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PARTE II: LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN PARTICULAR

TEMA 8: CLASIFICACIÓN
8.1. Las clasificaciones doctrinales clásicas
Georg Jellinek, jurista austriaco del siglo XIX y comienzos del siglo XX, distinguió
varias situaciones o status que ayudan a entender su visió n de los derechos
fundamentales y la evolució n de los mismos, así como algunas de sus
características actuales:
 Status subjectionis: estado de sujeció n o sometimiento en el que se
encuentran los individuos que carecen de derechos y libertades, es decir,
que ú nicamente pueden hacer lo que se le permite hacer. En esta situació n
los sujetos no son ciudadanos sino sú bditos.

 Status libertatis: estado de libertad pero no de derechos en el que se


encuentran aquellos individuos que no está n sometidos a reglas jurídicas ni
a un poder, es decir, que hacen lo que quieren hacer libremente. No hay un
derecho a hacer, sino una libertad a hacer.

Esta situació n, hoy en día, es prá cticamente inexistente porque casi todos
los territorios se encuentran bajo la jurisdicció n de un Estado, sin perjuicio
de que haya ciertas esferas en las que este no opera. En la actualidad esta
situació n existe ú nicamente respecto de la libertad de pensamiento y la
libertad de morir, la cual no constituye un derecho, pues de ser así podría
exigirse a un poder pú blico que facilitase su ejercicio. Concretamente, el TC
ha manifestado que no existe un derecho a la muerte sino una libertad a
morir.

 Status civitatis: estado de ciudadanía en el que se encuentran aquellos


individuos que ostentan los derechos establecidos para esa comunidad
política, es decir, ciudadanos a los que se atribuyen derechos
automá ticamente por el hecho de serlo. Estos derechos pueden reconocerse
independientemente de si el Estado es democrá tico o no, es decir, nada
impide que una monarquía reconozca derechos fundamentales.

 Status active civitatis: estado en el que se encuentran los ciudadanos que


gozan de derechos reconocidos por la comunidad política (civitas) y
participan en la elaboració n de los mismos, supuesto en el que se incluyen
los Estados democrá ticos.

Carl Schmitt, teó rico político má s importante del siglo XX, hizo un aná lisis del
Estado burgués de derecho o Estado constitucional liberal en su obra “La teoría de
la constitució n” de 1928, en la que distinguió cuatro categorías de derechos. Este
autor entiende, continuando con la teoría de Locke, que los individuos se
encuentran en un estado de naturaleza previo al pacto social, es decir, previo a la
existencia del Estado, de tal forma que con la creació n del mismo deben
garantizarse los derechos ya existentes anteriormente, por eso los límites a los
mismos deben ser siempre mesurables.
 Derechos del individuo aislado: son los auténticos derechos
fundamentales porque protegen intereses ya existentes antes de la
aparició n del Estado, por ejemplo, el derecho a la vida o a la integridad
física.

 Derechos del individuo en relación con otros individuos: derechos que


regulan las relaciones entre individuos, por ejemplo, la libertad de
expresió n, la cual no tiene sentido cuando el individuo existe aislado.
Consecuentemente, lo que es previo al Estado es ilimitado, mientras que los
posterior, en principio, es limitado.

Estos derechos en funció n de para qué se usen pueden ser auténticos


derechos fundamentales o no, es decir, cuando tienen una finalidad
econó mica o social son derechos fundamentales, mientras que cuando
tienen una finalidad política dejan de serlo porque el individuo solo puede
hacer lo que el Estado le permite hacer, es decir, el presupuesto es el
Estado, no la libertad. En este sentido, Rousseau entendía que debían
prohibirse los partidos políticos porque la agrupació n de personas rompe la
igualdad entre los individuos.

 Derechos del individuo en relación con el Estado: no son derechos


fundamentales porque no pueden existir sin el Estado, es decir, no son
anteriores al mismo.

 Derecho a prestaciones del Estado o derechos sociales: no son


verdaderos derechos sino expectativas de derechos porque la prestació n
que implican está siempre condicionada a la existencia de disponibilidades
econó micas, consecuentemente no dependen del Estado.
8.2 La clasificación en la CE
La CE hace una distinció n, bastante inusual en el derecho comparado, de los
derechos fundamentales sin rigor alguno, es decir, sin correspondencia doctrinal.
Esta clasificació n no se corresponde con la importancia de los derechos, por
ejemplo, hay derechos que se encuentran recogidos en la DUDH, en el PDCP y en el
CEDH pero que en la CE aparecen entre los derechos de tercer grado y al mismo
tiempo hay derechos que se encuentran en la CE entre los de primer grado a pesar
de no estar recogidos en los instrumentos anteriores.
a) Derechos de primera clase
Los derechos de primera clase se encuentran en la Secció n I Capítulo II Título I CE
(arts 15-29 CE) y gozan de las má ximas garantías:
 Eficacia directa (art 53.1 CE).
 Reserva de ley (art 53.1 CE).
 Reserva de ley orgá nica (art 81.1 CE): el TC ha intentado distinguir entre la
propia regulació n de la ley, objeto de reserva de ley ordinaria, y el
desarrollo de la ley, objeto de ley orgá nica. En este sentido, el desarrollo
sería el que introduzca límites al derecho, así como el que añ ada lo
necesario para que este alcance su má xima efectividad.
 Reforma constitucional agravada (art 168.1 CE).
 Garantías civiles, administrativas y jurisdiccionales, tanto ordinarias como
extraordinarias (art 24.1 CE y art 53.2 CE).
 Tutela del Ministerio Fiscal y del Defensor del Pueblo.
La mayor parte de estos derechos son liberales, aunque entre ellos se incluye algú n
derecho social.
b) Derechos intermedios
Categoría imprecisa formada por derechos que no gozan de todas las garantías
constitucionales, pero sí de algunas de las má s importantes:
 Derecho al uso del castellano (art 3 CE): es considerado como un derecho
asimilado a la libertad de expresió n y goza de la protecció n de la reforma
agravada por encontrarse en el Título I CE, pesar de carecer de amparo o
desarrollo en ley orgá nica.

 Derecho a la igualdad (art 14 CE): goza de la garantía de amparo pero


carece de protecció n por la reforma agravada y de desarrollo en ley
orgá nica, a pesar de lo cual en la prá ctica se ha elaborado una ley en materia
de igualdad con cará cter de ley orgá nica que no ha llegado a ser impugnada.

c) Derechos de segunda clase


Los derechos de segunda clase se encuentran en la Secció n II Capítulo II Título I CE
(arts -30-38 CE) y gozan só lo de algunas garantías:
 Eficacia directa (art 53.1 CE).
 Reserva de ley (art 53.1 CE).
 Garantías civiles, administrativas y jurisdiccionales ordinarias (art 24.1 CE).
 Tutela del Ministerio Fiscal y del Defensor del Pueblo.

d) Derechos de tercera clase


Los derechos de tercera clase se encuentran en los Títulos III/IV/VI CE y gozan de
reserva de ley, así como de la tutela del Ministerio Fiscal. Algunos de ellos son
directamente invocables, es decir, tienen eficacia directa, no obstante, hay otros
que se encuentran condicionados a que una ley los regule o desarrolle.
 Art 77 CE: este artículo establece que las cá maras podrá n recibir peticiones
individuales y colectivas por escrito, prohibiendo la presentació n directa
por manifestaciones ciudadanas, lo cual entra en contradicció n con el art 29
CE, en virtud del cual todos los españ oles tienen derecho de petició n
individual o colectivo por escrito. Este conflicto puede entenderse de dos
formas, en primer lugar, que el art 77 CE no está bien redactado, y en
segundo lugar, que el art 77 CE es una excepció n al art 29 CE.

 Art 105 CE: este artículo establece que la ley regulará , en primer lugar, la
audiencia de los ciudadanos, directamente o a través de las organizaciones
o asociaciones reconocidas por la ley, en el procedimiento de elaboració n de
las disposiciones administrativas que les afecten, en segundo lugar, el
acceso de los ciudadanos a los archivos y registros administrativos, y en
tercer lugar, el procedimiento a través del cual deben producirse los actos
administrativos, garantizando cuando proceda la audiencia del interesado.
Respecto de este precepto se plantea la cuestió n de en qué medida los
derechos reconocidos en el mismo tienen eficacia directa, pues la CE
establece que los mismos deben ser regulados por ley, de lo que se deduce
que en ausencia de la misma no será n invocables.

 Art 106 CE: este artículo establece que los particulares tendrá n derecho a
ser indemnizados por toda lesió n que sufran en cualquiera de sus bienes y
derechos en los términos establecidos en la ley, salvo supuestos de fuerza
mayor y siempre que la lesió n sea consecuencia del funcionamiento de los
servicios pú blicos. Este precepto se constituye como una garantía
administrativa de los derechos, a pesar de estar definido como un derecho.

 Art 119 CE: este artículo establece que la justicia será gratuita cuando así lo
disponga la ley y en todo caso respecto de quienes acrediten insuficiencia
de recursos para litiga. Este precepto pone de manifiesto que el derecho no
está condicionado al desarrollo por ley.

 Art 120 CE: este artículo establece que las actuaciones judiciales será n
pú blicas, de tal forma que, aparentemente, no se está reconociendo ningú n
derecho, aunque implícitamente se deduce el derecho a presenciar las
actuaciones judiciales.

e) Derechos de cuarto grado


Los derechos de cuarto grado, también llamados principios rectores de la política
econó mica y social, se encuentran en el Capítulo III Título I CE (arts 39-52 CE).
 Art 43 CE: este artículo reconoce el derecho a la protecció n de la salud.

 Art 44 CE: este artículo establece que los poderes pú blicos promoverá n y
tutelará n el acceso a la cultura, a la cual todos tienen derecho.

 Art 74 CE: este artículo establece que todos los españ oles tienen derecho a
disfrutar de una vivienda digna y adecuada.
A pesar de que en muchos de estos artículos aparece expresamente la expresió n
derechos, muchos de ellos en realidad no lo son. El propio art 53.2 CE establece
que el reconocimiento, respeto y protecció n de los principios reconocidos en el
Capítulo III CE informará n la legislació n positiva, la prá ctica judicial y la actuació n
de los poderes pú blicos, no obstante, los mismos só lo podrá n ser alegados ante la
jurisdicció n ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los
desarrollen. Consecuentemente, en ausencia de ley que desarrolle estos principios
no cabe la posibilidad de que los mismos sean invocados, ademá s, el propio
artículo los califica como principios en lugar de derechos.
8.3 Las garantías institucionales
En la CE hay algunos artículos que no contienen derechos ni libertades sino
garantías institucionales, por ejemplo:
 Art 26 CE: este precepto establece que se prohíben los tribunales de honor
en el á mbito de la administració n civil y de las organizaciones profesionales.

 Art 27.10 CE: este precepto establece que se reconoce la autonomía de las
universidades.

 Art 36 CE: este precepto establece que la ley regulará las peculiaridades
propias del régimen jurídico de los colegios profesionales.

 Art 39 CE: este precepto establece que los poderes pú blicos mantendrá n un
régimen pú blico de seguridad social.
La teoría de las garantías institucionales fue formulada por primera vez por Carl
Schmitt en un contexto en el que no estaba claro el cará cter jurídicamente
vinculante de la CE, de tal forma que, a través de las mismas, intenta otorgar fuerza
vinculante a determinados artículos de la CE de Weimar de 1919 respecto al
legislador. Ademá s, Schmitt distingue entre lo que son garantías institucionales en
sentido estricto, es decir, instituciones de derecho pú blico, y lo que él llama
garantías institucionales de instituto, es decir, instituciones de derecho privado.
Consecuentemente, las garantías institucionales consagran instituciones que
aparecen recogidas en la CE pero que ya existían antes de la misma, las cuales
quedan garantizadas por aparecer recogidas en el texto de la misma. Esta garantía
tiene dos consecuencias, en primer lugar, que dichas instituciones no puedan ser
suprimidas por el legislador, y en segundo lugar, que el legislador no pueda darles
una regulació n que las desfigure, es decir, el legislador tiene que respetar los
elementos fundamentales de su configuració n para no hacerlas irreconocibles.
El hecho de que el legislador tenga que respetar los elementos fundamentales de la
configuració n de estas instituciones fue alegado como uno de los motivos para
impugnar la ley del matrimonio homosexual al entender que el art 32 CE recoge
una garantía institucional. El TC ha manifestado al respecto que no existe el
derecho al matrimonio homosexual pero que el mismo es perfectamente
constitucional.
8.4 Los deberes
Carl Schmitt distinguió entre deberes fundamentales y deberes constitucionales.
En este sentido, considera los deberes fundamentales como ideas inversas a los
derechos fundamentales, pues si estos ú ltimos presuponen que antes de crearse el
Estado el individuo gozaba de una libertad que posteriormente es limitada por el
mismo los primeros responden a la idea opuesta, es decir, antes de la creació n del
Estado no había libertad sino sometimiento, de tal forma que la constitució n del
mismo se lleva a cabo para mantener ese sometimiento. Consecuentemente, en un
Estado liberal no son admisibles los deberes fundamentales por se incompatibles
con los derechos fundamentales, es decir, no pueden existir al mismo tiempo. De
esta forma, al existir derechos fundamentales, los deberes que aparecen recogidos
en la CE son deberes constitucionales, es decir, creados tras la instauració n del
Estado, los mismos pueden ser:
 Deberes constitucionales de primer grado: está n recogidos en el Título
Preliminar y en la Secció n I del Título II, ademá s, los mismos solo pueden
suprimirse utilizando el procedimiento de reforma agravada.

 Deberes constitucionales de segundo grado: está n recogidos a lo largo del


articulado de la CE salvo en las secciones reservadas a los deberes
constitucionales de primer grado y pueden ser objeto de reforma
constitucional ordinaria.

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