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Introducción
Tiwanaku se presenta en la historia prehispánica como uno de los mayores logros
culturales de los Andes, representa una etapa donde se con-solida un poderoso Estado
con particularidades específicas. Probablemente los términos que mejor lo definen son
un Estado segmentario con diferentes niveles de inclusión en cuanto a su organización y
teocrático en cuanto a su carácter.
Para referirse a las especificidades del mundo andino es preciso plantearse el problema
de la originalidad social del mismo así como sus similitudes con realida-des en otras
partes del mundo. Señorío, queda como un término relativamente más adecuado, que
enfatiza en el poder de un señor, entendiendo que el proceso andino tampoco es único
en el mundo y tiene puntos en común con el desarro-llo histórico que tuvo lugar en otras
partes del planeta. Aquí tiene lugar un sistema de autori-dades que gobernaron a un
grupo social, más o menos numeroso, ubicado en un territorio dado sin llegar a
constituir un Estado.
Territorialidad andina
En los Andes es más fluida la articulación de tierras entre altiplano, valles, costa y en
menor medida los llanos orientales. Las Tierras Bajas del Este del territorio
boliviano, más que otras zonas desarrollaron procesos independientes que serán tratados
por separado en el capítulo correspondiente. Dadas las características del espacio
andino, ya desde el Formativo optaron por una organi-zación que incorpora tierras de
diversas altitudes en un solo sistema. Los pueblos cuyo territorio se ubicaba al Oeste
normalmente controlaban «nichos ecológicos» hacia la costa y los que se ubicaban al
Este, accedían más bien a los valles y tierras orientales hacia el interior del continente.
Pucaras
Las pucaras eran construcciones defensivas ubica-das en elevaciones que tenían acceso
a pastizales, agua y algunos sembradíos. Este cambio de asentamientos junto con la
presencia de pucaras muestra un periodo de inestabilidad política y de conflictos entre
grupos. El elemento preponderante para la construc-ción de pucaras, fueron las peleas
por los recursos que se vieron drásticamente disminuidos por el cambio climático
ocurrido alrededor del 1250 d. Pucaras notablemente el área cultivable y de pastoreo así
como el potencial de pesca.
Las pucaras están presentes en los Andes del lago, en región colla, abundan estas
construcciones formando agrupaciones de defensa . El hecho de que los asentamientos
en la pampa siguieran siendo la mayoría, hace pensar que las pucaras en esa zona no
fueron de ocupación permanente. En esta región, por ejemplo, la pucara de Paucarpata
se habría construido en el siglo XIII, unos 200 años después de la caída de Tiwanaku y
fue ocupada solamente por un par de generaciones ya que hacia 1350 había sido
abandonada. Al parecer en esta zona y en este momento aún no se construían las
chullpas para enterrar a los difuntos, lo que indi-caría al Sur del Titicaca las pucaras
precedieron al sistema de chullpas .
En líneas generales, una pucara era una adaptación para habitar una altura, un cerro o
serranía. Habiendo no una sino varias pucaras –como se observa en la región colla–
hubo una vista excelente entre una pucara y otra, pudiendo haber usado señales de
humo. En la región del lago Poopó, hoy Oruro, se observa un patrón un tanto
similar, por un lado, en tiempos paralelos a Tiwanaku el patrón de ocupación estaba
centrado en lugares altos donde se registra población nucleada, por ende se re-gistran
sitios grandes y de ocupación densa. Es importante aclarar que en Oruro los sitios altos
y nucleados no son siempre pucaras defensivas, sino más bien sitios de ocupación
permanente.
Sin embargo, en un período más tar-dío e incluso paralelo al inca se observan pucaras
defensivas y con evidencias de uso militar o de conflicto. Otro tipo de pucaras, como las
existentes en la región de Sajama, son de uso ritual. Presentan las características típicas
de construcción, pero la evidencia muestra un uso relacionado a ritos con los cerros y
con la muerte. Eso debido a la aso-ciación de algunas de ellas con torres
funerarias, como las observadas en la región del Río Lauca.
Estas sugerencias de que el sistema chullpa pudo haber venido del Sur se corrobora con
fechados, todavía parciales. Entre las más antiguas, hasta donde se han recogido
fechados radio carbónicos, están las de Chusaqueri y de Kulli Kulli. También Parssinen
compara cronolo-gías y considera que el estilo de chullpas de piedra tallada se llevó de
la región del lago hacia el Norte y no a la inversa. Chullpa de Pumiri.
Como prácticamente todas las chullpas de esta tradición estaban orientadas hacia el este
se puede afirmar que eran objeto de un ritual solar. Las excepciones a ello son las que
no correspon-den a una tradición aymara como las chullpas de piedra laja de Quewaya
que pertenecen a una zona netamente puquina, como revela el topónimo. Son raras las
chullpas que se encuentran en medio de la población pues por lo general se ubicaron
dispersas en las faldas de una serranía o siguiendo el curso de un río, como en
Huachaca-lla que, mirando hacia el este, acompañan el curso del río Lauca. Las chullpas
decoradas se hallan de espaldas a la Cordillera Occidental y tienen al frente al río
Lauca, el cual divide el espacio ritual en dos segmentos.
Cerámica y textiles
Probablemente debido a la conflictividad que caracterizó a este periodo y a la alta
movilidad de estos pueblos pastores, no construyeron grandes poblados, por ello los
restos de la cultura mate-rial son escasos y queda sobre todo cerámica y en menor
cantidad textiles que por su material sobrevivieron menos en el tiempo. Ya no se halla la
sofisticada producción cerámica que hubo en Tiwanaku donde los es-pecialistas no
solamente dominaban las técnicas sino también la iconografía y sus complejos men-
sajes. En los estudios académicos se ha planteado un debate respecto a la relación
cerámica- identidad étnica, es decir si a ciertos «Señoríos» corresponde un tipo de
cerámica.
Por su parte los diseños más abstractos y quizás más sofisticados son conocidos como
estilo Yampara con motivos naturalistas y muy estilizados de seres antromorfos que sin
embargo geo-gráficamente se extendió mucho más allá que los límites del Señorío del
mismo nombre, llegando hasta Cochabamba . Precisamen-te en Cochabamba hubo una
interesante tradición alfarera previa incluso a Tiwanaku que dio lugar al estilo conocido
como Tiwanaku derivado y luego a una intensa producción local. Cerámica yampara
antropomorfa con diseño geométrico en el cuerpo. Cerámica posiblemente ceremonial
estilo yampara antiguo y yampara clásico.
A su vez, en la región del Chaco los fuertes regionales construidos después del ocaso de
Tiwanaku sugieren una antigua amenaza de los pueblos tupi-guaraní sobre los valles
conti-guos , siendo incluso posible suponer que esta presión pudo haber modificado las
identidades previas, pues algu-nos de ellos comparten características comunes y
estereotipos de las Tierras Bajas . Sobre este punto, es notable la presencia de
iconografías como espirales, comunes tanto a la cerámica asociada a Tierras
Bajas, como a la cerámica de los valles fronterizos de Tarija y zonas
adyacentes . Probablemente debido a que la textilería no estaba únicamente en manos de
especialistas sino también de las tejedoras de cada unidad do-méstica, los textiles del
periodo de los Señoríos conservan la calidad que caracteriza a este arte en los
Andes. Son pocos los tejidos que se pueden datar espe-cíficamente del periodo de los
Señoríos.