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OBSERVACIÓN DE SESIONES DE

APRENDIZAJE
Respondemos a las siguientes interrogantes
¿Por qué observar las sesiones de aprendizaje?
¿Qué observar?
¿Cuándo y cuánto observar?
Desarrollamos

1. La observación en las instituciones educativas

La observación constituye una práctica frecuente en las Instituciones Educativas. Por ejemplo, cuando
los maestros observan a un alumno para detectar cambios en su comportamiento habitual, ante alguna
situación conflictiva o novedosa ocurrida en su vida familiar cotidiana (fallecimiento de un familiar directo,
separación de los padres, pérdida del trabajo, mudanzas, etc.), o con la idea de descubrir algo que explique
el rendimiento educativo, o la conducta social del niño en la escuela (sus riñas permanentes, o el aislamiento
de sus compañeros). Continuamente los alumnos son observados por los maestros en el aula para evaluar
su aprendizaje, sus dificultades, sus formas de resolver y organizar la tarea. Pero los alumnos no son los
únicos depositarios de la mirada atenta de los otros. Los docentes también son observados por los
directores y, ocasionalmente, por los supervisores con la intención de evaluar su desempeño docente y de
controlar el cumplimiento de las pautas establecidas, el avance del currículum escolar y el logro de las
competencias del área.

Como señala Anijovich (2009) en las instituciones educativas, generalmente el uso de la observación
ha estado asociado a los procesos de evaluación y control, actitud que debe ser totalmente diferente porque
se requiere que el futuro docente realice acciones de observación con sentido de aprendizaje.

Por su parte, durante la formación docente inicial los períodos de observación que preceden a las
prácticas han tenido históricamente la intención de «modelar» la actuación de los futuros docentes, de servir
como ejemplo y orientación. Se suponía que los docentes en formación aprendían mediante la observación
de las conductas de maestros más experimentados que luego debían imitar cuando estuvieran a cargo de
una clase. Sin embargo, pronto se constató que el aprendizaje de la práctica rebasa la simple observación y
que, si ésta no es acompañada por procesos posteriores de análisis sistemáticos y reflexivos, no es de gran
ayuda ya que pueden interiorizarse de manera acrítica patrones de enseñanza que es necesario modificar o
mejorar, si es necesario.

2. ¿Por qué observar las sesiones de aprendizaje?

Es posible afirmar que la observación de aula es más


que una percepción: se trata de que el practicante inicie el
conocimiento del proceso de aprendizaje, se inicie en la
identificación de los procesos pedagógicos, conocer la
brecha entre la propuesta curricular del centro educativo y la
implementación curricular que se realiza. Es preciso definir
claramente el propósito de la observación, ya que éste define

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y da sentido a todo el proceso. Si bien es cierto que tradicionalmente la observación se ha asociado a la
“evaluación” del desempeño, circunscribirla a sólo este proceso es limitar las posibilidades que puede
ofrecer esta importante técnica de recogida de información. Para el futuro docente, la práctica de
observación le servirá como una experiencia muy significativa porque va a ser su inicio en el contacto con
alumnos en el aula, y más le servirá como parámetro para sus posteriores participaciones.

3. ¿Qué observar?

De acuerdo con Casassus (2003), el desempeño escolar es resultante de un conjunto complejo de


efectos combinados. Según el autor estos procesos serían:

• El ambiente emocional que se vive hacia el interior del aula y que es percibido por los alumnos.
• Las expectativas (altas o bajas) del profesor con referencia al desempeño de los alumnos.
• Gestión inclusiva de prácticas pedagógicas, que atiende la diversidad, sin segregación y con un estrecho
seguimiento y supervisión.
• Los procesos pedagógicos desarrollados en la construcción de aprendizaje.
• Las estrategias docentes y de los alumnos para hacer más efectivo y significativo el aprendizaje.

4. ¿Cuándo y cuánto observar?

Cualquier opción que se adopte con relación a los propósitos de la


observación y respecto a quienes estén involucrados en este proceso
tiene consecuencias en los procedimientos. La confiabilidad y legitimidad
de la recogida de la información dependerá básicamente de la reflexión y
el análisis del proceso que lleva esta práctica, en un contexto definido y
con criterios claros de los momentos o situaciones a observar.

Por tanto, frente a la inquietud de cuándo y cuánto observar, se hace


necesario tomar decisiones con respecto a:
• Instrumentos que se utilicen.
• Tiempo y frecuencia que va a durar la observación
• Momento de inicio y finalización de los períodos de la observación.
• Situaciones en las que se va observar.
• Cantidad de participantes involucrados en el proceso de observación.

Una adecuada recogida de datos implica un registro y una codificación correcta de éstos. Se
recomienda entonces considerar lo siguiente:

• Se debe observar en unidades de tiempo establecidos previamente, clases continuas, etc.


• Buscar la máxima representatividad de los momentos observados en relación a la práctica habitual. Por
ejemplo, observa una clase desde el inicio hasta el final de la misma.
• También se recomienda observar clases (dos o tres clases) con el mismo docente que permitan verificar
regularidades en las prácticas docentes.
• Es posible recomendar; además, que se puede observar aspectos específicos y no todos los elementos
de una clase (activación, manejo de conflictos, organización de los alumnos, etc.).

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• Es importante considerar que las posibilidades y frecuencias de observar la sesión de clase está
relacionada con la disposición del docente encargado y la autorización del director de la institución
educativa.

5. Perfil del observador

Entre los requisitos necesarios que el estudiante practicante debe cumplir para poder observar la
sesión de aprendizaje u otros escenarios se pueden destacar los siguientes:
• Asistir correctamente uniformado.
• Ser puntual y responsable al ingreso y durante el proceso de
observación.
• Manejar el instrumento que se utilizará para recoger la
información.
• Habilidades comunicativas asertivas.
• Conocimiento del desarrollo psicológico de los niños y adolescentes.
• Conocimiento de modelos curriculares.
• Conocimiento de concepciones de enseñanza y aprendizaje.
• Empatía.
• Capacidad de autocrítica reservada.
• Capacidad de coordinación y entendimiento.

La observación es un método empírico de investigación que se utiliza con mucha frecuencia en la


mayoría de los modelos de evaluación del desempeño docente. Su amplio uso se justifica por la necesidad
de analizar las características del desempeño del maestro en su contexto, lo que evita realizar inferencias
subjetivas acerca de lo que verdaderamente acontece en una sesión de aprendizaje.

Esta modalidad de recolección de información sobre el desempeño del docente durante el desarrollo de
una sesión de aprendizaje ha tenido históricamente varios enfoques paradigmáticos:

• El paradigma PROCESO-PRODUCTO se define como la relación entre lo que los docentes hacen en el
aula (proceso de enseñanza) y lo que sucede con sus alumnos (productos del aprendizaje).
• El paradigma MEDIACIONAL se centra más en la enseñanza que en el aprendizaje y considera a la
primera como un proceso tecnológico de resolución de problemas. Los defensores de este enfoque
consideran que la eficacia del trabajo docente se asocia a su capacidad para diagnosticar los problemas
de aprendizaje de los alumnos, elaborar estrategias para darle solución y contrastar su efectividad en la
práctica.
• El paradigma ECOLOLÓGICO caracteriza la vida del aula en términos de intercambios socioculturales y
por lo tanto utiliza esencialmente una metodología cualitativa en la medición de la efectividad del
desempeño del maestro. Este enfoque plantea que lo que sucede en cada aula es un fenómeno único
que puede entenderse sólo bajo condiciones relativamente idiosincráticas.
• El paradigma PROCESO-RESULTADO se asume en el presente documento como aquel con mayores
posibilidades de dar cuenta de lo que sucede en el aula con los procesos anteriormente descritos, aunque
toma de los otros dos elementos pertinentes para la interpretación de la observación.

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Recomendaciones importantes para el observador.

Según Martínez, 3 existen tres momentos importantes a considerar:


1. Antes de la observación.
• Tomar acuerdos con el docente sobre cuándo, cómo, por qué y para qué se observará.
• Dar a conocer los instrumentos y criterios sobre los que se observará.
2. Durante la observación.
• Asumir el rol de invitado en la clase.
• Pasar lo más desapercibido posible.
• Registrar lo que sucede, evitando emitir juicios de lo observado.
• Agradecer al profesor su colaboración.
3. Después de la observación.
• Analizar los porqués de las decisiones y comportamientos del profesor en la clase, o de
emplear tales o cuales recursos.
• Retroalimentar al profesor, dando opiniones fundadas técnicamente. El objetivo es que
el profesor se sienta animado y estimulado a mejorar su práctica y que no experimente
intimidación u hostigamiento, sino que encuentre un sentido constructivo a la práctica de
ser evaluado y retroalimentado.

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