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(UASD)
Recinto San Francisco de Macorís
Informe
Intoxicaciones agudas/intoxicaciones por insecticidas
Sustentado por
Presentado a
Dr. Ramón A. Jiménez Martínez
Introducción
El control del paciente con una intoxicación aguda comprende seis fases
secuenciales:
Medidas de emergencia.
Evaluación diagnóstica general.
Estrategia terapéutica: A-B-C-D-E toxicológico.
Tratamiento específico.
Período de observación: tratamiento y controles de mantenimiento.
Aplicación de medidas correctoras: psiquiátricas y sociales.
Medidas de emergencia:
Se basan en la restauración y el mantenimiento de la vía área.
Ventilación.
Circulación.
Generalmente no es necesario en la mayoría de las intoxicaciones agudas
debido a que las funciones vitales no están afectadas.
Evaluación diagnostica general:
Anamnesis:
Se interroga el paciente o, si no es posible, sus familiares o acompañantes. Debe
recogerse cuanto antes la máxima información referente al episodio, investigando
fundamentalmente:
El nombre del toxico y la cantidad administrada.
El tiempo transcurrido desde su administración.
La vía de entrada del toxico en el organismo.
Los antecedentes personales relacionados con patología psiquiátrica o con
intoxicaciones previas.
Las causas que han originado la intoxicación aguda.
Exploración física:
Valoración del A-B-C: (vía área, ventilación, y circulación).
Valoración neurológica:
Estado de conciencia y focalidad neurológica.
Coexistencia con otras lesiones, como traumatismo craneoencefálico.
Tamaño y reactividad pupilar: midriasis (cocaína, anfetaminas,
antidepresivos tricíclicos, fenotiacinas, etc.) y miosis (opiáceos,
organofosforados, tricloroetano, etc.).
Exploración general:
Inspección del paciente:
Coloración de la piel: rojo cereza en la intoxicación aguda por monóxido de
carbono, cianosis achocolatada en la causada por tóxicos
metahemoglobinizantes.
Presencia de ampollas cutáneas: barbitúricos, monóxido de carbono.
Sudoración intensa: salicitatos, organofosforados, etc.
Exploración de la cavidad bucal: causticacion, etc.
Aliento del paciente a betún (cianidas), insecticida (paration), (tetracloruro de
carbono), almendras amargas (cianuro), olores característicos (éter,
trementina, gasolina, etc.).
Auscultación cardiorrespiratoria: debe detectarse la existencia de
arritmicidad de pulso o signos de edema pulmonar.
Exploración abdominal: encaminada a descartar abdomen agudo.
Exploración de las extremidades: lesiones por picadura o mordedura de
arácnidos y reptiles, presencia de edema muscular por síndrome
compartisentimental secundario a rabdomiolisis en pacientes que pertenecen
en coma o inmóviles durante periodos prolongados.
Exploraciones complementarias:
En la consulta de urgencias deben realizarse:
Determinación de glucemia mediante tiras reactivas.
Gasometría arterial.
Electrocardiograma.
Determinación cualitativa rápida de tóxicos en orina, mediante métodos de
lectura automatizada (paracetamol, cannabis, anfetaminas, metanfetaminas,
barbitúricos, benzodiacepinas, cocaína, opiáceos, y antidepresivos
tricíclicos) o similares. Solo está indicada en pacientes con alteración del
estado de conciencia o sospecha de intoxicación medicamentosa, de
etiología desconocida. Únicamente indica la posible existencia de tóxicos en
el organismo, y sus importantes limitaciones hacen que sus resultados
tengan que ser siempre confirmados por test cuantitativos de laboratorio, más
precisos.
Recogida de muestras de líquidos, sangre y orina, para estudio toxicológico
completo cuando este indicado: imperativo legal, implicaciones médico-
legales, coma de origen desconocido y aquellas intoxicaciones en las que el
conocimiento de sus concentraciones plasmáticas puede originar un cambio
en la actitud terapéutica. Se extraen 60 ml de aspirado gástrico o vómito, 50
ml de orina, 10 ml de sangre coagulada y 5 ml de sangre heparinizada (solo
para alcoholemia).
Remitir al laboratorio o radiología las siguientes peticiones:
Hematimetría con formula y recuento leucocitarios.
Bioquímica sanguínea.
Orina completa con sedimento.
Estudio de coagulación.
Radiografías posteroanterior y lateral de tórax, y simple de abdomen.
Tomografía computarizada craneal.
Criterios de ingreso:
Todo paciente que presente una intoxicación aguda debe ingresar en el hospital
durante un tiempo mínimo de 12-24 horas desde la administración del tóxico,
aunque este período varía según la situación clínica del paciente, el tipo de tóxico y
la aparición de complicaciones. El ingreso se realiza en el área de observación del
servicio de urgencias o en una unidad de cuidados intensivos, en función de la
gravedad del proceso y del riesgo potencial del tóxico.
Vía conjuntival: Se irriga el ojo afectado con solución salina fisiológica o agua
durante 15-30 minutos, mientras se insta al paciente a parpadear
continuamente.
Vía cutánea: Se retiran las ropas impregnadas de tóxico y se lava la piel con
abundante agua fría o ducha, como en la intoxicación por organofosforados.
Otras intervenciones específicas para la exposición de la piel a tóxicos son
la administración, entre otros, de gluconato cálcico en la exposición a ácido
fluorhídrico; sorbitán polioxietileno en el contacto cutáneo con pegamentos
instantáneos; o aceite mineral ante el contacto de la piel con sodio elemental.
Los dos métodos para conseguirlo son los siguientes: Jarabe de ipecacuana
por vía oral. Se utiliza en dosis de 30 ml diluidos en 250 ml de agua, que
puede repetirse a los 20 minutos si no surte efecto. Si después de la segunda
dosis no se ha provocado el vómito, se practica un lavado gástrico.
Apomorfina (plumas precargadas de 3 ml con 30 mg) en dosis de 1,5 mg/kg
(10,5 ml, aproximadamente, para un paciente de 70 kg) por vía intramuscular
o subcutánea. Actúa en 3-6 minutos. Aspiración-lavado orogástrico:
Indicaciones. En la actualidad esta técnica no tiene indicación en las
intoxicaciones agudas de forma sistemática. Está indicada ante la presencia
de coma (previa intubación endotraqueal), crisis convulsivas o shock, y en la
intoxicación aguda por litio o sales de hierro, incluso con ingestión muy tardía
(<24 h), en pacientes conscientes que no responden al jarabe de ipecacuana.
La primera instilación debe realizarse con carbón activado, con objeto de que
en las siguientes el tóxico que se desplace al tracto digestivo distal vaya
unido a este adsorbente y no de forma libre. Se ha demostrado que la
administración de carbón activado antes y después del lavado consigue
mejores resultados que cuando solo se administra después de completado
el lavado orogástrico. Retirar la sonda pinzándola previamente o con
aspiración simultánea, para evitar el paso de contenido gástrico al árbol
bronquial.
E. Eliminación potenciada del tóxico: Catárticos Actúan reteniendo agua por
efecto osmótico y aumentando el peristaltismo intestinal. Los más utilizados
son el sulfato sódico cristalizado y el sulfato magnésico. Se administran en
dosis de 30 g por vía oral diluidos en 300 ml de agua, y puede repetirse cada
4 horas hasta un máximo de tres dosis. Están contraindicados en los estados
de shock y en la ingestión de cáusticos. Su indicación fundamental es la
administración de una sola dosis inicial aislada junto con el carbón activado,
como anteriormente se ha mencionado.
Indicaciones: Pacientes que han ingerido tóxicos que no son bien adsorbidos
por el carbón activado, cuando fracasa el tratamiento con carbón activado,
ante la ingestión de grandes cantidades de comprimidos, que no pueden
evacuarse con el vómito o el lavado gástrico: tabletas de hierro, paquetes de
cocaína, viales de crack o bolas de plomo e intoxicación por otros tóxicos
frente a los que se ha demostrado la utilidad de este tipo de solución, como
verapamilo y paracetamol. Contraindicaciones: Pacientes con disminución
del estado de conciencia, excepto si previamente son intubados, obstrucción
intestinal, tanto mecánica como paralítica y hemorragia o perforación
intestinal. Efectos secundarios: náuseas, vómitos, diarrea y alcalosis
metabólica leve.
TRATAMIENTO ESPECÍFICO
Periodo de observación:
Consiste en dar seguimiento a las medidas terapéuticas vigilancia para observar
signos de intoxicación no adversos iniciales.
Medidas correctas:
Consiste en aplicar medidas psiquiátricas y sociales que permitan corregir las
alteraciones que motivaron la intoxicación.
Exploraciones complementarias:
TRATAMIENTO
Medidas generales
Colocar al paciente en decúbito lateral izquierdo, ligeramente en posición de
Trendelenburg, con el cuello extendido, para reducir el riesgo de
broncoaspiración, mantener permeable la vía aérea, y disminuir el vaciado
gástrico y la absorción del tóxico.
Suele ser necesario aplicar soporte ventilatorio, ya que el paciente presenta
rápidamente disminución del estado de conciencia, abundantes secreciones
e insuficiencia ventilatoria por parálisis de la musculatura respiratoria.
Canalización de una vía venosa periférica, e infusión rápida de 2 litros de
solución salina fisiológica, ya que esta intoxicación origina importantes
pérdidas gastrointestinales.
Si la intoxicación se ha producido por absorción cutánea, se retiran todas
las ropas y se lava la piel con agua y jabón alcalino durante 30 minutos.
Posteriormente se realiza un segundo lavado de la piel con alcohol etílico.
Si el tóxico ha sido ingerido y ha transcurrido menos de 1 hora desde su
ingestión, se procede al lavado gástrico y a la administración de carbón
activado (frascos de 200 y 400 ml con 125 mg/ml, es decir, con 25 y 50 g),
en dosis de 1 g/kg.
Si el tóxico ha sido inhalado, la administración de teofilinas para el
tratamiento del broncoespasmo está contraindicada.
La actividad convulsiva se yugula administrando midazolam o diazepam por
vía intravenosa.
La alcalinización de la orina puede ser efectiva en esta intoxicación, aunque
no existen pruebas suficientes de ello.
Tratamiento específico
Se basa en la administración de ampollas de atropina de 0.5 a 1mg, este es
el antídoto específico para esta intoxicación para controlar los síntomas
muscarinicos.
En dosis de 1-3 mg vía intravenosa en función de la gravedad de los
síntomas.
Los efectos cardiorrespiratorios son los que ponen en riesgo la vida del
paciente, antes de administrar atropina el paciente debe estar bien
oxigenado, ya que la hipoxemia puede precipitar una fibrilación ventricular.
Se administran vasodilatadores con actividad adrenérgica cuando la atropina
y los líquidos no están respondiendo a la hipotensión.
En intoxicación con paration se administra ampollas de pralidoxima de 10ml
con 200mg, vía endovenosa.
Las intoxicaciones agudas constituyen actualmente una urgencia médica que exige
un máximo de atención ya que en la mayoría de los casos surgen de una forma
inesperada, y los trastornos orgánicos y funcionales que se presentan
evolucionando rápido a formas graves que pueden provocar la muerte al paciente.
Los antídotos desempeñan una importante función en el tratamiento de las
intoxicaciones. Aunque en muchos casos es posible devolver la vida al sujeto
intoxicado y estabilizar sus funciones orgánicas mediante un buen tratamiento de
sostén y ciertas técnicas de eliminación del toxico, el uso apropiado de antídotos y
otros agentes permite activar considerablemente la eliminación y contrarrestar los
efectos nocivos de este.
Bibliografía
Jiménez Murillo L., Montero Pérez F.J. Medicina de Urgencias y Emergencias. 6ta
ed. España: Elsevier; 2018.