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—Siempre serás tratado como alguien raro TaeHyung, en ese lugar


encontrarás personas como tú, no te preocupes cariño, será un
nuevo hogar.

Habló con voz dulce la madre de aquel joven de quince años


mientras caminaban por un largo tramo de tierra. Poco sabía
TaeHyung que aquél dulce sonido sólo era fingido, por mucho que él
creyera en el amor de su madre, ella jamás lo querría a él, menos en
su condición.

Frente a ellos una gran carpa con múltiples carteles alrededor con
humanos deformes dibujados en los mismos, la cara de la señora Kim
se transformó en desagrado mientras continuaba su trayecto hacía
la carpa, TaeHyung por su parte no sabía a qué lugar lo estaban
llevando.

Prontamente un señor alto con bigote, ropa que no parecía lavarse


en semanas y una taza mugrienta de café los recibió con total
agrado, la señora Kim, un poco resignada, se acercó a hablar con él
a solas, mientras dejaba al menor observando el lugar.

Por dentro de la carpa, TaeHyung se quedó impresionado estaba


tan lleno de colores y cosas llamativas, necesitaba limpiarse, pero era
agradable, el suelo estaba con paja en algunas partes pobremente
barrido, aunque no le sorprendía, cruzaron casi toda la ciudad para
llegar a este lugar que quedaba a las afueras de la misma.
Lágrimas caían por sus ojos cuando observó a su madre irse, nunca
le gustaron las despedidas, peor era cuando ella no se despidió
siquiera. La señora corría sin mirar a lo que era su hijo, no, esa cosa
no era su hijo, sólo quería llegar a donde dejó su auto y nunca más
volver a ese lugar ni verlo a él.

El señor detrás de él se reía ante la escena y TaeHyung sintió una


angustia repentina, de pronto ya no le gustaba ese lugar que se
mostró alegre ante él, parecía verse gris en cada tramo que su
madre huía y el señor acompañaba con una carcajada
2

Se dirigieron detrás del telón del escenario principal, una especie de


oficina improvisada se encontraba ahí, mesa de madera, sillas de
maderas y un viejo lapicero.

El extraño señor con bigote se sentó en una de las viejas sillas y le


ofreció una repugnante sonrisa que intentaba ser amigable para el
joven. —Muéstrame —demandó una vez se puso cómodo.

TaeHyung, que se mantenía un poco distanciado, se mostró confundido

— ¿…Mostrar? ¿Mostrarte qué cosa? —preguntó inocente a lo que le


decía el mayor.
El señor forzó una risa y dijo- Bueno, por algo tu mamá te abandonó
acá, por tu particularidad.

—Mi mamá no me abandonó… Ella volverá —intentó sonar seguro, pero


perdió el volumen de la voz en las últimas palabras.

—Créeme niño, te abandonó, pero tranquilo encontrarás una nueva


familia aquí —le sonrió nuevamente mostrando sus dientes amarillos—.
Sin embargo, primero debes mostrarme tu.

TaeHyung tenía los ojos llorosos, no quería aceptar que su madre lo

había abandonado y lo dejo a merced de un extraño, aunque tal


vez es todo lo que será su vida ahora, vivir a merced de alguien que
no conoce, se limpió algunas lágrimas que se escaparon de sus ojos
y se puso un poco más cerca del señor con bigote, suspiró y
procedió a sacarse el montón de abrigos que llevaba, «iun horror!»
solían decirle siempre que lo mostraba. Los ojos del señor se dilataron
al ver lo que ese niño tenía, realmente sorprendente, sería,
definitivamente, su nueva atracción.

—Dime ¿Cómo te llamas?

— …Kim TaeHyung —respondió lento y sin ganas, se sentía


demasiado expuesto.

—¿Edad? —El señor iba anotando todo en un papel.

—Quince…, casi dieciséis.

—Bien, puedes arreglarte llamaré a alguien que te presentara al lugar


y a las personas.
—¿Lugar?

—Sí —el señor se levantó comenzando a alejarse de aquella


"oficina"—, verás aquí es donde se presenta el show —señaló
obviando la gran carpa—, pero es atrás donde se encuentran
todos.

Sin más desapareció por el otro lado del escenario, dejando a


TaeHyung solo, no dudo en volver a cubrirse, sus grandes abrigos
eran al fin y al cabo su máxima seguridad, un tiempo después el
adulto mayor regresó con un joven más alto y delgado, le susurró
unas palabras y el señor se marchó del lugar, el nuevo personaje no
dudó en acercarse a él.

—Hola! Soy Jung HoSeok un gusto —dijo él chico con una brillante
sonrisa a comparación del otro sujeto, le tendió una mano de forma
amistosa.

—Soy… Kim TaeHyung —respondió sin embargo con una inclinación


de cabeza.
3

HoSeok sorprendentemente solo era cuatro años mayor que TaeHyung,


ambos ya estaban en lo que parecía el patio trasero de la casa,
estaba lleno de caravanas, una que otra pequeña y algunas de un
tamaño acogedor, según HoSeok eran usadas de habitaciones o mini
casa por las personas que eran de aquí, seguramente él iba a llevar
a TaeHyung a lo que sería su caravana, su nuevo hogar al parecer.

—¿Y qué se supone que hacen todos aquí? —el saber que eran
muchas personas las que se mantenían acá y por lo visto también
estaban dispuestos a viajar era curioso. —Realmente no sabes —
exclamó HoSeok meramente sorprendido, a lo que Kim asintió
confuso—. Es un circo, con una temática… especial.

Antes de que pudiera preguntar a qué se refería en especial, dos


hombres pasaron frente de ellos llevando un cuerpo inerte tapado
por una sábana, a lo que TaeHyung pudo deducir como un cadáver
por el mal olor que desprendía, mantuvo la boca abierta ¿Por qué
tenían un cadáver? Prefirió no preguntar.

Continuaron su caminata, prácticamente HoSeok le señalaba


alrededor, a parte de las caravanas, tenían un comedor al aire libre,
algo bastante improvisado, en un momento se detuvieron y se
acercaron a un chico con una capucha, totalmente cubierto, solo
parte de sus ojos fue lo que se dejaba a la vista.

— Hey, YoonGi —escuchó como HoSeok llamaba la atención del


muchacho, éste se giró frente ellos, al observar a HoSeok se bajó la
capucha junto a la bufanda que le tapaba la cara, el menor no pudo
evitar poner cara de sorpresa, la mitad de la cara a partir de su
pómulo derecho estaba cubierto de lo que parecían escamas—. Te
presento a Kim TaeHyung —el menor hizo una reverencia—, es el chico
nuevo y según el jefe será una nueva sensación al show.

YoonGi lo miró, pareció analizarlo, pero la expresión de su rostro no


cambiaba poniendo los nervios de punta a TaeHyung.

—¿Y por qué me lo presentas? —mencionó secamente—. A parte se ve


demasiado normal para ser una nueva sensación.

HoSeok asintió a lo dicho— Yo tampoco sé porque será sensación,


pero bueno ya lo veremos —levantó los hombros en señal de restarle
importancia—, ah y creo que se verán más seguido por eso la
presentación, amargado —le recriminó—. También, ¿puedes llevarlo a
la habitación de JungKook? Él será su nuevo compañero.

TaeHyung estaba en silencio a un costado, presenciando la amena


conversación de ambos mayores.

—¿Por qué debo llevarlo? —YoonGi preguntó casi con queja.

—Porque JungKook no te detesta, a mi seguro no me abre la puerta,


así que llévalo —con eso HoSeok se retiró dejando a TaeHyung junto
a YoonGi, éste resoplo mientras se volvía a poner la capucha.

TaeHyung tal vez estaba más confundido que antes ¿Quién era
JungKook?
4
A diferencia de HoSeok, aquel chico no se había molestado en
dirigirle la palabra en todo el trayecto, todo fue silencioso y
TaeHyung solo había observado sus propios pies mientras caminaba,
aquello provocó algún choque con alguien pero luego de una
disculpa rápida continuaba en lo mismo mientras seguía a YoonGi,
así fue hasta que llegaron en donde se encontraban ahora.

Frente a él estaba una de las tantas caravanas del lugar, ésta


contenía muchos rayones en sus paredes exteriores con colores que
estaban desgastados por el tiempo, la puerta estaba cerrada pero
por una de las pequeñas ventanas tapadas con cortinas se notaba
la luz encendida, para YoonGi era una clara señal de que el chico
que buscaban estaba adentro entonces fue abrir la puerta, para su
mala suerte contenía cerradura y tuvo que recurrir a tocar con
golpes, que empezaron suaves pero al no ser atendido dieron paso
a la brusquedad.

Parecía que aquel chico dentro de la caravana no quería ser


molestado y por ello no abría, o eso pensaba TaeHyung.

—iJungKook! iJungKook abre la maldita puerta! —YoonGi se mantenía


insistente hasta que, luego de bastante tiempo, se escuchó un dick en
la puerta y por fin fue abierta.5 Al ser abierta un chico pelinegro, de
tez pálida y con grandes ojeras apareció detrás de ésta, TaeHyung
se maravilló con lo hermoso que era el susodicho, tenía una cara
cansada y los hombros caídos sin embargo se dirigió directamente a
YoonGi, ignorando completamente su presencia.

—Hyung… ¿qué hace aquí? —bostezó luego de recitar su pregunta,


al parecer se había mantenido durmiendo antes de ser molestado
por ellos dos.
—Hey! Kook, te traigo noticias —JungKook mantuvo una leve expresión
de curiosidad al escuchar las palabras ajenas—, él —YoonGi acercó
a TaeHyung tomándolo por los hombros y poniéndolo frente a
JungKook— será tu nuevo compañero de "habitación" , felicidades ya
tienes compañeros de tu edad — dijo con una felicidad que
realmente no era tan clara si era cierta o no.

JungKook observó con sorpresa aquel chico frente a él, era rubio, su
piel era tostada y parecía estar perdido; a parte su Hyung había
dicho misma edad, ¿él igual tenía catorce? Y lo más importante,
compartirían la caravana, eso no era tan bueno para JungKook.
Mirándolo de pies a cabeza se mantuvo en silencio y esperó alguna
reacción por parte del rubio.

Por otro lado, TaeHyung se mantenía nervioso, ante todo, no sabía


qué hacía aquí, no sabía quiénes eran los chicos alrededor de él, no
sabía nada. Aun así intentó mantenerse amable y alzó su mano
derecha agitándola para saludar al pelinegro frente a él.

—Bien, conózcanse y no se maten, los dejó solos —YoonGi se retiró.


Ya que no tenía más opción, el pelinegro hizo que el rubio pasará
dentro de su caravana. No era la gran cosa, quizá era la más limpia
entre todas las que habían ahí, pero era por su bien y todos lo
sabían, bueno, menos TaeHyung que se había mantenido en una
esquina observando todo.

—Ahm, oye —llamó la atención del ajeno que aún se mantenía


callado—, no puedo hacer mucho sobre el hecho de compartir la
caravana, no estoy acostumbrado a compartirla así que lamento si
te pongo incómodo o algo — JungKook se dirigió, al contrario—. Ah, y
por cierto soy JungKook, aunque muchos me conocen como el chico
de porcelana.
5

—¿Por-porcelana? —repitió las palabras ya dichas, por el contrario.

—Ajá… —asintió con la cabeza dejando un silencio detrás de su


pequeño sonido de afirmación—. No te sorprendas, luego sabrás por
qué —terminó de decir sin esperar respuesta de TaeHyung, se fue
nuevamente a su cama.

TaeHyung por su lado continuaba estético, incapaz de retener tanta


información en su mente, un circo, un cadáver, un tipo con piel de
escamas, un campamento detrás del circo y ahora un chico de
"porcelana", el rubio ni siquiera había visto la mitad de lo que había
allí.

—Hey —en un llamado de atención Tae conectó su mirada con el


dueño de la voz—. Aquí hay dos camas una arriba y otra abajo, la
de arriba es la desocupada así que no te quiero ver en la mía —fue
directo, pero tampoco fue brusco, por más autoritaria que fuera su
voz, sonaba tan suave que era incapaz de generar miedo.

El mayor se dirigió a lo que sería la cama de arriba con pasos lentos


y tímidos, subió de un saltó, se acostó para mantenerse allí pensando
en todas sus dudas y preguntas, y el hecho de que sí las hacía
¿realmente tendrían respuesta? Cerró sus ojos intentando dormir. Por
otra parte, JungKook miraba curioso al chico nuevo, por más mirada
que le dio no pudo encontrarle nada llamativo con la suficiente razón
de ser encerrado en este lugar. «¿por qué estará acá?»
Al otro día TaeHyung se encontró solo en aquella caravana, salió de
un salto de la cama y se aseguró que su gigante chaleco estuviera
bien puesto, dio algunos pasos y se atrevió a salir al patio.

Justo en ese momento pasó HoSeok frente a él y éste al fijarse en


TaeHyung se acercó con una sonrisa en su rostro.

—iHey! —lo llamó con entusiasmo— ¿qué haces aún aquí? Deberías
estar en la carpa… —mencionó extrañado.

—¿C-carpa?

—Si, por casualidad ¿JungKook no te avisó? —preguntó de una forma


que se podría considerar amenazante.

Por ese tono en la pregunta TaeHyung dudó un poco de si debía


responder, así que guardó silencio durante unos segundos, pero, al fin
y al cabo, no conocía a nadie lo suficientemente bien como para
cerciorarse de que algo malo pasaría si respondía.

—No… —respondió muy bajo, que casi podría ser comparado con un
susurro.

—Bien, pues por allí hay una carpa y algunos están ensayando para
lo que será el acto dentro de una semana, es importante que asistas
en esto, de hecho, yo iba hacia allá así que podrías acompañarme —
término por decir dando por hecha la charla.
Sin más TaeHyung se posicionó a su lado y siguió los pasos del
mayor hasta una gran carpa roja de franjas blancas que hacían
notar la leve suciedad que había en ella. Una vez que entraron
pasando por una pequeña tela TaeHyung pudo ver a un montón de
personas tal vez igual de enfermas que él, entre ellos JungKook que a
diferencia de los demás permanecía sentado en un montón de
sábanas un poco lejos de los demás, observando en silencio.
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HoSeok lo dejó sólo en cuanto entraron, así que al no conocer a


nadie se dirigió hacia el pequeño azabache.

Al llegar donde él, este ni siquiera giró la cabeza para verlo, así que
se sentó a su lado en el piso con trozos de paja, evitó sentarse en
las sábanas ajenas, no quería molestarlo, menos sabiendo que iban
a vivir juntos por el tiempo que él estuviera allí.

En el silencio entre ambos, TaeHyung decidió observar a las personas


que se mantenían activas moviéndose de un lado a otro. Hubo un
chico que se veía completamente normal, era bajito y de labios
gruesos, sus cabellos eran de color castaño muy claro, pero no pasó
mucho para que luego este mismo comenzará a doblar su cuerpo
como si dentro de él no existieran huesos. No pudo evitar
sorprenderse abriendo en grande sus ojos y tapándose la boca.

—Es JiMin —una voz interrumpió sus pensamientos, miró a su lado y era
JungKook quien le hablaba mientras le miraba divertido—, quizá ya lo
notaste pero él puede doblarse hasta entrar en una caja pequeña,
es sorprendente la primera vez que lo ves —dijo sin interés.

—¿No se hace daño? —JungKook negó con la cabeza.

—Él —apuntó al chico con capucha que se mantenía viendo a JiMin—


, es YoonGi creo que ya lo conociste pero es el chico reptil, la mitad
de su cuerpo tiene el aspecto de tener escamas en la piel, a parte
se cortó la lengua en dos, hyung es muy atrevido a veces pero me
agrada —TaeHyung le observó, claro él era el que lo llevó a la
caravana de JungKook. De repente se escuchó una risa estruendosa
y particularmente rara, era un chico de cabellos castaños que
parecía haber hecho un chiste con HoSeok que también se reía pero
menos estruendosamente.

—¿Quién es él? —preguntó, JungKook miró a donde apuntaba


TaeHyung.

—El de la risa, Jin Hyung él… —dudó de cómo explicar lo suyo—,


tendrías que verlo sin ropa para entender que posee —TaeHyung
volvió abrir los ojos en grande, JungKook se río de eso, de alguna
forma su actitud era tierna—, él de al lado es HoSeok hyung —continuó,
esta vez con menos ánimo—, es un traga espadas o fuego, principal
anfitrión del espectáculo.

—Oh —al parecer todos aquí estaban enfermos, al igual que él ¿por
eso su madre lo había traído aquí?

Habían muchas más personas que presentar pero JungKook se


abstuvo ahí, quedó mirando a TaeHyung un rato, se veía perdido,
pero tenía un aura encantadora que no podía negar, lo que más le
llamaba la atención es no verle nada inusual ¿quizá estaba bajo su
ropa? Usaba una vestimenta muy grande y gruesa para alguien que
se veía tan delgado, seguramente era eso.

JungKook no solía conversar con todas las personas allí pero le


interesaba intentar hablar con el nuevo, así que comenzó a moverse
lentamente encima de sus sábanas, sin salirse de ellas, y estar más
cerca del rubio. Sin embargo cuando estuvo ya casi a su lado, en lo
que las sábanas le permitieron, una voz interrumpió.
—iTaeHyung-ah! —era HoSeok quien le llamaba desde el escenario—,
yen aquí! —le dijo con una gran sonrisa. El nombrado se levantó del
suelo y fue dónde se le llamaba, JungKook suspiró y sólo le vio
alejarse.
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TaeHyung avanzó inseguro entre todos los extraños personajes,


quedó frente a HoSeok quien le miraba con una sonrisa en las que se
le marcaban los hoyuelos, el mayor se acercó y le palmeó los
hombros.

—Muestra —dijo sin el suficiente contexto para que el menor


entendiera.

—¿Mostrar qué? —HoSeok rodó los ojos.

—No te hagas el interesante TaeHyung-ah, tenemos que planear


nuestro acto, el jefe dice que hay que incluirte como el estelar ipero
es difícil si ni siquiera sabemos que tienes! —se quejó—, así que no nos
pongas impacientes y muéstranos lo tuyo —le alentó sonriendo.

TaeHyung se quedó en silencio y al parecer a su alrededor todos


quedaron en las mismas condiciones, expectantes de lo que iba a
pasar, quizás realmente no eran muchos, pero el rubio sintió mil pares
de ojos sobre él juzgándolo, las horribles palabras llegaron a su
cabeza, el desprecio, el miedo, TaeHyung no quería dar miedo, él
quería ser amado, al menos una vez. Su mente fue poblada por este
tipo de pensamientos y no pudo evitar sentirse nervioso, sus ojos
peligraban en convertirse en grifos abiertos, ansiosamente comenzó a
jugar con el borde de su gran abrigo.
—Quizá esté bajo su ropa —una sutil voz de una chica se hizo
aparecer y con su delgada mano tocó la espalda abultada del
abrigo del menor.

—iNo me toques! —en medio de su crisis de pánico, golpeó la mano


de la chica apartándola de él.

El silencio y la cara sorprendida de la mujer empeoraron la situación


para el menor quien, desesperado, decidió correr de la situación.
Yéndose de la carpa.

JungKook quien había observado la situación desde lejos se levantó


de sus sábanas y fue tras el rubio que seguramente se había ido
dónde su caravana.

A nadie le importó la ida de JungKook, sin embargo, estaban algo


shockeados con la repentina actitud del nuevo.

—¿Hice algo mal? —preguntó la misma chica preocupada.

—No, Jessica, está bien —dijo HoSeok—, supongo que algo anda mal
con él, démosle otro día, se le pasará —aseguró—. Bien —aplaudió
intentando mantener el ánimo—, Figamos con la práctica!

Las personas ignoraron lo recién sucedido y como cualquier acto


que sale mal, el show debe continuar.
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JungKook abrió la puerta de su caravana, encontrándola vacía a


primera vista, pero luego de echar un ojo por todos lados encontró
a TaeHyung abrazado a sus rodillas en la cama de arriba.

—¿Hyung? —preguntó suavemente—, ¿Hyung, estás bien?

—Lo siento —la voz se escuchaba rota y ahogada—, no quería


arruinarlo.

JungKook avanzó unos pasos hasta apoyarse en el borde de la


cama, mirando hacia arriba le dijo:—Hyung, no arruinaste nada —
TaeHyung levantó la vista exponiendo sus ojos rojos al pelinegro que
sonrió en lástima—. ¿Quieres hablar de ello? Sí es así, ¿podrías bajar?
Creo que sería más cómodo para ambos.

TaeHyung dudó, pero la amigable sonrisa de JungKook fue suficiente


para convencerlo, se limpió las lágrimas como pudo, sorbió su nariz
para luego bajar y quedar frente al menor.

—Te ves horrible considerando que llegaste siendo un niño bonito -


dijo intentando aligerar el ambiente, sin conseguirlo—. Ah, ¿quieres
sentarte? —le invitó mientras el mismo se había sentado en su cama
palmeando a un lado de él.

—Pensé que no podía estar en tu cama —susurró ronco.


—Aprovecha la oportunidad —entonces TaeHyung se sentó al lado
del pelinegro, tomando algo de distancia—. Y dime, ¿tienes algún
problema con tu rareza? —dijo directamente abrazando sus suaves
sábanas, el contrario no contestó a lo que el menor comprendió con
un gran "Sí"—. Bien, deberías entender que no es una rareza como tal,
es lo que nos hace diferentes de los demás y eso es bueno, es decir,
¿quién quiere ser alguien común? —intentó decir introduciendo al
tema—. Soy el chico de porcelana, sé que suena bonito, aunque
realmente no lo es pero creo estar bien con eso, es mi vida y puedo
llevarla —miró a TaeHyung que ahora había parado su llanto y se
mantenía mirándolo atento a sus palabras-. Hagamos algo, Tae -se
giró para darle la cara—, tú no has visto lo que yo tengo y yo no he
visto lo que tú tienes —el contrario asintió—. Sí te muestro lo mío, ¿me
mostraras lo tuyo? Ya verás que no será tan terrible.

TaeHyung lo pensó un poco, JungKook no parecía amenazante y,


aunque realmente no lo conociera, le inspiraba más confianza que el
resto de las personas, así que asintió con la cabeza expectante de
lo que puede hacer el menor.

El menor sonrió, se levantó y fue a la pequeña cocina que poseía su


caravana, abrió los cajones y sacó un cuchillo, se puso frente al
mayor y tomó un gran suspiró.

—Puede lucir drástico, pero no te asustes —dijo, extendió uno de sus


blancos brazos sin ropa que le cubriera y se enterró aquel filoso
metal en lo profundo de su piel, cerró los ojos ante el dolor y sacó el
cuchillo tirándolo al suelo.
Inmediatamente TaeHyung se asustó y preocupado por el menor fue
en busca de un paño para parar la sangre que había comenzado
a brotar.

—Por dios, JungKook! ¿estás bien!? —dijo asustado mientras que


agarraba el brazo herido del menor buscando tapar la profunda
herida. Pero no había herida.

TaeHyung no entendía, había sangre seca alrededor del brazo, pero


era como si sólo estuviera puesta ahí, no había nada que
evidenciara el profundo corte hecho por el cuchillo anteriormente.
Extrañado miró al menor quién sólo sonreía.

—Me dicen chico porcelana debido a lo fácil que me puedo hacer


heridas en el cuerpo y cómo las mismas desaparecen en cuestión de
segundos, por eso siempre estoy rodeado de sábanas y cosas así,
hasta el más mínimo apretón me hiere —habló tranquilo, ante eso
TaeHyung le soltó el brazo en el cual notó hematomas en donde
antes habían estado sus dedos. Quiso decir algo, pero el menor
negó con la cabeza, no había nada que decir—. Te toca —dijo
volviendo a sentarse en su cama, mientras acariciaba su brazo.

TaeHyung le miró, más calmado que momentos antes, estaban solos,


él y JungKook, JungKook y él. ¿Realmente alguien tan amable y lindo
cómo JungKook le diría algo como todo aquello que su familia le
había dicho durante todo ese tiempo?

No creía que fuera así


Tomó el borde de su gran abrigo, lo levantó hasta quitárselo, lo
mismo hizo con otra prenda inferior hasta quedar sin nada que le
cubriera el torso.

Y JungKook lo vio, quedando totalmente sorprendido.

Dos grandes alas negras como las de un cuervo decoraban la


espalda de TaeHyung.
9

Una señora ya no tan joven reposada entre un montón de mantas de


su hogar estaba dando a luz a su cuarto hijo, debido a no ser muy
ricos se las resolvían de recibir los bebés en casa.

Su hermana era quien veía el bebé salir y la encargada de ayudar


en el parto junto a otras integrantes de la familia. Luego de mucho
tiempo la pequeña criatura salió llorando, pero tenía algo extraño.

—Por Dios, tiene alas! —dijo la hermana observando las pequeñas


alas blancas del niño—. SunHee, iacabas de tener un ángel! iHemos
sido bendecidos! —habló con emocion — ¿cómo llamarás a esta
hermosa criatura?

La nuevamente madre sostuvo a su pequeño milagro que había


cesado el llanto, sonrió por haber sido bendecida en su vientre por
Dios, observó a su bebé que dormía a gusto y dijo:— Kim TaeHyung,
se llamará Kim TaeHyung.

TaeHyung tuvo sus primeros años de vida en armonía, su familia le


adoraba, tratándolo como un ser de otro mundo, se jactaban de
tener a su propio ángel en la familia, de cabellos dorados y
hermosas alas de un blanco reluciente.

Pero mientras pasaba el tiempo las delicadas plumas blancas se


iban tiñendo, empezaron con un gris tan claro que al principio no fue
notable pero cuando el negro comenzó a reemplazar el blanco fue
un tormento para la familia Kim.
—iEngendré al hijo del diablo! iesa cosa no es un ángel, es un maldito
demonio! —lloraba la madre desconsolada.

—Estamos pagando por todos nuestros pecados —le continuó la


hermana.

Desde que el blanco desapareció en TaeHyung nadie quería verlo a


la cara, lo encerraban en el entretecho de la casa, haciéndolo
pasar frío a veces, mirándolo con malas caras y alimentándolo con lo
que sobraba, todo por esas malditas alas.

Todas las noches el pequeño niño lloraba sin entender el cambio de


su familia, sabía que sus alas antes besadas las miraban con asco,
tenía la necesidad de ocultarlas y que nadie pudiera verlo, de esa
forma comenzó a usar enormes abrigos que aprisionaban a aquellas,
y salía del entretecho a pasear por su casa, nunca más allá de eso.

Se había acostumbrado a que ya no lo miraran con amor y a las


crueles palabras que solía escuchar.

—Fenómeno —dijo con asco su primo.

A veces TaeHyung podía llorar en medio de la sala pero a nadie iba


a importarle, aquel ex-ángel sólo se había convertido en la
vergüenza de la familia.

«Un monstruo, una vergüenza, un fenómeno, eso eres TaeHyung ¿tú


crees que alguien te va amar siendo así? Fuiste besado por el diablo
y la gente sólo sabrá odiarte»
Era tan común para él llorar, ser mirado en menos, ya sabía que no
valía nada y a pesar de toda la vergüenza que traía, él seguiría
amando a su familia.

—Tienes que llevarte esa cosa de aquí SunHee, nadie soporta su


presencia aquí —dijo la abuela Kim con horror

—. Escuche que en las afueras de la ciudad se puso una feria en


conjunto de un show de fenómenos, podrías ofrecerle a ese circo de
raros, deshacernos de él será lo mejor.

La madre de TaeHyung asintió sin dudarlo, fue al segundo piso


abriendo la puerta que guiaba al entretecho, subió encontrándose a
TaeHyung rayando el suelo con una tiza, los trazos formaban una
familia feliz hecha a palitos, la señora ignoró aquello y puso su mejor
sonrisa.

—TaeHyung, cariño —habló dulce llamando inmediatamente la


atención del joven— ¿quieres acompañar a mamá a un paseo? —al
contrario le brillaron los ojos pensando en que tal vez su madre
volvía a querer estar con él, asintió sonriendo. La señora se sentía
repugnada pero era algo que pronto iba acabar.
10

—Oh, Wow —JungKook estaba sin palabras creando ansiedad en el


contrario por el silencio—, son hermosas TaeHyung-ssi —la verdad es
que en el rostro del menor sí parecía mirarlas fascinado,
complementándolo con una gran sonrisa.

Se levantó para quedar frente al rubio que parecía ansioso, quería


alzar la mano y tocarlas pero el miedo de salir dañado se lo impidió
sin embargo le regaló una sonrisa honesta a su mayor.

—Te dije que no sería terrible, lo tuyo es realmente maravilloso —


TaeHyung se sintió un poco avergonzado no acostumbrado a sentir
buenos tratos por aquello que portaba—, nunca pensé poder
conocer un ángel.

TaeHyung reaccionó inmediatamente dando pasos atrás y


recogiendo sus alas abruptamente— No soy un ángel —habló
temblando, recordando—, soy un monstruo, un raro, un fenom-

JungKook calló su boca con la palma de su mano cortando sus


palabras, sus ojos llorosos mostraban la angustia de escuchar esas
palabras.

—No somos monstruos, TaeHyung —dijo con lágrimas acumuladas—, tú


tampoco lo eres, no digas eso —movía la cabeza intentando dejar
sus ganas de llorar—. Ya te dije, esto nos hace especiales, tú eres
especial, de una buena forma ¿entiendes? Deja atrás esos
pensamientos, aquí todos somos iguales — el mayor le caían las
lágrimas en silencio—, eres hermoso ¿sí?

TaeHyung volvió a llorar sintiéndose vulnerable, asintió intentó


limpiarse el agua del rostro, pero sólo lograba que se volviera a
empapar, JungKook lloró en empatía, y estuvo con él hasta que su
llanto decidió marcharse. Cuando eso pasó ambos estaban sentados
en el suelo, el menor sobre una almohada.
El silencio les gobemaba sin embargo no era incómodo, TaeHyung se
acercó un poco a JungKook y preguntó:

—¿Puedo abrazarte?

—Sólo si lo haces suave —el otro asintió pegándose un poco más al


cuerpo ajeno, lo envolvió con delicadeza entre sus brazos
intentando no apretar y dejarlo en un suave toque, JungKook no lo
sabía, pero era la primera vez que abrazaba a alguien en mucho
tiempo.

Suspiró sintiéndose bien, en especial cuando el menor le


correspondió envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo. Sin
querer extendió sus alas hasta envolver ambos cuerpos entre ellas. El
menor extendió una mano, ganado por la curiosidad, cuidadoso
tocó el plumaje sorprendiéndose de lo dulce que era al tacto, tan
suave que no podría sentir que le hiciera daño y eso estaba bien,
muy bien.
11

Luego de aquel día, TaeHyung obtuvo un poco de confianza en


mostrar aquello que llevaba oculto, siempre y cuando JungKook
estuviera presente, ya que era la primera persona en hacerlo sentir
bien respecto a eso, necesitaba constantemente el apoyo de este
para no romper a lágrimas.

La mayoría de las reacciones no eran malas como imaginaba, todos


se mostraron sorprendidos e incluso maravillados.

—Woo, esto será genial, que buen estelar vas a ser TaeHyung —dijo
HoSeok cuando lo vio por primera vez.

Poco a poco, TaeHyung iba hablando con más personas,


encontrando que la mayoría de hecho era agradable. A pesar de
eso, solía conversar más con JungKook, podían pasar una noche
entera hablando y no lo notaban hasta que era muy tarde, y sentían
el peso de todo aquello en los ensayos de la mañana.

—Aquella vez fue divertida porque HoSeok tenía que meter y sacar
una serpiente de su garganta pero resulta que se la había tragado
sin querer y lo mejor de aquello fue su reacción —contaba entre risas
el menor mientras abrazaba su almohada—, por eso ahora él se
rehúsa un poco a trabajar con serpientes, le quedó un trauma —
TaeHyung escuchaba desde la cama de arriba la historia, riendo
más por la contagiosa que era la risa del otro que por la historia.
Se apoyó en el borde de la cama con el cuidado de no caerse,
bajo la cabeza hasta poder ver al menor desde arriba mientras este
se seguía riendo de la situación.

—Me gusta tu risa —le dijo naturalmente, aquello hizo que el menor
parará sin esperarse ese comentario, se coloró un poco y sólo
agradeció tímido—, ¿Puedo hacerte una pregunta? —asintió—, ¿por
qué se llama show de fenómenos sí realmente no lo somos?2 El menor
se quedó serio por un rato, y respondió simple.

—Es algo comercial, a la gente "normal" —hizo comillas con los


dedos— les entretiene ver gente como nosotros y a pesar de sentimos
iguales a los demás no es algo notoriamente visible —suspiró—. Es una
cruel realidad, pero mh — levantó los hombros intentando restarle
importancia—, yo lo veo como un show artístico algo macabro.

TaeHyung asintió, bajó de la cama sentándose cómodamente al


lado del menor, este le observaba atento, ya no le molestaba que el
mayor estuviera cerca de su espacio personal, aunque usualmente
TaeHyung solía ser bastante respetuoso con respecto a acercarse
demasiado. Cuando el antes nombrado estuvo al lado del menor, se
acercó un poco para sólo decir:

—Gracias por ser mi amigo, Kookie —y le dio un ligero beso en la


mejilla, luego de eso volvió a su cama de arriba—. iBuenas noches!

JungKook tocó la mejilla antes besada sin sentir ningún tipo de


dolor, él ni siquiera logró hacerle daño con ese beso puesto en su
delicada piel. Su corazón palpito exageradamente rápido mientras
observaba el techo que brindaba el camarote de arriba.
—Buenas noches TaeHyung…
12

TaeHyung caminaba solo entre el comedor que estaba en el patio,


era hora de almuerzo y evidentemente la mayoría de las personas se
encontraban ahí, a excepción de JungKook, el rubio no sabía en
dónde estaba lo último que supo de él fue que "tenía cosas por
hacer", que evidentemente no lo incluían a él. Estaba bien con eso,
pero a pesar de quitarse la carga de ocultar sus alas aún se sentía
cohibido con los demás en su entomo, por lo mismo aún usaba un
suéter gigante que le cubría el torso.

Fue por una manzana ya que no tenía tanto ánimo de comer solo,
cuando consiguió la fruta le dio un mordisco mientras se hacía
camino de vuelta a un lugar más silencioso, sin embargo tropezó con
algo que casi lo hizo caer pero que sí le hizo soltar la manzana ya
encontrada en el suelo. Revisó el causante de su caída y encontró
unos pies que lo guiaron a una chica de largo cabello castaño que
lo miraba con sorpresa.

—Ay no, lo siento… -se disculpó rápidamente. TaeHyung encontró


primero que todo que la chica estaba sentada de una forma
extraña, a pesar de tener mesas de picnic, ella se mantenía de frente
al pasillo apoyando su plato de comida en sus piernas, usando de
respaldo a otra chica a quién no le pudo ver la cara pues estaba
de espaldas hacia él-. Tu manzana… -señaló con obviedad la
muchacha al darse cuenta de lo que provocó.

-No importa -dijo quitándole importancia, él podría ir por otra.


-Ten -la pelicastaña le ofreció una manzana, que al parecer era
suya, recompensando la caída, TaeHyung aceptó agradecido-. ¿Eres
nuevo? No te he visto por aquí -la contraria le miró un poco más
analítica el rostro y luego dijo con una sonrisa por acordarse-,
espera ¿no eres el chico con alas de cuervo? -TaeHyung se sonrojó
por la repentina comparación, pero asintió mientras mordía su nueva
manzana-. Wow, la otra vez te vi de reojo, encuentro que eres
impresionante -le dijo amablemente-, Soy Krystal, por cierto.
—TaeHyung -se presentó, decidió sentarse en una silla cercana para
continuar con la conversación con ella—, nunca te he visto ¿eres
parte del show? preguntó curioso y ella asintió.

—Probablemente nunca me has visto porque siempre estoy detrás de


mí hermana -dijo después de comer un poco más de la sopa
reposada en sus piemas—, literalmente quiero decir, somos siamesas -
TaeHyung se mostró sorprendido y fascinado—. Nosotras… estamos
unidas por la espalda baja así que quizás sólo la viste a ella -eso
explicaba porque ella comía en esa posición mientras que su
hermana era la que ocupaba la mesa.

—¿No les molesta caminar o… ese tipo de cosas? -inquirió ganado


por la curiosidad. —Al igual que todos aquí, terminas
acostumbrándote —dijo para seguir comiendo—. Admito que a veces
Jessica es irritante —susurró para que la hermana no le escuchara-,
pero es mi hermana y la quiero.

TaeHyung asintió, decidió aprovechar de mostrarse en su más grande


aspecto de mariposa social ahora que Krystal se había presentado
a él amablemente, no podía desperdiciar tener la oportunidad de
ganarse una amiga. Continuaron hablando de temas al azar, en un
momento Krystal terminó compartiendo parte de su almuerzo con
TaeHyung, al igual también dieron pequeñas muestras de sus
singularidades, la pelicastaña se levantó levemente la polera
dejándole ver parte de su eterna unión a su hermana al rubio, este
por su parte le reveló parte de sus plumas a la muchacha.
Habían congeniado de una forma amistosa que les resultó
agradable a ambos, en el transcurso de sus conversaciones el rubio
pudo darse cuenta que Krystal era mayor que él por tres años, lo
cual le sorprendió porque podría jurar que eran de la misma edad.

—¿Puedo decirte Krystal Noona? —la nombrada asintió con una


sonrisa.

Poco a poco ese sombrío lugar parecía más cálido.

TaeHyung luego de charlar con Krystal, la vio marcharse cuando la


otra hermana decidió irse, inevitablemente arrastrando a la
pelicastaña con ella, ambos se despidieron agitando sus manos
hasta perderse de vista. En ese momento TaeHyung encontró a
JungKook.
13

JungKook se había mostrado un poco reacio a hablar con él en un


principio, pero después de unos minutos pudo sacarle unas palabras
que luego lo llevaron a unas sonrisas. Los dos se dirigieron a sentarse
bajo la sombra de un árbol aprovechando el descanso que tenían,
fue el mayor de ambos quien trajo unas almohadas para que el
contrario no saliera tan lastimado por el áspero pasto.

Intentó indagar a dónde había ido el menor todo ese tiempo, el cual
después de un silencio sólo contesto «practicando», TaeHyung
guardó silencio al analizar la situación, considerando como era el
menor no sabía qué tipo de práctica tendría él. Decidió cambiar el
tema contándole sobre su nueva amistad con la chica siamesa.

—Krystal es buena chica, me agrada —le sonrió, contento de que el


rubio tuviera más amistades, aunque en el fondo eso lo inquietó un
poco.

De hecho, se sentía un poco inquieto respecto a TaeHyung este


último tiempo, no sabía qué le pasaba, pero aquel chico siempre le
provocaba cosas que él no sabría definir. No es que fueran malas, se
sentía bien, pero era extraño que sólo pasará con el mayor, es decir,
ahora mismo TaeHyung se encontraba hablando de algo y él sólo
podía sentir su corazón latir por la cara de felicidad que mostraba
el contrario por contarle su historia y sonrojarse cada vez que este le
miraba fijamente.

Por otra parte, el rubio no estaba lejos de sentirse diferente, valoraba


un montón su nueva amistad con Krystal pero no se sentía igual que
JungKook cuando ellos empezaron. El menor tenía cierto encanto
hipnotizador, su estómago era un caos de cosquillas agradables que
le hacían rebosar felicidad cada vez que ellos dos volvían a hablarse
o hacerse compañía, por eso encontraba curioso que con la siamesa
fuera distinto, con ella se sentía agradable y acompañado, pero no
habían cosquillas. Entonces comparó para sí mismo estos dos
sentimientos y llegó a una conclusión.

Quizás JungKook le gustaba.

En ese momento paró de hablar repentinamente mirando serio la


pálida cara del contrario, el azabache se quedó extrañado por
aquel cambio del mayor ¿y ahora qué le pasaba?

—Hyung, ¿por qu- —sus palabras fueron detenidas cuando sus labios
fueron presionados por los ajenos.

Abrió los ojos en demasía y apretó la almohada en sus puños sin


saber qué hacer con la situación, su corazón que antes parecía ir
rápido ahora parecía que intentaba hacer una carrera, que sin
saberlo, competía con el de TaeHyung yendo a la misma velocidad.
Su rostro se mostró completamente rojo al igual que el del contrario
cuando se separaron, sonrieron tímidamente mirándose de reojo.

JungKook sonrió en grande para sí al poder darse cuenta que


TaeHyung también poseía labios suaves, y ahí se encontró anhelado
otro beso.
14

Los días solían ser moderadamente agitados pero ese día en


particular el circo estaba hecho un caos. Todo tenía una simple
respuesta, esa noche era el gran show. TaeHyung veía como la
mayoría iba y venía por todo el lugar, eran los últimos ensayos, los
últimos arreglos, todo tenía que salir a la perfección pues según
HoSeok sus shows eran tan exclusivo que solían presentarse una vez(a
veces dos) en cada pueblo cada cierta cantidad de meses y
siempre vendían todas las entradas.

Cuando la luna dominará el cielo en una oscura noche y lo único que


ilumine sean las festivas luces de ferias coloridas que se ponían frente
a la imponente carpa de franjas rojas y blancas, era la señal que todo
debía comenzar.

Abriendo el espectáculo entraba HoSeok con un traje de


terciopelo morado y una carismática voz que llamaba la
atención de todos los espectadores. «iBienvenidos al show de
fenómenos »

Las luces se apagaban y luego un gran foco apuntaba el rostro de


JiMin, caminaba con gracia, levantando las piemas excesivamente
alto interpretando ballet hasta subirse a una mesa con una caja
transparente que apenas le llegaba a su rodilla, entró doblando sus
extremidades hasta que ninguna parte de su cuerpo se encontró
afuera, término del show, cambio de acto.

Ahora comenzaron a sonar aves y luces verdes poblaron el


escenario, un aspecto de selva se veía decorado, en las esquinas
dos mujeres que tenían hipnotizadas a unas serpientes y en el centro
un chico que caminó lentamente hasta posarse bajo un foco de luz,
se quitó la parte superior de su ropa que mostró cómo la mitad de su
cuerpo era cubierto en escamas de un verde claro que subían por su
torso hasta cubrir la mitad de su rostro, en ese momento agarró una
varilla que comenzó a agitar un poco y le prendió fuego, en eso
sonríe de lado muestra su lengua partida en dos viviendo la fantasía
de un reptil, toma líquido de una botella y escupe en un resoplido
que arrastra el fuego con él que casi llega a quemar a los
expectantes pero claro estaba tan bien planeado que eso jamás
pasaría, término del show, cambio de acto.

Siguieron un montón de actos interactivos con el público, como


mujeres con barba que se paseaban por los pasillos cantando,
personitas de pequeño tamaño haciendo acrobacias, un montón de
fenómenos que dejaban con la boca abierta a más de una persona.

—Pero eso sólo fue una previa, mis amigos —dijo HoSeok—, ahora
vean a la siguiente mujer y díganme —hizo una pausa—, a cuántas
ven…

Entonces las luces se apagaron, con efectos de sombra y sin mucha


luz, se vio la silueta definida de una mujer, movió sus caderas de un
lado a otro lentamente mientras tenía los brazos estirados, todo
acompañado con música lenta y dramática, pero entre ese pequeño
movimiento cuando la mujer movió su torso a la izquierda, otro torso
se movió a la derecha, regresaron al punto de inicio y volvió a parecer
sólo un torso, se prendió la luz mostrando a una linda chica dueño de
ese cuerpo, comenzó a caminar segura hacia adelante y giró
rápidamente mostrando otra cara, mismo cuerpo, al público, se repitió
el movimiento del inició sus torsos se separaron pero su parte inferior
seguía intacta, se despidieron del público de esa forma inconclusa y
se apagaron las luces.
—Ahora —habló en medio de la oscuridad—, como si pensaras que
Dios ya nos dio la espalda a todos nosotros, castigando a simples
humanos con características fuera de los normal ¿qué pensarías de ver
a un auténtico hijo de Dios desterrado del cielo? Un ángel caído —y
las luces se prendieron, mostrando como dos payasos agarraban a
TaeHyung de sus extremidades para dejarlo inmóvil, contó tres
segundos mentalmente y desplegó sus alas tan negras como el carbón
frente a la audiencia.

Se escucharon un montón de jadeos, e inclusive pudo divisar a


señoras comenzando a rezar, niños soltando sus dulces de la
impresión y señores refregándose los ojos para creer lo que estaba
viendo. El acto de TaeHyung era más una muestra que un
espectáculo en sí, se quedaba ahí como si lo forzaran, que no era
del todo falso, y movía sus alas de un lado para otro. Los payasos
acompañaban el show con risas estruendosas y molestas que
lograban poner al público con los pelos de punta. Se apagaron las
luces, término del show, siguiente y último acto.

—La porcelana es conocida como un material tan frágil por ser tan
fácil de romper, ¿se imaginan un caso donde su carne fuera la
porcelana? — introdució—. Pero hay más que esto en nuestro propio
chico de porcelana —y frente a todos estaba JungKook vestido
como si fuera un muñequito con poca ropa.

El menor tenía una sonrisa pegada al rostro que no parecía poder


salirse, HoSeok se acercó a él mostrando un cuchillo al público se
giró y sin ni siquiera mirar al menor le rajó todo el brazo. El público se
exaltó al ver la sangre correr por la profunda herida y luego quedó
en un gran asombro al ver que esta misma se curaba cinco segundos
después. Así fue como fueron depositando heridas constantes en el
cuerpo de JungKook pero este saliendo "ileso" de cada una de ellas.
Y claro con una gran sonrisa, como si nada de eso estuviera
pasando. El público aplaude.
15

TaeHyung había visto con horror el último acto, como si no fuera


poco no podía creer que las personas "normales" disfrutaran del
dolor ajeno. Él lo veía, a pesar de la gran sonrisa pegada en la
cara del castaño, él sabía que le dolía y eso provocó que se le
estrujara el corazón ante ese escenario.

Él había querido intervenir, pero los tontos payasos lo seguían


sujetando con demasiada fuerza que cuando fue libre ya todo
había pasado. Entre la multitud de fenómenos tras bambalinas buscó
a JungKook casi desesperado, entre todos chocó con HoSeok que
iba silbando alguna canción que no conocía.

—iOh, TaeHyung! Buen trabajo el de hoy, sabía que la gente iba a


quedar boquiabierta —dijo con total felicidad.

—HoSeok Hyung ¿icómo pudiste!? —dijo ignorando las palabras


ajenas, golpeando con poca fuerza el pecho ajeno—, a él le duele!
ideberías saberlo! ino debiste ser tan insensible! —HoSeok puso el
rostro serio al escuchar las palabras del menor—, no debiste herirlo…
—se mordió el labio con los ojos peligrando llorar.

—TaeHyung, TaeHyung, TaeHyung —suspiró agarrando los puños


ajenos y alejándolo de él, le brindó una sonrisa cínica—, al igual que
todos, JungKook tiene su peculiaridad y él la expone así, ino le veo el
problema!, es lo que debe hacer por estar aquí —se rió dando unas
palmadas en el hombro desnudo de TaeHyung—. No deberías
preocuparte de él, tú sólo preocúpate de seguir impactando con
esas lindas alas —le susurró en el oído para luego marcharse.
TaeHyung totalmente incrédulo observó como aquel chico se marchó
como si nada, tragó duro y se dio vuelta buscando al menor
nuevamente. Al no encontrarlo fue a su caravana que compartía con
él, lo encontró totalmente envuelto en sus sábanas abrazándose las
piemas con una mirada perdida.

—iJungKook! —se acercó apresuradamente sin embargo se controló a


sí mismo en no tirarse encima del otro, por lo que se sentó enfrente
esperando captar la atención del menor—, JungKook… tú, ¿estás
bien? —preguntó cautelosamente.
Hubo un silencio que perduró entre ambos, manteniendo nervioso y
expectante al rubio, JungKook no decía nada ni se movía, se
mantenía mirando un punto de la nada. TaeHyung pensó que quizás
él no había notado su presencia así que muy lentamente se acercó
más al menor.

—Duele —susurró de repente.

TaeHyung detuvo su movimiento y fue en ese momento que sus ojos se


conectaron con los cafés oscuros de JungKook, sorprendentemente
fue el menor quien se movió primero abrazando al mayor de ambos
envolviendo sus brazos alrededor del cuello, dejándose sollozar
levemente en el hombro ajeno.

El rubio meramente impactado devolvió el abrazo acariciando la


pálida espalda ajena que al tacto se sentía lisa y pura pero que él
sabía había estado lleno de cicatrices.
—Todo estará bien, JungKook —sintió como su hombro se ponía
húmedo, testigo de un llanto silencioso—. Todo estará bien… —
susurró apegándose más al cuerpo ajeno. Pero, ¿era cierto?
16

A diferencia de la mayoría de los fenómenos de ese lugar que


habían sido acogidos cuando no encontraban lugar donde ser
aceptados. JungKook nació bajo la carpa de franjas blancas y
rojas. Su madre era una linda chica que bailaba en los aires que sin
embargo murió, en un mal movimiento entre la cuerda se estrelló
contra el suelo, dejando a su pequeño de cuatro años. Aquel niño
huérfano no quedó solo a pesar de ello.

Jung HoSeok, hijo del jefe del circo, en ese entonces tenía ocho años,
maduramente se hizo cargo de JungKook convirtiéndose en un
hermano mayor para éste.

—iHyung! ¿quiere jugar conmigo? —decía el niño envuelto en las


sábanas de la cama con dos muñecos hechos de trapos viejos en
sus pequeñas manos. Lamentablemente JungKook solía enfermarse
regularmente así que pasaba en cama pero para HoSeok no era
problema cuidarlo ya que siempre se mantenía en el mismo lugar.

—Okey pero será rápido tengo que trabajar luego —dijo HoSeok
sonriéndole y tomando uno de los muñecos que le ofrecía el menor
empezando a seguir la historia que se inventaba el pequeño
castaño.

Como todos ahí, JungKook tuvo que dejar la cama en algún


momento a pesar de que no parecía verse más fuerte, se puso a
trabajar como todos los demás, a los seis años ya se mantenía activo
en el circo tan sólo como un mero ayudante, siendo el menor de ese
lugar la mayoría solía tratarle bien haciendo que su trabajo no fuera
tan pesado. Su vida entonces, no era tan mala, pero su parte
favorita del día era cuando HoSeok llegaba y se la pasaba jugando
con él en un ambiente lleno de sonrisas, pero con el tiempo este
mismo se había vuelto un poco más retraído.

Un día JungKook tuvo que cargar tablas de madera hasta la gran


carpa, pero sus pies le hicieron trampa y a mitad de camino se cayó
provocándole heridas en todo el cuerpo, HoSeok al ver esto observó
el cuerpo del niño llenó de sangre mientras éste lloraba, preocupado
se lo llevó de ahí hasta su propia caravana para curarle las
horrorosas heridas, sin embargo al limpiarle la sangre no encontró
nada de lo que había visto pero el menor no paraba de llorar por el
dolor.

Luego de eso, curioso se lo mencionó a su padre, quien comenzó a


darle trabajo pesado a JungKook el cual siempre terminaba llorando
por el daño que se causaba, el mismo veía como el menor se hacía
heridas hasta por cosas insignificantes pero luego desaparecían
como si nunca hubiera pasado.

Un día se llevó al niño con siete años a la oficina junto a HoSeok y el


mismo señor le provocó una herida con un cuchillo, la came se abrió,
la sangre fluyó, la carne se cerró pero JungKook lloró porque aún
sentía dolor. Fascinado el señor de gran bigote quería incorporarlo
al acto como su nuevo fenómeno pero no podía sí el niño se ponía a
llorar por todo. Entonces le pidió a HoSeok que lo encerrará en un
cuarto y le hiciera lo necesario hasta que se acostumbrará. HoSeok
dudó pero se mantuvo firme y lo hizo.

No importaba cuánto llorara y se resistiera el menor, HoSeok hizo de


todo hasta que las lágrimas ya no existieran, así cuando JungKook
tuvo ocho años hizo su primer show.
Pero desde ese día JungKook más que sentir su piel rota, sintió roto
su corazón, roto por las manos de HoSeok, el cual alguna vez
considero su mejor amigo y hermano.
14

TaeHyung cargaba con un canasto que en su interior llevaba algo


de comida mientras se dirigía en donde había dejado a JungKook
unos minutos atrás. Se le había ocurrido que tener un picnic para los
dos ya que sería una gran forma de relajarse luego de esa
ajetreada semana, y parecía que el clima les acompañaba pues el
sol estaba radiante.

Había una pequeña colina que en la cima tenía un árbol que


proporcionaba suficiente sombra, JungKook fue dejado ahí por
TaeHyung junto a una gran manta que pertenecía al menor pero que
compartiría con el rubio. Éste al volver con la comida el castaño le
regaló una sonrisa, y comenzaron a llenar sus vacíos estómagos.

Cuando JungKook terminó su plato de comida sintió que TaeHyung le


tocó la nariz pero en ella había quedado una sensación extraña, se
tocó su misma nariz encontrando una sustancia espesa y blanca en
ella, miró al contrario con una interrogante en la cabeza, TaeHyung
por su parte presionaba sus labios mientras sonreía y mantenía sus
manos detrás de la espalda ocultando algo.

—Es crema —dijo. JungKook miró su dedo otra vez ahora sabiendo que
era eso pero ¿por qué TaeHyung tenía crema?—. Te traje un pastel —
volvió a decir extendiendo sus manos mostrando el trozo de pastel de
crema y chocolate que le había traído especialmente a él. —Oh… —
las mejillas del menor se sonrojaron y sonrió tímido—, gracias Tae — le
dijo aceptando lo que el mayor le había traído, TaeHyung sonrió en
grande cuando vio a JungKook comenzar a comerlo.
—Mira lo que aprendí hacer —le dijo mientras JungKook comía. Se
bajó la bata que usaba exponiendo sus alas y comenzó a batirlas
como si intentara volar, el menor apartó un poco el pastel para
aplaudirle alegre de lo que podía hacer el contrario.

TaeHyung se mantuvo mostrando diferentes cosas para JungKook,


provocando sonrisas en el contrario o a veces risas como cuando
empezó a imitar a una gallina frente a él. Ambos chicos se
mantuvieron haciendo ese tipo de cosas, casi viviendo en su propio
mundo.

Los dos chicos se miraron a los ojos por un tiempo en silencio, se


sonreían sin motivo alguno, más que todo por lo agusto que se
sentían al estar juntos. Una cosa pasó por la mente de TaeHyung
haciendo que su cara se pusiera roja y mirara el suelo.

— JungKook tengo algo que decirte… —se mordió el labio por los
nervios que sentía en ese momento.

—Te escucho —le respondió alegre.

En ese momento el rubio miró los puros ojos de JungKook que le


miraban atentos y con algo más que no sabría decir pero que le
dieron suficiente seguridad—. Me gustas.62 Al menor se le cortó la
respiración y cuando volvió a respirar lo hizo con toda la sangre
dirigiéndose a su cara, él y TaeHyung habían dejado de mirarse
pero seguían en la misma posición, uno frente al otro.

—…igual —dijo bajito pero fue audible para el contrario que lo miró
rápidamente viéndolo jugando con la tela de su camiseta—, igual me
gustas — observó la gran sonrisa geométrica de TaeHyung y él
también sonrió en grande, entonces el rubio estiró sus alas y tomó
una de sus negras plumas arrancándola.

—Ten —le ofreció su pluma—, tómala como muestra de mi amor —le


dijo seguro de aquello, JungKook aceptó la suave pluma
acariciándola con sus dedos, la tomó con delicadeza y la apoyó en
su pecho latiente, conmovido.

El castaño pensó en ese momento que él no tenía nada que darte


a TaeHyung, se sintió mal mientras veía la hermosa pluma en sus
manos, la guardó en su bolsillo asegurándose de que no se
perdiera y regresó a ver al contrario que estaba tan sonrojado
como él, JungKook tomó aire y algo de valor, entonces juntó sus
labios con los del mayor, que claramente no se esperaba eso pero
que aceptó con gusto, ambos cerraron los ojos y decidieron
disfrutar de aquel dulce momento que sabía a chocolate y crema.
18

TaeHyung iba caminando con prendas de ropa pertenecientes a


JiMin en sus manos, hace un rato había ayudado junto con Jin a las
señoras barbudas a lavar la ropa y ahora iba dejándola a sus
respectivos dueños. Al llegar a la caravana del chico elástico tocó
la puerta pero está se abrió en el momento, pensó si entrar
directamente sería correcto así que decidió hacerlo cautelosamente
para no molestar a JiMin, al asomar la cabeza sintió unos ruidos
raros que lo guiaron a mirar a su derecha.

Tanto sus ojos como su boca se abrieron en demasía cuando observó


como JiMin, YoonGi y las chicas que encantaban serpientes se
encontraban en posiciones extrañas unos sobre otros sin ropa y que
los llevaba a hacer esos ruidos raros. TaeHyung salió inmediatamente
luego de ver aquello y cerró la puerta, aún perplejo dejó la ropa
limpia al lado de la puerta, apoyada en una silla y se marchó.

Cuando regresó al lugar improvisado de lavandería encontró a


Jessica y Krystal sentadas junto a las señoras lavando lo que
quedaba de ropa, la última al ver al rubio acercándose levantó la
mano saludándolo, éste le saludó de vuelta y se sentó frente a ella.

—Hey TaeHyung —dijo mientras refregaba una prenda—, ¿te pasa


algo? tienes la cara roja —Krystal secó su mano en su falda para
tocarle la frente ajena verificando si estaba enfermo.

—Noona, vi algo extraño —dijo algo shockeado mientras la contraria


volvía a su labor.
—¿Qué pudiste haber visto?

—Vi a JiMin, YoonGi y a las encantadoras Park chocando entre ellos


en posiciones extrañas y. —miró a su alrededor susurrando—, estaban
sin ropa mientras hacían ruido… Krystal comprendió la situación al
mismo tiempo que su cara se coloreaba un poco, divagó consigo
misma buscando cómo explicar aquello a TaeHyung pero se resignó
a lo más fácil — Ellos estaban teniendo sexo, TaeHyung… Es algo
normal por aquí, supongo.

—¿Sexo? —se preguntó—. ¿Y cómo es eso? ¿duele? —Krystal se


encontró algo agobiada, pero comenzó a explicarle que no era así
si no que era una situación placentera para ambas personas-o
varias-, siempre y cuando no sea forzoso para ninguno, en ello al
rubio se le ocurrió algo—, ¿y yo podría hacer eso con JungKook?

—Diablos no, lo matarías —interrumpió Jessica, recibiendo una mirada


de ambos—. UPS, perdón literalmente estoy atrás no pude evitar
escucharlos —dio una risita nerviosa—. Pero JungKook es
extremadamente sensible, un acto como el sexo le terminaría haciendo
más daño que placer, todos sabemos eso —dijo volviendo al tema.
TaeHyung comprendió sintiéndose apenado ya que realmente quería
experimentarlo—, pero podrías hacerlo con Krystal, de todas formas
ella es virgen.

—iCallate! —gritó la nombrada sintiendo su cara roja, aquello tomó la


atención del menor y un poco avergonzada se dio a explicar—,
Jessica ha participado en muchos actos sexuales, como su siamesa
siempre estoy presente, pero yo siempre me rehúso a participar… —Es
que ella espera a poder hacerlo con alguien especial —rodó los
ojos—. iQué mejor que tu mejor amigo! ¿Qué dices TaeHyung?
Prometo mantenerme ajena a la situación, podrían disfrutar tranquilos
—Krystal se mordió el labio intentando reprimir sus gritos al escuchar a
su hermana, se tapó el rostro sintiéndose avergonzada.

Por otra parte, TaeHyung estaba analizando cada palabra que


salía de ambas siamesas. «sexo» no parecía malo, le daba pena
saber que nunca podría hacerlo con JungKook pero él no se
arriesgaría a hacerle horribles heridas que el menor sufriría más de lo
que es capaz de admitir sólo por el chocar de sus cuerpos. Krystal
en cambio, era su mejor amiga, podía confiar en ella, de todas
formas nadie podía parar la curiosidad de aquel fenómeno. Tomó las
manos de la contraria descubriendo su rostro, la pelicastaña observó
directamente los ojos del menor y TaeHyung le sonrió
agradablemente.
19

JungKook estaba acariciando con ansiedad la pluma de color


carbón que ahora colgaba de su cuello, que por cierto al siguiente
día que el chico de alas se la había regalado había buscado un
trozo de lana para amarrarle y usarlo como collar. Observaba el
cielo que se oscurecía mientras hacía danzar la suave pluma entre
sus dedos, su labio comenzó a sangrar en el momento que sus
dientes decidieron morderlo, se sentía preocupado pues no había
visto a TaeHyung en horas y ya se estaba haciendo de noche.

En el momento que pensó en ello la puerta de la caravana se abrió


dejando a la vista al dueño de sus preocupaciones, cuando sus ojos
se encontraron el mayor sonrió saludándole moviendo la mano,
JungKook devolvió el gesto e instintivamente hizo un espacio en su
cama para que el otro se sentara junto a él.

La mano del azabache, la que no estaba ocupada con su collar,


estaba protegida por la tela de su chaleco de manga larga, el
rubio aprovechó aquello para reposar su propia mano en la ajena,
«¿Dónde estabas?» preguntó en voz baja el menor una vez que
sintió por sobre la tela de su ropa la gran mano de TaeHyung.

—Estaba ayudando con la ropa sucia y luego estuve con Krys y Jess
—le respondió. «Oh» fue todo lo que pudo decir, por alguna razón
se sentía extraño, era un sentimiento que no le gustaba pero que no
sabía porque lo sentía, aun así estaba presente. Sentía ganas de
abrazarlo y nunca soltarlo, así que fue lo que hizo.

Dejó la pluma en paz y se deshizo del agarre de la mano ajena, pasó


sus brazos alrededor del cuello de TaeHyung y se apretó fuertemente
hasta hacerse daño, el contrario intentó alejarlo cuando se dio
cuenta de aquello pero en consecuencia JungKook sólo hacía más
fuerte el agarre, se rindió con ello y reposó una mano en la cintura y
otra en la cabeza del menor brindando suaves caricias en ambas
zonas del cuerpo.

Al separarse JungKook hizo una mueca sobándose los brazos, se


sacó el chaleco dejando a la vista su delgado y pálido cuerpo,
con sus dos brazos decorados con un hematoma gigante como si
fuera un tatuaje. TaeHyung le miró preocupado, comenzó a
acariciarle sus extremidades con suma delicadeza esperando a
que lo morado desapareciera. Quería preguntarle por qué hizo eso
pero el azabache se le adelantó con otra pregunta.

—¿Quieres dormir conmigo hoy? —«Ah?» fue la reacción del otro—.


Ya sabes…dormir en mi cama, tú al- al lado mío.

—Pero podría dañarte… —dijo algo desconcertado, a lo que


JungKook elevó la comisuras de sus labios en una pequeña sonrisa.

—Sé que nunca harías algo que pudiera dañarme —hubo un


silencio y TaeHyung aceptó.
20

Todo el mundo se mantenía ocupado desmantelando todas sus


pertenencias puestas, la gran carpa, todo lo que le sostenía y todo
lo que residía a dentro ahora se encontraba almacenado en la
parte trasera de un mini camión, las caravanas se habían
enganchado y puesto en marcha ya que el gran show se mudaba.

Se acercaba una nueva temporada para el circo de freaks, y les


quedaba un camino largo que recorrer en las calles de la carretera.

TaeHyung se había mantenido la mayor parte del viaje observando


por la ventana como el camino se iba dejando atrás y al mismo
tiempo aparecía uno nuevo, pasaba un rato para que el entorno
cambiará ya que lo más frecuente era ver campo y más campo. Sin
embargo, no dejaba de ser interesante para el joven rubio.

—Es la primera vez que viajo a otra parte de Corea —dijo cuando
regresó al lado de JungKook quien comía uvas sentado en el piso.
Los dos chicos habían decidido poner muchas mantas en el suelo
para sentarse ahí durante el viaje en vez de estar en las camas—, ¿a
dónde vamos?

JungKook tenía los cachetitos llenos de uvas cuando le fue


preguntado aquello, se avergonzó un poco cuando TaeHyung le
miró en ese estado provocando que se tiñeran sus mejillas. Se demoró
un poco en comerse todo aquello, intentando apurarse se sostenía el
rostro para que no se le escapara ninguna, el contrario sonreía ante
la escena pensando en lo tierno que se veía el azabache, lo asimiló
con una pequeña ardilla con los cachetes llenos.
—A llsan —dijo cuando ya se había tragado todo—, a las playas de
llsan creo, escuché a los mayores diciendo que íbamos para allá —el
rubio asintió pensando que no sabía dónde quedaba llsan pero si
era una playa significaba que el trayecto sería largo—. ¿Quieres
una? —dijo tomando una pequeña uva en su mano para mostrársela
al rubio. TaeHyung asintió y abrió la boca esperando ser alimentado,
el menor sintió curiosa la acción pero de todas formas puso la uva
en la boca ajena, el contrario masticó y se tragó la dulce fruta,
hicieron eso un rato, uno al otro y el mayor terminó por enseñarle a
JungKook a cómo atrapar la uva con la boca luego de lanzarla al
aire. Sin embargo al chico de porcelana se le hizo dificultoso pues en
ninguno de sus primeros intentos lo pudo hacer, siempre obteniendo
que la fruta cayera al suelo o golpeara alguna otra parte de su
rostro. Aun así TaeHyung le seguía animando para que no se rindiera.

Luego de su décimo intento pudo darle a su propia boca,


intercambio miradas de emoción y alegría con el ajeno e
instintivamente el mayor se acercó a besarle los labios.8 El beso
aparte de ser repentino, había sonado y por eso los dos chicos
quedaron sorprendidos luego de la acción del rubio. Tanto
TaeHyung como JungKook se habían puesto rojos mirándose
tímidamente luego de aquello, se terminaron lo que quedaba de
uvas en silencio sonriendo para sí mismos.
21

Hace un día habían llegado a las playas de llsan, estaban ubicados


cerca de un muelle y todo era un caos, todos estaban trabajando
para que el lugar se viera presentable. Y no sólo era eso, al parecer
el dueño del circo había hecho unos tratos por lo que no sólo
estaría el circo sino que ante la entrada de la carpa se extendía un
gran pasillo en el que se encontraba una feria, por lo que máquinas
de dulces y de juegos, algunas tiendas de venta entre otras daban
la apertura ante el gran show.

El clima era particularmente raro, solía hacer bastante calor pero en


las noches se sentía como en invierno, TaeHyung sólo esperaba que
nadie se enfermara por aquello. Él iba sin polera en ese momento por
lo que sus alas estaban levemente expandidas abanicándose a sí
mismo de vez en cuando, llevaba una caja de herramientas que dejó
frente a su mejor amiga, ella sacaba una herramienta pasándosela a
su hermana y está se la pasaba a otro fenómeno que se encontraba
construyendo la carpa, trabajo en equipo.

—TaeHyung, ¿podrías lanzar un poco de aire por aquí? —habló


Jessica que no lograba soportar el calor del momento, amablemente
TaeHyung sacudió sus alas brindando aire a sus trabajosos
compañeros.

—Si tenemos suerte, cuando todo esto termine podremos ir a la playa


— mencionó Krystal admirando el mar desde su posición, TaeHyung
miró detrás de sí observando el movimiento de las olas chocando
con la arena, más allá como parecía que el océano se combinaba
con el azul del cielo haciéndole parecer infinito y a la vez
inalcanzable—. Seguro tú y JungKook pasarían un buen rato, como
los novios que son disfrutar de otros lugares los llenará de recuerdos
bonitos —dijo sonriendo mientras pasaba otra herramienta por detrás
sin embargo la cabeza de TaeHyung dejó de escucharla tras una
palabra.

—¿Novios? —dijo confundido a lo que la contraria asintió pero al ver


que el rubio seguía manteniendo la misma expresión su cara cambió
a una de sorpresa.

—No me digas que-, wao yo de verdad pensé que eran novios, es


decir, se nota a kilómetros que se gustan.

—Y nos gustamos mucho, sólo que… —su mirada bajó a sus pies—,
nunca hablamos de noviazgo. ¿Y si me dice que no? —ante eso
Krystal sonrió amable.

—Oh vamos, no te desanimes —dijo golpeándole el hombro—, seguro


te dice que quiere, sólo escucha a Krystal Noona ¿okey? —dijo
levantándole el rostro para que la mirara—. JungKook debe de estar
estudiando lectura en uno de los bancos, ve y pregúntale, nosotros
nos encargaremos de esto —dijo apuntando detrás de sí la carpa a
medio construir. 1 TaeHyung asintió y fue corriendo hasta los bancos
encontrando a JungKook con un libro en sus manos intentando leer
con los ojos entrecerrados por el reflejo del sol en sus hojas.
TaeHyung extendió un ala brindándole sombra y a la vez obteniendo
la atención del menor quien sonrió al verlo.

—JungKook —dijo sentándose a su lado bajo la sombra que


proporcionaba su extremidad—, ¿quieres ser mi novio? —el nombrado
se sintió totalmente descolocado sintiendo su corazón latir con más
fuerza mientras que su cuerpo comenzaba a temblar por los nervios.
—¿Qu-qué? —fue lo único que pudo articular.

—Uhm, quería saber si tú… ¿quieres ser mi novio? —está vez dijo más
inseguro dando una sonrisa cuadrada intentando ocultar sus propios
nervios.

—Yo ahm… —una sonrisa tímida se escapó de su ser que al intentar


reprimirla se dañó un poco los labios a la vez que un pequeño
hoyuelo se marcaba en la comisura de su boca—. Sí, sí quiero —dijo
sonriendo más ampliamente compartiendo aquello con el contrario—.
¿Y qué se supone qué hacemos ahora?

—Quizás… ¿darnos las manos? —dijo dudoso.

JungKook extendió la suya entonces TaeHyung también, entrelazó sus


dedos con la mayor delicadeza y luego apoyó ambas manos en su
muslo, el menor regresó a su lectura esta vez leyendo en voz alta
para mostrarle sus avances a su ahora novio quien le escuchaba
encantado y con el corazón a mil.
22

Era el día del espectáculo, TaeHyung, a pesar de que debería estar


preparándose, no había parado de admirar la asombrosa feria llena
de colores que se cernía frente a la carpa, había hablado con
JungKook momentos antes y este le mencionó algo del algodón de
azúcar, que era algo así como lo más delicioso del mundo.

JungKook debía de conocer mucho de estas cosas considerando


que él siempre estuvo en situaciones como esta pero era la primera
vez para TaeHyung, sabía que los fenómenos tenían estrictamente
prohibido salir de la carpa mientras fuera el día del show, aun así el
rubio quería conseguir el adorado dulce para su lindo chico de
porcelana.

Lo único que sabía era que lucía como algodón rosado, entre tantas
carretas fue fácil ubicarlo, el único problema era él y su estúpido
traje ajustado llenó de brillantes, su show había cambiado por lo que
el traje igual. Como pudo se escabulló por detrás de las tiendas sin
ser visto y sacó uno de los dulces, luego corrió de vuelta a la carpa,
lo ocultó en su caravana, y sólo quedaba esperar a que terminara el
show y pudiera sorprender a su novio.

Cuando todo había acabado, el final siempre sabía muy amargo


para él, se acercó a JungKook quien usualmente lucía decaído en
momentos así y le habló:

—Hey —el menor le miró con sus grandes ojos y sonrió ante él—. Te
tengo una sorpresa —dijo esperando alegrar al azabache.
—De hecho, yo también tengo una —habló bajo acordándose—, pero
tenemos que esperar a que todos vayan a dormir —susurró.

—Cool, entonces vayamos por la mía primero, ven —estiró su mano


sonriendo en grande.

Ambos se dirigieron a la caravana perteneciente a ellos tomados de


la mano, TaeHyung sacó el dulce que residía en su cama, arrancó el
plástico que le envolvía y junto a un «ta-da» puso el rosado dulce
frente a los ojos de JungKook. Este se mostró claramente más
animado, sus ojos brillaron al igual que su sonrisa y agradeció
múltiples veces a TaeHyung, hasta se atrevió a besarle la mejilla.

Los dos fenómenos se quedaron ahí despiertos mientras JungKook


consumía del delicioso algodón y de vez en cuando le daba en la
boca a TaeHyung para que probara. Y tan sólo quizás, llegaron a
besarse más de una vez en su espera por la somnolencia de sus
compañeros.
23

El dinero, el dinero mueve a las personas, las cambia. Por mucho


que la gente crea que controla este objeto de valor, la realidad
es que este trozo de papel llamado billete y el cobre pintado de
oro y plata llamadas monedas, son los que controlan a las
personas.

Por esto, cuando una persona se mostró totalmente interesada en el


circo de fenómenos, decidió reunirse con el dueño, el señor Jung. Tuvo
una larga charla con este caballero que parecía querer comprar el
circo. Múltiples veces el señor Jung denegó.

No, no y no. Eran sus fenómenos, su propia familia de raros, cada uno
con cualidades especiales que asombraban a cualquier persona
común y corriente. Eran sus pequeños monstruos, que de paso, le
hacían ganar montones de dinero.
Pero bastó que este sujeto le mostrara tres maletines llenos de billetes
más otras dos bolsas de un kilo cada una por el peso de las monedas
y esa gran familia de raros de repente se convirtió en desconocidos,
inclusive su propio hijo. Ya no eran nada.

Ese mismo día éste misterioso sujeto de un metro ochenta y traje negro
con chaqueta larga, entró al patio detrás de la carpa seguido por
un grupo de personas vestidas de la misma tonalidad para llamar la
atención de todos los fenómenos que ante sus ojos era un completo
desconocido.

Se puso en medio del patio, uno de sus seguidores le entregó un


megáfono por el cual habló y llamó la atención de todos los
fenómenos, carraspeó aclarándose la garganta, finalmente dio
una sonrisa que marcó dos profundos hoyuelos en su rostro. —
iHola a todos! isoy Kim NamJoon! Su nuevo dueño.
24

Kim NamJoon prometía un buen futuro para aquel circo, su sonrisa


parecía prometer tanto.

Aquel sujeto dio un discurso que captó la atención de cada uno de


los fenómenos del lugar, como si fuera un predicador con el don de
la palabra, los reunió y los convenció de que él podía ayudarlos, de
que ya no tendrían que vivir así jamás, ya que él era alguien que se
especializaba en sanar personas con deformidades como las que
estaban presentes.50 Cada gesto, cada palabra, cada sonrisa
compró las mentalidades de estas personas. Enanos pensando en
poder ser altos, una chica obesa pensando en ser delgada, señoras
con barba viendo una vida sin que el vello facial creciera, siamesas
separadas, cuerpos normales, sin exponerse para tener que vivir.

Pero NamJoon nunca aclaró que iban a vivir.

Luego de eso, el grupo detrás suyo sacaron armas, tres disparos al


azar en el público, los primeros tres muertos. Se sembró el caos, todos
intentaban correr pero las balas eran más rápidas, entre estos
personajes de vestimentas negras salieron los que llevaban armas
blancas y atacaban directo al cuerpo de los indefensos para
robarse sus vidas, algunos demostraron resistencia pero nunca fue la
suficiente.

Fenómeno tras fenómeno caían al suelo, decorando la madera y la


arena con el rojo oscuro de sus abominables cuerpos. Para algunos
había más suerte, si no tenían deformidades en su cuerpo sólo se les
amarraba sus extremidades y eran atados a algún poste, sí lograban
pasar ciertas pruebas se les dejaría unírseles sino morirían ahí mismo
en la espera. NamJoon sonreía ante la escena que presenciaban sus
ojos, siempre odio a los fenómenos, gente extraña, anormal, diferente.
No merecían vivir, estar entre ellos los normales, él sólo ayudaba al
mundo matando estos "monstruos". Si él fuera así de raro agradecería
que alguien acabase con esa miserable vida.

El ambiente olía a sangre, se veía el lugar destrozado con los


cadáveres tirados en todo el lugar con sus chicos acabando con
todo, se oían sollozos, gritos, lamentos, hasta pudo escuchar como
alguien rezaba «como si Dios ya no te hubiera dado la espalda en
el momento de tu creación», y por último todo esto sabía a victoria,
dulce victoria.
25

«La noche anterior a la masacre. »

Cuando dejaron de sentirse ruidos JungKook y TaeHyung salieron de


su caravana con ropas más cómodas, un par de almohadas y
mantas que el mayor cargaba. Pisaban el suelo con casi las puntitas
de sus pies como si fueran sigilosos espías con tal de no llamar la
atención, si le preguntaran a TaeHyung a dónde iban él no podría
tener respuesta, JungKook estaba frente a él liderando el camino
hacia la sorpresa que había mencionado tiempo antes y el rubio sólo
esperaba que no fuera tan lejos.

Se ubicaron cerca de la parte trasera de la carpa la cual daba


comienzo al patio recreativo de los fenómenos, JungKook comenzó a
deslizar sus pies en ese lugar e inocentemente el contrario hizo lo
mismo, el pie del menor chocó con algo parecido a una piedra, el
rubio iba a preguntar si estaba bien pero el menor se agachó
moviendo la tierra y arena que cubría el lugar encontrando una
manilla difícil de distinguir de una piedra cualquiera, con toda la
fuerza que tenía tomó de ella y la tiró, resultó ser una pequeña
compuerta que mantenía oculto un pequeño cuarto bajo el suelo.

—Está abandonada —aseguró JungKook—, cuando nos estábamos


instalando descubrí este lugar, no tiene nada del circo o de alguna
otra cosa, sólo un par de sillas y muebles con conservas vencidas —
mencionó sacando una vela de su bolsillo y un fósforo—, sin embargo
tampoco tiene luces pero pensé que podía ser como nuestro lugar
secreto ya que nadie sabe de él. excepto nosotros claro —dio una
leve risa—. ¿Quieres ahm, entrar? — TaeHyung miró entumecido al
menor y asintió, él entró primero siendo recibido con una leve capa
de polvo sin ser realmente insoportable, dejó las cosas que traía en
el suelo y ayudó al menor a bajar que posteriormente cerró la
compuerta. Estuvieron un rato a oscuras pero en breves prendieron la
vela y la dejaron en un lugar cercano, compartieron un corto beso y
acomodaron las almohadas y mantas para ubicarse los dos.

Finalmente se acostaron mirándose de frente, comenzando hablar


bajito sobre su nuevo espacio en donde nadie los encontraría, fue
así hasta que se durmieron en los brazos de otros.

Un fuerte ruido y la luz del sol que salía por entre la madera de la
compuerta despertó a ambos personajes, sobresaltados se vieron
con la poca luz que se filtraba escuchando nuevamente esos
horribles sonidos, instintivamente JungKook se aferró a TaeHyung, éste
los extendió sus alas para ponerlas alrededor del menor y él mismo.
Luego de la compuerta comenzó a brotar agua, pero al fijarse bien,
se dieron cuenta de que era oscura y al llegar al suelo las gotas lo
teñían de rojo y por lo que sabían el agua no era de color rojo.
26

Los dos chicos se levantaron con el cuerpo temblando por los fuertes
ruidos en conjunto de gritos y esas gotas rojas que provenían de
afuera, JungKook apretaba su ropa entre sus manos sin saber cómo
lidiar con aquella situación, intercambió miradas con TaeHyung
teniendo ambos un mal presentimiento de todo lo que pasaba.

Apoyaron una escalera en la compuerta, ambos subieron hasta tener


la altura necesaria para poder levantar un poco la tapa y ver lo
que estaba pasando, dejando sólo a la vista sus ojos lo primero que
vieron fue una extremidad arrancada de algún cuerpo el cual
provocaba el goteo de la sangre, cerraron rápidamente la
compuerta, intentando retener la sensación de miedo y sus propios
gritos ante la situación, «ibang!» un fuerte ruido se escuchó y
pudieron confirmar que definitivamente algo no iba bien, sintieron
pasos encima suyo quedando en absoluto silencio hasta que dejaron
de sentirse.

Sus respiraciones estaban pesadas, JungKook tenía los ojos llorosos


del miedo al igual que TaeHyung, tomando una profunda respiración
se aventuraron a volver a ver qué pasaba afuera.

Esta vez ya no estaba la extremidad por lo tanto su vista se


expandía a más allá pero fue una imagen que tal vez no quisieron
ver, todos sus conocidos estaban en el piso sin moverse y envueltos
en charcos rojos, algunos estaban amarrados a postes y alrededor
personas de negro que caminaban como guardias alrededor del
lugar. JungKook ya se hallaba llorando con una mano en su boca
para no ser escuchados, TaeHyung pudo haberse encontrado
fácilmente en la misma situación pero a lejos vio a aquellas siamesas
que tanto conocía frente a un hombre que a diferencia de los demás
estaba con un traje.

Krystal y Jessica se encontraban tiradas en el piso llorando frente a


NamJoon quien caminaba alrededor de ellas. Él podía ver como
necesitaban tan sólo un pequeño arregló, separarlas. Tomó un gran
machete en sus manos, rozó el metal en el cuerpo de las mujeres
generando frías sensaciones, Jessica agarra la mano de Krystal con
fuerza, NamJoon levanta el arma y con un fuerte golpe la pasa a
través de sus espaldas cortando parte de la extensión de piel que
las unía, ambas gritaron de dolor y el hombre repitió el acto tantas
veces hasta que cada una fue separada de la otra. Jessica gritó
fuerte de repente dejando de sentir las piemas y viendo alrededor
suyo sólo había sangre, al darse vuelta encontró el cuerpo tirado y
quieto de su hermana lo cual sólo incrementó su dolor.

—¿iKrystal!? —intentó arrastraste hasta estar frente a ella—. iKrystal


respóndeme! —Gritó llorando pues su hermana no se movía ni para
respirar, era la primera vez que estaba frente a frente a su hermanita,
pero nunca creyó que una situación en la que se sentiría devastada
mientras lloraba en el cuerpo sin vida de la otra.

TaeHyung que había observado todo estaba hecho un completo


desastre, no podía detener su llanto y si no fuera por JungKook quien
presionaba fuertemente su boca con su mano ya habría llamado la
atención. El menor sentía como sus manos se llenaban de sangre ya
que la fuerza que usaba en callarse y callarlo le comenzaba a
hacer daño, se lastimaba más de lo necesario. Y en un descuido
donde su fuerza ya no dio más su mano se apartó del rostro de
TaeHyung y este sin querer dejó escapar un fuerte sollozo que hizo
que el hombre con traje girara la cabeza a ellos.
El mayor ni siquiera se había dado cuenta de eso a diferencia de
JungKook quien empujó a TaeHyung hacia adentro cerrando la
compuerta de golpe mientras él se caía con el rubio hacia atrás
golpeándose duramente y provocándose más heridas.
27

Luego de la caída pasaron dos segundos y la compuerta fue


abierta frente a ellos, el azul del cielo les cegó la vista a ambos pero
al enfocarse más en la silueta que interrumpía entre la imagen de
libertad encontraron el rostro de un hombre joven con ojos fríos que
los observaba desde la superficie. Los corazones de ambos chicos
corrían a mil, está vez por la sensación de pánico y miedo, porque
ya habían visto suficiente para saber que aquel rostro no era quien
los salvaría de esa masacre de fenómenos.

NamJoon inspeccionaba a aquellos dos jóvenes pensando que eran


muy pequeños para ser parte de aquel circo de monstruos, le pasó
por la cabeza que quizás eran prisioneros de aquellos raros, por eso
sus puros rostros se veían tan asustados. Él de verdad iba a ofrecerles
ayuda, en especial notando como uno de ellos estaba cubierto de su
propia sangre seguramente mal herido, les sonrió marcando su hoyuelo
pero entonces el rubio le dio la mano al de piel más pálida y al hacer
eso notó como dos grandes alas como las de un ángel pero tan
negras como las de un cuervo se movieron junto con el chico, pudo
notar como el rubio era uno más de aquellos horribles humanos, intentó
buscar algo similar en el otro pero sólo habían heridas en su cuerpo,
nada más.

Todo generó sentido en su cabeza, el escondite, la sangre, el joven


herido, el miedo, el fenómeno, todo era culpa del fenómeno, aquel
chico había dañado al inocente joven a su lado, pero él lo
ayudaría, a ambos.

—Sáquenlos de ahí —ordenó y dio un paso atrás viendo como sus


hombres se acercaban para sacar a los dos chicos.
JungKook y TaeHyung inútilmente intentaron huir pero no había salida,
sintieron manos desconocidas aferrándose a sus cuerpos para
sacarlos, la mano del azabache que estaba unida con la del rubio
fue separada cruelmente y fueron alejados uno del otro, gritaron con
miedo e intentaron poner resistencia que fue pasada por alto. Los
llevaron frente al hombre con traje que traía un machete en la mano,
sintieron el pecho oprimido al caminar por la sangre de sus
conocidos, de su familia, y luego ser tirados de rodillas frente aquel
tirano, se miraron entre ellos sin saber qué esperar pero con un gran
nudo en la garganta.

NamJoon se dirigió a JungKook, revisó su cuerpo descaradamente


viendo entre medio de su ropa para asegurar su "humanidad", los
labios temblorosos del menor dejaban escapar leves sollozos mientras
se sentía tocado por las horribles manos de ese hombre.

—Amárrenlo —dijo NamJoon al terminar, entonces JungKook fue


arrastrado hasta un poste cercano y fue envuelto en ásperas
cuerdas que se afirmaron duramente a su piel, lastimándolo con
cada roce, su posición sin embargo aún le permitía ver que pasaría
con TaeHyung.

Cuando NamJoon se devolvió al joven rubio su mirada cambio, era


tonto decir que con JungKook era más dulce pero así se percibía
comparada con la que recibía TaeHyung, tomó su rostro por la
mandíbula obligándolo a mirarlo puesto que sus ojos desesperados
se dirigían a JungKook esperando su bienestar y que aquellas
cuerdas no le dañaran. Su rostro dolió con el fuerte agarre y
obligadamente tuvo que abandonar a JungKook con su mirada y
fijarse en el hombre de hoyuelos frente a él.
—Tú… eres… repugnante —dijo pausando cada palabra—. Pero mira
esas hermosas alas —dijo pasando lentamente las callosas manos por
el cuello, por el hombro y deslizarse hasta el comienzo de sus alas y
de ahí extenderse por la extremidad de plumas negras—. ¿Qué dices?
Lucirían bien en mi pared —dijo con una media sonrisa, alarmando a
TaeHyung mientras que JungKook que no había escuchado nada de
la conversación intentaba leer los movimientos del hombre sin tener
una clara idea.

Tomó un machete analizando su filo y la sangre que la adornaba,


regreso su vista a TaeHyung que comenzó a moverse para escapar
pero eso no fue posible, JungKook a lo lejos negaba con la cabeza
entrando cada vez más en pánico, pero NamJoon soltó el machete y
regresó a estar frente a TaeHyung, lo miró desde arriba con
superioridad, elevó su pierna pateando su rostro con fuerza suficiente
para hacerlo caer al suelo, los hombres de negro se alejaron, el
muchacho rubio escupió sangre mientras aturdido escuchaba el grito
de Jungkook, intentó levantarse pero el pie de NamJoon lo empujo
manteniéndolo boca abajo en el piso. Entonces el mayor de ambos
tronó sus dedos y agarró con fuerza las bases de sus alas y comenzó
a tirar con fuerza.

Los hombres de negro mantuvieron los brazos y piernas de TaeHyung


inmóviles mientras NamJoon iba arrancando poco a poco las alas
por fuerza propia, el menor sólo podía gritar sintiendo un tipo de
dolor agudo que se extendía en todo su cuerpo que jamás había
sentido antes, lágrimas recorriendo su rostro gracias a la misma razón,
su mente no iba más allá de cómo sentía que le estaban arrancando
parte de él. JungKook que estaba a unos pocos metros de ahí
comenzó a gritar removiéndose en las ásperas cuerdas, tiñéndolas
de su propia sangre, no podía concentrarse en su propio dolor
mientras seguía escuchando y viendo la horrorosa escena que vivía
el dueño de su corazón.
NamJoon escuchó un ruido, como si algo se quebrara, miró la
espalda de aquel chico notando como parte del hueso bajo del ala
sobresalía de la piel del muchacho, sonrió sabiendo que iba por
buen camino, respiro profundo y aplicó más fuerza, el grito
desgarrador del chico bajo él lo motivó a seguir tirando, siguió
escuchando quebrajadas hasta que lo logró.

Una lluvia de plumas negras y sangre se esparció en aquel entorno


cuando Kim NamJoon sacó las dos alas de raíz, el chico bajo él dejó
de moverse y de gritar mientras alrededor de él la sangre se
expulsaba con agresividad, sin embargo eso no paró la bulla.

—iNo! iTaeHyung! —JungKook lloraba mientras seguía gritando, con


una gigante angustia en su pecho y un gran dolor en su alma
observó como TaeHyung había dejado de moverse por completo, la
escena empeoró cuando vio la lluvia negra de las suaves plumas
rodearlo cayendo como si fuera cámara lenta, solo recordando
cuando TaeHyung le había regalado una, sus lágrimas y gritos salían
totalmente angustiado— iTaeHyung! …¿por qué no te mueves? —
susurró con la voz quebrada en llanto, aun sabiendo la respuesta,
sus lágrimas nublaron su vista mientras sentía la escena muy
surrealista.

Ya no le quedaban gritos, su dolor cegaba cualquiera de sus


sentidos, aún las potentes heridas que le habían generado las
cuerdas en su piel, aún todas esas veces que lo habían lastimado
con cuchillos, aun cuando perdió a su madre, a HoSeok. Nada se
comparaba a esto, nada se comparaba al dolor que sentía ahora
mismo, no quería creerlo pero el charco de sangre con plumas negras
en él le decía que era cruelmente cierto.
28

Al siguiente día, JungKook aún seguía amarrado en aquel poste, pero


ya no había nada de él, había llorado toda la noche y todo lo que
quedaba del trágico ayer, los hombres de negro y su líder se habían
marchado después de asesinar a TaeHyung, empacaron sus alas en
una bolsa como un trofeo y desaparecieron, en momentos así
JungKook lamentaba ser tan débil, tenía que restringirse a sólo poder
ver de lejos ya que no era capaz de librarse de las cuerdas.

Bajó sus cansados e hinchados ojos residían nuevas ojeras, su rostro


estaba sucio haciendo mucho más evidente el rastro de sus lágrimas,
su mirada lucía perdida mirando sin rumbo. Escuchó pasos
aproximándose y cerró los párpados pensando en que si iban a
matarlo preferiría no ver.

—¿JungKook? —pero la voz era conocida—, ¿JungKook, estás bien?


idime que no estás muerto! —el nombrado abrió los ojos encontrándose
con HoSeok que le brindo una sonrisa que él no podía devolverle, sin
más HoSeok sacó un cuchillo cortando las cuerdas y liberando al
menor pero se sintió preocupado al ver que seguía en la misma
posición—. ¿…JungKook? —y entonces el azabache volvió a llorar.

Por primera vez en años abrazó a HoSeok susurrando un afónico


«hyung, dime que no murió…», el mayor rodeó al contrario en sus
brazos sin estar muy informado de a quién se refería, es decir, todos
habían muerto hasta donde él sabía. Levantó del suelo a JungKook
intentando mantenerlo en pie, convencido de que tenían que irse de
ahí sin embargo al apenas avanzar este cayó al suelo al toparse con
el cadáver de TaeHyung.
Ahora que lo veía de cerca la escena era peor, los ojos de su novio
aún seguían abiertos, había perdido demasiada sangre y su espalda
estaba hecha un desastre con dos profundos agujeros que te
permitían ver su interior, JungKook tomó una de sus manos
abrazándola con fuerza contra su pecho que aún sostenía el collar
con aquella pluma mientras sentía su llanto que creía seco, cerró los
ojos de TaeHyung con el dolor del mundo mientras susurraba un «te
amo» y un «perdón» mientras seguía llorando sintiéndose culpable.

Con mucho esfuerzo HoSeok apartó a JungKook del cuerpo sin vida,
por mucho que el menor no quisiera dejar a TaeHyung, el mayor
sabía que era tiempo de irse.

Y ahí quedó lo que alguna vez fue un circo que juntaba a los
rechazados en presentaciones que lo hacían sentir algo más
importantes, en un ambiente que los unió en una familia. Destruido, lleno
de cadáveres y sangre, abusado y profanado violentamente por
personas que creían tener el derecho a hacerlo. Fue el último acto del
show de fenómenos.

Días después la policía estuvo al tanto de la masacre abriendo un


caso de investigación después de encontrar tanto al dueño como a
los circenses muertos.

En medio de la carretera HoSeok detuvo la caravana que conducía


para verificar el estado de JungKook, habían pasado cinco días
desde que huyeron y el menor había dejado de comer, con suerte
tomaba agua, sabía que no dormía porque en las noches podía
escuchar su llanto por lo que jamás le preguntaba porque sus ojeras
se veían cada vez más oscuras.
Al llegar frente a él vio como el plato de comida que dejó hace tres
horas seguía intacto, «igual que los demás…» pensó, el menor
reposaba en posición fetal mirando a la nada, a pesar de que
intentó hablar con él durante un rato no tuvo respuesta, suspiró y
regresó a conducir. JungKook sabía que estaba mal, no lograba
dormir ya que siempre que cerraba sus ojos lograba ver la escena
de una lluvia negra en sus ojos, incluso despierto lo recordaba
provocándole llantos constantes que no se detenían, a veces se
preguntaba por qué él no simplemente pudo morir como todos los
demás, quería morir y encontrarse con TaeHyung en dónde sea que
estuviera ahora, su mano en un puño sostenía la misma pluma que
alguna vez tuvo en un collar sintiéndose incapaz de soltarla.

Pocos deseos se hacen realidad, una semana después HoSeok


descubrió que JungKook había muerto durante la noche, nunca
entendió cómo pasó pero el menor había dejado de dar señales de
vida. Ese día en la tarde detuvo la caravana, en medio de un
extenso campo dejó el cuerpo de JungKook reposado en hierbas
excesivamente largas, lo tapó con una manta y con las flores que
encontró las puso a su alrededor. Retuvo sus propias lágrimas sólo
susurrando un «perdón» y se marchó de ese lugar.

La pluma en las manos de JungKook jamás abandonó su lugar y el


menor en algún lugar se encontraría de nuevo con ese fenómeno que
le hizo sentir especial en el mejor de los sentidos, el rubio lo abrazaría
y besaría sus labios, el azabache no tendría miedo a roces excesivos
y jamás lo soltaría, tendrían su propio show, no serían nunca burlados,
sólo amados.

FIN
Extra 1

Los dos chicos se levantaron con el cuerpo temblando por los fuertes
ruidos en conjunto de gritos y esas gotas rojas que provenían de
afuera, JungKook apretaba su ropa entre sus manos sin saber cómo
lidiar con aquella situación, intercambió miradas con TaeHyung
teniendo ambos un mal presentimiento de todo lo que pasaba.

Apoyaron una escalera en la compuerta, ambos subieron hasta tener


la altura necesaria para poder levantar un poco la tapa y ver lo
que estaba pasando, dejando sólo a la vista sus ojos lo primero que
vieron fue una extremidad arrancada de algún cuerpo el cual
provocaba el goteo de la sangre, cerraron rápidamente la
compuerta, intentando retener la sensación de miedo y sus propios
gritos ante la situación, «ibang!» un fuerte ruido se escuchó y
pudieron confirmar que definitivamente algo no iba bien, sintieron
pasos encima suyo quedando en absoluto silencio hasta que dejaron
de sentirse.

Sus respiraciones estaban pesadas, JungKook tenía los ojos llorosos


del miedo al igual que TaeHyung, tomando una profunda respiración
se aventuraron a volver a ver qué pasaba afuera.

Esta vez ya no estaba la extremidad por lo tanto su vista se expandía


a más allá pero fue una imagen que tal vez no quisieron ver, todos
sus conocidos estaban en el piso sin moverse y envueltos en charcos
rojos, algunos estaban amarrados a postes y alrededor personas de
negro que caminaban como guardias alrededor del lugar. JungKook
ya se hallaba llorando con una mano en su boca para no ser
escuchados, TaeHyung pudo haberse encontrado fácilmente en la
misma situación pero a lejos vio a aquellas siamesas que tanto
conocía frente a un hombre que a diferencia de los demás estaba
con un traje.

Krystal y Jessica se encontraban tiradas en el piso llorando frente a


NamJoon quien caminaba alrededor de ellas. TaeHyung podía notar
como aquel hombre había cogido un gran machete, lo levantaba
con gracia y cuando hizo el primer corte en ambos cuerpos, con
demasiada fuerza de voluntad el rubio bajo la compuerta haciendo
que tanto él como JungKook dejarán de ver la escena, el menor de
ambos había bajado antes mientras él se mantuvo un rato apoyado
en la escalera sollozando con cada fuerte grito que escuchaba.4
Finalmente se apartó, puso seguro en la compuerta y sacó la
escalera, se dio la vuelta encontrando a JungKook mordiéndose el
labio con fuerza reteniendo sus propios sollozos, se acercó a él para
rodearlo en sus brazos, los dos mojando el hombro del otro.
TaeHyung se apartó un poco viendo cómo había algo de sangre en
el rostro del chico de porcelana—. No te hagas daño… —dijo en un
hilo de voz pasando delicadamente su pulgar en su rostro
limpiándolo un poco, a JungKook le hubiera gustado sonreír pero
sólo atinó a abrazarle pudiendo sentir los latidos del corazón
contrario en su oído.

Los dos chicos fueron a su improvisada cama, se sentaron, JungKook


entre las piernas de TaeHyung, apoyando su espalda en su pecho
mientras abrazaba sus piernas, las alas del mayor los envolvió a
ambos intentando confundirlos en la oscuridad, y a pesar de los
fuertes ruidos y gritos, decidieron pasar todo lo que quedará del día
y la noche en aquel lugar estando seguros, en los brazos del otro.
Extra 2

Habían pasado veinticuatro horas desde que decidieron quedarse


ocultos en la esquina de ese sótano, tenían sueño y hambre pero el
miedo de escuchar esos constantes ruidos durante el día anterior los
mantuvo lejos de esas sensaciones, aunque las manos les temblaban
intentaron brindarse suaves caricias entre los dos.

La noche no fue sencilla, pues a pesar del silencio no podían sentirse


seguros con ello, con suerte sentirse el uno al otro les brindaba la
pequeña sensación de paz. Al amanecer decidieron que era tiempo
de verificar el exterior, con cuidado se separaron sintiendo el cuerpo
adolorido.

—¿Estás bien? —preguntó TaeHyung al escuchar el quejido del menor,


éste asintió mientras movía sus piernas que se sentían dormidas.

Apoyaron la escalera, sacaron el seguro y muy lentamente levantaron


la compuerta para ver afuera. No habían personas de negro y sólo
se sentía el silencio rodando, cruzaron miradas y decidieron abrirla
por completo, la escena fue perturbadora pues ahora veían
claramente todos aquellos destrozados cadáveres en el piso o
realmente en cualquier lado. Salieron de ahí totalmente seguros de
que el lugar estaba solo. Sintieron un nudo en el estómago y en la
garganta al ver su entomo que tan sólo hace unos días no estaba ni
cerca de parecer un matadero. Caminaron despacio sintiendo que
este no era el lugar que conocían, sólo un recuadro digno de una
película de miedo, JungKook se aferró al brazo del mayor llorando
abiertamente a lo que TaeHyung se dio vuelta para abrazarlo
mientras sollozaba de igual forma un poco más silencioso.
Ambos fueron a su propia caravana, se asearon y luego se sentaron
en la cama del menor, TaeHyung pasó su brazo por la cintura del
azabache mientras que JungKook posaba su cabeza en el hombro
ajeno, lo único positivo que podían sacar de esto es que aún se
tenían entre los dos.

—¿Qué haremos ahora? —susurró JungKook.


Extra 4

Se lo pensaron por dos horas, casi en silencio hablando cuando lo


encontraron necesario y a pesar de lo desastroso que podría ser,
llegaron al acuerdo de que debían irse de allí. Sin embargo no
planeaban dejar el lugar así como así.

Ellos más que nadie sabían lo que era ser tratados como si no valieran
nada, y para sus pobres amigos y compañeros les acompañó aquel
trató hasta el día de su muerte, pero al menos TaeHyung y JungKook
iban a tomarse la molestia de hacerles una "tumba". Entierro como tal
no podrían, era mucho que cavar y muy poco su tiempo, entonces
tomaron sábanas ajenas o pedazos grandes de ropa y cubrieron el
rostro de cada persona que había allí, no pudieron evitar una que
otra lágrima cuando tuvieron que estar frente a frente a personas que
se habían vuelto importantes en sus corazones para tener que
desearle que su vida después de la muerte sea mejor que lo que
tuvieron aquí.

Cuando terminaron los dos tenían sus manos y atuendos con algo de
sangre, fueron a cambiarse y a buscar algunas cosas que quizás
fueran a necesitar, fueron a una caravana que tuviera combustible
para manejar ya que la de JungKook al ser menor sólo estaba hecha
para ser enganchada.

Cuando encontraron una, fueron a buscar todo lo que creyeron


necesario para llevarla en su largo viaje y finalmente fueron al lugar
del conductor para averiguar cómo se conducía. Aquello les tomó un
poco de más tiempo puesto que no sabían cómo encender el vehículo
entre otras cosas, al mismo tiempo veían un mapa que encontraron
para intentar una ruta a un lugar diferente pero los dos jóvenes
enamorados se veían cada vez más confundidos. Estaban a punto de
romper en lágrimas de frustración por el simple hecho de pensar que
no podrían salir de allí pero fue cuando la puerta de la caravana,
supuestamente cerrada, se abrió dejando a la pareja totalmente
inmóviles.

—¿…Chicos? —pero esa voz sonaba bastante conocida.


Extra 5

TaeHyung al ver que HoSeok seguía con vida lo primero que hizo fue
correr a abrazarlo, para el mayor que seguía en shock aceptó
totalmente a gusto pensando que sólo él había sobrevivido, buscar
a su padre y encontrarlo tan muerto como los demás había sido un
balde de agua fría pero ahora que veía a los dos menores se sentía
mejor.

JungKook observaba la escena de lejos, veía a su novio abrazando


a HoSeok y como éste sonreía mientras le devolvía el afecto, sin
embargo él no sabía qué hacer, ¿estaba feliz por ver a su Hyung
vivo? Por supuesto que sí pero ¿era suficiente para alegrarse? Eso
era debatible, gran parte de él se sentía aliviado pero la otra aún
guardaba un rencor y pena hacia el más grande. Por lo tanto se vio
en pánico cuando éste se dirigió a él cuando soltó a TaeHyung, los
dos brazos de HoSeok estaban abiertos dispuesto a abrazarle pero
JungKook dio un paso hacia atrás.

—Me alegra que estés vivo —susurró mirando el suelo, la sonrisa de


HoSeok desapareció formando una pequeña mueca.

— JungKook… —éste al escuchar su nombre quiso huir pero el mayor


le impidió el paso—. No es el momento, lo sé y lo sabes pero…

—Pero qué —dijo sonando brusco sin realmente quererlo, HoSeok


tragó duro.

—Lo siento… por, ah, lo siento por todo —dijo sincero revolviéndose
el cabello, los dedos de JungKook apretaron su ropa buscando
firmeza—. Yo- yo sé que tal vez tú no puedas perdonarme pero es
necesario que lo sepas.

El ambiente quedó en un silencio tenso e incómodo, TaeHyung se


mantenía alejado de los dos pero dispuesto a ir por JungKook en
caso de que sufriera una crisis, el mayor no sabía qué hacer
manteniéndose expectante de lo que hiciera el menor de los tres.

—Hyung… —se escuchó bajo pero lo suficientemente fuerte para


sorprender a HoSeok, hace mucho tiempo que JungKook no le
llamaba así—, ¿sabes conducir?

Quedó sin reacción en un comienzo pero pronto dio su respuesta—


Si, de hecho tengo las llaves —metió su mano en el bolsillo sacando el
objeto brillante mostrándoselo.

JungKook alzó su mirada conectándola con su hermano mayor por


primera vez con intención propia, HoSeok a pesar de apreciarlo no
sabía si preocuparse por el frágil aspecto del menor de catorce
años, no parecía haber cambiado desde que era un niño.

—Hyung, sácanos de aquí —pidió, HoSeok asintió y casi como una


orden fue al asiento del conductor para dar rumbo a su huida.
JungKook fue con TaeHyung quien lo recibió cálidamente en sus
brazos, besándole gentilmente la frente, una imagen que el mayor
pudo apreciar por el retrovisor.

«Empezaremos de cero, JungKook. Lo haré bien está vez, lo prometo.


Extra 6

El chico azabache caminaba haciendo crujir las ramas y hojas bajo


sus pies, sus ojos viajaban de un lugar a otro buscando a una
persona en particular pero sólo veía bambú y más bambú, ¿qué
debía hacer? Se estaba poniendo nervioso. Vociferó el nombre de
TaeHyung pero seguía sin encontrarlo.

Entonces cuando se giró escuchó un fuerte graznido a su lado que le


hizo saltar asustado, bueno, más bien una imitación de un graznido
puesto que al mirar encontró a TaeHyung en pose de grulla con sus
alas bien erguidas hacia arriba. Frunció el ceño molesto y empujó
levemente al contrario que se mantenía riendo.

—¿Dónde estabas? —preguntó cruzándose de brazos.

—Estaba por aquí cerca, luego te vi y decidí asustarte jeje...- Bebé,


no te enojes —dijo al ver que la dulce cara de JungKook seguía
mirándole mal, claro que iba a estar enojado si estuvo buscando a
TaeHyung tan preocupadamente. El mayor al mirarle se dio cuenta
que no estaba usando zapatos, en su lugar habían calcetas
supuestamente blancas que se estaban tiñendo de rojo en la parte
inferior—. Hey, ¿por qué no usas zapatos? Te hiciste daño.

—No pensé que me demoraría tanto buscándote. —TaeHyung se sintió


culpable, así que se acomodó su bata para cubrirse las alas y tomó
repentinamente a JungKook en sus brazos. Éste sorprendido se
agarró de los hombros del rubio para no caerse al mismo tiempo que
aferraba sus piernas a la cadera ajena.
—Yo nos llevaré a la casa de la abuela Jung y así tus pies sanarán
más rápido —dijo mientras le sacaba las sucias calcetas para dejar
la herida expuesta al aire, JungKook con diecisiete años quería
quejarse pero era inevitable sentirse cómodo en los brazos de
TaeHyung así que sin decir nada sólo reposó su cabeza en el
hombro ajeno.

Hace tres años, cuando HoSeok había huido con los dos menores de
llsan, tuvieron un viaje agitado al principio dirigiéndose a ningún
lugar. Pero al fin y al cabo el mayor decidió recurrir a la única familia
que conocía aparte de su padre, su abuela. Ella vivía en Damyang,
trabajando en los bosques de bambú del lugar, fue difícil el
reencuentro puesto que no la veía desde hace mucho pero la
anciana felizmente lo recogió en sus brazos y aceptó a la pareja de
fenómenos en su familia tratándolos como si fueran otros nietos suyos.
Desde entonces los cuatro se dedicaron a vivir y a trabajar en aquel
lugar, ayudando a la abuela Jung diariamente. Nunca más supieron
de NamJoon ni qué fue de su antiguo circo pero creían en cierto
modo que era mejor así, lo importante eran ellos ahora y el hecho de
poder seguir viviendo una vida brillante.

No negamos lo difícil que fue para ellos en un comienzo adaptarse


pero con el sincero aprecio de la abuela Jung y el nuevo cambio de
HoSeok, ambos chicos pudieron sentirse más confiados en su entomo.

Al llegar a la casa de la abuela Jung, que era como una pequeña


choza pero habitable perfectamente para al menos seis personas,
fueron recibidos por el mayor que trajo zapatos para el menor que
ya tenía sus pies sanos y regañó levemente a TaeHyung. Cuando
llegó la noche, los dos chicos estaban acostados en la misma cama
a pesar de haber dos en su habitación, TaeHyung hacía un suave
recorrido con sus por el costado del cuerpo de JungKook mientras
éste se iba relajando cada vez más gracias a estos gestos.
—JungKook —susurró el mayor, el nombrado hizo un sonido en señal
de haberte escuchado—, ¿qué… qué crees que hubiera pasado si
nos hubieran encontrado ese día? —el menor abrió sus ojos
recordando aquello que usualmente había dejado de pensar.

—No sé si quiero imaginármelo —susurró. TaeHyung asintió detrás de


él, totalmente de acuerdo, entonces JungKook giró para estar frente
a frente con él y besarle los labios en un movimiento dulce por un par
de segundos—. Lo importante es que eso no pasó —dijo
compartiendo sonrisas con el contrario mientras acariciaba el collar
con aquella pluma negra que residía en su cuello.

Así era para ellos, ya no había un show de fenómenos, ya no existía


aquel lugar dónde tenían que vivir a base de las burlas o sobre
explotación por la forma en que nacieron, sólo eran ellos en su
propio show llamado sus vidas que de casualidad se entrelazaron
una con la otra para formar el gran espectáculo: sus corazones
latiendo uno por el otro, sin importar nada más.

FIN

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