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SEMINARIO DE PSICOPATOLOGÍA
Trabajo: Ensayo
Piscopatología y Terapia Gestalt
Piscopatología y Terapia Gestalt
Muchas veces el adueñarse de los criterios con los que se cumple para tener un
diagnóstico, hace que las personas no se puedan responsabilizar de sus actos, y
lleguen a creer que la mayoría de decisiones o acciones realizadas, son hechas
por su enfermedad y no por ellos.
Es muy importante conocer que el tipo de lenguaje que se utiliza cuando una
persona es diagnosticada, tiene que ser adecuado y no de culpabilidad o de
juzgar, ya que suele jugar un papel muy importante, pues es el que logra promover
más conflictos y enfrentamientos consigo mismo por tener una enfermedad
mental, en lugar de percibir que el diagnostico puede ser una oportunidad de
buscar soluciones y crecer a partir de los hechos que están viviendo.
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(Jarne Esparcia & Talarn Caparrós, 2006)
Lo que más importancia tiene en este enfoque es la experiencia a partir de lo que
está viviendo, en la cual debe dejarse sentir, conocer y aceptar esa parte de él y a
partir de conocerse y vivenciar, logre experimentar aquello que no desea ser y
amplíe su panorama; generando que su trastorno o enfermedad, no sea más que
solo una pequeña parte dentro de todos los demás aspectos y experiencias que lo
conforman.
Seguramente durante todo este proceso, el cliente presentará algo inevitable que
es el sufrimiento emocional, pues cambiar de perspectiva o incluso caer en cuenta
y recordar las vivencias, le permitirán a la persona experimentar nuevamente
emociones que quizá no se había permitido sentir o bien había creído que estaban
superadas y al darse cuenta que siguen doliendo con la misma intensidad de
antes, podrá reflexionar que quizá aún no ha aceptado o superado esa experiencia
como en algún momento lo pudo llegar a creer.
Quizá en este momento de sufrimiento emocional para el cliente sea difícil abrirse
a nuevas posibilidades en su vida y más aún cuando en la terapia al tocar temas
aún sensibles y retirarse del consultorio con ese sentimiento, pensamiento y hasta
un cierto punto incertidumbre sobre lo que en terapia trató, lo llevarán a
enfrentarse a su emoción, y no solamente a eso, sino también a todo aquello que
allá jugado un papel significativo en su vida que hacen que vea de tal manera
alguna situación que no se permita estarla viviendo porque le enseñaron que
estaba mal o que no era bien visto para la sociedad.
Con ello me refiero a los arquetipos, a las creencias o idealizaciones, por lo que el
cliente tendrá que quizá desprenderse de algunas enseñanzas heredadas familiar
o socialmente que no encajan con su vida o con lo que realmente quiere y a partir
de este enfrentamiento puede ser que encuentre significado de la experiencia a
partir de su propia perspectiva y le dé el significado que él desea permitiéndole
procesar y asimilar su realidad.
Es importante señalar que las experiencias nunca podrán ser generales, pues
aparte de que cada experiencia se vive en una historia y en una temporalidad
distinta, cada persona vive, se permite vivir y sentir de una manera diferente, así
que solo la generalidad es una referencia del cómo se supone que debería ser y la
realidad y la existencia se basan en que es lo que se está haciendo con lo que
está sucediendo, de qué manera la experiencia permitimos que nos destruya o
nos construya y surjamos a partir de ella.
Solemos ver como normal el hecho de estar ubicados en tiempo, espacio y
persona, estar atentos en lo que sucede en el exterior y lo que estamos viviendo
con las personas que convivimos, es por eso que cuando existen personas que
comienzan a estar más concentradas en lo que les sucede internamente que en el
exterior, la sociedad comienza verlas como personas enfermas que no gustan de
convivir y/o relacionarse con los demás, sin darse cuenta o entender que estas
personas que están interiorizando y auto explorándose posiblemente llegaron a
perderse o a desconocerse a sí mismas por alguna situación vivida, por lo que al
ahora hacerlo se comienzan a sentir en un espacio extraño e incluso ajeno, lo cual
las hace sentir incómodas y con miedo pues seguramente no se están
reconociendo en lo que se han convertido a partir de una experiencia que ha sido
sumamente significativa en su vida.
Cuando una persona comienza a conocerse e incluso reconocerse después de
auto explorarse y adentrarse en sí mismo, puede llegar a perderse muchas veces
o sentir que no existe algún otro camino que pueda sacarlo de la problemática que
está pasando, quizá se confunda, incluso quizá se tenga que enfrentar a aquellos
temores vistos como monstruos que debe superar para lograr construirse
nuevamente y sacar una experiencia sana dentro de la experiencia negativa a la
cual se ha enfrentado.
El que una persona comience a dedicarse tiempo en conocerse a sí misma, es
una de las mejores inversiones de nuestro tiempo y energía pues es permitir y
aceptar adentrarse a una montaña rusa la cual podría resultar peligrosa, pues
podría llevar incluso a dudar de la propia existencia, pero también puede llevarnos
a conocernos y aceptarnos tan bien que podamos lograr desechar aquellas
experiencias o pensamientos introyectados que puede lastimarnos e incluso
limitarnos.
La terapia Gestalt a comparación de las demás corrientes psicológicas es que a
pesar de que no descarta la existencia del trastorno mental ya que lo ve como solo
una experiencia más que vive el ser humano, es versátil en cuestión del proceso
terapéutico que utiliza, pues la focalización del tema sobre el que quiere hablar el
paciente, irá dando la pauta para irse sumergiendo en el mundo del cliente e ir
tocando aquellos aspectos que la persona permita y podamos adentrarse a ellos,
toda vez que a partir de saber escuchar y prestar atención en aquellos detalles
que el paciente va dando, nos será posible como terapeutas lograr llevarlo poco a
poco a un espacio en el cual el paciente vaya tocando poco a poco aquellas
experiencias que le duelen o que han generado en el algún conflicto y lo han
llevado a desarrollar un trastorno como una forma de salvaguardarse y
mantenerse protegido de lo que le está sucediendo.
Estás experiencias sin duda alguna estarán llenas de emociones y sentimientos
que se convierten en el centro de la terapia, por lo que se debe tratar que estas
emociones sigan surgiendo en un ambiente terapéutico de confiabilidad y libertad,
ya que si se llega a transformar en un ambiente rígido, el paciente puede
comenzar a deformar la realidad para no sentirse juzgado o incluso pretenda ya no
hablar del tema porque necesita protegerse nuevamente por confesar un
sentimiento o emoción, lo que la llevará a adentrarse en un patrón patológico en el
cual puede intentar encajar para no sentirse diferente a los demás pues al querer
poner en ejercicio su unicidad y sus sentimientos ha sido juzgada y necesita
sentirse aceptada, para ya no ser mal vista o etiquetada por la sociedad o el
contexto en el que se desarrolla.
Resulta importante que como terapeutas conozcamos que si estamos llenos de
prejuicios e incluso de problemáticas que coinciden en algún momento con la de
los pacientes, nos portaremos rígidos e incluso insensibles con lo que el paciente
nos está contando, logrando que el ejercicio terapéutico va a fallar y
probablemente fracasará, pues el paciente no acude a terapia para volver a ser
juzgado, sino todo lo contrario, recurre a un proceso terapéutico con el fin de ser
escuchado y guiado al encuentro consigo mismo y sobre todo a enfrentarse y
encontrar el origen de su enfermedad.
La experiencia se da a partir del contacto con los demás, saber que existimos a
partir del otro puede llegar a ser en algún momento patológica, pues si nos damos
cuenta, todas las personas somos un diagnostico andante, cumplimos con
nuestros propios criterios de enfermedad, incluso nos arraigamos tanto a nuestra
forma de ser que al descubrir que alguien no acepta o no es como nosotros somos
y pretendemos que los demás sean, comenzamos a juzgar y etiquetar
mencionando que son personas que salen de la normalidad y del parámetro.
Sin embargo la función del terapeuta dentro del proceso es dejar fuera del
consultorio los prejuicios saber que a partir de conocernos y reconocernos
podemos llegar a experimentar la situación de vida del paciente, estar en ese
momento terapéutico con ellos en todos los sentidos y compartir la experiencia,
para que a partir del contacto surja la experiencia de asimilar y enfrentar las
emociones que envuelven las experiencias del paciente, llegando el mismo
paciente a la conclusión de que tiene un trastorno pero que eso no lo va a definir
para toda la vida, simplemente es un momento, una experiencia y quizá la mejor
manera que su mente encontró para hacer frente a los sucesos que emocional y
mentalmente pudieron haberlo destruido de no haber desarrollado tal diagnóstico.
REFERENCIAS: