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El presente ensayo tiene la intensión de explicar lo planteado en el libro


“Escuela tolteca” en primer lugar, en la introducción, el libro nos habla acerca de
una verdad muy importante, los presupuestos de los países desarrollados y
subdesarrollados, a excepción de algunos , son muy pequeños para el desarrollo
de la educación, dejando a ésta en una situación olvidada, desvalorizada, que en
estos momentos atraviesa por una situación muy difícil en general, tras desastres
naturales, políticos y bilógicos tampoco se garantiza que todos tengan acceso ala
educación inclusiva, equitativa y de calidad.

Aunada a esta situación se confunden dos términos cuyos principios son


muy diferentes, por un lado, la educación transmite valores, mientras que la
instrucción, que parece ser el proceso que se encuentra actualmente en las
escuelas es una transmisión de conocimientos. Personalmente considero que es
importante que los profesores sepan que es necesario no confundir también el
término valores y el fanatismo religioso, pues también es necesario brindar una
educación laica, gratuita y obligatoria.

La educación ha dejado de ser, en función de la autorrealización, pertenece


a estructuras de poder que actualmente dan a la educación el objetivo de instruir
para el trabajo, dicho esto, el autor nos dice que:

A partir de la Revolución Industrial, la educación ha ido perdiendo


terreno frente a la instrucción. El utilitarismo, el pragmatismo y el
individualismo se han impuesto, sobre el sentido humanista, espiritual y
comunitario.

Sólo habrá que recordar el origen de las escuelas secundarias técnicas,


personalmente me dio mucha impresión saber que su principio era formar mano
de obra barata tras el descubrimiento de la venta de combustibles, el factor de la
globalización, el mundo hiper conectado, con la sociedad de la desinformación; el
mundo se ha convertido en un lugar donde el consumo, la violencia y las nuevas
formas de socializar nos orillan a convertirnos en personas individualistas,
mientras el espíritu comunitario cesa.
A. Martínez nos dice que:

Es un hecho que el mundo cambió luego de las hecatombes del siglo


XX. El agotamiento de la educación no estuvo ajeno a esta transformación
que puede identificarse desde tres rasgos distintivos: la derivada de la
crisis, la mundialización de las relaciones y el enfoque sistémico.
Detengámonos un poco en esta tríada nominal susceptible de
argumentación analítica.

Particularmente en México contamos con una educación milenaria,


sin embargo, estos no han podido perpetuarse ya que, la educación se
maneja desde miradas occidentales, que lejos de apoyar nuestras
cosmovisiones, no permiten reflejarnos en esos modelos educativos que no
pueden llevarse a cabo debido a nuestras condiciones.

Como punto de partida, se debe considerar a La Civilización del


Anáhuac como el lugar que habitamos, desde el norte de lo que son los
Estados Unidos, hasta Nicaragua en la parte sur, siendo la suma de
muchas y diversas naciones, la consideración más importante se deniega
en los periodos preclásico, clásico y postclásico, clasificándoles por su
similitud en la matriz filosófica, religiosa y cultural, llamada Toltecáyotl. Al
primero le llamaron formativo olmeca, esplendor al tolteca y decadente
mexica.

El colonialismo ideológico que inició hace más de quinientos años da como


resultado una crisis existencial. Somos un pueblo mal alimentado y al que
se le ha destruido su conocimiento y se le ha mentido sobre su historia.
Desde la llegada de los españoles la sabiduría que sustentó a la civilización
del Anáhuac ha vivido de manera clandestina. Es hasta la fecha el
conocimiento más negado, tal vez, porque si reconocen que nuestros
abuelos anahuacas ya tenían un conocimiento elevado y sofisticado del ser
humano, el mundo y el universo, eso significaría admitir que se ha cometido
una de las mayores injusticias humanas, pues se ha negado y se ha tratado
de destruir a una de las seis civilizaciones más importantes y antiguas de la
humanidad. Es más fácil inventar que la “nación” y “su historia” empieza
con la llegada de los europeos y que la cultur predominante es la mexica.

Es así como se le denomina México al territorio, dejando como único


referente la cultura mexica o azteca, y en ese sentido, esta civilización sólo
tuvo el poder a partir de Moctezuma Ilhuicamina en 1440 y su poder se
fundamentó en la transgresión de la sabiduría y enseñanza de Quetzalcóatl.

Se invisibilizan pues, muchos pueblos, civilizaciones, idiomas,


tradiciones, rituales, ceremonias, que existieron y perduran hasta nuestros
días, siendo desplazados por la cultura mexica que vivió muy poco tiempo
en el poder, en un momento histórico que tiene la característica de
encontrarse en la decadencia de la civilización, es por eso que se
consientes del lugar que nos encontramos El Anáhuac.
La Toltecáyotl se puede traducir como “El conjunto más elevado de
creaciones de los toltecas” un ideal, algo no acabado algo que se debía
seguir construyendo día a día, por ende, los habitantes del Anáhuac
lucharon todos los días para alcanzar “el equilibrio de los cuatros rumbos de
la vida”, el aspecto espiritual con el aspecto material, y el aspecto racional
con el intuitivo, que se representan con una imagen llamada la “Cruz de
Quetzalcóatl.

Todas las culturas tienen sus ideales. Los griegos, mente sana en
cuerpo sano; los chinos, vivir muchos años y ser sabios; la cultura hindú, el
desapego; sin embargo, los ideales de nuestros tiempos en México es el
éxito, el cual implica cosas tan superficiales como tener recursos para
adquirir mercancías que otro ya está haciendo para mí, estatus de
educación y cultural, pero no integral sino en una sola rama. Lo anterior nos
lleva a valorar los ideales de nuestros antepasados y pensar en su vigencia
actual

La filosofía toltecayotl incluye el arte de enseñar y aprender de los


hombres y mujeres. A vivir con respeto, amor, equilibrio, sabiduría,
conciencia, voluntad, memoria histórica y sobre todo, vivir dignamente en
colectividad. Para lograr sus objetivos trabajaron arduamente
aproximadamente cinco mil ochocientos años durante los cuales se fueron
creando los 4 grandes pilares que componen la pirámide del desarrollo
humano: sistema alimentario, de salud; educativo y de organización social.
El sistema alimentario, base de esta pirámide abarca aspectos como
la domesticación de las plantas, la invención del maíz (base de la
alimentación, herencia para todo el mundo e ingrediente principal de más
de 600 platillos), los sistemas de riego, un conocimiento amplio de especies
de animales, vegetales y minerales que se conjuntaron para crear los más
variados, nutritivos y exquisitos platillos. Pero sobre todo la autosuficiencia
alimentaria que deberíamos añorar, ya que actualmente, a nivel país no
producimos maíz y frijol, que son la base de nuestra alimentación y a nivel
individual no somos capaces de tener, en macetas por lo menos, cilantro,
perejil, chiles o mejor aún, nuestros huertos familiares que contribuyan al
mejoramiento de la cantidad alimentaria y a la generación de ingresos o
disminución de gastos.
El Sistema de Salud, al igual que el alimentario, se baso en el
variado conocimiento de herbolaria, plantas, animales, insectos, minerales y
del estudio del cuerpo humano, su salud dependía de su sistema de
alimentación y al ser esta buena, aquella también lo era. A nosotros nos
sucede lo contrario, ya que al tener una mala alimentación con el consumo
excesivo de “comida rápida” y “comida chatarra”, nuestra salud se daña al
incrementar el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares
(hipertensión, derrames cerebrales, infarto) y diabetes, ya sea que la
persona tenga exceso de peso o no, y que además nos tiene en uno de los
primeros 5 lugares de obesidad en el mundo.
La educación tolteca sobresalió gracias a que en este lugar se
desarrolló un sistema educativo, público, obligatorio, y gratuito, durante por
lo menos tres mil años consecutivos, que, debido a la colonización mental y
física de nuestros pueblos, se ha negado y distorcionado, ha sido borrada
de la historia desvalorizándola por completo. Sin embargo, podemos
asegurar que esta civilización se mantuvo, gracias a su educación , pues
gracias a ella lo referente a los otros sistemas de su pirámide de desarrollo
humano pudieron enseñarse a las nuevas generaciones.

Vale la pena echar un vistazo a lo que nos muestra este libro, ya que
nos hace crear conciencia de muchas filosofías que ahora se nos muestran
como algo nuevo, como la alimentación libre de transgénicos, y que los
habitantes del Anáhuac ya practicaban. Como consecuencia de esa buena
alimentación y de sus vastos conocimientos de herbolaria, aprendidos por
medio de la educación gozaban de una la buena salud, eso implicaba un
círculo en el que descubrían algo, lo compartían y beneficiaba en muchos
aspectos de la alimentación y la salud y a partir de un conocimiento nuevo,
se generaba otro y así sucesivamente. La educación estaba totalmente
inmersa en el tejido social, cada saber tenía un campo de aplicación, es por
eso que debemos poner nuestra mirada en su sistema de educación, ya
que parece ser sacado de las teorías de los más grandes pedagogos de
todos los tiempos y volvernos a ella, para poder como maestros propiciar
aprendizajes significativos.

Los toltecas hacían de la enseñanza un arte en el que el alumno


salía preparado para vivir en un ambiente de respeto, amor, armonía con
los humanos y con la naturaleza, en equilibrio, con sabiduría, con un orgullo
de su historia, en colectividad y con la idea de ser “creador de energía. Le
daban tanta importancia a la educación, que iniciaba en el momento mismo
del nacimiento y va desde una educación familiar pasando por la
educación, instrucción y capacitación en las instituciones educativas, hasta
llegar a niveles elevados de investigación y desarrollo espiritual en los
centros de conocimiento tolteca a los que ahora conocemos como “centros
arqueológicos”.
El Sistema de Organización Social y Régimen Jurídico , permitió que
los habitantes del Anáhuac tuvieran una vida ordenada, equilibrada y en
comunidad, así como con relaciones e intercambios con otras comunidades
o Estados tomando como base normas, principios familiares y comunitarios
ancestrales y siempre buscando el bien colectivo antes que un beneficio
individual, trabajando en comunalidad.
Otro sistema del cuál aprender, ya que, algunas veces, ni siquiera al
interior de nuestra familia somos capaces de organizarnos para lograr tener
una alimentación y una salud física y mental o para tener la casa limpia.
Mucho menos somos capaces de organizarnos con nuestros vecinos o
miembros de la comunidad para realizar trabajos que beneficien a la
misma. A lo mejor trabajamos mucho, pero siempre pensando en el
beneficio individual, aunque andemos transitando por calles
llenas de baches y de basura, no seremos capaces o no queremos
organizarnos para realizar tequios, preferimos seguir criticando al
gobernante en turno a echarle la culpa a “alguien”.
Es pues, la educación, la que puede concretar el mantenimiento del
propósito social y alcanzar los más elevados proyectos de una civilización a
través del tiempo, porque a través de ella, los conocimientos milenarios
podrán avanzar de generación en generación, como un legado o herencia
cultural.
Actualmente, en México, la educación inicial es el servicio educativo
que se brinda a niñas y niños menores de seis años de edad con el
propósito de potencializar su desarrollo integral y armónico. Este servicio no
es público, ni obligatorio y tampoco es gratuito. Solo hay un porcentaje
pequeño de guarderías del estado que brindan dicho servicio y que
beneficia sobre todo a las madres trabajadoras que tienen que dejar ahí a
sus bebés a los 45 días de nacidos. Eso dista mucho de la educación
familiar en la cultura tolteca en donde desde el momento de su nacimiento
comenzaba una serie de ceremonias con discursos ancestrales, en donde
se recordaban los valores y principios. Los niños eran considerados como
ciudadanos chiquitos, con todos sus derechos desde el momento mismo de
su nacimiento, pero eran tratados con cariño y amor por sus padres, sus
hermanos, sus abuelos, sus tíos, los miembros de su comunidad y sobre
todo por sus padrinos, quienes tenían un papel fundamental en la
educación del niño. De los 0 a los 3 o 4 años, eran tratados totalmente
como bebés, pero después del destete, empezaban a inducirlos a las
técnicas y obligaciones, tanto como sus fuerzas lo permitieran. Los padres
adiestraban a los hijos varones en trabajos tales como: la agricultura, la
cerámica, la caza y pesca, así como en actividades comunitarias y trabajos
agrícola colectivos (construcción, reparación de templos, edificios públicos,
canales, caminos, puentes). Las niñas, por su parte, eran adiestradas por
sus madres en tareas como: bordar, tejer, hilar, lavar y mantener limpia la
casa, así como tareas comunitarias (limpiar los templos, los edificios y
preparar alimentos para los funcionarios o visitantes)
La educación en el Anáhuac iniciaba, desde su nacimiento, en el seno de las
familias, “calpullis” que significa “gran casa”, formado por 20 familias cada uno,
cuyo objetivo primordial era la educación de los hijos, quienes eran amados por
sus padres, sus hermanos, sus abuelos, tías y tíos, pero sobre todo por sus
padrinos. Como muestra de ese amor, eran educados por cada uno de ellos en
valores, principios y actitudes.

La educación de los niños iniciaba desde el día de su nacimiento con discursos


ancestrales en un ambiente de amor en donde le recitaban a los niños y niñas una
y otra vez los valores y principios, además de desarrollar sus habilidades y
destrezas por medio de juegos ingeniosos y divertidos.

La educación doméstica, empezaba aproximadamente a los 4 años, después del


destete por medio de métodos de enseñanza agrícolas, astronómicos y colectivos.
Desde niños y hasta la edad adulta se les inculcaba conocimientos de sí mismos y
de la búsqueda de su destino. Los valores que se transmitían eran, aprender a
vivir con dignidad, sirviendo a las labores del hogar y de la comunidad. Las niñas
eran enseñadas por sus madres a realizar labores del hogar tales como: moler el
maíz, hacer tortillas, tejer ropa, hilar, lavar, mantener limpia la casa y cocinar. Así
como las tareas comunitarias como limpiar los templos y los edificios públicos y la
colaboración en la preparación de las comidas comunitarias. Por su parte los niños
eran instruidos por sus padres para realizar labores domésticas como llevar agua
a casa, llevar leña, barrer, además eran incorporados al trabajo que hacía el
padre, como la agricultura, la cerámica, la caza y la pesca.

Como podemos observar, las tareas estaban bien distribuidas entre hombres y
mujeres. La educación era asumida como una responsabilidad no solo de los
padres, sino de todos los familiares que le rodeaban. En estos tiempos, ya ningún
miembro de la familia se quiere responsabilizar de la educación de los hijos, “para
eso, los mandan a la escuela”.

La escuela en el Anáhuac estaba fundamentada principalmente en dos


concepciones. La primera consistía en la creencia de que el ser humano era una
creación divina y debía su existencia al sacrificio de los dioses, quienes para que
pudieran existir más soles y por ende la especie humana, se habían sacrificado,
motivo por el cual el ser humano era “el merecido” del sacrificio de los dioses. La
segunda se deriva de la primera, al ser merecedor del sacrificio de los dioses, era,
en correspondencia, un “pequeño ayudante”, lo cual se lograba siendo virtuoso,
compasivo, temeroso y agradecido con lo divino. Para que los individuos pudieran
perfeccionarse era necesario un proceso formativo en el que participara la familia,
la escuela y la sociedad, hasta llegar a tener un “rostro” propio y un “corazón
verdadero”, que es el fundamento de la educación. Como lo refiere el autor, la
educación era considerada el arte más elevado, y los toltecas, los artistas
supremos.

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