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Vipassana

El arte de vivir

Buda decía "Todo lo que surge en la mente fluye acompañado de sensaciones"

Había escuchado esta afirmación en boca de mi madre muchas veces sin entender su
verdadero significado hasta ahora, tras realizar un retiro de Vipassana de 10 días en
silencio. Y es que Vipassana significa observar las cosas tal y como son, sin juicios de
valor. Esto parece fácil de entender intelectualmente pero no estamos acostumbrados
a experimentarlo físicamente. Estar sentados una hora sin movernos para observar
nuestras sensaciones físicas sin juzgar si son agradables o desagradables, es una de las
prácticas de Vipassana para entrenar la mente a experimentar la ecuanimidad.

¿Qué es la ecuanimidad?
Consiste en tomar consciencia de que la naturaleza profunda de cualquier sensación es
surgir y desaparecer. Ahí está la clave, observar la sensación sin generar deseo o
rechazo hacia ella para no desencadenar una reacción automática que se repetirá
sistemáticamente de forma inconsciente y generará sufrimiento.

¿En qué consiste la técnica?
Se basa en observar la respiración y las sensaciones corporales con el fin de despertar
la consciencia profunda. Desde que nacemos estamos expuestos al exterior, a lo que
nos rodea y no se nos enseña a observar que ocurre en nuestro mundo interior. Sin
embargo, es en él donde germinan todas nuestras reacciones exteriores, y por tanto
donde podemos decidir cómo actuar en lugar de reaccionar.

Cuando te entrenas a observar la respiración y las sensaciones corporales, agudizas la
mente de tal manera que eres consciente de cualquier cambio sutil que se produce. De
esta manera, la respiración y las sensaciones permanecen despiertas y se convierten
en sensores inteligentes que te alertan de los cambios en tu estado interior que
podrían provocar una reacción y generarte negatividad. Si logras observarlos con
ecuanimidad puedes disolver la reacción y mantener la paz y armonía interna.

¿Cuál es el origen de la meditación Vipassana?
Vipassana es una de las técnicas de meditación más antiguas de la India. Estuvo
perdida durante siglos y fue redescubierta por Gotama el Buda hace más de 2500
años. Después se perdió de nuevo durante décadas hasta que fue recuperada en
Birmania por varios maestros y reintroducida en India de la mano de Goenka.
“Vipassana” significa observar las cosas tal y como son, no como parecen ser. Es una
técnica de auto-observación que permite una experiencia directa de nuestra
naturaleza interna. Hay que penetrar a través de la verdad aparente hasta llegar a la
verdad última de la estructura mental y física. Al experimentar esta verdad, se aprende
a dejar de reaccionar ciegamente y de generar contaminaciones. De forma natural,
uno se liberar de la desdicha para experimentar la felicidad auténtica.




¿Qué hay detrás de esta práctica?
Ajena a cualquier sectarismo, disociada de cualquier religión se basa en la ley universal
de la naturaleza de que todo está en constante cambio. El principio de impermanencia
aplicado a nuestra naturaleza más profunda con el fin de experimentar sus verdaderos
beneficios: la paz y la armonía. A diferencia de otras prácticas de meditación que
emplean visualizaciones, mantras o fijan la mente en cosas externas para calmarla,
Vipassana no busca desviar la atención de la mente hacia otras cosas. Esta práctica se
centra en lo que es propio a cada uno de nosotros: la respiración y las sensaciones
físicas para observar directamente el origen de nuestro sufrimiento. El sufrimiento se
origina dentro de nosotros, por la percepción que tenemos de la realidad que nos
rodea. El error es pensar que lo externo es la causa de mi sufrimiento y que no está en
mi mano solucionarlo.

¿Cómo se desarrolla el retiro?
Este retiro ha sido para mí como unas vacaciones en solitario que no disfrutaba desde
hace muchísimos años. Algunos amigos me preguntaban y no es más agradable irse a
una playa paradisiaca y tumbarte a la bartola. Agradable y relajante, estoy de acuerdo
que lo es, si lo que buscas es desconectar de tu rutina cotidiana. Hacer un retiro de
Vipassana es ir a reconectarse con uno mismo.

Al retiro acuden mujeres y hombres venidos de muchos lugares de Europa, cada uno
con sus propias motivaciones. El propósito común es darse un tiempo para estar
consigo mismo, retirado del mundanal ruido, en medio de la naturaleza, alojados y
alimentados con mucho mimo. Con un horario riguroso que te permite tener un orden.
En silencio para profundizar en la introspección y vivir la experiencia sin interferencias
externas y cuidados amorosamente por personas voluntarias venidas a servirnos. Estas
condiciones, te permite dedicarte plenamente a explorar con paciencia y disciplina, la
conexión entre tu cuerpo y tu mente.

Al igual que un deportista de elite sabe que llegar al límite de su resistencia, depende a
partes iguales de su mente y su cuerpo, esta conexión hace posible permanecer
meditando una hora sin moverte. Así, entrenas tu mente a no reaccionar ante las
sensaciones que van apareciendo en el cuerpo, como interruptores que ponen luz a
tus contaminaciones mentales para hacerles frente. Cuando observas la negatividad,
esta va perdiendo fuerza y puedes erradicarla. La dificultad estriba en que, en nuestra
vida diaria, no somos conscientes del momento en que comienza esta contaminación.
Empieza en lo más profundo de la mente inconsciente y cuando llega al consciente
tiene tanta fuerza que nos arrastra sin poder observarla. Si consigues permanecer
ecuánime tanto a la sensación agradable como al dolor, puedes romper el patrón
reactivo de la mente y adiestrarla en mantener la calma y la armonía ante cualquier
circunstancia. Es como si un explorador se adentrará en un lugar desconocido y cada
vez que percibiera algo extraño diera un salto y reaccionará de algún modo. Hasta que
poco a poco, el terreno se hace familiar y puede observar en calma lo que percibe. De
esta forma, esta técnica de autobservación nos muestra los dos aspectos de la
realidad: el interno y el externo. Aprendes a mantenerte equilibrado ante lo que
experimentas en tu interior al tiempo que desarrollas el desapego frente a las
situaciones exteriores.

Por supuesto no es un camino de rosas. En esta aventura interior surgen tus terribles
demonios, las resistencias en forma de dolores, dudas, miedos y sabotajes mentales.
Una innumerable lista de obstáculos que te llevan a tener ganas de abandonar, a
cuestionarte la utilidad del proceso, a pensar que no serás capaz de conseguirlo ni
sacarle provecho. El verdadero desafío es tomar consciencia de esas resistencias y
vencerlas cada día, dando un paso más hacia ti. Cada nuevo día, una sonrisa de
satisfacción se dibuja en mi cara al ver que con voluntad y motivación puedo despertar
de mi letargo. Dejar de estar permanentemente dormida y escoger vivir conectada a
mi verdad interna. En definitiva, no dejarme arrastrar por rueda de la vida mundana y
apreciar la belleza profunda que me rodea cuando la percibo desde la ecuanimidad, la
paz y la armonía interior.

Para concluir sólo decirte que si algo de lo que has leído ha despertado tu curiosidad,
date la oportunidad de vivir la experiencia de Vipassana algún día. Seguro que te harás
un gran regalo.


Para información sobre Vipassana puedes consultar www.es.dhamma.org

Artículo de Mónica Carbonell aparecido en la revista Felicidad y Salud.

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