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—No, Somin. No necesito un puto masaje, necesito cerrar el acuerdo con la jodida
empresa antes de que Park Jimin se quedé con MI contrato con Kim Namjoon.
—Ah, qué molesto. Voy a casarme pronto, no quiero que mi hermano favorito llegue
a entregarme al altar luciendo como un amargado.
Somin sonrió, sosteniendo el brazo de Jungkook. —Noona quiere que seas feliz... ¿Sí?
— ¿Cómo voy a ser feliz en tu jodido spa de lujo? Tus clientas son señoras histéricas
que vienen a gastar el dinero que sus esposos les entregan.
—Jeon Jungkook, vas a bajar y dejarás que te atiendan en mi spa para que mañana en
mi matrimonio, tu cara no sea la de un asesino serial.
Iba a casarse y lo menos que podía hacer, era entregarla con una sonrisa y no con su
expresión seria de siempre.
— ¡Eres el mejor!
—Espero que tus jodidas clientas no hablen demasiado, mi jaqueca va a matarme.
—Es un spa lleno de lindas clientas, obviamente van a hablar. Deja de criticar todo y
bajemos del auto antes que te arrepientas.
—Maldición...
Jungkook suspiró, bajando del auto siguiendo a su hermana. —Ya estás perfecta,
Noona. Es una cosa de familia.
—Lindo.
—Lo sé, y tú también lo sabrías si no pasaras metido en esa fea oficina y vinieras a
verme con más frecuencia.
Somin sonrió. —Bien, primero vamos a buscar ropa cómoda para ti y luego te llevaré
a que hagan magia contigo.
— ¿Magia?
—Necesitas con urgencia un masaje descontracturante. Ah, creo que uno tailandés
sería grandioso para ti... Quizá antes te lleve al sauna de ozono ionizador para que tu piel
también mejore... ¡Ah! ¡Masaje con piedras calientes! Amarás eso...
—No es así, tú me amas y luego de hoy, serás el empresario más relajado de todo Seúl.
Jungkook se permitió reír ante sus palabras, dejándose guiar mientras su hermana
saludaba a sus empleadas con una sonrisa.
El lugar era agradable y el aroma en el aire lo inducía rápidamente a relajarse; si sólo
el ambiente lograba producir eso, se preguntó de qué forma terminaría luego de su masaje.
Quizá no era tan mala idea, después de todo, era cierto que llevaba meses bastante
estresado.
—Ponte esto, guarda tus cosas en el casillero de la esquina, es el que uso yo siempre.
Te espero fuera.
Somin rió, cerrando la puerta del vestidor para darle privacidad a su hermano.
Jungkook dejó la prenda que su hermana le entregase sobre una de las bancas,
desabotonando su camisa con cansancio y doblándola de manera pulcra. Luego, se quitó
sus zapatos y desabrochó su cinturón, abriendo su pantalón para arrancarlo, quedando
sólo en ropa interior. Sus dedos se engancharon en el elástico de su bóxer, arqueando una
ceja con dudas por unos segundos, decidiendo arrancar toda su ropa, vistiendo la bata del
spa.
Se miró por unos segundos, sorprendido de la suavidad de la tela que ahora lo cubría y
no pudo evitar reír antes de salir del vestidor, viendo a su hermana esperar de manera
distraída.
—Ahora entiendo por qué rayos cobras tanto en el spa, estás recuperando la inversión
de estas batas.
—No solo, tonto. Además primero te harán un masaje y luego puedes usar el resto de
las instalaciones. Hoy la dueña paga.
—Muy conveniente...
—Muchas gracias. Estoy literalmente en tus manos —. Vio la chica parpadear un par
de segundos, como si no entendiera a qué se refería. Por unos segundos, la confusión en
la pelirroja lo hizo sentir inquieto, pero su sonrisa jamás abandonó sus labios, porque si
algo le había enseñado el tiempo que llevaba a cargo de la empresa de su padre, era que
jamás debía dejar que otros vieran sus dudas o el temor. Sin embargo, el rostro de la chica
comenzaba a irritarlo—. ¿Sucede algo?
—Ah... Yo... Creo que hay una confusión, yo sólo estoy aquí para recibirlo, no soy yo
quien realizará el masaje.
Pudo decir que se sintió decepcionado, pero la verdad era que la chica se veía bastante
torpe y estuvo seguro de que, si ella hubiese sido la encargada, los nudos que se formaban
en su espalda por la tensión se hubiesen multiplicado. —Ya veo ¿Entonces quién?
Por un segundo, su ceño se frunció cuando vio al chico sentado sobre la camilla. Lo
único que evitaba que su cabello rojo cayera sobre su rostro era una bandana y su rostro
mostraba diversión pura mientras sonreía ampliamente.
— ¿Tú?
—Señor Jeon, la señorita Somin pidió al mejor masajista del lugar para atender a su
hermano, ése, estimado, sería yo.
—Soy una excepción. Como sea, Jisoo, puedes regresar, yo me encargo. —Sí, Tae.
Con permiso.
La chica abandonó el lugar, cerrando las puertas de cristal tras ella y dejando a
Jungkook aún sorprendido. — ¿Tu nombre es Tae, no? Supongo que si eres el mejor, da
igual.
Taehyung ladeó su cabeza con gracia y Jungkook maldijo por detenerse demasiado
tiempo en la forma en que sus labios se curvaron.
— ¿No trae nada abajo, Señor Jeon? Bueno... De todos modos usaré una toalla para
cubrirlo si se siente incómodo.
La risa del chico resonó en el lugar, totalmente hipnotizante. La profunda voz del
pelirrojo era algo bastante agradable de escuchar.
—Fuera ropa entonces —Jungkook murmuró, dejando caer la bata y tomando el lugar
que antes Taehyung usaba de asiento.
Cuando sintió lo que supuso sería la toalla cubrir parte de su cuerpo, relajó su cuerpo
sobre la camilla, esperando con algo de ansiedad al chico que caminaba alrededor.
—Usaré aceite, no debiera estar frío porque usaré mis manos para darle temperatura,
sólo relájese, Señor Jeon.
Taehyung rió otra vez, bajando sus manos por toda la espalda de Jungkook. —Glúteos
y aductores, Jungkook.
— ¿Debes avisarlo?
Aunque sonase extraño, Jungkook estaba seguro que su proceso de relajación había
comenzado desde que escucho la voz suave y profunda de Taehyung. El masaje en sí,
parecía ser nada más que un agregado a aquello. Un nuevo gemido escapó de su boca
cuando sintió las manos de Taehyung presionar su cuerpo.
Mierda...
Pensó con nerviosismo cuando una punzada se extendió por su entrepierna al sentir los
dedos de Taehyung deslizarse por sus muslos, subiendo lentamente. No estaba seguro de
si eso era normal, porque no era asiduo a los masajes, pero a su cuerpo parecía gustarle
lo que el chico hacía.
Jungkook exhaló, armándose de valor para girarse, sabiendo que entre sus piernas se
encontraba un problema. Los ojos de Taehyung se detuvieron por unos segundos sobre
su cuerpo y la forma en que sus ojos barrieron desde sus pectorales, bajando por sus
abdominales hasta detenerse en su 'problema' lo hizo sentir sus mejillas arder.
Taehyung relamió sus labios y Jungkook ahogó un gemido cuando notó algo que en un
principio pasó desapercibido. El pelirrojo había atrapado entre sus dientes una pequeña
esfera metálica y jugaba con ella de manera compulsiva. Cuando pareció reaccionar, las
mejillas del pelirrojo se encendieron, volviendo a su tarea.
—Me estás mirando —Taehyung dijo al fin, sus manos detenidas sobre los hombros
de Jungkook y sus ojos fijos en el rostro del pelinegro—, ¿Tengo algo en la cara?
— ¿Jungkookie?
—Es tierno... Necesito concentrarme en algo tierno para poder seguir trabajando.
Jungkook medio sonrió ante esto, notando el nerviosismo en el pelirrojo. — ¿Por qué?
—Ciertamente...
Taehyung volvió a mover sus manos, intentando ignorar la mirada intensa del
pelinegro. Era profesional, jamás debía involucrarse con sus clientes y mucho menos, si
aquel cliente era el hermano de su jefa. Pero escucharlo gemir por el masaje lo había
desconcentrado totalmente, y no iba a negarlo. El cuerpo de Jungkook era totalmente de
su gusto.
Iba a retirar sus manos cuando Jungkook sostuvo su muñeca con fuerza controlado, sus
ojos parecían quemar sobre su piel.
—Aunque no me molestaría, creo que hoy estoy bastante cómodo con tus manos sobre
mi cuerpo, Taehyung.
Jungkook sonrió.
¿Cuánto llevaba sin sentirse así? Ni siquiera recordaba el rostro de la última persona
con la que había estado, su trabajo lo consumía y en verdad el sexo había dejado de ser
algo de importancia, pero Taehyung realmente lo había hecho sentir deseo.
Mierda, él realmente quería que sus manos recorrieran todo su cuerpo y que su boca
siguiera el mismo camino.
—Puedes ayudarme con eso, Taehyung... Mierda, en serio quiero probar esa jodida
cosa que tienes en tu boca...
Dijo tirando del pelirrojo y atrapando sus labios sin cuidado, mordiendo y succionando;
sus dedos se enredaron en su cabello, acercándolo por completo mientras su lengua se
hundía en su boca, enredándose con la lengua de Taehyung y jugando con el piercing. Lo
escuchó gemir cuando tiró de su lengua y con agilidad, el pelirrojo subió sobre el cuerpo
de Jungkook, sosteniendo su cabeza para profundizar aquel beso hambriento.
—Ropa fuera —Jungkook dijo serio, obligando a Taehyung a bajar. Sonrió con
diversión al ver la confusión en el pelirrojo—. Y espero que en este lindo cuarto, haya al
menos un maldito condón.
El pelirrojo asintió, caminando hacia sus cosas para luego caminar hasta donde
Jungkook lo observaba, moviendo su mano sobre su propio miembro y regalándole una
cadena de maldiciones y gemidos; Taehyung volvió a tirar de su cabello, dejando que el
pelinegro jugara con la esfera metálica en su boca y deshaciéndose demasiado rápido de
su uniforme antes de volver sobre el cuerpo de su cliente, gimiendo ante el roce de su piel
desnuda con la de Jungkook.
Su mano alcanzó la botella de aceite que estaba olvidada en la camilla, dejando caer
sobre sus manos, moviéndolas con lentitud sobre el miembro de Jungkook, sus dedos
esparciendo el fluido pre seminal, mezclándolo con el aceite. Jungkook lo imitó,
lubricando sus dedos para comenzar a preparar a Taehyung. Con facilidad, uno de sus
dedos se abrió camino, entrando y saliendo a distintos ritmos del pelirrojo que gemía
sobre él, agregando un segundo y tercer dedo, presionando en su interior, deslizándose
contra su próstata y acelerando para aumentar el placer en Taehyung.
Taehyung seguía masturbándolo, su cabeza cayendo hacia atrás en búsqueda del aire
que se volvía escaso, moviéndose contra los dedos de Jungkook. Cuando el pelinegro
decidió que era suficiente, retiró sus dedos y observó a Taehyung abrir con ansiedad el
envoltorio en sus manos, rodando lentamente el condón sobre su miembro, sonriendo
divertido al ver que Jungkook gemía por el roce innecesario.
Jadeó en busca de aire, sintiendo sus propios fluidos recorrer parte de su cuerpo y el
del pelinegro; volvió a bajarse, sintiendo sus piernas temblar por haber estado demasiado
tiempo forzando sus músculos en aquella posición, buscando una toalla para limpiarse y
viendo a Jungkook terminar de anudar el condón.
Una risa suave abandonó los labios de Jungkook luego de volver hacia donde Taehyung
le extendía la toalla húmeda, mas el pelinegro envolvió su brazo alrededor de su cintura
y volvió a besarlo, esta vez con lentitud.
—Soy masajista...
—También yo.
—Libre.
Taehyung rió y Jungkook quiso golpearse por sentirse tan idiotizado ante aquel sonido.
Debería agradecerle a su hermana por haber insistido, ahora estaba seguro de que su día
de spa había sido la mejor decisión en un largo tiempo.
Fin