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José Ventura

Gutierrez
I. LIBRO ANALIZADO

Mensajes Selectos Tomo 1

Capítulo 23—Cuidaos de fijar fechas

“No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones”

(Sermón Predicado en Lansing, Michigan, el 5 de septiembre de 1891)

“Después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables,


apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Y
estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa
del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días. Entonces los
que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en
este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el
Padre puso en su sola potestad”. Hechos 1:3-7.

Los discípulos estaban ansiosos de saber el tiempo exacto de la revelación del reino de
Dios, pero Jesús les dijo que no podían saber los tiempos ni las sazones, pues el Padre
no los ha revelado. Comprender cuándo debía restaurarse el reino de Dios no era lo
más importante que ellos debían saber. Habían de ser hallados siguiendo al Maestro,
orando, esperando, velando y trabajando. Habían de ser representantes ante el mundo
del carácter de Cristo. Lo que era esencial para una experiencia cristiana de éxito en los
días de los discípulos, es esencial en nuestros días: “Y les dijo: No os toca a vosotros
saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”. Y después de que el
Espíritu Santo viniera sobre ellos, ¿qué habían de hacer? “Y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”. Hechos 1:7, 8.

Aprovechad las oportunidades presentes

Esta es la obra en que también nosotros hemos de ocuparnos. En vez de vivir a la


expectativa de alguna oportunidad especial de excitación, hemos de aprovechar
sabiamente las oportunidades presentes haciendo lo que debe hacerse a fin de que sean
salvas las almas. En vez de consumir las facultades de nuestra mente en especulaciones
acerca de los tiempos y las sazones que el Señor ha dejado en su sola potestad y ha
retenido de los hombres, hemos de entregarnos al control del Espíritu Santo, a la
ejecución de los deberes actuales, a dar el pan de vida, sin mezcla de opiniones
humanas, a las almas que están pereciendo por la verdad.

Satanás está siempre dispuesto a llenar la mente con teorías y cálculos que desvíen a los
hombres de la verdad presente y los inhabiliten para dar el mensaje del tercer ángel al
mundo. Siempre ha sido así, pues nuestro Salvador con frecuencia tenía que hablar
reprochando a los que se entregaban a especulaciones y estaban siempre haciendo
preguntas en cuanto a cosas que el Señor no había revelado. Jesús había venido a la
tierra para impartir importantes verdades a los hombres y deseaba impresionar su
mente con la necesidad de recibir y obedecer sus preceptos e instrucciones, y de
efectuar sus deberes actuales, y sus pláticas eran de tal naturaleza que impartían
conocimiento para su uso inmediato y diario.
Dijo Jesús: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a
Jesucrito, a quien has enviado”. Juan 17:3. Todo lo que fue hecho y dicho tenía este único
propósito en vista: asegurar firmemente la verdad en la mente de ellos para que pudieran
conseguir vida eterna. Jesús no vino para asombrar a los hombres con grandes anuncios
de algún tiempo especial cuando ocurriría algún gran acontecimiento, sino que vino para
instruir y salvar a los perdidos. No vino para despertar curiosidad y complacerla, pues
sabía que eso sólo aumentaría el apetito por lo curioso y lo maravilloso. Su propósito era
impartir conocimiento por el cual los hombres pudieran aumentar su vigor espiritual y
avanzar en el camino de la obediencia y de la verdadera santidad. Dio sólo las
instrucciones que podían ser apropiadas para las necesidades de la vida diaria, tan sólo
aquellas verdades que podían ser dadas a otros para el mismo destino.

No hizo nuevas revelaciones a los hombres, sino que les hizo entender verdades que
habían estado oscurecidas por mucho tiempo o que habían sido puestas fuera de su
lugar por las falsas enseñanzas de los sacerdotes y maestros. Jesús colocó de nuevo las
gemas de verdad divina en su marco adecuado, en el orden en que habían sido dadas a
patriarcas y profetas. Y después de haberles dado esa preciosa instrucción, prometió
darles el Espíritu Santo para que así recordaran todas las cosas que les habían sido
dichas.

Estamos continuamente en peligro de ponernos por encima de la sencillez del


Evangelio. Hay un intenso deseo en muchos de impresionar al mundo con algo original
que eleve a la gente a un estado de éxtasis espiritual y cambie el estado actual de cosas.
Ciertamente, hay gran necesidad de un cambio en el estado actual de cosas, pues no se
comprende cómo se debiera el carácter sagrado de la verdad presente, pero el cambio
que necesitamos es un cambio de corazón y sólo se puede obtener buscando a Dios
individualmente, buscando su bendición, pidiéndole su poder, orando fervientemente
para que su gracia pueda venir sobre nosotros y que sean transformados nuestros
caracteres. Este es el cambio que necesitamos hoy, y para lograrlo debiéramos ejercer
energía perseverante y manifestar cordial fervor. Debiéramos preguntar con verdadera
sinceridad: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” Debiéramos saber exactamente qué
pasos estamos dando hacia el cielo.

Amonestación en contra de fijar fechas

Cristo dio a sus discípulos verdades cuya anchura, profundidad y valor poco
apreciaron y tampoco comprendieron, y el mismo estado de cosas existe hoy en el
pueblo de Dios. También hemos fallado en comprender la grandeza o percibir la belleza
de la verdad que Dios nos ha confiado hoy. Si avanzáramos en conocimiento espiritual,
veríamos que la verdad se desarrolla y expande en ciertos aspectos en que poco hemos
soñado, pero nunca se desarrollará en algún aspecto que nos induzca a imaginar que
podemos conocer los tiempos y las sazones que el Padre ha puesto en su sola potestad.
Vez tras vez se me ha amonestado acerca de fijar fechas. Nunca más habrá un mensaje
para el pueblo de Dios que se base en el tiempo. No hemos de saber el tiempo definido,
ya sea del derramamiento del Espíritu Santo o de la venida de Cristo.

Antes de venir a esta reunión, estuve buscando en mis escritos, para ver lo que debiera
llevar a Australia, y encontré un sobre en el cual estaba escrito: “Testimonio dado
acerca de fijar fechas. 21 de junio de 1851. Preservarlo cuidadosamente”. Lo abrí, y esto
es lo que encontré. Dice:
“Copia de una visión que dio el Señor a la Hna. White, el 21 de junio de 1851, en
Camden, Nueva York. El Señor me mostró que el mensaje debe avanzar, y que no debe
depender del tiempo, pues éste no será nunca más una prueba. Vi que algunos estaban
siendo objeto de una falsa excitación provocada por predicar fechas, que el mensaje del
tercer ángel puede permanecer sobre su propio fundamento y que no necesita de fechas
para fortalecerse, y que proseguirá con gran poder y efectuará su obra y será abreviado
en justicia.

“Vi que algunos estaban haciendo que todo se encaminara a este próximo otoño. Esto
es, hacían sus cálculos y disponían de sus propiedades tomando ese tiempo como punto
de referencia. Vi que eso estaba equivocado por esta razón: En vez de ir cada día a Dios
y desear fervientemente conocer sus deberes actuales, miraban hacia adelante y hacían
sus cálculos como si supieran que la obra iba a terminar este otoño, sin preguntar
diariamente a Dios cuál es su deber.—E. G. de White.

“Copiado en Milton, el 29 de junio de 1851. A. A. G.”.

Este fue el documento que encontré el lunes pasado al buscar entre mis escritos, y aquí
está otro que fue escrito en cuanto a un hombre que fijaba fechas en 1884 y propagaba
sus argumentos para probar sus teorías. El informe de lo que hacía me fue presentado
en el congreso de Jackson [Míchigan], y dije a los hermanos que no debían prestar
atención a la teoría de ese hombre, pues no sucedería el acontecimiento que él predecía.
Dios ha puesto en su propia potestad los tiempos y las sazones. ¿Y por qué no nos ha
dado Dios ese conocimiento? Porque si lo hiciera, no lo usaríamos debidamente. Ese
conocimiento provocaría entre los hermanos un resultado que retardaría grandemente
la obra de Dios de preparar a un pueblo que pueda resistir en el gran día venidero. No
hemos de vivir dependiendo de la excitación originada por fechas especiales. No hemos
de enfrascarnos en especulaciones en cuanto a los tiempos y las sazones que no ha
revelado Dios. Jesús ha dicho a sus discípulos que velen, pero no fijándose en una fecha
definida. Sus seguidores han de estar en la posición de los que están atentos a las
órdenes de su Capitán. Han de velar, esperar, orar y trabajar a medida que se acercan al
tiempo de la venida del Señor, pero nadie podrá predecir precisamente cuándo será ese
tiempo, pues “no sabéis el día ni la hora”. No podréis decir que Cristo vendrá dentro de
uno, dos o cinco años; tampoco debéis posponer su venida diciendo que quizá no se
produzca ni en diez ni en veinte años.

Tengamos las lámparas despabiladas y ardiendo

El deber del pueblo de Dios es tener sus lámparas despabiladas y ardiendo, ser como
los hombres que esperan que el Novio vuelva de la boda. No tenéis un momento que
perder descuidando la gran salvación que os ha sido provista. Está llegando a su fin el
tiempo de gracia de las almas. Está siendo sellado el destino de los hombres día tras
día, y aun de esta congregación no sabemos cuán pronto cerrarán los ojos muchos en la
muerte y serán preparados para la tumba. Ahora debiéramos considerar que nuestra
vida transcurre rápidamente, que no estamos seguros ni un momento, a menos que
nuestra vida esté escondida con Cristo en Dios. No es nuestro deber estar aguardando
algún tiempo especial en el futuro cuando se haga alguna obra especial en nuestro
favor, sino avanzar en nuestra obra de amonestar al mundo, pues hemos de ser testigos
de Cristo hasta los confines de la tierra.
Nos rodean por doquiera los jóvenes, los impenitentes, los inconversos, ¿y qué estamos
haciendo por ellos? Padres, en el ardor de vuestro primer amor, ¿estáis procurando la
conversión de vuestros hijos, o estáis enfrascados en las cosas de esta vida hasta el
punto de que no hacéis esfuerzos fervientes para ser colaboradores con Dios?
¿Apreciáis la obra y misión del Espíritu Santo? ¿Comprendéis que el Espíritu Santo es el
instrumento por el cual hemos de llegar a las almas de los que nos rodean? Cuando
termine esta reunión, ¿os iréis de aquí y os olvidaréis de las fervientes exhortaciones
que se os han hecho? ¿Será dejado sin atender el mensaje de amonestación, y se
escurrirá de vuestro corazón la verdad que habéis oído, como agua que se escurre de
una vasija rota?

Dice el apóstol: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas
que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha por medio de los
ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución, ¿cómo
escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo
sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y
repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad”. Hebreos 2:1-4.

El mensaje del tercer ángel está creciendo hasta convertirse en un fuerte pregón, y no
debéis sentiros libres de descuidar el deber actual y todavía abrigar la idea de que, en
algún futuro, seréis los receptáculos de una gran bendición cuando se efectúe un
maravilloso reavivamiento, sin ningún esfuerzo de vuestra parte. Hoy habéis de
entregaros a Dios para que os haga vasos de honra aptos para su servicio. Hoy habéis
de entregaros a Dios para que seáis vaciados del yo, vaciados de la envidia, los celos,
las malas conjeturas, las contiendas, de todo lo que deshonre a Dios. Hoy habéis de
tener purificado vuestro vaso para que esté listo para el rocío celestial, listo para los
chaparrones de la lluvia tardía, pues vendrá la lluvia tardía y la bendición de Dios
llenará cada alma que esté purificada de toda contaminación. Nuestra obra hoy es
rendir nuestra alma a Cristo para que podamos ser hechos idóneos para el tiempo del
refrigerio de la presencia del Señor: idóneos para el bautismo del Espíritu Santo.—The
Review and Herald, 22 de marzo de 1892.

ANÁLISIS DEL CONTEXTO DE ESTE CAPÍTULO:


Primeros Escritos

Prólogo Histórico

Los creyentes adventistas aguardaban con honda expectación el día en que su Señor iba
a volver. Consideraban el otoño de 1844 como el momento señalado por la profecía de
Daniel. Pero aquellos consagrados creyentes iban a sufrir un gran chasco. Así como los
discípulos del tiempo de Cristo no comprendieron el carácter exacto de los
acontecimientos que se iban a realizar en cumplimiento de la profecía relativa al primer
advenimiento de Cristo, los adventistas de 1844 sufrieron un gran chasco en relación
con la profecía que anunciaba la segunda venida de Cristo. Acerca de esto leemos:

“Jesús no vino a la tierra, como lo esperaba la compañía que le aguardaba gozosa, para
purificar el santuario, limpiando la tierra por fuego. Vi que era correcto su cálculo de
los períodos proféticos; el tiempo profético había terminado en 1844, y Jesús entró en el
lugar santísimo para purificar el santuario al fin de los días. La equivocación de ellos
consistió en no comprender lo que era el santuario ni la naturaleza de su
purificación.”— [Primeros Escritos, 243.]

Casi inmediatamente después del chasco de octubre, muchos creyentes y pastores que
se habían adherido al mensaje adventista se apartaron de él. Otros fueron arrebatados
por el fanatismo. Más o menos la mitad de los adventistas siguió creyendo que Cristo
no tardaría en aparecer en las nubes del cielo. Al verse expuestos a las burlas del
mundo, las consideraron como pruebas de que había pasado el tiempo de gracia para el
mundo. Creían firmemente que el día del advenimiento se acercaba. Pero cuando los
días se alargaron en semanas y el Señor no apareció, se produjo una división de
opiniones en el grupo mencionado. Una parte, numéricamente grande, decidió que la
profecía no se había cumplido en 1844 y que sin duda se había producido un error al
calcular los períodos proféticos. Comenzaron nuevamente a fijar fechas. Otro grupo
menor, que vino a ser el de los antecesores de la Iglesia Adventista del Séptimo Día,
hallaba certeras las evidencias de la obra del Espíritu Santo en el gran despertar, y
consideraba imposible negar que el movimiento fuese obra de Dios, pues hacer esto
habría sido despreciar al Espíritu de gracia.

Eran muy pocos los que constituían aquel grupo que avanzaba en la luz. En 1846, eran
como cincuenta. El grupo mayor, que abandonó la esperanza de que la profecía se
hubiese cumplido en 1844, contaba tal vez con 30.000 personas.

Testimonios para la Iglesia, Tomo 1, pág. 72

Algunos habían torcido mucho ciertos textos de la Escritura, al punto de abstenerse


completamente de todo trabajo, y de rechazar a todos los que no recibían sus ideas
acerca de esto y de otros puntos relativos al deber religioso. Dios me reveló estos
errores en visión y me envió a instruir a sus hijos que habían caído en el error; pero
muchos de ellos rechazaron completamente el mensaje, me acusaron de fanatismo, y
me presentaron falsamente como líder del fanatismo que me esforzaba constantemente
por contrarrestar.
Se fijaron varias fechas para la venida del Señor, las que se presentaron con insistencia a
los hermanos. Pero el Señor me reveló que éstas no se cumplirían, porque primero debía
transcurrir el tiempo de angustia antes de la venida de Cristo, y me mostró, además,
que cada fecha que se fijaba sin que se cumpliera debilitaría la fe del pueblo de Dios.
Debido a esto me acusaron de ser el siervo malo que dijo: “Mi Señor se tarda en venir”
(Mateo 24:48).

Estas declaraciones referentes a la fijación del tiempo fueron impresas hace unos treinta
años, y los libros que las contienen han circulado en todas partes; sin embargo, algunos
ministros que pretenden conocerme bien, declaran que yo he establecido una fecha tras
otra para la venida del Señor, y que esas fechas han pasado sin cumplirse, y que por lo
tanto mis visiones son falsas. Indudablemente que estas falsas declaraciones son
recibidas por muchas personas como si fueran verdad; pero nadie que me conoce o que
conoce mis trabajos podría honradamente presentar un informe semejante. Este es el
testimonio que he dado siempre, desde cuando no se cumplió la fecha en 1844: “Una
fecha tras otra será fijada por diferentes personas, y no se cumplirán; y la influencia de
esta fijación de fechas tenderá a destruir la fe del pueblo de Dios”. Si yo hubiera visto
una fecha definida en visión y hubiera dado mi testimonio acerca de ello, no hubiera
podido escribir y publicar, en vista de este testimonio, que todas las fechas que se
establezcan pasarán sin que se cumpla el acontecimiento esperado, porque el tiempo de
angustia debe venir antes de la segunda venida de Cristo. Por cierto que durante los
últimos treinta años, es decir, desde la publicación de esta declaración, no me he
sentido inclinada a establecer una fecha para la venida de Cristo, con lo cual me hubiera
colocado a mí misma bajo la misma condenación que las personas a las que estaba
reprochando. Y no recibí visión sino hasta 1845, después de haber pasado la fecha de
1844 cuando esperábamos la venida del Señor, que pasó sin cumplirse. Entonces se me
mostró lo que he declarado aquí.

¿Y acaso no se ha cumplido este testimonio en todos sus detalles? Los adventistas del
primer día han establecido una fecha tras otra, y a pesar de los repetidos fracasos, han
reunido valor para fijar nuevas fechas. Dios no los ha guiado en esto. Muchos de ellos
han rechazado el verdadero tiempo profético y han ignorado el cumplimiento de la
profecía, debido a que la fecha de la venida fijada para 1844 pasó sin cumplirse, y no
trajo el acontecimiento esperado. Rechazaron la verdad, y el enemigo ha tenido poder
para traer sobre ellos poderosos engaños a fin de que crean una mentira. La gran
prueba del tiempo ocurrió en 1843 y en 1844, y todos los que han fijado una fecha para
la segunda venida a partir de entonces se han estado engañando a sí mismos, y
engañando a los demás.

Libro: Los que vieron y creyeron Autor:


Herbert Douglas

Capítulo 2: La Visión que dio inicio a un movimiento – El Camino Angosto

i1844! ¡Qué año! Samuel F. B. Morse transmite el primer mensaje telegráfico ("Lo que ha
hecho Dios"). Se inventa el proceso de pasta de celulosa a partir de la madera, con lo
que se reduce el precio del papel prensa. Un odontólogo de Boston, pionero de la
anestesiología con óxido nitroso, se extrae su propia muela. Brigham Young es elegido
para liderar a los mormones después de que Smith es asesinado en Carthage, Illinois.
Karl Marx, de 26 años, escribe: "La religión es el suspiro de la criatura oprimida... el
opio de los pueblos".

Y Dios se inclina para hablar con Elena Harmon, de 17 años, con una invalidez casi
total, en Portland, Maine, durante la primera semana de diciembre. Pocas semanas
antes, Elena y aproximadamente otros cien mil metodistas, bautistas y presbiterianos
sufrieron un triste chasco cuando, el 22 de octubre de 1844, Jesús no regresó como ellos
esperaban. Ella recordó:

Fue un chasco muy amargo que sobrecogió al pequeño grupo cuya.fo había sido tan
fuerte y cuya esperanza había sido tan elevada. Pero quedamos sorprendidos al ver que
nos sentíamos tan libres en el Señor y que éramos tan poderosamente sostenidos por su
fortaleza y su gracia...

Aunque estábamos chasqueados no nos sentíamos desanimados


La salud precaria de Elena empeoró rápidamente. Como apenas podía hablar con
susurros, se le hacía difícil respirar acostada y a menudo se despertaba por la tos y las
hemorragias pulmonares. Agonizante por la tuberculosis, Elena estaba tan debilitada
que tenía que ser transportada en silla de ruedas y con frecuencia era alimentada por
otros.
En esta condición, respondió a una invitación de una amiga íntima, la Sra. Elizabeth
Raines, para que ella y otras tres mujeres la visitaran en su casa en Portland del Sur para
una reunión de oración. Estas mujeres también estaban confundidas y desanimadas.
Habían abandonado su confianza en la validez de la fecha de octubre, pero todavía
esperaban que Jesús regresara en algún momento del futuro cercano.

Dios sabe cómo instruir a los fieles

Durante varios años, estas cinco jóvenes habían creído que Jesús regresaría en 1843, y
luego en 1844, basadas en una cuidadosa investigación bíblica. Pero, después del 22 de
octubre, se habían hundido cada vez más en el desánimo porque Jesús no había venido.
Su fe comenzó a vacilar, no en su experiencia cristiana sino en su confianza en el
estudio de la Biblia.

Para diciembre, la mayoría de los creyentes adventistas habían abandonado su sólida


creencia en que el 22 de octubre tenía importancia. En otras palabras, ellos creían que la
profecía de los 2.300 días-años no había terminado; peor aún, algunos ahora creían que
todo el cuadro profético había estado equivocado. Según escribió Elena en 1847: "En el
momento en que tuve la visión del clamor de medianoche [diciembre de 1844], había
abandonado la idea de que [el cumplimiento de la profecía] fuera en el pasado y la
esperaba para el futuro, y también le pasaba lo mismo a casi todo el grupo". 3

Libro: Fundadores del mensaje Autor:


Everett Dick

Capítulo 5: Ellen G. White – Mensajera de Dios

Durante los años inmediatamente posteriores a la gran decepción, la señorita Harmon


se dedicó principalmente a combatir el fanatismo. En octubre de 1844, muchos
adventistas habían puesto su fe plena y completamente en la venida de Cristo. Tan
seguros estaban de que Cristo vendría el décimo día del séptimo mes, que cuando no
apareció visiblemente en las nubes del cielo, sintieron que debía haber venido invisible
o espiritualmente. Muchos se sintieron seguros de que el período profético de dos mil
trescientos años terminó sin duda, y que algo definitivo había sucedido. Muchas fueron
las conjeturas sobre la naturaleza del evento.

Algunos sintieron que el cálculo del tiempo fue un error, y estos comenzaron a
establecer nuevas fechas para la venida de Cristo. Todo fue confusión. Diferentes
recorrieron el país tratando de que otros vieran su punto de vista.

Entre estos estaban James White, Ellen Harmon, Joseph Bates. A menudo, varios
viajaban en grupo, pero en otras ocasiones Ellen y otra mujer iban juntas. Otros
consideraron que el 22 de octubre de 1844, los primeros seis mil años de la historia de la
Tierra se habían cerrado, y que el séptimo milenio era sabático y, por lo tanto, fue
apartado como un período de descanso. Creían que era malo trabajar o molestarse con
las preocupaciones de este mundo. Permitieron que sus familias o amigos se ocuparan
de sus necesidades temporales, mientras los reprendían por tener problemas con los
asuntos de este mundo. Muchos se sintieron santificados y pensaron que no podían
pecar. Bajo el disfraz de esta ilusión, algunos practicaban un tipo de inmoralidad
llamada esposa espiritual.
Algunos siguieron impresiones que creyeron, o fingieron creer, que vinieron de Dios. A
menudo, tales impresiones seguían inclinaciones pecaminosas. Estas influencias
tuvieron un efecto desolador, barriendo a muchos de los pequeños que seguían
interesados en el advenimiento, lejos de sus amarres, algunos siguiendo el fanatismo y
otros desechando su fe con disgusto hacia los extremistas.

En este mar de fanatismo entraron James White y Ellen Harmon, con advertencias y
protestas. Una y otra vez, la señorita Harmon dirigió la instrucción a las personas con
respecto a su curso equivocado. Una y otra vez, su reprensión o corrección fue
precedida por "Se me mostró", mientras daba una instrucción individual que había
recibido en visión.

¿Quiénes eran los hombres que fijaban fecha y bajo que profecía predicaban un año
para tal evento?

1. Joseph Bates:

Libro: A menos que olvidemos

Autor: George Knight

Después del fracaso en la predicación de que Cristo regresaría en octubre de 1844, a los
adventistas chasqueados simplemente les pareció natural seguir estableciendo fechas
para ese acontecimiento, sobre la base de las diversas profecías. Por lo tanto, Guillermo
Miller y Josías Litch llegaron a esperar que Jesús apareciera antes del fin del año judío
de 1844 (es decir, en la primavera de 1845). H. H. Gross, Joseph Marsh y otros previeron
fechas en 1846; y al pasar el año, Gross descubrió razones para esperar a Cristo en 1847.

Los primeros adventistas sabatarios no eran inmunes a la fijación de fechas. En


septiembre de 1845, Jaime White creía firmemente que Jesús llegaría el décimo día del
séptimo mes judío, en octubre de aquel año. Esa es la razón por la que razonara
públicamente que una pareja adventista que había anunciado su boda había caído en
un “ardid del diablo”, y que había “negado su fe” en la Segunda Venida, porque “un
paso así parecía contemplar años de vida en este mundo”.

Sin embargo, “pocos días antes de que pasara la fecha”, recuerda Jaime, “yo estaba en
Fairhaven y en Dartmouth, Massachusetts, con un mensaje sobre este tiempo. En ese
entonces, Elena estaba con el grupo en Carver, Massachusetts, donde tuvo una visión
de que nos chasquearíamos, y que los santos debían pasar por ‘el tiempo de angustia de
Jacob’ en el futuro. Su visión de la angustia de Jacob era totalmente nueva para
nosotros, como también para ella”.

Esa experiencia, aparentemente, curó a Jaime White de especular sobre la fecha de la


Segunda Venida. Pero, como veremos mañana, por cierto, no detuvo a José Bates.
¡Poner fechas para la Segunda Venida!

Jesús ¿está realmente seguro de eso? Seguro que debe haber alguna forma de
determinar el tiempo; al menos, por parte de los que somos fieles adventistas. Al
menos, eso pensaba José Bates en 1850. El paso del tiempo debió haberlo deprimido. Al
fin y al cabo, habían pasado seis largos años desde el chasco millerita. Sin duda, podría
descubrir la fecha si trabajaba en ello lo suficiente. Y para 1850 Bates estaba muy seguro
de haberlo logrado.

En ese año, escribió que “las siete manchas de sangre en el altar de oro ante el
Propiciatorio, creo plenamente que representan la duración de los procedimientos
judiciales de los santos vivos en el Lugar Santo”.

La mayoría ha escuchado hablar del muy válido principio de interpretación profética de


día por año; pero, Bates tenía uno nuevo: el “principio de gota de sangre por año”. Al
usar su “nueva luz”, Bates había llegado a la conclusión de que el Juicio
Preadvenimiento duraría siete años, y concluiría en octubre de 1851... momento en que
Cristo vendría.

Dada su talla en los círculos sabatarios, Bates pronto reunió partidarios para su nuevo
proyecto. Pero, los esposos White lo resistirían vigorosamente.
En noviembre de 1850, Elena declaró públicamente que “el Señor me mostró que el
TIEMPO no había sido una prueba desde 1844, y que el tiempo nunca más volverá a ser
una prueba” (PT, noviembre de 1850).

Luego, el 21 de julio de 1851, dado que aumentara el entusiasmo sobre el tema, escribió,
en la Review and Herald, que “el Señor me ha mostrado que el mensaje del tercer ángel
debe progresar y ser proclamado a los hijos dispersos de Dios, pero no debe depender
de una fecha.

Vi que algunos están creando una excitación falsa al predicar fijando fechas; pero el
mensaje del tercer ángel es más poderoso de lo que puede serlo una fecha. Vi que este
mensaje puede subsistir sobre su propio fundamento, y que no necesita ser reforzado
con fechas; que irá adelante con gran poder, hará su obra y será abreviado en justicia”
(PE 75).

Libro: La Demora

Autor: Marvin Moore

Capítulo 13: Una expectativa peligrosa: fechar la Segunda Venida

José Bates basó su creencia de que Cristo regresaría en 1851 sobre la figura de las “siete”
veces (times) que el sacerdote debía salpicar la sangre sobre el altar en el Día de la
Expiación. Los milleritas, y los adventistas del séptimo día después de ellos, entendían
que las palabras tiempo y tiempos (times) en Daniel 7:25 se referían a años, y esto fue lo
que llevó a Bates a interpretar que las siete veces (tiempos) que la sangre era salpicada
significaba que Cristo regresaría siete años después de 1844; en otras palabras, en 1851.
En ese momento, algunos adventistas guardadores del sábado adoptaron la sugerencia
de Bates, hasta que Elena de White publicó instrucciones del Señor acerca de que Bates
estaba equivocado. Bates abandonó su teoría, ahorrándole a la iglesia naciente más
desilusión y chasco.

Libro: Profetisa de la Salud, Un estudio sobre Ellen G. White

Autor: Ronald L. Numbers


Capítulo 1: Ha nacido una profetisa

El año 1851, siete años después de la Gran Decepción, tuvo un significado especial para
los sabatarios. Durante algún tiempo, Joseph Bates había estado sugiriendo que este
podría ser el año del regreso de su Salvador. A principios de 1849, Ellen le había
advertido que no pensara que el tiempo podría “continuar unos cuantos años más”, y
en junio del año siguiente su ángel le informó que “el tiempo casi ha terminado”. Las
doctrinas que ella y James habían estudiado cuidadosamente durante los últimos años
ahora tendrían que ser aprendidas por otros “en unos pocos meses”. Pero de nuevo
Cristo no apareció. Seguro que a los White, que tanto habían sacrificado, no se les podía
culpar de su retraso. En la mente de Ellen, la responsabilidad descansaba directamente
sobre los hombros de aquellos milleritas que, en la Conferencia de Albany de 1845, no
aprobaron el sábado del séptimo día ni visiones como la suya.

Libro: Peligros de fijar fechas

Autor: Colin D. Standish y Russell R. Standish

Capítulo 4: Fijación Temprana del Tiempo por los Adventistas

La fijación continua de fechas condujo a muchas formas de fanatismo, extremismo e


interpretación profética especulativa. Durante años, estos focos de entusiastas del
establecimiento del tiempo fueron un peligro para la Iglesia Adventista del Séptimo Día
en estado embrionario, y Elena de White escribió significativamente sobre ellos. Incluso
entre algunos de los líderes fieles, pioneros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el
establecimiento de fechas era un peligro. Nada menos que Joseph Bates continuó en el
estado de ánimo de fijar el tiempo. Proyectó el año 1851 como el año en que el Señor
regresaría. Para su crédito, prestó atención al consejo de Ellen White y se alejó de la
obsesión por fijar el tiempo; sin embargo, algunos otros no lo hicieron

Libro: Origen e Historia de los Adventistas del Séptimo Día

Autor: Arthur Whitefield Spalding

Capítulo 8: Luz a Través de la Oscuridad

Una vez más, en 1851, cuando la compañía de los adventistas observadores del sábado
había recibido considerables adhesiones y se estaba uniendo en un cuerpo reconocible,
surgió una cuestión de tiempo entre ellos y otros. Y fue el profundamente respetado
Joseph Bates quien esta vez tuvo la culpa. Él había aceptado, por supuesto, el punto de
vista del servicio del santuario que constituye uno de los fundamentos de la fe
adventista del séptimo día. Pero trabajando en las minucias del tema, y con la
esperanza de la fecha definitiva del Advenimiento aún no expulsada totalmente de su
mente, creyó ver un simbolismo en las siete veces que el sacerdote en el santuario
terrenal debía rociar la sangre sobre el altar. Estas siete veces, o "siete manchas", como
él las llamaba, creía, sin razón y sin su habitual pensamiento lógico, que significaban
siete años que cubrirían el período de limpieza del santuario por parte del Sumo
Sacerdote. A continuación, en 1850, publicó un tratado sobre el santuario, en el que
expuso esta teoría tan tenue, y con ello sugirió que el tiempo de la venida del Señor
sería el otoño de 1851. Esto lo hizo, en la libertad de su liderazgo, sin consultar a sus
compañeros de trabajo. Los creyentes, especialmente en Vermont y New Hampshire, le
dieron bastante crédito.

Pero en una visión en Camden, Nueva York, la Sra. White recibió la instrucción,
publicada en junio de 1851, de que esto era erróneo, que el tiempo no debía ser más una
prueba, y que la atención a la gran obra de evangelización no debía ser distraída por la
fijación del tiempo'. El anciano Bates recibió la corrección obedientemente, y dejó de
defender el tiempo. En poco tiempo desapareció de la vista. Este fue el único caso de
fijación del tiempo entre los Adventistas del Séptimo Día después de que se
convirtieron en una compañía distinta, y fue repudiado por los líderes antes de que se
alcanzara la fecha.

Periódico: Second Advent Review y Sabbath


Fecha: 21 de Julio de 1851

Queridos Hermanos: El Señor me mostró que el mensaje debe avanzar, y que no debe
depender del tiempo, pues éste no será nunca más una prueba. Vi que algunos estaban
siendo objeto de una falsa excitación provocada por predicar fechas, que el mensaje del
tercer ángel puede permanecer sobre su propio fundamento y que no necesita de fechas
para fortalecerse, y que proseguirá con gran poder y efectuará su obra y será abreviado
en justicia.

“Vi que algunos estaban haciendo que todo se encaminara a este próximo otoño. Esto
es, hacían sus cálculos y disponían de sus propiedades tomando ese tiempo como
punto de referencia. Vi que eso estaba equivocado por esta razón: En vez de ir cada día
a Dios y desear fervientemente conocer sus deberes actuales, miraban hacia adelante y
hacían sus cálculos como si supieran que la obra iba a terminar este otoño, sin
preguntar diariamente a Dios cuál es su deber.—E. G. de White

2. J.M. Garmire y su hija Anna Garmire

Libro: Enciclopedia de Elena G. White


Autor: Denis Fortin y Jerry Moon

GARMIRE, JAMES MONROE (1848-1931). Obrero bíblico de Colorado que


declaraba que su familia, y en particular su hija Anna (n. 1870), recibía revelaciones
sobrenaturales. Después de que Garmire imprimió 20.000 ejemplares de un folleto
que enseñaba que el fin del tiempo de gracia sucedería en 1884, cuarenta años
después del *Gran Chasco, Elena de White respondió con otro folleto, An Exposure
of Fanaticism and Wickedness (Fl 030), que denunciaba sus teorías como engaños de
Satanás. Después de un tiempo, Garmire le escribió a Elena para buscar su consejo
respecto de si estaban o no errados y, si era así, que les señalara su equivocación.

La respuesta de Elena a los Garmire (Ct 12, 1890, parcialmente en MS 2:90- 98,
101104) es uno de los registros más significativos de su interacción con otros
visionarios. Ella le escribió a Garmire: “Usted se ha engañado y ha engañado a
otros”. Sus ideas eran interpretaciones erradas de las Escrituras y de los escritos de
ella, que él había “aplicado mal” para apoyar “teorías erróneas; se ha apropiado de
la luz del Cielo [...] para enseñar aquello que no armoniza con los testimonios, lo
que estos siempre han condenado”. Además, él mismo había ido avanzando hacia
un “elevado nivel de fanatismo”, amaba sus propias opiniones más que la Palabra
de Dios y cultivaba enemistad contra el pueblo de Dios. Una “evidencia definida”,
escribió Elena, “que indica que esas manifestaciones no son de Dios, consiste en que
están de acuerdo con sus propios conceptos” y “son contrarias a ella [la Palabra de
Dios]” (ibíd.; énfasis añadido). Garmire también alentaba a su hija a creer que estaba
teniendo visiones.

Libro: Heraldos de una nueva luz


Autor: Roger W. Coon

En la década de 1880 había una mujer joven en Battle Creek llamada Anna Garmire
que afirmaba tener el don de visiones y sueños proféticos. La influencia fuerte y
dominante de su padre fue un factor significativo en su experiencia. Al escribirle al
Sr. JM Garmire, Elena G. de White habló tres veces de casos en los que personas
cuyas visiones fueron inspiradas por Satanás pronosticaron eventos que
posteriormente sucedieron.

Durante los últimos cuarenta y cinco años [1845-1890], he tenido que encontrarme
con personas que afirman tener mensajes de Dios de reprensión para otros. Esta
fase de fanatismo religioso ha surgido una y otra vez desde 1844. Satanás ha obrado
de muchas maneras para establecer el error. Algunas cosas dichas en estas visiones
se cumplieron; pero muchas cosas... resultaron completamente falsas, como lo han
hecho tus profecías y las de Anna. Sin embargo, tratarían de excusar los errores
garrafales torciendo las declaraciones y dándoles otro significado, y continuarían
de la misma manera, engañando y siendo engañados.

Reclamaciones durante la vida de Ellen White.

En las décadas de 1880 y 1890 surgieron dos falsos profetas, que crearon un gran
revuelo en la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Para ser eficaz, una falsificación
debe parecerse al original tanto como sea posible. Dado que había una mujer profeta
genuina en la iglesia en ese momento, no sorprende que Satanás escogiera a mujeres
como pretendientes. Que también escogiera mujeres con el nombre de pila Anna es
aún más interesante, ya que una de las profetas del Nuevo Testamento también
llevaba ese nombre. Ver lucas 2:36-38.

La verdadera historia de Anna Garmire, quien hizo sus afirmaciones en la década de


1880, puede reconstruirse fácilmente a partir de los testimonios de Ellen White
publicados en Mensajes Selectos Tomo 2: 64-84. La afirmación de Anna Garmire del
don profético tuvo que ser probada, así como el don de Ellen White tuvo que ser
probado cuando recibió su primera visión a finales de 1844.

Anna Garmire no pasó la prueba en varios aspectos. Ella hizo predicciones falsas.
En una ocasión ella dijo que la marca de la bestia se daría después del cierre del
tiempo de gracia, mientras que la Sra. White había declarado que, dado que sería
una prueba del último día, debía darse antes del cierre del tiempo de gracia.
También dijo que la segunda venida tendría lugar en 1884, una conclusión que ella
basó en los cuarenta años que Israel anduvo errante en el desierto debido a la
incredulidad. Por supuesto, Cristo no vino en 1884.

En la prueba de sus frutos, también midió mal. Elena G. de White la llamó


“corrupta”, debido a un acto de desaparición y posterior embarazo fuera del
matrimonio. Además, cuando Uriah Smith, el editor de Review and Herald, n
publicó los "testimonios" de Anna, los Garmire conspiraron con un joven que
trabajaba en la oficina de Review y que creía en Anna como una verdadera
profetisa, para robar el correo. lista a este periódico para que el mensaje pudiera ser
enviado directamente. Fue un delito grave. Cuando Cristo no vino en 1884, el joven
desilusionado se adelantó y confesó su robo. Fue expulsado y posteriormente
reincorporado como miembro de la iglesia de Battle Creek.

Libro: Portadores de Luz


Autor: Richard W. Schwarz

Hablando ante la sesión de la Asociación General, en 1899, E. J. Waggoner afirmó


que todos los que guardaban los mandamientos de Dios también debían tener el
espíritu de profecía. La pregunta de si los consejos divinos vendrían mediante otras
personas fuera de Elena de White, había conducido anteriormente a controversias.
Las personas que se declaraban las mensajeras especiales de Dios expresaron su
opinión. En 1884 una cierta Anna Garmire, de Petoskey, Michigan, pretendió que
Dios le había revelado en una visión que el tiempo de gracia terminaría para todos
los pecadores en octubre de ese año.

Libro: Mensajes Selectos Tomo 2


Las visiones de un hijo descarriado

Me siento compelida a declarar que no he tenido la menor fe en el Sr. [J. M.] Garmire
o en su obra. El folleto que se publicó durante el otoño pasado, cuando celebramos
nuestras reuniones de reavivamiento en Jackson, no tuvo la menor aprobación de
nuestro pueblo. Fue distribuido con ayuda de la lista robada de suscriptores de la
Review and Herald.

La hija del Sr. Garmire pretende, o él pretende por ella, tener visiones; pero éstas no
llevan el sello de Dios. Son de la misma índole que muchas otras semejantes que
hemos enfrentado en nuestra experiencia: un engaño de Satanás.
Declaré definidamente a estas personas fanáticas, en las reuniones espirituales
celebradas en Jackson, que estaban haciendo la obra del adversario de las almas; que
se hallaban en tinieblas. Pretendían poseer una gran luz según la cual el tiempo de
gracia terminaría en octubre de 1884.
Entonces declaré en público que al Señor le había placido mostrarme que no habría
una fecha definida para el mensaje dado por Dios desde 1844; y dije también que
este mensaje, que es defendido con gran celo por cuatro o cinco personas, era una
herejía. Las visiones de este pobre hijo no procedían de Dios. Esta luz no venía del
cielo. Había poco tiempo, pero el fin no debía sobrevenir todavía. Había que
terminar una gran obra para preparar un pueblo que fuera sellado con el sello del
Dios viviente.— An Exposure of Fanaticism and Wickedness, 9, 10 [1885].

II. LIBRO ANALIZADO

Testimonios para los Ministros


Capítulo 1—La Iglesia de Cristo
“La Iglesia Remanente no es Babilonia”

La carta
La siguiente es la carta enviada al Hno. S. [veasé el Apéndice.]:

“Napier, Nueva Zelandia,


23 de marzo de 1893

“Querido Hno. S.,

“Le dirijo unas pocas líneas. No estoy de acuerdo con la posición que usted ha
tomado, porque el Señor me mostró que precisamente tales posiciones serían
tomadas por aquellos que están en el error. Pablo nos ha dado una amonestación en
este sentido: ‘Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de
demonios’.

“Hermano mío, he sabido que usted pretende que la Iglesia Adventista del Séptimo
Día es Babilonia, y que todos los que quieran ser salvos deben salir de ella. Usted no
es el único hombre a quien el diablo ha engañado en este asunto. Durante los
últimos cuarenta años, un hombre tras otro se ha levantado, pretendiendo que el
Señor lo había enviado con el mismo mensaje; permítame que le diga, como les he
dicho a ellos, que este mensaje que usted está proclamando es uno de los engaños
satánicos destinados a crear confusión entre las iglesias.

“Hermano mío, usted está con toda seguridad fuera de la huella. El mensaje del
segundo ángel habría de ir a Babilonia (las iglesias) para proclamar su caída, y
llamar al pueblo a salir de ella. Este mismo mensaje ha de ser proclamado la
segunda vez. ‘Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y
la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído,
ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo
espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las
naciones han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han
fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de
sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no
seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados
han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades’.

“Hermano mío, si usted está enseñando que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es
Babilonia, está equivocado. Dios no le ha dado ningún mensaje semejante que
llevar. Satanás usará a toda mente a la cual logre acceso, inspirando a los hombres a
originar falsas teorías o a apartarse por alguna tangente errónea, para poder crear
una falsa excitación, y así distraer a las almas del verdadero tema para este tiempo.
Presumo que algunos podrán ser engañados por su mensaje, porque están llenos de
curiosidad y deseo de alguna cosa nueva.

“Ciertamente me entristece que usted se haya dejado engañar de alguna manera por
las sugestiones del enemigo, porque yo sé que la teoría que usted está defendiendo
no es la verdad. Al sembrar esas ideas usted está trayendo, y traerá, grave perjuicio
sobre usted mismo y sobre los demás. No trate de interpretar mal, de torcer y
pervertir los Testimonios para justificar cualquier mensaje de semejante error.
Muchos han pisado este terreno, y han producido mucho daño. Cada vez que otros
han comenzado, llenos de celo, a proclamar este mensaje, reiteradamente se me ha
mostrado que no era la verdad.

“Entiendo que usted proclama también que no debemos devolver el diezmo.


Hermano mío, quite ‘sus zapatos de sus pies’, porque el lugar donde usted está es
tierra santa. El Señor ha hablado con respecto a la devolución de los diezmos. El ha
dicho: ‘Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme
ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde’. Pero al paso que el
Señor pronuncia una bendición sobre aquellos que traen sus diezmos, pronuncia
una maldición sobre aquellos que los retienen. Muy recientemente se me ha dado
luz directa de parte del Señor sobre este asunto, según la cual muchos adventistas
del séptimo día estaban robando a Dios en los diezmos y las ofrendas, y se me
reveló claramente que Malaquías ha planteado el caso tal como es en realidad.
¿Cómo, entonces, se atreve hombre alguno a pensar siquiera en su corazón que una
sugerencia para retener los diezmos y las ofrendas viene del Señor? ¿En qué punto,
hermano mío, se ha salido usted de la senda? ¡Oh, coloque nuevamente sus pies en
la senda recta!

“Estamos cerca del fin, pero si usted o algún otro hombre es seducido por el
enemigo e inducido a fijar la fecha de la venida de Cristo, estará haciendo la misma
obra mala que ha producido la ruina de las almas de aquellos que la hicieron en lo
pasado.

“Si usted lleva el yugo de Cristo, si soporta su carga, verá que hay mucho que hacer
en armonía con los siervos de Dios en la obra de predicar a Cristo y a Cristo
crucificado. Pero cualquiera que empiece a proclamar un mensaje para anunciar la
hora, el día o el año de la aparición de Cristo, ha tomado sobre sí un yugo y está
proclamando un mensaje que el Señor nunca le ha dado.
“Dios tiene una iglesia en la tierra, que es su pueblo escogido, que guarda sus
mandamientos. El está conduciendo, no ramas extraviadas, no uno aquí y otro allá,
sino un pueblo. La verdad es un poder santificador; pero la iglesia militante no es la
iglesia triunfante. Hay cizaña entre el trigo. ‘¿Quieres, pues, que... la arranquemos?’,
fue la pregunta del siervo; pero el señor contestó: ‘No, no sea que al arrancar la
cizaña, arranquéis también con ella el trigo’. La red del Evangelio no prende sólo
peces buenos, sino también malos, y solamente el Señor conoce los suyos.

“Es nuestro deber individual andar humildemente con Dios. No hemos de buscar
cualquier mensaje nuevo y extraño. No hemos de pensar que los escogidos de Dios,
que están tratando de andar en la luz, constituyen Babilonia. Las iglesias caídas son
Babilonia. Babilonia ha estado fomentando doctrinas venenosas, el vino del error.
Este vino del error se compone de falsas doctrinas, como la inmortalidad natural del
alma, el tormento eterno de los impíos, la negación de la preexistencia de Cristo
antes de su nacimiento en Belén, y la defensa y exaltación del primer día de la
semana sobre el día santificado por Dios. Estos y otros errores afines son
presentados al mundo por las varias iglesias, y así se cumplen las Escrituras que
dicen: ‘Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su fornicación’.
Es un furor producido por las falsas doctrinas, y cuando los reyes y presidentes
beben de este vino del furor de su fornicación, son incitados a airarse contra
aquellos que no quieran estar en armonía con las herejías falsas y satánicas que
exaltan el falso día de reposo, e inducen a los hombres a pisotear el monumento
conmemorativo de Dios.

“Los ángeles caídos que están sobre la tierra forman confederaciones con los
hombres malos En esta época aparecerá el anticristo como si fuera el Cristo
verdadero, y entonces la ley de Dios será completamente invalidada en las naciones
de nuestro mundo. La rebelión contra la santa ley de Dios habrá llegado a su
completa maduración. Pero el verdadero director de toda esta rebelión es Satanás
vestido como un ángel de luz. Los hombres serán engañados y lo exaltarán al lugar
de Dios, y lo deificarán. Pero la Omnipotencia se interpondrá contra las iglesias
apóstatas que se unan para exaltar a Satanás y se pronunciará la sentencia: ‘Por lo
cual en un solo día vendrán sus plagas; muerte, llanto y hambre, y será quemada
con fuego; porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga’”.

El objeto de la predicación no es solamente transmitir información, no meramente


convencer el intelecto. La predicación de la palabra debe dirigirse al intelecto, e
impartir conocimiento, pero debe hacer más que esto. Las palabras del ministro
deben alcanzar los corazones de los oyentes.—The Review and Herald, 22 de
diciembre de 1904.

* En esta carta del libro Testimonios para los Ministros los editores no publicaron el
nombre de la persona a quien iba a dirigido este mensaje, entonces buscando el
escrito original veremos el nombre de este hermano quien estaba predicando que la
IASD era Babilonia y aun mas fijaba una fecha para la segunda venida de Cristo.
Veamos quien era:
3. A.W. Stanton:

Periódico: The Review and Herald


Fecha: 12 de Septiembre de 1893

La Iglesia Remanente No Babilonia

La siguiente es la carta enviada al hermano Stanton:

“Napier, Nueva Zelanda”,

“23 de marzo de 1893”.

“Estimado hermano Stanton,'

“Le dirijo unas pocas líneas. No estoy de acuerdo con la posición que has tomado;
porque el Señor me ha mostrado que precisamente tales posiciones serán tomadas
por aquellos que están en el error. Pablo nos ha dado una advertencia en este
sentido: 'Ahora bien, el Espíritu habla claramente, que en el postrer tiempo algunos
apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores ya doctrinas de demonios'.

“Mi hermano, me entero de que usted está tomando la posición de que la Iglesia
Adventista del Séptimo Día es Babilonia, y que todo lo que se salve debe salir de
ella. No eres el único hombre a quien el enemigo ha engañado en este asunto.
Durante los últimos cuarenta años, un hombre tras otro se ha levantado afirmando
que el Señor lo ha enviado con el mismo mensaje; pero déjame decirte, como les he
dicho a ellos, que este mensaje que estás proclamando, es uno de los engaños
satánicos diseñados para crear confusión entre las iglesias. Mi hermano, ciertamente
estás fuera de la pista. El mensaje del segundo ángel era ir a Babilonia [las iglesias]
proclamando su caída y llamando al pueblo a salir de ella. Este mismo mensaje debe
ser proclamado por segunda vez. 'Y después de estas cosas vi otro ángel descender
del cielo, teniendo gran poder; y la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con
gran voz, diciendo: Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de
demonios, y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y
aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del furor de su
fornicación, y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los mercaderes de la
tierra se han enriquecido de la abundancia de sus deleites. Y oí otra voz del cielo,
que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni
recibáis parte de sus plagas. Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se
ha acordado de sus iniquidades.' y guarida de todo espíritu inmundo, y guarida de
toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones han bebido del vino del
furor de su fornicación, y los reyes de la tierra han fornicado con ella, y los
mercaderes de la tierra se han enriquecido de la abundancia de sus deleites. Y oí
otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes
de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas. Porque sus pecados han llegado
hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades.' y guarida de todo espíritu
inmundo, y guarida de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones
han bebido del vino del furor de su fornicación, y los reyes de la tierra han
fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la abundancia
de sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que
no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas. Porque sus
pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades.' Y oí
otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes
de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas. Porque sus pecados han llegado
hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades.' Y oí otra voz del cielo, que
decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni
recibáis parte de sus plagas. Porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se
ha acordado de sus iniquidades.'

“Mi hermano, si está enseñando que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es
Babilonia, está equivocado. Dios no te ha dado ningún mensaje de este tipo para
llevar. Satanás usará cada mente a la que pueda tener acceso, inspirando a los
hombres a originar teorías falsas, o desviarse por alguna tangente equivocada, para
crear una falsa excitación y así desviar a las almas del verdadero asunto de este
tiempo. Presumo que algunos pueden ser engañados por su mensaje, porque están
llenos de curiosidad y deseo de alguna cosa nueva.

“Realmente me entristece que seas engañado de alguna manera por las sugerencias
del enemigo; porque sé que la teoría que defiendes no es verdad. Al promover las
ideas que hace, se hará un gran daño a sí mismo ya los demás. No trate de
malinterpretar, torcer y pervertir los testimonios para corroborar cualquier mensaje
de error. Muchos han pasado por esta tierra, y han hecho mucho daño. A medida
que otros comenzaron llenos de celo a proclamar este mensaje, una y otra vez, se me
mostró que no era verdad.

“Entiendo que también estás proclamando que no debemos pagar el diezmo.


Hermano mío, quítate el calzado de los pies; porque el lugar en que estás parado es
tierra santa. El Señor ha hablado con respecto al pago de los diezmos. Él ha dicho:
'Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en
esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y os
derramaré una bendición, que no habrá suficiente espacio para recibirla.' Pero
mientras pronuncia una bendición sobre los que entregan sus diezmos, pronuncia
una maldición sobre los que los retienen. Recientemente he recibido luz directa del
Señor sobre esta cuestión, que muchos Adventistas del Séptimo Día estaban
robando a Dios en los diezmos y las ofrendas, y me fue revelado claramente que
Malaquías ha expuesto el caso tal como es en realidad. Entonces, ¿cómo se atreve un
hombre a pensar en su corazón que la sugerencia de retener los diezmos y las
ofrendas proviene del Señor? ¿Dónde, hermano mío, te has apartado del camino?
Oh, vuelve a poner tus pies en el camino estrecho. Estamos cerca del fin, pero si
usted o cualquier otro hombre es seducido por el enemigo, e inducido a fijar el
tiempo para la venida de Cristo, estará haciendo la misma mala obra que ha
causado la ruina de las almas de aquellos que haberlo hecho en el pasado.
“Si estáis llevando el yugo de Cristo, si estáis levantando su carga, veréis que hay
mucho que hacer en la misma línea en que trabajan los siervos de Dios, predicando
a Cristo y éste crucificado. Pero cualquiera que se ponga en marcha para proclamar
un mensaje para anunciar la hora, el día o el año de la aparición de Cristo, ha
tomado un yugo y está proclamando un mensaje que el Señor nunca le ha dado.

“Dios tiene una iglesia sobre la tierra, que son su pueblo escogido, que guardan sus
mandamientos. Él está liderando, no retoños perdidos, no uno aquí y otro allá, sino
un pueblo. La verdad es un poder santificador; pero la iglesia militante no es la
iglesia triunfante. Hay cizaña entre el trigo. '¿Quieres entonces que los recojamos?'
fue la pregunta del criado; pero el maestro respondió: 'No; no sea que mientras
recogéis la cizaña, desarraigéis también con ella el trigo.' La red del evangelio atrae
no sólo buenos peces, sino también malos, y sólo el Señor sabe quiénes son suyos.

“Es nuestro deber individual caminar humildemente con Dios. No debemos buscar
ningún mensaje nuevo y extraño. No debemos pensar que los escogidos de Dios que
están tratando de caminar en la luz, componen Babilonia. Las iglesias
denominacionales caídas son Babilonia. Babilonia ha estado fomentando doctrinas
venenosas, el vino del error. Este vino de error está formado por falsas doctrinas,
como la inmortalidad natural del alma, el tormento eterno de los impíos, la
negación de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en Belén, y la defensa
y exaltación del primer día de la semana anterior al día santo y santificado de Dios.
Estos y otros errores similares son presentados al mundo por las diversas iglesias, y
así se cumplen las Escrituras que dicen: 'Porque todas las naciones han bebido del
vino del furor de su fornicación.

“Ángeles caídos sobre la tierra forman confederaciones con hombres malvados. En


esta era, el anticristo aparecerá como el verdadero Cristo, y entonces la ley de Dios
será completamente anulada en las naciones de nuestro mundo. La rebelión contra
la santa ley de Dios estará completamente madura. Pero el verdadero líder de toda
esta rebelión es Satanás vestido como un ángel de luz. Los hombres serán
engañados y lo exaltarán al lugar de Dios, y lo deificarán. Pero la Omnipotencia se
interpondrá, ya las iglesias apóstatas que se unan en la exaltación de Satanás, se
pronunciará la sentencia: 'Por tanto, sus plagas vendrán en un día, muerte, llanto y
hambre; y ella será completamente quemada con fuego, porque fuerte es el Señor
Dios que la juzga'”.

Libro: Mensajes Selectos Tomo 2

Parte 2—Movimientos erróneos y subversivos


Introducción

A lo largo de los años han surgido entre los adventistas del séptimo día varios
movimientos erróneos o subversivos, basados en desfiguraciones de la Escritura o
en supuestas iluminaciones divinas. Fueron enfrentados firmemente mediante los
consejos del espíritu de profecía dados para refutar estas situaciones a medida que
surgían. Algunos de esos consejos se incluyen en la presente sección.

Por lo general, estrechamente relacionado con la supuesta nueva luz, había un


mensaje de condenación para la iglesia y sus dirigentes, y con frecuencia se
establecía una fecha para el cumplimiento de alguna profecía. Uno de esos
movimientos, conocido con el nombre de “La proclamación en alta voz del tercer
ángel”, dirigido por un Sr. Stanton, fue enfrentado por una serie de artículos
publicados en la Review and Herald en 1893, con el título de “La iglesia remanente
no es Babilonia”. (Han sido publicados en Joyas de los Testimonios 1:29, 59, y
también en.—The Remnant Church, 23-53.) El contenido de esta sección constituye
una referencia adicional a este movimiento, y analiza con bastante detalle otros
movimientos semejantes.

Libro: Enciclopedia de Elena G. White


Autor: Denis Fortin y Jerry Moon

STANTON, A. W. Secretario de la Sociedad de Tratados de Montana, en 1892. Para


hacer avanzar la obra de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Stanton ofreció
donar a la organización unos 40.000 dólares. No obstante, insatisfecho con ciertas
decisiones, desarrolló una actitud crítica hacia la iglesia y su ministerio. Esto lo llevó
a propagar un mensaje de juicio contra la iglesia. La “nueva luz” de su mensaje de
juicio se difundió rápidamente. Después de que Stanton renunció a su cargo, *Dan
T. Jones, director distrital de Montana, conversó con él y, por un breve período,
Stanton abandonó su actitud crítica. Sin embargo, a comienzos de 1893, Stanton
publicó un librito de 64 páginas titulado: The Loud Cry! Babylon Fallen! Weighed in
the Balances-Found Wanting (¡El fuerte grito! ¡Babilonia ha caído! Pesado en la
balanza, encontrado en falta). La primera parte del folleto consistía en preguntas
respondidas con breves citas de la Biblia y de los escritos de Elena de White.

La segunda parte contenía citas más extensas de Elena de White sobre la necesidad
de una reforma en la iglesia. El argumento principal de librito era que la Iglesia
Adventista del Séptimo Día estaba espiritualmente en bancarrota, había llegado a
ser parte de Babilonia y había caído (Apoc. 18).

Según Elena de White, Stanton había usado mal sus escritos al imprimir solo sus
mensajes de reprensión, separados de las promesas de gracia y de misericordia. De
este modo, Stanton había llegado a la conclusión de que la Iglesia Adventista había
sido rechazada por Dios y de que los creyentes debían separarse de ella. El folleto se
distribuyó ampliamente, fue enviado al exterior, y traducido al danés y al alemán.
Uno de los seguidores de Stanton, *W. F. Caldwell, abandonó a su esposa y a su
familia, y se fue a Australia para difundir allí los conceptos de Stanton. Por la
intervención de *G. B. Starr y Elena de White, Caldwell encontró el camino de
vuelta a la iglesia.
Elena de White estaba en Australia cuando Stanton publicó su libro. El 22 de marzo
de 1893, ella le escribió una carta (Ct 57, 1893), que luego fue publicada como un
artículo de cuatro partes en la Review and Herald (22/8 al 12/9/1893; ver en TM
5480). Ella le dijo a Stanton que había sido engañado por el diablo y que la Iglesia
Adventista del Séptimo Día no era Babilonia.
Elena reconoció que la iglesia todavía es “militante”, aún no es “triunfante”, y que
contiene paja y trigo. Pero la Babilonia descrita en la Biblia fomenta “enseñanzas
venenosas [...], como la inmortalidad natural del alma, el tormento eterno de los
impíos, la negación de la preexistencia de Cristo antes de su nacimiento en Belén, y
la defensa y exaltación del primer día de la semana por sobre el día santo y
santificado de Dios” (TM 79; ver además MS 2:78-85; TM 37-80). Ella además
reprendió a Stanton por retener el diezmo, en contradicción con Malaquías 3, y por
establecer una fecha para la segunda venida de Cristo (TM 78). Esta respuesta
decidida le puso fin al “movimiento de Stanton” (MS 2:120).

Libro: Enciclopedia de Elena G. White


Autor: Denis Fortin y Jerry Moon

CALDWELL, WALTER F. (1861-1938). Adventista estadounidense que se convirtió


en ferviente discípulo de *A. W. Stanton, y viajó a Australia en la década de 1890
para proclamar que la Iglesia Adventista del Séptimo día se había convertido en
parte de la Babilonia escatológica. En 1893 envió un telegrama a Elena de White
para pedirle consejo. En respuesta, ella lo animó a que consultara con *G. B. Starr y
le aseguró que le estaba enviando una carta (Ct 92, 1893). Esa carta confirmaba que
la supuesta “nueva luz” de Caldwell “no venía de Dios” y lo alentaba a ingresar al
Colegio de Avondale para “aprender más cabalmente el camino [...] del Señor” (Ct
15, 1893). Una carta posterior lo elogiaba por su sinceridad, pero lo exhortaba a
recordar que el Señor no le había dado “un mensaje para que llamara Babilonia a la
Iglesia Adventista del Séptimo Día” (Ct 16, 1893). Caldwell aceptó este testimonio y
continuó siendo un miembro fiel de la iglesia. En 1895, Caldwell se involucró
románticamente con *Frances “Fannie” Bolton, pero como él no tenía argumentos
bíblicos para casarse nuevamente después de haber abandonado a su esposa, Elena
de White desalentó fuertemente esa relación (TCS 227-236).

Revista: The Gleaner


Autor del Articulo: Doug Johnson
Fecha: 01 de Marzo 2006
The Gleaner es un lugar de reunión con noticias e inspiración para los miembros y
amigos adventistas del séptimo día en todo el noroeste de los Estados Unidos. Es un
importante canal de comunicación para la Asociación de la Unión del Pacífico
Norte , la sede regional de apoyo de la iglesia para el ministerio adventista en
Alaska, Idaho, Montana, Oregón y Washington. El Gleaner impreso original se
publicó por primera vez en 1906 y desde entonces se ha ampliado a una revista
completa con una circulación mensual de más de 40.000 ejemplares. A través de su
presencia extendida en línea y en las redes sociales, Gleaner también proporciona
contenido valioso y conexiones para personas interesadas en todo el mundo.
https://nwadventists.com/news/2006/03/jw-watt-taking-adventism-big-sky-country

Uno de los miembros de la Iglesia Livingston era un rico ganadero llamado AW


Stanton que generosamente apoyó el trabajo de la Misión de Montana. A mediados
de 1892, Stanton visitó a algunos amigos adventistas en el oeste de Washington que
tenían puntos de vista fanáticos. En una carta a WA Colcord, Watt escribió: “El
hermano AW Stanton ha concluido que tiene una nueva luz para nuestro pueblo, y
esta nueva luz es en el sentido de que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es
Babilonia, y todos los verdaderos creyentes deben y lo harán. Salir de ella. En vista
de esto, ha retirado todo su apoyo financiero ".

Dan Jones de la Conferencia General atribuyó su curso actual (el de Stanton) más a
un trastorno mental que al fanatismo ordinario. Cualquiera sea la causa, Stanton
dejó la Iglesia Adventista.

Stanton imprimió un folleto de 33 páginas en 1893 titulado "El fuerte grito del
mensaje del tercer ángel" y lo envió a todos los Estados Unidos. Ellen White, que
vivía en Australia, respondió a este folleto con una serie de artículos en Review and
Herald. Fueron reimpresos en Testimonios para Ministros y Trabajadores del
Evangelio, págs. 15–62.

Libro: Mensajera del señor


Autor: Herbert Douglas
Capitulo 21: Disidentes de Adentro y de Afuera

Stanton en Montana. Mientras Elena de White estaba en Australia, A. W. Stanton,


un inquieto laico de Montana, publicó una compilación de las declaraciones de la
Sra White que parecían respaldar su posición de que la Iglesia Adventista había
apostatado y se había convertido en Babilonia. Llegó a la conclusión de que era
tiempo de dejar de apoyar financieramente a la iglesia organizada y “salir de
ella”.19

Además, Stanton había enviado un intermediario a Elena de White en Australia con


la esperanza de obtener su apoyo. Podría haber ahorrado su dinero porque ella ya
había escrito sus comentarios a Stanton el 23 de marzo de 1893. Su repaso de la
enseñanza bíblica respecto a lo que Juan el Revelador quiso decir por “Babilonia”
era sencillo y convincente. Escribió con franqueza: “Si usted está enseñando que la
Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, está equivocado. Dios no le ha dado
ningún mensaje tal para compartir… Presumo que algunos pue dan engañarse por
su mensaje, porque están llenos de curiosidad y deseo de alguna cosa nueva”.20

Adicionalmente, ella escribió cuatro artículos para la Review titulados, “La Iglesia
Remanente no es Babilonia”. Más tarde fueron republicados en Testimonios para lo
ministros.21
En esta serie de artículos la Sra. White expresó claramente su congoja por aquellos
que tomaban selecciones de sus escritos, haciéndolos aparecer como que estaba
respaldando la posición particular del compilador.

Ella escribió: “Al tomarse libertades injustificables han presentado al pueblo una
teoría que es de carácter engañoso y destructivo. En tiempos pasados, muchos otros
han hecho esto mismo, haciendo parecer que los Testimonios sostenían posiciones
insostenibles y falsas”. (Ver principios hermenéuticos, pp. 389-391.)

Luego les recordó a sus hermanos de iglesia: “Hay asuntos en los Testimonios que
se han escrito no para el mundo en general, sino para los creyentes hijos de Dios”.
Concordó en que existen males en la iglesia y seguirán existiendo hasta el fin, sin
embargo “la iglesia ha de ser en estos postreros días luz para un mundo que está
contaminado y corrompido por el pecado. La iglesia, debilitada y deficiente, que
necesita ser reprendida, amonestada y aconsejada, es el único objeto de esta tierra al
cual Cristo concede su consideración suprema”.22

El consejo escrito de Elena de White detuvo el movimiento de Stanton tan


rápidamente como se había desarrollado. Antes de ello, a fines de la década de 1880,
ella había analizado la anatomía de la apostasía y las estrategias de Satanás:
• “Obra sobre las mentes para excitar [fomentar] los celos y la desconformidad para
con aquellos que están a la cabeza de la obra.
• “Luego se ponen en duda los dones; y por supuesto, más tarde tienen poco peso y
las instrucciones dadas por medio de las visiones son despreciadas.
• “Luego sigue el escepticismo en cuanto a los puntos vitales de nuestra fe, los
puntales de nuestra posición.
• “A continuación la duda en cuanto a las Santas Escrituras y
• “La marcha descendente hacia la perdición”. La Sra. White continuó su examen:
“Cuando se ponen en duda los Testimonios en los cuales se creía una vez y se
renuncia a ellos, Satanás sabe que los seducidos no se detendrán con esto, y él
redobla sus esfuerzos hasta lanzarlos en abierta rebelión, que se vuelve incurable y
acaba en la destrucción”.

Libro: La Controversia sobre Apocalipsis 18


Autor: Let There Be Light" Ministries
http://www.lightministries.com/SDA/Booklets/id157.htm

Ahora en 1893, un hombre llamado A. W. Stanton junto con varios otros, sacaron un
tratado llamando a la iglesia ASD Babilonia en ese tiempo. La iglesia ASD todavía
no se había cazado al mundo, ni le había dado este mensaje Dios, así que la
responsabilidad reposó en su propia sabiduría y juicio humano para denunciar a la
iglesia como tal.
La Hna. de White les dijo claramente que este mensaje en 1893 provenía de
Satanás, y que Stanton estaba engañado. ¿En dónde estaba engañado Stanton? Dios
mismo no había declarado a la iglesia ASD a ser la ramera de Babilonia, aún Stanton
sí se la declaraba. El tuvo que usar su propia falible sabiduría humana y su juicio
errado humano para hacerlo. El no tuvo un "así dice el Señor" con que apoyarse.
Aún la Hna. de White declaró que él estaba usando su propia responsabilidad
individual, y que él corría adelante del Señor antes que el Señor lo había enviado
(véase Testimonios para los Ministros, págs. 41, y 51). En cualquier momento que
usamos nuestra propia sabiduría y juicio humano sin un claro "así dice el Señor"
como nuestro fundamento, estamos en problema profundo.
¿Porqué engañó Satanás a Stanton en escoger ese año en particular de 1893 para
llamar a la iglesia ASD Babilonia? Encuentro 2 razones porqué.

1. Stanton estaba engañado en creer que como llevó 49 años literales para
edificar el templo de Dios después que fue destruido antiguamente, así que llevaría
otros 49 años literales para formar el templo de Dios, o los 144,000 de la iglesia ASD
(véase pág. 23 de su panfleto). Así que Stanton tomó 49 años literales, o el ciclo del
jubileo, y lo aplicó a su época literalmente, y él fue engañado en gran manera en eso
por el Diablo.

2. El refrigerio o lluvia tardía había comenzado a caer sobre algunos de los


miembros de la iglesia, y para tratar y pararlo de crecer en el fuerte clamor, Satanás
levantó el clamor de que la iglesia ASD era Babilonia.
"¿Cómo es que estos panfletos que denuncian a la Iglesia Adventista como
Babilonia fueron esparcidos por todas partes, en el tiempo mismo en que la iglesia
estaba recibiendo el derramamiento del Espíritu de Dios?...que está gozando de un
tiempo de refrigerio?" Testimonios para los Ministros , pág. 23.

Así repasando lo que hemos aprendido; en 1893 Stanton y otros sin el Señor
Mismo, denunció a la iglesia ASD como una ramera de Babilonia, corrió delante del
Señor, antes que el Señor lo hubiera enviado, y en su propia sabiduría y juicio
humano, falible y errado, declaró que la iglesia era Babilonia en 1893, sin un "así
dice el Señor" para apoyarse. Satanás los había engañado en reaplicar el ciclo literal
del jubileo de 49 años a su propio día. También Satanás estaba tratando de parar la
caída de la lluvia tardía en gran medida por obrar por medio de los dirigentes de la
iglesia ASD en prevenir a nuestro pueblo, tanto como al mundo, de comprender y
aceptar el mensaje de la justicia de Cristo (véase 1 Mensajes Selectos, págs. 275-276;
Testimonios para los Ministros, págs. 467-468).
Satanás dominantemente hizo ejecutar hábilmente sus engaños en la iglesia por los
dirigentes, y afuera de la iglesia por Stanton y otros, a fin de prevenir el precioso
mensaje de verdad de ser sembrado en los corazones de nuestro pueblo --
produciendo una nueva criatura en Cristo Jesús. Satanás por medio de sus agentes,
tuvo éxito y la lluvia tardía de la pura doctrina de la verdad de Dios fue parada, y
nuestro bendito y misericordioso Señor rehusó venir porque Su pueblo no estaba
listo.

* Entonces según el contexto el Sr. J.M. Garmire estaba usando la profecía de los
2300 años, que se había cumplido en el año 1844 y alargándola a 49 años más para
fijar el año del regreso de Cristo para 1893. Estamos otra vez ante la conclusión que
la Sra. White reprendia a aquellos que seguian fijando fechas para la 2VC bajo la
reinterpretación de la profecía de los 2300 años.

III. LIBRO ANALIZADO

Mensajes Selectos Tomo 2

Parte 2—Movimientos erróneos y subversivos

Capítulo 12: Los tres ángeles y el otro ángel

[En relación con las enseñanzas erróneas y los movimientos falsos, con frecuencia el
protagonista identifica su mensaje y su obra con la del otro ángel de. Apocalipsis
18:1. Algunas enseñanzas erróneas presentadas a lo largo de los años han implicado
asimismo los mensajes de los tres ángeles de. Apocalipsis 14. Tal fue el caso en una
situación enfrentada en 1896 por la Sra. de White por medio de las
comunicaciones que siguen. El mensaje de la obra abarcante de los tres ángeles,
aunque algo extenso, será apreciado por sus declaraciones confirmantes.—Los
compiladores.]

Una mezcla de la verdad y el error

No he podido dormir desde la una y media de la madrugada. Estaba presentando al


Hno. D un mensaje que el Señor me había dado para él. Los conceptos particulares
que él sostiene son una mezcla de la verdad y el error. Si él hubiera pasado por las
experiencias del pueblo de Dios a medida que él lo ha guiado durante los cuarenta
años pasados, estaría mejor preparado para aplicar correctamente la Escritura. Los
grandes hitos de la verdad, que nos muestran nuestro rumbo en la historia
profética, deben ser cuidadosamente protegidos para que no sean demolidos y
reemplazados con teorías que producirían confusión antes que luz verdadera. Me
fueron mostradas las teorías sumamente erróneas que han sido presentadas una vez
y otra. Los que abogan por esas teorías presentan declaraciones de la Escritura, pero
las interpretan y las aplican mal. Las teorías que supuestamente eran correctas, en
realidad no lo eran; y sin embargo muchos pensaban que eran justamente las teorías
que debían presentarse al pueblo. Hay que estudiar diligentemente las profecías de
Daniel y Juan.

Viven actualmente algunas personas que, mediante el estudio de las profecías de


Daniel y Juan, recibieron gran luz de Dios al pasar por lugares donde profecías
especiales estaban en proceso de cumplimiento en el orden correspondiente.
Proclamaron el mensaje del tiempo a la gente. La verdad brilló nítidamente como el
sol en el mediodía. Se expusieron ante la gente los acontecimientos históricos que
mostraban el cumplimiento directo de la profecía, y se vio que las profecías
constituían una delineación simbólica de los acontecimientos que conducen al final
de la historia terrena. Las escenas relacionadas con la obra del hombre de pecado
constituyen las últimas características claramente reveladas en la historia de este
planeta. El pueblo tiene ahora un mensaje especial para predicar al mundo: el
mensaje del tercer ángel. Aquellos que, en su experiencia, estuvieron en el terreno y
participaron en la proclamación de los mensajes del primero, del segundo y del
tercer ángel, no corren tanto peligro de ser llevados a falsos caminos como aquellos
que no han tenido un conocimiento experimental del pueblo de Dios...

Ha habido algunos que, mediante el estudio de sus Biblias, pensaron haber


descubierto gran luz y nuevas teorías; pero éstas no han sido correctas. La Escritura
es toda verdad, pero los hombres han llegado a conclusiones erróneas por aplicar
mal las Escrituras. Estamos empeñados en un tremendo conflicto, y éste se tornará
más premioso y definido a medida que nos aproximemos a la lucha final. Tenemos
un adversario que no duerme, y que trabaja constantemente con las mentes
humanas que no han tenido una experiencia personal en relación con las enseñanzas
del pueblo de Dios durante los cincuenta años pasados. Algunos tomarán la verdad
que
se aplica a su tiempo y la colocarán en el futuro . Acontecimientos de la
secuencia
profética que se han cumplido en el pasado son colocados en el futuro, y así es como,
a causa de estas teorías, se debilita la fe de algunas personas.

Según las instrucciones que al Señor le ha complacido darme, Ud. está en peligro de
llevar a cabo la misma obra al presentar a otros verdades que ya tuvieron su lugar y
realizaron su obra específica para ese tiempo en la historia de la fe del pueblo de
Dios. Ud. acepta como verdaderos estos hechos de la historia bíblica, pero los aplica
al futuro. Todavía mantienen su fuerza en su lugar debido en la cadena de los
acontecimientos que nos han convertido en el pueblo que hoy somos, y como tales
deben presentarse a los que moran en las tinieblas del error. Los obreros genuinos
de Jesucristo deben colaborar con sus hermanos que han tenido experiencia en la
obra desde el mismo comienzo del mensaje del tercer ángel. Estos avanzaron paso a
paso, y recibieron luz y verdad a medida que avanzaban; soportaron una prueba
tras otra, levantaron la cruz que yacía directamente en su camino, y se esforzaron
por conocer al Señor cuyas salidas están dispuestas como el alba. Ud. y otros de
nuestros hermanos deben aceptar la verdad tal como Dios la ha dado a los
estudiosos de la profecía, que han sido guiados por una experiencia genuina y viva,
y han avanzado punto por punto y han sido intensamente probados, hasta que la
verdad ha llegado a ser una realidad para ellos. La verdad, como rayos brillantes y
cálidos, ha salido de sus voces y de sus plumas, y ha ido a todas partes del mundo;
y aquello que para ellos fue una verdad probatoria, tal como fue dada por los
mensajeros delegados del Señor, es una verdad probatoria para todos aquellos a
quienes se proclama este mensaje.

El peso de la advertencia que el pueblo de Dios debe recibir ahora, cerca y lejos, es el
mensaje del tercer ángel. Y los que procuran comprender este mensaje no serán
guiados por el Señor para realizar una aplicación de la Palabra que debilite el
fundamento y derribe las columnas de la fe que han hecho de los adventistas lo que
hoy son. Las verdades que se han ido revelando consecutivamente, a medida que
hemos avanzado en el ámbito de las profecías reveladas en la Palabra de Dios, son
actualmente verdades sagradas y eternas. Los que recorrieron el terreno paso a paso
en la historia pasada de nuestra experiencia, y que vieron la cadena de la verdad en
las profecías, estaban preparados para aceptar y obedecer cada rayo de luz. Oraban,
ayunaban, investigaban y cavaban en busca de la verdad tal como lo hubieran
hecho para encontrar tesoros ocultos, y el Espíritu Santo, lo sabemos, nos enseñaba
y nos guiaba. Se propusieron muchas teorías que tenían una apariencia de verdad,
pero estaban tan mezcladas con pasajes bíblicos mal interpretados y mal aplicados,
que conducían a errores peligrosos. Sabemos muy bien cómo se estableció cada
rasgo de la verdad, y conocemos el sello puesto sobre la verdad por el Espíritu
Santo de Dios. Y durante todo el tiempo se oían voces que decían: “Aquí está la
verdad”, “Yo tengo la verdad; seguidme”. Pero recibimos esta advertencia: “No
vayáis en pos de ellos. No los he enviado, sino que ellos han corrido”. Véase
Jeremías 23:21.

La dirección del Señor fue evidente, y sus revelaciones de la verdad fueron muy
admirables. El Dios del cielo la estableció punto por punto. Aquello que era verdad
entonces sigue siendo verdad ahora. Sin embargo, hay voces que no cesan de
proclamar: “Esta es la verdad. Tengo nueva luz”. Pero estas nuevas luces que
pretenden brillar en el ámbito profético muestran claramente que hacen mal uso de
la Palabra, y envían al pueblo de Dios a la deriva sin un ancla que lo afirme. Si los
estudiantes de la Palabra tomaran las verdades que Dios ha revelado a su pueblo, y
se apoderaran de ellas, las asimilaran y las aplicaran en su vida práctica, entonces
serían conductos vivientes de la luz. Pero los que se han puesto a idear nuevas
teorías, tienen una mezcla de verdad y error, y después de procurar hacer
prominentes estas cosas, han demostrado que no habían encendido su lámpara en el
altar divino, y por lo tanto se ha apagado y los ha dejado en tinieblas (Manuscrito
31, 1896).

Los mensajes de los tres ángeles en su contexto más amplio

La proclamación de los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel ha sido
establecida por la Palabra inspirada. No debe alterarse ni la parte más mínima.
Ninguna autoridad humana tiene más derecho de cambiar la ubicación de estos
mensajes que la que posee para sustituir el Antiguo Testamento por el Nuevo. El
Antiguo Testamento es el Evangelio expresado en figuras y símbolos. El Nuevo
Testamento es la realidad. El uno es tan esencial como el otro. El Antiguo
Testamento presenta lecciones provenientes de los labios de Cristo, y esas lecciones
no han perdido su fuerza en ningún detalle.

El primer mensaje y el segundo se dieron en 1843 y 1844, y ahora estamos bajo la


proclamación del tercero; pero aun ahora hay que seguir proclamando los tres
mensajes. Ahora es tan esencial como en cualquier tiempo pasado que se los repita a
los que están buscando la verdad. Debemos hacer resonar su proclamación mediante
la pluma y la voz; debemos mostrar su secuencia y la aplicación de las profecías que
nos conducen al mensaje del tercer ángel. No puede haber un tercer mensaje sin un
primero y un segundo. Debemos proclamar al mundo estos mensajes mediante
publicaciones y conferencias que muestren en el ámbito profético las cosas que han
sido y las que serán.
El libro que fue sellado no fue el Apocalipsis, sino la porción de la profecía de
Daniel que se refería a los últimos días. La Escritura dice: “Pero tú, Daniel, cierra las
palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y
la ciencia se aumentará”. Daniel 12:4. Cuando se abrió el libro se proclamó: “El
tiempo no será más”. Véase Apocalipsis 10:6. Ahora ha sido abierto el libro de
Daniel, y la revelación hecha por Cristo a Juan debe llevarse a todos los habitantes
de la tierra. Mediante el aumento del conocimiento debe prepararse a un pueblo
para que resista en los últimos días.

El sábado es el gran asunto

“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el Evangelio eterno para
predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo,
diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha
llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las
aguas”. Apocalipsis 14:6, 7.

Si se presta atención a este mensaje, inducirá a cada nación, tribu, lengua y pueblo a
examinar cuidadosamente la Palabra, y los conducirá a la verdadera luz
concerniente al poder que ha cambiado el séptimo día de reposo por un día de
reposo espurio. El único Dios verdadero ha sido olvidado, su ley ha sido descartada,
y su sábado sagrado ha sido pisoteado en el polvo por el hombre pecador. El cuarto
mandamiento, tan claro y explícito, ha sido ignorado. El monumento del sábado,
que expresa quién es el Dios viviente, el Creador de los cielos y de la tierra, ha sido
derribado, y en su lugar se ha dado al mundo un día de reposo falso. Así se ha
abierto una brecha en la ley de Dios. Un día de reposo falso no podría constituir una
norma verdadera.

En el mensaje del primer ángel se llama a los hombres a adorar a Dios, nuestro
Creador, quien hizo el mundo y todas las cosas que hay en él. Han rendido
homenaje a una institución del papado e invalidado la ley de Jehová; pero debe
haber un aumento de conocimiento con respecto a este asunto.

El mensaje proclamado por el ángel que volaba por en medio del cielo es el
Evangelio eterno, el mismo Evangelio que fue declarado en el Edén, cuando Dios le
dijo a la serpiente: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la
simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Génesis
3:15. Esta constituye la primera promesa de un Salvador que saldría al campo de
batalla para desafiar el poder de Satanás y prevalecer sobre él. Cristo vino a nuestro
mundo para presentar el carácter de Dios tal como está representado en su santa
ley, porque su ley es una copia de su carácter. Cristo era tanto la ley como el
Evangelio. El ángel que proclama el Evangelio eterno proclama también la ley de
Dios; porque el Evangelio de salvación induce a los hombres a obedecer la ley
mediante la cual sus caracteres son formados a la semejanza divina.

En el capítulo 58 de Isaías se especifica la obra de los que adoran a Dios, el Hacedor


de los cielos y la tierra: “Los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de
generación y generación levantarás”. Isaías 58:12. El monumento de Dios, su
séptimo día de reposo, será ensalzado. “Y serás llamado reparador de portillos,
restaurador de calzadas para habitar. Si retrajeres del día de reposo [margen:
sábado] tu pie [si dejares de pisotearlo], de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo
llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares..., yo te haré subir sobre
las alturas de la tierra, y te daré a comer la heredad de Jacob tu padre; porque la
boca de Jehová lo ha hablado”. Isaías 58:12-14.

Aquí se revela claramente la historia de la iglesia y del mundo; los que son leales y
los que son desleales. Los que son leales, al escuchar la proclamación del mensaje
del tercer ángel, han vuelto sus pasos hacia el camino de los mandamientos de Dios,
para respetar, honrar y glorificar al que creó los cielos y la tierra. Las fuerzas
opositoras han deshonrado a Dios al abrir una brecha en su ley, y cuando la luz de
su Palabra ha llamado la atención a sus santos mandamientos y ha mostrado la
brecha abierta en la ley por la autoridad papal, entonces, para librarse de la
convicción, los hombres han procurado destruir toda la ley. ¿Pero han podido
destruirla? No; porque todos los que investiguen por sí mismos las Escrituras verán
que la ley de Dios permanece inmutable y eterna, y que su monumento, el sábado,
permanecerá por los siglos sin fin, señalando al único Dios verdadero para
distinguirlo de todos los dioses falsos.

Satanás ha sido perseverante e incansable en sus esfuerzos por proseguir la obra que
comenzó en el cielo, para cambiar la ley de Dios. Ha tenido éxito en hacer creer al
mundo la teoría que presentó en el cielo antes de su caída, según la cual la ley de
Dios era defectuosa y necesitaba una revisión. Una gran parte de la profesa iglesia
cristiana muestra por su actitud, aunque no por sus palabras, que ha aceptado el
mismo error. Pero si la ley de Dios ha sido cambiada en algún detalle, Satanás ha
logrado en la tierra lo que no pudo realizar en el cielo. Ha preparado su trampa
engañosa con la esperanza de tomar cautiva a la iglesia y al mundo. Pero no todos
caerán en la trampa. Se está estableciendo una separación definida entre los hijos de
obediencia y los hijos de desobediencia, entre los leales y fieles, y los desleales e
infieles. Se han formado dos partidos, los adoradores de la bestia y de su imagen, y
los adoradores del Dios verdadero y viviente.

El mensaje de Apocalipsis capítulo 10

El mensaje de Apocalipsis 14 que proclama que la hora del juicio ha llegado, es dado
en el tiempo del fin; y al ángel de Apocalipsis 10 se lo representa con un pie en el
mar y el otro sobre la tierra para demostrar que el mensaje se llevará a países
distantes; se cruzará el océano y las islas del mar escucharán la proclamación del
último mensaje de amonestación dado a nuestro mundo.

“Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y
juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó los cielos y las cosas que
están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en
él, que el tiempo no sería más”. Apocalipsis 10:5, 6. Este mensaje anuncia el fin de
los períodos proféticos. El chasco de los que esperaban ver al Señor en 1844 fue muy
amargo para los que habían aguardado tan ardientemente su aparición. Dios
permitió que ocurriera este chasco, y que los corazones se manifestaran.

No ha habido ni una sola nube que ha caído sobre la iglesia para la cual Dios no
haya hecho provisión; no se ha levantado ni una sola fuerza opositora para
contrarrestar la obra de Dios que él no haya previsto. Todo ha ocurrido como lo
predijo por medio de sus profetas. No ha dejado a su iglesia en tinieblas y olvidada,
sino que ha mostrado mediante declaraciones proféticas lo que ocurriría, y obrando
por medio
de su providencia en el lugar designado de la historia del mundo, ha dado lugar
a
aquello que el Espíritu Santo reveló a sus profetas para que lo predijeran. Todos sus
propósitos se cumplirán y se establecerán. Su ley está unida con su trono, y los
instrumentos satánicos combinados con los instrumentos humanos no pueden
destruirla. La verdad es inspirada y está protegida por Dios; perdurará y tendrá
buen éxito, aunque algunas veces aparezca oscurecida. El Evangelio de Cristo es la
ley ejemplificada en el carácter. Los engaños practicados contra ella, toda invención
destinada a vindicar la falsedad, y todo error forjado por los instrumentos satánicos,
llegarán a ser desbaratados para siempre, y el triunfo de la verdad será como la
apariencia del sol en el mediodía. El Sol de Justicia brillará con poder sanador en sus
rayos, y toda la tierra estará llena con su gloria.

La certidumbre de la profecía

Se ha cumplido todo lo que Dios ha especificado en la historia profética, y se


cumplirá todo lo que aún deba cumplirse. Daniel, el profeta de Dios, permanece
firme en su lugar. Juan también lo está. En el Apocalipsis, el León de la tribu de Judá
ha abierto el libro de Daniel a los estudiosos de la profecía, y así es como Daniel
permanece firme en su sitio. Da su testimonio, el cual le fue revelado por Dios por
medio de visiones de los grandes y solemnes acontecimientos que debemos
reconocer en este momento cuando estamos en el mismo umbral de su
cumplimiento.

Mediante la historia y la profecía, la Palabra de Dios describe el prolongado


conflicto entre la verdad y el error. Ese conflicto sigue en desarrollo. Las cosas que
han acontecido volverán a repetirse. Revivirán antiguas controversias, y
continuamente surgirán teorías nuevas. Pero el pueblo de Dios, el cual mediante sus
creencias y su cumplimiento de la profecía ha desempeñado una parte en la
proclamación de los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel, sabe
dónde se encuentra. Tiene una experiencia que es más preciosa que el oro refinado.
Debe permanecer firme como una roca, aferrándose al comienzo de su confianza
hasta el fin.

Un poder transformador acompañó a la proclamación de los mensajes del primer


ángel y del segundo, e igualmente acompaña el mensaje del tercer ángel. Esto
impresionó las mentes humanas con convicciones verdaderas. El poder del Espíritu
Santo se manifestó. Hubo estudio diligente y detallado de las Sagradas Escrituras.
Se dedicaron noches casi íntegras a una investigación fervorosa de la Palabra.
Buscamos la verdad como si hubiéramos buscado tesoros escondidos. El Señor se
reveló a nosotros. Se derramó luz sobre las profecías, y supimos que habíamos
recibido instrucción divina...

Después del gran chasco, hubo pocas personas que se dedicaron de todo corazón a
la investigación de la Palabra. Pero algunos no se desanimaron ni negaron que el
Señor los había guiado. A éstos la verdad les fue revelada punto por punto, y se
entrelazó con sus recuerdos y sentimientos más apreciados. Los buscadores de la
verdad sentían que la identificación de Cristo con su naturaleza y sus intereses era
completa. Se hizo brillar la verdad hermosa en su sencillez, honrada con poder e
investida con una seguridad desconocida antes del chasco. Entonces pudimos
proclamar el mensaje en unidad.

Pero hubo gran confusión entre los que no se habían aferrado a su fe y a su


experiencia. Se presentaron todas las opiniones concebibles como mensaje de
verdad; pero la voz del Señor dijo: “No les creáis; porque no los he enviado”.

Anduvimos cuidadosamente con Dios. Había que dar el mensaje al mundo, y


sabíamos que esta verdad presente era un don especial de Dios. La facultad de
impartir ese don constituía una prerrogativa de Dios. Sus hijos chasqueados, los que
todavía buscaban la verdad, fueron conducidos paso a paso para que comunicasen
al mundo lo que les había sido revelado. Había que repetir las declaraciones
proféticas, y había que dar a conocer la verdad esencial para la salvación. Al
comienzo la obra avanzó con dificultad. Con frecuencia los que escuchaban
rechazaban el mensaje como algo ininteligible, y así comenzó el conflicto y se
definió especialmente en torno a la cuestión del sábado. Pero el Señor manifestó su
presencia. En ciertas ocasiones se descorría el velo que ocultaba su gloria de
nuestros ojos. Entonces podíamos contemplarlo en el lugar elevado y santo.

El Señor no inducirá ahora a las mentes a que pongan de lado la verdad que el
Espíritu Santo indujo a sus siervos a proclamar en el pasado.

Muchos investigarán sinceramente la Palabra en busca de luz, tal como lo hicieron


otros en el pasado; y verán la luz en la Palabra. Pero no pueden tener la misma
experiencia que aquellos que vivieron cuando estos mensajes de amonestación
fueron proclamados por primera vez. Como no tuvieron esta experiencia, algunos
no aprecian el valor de las verdades que han sido para nosotros como postes
indicadores, y que han hecho de nosotros un pueblo peculiar. No aplican
correctamente las Escrituras, y en consecuencia inventan teorías que no son
correctas. Es cierto que citan abundantemente la Escritura y enseñan mucho que es
verdad; pero la verdad está tan mezclada con el error que lleva a conclusiones
equivocadas. Y sin embargo, debido a que pueden tejer la Escritura con sus teorías,
piensan que cuentan con una firme cadena de verdad. Muchas personas que no han
tenido participación en el comienzo de los mensajes, aceptan esas teorías erróneas y
son llevadas por senderos falsos, y así retroceden en lugar de progresar. Tal es el
propósito del enemigo.
La amenaza de la escritura mal aplicada

Satanás está trabajando para que se repita la historia de la nación judía en la


experiencia de quienes pretenden creer la verdad presente. Los judíos tenían el
Antiguo Testamento, y se creían expertos conocedores de él. Pero cometieron un
terrible error. Consideraron que las profecías que se refieren a la gloriosa segunda
venida de Cristo en las nubes de los cielos aludían a su primera venida. Como no
vino de acuerdo con lo que ellos esperaban, se alejaron de él. Satanás conocía la
mejor forma de atrapar en sus redes a estos hombres, y de engañarlos y destruirlos...

Ese mismo Satanás trabaja actualmente para debilitar la fe del pueblo de Dios. Hay
personas que están listas para apoderarse de cada idea novedosa. Las profecías de
Daniel y Apocalipsis son mal interpretadas. Estas personas no consideran que la
verdad ha sido establecida en el momento preciso por los mismos hombres a
quienes Dios guiaba para que llevaran a cabo esta obra especial. Estos hombres
siguieron paso a paso el cumplimiento de las profecías, de modo que los que no han
tenido una experiencia personal en esta obra deben aceptar la Palabra de Dios y
creer “en la Palabra de ellos”, de los que han sido conducidos por el Señor en la
proclamación de los mensajes del primero, del segundo y del tercer ángel. Estos
mensajes, cuando se los recibe y se obra de acuerdo con ellos, llevan a cabo su obra
de preparar a un pueblo que permanezca en pie en el gran día de Dios. Si
investigamos las Escrituras para confirmar la verdad que Dios ha dado a sus siervos
para el mundo, llegaremos a proclamar los mensajes del primero, del segundo y del
tercer ángel.

Es cierto que hay profecías que aún deben cumplirse. Pero repetidamente se ha
llevado a cabo una obra errónea, y ésta continuará efectuándose por aquellos que
procuran encontrar una nueva luz en las profecías, y que comienzan a apartarse de
la luz que Dios ya ha dado. Los mensajes de Apocalipsis 14 son los que servirán
para probar al mundo; constituyen el Evangelio eterno, y deben hacerse resonar por
todas partes. Pero el Señor no pone sobre aquellos que no han tenido experiencia en
su obra la responsabilidad de realizar una nueva exposición de las profecías que él,
mediante el Espíritu Santo, ha revelado a sus siervos escogidos para que las
expliquen.

Según las instrucciones que Dios me ha dado, ésta es la obra que Ud., Hno. F, ha
estado tratando de hacer. Algunos han recibido favorablemente sus conceptos; pero
esto se debe a que esas personas carecen de discernimiento para comprender el
verdadero alcance de los argumentos que Ud. presenta. Han tenido solamente una
experiencia limitada en la obra de Dios para este tiempo, y no alcanzan a ver hacia
dónde los conducirán sus puntos de vista, y ni Ud. mismo puede ver adónde
llevarán. Están listos para aprobar sus declaraciones; no ven nada en ellas a no ser
lo que es correcto. Pero son engañados, porque Ud. ha entretejido muchos pasajes
bíblicos con sus propias teorías. Sus argumentos parecen concluyentes para ellos.
Pero no ocurre lo mismo con los que han tenido un conocimiento experimental de la
verdad que se aplica al último período de la historia de este mundo. Si bien éstos
ven que Ud. afirma algunas preciosas verdades, también ven que Ud. ha aplicado
mal la Biblia, y ha colocado sus pasajes en un marco de error al que no pertenecen, y
con esto le ha hecho dar fuerza a aquello que no es la verdad presente. No se
regocije porque algunos han aceptado lo que Ud. ha escrito. Es muy penoso para sus
hermanos, que confían en Ud. como en un cristiano y lo aman como tal, hacerle
saber que la red argumentativa que Ud. ha considerado de tanta importancia, no
constituye la teoría de la verdad que Dios ha dado a su pueblo a fin de que la
proclamen para este tiempo.

Según la instrucción que Dios me ha dado, los pasajes bíblicos que Ud. ha
entretejido, ni Ud. mismo los comprende plenamente. Si los comprendiera,
alcanzaría a ver que sus teorías derriban los mismos fundamentos de nuestra fe.

Hermano mío, he recibido muchos testimonios para corregir a los que habían
comenzado a recorrer el mismo camino por el que Ud. va ahora. Esas personas
estaban seguras de ser guiadas por Dios, y acudieron con sus diferentes teorías a los
diferentes ministros que predicaban la verdad. Dije a esos pastores: “El Señor no
está en esto; no os dejéis engañar ni carguéis la responsabilidad de engañar a otros”.
En una reunión de reavivamiento tuve que hablar claramente con respecto a los que
en esta forma alejaban a otros de las sendas correctas. He dado este mensaje
mediante la pluma y la palabra: “No vayáis en pos de ellos”.

El caso de un hombre que estaba por morir

La tarea más difícil que he tenido que realizar en relación con el tema que nos
ocupa, fue el trato con una persona que yo sabía que deseaba seguir al Señor.
Durante un tiempo pensó que recibía nueva luz. Estaba gravemente enfermo, y no
le quedaba mucho tiempo de vida. ¡Cómo deseaba mi corazón que él no hiciera
necesario que yo le dijese lo que estaba haciendo! Aquellos a quienes presentaba sus
puntos de vista lo escuchaban ansiosamente, y algunos pensaban que estaba
inspirado. Había preparado un diagrama y utilizaba las Escrituras en sus
razonamientos para demostrar que el Señor vendría en una fecha determinada, creo
que en 1894. Muchas personas consideraban que sus conceptos no tenían ni una
falla. Hablaban de sus poderosas exhortaciones presentadas desde su lecho de
enfermo. Contempló visiones maravillosas. ¿Pero cuál era la fuente de su
inspiración? Era la morfina que le administraban para aliviar sus dolores.

En nuestra reunión de reavivamiento celebrada en Lansing, Míchigan, justamente


antes de ir a Australia, tuve que hablar claramente con respecto a esta nueva luz .
Dije a los hermanos que las palabras que habían oído no eran la verdad de la
inspiración. La luz maravillosa que presentaba tal despliegue de verdades, era el
resultado de una aplicación equivocada de las Escrituras. La obra del Señor no
terminaría en 1894.
El Señor me dijo: “Esto no es la verdad, sino algo que conducirá por caminos
extraviados, y algunos se confundirán con esta nueva presentación y abandonarán
la fe”...

Ningún mensaje auténtico establece una fecha

Ninguna persona que fije una fecha para la venida de Cristo tiene un mensaje
verdadero. Podéis tener la seguridad de que Dios no da a nadie autoridad para
decir que Cristo demora su venida cinco, diez o veinte años. “Por tanto, también
vosotros estad preparados; porque el Hijo del hombre vendrá a la hora que no
pensáis”. Mateo 24:44. Este es nuestro mensaje, el mismo mensaje que están
proclamando los tres ángeles que volaban por en medio del cielo. La obra que debe
realizarse ahora consiste en proclamar el mensaje final de misericordia a un mundo
caído. Una nueva vida está viniendo del cielo y posesionándose de todo el pueblo
de Dios. Pero en la iglesia ocurrirán divisiones. Se formarán dos grupos. El trigo y la
cizaña crecerán juntos hasta el momento de la cosecha.

La obra se intensificará y se tornará más activa hasta el mismo fin del tiempo. Y
todos los que trabajan junto con Dios contenderán fervorosamente por la fe que una
vez fue dada a los santos. No se apartarán del mensaje para este tiempo, que ya está
iluminando la tierra con su gloria. Fuera de la gloria de Dios, no vale la pena luchar
por ninguna otra cosa. La única roca que permanecerá es la Roca de la Eternidad. La
verdad enseñada por Jesús constituye el único refugio en estos días cuando
predomina el error...

Mensajes para nuestra época

La profecía se ha estado cumpliendo puntualmente. Cuanto más nos afirmemos bajo


el estandarte del mensaje del tercer ángel, tanto más claramente comprenderemos la
profecía de Daniel; porque el Apocalipsis constituye el suplemento de Daniel.
Cuanto más plenamente aceptemos la luz presentada por el Espíritu Santo por
medio de los siervos consagrados de Dios, tanto más profundas y seguras—tanto
como el trono eterno—parecerán las verdades de las profecías antiguas; tendremos
la seguridad de que los hombres de Dios hablaron inspirados por el Espíritu Santo.
Los hombres deben estar sometidos a la influencia del Espíritu Santo a fin de
comprender las declaraciones que el Espíritu realizó mediante los profetas. Estos
mensajes fueron dados, no para los que formulaban las profecías, sino para
nosotros, que vivimos en medio de los acontecimientos que constituyen su
cumplimiento.

Siento que no podría presentar estas cosas si el Señor no me hubiera ordenado que
realizara esta tarea. Hay otros, además de Ud., y más de uno o dos, quienes piensan
tal como Ud., que tienen una nueva luz, y están listos para presentarla al pueblo.
Pero a Dios le agradaría que ellos aceptasen la luz que ya ha sido dada, que
anduviesen en ella y que basasen su fe en las Escrituras, que han servido de
fundamento a las posiciones sostenidas por el pueblo de Dios durante muchos años.
El Evangelio eterno debe ser proclamado por los instrumentos humanos. Debemos
hacer resonar los mensajes de los ángeles a quienes se presenta volando por en
medio del cielo y llevando las últimas amonestaciones para un mundo caído. Si no
se nos llama a profetizar, se nos invita a creer en las profecías, y a colaborar con
Dios en la tarea de llevar la luz a otras mentes. Estamos procurando cumplir con
esto.

Hermano, Ud. puede ayudarnos de muchas maneras. Pero el Señor me ha


encargado decirle que Ud. no debe estar concentrado en sí mismo. Tenga cuidado
con la forma en que escucha, comprende y asimila la Palabra de Dios. El Señor lo
bendecirá si Ud. trata correctamente con sus hermanos. Aquellos a quienes él envió
a proclamar el mensaje del tercer ángel, han estado trabajando al unísono con los
seres celestiales. El Señor no ha puesto sobre Ud. la tarea de proclamar un mensaje
que producirá discordia en las filas de los creyentes. Repito que él no está guiando a
nadie con su Espíritu Santo para que forje una teoría que desbaratará la fe en los
mensajes solemnes que él ha dado a su pueblo para que los proclame al mundo.

Le aconsejo que no considere sus escritos como una verdad preciosa. No es


aconsejable que Ud. perpetúe por medio de la imprenta aquello que le ha costado
tanta ansiedad. No es la voluntad de Dios que este asunto sea presentado a su
pueblo, porque estorbará precisamente el mensaje de verdad que debe creer y
practicar en estos peligrosos días finales...

Continuamente se esgrimirán teorías para apartar la mente y desarraigar la fe. Los


que participaron en el desarrollo de las profecías, han llegado a ser lo que son
actualmente, adventistas del séptimo día, mediante esas profecías. Deben
permanecer firmes, con sus lomos ceñidos con la verdad, y revestidos con toda la
armadura. Los que no han tenido esta experiencia, tienen el privilegio de retener
con la misma confianza el mensaje de la verdad. La verdad que Dios se ha
complacido en dar a su pueblo no debilitará su confianza en la senda por la que él
los ha conducido en el pasado, sino que los fortalecerá para permanecer firmes en la
fe. Debemos mantener firme hasta el fin aquello que constituyó el comienzo de
nuestra confianza.

“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y
la fe de Jesús”. Apocalipsis 14:12. Aquí estamos, bajo el mensaje del tercer ángel.
“Después de esto vi a otro ángel descender del cielo con gran poder; y la tierra fue
alumbrada con su gloria. Y clamó con voz potente, diciendo: Ha caído, ha caído la
gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu
inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las naciones
han bebido del vino del furor de su fornicación; y los reyes de la tierra han
fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la potencia de
sus deleites. Y oí otra voz del cielo, que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no
seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados
han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades”. Apocalipsis
18:1-5.

El mensaje del otro ángel


La esencia del mensaje del segundo ángel vuelve a darse al mundo por medio del otro
ángel que ilumina la tierra con su gloria. Estos mensajes se mezclan en uno solo para
ser presentados a la gente en los días finales de la historia terrenal. Todo el mundo
será probado, y todos los que han estado en las tinieblas del error en lo que respecta al
sábado del cuarto mandamiento, comprenderán el último mensaje de misericordia
que ha de darse a los hombres.

Nuestra obra consiste en proclamar los mandamientos de Dios y el testimonio de


Jesucristo. “Prepárate para venir al encuentro de tu Dios” (Amós 4:12) es la
advertencia que ha de darse al mundo. Es una advertencia para cada uno de
nosotros individualmente. Se nos pide que nos despojemos de todo peso y del
pecado que con tanta facilidad nos asedia. Hay una obra que Ud. debe realizar,
hermano mío, y consiste en uncirse con Cristo. Asegúrese que su casa está
construida sobre la roca. No arriesgue la eternidad por una mera probabilidad.
Podría ser que Ud. no viviera para participar de los acontecimientos peligrosos en
los que ahora estamos entrando. La vida de ninguno de nosotros está asegurada por
ningún lapso de tiempo determinado. ¿No debería Ud. cuidar cada momento? ¿No
debería examinarse a sí mismo detenidamente, y preguntarse: ¿Qué tiene en reserva
para mí la eternidad?

La gran preocupación de cada alma debería ser: ¿Ha sido renovado mi corazón?
¿Ha sido transformada mi alma? ¿Han sido perdonados mis pecados mediante la fe
en Cristo? ¿He renacido? ¿Estoy cumpliendo con esta invitación: “Venid a mí todos
los que estéis trabajados y cargados, que yo os haré descansar”. Mateo 11:28...
¿Considera Ud. todas las cosas como pérdida en comparación con la excelencia del
conocimiento de Jesucristo? ¿Y considera Ud. que es su deber creer cada palabra
que procede de la boca de Dios? (Manuscrito 32, 1896).

*El nombre del hermano adventista a quien iba dirigido esta carta es John Bell, un
hermano en los EEUU que seguía fijando fechas para la 2VC bajo la reinterpretación
de los 2300 años.

4. John Bell:

Libro: Elena de White: Los años australianos: 1891-1900 (vol. 4)


Autor: Arthur L. White

Capítulo 23—(1896-1897) Encuentro con errores doctrinales y apostasías

Cerca del final de 1896, el 8 de noviembre, Ellen White escribió un documento de


cinco páginas titulado “Testimonio concerniente a los puntos de vista de la profecía
sostenidos por el hermano John Bell”. Bell sostuvo puntos de vista divergentes con
respecto a la ubicación en el tiempo de los mensajes de los tres ángeles de
Apocalipsis 14 . El testimonio abre:
No he podido dormir desde la una y media. Estaba llevando al hermano John Bell
[de Melbourne] un mensaje que el Señor me había dado para él. Las opiniones
peculiares que sostiene son una mezcla de verdad y error. Si hubiera pasado por las
experiencias del pueblo de Dios como Él lo ha guiado durante los últimos cuarenta
años, estaría mejor preparado para hacer la aplicación correcta de las Escrituras. Los
grandes hitos de la verdad, que nos muestran nuestra orientación en la historia
profética, deben ser guardados cuidadosamente, para que no sean derribados y
reemplazados por teorías que traerían confusión en lugar de luz genuina.

Ellen White comparó el trabajo de John Bell con algunos conocidos en el pasado:

Algunos tomarán la verdad aplicable a su tiempo y la colocarán en el futuro. Los


eventos en el tren de la profecía que tuvieron su cumplimiento en el pasado se
hacen futuros, y así estas teorías socavan la fe de algunos. Por la luz que el Señor ha
querido darme, estáis en peligro de hacer la misma obra, presentando ante otros
verdades que han tenido su lugar y han hecho su obra específica para el tiempo, en
la historia de la fe de los pueblos. de Dios.

Reconoces estos hechos en la historia bíblica como verdaderos, pero los aplicas ellos
al futuro. Tienen su fuerza todavía en el lugar que les corresponde, en la cadena de
acontecimientos que nos han hecho como pueblo lo que somos hoy, y como tales,
deben ser presentados a aquellos que están en las tinieblas del error.

Los mensajes de los tres ángeles colocados en el futuro

Bell aparentemente estaba colocando los mensajes de los tres ángeles como futuro.
Elena de White escribió en un documento de veintiuna páginas una presentación
más detallada sobre la posición de Bell. Este también llevaba el título “Testimonio
concerniente a los puntos de vista de la profecía sostenidos por el hermano John
Bell”. Sus primeras palabras suenan como la nota clave de advertencia:

La proclamación de los mensajes de los ángeles primero, segundo y tercero ha sido


localizada por la Palabra de Inspiración. No se debe quitar ni una clavija ni un
alfiler.— Manuscrito 32, 1896 .

Bell no solo estaba alterando la posición de los mensajes de los tres ángeles, sino que
también estaba introduciendo elementos de fijación de tiempo. Ella cumplió con
ambos puntos directamente. Su declaración puede leerse en Mensajes Selectos
2:104117

Las direcciones del Señor fueron marcadas, y las más maravillosas fueron Sus
revelaciones de lo que es la verdad. Punto tras punto fue establecido por el Señor
Dios del cielo. Lo que era verdad entonces, es verdad hoy. Pero las voces no dejan
de oírse: “Esta es la verdad. Tengo nueva luz. Pero estas nuevas luces en las líneas
proféticas se manifiestan en la mala aplicación de la Palabra y dejando al pueblo de
Dios a la deriva sin un ancla que lo sostenga. Si el estudiante de la Palabra toma las
verdades que Dios ha revelado en la conducción de su pueblo y se apropia de estas
verdades, las digiere y las incorpora a su vida práctica, entonces serán canales
vivientes de luz. Pero aquellos que se han puesto a estudiar nuevas teorías, tienen
una mezcla de verdad y error combinados, y después de tratar de hacer estas cosas
prominentes, han demostrado que no han encendido su vela del altar divino, y se ha
apagado en oscuridad.— Manuscrito 31, 1896 . Mensajes Selectos 2:104

John Bell leyó cuidadosamente y con oración las dos comunicaciones y las pidió
como mensajes de advertencia de Dios para él. Abandonó sus enseñanzas
fantasiosas y engañosas y abrazó sin reservas las enseñanzas doctrinales de la
iglesia. Acerca de esta experiencia, AG Daniells escribió a WC White el 6 de mayo
de 1897: “John [Bell] ha tomado una posición espléndida sobre el testimonio
concerniente a su libro. Ha dejado de lado por completo sus puntos de vista
erróneos y se encuentra en la mejor posición que he conocido.”—Carta de AG
Daniells en 11 WCW, pág. 435.

Libro: El increíble viaje del futurismo


Autor: Esteban Bohr
Capítulo 5: La última batalla del historicismo

Elena de White advirtió una vez a uno de nuestros maestros de escuela acerca de los
peligros de sus puntos de vista futuristas y preteristas con respecto a las profecías
que nos han convertido en lo que somos como pueblo: Tenemos un adversario
insomne, y él está obrando constantemente sobre las mentes humanas que no han
tuvo una experiencia personal en las enseñanzas del pueblo de Dios durante los
últimos cincuenta años. Algunos tomarán la verdad aplicable a su tiempo y la
colocarán en el futuro. Los eventos en el tren de la profecía que tuvieron su
cumplimiento en el pasado se hacen futuros, y así estas teorías socavan la fe de
algunos.

Una y otra vez Ellen White subraya en esta carta a John Bell que aquellos que no
tuvieron una experiencia personal en el período de formación del Movimiento
Adventista del Séptimo Día después de 1844 deben respetar los puntos de vista de
los pioneros y no buscar cumplimientos alternativos para lo que ya se ha cumplido
en su orden.

*Otro dato interesante, es que la Sra. White le da un ejemplo a John Bell de un


hombre que estaba fijando fecha para la segunda venida de Cristo, veamos:

La tarea más difícil que he tenido que realizar en relación con el tema que nos
ocupa, fue el trato con una persona que yo sabía que deseaba seguir al Señor.
Durante un tiempo pensó que recibía nueva luz. Estaba gravemente enfermo, y no
le quedaba mucho tiempo de vida. ¡Cómo deseaba mi corazón que él no hiciera
necesario que yo le dijese lo que estaba haciendo! Aquellos a quienes presentaba sus
puntos de vista lo escuchaban ansiosamente, y algunos pensaban que estaba
inspirado. Había preparado un diagrama y utilizaba las Escrituras en sus
razonamientos para demostrar que el Señor vendría en una fecha determinada, creo
que en 1894. Muchas personas consideraban que sus conceptos no tenían ni una
falla. Hablaban de sus poderosas exhortaciones presentadas desde su lecho de
enfermo. Contempló visiones maravillosas. ¿Pero cuál era la fuente de su
inspiración? Era la morfina que le administraban para aliviar sus dolores.

En nuestra reunión de reavivamiento celebrada en Lansing, Míchigan, justamente


antes de ir a Australia, tuve que hablar claramente con respecto a esta nueva luz. Dije
a los hermanos que las palabras que habían oído no eran la verdad de la inspiración.
La luz maravillosa que presentaba tal despliegue de verdades, era el resultado de una
aplicación equivocada de las Escrituras. La obra del Señor no terminaría en 1894. El
Señor me dijo: “Esto no es la verdad, sino algo que conducirá por caminos
extraviados, y algunos se confundirán con esta nueva presentación y abandonarán la
fe”

*Investiguemos un poco mas quien era este hermano, que fijaba el año 1894 para la
2VC, y además la misma Sra. White escribe que ella misma había predicado en el
campestre de Lansing Michigan en 1891 como lo hemos analizado al comenzar este
artículo, en mensajes selectos tomo 1 cap. 23.

5. Edwin Jones

Libro: Maranatha el Señor Viene


Impresiones, sentimientos y drogas, 13 de agosto

Durante algún tiempo (un paciente del sanatorio de Battle Creek) supuso que tenía
nueva luz. Estaba muy enfermo y pronto iba a morir... Presentó sus visiones a
algunos que lo escucharon con avidez y lo consideraron inspirado... Muchos
creyeron que su razonamiento era perfecto y hablaron de las poderosas
exhortaciones pronunciadas por él en su cuarto de enfermo. Las visiones más
maravillosas habían pasado delante de sus ojos. Pero, ¿cuál había sido la fuente de
su inspiración?: La morfina que se le había administrado para calmar sus dolores.

El caso de Edwin Jones: el desafío de equilibrar y enfocar


http://www.fredbischoff.com/wp-content/uploads/2017/01/EdwinJones.pdf

Al comenzar la década de 1890, dentro de la iglesia y sus trabajadores se intensificó


la batalla entre los buenos y los malos principios. Cuanto mejor se perciba esta
imagen mixta, mejor se podrá comprender los próximos diez años. Las
consecuencias de Minneapolis continuaban socavando la confianza en el ministerio
de Ellen White. En este nuevo año, largas reuniones y mucha escritura intentaron
resolver los problemas en cuestión.

Durante esta primavera de 1890, la nuera de Ellen White, Mary White, se estaba
muriendo de tuberculosis. Ellen viajó a Colorado para verla, luego a California por
unos dos meses. Luego regresó a Colorado y Mary murió el 18 de junio.

En este flujo y reflujo de eventos, tanto de la iglesia como de la familia, Elena de


White se tomó el tiempo para escribir y para un ministro que por algunas razones
muy específicas tenía dificultad para saber trabajar con otros. Tanto su metodología
como su teología no fomentaban la unidad, sino el extremismo. Su nombre era
Edwin R. Jones (ERJ).

Libro: Enciclopedia de Elena G. White Autor:


Denis Fortin y Jerry Moon

JONES, EDWIN R. (1845-1892). Se convirtió al adventismo a los 16 años y fue


ordenado al ministerio en 1874. Jones trabajó en Michigan, en Colorado y en
California. En 1890, mientras trabajaba en California, Elena de White le aconsejó que
se abstuviera de la tendencia a usar vocabulario exagerado en sus sermones; y le
recomendó que, en cambio, fuese “un pensador calmo y sensato” (Ct 64, 1890; cf. Ct
15a, 1890; MS 1:216-226; MR 6:222; Lectura adicional: nec. RH, 23/2/1892.

*Leamos la carta que la Sra. White escribe al Sr. Edwin R. Jones:

Carta 15a, 1890


Jones, Edwin

Crystal Springs, Santa Elena, California


19 de mayo de 1890
Note: Esta carta se publica en su totalidad en 1SM 176-184 ; 6MR 222

Estimado hermano Edwin Jones,

Esperaba antes de esto verte y hablar contigo, o escribirte; pero no he podido hacer
ninguna de las dos cosas, ni puedo ahora; pero siento un profundo interés en usted
y deseo que no se separe de la obra. No tengo fuerzas para hacer justicia en la
conversación contigo; tu mente es tan rápida y tu lengua tan fluida que temo que
me cansaría mucho, y lo que pudiera decir no quedaría claro en tu mente.

Veo tu peligro; fácilmente puede poner sus pensamientos en palabras. Pones las
cosas bajo una fuerte luz, y tu lenguaje no es cauteloso. Tus puntos de vista sobre
algunos puntos están tan expresados que haces que tus hermanos te teman. Esto no
tiene por qué ser. No debe tratar de alejarse lo más posible de sus hermanos,
haciendo parecer que no ve lo mismo.
Se me ha mostrado que tu influencia para el bien está muy disminuida porque
sientes que es tu deber expresar tus ideas sobre ciertos puntos que tú mismo no
comprendes completamente y que, con todos tus esfuerzos, no puedes hacer
comprender a los demás. Se me ha mostrado que no era necesario que sintieras que
debes insistir en estos puntos. Algunas de tus ideas <son> correctas, otras
<incorrectas y> erróneas.

Si te detuvieras en temas como la disposición de Cristo a perdonar los pecados, a


recibir al pecador, a salvar lo que se había perdido, temas que inspiran esperanza y
valor, serías una bendición. Pero mientras usted <se esfuerce por ser original y>
tome puntos de vista tan extremos, y use un lenguaje tan fuerte al presentarlos,
existe el peligro de hacer mucho daño. Algunos pueden captar tu pensamiento y
parecer que se benefician, pero cuando son tentados y vencidos, pierden el valor
para pelear la buena batalla de la fe.

Si te detienes menos en esas ideas, que te parecen tan importantes, y restringes tus
expresiones extravagantes, tú mismo tendrás más fe. Vi que tu mente a veces estaba
desequilibrada por tratar <muy duro> de estudiar y explicar el misterio de la
piedad, que es un misterio tan grande después de tu estudio y explicaciones como
lo era antes.

Llevar al pueblo a mirar a Jesús como su única esperanza y ayuda; dejad espacio al
Señor para obrar sobre la mente, hablar al alma e impresionar el entendimiento. No
es imprescindible saber y decir a los demás todos los porqués y para qué de lo que
constituye el corazón nuevo, ni de la posición que pueden y deben alcanzar para no
pecar jamás. No tienes ese trabajo que hacer.

No todos están constituidos por igual. Las conversiones no son todas iguales. Jesús
impresiona el corazón, y el pecador <nace de nuevo> a una nueva vida. A menudo,
las almas han sido atraídas a Cristo cuando no había convicción violenta, ni
desgarramiento del alma, ni terrores arrepentidos. Miraron <a un Salvador
exaltado>, vivieron. Vieron la necesidad del alma, vieron la suficiencia del Salvador
y sus demandas, escucharon su voz que decía: “Sígueme”, y se levantaron y lo
siguieron. Esta conversión fue genuina, y la vida religiosa tan decidida como la de
otros que sufrieron toda la agonía de un proceso violento.

Nuestros ministros deben dejar de insistir en sus ideas peculiares con el sentimiento:
“Debes ver este punto como yo lo veo, o no podrás ser salvo”. Fuera este egoísmo.
La gran obra a realizar en cada caso es ganar almas para Cristo. Los hombres deben
ver a Jesús en la cruz, deben mirar y vivir. No son vuestras ideas de las que deben
alimentarse, sino de la carne y la sangre del Hijo de Dios. Él dice: “Mi carne es
verdaderamente comida”. “Las palabras que yo os he hablado son espíritu y son
vida”. [ Juan 6:55, 63 .]

El alma que acepta a Jesús se pone bajo el cuidado del gran Médico, y cuídense los
hombres de cómo se interponen entre el paciente y el Médico que discierne todas las
necesidades del alma. Cristo, el Médico del alma, comprende su defecto y sus
enfermedades y sabe curar con la compra de su propia sangre. Lo que le falta al
alma, Él lo puede suplir mejor. Pero los hombres son tan oficiosos, quieren hacer
tanto, que se exceden en el asunto, sin dejar a Cristo lugar para trabajar.

Todo lo que se necesita moldear y moldear en el alma, Cristo lo puede hacer mejor. La
convicción puede no ser profunda, pero si el pecador viene a Cristo, viéndolo en la
cruz, el justo muriendo por los injustos, la vista derribará toda barrera. Cristo ha
emprendido la obra de salvar a todos los que confían en Él para la salvación. Ve los
errores que deben corregirse, los males que deben reprimirse. Vino a buscar y salvar
lo que se había perdido. “Al que a mí viene”, dice, “no le echo fuera”. [ Verso 37 .]

Por la bondad y misericordia de Cristo el pecador debe ser restaurado al favor


divino. Dios en Cristo está rogando diariamente a los hombres que se reconcilien
con Dios. Con los brazos extendidos está dispuesto a recibir y acoger, no sólo al
pecador sino también al pródigo. Su amor moribundo, manifestado en el Calvario,
es la seguridad de aceptación, paz y amor del pecador. Enseña estas cosas en la
forma más simple, para que el alma oscurecida por el pecado pueda ver la luz que
brilla en la cruz del Calvario.

Satanás está obrando de muchas maneras, para que los mismos hombres que
deberían predicar el mensaje se ocupen con teorías elaboradas que hará que
parezcan de tal magnitud e importancia que llenen toda la mente. Mientras piensan
que están dando pasos maravillosos en la experiencia, están idolatrando algunas
ideas, y su influencia es dañada y dice muy poco del lado del Señor.

Que cada ministro haga esfuerzos fervientes para averiguar cuál es la mente de
Cristo. A menos que su mente se equilibre mejor con respecto a algunas cosas, su
curso lo separará del trabajo y no sabrá en qué tropieza. Avanzarás ideas que es
mejor que nunca hayas originado.

Hay quienes escogen de la Palabra de Dios, y también de los Testimonios, párrafos


separados u oraciones que pueden interpretarse de acuerdo con sus ideas, y se
concentran en esto y se edifican a sí mismos en sus propias posiciones, cuando Dios
no está dirigiendo. a ellos. Aquí está tu peligro. Tomará pasajes en los Testimonios
que hablan <del cierre de la gracia> del zarandeo entre el pueblo de Dios, y hablará
de la salida de este pueblo, de un pueblo más puro y santo que surgirá. Ahora todo
esto agrada al enemigo. No deberíamos tomar innecesariamente un curso que
marcará diferencias o creará disensión. No debemos dar la impresión de que si no se
siguen nuestras peculiares ideas es porque los ministros están faltos de comprensión
y de fe y andan en tinieblas.

Tu mente ha estado en una tensión antinatural durante mucho tiempo. Tienes


mucha verdad, pero <preciosa verdad> mezclada con suposiciones. Sus ideas
extremas y su lenguaje fuerte a menudo destruyen el efecto de sus mejores
esfuerzos. Si muchos aceptaran los puntos de vista que presenta, y hablaran y
actuaran de acuerdo con ellos, veríamos uno de los mayores entusiasmos fanáticos
que jamás se haya presenciado entre los adventistas del séptimo día. Esto es lo que
Satanás quiere.

Ahora bien, en las lecciones de Cristo hay temas en abundancia de los que podéis
hablar; y los misterios, que ni usted ni sus oyentes pueden comprender o explicar,
es mejor que se dejen en paz. Dale al Señor Jesucristo espacio <Él mismo> para
enseñar; que Él, por la influencia de su Espíritu, abra al entendimiento el
maravilloso plan de salvación.

Viene un tiempo de angustia para el pueblo de Dios, pero no debemos mantener eso
constantemente delante de la gente y controlarlos para que tengan un tiempo de
angustia de antemano. Habrá un zarandeo entre el pueblo de Dios, pero esta no es
la verdad presente para llevar a las iglesias, <sino el resultado [de] decisiones
tomadas para negarse a recibir la verdad presentada.>

Los ministros no deben sentir que tienen algunas ideas avanzadas maravillosas, y a
menos que todos las reciban, serán sacudidos y un pueblo se levantará para avanzar y
ascender hacia la victoria. Algunos de los que se resisten a los mismos principios del
mensaje que Dios ha enviado para este tiempo presentan casos como el suyo. Señalan
sus puntos de vista y enseñanzas extremas como una excusa por su negligencia en
<recibir> los mensajes del Señor.

El objetivo de Satanás se logra tan ciertamente cuando los hombres corren delante
de Cristo y hacen la obra que Él nunca les ha confiado, como cuando permanecen en
el estado de Laodicea, tibios, sintiéndose ricos y aumentados en bienes, y sin
necesidad de nada. Las dos clases son igualmente piedras de tropiezo.

Algunos celosos que están apuntando <y esforzando todas sus energías por> la
originalidad han cometido un grave error al tratar de obtener algo sorprendente,
maravilloso, <fascinante> ante la gente, algo que creen que los demás no
comprenden; pero ellos mismos no saben de qué están hablando. Especulan sobre la
Palabra de Dios, presentando ideas que no son de ayuda ni para <ellos mismos ni
para> las iglesias. Por el momento, pueden excitar la imaginación, pero hay una
reacción, y estas mismas ideas se convierten en un obstáculo. La fe se confunde con
la fantasía, y sus puntos de vista pueden sesgar la mente en una dirección
equivocada.

Que las declaraciones claras y <sencillas> de la Palabra de Dios sean alimento para
la mente; esto de especular sobre ideas que no están claramente presentadas allí es
un negocio peligroso.

Eres combativo por naturaleza. No te importa mucho si armonizas con tus


hermanos o no. Te gustaría entrar en polémica, te gustaría luchar por tus ideas
particulares; pero debéis dejar esto a un lado, <porque esto no es desarrollar las
gracias cristianas.> Trabajad con todas vuestras fuerzas para responder a la oración
de Cristo de que Sus discípulos sean uno, como Él es uno con el Padre.
<Ninguno de nosotros está a salvo a menos que aprendamos de Jesús diariamente,
Su mansedumbre, Su humildad de corazón.> Cuando vayas a cualquier lugar a
trabajar, no seas dictatorial, no seas severo, <no seas antagónico;> predica el amor
de Cristo, y <esto> derretirá y subyugará los corazones. Traten de ser de una mente
y de un mismo juicio, <acercándose en armonía> con sus hermanos, y hablando las
mismas cosas.

Esto de hablar de divisiones porque no todos tienen las mismas ideas <como se les
presenta a la mente,> no es obra de Dios, sino del enemigo. <Hable de las verdades
simples en las que pueda estar de acuerdo.> Hable de unidad; no os hagáis
estrechos y engreídos; deja que tu mente se amplíe.

Cristo no pesa el carácter en balanzas <del juicio humano.> Dice: “Yo, si fuere
levantado, a todos atraeré a mí mismo”. [ Juan 12:32 .] Toda alma que responda a
esta atracción se volverá de la iniquidad. Cristo puede salvar hasta lo sumo a todos
los que vienen a él. El que viene a Jesús está poniendo sus pies sobre una escalera
que va desde la tierra hasta el cielo. Enséñale con la pluma, con la voz, que Dios está
por encima de la escalera; los resplandecientes rayos de Su gloria <están brillando>
sobre cada peldaño <de la escalera.>

Está mirando con gracia a todos los que suben dolorosamente hacia arriba, para
enviarles ayuda, ayuda divina, cuando la mano parece relajarse y el pie temblar. Sí,
dígalo, dígalo con palabras que derretirán el corazón, que ninguno que
perseverantemente suba la escalera dejará de entrar en el reino eterno de nuestro
Señor y Salvador Jesucristo; los que creen en Cristo no perecerán jamás, ni nadie los
arrebatará de Su mano.

Dile a la gente en un lenguaje <claro> esperanzado cómo pueden escapar de la


herencia de la vergüenza que es nuestra porción merecida. Pero por el amor de
Cristo, no les presentéis ideas que los desalienten, que hagan que el camino al cielo
parezca muy difícil. Guárdate todas estas ideas sobrecargadas para ti mismo.

Aunque a menudo debemos impresionar la mente con el hecho de que la vida


cristiana es una vida de guerra, que debemos velar, orar y trabajar, que hay peligro
para el alma al relajar la vigilancia espiritual por un momento, la plenitud de la
salvación nos ofreció Jesús, que nos ama y se dio a sí mismo para que no
perezcamos, sino que tengamos vida eterna, <ha de ser el tema>

Día tras día podemos caminar con Dios, día tras día siguiendo para conocer al
Señor, entrando en el lugar santísimo por la sangre de Jesús, aferrándonos a la
esperanza puesta delante de nosotros. Si llegamos al cielo debe ser uniendo el alma
al Mediador, haciéndonos partícipes de la naturaleza divina. Apoyándose en Cristo,
<tu vida> escondida <con Cristo en Dios> y guiada por Su Espíritu, <tienes la fe
genuina.> Creyendo plenamente en la eficacia de Su sacrificio expiatorio, seremos
colaboradores de Dios. Confiando en sus méritos, debemos ocuparnos de nuestra
propia salvación con temor y temblor: porque es Dios quien produce en nosotros
tanto el querer como el hacer, por su buena voluntad. Manteniéndonos siempre
aferrados a Cristo, nos estamos acercando más y más a Dios. Jesús desea que
mantengamos esto <siempre> prominente. No despiertes tu espíritu combativo;

Hermano mío, no disminuyas la confianza de tus hermanos en ti con tus puntos de


vista extremos y tus palabras descuidadas. No creas que debes destacar cada idea
que recibe tu <imaginación>. Jesús dijo a sus discípulos: “Tengo muchas cosas que
deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar”. [ Juan 16:12.] Cuánto más nosotros,
que estamos constantemente expuestos a errar, debemos cuidarnos de instar a otros
a lo que no están preparados para recibir. <Mirando constantemente a Jesús,>
refrena tus expresiones fuertes y extravagantes. Pero si bien debe ser cauteloso en
cuanto a sus palabras e ideas, no es necesario que sus labores cesen por completo.
Procura estar en armonía con tus hermanos, y tendrás mucho que hacer en la viña
del Señor. Pero exalta a Cristo, no a tus ideas y puntos de vista. Póngase la
armadura, hermano Jones, y siga el paso de los obreros de Dios, hombro con
hombro, presione la batalla contra el enemigo. Esconderse en Jesús. Medita en las
sencillas lecciones de Cristo, apacienta el rebaño de Dios, y te asentarás, fortalecerás,
establecerás; <y trabajarás para edificar a otros en la santísima fe.>

Si discrepas con tus hermanos en cuanto a la comprensión de la gracia de Cristo y


las operaciones de su Espíritu, no debes resaltar estas diferencias. Ves el asunto
desde un punto, otro tan devoto de Dios, ve la misma pregunta desde otro punto y
habla de las cosas que hacen la impresión más profunda en su mente. Otro,
viéndolo desde un punto todavía diferente, presenta otra fase; y ¡qué necedad es
entrar en contienda por estas cosas, cuando en realidad no hay nada por qué
contender! Deja que Dios obre en la mente e impresione el corazón.

El Señor está obrando constantemente para abrir el entendimiento, para avivar las
percepciones, para que los hombres puedan tener un sentido correcto del pecado y
de las demandas de largo alcance de la ley de Dios. El hombre inconverso piensa
que Dios no es amoroso, es severo e incluso vengativo; Se piensa que su presencia es
una restricción constante, <Su carácter> una expresión de "No harás"; Su servicio se
considera lleno de pesimismo y requisitos estrictos. Pero cuando se ve a Jesús en la
cruz, como don de Dios porque amó a los hombres, los ojos se abren para ver las
cosas bajo una nueva luz. Dios, como se revela en Cristo, no es un juez severo y
tirano vengador, sino un Padre misericordioso y amoroso.

Cuando vemos a Jesús muriendo en la cruz para salvar al hombre perdido, el


corazón hace eco de las palabras de Juan: “Mirad cuál amor nos ha dado el Padre,
para que seamos llamados hijos de Dios. Por eso el mundo no nos conoce, porque
no le conoció a él.” [ 1 Juan 3:1 .] No hay nada que distinga más decididamente al
cristiano del hombre mundano que la estimación que tiene de Dios.

<Algunos> obreros <en la causa de> Dios han estado demasiado dispuestos a lanzar
denuncias contra el pecador; se ha puesto en un segundo plano la gracia y el amor
del Padre al dar a su Hijo a morir por la raza pecadora. El maestro necesita la gracia
de Cristo sobre su propia alma, para dar a conocer al pecador lo que realmente es
Dios, un Padre que espera con amor anhelante recibir al pródigo que vuelve, no
lanzándole acusaciones con ira, sino preparando una fiesta de alegría para dar la
bienvenida a su regreso. Sofonías 3:14-17 .

¡Oh, que todos aprendamos el camino del Señor para ganar almas para Cristo!
Debemos aprender y enseñar las preciosas lecciones a la luz que brilla del sacrificio
en la cruz del Calvario. Sólo hay un camino que conduce desde la ruina y asciende
continuamente: la fe, siempre alcanzando más allá de las tinieblas hacia la luz hasta
que descanse sobre el trono de Dios. Todos los que han aprendido esta lección han
aceptado la luz que <ha venido> a su entendimiento. Para ellos este camino
ascendente no es un pasaje oscuro e incierto; no es el camino de las mentes finitas,
no es un camino abierto por el ingenio humano, un camino en el que se cobra peaje
a cada viajero.

No puedes ganar una entrada por penitencia ni por ninguna obra que puedas hacer.
No, Dios mismo tiene el honor de proporcionar un camino, y es tan completo, tan
perfecto, que el hombre no puede, por ninguna obra que haga, añadir a su
perfección.
Es lo suficientemente amplio para recibir al pecador más grande si se arrepiente, y es
tan estrecho, tan santo, tan elevado, que el pecado no puede admitirse allí.

Cuando se ve a Dios tal como es, la bendita verdad resplandece con una luz nueva y
más clara. Aquello que mantuvo la mente en perplejidad es aclarado por los
brillantes rayos del Sol de Justicia. Y sin embargo, hay muchas cosas que no
comprenderemos; pero tenemos la bendita seguridad de que lo que no sabemos
ahora, lo sabremos más adelante.

Carta 16, 1893


Caldwell, WF

Terraza del banco, Wellington, Nueva Zelanda


11 de junio de 1893 Nota. Partes de esta carta están
publicadas en 2SM 63-69 .

Caldwell, WF
Melbourne, Victoria

Querido hermano,

Su carta dirigida a mí fue recibida al comienzo del sábado. Respondí su telegrama la


misma tarde en que lo recibí, aconsejándole que consultara con el anciano Starr, y
esa carta estaba en camino. Envié una comunicación bastante extensa que deseaba
que viera antes de partir de Melbourne. Debo aconsejarte que asistas a la escuela y
que no abandones este país hasta que estés completamente asentado en tu mente en
cuanto a lo que es la verdad. Espero sinceramente que asistan a este período escolar
y aprendan todo lo que puedan con respecto a este mensaje de verdad que ha de ir
al mundo.

El Señor no te ha dado un mensaje para llamar Babilonia a la iglesia Adventista del


Séptimo Día, y para llamar al pueblo de Dios a salir de ella. Todas las razones que
puedas presentar no pueden tener peso conmigo sobre este tema, porque el Señor
me ha dado una luz decidida que se opone a tal mensaje.

No cuestiono tu sinceridad u honestidad. He escrito largas cartas en diferentes


momentos a los que acusaban a la iglesia de los Adventistas del Séptimo Día de ser
Babilonia, que no estaban manejando la verdad. Crees que la gente ha perjudicado
mi mente. Si estoy en este estado, no soy apto para que se me confíe la obra de Dios.
Pero como este asunto me ha sido traído a la mente en otros casos en los que
individuos han afirmado tener mensajes para la Iglesia Adventista del Séptimo Día,
de carácter similar, y se me ha dado la palabra, “No les creáis”. “No los he enviado,
pero corrieron”. [ Jeremías 12:6 ; 23:21 ].

El anciano Edwin Jones, un hombre moribundo, llenó su habitación con personas


interesadas mientras estaba en el hospital de Battle Creek. Muchos fueron
engañados, porque el hombre parecía estar inspirado. Pero la luz que me fue dada
fue: “Esta obra no es de Dios. No creas en el mensaje”.

Hace algunos años, un hombre llamado Pulse, de Red Bluff, California, vino a mí
para entregarme su mensaje. Dijo que era el fuerte pregón del tercer ángel que había
de alumbrar la tierra con su gloria. Él pensó que Dios había pasado por alto a todos
los obreros principales y le había dado el mensaje. Intenté demostrarle que estaba
equivocado. Dijo que los Adventistas del Séptimo Día eran Babilonia, y cuando le
explicamos nuestras razones y le planteamos el asunto, que estaba en un error, cayó
sobre él un gran poder, y ciertamente dio un fuerte grito. Envié a la oficina para Bro.
Jones y mi hijo, Willie, que entraron. El Sr. Pulse se puso de pie bajo un poder que
proclamaba el fuerte pregón del mensaje del tercer ángel, aumentando más y más
fuerte. Tuvimos muchos problemas con él; su mente se desequilibró y tuvo que ser
internado en el manicomio.

Garmire abogó y publicó un mensaje con respecto al fuerte pregón del tercer ángel;
acusó a la iglesia de manera similar a lo que estás haciendo ahora. Dijo que todos los
líderes de la iglesia caerían por la exaltación propia, y otra clase de hombres
humildes vendrían al frente, quienes harían cosas maravillosas. Este hombre tenía
hijas que decían tener visiones. Este engaño se me abrió. Este Garmire es un hombre
inteligente, de una dirección aceptable, abnegado y lleno de celo y seriedad, y con
apariencia de consagración y devoción. Pero la palabra de Dios vino de Dios a mí:
“No les creáis, yo no los he enviado”. [ Jeremías 12:6 ; 23:21 ].
Afirmó creer en los testimonios. Afirmó que eran ciertas y las usó de la misma
manera que tú las has usado para dar fuerza y apariencia de verdad a sus
afirmaciones. Les dije que este mensaje no era de Dios; pero estaba engañando a los
incautos. Él no estaría convencido. Les dije que las visiones de su hija eran falsas,
pero estas visiones, afirmó, eran como las visiones de la hermana White, que
testificaban de las mismas cosas. Esta hija estaba engañando a la familia y a varios
otros que creyeron estos mensajes falsos. Se me mostró que la joven no era virtuosa;
pero estaba corrupto. Ella era una ramera. Justo antes de que nos fuéramos a
Australia, la niña dijo que el Señor tenía un mensaje para que ella se fuera y se
mantuviera alejada uno o dos años. Ella fue, y por un tiempo sus padres no
supieron su paradero. Durante este tiempo ella dio a luz a un hijo ilegítimo. Aún así,
los padres no renunciarán a su mensaje falso. Visité a la familia, que se mantiene en
orden y disciplina; pero la niña que tuvo las visiones no estaba allí.

Si alguna vez un hombre al que miré fue inspirado, este hombre ciertamente lo fue;
pero le dije claramente que su inspiración era de Satanás, no de Dios. Su mensaje no
llevaba las credenciales divinas. Para que pudiera transmitir este mensaje al mundo,
hizo creer a un joven honesto y concienzudo que era su deber robar la lista de
Review and Herald. Este es un delito de prisión estatal, y el joven se escapó de
Battle Creek. No se atrevió a regresar a Battle Creek durante algún tiempo. Se fijó el
tiempo para que terminara el tiempo de gracia, y como todas las predicciones
fallaron, el joven vio que había sido engañado, confesó su pecado y ahora es un
miembro honorable de la iglesia de Battle Creek.

Solo dos años después, otro hombre llamado Cass de Connecticut, salió con un
mensaje que llamó nueva luz con respecto al mensaje del tercer ángel. Esta familia
inteligente, a través de este engaño, se separó de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día. Debido a que yo había dado un testimonio decidido en contra de esta nueva luz
(así llamada), en Norwich, Connecticut, donde él vivía, él se opuso a mí ya mi
trabajo y testimonios.

El padre de los niños Cass, asistió a la conferencia y al Instituto Bíblico de Ministros


que se llevó a cabo en Battle Creek; pero se mantuvo distante y no armonizaba con
el espíritu de la reunión. Se fue a su casa y comenzó a leudar la pequeña iglesia en
Norwich. Si no hubiera trabajado en ese lugar, podrían haber destruido a toda la
iglesia al repudiar la verdad y la posición de los Adventistas del Séptimo Día, y de
la Sra. White en particular.

Al mismo tiempo, una tal Sra. Marks vino de Washington, DC, afirmando ser
totalmente santificada y tener el poder de curar. Este espíritu llevó a muchos a
quedar desconcertados. El mismo espíritu acusador estaba con ellos, es decir, que la
iglesia estaba completamente equivocada y Dios estaba llamando a un pueblo que
haría milagros. Una gran clase de nuestra gente en Battle Creek estaba siendo
separada. Fui inspirado por el Espíritu de Dios, en la noche, a escribir a nuestra
gente en Battle Creek.
Dios está sacando a un pueblo. Él tiene un pueblo escogido, una iglesia en la tierra a
quienes Él ha hecho depositarios de Su ley. Él les ha encomendado [una] confianza
sagrada y una verdad eterna para ser dada al mundo. Él los reprendería y
corregiría. El mensaje a los laodicenses se aplica a los adventistas del séptimo día
que han tenido una gran luz y no han andado en la luz. Son aquellos que han hecho
una gran profesión, pero no han seguido el paso del Líder, los que serán vomitados
de Su boca a menos que se arrepientan. El mensaje para declarar Babilonia a la
iglesia y llamar de ella al pueblo de Dios no proviene de ningún mensajero celestial,
ni de ningún agente humano inspirado por el Espíritu de Dios.

El Testigo fiel dice: “Te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que
seas rico; y vestiduras blancas, para vestirte, y que no se descubra la vergüenza de
tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas. Yo reprendo y castigo a
todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él
conmigo. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo
vencí, y me siento con mi Padre en su trono.” [ Apocalipsis 3:18-21 .]

Jesús viene para dar a los miembros individuales de la iglesia las más ricas
bendiciones si le abren la puerta. Ni una sola vez los llama Babilonia, ni les pide que
salgan. Pero Él dice: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo” (con mensajes de
reprensión y advertencia). [ Versículo 19 ]. No ignoro estos reproches. He dado
advertencias porque el Espíritu del Señor me ha obligado a hacerlo, y he
pronunciado reprensiones porque el Señor me ha dado palabras de reprensión. No
he rehuido declarar todo el consejo de Dios que me ha sido dado para la iglesia.

Diré en el temor y el amor de Dios, sé que el Señor tiene pensamientos de amor y


misericordia para restaurarlos y sanarlos de todas sus rebeliones. Él tiene una obra
que hacer para Su iglesia. No deben pronunciarse Babilonia, sino ser como la sal de
la tierra, la luz del mundo. Deben ser los mensajeros vivientes para proclamar un
mensaje viviente en estos últimos días.

“Y después de estas cosas vi otro ángel descender del cielo, teniendo gran poder; y
la tierra fue alumbrada con su gloria. Y clamó con gran voz, diciendo: Ha caído, ha
caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios, y guarida de todo
espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible. Porque todas las
naciones han bebido del vino del furor de su fornicación, y los reyes de la tierra han
fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la abundancia
de sus deleites.

“Y oí otra voz del cielo que decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis
partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas. Porque sus pecados han
llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus iniquidades. Retribuidla como
ella os ha retribuido, y doblad para ella el doble conforme a sus obras; en la copa
que ella ha llenado, llenadle el doble. Cuánto se ha glorificado y vivido en deleites,
tanto tormento y dolor dale, porque dice en su corazón: Yo estoy sentada como
reina, y no soy viuda, y no veré dolor. Por tanto, sus plagas vendrán en un día,
muerte, llanto y hambre; y ella será completamente quemada con fuego, porque
fuerte es el Señor Dios que la juzga.” [ Apocalipsis 18:1-8 .] 8

Todo el capítulo muestra que Babilonia que ha caído son las iglesias que no
recibirán el mensaje de advertencia que el Señor ha dado en los mensajes del primer,
segundo y tercer ángel. Rechazaron la verdad y aceptaron una mentira. Rechazaron
los mensajes de la verdad. Ver 2 Tesalonicenses 2:1-12 . El mensaje en el [capítulo]
18 de Apocalipsis es claro y claramente definido. ( Versículo 3 ): “Porque todas las
naciones han bebido del vino del furor de su fornicación, y los reyes de la tierra han
fornicado con ella, y los mercaderes de la tierra se han enriquecido de la abundancia
de sus deleites”. Cualquiera que lea este capítulo no necesita ser engañado.

Cómo se regocijaría Satanás si se difundiera un mensaje de que las únicas personas


a quienes Dios ha hecho depositarios de Su ley son aquellas a quienes se aplica este
mensaje. El vino de Babilonia es la exaltación del sábado falso y espurio sobre el
sábado que el Señor Jehová ha bendecido y santificado para el uso del hombre,
también la inmortalidad del alma. Estas herejías afines y el rechazo de la verdad
convierten a la iglesia en Babilonia. Reyes, mercaderes, gobernantes y maestros
religiosos están todos en corrupta armonía.

Nuevamente digo, el Señor no ha hablado por ningún mensajero que llame a la


única iglesia en el mundo que guarda los mandamientos de Dios, Babilonia. Cierto,
hay paja con el trigo; pero primero juntad la paja y atadla en manojos para
quemarla, pero juntad el trigo en el granero. Sé que el Señor ama a Su iglesia. No
debe desorganizarse ni dividirse en átomos independientes. No hay la menor
consistencia en esto. No hay la menor evidencia de que tal cosa será. Aquellos que
presten atención a este mensaje falso y traten de leudar a otros serán engañados y
preparados para recibir engaños avanzados, y se convertirán en nada.

Hay, en algunos de los miembros de la iglesia, orgullo, autosuficiencia, incredulidad


obstinada y una negativa a ceder a sus ideas, aunque se pueden acumular
evidencias que hacen que este mensaje sea aplicable a la iglesia de Laodicea. Pero
eso no borrará a la iglesia que no existirá. Deje que tanto la cizaña como el trigo
crezcan juntos hasta la cosecha. Entonces son los ángeles los que hacen la obra de
separación.

Le advierto a la Iglesia Adventista del Séptimo Día que tenga cuidado de cómo
recibe cada nueva noción, y aquellos que dicen tener una gran luz. El carácter de su
trabajo parece ser el de acusar y derribar.

Mi hermano Caldwell, le diría: tenga cuidado. No des un paso más en el camino por
el que has entrado. Caminad en la luz “mientras tenéis la luz, para que no os
sorprendan las tinieblas”. [ Juan 12:35 .]

Te quejas de que te tratan con frialdad en Battle Creek. ¿Fuiste con espíritu humilde
a los que son espirituales y les dijiste: Examinaréis las Escrituras conmigo? ¿Oramos
por este asunto? No tengo la luz, la quiero, porque el error nunca santificará el alma.
¿Puedes sorprenderte de que no te den toda la confianza que crees que deberían,
después de la experiencia por la que han pasado?

¿No deberían tener algún peso las palabras de Cristo? “Guardaos de los falsos
profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos
rapaces”. [ Mateo 7:15 .] “He aquí y he aquí está Cristo”, se multiplicará. [ Marcos
13:21 .] Que los creyentes presten atención a la voz [del] ángel [que ha] dicho a la
iglesia: “Permanezcan unidos”. En la unidad está vuestra fuerza. Amad como
hermanos, sed compasivos, sed corteses, Dios tiene una iglesia, y Cristo ha
declarado: “Las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. [ Mateo 16:18 .]
Los mensajeros que el Señor envía llevan las credenciales divinas. Tengo
sentimientos tiernos hacia ti, pero ven a la luz, te lo suplico.

Carta 102, 1894


White, J. E.; White, Emma

George’s Terrace, Melbourne, Australia


6 de febrero de 1894
Notas: Esta carta se publica en su totalidad en PC 101-107

El enemigo se prepara para engañar al mundo entero con su milagroso poder de


acción. Asumirá que personifica a los ángeles de la luz, que personifica a Jesucristo.
Todo aquel que enseñe la verdad para este tiempo debe predicar la Palabra.
Aquellos que se aferran a la Palabra no le abrirán las puertas a Satanás haciendo
declaraciones indiferentes en referencia a la profecía o a los sueños y visiones. En
mayor o menor grado, falsas manifestaciones han estado entrando, aquí y allá,
desde 1844, después del tiempo en que esperábamos la segunda venida de Cristo.
Las hemos tenido en el caso Garmire, en las declaraciones de E. R. Jones, en el
movimiento Stanton. Los tendremos cada vez más, y como fieles centinelas
debemos estar en guardia. Me llegan cartas de muchas personas sobre visiones que
han tenido y que sienten que es su deber relatar. Que el Señor ayude a sus siervos a
ser cautelosos.

* La misma Sra. Ellen G. White menciona los nombres de estos hombres que hacían
declaraciones falsas en cuanto a la profecía ya cumplida de los 2300 años.
Otro de los miembros adventistas que no es mencionado por la Sra. White es el caso del
Sr. Stepehen Smith, a continuación dejaremos la explicación que este tenia para fijar una
fecha para la 2VC:

6. Stephen Smith

Libro: Enciclopedia de Elena G. White


Autor: Denis Fortin y Jerry Moon
SMITH, STEPHEN (1806-1889). Uno de los primeros adventistas sabatarios en Nuevo
Hampshire. Desde comienzos de la década de 1850 Smith criticó abiertamente el
ministerio profético de Elena de White.
En una conferencia en Washington, Nuevo Hampshire, en noviembre de 1851, a la que
asistieron James y Elena de White, Smith persistía en oponerse al ministerio de Elena de
White. En consecuencia, los miembros que asistieron a la conferencia decidieron
desglosarlo hasta que abandonara su conceptos erróneos. Esta decisión fue una de las
primeras accione disciplinarias tomadas por los adventistas sabatarios (Ct 8, 1851; RH
25/11/1851). Poco después lo recibieron de nuevo, solo para desglosarlo otra vez. Esta
situación se repitió algunas veces en la década de 1850. Después de uno de sus lapsus,
alrededor de 1857, Elena de White le escribió un testimonio en el que ella describía
cómo sería su vida si persistía en su actitudes y conceptos equivocados. En lugar de leer
la carta, Smith la guardó en un baúl y se olvidó de ella hasta el verano de 1885. Después
de tres décadas de distanciamiento de la iglesia, Smith comenzó a darse cuenta de que
quienes se habían opuesto a la iglesia y su mensaje no habían prosperado, mientras los
que la habían apoyado habían sido bendecidos. Mientras asistía a unas reuniones de
reavivamiento dirigidas por *E. W. Farnsworth, en la iglesia de Washington, Nuevo
Hampshire, en 1885, Smith recordó el testimonio olvidado que había recibido de Elena
de White y lo leyó. El siguiente sábado, después del culto de adoración, confesó haber
estado equivocado todos esos años, y que él debía haber leído y atendido a los consejos
espirituales que se le habían enviado. Admitió que la descripción hecha 28 años antes,
de cómo sería su vida si mantenía los mismos conceptos y actitud, había sido exacta.
Finalmente, convencido de la autenticidad del don de profecía, Smith dejó de lado su
resentimiento, volvió a la iglesia y permaneció fiel hasta su muerte.

Lectura adicional: Ct 8, 1851, en MI 3:213-215; Ms 2, 1858, en MR 21:373-377; Bio


1:217219, 490-492; nec. RH, 28/1/1890; Notes and Papers Concerning Ellen G. White
and the Spirit of Prophecy (PEGW, 1971), pp. 351-354; H. E. Douglass, They Were There
(PPPA, 2006), pp. 35-38.

Libro: The Ellen G. White Letters and Manuscripts: Volumen 1

SMITH, Esteban(1806-1889)y Matilde(1809-1891)

Esteban y Matilda Smith, de New Hampshire, se convirtió en observador del sábado


alrededor de 1850. Aunque hizo algunas predicaciones laicas en la década de 1850,
Esteban Smith tenía una relación problemática con la iglesia y posteriormente se alió
con movimientos secundarios en oposición al adventismo del séptimo día y las visiones
de Elena G. de White. Algunas fuentes sugieren que Matilda Smith, a diferencia de su
esposo, siguió siendo adventista del séptimo día hasta su muerte.

Alrededor de 1842 Esteban y Matilda Smith se unió al movimiento adventista millerita.


Según su obituario,Esteban Smithse entregó “a la obra de proclamar públicamente la
segunda venida de Cristo”. Los Smith posteriormente se convirtieron en observadores
del sábado y permaneció así el resto de sus vidas. Sin embargo, había otras cuestiones
doctrinales sobre las que Esteban Smith estaba en desacuerdo con el nuevo
movimiento. Estos incluyeron, en una etapa anterior, su creencia en algún tipo de
Segunda Venida "espiritual" en lugar de literal, su apoyo posterior a 1854 como la fecha
de la Segunda Venida,y su rechazo a las visiones de Ellen White.

Estas tensiones consiguientes con el movimiento adventista sabatario llevaron a crisis


periódicas. en 1851 Smith fue excluido de la hermandad , pero fue readmitido en 1852
después de haber "confesado plenamente y renunció” a sus errores. en 1854 Smith Dejó
el movimiento nuevamente, pero buscó la readmisión en 1857, cuando en pleno
invierno “vadeó doce millas a pie por la nieve para confesar sus errores pasados”. Sin
embargo, al año siguiente volvió a salir “en su rebeldía”y permaneció así hasta unos
años antes de su muerte, cuando, en 1885, regresó a la iglesia con las autodenominadas
palabras “otro rebelde se ha rendido”.

No hay registro de Stephen Smith reconociendo la autenticidad de las visiones de Ellen


White antes de 1885. Ya en 1851, Ellen White señaló en una reunión en Washington,
New Hampshire, que “todos reconocieron su fe en las visiones excepto el hermano
Butler y
S.Smith .” en 1857 Smith confesó que había “tenido un odio particular hacia el Hno. Y
Hna. White”. A mediados de la década de 1850 Smith simpatizaba con el Partido
Mensajero ,y desde la década de 1860 hasta el Partido Marion (más tarde Iglesia de Dios
[Séptimo Día]), los cuales, aunque sabatarios, eran movimientos derivados del
Adventismo del Séptimo Día.y se opusieron fuertemente a las visiones. En un giro
dramático en 1885, Esteban Smith testificó que había llegado al lugar “donde creo
firmemente que [los testimonios de Ellen White] son todos de Dios” reconociendo la
veracidad de un testimonio personal que había recibido 28 años antes, pero que había
elegido no leer hasta ese momento, habiéndolo "guardado en mi baúl".

Ver: Obituario: “Esteban Smith”, Review, 28 de enero de 1890, pág. 63; obituario:
“Matilda smith”, Review, 2 de junio de 1891, pág. 351; Historia de Washington, New
Hampshire, págs. 611, 612; EW Farnsworth a Ellen G. White, 15 de julio de 1885;
“Returning to the Ranks”, Review, 19 de febrero de 1857, pág. 126; AS Hutchings,
“Comunicación del Hno. Hutchins”, Review, 12 de marzo de 1857, pág. 152;
"Hermano.Esteban Smith”, Review, 25 de noviembre de 1852, pág. 112; carta de “Hno. J.
Stowell”, Review, 18 de abril de 1854, pág. 102; Censo federal de EE. UU. de 1850,
“Esteban Smith”, New Hampshire, condado de Sullivan, Lempster, pág. 58; Elena de
White, Carta 8, 1851 (12 de noviembre); Manuscrito 2, 1858 (27 de diciembre).

Libro: Elena de White: The Early Years (Los primeros años): 1827-1862 (vol. 1)
Autor: Arthur L. White

Apéndice C
Stephen Smith y el testimonio sin abrir

Alrededor de un año después de haber sido expulsado, Stephen Smith vio sus errores,
confesó y fue restaurado a la comunión en la iglesia ( Ibíd., 25 de noviembre de 1852 ).
Esto continuó durante unos meses, y luego nuevamente se involucró en puntos de vista
erróneos y nuevamente fue expulsado. en 1857Volvió a encontrar el camino de regreso,
pero sólo por un corto tiempo ( Ibid., 19 de febrero de 1857 ; Ibid., 19 de marzo de
1857 ).

En algún momento de la década de 1850, después de uno de sus deslices, Ellen White le
escribió un testimonio en el que describía lo que sería su vida si persistía en el curso que
estaba siguiendo. Cuando recibió la carta, temió que fuera un testimonio de reproche,
así que la llevó a casa desde la oficina de correos y la metió en lo profundo de un baúl,
aún sin abrir ni leer.

Durante casi treinta años, Stephen Smith estuvo fuera de la iglesia, oponiéndose a sus
antiguos hermanos, mezquino y cortante en sus críticas. La Sra. Smith se mantuvo fiel,
y la Review and Herald llegaba semanalmente a su casa. Luego, un día, Smith lo tomó y
leyó un artículo de Ellen White. Continuó leyendo sus artículos semanales y descubrió
que le hablaban al corazón, y comenzó a ablandarse.

En 1885, EW Farnsworth, hijo de William Farnsworth, de Washington, New Hampshire,


estaba celebrando reuniones de avivamiento en la pequeña iglesia de Washington. Smith
lo había conocido de niño y caminó veinte kilómetros para asistir a la reunión del sábado.
Escuchó a Farnsworth predicar sobre el surgimiento y desarrollo de la iglesia remanente.
Terminado el sermón, Smith se puso de pie y pidió el privilegio de hablar. El público, que
lo conocía bien, esperaba una perfecta ráfaga de críticas y mezquindades.

“No quiero que me tengáis miedo, hermanos”, dijo. “No he venido a criticarte. He
dejado ese tipo de negocios. Luego revisó el pasado, su odio a la organización de la
iglesia, su unión a un partido de oposición tras otro, que había visto caer y sus
simpatizantes se confundían. “Los hechos”, dijo él, “son cosas obstinadas, pero los
hechos son que aquellos que se han opuesto a este trabajo han fracasado, mientras que
aquellos que han estado en simpatía con él han prosperado, se han vuelto mejores, más
devotos y semejantes a Dios. Quienes se han opuesto sólo han aprendido a luchar y
debatir. Han perdido toda su religión.

“Ningún hombre honesto puede dejar de ver que Dios está con ellos y contra nosotros.
Quiero estar en comunión con este pueblo en el corazón y en la iglesia”. Smith tenía la
intención de quedarse en Washington para la reunión del próximo sábado, pero el
miércoles pensó en la carta de Ellen White en su baúl en casa. Sintiendo que no podía
esperar para leerlo, salió temprano el jueves por la mañana y caminólas doce millas a
casa y pronto tuvo el sobre sin abrir en sus manos. Lo abrió y leyó su contenido.

De vuelta en Washington el sábado, escuchó a Farnsworth predicar sobre el espíritu de


profecía en la iglesia remanente. Cuando terminó el sermón, se puso de pie otra vez.
Esto es lo que dijo:

“Yo mismo recibí un testimonio hace veintiocho años. Lo llevé a casa y lo guardé en mi
baúl, y nunca lo leí hasta el jueves pasado”. Dijo que no creía en este testimonio,
aunque no sabía ni una palabra de lo que contenía. Tenía miedo de leerlo, temiendo que
lo enojaría. Pero, dijo él, “estuve enojado todo el tiempo, casi”. Finalmente dijo:

Hermanos, cada palabra del testimonio para mí es verdadera, y lo acepto. Y he llegado


a ese lugar donde finalmente creo que todos [los testimonios] son de Dios, y si hubiera
hecho caso al que Dios me envió, así como al resto, habría cambiado todo el curso de mi
vida, y Debería haber sido un hombre muy diferente.

Cualquier hombre que sea honesto debe decir que llevan a un hombre hacia Dios y la
Biblia siempre. Si es honesto, dirá eso; si no dice eso, no es honesto.

Si les hubiera hecho caso, me habrían ahorrado un mundo de problemas. Los


testimonios decían que no se predicaría más un “tiempo definido” después del
movimiento del 44, pero pensé que sabía tanto como las visiones de una anciana, como
solía llamarlo. ¡Que Dios me perdone! Pero para mi tristeza, descubrí que las visiones
eran correctas, y que el hombre que pensaba que lo sabía todo estaba equivocado,
porque prediqué el tiempo en 1854, y gasté todo lo que tenía cuando si les hubiera
prestado atención, me habría salvado. todo eso y mucho más. Los testimonios tienen
razón y yo estoy equivocado.

Después de hablar durante algún tiempo, concluyó: “Hermanos, soy demasiado viejo
para deshacer lo que he hecho. Estoy demasiado débil para asistir a nuestras grandes
reuniones, pero quiero que le diga a nuestra gente en todas partes que otro rebelde se
ha rendido”.—De una carta escrita por EW Farnsworth a EGW, 15 de julio de 1885.

Se produjo un cambio real en la vida y la experiencia de Stephen Smith, y en sus


últimos años fue recordado como un adventista del séptimo día bondadoso, dulce y de
todo corazón.

Libro: Historias conmovedoras de los Pioneros Adventistas - Libro 2

Autor: Norma J. Collins

Capítulo 15

Stephen Smith: El testimonio no deseado en el baúl

Decir que era difícil llevarse bien con él es decirlo suavemente. Era antipático y su
temperamento volcánico estallaba con demasiada frecuencia. Stephen Smith era
conocido en Washington, New Hampshire, como un "niño duro de Nueva Inglaterra al
que nada le gustaba más que una buena pelea". Se sabía que decía que venía a la iglesia
a "golpear la colmena para escuchar el zumbido de las abejas".

Stephen Smith aceptó el mensaje del tercer ángel en 1850, y él y su esposa e hijos se
convirtieron en miembros activos de la iglesia de Washington, New Hampshire.

Sin embargo, pronto comenzó a socavar la confianza en los líderes del mensaje
adventista; sintió que había recibido "nueva luz" a través de uno de los movimientos
derivados que habían comenzado a surgir. James y Ellen White eran sus objetivos
favoritos. Aunque había visto a la Sra. White mientras estaba en visión, no fue
suficiente para convencerlo de que sus mensajes eran de Dios.

No quería tener nada que ver con ella, excepto, por supuesto, usarla como piedra de afilar
para su espíritu crítico.

A fines de octubre de 1851, los creyentes adventistas celebraron una conferencia en


Washington, Nuevo Hampshire. Alrededor de 75 personas, incluidos el Anciano James
White y la Sra. White, procedían de las zonas aledañas, así como de otros estados.
Stephen Smith no tuvo reparos en proclamar sus nuevos puntos de vista.

El sábado por la tarde, mientras el sol se hundía en el cielo, la Sra. White recibió una
visión acerca de los miembros de la iglesia de Washington. Después habló con
franqueza acerca de lo que Dios le había mostrado, y todos los que escucharon
aceptaron el consejo como proveniente directamente de Dios, es decir, todos excepto
Stephen Smith y EP Butler. Durante toda la reunión, Smith fue tan virulento al
renunciar a las visiones y la obra de James y Ellen White que toda la reunión sintió que
era necesario expulsarlo hasta el momento en que pudiera estar en armonía con los
creyentes.

Al año siguiente, pareció haber cambiado de opinión y fue aceptado. volver al grupo.
Pero eso tampoco duró mucho. Creía en el sábado, pero no tenía ninguna aprobación
para las visiones dadas por Dios. Como resultado, estaba listo para apoyar a cualquier
grupo secundario que afirmara tener algo nuevo.

Primero se unió al Partido Mensajero, pero pronto se vino abajo. Luego se fue con el
grupo que fijaron el año de 1854 hasta que colapsó. Después de eso, se fue con el
Partido Marion y sus enseñanzas de no organización, no santuario, no Espíritu de
Profecía. La iglesia naciente reconoció claramente la verdadera naturaleza de estas
enseñanzas disidentes, porque el Señor se las mostró a Ellen White en visión. Pero
Stephen Smith sintió que estaba por encima de tales advertencias y consejos.

A pesar de su odio, el Señor aún amaba a Stephen Smith. De hecho, Él Lo amaba tanto
que le dio a Ellen White una visión para que Smith pudiera entender su peligro. Ella
escribió cuidadosamente todo lo que se había mostrado aquí y cerró la carta con un
llamado a Stephen Smith para que volviera al Señor. Luego se lo envió por correo.

Unos días después, el administrador de la oficina de correos le entregó la carta. Él


reconoció la letra y supo que tenía un testimonio para él. ¡Cómo se atreve! La Sra.
¡White le había escrito un testimonio cuando él no quería ningún testimonio! Su
temperamento violento hizo que la sangre se le subiera a la cabeza mientras luchaba
por contener su ira. Decidido a no leer esa carta, se la metió en el bolsillo y, furioso, se
dirigió a casa. Cuando entró en la casa, vio el baúl en la esquina. Estaba tan furioso que
apenas podía controlarse, pero de inmediato supo lo que haría. Levantando la tapa,
empujó la carta sin abrir en el fondo del baúl, cubriéndolo con edredones y cachivaches.
Cerró la tapa con un golpe y giró la llave en la cerradura. ¡Allá! ¡Eso se encargaría del
testimonio no deseado!
Durante 28 años ese testimonio estuvo en el fondo del baúl, sin abrir y sin leer. Si cabe,
Stephen Smith se puso aún más malhumorado. Alguien que lo conocía bien dijo:
"Stephen Smith tenía la lengua más fulminante y fulminante de cualquier hombre que
jamás haya escuchado. Podía decir las cosas más crueles de la manera más cruel y
cortante que cualquier hombre que haya conocido"

Podemos estar seguros de que la Sra. White y el Espíritu de Profecía entraron para un
buena parte de esa lengua marchita. Stephen Smith pasó lo que deberían haber sido los
mejores años de su vida haciéndoles la vida imposible a todos los demás. A pesar de la
actitud de su esposo, la Sra. Smith permaneció leal a la iglesia, pero ella y los niños
llevaron una vida muy infeliz.

Pasaron los años. El cabello de Stephen Smith se volvió blanco y sus hombros se
encorvaron. Entonces, un día de 1884, pasó por el salón y vio una copia de Review and
Herald sobre la mesa. Mirando furtivamente a su alrededor para ver si alguien de la
familia estaba en la casa, tomó el periódico y lo hojeó. Notó el nombre de Ellen G. White
en uno de los artículos. Se tomó el tiempo de leerlo, y cuando terminó pensó: ¡Esa es la
verdad!

La semana siguiente había otra copia del periódico sobre la mesa. Lo leyó, y cuando
terminó el artículo de la Sra. White, volvió a decirse a sí mismo que el artículo decía la
verdad. A medida que pasaban las semanas, Stephen Smith continuó leyendo la Review
y posiblemente otros periódicos de la iglesia. Lentamente comenzó a suavizar sus
palabras y actitudes. Su esposa y vecinos notaron el cambio. ¿Dejó su esposa a
propósito la Revista sobre la mesa semana tras semana? ¿Se dio cuenta de que él lo
estaba leyendo?

En el verano de 1885 se hizo el anuncio de que Eugene Farnsworth regresaría para


celebrar reuniones de avivamiento en su antigua iglesia local en Washington, New
Hampshire. William Farnsworth, su padre, había aceptado el sábado en esa misma
pequeña iglesia en 1844. En esa iglesia, Elena de White le había dado una reprimenda
pública a William que lo llevó a dejar el tabaco y convertirse en el cristiano que
profesaba ser. Ese acto tuvo su efecto en Eugene, y se convirtió en ministro, un chico
local que hizo el bien. Hubo una gran emoción cuando se corrió la voz de que vendría a
celebrar reuniones.

Smith había conocido Eugene cuando era niño. Pensó que sería bueno volver a verlo y
escucharlo predicar, y en el día señalado estaba en la congregación. Cuando el anciano
Farnsworth terminó su sermón, Stephen Smith se paró a sus pies. Farnsworth era muy
consciente de la experiencia de altibajos de Smith, y apenas sabía qué esperar,
probablemente más críticas. Pero lo que escuchóera bastante diferente. Stephen Smith
habló del pasado, confesando su participación en el partidos derivados y su oposición a
la organización de la iglesia y casi todo lo demás.

Había visto esos vástagos desintegrarse y desmoronarse. Admitió que él y otros que se
habían opuesto a la obra de la iglesia habían llegado a nada, y que aquellos que se
aferraban a la fe habían crecido espiritualmente y estaban más cerca de Dios. Ahora,
casi al final de su vida, había descubierto que más de cualquier otra cosa, quería estar
en armonía con el pueblo adventista.
La congregación se asombró al escuchar tales palabras de este hombre. Ellos sabía todo
sobre su pasado, y aunque querían creerle, es comprensible que se hayan mostrado
escépticos.

Después de su confesión pública, Smith comenzó a pensar en su pasado. Con el tiempo


el recordó la carta que había metido en el fondo del baúl. Hacía años que ni siquiera
había pensado en ello, y por primera vez en todos esos años quería saber qué decía.

Con manos que temblaban por la edad y la ansiedad, giró la llave del maletero en la
cerradura y abrió la tapa. Llegó muy, muy abajo hasta el fondo, buscando la sensación
del papel que había colocado allí con tanta ira tantos años antes. Cuando por fin lo tuvo
en sus manos, se limitó a mirarlo.

De repente, se hundió en una mecedora cercana y comenzó a leer el papel amarillento,


ahora quebradizo por el tiempo.

Las lágrimas corrían por su rostro mientras leía una descripción detallada de cómo sería
su vida si continuaba en el camino que había elegido. Había una imagen precisa de
amargura y desilusión: exactamente lo que había sido su vida, porque no había
cambiado su actitud dura.

La carta terminaba con un ferviente llamamiento a volver a Dios. El siguiente sábado


por la mañana, Smith estaba de vuelta en la iglesia. Aunque el anciano Farnsworth no
sabía nada de la experiencia de Smith durante la última semana, había elegido hablar
sobre el espíritu de profecía. Apenas había terminado su sermón cuando el viejo Sr.
Smith se levantó de su asiento. Qué testimonio tenía: "Recibí un testimonio hace 28
años, lo llevé a casa, lo guardé en mi baúl y nunca lo leí hasta el jueves pasado. No creí
el testimonio era cierto, aunque confieso que no sabía una palabra de lo que había en él.
Supongo que tenía miedo de leerlo por miedo a que me hiciera enojar. Pero estaba
enojado casi todo el tiempo de todos modos".

Finalmente admitió: “Hermanos y hermanas, cada palabra de ese testimonio es


verdadera y lo acepto. He llegado al lugar donde finalmente creo que los testimonios
son todos de Dios. Y si hubiera hecho caso al que Dios me envió ... habría cambiado
todo el curso de mi vida, y yo habría sido un hombre muy diferente. . . . testimonios
tenían razón y yo estaba equivocado.

"Hermanos", concluyó, "soy demasiado viejo para deshacer lo que he hecho. Soy
demasiado débil para asistir a nuestras grandes reuniones, pero quiero que le digan a
nuestra gente en todas partes que otro rebelde se ha rendido".

Esa carta estuvo en su baúl todos esos años con un mensaje que Dios envió para salvar
de una vida de ira y odio. Un mensaje no leído y desatendido. Según su propio
testimonio, si hubiera leído y tomado en serio el mensaje, habría cambiado su propio
ser y habría vivido una vida piadosa y útil.

A través de Su maravillosa gracia, Dios aceptó a Stephen Smith cuando finalmente se


rindió a Él. Smith vivió sus últimos años de una manera mucho mejor de lo que vivió
esos 28 años miserables cuando el testimonio estaba en el baúl, pero lamentablemente
los mejores años de su vida se desperdiciaron en amargura y odio.
Libro: Peligros de fijar fechas

Autor: Colin D. Standish y Russell R. Standish

Capítulo 4

Fijación Temprana del Tiempo por los Adventistas

En su libro, Ellen G. White: The Early Years, vol. I, 1827-1862, Arthur White detalla la
situación. Varios hombres adoptaron la mentalidad de fijar el tiempo. Stephen Smith,
quien en ese momento estaba entrando en el campo del ministerio público, quedó
impresionado por las predicciones de 1851 de Joseph Bates. Sin embargo, a diferencia
de Bates, se negó a aceptar el consejo de la sierva del Señor de que el tiempo ya no sería
una prueba después de 1844. Llegó a ser un líder en el área de Nueva Inglaterra en
oposición al ministerio de Ellen White, y los fieles en la iglesia embrionaria en
desarrollo. Según lo informado por Arthur White, aquí están las palabras de James
White: Cuando llegamos [a Medford, Massachusetts], existía desunión entre los
hermanos. Habían sido visitados por Stephen Smith y J. Hart, quienes habían tratado de
predisponerlos contra nosotros. Había tenido un mal efecto, pero. Seguimos con la
reunión.... Era una reunión de trabajo. No es una conferencia dada. Página 216.

Arthur White informa que el tema principal de la reunión fue un diálogo sobre el orden
de la iglesia. Se discutieron los errores de Stephen Smith y HW Allen (incluidos, entre
otros, el establecimiento de fechas) y se acordó la importancia de tomar medidas
decididas. James White continúa, Elena tuvo una visión. Vi que el ceño fruncido de
Dios estaba sobre nosotros como pueblo, porque la cosa maldita estaba en el
campamento, es decir, los errores entre nosotros, y que la iglesia debe actuar, y la única
forma de hacer bien a los hermanos Allen y Smith era retirarse. Compañerismo de ellos,
en su posición actual. Todos actuaron de acuerdo con la luz dada, ·todos recibieron la
visión e, incluso a un individuo, todos levantaron la mano para retirarles la comunión.
Ibíd., 217.

Libro: Lugares de los pioneros adventistas

Autor: Merlin D. Burt.

Stephen (1806-7889) y Matilda (1809-1891) Smith vivieron en Washington, New


Hampshire, hasta 1841, cuando se trasladaron a Lempster y finalmente se establecieron
en Unity. Ayudó al movimiento anterior a 1844 con su dinero y la influencia de Joseph
Bates a finales de la década de 1840. Señaló a Bates a varios amigos y conocidos que
también respondieron al mensaje. En 1852, Smith se involucró con puntos de vista
espiritualizadores de la Segunda Venida y se separó brevemente de la iglesia de
Washington. En el otoño de 1853 James y Ellen White, junto con J.N. Andrews y
Frederick Wheeler, celebraron una exitosa conferencia en Washington. En ese momento
la "casa de reuniones cristiana" se llenó, con más de 100 presentes. Se dieron
"testimonios alentadores", incluyendo uno de Stephen Smith, y seis fueron bautizados.
Alrededor de 1854, Smith se involucró en la expectativa del tiempo cristiano adventista.
Cuando los adventistas que guardaban el sábado en Washington rechazaron la idea, él
se volvió "duro y saleroso". Una vez más estaba fuera de armonía con el movimiento.
Apoyó al Partido del Mensajero cuando éste surgió. Pero en 1857, regresó a la posición
adventista sabataria con el nuevo énfasis en el mensaje de Laodicea. Su seriedad lo llevó
a caminar las 12 millas más o menos a través de la nieve desde su casa en Unity hasta
Washington para confesar sus errores.

Tesis: Fijadores de fechas en EEUU de América para la Segunda Venida de Cristo durante
finales del siglo XIX y principios del siglo XX

Autor: Wayne A. Scriven - Octubre 1947

Capítulo 4

Fijadores de Fechas por otras Denominaciones e Individuos

Cristiano de Adviento. Una consecuencia de la desilusión sufrida por aquellos que


esperaban el regreso de Cristo en 1844 fue la separación de un grupo del cuerpo
principal de los Adventistas del Primer Día. Se separaron en 1855 bajo el liderazgo de
Jonathan Cummings debido a su creencia en la inmortalidad condicional del alma, que
se oponía directamente a la creencia en la inmortalidad del alma sostenida por la
mayoría de los adventistas del primer día. El 6 de noviembre de 1861 en Worcester
MassachuSetts, se organizaron en la "Asociación Cristiana de Adviento". En 1852-53,
Cummings abogó por la teoría de que Cristo regresaría en la primavera de 1854,
basando su convicción en una reevaluación de la profecía de los 2300 días, haciéndola
terminar en 1854. Cuando esta fecha pasó sin incidentes, Cummings dejó de fijar fechas,
pero siguió creyendo en el advenimiento cercano de Cristo.

Un cuadro profético Millerita espectacular

https://bostonraremaps.com/inventory/a-spectacular-millerite-prophetic-chart-1854/

El movimiento millerita fue fundado por William Miller (1782-1849), un granjero del
estado de Nueva York convertido en predicador. Su estudio detallado de los libros de
Daniel y Apocalipsis lo llevó a creer que la Segunda Venida ocurriría durante su vida,
en algún momento de 1843 o -44. Dos de sus seguidores, Charles Fitch y Apollos Hale,
diseñaron un cuadro visualmente dramático para explicar el razonamiento complejo de
Miller y lo exhibieron en una conferencia millerita en Boston. La imagen tuvo tanto
éxito que la conferencia encargó 300 copias para uso de los predicadores. Estos fueron
impresos en tela en Boston por el litógrafo BW Thayer y publicados por el lugarteniente
de Miller, Joshua Hines, en 1843 con el título "Un gráfico cronológico de las visiones de
Daniel y Juan".. “A partir de entonces, los predicadores milleritas llevaron consigo una
copia del cuadro, usándolo como una ayuda visual para ayudar al público a
comprender la complicada cronología bíblica”. (Swain) De colores brillantes y de cuatro
por seis pies, deben haber sido una poderosa herramienta de enseñanza.
Por desgracia para Miller, 1844 vino y se fue sin señales de la Segunda Venida. Este
noevento, todavía conocido hoy como “La Gran Decepción”, resultó en divisiones entre
los fieles. Jonathan Cummings (1817-1894), un predicador y una importante figura
millerita temprana, entró en la brecha. Cummings recalculó la Segunda Venida para
1854 o 1855, dando a los creyentes un respiro. También mandó imprimir este notable
gráfico profético en muselina por la firma de Boston de Samuel W. Chandler, el sucesor
de BW Thayer, quien había impreso el gráfico original en 1843.

El gráfico de Cummings es esencialmente una línea de tiempo escatológica, que


interpreta la historia como el desarrollo de la profecía bíblica desde el Imperio de
Babilonia hasta la anticipada Segunda Venida en 1854.

Cummings creó su propia rama del adventismo, la Iglesia Cristiana Adventista, intentó
fundar varias sociedades comunales adventistas y predicó la "inmortalidad
condicional", la opinión de que la participación en la otra vida depende de la creencia
en Cristo. La Iglesia Cristiana Adventista sobrevive hasta el día de hoy, con una
membresía que se mantuvo estable entre 25,000 y 28,000 durante el siglo pasado.

* Stephen Smith siguió a Jonathan Cummings en el establecimiento de fechas para 1854,


reinterpretando los 2300 años, recalculado el inicio de la profecía en el año 446 a.C. y no
en el año 457 como Miller y los pioneros adventistas interpretaron.

IV. LIBRO ANALIZADO

El Deseado de todas las Gentes

Capítulo 69—En el Monte de las Olivas

Este capítulo está basado en Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21:5-38.

Las palabras de Cristo a los sacerdotes y gobernantes: “He aquí vuestra casa os es
dejada desierta,” habían llenado de terror su corazón. Afectaban indiferencia, pero
seguían preguntándose lo que significaban esas palabras. Un peligro invisible parecía
amenazarlos. ¿Podría ser que el magnífico templo que era la gloria de la nación iba a ser
pronto un montón de ruinas? Los discípulos compartían ese presentimiento de mal, y
aguardaban ansiosamente alguna declaración más definida de parte de Jesús. Mientras
salían con él del templo, llamaron su atención a la fortaleza y belleza del edificio. Las
piedras del templo eran del mármol más puro, de perfecta blancura y algunas de ellas
de tamaño casi fabuloso. Una porción de la muralla había resistido el sitio del ejército
de Nabucodonosor. En su perfecta obra de albañilería, parecía como una sólida piedra
sacada entera de la cantera. Los discípulos no podían comprender cómo se podrían
derribar esos sólidos muros.

Al ser atraída la atención de Cristo a la magnificencia del templo, ¡cuáles no deben


haber sido los pensamientos que guardó para sí Aquel que había sido rechazado! El
espectáculo que se le ofrecía era hermoso en verdad, pero dijo con tristeza: Lo veo todo.
Los edificios son de veras admirables. Me mostráis esas murallas como aparentemente
indestructibles; pero escuchad mis palabras: Llegará el día en que “no será dejada aquí
piedra sobre piedra, que no sea destruída.”

Las palabras de Cristo habían sido pronunciadas a oídos de gran número de personas;
pero cuando Jesús estuvo solo, Pedro, Juan, Santiago y Andrés vinieron a él mientras
estaba sentado en el monte de las Olivas. “Dinos—le dijeron,—¿cuándo serán estas
cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?” En su contestación a los
discípulos, Jesús no consideró por separado la destrucción de Jerusalén y el gran día de
su venida. Mezcló la descripción de estos dos acontecimientos. Si hubiese revelado a
sus discípulos los acontecimientos futuros como los contemplaba él, no habrían podido
soportar la visión. Por misericordia hacia ellos, fusionó la descripción de las dos
grandes crisis, dejando a los discípulos estudiar por sí mismos el significado. Cuando se
refirió a la destrucción de Jerusalén, sus palabras proféticas llegaron más allá de este
acontecimiento hasta la conflagración final de aquel día en que el Señor se levantará de
su lugar para castigar al mundo por su iniquidad, cuando la tierra revelará sus sangres
y no encubrirá más sus muertos. Este discurso entero no fué dado solamente para los
discípulos, sino también para aquellos que iban a vivir en medio de las últimas escenas
de la historia de esta tierra.

Volviéndose a los discípulos, Cristo dijo: “Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán
muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán.” Muchos
falsos mesías iban a presentarse pretendiendo realizar milagros y declarando que el
tiempo de la liberación de la nación judía había venido. Iban a engañar a muchos. Las
palabras de Cristo se cumplieron. Entre su muerte y el sitio de Jerusalén, aparecieron
muchos falsos mesías. Pero esta amonestación fué dada también a los que viven en esta
época del mundo. Los mismos engaños practicados antes de la destrucción de Jerusalén
han sido practicados a través de los siglos, y lo serán de nuevo.

“Y oiréis guerras, y rumores de guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester


que todo esto acontezca; mas aún no es el fin.” Antes de la destrucción de Jerusalén, los
hombres contendían por la supremacía. Se mataban emperadores. Se mataba también a
los que se creía más cercanos al trono. Había guerras y rumores de guerras. “Es
menester que todo esto acontezca—dijo Cristo;—mas aún no es el fin [de la nación judía
como tal.] Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá
pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares. Y todas estas cosas, principio de
dolores.” Cristo dijo: A medida que los rabinos vean estas señales, declararán que son
los juicios de Dios sobre las naciones por mantener a su pueblo escogido en
servidumbre. Declararán que estas señales son indicios del advenimiento del Mesías.
No os engañéis; son el principio de sus juicios. El pueblo se miró a sí mismo. No se
arrepintió ni se convirtió para que yo lo sanase. Las señales que ellos presenten como
indicios de su liberación de la servidumbre, os serán señales de su destrucción.

“Entonces os entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas


las gentes por causa de mi nombre. Y muchos entonces serán escandalizados; y se
entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán.” Todo esto lo sufrieron los
cristianos. Hubo padres y madres que traicionaron a sus hijos e hijos que traicionaron a
sus padres. Amigos hubo que entregaron a sus amigos al Sanedrín. Los perseguidores
cumplieron su propósito matando a Esteban, Santiago y otros cristianos.
Mediante sus siervos, Dios dió al pueblo judío una última oportunidad de arrepentirse.
Se manifestó por medio de sus testigos cuando se los arrestó, juzgó y encarceló. Sin
embargo, sus jueces pronunciaron sobre ellos la sentencia de muerte. Eran hombres de
quienes el mundo no era digno, y matándolos, los judíos crucificaban de nuevo al Hijo
de Dios. Así sucederá nuevamente. Las autoridades harán leyes para restringir la
libertad religiosa. Asumirán el derecho que pertenece a Dios solo. Pensarán que pueden
forzar la conciencia que únicamente Dios debe regir. Aun ahora están comenzando; y
continuarán esta obra hasta alcanzar el límite que no pueden pasar. Dios se interpondrá
en favor de su pueblo leal, que observa sus mandamientos.

En toda ocasión en que haya persecución, los que la presencian se deciden o en favor de
Cristo o contra él. Los que manifiestan simpatía por aquellos que son condenados
injustamente demuestran su afecto por Cristo. Otros son ofendidos porque los
principios de la verdad condenan directamente sus prácticas. Muchos tropiezan, caen y
apostatan de la fe que una vez defendieron. Los que apostatan en tiempo de prueba
llegarán, para conseguir su propia seguridad, a dar falso testimonio y a traicionar a sus
hermanos. Cristo nos advirtió todo esto a fin de que no seamos sorprendidos por la
conducta antinatural y cruel de los que rechazan la luz.

Cristo dió a sus discípulos una señal de la ruina que iba a venir sobre Jerusalén, y les
dijo cómo podían escapar: “Cuando viereis a Jerusalem cercada de ejércitos, sabed
entonces que su destrucción ha llegado. Entonces los que estuvieren en Judea, huyan a
los montes; y los que en medio de ella, váyanse; y los que estén en los campos, no
entren en ella. Porque estos son días de venganza: para que se cumplan todas las cosas
que están escritas.” Esta advertencia fué dada para que la recordasen cuarenta años más
tarde en ocasión de la destrucción de Jerusalén. Los cristianos obedecieron la
amonestación y ni uno de ellos pereció cuando cayó la ciudad.

“Orad, pues, que vuestra huída no sea en invierno ni en sábado,” dijo Cristo. El que
hizo el sábado no lo abolió clavándolo en su cruz. El sábado no fué anulado por su
muerte. Cuarenta años después de su crucifixión, había de ser considerado todavía
sagrado.
Durante cuarenta años, los discípulos debían orar por que su huída no fuese en sábado.
De la destrucción de Jerusalén, Cristo pasó rápidamente al acontecimiento mayor, el
último eslabón de la cadena de la historia de esta tierra la venida del Hijo de Dios en
majestad y gloria. Entre estos dos acontecimientos, estaban abiertos a la vista de Cristo
largos siglos de tinieblas, siglos que para su iglesia estarían marcados con sangre,
lágrimas y agonía. Los discípulos no podían entonces soportar la visión de estas
escenas, y Jesús las pasó con una breve mención. “Habrá entonces grande aflicción—
dijo,—cual no fué desde el principio del mundo hasta ahora, ni será. Y si aquellos días
no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los escogidos,
aquellos días serán acortados.” Durante más de mil años iba a imperar contra los
seguidores de Cristo una persecución como el mundo nunca la había conocido antes.
Millones y millones de sus fieles testigos iban a ser muertos. Si Dios no hubiese
extendido la mano para preservar a su pueblo, todos habrían perecido. “Mas por causa
de los escogidos—dijo,—aquellos días serán acortados.”

Luego, en lenguaje inequívoco, nuestro Señor habla de su segunda venida y anuncia los
peligros que iban a preceder a su advenimiento al mundo. “Si alguno os dijere: He aquí
está el Cristo, o allí, no creáis. Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y
darán señales grandes y prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun a los
escogidos. He aquí os lo he dicho antes. Así que, si os dijeren: He aquí en el desierto
está; no salgáis: He aquí en las cámaras; no creáis. Porque como el relámpago que sale
del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del
hombre.” Una de las señales de la destrucción de Jerusalén que Cristo había anunciado
era: “Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos.” Se levantaron falsos
profetas que engañaron a la gente y llevaron a muchos al desierto. Magos y hechiceros
que pretendían tener un poder milagroso arrastraron a la gente en pos de sí a las
soledades montañosas. Pero esa profecía fué dada también para los últimos días. Se
trataba de una señal del segundo advenimiento. Aun ahora hay falsos cristos y falsos
profetas que muestran señales y prodigios para seducir a sus discípulos. ¿No oímos el
clamor: “He aquí en el desierto está”? ¿No han ido millares al desierto esperando hallar
a Cristo? Y de los miles de reuniones donde los hombres profesan tener comunión con
los espíritus desencarnados, ¿no se oye ahora la invitación: “He aquí en las cámaras”
está? Tal es la pretensión que el espiritismo expresa. Pero, ¿qué dice Cristo? “No creáis.
Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será
también la venida del Hijo del hombre.”

El Salvador dió señales de su venida y aun más que eso, fijó el tiempo en que la primera
de estas señales iba a aparecer. “Y luego después de la aflicción de aquellos días, el sol
se obscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las
virtudes de los cielos serán conmovidas. Y entonces se mostrará la señal del Hijo del
hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo
del hombre que vendrá sobre las nubes del cielo, con grande poder y gloria. Y enviará
sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro vientos, de
un cabo del cielo hasta el otro.”

Cristo declaró que al final de la gran persecución papal, el sol se obscurecería y la luna
no daría su luz. Luego las estrellas caerían del cielo. Y dice: “De la higuera aprended la
parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan, sabéis que el verano está
cerca. Así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, a
las puertas.”

Cristo anuncia las señales de su venida. Declara que podemos saber cuándo está cerca,
aun a las puertas. Dice de aquellos que vean estas señales: “No pasará esta generación,
que todas estas cosas no acontezcan.” Estas señales han aparecido. Podemos saber con
seguridad que la venida del Señor está cercana. “El cielo y la tierra pasarán—dice,—
mas mis palabras no pasarán.”

Cristo va a venir en las nubes y con grande gloria. Le acompañará una multitud de
ángeles resplandecientes. Vendrá para resucitar a los muertos y para transformar a los
santos vivos de gloria en gloria. Vendrá para honrar a los que le amaron y guardaron
sus mandamientos, y para llevarlos consigo. No los ha olvidado ni tampoco ha
olvidado su promesa. Volverán a unirse los eslabones de la familia. Cuando miramos a
nuestros muertos, podemos pensar en la mañana en que la trompeta de Dios resonará,
cuando
“los muertos serán levantados sin corrupción, y nosotros seremos transformados.” Aun
un poco más, y veremos al Rey en su hermosura. Un poco más, y enjugará toda lágrima
de nuestros ojos. Un poco más, y nos presentará “delante de su gloria irreprensibles, con
grande alegría.” Por lo tanto, cuando dió las señales de su venida, dijo: “Cuando estas
cosas comenzaren a hacerse, mirad, y levantad vuestras cabezas, porque vuestra
redención está cerca.”

Pero el día y la hora de su venida, Cristo no los ha revelado. Explicó claramente a sus
discípulos que él mismo no podía dar a conocer el día o la hora de su segunda
aparición. Si hubiese tenido libertad para revelarlo, ¿por qué habría necesitado
exhortarlos a mantener una actitud de constante expectativa? Hay quienes aseveran
conocer el día y la hora de la aparición de nuestro Señor. Son muy fervientes en trazar
el mapa del futuro. Pero el Señor los ha amonestado a que se aparten de este terreno. El
tiempo exacto de la segunda venida del Hijo del hombre es un misterio de Dios.

Cristo continuó señalando la condición del mundo en ocasión de su venida: “Como los
días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días antes del
diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día
que Noé entró en el arca, y no conocieron hasta que vino el diluvio y llevó a todos, así
será también la venida del Hijo del hombre.” Cristo no presenta aquí un milenario
temporal, mil años en los cuales todos se han de preparar para la eternidad. Nos dice
que como fué en los días de Noé, así será cuando vuelva el Hijo del hombre.

¿Cómo era en los días de Noé?—“Vió Jehová que la malicia de los hombres era mucha
en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de
continuo solamente el mal.” Los habitantes del mundo antediluviano se apartaron de
Jehová y se negaron a hacer su santa voluntad. Siguieron sus propias imaginaciones
profanas e ideas pervertidas. Y a causa de su perversidad fueron destruídos; y hoy el
mundo está siguiendo el mismo camino. No ofrece señales halagüeñas de gloria
milenaria. Los transgresores de la ley de Dios están llenando la tierra de maldad. Sus
apuestas, sus carreras de caballos, sus juegos, su disipación, sus prácticas
concupiscentes, sus pasiones indomables, están llenando rápidamente el mundo de
violencia.
En la profecía referente a la destrucción de Jerusalén, Cristo dijo: “Y por haberse
multiplicado la maldad, la caridad [el amor] de muchos se resfriará. Mas el que
perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este evangelio del reino en
todo el mundo, por testimonio a todos los Gentiles; y entonces vendrá el fin.” Esta
profecía volverá a cumplirse. La abundante iniquidad de aquel día halla su contraparte
en esta generación. Lo mismo ocurre con la predicción referente a la predicación del
Evangelio. Antes de la caída de Jerusalén, Pablo, escribiendo bajo la inspiración del
Espíritu Santo, declaró que el Evangelio había sido predicado a “toda criatura que está
debajo del cielo.” Así también ahora, antes de la venida del Hijo del hombre, el
Evangelio eterno ha de ser predicado “a toda nación y tribu y lengua y pueblo.”

Dios “ha establecido un día, en el cual ha de juzgar al mundo.” Cristo nos dice cuándo
ha de iniciarse ese día. No afirma que todo el mundo se convertirá, sino que “será
predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio a todos los
Gentiles; y entonces vendrá el fin.” Mediante la proclamación del Evangelio al mundo,
está a nuestro alcance apresurar la venida de nuestro Señor. No sólo hemos de esperar
la venida del día de Dios, sino apresurarla. Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra
como el Señor le ordenaba, todo el mundo habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús
habría venido a nuestra tierra con poder y grande gloria.

Después que hubo indicado las señales de su venida, Cristo dijo: “Cuando viereis
hacerse estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas.” “Mirad, velad y orad.” Dios
advirtió siempre a los hombres los juicios que iban a caer sobre ellos. Los que tuvieron
fe en su mensaje para su tiempo y actuaron de acuerdo con ella, en obediencia a sus
mandamientos, escaparon a los juicios que cayeron sobre los desobedientes e
incrédulos. A Noé fueron dirigidas estas palabras: “Entra tú y toda tu casa en el arca;
porque a ti he visto justo delante de mí.” Noé obedeció y se salvó. Este mensaje llegó a
Lot: “Levantaos, salid de este lugar; porque Jehová va a destruir esta ciudad.” Lot se
puso bajo la custodia de los mensajeros celestiales y se salvó. Así también los discípulos
de Cristo fueron advertidos acerca de la destrucción de Jerusalén. Los que se fijaron en
la señal de la ruina inminente y huyeron de la ciudad escaparon a la destrucción. Así
también ahora hemos sido advertidos acerca de la segunda venida de Cristo y de la
destrucción que ha de sobrecoger al mundo. Los que presten atención a la advertencia
se salvarán.

Por cuanto no sabemos la hora exacta de su venida, se nos ordena que velemos.
“Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales cuando el Señor viniere, hallare
velando.” Los que velan esperando la venida de su Señor no aguardan en ociosa
expectativa. La espera de la venida de Cristo debe inducir a los hombres a temer al
Señor y sus juicios sobre los transgresores. Les ha de hacer sentir cuán grande pecado es
rechazar sus ofrecimientos de misericordia. Los que aguardan al Señor purifican sus
almas obedeciendo la verdad. Con la vigilancia combinan el trabajo ferviente. Por
cuanto saben que el Señor está a las puertas, su celo se vivifica para cooperar con los
seres divinos y trabajar para la salvación de las almas. Estos son los siervos fieles y
prudentes que dan a la familia del Señor “a tiempo ... su ración.” Declaran la verdad
que tiene aplicación especial a su tiempo. Como Enoc, Noé, Abrahán y Moisés
declararon cada uno la verdad para su tiempo, así también los siervos de Cristo dan
ahora la amonestación especial para su generación.
Pero Cristo presenta otra clase: “Y si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor se
tarda en venir: y comenzare a herir a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los
borrachos; vendrá el señor de aquel siervo en el día que no espera.”

El mal siervo dice en su corazón: “Mi señor se tarda en venir.” No dice que Cristo no
vendrá. No se burla de la idea de su segunda venida. Pero en su corazón y por sus
acciones y palabras, declara que la venida de su Señor tarda. Destierra del ánimo ajeno
la convicción de que el Señor va a venir prestamente. Su influencia induce a los
hombres a una demora presuntuosa y negligente. Los confirma en su mundanalidad y
estupor. Las pasiones terrenales y los pensamientos corruptos se posesionan de su
mente. El mal siervo come y bebe con los borrachos, y se une con el mundo en la
búsqueda de placeres. Hiere a sus consiervos acusando y condenando a los que son
fieles a su Maestro. Se asocia con el mundo. Siendo semejantes, participan juntos en la
transgresión. Es una asimilación temible. Juntamente con el mundo, queda entrampado.
Se nos advierte: “Vendrá el Señor de aquel siervo ... a la hora que no sabe, y le cortará
por medio, y pondrá su parte con los hipócritas.”
“Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti.” El
advenimiento de Cristo sorprenderá a los falsos maestros. Están diciendo: “Paz y
seguridad.” Como los sacerdotes y doctores antes de la caída de Jerusalén, esperan que
la iglesia disfrute de prosperidad terrenal y gloria. Interpretan las señales de los
tiempos como indicios de esto. Pero ¿qué dice la Palabra inspirada? “Vendrá sobre ellos
destrucción de repente.” El día de Dios vendrá como ladrón sobre todos los que moran
en la faz de la tierra, que hacen de este mundo su hogar. Viene para ellos como ladrón
furtivo.

El mundo, lleno de orgías, de placeres impíos, está dormido en la seguridad carnal. Los
hombres están postergando la venida del Señor. Se burlan de las amonestaciones.
Orgullosamente se jactan diciendo: “Todas las cosas permanecen así como desde el
principio.” “Será el día de mañana como éste, o mucho más excelente.” Nos
hundiremos aún más en el amor a los deleites. Pero Cristo dice: “He aquí, yo vengo
como ladrón.” En el mismo tiempo en que el mundo pregunta con desprecio: “¿Dónde
está la promesa de su advenimiento?” se están cumpliendo las señales. Mientras
claman: “Paz y seguridad,” se acerca la destrucción repentina. Cuando el escarnecedor,
el que rechaza la verdad, se ha vuelto presuntuoso; cuando la rutina del trabajo en las
diversas formas de ganar dinero se lleva a cabo sin consideración a los principios;
cuando los estudiantes procuran ávidamente conocerlo todo menos la Biblia, Cristo
viene como ladrón.

En el mundo todo es agitación. Las señales de los tiempos son alarmantes. Los
acontecimientos venideros proyectan ya sus sombras delante de sí. El Espíritu de Dios
se está retirando de la tierra, y una calamidad sigue a otra por tierra y mar. Hay
tempestades, terremotos, incendios, inundaciones, homicidios de toda magnitud.
¿Quién puede leer lo futuro? ¿Dónde hay seguridad? No hay seguridad en nada que
sea humano o terrenal. Rápidamente los hombres se están colocando bajo la bandera
que han escogido. Inquietos, están aguardando y mirando los movimientos de sus
caudillos. Hay quienes están aguardando, velando y trabajando por la aparición de
nuestro Señor. Otra clase se está colocando bajo la dirección del primer gran apóstata.
Pocos creen de todo corazón y alma que tenemos un infierno que rehuir y un cielo que
ganar.

La crisis se está acercando gradual y furtivamente a nosotros. El sol brilla en los cielos y
recorre su órbita acostumbrada, y los cielos continúan declarando la gloria de Dios. Los
hombres siguen comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casándose y dándose en
casamiento. Los negociantes siguen comprando y vendiendo. Los hombres siguen
luchando unos con otros, contendiendo por el lugar más elevado. Los amadores de
placeres siguen atestando los teatros, los hipódromos, los garitos de juego. Prevalece la
más intensa excitación, y sin embargo el tiempo de gracia está llegando rápidamente a
su fin, y cada caso está por ser decidido para la eternidad. Satanás ve que su tiempo es
corto. Ha puesto todos sus agentes a trabajar a fin de que los hombres sean engañados,
seducidos, ocupados y hechizados hasta que haya terminado el tiempo de gracia, y se
haya cerrado para siempre la puerta de la misericordia.

Solemnemente llegan hasta nosotros, a través de los siglos, las palabras amonestadoras
de nuestro Señor desde el monte de las Olivas: “Mirad por vosotros, que vuestros
corazones no sean cargados de glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida,
y venga de repente sobre vosotros aquel día.” “Velad pues, orando en todo tiempo, que
seáis tenidos por dignos de evitar todas estas cosas que han de venir y de estar en pie
delante del Hijo del hombre.”

V. LIBRO ANALIZADO

Joyas de los Testimonios 1

La preparación para la venida de Cristo

En la reciente visión que me fué dada en Battle Creek, durante nuestra reunión general,
se me mostró el peligro que corremos como pueblo, de llegar a asemejarnos al mundo
más bien que a la imagen de Cristo. Estamos ahora en los mismos umbrales del mundo
eterno; pero es el propósito del adversario de las almas inducirnos a postergar la
terminación del tiempo. Satanás asaltará de toda manera posible a los que profesan ser
el pueblo que guarda los mandamientos de Dios y espera la segunda aparición de
nuestro Salvador en las nubes de los cielos con poder y grande gloria. Inducirá a tantos
como pueda a postergar el día malo, a identificarse en espíritu con el mundo y a imitar
sus costumbres. Me sentí alarmada al ver que el espíritu del mundo estaba dominando
los corazones y las mentes de muchos que hacen alta profesión de la verdad. Albergan
el egoísmo y la complacencia propia; pero no cultivan la verdadera piedad ni la estricta
integridad.

El ángel de Dios me señaló a los que profesan la verdad, y con voz solemne repitió estas
palabras: “Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y
embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel
día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la
tierra. Velad pues, orando en todo tiempo, que seáis tenidos por dignos de evitar todas
estas cosas que han de venir, y de estar en pie delante del Hijo del hombre.” Lucas
21:34-36.

Al considerar el poco tiempo que nos queda, debiéramos velar y orar como pueblo, y en
ningún caso dejarnos distraer de la solemne obra de preparación para el gran
acontecimiento que nos espera. Porque el tiempo se alarga aparentemente, muchos se
han vuelto descuidados e indiferentes acerca de sus palabras y acciones. No
comprenden su peligro, y no ven ni entienden la misericordia de nuestro Dios al
prolongar el tiempo de gracia a fin de que tengan oportunidad de adquirir un carácter
digno de la vida futura e inmortal. Cada momento es del más alto valor. Se les concede
tiempo, no para que lo dediquen a estudiar sus propias comodidades y a transformarse
en moradores de la tierra, sino para que lo empleen en la obra de vencer todo defecto
de su carácter, y en ayudar a otros, por su ejemplo y esfuerzo personal, a ver la belleza
de la santidad. Dios tiene en la tierra un pueblo que con fe y santa esperanza está
siguiendo el rollo de la profecía que rápidamente se cumple, y cuyos miembros están
tratando de purificar sus almas obedeciendo a la verdad, a fin de no ser hallados sin
manto de boda cuando Cristo aparezca.

Influencia de la fijación de fechas

Muchos de los que tomaron el nombre de adventistas han incurrido en el error de fijar
fechas para la venida de Cristo. Lo han hecho repetidas veces, pero el resultado ha sido
cada vez el fracaso. Se nos declara que el tiempo definido de la venida de nuestro Señor
está fuera del alcance de los mortales. Aun los ángeles que ministran a los que han de
ser herederos de la salvación no conocen ni el día ni la hora. “Empero del día y hora
nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.” Mateo 24:36. Por haber
pasado repetidas veces la fecha fijada por algunos, el mundo se encuentra en un estado
de incredulidad más decidida que antes con respecto al próximo advenimiento de
Cristo. El mundo considera con digusto el fracaso de los que fijaron fechas; y porque
hubo hombres que se dejaron seducir de este modo, muchos se apartan de la verdad
presentada por la Palabra de Dios según la cual el fin de todas las cosas está cercano.

Los que tan presuntuosamente predican una fecha definida satisfacen, al hacerlo, al
adversario de las almas, porque promueven la incredulidad más bien que el
cristianismo. Mediante textos de las Escrituras erróneamente interpretados, presentan
una cadena de argumentos que aparentemente sostienen su teoría. Pero sus fracasos
demuestran que son falsos profetas, que no interpretan correctamente el lenguaje de la
Inspiración. La Palabra de Dios es verdad y certidumbre, pero los hombres han
pervertido su significado. Esos errores han desprestigiado la verdad de Dios para estos
últimos días. Los ministros de todas las denominaciones ridiculizan a los adventistas;
sin embargo, los siervos de Dios no deben callar. Las señales predichas en la profecía se
están cumpliendo rápidamente en derredor nuestro. Esto debe inducir a todo aquel que
sigue verdaderamente a Cristo a actuar con celo.

Los que creen que deben predicar una fecha definida a fin de hacer impresión sobre la
gente, no actúan de acuerdo con el debido punto de vista. Desde 1844, la fijación de una
fecha no ha sido una prueba, y no volverá a serlo. El Señor me ha mostrado que el
mensaje del tercer ángel debe progresar y proclamarse a los dispersos hijos del Señor,
pero que no ha de depender de una fecha. Vi que algunos eran presa de un entusiasmo
falso producido por la predicación referente a fechas; pero el mensaje del tercer ángel es
más fuerte de lo que puede serlo el anunció de tales fechas. Vi que este mensaje puede
subsistir sobre su propio fundamento y no necesita fechas para fortalecerse; que
avanzará con gran poder, hará su obra y será abreviado en justicia. Los sentimientos de
los oyentes se pueden conmover y despertarse sus temores; pero no obran basados en
buenos principios. Se crea excitación, y cuando pasa la fecha, como ha sucedido
repetidas veces, los que se conmovieron por la proximidad de la misma, recaen en la
frialdad, las tinieblas y el pecado, y es casi imposible despertar su conciencia sin
recurrir a alguna gran excitación.

En el tiempo de Noé, los habitantes del mundo se burlaban de lo que llamaban los
temores y presentimientos supersticiosos del predicador de la justicia. Se lo denunciaba
como un visionario, fanático y alarmista. “Mas como los días de Noé, así será la venida
del Hijo del hombre.” Mateo 24:37. Los hombres rechazarán en nuestra época el
solemne mensaje de amonestación como lo rechazaron en el tiempo de Noé. Se referirán
a esos falsos maestros que predijeron el acontecimiento y citaron la fecha definida, y
dirán que
no tienen más fe en nuestra advertencia que en la de . Tal es la actitud del
ellos mundo
hoy. La incredulidad está muy difundida y la predicación de la venida de Cristo es
asunto de burla y ridículo. Esto contribuye a que sea tanto más esencial que los que
creen en la verdad presente manifiesten su fe por sus obras. Deben ser santificados por
la verdad que profesan creer porque son en verdad sabor de vida para vida o de muerte
para muerte.
Noé predicó a sus contemporáneos que Dios les daría ciento veinte años en los cuales
podrían arrepentirse de sus pecados y hallar refugio en el arca. Pero ellos rechazaron la
misericordiosa invitación. Les fué concedido abundante tiempo para apartarse de sus
pecados, vencer sus malas costumbres y adquirir un carácter justo. Pero la inclinación al
pecado, aunque débil al principio en muchos, se fortaleció por la repetida participación
en el pecado, y los precipitó a una ruina irreparable. La misericordiosa amonestación de
Dios fué rechazada con mofas, burlas y ridículo; y ellos fueron dejados en tinieblas para
seguir el curso que su corazón pecaminoso había escogido. Pero su incredulidad no
impidió que se cumpliese el acontecimiento predicho. Llegó, y grande fué la ira de
Dios, que se apreció en la ruina general.

Estas palabras de Cristo deben grabarse en el corazón de todos los que creen la verdad
presente: “Mirad por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de glotonería y
embriaguez y de los cuidados de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel
día.” Lucas 21:34. Cristo mismo nos presenta el peligro que nos acecha. El conocía los
riesgos que encontraríamos en estos postreros días y quería que nos preparásemos.
“Mas como los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.” Mateo 24:37.
Estaban comiendo y bebiendo, plantando y edificando, casándose y dándose en
matrimonio, y no conocieron hasta el día que Noé entró en el arca y el diluvio vino y los
barrió a todos.

El día de Dios encontrará a los hombres absortos igualmente en los negocios y placeres
del mundo, en banquetes y glotonerías, y en la complacencia del apetito pervertido, en
el consumo contaminador de bebidas y de narcótico tabaco. Tal es ya la condición de
nuestro mundo, y estas prácticas se encuentran hasta en los que profesan pertenecer al
pueblo de Dios, algunos de los cuales siguen las costumbres del mundo y participan de
sus pecados. Abogados, mecánicos, agricultores, negociantes y aun ministros claman
desde el púlpito: “Paz y seguridad” (1 Tesalonicenses 5:3), cuando la destrucción está
por sobrevenirles.

Fe y diligencia
El creer en la próxima venida del Hijo del hombre en las nubes de los cielos no inducirá
a los verdaderos cristianos a ser descuidados y negligentes en los asuntos comunes de
la vida. Los que aguardan la pronta aparición de Cristo no estarán ociosos. Por lo
contrario, serán diligentes en sus asuntos. No trabajarán con negligencia y falta de
honradez sino con fidelidad, presteza y esmero. Los que se lisonjean de que el descuido
y la negligencia en las cosas de esta vida son evidencia de su espiritualidad y de su
separación del mundo, incurren en un gran error. Su veracidad, fidelidad e integridad
se prueban mediante las cosas temporales. Si son fieles en lo poco, lo serán en lo mucho.

Se me mostró que es en esto donde muchos no soportan la prueba. Desarrollan su


verdadero carácter en el manejo de las preocupaciones temporales. Son infieles,
maquinadores y deshonestos en su trato con sus semejantes. No consideran que su
derecho a la vida futura e inmortal depende de cómo se conducen en los asuntos de la
presente, y que la más estricta integridad es indispensable para la formación de un
carácter justo. En todas nuestras filas se práctica la falta de honradez; y ésta es la causa
de la tibieza que notamos en muchos de los que profesan creer la verdad. Estos no están
relacionados con Cristo y están engañando sus propias almas. Me duele declarar que
hay una alarmante falta de honradez aun entre los observadores del sábado.

VI. LIBRO ANALIZADO

Libro: Eventos de los Últimos días

Capítulo 3—“¿Cuándo serán estas cosas?”

Los discípulos le preguntan a Cristo acerca de su regreso

Las palabras de Cristo (Mateo 24:2-3) habían sido pronunciadas a oídos de gran número
de personas; pero cuando Jesús estuvo solo, Pedro, Juan, Santiago y Andrés vinieron a
él mientras estaba sentado en el monte de las Olivas. “Dinos—le dijeron—, ¿cuándo
serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del mundo?”

En su contestación a los discípulos, Jesús no consideró por separado la destrucción de


Jerusalén y el gran día de su venida. Mezcló la descripción de estos dos
acontecimientos. Si hubiese revelado a sus discípulos los acontecimientos futuros como
los contemplaba él, no habrían podido soportar la visión. Por misericordia hacia ellos,
fusionó la descripción de las dos grandes crisis, dejando a los discípulos estudiar por sí
mismos el significado.—El Deseado de Todas las Gentes, 581-582 (1898).

Se desconoce el tiempo del regreso de Cristo

Muchos de los que tomaron el nombre de adventistas han incurrido en el error de fijar
fechas para la venida de Cristo. Lo han hecho repetidas veces, pero el resultado ha sido
cada vez el fracaso. Se nos declara que el tiempo definido de la venida de nuestro Señor
está fuera del alcance de los mortales. Aun los ángeles que ministran a los que han de
ser herederos de la salvación no conocen ni el día ni la hora. “Empero del día y hora
nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo”. Mateo 24:36.—Joyas de
los Testimonios 1:506 (1879).
No hemos de saber el tiempo definido ni para el derramamiento del Espíritu Santo ni
para la venida de Cristo [...]. ¿Por qué Dios no nos ha dado este conocimiento? Porque
si lo hiciera, no haríamos un uso correcto del mismo. Como resultado de este
conocimiento, existiría entre nuestro pueblo un estado de cosas que retardaría
grandemente la obra de Dios de preparar a un pueblo para estar en pie en el gran día
que vendrá. No debemos vivir en base a una agitación relacionada con el tiempo [...].

Usted no podrá decir que él [Jesús] vendrá dentro de uno, dos o cinco años, ni tampoco
tiene que postergar su venida diciendo que tal vez no ocurra por diez o veinte años.—
The Review and Herald, 22 de marzo de 1892.

Nos estamos acercando al gran día de Dios. Las señales se están cumpliendo. Y sin
embargo, no tenemos un mensaje que nos diga el día y la hora de la aparición de Cristo.
El Señor nos ha encubierto sabiamente este asunto para que siempre podamos estar en
un estado de expectación y preparación para la segunda aparición de nuestro Señor
Jesucristo en las nubes del cielo.—Carta 28, 1897.

El tiempo exacto de la segunda venida del Hijo del hombre es un misterio de Dios. —El
Deseado de Todas las Gentes, 586 (1898).

Nuestro mensaje no consiste en fijar una fecha

No pertenecemos a ese grupo que define el tiempo exacto que transcurrirá antes de la
segunda venida de Jesús con poder y gran gloria. Algunos han fijado una fecha, y
cuando esta ha pasado, su espíritu presuntuoso no ha aceptado la reprensión, sino que
han fijado otra y otra fecha. Pero muchos fracasos sucesivos los han identificado como
falsos profetas.—Fundamentals of Christian Education, 335 (1895).

Dios no le da a ningún hombre un mensaje de que pasarán cinco o diez o veinte años
antes de que concluya la historia de esta tierra. El no quiere darle a ningún ser viviente
una excusa para demorar la preparación para su venida. El espera que nadie diga, como
lo hizo el siervo infiel: “Mi señor tarda en venir”, porque esto conduce a un descuido
temerario de las oportunidades y privilegios para prepararnos para ese gran día.—The
Review and Herald, 27 de noviembre de 1900.

La fijación de fechas conduce a la incredulidad

Por haber pasado repetidas veces la fecha fijada por algunos, el mundo se encuentra en
un estado de incredulidad más decidida que antes con respecto al próximo
advenimiento de Cristo. El mundo considera con disgusto el fracaso de los que fijaron
fechas; y porque hubo hombres que se dejaron seducir de este modo, muchos se apartan
de la verdad presentada por la Palabra de Dios según la cual el fin de todas las cosas
está cercano.—Joyas de los Testimonios 1:506 (1879).

Entiendo que el Hno. [A. G.] Daniells ha fijado fecha, por decirlo así, declarando que el
Señor vendrá dentro de cinco años. Ahora bien, espero que no se extenderá por todas
partes la impresión de que somos de aquellos que fijan fechas. Que no se hagan tales
comentarios. No hacen ningún bien. Que no se trate de conseguir un reavivamiento en
base a ninguno de esos argumentos, sino que se use de la debida cautela en toda
palabra que se expresa, para que los fanáticos no se apoderen de nada que les permita
crear una excitación que entristezca al Espíritu Santo.
No queremos agitar las pasiones de la gente para desatar una conmoción en la que se
excitan los sentimientos y los principios pierden el control. Siento que necesitamos estar
en guardia por todos lados, porque Satanás está activo para hacer todo lo posible a fin
de insinuar sus estratagemas y ardides que serán un poder para hacer daño. Debe
temerse cualquier cosa que suscite una conmoción, que cree una excitación sobre una
base equivocada, porque la reacción seguramente vendrá.—Carta 34, 1887.

Siempre habrá en la iglesia movimientos espurios y fanáticos realizados por personas


que pretenden ser guiadas por Dios, por aquellos que correrán antes de ser enviados, y
que establecerán fechas para el cumplimiento de profecías que aún no se han realizado.
El enemigo se regocija con este proceder, porque sus repetidos fracasos y su desviación
de la atención hacia puntos falsos provoca confusión e incredulidad.—Mensajes
Selectos 2:96 (1897).

No hay una profecía de tiempo que vaya más allá de 1844

Declaré definidamente a estas personas fanáticas, en las reuniones espirituales


celebradas en Jackson, que estaban haciendo la obra del adversario de las almas; que se
hallaban en tinieblas. Pretendían poseer una gran luz según la cual el tiempo de gracia
terminaría en octubre de 1884. Entonces declaré en público que al Señor le había placido
mostrarme que no habría una fecha definida para el mensaje dado por Dios desde 1844.
—Mensajes Selectos 2:83 (1885).

Nuestra posición ha sido de esperar y velar, sin que se proclame un tiempo [o fecha]
que tenga lugar entre el fin de los períodos proféticos en 1844 y el momento de la
venida de nuestro Señor.—Manuscript Releases 10:270 (1888).

La gente no tendrá otro mensaje acerca de un tiempo definido. Después de este lapso
(Apocalipsis 10:4-6), que ahora abarca desde 1842 a 1844, no puede haber ningún
cómputo definido de tiempo profético. El cálculo más prolongado llega hasta el otoño
de 1844.—Comentario Bíblico Adventista 7:982 (1900).

Elena G. de White esperaba el regreso de Cristo en sus días

Se me mostró el grupo presente en la Conferencia. Dijo el ángel: “Algunos serán


alimento para los gusanos, algunos sufrirán las siete últimas plagas, algunos estarán
vivos y permanecerán sobre la tierra para ser trasladados en la venida de Jesús”.—
Testimonies for the Church 1:131-132 (1856).

Puesto que el tiempo es corto, debiéramos trabajar con diligencia y doblada energía.
Nuestros hijos quizás nunca entren en la universidad.—Testimonies for the Church 3:159
(1872).

No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están sobre nosotros los
peligros de los últimos días, y los hijos pequeños serán mayormente arrebatados antes
de esto.—Carta 48, 1876.

En esta época del mundo, cuando las escenas de la historia terrenal están por
clausurarse pronto, y estamos por entrar en el tiempo de angustia como nunca lo hubo,
cuantos menos sean los casamientos contraídos, mejor para todos, tanto hombres como
mujeres.—Joyas de los Testimonios 2:124 (1885).

Vendrá la hora, no está muy lejana, y algunos de nosotros que ahora creemos,
estaremos vivos sobre la tierra y veremos el cumplimiento de la predicción, y oiremos
la voz del arcángel y la trompeta de Dios que resuena desde la montaña, la llanura y el
mar hasta las partes más distantes de la tierra.—The Review and Herald, 31 de julio de
1888.

El tiempo de prueba está precisamente delante de nosotros, pues el fuerte pregón del
tercer ángel ya ha comenzado en la revelación de la justicia de Cristo, el Redentor que
perdona los pecados.—Mensajes Selectos 1:425 (1892).

Se explica la demora

La larga noche de lobreguez es angustiosa, pero se posterga la mañana por


misericordia, porque si el Maestro viniese muchos serían encontrados sin preparación.
—Testimonies for the Church 2:194 (1868).

Si los adventistas, después del gran chasco de 1844, se hubieran aferrado a su fe y


hubieran ido unidos en pos de la providencia de Dios que abría el camino, y si hubieran
recibido el mensaje del tercer ángel y si lo hubieran proclamado al mundo con el poder
del Espíritu Santo, habrían visto la salvación de Dios, el Señor hubiera obrado con
poder mediante sus esfuerzos, la obra se habría terminado y Cristo habría venido para
recibir a su pueblo y darle su recompensa [...]. No era la voluntad de Dios que se
demorara así la venida de Cristo [...].

Durante cuarenta años, la incredulidad, la murmuración y la rebelión impidieron la


entrada del antiguo Israel en la tierra de Canaán. Los mismos pecados han demorado la
entrada del moderno Israel en la Canaán celestial. En ninguno de los dos casos faltaron
las promesas de Dios. La incredulidad, la mundanalidad, la falta de consagración y las
contiendas entre el profeso pueblo de Dios nos han mantenido en este mundo de
pecado y tristeza tantos años.—El Evangelismo, 504-505 (1883).

Si la iglesia de Cristo hubiese hecho su obra como el Señor le ordenaba, todo el mundo
habría sido ya amonestado, y el Señor Jesús habría venido a nuestra tierra con poder y
grande gloria.—El Deseado de Todas las Gentes, 587-588 (1898).

Las promesas de Dios son condicionales

Los ángeles de Dios en sus mensajes dados a los hombres representan el tiempo como
algo muy corto. Así es como siempre me ha sido presentado. Es cierto que el tiempo ha
sido más largo de lo que habíamos esperado en los primeros días del mensaje. Nuestro
Salvador no apareció tan pronto como lo esperábamos. ¿Pero ha fallado la Palabra de
Dios? ¡Nunca! Debiera recordarse que las promesas y las amenazas de Dios son
igualmente condicionales [...].

Tal vez tengamos que permanecer aquí en este mundo muchos años más debido a la
insubordinación, como les sucedió a los hijos de Israel; pero por amor de Cristo, su
pueblo no debe añadir pecado sobre pecado culpando a Dios de las consecuencias de su
propia conducta errónea.—El Evangelismo, 504-505 (1901).
Lo que Cristo está esperando

Cristo espera con un deseo anhelante la manifestación de sí mismo en su iglesia.


Cuando el carácter de Cristo sea perfectamente reproducido en su pueblo, entonces
vendrá él para reclamarlos como suyos.

Todo cristiano tiene la oportunidad no solo de esperar, sino de apresurar la venida de


nuestro Señor Jesucristo. Si todos los que profesan el nombre de Cristo llevaran fruto
para su gloria, cuán prontamente se sembraría en todo el mundo la semilla del
Evangelio. Rápidamente maduraría la gran cosecha final y Cristo vendría para recoger
el precioso grano.—Palabras de Vida del Gran Maestro, 47-48 (1900).

Mediante la proclamación del Evangelio al mundo, está a nuestro alcance apresurar la


venida de nuestro Señor. No solo hemos de esperar la venida del día de Dios, sino
apresurarla.—El Deseado de Todas las Gentes, 587 (1898).

Nos permite que, por la cooperación con él, acabemos con esta escena de miseria.—La
Educación, 257 (1903).

Un límite a la paciencia de Dios

Con infalible exactitud, el Ser Infinito sigue llevando una cuenta con todas las naciones.
Mientras ofrece su misericordia, con invitaciones al arrepentimiento, esta cuenta
permanece abierta; pero cuando las cifras llegan a cierta cantidad que Dios ha fijado,
comienza el ministerio de su ira.—Joyas de los Testimonios 2:63 (1882).

Dios lleva un registro de las naciones y los cálculos han aumentado contra ellos en los
libros del cielo; y cuando se decrete una ley de que la transgresión del primer día de la
semana será castigada, entonces su copa estará llena.—Comentario Bíblico Adventista
7:922 (1886).

Dios mantiene una cuenta con las naciones [...]. Cuando llegue plenamente el tiempo en
que la iniquidad haya alcanzado el límite declarado de la misericordia de Dios, su
paciencia cesará. Cuando las cifras acumuladas en los registros del cielo indiquen que
está completa la suma de la transgresión, la ira vendrá.—Testimonies for the Church
5:524 (1889).

Mientras la misericordia de Dios tiene mucha paciencia con el transgresor, hay un


límite más allá del cual los hombres no pueden seguir en sus pecados. Cuando se llega
a ese límite, se retira el ofrecimiento de la gracia y comienza la ejecución del juicio.—
Historia de los Patriarcas y Profetas, 160 (1890).

El tiempo vendrá cuando los hombres llegarán en el fraude y la insolencia a un punto


que el Señor no les permitirá sobrepasar, y entonces aprenderán que la paciencia de
Jehová tiene límite.—Joyas de los Testimonios 3:281 (1909).

Hay un límite más allá del cual los juicios de Jehová no pueden ya demorarse.—La
Historia de Profetas y Reyes, 307 (1914).

La transgresión casi ha llegado a su límite


El tiempo durará un poco más hasta que los habitantes de la tierra hayan llenado la
copa de su iniquidad, y entonces la ira de Dios, que por tanto tiempo ha dormitado,
despertará, y esta tierra de luz beberá la copa de su ira sin mezcla.—Testimonies for the
Church 1:363 (1863).

La copa de iniquidad está casi llena, y la justicia retributiva de Dios está por descender
sobre los culpables.—Testimonies for the Church 4:489 (1880).

La maldad de los habitantes de la tierra, casi ha hecho desbordar la copa de sus


iniquidades. Casi ha llegado la tierra al punto en el cual Dios se dispone a abandonarla
en manos del destructor.—Joyas de los Testimonios 3:142 (1902).

La transgresión casi ha llegado a su límite. La confusión llena el mundo, y pronto un


gran terror vendrá sobre los seres humanos. El fin está muy cerca. Nosotros, que
sabemos la verdad, debiéramos estar preparándonos para lo que pronto se desatará
sobre el mundo como una sorpresa abrumadora.—Testimonies for the Church 8:28
(1904).

Debiéramos recordar el gran día de Dios

Debemos educarnos para estar pensando y explayándonos en las grandes escenas del
juicio que están precisamente ante nosotros. El hecho de mantener nuestra mente en las
escenas del gran día de Dios, cuando todo será revelado, tendrá un efecto sobre nuestro
carácter. Un hermano me dijo: “Hermana White, ¿cree usted que el Señor vendrá dentro
de diez años?” “¿Qué diferencia hace para usted si él viene dentro de dos, cuatro o diez
años?” “Pues—dijo él—, si supiese que el Señor viene en diez años, creo que haría
algunas cosas en forma diferente a como las hago ahora”.

“¿Qué haría usted?”, dije yo. ¿

“Oh—dijo él—, vendería mi propiedad y comenzaría a investigar la Palabra de Dios y


trataría de advertir a la gente y conseguir que se preparen para su venida, y le
suplicaría a Dios que yo pudiese estar listo para encontrarlo.

Luego le dije: “Si usted supiese que el Señor no viene hasta de aquí a veinte años, ¿viviría
en forma diferente?”

El repuso: “Creo que sí [...]”.

¡Cuán egoísta fue la expresión de que viviría una vida diferente si supiera que el Señor
vendría en diez años! Enoc caminó con Dios 300 años. Esta es una lección para nosotros
para que caminemos con Dios cada día, sabiendo que no estamos seguros a menos que
estemos esperando y velando.—Manuscrito 10, 1886.

La brevedad del tiempo

Ojalá que el Señor no dé descanso, día ni noche, a aquellos que ahora son descuidados e
indolentes en la causa y la obra de Dios. El fin está cerca. Esto es lo que Jesús quisiera
siempre mantener ante nosotros: la brevedad del tiempo.—Carta 97, 1886.
Cuando estemos de pie con los redimidos sobre el mar de vidrio, con las arpas de oro y las
coronas de gloria y ante la eternidad sin límites, entonces veremos cuán breve fue el
período de prueba que hubo que esperar.—Manuscript Releases 10:266 (1886).

CONCLUSIÓN

Manteniendo el estudio contextual de las citas del EP encontramos que hubo hermanos adventistas que colocaron
fechas para la 2VC, bajo la reinterpretación de la profecía de los 2300 años, el resumen de estos serían:

- Joseph Bates: Fijó fecha para 1851, con el argumento de que las 7 manchas de sangre que el sumo sacerdote
significaban 7 años, por lo tanto sumaba a 1844+7= 1851.
- Stephen Smith: Apoyó a Jonatan Cummings en fijar el año de regreso de Cristo para 1854, bajo la
reinterpretación de los 2300 años, dando como inicio de la profecía el año 446 como la reconstrucción de
Jerusalén, 2300-446= 1854.
- J.M: Garmire y su hija Anna Garmire: Fijó fecha para 1884, con el argumento que pasarían 40 años mas (así
como Israel vago por el desierto antes de entrar a Canaan), después del chasco de 1844 para la 2VC, 1844+40
= 1884.
- A.W. Stanton: Fijó fecha para 1893, con el argumento que después del año 1844, pasarían 49 años ( así como
el tiempo del jubileo o 49 años para reconstruir el templo en Jerusalén) para el regreso de Cristo, 1844+49=
1893.
- Edwin R. Jones: Fijó fecha para el 1894, “aunque no tenemos mucha información sobre la base profética que
el uso el contexto de la carta a John Bell nos infiere a que estaba tomando como base la profecía de los 2300
años. Muy posiblemente estaba sumándole a 50 años la fecha de 1844. 1844+50=1894.
- John Bell: La Sra. White, le escribe dos cartas en el año 1896, indicándole que estaba realizando lo mismo que
los hermanos en años anteriores estaban realizando, reinterpretando profecías que ya se habían cumplido
como la de los 2300 años y aplicándolas al futuro.

*Cabe resaltar que las citas estudias en su contexto original, la Sra. White siempre se refería a aquellos que seguían
reinterpretando los 2300 años, ella deja bien en claro que ya no debían de fijar fecha en base a esta profecía pues ya
se había cumplido en 1844 y no habría que buscarle otra nueva aplicación en otra fecha.

Libro: La Iglesia Remanente


Capítulo 7—Un ministerio divinamente señalado

Dios tiene una iglesia, y ésta tiene un ministerio designado divinamente. “Y él


mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros,
pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio,
para la edificación del cuerpo de Cristo hasta que todos lleguemos a la unidad de la
fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados
por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para
engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad
en amor, crezcamos en todo en Aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”.
El Señor tiene sus agentes designados, y una iglesia que ha sobrevivido
persecuciones, conflictos y tinieblas. Jesús amó a la iglesia y se dio a sí mismo por
ella, y él la restaurará, refinará, ennoblecerá y elevará, para que subsista firmemente
en medio de las influencias corruptoras de este mundo. Hombres designados por
Dios han sido escogidos para velar con celoso cuidado y vigilante perseverancia,
para que la iglesia no sea destruida por los malos designios de Satanás, sino que
subsista en el mundo y fomente la gloria de Dios entre los hombres. Habrá siempre
un fiero conflicto entre la iglesia y el mundo. Un espíritu chocará contra otro, un
principio contra otro, la verdad contra el error; pero en la crisis que ya se ha iniciado
y que pronto ha de culminar, los hombres de experiencia habrán de hacer la obra
que Dios les ha asignado, y velar por las almas como quienes han de dar cuenta.
Los que llevan este mensaje de error, denunciando a la iglesia como Babilonia,
descuidan la obra que Dios les ha designado, están en contra de la organización, y
en contra del sencillo mandato de Dios, pronunciado por Malaquías, de traer todos
los diezmos a la tesorería de la casa del Señor, e imaginan que ellos tienen una obra
que hacer, a saber, amonestar a quienes Dios ha escogido para hacer progresar su
mensaje de verdad. Estos obreros no están añadiendo eficiencia a la causa y al reino
del Señor, sino que están empeñados en una obra similar a aquella en la cual se
halla empeñado el enemigo de toda justicia. Abandonen estos hombres—que se
levantan contra los métodos y los medios ordenados por Dios para hacer progresar
su obra en estos días de peligro—, todas sus opiniones antibíblicas concernientes a
la naturaleza, la función y el poder de los agentes designados por el Señor.

Entiendan todos las palabras que escribo ahora. Los que colaboran con Dios son sólo
sus instrumentos, y no poseen en sí mismos gracia o santidad inherentes. Sólo al
cooperar con los seres celestiales podrán tener éxito. No son sino vasos terrenos,
depositarios en quienes Dios pone los tesoros de su verdad. Pablo puede plantar y
Apolos regar, pero es únicamente Dios quien da el crecimiento.

El Señor habla por medio de los agentes que ha designado, y ningún hombre o
confederación de hombres ha de insultar al Espíritu de Dios, negándose a oír el
mensaje de la Palabra de Dios de los labios de sus mensajeros escogidos. Al negarse
a oír el mensaje de Dios, los hombres se encierran en una cámara de tinieblas.
Mantienen sus almas encerradas y alejadas de grandes bendiciones, y al manifestar
falta de respeto por los agentes que Dios designó, privan a Cristo de la gloria que le
corresponde.

Cuidaos de los falsos maestros


Dios no es el autor de la confusión, sino de la paz. Pero Satanás es un enemigo
vigilante que nunca duerme, que siempre obra sobre las mentes humanas, y busca
un suelo en el cual pueda sembrar su cizaña. Si halla alguien a quien pueda alistar
en su servicio, le sugerirá ideas y teorías falsas, y lo hará celoso en la defensa del
error. La verdad no sólo convierte, sino que purifica a quien la recibe. Jesús nos
aconseja que nos guardemos de los falsos maestros. Desde el comienzo de nuestra
obra, se han levantado de vez en cuando hombres que defendían teorías nuevas y
sorprendentes. Pero si los que aseveran creer la verdad acudiesen a quienes tienen
experiencia, y a la Palabra de Dios, con un espíritu humilde y susceptible de ser
enseñado, y examinasen sus teorías a la luz de la verdad, con la ayuda de los
hermanos que han sido diligentes estudiosos de la Biblia, y al mismo tiempo
dirigiesen súplicas a Dios, preguntando: ¿Es éste el camino del Señor, o es una
senda falsa en la cual Satanás quiere guiarme?, recibirían luz, y escaparían de la red
del cazador.

Desconfíen todos nuestros hermanos y hermanas, de cualquiera que quiera fijar una
fecha cuando el Señor ha de cumplir su palabra con respecto a su venida, o con
respecto a cualquier otra promesa de significado especial que haya hecho. “No os
toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola
potestad”. Pueden los falsos maestros parecer muy celosos por la obra de Dios, y
gastar recursos en presentar sus teorías al mundo y a la iglesia; pero como mezclan
el error con la verdad, su mensaje es engañoso, y extraviará a las almas por senderos
falsos. Es necesario hacerles frente y oponérseles, no porque sean hombres malos,
sino porque enseñan errores y procuran poner sobre la mentira el sello de la verdad.
Cuanta lástima inspira ver a ciertos hombres darse tanto trabajo para descubrir
alguna teoría errónea, cuando hay un alfolí lleno de preciosas gemas de verdad que
podrían enriquecer a todos en la santísima fe. En vez de enseñar la verdad, permiten
que su imaginación se espacie en aquello que es nuevo y extraño, y se ponen en
desacuerdo con aquellos a quienes Dios está usando para que su pueblo ascienda a
la plataforma de la verdad. Desechan todo lo que se ha dicho acerca de la unidad de
sentimiento, y pisotean la oración de Cristo como si la unidad por la cual él oró no
fuera esencial, y no hubiese necesidad de que sus discípulos sean uno, como él es
uno con el Padre. Escapan por la tangente, y como Jehú, invitan a sus hermanos a
seguir su ejemplo de celo por el Señor.

Si su celo los indujera a trabajar en armonía con sus hermanos que han soportado el
calor y la carga del día; si fuesen tan perseverantes para vencer los desalientos y
obstáculos como lo han sido sus hermanos, bien podría imitárseles y Dios los
aceptaría. Mas han de ser condenados los hombres que salen a proclamar una luz
maravillosa, y con todo se apartan de los agentes a quienes Dios está guiando. Así
fue como obraron Coré, Datán y Abiram, y se nos relata su acción como
amonestación para todos. No debemos hacer como ellos hicieron al acusar y
condenar a aquellos a quienes Dios impuso la carga de la obra.

Los que han proclamado que la Iglesia Adventista del Séptimo Día es Babilonia, han
hecho uso de los Testimonios para dar a su posición un apoyo aparente; pero, ¿por
qué no presentaron lo que durante años ha sido el corazón de mi mensaje, la unidad
de la iglesia? ¿Por qué no citaron las palabras del ángel: “Uníos, uníos, uníos”? ¿Por
qué no repitieron la amonestación, ni declararon el principio de que “en la unión
hay fuerza, en la división debilidad”? Mensajes semejantes a los que han sido
proclamados por estos hombres dividen a la iglesia y nos avergüenzan delante de
los enemigos de la verdad, y en tales mensajes se revela claramente la obra
especiosa del gran engañador, que quisiera impedir a la iglesia alcanzar la
perfección y la unidad. Estos maestros siguen las teas que ellos mismos
encendieron, obran de acuerdo con su propio juicio independiente y tergiversan la
verdad con nociones y teorías falsas. Rechazan el consejo de sus hermanos y siguen
su camino hasta que lleguen a ser precisamente lo que Satanás desea que sean:
Desequilibrados mentales.
Amonesto a mis hermanos para que se pongan en guardia contra la obra de Satanás
en cualquiera de sus formas. El gran adversario de Dios y del hombre, se regocija
hoy por haber tenido éxito en lo que respecta a engañar a las almas y distraer sus
recursos y talentos para fines perjudiciales. Su dinero podría haberse dedicado a
hacer progresar la verdad presente, pero en vez de ello se ha gastado en presentar
opiniones que no tienen fundamento en la verdad.

Otro ejemplo
En 1845 un hombre llamado Curtis hizo una obra similar en el estado de
Massachussetts. Presentó una falsa doctrina, y entretejió con sus teorías,
declaraciones y párrafos de los Testimonios, y publicó sus opiniones en el Day Star,
y en forma de hojas sueltas. Durante varios años estas publicaciones han dado su
fruto funesto, y han traído oprobio a los Testimonios que, en su totalidad, de
ninguna manera sostenían su obra. Mi esposo le escribió y le preguntó qué
pretendía al presentar los Testimonios entretejidos con sus propias palabras para
sostener aquello a lo cual nos oponíamos, y le pidió que corrigiera la impresión que
su obra había causado. Se negó terminantemente a hacerlo, diciendo que sus teorías
eran la verdad, y que las visiones debían haber corroborado sus puntos de vista, y
que virtualmente los sostenían, pero que yo me había olvidado de escribir los
asuntos que aclaraban sus teorías.

En todo momento, desde el comienzo de la obra, se han levantado individuos, uno


tras otro, para hacer esta clase de tarea, y yo he tenido dificultades y he debido
incurrir en gastos para contrarrestar estas falsedades. Han publicado sus opiniones
y han engañado a muchas almas, pero quiera Dios guardar las ovejas de su prado.—
The Review and Herald, 12 de septiembre de 1893; reimpreso en Testimonios para
los Ministros, 52-57.
El contexto de este sermón titulado por la Sra. White: La Iglesia Remanente No
Babilonia, en respuesta a la publicaciones que adventistas hacían llamando a la
IASD Babilonia como lo mencionamos antes en este artículo como Sr. AW Stanton o
JM Garmire, y este sermón se encuentra en The Review and Herald , en las
siguientes fechas: 01 parte - 22 de agosto de 1893 ; 02 parte - 29 de agosto de 1893; 03
parte - 5 de septiembre de 1893 y 12 de septiembre de 1893.

*Leyendo todo el contexto observamos que la Sra. White hace referencia a los
hermanos que seguían fijando fechas para la 2VC bajo la reinterpretación de
profecías ya cumplidas como las de los 2300 años de Daniel 8:14.

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