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En la Ciudad de Córdoba, a treinta y un días del mes de octubre de dos mil once, siendo
las once horas, se constituyó en audiencia pública la Sala Penal del Tribunal Superior de
Justicia, presidida por la señora Vocal doctora María Esther Cafure de Battistelli, con
asistencia de las señoras Vocales doctoras Aída Tarditti y María de las Mercedes Blanc
Abierto el acto por la Sra. Presidente se informa que las cuestiones a resolver son
las siguientes:
Las señoras Vocales emitirán sus votos en el siguiente orden: Dras. Aída Tarditti,
María Esther Cafure de Battistelli y María de las Mercedes Blanc G. de Arabel.
A LA PRIMERA CUESTIÓN:
II. Contra dicha resolución interpone casación el Señor Asesor Letrado de 16º
turno, doctor Leandro Ariel Quijada, bajo el motivo formal de procedencia del recurso
(art. 468 inc. 2º del CPP.), fundando así técnicamente la voluntad impugnativa puesta de
manifiesto oportunamente por el imputado César Eduardo Caliva (fs. 233), el cual
asienta en la supuesta vulneración del derecho de defensa en juicio del acusado (art. 1
del CPP.; art. 40 de la Const. Provincial; arts. 18 y 75 inc. 22º de la Const. Nacional; art.
8.2.b. CADH.; y art. 14.3.a. PIDCyP.).
preparatoria y que diera base a la acusación fiscal y luego al decisorio hoy cuestionado
en ningún momento se estableció [...] la intención de cometer los hechos para satisfacer
corrupción de menores hasta que la reforma operada por la ley 25.087, de fecha 14 de
mayo de 1999, lo eliminara del texto del art. 125 del CP.
del hecho y, atento que contiene más exigencias para la configuración del delito, es más
gente al momento del hecho exigía entre sus
datos con relevancia normativa uno de carácter subjetivo, a los fines de garantizar el
derecho de defensa, el mismo debía estar necesariamente contenido en la intimación que
se le efectuara a quien resultaba impu
controvertirlo, incluso aportando prueba de descargo.
contenidos en la acusación fiscal con la que diera inicio al debate y en la cual sólo se
fijar una circunstancia con valor normativo dirimente, sobre la cual el imputado no tuvo
Por otra parte, agrega, aún si se entendiera que dicha mención basta a los fines de
Esto, señala, evidentemente afecta el derecho de defensa del acusado pues, si bien
se mantuvo la calificación lega
ubicado en el tiempo y en el espacio, de los cuales el imputado dio su versión de los
mismos, contradijo la posibilidad que los mismos ocurrieran tal cual lo sostuvo la
acusación, ofreció prueba que acreditara su posición defensiva, y luego resultar
condenado por hechos sobre los cuales nunca fue informado que existieran, y que por lo
estos hayan sido tan solo tres, a los fines de evaluar si los mismos tuvieron entidad
contra de un menor debe traer per se aparejada la concurrencia del delito de promoción
a la corrupción. Actos aislados que no lleven a familiarizar al niño con el trato sexual,
no tendrán la tendencia depravatoria que prevé el delito del artículo 125 del Código
Penal. Pero cuando se trata, como en el caso, de una reiteración en el tiempo que
muestra una verdadera introducción del menor al ámbito de la sexualidad, la conducta
ilícita impacta más allá de su libertad sexual y se irradia hacia el más amplio ámbito del
desarrollo de su psicosexualidad, con riesgo para su normal evolución y madurez en
re muchas otras).
Para hacer efectiva esta garantía constitucional (CN., arts. 18, 75 inc. 22º;
Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, arts. XVIII y XXVI;
Declaración Universal de los Derechos Humanos, art. 10; Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos, art. 9 inc. 3°; Convención Americana sobre Derechos
Humanos - Pacto de San José de Costa Rica-, art. 8; Const. Pcial. art. 39; y CPP. art.
y la
sentencia debe mediar una correlación esencial sobre el hecho, la que impide condenar
al acusado por uno diverso del que fuera objeto de la imputación formulada (ne est
, 3ra.
ed., primera reimpresión, actualizada por Ayán, Manuel N. y Cafferata Nores, J., Ed.
Lerner, Córdoba, 1982, T. II, p. 233; cfr. Clariá Olmedo, Jorge A. Tratado de Derecho
Procesal Penal, Ed. Ediar, Bs.As., 1960, T. I, p. 507). Ello es así por cuanto de nada
valdría afirmar que no hay juicio sin acusación, al igual que ésta debe ser correctamente
intimada, si no se suma la exigencia que el Juez únicamente pueda condenar al acusado
como culpable del hecho sobre el que versó la actividad defensiva.
Pero no toda diferencia menoscaba esta facultad del imputado; sólo concurre tal
perjuicio cuando la diversidad le restringe o cercena la factibilidad de presentar pruebas
defensivas (Núñez, Ricardo C., Código Procesal Penal, Ed. Lerner, Córdoba, 1986, nota
n°
entre otras).
1. El quejoso denuncia, por un lado, una modificación esencial entre los hechos por
los cuales resultara acusado el encartado Caliva y aquél acreditado en el debate,
insertado en la sentencia conforme lo prescribe el art. 408 inc. 3° del CPP.
Concretamente, entiende que el Tribunal a quo, al establecer que los actos corruptores
A su vez resulta innegable que, en función de lo establecido por el art. 55 del CP.,
resulta a todas luces más beneficioso para el imputado que las plurales conductas típicas
acusación, hayan sido consideradas por el Sentenciante como una unidad jurídica (delito
continuado), toda vez que la calificación legal que contenía la acusación determinaba
una escala penal cuyo máximo superaba el tope legal de la especie, mientras que la
opción por un único hecho seguida por el Sentenciante mantuvo el espectro
sancionatorio de diez a quince años (art. 125 CP.).
2. Por otro lado, si bien es cierto que la plataforma fáctica de la sentencia incluye la
upción de menores -
art. 125 CP., texto anterior a la reforma operada por ley 25.087, vigente a la fecha de los
acontecimientos- que no había sido descripto en el hecho contenido en la acusación, ello
tampoco afecta el derecho de defensa en juicio del acusado.
La señora Vocal del primer voto da, a mi juicio, la razones necesarias que deciden
correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual
sentido.
A LA SEGUNDA CUESTIÓN
roceso porque en
la comisión del mismo utilizó amenazas, resulta evidente que quien amenaza doblega
una voluntad y, en definitiva, ello lleva al sometimiento de quien es víctima de la
. nº 130, 29/05/2008;
En tal sentido cabe señalar que según el Diccionario de la Real Academia Española
La señora Vocal preopinante da, a mi juicio, las razones necesarias que deciden
correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual
sentido.
A LA TERCERA CUESTION:
Así, voto.
La señora Vocal que antecede, da a mi juicio, las razones necesarias que deciden
correctamente la presente cuestión. Por ello adhiero a su voto, expidiéndome en igual
sentido.
La señora Vocal doctora María de las Mercedes Blanc G. de Arabel, dijo:
Con lo que terminó el acto que, previa lectura y ratificación que se dio por el señor
Presidente en la Sala de Audiencias, firman éste y las señoras Vocales que integran la
Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, todo por ante mí, el Secretario, de lo que
doy fe.