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miércoles, 10 de abril de 2019

JESÚS ES EL HIJO DE DIOS


#INSTRUCCIONES

Texto: Marcos 9:33-37

Título: Jesús enseña a sus discípulos sobre la humildad

Introducción

Nuestro más grande ejemplo de servicio y humildad lo encontramos en nuestro Señor

Jesucristo. El se describió así mismo como “manso y humilde de corazón (Mt. 11,29) y vino a

mostrar esa actitud humilde a lo largo de toda su vida. Una clara demostración de esta actitud

humilde en Cristo, la vemos cuando se despojó de su túnica, tomo una toalla y un recipiente

con agua, y lavo los pies de sus discípulos (Jn. 13,3-15) Pero la expresión suprema de Su

humildad, es su muerte en la cruz. En esta ocasión, Jesús instruye a sus discípulos sobre la

gloria de la ‘grandeza’, según Su evangelio.

1. La humildad contribuye a la unidad. v33


33  “Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre
vosotros en el camino?”

Después del largo viaje que Jesús y sus discípulos hicieron desde Cesarea de Filipo,

llegaron a Capernaun – recordemos que en esta ciudad estaba el hogar de Pedro y Andrés.

Que fue también el centro del ministerio de Jesús donde realizó muchos milagros, por lo cual

Capernaun fue llamada su ciudad (Mateo 9,1) – Al llegar se instalo en la casa, posiblemente la

de Pedro y Andrés.

Durante el largo trayecto, los discípulos habían estado ‘discutiendo’ ( gr. διαλογίζεσθε)

sobre un tema, que en lugar de mostrar que habían comprendido la instrucción que Jesús les

había impartido sobre el costo de seguirle (Mc. 8,34-38); y sobre el significado y la importancia

de Su muerte y de Su resurrección (Mc. 8,31; 9,31) ellos mostraban la influencia del

pensamiento judío de su época. Esto, a pesar de que se les había exhortado a cuidarse de la
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levadura de los fariseos (Mc. 8,15), discutían sobre quién seria el principal entre ellos cuando

Jesús estableciera Su reino en la tierra.

Era preocupante que a estas alturas del tiempo que habían convivido con Jesús, los

discípulos pensaran de esta manera. En primer lugar, porque Jesús las acababa de enseñar

acerca de su humillación (Mc. 9,31-32) Pero ellos solamente podían pensar en quién seria el

líder. Jesús es el ejemplo máximo de humildad y servicio para la Iglesia, pero ellos no habían

entendido que la misión de Jesús no era ser servido, sino servir y dar su vida en rescate por

muchos. En segundo lugar, ellos serian quienes iban a adoctrinar a una generación de

Cristianos; su testimonio se convertiría en el fundamento de la iglesia (cf. Ef. 2,20) ¿Cómo es

posible que el tema de discusión se centrará en reconocer al más distinguido?

Llegando a casa, Jesús les pregunta sobre el tema de discusión que habían tenido durante

el camino, y que continuó en el hogar de Pedro y Andrés:

Mateo 18,1 “En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en
el reino de los cielos?”

¿Qué provocaba en ellos este tipo de discusión? Desunión. No puede existir verdadera

unidad entre gente orgullosa. La humildad que hubo en Jesús revela Su amor y ternura por los

demás, así la persona humilde es aquella que puede amar a otros sin necesidad de pedir amor

por su prójimo, porque el amor de Dios mora en su corazón. El apóstol Juan escribe:

“Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es

nacido de Dios, y conoce a Dios.” (1 Juan 4,7) Podemos ver entonces, que el orgullo arruina

la unidad al destruir relaciones. ¿En que se basa nuestra relación con Cristo?

Marcos 10,45  “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar
su vida en rescate por muchos.”

Juan 15,13  “Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.”

Nuestra relación con Cristo se basa en su amor sacrificial y de servicio. Cristo se sometió a su

Padre desinteresadamente, y fue entregado en manos de impíos para salvarnos de Dios

mismo; porque dura cosa es caer en las manos de un Dios airado.

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La humildad de Cristo, y su pensamiento de servicio se manifestó claramente cuando

entrego su vida para ser muerto en una cruz. Y es este mismo amor sacrificial y de servicio, el

que debe sobresalir en la iglesia. El apóstol Pablo escribe:

Filipenses 2,3-4  "Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad,
estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; 4   no mirando cada uno por lo
suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.”

Cuando se busca la unidad en la iglesia es porque ya se ha encontrado la humildad que

hay en Cristo Jesús, y no solo se ha encontrado, sino que se convierte en nuestro estilo de

vida. Esto es lo que Pablo escribe en los versículos siguientes:

Filipenses 2,5-8  “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
6   el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse,
7  sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
8  y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz.”

Pablo está hablando sobre el tipo de pensamiento que todo cristiano debe tener, el

pensamiento de humildad que hubo en Cristo Jesús.

Un ejemplo claro de la destrucción que provoca la falta de humildad en los miembros de la

iglesia, lo vemos en la congregación que se encontraba en la ciudad de Corintio; donde las

heridas, los celos, pleitos, y divisiones eran una clara manifestación de la falta de humildad

que había en ellos. Pablo los exhorta escribiéndoles de la siguiente manera:

1 Coritios 3,1-3   “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino
como a carnales, como a niños en Cristo. 2   Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no
erais capaces, ni sois capaces todavía, 3  porque aún sois carnales; pues habiendo entre
vosotros celos, contiendas y disensiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?”

Una manifestación de una vida conducida de manera carnal es el orgullo. El Señor Jesús

sabe que el orgullo es la cuña que Satanás usa para dividir iglesias, destruir relaciones entre

los hermanos, por eso les señaló a sus discípulos la necesidad de humildad en el corazón.

¿Cómo contrarrestar el orgullo en nuestra relación como hermanos en Cristo?

Filipenses 1,27-28    “Solamente que os comportéis como es digno del evangelio de Cristo,
para que o sea que vaya a veros, o que esté ausente, oiga de vosotros que estáis firmes en un
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mismo espíritu, combatiendo unánimes por la fe del evangelio, 28   y en nada intimidados por
los que se oponen, que para ellos ciertamente es indicio de perdición, mas para vosotros de
salvación; y esto de Dios.”

Pablo les escribe a los Filipenses que vivan como es digno del evangelio de Cristo. La

iglesia que vive como es digno del evangelio de Cristo es aquella que lucha unida contra las

fuerzas del Diablo. Y para que pueda existir esta unidad en el cuerpo de Cristo, y permanezca,

primeramente tiene que existir en nuestro corazón la humildad de reconocer que nuestros

hermanos y hermanas están puestos a nuestro lado para brindarles nuestro servicio. Nuestro

ministerio no es enseñorearnos de ellos, ni mucho menos querer imponer nuestra voluntad

sobre ellos. Al contrario, tenemos que ver por el bien de ellos. Debemos cuidar de herirlos.

Pedir perdón y reconocer nuestros errores cuando los cometemos; someternos unos a otros,

no podemos exigir que nuestros hermanos se sometan a nuestra autoridad si en nosotros no

existe la humildad para someternos primero. No podemos pedir que nuestros hermanos nos

pidan perdón, cuando nosotros al equivocarnos endurecemos nuestro corazón y actuamos

como si tuviéramos la razón. Estas actitudes destruyen la unidad de la iglesia.

Amados, procuremos la humildad que hay en el corazón de Cristo, y cuando vivamos en

está hermosa humildad, entonces de corazón buscaremos lo mejor para nuestra iglesia.

Recordemos que la humildad contribuye a la unidad.

2. La humildad es exaltada por Dios.v34-35


34   “Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el
mayor. 35   Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero,
será el postrero de todos, y el servidor de todos.”

Cuando Jesús les pregunta sobre el tema a discusión entre ellos, se quedaron callados;

como muertos ¿Qué muestra este silencio en los discípulos? Este silencio en los doce muestra

que estaban avergonzados delante de su Maestro; no es lo que él les ha enseñado; ellos se

habían hecho una idea equivocada del reino de Cristo; por tanto, el sentir que hay en ellos, es

contrario al de Su doctrina.

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Los discípulos están buscando una posición de reconocimiento, de primer lugar. Pero

irónicamente, el orgullo impide tener el reconocimiento que buscan. Vemos en el pasaje que en

lugar de obtener o alcanzar la posición que ellos buscaban, y que fue causa de discusión entre

ellos, los llevo a ser avergonzados, y terminaron humillados.

Que interesante que muy pronto se les haya olvidado el anuncio de la muerte de Cristo; y

que su mente se enfocará en el pensamiento de quién obtendría el primer lugar entre ellos.

¡Este era el tipo de hombres que Jesús escogió para ser sus discípulos! Por este tipo de

personas vino a dar su vida. ¿Qué nos muestra esto sobre el carácter de Dios? El carácter

soberano del amor de Dios en la elección. ¡Dios ha llamado a muchas personas para seguirle,

no porque sean especiales en sí mismas, sino él muestra su gracia y gloria, al llamar a

pecadores a venir a él!

Jesús conocía las intenciones que había en el corazón de ellos (Lucas 9,47) y la idea

equivocada que tenían los discípulos acerca de la grandeza.

“Entonces él se sentó y llamó a los doce…” Jesús toma su posición de maestro – que

Jesús se sentara no indica que venia cansado del camino y quería un poco de reposo; sentado

es la posición que un maestro tomaba para dar su enseñanza – y con una voz fuerte y clara

llama a los discípulos. ¿Qué esta haciendo Jesús así entonces? Está a punto de iniciar una

clase.

La enseñanza sobre la verdadera grandeza ha comenzado, ellos deben estar atentos,

porque el contenido de la lección es de suma importancia para ellos, y para la iglesia de todos

los tiempos. Entonces ellos escuchan estas palabras:

v35 “…Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.”

La clase que Jesús les imparte es esta: El pensamiento que ellos tenían de lo que se

significaba “ser grande” debía cambiar; su idea estaba al revés. “Ser grande” no consiste en

que una persona se sienta muy alto mirando a los demás con desprecio, y con una actitud de

orgullo por lo que es en sí misma. Por el contrario, “ser grande” – de acuerdo a lo que la clase
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impartida por Jesús enseña – consiste en involucrase e identificarse en las necesidades que

tienen los demás, y ayudarles de todas las maneras posibles. “Ser grande” en la enseñanza de

Jesús es buscar el beneficio del otro y no mi propio beneficio, pensar en nuestro hermano, y

después en lo nuestro; esto significa ser el “ultimo” de todos. Aquél que quiera “ser grande”,

debe ser el servidor de todos. Es interesante que la palabra que se traduce como “servidor” es

la que nosotros usamos para referirnos a los servidores en la iglesia: Diáconos. ¿Cuál era una

de las funciones de los diáconos en el N.T? Servir las mesas, entender a las viudas y los

necesitados que había en la iglesia primitiva (Hechos 6,1-7) Entonces, “la grandeza” en el reino

de Cristo tiene que ver con un corazón humilde y sometido. Amados hermanos, recordemos lo

que Santiago escribe en su carta: “Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.” (Stg. 4,10)

3. La humildad recibe al Señor. v36-37

36  “Y tomó a un niño, y lo puso en medio de ellos; y tomándole en sus brazos, les dijo: 37  El
que reciba en mi nombre a un niño como este, me recibe a mí; y el que a mí me recibe, no me
recibe a mí sino al que me envió.”

Jesús toma a un niño y le pone en medio de los discípulos; le abraza y le acaricia. La

instrucción de Jesús es que ellos en lugar de preocuparse por estarse preguntando ¿Quién

seria el más grande entre los discípulos? deberían poner su atención y su amor en aquellos

que están necesitados. Esa es la esencia de la grandeza. La grandeza en el reino de Dios no

tiene que ver con el reconocimiento de los demás. Por naturaleza nuestro deseo es a buscar el

control, la autoridad, y el reconocimiento de los demás.

Un niño, en tiempos de Jesús era considerado como alguien inferior; esto no significa que

un niño estaba falto de amor de parte de sus padres, sino que ante la sociedad aun no era

considerado como alguien que podía aportar a está. Entonces, estas palabras se encuentran

en un contexto de servicio, la enseñanza es la siguiente: La manera en la que los cristianos


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tratan a sus compañeros creyentes es cómo tratan a Cristo, aquellos que rechazan o

menosprecian a otros creyentes lo rechazan a él.

Por tanto, mis amados hermanos, quien con una actitud de humildad cuida, proteja, abraza,

y sirve a sus hermanos en Cristo, recibe a Dios mismo.

PARANUESTRAESPIRITUALIDAD
Jesucristo es nuestro máximo ejemplo de humildad y servicio. Sus palabras tiene que ser

guardadas en el corazón de todo aquel que dice ser su seguidor: Marcos 10,45 “Porque el

Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por

muchos.”

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