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Dependiendo del país se conoció como Art Nouveau (Bélgica y Francia), Jugenstil
(Alemania y países nórdicos), Sezession (Austria), Modern Style (Reino Unido), Nieuwe
Kunst (Países Bajos), Liberty o Floreale (Italia) y Modernismo (España).
Es así que flores, hojas, tallos retorcidos, insectos, cabellos femeninos, rellenan
todo el espacio (horror vacui).
Entre los artistas más conocido de este movimiento encontramos nombres como
Víctor Horta autor de la Casa Tassel en Bruselas; Héctor Guimard que realizó las
entradas del metro de París; Otto Wagner en Austria a quien le debemos la Casa de las
Mayólicas; o, Joseph Maria Olbrich a quien debemos la autoría del Pabellón de la
Sezession en Viena. En Inglaterra este estilo tiene como representante a Charles R.
Mackinstosh creador de la Escuela de Artes Plásticas de Glasgow, donde la decoración
se ha reducido a mínimos en la fachada. Por último en España se hace necesario
mencionar a la figura más destacada de este movimiento, Antoni Gaudí, autor de obras
tan destacadas como la Sagrada Familia, la Casa Batlló o l Casa Milá.
Impresionismo:
El nombre de este movimiento surge a raíz de la crítica peyorativa de un crítico
de arte al ver el cuadro de Monet titulado “Impresión, sol naciente”.
Los principales representantes de este grupo fueron Monet conocido por sus
series de cuadros sobre la catedral de Rouen en los distintos momentos del día, sus
vistas del Támesis o sus tan recurridos cuadros de ninfeas o nenúfares; Camille Pisarro
autor de La mañana de invierno en el boulevard de Montmartre; Alfred Sisley, el
menos conocido del grupo; Renoir que destacó por la calidad decorativa de sus obras;
o Degas famoso por sus cuadros de bailarinas. El movimiento también contó con
mujeres entre sus filas como Berthe Morisot o la estadounidense Mary Cassat.
Gaugin:
Paul Gauguin fue un pintor post-impresionista que sentó las bases del arte
moderno. En vida nunca fue apreciado y una vez muerto fue considerado un clásico
intocable.
Al igual que sus colegas Van Gogh y Cezanne, Gauguin creó un nuevo lenguaje
que después adoptarían los jóvenes (y mejores vendedores) vanguardistas:
un novedoso y expresivo uso del color, el gusto por la simplicidad
del primitivismo, la audaz experimentación en todos los ámbitos y técnicas,
la bohemia y la intención de alejarse de lo establecido, lo que se podría calificar de
pura subversión.
La vida de Gauguin fue fiel a su leyenda. De París a Lima en su niñez, ahí empieza
el primero de sus muchos viajes. Una vez retornado a Francia, ingresa en la marina con
17 años donde da la vuelta al mundo. Después, otra vez en París, se hace agente de
bolsa obteniendo buenos ingresos que le permiten iniciar una colección de pinturas y
posteriormente empezar a pintar él mismo.
Poco después de su muerte, su figura sería reivindicada por los dos grandes
artistas modernos como Matisse y Picasso.
Procedente de una familia humilde, ya de niño dibujaba sobre las paredes con
trozos de carbón. Su carrera artística comenzó como pintor de flores sobre porcelana y
quizá eso influyera en la calidad decorativa que su obra tuvo siempre.
Con el tiempo accedió a la escuela de artes donde conoció a los que serían
compañeros de profesión y movimiento: Claude Monet, Frédéric Bazille y Alfred
Sisley… con quienes a menudo iba a pintar al aire libre.
Entre sus obras destaca El baile en el Moulin de la Galette, en la que logra una
total unidad entre la atmósfera y el movimiento, pero con la novedad de conseguirlo a
base de toques sueltos superpuestos, dando a todo el conjunto una vivacidad
extraordinaria. Así alcanza Renoir una vasta composición de complejidades en la que
una multitud se reúne en una unidad convincente e ingeniosa.
A partir de los años ochenta su pintura gira hacia una representación alegre de la
naturaleza saturada de fertilidad, a lo que contribuye su viaje a Argelia y a Italia, y su
pasión por Rubens. Desde entonces presta mayor atención a la línea y a la figura, y su
pintura recupera el aire decorativo, como muestra en Las bañistas.
PRÁCTICA
Impresión, sol naciente
2. Autor: Monet.
El disco rojo del amanecer proyecta sobre el agua unas intensas pinceladas de
color naranja. La marina aparece iluminada por una luz naranja que se filtra a través de
las nubes difuminando los perfiles de las cosas, y se refleja en las aguas de la bahía.
Barcos y grúas apenas se distinguen ya que lo importante no son los objetos sino la luz
y la armonía cromática de naranjas, rosas, grises y azules.
Apenas se intuye el lugar del horizonte: el cielo y el agua se han fundido en una
tonalidad única, violácea, interrumpida por las pinceladas con las que se trazan las
siluetas más oscuras de las barcas y las grúas portuarias.
La técnica utilizada es fruto de la espontaneidad e inmediatez que exige la
pintura al aire libre para captar una impresión fugaz de la naturaleza. Por ello, las
figuras están esbozadas de forma muy esquemática.
Lo que quería reflejar Monet es la impresión causada por la salida del sol; no
quiso captar una escena, sino una atmósfera. Se diría que la imagen pintada es apenas
el recuerdo de un parpadeo visual: es justo hablar aquí de una “impresión”.
Respecto a la composición del cuadro podemos decir que los pesos están bien
repartidos y los triángulos que forman las zonas frías y calientes en la zona del cielo, y
los delimitados por las barcas, en la zona inferior, producen una sensación dinámica
dentro de la quietud. Se combinan las líneas rectas verticales del velamen y
chimeneas, con las horizontales de los movimientos y reflejos del agua y, las curvas de
humos y el sol que dan variedad lineal a la obra. Los ritmos se producen por repetición
de formas muy semejantes como las barcas, los mástiles y las chimeneas. La repetición
de trazos naranjas en los reflejos del sol en el agua y los trazos violeta oscuros del
movimiento del agua.
Los jugadores de cartas
2. Autor: Cézanne.
Esta obra, realizada con la técnica del óleo entre 1894-1895, representa a dos
figuras que se sientan a ambos lados de una pequeña mesa sobre la que apoyan los
codos. Los dos hombres están concentrados en el juego, interesándose el maestro en
captar sus expresiones, y se presentan tocados con sendos sombreros típicos de las
clases sociales humildes de la Provenza y con ropas elegantes y sencillas. El personaje
de la izquierda aparece fumando en pipa y se ha identificado como Alexandre, el
jardinero del padre de Cézanne.
Una alta botella nos da paso hacia la cristalera del fondo, por la que se intuye un
abocetado paisaje. Esta botella de vino es el eje compositivo que separa la escena en
dos zonas de cierta simetría “asimétrica”. En ella se refleja la luz.
El protagonista del lienzo es EL COLOR que inunda todos los rincones de la tela.
Predomina un cromatismo armonioso que modela las formas. Encontramos
tonalidades ocres, beige, naranjas. La pincelada es muy suelta y abocetada, con ese
aspecto inacabado que ya encontrábamos en los impresionistas
La noche estrellada
Esta obra nos muestra una vista nocturna de Saint-Rémy. Concretamente es una
vista desde la ventana de su habitación en el sanatorio mental de esta localidad donde
se encontraba recluido desde el mes de mayo.
2. Autor: Gaudí.
La finalidad del edificio debía ser eminentemente religiosa, así como con la
intención de atracción de fieles y de exposición de la fuerza de la iglesia.
Siete años después estaban trazadas las líneas maestras de un proyecto grandioso
muy distinto del proyecto inicial: una iglesia con planta de cruz latina de cinco naves
con tres fachadas y una multitud de torres de diferentes alturas y contenidos
simbólicos, cuyo exterior Gaudí imaginó que se recubriría con azulejos y se pintaría con
policromía brillante. Se trata de una utopía arquitectónica colosal llena de
imaginación.