Está en la página 1de 2

Estévez Juárez Andrés Manuel 628

El feminismo desde un punto de vista masculino

Diagnóstico inicial

En la sociedad las desigualdades de género están presentes en todos lados, las


vemos en la televisión, en la publicidad, las escuchamos en la música, se
encuentran en los hogares, las escuelas, el trabajo y en cualquier lado al que
vayamos. Están tan arraigadas a nuestra vida cotidiana que a veces es imposible
no reflejarlas, porque así lo hemos aprendido desgraciadamente. Es difícil
diferenciar y darnos cuenta de nuestras acciones, debido a que muchas veces las
hacemos por instinto y no nos damos cuenta de que seguimos repitiendo patrones
que hacen más grande el problema.

El feminismo surge a partir de este problema, con la misión de buscar una


igualdad entre hombres y mujeres.

Análisis del tema

Es cierto que anatómicamente existe una disparidad, no significa que dejemos


unos u otros de ser seres humanos con los mismos derechos. Sin embargo, la
estructura social patriarcal que ha sido construida desde siglos atrás impide que
esta igualdad sea alcanzada. El patriarcado se refiere a la organizacion en función
de la dominación de los varones y denomina a nuestra sociedad en lo económico,
político, social, religioso y cultural.

Es debido a esta forma de pensar que el feminismo podría llegar a ser


considerado un ataque a la sociedad, porque la ideología patriarcal se encuentra
de por medio, y es aquí cuando el tablero se divide en dos, los que están a favor y
los que están en contra (como siempre) que vendrían representando al bando
conservador, que busca mantener y defender los ideales y actitudes del
patriarcado; y el transformador, que pretende alcanzar la igualdad entre hombres y
mujeres.

Y a todo esto, ¿qué representa para los varones que las mujeres tengan las
mismas oportunidades que nosotros? acaso seria ¿rebajarnos? ¿el fin de nuestra
existencia? La respuesta es obvia y claramente no sería así, al contrario,
significaría un avance como humanidad, y se trata meramente de reconocimiento,
aceptar que nuestra contraparte femenina tiene las mismas capacidades,
oportunidades y derechos que nosotros.
Estévez Juárez Andrés Manuel 628

Existe un factor que obstaculiza alcanzar la igualdad de género, y se trata de la


enajenación, este término se refiere al hecho de que los individuos permanezcan
encadenados al objetivo económico y a la actitud ideológica de la sociedad
capitalista. El objetivo económico busca obtener una ganancia mediante la
explotación de los recursos, para generar productos (satisfactores) y así fomentar
el consumismo, busca también el poder mediante el acumulamiento de capital,
esto genera en la sociedad una actitud individualista, competente, egoísta. Esto
significa que la persona que tenga mejor capital va a tener también un mejor
estatus y una mejor posición social.

Según la estructura social patriarcal el hombre es el que debe de llevar el


sustento, es el que tiene que salir a trabajar para poder satisfacer las necesidades
de su familia, mientras la mujer cuida del hogar y de los hijos. Este escenario
“ideal” nos deja que el hombre es exclusivamente el que tiene el control del dinero,
de su administración y del uso que se le da, por lo tanto, el hombre es el que tiene
el control en la familia, el patriarca.

La construcción de roles ha estado presente desde el inicio de las civilizaciones


humanas y desde hace más de diez mil años la mujer se encuentra en segundo
plano, no se le ha tomado en cuenta como debería, fue hace apenas menos de
cien años cuando se le concedió el derecho a votar a mediados del siglo XX.

Actualmente para nosotros es muy común ver a las mujeres en las escuelas, sin
embargo, antes no tenían si quiera el derecho para leer un libro, porque el
conocimiento era exclusivo para los varones y no estaban lo suficientemente
preparadas para ejercer una profesión. Hoy en día cuando una mujer entre al
mundo laboral resulta que esta visión negativa persiste en el ojo de la sociedad, y
la estigmatizan, provocando que no pueda obtener puestos altos en las empresas
o que reciba un sueldo menor que el de un hombre por el mismo trabajo realizado.

Conclusion

Es cierto que se trata de una revolución, pero esto no quiere decir que esto sea
malo o incorrecto, simplemente que es necesario un cambio. El reconocimiento de
la fuerza y la capacidad de las mujeres es el primer paso para una sociedad de
igualdad y de respeto y a nosotros como hombres no nos perjudica en nada, al
contrario, nos convertiríamos en mejores personas.

También podría gustarte