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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL


DE LOS LLANOS CENTRALES “RÓMULO GALLEGOS”
ÁREA DE CIENCIAS POLÍTICAS Y JURÍDICAS
PROGRAMA DE MUNICIPALIZADO DE FORMACIÓN EN DERECHO
NÚCLEO SAN JUAN DE LOS MORROS
UNIDAD CURRICULAR: DERECHO FAMILIAR

LA FILIACIÓN Y LOS PRINCIPIOS QUE LA RIGEN

PROFESOR (a):
Abg. IGNAMAR TORREALBA

BACHILLERES:

DÍAZ RAQUEL C.I: 13.151.074


MUJICA LUIS C.I: 15.993.758
VERA PETRA C.I: 13.699.294
GREIKA ROMERO C.I: 30.344.258
AREVALO LUISA C.I: 8.784.394

3 Año. Sección: 12

San Juan de los Morros, 22 Marzo, 2023


INTRODUCCIÓN

La Institución de la filiación, constituye una de las figuras jurídicas de mayor


importancia para el derecho ya que de ella emanan significativas facultades y deberes para
los sujetos vinculados, así pues, existe una relación directa entre patria potestad, obligación
alimentaria, determinación de los apellidos y vocación hereditaria con la filiación, siendo
en principio esta última, la que permite establecer las anteriores responsabilidades y
derechos, dando continuidad a lo anterior se encuentra un hecho histórico que conviene
recordar y es que la filiación no siempre fue uniforme en cuanto a los efectos que originaba,
lo cual implicaba que se establecieran clasificaciones y graduaciones que en la práctica
representaban una actuación discriminatoria y contradictoria con la dignidad humana.

En ese contexto, es válido referir que hoy día las diferenciaciones en cuanto a la filiación
son una posición anacrónica y abandonada por la mayoría de las legislaciones y por tanto se
pregona un precepto capital que es el principio de “unidad de filiación”, es decir, que
independientemente de la forma como ésta es precisada en el mundo jurídico, una vez
establecida, produce idénticos derechos y deberes sin admitirse distinciones.

Por otro lado, se destaca que la filiación ha recibido una notable influencia de la ciencia
médica, estableciéndose mecanismos técnicos altamente confiables que permiten precisar
con certeza en su perspectiva genética la verdadera filiación de determinada persona, lo
cual desde una posición jurídica coadyuva a garantizar que en principio todos los sujetos
puedan detentar una identidad legal concurrente con la biológica, tal y como lo tutela el
artículo 56 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

LA FILIACIÓN Y LOS PRINCIPIOS QUE LA RIGEN


Para dar inicio a tan relevante tema, la filiación se trata precisamente de un vínculo
jurídico que existe entre dos personas, por el cual una es descendiente de la otra, bien sea
por un hecho natural o por un acto jurídico por ejemplo: el vínculo de familia existente
entre el hijo y sus padres, respecto del padre se denomina paternidad y respecto de la
madre, maternidad, asimismo en nuestra legislación venezolana se identifica como ese
instrumento que evidencia la relación entre un padre o una madre y su hijo o hija, la
filiación se prueba mediante la partida de nacimiento.
En esta perspectiva, la doctrina ha hondeado en la delimitación de tal relación,
subrayando distintas cualidades, así D” Antonio, la define “como el lazo derivado de la
sangre en su manifestación más próxima, que une a las personas en la relación paterno filial
con proyecciones jurídicas”.
También, expresa que entre dichas personas vinculadas “media una relación más
profunda y compleja, derivada de la sangre y complementada por la convivencia y el afecto
reciproco”.
De acuerdo a la postura de Grisanti Aveledo, “La relación de filiación es la que se da
entre padres e hijos o sea entre generantes y generados, constituye un hecho natural, ya que
tiene su base en un hecho natural como es la procreación, y un hecho jurídico, puesto que
determina consecuencias jurídicas”.
Para Sanojo, se expresa en términos lacónicos señalando: “Llámese filiación la relación
del parentesco que media entre los hijos y los padres, y se distingue en paterna y materna,
según que se considera la relación del hijo con el padre o del hijo con la madre:
considerándose la relación del padre y de la madre con el hijo se llama paternidad y
maternidad”.
Ciertamente, la filiación sitúa el nexo primario y más próximo entre progenitor y
descendiente, su soporte puede ser biológico (generación) o estrictamente legal (adopción),
el mismo promueve los lazos afectivos que emergen entre los padres con el hijo y
viceversa, constituyendo así un ambiente óptimo para el desarrollo de la prole.
Entonces, la filiación no es simplemente un hecho o circunstancia biológica, sino una
institución que origina un ligamen jurídico y con ello derechos y deberes recíprocos entre
los relacionados, por lo dicho es esencial la prueba del vínculo, ya que se está haciendo
referencia a una institución encuadrada en el derecho, que requiere nacer bajo su amparo, y
en la hipótesis que no esté precisada jurídicamente hablado, se debe acudir a los variados
dispositivos establecidos para determinar el nexo, es decir, no es suficiente que preexista la
atadura biológica o fáctica, tiene que estar refrendada por la ley, para que produzca sus
efectos de manera integral.
También se debe reparar en que la relación puede visualizarse desde dos perspectivas
complementarias, si se le mira desde los progenitores se hablará de paternidad o
maternidad, y tal carácter, viene acompañado de una variedad de facultades, prerrogativas,
deberes y cargas que bajo dicho panorama tienden a proteger a los progenitores y con ello
obviamente a la prole, por otra parte, si se toma como punto de partida al hijo se le
denomina “filiación” y basa su foco en la tutela de este último, en síntesis, es un mismo
nexo jurídico que engendra lo que la doctrina ha denominado, estado familiar y de él se
deriva una cualidad de padre o de hijo que trae aparejado importantes efectos para el
patrocinio de la familia.
Ahora bien, para la compresión de la relación filial, la doctrina ha desentrañado de la ley
dos principios que cimientan todo su abordaje; ellos son el principio de la verdad en la
filiación, que expresa el deber de promocionar, hasta el límite de lo racional que el nexo
jurídicamente establecido corresponda con el biológico, obviamente existirán matices, pero
aun así debe perseguirse que exista una sincronía entre el hecho y el derecho.
 Por lo tanto, la Filiación biológica: Es el vínculo natural que existe entre generante
y generado. Se da siempre, en todas las personas, pues todo individuo es,
necesariamente, hijo de un padre y de una madre.
 Filiación jurídica: Es el vínculo de derecho existente entre padres e hijos, derivado
de la relación biológica que supone la generación. La filiación jurídica, a diferencia
de la biológica, no siempre existe, ya que el derecho, para reconocer efector
jurídicos al hecho natural de la procreación requiere su comprobación.
Su Importancia
En ella se fundamentan las relaciones familiares, se establecen los derechos y deberes de
la potestad parental, las órdenes sucesorales, el derecho de alimentos y la nacionalidad, a
filiación, además de proporcionar identidad al menor, también implica las
responsabilidades de guarda, crianza y educación del Niño Niña y/o Adolescente, en,
nuestro Código Civil en concordancia con el Título V, concatenado con el Articulo 97
expresa: La filiación materna resulta del nacimiento, y se prueba con el acta de la
declaración de nacimiento inscrita en los libros del Registro Civil, con identificación de la
madre.

Principios Que La Rigen


Respetando el orden que nos rige en nuestra Legislación a través de la pirámide de
Kelsen, lo primero son los principios constitucionales, en el Art 56: Toda persona tiene
derecho a un nombre propio, al apellido del padre y al de la madre, y a conocer la identidad
de los mismos, el Estado garantizará el derecho a investigar la maternidad y la paternidad.
En lo esencial, otros de los principios importante es la igualdad de todos los hijos, de
modo que no sean discriminados cualquiera que sea la circunstancia de su nacimiento, es
decir, sean habidos dentro o fuera del matrimonio.
Básicamente, el postulado en estudio se precipita a pregonar la uniformidad en el
tratamiento de la relación surgida de la filiación, ello envuelve tanto los efectos y deberes
como los mecanismos que permiten probar y precisar el nexo filial, como todo principio
general del derecho, representa una herramienta para la interpretación del ordenamiento
jurídico y persigue que las normas referentes a la filiación se adecuen a la paridad
difundida, obviamente como premisa general posee matices, y como derecho no es
absoluto, lo que implica que se admitan variantes razonables y objetivas.
Según Guerrero Quintero, al respecto, indica que el principio de unidad de filiación,
tiene rango constitucional e implica que “todo niño, sea cual fuere su filiación, tiene el
derecho de conocer a sus padres, para que éstos cumplan los deberes correspondientes”,
una parte de la doctrina lo denomina “principio de igualdad.
Debe señalarse entre todas las filiaciones”, siendo en todo caso indispensable advertir
que el mencionado precepto es una derivación de otro macro denominado “principio de
igualdad”, de lo dicho se evidencia que entre los mismos existe una relación de especie a
género, con las consecuencias colaterales que los aspectos que la doctrina constitucional ha
atribuido al derecho a la igualdad son extensibles al principio de unidad de filiación.
Al respecto, Díaz De Guijarro, fue enfático cuando afirmó: “debemos luchar con
intensidad creciente, para destruir las clasificaciones que entre los hijos existen, para llegar
en cuanto sea posible a la realidad de una sola y única categoría filial, o sea, a la igualdad
absoluta entre los hijos”.
Según lo afirmado, se puede identificar como pautas germinadas del establecimiento del
principio: i) supresión de las denominadas “clases o tipos” de filiación ii) tratamiento
uniforme en los efectos de la filiación con independencia.
Luego Nuestro Código Civil: A partir del Título V De la Afiliación, Capítulo I, en sus
articulados desde el 197 al 210, que estaremos ampliando más adelante.
Principios Fundamentales De La Filiación:
Toda filiación debe ser legalmente probada: Jurídicamente no puede hablarse de
filiación si no existe prueba de ella, biológicamente todo individuo tiene un padre y una
madre, pero mientras el hecho biológico de la procreación no haya trascendido al plano
jurídico, legalmente no habrá un vínculo de filiación que una a dos personas, ello explica
por qué jurídicamente pueden existir personas que, por ejemplo, tengan madre, pero no
tengan padre (es lo que se conocía como hijos naturales o de madres solteras en el código
anterior). Jurídicamente sólo existe filiación cuando está establecida legalmente.
Ahora bien, los efectos de la filiación son independientes del medio que se use para
probarla: Los efectos que produce la filiación son siempre los mismos, cualquiera que haya
sido el medio jurídico empleado para su demostración, por otro lado, los efectos de la
filiación son independientes del tiempo de su prueba: ya hemos dicho que mientras la
filiación no ha sido probada, no puede hablarse jurídicamente de su existencia; pero cuando
la filiación resulte jurídicamente determinada, sus efectos se producen desde que el hijo
existió y no a partir de la constatación de la filiación, porque la prueba de la filiación la
establece legalmente, más no la produce.
Los hijos naturales suelen ser: Decimos que suelen ser, aunque en el código actual no
admite distinciones entre los hijos:
Hijos Naturales simples: Los nacidos de las uniones extramatrimoniales, pero cuando el
padre y la madre hubieran podido contraer matrimonio para la época de concepción del
hijo, es decir, que no existía un impedimento para el matrimonio Ej. Daniel y María son
novios, ella sale embarazada y la pareja, aunque ha podido casarse, decide no hacerlo.
De tal manera, nos encontramos con el Hijo natural adulterino: Como su nombre lo
indica, era el nacido de las uniones extramatrimoniales, en las cuales el padre y la madre,
aunque hubiese querido, no habrían podido contraer matrimonio entre sí (a la época de la
concepción), porque alguno de ellos o ambos, se encontraban a su vez casados con terceras
personas Ej. Daniel y María tienen una relación de la cual surge su hijo Pedro, pero a su vez
María no habría podido casarse con Daniel, puesto que ella ya se encontraba casada con
Carlos. Entonces, Pedro, sería un hijo ilegítimo adulterino.
Hijo natural incestuoso: Era el proveniente de las relaciones extramatrimoniales en las
cuales, los padres no hubiesen podido contraer matrimonio para la época de la concepción,
porque entre ellos existía un parentesco que hiciese imposible el matrimonio Ej. Manuel es
el padre de Adriana y, a su vez, ambos tienen relaciones de las cuales ella sale embarazada.
El parentesco del hijo nacido de dicha unión sería ilegítimo incestuoso.
Hijo natural sacrílego: Existía cuando el padre del hijo ilegítimo era ministro de un culto
cuya religión le prohibía el matrimonio Ej. El hijo de un sacerdote católico, hijo éste
concebido y nacido durante el sacerdocio del padre.
El hijo natural simple: tenía una condición inferior a los demás hijos, situación que se
evidenciaba cuando se abría una sucesión, porque éste tipo de hijos heredaban la mitad de
lo que heredaban los hijos legítimos (nacidos de la unión matrimonial), claro que para
complicar más la cosa, los hijos naturales heredaban la mitad cuando se abría la sucesión
del padre, porque cuando fallecía la madre la herencia se repartía a partes iguales entre los
hijos legítimos y los ilegítimos, la historia dice que esto se debe a que, lo normal es que los
hijos permanezcan siempre con su madre, tiene además un fundamento afectivo.
Anteriormente existían los hijos legitimados, que eran aquellos que en un principio fueron
hijos naturales, pero que luego se legitimaron por subsiguiente matrimonio entre sus padres.
Hoy en día, el derecho venezolano ha acabado con las distinciones existentes entre los hijos
legítimos y los ilegítimos, siendo que, actualmente, todos los hijos tienen los mismos
derechos. En la filiación hay dos momentos fundamentales: la concepción y el nacimiento.
El código le da más importancia al nacimiento, puesto que es muy difícil determinar el
momento de la concepción, es por ello que, a partir del nacimiento comienza la protección
jurídica del hijo. Es importante establecer que, a pesar de la dificultad existente para
determinar el momento de la concepción, el código ha hecho un cálculo aproximado para
cuando sea necesario determinarla Art. 213 CC: “Se presume, salvo prueba en contrario,
que la concepción tuvo lugar en los primeros ciento veintiún (121) días de los trescientos
(300) que preceden el día del nacimiento”.

Filiación Matrimonial: Es el vínculo jurídico simultáneo que une al hijo con su padre y
con su madre cuando éstos están casados para la época de la concepción del hijo o para la
fecha de su nacimiento. De este tipo de filiación surge un vínculo entre el hijo, su padre y
su madre, porque los padres están, a su vez, unidos por el matrimonio o, por lo menos, lo
estuvieron en el momento de la concepción o el nacimiento del hijo.

Elementos: En presencia de todos los elementos que se nombrarán a continuación, surge la


filiación matrimonial.
Existencia del matrimonio entre los padres.
Paternidad.
Maternidad.
La concepción o el nacimiento del hijo dentro del matrimonio.

Dice el profesor que lo más lógico sería tomar en cuenta el momento de la concepción del
hijo, a los fines de determinar la filiación, pero insiste en su dificultad probatoria. Por otra
parte, es importante destacar que si un hijo es concebido antes del matrimonio se
considerará proveniente de una pareja casada, por lo cual, la filiación será matrimonial.

La prueba del matrimonio: La prueba de la filiación matrimonial implica la prueba de sus


cuatro elementos, los cuales son: el acta o partida de matrimonio (para comprobar que el
hijo proviene de la pareja casada), la maternidad, la paternidad y la concepción del hijo
durante el matrimonio Art. 213 CC: “Se presume, salvo prueba en contrario, que la
concepción tuvo lugar en los primeros cientos veintiún (121) días de los trescientos (300)
que preceden el día del nacimiento”.

Art. 214 CC: “La posesión de estado de hijo se establece por la existencia suficiente de
hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y parentesco de un individuo
con las personas que se señalan como sus progenitores y la familia a la que dice pertenecer.

Los principales entre estos hechos son:


Que la persona haya usado el apellido de quien pretende tener por padre o madre.

Que éstos le hayan dispensado el trato de hijo, y él, a su vez, los haya tratado como padre
y madre.

Que haya sido reconocido como hijo de tales personas por la familia o la sociedad” Con
ocasión de este artículo el profesor nos recomienda repasar de nuevo los elementos de la
posesión de estado y nos indica que ella ocurre cuando una persona se comporta como si
fuera el dueño de tal estado Ej. Que Luis se comporte como si fuera hijo de Andrés y
María, aunque en la realidad no lo sea.

Art. 215 CC: “La demanda para que se declare la paternidad o maternidad, puede
contradecirse por toda persona que tenga interés en ello”.

Art. 216 CC: “El hijo nacido fuera del matrimonio, una vez reconocido no puede llevarse a
la residencia familiar sin el consentimiento del otro cónyuge”.

Art. 458 CC: “Si se han perdido o destruido en todo o en parte los registros; si son ilegibles;
si no se han llevado los registros de nacimiento o de defunción, o si en estos mismos
registros se han interrumpido u omitido los asientos, podrá suplirse el acta respectiva con
cualquiera especie de prueba. Las partidas eclesiásticas tendrán el valor de presunciones.
La prueba supletoria será admisible, no sólo cuando se trate de nacimientos, matrimonios y
defunciones, sino también para acreditar todos los otros actos que deben inscribirse en los
registros del estado civil, cuando concurran respecto de estos actos las mismas
circunstancias ya previstas.

Si la falta, destrucción, inutilización total o parcial, o la interrupción de los registros


proviene de dolo del requeriente, no se le admitirá la prueba autorizada por este artículo”
Este artículo es sumamente importante, porque viene a despejarnos la duda de cómo
podemos probar el matrimonio entre los padres si se han extraviado o destruido los archivos
que contenían el acta de matrimonio y la pareja no tiene una copia de ésta.

Filiación Materna:
Es el vínculo jurídico que une a un hijo con su madre, la maternidad siempre es cierta,
porque siempre se sabe quién es la madre, el parto es un elemento de la identidad del hijo,
la prueba del parto es muy sencilla, razón por la cual, la identidad de la madre casi nunca se
discute Art. 197 CC: “La filiación materna resulta del nacimiento, y se prueba con el acta
de la declaración de nacimiento inscrita en los libros del Registro Civil, con identificación
de la madre”.
La prueba de maternidad es más sencilla que la de paternidad y además priva en
importancia sobre esta última, para ello servirá:
La partida de nacimiento como ya se ha expresado en los párrafos anteriores,
relacionado del hijo, es la prueba primordial, que debe presentar en copia certificada, la
filiación materna se prueba con el acta de nacimiento inscrita en los libros del Registro
Civil, con identificación de la madre Art. 197 CC: “La filiación materna resulta del
nacimiento, y se prueba con el acta de la declaración de nacimiento inscrita en los libros del
Registro Civil, con identificación de la madre”.
En defecto de la partida de nacimiento, son también pruebas de la filiación materna, el
reconocimiento de la maternidad y la posesión de estado Art. 198 CC: “En defecto de la
partida de nacimiento, son también pruebas de filiación materna: 1º La declaración que
hiciere la madre o después de su muerte, sus ascendientes, con el fin de reconocer la
filiación, en las condiciones y con las formalidades que se señalan en el Capítulo III de este
Título; 2º La posesión de estado del hijo, establecida de conformidad con las reglas
contempladas en ese mismo capítulo”.
Dentro de este hilar de ideas, pues Francisco López, Explica de la prelación de la partida
de nacimiento sobre cualquier otro medio de prueba de la siguiente manera: “Algunas
decisiones de nuestra casación la han interpretado en el sentido de que sólo es apreciable la
prueba de la maternidad legítima por medio de la posesión de estado cuando no existe la
partida de nacimiento, siendo indispensable la comprobación de tal inexistencia.
Ese criterio a nuestro juicio el legislador sólo ha pretendido establecer un orden lógico
en estas pruebas de la maternidad legítima, que resulta tanto de la categoría jurídica de las
mismas (que es mayor en la partida de nacimiento que en la posesión de estado, por la
naturaleza respectiva de dichos medios probatorios), como de la facilidad de su utilización
(que es mayor en cuanto refiere a la partida que en lo relativo a la posesión de estado). De
ello deriva que la partida de nacimiento priva sobre la posesión de estado en el sentido de
que si la primera indica como madre del hijo a una mujer distinta a la que señala la
segunda, debe tenerse como cierto que la madre es la mujer nombrada como tal en la
partida de nacimiento, mientras la parte interesada en establecer lo contrario no haya
recurrido a la acción de reclamación de estado”.

Caracteres de la partida de nacimiento: La partida o acta de nacimiento es una prueba


preconstituida porque es un documento, es un documento auténtico puesto que emana de un
funcionario público, autorizado por la ley para dar fe pública de los actos relacionados con
el registro civil en los cuales haya intervenido. Por su carácter de documento auténtico, la
partida de nacimiento hace plena fe frente a todas las personas; tiene valor absoluto, puede
ser opuesta a todos.

Alcance probatorio Art. 457 CC: “Los actos del estado civil registrado con las
formalidades preceptuadas en este Título, tendrán el carácter de auténticos respecto de los
hechos presenciados por la Autoridad.
1. Las declaraciones de los comparecientes, sobre hechos relativos al acto, se tendrán como
ciertas hasta prueba en contrario.
2. Las indicaciones extrañas al acto no tendrán ningún valor, salvo disposición especial”.
3. El reconocimiento del hijo es un acto personalísimo que sólo puede hacerse
personalmente, un sector de la doctrina considera que también puede hacerse mediante un
poder, aunque para el profesor esto es completamente ridículo.
MOMENTOS
Se prueba mediante la partida de nacimiento, Ejemplo: Para demostrar su filiación, la
demandante llevó a juicio la partida de nacimiento para demostrar que era hijo del fallecido
y tenía derecho a heredar a este.

CLASIFICACIÓN O TIPOS
Tipos de filiación:
Filiación materna y paterna: Como toda filiación surten efectos una vez probadas, siendo
más sencillo comprobar la maternidad que la paternidad.
Filiación Consanguínea: En la filiación consanguínea podemos encontrar dos tipos
principales de hijos, ellos son: los hijos legítimos (nacidos dentro del matrimonio) y los
hijos naturales (nacidos fuera del matrimonio) Art. 77 CRBV: “Se protege el matrimonio
entre un hombre y una mujer, fundado en el libre consentimiento y en la igualdad absoluta
de los derechos y deberes de los cónyuges. Las uniones estables de hecho entre un hombre
y una mujer que cumplan los requisitos establecidos en la ley producirán los mismos
efectos que el matrimonio”.

Los hijos naturales suelen ser: Decimos que suelen ser, aunque en el código actual no
admite distinciones entre los hijos:

Hijos Naturales simples: Los nacidos de las uniones extramatrimoniales, pero cuando el
padre y la madre hubieran podido contraer matrimonio para la época de concepción del
hijo, es decir, que no existía un impedimento para el matrimonio Ej. Daniel y María son
novios, ella sale embarazada y la pareja, aunque ha podido casarse, decide no hacerlo.

Hijo natural adulterino: Como su nombre lo indica, era el nacido de las uniones
extramatrimoniales, en las cuales el padre y la madre, aunque hubiese querido, no habrían
podido contraer matrimonio entre sí (a la época de la concepción), porque alguno de ellos o
ambos, se encontraban a su vez casados con terceras personas Ej. Daniel y María tienen
una relación de la cual surge su hijo Pedro, pero a su vez María no habría podido casarse
con Daniel, puesto que ella ya se encontraba casada con Carlos. Entonces, Pedro, sería un
hijo ilegítimo adulterino.

Hijo natural incestuoso: Era el proveniente de las relaciones extramatrimoniales en las


cuales, los padres no hubiesen podido contraer matrimonio para la época de la concepción,
porque entre ellos existía un parentesco que hiciese imposible el matrimonio Ej. Manuel es
el padre de Adriana y, a su vez, ambos tienen relaciones de las cuales ella sale embarazada.
El parentesco del hijo nacido de dicha unión sería ilegítimo incestuoso.

Hijo natural sacrílego: Existía cuando el padre del hijo ilegítimo era ministro de un culto
cuya religión le prohibía el matrimonio Ej. El hijo de un sacerdote católico, hijo éste
concebido y nacido durante el sacerdocio del padre.

El hijo natural simple tenía una condición inferior a los demás hijos, situación que se
evidenciaba cuando se abría una sucesión, porque éste tipo de hijos heredaban la mitad de
lo que heredaban los hijos legítimos (nacidos de la unión matrimonial), claro que para
complicar más la cosa, los hijos naturales heredaban la mitad cuando se abría la sucesión
del padre, porque cuando fallecía la madre la herencia se repartía a partes iguales entre los
hijos legítimos y los ilegítimos, la historia dice que esto se debe a que, lo normal es que los
hijos permanezcan siempre con su madre, tiene además un fundamento afectivo.
Anteriormente existían los hijos legitimados, que eran aquellos que en un principio fueron
hijos naturales, pero que luego se legitimaron por subsiguiente matrimonio entre sus padres.

Hoy en día, el derecho venezolano ha acabado con las distinciones existentes entre los
hijos legítimos y los ilegítimos, siendo que, actualmente, todos los hijos tienen los mismos
derechos, en la filiación hay dos momentos fundamentales: la concepción y el nacimiento,
el código le da más importancia al nacimiento, puesto que es muy difícil determinar el
momento de la concepción, es por ello que, a partir del nacimiento comienza la protección
jurídica del hijo.
Es importante establecer que, a pesar de la dificultad existente para determinar el
momento de la concepción, el código ha hecho un cálculo aproximado para cuando sea
necesario determinarla Art. 213 CC: “Se presume, salvo prueba en contrario, que la
concepción tuvo lugar en los primeros cientos veintiún (121) días de los trescientos (300)
que preceden el día del nacimiento”.

FILIACIÓN MATRIMONIAL: Es el vínculo jurídico simultáneo que une al hijo con


su padre y con su madre cuando éstos están casados para la época de la concepción del hijo
o para la fecha de su nacimiento. De este tipo de filiación surge un vínculo entre el hijo, su
padre y su madre, porque los padres están, a su vez, unidos por el matrimonio o, por lo
menos, lo estuvieron en el momento de la concepción o el nacimiento del hijo.

Elementos: En presencia de todos los elementos que se nombrarán a continuación, surge


la filiación matrimonial.

 Existencia del matrimonio entre los padres.

 Paternidad.

 Maternidad.

 La concepción o el nacimiento del hijo dentro del matrimonio.

Dice el profesor que lo más lógico sería tomar en cuenta el momento de la concepción
del hijo, a los fines de determinar la filiación, pero insiste en su dificultad probatoria. Por
otra parte, es importante destacar que si un hijo es concebido antes del matrimonio se
considerará proveniente de una pareja casada, por lo cual, la filiación será matrimonial.

La prueba del matrimonio: La prueba de la filiación matrimonial implica la prueba de


sus cuatro elementos, los cuales son: el acta o partida de matrimonio (para comprobar que
el hijo proviene de la pareja casada), la maternidad, la paternidad y la concepción del hijo
durante el matrimonio Art. 213 CC: “Se presume, salvo prueba en contrario, que la
concepción tuvo lugar en los primeros ciento veintiún (121) días de los trescientos
(300) que preceden el día del nacimiento”,como lo expresamos en la hoja anterior.
Art. 214 CC: “La posesión de estado de hijo se establece por la existencia suficiente de
hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y parentesco de un individuo
con las personas que se señalan como sus progenitores y la familia a la que dice pertenecer.

Los principales entre estos hechos son:

 Que la persona haya usado el apellido de quien pretende tener por padre o madre.

 Que éstos le hayan dispensado el trato de hijo, y él, a su vez, los haya tratado como
padre y madre.

 Que haya sido reconocido como hijo de tales personas por la familia o la sociedad”
Con ocasión de este artículo el profesor nos recomienda repasar de nuevo los elementos de
la posesión de estado y nos indica que ella ocurre cuando una persona se comporta como si
fuera el dueño de tal estado Ej. Que Luis se comporte como si fuera hijo de Andrés y
María, aunque en la realidad no lo sea.

Art. 215 CC: “La demanda para que se declare la paternidad o maternidad, puede
contradecirse por toda persona que tenga interés en ello”.

Art. 216 CC: “El hijo nacido fuera del matrimonio, una vez reconocido no puede
llevarse a la residencia familiar sin el consentimiento del otro cónyuge”.

Art. 458 CC: “Si se han perdido o destruido en todo o en parte los registros; si son
ilegibles; si no se han llevado los registros de nacimiento o de defunción, o si en estos
mismos registros se han interrumpido u omitido los asientos, podrá suplirse el acta
respectiva con cualquiera especie de prueba. Las partidas eclesiásticas tendrán el valor de
presunciones.

La prueba supletoria será admisible, no sólo cuando se trate de nacimientos,


matrimonios y defunciones, sino también para acreditar todos los otros actos que deben
inscribirse en los registros del estado civil, cuando concurran respecto de estos actos las
mismas circunstancias ya previstas.
Si la falta, destrucción, inutilización total o parcial, o la interrupción de los registros
proviene de dolo del requeriente, no se le admitirá la prueba autorizada por este artículo”
Este artículo es sumamente importante, porque viene a despejarnos la duda de cómo
podemos probar el matrimonio entre los padres si se han extraviado o destruido los archivos
que contenían el acta de matrimonio y la pareja no tiene una copia de ésta.

FILIACIÓN MATERNA: Es el vínculo jurídico que une a un hijo con su madre. La


maternidad siempre es cierta, porque siempre se sabe quién es la madre. El parto es un
elemento de la identidad del hijo. La prueba del parto es muy sencilla, razón por la cual, la
identidad de la madre casi nunca se discute Art. 197 CC: “La filiación materna resulta del
nacimiento, y se prueba con el acta de la declaración de nacimiento inscrita en los libros del
Registro Civil, con identificación de la madre”.

La prueba de maternidad es más sencilla que la de paternidad y además priva en


importancia sobre esta última, para ello servirá:

La partida de nacimiento del hijo que es la prueba principal, que deberá presentarse en
copia certificada. La filiación materna se prueba con el acta de nacimiento inscrita en los
libros del Registro Civil, con identificación de la madre Art. 197 CC: “La filiación materna
resulta del nacimiento, y se prueba con el acta de la declaración de nacimiento inscrita en
los libros del Registro Civil, con identificación de la madre”.

En defecto de la partida de nacimiento, son también pruebas de la filiación materna, el


reconocimiento de la maternidad y la posesión de estado Art. 198 CC: “En defecto de la
partida de nacimiento, son también pruebas de filiación materna: 1º La declaración que
hiciere la madre o después de su muerte, sus ascendientes, con el fin de reconocer la
filiación, en las condiciones y con las formalidades que se señalan en el Capítulo III de este
Título; 2º La posesión de estado del hijo, establecida de conformidad con las reglas
contempladas en ese mismo capítulo”.

De esta manera, Francisco López Herrera explica de la prelación de la partida de


nacimiento sobre cualquier otro medio de prueba de la siguiente manera: “Algunas
decisiones de nuestra casación la han interpretado en el sentido de que sólo es apreciable la
prueba de la maternidad legítima por medio de la posesión de estado cuando no existe la
partida de nacimiento, siendo indispensable la comprobación de tal inexistencia.

Desde posturas propias como investigadores, diferimos de varios aspectos de dicho


autor, consideramos que el legislador sólo ha pretendido establecer un orden lógico en estas
pruebas de la maternidad legítima, que resulta tanto de la categoría jurídica de las mismas
(que es mayor en la partida de nacimiento que en la posesión de estado, por la naturaleza
respectiva de dichos medios probatorios), como de la facilidad de su utilización (que es
mayor en cuanto refiere a la partida que en lo relativo a la posesión de estado), de ello
deriva que la partida de nacimiento priva sobre la posesión de estado en el sentido de que si
la primera indica como madre del hijo a una mujer distinta a la que señala la segunda, debe
tenerse como cierto que la madre es la mujer nombrada como tal en la partida de
nacimiento, mientras la parte interesada en establecer lo contrario no haya recurrido a la
acción de reclamación de estado”.

Caracteres de la partida de nacimiento: La partida o acta de nacimiento es una prueba


preconstituida porque es un documento, es un documento auténtico puesto que emana de un
funcionario público, autorizado por la ley para dar fe pública de los actos relacionados con
el registro civil en los cuales haya intervenido. Por su carácter de documento auténtico, la
partida de nacimiento hace plena fe frente a todas las personas; tiene valor absoluto, puede
ser opuesta a todos.

Alcance probatorio Art. 457 CC: “Los actos del estado civil registrado con las
formalidades preceptuadas en este Título, tendrán el carácter de auténticos respecto de los
hechos presenciados por la Autoridad

(a) Las declaraciones de los comparecientes, sobre hechos relativos al acto, se tendrán
como ciertas hasta prueba en contrario.

(b) Las indicaciones extrañas al acto no tendrán ningún valor, salvo disposición
especial”.
(c) El reconocimiento del hijo es un acto personalísimo que sólo puede hacerse
personalmente, un sector de la doctrina considera que también puede hacerse mediante un
poder, aunque para el profesor esto es completamente ridículo.

PRESUNCIONES RELATIVAS
Código Civil Artículo 214 La posesión de estado de hijo se establece por la existencia
suficiente de hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y parentesco de
un individuo con las personas que se señalan como sus progenitores y la familia a la que
dice pertenecer. Los principales entre estos hechos son:
1. Que la persona haya usado el apellido de quien pretende tener por padre o madre.
2. Que éstos le hayan dispensado el trato de hijo, y él, a su vez, los haya tratado como padre
y madre.
3. Que haya sido reconocido como hijo de tales personas por la familia o la sociedad.

Código Civil Artículo 215

Título: Sección I: Presunciones relativas a la filiación

Código Civil Artículo 215: La demanda para que se declare la paternidad o maternidad,
puede contradecirse por toda persona que tenga interés en ello.

Código Civil Artículo 216

Título: Sección I: Presunciones relativas a la filiación

El hijo nacido fuera del matrimonio, una vez reconocido no puede llevarse a la residencia
familiar sin el consentimiento del otro cónyuge.

PRUEBAS

1. Las pruebas de filiación biológicas, consisten en determinar el parentesco biológico entre


dos individuos, como, por ejemplo, una hija o un hijo alegado y un presunto padre.
2. La filiación de los hijos se prueba por el acta de nacimiento emitida por el Oficial de
Estado Civil, a falta de esta, basta la posesión de Estado, conforme se establece en el
derecho común, la filiación materna se prueba por el simple hecho del nacimiento…

EL RECONOCIMIENTO VOLUNTARIO Y EL ESTABLECIMIENTO JUDICIAL


DE LA FIJACIÓN

EL RECONOCIMIENTO VOLUNTARIO DE LA FILIACIÓN

Pensamiento de Julio J. López del Carril


El reconocimiento no es más la traslación de la voluntad del campo biológico al
jurídico... ese reconocimiento hace surgir de manera simultánea y automática, sin el menor
intervalo de tiempo, el emplazamiento en el estado familiar jurídico de hijo
extramatrimonial, una declaración de voluntad dirigida a producir efectos legales, que tiene
por objeto el establecimiento voluntario y espontáneo de la filiación extramatrimonial.
Con ocasión del mismo, se despliegan en el ámbito jurídico los correspondientes efectos
filiatorios, tales como: obligación de alimentos, vocación hereditaria, derecho de visita,
titularidad de la patria potestad, entre otros, obviamente, estamos haciendo referencia al
reconocimiento “voluntario” de la filiación como acto jurídico, esto porque la doctrina ha
reseñado que el reconocimiento puede considerarse como “el título y la prueba de la
filiación extramatrimonial” y puede ser voluntario o forzoso, según se derive de una
declaración espontánea del progenitor o se desprenda de una sentencia definitiva y firme,
del denominado reconocimiento forzoso no se deriva de una manifestación espontánea de la
filiación sino que se impone por la fuerza de una sentencia o decisión judicial, de allí que se
concluya que el reconocimiento voluntario es la declaración espontánea de la filiación
hecha bajo las formalidades legales, y constituye fuente del estado filiatorios
extramatrimonial, indica la doctrina que la filiación se desprende en tal caso de la voluntad
al margen de la realidad de la misma, la cual podrá ser impugnada.
De allí, que comente Alemany que a falta de matrimonio que establezca la relación
paterno filial, la filiación del hijo extramatrimonial se acredita mediante el reconocimiento,
que consiste en una manifestación de voluntad hecha por el progenitor en virtud de la cual
acepta el status jurídico de padre o madre, consiste así, en la declaración voluntaria y
espontánea que realiza el progenitor de haber concebido un hijo determinado.
Carácter

Desde la opinión de María Domínguez, entre los caracteres esenciales que la ley y la
doctrina le atribuyen al reconocimiento, vale citar entre otros que se trata de un acto o
negocio jurídico declarativo de la filiación, personalísimo, libre o espontáneo, irrevocable,
solemne o auténtico, puro y simple, en principio unilateral, impugnable y exclusivo de la
filiación extramatrimonial.

Establece en este sentido el artículo 221 del Código Civil: “El reconocimiento es
declarativo de filiación y no puede revocarse, pero podrá impugnarse por el hijo y por quien
quiera que tenga interés legítimo en ello”.

De la citada disposición se deriva el carácter declarativo e irrevocable del


reconocimiento. A lo que podría agregarse, entre otros, la característica de “impugnable”,
veamos por separado cada uno de los referidos caracteres que la doctrina le concede al
reconocimiento.

DECLARATIVO DE LA FILIACIÓN

Es un acto o negocio jurídico que es, el reconocimiento constituye en esencia una


declaración de voluntad cuyo objeto es el establecimiento de la filiación extramatrimonial
correspondiente, de allí que acertadamente se afirme que el mismo es declarativo de la
filiación, a partir de la respectiva declaración filiatoria surten los efectos correspondientes,
aun cuando se indica que por tener carácter “declarativo”, obviamente el mismo versa sobre
una filiación preexistente, por lo que se remonta retroactivamente al hecho biológico de la
concepción.

NEGOCIO JURÍDICO

Según indicamos, el reconocimiento voluntario se ubica dentro de la categoría de los


“actos jurídicos”, Díaz de Guijarro coloca al reconocimiento entre los “actos jurídicos
familiares”, más específicamente constituye un “negocio jurídico”, especie de los actos
jurídicos, porque se traduce en declaraciones de voluntad dirigida a producir efectos
jurídicos y de allí que se precise capacidad de obrar para la realización del mismo, es por
esto que Lacruz indique acertadamente que entre los negocios jurídicos familiares que
tienen por objeto constituir o modificar una relación jurídica familiar se ubica el
reconocimiento del hijo. Diez-Picazo y Gullón refieren acertadamente que el negocio
jurídico familiar es el que afecta el estado civil, en este sentido, indicamos que el
“reconocimiento” como acto o negocio jurídico constituye fuente del estado civil, porque
da lugar al estado familiar de hijo

IRREVOCABLE

El reconocimiento como clara y rotundamente lo establece el artículo 221 del CC es


irrevocable, esto es, no permite la ley al que lo efectúa retractarse del mismo, es un acto
espontáneo y libre que hace suponer al Legislador certeza y convicción de parte de quien lo
realiza, si el reconocimiento al margen de su verdad biológica pudiera ser revocable,
perdería toda fuerza y sentido en cuanto al establecimiento de la filiación, de allí que
sabiamente la ley le prohíbe al reconociente retractarse del mismo, pero le permite a los
interesados impugnarlo.

La doctrina reseña el carácter irrevocable del reconocimiento, dado el sentido de


seguridad social y orden público que reclama la filiación, la revocación del acto jurídico
contentivo del mismo no apareja la del reconocimiento; así por ejemplo, la revocación del
testamento o la donación no afecta en modo alguno el carácter irrevocable del
reconocimiento, la nulidad del acto de que se trate como sería el caso del acta de
nacimiento o del testamento, tampoco en principio debería afectar el carácter irrevocable
del reconocimiento, de allí que afirme López del Carril que “si el reconocimiento es
irrevocable, la nulidad del instrumento que lo contiene no afecta a esta parte del contenido.

IMPUGNABLE
Si bien el reconocimiento es irrevocable para quien lo realiza, según el citado artículo 221
del CC, puede ser impugnado por todo el que tenga interés en ello.

SOLEMNE O AUTÉNTICO

Debe efectuarse bajo las formas consagradas en la ley, en razón de la trascendencia


jurídica del reconocimiento, el Legislador ha sido exigen-ido”, te en cuanto al instrumento
en que éste debe constar, el mismo precisa de un documento auténtico, y ello se desprende
claramente de los artículos 217 y 218 del CC que enumeran los instrumentos que pueden
contener el reconocimiento, aclara: López Herrera, que precisamente porque el
reconocimiento es un acto solemne no puede hablarse en nuestra legislación de
reconocimiento tácito o implícito, pues necesariamente debe ser expreso, aunque pueda ser
directo o incidental.

En cuanto al instrumento en que éste debe constar, el mismo precisa de un documento


auténtico, y ello se desprende claramente de los artículos 217 y 218 del CC que enumeran
los instrumentos que pueden contener el reconocimiento, y aclara López Herrera que
precisamente porque el reconocimiento es un acto solemne no puede hablarse en nuestra
legislación de reconocimiento tácito o implícito, pues necesariamente debe ser expreso,
aunque pueda ser directo o incidental.

El este sentido indica Planiol y Ripert que la ley en Francia no admite, como
reconocimientos válidos, sino los hechos en un acto auténtico, por lo que no puede
reconocerse a los hijos de cualquier forma. Esta formalidad se estableció con el doble
objeto de asegurar: la libertad del autor del reconocimiento y la conservación de la prueba a
favor del hijo, de tal suerte que se trata de un acto solemne.

El carácter de autenticidad viene dado por la intervención de un funcionario público, que dé


fe de la autenticidad o veracidad de la identidad y firma del reconociente, al margen de la
verdad biológica, esto pues recordemos que de conformidad con el artículo 1.359 del CC,
el funcionario da fe de los hechos que declara haber efectuado y de los hechos que declara
haber visto u oído, así mismo, el reconocimiento efectuado en la partida de nacimiento
tiene el carácter de auténtico de conformidad con el artículo 457, eiusdem porque al margen
de la verdad de la filiación, el funcionario da fe que en cierta fecha tal persona dijo ser
madre o padre del hijo correspondiente, de manera pues, que lo que excluye la ley es la
posibilidad de efectuar el reconocimiento por vía de simple documento privado, sin que por
supuesto ello no sea óbice para hacer valer dicho instrumento en un juicio de
reconocimiento forzoso de la filiación, a saber, una acción de inquisición de la paternidad o la
maternidad.

UNILATERAL
El reconocimiento filiatorios constituye en principio un negocio jurídico
o unilateral, esto es, se deriva exclusivamente de la voluntad del que
lo efectúa, Para Diez-Picazo y Gullón “los negocios jurídicos son unilaterales cuando la
declaración de voluntad o el comportamiento que le da vida es obra de una sola parte”.

Los negocios jurídicos bilaterales resultan de dos o más declaraciones de voluntad, el


negocio jurídico unilateral surte o puede surtir efectos en virtud de la declaración de
voluntad de una sola persona y decimos , que el reconocimiento es “en principio”
unilateral, porque si se considera desde el punto de vista de sus efectos, debe distinguirse el
efectuado al hijo menor de edad del realizado al hijo mayor de edad, ciertamente, el
reconocimiento de un
hijo menor de edad no precisa en modo alguno de autorización o permiso del otro
progenitor o del hijo de que se trate; es en esencia un acto enteramente unilateral en lo que
respecta a sus efectos, que simplemente podrá ser impugnado por quien tenga interés en
ello de conformidad con el artículo 221 del CC.

Ahora bien, el reconocimiento de un hijo mayor de edad sí precisa para surtir efectos
del consentimiento de éste o a su muerte, a falta de posesión de estado, el de determinados
familiares, así lo establece el artículo220 del CC: “Para reconocer a un hijo mayor de edad,
consentimiento, y si hubiese muerto, el de su cónyuge y sus descendientes si los hubiere,
salvo prueba, en este último caso, de que el hijo ha gozado en vida de la posesión de
estado”.

De conformidad con dicha norma, la posesión de estado según veremos suple o dispensa
el consentimiento del cónyuge y descendientes en el caso de reconocimiento de un hijo
mayor de edad muerto, según la disposición, el reconocimiento del hijo mayor de edad
precisa de su consentimiento y en caso de muerte de éste, del consentimiento de los
familiares indicados, aceptación que al igual que el reconocimiento es irretractable.

El carácter unilateral del reconocimiento en cuanto a sus consecuencias igualmente lo ha


derivado la doctrina del artículo 223 del CC porque sólo produce efectos respecto del padre
que lo efectúa y los parientes consanguíneos de éste, es importante acotar, a propósito del
carácter unilateral del reconocimiento, que el progenitor casado, en modo alguno necesita el
consentimiento de su cónyuge para efectuar el reconocimiento de un hijo.

La Paternidad y sus Pruebas

La prueba de paternidad, también llamada prueba de ADN, es un análisis de laboratorio que


permite determinar si existe una relación biológica entre el presunto padre y el presunto
hijo, el laboratorio analiza unas partes de las células llamadas cromosomas.

¿Qué son las pruebas de paternidad? ¿En qué consisten?

Consisten en determinar la huella o mapa genético de los miembros sometidos a estudio.


Comparando la huella o mapa del presunto padre y del niño o feto se puede conocer la
filiación biológica del mismo, para ello es necesario obtener una muestra de los individuos
implicados en la prueba. Con un simple bastoncillo de algodón se toma una muestra de
saliva que debe ser enviado al laboratorio para obtener el ADN. A partir, del ADN obtenido
se realiza la prueba. Tan sólo se necesitan muestras biológicas del hijo/a y del presunto
padre. No es imprescindible muestra biológica de la madre.

¿Cuáles son los resultados esperables de una prueba de paternidad?

Los resultados, que tardan entre una semana y diez días son absolutamente confidenciales,
la fiabilidad es del 100% si el resultado es que no es el padre y del 99’99% si es que sí lo
es.

¿Qué tipos de pruebas de paternidad existen?


Existen diferentes tipos de pruebas en función de la utilidad que se le vaya a dar a la
misma. Por un lado, nos encontramos con las pruebas de uso privado o informativas que no
tienen validez judicial y por otro aquellas que si tienen tal validez.

¿En qué consiste la prueba de paternidad de uso privado?

Esta prueba de paternidad no tiene validez judicial y hace referencia a las muestras que
nos haga llegar y es meramente informativa para las personas implicadas, la toma de
muestras puede realizarla el propio solicitante en su casa, si así lo desea, y recibir los
resultados sin necesidad de desplazarse, para la toma de muestras, puede solicitarnos un kit
de para pruebas de paternidad, que le enviaremos con instrucciones precisas o puede
recogerlo personalmente en cualquiera de nuestras delegaciones.

¿En qué consiste la prueba de paternidad con validez jurídica?

Se realiza cuando se necesita un informe pericial, que incluya los nombres de todos los
implicados, y que pueda ser utilizado en un Tribunal de Justicia, la admisibilidad de esta
prueba de paternidad en un Tribunal está supeditada a un correcto proceso de toma e
identificación, por tanto, la toma de muestras sólo puede ser realizada por profesionales de
nuestro centro o de la justicia, que identificarán y custodiarán las muestras para garantizar
en todo momento su autenticidad e integridad.

¿En qué consiste la prueba de paternidad prenatal?

Si desea conocer la paternidad de un bebe durante el embarazo, la madre deberá


someterse a una amniocentesis, para obtener líquido amniótico, que nos proporcionará la
información genética del futuro bebé.

¿Qué son las pruebas de paternidad? ¿En qué consisten?

Las pruebas de paternidad consisten en determinar la huella o mapa genético de los


miembros sometidos a estudio. Comparando la huella o mapa del presunto padre y del niño
o feto se puede conocer la filiación biológica del mismo.
Para ello es necesario obtener una muestra de los individuos implicados en la prueba. Con
un simple bastoncillo de algodón se toma una muestra de saliva que debe ser enviado al
laboratorio para obtener el ADN. A partir, del ADN obtenido se realiza la prueba. Tan sólo
se necesitan muestras biológicas del hijo/a y del presunto padre. No es imprescindible
muestra biológica de la madre.

¿Cuáles son los resultados esperables de una prueba de paternidad?

Los resultados, que tardan entre una semana y diez días son absolutamente
confidenciales. La fiabilidad es del 100% si el resultado es que no es el padre y del 99’99%
si es que sí lo es.

¿Qué tipos de pruebas de paternidad existen?

Existen diferentes tipos de pruebas en función de la utilidad que se le vaya a dar a la


misma. Por un lado, nos encontramos con las pruebas de uso privado o informativas que no
tienen validez judicial y por otro aquellas que si tienen tal validez.

¿En qué consiste la prueba de paternidad de uso privado?

Esta prueba de paternidad no tiene validez judicial y hace referencia a las muestras que
nos haga llegar y es meramente informativa para las personas implicadas. La toma de
muestras puede realizarla el propio solicitante en su casa, si así lo desea, y recibir los
resultados sin necesidad de desplazarse. Para la toma de muestras, puede solicitarnos un kit
de para pruebas de paternidad, que le enviaremos con instrucciones precisas o puede
recogerlo personalmente en cualquiera de nuestras delegaciones.
¿En qué consiste la prueba de paternidad con validez jurídica?

Se realiza cuando se necesita un informe pericial, que incluya los nombres de todos los
implicados, y que pueda ser utilizado en un Tribunal de Justicia, la admisibilidad de esta
prueba de paternidad en un Tribunal está supeditada a un correcto proceso de toma e
identificación, por tanto, la toma de muestras sólo puede ser realizada por profesionales de
nuestro centro o de la justicia, que identificarán y custodiarán las muestras para garantizar
en todo momento su autenticidad e integridad.

¿En qué consiste la prueba de paternidad prenatal?

Si desea conocer la paternidad de un bebe durante el embarazo, la madre deberá


someterse a una amniocentesis, para obtener líquido amniótico, que nos proporcionará la
información genética del futuro bebé.

¿Cómo solicitar la prueba de paternidad o parentesco?

Se puede elegir dos maneras para realizar la prueba de paternidad o parentesco, también
desplazarse a cualquier centro Instituto Bernabeu en Alicante, Madrid, Palma de Mallorca,
Cartagena, Albacete, Elche y Benidorm, para que le tomemos la muestra de saliva (ADN) o
solicitar un kit en este enlace, en ciertos laboratorios de diversos países, se le hace llegar a
la dirección que nos indique dos bastoncillos para que, después de frotar el carrillo interno
de la boca de las dos personas a comparar, lo pueda volver a remitir. En un plazo de 3 días
tendrá el resultado.

¿Cómo solicitar la prueba de paternidad o parentesco?

Usted puede elegir dos maneras para realizar la prueba de paternidad o parentesco.
Puede desplazarse a cualquier centro Instituto Bernabéu en Alicante, Madrid, Palma de
Mallorca, Cartagena, Albacete, Elche y Benidorm, para que le tomemos la muestra de
saliva (ADN) o solicitar un kit en este enlace, le haremos llegar a la dirección que nos
indique dos bastoncillos para que, después de frotar el carrillo interno de la boca de las dos
personas a comparar, lo pueda volver a remitir, en un plazo de 3 días tendrá el resultado.
2.- ACCIONES RELATIVAS A LA FILIACIÓN

Es el derecho de toda persona de acudir ante las instancias judiciales para


resolver su estado de filiación. Sería el caso del hijo que sabe la identidad de su
verdadero padre, e inicia la acción de reivindicación para que este sea reconocido
judicialmente como tal.
Estas presunciones aparecen contenidas en la sección I, capítulo III del título
V, articulo 213 al 216 del Código Civil, a saber:

a) Se presume, salva prueba en contrario, que la concepción tuvo lugar en los


ciento veinte un días de los trescientos que precedieron al del nacimiento.
b) La posesión de estado de hijo se establece por la existencia suficiente de
hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y parentesco de
un individuo con las personas que se señalan como sus progenitores y la
familia a que dicen pertenecer. Los principales entre estos hechos son: que la
persona haya usado el apellido de quien pretende tener por padre a madre.
Que estos la hayan dispensado el trato de hijo y él, a su vez, la haya tratado
como padre o madre, y que haya sido reconocido como hijo de tales personas
por la familia o la sociedad.
c) La demanda para que se declare la paternidad o la maternidad, puede
contradecirse por toda persona que tenga interés en ello.
d) El hijo nacido fuera del matrimonio, una vez reconocido, no puede ser llevado a
la residencia familiar sin el consentimiento del otro conyugue.

Caracteres comunes de la filiación

Son cuatro: el matrimonio de los padres, la maternidad, la paternidad y la


concepción del hijo dentro del matrimonio de los padres. Todos son esenciales, de
manera que si no se ha probado alguno de ellos, aunque se comprueben los
restantes, no se ha comprobado la filiación legítima.
Acciones que inciden sobre la paternidad

Son dos las acciones de filiación que inciden sobre la paternidad: Una que
corresponde al padre y tiene por objeto desvirtuar la presunción de paternidad; es
la Impugnación de paternidad. Y otra que corresponde al hijo y tiene por objeto
hacer que el padre le reconozca su condición de tal: es la Inquisición de
paternidad. La primera tiene lugar sólo en el caso de existir matrimonio entre el
padre y la madre del hijo cuya paternidad se impugna. La segunda opera sólo en
el caso de hijos extramatrimoniales cuando estos pretenden que su presunto
padre les reconozca como tales hijos.

Impugnación de la Paternidad:

De conformidad con lo dispuesto en el Art. 201 del c.c., "el marido se tiene
como padre del hijo nacido durante el matrimonio o dentro de los trescientos (300)
días siguientes a su disolución o anulación". Es esta presunción iuris tantum, que
puede ser destruida mediante prueba en contrario, en juicio contradictorio
tendiente a impugnar esta paternidad.
La acción de Impugnación de paternidad deberá intentarse por el presunto
padre, dentro de los seis (6) meses contados desde la fecha del nacimiento del
hijo o de conocido el fraude cuando se ha ocultado el nacimiento; es decir, que
está afectada de un término de caducidad, el cual sin embargo no comenzará a
contarse, en caso de interdicción del marido, sino después de su rehabilitación
(Art. 206 C.C.). Si el marido muere sin haber promovido la acción de
desconocimiento, pero antes que haya transcurrido el término útil para intentada,
sus herederos tendrán dos (2) meses para impugnar la paternidad, contados
desde el día en que el hijo haya entrado en posesión de los bienes del de cujus o
del día en que los herederos hayan sido turbados por aquél en tal posesión (Art.
207 C.C.).
La acción de impugnación deberá intentarse conjuntamente contra el hijo y la
madre, en todos los casos; y si el hijo está entredicho, el Tribunal ante el cual se
intente la acción le nombrará un tutor ad hoc que le represente en el juicio (Art.
205 C.C.).

La Impugnación de paternidad procede:

1. En caso de nacimiento del hijo antes de 180 días contados desde la


celebración del matrimonio (Art. 202 C.C.). En este caso, el marido puede
limitarse a negar judicialmente su paternidad, alegando y probando
simplemente dos extremos: la fecha de su matrimonio y la fecha del nacimiento
del hijo de su esposa; lo cual podrá hacer mediante las respectivas copias
certificadas de las partidas de Registro Civil, sin que sean descartables otras
pruebas que lleven al ánimo del Juez la convicción de que el demandante no
es el padre del hijo que se le atribuye. Este, por su parte, tiene a su favor las
pruebas que pueda aportar, para demostrar que, aunque no ha nacido dentro
del matrimonio, sí es hijo del marido de su madre. Hay en este primer caso, sin
embargo, tres excepciones contempladas en el C.C. (Art. 202), a saber:

a. - Si el marido supo antes de casarse, el embarazo de su futura esposa.


b. Si después del nacimiento el marido ha admitido al hijo como suyo,
asistiendo personalmente o por medio de mandatario especial a la formación del
acta de nacimiento o comportándose como padre de cualquier otra manera; y
c. Cuando el hijo no nació vivo. En estos tres supuestos. No es procedente la
acción de impugnación de paternidad.

2. En caso de nacimiento del hijo después de trescientos (300) días de


presentada la demanda de nulidad del matrimonio, o la demanda de divorcio, o
de separación de cuerpos, o la solicitud de ésta (Art. 203 C.c.).

1. En caso de nacimiento del hijo antes de los ciento ochenta (180) días a contar
desde la fecha en que quedó definitivamente firme la sentencia que declaró sin
lugar la demanda de nulidad, de divorcio o de separación de cuerpos; o
terminado el juicio.
2. (Art. 203 C.C.). El derecho de impugnar la paternidad por las causas señaladas
en los numerales 2 y 3, cesa para el marido que se ha reconciliado con su
mujer. Aunque sea temporalmente.
3. En caso de imposibilidad de acceso físico con la esposa o de vivir separado de
ella durante el período de la concepción del hijo (Art.201 C.c.).
4. Esta causa requiere la imposibilidad de relaciones sexuales entre los
cónyuges, débase ésta a cualquier circunstancia, siempre que el alejamiento
sea físico y absoluto, lo cual deberá probar el demandante mediante todo
género de pruebas. Por ejemplo, separación geográfica por viaje, separación
física por hallarse éste preso e incomunicado, etc., etc.
5. En caso de adulterio de la mujer, cuando ha ocurrido durante el período de la
concepción y el marido pruebe, además, otros hechos o circunstancias que
verosímilmente concurran a excluir su paternidad (Art. 205 C.c.). No basta,
como vemos, que la mujer haya cometido adulterio durante la época de la
concepción; pues, pudo ocurrir que en ese mismo lapso tuviera relaciones con
su marido. Por ello el legislador le exige que pruebe, además, otros hechos o
circunstancias que verosímilmente concurran a excluir su paternidad.
6. En caso de impotencia manifiesta y permanente, excepto si la concepción ha
tenido lugar por inseminación artificial con autorización del marido (Art. 204
C.C.).

Obsérvese que el legislador exige que la impotencia del marido sea


manifiesta y además permanente; es de':" que pueda comprobarse mediante
simple examen físico por ser notable y evidente; y que sea constante, sin solución
de continuidad, como podría ser la que deriva de la ablación de los genitales, por
ejemplo.
Es decir, que se refiere a la impotencia coeundi, sin que se requiera que ésta
sea anterior al matrimonio, como se exige para la que determina la incapacidad
matrimonial.
Además de los casos señalados, por vía de excepción y aunque no aparezca
taxativamente señalado en el c.c., parece lógico que en caso de establecerse la
filiación materna por una sentencia según la cual se demuestre que el producto del
parto de la esposa no es hijo de su marido, éste podrá igualmente impugnar la
paternidad que le es atribuida por la presunción "pater is est…. "
Para concluir lo relativo a la impugnación de paternidad, debemos recordar
que, de conformidad con lo pautado en el Art.212 del C.C., "la declaración de la
madre no basta para excluir la paternidad".

Inquisición de paternidad:

Procede esta acción cuando el hijo, nacido fuera de matrimonio, no ha sido


reconocido voluntariamente por su padre; y tiene por objeto establecer la filiación
entre el sediciente hijo y el hombre que éste pretende que es su padre.
La paternidad podrá demostrarse con todo género de pruebas, incluidos los
exámenes o las experticias hematológicas y heredo biológicas que hayan sido
consentidas por el demandado. La negativa de éste a someterse a dichas pruebas
se considerará como una presunción en su contra.
Quedará establecida la paternidad cuando se pruebe la posesión de estado
de hijo o se demuestre la cohabitación del padre y de la madre durante el periodo
de la concepción, así como la identidad del hijo con el concebido durante dicho
periodo (Art. 210 C.C.). Pero si la madre ha tenido en este mismo tiempo
relaciones sexuales con otros hombres o ha practicado la prostitución, será
necesario para el hijo probar por otros medios la paternidad que demanda (Art.
210 in fine).
La posesión de estado de hijo se establece por la existencia suficiente de
hechos que indiquen normalmente las relaciones de filiación y parentesco del
individuo con la persona que pretende que es su padre, así como con la familia a
la cual dice pertenecer.
Los principales entre estos Hechos son:
a) Que haya usado el apellido de quien pretende tener por padre.
b) Que éste le haya dispensado el trato de hijo y él a su vez el de padre, y
c) Que haya sido reconocido como hijo de su presunto padre por la familia de
éste y por la sociedad (Art. 214 C.c.).

La acción para inquirir la paternidad podrá ser intentada, en vida del hijo y
durante su minoridad, por su representante legal o por el Ministerio Público; así
como por los organismos de protección del menor, por el progenitor respecto del
cual la filiación esté establecida y por los ascendientes de éste.
Después que el hijo ha alcanzado la mayoría o ha contraído matrimonio, la
acción corresponde sólo a él.
La acción de inquisición de paternidad es imprescriptible, si se intenta frente
al padre; pero cuando se intenta contra los' herederos de éste, debe hacerse
dentro de los cinco (5) años siguientes a su muerte (Art. 225 C.C.). Es decir que,
de acuerdo con esta disposición legal, la legitimación pasiva en juicio corresponde
al padre en vida de ésta; y después de su muerte a quienes sean sus herederos.
El reconocimiento del hijo por la parte demandada pone término al juicio
sobre filiación, en todos los casos en que tal reconocimiento sea admisible de
conformidad con las disposiciones del Código Civil (Art.232).
Como en todas las acciones relativas a filiación, es competente para conocer
de la de inquisición de paternidad el Juez de Familia del domicilio del hijo,
cualquiera sea la edad de éste y, siempre, con intervención del Fiscal del
Ministerio Público (Art. 231 C.C.).

Acciones que inciden sobre la maternidad

Igual que ocurre respecto a la paternidad, en relación con la maternidad


pueden plantearse dos acciones: Una cuyo objeto es desvirtuar la relación de
filiación entre una persona y otra que ésta pretende tener por madre; la otra, por el
contrario, encaminada a probar quién es la madre de una persona determinada.
La primera se denomina impugnación de estado y la segunda, reclamación de
estado.

Impugnación de estado: Procede esta acción cuando se desea desvirtuar la


filiación materna de una persona nacida dentro del matrimonio, en razón de su
partida de nacimiento o de su posesión de estado.
En efecto, tal como lo señala el Art. 199 del C.C., cuando faltan la posesión
de estado y la partida de nacimiento, podrá demandarse al pretendido hijo la
inexistencia de su filiación materna y éste deberá, mediante todo género de
prueba, demostrar su filiación. El actor en tales casos será todo aquél que tenga
interés legítimo y actual y el demandado lo será el pretendido hijo o sus herederos.
No podrá intentarse la acción cuando exista partida de nacimiento conforme
con la posesión de estado; sin embargo, aún en este caso, será procedente la
acción cuando el hijo fue inscrito bajo falso nombre, o bien si se trata de
suposición o sustitución de parto.

Reclamación de estado: Dos hipótesis pueden presentarse en cuanto a la


acción para establecer la filiación materna: Una en el caso de hijo nacido de
matrimonio; la otra cuando se trata del hijo de madre soltera llamada más
generalmente inquisición de maternidad.
Mediante el ejercicio de la reclamación de estado, el sediciente hijo pretende
demostrar, por medios diferentes de la partida de nacimiento y de la posesión de
estado, quién es su verdadera madre.
Esta, por hipótesis, era casada para la fecha de la concepción del hijo o al
menos para la de su nacimiento.
Esta acción sólo procede cuando la maternidad debe probarse por
cualesquiera medios diferentes de la partida de nacimiento y de la posesión de
estado conformes; es decir:

1) Cuando no existen ni partida de nacimiento ni posesión de estado.


2) Cuando carece de posesión de estado y alega que su partida de nacimiento
es falsa.
3) Cuando tiene partida de nacimiento y pretende que su posesión de estado es
falsa.
4) Cuando las partidas de nacimiento y la posesión de estado se contradicen, y
5) Cuando alega suposición o sustitución de parto.

El actor en esta acción es el propio hijo, dado su carácter esencialmente


moral. La parte demandada puede serio la madre presunta o sus herederos, pero
nada se opone a que se demande también al cónyuge de ésta.
La inquisición de maternidad, equivalente a la anterior, aunque se refiere a
los hijos nacidos de uniones extramatrimoniales, tiende a establecer legalmente el
vínculo de filiación existente entre una persona y la mujer que pretende es su
madre, cuando ésta no le ha reconocido voluntariamente.
Las acciones de inquisición de maternidad, lo mismo que las de paternidad,
son imprescriptibles cuando la parte demandada lo es la madre; pero si lo son los
herederos de ésta, no podrá intentarse sino dentro de los cinco (5) años siguientes
a su muerte (Art. 228 C.C.).
En ambas acciones la parte actora es el pretendido hijo, exclusivamente
cuando es mayor de edad, o cuando, siendo menor, haya contraído matrimonio;
en caso contrario, es decir, durante la minoridad del hijo, puede intentar la acción
el Ministerio Público, los organismos encargados de la protección del menor y el
otro progenitor respecto del cual la filiación esté establecida o los ascendientes de
éste.
Cuando el hijo hubiere muerto sin reclamar su filiación, podrán intentar la
acción sus herederos o descendientes, contra los herederos de la progenitora
cuya filiación deba ser establecida, siempre que aquél haya muerto siendo menor,
o hasta los dos (2) años siguientes a su mayoridad (Art. 229 C.c.); es decir, hasta
la fecha en que el fallecido hubiera cumplido veinte (20) años de edad.
3.- MATERIAL PRÁCTICO: DEMANDAS DE FILIACIÓN. (Demandas de
inquisición de paternidad, impugnación de paternidad, etc.) y Sentencias
Análisis.

Sentencia nº 1013 de Tribunal Supremo de Justicia - Sala de Casación


Social de 21 de Octubre de 2016

Fecha de Resolución 21 de Octubre de 2016


Emisor Sala de Casación Social
Ponente Marjorie Calderón Guerrero
Procedimiento Recurso de Casación
SALA DE CASACIÓN SOCIAL
Ponencia de la Magistrada Doctora M.C.G.

En el juicio de nulidad de partida de nacimiento del niño S A (cuya identidad se


omite por mandato del artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes), asentada en fecha 7 de enero de 2013, identificada con el
N° 2 del libro 1 llevado por la Oficina de Registro Civil del Municipio Baruta del
estado Bolivariano de Miranda, que sigue la ciudadana MARJORE A.V.V., titular
de la cédula de identidad número V-6.751.015, representada por el abogado M.U.,
inscrito en el Instituto de Previsión Social del Abogado bajo el N°, 45.724, contra la
DIRECTORA DE LA OFICINA DE REGISTRO CIVIL DEL MUNICIPIO BARUTA
DEL ESTADO BOLIVARIANO DE MIRANDA, representada por la abogada
S.J.R.H., inscrita en el Instituto de Previsión del Abogado bajo el N° 174.850,
tercero interviniente ciudadana J.A.R.G., representada por la Defensora Pública
Segunda en materia de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes abogada
H.V.U., el Juzgado Primero Superior de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional, conociendo por apelación de la parte
demandada y de la Defensora Pública Décima en materia de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes abogada Norbelys Baez, quien actúa en representación del
niño, en sentencia publicada el 6 de mayo de 2015, declaró sin lugar el recurso de
apelación diferido propuesto por la parte actora contra los autos de fechas 21 de
febrero y 26 de junio de 2014, dictados por el Juzgado Décimo Segundo de
Primera Instancia de Mediación, Sustanciación y Ejecución de Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes de la misma Circunscripción Judicial; sin lugar los
recursos de apelación propuestos contra la sentencia definitiva de primera
instancia; improcedente la tercería adhesiva propuesta por la ciudadana J.R.,
confirmando la decisión proferida por el Juzgado Primero de Primera Instancia de
Juicio de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la referida Circunscripción
Judicial y Nacional de Adopción Internacional, de fecha 20 de enero de 2015, que
declaró con lugar la demanda de nulidad.

Contra esta decisión de Alzada, la Defensora Pública Primera con Competencia


para actuar ante la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia,
quien actúa en representación del niño de autos, y la ciudadana J.A.R. González
anunciaron y formalizaron oportunamente recurso de casación. Hubo
contestación.

En fecha 11 de junio de 2015, se dio cuenta en Sala, asignándose la ponencia a


la Magistrada Marjorie Calderón Guerrero.

En fecha 23 de diciembre de 2015, mediante acuerdo publicado en la Gaceta


Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 40.816, de la misma fecha, la
Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, designó como
Magistrado de esta Sala de Casación Social al Dr. J.M.J.A., quien tomó posesión
de su cargo, quedando conformada la Sala de la siguiente manera; Presidenta
Magistrada Marjorie Calderón Guerrero, Vicepresidenta Magistrada Mónica
Misticchio Tortorella y los Magistrados, E.G.R., D.A.M.M. y J.M.J.A..
El 28 de julio de 2016, a las 9:30 a.m. se celebró la audiencia pública y
contradictoria prevista en el artículo 489-F de la Ley Orgánica para la Protección
de Niños, Niñas y Adolescentes.

Cumplidas las formalidades legales, la celebración de la audiencia oral, pública


y contradictoria y la emisión de la decisión inmediata contemplada en el artículo
489-G eiusdem, pasa en esta oportunidad la Sala a reproducir y publicar la
sentencia en los términos siguientes:

RECURSO DE CASACIÓN ANUNCIADO Y FORMALIZADO POR LA


DEFENSORA PÚBLICA PRIMERA CON COMPETENCIA PARA ACTUAR ANTE
LA SALA DE CASACIÓN SOCIAL DEL TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA

Con fundamento en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de Procedimiento


Civil, y los artículos 489-A y 489-D de la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes, denunció el formalizante la infracción del artículo 27 de la
Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, por error de
interpretación.

Después de citar y transcribir el referido artículo 27, el formalizante expone lo


siguiente:

De la norma antes señalada se establece el reconocimiento voluntario por parte


del padre ante el Registro Civil, indicando la norma que se debe expedir nueva
acta de nacimiento, la cual sustituirá la que fue levantada solo con la madre,
indicando la norma citada en su único aparte que el padre podrá solicitar ante el
Registro Civil la Experticia de (ADN), siendo potestativo del mismo solicitar la
práctica de la referida prueba heredobiológica, alegándonos en la sentencia que
hoy es objeto de censura que es de carácter obligatorio la práctica de la prueba
para poder pasar a realizar la nueva acta de nacimiento, sin embargo en el caso
que ocupa nuestra atención el reconocimiento se realizó de manera voluntaria,
acudiendo el ciudadano E.L. hasta las instalaciones del Registro Civil del
Municipio Baruta del estado Bolivariano de Miranda y realizar de manera
voluntaria el reconocimiento, atendiendo a lo establecido en el encabezamiento
del artículo 27 de la Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y la
Paternidad, parte el juzgador de una situación que no pudo ser verificada, que no
es más que la madre o padre negaren la paternidad, en este caso se podría
solicitar la práctica de la prueba, sin embargo, no nos encontramos en presencia
de este caso, toda vez que se realizó el reconocimiento de manera voluntaria. Se
verifica pues, del texto de la sentencia como el juzgador aunque aplica la norma
correcta le da un sentido distinto al querer darle un sentido obligatorio a una
situación que entraña un contenido de carácter potestativo, privando a final de
cuentas la filiación que fuere determinada entre el ciudadano E.L. y su menor hijo,
no tomándose en consideración ese interés superior del niño que en definitiva
debe ser supremo y prevaleciente ante cualquier otro conflicto o interés legítimo.
Darle un sentido distinto a la norma en discusión cercena el sagrado derecho a la
defensa ya que se deja en minusvalía a la parte afectada al no darle el estricto
sentido que contiene la ley, máxime cuando nos encontramos en presencia de un
juicio en el cual en vez de salvaguardar los derechos del niño otorgándole la
posibilidad de conocer a su familia paterna e interactuar con esta, se le priva de
ese derecho, restándole la convivencia familiar que conlleva la filiación paterna
que se encuentra definida en el acta de fecha 7 de enero de 2013.

Aduce quien recurre que la experticia de Ácido Desoxirribonucleico (ADN) no es


obligatoria en el supuesto de realizarse el reconocimiento voluntario; que el hecho
que el ciudadano E.L. no haya sido señalado por la madre del niño como el padre
no significa que aquel no pudiese efectuar el reconocimiento en forma voluntaria;
que el Juez de alzada desvirtuó el sentido del precepto delatado al interpretar que
la práctica de la prueba heredobiológica es obligatoria.

Concluye el formalizante señalando que debe, en atención al interés superior


del niño, otorgarse pleno valor al reconocimiento voluntario y, de existir dudas,
ordenar lo conducente a fin de que sea revelada la filiación biológica, de
conformidad con lo establecido en el artículo 450, literal J de la Ley Orgánica para
la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, referido al principio de primacía de
la realidad sobre las formas o apariencias.

La Sala observa:

El artículo 27 de la Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y la


Paternidad, incardinado en el Capítulo IV que trata “Del Reconocimiento de la
Paternidad”, establece textualmente lo siguiente:

Artículo 27. Si la persona señalada como padre comparece ante el Registro


Civil y acepta la paternidad se considerará como un reconocimiento voluntario con
todos sus efectos legales, dejando constancia del reconocimiento en el expediente
y en el Libro de Actas de Nacimiento respectivo. En este caso, la autoridad civil
expedirá nueva Acta de Nacimiento que sustituirá a la que fue levantada con la
presentación de la madre, la cual quedará sin efecto. La nueva acta no contendrá
mención alguna del procedimiento administrativo aquí establecido.

En los casos en que un hombre deseare el reconocimiento voluntario de una


niña o un niño sin que conste su relación paternal en el certificado médico de
nacimiento, podrá solicitar ante el Registro Civil la experticia de Ácido
Desoxirribonucleico (ADN), cumpliendo con el procedimiento establecido en el
presente capítulo, de resultar positiva la experticia, se procederá a redactar el acta
de nacimiento dejando constancia de la identidad del padre.

Con la finalidad de ilustrar sobre la interpretación que la Alzada efectuó del


precepto transcrito, es necesario transcribir parcialmente la sentencia recurrida en
los términos siguientes:
Si bien es cierto, la Ley Orgánica de Registro Civil en su artículo 95, regula el
reconocimiento voluntario de paternidad, sin más exigencia que la presencia del
padre reconocedor y de dos testigos; pues se trata de un procedimiento muy
ambiguo e impreciso, que no da certeza de la filiación biológica. Fue muy sabio el
legislador al implantar con la Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad
y la Paternidad, un procedimiento que además de una filiación legal, otorgue
certeza en cuanto a una filiación biológica.

Para un mejor entendimiento del asunto planteado, traemos a colación una


sentencia de la magistrada LUISA ESTELLA MORALES, en la cual interpreta los
artículos 56 y 76 de los (sic) Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, los cuales se refieren al sagrado Derecho a la Identidad (sic); a saber:

(Omisis)

En fecha catorce (14) de agosto de dos mil ocho (2008), la Sala Constitucional
del Tribunal Supremo de Justicia, en sentencia N° 1.443, con Ponencia (sic) de la
Magistrada LUISA ESTELLA MORALES LAMUÑO, estableció lo siguiente:

(Omisis)

En base al criterio que antecede, considera este Tribunal Superior que en el


supuesto expresado por la sentencia, consideró la Sala Constitucional, que se
inicia el procedimiento a la parte señalada como padre del niño, si la persona
señalada como padre reconoce la paternidad, se dejará constancia de ello en el
expediente abierto y en el Libro de Actas de Nacimientos respectivo, debiendo el
funcionario competente expedir una nueva Acta de Nacimiento que sustituirá la
anterior, en la cual no se (sic) contendrá mención alguna del presente
procedimiento; mutatis mutandis, en el caso en particular que hoy nos ocupa, al
presentarse el supuesto padre a reconocer voluntariamente al niño, sin haber sido
señalado como progenitor del mismo, ha debido la Registradora Civil, notificar a la
madre para que esta expresara su conocimiento o no; debió aplicar el
procedimiento establecido en la Ley para la Protección de las Familias, la
Maternidad y la Paternidad; y no justificarse en lo estipulado en el artículo 95 de la
Ley Orgánica de Registro Civil, presumiendo -como lo alegó- de la buena fe del
presunto padre reconocedor, profiriendo (sic) salvaguardar el derecho a la
identidad de los niños, niñas y adolescentes.

En observancia al procedimiento aplicado por la Oficina de Registro Civil del


Municipio Baruta del Estado (sic) Bolivariano de Miranda, resurge una gran
inquietud entonces ¿puede cualquier persona acudir ante un Registro Civil y
manifestar su deseo de reconocer voluntariamente a un niño, niña o adolescente,
y proceden inmediatamente a estampar la nota marginal de tal reconocimiento, y
posteriormente a dejar sin efecto el acta original, levantando un acta nueva?
¿Están salvaguardando el derecho a la identidad establecido en el artículo 56 de
la Constitución Nacional, el cual dispone: “El Estado garantizará el derecho a
investigar la maternidad y la paternidad” ¿Dónde está la función investigativa que
otorga el estado? (sic) ¿Por qué a sabiendas de que existe un procedimiento que
otorga más certeza en cuanto a la filiación, el mismo no se aplicó?.

El artículo 75 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,


establecen (sic) lo siguiente:

(Omisis)

Por su parte el artículo 8 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas


y Adolescentes, dispone:

(Omisis)

Tanto la norma de rango Constitucional (sic) como la Ley especial, tienden a


proteger el Interés Superior del Niño, Niña y Adolescente, y la familia como
componente fundamental en la sociedad; no se trata de que un interés prive sobre
otro, sino que es necesario lograr una conjunción armoniosa entre ambos.
Considera este Tribunal Superior que la Directora del Registro Civil del Municipio
Baruta del Estado (sic) Bolivariano de Miranda, al emitir una nueva acta de
nacimiento, sin notificar a la madre del niño, sin importar siquiera tener certeza de
la filiación biológica del mismo; no tuvo como norte el interés superior del niño, ni
el resguardo a las relaciones familiares. Y así se establece.-

(Omisis)

En el presente caso, la Directora del Registro Civil del Municipio Baruta del
Estado (sic) Bolivariano de Miranda, a sabiendas que no tenía certeza de la
filiación biológica entre el niño de autos y el padre reconocedor, tenía dos
opciones; la primera, no anular el acta primigenia, por cuanto no se había
cumplido con el procedimiento establecido en la ley para ello; y la segunda, remitir
al supuesto padre reconocedor al Tribunal de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, para que incoara una demanda de filiación. Es así como se iba a
garantizar el Interés Superior del Niño, y el sagrado Derecho a la Identidad (sic)
establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el la
Ley Orgánica de (sic) Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Y así se
declara.-

Por otro lado, la parte recurrente alegó que el Juez del Tribunal Primero de
Primera Instancia de Juicio, dio una interpretación errónea del artículo 27 de la Ley
para la Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad; al respecto esta
Juzgadora considera que fue claro el legislador al establecer que “…En los casos
en que un hombre deseare el reconocimiento voluntario de una niña o un niño sin
que conste su relación parental en el certificado médico de nacimiento, podrá
solicitar ante el Registro Civil la experticia de Ácido Desoxirribonucleico (ADN),
cumpliendo con el procedimiento establecido en el presenta capítulo…”, sobre
este particular, hay que resaltar que el verbo facultativo “podrá” esta directamente
enlazado con ese deseo de querer reconocer al niño o niña, con la certeza de su
paternidad a través de la experticia de Ácido Desoxirribonucleico (ADN); toda vez
que esta es de carácter obligatorio para todo aquel que desee reconocer a un niño
o niña, si la madre al ser notificada no lo reconoce como padre. Tanto así, que el
legislador en dicha norma le otorga una consecuencia inmediata a las resultas de
dicha experticia, saber: (sic) “…de resultar positiva la experticia, se procederá a
redactar el acta de nacimiento dejando constancia de la identidad del padre”, pues
indica que se procederá a redactar el acta de nacimiento si y solo si resultare
positiva el resultado de la experticia. Y se declara.-

Como puede observarse, según la decisión transcrita, en el supuesto que un


hombre interesado en reconocer a un niño o una niña, sin que haya sido señalado
como padre por la madre del niño o niña en el certificado médico de nacimiento,
acuda ante el Registro Civil a reconocerlo o reconocerla, el Registrador deberá
ordenar la notificación de la madre a fin de que lo reconozca o no como padre; de
no reconocerlo, surge obligatoria la práctica de la experticia de Ácido
Desoxirribonucleico (ADN), sin lo cual no se procederá a redactar una nueva acta
de nacimiento, si es que el resultado es positivo.

A los fines de precisar el alcance de la disposición del artículo 27 de la Ley para


la Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, se debe tener
presente, en primer lugar y como consideración primordial, que en la aplicación e
interpretación de las leyes que regulan de alguna manera situaciones que
involucren a niños, niñas y adolescentes, el interés superior del niño es de
obligatorio cumplimiento; de allí que se erige como piedra angular para la
adecuada interpretación no solo del artículo 27 de la Ley para la Protección de las
Familias, la Maternidad y la Paternidad, sino del Capítulo IV de dicha Ley, el cual
trata Del Reconocimiento de la Paternidad y regula el procedimiento administrativo
a seguir ante el Registro Civil para efectuarlo.
En efecto, el interés superior del niño es consagrado como principio rector que
informa la doctrina de protección integral de niños, niñas y adolescentes en la
Convención sobre los Derechos del Niño, suscrita y ratificada por Venezuela el 29
de agosto de 1999 en los términos siguientes:

Artículo 3

En todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones
públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades
administrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que se
atenderá será el interés superior del niño.

Cumpliendo con el mandato consagrado en la Convención, la Constitución de la


República en su artículo 78 dispone que “Los niños, niñas y adolescentes son
sujetos plenos de derechos y estarán protegidos por la legislación, órganos y
tribunales especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán los
contenidos de esta Constitución, la Ley, la Convención sobre los Derechos del
Niño y demás tratados internacionales que en esta materia haya suscrito y
ratificado la República. El Estado, las familias y la sociedad asegurarán, con
prioridad absoluta, protección integral, para lo cual se tomará en cuenta su interés
superior en las decisiones y acciones que les conciernan”

En ese mismo sentido, de una manera más precisa, el Artículo 8 de la Ley


Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes consagra al interés
superior del niño como un principio de interpretación y aplicación del la Ley en los
términos siguientes:

Artículo 8.- Interés Superior del Niño.

El Interés Superior del Niño es un principio de interpretación y aplicación de


esta Ley, el cual es de obligatorio cumplimiento en la toma de todas las decisiones
concernientes a los niños y adolescentes. Este principio está dirigido a asegurar el
desarrollo integral de los niños y adolescentes, así como el disfrute pleno y
efectivo de sus derechos y garantías”.

De manera que, cualquier decisión judicial que involucre o afecte a niños, niñas
y adolescentes debe estar orientada por el interés superior del niño como premisa
fundamental, lo que implica darle preeminencia a los derechos de los niños niñas y
adolescentes.

Así lo ha interpretado la jurisprudencia de este Alto Tribunal, cabe mencionar en


ese sentido lo establecido por la Sala Constitucional, mediante sentencia N° 2.176
del 16 de noviembre de 2007, en la que dejó sentado que el interés superior del
niño es un instrumento de interpretación que debe ser aplicado y evaluado en todo
momento que se conozca una causa en la que deba decidirse algún procedimiento
en materia de niños, niñas y adolescentes, expresó en esa oportunidad la Sala
Constitucional lo siguiente:

Al respecto, considera esta Sala que el Juez a quo constitucional efectuó un


somero análisis de la situación, sin atender a los principios rectores que dominan
la materia relativa a niños y adolescentes, y que deben servir de guía en la labor
jurisdiccional de aquellos jueces que ejercen tan delicada competencia.

En ese sentido, no existe por ejemplo, en el fallo apelado ningún tipo de


ejercicio argumentativo que refleje que se haya tomado en cuenta el interés
superior del niño, instrumento de interpretación que debe ser aplicado y evaluado
en todo momento que se conozca una causa en la que deba decidirse algún
procedimiento en materia de niños y adolescentes.

Tanta es la trascendencia del interés superior del niño, que excluye la libertad
de establecer y perseguir fines individuales, así lo advierte la misma Sala
Constitucional en sentencia N° 1.917 del 14 de julio de 2003 (caso: J.F.C.A. contra
R.M.S.d.A.)

Por ello, el ‘interés superior del niño’ previsto en el artículo 8 de la Ley Orgánica
para la Protección del Niño y del Adolescente viene a excluir y no a limitar la
libertad individual de establecer y perseguir fines individuales, pues cuando se
trata de la protección y cuidado de los niños se persiguen fines que van más allá
de los personales. Así, el interés individual es sustituido por un interés superior,
que es el del niño, porque a las necesidades de éste subviene la tutela jurídica con
la cual se obtiene el fin superior de la comunidad social.

Todo esto significa, que, bajo ningún concepto, ha de prevalecer, en el Derecho


de Niños, Niñas y Adolescentes, otro interés que el que este derecho especial
tutela, como es el de los niños, las niñas y los adolescentes, sin obviar que dicho
interés debe aplicarse en forma adecuada y razonable respetando el resto del
sistema constitucional y legal.

El interés superior del niño es un principio jurídico garantista en cuanto obliga a


que cualquier medida que se tome o cualquier interpretación que se haga debe
tender a la protección de los derechos del niño. No consiste en lo que se crea o se
juzgue más conveniente o beneficioso para el niño en una situación particular, sino
en la prevalencia de sus derechos y garantías, entre los que se encuentra el
derecho a la identidad, que es el que eventualmente resultaría afectado en el caso
de autos, puesto que en definitiva se trata es de darle, o no, efectividad al acto de
reconocimiento de la paternidad, en cuanto determinante de la filiación del niño.

El derecho a la identidad -consagrado en el artículo 56 de la Constitución de la


República- es inherente a la persona humana y de él no se puede prescindir, lo
cual genera paralelamente una obligación al Estado, consistente en el deber de
asegurar una identidad legal, la cual debería coincidir con la identidad biológica,
todo ello con la finalidad de otorgar a todo ciudadano un elemento definidor de su
conducta y desarrollo individual y diferenciador con respecto a los integrantes de
una sociedad.

Este derecho lleva consigo o implica el derecho al nombre, el cual se configura


por dos elementos, a saber, el nombre de pila y el apellido de los padres, el
primero es disponible por estos, pero el nombre de familia o apellido no es
disponible, sino que se trasmite a los descendientes por efecto de la filiación.

En el caso concreto, lo que en definitiva se pretende con la acción de nulidad de


la partida de nacimiento es soslayar los efectos de la filiación del niño establecida
mediante el reconocimiento de la paternidad, lo que, obviamente, afecta su
derecho a la identidad.

De esta manera, teniendo el reconocimiento voluntario importancia primordial


en el establecimiento del vínculo filiatorio extramatrimonial, como sucede en el
caso de autos, cualquier interpretación que se haga sobre las disposiciones
legales que regulan dicho acto debe propender a facilitarlo; ello en virtud de que la
protección del interés supremo en la filiación del niño es la protección de su
derecho a la identidad y, consecuencialmente, al respeto y consagración de sus
otros derechos constitucionales. Tanto más en el caso concreto, en el que la
filiación establecida mediante el reconocimiento no está en pugna con otra, pues
la madre no hizo mención en el certificado de nacimiento de quién es el padre del
niño y tampoco hay evidencia de que se haya impugnado el reconocimiento ni de
que se haya instaurado algún procedimiento judicial que tenga por objeto la
inquisición de la paternidad respecto de otro hombre.

En segundo lugar, es menester fijar la naturaleza del reconocimiento como


determinante de la filiación extramatrimonial, con especial referencia al
reconocimiento voluntario de paternidad, que es el supuesto del caso que ocupa la
atención de la Sala.
En este sentido, debe recordarse que la filiación extramatrimonial resulta de su
reconocimiento, que consiste en el acto jurídico mediante el cual el hijo adquiere el
título de su filiación y puede ser voluntario o judicial. En el primero la filiación se
establece de manera espontánea, en el segundo resulta de una sentencia que la
declara.

El reconocimiento voluntario expreso de la paternidad consiste en una


declaración espontánea hecha con las formalidades exigidas por la ley, de la cual
resulta un vínculo de filiación entre la persona que la hace (padre) y la que señala
como hijo. De modo que el reconocimiento voluntario, de la misma manera que el
judicial, es declarativo de filiación, ello porque es una afirmación de la cual deriva
el vínculo jurídico de la filiación extramatrimonial.

Es decir, que, si bien el nexo biológico que existe entre el padre y el hijo no
resulta del reconocimiento, solo este lo pone de manifiesto, puesto que la relación
jurídica entre el padre extramatrimonial y su hijo, y, por tanto, la prueba de la
filiación derivan del reconocimiento.

El reconocimiento voluntario expreso se forma y perfecciona, como antes se


señaló, con la simple declaración de la paternidad hecha con las formalidades
exigidas por la ley, esto siempre será así y no admite excepción ni aun en los
casos en los que se exige el consentimiento o aceptación del reconocimiento,
como los considerados en el artículo 220 del Código Civil. Solo que, cuando se
requiere la aceptación, los efectos de la declaración de la filiación paterna quedan
en suspenso hasta que se produzca el consentimiento o aceptación.

De lo antedicho, se deriva el carácter irrevocable del reconocimiento de la


paternidad, pues sería contrario al orden público y a la seguridad jurídica que la
subsistencia del estado familiar que se crea con esa declaración de voluntad
dependa de lo que pueda posteriormente decidir el padre reconociente.
Corolario de lo anterior, es que lo que señale o deje de señalar la madre en la
partida de nacimiento sobre el padre reconociente de su hijo, no impide ni le resta
eficacia al reconocimiento; de allí que el artículo 212 del Código Civil establezca
que “la declaración de la madre no basta para excluir la paternidad”. La
declaración de la paternidad pierde eficacia solo cuando ha sido efectuada en
contradicción con normas legales o con principios fundamentales del Derecho, es
decir, sin cumplir con la formalidades exigidas por la ley; o si se realizó en
contradicción con la verdad material; siempre que tal ineptitud sea declarada en el
respectivo juicio de nulidad, en el primer caso, o de impugnación, en el segundo;
de esta manera, mientras no haya sido declarada judicialmente la ineficacia del
reconocimiento, este produce todos sus efectos.

Cuando el reconocimiento es efectuado en contradicción con la verdad, esto es,


cuando el sujeto pasivo o reconocido no es hijo de quien lo reconoce, sin importar
si en la declaración hubo falsedad consciente o equivocación involuntaria, el único
medio con que cuenta quien se considere afectado para que sea declarada la
falsedad es la impugnación judicial del reconocimiento. Para lo cual puede hacer
valer en el juicio todos los medios de prueba que pone a su disposición el
ordenamiento jurídico, incluida la experticia del Ácido Desoxirribonucleico (ADN),
medio este que, por efecto de los avances tecnológicos, se ha convertido en la
prueba por excelencia en este tipo de juicios, así como en los de inquisición de
paternidad, en los cuales lo que se persigue es determinar o establecer la filiación
real o biológica.

De manera que, puede sostenerse que, así como el marido se presume padre
biológico del hijo nacido dentro del matrimonio, salvo que en juicio se demuestre lo
contrario, mutatis mutandi, en el reconocimiento voluntario el reconocido se
presume hijo biológico de quien lo reconoce, salvo que en el juicio respectivo de
impugnación se demuestre lo contrario.
Esto impone la necesidad de precisar, en tercer lugar, la naturaleza y alcance
de la nombrada prueba heredobiológica.

En ese orden de ideas, es menester recordar que la determinación de la


filiación biológica de un niño o de una niña es un asunto esencialmente
contencioso -artículo 177, Parágrafo Primero de la Ley Orgánica para la
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes- y como tal debe ser conocido por los
tribunales de protección de niños, niñas y adolescentes, y tramitarse a través del
procedimiento ordinario regulado en el Capítulo IV de la citada Ley.

En este mismo sentido, se pronunció la Sala Constitucional de este M.T. en


sentencia N° 2.491 del 21 de diciembre de 2007 (caso: B.M.), en la que anuló, por
violación del orden público constitucional, todo lo actuado con ocasión de una
prueba heredobiológica que se solicitó fuese practicada en un procedimiento de
jurisdicción voluntaria; estableciendo lo siguiente:

Sin embargo, de la revisión minuciosa de las actuaciones que integran el


expediente, la Sala evidencia que en el presente caso se cometió una inexcusable
violación al orden público constitucional, por cuanto se tramitó por jurisdicción
voluntaria -a través de una solicitud de autorización judicial para la práctica de una
prueba de ADN- lo que es un asunto esencialmente contencioso, como es la
determinación de la filiación de un niño, materia esta que, de conformidad con el
artículo 452 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente,
debe tramitarse a través del procedimiento contencioso en Asuntos de Familias y
Patrimoniales, previsto en el Capítulo IV de la referida ley especial, normativa que
atañe al orden público, en razón de lo cual no puede ser relajada por la voluntad
de los particulares, ni por los auxiliares de justicia y mucho menos por los órganos
jurisdiccionales.
En abundancia, esta Sala hace suyos los motivos expuestos en el voto
concurrente de la parcialmente transcrita decisión, emitido por la magistrada
Carmen Zuleta de Merchán, en los términos siguientes:

Así, el supuesto padre de la niña, dudando de la paternidad, condicionó su


reconocimiento a la práctica y efectivo resultado de la prueba heredobiológica;
condición que halló eco en la Sala de Juicio N° 3 del Tribunal de Protección del
Niño y del Adolescente del Estado Lara quien ordenó la práctica de la mencionada
prueba. En criterio de quien suscribe, dicha orden, librada en tales términos,
invade la esfera particular de la ciudadana M.d.C.S. y trastoca su derecho a la
intimidad y al libre desarrollo de la personalidad, pues, con ocasión de la simple
contumacia del señalado como padre, se expone innecesariamente al ámbito
público la fase más reservada de la vida privada de cualquier individuo: sus
relaciones sentimentales de pareja; las cuales ni siquiera el Estado tiene la
potestad de cuestionar o increpar.

Del texto transcrito, infiere esta Sala de Casación Social que el caso decidido
por la Sala Constitucional es muy similar al supuesto previsto en el único aparte
del artículo 27 de la Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y la
Paternidad, en ambos casos el sujeto activo condiciona el reconocimiento de la
paternidad a la práctica y resultado de una prueba heredobiológica, solo que en el
caso conocido por la Sala Constitucional para la práctica de la experticia se solicitó
autorización a un Juzgado de Protección del Niño y del Adolescente, mientras que
en el supuesto de la Ley, la solicitud de la experticia se hace ante el Registro Civil.
Es por ello que, se puede aplicar el criterio establecido en la sentencia de la Sala
Constitucional al supuesto previsto en el artículo 27 de la Ley para la Protección
de las Familias, la Maternidad y la Paternidad y concluir que no puede el hombre
que deseare el reconocimiento voluntario de una niña o de un niño, condicionarlo
a la práctica y resultado positivo de la experticia de Ácido Desoxirribonucleico
(ADN).
De la misma manera, tampoco puede condicionarse el reconocimiento al
consentimiento de la madre del niño o niña, mucho menos exigírsele al
reconociente que, en el caso que la madre no consienta el reconocimiento, se
someta en forma obligatoria a la experticia, quedando en este caso el acto de
declaración de la paternidad condicionado al resultado positivo de la prueba.

Lo determinado hasta ahora, se erige como premisa fundamental para la


adecuada interpretación no solo del artículo 27 de la Ley para la Protección de las
Familias, la Maternidad y la Paternidad, sino del Capítulo IV de dicha Ley, el cual
trata Del Reconocimiento de la Paternidad y regula el procedimiento administrativo
a seguir ante el Registro Civil para efectuarlo. En virtud de ello, esta Sala de
Casación Social, como máxima autoridad jurisdiccional en la materia, atendiendo
al interés superior del niño, establece que en el procedimiento para el
reconocimiento voluntario de la paternidad no puede el Registrador Civil ordenar la
práctica de la experticia de Ácido Desoxirribonucleico (ADN) a que se refieren los
artículos 27 y 28 de la Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y la
Paternidad; en consecuencia, cuando la persona señalada como presunto padre
en la partida de nacimiento, negare la paternidad, la madre o quien tenga interés
deberá acudir al órgano jurisdiccional competente a demandar la inquisición; y
cuando no se hubiese señalado a persona alguna como presunto padre, el
hombre que deseare el reconocimiento de la paternidad solo tendrá que acudir
ante el Registro Civil y declarar su voluntad en ese sentido cumpliendo con las
formalidades legales exigidas, de lo cual se notificará a la madre, no con el
propósito de que dé su consentimiento, sino para que esté en conocimiento de la
filiación establecida respecto a su hijo o hija, y de no corresponderse esta con la
verdad real o material, proceder a su impugnación.

De manera que, el Juzgado Primero Superior de Protección de Niños, Niñas y


Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional, realizó una interpretación del artículo 27 de la
Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad contraria al
orden público al establecer que al presentarse el supuesto padre a reconocer
voluntariamente al niño, sin haber sido señalado como progenitor del mismo, ha
debido la Registradora Civil, notificar a la madre para que esta expresara su
conocimiento o no; y, en caso de negativa, ordenar la práctica de la experticia de
Ácido Desoxirribonucleico (ADN), toda vez que esta es de carácter obligatorio para
todo aquel que desee reconocer a un niño o niña, si la madre al ser notificada no
lo reconoce como padre.

Por las razones expuestas, la denuncia se declara procedente. Así se decide.

Al ser declarada la procedencia de la denuncia, resulta inoficioso el examen del


recurso anunciado y formalizado por la tercera interesada ciudadana J.A.R.G..

De conformidad con lo previsto en el artículo 489-H de la Ley Orgánica para la


Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, se declara nulo el fallo recurrido, por
lo que la Sala debe pronunciarse sobre el fondo de la controversia.

DECISIÓN SOBRE EL FONDO DE LA CONTROVERSIA

ALEGATOS DE LAS PARTES

La demandante alega que después de 5 años del nacimiento de su hijo, cuya


partida de nacimiento fue asentada de conformidad con lo dispuesto en el artículo
238 del Código Civil, se ha incoado un juicio de fijación de régimen de convivencia
familiar por una ciudadana que dice ser su abuela paterna, quien para probar el
aludido parentesco presentó una nueva partida de nacimiento, desconociendo la
partida originaria que fue asentada bajo el N° 112 del libro 1 llevado por la Oficina
de Registro Civil del Municipio Baruta del estado Bolivariano de Miranda, en fecha
1 de febrero de 2008; que la partida presentada por la referida ciudadana es de
fecha 7 de enero de 2013, fue asentada bajo el N° 2 del libro 1 llevado por la
misma Oficina de Registro Civil y en ella se omiten datos y formalidades que son
requisitos necesarios por ser de orden público, lo que la hace nula.

Continúa señalando, que, con ocasión de la nueva partida de nacimiento, la


Oficina de Registro Civil dejó sin efecto el acta de nacimiento N° 112, libro 1, de
fecha 1° de febrero de 2008; que los hechos y fundamentos expuestos en la
segunda partida de nacimiento son falsos, ya que el niño no fue presentado y se
omitió el hecho que ya había un asentamiento de partida anterior, lo que obligaba
al Registrador a no asentar ninguna otra partida, sino a dar cumplimiento a las
disposiciones de orden público contenidas en los artículos 95, 96 y 97 de la Ley
Orgánica de Registro Civil y no a asentar una nueva partida creando una
duplicidad.

Aduce que uno de los requisitos que debe tener la partida de nacimiento es la
identificación del certificado médico de nacimiento, con número, fecha y autoridad
que lo expide, lo cual no contiene la partida N° 2 del 7 de enero de 2013 y no lo
contiene porque en dicho certificado médico no está señalado el padre, lo cual
hace nula la referida partida de nacimiento; que el fundamento utilizado por la
Directora de la Oficina de Registro Civil del Municipio Baruta del estado
Bolivariano de Miranda para dejar sin efecto la partida de nacimiento de fecha 1°
de febrero de 2008, N° 112 del libro 1 llevado por la nombrada Oficina de Registro
no es correcto, puesto que para que sea aplicable el artículo 27 de la Ley para la
Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad el padre, además de
efectuar el reconocimiento voluntario, debe aparecer identificado en el certificado
médico de nacimiento.

Con base en estos hechos demanda la nulidad de la partida de nacimiento de


fecha 7 de enero de 2013, asentada bajo N° 2 del libro 1 llevado por la Oficina de
Registro Civil del Municipio Baruta del estado Bolivariano de Miranda.
La demandada aduce que la demandante incurrió en un error de técnica
argumentativa al señalar de forma genérica que el acta impugnada está viciada de
nulidad absoluta, sin indicar a qué vicios en particular se refiere; que esa falta de
precisión y ambigüedad impide determinar con claridad las razones en las cuales
fundamenta la demandante la pretensión de nulidad; afirma que el acta de
nacimiento impugnada es un acto administrativo dictado por un órgano de la
Administración Pública Municipal; que los artículos 27 de la Ley para la Protección
de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, y 30 del Reglamento de la Ley
Orgánica de Registro Civil ordenan la redacción de una nueva acta de nacimiento
como consecuencia de un reconocimiento posterior; que el acta impugnada no
resuelve un caso precedentemente decidido con carácter definitivo, puesto que la
filiación del niño respecto de ambos progenitores no quedó establecida de manera
definitiva al momento de su presentación ante el Registro Civil el 1° de febrero de
2008, debido a la ausencia de su padre en esa oportunidad; que la filiación
paterna fue establecida con posterioridad como consecuencia de la declaración de
voluntad del ciudadano E.L., la cual fue recogida en Acta de Reconocimiento
posterior de fecha 7 de enero de 2013, y una vez verificada dicha declaración el
Registro Civil procedió a emitir la partida de nacimiento impugnada en autos; que
el acta de nacimiento en cuestión fue emitida por la Oficina de Registro Civil del
Municipio Baruta por ser la competente para ello de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 31 de la Ley Orgánica de Registro Civil, y siguiendo el procedimiento
legalmente establecido.

Señala que, no es cierto que la partida de nacimiento impugnada cambie la


filiación del niño, puesto que la filiación paterna quedó legalmente establecida no
por el hecho de la emisión de aquella, sino porque se verificó la declaración
voluntaria del progenitor de querer reconocer al niño como su hijo; que el acta de
nacimiento no debe contener mención de la declaración del padre reconociendo la
paternidad, esta fue recogida en el Acta de Reconocimiento Posterior N° 1 del libro
1 de fecha 7 de enero de 2013, suscrita por el declarante, dos testigos y la
Registradora Civil, e inmediatamente, el Registro Civil procedió a redactar la
nueva partida de nacimiento que aquí se impugna; que el artículo 27 de la Ley
para la Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad dispone que la
nueva acta asentada luego de un reconocimiento voluntario, no contendrá
mención alguna del procedimiento administrativo, llevado a cabo para el
reconocimiento.

Continúa exponiendo que el citado artículo 27 de la Ley para la Protección de


las Familias, la Maternidad y la Paternidad sí es aplicable al caso de autos; que
una vez realizado el reconocimiento de la paternidad por parte del ciudadano E.L.,
lo cual se efectuó en la misma Oficina de Registro Civil, se procedió a estampar la
nota marginal correspondiente en la partida de nacimiento original; que la Ley
Orgánica Registro Civil y su Reglamento no hacen referencia a las formalidades
que deben seguirse para la emisión de la nueva partida luego del reconocimiento,
por lo que para colmar este vacío se aplica lo dispuesto en el citado artículo 27.

Agrega que, ningún precepto jurídico establece que la falta de mención del
certificado médico de nacimiento acarrea la nulidad del acta; que el hecho que se
haya verificado un reconocimiento posterior cambia sustancialmente la situación
que se había establecido respecto a la filiación del niño y los efectos previstos en
el artículo 238 del Código Civil, es decir, que si bien el 2008 se estableció la
filiación solo respecto de la madre, trayendo como consecuencia que el hijo
adquiriera los apellidos de esta, quedando abierta la posibilidad de que se
estableciese posteriormente la filiación paterna, lo cual ocurrió con el
reconocimiento voluntario, produciéndose todos los efectos que ello derivan, como
el que el hijo adoptase el apellido del padre.

Por último, señala que el caso de autos no se subsume en el supuesto previsto


en el cardinal 3 del artículo 150 de la Ley Orgánica de Registro Civil, porque la
partida objeto de impugnación no constituye una doble inscripción, puesto que era
previsible que la situación declarada en la primera partida de nacimiento podía ser
modificada como consecuencia de un reconocimiento posterior, que de efectuarse,
como en efecto se realizó, necesariamente debía redactarse una nueva acta de
nacimiento en la que se evidenciara la doble filiación, tanto materna como paterna.

En el caso concreto, del análisis de la demanda y de la contestación, se


observa que la controversia se circunscribe a determinar si la partida de
nacimiento de fecha 7 de enero de 2013, asentada bajo el N° 2 del libro 1 llevado
por la Oficina de Registro Civil del Municipio Baruta del estado Bolivariano de
Miranda, debió ser emitida o no, y, en caso afirmativo, si se emitió cumpliendo con
las formalidades legales. A tal efecto, se procederá valorar las pruebas que cursan
en autos

PRUEBAS

Cursan en autos los documentos públicos siguientes:

Copia certificada de la partida de nacimiento de fecha 1° de febrero de 2008,


asentada bajo el N° 112 del libro 1, llevado por la Oficina de Registro Civil del
Municipio Baruta del estado Bolivariano de Miranda, en la que consta el registro
del nacimiento del niño (se omite su identificación de conformidad con lo dispuesto
en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes), quien fuera presentado por la madre ciudadana Marjore Veitia
Volweider.

Copia certificada del acta de reconocimiento de fecha 7 de enero de 2013,


asentada bajo el N° 1, del libro 1, llevado por la misma Oficina de Registro Civil del
Municipio Baruta, en la cual consta que el ciudadano E.J.L.R. reconoció como su
hijo al niño a que se refiere la partida de nacimiento N° 112 arriba mencionada.

Copia certificada del acta de nacimiento de fecha 7 de enero de 2013,


redactada con ocasión del reconocimiento efectuado por el ciudadano E.L. en la
misma fecha, asentada bajo el N° 2 del libro 1, llevado por la Oficina de Registro
Civil del Municipio Baruta del estado Bolivariano de Miranda. Acta esta que es el
objeto de la acción de nulidad a que se contrae el caso de autos.

Ninguno de estos instrumentos fue cuestionado por las partes, por lo que
mantienen toda su eficacia probatoria.

Precisado lo anterior, esta Sala procederá a decidir la controversia, previas las


consideraciones siguientes:

CONSIDERACIONES PARA DECIDIR

Para fundamentar su pretensión la demandante aduce que se omitió el hecho


que ya había un asentamiento de partida anterior, lo que obligaba al Registrador a
no asentar ninguna otra partida, sino a dar cumplimiento a las disposiciones de
orden público contenidas en los artículos 95, 96 y 97 de la Ley Orgánica de
Registro Civil y no a asentar una nueva partida creando una duplicidad.

Sostiene que uno de los requisitos que debe tener la partida de nacimiento es la
identificación del certificado médico de nacimiento, con número, fecha y autoridad
que lo expide, lo cual no contiene la partida N° 2 del 7 de enero de 2013 y no lo
contiene porque en dicho certificado médico no está señalado el padre, lo cual
hace nula la referida partida de nacimiento; que el fundamento utilizado por la
Directora de la Oficina de Registro Civil del Municipio Baruta del estado
Bolivariano de Miranda para dejar sin efecto la partida de nacimiento de fecha 1°
de febrero de 2008, N° 112 del libro 1 llevado por la nombrada Oficina de Registro
no es correcto, puesto que para que sea aplicable el artículo 27 de la Ley para la
Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad el padre, además de
efectuar el reconocimiento voluntario, debe aparecer identificado en el certificado
médico de nacimiento.
Aprecia la Sala que, más allá de aseverar que existe una duplicidad de actas de
nacimiento por cuanto la N° 2, cuya nulidad pretende, no debió emitirse, sino que
la Directora del Registro Civil debió limitarse a recibir la declaración de voluntad
del ciudadano E.L. reconociendo su paternidad sobre el niño y asentarla en acta,
de conformidad con los dispuesto en la Ley Orgánica de Registro Civil, la
demandante no expone ningún otro argumento para sustentar su pretensión de
nulidad.

Empero, dada la importancia de los intereses involucrados en este asunto y el


eminente carácter de orden público del que se reviste la materia debatida, se
procederá a un examen minucioso de la situación, con la finalidad de evitar que se
lesione el interés superior del niño de autos y de salvaguardar el orden público.

En este sentido, se observa que la madre del niño ciudadana Marjore Veitia
Volweider lo presentó ante el Registro Civil del Municipio Baruta del estado
Bolivariano de Miranda en fecha 1° de febrero de 2008, lo cual se hizo constar en
la partida de nacimiento asentada bajo el N° 112 del libro 1, llevado por dicha
Oficina.

Posteriormente, en fecha 7 de enero de 2013, el ciudadano E.J.L.R. reconoció,


ante la misma Oficina de Registro, su paternidad respecto al niño, declaración de
voluntad que fue recogida en el acta de reconocimiento N° 1 del libro 1. En esta
misma fecha, se redactó una nueva partida de nacimiento, que es la impugnada
en el caso de autos, en la cual se deja constancia de la filiación materna del niño
como de la paterna establecida mediante el reconocimiento voluntario del
ciudadano E.J.L.R..

Ahora, la figura del reconocimiento voluntario como medio para establecer la


filiación, en este caso la paterna, está regulado en cuanto a las formalidades que
deben cumplirse para la manifestación de la declaración de la voluntad del
reconociente y al contenido del acta de reconocimiento, en los artículos 95 al 97
de la Ley Orgánica de Registro Civil; así se establece que el Registrador solo
exigirá la presencia de la persona que efectúa el reconocimiento y la de dos
testigos; y que las actas de reconocimiento deben contener:

Declaración expresa del padre o de la madre que efectúa el reconocimiento.

Identificación del hijo reconocido o hija reconocida.

Impresiones dactilares del padre o la madre que efectúa el reconocimiento.

Identificación completa de las personas presentes en el acto, ya sean


declarantes o testigos.

Firmas del registrador o registradora civil, declarantes y testigos.

Pero no regula la mencionada Ley, el procedimiento a seguir para efectuar el


reconocimiento, ni cómo se resuelven las situaciones como las del caso concreto
en el que el reconocimiento de la paternidad es posterior al de la maternidad, por
lo que debe atenderse a las previsiones de la Ley para la Protección de las
Familias, la Maternidad y la Paternidad, para examinar estos aspectos.

En este orden de ideas, debe reproducirse aquí lo establecido por la Sala sobre
el procedimiento para el reconocimiento voluntario de la paternidad, al decidir el
recurso de casación; allí se dejó sentado que cuando la persona señalada como
presunto padre en la partida de nacimiento, negare la paternidad, la madre o quien
tenga interés deberá acudir al órgano jurisdiccional competente a demandar la
inquisición; y cuando no se hubiese señalado a persona alguna como presunto
padre, el hombre que deseare el reconocimiento de la paternidad solo tendrá que
acudir ante el Registro Civil y declarar su voluntad en ese sentido cumpliendo con
las formalidades legales exigidas, de lo cual se notificará a la madre no con el
propósito de que de su consentimiento, sino para que esté en conocimiento de la
filiación establecida respecto a su hijo o hija, y de no corresponderse esta con la
verdad real o material, proceder a su impugnación.

En el caso concreto, se observa que el reconocimiento se efectuó cumpliendo


con el procedimiento y las formalidades legales antes señaladas, establecidas en
los artículos 95 al 97 de la Ley Orgánica de Registro Civil, y, si bien la madre tuvo
conocimiento del mismo no porque haya sido notificada, sino como consecuencia
de un procedimiento judicial de fijación de régimen de convivencia familiar, esto no
afecta la legalidad del reconocimiento, puesto que, como se señaló antes, la
notificación se habría efectuado con la finalidad de que la madre estuviese en
conocimiento de la filiación establecida respecto a su hijo. Además, nada de lo que
hubiese manifestado en el procedimiento de reconocimiento habría tenido efecto
alguno sobre el reconocimiento, por tanto, sobre la filiación paterna, pues la
declaración de la madre no basta para excluir la paternidad.

En cuanto a la alegada duplicidad de actas de nacimiento, es necesario atender


a lo preceptuado en el artículo 27 de la Ley para la Protección de las Familias, la
Maternidad y la Paternidad, según el cual, efectuado el reconocimiento, la
autoridad civil redactará nueva acta de nacimiento que sustituirá a la que fue
levantada con la presentación de la madre, la cual quedará sin efecto. La nueva
partida contendrá la identidad del padre, pero no hará mención del procedimiento
administrativo de reconocimiento.

Observa la Sala, que en el caso sub iudice, la Oficina de Registro Civil, una vez
recibida y registrada la declaración de voluntad de reconocimiento de la paternidad
el 7 de enero de 2013, en la misma fecha procedió a emitir la nueva partida de
nacimiento que sustituyó a la asentada el 1° de febrero de 2008.

De manera que, no se trata de una doble inscripción en el Registro Civil, a la


que se le pueda atribuir el efecto previsto en el artículo 150 de la Ley Orgánica de
Registro Civil, pues el acta registrada después del reconocimiento sustituye a la
asentada con la presentación de la madre; es oportuno aclarar que este efecto
sustitutivo se produce aunque el acta sustituta no lo diga expresamente, este se
da en forma automática con la emisión de la partida en virtud de que en esta
agrega el nuevo estado familiar del niño, dato que no contiene la sustituida.

Considera oportuno la Sala, precisar que, así como la presunción de que el hijo
concebido y nacido dentro del matrimonio se tiene como hijo del cónyuge de la
madre tiene ínsita una finalidad social de protección al hijo, ya que, ante la posible
falta de parentesco paterno, por no ser su padre el cónyuge de la madre sino hijo
de una pareja extramatrimonial y su falta de reconocimiento voluntario por parte
del padre biológico, la legislación patria establece una protección al niño de gozar
inmediatamente al momento de su nacimiento de una identidad legal, plena y
expedita, de la misma manera, al establecer el legislador que el reconocimiento es
declarativo de filiación -artículo 221 del Código Civil- está estableciendo una
protección al niño de gozar inmediatamente al momento del reconocimiento de
una identidad legal, plena y expedita.

Siguiendo el mismo orden, debe destacarse que en caso de controversia que


verse sobre el reconocimiento el ordenamiento jurídico contempla las acciones de
impugnación y nulidad del mismo, según sea el caso, lo cual no implica un
menoscabo del derecho a la identidad que debe asegurarse al niño.

En adición a lo anterior debe la Sala señalar que las decisiones que se dictan
en situaciones en que se encuentran involucrados los derechos de niños, niñas y
adolescentes, persiguen principalmente vigilar que no resulten lesionados los
intereses de éstos, conforme al principio del interés superior del niño, y no dirimir
los intereses controvertidos de los progenitores como si de bienes patrimoniales
de tratara. De tal modo que las decisiones no tienen por objeto favorecer a una de
las partes, antes por el contrario benefician a los niños, niñas y/o adolescentes,
fortaleciendo la institución familiar.
De manera que, en este asunto no se trata de determinar cuál de los
progenitores resulta favorecido por lo que aquí pueda decidirse, sino de brindarle
la protección adecuada al niño.

Es por ello que, en criterio de esta Sala, de resultar anulada el acta impugnada,
esto en nada afectaría el reconocimiento de la paternidad efectuado por el
ciudadano E.L., que, por ser declarativo de filiación, despliega todos sus efectos
mientras no sea impugnado o anulado por los procedimientos establecidos en la
ley.

En definitiva, con la nulidad de la partida de nacimiento se estaría afectando el


interés superior del niño puesto que se vería limitado su derecho a la identidad
consagrado en el artículo 56 de la Constitución de la República, tanto más en
cuanto que la filiación establecida por el reconocimiento de autos no está en
controversia con otra, pues la madre del niño no señaló en el certificado de
nacimiento quién es el padre y tampoco hay evidencia de que se haya instaurado
algún juicio de inquisición de paternidad respecto de otro hombre ni de que se
haya impugnado el reconocimiento.

En consecuencia, se declara sin lugar la demanda. Así se decide.

DECISIÓN

Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de
Casación Social, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la ley, declara: PRIMERO: CON LUGAR el recurso de
casación anunciado y formalizado por la Defensora Pública Primera con
Competencia para actuar ante la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo
de Justicia, quien actúa en representación del niño de autos, contra la sentencia
dictada por el Juzgado Primero Superior de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas y
Nacional de Adopción Internacional, publicada el 6 de mayo de 2015; SEGUNDO:
NULO el fallo recurrido; y, TERCERO: SIN LUGAR la demanda de nulidad de
partida de nacimiento intentada por la ciudadana Marjore A.V.V., contra la Oficina
de Registro Civil del Municipio Baruta del estado Bolivariano de Miranda.

No hay condenatoria en costas dada la índole de la decisión.

La Magistrada Mónica Gioconda Misticchio Tortorella no firma la presente


decisión por cuanto no estuvo presente en la audiencia pública y contradictoria.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente a la Unidad de Recepción y


Distribución de Documentos de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas. Particípese de esta remisión al Juzgado Superior de origen, antes
identificado, todo de conformidad con lo dispuesto en el artículo 489-I de la Ley
Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.
Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Social
del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los veintiuno (21) días del mes de
octubre de dos mil dieciséis. Años: 206° de la Independencia y 157° de la
Federación.

La Presidenta de la Sala y Ponente,


_______________________________
M.C.G.
La- Vicepresidenta, Magistrado,
__________________________________ _____________________________
MÓNICA MISTICCHIO TORTORELLA EDGAR GAVIDIA RODRÍGUEZ
Magistrado, Magistrado,
______________________________ _________________________________
D.A. MOJICA MONSALVO J.M.J.A.
El Secretario,
_____________________________
M.E. PAREDES
R.C. N° AA60-S-2015-000649.
Nota: Publicada en su fecha a las
El Secretario,
Sentencia nº 1119 de Tribunal Supremo de Justicia - Sala de Casación
Social de 7 de Noviembre de 2016

Fecha de Resolución 7 de Noviembre de 2016


Emisor Sala de Casación Social
Ponente Edgar Gavidia Rodríguez
Procedimiento Recurso de Casación
SALA DE CASACIÓN SOCIAL

Ponencia del Magistrado Dr. E.G.R.

Visto el procedimiento que por impugnación de reconocimiento de paternidad


siguen los ciudadanos O.J.D.D. y Y.J.D.D., representados judicialmente por los
abogados J.M.R. y L.C.O., contra la ciudadana J.D.L.P.D.D.N. y la adolescente
H.D.M.D.D. (cuya identidad se omite de conformidad con el artículo 65 de la Ley
Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes), asistidas
judicialmente por el abogado Henay A.D.N.; el Tribunal Superior Primero en lo
Civil, Mercantil, del Tránsito y de Protección del Niño y Adolescente de la
Circunscripción Judicial del Estado Barinas, publicó sentencia el 28 de septiembre
de 2015, mediante la cual declaró sin lugar el recurso de apelación ejercido por la
parte demandante, en consecuencia, confirmó el fallo emitido 27 de abril de 2015,
por el Tribunal Primero de Primera Instancia de Juicio de Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes de la referida Circunscripción Judicial, que declaró sin lugar
la demanda.

Contra la decisión emitida por la alzada, la parte demandante anunció recurso


de casación, el cual, una vez admitido, fue remitido el expediente a esta Sala de
Casación Social.

El recurso fue oportunamente formalizado. No hubo contestación.


Recibido el expediente, el 10 de noviembre de 2015, se dio cuenta en Sala,
designándose ponente al Magistrado Edgar Gavidia Rodríguez.

Por auto de Sala del 1° de agosto de 2016, se fijó la realización de la audiencia


oral, pública y contradictoria para el día martes veinticinco (25) de octubre de
2016, a la una y treinta minutos de la tarde (1:30 p.m.), todo en sujeción a lo
regulado por el artículo 489-F de la Ley Orgánica para la Protección de Niños,
Niñas y Adolescentes.

Celebrada la audiencia oral y habiendo esta Sala pronunciado su decisión de


manera inmediata, pasa a reproducir la misma en la oportunidad que ordena el
artículo 489-G de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes bajo las siguientes consideraciones:

DEL RECURSO DE CASACIÓN FORMALIZADO


POR LA PARTE DEMANDANTE

-I-

La parte formalizante denuncia que la juez que dictó la sentencia recurrida


incurre inexcusablemente en las infracciones de normas jurídicas de carácter
orgánico y constitucional, todas de orden público absoluto.

Señala, que la controversia versa en la impugnación del reconocimiento


efectuado por el ciudadano H.J.D.C. (+), -padre de los co-demandantes-, quien en
vida reconoció como “hija” a la co-demandada H.D.M.D.D., nacida el 7 de junio de
1995.

Arguye, que en el falaz reconocimiento plasmado en el acta de nacimiento


número 395 emanada de la Prefectura del Municipio Autónomo Bolívar del estado
Barinas de fecha 26 de junio de 1995, también se dice que es hija la ciudadana
Josefina de la P.D.N., colocándose falsamente en dicha acta, que esta última era
de estado civil “soltera”, cuando para el momento del nacimiento de la niña, se
encontraba “casada” con el ciudadano O.J.F.A., desde el 1° de agosto de 1989.

Manifiesta que partiendo de los dichos de los prenombrados ciudadanos


Josefina de la P.D.N. y O.J.F.A., al momento de solicitar el divorcio, apoyados en
el artículo 185-A del Código Civil indicaron tener más de cinco (5) años separados
y según sus dichos no procrearon hijos, pero teniendo en cuenta la fecha de
nacimiento de la adolescente, ésta tenía dos (2) años de haber nacido (7 de junio
de 1995) para el momento de iniciado el supuesto proceso de separación.

Sostienen, que de conformidad con el artículo 201 del Código Civil, “El marido
se tiene como padre del hijo nacido durante el matrimonio o dentro de los
trescientos (300) días siguientes a su disolución o anulación”.

Entonces afirman, que la controversia ha estado circunscrita en determinar la


real identidad biológica de la co demandada –adolescente- y la de los co
demandantes, para de esta forma respetarle sus derechos.

Para los co-demandantes recurrentes surgen las siguientes interrogantes:

¿El simple reconocimiento de un tercero ajeno al matrimonio, del nacimiento de


la niña o niño dentro de la existencia de ese vínculo matrimonial, es suficiente hoy
en día para desvirtuar la presunción de paternidad del “marido” prevista en el
artículo 201 del Código Civil?

¿El simple reconocimiento voluntario de un niño o niña nacido fuera del


matrimonio, manifestado por quien se dice ser su padre, contenido en un acta de
nacimiento (Art. (sic) 209 y 230 CC), debidamente impugnado conforme lo autoriza
el Artículo (sic) 221 del Código Civil, por quienes también tiene el derecho de
saber su identidad biológica (impugnantes), es suficiente hoy en día, para
establecer filiación?

La parte recurrente acude al criterio de la Sala Constitucional, la cual señala


que respecto al “principio general de la verdad de la filiación, los Tribunales deben
establecer jurídicamente aquella filiación que les parezca más verosímil, en
atención a la posesión de estado (…) y deberá coincidir con la identidad biológica”.

Arguyen los formalizantes, que la misma Sala Constitucional al resolver el


recurso de interpretación de los artículos 56 y 76 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (sentencia número 1443 del 14 de agosto de
2008, caso: C.N. de derechos del Niño y del Adolescente), estableció “que sobre
la identidad legal establecida mediante presunciones legales -priva la identidad
biológica vínculo consanguíneo entre el progenitor y su hijo-, siempre que exista
disparidad entre ambas; es decir, debe prevalecer la realidad sobre la filiación
jurídica”.

Indica, que de conformidad con lo previsto en el último aparte del artículo 31 de


la Ley para la Protección de las Familias, la Maternidad y La Paternidad, “en los
procedimientos de filiación el juez o jueza competente podrá ordenar con carácter
obligatorio pruebas de filiación biológica (…), y otras experticias pertinente, las
cuales deberán ser garantizadas gratuitamente por el Estado”.

Señala, que la prueba de ADN constituye en la actualidad la prueba principal y


fundamental para el establecimiento de la filiación, que hoy día es indispensable
para garantizar de forma inmediata el derecho a la identidad biológica, y que
establecer lo contrario es darle la espalda al avance, evolución y determinación del
conocimiento humano, violar flagrante y groseramente los principios más
elementales del sentido común (máximas de experiencia), los principios
fundamentales, constitucionales y la doctrina establecidos en forma reiterada y
pacífica por la Sala Constitucional: sentencia número 1443 del 14 de agosto de
2008, número 1235 del 14 de agosto de 2012 y la sentencia número 829 del 29 de
junio de 2015, las cuales son vinculantes para todos los tribunales de la República
de conformidad con lo previsto en el artículo 335 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela.

Dicho esto, denuncia lo siguiente:

En el caso de autos, tanto la Juez A quo (sic) en el fallo apelado, como la Juez
A Quem (sic) en el fallo hoy recurrido, sorprendentemente, dejando a un lado,
dándole la espalda, apartándose de los principios fundamentales y las doctrinas
vinculantes arriba señaladas, declara SIN LUGAR la demanda de IMPUGNACIÓN
DE RECONOCIMIENTO, (sic) que hoy nos ocupa, tergiversando el contenido de
la Sentencia (sic) N° 868, de fecha 08 de julio de 2013 de la Sala Constitucional y
soezmente apoyadas en el argumento insulso que en su decir: ‘en el caso de
autos no es aplicable el Artículo (sic) 201 del Código Civil (…) y frente a la
negativa, falta de colaboración, falta de lealtad procesal por la obstrucción en la
realización de la prueba obligatoria de filiación biológica (…) por parte de la
codemandada (…) quien fue notificada dos (2) veces personalmente de su
realización por ante el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC)
(…) la Juez A quo, con un argumento inconsistente en el fallo Apelado (sic),
contrario a su proceder en la sustanciación, sostuvo que: “la presunción
establecida en el Artículo (sic) 210 del Código Civil, no es aplicable en este caso…
que la presunción legal establecida en el artículo 210 de Código Civil, por sí sola
no hace plena prueba para conducir a reversar el reconocimiento impugnado, en
virtud que de proceder (sic) la presunción legal se requiere de otras pruebas que
adminiculadas entre sí, conduzcan a acceder lo demandado (…). Todo lo cual fue
debidamente denunciado en Alzada, ero (sic) la Juez A quem (sic) en el fallo
atacado en casación, dejando en estado de indefensión a los co-demandantes,
incurre en incongruencia negativa, omitiendo pronunciamiento alguno sobre la
deleznable contradicción de la sentencia apelada sometida a su conocimiento, y
como consecuencia de esta conducta, no aplica la presunción contenida en el
Artículo (sic) 210 del Código Civil, como efecto jurídico válido, por la negativa,
rebeldía, contumacia, reiterada y reincidente de la co-demandada (…), a colaborar
voluntariamente con la realización y evacuación de las pruebas de ADN, los (sic)
cual debe considerarse ‘como una presunción en su contra’, en (sic) decir, que no
es hija del fallecido H.J.D.C..

Arguye, que el legislador resuelve el problema al disponer que la negativa a


practicarse la prueba conlleva a una presunción en su contra.

Que sin desconocer el artículo 46 de la Constitución de la República Bolivariana


de Venezuela, la negativa a practicarse la prueba de ADN produce una
consecuencia jurídica previamente determinada por el legislador, que en el
presente caso es que la ciudadana H.D.M.D.D. no es hija biológica del fallecido,
conclusión a la cual debió llegar el juez si hubiese observado los principios y
normas fundamentales y de orden público delatadas, así como también si hubiere
cumplido el deber que le impone los artículos 17 y 170 del Código de
Procedimiento Civil, en concordancia con el artículo 48 de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo, aplicable por remisión expresa del artículo 452 de la Ley
Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.

Manifiesta, que todo juez como conocedor del derecho conoce de los deberes
de lealtad y probidad procesal de las partes; y que se tienen como un acto de
temeridad y mala fe cuando “maliciosamente omitan hechos esenciales a la
causa” y “obstaculicen de una manera ostensible y reiterada el desenvolvimiento
normal del proceso”. Que estas conductas fueron asumidas en forma reiterada y
reincidente por la codemandada H.D.M.D.D, pues a pesar de ser notificada en dos
oportunidades para la toma de muestras a los fines de realizarse la prueba
heredo-biológica, esta no asistió, resultando que, incluso esta prueba estaba
dirigida a su favor, “pues quien más interesada en saber su identidad biológica que
la misma”.
Denuncia que la sentencia resulta contradictoria al concluir:

En el caso bajo análisis, no ha quedado develado falta de probidad u


obstrucción en la evacuación de los medios probatorios, lo que se ha producido es
la inasistencia o falta de comparecencia de la parte demandada a la cita para la
toma de la pruebas (sic) hematológica acordada en este juicio, y además de ello
no ha habido una explicación acerca de tal incomparecencia.

Delata, que la alzada no aplicó el principio del interés superior del niño, toda vez
que se trata de investigar y definir su identidad biológica; arguye que se violan los
derechos del niño, niña o adolescente si para amparar dicho principio se impone
una identidad falsa, una filiación falsa, y que “vale más tener presente lo dispuesto
en los artículos 56 y 78 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela”.

Para decidir la Sala observa:

Se ha denunciado la infracción de los artículos 210 del Código Civil, artículos


450 literales “j”, “k”, “l” y 452 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes, norma esta que ordena la aplicación supletoria de los artículos 48,
109 y 110 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, los artículos 17, 170, 504 y
505 del Código de Procedimiento Civil, así como delata la infracción de la doctrina
pacífica y reiterada de la Sala Constitucional a tenor de los dispuesto en el artículo
335 constitucional.

En el presente caso, la parte actora pretende la impugnación del


reconocimiento de paternidad del de cujus, ciudadano H.J.D.C. respecto de
H.D.M.D.D., con la sola presunción legal que emana del artículo 201 del Código
Civil, y posteriormente, en el decurso del proceso, con la presunción ante la
supuesta negativa de la adolescente de someterse a la prueba heredo-biológica –
artículo 210 eiusdem-.
Con relación a la presunción que se encuentra contenida en el artículo 201 del
Código Civil, arguyen los co-demandantes, que en el “falaz” reconocimiento
plasmado en el acta de nacimiento número 395 emanada de la Prefectura del
Municipio Autónomo Bolívar del estado Barinas de fecha 26 de junio de 1995, se
dice que H.D.M.D.D. es hija de la ciudadana Josefina de la P.D.N., colocándose
falsamente en dicha acta, que esta última era de estado civil “soltera”, cuando
para el momento del nacimiento de la adolescente, se encontraba “casada” con el
ciudadano O.J.F.A., desde el 1° de agosto de 1989.

Manifiestan los peticionantes, que partiendo de los dichos de los prenombrados


ciudadanos Josefina de la P.D.N. y O.J.F.A., al momento de solicitar el divorcio,
apoyados en el artículo 185-A del Código Civil indicaron tener más de cinco (5)
años separados y según sus dichos no procrearon hijos, pero teniendo en cuenta
la fecha de nacimiento de la adolescente, ésta tenía dos (2) años de haber nacido
(7 de junio de 1995) para el momento de iniciado el supuesto proceso de
separación.

Según el prenombrado dispositivo técnico legal, “el marido se tiene como padre
del hijo nacido durante el matrimonio o dentro de los trescientos (300) días
siguientes a su disolución o anulación”.

Partiendo de ello, y visto que la adolescente H.D.M.D.D. nació antes de iniciado


del procedimiento que culminó en el divorcio de los ciudadanos Josefina de la
P.D.N. y O.J.F.A., los accionantes pretenden impugnar el reconocimiento
efectuado por el padre de estos, ciudadano H.J.D.C..

A este argumento libelar, se sumó en el decurso del proceso, otra presunción


de índole legal de la cual los demandantes también se sirven para cuestionar la
recurrida, por no aplicar la consecuencia jurídica de la negativa a someterse a la
prueba de ADN que le fue solicitada a la adolescente H.D.M.D.D., dispuesto ello
en el artículo 210 del Código Civil, el cual reza así:

Artículo 210: A falta de reconocimiento voluntario, la filiación del hijo concebido


y nacido fuera del matrimonio puede ser establecida judicialmente con todo género
de pruebas, incluidos los exámenes o las experticias hematológicas y heredo-
biológicas que hayan sido consentidos por el demandado. La negativa de éste a
someterse a dichas pruebas se considerará como una presunción en su contra.

Estos son los principales alegatos que determinan la suerte de la sentencia


recurrida, y más aún del proceso. Con fundamento en estos elementos se ciñe la
explicación que ha dado pie para denunciar todos y cada uno de los dispositivos
técnicos mencionados inicialmente: la infracción del artículo 210 del Código Civil,
artículos 450 literales “j”, “k”, “l” y 452 de la Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes, que ordena la aplicación supletoria de los artículos
48, 109 y 110 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, los artículos 17, 170, 504 y
505 del Código de Procedimiento Civil, así como la doctrina pacífica y reiterada de
la Sala Constitucional a tenor de los dispuesto en el artículo 335 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela.

Ahora bien, con respecto a la interpretación de la norma recientemente


transcrita, artículo 210 del Código Civil, se ha dicho que en efecto la misma está
destinada para la determinación de la filiación, pero cuando ésta no ha sido
legalmente establecida, es decir, en aquellos juicios de inquisición de paternidad o
maternidad.

En relación al supuesto de hecho establecido en el artículo 210 del Código Civil,


en sentencia n° 186 de fecha 26 de julio de 2001, expediente n° 01-019, (caso:
L.L.L. contra A.M.I.L. y otro) esta Sala resolvió:

Por su parte el artículo 210 del Código Civil dispone:


A falta de reconocimiento voluntario, la filiación del hijo concebido y nacido
fuera del matrimonio puede ser establecida judicialmente con todo género de
pruebas, incluidos los exámenes o las experticias hematológicas y heredo-
biológicas que hayan sido consentidos por el demandado. La negativa de éste a
someterse a dichas pruebas se considerará como una presunción en su contra.

Consagra la prenombrada disposición el principio de libertad probatoria en los


juicios para la determinación de la filiación, cuando ésta no ha sido legalmente
establecida, es decir, en aquellos juicios de inquisición de paternidad o
maternidad. Además también consagra la referida norma la obligación del juez de
extraer, si fuere posible, un indicio grave de la conducta de la parte demandada
que sea renuente a colaborar injustificadamente en la práctica de dicha prueba.

En el caso de autos la demanda incoada no es por inquisición de paternidad


intentada por el hijo en contra del padre, sino por impugnación del reconocimiento
de hijo que realizara el actor, supuesto de hecho totalmente distinto al establecido
en la norma, porque en este caso la filiación está legalmente establecida por el
reconocimiento y lo que pretende el actor es impugnar el reconocimiento
voluntario, por considerar que éste no se corresponde con la filiación biológica,
razón por la cual no es aplicable la norma jurídica denunciada al caso de autos.
(Subrayado de la Sala).

Como puede observarse, en un asunto con características similares al de autos,


la Sala consideró que la norma no le era aplicable al caso, por cuanto el supuesto
de hecho (impugnación del reconocimiento del hijo), era totalmente distinto al
establecido en la norma (juicios de inquisición de paternidad o maternidad).

En igual sentido resulta interpretada la norma citada por la Sala Constitucional


de este m.T., y ello puede observarse en la sentencia número 748 del 12 de
agosto de 2016, (caso: M.R.D.d.S., N.R.d.S.D. e I.C.d.S.D.), en cuyo caso la parte
solicitante del recurso de revisión constitucional, acusó que la decisión recurrida
violó los principios de necesidad, pertinencia y carga de la prueba, toda vez que,
“relajó la obligación que tenía la demandada de realizarse la prueba de ADN a los
efectos de la determinación efectiva de su filiación biológica”.

En dicho asunto –también de impugnación de reconocimiento voluntario de


paternidad-, la Sala Constitucional desechó lo denunciado por el solicitante, siendo
este el criterio que le sirvió de fundamento:

Al respecto, es de señalar que el criterio asentado en la sentencia N° 548,


dictada el 23 de julio de 2013, en el caso: Elikengerfel Marwvin Subero Marcano,
se dictó con ocasión al artículo 210 del Código Civil, es decir, un juicio de
inquisición de paternidad, dicha decisión señala la obligación de prestar la
colaboración para la realización de la prueba de ADN, lo cual no quiere decir que
el señalado para realizársela tenga que ir en contra de su voluntad, pues dicha
negativa también generará una consecuencia jurídica.

En el caso que nos ocupa se trata de un juicio de impugnación de


reconocimiento voluntario conforme a lo previsto en el artículo 221 eiusdem, el
cual consiste en la pretensión de enervar el reconocimiento voluntario del hijo
extramatrimonial, cuya norma sustantiva que la rige es el mencionado artículo, el
cual dispone: “el reconocimiento es declarativo de filiación y no puede revocarse
pero podrá impugnarse por el hijo y por quien quiera que tenga interés legítimo en
ello”.

Así lo expuso la Sala de Casación Social en su sentencia N° 0002 del 29 de


enero de 2008, caso: Y.M.M.:

[…] En este sentido, es necesario recalcar el objeto de las acciones tendientes


a desvirtuar el elemento paternidad:
a) Acción de desconocimiento: Persigue desvirtuar la presunción según la cual,
se tendrá como padre del hijo de una mujer casada al marido de ésta, y rige sólo
para los casos en los que se impugna una filiación derivada de una unión
matrimonial.

b) Acción de impugnación de reconocimiento: Pretende enervar el


reconocimiento voluntario del hijo extramatrimonial, por considerarse que dicha
manifestación no se corresponde con la realidad de los hechos.

Así pues, al tratarse de una demanda que persigue desvirtuar el reconocimiento


voluntario de un hijo nacido fuera del matrimonio (impugnación de
reconocimiento), la norma sustantiva que regirá la causa será el artículo 221 del
Código Civil, el cual dispone: “el reconocimiento es declarativo de filiación y no
puede revocarse pero podrá impugnarse por el hijo y por quien quiera que tenga
interés legítimo en ello”, norma ésta que no limita el ejercicio de la acción a un
lapso de caducidad”.

Expuestos los criterios jurisprudencias que contienen una interpretación de las


normas recogidas en los artículos 201 y 221 del Código Civil, esta Sala se remite
al contenido de la sentencia recurrida, siendo evidente que al decidir no hizo
referencia alguna al artículo 210 del Código Civil, sino que se centró en a.l.c.d.l.
persona a realizarse la prueba de ADN (la adolescente H.D.M.D.D), a la luz de los
artículos 504 y 505 del Código de Procedimiento Civil.

La selección normativa resulta apropiada al caso, pues el juicio se circunscribe


a una impugnación que realizaran los causahabientes del de cujus al
reconocimiento de una hija; no es una inquisición de paternidad intentada por el
hijo en contra del padre, el presente caso es un supuesto de hecho
completamente distinto al establecido en el artículo 210 del Código Civil, toda vez,
que la filiación está legalmente establecida por el reconocimiento que hiciera el
causante y lo que procuran los demandantes es impugnar el reconocimiento
voluntario, por suponer que éste no se corresponde con la filiación biológica, razón
por la cual no es aplicable la consecuencia jurídica denunciada al presente caso.
Así se decide.

En tal sentido, se desestima la solicitud de nulidad de la sentencia con


fundamento en la infracción del artículo 210 de Código de Procedimiento Civil, así
se decide.

Dicho lo anterior, corresponde determinar el fundamento de lo decidido en


segunda instancia en torno a la supuesta negativa de la accionada en la
realización de la prueba de ADN, toda vez que también fueron denunciados los
artículos 504 y 505 del Código de Procedimiento Civil.

El primero, se refiere a la evacuación de medios probatorios especiales,


verbigracia, radiografías, radioscopias, análisis hematológicos, bacteriológicos y
cualesquiera otros de carácter científico; el segundo, a la colaboración material de
las partes en juicio.

Estos son los párrafos de la recurrida que interesan a la resolución de la


delación:

En el caso que nos ocupa, estamos en presencia de la circunstancia que la


evacuación de la prueba de ADN depende de la voluntad de la persona sobre la
cual había de practicarse la prueba, y esa incomparecencia injustificada al acto de
la toma de la muestra, autoriza al juez (ex artículo 505 CPC) para sacar las
conclusiones que según su prudente arbitrio le aconseje; es decir, el juez debe
tomar en cuenta las distintas circunstancias que rodeen el caso en concreto, vale
decir, considerar otros elementos probatorios que puedan modificar o contrariar
los alcances probatorios de la presunción de la incomparecencia a la evacuación
de la prueba.
En el caso bajo análisis, no existen otros medios probatorios u otras
presunciones (ex artículo 510 del Código de Procedimiento Civil) además de la
presunción derivada de la incomparecencia a la cita para la toma de la prueba
hematológica, que concatenados o adminiculados demuestren que (…) no sea hija
del de cujus H.J.D.C., no se promovieron ni se evacuaron otros medios
probatorios que puedan ser unidos unos con otros para desvirtuar el
reconocimiento voluntario efectuado por el ciudadano H.J.D.C., solo, repito, solo la
presunción derivada de la falta de explicación de la incomparecencia para la toma
de la muestra sanguínea.

Como ya se dijo, la alzada se centró en a.l.c.d.l. persona a realizarse la prueba


(la adolescente H.D.M.D.D), a la luz de los artículos 504 y 505 del Código de
Procedimiento Civil.

En caso de negativa a prestar colaboración en la realización de la prueba que


ha de practicarse en la persona, el artículo 505 del Código de Procedimiento Civil
señala:

Artículo 505: (…) Si la prueba debiere realizarse sobre la persona humana, y


hubiere negativa injustificada de ésta a colaborar en la prueba el Juez dispondrá
que se deje sin efecto la diligencia, pudiendo sacar de la negativa a colaborar en
la prueba las presunciones que su prudente arbitrio le aconseje.

De la norma se desprende, que nadie puede ser obligado material o físicamente


a la práctica de la prueba, por tanto la demandada del caso de autos, no podía ser
obligada forzosamente, caso contrario se estarían lesionando sus derechos
fundamentales contrariándose la disposición contenida en el artículo 46.3 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que consagra:

Artículo 46. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral, en consecuencia:
(Omissis).

3. Ninguna persona será sometida sin su libre consentimiento a experimentos


científicos, o a exámenes médicos o de laboratorio, excepto cuando se encontrare
en peligro su vida o por otras circunstancias que determine la ley.

En lo que respecta a la conducta por parte de la demandada de someterse a la


práctica de la prueba heredo-biológica, efectivamente ésta no acudió en las dos
oportunidades en las que fue citada para la toma de la muestra de sangre sobre la
cual debía practicarse la prueba de ADN. No obstante ello, de los extractos de la
sentencia recurrida supra citados, es evidente que el juez de segunda instancia
decidió evaluando los elementos que constan en el expediente frente a los
extremos para constituir la presunción que los co-demandantes solicitaron se
aplicara ante la incomparecencia de la coaccionada a la cita en la que debía de
realizarse la prueba especial, por lo que en este sentido el juez ad quem procedió
ajustado a derecho

Dicho esto en otras palabras, la alzada evaluó la situación en estricta aplicación


de la ley, esto es, la incomparecencia de la ciudadana H.D.M.D.D. a las citas
pautadas a tal fin, frente a la inexistencia de verdaderos medios probatorios que
adminiculados pudieran hacer ver que la accionada “no es hija de la persona que
se presentó ante la primera autoridad del municipio Bolívar el 27 de junio de 1995
y manifestó que era su hija y de la ciudadana Josefina de la P.D.N., lo que dio
origen al acta de nacimiento 395, Folio 402, Tomo I, del año 1995, mediante la
cual se estableció la filiación entre sus progenitores, entre ellos, quien manifestó
ser su padre”.

Por el contrario, el juzgador no solo observó que la hija fue reconocida


voluntariamente por el de cujus, sino que también gozaba de posesión de estado,
e hizo mención que la misma parte actora afirmó en su libelo de demanda que se
enteraron de la existencia de la adolescente H.D.M.D.D., luego del fallecimiento
del padre, puesto que en la oportunidad de solicitar los beneficios ante la Fuerza
Armada Nacional por ser el causante militar retirado, fueron informados por dicho
organismo que la accionada era beneficiaria de la pensión de sobreviviente de su
padre.

Así las cosas, tampoco procede la solicitud de nulidad de la sentencia con


fundamento en la infracción de los artículos 504 y 505 del Código de
Procedimiento Civil, ni de las normas de contenido similar previstas en los
artículos 109 y 110 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, invocadas a tenor de
la remisión expresa del artículo 452 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo. Así
se decide.

Visto que la adolescente H.D.M.D.D. nació antes de iniciado el procedimiento


que culminó en el divorcio de los ciudadanos Josefina de la P.D.N. y O.J.F.A., y
que los accionantes pretenden impugnar el reconocimiento efectuado por el padre
ciudadano H.J.D.C., con fundamento en la norma que formaliza la presunción
legal pater is est quem nuptiae demonstrant, la cual se encuentra recogida en el
artículo 201 del Código Civil, el cual dispone que el “...hijo nacido durante el
matrimonio o dentro de los trescientos (300) días siguientes a su disolución o
anulación” se tiene como hijo del marido de su progenitora, es imperativo para
esta Sala pronunciarse sobre este argumento también expuesto en el recurso de
casación.

Relativo a esta presunción pater is est, cabe referir las particulares


características de la misma a tenor de lo que estrictamente dispone el articulado
del Código Civil (artículos 201 y siguientes).

Pues bien, se trata de una presunción que no es absoluta, sino iuris tantum, por
cuanto puede ser desvirtuable mediante prueba en contrario, y mientras no haya
sido legalmente enervada, funciona imperativamente con independencia de las
circunstancias de hecho que rodean a la presentación del hijo.

En este sentido, es irrelevante que se atribuya en la partida de nacimiento, la


paternidad a una persona que no sea el marido de la madre, o que la madre al
momento de la presentación del hijo se identifique como una mujer soltera y única
representante de éste.

Ello se explica, por cuanto las normas relativas a la filiación son también de
estricto orden público, pues sirven de asiento a la paz familiar y social, de allí que
el artículo 212 del Código Civil haya establecido que “la declaración de la madre
no basta para excluir la paternidad”.

Pese a que se trata de una presunción iuris tantum, esa demostración requerida
para desvirtuarla no se puede lograr de manera extrajudicial ni la puede hacer
cualquier persona, siendo ello así, no tiene ningún valor jurídico el
desconocimiento extrajudicial, cualquiera sea la forma que al efecto se emplee.

Cuando la norma indica la frase “se tiene”, protege la presunción de una


manera general, que no admite sino una contraprueba de excepción para
destruirla.

Dicho esto en otras palabras, todo hijo de una mujer casada se considera hijo
de su esposo, mientras no sea desvirtuado ese hecho a través de un juicio.

¿Quién lo desvirtúa? La normativa del Código Civil ha legitimado únicamente al


marido (o después de su muerte, los herederos) para que éste a través de la
acción de desconocimiento de paternidad lleve a cabo la demostración en
contrario dirigida a destruir la presunción.
Así, los legitimados podrán dentro de un lapso perentorio que la ley dispone
para su admisibilidad, ejercer la acción con sanción de caducidad.
Artículo 206: La acción de desconocimiento no se puede intentar después de
transcurridos seis (6) meses del nacimiento del hijo o de conocido el fraude
cuando se ha ocultado el nacimiento.

En caso de interdicción del marido este lapso no comenzará a correr sino


después de rehabilitado.

Artículo 207: Si el marido muere sin haber promovido la acción de


desconocimiento, pero antes de que haya transcurrido el término útil para
intentarla, sus herederos tendrán dos (2) meses para impugnar la paternidad,
contados desde el día en que el hijo haya entrado en posesión de los bienes de
cujus o del día en que los herederos hayan sido turbados por aquel en tal
posesión.

Luego, del artículo 208 del Código Civil se puede desprender que ni la madre ni
el hijo, están legitimados para intentar la acción que tiene por objeto la destrucción
de la presunción de paternidad, tanto es así, que por ley son los sujetos pasivos
del juicio que se intente con ese objeto.

Dice la norma, lo siguiente:

La acción para impugnar la paternidad se intentará conjuntamente contra el hijo


y contra la madre en todos los casos.

Si el hijo está entredicho, el Tribunal ante el cual se intente la acción le


nombrará un tutor ad-hoc que lo representen en el juicio.

(Subrayado de la Sala).
¿En qué se fundan tales previsiones en cuanto a la legitimidad activa y pasiva?

Ya en otras oportunidades la Sala Constitucional ha explicado, que el legislador


de la época, quizás con la intención de no albergar problemas familiares que
devinieran de una situación de infidelidad, sobre todo considerando que ello era
concebido como una conducta antijurídica, penada por el Código Penal y vistas las
dificultades probatorias que existían para el momento en que se discutió el Código
Civil, no contempló expresamente la posibilidad de que fuera el verdadero
progenitor (un tercero ajeno al matrimonio), o el propio hijo, quien incoara la acción
para desvirtuar la presunción legal dominante (ver sentencia número 1159 del 8 de
agosto de 2013, caso: L.A.C.).

Sin embargo, los avances de la ciencia y de la tecnología han hecho que la


prueba de ADN (siglas que responden a Ácido Desoxirribonucleico), sea cada vez
más fidedigna e incuestionable, pues trata de una experticia científica muy
sencilla, con un amplísimo margen de certeza para determinar o establecer la
filiación de una persona con respecto a otra o descartar tal.

De manera pues, que en este sentido la ciencia avanzó y el derecho de familia


venezolano también, puesto que si bien la mencionada prueba heredo-biológica ya
se encontraba prevista en el artículo 210 del Código Civil, se encuentra mucho
más disciplinada como una prueba determinativa de la filiación en otra ley de más
recientemente data, esta es, la Ley para Protección de las Familias, la Maternidad
y la Paternidad, al grado tal que se considere fundamental la práctica cuando se
discute la filiación biológica de una persona, siendo determinante dicho estudio
para considerar a una persona descendiente (ascendiente) de otra (ver artículos
27 y ss. de dicha ley especial).

En cuanto al procedimiento de registro civil, en el contenido de los artículos 21 y


siguientes de la Ley para Protección de las Familias, la Maternidad y la
Paternidad, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de
Venezuela número 38.733 del 20 de septiembre de 2007, se puede observar que
el legislador patrio permitió que la madre revelara la identidad del padre biológico
sin importar su estado civil.

Véase el contenido de las siguientes disposiciones legales:

Artículo 21. Cuando la madre y el padre del niño o niña no estén unidos por
vínculo matrimonial o unión estable de hecho, que cumpla con los requisitos
establecidos en la ley, y la madre acuda a realizar la presentación ante el Registro
Civil, deberá indicar nombre y apellido del padre, así como su domicilio y cualquier
otro dato que contribuya a la identificación del mismo. El funcionario o funcionaria
deberá informar a la madre que en caso de declaración dolosa sobre la identidad
del presunto padre, incurrirá en uno de los delitos contra la fe pública previsto en
el Código Penal (…).

Artículo 22. Realizada la presentación del niño o niña; el funcionario o


funcionaria competente elaborará inmediatamente el Acta de Nacimiento
respectiva.

(Omissis).

Conforme se desprende de las normas, realizada la presentación por ante el


Registro Civil, surge una obligación para el Registrador Civil de elaborar
inmediatamente después de su nacimiento el acta de nacimiento del niño o niña,
independiente del estado civil de los padres, previa advertencia a la madre de los
efectos de una declaración dolosa.

Por otro lado, si el funcionario se negarse a inscribir la declaración realizada por


la madre que participa una filiación extramatrimonial, ello implicaría una violación a
los artículos 56 y 76 del texto constitucional, así como a la Ley para Protección de
las Familias, la Maternidad y la Paternidad.
En cuanto a las interrogantes planteadas por la parte recurrente respecto a la
presunción establecida en el artículo 201 del Código Civil, es de suma importancia
destacar, que bajo la vigencia de la prenombrada ley especial, la figura jurídica
sigue siendo un mecanismo de protección al hijo y el matrimonio sigue
conservando su importancia en el terreno de la creación del vínculo, siempre y
cuando en la situación de hecho no exista la necesidad de regirse por el
procedimiento supra referido (artículos 21 y 22 de la Ley para Protección de las
Familias, la Maternidad y la Paternidad).

Ante las características del caso, obvian los co-demandantes recurrentes que
todo órgano en labor de juzgamiento no puede verse limitado para impartir justicia
bien por los vacíos, insuficiencias u obstáculos que pueden surgir de la aplicación
estricta de algunas normas. Todos los jueces se hayan compelidos a decidir bien
ante cualquier circunstancia, aún en aquellas situaciones casuísticamente atípicas,
imprevisibles y sorpresivas ante las leyes, de allí que se prohíba al Juez no
absolver la instancia y se le exija una decisión que a su vez garantice una tutela
judicial efectiva.

En el caso en concreto, es un hecho que la mencionada ley especial no estaba


en vigencia para el momento en que la adolescente H.D.M.D.D. fue presentada
ante el Registro Civil, toda vez que nació el 7 de junio de 1995, reconocida por un
tercero ajeno al matrimonio en fecha 26 de junio del mismo año. No obstante, “los
hechos” que rodean al asunto de autos debían ser interpretados por los órganos
de administración de justicia acorde con el texto constitucional y la Ley para
Protección de las Familias, la Maternidad y la Paternidad, tal como así resolvió la
Sala Constitucional de este Tribunal Supremo de Justica en un caso en el que la
madre del hijo –en representación de éste-, pretendía inquirir a un tercero ajeno al
matrimonio, la paternidad biológica del hijo nacido bajo el imperio de la presunción
pater is est:
El primero de los mencionados instrumentos legales, de carácter
preconstitucional, persigue esclarecer judicialmente el establecimiento de la
filiación, bajo determinadas condiciones, debido a que, como se señaló supra, sus
disposiciones precisan ser adaptadas, no sólo a los nuevos postulados
constitucionales sino también a los avances científicos y tecnológicos alcanzados
en esa materia. Por ello se impone interpretar de manera constitucionalizante el
procedimiento previsto en el Código Civil y cualesquier otro instrumento anterior a
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que discipline la
normativa en esta contenida.

En efecto, el artículo 210 del Código Civil establece:

A falta de reconocimiento voluntario, la filiación del hijo concebido y nacido


fuera del matrimonio puede ser establecida judicialmente con todo género de
pruebas, incluidos los exámenes o las experticias hematológicas y heredo-
biológicas que hayan sido consentidos por el demandado. La negativa de éste a
someterse a dichas pruebas se considerará como una presunción en su contra.

Queda establecida la paternidad cuando se prueba la posesión de estado de


hijo o se demuestre la cohabitación del padre y de la madre durante el período de
la concepción y la identidad del hijo con el concebido en dicho período, salvo que
la madre haya tenido relaciones sexuales con otros hombres, durante el período
de la concepción del hijo o haya practicado la prostitución durante el mismo
período; pero esto no impide al hijo la prueba, por otros medios, de la paternidad
que demanda

(Omissis).

Respecto a este texto legal, debe la Sala indicar que si bien entró en vigencia
en el iter procesal, el 20 de septiembre de 2007, su eficacia debe ser inmediata
aun cuando no regule exactamente los hechos que se plantearon en la
controversia y que quedaron fijados en la instancia, no debe soslayarse su
contenido al momento de aplicar el Derecho, de valorar los elementos probatorios
del caso. En fin, de interpretar y subsumir los hechos en las disposiciones jurídicas
aplicables bajo el recurso de la analogía u otros empleados en la hermenéutica
jurídica. Incluso es de destacar que la entrada en vigor del aludido dispositivo
jurídico ocurrió antes de que se produjera la sentencia de mérito de la segunda
instancia, y, desde luego, la sentencia de la Sala de Casación Social cuya revisión
se solicita, de tal modo pues que siendo Ley vigente en el territorio los principios
que lo inspiran y lo informan resultaban plenamente aplicables a aquellos casos
que pendían al momento de su publicación en Gaceta Oficial, como es el presente
juicio de inquisición de paternidad. Máxime cuando por la naturaleza procesal de
dicha normativa se imponía el principio de aplicación inmediata de la Ley.
(Sentencia número del 14 de agosto 2012, caso: A.V.U.F.).

Así las cosas, esta Sala comparte todas las consideraciones realizadas por el
juez de alzada, quien en definitiva fue cuidadoso con las normas supra
examinadas, y valoró de manera adminiculada los siguientes hechos:

· Que en el procedimiento de disolución de matrimonio de Josefina de la P.D.N.


y O.J.F.A., fundamentada en el artículo 185-A del Código Civil, los referidos
ciudadanos manifestaron no haber procreado hijos a pesar que para la fecha en
que estos iniciaron el procedimiento ya había nacido la adolescente H.D.M.D.D
(1995).

· Que en el expediente cursa copia certificada de acta de nacimiento, donde se


evidencia que el de cujus, ciudadano H.J.D.C., para el momento de reconocer a la
ciudadana H.D.M.D.D., se presentó ante la primera autoridad del Municipio
Bolívar, el 27 de junio de 1995 y manifestó que la niña era su hija y de la
ciudadana Josefina de la P.D.N., lo que dio origen al acta de nacimiento número
395, Folio 402, tomo I del año 1995.
· Que el de cujus le dio trato de hija a la co-accionada, al punto que incluso
ambos co-demandantes manifestaron libelarmente que se enteraron de la hija
luego del fallecimiento del causante, pues “en la oportunidad de solicitar los
beneficios ante la Fuerza Armada Nacional por ser su padre militar retirado; y en
momento (sic) les informaron que H.D.M. es beneficiaria de la pensión de
sobreviviente de su padre, lo que devela que la adolescente gozaba de posesión
de estado de hija al recibir los beneficios del ente patronal al cual pertenecía el
causante…”.

· Que no existen en autos otros medios probatorios que puedan ser enlazadas
entre sí para llegar a la conclusión que la adolescente H.D.M.D.D. no es hija de la
persona que se presentó a registrarla como su padre.

· Que a falta de presunciones convergentes y otros medios probatorios en


autos, y que habiéndose establecido en el presente caso que sobre la parte actora
recaía la carga de probar, declaró sin lugar el recurso de apelación y confirmó la
sentencia recurrida, con aplicación del artículo 254 del Código de Procedimiento
Civil, según el cual, los jueces no podrán declarar con lugar la demanda sino
cuando, a su juicio, exista plena prueba de los hechos alegados en ella, y que en
caso de duda, sentenciarán a favor del demandado.

No habiéndose encontrado procedentes las infracciones delatadas en torno a


los artículos 210 del Código Civil, 48, 109 y 110 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, ni de los artículos 17, 170, 504 y 505 del Código de Procedimiento Civil, y
que el juzgador no desatendió en modo alguno la doctrina vinculante de la Sala
Constitucional, sino por el contrario decidió acorde al texto constitucional, el
recurso de casación se declara sin lugar. Así se decide.

DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala de
Casación Social, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la ley, declara: PRIMERO: SIN LUGAR el recurso de
casación anunciado y formalizado por la parte demandante, contra la decisión
emitida por el Tribunal Superior Primero en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y de
Protección del Niño y Adolescente de la Circunscripción Judicial del Estado
Barinas, el 28 de septiembre de 2015. SEGUNDO: Se CONFIRMA el fallo
recurrido.

Se condena en costas a la parte actora recurrente de conformidad con los


artículos 175 y 61 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, aplicables por remisión
expresa del artículo 452 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes.

No firma la presente decisión la Vicepresidenta de la Sala, Magistrada Mónica


Gioconda Misticchio Tortorella, en virtud de no haber estado presente en la
audiencia oral y pública, por causas debidamente justificadas.

Publíquese, regístrese y remítase el expediente a la Unidad de Recepción y


Distribución de Documentos de la Circunscripción Judicial supra mencionada, a
los fines consiguientes. Particípese de esta remisión al Juzgado Superior de
origen antes mencionado, todo ello conteste con el artículo 489-I de la Ley
Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.

Dada, firmada y sellada en la Sala de Despacho de la Sala de Casación Social


del Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los siete (07) días del mes de
noviembre de dos mil dieciséis (2016). Años 206° de la Independencia y 157° de
la Federación.

La Presidenta de la Sala,
______________________________
M.C. GUERRERO
La Vicepresidenta, Magistrado Ponente,
__________________________________
______________________________
MÓNICA MISTICCHIO TORTORELLA E.G.R.
Magistrado, Magistrado,
_____________________________________
__________________________________
D.A. MOJICA MONSALVO J.M.J.A.
El-
Secretario,
__________________________
M.E.P.
R.C. N° AA60-S-2015-001236
Nota: Publicada en su fecha a
El Secretario,
Sentencia nº 748 de Tribunal Supremo de Justicia - Sala Constitucional de
12 de Agosto de 2016
Fecha de Resolución 12 de Agosto de 2016
Emisor Sala Constitucional
Ponente Calixto Antonio Ortega Ríos
Procedimiento Solicitud de Revisión
Magistrado-Ponente: C.O.R.

El 16 de marzo de 2016, compareció en esta Sala Constitucional del Tribunal


Supremo de Justicia, el abogado L.J.C.L., inscrito en el Instituto de Previsión
Social del Abogado bajo el N° 90.464, en su carácter de apoderado judicial de los
ciudadanos M.R.D.D.D.S., N.R.D.S.D. e I.C.D.S.D., titulares de las Cédulas de
Identidad Núms. E-926.451, V-11.787.305 y V-14.695.145, respectivamente, y
solicitó la revisión de la sentencia N° 1044 dictada por la Sala de Casación Social
del Tribunal Supremo de Justicia, del 16 de noviembre de 2015, que declaró sin
lugar el recurso de casación anunciado y formalizado contra la sentencia dictada,
el 14 de abril de 2014, por el Juzgado Superior del Circuito Judicial de Protección
de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Lara,
mediante la cual se declaró con lugar la apelación interpuesta contra el fallo
dictado, el 3 de febrero de 2014, por el Juzgado Primero de Primera Instancia de
Juicio de la misma Circunscripción Judicial, que declaró con lugar la demanda de
impugnación de reconocimiento de paternidad incoada por los solicitantes contra
la ciudadana V.L.P.B., en carácter de representante de su hija, cuyo nombre se
omite de conformidad con lo establecido en el artículo 65 de la Ley Orgánica para
la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes.

El 18 de marzo de 2016, se dio cuenta del escrito en Sala y se designó ponente


al Magistrado doctor C.O.R., quien, con tal carácter, suscribe el presente fallo.
Efectuado el análisis del caso, esta Sala para decidir, pasa a hacer las
siguientes consideraciones:

I DE LA SOLICITUD DE REVISIÓN

La presente solicitud de revisión se fundamentó en la presunta violación de los


principios de seguridad jurídica, confianza legítima y estabilidad de criterios, por
contrariar la doctrina de la propia Sala de Casación Social en materia de
prevalencia de la filiación biológica y su demostración en juicio, así como por
violación de los principios de necesidad, pertinencia y carga de la prueba.

Expuso en cuanto a la alegada violación del principio de seguridad jurídica y


estabilidad de criterios, que el mismo “consiste en que los particulares conozcan
de antemano qué conducta puede suponer la modificación de su estatus jurídico.
De allí que la sentencia número 1032, dictada por esa Sala [Sala Constitucional] el
5 de mayo de 2003, en el caso POLIFLEX, C.A., indicó lo siguiente respecto de los
cambios de criterio:

‘La expectativa legítima es relevante para el proceso. Ella nace de los usos
procesales a los cuales las partes se adaptan y tomándolos en cuenta, ejercitan
sus derechos y amoldan a ellos su proceder, cuando se trata de usos que no son
contrarios a derecho.¢

Con la anterior afirmación, la Sala le dio valor al principio de expectativa


plausible, el cual sienta sus bases, sobre la confianza que tiene un particular, de
que un órgano del Poder Público, actúe de manera semejante a la que ha venido
actuando, frente a circunstancias similares o parecidas, a la posición que él esté
atravesando en el presente.
[…]
Quiere dejar claro esta Sala, que no se trata de que los criterios
jurisprudenciales no sean revisados, y sincronizados con las exigencias propias
del desarrollo y cambio social, sino que esa revisión no sea aplicada de manera
indiscriminada, ni con efectos retroactivos, vale decir, que los requerimientos que
nazcan del nuevo criterio, sean exigidos para los casos futuros, y que se respeten
en consecuencia, las circunstancias fácticas e incluso de derecho, que existían
para el momento en el cual se haya presentado el debate que se decida en el
presente. […]’”. [Resaltado del escrito].

Señaló que “[s]obre la base de las consideraciones anteriores, se observa que


la sentencia sometida a revisión violó el derecho a la seguridad jurídica de
nuestros representados, ya que desconoció la doctrina desarrollada por la propia
Sala de Casación Social en materia de prevalencia de la filiación biológica y su
demostración en juicio (sentencia N° 548, dictada el 23 de julio de 2013, en el
caso Elikengerfel Marwvin Subero Marcano, según la cual, es una verdadera
obligación de la parte sobre la cual se pide la prueba de ADN, prestar su
colaboración a los efectos de la comprobación de la paternidad y en
consecuencia, favorecer la evacuación de la experticia que permita determinar la
filiación biológica sobre la legal”.

Que “la doctrina de la Sala de Casación Social de ese Alto Tribunal, sobre la
conducta de la parte a la cual se le pide la prueba de ADN, es que ésta es una
verdadera obligación que procura la determinación de la identidad biológica sobre
la identidad legal y con ello, la vigencia de los derechos consagrados en los
artículos 56 y 76 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”.

Que conforme a ello “está vedado a las partes que intervienen en los procesos
de reconocimiento filiatorio poner trabas u obstaculizar su realización, ya que ello
va en detrimento de la filiación biológica y con ello, de la doctrina de esa Sala
constitucional, respecto a la prevalencia del derecho a la filiación biológica sobre la
filiación legal (Vid. sentencia 1443 del 14 de agosto de 2008, caso C.N.d.P. (sic)
del Niño y del Adolescente)”.

Que “tanto la doctrina de la Sala de Casación Social, como de esa Sala


Constitucional, es que en materia de filiación, debe privilegiarse la identidad
biológica sobre la legal, pues no solo es un derecho fundamental reconocido en
los artículos 56 y 76 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela,
sino que además, actualmente resulta injustificado ‘admitir que el derecho ante el
desarrollo científico actual que permite conocer en un alto grado de certeza la
identidad genética de dos individuos, tal avance científico no se corresponda
inversamente proporcional al desarrollo en forma directa del derecho, y que éste
en definitiva involucione hacia un positivismo desacerbado, a partir del cual se
niegue a determinados individuos, la calidad de personas y su verdadera identidad
biológica’”.

Que “según los principios de seguridad jurídica y confianza legítima, el citado


cambio de doctrina, esto es, que la parte a la cual se le solicita una prueba de
ADN no está obligada a favorecer la evacuación de la referida prueba solo podía
ser aplicado con efectos ex nunc, es decir, a futuro desde la publicación de la
sentencia que estableció el nuevo criterio y, además, para los casos que se
hubiesen planteado con posterioridad al mismo, pues los expedientes iniciados
con anterioridad a la nueva doctrina, se encuentran vinculados a la expectativa
legítima de ser resueltos conforme a la doctrina vigente al momento de su
interposición, salvo que el cambio de criterio beneficie al justiciable y, en
consecuencia, no afecte negativamente su situación procesal (Vid. sentencia N°
1350 dictada por la Sala Constitucional del M.T. el 5 de agosto de 2008, en el caso
Desarrollo Las Américas, C.A.)”.
Denunció que “lo que constituye una violación del principio de confianza
legítima fue la aplicación inmediata y con efectos ex tunc que desarrolló la
sentencia sometida a revisión y que además, terminó lesionando la prevalencia del
derecho a la filiación biológica”.

Consideró que “anta [sic] la aplicación de un criterio desfavorable a la situación


procesal de nuestros representados, resulta patente la vulneración de su derecho
a la seguridad jurídica y de allí, que deba esa Sala declarar ha lugar la revisión
constitucional interpuesta y por tanto, anular el fallo objeto de revisión. Así
solicitamos sea declarado”.

En cuanto a la presunta violación de los principios de necesidad, pertinencia y


carga de la prueba y con ello, del derecho a la tutela judicial efectiva, alegó que si
bien es cierto esta Sala Constitucional, conforme a su doctrina N° 325, del 30 de
marzo de 2005, caso: Alcido P.F. y otros, ha señalado que la revisión
constitucional no está dirigida a corregir eventuales errores de juzgamiento de los
jueces de la República, vinculados con las pruebas y los hechos establecidos en
cada caso, sino a corregir los errores de interpretación de la Constitución; no es
menos cierto que, “el Alto tribunal ha admitido que, en determinadas
circunstancias, procede la revisión por razones vinculadas a las pruebas o a la
valoración de los hechos establecidos en cada caso. Así, la sentencia número
100, dictada por esa Sala Constitucional el 20 de febrero de 2008, en el caso
Hyundai, precisó lo siguiente:
‘[…]
Sin embargo, el juez constitucional puede conocer excepcionalmente del
análisis probatorio, siempre que la valoración efectuada sobre la prueba contraríe
principios elementales en materia probatoria que generen una auténtica
indefensión a la parte. Al igual que ocurre en la inadmisión injustificada de
pruebas, el accionante en amparo o solicitante de la revisión debe demostrar que
dicha probanza es fundamental para prevalecer su pretensión y que su análisis
tiene el valor suficiente para cambiar el sentido de la decisión definitiva (vide s.
S.C. núms. 831/2002). En este sentido, y a modo de ejemplo, la sentencia núm.
1489/2002, asevera la jurisprudencia asentada en esta materia:

‘La falta de apreciación por parte de los jueces de las pruebas que constan en
el expediente produjo el vicio de silencio de pruebas, que contiene el artículo 509
del Código de Procedimiento Civil, el cual está relacionado con el derecho
constitucional a la defensa y a la tutela judicial efectiva.

En ese sentido, la Sala considera que todo ciudadano tiene el derecho a ser
juzgado y a que la causa sea resuelta con fundamento en los elementos de hecho
y de derecho que cursen en el expediente y no puede el Juez silenciar las
pruebas, pues esa falta de juzgamiento incide directamente en el derecho a la
defensa y en el derecho a ser juzgado con las garantías del debido proceso.

Ahora bien, la Sala precisa que para que se configure la violación del derecho
constitucional a la defensa, no basta con la simple falta de valoración de una
prueba, sino que se compruebe que la prueba dejada de apreciar era
determinante para la decisión, de tal manera que, de haber sido apreciada, la
decisión hubiera sido otra’”.

Que, “[d]e la decisión parcialmente transcrita se desprende, que esa máxima


instancia ha considerado procedente la revisión de sentencias que violan los
principios probatorios fundamentales y en tal contexto, la decisión sobre la cual
versa el presente asunto violó los principios de necesidad, pertinencia y carga de
la prueba, toda vez que, relajó la obligación que tenía la demandada de realizarse
la prueba de ADN a los efectos de la determinación efectiva de su filiación
biológica”.
Que “según la doctrina de ese Alto Tribunal, en los procesos que tienen por
objetivo la determinación de la filiación biológica, resulta obligatorio (por exigencia
de los principios de necesidad, pertinencia y carga de la prueba) la evacuación de
la prueba de ADN a los fines de la comprobación de la verdad material y con ella,
del derecho constitucional a la identidad biológica y en este sentido, la falta de
evacuación de dicha prueba, así como el cambio de doctrina de la Sala de
Casación Social, en cuanto a su obligatoriedad, derivaron en un menoscabo a los
mencionados principios probatorios y con ellos, al derecho a la tutela judicial
efectiva”.

Por otra parte, señaló que existió violación del principio de exhaustividad de la
prueba lo cual “ocurre cuando se producen valoraciones genéricas del acervo
probatorio (tal como consta en autos o se evidencia del legajo) uno de los
supuestos en los que los solicitantes de revisión pueden denunciar la violación del
referido principio, pues no solo se menoscaba la debida motivación de las
sentencias, concretamente, el deber que tienen los jueces de apreciar
individualmente los medios aportados a los autos y deducir las consecuencias de
los mismo […], sino que menoscaba el derecho a la defensa y con ello, el control
de la valoración de la prueba que puede hacer el juez de alzada, el juez de
casación o, incluso, el juez constitucional a través de la revisión constitucional, ya
que la valoración genérica de las mismas imposibilita que tanto el justiciable como
los propios tribunales que conocen de la impugnación de las sentencias que
valoran genéricamente las pruebas, puedan comprobar que el juez haya valorado
adecuadamente […]”.

Que “la valoración genérica de las pruebas imposibilita el control de los


elementos extrínsecos e intrínsecos de las pruebas, así como la posibilidad de
impugnar en alzada o mediante los recursos o solicitudes que puedan ejercerse
contra las sentencias que incurren en dicho vicio y por tanto en inmotivación”.

Que esta Sala Constitucional ha señalado que no basta alegar el silencio de


prueba, sino demostrar que dicha probanza resultaba fundamental para prevalecer
su pretensión y que su análisis presentaba el valor suficiente para cambiar el
sentido de la decisión de definitiva (vid. Sentencia N° 831/2002.

Que “la sentencia objeto de revisión señala que no consta en ‘acta otra
probanza que adminisculadas entre sí demuestren o establezcan indicios que
desvirtúen la paternidad biológica’, sin advertir, que tal y como se evidencia de las
sentencias de instancias que se anexan […], se dejó constancia de una serie de
documentos públicos que cursan en autos, tales como el acta de defunción de
J.D.S.S., copia certificada del acta de matrimonio del referido de cujus con mi
representada, que adminisculados con las testimoniales válidamente evacuadas
en el juicio, constituyen elementos de prueba relevantes para la impugnación de la
filiación controvertida y que fueron absolutamente silenciados por la Sala de
Casación Social de este Alto tribunal”.

Que “constan en autos una serie de instrumentos probatorios entre los cuales
hay documentos, con el mismo valor probatorio que el único valorado por la Sala
de Casación Social para determinar la filiación y, que en consecuencia, debieron
ser igualmente tomados en cuenta, pues pudieron tener una incidencia decisiva en
el fallo bajo análisis, toda vez que, de los mismos pueden dilucidarse la
procedencia de nuestra pretensión, es decir, que la demandada, no era hija de
Joasquín De Sousa Santos”.

Que “su inobservancia ocasionó una flagrante vulneración de los derechos a la


tutela judicial efectiva y a la defensa, consagrados en los artículos 26 y 49.1 del
Texto Constitucional, así como el principio de exhaustividad que es de obligatorio
cumplimiento y observancia para el juzgador, so pena de nulidad del fallo de
conformidad con los artículos 243.5 y 244 del Código de Procedimiento Civil y así
solicitamos sea declarado”.

En virtud de todo lo expuesto solicitó se “declare ha lugar la presente solicitud


de revisión contra la sentencia dictada por la Sala de Casación Social de ese M.T.
el 16 de noviembre de 2015, identificada con el número 1044 y, en consecuencia,
anule la sentencia y ordene a la referida Sala que provea nuevamente sobre la
apelación interpuesta contra la sentencia dictada por el Juzgado Superior del
Circuito Judicial de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del estado Lara el 14 de abril de 2014, tomando en
consideración la doctrina de esa Sala Constitucional sobre los principios de
seguridad jurídica, confianza legítima y estabilidad de criterios; así del derecho a la
tutela judicial efectiva a consecuencia del menoscabo de los principios de
necesidad, pertinencia y carga de la prueba”.

II DE LA DECISIÓN CUYA REVISIÓN SE SOLICITA

La sentencia N° 1044, dictada, el 16 de noviembre de 2015, por la Sala de


Casación Social, fue del siguiente tenor:

RECURSO DE CASACIÓN

-I-

Con fundamento del artículo 489 de la Ley Orgánica para la Protección de


Niños, Niñas y Adolescentes, denuncia la falsa aplicación de los artículos 210 y
211 del Código Civil, falta de aplicación de los artículos 505 y 506 del Código de
Procedimiento Civil, así como de los artículos 1.395 y 1.397 del Código Civil,
normas éstas que regulan el establecimiento de los hechos.

Expone el formalizante, que la sentencia recurrida, en lugar de atenerse a las


consecuencias legales de las presunciones, sobre un hecho concreto y
determinado, que a su decir, no era más que la impugnación sobre el
reconocimiento realizado por el causante J.D.S.S. a favor de la adolescente, parte
demandada en el presente caso, se apartó del marco legal, fundamentándose en
la posesión de estado de la menor, cuando esta circunstancia no comporta
ninguna vinculación con la legalidad del reconocimiento realizado por el de cujus,
pues sobre esta circunstancia la recurrida estableció que se había demostrado la
posesión de estado y que los elementos establecidos en el artículo 214 del Código
Civil, quedaron probados.

Delata que las violaciones denunciadas en el presente escrito de formalización


son evidentes, dado que el efecto legal de las presunciones determina una
consecuencia para las partes, especialmente en cuanto a la carga probatoria,
obligando al Juez a verificar cuál de las partes cumplió con su carga, por cuanto
los hechos quedaron determinados y establecidos en la sentencia, debiendo sufrir
los efectos de la distribución de las reglas de la carga probatoria, dado que debió
dar por demostrado el hecho alegado en el proceso, producto de las presunciones
legales verificadas por la negativa de la parte demandada a realizarse la prueba
heredo-biológica, prueba que constituye sin lugar a dudas, la prueba por
excelencia para la obtención de la verdad en el proceso.

Explica que el juez de la recurrida se aparta del orden legal para irse a una
situación de hecho como lo fue la posesión de estado cuando la acción está
claramente definida a determinar la legalidad o no del reconocimiento efectuado
por el causante, incurriendo de esta manera en la flagrante violación de las
normas legales denunciadas.

Por último señala que la consecuencia de esta conducta no puede ser otra que
la aplicación de la presunción en contra de la demandada establecida en el último
aparte del artículo 505 del Código de Procedimiento Civil en sintonía con el
artículo 201 del Código Civil, norma aplicada por analogía en estos procedimientos
de impugnación.

La Sala observa:

Según reiterada doctrina de la Sala, la falta de aplicación de una norma, se


presenta cuando el sentenciador para la resolución del caso concreto deja de
aplicar una norma que esté vigente; y, la falsa aplicación se produce cuando el
juez aplica una determinada norma jurídica a una situación de hecho que no es la
contemplada en ella.

Como puede observarse de las actas que conforman el presente expediente, la


parte actora pretende la impugnación del reconocimiento de paternidad del de
cujus J.D.S.S., con la sola presunción legal, ante la negativa de la adolescente de
someterse a la prueba heredo-biológica; y, para ello denuncia la infracción de los
artículos 210, 211 del Código Civil, y los artículos 505 y 506 del Código de
Procedimiento Civil, sin que conste en actas otras probanzas que adminiculadas
entre sí demuestren o establezcan indicios que desvirtúen la paternidad biológica.

Al respecto la Alzada en su decisión estableció lo siguiente:

(…). Así pues, en el presente caso la negativa de la adolescente genera una


presunción, pero los accionantes no demostraron con otros medios de prueba que
hagan concluir a quien sentencia, que tales probanzas concatenadas con la
referida presunción, determinen la procedencia de la impugnación. Por el
contrario, las accionadas demostraron la conformidad entre la filiación legal y la
posesión de estado. (…), es evidente que el reconocimiento efectuado por el
ciudadano J.D.S.S., fue su libre voluntad y siempre dispensó a la adolescente (se
omite), el trato de hija, hasta el último día de su existencia. (…). En consecuencia,
al no constar otros medios de prueba adicionales a la no materialización de la
experticia, no puede este Tribunal aplicar una tarifa legal en perjuicio de una
adolescente, cuando en estos procedimientos la pruebas son valoradas conforma
a la libre convicción razonada, y no consta por otros medios, que la adolescente
de autos no sea hija del causante antes señalado. Por lo cual, la apelación debe
prosperar. Así se decide.

El artículo 505 del Código de Procedimiento Civil, dispone que:

Si para la realización de inspecciones, reproducciones, reconstrucciones y


experiencias fuere menester la colaboración material de una de las partes, y ésta
se negare a suministrarla, el Juez le intimará a que la preste. Si a pesar de ello
continuare su resistencia, el Juez dispondrá que se deje sin efecto la diligencia,
pudiendo interpretar la negativa a colaborar en la prueba, como una confirmación
de la exactitud de las afirmaciones de la parte contraria al respecto.

Si la prueba debiere realizarse sobre la persona humana, y hubiere negativa


injustificada de ésta a colaborar en la prueba, el Juez dispondrá que se deje sin
efecto la diligencia, pudiendo sacar de la negativa a colaborar en la prueba, las
presunciones que su prudente arbitrio le aconseje. (Subrayado de la Sala).

Adicionalmente el artículo 506 eiusdem, establece lo siguiente:


Las partes tienen la carga de probar sus respectivas afirmaciones de hecho.
Quien pida la ejecución de una obligación debe probarla, y quien pretenda que ha
sido libertado de ella, debe por su parte probar el pago o el hecho extintivo de la
obligación

Los hechos notorios no son objeto de prueba.

Por su parte el artículo 210 del Código Civil dispone:

A falta de reconocimiento voluntario, la filiación del hijo concebido y nacido


fuera del matrimonio puede ser establecida judicialmente con todo género de
pruebas, incluidos los exámenes o las experticias hematológicas y heredo-
biológicas que hayan sido consentidos por el demandado. La negativa de éste a
someterse a dichas pruebas se considerará como una presunción en su contra.
(Subrayado de la Sala).

De la norma anteriormente transcrita, podemos concluir que la misma está


destinada para la determinación de la filiación, cuando ésta no ha sido legalmente
establecida, es decir, en aquellos juicios de inquisición de paternidad o
maternidad. Asimismo, consagra el artículo 505 del Código de Procedimiento Civil,
la facultad del juez de extraer, la presunción que su prudente arbitrio le aconseje
de la conducta de la parte que sea renuente a colaborar injustificadamente en la
práctica de dicha prueba.

En relación al supuesto de hecho establecido en el artículo 210 del Código Civil,


en sentencia N° 186 de fecha 26 de julio de 2001, con ponencia del Dr. J.R.P.,
expediente N° 01-019, se estableció:

Por su parte el artículo 210 del Código Civil dispone:


‘A falta de reconocimiento voluntario, la filiación del hijo concebido y nacido
fuera del matrimonio puede ser establecida judicialmente con todo género de
pruebas, incluidos los exámenes o las experticias hematológicas y heredo-
biológicas que hayan sido consentidos por el demandado. La negativa de éste a
someterse a dichas pruebas se considerará como una presunción en su contra.’

Consagra la prenombrada disposición el principio de libertad probatoria en los


juicios para la determinación de la filiación, cuando ésta no ha sido legalmente
establecida, es decir, en aquellos juicios de inquisición de paternidad o
maternidad. Además también consagra la referida norma la obligación del juez de
extraer, si fuere posible, un indicio grave de la conducta de la parte demandada
que sea renuente a colaborar injustificadamente en la práctica de dicha prueba.

En el caso de autos la demanda incoada no es por inquisición de paternidad


intentada por el hijo en contra del padre, sino por impugnación del reconocimiento
de hijo que realizara el actor, supuesto de hecho totalmente distinto al establecido
en la norma, porque en este caso la filiación está legalmente establecida por el
reconocimiento y lo que pretende el actor es impugnar el reconocimiento
voluntario, por considerar que éste no se corresponde con la filiación biológica,
razón por la cual no es aplicable la norma jurídica denunciada al caso de autos.

En el caso in comento, se trata de una demanda similar al fallo citado supra,


trata de una impugnación que realizaran los causahabientes del de cujus al
reconocimiento de una hija, no es una inquisición de paternidad intentada por el
hijo en contra del padre, el presente caso es un supuesto de hecho
completamente distinto al establecido en el artículo 210 del Código Civil, toda vez,
que la filiación está legalmente establecida por el reconocimiento que hiciera el de
cujus, y lo que procuran los demandantes es impugnar el reconocimiento
voluntario, por suponer que éste no se corresponde con la filiación biológica, razón
por la cual no es aplicable la norma jurídica denunciada al presente caso.

En lo que respecta a la negativa por parte de la demandada de someterse a la


práctica de la prueba heredo-biológica, efectivamente nadie puede ser obligado
material o físicamente a la práctica de la prueba, por ello la norma contenida en el
artículo 505 del Código de Procedimiento Civil, también denunciado como
infringido, refiere que ‘Si la prueba debiere realizarse sobre la persona humana, y
hubiere negativa injustificada de ésta a colaborar en la prueba, el Juez dispondrá
que se deje sin efecto la diligencia, pudiendo sacar de la negativa a colaborar en
la prueba, las presunciones que su prudente arbitrio le aconseje’. Es decir, un juez
o jueza puede ordenar a una persona realizarse el examen en cuestión, tal como
lo establecen los artículos 31 de la Ley para Protección de las Familias, la
Maternidad y la Paternidad, y el 270 de la Ley Orgánica para la Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes, por tanto, no existe un mecanismo ni puede avalarse
uno, que permite o ejecute forzosamente la toma de la muestra sanguínea, en
contra de la voluntad del obligado, para que se evalúe la misma y se hagan los
análisis pertinentes; no obstante, la norma establece que esto no opera de manera
absoluta sino que el Juez debe ponderar, conforme a los elementos que consten
en autos, si se encuentran cumplidos los extremos para constituir una presunción
ante la negativa de practicarse la prueba, siendo que en el presente caso, si bien
es cierto que por efecto de la conducta procesal de la demandada, se pudo
establecer un indicio contingente, grave e inmediato en su contra, no es menos
cierto que permanecería inalterable la copia certificada de la partida de nacimiento
de la adolescente hoy mayor de edad, que por ser un acto del estado civil
registrado con las formalidades de ley, tiene el carácter de auténtico respecto de
los hechos presenciados por la autoridad, y por lo tanto tiene el valor de plena
prueba en conformidad con lo dispuesto en el artículo 1.359 del Código Civil, de
manera que dicho documento se tiene como fidedigno respecto a su contenido,
que no puede ser desvirtuado por un solo indicio aunque sea grave e inmediato,
pues tratándose de indicios contingentes se requiere, además, pluralidad,
convergencia y concordancia entre sí adminiculados a otras pruebas que consten,
en autos, de manera que puedan constituir plena prueba, para en consecuencia
desvirtuar la declaración del padre contenida en la partida de nacimiento en la que
afirmó que era suya la hija presentada, circunstancia que efectivamente el juez de
la recurrida valoró y tomó en consideración al momento de declarar sin lugar la
demanda, en su soberana apreciación de los hechos.

En relación con el artículo 211 del Código Civil, que establece: ‘Se presume,
salvo prueba en contrario, que el hombre que vivía con la mujer en concubinato
notorio para la fecha en que tuvo lugar el nacimiento del hijo, ha cohabitado con
ella durante el período de la concepción’, el mismo resulta aplicable para el
establecimiento de la filiación, no para la impugnación de reconocimiento.
Adicionalmente, del pasaje transcrito de la recurrida se observa que la motivación
estuvo dirigida a la apreciación de los medios de prueba, razón por la cual,
considera la Sala, que la Alzada no aplicó el artículo 211 denunciado y en
consecuencia no incurrió en falsa aplicación del mismo.

Por las razones anteriores no incurrió la recurrida en el vicio antes denunciado y


se declara improcedente esta denuncia.

-II-

Denuncia el formalizante que la posesión de estado de la demandada como


fundamento del fallo recurrido, infringió el derecho constitucional de la defensa y el
debido proceso de los actores.

Expone el recurrente en su escrito de formalización, lo siguiente:


De las actas procesales queda en evidencia la errónea motivación del fallo
recurrido que tiene garantía y rango constitucional, dado que su deber era aplicar
los efectos jurídicos de las presunciones legales por la negativa de la demandada
en hacerse las pruebas requeridos en las oportunidades procesales previstas y no
desviar este supuesto de hecho, a la posesión de estado.

En efecto, uno de los requisitos formales de orden público de la sentencia es el


que obliga a los jueces a expresar los motivos de hecho y de derecho de la
decisión y, al mismo tiempo, exige que la sentencia sea el resultado de un juicio
lógico fundado en el derecho y en las circunstancias de hecho comprobadas en la
causa.

La inmotivación de la sentencia se puede producir de la siguiente manera: a)


cuando no presenta materialmente ningún razonamiento que la apoye. b) las
razones dadas por el sentenciador no guardan relación alguna con la pretensión o
la excepción. c) los motivos se destruyen unos a los otros por contradicciones
graves e irreconciliables; y d) todos los motivos son falsos.

No cabe duda que la motivación como un requisito ineludible para la validez


constitucional comprende el símbolo más significativo de la racionalización de la
potestad jurisdiccional, que vinculado con el principio rector de la ética judicial
persigue la protección de una tutela efectiva y por ello, el juez, tiene la labor de
fijar los hechos a través del examen (sic)de las cargas probatorias, a los efectos
de justificar su decisión con ajuste a las reglas de la lógica y su justo pensar.
(sentencia de la Sala Constitucional de este m.t. en sentencia Nro. 1.862 de fecha
28 de noviembre de 2008).

Para decidir, la Sala observa:


La motivación, ha dicho el Tribunal Supremo, debe estar constituida por las
razones de hecho y de derecho que dan los jueces como fundamento del
dispositivo. Las primeras están formadas por el establecimiento de los hechos con
ajustamiento a las pruebas que los demuestran; y las segundas, la aplicación a
éstas de los preceptos legales y los principios doctrinarios atinentes. La
inmotivación, por el contrario, es el vicio que provoca la omisión de uno de los
requisitos esenciales de la sentencia, que impone el artículo 243 ordinal 4º del
Código de Procedimiento Civil, cuando ordena que todo fallo debe contener los
motivos de hecho y de derecho de la decisión. Igualmente ha establecido este
Tribunal, conforme a su doctrina pacífica y reiterada, que la inmotivación consiste
en la falta absoluta de fundamentos; que los motivos exiguos o escasos, o la
motivación errada no configura el vicio de falta de motivación. El vicio de
inmotivación existe cuando una sentencia carece absolutamente de fundamento,
sin confundir la escasez o exigüidad de la motivación con la falta de motivos que
es lo que da lugar al recurso de casación por defecto de actividad. Así, hay falta
de fundamentos, cuando los motivos del fallo por ser impertinentes, contradictorios
o integralmente vagos o inocuos no le proporcionan apoyo alguno al dispositivo de
la sentencia, que es la finalidad esencial de la motivación.

Para atender al análisis del vicio denunciado por el recurrente se hace


necesario citar un extracto de la sentencia de Alzada.

Por otra parte, alegan los ciudadanos demandantes, que conforme al artículo 56
de la Constitución Nacional de la República Bolivariana de Venezuela, la identidad
biológica debe prevalecer en todo momento. En efecto, todo ciudadano tiene
derecho a investigar la paternidad y a obtener documentos que demuestren su
identidad biológica. Así pues, en el presente caso la negativa de la adolescente
genera una presunción, pero los accionantes no demostraron con otros medios de
prueba que hagan concluir a quien sentencia, que tales probanzas concatenadas
con la referida presunción, determinen la procedencia de la impugnación. Por el
contrario, las accionadas demostraron la conformidad entre la filiación legal y la
posesión de estado. En tal sentido, los jueces de esta especialidad tenemos el
deber de proteger a nuestra población infantil y decidir conforme a su interés
superior, como lo establece el artículo 78 de la Constitución Nacional de la
República Bolivariana de Venezuela, sin vulnerar claro está, los derechos de otros
ciudadanos. En consecuencia, en honor a la verdad y aplicando una justicia social
que establece el artículo 2 de nuestra Carta Magna, es evidente que el
reconocimiento efectuado por el ciudadano J.D.S.S., fue su libre voluntad y
siempre dispensó a la adolescente (se omite), el trato de hija, hasta el último día
de su existencia. (…). En consecuencia, al no constar otros medios de prueba
adicionales a la no materialización de la experticia, no puede este Tribunal aplicar
una tarifa legal en perjuicio de una adolescente, cuando en estos procedimientos
la pruebas son valoradas conforma a la libre convicción razonada, y no consta por
otros medios, que la adolescente de autos no sea hija del causante antes
señalado. Por lo cual, la apelación debe prosperar. Así se decide.

Como puede observarse de la anterior transcripción el Ad quem, expresó los


motivos de hecho y de derecho en los que basó su decisión considerando que la
sola negativa de someterse a la prueba heredo-biológica no podía constituir
elemento suficiente para desvirtuar el reconocimiento de la paternidad, invocando
para ello el derecho que tiene toda persona a mantener su identidad biológica de
conformidad con el artículo con el artículo 56 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela, lo cual comparte esta Sala de Casación Social, como
anteriormente se indicó al establecer que la sola presunción que opera en contra
de la adolescente constituye un solo indicio en el cual, no es suficiente para
desvirtuar la filiación establecida voluntariamente a través del reconocimiento, que
solo puede ser desvirtuado mediante prueba en contrario o por elementos que,
adminiculados entre sí, hagan plena prueba que contraríe dicha posesión de
estado, la cual es de eminente orden público, de manera que el juez de la
recurrida sí realizó la motivación correspondiente que permite el control de la
legalidad de su decisión.

En consecuencia, se declara improcedente la presente denuncia.

-III-

Enuncia el formalizante, que las violaciones delatadas fueron determinantes en


el dispositivo del fallo, su falsa aplicación generó una consecuencia distinta a la
prevista en la norma, como era la improcedencia de la demanda por falta de otra
prueba adicional sin mencionar de cual medio probatorio podían valerse, cuando
lo correcto era que se declarará la validez de las presunciones legales por la
negativa injustificada de someterse a la prueba y declarar con lugar la demanda.

Finalmente, acota el formalizante que la recurrida se apartó de lo establecido en


casos análogos, pues el juzgador en sentencia de fecha 30 de octubre de 2013,
expediente N° KP02-R- 2013-874, estableció que al no comparecer la madre a la
práctica de la prueba, tal negativa debió ser considerada como una presunción en
contra de la referida ciudadana, circunstancia que fue obviada por la Juzgadora de
Juicio.

La Sala observa:

En cuanto a la falsa aplicación es un vicio que consiste en la aplicación efectiva


de una norma jurídica que ha realizado el Juez, a una situación de hecho que no
es la que ésta contempla. En este sentido, la doctrina nacional nos señala que la
falsa aplicación de la ley viene a ser una violación que consiste en una incorrecta
elección de la norma jurídica aplicable. (José G.S.N.. Casación Civil; pág. 130).
En el presente caso, expone el recurrente que la falsa aplicación generó una
consecuencia distinta a la prevista en la norma, sin mencionar la norma aplicada
falsamente por la recurrida, razón por la cual la Sala no tiene fundamento para
resolver lo denunciado.

En cuanto a que la recurrida se apartó de los casos análogos, se observa que el


formalizante no fundamentó su denuncia en el artículo 489-A de la Ley Orgánica
para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, el cual establece que se debe
declarar con lugar el recurso de casación cuando se haya incurrido en una
infracción de norma jurídica o de una máxima de experiencia, y que en estos
casos, la infracción tiene que haber vulnerado los derechos constitucionales que
rigen la actividad jurisdiccional, contenidos en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela o en tratados internacionales, suscritos y ratificados por
la República, o haber sido determinante de lo dispositivo en la sentencia, lo cual
no fue señalado en la presente denuncia, y en consecuencia no puede esta Sala
pronunciarse al respecto.

Por las razones anteriormente expuestas, se declara improcedente esta


denuncia.

DECISIÓN

Por las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de Justicia, en Sala de
Casación Social, administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de
Venezuela por autoridad de la ley, declara: PRIMERO: SIN LUGAR el recurso de
casación anunciado y formalizado por la parte actora contra la sentencia publicada
el 14 de abril de 2014, por el Juzgado Superior del Circuito Judicial de Protección
de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del estado Lara; y,
SEGUNDO: SE CONFIRMA el fallo recurrido.

Se condena en costas del recurso a la parte actora de conformidad con el


artículo 59 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, por remisión del artículo 452
de la ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes

III COMPETENCIA

Previo al pronunciamiento de fondo, debe esta Sala determinar su competencia


para conocer de la presente solicitud de revisión constitucional y, al respecto,
observa que conforme lo establece el cardinal 10 del artículo 336 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el cardinal 11 del artículo
25 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, la Sala Constitucional
tiene competencia para revisar las sentencias definitivamente firmes dictadas por
las otras Salas cuando hayan desconocido algún precedente dictado por esta Sala
Constitucional; efectuado una indebida aplicación de una norma o principio
constitucional; producido un error grave en su interpretación, por falta de
aplicación de algún principio o normas constitucionales, así como la violación de
principios jurídicos fundamentales que estén contenidos en la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, tratados, pactos o convenios internacionales
suscritos y ratificados por la República o cuando incurran en violaciones de
derechos constitucionales.

El caso sub iúdice, trata de la solicitud de revisión constitucional planteada


respecto de la sentencia dictada por la Sala de Casación Social de este Tribunal
Supremo de Justicia, razón por la que esta Sala Constitucional resulta competente
para revisar la aludida sentencia. Así se declara.
IV MOTIVACIÓN PARA DECIDIR

Establecido lo anterior, esta Sala pasa a pronunciarse acerca de la presente


solicitud de revisión, no sin antes reiterar el criterio sostenido en sentencia del 2 de
marzo de 2000, caso: F.J.R.A., conforme al cual la discrecionalidad que se
atribuye a la facultad de revisión constitucional, no debe ser entendida como una
nueva instancia y, por tanto, la solicitud en cuestión se admitirá sólo a los fines de
preservar la uniformidad de la interpretación de normas y principios
constitucionales o cuando exista una deliberada violación de preceptos de ese
rango, lo cual será analizado por esta Sala, siendo siempre facultativo de ésta su
procedencia.

Por otra parte, esta Sala ha sostenido, en casos anteriores, que la labor tuitiva
del Texto Constitucional mediante la revisión extraordinaria de sentencias no se
cristaliza de forma similar a la establecida para los recursos de gravamen o
impugnación, diseñados para cuestionar la sentencia, para ese entonces,
definitiva. De este modo, el hecho configurador de la revisión extraordinaria no es
el mero perjuicio, sino que, además, se verifique un desconocimiento absoluto de
algún precedente dictado por esta Sala, la indebida aplicación de una norma
constitucional, un error grotesco en su interpretación o, sencillamente, su falta de
aplicación, lo cual se justifica en el hecho de que en los recursos de gravamen o
de impugnación existe una presunción de que los jueces en su actividad
jurisdiccional, actúan como garantes primigenios de la Carta Magna. De tal
manera que, sólo cuando esa presunción logra ser desvirtuada es que procede, la
revisión de la sentencia (Vid. Sentencia de la Sala N° 2.957 del 14 de diciembre de
2004, caso: M.d.J.R.).

Ahora bien, en sentencia núm. 93 del 6 de febrero de 2001, dictada por esta
Sala Constitucional (caso: Corporación de Turismo de Venezuela –Corpoturismo-),
se asentó que el mecanismo de revisión incorpora una facultad estrictamente
excepcional, restringida y extraordinaria para esta Sala y, procede contra las
siguientes actuaciones:

1) Las sentencias definitivamente firmes de amparo constitucional de cualquier


carácter, dictadas por las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia y por
cualquier juzgado o tribunal del país.

2) Las sentencias definitivamente firmes de control expreso de


constitucionalidad de leyes o normas jurídicas, dictadas por los tribunales de la
República o las demás Salas del Tribunal Supremo de Justicia.

3) Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las demás
Salas de este Tribunal o por los demás tribunales o juzgados del país apartándose
u obviando expresa o tácitamente interpretaciones sobre la Constitución,
contenidas en sentencias dictadas por esta Sala con anterioridad al fallo
impugnado, realizando así un errado control de constitucionalidad al aplicar
indebidamente la norma constitucional.

4) Las sentencias definitivamente firmes que hayan sido dictadas por las demás
Salas de este Tribunal o por los tribunales o juzgados del país que, de manera
evidente, hayan incurrido en un error grotesco en cuanto a la interpretación de la
Constitución o que sencillamente hayan obviado por completo la interpretación de
la norma constitucional. En estos casos hay también un errado control
constitucional

Esta Sala para decidir observa que el ejercicio de este excepcional medio
constitucional va dirigido a denunciar la presunta violación de sus derechos
constitucionales a la seguridad jurídica, confianza legítima, estabilidad de criterios,
por contrariar la doctrina de la propia Sala de Casación Social en materia de
prevalencia de la filiación biológica y su demostración en juicio, así como violó los
principios de necesidad, pertinencia y carga de la prueba y del principio de
exhaustividad de la prueba.

Ahora bien, se denuncia que la Sala de Casación Social, se apartó de su


doctrina establecida en sentencia de esa Sala N° 548, dictada el 23 de julio de
2013, en el caso: Elikengerfel Marwvin Subero Marcano, que señala la prevalencia
de la filiación biológica y su demostración en juicio como una verdadera obligación
de la parte sobre la cual se pide la prueba de ADN, prestar su colaboración a los
efectos de la comprobación de la paternidad y, en consecuencia, favorecer la
evacuación de la experticia que permita determinar la filiación biológica sobre la
legal, pero al cambiar la doctrina, esto es, que la parte a la cual se le solicita una
prueba de ADN no está obligada a favorecer la evacuación de la referida prueba
solo podía ser aplicado con efectos ex nunc, es decir, a futuro desde la publicación
de la sentencia, violó los principios de seguridad jurídica y confianza legítima.

Al respecto, es de señalar que el criterio asentado en la sentencia N° 548,


dictada el 23 de julio de 2013, en el caso: Elikengerfel Marwvin Subero Marcano,
se dictó con ocasión al artículo 210 del Código Civil, es decir, un juicio de
inquisición de paternidad, dicha decisión señala la obligación de prestar la
colaboración para la realización de la prueba de ADN, lo cual no quiere decir que
el señalado para realizársela tenga que ir en contra de su voluntad, pues dicha
negativa también generará una consecuencia jurídica.

En el caso que nos ocupa se trata de un juicio de impugnación de


reconocimiento voluntario conforme a lo previsto en el artículo 221 eiusdem, el
cual consiste en la pretensión de enervar el reconocimiento voluntario del hijo
extramatrimonial, cuya norma sustantiva que la rige es el mencionado artículo, el
cual dispone: “el reconocimiento es declarativo de filiación y no puede revocarse
pero podrá impugnarse por el hijo y por quien quiera que tenga interés legítimo en
ello”.

Así lo expuso la Sala de Casación Social en su sentencia N° 0002 del 29 de


enero de 2008, caso: Y.M.M.:

[…] En este sentido, es necesario recalcar el objeto de las acciones tendientes


a desvirtuar el elemento paternidad:

a) Acción de desconocimiento: Persigue desvirtuar la presunción según la cual,


se tendrá como padre del hijo de una mujer casada al marido de ésta, y rige sólo
para los casos en los que se impugna una filiación derivada de una unión
matrimonial.

b) Acción de impugnación de reconocimiento: Pretende enervar el


reconocimiento voluntario del hijo extramatrimonial, por considerarse que dicha
manifestación no se corresponde con la realidad de los hechos.

Así pues, al tratarse de una demanda que persigue desvirtuar el reconocimiento


voluntario de un hijo nacido fuera del matrimonio (impugnación de
reconocimiento), la norma sustantiva que regirá la causa será el artículo 221 del
Código Civil, el cual dispone: “el reconocimiento es declarativo de filiación y no
puede revocarse pero podrá impugnarse por el hijo y por quien quiera que tenga
interés legítimo en ello”, norma ésta que no limita el ejercicio de la acción a un
lapso de caducidad”.

En consideración a ello, se desecha la denuncia respecto al cambio de criterio


alegado. Así se decide.
En cuanto a la denuncia de la violación del principio de exhaustividad de la
prueba, lo cual ocurre cuando se producen valoraciones genéricas del acervo
probatorio, pues menoscaba la debida motivación de las sentencias,
concretamente, el deber que tienen los jueces de apreciar individualmente los
medios aportados a los autos y deducir las consecuencias de los mismo, sino que
menoscaba el derecho a la defensa y con ello, el control de la valoración de la
prueba que puede hacer el juez de alzada, el juez de casación o, incluso, el juez
constitucional a través de la revisión constitucional, ya que la valoración genérica
de las mismas imposibilita que tanto el justiciable como los propios tribunales que
conocen de la impugnación de las sentencias que valoran genéricamente las
pruebas, puedan comprobar que el juez haya valorado adecuadamente.

Que “la sentencia objeto de revisión señala que no consta en ‘acta otra
probanza que adminisculadas entre sí demuestren o establezcan indicios que
desvirtúen la paternidad biológica’, sin advertir, que tal y como se evidencia de las
sentencias de instancias que se anexan […], se dejó constancia de una serie de
documentos públicos que cursan en autos, tales como el acta de defunción de
J.D.S.S., copia certificada del acta de matrimonio del referido de cujus con mi
representada, que adminisculados con las testimoniales válidamente evacuadas
en el juicio, constituyen elementos de prueba relevantes para la impugnación de la
filiación controvertida y que fueron absolutamente silenciados por la Sala de
Casación Social de este Alto tribunal”.

Así pues, para decidir la Sala verifica lo siguiente:

Se evidencia de la decisión dictada por el Tribunal Primero de Primera Instancia


de Juicio del Circuito de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del Estado Lara, la cual consta en copia certificada, y sus
dichos merecen fe pública, que la parte demandante hoy solicitante consignó y
evacuó las siguiente pruebas: (i) Copia certificada de la partida de nacimiento de
la adolescente, cuyo nombre se omite de conformidad con el artículo 65 de la Ley
Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, (ii) copia certificada
de las actas de nacimientos de los ciudadanos C.A.d.S.D., N.R.d.S.D. e I.C.d.S.D.,
copia certificada del acta de defunción del ciudadano J.d.S.S., (iii) Copia
certificada del acta de matrimonio; (iv) Prueba de informes: a) Comunicación
remitida del Centro Luso Larense, b) Comunicación remitida al Servicio
Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería, c) Comunicación remitida
al Servicio Nacional Integrado de Administración Aduanera y Tributaria (SENIAT);
(v) Las testimoniales de los ciudadanos J.A.d.T., A.A.L.D.S. y M.A.B.L..

El Juzgado Superior de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la


Circunscripción Judicial del Estado Lara señaló que “En efecto todo ciudadano
tiene derecho a investigar la paternidad y a obtener documentos que demuestren
su identidad biológica. Así pues, en el presente caso la negativa de la adolescente
genera una presunción, pero los accionantes no demostraron con otros medios de
prueba que hagan concluir a quien sentencia, que tales probanzas concatenadas
con la referida presunción, determinen la procedencia de la impugnación”.

De igual manera la Sala de Casación Social, respecto a las probanzas arguyó


que “[c]omo puede observarse de las actas que conforman el presente expediente,
la parte actora pretende la impugnación del reconocimiento de paternidad del de
cujus J.D.S.S., con la sola presunción legal, ante la negativa de la adolescente de
someterse a la prueba heredo-biológica; y, para ello denuncia la infracción de los
artículos […], sin que conste en actas otras probanzas que adminiculadas entre sí
demuestren o establezcan indicios que desvirtúen la paternidad biológica”.
Al respecto, es menester verificar lo que ha establecido esta Sala Constitucional
en sentencia N° 604 del 18 de mayo de 2009, caso: Capítulo Metropolitano de
Caracas, que se indicó:

El silencio de pruebas acaece cuando el juez no aprecia todos o alguno(s) de


los medios de prueba que se hayan incorporado a los autos. Sin embargo, la Sala
de Casación Civil ha extendido la noción de esta especie de vicios al caso en el
cual el juez desecha uno o varios medios de prueba sin la realización de la debida
argumentación sobre los motivos que fundamentan tal rechazo:

La Sala considera que el deber que a los jueces de instancia le imponen los
artículos 509 y 243, ordinal 4º del Código de Procedimiento Civil, no se limita a
que éstos dejen constancia de haber leído o revisado las pruebas, para luego,
desecharlas o acogerlas, sino que deben verter en la decisión las consideraciones
particulares de cada prueba aportada al proceso, señalar los motivos por los que
la toman o desechan y, en este último supuesto, establecer los hechos que de la
misma se deriva y se da por demostrado. (s.S.C.C. nº 248 del 19 de julio de 2000).

En este sentido, el juez debe realizar un detenido estudio sobre las pruebas
aportadas por las partes, para aceptarlas o desecharlas, de manera que permita
entender el por qué (sic) de su decisión, vale decir, que es necesario que el juez,
para establecer los hechos, examine todas cuantas pruebas cursen en autos, los
valores, de allí derivará su convicción sobre la verdad procesal, que plasmará en
su sentencia. Cuando el sentenciador incumple este deber, bien silenciando
totalmente la prueba, bien mencionándola pero sin a.c.e.v. denominado silencio de
prueba con la consiguiente infracción del artículo 509 de la Ley Adjetiva Civil, por
falta de aplicación (...). (s.S.C.C. n.º 1 del 27 de febrero de 2003).
Esta Sala ya se ha pronunciado, en múltiples ocasiones, sobre el deber de los
jueces de motivar sus sentencias, y, específicamente, sobre el vicio de silencio de
pruebas y su incidencia en el aspecto constitucional. Al respecto, se estableció:

La falta de apreciación por parte de los jueces de las pruebas que constan en el
expediente produjo el vicio de silencio de pruebas, que contiene el artículo 509 del
Código de Procedimiento Civil, el cual está relacionado con el derecho
constitucional a la defensa y a la tutela judicial efectiva.

En ese sentido, la Sala considera que todo ciudadano tiene el derecho a ser
juzgado y a que la causa sea resuelta con fundamento en los elementos de hecho
y de derecho que cursen en el expediente y no puede el Juez silenciar las
pruebas, pues esa falta de juzgamiento incide directamente en el derecho a la
defensa y en el derecho a ser juzgado con las garantías del debido proceso.

Ahora bien, la Sala precisa que para que se configure la violación del derecho
constitucional a la defensa, no basta con la simple falta de valoración de una
prueba, sino que se compruebe que la prueba dejada de apreciar era
determinante para la decisión, de tal manera que, de haber sido apreciada, la
decisión hubiera sido otra. (s.S.C. n.° 831 del 24 de abril de 2002)

Ahora bien, lo cierto es que la Constitución vigente y el Código adjetivo civil


exigen que la justicia sea completa y exhaustiva, pero no se lograría el fin de la
justicia si se omite algún elemento clarificador del proceso. Esa es la interpretación
que se le debe dar al artículo 509 del Código de Procedimiento Civil, al señalar
que los Jueces deben a.t.l.p. producidas en el expediente y emitir su opinión, así
sea en forma breve y concreta.-
Ciertamente, resulta imperiosa la necesidad de que el Juez emita un
pronunciamiento sobre la prueba, porque sólo de esa manera la parte podrá
atacarlo si estimara que ese análisis no fue correcto. De contrario, al no existir
pronunciamiento, el recurrente tiene prácticamente negada la posibilidad de atacar
el fallo recurrido, quedando truncado el desideratum de la Constitución de 1999.-

Por tanto, la exhaustividad del fallo exige, ahora con mayor razón, que los
Jueces examinen todo el material probatorio que las partes aporten al expediente,
pues normalmente la parte al promover una prueba procura demostrar las
afirmaciones de hecho”.

Conforme a lo expuesto, considera esta Sala que efectivamente tal como fue
denunciado en el presente caso, ni el Juzgado Superior del Circuito Judicial de
Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del
Estado Lara ni la Sala de Casación Social emitieron consideración alguna respeto
a los medios de prueba presentados por los demandantes, bien para apreciarlos o
desecharlos, lo que impidió que los demandantes pudieran conocer las razones
que tuvieron ambas instancias para desestimar su pretensión al considerar que no
existía prueba en actas que adminiculada con la presunción en contra de las
demandadas, por la negativa a realizarse la prueba de ADN, pudiera dar por
satisfechos sus alegatos.

En tal virtud, considera esta Sala que en el presente caso la falta de


pronunciamiento respecto a alguno de los medios de prueba presentados por la
parte demandante, produjo el vicio de silencio de pruebas alegado, lo que violentó
el derecho constitucional a la defensa y a la tutela judicial efectiva.

Conforme a lo expuesto, esta Sala declara ha lugar la solicitud de revisión,


presentada por el abogado L.J.C.L., en su carácter de apoderado judicial de los
ciudadanos M.R.D.D.D.S., N.R.D.S.D. e I.C.D.S.D., de la sentencia N° 1044
dictada por la Sala de Casación Social del 16 de noviembre de 2015, que declaró
sin lugar el recurso de casación anunciado. Así se declara.

En consecuencia, anula la menciona decisión y repone la causa al estado de


que la Sala de Casación Social Accidental se pronuncie sobre el recurso de
casación contra la sentencia dictada, el 14 de abril de 2014, por el Juzgado
Superior del Circuito Judicial de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del Estado Lara, mediante la cual se declaró con lugar la
apelación interpuesta contra el fallo dictado, el 3 de febrero de 2014, por el
Juzgado Primero de Primera Instancia de Juicio de la misma Circunscripción
Judicial, que declaró con lugar la demanda de impugnación de reconocimiento de
paternidad incoada por los solicitantes contra la ciudadana V.L.P.B., en carácter
de representante de su hija, cuyo nombre se omite de conformidad con lo
establecido en el artículo 65 de la Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes, con prescindencia del vicio advertido en la presente decisión. Así
finalmente se declara.

V DECISIÓN

Por las razones que anteceden, este Tribunal Supremo de Justicia en Sala
Constitucional, administrando justicia en nombre de la República por autoridad de
la ley declara:

PRIMERO
COMPETENTE para conocer de la presente solicitud de revisión

SEGUNDO
HA LUGAR la solicitud de revisión formulada por el abogado L.J.C.L., en su
carácter de apoderado judicial de los ciudadanos M.R.D.D.D.S., N.R.D.S.D. e
I.C.D.S.D., de la sentencia N° 1044, dictada por la Sala de Casación Social del 16
de noviembre de 2015.

TERCERO
ANULA la decisión N° 1044, dictada por la Sala de Casación Social del 16 de
noviembre de 2015.

CUARTO
REPONE la causa al estado de que la Sala de Casación Social Accidental se
pronuncie sobre el recurso de casación ejercido contra la sentencia dictada, el 14
de abril de 2014, por el Juzgado Superior del Circuito Judicial de Protección de
Niños, Niñas y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Lara,
mediante la cual se declaró con lugar la apelación interpuesta contra el fallo
dictado, el 3 de febrero de 2014, por el Juzgado Primero de Primera Instancia de
Juicio de la misma Circunscripción Judicial, que declaró con lugar la demanda de
impugnación de reconocimiento de paternidad incoada por los solicitantes contra
la ciudadana V.L.P.B., en carácter de representante de su hija, cuyo nombre se
omite de conformidad con lo establecido en el artículo 65 de la Ley Orgánica para
la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, con prescindencia del vicio
advertido en la presente decisión.

Regístrese, publíquese y notifíquese. Remítase copia certificada de la presente


decisión a la Sala de Casación Social.

Dada, firmada y sellada en el Salón de Despacho de la Sala Constitucional del


Tribunal Supremo de Justicia, en Caracas, a los 12 días del mes agosto de dos mil
dieciséis. Años: 206º de la Independencia y 157º de la Federación.
La Presidenta,
G.M.G.A.
El Vicepresidente,
A.D.R.
Magistrados,
C.Z.D.M.
J.J.M.J.
C.O.R.
Ponente
L.F.D.B.
L.B.S.A.
La Secretaria (T),
DIXIES J. VELÁZQUEZ R.
COR/
EXP. N° 16-0286
CONCLUSION

Se concluye la presente investigación, enamorados de este tema, de ese el vínculo jurídico


simultáneo que une al hijo con su padre y con su madre cuando éstos están casados para la época de
la concepción del hijo o para la fecha de su nacimiento, entre otros aspectos más amplios, de este
tipo de filiación surge un vínculo entre el hijo, su padre y su madre, porque los padres están, a su
vez, unidos por el matrimonio o, por lo menos, lo estuvieron en el momento de la concepción o el
nacimiento del hijo. del reconocimiento es una importante figura exclusiva de la filiación
extramatrimonial, que se traduce en un negocio jurídico personalísimo, irrevocable, auténtico,
espontáneo, simple, erga omnes y declarativo del nexo filiatorios.

Es adicionalmente “unilateral” si se realiza a un menor de edad, en tanto que si se trata de un


mayor de edad, precisa de su consentimiento y en caso de muerte a falta de posesión de estado el
del cónyuge y descendientes (artículo 220 CC), la posesión de estado también permite disfrutar al
reconociente de un hijo muerto, de los efectos sucesorales pertinentes (artículo 219 CC), así mismo,
no obstante, su carácter personalísimo, en caso de muerte del reconociente los ascendientes pueden
efectuar el correspondiente reconocimiento (artículo 224 CC) a objeto de evitar una acción judicial.
BIBLIOGRÁFICAS ELECTRÓNICAS

https://www.leyes.io/civil/index.php?
option=com_content&view=category&id=206&Itemid=108

http://rvlj.com.ve/wp-content/uploads/2021/04/Revista-de-Derecho-N%C2%B0-23-27-
68.pdf

López Herrera, Ob. Cit., pp. 737-742; Naranjo Ochoa, Fabio: Familia y Personas.
Colombia, Librería Jurídica Sánchez LTDA, 7ª edic., 1996, pp. 483 y 484; López
del Carril,
Ob. Cit., pp. 116-118; Albaladejo, Ob. Cit., pp. 57-107; Cicu, Ob. Cit., pp. 222-224;
Marulanda de Arana, Ob. Cit., pp. 44 y 45; Bonilla Pereira y Guerrero, Ob. Cit., pp.
49-53;
Santamaría Archila, Ob. Cit., pp. 103-105, la autora agrega “expreso”; Durán
Acuña, Ob. Cit.p. 61; Grisanti, Ob. Cit., pp. 370 y 371.

Universidad Central de Venezuela, Abogada, Especialista en Derecho Procesal, Docto-


rado en Ciencias, Mención Derecho, Tesista. Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas,
Escuela de Derecho, Profesora Agregado, Cátedra de Derecho Civil I Personas,
Jefe.
Instituto de Derecho Privado, Investigadora-Docente. Autora de la obra “Ensayos
sobre
capacidad y otros temas de Derecho Civil (TSJ, 2001, 2ª Ed. Caracas 2006) y
numerosos artículo en publicaciones especializadas y arbitrates.

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