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Embarazo con mola invasiva por triploide

con feto vivo


Descripción general

Un embarazo molar, también conocido como «mola hidatiforme», es una complicación poco
frecuente del embarazo caracterizada por el crecimiento anormal de trofoblastos, las células que
normalmente se convierten en la placenta.

Hay dos tipos de embarazos molares: el embarazo molar completo y el embarazo molar parcial.
En un embarazo molar completo, el tejido placentario es anormal y está hinchado; además,
parece formar quistes llenos de líquido. Otra característica es que no hay formación de tejido
fetal. En un embarazo molar parcial, es posible que haya tejido placentario normal junto con
tejido placentario formado de manera anormal. También puede haber un feto, pero no hay
posibilidades de que sobreviva, y, por lo general, se produce un aborto al principio del embarazo.

Un embarazo molar puede tener complicaciones graves, entre ellas una forma de cáncer poco
frecuente, y requiere tratamiento temprano.

Síntomas

Un embarazo molar puede parecer un embarazo normal al principio, pero la mayoría de estos
embarazos provoca signos y síntomas específicos, entre ellos:

 Sangrado vaginal de color rojo brillante o marrón oscuro durante el primer trimestre
 Náuseas y vómitos intensos
 Algunas veces, eliminación por vía vaginal de quistes similares a una uva
 Presión o dolor pélvico

Si tienes algún signo o síntoma de embarazo molar, consulta al médico o al proveedor de


atención médica que atiende tu embarazo. Este podrá detectar otros signos de un embarazo
molar, entre ellos:

 Rápido crecimiento uterino: el útero es demasiado grande para la etapa de embarazo


 Presión arterial alta
 Preeclampsia: una afección que provoca presión arterial alta y la presencia de proteína en
la orina después de 20 semanas de embarazo
 Quistes ováricos
 Anemia
 Glándula tiroides hiperactiva (hipertiroidismo)

Causas

Un embarazo molar es provocado por un óvulo fecundado de forma anormal. Las células
humanas normalmente contienen 23 pares de cromosomas. Un cromosoma de cada par proviene
del padre y el otro, de la madre.

En un embarazo molar completo, se fecunda un óvulo vacío con uno o dos espermatozoides, y
todo el material genético proviene del padre. En esta situación, los cromosomas del óvulo de la
madre se pierden o se inactivan y los cromosomas del padre se duplican.

En un embarazo molar parcial o incompleto, permanecen los cromosomas de la madre, pero el


padre provee dos grupos de cromosomas. Como resultado, el embrión tiene 69 cromosomas en
lugar de 46. Esto suele ocurrir cuando dos espermatozoides fecundan un óvulo, lo que provoca
que haya una copia adicional del material genético del padre.

Factores de riesgo

Aproximadamente 1 de cada 1.000 embarazos se diagnostica como embarazo molar. Existen


diversos factores asociados con el embarazo molar, entre ellos:

 Edad de la madre. Un embarazo molar es más probable en mujeres mayores de 35 años


o menores de 20 años.
 Embarazo molar anterior. Si has tenido un embarazo molar, eres más propensa a tener
otro. La repetición de un embarazo molar ocurre, en promedio, en 1 de cada 100 mujeres.

Hay dos tipos de embarazos molares:

El embarazo mola completo y el embarazo mola parcial.


En un embarazo mola completo, el tejido placentario es anormal y está hinchado; además, parece
formar quistes llenos de líquido. Otra característica es que no hay formación de tejido fetal. En
un embarazo mola parcial, es posible que haya tejido placentario normal junto con tejido
placentario formado de manera anormal.

Complicaciones

Después de la extracción de la mola, es posible que quede tejido molar y que este continúe
creciendo. Esto se llama neoplasia trofoblástica gestacional persistente. Esto ocurre en entre el
15 % y el 20 % de los embarazos molares completos, y en hasta el 5 % de los embarazos molares
parciales.

Uno de los signos de la neoplasia trofoblástica gestacional persistente es un alto nivel de


gonadotropina coriónica humana, una hormona del embarazo, después de la extracción de la
mola. En algunos casos, una mola hidatiforme invasiva penetra la capa intermedia de la pared
uterina en profundidad, lo cual provoca sangrado vaginal.

La neoplasia trofoblástica gestacional persistente casi siempre puede tratarse con éxito,
generalmente con quimioterapia. Otra opción de tratamiento es la extracción del útero
(histerectomía).

En raras ocasiones, se presenta una forma cancerosa de la neoplasia trofoblástica gestacional


conocida como coriocarcinoma y se disemina a otros órganos. Por lo general, el coriocarcinoma
se trata con éxito con múltiples medicamentos para el cáncer. Esta complicación es más probable
en un embarazo molar completo que un embarazo molar parcial.
Prevención

Si has tenido un embarazo molar, habla con el médico o el proveedor de atención médica que
atiende tu embarazo antes de concebir nuevamente. Es posible que te recomiende esperar de seis
meses a un año antes de intentar quedar embarazada nuevamente. El riesgo de recurrencia es
bajo, pero es más alto que el riesgo de las mujeres sin antecedentes de un embarazo molar.

Durante los embarazos posteriores, es posible que el proveedor de atención médica te realice
ecografías tempranas para controlar tu estado y brindarte seguridad de que hay un desarrollo
normal. También es posible que el profesional analice la posibilidad de realizar análisis genéticos
prenatales, que pueden utilizarse para diagnosticar un embarazo molar.

La mola invasora
La mola invasora es una eventual complicación de la mola hidatiforme parcial o total. Se
manifiesta por una penetración profunda de las vellosidades coriales con degeneración hidrópica
y estructuras trofoblásticas dentro del miometrio o invasión de los vasos uterinos. La mayoría
deriva de una mola completa, aunque las parciales también se han descrito con una frecuencia 10
veces menor.

La mola invasora es una de las formas en que se puede manifestar una entidad más amplia
conocida como enfermedad trofoblástica gestacional. Supone una penetración profunda de las
vellosidades coriales con degeneración hidrópica y estructuras trofoblásticas dentro del
miometrio o invasión de los vasos uterinos. La mayoría de las molas invasoras proceden de una
mola completa. Aproximadamente el 12,5% de las molas completas ocasionarán una mola
invasora, frente al 1,5% de las parciales.

El diagnóstico de sospecha es por elevación de la fracción ß de la gonadotropina coriónica


humana (ß-hCG) y por ecografía con o sin Doppler y resonancia magnética (RM) pélvica. El
diagnóstico de confirmación sería por estudio histológico, pero hoy día es poco frecuente, porque
ante la sospecha analítica y de imagen se instaura el tratamiento citostático adecuado, no
precisando generalmente intervención quirúrgica.

Los riesgos de la mola invasora son: hemorragia uterina grave, perforación uterina y progresión a
coriocarcinoma. También puede metastatizar en pulmón, cérvix, vulva, vagina, etc., y regresar
espontáneamente.

El tratamiento será la quimioterapia con agentes citostáticos: metotrexato o dactinomicina.

La coexistencia de mola parcial con feto vivo presenta un riesgo alto de resultado perinatal
adverso y preeclampsia. Se requiere incrementar el volumen de información sobre esta rara
condición para determinar posibles intervenciones en los casos de fetos euploides y dar una
adecuada asesoría en la práctica clínica, por lo que es importante el reporte de estos casos a fin
de construir la suficiente evidencia sobre el comportamiento natural de la enfermedad.

Mola con feto vivo

La gestación de mola con feto vivo es un evento raro cuya incidencia varía entre 1-23 casos por
100.000 embarazos. La mayor parte de estas gestaciones sufren complicaciones severas como
preeclampsia, aborto espontáneo, malformaciones fetales o parto pretérmino con muy pocos
casos de feto viable y ningún caso de parto espontáneo hasta la fecha.

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