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Autora de la introducción y del apartado 1 de este capítulo.
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Autora del apartado 2 de este capítulo.
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Autora de la introducción y del apartado 1 de este capítulo.
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Autora del apartado 3 de este capítulo.
dirección, a fines del siglo XX se produce “el derrumbe de la ingeniería social” (Bauman ,2002)
que supone que la administración deja liberado a su propio equilibrio lo que antes administraba.
Ya no corresponde a los administradores mantener a sus subordinados en vereda y
guiarlos en cada movimiento de sus vidas; y si de vez en cuando esa tarea recae sobre
ellos , tiende a considerársela improductiva y económicamente insensata. Ahora son
los subordinados quienes deben competir con sus pares para llamar la atención de los
superiores, buscando hacerles desear la compra de un servicio que en el pasado era su
deber proveer […] Se ha ´conferido poder ´ a los empleados: el dudoso poder que les
confiere la responsabilidad de hacerse importantes y valiosos para la compañía que los
emplea. (Bauman 2002, pp.48)
Las propuestas de trabajo a partir de la integración y sucesión de proyectos a corto plazo supone
mínimo control de la cumbre organizacional. Surge una nueva filosofía empresarial que
encumbra el cambio como fin último, sin tener en cuenta que se abandonan emprendimientos
viables y se deja ir personal valioso, solo por mostrar que la organización es capaz de cambiar.
En este nuevo mundo se instala una novel problemática del riesgo, de gran complejidad, dado
que los sistemas de protección clásicos perdieron su sentido a partir de la eliminación de los
pilares de la sociedad salarial sobre la base del acceso al trabajo estable y por tiempo indefinido
(Beck, 1998; Castel, 2004).
Ante la evidencia de los efectos de esta aproximación “líquida” al mundo social y del trabajo
surgen planteos de organismos públicos nacionales e internacionales que promueven la
protección de los derechos de las personas y la preservación del medio ambiente. Con este
objetivo Naciones Unidas ha planteado los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030 que se
orientan a disminuir las desigualdades, incluyendo la de género, el hambre y la pobreza;
promover el acceso a la educación y al trabajo decente; la innovación y el crecimiento
económico; el cuidado y protección del medio ambiente y ecosistemas; ciudades sustentables
y consumo y producción responsables.
Desde esta perspectiva el capítulo abordamos la relación de las personas con las organizaciones
a partir de los siguientes ejes. En el punto 1 tratamos algunos de los desafíos que enfrentan las
organizaciones con relación a la inclusión con respeto a los derechos humanos de sus miembros,
como una de las dimensiones de la sostenibilidad. Partimos de la concepción que el capitalismo
siempre ha sido "global", sin embargo, en los últimos 30 años, han ocurrido cambios
identificables en los procesos globales. En esta dirección, el ritmo y penetración de los
movimientos de capital, producción y personas a través de los países a nivel mundial dio lugar
a un devenir complejo y multidimensional que involucra los conceptos de raza/etnia y género.
(Acker, 2012)
En el punto 2 abordamos la problemática del teletrabajo y de los cambios en el espacio social
en el que interactúan los trabajadores que no comparten un espacio asociado al territorio a
partir del desarrollo del las TICs en el mundo globalizado. Identificamos algunos desafíos que
tales cambios presentan a los trabajadores para el desarrollo de relaciones interpersonales en el
trabajo, que deben ser atendidos por las organizaciones en pos de su sostenibilidad, y
ofrecemos algunas propuestas para que las organizaciones faciliten la construcción y desarrollo
de relaciones sociales satisfactorias entre sus integrantes.
Finalmente, en el punto 3 desarrollamos la problemática de la educación como formadora de
personas que trabajen y actúen en función del desarrollo sostenible. Con este propósito
realizamos un análisis que explora la inserción de asignaturas en las mallas curriculares
relacionadas a la sostenibilidad, la inclusión de textos pro-sostenibilidad en la planificación
estratégica y funciones sustantivas, y el comportamiento pro-sostenible de la comunidad
universitaria de algunas universidades públicas de Ecuador con relación a la dimensión social
de la sostenibilidad.
Organizaciones que implementan teletrabajo: recomendaciones para facilitar las relaciones sociales
satisfactorias en el trabajo y profundiza y amplía las implicancias en ella identificadas.
Dado que el ser humano es un ser social, necesita y gusta de las relaciones con las demás
personas, también en el trabajo. Desde la perspectiva humanista de la administración y las
organizaciones con la que se observan y sostienen las ideas de este capítulo, la implementación
por parte de las organizaciones de equipos de trabajo distribuidos en red implica repensar no
solo aspectos técnicos o tecnológicos, sino también humanos y sociales.
Al cambiar las características del escenario donde se reúnen cotidianamente los trabajadores
cambia el espacio social, presentando, para los trabajadores, desafíos para relacionarse que
deben ser atendidos por la organización empleadora, basados en la concepción humanista de la
actividad administrativa (Bédard, 2003)6. A continuación se describen los desafíos referidos a
la sociabilización, la comunicación y el cuerpo humano que, en tanto entidad relacional, ve
simultáneamente extendidas algunas de sus posibilidades de percepción, reducidas otras y el
cambio en la calidad de todas. Luego se ofrecen algunas propuestas para que las organizaciones
laborales faciliten la construcción y desarrollo de relaciones sociales satisfactorias entre sus
integrantes.
Pero el espacio social no es sólo un objeto de la interacción sino también un actor social que
interactúa con los demás y que puede experimentar variaciones: es cambiado por las personas
que en él interactúan y a su vez cambia a las personas que interactúan en él (Salcedo, 1977).
Castells entiende al espacio social como "un producto material en relación con otros productos
materiales –incluida la gente- que participan en relaciones sociales determinadas
(históricamente) y que asignan al espacio una forma, una función y un significado social"
(Castells, 1996, p.444) y Echeverría (1999) complementa esta definición enfatizando que,
además de tener una base material (y por ende espacios físicos), también tiene otras propiedades
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La misma centra la atención en el hecho humano en las organizaciones, buscando hacer inteligible la experiencia
humana y comprenderla en toda su complejidad y riqueza, para así administrar a) reconociendo el lugar central
del ser humano en general (lo que implica comprender las características propias de la especie humana) y b)
teniendo en cuenta las particularidades individuales (lo que implica valorizar las potencialidades específicas de las
personas, que son la fuente de la fecundidad del grupo).
más abstractas (matemáticas, semióticas, sociológicas, económicas, simbólicas, físicas) que es
importante tener en cuenta para describirlo más completamente.
El espacio social entonces puede tener una dimensión física, territorial, y, para Simmel, aunque
la vida social no es una función de él, puede influir en la configuración de las interrelaciones
sociales que se llevan a cabo en su seno. De hecho, el Simmel incluye en su descripción la
“proximidad” y la “distancia”, a las que considera cualidades que facilitan o imposibilitan las
acciones recíprocas sociológicas. Para él, la “distancia” importa porque “la relación espacial
modifica las demás relaciones”. Las relaciones interpersonales se ven modificadas por la
distancia, ya que ella “aumenta la abstracción”. Por ello las relaciones a distancia "suponen un
cierto grado de desarrollo intelectual" por debajo del cual no son posibles (Salcedo, 1977).
Deviene necesario tener en cuenta sin embargo que Simmel escribió estas ideas cuando las
tecnologías que permitian a los seres humanos comunicarse entre sí a distancia eran escasas en
variedad (telégrafo, fax, teléfono y radio) y cantidad (no estaban masivamente disponibles).
Es en el espacio social que los individuos se comunican, interactúan y relacionan. No hay
espacio social sin relaciones sociales y no hay relación social sin comunicación. Las
interacciones entre dos personas podrían ser únicas o inconexas, pero las relaciones implican
un patrón de interacciones que ocurre a lo largo del tiempo (Vallerand, 1993) y, como señalan
Sias, Krone & Jablin (2002) la percepción que un individuo tenga de su relación con otro
influirá en las interacciones futuras entre ambos..
Parafraseando a Neffa (2015), las relaciones sociales en el trabajo refieren a la relación entre
los integrantes de la organización para con sus compañeros de trabajo, subordinados, jefes
directos, jerarquía, la organización en sí misma, los clientes o usuarios y el público en general.
En el lugar de trabajo el trabajador necesita un reconocimiento por parte de los demás, no ser
objeto de injusticias, insertarse como integrante del colectivo de trabajo, comunicarse y
cooperar con otros para transmitir conocimientos y seguir aprendiendo, así como recibir el
apoyo social (de los compañeros) y técnico (de los jefes o la jerarquía) para hacer frente a las
dificultades. El estilo de liderazgo de los jefes y superiores puede hacer más agradable o
desagradable el trabajo. La organización empleadora configura una relación con sus integrantes
en función de la remuneración y posibilidad de carrera que ofrece, la adecuación de la tarea a
la persona, el modo en que evalúa el trabajo, la justicia que busca en los procedimientos y el
modo en que cuida del bienestar de los trabajadores. También están las relaciones sociales con
el exterior de la organización. El trabajador puede experimentar el reconocimiento positivo o
negativo de los usuarios que atiende o del público en general.
Es en el espacio social en el trabajo que tienen lugar los procesos de poder, liderazgo, conflicto,
confianza, justicia, ciudadanía, clima y cultura organizacional (Góngora, 2020) o, en términos
más generales, los problemas relativos a los valores, la dominación y el sufrimiento, la
cooperación y la solidaridad y el sentido y las significaciones mencionados por Chanlat
(Chanlat, 2002).
Desde la industrialización hasta nuestros días7 el espacio social en el trabajo tiene por escenario
principal las instalaciones del empleador, donde diariamente se reúnen los empleados de la
organización y comparten de modo copresente las jornadas de trabajo. Es un lugar de trabajo
material (una fábrica, una oficina, una pista, una cancha, una embarcación, un campo, una
aeronave, etc.), sobre un espacio geográficamente localizable.
Sin embargo, el desarrollo de las TICs, sobre todo en las últimas tres décadas, ha dado lugar a
la creación de un nuevo espacio social en todos los órdenes de la vida, inclusive en el trabajo.
Según Echeverría (1999, 2000, 2013) este espacio social (llamado “tercer entorno” por él)
difiere profundamente de aquellos en los que la humanidad había vivido hasta entonces porque
permite a los seres humanos interactuar y relacionarse sin requerir su coincidencia en tiempo y
espacio. En él, el tiempo es “multicrónico” (sincrónico o asincrónico) y el espacio tiene una
topología reticular, por lo que con tener acceso a alguno de los nodos de la red las acciones en
ella son factibles, independientemente del lugar geográfico donde las personas que interactúan
estén. En este nuevo espacio social, la presencia física y la proximidad ya no son un requisito
para que los seres humanos puedan hablarse y verse.
Con la introducción masiva de las TICs a la organización del trabajo se implementaron el
teletrabajo y los equipos de trabajo distribuidos en red (cuyas conceptualizaciones se presentan
en la siguiente sección). Todos los integrantes de las organizaciones que implementan tales
modalidades de organización del trabajo, sea que teletrabajen, que trabajen presencialmente
pero conformando un equipo que está distribuido, o que trabajen presencialmente y deban
interactuar con otros trabajadores que están a distancia, se encuentran con el resto de los
integrantes de la organización ya no (o no sólo) en las instalaciones físicas del empleador, sino
en una red telemática, a la que se conectan mediante dispositivos (computadora, teléfono, etc.)
y electricidad (indispensable para que el espacio electrónico funcione) (Echeverría, 2013). Es
en el espacio permitido por las TICs, la red telemática, que los trabajadores se reúnen,
comunican, relacionan. Así el escenario del espacio social en el trabajo deja de ser
principalmente material, para ser también inmaterial. La concepción del espacio social en el
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Aunque para ser más precisos se podría decir “hasta nuestros días previos a la pandemia de COVID19”.
trabajo debe ensancharse para unir a la dimensión hasta entonces conocida (asentada en sus
características territoriales y recintuales), la dimensión inmaterial y reticular (Rubbini, 2018).
2.2 Teletrabajo y equipos de trabajo distribuidos en red
Los equipos de trabajo distribuidos en red se caracterizan por llevar a cabo sus tareas estando
sus integrantes dispersos geográficamente e interconectados mediante las TICs (Guedes-
Gondim, 2011).
Los integrantes pueden interactuar en línea o fuera de línea (Kimble, 2011); usando tecnología
que admite la interacción en simultáneo como las teleconferencias, videoconferencias y
sesiones de chat (Avolio, Kahai, Dumdum & Sivasubramaniam, 2001) y/o tecnología que
permite interacciones en diferente tiempo, como el correo electrónico (Gera, 2013) o las
discusiones por tópicos (Hambley, O’Neill & Kline, 2007) por ejemplo mediante foros, blogs
o wikis; pueden compartir o no el huso horario y trabajar desde el mismo lugar pero en diferente
momento (Shrivastava & Prasad, 2020).
En un equipo distribuido en red, todos o algunos de sus integrantes pueden realizar teletrabajo,
como también pueden realizar sus tareas presencialmente desde algún establecimiento del
empleador, siempre que no estén todos en el mismo establecimiento (sino no sería un equipo
distribuido).
El teletrabajo es (Rubbini y Suarez Maestre, 2011) un modo de organización del trabajo en el
que se dispone que el trabajador realice su labor:
- estando distante físicamente respecto de la sede de su empleador y
- utilizando las tecnologías de la información y de la comunicación para desarrollar el
trabajo y comunicarse con su empleador y sus compañeros de trabajo.
Hay diversas maneras en que se implementa el teletrabajo dependiendo de la proporción del
tiempo de trabajo a distancia, el grado de uso de las TICs para la realización del trabajo y/o para
comunicarse y de la combinación de otras variables que si bien no definen al teletrabajo,
caracterizan modalidades de implementación. Entre ellas: localización de la prestación laboral,
horario de teletrabajo, relación contractual entre empleador y trabajador, contexto social,
político, económico, cultural del lugar donde está el trabajador (o sea, del lugar en que se realiza
el trabajo), por un lado, y del lugar en que se desenvuelve la organización empleadora, por otro.
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Rosanvallon (Vendramin et Valenduc, 2016) distingue dos tipos ideales de colectivos de trabajo: a) colectivos
de copresencia, unidos por el espacio físico, en el que los trabajadores pueden interactuar y sociabilizar. b)
colectivos de coactividades, unidos por la tarea, la que realizan distantes unos trabajadores de otros. El trato es
impersonal en parte porque no se conocen.
relación que un individuo con una multitud) y "nosotros-nosotros" (la relación que un grupo
tiene con otro grupo) (Chanlat, 1994). Este trabajo se ocupa de las primeras (y, en menor
medida, de las segundas).
Según Rubbini (2018), en base a una investigación propia, a los teletrabajadores les importa
tener buenas relaciones con sus compañeros de trabajo, algunos con mayor y otros con menor
grado de intimidad. De hecho, si bien son muchos más los que encuentran ventajas en
teletrabajar que los que encuentran desventajas, la desventaja percibida por más trabajadores es
de índole relacional (con los compañeros, jefes y la organización) ya que el teletrabajo es
identificado como causante de aislamiento. “Los otros” en el trabajo (compañeros, jefe) y el
querer gestar o desarrollar con ellos relaciones aparece en los motivos de los trabajadores para
trabajar en copresencia, no así entre las razones para teletrabajar. En cambio, las ventajas son
mayoritariamente de índole individual.
Rubbini (2012), a partir de una revisión bibliográfica, sintetizó que, el teletrabajador puede
sufrir:
- Aislamiento físico y social (o sensación del mismo).
- Estado de soledad.
- Bajo o nulo soporte social por parte de superiores y compañeros.
- Problemas de interacción laboral empleados-empleados y empleados-superiores.
- Ambigüedad de rol: El trabajador percibe una indefinición respecto al rol que
debe jugar y tiene una imagen confusa del mismo, debido a unas expectativas poco
claras, mal explicitadas o con amplios márgenes de incertidumbre.
- Patología o desajuste persona-medio, que puede llevar a la enfer-
medad, además de otras consecuencias sociales y psicológicas (como tecnoestrés,
tecnoansiedad o tecnofatiga). (pp.8-9)
De acuerdo a los hallazgos de Lewis (2012) las relaciones sociales en un contexto con
teletrabajo son diferentes a las relaciones en un contexto de trabajo tradicional (copresente):
- Los compañeros que trabajan presencialmente expresan que tratan de manera
diferente a los teletrabajadores porque el contacto con ellos no es espontáneo como
con aquellos en la oficina. De hecho afirman como una desventaja para los teletra-
bajadores su menor participación en las redes. Por otro lado, si bien afirman que son
iguales y en teoría tienen el mismo estatus, consideran como un beneficio la flexi-
bilidad horaria y espacial que tienen los teletrabajadores.
- Y los teletrabajadores consideran que son vistos como un trabajador “de mayor
nivel” por los trabajadores presenciales. Sin embargo, deben hacer un esfuerzo extra
para "gestionar" las relaciones de trabajo con sus colegas en la oficina y ser vistos
como un colega "efectivo". En la misma línea, los jefes con subordinados en las dos
modalidades de trabajo encuentran mayor resentimiento de los trabajadores presen-
ciales hacia los teletrabajadores.
- Se complejiza el rol de los jefes con teletrabajadores a cargo en función de cuánto
su papel depende (o no) del contacto cara a cara con sus subordinados. La disminu-
ción del contacto cara a cara entre los gerentes de línea y sus subordinados puede
ser percibido por los primeros como una pérdida de poder.
Por otro lado, según Golden & Fromen (2011) en los equipos de trabajo distribuidos en red la
experiencia de relación con los compañeros que los integrantes está influenciada por el lugar
de trabajo del jefe. Si bien la mayor coordinación requerida entre los integrantes de un equipo
distribuido puede ocasionar menor satisfacción en los trabajadores presenciales con los
teletrabajadores, la tolerancia de los primeros con los segundos es mayor si el jefe del equipo
también trabaja a distancia. A su vez, los jefes que teletrabajan comprenden mejor los desafíos
de la comunicación a distancia y están más dispuestos a ayudar a sus subordinados a superarlos,
propiciando tanto la correcta transmisión de datos e información como la vinculación
socioemocional posible a partir de los intercambios informales. Por ende, cuando el jefe
teletrabaja mejora la experiencia de los trabajadores del equipo.
Aunque, como se mencionó, la vida social no es función del espacio físico, la distancia aumenta
la abstracción en las relaciones interpersonales. Rubbini (2018) identificó cinco grupos de
percepciones de los integrantes de equipos distribuidos en red respecto de la distancia en las
relaciones en el trabajo: hay quienes perciben negativas las relaciones a distancia y positivas
las copresentes, pero también están los contrarios. Y hay quienes no perciben diferencias entre
ellas. Se desarrollan a continuación.
2.3.3 Desafíos del espacio social en el teletrabajo: El cuerpo humano, entidad que se
comunica y relaciona
Es a través del cuerpo que trasmitimos emociones y afectos y nos relacionamos con otras
personas dentro del colectivo de trabajo (Neffa, 2014).
(…) los cuerpos no son entidades estables y fijas, sino procesales y relacionales (según
el turn to affect). Tener un cuerpo y actuar con el cuerpo supone cómo éste afecta y se
ve afectado por otros (Sabido Ramos, 2016, p.159).
En los equipos de trabajo distribuido en en red los trabajadores (y por ende sus cuerpos) están
a distancia. Rubbini (2018) menciona que los integrantes de tales equipos refieren
reiteradamente al cuerpo humano y sus cualidades, que les plantean desafíos o los hacen sentir
limitados. Sienten las carencias de no verse, tocarse, percibirse, o se sienten limitados en esos
aspectos. Comentan que el hecho de no verse, no conocerse los gestos ni las expresiones, el no
compartir tiempo juntos presencialmente, aunque permite entablar relaciones, incluso de
cariño, no llegan a la amistad como puede suceder cuando la relación de desarrolla cara a cara.
A distancia es común no poder hablar de asuntos personales, sentirse extraños, no tenerse
confianza, no tener una clara noción del otro y del “nosotros”. Algunas dificultades que
ejemplifican lo dicho son:
- Al trabajar a distancia del otro es difícil percibirlo, ubicarlo; saber cómo está o qué está
haciendo.
- Trabajadores de un mismo equipo que no se han visto nunca cara a cara pueden cruzarse
en el pasillo de la oficina y no reconocerse.
- Quien está a distancia debe crear y proyectar una imagen de sí ante los demás (clientes,
empleador, colegas).
- Uno se hace una imagen de cómo es el cuerpo del otro, por la foto que utiliza en su perfil
de usuario (en los sistemas informáticos), pero no es lo mismo que la realidad.
- A la distancia se pueden ignorar a algunas personas del trabajo. En cambio, al estar
copresentes no se puede.
- Estando a distancia un trabajador puede ocuparse de varias cosas al mismo tiempo,
aprovechando que los demás no lo ven, ya sean asuntos personales o laborales.
Parecería que los teletrabajadores podrían estar en desventaja, ya que no se benefician del
mismo nivel de contacto cara a cara como el personal que trabaja presencialmente en la oficina
e identifican como una desventaja de su modo de trabajo el tener menor visibilidad frente a los
demás. De hecho, expresan que deben hacer “sentir” su presencia a través del contacto regular
con sus compañeros de trabajo en la oficina (Lewis, 2012). También su relación con los jefes
implica desafíos, cuando las relaciones con la gerencia se basa en la proximidad (Lewis, 2012)
en las que la observación “cara a cara” es un elemento importante para “ser notado” para el
progreso de carrera. Según Levin & Kurtzberg (2020) uno de los principales impulsores de
quién interactúa con quién en las organizaciones es la proximidad física. Sorprendentemente,
incluso una distancia de uno o dos metros puede marcar una gran diferencia. No hay que
olvidarlo al implementar teletrabajo.
Segato resalta al cuerpo humano como ente relacional cuando dice, refiriéndose pandemia por
COVID19, que
nos ha venido a recordar la necesidad de la copresencia y la cocorporalidad, la
importancia de la comunicación física no verbal, la del cuerpo del otro. Es un equívoco
pensar que la distancia física no es una distancia social (…) que "lo social" es la
palabra y la bidimensionalidad de la imagen sin darnos cuenta de que la proximidad
corporal es una parte fundamental de lo social (...). Los rituales no son verbales, son
rituales físicos, dotados de materialidad. Toda la fisicalidad de la existencia se está
mostrando ahora por su falta, su ausencia. Sentimos una gran carencia de esa
materialidad (...). Algo interesantísimo que está ocurriendo con la cuarentena es que
comenzamos a sentir la necesidad de la materialidad del cuerpo del otro, que no lo
percibíamos como comunicación necesariamente. (Pikielny, 2020)
Ya Simmel entendía al cuerpo como ente relacional. Parafraseando a Sabido Ramos (2016),
Simmel planteaba que la “presencia sensible en el mismo espacio” produce entre las personas,
un intercambio tanto cognitivo como sentimental. Cognitivo porque la “impresión sensorial”
es “tomada como medio para conocimiento del otro: lo que veo, oigo, siento en él no es más
que el puente por que cual llego a él mismo, como objeto de mi conocimiento”. Y también
sentimental, pues la “impresión sensible” de los otros produce “sentimientos de placer y dolor,
de elevación o humillación, de excitación o sosiego”, haciendo posible determinadas formas
sociales de relación que van del agrado al desagrado, en un amplio espectro de combinaciones.
De acuerdo a Echeverría (1999), el cuerpo humano tiene una estructura que define su inserción
en el espacio, estructura en la que se distinguen: un interior, una frontera y un exterior. La
frontera son los sentidos sensoriales (que son al menos cinco), que le permiten interrelacionarse
con el exterior. Los sentidos amplían el campo de influencia y el exterior inmediato del cuerpo,
y dependen estrictamente de la distancia. El cuerpo humano es tridimensional y limitado.
Además, el espacio sensorial del cuerpo humano es un espacio-tiempo, que también determina
las posibilidades de interrelación de los seres humanos.
Pero las TICs permiten a cada sujeto tener un cuerpo electrónico9 (que al día de hoy es
generalizadamente sólo bisensorial: imagen y voz digital) con el que telepercibe las
expresiones de los demás. Dado que las relaciones entre los cuerpos son representacionales, las
telerrelaciones afectan plenamente a los sujetos, tanto en el plano perceptivo como en el
cognitivo y emocional (Echeverría, 2013).
De acuerdo a Echeverría (1999), el entorno permitido por las TICs supone una gran inflexión
para las características espaciales y temporales del cuerpo humano. Se modifican:
- el espacio, permitiendo a los seres humanos estar en espacios más allá de donde se
ubique su cuerpo. Las TICs extienden el alcance de algunos de los sentidos sensoriales
del cuerpo humano, posibilitando ver, escuchar, hablar a distancias que la naturaleza
humana por sí sola no puede.
- el tiempo, permitiendo a los seres humanos interrelacionarse con otros sin requerir
simultaneidad.
La inflexión que señala Echeverría puede ser observada tanto por la ampliación como por la
reducción de la percepción (y por ende comunicación y relación) que permiten las TICs. Por
ejemplo:
- La vista que se tiene del otro a distancia depende de cómo el otro enfoque su persona en la
cámara. En copresencia, quien observa elige dónde poner la mirada, pero en una videollamada,
quien es mirado tiene más posibilidad de elegir qué mostrar, hasta el extremo de apagar la
cámara.
- En una videollamada es muy difícil (más aún en una grupal) el cruce de miradas, el sostener
la mirada, el correrla, todas acciones de la visión que crean "relación". “El intercambio de
miradas es el paradigma de la reciprocidad (Simmel, 1977), pues existe un condicionamiento
recíproco, independientemente del motivo por el cual las personas se miran, sea por flirteo,
complicidad o escrutinio.” (Sabido Ramos, 2016, p.156).
- Si bien algunas tecnologías permiten la vista de los rostros de los interactuantes a distancia,
también permiten la interacción sin la vista (lo que en copresencia no es posible). El rostro de
los interactuantes es de suma relevancia para las relaciones interpersonales, permite la
individualización, el reconocimiento, y la expresión de cada persona (Galarza, 2018). Mirarnos
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Cuerpo humano implementado por un conjunto de prótesis tecnológicas que le permiten al ser humano acceder
y ser activo en el tercer entorno.
a la cara posibilita orientarnos en la interacción (Sabido Ramos, 2016), pues es posible
encontrar ciertos indicios de estados afectivos en los gestos.
- Desde otro ángulo, cada interactuante en una videollamada no sólo mira a los demás, sino que
también puede mirarse a sí mismo en la interacción, lo que provoca la ejecución de movimientos
continuos de acomodación consciente y estar menos relajados ( Reynoso, 2020).
- Las TICs aun no permiten (suficiente y masivamente) teletransmitir el tacto, que es un gran
transmisor del contacto afectivo, contacto que nos comunica “que estamos seguros, que somos
amados, y que no estamos solos”. (Parker-Pope, 2020). “El afecto físico reduce el estrés (...) En
una serie de estudios [Coan, Schaefer & Davidson, 2006], solo tomarse de las manos con un
ser querido redujo la angustia producida por una descarga eléctrica.” (Parker-Pope, 2020).
- En el mundo virtual uno puede "ser tantas personas" (electrónicas) en simultáneo como tenga
el tiempo y la energía para crear según Kimble (2011). Para el autor, en la comunicación conocer
la identidad de aquellos con quienes uno se comunica es fundamental para crear una
comprensión mutua. Pero en los equipos virtuales, el estatus y la identidad de una persona
pueden ser ambiguos, ya que muchas de las claves básicas que existen en el mundo físico
pueden estar ausentes. A nivel individual, esto puede conducir a problemas de confianza, y a
nivel del equipo, puede conducir a dificultades para establecer un sentido de identidad colectiva
e inhibir la comunicación efectiva entre los miembros del equipo.
Parafraseando a Reynoso (2020), en las interacciones presenciales, el cuerpo, las miradas y las
palabras se "sintonizan" recíprocamente a velocidades increíbles, sentimos al otro y nos
"sentimos sentidos" por él, y experimentamos un estado de proximidad y confianza.
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Tal es el caso de los argentinos, según se evidencia en Dirección General de Estadísticas y Censos de CABA
(2014) y en Sorokowska et al. (2017).
trabajador individualmente.
e. Proveer las instalaciones físicas (oficinas por ejemplo) y la infraestructura informática que
permitan el satisfactorio encuentro de equipos de trabajo distribuidos en red. Para ello:
• Proveer de herramientas de comunicación y colaboración basadas en Internet
asegurando el acceso independientemente de dónde se encuentre el trabajador.
• Fomentar que los integrantes de la organización (de un mismo o diversos equipos
distribuidos) compartan el momento del almuerzo o la colación en el trabajo, aunque
sea a través de una teleconferencia.
• Asegurar que en el lugar de trabajo “material”:
- Los trabajadores presenciales de los equipos distribuidos puedan comunicarse con
aquellos a distancia sin molestar a los trabajadores copresentes de otros equipos o áreas de la
organización. Por ejemplo, deberán poder hacer uno de videoconferencias, por lo que hablarán
en voz alta y transmitirán imágenes del lugar de trabajo hacia fuera del establecimiento.
- Haya un espacio para cada uno de los teletrabajadores si resultara que todos quieren
asistir a trabajar presencialmente.
f. Si bien por lo propio de ser equipos de trabajo distribuidos en red podrían sus integrantes no
compartir horarios de trabajo ni lugares de residencia geográfica, se considera conveniente, en
la medida de lo posible:
• Que compartan al menos algunas horas de la jornada laboral.
• Que los integrantes de un equipo se reúnan en copresencia con cierta periodicidad, para
alguna actividad informal.
g. Privilegiar conformar equipos de trabajo con empleados que habiten en la misma ciudad o
aledañas (para facilitar los encuentros presenciales, dentro o fuera del ámbito laboral).
h. Cuando el teletrabajo es a tiempo completo y por períodos de tiempo extensos, se recomienda
considerar la utilización de las llamadas “oficinas virtuales” y “telecentros”, es decir, espacios
de trabajo independientes de la organización empleadora pero compartidos por trabajadores de
una única o múltiples organizaciones (respectivamente). Pueden ser una alternativa conveniente
al teletrabajo desde el hogar.
i. Propiciar la estabilidad de los integrantes que conforman un equipo si tienen (o están
construyendo) buena sinergia, para dar lugar a la colaboración, las relaciones a largo plazo entre
compañeros y a la generación de un sentido de comunidad.
j. Tener siempre presente que cada empleado es una persona singular. Entre ellos puede haber
quienes valoren negativamente las relaciones a distancia, y quienes positivamente las
presenciales, pero también pueden estar los opuestos. Es importante conocer a cada empleado.
Escuchar las razones por las que prefiere el trabajo presencial o el trabajo a distancia y pensar
con él qué le resulta mejor para la relación con los demás y con la organización a largo plazo.
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El presente trabajo corresponde a una síntesis de la tesis doctoral de Viteri, M (2020). Dimensiones pro-
sostenibilidad en la cultura organizacional de las universidades públicas de Pichincha – Ecuador; y una
ampliación más detallada del tema.
promueva la transformación interior y naturalizada en la comunidad universitaria respecto al
beneficio económico que prima; y más bien cultive creencias y valores fundamentados en el
paradigma de la sostenibilidad (Smircich, 1983; Rodríguez, 2009).
Este apartado retoma y profundiza, algunas de los análisis desarrollados en mi tesis doctoral
(Viteri, 2020) que explora la inserción de asignaturas en las mallas curriculares relacionadas a
la sostenibilidad, la inclusión de textos pro-sostenibilidad en la planificación estratégica y
funciones sustantivas, y comportamiento pro-sostenible de la comunidad universitaria con
relación a la dimensión social de la sostenibilidad.
El estudio tuvo un enfoque mixto de tipo descriptivo. Se inició con un abordaje cualitativo y
posteriormente se dio un tratamiento cuantitativo. El abordaje cualitativo buscó una
comprensión detallada de las perspectivas de las personas frente al tema tratado, a través de sus
manifestaciones habladas o escritas y de la conducta observable (Taylor & Bogdan, 2000) lo
que permitió generar teoría fundamentada a partir de datos empíricos obtenidos
sistemáticamente (Bryman, 2012; Glaser & Strauss, 1967). Se analizaron las manifestaciones
descritas en la documentación formal de la planificación estratégica y las funciones sustantivas
de la universidad; las apreciaciones y percepciones obtenidas en las entrevistas con los
informantes de las carreras de las disciplinas de economía, administración y comercio de las
universidades en estudio; así como los resultados obtenidos en la encuesta para determinar los
comportamientos de las comunidades de las universidades en estudio, en relación a las
dimensiones de sostenibilidad.
a. Dimensión Ambiental
Varios son los estudios que han demostrado que los desequilibrios en el medio natural están
relacionados directamente a las acciones y actividades del ser humano, en el sentido de que sus
acciones y comportamientos influyen negativamente en la naturaleza, provocando deterioro en
los sistemas ambientales y en los sistemas humanos activamente interrelacionados (Jiménez-
Herrero, 1999).
Es responsabilidad del ser humano articular un proceso evolutivo en su cultura, de tal forma que
sus acciones y comportamientos provoquen una adecuada interacción e interdependencia entre
cada uno de los elementos de la naturaleza (Vega, 2013). Es decir, estos comportamientos pro-
ambientales se comprenderían como las acciones encaminadas al cuidado y preservación del
entorno ambiental (Calvo-Salguero, Aguilar-Luzón, & Berrios-Martos, 2008), el compromiso
es transformar la cultura de la sociedad en el uso y preservación de los recursos (CEPAL, 2001).
La educación se convierte en una herramienta que promueve conciencia en el ser humano, a
través de impartir información y conocimiento, motivar la participación directa y el compromiso
en el cuidado del medio ambiente y que, por medio de un proceso continuo y de larga
proyección, se traduzca en un comportamiento pro-ambiente (Martínez, 2004).
b. Dimensión Social
La definición de la dimensión social difundida en el informe de Brundtland se fundamenta
particularmente en dos conceptos, la equidad entre las generaciones actuales y las futuras, es
decir la capacidad de compartir el bienestar entre las generaciones y la justicia social,
fundamentada en la distribución justa de recursos (López, Arriaga, & Pardo, 2018), es decir la
capacidad de transformación social desde la cultura sería una meta para lograr el desarrollo
sostenible.
En este sentido Sen & Kliksberg (2008), proponen la existencia de ciertos factores
extraeconómicos incluidos en la cultura que inciden directamente en el desarrollo económico,
tecnológico y sostenible de una sociedad, vinculan el capitial social con la cultura e identifican
cuatro componentes: el primero relacionado con la confianza en las relaciones interpersonales,
es decir la capacidad de las personas en confiar unas en otras; el segundo componente
relacionado con la capacidad de asociatividad que tienen la sociead, es decir la la capacidad de
una sociedad para construir formas de cooperación (desde la más elemental como cooperar con
el vecindario hasta las más elaboradas como lograr una concertación nacional); el tercero es la
conciencia cívica es decir cómo se comporta la sociedad frente a lo que es de interés colectivo
(desde cuidar espacios verdes hasta pagar impuestos); y finalmente el cuarto, que corresponde
a los valores éticos que posee una sociedad y que de ellos depende su futuro.
c. Dimensión Económica
En esta dimensión se analiza el comportamiento económico de las personas desde la perspectiva
de su responsabilidad y consideración de los valores de justicia y solidaridad.
Bauman (2004) utilizó la metáfora de los líquidos para reflexionar sobre el estado actual de la
sociedad, expresó que el hombre se encuentra sumergido en una sociedad consumista, donde las
necesidades deben ser satisfechas inmediatamente con nuevos productos; para el autor, hemos
dejando de ser una sociedad colectiva, con intereses comunes para transformarnos en una
sociedad individualista, con intereses individuales.
Asimismo, para Cortina (2002, 2003) la sociedad actual ha perdido el rumbo real de su fin en sí
mismo, y se ha convertido en una sociedad consumista, siendo el consumo superfluo el que la
caracteriza, de tal forma que la gente expresa éxito y felicidad a través de este consumo. Expresa
también que para que exista un consumo responsable debe abordarse desde la ética, y debe ser
el consumidor quien evalúe el producto, dependiendo de si se considera que es justo, si es
responsable, si es liberador y si brinda felicidad.
La responsabilidad en el consumo, además de tener una conciencia crítica, involucra la
valoración ética y el posicionamiento activo a favor de los principios de justicia, solidaridad
global y respeto hacia la naturaleza, y en contra de las empresas con prácticas y productos que
trastornan y contravienen estos valores. Implica retomar espacios que se consideraban perdidos
como la compra directa al productor y la colaboración a pequeños productores de economía
solidaria o comercio justo (UNESCO, 2008).
a. Plan de estudios
Se analiza la inclusión de asignaturas o temas tratados en ellas, relacionados a ecología
urbana, medio ambiente, justicia social, producción y consumo responsable, entre otras; es
decir se visualiza si la universidad promueve el desarrollo sostenible a través de la inclusión
de asignaturas relacionadas a la sostenibilidad.
b. Investigación y becas de estudio
Esta variable analiza los esfuerzos de la Universidad en el desarrollo de la investigación en
diferentes temas relacionados con la sostenibilidad, elaborados por los estudiantes y
docentes de la institución.
c. Prácticas Operacionales
Se analiza si las universidades cumplen con prácticas operacionales relacionadas a: la
construcción y renovaciones sostenibles en edificios; reducción de consumo de agua y
electricidad; reducción de desechos; prácticas de reciclaje; programas de alimentación
sostenibles – saludables; paisajismo sostenible; transporte sostenible; compras ecológicas a
empresas socialmente sostenibles; evaluaciones o auditorías ambientales.
d. Desarrollo de Personal y Recompensas
Se indaga sobre el conocimiento y compromiso de los miembros de la organización con la
sostenibilidad. Y si los esfuerzos que realiza el personal administrativo, personal docente, o
estudiantes frente a temas de sostenibilidad, son recompensados de alguna manera por la
Universidad.
e. Vinculación
Este eje estudia si la Universidad impulsa el desarrollo y formación de asociaciones a nivel
local o global que fomenten temas de sostenibilidad (ULSF, 2015). Es decir, si la
Universidad está en la capacidad de brindar servicios en cuanto a la práctica de actividades
sostenibles en las comunidades más cercanas a dicha institución. Para ello, se verifica la
existencia de acuerdos con instituciones nacionales o internacionales que promuevan temas
de sostenibilidad (ULSF, 2015).
f. Oportunidades para el Estudiante
Este criterio verifica si la institución promueve oportunidades para que los estudiantes
mantengan un compromiso firme en temas de sostenibilidad a través de becas, pasantías,
desarrollo profesional, servicio a la comunidad, entre otros.
g. Planificación estratégica
Investiga si la planificación estratégica de la Universidad, misión, visión, objetivos, valores
institucionales, políticas, entre otros, se encuentran encaminadas y comprometidas al
cumplimiento de los diferentes criterios de sostenibilidad.
3.4.5. Vinculación
La función sustantiva vinculación demostró ser la función con mayor percepción de inclusión
de dimensiones pro-sostenibilidad en las tres universidades de análisis, particularmente la
dimensión social
Se hizo referencia a los proyectos de vinculación que involucran la participación de docentes,
estudiantes y sociedad; notándose el compromiso de la universidad con las comunidades,
algunas de ellas en otras provincias.
También se comentó que la vinculación se vuelve un tema estrictamente obligatorio para el
estudiante, pues al finalizar su carrera debe cumplir con horas de vinculación para graduarse; en
este sentido cabe preguntarse si esta función no fuera obligatoria, continuaría teniendo el mismo
compromiso que actualmente tiene.
Planificación
estratégica
4
3
2
1
Vinculación 0 Docencia
Dimensión ambiental
Dimensión Social
Dimensión Económica
Investigación
Ahora bien, en función a los resultados obtenidos en los temas antes mencionados, es primordial
visualizar la orientación que tiene el comportamiento de la comunidad universitaria de las
universidades en estudio, considerando para el análisis cada dimensión de sostenibilidad, como
se detalla a continuación.
Figura 3.2
Comportamiento pro-sostenible de las comunidades universitarias: dimensión ambiental
Figura 3.3
Comportamiento pro-sostenible de las comunidades universitarias: dimensión social
Figura 3.4
Comportamiento pro-sostenible de las comunidades universitarias: dimensión económica
Tabla 3.3
Apreciaciones de no inclusión de dimensiones pro-sostenibilidad
4. A modo de cierre
Las problemáticas abordadas en el capítulo, relacionadas con el trabajo y la formación de los
profesionales a partir del eje de la sostenibilidad en función de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible 2030, son de una magnitud tal que no permiten una dilación en los cambios
organizacionales necesarios para resolverlas. Queda claro que la pandemia COVID-19 aceleró
la visibilidad, tanto de las inequidades como de los problemas ambientales producto del devenir
del sistema capitalista y de la concentración corporativa en el manejo de los recursos del planeta
y del futuro de su población. Es nuestro deseo que las discusiones que conforman este escrito
sean un aporte hacia el logro de las metas de desarrollo.
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