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C A PÍTU LO I

1. CONCEPTO DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN


Y DE LA PEDAGOGÍA

La historia de la educación es una parte de la historia de K


cultura, como ésta, a su vez, es una parte de la historia general
universal. No es fácil definir lo que sea la historia, pues de ella si
han dado m ultitud de interpretaciones. P ara nosotros, sin embar­
go, la historia es el estudio de la realidad hum ana a lo largo del
tiempo. No es pues sólo cosa del pasado, sino que el presente tam ­
bién le pertenece, como un corte o sección que se hiciera en el des­
arrollo de la vida humana. P or otra parte, la historia de la cultura
se refiere más bien a los productos de la mente o del espíritu del
hombre, tal como se manifiestan en el arte, la técnicá, la ciencia, la
moral o la religión y sus instituciones correspondientes. La edu­
cación constituye una de esas manifestaciones culturales, y como
ellas tiene tam bién su historia.
Ahora bien, para tener una idea precisa de lo que la historia
de la educación y de la pedagogía son, conviene recordar lo que
significan la educación y la pedagogía mismas 1.
P o r educación entendemos, ante todo, la influencia intencional
y sistemática sobre el ser juvenil con el propósito de formarlo
o desarrollarlo. P ero también significa la acción general, difusa, de
una sociedad sobre las generaciones jóvenes con el fin de conservar
y transm itir su existencia colectiva. L a educación es así una parte
integrante, esencial, de la vida del hom bre y de la sociedad, y ha
existido desde que hay seres humanos sobre la tierra.
De otra parte, la educación es un componente tan fundamen­
tal de la cultura, como puedan serlo la ciencia, el arte o la litera­
tura. Sin la educación no sería posible la adquisición y transmi-

1 Véase L. Luzuriaga, Pedagogía, Buenos Aires, Losada, 6? ed., 1962.

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sión de la cultura, ya que por ella vive ésta en el espíritu de loí
hombres. Una cultura sin educación sería una cultura muerta. Tí
ésta es tam bién una de las funciones esenciales de la educación!
hacer que la cultura siga viviendo a través de los siglos.
A la reflexión sistemática sobre la educación llamamos peda­
gogía. La pedagogía es la ciencia de la. educación; por ella adquie­
re unidad y elevación la acción educativa. La educación sin peda­
gogía, sin reflexión metódica, sería pura actividad mecánica, mera
rutina. La pedagogía es una ciencia del espíritu, y está en íntima
relación con la filosofía, la psicología, la sociología y otras discipli­
nas, aunque nc- depende de ellas, ya que es una ciencia autónoma.
La educación y la pedagogía están en la relación de la práctica
y la teoría, de la realidad y la idealidad, de la experiencia y el
pensamiento, pero no como entidades independientes sino fundidas
en una unidad indivisible, como el anverso y el reverso de una
moneda.
Aunque la educación es un elemento esencial y permanente de
la vida individual y social, no se ha realizado siempre dél mismo
modo, sino que ha variado conforme a las necesidades y aspira­
ciones de cada pueblo y de cada época. La sociedad a que se refiere
la educación no es, en efecto, algo estático, constituido de una vez
para siempre, sino que está en continuo cambio y desarrollo. Así
lo está tam bién la educación. E n tal sentido, la educación tiene
su historia. La historia de la educación estudia el cambio y des­
arrollo que ha experimentado la educación a través del tiempo
en los diversos pueblos y épocas. P or otra parte, como la educa­
ción es una parte de la cultura, y ésta se halla también condicio­
nada históricamente, variando según las características de los pué-
blos y las épocas, la historia de la educación es tam bién una parte
de la historia de la cultura, y estudia las relaciones de ésta con la
acción educativa.
Si la educación tiene su historia, asimismo la posee su parte
teórica y científica, la pedagogía. La historia de lá pedagogía estu­
dia el desarrollo de las ideas e ideales educativos, la evolución de
las teorías pedagógicas y las personalidades que más han influido
en la educación.
La historia de la pedagogía está íntimamente relacionada con
las ciencias del espíritu, y cómo la historia de éstas es relativamente
reciente. Es tanto que la historia de la educación comienza con la
vida del hom bre y de la sociedad, la historia de la pedagogía e*&-
pieza sólo con la reflexión filosófica, es decir, con el pensamiento
helénico, con Sócrates y Platón principalmente.
Aunque la historia de la educación y de la pedagogía se halla
en íntima relación con la historia de la sociedad y la cultura, cons­
tituye un campo autónomo; tiene sus características y modalida­
des propias. Por otro lado, no se la puede considerar totalmente
independiente, sino que forma parte de un todo más amplio, que
es la pedagogía. Así como dentro de ésta hay una parte descriptiva
y otra norm ativa, así también hay en aquélla una parte histórica
constituida por la historia de la educación y la pedagogía; ésta
sería la pedagogía considerada en su desarrollo histórico y por
tanto no distinta de la pedagogía misma.

2. FACTORES DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN


Y DE LA PEDAGOGÍA

De lo expuesto anteriormente se desprende que la historia de


la educación y de la pedagogía no es sólo un producto del pensa­
miento y la acción de los pedagogos y hombres de escuela, sino que
está integrada por m ultitud de factores históricos -^culturales y
sociales-—, los más importantes de los cuales son:
La situación general histórica de cada pueblo y de cada épo­
ca. Es decir, la posición ocupada p o r la educación en el suceder
histórico. Así, la educación europea del siglo XVII, atorm entada por
las guerras religiosas, no es la misma que la educación del siglo XIX,
en que se desarrolla más pacíficamente su historia.
El carácter de la cultura. Según que en ella se destaquen unas
u otras m anifestaciones espirituales: la política o la religión, el
derecho o la filosofía, influirán en la educación de la época. Así,
la educación clásica es esencialmente política; la medieval, reli­
giosa; la del siglo xvil, realista; la del siglo x v iii, racionalista, etc.
La estructura social. Según las clases sociales, la constitución
fam iliar, la vida comunal y los grupos profesionales que predomi­
nen en la sociedad, la educación tendrá uno u otro carácter. Así
la educación ateniense era sólo para los hombres libres; la de la
Edad Media, principalm ente para los clérigos y guerreros, la del
Renacimiento para los cortesanos, etc.
La orientación política. Según que el momento histórico de
un pueblo sea imperial como en la Roma del siglo I o regional
como en la Europa del siglo xrv, absolutista como en Alemania
L O R E N Z O L U Z U R 1 A G A

del siglo XVIII o revolucionario como en la Francia de la misma


época, así será también su educáción.
La vida económica. La educación es distinta, según sea la es­
tructura económica de la época* su posición geográfica, sü tipo de
producción. Así, la educación prim itiva era principalmente agrí­
cola y ganadera; la del siglo x i v , gremial y la del siglo XIX, comer­
cial e industrial.
A estos factores históricos hay que añadir los específicamente
educativos y pedagógicos, como so n :
Los ideales de educación, que están en relación con la concep­
ción del mundo y de la vida de cada época. Al ideal caballeresco
de la Edad Media corresponde la educación del noble; al ideal del
Humanismo la educación del erudito.
La concepción estrictamente pedagógica, basada en las ideas
educativas más importantes. La educación sensorialista de Locke
es muy diferente de la idealista de Fichte; la educación naturalista
de Rousseau, de la intelectualidad de H erbart; la educación prag­
mática de Dewey, de la cultural de Spranger.
La personalidad y la actuación de los grandes educadores son
decisivas para la marcha de la educación: Sócrates y Platón, Lu-
tero e Ignacio de Loyola, Comenio, Pestalozzi y Froebel sin ejem­
plos, cada uno en su género, de este tipo.
Las reformas de las autoridades públicas, como las llevadas a
cabo por Federico el Grande en Prusia, por Napoleón en Francia,
por Horacio Mann en los Estados Unidos, por Sarmiento en la A r­
gentina, etc., transform an radicalm ente la realidad educativa.
Finalmente, las modificaciones de las instituciones y métodos
de la educación, como las de Ratke y Basedow en tiempos pasados
o las de Moñtessori y Decroly en el nuestro, son también decisivas
para la historia educativa.
Vemos así cómo la educación está influida por un conjunto de
factores de todo género. Pero, a su vez, la educación influye tam ­
bién en todos ellos. Siempre, en efecto, que se ha querido realizar
o consolidar un cambio esencial en la vida de la sociedad o del
Estado, se ha acudido a la educación para ello. Así ocurrió,. por
ejemplo, con la Reforma religiosa en el siglo xvi o con la Revolu­
ción francesa en el xvm . Lo mismo puede decirse de la cultura.
Las grandes conquistas de la ciencia, como las realizadas después
del Renacimiento con Galileo y Copérnico, con Bacon y con Des­
cartes, sólo tienen arraigo y permanencia mediante la acción edú-
cativa. Así se establece en suma un movimiento de acción y.-reac-
ción entre la sociedad y la educación, y entre ésta y la cultura, que
dan continuidad y estabilidad a la historia de los pueblos.

3. ETAPAS DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN

En el desarrollo histórico de la educación se pueden observar


diferentes etapas, cada una de las cuales tiene una característica
particular, aunque no única n i exclusiva, ya que la vida humana
no puede reducirse a esquemas simplistas. La vida individual y la
social están, en efecto, constituidas por m ultitud de ideales e insti­
tuciones que form an la complejidad de la historia. Esto no obstan­
te, se pueden distinguir en la historia de la educación las siguien­
tes etapas principales:
1. La educación prim itiva, de los pueblos originarios, ante­
riores a la historia propiamente dicha, y que podemos caracterizar
como educación natural, ya que en ella predomina la influencia
espontánea, directa, sobre la intencional. No existen aún en esta
etapa pueblos o Estados, sino sólo pequeños grupos humanos dis­
persos sobre el haz de la T ierra; tampoco se puede establecer aquí
una rigurosa cronología.
2. La educación oriental, o sea de los pueblos en que ya exis­
ten civilizaciones desarrolladas, generalmente de carácter autocrá-
tico, erudito y religioso. Comprende a pueblos muy diversos como
Egipto, India, A rabia, China y el pueblo hebreo, entre otros. Es
difícil establecer una cronología exacta, pero podemos decir que
esta etapa abarca desde el siglo XXX al X a. de C. o sea unos '20
siglos.
3. La educación clásica, en que comienza la civilización occi­
dental y que posee sobre todo un carácter humano y cívico. Com­
prende a Grecia y a Roma, las cuales, a pesar de sus diferencias,
tienen muchos rasgos comunes. Su vida cultural autónom a se des­
arrolla principalm ente entre los siglos X a. de C. y V d. de C., o sea
un espacio de unos 15 siglos.
4. La educación medieval, en la que se desarrolla esencialmen­
te el cristianismo, que había comenzado en la etapa anterior, y
que ahora comprende a todos los pueblos de Europa, desdé el
siglo v al XV, en que comienza otra etapa, aunque, naturalm ente
sin haberse term inado la educación cristiana, que llega hasta nues­
tros días.
5. La educación hum anista que empieza en el Renacimiento,
en el siglo xv, aunque ya antes habla vestigios de ella. Esta etapa
representa una vuelta a la cultura clásica, pero más aún el surgi­
miento de una nueva form a de vida basada en la naturaleza, el
arte y la ciencia.
6. La educación cristiana reformada. Así como en el siglo XV
se produce un renacimiento cultural hum anista, surge en el xvi una
reform a religiosa, como resultado de aquél. Ésta da lugar al naci­
miento de las confesiones protestantes, de un lado, y a la reforma
de la iglesia católica, de otro. Es lo que generalmente se llama
la Reform a y lá C ontrarreform a, y cada una de ellas comprende ya,
como las etapas sucesivas, a los pueblos de Europa y América.
7. La educación realista, en que comienzan propiamente los
métodos de la educación m oderna, basados en los de la filosofía
y la ciencia nuevas (de Galileo y Copérnico, de Newton y Descar­
tes). Esta etapa empieza en el siglo x v n y se desarrolla hasta nues­
tros, días, dando lugar á algunos de los m ás grandes representantes
de la didáctica (Ratlce y Com enio).
8. La educación racionalista y naturalista. Propia del siglo
xvni, en que culmina con la llamada “Ilustración” , o sea el movi­
miento cultural iniciado en el Renacimiento. Es el siglo de Con-
dorcet y Rousseau. Al final de este siglo comienza el movimiento
idealista de la pedagogía, cuyo más alto representante es Pestalozzi.
9. La educación nacional, iniciada en el siglo anterior con la
Revolución francesa, alcanza su máximo desarrollo en el siglo XIX
dando lugar a una intervención cada vez m ayor del Estado en la
educación, a la formación de una conciencia nacional, patriótica,
en todo el m undo civilizado, y al establecimiento de la escuela p ri­
m aria universal, g ra tu ita . y obligatoria.
10. La educación democrática. Aunque es muy difícil carac­
terizar la educación del siglo xx, acaso el rasgo que más la distin­
gue es la tendencia a una educación democrática, haciendo de la
personalidad humana libre el eje de sus actividades, independien­
temente de su posición económica y social, y proporcionando la
m ayor educación posible al m ayor número posible de individuos.
Tales son, a grandes rasgos, las principales etapas que ha reco­
rrido la educación hasta nuestros días, y que sólo hay que consi­
derar como hitos o señales de su desarrollo histórico, el cual natu­
ralm ente continúa en nuestro tiempo y continuará seguram ente
m ientras el hom bre viva.
4. FUENTES PASA EL ESTUDIO DE LA HISTORIA DE
LA EDUCACIÓN Y DE LA PEDAGOGÍA

La historia de la educación y de la pedagogía no se estudia


solamente en las obras pedagógicas, sino que tiene un radio mucho
más amplio, en relación con las diversas manifestaciones de la cul­
tura. En este sentido, acude a las siguientes fuentes principales:
Las obras religiosas fundamentales,■como los Vedas de la India,
los libros de Buda y de Confucio, el Antiguo y el Nuevo Testa­
mento, el Corán y el Talmud, las obras de San Agustín y de Santo
Tomás, de Lutero y Calvin o, de Pascal y K ierkegaard, etc., todas
las cuales han influido en la historia de la cultura y por tanto de
la educación.
Las obras literarias clásicas, como el M ahabarata y el Rama-
yana, la IKada y la Odisea, la Divina Comedia y el Quij ote y las
obras de Shakespeare y de Goethe, de Moliére y Lope de Vega,
todas las cuales reflejan escenas sociales y tipos hum anos que han
influido en la educación.
Las obras maestras del pensamiento universal, como -La Repú­
blica y los Diálogos de Platón, la Ética y la Política de Aristóte­
les, la Ciudad de D ios de San A gustín, los Ensayos de Montaigne,
el Discurso del m étodo de Descartes, la Crítica de la razón pura de
Kant, Sobre la Libertad, de Stuart Mili, el Origen de las espacies
de Darwin, El Capital, de Carlos M arx, A sí hablaba Zaratustra de
Nietzsche, La evolución creadora de Bergson, etc., obras qué sin
ser pedagógicas han dejado un rastra profundo en la historia de la
cultura y de la educación.
Las obras fundamentales de la pedagogía, como, la Educación
del orador de Quintiliano, el Tratado de la enseñanza de Vives, la
Didáctica M agna dé Comenio, el Em ilio de Rousseau, el Cómo Ger­
trudis enseña a sus hijos de Pestalozzi, la Pedagogía general de
H erbart, La educación del hombre de Froebel, Democracia y edu­
cación de Dewey. etc., que son las bases en que se apoya la educa­
ción y la pedagogía. •
Las biografías y autobiografías de los grandes hombres, como
las Vidas paralelas de Plutarco, las .Confesiones de San Agustín y
las de Rousseau, , el Canto del cisne de Pestalozzi, Poesía y realidad
de Goethe, la Autobiografía de Stuart Mili, la Historia de m i vida
de la sordomudo-ciega Helen Keller, obras que presentan tipos hu­
m anos en su formación y desarrollo en su más alto grado, y otras
de m enor cuantía, pero también interesantes cuando representan
tipos de valor medio.
Las leyes y disposiciones legales, como las doce Tablas de R o­
ma, las Leyes de Licurgo, las Siete Partidas de Alfonso el Sabio, las
Leyes de Indias, las ordenzas de Federico el Grande, las resolu­
ciones de la Revolución francesa, etc., y más particularmente las
disposiciones legales de cada país sobre educación y materias rela­
cionadas con ella como las que se refieren a la familia, la ciudada­
nía, etcétera.
Todas estas fuentes y muchas que pudieran citarse constituyen
los medios o instrumentos necesarios para el estudio de la historia
de la educación. Tal historia no es algo vago, abstracto, sacado de
la cabeza de los educadores y pedagogos, sino que es una parte
viva de la realidad humana presente y pasada. Y su estudio es tan
atractivo y tan interesante como lo pueda ser el de la literatura
o la ciencia. En la bibliografía final de esta obra se indican las
fuentes históricas más al por menor.

5. VALOR DE LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN


Y DE LA PEDAGOGIA

El estudio de la historia de la educación y de la pedagogía es


imprescindible para el conocimiento de la educación actual, ya que
ésta es un producto histórico y no una invención exclusiva de
nuestro tiempo. La educación presente es, en efecto, una etapa del
pasado a la vez que una preparación para el porvenir. La educa­
ción actual es como un corte transversal que se hiciera en el des­
arrollo histórico infinito del suceder educativo.
La historia de la educación, por tanto, no estudia el pasado
como m ero pasado, como cosa muerta, por pura erudición, sino
como explicación de la situación actual. “El pasado como pasado
— dice Dewey— no es nuestro objeto. Si estuviera completamente
pasado no habría más que una actitud razonable: dejar que los
muertos entierren a los muertos. Pero el conocimiento del pasado
es la clave para entender el presente”
En el mismo sentido, el filósofo K arl Jasper dice: “La histo­
ria es la que nos abre el horizonte más vasto, la que nos trans­
mite los valores tradicionales capaces de fundam entar nuestra vida.
Ella nos libera del estado de dependencia en que nos hallamos
1 Dewey, Democracia y educación, Buenos Aires, Losada, 4? ed., 1961.
sin tener conciencia de ello respecto a nuestra época, y nos enseña
a ver las posibilidades más elevadas y las creaciones inolvidables
del h o m b re .. . Nuestra experiencia actual la comprendemos m ejor
en el espejo de la historia, y lo que ella nos transm ite adquiere
vida para nosotros a la luz de nuestro tiempo. Nuestra vida pro­
sigue mientras que el pasado y el presente no dejan de iluminarse
recíprocamente” 1.
Por otra parte, el estudio de la historia de la educación cons­
tituye un excelente medio para ¡mejorar la educación actual, por­
que nos informa sobre las dificultades que han encontrado las re­
form as de la educación, sobre los peligros de las ideas utópicas,
irrealizables y sobre las resistencias anacrónicas, reaccionarias que
la educación ha sufrido. “El pasado con sus intentos felices y sus
fracasos — dice Dilthey— enseña tanto a los pedagogos como a los
políticos” 2.
Pero la historia de la educación tiene además un gran valor
educativo en sí misma porque inform a a los que la estudian en el
espíritu de la veracidad y en la fidelidad a la realidad de los he­
chos, afina la sensibilidad para los grandes problemas de la cul­
tura y^'la educación y desarrolla el sentido de la comprensión y
la tolerancia. “La historia enseña aun otra cosa — dice Ziegler— :
la modestia; con todo su saber y poder, con todas sus nuevas ideas
el individuo es sólo una ruedecilla en la gran empresa del desarrollo
histórico” 3.
Asimismo, la historia de la pedagogía, al hacernos ver los gran­
des horizontes ideales de la hum anidad, las conquistas de la técnica
pedagógica y los perfiles de los grandes educadores, nos impide
caer en la estrechez de la especialidad y en la rutina del profesio­
nalismo. Al mismo tiempo, nos obliga a un m ayor rigor en el
pensar y a una fundamentación teórica de nuestro trabajo. “En
lugar de no considerar más que al hom bre de un instante — dice
Durkheim— es el hombre en el conjunto de su devenir a quien es
necesario considerar. En vez de encerrarnos en nuestra época, hay
por el contrario, que salir de ella, a fin de sustraernos a nosotros
mismos, a nuestras opiniones estrechas, parciales y partidistas. Y
a esto precisamente debe servir el estudio histórico de la ense­
ñanza” 4.

1 K. Jaspers, Introduction a la philosophie, París, Plon, 1951.


2 Dilthey, H istoria de la pedagogía, Buenos Aires, Losada, 5? ed., 1961.
8 Th. Ziegler, G eschichte der P adagogik, München, Beck, 5? ed., 1923.
4 E. Durkheim, L ’évolution p édagogiqu e en France, París, Alean, 1938.
Finalmente, sobre el valor de la historia de la educación dice
Spranger: “No es sólo, en absoluto, un trabajo estéril, de anticua­
rio. Más bien es la historia de la educación, cuando se la cultiva
adecuadamente, quien da aquella amplitud, claridad y elevación
de la conciencia cultural, sin la cual la educación no sería más que
un oficio muy limitado. N o puede reunir únicamente opiniones
extrañas y organizaciones escolares de épocas extinguidas, sino que
tiene que ser auténticamente historia de la cultura”

1 E. Spranger, Cultura y educación, Buenos Aires, Espasa-Calpe, 1948.

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