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Por Derecho del Consumo se entiende el conjunto normativo que protege a las personas físicas y

jurídicas que adquieren, utilizan o disfrutan bienes y servicios como destinatario final, es decir,
como consumidores o usuarios. Su ámbito de aplicación, por tanto, son las relaciones entre
consumidores y usuarios y las empresas que ofrecen los bienes o servicios que se adquieran o
contraten.

El objetivo de este conjunto normativo es evitar prácticas lesivas por parte de los empresarios que
supongan engaño, costes adicionales o, incluso, daños personales, a los consumidores. Es decir, al
comprar un bien o contratar un servicio se genera un vínculo legal entre el comprador y el
vendedor, con lo que este último debe garantizar una serie de derechos e incurriría en
responsabilidad si vulnerase los intereses legítimos del consumidor o le causase algún perjuicio. El
Estado, por su parte, debe garantizar la defensa de estos derechos y promover la información y
educación de los consumidores para que no estén en situación vulnerable frente a las empresas
que ofrecen bienes y servicios.

¿Cuáles son los derechos del consumidor?

De forma resumida, los consumidores y usuarios tienen derecho a:

La protección contra los riesgos que puedan afectar a su salud o seguridad

La protección de sus legítimos intereses económicos y sociales

La indemnización de los daños y la reparación de los perjuicios sufridos

La información completa y clara sobre los bienes o servicios, y la educación y divulgación para
facilitar el conocimiento sobre el adecuado uso consumo o disfrute

Los consumidores no pueden renunciar a estos derechos, y serán nulos y fraudulentos los intentos
de que así sea, según recoge la Ley.

Como contrapartida a los derechos de los consumidores, los empresarios que ofrezcan cualquier
tipo de bien o servicio a un cliente final deben cumplir una serie de obligaciones. Por ejemplo,
realizar un etiquetado sencillo, que no induzca a error, y que la presentación y publicidad también
respete lo establecido legalmente.

La relación consumidor-vendedor, por ejemplo, se establece en la compra de una prenda de ropa


o de un teléfono móvil: el comercio donde se haya adquirido debe poner a disposición del cliente
la información necesaria para que tome la mejor decisión de compra en función de sus intereses y
garantizar el derecho a cambiar o devolver, con el retorno de dinero gastado, en el plazo que,
como mínimo, marca la ley. El recibo de compra es el documento que recoge esos derechos y
plazos y el comprobante de la relación en caso de que el consumidor quiera interponer cualquier
medida legal si sus derechos se ven dañados.
El deber de informar de forma correcta sobre los bienes y servicios no será el mismo para alguien
que venda ropa que, por ejemplo, para un agente inmobiliario que se disponga a vender una casa.

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