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Actitudes hacia la pandemia y su relación con la resiliencia en estudiantes de medicina

peruanos.
Los estudiantes de medicina son uno de los grupos poblacionales más afectados por la
COVID-19, ya que su enseñanza presencial se ha visto interrumpida por la pandemia, lo
que ha propiciado el aprendizaje en línea, a fin de no perder el semestre académico. Esta
suspensión ha afectado a los estudiantes que realizaban sus pasantías clínicas,
especialmente en aquellos que recién habían iniciado el internado médico, puesto que su
año de practicas se vio en peligro de ser cancelado debido al aumento de casos COVID.
La Asociación Americana de Psicología define a la resiliencia como la capacidad de
adaptarse a los traumas, amenazas, adversidades, tragedias o tensiones significativas,
además menciona que esta cualidad es ordinaria, es decir que las personas comúnmente
demuestran resiliencia. Los eventos clínicos y académicos a los que están expuestos los
estudiantes de medicina podrían propiciar que sufran de agotamiento y depresión y que
no busquen ayuda para su angustia psicológica, como resultado, la resiliencia en ellos es
menor que la población en general. Sin embargo, la resiliencia es modificable y se puede
fortalecer a través de intervenciones que desarrollen mecanismos de afrontamiento.
Discusión:
Para los estudiantes de medicina, así como para los médicos internos de pregrado, el
confinamiento por COVID-19 marco una era importante en nuestra formación académica,
esto debido a que Jalisco fue uno de los estados más afectados durante la pandemia por el
número de contagios registrados por COVID, por tal razón se reforzaron las medidas
sanitarias y el confinamiento se prolongó, es decir para los estudiantes de medicina de la
Universidad de Guadalajara lo que se creía que solo serian dos semanas de vacaciones y
todo volvería a la normalidad termino siendo casi 2 años de clases en línea. Esto del
modelo educativo en línea era algo desconocido y muy difícil de adaptarse por múltiples
cuestiones, muchos de los estudiantes al no tener clases presenciales regresaron a sus
hogares en su lugar de origen en donde la conexión a internet muchas veces era precaria
o nula, así como también la falta de equipo de computo de calidad para poder tomar las
sesiones académicas y el simple hecho de tomar las clases a través de una pantalla viendo
al profesor con su equipo de protección personal porque estaba en su hospital trabajando
en área COVID era algo preocupante y difícil de creer, sin embargo lo más difícil de las
clases en línea durante la pandemia fueron las largas horas que pasábamos en la
computadora sin poder comprender mucho de las clases porque ya estábamos cansados,
esto a su vez generaba frustración y ansiedad en los jóvenes estudiantes, donde por un
momento se reflejó la poca resiliencia que tuvimos al inicio de la pandemia para poder
adaptarnos a la nueva realidad, en la carrera de medicina existen semestres que son
conocidos como semestres clínicos, en donde llevamos todas las materias de las
especialidades clínicas y quirúrgicas ya para pasar a lo que es conocido como el internado
de pregrado, al ser semestres con gran carga de académica el horario era de 7 am a 7 pm,
por lo que pasaban más de 12 horas en la computadora, si a esto le sumamos el estrés de
muchas veces no comprender las clases por la falta de adaptación a las clases en línea así
como la frustración de que ya entrarían al internado y no tuvieron el tiempo para poder
practicar y no sienten que tuvieron los conocimientos necesarios para iniciar su práctica
clínica en un hospital, los estudiantes cayeron en cuadros de depresión y ansiedad, esto se
veía reflejado en que no soportaban las adversidades de una forma positiva, sin embargo
cuanto más pasaba el tiempo se fueron adaptando al modelo virtual y buscaron acciones
para poder sobrellevar las clases en línea, de una manera eficaz para poder aprender,
teniendo una resiliencia positivamente modificable.

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