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DERECHO

CONSTITUCIONAL III

Enero 2020
TEMA 1. INTRODUCCIÓN A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES, LIBERTADES
PÚBLICAS Y DEBERES CONSTITUCIONALES.
1. LOS DERECHOS HUMANOS Y DERECHOS FUNDAMENTALES. TEORÍA GENERAL.
Función y naturaleza. Tradicionalmente, las Constituciones poseen un doble contenido: una
parte orgánica (los órganos del Estado) y una parte dogmática, integrada por los derechos
fundamentales, que se califican de “fundamentales” precisamente porque constituyen uno de los
pilares básicos del sistema jurídico y político (art. 10 CE). Sólo allí donde se reconocen y
garantizan los derechos fundamentales existe Estado de Derecho y sólo hay Estado de Derecho
si los derechos fundamentales son reales y efectivos.
Por eso, los derechos fundamentales poseen una doble naturaleza. Por un lado, son un elemento
necesario para la existencia del sistema político y por ello límite del mismo. No es posible
hablar de democracia ni de Constitución sin derechos fundamentales. Por otro lado, son
simultáneamente derechos subjetivos en la medida que garantizan al ciudadano un determinado
ámbito de libertad o status jurídico, que puede hacerse valer ante los tribunales.
Origen. Para unos, los derechos fundamentales son derechos anteriores a la Constitución y al
Ordenamiento jurídico (tesis iusnaturalista); para otros, en cambio, los derechos fundamentales
sólo existen en la medida en que se establecen en el Ordenamiento jurídico (tesis positivista); un
tercer grupo cree que los derechos fundamentales proceden de un orden de valores anterior al
Ordenamiento, pero que sólo adquieren naturaleza de derechos por su positivización (tesis
mixta). Pero cualquier que sea el fundamento que quiera darse a los derechos fundamentales, lo
cierto es que, desde el punto de vista jurídico, su análisis y estudio debe realizarse partir de su
regulación en el Ordenamiento, primero en la Constitución y luego, en su caso, en otras normas.
Calificación. En cualquier caso, los “derechos fundamentales” se califican así desde época
reciente (Constitución alemana de 1949), extendiéndose posteriormente la calificación al tiempo
que se asentaron los principios de soberanía popular y el carácter normativo de la Constitución.
Antes, lo que había eran Declaraciones de derechos o Cartas de derechos, que en la Edad Media
se aprobaban en defensa de los derechos de algunos individuos -los estamentos frente al Rey- y
posteriormente servían para otorgar a todos los individuos el status de ciudadano, pues todos en
cuanto seres humanos nacemos iguales y libres por naturaleza (Declaraciones de derechos de las
Revoluciones americana y francesa).
Se trata de Declaraciones de derechos naturales, preconstitucionales. Su fuerza proviene de la
Naturaleza, no de la Constitución, que solo comenzó a poseer fuerza normativa con la
Constitución norteamericana (1787). Con la Constitución, ningún poder constituido es superior
al poder constituyente (el pueblo), ni ninguna norma está por encima de ella. Por ello, con la
Constitución los derechos naturales se convierten en constitucionales.
Esta fue la solución norteamericana. En Europa, los principios de soberanía parlamentaria,
soberanía nacional y monarquía constitucional impidieron tal conversión, de modo que es la ley
del Parlamento la que define el alcance de los derechos. Después de la primera guerra mundial,
se comienzan a afirmar los principios de soberanía popular y normatividad de la Constitución,
constitucionalizándose los derechos. Este proceso culminó en Europa tras la segunda guerra
mundial (1945) y en España en 1978.
Primera distinción: Derechos Humanos y Derechos Fundamentales.
1. DERECHOS HUMANOS:
Aquellos derechos que poseen todos los seres humanos en razón a su pertenencia a la
especie humana, es decir, aquellos derechos inherentes a la persona por el simple hecho
de serlo. Estos derechos se reconocen en los textos internacionales y convenidos por la
comunidad internacional, como por ejemplo, la Declaración Universal de Derechos
Humanos adoptada por la Organización de las Naciones Unidas en 1949 o el Convenio
Europeo para la protección de los Derechos Humanos y las Libertades Individuales
elaborado por el Consejo de Europa en 1950.
2. DERECHOS FUNDAMENTALES:
Aquellos derechos positivados en la Constitución de un Estado o supra-Estado (UE) y
que poseen una garantía de protección y respeto por los Tribunales del mismo.
Esta división entre Derechos Humanos y Derechos Fundamentales es la que ha
adoptado nuestro Ordenamiento Jurídico, fuera de nuestras frontera, como es el caso de
Francia, coexisten los Derechos Humanos y los Derechos Fundamentales, los cuales se
dividen en Libertades Públicas que englobarían los Derechos Fundamentales de
autodeterminación del individuo y los Derechos Fundamentales que serían los derechos
de protección colectiva. Segunda distinción: Valores superiores y Principios
Constitucionales.
VALORES SUPERIORES: Son aquellos ideales que la sociedad se propone como los
máximos objetivos de su Ordenamiento Jurídico. Expresan la moral social y cultural de un
momento histórico determinado. En nuestro texto constitucional vigente quedan recogidos en
los art. 1.1 y 10.1, siendo la Libertad, la Igualdad, el Pluralismo Político y la Justicia, así como
la Dignidad de la persona, el Libre desarrollo de la personalidad y el Respeto a la ley. Norberto
Bobbio sostiene que: es diferente el fundamento de un derecho que se tiene (DDFF) y el de un
derecho que se querría tener (valores superiores): el primero se encuentra en el Ordenamiento
Jurídico positivo, mientras que lo único que se puede hacer con el segundo es buscar las razones
de su justificación y tratar de convencer con ellas al legislador.
PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES: Son las reglas básicas que guían el funcionamiento
coherente y equilibrado de la estructura de una Constitución formal de un Estado determinado.
Por medio de estos principios constitucionales se garantizar la vigencia, estabilidad y el respeto
a la Constitución y al resto del Ordenamiento Jurídico.
La Constitución Española reconoce como principios constitucionales:
a. El principio de legalidad, art. 9.1, por medio del cuál se establece que los ciudadanos y
los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del Ordenamiento
Jurídico. El art. 25 CE, también hace referencia a este principio de legalidad, pero
centrado exclusivamente en la legalidad penal y sancionadora.
b. En su art. 9.3, la CE reconoce como principios constitucionales la jerarquía normativa,
la publicidad de las normas, la irretroactividad de las disposiciones sancionadoras no
favorables o restrictivas de derechos individuales, la seguridad jurídica, la
responsabilidad y la interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos.
Además de los principios constitucionales recogidos en el texto constitucional, podemos
diferenciar otros principios constitucionales inferidos por la doctrina del Tribunal
Constitucional, como son:
a. La presunción de legitimidad de los poderes públicos. STC 66/85.
b. La conservación de los actos jurídicos y políticos. STC 8/85.
c. La vinculación por los actos propios de los poderes públicos.
d. La confianza legítima en los poderes públicos y buena fe.
e. El principio non bis in idem.
Tercera distinción: Deberes Constitucionales y Garantías Institucionales.
DEBERES CONSTITUCIONALES: No deben ser confundidos con Derechos Fundamentales
pues son aquellas conductas o comportamientos de carácter público, exigibles por la ley a la
persona o al ciudadano que imponen prestaciones físicas o económicas y que afectan, en
consecuencia, la esfera de su libertad personal. Están recogidos en los art. 30 y 31 de la
Constitución, entre los que se encuentra el deber de defensa de España o el contribuir al
sostenimiento de los gastos públicos.
GARANTÍAS INSTITUCIONALES: Son los mandatos constitucionales para preservar la
esencia de una institución frente al legislador. A veces se suma a un Derecho Fundamental. Ej.:
La autonomía universitaria del 27.10.
LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LOS DDFF.
Los derechos fundamentales en el espacio europeo. El proceso de progresiva
institucionalización política de la Unión Europea llevó a que en el año 2000 se aprobara una
Carta de derechos sin eficacia jurídica, pues sólo podían alegarse los derechos ante un órgano
jurisdiccional a los efectos de interpretación de los actos de aplicación, de conformidad con las
legislaciones y prácticas nacionales.
Pero en diciembre de 2007 se firmó en Lisboa el Tratado por el que se modifican los Tratados
constitutivos y de la Unión Europea, siendo ratificado por España por Ley Orgánica 1/2008. El
art. 6 de dicho Tratado asume y reconoce los derechos de la Carta del año 2000, pero con los
siguientes efectos:
a. Les otorga valor jurídico de Tratado.
b. Incorpora mecanismos de vigilancia sobre el grado de cumplimiento de tales derechos y
libertades por parte de los Estados, con el siguiente alcance:
Si la Unión constata la existencia de riesgo claro de violación grave de derechos por parte de un
Estado:
a. Oirá al Estado.
b. Le formulará recomendaciones.
c. Constatará la existencia de una violación de derechos.
d. Podrá suspender algunos derechos del Estado, como el de voto en el Consejo.
e. Si el Estado cambia su conducta, se modificarán o revocarán las medidas adoptadas.
Los convenios internacionales. Los crímenes de guerra cometidos durante la Segunda Guerra
Mundial llevaron a las Naciones Unidas a la necesidad de afirmar a nivel internacional la
obligación de respeto de los derechos humanos por parte de los Estados. Pero como el individuo
carece de subjetividad en el Derecho Internacional, los Convenios y Declaraciones aprobados
muchas veces estás vacíos de contenido, aunque hay excepciones. Entre las más conocidas
están:
1. La Declaración Universal de Derechos Humanos, de 10 de diciembre de 1947. Tiene
su fundamento en el art. 2 de la Carta de Naciones Unidas, que establece como uno de
los fines de la ONU el de desarrollar y fomentar el respeto de los derechos
fundamentales. Se trata de una Declaración no obligatoria para los Estados, que ha sido
desarrollada en Convenios internacionales que sí son obligatorios para los Estados
firmantes: Son el Pacto internacional sobre derechos económicos, sociales y culturales y
el Pacto internacional sobre derechos civiles y políticos.
2. El Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las
Libertades Individuales, de 4 de noviembre de 1950. Fue adoptada por el Consejo de
Europa y se inspira expresamente en la Declaración Universal de Derechos Humanos de
la ONU. Para garantizar el efectivo disfrute y respeto de los Derechos que ampara,
posee su propia garantía jurisdiccional, a través del Tribunal Europeo de los Derechos
del Hombre, con sede en Estrasburgo.
3. La Convención Europea de Derechos del Hombre, de 4 de noviembre de 1950.
Surgida en el ámbito del denominado Consejo de Europa, posee su propia garantía
jurisdiccional, a través del Tribunal Europeo de los Derechos del Hombre, con sede en
Estrasburgo.
CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.
Los derechos fundamentales de nuestro ordenamiento jurídico pueden ser clasificados
atendiendo a los siguientes criterios:
1. Cronología. Las generaciones de los Derechos Fundamentales.
Los Derechos Fundamentales, al igual que el Derecho en general, no pueden ser
concebidos como algo permanente y estático, si no que están en continua
transformación y evolución como consecuencia del surgimiento de nuevos hechos y
sensibilidades. Así, podemos llevar a cabo una división de los Derechos Fundamentales
en tres generaciones.
a. DDFF 1a Generación: Los Derechos Fundamentales en el Estado Liberal
Clásico.
Los DDFF que componen esta generación tratan esencialmente de la libertad y
la participación en la vida política. Son fundamentalmente civiles y políticos, y
sirven para proteger al individuo de los excesos del Estado. Son derechos de
carácter individual, de autonomía personal y defensa frente al Estado y
favorecen el espacio de ampliación de la libertad personal y su garantía.
b. DDFF 2a Generación: Los Derechos Fundamentales en el Estado Social.
Los DDFF de la segunda generación son fundamentalmente sociales,
económicos y culturales en su naturaleza. Los derechos del individuo tienen
como límite los de los demás miembros de la sociedad y los derechos
económico-sociales implican un deber de provisión por parte del Estado.
c. DDFF 3a Generación. Los DDFF de tercera generación están compuestos por
los Derechos al medio ambiente y a la protección de datos. Esto tiene su razón
de ser por los efectos dañinos que las dos revoluciones industriales ocasionaron
al medio ambiente y por otro lado, el incipiente surgir de las
telecomunicaciones, la tecnología y la globalización.
d. DDFF 4a Generación. Condicionados por el fuerte desarrollo de las nuevas
tecnologías, los derechos de esta generación se vinculan con la bio ética,
internet y las redes sociales.
2. Por la actividad del Estado:
a. DDFF de libertad: se caracterizan porque delimitan la libertad del individuo,
impidiendo las intromisiones del poder público. En esta categoría se incluyen
los derechos que fueron objeto de reconocimiento en una primera fase del
constitucionalismo y que tradicionalmente se han denominado ‘’libertades
públicas’’ (libertad personal, de expresión, derecho a reunión, asociación, invio.
del domicilio)
b. DDFF de prestación: implican una actitud activa del Estado. Así, por ejemplo,
el derecho a la educación exige la existencia de centros y medios de enseñanza.
c. DDFF de participación.
3. Por la posición de la persona:
a. DDFF individuales.
b. DDFF colectivos.
c. DDFF políticos.
4. Según la protección que el Ordenamiento Jurídico les proporciona:
a. DDFF de protección reforzada por el Tribunal Constitucional. Hay un conjunto
de derechos (arts. 14 - 30 CE) que pueden denominarse de protección
excepcional, al estar dotados de un sistema complejo y reforzado de garantías
(amparo judicial y amparo constitucional (art. 53.2 CE). Son los derechos
fundamentales stricto senso: derecho de igualdad (art. 14) y todos los incluidos
en la Sección Primera del Capítulo II (arts. 15 a 30).
b. DDFF con reserva de ley y protección ordinaria de los Tribunales. Este grupo
viene constituido por los derechos reconocidos en el artículo Capítulo I y en la
Sección Segunda del Capítulo II ( arts. 31 - 38 CE) (derechos y deberes de los
ciudadanos)
c. DDFF incluidos en el Capítulo III ( arts. 39 - 52 CE de los principios rectores
de la política social y económica) Estos derechos sirven de guía para la
actuación de los poderes públicos. Pero su contenido y protección se harán en
los términos que reconozca la legislación de desarrollo.
TEMA 2. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA
(ARTS. 10 A 14 Y 53 CE).
1. LOS DERECHOS FUNDAMENTALES EN LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA.
La denominación de “derechos fundamentales’’ puede resultar equívoca como consecuencia de
su uso en un doble sentido.
a. En un sentido amplio, el término ‘’derechos fundamentales’’ puede incluir todos los derechos
del Título Primero de la Constitución Española. Desde esta perspectiva, los tres primeros
Capítulos del Título Primero reconocen derechos fundamentales.
b. En un sentido más estricto, y más correcto técnicamente, la expresión ‘’derechos
fundamentales’’ hace referencia a los derechos constitucionales que la Constitución ha
considerado el núcleo central del status jurídico del individuo. En ese sentido, sólo los derechos
consagrados en los arts. 14 a 29 CE son auténticos Derechos Fundamentales. Por ello, cuentan
con una especial rigidez para su reforma (arts. 168.1 CE), con una garantía jurisdiccional
reforzada (arts. 53.2 CE) y unas garantías normativas para su desarrollo normativo, pues solo
podrán desarrollarse estos derechos por ley orgánica (arts 81. CE).
DERECHOS Y CONSTITUCIÓN:
Aunque la denominación del Título Primero CE sea la de “derechos y deberes fundamentales’’,
el contenido de la parte dogmática de la Constitución es más complejo.
El Título Primero se divide en cinco Capítulos, presididos, a su vez, por el art. 10 CE, que actúa
como introductorio de todo el Título, al reconocer que tales derechos –con la dignidad de la
persona— son ‘’fundamento del orden político y la paz social’’ y al establecer que la
interpretación de los derechos fundamentales deberá hacerse ‘’de conformidad con los tratados
internacionales ratificados por España’’.
a. El Capítulo Primero (“de los españoles y los extranjeros” art. 11-13) regula las
condiciones de ejercicio de los derechos fundamentales.
b. El Capítulo Segundo (“derechos y libertades”), presidido por el art. 14, derecho a la
igualdad, se divide a su vez en dos Secciones. La primera, se denomina “de los derechos
fundamentales y de las libertades públicas” (arts. 15-29); la segunda, “de los derechos y
deberes de los ciudadanos” (arts. 30-38).
c. El Capítulo Tercero (principios rectores de la política social y económica. art. 39-52) no
reconoce propiamente derechos subjetivos sino principios rectores que deben presidir la
acción de los poderes públicos.
d. El Capítulo Cuarto ( de las garantías de las libertades y derechos fundamentales, art. 53-
54) está dedicado a regular las garantías que permiten asegurar la plena efectividad de
los derechos constitucionales.
e. El Capítulo Quinto ( de las supresión de los derechos y libertades, art. 55) regula la
suspensión de los derechos fundamentales durante las situaciones excepcionales
(alarma, excepción, sitio).
LOS DDFF EN LOS NUEVOS EEAA.
En los Estatutos de última generación, como el Estatuto de Cataluña, Andalucía o Canarias, se
han incorporado a su redacción una Carta de derechos, deberes y principios rectores, que plantea
la cuestión de si pueden ser considerados como Derechos Fundamentales y su compatibilidad
con la Constitución.
La mayoría de la doctrina entiende que estos derechos no pueden ser concebidos como
Derechos Fundamentales sino como mandatos del legislador, y que además es la Constitución la
que ostenta la exclusiva competencia para su regulación como norma común y superior a todas
y límite insuperable para todos los poderes constituidos. Por otro, el Estatuto de Autonomía no
puede incidir in extenso en los derechos fundamentales por dos razones:
a. La primera, porque la definición sustancial de los derechos fundamentales ya se ha
llevado a cabo por la Constitución, por lo que la intervención del Estatuto sólo sería
admisible si fuera reiterativa (secundum Constitutionem).
b. La segunda, porque la participación del Estatuto en el desarrollo de los derechos
produciría una pluralidad de regímenes de derechos fundamentales y una inexistencia
de uniformidad en los derechos de todos los españoles, lo que afectaría al principio de
igualdad de los españoles.
Por ello, los derechos reconocidos en Estatutos de Autonomía no son ‘’derechos
fundamentales’’. Aunque así se denominen, los nuevos Estatutos no contienen derechos
subjetivos sino ‘’principios rectores’’ que sólo vinculan a los poderes públicos autonómicos y
sólo en la medida que se proyecten en el ámbito de competencias de la propia Comunidad.
TITULARIDAD. En cuanto a su titularidad, las personas físicas son en principio las titulares
de los Derechos Fundamentales, aunque en ocasiones las condiciones de la persona impiden que
los puedan ejercitar por sí mismo y libremente, como sucede con los menores de edad o las
personas incapacitadas.
Como excepción, dependiendo del Derecho Fundamental en cuestión, son titulares además de
las personas físicas las personas jurídicas. Se trata de una posibilidad limitada, de interpretación
restrictiva y aplicación excepcional.
2. EFICACIA Y LÍMITES DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.
I. Eficacia. Los derechos del Título Primero de la CE no poseen la misma naturaleza ni por
tanto poseen una eficacia idéntica.
- Derechos de la Sección 1a, Capítulo II, Título I.
Los derechos comprendidos en los arts. 14 a 29 de la CE son derechos subjetivos de vinculación
directa.
Son aplicables las garantías de los apartados 1o y 2o del art 53. CE, por medio del cuál, los
derechos y libertades reconocidos en este capítulo segundo vinculan a todos los poderes
públicos. Solo por ley, que únicamente podrá ser ley orgánica art. 81 CE, se podrá regular el
ejercicio de tales derechos y libertades, quedando prohibida su legislación por medio de
Decretos-Leyes art. 86 CE.
Así mismo, cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de estas libertades y derechos ante los
Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de preferencia y
sumariedad, y en su caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.
Finalmente, el proceso de reforma que afecte de forma total o parcial, entre otros, a Título I,
Capítulo II, Sección 1a, se realizará por el procedimiento agravado de modificación que
establece el art. 168 CE.
- Derechos de la Sección 2a, Capítulo II, Título I.
Los derechos comprendidos en los art. 30 al 38 de la CE son derechos subjetivos de vinculación
directa. Les son aplicables las garantías de los apartados 1o y 2o del art 53. CE, por medio del
cuál, los derechos y libertades reconocidos en este capítulo segundo vinculan a todos los
poderes públicos. Solo por ley, que únicamente podrá ser ley orgánica art. 81 CE, se podrá
regular el ejercicio de tales derechos y libertades, quedando prohibida su legislación por medio
de Decretos-Leyes art. 86 CE.
Así mismo, cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de estas libertades y derechos ante los
Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de preferencia y
sumariedad, y en su caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.
Finalmente, y a diferencia de lo que sucede con los derechos de la Sección 1a, el proceso de
reforma que afecte a estos derechos, se realizará por el procedimiento ordinario de modificación
que establece el art. 167 CE.
- Derechos Sección 3a, Capítulo II, Título I.
Los principios rectores del Capítulo III, por el contrario, no poseen la naturaleza de derechos
subjetivos. Su eficacia es la de servir de guía a la legislación positiva, a la práctica judicial y a la
actuación de los poderes públicos y sólo podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de
acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desarrollen, art. 53.3CE
II. Límites. Debemos de partir de la base de que no hay derechos fundamentales absolutos.
Todos ellos tienen límites en su ejercicio, que pueden ser
• Límites en valores constitucionales.
• Límites establecidos por el legislador orgánico y ordinario en su desarrollo
• Límites con otros Derechos Fundamentales.
a. LÍMITES ORDINARIOS.
Son los propios de una situación de normalidad constitucional. Pueden ser:
I. Límites internos:
• El contenido esencial del derecho más allá del cual no estaríamos ante ese derecho sino
ante otro derecho distinto.
• La buena fe, que exige que los derechos se ejerzan conforme a su naturaleza, más allá
de la cual se encuentra el abuso de derecho.
II. Límites externos.
• Genéricos. Son los derechos de los demás. En caso de conflicto, prevalece el derecho de
mayor relevancia constitucional; aquel que cuente con mayor protección, aunque, si es
posible, sin sacrificar totalmente al otro derecho.
• Concretos. Son aquellos que identifica expresamente o se derivan del texto
constitucional.
Pueden ser expresos o implícitos:
1. Expresos: son el orden público (límite de las libertades ideológica, religiosa y de culto,
art. 16 CE); el delito flagrante o de la autorización judicial (límites a la inviolabilidad
del domicilio, art. 18.2); la función social (límite del derecho de propiedad, art. 33.2
CE); y ciertos derechos que la Constitución contempla expresamente como límites de
otros derechos (los derechos al honor, a la intimidad y a la propia imagen y a la
protección a la juventud y a la infancia son límites a las libertades de expresión,
información y de cátedra, art. 20.4 CE).
2. Implícitos: son los llamados bienes constitucionales que constituyen valores con
fundamento constitucional. Es el caso de la opinión pública libre, que limita el derecho
al honor de las personas porque se entiende que el derecho a la información –que
contribuye a formar la opinión pública— resulta fundamental para la existencia de una
sociedad plural, y el pluralismo es uno de los valores superiores del Ordenamiento
jurídico (art. 1.1 CE).
b. LÍMITES EXCEPCIONALES. Son los que derivan de las denominadas situaciones de
anormalidad constitucional: estados de alarma, excepción y sitio, arts. 55 CE).
Podemos diferencias dos derechos a los que se les denomina “derechos cuasi absolutos”, que
serían el derecho a la vida, art. 15 CE, el derecho a la integridad física y moral, art. 16.2 CE o el
derecho a no declarar la propia ideología o creencia religiosa.
Límites de los límites, el respeto a la garantía del contenido esencial (53.1CE):
• Principio de proporcionalidad
• Principio de adecuación
• Principio de necesidad o indispensabilidad.
3. LA INTERPRETACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES: LOS
DERECHOS FUNDAMENTALES EN LAS RELACIONES JURÍDICO PRIVADAS.
Al ser los derechos fundamentales un elemento estructural básico del Ordenamiento, su
interpretación cuenta con características propias:
a. El Ordenamiento se interpreta conforme a la Constitución, pero esencialmente a la luz
de los derechos fundamentales, debiendo prevalecer en el caso de duda la interpretación
que dote de mayor viabilidad y vigor del derecho fundamental en cuestión, es decir,
responder al principio de interpretación más favorable para su ejercicio (principio pro
libertad – pro actione)
b. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades públicas que la
Constitución reconoce, se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de
Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificados por España. En especial, el Convenio Europeo de Derechos Humanos.
Los derechos fundamentales en las relaciones jurídico privadas. Los derechos
fundamentales surgieron, básicamente, como límite al poder del Estado, como garantía de la
libertad del individuo frente al poder público, titular de la coerción legítima. El art. 9.1 CE
establece que la Constitución vincula a “los ciudadanos y a los poderes públicos”. En
consecuencia, no cabe duda de que los derechos fundamentales, en cuanto parte integrante de la
Constitución, son predicables tanto frente a los poderes públicos como frente a los particulares,
pero hay diferencias.
Los poderes públicos se hallan vinculados a los derechos fundamentales de forma directa o
inmediata, mientras que la vinculación de los particulares es indirecta o mediata, pues son los
poderes públicos (la ley y los jueces) los que concretan la eficacia de los derechos
fundamentales en las relaciones entre particulares.
4. LAS CONDICIONES DE EJERCICIO DE LOS DDFF: NACIONALIDAD.
IGUALDAD.
Son condiciones para el ejercicio de los derechos fundamentales
1. La dignidad de la persona y el libre desarrollo de la personalidad (libre agere) art.10 CE
2. La mayoría de edad (18 años, arts. 12 CE),
3. La nacionalidad, art. 11-13 CE.
La nacionalidad constituye la vinculación jurídica que un ciudadano posee con su Estado, sin
perjuicio de los supuestos de doble nacionalidad. Aunque la regulación de la nacionalidad se
encuentra en el Código Civil, la Constitución contiene algunos principios básicos en su art.11
remitiendo su desarrollo a la ley.
En algunos casos, como en los derechos políticos, son solo los españoles los que poseen la
titularidad de los Derechos Fundamentales. Por otro lado serán los extranjeros titulares de
Derechos Fundamentales en los que el precepto se refiera a “todos”.
(*) El status constitucional de los extranjeros. La tradicional distinción jurídica entre nacional y
extranjero se encuentra actualmente difuminada tanto por el progresivo reforzamiento del
estatuto jurídico del extranjero como por la creación de categorías singulares como la
“ciudadanía europea”.
Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantizan el Título
Primero CE, ‘’en los términos que establezcan los tratados y la Ley’’. Este precepto ha sido
desarrollado por la Ley Orgánica 4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjeros en
España y su integración social. De su régimen jurídico resulta:
1. En primer lugar, los extranjeros carecen de derechos de participación política y acceso a
funciones y cargos públicos del art. 23 CE.
2. Los extranjeros poseen los derechos fundamentales que, por su naturaleza, son
predicables de toda persona, sea nacional o extranjera, los denominados “derechos
comunes”. Es así cuando la propia Constitución utiliza expresiones como ‘’toda
persona’’ o ‘’todos’’, como en el caso del derecho a la vida, a la integridad física y
moral, a la intimidad etc.
3. Los extranjeros poseen los derechos que la ley y los tratados reconozcan en razón de su
situación administrativa, que depende de la situación en la que el extranjero se
encuentra en España: estancia, residencia temporal, residencia de larga duración,
irregular.
Los extranjeros gozan del:
• Derecho de asilo: es la protección dispensada a los nacionales no comunitarios o a los
apátridas a quienes se reconozca la condición de refugiado. El reconocimiento del asilo
implica, entre otras consecuencias, la imposibilidad de que la persona sea expulsada, la
autorización de residencia y la autorización para trabajar.
• La condición de refugiado: Se le reconoce a toda persona que, debido a fundados
temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, opiniones
políticas, pertenencia a determinado grupo social, de género u orientación sexual, se
encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o, a causa de dichos temores, no
quiere acogerse a la protección de tal país, o al apátrida que, careciendo de nacionalidad
y hallándose fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, por los mismos
motivos no puede o, a causa de dichos temores, no quiere regresar a él
• La extradición y la euro-orden. La extradición permite que una persona perseguida
judicialmente o condenada por un delito puede ser enviada al Estado en que es
perseguida o ha sido condenada. La extradición, que responde al principio de
colaboración entre los Estados, posee sin embargo límites: En primer lugar, la
Constitución la condiciona al principio de reciprocidad. En segundo lugar, se excluyen
de la extradición los delitos denominados políticos.
En el ámbito europeo se ha desarrollado una técnica cuya finalidad es la misma que la de la
extradición, pero más ágil. Es la euro-orden, que permite la entrega casi inmediata de personas
buscadas mediante el reconocimiento de las órdenes de detención dictadas por jueces de países
europeos, simplificando el procedimiento tradicional de extradición.
LA IGUALDAD.
La igualdad posee una compleja funcionalidad, que se refleja en el propio texto constitucional,
pues la igualdad es:
a. Un valor superior del Ordenamiento jurídico (art. 1.1 CE).
b. Una tendencia del sistema (art. 9.2 CE).
c. Un límite a la arbitrariedad de los poderes públicos (art. 9.3 CE).
d. Un derecho fundamental (art. 14 CE). e. Contenido esencial de otros derechos y deberes
asimismo constitucionalmente reconocidos (arts. 23.2; art. 31.1; arts. 32.1 CE).
Por todo ello, la igualdad es valor/derecho/principio esencial en el sistema de derechos pues al
tener una aplicación horizontal se proyecta a todas las relaciones jurídicas y, por extensión, a
todos los derechos fundamentales. Por eso, su reconocimiento como derecho es cabecera del
Capítulo II CE. No hace falta que esté desarrollado el DDFF, basta con aplicar el artículo que
está reforzado con la reserva de ley.
TEMA 3. LAS GARANTÍAS Y PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS
FUNDAMENTALES.
1-. GARANTÍAS DE LOS DDFF
Los DDFF serían meras declaraciones programáticas si su reconocimiento no fuera acompañado
de las garantías precisas para su defensa y efectividad. Por ello podemos diferenciar una serie de
garantías, centrándonos ahora únicamente en las garantías de carácter abstracto, que ofrece
nuestro texto constitucional:
a. La rigidez constitucional.
La Constitución dispone en su art. 168 de un procedimiento agravado de reforma constitucional,
cuando las modificaciones pertinentes afecten, entre otros, a los derechos y libertades de la
Sección 1a y 2a del Capítulo II, Título I de la Constitución. Una exigencia que deriva del hecho
de que los derechos fundamentales constituyen el fundamento del orden constitucional (art. 10.1
CE). Este procedimiento de modificación agravado requiere en primer lugar, la aprobación por
2⁄3 de cada cámara y la disolución inmediata de las Cortes. Tras ello se convocarán elecciones y
las Cámaras elegidas deberán de ratificar la decisión y proceder al estudio del nuevo texto
constitucional, que deberá de ser aprobado por mayoría de 2⁄3 de ambas Cámaras.
Finalmente, superado los requisitos anteriores y aprobada la reforma por las Cortes, ésta será
sometida a referéndum vinculante para su ratificación.
b. La reserva de ley.
Otra de las garantías es la reserva de ley, que implica que el desarrollo de los derechos y
libertades de la Sección 1a y 2a del Capítulo II, Título I de la Constitución sólo pueda hacerse
por medio de leyes orgánicas, art 53.1 y 83 CE, prohibiéndose su desarrollo por medio de
Decretos-Ley art. 86 CE .
c. La aplicación directa.
La aplicación directa de los derechos fundamentales implica que su vinculación es directa desde
la propia Constitución, vinculando a todos los poderes públicos art 53.1, sin que para ello sea
imprescindible la intervención del Legislador, por más que en determinados casos pueda ser
conveniente que haya una ley de desarrollo.
d. Eficacia general.
Así mismo constituyen garantías de los DDFF, la eficacia general, pues aunque los DDFF
surgieron como límite al poder del Estado hoy, sin embargo, su eficacia alcanza también a los
particulares en cuanto éstos lesionen el derecho de un tercero. En este caso, la defensa de
concretará en los términos que la ley o los Tribunales dispongan, abriéndose en este último caso
la vía del amparo constitucional.
e. Contenido esencial.
Finalmente el contenido esencial del derecho se configura como un límite a la ley orgánica que
trate de regular el ejercicio de tales derechos y libertades (art. 53.1 CE), impidiendo que dicho
desarrollo legislativo vacíe de contenido el derecho fundamental en cuestión. Ese contenido
esencial puede obtenerse mediante dos técnicas complementarias:
a. Acudiendo al concepto de tipo de derecho en cuestión, tal y como lo ha construido ‘’los
juristas, jueces y, en general, los especialistas del Derecho’’. Ejem: el concepto-tipo de
domicilio es “el lugar en el que reside habitualmente”
b. Atendiendo al “interés jurídicamente protegido” por el derecho que se trata, de modo
que la ley no puede desconocerlo haciendo, por ejemplo, que su ejercicio sea
impracticable. Ejem: el domicilio es el “espacio en el que el individuo vive sin estar
sujeto necesariamente a los usos o convenciones sociales y donde ejerce su libertad más
íntima”
Por ejemplo, el domicilio es el “lugar en el que se reside habitualmente” [primera técnica].
Atendiendo a la segunda técnica, domicilio es el “espacio en el que el individuo vive sin estar
sujeto necesariamente a los usos y convenciones sociales y donde ejerce su libertad más
íntima”. Es decir, el interés que protege el domicilio es la intimidad del individuo. De ahí que
domicilio a efectos constitucionales [derecho a la inviolabilidad del domicilio] puede ser la
habitación de un hotel. Es decir, a los efectos del citado derecho no se exige la habitualidad de
la residencia en un determinado lugar.
2. LA DEFENSA JURISDICCIONAL DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.
Además de la defensa no jurisdiccional que presta el Defensor del Pueblo (art. 54 CE), a cuyo
efecto podrá supervisar la actividad de la Administración, los derechos fundamentales cuentan
con con conjunto de garantías jurisdiccionales prestadas por jueces y Tribunales:
1. Amparo judicial. Prestado por jueces y Tribunales, puede ser ordinario y especial.
a. El amparo judicial ordinario lo llevan a cabo los Jueces y Tribunales en toda
clase de procesos, pues los jueces son los primeros llamados a la defensa y
tutela de los derechos y libertades de los ciudadanos con ocasión de la
aplicación de la legalidad ordinaria.
b. El amparo judicial especial (que en realidad son varios: administrativo,
electoral, laboral y para la defensa del derecho de reunión) se otorga a través de
un procedimiento preferente y sumario (art. 53.2 CE) que tiene por objeto
exclusivo tutelar los derechos y libertades reconocidos en los arts. 14 a 29, por
lo que no pueden plantearse cuestiones de legalidad ordinaria.
La preferencia implica que el asunto se conoce inmediatamente sin tener en
cuenta el orden de entrada en el órgano judicial. La sumariedad supone que en
el procedimiento se acortan los plazos de tramitación.
2. Amparo constitucional. Se insta del Tribunal Constitucional frente a la “actuación”
(actos) de cualquiera de los poderes públicos, en caso de lesión de los derechos y
libertades previstos en los arts. 14 a 30 CE. Se requiere cumplir con ciertos requisitos:
previos (agotamiento de la vía jurisdiccional previa, en la que deberá haberse alegado la
vulneración del derecho de que se trata) y de admisibilidad de la demanda de amparo
(pues se deberá acreditar la “especial trascendencia del recurso”).
Están legitimados para interponerlo:
a. Cualquier persona natural o jurídica que invoque un interés legítimo (es decir,
que esté afectado por el acto a recurrir en amparo), el Defensor del Pueblo y el
Ministerio Fiscal.
Plazo. Son varios los supuestos que se contemplan:
a. Si el acto es parlamentario, tres meses desde la firmeza del acto.
b. Si el acto procede del Gobierno, de la Administración o de sus agentes, 20
días (a contar desde la notificación de la Sentencia recaída en la vía judicial
previa).
c. Si el acto procede de un órgano jurisdiccional, 20 días a contar de la
notificación de la resolución recaída en el proceso judicial.
Reconocido en el art. 53.2, cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de las libertades y
derechos reconocidos en el art. 14 y Sección 1a del Capítulo II del Título I de la Constitución
ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de preferencia y
sumariedad y , en su caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.
El amparo constitucional se insta del Tribunal Constitucional frente a la ‘’actuación’’ de
cualquiera de los poderes públicos, en caso de lesión de los derechos y libertades previstos en
los arts. 14 a 30 CE. Se requiere cumplir con ciertos requisitos: como es el agotamiento de la vía
jurisdiccional previa, especial trascendencia de recurso y admisibilidad de la demanda de
amparo. Están legitimados para interponerlo cualquier persona natural o jurídica que invoque un
interés legítimo, el Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal.
En cuanto al proceso preferente y sumario de protección de los DDFF, habrá que tener en
cuenta la división por órdenes jurisdiccionales:
1. Contencioso - administrativo: Ley 29/1998.
2. Civil: Ley 1/2000 de Enjuiciamiento Civil.
3. Penal: Ley de Enjuiciamiento Criminal, reforma de 2002.
4. Laboral: Ley de la Jurisdicción Social.
Dentro de esta protección jurisdiccional específica encontramos el procedimiento del “Habeas
Corpus”, instrumento por medio del cuál una persona que presuntamente ha sido detenida
ilegalmente puede poner este hecho en conocimiento del Juez de Instrucción del lugar en que se
encuentre la persona privada de libertad; si no constare, el del lugar en que se produzca la
detención, y, en defecto de los anteriores, el del lugar donde se hayan tenido las últimas noticias
sobre el paradero del detenido, para que estudie dicha detención y tome las medidas
convenientes.
Podrá instar el procedimiento de Habeas Corpus: El privado de libertad, su cónyuge o persona
unida por análoga relación de afectividad, descendientes, ascendientes, hermanos y, en su caso,
respecto a los menores y personas incapacitadas, sus representantes legales, así como El
Ministerio Fiscal y el Defensor del Pueblo. Finalmente lo podrá iniciar, de oficio, el Juez
competente.
3-. GARANTÍAS INTERNACIONALES Y EUROPEAS
La internacionalización de la vida social, económica, cultural y política de los últimos tiempos
también alcanza a los derechos fundamentales. Por un lado, los derechos fundamentales son
proclamados en numerosos convenios internacionales de carácter general o específico, y de
ámbito universal o regional, algunos de los cuales cuentan con mecanismos de protección. En la
medida en que España es parte de esos convenios, cuenta asimismo con esos mecanismos, que
son de distinta naturaleza.
En la mayoría de los casos, se trata de órganos de seguimiento del respeto de los derechos por
parte de los Estados, que normalmente concluyen en una declaración o recomendación, sin
eficacia jurídica. En el ámbito universal, podemos destacar al Comité de Derechos Humanos de
la Organización de Naciones Unidas, que puede examinar quejas dirigidas por los particulares
contra los Estados. Sus decisiones, no obstante, no tienen carácter jurisdiccional.
Más incidencia interna posee el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, con sede en la ciudad
de Estrasburgo, dentro del Convenio Europeo de los Derechos Humanos y las Libertades
Fundamentales de la Persona, órgano jurisdiccional encargado de la protección de los derechos
recogidos en el Convenio. Pero, además, este Convenio se utiliza como parámetro de
interpretación de los derechos fundamentales constitucionalmente garantizados (art. 10 CE)
El procedimiento se caracteriza porque:
1. Tienen legitimación los particulares, grupos de particulares, organizaciones no
gubernamentales, e, incluso, los propios Estados firmantes, que hoy son 47.
2. La demanda se dirige contra el Estado cuyos tribunales de justicia no protegieron el
derecho.
3. Es subsidiario, porque se requiere el previo agotamiento de las vías jurisdiccionales
internas, tanto la ordinaria como la constitucional.
4. El Tribunal intentará el acuerdo entre las partes.
5. Las decisiones del Tribunal son definitivas.
6. Las partes están obligadas a conformarse con el fallo.
La Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea. Esta Carta adquirió naturaleza
jurídica a partir del Tratado de Lisboa. Su protección se caracteriza porque:
• Los derechos que contiene tienen, al menos, el alcance del Convenio Europeo de los
Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales de la Persona.
• Los derechos pueden ser alegados ante un órgano jurisdiccional a los efectos tanto de su
“interpretación” como de “control de legalidad” de los actos.
TEMA 4. LA SUSPENSIÓN DE LOS DD FF Y LOS DEBERES CONSTITUCIONALES.
1. CLASES DE SUSPENSIÓN DE LOS DD FF.
En determinadas situaciones y cuando así lo establezca la Constitución, se podrá llevar a cabo la
suspensión de determinados DDFF. Dicha suspensión puede ser:
a. Colectiva.
Se podrá imponer una suspensión colectiva de los DDFF cuando se declaren los estados de
alarma, excepción o sitio que establece el art. 116 CE y que desarrolla la Ley Orgánica 4/1981
de 1 de Junio, de los Estados de Alarma, Excepción y Sitio.
• El estado de alarma: será declarado por el Gobierno mediante Decreto acordado por el
Consejo de Ministros por un plano máximo de quince días, dando cuenta al Congreso
de los Diputados, reunido inmediatamente al efecto y sin cuya autorización no podrá ser
prorrogado dicho plazo. El decreto determinará el ámbito territorial al que se extienden
los efectos de la declaración.
• El estado de excepción: será declarado por el Gobierno mediante decreto acordado en el
Consejo de Ministros, previa autorización del Congreso de los Diputados. La
autorización y proclamación del estado de excepción deberá determinar expresamente
los efectos del mismo, el ámbito territorial a que se extiende y su duración, que no
podrá exceder de treinta días prorrogables por otro plazo igual, con los mismos
requisitos.
• El estado de sitio: será declarado por la mayoría absoluta del Congreso de los
Diputados, a propuesta exclusiva del Gobierno. El Congreso determinará su ámbito
territorial, duración y condiciones.
La declaración de los estados de alarma, de excepción y de sitio no modificarán el principio de
responsabilidad del Gobierno y de sus agentes reconocidos en la CE y en las leyes.
En cuanto a los derechos susceptibles de supresión colectiva cuando se declarase el estado de
excepción o sitio, el art 55.1 CE establece que serán los derechos reconocidos en los artículos
Art 17:
1. derecho a la libertad,
2. la detención preventiva no podrá durar más del tiempo necesario para la realización de
las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos
3. derecho a ser informado de forma inmediata, y de modo que le sea comprensible, de sus
derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser obligada a declarar (Se
exceptúa esto para el supuesto de declaración de estado de excepción.
4. Procedimiento de “habeas corpus”

Art 18:
• Derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen
• Derecho a un domicilio inviolable.
Art 19:
• Libre residencia y circular por el territorio nacional.
Art 20
• Derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante
la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción, a comunicar o recibir
libremente información veraz por cualquier medio de difusión
• Secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medio de información en virtud de
resolución judicial.
Art 21.
• Derecho de reunión
Art 28
• Derecho a la huelga de los trabajadores.
Art 37
• Derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de conflicto colectivo.

b. Individual
Atendiendo a lo expuesto en el art. 55.2 CE, se podrá imponer una suspensión individual de los
DDFF únicamente cuando durante el proceso de investigación correspondiente a la actuación de
bandas o elementos terroristas, lo que requerirá así mismo, la necesaria intervención judicial y el
adecuado control parlamentario, de los derechos reconocidos en el art.17, apartado 2: la
detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para la realización
de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y del art. 18, apartados 2 y 3:
inviolabilidad del domicilio y el secreto de las comunicaciones
Por otro lado, en cuanto a la suspensión del derecho al secreto de las comunicaciones art. 18.3,
establece el art. 579 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal las circunstancia que han de concurrir
para que el Juez puede llevar a cabo la intervención de las comunicaciones, lo cuál será siempre
y cuando hubiere indicios de obtener por medio de estos medios el descubrimiento o la
comprobación de algún hecho o circunstancia importante de la causa
La utilización injustificada o abusiva de las facultades reconocidas en dicha ley orgánica
producirá responsabilidad penal, como violación de los derechos y libertades reconocidos por
las leyes
2. LOS DEBERES CONSTITUCIONALES.
Los deberes constitucionales constituyen aquellas conductas o comportamientos de carácter
público, exigibles por la ley y que afectan a la esfera de su libertad personal.
Podemos diferenciar los deberes de los ciudadanos:
➢ Deber de conocer el castellano art 3
➢ Oblig. de comparecer a la Cámaras art 76.2
➢ Deber de colab. con la justicia art 118
➢ Oblig. de la enseñanza básica art 27.4
➢ Asistencia de los padres para con los hijos art 39
➢ Deberes relativos a la salud 43.2
➢ Deber de conserv. del medio ambiente art 45
➢ Deber de defender a España art. 30.1
➢ Oblig. militares art. 30.2
➢ Oblig. en caso de catástrofes art. 30.4
➢ Deber de sostenimiento de los gastos públicos. Art 31.1
➢ Deberes de los cónyuges art. 32.2
➢ Deber de trabajar art. Art. 35
➢ Derecho y deber de defender a España. Art 30 y LO 5/2005 de defensa nacional.
➢ Ley de protección civil y ley de seguridad ciudadana. Art 31. [Principio de capacidad
económica y no confiscatoriedad]
o 1. Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su
capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los
principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance
confiscatorio.
o 2. El gasto público realizará una asignación equitativa de los recursos públicos
y su programación y ejecución responderán a los criterios de eficiencia y
economía.
o 3. Sólo podrán establecerse prestaciones personales o patrimoniales de carácter
público con arreglo a la ley.
Por otro lado, diferenciamos los deberes entre poderes públicos recogidos en el art 103 CE:
servir con objetividad los intereses generales y actuar de acuerdo con los principios eficacia,
jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y
al Derecho.
3. LÍMITES INTERNOS Y EXTERNOS DE LOS DDFF.
La aproximación al concepto de límites se llevará a cabo tomando como punto de partida la
jurisprudencia y doctrina españolasy se dividen los límites en dos
1. Internos Que son aquéllos que sirven para definir el contenido mismo del derecho,
resultando, intrínsecos a su propia definición. Los límites internos, constituyen las
fronteras del derecho, más allá de las cuales no se está ante el ejercicio de éste sino ante
otra realidad. Por ejemplo, no puede invocarse el derecho a la libre circulación por el
territorio nacional para justificar una intromisión al domicilio particular de alguna
persona; en estos casos se estaría ante una realidad ajena al derecho.
Los límites internos al derecho, no obstante, no siempre son fáciles de trazar o de
deslindar de los otros límites, los externos. Su definición sólo puede provenir de los
operadores jurídicos, al legislador le corresponde fijar esas fronteras en la regulación de
los derechos fundamentales; los tribunales tienen que controlar que dicho trazado sea
correcto, completándolo y adecuándolo ante las exigencias de la cambiante realidad
social mediante la cotidiana resolución de los problemas interpretativos que se planteen
2. Externos: estos se imponen por el ordenamiento al ejercicio legítimo y ordinario de
aquéllos. A su vez, los límites externos pueden ser de dos tipos:
a. Expresos: La Constitución reconoce en muchos preceptos límites expresos al
ejercicio de los derechos fundamentales. A su vez, los límites externos expresos
pueden establecerse bien con carácter general para todos los derechos
fundamentales, bien respecto de alguno derecho concreto. Con carácter general
figura en la Constitución un límite: el ejercicio de los derechos de los demás.
b. Implícitos, en la vida cotidiana de nuestro país, se presentan diversos casos en
los que se pretende defender un derecho fundamental ilimitadamente, es decir
se pretende el ejercicio de un derecho sin ninguna limitación. Llegándose el
caso en los que en distintos medios de control constitucional se aduce la
inconstitucionalidad de una norma o un acto derivado de la concepción de que
un derecho fundamental constitucionalmente reconocido puede ejercerse
ilimitadamente.
La incorporación del individuo en un orden social da fin al grado absoluto e
incondicional de la mayoría de sus cualidades intrínsecas, que van a disminuir en la
proporción necesaria que permita el imperio de la razón, justicia y convivencia dentro
del orden colectivo correspondiente. La libertad del hombre nace restringida, aún más,
cuando se encuentra dentro de una organización jurídico-política; el límite de su
conducta lo constituirán los derechos de terceros y el propio orden social procurado a
través de la Constitución y de las normas jurídicas derivadas.
4. PRESUPUESTOS DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES:
LA IGUALDAD Art.14
La igualdad tiene una triple concepción:
1. En primer lugar, la igualdad se constituye como uno de los valores superiores de
nuestro ordenamiento jurídico que establece el art. 1.1 CE.
2. La igualdad opera como un derecho conexo con los demás DDFF y sólo puede
predicarse con relación a otro de estos. Es un derecho relacional, debe acompañarse de
la violación de otro derecho
3. Finalmente, la igualdad es un Derecho fundamental que se concreta en el art. 14 el cuál
establece que los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer
discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier
otra condición o circunstancia personal o social. Además de formar parte del texto
constitucional al incorporarse en el art. 14 del mismo, la igualdad también se incorpora
al Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y las Libertades
Fundamentales, así como en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en la
Carta Europea de Derechos Fundamentales. La igualdad apareció y en buena parte se
mantiene como un principio formal, es igualdad ante la ley o garantía del mismo por
parte de los poderes públicos. Sin embargo, en consonancia con lo propio de un Estado
social y democrático de Derecho, nuestra Constitución ha querido garantizar un mínimo
de igualdad material, que se hace patente en el art. 9.2 CE cuando se impone el deber
que corresponde a los poderes públicos de promover las condiciones para que la libertad
y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas;
remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud , y facilitar la participación
de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”.
Por otro lado, este derecho es de valencia, pues por un lado es el derecho subjetivo de límite de
actuación, y por otro, una obligación a los poderes públicos para que actúen hacia su
consecución.
Otras concepciones del principio de igualdad son las que establecen:
➢ ART. 32 Igualdad entre los cónyuges
➢ ART. 23 Igualdad de acceso a cargos y funciones públicas
➢ ART. 35 Igualdad en el trabajo
➢ ART. 39 Igualdad entre los hijos
Ello sin olvidar que conforme al art. 139.1 CE “ todos los españoles tienen los mismos derechos
y obligaciones en cualquier parte del territorio del estado” y el art. 149.1.1º igualdad territorial.-
el ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos de los españoles que debe ser
garantizado por el Estado
Distinción entre DIFERENCIACIÓN Y DISCRIMINACIÓN, elementos justificadores:
➢ Desigualdad en los supuestos de hecho
➢ La finalidad justifica el trato diferente
➢ Ha de ser razonable
➢ Los factores anteriores presididos por el 1o de proporcionalidad.
La igualdad del art. 14 tiene un carácter trifronte:
1. Igualdad en la ley.
La Ley es la misma para todos y debe de tratar a todos por igual, pues en una sociedad
democrática como la nuestra ya no hay estamentos sociales que justifiquen un trato distinto.
Esto implica que la ley deba ser universal, general, abstracta y duradera en el tiempo o tener
vocación a ello. Con ello se trata de excluir las leyes particulares o singulares, con destinatarios
concretos en razón de sus circunstancias personales o sociales. Es por lo tanto una acción del
poder legislativo y reglamentario
Sin embargo, el Tribunal Constitucional ha señalado que este principio no es una exigencia
incondicional que prohiba toda diferencia, lo que impide es la discriminación injustificada.
señalando la STC 166/86, de 19 de diciembre caso RUMASA II, que la ley singular solo será
compatible con el derecho de igualdad cuando la singularidad:
1. Resulte inmediatamente de los hechos de manera que el supuesto de la norma venga
dado por ellos y sólo quepa al legislador establecer las consecuencias jurídicas
necesarias para alcanzar el fin que se propone.
2. Su canon de constitucionalidad es la razonabilidad y proporcionalidad de la misma al
supuesto de hecho sobre el que se proyecta.
2. Igualdad ante la ley.
La igualdad ante la ley, combinado con la interdicción de la arbitrariedad que del art. 9.3 CE
supone que la ley como producto que es de los poderes públicos, debe tratar a todos por igual.
Esto es matizable, pues la realidad es que el principio formal no puede ser absoluto por la
realidad de desigualdad de ciertos grupos sociales, situación constitucionalmente considerada en
el art. 9,2 y moldeado por el TC que ha admitido que el legislador introduzca diferencias de
trato, lo que se conoce como la discriminación positiva.
Para determinar que ese trato no es desigual debe de existir una fundamentación objetiva y
razonable y por consiguiente implica ausencia de discriminaciones. La jurisprudencia del
Tribunal Constitucional exige las siguientes condiciones:
1. Presupuesto de hecho.
Debe haber una desigualdad de supuestos de hecho donde las situaciones por ser diferentes,
admitan o requieran un trato también diferente, tratar igual a los iguales y desigual a los
desiguales (STC 26/1987.) Debiendo aportar así lo que se denomina “un tertium comparationis”
ciudadanos en idéntica situación tratados de forma diferente.
2. Finalidad de la medida diferenciadora.
La finalidad de la medida sancionadora debe ser constitucionalmente admisible y que por tanto
no colisione con el sistema de valores constitucionalmente consagrada, así como razonable y
congruente; consistente en la adecuación del medio a los fines perseguidos, habiendo una
conexión efectiva entre el trato desigual que se impone, el supuesto de hecho que lo justifica y
la finalidad que se persigue.
3. Proporcionalidad entre sus elementos.
STC 33/1999 un trato desigual fundado en un supuesto de hecho desigual que persiga una
finalidad constitucionalmente admisible sería, no obstante, contrario al Art. 14 CE si la
consecuencia fuese jurídicamente desproporcionada si implica resultados gravosos o
desmedidos. Y la proporcionalidad no debe confundirse con la “oportunidad” o el carácter de
óptima opción de la medida adoptada que son 2 criterios políticos excluidos del juicio jurídico
de constitucionalidad.
3. Igualdad en la aplicación de la ley.
Proyecta fundamentalmente su eficacia sobre los poderes públicos: igualdad ante órganos del
poder ejecutivo, como las administraciones e igualdad ante pronunciamientos judiciales del
mismos o distinto órgano judicial. Respecto al pronunciamiento de los órganos judiciales, el
Tribunal Constitucional establece dos premisas fundamentales en la STC 34/1995: apunta que
“un mismo órgano judicial no puede modificar arbitrariamente el sentido de sus decisiones en
casos sustancialmente idénticos salvo que ofrezca justificación suficiente, sin embargo, órganos
judiciales distintos pueden fallar de modo diferente porque el principio de igualdad no puede
anular el de independencia judicial, correspondiendo al Tribunal Supremo la tarea de conseguir
la necesaria igualdad en la aplicación de la ley a través de la jurisprudencia”
Por otro lado, el Tribunal Constitucional ha rechazado reiteradamente la igualdad en la
ilegalidad, ya que, toda falta debe llevar aparejada su correspondiente sanción y no se debe dejar
impunes conductas ilícitas por la simple razón de que otros autores de hechos análogos no
hubieran sido objeto de sanción.
Destaca Torres del Moral, que la igualdad presenta un perfil singular como derecho
singularmente exigible ya que el Tribunal Constitucional ha señalado que la CE reconoce el
derecho subjetivo a la igualdad pero no como derecho autónomo, existente por sí mismo, sino
que su contenido viene establecido respecto de relaciones jurídicas concretas. Esto tiene como
consecuencia que sólo podrá ser objeto de recurso de amparo en la medida en que se cuestione
si ha sido o no vulnerado en una concreta relación jurídica (pero no puede ser objeto de una
violación con carácter general).
Se trataría de un derecho reaccional o impugnatorio pues así lo da a entender la CE cuando
ubica la igualdad a la cabecera que reconocen derechos concretos pero sin incluirla en ninguna
de ellas.
Además el art. 81 excluye a la igualdad de las materias reservadas a L.O. y es que carece de
sentido una ley de la igualdad, cuando ésta ha de estar presente en todas las leyes y
especialmente en las relativas a derechos fundamentales y de modo que cuando el art. 149.1.1o
reserva al poder estatal la regulación de las condiciones básicas que garanticen la igualdad de
todos los españoles en el ejercicio de sus derechos, no está mandando a las Cortes Generales
que legislen sobre la igualdad de derechos.
Por último, hay que señalar que, como sabemos, hay derechos de los que los extranjeros no son
titulares, y es que la restricción en estos derechos, como ha señalado el TC ha sido en la medida
que existe un sistema de garantías suficientes que reduzcan al mínimo el riesgo de que se
produzca un uso arbitrario o injustificado de las facultades administrativas de intervención”.
TEMA 5. DERECHOS Y LIBERTADES DE LA PERSONALIDAD O DE LIBERTAD
PERSONAL I.
1. Derecho a la vida, a la integridad física y moral.
El artículo 15 del texto constitucional reconoce el derecho que ostentan todas las personas a la
vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a
penas o tratos inhumanos o degradantes. Así mismo queda abolida la pena de muerte, ya que la
segunda parte de este artículo la que se refiere a que, salvo lo que puedan disponer las leyes
penales militares para tiempos de guerra, es una mutación constitucional y se entiende abolida.
A. Derecho a la vida.
El derecho a la vida se constituye como el presupuesto necesario para el ejercicio del resto de
DDFF, pues sí no hay vida no hay derechos fundamentales que proteger salvo el caso del
derecho al honor que trasciende a la vida, y por tanto hay que decir que no hay derecho a la vida
sino derechos sobre la vida.
Además de estar recogido en el texto constitucional español este derecho a la vida se incorpora
al Convenio Europeo de Derechos Humanos adoptado en 1950 por el Consejo de Europa, a la
Carta Europea de Derechos Fundamentales, así como en la Declaración Universal de Derechos
Humanos emitida por la ONU.
1. Convenio europeo de los DDHH: artículo 2:
• El derecho de toda persona a la vida está protegido por la ley. Nadie podrá ser
privado de su vida intencionadamente, salvo en ejecución de una condena que
imponga la pena capital dictada por un Tribunal al reo de un delito para el que
la ley establece esa pena.
• La muerte no se considerará como infligida en infracción del presente artículo
cuando se produzca como consecuencia de un recurso a la fuerza que sea
absolutamente necesario:
▪ en defensa de una persona contra una agresión ilegítima ;
▪ para detener a una persona conforme a derecho o para impedir la
evasión de un preso o detenido legalmente ;
▪ para reprimir, de acuerdo con la ley, una revuelta o insurrección
2. Carta europea de los DDHH: artículo 2:
• Toda persona tiene derecho a la vida.
• Nadie podrá ser condenado a la pena de muerte ni ejecutado.
3. Declaración de la ONU de DDHH: artículo 3:
• “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su
persona.
El derecho a la vida se constituye como un derecho:
• Individual.
• Esencial: al ser el supuesto ontológico sin el que los restantes derechos no tendrían
existencia posible.
• Complejo: en la medida en que tiene relación y se proyecta en otros DDFF.
El derecho a la vida afecta desde su inicio, hasta el final de la misma, y reconoce el derecho a la
interrupción voluntaria del embarazo, siempre que cumpla los plazos y requisitos que establece
la LO 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo:
• Con carácter general, la interrupción voluntaria del embarazo podrá llevarse a cabo
dentro de las primeras catorce semanas siempre que haya se haya informado a la mujer
de sus derechos, prestaciones y ayudas públicas a la maternidad y que hayan
transcurrido al menos tres días entre la citada información y la intervención.
• Excepcionalmente podrá interrumpirse el embarazo por causa médicas dentro de las
veintidós semanas de gestación cuando exista grave riesgo para la vida o la salud de la
embarazada o exista riesgo de graves anomalías en el feto o se detecten anomalías
incompatibles con la vida o enfermedad extremadamente grave e incurable. Un comité
clínico ha de confirmarlo e informar a la embarazada para que esta decida sobre su
intervención.
De acuerdo con el art. 9. 5 de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la
autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica: “Para la interrupción voluntaria del embarazo de menores de edad o
personas con capacidad modificada judicialmente será preciso, además de su manifestación de
voluntad, el consentimiento expreso de sus representantes legales. En este caso, los conflictos
que surjan en cuanto a la prestación del consentimiento por parte de los representantes legales,
se resolverán de conformidad con lo dispuesto en el Código Civil.”
Este derecho plantea varios problemas
La titularidad ya que se establece que: “todos tienen derecho a la vida” suscitándose la duda de
si este término se aplica a las personas ya nacidas o es extensible al nasciturus siendo aquí
fundamental . Para esto se pronuncia la STC 53/85 de 11 de Abril, dictada como
consecuencia de un Recurso de Inconstitucionalidad contra el proyecto de reforma del a.417 bis
Penal sobre despenalización del aborto en determinados supuestos.
El Tribunal Constitucional, partiendo de una noción de vida como proceso que comienza con la
gestación, afirmó que la vida del nasciturus es un bien jurídicamente protegido, pero como
todos limitado. Que puede ceder ante otros derechos constitucionales:
a. En el aborto terapéutico la vida de la madre
b. En el ético en caso de violación la dignidad de la mujer, (únicos valores (que pueden
excluir en determinados supuestos de la vida del nasciturus de la protección penal.)
c. Permitiéndose también el aborto eugenésico
El desarrollo de las ciencias biomédicas presenta una serie de problemas, surgidos de la
manipulación genética y la experimentación con tejidos y células humanas, pudiendo llegar a
ser posible la clonación de humanos. Únicamente podrá efectuarse una intervención que tenga
por objeto modificar el genoma humano por razones preventivas, diagnósticas o terapéuticas y
sólo cuando no tenga por finalidad la introducción de una modificación en el genoma de la
descendencia. Por su parte el CP ha tipificado el delito de manipulación genética en sus arts.
159 y ss.
No se admitirá la utilización de técnicas de asistencia médica a la procreación para elegir el sexo
de la persona que va a nacer, salvo en los casos en que sea preciso para evitar una enfermedad
hereditaria grave vinculada a sexo.) quedan excluidas si se deben a motivos lucrativos o
comerciales.
En cuanto al fin de la vida, entran en colisión el derecho a la vida y el derecho a la muerte
digna, no existiendo derecho hoy en día a disponer sobre la vida ni por tanto derecho a disponer
y decidir sobre el fin de la misma. Incurriría en delito pues, todo aquel que induzca al suicidio
art. 143.4 CP.
En este punto resulta importante hablar sobre la eutanasia y sus modalidades:
• Eutanasia activa directa: prohibida en España supone la administración de fármacos que
se encaminan a causar la muerte del paciente.
• Eutanasia activa indirecta: prohibida igualmente en España supone la administración de
calmantes a sabiendas de que, si bien van a aliviar el dolor del enfermo terminal, van a
anticipar, sin embargo, su muerte.
• Eutanasia pasiva: la única legalizada en España, supone eliminar cualquier tipo de
asistencia médica por parte del facultativo, al objeto de no prolongar más la vida del
paciente. Se contempla en la L.O. 41/2002 sobre autonomía del paciente
Hoy en día existe un gran debate social en cuanto a la legalización de la eutanasia activa y con
ello del derecho a decidir sobre la propia muerte. Son numerosos los casos de víctimas de
enfermedades terminales como Juan Antonio Arrabal o de tetrapléjicos Ramón Sampedro, que
reivindican la legalización de esta práctica en España, pues de lo contrario sostienen que su
existencia no consiste en vivir sino en sobrevivir, lo que podría entenderse como un atentado
contra el derecho a una vida digna y contra el derecho a la dignidad del individuo. De la
doctrina establecida por nuestro Tribunal Constitucional, cabe pues, distinguir dos situaciones
cuyo tratamiento debe ser distinto:
a. El suicidio, en tanto disposición de la propia vida bajo la exclusiva responsabilidad de
quien toma la decisión de morir, aun no encontrándose reconocido expresamente por la
Constitución, su no prohibición invita a entender que, nuestro ordenamiento jurídico
concibe, implícitamente el suicidio, como un derecho que se integra en el círculo de
libertad de la persona. Es por ello que, nuestro Código Penal no tipifica como delito la
tentativa de suicidio.
b. La eutanasia, de acuerdo con la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, se define
como la conducta (acción u omisión) intencionalmente dirigida a terminar con la vida
de una persona que tiene una enfermedad grave e irreversible, por razones compasivas y
en un contexto médico
Hay convicciones religiosas que excluyen determinados tratamientos médicos (como la
transfusión de sangre), aunque con ello se ponga en riesgo la vida. En este caso, la solución no
es general. El juez decidirá caso por caso si da prioridad al derecho a la vida o a la libertad
religiosa, valorando la madurez de la persona, lo que plantea problemas cuando los que objetan
el tratamiento son menores.
B. Derecho a la integridad física y moral.
Como establece la STC 207/1996, no es un derecho absoluto, sino que protege a la persona de :
lesiones, acciones o inspecciones corporales sin consentimientos o acciones que perturben la
integridad moral o psicológica como la dignidad. Así se establece la prohibición de ser sometido
a tortura y tratos inhumanos y degradantes. Esta prohibición se aplica tanto en conductas de
acción u omisión; sea cual fuere el lugar donde se encuentre la persona, lugares públicos o
privados, y sea cual fuere la razón que se utiliza para la aplicación de tales prácticas. Son
prácticas que se consideran gravemente atentatorias contra la dignidad de la persona.
El TC ha establecido una diferencia de trato penal entre el hombre y la mujer Este derecho
además de estar ubicado en el texto constitucional se encuentra amparado en la Convención
contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, de Nueva York, de
10 de diciembre de 1984, en la Declaración Universal de Derechos Humanos, de 10 diciembre
1948, así como en el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las
Libertades Fundamentales y en la Carta Europea de los DDFF.
2. Derecho a la libertad y a la seguridad. Procedimiento del Habeas Corpus, art. 17 CE.
Art. 17 CE: Derecho a la libertad y a la seguridad:
1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad. Nadie puede ser privado de su
libertad, sino con la observancia de lo establecido en este artículo y en los casos y en la
forma previstos en la ley.
2. La detención preventiva no podrá durar más del tiempo estrictamente necesario para la
realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los hechos, y, en todo
caso, en el plazo máximo de 72 horas, el detenido deberá ser puesto en libertad o a
disposición de la autoridad judicial.
3. Toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata y de modo q le sea
comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser
obligada a declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias
policiales y judiciales en los términos que la ley establezca.
4. La ley regulará un procedimiento de <habeas corpus> para producir la inmediata puesta
a disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente. Asimismo, por ley se
determinará el plazo máximo de duración de la prisión provisional.”
Por medio del art. 17 se garantiza el derecho que ostentan todas las personas a la libertad y a la
seguridad.
• Como dice el TC hablamos de libertad física y no al derecho de autodeterminación
personal. No hay zonas intermedias entre detención y libertad. STC 98/1986, de 10 de
julio.
• La libertad es un derecho fundamental que solo puede ser privado mediante la prisión
provisional hasta que se enjuicie el delito, que no podrá exceder el periodo de 2 años, o
prisión definitiva, aunque en cualquier caso será temporal.
• Las restricciones a la libertad han de ser proporcionadas, idóneas necesarias y
proporcionadas, ciertas y previsibles, así como limitadas en el tiempo. Este derecho de
libertad podrá ser suspendido cuando se declare el estado de excepción o de sitio, art
116 CE.
• La Constitución emplea el término seguridad en diferentes ocasiones. Así, se habla de
seguridad jurídica (art. 9.3), de seguridad ciudadana (art. 104.1), de seguridad del
Estado (art. 105 b). Pero la seguridad que ampara este artículo es la de la ausencia de
perturbaciones que puedan restringir la libertad del sujeto.
Además, el Constituyente incluso convirtió este derecho en uno de los valores superiores del
ordenamiento reconocidos en el art. 1.1. reconociendolo de esta manera como un auténtico
derecho público subjetivo, exigible frente a los poderes públicos según los siguientes
postulados:
1. En primer lugar, los poderes públicos, no sólo deben garantizar este derecho en
abstracto, sino que de acuerdo con el art. 9.2, les corresponde también promover las
condiciones para que la libertad del individuo y de los grupos en que se integra sean
reales y efectivas.
2. En segundo lugar, exige que, en su privación, como máxima garantía, entren en juego
los poderes clásicos del Estado, (ejecutivo, legislativo y judicial), según diferentes
modulaciones.
Siendo única es constitucionalmente legítima la privación de libertad cuando se dan los
ss postulados:
• Que la actuación del ejecutivo al detener a alguien sea estrictamente
provisional. De ahí que el art. 25.3 CE establezca que” la Administración civil
no podrá imponer sanciones que, directa o subsidiariamente, impliquen
privación de libertad”.
• Que la actuación del legislativo signifique que se hayan previsto los casos y
procedimientos para privar a un ciudadano de su libertad
• Que la actuación concreta del judicial sea la condición sine qua non para privar
de manera firme a una persona de su libertad.
Por otro lado, se establece que la detención preventiva no podrá durar más del tiempo
estrictamente necesario para la realización de las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de
los hechos, y, en todo caso, en el plazo máximo de setenta y dos horas, con la excepción de
miembros de bandas armadas o terroristas que podrá prolongarse hasta un máximo de 48 horas
más. Tras el fin del plazo, el detenido debe ser puesto en libertad o disposición judicial, de lo
contrario, se incurriría en un delito de detención ilegal.
Así mismo, toda persona detenida debe ser informada de forma inmediata, y de modo que le sea
comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no pudiendo ser obligada a
declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias policiales y
judiciales, en los términos que la ley establezca.
Finalmente, este art. 17 menciona el procedimiento de habeas corpus, el cuál es desarrollado por
la LO 6/1984 y que consiste en la inmediata puesta a disposición judicial de toda persona
detenida ilegalmente.
• Se consideran personas ilegalmente detenidas a aquellas que lo fueron por una autoridad
sin que concurran los supuestos legales o sin haberse cumplido las formalidades
prevenidas y requisitos exigidos por las Leyes. También aquellos que estén ilícitamente
internadas en cualquier establecimiento o lugar, y los que lo estuvieran por plazo
superior al señalado en las Leyes sí, transcurrido el mismo, no fuesen puestas en
libertad o entregadas al Juez más próximo al lugar de la detención.
• Podrán instar el procedimiento de «Habeas Corpus» tanto el privado de libertad, como
su cónyuge o persona unida por análoga relación de afectividad, descendientes,
ascendientes, hermanos y, en su caso, respecto a los menores y personas incapacitadas,
sus representantes legales. También será competente para iniciarlo el Ministerio Fiscal,
el Defensor del Pueblo y de oficio, el Juez competente. En el plazo de veinticuatro
horas, contadas desde que sea dictado el auto de incoación, los Jueces practicarán todas
las actuaciones a que se refiere este artículo y dictarán la resolución que proceda.
• El procedimiento del habeas corpus se caracteriza por su agilidad y rapidez, así como
por su sencillez y antiformalismos.
Desarrollado por la L.O. 6/1984 de 24 de mayo pudiendo destacarse los aspectos
fundamentales:
A. El art. 1 de la ley considera (a los efectos de esta Ley) personas ilegalmente detenidas:
1. Las que lo fueren por una autoridad, agente de la misma, funcionario público o
particular, sin que concurran los supuestos legales, o sin haberse cumplido las
formalidades prevenidas y requisitos exigidos por las Leyes
2. Las que estén ilícitamente internadas en cualquier establecimiento o lugar.
3. Las que lo estuvieran por plazo superior al señalado en las Leyes si,
transcurrido el mismo,
i. No fuesen puestas en libertad
ii. O entregadas al Juez más próximo al lugar de la detención
4. Las privadas de libertad a quienes no les sean respetados los derechos que la
Constitución y las Leyes Procesales garantizan a toda persona detenida.
B. El art. 2 establece que con carácter general será competente el Juez de Instrucción del
lugar en que se encuentre la persona privada de libertad.
C. y el art. 3, considera legitimadas para instar el procedimiento de habeas corpus al:
1. El privado de libertad, su cónyuge o persona unida por análoga relación de
afectividad; descendientes, ascendientes, hermanos y, en su caso, respecto a los
menores y personas incapacitadas, sus representantes legales.
2. El Ministerio Fiscal.
3. El Defensor del Pueblo.
4. Asimismo, lo podrá iniciar, de oficio, el Juez competente a que se refiere el
artículo anterior.
D. El art. 5 establece la obligación:
Por parte de la autoridad gubernativa, agente de la misma o funcionario público,
De poner inmediatamente en conocimiento del Juez competente la solicitud de «Habeas
Corpus», formulada por la persona privada de libertad que se encuentre bajo su
custodia.
Si incumplieren esta obligación, serán apercibidos por el Juez, sin perjuicio de las
responsabilidades penales y disciplinarias en que pudieran incurrir.
E. Se trata de un procedimiento rápido y sencillo exclusivamente enfocado a la
determinación de la legalidad de la detención en el plazo de 24 horas en los términos de
los Art. 6 y 7
Seguidamente, mediante auto, acordará la incoación del procedimiento, o, en su caso,
denegará la solicitud por ser ésta improcedente. Dicho auto se notificará, en todo caso,
al Ministerio Fiscal. Contra la resolución que en uno u otro caso se adopte, no cabrá
recurso alguno.
F. Concluye, mediante Auto motivado del Juez en el que según las circunstancias podrá
acordar conforme al art. 8:
1. El archivo de las actuaciones declarando ser conforme a Derecho la privación
de libertad y las circunstancias en que se está realizando. (Si estima que no se
da ninguna de las circunstancias a que se refiere el art.1º de esta Ley)
2. O bien:
i. La puesta en libertad del privado de ésta, si lo fue ilegalmente.
ii. Que continúe la situación de privación de libertad de acuerdo con las
disposiciones legales aplicables al caso, pero si lo considerase
necesario, en establecimiento distinto, o bajo la custodia de personas
distintas de las que hasta entonces la detentaban.
iii. Que la persona privada de libertad sea puesta inmediatamente a
disposición judicial, si ya hubiere transcurrido el plazo legalmente
establecido para su detención.
SEGURIDAD
La Seguridad Nacional es la acción del Estado dirigida a proteger la libertad, los derechos y
bienestar de los ciudadanos, a garantizar la defensa de España y sus principios y valores
constitucionales, así como a contribuir junto a nuestros socios y aliados a la seguridad
internacional en el cumplimiento de los compromisos asumidos.
La Política de Seguridad Nacional es una política pública en la que bajo la dirección del
Presidente del Gobierno y la responsabilidad del Gobierno, participan todas las
Administraciones Públicas,
La Estrategia de Seguridad Nacional es el marco político estratégico de referencia de la Política
de Seguridad Nacional
El Gobierno, en coordinación con las Comunidades Autónomas, establecerá mecanismos que
faciliten la participación de la sociedad civil y sus organizaciones en la formulación y la
ejecución de la política de Seguridad Nacional
Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de protección de la seguridad ciudadana
Las restricciones a la libertad han de ser:
• Proporcionadas, idóneas necesarias y proporcionadas
• Ciertas y previsibles
• Limitadas en el tiempo, plazo de la detención (72 horas), suspensión de los derechos
(art 116CE)
Fines de la Seguridad Ciudadana
a. La protección del libre ejercicio de los derechos fundamentales y las libertades públicas
y los demás derechos reconocidos y amparados por el ordenamiento jurídico.
b. La garantía del normal funcionamiento de las instituciones.
c. La preservación de la seguridad y la convivencia ciudadanas.
d. El respeto a las Leyes, a la paz y a la seguridad ciudadana en el ejercicio de los
derechos y libertades.
e. La protección de las personas y bienes, con especial atención a los menores y a las
personas con discapacidad necesitadas de especial protección.
f. La pacífica utilización de vías y demás bienes demaniales y, en general, espacios
destinados al uso y disfrute público.
g. La garantía de las condiciones de normalidad en la prestación de los servicios básicos
para la comunidad.
h. La prevención de la comisión de delitos e infracciones administrativas directamente
relacionadas con los fines indicados en los párrafos anteriores y la sanción de las de esta
naturaleza tipificadas en esta Ley.
Ley Orgánica 5/2005, de 17 de noviembre, de la Defensa Nacional
La política de defensa tiene por finalidad la protección del conjunto de la sociedad española, de
su Constitución, de los valores superiores, principios e instituciones que en ésta se consagran,
del Estado social y democrático de derecho, del pleno ejercicio de los derechos y libertades, y
de la garantía, independencia e integridad territorial de España. Asimismo, tiene por objetivo
contribuir a la preservación de la paz y seguridad internacionales, en el marco de los
compromisos contraídos por el Reino de España.
TEMA 6. DERECHOS Y LIBERTADES DE LA PERSONALIDAD O DE LIBERTAD
INDIVIDUAL. II
Los derechos a tratar en este tema 6, forman parte de los derechos de 1a y 2a generación, DDFF
que esencialmente buscan la libertad del individuo y son fundamentalmente sociales y
culturales.
1. DERECHO A LA LIBERTAD IDEOLÓGICA, RELIGIOSA Y DE CULTO (ART. 16
CE).
En su art. 16 el texto constitucional ampara el derecho a la libertad ideológica, religiosa y de
culto de los individuos y las comunidades sin más limitación que la necesaria para el
mantenimiento del orden público. Establece que nadie podrá ser obligado a declarar sobre su
ideología, religión o creencias, y pone de manifiesto la aconfesionalidad del Estado español al
declarar que ninguna confesión tendrá carácter estatal, sin perjuicio de que los poderes públicos
tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las
consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
Estos tres derechos además de estar consagrados en la Constitución Española, quedan recogidos
en la Carta Europea de los Derechos Humanos, en el Convenio Europeo para la Protección de
los Derechos Humanos y las Libertades Fundamentales adoptada en 1950 por el Consejo de
Europa, así como en la Declaración Universal de Derechos Humanos emitida por la Asamblea
de las Naciones Unidas.
Aunque la Constitución les da un tratamiento conjunto, estos 3 derechos presentan ciertas
diferencias entre si, así:
a. La libertad ideológica. Se define como el derecho de toda persona a mantener ideas y
convicciones de cualquier tipo acerca de la sociedad, la comunidad política y el mundo
que le rodea.
b. La libertad religiosa implica el derecho a mantener ideas y convicciones propias acerca
del origen humano, la existencia de un ser superior (o varios) y el sentido del universo.
Este derecho está desarrollado por la LO 7/1980 de Libertad Religiosa.
c. La libertad de culto puede definirse como el derecho a expresar la propia religiosidad,
tanto en lugares de culto como fuera de ellos, o a adoptar actitudes no religiosas o
agnósticas. Los límites de esta libertad resultan muy controvertidos, lo que origina que
hoy en día sea muy polémico esclarecer cuáles son sus límites y que haya originado
importantes debates como el uso de símbolos religiosos (crucifijos, uso del burka...) en
centros públicos o en la vía pública. STS 4118/2011 Prohibición Burka, TEDH
43835/2011 Velo Islámico.
La libertad ideológica y religiosa presentan una clara conexión con otros valores y libertades de
nuestro ordenamiento jurídico: el art. 1.1 reconoce como valor superior del ordenamiento
jurídico el pluralismo jurídico, el art. 14 CE excluye expresamente la discriminación por razón
de religión u opinión, así mismo los art. 6 y 7 CE reconocen la libertad de creación de partidos
políticos, sindicatos y asociaciones empresariales o el art. 20 CE que ampara la libertad de
expresión.
Estos tres derechos constituyen excepciones claras a la titularidad de los DDFF, pues mientras
que la regla general es que serán titulares de los mismos únicamente lo mayores de edad y los
que ostenten la nacionalidad española, estos tres derechos podrán ser ejercitados por todas las
personas, ya sean nacionales o extranjeros, así como los menores de edad, además de los
individuos y las comunidades.
Desde una perspectiva e interior al individuo, estas libertades pueden considerarse como el
reducto más íntimo del individuo y son casi ilimitadas. Además, tienen un carácter que se
manifiesta en el derecho, expresamente reconocido en el Art. 16 CE, a no declarar sobre la
propia ideología, religión o creencias, que hay que entender referido tanto a los poderes públicos
como a los particulares.
Por otro lado, en su proyección exterior, la libertad ideológica se conecta con otros valores y
libertades, debiendo citarse: el art. 1.1 CE, que establece como valor superior del ordenamiento
jurídico el pluralismo político, el 10 la dignidad de la persona.
Como sabemos no hay DDFF absolutos, pues su ejercicio queda restringido por una serie de
límites. Lo cierto es que estos tres derechos que ampara el art. 16 CE son derechos cuasi
absolutos, pues su ejercicio se llevará sin más limitación que la necesaria para el mantenimiento
del orden público protegido por ley, así lo establece el propio art. 16.3 CE como el art. 3 de LO
7/1980. Esta noción de “orden público’’ ha de entenderse en un sentido jurídico amplio, en el
sentido de salvaguardia de la seguridad, la salud y la moralidad pública. Esta cuasi absolutez se
refleja así mismo en la imposibilidad de suspensión, ya sea colectiva o individual, de los DDFF,
tal y como establece el art.55 CE.
Finalmente, en cuanto a su protección, en el ámbito penal, se entienden como delitos contra la
libertad de conciencia y religión la ofensa a las religiones legalmente tuteladas; la vejación
pública de creencias, ceremonias, así como de quienes las practican.
La aconfesionalidad que establece el art 16.3 CE resulta ser un tema controvertido cuando
queda relacionado con la enseñanza de la religión y el derecho a los padres a que su hijos
reciban formación religiosa tanto en Centros privados como en Centro públicos, art.27 CE.
Lo cierto es que, para tratar este asunto es necesario partir de la base de que aconfesionalidad no
significa lo mismo que laicidad o indiferencia del Estado.
En la actualidad, la aconfesionalidad del Estado y la proclamación de la libertad religiosa
definen la posición de los poderes públicos ante el hecho religioso. Ahora bien, la Constitución
obliga a llevar a cabo una política de cooperación con la Iglesia Católica y las demás
confesiones, que se traducen en facilitar la asistencia religiosa en los establecimientos públicos,
pero no en financiar dicha asistencia. En el caso de España, una de las principales formas de
cooperación es la posibilidad de que el contribuyente, a través de su Declaración de la Renta,
asigne un porcentaje a la Iglesia católica. Además de la financiación pública directa,
consecuencia del Concordato firmado entre España y la Santa Sede, hoy en día, el Estado ha
suscrito acuerdos de cooperación con cuatro confesiones religiosas: la Iglesia Católica (1974), y
las confesiones evangélica, musulmana y judía (1992).
2. DERECHO A LA EDUCACIÓN Y A LA LIBERTAD DE ENSEÑANZA, DE
CÁTEDRA, CREACIÓN LITERARIA ARTÍSTICA, CIENTÍFICA Y TÉCNICA. (ART.
27.1 Y 20.1. b yc )
I. Derecho a la educación y la libertad de enseñanza.
El art. 27 de la CE ampara el derecho que ostentan todas las personas a la educación, la cual
tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto de los principios
democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. Se reconoce la
libertad de enseñanza y el derecho que asiste a los padres de que sus hijos reciban la formación
religiosa y moral de acuerdo con sus propias convicciones.
Este artículo reconoce una enseñanza básica obligatoria y gratuita, y que los poderes públicos
garantizarán el derecho de todos a la educación y la creación de centros docentes, y la libertad
de creación de los mismo tanto a las personas físicas y jurídicas dentro del respeto a los
principios constitucionales.
Además de su reconocimiento en el texto constitucional, queda contemplado este derecho en la
Carta Europea de Derechos Fundamentales. En cuanto a su desarrollo, ha sido imposible
alcanzar un marco educativo estable en la democracia, durante la cual se han sucedido 4 leyes
orgánicas, quedando hoy vigente la LO 8/2013 para la mejora de la calidad educativa, conocida
como la LOMCE.
Este derecho es un derecho de prestación, pues implica una actitud activa de los poderes
públicos para su ejercicio, creación de centros docentes, y tiene como objeto el acceso a las
enseñanzas regladas y no el acceso a cualquier enseñanza. Estas enseñanzas comprenden
actualmente 10 años de escolaridad obligatoria que serán a su vez gratuitas, lo que comprende
sólo al servicio educativo, pero no el transporte, los comedores escolares o los libros de texto.
En cuanto a su titularidad, el derecho a la enseñanza es un derecho reconocido tanto a
nacionales como a extranjeros y no siendo necesaria, como es lógico, la mayoría de edad.
II. Libertad de cátedra.
El art. 20.1.c reconoce la libertad del docente para determinar el contenido y método de la
enseñanza, en todos los niveles del sistema educativo, tanto en centros públicos como privados.
Le habilita a resistir cualquier mandato de los poderes públicos de dar a su actividad una
orientación ideológica determinada. El grado máximo de esta libertad corresponde a los
docentes de niveles superiores, Universidades. En los niveles inferiores este contenido positivo
va disminuyendo.
III. Libertad de creación literaria, artística, científica y técnica.
El art. 20.1.b ampara la labor creativa de cualquier género, tanto respecto a los medios a
emplear como respecto al mensaje transmitido. Estas libertades han entrado en conflicto con
otras libertades como la religiosa. La libertad de creación científica y técnica cubre tanto las
contribuciones teóricas como las aplicaciones de naturaleza técnica o práctica. Sus límites han
generado problemas con el derecho a la vida (manipulación genética).
El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa, art.
20.2. Tendrán como límites el respeto al resto de derechos reconocidos en el Título I, en los
preceptos de las leyes que los desarrollen y especialmente, en el derecho al honor, a la
intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia, art. 20.4.
3. EL DERECHO A LA EDUCACIÓN (art. 27.1 CE).
El derecho a la educación tiene “por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el
respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades”.
En el ámbito privado, comprende el derecho genérico a escoger el tipo de educación que habrá
de darse a los hijos y el derecho específico de escoger para sus hijos la formación religiosa y
moral que esté de acuerdo con sus convicciones. Plantea el problema de padres que no
escolarizan a sus hijos, sino que les imparten enseñanza en casa.
En el ámbito público, este derecho requiere de recursos, humanos y materiales, indispensables
para los ciudadanos tengan garantizado su derecho. También una política de ayudas directas al
alumno (becas), cuya cuantía dependerá siempre de las disponibilidades presupuestarias.
Este derecho presenta los siguientes caracteres:
a. Es un derecho de prestación específico, es decir, un título subjetivo para reclamar del
Estado –no de los centros privados o concertados- el acceso a una plaza en el sistema
educativo. La prestación alcanza sólo a las enseñanzas regladas (es decir, a la
denominada programación general) que se prestan de forma gratuita, lo que comprende
sólo el servicio educativo, pero no el trasporte, los comedores escolares o los libros de
texto.
b. Es también una obligación constitucional que delimita la Ley. Comprende actualmente
10 años de escolaridad obligatoria (de los 6 años de edad hasta los 16). En los niveles
superiores no obligatorios del sistema educativo (enseñanza universitaria), el derecho
está condicionado, pudiendo requerirse una determinada titulación previa, la superación
de pruebas específicas o un determinado currículo académico.
Sobre la titularidad del derecho a la educación, el reconocimiento constitucional se ha producido
con la fórmula más comprensiva «todos tienen derecho a la educación», que incluye, en
principio, no solamente a los españoles, sino también a los extranjeros.
Los instrumentos para garantizar la efectividad de este derecho de prestación están identificados
en el propio art. 27 de la CE. Se trata de la creación por los poderes públicos de centros
docentes que, conforme a la previsión del art. 27.5, están específicamente destinados a
garantizar el derecho a la educación.
El derecho de elegir el centro público (ATC 382/1996) en que la plaza se otorgue está implícito
en el art. 27 de la CE, según lo ha interpretado el Tribunal Supremo, pero no se trata de un
derecho absoluto, sino que viene limitado por la capacidad de los centros. En este sentido el art.
20 de la LODE ha reconocido la posibilidad de escoger centro, y además ha establecido algunos
criterios de admisión prioritaria para el caso de que no existan plazas suficientes en un
determinado centro público.
En otras palabras, el legislador, haciendo uso de su libertad de conformación, ha organizado un
servicio público que puede prestarse directamente por los centros públicos o indirectamente por
medio de los centros concertados. En coherencia, ha extendido a estos últimos muchos de los
principios organizatívos y funcionales de los primeros. Especialmente hay que destacar la
aplicación en unos y otros de las mismas reglas sobre admisión de alumnos, previsión que el
Tribunal Constitucional ha convalidado. Asimismo, hay que subrayar la obligación estricta de
impartir gratuitamente las enseñanzas, que se deriva del concierto.
En definitiva, el derecho a la educación del art. 27.1 de la CE, permite recabar plaza tanto en los
centros públicos como en los concertados, y las decisiones de la Administración educativa sobre
admisión de alumnos, en unos y otros centros, son recurribles en vía contencioso-administrativa.

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