Economía Ecológica 69 (2010) 1209-1218

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Análisis

La historia de los servicios de los ecosistemas en la teoría y la práctica económicas: desde las primeras
nociones hasta los mercados y los esquemas de pago

Erik Gómez-Baggethun a,⁎, Rudolf de Groot B, Pedro L. Lomas a, Carlos Montes a

a Laboratorio de Sistemas Socioecológicos, Departamento de
Ecología, c. Darwin, 2 años, Edificio de Biología, Universidad Autónoma de Madrid, Madrid 28049,
B Grupo de análisis de sistemas ambientales, Wageningen
Universidad de España, PO Box 47, 6700 AA Wageningen, Países Bajos

información del artículo resumen

Historia del artículo: Este documento revisa el desarrollo histórico de la conceptualización de los servicios de los ecosistemas y examina hitos
Recibido el 14 de mayo de 2009 críticos en la teoría y la práctica económicas con respecto a la incorporación de los servicios de los ecosistemas en los
Recibido en forma revisada el 30 de octubre de 2009
mercados y esquemas de pago. La revisión que se presenta aquí sugiere que la tendencia hacia la monetización y los
Aceptado el 3 de noviembre de 2009
productos básicosficación de los servicios de los ecosistemas es en parte el resultado de un lento movimiento desde la
On-line el 13 de diciembre de 2009
concepción económica original de los beneficiosfits como valores de uso en la economía clásica a su conceptualización en
términos de valores de cambio en la economía neoclásica. La teoría y la práctica de la ciencia actual de los servicios de los
Palabras clave:

Historia economica ecosistemas se examinan a la luz de este desarrollo histórico. De esta revisión, llegamos a la conclusión de que el enfoque en
Valor de uso la valoración monetaria y los esquemas de pago ha contribuido a atraer apoyo político para la conservación, pero también a
Valor de cambio mercantilizar un número creciente de servicios ecosistémicos y reproducir el paradigma de la economía neoclásica y la lógica
Servicios de ecosistema del mercado para abordar los problemas ambientales.
Instrumentos de mercado © 2009 Elsevier BV Todos los derechos reservados.
Commodificatión

1. Introducción
El concepto de servicios ecosistémicos está atrayendo cada vez más atención
como una forma de comunicar la dependencia social de los sistemas de soporte
de vida ecológicos (Daily, 1997; de Groot et al., 2002).
Los orígenes de la historia moderna de los servicios de los ecosistemas se
encuentran a finales de la década de 1970. Comienza con el encuadre utilitario de
benefiEl ecosistema cial funciona como un servicio para aumentar el interés
público en la conservación de la biodiversidad (Westman, 1977; EhrlichandEhrlich,
1981; de Groot, 1987). Luego continúa en la década de 1990 con la incorporación
de los servicios de los ecosistemas en la literatura (Costanza y Daly, 1992; Perrings
y col., 1992; Diario, 1997), y con un mayor interés en los métodos para estimar su
valor económico (Costanza et al., 1997). La Evaluación de Ecosistemas del Milenio (
MA, 2003) contribuyó mucho a poner los servicios de los ecosistemas fien la
agenda política, y desde su publicación, la literatura sobre servicios ecosistémicos
ha crecido exponencialmente (Fisher et al., 2009). En la actualidad, los servicios de
los ecosistemas están alcanzando cada vez más la toma de decisiones económicas
a través de la promoción generalizada de instrumentos basados en el mercado
para la conservación, como los mercados de servicios de ecosistemas (Bayon, 2004
) y los denominados planes de pagos por servicios de los ecosistemas (Landell-
Mills y Porras, 2002; Wunder, 2005; Pagiola y Platais, 2007; Engel y col., 2008;
Pagiola, 2008).
En apenas tres décadas, un número cada vez mayor de funciones de los
ecosistemas se han caracterizado como servicios, valorados en términos
monetarios y, en menor medida, incorporados a los mercados y mecanismos de
pago. Como parte de este proceso, el uso del concepto de servicios ecosistémicos
ha trascendido el ámbito académico para alcanzar tanto la política
gubernamental como la no profit, privado y fisectores financierosBayon, 2004; CE,
2008). Sin embargo, la integración de los servicios de los ecosistemas también ha
dado lugar a la aplicación del concepto en direcciones que divergen de significado.
ficamente del propósito original con el que se introdujo el concepto. Por ejemplo,
Peterson y col. (2010)un cambio del énfasis original en los servicios de los
ecosistemas como un concepto pedagógico diseñado para aumentar el interés
del público por la conservación de la biodiversidad, hacia un mayor énfasis en
cómo cobrar los servicios de los ecosistemas como productos básicos en los
mercados potenciales. En relación con los pagos por servicios de los ecosistemas,
Redford y Adams (2009) Nótese que tales esquemas de pago se están adoptando
con gran rapidez y, a menudo, sin mucha discusión crítica en todo el espectro del
debate sobre políticas de conservación, desarrollando una vida propia
independiente de sus promulgadores. Estas observaciones se suman a un
creciente cuerpo de literatura que ha planteado preguntas sobre cómo el
encuadre utilitario de las preocupaciones ecológicas y las estrategias de mercado
pueden modificar la forma en que los humanos perciben y se relacionan con la
naturaleza de una manera que a largo plazo puede ser contraproducente para
propósitos de conservación (Rees, 1998; Martínez-Alier, 2002; Robertson, 2004;
McCauley, 2006; Soma, 2006; Spash, 2008a; Kosoy y Corbera, 2010-este número).

⁎ Autor correspondiente. Dirección postal: c. Darwin, 2 años, Edificio de Biología, Universidad

Autónoma de Madrid, Madrid 28049, España. Tel .: +34 914978008; fax: +34 914978001. La creciente controversia en torno a las tendencias actuales en la teoría y la práctica
Dirección de correo electrónico: erik.gomez@uam.es (E. Gómez-Baggethun). de los servicios de los ecosistemas plantea un llamado a analizar los orígenes

0921-8009 / $ - ver portada © 2009 Elsevier BV Todos los derechos reservados. doi:
10.1016 / j.ecolecon.2009.11.007
1210 E. Gómez-Baggethun y col. / Economía Ecológica 69 (2010) 1209-1218

tabla 1

Período Escuela de economia Conceptualización de la naturaleza Valor-relación con el medio ambiente

Siglo XIX Economía clásica La tierra como factor de producción que genera renta (renta) Teoría del trabajo del valor (de cambio) Beneficios

de la naturalezafits como valores de uso

Siglo XX Economía neoclásica Tierra retirada de la función de producción La tierra como sustituible / producible por el capital y, por tanto,
monetizable.
Desde la década de 1960 Economía ambiental y de recursos Capital natural sustituible por capital manufacturado Beneficio de la naturalezafits como servicios monetizables e intercambiables
Economía ecológica Complementos de capital natural capital manufacturado Controversias sobre monetización y mercancíaficación de los beneficios de la
naturalezafits

Residencia en Naredo, 2003; Hubacek y van der Bergh, 2006.

y evolución del concepto de servicios ecosistémicos. Este artículo revisa el desarrollo
histórico de la conceptualización de los servicios ecosistémicos y examina hitos críticos
en la teoría y la práctica económicas con respecto a la incorporación de los servicios
ecosistémicos en los mercados y esquemas de pago. El artículo está estructurado en tres
partes principales. La primera parte revisa el tratamiento analítico de los beneficios de la
naturaleza.fits a lo largo de la historia económica. Nuestro análisis abarca desde el
período de la economía clásica hasta la consolidación de la economía neoclásica y el
posterior surgimiento de subdisciplinas económicas especializadas en temas
ambientales durante la segunda mitad del siglo XX. La segunda parte procede del
análisis de la historia moderna de los servicios de los ecosistemas. Mostramos cómo la
teoría y la práctica de los servicios ecosistémicos desde la década de 1990 han operado
principalmente dentro del marco del valor de cambio establecido por el paradigma
económico neoclásico. A la luz de esta revisión histórica, la tercera parte analiza
críticamente las tendencias hacia la monetización y la mercantilización.ficación de las
funciones del ecosistema que tienen lugar a medida que se desarrolla la investigación de
los servicios del ecosistema.
2. Tendencias a largo plazo en el análisis económico del medio ambiente
Interrupciones en la provisión de beneficios de la naturalezafits causados
por la acción humana ya fueron notados por los observadores en civilizaciones
antiguas. Algunos ejemplos son las descripciones de Platón sobre los efectos de la
deforestación en la erosión del suelo y el secado de manantiales en 400 a. C. (
Diario, 1997, págs.5-6), y la observancia de Plinio el Viejo en el fisiglo I d.C. de los
vínculos entre la deforestación, las lluvias y la aparición de torrentes (Andréassian,
2004). Mooney y Ehrlich (1997) señalar la publicación del libro de Marsh de 1864
Hombre y naturaleza como punto de partida de la historia de la preocupación
moderna por los servicios de los ecosistemas. Nuestra revisión se remonta aún
más atrás y examina las nociones precursoras de capital natural y servicios de los
ecosistemas desde el período económico clásico hasta el surgimiento de la
investigación moderna de los servicios de los ecosistemas.ficampo, identificando
hitos críticos y patrones de cambio a largo plazo (tabla 1 y Figura 1).

Figura 1. Hitos en la concepción evolutiva de la naturaleza por parte de la economía.

 E. Gómez-Baggethun y col. / Economía Ecológica 69 (2010) 1209-1218
2.1. Economía clásica: Nature's Benefits como valores de uso
Los economistas clásicos consideraron que los recursos naturales merecen un
tratamiento analítico distinto porque los servicios que ofrecen son gratuitos (
Crocker, 1999). Además del trabajo (y más tarde también del capital), la tierra
siguió siendo un factor separado en la función de producción. Su consideración
como un insumo de producción no sustituible explica hasta cierto punto el énfasis
de algunos economistas clásicos en las limitaciones físicas del crecimiento. Esto
es reflPor ejemplo, en la ley de Ricardo sobre los rendimientos decrecientes de la
tierra, en las preocupaciones de Malthus sobre el crecimiento de la población y en
el pronóstico de Mill de que la economía eventualmente alcanzaría un estado
estable (Blaug, 1964; Costanza y Daly, 1992; Turner y col., 1994; Naredo, 2003).
Capital natural, en forma de tierra, que según Malthus incluía"el suelo, las minas
y fisheries del globo habitable"(Malthus, 1853, pag. 9), mantuvo así una posición
central en el análisis económico clásico. Sin embargo, la medida en que los
economistas clásicos reconocieron el papel económico de los beneficios
intangibles de la naturalezafits no está claro. En este sentido,Crocker (1999, pág.
33), Establece que "Aparte de los breves comentarios de Mill, ningún economista
de talla deliberaba sobre el soporte vital y los servicios de esparcimiento que
ofrecen los entornos naturales.”. La presente revisión cuestiona en parte esta
afirmación. Dado que la ecología aún no existía como disciplina1, La noción de
servicios ecosistémicos tal como se entiende hoy no podría aparecer en la
literatura económica de la época, pero algunos economistas clásicos
reconocieron explícitamente la contribución de la
"servicios" prestado por "agentes naturales" o "fuerzas naturales”. Sin embargo, lo
hicieron solo en relación con su valor de uso, mientras que en general se les negó que
los servicios de la naturaleza desempeñaran algún papel en la conformación del valor
(de cambio), ya que se tomaron como regalos gratuitos y no apropiables de la naturaleza.
En contraste con la creencia fisiócrata de que la tierra era la principal fuente
de valor, los economistas clásicos comenzaron a enfatizar el trabajo como la
fuerza principal que respaldaba la producción de riqueza. Este punto de inflexión
en relación con el pensamiento económico preclásico es claramente reflected en
1776 de Adam Smith Riqueza de las naciones, cuya introducción establece que la
riqueza de una sociedad en particular es el resultado de la cantidad de trabajo
que encarna (Smith (1976), 1909). Smith se refirió a la madera de los bosques, los
pastos de los pastizales y el rendimiento del suelo como
"producción natural”. Sin embargo, no considera que el valor provenga de la
naturaleza misma, sino de la renta derivada de su apropiación.
JB Say plantea la idea de los servicios de la naturaleza como obsequios gratuitos y gratuitos de
naturaleza de la siguiente manera: "el viento que hace girar nuestros molinos, e
incluso el calor del sol, trabajan para nosotros; pero felizmente nadie ha podido
decir todavía, el viento y el sol son míos, y el servicio que prestan hay que pagarlo.
"(Digamos, 1829, pag. 250). En línea con Say, Ricardo negó que los servicios de la
naturaleza contribuyan a la creación de valor de cambio. Agentes naturales,
escribió Ricardo,"son útiles para nosotros […] agregando valor en uso; pero como
realizan su trabajo gratuitamente, como no se paga nada por el uso del aire, del
calor y del agua, la ayuda que nos brindan, nada aporta valor a cambio."(Ricardo
(1817), 2001, pág. 208). El trabajo de Marx es rico en sugerencias ecológicas (para
revisiones completas, verSchmidt, 1971; Bellamy-Foster, 2000). Inspirado por el
análisis de Liebig y Moleschott de los ciclos de los nutrientes de las plantas, Marx
anticipó la ecología industrial por un siglo utilizando el concepto de metabolismo.
- Stoffwechsel - analizar humano-interacción con la naturalezaMartínez-Alier, 2005
). Marx consideró que el valor surge de la combinación de trabajo y naturaleza:"El
trabajo es no la fuente de toda la riqueza.
Naturaleza es tanto la fuente de los valores de uso (¡y seguramente de ellos consiste la
riqueza material!) como el trabajo, que en sí mismo es sólo la manifestación de una
fuerza de la naturaleza."(Marx (1891), 1970, pág. 7; ver también
Marx (1867), 1887, pág. 13; Marx (1859), 1989, págs.22-23). Pero nuevamente,
atribuyó únicamente al trabajo la capacidad de producir valor de cambio (Marx
(1867), 1887, págs.-11), y en consecuencia vio un desperdicio de
1 El término ecología fue acuñado por el biólogo alemán Ernst Haeckel en 1866. Según Mooney
y Ehrlich (1997) la fiLos primeros artículos que incluyen fundamentos ecológicos básicos datan
de trabajos publicados en las décadas de 1880 y 1890. El concepto de ecosistema esfiutilizado
por primera vez por Tansley en 1935.
1211
tiempo en el "disputa aburrida y tediosa sobre el papel desempeñado por la
naturaleza en la formación del valor de cambio. Dado que el valor de cambio es un
fiEn esta manera social de expresar la cantidad de trabajo otorgado a un objeto,
la naturaleza no tiene más que ver con él que en fifijando el curso del intercambio
"(Marx (1867), 1887, pág. 40).
En el siglo XIX, fuerzas impulsoras como el crecimiento industrial, el
desarrollo tecnológico sin precedentes y la aceleración de la acumulación de
capital desencadenaron una serie de cambios en el pensamiento económico
clásico en una dirección que llevó progresivamente a la naturaleza a perder el
distintivo tratamiento analítico que había recibido anteriormente. Se pueden
destacar tres cambios críticos. Primero, un movimiento lento del enfoque
primario en la tierra y el trabajo hacia los factores trabajo y capital (Schumpeter,
1954; Daly y Cobb, 1989); segundo, un paso del análisis físico al monetario (
Hubacek y van der Bergh, 2006), y tercero, y lo más importante por el bien de la
discusión en este documento, un cambio en el enfoque de los valores de uso a los
valores de cambio (Naredo, 2003). Naredo se refiere a este conjunto de cambios
lentos pero eventualmente innovadores como el"ruptura epistemológica post-
fisiocrática"(2003, págs.149 y 248). Según Naredo, esta ruptura implicó un cambio
de paradigma en el pensamiento económico que sentaría las bases para el
posterior tratamiento analítico de la naturaleza en términos de valores de cambio
y para la teorización de la economía neoclásica sobre la sustituibilidad de los
recursos naturales con el capital humano. A la caída del período de la economía
clásica (alrededor de 1870), el sistema económico había comenzado así su"
emancipación temporal de la tierra"
(Mayumi, 1991).
2.2. Economía neoclásica: la dilución de la naturaleza en valores de cambio
Hacia el otoño del período de la economía clásica, algunos autores siguieron
prestando una atención sustancial a los recursos naturales en términos físicos.
Por ejemplo, en su libro de 1865La cuestión del carbón Stanley Jevons expresó su
preocupación por el agotamiento de las existencias de carbón. La llamada
Paradoja de Jevonsrecientemente "redescubierto" como efecto rebote) declaró
que las ganancias en energía effiLa eficiencia por unidad de producción podría
aumentar el consumo total de energía. Sin embargo, como se analiza a
continuación, la revolución marginalista, iniciada en la década de 1870 por
autores como Menger, Walras y Jevons tendría profundos efectos en el posterior
análisis económico de la naturaleza (Schumpeter, 1954) (Figura 1).
Desde la realización de la revolución marginalista, la economía neoclásica
restringió gradualmente su análisis al ámbito de los valores de cambio. Muy
explícitamente a este respecto, Pigou escribió:"El único instrumento de medición
obvio disponible en la vida social es el dinero. Por lo tanto, el alcance de nuestra
investigación se restringe a esa parte del bienestar social que puede ponerse
directa o indirectamente en relación con la vara de medir del dinero"(Pigou
(1920), 2006, pág. 11). El análisis monetario pronto se expandió más allá de los
límites de los mercados como una forma de abordar las externalidades
económicas.
Entre las décadas de 1910 y 1930, autores como Gray, Ramsey, Ise y Hotelling
expresaron su preocupación sobre los efectos externos que el agotamiento de los
recursos podría tener en las generaciones futuras, y desarrollaron los aspectos
éticos y técnicos involucrados en la aplicación de tasas de descuento (revisado en
Martínez-Alier, 1987). Sin embargo, durante la década de 1930, el interés de los
economistas por las cuestiones de recursos naturales languideció
progresivamente (Crocker, 1999)2, y el alcance del análisis económico
convencional se restringió a aquellos bienes y servicios que habían sido
previamente valorados en términos monetarios dejando fuera del alcance del
análisis todos aquellos objetos de la ecosfera que no tienen valor de cambio (
Naredo, 2003) - por ejemplo, servicios ecosistémicos no comercializados.
En el mismo período, la teoría económica neoclásica comenzó a detallar cómo
la innovación tecnológica permitiría una mayor sustituibilidad entre insumos de
producción como la tierra y el capital.
2 Crocker (1999) menciona como excepción a la escuela institucionalista, que a menudo elaboraba
instituciones para el manejo de recursos naturales para llevar adelante sus argumentos sobre la
importancia de las normas y compromisos sociales en las decisiones económicas.
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finalmente relegando las preocupaciones sobre la escasez física al olvido (
Georgescu-Roegen, 1975). Según lo declarado porHubacek y van der Bergh (2006,
p. 15), "En la segunda mitad del siglo XX, la tierra o, en general, los recursos
ambientales, desaparecieron por completo de la función de producción y se
completó el cambio de la tierra y otros insumos naturales al capital y al trabajo
únicamente, y de medidas físicas a monetarias y más agregadas de capital.”.
En la contribución de Solow a la teoría del crecimiento económico (Solow, 1956
), la tierra había sido eliminada de la función de producción bajo el supuesto
implícito de que los insumos de la naturaleza podían ser sustituidos por capital
manufacturado. En el contexto de las preocupaciones sobre la agotabilidad de los
recursos planteadas por la crisis del petróleo, Solow destacó la capacidad de
autorregulación de los mercados, argumentando que a medida que un recurso en
particular se vuelve escaso, el aumento de los precios alienta a los consumidores
a pasarse a bienes de consumo alternativos (Solow, 1973). Poco después, Solow
declaró:"Si es muy fácil sustituir los recursos naturales por otros factores,
entonces, en principio, no existe "problema." El mundo puede, en efecto,
arreglárselas sin recursos naturales, por lo que el agotamiento es solo un evento,
no una catástrofe."(Solow, 1974, pag. 11). Según lo declarado porNaredo (2003,
pág. 250): "el problema de la escasez [física] se redujo a un problema de escasez
de capital, considerado como una categoría abstracta que podría expresarse en
unidades monetarias homogéneas”.
2.3. Economía ambiental: expansión de las técnicas de valoración
monetaria
Con la ola del ambientalismo moderno en la segunda mitad del siglo XX, las
subdisciplinas económicas especializadas comenzaron a abordar las deficiencias
en la ciencia económica estándar para analizar los problemas ambientales.
La fiprimera comunidad académica especializada en este ficampo reunido en torno a
la Sociedad de Economía Ambiental y de Recursos, cuyos orígenes se encuentran a
principios de la década de 1960 (Turner y col., 1994). En términos generales, la economía
ambiental y de los recursos (en adelante, la economía ambiental) amplía el alcance del
análisis de la economía neoclásica ortodoxa mediante el desarrollo de métodos para
valorar e internalizar los impactos económicos sobre el medio ambiente en la toma de
decisiones.- por ejemplo, a través de un mayor costo-beneficiofit análisis. El argumento
básico que subyace a la economía ambiental se puede resumir de la siguiente manera: la
economía neoclásica pura descuida en gran medida la contribución económica de la
naturaleza al restringir su alcance de análisis a los bienes y servicios de los ecosistemas
que tienen un precio. De ahí que la subvaloración sistemática de la dimensión ecológica
en la toma de decisiones se explicaría en parte por el hecho de que los servicios que
proporciona el capital natural no son cuantitativamente adecuados.fied en términos
comparables con los servicios económicos y el capital manufacturado (Costanza et al.,
1997). Desde esta perspectiva, los servicios de los ecosistemas no comercializados se
consideran externalidades positivas que, si se valoran en términos monetarios, pueden
incorporarse de forma más explícita en la toma de decisiones económicas. Con el
objetivo de corregir supuestas fallas del mercado, la literatura de Economía Ambiental
ha desarrollado desde principios de la década de 1960 una variedad de métodos para
valorar los costos y beneficios ambientales externos.fits.
Con el fin de captar una imagen más completa del valor económico del medio
ambiente, se identifican diferentes tipos de valor económico que son ignorados por los
mercados convencionales.fied. Por ejemplo, la regla de Krutilla en el contexto de un
costo-beneficiofit análisis de presas, dio un alto valor económico presente a la pérdida
de amenidades paisajísticas, un servicio de la naturaleza (Krutilla, 1967). Desde la
publicación de Krutilla, el valor económico generalmente se ha dividido en valores de
uso y no uso, cada uno posteriormente desglosado en diferentes componentes de valor
que generalmente se suman al llamado Valor Económico Total (por ejemplo,Heal et al.,
2005). Para la obtención de estos diferentes tipos de valores, se ha desarrollado una
gama de técnicas de valoración monetaria y cada vez más sefined. Las técnicas de
valoración de servicios de ecosistemas generalmente se basan en bienes y servicios
comercializados relacionados como sustitutos, como en el caso del método de fijación de
precios hedónica (Ridker y Henning, 1967), o en el comportamiento consumido
observado (preferencias reveladas) como en los métodos de costos de viaje (Clawson,
1959). En su ausencia, los estudios de valoración se han basado en el comportamiento
esperado del consumidor en mercados hipotéticos simulados a través de encuestas
(preferencias declaradas) como en el caso del método de valoración contingente. Los
valores de los estudios de valoración originales a veces se aplican a otros sitios a través
de los llamados"benefit transferencia”.
2.4. Economía ecológica: la controversia sobre la sustituibilidad y la teoría
del valor
Una serie de divergencias teóricas dentro de la sociedad de Economía
Ambiental y de Recursos llevaron a una escisión a fines de la década de 1980. Enfl
influenciado por el trabajo de ecologistas de sistemas y economistas heterodoxos
preocupados por los-interacción con la naturalezavon Bertalanffy, 1968;
Georgescu-Roegen, 1971; Odum, 1971; Daly, 1977; Kapp, 1983), la parte escupida
de la sociedad empezó a formalizar los cimientos de lo que hoy conocemos como
moderno.3 Economía ecológica (revisada en Røpke, 2004).
La forma en que la economía ambiental y la economía ecológica difieren
exactamente sigue siendo controvertida (Turner, 1999). Los dos se superponen en
el uso de specific técnicas para medir la sostenibilidad, evaluar políticas y ayudar
a la toma de decisiones y, en la práctica, muchos académicos que trabajan en
economía ecológica explotan las herramientas de la microeconomía neoclásica. Es
evidente, sin embargo, que ambos enfoques difieren signifien el marco cualitativo
en el que operan (Costanza, 1991; Ozkaynak y col., 2002; Gowdy y Erickson, 2005).
La economía ambiental opera principalmente dentro del marco axiomático de la
economía neoclásica.- por ejemplo, teoría de la elección del consumidor,
información perfecta y teoría de la distribución de la productividad marginal. La
Economía Ecológica desafía algunos de estos supuestos y conceptualiza el
sistema económico como un subsistema abierto de la ecosfera que intercambia
energía, materiales y desechos.flfluye con los sistemas sociales y ecológicos con
los que co-evoluciona (Daly, 1977; Noorgard, 1994). El enfoque en ef impulsados
por el mercadofiLa ciencia de la economía neoclásica se amplía a las cuestiones
de equidad y escala en relación con los límites biofísicos (Daly, 1992), y al
desarrollo de métodos para contabilizar los costos físicos y sociales involucrados
en el desempeño económico utilizando cuentas monetarias y biofísicas y otros
lenguajes de valoración no monetarios (Martínez Alier, 2002).
En aras de la discusión abordada en este artículo, vale la pena señalar dos
áreas principales de controversia. LafiPrimero, a menudo se hace pasar por el
"sustentabilidad fuerte versus débil debate", se relaciona con la sustituibilidad del capital
natural (Neumayer, 1999). El Informe Brundtland publicado en 1987 proporcionó una
amplia descripciónfinición del desarrollo sostenible basado en un principio de equidad
intergeneracional,4 dejando abierta la cuestión de cómo se debería poner en práctica. En
el debate sobre los modelos neoclásicos de crecimiento económico iniciado después de
la crisis del petróleo en la década de 1970,
Hartwick (1977) y Solow (1986) sugirió que la equidad intergeneracional podría
lograrse manteniendo un stock de capital no decreciente, que supuestamente
podría ponerse en práctica invirtiendo en capital manufacturado todas las rentas
derivadas de la explotación de recursos naturales no renovables. Este llamado"
sostenibilidad débil" El enfoque, que asume la posibilidad de sustitución entre
capital natural y capital manufacturado, ha sido adoptado principalmente por los
economistas ambientales neoclásicos. La economía ecológica ha defendido en
general la denominada"fuerte sostenibilidad" enfoque que sostiene que el capital
natural y el capital manufacturado están en una relación de complementariedad
más que de sustituibilidad (Costanza y Daly, 1992). Esta perspectiva
3 Martínez-Alier (1987) situar los orígenes de la Economía Ecológica avant la lettre a finales del
siglo XIX con las obras de autores como S. Podolinsky y P. Geddes.
4 El desarrollo sostenible es defined como un "desarrollo que satisfaga las necesidades del
presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias
necesidades"(WCED, 1987).
 E. Gómez-Baggethun y col. / Economía Ecológica 69 (2010) 1209-1218
Figura 2. Etapas de la historia moderna de los servicios ecosistémicos.
desafía los modelos de crecimiento económico donde los recursos naturales
están ausentes (Georgescu-Roegen, 1979; Daly, 1996, 1997)5 sobre la base de que
el capital no puede reproducirse sin insumos de recursos naturales: "todo
proceso material consiste en la transformación de materiales (flelementos de
flujo) por especific agentes (elementos cariñosos)"(Georgescu-Roegen, 1986,
págs.97-98).
Una segunda área de controversia se relaciona con la valoración de los
servicios de los ecosistemas. Algunos economistas ecológicos mantienen puntos
de vista críticos hacia el costo-beneficio.fit análisis sobre la base de que la toma de
decisiones ambientales se enfrenta aflestablecer lenguajes de valoración que
pueden no ser conmensurables en términos monetarios (Martínez-Alier, 2002).
Inconmensurabilidad, es decir, la idea de que diferentes tipos de valor pueden no
expresarse en una unidad de medida común (Neurath (1925), 2005; Kapp (1965),
1983; O'Neill, 1993) se basa en el fundamento filosófico de una débil
comparabilidad de valores (Martínez-Alier et al., 1998). Desde esta perspectiva, las
herramientas de toma de decisiones ambientales reducen los valores de los
servicios ecosistémicos a una sola vara de medición.- por ejemplo, costo-beneficio
extendidofit análisis, tienden a ser evaluados críticamente y se muestra
predilección por los procesos de decisión deliberativos y basados en múltiples
criterios (Martínez-Alier, 1987, 2002; Munda, 2004; Spash, 2008b).
3. La nueva economía de los ecosistemas: de las funciones a los servicios y los
productos básicos
Durante las últimas tres décadas, las ciencias de la sostenibilidad han sido
testigos del sustento de una línea de argumentación utilitaria que enfatiza la
dependencia social de los ecosistemas naturales, a veces denominada ciencia de
los servicios de los ecosistemas (Armsworth y col., 2007). A continuación,
distinguimos tres etapas en la historia de la ciencia moderna de los servicios
ecosistémicos, que abarcan i) los orígenes y la gestación del concepto, ii) la
transversalización y iii) la aparición en los mercados (Figura 2).
5 Eventualmente, muchos académicos abandonaron los puntos de vista puros en esta
controversia para enfocar el debate sobre qué componentes del capital natural son sustituibles y
cuáles no en un momento histórico dado, recibiendo este último el nombre de capital natural
crítico (Marca, 2009).
1213
3.1. Orígenes y gestación (1970-1980)
El concepto de servicios ecosistémicos, introducido en 1981 (Ehrlich y Ehrlich,
1981) se basa en la literatura anterior que destaca el valor social de las funciones
de la naturaleza. En ecología, el término función del ecosistema se ha utilizado
tradicionalmente para referirse al conjunto de procesos del ecosistema que
operan dentro de un sistema ecológico (Loreau y col., 2002; Héctor y col., 2007),
independientemente de si dichos procesos son útiles para los seres humanos o
no. Sin embargo, a finales de los sesenta y setenta,6 una serie de contribuciones
comenzaron a referirse a la forma en que "funciones de la naturaleza" sirvió a las
sociedades humanasKing, 1966; Helliwell, 1969; Hueting, 1970; Odumand Odum,
1972; Braat y col., 1979).
En las décadas de 1970 y 1980, un número creciente de autores comenzó a
enmarcar las preocupaciones ecológicas en términos económicos con el fin de
enfatizar la dependencia social de los ecosistemas naturales y despertar el interés
público por la conservación de la biodiversidad. Schumacher (1973) fue
probablemente el fiprimer autor que utilizó el concepto de capital natural y poco
después varios autores comenzaron a referirse a "servicios del ecosistema (o
ecológicos, ambientales o de la naturaleza)”. (Westman, 1977; Pimentel, 1980;
Ehrlich y Ehrlich, 1981; Thibodeau y Ostro, 1981; Kellert, 1984; de Groot, 1987). La
razón fundamental detrás del uso del concepto de servicios ecosistémicos era
principalmente pedagógica y tenía como objetivo demostrar cómo la
desaparición de la biodiversidad afecta directamente las funciones de los
ecosistemas que sustentan los servicios críticos para el bienestar humano.
3.2. Integración (década de 1990)
El desarrollo de los servicios de los ecosistemas como una parte importante de la
agenda de investigación fue estimulado por el Programa de Biodiversidad del Instituto
Beijer a principios de la década de 1990 (ver Perrings y col., 1992; 1995). Prioridades de
investigación indentified en este programa se abordaron más tarde en una serie de
publicaciones que aparecieron en los años siguientes (por ejemplo,
Diario, 1997). El papel deCostanza y col. (1997)sobre el valor de la
6 Contribuciones aisladas habían notado las muchas formas en que las funciones de la naturaleza beneficianfit
humanos varias décadas antes. Un ejemplo temprano se puede encontrar en los escritos de Polanyi:
"La función económica es solo una de las muchas funciones vitales de la tierra. Da estabilidad a
la vida del hombre; es el sitio de su habitación; es una condición de su seguridad física; es el
paisaje"(Polanyi (1944), 1957, pág. 178).
1214 E. Gómez-Baggethun y col. / Economía Ecológica 69 (2010) 1209-1218

El capital natural mundial y los servicios de los ecosistemas fue un hito en la
integración de los servicios de los ecosistemas. El monetariofiLas cifras
presentadas tuvieron un alto impacto tanto en la ciencia como en la formulación
de políticas, que se manifestó tanto en términos de crítica como en un mayor
aumento en el desarrollo y uso de estudios de valoración monetaria.
A fines de la década de 1990 y principios de la de 2000, el concepto de servicios de los
ecosistemas se abrió camino lentamente en el ámbito de las políticas, por ejemplo, a través de la
"Enfoque por ecosistemas"(adoptado por el PNUMA-CDB, 2000) y la Evaluación de
la biodiversidad mundial (Heywood y Watson, 1995). El MA (MA, 2003) constituye
un hito crítico que fiColocó firmemente el concepto de servicios ecosistémicos en
la agenda de políticas (Figura 2). Si bien enfatizó un enfoque antropocéntrico, el
marco de la EM hizo hincapié en la dependencia humana no solo de los servicios
de los ecosistemas, sino también del funcionamiento subyacente del ecosistema,
lo que contribuyó a hacer visible el papel de la biodiversidad y los procesos
ecológicos en el bienestar humano. Desde la EM, la literatura sobre servicios
ecosistémicos y proyectos internacionales que trabajan con el concepto se han
multiplicado (Fisher et al., 2009). En los últimos años, varias iniciativas han
enmarcado los problemas ambientales globales en términos económicos y han
llevado a cabo un costo-beneficio global.fit análisis. Algunos ejemplos relevantes
son el Stern Review on the Economics of Climate Change (Stern, 2006) y la
Iniciativa Postdam - Diversidad biológica 2010. El proyecto Economía de los
ecosistemas y la biodiversidad (www.teebweb.org), que surge de esta iniciativa,
tiene como objetivo estimar los costos de los servicios de los ecosistemas: la
disminución de la inacción para detener la pérdida de biodiversidad globalCE,
2008).
3.3. Articulación en los mercados (década de 1990)-2000)
Con el aumento de la investigación sobre el valor monetario de los servicios de los
ecosistemas, ha aumentado el interés en el diseño de instrumentos basados en el
mercado para crear incentivos económicos para la conservación (p. Ej.
Daily y Matson, 2008; Jack y otros, 2008). Los instrumentos líderes dentro de esta
lógica son los Mercados de Servicios de los Ecosistemas (en adelante MES) (Bayon,
2004) y esquemas de Pago por Servicios de los Ecosistemas (en adelante PSA) (
Landell-Mills y Porras, 2002; Wunder y col., 2008) (Tabla 2).
Cabe señalar que muchos servicios de los ecosistemas se han comprado y
vendido en los mercados durante mucho tiempo, aunque no se denominaron
"servicios de ecosistema" y la relación era a menudo indirecta. Algunos ejemplos
son los incentivos basados en precios desarrollados como parte de la política
agrícola en la Comunidad Europea (para mejorar la calidad ambiental y la biodi-
Tabla 2
Mecanismo Commodified Sitios de aplicación
servicio del ecosistema
Mercados para Comercio de emisiones de Unión Europea
Ecosistema gases de invernadero Reino Unido
Servicios (sumidero atmosférico Chicago
funciones de CO2)
Dióxido de azufre USA a través del
comercio de emisiones Ley de aire limpio de EE.
(sumidero atmosférico UU. De 1990
versidad) y los impuestos a la energía que se han aplicado durante décadas -
aunque no se habían relacionado explícitamente con el secuestro de carbono.
También se han implementado esquemas similares a PSA para servicios de
polinización y prácticas agrícolas benignas para proteger el agua, el suelo y la
biodiversidad en Europa y Estados Unidos (Claassen et al., 2008; Dobbs y Pretty,
2008). Sin embargo, el encuadre formal de instrumentos basados en el mercado
como PSA y MES y su promoción generalizada como una herramienta de
conservación integrada se desarrolló principalmente en las últimas dos décadas.
En 1990, con la enmienda de la Ley de Aire Limpio, el Congreso de los Estados
Unidos puso límites a las emisiones de dióxido de azufre y emitió
permisos a emisores de SO a gran escala2 (Stavins, 1998). Otra experiencia
temprana es la Banca de Mitigación de Humedales en los EE. UU. (Robertson,
2004). La Ley de Agua Limpia otorgó al Cuerpo de Ingenieros el poder de otorgar
permisos a los desarrolladores para permitir el daño de los humedales a cambio de su
compromiso de crear o restaurar humedales más grandes en otros lugares. Del sistema
resultó que el costo promedio de la mitigación de humedales fue de aproximadamente $
45,000 por acre, poniendo en práctica un precio de mercado para los humedales
preservados (Bayon, 2004). Los mercados de carbono nacieron en la década de 2000. El
Esquema de Comercio de Emisiones del Reino Unido (ETS) involucró a algunas empresas
en un Acuerdo de Cambio Climático con el Gobierno. El comercio entra porque los
participantes pueden utilizar el comercio de emisiones para cumplir con las
especificacionesfic objetivos de emisiones de gases de efecto invernadero (Bayon, 2004).
El Chicago Climate Exchange, lanzado en 2003 por una empresa privada, creó un
esquema comercial basado en objetivos voluntarios. Las empresas que emiten más que
su objetivo podrían comprar créditos a las que emiten menos. LafiLa primera
experiencia de MES a escala internacional es probablemente el sistema de comercio de
emisiones de la UE lanzado en 2005, que estableció un mecanismo de comercio para los
seis principales gases de efecto invernadero (Bolsa Europea del Clima, 2008). Los
esquemas de PSA han sidofinido como transacciones voluntarias y condicionales sobre
bien defiservicios ecosistémicos necesarios entre al menos un proveedor y un usuario (
Wunder, 2005). La idea básica detrás de estos mecanismos es que el beneficiofiLos
ciarios de la prestación de servicios compensan a los proveedores. Los servicios de los
ecosistemas incluidos en la mayoría de los esquemas de mercado hasta ahora incluyen i)
secuestro de carbono en biomasa o suelos; ii) provisión de hábitat para especies en
peligro de extinción; iii) protección de los paisajes; y
iv) varias funciones hidrológicas relacionadas con la calidad, cantidad o tiempo del
agua dulce flFlujos de las áreas aguas arriba a los usuarios aguas abajo. Costa
Rica fue pionera en el uso de mecanismos formales de PSA en los países
desarrollados al establecer un programa nacional llamadoPago por Servicios
Ambientales (PSA) en 1997, que tenía como objetivo revertir las severas tasas de
deforestación existentes en ese momento (Pagiola, 2008). A principios de la
década de 2000, un número creciente de mecanismos similares a PSA se han
extendido por otros países de Mesoamérica y Sudamérica (Corbera et al., 2007;
Referencia
Kosoy et al., 2007; Asquith y col., 2008; Pagiola, 2008; Wunder y Albán, 2008;
revisado enWunder y col., 2008). Para el escenario posterior al protocolo de Kioto,
Barker y otros, 2001
Bayon, 2004 se están discutiendo programas de límites máximos y comercio tales como
Bayon, 2004 Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación (REDD) como un posible
vehículo para articular esquemas internacionales de PSA.
Stavins, 1998
3.4. Los servicios de los ecosistemas y los productos básicosfiproceso catiónico

funciones de SO2)
Mitigación de humedales EE.UU Robertson, 2004 Analizada en perspectiva, la historia de la investigación de los servicios de los
horneando
ecosistemasflefecta una historia paralela de la función del ecosistema.
Pago por Protección de cuencas hidrográficas Centroamérica Corbera et al., 2007
ficatión. De acuerdo aKosoy y Corbera (2010-este número) la mercancíafiEste
Ecosistema Ecuador Wunder y Albán,
proceso abarca tres etapas principales: i) enmarcar una función ecológica como
Servicios 2008
Bolivia Asquith et al., 2008 un servicio, ii) asignarle un valor de cambio único y, iii) vincular a los proveedores
Secuestro de carbón Costa Rica Pagiola, 2008 y usuarios de estos servicios en un mercado de intercambio. Para varias funciones
Ecuador Wunder y Albán, del ecosistema, este proceso se ha completado en apenas tres décadas (Tabla 3).7
2008
Conservación del hábitat / Bolivia Asquith et al., 2008;
servicios de vida silvestre Zimbawe Frost and Bond, 2008
Prospección biológica Costa Rica Pagiola, 2008
Agroambiental Unión Europea Dobbs y Pretty,
7 Cabe señalar que, si bien estas etapas se presentan como una secuencia temporal, todas las
medidas 2008
etapas se han superpuesto parcialmente en el tiempo. Las fechas indicativas se refieren más al
nosotros Claassen et al., 2008
período de integración que al punto de partida de cada etapa.
 E. Gómez-Baggethun y col. / Economía Ecológica 69 (2010) 1209-1218
Tabla 3
Periodo tentativo Etapa Conceptualización
1960-Decenio de 1990 Encuadre utilitario El ecosistema funciona como servicios
Mirando en la década de 1960, impulsa Monetización Los servicios de los ecosistemas como valiosos /
en la década de 1990 monetizables
A partir de la década de 1970, impulsa Apropiación Los servicios de los ecosistemas como apropiados
en la década de 2000
Intercambio Los servicios de los ecosistemas como intercambiables
La fiLa primera etapa, es decir, el encuadre utilitario de las funciones ecológicas
como servicios ecosistémicos tiene lugar en los años setenta y ochenta. En ese
momento, un número creciente de científicos naturales comenzó a adoptar argumentos
utilitarios en un intento pragmático de llegar a los círculos de toma de decisiones
económicas (Armsworth y col., 2007). Sin embargo, en esta etapa se utilizó el concepto
de servicio ecosistémico principalmente como herramienta de comunicación, quedando
al margen de los procesos económicos de valoración, apropiación e intercambio.
Un paso más fue la difusión de técnicas de valoración monetaria. Aunque la
valoración monetaria de los ecosistemas se había utilizado desde la década de
1960, este tipo de estudios aumentó considerablemente en la década de 1990 a
medida que un número creciente de científicos naturales reconoció el atractivo
que podría tener para los tomadores de decisiones el enmarcar las
preocupaciones ecológicas en términos económicos. Dichos estudios de
valoración suelen proporcionarficifras refle incidiendo en la importancia
económica de los servicios ecosistémicos o los costos derivados de su pérdida,
destacando cómo la conversión de ecosistemas naturales con fines de desarrollo
podría ser contraproducente incluso a partir de un costo-beneficio monetario.fit
lógica (p. ej., Balmford y col., 2002).
La tercera etapa en el commodifiEl proceso de cation corresponde a la serie
de esfuerzos dedicados a la puesta en efectivo de los servicios ecosistémicos en
mercados reales a través del diseño e implementación de estructuras
institucionales para la apropiación e intercambio de los servicios ecosistémicos.
Aunque los procesos de apropiación de la naturaleza han existido durante siglos (
Ingold, 1986), la apropiación de los servicios ecosistémicos intangibles data
principalmente de finales de la década de 1980, coincidiendo con la expansión de
la economía neoliberal (Smith, 1995; Robertson, 2004; Corbera et al., 2007;
Peterson y col., 2010; Kosoy y Corbera, 2010-este número). Los fundamentos
teóricos directos que respaldan este proceso se encuentran en la literatura de la
década de 1960 que defiende la necesidad de establecer unfined -
generalmente privado - derechos de propiedad para facilitar efficiente regulación
del mercado de cuestiones ambientales (Coase, 1960). En suTragedia de los
comunes, Hardin (1968) advirtió que los regímenes de recursos carecen de
recursosfiLos derechos de propiedad ned eran vulnerables a la sobreexplotación.
A pesar de que Hardin confundió la propiedad común con los regímenes de
acceso abierto (Vatn, 2005), su famoso artículo tuvo un granflinfluencia en el
diseño posterior de la política ambiental. De acuerdo aBromley y Cernea (1989,
pag. 6), El esquema de Hardin para el manejo de recursos naturales se convertiría
"el paradigma dominante dentro del cual los científicos sociales evalúan los
problemas de recursos naturales”. El commodifiEl proceso catiónico es fi
Finalmente se completó con la implementación de estructuras institucionales que
permitan transacciones en intercambios de mercado, como ocurrió con el
establecimiento de esquemas MES y PES.
4. Discusión
En las economías de mercado occidentales, ef económicofiLa toma de
decisiones basada en la eficiencia trasciende la esfera puramente económica para
llegar a la mayoría de las ramas de las políticas, y las decisiones ambientales a
menudo se sitúan en el marco de losfianálisis tSalzman y Thompson, 2007). Dado
que el costo-beneficio convencionalfit análisis es en gran parte ciego al valor de
1215
Acción Valor Enflpublicaciones importantes
Funciones del ecosistema enmarcadas en términos Valor de uso Diario, 1997
utilitarios De Groot y col. 2002
MA, 2003
Refiestablecimiento de métodos para valorar los servicios de los Valor de cambio Costanza et al., 1997
ecosistemas en términos monetarios Stern, 2006
CE, 2007
Claro definición de los derechos de propiedad de los ecosistemas (por ejemplo, Valor de cambio Coase, 1960
titulación de tierras) Hardin, 1968
Estructuras institucionales creadas Valor de cambio Wunder, 2005
para venta / intercambio (PES y MES) Engel et al., 2008
sistemas ecológicos de sustento de la vida, parece lógico que un número creciente de
conservacionistas haya adoptado argumentos utilitarios paraflafectar el papel que
juegan los ecosistemas en el bienestar humano (Armsworth y col., 2007). Desde este
punto de vista, el concepto de servicios ecosistémicos fue concebido originalmente por
la mayoría de los conservacionistas simplemente como una herramienta de
comunicación, e incluso algunos ejercicios de valoración económica deben interpretarse
en este contexto, es decir, como una herramienta para comunicar el valor de la
biodiversidad y el funcionamiento de los ecosistemas utilizando un idioma que esfl
influye en los puntos de vista políticos y económicos dominantes. Por tanto, varios
autores han planteado la lógica de la valoración como una herramienta pragmática a
corto plazo más que como un fin en sí mismo (Daily et al., 2009). Los científicos naturales
están adoptando cada vez más la valoración pragmática y los enfoques basados en el
mercado (Spash, 2008a; Niño, 2009). La razón de esto es probablemente la búsqueda de
acciones políticas a corto plazo para detener la pérdida de servicios de los ecosistemas
donde las narrativas tradicionales para la conservación no han logradoflinfluir en la
toma de decisiones económicas. PorquefiEn consonancia con las estructuras económicas
ideológicas e institucionales establecidas, el diseño de políticas basadas en el mercado
ha estado en una posición ventajosa para llegar a la toma de decisiones y lograr que se
implementen propuestas de políticas.
Sin embargo, el encuadre de las preocupaciones ecológicas en términos
económicos ha tenido importantes implicaciones cualitativas (Peterson et al.
2009). La difusión del concepto de servicio ecosistémico ha sentado en la práctica
el escenario para la percepción de las funciones ecosistémicas como valores de
intercambio que podrían estar sujetos a monetización y ventaMcCauley, 2006;
Niño, 2009). Por lo tanto, un resultado controvertido del marco económico de las
preocupaciones ambientales es la mercancíaficación de un número creciente de
funciones de los ecosistemas y la reproducción de lógicas de mercado en el fi
campo de la conservación de la naturalezaVatn y Bromley, 1994; Martínez Alier,
2002; Soma, 2006; Niño, 2009; Kosoy y otros, 2009-este problema). Por ejemplo,
en un artículo que prepara el escenario para un número especial anterior sobre
PSA en esta revista,Engel y col. (2008), adoptar un enfoque neoclásico ortodoxo
para proporcionar pautas para lafidiseño cient de PES (Muradian et al., 2010-este
número). El análisis basado en Coasean se utiliza para plantear la lógica de los
PSA como mecanismos para traducir los valores de la naturaleza que no son de
mercado en incentivos económicos reales, enfatizando los efectos económicos.fi
ventajas de eficiencia de las transacciones de mercado puro,fiderechos de
propiedad necesarios y ausencia de intermediarios.
Los valores económicos, los métodos de valoración y los esquemas de mercado no
son ideológicamente neutrales. Como lo sugirióVatn (2005) Los valores económicos y los
procesos de valoración se construyen culturalmente y, como tales, actúan como
instituciones articuladoras de valores, es decir, "conjunto construido de reglas o typifi
cationes”. De ello se desprende que los procesos de valoración pueden actuar como
vehículos que articulan nociones particulares de propiedad y propiedad, racionalidades y
formas de relacionarse con el medio ambiente que son específicas.fic a sociedades
particulares. En este sentido, una consecuencia importante de la valoración económica y
el establecimiento de mecanismos de mercado para la conservación es la forma en que
puede contribuir a modificar los sistemas de propiedad aplicados a los ecosistemas. Por
ejemplo,Corbera y col. (2007)sugieren que la supuesta necesidad de un pozo defiLa
titulación de tierras necesaria para la creación de mercados puede actuar como motor
de la privatización de los sistemas de propiedad común que se basan en los derechos
consuetudinarios.
1216 E. Gómez-Baggethun y col. / Economía Ecológica 69 (2010) 1209-1218
En cuanto al tema de las racionalidades, las estructuras institucionales tienen
la capacidad de modificar patrones de comportamiento y motivaciones (Vatn, 2005
). Por ejemplo, al crear incentivos económicos para la conservación, los
mecanismos basados en el mercado pueden inducir lógicas de individualismo y
competencia en sociedades previamente estructuradas sobre valores
comunitarios y de reciprocidad. Según lo observado porVatn (2010-este número),
los pagos pueden cambiar la lógica de hacer lo que se considera apropiado para
comenzar a pensar en lo que es mejor hacer individualmente. Basado en una
revisión de datos empíricos de experimentos conductuales,Bowles (2008) sugiere
que el diseño de políticas basadas en incentivos económicos que señalan el
comportamiento egoísta como una respuesta apropiada puede socavar los
sentimientos morales por la conservación. Como consecuencia, una amenaza
potencial de los mecanismos basados en el mercado se relaciona con los
cambios potenciales en la lógica de la conservación de la obligación ética o la
regulación comunitaria al interés económico propio. Si se percibe que el pago de
dinero no es lo suficientemente grande como para compensar el costo de
oportunidad de la conservación, los mecanismos de mercado como los PSA
podrían ser contraproducentes al lograr el efecto opuesto al esperado. Al
exportar mecanismos de mercado para la protección de la naturaleza a países en
desarrollo y sociedades que no son de mercado, las organizaciones
internacionales que promueven los mecanismos de mercado para la conservación
pueden contribuir consciente o inconscientemente a fabricar elhomo economicus
en lugares donde tal lógica era inexistente o culturalmente desalentada por las
estructuras institucionales existentes.
5. Conclusión
La revisión que se presenta aquí sobre el desarrollo histórico de la
conceptualización de los servicios de los ecosistemas sugiere que la tendencia
hacia la monetización y los productos básicosficación de los servicios de los
ecosistemas es en parte el resultado de un lento movimiento desde la concepción
económica original de los beneficiosfits como valores de uso en la economía
clásica a su conceptualización en términos de valores de cambio en la economía
neoclásica. Hemos argumentado que al análisis económico neoclásico del medio
ambiente se le ha dado continuidad con la dirección tomada por la investigación
de los servicios ecosistémicos desde la década de 1990, caracterizada por
mayores esfuerzos en la refiestablecimiento de métodos de valoración monetaria
e investigación sobre cómo cobrar servicios de los ecosistemas en mercados
potenciales. Dicho de otra manera, observamos que la mayor parte de la ciencia
de los servicios ecosistémicos está operando básicamente dentro de los límites
del marco del valor de cambio establecido después de la revolución marginalista
por la economía neoclásica para el análisis económico del medio ambiente.
El enfoque en la valoración monetaria y el diseño de políticas basadas en el
mercado ha contribuido mucho a incorporar la ciencia de los servicios de los
ecosistemas y atraer apoyo político para la conservación. Sin embargo, de la
revisión concluimos que esto ha tenido lugar en paralelo a un proceso de
commodificación de un número creciente de servicios ecosistémicos,
reproduciendo la lógica del mercado para abordar los problemas ambientales,
junto con su ideología subyacente y estructuras institucionales. Por último, hemos
destacado que persisten las incertidumbres sobre cuáles son los posibles efectos
secundarios que pueden resultar de la incorporación de los fundamentos
utilitarios basados en el mercado para la conservación, tanto en términos de
posibles cambios en los aspectos motivacionales para la conservación, como en
términos de exportación de cosmovisiones particulares en la comprensión de lo
humano-relación con la naturaleza.
Agradecimientos
Los autores agradecen a Manuel Ruiz-Pérez por sus valiosos comentarios
sobre un borrador inicial de este artículo. También agradecemos a varios
revisores anónimos por sus conocimientos sobre cómo mejorar el manuscrito
original. Esta investigación fue parcialmentefifinanciado por la Fundación
Biodiversidad del Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, a través
del proyecto Evaluación de Ecosistemas del Milenio de España (Millennium
Ecosystem Assessment of Spain).
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