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DISTANCIA DE MÉXICO
MATRÍCULA: ES1921019885
GRUPO: LT-LDHU-1902-B1-005
INTRODUCCIÓN..........................................................1
Parejas jóvenes............................................................3
CONCLUSIÓN..............................................................4
REFERENCIAS:...........................................................5
DIMENSIONES DEL HOMBRE
INTRODUCCIÓN
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la posibilidad de controlar el móvil a través del ordenador pudiendo acceder a todo el
contenido y las aplicaciones del mismo. La investigación, publicada en 2018, revela que la
mayoría de estas apps son de “doble uso” y se hacen pasar por herramientas de
seguridad infantil o antirrobo. Esto dificulta la comprensión de la escala real del problema.
Laura, de 26 años, comenzó la relación con su ya expareja cuando salía con un amigo de
él. “Siempre decía que no podía confiar en mí porque si le había hecho eso a su amigo,
seguro que a él también se lo haría. Al principio eran discusiones que se pasaban rápido.
Pero con el tiempo empezó a obsesionarse conmigo. Quería saber qué hacía y a dónde
iba. Si le contaba algo, me preguntaba muchas veces si era verdad. Los celos estaban
presentes en nuestras conversaciones diarias”, recuerda.
A medida que avanzaba la relación, que duró dos años, ella cada vez “hacía menos
cosas”: “Apenas publicaba en redes sociales y perdí un montón de amigos”. Su novio
quería estar al tanto de todos sus movimientos. “Cuando estaba escribiendo, siempre
miraba de reojo. Más tarde me pidió las contraseñas y no se las quise dar, pero se enfadó
muchísimo porque decía que no podía confiar en mí, así que se las di y me creé otros
perfiles en Instagram y Snapchat para poder tener mi intimidad. No hacía nada malo ni
tonteaba con nadie, pero quería sentirme libre de hablar con mis amigas y amigos”,
cuenta.
Su pareja vivía con la obsesión de que ella se fuera con otro chico, según relata: “Alguna
vez le pillé al salir del baño con mi teléfono en la mano y me decía que lo había cogido
para mirar la hora. Cuando me llamaba un número que no conocía, lo apuntaba en su
móvil. También se sabía los nombres de todos los contactos agregados en Facebook y
me había interrogado sobre todos los chicos obligándome a borrar varios”.
El control cada vez era mayor. Hasta el punto de que llegó un momento en el que él se
enteraba de cosas que ella jamás le había contado. Fue entonces cuando empezó a
sospechar que la espiaba de algún modo. Buscó al respecto en Internet y cuando se
enteró de la existencia de este tipo de aplicaciones, decidió buscar ayuda y acabar con la
relación. Contactó con Stop Haters, la primera asociación española sin ánimo de lucro
para luchar contra el hostigamiento en Internet.
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Allí lo primero que hicieron fue comprobar y verificar la seguridad de su teléfono, sus
contraseñas y redes sociales. Este es el procedimiento habitual que realizan con cada
persona que recurre a ellos, según cuentan el informático de la asociación, José Miguel
Rodríguez, y la abogada de la organización, Sara G. Antúnez. De esta forma, se dieron
cuenta de que alguien había instalado en su móvil una aplicación de control remoto con la
que veía desde otro dispositivo todo lo ella hacía en su teléfono sin que se enterara.
Para instalar esta aplicación, la expareja de Laura necesitó tener su teléfono una sola vez.
“No tenía acceso normalmente, pero alguna vez me lo pidió para buscar algo en Internet
con la excusa de no tener datos”, recuerda Laura. Rodríguez explica que quien instala
una app de este tipo “puede necesitar un acceso al dispositivo o no, ya que puede
engañar a la víctima haciéndole pensar que la aplicación que está instalando es útil para
un uso determinado”. Por ejemplo, cuando una persona hace creer a otra que una app de
localización puede ser de ayuda si se le pierde el móvil, pero en realidad tiene otras
funciones.
Parejas jóvenes
Las personas que utilizan esta forma de acoso “suelen tener unos conocimientos mínimos
en tecnología para gestionar las aplicaciones espía y ocultarlas”. Este tipo de conductas,
según el informático, cada vez son más comunes entre parejas jóvenes, en casos de
violencia de género y en situaciones de celotipias —celos patológicos— o de sospecha de
infidelidad: “Existe una importante distorsión de las relaciones sentimentales y la
privacidad de los individuos que las conforman por el auge de las redes sociales”.
La radio pública estadounidense NPR publicó en 2014 los resultados de una encuesta
realizada a 70 refugios en los que se alojaban mujeres maltratadas. Casi 60 de ellos
afirmaron estar trabajando con víctimas controladas por sus maltratadores con este tipo
de aplicaciones. Unos 50 dijeron además atender a mujeres cuyas conversaciones habían
sido escuchadas a escondidas de forma remota. Ese mismo año un estudio realizado por
la organización Women´s Aid confirmó la misma realidad. Cuatro de cada diez
mujeres afirmaron que sus parejas o exparejas habían utilizado sus actividades en línea
para rastrear sus movimientos y controlarlas. Rubio, I. Ciberacosos. “Me controlaba. Vivía
con psicosis”: la experiencia de una mujer espiada a través del móvil. El País.
Recuperado de
https://elpais.com/tecnologia/2019/07/30/actualidad/1564504146_617610.html
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ANÁLISIS DEL ASPECTO BIOLÓGICO, PSICOLÓGICO Y SOCIAL.
CONCLUSIÓN
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REFERENCIAS: