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El león y el ratón
La cigarra y la hormiga
Familia de hormigas
Había una vez una familia de hormigas formada por la madre, el padre y
su dos hijitas.
Pronto se acercaba el invierno, así que toda la familia salió en busca de
comida ya que si no morirían.
Paseando por el prado, se encontraron con otra hormiga, pero esta no
era de su misma especie, ya que era de color rojo y le faltaban dos
patitas.
Angustiada, la hormiga roja les pidió ayuda para que la llevasen hasta
su casa, ya que podría morir enterrada por la nieve.
La madre hormiga rotundamente dijo que no, ya que no pertenecía a su especie y si se
enteraba el resto de hormigas negras podrían echarle del prado.
Así que la familia siguió su camino, pero una de las hijas no pudo aguantar y se dio la vuelta
para ayudar a la hormiga roja, aun sabiendo que podrían echarla del prado para siempre.
Una vez llegaron las dos a la casa de las hormigas rojas, estas sorprendidas por la solidaridad
de la hormiga negra, le regalaron toda la comida que tenían.
Gracias a esta recompensa, la familia de la hormiga negra pudo sobrevivir todo el invierno
gracias a la familia de hormigas rojas.
Moraleja: hay que ayudar a los demá s cuando lo necesiten, ya que algú n día también nosotros
podemos necesitar esa ayuda.
También nos enseñ a a que no hay que prejuzgar ni discriminar a otros por su raza o por su
condició n física, algo muy importante en la vida, ya que tenemos que educar a nuestros hijos
en la tolerancia y el respeto a la diversidad.
El pájaro ruiseñor
Era un pá jaro ruiseñ or muy alegre y divertido. Siempre
andaba cantando pero era muy muy despistado.
Una noche cenando con su madre, esta le dijo que no
debía cantar hasta má s tarde ya que los cazadores
pasarían a esa hora y si estos les oían podrían matarle.
A la mañ ana siguiente como todos los días, el pá jaro
comenzaba a cantar para así atraer a sus presas.
Olvidando lo que le dijo su madre, los cazadores le
oyeron y se pusieron a disparar.
Afortunadamente al pá jaro le dio tiempo a esconderse, ya que oyó el canto de su madre
avisando de que estaban los cazadores en la zona
Moraleja: hay que estar muy atentos y escuchar a nuestros padres cuando nos hablen, ya que
un descuido nos puede salir caro.
El gato y el ratón
l ciervo y el cervatillo
Esta fá bula trata sobre dos ciervos, uno joven y otro má s mayor.
Ambos querían quedarse a vivir en el monte ya que tenía
alimentos para todo el añ o, pero esto solo podía ser posible si
ambos luchaban, ya que solo había provisiones para uno.
El cervatillo joven tenía muy claro que ganaría, ya que era má s
veloz y má s rá pido que el ciervo anciano.
A la mañ ana siguiente cuando se encontraron para luchar, el ciervo anciano le propuso que se
marchara, ya que sabía perfectamente que él iba a ser el ganador.
El cervatillo tozudo y enfadado se dispuso a luchar hasta que fue perdiendo poco a poco sus
cuernos.
Sorprendido de que el ciervo anciano le ganara, preguntó :
-¿Có mo lo has hecho?, no puede ser, si yo soy má s. joven y má s veloz que tú .
A lo que respondió el anciano:
-mira mis cuernos y tendrá s la respuesta.
El cervatillo sorprendido se dio cuenta de que los cuernos estaban intactos, eran mucho má s
fuertes y robustos que los suyos.
Moraleja: debemos respetar a las personas mayores, ya que el ser una persona mayor no
quiere decir que sean patosos o lentos, sino todo lo contrario, ya que nos pueden enseñ ar
muchas cosas que aú n no sabemos.
El mono y el delfín
Había una vez un marinero que se comprometió a realizar un viaje muy largo. Para hacer má s
entretenida la travesía, se llevó con él a un mono para divertirse
durante la larga travesía.
Cuando estaban cerca de la costa de Grecia, una muy ruidosa y
violenta tempestad se levantó e hizo naufragar a la débil nave.
Su tripulació n, el marinero y su mono tuvieron que nadar para
así poder salvar sus vidas.
Mientras tanto, el mono que luchaba contra las olas, fue visto
por un delfín; el cual creyendo que era un hombre, fue a salvarlo
deslizá ndose debajo él y transportá ndolo hacia la costa.
Cuando estaban llegando al puerto, el delfín le preguntó al
mono:
– Mono ¿eres ateniense (nacido en Atenas)?, y él mono por darse de muy presumido y
mentiroso, le respondió :
– Sí, y tengo también parientes muy importantes viviendo allí –
El delfín le preguntó de nuevo si conocía el Pireo (el famoso puerto de Atenas). El mono
creyendo entonces que se trataba de un hombre, le contestó que no solo lo conocía, sino que
también era uno de sus mejores amigos.
El delfín indignado por tantas mentiras que el mono decía, dio media vuelta y lo devolvió a
alta mar.
Moraleja: las propias mentiras del mentiroso son las que se encargan de revelar la verdad en
un pequeñ o descuido. Las mentiras tienen las patas muy cortas, por tanto siempre saldrá a la
luz la verdad.
El asno, el perro y el lobo
Caminaban muy despacio y agotados por el sol un asno, con su carga
de pan, y su amo seguido por su perro. Es así que llegaron a una
pradera verde donde el amo cansado y agotado por la caminata
realizada, echó a dormir bajo la sombra de un á rbol.