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Filiación y paternidad
a. Época Antigua:
El grupo familiar no solo se asentaba sobre las relaciones individuales sino entre todos
los hombres y mujeres que integraban la tribu; por lo tanto, las personas solo sabían
quién era su madre, quedando la paternidad difuminada entre los integrantes de la
tribu, por lo cual únicamente era un estado matriarcal. (Marquez, 2008, p. 420).
d. Roma: Es preciso citar al derecho romano debido a la amplia importancia que tienen
éste en el derecho actual; en este derecho, el padre de familia era el jefe de la
misma, los descendientes estaban sometidos a su autoridad, por lo tanto, la
sociedad romana era netamente patriarcal otorgándole preeminencia al padre.
Propiamente dicho, la filiación es el vínculo de derecho que hay entre el padre, madre e
hijos, originándose las dos figuras jurídicas que son conocidas con el nombre de:
paternidad y maternidad. Una idea complementaria es la que dice, que la filiación es la
relación que existe entre el padre o la madre y su hijo, formando el núcleo social
primario de la familia; por lo tanto, no puede ser materia de convenio entre partes, ni de
transacción, o sujetarse a compromiso en árbitros. (AIU, 2021) Lo anterior, determina
que la filiación es, en pocas palabras, el vínculo que se crea entre los padres y su
descendientes y como estas se desarrollan, además de los derechos y obligaciones
que de estos nacen.
Enrique Rossel Saavedra, define la filiación como: “vínculo jurídico que une al hijo con
su padre o con su madre y que consiste en la relación de parentesco establecida por la
ley entre un ascendiente y su inmediato descendiente, o sea su descendiente en primer
grado.” (Rossel Saavedra, 1990, p. 100).
El mismo autor, además le atribuye tres principios básicos:
Por todo lo expuesto, se puede afirmar que la filiación, es el derecho que tiene cada
persona para ser ascendiente o descendiente de otra, de tal manera que se tenga
acceso a la identidad, así como los demás derechos inherentes a las personas, como
podría serlo el de herencia, en el entendido que la ley no dicta distinción alguna entre
los derechos derivados de la filiación, cualquiera que sea su origen.
La filiación es la relación o vinculo biológico entre los integrantes de una familia que
es reconocido por el derecho y regulado en la ley, este vínculo se refiere al de padres e
hijos. Como consecuencia de esto, la ley reconoce derechos y obligaciones para las
personas unidas con vínculos filiales, se está refiriendo entonces a la maternidad y
paternidad jurídica. Esto es a lo que se refiere el derecho de la filiación.
b) Filiación natural: Es la que establecía entre padres e hijos cuando estos nacían
fuera del matrimonio, en este caso, la filiación de la madre era automática; caso
contrario a la del padre, puesto que en ese caso solo existía cuando hubiera un
reconocimiento voluntario o bien judicialmente. Existían tres formas de filiación que
en la actualidad estaría en contra de los derechos humanos de cualquier persona,
estos eran la simple, adulterina e incestuosa. (Puig Peña, 1979, p. 140).
Para poder tener claridad sobre este tópico se debe de analizar desde el contexto
históricos de la humanidad y como la forma en la cual se llevaba a cabo la filiación
en ese momento, cuando existían distintos tipos de hijos, como los legítimos y los
bastardos, de ahí la filiación simple así como la adulterina, respecto a la incestuosa,
esta históricamente estaba reservada para la realeza de tal manera que el poder se
perpetuara en una sola familia.
c) Filiación legitimada: Se explica en los casos de los hijos que habiendo sido
concebidos antes del matrimonio nacen dentro del mismo o son reconocidos por los
padres antes de contraer nupcias, durante las mismas o después de ellas; tenía por
objeto el lograr que los hijos nacidos fuera del matrimonio tuvieran la calidad de
legítimos. (Puig Peña, 1979, p. 140).
Es necesario anotar que las relaciones familiares, guardando una especial atención
al menor giran en torno a los derechos y deberes de padre y madre, quienes para su
debido juicio requieren que estos sean identificados en lo jurídico tanto como en la
práctica social, siempre y cuando se tenga en claro el superior interés del niño.
a) Sistema de titulación: en donde la filiación se tiene por los títulos de atribución que
es la causa iuris de la filiación y títulos de legitimación, que son signos o requisitos
legales que refieren a la determinación y tienen una función probatoria. Los títulos
pueden entrar en conflictos entre sí respecto de una misma persona. (Méndez
Costa, 1986, p. 16).
Se puede afirmar que este sistema dentro del derecho otorga todo su valor al título
es decir a la manera en la cual existe dentro del registro reconocimiento a la
persona; por lo tanto, el título extendido a través la fe pública de registro es lo que
determinará la afiliación entre una persona y otra; si esto no existe entonces no se
podrá otorgar la filiación y tampoco sí establecerá la relación paterno filial que debe
de existir entre dos personas.
Este sistema se focaliza en las distintas fases que deben de existir vale el
reconocimiento de una persona es decir no se centraliza en el título, sino que lo hace
a través del conocimiento del estado paterno filial como fundamento de la filiación,
en el sentido de que primero debe de existir un proceso mental que posteriormente
se materializa a través del derecho registral y como este se desarrolla en cada uno
de los distintos territorios.
c) Unidad: “Esto se refiere a cuántos estados civiles filiales tiene ordenamiento jurídico,
y supone una definición específica de la ley”. (Rossel Saavedra, 1990, p. 29).
Este sistema instuye que debe de existir una unidad en el acto es decir que debe en
primer lugar existir en la ley para que este puede ser cumplida por lo tanto primero
debe existir en la ley para que esto se puede materializar a través del
reconocimiento y que a través de este surtan plenos efectos jurídicos.
d) Pluralidad: Si el derecho distingue varias posiciones de hijo como estado civil, el hijo
legítimo, también llamado de la filiación matrimonial; e ilegítimo no matrimonial,
adoptivo, entonces debe hablarse de diversos tipos de filiación. La pluralidad de
estados es un instrumento para atribuir una discriminación en los derechos y
obligaciones imputables. Si el derecho solo tiene una posición en su calidad de hijo
como estado civil, entonces no puede hablarse de tipos de filiación sino de una única
consideración en la posición, hijo. La unidad de estado es usada para atribuir
igualdad en el régimen de los derechos y obligaciones. (Méndez Costa, 1986, p. 20).
Este fija que depende de la ley en un territorio determinado, que pueden existir
varios tipos de filiación, pero esto dependerá de normado en la legislación, que
pueda otorgar distintos tipos de reconocimientos, de tal manera que se tengan claros
los derechos y las obligaciones que surgen de cada tipo de reconocimiento.
Los criterios base los determinara cada legislación, los tradicionales son: el natural,
mediante acto natural de la procreación, y el puramente jurídico, mediante un contrato
como en la antigua adopción romana o un proceso jurisdiccional de adopción. A ellos
en algunos sistemas se les agrega los siguientes criterios-base: de reproducción
asistida, mediante un acto tecnológico de reproducción, y uno social, atribuido
mediante solo consideraciones sociales sobre quien sea hijo de quien.
El objeto de estas formas de determinar esta filiación, facilita la constitución del estado
filial, mediante el establecimiento legal de tipos de hechos relativamente simples de
constatar en la práctica. Entonces cada legislación tiene su forma de determinar la
filiación de las personas, la cual responde a las necesidades de cada país; sin que esto
signifique cada determinación sea exclusiva.
Es necesario iniciar por determinar entonces la filiación por determinación legal, la cual
es la surgida por la propia ley fundamentada en hechos facticos suscritos por la misma
ley.
A la luz de este artículo entonces, se observan las formas en las cuales la paternidad
es legítima y por ende la filiación resultante de esta; también lo es, entonces es posible
afirmar que el hijo nacido de la relación matrimonial, es reputado sin lugar a ninguna
duda como legítimo; debido a que de acuerdo al vínculo matrimonial surgido entre las
personas, por lo tanto cualquier hijo nacido dentro del matrimonio es por ende hijo del
esposo y padre de la persona por nacer y de acuerdo con el Código Civil su filiación es
legítimo.
También la ley dicta una fase extraordinaria sobre la legitimidad respecto en la filiación
en el numerales 1 y 2 del Artículo 199 del Código Civil, en donde se establece que es
lo necesario para que se incluya la filiación legítima en esta forma; en estos numerales,
se dispone que se consideran hijos del matrimonio los nacidos 180 días después del
matrimonio o bien de la reunión de la separación, entendiéndose que puede ser que el
embarazo haya dado origen a la unión matrimonial, entonces la filiación se considera
legitima para estos efectos. Lo mismo sucede con respecto a la reunión de los
cónyuges separados, en el entendido que desde el día de la reunión de los cónyuges
hasta 180 días después el hijo es de los cónyuges.
El segundo numeral, atiende a los hijos que surjan de la disolución del matrimonio, le
da un plazo de 300 días, recogiendo la tradición que fue impuesta por el derecho
romano, por cuanto se reputaba hijo legitimo a los nacidos 300 días después de salida
de algún viaje o guerra. En ese sentido, el Código Civil recoge esta temática y es
utilizada para la disolución del matrimonio, aunque no siempre puede funcionar para
este caso está establecido en la ley y por lo tanto es objeto de estudio.
Ahora bien se tiene que analizar lo normado en el Artículo 207 del Código Civil,
legalmente se determina que si disuelto el matrimonio la madre contrajere nuevas
nupcias dentro de los trescientos días siguientes a la fecha de la disolución, el hijo que
naciere dentro de los ciento ochenta días de celebrado el segundo matrimonio, se
presume concebido en el primero.
Si el hijo naciere después de los ciento ochenta días de la celebración del segundo
matrimonio, aunque este dentro de los trescientos días posteriores a la disolución del
primer matrimonio, se presume concebido en el segundo. En este artículo entonces se
adhiere al animus del Artículo 199 y numeral 2 respecto a los trescientos días de plazo
entre paternidad y paternidad, existe entonces, determinación legal de la paternidad, en
que la ley dicta la filiación con base en presunciones, y no hay necesidad de
reconocimiento por parte del padre, ni necesidad de declaración judicial para su
determinación.
Dentro del mismo cuerpo legal, en el Artículo 210 dicta que cuando la filiación no
resulte del matrimonio ni de la unión de hecho declarada se prueba con respecto del
padre por el reconocimiento voluntario del padre o por sentencia judicial que declare la
paternidad. También el Artículo 211 ordena que la determinación voluntaria de la
filiación se da en el caso en que el padre reconozca voluntariamente la paternidad de
un hijo, ya sea en la partida de nacimiento, por comparecencia ante el Registrador Civil,
por acta especial ante el mismo registrador, por escritura pública, por testamento o por
confesión judicial.
Con esto claro, entonces se define la otra forma de determinación, la cual es conocida
como determinación judicial, la cual se define como: la resolución judicial definitiva que
decide una controversia relativa a la filiación, declarando como padre a una persona.
La determinación judicial de la filiación está regulada en la legislación en el Artículo 220
del Código civil, que determina que el hijo que no fuere reconocido voluntariamente
tiene derecho a pedir judicialmente que se declare su filiación.
Esta disposición legal es aplicable para el caso del hijo nacido de una relación en la
cual los padres no estén unidos por matrimonio o unión de hecho declarada. El mismo
Artículo manda que el derecho del hijo de pedir judicialmente que se declare su filiación
nunca prescribe.
La filiación que tiene lugar por naturaleza, presupone un vínculo biológico entre el hijo y
sus padres. La determinación de la filiación puede ser legal, voluntaria o negociable y
judicial. Es legal cuando la ley lo dicta de esa forma. Es voluntaria cuando la
determinación proviene de la eficacia que se atribuye al reconocimiento del hijo. Es
judicial la determinación que resulta de la sentencia que declara la paternidad o la
maternidad no reconocida, en base a las pruebas relativas al nexo biológico. Quien no
ha sido reconocido como hijo tiene a su alcance la acción de reclamación de filiación.
La acción puede ser dirigida contra la madre, el padre, o contra ambos.
Si se reclama el vínculo de filiación con mujer que no estaba casada al tiempo del
nacimiento del actor, solo contra ella se dirigirá la acción. El hijo puede reclamar la
filiación en todo tiempo. Los herederos del hijo tendrán como plazo para demandar el
tiempo que falte para llegar a los dos años posteriores a la mayoría de edad,
recuperación de plena capacidad o descubrimiento de pruebas en que se podría fundar
la demanda, del hijo fallecido. La posesión de estado es un medio más dentro del
contexto probatorio tiene valor de reconocimiento, pero no tiene el efecto de emplazar
en el estado de hijo.
Si durante el período de la concepción, el demandado había vivido en concubinato con
la madre del actor que reclama su filiación, se presumirá la paternidad del demandado
salvo prueba en contrario.
El hijo que no fue espontáneamente reconocido por su progenitor y que debe reclamar
judicialmente su filiación, tiene derecho a demandar el resarcimiento por los daños y
perjuicios sufridos. Como se menciona con anterioridad este derecho es irrenunciable e
imprescriptible y como medio de pruebas se puede utilizar el ADN de los padres para
este efecto.
CAPÍTULO II
DERECHOS HUMANOS
2.1. Origen
Con esto claro, es preciso mencionar que los primeros derechos humanos
registrados se pueden ubicar en la antigua Grecia, en donde se desarrollaban los
primeros elementos constitutivos de la democracia tanto en el medio social, cultural,
político como en el económico donde surgieron los principales conceptos sobre
Democracia, Derechos, y quienes eran sus protagonistas. Los ideales de la democracia
antigua son:
b. La libertad: para los griegos ser libre significa no ser esclavo de nadie, esta
libertad se fue logrando sucesivamente, fue así como la libertad civil se alcanzó al
abolirse la prisión por deudas, la libertad jurídica al proteger al ciudadano con el
habeas corpus, y la libertad política con el derecho de obedecer la ley.
En la edad media, los conflictos generados por las guerras llevan a una nueva era de
la organización del poder, con base en lazos de dependencia personal de los
campesinos o los siervos hacia los señores barones y reyes, esta situación fue
conformando un nuevo centro de decisión de poder en la corte, encabezada por el rey,
conformada por “Barones y campesinos súbditos donde en última quien defendía los
conflictos entre las personas era el rey.”
Con esta concentración del poder junto con la situación de conflictos que vivió
Inglaterra hacia los siglos XI, XII y XIII llevó a plantear una nueva relación entre las
personas pues con ello se creó la Carta Magna, Otorgada por Juan Sin Tierra el 17 de
Julio de 1215, donde fue el primer indicio en el cual un monarca otorgaba la posesión
de territorios, así como los derechos sucesorios derivados del mismo. Más adelante en
el tiempo, durante el siglo XVIII en el llamado renacimiento, es decir al movimiento
cultural que se desarrolló en Europa entre 1715 y 1789, se propuso disipar las tinieblas
de la humanidad mediante las luces de la razón. En Francia se integraron los
intelectuales del ilusionismo en torno al Enciclopedismo, y el movimiento se conoció
con el nombre de Ilustración”. (Daza Fonseca, 1976, p. 6).
Las ideas de esta época aunado del optimismo al que se renueva la fe mediante la
razón, se determina la posibilidad de instalar la felicidad en la tierra y de mejorar al
hombre, esta ansiedad por realizar una nueva sociedad forjó una experiencia política
reformista, el positivismo ilustrado consistió en utilizar el poder de la monarquía
absoluta para llevar a cabo el programa renovador de la Ilustración desde el estado.
La revolución que se inició en 1789 la cual libera gran diversidad de fuerzas sociales y
deja al descubierto un hervidero de ideas y tendencias, la burguesía accede al poder y
se inicia con la Declaración de los Derechos del Hombre lo que se llamo el tercer
estado (Daza Fonseca, 1976, p. 8).
La importancia de definir este tema consiste en que, de acuerdo con las distintas
conceptualizaciones aportadas, podremos divisar los lineamientos y alcances que
poseen los derechos humanos en sí.
La expresión derechos humanos también citada con frecuencia como DD.HH. hace
referencia a las libertades, reivindicaciones y facultades propias de cada individuo por
el sólo hecho de pertenecer a la raza humana. Esto significa que son derechos de
carácter inalienable ya que nadie, de ninguna manera, puede quitarle estos derechos a
otro sujeto más allá del orden jurídico que esté establecido y de perfil independiente
frente a cualquier factor particular raza, nacionalidad, religión, sexo, etc. Los derechos
humanos también se caracterizan por ser irrevocables no pueden ser abolidos,
intransferibles un individuo no puede ceder sus derechos a otro sujeto e irrenunciables
nadie tiene el permiso para rechazar sus derechos básicos. (Daza Fonseca, 1976, p.
9).
Esto quiere decir que los derechos humanos, son aquellos derechos que son otorgados
a las personas, por el simple hecho de serlo, sin restricciones de género, raza edad o
cualquier otra distinción y por lo tanto no pueden ser negados o menoscabados.
Es esta dignidad la que fundamenta a los derechos humanos al mismo tiempo, también
es la que fundamenta al derecho de la salud para los habitantes de un Estado, sin
hacer distinción si están en libertad o dentro de un centro de detención penal.
Entre otras definiciones, es prudente citar la reconocida por la Comisión Nacional de
Derechos Humanos: “Los Derechos Humanos son el conjunto de prerrogativas
inherentes a la naturaleza de la persona, cuya realización efectiva resulta indispensable
para el desarrollo integral del individuo que vive en una sociedad jurídicamente
organizada. Estos derechos, establecidos en la Constitución y en las leyes, deben ser
reconocidos y garantizados por el Estado” (Humanos, 2021). Por lo que se puede
afirmar que los derechos son otorgados por la legislación de cada estado para que se
garanticen los mismos a través de las leyes.
Se puede afirmar que los derechos humanos, son aquellos inherentes a las personas
por el simple hecho de ser hombres, que son otorgados por la naturaleza y reconocidos
con las leyes; los cuales tienen como finalidad que la persona pueda desarrollarse
integralmente con el ánimo de lograr una mejor calidad de vida dentro de sus
posibilidades.
Es importante acentuar que la primera ley que protegió y acuño el termino de derechos
humanos fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual fue
promulgada en 1948 como consecuencia de los horrores acontecidos en la Segunda
Guerra Mundial.
2.4. Características
Se debe dar inicio diciendo que los derechos humanos universales están a menudo
contemplados en la ley y garantizados por ella, a través de los tratados, el derecho
internacional consuetudinario, los principios generales y otras fuentes del derecho
internacional.
b. Los derechos humanos son universales: esto quiere decir que todas las
personas: mujeres, hombres, niños y niñas tienen derechos. Por eso se afirma
que no importa la raza, el sexo, la cultura o la religión que estos tengan, tampoco
importa la nacionalidad o el lugar en que se viva. Cada persona tiene la misma
dignidad y nadie puede estar excluido o discriminado del disfrute de sus derechos.
(Amnistía Internacional, 2021).
Es así que tienen los mismos derechos tanto un niño como una niña, un indígena como
un campesino, una mujer como un hombre, un árabe como un chino, un colombiano
como un venezolano, un musulmán como un cristiano, un negro como un blanco, un
pobre como un rico, un delincuente o corrupto como una persona honesta.
Lo anterior quiere decir que los derechos humanos, no son objeto de renuncia y
tampoco se pueden transferir a la potestad de otra persona sea esta natural o jurídica,
por lo que no deben existir situaciones que conlleven o contengan este tipo de
prácticas, ya que de hacerlo se estará atentando contra la integridad de las personas y
estas conductas no pueden ni deben ser aceptadas.
Esto quiere decir que, en teoría, nadie puede vulnerar los derechos humanos de otra
persona, esto se refiere a los estados, sobre todo en la manera de la aplicación del ius
puniendi, es decir la atribución que tiene este para castigar a sus habitantes, ya que es
en este tipo de situaciones donde se generan la mayoría de conflictos de derechos
humanos; se señala que esto debe de cumplirse; pero en mucho países no se hace ya
sea por conflictos armados internos, dictaduras o porque el estado no brinda el mínimo
de garantías a las personas para que sean respetados sus derechos humanos.
f. Los derechos humanos son obligatorios: Los derechos humanos imponen una
obligación concreta a las personas y al Estado de respetarlos, aunque no haya
una ley que así lo diga. Queda claro entonces que es obligatorio respetar todos
los derechos humanos que existan en las leyes y también aquellos que no lo
están aún, como por ejemplo el derecho a la objeción de conciencia (o sea, el
derecho a no prestar el servicio militar por razones de creencias morales o
religiosas) o el derecho a la propiedad colectiva de la tierra en el caso de las
comunidades indígenas, y tantos otros. (Amnistía Internacional, 2021).
Lo anterior quiere decir que no hay forma alguna en las cuales se puedan negar los
derechos humanos, en tal sentido, siempre deben de cumplirse ya que estos no
caducan, por lo que en el caso de ser vulnerados los mismos pueden y deben ser
reivindicados, de tal manera que se reconozca el agravio y se repare el daño a las
personas cuando sea conducente.
2.4. Clasificación
Cualquiera sea el tipo de derechos humanos, se interrelacionan entre sí, pero son
independientes e individuales. Con esto claro se puede advertir que su clasificación,
está comprendida en tres partes, las cuales son conocidas como generaciones,
redundamos que esta clasificación no tiene ningún nivel jerárquico ni ninguno de ellos
adquiere más importancia que otro. Se debe entonces enumerar las distintas clases de
derechos humanos de la forma siguiente:
a. Derechos de primera generación: Estos derechos son conocidos dentro del
argot popular como derechos civiles y políticos; los cuales son producto del triunfo
del liberalismo burgués en la revolución francesa y fueron plasmados en la
declaración de los derechos del hombre y del ciudadano y posteriormente fueron
plasmados en todos los textos constitucionales de occidente. Estos derechos,
implican un deber de abstención por parte del Estado, cuya actuación es en
esencia pasiva, aunque supone no solo un deber de garantizar el orden público
dentro del cual esos derechos pueden ejercerse efectivamente, de manera libre y
no discriminatoria, sino también de establecer y mantener las condiciones en que
el orden, dentro del cual se ejerce la libertad, exista de manera efectiva y real.
(Avalos, 2005, p. 20).
Todo esto será posible si se dan las condiciones culturales, económicas y sociales que
garanticen el desarrollo de aquellos pueblos y personas. Por supuesto que la vigencia
de los derechos económicos, sociales y culturales están determinados por las
condiciones de cada país, por lo que su cumplimiento varía entre estos.
Dada la relevancia del registro de nacimiento y el impacto que éste tiene para la
garantía del derecho a la identidad y su interacción con otros derechos necesarios para
el libre desarrollo, seguridad y bienestar de la población infantil, es necesario que el
desempeño de este acto se apegue a los principios de equidad, universalidad e
inmediatez.
Lo anterior, con la finalidad de eliminar las barreras que pudieran generar efectos
discriminatorios que profundicen las brechas de desigualdad y generen condiciones de
exclusión social para determinados grupos de población o personas que se encuentren
en situación de desventaja social. Si bien tener un nombre y una nacionalidad, de
acuerdo con el derecho internacional de los derechos humanos, es un derecho
reconocido universalmente para todas las personas sin excepción, se estima que en el
mundo aproximadamente 230 millones de niñas y niños con menos de 5 años, no
cuentan con registro de nacimiento ni documento de identidad (Unicef, 2013, p. 6).
Esta fue suscrita en San José de Costa Rica el 22 de noviembre de 1969, donde
también se indican los problemas relativos a la accesibilidad a los mecanismos de
identificación y registro que presentan las personas. En el artículo 8 de la Convención
de los Derechos del Niño, se señala el cumplimiento de los compromisos que adquiere
cada Estado con la ratificación del mismo. Entre ellos, están el de respetar el derecho
de todo niño y niña a resguardar su identidad, prestarles la asistencia y protección
necesarias y adecuadas para restaurar inmediatamente su identidad en caso de que se
vean privados ilegalmente de alguno de los elementos que la integran, lo que se refiere
al nombre, nacionalidad y vínculos familiares.
La importancia del derecho a la identidad radica en que el individuo logra saber quién
es y distinguirse de los demás. La identidad no implica únicamente la individualización
jurídica, sino biológica, social, cultural, entre otras.
El estado debe garantizar y reconocer este derecho. Se refleja en que el estado debe
satisfacer las necesidades de otros derechos, como la educación, la libre personalidad,
la salud, la seguridad jurídica, el acceso a la información, entre otros.