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Ampliando la mirada hacia la problemática de consumo: Una mirada

gestáltica hacia las adicciones.

Lic. Melisa Vázquez (MN 39979)

Esta presentación tiene como objetivo ampliar nuestra mirada hacia lo


que nos convoca en esta jornada, lo que nos une como interés común, que es
el trabajo en adicciones. Trabajo arduo por momentos y apasionante a la vez.
Que nos requiere movilizar variedad de recursos propios, creativos y
terapéuticos para reforzar los del paciente a fin de potenciarlos.

Recorrí distintos espacios y vivencias para poder tomar aquello que podía
ser adaptado al trabajo con pacientes con problemáticas de consumo y en esta
oportunidad quiero compartirles aquellas herramientas que la Terapia Gestalt
me proporcionó para este fin. Puntualmente empezaré a nombrar aquellos
conceptos, teoría y fundamentos que nutrieron mi mirada.

¿Qué es la Terapia Gestalt?

Comenzaré citando a Francisco Peñarrubia quien en su libro “Terapia


Gestalt: La vía del vacío fértil” afirma que “Gestalt suele traducirse como forma
o configuración” (Peñarrubia, 1998, P34), donde se produce un interjuego
figura-fondo; donde la figura es lo que con más fuerza aparece, lo que se hace
presente a la percepción en el aquí y ahora y, un fondo, no del todo
reconocible, fuera de foco, en sombra.

Trabajando en problemáticas de consumo, podemos pensar que lo que


aparece como figura del adicto es la dependencia. Como fondo por otro lado,
que representa aquello que no está en nuestro foco perceptivo, ubicaríamos un
vacío que provoca dolor: por lo que no es, por lo que creo que no puede ser,
por lo que creo que no puedo, que no va a cambiar, que me condena, y demás
situaciones que provocan dolor y conllevan a un sufrimiento del que el paciente
no puede contactar, que lo supera y que evita. Un fondo que no quiero que se
haga figura, por eso lo anestesio.

La Terapia Gestalt propone el entrenamiento en el continuo de conciencia


(continuum of awareness). Esto implica estar abierto a todo aquello que
sucede, tanto en sensaciones internas como externas, así como aquello que
surge a nivel mental y cognitivo. “Siempre surgirá la situación inconclusa más
importante y podrá entonces ser atendida” (Perls, 1974, p62). Por eso el
trabajo en adicciones en Gestalt implica correr la sustancia/objeto a la que el
paciente depende del foco de atención, haciendo un interjuego figura-fondo
para ampliar el Darse Cuenta y aumentar el potencial de operación, para poder
así ocuparnos de la persona del paciente, más que de la sustancia/objeto.

La persona existe dentro de un ambiente/campo. El campo se diferencia


de la persona por un límite/frontera. Del yo, al no-yo. Los limites que son
efectivos son aquellos que son permeables, que nos permiten intercambiar,
que son claros y concretos, como movibles dependiendo de lo que necesite.
Un límite cerrado no permite fluidez, sino que promueve el aislamiento, la
autosuficiencia. Un límite demasiado abierto amenaza con la autonomía del
sujeto, es voraz y sin registro. La persona es confluente con el ambiente, se
pierde en el afuera. Los limites eficaces son aquellos que pueden hacer un
interjuego entre el afuera y el adentro, donde puedo ser permeable a lo
nutritivo y dejar afuera lo que no necesito, lo que me es tóxico. El problema hoy
es vivir en un contexto “campo/ambiente” que impone necesidades que son
innecesarias. Una sociedad de consumo que nos genera ideas y sensación de
falta. El trabajo radica en profundizar en lo verdaderamente nutritivo y
necesario para mí, fomentando mi crecimiento y mi aprendizaje.

Por otro lado, el paciente asiste evidenciando como figura, motivos de


consulta que pueden ser muy diversos, hasta llegar directamente a querer
dejar de consumir, que no pueden más. Teniendo en cuenta el motivo de
consulta y yendo más en profundidad podemos decir que lo que el paciente
está pidiendo en ese momento es un límite externo, buscar afuera algo que no
logra hacer por sí mismo ni construir desde sí. El poder parar y generar un
cambio delimitado, tiene que venir desde mi fondo hacia mi presente. Aunque
el límite que busque es externo debo introyectarlo para poder hacerlo desde mi
y construirlo desde mi. El “Tocar Fondo” muchas veces es necesario para
precisamente eso: contactar con lo que hay en el fondo del consumo.

Otro punto que propone esta terapia, teniendo a Fritz Perls como principal
referente, es un abordaje holístico, donde podamos percibir al individuo en su
totalidad bajo el lema "El todo es más que la suma de las partes". Una mirada
integradora, abarcativa, amplificadora, donde aparezca la plasticidad en lo
perceptivo, donde podamos integrar nuestra propia existencia. Donde podamos
actualizar herramientas, conductas, modos de vincularnos y experimentar el
mundo.

Gestalt como Terapia Dialogal.

Gary Yontef en su libro “Proceso y Diálogo en Terapia Gestáltica” detalla como


en Terapia Gestalt “se establece una forma de contacto especializada” (Yontef,
1995, p190). Especializada porque tiene como característica relacional: el
vínculo “Yo – Tu” introducido por el filósofo existencialista Martin Buber.

Martin Buber (1878-1965) influye a la hora de conceptualizar lo vincular


en la Terapia Gestalt, como un encuentro dialogal, de contacto y relación
especifica. Su obra Yo-Tu (M. Buber Yo y Tu, Ed. Nueva Visión, Buenos Aires,
1994) detalla lo siguiente:

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La relación implica elegir y ser elegido; es un encuentro a la vez
activo y pasivo… La palabra primordial Yo-Tu solo puede ser dicha
con la totalidad del ser… Me realizo al contacto del Tú: al volverme
Yo, digo Tú. Toda vida verdadera es encuentro… El instante
realmente presente y pleno solo existe si hay presencia, encuentro y
relación. La presencia nace cuando el Tú se torna presente… El
presente no es algo fugitivo, pasajero, sino algo continuamente
persistente y duradero.

A través de esta forma de contacto Yo, como terapeuta me involucro


con el Tú del paciente de manera plena, siendo el Tú un fin en sí mismo, y no
un “Ello”, cosa o medio para un fin. Dejando así afuera toda posibilidad de
manipulación, y de vínculo verticalista. Estableciendo una relación entre dos,
donde cada uno es un ser individual, con particularidades y existencia única y
separada, que convergen reconociendo estas diferencias. El terapeuta
gestáltico utiliza su propio sentir, su resonancia, manteniéndose activo ante lo
que está pasando en el aquí y ahora de lo vincular. Siendo también, cada uno
responsable del sí mismo, de su parte en este vínculo. Yo como terapeuta
debo tener muy en claro esto, para poder limitarlo y ponerlo en juego con el
paciente y para el paciente. Voy a establecer una forma de contacto nueva,
genuina, respetuosa y nutritiva, donde prima el aprendizaje y el crecimiento
común. Construir la confianza básica, dando lugar a un dialogo sincero y
honesto.

Un vínculo que no es ni confluente ni aislado. Entendiendo la


confluencia como la ausencia de diferenciación entre mi yo y el del otro. Donde
no hay límites específicos, sino difusos. Se pierde la propia individualidad,
dependo del otro y el otro depende de mí. (Como el adicto depende de la
sustancia/objeto) Hay una pérdida de la separación y aparece un nosotros
fusionado, donde me pierdo en el otro, donde puedo llegar a sentir que soy
nada sin el otro. Es lo que llamaríamos dependencia y co-dependencia. En
contraposición la persona aislada se aleja del límite y no tiene relación con el
ambiente, arma un “muro protector” (Yontef, 1995, p.195), que lo cree
autosuficiente.

Como ya dijimos, en Terapia Gestalt trabajamos desde lo vincular. Lo


que es sumamente importante a la hora de trabajar en adicciones donde los
pacientes asisten con sus vínculos ya deteriorados, exigidos, abandonados,
dependientes, donde existe un desgaste tal que seguramente se pondrá en
juego en el vínculo terapéutico. Y donde también el paciente se vincula con su
realidad, con su sufrimiento y con su sí mismo, necesitando un trabajo de
reconciliación, reconfiguración y por sobre todo de aceptación y conciencia.

En este punto el trabajo radicaría en poder establecer un vínculo donde


los limites sean específicos y también fluidos. Hay Contacto: cada uno
mantiene su autonomía, donde se desarrolla un proceso mutuo de “dos
personas separadas moviéndose a ritmo de conexión y separación” (Yontef,
1995, p.194). De aceptación y de reconocimiento. Los pacientes con

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problemáticas de consumo suelen establecer relaciones de codependencia y
suelen aislarse para poder consumir buscando que el afuera no les afecte, no
los invada, poniéndose en juego en lo dialogal y relacional del vínculo
terapéutico.

Como terapeutas debemos tener muy en claro cuando estamos


creyendo que el paciente “nos necesita” para salir del consumo y cuando
actuamos con omnipotencia. Podemos llegar a actuar con “esa” omnipotencia
que aparece cuando el paciente afirma que puede solo. Esa misma. Tenemos
que saber que como terapeutas no podemos solos, que vamos a necesitar de
una red, que podemos trabajar con dispositivos que ayuden a lograr la
abstinencia del paciente: como lo son los grupos de los 12 pasos (Narcóticos
Anónimos, Alcohólicos Anónimos, etc.), como así también, hospital de día y
ambulatorios hasta internación. Y los que trabajamos en instituciones también
saber que tenemos la tarea de converger en Red interdisciplinaria y la Red
extensa del paciente (Familia, Amigos, Pareja) como para permeabilizar la
problemática.

Así, podremos ocuparnos de la persona del paciente, en abstinencia,


corriendo la sustancia/objeto de la cual depende del foco, dando lugar al
trabajo de profundización de la problemática, del para qué. Contactando con el
dolor, transitando. Y por sobre todas las cosas pudiendo llevar ese vacío que
lleno la dependencia, con lo nuevo por venir. Me refiero a nuevas experiencias
de disfrute, que permitan conectar con la vida y no con la muerte. Aprender a
disfrutar de lo simple, de lo cotidiano, de lo que tengo como recurso y
potencialidad. Ser un buscador de vida: es generar una nueva forma de vida.
Si yo, terapeuta, creo que puedo acompañar en este recorrido de búsqueda
voy a poder hacerlo, si no confío en que ese paciente puede en algún
momento vivenciar ese vacío para poder ocuparlo con lo nutritivo de lo nuevo,
difícil que pueda establecer un vínculo de confianza y que pueda ayudarlo. Por
esto mismo es que tengo que tener muy en claro que puedo y que no puedo
hacer. Con que pacientes puedo trabajar y con cuáles no. Cuando estoy
confiando y cuando no. Cuando estoy siendo co-dependiente y cuando
evitativo. Cuando omnipotente y cuando complaciente.

Características del contacto de la relación dialogal

Esta característica dialogal exige al terapeuta ser entusiasta, abierto,


interesado y a registrarse a sí mismo, siendo un proceso entre dos personas
que implican cinco características que Yontef describe en su libro “Dialogo y
Proceso en Terapia Gestáltica”:

 Inclusión:
“El terapeuta acepta la experiencia fenomenológica del paciente, entra
respetuosamente a su mundo fenomenológico, la vivencia y acepta tal como
es.” (Yontef, 1995, p207).
Se refiere a la posibilidad de incluirnos en el mundo del paciente. Con lo

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que aparece, para llegar a la esencia de las cosas, incluyéndonos en la
descripción de la experiencia del paciente. Teniendo una mirada sin juicio de
valor de sus conductas ni de sus actitudes.

 Presencia:
“El terapeuta muestra su verdadero sí mismo”. (Yontef, 1995)
Ser honesto, plantear dudas, expresar limitaciones, enojos y hasta
aburrimiento en post de compartir aquello que el paciente genera en lo
vincular, que seguramente se repite en sus vínculos en el afuera. Poder
plantear aquello que genera y que niega. El terapeuta puede expresar su sí
mismo en la medida siempre de que sea en beneficio del paciente, para su
tarea terapéutica.

 Compromiso con el dialogo


“El terapeuta dialogal está verdaderamente comprometido con el
dialogo, permite que lo que está “entre” tome el control.” (Yontef, 1995)
El “entre” del que se refiere Yontef es lo que podría llamar, el fluir en el
encuentro. Que el intercambio sea significativo, tomando una actitud que
profundice lo relacional. Confiar para poder abrir.

 No explotación
“La terapia gestáltica es una relación persona a persona no explotadora
ni manipuladora, en la cual el terapeuta considera a cada persona como un fin
en sí misma. Aunque en terapia la reciprocidad no es completa y hay una
diferenciación tarea/rol, no existe una jerarquía estimulada o impulsada por el
terapeuta, es decir, la relación es horizontal.” (Yontef, 1995)
Los roles en la terapia están estipulados, pero no se ejerce una relación
de poder de conocimiento sobre el otro. El paciente es quien sabe de si, quien
aporta su vivencia y el terapeuta es quien, con su profesionalismo, creatividad
y experiencia va a dar luz a aquello que potencie el darse cuenta. No se creerá
dueño de la verdad.
La manipulación, la violencia, la subordinación, son palabra corriente en
estos cuadros. Por lo que dar lugar a una posibilidad vincular donde, al
ponerse de manifiesto cualquiera de estas variables, puedan ponerse en
evidencia para trabajar estos aspectos en juego en la relación aquí y ahora.
Que se puedan establecer vínculos horizontales, de respeto, humildad,
apertura, generosidad, incorpora esta nueva vivencia al presente del paciente.
Lo que podrá ser llevado a la vida relacional afuera.

 Vivir la relación
“Contactar es relacionarse con lo inmediato y con la vida ahora.
Relacionarse es vivir, más que relatar historias”. (Yontef, 1995)
Y sobre todo en este punto me detengo a pensar en lo importante de la
palabra VIDA en relación a las patologías de consumo. Donde el riesgo
muchas veces es inminente. Donde recibimos pacientes que tienen que
aferrarse a una posibilidad de una nueva vida o elegir la muerte. La historia no
me condena, la historia me da identidad y también me da aprendizaje en el
hoy, para construir mi camino hacia un mañana. Somos seres en relación,

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donde la necesidad de establecer vínculos saludables nos permite fluir en
nuestra individualidad y en nuestro contacto con el ambiente. Poder vivir en
una experiencia de contacto genuino y pleno.

Conclusión:

La Terapia Gestalt me aportó una nueva forma de abordaje de las


problemáticas de consumo. Desde lo tradicional del cuadro, las características,
lo que se repite, la cronicidad, el riesgo hasta llegar a poder acompañar a un
paciente a elegir un nuevo modo de vida, a poder poner límites en su contacto
individuo-ambiente, trabajar su vacío, transitar el dolor para aprender de la
vivencia, confiar en la vida y construir una nueva forma de vivir. Confiar sobre
todo en las potencialidades propias, trabajando a través de lo vincular y
dialogal.
No hay paciente que asista a un tratamiento que no haya vivido una
experiencia dolorosa. No lo hay. Lo que diferencia al paciente adicto es la
evitación del sentir. Aunque la callen, aunque no la nombren, aunque no la
puedan poner en palabras ni mucho menos en emoción: la hay, existe. Y de la
única manera que yo puedo conectarme con la vivencia de dolor de ese
paciente es resonando con la propia, con mis propias experiencias dolorosas.
Porque todos las tenemos. Es ahí cuando yo, terapeuta, a través de mi dolor y
tomando contacte con del paciente, puedo “curar” desde mi herida (como en el
Curador Herido de Jung). Nombrando este proceso vincular, donde yo
terapeuta soy instrumento de contacto de esta Terapia Dialogal.

Bibliografía:

Buber, M. (1994) Yo y Tu, Nueva Visión, Buenos Aires.


Danis, D. (2016) El entorno del Adicto, Paidós, Buenos Aires.
Domato, Mirta. Artículo: http://agba.org.ar/adicciones-del-apego-al-desapego/
(1997) Ponencia sobre adicciones – Del éxtasis a la agonía, de la
agonía a la vida o a la muerte. VI Encuentro nacional de Gestalt-Terapia. III
Congreso Nacional de Abordaje Gestáltico. Florianopolis.
Peñarrubia, F. (1998) Terapia Gestalt: La vía del vacío fértil. Alianza Editorial.
Madrid.
Perls, F. (1974) Sueños y Existencia, Cuatro Vientos. Chile
Perls, F. (1978) “Cuatro conferencias”, en Fegan y Shepherd, Teoría y Técnica
de la psicoterapia gestáltica, Amorrortu, Buenos Aires.
Schnake, A. (2007) Enfermedad, Síntoma y Carácter. Cuatro Vientos. Chile.
Sharp, D. (1992) Querida Gladys: Analisis Jungiano de una crisis de la edad
mediana. Editorial Cuatro Vientos. Chile
Stevens, J.O. (1975) Esto es Gestalt, Cuatro Vientos. Chile.
(1979) El darse cuenta, Cuatro vientos. Chile
Yontef, G. (1995) Proceso y Dialogo en psicoterapia gestáltica. Cuatro Vientos.
Chile.

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Curriculum Vitae.
Lic. En Psicología, Orientación clínica y laboral (USAL – 2006). Formada como
operador socioterapéutico en adicciones en Fundación Manantiales
(2005). Realice cursos de especialización en CTC (Centro de Terapias
Cognitivas) y en AGBA. Posgrado en Terapia Gestalt en Asociación Gestáltica
de Buenos Aires en el año 2012 donde hoy soy Ayudante de Cátedra.
Actualmente soy Miembro del Departamento de Adicciones y del Servicio de
Asistencia a la Comunidad de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires desde
2013. Psicóloga en Fundación Aylen (Asistencia y Prevención en Adicciones).
Coordinación de Grupos y Talleres vivenciales bajo diversas temáticas como
Vínculos, Psicología Femenina, Fertilidad, etc.

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