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******** SALA REGIONAL METROPOLITANA

ACTOR :

TRIBUNAL FEDERAL
DE JUSTICIA
EXPEDIENTE: *********
FISCAL Y ADMINISTRATIVA

MAGISTRADA INSTRUCTORA:
*****************************

SECRETARIA DE ACUERDOS:
*****************************

México, Distrito Federal, a dos de febrero del dos mil


once.- V I S T O S los autos del juicio en que se actúa y
encontrándose debidamente integrada la Sexta Sala Regional
Metropolitana del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y
Administrativa, por los CC. Magistrados Licenciados
*************************** como Presidenta e Instructora en el
presente juicio, *************************** y *************************** en
sesión de esta misma fecha, ante la presencia de la Secretaria de
Acuerdos, Licenciada ***************************, quien autoriza y da
fe; encontrándose integrado el expediente y cerrada la instrucción,
con fundamento en el artículo 49 de la Ley Federal de
Procedimiento Contencioso Administrativo, se procede a dictar
sentencia definitiva en el presente juicio en los siguientes términos:

RESULTANDO

1°.- Por escrito presentado en la Oficialía de Partes


Común para las Salas Regionales Metropolitanas de este Tribunal el
día 06 de enero de 2010, compareció el XXXXXXXXXXXXXX, por
su propio derecho, a demandar la nulidad de la resolución contenida
en el oficio 500-72-01-00-01-2009-24936 de 9 de septiembre de
2009, emitida por el Administrador Local de Auditoría Fiscal del
2

Norte del Distrito Federal, del Servicio de Administración Tributaria,


mediante la cual se procede a devolver al contribuyente la cantidad
de $86,347.00; y se rechaza la cantidad de $3’508,231.00, que
disminuyó de sus ingresos por concepto de gastos médicos
generados a nombre de su cónyuge.

2º.- Mediante acuerdo de 7 de enero de 2010, se admitió


a trámite la demanda de nulidad interpuesta, así como las pruebas
ofrecidas, y por lo que hizo a la prueba pericial en materia contable
se tuvo por designado al perito propuesto por la accionante y por
exhibido el cuestionario sobre el cual versaría dicha prueba;
ordenando correr traslado a la autoridad demandada para que
dentro del término de ley contestara la demanda, designara perito
de su parte y en su caso ampliara el cuestionario propuesto por la
actora, apercibiéndole que en caso contrario se consideraría
únicamente al perito y cuestionario propuestos por el enjuiciante.

3°.- Por acuerdo de 05 de abril de 2010, se tuvo por


contestada la demanda, por admitidas las pruebas ofrecidas, así
como por designada a la perita de la autoridad demandada y por
ampliado el cuestionario propuesto por el enjuiciante.

En el mismo acuerdo, a fin de desahogar la prueba


pericial en materia contable, se requirió a las partes para que
presentaran a los peritos propuestos, a efecto de que acreditaran y
aceptaran el cargo, y protestaran su legal desempeño; lo que
aconteció mediante proveídos de 20 y 25 de mayo de 2010, en los
que se requirió a dichos peritos para que dentro del término legal
rindieran sus dictámenes, apercibidos que en caso contrario se
consideraría únicamente el dictamen de la parte que lo hubiese
rendido dentro de dicho término.
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4º.- Mediante proveído de 02 de agosto de 2010, se


tuvieron por rendidos los dictámenes periciales en materia contable
por los peritos de las partes, y al determinarse que resultaban
contradictorios se designó perito tercero en discordia, a quien se
requirió para que en el término legal aceptara el cargo y protestara
su legal desempeño; hecho que se asentó en proveído de 31 de
agosto de 2010, requiriendo además a dicho perito para que en el
término de ley rindiera su dictamen con el apercibimiento que en
caso contrario se informaría de dicha omisión al Contralor Interno de
este Tribunal.

5o.- Por acuerdo de 01 de octubre de 2010, se tuvo por


rendido el dictamen del perito tercero en discordia; y advirtiéndose
que habían quedado desahogadas las pruebas ofrecidas por las
partes, se concedió a las mismas el plazo previsto en el artículo 47
de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo,
para formular sus alegatos por escrito, derecho que únicamente fue
ejercido por la parte actora.

6o.- Mediante acuerdo de 02 de diciembre de 2010, se


declaró cerrada la instrucción, según lo dispuesto en el artículo 47
de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo.

CONSIDERANDO

PRIMERO.- Esta Sala es competente para conocer del


presente juicio, en términos de lo dispuesto por el artículo 14,
4

fracción II, de la Ley Orgánica del Tribunal Federal de Justicia Fiscal


y Administrativa, así como también de conformidad con lo
preceptuado por los artículos 21 fracción XVII y 22 fracción XVII del
Reglamento Interior de este Tribunal, vigente a partir del 16 de
noviembre de 2009.

SEGUNDO.- La existencia de la resolución impugnada


se encuentra debidamente acreditada en autos, con la exhibición
que de su original hace la actora y que hace prueba plena de
conformidad con lo previsto por los artículos 129 y 202 del Código
Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria; y por la
aceptación expresa que de su existencia realizó la autoridad en su
contestación a la demanda.

TERCERO.- Esta Sala entra al estudio del único


concepto de impugnación del escrito de demanda hecho valer por el
actor en la parte en donde aduce que la resolución impugnada es
ilegal, porque la autoridad demandada interpretó indebidamente el
artículo 176, fracción I de la Ley del Impuesto sobre la Renta, al
negar parcialmente la devolución del saldo a favor generado por las
deducciones personales del ejercicio fiscal de 2008, lo cual es
violatorio del artículo 38, fracción IV del Código Fiscal de la
Federación.

Que lo anterior es así, pues la autoridad demandada al


resolver la solicitud de devolución presentada el 25 de mayo de
2009, debió de tomar en cuenta, que si a los ingresos obtenidos por
su esposa en el 2008, por la cantidad de $759,089.00, se le restan
las erogaciones realizadas en cantidad total de $4’052,014.00, para
hacer frente a su enfermedad es evidente que tales gastos
rebasaron los ingresos que durante el ejercicio de 2008 obtuvo ésta,
provocando que sus ingresos reales se vieran reducidos a cero, por
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tanto carecía de los medios económicos para hacerse cargo de


ellos, y en ese sentido el hoy actor se vio obligado al pago de las
cantidades excedentes en términos de los artículos 302 y 308,
fracción I del Código Civil del Distrito Federal, que señalan la
obligación del pago de alimentos entre cónyuges, por lo que si
dichos ingresos se reducen a cero la condición de la fracción I del
artículo 176 de la citada Ley se actualizó, por lo que el derecho del
actor para efectuar la deducción solicitada por concepto de gastos
médicos, dentales y hospitalarios para su esposa se hace patente.

Continúa argumentando que, de una correcta


interpretación al citado artículo 176, fracción I, se obtiene que el
mismo implica un reconocimiento de la posibilidad de deducir gastos
médicos que benefician al cónyuge, en aquellos casos en que se
encuentre imposibilitado por sí mismo para afrontar los gastos
médicos, cuando éstos excedan de su nivel de ingresos, ya que en
la fracción VI de dicho precepto legal, se establece precisamente la
posibilidad de que los contribuyentes deduzcan las primas por
concepto de seguro de gastos médicos que beneficien a sus
cónyuges sin que en tal supuesto se establezca limitación alguna
con base o referencia a los ingresos obtenidos por éstos; lo que
reconfirma que la interpretación de la norma a debate, fracción I,
debe hacerse en una forma integral.

La parte demandada al contestar la demanda,


sostiene la legalidad y validez de la resolución impugnada
argumentando que para que se actualizara el beneficio señalado en
6

la fracción I del artículo 176 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, a


favor del enjuiciante era necesario que su cónyuge la C.
XXXXXXXXXXXXXX, no percibiera durante el año de calendario ingresos
en cantidad igual o superior a la que resulte de calcular el salario
mínimo general del área geográfica de dicha contribuyente elevado
al año.

Sin embargo en el caso tal como lo reconoce el actor su


cónyuge presentó su declaración anual del ejercicio fiscal de 2008,
en la que manifestó ingresos en cantidad de $759,089.00, que es
superior a la cantidad resultante de calcular el salario mínimo
general del área geográfica de dicha contribuyente elevado al año,
esto es a $19,195.35, tal como se razonó en la resolución
combatida, de ahí que sea improcedente la deducción en cantidad
de $3’508,231.00 que pretende el accionante, pues tal actuación se
contrapone a lo ordenado por el citado artículo 176, fracción I de la
Ley del Impuesto sobre la Renta.

Asimismo señala que por lo que hace al argumento del


actor respecto a que se encuentra obligado a pago de los gastos
médicos y hospitalarios, ya que en términos del artículo 302 y 308
del Código Civil del Distrito Federal, es deudor alimentario, el mismo
es infundado, dado que dichos artículos son inaplicables al presente
caso, pues son las leyes fiscales las que el actor esta obligado a
observar, en específico la fracción I, del citado artículo 176 de la Ley
del Impuesto sobre la Renta, que señala que sólo puede llevarse a
cabo una deducción sí el cónyuge no percibió durante el año
calendario ingresos en cantidad igual o superior a la que resulte de
calcular el salario mínimo general del área geográfica de dicha
persona elevado al año, lo que no aconteció en la especie.
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Esta Sala estima que el concepto de impugnación que


ha quedado resumido en este considerando es substancialmente
FUNDADO en virtud de las siguientes consideraciones:

Así es, planteada la litis en los términos expuestos, lo


primero que esta Sala procede a considerar es que en el presente
caso se trata de un problema de interpretación legal de la norma,
concretamente el artículo 176, en su fracción I de la Ley del
Impuesto sobre la Renta, vigente en el ejercicio en que el
contribuyente pretende efectuar la deducción correspondiente al
monto de las erogaciones que efectuó por los honorarios médicos y
hospitalarios de su cónyuge; ya que la autoridad sostiene que el
texto de dicha norma hace improcedente, de manera terminante, la
deducción que por dichos gastos se establece a favor del
contribuyente, cuando como en este caso, su cónyuge perciba
ingresos en cantidad igual o superior a la que resulte de calcular el
salario mínimo general del área geográfica del contribuyente
elevado al año, que en el caso la propia autoridad menciona fue por
el ejercicio en cuestión de $19,195.35; cantidad que es muy inferior
a la que por el mismo ejercicio percibió la cónyuge del contribuyente
hoy actor y que fue de $759,089.00 por concepto de dividendos.

Por su parte el actor pretende efectuar la deducción de


honorarios médicos y gastos hospitalarios, por la cantidad de
$3’508,231.00, de sus ingresos obtenidos por el ejercicio fiscal de
2008, en virtud de que corresponden a los pagos que hizo por
8

concepto de honorarios médicos y gastos hospitalarios de su


cónyuge, XXXXXXXXXXXXXX.

Para la resolución de la litis así planteada, es imperativo


por lo tanto transcribir, a efecto de llevar a cabo su análisis
cuidadoso, el texto del precepto cuya interpretación se encuentra
en controversia, artículo 176, fracción I, de la Ley del Impuesto
Sobre la Renta.

“Artículo 176. Las personas físicas residentes en el país que


obtengan ingresos de los señalados en este Título, para
calcular su impuesto anual, podrán hacer, además de las
deducciones autorizadas en cada Capítulo de esta Ley que les
correspondan, las siguientes deducciones personales:

I. Los pagos por honorarios médicos y dentales, así como los


gastos hospitalarios, efectuados por el contribuyente para sí,
para su cónyuge o para la persona con quien viva en
concubinato y para sus ascendientes o descendientes en línea
recta, siempre que dichas personas no perciban durante el
año de calendario ingresos en cantidad igual o superior a
la que resulte de calcular el salario mínimo general del área
geográfica del contribuyente elevado al año.
(…)”

(Énfasis añadido)

De la lectura del texto normativo transcrito pueden


desprenderse los siguientes postulados:

1.- Los contribuyentes personas físicas residentes en el


país tienen derecho a deducir los pagos por honorarios médicos y
dentales y gastos hospitalarios.

2.- Esta deducción puede darse cuando dichos gastos se


hayan producido para la atención del propio contribuyente o bien
para la atención, entre otras personas, de su cónyuge.
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3.- En esta segunda hipótesis la deducción se hace


depender de que dichas personas no perciban ingresos iguales o
superiores al salario mínimo general aplicable elevado al año.

Ahora bien, como se mencionó en párrafos anteriores, la


interpretación de la norma en cuestión difiere en el presente caso
entre la sostenida por la autoridad y la pretendida por la actora, pues
la primera, en una interpretación estrictamente literal del precepto
considera que por el sólo hecho de que la persona vinculada con el
contribuyente, en este caso su cónyuge, tenga ingresos iguales o
superiores al mínimo existencial, se excluye definitiva y
terminantemente la procedencia de la deducción, sin importar que
los ingresos del contribuyente puedan ser por montos muy elevados
y los del cónyuge por montos notoriamente inferiores e incluso
iguales al mínimo existencial. Es decir, sin importar que la situación
económica del contribuyente sea buena o incluso muy buena por el
monto de sus ingresos, mientras que la de su cónyuge, que por
disposición legal es acreedora alimentaria ineludible del
contribuyente, sea mala o muy inferior, al percibir únicamente el
mínimo existencial.

En cambio, lo que la parte actora pretende es que esta


norma se interprete más allá de su lectura literal y tomando en
cuenta la realidad social y económica a la que atiende y que no es
otra que las obligaciones alimentarias entre cónyuges, materia
regulada por el derecho civil y el Código aplicable, siendo que en
este caso aduce la actora, los artículos 302 y 308 del Código Civil
10

del Distrito Federal, claramente establecen el contenido y alcance


de la obligación alimentaria, la cual comprende los gastos médicos y
hospitalarios, proporcionados según el nivel de vida del cónyuge, en
este caso el contribuyente.

La litis así planteada conduce necesariamente a que


esta Sala realice una serie de consideraciones en relación con la
interpretación de las normas tributarias. Es de explorado derecho y
así lo dispone el artículo 5º del Código Fiscal de la Federación que
las disposiciones que establezcan cargas a los particulares o las
que establezcan excepciones a las mismas son de aplicación
estricta.

En efecto el citado artículo establece lo siguiente:

“Artículo 5o.- Las disposiciones fiscales que


establezcan cargas a los particulares y las que señalan
excepciones a las mismas, así como las que fijan las
infracciones y sanciones, son de aplicación estricta. Se
considera que establecen cargas a los particulares las
normas que se refieren al sujeto, objeto, base, tasa o
tarifa.

Las otras disposiciones fiscales se interpretarán aplicando


cualquier método de interpretación jurídica. A falta de
norma fiscal expresa, se aplicarán supletoriamente las
disposiciones del derecho federal común cuando su
aplicación no sea contraria a la naturaleza propia del
derecho fiscal.”

Asimismo, es igualmente de explorado derecho que


nuestro máximo Tribunal constitucional, es decir, la Suprema Corte
de Justicia de la Nación ha sostenido en diversas tesis y de manera
reiterada que todas las normas fiscales pueden interpretarse y se
interpretan utilizando cualquier método de interpretación jurídica, sin
perjuicio de que su aplicación, tratándose de las normas que
establecen los elementos del tributo, sea estricta.
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Es decir, el más alto Tribunal ha sostenido


ininterrumpidamente, la diferencia que existe entre interpretación y
aplicación de la norma, sosteniendo que el adjetivo “estricta”, que se
contiene en el citado artículo 5º, se refiere o atribuye únicamente al
proceso de aplicación de la norma, pero no de su interpretación y
considerando asimismo que todas las normas fiscales se interpretan
por cualquiera de los métodos jurídicos de interpretción.

Se invocan sobre el tema las siguientes tesis:

“Séptima Época
Registro: 238352
Instancia: Segunda Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Volumen : 82 Tercera Parte
Materia(s): Administrativa
Tesis:
Página: 31

Genealogía:
Informe 1971, Segunda Parte, Segunda Sala, tesis
13, página 93.Apéndice 1917-1985, Tercera Parte,
Segunda Sala, tesis relacionada con la
jurisprudencia 274, página 459.

LEYES FISCALES QUE IMPONEN CARGAS A


LOS PARTICULARES, INTERPRETACION DE.
En el artículo 11 del Código Fiscal vigente, que
dispone la aplicación estricta de las normas
tributarias que señalan cargas a los particulares, se
abandonó el principio de aplicación "restrictiva" del
precepto relativo del código anterior, y actualmente
el intérprete debe buscar un equilibrio entre los
intereses de los particulares y los del Estado,
utilizando para ello los diversos métodos de
interpretación, atendiendo incluso a la naturaleza
económica de los fenómenos contemplados por
dichas normas.
12

Amparo en revisión 4895/74. Almacenes Magic Chef,


S.A. 2 de octubre de 1975. Unanimidad de cuatro
votos. Ponente: Carlos del Río Rodríguez.

Séptima Epoca, Tercera Parte:

Volumen 76, página 39. Revisión fiscal 9/74.


Compañía Universal de Industrias, S.A.
(acumulados). 30 de abril de 1975. Cinco votos.
Ponente: Alberto Jiménez Castro.

Volumen 78, página 49 y Volumen 33, página 31.


Revisión fiscal 5/71. Parafinas Nacionales, S.A. 9 de
septiembre de 1971. Cinco votos. Ponente: Carlos
del Río Rodríguez.

Nota:

En el Volumen 33, página 31, la tesis aparece bajo


el rubro "NORMAS FISCALES QUE IMPONEN
CARGAS A LOS PARTICULARES. SU
INTERPRETACION.".

En el Informe de 1971, la tesis aparece bajo el rubro


"INTERPRETACION DE NORMAS FISCALES QUE
IMPONGAN CARGAS A LOS PARTICULARES.".

“Novena Época
Registro: 175569
Instancia: Segunda Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
Tomo : XXIII, Marzo de 2006
Materia(s): Constitucional, Administrativa
Tesis: 2a./J. 26/2006
Página: 270

INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS FISCALES


QUE ESTABLECEN LOS ELEMENTOS
ESENCIALES DE LOS TRIBUTOS. SU ALCANCE
EN RELACIÓN CON LOS PRINCIPIOS
CONSTITUCIONALES DE LEGALIDAD
TRIBUTARIA Y SEGURIDAD JURÍDICA.
Si bien es verdad que el juzgador, al momento de
definir los elementos esenciales del tributo, debe
partir del texto literal de la norma, como exigencia
lógica de su aplicación al caso concreto, ello no
implica que le esté prohibido acudir a los
diversos métodos de interpretación reconocidos
por la ciencia jurídica. Esto es así, ya que los
principios de legalidad tributaria y de seguridad
jurídica, y las disposiciones legales que
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establecen fórmulas dirigidas a condicionar la


aplicación e interpretación de las normas
tributarias, deben entenderse únicamente en el
sentido de impedir aplicaciones analógicas en
relación con los elementos esenciales de los
tributos.

Contradicción de tesis 181/2005-SS. Entre las


sustentadas por los Tribunales Colegiados Cuarto y
Tercero, ambos del Décimo Quinto Circuito. 17 de
febrero de 2006. Unanimidad de cuatro votos.
Ausente: Margarita Beatriz Luna Ramos. Ponente:
Margarita Beatriz Luna Ramos; en su ausencia hizo
suyo el asunto Guillermo I. Ortiz Mayagoitia.
Secretarios: Fernando Silva García y Paula María
García Villegas.

Tesis de jurisprudencia 26/2006. Aprobada por la


Segunda Sala de este Alto Tribunal, en sesión
privada del primero de marzo de dos mil seis.”

“Novena Época
Registro: 192803
Instancia: Segunda Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
Tomo : X, Diciembre de 1999
Materia(s): Administrativa
Tesis: 2a. CXLII/99
Página: 406

LEYES TRIBUTARIAS. SU INTERPRETACIÓN AL


TENOR DE LO DISPUESTO EN EL ARTÍCULO 5o.
DEL CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN.
Conforme a lo establecido en el citado numeral, para
desentrañar el alcance de lo dispuesto en las
normas que establecen el sujeto, objeto, base, tasa
o tarifa de una contribución y las excepciones a ésta,
las respectivas disposiciones deben aplicarse en
forma estricta, mientras que la interpretación del
resto de las disposiciones tributarias podrá realizarse
aplicando cualquier otro método de interpretación
jurídica. Ante tal disposición, la Suprema Corte de
14

Justicia considera que la circunstancia de que


sean de aplicación estricta determinadas
disposiciones de carácter tributario, no impide al
intérprete acudir a los diversos métodos que
permiten conocer la verdadera intención del
creador de las normas, cuando de su análisis literal
en virtud de las palabras utilizadas, sean técnicas o
de uso común, se genere incertidumbre sobre su
significado, ya que el efecto de la disposición en
comento es constreñir a aquél a realizar la aplicación
de la respectiva hipótesis jurídica única y
exclusivamente a las situaciones de hecho que
coincidan con lo previsto en ella, una vez
desentrañado su alcance.

Contradicción de tesis 15/99. Entre las


sustentadas por los Tribunales Colegiados Segundo
en Materia Civil del Sexto Circuito, antes Segundo
del propio circuito y el Segundo en Materia
Administrativa del Tercer Circuito, por una parte, y el
Tercero en Materias Administrativa y de Trabajo del
Cuarto Circuito, anteriormente Tercero del propio
circuito, por la otra. 15 de octubre de 1999.
Unanimidad de cuatro votos. Ausentes: Mariano
Azuela Güitrón y José Vicente Aguinaco Alemán,
quien fue suplido por Juventino V. Castro y Castro.
Ponente: Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretario:
Rafael Coello Cetina.

Nota: Esta tesis no constituye jurisprudencia pues no


trata el tema de la contradicción que se resolvió.

De igual forma, el Poder Judicial de la Federación ha


sostenido de manera reiterada que la interpretación de una norma
no debe ser aislada sino sistemática atendiendo a todos los
preceptos que componen el ordenamiento al que pertenece e
incluso en función de los demás ordenamientos que integran el
orden jurídico. Es decir, ha sostenido, como obligación ineludible
del intérprete, el interpretar las normas interrelacionándolas. Se
invoca la tesis siguiente:

Octava Época
Registro: 207014
Instancia: Tercera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo : VII, Abril de 1991
Materia(s): Administrativa
Tesis: 3a./J. 18/91
Página: 24
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Genealogía:
Gaceta número 40, Abril de 1991, página 14.Apéndice
1917-1995, Tomo I, Primera Parte, tesis 315, página 506.

LEYES FISCALES. LA INTERPRETACION


SISTEMATICA DE SUS NORMAS NO CONTRAVIENE
LOS PRINCIPIOS DE INTERPRETACION Y
APLICACION ESTRICTA Y DE LEGALIDAD QUE
RIGEN EN DICHA MATERIA.
Si bien es cierto que la interpretación y aplicación de
las normas impositivas es estricta, también es cierto
que resultaría imposible interpretar cada precepto
considerándolo fuera del contexto normativo del que
forma parte, ya que de ser así, cualquier intento
estricto de interpretación resultaría infructuoso para
determinar el sentido y alcance de las normas. Toda
norma requiere de una interpretación, aunque sea literal,
sin importar su rango, ya sea constitucional, legal,
reglamentario, contractual o de cualquier otra índole, y un
principio de hermenéutica obliga a interpretar los
preceptos jurídicos en función a los demás que
integran el ordenamiento al que pertenecen, y en
función a los demás ordenamientos que integran un
determinado régimen jurídico; sin que ello implique que
en materia impositiva una interpretación estricta pero al
fin y al cabo interpretación, vaya a obligar al sujeto pasivo
de la norma tributaria al pago de contribuciones no
establecidas en las leyes fiscales. En consecuencia,
interrelacionar las normas de manera sistemática no
viola el principio de interpretación y aplicación
estricta que rige la materia fiscal, ni el principio de
legalidad que prevalece en dicha materia, de acuerdo con
el artículo 31, fracción IV, constitucional.

Amparo en revisión 2825/88. Sanko Industrial, S.A. de


C.V. 8 de octubre de 1990. Unanimidad de cuatro votos.
Ausente: Mariano Azuela Güitrón. Ponente: Salvador
Rocha Díaz. Secretario: José Pastor Suárez Turnbull.

Amparo en revisión 1825/89. Rectificaciones Marina, S.


A. de C.V. 23 de noviembre de 1990. Cinco votos.
Ponente: Salvador Rocha Díaz. Secretario: José Pastor
Suárez Turnbull.

Amparo en revisión 1720/90. Administraciones y


Coordinaciones, S.A. de C.V. 13 de diciembre de 1990.
Cinco votos. Ponente: Salvador Rocha Díaz. Secretario:
José Pastor Suárez Turnbull.
16

Amparo en revisión 2217/90. Proveedores de Servicios


Equipo y Materiales, S.A. 11 de marzo de 1991.
Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Salvador Rocha
Díaz. Secretario: Abraham Calderón.

Amparo en revisión 873/89. Explosivos Mexicanos, S.A.


de C.V. 8 de abril de 1991. Unanimidad de cuatro votos.
Ponente: Salvador Rocha Díaz. Secretario: José Pastor
Suárez Turnbull.

Tesis de Jurisprudencia 18/91 aprobada por la Tercera


Sala de este alto Tribunal en sesión privada celebrada el
quince de abril de mil novecientos noventa y uno.
Unanimidad de cuatro votos de los señores ministros:
Presidente Salvador Rocha Díaz, Mariano Azuela
Güitrón, Sergio Hugo Chapital Gutiérrez y José Antonio
Llanos Duarte.

Cómo se advierte de las tesis transcritas, nuestros


Tribunales han considerado, de manera ininterrumpida y sistemática
que la interpretación de las normas tributarias debe hacerse no
quedándose en las expresiones literales o enunciados formales,
sino yendo más allá y atendiendo incluso a la naturaleza
económica de los fenómenos contemplados por aquélla, así
como a la hermenéutica jurídica que lleva al intérprete, a
desentrañar el contenido de la norma interrelacionándola no
sólo con el ordenamiento en que esta inserta, sino con los
demás ordenamientos que integran un determinado régimen
jurídico.

En diversas tesis, se ha sostenido asimismo que para


interpretar la norma es supuesto indispensable y concomitante la
calificación del hecho, lo cuál presupone el conocimiento por parte
del juzgador que interpreta, de la realidad económica involucrada en
la norma, para definir si hay coincidencia entre ella y lo que pretende
gravarse y desde luego, identificar igualmente el concepto
jurídico implícito en las circunstancias particulares de los
hechos en cuestión.

Se invocan las siguientes tesis:


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17

“INTERPRETACIÓN DE HECHOS Y
NORMAS EN MATERIA TRIBUTARIA. ES
PREFERENTE EL CONTENIDO
SUSTANCIAL Y ECONÓMICO A LAS
EXPRESIONES FORMALES Y LITERALES.

Es un principio general del Derecho, también


de aplicación a la materia tributaria, que la
intención, principios, sustancia o realidad
gravada, deben ser tomados en cuenta
para calificar los hechos al tenor de la
normativa pertinente -especialmente por
su naturaleza y contenido económico-,
más allá de las expresiones literales o
enunciados formales, donde el intérprete
debe buscar un equilibrio entre los intereses
de los particulares y los del Estado,
utilizando para ello los diversos métodos
de interpretación, atendiendo incluso a la
naturaleza económica de los fenómenos
contemplados por dichas normas. Así lo
ha reconocido consistentemente la
jurisprudencia a partir de la tesis de la
Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, publicada en el
Semanario Judicial de la Federación,
Séptima Época, Tomo 82, Tercera Parte,
visible en la página 31, cuyo rubro es:
“LEYES FISCALES QUE IMPONEN
CARGAS A LOS PARTICULARES,
INTERPRETACIÓN DE”. Es así que, la
aludida máxima rige al momento de
establecer cuáles son los supuestos
gravados, pero también y, por razones de
equidad, debe ser aplicada cuando se
establezcan los límites excepcionales al
hecho imponible, esto es, y
concretamente en el caso del Impuesto
sobre la Renta, ocurre al definir las
18

deducciones.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN


MATERIA ADMINISTRATIVA DEL PRIMER
CIRCUITO.

Amparo directo 315/2009.- MEXICO CIA.


DE PRODUCTOS AUTOMOTRICES, S.A.
DE C.V.- 19 de noviembre de 2009.-
Unanimidad de votos.- Ponente: Jesús
Antonio Nazar Sevilla.- Secretario: Antonio
Villaseñor Pérez.”

Registro No. 165007


Localización: Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
“Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
XXXI, Marzo de 2010
Página: 3001
Tesis: I.4o.A.702 A
Tesis Aislada
Materia(s): Administrativa

INTERPRETACIÓN DE LA NORMA TRIBUTARIA Y


CALIFICACIÓN DE LOS HECHOS. SON
CONCOMITANTES.

La ley tributaria sustantiva al prescribir el supuesto


de hecho o hipótesis normativa, conceptualmente
establece, reconoce o recoge situaciones jurídicas o
de hecho determinantes y configurativas de un
crédito fiscal. Por tanto, en este caso la actividad de
interpretación consiste en hacer una apreciación
tanto de una estipulación en abstracto como de
circunstancias o acontecimientos de la vida
económica cotidiana; esto es, de casos
específicos. Así, el resultado de tal comparación
o confronta es para decidir si hay conexión y
correlación o no hay coincidencia entre la norma
y la actividad que pretende gravarse, todo ello en
términos del artículo 6o. del Código Fiscal de la
Federación, de lo que se advierte implícito en las
facultades de comprobación, el calificar la relevancia
y repercusión jurídica de los hechos; esto es,
identificar el concepto jurídico implícito en las
circunstancias particulares de los hechos en
cuestión.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA


ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.
****** SALA REGIONAL METROPOLITANA

ACTOR :

TRIBUNAL FEDERAL
DE JUSTICIA
EXPEDIENTE: **************
FISCAL Y ADMINISTRATIVA

19

Amparo directo 315/2009. México Cía. de Productos


Automotrices, S.A. de C.V. 19 de noviembre de
2009. Unanimidad de votos. Ponente: Jesús Antonio
Nazar Sevilla. Secretario: Antonio Villaseñor Pérez.”

“Registro No. 165005


Localización: Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
XXXI, Marzo de 2010
Página: 3002
Tesis: I.4o.A.90 K
Tesis Aislada
Materia(s): Común

INTERPRETACIÓN JUDICIAL DE TEXTOS


NORMATIVOS. ASPECTOS QUE DEBEN
CONSIDERARSE PARA LOS PRINCIPIOS Y
METODOLOGÍA APLICABLES.

Cuando existe una disposición jurídica oscura o


compleja que debe aplicarse a una situación dudosa,
el pronunciamiento judicial resulta pertinente, puesto
que si las normas se dictan con el propósito de que
las personas se comporten de determinada manera,
para conseguir este propósito es menester que los
destinatarios comprendan qué es lo que se desea
que hagan u omitan, de una manera cierta y
específica, máxime cuando les resulta vinculatorio y
exigible. De ahí la conveniencia de que los
legisladores dicten las normas en un lenguaje
comprensible y compartido por los obligados, para
establecer la tipicidad o atipicidad de conductas o
supuestos. Al efecto, existen ciertos principios y
metodología para interpretar textos normativos,
para lo cual debe tomarse en cuenta el sentido
propio de sus palabras en relación con el
contexto, los antecedentes históricos y
legislativos y la realidad social del tiempo en que
han de ser aplicados, atendiendo
fundamentalmente al espíritu, funcionalidad,
eficacia y finalidad de la institución regulada.
20

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA


ADMINISTRATIVA DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 315/2009. México Cía. de


Productos Automotrices, S.A. de C.V. 19 de
noviembre de 2009. Unanimidad de votos.
Ponente: Jesús Antonio Nazar Sevilla.
Secretario: Antonio Villaseñor Pérez”

Las diversas tesis transcritas por esta Sala en la


presente resolución (muchas de ellas de aplicación obligatoria por
constituir tesis de jurisprudencia), no dejan lugar a dudas sobre
cuáles son los deberes o principios que deben regir la actuación del
intérprete de la norma tributaria y que debe tener como máxima
rectora, el no interpretar el texto normativo de manera estrictamente
literal, desligando el contenido del precepto de la realidad social y
económica y de los antecedentes históricos y legislativos y la
realidad social del tiempo en que han de ser aplicados. Es asimismo
deber ineludible del intérprete, obedecer los principios de
hermenéutica jurídica, interrelacionando la norma a interpretar con
las otras normas del orden jurídico que se refieren precisamente a
esa institución o realidad económica. Por lo tanto, una interpretación
letrista, desligada o aislada de tales elementos, no es sostenible ni
tan siquiera en materia tributaria.

Es factible considerar que uno de los principios que


inspiran estos criterios es evitar el grave riesgo que señala la vieja
máxima romana cuando postula: “Summun ius summa iniura” y que
puede ser traducida como “Máximo de Derecho, máximo de
injusticia”. Así la labor del juzgador no debe ser meramente
mecánica, de mero aplicador del texto normativo, sino que,
utilizando los diversos métodos de interpretación jurídica, debe darle
a la norma el contenido más justo o adecuado con la realidad social
y económica a la que va dirigida.
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21

En el caso se trata de interpretar un precepto, el


contenido en el artículo 176, fracción I, de la Ley del Impuesto Sobre
la Renta, que contiene o enumera las deducciones a que tienen
derecho las personas físicas. Es evidente que si un contribuyente
tiene que hacer erogaciones para preservar su salud física e incluso
su propia vida biológica, ello mediante el pago de honorarios
médicos y gastos hospitalarios, estos gastos deben ser reconocidos
como deducibles por la norma legal tributaria, como de hecho lo
son; pues la enfermedad constituye un riesgo al que estamos
indefectiblemente sujetos los seres humanos y su atención es
fundamental para preservar o bien la propia vida o bien la calidad de
vida de la persona física que obtiene ingresos. En otras palabras, se
trata de gastos cuya deducción debe ser reconocida
necesariamente por el orden jurídico, pues atienden a conservar la
propia vida y salud del sujeto generador de los ingresos gravados. A
este tipo de deducciones la Corte las ha denominado con el
calificativo de “estructurales” y tienden a conservar la capacidad
contributiva misma del sujeto obligado, es decir, permitir que
efectivamente pueda seguir generando los ingresos que se gravan.

Novena Época
Registro: 173332
Instancia: Primera Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo : XXV, Febrero de 2007
Materia(s): Constitucional, Administrativa
Tesis: 1a. XXIX/2007
Página: 638

DEDUCCIONES. CRITERIOS PARA DISTINGUIR LAS


DIFERENCIAS ENTRE LAS CONTEMPLADAS EN LA
LEY DEL IMPUESTO SOBRE LA RENTA, A LA LUZ
22

DEL PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD


TRIBUTARIA CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 31,
FRACCIÓN IV, CONSTITUCIONAL.
De la interpretación sistemática de la Ley del Impuesto
sobre la Renta pueden observarse dos tipos de
erogaciones: a) las necesarias para generar el ingreso
del contribuyente, las cuales deben ser reconocidas por
el legislador, sin que su autorización en la normatividad
pueda equipararse con concesiones graciosas, pues se
trata de una exigencia del principio de proporcionalidad en
materia tributaria, en su implicación de salvaguardar que la
capacidad contributiva idónea para concurrir al
sostenimiento de los gastos públicos, se identifique con la
renta neta de los causantes. Ello no implica que no se
puedan establecer requisitos o modalidades para su
deducción, sino que válidamente pueden sujetarse a las
condiciones establecidas por el legislador, debiendo
precisarse que dicha decisión del creador de la norma
se encuentra sujeta al juicio de razonabilidad, a fin de
que la misma no se implemente de tal manera que se
afecten los derechos de los gobernados; b) por otra
parte, se aprecia que aquellas erogaciones en las que no
se observe la característica de ser necesarias e
indispensables, no tienen que ser reconocidas como
deducciones autorizadas pues su realización no es
determinante para la obtención del ingreso; no obstante
ello, el legislador puede implementar mecanismos que
permitan deducir cierto tipo de gastos que no sean
estrictamente necesarios, ya sea en forma total o en parte
-lo cual también suele obedecer a su aspiración de
conseguir ciertas finalidades que pueden ser de naturaleza
fiscal o extrafiscal-, pero sin tener obligación alguna de
reconocer la deducción de dichas erogaciones, pues no
debe perderse de vista que se trata del reconocimiento de
efectos fiscales a una erogación no necesariamente
vinculada con la generación de ingresos. Un ejemplo de
este tipo de desembolsos son los donativos deducibles,
las deducciones personales de las personas físicas, o
bien, ciertos gastos de consumo, como acontece con los
efectuados en restaurantes. La deducibilidad de dichas
erogaciones es otorgada -no reconocida- por el legislador
y obedece a razones sociales, económicas o extrafiscales.

Amparo en revisión 1662/2006. Grupo TMM, S.A. 15 de


noviembre 2006. Cinco votos. Ponente: José Ramón
Cossío Díaz. Secretario: Juan Carlos Roa Jacobo.

“Novena Época
Registro: 167275
Instancia: Primera Sala
Tesis Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo : XXIX, Mayo de 2009
Materia(s): Administrativa
Tesis: 1a. LXIX/2009
Página: 84

DEDUCCIONES ESTRUCTURALES Y NO
ESTRUCTURALES. RAZONES QUE PUEDEN
JUSTIFICAR SU INCORPORACIÓN EN EL DISEÑO
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23

NORMATIVO DEL CÁLCULO DEL IMPUESTO SOBRE


LA RENTA.
Conforme a la tesis 1a. XXIX/2007, de rubro:
"DEDUCCIONES. CRITERIOS PARA DISTINGUIR LAS
DIFERENCIAS ENTRE LAS CONTEMPLADAS EN LA
LEY DEL IMPUESTO SOBRE LA RENTA, A LA LUZ DEL
PRINCIPIO DE PROPORCIONALIDAD TRIBUTARIA
CONSAGRADO EN EL ARTÍCULO 31, FRACCIÓN IV,
CONSTITUCIONAL.", la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación ha distinguido entre dos
tipos de deducciones en materia de impuesto sobre la
renta. Ahora bien, en un avance progresivo sobre lo
sostenido en dicho criterio, puede abonarse, diferenciando
dos tipos de deducciones: 1. Estructurales, identificadas
como figuras sustractivas o minorativas que tienen como
funciones, entre otras, subjetivizar el gravamen,
adecuándolo a las circunstancias personales del
contribuyente; frenar o corregir los excesos de
progresividad; coadyuvar a la discriminación cualitativa de
rentas; o bien, rectificar situaciones peculiares derivadas
de transferencias de recursos que son un signo de
capacidad contributiva. En este rubro se ubican las
deducciones que, por regla general, el legislador debe
reconocer en acatamiento al principio de proporcionalidad
tributaria para que el impuesto resultante se ajuste a la
capacidad contributiva de los causantes. Ahora bien, los
preceptos que reconocen este tipo de deducciones son
normas jurídicas no autónomas -dada su vinculación con
las que definen el presupuesto de hecho o los elementos
de gravamen-, que perfilan los límites específicos del
tributo, su estructura y función, se dirigen a coadyuvar al
funcionamiento de éste y, en estricto sentido, no suponen
una disminución en los recursos del erario, pues el Estado
únicamente dejaría de percibir ingresos a los que
formalmente parece tener acceso, pero que materialmente
no le corresponden; de ahí que estas deducciones no
pueden equipararse o sustituirse con subvenciones
públicas o asignaciones directas de recursos, ya que no
tienen como finalidad prioritaria la promoción de
conductas, aunque debe reconocerse que no excluyen la
posibilidad de asumir finalidades extrafiscales. 2. No
estructurales o "beneficios", las cuales son figuras
sustractivas que también auxilian en la configuración de
las modalidades de la base imponible del impuesto sobre
la renta pero que, a diferencia de las estructurales, tienen
como objetivo conferir o generar posiciones preferenciales,
o bien, pretender obtener alguna finalidad específica, ya
sea propia de la política fiscal del Estado o de carácter
extrafiscal. Estas deducciones son producto de una
sanción positiva prevista por una norma típicamente
promocional y pueden suscribirse entre los denominados
24

"gastos fiscales", es decir, los originados por la


disminución o reducción de tributos, traduciéndose en la
no obtención de un ingreso público como consecuencia de
la concesión de beneficios fiscales orientados al logro de
la política económica o social; de manera que tales
deducciones sí pueden equipararse o sustituirse por
subvenciones públicas, pues en estos beneficios se tiene
como objetivo prioritario plasmar criterios de
extrafiscalidad justificados en razones de interés público.

Amparo en revisión 316/2008. Geo Tamaulipas, S.A. de


C.V. 9 de julio de 2008. Cinco votos. Ponente: José
Ramón Cossío Díaz. Secretario: Juan Carlos Roa Jacobo.

Nota: La tesis 1a. XXIX/2007 citada, aparece publicada en


el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Novena Época, Tomo XXV, febrero de 2007, página 638.”

Por otra parte, los seres humanos, denominados en la


Ley del Impuesto sobre la Renta como personas físicas, tenemos
diversos deberes morales ineludibles de asistencia, soporte y
socorro para con las personas con las que cohabitamos en virtud de
vínculos sexuales y sanguíneos y desde luego estos deberes tienen
una importancia tal, que histórica y sistemáticamente han sido
reconocidos por el Derecho u orden jurídico, generando instituciones
como el matrimonio y el concubinato y la filiación y patria potestad.
Es decir la persona humana es responsable jurídicamente de las
personas con las que está vinculado, sea su cónyuge, concubino
(a), hijos e hijas, e incluso estos deberes pueden extenderse a sus
ascendientes en línea recta.

En el caso que nos ocupa, lo relevante es examinar los


deberes que se generan por virtud del vínculo matrimonial, ya que el
contribuyente hoy actor lo que ha pretendido es deducir los gastos
médicos y hospitalarios que fueron generados por la enfermedad de
su cónyuge.

Es de explorado derecho, que el matrimonio es una


institución jurídica importantísima, de la que derivan “…el conjunto
de derechos y deberes irrenunciables, permanentes, recíprocos,
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25

de contenido ético jurídico. Estos deberes son de fidelidad, de


cohabitación y asistencia………El deber de asistencia abarca la
obligación alimentaria entre los cónyuges y se extiende a todo
tipo de asistencia tanto moral como patrimonial que se deben
recíprocamente los esposos para mantener decorosa y
dignamente su unión. Algunos autores separan por un lado el
concepto de asistencia y por otro el de ayuda mutua, considerando
en el primero los aspectos de apoyo moral, cuidados en caso de
enfermedad, afecto, etcétera, y en el segundo aspecto patrimonial
como los alimentos y la ayuda al sostenimiento del hogar
conyugal.”

(Énfasis añadido)
(Cfr. Enciclopedia Jurídica Mexicana. UNAM. Instituto de Investigaciones
Jurídicas. Tomo V. Pág. 36. Voz MATRIMONIO, por Alicia Pérez Duarte y Noroña.
Editorial Porrúa, 2ª edición, México 2004.)

En el caso, el hecho subsumido por la norma a


interpretar en la parte que es relevante al caso, es decir la referente
a los honorarios médicos y dentales y los gastos médicos que el
contribuyente efectúa para su cónyuge, es precisamente el deber
de asistencia que se deriva del matrimonio, en el contenido o
acepción patrimonial de este deber y que es la obligación de darse
alimentos que tienen los cónyuges entre sí.

Este deber está reflejado actualmente en el primer


párrafo del artículo 162 del Código Civil para el Distrito Federal
26

(aplicable por ser el del domicilio del contribuyente y por ende el


domicilio conyugal):

ARTÍCULO 162.- Los cónyuges están obligados a contribuir


cada uno por su parte a los fines del matrimonio y a socorrerse
mutuamente.

Ahora bien, los alimentos, según la propia Enciclopedia


Jurídica Mexicana antes citada, son una institución regulada por el
derecho civil que reconoce: “un elemento de tipo económico que
permite al ser humano obtener su sustento en los aspectos físico,
síquico; son los elementos que permiten el sustento y el desarrollo
de una persona, de ahí que la SCJ ha sostenido que los
alimentos son materia de orden público e interés social … La
deuda alimentaria es un deber derivado al derecho a la vida que
tiene el acreedor alimentario …”.

(Énfasis añadido)
(Cfr. Enciclopedia Jurídica Mexicana. UNAM. Instituto de Investigaciones
Jurídicas. Tomo I. Pág. 217 y siguientes. Voz ALIMENTOS, por Alicia Pérez Duarte
y Noroña Y Elvia Lucía Flores Avalos. Editorial Porrúa, 2ª edición, México 2004.)

Tratándose de cónyuges el deber alimentario recíproco


resulta desde luego esencial a la propia institución del matrimonio y
por lo mismo se trata de un deber jurídico inexcusable e ineludible
de los cónyuges.

Así, los artículos 301 y 302 del Código Civil citado


disponen lo siguiente:

“Artículo 301. La obligación de dar alimentos es


recíproca. El que los da tiene a su vez derecho de
pedirlos.”
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27

“Artículo 302.- Los cónyuges están obligados a


proporcionarse alimentos. La ley determinará
cuándo queda subsistente esta obligación en los
casos de separación, divorcio, nulidad de matrimonio
y otros que la ley señale. Los concubinos están
obligados en términos del artículo anterior.”

Y el artículo 308 del Código, en su fracción I, establece


expresamente que los alimentos comprenden la atención médica y
la hospitalaria, entre otros conceptos.

ARTICULO 308.- Los alimentos comprenden:

I.- La comida, el vestido, la habitación, la


atención médica, la hospitalaria y en su caso,
los gastos de embarazo y parto;

Pero aún hay más, es también de explorado derecho que


el monto y términos en que debe cubrirse la obligación alimentaria
tiene una estrecha vinculación, es decir, está determinado por la
situación económica y social del deudor alimentario. En otras
palabras la asistencia patrimonial al cónyuge acreedor del deber
alimentario no se cumple en ningún caso por la mera subvención del
mínimo existencial, sino que el cónyuge deudor está obligado a
prestar los alimentos de acuerdo con el nivel socio económico del
que él mismo disfrute. Efectivamente, debe destacarse que, tanto el
artículo 311 como el 311 Ter del Código Civil para el Distrito
Federal, establecen que los alimentos han de ser proporcionados a
las posibilidades del que debe darlos y a las necesidades de quien
deba recibirlos y que se corresponden a la capacidad económica y
nivel de vida que lleven el deudor y sus acreedores alimentarios.
28

ARTÍCULO 311.- Los alimentos han de ser


proporcionados a las posibilidades del que debe
darlos y a las necesidades de quien deba
recibirlos. Determinados por convenio o
sentencia, los alimentos tendrán un incremento
automático mínimo equivalente al aumento
porcentual anual correspondiente al Índice
Nacional de Precios al Consumidor publicado por
el Banco de México, salvo que el deudor
alimentario demuestre que sus ingresos no
aumentaron en igual proporción. En este caso, el
incremento en los alimentos se ajustará al que
realmente hubiese obtenido el deudor. Estas
prevenciones deberán expresarse siempre en la
sentencia o convenio correspondiente.

ARTICULO 311 Ter.- Cuando no sean


comprobables el salario o los ingresos del deudor
alimentario, el Juez de lo Familiar resolverá con
base en la capacidad económica y nivel de vida
que el deudor y sus acreedores alimentarios
hayan llevado en los dos últimos años.

Es decir, la obligación de dar alimentos no se reduce al


cumplimiento elemental o mínimo de subvención de las necesidades
del acreedor alimentario, sino que tiene que ver directamente con
las posibilidades y nivel de vida del que se encuentra obligado a
proporcionarlos.

En este orden de ideas, los cónyuges si bien están


obligados recíprocamente, esta reciprocidad no es de ninguna
manera aritmética, sino deriva de la situación económica o bienes
que cada uno tenga. Así el artículo 164 del Código Civil en cita,
dispone:

ARTÍCULO 164.- Los cónyuges contribuirán


económicamente al sostenimiento del hogar, a
su alimentación y a la de sus hijos, así como a la
educación de éstos en los términos que la ley
establece, sin perjuicio de distribuirse la carga
en la forma y proporción que acuerden para este
efecto, según sus posibilidades. A lo anterior no
está obligado el que se encuentre imposibilitado
para trabajar y careciere de bienes propios, en
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cuyo caso el otro atenderá íntegramente a esos


gastos.
Los derechos y obligaciones que nacen del
matrimonio serán siempre iguales para los
cónyuges e independientes de su aportación
económica al sostenimiento del hogar.

La importancia vital de este deber alimentario en general


y, en el caso concreto, en el matrimonio, es tan trascendente que su
incumplimiento puede llegar a constituir un delito, ya que la ley
sanciona a aquella persona que sin motivo justificado abandone a
su deudor alimentario.

En efecto el artículo 193 del Código Penal para el Distrito


Federal, establece lo siguiente:

ARTÍCULO 193. Al que incumpla con su


obligación de dar alimentos a las personas que
tienen derecho a recibirlos, se le impondrá de
seis meses a cuatro años de prisión o de noventa
a trescientos sesenta días multa, suspensión o
pérdida de los derechos de familia, y pago como
reparación del daño de las cantidades no
suministradas oportunamente.

Para los efectos de éste Artículo, se tendrá por


consumado el delito aun cuando el o los
acreedores alimentarios se dejen al cuidado o
reciban ayuda de un tercero.

Cuando no sean comprobables el salario o los


ingresos del deudor alimentario, para efectos de
cubrir los alimentos o la reparación del daño, se
determinarán con base en la capacidad
económica y nivel de vida que el deudor y sus
acreedores alimentarios hayan llevado en los dos
últimos años.
30

Es relevante tomar en cuenta lo sostenido respecto al


monto y términos de la obligación alimentaria en la siguiente tesis de
jurisprudencia:

“Novena Época
Registro: 189214
Instancia: Primera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta
Tomo : XIV, Agosto de 2001
Materia(s): Civil
Tesis: 1a./J. 44/2001
Página: 11

ALIMENTOS. REQUISITOS QUE DEBEN


OBSERVARSE PARA FIJAR EL MONTO DE LA
PENSIÓN POR ESE CONCEPTO
(LEGISLACIONES DEL DISTRITO FEDERAL Y
DEL ESTADO DE CHIAPAS).
De lo dispuesto en los artículos 308, 309, 311 y 314
del Código Civil para el Distrito Federal y sus
correlativos 304, 305, 307 y 310 del Estado de
Chiapas, se advierte que los legisladores
establecieron las bases para determinar el monto de
la pensión alimenticia, las cuales obedecen
fundamentalmente a los principios de
proporcionalidad y equidad que debe revestir toda
resolución judicial, sea ésta provisional o definitiva,
lo que significa que para fijar el monto de esta
obligación alimentaria debe atenderse al estado
de necesidad del acreedor y a las posibilidades
reales del deudor para cumplirla, pero, además,
debe tomarse en consideración el entorno social
en que éstos se desenvuelven, sus costumbres y
demás particularidades que representa la familia
a la que pertenecen, pues los alimentos no sólo
abarcan el poder cubrir las necesidades vitales o
precarias del acreedor, sino el solventarle una
vida decorosa, sin lujos, pero suficiente para
desenvolverse en el status aludido; de ahí que no
sea dable atender para tales efectos a un criterio
estrictamente matemático, bajo pena de violentar
la garantía de debida fundamentación y motivación
consagrada en el artículo 16 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y,
eventualmente, hacer nugatorio este derecho de
orden público e interés social.

Contradicción de tesis 26/2000-PS. Entre las


sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito y el Primer Tribunal
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Colegiado del Vigésimo Circuito. 4 de abril de 2001.


Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Humberto
Román Palacios. Ponente: Juventino V. Castro y
Castro. Secretario: Arturo Aquino Espinosa.

Tesis de jurisprudencia 44/2001. Aprobada por la


Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de
veintitrés de mayo de dos mil uno, por unanimidad
de cuatro votos de los señores Ministros: presidente
José de Jesús Gudiño Pelayo, Humberto Román
Palacios, Juan N. Silva Meza y Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Ausente: Juventino V.
Castro y Castro.”

Los elementos presentados por esta Sala autorizan a


concluir que el hecho, fenómeno o realidad económica subsumido
por la norma a interpretar, es decir, la fracción I, del artículo 176 del
Impuesto Sobre la Renta, es la obligación de dar alimentos, que es
una obligación regulada ampliamente por el derecho civil, de orden
público e interés social, que tiene que ver con bienes jurídicos tan
importantes como el derecho a la vida y a la subsistencia y el deber
fundamental de asistencia (reciprocidad, ayuda y socorro) que existe
entre los cónyuges y que constituye uno de los objetos mismos y
razón de ser de la institución del matrimonio.

Por lo tanto estos elementos necesariamente han de


influir en el intérprete, en el presente caso esta Sala, al desentrañar
el contenido y alcance de la limitante que a la deducción de
honorarios médicos y gastos hospitalarios en beneficio del cónyuge,
establece el artículo 176, fracción I, de la Ley del Impuesto sobre la
Renta, cuyo texto es pertinente volver a trascribir para su nuevo
análisis pero a la luz del fenómeno económico e institución jurídica
32

que contempla y que es la obligación alimentaria en el presente


caso, entre cónyuges.

“Artículo 176. Las personas físicas residentes en el país que


obtengan ingresos de los señalados en este Título, para
calcular su impuesto anual, podrán hacer, además de las
deducciones autorizadas en cada Capítulo de esta Ley que les
correspondan, las siguientes deducciones personales:

I. Los pagos por honorarios médicos y dentales, así como los


gastos hospitalarios, efectuados por el contribuyente para sí,
para su cónyuge o para la persona con quien viva en
concubinato y para sus ascendientes o descendientes en línea
recta, siempre que dichas personas no perciban durante el
año de calendario ingresos en cantidad igual o superior a
la que resulte de calcular el salario mínimo general del área
geográfica del contribuyente elevado al año.
(…)”

(Énfasis añadido)

En la especie, del examen de la resolución impugnada


contenida en el oficio número 500 72 01 00 01 2009-24936, de
fecha 9 de septiembre del 2009, se advierte que la autoridad
demandada con relación a la solicitud de devolución efectuada por
el hoy actor el 25 de mayo de 2009 por concepo del Impuesto sobre
la Renta, por la cantidad de $972,629.00 correspondiente al
ejericicio fiscal de 2008, procedió únicamente a devolver la cantidad
de $86,347.00; pero respecto de la deducción por la cantidad de
$3’508,231.00, que disminuyó el hoy actor de sus ingresos por
concepto de gastos médicos generados a nombre de su cónyuge la
C. XXXXXXXXXXXXXX, la autoridad rechazó totalmente la deducción,
toda vez que al realizar la consulta a la Cuenta Única Nacional se
observó que dicha cónyuge, presentó declaración anual por el
ejercicio 2008, con fecha 14 de abril de 2009, en donde manifestó
ingresos percibidos por concepto de Dividendos por la cantidad de
$759,089.00, y ya que esta cantidad es superior a la resultante de
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33

calcular el salario mínimo general del área geográfica del


contribuyente elevado al año, esto es, la cantidad de $19,195.35.

Ahora bien, el texto de la norma examinada data de


reformas a la Ley del Impuesto sobre la Renta publicadas el 29 de
diciembre de 1978 en el Diario Oficial de la Federación. En el texto
anterior de la Ley del Impuesto sobre la Renta, vigente hasta el 31
de diciembre del citado año de 1978, no se contemplaba, en el
precepto corrrelativo (entonces Artículo 82, fracción I) ninguna
limitante textual a la posibilidad de deducir los honorarios médicos y
gastos hospitalarios del acreedor alimentario, en este caso el
cónyuge. Dicho precepto era del siguiente tenor:

Artículo 82.- Al remanente de ingresos, después de excluir las


cantidades a que se contrae el artículo anterior, se podrán hacer las
siguientes deducciones:
I. Los honorarios médicos y dentales, los gastos hospitalarios y
de funerales, efectuados por el causante durante el año, para sí o
para las personas mencionadas en las fracciones II y III del
artículo anterior.

Por su parte la fracción II del artículo anterior, es decir, el


81, se refería precisamente al “cónyuge del causante”.

Ahora bien, es muy importante tomar en cuenta que,


como se ha establecido en una de las tesis citadas, la que lleva por
rubro: “INTERPRETACIÓN DE LA NORMA TRIBUTARIA Y CALIFICACIÓN
34

DE LOS HECHOS. SON CONCOMITANTES”: “existen ciertos


principios y metodología para interpretar textos normativos,
para lo cual debe tomarse en cuenta el sentido propio de sus
palabras en relación con el contexto, los antecedentes
históricos y legislativos y la realidad social del tiempo en que
han de ser aplicados, atendiendo fundamentalmente al espíritu,
funcionalidad, eficacia y finalidad de la institución regulada”.
En el caso de la exposición de motivos que acompañó a tales
reformas, se advierte que en ninguna parte de la misma, se hizo
precisión ni alusión alguna, de porqué se decidió modificar el texto
anterior del precepto correlativo, y vincular la deducción por
concepto de honorarios médicos y dentales y gastos hospitalarios a
favor del cónyuge a que no perciba ingresos iguales o superiores al
salario mínimo elevado al año.

Al no establecerse en la citada Exposición de motivos


ninguna razón o motivo de porqué se adicionó la fracción de la
deducibilidad de estos gastos con la referencia de los ingresos
obtenidos por las personas a favor de quien se efectúan, es
evidente que no puede por ningún concepto suponerse por esta
Sala, que hubo una intención expresa del legislador de desconocer
los deberes u obligaciones alimentarias de los acreedores de las
mismas, y su correlativa deducción, pues es obvio y lógico suponer
que si el legislador hubiera querido prohibir la deducción de la deuda
alimentaria por concepto de honorarios médicos y gastos
hospitalarios en los casos incluso de ingresos mínimos de los
acreedores alimentarios, hubiera desde luego tenido que efectuar
por lo menos alguna consideración al respecto ante un cambio de
régimen tan trascendente; máxime por la relevancia extraordinaria
que tiene en nuestro derecho la obligación alimentaria y la
importancia y repercusión que para la sociedad implica el exacto
cumplimiento del deber alimentario entre las personas vinculadas,
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como es el caso de los cónyuges, por lazos civiles, de cohabitación


e incluso sanguíneos respecto de los hijos que procreen.

Por lo tanto, siguiendo los principios que deben regir la


interpretación jurídica, resulta obvio que la intención del legislador al
autorizar a las personas físicas para que al calcular su impuesto
anual, puedan hacer, además de las deducciones autorizadas en
cada Capítulo de la Ley del Impuesto sobre la Renta que les
correspondan, deducciones personales, entre las que se
encuentran los pagos por honorarios médicos y dentales, y los
gastos hospitalarios, efectuados por el contribuyente para si, y entre
otros, para su cónyuge, obedeció a una razón social y económica,
de reconocer la importancia y inexcusabilidad del deber alimentario.

Ahora bien , ninguna norma puede interpretarse en el


sentido de derivar de ella una injusticia o desproporción en la
situación o fenómeno regulado, sino que todo precepto debe
interpretarse a la luz de los derechos humanos y garantías
fundamentales que consagra nuestra Constitución Política, entre
otros en su artículo 31, fracción IV, es decir la interpretación debe
ser siempre acorde con el orden jurídico, como se ha señalado en
las tesis transcritas y este orden esta expresado en primer lugar por
la Carta Magna.

Ahora bien, si resulta evidente y claro que cuando la


cónyuge (o en su caso el cónyuge) no percibe ingreso alguno, ni
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siquiera el correspondiente al salario mínimo anual, el contribuyente


puede deducir sin limitación alguna todos y cada uno de los
gastos médicos y hospitalarios erogados para atender a la salud de
esa (o ese) cónyuge, acreedora alimentaria, resultaría absurdo y
desproporcional que esta Sala interpretara que, cuando dicha (o
dicho) cónyuge percibe ingresos iguales o superiores al mínimo,
pero muy por debajo de los ingresos del contribuyente deudor
alimentario (como sucede en el caso), el deudor alimentario
quedara en tal caso excluido de la obligación de dar alimentos y por
tanto de la deducción de las erogaciones respectivas; pues como se
ha demostrado ampliamente la obligación alimentaria no se cumple
al nivel existencial sino que los alimentos deben prestarse según lo
dispone nuestro orden jurídico “atendiendo a la capacidad
económica y nivel de vida que el deudor y sus acreedores
alimentarios lleven “. Y si en el caso la esposa del contribuyente
actor, señora XXXXXXXXXXXXXX, percibió ingresos por un monto
notoriamente inferior durante el ejercicio 2008 al los de su cónyuge,
pues los de ella ascendieron a la cantidad de tan sólo $759,089.00,
suma muy inferior a la cantidad que por el mismo ejercicio erogó su
cónyuge, el hoy actor, tan sólo para atender o sufragar los gastos
médicos y hospitalarios que sufrió dicha señora y que fue por la
cantidad de $3,508,231.00; sería violar los principios que rigen la
interpretación de las normas tributarias, que han quedado
ampliamente expuestos en este fallo, que esta Sala interpretara
que el artículo 176, fracción I, desconoce o más bien, se contrapone
abiertamente con el contenido y términos de la obligación
alimentaria, la cuál no se cumple proporcionado el mínimo
existencial al acreedor sino dándole un nivel de vida económico y
social similar el nivel de que goza el deudor, en este caso, el actor,
XXXXXXXXXXXXXX, que tan sólo por los gastos médicos y
hospitalarios de su cónyuge erogó una cantidad casi cinco veces
mayor que el total de los ingresos de la acreedora alimentaria. De
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donde es evidente que, conforme a la legislación civil invocada, su


obligación alimentaria, por concepto de gastos médicos y
hospitalarios, no quedó excusada por los ingresos que por la citada
cantidad de $759,089.00 percibió dicha cónyuge.

En consecuencia esta Sala considera que la fracción I


del artículo 176 de la Lay del Impuesto sobre la Renta, debe
interpretarse de acuerdo con la institución jurídica subsumida en la
propia norma y que no es otra que la obligación alimentaria, en este
caso de los cónyuges, ya que no puede haber por disposición legal,
un cónyuge rico frente a uno pobre, y menos puede interpretarse
que por percibir ingresos uno de ellos, el otro quede excluido de la
obligación alimentaria, máxime teniendo en cuenta la desproporción
que se presenta en el caso entre los ingresos de ambos cónyuges.

Por lo tanto la limitación establecida en la citada fracción


I debe entenderse en el sentido de que, cuando la cónyuge o
cualquiera otro de los acreedores alimentarios a que el precepto se
refiere, obtenga ingresos iguales o superiores al salario mínimo
general de la zona económica del contribuyente elevado al año, el
contribuyente sólo podrá deducir los honorarios médicos, dentales y
gastos hospitalarios que erogue por la suma en que éstos excedan
la totalidad de los ingresos percibidos por el acreedor o acreedora
alimentario. Es decir que en el caso el actor XXXXXXXXXXXXXX,
tiene derecho a deducir la suma de $2,749,142.00, que es la
diferencia resultante entre la suma erogada por el actor por
concepto de gastos médicos y hospitalarios de su cónyuge, por la
38

cantidad de $3,508,231.00, menos los ingresos percibidos por dicha


cónyuge, acreedora alimentaria, en el ejercicio de 2008 y que
fueron tan sólo por la suma de $759,089.00.

De sostenerse una interpretación contraria del artículo


176, fracción I, de la Ley del Impuesto sobre la Renta, además de
que se estarían violando todas las normas y principios que rigen la
institución jurídica subsumida, es decir la obligación de dar
alimentos, se llegaría al absurdo de considerar que el cónyuge de
menores ingresos debe subvenir a todos sus gastos médicos,
dentales y hospitalarios en su nivel inferior de ingresos y que en
cambio su cónyuge de mayores ingresos no estaría obligado para
con el cónyuge económicamente más débil, en virtud de los
ingresos inferiores percibidos por este deudor alimentario; lo que
incluso generaría la injusticia de que los cónyuges económicamente
más débiles (y que todavía hoy, por nuestra realidad
socioeconómica, siguen siendo las mujeres consideradas como
grupo vulnerable) difícilmente se atreverían a laborar o a ver la
forma de generar algunos ingresos, ya que si llegaran a sufrir
alguna eventualidad, riesgo, enfermedad o accidente que generara
cuantiosos gastos médicos, su cónyuge, a pesar de su mejor
posición económica, se vería impedido para deducir esa erogación,
lo que sí podría hacer si su cónyuge no laborara, lo que desde
luego no convendría económicamente a ese matrimonio; cuando a
lo que debe tender la sociedad es a que la emancipación de la
persona humana independientemente de su sexo no afecte los
deberes de solidaridad y asistencia que constituyen la base de las
instituciones que cohesionan el tejido social, como lo es de manera
destacada el matrimonio generador del deber legal de asistencia,
que en el México actual aún pesa mayormente sobre los cónyuges
varones, por nuestra realidad social y económica.
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Por lo tanto, se concluye que si el hoy actor efectúo


gastos por honorarios médicos y dentales, así como gastos
hospitalarios a favor de su esposa, por la cantidad de
$3'292,925.00, por el ejercicio fiscal de 2008, resulta innegable que
los ingresos que percibió su esposa resultaron insuficientes para
hacer frente a los gastos médicos generados por la enfermedad de
ésta, de ahí que le asiste razón al actor cuando argumenta que su
cónyuge carecía de medios económicos para hacerse cargo de
tales gastos, y que en ese sentido se encontraba obligado a cumplir
con su obligación alimentaría haciéndose cargo de los mismos.

Bajo este contexto, lo procedente es declarar la nulidad


de la resolución en la parte que se impugna, para el efecto de que
la autoridad demandada emita otra en la que, siguiendo los
lineamientos contemplados en la presente resolución, acepte la
deducción efectuada por el contribuyente consistente en los pagos
por honorarios médicos y dentales, así como los gastos
hospitalarios, efectuados a favor de su cónyuge, por la suma de
$2,749,142.00 exclusivamente, que es la diferencia resultante entre
la suma total erogada por el actor por concepto de dichos gastos y
honorarios y que fue de $3,508,231.00, menos los ingresos
percibidos por su cónyuge, en el ejercicio de 2008 y que fueron tan
sólo por la suma de $759,089.00, ello en cumplimiento de lo
dispuesto por el artículo 176, fracción I, de la Ley del Impuesto
sobre la Renta, que ha quedado debidamente interpretado por esta
Sala en esta sentencia.
40

En mérito de lo expuesto y con fundamento en lo


establecido por los artículos 49, 50, 51, fracción IV, y 52, fracción III,
de la Ley Federal de Procedimiento Contencioso Administrativo, se
resuelve:

I.- La parte actora probó su pretensión, en


consecuencia;

II.- Se declara la nulidad de la resolución impugnada en


los términos y para los efectos indicados al final del
CONSIDERANDO TERCERO de este fallo

NOTIFIQUESE y por oficio a la autoridad demandada.

Así lo resolvieron y firman los CC. Magistrados


integrantes de la ******** Sala Regional Metropolitana, ante la C.
Secretaria de Acuerdos que da fe.

MFTM

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