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Academia de Platón

El filósofo griego Platón fundó una escuela que fue llamada Academia. Esto se debió a que su localización estaba en
los jardines consagrados a Academos, un héroe de la mitología griega. Junto al culto religioso, la Academia
desarrollaba una labor filosófica y científica. Entre las disciplinas cultivadas por la comunidad académica destacaban la
geometría, la música, la astronomía y otras áreas consideradas propedéuticas por Platón para la dialéctica[1]. Algunos
investigadores como E. Howald consideraron que la actividad preponderante y casi única era la dedicada al culto. No
obstante, otros como H. Cherniss entienden esta afirmación como una exageración.

La Academia de Platón llegó a ser un importante foco de influencia, al menos durante el tiempo de su fundador,
tanto en el ámbito moral y cognoscitivo como en el plano político. La trayectoria de la esta institución fue larga, pues
llegó a extenderse hasta el 529, año el cual el emperador Justiniano la cerró por decreto. Esta acción se realizó por
finalidades religiosas y no por los aspectos filosóficos. De hecho, cabe señalar que el platonismo continuó teniendo
influjo en el contexto cultural bizantino, incluso en las corrientes teológicas cristianas. Con anterioridad, la Academia
sufrió una destrucción en la época de la primera guerra mitridática, pero posteriormente se refundó.

Ahora bien, el largo recorrido de la Academia de Platón no supuso una continuidad doctrinal en lo concerniente a
las concepciones teóricas presentes en la institución. Incluso, existía desacuerdo entre los miembros de la Academia,
llegando a discrepar de algunas concepciones del propio Platón tan fundamentales como la misma teoría de las ideas.
Este fue el caso de Espeusipo, el sobrino y sucesor inmediato de Platón en la dirección de su escuela.

Se denomina escolarcas a las personalidades que dirigieron las diferentes escuelas en el marco de la filosofía griega. La
sucesión de los escolarcas de la Academia de Platón ha llegado a nuestro conocimiento fundamentalmente a través de
la Crónica de Apolodoro. Nos centramos en el llamado “período clásico” de la Academia comprendido
entre Platón y Teomnesto de Naucratis. La tradición ha clasificado esta etapa en tres épocas principales.
El primer período de la Academia platónica clásica es la Academia antigua. Entre sus figuras distinguidas
destacan Espeusipo, Jenócrates, Heráclides Póntico, Polemón, Crates y Crantor. Otros representantes menores
fueron Hermodoro y Kion. Las principales concepciones que predominaron en esta etapa fueron las ideas pitagorizantes,
el valor cognoscitivo de la percepción o los estudios acerca de los grados del saber. Algunos miembros como Crantor y
Polemón integraron aspectos ascéticos con perspectivas hedonistas, y otros como Crates se acercaron al cinismo.

La segunda etapa se conoce como la Academia media o segunda Academia. Su máximo representante fue Arcesilao de
Pitana, mientras que otros menos relevantes fueron Laquides, Euandro, Telecles y Heguesino. Dicho período se
caracterizó por un marcado rasgo antidogmático que tendía hacia un escepticismo moderado en lo atinente a la teoría
del conocimiento. El tercer momento es denominado Academia nueva o tercera Academia, en la cual
sobresalen Carnéades y Clitómaco. Mantiene sustancialmente el contenido filosófico de la anterior etapa pero añade
un componente probabilístico al antidogmatismo. Los académicos de estos dos períodos discutieron con frecuencia
contra los filósofos pertenecientes a la escuela estoica.

Es menester realizar dos observaciones al respecto: los límites entre la Academia media y la nueva no son muy precisos,
y hay quien considera que la etapa que inicia Filón de Larisa es una cuarta Academia que recibe el nombre
de Academia novísima. Tanto a Filón de Larsia como a Antíoco de Ascalón se los suele contar entre los académicos
nuevos, sin embargo, su tendencia hacia cierto dogmatismo moderado y su eclecticismo que se reconciliaba con
el estoicismo, marcan una diferencia con la tercera etapa por lo que se entiende que abren una nueva.
A partir de entonces, la Academia se bifurca filosóficamente en dos orientaciones distintas, a saber, el neoplatonismo y
el platonismo ecléctico. La posición ecléctica, heredera de la dirección que adoptó Antíoco de Ascalón, intentaba
integrar las consideraciones platónicas con ideas estoicas y peripatéticas, además de interesarse por la mística pitagórica
y por los temas teológicos. A esta corriente pertenecieron Eudoro de Alejandría, Plutarco de Alejandría, Máximo de
Tiro, Severo, Teón de Esmirna, Ático, Celso, Albino, Nicostrato y Nigrino.
Busto de Platón

Liceo de Aristóteles
Aristóteles emprendió una labor pedagógica en Assos entre los años 347 y 345 a. C. Sin embargo, esta actividad no
supuso el inicio de su escuela filosófica ya que se trataba de una extensión de la Academia de Platón, a la cual
pertenecía. No será hasta que Jenócrates obtuvo el cargo de escolarca de la Academia (sucediendo a Espeusipo) en
339/8 a. C. cuando el Estagirita se dispuso a fundar su escuela.
Se llama peripatéticos a los discípulos de Aristóteles y a los que seguían sus doctrinas. Peripatético es un adjetivo
relativo a la filosofía de este personaje. Es extendida la creencia en virtud de la cual dicha denominación tiene su origen
en el hecho por el que Aristóteles impartía sus lecciones mientras paseaba con sus discípulos. Esta interpretación se
apoya en el término peripatētikós cuyo significado es “que pasea”. No obstante, es una interpretación errónea. El uso
del término “peripatéticos” para designar a los discípulos de Aristóteles procede del nombre del sitio en el que se instaló
el Liceo, esto es, el Peripatos, que significa “paseo cubierto”. Por este motivo se conoce a esta comunidad como escuela
peripatética.

La primera escuela se abrió bajo el amparo de Antípatro, quien era amigo de Aristóteles y gobernaba Grecia y
Macedonia en nombre de Alejandro Magno, al noreste de Atenas. Posteriormente se trasladó al Peripatos. El impulso
inicial de la escuela peripatética se debió a Teofrasto, discípulo de Aristóteles. Otros importantes peripatéticos de la
época antigua fueron Eudemo de Rodas o Aristoxeno de Tarento, este último mezcló la doctrina pitagórica de la
armonía con el aristotelismo. Por otro lado, Dicearco de Mesina realizó una actividad más bien enciclopédica y
Demetrio de Falera llevó a cabo una actividad política además de la filosófica. El escolarca que sucedió a Teofrasto
fue Estratón de Lámpsaco, el cual tendió a ocuparse del estudio de la naturaleza y se acercó al atomismo. Las líneas
que marcó Estratón fueron seguidas por otros discípulos como Aristarco de Samos, que defendió el heliocentrismo.
Otros peripatéticos se dedicaron al cultivo de la historia de la filosofía como Soción. Respecto al estoicismo, algunos
peripatéticos como Cristolao de Faselis o Jerónimo de Rodas lo combatían, mientras que otros como Diodoro de Tiro
asumieron sus influencias.

A pesar de la difusión del peripatetismo, éste sufría un retroceso del cual se repuso en el siglo I a. C. con una renovación
en Alejandría donde desarrolló una intensa labor investigadora ligada a la compilación y comentario de las obras de
Aristóteles. El personaje que destacó en el inicio de este trabajo es Andrónico de Rodas, a quien siguieron otros
muchos de gran renombre como Ptolomeo, Galeno o Alejandro de Afrodisia. Muchas de estas figuras adoptaron
elementos no estrictamente peripatéticos.
Desde el comienzo, el Liceo se ocupó en sus investigaciones de materias y disciplinas muy variadas. Tanto Aristóteles
como Teofrasto intentaron dotar al Liceo de los instrumentos necesarios para las distintas investigaciones. En esta
institución se impartían lecciones, se discutía y se realizaban comentarios de textos notables. Las actividades
principales como las lecciones o los cultos y las fiestas mensuales estaban reguladas por un horario y por unas
normas redactadas por el mismo Aristóteles. Los miembros del Liceo compartían una vida en común dirigida al
conocimiento desinteresado.

También se trataban temas políticos pero, por el riesgo de ser acusado de macedonismo, el Liceo no participó en la vida
política. Respecto a la investigación histórico-política, en el Liceo se emprendió la tarea de compilar las 158
constituciones griegas. Las investigaciones naturales y analíticas también despuntaban en esta institución, con estudios
de la clase del Organon y la Física de Aristóteles. En la última etapa de Teofrasto como escolarca prevaleció la tarea
(que hoy podríamos denominar) enciclopédica y con la influencia de Eudomo abundaron los trabajos en ética.
Busto de Aristóteles

Bibliografía

Cherniss, H. The riddle of the early Academy. Ed. University of California Press. 1945: Berkeley.

Dancy, R. M. Two Studies in the Early Academy. Ed. State University of New York Press. 1991: Nueva York.

Ferrater Mora, J. Diccionario de filosofía. Ed. Ariel. 2004: Barcelona.


Solana Dueso, J. “Los filósofos griegos y sus escuelas”. Arbor. N. 731, 2008.

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