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UNIVERSIDAD ABIERTA Y A

DISTANCIA DE MÉXICO

ALUMNA: VANESSA MIRNA TAMARÍZ


GONZÁLEZ

DOCENTE: MA. DEL ROSARIO MORALES


DOMINGUEZ

MATRÍCULA: ES1921019885

CARRERA: LOGÍSTICA Y TRANSPORTE

MATERIA: DESARROLLO HUMANO

GRUPO: LT-LDHU-1902-B1-005

TRABAJO: ACTIVIDAD 1. DIMENSIONES DEL


HOMBRE
INDICE
DIMENSIONES DEL HOMBRE....................................1

INTRODUCCIÓN..........................................................1

Noticia: Ciberacoso. “Me controlaba. Vivía con


psicosis”: la experiencia de una mujer espiada a través
del móvil........................................................................1

Parejas jóvenes............................................................3

ANÁLISIS DEL ASPECTO BIOLÓGICO,


PSICOLÓGICO Y SOCIAL...........................................4

CONCLUSIÓN..............................................................4

REFERENCIAS:...........................................................5
DIMENSIONES DEL HOMBRE
INTRODUCCIÓN

Por medio de la siguiente actividad se realizará el análisis de un acontecimiento publicado


en el periódico “El País” en el apartado de tecnología con la noticia titulada: Ciberacoso
“Me controlaba. Vivía con psicosis”: la experiencia de una mujer espiada a través del
móvil. Se analizarán los aspectos biológico, psicológico y social de la información
encontrada, con la finalidad de interpretar y comprender el comportamiento del hombre
como ser racional.

Noticia: Ciberacoso. “Me controlaba. Vivía con psicosis”: la experiencia de


una mujer espiada a través del móvil.
Hasta hace ocho meses, Laura (nombre ficticio a petición de la víctima) no podía hacer
nada con su móvil sin que su novio lo supiera. Se enteraba de cada mensaje que
mandaba, cada fotografía que almacenaba o cada me gusta que daba en cualquier red
social. También sabía en todo momento dónde se encontraba, de qué hablaba cuando
llamaba por teléfono y qué buscaba en Internet. Quien hoy en día ya es su expareja tenía
una aplicación espía instalada en su móvil sin que ella lo supiera: “Cuando mantenía una
conversación o hablaba con una persona que él no controlaba, me preguntaba al respecto
y yo no daba crédito. Vivía con psicosis”.
La app que su novio tuvo descargada en su smartphone durante cuatro meses permite,
por unos cinco euros, acceder al historial de llamadas, ver las fotografías guardadas en el
dispositivo, leer los correos o consultar las aplicaciones instaladas. La versión premium,
que vale cerca de siete euros, incluye funciones adicionales. Entre ellas, están grabar las
llamadas y el entorno del teléfono en cualquier momento, leer los chats de WhatsApp,
acceder a los mensajes de Tinder e incluso borrar datos del teléfono o bloquearlo por
control remoto. Esta aplicación, según se explica en su página web, permanece oculta en
el teléfono en el que se haya descargado y no aparece en la lista de apps instaladas en el
mismo. La identificación de este y otros programas del mercado se ha obviado para no
facilitar su uso.
Lo que le ha ocurrido a Laura no es un caso aislado. Un grupo de investigadores de la
Universidad de Cornell, la Universidad de Nueva York y el Instituto Tecnológico de
Israel encontró decenas de aplicaciones de este tipo en el mercado: desde apps más
básicas que dan información como la posición a través del GPS hasta algunas muy
avanzadas que permiten el acceso a la cámara, la visualización de la pantalla en remoto y

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la posibilidad de controlar el móvil a través del ordenador pudiendo acceder a todo el
contenido y las aplicaciones del mismo. La investigación, publicada en 2018, revela que la
mayoría de estas apps son de “doble uso” y se hacen pasar por herramientas de
seguridad infantil o antirrobo. Esto dificulta la comprensión de la escala real del problema.

Laura, de 26 años, comenzó la relación con su ya expareja cuando salía con un amigo de
él. “Siempre decía que no podía confiar en mí porque si le había hecho eso a su amigo,
seguro que a él también se lo haría. Al principio eran discusiones que se pasaban rápido.
Pero con el tiempo empezó a obsesionarse conmigo. Quería saber qué hacía y a dónde
iba. Si le contaba algo, me preguntaba muchas veces si era verdad. Los celos estaban
presentes en nuestras conversaciones diarias”, recuerda.

A medida que avanzaba la relación, que duró dos años, ella cada vez “hacía menos
cosas”: “Apenas publicaba en redes sociales y perdí un montón de amigos”. Su novio
quería estar al tanto de todos sus movimientos. “Cuando estaba escribiendo, siempre
miraba de reojo. Más tarde me pidió las contraseñas y no se las quise dar, pero se enfadó
muchísimo porque decía que no podía confiar en mí, así que se las di y me creé otros
perfiles en Instagram y Snapchat para poder tener mi intimidad. No hacía nada malo ni
tonteaba con nadie, pero quería sentirme libre de hablar con mis amigas y amigos”,
cuenta.

Su pareja vivía con la obsesión de que ella se fuera con otro chico, según relata: “Alguna
vez le pillé al salir del baño con mi teléfono en la mano y me decía que lo había cogido
para mirar la hora. Cuando me llamaba un número que no conocía, lo apuntaba en su
móvil. También se sabía los nombres de todos los contactos agregados en Facebook y
me había interrogado sobre todos los chicos obligándome a borrar varios”.

El control cada vez era mayor. Hasta el punto de que llegó un momento en el que él se
enteraba de cosas que ella jamás le había contado. Fue entonces cuando empezó a
sospechar que la espiaba de algún modo. Buscó al respecto en Internet y cuando se
enteró de la existencia de este tipo de aplicaciones, decidió buscar ayuda y acabar con la
relación. Contactó con Stop Haters, la primera asociación española sin ánimo de lucro
para luchar contra el hostigamiento en Internet.

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Allí lo primero que hicieron fue comprobar y verificar la seguridad de su teléfono, sus
contraseñas y redes sociales. Este es el procedimiento habitual que realizan con cada
persona que recurre a ellos, según cuentan el informático de la asociación, José Miguel
Rodríguez, y la abogada de la organización, Sara G. Antúnez. De esta forma, se dieron
cuenta de que alguien había instalado en su móvil una aplicación de control remoto con la
que veía desde otro dispositivo todo lo ella hacía en su teléfono sin que se enterara.

Para instalar esta aplicación, la expareja de Laura necesitó tener su teléfono una sola vez.
“No tenía acceso normalmente, pero alguna vez me lo pidió para buscar algo en Internet
con la excusa de no tener datos”, recuerda Laura. Rodríguez explica que quien instala
una app de este tipo “puede necesitar un acceso al dispositivo o no, ya que puede
engañar a la víctima haciéndole pensar que la aplicación que está instalando es útil para
un uso determinado”. Por ejemplo, cuando una persona hace creer a otra que una app de
localización puede ser de ayuda si se le pierde el móvil, pero en realidad tiene otras
funciones.
Parejas jóvenes

Las personas que utilizan esta forma de acoso “suelen tener unos conocimientos mínimos
en tecnología para gestionar las aplicaciones espía y ocultarlas”. Este tipo de conductas,
según el informático, cada vez son más comunes entre parejas jóvenes, en casos de
violencia de género y en situaciones de celotipias —celos patológicos— o de sospecha de
infidelidad: “Existe una importante distorsión de las relaciones sentimentales y la
privacidad de los individuos que las conforman por el auge de las redes sociales”.

La radio pública estadounidense NPR publicó en 2014 los resultados de una encuesta
realizada a 70 refugios en los que se alojaban mujeres maltratadas. Casi 60 de ellos
afirmaron estar trabajando con víctimas controladas por sus maltratadores con este tipo
de aplicaciones. Unos 50 dijeron además atender a mujeres cuyas conversaciones habían
sido escuchadas a escondidas de forma remota. Ese mismo año un estudio realizado por
la organización Women´s Aid confirmó la misma realidad. Cuatro de cada diez
mujeres afirmaron que sus parejas o exparejas habían utilizado sus actividades en línea
para rastrear sus movimientos y controlarlas. Rubio, I. Ciberacosos. “Me controlaba. Vivía
con psicosis”: la experiencia de una mujer espiada a través del móvil. El País.
Recuperado de
https://elpais.com/tecnologia/2019/07/30/actualidad/1564504146_617610.html

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ANÁLISIS DEL ASPECTO BIOLÓGICO, PSICOLÓGICO Y SOCIAL.

 Aspecto psicológico: Laura se siente acosada y vivía con psicosis debido a la


constante insistencia de su novio por saber qué hacía y a donde iba, la celaba
constantemente, causando discusiones en muchas ocasiones. La controlaba lo
que provocaba el alejamiento con sus amigos. Su pareja vivía con la obsesión de
que ella se fuera con otro chico y se molestaba al negarse su novia.

Después de lo sucedido Laura se encuentra recibiendo asistencia psicológica


debido a la angustia y sentimiento de culpa que la hacía sentir su expareja.

 Aspecto biológico: su pareja quería estar al tanto de sus movimientos pidiendo


las contraseñas de sus cuentas. Él tomaba su teléfono a escondidas y Laura de 26
años decide crear otros perfiles a consecuencia de las discusiones constantes de
su novio. Ella comienza a sospechar que la espiaba de algún modo. Laura busca
información encontrando que existen aplicaciones para espiar.
 Aspecto social: Laura contacta a Stop Haters, una asociación española sin lucro,
que lucha contra e hostigamiento en Internet. Ellos realizan el procedimiento, por
lo que verifican y comprueban una app instalada en su móvil para ver la
información a control remoto desde otro dispositivo, lo que lleva a Laura a terminar
su relación.

“Al reducir lo humano a lo biológico, se niega también la posibilidad de comportamiento


moral y de la responsabilidad que deriva precisamente de esas capacidades que
caracterizan al ser humano. Responsabilidad que se basa o fundamenta en el poder que
tenemos sobre las cosas y del valor de intrínseco de aquello sobre lo que tenemos poder,
como ha señalado Hans Jonas”. Véase Jonas, Hans, El principio de responsabilidad.
Ensayo de una ética para la civilización tecnológica, 2a. ed., Barcelona, Herder, 2004, pp.
235 y ss.       

CONCLUSIÓN

En estos tiempos la tecnología y la información violan los derechos de una persona a su


privacidad, se requiere de valores y confianza entre las personas para lograr una relación
sentimental saludable. Por lo tanto se puede concluir que existe una relación inseparable
entre lo biológico y lo social, el medio social influye en el individuo.

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REFERENCIAS:

 Miguel Martínez Miguélez, «Dimensiones Básicas de un Desarrollo Humano


Integral », Polis [En línea], 23 | 2009, Publicado el 19 julio 2011, consultado el 04
agosto 2019. URL: http://journals.openedition.org/polis/1802
 Rubio, I. Ciberacoso. “Me controlaba. Vivía con psicosis”: la experiencia de una
mujer espiada a través del móvil”. El País. Recuperado de
https://elpais.com/tecnologia/2019/07/30/actualidad/1564504146_617610.html
 Véase Jonas, Hans, El principio de responsabilidad. Ensayo de una ética para la
civilización tecnológica, 2a. ed., Barcelona, Herder, 2004, pp. 235 y ss.       

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