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Facultad de Filosofía
Instituto de Estética
La estética antigua
Giovanni Lombardo
“Para los antiguos griegos, el descubrimiento de la belleza coincidió con la intuición del
mundo” (Lombardo, 13) Se postula este “orden bello”, kósmos, como un sistema de partes
organizado; y que será dicho sentimiento lo que dé paso a una filosofía y una lucha con el
universo que creará las normas e instituciones. Así es que el “orden bello” se impregna en
todos los aspectos del mundo: cognitivo, moral, sociopolítico, religioso y artístico.
Si bien en el mundo antiguo lo estético no estuvo delimitado como tal, en vez de decir que
no existía lo estético, es más correcto decir que todo lo era. Es necesario no mirar en menos
los avances y desarrollos en esta materia que tuvo el mundo antiguo.
Pese a todo lo que puede tomarse del mundo antiguo y considerarse antecedente a
desarrollos modernos, hay una diferencia crucial y es que para los antiguos lo bello y el arte
trabajan en distintos ámbitos. La belleza antigua se busca en el cuerpo (también a nivel
moral) y la naturaleza, de ahí su relación con lo bueno.
Al ser lo bello perteneciente a todas las esferas es complicado para el estudioso moderno
poder acercarse a ello tomando la totalidad de lo que abarca. Se postula entonces guiarse
por la “gran teoría”, tomando la palabra kósmos, el plano de su composición, su producción
y su recepción. Y trabajar desde allí.
“Ya desde la época arcaica el arte se concibe como una totalidad compuesta de elementos
que representan miméticamente un orden externo a la obra misma y que (…) generan placer
y admiración” (Lombardo, 17) La mímesis se entiende entonces como imitación para
causar placer, pero no sólo eso, no sólo los “procedimientos”, también la “adopción de
comportamientos” y el “vínculo entre los hombres y las cosas” (Lombardo, 17).
Se reconoce, sin embargo, que lo mimético es distinto a la realidad que intenta reflejar, y
según su parecido con esta será juzgada. Con el pensamiento platónico habrá un nuevo
desarrollo, que incluirá la “tensión entre la idea e imagen” (Lombardo,17) y del
empobrecimiento del arte en un plano ontológico.
Este placer “confirma el poder seductor de la obra de arte) (Lombardo, 18) más aún en el
caso de la poesía y el canto, que son vistos como dones divinos. Se reconoce entonces un
“deleite de los sentidos” que hace relación con la etimología de la palabra áisthēsis y la
interpretación que hoy se le da a la estética.
Este deleite se complementa también por el reconocimiento e identificación con lo que se
percibe, produciendo emotividad en quien lo capte y generando un “consenso
ritual”(Lombardo, 19) en que el ser espectador es ser también avalador de lo que se
representa. Desde una intelectualización de estas formas de sentir es que aparecerá la
katharsis, como una recepción “más meditada y consciente.” (Lombardo, 20).
Desde Ulises y su habilidad de plantear los hechos “como si” el hubiera estado allí, nace el
problema de la “credibilidad del conocimiento mimético” (Lombardo, 20). Desde
Aristóteles se explica esta capacidad de la poesía como aspergasía, la habilidad de
representar lo real y lo posible. Se reconoce entonces desde su origen el poder persuasivo y
de engaño de la belleza.
Reflexiones personales
Lo que destaco del texto y me ha llevado a una reflexión personal es el cuestionamiento de
la palabra hablada, y esta vista como medio del que hay que desconfiar; esto me hace
absoluta coherencia con lo visto en Experiencia Estética y cultura tradicional, donde se dijo
que Chile no tiene una cultura del libro, es una cultura del decir incluso mas que del hacer,
nos quedamos en la forma y no en el contenido, es siempre el cómo lo dijo (Espinoza).
La cultura chilena entonces, sería opuesta a la argentina, que es definitivamente una del
libro; surge entonces un tremendo interés y necesidad de realizar un estudio comparativo
que abarque lo político y lo estético desde la literatura y el habla (volviendo a ver lo
estético en lo político-social). Y aunque bien, sería reduccionista creer que uno es por
completo causa del otro, creo que la conexión, sea de causalidad o no, no debería
desestimarse tan rápidamente ¿será Chile efectivamente tierra de poetas? ¿será entonces
Argentina tierra de filósofos? Es claramente necesario una matización de los conceptos,
pero la idea ha quedado, y sostengo que quizá algo se puede aventurar al ver que Chile ha
obtenido dos premios nobel en literatura y Argentina (de entre otros que son mas
relacionados con la ciencias y medicina) dos premios nobel de la paz.
Bibliografía
- Lombardo, Giovanni. La estética antigua. Trad. Francisco Campillo. Madrid:
Antonio Machado libros, 2015.
- Espinoza, Felipe. “Introducción” Experiencia estética y cultura tradicional, 14
febrero 2022. Pontificia universidad católica de Chile, cátedra.