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Tipo de procedimiento : Medida prejudicial

Materia : Medidas Prejudiciales

Demandante 1 : María del Pilar Juárez Hübner

Rut N° : 14.045.325-0

Demandante 2 : Francisco Javier Morales Sierra

Rut N° : 13.903.798-7

Abogado patroc. y apoderado : Eugenio Andreas Collados Henriksen

Rut N° : 8.669.613-4

Futuro Demandado : Ramón Manuel Fernando Solar Rojas

Rut N° : 5.129.509-9

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En lo principal: Se decrete medida prejudicial precautoria que indica. Primer

otrosí: Solicita ampliación de plazos que señala. Segundo otrosí: Ofrece

garantía. Tercer otrosí: Acompaña documentos. Cuarto otrosí: Se tenga

presente.

SEÑOR JUEZ DE LETRAS EN LO CIVIL DE SANTIAGO

María del Pilar Juárez Hübner, por sí y en representación

convencional de Francisco Javier Morales Sierra, ambos abogados,

domiciliados en calle los Monjes 12.172, Las Condes, Santiago, a S.S.

respetuosamente digo:

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Con el fin de asegurar los resultados del juicio que iniciaré en

contra de Ramón Manuel Fernando Solar Rojas, jubilado, domiciliado en

Camino El Huinganal N° 3578, departamento N° 302, Lo Barnechea,

Santiago, vengo en solicitar que se decrete como prejudicial la medida

precautoria del número 4 del artículo 290 del Código de Procedimiento Civil,

en relación al artículo 279 del mismo código, esto es, la prohibición de

celebrar actos y contratos sobre los bienes que indicaré, en base a los

antecedentes y argumentos de hecho y de derecho que a continuación

expongo:

I. ANTECEDENTES

Por escritura pública de fecha 4 septiembre de 2019, otorgada

en la Notaría de Santiago de don René Benavente Cash, los solicitantes

suscribimos un contrato de compraventa con el futuro demandado, respecto

de la casa A del N° 927 de la calle Aguas Claras, comuna de Lo Barnechea,

en virtud del cual compramos y adquirimos cada uno el 50% de los derechos

de dominio en el inmueble señalado. La tradición se efectuó mediante la

inscripción conservatoria respectiva con fecha 25 de septiembre de 2019, la

que rola a fojas 73.004 Número 106.183 en el Registro de Propiedad del

Conservador de Bienes Raíces de Santiago correspondiente al año 2019.

Antes de la venta, en repetidas oportunidades visitamos el

inmueble, siendo atendidos por su dueño, el futuro demandado y vendedor,

quien se extendió en las bondades y calidad del mismo, atendido a que éste

había participado en su construcción, comentando su vasta experiencia en

el rubro, atendida la cantidad de inmuebles cuya construcción había dirigido.

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Con posterioridad a la firma de la escritura de compraventa y

antes de la entrega de la propiedad, con ocasión de otra visita a la casa para

tomar medidas con un maestro, advertimos con sorpresa y preocupación la

presencia de un “camino de tierra” en el living comedor, entre la parte

superior del marco de la venta y la cornisa. Este “camino” se muestra en la

siguiente imagen:

Preguntado el vendedor sobre su procedencia, no dio

información sobre su verdadero origen, limitándose a decir que era un

problema de limpieza, lo que fue ratificado por su cónyuge, Sra. Carmen

Rosa Portugal Melgar, quien agregó que ella simplemente cada cierto tiempo

lo limpiaba.

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Pues bien, una vez inscrita y entregada la propiedad, con

enorme sorpresa, decepción y gran frustración, nos percatamos que lo que

ocurría era que la vivienda se encontraba infestada por termitas

subterráneas. En efecto, con fecha 16 de octubre de 2019, con el objeto de

preparar los trabajos para instalar calefacción y cambiar el piso flotante, se

procedió al retiro de éste último, advirtiéndose numerosos focos de

“caminos de tierra” en forma de ramificaciones, los cuales evidenciaron la

presencia de las termitas subterráneas. Además, al retirar los guardapolvos,

devastados por la situación, vimos que gran parte de los guardapolvos del

primer piso estaban completamente carcomidos por dentro, e incluso en

ciertos puntos pudimos observar ejemplares vivos de esta plaga.

Adicionalmente, había en la propiedad otros “caminos de tierra” a la vista,

por ejemplo, entre los marcos de las ventanas y la cornisa del living -

comedor, así como al interior del closet de la pieza de servicio.

Ante esto, comenzamos a averiguar sobre las termitas, ya que no

teníamos familiarización con el tema. Mientras más averiguábamos, más

crecía nuestra frustración y angustia, al constatar que se trata de una plaga

de extremadamente difícil erradicación, que había invadido la propiedad en

que invertimos todos nuestros ahorros, y además nos endeudamos a 30

años plazo con un banco mediante un crédito hipotecario. Cabe señalar que

somos un matrimonio joven, con tres hijos pequeños, que estamos labrando

nuestro futuro, habiéndonos esforzado extraordinariamente para poder

darle a nuestros hijos un hogar cálido y agradable, en el que proyectaríamos

nuestra vida matrimonial y de familia, lo que se ha visto truncado por la mala

fe con que actuó el vendedor.

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En efecto, no cabe duda que el demandado actuó de mala fe al

ocultarnos una información que era conocida por él, o que al menos debió

haber conocido, atendido que se dedicó toda su vida a la construcción. Es

más, esta misma casa la construyó él, como ya se señalara, por lo que

atendido el conocimiento y la experiencia que le da su oficio de constructor,

debió por lo menos saber y conocer la existencia de esta plaga. Además aquí

no hubo una mera omisión, ya que como señalamos, esto le fue directamente

preguntado, y respondió con información que no correspondía a la realidad.

S.S., cualquier persona que razonablemente se preocupa de sus

bienes, no se limitaría a limpiar un extraño “camino” que recurrentemente

aparece otra vez.

Nosotros adquirimos la propiedad sin considerar los graves daños

“ocultos” que la aquejaban. De haber conocido esta situación, jamás

hubiésemos celebrado el contrato de compraventa, o lo habríamos hecho a

un precio considerablemente menor.

La presencia y acción de termitas subterráneas en una casa no es un

problema menor que se elimine con una simple fumigación. Se trata de

insectos que viven bajo la tierra, y anidan en el suelo, a varios metros de

profundidad, construyendo una red de túneles que les permiten desarrollar

su colonia sin ser advertidas. Al salir a la superficie, forman estos túneles o

caminos de barro (en realidad son de excremento, barro, madera y saliva), y

los utilizan para protegerse de la luz (ya que tienen fobia a la luz) y para

protegerse de otros insectos. Estos túneles son utilizados para trasladarse y

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son visibles cuando el daño ya es avanzado, ya que aparecen cuando los

insectos van en búsqueda de más alimento a partes más altas de la vivienda.

Las termitas se alimentan de madera, pero también de cualquier otro

elemento que contenga celulosa, pudiendo destruir otros tipos de materiales

en búsqueda de alimento. Así pueden destruir, entre otros, cartón, yeso, e

incluso pueden atravesar elementos de hormigón y materiales de gran

resistencia para poder llegar a su fuente alimenticia. De esta forma, acceden

a todas las estructuras que contienen celulosa, destruyendo marcos de

puertas, ventanas, guardapolvos, muebles empotrados de cocina, muebles

de baño, pisos flotantes, vigas, etc, pudiendo llegar a destruir

completamente una propiedad.

Las termitas subterráneas son por lejos las más devastadoras de la

especie y las de más difícil tratamiento y control. Se trata de insectos con un

alto poder destructivo, y de muy rápida reproducción. En suma, se trata de

una plaga más que indeseada, una situación devastadora y de muy mal

pronóstico, que evidentemente hace que la propiedad que adquirimos no

sirva para su uso natural, o solo sirva imperfectamente.

Respecto de los perjuicios ocasionados, éstos son múltiples, pues no

solo son los daños que esta plaga ha ocasionado en la vivienda, sino que

además la pérdida de valor económico del inmueble, pues es claro que no

podremos vender fácilmente la propiedad, debiendo advertir a cualquier

posible comprador la presencia de los insectos, transformándose así en una

vivienda de muy difícil comercialización, a menos de ser castigada

severamente en su precio. Adicionalmente, debe considerarse el daño moral

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que se nos ha producido, ya que con mucho esfuerzo con nuestros ahorros

de más de 15 años y con un crédito hipotecario a 30 años (con todos los

costos e intereses asociados a éste) hemos visto frustrado nuestro sueño

familiar. En efecto, para nosotros esta compraventa no fue parte de un

negocio, sino que adquirimos la casa para vivienda nuestra y de nuestros

hijos, como ya se explicara. Ante esta situación, no hemos podido

cambiarnos a la casa, y mientras tanto, no tenemos donde vivir,

encontrándonos de allegados en la casa de los padres de María del Pilar, con

la incomodidad manifiesta para todo el grupo familiar.

S.S. comprenderá que para nosotros no habría sido una opción

adquirir una casa de tal alto precio que está siendo consumida por insectos

devastadores, por el riesgo que significan los daños que ha experimentado

la propiedad producto de la acción de las termitas, ni menos aún cuando la

habitarán niños. Adicionalmente, estos insectos, al vivir en zonas oscuras y

húmedas, ayudan a propagar mohos, microorganismos que pueden ser

causa de diversas enfermedades a las personas, como infecciones por

hongos y alergias en la piel. Por último, hay que considerar la repugnancia

que produce la sola idea de estar cohabitando con estos seres que

silenciosamente van consumiendo la propiedad y con el temor de que los

niños se contagien de algún mal o tengan reacciones alérgicas a las que son

proclives. Destacar que se trata de un problema de gravedad que se

prolongará en el tiempo, y con la incertidumbre si algún día se podrá

controlar.

Tal como se señalara, es evidente que jamás habríamos adquirido una

vivienda en estas condiciones, y solo lo hicimos por la conducta de mala fe

del vendedor, quien calló el vicio que afectaba al inmueble, y recién ahora

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advertimos que está construida sobre un terreno plagado de termitas

subterráneas, que abarcan el radio completo de la casa (entrada, living

comedor, dormitorio principal, cocina, dormitorio de servicio). Y puede ser

más aún, considerando todos los daños en el interior de muros, estructura

y aleros revestidos en madera. Además, se debe tener presente que estos

insectos se reproducen a gran velocidad (todos los días) y se alimentan de

nuestra casa 24/7, los 365 días del año, pudiendo a llegar a formar colonias

de millones de ejemplares, que a su vez, se alimentarán de nuestra vivienda

familiar.

Por último, la situación es de especial gravedad atendido el hecho que

el futuro demandado fue el constructor de la casa, quien se dedicaba a la

compra, venta y construcción de bienes raíces, habiendo construido más de

100 casas a lo largo de su vida laboral, según él mismo nos señaló. De este

modo, es manifiesto que se trata de una persona entendida en estos temas,

y que sabía del vicio que afectaba a la propiedad, o al menos debió haberlo

conocido, considerando su expertise, y unido al avanzado estado de invasión

de las termitas, que habían formado caminos de tierra perceptibles a simple

vista.

II. MEDIDA PREJUDICIAL PRECAUTORIA QUE POR ESTE ACTO SE SOLICITA,

JUSTIFICACIÓN Y MONTO DE LA MEDIDA

Por este acto, solicitamos que se decrete como prejudicial, la

medida precautoria de prohibición de celebrar actos o contratos sobre

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bienes determinados, del número 4 del artículo 290 del Código de

Procedimiento Civil, en relación al artículo 279 del mismo Código, hasta por

un monto de 7.000 Unidades de Fomento. Solicitamos que se decrete tal

medida sobre el departamento N° 302, bodega N° 4 y estacionamiento B70,

todos del edificio N° 3, el Colgue, ubicado en calle Camino El Huinganal N°

3578, de la comuna de Lo Barnechea, inmueble que se encuentra inscrito a

su nombre a fojas 36.730 Número 53.354 del Registro de Propiedad del

Conservador de Bienes Raíces de Santiago correspondiente al año 2019.

La medida que por este acto se solicita es estrictamente

necesaria para asegurar los resultados del juicio, ya que el Sr. Solar se ha

negado a resciliar la compraventa, señalando que ya había gastado el dinero

que recibió producto de la venta de la propiedad, y sin dar ninguna solución

satisfactoria al respecto.

Por otra parte, no tenemos conocimiento de la existencia

de otros bienes en qué hacer efectivos los resultados de la acción que nos

proponemos iniciar, y por el contrario, es muy posible que el demandado,

una vez que sea notificado de la demanda, consciente de los perjuicios que

ha ocasionado, opte por burlar los resultados del juicio, enajenando los

únicos bienes que se le conocen.

Finalmente, es claro el perjuicio que sufriría esta parte, si por no

garantizar oportunamente el resultado de la acción, en definitiva se hace

imposible encontrar otros bienes en qué hacer efectiva la sentencia ya que

las facultades de quien nos proponemos demandar no ofrecen suficiente

garantía.

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III. ACCIÓN QUE SE PRETENDE DEDUCIR Y SOMERAMENTE SUS

FUNDAMENTOS

En cumplimiento con lo establecido en el artículo 287 del Código

de Procedimiento Civil vengo en señalar la acción que me propongo deducir

y someramente sus fundamentos.

Interpondremos la acción redhibitoria del artículo 1857 del

Código Civil, con el objeto de obtener la rebaja del precio por los vicios

ocultos del inmueble, más la respectiva indemnización de perjuicios.

El estado de la propiedad evidencia que los vicios existían desde

mucho antes de la venta del inmueble, y son tales que por ellos la propiedad

no sirve para su uso natural, o solo sirve imperfectamente. Por otra parte, el

vendedor no manifestó los vicios, al contrario, al preguntarle por los signos

que dan cuenta de la presencia de termitas, nada dijo sobre la existencia de

los insectos. De esta forma, se verifican todas las calidades que enumera el

artículo 1858 del Código Civil para calificar a los vicios de redhibitorios.

Conforme ya se ha explicado, los fundamentos de esa acción se

encuentran en que la propiedad vendida se encontraba infestada de termitas

de la especie subterránea mucho antes de suscribirse el contrato de

compraventa, cumpliéndose todos los requisitos que dan lugar a la acción

redhibitoria y a la acción de indemnización de perjuicios.

Cabe hacer presente que, para efectos de la procedencia de esta

medida, se acompañan antecedentes que dan cuenta de lo ya señalado en

este escrito, los cuales constituyen presunción más que grave del derecho

que esta parte invoca. En efecto, se acompañan fotografías de la propiedad,

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tomadas en presencia de un notario público, quien certificó el estado en que

se encuentra la vivienda, así como la presencia de los insectos.

Por tanto,

Solicito a S.S., decretar, en carácter de prejudicial, la medida precautoria de

prohibición de celebrar actos o contratos sobre bienes determinados, del

número 4 del artículo 290 del Código de Procedimiento Civil, en relación al

artículo 279 del mismo Código, hasta por un monto de 7.000 Unidades de

Fomento. Solicitamos que se decrete tal medida sobre el departamento N°

302, bodega N° 4 y estacionamiento B70, todos del edificio N° 3, el Colgue,

ubicado en calle Camino El Huinganal N° 3578, de la comuna de Lo

Barnechea, inmueble que se encuentra inscrito a fojas 36.730 Número

53.354 del Registro de Propiedad el Conservador de Bienes Raíces de

Santiago correspondiente al año 2019.

PRIMER OTROSÍ: Para no frustrar el cumplimiento de la prejudicial solicitada,

y atendido el insuficiente término que otorga el citado artículo 280 del

Código de Procedimiento Civil, sírvase S.S. decretar lo siguiente:

a) Ampliación del plazo para presentar la demanda anunciada, a 30 días

hábiles o el que S.S. estime prudente, contados desde la fecha de la

resolución que recaiga sobre el presente escrito.

b) Ampliación del plazo para notificar la medida prejudicial, a 30 días

hábiles o el que S.S. estime prudente, contados desde la fecha en que dicha

providencia cautelar sea trabada.

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SEGUNDO OTROSÍ: Para dar cumplimiento a lo que dispone el artículo 279

N° 2 del Código de Procedimiento Civil, se ofrece a S.S., como garantía, una

fianza otorgada recíprocamente por cada uno de los futuros demandantes.

Por tanto, sírvase S.S. declarar suficiente dicha garantía.

TERCER OTORSÍ: Sírvase S.S. tener por acompañados, con citación, los

siguientes documentos:

a) Set de fotografías que evidencian la presencia de las termitas,

obtenidas en presencia del Notario don Juan Ricardo San Martin

Urrejola, quien se constituyó personalmente en la propiedad,

certificando el estado en que se encuentra.

b) Copia de la escritura de compraventa de la propiedad, de fecha 4

septiembre de 2019, otorgada en la Notaría de Santiago de don

René Benavente Cash.

c) Copia de la inscripción de fojas 73.004 número 106.183 del

Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces de

Santiago correspondiente al año 2019, donde consta el dominio de

mis representados.

d) Copia de la inscripción de fojas 36.730 número 53.354 del Registro

de Propiedad el Conservador de Bienes Raíces de Santiago

correspondiente al año 2019, donde consta el dominio del futuro

demandado respecto de la propiedad que se solicita precautoriar.

e) Copia de la escritura pública de mandato judicial donde consta mi

personería para actuar en representación de Francisco Javier

Morales Sierra.

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CUARTO OTROSÍ: Pido a US. tener presente que otorgo patrocinio y confiero

poder al abogado Eugenio Andreas Collados Henriksen, con domicilio en calle

Nueva York N° 33, piso 6°, comuna y ciudad de Santiago. Asimismo, en mi

calidad de abogado, domicilada según se indicó en la comparecencia, actuaré

en autos conjunta o separadamente con el apoderado antes referido.

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