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DIRECCIÓN EJECUTIVA DE
EDUCACIÓN Y DOCTRINA
SÍLABO DESARROLLADO
DERECHO CIVIL I.
AULA VIRTUAL
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SILABO
DERECHO CIVIL I
(PROGRAMA REGULAR)
I. DATOS GENERALES:
I. SUMILLA:
III. OBJETIVOS
A. OBJETIVO GENERAL:
B. OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
IV. CONTENIDOS
I UNIDAD
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3° SEMANA ● Atributos de la personalidad.
(4 HORAS)
24 al 29-01-2022
7° SEMANA
(4 HORAS) 1ra. EVALUACION PARCIAL
21 al 26-02-2022
II UNIDAD
8° SEMANA
(4 HORAS) ● Modalidades del poder
28 de febrero al 05- Poder amplio, poder especial, pluralidad de representantes.
03-2022
12° SEMANA
(4 HORAS) 2° EVALUACIÓN PARCIAL
28-03-2022 al 02-04-
2022
III UNIDAD
13° SEMANA
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(4 HORAS) ● Fraude a través de los actos jurídicos
04 al 09-04-2022 ● Medidas de tutela de los acreedores, vicios de la voluntad.
V. PROCEDIMIENTOS DIDÁCTICOS
A. EQUIPOS
MATERIALES
VII. EVALUACIÓN
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B. Evaluación Formativa o de Proceso para comprobar el rendimiento académico,
pronosticar posibilidades de desarrollo y reorientar la metodología,
compromete la aplicación de:
1. Talleres
2. Exposiciones.
3. Dos exámenes escritos parciales (8ª y 13ª semana), enmarcados en los
modelos de la Prueba Objetiva, pudiendo, además, contener preguntas
tipo desarrollo y situación problema, en las que prime el empleo de la
capacidad reflexiva, la correlación de criterios, el análisis y el
pensamiento lógico.
Promedio General:
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8. OSTERLING, Felipe y Mario CASTILLO FREYRE. “El tema fundamental de las
obligaciones de medios y de resultados frente a la responsabilidad civil”. En:
Derecho PUCP 53. 2010. pp. 475-512.
9. WAYAR, Ernesto Clemente. “Derecho Civil. Obligaciones”. Tomo I. Buenos
Aires: Ediciones Depalma. 1990. pp. 126 y siguientes.
10. JORDANO FRAGA, Francisco. “Obligaciones de medios y de resultado (a
propósito de alguna jurisprudencia reciente)”. En Anuario de Derecho Civil. Tomo
XLIV. Fascículo I. Madrid. 1991. p. 14.
11. BORDA, Guillermo A. “Tratado de Derecho Civil, Obligaciones”. Octava Edición
actualizada. Tomo I. Buenos Aires: Editorial Perrot. 1986. pp. 16 y siguientes.
12. DÍEZ PICAZO, Luis. “Fundamentos de derecho civil patrimonial”. Tomo II.
Madrid: Civitas. 1978. p. 51.
13. LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando. “Derechos reales”. Tomo I. Buenos Aires:
Astrea. 1989. p. 93.Ibídem.
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DESARROLLO DE CONTENIDO
I UNIDAD
EL DERECHO CIVIL
Generalidades.
CONCEPTO DE DERECHO
Tres son los caminos que hemos seguido para llegar a una definición integral del derecho:
la sociabilidad del hombre nacida de su propia naturaleza, la exigencia de regular su
conducta mediante normas y el deber ser orientado hacia valores. La teoría tridimensional
del derecho sustentada por Miguel Reale, lo considera como integración de tres elementos,
(hecho, valor y norma), por tanto son elementos integrantes de una definición del derecho;
la conducta social del hombre como persona, la necesidad de regularla mediante un sistema
de normas y los valores hacia los cuales debe orientarse esa conducta.
ANTECEDENTES HISTORICOS
Los antecedentes mas remotos del derecho civil datan del Imperio Romano, habiendo
transcurrido un periodo de evolución y desarrollo durante varios milenios; sin embargo, a
inicios del año 1800, Napoleón Bonaparte promulgó en Francia el Código Civil, denominado
Napoleónico, el mismo que sirvió de inspiración a muchos países que estaban obteniendo
su libertad. En nuestro pais fue Simón BOLIVAR, quien el 31 de diciembre de 1825 formó
una comisión integrado por 12 personas notables para la redacción del código civil.
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EL DERECHO PÚBLICO
EL DERECHO PRIVADO
Para ALBERTO VASQUEZ RIOS; es la disciplina que cubre todas las fases de la vida del
hombre, desde cuando es concebido hasta su muerte, cubriendo en dicho lapso los actos
jurídicos, los contratos, la constitución familiar, en sus relaciones con los demás hombres y
de éstos con las cosas, cuya expresión elocuente de esta última relación es la propiedad
privada1.
TITULO PRELIMINAR
La ley se deroga solo por otra ley. La derogación se produce por declaración expresa, por
incompatibilidad entre la nueva ley y la anterior o cuando la materia de esta es íntegramente
regulada por aquella. Por la derogación de una ley no recobran vigencia las que ella hubiere
derogado.
Es cierto que una ley puede ser derogada por otra ley, pero en la actualidad ese no es el
único mecanismo de derogación puesto que pueden presentarse situaciones como el
desuso o la inobservancia, que fácilmente podrían encajar como mecanismos de derogación
y que no se constituyen necesariamente en una ley.
Sin embargo, no podemos adentrarnos en el tema sin conocer que es una ley. Al respecto la
doctrina ha señalado que es “el mandato jurídico escrito y procedente de los órganos
legislativos competentes”. La ley se encuentra premunida de elementos básicos como el
hecho de tener carácter general, ser escrita, requerir de publicación y ser formal.
1 VASQUEZ RIOS, Alberto. DERECHO DE LAS PERSONAS. Tomo I .Editorial San Marcos. Lima 2005. Pag. 24
2 CABANELLAS, Guillermo. DICCIONARIO ENCICLOPEDICO DE DERECHO USUAL TOMO III Editorial
Heliasta.- Argentina 2003. Pag. 111.
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a. Causas internas o intrínsecas. - Aquí la ley pierde vigencia debido a causas que se
encuentran señaladas en la propia ley. Por ejemplo: El haber señalado un plazo de vigencia,
la desaparición de la razón que constituía la razón de ser de la norma, etc.
Abrogación. - Referida a la extinción total de la norma.
Derogación.- Referida a la extinción parcial de la norma o lo que entenderíamos como
abrogación parcial.
La modificación.- Se produce cuando la nueva norma no sólo limita a la anterior sino que
además formula una nueva norma que puede sustituir a la anterior en forma total o parcial.
Tiene por finalidad cambiar el contenido de la ley.
Consideramos que el ejercicio abusivo del derecho se constituye en la acción u omisión que
va en contra de los fines que pretende alcanzar la ley y que se realiza con la plena
convicción de dañar, yendo en contra de las buenas costumbres y actuando de una manera
no razonable con una completa ausencia de interés.
Como ejemplos de ejercicio abusivo podemos mencionar el hecho de impedir la libre
circulación en un pasadizo, o la de cortar el suministro de agua a una persona.
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señalando que ésta no podrá retroceder en el tiempo para ser aplicada a situaciones que se
presentaron antes de la dación de la ley. Ejemplo: Las normas del Código Civil.
2. Ultractividad. - La aplicación ultra activa de una norma se presenta cuando una ésta se
aplica a hechos y situaciones que ocurren luego de que se produjo su derogación o
modificación. Ejemplo: Los matrimonios celebrados bajo las normas del Código Civil de
1936 se rigen por las disposiciones de éste.
Artículo V.- Orden público, buenas costumbres y nulidad del acto jurídico
Es nulo el acto jurídico contrario a las leyes que interesan al orden público o a las buenas
costumbres.
Si se trasgreden ambos en la realización de un acto jurídico se declarará la nulidad por lo
que su consecuencia es la misma.
No obstante ello, el artículo VI del Título Preliminar del Código Civil nos habla de legítimo
interés y por el debemos entender “…a aquellos intereses que son jurídicamente exigibles a
su arbitrio por el interesado. Se descartaría, por tanto, los intereses de carácter genérico
(como los del grupo de normas a los que el Código califica de simple interés) y los de
naturaleza expectaticia” . Para que ese interés para obrar del que hablamos sea legítimo,
la norma nos dice que este interés puede ser económico o moral
“La excepción de falta de legitimidad para obrar nació en la antigua Roma con el nombre de
‘Legitimatio ad Causan’, señalando Alsina que ‘La acción debe ser intentada por el titular del
derecho y contra la persona obligada’, la falta de legitimidad para obrar en el demandante o
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demandado es un presupuesto procesal que garantiza la existencia de una relación jurídica
procesal válida” (Casación Nº 2204 – 2001)
Lo que quiere decir, que si por ejemplo, al presentar una demanda omitimos señalar los
fundamentos jurídicos que sustentan nuestra pretensión o los señalamos erróneamente, el
juzgado tendrá la obligación de aplicar la norma jurídica que corresponda aunque ésta no
haya sido señalada.
Éste dispositivo ha sido muy discutido en la doctrina a tal punto de señalar que a través de
la aplicación del “iura novit curia” estamos favoreciendo a una de las partes, lo cual no dista
mucho de la realidad
No obstante ello, aún se encuentra regulado en nuestra norma sustantiva y “En ese sentido,
el iura novit curia constituye un deber del juez. El aforismo se sustenta en una presunción
que tiene la calidad de iuris et de iure, es decir, que no admite prueba en contrario. También
se sustenta en un presupuesto de hecho. La presunción es que el juez conoce el Derecho.
* El presupuesto de hecho es que las partes no están obligadas a una calificación jurídica
correcta de sus pretensiones. Por tanto, si se presume que el juez conoce el Derecho,
atendiendo al objetivo final del proceso, se concluye que tiene el deber de aplicar al proceso
el Derecho que corresponda”
Los jueces no pueden dejar de administrar justicia por defecto o deficiencia de la ley. En
tales casos, deben aplicar los principios generales del derecho y, preferentemente, los que
inspiran el derecho peruano ¿Qué entendemos por defectos o deficiencias y vacíos en la
ley? Debemos señalar que la doctrina diferencia los defectos de los vacíos o deficiencias;
por vacío debemos entender la ausencia de normas adecuadas dentro de nuestro sistema
jurídico frente a un determinado hecho. Por defecto debemos entender las imprecisiones,
obsolencia, superposición de normas aprobadas en tiempos distintos o conflicto entre
normas de distintas jerarquías. Otra forma de denominar a estos institutos es utilizando a
las denominadas lagunas del derecho, las misma que se presentan cuando el ordenamiento
no cuenta con la norma adecuada para resolver un determinado caso. En primer lugar,
debemos mencionar a la verdadera laguna, en la que existe ausencia de una norma
adecuada; en segundo lugar, podemos mencionar a la falsa laguna, que se configura
cuando una regla no es justa o satisfactoria para que el caso que tenemos al frente.
Las disposiciones del Código Civil se aplican supletoriamente a las relaciones y situaciones
jurídicas reguladas por otras leyes, siempre que no sean incompatibles con su naturaleza.
Consideramos que el Derecho Civil es el derecho de las personas, es el Derecho que regula
las interrelaciones subjetivas privadas, es decir, es el Derecho Privado, el Derecho Común,
el Derecho común a todas las personas etc. Por ende, este Derecho tiene orígenes tan
antiguos como el hombre mismo; sin embargo, con el desarrollo de la vida social y
económica, el Derecho Civil fue evolucionado y/o dividiéndose en diversas ramas que
relacionan a las personas entre sí; esto quiere decir que el Derecho Civil es la base o
cimiento por el cual nacieron una serie de Derechos autónomos. Es por esta razón que,
es posible que las normas del Código Civil se puedan aplicar supletoriamente a otras
disciplinas jurídicas. Hay que agregar y tomar en cuenta que, no significa que las normas
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del Código Civil se puedan aplicar supletoriamente a todas las ramas del Derecho, ya que
tiene que haber compatibilidad con la naturaleza de la otra rama jurídica. Por ejemplo, las
expresiones de voluntad en el ámbito civil que pueden ser expresas o tácitas no guardan
relación con las expresiones de voluntad del Estado, que son meramente formales.
El Título Preliminar del Código Civil regula de forma general los principios fundamentales del
Derecho Civil, sin llegar a ser exclusivo del derecho privado, antes bien tiene la virtud de
regir para todo el Ordenamiento Jurídico en general, pues conforme señala Torres Vásquez
tiene como características fundamentales “la complejidad, la unidad, la coherencia, la
plenitud y el ser sistemático.”
1. EL CONCEBIDO
El Concebido es la vida humana intrauterina (aún no nacida) ya que es una vida humana
individualizada, desde el instante mismo de su concepción, o sea a partir de la fecundación
del óvulo con el espermatozoide.
El hecho de que sea una vida humana aún no nacida, no implica necesariamente que
estemos denominando únicamente al "embarazo" la suerte de una vida humana, puesto que
como ya conocemos hoy en día existen otras formas asistidas de reproducción como es la
fertilización in Vitro.
Existen 2 teorías para fijar cuando es que aparece el concebido:
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b) Por la implantación en el óvulo (14 días)
La teoría más acertada en cuanto al concebido es la de la unión de los gametos, puesto que
como ya mencionamos, existen otras formas asistidas de reproducción, en las que será
prescindible el vientre materno, lo cual descarta la teoría de la implantación del óvulo, ya
que en una fertilización in Vitro, no será necesario el vientre; esta teoría manejaría
fácilmente una excusa para admitir el aborto e igualmente las manipulaciones genéticas,
que son penalizadas en muchos Estados.
El Concebido es un sujeto de derecho, tal como lo menciona el último párrafo del Artículo 1°
del Código Civil actual, y anteriores como: 1852, 1936; y Constituciones: 1979, y claro está
la actual constitución en el artículo 2° "el concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le
favorece"
Este sujeto, sin la necesidad de haber nacido, es considerado "vida humana en potencia",
por el mismo hecho de que aún no ha nacido; pero existe el supuesto que nazca con vida,
esto se puede encontrar desde teorías antiguas del Concebido, por ejemplo, en Roma, que
pese a que el concebido era considerado "parte de la mujer", no implicaba de que no era un
futuro sujeto de derecho, ya que existía la esperanza de que naciera, y con vida, por lo que
se le reservaban todos sus derechos hasta que naciera con vida.
El concebido está formado por dos etapas: la primera es la etapa embrionaria, que es desde
la formación del "cigoto" (la unión de los gametos), esta etapa dura 8 semanas desde el
momento de la concepción; y la etapa Fetal, que es desde las 8 semanas de la concepción
hasta el momento del parto.
12 horas aproximadamente, es lo que demora la "fusión nuclear" de los gametos para así
formar al embrión, a ésta etapa se le denomina "pre- embrión"
De aquí, también hallamos otros 2 criterios o teorías:
a) En la que es posible la manipulación genética del pre- embrión, antes de las 12 horas de
la concepción.
b) No se puede manipular el pre-embrión ni antes, ni después de las 12 horas de la
concepción, puesto que ya se dio la unión de los gametos.
El Concepturus:
- Alemania: Se le considera al concepturus como al concebido, para que se den sus efectos
patrimoniales, tiene que nacer con vida. Aunque estos derechos no le serán eternos, sólo
durarán un máximo de 30 años luego de la muerte del causante.
- Italia: Habla de que los hijos de las personas que se encuentren vivas al momento de la
muerte del causante pueden heredar por testamento, no confiere plazos de extinción del
derecho, ni caducidad.
- España: Confiere las mismas calidades que la legislación italiana, pero limita a un máximo
de 2 personas que no hayan nacido.
El concepturus, como ya se dijo es una figura rara en la práctica, esto no quiere decir de
que no existan casos. En consecuencia de esta figura, es factible que podamos heredar por
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testamento a nuestro nieto, si es que antes de morir existe ya nuestro hijo, que puede como
no tener hijos, y serán estos quienes heredaran.
Para no ir muy lejos, y en caso concreto tenemos el ejemplo de la fundación que ya fue
antes nombrado; caso en que una mujer quien no tenía herederos, mediante testamento
dejó sus bienes bajo la administración de una persona allegada para crear una fundación,
ésta fundación con nombre propio sin antes de su formación es considerada un
concepturus, puesto que no existía, ni estaba concebida al momento de la muerte de la
mujer, pero fue la que recibió los derechos patrimoniales.
Finalmente cabe decir, que el concepturus
CONCEBIDO
- Es un ser humano, una vida individualizada que aún no ha nacido.
- Es una futura vida humana.
- Existe desde el momento de la unión de los gametos.
CONCEPTURUS
Los Derechos Extrapatrimoniales: son los que no tienen que ver con el dinero; estos serán:
El derecho a la vida, a la educación, a ser reconocido, entre otros.
El Artículo 1° del Código Civil, en su último Párrafo nombra al concebido como sujeto de
derecho: "La vida humana comienza con la concepción. El Concebido es sujeto de derecho
para todo cuanto le favorece". En consecuencia, la ley, está admitiendo desde ya, que el
concebido tiene derechos; pero la ley también condiciona los derechos del concebido "… La
atribución de derechos patrimoniales está condicionada a que nazca vivo." Es decir, el
concebido tendrá pleno derecho a la vida, asistencia y todos los demás derechos
extrapatrimoniales por ser concebido; pero la condición que marca la ley para que pueda
acceder a los derechos patrimoniales, es la de que nazca vivo. De aquí, se concluye, en que
si el concebido muere al momento del parto o antes de que se produzca el nacimiento, no
tendrá goce de sus derechos patrimoniales.
Sin embargo, la ley admite el uso del Patrimonio para garantizar que el concebido pueda
nacer, como por ejemplo, gravar los bienes a favor del concebido, o vender o alquilar los
mismos para garantizar que el mismo pueda nacer con vida.
Aunque la Ley sólo señale derechos para el concebido, hay que tomar en cuenta de que el
concebido sólo tendrá deberes para los criterios que le favorezcan. Arauz Castex sostiene
que puede llegar a tener obligaciones hasta lo que alcance para la supervivencia del
concebido, tenemos de esta forma:
- Solo por razones de buena administración, la venta o alquiler de los bienes del concebido,
a través de sus representantes.
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- Como motivo de las cargas de los bienes del concebido, éste puede también ser sujeto
pasivo de obligaciones.
- Si por razones urgentes de conservación es preciso invertir dinero, el concebido, quedará
obligado como prestatario.
Otros autores asimismo sustentan la primera idea de los deberes del concebido en cuanto a
que el concebido no es susceptible de deberes, sólo podría serlo hacia su favor.
Cabe aclarar a la vez de que los bienes del concebido sí se encuentran ligados al pago de
impuestos por lo que de por sí, el concebido tendrá la obligación de pagar los impuestos
que generen su patrimonio.
Lo que se desea evitar con ese límite de deberes, es la de que los representantes del
concebido ejerzan una mala gestión con respecto a los bienes del mismo, como sujetando
al concebido a obligaciones tales como pagar seguros sobre sus bienes que es un deber
accesorio.
a) En caso de que el concebido tenga madre y padre, ejercerán ellos la patria potestad.
b) En caso de que falte el padre, o la patria potestad haya sido suspendida, la madre será
quien ejerza la representación legal.
c) En el caso anterior, de ser el caso en que la madre devenga incapaz por alguna de los
casos señalados en el artículo 44° del código civil, el Juez de familia nombrará un curador.
d) En los casos que presenta el artículo 606° del código civil, el juez nombrará un curador
especial, estos casos son: que exista conflicto o peligro de los intereses del concebido, así
también, cuando se requiera de un especialista para administrar los bienes del concebido.
Patria Potestad: Es la facultad representativa que tienen los padres para con el hijo.
Curador: Es el representante nombrado por el Juez para que se haga cargo del bienestar
del Sujeto quien no puede valerse por sí mismo, cuando sea incapaz o devenga incapaz.
a) Por aborto: Que puede ser espontáneo (natural), o intencional (que es la comisión de un
delito)
b) Al momento del parto antes del desprendimiento del cordón umbilical.
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La Grave Omisión del Artículo 2° del Código Civil Peruano
La grave omisión que tuvo el artículo 2° del código civil, fue de que por estar basado en un
código civil extranjero de una época muy distinta a la actual pretendía proteger los derechos
de las personas que no sean la madre que están interesadas en el nacimiento del hijo.
Tenemos así de que la mujer podía pedir al juez el reconocimiento de su hijo citando a las
personas interesadas. Aunque esto perjudicaría el derecho a la intimidad de la mujer.
En un principio este artículo tenía una buena función, puesto que para el tiempo de creación
de la norma, los nacimientos se realizaban mayormente en casa, y quien ayudaba en la
labor de parto era la famosa comadrona o bien un familiar, por lo cual era necesaria la
atención al parto para precisar que efectivamente el hijo había nacido de la mujer y que no
se le atribuyeran falsos derechos a un hijo de otro.
LA PERSONA
Etimología.
Sobresalen tres versiones de donde nace la palabra "Persona". Según las investigaciones
realizadas, el nacimiento de la palabra persona se dio con el vocablo etrusco "persa", cuya
intención era la de denotar la palabra "máscara", de ahí esta palabra se trasladó al vocablo
latín "personatus" o "personare", que quiso dar a entender lo mismo, consiguiendo en
cambio que esta palabra sea confundida con la del "personaje" quien usaba la máscara, a la
vez se podría deducir, que la confusión se dio con la voz que se le daba al personaje en sí,
la voz que caracterizaba al personaje. Así llegamos al vocablo griego "per sonare" que
quiere decir "para sonar".
Definición.
Kelsen señaló de que Persona "era un recurso mental artificial, concepto auxiliar que ha
creado el conocimiento jurídico para lograr una exposición más intuible del material a
denominarse y cediendo a un lenguaje jurídico antropomórfico y personificado"
De esta manera Kelsen estaría señalando que Persona es simplemente una invención del
derecho.
Por otro lado, se reconoce a "todo hombre como persona", y aunque se acerque algo al
concepto de persona en parte, estaría excluyendo a otros sujetos que hoy en día
conocemos como personas.
Cabe recordar que de igual forma nuestro código civil le da un cierto significado a "persona"
que es la de "sujeto de derecho", que tiene el significado nombrado al principio.
Clasificación.
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Persona Natural: Es todo ser humano individual con existencia propia (es decir ya nacido).
Persona Jurídica: Es toda agrupación de hombres, con cierta permanencia, a los que la ley
reconoce determinados atributos de la personalidad humana.
Es la separación del feto con respecto al cuerpo de la madre, ya sea el nacimiento antes de
los nueve meses y por cualquier medio que se emplee, natural o intervención quirúrgica.
Teoría de la Concepción:
Esta teoría es sostenida por Casajus en España y tiene su basamento en que la vida
humana independiente comienza en el momento de la concepción, por lo que la
personalidad jurídica del ser humano comienza desde el momento de la concepción.
La crítica más fuerte a esta teoría se basa en que existe gran dificultad para probar y
determinar el momento de la concepción, y es esta una de las razones por la cual esta
teoría no está consagrada en el derecho positivo.
Estas teorías consideran que la personalidad jurídica del ser humano comienza desde el
momento del nacimiento, por cuanto antes de éste no existe vida independiente. Algunos de
los seguidores de estas teorías han llegado inclusive a afirmar que el feto es una parte de la
madre (porto mulieris). Esta presunción es totalmente falsa, debido a que biológicamente ha
sido comprobado que el feto constituye un organismo que tiene una vida diferente al de la
madre.
Estas teorías han predominado desde los tiempos de Roma. Dentro de las teorías del
nacimiento se pueden distinguir:
Teoría de la Vitalidad: sólo exige que el feto haya nacido vivo para reconocerle
personalidad jurídica.
Teoría de la viabilidad:
Esta teoría además de exigir de que el feto nazca vivo, debe ser viable, es decir apto o hábil
para la vida o fuera del seno materno, porque de lo contrario no constituiría una vida
independiente.
Esta teoría es criticada por la dificultad de determinar si un niño nacido vivo es viable o no y
de probarlo después. Para tales efectos el Código Civil Italiano de 1.865 estableció una
presunción iuris tantum, es decir que el feto nacido vivo se considera viable, salvo que se
probara lo contrario.
Esta teoría combina las teorías de la concepción y del nacimiento. De manera que, la
personalidad jurídica comienza con el nacimiento del niño o niña, pero que se tendrá por
nacido cuando se trate de su bien.
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La Persona como bien Supremo del Derecho.
Podemos notar, si conocemos algo de la historia del hombre, como es que el hombre en un
principio del derecho podía ser pasible de venta por ejemplo, viéndose como objeto al
hombre en determinadas épocas de la historia, como por ejemplo con el pater familias,
quien tenía la facultad de disponer de sus propios hijos como provechos económicos, desde
ese entonces y hasta hoy en día el hombre ha evolucionado en el derecho, a tal punto que
hoy se le reconoce como persona desde el momento de su nacimiento, y como tal posee
derechos, los cuales son irrenunciables, y son carentes de valor pecuniario.
Hoy en día la persona es el fin supremo de la sociedad, por lo tanto del estado.
Definición.
La persona es la protagonista del quehacer jurídico. En este momento histórico existe una
crisis de una era tecnológica que nos lleva a la posible deshumanización, donde la persona
se enfrenta al consumismo, donde prevalece el egoísmo personal y de grupo sobre la
solidaridad, la despersonalización. Pero la persona ahora, constituye el bien supremo del
derecho, es considerada fin y medio de éste. Ahora prevalecerá el bien común, la dignidad y
centralidad de la persona sobre los intereses patrimoniales, vivenciando la justicia,
seguridad y solidaridad y la posibilidad de disponer del patrimonio para su realización
personal y alcanzar el bien común. Evolución de los derechos de la persona:
Primero, comienzos del presente siglo, los derechos de las personas eran discutidos sobre
la base de objeciones lógico-formales rechazados por su carácter político.
Segundo, los derechos eran apreciados bajo la óptica de la propiedad, donde la persona era
importante mientras era una entidad susceptible al disfrute económico.
Tercero, como actualmente se considera, a la persona como un valor digno de tutela
integral.
El inicio de la persona individualizada se da con una de las formas ya mencionadas del fin
del concebido, que es el nacer con vida.
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Los Derechos de las Personas.
a) Derechos Psicosomáticos:
· Derecho a la vida.
· Derecho a la integridad.
· Derecho a disponer del propio cuerpo.
- Derecho a disponer de las partes separadas del cuerpo.
- Derecho a disponer del cadáver.
· Derecho a la salud.
El derecho ha reconocido derechos para los hombres nombrándolos personas, así para
diferenciarlos de los objetos.
El código civil previo al actual fue creado entre la primera y segunda guerra mundial, en una
época donde se trataba de rescatar al hombre como un agente de derechos. Así es que
este código no rescata lo más importante de los derechos personales, encargándose del
estudio del derecho al nombre y del domicilio.
Actualmente rige el código civil promulgado en 1984, que expresa con más intensidad los
derechos fundamentales, hablando de equidad y distribución de derechos.
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- Domicilio.
Derecho a la vida:
Hay que decir de este derecho, en que es el más fundamental de todos, ya que sin vida una
persona no tiene derechos.
El derecho a la vida, empieza desde el momento de la concepción, anteriormente se vio, en
que la iglesia católica denominaba concebido al hombre a los 40 días luego de la
concepción, y a la mujer desde los 80 días luego de la concepción, por cuanto era factible
que durante este periodo en que el que ya había sido concebido al no tener una
denominación jurídica propia pudiera ser abortado desde el inicio de su existencia, lo cual
fue cambiado; dándole al aborto la misma calificación de muerte, siendo defendida esta vida
con el mandamiento de "no matarás".
El Aborto es la primera fase de dar muerte a una vida, si bien el aborto es penado, existen
distintas clases de aborto, uno de ellos es el aborto terapéutico, al cual se le ha dado una
sanción penal mínima, insignificante; esta es para el aborto terapéutico, donde la vida de la
madre gestante y/o del concebido se encuentran en riesgo.
Así como el aborto, tenemos también, que este derecho protege a la persona, por cuanto
tenemos derecho a la vida, y el Estado ha de ser el primero en respetar aquel derecho, no
puede dar Pena de Muerte, la cual, es cierto que está regulada en nuestra Constitución en
el artículo 140°, pero no es efectiva por la "Convención americana de los derechos
humanos" que Perú ratificó el 21 de enero de 1981, en el protocolo de dicha convención se
afirma lo siguiente "de que toda persona tiene el derecho inalienable a que se le respete la
vida sin que este derecho quede suspendido por ni una causa"
Así es que por ejemplo que en el artículo 106° del código penal dice: "El que mata a otro
será reprimido con pena privativa…", está en ese "el que mata a otro" la protección del
derecho a la vida del "otro", y que en caso de desobedecer dicha orden existirá una
consecuencia jurídica, que será la pena privativa de libertad.
El derecho a la vida, si bien hasta ahora ha sido comprendido como el derecho a vivir, tiene
más significado de lo que aparente, señala Quispe Correa de que no es sólo impedir que se
atente contra la vida de otro, sino también el derecho a vivir en la forma en que el ser
humano ha de desarrollarse, es decir, sus condiciones de vida.
Si bien, la persona tiene el libre derecho sobre su vida, no puede determinar el momento de
su muerte, es así también, como que el derecho penal a la vez prohíbe la eutanasia (que
según dice la ley, ha de ser con el consentimiento manifiesto de la persona para que se
conciba como eutanasia, y no como homicidio simple), de igual manera, la persona no
puede acudir al suicidio, aunque no se ha legislado nada para la persona que intenta
cometer suicidio, únicamente para el instigador.
Ya se dijo al principio, de que el derecho a la vida es básico para que los demás derechos
puedan existir, y es por ello que en primer lugar se prevé es de que no se atente contra la
vida de otro, para luego irnos al campo de darle el derecho al desarrollo de la vida de uno.
Cabe decir de que el derecho a la vida no es un derecho absoluto, puesto de que por más
de que se prevenga el deceso de una persona, no se puede impedir, es más, este derecho
es algo complejo, por cuanto existen ciertas fronteras, como por ejemplo, la pena de muerte
para condenar a delincuentes quienes cometieron graves crímenes, así como también la
legítima defensa, que se da cuando para proteger la vida de uno, es necesario ir en contra
de la vida del agresor, también tenemos al aborto que ya fue explicado anteriormente; la
eutanasia, que como se dijo antes no es aceptada, debido a ese derecho a la vida que
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todos tenemos, por lo menos no es aceptada en nuestra sociedad, conocida también como
"homicidio piadoso", y claro está el suicidio.
En cuanto al derecho a la integridad física existen distintas opiniones, por ejemplo Carlos
Fernández Sessarego opina que este derecho obedece no solo a la integridad física, sino
psíquica, puesto que no sólo estamos formados por la realidad física, sino que también
tenemos una salud mental la cual cuidar, para entender mejor esta opinión tendríamos que
ver de dónde procede, derivando la protección a este derecho en el Artículo 121° inciso 3
del Código Penal, donde defiende no sólo al cuerpo y la salud de la persona, sino también
su estado mental.
Así también debemos entender que por más libertad que tenga el hombre para con su vida,
éste no puede disponer libremente de su cuerpo, es así, que no pueden venderse los
órganos vitales, por cuanto es parte del hombre. No se puede renunciar a este derecho, ya
que es un derecho fundamental, y por ende es irrenunciable, así como tampoco las partes
del cuerpo son susceptibles de comercio, ya que como se mencionó, los derechos de la
persona, incluyendo a la persona en sí, no puede ser transferible. De lo dicho anteriormente,
surge la teoría de que sí se puede renunciar a este derecho, solo cuando sea por un interés
social o humanitario, así como donaciones: de sangre, intervenciones quirúrgicas.
Derecho a la libertad:
Libertad es la expresión de la soberanía de la voluntad humana para con sus actos. Consta
en un poder de decisión, en el de hacer o no hacer.
Lo contrario a libertad es Coacción, y la degeneración de libertad es libertinaje, que consta
en la voluntad incontrolada de la persona.
El derecho defiende la libertad, dejando claro junto con las normas el límite que se le da a la
libertad, para así no confrontar la libertad de uno con la de otro.
Este derecho consta en el poder de decisión para que la persona pueda celebrar conforma
a ley, los actos jurídicos que desee. Algunos autores, tales como Fernández Sessarego, y
Rodota, esta libertad trae consigo también responsabilidad.; tenemos así, que al celebrar el
matrimonio, la pareja se compromete a cumplir con ciertas responsabilidades y
obligaciones, como las señaladas en los artículos del 287° al 294° del Código Civil, de la
misma forma, el hecho de haber cometido un delito conlleva a una responsabilidad, que es
la de sufrir una sanción penal, aunque este último se debió a un acto de libertinaje, porque
como ya se mencionó, la libertad es actuar conforme a ley.
Derecho al honor:
El Honor, es un valor moral que alude a la reputación de una persona en sociedad, es cierto
que las normas no hacen mucha referencia al concepto de "honor" puesto que es un
derecho extrapatrimonial, innato, y a la vez abstracto, puesto que el honor proviene del
mundo interno de la persona, exteriorizando su calidez humana mediante su
comportamiento.
Este derecho está reflejado en el ámbito penal que detalla un poco más sobre el honor,
puesto que sanciona los actos que se realicen en contra del honor de la persona, que
comprende: imagen, nombre y reputación.
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Pero, pese a que es un derecho que corresponde sólo a la persona, también se invoca el
derecho a la memoria de los muertos, es así por ejemplo que si se luego de fallecida una
persona, otra deshonra su honor, le corresponde a los familiares de este el optar por tomar
medidas para que se deje de desacreditar la memoria del difunto.
Derecho a la intimidad:
Se realiza la vida ante todas las personas que pasan por ella, sin que pueda hacerse nada
para evitar su presencia e impedir o evitar la nuestra frente a ellas.
- Nos ven tal cual nos mostramos.
- No existe filtro, barrera ni restricción que impida el conocimiento de lo que acontece en esa
esfera.
Su escenario son las calles y demás lugares públicos
b. La esfera privada:
Los límites que dividen las esferas pública y privada son los muros que circundan los
hogares y las paredes que encierran los lugares de estudio y trabajo.
De esos muros y paredes hacia adentro se encuentra la esfera de la vida privada. En ella se
mueven y viven nuestros familiares y las personas a las que por consideraciones cercanas
se les franquea acceso.
En esta esfera el trato, el lenguaje, el vestido, las costumbres son más informales y
desenvueltas, la confidencia más frecuente
c. La vida íntima:
Está constituida por diversos hechos y situaciones cuyo conocimiento sólo concierne al
protagonista principal de los mismos y a quien éste le consienta enterarse de ellos.
Al respecto el Prof. Eduardo Novoa Monreal señala cuales son a sus criterios:
- Ideas y creencias religiosas, filosóficas, mágicas y políticas que el individuo desea sustraer
al conocimiento ajeno.
- Aspectos concernientes a la vida amorosa y sexual.
- Aspectos no conocidos por extraños de la vida familiar, especialmente los de índole
embarazosa para el individuo o el grupo.
- Defectos o anomalías físicas o psíquicas no ostensibles.
- Comportamiento del sujeto que no es conocido por los extraños y que de ser conocido
originaría críticas o desmejoraría en la apreciación que éstos hacen de aquel.
- Afecciones de la salud cuyo conocimiento menoscabe el juicio que para fines sociales o
profesionales formulan los demás acerca del sujeto.
- Contenido de comunicaciones escritas u orales de tipo personal, esto es dirigidas
únicamente para el conocimiento de una o más personas determinadas.
- La vida pasada del sujeto, en cuanto pueda ser motivo de bochorno para éste.
- Orígenes familiares que lastimen la posición social y, en igual caso, cuestiones
concernientes a la filiación y a los actos de estado civil.
- Momentos penosos o de extremo abatimiento.
- El cumplimiento de funciones fisiológicas y otros hechos o actos relativos al propio cuerpo
que son tenidos por repugnantes o socialmente inaceptables
- En general, todo acto, hecho o actividad personal no conocidos por otros, cuyo
conocimiento por terceros produzca turbación moral o psíquica al afectado (desnudez,
embarazo prematrimonial, etc.)
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"La imagen y la voz de una persona no pueden ser aprovechadas sin la autorización
expresa de ella, o si ha muerto, sin el asentimiento de su cónyuge, descendientes,
ascendientes, o hermanos, excluyentemente en este orden. Art. 15° Código Civil
Dicho asentimiento no es necesario cuando la imagen y voz se justifique por la notoriedad
de la persona y siempre que se relacione con hechos de interés general, asimismo la
imagen o voz no atenerte contra el honor y reputación de la persona a quien corresponde. "
DERECHO A LA VOZ: La imagen y la voz son derechos complementarios, compatibles
entre si, ya que se asocian conformando la identidad de la persona, es decir, cuando el
medio empleado no permite tener la imagen de una persona, podemos identificarla
mediante la voz
Derecho de Autor:
El derecho de autor es una rama del derecho de propiedad intelectual vinculada con los
derechos de la persona, "regula los derechos subjetivos del autor sobre las creaciones que
presentan individualidad resultantes de su actividad intelectual, que habitualmente son
enunciados como obras literarias, musicales, teatrales, artísticas, científicas y audiovisuales"
El derecho de autor, es un derecho que consta en determinar la paternidad de la obra, y a la
vez verificar el cumplimiento de determinados derechos de
Derecho a la identidad:
Sexo: Hace cuenta a la morfología de los órganos genitales externos del sujeto, que
diferenciará así, al hombre de la mujer. Cabe asimismo, recordar que el sexo está definido
también por la carga genética del Gen 23, que comúnmente están formadas por los
cromosomas "XY" que designa al sexo masculino, y "XX" que designa al sexo femenino.
Género: Se refiere al aspecto sociológico y cultural del individuo, así como su conducta
humana, y su forma de sentir y de ser. Del mismo modo, hace alusión a la sexualidad, que
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no es más que la forma de entablar relaciones con otros de la misma especie, sean
hombres o mujeres.
La identidad sexual. Se refiere a la forma de diferenciar a un sujeto según su grupo sexual.
El problema que surge debido a este derecho de la identidad sexual es el planteamiento de
si es que una persona tiene derecho, debido a su libertad, y el derecho mencionado, de
cambiarse de sexo cuando éste se siente más identificado con el otro sexo.
Según la jurisprudencia peruana, una persona no puede cambiarse de sexo, debido a que el
hombre no puede dejar de ser hombre, al igual que la mujer no puede dejar de ser mujer, ni
aún por la mutilación de los órganos genitales, debido a su orden genético.
En Colombia, sin embargo, se dio el caso, de que por motivos de la cercenación del órgano
genital de un menor de solo 6 meses, los padres motivados por los médicos, optaron por la
reasignación de sexo; cambiando así en la inscripción del menor el sexo de este. - Aquí
encontramos que surgió el cambio de inmediato.
Los derechos del autor o del inventor, cualquiera sea la forma o modo de expresión de su
obra, gozan de protección jurídica de conformidad con la ley de la materia.
Daño a la persona: Daño Subjetivo y Daño Objetivo, tipificación del daño a la persona.
Daño a la persona y daño a la moral. Reparaciones del daño a la persona. Diferencia
entre el daño patrimonial y el daño a la persona.
El daño a la persona o daño subjetivo puede ser considerado, para su mejor aprehensión
teórica y para la debida reparación de sus consecuencias, a partir de dos diversas
situaciones. La primera de éstas se sustenta en el criterio básico referido a la calidad
ontológica del ente afectado por el daño, situación que es de suma importancia para
comprender prístinamente los efectos y propósitos de la respectiva indemnización. La
segunda de tales situaciones tiene como base ya no la calidad ontológica misma del ente
afectado por el daño sino las consecuencias del daño en relación con la modalidad y
alcances de su indemnización.
Si se atiende a la calidad ontológica del ente afectado se observa que son dos las
categorías de entes capaces de soportar las consecuencias de un daño.
De una parte encontramos al ser humano, fin en sí¡ mismo, y, del otro, a los entes del
mundo de los cuales se vale el hombre, en tanto son instrumentos, para proyectar y realizar
su vida. El daño al ser humano, que obviamente es el que tiene mayor significación, es el
que se designa y conoce como daño subjetivo o daño a la persona. En cambio, el daño que
incide en las cosas se denomina daño objetivo.
En resumen, si se atiende a la calidad ontológica del ente afectado por el daño, éste puede
ser considerado ya sea como daño subjetivo o daño a la persona o como daño objetivo o
daño a las cosas.
La segunda clasificación, que se sustenta en los efectos del daño, nos permite distinguir dos
tipos de dados. De un lado podemos referirnos a los daños extrapersonales o patrimoniales,
que son los que tienen consecuencias apreciables en dinero y, del otro, cabe aludir a los
daños personales o extrapatrimoniales o no patrimoniales, los mismos cuyos efectos no
pueden traducirse en dinero.
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Es de advertir, como es obvio, que tanto los daños subjetivos o daños a la persona como los
daños objetivos o sobre las cosas, pueden tener indistintamente consecuencias
patrimoniales como extrapatrimoniales o presentar simultáneamente ambos tipos de
consecuencias. Ello dependerá, como es obvio, de la posibilidad o no de valorizar en dinero
tales consecuencias.
La primera distinción que cabría hacer en cuanto al daño, dada su importancia teórica y
práctica, es la que se sustenta en la calidad ontológica del ente afectado por dicho daño. A
ella se llega después de un lento y fatigoso proceso de repensamiento de la institución de la
responsabilidad civil a la luz de los hallazgos jusfilosóficos y de la observación de la
realidad.
El vuelco operado a nivel de la filosofía permite que los iusfilósofo y los juristas perciban que
el derecho tiene una estructura tridimensional en la cual vida humana, normas y valores
interaccionan dinamicamente, y cuyo centro y eje es el ser humano. La nueva concepción
personalista obliga al hombre de derecho a repensar muchas de las instituciones jurídicas
dentro de las cuales se halla la responsabilidad civil.
Este nuevo enfoque, que responde al rol central que corresponde a la persona en el
derecho, facilita la elaboración de un remozado derecho de daños.
Dentro del replanteamiento propuesto se aprecia que existen dos tipos básicos de daños si
se tiene en cuenta la naturaleza misma del ente que ha sufrido sus consecuencias. Si se
considera que en el mundo se encuentra el ser humano, de una parte, y las cosas, de la
otra, es posible hacer una primera y amplia distinción de los daños en subjetivos y objetivos.
El daño subjetivo es el que agravia o afecta al ser humano mismo mientras que el daño
objetivo es el que incide sobre los objetos que integran su patrimonio. El primero, por tanto,
se refiere al "ser" del hombre en tanto que el segundo atañe al "haber" del sujeto de
derecho.
La fundamental diferencia que se evidencia entre los dos tipos de entes antes mencionados
obliga, forzosamente, a un tratamiento técnico- jurídico distinto de la responsabilidad civil en
función de su peculiaridad ontológica. Ello tiene como resultado que tanto la repercusión de
los daños como el tratamiento jurídico en cuanto a la reparación de sus efectos sea distinto
en uno como en otro caso. Las consecuencias del daño, aquello que se afecta, es diverso
cuando él incide sobre el ser humano que cuando se afectan las cosas del mundo. No
puede confundirse una cosa, que es un simple instrumento, con la persona humana que
constituye un fin en sí misma. Debe, por ello, privilegiarse siempre la tutela del ser humano
frente a la del patrimonio.
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La diversidad ontológica entre el ser humano y las cosas se hace también patente en cuanto
a las especiales y distintas características que asume la indemnización por las
consecuencias de tales daños tratándose de uno como de las otras. No se puede, con un
criterio economicista y materialista, dejar de reconocer el diverso rol que cumple la
indemnización en el caso que se destruye una cosa que cuando se agravia al ser humano
mismo, creador, eje y centro del derecho.
Para remarcar esta diversidad de roles es que propusimos en su oportunidad distinguir dos
tipos de indemnización en función del ente agraviado. Así, reservamos el verbo "resarcir"
para los casos en que se causa un daño emergente o un lucro cesante, del vocablo
"reparar" que se aplica al daño a la persona, es decir, aquel que no tiene connotación
patrimonial. Esta propuesta coadyuva a clarificar conceptos ya que no es lo mismo
indemnizar un daño objetivo, que se cumple a través de la entrega a la víctima un objeto
similar al dañado o su exacto precio para su reposición, que reparar un daño a la persona
que carece de una valoración en dinero pero que puede producir estragos de considerable
magnitud en el futuro de la persona, en su proyecto de vida.
El que no se pueda valorizar en dinero ciertos daños a la persona no significa que ellos
queden sin reparación. Sería absolutamente injusto.
DAÑO A LA MORAL:
El daño moral es uno de los múltiples daños sicosomáticos que pueden lesionar a la
persona por lo que se le debe considerar como un daño que afecta la esfera sentimental del
sujeto. Resulta así una modalidad síquica del genérico daño a la persona.
El llamado daño moral, en cambio, no compromete la libertad del sujeto sino que es un daño
sicosomático que afecta la esfera sentimental del sujeto en cuanto su expresión es el dolor,
el sufrimiento. Es, por lo tanto, un daño que no se proyecta al futuro, que no est vigente
durante la vida de la persona. Por el contrario, las consecuencias del daño moral tienden a
disiparse y a desaparecer, por lo general, con el transcurso del tiempo. Así, el dolor que
embarga a un sujeto por la muerte de un ser querido es muy intenso en un primer momento
pero, poco a poco, se va atenuando hasta transformarse, muchas veces, en un sentimiento
de orgullo cuando se le recuerda, cuando se rememoran sus calidades humanas.
Así, un daño a la persona causado por un accidente vehicular puede ocasionar daños
patrimoniales emergentes, como serían los gastos de hospitalización. Honorarios médicos y
medicinas así como también el lucro cesante por la pérdida económica derivada de los días
en los que, por prescripción médica, la víctima no estuvo capacitada de trabajar.
Pero, al mismo tiempo, puede habérsele causado a la persona un daño de carácter no
patrimonial como sería el daño moral o el daño al proyecto de vida.
En el caso del daño objetivo es posible, así mismo, que ambas categorías de daños se
presenten simultáneamente, aunque los daños no patrimoniales son del todo infrecuentes.
Recordamos a este propósito la pérdida de una única y antigua fotografía que para el sujeto
tiene un gran valor sentimental en cuanto recoge la imagen de su madre. El causante del
daño no sólo ha inferido a la víctima un daño patrimonial, de escasa monta, sino que ha
afectado la esfera sentimental del sujeto causándole un daño que no puede valorizarse en
dinero.
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REPARACIÓN POR LOS DAÑOS A LA PERSONA:
Los daños a la persona de naturaleza extrapatrimonial, como podría ser el daño biológico, el
daño a la salud o el daño a la libertad, deben ser analizados en forma independiente por el
juez a fin de arribar a una justa indemnización.
La doctrina y la jurisprudencia comparada ha llegado en los últimos años elaborar ciertos
criterios orientadores en materia de reparación del daño a la persona de carácter
extrapatrimonial, a los cuales nos hemos referido en otro lugar. Por ello, baste decir en esta
oportunidad que para la reparación del daño biológico los jueces utilizan como criterio
orientador para su fijación los dictámenes de los médicos legistas elaborados, a su vez,
sobre la base de baremos o tablas de infortunios estructurados por grupos
multidisciplinarios. En estos baremos se establece un valor equitativo para un determinado
número de lesiones, el mismo que toma en cuenta la jurisprudencia, si la hubiere, y la
situación socio-económica del país.
Los jueces, no obstante que para la fijación de la reparación de los daños a la persona de
carácter extrapatrimonial suelen utilizar la metodología antes descrita, se cuidan de
armonizar todas las que de modo independiente y según lo expuesto se han establecido con
la finalidad de que el monto global y final de la indemnización guarde proporción con la
magnitud del daño integral causado a la persona.
ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD
EL NOMBRE
a. El nombre patronímico o apellido; proviene del padre y de la madre, estos nombres son
hereditarios.
b. El nombre de pila o prenombre.
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Los hijos matrimoniales (hijos nacidos dentro del matrimonio) lleven el primer apellido del
padre y el primer apellido de la madre. Art. 20° del C.C.
Al hijo extra matrimonial (nacido fuera del matrimonio) le corresponde el apellido del padre
que le haya reconocido. Si es reconocido por ambos, lleva el primer apellido de los dos
(padre y madre). Art. 21° del C.C.
El adoptado lleva los apellidos del adoptante o adoptantes. El Art. 22° del C.C.
El nombre como atributo de la persona está protegido por la ley. El nombre puede ser
ejercitado por el titular, sin que nadie pueda impedirlo. Nadie que no sea dueño o titular del
nombre puede ejercitar ese derecho, que es personal, intransferible.
El Art. 19° del C.C. dice: "Toda persona tiene el derecho y el deber de llevar un nombre".
De aquí surgen dos formas de protección al nombre:
a. Protegiendo cuando es contestado (negado), nadie puede ser impedido del uso de su
nombre, toda persona tiene derecho a exigir que se le designe por su nombre; cuando
se vulnera este derecho, puede pedir la cesación del hecho violatorio y la indemnización
que corresponda.- Art. 26 del C.C.
b. Protección cuando hay usurpación de nombre.- Nadie puede usar nombre que no le
corresponde. El que es perjudicado por la usurpación de su nombre, tiene acción para
hacerla cesar y obtener la indemnización que corresponda.- Art. 28 del C.C.
El Art, 23° del C.C. nos habla de un recién nacido, cuyos progenitores son desconocidos y
dispone que se inscriba con nombre adecuado que le asigne el registrador del estado civil;
guarda relación con el Art. 3° de la Declaración de los Derechos del Niño y Art. 2°, Num. 1
de la Constitución Política del Perú.
Poner un nombre adecuado significa, que no sea extravagante, ridículo, contrario a nuestras
costumbres o que suscite equívocos respecto a la persona. Tampoco puede asignarse al
expósito el nombre y apellidos de conocidos hombres públicos.
CAMBIO DE NOMBRE
Por regla general el nombre es personal, permanente e inalterable, nadie puede cambiar de
nombre o apellido ni añadir otro a los suyos, salvo motivos justificados y mediante
autorización judicial debidamente publicada e inscrita. Art. 29 del C.C, el cambio o adición
del nombre no altera la condición civil de quién lo obtiene ni constituye prueba de filiación.
El Art. 31° del C.C establece que cuando una persona es perjudicada con el cambio de
nombre, tendrá derecho a impugnarlo judicialmente, quedará sin efecto la resolución que
autorizó el cambio de nombre, esta impugnación se hará dentro del término de un año a
partir del día de la publicación.
El seudónimo es una identificación que la propia persona escoge para ser conocido por ese
nombre, generalmente en el ámbito literario o artístico; es el “nombre de arte” o “nombre de
guerra”. No es siempre una forma de ocultar su personalidad, sino más bien, un modo de
escindirla (separar), separando la del artista o autor de la individualidad ordinaria del sujeto.
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EL DOMICILIO
Domicilio es la relación legal de una persona en un lugar determinado para realizar una
serie de actos con efectos jurídicos.
Por regla general, toda persona debe tener un domicilio para hacer viable las relaciones
contractuales y las relaciones con efectos jurídicos, así por ejemplo, sirve para las
notificaciones con efectos legales, para determinar la competencia y jurisdicción del Juez;
para el pago de impuestos, etc.
CLASES DE DOMICILIO:
LA CAPACIDAD
La capacidad es el atributo de la personalidad, consistente en la idoneidad para ser sujeto
de derecho; es la aptitud que la ley reconoce a la persona para el goce o para el ejercicio de
sus derechos civiles; se trata de un derecho extra patrimonial, por lo tanto, no susceptible de
negociabilidad.
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a. Capacidad de goce. Es la aptitud de ser dueño o titular del derecho; es un atributo
esencial de toda persona natural. La capacidad de goce la tienen todos, surge con el
nacimiento y termina solo con la muerte.
“La mayoría de autores ha llamado a esta capacidad, como capacidad de derecho,
porque gozar de un derecho quiere decir, tenerlo, ser titular de él, no importando que el
individuo esté dotado o no de discernimiento, pues el mismo derecho, le prevé
representantes legales para que obtengan beneficios a favor del titular de los mismos” 3
b. Capacidad de ejercicio.- Es la aptitud que la ley reconoce a la persona para ejercitar por
si misma sus derechos civiles; es pues la libertad de obrar; actualmente se adquiere
plena capacidad de ejercicio, cumplido los 18 años de edad (Art. 42° del C.C.).
La capacidad de ejercicio supone en el sujeto, el suficiente discernimiento y la suficiente
libertad volitiva para que pueda últimamente hacer uso de esa capacidad.
Esta capacidad tiene trascendencia para los efectos de los negocios jurídicos; esta es la
capacidad que reclama el Inc. 1 del Art. 140° del Código Civil, cuando se refiere al
agente capaz.
1. Los mayores de 16 años cuando hayan contraído matrimonio civil, esta capacidad no se
pierde con el divorcio o viudez antes de cumplir los 18 años (Art. 46 del C.C.). En caso
de de la mujer, cesa la incapacidad, cuando la menor mayor de 14 años, ha contraído
matrimonio.
2. Por obtener título oficial que le autorice ejercer una profesión u oficio (Art. 46 del C.C.).
3. Tratándose de mayores de catorce años, cesa la incapacidad a partir del nacimiento del
hijo, para realizar solamente los siguientes actos: Reconocer a sus hijos, reclamar o
demandar por gastos de embarazo y parto y demandar y ser parte en los procesos de
tenencia y alimentos a favor de sus hijos ( (Art. 46 del C.C., modificado por Ley 27201
de 14NOV99).
LA INCAPACIDAD
Es la falta de aptitud jurídica para gozar, ejercer derechos o para asumir obligaciones.
CLASES DE INCAPACIDAD.- Incapacidad de goce e incapacidad de ejercicio.
● Menores de 16, salvo para aquellos actos determinados por ley.- Los derechos de
menores de 16 años, los representan sus padres o quienes ejercen la patria
potestad o en su defecto, sus tutores; esta incapacidad se prueba con la partida de
nacimiento.
Los casos excepcionales, son: El menor que ha cumplido 14 años, puede recurrir
al Juez por sí mismo, contra los actos de su tutor, para oponerse o pedir su
remoción (Art. 530° del C.C); el menor mayor de 10 años, debe prestar su
asentimiento para ser adoptado (Art. 378 inc. 4 del C.C.); el menor capaz del
discernimiento puede aceptar donaciones, legados y herencias voluntarias,
siempre que sean puras y simples, sin intervención de sus padres, también puede
ejercer derechos estrictamente personales (Art. 455°); el menor capaz de
discernimiento responde por los daños y perjuicios que causa (Art. 458º del C.C,
modificado por Ley 27184); los incapaces no privados del discernimiento pueden
celebrar contratos relacionados con las necesidades ordinarias de su vida (Art.
1358°.
● Los que por cualquier causa se encuentren privados de discernimiento.- Esta
norma supone “permanencia del estado que priva al sujeto del discernimiento”, no
necesariamente debe tener un sustento orgánico, reflejado en una enfermedad
mental, sino que este estado puede ser ocasionado por cualquier causa que
configure insana o alienación.
El discernimiento, es tener plena capacidad de pensamiento, análisis y decisión
para realizar un determinado acto; esta capacidad no lo tienen por ejemplo los
enfermos mentales; la incapacidad debe ser declarado judicialmente; si el incapaz
es mayor de edad se le designa “curador” y si es menor “tutor”.
● Los sordo mudos, ciego sordos y ciego mudos, que no pueden expresar su
voluntad en forma indubitable; el fundamento de la incapacidad en este caso,
radica en la imposibilidad de la persona de poder expresarse; también se tiene que
declarar judicialmente y nombrarle un curador.
Si estas personas pueden expresar su voluntad de alguna forma (gestos, mímica,
etc), no serán incapaces absolutos, sino relativos porque podrían coadyuvar al
manejo de sus negocios
(2) Incapacidad Relativa.- Es la incapacidad de las personas que han perdido o están
privadas parcialmente de su capacidad civil de ejercicio; se encuentran limitados de
ejercer determinados derechos o actos, de manera que otros derechos si pueden ser
ejercidos directamente por el sujeto. Los actos realizados por estos incapaces son
anulables, en cambio, los actos realizados por los incapaces absolutos son nulos.
(1) Incapacidad de las personas mayores de 16 años y menores de 18 años de
edad.- Esta incapacidad se sustenta en la falta de discernimiento. En cuanto a esta
incapacidad, el Art. 46° del C.C, establece que cesa en los siguientes casos:
● Por matrimonio.
● Por obtener titulo oficial que lo autorice para ejercer una profesión u oficio.
(2) Los retardados mentales.- En verdad, estas personas no son alienadas, no les falta
razonamiento, aunque éste a veces “se encuentre obscurecido”. Tampoco existe entre
tal situación y la demencia o falta de discernimiento una diferencia de grado, ya que
poco importa que la causa de la insuficiencia prevenga del alcoholismo,
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temperamento sumamente sugestionable, obsesión o cualquier estado maniaco
depresivo.
Se trata de enfermos mentales no graves, cuyo discernimiento está afectado en forma
relativa, la debilidad mental entraña una disminución de la capacidad normal de
razonamiento, por lo que puede ser influenciado por otras personas; están sujetos a
curatela.
(3) Los que adolecen de deterioro mental, que les impide expresar libremente su
voluntad.- Son débiles mentales aquellas personas que se encuentran en un estado
intermedio entre la plena normalidad y la alienación. En las que podemos encontrar
facultades mentales que no se han desarrollado normalmente o que se han
deteriorado total o parcialmente, de forma permanente; pero que, sin embargo,
conservan aunque disminuido el uso de su razón, teniendo como consecuencia de
ello restricciones para actuar en derecho.
Las posibles causas pueden ser “congénitas” (de nacimiento), Ejm. Personas con
dawn) y “adquiridas” (posterior al nacimiento), por ejemplo, debilidad mental por
enfermedad que haya producido estado de coma, abuso de bebidas alcohólicas o
estupefacientes, por senectud (ancianidad), etc.
(4) Los pródigos.- Pródigo es sinónimo de derrochador; el pródigo es el que disipa
habitualmente mas de la tercera parte de sus bienes raíces o capitales; teniendo
cónyuge ascendientes y descendientes, son sujetos habituales en la dilapidación. Es
el que malgasta su patrimonio; a estos se les nombra curador.
(5) Los que incurren en mala gestión.- Son las personas que no cuentan con suficiente
racionalidad para llevar a cabo sus negocios y que por esta causa han perdido mas de
la mitad de sus bienes raíces o capitales, teniendo cónyuge, ascendientes o
descendientes, es la falta de eficiencia en los negocios.
(6) Los ebrios habituales.- Conocido como etilomanía o dipsomanía, son los que tienen
el hábito estable o morboso a la embriaguez, que les produce alteraciones mentales,
tal estado perjudica la economía del sujeto y la familia. Es la inclinación al consumo
de bebidas alcohólicas sin mesura alguna, o en exceso, de tal manera que produce la
ebriedad sistemática (alcoholismo crónico).
(7) Los toxicómanos.- Se trata de sujetos que por el uso de droga y estupefacientes, se
exponen o exponen a su familia a caer en la miseria, necesite asistencia permanente
o amenace la seguridad ajena.
(8) Los que sufren pena que lleva anexa la interdicción civil.- Interdicción civil es el
estado de una persona a la que judicialmente se ha declarado incapaz, por la
privación de ejercer ciertos derechos, bien por razón de delito o por otra causa
prevista en la ley; ejemplo, la privación al penado (sentenciado a una pena), mientras
cumpla la pena, de los derechos de patria potestad, tutela, participación en el Consejo
de Familia, de la autoridad marital, de la administración de bienes y del derecho de
disponer de los propios por actos entre vivos.
Ausencia: Desaparición y Declaración de Ausencia,
Fin de la persona: Muerte, Declaración de muerta presunta, Reconocimiento de
Existencia
Análisis y comentario de los Art.47° al 62°.
DESAPARICIÓN
El domicilio genera una presunción iuris tantun (la ley presume), en el sentido que a la
persona se le va a encontrar siempre en su domicilio, cuando esta presunción se rompe, se
presume la desaparición de la persona; según el Art. 47º del C.C., esta ausencia debe ser
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mayor de sesenta (60) días sin noticias de su paradero y sin que haya dejado representante
o mandatario.
Cuando ello ocurre, cualquier familiar hasta el cuarto grado de consanguinidad o afinidad,
puede solicitar ante el Juez Especializado en lo Civil del último domicilio o del lugar donde
están sus bienes, la designación de un “curador interino”, para que cuide del patrimonio del
desaparecido; también lo pueden solicitar los que tengan interés en el negocio o el
Ministerio Público.
DECLARACION DE AUSENCIA
Transcurridos dos años desde que se tuvo la última noticia del desaparecido, cualquiera que
tenga legítimo interés o el Ministerio Público pueden solicitar la declaración judicial de
ausencia.
Es competente el juez del último domicilio que tuvo el desaparecido o el del lugar donde se
encuentre la mayor parte de sus bienes.
En la declaración judicial de ausencia, el Juez ordena dar posesión temporal de los bienes
del ausente, a los herederos forzosos (hijos, padres, cónyuge, hermanos), previo inventario
valorizado; si los herederos son varios, se nombra un ADMINISTRADOR JUDICIAL, si el
que entra en posesión es el único heredero, también se llama Administrador Judicial; sino
no tuviera herederos, la administración de los bienes continúa a cargo del curador interino
(Art. 50°, 51° y 54° del C.C.).
Los que toman posesión temporal de los bienes, no pueden enajenarlos, ni gravarlos, salvo
causa de necesidad o utilidad, previa autorización judicial en la medida de lo indispensable
(Arts. 52º y 56° del C.C).
FIN DE LA PERSONA
MUERTE
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La muerte jurídicamente es el hecho biológico por el cual dejan de funcionar las partes
vitales del organismo de la persona, el cerebro, corazón, y consecuentemente todas las
células del organismo.
El Art. 61° del C.C. se refiere a la muerte total y por lo tanto esta muerte pone fin a la
persona.
Cuando se desconoce el paradero de una persona y se presume que haya muerto, procede
que cualquier interesado o el Ministerio Público, solicite al Juez la declaración de su muerte
presunta; esta declaración tiene los mismos efectos que una muerte natural.
RECONOCIMIENTO DE EXISTENCIA
Es el caso por ejemplo, que por catástrofes producidas por la naturaleza (maremotos,
tempestades), las personas son aisladas a tierras lejanas, pero después de algunos años
regresan vivos.
PERSONAS JURÍDICAS
Las personas jurídicas de Derecho Público realizan fines de utilidad pública, unas son de
derecho público externo, como el Estado y los organismos internacionales y otras de
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derecho público interno, como los entes administrativos emanados del Estado, Poder
Judicial, Ministerio Público, Ministerio del Interior, las municipalidades etc.
Las personas jurídicas de Derecho Privado, cumplen fines de utilidad privada, tales como
las asociaciones, que son reunión de personas que generan un ente colectivo distinto de las
que lo constituyen, las fundaciones, son organizaciones no lucrativas, instituida mediante la
afectación de uno más bienes a cierto fin, por acto irrevocable del fundador, y las
sociedades que asumen diversas formas (sociedad anónima, sociedad de responsabilidad
limitada, etc).
Según nuestro Código Civil vigente, son personas de Derecho Privado: Las Asociaciones,
las Fundaciones y Comités. Las otras forman de personalidad jurídica están previstas en
otras leyes especiales.
ASOCIACION
La Asociación debe contar con un patrimonio; los asociados gozan del derecho de libre
adhesión y retiro voluntario; la calidad de asociado es inherente a la persona, no es
hereditario; el asociado tiene que contribuir con una cotización, puede ser excluido por
decisión de la asamblea; las asociaciones se rigen por su Estatuto (Arts. 80 al 98 del C.C).
El Ministerio Público puede solicitar judicialmente la disolución de la asociación, cuyas
actividades o fines sean o resulten contrarios al orden público o a las buenas costumbres
(Art. 96 del C.C.).; Ej: Cuando una asociación de damas, bajo la fachada de bien social, se
dedican a la prostitución.
FUNDACION
Es una organización no lucrativa, instituida mediante la afectación de uno o más bienes para
la obtención de fines solidarios, filantrópicos, e servicio a la comunidad o e interés social V
gr. La Fundación por los Niños del Perú, La Fundación Nobel, etc.
Son organizaciones no lucrativas, instituidas mediante la afectación de uno o más bienes
para la realización de objetivos de carácter religioso, cultural, asistencial u otros de interés
social.
La Fundación es la destinación de un patrimonio para determinados fines con prescindencia
de la voluntad del fundador. Obviamente, el fin perseguido debe ser lícito. Se constituye por
escritura pública o por testamento y se inscriben en el registro respectivo. Los beneficiados
no intervienen en la administración de la fundación (Arts. 99 al 110 del C.C.).
COMITÉ
El Ministerio Público vigila, de oficio o a instancia de parte, que los aportes recaudados por
el Comité se conserven y se destinen a la finalidad propuesta, llegado el caso, puede
solicitar la rendición de cuentas, sin perjuicio de la acción civil o penal a que haya lugar;
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también puede pedir la disolución del Comité al Juez Especializado Civil del lugar en que
aquel tenga su domicilio, cuando sus actividades resulten contrarias al orden público o
buenas costumbres.
Por regla general, las asociaciones, fundaciones y comités, deben estar inscritas en el
Registro de Personas Jurídicas de los Registros Públicos, sin embargo, la ley regula la
existencia de las no inscritas, en virtud de su expansión como fenómeno jurídico-social y al
reconocer en ellas una actividad creadora, es decir, una participación efectiva.
EL FONDO COMUN.
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Se denomina “Fondo Común” al conjunto de bienes constituido por los aportes de los
asociados y los bienes que adquiera la asociación no inscrita.
El fondo común está destinado a la realización de los objetivos del grupo, mientras el
objetivo subsiste no puede ser dividido, no existe el concepto de cuota y los partícipes no
tienen un derecho separado sobre el todo.
El Código Civil dispone en el Art. 125, que “mientras esté vigente la Asociación” es, decir,
mientras se mantenga como no inscrita, no se puede pedir la división y partición de dicho
fondo, ni el reembolso de las aportaciones de los asociados. Del mismo modo, quienes
hayan actuado en nombre de la asociación son solidariamente responsables en el caso en
que el fondo común no sea suficiente para afrontar las obligaciones de la misma (Art. 126).
LA FUNDACIÓN NO INSCRITA
El Art. 127: del C.C. establece que el Consejo de Supervigilancia, el Ministerio Público o
quien tenga legitimo interés le corresponde tomar las medidas pertinentes para lograr dicha
inscripción.
El Art. 129 del C.C, señala que una fundación no inscrita en los Registros Públicos (sin
personería jurídica), puede operar con la condición de ser inscrita en los Registros Públicos.
COMITÉ NO INSCRITO
El Comité no inscrito se rige por los acuerdos de sus miembros, la representación judicial
recae en el Presidente del Consejo Directivo o quien haga sus veces; asimismo, los
organizadores y quienes se encargan de la gestión de los aportes, son responsables
solidaria de su conservación, de la aplicación a su finalidad y de sus obligaciones contraídas
(Art. 130 del C.C.).
HECHO JURÍDICO
El ser humano, a lo largo de su vida y como ser ontológicamente libre, realiza una serie de
acciones de diversa índole y, como consecuencia, dichas acciones tienen efectos jurídicos y
otras no. La respuesta que se da es que entre acción y reacción hay un nexo causal, que es
el ordenamiento jurídico. Sin dicho nexo no habría consecuencia relevante para el
ordenamiento jurídico. Autorizada doctrina italiana afirma que “por hechos jurídicos se
entienden aquellos acontecimientos o aquellas situaciones (o estados) que produzcan una
modificación de la realidad jurídica, o sea un efecto jurídico y que por eso son jurídicamente
relevantes. Los hechos jurídicos son los antecedentes necesarios (aunque no siempre
suficientes) para que se produzca un efecto cualquiera que sea, en el mundo jurídico: sin
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hechos jurídicos (relevantes), el ordenamiento jurídico permanece inerte y no nacen efectos
jurídicos” (Espinoza Espinoza, 2008, p. 27).
A decir de Miguel Reale, debemos entender, pues, que el Derecho se origina de un hecho,
ya que sin la preexistencia de un acontecimiento o evento, no existiría base para que se
establezca un vínculo con relevancia jurídica. Esto, sin embargo, no implica la reducción del
Derecho al hecho, tampoco en pensar que el hecho sea un mero hecho vació, pues los
hechos, de los cuales se origina el Derecho, son hechos humanos o hechos naturales
objetos de valoraciones humanas (Brasil y Hettwer Massmann, 2017, p. 140).
El acto jurídico, es, pues, el hecho jurídico de carácter voluntario y lícito, cuyo efecto es
querido directamente por el agente, y en el cual existe una declaración de voluntad. Como
quiera que este acto voluntario y lícito, por lo general tienen por objeto crear, regular,
modificar o extinguir relaciones jurídicas de contenido o fin patrimonial, muchos autores e
incluso Códigos, prefieren denominarla NEGOCIO JURIDICO en lugar de acto jurídico,
como ocurre con el Código Alemán.
Como quiera que el acto jurídico es un acto humano voluntario, para su validez se requiere
de la MANIFESTACION DE VOLUNTAD, sino hay esa manifestación de voluntad, el acto es
nulo
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bien contra el pago de un precio; tal efecto se produce en cuanto es deseado por el
declarante.
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Son bilaterales cuando pretenden el consentimiento de dos o más
voluntades (consentimiento).
Ejemplo: Los contratos
Actos formales o solemnes son los que tienen cuya eficacia, esta
depende de la observancia de las formalidades ordenadas por la ley.
Ejemplo: los esponsales art. 239 del cc, la compra y venta que es
tradicionalmente un contrato consensual o la donación de
un bien mueble de escaso valor art.1623.
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La diferencia radica según genere una relacion jurídica, de una misma
naturaleza, o varias relaciones juridicas de distinta naturaleza.
El acto simple es la que origina una relación jurídica sin complejidades.
Ejemplo: el contrato de compra venta genera obligaciones entre
vendedor y comprador.
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Son actos de obligación aquellos por los cuales una persona que se
constituye en deudora, se obliga a una prestación, de dar de hacer o de
no hacer, a favor de otra que es constituida en acreedora.
Los actos que genera obligaciones de dar pueden tener implicancias con
los actos de disposición. Art,1132,1135 y 1136.
Los actos que generan obligaciones de hacer y de no hacer son típicos
actos de obligaciones. Art, 1148 y 1158
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n) Actos Puros y Modales
El acto jurídico es un hecho humano por oposición a los actos naturales o externos. Dentro
de los hechos humanos, el acto jurídico es un acto voluntario.
Es un acto voluntario, porque un acto realizado sin voluntad (sin discernimiento, o sin
intención, o sin libertad) es nulo o si ha sido realizado con voluntad, pero ésta adolece de
vicios, el acto es anulable. Los actos jurídicos dependen de la voluntad del sujeto de regular
sus propios intereses, o sea de una determinación interna del querer, la misma que no es
relevante como tal, sino sólo si es manifestada.
Es un acto lícito, por que no se concibe un acto jurídico que contravenga el ordenamiento
jurídico. La voluntad del agente debe adecuarse a las normas imperativas, el orden público
y las buenas costumbres, caso contrario el acto es nulo por ilícito. El acto contrario al
ordenamiento jurídico es un acto ilícito.
El acto jurídico tiene por fin inmediato producir consecuencias jurídicas consistentes en
crear, modificar, regular o extinguir relaciones jurídicas. Es decir, cumple una función social
o económica que es tenida presente por quien lo realiza y que es tomada en consideración
por el Derecho.
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El fin inmediato de producir efectos jurídicos es una característica específica del acto
jurídico que lo diferencia de los otros actos voluntarios lícitos.
De acuerdo al Art. 140º de nuestro Código Civil, los elementos o requisitos esenciales para
la validez de todo acto jurídico son:
a. Agente capaz.
b. Objeto física y jurídicamente posible.
c. Fin lícito.
d. Observancia de la forma prescrita bajo sanción de nulidad
1. LA MANIFESTACION DE VOLUNTAD:
El discernimiento “es la aptitud para percibir o distinguir las diferencias con relación a
aquello que guarda conformidad con nuestra conveniencia o sentido moral. Es, pues,
una aptitud que nos permite diferenciar lo que nos conviene de lo que no nos conviene,
de lo que nos interesa de lo que no nos interesa, de lo que juzgados bueno de lo que
juzgamos malo, y en general, de lo que nos hace actuar con entendimiento y desarrollar
nuestra inteligencia”.
FORMAS DE MANIFESTACION:
a. Manifestación Expresa
b. Manifestación Tácita
c. MANIFESTACION EXPRESA
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La manifestación expresa (denominada también positiva o directa o inmediata) está
orientada, de forma directa e inmediata, a hacer conocer la voluntad interna (el designio
negocial), siendo intrascendente el mecanismo o vehículo de exteriorización: por medio
de la palabra oral o escrita, o través de cualquier medio directo, manual (signos
inequívocos, gestos indicativos, lenguaje mímico), mecánico (v. gr. usando una máquina
de escribir), electrónico, informático o telemático, como la manifestación hecha por
teléfono, fax, beeper, correo electrónico (e-mail), o mediante grabaciones en casettes,
videos.
Ahora por internet se puede celebrar cualquier contrato; mediante un operador se puede
comunicar a un banco de datos (una persona mediante su computadora accede a un
banco de datos donde puede encontrar el bien o servicio que quiere adquirir). En la
contratación por internet, las distancias prácticamente desaparecen, el consumidor está
a un clic de distancia del proveedor.
Los actos jurídicos celebrados a través de la electrónica, la informática y la telemática,
determinan el nacimiento de relaciones jurídicas patrimoniales y extrapatrimoniales, que
requiere una adecuada regulación a nivel internacional, control y previsión de sus
consecuencias.
b. MANIFESTACION TACITA
FORMALIDADES Y SOLEMNIDADES.
DEFINICIÓN DE FORMALIDADES.
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Las formalidades son los requisitos externos con que deben ejecutarse o celebrarse algunos
actos jurídicos, por disposición de la ley. Los actos a los cuales la ley no exige ninguna
formalidad, se denominan consensuales o no formales y se perfeccionan por el mero
consentimiento.
SANCIÓN.
Siguiendo el razonamiento de Vial del Río, la sanción para la omisión de estas dos especies
de formalidad es diferente. Si se omite una solemnidad propiamente tal exigida para la
existencia del acto jurídico, la sanción será, entonces, la inexistencia del mismo; en caso de
infringirse una solemnidad propiamente tal exigida para la validez del acto jurídico, el acto o
contrato adolecerá de nulidad absoluta.
FORMALIDADES HABILITANTES.
Las formalidades habilitantes varían según el incapaz o persona de que se trate. Sin
embargo, podemos distinguir tres clases, a saber:
AUTORIZACIÓN.
ASISTENCIA.
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HOMOLOGACIÓN.
SANCIÓN.
Conforme a lo señalado por el artículo 1682, inciso primero del Código Civil, la omisión de
las formalidades habilitantes produce, por regla general, la nulidad relativa.
Excepcionalmente, la sanción podría ser otra, así por ejemplo, la inoponibilidad, en dos de
los casos previstos en el artículo 1749, referido a la autorización que la mujer debe otorgar
al marido, para ciertos actos o contratos.
FORMALIDADES DE PRUEBA.
Están constituidas por diversas formas o requisitos externos que sirven como el principal
medio de prueba del acto. Si se omiten, la ley priva al acto de determinado medio de
prueba. Por ejemplo, los artículos 1708 y 1709 del Código Civil, que establecen en qué
casos el acto jurídico debe constar por escrito, so pena de no poder acreditarlo mediante la
prueba de testigos.
La omisión de las formalidades de prueba, no acarrea la nulidad del acto jurídico, sino que
restringe la forma de probarlo.
FORMALIDADES DE PUBLICIDAD.
Son los requisitos externos exigidos por la ley, para poner en conocimiento de los terceros
el otorgamiento o celebración de un acto o contrato, y, en algunos casos, para que el acto o
contrato sea eficaz ante terceros.
Las formalidades o solemnidades tienen como única fuente a la ley. Las partes, sin
embargo, pueden hacer solemne un acto que por exigencia de la ley no tiene tal naturaleza.
Verbigracia, el artículo 1921 del Código Civil, respecto del arrendamiento; y el artículo 1802,
respecto de la compraventa de cosas muebles, cuando se pactan que se harán por escrito.
Por lo demás, si las partes celebran el contrato sin cumplir con la formalidad
voluntariamente acordada, se entenderá que han renunciado tácitamente a la señalada
formalidad.
LA REPRESENTACION
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Art. 145.- El acto jurídico puede ser realizado mediante representante, salvo disposición
contraria de la ley.
La facultad de representación la otorga el interesado o la confiere la ley.
CONCEPTO.- Los actos jurídicos pueden ser realizados personalmente por el sujeto titular
del derecho subjetivo o por medio de otra persona que actúa en su nombre o bajo cualquier
otra forma.
Por la representación una persona (el representante) sustituye a otra (el representado o
principal o parte sustancial) en la celebración de un acto jurídico. El representante
manifiesta su voluntad por cuenta y en interés del representado. Con la representación se
amplían las posibilidades de obrar del representado, quien puede celebrar varios actos
jurídicos al mismo tiempo o sucesivamente en el mismo lugar o en lugares diferentes.
Se denomina representante a quien obra por otro; representado a aquél por quien se obra; y
acto representativo, al verificado por el representante con un tercero, con efectos directos o
indirectos para el representado.
CLASES DE REPRESENTACIÓN
1. Representación Legal
2. Representación voluntaria o convencional
3. Representación Directa
4. Representación Indirecta
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Con la representación legal, generalmente, se suple la falta de capacidad de obrar de una
persona o se provee al cuidado de los bienes que están faltos de titular o cuyo titular no está
en condiciones de asumir por sí mismo su gobierno.
El representante concluye el acto o negocio jurídico con el tercero, pero permanece ajeno a
la relación, es excluido al inicio de ella. A consecuencia de la directa y automática
vinculación entre representado y tercero, ya que el representante actúa en nombre del
representado, se denomina a este fenómeno representativo como representación directa.
En la esencia de la representación directa está el poder que nace de una relación que sirve
de causa eficiente (ley, contrato, resolución judicial, etc.). Al tercero que realiza el acto con
el representante sólo le interesa comprobar la existencia del poder, sin importarle la validez
o invalidez de la relación causal de la cual se deriva. - La representación directa puede ser
voluntaria o legal.
Art. 161.- El acto jurídico celebrado por el representante excediendo los límites de las
facultades que se le hubiere conferido, o violándolas, es ineficaz con relación al
representado, sin perjuicio de las responsabilidades que resulten frente a éste y a terceros.
El acto practicado por el representante excediéndose en sus facultades para las que está
autorizado, es en principio para el representado ineficaz, salvo caso de ratificación por el
representado. El representante que ha obrado sin poder o excediéndose de sus facultades,
responde frente a la otra parte, o sea en cuanto puede quedar obligado a ejecutar la
obligación o a responder por daños y perjuicios, a elección del tercero.
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respecto al compromiso de venderle los aires, es ineficaz (sin valor) para el representado
(Panduro). Si con esa promesa ha ocasionado daños al comprador, Tovar tendrá que pagar
por daños y perjuicios.
Ejemplo de representación sin poder: Jorge Puerta, sabedor que su amigo Juan Arteaga
tiene deseos de vender su casa, atribuyéndose su representación y sin tener representación
(poder) para ello. suscribe un contrato de promesa de venta con Pol Sánchez. En este caso,
esa promesa es ineficaz (sin valor) para el representado Juan Arteaga.
I EVALUACION PARCIAL
II UNIDAD
EL PODER
El poder es una institución jurídica primordial del Derecho Civil peruano, por cuanto su
aplicación es ejercida de manera perfecta en una sociedad cada vez más dinamizada por su
crecimiento económico y con ello la constante escasez de tiempo de las personas naturales
y jurídicas. Por estas razones, se permite delegar o apoderar diversas actividades
personales, contractuales y procesales, lo cual implica un ahorro de tiempo y dinero,
generando el intercambio de relaciones civiles y contractuales fluidas y con estricto respeto
al principio de seguridad jurídica.
El Código Civil regula el poder general y especial, bajo las pautas del artículo 155, en el que
se expresa, de forma muy sencilla y concreta, el poder general, la limitación exclusiva de
cumplir con los diversos actos de administración y estableciendo que para ejercer
disposición de derechos patrimoniales, se requiere que el poder pueda ser elevado a
escritura pública, tal cual lo establece el artículo 156, el incumplimiento de tal formalidad ad
solemnitatem deviene en una causal de nulidad del acto jurídico, a su vez permaneciendo
indispensable, se cumpla con la debida diligencia de expresar de forma contundente y
desprovista de cualquier duda, sobre la identificación y condiciones bajo las cuales, el
apoderado podría disponer o gravar los bienes del poderdante (Vidal Ramos, 2017, pp. 183-
184).
El poder, según el artículo 157, prescribe una obligación personalísima o intuitu personae la
cual exige que el apoderado, debe cumplir de manera personal las facultades y/o
obligaciones precisadas en el poder, y que no se contempla posibilidad alguna, de que un
tercero pueda pretender ejercer los derechos del poderdante, salvo que exista en el poder
una cláusula de delegación de facultades y ejercicio simultáneo con coapoderados.
La representación directa sin poder, es aquella donde el representante actúa sin previa
autorización por el representado o habiéndose excedido de los poderes recibidos de este.
[Reyes Samanamu, (2015) citando a Betti] señala que la representación sin poder se
produce cuando el representante no respeta los límites de los poderes otorgados, o se
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encuentra en conflicto de intereses con el representado o la actuación se dio cuando la
representación había finalizado (límite temporal), o se comporta como representante sin
haber sido nunca tal.
I. La representación
García Amigo (1979) expresa que “la función económico-social” que cumple la
representación es de una importancia vital en el tráfico jurídico moderno. Y que fue por esta
misma función y por su utilidad práctica que la representación terminó por imponerse.
1. El representado
El representado o dominus negotti fdueño del negocio) es el sujeto principal, dueño o titular
del derecho o interés que es gestionado por el representante; es la persona en quien han de
recaer, directa (si la representación es directa) o indirectamente (si la representación es
indirecta) los efectos del acto llevado a cabo por el representante. Se le denomina “dueño
del negocio o acto jurídico”. Es pues quien se beneficiaría de las diversas actividades
realizadas por el representante, el mismo que podría ser a título gratuito u oneroso.
Cualquier persona puede ser representada por otra en la realización de sus actos jurídicos,
salvo que exista prohibición expresa, por ejemplo, el testamento no puede ser otorgado
mediante representante. Los incapaces y los ausentes solamente pueden realizar actos
jurídicos mediante sus representantes, es decir, siempre son representados.
2. El representante
Es la persona que actúa por cuenta y en interés del representado; no ejerce un derecho
propio, sino un derecho que es del representado. El representante actúa siempre por cuenta
y en interés del representado, pero puede también actuar en interés propio, cuando los
efectos del negocio repercuten en el patrimonio del propio representante en virtud de una
relación interna entre él y él representado. Al representante que actúa en su propio interés
se le llama “procurador in rempropriam”.
3. El tercero
PLURALIDAD DE REPRESENTANTES
Bajo este orden de ideas, opera la regla en el sentido que los representantes ejercerán la
representación de manera separada o indistinta, buscando cada uno lo mejor para los
intereses de su representado, un salvo que por disposición de éste se haya establecido que
los representantes ejercerán la representación de manera conjunta, donde todos ellos
deberán confluir como una sola voluntad para representar el principal.
a) Representación sucesiva
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representativa, tal como ha dispuesto el representado. Así por ejemplo, el representado “X”
puede designar a sus representantes “A”, “B” y “C”, conviniendo en que el primero lo
representará durante el mes de enero de 2015 y el último durante el mes de Marzo del
mismo año. Como se podrá apreciar, estamos frente a varios representantes, los mismos
que asumen la representación de manera sucesiva o continuada.
El artículo 149 de nuestro Código Civil prescribe que el poder puede ser revocado en
cualquier momento. La palabra revocación viene del latín revocatio que quiere decir nuevo
llamamiento, dejar sin efecto una decisión. La revocación del apoderamiento es un acto
jurídico unilateral y recepticio. El poderdante puede retirar los poderes, basado en la
necesidad de ejercer personalmente su potestad, o por haber perdido la confianza en el
representante (Romero Montes, 2003, p. 132).
La revocación es un acto jurídico por el cual se extingue un acto unilateral mediante la
declaración de voluntad del propio autor de dicho acto. También puede haber revocación de
contratos que son actos bilaterales, por una de las partes contratantes, en determinados
supuestos contemplados por la ley (Ibáñez, 2018, p. 37).
Por la revocación, a sola voluntad unilateral y recepticia del representando se extingue el
poder, salvo el pacto de irrevocabilidad. El representado puede revocar el poder en
cualquier momento a su arbitrio, sin necesidad de dar explicación sobre su decisión. La ley
le confiere este derecho en resguardo de sus intereses. La revocación puede ser hecha aun
cuando la representación sea remunerada. En este caso, si el representante ya había dado
comienzo a la gestión, el representando deberá pagar los honorarios proporcionalmente a
los servicios prestados (Torres Vásquez, 2001, p. 222).
La revocación es un modo de extinción de los actos jurídicos unilaterales, y en algunos
casos de contratos, en cuya virtud el autor de la declaración de la voluntad, en los actos
unilaterales, o una de las partes, en los contratos “retrae su voluntad dejando sin efecto el
contenido del acto o la transmisión de algún derecho” (Torres Vásquez, 2001, p. 38).
La revocación se fundamenta:
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interés en la realización del acto para el cual designó un representante, pone fin a la
representación revocando el poder (Torres Vásquez, 2001, pp. 356- 357).
Es por ello que la revocación, como sostiene Vidal Ramírez, es ad nutum, depende de la
simple voluntad del representado. Pero además es recepticio, por cuanto sus efectos recaen
en el representante y terceros que tengan interés en la relación representativa (p. 236).
Otro aspecto que podrá representar la culminación del poder, se manifiesta en la extinción
del poder por renuncia.
Al respecto, Rivas Caso (2017) establece: “en cuanto a la renuncia al poder, en el civil law la
doctrina considera a la misma como un supuesto de extinción de poder. Esta extinción se da
a través de un acto unilateral y recepticio. Todo ello se fundamenta en que la ruptura de la
relación de confianza entre representante y representado es suficiente para que aquel
pueda extinguir el poder a través de su renuncia” (p. 222).
El artículo 153 del Código Civil peruano prescribe que: “El poder es irrevocable siempre que
se estipule para un acto especial o por tiempo limitado o cuando es otorgado en interés
común del representado y del representante o de un tercero. El plazo del poder irrevocable
no puede ser mayor de un año”. La norma no registra antecedente en el Código Civil de
1936 y se inspira en la propuesta de Carlos Cárdenas Quirós a la Comisión Revisora.
Así pues, “(…) por ser este interés común al del representante o al de un tercero, en cuya
atención se le otorgó al representante, la revocación del poder irrevocable somete al
poderdante a la indemnización de daños y perjuicios conforme a las reglas de la inejecución
de las obligaciones (artículo 1321) (Vidal Ramírez, p. 282). De lo antes mencionado hay
algo que me parece inexplicable, al asegurar que no obstante un poder sea irrevocable, el
representado puede revocarlo en cualquier momento (solo estará obligado a responder por
los daños y perjuicios si la revocación del poder se los infiere al representante). De esto se
puede inferir que el otorgamiento del poder irrevocable esta demás en nuestro
ordenamiento jurídico, pues siempre será revocable, puede haber algo más ilógico.
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En este aspecto Gonzales Loli (2005) expresa que solamente “en el interés de alguien
distinto al representado se puede justificar la irrevocabilidad del poder, siendo más bien que
no tiene sentido lógico alguno sustentarla en la especialidad del acto o en la temporalidad
limitada de apoderamiento”.
Por razones de confidencialidad, reservaremos los nombres de las partes litigantes. Una
universidad privada celebró un contrato de obra con el objeto de que el contratista se
encargue de la elaboración del expediente técnico y la construcción de una edificación de
cinco pisos del pabellón de la Facultad de Enfermería. La universidad desembolso el 80 %
de la contraprestación o pago de partidas, mientras que el contratista efectuó un avance de
la obra al 18 % de su calendario.
La universidad, con diligencia, cumplió con expresar las observaciones a los avances de la
obra y anotar el cuaderno de obra, con lo cual habría justificado las causales de resolución
de contrato por defectos, retrasos y acumulación de penalidades. El consejo
universitario autorizó al rector a fin de que pueda emitir y formalizar la carta de resolución de
contrato a la contratista, tal como estipulara el procedimiento de resolución de contrato
establecido en el contrato de obra.
La universidad interpone una demanda judicial por resolución de contrato, la que mantiene
como sustento el retraso, defectos y acumulación de penalidades, el comitente contesta la
demanda indicando la no existencia de tales incumplimientos, sin perjuicio de no haber
cumplido con el objeto del contrato, manifiesta como defensa de forma, que la universidad
no cumplió con el procedimiento de resolución de contrato, por cuanto las facultades
especiales resolutorias correspondían al rector o salvo delegación expresa mediante poder
especial y delegación del consejo universitario, ratificando en su defensa que la resolución
del contrato de obra fuera efectuada por una persona o funcionario sin facultades
resolutorias contractuales.
RENUNCIAR A UN PODER
El poder es un negocio jurídico por virtud del cual una persona (el poderdante) concede a
otra persona (el apoderado) la facultad de representarle en determinados contratos y
negocios jurídicos de tal manera que los efectos de dichos contratos se produzcan el en
patrimonio del poderdante como si fuera él mismo quien hubiera estado presente.
Se dice que el poder es un instrumento de representación unilateral puesto que no necesita
ser aceptado por el apoderado, más bien, el apoderado lo ejerce y, de esta manera, acepta
tácitamente el encargo de representación. Por esta misma razón, en principio, no parece
necesario que el apoderado renuncie a un poder que no ha aceptado expresamente:
bastaría con que no lo ejerciera para manifestar que no desea ser apoderado del
poderdante.
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Pero también existen supuestos en los que puede ser necesario manifestar públicamente
que no se acepta el encargo de representación o que el poder que se ejerció por un tiempo
ahora ya no se ejerce. Para tales supuestos es posible que el apoderado realice una
declaración de voluntad de signo contrario a la que realizó el poderdante en su día y que la
anule. Es decir, una declaración expresa de renuncia a un determinado poder.
La renuncia del poder es un acto voluntario del apoderado que tiene un destinatario principal
y otros secundarios. El destinatario principal es el poderdante puesto que le hace sabedor
de que el poder que le concedió en su día no lo acepta ni lo quiere ejercer. Los destinatarios
secundarios o indirectos son todos los demás interesados en el ejercicio de ese poder que
se renuncia (terceros contratantes, clientes, familiares, encargados de negocios,
representantes de entidades de crédito, etc.) respecto de los cuales se anula la posible
apariencia de representación que otorgaba el poder conferido.
SUSTITUCIÓN DE LA REPRESENTACIÓN.
La representación debe ser ejercida de forma personal por el representante, debido a que
es el representando quien ha delegado facultades de representación teniendo en
consideración muchos aspectos. No obstante, puede darse que el caso que el representado
o principal decida que tales facultades puedan ser transmitidas por su representante a un
tercero, quien se convertirá en el sustituto.
PRIMER SUSTITUTO
El representante designa al sustituto en la persona que previamente le indicó el
representado. En el caso de que el mencionado sustituto realice una irregular o mala
gestión representativa inejecutando obligaciones propias nacidas de la representación, los
eventuales daños ocasionados al representado no serán de responsabilidad del
representante.
SEGUNDO SUSTITUTO
El representante autoriza al representado para que pueda designar a un sustituto y, a su
vez, le otorga las facultades para designar a tal sustituto en la persona que crea
conveniente. En el caso de que este último realice una gestión irregular o anómala, los
daños y perjuicios que pudiera ocasionar al representado, será de responsabilidad tanto del
representante así como del sustituto, siendo esta responsabilidad de carácter
mancomunado.
En este aspecto se debe precisar que la responsabilidad de ambos no puede ser solidaria,
por cuanto, a tenor de lo prescrito en el artículo 1183° del Código Civil, la responsabilidad
solidaria solo puede considerarse como tal en el caso de que la norma así lo señale o el
convenio de las partes así lo determinen y, si nosotros revisamos el tenor del artículo 158°
del mencionado código sustantivo, se colige que tal responsabilidad será solidaria.
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Tal como se ha mencionado, los supuestos antes descritos, respecto a las
responsabilidades de la gestión representativa del sustituto, se encuentra regulados en el
artículo 158° del Código Civil, que a la letra señala lo siguiente:
“El representante queda exento de toda responsabilidad cuando hace la sustitución en la
persona que se le designo. Si no se señaló en el acto la persona del sustituto, pero se
concedió al representante la facultad de nombrarlo, éste es responsable cuando incurre en
culpa inexcusable en la elección. El representante responde de las instituciones que imparte
al sustituto. El representado puede accionar directamente contra el sustituto”.
De acuerdo a nuestra realidad jurídica, nuestro Acto Jurídico tiene las siguientes formas de
interpretación que a continuación presentamos.
1. Interpretación Literal
Artículo 168.- El acto jurídico debe ser interpretado de acuerdo con lo que se hay expresado
en él y según los principios de la buena fe. Según Torres Vásquez (2016: 168-170) este
artículo contiene dos reglas de interpretación de los actos jurídicos: la interpretación literal y
la interpretación de la buena fe de las partes.
Las cláusulas de los actos jurídicos se interpretan las unas por medio de las otras,
atribuyéndose a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de todas. La interpretación
sistemática (o consensual o interdependiente) parte del hecho de que el acto jurídico es un
todo integral, una unidad indivisible, hallándose sus estipulaciones concatenadas las unas
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con las otras, cuya 13 significación es una, La interpretación de una cláusula aislada, puede
dar como resultado una significación contraria a la voluntad real de las partes, lo que no
sucedería si dicha cláusula es interpretada a la luz de toda la reglamentación del acto. La
norma del artículo 169 tiene su origen en la sexta regla de interpretación de Pothier que
expresa: “Una cláusula debe ser interpretada por las otras cláusulas contenidas en el acto,
sea que éstas la precedan o la sigan”… El acto jurídico no es una suma de estipulaciones o
cláusulas, estas no están yuxtapuestas sin ninguna interrelación, sino, como se desprende
del art. 169, constituyen un todo coherente y orgánico, no son contradictorias sino
interdependientes, por lo que han de interpretarse las unas por medio de las otras,
atribuyendo a cada una el sentido que resulte del conjunto. Por eso las estipulaciones
dudosas, equívocas o ambiguas se interpretan atribuyéndoles el sentido que resulte del
conjunto de todas, o lo que es lo mismo, las expresiones dudosas se interpretan por medio
de los términos claros y precisos, de tal modo que el sentido atribuido corresponde al
contexto general del acto. Si en el acto jurídico existieran estipulaciones contradictorias,
mediante la interpretación habrá que armonizarlas, si ello no fuera posible y la cláusula
contradictoria es accesoria o separable habrá que sacrificarla para mantener la vigencia del
acto jurídico (principio de la conservación).
Las expresiones que tengan varios sentidos deben entenderse en el más adecuado a la
naturaleza y al objeto del acto. Este artículo 170 de nuestro Código Civil Peruano, se
inspira en la tercera regla de interpretación de Pothier que establece: “Cuando en un
contrato los términos son susceptibles de dos sentidos, se los debe entender en el sentido
que más conviene a la naturaleza del contrato”… Los sujetos realizan actos jurídicos para
que produzcan efectos y no para que no los produzcan. En otros términos la finalidad que
persiguen con la realización del acto jurídico que es la obtención de algún resultado
práctico, algún fin económico o social, el mismo que cuando es perseguido por dos o más
partes (acto jurídico bilateral o plurilateral) es necesaria la recíproca lealtad entre ellas para
alcanzarla.
CLASES DE INTERPRETACION
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Autentica: o convencional, es la realizada por las mismas partes mediante un acto jurídico
sucesivo de fijación del significado del acto que han celebrado con anterioridad. Los actos
bilaterales y plurilaterales son interpretados auténticamente con la manifestación de
voluntad de todos los que son partes en ellos. La interpretación auténtica de los actos
jurídicos unilaterales es realizada mediante la manifestación unilateral de otorgante.
Judicial: es realizado por los magistrados y arbitro de derecho, quienes en última instancia
deben fijar el contenido, sentido y alcance del acto jurídico con estricta sujeción a los
criterios interpretativos legales, con el fin de resolver el conflicto de intereses sometido a su
decisión. La interpretación judicial es vinculatoria para las parte y par los terceros que
tengan intereses derivados del acto interpretado.
Interpretación doctrinal: es la realizada por terceros como una función de asesoramiento. No
tiene carácter vinculatorio para las partes ni para el intérprete, aunque si puede tener
influencia moral sobre terceros, especialmente sobre los magistrados.
CLASES DE INTERPRETACIÓN
La doctrina recoge que la interpretación tiene varias clases, dentro de las cuales (las más
importantes) sobre interpretación auténtica, judicial, arbitral y doctrinaria (o doctrinal).
A) Interpretación Auténtica
Es aquella realizada por los mismos celebrantes del acto jurídico, donde, frente a la
ambigüedad o poca claridad de alguna de las partes conformantes del mismo, procede a
realizar la interpretación y, de llegar a desentrañar el verdadero sentido o alcance, será
plasmado en un documento posterior que vendrá a ser el acto interpretativo y pasan a
formar parte del acto jurídico que se está interpretando.
B) Interpretación Judicial
En este caso, cuando no hay acuerdo para que las partes realicen la interpretación, o
existiendo no se llega a ninguna solución respecto a la interpretación, es factible que se
recurra al poder judicial, pues será el órgano jurisdiccional el que interprete el acto jurídico
que resulta ser poco claro. La interpretación que se realice será plasmada en la sentencia
que dicte el respectivo juez. Estando frente a una resolución judicial, el caso de ser firme o
que constituya una cosa juzgada, será vinculante esta determinación para los celebrantes
del acto jurídico o cualquier tercero que tenga interés respecto al mismo.
C) Interpretación Arbitral
Es aquella realizada por el árbitro, ante quien se somete el acto jurídico que resulta ser poco
claro, confuso o ambiguo para su interpretación pertinente. El documento que contenga el
acto interpretativo vendrá a ser el laudo arbitral, el que por cierto es vincula
MÉTODOS DE INTERPRETACIÓN
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A tenor de lo prescrito en el Código Civil peruano, tenemos los siguientes métodos de
interpretación que sirven para desentrañar el verdadero sentido, alcance de algo oscuro o
ambigüedad que resulta en el acto jurídico:
Asimismo, la doctrina recoge otro defecto de redacción en el mencionado artículo 170º C.C.
cuando señala "al objeto del acto", ese nombre resulta impropio para el contexto de la
interpretación teológica o finalista ya que no se refiere al aspecto material que se encuentra
en duda, sino propiamente "a la finalidad del acto", palabra que debió ser redactada en ese
sentido, entendiéndose como tal a la finalidad objetiva; es decir, lo que se pretendió con la
celebración del acto jurídico.
1) Corriente Francesa
Según esta corriente doctrinaria, las normas interpretación son meras pautas,
recomendaciones, parámetros, sugerencias, donde el intérprete tiene la potestad o libertad
de acatar las uno, quedando a su criterio si las adopta para interpretar el acto jurídico
sometido a su consideración.
Ahora bien, con relación a la posición doctrinaria que se acoge nuestra legislación civil,
debemos precisar que opta por la corriente alemana, italiana y española, por cuanto
estando al tenor de lo dispuesto en los artículos 168º, 169º y 170º del Código Civil, dentro
de su redacción y contexto se coligen que son obligatorias y, deben ser tomadas en
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consideración por el intérprete al momento de desentrañar lo oscuro o ambiguo que lleva
consigo el acto jurídico.
a) Interpretación
b) Calificación
La calificación del acto jurídico tiene como finalidad determinar el nombre o calificativo que
le debe corresponder y, con ello permitir que normas jurídicas les serán de aplicación para
su regulación. Es todo un proceso el que comprende la calificación, por cuanto una vez
establecido el sentido o alcance del acto, mediante la interpretación, se procede a fijar a
este acto dentro de determinada especie negociada (llámese por ejemplo, compra-venta,
mutuo, arrendamiento, comodato, etc.) para prevenir qué normas le serán de aplicación.
Debe tenerse presente que el acto jurídico no necesariamente corresponde al nombre que
las partes puedan otorgarle, sino será aquel que por su esencia y contenido esté regulado
con determinado nomen juris por el ordenamiento legal, donde incluso puede constituirse en
un acto innominado. Muchas veces por ignorancia o desconocimiento, las personas le
atribuyen al determinado acto un nombre; sin embargo, de no corresponder este a su
verdadera esencia, es posible enmendar el defecto anotado mediante la calificación,
otorgando la correcta especie negocial que corresponde dicho acto.
c) Integración
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MODALIDADES DEL ACTO JURIDICO
Se les denomina accidentales porque pueden existir o no; su existencia depende de que las
partes, sin estar obligadas, los hayan añadido al acto jurídico. Se les denomina también
«autolimitaciones de la voluntad» por cuanto las partes al adicionar estos elementos al acto
que celebran, restringen los efectos que en otro caso tendría su voluntad. También se les
conoce como «elementos accesorios». La condición y el plazo son accidentales o
accesorios en cuanto son extraños a la estructura del acto, pero una vez que las partes, en
ejercicio de su autonomía privada, lo añaden al acto que celebran, dejan de ser extraños,
para devenir en elementos que tienen una importancia análoga a la de los elementos
esenciales (requisitos de validez), puesto que de ellos se hace depender la eficacia del acto,
es decir, son requisitos de eficacia del acto. Por ejemplo, compro un automóvil usado a
condición de que supere la inspección técnica; si no supera la inspección técnica, podré
entender legítimamente que la compraventa no me vincula. No sucede lo mismo con el
modo o cargo que una vez incorporado en el acto no pierde su naturaleza de accesorio; no
es requisito de eficacia del acto.
Como se tiene dicho, las modalidades del acto jurídico son tres: Condición, Plazo y Cargo o
Modo.
LA CONDICIÓN.
Cuando el propio acto jurídico dispone que sus efectos (o alguno de ellos) se produzcan o
extingan con la verificación de un evento futuro e incierto, se dice que es «condicional» o
«bajo condición», o «condicionado», o «subordinado».
EL PLAZO
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En el acto jurídico hay que distinguir el momento de su constitución (o perfeccionamiento, o
conclusión, o formación) del momento de ejecución (o cumplimiento o extinción) de los
efectos que de él se derivan. El tiempo puede cumplir la función de determinar la sede
temporal del acto o puede desempeñar una función de medida.
El acto jurídico a plazo es aquel en que la voluntad de las partes quiere que los efectos no
se produzcan o no sean exigibles sino desde o hasta que llegue un acontecimiento futuro y
cierto por ellas fijado.
Se denomina término a los extremos (inicial o final) del plazo. El término es el momento (o
fecha) en que comienzan o concluyen los efectos del acto. El plazo es el lapso, y el término
el momento inicial y el momento final de ese espacio de tiempo. Sin embargo, en la doctrina
predominante, las palabras plazo y término se usan como sinónimas.
CLASES DE PLAZO:
SIMULACIÓN
INTRODUCCIÓN.- La palabra simulación proviene del latín simulare, que significa fingir,
hacer aparece una cosa distinta de la realidad. El diccionario de la Lengua Española Real
Academia, define a la simulación como la “alteración aparente de la causa, la índole o el
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objeto verdadero de un acto o contrato”. Agrega que simular es representar una cosa
fingiendo o imitando lo que no es.
En la vida diaria, por diversas razones, el ser humano simula, miente. Simula estar enfermo
para no concurrir a una cita o para evitar un castigo; simula tener talento, carácter,
conocimientos con el fin de acceder a un puesto de trabajo; disimula defectos, fracasos,
vicios, enfermedades, etc.
En el ámbito de los actos jurídicos, la simulación es muy frecuente. Se usa para engañar a
terceros con los más diversos fines: aparentar solvencia o insolvencia económica, defraudar
a los acreedores, engañar a un pariente pedigüeño (demasiado aficionado a pedir), eludir
prohibiciones legales, protegerse contra la delincuencia, evitar herir susceptibilidades, evitar
el pago de impuestos, beneficiar a unos hijos antes que a otros, facilitar la realización de
ciertos negocios, etc.
2.- Concierto entre las partes para producir el acto simulado.- . La simulación no puede
realizarse sin la previa disposición de un medio que preexista o coexista con el negocio
simulado: se trata del acuerdo simulatorio. Este acuerdo es la inteligencia entre los
participes de la simulación (a veces con el necesario concurso de terceros) para crear la
apariencia, para crear una estructura negocial valida, pero vacía (total o parcialmente,
en mas o menos de Lo declarado) de voluntad de resultado, porque la auto
reglamentación de intereses manifestados de la figura negocial no coincide con los
intereses -todos o parte de ellos finalmente apetecidos.
3.- Propósito de engañar a los terceros.- Como la simulación se dirige a producir un acto
jurídico aparente, el propósito de engañar le es inherente aún cuando sea un engaño no
reprobado por la ley, Como los simulantes están concertados el engaño va dirigido a los
terceros.
El propósito engañoso es el designio de las partes respecto de los terceros, pues ellas
no pretenden engañarse entre sí; mientras no exista el propósito de engañar a terceros
o si este engaño no se realiza, la actuación contradictoria de los sujetos nada simula ni
disimula.
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Los que realizan un acto simulado no lo hacen por simple capricho o pasatiempo,
tampoco está en su mira engañarse el uno al otro, sino que todos están de acuerdo en
provocar el engaño de terceros.
Con la declaración simulada las partes muestran a terceras personas como real u
auténtico un acto que lo quieren como una simple apariencia o como una apariencia que
oculta la verdadera naturaleza o contenido del acto que realizan. Los extraños al acto
toman como real lo aparente. Las partes simulantes conocen perfectamente la realidad
y la apariencia. En el ordenamiento interno se atienen a la realidad y en el externo, a la
apariencia.
CLASES DE SIMULACIÓN
1. SIMULACIÓN ABSOLUTA
2. SIMULACIÓN RELATIVA
3. SIMULACIÓN TOTAL Y PARCIAL
4.- SIMULACIÓN LÍCITA E ILÍCITA
3.- SIMULACIÓN TOTAL Y PARCIAL.- La simulación puede ser total o parcial, según que
la apariencia se refiera a todo el acto o solo a una parte de él.
La simulación relativa puede ser total o parcial. La simulación relativa total afecta a la
integridad del acto, por ejemplo, un anticipo de herencia es ocultado con una compra
venta.
La simulación relativa parcial recae solamente sobre algunas estipulaciones del acto.
Esto sucede cuando el acto contiene unas estipulaciones que son verdaderas y otras
que son falsas, v.gr., cuando se simula fecha (antedatando o postrando el acto), precios
(consignándose uno más bajo o más alto del realmente pactado), condiciones, plazos,
cargos. Las estipulaciones simuladas son inválidas, pero el acto jurídico es válido y
eficaz conforme a la voluntada real de las partes. Por ejemplo, en una compra venta en
la que se ha simulado un precio menor con el fin de evadir el pago de impuestos,
descubierta la verdad, la compraventa es válida, pero las partes tendrán que ajustarse
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al precio real, pagando el impuesto correspondiente.
4.- SIMULACIÓN LICITA E ILICITA.- La simulación puede ser utilizada por las partes con
fines lícitos o ilícitos. Las personas tienen derecho de celebrar sus actos jurídicos en la
forma que mejor les parezca, si desean pueden ocultar bajo una apariencia, la
verdadera naturaleza del acto que realizan, pero este derecho solo pueden serles
reconocido a condición de que el acto no encierre el propósito de causar daños a
terceros o la violación de normas imperativas, el orden público o las buenas
costumbres.
II EVALUACION PARCIAL
III UNIDAD
El acto fraudulento supone la realización de actos reales, serios, no aparentes; las partes
desean la realización del acto de disposición y la producción de sus efectos; con el objeto
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de perjudicar a un tercero, ya sea evadiendo astutamente la aplicación de la ley o
enajenando los bienes para burlar las expectativas de los acreedores, se diferencia de la
simulación, por cuanto el acto simulado es aparente y no real, generalmente mediante un
testaferro. Ejm: Juan simula vender su casa a Pedro (testaferro) para evitar que le
embarguen, aquí la venta es aparente, porque Juan no recibe centavo alguno por la venta;
en cambio en el acto fraudulento, la venta es real, Ejm: Juan para burlar la deuda que tiene
a Jorge y evitar el embargo, vende su casa a Pedro, aquí la venta es real, ya que Pedro le
paga a Juan el valor de la venta.
VICIOS DE LA VOLUNTAD
Los vicios de la voluntad son situaciones que inducen al sujeto a declarar una voluntad que
no corresponde a sus verdaderas intenciones. Lo ideal es que en la celebración de un acto
jurídico exista correspondencia entre lo deseado y lo expresado, entre la voluntad y lo
manifestado.
a. EL ERROR
Constituye un desencuentro entre lo que es el objeto materia de conocimiento y de
juicio, y el conocimiento que se adquiere de él. Todo error constituye una negación
de lo que es, o afirmación de lo que no es.
b. EL DOLO
Es el vicio de la voluntad mediante el cual se provoca deliberadamente el error.
c. LA VIOLENCIA E INTIMIDACION
La violencia es la coacción ejercida sobre una persona para obligarla a realizar un
acto que no quiere. Se trata de una fuerza física o moral que infunda temor y que
obligue a la realización del acto jurídico.
1. El fraude supone realización de actos reales, serios, no aparentes; las partes desean la
realización del acto de disposición y la producción de sus efectos. La acción de
simulación presupone un acto aparente que las partes no quieren que produzca efectos
entre ellos.
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2. En el fraude no interviene testaferro. En la simulación por lo general se simula el acto
mediante un tercero.
1. El dolo se diferencia del error en que en este último el vicio nace del propio
declarante equivocado sin participación de ningún otro sujeto; en tanto que el dolo,
el vicio es causado por otro sujeto del acto mediante una acción o una omisión
pendiente a inducir al primeros que cometa el error, por eso se dice que el dolo es
un error provocado por uno de los celebrantes o un tercero, contra el declarante se
trata pues de un engaño contra el que manifiesta su voluntad.
2. Al ser intencional el dolo obliga a indemnizar a la parte engañada, mientras que el
error al ser involuntario puede determinar resarcimiento de daños materiales pero
un ningún caso indemnización.
VIOLENCIA
INTIMIDACION
CONCEPTO: La intimidación consiste en infundir un temor en el sujeto para por ese medio
obtener una manifestación de voluntad forzada, en cuanto es consecuencia de haber cedido
ante la amenaza que le infunde en temor, por eso, constituye un genuino vicio de la
voluntad.
EFICACIA E INEFICACIA;
Habiendo transitado el primer escalón y corroborado que el negocio jurídico existe -en
cuanto presenta todos los elementos configuradores-, y luego de haber ascendido al
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segundo escalón y haber comprobado que es válido –ya que cumple con los requisitos de
validez del ordenamiento-, lo último a verificar es si ese negocio jurídico es también eficaz,
ósea, susceptible de surtir efectos jurídicos. La eficacia es el tercer y último escalón que
deben alcanzar los negocios jurídicos para que puedan cumplir las finalidades prácticas por
las cuales han sido concebidos.
Así pues, como regla general un negocio jurídico que presenta todos los elementos que lo
configuran como tal y que cumpla además con todos los requisitos de validez establecidos
por el ordenamiento, debería surtir efectos automáticamente. A saber, debería ser eficaz,
ser apto de cumplir su finalidad. Si se escala satisfactoriamente por el primer y segundo
escalón, se debería entonces alcanzar automáticamente el tercer escalón: la eficacia. Por
ejemplo, un contrato de compraventa que está conformado por todos sus elementos y que
no ha incurrido en causales nulidad o anulabilidad, debería estar en aptitud de generar ya
las obligaciones de transferencia de la propiedad y del pago del precio entre las partes e
incluso incentivar su cumplimiento, modificando así las situaciones jurídicas de las partes y
satisfaciendo los intereses prácticos que los llevaron a celebrar ese contrato.
No obstante, ello no siempre es así. Hay determinados supuestos en que si bien se tiene un
acto de autonomía privada perfectamente conformado, tanto a nivel de existencia como de
validez, este aun no cuenta con la aptitud de producir efectos, de poder modificar esferas
jurídicas, de poder cumplir su finalidad. Cuando ello sucede nos encontramos frente a un
negocio jurídico que si bien es existente y válido, no es eficaz. Cuando esta situación se
presenta es que estamos frente a la tercera patología del negocio jurídico, a la cual se le
denomina ineficacia en sentido estricto.
La ineficacia en sentido estricto es la patología que se presenta por causales distintas a las
de la inexistencia e invalidez, toda vez que estas patologías se ubican en diferentes
escalones. “Un acto de autonomía privada válido es ineficaz cuando no produce sus efectos
por factores extrínsecos o por el incumplimiento de un requisito legal”. (17) La ineficacia solo
puede determinarse una vez que se ha corroborado que el negocio jurídico no está inmerso
en supuestos de inexistencia o en causales de invalidez. La ineficacia en sentido estricto se
reputa de negocios existentes y válidos, se analiza necesariamente en el tercer y último
escalón en el camino de los negocios jurídicos.
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Otro ejemplo es el contrato de arrendamiento realizado por un copropietario sin la
participación de los otros copropietarios, donde el contrato es válido para las partes que
celebraron el contrato pero ineficaz para la copropiedad, toda vez que el copropietario que
arrendó unilateralmente carece de legitimidad para contratar. El negocio celebrado se
convertirá en eficaz totalmente cuando los otros copropietarios lo ratifiquen. (21)
El negocio jurídico realizado por uno sólo de los cónyuges sería pues también un caso en el
cual el cónyuge que dispone unilateralmente carece de legitimidad para contratar. (22)
La ausencia de legitimidad no es pues causal de inexistencia o de invalidez del negocio
jurídico, sino causal de ineficacia en sentido estricto.
Como se ve, una de las peculiaridades de la ausencia de legitimidad para contratar como
supuesto de ineficacia en sentido estricto es que puede ser susceptible de subsanación,
esto es, el negocio jurídico carente de efectos respecto al verdadero titular de las
situaciones jurídicas comprometidas puede llegar a surtir efectos de manera definitiva en
caso opere la ratificación del negocio por su parte. Se entiende por ratificación al negocio
jurídico unilateral por el cual se atribuye eficacia al contrato (de por sí ineficaz) celebrado
por el sujeto carente de legitimidad. (23)
Otra particularidad de la ineficacia en sentido estricto por ausencia de legitimidad es que el
afectado por esta patología puede pedir la declaración de ineficacia del negocio jurídico en
cualquier momento, en cuanto no se ha establecido expresamente un plazo de prescripción.
(24)
validez e invalidez
la validez. Los contratos, en cuanto actos de autonomía privada que apuntan a cumplir
determinadas finalidades prácticas, esto es, que buscan satisfacer necesidades cotidianas
mediante la reglamentación y programación de los intereses de las partes que lo celebran,
deben ser acordes con los valores que propugna el ordenamiento jurídico. Así, los negocios
jurídicos deben ser compatibles con el sistema jurídico.
Contrariamente, cuando los elementos que pretenden configurar un contrato incumplen los
requisitos de validez, se presenta la segunda patología del negocio jurídico. Esta patología
es conocida como invalidez. Se puede llegar a la invalidez por dos caminos: la nulidad y la
anulabilidad. Un contrato puede ser nulo o anulable por estar inmerso en las causales de
nulidad o de anulabilidad, respectivamente.
Así, en el Código Civil (10) se regulan las causales que generan estas dos formas de
invalidez. Siendo un negocio jurídico sancionado con nulidad cuando:
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protección estatal. “La nulidad implica la improductividad automática y general de los
efectos”. (12)
La sentencia de nulidad por la cual se establece la invalidez de un negocio jurídico es
declarativa, lo cual significa que se limita a reconocer una situación existente e
insubsanable. En el Código Civil se establece un plazo de prescripción de 10 años para
pedir la nulidad de un negocio jurídico, pudiendo solicitarla cualquier persona con interés.
Incluso la nulidad puede ser observada de oficio por el juez. La nulidad es la forma más
grave de la patología denominada invalidez, en la cual se protegen intereses y valores
generales de la sociedad.
Sujetos.
● Sujeto activo: Es el acreedor, es decir el que tiene la facultad de exigir el
cumplimiento. El acreedor tiene un derecho personal que se encuentra en el activo de su
patrimonio.
● Sujeto pasivo: Es el deudor, o sea aquella persona que tiene la carga de cumplir la
prestación convenida. Para el deudor existe un deber jurídico (deuda) que se encuentra en
el pasivo de su patrimonio.
La relación jurídica.
Es el vinculo que se establece entre los sujetos que intervienen en la obligación, es decir, el
acreedor está facultado para acudir al juez con el objeto de hacer cumplir por parte del
deudor la prestación. La relación jurídica se reduce a la facultad que tiene el acreedor de
poder exigir al deudor que cumpla, y la situación del deudor de debe cumplir con la
prestación de su acreedor.
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La prestación debida o deuda.
El objeto es lo que se debe. Responde a la pregunta ¿qué se debe?. Este debe
ser jurídicamente posible, por ejemplo el pago de una suma de dinero
CLASIFICACION OBLIGACIONES
SOBRE LAS OBLIGACIONES Y SU CLASIFICACIÓN*
A. Por su fuente
Consideramos que este criterio es acertado porque la obligación sólo puede emanar de
la voluntad o de la ley. Nos parece artificial, y sin verdadero sustento jurídico, continuar
haciendo referencia, por ejemplo, a los cuasicontratos o cuasidelitos.
Por otra parte, en lo referido a las obligaciones de hacer y no hacer, un aspecto a tener
en cuenta está en la fungibilidad o infungibilidad de la obligación.
Así, las obligaciones de hacer pueden con- templar que el sujeto encargado de cumplir la
prestación sea uno, y que no pueda ser sustituido por otro. En este caso, la obligación de
hacer será intuitu personæ. Por ejemplo, un acreedor puede encargar a un reconocido
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escritor la redacción de sus memorias, seña- lando que él será el único y exclusivo autor
de dicho texto.
La obligación de hacer también puede ser fungible. En este caso, no resulta relevante
quién ejecute la prestación, por cuanto el interés del acreedor es que se cumpla la
misma. Ello, sin perjuicio de la eventual responsabilidad del deudor por el incumplimiento
de su obligación.
La obligación de no hacer, por otro lado, es generalmente intuitu personæ. Ello se debe a
que la estructura de dicha obligación consiste, precisamente, en la no actuación de un
sujeto determinado, alcanzando dicha obligación exclusivamente a ese sujeto.
Las obligaciones conjuntivas pueden versar, sin duda, sobre prestaciones de dar –bienes
ciertos o inciertos–, de hacer o de no hacer, siendo la única condición que dichas
prestaciones se encuentren vinculadas entre sí.
La obligación, en fin, puede ser facultativa. En este caso, ella tiene por objeto una sola
prestación, pero se otorga al deudor la facultad de sustituir, para los efectos del pago,
esa prestación por otra. La primera es la prestación principal; la segunda es la accesoria.
Son obligaciones divisibles aquellas en que cada uno de los acreedores sólo puede pedir
la satisfacción de la parte del crédito que le corresponde, en tanto cada uno de los
deudores únicamente se encuentra obligado a pagar su parte de la deuda. Son
indivisibles, cuando no resultan susceptibles de división o de cumplimiento parcial por
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mandato de la ley, por la naturaleza de la prestación o por el modo en que la obligación
fue considerada al constituirse.
Las obligaciones mancomunadas, por su parte, se rigen por las reglas de las
obligaciones divisibles.
Las obligaciones son solidarias, a su vez, cuando la prestación debida por varios
deudores o a varios acreedores puede ser íntegramente exigida a cualquiera de ellos o
por cualquiera de ellos. Así, la solidaridad elimina por completo la idea de las cuotas-
partes o partes proporcionales inherentes a la simple manco munidad. El crédito es uno y
su solidez no se rompe, por lo general, sino hasta que es extinguido.
Respecto de la obligación, la solidaridad puede ser pasiva o activa. Será pasiva cuando
exista pluralidad de sujetos deudores. Será activa cuando exista pluralidad de sujetos
acreedores. Naturalmente, una obligación solidaria en que exista más de un deudor y
más de un acreedor deberá considerarse mixta.
En el caso de la obligación solidaria activa, el acreedor que reciba el íntegro del pago de
la deuda se convertirá en deudor respecto de los demás acreedores. Estos últimos
podrán reclamar, al acreedor que recibió el pago, el cumplimiento de un crédito
proporcional a la parte que les correspondía.
Puede señalarse que cuando hay pluralidad de sujetos en la relación obligacional, esta, en
cuanto a la naturaleza de la prestación, será:
(i) De dar;
(ii) de hacer; o,
(iii) de no hacer,
y podrá ser:
(i) Conjuntiva;
(ii) alternativa; o,
(iii) facultativa.
Pero necesariamente será:
(i) Divisible y mancomunada;
(ii) indivisible y mancomunada;
(iii) divisible y solidaria; o, (iv) indivisible y solidaria.
E. Por su independencia
En este caso, las obligaciones se clasifican en: (i) Principales; y (ii) accesorias. La
característica de principal o de accesoria de una obligación puede referirse a su objeto o
a las personas obligadas. Son accesorias en cuanto a su objeto cuando son contraídas
para asegurar el cumplimiento de una obligación principal, como sucede con las
cláusulas penales, y son accesorias en cuanto a las personas obligadas, cuando estas
las contrajeron como garantes o fiadores.
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La obligación es principal, en cuanto a su objeto, cuando tiene existencia propia, no
dependiente de otra relación obligacional. Por ejemplo, las obligaciones que surgen de
un contrato de compraventa, en que el vendedor debe entregar la cosa y el comprador
pagar el precio. Son accesorias, cuando su existencia depende de una obligación
principal. Por ejemplo, el artículo 1345 del Código Civil dispone que la nulidad de la
cláusula penal –cuyo carácter accesorio es evidente– no origina la de la obligación
principal.
En cuanto a las personas obligadas, la obligación principal está constituida por la que
tiene el deudor con su acreedor, y la accesoria, por ejemplo, sería la contraída por un
fiador con el propósito de garantizar esa obligación. En caso que la obligación principal
fuera nula, ella acarrearía, como consecuencia inevitable, la nulidad de la accesoria. A su
turno, si la accesoria fuera nula, esto es la fianza, la obligación principal subsistiría
plenamente.
Luis de Gásperi, al tratar sobre las obligaciones principales y accesorias, se refiere a los
pactos adjuntos, que fueron concebidos en Roma para extender o restringir la voluntad
de las partes y los derechos y las obligaciones que libre y recíprocamente se habían
conferido. Estos pactos extienden o amplían los derechos del acreedor, así como las
obligaciones del deudor.
Los denominados “pacta adjecta”, por no ser sino cláusulas accidentales añadidas al
contra- to, no formaban parte de su contenido esencial. Incorporados en el momento de
la celebración de los contratos de buena fe, devenían
Según Salvat, ordinariamente, cada obligación tiene una existencia propia e
independiente de cualquier otra, existe por sí misma en virtud de la causa o hecho que le
ha dado nacimiento. Por excepción, nos encontramos algunas veces en presencia de
obligaciones cuya existencia se relaciona íntimamente con la de otra, de tal manera que
existe en razón de esta última; la obligación dotada de existencia propia se llama, en tal
caso, obligación principal; la otra, obligación accesoria.
En ese orden de ideas, a decir del citado profesor, no es necesario, para resolver las
cuestiones a que pueden dar lugar las obligaciones accesorias, que ellas sean legisladas,
sino basta la aplicación de los principios generales sobre las cosas principales y accesorias.
Aquí las obligaciones se clasifican, de acuerdo con la manera como deben cumplirse, en
puras o simples, y en sujetas a modalidades.
Son puras las obligaciones contraídas para cumplirse en forma inmediata y usual. Son
modales cuando ellas están sujetas a condición, que puede ser suspensiva o resolutoria,
a plazo o a cargo.
Advertimos, simplemente, que el Código Civil peruano de 1984 trata a las modalidades
dentro del Libro de Acto Jurídico. El Código se refiere, por tanto, a las modalidades del
acto jurídico. En esta materia, el Derecho de Obligaciones debe, pues, interpretarse a la
luz de esas modalidades.
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A su vez, las obligaciones duraderas pueden ser de duración continuada; por ejemplo, la
Empresa de Agua suministra permanente- mente el líquido elemento a sus clientes, sin
solución de continuidad, con la obligación de estos últimos de pagar periódicamente los
recibos que correspondan.
Michele Giorgianni se refiere a una clasificación de las obligaciones que denomina
relaciones de obligación duradera.
Acerca de la denominada obligación de me- dios, dice el autor que es aquella en la cual
el deudor solo promete el empleo diligente de medios aptos para normalmente obtener
un resultado. En este caso, el deudor cumple con sólo emplear los medios prometidos,
aunque no se logre lo deseado.
Las anteriores afirmaciones, excesivamente imprecisas, son admitidas generalmente por
la doctrina que acepta esta distinción esbozando algunos matices, pero negadas por
nosotros, pues consideramos que toda obligación implica, en sí misma, medios y
resultado. El deudor, simplemente, no se obliga más allá del contenido de la propia
obligación.
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J. Obligaciones ambulatorias o propterrem
Guillermo A. Borda se refiere a las obligaciones ambulatorias o propterem, a las que
atribuye una naturaleza especial, cuya estrecha vinculación a un derecho real les da una
fisonomía propia. La obligación propterrem cuya traducción sería obligación a causa de
la cosa– es, entonces, una obligación especial debido a su relación con un derecho real
determinado.
Estas obligaciones se desplazan en función al sujeto que detente el derecho real
correspondiente sobre el bien. De ahí, justamente, proviene la denominación de
obligaciones ambulatorias. Debe quedar claro, sin embargo, que la naturaleza
ambulatoria sólo existe en función a los sujetos. La obligación se mantiene inamovible y
estrechamente ligada al bien.
Sus características esenciales, señala Bordason las siguientes:
– Tanto el acreedor como el deudor son titulares de un derecho real, sea sobre la
misma cosa, sea sobre dos cosas vecinas. Por eso, la obligación propterem une a
los titulares de dos derechos rivales; se resuelve este conflicto instituyen- do entre
los derechos una coexistencia pacífica y un modus vivendi aceptable.
Llambías expresa que las obligaciones prop- ter rem constituyen una hipótesis muy
interesante de indeterminación relativa del sujeto, activo o pasivo. En rigor, según dicho
autor, no hay indeterminación del sujeto, sino ausencia de su individualización, porque
ello depende- rá del momento de la vida y de la obligación en que se la haga valer.
El crédito de deuda nace, subsiste o se extingue junto con la relación de señorío men
cionada; si el acreedor o deudor propterem dejan de estar en dicha relación con la cosa,
sea porque la abandonan, o porque la enajenan, o porque otro venga a entrar en ella
originariamente, o porque la cosa desaparezca haciéndose imposible la relación de
señrío respectiva, el acreedor o deudor quedan desligados, por lo menos para lo
sucesivo, de la obligación propterem, y esta se desplaza hacia el nuevo dueño o
poseedor; por lo que se habla a menudo de que la obligación es ambulatoria.
Creemos que las obligaciones propterem tienen todas las características de una
obligación civil, aun cuando se encuentran vinculadas a los Derechos Reales. En esta
clase de obligaciones, el deudor nace, necesariamente, como determinado, pero es
posible que finalmente, al cumplirse la obligación, ella sea exigida a una tercera persona,
inicialmente indeterminable que, en ese momento, tendría que responder por la deuda
originaria.
No obstante ello, cabe señalar que la doctrina no es unánime sobre este punto. En tal
sentido, existe una polémica en torno a si este concepto debe clasificarse dentro de los
Derechos Reales o en los de crédito. Más aún, se ha llegado a afirmar que el concepto
todavía no es claro. Así, “en materia de obligaciones propterem, reina una verdadera
anarquía en lo terminológico, en lo conceptual, en la ejemplificación, en la interpretación
de los textos legales que se invocan, en todo”29. De Zavalía se anima a afirmar que “el de
las obligaciones propterem es un falso problema, derivado de la pretensión de tratar
conjuntamente temas que deben ser examinados por separado”30.
K. Por su exigibilidad
Afirma Pothier que se llama obligación civil a aquella que es un lazo de derecho,
vinculumiuris, y que da a aquel respecto a quien se ha contratado, el derecho de exigir
en justicia lo que en ella se halla contenido. A su turno, se llama obligación natural a
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aquella que, en el fondo del honor y de la conciencia, obliga a aquel que la ha contratado
al cumplimiento de lo que en ella se halla contenido.
Laurent dice que Pothier coloca entre las obligaciones naturales las contraídas por
personas que tienen un discernimiento y un juicio suficiente para comprometerse, pero a
quienes la ley civil declara incapaces de celebrar un contrato tal: En la antigüedad, por
ejemplo, la Laurent señala que una obligación es natural cuando la ley no la reconoce y
cuando niega una acción al acreedor. ¿Acaso, se pregunta Laurent, el acreedor de una
mujer casada o de un menor de edad no puede obrar? Ciertamente tiene una acción;
entonces, la deuda es más que natural. Es civil. Solamente está marcada por un vicio
que permite al deudor demandar su nulidad, pero es necesario que él la demande; en
tanto que no se pronuncie la nulidad, subsiste la obligación y produce todos los efectos
de una obligación civil.
Baudry Lacantinerie afirmaba que la mayo- ría de los autores que reproducen en
diversas formas la definición de Pothier dicen que las obligaciones naturales son
aquellas que fuera de toda coacción legal; derivan de la equidad o de la conciencia, o
bien de las que imponen la delicadeza y el honor.
Se criticó estas definiciones agrega Baudry Lacantineri objetándoles que producen una
confusión de la obligación natural con los deberes morales, pues se dice que son dos co
sas que es importante distinguir. El que cum- ple una prestación en ejecución de un
deber moral, por ejemplo, el hombre rico que da limosna, hace una donación. Por el
contrario, aquel que cumple una prestación en ejecución de una obligación natural, hace
un pago. De donde se entiende que todas las diferencias son entre la donación y el
pago. Sin embargo, ¿Cómo se puede distinguir los deberes mora- les de las obligaciones
naturales? He aquí la dificultad. Cada autor tiene su sistema.
Según Giorgio Giorgi, los jurisconsultos romanos distinguieron sin duda una obligatio
civilis y una obligatio naturalis, y al hablar de obligatio naturalis, entendieron
precisamente una obligación desprovista de acción. Por otro lado, concedieron a la
obligatio naturalis una eficacia indirecta. Le atribuyeron ciertos efectos jurídicos, por
virtud de los cuales el acreedor, en la obligación natural, tenía la solutiretentio para
oponerse al deudor que, después de haber pagado voluntariamente, intentase repetir lo
satisfecho.
Respecto a la causa inmediata o, como otros dicen, los modos por los cuales nacían las
obligaciones naturales, los eruditos modernos conjeturan que se compendiaban o en el
ori- gen imperfecto, o en la extinción imperfecta de la obligatio civilis. El contrato del
esclavo, del pupilo, del hijo de familia, del menor y ciertos oficios de piedad, son
ejemplos históricos del origen imperfecto. La confusión, la litis contestatio, y acaso la
prescripción extintiva, son ejemplos de extinción imperfecta.
Marcel Planiol y Georges Ripert, por su parte, expresan que es indiscutible que la obliga-
ción natural constituye una anomalía jurídica. La ausencia de sanción, sea cual fuere su
eficacia en otro sentido, la sitúa en los confines últimos del Derecho, en los límites de la
moral. Por ello, afirman, se puede buscar el criterio de ella haciendo depender su origen
bien del Derecho Civil, bien de la moral. Borda afirma que las obligaciones naturales son
obligaciones anormales, pues a primera vista no parece jurídico hablar de obligación o
de derecho sin acción para obligar al deudor a cumplir.
Porque precisamente lo que define la obligación normal desde el punto de vista jurídico,
es la posibilidad del acreedor de compulsar al deudor a darle cumplimiento y, en su
defecto, a pagar la indemnización correspondiente. Pero si las obligaciones naturales no
confieren acción para demandar el cumplimiento, no por ello están desprovistas de toda
protección jurídica, ya que si el deudor ha pagado voluntariamente (única vía concebible
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desde que el acreedor no puede compulsarlo), el acreedor tiene derecho a retener lo
pagado. Ver: BORDA, Guillermo. Óp. cit. Tomo I. pp. 338 y siguientes.
a) A tenor de una teoría, la obligación natural es una obligación no jurídica, sino moral,
de conciencia, social, etcétera, a la que se atribuye un efecto jurídico: La
irrepetibilidad del pago pago jurídica- mente no debido.
b) Para otra teoría, la obligación natural es una obligación no jurídica inicialmente, pero
que se convierte en jurídica cuando se paga.
En el Perú, poco se ha escrito sobre las obligaciones naturales. Ello obedece, sin duda, a
que el Código Civil de 1984, y su antecedente inmediato, el Código de 1936, no se
refieren a ellas, al menos utilizando esa denominación.
En efecto, el Código de 1984 sólo contiene dos normas que podrían inscribirse en la
categoría de obligaciones naturales. El artículo 1275, cuando establece que no hay
repetición de lo pagado en virtud de una deuda prescrita. Y el artículo 1943, cuando
dispone que quien pague voluntariamente una deuda emanada del juego y la apuesta no
autorizados, no puede solicitar su repetición.
En todos estos casos hay razones éticas, ánimo de beneficiencia, muestras de gratitud o
como quiera llamársele, pero no existe obligación alguna, ni civil ni natural, en la medida
en que no se hubiese celebrado un contrato de donación u otro similar.
Si una persona alimenta a un mísero que padece de hambre, y con quien no lo une
vínculo alguno, ni siquiera de amistad, también está cumpliendo con un deber moral o
con un imperativo de solidaridad social. La ley, por tan- to, le impide repetir lo pagado.
¿De qué obligación podríamos hablar en este caso?
La gama de deberes morales o de solidaridad social puede remontarse hasta el infinito.
Ellos impregnan al Derecho de un concepto ético y por eso elogiamos, sin reservas, los
preceptos que los consagran.
Estas situaciones prácticamente se confunden con las que generan las denominadas
obligaciones naturales, que, por esas razones, deben pertenecer a una casta en vías de
extinción.
la ley. Se trata de actos lícitos que carecen de acción. Por tal razón, justamente, se
impide exigir la restitución de lo pagado. Y por eso, cuando se paga, se responde a un
deber íntimo.
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Conocimiento de la obligación preexistente. No sólo debe tener conocimiento que la
obligación existe, sino también su exigibilidad. El olvido no es desconocimiento; el olvido no
dará lugar al dolo, pero sí a la culpa, porque hay negligencia.
La gravedad del dolo o de la culpa inexcusable y, por ende, su carácter excepcional, exige
que no se presuman.
• Artículo 1318°.- Inejecución por Dolo: Procede con dolo quien deliberadamente no ejecuta
la obligación.
EL DOLO
Clases de Dolo
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alterando su libertad de decisión. Por esa razón dicho acto deviene en anulable. El
segundo surge con posterioridad a la celebración de las obligaciones;
concretamente, en el momento de la ejecución o cumplimiento, mediante el deudor
busca hacerla imposible.
El artículo 1319° del Código Civil establece que incurren en culpa inexcusable quien por
negligencia grave no ejecuta la obligación.
Culpa Leve.- La culpa leve se presenta cuando el obligado omite aquella diligencia ordinaria
exigida por la naturaleza de la obligación y que corresponda a las circunstancias de las
personas, de tiempo y de lugar.
Con el propósito de otorgar la mayor precisión a los conceptos jurídicos que regula, el Libro
VI dedica a las disposiciones generales sobre inejecución de las obligaciones diecinueve
artículos; a diferencia del Código Civil de 1936 que legisla la materia en diez" preceptos.
Las cuatro primeras normas del Código, vale decir, los artículos 1314 a 1317, rigen los
casos de inejecución de la obligación y de cumplimiento parcial, tardío o defectuoso. por
causas no imputables al obligado. Estas reglas son de singular importancia. "Artículo 1314.
Quien actúa con la diligencia ordinaria requerida, no es imputable por la inejecución de la
obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o defectuoso".
El artículo 1314 prescribe que quien actúa con la diligencia ordinaria requerida, no es
imputable por la inejecución de la obligación o por su cumplimiento parcial, tardío o
defectuoso. La norma se refiere a la causa no imputable, es decir, a la ausencia de culpa,
como concepto genérico exoneratorio de responsabilidad. Basta, como regla general, actuar
con la diligencia ordinaria requerida para no ser responsable por la inejecución de la
obligación o por su cumplimiento irregular.
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simplemente está obligado a probar que prestó la diligencía que exigía la naturaleza de la
obligación y que correspondía a las circunstancias del tiempo y del lugar, sin necesidad de
demostrar el acontecimiento que ocasionó la inejecución de la obligación.
El artículo 1315, precepto novedoso en la legislación peruana, define los casos fortuitos o
de fuerza mayor como causas no imputables, atribuyéndoles las características de eventos
extra ... ordinarios, imprevisibles e irresistibles. La norma tiene su origen en los artículos
1148 del Código Francés, 514 del Código Argentino, 1148 del Código Dominicano y 1059
del Código Brasileño. Los casos fortuitos o de fuerza mayor tienen iguales características.
Teóricamente, sin embargo, cabe hacer una distinción. Así, se considera que el caso fortuito
alude sólo a los accidentes naturales lo que en el Derecho Anglo ... Sajón se denomina "Act
of God" (hecho de Dios) .. , en cambio, la fuerza mayor involucra tanto los actos de terceros
como los atribuibles a la autoridad denominados en el Derecho Anglo .. Sajón uAct of
Rrince" (hecho del Príncipe) .... Como ya se ha expresado, ambos consisten en
acontecimientos extraordinarios, imprevisibles e irresistibles para el deudor y. desde luego,
independientes de su voluntad. En todo caso fortuito o de fuerza mayor hay,
necesariamente, ausencia de culpa. Estos eventos configuran, definitivamente, causas no
imputables. Con el fin de evitar posibles confusiones, conviene precisar términos.
Acontecimiento extraordinario es todo aquél que sale de lo común, que no es usual. La
previsión, por su parte, debe considerarse al tiempo de contraerse la obligación; a diferencia
de la resistibilidad, que se presenta al momento de cumplirla. Si el acontecimiento fuera
irresistible desde el momento en que se contrajo la obligación, el acto jurídico sería nulo,
porque tendría objeto imposible. El requisito de la prev1s1on se exige cuando el deudor no
previó lo que debía; o cuando, habiendo previsto el acontecimiento, se obligó a algo que
presumiblemente iba a ser imposible. En ambos casos el acontecimiento es imputable al
deudor. pues equivale a un hecho suyo. Pero la previsibilidad no debe apreciarse en
abstracto, por.- que si así lo hiciéramos prácticamente todo acontecimiento sería previsible;
y no existiría, por tanto, el caso fortuito o de fuerza mayor. El acontecimiento es imprevisible
cuando los contratantes no tienen motivos atendibles para presumir que éste vaya a su ...
ceder. La noción de imprevisibilidad se aprecia, pues, tomando en consideración todas las
circunstancias de la obligación. La ra ... reza, el carácter anormal del evento, las remotas
posibilidades de realización, configuran el caso fortuito o de fuerza mayor. El requisito de la
irresistibilidad, por último, supone la imposibilidad de cumplimiento. La dificultad de
cumplimiento no exonera al deudor, aun cuando la prestación se haya convertido en más
onerosa de lo previsto. Tampoco interesa la situación personal del deudor; la ausencia de
medios económicos para cumplir la obligación no tiene fuerza liberatoria. En conclusión, las
características de extraordinario, imprevisible e irresistible constituyen simples derroteros
para el juez; su facultad de apreciación en esta materia es muy amplia, y comprenderá el
examen de todas las circunstancias del caso analizado. Lo que en ciertas oportunidades es
caso fortuito o de fuerza mayor, en otras no lo es. Pero lo expresado no significa que todos
los acontecimientos que se presenten sin culpa configuren casos fortuitos o de fuerza
mayor. Usualmente el deudor tan sólo debe probar que ha actuado con la diligencia
requerida. vale decir, sin culpa, para quedar exonerado de responsabilidad. Generalmente
el deudor no precisa demostrar el caso fortuito o de fuerza mayor.
Así lo señala el artículo 1314 del Código, que exige como causa no imputable la prueba de
la diligencia ordinaria requerida. La excepción se configura cuando la ley o el pacto
establecen en forma expresa lo contrario, es decir, cuando exigen para la exoneración del
deudor que el acontecimiento obedezca ·a un caso fortuito o de fuerza mayor. Ello ocurre,
por ejemplo, en el caso previsto por el artículo 1518 del Código Civil de 1936, que atribuye
responsabilidad al arrendatario por el incendio que afee ... te al bien objeto de la locación--
conducción; a no ser que provenga de caso fortuito o de fuerza mayor. En este caso el
arrendatario no podría exonerarse de responsabilidad probando que actuó diligentemente.
es decir, sin culpa. Tendría que demostrar el caso fortuito o de fuerza mayor.
Los hermanos Mazeaud, al distinguir entre -el caso fortuito o de fuerza mayor y la ausencia
de culpa, expresan que "para saber si existe ausencia de culpa, hay que preguntarse si una
per ... sana cuidadosa se habría comportado como el demandado. Para saber si existe
fuerza mayor, hay que preguntarse si una persona cuidadosa se habría encontrado en la
imposibilidad de obrar de manera distinta que el demandado. Así, cabe no haber incurrido
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en culpa alguna sin que exista fuerza mayor". Esta doctrina ya había sido enunciada por
tratadistas tan distinguidos como Giorgi y Josserand. Dice Giorgi que "no en todas las
obligaciones contractuales el deudor está sujeto a esta prueba (la del caso fortuito o fuerza
mayor) para librarse, sino solamente es necesaria en los casos en que la ley no admite otra
excusa más que el caso fortuito o fuerza mayor. En los demás puede librarse probando
simplemente haber usado el grado de diligencia exigido en el contrato, esto es, diciendo
hallarse exento de una culpa de la que debía responder". essineo, comentando el Código
Civil Italiano de 1942, se refiere al caso fortuito o fuerza II Jayor con significado diverso del
de causa no imputable. La causa no imputable -afirma M elssio- debe concebirse en sentido
negativo, esto es, como la circunstancia genérica impeditiva cuya paternidad no puede
hacerse remontar a la voluntad o conciencia del deudor y cuya presencia basta para
exonerarlo; el caso fortuito o de fuerza mayor es un hecho positivo que en determinadas
circunstancias se exige para la exoneración. La regla general para exonerarse agrega es la
presencia de una causa no imputable (hecho negativo), mientras que en otros casos es
necesaria la prueba más gravosa del caso fortuito o de fuerza mayor (hecho positivo
tampoco imputable) . Parece claro, entonces, que en la ausencia de culpa el deudor no está
obligado a probar el hecho positivo del caso fortuito o de fuerza mayor, esto es, la causa del
incumplimiento debida a un evento de origen extraordinario, imprevisto e inevitable. En la
ausencia de culpa, el deudor está simplemente obligado a probar que actuó con la diligencia
requerida, sin necesidad de demostrar el acontecimiento que ocasionó la inejecución de la
obligación. La ausencia de culpa se prueba acreditando la conducta diligente; a diferencia
del evento fortuito, cuya prueba. a veces más severa, requiere identificar el acontecimiento y
otorgarle las características señaladas de extraordinario, imprevisible e irresistible. El
principio general, en conclusión, es que el deudor sólo de-- be demostrar su conducta
diligente para quedar exonerado~ de responsabilidad, salvo que la ley o el pacto exijan la
presencia del caso fortuito o de fuerza mayor. En esta última hipótesis habrá que identificar
el acontecimiento que impidió que se cumpliera la obligación, y probar sus características de
extraordinario. imprevisible e irresistible.
EL PAGO – TALLER APLICADO CON LOS ALUMNOS (último día de clases) (21 de
abril de 2022)
REQUISITOS DE VALIDEZ;
REQUISITOS ESENCIALES;
REGLAS DEL PAGO;
LOS INTERESES;
TIPOS DE INTERESES.
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