Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Francia Etienne Cabet (1788-1856), después de participar de manera activa en la revolución de 1830, formuló en 1840 una nueva ciudad igualitaria en su
novela utópica Viaje a Icaria. Esta obra fue publicada en Francia, después de la amnistia que se había aplicado un año antes y que le había permitido volver de
Inglaterra donde conoció a Owen. El libro es una crítica a la monarquía de Julio y describe un país imaginario, Icaria, y su capital, Icara. Esta ciudad es una
gran metrópolis que, contagiada por la utopía clásica, es circular y atravesada por un gran río que, desdoblándose, rodea a una isla también de forma circular.
La ciudad presenta una clara organización funcional.
A nivel social es regida por un comunismo integral y, tal como aparece en su folleto Réalisation de la communauté d’Icarie, debería contar con 10.000 o
20.000 hombres para llevar a cabo el programa. Esta propuesta se intentó implantar en Nauvoo, en Illinois, en Estados Unidos entre 1847 y 1858.
El conflicto con las realidades productivas y sociales contrarias, y la ingenua subestimación de los obstáculos materiales que se interponen en el camino de la
construcción de una sociedad socialista planificada, llevaron al fracaso inevitable de todas las tentativas de reforma puestas en práctica, en gran parte, en los
espacios libres del continente americano.
Los acontecimientos de Europa de 1848 borraron el valor ideológico de las propuestas de los socialistas utópicos, al quedar desmantelada la posibilidad de la
conexión entre las instancias políticas y urbanísticas, permaneciendo únicamente los movimientos políticos, el marxismo y el socialismo, ligados a una
estrategia general, pero contrarios (o no interesados) a plantear posibles ordenes espaciales diversos.
Nuestras ciudades hoy, son reflejo de las grandes transformaciones sufridas por la ciudad europea a partir de, más o menos, la segunda mitad del siglo XIX.
Hoy una parte del patrimonio urbano conservado, también algunas historias, e incluso la toponimia urbana en algunos casos, se encargan de recordarnos esa
ciudad anterior, anclada seguramente en la Edad Media, o incluso, a veces en épocas anteriores. Pero las grandes transformaciones desde 1850 no sólo fueron
físicas y sociales, sino que sobre todo, y para lo que aquí nos interesa, fueron también transformaciones en las maneras de conceptualizar la ciudad, sus
problemas y el abordaje de éstos, haciendo especial énfasis en el papel que ha jugado la técnica.
En 1850 el urbanismo pasó a ser considerado una ciencia social, con capacidad para poder resolver los problemas sociales. Y en esos momentos, la ciudad,
esta aglomeración que se estaba difundiendo por todo el mundo, que sufría los efectos multiplicadores que la industrialización imponía, concentraba una
parte importante de estos problemas.
URBANISMO FUNCIONALISTA
“El urbanismo funcionalista piensa a la Ciudad a través del maquinismo: cada parte debía cumplir
con una función. Se opone a la ciudad densa y caótica de las primeras épocas de la
Ilustración”. “Se entendía al espacio habitable de una familia como
una célula importante de la secuencia habitable: la casa y el barrio, el barrio y la ciudad, la ciudad y la región”
“El funcionalismo tuvo impacto en la clasificación de los sectores de las ciudades, pero también en la gestión. Y tuvo como correlato negativo que la
Ciudad hoy se gestione de manera fragmentaria. Además, esta mirada tecnicistas de la Ciudad excluye a quienes se desarrollan de manera precaria, informal, y
quedan al margen de los sectores oficiales que abarca la mirada funcionalista”
“Reducen los objetos a su sencillez más arquitectónica,
denominando sus casas como máquinas
prácticas para vivir en ellas" El “funcionalismo” urbano consistente en la absoluta
separación de las cuatro funciones esenciales: habitar, trabajar, recrearse y circular.
La ciudad ideal de Le Corbusier hace tabla rasa de las preexistencias históricas y combina rascacielos empresariales en el centro con condominios residenciales de mediana
densidad en la periferia, dispuestas sobre un espacio verde continuo y conectadas por rutas jerarquizadas en un sistema de “siete vías”, desde la autopista regional hasta la senda
peatonal, absolutamente segregadas entre sí. El asoleamiento garantizado para todos los habitantes, la eficiencia de las relaciones funcionales y el triunfo de las concepciones
industrialistas son el soporte conceptual de esta ciudad.
L'UNITÉD'HABITATIONDEMARSELLA(1945-52)
En todos ellos, Le Corbusier evita caer en el dogma funcionalista planteando una arquitectura más humana, rica en
significados, variada y plena de valores plásticos.
NOTRE-DAMEDEHAUTENRONCHAMP(1950-54)
En su libro más famoso Hacia una Arquitectura, Le Corbusier había establecido los principios en los que, según él, debía basarse la renovación
constructiva contemporánea.
La vivienda debía ser, ante todo, un engranaje técnico que cumpliera a la perfección su función de
residencia. La arquitectura no sólo tiene un sentido práctico, también posee una vertiente estética
derivada de su propia presencia física. La arquitectura es una actividad de dos caras: la técnica y la
artística.
Los principios fundamentales sobre los que
debería fundarse la nueva urbanística del
Funcionalismo, se resumen En la Carta de
Atenas publicada por Le Corbusier en 1941.
Así su forma se adapta a las condiciones paisajísticas de Marsella: terreno plano situado entre el horizonte del
mar y el perfil de las montañas con un clima suave que favorece la vida al aire libre. La edificación consta de un
bloque cúbico sobre pilotes, una cara ha sido cubierta con brise-soleil (parasol) y la otra con hormigón
visto y rugoso.
Así, Le Corbusier
dedicó los últimos
años de su vida
(1951-1965) al
diseño de la nueva
capital de la región
india de Punjab:
Chandigarh.
En esta ciudad Le Corbusier intentó aplicar sus principios urbanísticos: orden abierto, grandes bloques con funciones públicas, poca densidad, intercalación de espacios verdes, separación funcional de áreas públicas, productivas,
residenciales, de recreo, etc.) . Toda la ciudad está organizada en base a cuadrículas. En el cruce de las dos avenidas principales se encuentra el centro comercial, una gran zona verde cruza la ciudad, aunque cada bloque tiene su propia
zona verde.
Otro ejemplo del orden abierto fue el diseño de la ciudad de Brasilia.
Frente al modelo urbanístico
europeo, en Norteamérica se fue
imponiendo el modelo de Frank Lloyd
Wright.
Impulsó en los años 30 su idea de la Broadacre City una comunidad dispersa a lo largo del territorio norteamericano compuesta a base de parcelas de un acre (4.000 m. cuadrados), cada una con una casa unifamiliar. Está claro que dicha
concepción de ciudad que hubiera ocupado superficies descomunales era una utopía. Sin embargo, la huella de las ideas de Wright han influído decisivamente en la extensión suburbana de las ciudades norteamericanas mucho más extensa
que en las ciudades europeas.
El urbanismo de estos años tiene
como protagonista nuevamente a Le
Corbusier y a sus seguidores
Oscar Niemeyer
Lucio Costa