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Metodologías I
Protocolo de investigación:
Tema de investigación:
Pregunta de investigación:
¿Es posible una formación moral derivada de los postulados éticos en la obra de
Arthur Schopenhauer y, si no es así, cuáles son sus repercusiones?
Objetivo:
Justificación:
Estado de la cuestión:
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Asunto que se desarrollará en la parte referida al marco teórico de este texto.
del supuesto de que es posible una educación o formación de los sujetos sin tener
en cuenta el andamiaje metafísico de la voluntad y el concepto como tal.
Andamiaje que es de mi interés para la exposición y el problema a trabajar en
tanto que se ancla, al menos conceptualmente, al concepto del sadismo y el
problema que se deriva del mismo en la formación ética de las personas.
Así que, al querer trasladar a la filosofía práctica el método que con tanta
fortuna había aplicado en la filosofía teórica, y pretender así separar también
aquí el puro conocimiento a priori del empírico a posteriori, Kant asumió que,
así como conocemos a priori las leyes del espacio, del tiempo y de la
causalidad, también de la misma manera, o si no análoga, la pauta moral de
nuestro obrar nos es dada antes de toda experiencia y se manifiesta como
imperativo categórico, como obligación absoluta. ¡Pero qué inmensa es la
diferencia entre ambos! (DPFE, 132-133)
De esta manera, son posibles dos cosas; la primera, ver el fundamento de
la acción humana como algo que no se desprende de una perspectiva deóntica y
al mismo tiempo como algo ajeno al paradigma de la razón kantiano. Pues no es
posible la acción humana tal como se da el conocimiento en nosotros, es decir,
derivado de leyes a priori o antes de toda experiencia posible. Hacer tal
afirmación nos devolvería al plano teológico en donde “existe” una autoridad
reguladora que determina la acción humana, en este caso sería una ley universal
de la acción humana derivada de la Razón pura.
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En adelante “DPFE”.
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La ley de motivación en la obra de Schopenhauer es fundamental para la explicación de las acciones
humanas, en donde la Voluntad es el principal motivo para las mismas. Derivado de lo anterior,
Schopenhauer va a determinar que la Voluntad es el principio metafísico de todo lo existente, no obstante.
La teología moral kantiana fuerza a la aceptación de los postulados prácticos
bajo la convicción de su indispensabilidad para la fundamentación de la
moralidad. Esto es, los postulados han de ser tenidos por verdaderos, pues
si no, no sería posible la moralidad, ni tampoco su realizabilidad (p. 278-
279).
Así pues, dado que una compresión de las acciones humanas desde Kant
tiene unos supuestos cuestionables y que deben ser admitidos como verdaderos
para dar con una fundamentación de las acciones humanas. Es menester ahora
mostrar cuál sería para Schopenhauer el verdadero fundamento de la acción
humana, separado de una visión deóntica y quizás arbitraria, para ello es
necesario realizar un pequeño esbozo de lo que sería su apuesta antropológica
acerca de lo humano.
Al sujeto del conocimiento, que por su identidad con el cuerpo aparece como
individuo, ese cuerpo le es dado de dos formas completamente distintas: una
vez como representación en la intuición del entendimiento, como objeto
entre objetos y sometido a las leyes de estos; pero a la vez, de una forma
totalmente diferente, a saber, como lo inmediatamente conocido para cada
cual y designado por la palabra voluntad (MVR §18, 119-120).
Dado que el humano es un sujeto con razón, pero también con cuerpo su
accionar no está determinado por la razón simplemente como lo podría ser para
un filósofo como Kant. La relación con el mundo, explica el filósofo de Danzig, va
a ser determinada por el cuerpo, y no como una representación como lo preferiría
Kant, sino como la voluntad que hay de él. A lo que llega Schopenhauer con este
planteamiento es a determinar como fundamento de las acciones humanas al
deseo y no a la razón. Opina nuestro autor que la razón funciona como una
herramienta que es base del conocimiento representacional pero que no
determina las acciones de las personas, en tanto que estas están ligadas al deseo
que hay detrás de las mismas. Por ello, el que la ley de motivación no sea más
que la relación causal entre lo deseado y la acción humana. De esta manera, el
fundamento de la acción humana para Schopenhauer es, en primera instancia, un
deseo egoísta por el cual están dirigidas todas las acciones, es decir, por la
necesidad de “resolver” dicho deseo evitando el dolor y persiguiendo el placer,
cualquiera que sea su forma.
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Schopenhauer menciona que la ética es una disciplina que se dedica a la búsqueda del fundamento de
nuestras acciones, no de imponer cómo debemos actuar, esto es propio de la moral (DPFE, § 12 y 13);
planteamiento que se comparte con Joan Carles Melich y se explicará más adelante.
ejemplo, por mor de su sufrimiento, puede que incluso sea subversivo ante lo que
está determinado como deber; 3.1. Responder a la pregunta “¿qué sucede con
todos aquellos que han sido excluidos de la dignidad?” (Melich, 2010, p.233),
implica rechazar a la dignidad como configuradora de un ejercicio ético, pues
dicho concepto es excluyente, o como lo enuncia Melich (2010), haciendo alusión
a lo planteado por Richard Rorty y Judith Butler:
Nussbaum, M. (2010). Sin fines de lucro. Por qué la democracia necesita de las
humanidades. Buenos Aires, Argentina. Editorial: Katz editores.