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Historia y evolución[editar]

Escritura kanji de la palabra geisha (lit. ‘persona de las artes’).

Las geishas eran profesionales del entretenimiento y, originalmente, la mayoría eran


hombres. Las geishas usaban sus habilidades en distintas artes japonesas: música, baile y
narración. Las geishas de ciudad 市 (machi 町) trabajaban independientemente en fiestas
fuera de los "barrios de placer", mientras que las de barrio (kuruwa) lo hacían dentro de
estos. Las geishas de machi y de kuruwa no se distinguían en términos de cómo
entretener: ambos tipos de geishas cantaban, bailaban y aprendían otras artes
tradicionales. Sin embargo, la diferencia era que el incienso utilizado para marcar la
duración del servicio era menor para las kuruwa que para las machi, puesto que
entretenían en lugares con menos aglomeración de gente y con un público más selecto. Al
declinar el nivel artístico de las cortesanas, las geishas —hombres y mujeres— tuvieron
mayor demanda. Alrededor del siglo XVII, los hombres se empezaron a agotar de las
cortesanas, que, a pesar de ser muy cultas, no gozaban de la libertad para salir de su
casa, y mucho menos de su distrito. Por lo tanto, muchas cortesanas comenzaron a
retirarse de su trabajo con el fin de empezar una nueva vida.
El primer Karyukai en nacer fue Kamischiken, o "Las Siete Casas Superiores", ya que
originalmente allí solamente había siete casas de té y numerosas okiya. Hasta el día de
hoy, el número de ochaya ha ascendido, mientras que el de okiya ha descendido.
Los geishas masculinos (algunas veces conocidos como hōkan 幇間 o taikomochi 太鼓持)
comenzaron a desaparecer, y para el año 1800, las geishas femeninas (conocidas
originalmente como onna geisha, literalmente ‘geisha mujer’) los superaron en número de
tres a uno, y el término "geisha" comenzó a usarse para referirse a las mujeres con
habilidades para el entretenimiento, como en la actualidad.1
Tradicionalmente, las geishas comenzaban su entrenamiento a una corta edad. Algunas
jóvenes eran vendidas a las casas de geishas en su niñez, empezando una etapa de
trabajo en la que se las llamaba shikomi. En esta etapa debían hacer tareas de limpieza y
obedecer todo tipo de órdenes que se les encargaran. Luego comenzaban su
entrenamiento en varias artes tradicionales. Hoy en día, las shikomi también trabajan en
tareas hogareñas, y se les acostumbra a su independencia impidiendo toda comunicación
con su familia por uno o dos meses.
Durante su niñez, las geishas a veces trabajaban como criadas o asistentas de las más
experimentadas, y más tarde como minarai, aprendices de geisha (maiko) durante su
primer mes de entrenamiento, donde solo se dedicarían a observar y adaptarse; ello tras
una ceremonia en la cual se emparejaba con una onee-san que se convertiría en su
mentora y guía durante su aprendizaje en el karyukai, haciendo todo lo posible para que
fuera famosa, talentosa y respetada. Esta tradición de entrenamiento existe en otras
disciplinas de Japón. El estudiante abandona su hogar y comienza a hacer trabajos
hogareños y asistir a su mentor con el fin de convertirse finalmente en uno.
Luego del primer mes, la minarai pasa a ser una maiko "júnior" y pasa de pintarse solo el
labio inferior (distintivo de las minarai) a pintarse ambos. El tiempo de aprendizaje se
prolongaba tradicionalmente desde los 15 o 16 años hasta los 21, donde la maiko pasaba
a ser geisha veterana en una ceremonia llamada Erikae (cambio de cuello) donde el cuello
de su kimono (eri) pasa de color rojo a blanco.

La geisha (芸者) es una mujer que ha estudiado profundamente las


artes tradicionales japonesas. Esto incluye música y baile tradicional y
ceremonia del té, por ejemplo. Además también se ha formado lo
suficiente para ser capaz de mantener activa una reunión, dando
conversación, inventándose juegos, etc. En Kioto suelen recibir el
nombre de geiko (芸妓), mientras que en otros puntos de Japón
suelen llamarse geigi (芸妓).

Para una aprendiza o maiko, llamar la atención y dejar al cliente con la


boca abierta es fácil: simplemente tiene que aparecer y dejarse ver.
Su kimono y el enorme obi de colores llamativos, los vistosos
ornamentos en el pelo y su elaborado peinado sorprenden a
cualquiera.

Para una geisha, sin embargo, sorprender es un poco más


complicado. Esta mujer viste un kimono más sobrio y es en general
menos ostentosa en su apariencia, mucho más madura. Es por ello
que la única forma que tiene de asombrar al cliente es a través de sus
dotes artísticas, así como la inteligencia de su discurso, su
personalidad y su manera de ser.
La geisha
De maiko a geisha: el erikae
A la edad de 20 o 21 años o básicamente cuando la chica esté
preparada, la maiko se convierte en geisha a través de una ceremonia
llamada erikae, literalmente, «cambio de cuello». Esta ceremonia
justamente consiste en cambiar el cuello del kimono, de ahí el nombre.
Si en el caso de la maiko el cuello del kimono era de patrones rojos y
blancos, el cuello del kimono de la geisha será totalmente blanco.

Asimismo, para el erikae, la joven también cambiará el estilo del


kimono. Dado que ya no es una joven inexperta, sino una mujer con
experiencia, dejará de llevar el kimono furisode de mangas largas y se
pondrá un kimono de mangas más cortas, típico de las mujeres
casadas.

El erikae es una ceremonia muy parecida al omisedashi o debut de la


maiko, tanto en la forma como en el fondo. Para la ocasión, la joven
abandona definitivamente el peinado sakko, que ha lucido durante las
últimas semanas como maiko, y se coloca su primera peluca. Además,
como es tradicional en las ceremonias más formales del barrio, se
deja sin pintar de blanco tres (y no dos) líneas en su nuca.
La nueva geisha se dedica entonces a pasear por el barrio. Durante el
paseo, va regalando unos papeles llamados noshigami por todos los
establecimientos de importancia dentro del barrio, pidiéndoles su
apoyo en el nuevo camino que emprende. Asimismo, igual que hizo
durante su debut, durante los tres días siguientes al erikae, la mujer
viste un kimono negro en el que se distingue el blasón, mientras que
los tres días posteriores viste un kimono colorido y llamativo. A partir
del séptimo día, la nueva geisha ya vestirá sus kimonos habituales.

Si la mujer ya tiene un danna, un patrono, éste será el que asumirá los


elevados gastos de vestuario. Sin embargo, actualmente esto es algo
extremadamente inusual, de manera que son ciertos clientes los que
se hacen cargo del gasto (a través de tarifas increíblemente elevadas
o de regalos sueltos que puedan hacerle). A veces, es la okiya la
encargada de crear el «armario» de la chica, aunque esto último no es
obligatorio. Sin embargo, sí suele ser habitual que la okiya le regale o
preste a la nueva artista algunos de sus kimonos.

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