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PRIMEROS ADVENTISTAS
Lo que todo adventista debería saber sobre 1888, pág. 9-13. “En las décadas
de 1830 a1840 los seguidores de Guillermo Miller tuvieron sus ojos fijos en
Jesús. Lo veían en su inminente y gloriosa segunda venida como Señor de
Señores y Rey de Reyes. El pequeño grupo de creyentes adventistas que
se formó en la IASD después del chasco también mantuvo sus ojos fijos en
Jesús”.
“Los primeros adventistas del séptimo día se aferraban a Jesús con todo
fervor. Pero aun cuando estos nuestros antepasados creían en la salvación
por gracia, rara vez predicaban acerca de ello”.
“No sentían una necesidad específica de predicar la salvación por la fe. Sus
oyentes ya habían aceptado esa enseñanza. Era una seguridad de que no
hay salvación fuera de Cristo”.
“Dios miró con tristeza a su amada iglesia; había preparado a dos jóvenes
para que ayudaran a revivir y restaurar a los debilitados miembros de la
iglesia a tener con Él un compañerismo viviente y funcional lleno del
Espíritu”. Dilo al Mundo. La historia de los Adventistas del Séptimo Día. C.
Mervyn Maxwell. Asociación Publicadora Interamericana. APIA.
MENSAJEROS DE DIOS
Testimonios para Ministros, pág. 91. “En su gran misericordia el Señor envío
un preciosísimo mensaje a su pueblo por medio de los pastores Waggoner y
Jones. Este mensaje presentaría al mundo al sublime Salvador, el sacrificio
por los pecados del mundo entero. Presentaba la justificación por la fe en el
Garante; invitaba a recibir la justicia de Cristo que se manifiesta en la
obediencia de todos los mandamientos de Dios”. “…Este es el mensaje del
Tercer ángel, que ha de ser proclamado en alta voz y acompañado por
el abundante derramamiento del Espíritu Santo”.
Testimonios para Ministros, pág. 234, 235. “Ya es tiempo de rogar a las
almas que no solamente escuchen la Palabra de Dios, sino que se
apresuren en llenar de aceite las vasijas juntamente con sus lámparas. El
aceite es la justicia de Cristo”.
Testimonios para Ministros, pág. 64, 65. “Los Judíos rehusaron recibir a
Cristo, porque Él no vino según la forma en que lo esperaban. Las ideas de
hombres finitos eran tenidas como infalibles, porque eran muy antiguas.
Este es el peligro al cual la iglesia se halla expuesta ahora, es a saber, que
las invenciones de hombres finitos determinen la forma precisa en que debe
venir el Espíritu Santo. Aunque no quieran reconocerlo, algunos ya han
hecho esto. Y porque el Espíritu viene, no para alabar a los hombres o para
construir sus erróneas teorías, sino para convencer al mundo de pecado, de
justicia y de juicio, muchos se apartan de Él. No están dispuestos a ser
despojados de las vestimentas de su justicia propia. No están dispuestos a
cambiar su justicia, que es injusticia, por la justicia de Cristo, que es la
Verdad pura no adulterada".
J.T, tomo 3, pág. 253, 254. “Dios no ha cambiado para con sus siervos que
guardan sus vestiduras sin mancha. Empero muchos dicen: «Paz y
seguridad,» entretanto que una ruina repentina va a sobrecogerlos. Nunca
entrarán los hombres en el cielo, a menos que se arrepientan cabalmente,
humillen su corazón por la confesión de sus pecados y reciban la verdad tal
como es en Jesús. Cuando la purificación se efectué en nuestras filas, no
permaneceremos más tiempo ociosos, enorgullecidos de nuestras riquezas
y de que nada nos falta”.
Mensajes Selectos tomo 1, pág. 429. “Pero al paso que Dios puede ser justo
y sin embargo justificar al pecador por los méritos de Cristo, nadie puede
cubrir su alma con el manto de la justicia de Cristo mientras practique
pecados conocidos, o descuide deberes conocidos. Dios requiere la
entrega completa del corazón antes de que pueda efectuarse la
justificación. Y a fin de que el hombre retenga la justificación, debe haber
una obediencia continua mediante una fe activa y viviente que obre por el
amor y purifique el alma. A fin de que el hombre sea justificado por la fe, la
fe debe alcanzar un punto donde domine los afectos e impulsos del
corazón; y mediante la obediencia, la fe misma es hecha perfecta”.
LA FE DE JESÚS
M.S. tomo 3, pág. 221. “Muchos tienen una fe general, y dan su asentimiento
al cristianismo como la única esperanza para las almas que perecen; pero
creer esto (sólo) intelectualmente no es suficiente para la salvación del
alma…”.
“Se necesita no sólo fe sino confianza en Dios. Esta es la verdadera fe de
Abrahán, una fe que produjo frutos. “Abrahán creyó a Dios, y le fue contado
por justicia (Santiago 2: 23)”.
“La fe que justifica siempre produce: primero arrepentimiento verdadero y
luego buenas obras, que son el fruto de esa fe. No hay fe salvadora que no
produzca buenos frutos”.
M.S. tomo 3, pág. 223. “Muchos no oran. Se sienten bajo la condenación del
pecado y creen que no deben ir a Dios hasta que no hayan hecho algo para
merecer su favor o hasta que Dios haya olvidado sus transgresiones. Dicen:
“No puedo levantar manos santas delante de Dios sin ira o dudas, y por lo
tanto no puedo ir”. Así permanecen lejos de Cristo, y al hacerlo están
pecando todo el tiempo, pues sin él no podréis hacer más que lo malo”.
M.S. tomo 3, pág. 223, 224. “Es el Espíritu Santo el que nos imparte
arrepentimiento. Jesús nos atrae hacia él mediante el agente de su divino
Espíritu; y por fe en su sangre somos limpiados de pecado: “Y la sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado… Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad”. (1 Juan 1: 7, 9).
Review and Herald, tomo 5, pág. 164. “Cristo y su justicia, que ésta sea
nuestra plataforma, la vida misma de nuestra fe”.
LA JUSTICIA DE CRISTO ES PARTE DEL MENSAJE DEL TERCER
ÁNGEL
El Evangelismo, pág. 143. “Varias personas me han escrito preguntando si el
mensaje de la justificación por la fe es el mensaje del tercer ángel, y les he
respondido: “Es ciertamente el mensaje del tercer ángel”…
Profetas y Reyes, pág. 414 . “…Una congregación puede ser la más pobre de
la tierra. Puede carecer de atractivos externos; pero si sus miembros
poseen los principios que regían el carácter de Cristo, los ángeles se unirán
con ellos en su culto”.
C.S. pág. 391. “…Los principios que rigen el trato de Dios con los hombres
son siempre los mismos. Los movimientos importantes de la antigüedad
concuerdan con los de ahora, y la experiencia de la iglesia en tiempos que
fueron encierran lecciones de gran valor para los nuestros”.
Eventos de los últimos días Pág. 39. “Cristo espera con un deseo anhelante
la manifestación de sí mismo en su iglesia. Cuando el carácter de Cristo sea
perfectamente reproducido en su pueblo, entonces vendrá Él para
reclamarnos como suyos”.