Está en la página 1de 11

Tema 15 – Sonido – Silencio.

Parámetros del sonido. El ruido.


Etiquetas: tema 15 música secundaria
Leave a reply

1.- EL SONIDO COMO MOVIMIENTO VIBRATORIO.

Llamamos sonido a la sensación producida cuando llegan al oído las ondas


producidas por determinados movimientos vibratorios. El sonido es lo que oímos y
es una sensación que no existe fuera de nosotros, es decir, de nuestro cerebro.
Fuera de nuestro cerebro solo existen consideraciones físico-acústicas. Pero… ¿A
qué llamamos movimiento vibratorio de un sonido? Es el proceso físico que se
produce cuando un cuerpo productor realiza, por diversos motivos de
accionamiento, un determinado tipo de movimiento entre las partículas que
conforman dicho productor llamado movimiento vibratorio genérico. Este
movimiento produce en el medio transmisor al que está en contacto, un
movimiento de vaivén de partículas. Para que haya una sensación sonora, hacen
falta tres elementos: un cuerpo emisor, un medio transmisor y un sujeto receptor.

En el fenómeno sonoro, el emisor es un cuerpo elástico siempre. Todo objeto


puede ser considerado “sonoro” y podrá realizar, en condiciones de
accionamiento, un movimiento vibratorio de cualquier tipo.

El medio trasmisor es el material, que trasmite o propaga las vibraciones. Éstas


no pueden ser transmitidas sin un medio material, ya que no hay propagación en
el vacío. Este movimiento vibratorio se desplaza generando las ondas sonoras. La
propagación de las vibraciones sonoras se efectúa casi siempre a través del aire,
en el agua o a través de un cristal. Cuando oímos música grabada, el medio
transmisor es doble: el cable y el aire.

El sonido no se propaga instantáneamente. La velocidad del sonido varía y


depende de lo elástico y denso del medio transmisor. La velocidad de propagación
en el aire, a una temperatura de 15º centígrados, es de 340 m/s. A mayor
temperatura, mayor rapidez. La velocidad aumenta medio metro por segundo en el
agua por cada grado que aumenta la temperatura y en el aire 0.6 m/s. Respecto a
la temperatura, las ondas sonoras se comportan igual que las ondas luminosas, al
ir la onda adentrándose en estratos más fríos, irá sufriendo progresivas y
pequeñas refracciones, que la harán desviarse hacia arriba. Durante la noche, los
estratos de aire superiores están más calientes que los inferiores y en tal
situación, los sonidos se refractan hacia abajo. La humedad ambiental también
incide en la propagación del sonido: la humedad supone una disminución en la
densidad del aire y consecuentemente un aumento de la velocidad de
propagación.
El receptor es el que recibe las vibraciones y las va a traducir en lo que llamamos
sonido. Si falta este elemento habrá vibraciones u ondas, pero no sonido. El
receptor recoge y selecciona las ondas que son transformables, efectuando un
proceso interno de transformarlas en impulsos electro-químicos, hasta que llegan
a ser localizadas en el centro auditivo-cerebral.

El proceso de recepción de una señal se divide en tres partes: estímulo, que es el


agente externo que provoca que los elementos del oído externo sean perturbados.
Esta perturbación empieza en la membrana del tímpano. La excitación es el
proceso por el que los órganos del oído captan el estímulo, haciendo que los
elementos del oído medio e interno queden impresionados. La sensación es la
impresión que la excitación produce en el cerebro.

Podemos establecer varios tipos de sonido:

· Sonido en sentido general, que es toda percepción de vibraciones sonoras.


Todo lo que oímos entraría en este concepto.

· Sonido puro. Producido por una sola onda sinusoidal. Solo puede lograrse
mediante equipos electrónicos o mediante un diapasón. Produce una onda
regular, periódica, con una determinada amplitud y frecuencia.

· Sonido natural-ambiental. Es el producido por la Naturaleza. En este concepto


entrarían los sonidos producidos fortuitamente y los producidos a propósito. Es el
sonido producido sin una intención específicamente sonora.

· Sonido musical. Está formado por una mezcla de sonidos puros. El más grave
se denomina sonido fundamental, existiendo otros denominados armónicos,
secundarios, alícuotas, concomitantes o simpáticos, pero su intensidad es menor y
su frecuencia más elevada. La onda se lleva a cabo sumando vectorialmente las
distintas ondas de los tonos, dando lugar a una onda peculiar definitoria de los
diversos timbres. Con este sonido se pueden establecer relaciones armónicas o
inarmónicas.

· Ruido. Sonido o conjunto de sonidos desagradables y con relaciones


inarmónicas. Sus tipos y características son variadas. Si es un ruido de gran
intensidad y brevedad, lo denominamos estampido.

· Silencio. Es la negación del sonido o ausencia de sonido, ausencia intencionada


de vibraciones sonoras. Hay que tener en cuenta también el silencio como
elemento musical.

La manipulación del sonido se puede realizar en base a las cualidades descritas.


Los sonidos se articulan entre sí con arreglo a un plan intelectual que en su más
alta expresión culmina con la concepción total de la obra musical, pero cuya
estructura está compuesta de sonidos ordenados según varios criterios:
· Ritmo. Se basa en la duración de los sonidos.

· Melodía. Es la sucesión de sonidos con intención significativa, en la que


intervienen distintas alturas y duraciones.

· Armonía. Se encarga de estudiar la simultaneidad de los sonidos. Estos sonidos


están en mayor o menor relación matemática con los de la melodía y, al tocarlos
juntos, producen en nuestro oído consonancias o disonancias.

A partir del siglo XX, la música utiliza toda clase de sonidos, no solo los
producidos por instrumentos tradicionales o la voz humana, sino también los
producidos por aparatos electrónicos.

2.- EL SILENCIO.

El sonido y el silencio pueden parecer dos realidades totalmente disociadas y


enfrentadas. Ello es obvio si definimos el silencio como la negación del sonido.
Sería más bien un análisis de tipo científico el que nos acercara a esta concepción
a la vez simple y pura, en un frío análisis de laboratorio.

Cuando introducimos el aspecto temporal, las relaciones entre sonido y silencio se


enriquecen. El análisis del sonido y el silencio, en la variable tiempo, es el que
mejor nos permite estudiar la naturaleza de dichos fenómenos. En la variable
tiempo, el sonido y el silencio son dos realidades que se complementan y que
proceden de la misma fuente. Ambas serían sonido. La frontera estaría en la
percepción, ya que hay sonidos que no percibimos y denominamos silencio.

El silencio existe gracias al sonido y éste, gracias al silencio. Se hacen necesarios


el uno al otro para poder se percibidos claramente por comparación. En este
sentido, el silencio también es un sonido en la partitura musical, donde el silenci o
adquiere su máxima importancia como potenciador del discurso, elemento de
expresividad y elemento de continuidad perceptiva.

El estudio del sonido ha preocupado desde siempre a los científicos. Ya desde los
antiguos griegos, el estudio del sonido se avanzó mucho con el descubrimiento de
las relaciones numéricas y los armónicos a través de un método empírico. Hasta el
Renacimiento se produjo un enorme bache en su estudio científico y hay que
esperar hasta Galileo. También será importante Mersenne, que enunció las leyes
de las cuerdas y Newton, que estudió la velocidad del sonido. En los siglos XVIII y
XIX tenemos los avances de Young en cuanto a las vibraciones de las cuerdas, el
estudio de placas de Chladni, el teorema de Fourier, la invención de la escala
temperada y el estudio de los límites del oído humano, entre otros.

Podemos encontrar tres tipos fundamentales de silencio:


· Silencio previo. Antes de comenzar la audición crea tensión, despierta la
atención y promueve la concentración. En este silencio el oído interno se dispone
a anticipar lo que oirá.

· Silencio intermedio. Dentro del discurso musical aparecen silencios. Algunos


tienen carácter estructural y separan las frases o periodos. Otros intervienen en la
configuración rítmica de los temas. Hay silencios expresivos cargados de
sustancias e intención.

· Silencio posterior. Surge tras la audición, cuando la música ha terminado. Es


un silencio mental, que significa relajación de la actividad física pero no de la
intelectual.

Dentro de la música, el silencio ha ido cobrando una mayor importancia con el


paso del tiempo. En el canto gregoriano, el silencio era una simple consecuencia
de la estructura gramatical del texto y de la música. Sin embargo, en la música
profana instrumental de la Edad Media, hay una clara preferencia, probablemente
de origen oriental, por el sonido continuo que llene todo el espacio sin un resquicio
para el silencio. Este horror al vacío sonoro se observa en los recursos
tecnológicos que se aplican a los instrumentos musicales para conseguir sonido
ininterrumpido: el fuelle en los órganos y gaitas o la rueda aplicada a la viola, que
se transforma en organistrum. La escritura exacta del valor de los silencios ha sido
posterior a la de las figuras. Ello permite explotar al máximo la forma hoquetus,
que abunda en los contratiempos y desarrollar fórmulas contrapuntísticas,
articulando rítmicamente las voces. En el Renacimiento el silencio se utiliza de
forma expresiva, aunque con cierta timidez. En el Barroco surge de nuevo la
obsesión por la continuidad musical, buscando un flujo sonoro ininterrumpido,
dentro de la música instrumental. Es la música vocal la que se permite una
utilización algo más amplia del silencio. Desde finales del siglo XVIII, el silencio se
ha ido convirtiendo en un elemento expresivo del lenguaje musical como marco
del hecho sonoro y como sustancia. Así, se llega a encontrar en algunas sinfonías
de Haydn el punto de clímax expresado, utilizando un silencio. Estos recursos los
amplía Beethoven. En el siglo XX, Antón Webern empezó a componer una
música constituida por mayor sustancia de silencios que de sonidos. El extremo es
John Cage, con su obra 4’33’’ (de silencio).

3.- RECEPCIÓN DEL SONIDO: CUALIDADES SONORAS.

Todo sonido posee una serie de parámetros fundamentales: altura, intensidad,


duración y timbre, que se complementan con el volumen y la densidad. Todas
estas cualidades están en relación directa con alguna característica física del
movimiento que produce el sonido y provocan cambios o modificaciones en algún
elemento musical.

3.1.- Altura.
Es la cualidad que queremos expresar cuando decimos que un sonido es más
agudo o grave que otro. Depende principalmente de la frecuencia del movimiento
vibratorio que lo origina, correspondiendo los sonidos agudos a las frecuencias
elevadas y los graves a las bajas. El oído no reacciona ante todas las frecuencias
posibles, sino que solo transforma en sonido una pequeña parte de ellas,
abarcando desde los 16 hasta los 20.000 Hz,

A la gama de frecuencias audibles se la denomina banda de audiofrecuencia o


bandas de octava, bandas comprendidas entre una frecuencia determinada y otra
que duplica su valor. Para definirlas se utilizan tres criterios:

· Criterio matemático. Desarrolla potencias de 2, a partir de 2n

· Criterio fisiológico. Toma como sonido más grave el de 20Hz. La expresión es


20 · 2n

· Criterio acústico. Toma como base el sonido de 1000Hz. La expresión es 1000


· 2n, comprendiendo “n” valores negativos y positivos.

La frecuencia de un sonido y su longitud de onda son cantidades recíprocas


siempre que la velocidad de propagación se mantenga constante. Para sonidos
agudos corresponden longitudes de onda cortas y para sonidos graves, longitudes
de onda largas.

Los movimientos vibratorios cuya frecuencia es insuficiente para producir sonido


se llaman infrasonidos y los que sobrepasan el límite de las frecuencias audibles
son los ultrasonidos. Pero hemos de preguntarnos si existen o no estos sonidos.
Para algunos autores, al no poder descifrarlos por el oído humano, no existen
tales sonidos, pero para otros autores, sí que existen, porque aunque no los
podemos percibir auditivamente, los sentimos fisiológicamente.

ULTRASONIDOS. Movimientos vibratorios cuya frecuencia queda por encima del


límite superior de la audición, por encima de los 20.000Hz. El estudio y aplicación
de los ultrasonidos forma una rama especializada de la acústica. Los ultrasonidos
provocan modificaciones físicas y químicas que afectan a formas de vida menor,
no siendo nocivos para el ser humano. Las principales aplicaciones de los
ultrasonidos abarcan campos muy diferentes, como fines de tratamiento
alimentario.

INFRASONIDOS. Frecuencias que se extienden por debajo de los 15Hz y son


inaudibles. Si el fenómeno vibratorio es complejo, se podrán percibir los armónicos
superiores componentes de dicho complejo sonoro. Los efectos biológicos de los
infrasonidos son muy importantes por los efectos perniciosos que pueden producir.
En pequeñas intensidades actúan por medio de los conductos auditivos, sobre los
órganos de equilibrio del cerebro, pudiendo producir vértigos, mareos y náuseas
(por debajo de 120 dB). En grandes intensidades (a partir de 140 dB) pueden
producir hemorragias internas, provocar fatiga nerviosa, alergias y anomalías
digestivas, visuales y auditivas. La más perjudicial es la frecuencia de 7Hz, ya que
es la frecuencia de las Ondas Alpha de los electroencefalogramas, que son ondas
de reposo del cerebro, haciendo imposible todo trabajo intelectual a dicha
frecuencia. El campo de aplicación de los infrasonidos se relaciona con la
sismología e interesa particularmente al ensayo del comportamiento de
estructuras.

Relacionado con la frecuencia de los sonidos musicales tenemos el llamado


EFECTO DOPPLER, que dice que la altura de los sonidos puede modificarse
cuando el objeto que produce dicho sonido se mueve. El número de vibraciones
se hace mayor cuanto más se acerca el emisor del sonido, y viceversa.

La ALTURA TONAL se mide mediante el osciloscopio, un equipo electrónico


compuesto por un tubo de rayos catódicos y una pantalla cuadriculada donde se
representa la fundamental del sonido analizado. En la práctica musical sólo se
emplean como sonidos fundamentales los incluidos aproximadamente entre los 30
y los 12.000Hz. Un piano de cola tiene un ámbito que abarca desde los 20 hasta
los 4.146Hz. Para que un sonido produzca una sensación clara de altura, su
duración debe ser de 1/20 de segundo. Para que el oído pueda distinguir dos
sonidos consecutivos deben transcurrir 2 centésimas de segundo.

También hemos de tener en cuenta que a lo largo de la historia se ha ido


cambiando el patrón de afinación (la 4). Así, desde el Barroco, ha pasado de 347Hz
a 466 en el siglo XIX, lo que hizo que en 1939 se tomase el patrón fijo de 440Hz,
aunque hay directores que buscan más o menos brillantez en su afinación.

Los UMBRALES DIFERENCIALES para la sensación de altura varían


considerablemente con la frecuencia y la intensidad de los sonidos estudiados. En
la región de los 1.000 ciclos, el oído puede percibir una diferencia de frecuencia de
3 ciclos, mientras que en la región de los 60Hz, la sensibilidad es de casi un
semitono. Si la diferencia de frecuencias no es muy elevada la sensación
producida no es de desafinación, sino de vibrato.

3.2.- Intensidad.

Es la cualidad que queremos expresar cuando decimos que un sonido es más


fuerte o débil que otro. Depende de la amplitud del movimiento vibratorio que la
origina. Así pues, hemos de hablar de los límites del oído en cuanto a la
intensidad. El umbral es la mínima intensidad necesaria para que empecemos a
percibir un sonido, mientras que la cima es el punto donde la intensidad no puede
aumentar sin producir dolor. A partir de los 130 dB comienza el umbral del dolor
auditivo, aunque una exposición continuada a unos 90 dB pude generar dolor.

Dentro de la intensidad hemos de tener en cuenta la potencia acústica, que es la


energía que una fuente sonora pone a contribución del fenómeno acústico. La
intensidad acústica es la energía que llega a un punto determinado. La potencia
se mide en vatios (W). La intensidad de un sonido no es la misma en el origen que
cuando llega a nosotros. Así, podemos medirla como la energía que atraviesa, en
segundos la unidad de superficie esférica a la dirección de propagación de las
ondas: W/cm2. Manteniendo constante la potencia de la fuente, la intensidad
disminuye inversamente al cuadrado de la distancia, es decir, al alejarse el foco
emisor, la intensidad disminuye tanto como el cuadrado de la distancia.

Desde el punto de vista físico, la intensidad del sonido se mide de dos formas:

· Intensidad absoluta, expresando la energía de la onda en unidades de potencia


o de presión. Se relaciona con la potencia acústica.

· Intensidad relativa, intensidad fisiológica, mediante escalas que se forman


tomando como unidad de medida para cada sonido su intensidad absoluta en el
umbral de audibilidad. La unidad de medida es el decibelio (dB). La intensidad
relativa del sonido aumenta en un decibelio cuando su intensidad absoluta
aumenta en un 25%. La intensidad relativa es definida por la LEY DE WEBER-
FECHNER, según la cual, cuando la intensidad del sonido crece en progresión
geométrica, la sensación del oyente lo hace en progresión aritmética. Así, decimos
que el oído humano se comporta logarítmicamente, lo que implica un aumento
pequeño de la sensación sonora para incrementos elevados de la intensidad.

Otro elemento importante es la GANANCIA: si un


sonido produce una intensidad determinada, el sonido producido al incrementarse
el número de fuentes crecería aritméticamente.

Cuando en la audición simultánea de dos sonidos de distinta frecuencia la


intensidad de uno de ellos supera a la del otro en cantidad suficiente, el más débil
puede llegar a ser inaudible. A este fenómeno se le llama ENMASCARAMIENTO.
El sonido más intenso es el enmascarante y el más débil, el enmascarado. Otro
efecto del enmascaramiento es que dificulta la correcta audición del sonido más
intenso. Este fenómeno es más evidente cuanto más próximas se encuentran las
frecuencias del enmascarante y el enmascarado.

Por último, en cuanto a la MEDICIÓN DE LA INTENSIDAD, se lleva a cabo


mediante el sonómetro en una escala graduada. La medida de la intensidad se
expresa en decibelios, pero esto conlleva el problema de que la percepción de la
intensidad varía con la frecuencia, es decir, nos puede parecer un sonido más o
menos fuerte dependiendo de su altura. Para evitar esto surgen dos unidades
más: Fon. Es una unidad de medida variable determinada por el número de
decibelios necesarios para que con una determinada frecuencia tengamos una
semejante sensación de intensidad. Son. Se definen como 40 fonos. Relaciona la
presión acústica y la sensación percibida.

8.3.- Duración.
Es el tiempo que transcurre desde que comenzamos a oír un sonido hasta que
cesa. Depende de la duración del movimiento vibratorio que produce dicho sonido.
Este parámetro puede afectar a la sensación de altura tonal y a la diferenciación
del número de sonidos escuchados.

Para que diferencemos dos sonidos consecutivos, éstos deben estar separados
por dos o tres centésimas de segundo. Si no existe este tiempo, los sonidos se
superpondrán y producirán la sensación de sonidos únicos, puesto que la
sensación permanece aún cuando el movimiento oscilatorio ha cesado. Esto nos
permite hablar de sonidos secos si la sensación se prolonga durante 1/15s o de
sonidos pastosos si se prolonga durante una décima de segundo.

También hemos de comentar los efectos de ECO y REVERBERACIÓN,


producidos cuando la onda sonora choca contra un obstáculo y es reflejada hacia
donde se sitúa la fuente. Si captamos dicho sonido y a continuación su relejo,
hablamos de eco. Para ello es necesario que haya solo una superficie reflectora y
debe encontrarse, como mínimo, a 17 metros de la fuente. Pero si hay numerosas
fuentes reflectoras o si es una y no está situada a 17 o más metros, el oyente
capta el sonido y la onda sonora reflejada superpuestos, produciendo la
reverberación. Este efecto puede ser muy útil para su aplicación en la acústica de
las salas de concierto.

8.4.- Timbre.

Es la cualidad que permite diferenciar dos sonidos de igual altura e intensidad


pero de diversa procedencia. Depende del grado de complejidad del movimiento
vibratorio que origina dicho sonido.

Según el TEOREMA DE FOURIER, un cuerpo que realiza un movimiento


vibratorio complejo se puede considerar que realiza simultáneamente los
movimientos armónicos simples en que ese movimiento se puede descomponer.
Si el movimiento vibratorio complejo es productor de sonido, éste se puede
descomponer en sonidos puros que provienen de los movimientos armónicos
simples componentes.

Un mismo cuerpo sonoro puede producir varios sonidos según las condiciones en
que vibre. El más grave de esos sonidos es el fundamental y los demás se llaman
parciales. Los armónicos son semejantes a la serie armónica derivada de la
misma fundamental, también llamados concomitantes o alícuotas. Los
inarmónicos no son semejantes a la serie armónica y son susceptibles de
relacionarse mediante números fraccionarios.

El conjunto de armónicos que dan lugar al timbre depende del cuerpo sonoro, de
sus características físicas y de la técnica necesaria para producir el sonido. Así, el
timbre nos permite determinar su procedencia. Esto sucede con los sonidos que
no son puros o de frecuencia única. Los puros son creados por ondas sinusoidales
y el resto surge de ondas creadas por la suma vectorial de las ondas de los
distintos armónicos.

El número de armónicos que forman el timbre de cada sonido depende del cuerpo
sonoro que lo produce y de la manera de excitar a éste. Los armónicos que se
pueden escuchar de cada uno de estos sonidos serán distintos en cuanto a
intensidad y a la distribución de energía entre ellos.

Un sonido se puede observar en un gráfico, donde se distribuyen sus armónicos o


sobretonos en frecuencias e intensidades. A esto se le llama espectro sonoro.

8.5.- Otros parámetros del sonido.

-Volumen. Se trata de una sensación subjetiva. Acudimos a él para referirnos al


“tamaño” o al “cuerpo” de los sonidos. Depende de la frecuencia y la amplitud.
Cuando crece la intensidad nos parece que aumenta su volumen, cualidad que
disminuye cuando aumenta la frecuencia.

-Densidad. Es una sensación que producen ciertos sonidos de ser más


compactos, más densos que otros. Depende de la frecuencia y aumenta con ella,
debido a la mayor velocidad con que se suceden las vibraciones en los sonidos
agudos.

(Hablar también de los fenómenos acústicos: reflexión, refracción, absorción,


difracción, eco y reverberación)

4.- EL RUIDO.

El ruido son oscilaciones desordenadas de naturaleza física diversas,


caracterizadas por tener una completa estructura temporal y espectral. En
acústica, se comprende de cualquier sonido extraño e indeseable que tiende a
interferir con la percepción de los sonidos deseados: voz, música, etc. Las fuentes
de ruido pueden ser cualesquiera oscilaciones o vibraciones en medios sólidos,
líquidos y gaseosos. También podemos encontrar sonidos musicales que debido a
su elevada intensidad o altura, pueden considerarse ruidos.

Los ruidos se clasifican estadísticamente en estacionarios y no estacionarios. El


RUIDO ESTACIONARIO se caracteriza por la constancia de los parámetros
medios: intensidad, distribución de la intensidad por el espectro y función de
autocorrelación. El ruido que se observa en la práctica y que surge como resultado
de los efectos producidos por multitud de diversas fuentes independientes, es un
ruido cuasiestacionario. El ruido con parámetros que cambian lentamente o que
duran poco es un ruido NO ESTACIONARIO.

Pero además, podemos clasificar el ruido de dos formas diferentes. En primer


lugar vamos a hacer una clasificación atendiendo al nivel de su presión sonora,
donde hablamos de ruidos de pequeño nivel de intensidad, que no producen
trastornos físicos, pero sí psicológicos si su exposición es prolongada; ruidos de
nivel medio, que producen molestias y ruidos de nivel elevado de intensidad, que
producen dolor y pérdida de audición.

Por otra parte, atendiendo al tipo de señal física que produce el ruido, éste puede
ser:

· Ruido de fondo. Ruido que nos rodea habitualmente. Es una combinación de


sonidos producidos por diferentes fuentes, unas más próximas que otras.

· Ruido aleatorio. Presenta una cantidad variable de presión sonora cuya


amplitud aparece y desaparece en función del tiempo.

· Ruido blanco. Producido por un gran número de sonidos superpuestos que


prácticamente cubren toda la gama de frecuencias. Su presión sonora es uniforme
y continua.

· Ruido continuo o constante. presenta un nivel de presión sonora no fluctuante


en el tiempo o con pequeñas variaciones.

· Ruido constante intermitente. Es continuo pero fluctuante a lo largo de


periodos moderados de tiempo. Su intensidad aumenta y disminuye regularmente.
Siempre está presente. Una variante es el impulsivo del tipo de las señales
sonoras de los semáforos.

· Ruido rosa. Varía en las frecuencias. A medida que es más grave, la sensación
de intensidad es menor. Por tanto, el ruido presentará una disminución constante
de la intensidad a medida que las frecuencias aumenten.

FUENTES Y VALORACIÓN. El hecho de que la contaminación acústica sea un


fenómeno cada vez más preocupante y que afecta a la salud de los individuos ha
hecho que la acústica se preocupe de las fuentes generadoras de ruido. Éstas
suelen ser:

· Fuentes de ruido externas a las construcciones. Son el tráfico rodado, tráfico


aéreo, obras públicas, actividades industriales y actividades urbanas comunitarias.
(comentar algo)

· Fuentes de ruido internas a las construcciones. Ruido de las personas, de


impactos, de electrodomésticos, radio y televisión…

5.- EL SILENCIO Y RUIDO COMO ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA


MÚSICA.
Los ruidos ocupan un lugar en la música. Mozart y Beethoven utilizaron a veces
los efectos de percusión de la música turca o de los jenízaros, como un adelanto
de lo que será el interés de los románticos por introducir rasgos de otras culturas
en la música occidental.

Desde hace algunos años, se considera que todos los sonidos son útiles, ya que
brindan determinadas posibilidades de expresión musical. La primera gran
aportación en este sentido fue la del futurismo, que no dudó en incorporar el ruido
a la creación musical. Francesco Balilla Pratella editó el Manifiesto de los músicos
futuristas cuyas teorías se basaban en que la música es un universo sonoro de
movilidad incesante y que había que conceder mayor importancia a los ruidos de
la multitud, grandes fábricas, trenes, etc…

El nombre que se aplicaba a sí mismo era el de bruitismo (bruit, ruido). Las


aplicaciones musicales del movimiento futurista no fueron desarrolladas por él ni
por ningún otro compositor profesional, sino por el pintor Luigi Russolo, que editó
su propio manifiesto titulado El arte de los ruidos, en el que exigía una ruptura
radical con toda la música del pasado y la aceptación de todas las nuevas
posibilidades sonoras disponibles.

Schoenberg fue uno de los primeros teóricos de la música que analizó las
propiedades del sonido. Señala que hasta entonces, solamente se había medido
la altura y que apenas si se habían intentado medir, u organizar de algún modo, el
timbre y la intensidad. Finalmente, define la altura como una de las dimensiones
del timbre.

El primer intento de utilizar una combinación de coros hablados y una música


puramente de ruidos lo hizo Milhaud en 1915, en las Coéforas, donde utiliza coros
hablados mixtos acompañados por quince percusionistas.

BIBLIOGRAFÍA: Acústica físico-musical, Antonio Calvo-Manzano. Física moderna,


H. E. White. La música del siglo XX. H. H. Stuckenschmidt.

También podría gustarte