indicadas, suelen ser discutidas en ocasiones, sobre


todo en cuanto a la universalidad de estos derechos por cuanto se argumenta que los
derechos humanos se deben de interpretar dentro de las distintas culturas, en forma
que estas matizan o tergiversan en cierta manera los principios contenidos en la
declaración universal. Debido a esto, los derechos humanos no serían los mismos, sino
que variarían de acuerdo en función de los contextos culturales.

A las características de los derechos humanos finalmente hay que añadir la


inderogabilidad, pero con algunos matices, ya que, según las distintas normas
internacionales, regionales o nacionales de derechos humanos, la inderogabilidad no
afecta por igual a todos los derechos. En determinadas circunstancias, de forma
excepcional se legitima a los Estados para derogar algunos derechos. Otros han de ser
respetados siempre, sin excepción alguna, como el derecho a la vida, a no ser

28
esclavizado o a no ser torturado, a no recibir tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes y a la no discriminación por motivos de raza, religión, origen social o de
cualquier otra índole. Esto quiere decir que, aunque uno de los derechos humanos no
comulgue o se reconozca dentro de un Estado, no puede obviarse o derogarse, debido
a que son erga omnes para todas las personas del mundo.

2.5 Clasificación

En primer lugar, es necesario afirmar que esta clasificación no debe confundirse


como un criterio jerarquizado o a la aceptación que tienen. Todos los derechos del
hombre tienen por razones antológicas y materiales, una naturaleza igual, aunque
pueden tener caracteres diferentes y distintos sistemas de protección. No es admisible
ninguna jerarquización entre ellos ni puede admitirse el reconocimiento de que es lícita
la violación y el desconocimiento de una categoría de derechos con base en que es
preciso dar preeminencia a otra u otras categorías. (Avalos, 2005, p. 11). Por lo tanto,
se puede determinar que la clasificacion de los derechos humanos no responde a su
importancia ya que todos la tienen sino más bien al momento historico en el cual fueron
reconocidos, ya que a medida que fue pasando el tiempo, se hizo evidente que la
proteccion de los derechos humanos debia crecer para poder abarcar más aspectos de
la vida dentro de la sociedad.

Cualquiera que sea el tipo de derechos humanos, se interrelacionan entre ellos, pero
son independientes e individuales. Con esto, claro, se puede advertir que su
clasificación, está comprendida en tres partes, las cuales son conocidas como
generaciones, redundamos que esta clasificación no tiene ningún nivel jerárquico ni
ninguno de ellos adquiere más importancia que otro. Se debe entonces enumerar las
distintas clases de derechos humanos de la forma siguiente:

a. Derechos de primera generación: estos derechos son conocidos dentro del


argot popular como derechos civiles y políticos; los cuales son producto del triunfo
del liberalismo burgués en la Revolución Francesa y fueron plasmados en la

29
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y posteriormente,
fueron plasmados en todos los textos constitucionales de Occidente. Estos
derechos, implican un deber de abstención por parte del Estado, cuya actuación
es en esencia pasiva, aunque supone no, solo un deber de garantizar el orden
público dentro del cual esos derechos pueden ejercerse efectivamente, de
manera libre y no discriminatoria, sino también de crear y mantener las
condiciones en que el orden, dentro del cual se ejerce la libertad, exista de
manera efectiva y real. (Avalos, 2005, p. 20).

El titular de estos derechos es el ser humano en el caso de los derechos civiles, y el


ciudadano en el caso de los políticos, considerados el hombre y el ciudadano no como
abstracciones autónomas y aisladas, sino como entidades que actúan necesariamente
en el complejo de la vida sociopolítica. Algunos de los derechos de este tipo son:
derecho a la vida, libertad, seguridad jurídica, a circular libremente, elegir la residencia,
a la nacionalidad, a no ser esclavizado ni torturado, al libre pensamiento, a practicar
cualquier religión, a expresar ideas, entre otros.

b. Derechos de segunda generación: están contenidos en esta generación de


derechos, aquellos que son de contenido económico, social y cultural; tienen
como fin garantizar el objeto a la educación, el trabajo y a la cultura, así como
garantizar la estabilidad económica de las personas. Se llaman de segunda
generación debido a que su reconocimiento sucedió luego de los derechos civiles
y políticos, su razón de ser es el respeto a la dignidad de las personas, a su
libertad y también a la eficacia de la democracia. (Avalos, 2005, p. 20).

Todo esto será posible si se dan las condiciones culturales, económicas y sociales que
garanticen el desarrollo de aquellos pueblos y personas. Por supuesto, que la vigencia
de los derechos económicos, sociales y culturales están determinados por las
condiciones de cada país, por lo que su cumplimiento varía entre estos.

30
c. Derechos de tercera generación: se comenzó a hablar de ellos, como una
nueva categoría, en la década de los setenta. Fue el Director General de la
UNESCO, Karen Vasak, quien calificó a estos derechos como derechos de la
solidaridad, en la lección magistral que dictó en la Academia de Derechos
Internacionales de la Haya, en 1974, expresó: “Los nuevos derechos humanos
podrían denominarse también derechos de solidaridad; puesto que reflejan una
cierta concepción de la vida en comunidad, solo pueden adquirir existencia real
mediante los esfuerzos conjuntos de todos los componentes de la sociedad;
individuos, Estado, entidades públicas o privadas. Así ocurre, por ejemplo, con el
derecho a un medio ambiente sano y ecológicamente equilibrado, el derecho al
agua pura, el derecho al aire puro e incluso al derecho a la paz. En lo que se
refiere a estos nuevos derechos humanos, la legislación internacional es
prácticamente inexistente, e igual sucede, por lo demás, con las legislaciones
nacionales: raras son las constituciones escritas que incorporan uno u otro de
estos nuevos derechos humanos, aunque existan propuestas en tal sentido.
(Gross Espielli, 1988, p. 34).

Como se puede observar, cada generación de derechos humanos tiene la misma


importancia, por lo tanto, ninguno adquiere más importancia que otro, asimismo
ninguno deroga al de generaciones anteriores. En ese sentido, se puede declarar que
dentro de estos derechos está implícito el derecho que tienen las personas a la tierra
por haberla habitado y poseído desde la antigüedad o bien porque a través del tiempo
se han convertido en legítimos propietarios.

2.6 El derecho humano a la identidad

Para determinar en qué consiste el derecho humano a la identidad, es necesario


definir que es la identidad y cómo se caracteriza dentro de un territorio determinado.

Leonardo Girondella Mora, al definir la identidad personal manifiesta que:

31
Se deben tomar en cuenta ciertos aspectos que son importantes, para referirse a ella.
La identidad personal es una noción que se centra en la persona, y se considera a
cada una por separado, como un ser diferente y distinto de los demás.

Es una noción multivariable, formada por diferentes aspectos y atributos que al


combinarlos son irrepetibles, definiendo en su totalidad a la persona; es una noción
dinámica, en virtud que, aunque siempre está unida a la persona, se va modificando en
el tiempo; y, por último, todo este conjunto de atributos y rasgos de la identidad
personal desarrollan un sentido de pertenencia con otros, sin embargo, lleva aparejado
ese sentido de ser distinto con respecto a los demás. (Gidorella Mora, 2012).

Se puede determinar entonces, que la identidad debe reconocerse como un derecho,


de tal manera que le sea otorgado a todos los habitantes, sin importar cual sea su
origen, etnia o grupo social a la que pertenezca.

El derecho a la identidad es un derecho humano, y por lo tanto, fundamental para el


desarrollo de las personas y de las sociedades; este derecho que comprende diversos
aspectos que distinguen a una persona de otra, incluye el derecho a tener un nombre y
la posibilidad de identificación a través de un documento de identidad.

Las normas nacionales e internacionales señalan claramente el derecho al nombre


como uno de los primeros derechos al que deben acceder las personas al nacer, su
importancia no sólo radica en el hecho de ser un componente importante de la
identidad de las personas, ya que les dota de existencia legal y les permite el ejercicio
de sus otros derechos; sino que además, permite a las autoridades de un país conocer
en términos reales cuantas personas lo integran y, por tanto, podrán planificar e
implementar adecuadamente sus políticas públicas y de desarrollo.

Dada la relevancia del registro de nacimiento y el impacto que éste tiene para la
garantía del derecho a la identidad y su interacción con otros derechos necesarios para
el libre desarrollo, seguridad y bienestar de la población infantil, es necesario que el

32
desempeño de este acto se apegue a los principios de equidad, universalidad e
inmediatez.

Lo anterior, con la finalidad de eliminar las barreras que pudieran generar efectos
discriminatorios que profundicen las brechas de desigualdad y generen condiciones de
exclusión social para determinados grupos de población o personas que se encuentren
en situación de desventaja social. Si bien tener un nombre y una nacionalidad, de
acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos, es un derecho
reconocido universalmente para todas las personas sin excepción, se estima que en el
mundo aproximadamente 230 millones de niñas y niños con menos de 5 años, no
cuentan con registro de nacimiento ni documento de identidad (Unicef, 2013, p. 6).

El derecho a la identidad personal tiene como sustento la Convención de las Naciones


Unidas de los Derechos del Niño y el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y
Políticos, también la Convención Americana sobre los Derechos Humanos, así como
otros tratados, que admiten además, los derechos relacionados con la identidad de la
persona. Este derecho conlleva otros que también son inherentes a ella y que
conforman en conjunto la identidad de la persona.

Sobre este tópico, la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia en el


Artículo 14 afirma lo siguiente: “Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a tener
su identidad, incluidos la nacionalidad y el nombre, conocer a sus padres y ser
cuidados por ellos, las expresiones culturales propias y su idioma. Es obligación del
Estado garantizar la identidad del niño, niña y adolescente, sancionando a los
responsables de la sustitución, alteración o privación de ella.”

Lo anterior, quiere decir que los menores de edad en Guatemala tienen el derecho de
que se reconozca su identidad, así como todas las circunstancias que lo conforman de
tal manera que el menor sepa quienes son sus padres, así como la cultura que debe
tener, para saber quien es como persona y su lugar dentro de la sociedad que integra.

33
Continúa regulando el Artículo 14 de la Ley de Protección Integral de la Niñez y
Adolescencia: “El Estado deberá prestar la asistencia y protección adecuada en todos
aquellos casos en los que sean privados ilegalmente de alguno de los elementos que
constituyen su identidad, con el fin de restablecerla.” Esto determina que el Estado
tiene la obligación de garantizar el derecho a la identidad dentro de Guatemala, por lo
que deberá crear la legislación e instituciones conducentes para cumplir tal efecto, para
que todos los menores de edad en el país sepan cual es su identidad, su cultura y
como debe desarrollarse y en caso de que se incumpla, se pueda reivindicar este
derecho dentro del ordenamiento jurídico nacional.

Entre ellos están el derecho a la nacionalidad del individuo, el derecho a la


personalidad jurídica, el cual permite que cada individuo tenga plena capacidad de ser
sujeto de derechos y obligaciones, pues una persona no puede ser titular de derechos
y obligaciones si carece de nombre, nacionalidad y no está registrado en el registro
civil; por ejemplo, no se puede comprar una casa si no se tiene una cuenta bancaria y
no se puede abrir una cuenta bancaria sin un documento de identificación, e incluso, no
se puede obtener el documento personal de identificación si no se está inscrito. (De
García, 2012, p. 13).

En la actualidad, los compromisos asumidos internacionalmente se encuentran


encaminados a que los Estados tienen obligaciones generales que constituyen su
incorporación legal y cumplimiento, basados en los principios de reciprocidad,
cooperación, buena fe y responsabilidad. En este contexto, Guatemala es signataria de
tratados y convenios internacionales de Derechos Humanos, incluyendo los derechos
de la niñez y adolescencia, los cuales deben ser cumplidos por su carácter obligatorio.
La Convención sobre Derechos del Niño, en sus Artículos 7 y 8 se refiere
específicamente a los derechos del niño a un nombre, nacionalidad, relación familiar
(apellido), a la inscripción inmediata y a su pronto restablecimiento cuando un niño o
niña es privado de alguno de los elementos que constituyen su identidad. (Ponencia
presentada en el IV Encuentro de Directores de Registro Civil, 2007, p. 113).

34
Al no encontrarse registrados, se hace difícil medir con precisión la cantidad de niños,
niñas y adolescentes que no cuentan con identificación oficial en un país, lo que ha
generado la preocupación de la comunidad internacional; el Comité de los Derechos
del Niño, por ejemplo, en sus observaciones finales a los Estados parte de
Latinoamérica lo ha hecho manifiesto debido al gran número de menores que no
poseen certificado de nacimiento Entre las obligaciones que tiene Guatemala en cuanto
al derecho a la identidad, personalidad jurídica, derecho al nombre y derecho a la
nacionalidad se encuentran las contenidas en la Convención Interamericana de
Derechos Humanos.

Fue suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969, donde también
se indican los problemas relativos a la accesibilidad a los mecanismos de identificación
y registro que presentan las personas. En el Artículo 8 de la Convención de los
Derechos del Niño, se señala el cumplimiento de los compromisos que adquiere cada
Estado con su ratificación. Entre ellos, están el de respetar el derecho de todo niño y
niña a resguardar su identidad, prestarles la asistencia y protección necesarias y
adecuadas para restaurar inmediatamente su identidad en caso de que se vean
privados ilegalmente de alguno de los elementos que la integran, lo que se refiere al
nombre, nacionalidad y vínculos familiares.

El derecho a la identidad permite que niñas y niños tengan un nombre y una


nacionalidad desde su nacimiento. Además, es la puerta a sus otros derechos como el
acceso a servicios de salud, educación y protección.

En ese sentido, se puede determinar que los elementos del derecho a la identidad, son
los siguientes:

a) Derecho a un nombre y un apellido: desde su nacimiento, el niño tiene


derecho a tener un nombre y un apellido. Todo niño debe ser registrado
inmediatamente después de su nacimiento, ya que los padres tienen la
obligación de informar el nombre, el apellido y la fecha de nacimiento del

35
recién nacido. Esta acción supone el reconocimiento inmediato por parte del
Estado de la existencia del niño, y la formalización de su nacimiento ante la
ley. Además, su registro permitirá al niño preservar sus orígenes, es decir, las
relaciones de parentesco que lo unen a sus padres biológicos.

b) Derecho a la nacionalidad: desde su nacimiento, un niño tiene derecho a


adquirir una nacionalidad. Según las circunstancias en que se adquiera la
nacionalidad puede ser de dos tipos:

- Nacionalidad originaria o de sangre: el niño adquiere la nacionalidad de


sus padres desde el momento de su nacimiento.

- Nacionalidad por residencia: aunque sus padres posean otra nacionalidad,


el niño adquiere la nacionalidad del territorio en el que nace.

La nacionalidad se obtiene al registrarse en el Registro Civil. Es un elemento muy


importante, ya que en primer lugar, supone el vínculo entre la persona y la ciudadanía,
y en segundo lugar, constituye la pertenencia de una persona a una nación. En
definitiva, afirma la calidad de una persona en razón del nexo político y jurídico que la
une a la población constitutiva de un Estado.

La importancia del derecho a la identidad radica en que el individuo logra saber quién
es y distinguirse de los demás. La identidad no implica únicamente la individualización
jurídica, sino biológica, social, cultural, entre otras.

El Estado debe garantizar y reconocer este derecho. Se refleja en que el Estado debe
satisfacer las necesidades de otros derechos, como la educación, la libre personalidad,
la salud, la seguridad jurídica, el acceso a la información, entre otros.

La violación al derecho a la identidad, aparte de dañar la individualidad y la vida


privada, también afecta el desarrollo en diversas etapas de la vida. Entre las

36
situaciones que propicia no contar con los datos que individualicen a una persona está
la desigualdad, la discriminación, la protección de derechos como la salud, la
educación, la alimentación, la explotación, la sustracción, la inseguridad jurídica, y la
inseguridad personal, entre otras.

CAPÍTULO III
La impugnación de la filiación en Guatemala

Es preciso analizar en qué consiste la impugnación de la filiación en Guatemala y


cómo funciona de conformidad con la legislación nacional, de tal manera que se pueda
determinar su importancia dentro del Derecho Civil Nacional y la relevancia para este
trabajo.

3.1. Definición de impugnación de la filiación

Es necesario definir en qué consiste la impugnación de la filiación en la doctrina y cómo


se desarrolla.

Etimológicamente, se puede definir impugnación como:

37
Del latín impugno-are; es una acción, una refutación, una objeción, una contradicción,
tanto las referentes a los actos y escritos de la parte contraria, cuando pueden ser
objeto de discusión ante los tribunales, como a las resoluciones judiciales que sean
firmes y contra las cuales cabe algún recurso. (Palomar de Miguel, 2008, p. 803).

Se puede determinar, entonces, que la impugnación es oponerse a una situación


específica en la cual no se está de acuerdo, situación que debe estar incluida dentro
del ordenamiento jurídico, de tal forma que se puedan revisar los actos que han sido
decretados por una autoridad, para poder determinar si es realmente procedente o
no.

La impugnación responde a la necesidad jurídica de oponerse ante algún tipo de


derecho que se considera violentado, para lo cual es necesario acudir ante los
tribunales y que un juez, a través de su sana crítica, decida si es procedente objetar
lo que previamente se ha decidido.

Ossorio por su parte define la impugnación como:

Objeción, refutación, contradicción. Se refiere tanto a los actos y escritos de la parte


contraria, cuando pueden ser objeto de discusión ante los tribunales, como a las
resoluciones judiciales que sean firmes y contra las cuales cabe algún recurso. (2008,
p. 476).

Lo anterior quiere decir que la impugnación es la forma legal que permite oponerse a
una situación, lo cual es determinado por la ley, y para tal efecto se debe de acudir a
los tribunales para que se pueda reinvidicar el derecho que se cree que está siendo
violentado, lográndolo por medio de la refutación de tal situación.

38
Por su parte, Briseño Sierra advierte que el término impugnación es multívoco e
intenta precisar su significado:

Hay en la impugnación un dato que no debe olvidarse: el dinamismo de la instancia. La


impugnación es la aplicación del instar con un fin particular, individualizado. La
peculiaridad que singulariza a este tipo de instancia es aquella pretensión de resistir la
existencia, producción o los efectos de cierta clase de actos jurídicos. (1995, p. 672).

Por lo tanto, la razón justificativa de la impugnación es normalmente imputada a la


falibilidad humana, pues todo ser humano por naturaleza está expuesto a cometer
errores, omisiones, o incluso, injusticias a veces sin siquiera darse cuenta, y por qué
no, otras veces conscientes de ello.

La impugnación de la paternidad, propiamente dicha se define como: Acción dirigida a


obtener una declaración que niegue la paternidad atribuida respecto de determinada
persona (Ossorio, 2008, p. 476), por lo que esta acción tiene como finalidad la de
refutar la paternidad de una persona sobre otra para que no se considere más su
descendiente, para lo cual debe utilizar instituciones previstas en la ley, amparándose
en ellas para poder obtener la resolución favorable.

Varsi expresa lo siguiente sobre la impugnación de paternidad matrimonial:

Denominada desconocimiento riguroso. En este caso el marido ataca la paternidad que


tiene con el hijo concebido por su mujer durante el matrimonio. En ella está vigente la
presunción pater est, pues existe una verdad biológica probable. Se presume que el
marido tenía relaciones sexuales con la madre en la época de la concepción. (1999, p.
142).

Esta fue una posición histórica sobre la cual se podía reconocer la paternidad, de tal
manera que se puede determinar que cualquier tipo de relación sexual que el padre

39
tuviera con la madre es considerado como plena prueba de paternidad, siempre y
cuando coincidieran las fechas en las cuales se llevó a cabo la concepción.

En este sentido, la impugnación de paternidad es una acción de desplazamiento o


apartamiento; debido a que busca la exclusión de la paternidad matrimonial reconocida.
Es también una acción judicial constitutiva puesto que tiene como finalidad poner en
manifiesto la falta del vínculo biológico entre el marido y el hijo. Se afirma que la
impugnación de paternidad matrimonial es una acción de desplazamiento, porque tiene
por objeto desplazar o apartar a una persona del estado de familia que posee. En tal
sentido, se puede afirmar que el efecto que se busca generar a través de la
impugnación de la paternidad es la eliminación completa del vínculo que se ha
generado con otra persona como descendiente; con las pruebas conducentes para
acompañar su pretensión. (García Vicente, 2001, p. 107).

3.2. Formas de impugnar la paternidad en Guatemala

Para poder comprender como se puede impugnar la paternidad en Guatemala, es


necesario analizar lo que la ley regula sobre este tópico.
Dentro de la legislación nacional, se han previsto situaciones que permiten impugnar la
paternidad, de tal manera que se pueda realizar esta actividad de conformidad con la
ley, siempre y cuando existan indicios suficientes para tal efecto, los cuales a través del
adelanto tecnológico se puede probar que no existe un vínculo sanguíneo dentro del
territorio nacional.

Nuestra legislación, en ese sentido, contempla dos situaciones distintas para generar la
impugnación: la impugnación dentro del matrimonio y la impugnación fuera del
matrimonio.

a) La impugnación matrimonial

40
Derivado de lo previsto en los Artículos 199 y 201, ambos del Codigo Civil, existen
diversas presunciones que conducen a determinada persona (marido) a ser
considerado padre. Es decir, caer en algunos de los supuestos contemplados en dichas
normas, como lo es el hecho que el hijo haya sido concebido dentro del matrimonio, asi
como:
1 . El hijo nacido después de ciento ochenta días de la celebración del matrimonio, o de
la reunión de los cónyuges legalmente separados; y
2°. El hijo nacido dentro de los trescientos días siguientes a la disolución del
matrimonio.

Estas presunciones tienen un peso muy importante en el presente tema, debido a que
se parte de ellas para atribuir la paternidad a determinada persona, principalmente por
el hecho que estando formado el vínculo matrimonial, deviene natural que cualquier hijo
nacido concebido dentro del matrimonio sea considerado hijo del marido.

Para dichas presunciones, la regulación nacional ha contemplado la posibilidad de que


el marido pueda cuestionar el vínculo patrimonial que la ley le atribuye por efecto de
encuadrar en alguno de los supuestos mencionados, y para ello le ha dotado de una
acción de impugnación en los términos previstos en el Artículo 204 del Código Civil que
dice: “La acción del marido negando la paternidad del hijo nacido de su cónyuge,
deberá intentarse judicialmente, dentro de sesenta días, contados desde la fecha del
nacimiento, si está presente, desde el día en que regresó a la residencia de su
cónyuge, si estaba ausente, o desde el día en que descubrió el hecho, si se le ocultó el
nacimiento. Los herederos del marido solamente podrán continuar la acción de
impugnación de la paternidad iniciada por él, pero este derecho podrán ejercitarlo
únicamente dentro de sesenta días contados desde la muerte del marido”.

Con dicha norma nace uno de los grandes inconvenientes que afectan el derecho de
identidad, ya que fija un límite temporal al interesado (marido) para impugnar la
paternidad que se le atribuye en virtud de los Artículos 201 y 199 del Codigo Civil,
fijándolo en sesenta días.

41
Adicional al problema legal que implica un plazo límite para la impugnación de
paternidad matrimonial, existen supuestos previstos en la propia norma del Artículo 201
del Código Civil dando excepciones a tal facultad, como el caso de que si antes de la
celebración del matrimonio tuvo conocimiento de la preñez, si estando presente en el
acto de la inscripción del nacimiento en el Registro Civil, firmó o consintió que se
firmara a su nombre la partida de nacimiento; y si por documento público o privado, el
hijo hubiere sido reconocido.

Estas excepciones de consideración de quien elabora este trabajo profesional


representan también obstáculos al derecho pleno de identidad, pues da por hecho la
paternidad de determinada persona con un hijo sin tener certeza plena acerca de ello.
Escenarios donde a su vez podría generarse la aplicación de lo previsto en el articulo
200 de Código Civil, esto es, la prueba molecular genética del Ácido
Desoxirribunucleico -ADN-. Situación que hoy no se tiene contemplada para tales
supuestos, debido a la prohibición regulada en el Artículo 201 del ya mencionado
cuerpo legal “La impugnación no puede tener lugar (...)”.

b) La impugnación extramatrimonial

Este tipo de impugnación se refiere a la posibilidad que tienen diversos sujetos para
cuestionar el vínculo paterno entre determinada persona y menor. No se limita
únicamente al supuesto padre como en la impugnación matrimonial. Sus alcances se
extienden a la madre, el hijo o cualquier otro tercero legítimamente, como lo prevé el
Artículo 214 del Código Civil, el cual regula que:
Los padres pueden reconocer al hijo conjunta o separadamente. El reconocimiento
hecho por uno solo de los padres sólo produce efecto respecto de él.
El padre o la madre que no intervino en el acto, así como el propio hijo o un tercero
interesado legítimamente, puede impugnar el reconocimiento, dentro de seis meses a
contar del día en que tal hecho fuere conocido por ellos. Si el hijo fuere menor de edad,
puede contradecir el reconocimiento dentro del año siguiente a su mayoría.

42
El hecho determinante de este tipo de impugnación de paternidad, radica en la
inexistencia de vínculo matrimonial. De ahí que exista aún mayor incertidumbre en la
paternidad y por lo tanto se le extienda tal posibilidad de impugnación a más sujetos
que pueden tener tal interés de impugnación. Por ello, para que un titular pueda hacer
valer su derecho de impugnar la paternidad que se encuentra constituida, deberá
partirse de cuál situación es la que produce tal paternidad, ya que, dependiendo de
ella, así será el punto de cuestionamiento que se realice al impugnar:

Lo anterior, motivado en que derivado de la inexistencia de un matrimonio, nuestra


legislación contiene formas que inducen a determinar la paternidad en forma judicial, en
virtud del Artículo 221 del Código Civil, sin embargo, salvo la determinación que se
produce por aplicación de la prueba biológica, del Ácido Desoxirribonucleico -ADN-, las
otras situaciones resultan escenarios en que la certeza de paternidad no está del todo
definida, siendo las siguientes:

a) Cuando existan cartas, escritos o documentos en que se reconozca: lo anterior


se puede señalar como una forma de vincular la paternidad, sobre todo en el
caso de que el presunto padre no esté con vida y sea una vinculación para
determinar su paternidad; de tal manera que exista una prueba para tal efecto,
es decir, que existan indicios de la paternidad y estos documentos vengan a
reforzar las sospechas que existen sobre si es hijo de esta persona.
b) Cuando el pretensor se halle en posesión notoria de estado de hijo del presunto
padre: La posesión notoria del estado civil es un medio de acreditar un estado
civil, habitualmente, de hijo o de cónyuge. Consiste en hacer valer una situación
de hecho frente a la sociedad para poder acceder a su reconocimiento oficial de
Derecho, de conformidad con lo establecido en el Artículo 223 del Código Civil,
de tal manera que la posesión notoria de estado corresponde a un
reconocimiento tácito de la paternidad y es preciso que se realice en forma legal.
c) En los casos de violación, estupro o rapto, cuando la época del delito coincida
con la de la concepción; por lo que se puede considerar que existe paternidad

43
en este tipo de acciones delictivas toda vez que existen pruebas legales para tal
efecto, por lo que la paternidad deberá considerarse como cierta y las personas
deben hacerse responsables, no solo de la actividad delictiva, sino también por
la paternidad.
d) Cuando el presunto padre haya vivido maridablemente con la madre durante la
época de la concepción: Lo anterior quiere decir que siempre y cuando hayan
indicios que existieron situaciones de vida en común entre las personas, se
tomará como el padre del menor en cuestión.

Son pues, situaciones en las que aún así el vínculo biológico puede ser inexistente
entre menor y el supuesto padre, ya que la única que llega a producir tal grado máximo
de certeza actualmente es la prueba biológica, del Ácido Desoxirribonucleico -ADN-,
prevista por el propio Artículo 221 del Código Civil en su numeral quinto (5°): “Cuando
el resultado de la prueba biológica, del Ácido Desoxirribonucleico -ADN-, determine
científicamente la filiación con el presunto padre, madre e hijo. Si el presunto padre se
negare a someterse a la práctica de dicha prueba, ordenada por juez competente, su
negativa se tendrá como prueba de la paternidad, salvo prueba en contrario. La prueba
del Ácido Desoxirribonucleico -ADN-, deberá ser ordenada por juez competente,
pudiendo realizarse en cualquier institución de carácter pública o privada, nacional o
extranjera especializadas en dicha materia. Este medio de prueba, deberá cumplir con
los requisitos establecidos en la ley para su admisibilidad. En juicios de impugnación
de paternidad o maternidad, será admisible en iguales condiciones y circunstancias, la
prueba molecular genética del Ácido Desoxirribonucleico -ADN-.”

De acuerdo con la reforma del Artículo 221, del Código Civil, los medios idóneos son
los medios científicos de prueba; ya que por medio del análisis de la sangre se pueden
detectar los factores genéticos tanto del hijo como del padre, siendo actualmente la
prueba del ADN, el descubrimiento más reciente de la biología moderna, por medio del
cual se puede excluir la paternidad, teniendo un 99.99% de certeza en la afirmación de
la paternidad. El ADN consiste en una huella genética que posee cada persona
consistente en determinadas características como color y tipo de sangre.

44
En el caso de la paternidad, existe una serie de asuntos complejos que tienen
trascendencia en la pareja y en la vida jurídica a partir del momento en que surge el
conflicto, de ahí que se ha intentado proveer de parámetros claros dentro de la ley de
Guatemala.

Uno de ellos necesariamente recae en el plazo, fijando un límite que permita “disipar”
cualquier duda o al menos impedir que dicha incertidumbre pueda mantenerse por un
plazo incierto dentro de cualquier relación paternofilial. En pro de las relación padre-
hijo, lo anterior ha llevado a que la legislación reconozca cierto plazo, en nuestro
sistema un plazo de seis meses, para poder iniciar la acción de impugnación de la
paternidad, según determinadas circunstancias.

Tal como lo establece el Artículo 214 del Código Civil el cual literalmente señala lo
siguiente: Los padres pueden reconocer al hijo conjunta o separadamente. El
reconocimiento hecho por uno sólo de los padres, sólo produce efecto respecto de él.
El padre o la madre que no intervino en el acto, así como el propio hijo o un tercero
interesado legítimamente, puede impugnar el reconocimiento, dentro de seis meses a
contar del día en que tal hecho fuere conocido por ellos. Si el hijo fuere menor de edad,
puede contradecir el reconocimiento dentro del año siguiente a su mayoría.

En este sentido, la impugnación de la paternidad siempre será un tema controversial


debido al antinaturalidad que representa esta figura toda vez que no se considera en
forma común que un padre no quiera hacerse cargo de su hijo, no obstante y para
precisar un ámbito adecuado se debe tener parámetros y normas legales que permitan
propiciar la impugnación de paternidad, pues así como el supuesto padre tiene derecho
a desligarse de un vínculo que no le corresponde, desde la óptica de la otra parte, el
hijo también tiene derecho a saber quién es su padre de tal forma que pueda conocer
su propia identidad y su cultura.

3.3. Proceso de impugnación de la filiación

45
El Artículo 8 de la Ley de Tribunales de Familia indica que a excepción de las
cuestiones sometidas a la jurisdicción privativa de los Tribunales de Familia, en donde
rige el procedimiento del juicio oral que se regula en el Capítulo II del Título II del Libro
II del Código Procesal Civil y Mercantil. Por su parte el Artículo 9 del mismo cuerpo
legal, expresa lo siguiente: “Los juicios relativos a reconocimiento de preñez y parto,
paternidad y filiación, separación y divorcio, nulidad del matrimonio, declaración y cese
de la unión de hecho y patrimonio familiar, se sujetarán a los procedimientos que les
correspondan según el Código Procesal Civil y Mercantil.” Es decir, el juicio ordinario es
la vía procesal que recoge y mediante la cual se dilucidan todos aquellos conflictos que
no tengan señalado un procedimiento especial, como, por ejemplo, la impugnación de
la paternidad dentro del juzgado de familia del departamento de Guatemala.

La demanda constituye el primer acto y uno de los actos más importantes en el proceso
y puede decirse desde varios puntos de vista, que varía de conformidad con el tipo de
proceso. En el caso de la impugnación, la demanda debe ser tramitada, por la vía
ordinaria, ante los tribunales de primera instancia de familia -por ser un asunto de valor
indeterminado- del domicilio del demandado (Artículo 12 Código Procesal Civil y
Mercantil); y en el caso que la disputa sea promovida por un menor o incapaz,
establece el Artículo 18 de la Ley de Tribunales de Familia como juez competente el del
domicilio de ellos o el del lugar donde resida el demandado, a elección de los
demandantes.

Atendiendo a los plazos y etapas que conlleva el juicio ordinario, a priori se puede
afirmar que la impugnación de la paternidad es un proceso largo como lo señala la ley,
no obstante, se considera necesario en el sentido de que debe existir un medio legal
para su declaración judicial, de tal forma que se pueda dilucidar la impugnación de
manera adecuada atendiendo a la situación concreta objeto de conflicto.

Esto es de suma importancia, debido a que también debe existir una manera legal de
defenderse de cualquier pretensión, sin importar de cual se trate, toda vez que todo
acto legal debe ser afecto de revisión, y por lo tanto, la paternidad también se incluye

46
en este ámbito procesal, ya que las implicaciones en juego repercuten en un ámbito
social. De tal cuenta que propiciar un adecuado camino jurídico adjetivo es el primer
paso para lograr que este conflicto pueda ser resuelto con miras a un beneficio social.
En tal sentido, se puede afirmar que una forma de reconocer el derecho a la identidad
se produce a partir de la impugnación de la paternidad, toda vez que mientras no sea
reconocida plenamente, se estará violentando el derecho a la propia identidad que
tiene cada persona para poder identificarse como parte de un grupo familiar.

En cuanto a la prueba que se debe diligenciar en el juicio ordinario de impugnación, es


importante resaltar, que hasta antes del año 2008, Guatemala, no contemplaba la
prueba genética de ADN, como medio de prueba. Fue a través de las reformas al
Código Civil, presentadas en los Decretos 39-2008 y 27-2010, que reformaron el
Artículo 200, el cual establece: “Prueba en contrario. Contra la presunción del artículo
anterior no se admiten otras pruebas que la prueba molecular genética del Ácido
desoxirribonucleico, así como haber sido físicamente imposible al marido tener acceso
con su cónyuge en los primeros ciento veinte días de los trescientos que precedieron al
nacimiento por ausencia, enfermedad, impotencia o cualquiera otra circunstancia”. Así
también, el Artículo 221 en el cual se adicionó el numeral 5º. El cual señala: “ Cuando el
resultado de la prueba biológica del Ácido desoxirribonucleico –ADN- determine
científicamente la filiación con el presunto padre, madre e hijo. Si el presunto padre se
negare a someterse a la práctica de dicha prueba, ordenada por juez competente, su
negativa se tendrá como prueba de paternidad, salvo prueba en contario (…)”. El
Decreto 27-2010 reformó el Artículo 222 del Código Civil, señalando: “ contra la
presunción del presente artículo se admite la prueba biológica del Ácido
desoxirribonucleico ADN.”

Con las reformas expuestas anteriormente, la prueba de ADN se considera la prueba


reina en los juicios ordinarios de paternidad y filiación, y debe ofrecerse con el escrito
de demanda; desplazando la prueba documental consistente en cartas, escritos o
documentos en que se reconozca, como lo establecía el Artículo 221 numeral 1; que en
la mayoría de veces consistían en cartas de amor dirigidas a la madre del menor o

47
fotografías de la convivencia con el presunto padre; sin embargo, estos medios de
prueba pueden incluirse para reforzar la demanda, sin que ellos resten predominancia
a la prueba biológica ya mencionada.

De acuerdo con los preceptos vertidos con anterioridad, puede complementarse este
apartado, diciendo que de las reformas realizadas al Código Civil, es importante
destacar el hecho de que si el presunto padre se negare a someterse a la práctica de la
prueba de ADN, ordenada por juez competente, su negativa se tendrá como prueba de
paternidad, salvo prueba en contario. Esto quiere decir que el no asistir a realizarse la
prueba en la fecha fijada por el juez, partiendo de la presunción que la propia ley
genera de un hecho generado, lo faculta para resolver conforme la pretensión
solicitada, debido a que la negativa por parte del padre de someterse a una prueba de
ADN es una presunción legal, la consecuencia nace inmediata y directamente de la ley.

La inclusión de la prueba de ADN en los juicios de paternidad y filiación, así como la


implementación de los centros y laboratorios especializados en realizarlas, representa
un avance en pro de los derechos de los hijos nacidos fuera de matrimonio y cuya
filiación no quiere ser reconocida por el presunto padre, por lo que es necesario que se
siga aplicando dentro del contexto legal para poder afirmar si una persona es
descendiente de otra y por lo tanto debe ser reconocida como hijo del primero.

3.4. El favor veritatis dentro de la filiación

El favor veritatis, dentro de la filiación se puede definir como todo aquel derecho que
posee la persona para conocer la identidad propia; es decir la facultad del ser humano,
sustentada en el principio de la verdad biológica, que le permite saber quién es su
progenitor quien, por distintas causas, puede ser desconocido, estar en discusión o ser
debatible. La persona debe tener acceso a dicha información mediante un trámite
judicial en el cual encuentre protección a los intereses involucrados (los del cedente),

48
todo a la luz del principio de proporcionalidad. El principio biológico se sustenta en la
verdad biológica: transferencia de genes entre progenitores y generados, conocido
como favor veritatis. Utiliza el presupuesto biológico o genético de la filiación, dejando
de lado el aspecto social. El sistema legal tiende a ello, favoreciendo la determinación
de la filiación conforme a la realidad biológica, se sustenta en el vínculo biológico el
ADN.

Uno de los principios fundamentales del derecho de filiación, denominado favor


veritatis, supone que el vínculo paterno filial se establece una vez comprobada la
descendencia genética o biológica del nacido respecto de un varón y una mujer
determinada. La importancia del favor veritatis y del derecho de conocer el propio
origen biológico se fundamenta en la protección de los intereses del hijo y en el
cumplimiento de los deberes de los padres respecto a sus hijos, salvo en aquellos
casos excepcionales considerados por el legislador.

Por lo tanto, el favor veritatis indica que es necesario que los hijos sepan la verdad
sobre la identidad que poseen respecto de sus progenitores, por lo que es de suma
importancia que este derecho siempre sea reconocido; de tal manera que no se niegue
el reconocimiento del origen de las personas, respetando en todo sentido su derecho
humano a la propia identidad a conocerse y a comprender su contexto socio-cultural
que lo forma como persona.

3.5. La caducidad de la acción de la impugnación de la filiación en Guatemala

Es necesario analizar cuál es el plazo que existe en Guatemala para la caducidad de la


acción de impugnación contemplada en los artículos precedentes y cuáles son los
efectos jurídicos, así como sociales que esta genera dentro del contexto del derecho de
familia nacional.

49
Para ello, antes se debe definir en qué consiste la caducidad de forma jurídica, de tal
forma que se pueda determinar qué es y cómo se desarrolla específicamente dentro de
la impugnación de paternidad en Guatemala.

La caducidad es una figura jurídica mediante la cual un derecho se extingue o, si se


quiere, muere por consecuencia del transcurso del plazo legalmente establecido para
su ejercicio sin que éste se hubiera ejercitado. (Cabanellas, 2006, p. 145).

Cabe hablar de caducidad de la acción en aquellos casos en los que su ejercicio está
sujeto a un plazo determinado en la ley sin posibilidad de prórroga y además no puede
ser interrumpido o detenido por actuación alguna mientras no se ejercite la acción
correspondiente, por lo que esa posibilidad de cuestionar judicialmente alguna situación
o comprobar esa relación jurídico procesal a raíz del ejercicio de una acción sujeta a
plazo se extingue si transcurrido dicho plazo no se ejercita.

La caducidad se encuentra íntimamente ligada a derechos potestativos, es decir, a


facultades o poderes jurídicos cuya finalidad es la de provocar un cambio de situación
jurídica, lo que evidentemente determina una situación de incertidumbre para aquellos
que pueden verse afectados por tal modificación jurídica. Por este motivo, el Derecho
articula ciertos mecanismos, como la caducidad, que tienden a dar mayor seguridad a
ciertas relaciones jurídicas, finalidad que comparte plenamente con el instituto de la
prescripción. (Couture 1958, p. 127).

Por lo tanto, la caducidad tiene como un efecto propio la extinción de una acción, pero
siempre fundamentado en un término determinado, el cual no puede ser prorrogable y
una vez cumplido, se produce la pérdida de la acción.

Respecto de las características de la caducidad las cuales cumple a cabalidad la


institución de la impugnación de la paternidad en Guatemala, se puede determinar que
son las siguientes:

50
1. La caducidad puede tener un origen legal o convencional: esto quiere decir que
debe tener un origen en la legislación para poder determinar en qué plazo
caduca la acción y cuál será el plazo máximo, así como si hay un plazo
extraordinario para tal efecto. (Guerrero Linares, 1996 p. 122).

2. Se refiere a los derechos potestativos, a las facultades o poderes jurídicos cuyo


fin es promover un cambio de situación jurídica, el nacimiento, modificación o
extinción de los derechos mientras que la prescripción atiende solo a su
extinción. (Guerrero Linares, 1996 p. 122)

3. La caducidad puede ser apreciada de oficio; debido a que es establecida por la


ley y es en virtud de esta que se determina. (Guerrero Linares, 1996 p. 123)

Dicho lo anterior, en cuanto a la impugnación que nos ocupa debido a que existen dos
tipos de impugnación, se tiene como consecuencia, dos términos distintos para que se
verifique dicha institución de caducidad. Para la impugnación matrimonial, sesenta días
de acuerdo con lo indicado en el Artículo 204 del Código Civil, mientras que para la
impugnación extramatrimonial, seis meses de acuerdo con el Artículo 214 del mismo
cuerpo legal.

Siendo así, se puede concluir, entonces, que en la impugnación extramatrimonial se


tiene un plazo mayor al matrimonial, en virtud que la ley da un plazo máximo de seis
meses, permitiendo una situación especial con un plazo mayor, con relación al hijo que
puede demandar también en un plazo de un año después de haber cumplido la
mayoría de edad, ya que siendo menor de edad, el término de caducidad para él no
corre como lo establece el Artículo 214 del Código Civil en su parte conducente “Si el
hijo fuere menor de edad, puede contradecir el reconocimiento dentro del año siguiente
a su mayoría”. Lo cual lleva a concluir que la ley tiene como plazo máximo seis meses
para el caso de la madre o pareja y un año para el hijo mayor de edad, siendo en
consecuencia distintos de los previstos para la impugnación matrimonial.

51
CAPÍTULO IV
Vulneración del derecho humano de identidad derivado de la caducidad de la
acción de impugnación de filiación en Guatemala y sus efectos jurídico-sociales

El derecho a la identidad es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano y


es necesario para poder beneficiarse de otra serie de derechos fundamentales, ya que
determina, quien es una persona y cómo existe dentro de una sociedad determinada;

52
en tal sentido, desde el momento de su nacimiento, toda persona tiene derecho a
obtener una identidad, que incluye el nombre, el apellido, la fecha de nacimiento, el
sexo y la nacionalidad. Es la prueba de la existencia de una persona como parte de
una sociedad, como individuo que forma parte de un todo; es lo que la caracteriza y la
diferencia de las demás. Todos los niños tienen derecho a poseer una identidad oficial,
es decir, a tener un nombre, un apellido, una nacionalidad y a conocer la identidad de
sus progenitores. Desde su nacimiento, el niño tiene derecho a tener un nombre y un
apellido principalmente.

Esta acción supone el reconocimiento inmediato por parte del Estado de la existencia
del niño, y la formalización de su nacimiento ante la ley. Su registro permite conocer al
niño, preservar sus orígenes, es decir, las relaciones de parentesco que lo unen a sus
padres biológicos. Ser reconocido como miembro de la sociedad, supone a su vez una
serie de derechos y obligaciones por cumplir dentro de ella. Además, tendrá acceso a
los diferentes servicios necesarios para desarrollarse y construir su vida y su porvenir,
como la educación y la salud. La identidad le permite a los niños beneficiarse de la
protección legal, al ser amparados por sus padres y el Estado.

4.1. Régimen jurídico del reconocimiento de la filiación

En Guatemala, el ordenamiento jurídico civil reconoce dos tipos de filiación a los que
otorga idénticos efectos y que son descritos por los Artículos 199, 209 y 228 del Código
Civil, la filiación por naturaleza y por adopción. La filiación por naturaleza puede ser
matrimonial y no matrimonial.

Es matrimonial cuando el padre y la madre están casados entre ellos, o bien existe una
unión de hecho declarada; mientras la no matrimonial solo con el hecho de
reconocimiento voluntario o por sentencia que declare la paternidad. También puede
surgir la filiación con el hecho de la adopción, la que surte los mismos efectos,
conforme a las disposiciones del Código Civil. Posteriormente, prosigue el Código Civil
en el Artículo 199 refiriéndose a los casos en los que quedará determinada la filiación

53
matrimonial, ya sea por la asociación del nacimiento del niño con el matrimonio de los
padres (matrimonio que puede ser anterior o posterior a dicho nacimiento), o por
sentencia firme.

En el Artículo 211 del mismo cuerpo legal, se contemplan aquellos casos en los que se
puede comprobar una relación de filiación en los casos en los que no existe ningún
vínculo matrimonial entre los progenitores. Concretamente, dicho articulo en su primera
parte se refiere a los diversos métodos de determinación de la filiación que será objeto
de análisis en las líneas que siguen; la citada norma afirma que dicha relación quedará
formalizada por el reconocimiento realizado ante el encargado del Registro Civil, en
testamento o en otro documento público. (Escritura pública, acta especial).

Así pues se, podría definir el reconocimiento como un acto jurídico unilateral o bilateral
efectuado por una o dos personas de sexo masculino y femenino tendiente a contraer
una relación de filiación respecto de otra persona mediante testamento, declaración
ante el encargado del Registro Civil o ante Notario.

Si se pudiera emitir un juicio previo de valor acerca de la institución del reconocimiento,


comparándolo con los métodos de determinación de la filiación matrimonial, se podría
decir que a primera vista, el legislador encontró la raíz de la filiación matrimonial en una
serie de presunciones basadas en hechos empíricos más o menos serios y racionales
que ayudaban a fijar, con un alto nivel de probabilidad, la relación de paternidad de una
pareja estable de personas respecto de un recién nacido.

Pero ¿Se puede afirmar lo mismo de la determinación de la filiación por


reconocimiento? Definitivamente no, el único elemento que comparte el reconocimiento
con las formas de determinación matrimonial de la filiación es el peso que la legislación
otorga a dicho acto para reconocer un vínculo paterno-filial, siendo lo único, pues
mientras este acto (reconocimiento) parte de una manifestación expresa del interesado,
las formas de filiación matrimonial parten de presunciones sin requerir una
manifestación expresa.

54
De ahí que el legislador ha dispuesto el reconocimiento como un acto en la que un
progenitor, convencido de su paternidad respecto de un niño, manifiesta en forma seria
y responsable ser su padre, deviniendo todos los efectos y responsabilidades que
surgen de tal vinculación..

No obstante, debe ser objeto de análisis y cuestionamiento si tales actos de


reconocimiento previstos en el Artículo 211 del Código Civil, o si las presunciones de
paternidad regulados en el artículo 199 del referido cuerpo legal, o bien las
prohibiciones de impugnación contenidas en el Artículo 201 del Código Civil garantizan
un adecuado derecho de identidad del menor. Ante todo, si se suma el hecho que, de
dichos actos de reconocimiento, presunciones y prohibiciones, según sea el caso, se
cierra la puerta a cualquier posibilidad de impugnación posterior del vínculo paterno-
filial. Una situación riesgosa para el derecho de identidad por cuanto impide que exista
cuestionamiento acerca del nexo padres-menor basado en circunstancias que pueden
originarse mucho más allá de los plazos límites previstos en la legislación. Es loable
que la legislación al respecto, ha pretendido dotar de estabilidad el seno familiar al
limitar el tiempo de impugnación que deseare hacer algún interesado, sin embargo,
dicha estabilidad la ha asentado sacrificando el derecho humano de identidad de los
menores, siendo esto lo que se vulnera con la caducidad de la acción de impugnación.

4.2. Derecho comparado


Es necesario conocer cómo se aborda la impugnación de la paternidad en el derecho
comparado, de tal manera que se observen las diferencias y similitudes dentro de cada
legislación.

4.2.1. Perú
En el Código Civil peruano, el Artículo 363 señala los supuestos en los que procede la
acción de impugnación de paternidad matrimonial, los que tienen por objeto enervar la
presunción pater is est, siendo los siguientes:

55
1. Cuando el hijo nace antes de cumplidos los ciento ochenta días siguientes al de la
celebración del matrimonio.
2. Cuando sea manifiestamente imposible, dadas las circunstancias, que haya
cohabitado con su mujer en los primeros ciento veintiún días de los trescientos
anteriores al del nacimiento del hijo.
3. Cuando está judicialmente separado durante el mismo período indicado en el
inciso 2); salvo que hubiera cohabitado con su mujer en ese período.
4. Cuando adolezca de impotencia absoluta
5. Cuando se demuestre a través de la prueba del ADN u otras pruebas de validez
científica con igual o mayor grado de certeza que no existe vínculo parental. El
Juez desestimará las presunciones de los incisos precedentes cuando se hubiera
realizado una prueba genética u otra de validez científica con igual o mayor grado
de certeza

Por su parte, el Artículo 370 del Código Civil señala que la carga de la prueba en la
impugnación de paternidad matrimonial le corresponde al marido; llamando la atención
que el plazo que el Estado de Perú concede al marido para intentar la acción
contestatoria (negatoria) de la paternidad -así llamada en Perú- es de 90 días, siendo
un plazo mayor al reconocido en Guatemala para el mismo fin.

4.2.2. Argentina
En Argentina, es necesario analizar el Artículo 589 del Código Civil y Comercial de la
Nación, el cual establece que el o la cónyuge de quien da a luz puede impugnar el
vínculo filial de los hijos nacidos durante el matrimonio o dentro de los trescientos días
siguientes a la interposición de la demanda de divorcio o nulidad, de la separación de
hecho o de la muerte, mediante la alegación de no poder ser el progenitor, o que la
filiación presumida por la ley no debe ser razonablemente mantenida de conformidad
con las pruebas que la contradicen o en el interés del niño.

Para acreditar esa circunstancia, puede valerse de todo medio de prueba, pero no es
suficiente la sola declaración de quien dio a luz. Esta disposición no se aplica en los

56
supuestos de técnicas de reproducción humana asistida cuando haya mediado
consentimiento previo, informado y libre, con independencia de quienes hayan
aportado los gametos.

Por su parte, el Artículo 590 del mismo código afirma: “La acción de impugnación de la
filiación del o la cónyuge de quien da a luz puede ser ejercida por éste o esta, por el
hijo, por la madre y por cualquier tercero que invoque un interés legítimo.”

Se observa que la acción de impugnación de paternidad matrimonial puede


interponerse con base en dos motivos: alegando que el marido no es el padre del hijo
reconocido dentro del matrimonio o por la existencia de pruebas que acreditan la
exclusión de la paternidad registrada, utilizando las pruebas que el impugnante crea
conveniente o amparado en el interés del menor. Se legitima activamente al marido, a
la madre, al hijo y hasta a un tercero que invoque interés legítimo, lo cual permite que
la verdad biológica del menor sea impugnada por personas que tienen una necesidad o
interés jurídico legítimo sobre la filiación del menor, como el presunto padre biológico, y
así con aquella investigación de paternidad sin límite, restricción o condición legal
alguna, se ampara en forma efectiva el derecho a la identidad del menor.

Llama poderosamente la atención el avance legal en las situaciones que pueden llevar
a generar un cuestionamiento de la paternidad en Argentina, ya que el aforismo
conocido que pregona la certeza de la madre hacia el hijo, más no del padre, se
encuentra superado por los diversos avances biológicos y circunstancias que pueden
rodear el nacimiento de un menor. De tal manera, que el Artículo 589 citado da cuenta
de ello al excluir de tal posibilidad de impugnación los nacimientos generados a través
de métodos de reproducción humana asistida, pero por medio del Artículo 588 del
Código Civil y Comercial de la Nación, genera la posibilidad de impugnación por la
madre basado en las circunstancias siguientes:

En los supuestos de determinación de la maternidad de conformidad con lo dispuesto


en el Artículo 565, el vínculo filial puede ser impugnado por no ser la mujer la madre del

57
hijo que pasa por suyo. Esta acción de impugnación puede ser interpuesta por el hijo,
la madre, el o la cónyuge y todo tercero que invoque un interés legítimo. La acción
caduca si transcurre un año desde la inscripción del nacimiento o desde que se conoció
la sustitución o incertidumbre sobre la identidad del hijo. El hijo puede iniciar la acción
en cualquier tiempo. En los supuestos de filiación por técnicas de reproducción humana
asistida, la falta de vínculo genético no puede invocarse para impugnar la maternidad,
si ha mediado consentimiento previo, informado y libre.

Una regulación que permite confrontar el avance jurídico en cuanto a situaciones que el
ordenamiento recoge expresamente en comparación con lo previsto en el Código Civil
guatemalteco en su Artículo 210 que presupone la existencia de nexo materno por el
hecho del nacimiento, y a su vez, permite observar la libertad que dicha norma concede
al hijo para impugnar el vínculo al no fijarle un plazo límite para ello, generando que
dicha acción no esté sujeta a caducidad.

4.2.3. Venezuela
En el Código Civil de Venezuela, se regula a la presunción de paternidad matrimonial
en el Artículo 201, El marido se tiene como padre del hijo nacido durante el matrimonio
o dentro de los trescientos (300) días siguientes a su disolución o anulación. Sin
embargo, el marido puede desconocer al hijo, probando en juicio que le ha sido
físicamente imposible tener acceso a su mujer durante el período de la concepción de
aquel, o que en ese mismo período vivía separado de ella.

Esta paternidad matrimonial está basada en una presunción y en una negación,


mediante la prueba de la imposibilidad de acceso físico entre los cónyuges en el tiempo
de concepción del hijo. En mérito de dicha presunción de paternidad matrimonial, el
Código Civil regula la acción de desconocimiento de la paternidad matrimonial o
denominada también impugnación.

Y el Artículo 202, afirma: “Si el hijo nació antes de que hubiesen transcurrido ciento
ochenta (180) días después de la celebración del matrimonio, el marido y después de

58
su muerte, sus herederos, podrán desconocerlo con la simple prueba de la fecha del
matrimonio y la del parto, salvo en los casos siguientes:
1. Si el marido supo antes de casarse el embarazo de su futura esposa.
2. Si después del nacimiento el marido ha admitido al hijo como suyo, asistiendo
personalmente o por medio de mandatario especial a la formación del acta del
nacimiento, o comportándose como padre de cualquier otra manera.
3. Cuando el hijo no nació vivo.”

En este caso, se aprecia que el Código Civil venezolano reconoce como titular de la
acción de impugnación de paternidad matrimonial al marido, y después de su muerte, a
sus herederos; sujetos que no serían los únicos que ostenten un interés legítimo para
impugnar la paternidad matrimonial como se ha señalado antes, manteniendo una línea
muy similar a lo que Guatemala tiene regulado para la impugnación de paternidad.

En cuanto al plazo que la legislación de Venezuela otorga al interesado para impugnar


la paternidad matrimonial, el Artículo 206 del Código Civil de dicha nación reconoce un
plazo de 6 meses para realizar el cuestionamiento de paternidad. Un plazo que en
relación con Guatemala, se extiende en tres veces más de lo previsto en la legislación
nacional (60 días).
Aun cuando dicho plazo puede representar una extensión en beneficio del derecho de
identidad, sigue estando sujeto a un término el cual, según situaciones concretas,
puede conllevar una vulneración a la determinación correcta de paternidad, por cuanto
el vínculo es perpetuo luego de transcurrido el mencionado plazo.

4.3. Análisis de caso planteado en Guatemala sobre impugnación de la filiación

A continuación; se aborda el análisis de diversos pronunciamientos vinculados con la


impugnación de paternidad, arrojando interesantes consideraciones sobre la viabilidad
de la impugnación.

59
Juicio Ordinario de impugnación de paternidad y filiación 635-2008 tramitado
ante el Juzgado Segundo de Familia del departamento de Guatemala

Demanda promovida por Rudy Joruel López López contra Ruth Patricia Marroquín
Sigui.
Base de la demanda: Se promueve impugnación de paternidad matrimonial como
consecuencia que el actor considera que la menor (Gabriela Elizabeth López
Marroquín) no es su hija al tener conocimiento de hechos que le hacen dudar de tal
circunstancia, solicitando que se deje sin efecto el Reconocimiento de padre realizado
por el señor Rudy Joruel López López, de la menor Gabriela Elizabeth López
Marroquín.

De los medios de prueba propuestos y diligenciados.


POR LA PARTE ACTORA: A) DECLARACIÓN DE PARTE prestada el dieciséis de julio
de dos mil ocho; B) DECLARACIÓN DE TESTIGOS: prestada el diecisiete de julio de
dos mil ocho; C) DOCUMENTOS: a) Certificación de la partida de nacimiento de
Gabriela Elizabeth López Marroquín, extendida el veintiuno de febrero de dos mil siete
por la Registradora Civil de la Municipalidad de Guatemala, departamento de
Guatemala; b) Certificación de la partida de matrimonio entre las partes procesales,
extendida el veintiuno de febrero de dos mil siete por la Registradora Civil de la
Municipalidad de Guatemala, departamento de Guatemala; c) Informes de laboratorio
clínico y constancia médica extendida por el doctor Jaime Leonel López Arreola el
cinco de junio de dos mil siete; D) PRESUNCIONES LEGALES Y HUMANAS.
POR LA PARTE DEMANDADA: A) DECLARACIÓN DE PARTE prestada el dieciséis
de julio de dos mil ocho.

Sentencia de primer grado:


“I) CON LUGAR la EXCEPCION DE CADUCIDAD interpuesta por la demandada
señora RUTH PATRICIA MARROQUIN SIGUI; II) SIN LUGAR la demanda ORDINARIA
DE IMPUGNACION DE PATERNIDAD Y FILIACION promovida por el señor RUDY

60
JORUEL LOPEZ LOPEZ contra la señora RUTH PATRICIA MARROQUIN SIGUI; III)
Se condena al actor señor Rudy Joruel López López al pago de las costas causadas en
el presente juicio, a favor de la parte contraria, por imperativo legal. NOTIFÍQUESE.”

Sentencia de segundo grado:


En la apelación, en concreto, se consideró lo siguiente: “Que en el presente caso el
señor RUDY JORUEL LÓPEZ LÓPEZ, interpuso recurso de apelación en contra de la
sentencia de fecha tres de septiembre de dos mil ocho, dictada por la Juez Segundo de
Primera Instancia de Familia de este departamento, que entre otras cosas declaró sin
lugar la demanda ordinaria de impugnación de paternidad y filiación que presentara en
contra de la señora RUTH PATRICIA MARROQUIN SIGUI; y habiéndosele otorgado
audiencia para que expresara los agravios que el fallo le ocasionan, evacuó la misma
manifestando que la demandada no aportó medios de prueba, siendo declarada
rebelde, agrega que no se le otorgó el valor debido a las pruebas que aportara y que
existe contradicción en la sentencia, pues la juzgadora no podía valorar pruebas
inexistentes por parte de la demandada, solicitando se revoque el fallo apelado. Por su
parte la demandada al evacuar la audiencia requiere se confirme la sentencia apelada.
Del análisis de los antecedentes del presente proceso, se establece que el
demandante al plantear su demanda, manifestó que contrajo matrimonio civil con la
demandada el tres de diciembre de mil novecientos noventa y nueve; que el veintiuno
de abril de dos mil tres, nació la niña GABRIELA ELIZABETH LÓPEZ MARROQUIN;
que a raíz de un lamentable accidente se separaron con su esposa en forma definitiva
en el mes de enero de dos mil cuatro y que a principios del mes de marzo de dos mil
siete se enteró por sus compañeros que su esposa le había sido infiel habiendo
mantenido relaciones con el Médico Oscar Estuardo Reyes Consuegra, de las cuales
nació dicha menor, estando debidamente inscrito su nacimiento en el Registro Civil de
la Municipalidad de Guatemala y que por considerar que no es hija suya impugna la
paternidad y filiación de la misma. Esta Corte para resolver el presente asunto, toma
en cuenta lo prescrito por el artículo 204 del Código Civil, que señala que la acción del
marido, negando la paternidad del hijo nacido de su cónyuge, deberá intentarse
judicialmente dentro de sesenta días contados desde la fecha del nacimiento, y al

61
revisar la fecha de nacimiento de dicha menor, se establece que a la presentación de
su demanda, transcurrieron más de cuatro años, plazo que supera con demasía el
señalado por la ley; debe tomarse en cuenta también, que el demandante compareció
personalmente al Registro Civil respectivo a asentar tal nacimiento, por lo que de
conformidad con el artículo 201 del Código Civil, no puede proceder la impugnación
que pretende, ya que estuvo presente en el acto de la inscripción del nacimiento, firmó
y declaró que la nacida era su hija. Debe además atenderse lo normado en el artículo
199 del Código Civil, en cuanto a que el marido es padre del hijo concebido durante el
matrimonio y contra tal presunción no se admite otra prueba que la de haber sido
físicamente imposible al marido tener acceso con su cónyuge en los primeros ciento
veinte días de los trescientos que precedieron al nacimiento, circunstancia que de
conformidad con el artículo 126 del Código Procesal Civil y Mercantil, el demandante
debía probar; ya que las partes tienen la carga de demostrar sus respectivas
proposiciones de hecho, pues quien pretende algo ha de probar los hechos
constitutivos de su pretensión, y en el presente caso, no se acreditó ni probó el hecho
que el demandante no hubiera tenido acceso con su cónyuge dentro del período de
tiempo relacionado. En cuanto a la prueba obrante dentro del proceso, se considera
que fue debidamente valorada por la Juez de primer grado y no teniendo asidero legal
la impugnación que se resuelve, deviene procedente la confirmación del fallo apelado.”

Como puede observarse de la sentencia analizada, tratándose de una impugnación de


paternidad matrimonial, la pretensión de impugnación promovida se asentaba en las
circunstancias sobrevenidas y que fueron de conocimiento del actor con posterioridad
al nacimiento de la menor reconocida por él expresamente ante el Registro Civil.
Ciertos o no los hechos sobre los que se basaba la demanda (al menos no probados
para el Juzgado de primera instancia ni para el tribunal de apelación), lo cierto es que
existía cierta incertidumbre en el actor que lo impulsó a presentar la demanda.

Habría sido interesante si dentro del periodo probatorio se hubiera generado la prueba
de ADN conforme lo que para ese entonces era introducido en el ordenamiento jurídico
guatemalteco como una novedad. No obstante la ausencia de medios probatorios

62
suficientes que hubieran logrado evidenciar el grado de razón que motivaron al actor a
demandar, lo cierto es que el cuestionamiento de paternidad que instó encontró una
normativa (aún vigente) que de forma innegable le impedía llegar a un resultado
favorable como lo declaró el tribunal de alzada.

Dos normas fundamentales al respecto que son de análisis imperativo en este trabajo:
el Artículo 204 del Código Civil y el Artículo 201 del mismo cuerpo legal referido. La
primera de ellas referido al plazo que tiene el marido para promover la impugnación
que se le atribuye (sesenta días) y la segunda respecto de la prohibición de
impugnación que se produce a raíz de haber estado presente y haber consentido que
se hiciera la inscripción del menor en el Registro Civil figurando como padre del menor.
Ambas circunstancias por excelencia limitativas de cualquier cuestionamiento acerca
de la paternidad.

El tribunal de segunda instancia, más allá de las deficiencias probatorias que pudo
tener el actor durante el desarrollo del juicio en su etapa correspondiente, es muy
preciso en su pronunciamiento al hacer referencia a todas las circunstancias que
evitaban que la pretensión prosperara, recayendo la atención en lo expuesto en ambas
normas antes mencionadas. Y es aquí donde debe recaer el análisis de fondo al cual
busca llamar la atención el presente trabajo, porque ¿qué hubiera sucedido si la parte
actora hubiera logrado demostrar que la menor no era su hija? ¿Habría podido el
juzgador apartarse de lo regulado en los Artículos 201 y 204 del Código Civil? La
respuesta debería ser “no”. En primer lugar, porque la acción se intentó con exceso del
tiempo que regula el artículo doscientos cuatro, siendo ello lo acusado por la parte
demandada mediante la excepción de caducidad declarada con lugar; y segundo por lo
mencionado por el tribunal de segunda instancia “por lo que de conformidad con el
artículo 201 del Código Civil, no puede proceder la impugnación que pretende, ya que
estuvo presente en el acto de la inscripción del nacimiento, firmó y declaró que la
nacida era su hija”. Podría concluirse que de ninguna manera el actor habría logrado un
resultado favorable a su causa dados los fundamentos legales invocados por quienes
juzgaron el asunto.

63
Sin embargo, es ahí precisamente en la que la impugnación de paternidad, de la forma
actualmente regulada, riñe con el derecho de identidad, pues por una parte veda el
derecho a una persona de comprobar efectivamente su vínculo hacia un menor, y por
otra, obliga al menor a permanecer en dicha relación hasta una mayoría de edad en la
que hasta ese entonces, podría cuestionar su filiación hacia el padre sujeto que podría
haber tenido certeza sobre la paternidad si el ordenamiento jurídico se lo permitiera o
hubiese permitido en el momento que el vínculo biológico se puso en tela de juicio,
siendo una de las necesidades por las que pregona el presente trabajo.

En ese sentido, en forma desafortunada con relación a los intereses en juego,


conforme las normas vigentes, esta sentencia no puede tacharse de ilegal, puesto que
las resoluciones de ambas instancias se encuentran conforme a la ley y a los
fundamentos que fueron considerado falla y la confirmación de la apelación en el
mismo sentido que la sentencia de primer grado.

4.4. El derecho humano a la propia identidad vs la caducidad de la impugnación


de la filiación

Existe un debate sobre la forma en la cual se debe aplicar el derecho humano a la


propia identidad respecto de la manera en la cual funciona la caducidad de la
impugnación en el caso de la paternidad; se centra en la contraposición doctrinaria
entre el interés superior del niño y el derecho a la propia identidad, aunada con la
certeza y seguridad jurídica que debe de proporcionar la ley sobre todo en el caso de la
paternidad y el reconocimiento legal de los hijos.

El derecho a la identidad y el acceso a la verdad biológica está garantizado para el hijo


en forma reiterada en el sistema legal de la filiación, sea a través del reconocimiento
del valor de las pruebas biológicas para desvirtuar las presunciones legales utilizadas

64
en la determinación de la filiación, como por la concesión del ejercicio de las acciones
impugnatorias sin límites temporales. (Pellegrini, 2007, p. 5).

Lo anterior, resalta la importancia que el menor sea consciente de su descendencia


biológica como un derecho fundamental para la persona, de tal manera que se pueda
sentir y desarrollar como parte de un grupo cultural determinado, pero para que eso
pueda ser posible, debe existir una impugnación de la paternidad que no posea ningún
tipo de caducidad o límite de tiempo, para que este derecho pueda ser ejercitado, de
ser requerido, ya que en la actualidad la voluntad del legislador de fijar plazos de
caducidad, y esa voluntad radica en privilegiar los vínculos jurídicos, a los biológicos,
con tal de brindar estabilidad en las relaciones familiares.

En ese contexto, la Opinión Consultiva OC-17/02 del 28 de agosto de 2002, serie A No.
17 de Corte Interamericana de Derechos Humanos, resuelve lo siguiente: “Los niños
tienen derecho a vivir con su familia biológica, derecho que constituye un aspecto de su
identidad y que incluye poder contar con información importante para su desarrollo y de
establecer vínculos con su familia biológica. Las relaciones familiares y los aspectos
biológicos de la historia de una persona, particularmente de un niño o una niña,
constituyen parte fundamental de su identidad, por lo que, toda acción u omisión del
Estado que tenga efecto sobre tales componentes puede constituir una violación del
derecho a la identidad.”

La Convención de los Derechos del Niño expresa claramente la responsabilidad estatal


para que los niños y niñas tengan preservada su identidad, y aquí surge nuevamente la
interrogante si el hecho de que para el niño la acción de impugnación no caduque
resulta suficiente para conservar este derecho.

Al tener un tiempo límite de impugnación, se viene a producir un blindaje legal a esa


relación padre-hijo sin que necesariamente tal relación sea la más sana para el menor
o la más adecuada para su desarrollo personal. Para el legislador, definitivamente
viene a ser la más adecuada intentando que sea permanente en aras de una

65
estabilidad social y familiar de los sujetos en cuestión, principalmente para el menor,
pero sacrificando con ello cualquier intento de lograr un máximo de certeza en esa
relación cuando así lo requiere alguno de los involucrados. El Estado, en este caso, no
le facilita que se releve a tiempo el restablecimiento de su identidad vulnerada, pues no
le brinda la protección para recuperar lo más rápido posible su derecho de identidad en
la infancia, mientras crece y se desarrolla pues tiene que aguardar a ejercerlos por
derecho propio hasta la mayoría de edad, dándole para ese entonces únicamente un
año.

Ahora bien, el anterior análisis y cuestionamiento no debe considerase que riñe con
instituciones que de alguna manera privilegian y a su vez brindan protección hacia el
menor, en la cual se produce una escala de valoración en beneficio del menor entre su
derecho de identidad y su derecho a una familia, tal como es el caso de la posesión
notoria de estado que a consideración de quien expone este punto viene a ser
congruente y armonioso en los intereses del menor y de la persona a quien se
considera padre, cuando efectivamente existe posesión notoria de estado, siendo un
escenario donde el derecho de identidad es relegado por existir un interés mayor en
beneficio del propio menor y que es ratificado y correspondido por el interés del
supuesto padre que ha hecho todo lo que requiere el Artículo 223 del Código Civil para
ser considerado como padre.

La posesión notoria de estado es una institución que se configura en el ordenamiento


civil como una forma de reconocimiento de paternidad, que habilita una acción judicial
con dicho fin, en la cual alguien (pretensor o presunto hijo) se encuentra siendo tratado
como tal por alguien (presunto padre) en una relación en la que concurren algunas
condiciones que el propio ordenamiento señala (Articulo 223 del Código Civil). Es decir,
mediante actos externos se pone de manifiesto una relación a la cual la ley, de
probarse alguno de los extremos requeridos, le reconoce fuerza suficiente para
constituir la relación paterno-filial.

66
Regula la norma ya mencionada, lo siguiente: “Para que haya posesión notoria de
estado se requiere que el presunto hijo haya sido tratado como tal por sus padres o los
familiares de éstos y que, además, concurra cualquiera de las circunstancias siguiente:
1º Que hayan proveído a su subsistencia y educación; 2º Que el hijo haya usado,
constante y públicamente el apellido del padre; y 3º Que el hijo haya sido presentado
como tal en las relaciones sociales de la familia.”

Nótese que la norma no requiere de alguna comprobación científica para que la


paternidad sea declarada con base en tal situación, y ello en consideración personal,
se debe a que de los requisitos previstos en tal artículo se llega a presumir que tal
demostración científica resulta innecesaria, atendiendo a que los actos por sí mismos
ponen de manifiesto esa estrecha relación y trato de padre e hijo que resulta suficiente
para declararla y protegerla, no poniendo más obstáculos a que ese vínculo se tenga
por perfecto en beneficio, interés y protección del presunto hijo, protección que se da y
se reconoce por ese interés superior del niño en dotarle de una familia, la cual para ese
entonces no tiene íntegramente.

No obstante, el hecho que la legislación nacional reconozca la posibilidad de que un


menor sea vinculado como hijo de una persona que lo ha tratado como tal, no riñe con
el derecho de identidad que se defiende en esta investigación, pues la declaratoria de
posesión notoria de estado el legislador la impone como una institución en beneficio del
menor para generarle protección de determinados derechos en relación con una
persona que ha exteriorizado de diversas maneras una cercanía y afecto hacia el
menor, llevándole a tratarlo como hijo, siendo esta a su vez, una ventana sin plazo, a la
cual se puede optar (durante la minoría de edad por medio de su representante legal, o
bien durante su mayoría de edad por el propio interesado) o bien nunca pretender su
ejercicio en atención a sus propios intereses. Esta situación, por el contrario, no se
presenta con la caducidad de la acción de impugnación de paternidad y de filiación,
pues el ejercicio de la acción dentro de determinados parámetros temporales, puestos
a discreción del legislador, lo menos que hacen es tomar en cuenta el interés propio del
menor y su supuesto progenitor de intentar vincularse con su verdadera familia

67
biológica. He ahí donde esa vulneración del derecho de identidad viene a presentarse
por cuanto ha sido el legislador quien ha decidido de antemano en potestad de quien
debe permanecer el menor hasta su mayoría de edad, privándole de libertad para
intentar descubrir la realidad biológica en cualquier momento donde dicha verdad esté
en cuestionamiento.

Reitero, en la posesión notoria de estado, esa discrecionalidad de intentar la acción sí


se encuentra presente (ya sea en la minoría de edad por medio de su representante
legal o bien siendo mayor de edad por si mismo), porque no hay plazo de por medio
que limite su ejercicio y porque se puede intentar ejercitarla o simplemente nunca
hacerlo sin consecuencia alguna; decisión sin plazo y falta de consecuencias que no se
encuentra presente en la caducidad de la acción de impugnación y filiación por cuanto
ahí el vínculo padre-hijo a los ojos del legislador ha quedado perfecto e incuestionable
al transcurrir ciertos plazos sin que existan, por propia consideración del legislador,
hechos futuros que pongan en duda tal vínculo legal.

4.5. Supremacía constitucional conforme el bloque de constitucionalidad

Es necesario realizar un análisis jurídico que tenga la revisión del fatal plazo de
caducidad de las acciones de filiación y paternidad en contraposición al derecho
humano de identidad protegido por las normas del bloque constitucional; debido a que
la identidad es un derecho humano, y como tal, no puede negarse ni menoscabarse,
toda vez que no es viable que caduque la posibilidad de que un hijo pueda
cuestionarse sus orígenes ya que a partir de ello puede reconocer en forma propia cuál
es su identidad. Se le debe otorgar la posibilidad de que se pueda comprobar quiénes
son los padres, sin que este derecho sea susceptible de caducidad dentro del territorio
nacional, por lo tanto, debe existir la posibilidad de que dentro de Guatemala se declare
el derecho de impugnación de la filiación exento de caducidad, de tal manera que el
reconocimiento del hijo se pueda revocar sin poseer un término restrictivo de días tal
como existe en la legislación civil actual.

68
Al declararse o establecerse que esta acción no caduca, se estará asegurando que
exista la posibilidad de que cada persona pueda tener la seguridad de quiénes son sus
progenitores y de la veracidad de su origen, además de poner en práctica el principio
de favor veritatis que supone uno de los principios fundamentales del derecho de
filiación, el cual afirma que el vínculo paterno filial se reconoce una vez comprobada la
descendencia genética o biológica del nacido respecto de un varón y una mujer
determinada. La importancia del favor veritatis y del derecho de conocer el propio
origen biológico se fundamenta en la protección de los intereses del hijo, por lo que
además de la declaración, es preciso que analicen los efectos jurídicos y sociales que
tendrá la ausencia de caducidad de la acción de impugnación de la filiación de
conformidad con el derecho humano de identidad.

Respecto de la supremacía constitucional conforme el bloque de constitucionalidad, se


debe determinar que el derecho a la identidad es un derecho humano, por lo tanto, es
preciso incorporarlo dentro del derecho de Guatemala, toda vez que es inherente a las
personas; además, está es congruente con el sentido de la Constitución Política de la
República de Guatemala, que determina en el Artículo 1 que el Estado de Guatemala
se organiza para proteger a la persona y a la familia, así como sus derechos, además
el artículo 2 determina que el Estado de Guatemala, garantiza a los habitantes de la
República la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de la
persona. Por lo tanto, se puede afirmar que este derecho se puede incorporar a la
Constitución en virtud del control de convencionalidad que corresponde a cada Estado
y fundamento en el Artículo 46 de la Constitución Política de la República de
Guatemala.

4.6. Efectos jurídicos-sociales de la falta de caducidad de la acción de


impugnación de filiación en Guatemala

El derecho a la identidad es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, y


es necesario para poder beneficiarse de los otros derechos fundamentales, ya que
determina, quién es una persona y cómo existe dentro de una sociedad determinada;

69
en tal sentido, desde el momento de su nacimiento, toda persona tiene derecho de
obtener una identidad, que incluye el nombre, el apellido, la fecha de nacimiento, el
sexo y la nacionalidad. Es la prueba de la existencia de una persona como parte de
una sociedad, como individuo que forma parte de un todo; es lo que la caracteriza y la
diferencia de las demás.

Todos los niños tienen derecho a poseer una identidad oficial, es decir, a tener un
nombre, un apellido, una nacionalidad y a conocer la identidad de sus progenitores.
Desde su nacimiento, el niño tiene derecho a tener un nombre y un apellido. Esta
acción supone el reconocimiento inmediato por parte del Estado de la existencia del
niño, y la formalización de su nacimiento ante la ley. Además, su registro permitirá al
niño preservar sus orígenes, es decir, las relaciones de parentesco que lo unen a sus
padres biológicos. Ser reconocido como miembro de la sociedad, supone a su vez una
serie de derechos y obligaciones por cumplir. Además, tendrá acceso a los diferentes
servicios necesarios para desarrollarse y construir su vida y su porvenir, como la
educación y la salud. La identidad les permite a los niños beneficiarse de la protección
legal, al ser amparados por sus padres y el Estado.

La declaratoria o impugnación de la filiación por su parte, desde un punto netamente


doctrinario, se entiende como la declaración o negación del reconocimiento de la
filiación de una persona como descendiente de otra, cuando no le corresponda o se
sintiere afectada o afectado por ésta. Lo anterior determina que existe, conforme con la
ley, situaciones determinadas para que el padre o madre de familia, se desvincule del
nexo familiar que los une de conformidad con la ley.

Para tal efecto, el Código Civil de Guatemala, determina la manera en la cual se debe
hacerse el reconocimiento y la impugnación de la filiación dentro del territorio nacional,
en los Artículos 200, 201 y 202. También deben incluirse los Artículos 206, 214 y 216
del Código Civil respecto de la forma de reconocimiento de preñez o de parto, así como
el reconocimiento de los hijos y los efectos que tiene para cada padre.

70
En virtud de lo anterior, se puede determinar que es de suma importancia que se
analice la forma en la cual la legislación otorga la posibilidad de que se declare o se
impugne la paternidad a través de un proceso judicial para tal efecto, el mismo que se
detalló en el Artículo 204 del Código Civil, el cual regula lo siguiente: “La acción del
marido negando la paternidad del hijo nacido de su cónyuge, deberá intentarse
judicialmente, dentro de sesenta días, contados desde la fecha del nacimiento, si está
presente; desde el día en que regresó a la residencia de su cónyuge, si estaba
ausente; o desde el día en que descubrió el hecho, si se le ocultó el nacimiento.Los
herederos del marido solamente podrán continuar la acción de impugnación de la
paternidad iniciada por él, pero este derecho podrán ejercitarlo únicamente dentro de
sesenta días contados desde la muerte del marido.” (el subrayado es propio).

También debe analizarse lo normado en el Artículo 216 el cual regula lo siguiente: “ En


caso de muerte o incapacidad del padre o de la madre, el hijo puede ser reconocido por
el abuelo paterno o por el abuelo materno, respectivamente.”

“Si el incapaz recobrare la salud, podrá impugnar el reconocimiento dentro del año
siguiente al día en que tenga conocimiento de aquel hecho.” (el subrayado es propio).
Esto determina que dentro de Guatemala también un tercero puede impugnar la
paternidad cuando le interese.

En virtud de lo anterior, se puede determinar que de conformidad con la ley, se fijó un


plazo de caducidad dentro del cual el marido podía ejercer la impugnación de la
paternidad matrimonial: la acción debe ser interpuesta por el marido dentro del plazo de
sesenta días contados desde el día siguiente del nacimiento, si estuvo presente en el
lugar, o desde el día siguiente de su regreso, si estuvo ausente. Además, reconoce que
solo el marido es el legitimado para impugnar la paternidad matrimonial: La acción para
cuestionar la paternidad corresponde al marido. Sin embargo, sus herederos y sus
ascendientes pueden iniciarla si él hubiese muerto antes de vencerse el plazo señalado
en el Artículo 204 del Código Civil, y en todo caso, continuar el juicio si aquél lo hubiese
iniciado.

71
Lo anterior, evidencia que, de conformidad con la ley, se negó toda posibilidad para
que el reconocimiento voluntario efectuado por el padre biológico pudiera enervar la
vigencia de la presunción de paternidad matrimonial: Los fundamentos del diseño del
legislador resultan claros: la inactividad procesal del marido para impugnar la
presunción legal, implica la aceptación de tal paternidad; la presunción de que las
personas casadas cumplen deberes conyugales, determina considerar que el
embarazo de una mujer casada es obra del marido; el mandato constitucional de
protección de la familia matrimonial, exige el establecimiento de prohibiciones o
restricciones que atiendan a la tranquilidad de los hogares y a la estabilidad del orden
social. Por su parte, se debe tener en cuenta las consideraciones de la Convención
sobre los Derechos del Niño, las que exigen un nuevo diseño del régimen legal de
filiación.

El derecho del niño de conocer a sus padres, contenido en el Artículo 7.1 de la


Convención sobre los Derechos del Niño, en relación con el derecho de toda persona a
su identidad, implican que el ordenamiento legal debe reconocer el derecho de toda
persona para reclamar la determinación de su filiación o para impugnarla, según sea el
caso, sobre la base de la probanza del nexo biológico entre progenitores y procreados.
Siendo así, resulta evidente el legítimo interés del niño en conocer quiénes son sus
padres, por lo que este derecho no puede ni debe negarse, toda vez que se genera un
conflicto derivado de la posibilidad de la caducidad de la impugnación de la negación
de la filiación, ya que no debería bajo ninguna circunstancia de caducar, toda vez que
lo anterior atenta contra el principio de favor veritatis, es decir, que se favorezca a la
verdad.

Por lo tanto, se hace necesario poner de manifiesto la vulneración del derecho humano
de identidad derivado de la caducidad de la acción de impugnación de filiación en
Guatemala, ya que debería bajo toda circunstancias, no caducar, o bien permitir un
período más razonable, pues se pone en vilo el derecho a la identidad del menor, que
de conformidad con los derechos humanos es fundamental, ya que esto determina, en

72
muchas situaciones, la forma en la cual estos menores se relacionan con la sociedad y
con su entorno; en tal sentido, se debe aprobar la no caducidad o flexibilidad de la
acción de impugnación de la filiación en virtud del derecho humano de identidad del
menor de edad y cómo debe ser aplicado en la relación paterno-filial que existe en
Guatemala.

Es claro que la caducidad como institución busca generar certeza y seguridad jurídica a
las relaciones de derecho y es un elemento innato dentro del ordenamiento jurídico
para propiciar tales finalidades. En el caso de la impugnación de paternidad, la finalidad
no varía: dotar de certeza el vínculo paterno-filial generando un escenario de
estabilidad familiar en la cual el cuestionamiento acerca del nexo padre-hijo sea
prácticamente inexistente, una vez verificado el plazo de caducidad previsto en la
legislación. Si se pudiera utilizar algún otro término, podría decirse que verificada la
caducidad el vínculo paterno queda perfecto, dada la ausencia de mecanismos viables
para su disolución. Claramente en esto existe un interés estatal por cuanto generar y
posibilitar esa estabilidad familiar coadyuva a fortalecer esa base social sólida que
representa la familia para el Estado.

Es precisamente esa perfección y protección que la legislación le concede a la


paternidad la que viene a ser el punto de cuestionamiento en este trabajo. No por una
mera intención de trastocar las bases familiares de una sociedad o generar una
revolución a nivel de la institución de la paternidad matrimonial y extramatrimonial. En
aras a la seguridad y certeza jurídica que procura la institución de la caducidad se
reconoce su relevancia y es muy razonable su existencia. No obstante, en tanto esa
finalidad resulta un ideal del Estado, no puede sacrificarse su consecución a costa de
situaciones particulares y extraordinarias de individuos (niños) que ameriten una
protección diferente en atención a circunstancias que pudieron haber rodeado la
concepción de alguien tanto dentro o fuera de un matrimonio. Es ese interés superior
del niño el que viene a requerir primacía en circunstancias excepcionales en la que los
propios interesados o involucrados lo pongan a conocimiento de un juez (claramente

73
sin que dichas circunstancias o supuestos deban ser previstas por el legislador, pues
se caería en nuevo campo de limitación).

He ahí donde la ampliación o eliminación de un plazo de caducidad para las acciones


de impugnación de paternidad y filiación encuentran sentido, pues con esto no quiere
decir que una sociedad se volverá conflictiva o que el seno familiar se verá dañado en
sus valores por posibilitar que exista cuestionamiento de la paternidad sin ningún plazo
límite. Es claro que una legislación responde a su realidad social y en este sentido,
Guatemala presenta algunas circunstancias que lamentablemente llevan a generar
incertidumbre en algún momento, dado sobre el origen biológico de algún individuo,
más allá de tener un reconocimiento o una presunción que orilló a su desarrollo en
determinado núcleo familiar. Vedar esa posibilidad de llegar a la verdad a lo cual aspira
todo proceso judicial de cualquier índole, posibilitado por la existencia y vigencia de una
acción que no caduque, resulta un presupuesto fundamental para lograrla.

Algunos casos ilustrativos y que ejemplifican el beneficio que representaría que la


acción de impugnación de paternidad y filiación no caducara resultan ser los que se
citan a continuación, en los que ha tenido que darse una extensión de tiempo al
previsto de caducidad para que el interesado acudiera de manera idónea a dilucidar su
pretensión, pues de no ser así, la acción de impugnación habría caducado, mostrando
con ello dos aspectos importantes: a) la relevancia del tema a nivel constitucional, y b)
el peso que tuvo para la Corte de Constitucionalidad que el asunto versare sobre el
vínculo paterno-filial en la que claramente el interés superior del niño jugó un factor y
motivo trascendental para guiar los fallos en los sentidos que fueron dictados.

a) Apelación de sentencia de amparo – Expediente 3090-2015

Hechos:
 Ana Lucía Fuentes Cabrera promovió juicio ordinario de impugnación de
reconocimiento de filiación contra Alberto Renato González Figueroa que
conoció el Juzgado Segundo de Primera Instancia de Familia Pluripersonal del

74
departamento de Guatemala, motivado en su oposición al reconocimiento que
realizó el señor Alberto Renato González Figueroa de su hija.
 El Juzgado a cargo del proceso rechazó para su trámite la demanda por los
motivos siguientes:
o “a) En la parte expositiva la actora hace ver que el demandado es el
padre biológico de su menor hija. b) En su apartado de peticiones solicita
que se declare que el demandado no es el padre de su menor hija. c) La
demanda fue nombrada como “JUICIO ORDINARIO DE IMPUGNACIÓN
DE RECONOCIMIENTO DE FILIACIÓN” en la parte introductoria, y en la
petición de fondo se consigna en forma diferente.”
 Contra el rechazo de la demanda, fue planteado recurso de nulidad por violación
de ley. Dicho recurso de nulidad fue rechazo in limine por ser considerado
frívolo.
 Contra el rechazo del recurso de nulidad por violación de ley fue interpuesto
recurso de apelación; mismo que fue declarado sin lugar al considerar que el
rechazo de recurso de nulidad era procedente.
 Contra lo resuelto en el recurso de apelación, la señora Ana Lucía Fuentes
Cabrera interpuso amparo ante la Corte Suprema de Justicia alegando violación
de derechos constitucionales como el derecho de defensa, vida, justicia, libertad,
seguridad, paz y desarrollo integral de la persona. La Corte Suprema de Justicia
declaró sin lugar amparo al considerar que no existió vulneración de derechos al
haberse rechazado la demanda justificado en los evidentes defectos que esta
presentaba, haciendo improsperable el juicio ordinario.
 Contra sentencia de primer grado de amparo, fue interpuesto recurso de
apelación dentro del cual la Corte de Constitucionalidad consideró lo siguiente,
siendo lo más relevante el considerando relacionado al interés superior del niño:
o “De lo anterior y siendo que contra la no admisión de la demanda, la
solicitante del amparo planteó nulidad (derivando en la emisión del acto
reclamado), su actuación resultó desacertada, pues tal remedio procesal
no era idóneo, como se ha indicado, para dilucidar lo pretendido, toda vez
que para la tramitación de la nulidad se requiere que se haya entablado la

75
litis, lo que conlleva la oportunidad de arribar al contradictorio, conferir
audiencia a las partes y la posibilidad de aportación de prueba con
citación de la parte contraria; lo que no es susceptible de ocurrir en el
caso concreto, derivado del rechazo liminar acontecido, como bien lo
apuntó la autoridad cuestionada al emitir el acto objeto de reproche en la
presente acción constitucional y haberlo confirmado así el Tribunal de
Amparo de primer grado. Este Tribunal estima necesario reiterar el
criterio que en casos de similar naturaleza ha vertido en cuanto al tema
en cuestión, respecto a que el rechazo de un medio de impugnación
inidóneo, no puede ocasionar ningún agravio, debido a que, como ya se
expuso, la nulidad no era el mecanismo idóneo para cuestionar una
decisión proferida mediante un decreto.”
o “No obstante lo ya estimado, en el caso que se resuelve, este órgano
colegiado, precisa traer a colación el concepto relativo al “interés superior
del niño”, por ser uno de los ejes fundamentales de la Convención Sobre
los Derechos del Niño, la que promulga que este debe tomarse en
consideración de manera esencial respecto a cualquier otro sujeto; es
decir, deben tenerse como prioridad los derechos del menor en
proporción al derecho de las demás personas, pues lo que se pretende
es salvaguardar los intereses de un sujeto -niño- que no posee la edad en
la cual pueda expresarse por sí mismo por carecer de la madurez
necesaria, situación por la cual la Convención relacionada proporciona
aportes importantes tal como ha sido extender la vigencia del principio
garantista del interés superior del niño, más allá de los ámbitos
legislativos o judiciales, extendiéndolo hacia todas las autoridades,
instituciones privadas e incluso los progenitores. Esto, porque en el juicio
ordinario que subyace a la presente acción, se involucran los intereses de
una niña, cuyo bienestar debe prevalecer ante cualquier otra pretensión y
como aspecto preponderante garantizado tanto por la Constitución
Política de la República de Guatemala y la Convención sobre los
Derechos del Niño, resulta imperativo que no se tome en cuenta el plazo

76
relativo a la prescripción extintiva contenido en el artículo 214 del Código
Civil, que establece que: “El reconocimiento hecho por uno sólo de los
padres, sólo produce efecto respecto de él y que el padre o la madre que
no intervino en el acto, así como el propio hijo o un tercero interesado
legítimamente, puede impugnar el reconocimiento dentro de los seis
meses a contar del día en que tal hecho fuere conocido por ellos”.
“En consecuencia, debe dejarse a salvo el período de tiempo transcurrido
desde que acaeció el rechazo de la demanda ordinaria de impugnación
de reconocimiento de paternidad promovida por la ahora postulante y lo
actuado durante la tramitación de la presente garantía constitucional,
hasta la fecha en que se notifique el presente fallo, a efecto de que la
amparista pueda nuevamente hacer valer su pretensión, ya que
prevalece el interés de determinar en la vía judicial correspondiente cuál
será la situación que beneficie más a la niña, cuya filiación está bajo
análisis; sin que el pronunciamiento que en este sentido se hace,
prejuzgue sobre la procedencia o no de la misma.”

Como puede observarse, sin entrar a discutir el error de concepto de la Corte de


Constitucionalidad al considerar como ‘prescripción’ el plazo previsto en el Artículo 214
del Código Civil, lo relevante y llamativo del fallo es el derecho y el plazo que deja a
salvo la propia Corte para que el interés superior del niño prevalezca en el caso
concreto pese a que el plazo se encontraba consumado con la promoción del juicio
ordinario y los diversos medios de impugnación que fueron descartados por falta de
idoneidad. De no haberse extendido tal consideración de tiempo como lo generó el
máximo tribunal constitucional, tal posibilidad de mantener a salvo la acción de
impugnación habría sido impensable conforme la aplicación plena de las normas civiles
de caducidad en esta institución. Esto nos lleva a encontrar un respaldo a nivel de
jurisprudencia constitucional que toma partido por dejar de lado esa limitante temporal
que contempla nuestra legislación, no siendo descabellado lo expuesto en este trabajo.

77
b) Apelación de sentencia de amparo – Expediente 6042-2016
Hechos:
 Efraín Xico Xicay promovió juicio ordinario de impugnación de paternidad y
filiación contra Blanca Estela Tagual Segura que conoció el Juzgado de Primera
Instancia Trabajo, Previsión Social y de Familia del departamento de
Chimaltenango, motivado en no ser el padre biológico de dos menores de edad.
 Contra la demanda promovida la señora Blanca Estela Tagual Segura interpuso
excepción previa de prescripción en aplicación del artículo 204 del Código Civil
por considerar que ha transcurrido el plazo de 60 días a partir del nacimiento,
contemplado en dicha norma. Excepción previa que fue declarada con lugar.
 Contra el auto que declaró con lugar la excepción previa, el actor planteó
recurso de apelación. Mismo que fue declarado sin lugar, confirmando la
decisión apelada.
 Contra lo resuelto en el recurso de apelación, el señor Efraín Xico Xicay
interpuso amparo ante la Corte Suprema de Justicia alegando violación de
derechos constitucionales como el de libertad, igualdad, defensa, libre acceso a
tribunales y debido proceso, todo ello basado en que a su consideración los
Artículos 221, numeral 5), y 222 del Código Civil dejan abierta la posibilidad de
que la prueba del ácido desoxirribonucleico (ADN) pueda ser instada y
diligenciada en cualquier momento, por lo que, en congruencia con lo
establecido en el Artículo 204 del código citado, el plazo de impugnación debe
contabilizarse desde el día en que se descubrió el hecho y no desde el
nacimiento del menor. La Corte Suprema de Justicia declaró sin lugar amparo al
considerar que el amparo no cumple con el presupuesto de definitividad, pues al
ser el acto reclamado un auto definitivo de segunda instancia dentro de un juicio
ordinario, procedía interponer recurso de casación con la resolución de segunda
instancia.

78
 Contra la sentencia de primer grado de amparo, fue interpuesto recurso de
apelación dentro del cual la Corte de Constitucionalidad consideró lo siguiente,
siendo lo más relevante el considerando relacionado a la posibilidad que el
amparista aún cuente con la posibilidad de plantear el recurso extraordinario de
casación para generar el análisis de fondo que pretendía que fuera conocido con
el amparo:
o “Al hacer el análisis de las constancias procesales, con relación al acto
reclamado, esta Corte determina que el solicitante de la acción de
amparo no agotó el medio de impugnación regulado en el artículo 620 del
Código Procesal Civil y Mercantil, el cual dispone: “El recurso de casación
solo procede contra las sentencias o autos definitivos de Segunda
Instancia no consentidos expresamente por las partes, que terminen los
juicios ordinarios…” [el énfasis es añadido]. En el presente caso, el
planteamiento del recurso de casación resultaba idóneo para objetar lo
resuelto por la autoridad denuncia en auto de trece de mayo de dos mil
quince –acto reclamado–; en virtud que, al haberse declarado con lugar la
excepción previa de prescripción, los efectos de esa decisión se contraen
a la finalización del juicio ordinario instado.”
o “Dadas las circunstancias particulares del presente caso, se estima
pertinente que, en el segmento resolutivo de este fallo, se habilite plazo al
postulante para que, si lo considera conveniente, interponga recurso de
casación. De ese modo, el cómputo del plazo para el planteamiento de
ese medio de impugnación, deberá contabilizarse a partir de la fecha en
que se notifique al amparista el presente fallo.”

Como puede observarse en este caso, sin entrar nuevamente a discutir el error de
concepto de la ‘prescripción’ en el asunto desde primera instancia del juicio ordinario, el
punto toral vuelve a ser la consideración que hace la Corte de Constitucionalidad del
asunto concreto para que la controversia no quede resuelta en definitiva con su fallo.
De no tratarse de un asunto que involucra intereses de menores, la Corte de
Constitucionalidad, con su fallo, habría dado por finalizado cualquier discusión del

79
tema. Sin embargo, al tener en medio de la controversia la paternidad de dos menores,
la propia Corte habilita a que el interesado pueda aún tener el recurso extraordinario de
casación como última herramienta para obtener un fallo, que de serle favorable,
lograría revertir el sentido de la excepción previa declarada con lugar y con ello entrar a
conocer el fondo que motivaba su demandada (dilucidar si es o no el padre biológico de
dos menores).

De nueva cuenta, esto genera un marco de consideraciones acertadas que muestran lo


sensible del asunto del cual no ha sido indiferente la Corte de Constitucionalidad,
propiciando que con declaraciones extraordinarias el marco legal pueda tener cierta
flexibilidad cuando se trata de intereses de menores, todo ello en aras de lograr una
protección de esos intereses.

4.7. Propuesta jurídica

Es necesario presentar una propuesta jurídica como solución a la problemática


planteada en la presente investigación, de tal forma que se pueda determinar cómo se
puede respetar el derecho a la propia identidad sin que se afecte la seguridad jurídica
en elmomento de impugnar la paternidad ni se condene a un menor a estar bajo la
patria potestad de una persona que no es su padre biológico. Para tal efecto, deberán
de modificarse los Artículos 204, 205 y 214 del Código Civil de Guatemala.

DECRETO NÚMERO: __________________

EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA DE GUATEMALA

CONSIDERANDO:

Que la regulación de la acción de impugnación de paternidad matrimonial y


extramatrimonial, tanto en la previsión de los supuestos de impugnación y de

80
admisibilidad, los sujetos legitimados para obrar y el medio probatorio actuado en dicho
proceso judicial, deben relacionarse y garantizar la protección del derecho a la
identidad del menor.

CONSIDERANDO:

Que la constitución Política de la Republica de Guatemala, determina que, el Estado de


Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia; su fin supremo es la
realización del bien común y por lo tanto debe de proteger la propia identidad de las
personas en el territorio nacional.

POR TANTO:

En ejercicio de la facultad que le confiere el artículo 171, literal a) de la Constitución


Política de la República de Guatemala,

DECRETA:

La siguiente:

REFORMA AL CÓDIGO CIVIL

Artículo 1. Se reforma el Artículo 204 del Código Civil, el cual quedará de la forma
siguiente: La acción del marido negando la paternidad del hijo nacido de su cónyuge,
deberá intentarse judicialmente; dicha acción no estará sujeta a plazo para su ejercicio.
Los herederos del marido solamente podrán continuar la acción de impugnación de la
paternidad iniciada por él, sin que esto conlleve una situación de caducidad de
instancia de tal manera que se pueda realizar en el momento que se considere
correcto. Para tal efecto, se utilizará la prueba de Ácido Desoxirribonucleico.

81
Artículo 2. Se reforma el Artículo 205 del Código Civil el cual queda de la siguiente
manera: Podrán asimismo impugnar la filiación, si el hijo fuere póstumo o si el presunto
padre hubiere fallecido, siempre y cuando existan indicios suficientes para impugnar la
filiación, se utilizará para este caso las pruebas conducentes que comprueben esta
sospecha, incluyéndose la prueba de Ácido Desoxirribonucleico, que permita
esclarecer la situación de vínculo paterno filial.

Artículo 3. Se reforma el Artículo 214 del Código Civil, el cual queda de la siguiente
forma: Los padres pueden reconocer al hijo conjunta o separadamente. El
reconocimiento hecho por uno solo de los padres sólo produce efecto respecto de él. El
padre o la madre que no intervino en el acto, así como el propio hijo o un tercero
interesado legítimamente, puede impugnar el reconocimiento, sin que caduque tal
posibilidad por el paso del tiempo, siempre y cuando exista un motivo suficiente para
esta acción.

Si el hijo fuere menor de edad, puede contradecir el reconocimiento, siempre y cuando


existan indicios para tal efecto pudiéndose apoyar, la prueba de Ácido
Desoxirribonucleico, para la terminación de la filiación y que se deje de conocer la
calidad de hijo.

Artículo 4. Se reforma el Artículo 201 del Código Civil, el cual queda de la siguiente
forma: El nacido dentro de los ciento ochenta días siguientes a la celebración del
matrimonio se presume hijo del marido si éste no impugna su paternidad. La acción de
impugnación puede intentarse a pesar de que: 1) el padre haya tenido conocimiento de
la preñez antes del matrimonio; 2) el padre haya estado presente en el acto de la
inscripción del nacimiento en el Registro Nacional de las Personas, y haya firmado o
consentido que se firmara a su nombre la partida de nacimiento; 3) si hubiera
reconocido como padre al hijo en documento público o privado.

Si el hijo fuere menor de edad, puede contradecir el reconocimiento, siempre y cuando


existan indicios para tal efecto pudiéndose apoyar, la prueba de Ácido

82
Desoxirribonucleico, para la terminación de la filiación y que se deje de conocer la
calidad de hijo.

Artículo 5. Vigencia. La presente Ley entrará en vigencia a los seis meses de su


publicación en el Diario Oficial.

REMÍTASE AL ORGANISMO EJECUTIVO PARA SU SANCIÓN, PROMULGACIÓN


Y PUBLICACIÓN.
CONCLUSIONES

1. La filiación es el vínculo legal por el cual se genera un nexo entre descendiente y


progenitores, ocasionando y produciendo una serie de derechos y obligaciones en
virtud de unirles, por lo general, un vinculo de sangre, el cual la legislación protege
como parte de un deber fundamental hacía la familia. A partir de este vínculo, se
genera una serie de derechos y obligaciones, determinantes del derecho de
identidad del descendiente llamado, en igual sentido, a ser protegido dentro del
territorio nacional.

2. El derecho de identidad es un derecho humano que permite que una persona pueda
conocer de manera más precisa de dónde deviene su origen, saber quiénes son sus
progenitores, su cultura, familia extendida y demás factores que acompañan el
desarrollo temprano de una persona.

3. El derecho de identidad del menor es un derecho fundamental, reconocido no solo


por el ordenamiento jurídico de Guatemala, sino también por normas de nivel
internacional. Es un derecho que debe ser comprendido en su justa dimensión por
tener un contenido complejo, y de acuerdo con ello, en toda controversia donde se
discuta el derecho a la identidad del menor se deberá otorgar, ante todo, la debida
protección de su identidad biológica.

83
4. La impugnación de la paternidad es la forma legal que el padre, madre, hijo mayor
de edad, incluso un tercero en determinado escenario, poseen para dar marcha
atrás al vínculo paterno-filial, de tal manera que sea el juez a través de la valoración
de las pruebas conducentes e idóneas quien debe decidir si procede o no la
reclamación de la impugnación, así como los efectos que se generarán a partir de
dicha declaración.

5. La acción de impugnación de paternidad, conforme la legislación actual, tiene un


plazo límite para su ejercicio que conlleva un espacio temporal al cual está
condicionado la procedencia de su promoción. Esto genera un obstáculo al derecho
de identidad por impedir que esa determinación de certeza respecto del vínculo
biológico se pueda producir en un tiempo distinto del único que prevé la legislación
actual.

6. El interés superior del niño es congruente con la posibilidad de eliminar cualquier


plazo al cual se sujete la acción de impugnación, debido a que la supresión de la
institución de caducidad de este ámbito permite al menor llegar a la verdad biológica
de su nacimiento cuando surja esa inquietud en él, o en sus padres, de dilucidar
dicho aspecto.

7. Al contar con un medio de prueba científico y eficaz como lo es la prueba de Ácido


Desoxirribonucleico -ADN-, cualquier cuestionamiento de la filiación o paternidad que
en este sentido pueda suscitarse tiene un mecanismo relativamente sencillo y ágil
para producir certeza sobre el punto en controversia. En dicho sentido, posibilitar el
acceso a este mecanismo sin un plazo límite, siguiendo la vía judicial
correspondiente, otorgaría mayor certeza jurídica a las relaciones paterno-filiales que
pudieran comenzar a vacilar en determinado momento al punto de generar una
afectación en el seno familiar.

84
8. La paternidad amparada en la posesión notoria de estado no requiere de alguna
comprobación científica para que sea declarada como tal, pues es una institución en
beneficio del menor para generarle protección de determinados derechos con
relación a una persona que ha exteriorizado de diversas maneras una cercanía y
afecto hacia un menor, declarando de esta forma la paternidad. En tanto el menor y
esa persona que ha exteriorizado determinado apego hacia él no se opongan a tal
declaratoria, la paternidad se entenderá perfecta, en atención a un interés superior
reconocido por la legislación.

9. La posesión notoria de estado no riñe con el derecho de identidad, pues la


declaratoria de posesión notoria de estado está dispuesta como una institución para
beneficio del menor para generarle protección de determinados derechos con
relación a una persona que ha exteriorizado de diversas maneras una cercanía un
vínculo hacia el menor, a la cual se puede optar durante la minoría de edad por
medio de su representante legal, o bien durante su mayoría de edad por el propio
interesado sin limitación de plazo, o bien nunca pretender su ejercicio en atención a
sus propios intereses.

85
RECOMENDACIONES

1. Es necesario que se dé amplia difusión al derecho de identidad dentro de la


sociedad guatemalteca, así como dentro de los tribunales de familia en el territorio
nacional, para lograr un mayor grado de entendimiento de la importancia de este
derecho, todo los aspectos que abarca y el impacto que tiene para los menores y
mayores de edad y sus familias biológicas, de tal manera que se tenga una mayor
conciencia de su propia cultura, y costumbres, logrando un mejor desarrollo integral
de la persona dentro de un contexto adecuado y cierto, para lo cual se debe proteger
este derecho como parte fundamental de la personalidad de los inviduos.

2. Es necesario que dentro de la jurisprudencia, se revise la importancia que posee el


derecho de identidad contrapuesto a la impugnación de la paternidad, en la forma
como actualmente se tiene regulado, debido a que con los criterios actuales no se
toman en consideración todas las condiciones que fundamentan esta institución
jurídica, ya que los jueces se ven atados a no declararla en virtud del interés superior
del niño y los lineamientos actuales de la impugnación. No obstante, el derecho a la
identidad del niño también es fundamental para su desarrollo como persona, por lo
que no debería mantenerse vinculado en forma obligatoria a una persona que no
quiere estar relacionado con él en una relación paterno filial, ya que en lugar de

86
tener un desarrollo pleno, estará expuesto a un ambiente hostil y negativo
condicionando su formación como persona dentro de un núcleo familiar y social.

3. Que el Congreso de la República de Guatemala reforme los artículos 201, 204, 205 y
214 del Código Civil, de tal manera que se elimine la caducidad a la que están
sujetos los plazos de impugnación en aras de reconocer el derecho a la propia
identidad. De esta forma cualquiera de los interesados y legitimados a promover la
acción de impugnación de paternidad matrimonial y extramatrimonial, podrá hacerlo
en cualquier tiempo, sin que esté obligado a mantener un vínculo que no
corresponde con otra persona por efecto de la caducidad.

BIBLIOGRAFÍA

1. Alvarado Joaquin. (2009). La filiación en el derecho romano. Revista de la


Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas Nº 5. Venezuela, 65-128.
2. Avalos, E. S. (2005). El derecho al desarrollo. Revista de Ciencias Jurídicas, 11-
32.
3. Briseño Sierra, D. p. (1995). Derecho procesal. México: Harla.
4. Cabanellas, G. (2006). Diccionario de derecho usual. Argentina: Astrea.
5. Daza Fonseca, J. C. (1976). Historia de los derechos humanos. Revista Nueva
Frontera, 6-9.
6. De García, I. (2012). Informe requerido al Registro Nacional de las Personas.
Dirección para la erradicación del subregistro. Guatemala: (s.e.).
7. Diez Picazo, L. (2018). Sistema de derecho civil. España: Tecnos .
8. Gross Espielli, H. (1988). Estudios sobre derechos humanos. España: Civitas.
9. Guzmán Carrasco, M. A. (1969). La intervención y protección internacional de
los derechos humanos. Guatemala: Universitaria .
10. Marquez, R. (2008). Derecho Civil. México: Porrúa.
11. Méndez Costa, M. J. (1986). La Filiación. México: UNAM.
12. Moreno, J. A. (1984). Derecho de Familia. España: Tecnos.
13. Nikken, P. (2001). El concepto de derechos humanos . Costa Rica: IIDH.

87
14. Orellana Donis, G. (2008). Derecho procesal civil I. Guatemala: Orellana, Alonso
& asociados .
15. Ossorio, M. (2008). Diccionario de ciencias, juridicas, politicas y sociales.
Argentina: Heliasta .
16. Palomar de Miguel, J. (2008). Diccionario para Juristas. México: Porrúa .
17. Pellegrini, M. V. (2007). Colectivo de derecho de familia . Argentina: Rubenzal-
Culzoni.
18. Ponencia presentada en el IV Encuentro de Directores de Registro Civil, I. y.
(2007). El derecho a la identidad: oportunidad y retos. El registro universal de
nacimientos y el derecho a la identidad en America Latina y el Caribe. México
D.F., (s.e.).
19. Puig Peña, F. (1979). Compendio de derecho civil español. España: Aranzandi.
20. Rossel Saavedra, M. (1990). Manual de derecho de familia. Chile: Ediciones
juridicas de Chile.
21. Ugarte Boluarte, K. (2015). Algunas reflexiones sobre la vigencia e importancia
de los derechos humanos. Lex, 45-53.
22. Unicef. (2013). Registro de Nacimiento en América Latina y el Caribe: Cerrando
la brecha. UNICEF, 6.
23. Varsi, E. (1999). Filiación, derecho y genética. Perú: Fondo de Cultura
Económica.

Notas virtuales

1. AIU, (30 de Noviembre de 2021). Cursos AIU. Obtenido de Cursos AIU:


https://cursos.aiu.edu/Personas%20y%20Famila/PDF/Tema%205.pdf
2. Gidorella Mora, L. (3 de Diciembre de 2012). ¿Qué es identidad personal?
Obtenido de
http://contrapeso.info/2012/que-es-identidad-personal/LeonardoGirondelaMora
3. Humanium. (3 de Diciembre de 2021). Humanium. Obtenido de
https://www.humanium.org/es/ddhh-texto-completo/#

88
4. Humanos, C. N. (03 de Diciembre de 2021). CNDDH. Obtenido de
http://www.cndh.org.mx/Que_Son_Derechos_Humanos
5. Internacional, A. (03 de Diciembre de 2021). Caracteristicas de los derechos
humanos . Obtenido de http://www.amnistiacatalunya.org/edu/es/historia/dh-
caracteristicas.html

Leyes

1. Código Civil. Enrique Peralta Azurdia, Jefe de Gobierno de la República de


Guatemala. Decreto número 106. (1963).
2. Código Procesal Civil y Mercantil. Enrique Peralta Azurdia, Jefe del Gobierno de
la República de Guatemala. Decreto Ley número 107. (1963).
3. Constitución Política de la República de Guatemala. Asamblea Nacional
Constituyente. (1986).
4. Ley del Organismo Judicial. Congreso de la República de Guatemala, Decreto
número 2-89. (1989).
5. Ley de Tribunales de Familia. Enrique Peralta Azurdia, Jefe de Gobierno de la
República de Guatemala. Decreto número 206. (1963).

Jurisprudencia
1. Expediente 3090-2015, Corte de Constitucionalidad, Guatemala, 2016.
2. Expediente 6042-2016, Corte de Constitucionalidad, Guatemala, 2017.

89
90

También podría gustarte