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Carta a Simone

MARTA LAUDANI·LUNES, 9 DE ENERO DE 201711 veces leída

Querida y bienleida Simone:

No podía menos que recordarte hoy en el aniversario de tu natalicio y aprovechar para


agradecerte e interrogarte a la vez. Desde “El segundo sexo” que significó un bastión teórico
para el feminismo me planteo cuantas herramientas nos brindaste y a su vez me pregunto
como es que nos quedamos encerradas en una perniciosa trampa dialéctica.

Si bien colabora en la elaboración –parcial y segmentada- sobre la condición social de la mujer


( las distintas características de la opresión masculina y la exclusión de los procesos de
producción y confinando al hogar y a las funciones reproductivas a la mujer) este planteo
genera un rechazo intrínseco a los saberes y funciones y éstas se ven reemplazadas por la
contratación de servicios mas que por una equitativa distribución intergeneros de las tareas. Es
decir que la mujer de clase alta contratará a una media instruida para que realice por ella
múltiples funciones de crianza o cuidados y a una de clase obrera para el mantenimiento
hogareño. La mujer de clase media contratará a una mujer de clase obrera para que limpie su
casa y cuide sus hijos o sus mayores mientras que la mujer de clase obrera dependerá
generalmente de la solidaridad y sus vínculos comunitarios para que alguien vele por su prole,
si tienen suerte. Si cualquiera de ellas tiene pareja masculina y colabora, es una celebración. En
general no lo consideran una responsabilidad, sino un favor.

Que alguien eduque, juegue, entretenga a los niños, organice fiestas de cumpleaños, tardes de
pintura, lave la ropa, tienda las camas, cocine la cena, arregle el enchufe, arme un mueble y
planifique los viajes familiares pasan ahora al ámbito de los servicios. No distribuimos
responsabilidades, alimentamos el sistema de opresión de clases, nada mas. Estamos
indefectiblemente atados al sistema que sabemos es el responsable de las circunstancias de
opresión y nos recortamos los saberes y capacidades que nos permiten resistir a la
dependencia económica de ese mismo sistema…irónico, no?

La lucha para la emancipación de la mujer es paralela a la lucha de clases y el principal


problema que debemos afrontar no es ideológico sino económico. Se nos plantea como esas
condiciones materiales están determinadas muchas veces por un feminismo que termina
siendo colaboracionista del sistema, con un enfoque individualista y de clase haciendo
universal lo que es solo válido para el burgués con cargo de conciencia o sea el progresismo
libertario sin que sus condiciones puedan homologarse a quienes limpian sus traseros.

No encuentro respuestas Simone, de momento tan solo preguntas. Ya que yo misma, no salgo
de este esquema. Hay un elemento cultural que hemos olvidado, obviado o salteado y no
damos con la tecla. Gracias por tanto, perdón por tan poco.

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