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La música para Platón, y quizás para los griegos de la época de él, no es, ni
entretenimiento para un grupo de espectadores, ni una industria como lo podría ser
para nosotros en la actualidad. Quizás esclareciendo la mencionada distinción a
partir de lo mencionado por Platón con respecto a la música en su modelo
educativo y por ende político se podría librar al filósofo de juicios relacionados con
la “censura” hacia el arte. Para dar cuenta de dicha distinción es preciso comenzar
desde lo que opinaba Platón en las Leyes acerca de la función de la educación:
La sentencia del Ateniense: “todo aquello en lo que esté presente alguna forma de
autodominio es digno de alabanza, mientras que aquello en lo que éste se relaja
es muy dañino” (637b-c), da cuenta de qué es lo que se buscaría con la prohibición
o no de determinadas cosas a través de las leyes: el autodominio3, entre dichas
leyes estarían las relacionadas con las “bebidas comunes” y la “innovación en la
música”. Es pertinente así, realizar una breve descripción sobre las “bebidas
comunes” y cómo esta “institución” está vinculada con la educación 4 y, a su vez,
con la formación de la virtud.
Cerca del final del primer libro, el Ateniense esgrimirá algunos argumentos para
contrariar la posición de Meligio en correspondencia a la prohibición de las
“bebidas comunes”, pues, por el contrario, el Ateniense propondrá una regulación
acerca de la bebida de vino, pero no su prohibición 5, este realiza una apología de
dicha actividad debido a que a través de ella se puede acceder al “pudor” y regular
a su vez el dolor y el placer. En dos sentidos se da dicha argumentación acerca de
2
Los términos en griego clásico sigue a la edición bilingüe (inglés y griego) de Robert Gregg Bury,
de 1961.
3
La traducción que ofrece a este término Robert Bury es la siguiente: “strain of firm moral fibre” (p.
43).
4
641d.
5
666a-b.
la ingesta de vino; primero, el Ateniense hace referencia al estado de “embriaguez”
y la posibilidad de ejercitar –de manera “didáctica”– la virtud en relación a la
“desvergüenza” y los límites que se deben imponer en el actuar en dicho estado,
pues los ciudadanos deben actuar conforme a la virtud por lo que la bebida sería
entonces un ejercicio en el cual se “practica” la virtud; segundo, la bebida puede
ser para quien pretenda legislar una forma de “probar” cuál es el estado en
relación a la virtud de sus ciudadanos, es decir, esta práctica permitiría ver al
legislador qué tan virtuosos son sus ciudadanos de una manera “que supera a las
otras en economía, seguridad y rapidez” (650b) y daría pie a legislaciones como
ejercicio político propio del legislador.
6
Con música Platón se refiere a la Danza coral, la cual está compuesta por canto y baile (654b-c).
“alegren” con imitaciones contrarias a las bellas es que no han sido educados
correctamente, y dado el principio de semejanza 7, aquel será una persona viciosa.
Así pues, para Platón es claro que la única forma de legislar correctamente sobre
la música en búsqueda de la corrección del placer es el negar la posibilidad de
realizar obras que fomente otro tipo de placeres que no se correspondan con la
ley, lo que quiere decir que no es posible la “innovación” en el proyecto legislativo
platónico en las Leyes, pues ello socavaría la intención de legislar en búsqueda de
la virtud.
7
“lo semejante ama a lo semejante si es mesurado, pero que las cosas que carecen de medida no se aman
entre sí ni a las mesuradas” (716c-d).
Para finalizar la reconstrucción referida al libro II es pertinente mencionas que para
Platón, educar para el placer sobre lo que es virtuoso implica que se entienda muy
bien que la virtud produce placer y no lo contrario a ella. Por medio de un
argumento nuestro autor va a tratar de reforzar dicha idea, es el siguiente: quien es
justo concibe que la justicia es lo que genera más placer, quien no lo es dirá lo
contrario a ello, por lo que si se reproduce la idea de que la justicia no es
placentera, se estaría siendo educado por la mirada del injusto, que ve en otras
cosas que no son la justicia el placer como tal, en bienes por ejemplo, como el
poder y la riqueza. Por consiguiente, aquel que conoce la virtud y el vínculo que
tiene con el placer debe estar encargado por disposición legal de la educación de
los jóvenes, por lo tanto, quien debe liderar los coros son los ancianos, los
conocedores de la virtud, los más educados en la música y la virtud, los que
propendan por la imitación y reproducción a través de la música de la virtud y
eviten la innovación. Estos se encargarán de los coros dionisiacos en el cuales se
concretan las dos actividades que se han desarrollado hasta el momento en este
ensayo, la “bebida en común” y la “música”. Quizás es precisamente lo que hace
pensar al ateniense que no debe prohibirse ninguna invención en la comedia8,
pues esta no tenía la misma intención de la música “seria”.
8
“Pues no es posible comprender lo serio sin lo ridículo ni lo contrario sin todo lo contrario, si uno quiere
llegar a tener discernimiento, aunque, por otra parte, debe ser capaz de hacer ambas cosas si quiere llegar a
ser mínimamente virtuoso, sino que es necesario que las aprenda para que nunca haga o diga cosas ridículas
por ignorancia, cuando no debe en absoluto. Hay que encargar a los esclavos y a extranjeros a sueldo que
hagan tales imitaciones. Nunca debe haber ninguna seriedad en estas cosas, ni ningún libre, mujer u hombre,
debe aparecer aprendiéndolas, sino que continuamente debe representarse alguna imitación cómica nueva.”
(Libro VII, 816c).
“censura” a la concepción de la misma por parte de Platón. En primer lugar, no
debe ser tarea de la música realizar una interpretación acerca de lo que
determinado artista pensara o sintiera, por decirlo vagamente, de hecho los
poetas9 debían ser “vehículos” de las Musas, y por ello que fuese necesario
prohibir el que dejaran de realizar dicha tarea. En segundo lugar, la tarea de la
música como actividad comunitaria era la de representar acciones e inducir a
actuar a las personas de determinada forma, esta forma es la de la virtud. Estas
dos razones serán desarrolladas en lo que sigue aunado a lo ya mencionado en la
reconstrucción del Libro II de las Leyes. Finalmente, no se podría hablar de
“censura” al “genio artístico”, porque como se mencionó, la creación artística era la
imitación de lo que era bello, es decir, no era la posibilidad de hacer un despliegue
subjetivo acerca de la interpretación del mundo a través de una técnica, como se
podría considerar hoy al arte. En últimas, el arte griego que describe Platón en la
Leyes no se corresponde al contemporáneo, en tanto su función efectiva en la
construcción cultural y por consiguiente política y legal.
Si bien en el libro VII de la obra se establece la ley que hace que los poetas no
puedan mostrar su obra al público antes de ser revisada por los guardianes de la
ley, aquello para determinar si estas son acordes a lo que debería propender la
exposición al público de este tipo de obras, esto no es gratuito o no se da como
defensa de un régimen político per se, sino más bien, está aunado, como ya se
mencionó, a la función de la música. Por una parte, la finalidad de la música en el
libro VII, además de lo comentado ya del libro II, tiene una función de “plegaria”,
esto se establece como la “segunda ley” en relación a la música, dice el Ateniense:
“¿Cuál sería la segunda ley de la música? ¿No será que los cantos deben ser
plegarias para los dioses a los que realicemos nuestros sacrificios en cada caso?”
(801a-b), ante lo cual Clinias responde afirmativamente. El Ateniense menciona,
por tanto, que para evitar hacer una petición errónea a los dioses, pidiendo un mal
por un bien, pues tampoco el poeta distingue muy bien entre ellos dos 10, debe
presentarse con antelación la obra a los guardianes de la ley, en este caso al
9
Encargados de la realización de las obras artísticas a través de la inspiración divina (719c-d).
10
Véase 801C.
encargado de la educación y de la música. Por otra parte, aunado a este fin, la
música también poseía la función de honra fúnebre, pues se creaban canciones
para aquellos que fallecían y eran dignos de admiración 11, por lo que hacer algo
que dañe dicha institución podría verse como una deshonra a dichos muertos. En
esta medida, como se había mencionado, la concepción platónica de la música en
relación a su finalidad puede llegar a distar con la visión contemporánea, por lo
que protegerla legalmente quizás no se podría llegar a ver como “censura”. Al
parecer como lo muestra Platón a través de la descripción de la acción artística de
la época, esta no se trataba de una actividad autónoma por parte del artista, es
decir una actividad cargada de intensión por parte del mismo, sino más bien una
representación de la verdad dada por los dioses 12 y que tenía mucho peso en la
organización de la ciudad, por lo que hacer algo contrario a ello, era afectar a sus
congéneres directamente. De esta manera podemos decir que la acción artística
que se saliera de los lineamientos legales, más que afectar el orden social,
afectaba a los ciudadanos, pues los invitaba a desistir de una forma ideal de vida.
11
Véase 801e-802a.
12
Tal como lo expone Silvana Di Camillo en la tesis titulada El problema de valoración platónica del arte en las
Leyes A propósito de la música y la educación en los libros II y VII (2003, p.2).
dirigiera hacia el vicio, por lo que era necesario prohibir dicha actividad del mismo,
que, como ya se mencionó, usualmente era “inconsciente”, pues la música debía
ser imitación de lo bello ofrecido por la inspiración de las Musas y los dioses.
Con este ensayo quería llamar la atención sobre el hecho de que se denomine
“censura”, y quizás se vea como algo condenable, a la perspectiva que ofrece
Platón sobre la prohibición de la música y el arte que no obedeciere a la forma de
hacer música que se saliera de los esquemas convencionales que intentaban
fomentar la virtud. Llamar la atención en el sentido que hay que realizar una
matización antes de realizar dicho juicio sobre lo dicho por Platón, matización que
incluso el mismo Francisco Lisi en su introducción al diálogo no realiza y denomina
sin más como “censura” lo realizado por Platón (p.98).