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Capítulo primero

Aceptación y renuncia de la herencia

Cuando una persona muere, pueden existir personas interesadas en participar en la sucesión, ya sea
por parentesco con el fallecido o por ser mencionados en el testamento. Estas personas tienen una
vocación sucesoria, es decir, el derecho a participar en la sucesión. Sin embargo, no todas las
personas con vocación sucesoria se convierten automáticamente en herederos, sino que deben
aceptar o renunciar a la herencia, lo cual se conoce como derecho de delación.

1. VOCACIÓN SUCESORIA: La vocación sucesoria se refiere a la posibilidad de convertirse en


sucesor, aunque esto no garantice que efectivamente lo sea. Según Domenico Barbero,
aquel que tiene vocación sucesoria se denomina "sucesible". Esta posibilidad puede surgir
debido a una designación en un testamento o a un llamamiento establecido por la ley. Sin
embargo, es importante destacar que el sucesible no se convierte automáticamente en
heredero, ya que puede existir situaciones como la indignidad, renuncia o la prevalencia de
otros sucesores que impidan que se convierta en heredero. En resumen, la vocación
sucesoria representa un llamamiento general y abstracto a todas las posibles personas que
podrían convertirse en sucesores.

2. DELACIÓN: La delación en el contexto sucesorio implica una clasificación que establece una
delimitación y preferencia entre las personas con vocación sucesoria, es decir, aquellos que
podrían ser herederos. La delación otorga la capacidad legal al sucesor de aceptar o rechazar
la herencia. Es un derecho propio del sucesor y no se deriva del causante. El sucesor tiene
libertad para decidir si participa o no en la sucesión a la que tiene derecho.

En el Perú, no existe una herencia impuesta o forzosa, a excepción de la presunción de


aceptación de la herencia si el sucesor no renuncia dentro de los plazos legales, aunque este
tema se abordará más adelante.

En resumen, el heredero no lo es solo por la designación legal o testamentaria, sino porque


decide serlo mediante un acto de voluntad libre. La delación es el proceso que otorga al
llamado a ser heredero el derecho a ser efectivamente sucesor a través de la aceptación de
la herencia. La aceptación tiene efectos retroactivos desde la apertura de la sucesión,
mientras que la renuncia implica que el sucesor nunca fue considerado como tal. Los
derechos del renunciante, en caso de representación sucesoria, pasarán a sus descendientes
o acrecerán a los otros herederos que hayan aceptado la herencia.

Es importante destacar que aunque la aceptación convierte al heredero en el nuevo titular


del patrimonio, esto no impide que pueda tomar posesión de los bienes desde el momento
del fallecimiento del causante. Sin embargo, la titularidad formal se otorgará una vez se
produzca la aceptación, retrotrayéndose al momento de la apertura de la sucesión, de
acuerdo con el Código Civil.

3. CARACTERÍSTICAS DE LA ACEPTACIÓN Y LA RENUNCIA: En resumen, la aceptación y la


renuncia a una herencia tienen características específicas. No se pueden realizar antes del
fallecimiento del causante, ya que no existe sucesión de persona viva. Además, existe una
prohibición de sucesión contractual, lo que implica que no se pueden aceptar ni renunciar a
herencias que estén basadas en contratos previos.

3.1 SON TOTALES: la aceptación y la renuncia a una herencia son acciones que se realizan de
manera total, ya que son consecuencia de la unidad del patrimonio que se transmite. No es
posible aceptar o renunciar parcialmente a la herencia, ya que se considera como una masa
patrimonial global que incluye todos los activos y pasivos del causante.
3.2 NO PUEDEN SER CONDICIONALES A TÉRMINO: la aceptación y la renuncia a una herencia
deben ser puras y simples, sin condiciones ni términos. Sin embargo, el causante puede
establecer condiciones o términos en los llamamientos a herederos voluntarios o legatarios.
Es importante considerar que ciertas disposiciones societarias pueden entrar en conflicto
con el concepto clásico de la sucesión, donde el heredero reemplaza al causante en todas las
situaciones jurídicas.
3.3 SON IRREVOCABLES: la aceptación y la renuncia a una herencia son actos irrevocables. Se
busca garantizar la estabilidad y la seguridad jurídica al no permitir que el aceptante o
renunciante modifiquen su elección después de haberla realizado. Esto se hace para
proteger los derechos de terceros y mantener la certeza en las relaciones jurídicas.
3.4 SON RETROACTIVOS: la aceptación y la renuncia a una herencia son retroactivas. Los
efectos de la aceptación se consideran desde el momento de la apertura de la sucesión,
mientras que la renuncia se retrotrae al mismo momento, lo que implica que el renunciante
nunca fue heredero legalmente.
3.5 SON TRANSMISIBLES A LOS HEREDEROS: El derecho de delación, que es el derecho de
aceptar o renunciar a una herencia, es un derecho inmaterial que corresponde al sucesor.
Sin embargo, este derecho tiene un plazo limitado que establece la ley. Si el heredero
convocado fallece antes de ejercer ese derecho, la delación se transmite a sus herederos. La
delación puede ser transmitida a los herederos del heredero convocado original. Es
necesario haber aceptado la herencia del primer llamado para poder ejercer el derecho de
delación con respecto al causante originario. El plazo para ejercer el derecho de delación
comienza desde la muerte del primer llamado, ya que es este quien transmite el derecho.
4. QUIÉNES PUEDEN ACEPTAR O RENUNCIAR A HERENCIAS: El Código Civil aborda el tema de
quiénes pueden aceptar o renunciar a herencias en su artículo 674, que se refiere
específicamente a la renuncia. Sin embargo, no hay una norma específica sobre la
aceptación. Veamos por separado si se requiere el cumplimiento de alguna condición para
ejercer el derecho de aceptar o renunciar a una herencia.
4.1 ACEPTACIÓN: La aceptación de una herencia no requiere de capacidad de ejercicio, ya
que incluso aquellos que no la tienen pueden aceptar herencias a través de sus
representantes legales. Los menores bajo patria potestad aceptan herencias a través de sus
padres como sus representantes legales. Sin embargo, si la herencia viene con cargas, la
aceptación debe ser autorizada por un juez. Situaciones similares ocurren con los pupilos,
que aceptan a través de sus tutores con autorización judicial, y con los curados, que aceptan
a través de sus curadores. En el caso de menores bajo patria potestad que tienen
discernimiento, pueden aceptar herencias o legados sin carga sin la presencia de sus padres.
El discernimiento implica la capacidad de distinguir y conocer las cosas. En el caso de
personas con capacidad de ejercicio, no hay problemas para que acepten herencias y
expresen su voluntad de manera expresa o tácita.
4.1 RENUNCIA: Según el Código Civil, aquellos que tienen la libre disposición de sus bienes
pueden renunciar a herencias o legados. Esto implica que solo las personas con plena
capacidad de ejercicio pueden renunciar a una herencia, ya que solo ellas tienen la libre
disposición de sus bienes. Sin embargo, los incapaces pueden renunciar a herencias a través
de sus representantes legales si les resulta conveniente, pero requieren de autorización
judicial. Los cónyuges también tienen una situación especial, ya que si uno de ellos desea
renunciar a una herencia o legado, debe obtener previamente el consentimiento del otro
cónyuge. Esto se justifica porque aunque los bienes o derechos que constituyen la herencia
o legado a favor de un cónyuge son considerados bienes propios, los frutos, rentas o
productos generados por esos bienes son considerados bienes sociales que pertenecen a
ambos cónyuges. Por lo tanto, el cónyuge del renunciante también se vería afectado por esa
renuncia, lo que justifica su participación y la necesidad de su consentimiento.
5. FORMA DE LA ACEPTACIÓN Y RENUNCIA: La forma de aceptación y renuncia a una herencia
puede variar. En el caso de la renuncia, el legislador establece una forma solemne, lo que
significa que si no se cumple con esa forma, no se considera una renuncia válida. Por otro
lado, en cuanto a la aceptación, no existe una forma única o solemne, ya que generalmente
se considera el acto más común en una sucesión abierta. Es decir, las personas suelen
aceptar una herencia de manera ordinaria, y lo extraordinario sería rechazarla o renunciar a
ella. Por lo tanto, no se especifica una forma específica para la aceptación.
5.1 ACEPTACIÓN: La aceptación de una herencia puede ser expresa o tácita. La aceptación
expresa puede ser realizada a través de un instrumento público o privado, sin que se exija una forma
específica. Sin embargo, se infiere que el legislador prefiere que la aceptación sea por escrito para
mayor seguridad. Por otro lado, la aceptación tácita se deduce de los actos y conductas del heredero
que demuestran su voluntad de participar en la sucesión. Se deben distinguir estos actos de los actos
de mera administración, que no implican una aceptación ni impiden la renuncia.

Una tercera forma de aceptación es el silencio, donde se presume que el heredero ha aceptado la
herencia si ha transcurrido el plazo legal sin que renuncie. Sin embargo, algunos expertos consideran
que presumir una voluntad de aceptación a partir del silencio es incorrecto y sugieren considerar en
lugar de presumir. Se plantea la idea de que sería una adquisición sin aceptación. En un proyecto de
enmiendas al libro de sucesiones se propone cambiar el término "presumir" por "considerar", lo cual
parece ser más adecuado.

5.2 RENUNCIA: La renuncia a una herencia es considerada como un acto extraordinario y


está sujeta a formalidades estrictas. Según el artículo 675 del Código Civil, la renuncia debe
realizarse mediante un instrumento público o un acta protocolizada ante el juez encargado de la
sucesión. Si no se cumplen estas formalidades, el acto de renuncia es nulo.

El juez competente para conocer la renuncia es aquel que tiene jurisdicción sobre la sucesión, de
acuerdo con el último domicilio del fallecido en el país. Esta competencia es intransferible, según lo
establecido en el artículo 663 del Código Civil y el artículo 19 del Código Procesal Civil.

Un ejemplo de renuncia podría ser en el contexto de un proceso no contencioso de declaratoria de


herederos, donde uno de los herederos solicita al juez que se levante un acta de renuncia a la
herencia, la cual posteriormente se protocolizará. Es importante destacar que la renuncia debe ser
expresa y cumplir con las formas establecidas previamente. No se admite una renuncia tácita.

6. CÓMPUTA DEL TÉRMINO PARA RENUNCIAR A HERENCIAS: El artículo 673 del Código Civil
establece dos plazos para renunciar a una herencia: tres meses si el heredero está en el
territorio de la República y seis meses si se encuentra en el extranjero. Sin embargo, el
artículo no especifica desde qué momento se debe comenzar a contar este plazo. En el caso
de sucesiones intestadas, donde los herederos son parientes del fallecido, es obvio que el
plazo se inicia desde el fallecimiento. Sin embargo, en sucesiones testadas, donde pueden
haber herederos y legatarios que no tengan un parentesco directo con el fallecido, no
necesariamente tendrán conocimiento inmediato de su fallecimiento. Por lo tanto, estos
plazos podrían resultar arbitrarios.

Por esta razón, se sugiere que, especialmente en sucesiones testadas, los plazos comiencen
a contar no desde la muerte del causante, sino desde el momento en que los sucesores
toman conocimiento de su designación como herederos o legatarios. Una propuesta de
modificación sugiere un plazo de 90 días, que se contaría a partir del conocimiento del
testamento o de la declaración de sucesión legal una vez que esta haya adquirido firmeza.

7. DERECHO DEL ACREEDOR DEL SUCESOR RENUNCIANTE: Cuando un heredero renuncia a una
herencia, su renuncia puede causar perjuicio a los acreedores del renunciante. En estos
casos, los acreedores tienen derecho a impugnar la renuncia dentro de los tres meses
posteriores a su conocimiento, para que sea declarada sin efecto en la medida en que
perjudique sus derechos.

Existen diferentes teorías sobre la naturaleza jurídica de la acción del acreedor del
renunciante para proteger sus derechos. Una de ellas plantea la declaración de ineficacia de
la renuncia en la medida en que afecte los derechos del acreedor, permitiendo que este
acepte la herencia en proporción a su crédito. Otra teoría se basa en la acción subrogatoria u
oblicua, que permite al acreedor actuar en defensa de su crédito y solicitar la invalidez de la
renuncia en la parte que afecta su crédito. Una tercera posición otorga autonomía a la
acción del acreedor, permitiéndole actuar por sí mismo y solicitar la anulación de la renuncia
en la medida en que perjudique su crédito.

El artículo 676 del Código Civil establece que los acreedores pueden ejercer esta acción para
proteger sus derechos. Además, el artículo 195 del Código Civil permite al acreedor solicitar
la ineficacia de actos gratuitos del deudor que disminuyan su patrimonio conocido y
perjudiquen el cobro del crédito.

La acción del acreedor del renunciante debe presentarse dentro de los tres meses
posteriores al conocimiento de la renuncia. Si la demanda es declarada fundada, la
resolución puede disponer la administración judicial o venta en subasta pública de los bienes
de la herencia para el pago de las deudas del renunciante. Sin embargo, es importante
destacar que la administración judicial solo se aplica si no hay un albacea encargado de
administrar la herencia, y la referencia a "bienes" en el artículo es equívoca, ya que en una
sucesión indivisa, los coherederos son dueños de la totalidad de la herencia en proporción a
sus cuotas, no de bienes individuales, que solo se distribuyen después de la división y
partición.

En resumen, el artículo 676 del Código Civil establece el marco legal para que los acreedores
impugnen la renuncia del heredero renunciante si esta perjudica sus derechos, y puedan
proteger sus créditos a través de una acción legal.

GENERALIDADES
La representación sucesoria es una institución importante en el derecho sucesorio que tiene como
objetivo evitar la exclusión de parientes cercanos del fallecido en la herencia. Esta institución se basa
en la relación entre el derecho de familia y el derecho de sucesiones, ya que muchas de las
principales instituciones sucesorias se fundamentan en las relaciones familiares.

En general, los sucesores suelen ser los familiares más cercanos del fallecido, pero no todos tienen el
mismo grado de parentesco. Por lo tanto, la representación sucesoria equilibra esto al permitir la
participación de parientes más lejanos en la herencia, evitando su exclusión. A través de la
representación sucesoria, los parientes más cercanos y los parientes más lejanos pueden heredar
conjuntamente.
Es importante destacar que la representación sucesoria no implica que un pariente represente a
otro que no puede heredar. El representante no adquiere bienes en nombre del representado, sino
que todo lo que adquiere de la herencia es para su propio beneficio. Tal vez en el futuro se proponga
cambiar el nombre de esta institución para evitar confusiones y reflejar su verdadera naturaleza.

Si bien el tratamiento legal de la representación sucesoria en el Código Civil es en general acertado,


es necesario realizar algunas modificaciones que se proponen para mejorar esta institución.

1. INTRODUCCIÓN: La sucesión mortis causa implica la transmisión de bienes y obligaciones de


una persona fallecida a sus sucesores. Estos sucesores pueden ser convocados mediante un
testamento realizado por el fallecido o por la ley en caso de ausencia de testamento. Cuando
un sucesor no puede o no quiere aceptar la herencia, se convoca a sus descendientes a
través de la representación sucesoria.
La representación sucesoria opera por estirpes, es decir, se divide la herencia entre el
conjunto de personas que descienden del fallecido. Por otro lado, la división per cápita
divide la herencia en partes iguales entre los sucesores directos. La representación sucesoria
tiene sus bases en las Institutas del derecho civil romano y se consagró durante el reinado de
Justiniano.
En la línea descendente, la representación sucesoria se aplica hasta el infinito, mientras que
en la línea colateral solo se aplica a favor de los hijos de los hermanos premuertos,
excluyendo a la línea ascendente y al cónyuge.

2. NATURALEZA JURÍDICA DE LA REPRESENTACIÓN SUCESORIA: La naturaleza jurídica de la


representación sucesoria ha sido objeto de diferentes teorías. En el pasado, se utilizaba la
teoría de la ficción, que consideraba a los representantes como ocupantes del lugar y
derechos del representado. Sin embargo, esta teoría ha perdido relevancia en la actualidad.

Otra teoría es la de la subrogación, que sostiene que el representante se sitúa en el mismo


grado y derechos que el representado, recibiendo lo que le habría correspondido a este
último. Sin embargo, esta teoría tiene sus limitaciones, ya que la subrogación implica asumir
la posición jurídica del subrogado, lo cual no aplica en el caso de la representación sucesoria.

La teoría de la sustitución legal también se ha planteado como naturaleza jurídica de la


representación sucesoria. Según esta teoría, la ley establece la representación cuando el
llamado inicial no puede o no quiere aceptar la herencia, permitiendo que los descendientes
del llamado lo sustituyan. Sin embargo, la sustitución legal tiene un contenido propio en el
derecho sucesorio y se refiere a la designación de una persona por el testador para recibir la
herencia en caso de ausencia del primer llamado.

En resumen, la representación sucesoria puede tener una naturaleza similar a la sustitución


legal, en la que la ley o el testador permiten que los descendientes del llamado sustituyan su
posición en la herencia.

3. REPRESENTACIÓN SUCESORIA COMO INSTITUCIÓN AUTÓNOMA


La representación sucesoria se considera una institución autónoma con características
propias, según diversas corrientes jurídicas. Se descartan las teorías que la explican como
ficción, subrogación o sustitución.

La teoría de la ficción sostiene que los representantes ocupan el lugar del representado y
reciben lo que le habría correspondido, pero en realidad los representantes actúan por
derecho propio y heredan para sí mismos.
La teoría de la subrogación también es insatisfactoria, ya que el representado nunca tuvo
derecho válido a la herencia. Los supuestos para que opere la representación son la
premoriencia, renuncia, indignidad o desheredación del representado, lo que demuestra
que este nunca fue heredero.

La tesis de la sustitución legal se acerca más a la naturaleza de la representación, ya que los


descendientes del primer llamado sustituyen al representado, pero la sustitución legal tiene
un contenido propio en el derecho sucesorio y se basa en la designación del testador,
mientras que la representación sucesoria es establecida por la ley.

La representación sucesoria se distingue de la representación en el ámbito de los actos


jurídicos y de la representación inter vivos, ya que el representante sucesorio actúa por
derecho propio y la muerte del representado no extingue sus derechos. Además, los
representantes adquieren su derecho directamente del causante y no del representado.

En resumen, la representación sucesoria es una institución autónoma con características


propias, que permite que los descendientes del llamado inicial sustituyan su posición en la
herencia. No es una ficción jurídica ni se asimila a la subrogación o la sustitución.

4. FUNDAMENTO DE LA INSTITUCIÓN: El derecho sucesorio y el derecho de familia están


estrechamente relacionados, siendo el segundo el fundamento del primero. En el derecho
sucesorio, solo los parientes del causante tienen derecho a heredar, y esto se aplica tanto en
la sucesión testamentaria como en la intestada. Los parientes tienen la posibilidad de
convertirse en sucesores, pero no todos tienen los mismos derechos hereditarios. Se realiza
una clasificación basada en los órdenes de parentesco y se da preferencia a los parientes
más cercanos al causante. Sin embargo, la representación sucesoria actúa como una
excepción a esta regla para permitir que los herederos lejanos del causante participen en la
sucesión junto con los herederos más cercanos. La representación sucesoria se fundamenta
en razones de equidad, ya que el principio de prioridad del grado de parentesco no siempre
refleja el verdadero orden de los afectos y relaciones familiares del causante. Sin la
representación, los descendientes directos de un heredero fallecido quedarían excluidos de
la sucesión, lo cual sería contrario al deseo del causante y resultaría injusto. Por lo tanto, la
representación sucesoria busca reparar el daño sufrido por los descendientes debido a la
muerte prematura de su ascendiente.

5. DEFINICIÓN DE LA REPRESENTACIÓN SUCESORIA: La representación sucesoria es un


beneficio otorgado por la ley a los descendientes de una persona fallecida para que ocupen
el lugar y grado de su ascendiente en la sucesión y reciban la herencia que les
correspondería si estuviera vivo. No depende de otras instituciones como la sustitución o la
subrogación, y no está condicionada a la concurrencia con otros herederos más cercanos al
causante. Los descendientes pueden ejercer plenamente el derecho hereditario de la
persona que representan. En el caso de renuncia, indignidad o desheredación, se retrotraen
al momento en que se abre la sucesión y se considera que el indigno o desheredado nunca
fue heredero, por lo que no ha perdido nada. El Código Civil peruano establece esta
definición en su artículo 681.

6. CONDICIONES PARA QUE OPERE LA REPRESENTACIÓN SUCESORIAS: Para que opere la


representación sucesoria, es necesario que exista una sucesión abierta, es decir, que el
causante esté fallecido. La premoriencia de uno de los herederos no tiene repercusión
mientras la sucesión no se haya abierto. La renuncia, indignidad y desheredación se aplican
una vez abierta la sucesión. En caso de premoriencia, el heredero no puede heredar al no
cumplir el requisito de estar vivo en el momento de la apertura de la sucesión. En cuanto a
la muerte conjunta del heredero y su descendiente, hay dos posturas: una niega la
representación y la otra la admite equiparando la conmoriente con el premoriente. La
renuncia debe realizarse dentro de los 3 meses (en el país) o 6 meses (en el extranjero)
desde la apertura de la sucesión, y retrotrae sus efectos a ese momento. La indignidad y
desheredación se declaran judicialmente y también retrotraen sus efectos a la apertura de la
sucesión. Si ninguno de los supuestos de convocatoria tiene éxito, se procede a un segundo
llamado. La representación sucesoria busca proteger a los familiares del causante en casos
donde se verían perjudicados al ser excluidos de la herencia por la regla de la proximidad de
parentesco. En el caso de herederos voluntarios ajenos familiarmente al causante, la
representación sucesoria no opera, y dependiendo de la forma en que se hayan instituido
los sucesores voluntarios, se acrecen las cuotas o se redistribuye la cuota del heredero
inhabil a los herederos legales. Es requisito indispensable para heredar ser hábil
sucesoriamente, no haber sido excluido y estar vivo en el momento de la apertura de la
sucesión. El representante debe ser hábil para heredar al causante, independientemente de
su habilidad con respecto al representado. La representación sucesoria implica una sola
sucesión, la del causante al representante, y en caso de premoriencia se abre la sucesión del
heredero y se llaman a sus sucesores, pero lo relevante es la sucesión del causante a la cual
el heredero fue convocado y no pudo participar debido a su muerte, por lo que se llama a
sus descendientes.

Capítulo segundo
Casos en que procede la representación

1. REPRESENTACIÓN EN LÍNEA RECTA DE DESCENDENTE Y COLATERAL:


La representación sucesoria puede manifestarse de dos formas: la representación en línea recta
descendente y la representación en línea colateral.

La representación en línea recta se refiere al parentesco entre descendientes, es decir, personas que
descienden unos de otros. En este caso, se permite que los descendientes de un heredero
premuerto puedan representarlo en la sucesión del causante. Esta forma de representación se aplica
en ausencia de herederos forzosos, ya que estos excluyen a los parientes colaterales.

Por otro lado, la representación en línea colateral se aplica a parientes colaterales del causante, es
decir, personas que no descienden unos de otros pero comparten un ascendiente común. Sin
embargo, esta forma de representación solo es válida si no existen herederos forzosos. En el sistema
sucesorio en línea recta, los herederos forzosos siempre excluyen a los parientes en línea colateral.

Es importante destacar que en nuestro país no se acepta la representación en línea ascendente


(representación de ascendientes) ni la del cónyuge. Estas formas de representación no son
reconocidas en el sistema sucesorio.

2. NO HAY REPRESENTACIÓN EN LÍNEA RECTA ASCENDENTE:


La representación sucesoria en línea recta ascendente no se admite, ya que permitiría que un abuelo
representara a su hijo en la herencia de su nieto, lo cual va en contra del orden natural. Según
algunos autores, esta situación sería contraria a la naturaleza y se considera un caso extraordinario
en el que no se aplica la representación.

En nuestra legislación, cuando no hay descendientes, heredan los ascendientes siguiendo la regla del
pariente más próximo en grado, excluyendo al más remoto. Por lo tanto, si faltan los padres,
heredan los abuelos, y en ausencia de ellos, los bisabuelos y así sucesivamente. Si no hay
ascendientes (y cónyuge), heredan los parientes colaterales. Por lo tanto, no es necesario regular la
representación en línea recta ascendente, ya que la ley ya establece el orden de sucesión en estos
casos.

En contraste, legislaciones como la brasileña y española prohíben la representación en línea recta


ascendente. Estas leyes establecen que el derecho de representación siempre se aplica en la línea
recta descendente, pero nunca en la ascendente. En estas situaciones, los ascendientes no corren el
riesgo de ser excluidos de la herencia, ya que son naturalmente llamados a suceder y, además,
concurren con el cónyuge del causante.

En Alemania, por otro lado, se admite la representación en línea recta tanto para descendientes
como para ascendientes, pero no se concede en la línea colateral. Por lo tanto, si no existen los
padres, heredan los hermanos del causante como hijos de aquellos.

3. NO HAY REPRESENTACIÓN EN EL CASO DEL CÓNYUGE:


En el caso del cónyuge, no se permite la representación sucesoria. Aunque el cónyuge tiene derecho
a una cuota igual a la del hijo del causante, una vez que fallece uno de los cónyuges, el otro no tiene
derecho a representarlo. Permitir la representación del cónyuge implicaría reconocer el derecho de
representación de la nuera o yerno en la sucesión de sus suegros, lo cual no está permitido.

En Argentina, la Ley 17111 de 1968 aparentemente admite la representación del cónyuge en ciertos
casos. Sin embargo, en general, en nuestro país no se admite la sucesión entre afines, por lo que no
hay representación en el caso de que un causante deje dos hijos y uno de ellos haya fallecido
dejando a su cónyuge sobreviviente sin hijos. La razón es que no se cumpliría el objetivo de proteger
a los descendientes del causante, además de que la viuda no tiene vocación propia con respecto al
causante, lo cual es un requisito para que proceda la representación.

En cuanto a los derechos de la viuda en relación a su propio causante, nuestra legislación tiene
normas protectoras que le otorgan derechos especiales que no tienen otros herederos. Estos
derechos incluyen el derecho preferencial de adjudicación de la casa conyugal, el derecho de
habitación del cónyuge sobreviviente, el derecho de usufructo sobre la tercera parte del patrimonio
hereditario y el derecho preferencial de herencia. La viuda es heredera en tres órdenes, ya que
concurre con los hijos del causante y los ascendientes del causante, y en caso de que no haya
descendientes ni ascendientes, le corresponde la totalidad de la herencia.

Capítulo tercero
Representación para los descendientes

1. REPRESENTACIÓN SUCESORIA EN LÍNEA RECTA:


El artículo 682 del Código Civil establece que la representación sucesoria en línea recta descendente
es ilimitada a favor de los descendientes de los hijos, sin importar su procedencia. Esto significa que
nietos, bisnietos y así sucesivamente pueden concurrir en la representación.

La igualdad de los hijos fue consagrada en la Constitución de 1979 y también se reconoce en la


Constitución de 1993. Esto ha tenido un impacto significativo en el derecho familiar y sucesorio.
Actualmente, todos los hijos tienen los mismos derechos sucesorios en relación a sus padres, sin
importar si son matrimoniales, extramatrimoniales reconocidos o declarados, o adoptivos.

Sin embargo, surge la pregunta de si esta igualdad también se aplica a otros descendientes, como los
nietos. El artículo 818 del Código Civil establece que todos los hijos tienen iguales derechos
sucesorios respecto de sus padres, lo cual incluye a los hijos matrimoniales, extramatrimoniales
reconocidos o declarados, y los hijos adoptivos. Sin embargo, no se menciona específicamente a los
nietos.

En el caso de los descendientes del causante que no son hijos, el artículo mencionado señala que
suceden los descendientes matrimoniales o extramatrimoniales reconocidos o declarados en
relación a los parientes del padre (es decir, los abuelos respecto a los nietos). Esto parece dejar de
lado a los descendientes adoptivos, lo que significa que solo heredarían de sus padres adoptantes y
no de los padres de estos.

En otras legislaciones extranjeras existe consenso en cuanto a la sucesión de los adoptados en


relación a sus adoptantes, excluyendo la representación sucesoria de los descendientes del
adoptado para representarlo en la sucesión del adoptante. Esto se debe a que la adopción solo
genera efectos descendentes, es decir, entre el adoptante, el adoptado y sus descendientes, y no
afecta a los parientes consanguíneos del adoptante.

Nuestra opinión difiere de esta posición y considera que se estaría yendo en contra del principio de
igualdad establecido en la Constitución. Todos los hijos, incluidos los adoptados, tendrían derecho a
representar a su padre adoptante en igualdad de condiciones que cualquier otro hijo. Negar la
representación sucesoria al adoptado respecto a la sucesión de su padre adoptante sería
discriminatorio y se desconocería el significado de la adopción y la calidad de hijo que tiene el
adoptado. Al convertirse en hijo, el adoptado establece lazos de parentesco con la familia del
adoptante, incluyendo a los ascendientes, lo que le otorgaría el derecho de representación
sucesoria.

2. ¿REPRESENTACIÓN SUCESORIA CON UN SOLO HIJO DEL CAUSANTE O ES NECESARIO PARA


QUE PROCEDA LA REPRESENTACIÓN QUE HAYA DOS O MÁS HIJO DEL CAUSANTE, LO QUE
DARÍA LUGAR A DOS O MÁS ESTIRPES? La hipótesis planteada se refiere a la situación en la
que un causante tiene un solo hijo y este a su vez tiene descendientes. La pregunta es si los
descendientes concurren a la herencia del causante como nietos o como representantes de
su padre inhábil.

Existen dos posiciones respecto a esto. La primera posición niega la posibilidad de representación
sucesoria, argumentando que los nietos concurren a la herencia como tales y no como
representantes de su padre inhábil. En este caso, la representación no sería necesaria, ya que los
nietos no corren el riesgo de ser excluidos por otros para heredar.

La segunda posición sostiene que la representación sucesoria es procedente según el artículo 682
del Código Civil, que permite la representación ilimitada en línea recta descendente. Según esta
posición, los descendientes heredarían como representantes de su padre inhábil.

En relación a la primera posición, se argumenta que si no se acepta la representación sucesoria, los


descendientes del padre inhábil no estarían obligados a colacionar (devolver o integrar bienes
recibidos anticipadamente) y la cuota de libre disposición del causante se vería disminuida. Sin
embargo, esta posición no sería relevante si solo hay un heredero del causante, ya que no habría
otros herederos forzosos que demanden la colación.

Si asumimos la segunda posición, los descendientes heredarían como representantes del padre
inhábil y ocuparían su lugar y grado. En la práctica, los efectos son los mismos tanto si heredan como
nietos o como representantes, ya que se distribuiría la herencia en partes iguales. Además, en este
caso particular, la representación no sería necesaria, ya que los nietos que concurren solos no corren
el riesgo de ser desplazados por otros.

En el caso de que uno de los nietos sea inhábil y tenga descendencia, estos últimos representarían a
su ascendiente inhábil y concurrirían con los descendientes hábiles.

En resumen, considerando la aplicación estricta del artículo 682 del Código Civil, se argumenta que
procede la representación sucesoria incluso si el causante solo tiene un hijo, siempre y cuando este
tenga descendencia. Aunque la discusión es más académica que práctica, hay propuestas de reforma
del Código Civil que sugieren modificar el artículo 682 para establecer que la representación es
ilimitada en la línea de los descendientes, incluso si solo hay una estirpe.

3. ¿LA REPRESENTACIÓN SUCESORIA REQUIERE LA CONCURRENCIA DE REPRESENTANTES CON


UN PARIENTE MÁS PRÓXIMO EN GRADO AL CAUSANTE QUE ELLOS? ¿ES QUE ACASO SE
PUEDE DAR REPRESENTACIÓN SUCESORIA CON DESCENDIENTES DEL CAUSANTE DEL MISMO
GRADO DE PARENTESCO? La representación sucesoria es un concepto legal que se refiere a
la situación en la que los descendientes de una persona fallecida heredan en lugar de sus
padres premuertos. En el escenario común, si una persona fallece y le sobrevive solo uno de
sus dos hijos, ese hijo hereda toda la herencia, mientras que los descendientes del hijo
fallecido reciben la parte que le correspondería a su padre premuerto. Sin embargo, surge la
pregunta de qué sucede cuando el fallecido no deja hijos vivos, pero cada uno de sus hijos
premuertos tiene su propia descendencia. En este caso, los nietos del fallecido heredan
como tales y reciben la herencia por cabeza, es decir, dividida entre ellos, o por
representación sucesoria, donde cada rama familiar representa a su padre premuerto y la
herencia se divide en dos partes.

Para abordar este tema, existen dos normas aparentemente contradictorias en el Código Civil. El
artículo 682 establece que la representación sucesoria en línea recta descendente es ilimitada, sin
importar el grado de parentesco, mientras que el artículo 819 precisa que la representación
sucesoria solo es posible si los representantes concurren con un hijo del causante, y si todos los
descendientes son del mismo grado, heredan por cabeza.

Es importante tener en cuenta que el artículo 682 es una norma específica sobre representación
sucesoria, mientras que el artículo 819 se encuentra dentro de las normas generales de sucesión
legal. A pesar de la aparente contradicción, el artículo 682 sigue el principio de representación
sucesoria sin limitaciones, que también estaba presente en versiones anteriores del Código Civil. Sin
embargo, la existencia del artículo 819 ha generado controversia y puede interpretarse como un
descuido o falta de coordinación por parte de los legisladores.

Además, se argumenta que el artículo 819 comete un error al referirse al "hijo" del causante, ya que
no siempre habrá un hijo presente en la sucesión. Podría darse el caso de que los hijos del causante
no sean hábiles para heredar, pero existan otros descendientes de diferentes grados, como nietos,
bisnietos o tataranietos. En estos casos, la representación sucesoria permite que los descendientes
más lejanos concurran con los más cercanos, cumpliendo así su propósito.

En conclusión, la representación sucesoria es válida incluso cuando todos los descendientes del
causante son del mismo grado. En esos casos, la herencia se divide por estirpes, es decir, entre las
ramas familiares, y no por cabeza. Además, la representación sucesoria ayuda a garantizar la
colación, que es el proceso de traer a la masa hereditaria los bienes o donaciones que se han
recibido anticipadamente.
Capítulo cuarto
Representación en el caso de los hermanos del causante

1. Representación sucesoria colateral: La representación sucesoria colateral se refiere a la


situación en la que al fallecer una persona no le queda ningún heredero directo como
descendientes, ascendientes o cónyuge. En este caso, se recurre a los hermanos del
causante para heredar. Sin embargo, si alguno de los hermanos es incapaz de heredar, se
llamará a los descendientes de ese hermano inhábil, quienes heredarán en representación
de su ascendiente. Es decir, los sobrinos del causante heredan como representantes de su
tío o tía inhábil.

2. ¿En qué casos funciona? La representación sucesoria en línea colateral funciona en casos de
premoriencia, renuncia e indignidad, pero no en casos de desheredación. En la
representación sucesoria en línea colateral, los hijos de hermanos premuertos tienen
derecho a heredar en representación de sus padres. Sin embargo, el artículo que regula este
tema en el Código Civil comete un error al incluir la desheredación, ya que esta figura se
aplica únicamente en la línea recta (descendientes). El énfasis está en los hermanos
premuertos, lo que podría interpretarse como que la representación solo funciona en casos
de premoriencia. Sin embargo, según el Código Civil de 1984, la representación sucesoria en
línea colateral también se aplica en casos de renuncia e indignidad, pero no en casos de
desheredación, ya que los hermanos no son herederos forzosos.

3. En la representación colateral, los sobrinos excluyen a los tíos: En la representación


sucesoria en línea colateral, los sobrinos del fallecido, que son parientes colaterales de
tercer grado, tienen prioridad sobre los tíos. Sin embargo, si el causante tiene un hermano y
descendientes de un hermano inhábil, los sobrinos excluyen al tío. Esto se debe a que los
sobrinos no heredan como sobrinos propiamente dichos, sino que ocupan el lugar y grado
de su ascendiente, es decir, del hermano del causante, que es de segundo grado. Por lo
tanto, los sobrinos, al ocupar el segundo grado, excluyen a los tíos, que estarían en el tercer
grado de parentesco.

4. Exigencia para que proceda la representación: La representación sucesoria en línea colateral


tiene ciertas exigencias para que pueda aplicarse. Se requiere la existencia de un hermano
del fallecido que sea hábil para heredar. Si no hay un hermano hábil, no procederá la
representación y todos los sobrinos heredarán como tales. Esta exigencia se justifica porque
los sobrinos, al ocupar el lugar de su ascendiente (hermano del causante) en la
representación, excluyen a otros parientes colaterales de grado más lejano. Si la
representación funcionara solo con sobrinos, sin la existencia de un hermano hábil, los
sobrinos estarían ocupando dos grados (el tercero que les corresponde y el segundo en
virtud de la representación). Esto podría llevar a la exclusión injusta de los tíos si también
están presentes. En resumen, la representación sucesoria en línea colateral requiere la
supervivencia de un hermano hábil del fallecido.

Además, es importante tener en cuenta que en esta representación sucesoria colateral se aplica la
norma que establece que los hermanos de padre y madre reciben doble porción que los medio
hermanos, lo cual puede ser considerado discriminatorio e injusto. Esta norma no existía en el
Código Civil anterior y plantea una diferencia odiosa entre los hermanos de diferentes vínculos.

Asimismo, es necesario señalar que la representación sucesoria en línea colateral se limita a los
parientes colaterales de tercer grado, es decir, los sobrinos del fallecido. No se extiende a otros
parientes colaterales como sobrinos nietos, como ocurre en legislaciones de otros países. Algunas
propuestas de reforma sugieren ampliar los casos de representación colateral para incluir a los
descendientes ulteriores del hermano inhábil, como los sobrinos nietos.

En resumen, la representación sucesoria en línea colateral requiere la supervivencia de un hermano


hábil del fallecido y excluye a otros parientes colaterales más lejanos. Se plantea la discusión sobre la
justificación de ciertas normas, como la diferencia de porción entre hermanos de diferentes
vínculos, y la posibilidad de ampliar la representación a otros parientes colaterales.

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