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spa day •• KookTae ••

La mejor forma de relajarse antes del matrimonio de su


hermana, parece ser tomar un día de descanso en el spa
de ella. El problema, es que Jungkook no está seguro si
"ese" servicio va incluido en su día de descanso...
Spa Day
—Estás jodidamente loca.

Sentenció irritado, sintiendo la molestia de estar en aquel lugar. Sus dedos


tamborilearon sobre el volante de su auto y su cabeza golpeó rítmicamente contra el
asiento, intentando soltar todo el enojo de manera parcelada, sin ganas de gritar.

—Vamos, Jungkook. Estás siendo irracional, no es algo malo.

—No, Somin. No necesito un puto masaje, necesito cerrar el acuerdo con la jodida
empresa antes de que Park Jimin se quedé con MI contrato con Kim Namjoon.

—Ah, qué molesto. Voy a casarme pronto, no quiero que mi hermano favorito llegue
a entregarme al altar luciendo como un amargado.

— ¡No soy un...! ¿Sabes? Olvídalo, Noona. No pienso bajarme.

Somin sonrió, sosteniendo el brazo de Jungkook. —Noona quiere que seas feliz... ¿Sí?

— ¿Cómo voy a ser feliz en tu jodido spa de lujo? Tus clientas son señoras histéricas
que vienen a gastar el dinero que sus esposos les entregan.

—Jeon Jungkook, vas a bajar y dejarás que te atiendan en mi spa para que mañana en
mi matrimonio, tu cara no sea la de un asesino serial.

Jungkook bufó, mirándose fugazmente en el retrovisor. Quizá Somin tenía razón y su


expresión no era la mejor. Pero en su defensa, para tratar con empresarios de trayectoria
que solían subestimarlo por haberse hecho cargo de la empresa de su padre a tan corta
edad, la cara de mafioso era casi un requisito.

Al contrario de su hermana Somin, que tenía facciones delicadas y femeninas y parecía


vivir en un estado constante de paz interior, el rostro de Jungkook se había endurecido
ligeramente a causa del estrés. Chasqueó su lengua al darse cuenta de que estaba
pensando, con más seriedad de la que le hubiese gustado, el gastar su día libre para
relajarse.

Bien, su hermana lo merecía.

Iba a casarse y lo menos que podía hacer, era entregarla con una sonrisa y no con su
expresión seria de siempre.

—Mierda... De acuerdo. Voy a hacerlo sólo por ti.

— ¡Eres el mejor!
—Espero que tus jodidas clientas no hablen demasiado, mi jaqueca va a matarme.

—Es un spa lleno de lindas clientas, obviamente van a hablar. Deja de criticar todo y
bajemos del auto antes que te arrepientas.

—Maldición...

—Vamos, vamos. También necesito relajarme, mañana quiero estar perfecta.

Jungkook suspiró, bajando del auto siguiendo a su hermana. —Ya estás perfecta,
Noona. Es una cosa de familia.

Somin sonrió, tomando el brazo de Jungkook y guiándolo al interior de su spa.

El pelinegro frunció el ceño al entrar, viendo el elegante lugar atestado de mujeres. A


su hermana ciertamente le iba mejor de lo que creyó en aquel spa, y no pudo dejar de
sentirse orgulloso ante la forma en que ella surgía por sus propios medios.

—Lindo.

—Lo sé, y tú también lo sabrías si no pasaras metido en esa fea oficina y vinieras a
verme con más frecuencia.

—Sí, mi culpa. Lo siento.

Somin sonrió. —Bien, primero vamos a buscar ropa cómoda para ti y luego te llevaré
a que hagan magia contigo.

— ¿Magia?

—Necesitas con urgencia un masaje descontracturante. Ah, creo que uno tailandés
sería grandioso para ti... Quizá antes te lleve al sauna de ozono ionizador para que tu piel
también mejore... ¡Ah! ¡Masaje con piedras calientes! Amarás eso...

Jungkook frunció el ceño. — ¿Sabes que no entiendo lo que hablas?

—Tú sólo confía en Noona.

—Me asustas muchísimo.

—No es así, tú me amas y luego de hoy, serás el empresario más relajado de todo Seúl.

Jungkook se permitió reír ante sus palabras, dejándose guiar mientras su hermana
saludaba a sus empleadas con una sonrisa.
El lugar era agradable y el aroma en el aire lo inducía rápidamente a relajarse; si sólo
el ambiente lograba producir eso, se preguntó de qué forma terminaría luego de su masaje.

Quizá no era tan mala idea, después de todo, era cierto que llevaba meses bastante
estresado.

Cuando su hermana lo adentró en un vestidor, desapareciendo por un par de minutos


para luego volver con lo que supuso, sería alguna bata o algo así.

—Ponte esto, guarda tus cosas en el casillero de la esquina, es el que uso yo siempre.
Te espero fuera.

Jungkook rodó sus ojos. —Claro.

Somin rió, cerrando la puerta del vestidor para darle privacidad a su hermano.
Jungkook dejó la prenda que su hermana le entregase sobre una de las bancas,
desabotonando su camisa con cansancio y doblándola de manera pulcra. Luego, se quitó
sus zapatos y desabrochó su cinturón, abriendo su pantalón para arrancarlo, quedando
sólo en ropa interior. Sus dedos se engancharon en el elástico de su bóxer, arqueando una
ceja con dudas por unos segundos, decidiendo arrancar toda su ropa, vistiendo la bata del
spa.

Se miró por unos segundos, sorprendido de la suavidad de la tela que ahora lo cubría y
no pudo evitar reír antes de salir del vestidor, viendo a su hermana esperar de manera
distraída.

—Ahora entiendo por qué rayos cobras tanto en el spa, estás recuperando la inversión
de estas batas.

—Sólo calidad para mis estimadas clientas, Jungkookie.

—Dios, mamá hace años no me dice así, no lo hagas tú tampoco.

Somin sonrió. —Claro, el pequeño Jungkook ya es todo un hombre —dijo bromeando


y tirando a su hermano para que comenzara a caminar antes de escuchar sus quejas. —
Bien, te dejaré en buenas manos y yo me iré a hacer mi sesión pre nupcial, quiero ser la
más bonita mañana.

—Espera... ¿Vas a dejarme solo?

—No solo, tonto. Además primero te harán un masaje y luego puedes usar el resto de
las instalaciones. Hoy la dueña paga.

—Muy conveniente...

—Shh... Sólo hazme caso ¿De acuerdo?


Jungkook bufó, riendo cuando su hermana besó su mejilla con cuidado. —De acuerdo.

—Entonces, ahora sigue directo al fondo y disfruta tu día de spa.

Jungkook asintió, siguiendo la indicación de su hermana hasta llegar a una puerta de


cristal opaco. Miró a su alrededor buscando por alguna de las muchas empleadas que su
hermana tenía y supuso que la encargada de aquella área se encontraría dentro. Con un
profundo suspiro, golpeó con suavidad el cristal, sonriendo divertido cuando la chica que
abrió lo observó fijamente por largos segundos, casi hipnotizada.

El pelinegro no iba a mentir, sabía perfectamente que su apariencia era bastante


llamativa y aquello le servía en todo ámbito de su vida; por eso, acostumbraba a ver ese
tipo de reacciones y ya no le sorprendían en absoluto.

—H-Hola... La señorita Somin ya nos informó, por favor adelante.

Jungkook asintió, pasando innecesariamente cerca de la chica.

—Muchas gracias. Estoy literalmente en tus manos —. Vio la chica parpadear un par
de segundos, como si no entendiera a qué se refería. Por unos segundos, la confusión en
la pelirroja lo hizo sentir inquieto, pero su sonrisa jamás abandonó sus labios, porque si
algo le había enseñado el tiempo que llevaba a cargo de la empresa de su padre, era que
jamás debía dejar que otros vieran sus dudas o el temor. Sin embargo, el rostro de la chica
comenzaba a irritarlo—. ¿Sucede algo?

—Ah... Yo... Creo que hay una confusión, yo sólo estoy aquí para recibirlo, no soy yo
quien realizará el masaje.

Pudo decir que se sintió decepcionado, pero la verdad era que la chica se veía bastante
torpe y estuvo seguro de que, si ella hubiese sido la encargada, los nudos que se formaban
en su espalda por la tensión se hubiesen multiplicado. —Ya veo ¿Entonces quién?

—Ése sería yo, bienvenido.

Por un segundo, su ceño se frunció cuando vio al chico sentado sobre la camilla. Lo
único que evitaba que su cabello rojo cayera sobre su rostro era una bandana y su rostro
mostraba diversión pura mientras sonreía ampliamente.

— ¿Tú?

—Señor Jeon, la señorita Somin pidió al mejor masajista del lugar para atender a su
hermano, ése, estimado, sería yo.

—No sabía que acá trabajaban hombres...

—Soy una excepción. Como sea, Jisoo, puedes regresar, yo me encargo. —Sí, Tae.
Con permiso.
La chica abandonó el lugar, cerrando las puertas de cristal tras ella y dejando a
Jungkook aún sorprendido. — ¿Tu nombre es Tae, no? Supongo que si eres el mejor, da
igual.

—Taehyung, señor Jeon —el pelirrojo sonrió, saltando de su asiento improvisado y


palmeando suavemente la superficie—. Fuera ropa. Espalda arriba.

Jungkook respiró profundamente. —Sí, puede ser que yo...

Taehyung ladeó su cabeza con gracia y Jungkook maldijo por detenerse demasiado
tiempo en la forma en que sus labios se curvaron.

— ¿No trae nada abajo, Señor Jeon? Bueno... De todos modos usaré una toalla para
cubrirlo si se siente incómodo.

La risa del chico resonó en el lugar, totalmente hipnotizante. La profunda voz del
pelirrojo era algo bastante agradable de escuchar.

—Fuera ropa entonces —Jungkook murmuró, dejando caer la bata y tomando el lugar
que antes Taehyung usaba de asiento.

Cuando sintió lo que supuso sería la toalla cubrir parte de su cuerpo, relajó su cuerpo
sobre la camilla, esperando con algo de ansiedad al chico que caminaba alrededor.

—Usaré aceite, no debiera estar frío porque usaré mis manos para darle temperatura,
sólo relájese, Señor Jeon.

—Jungkook... Mi nombre es Jungkook —dijo suavemente, su voz amortiguada por la


posición. Escuchó la risa de Taehyung nuevamente y quiso maldecir por estar
encontrando demasiado agradable aquel sonido—, no puedo relajarme si estás
diciéndome Señor Jeon, es como si estuviera en mi jodida empresa.

—Jungkook será entonces. Aquí voy.

Taehyung avisó, terminando de esparcir el aceite en sus propias manos y deslizándolas


con suavidad sobre los hombros de Jungkook, sin presionar demasiado, dedicándose a
que el aceite en sus manos se transfiriera a la piel del pelinegro. Sus palmas aumentaron
la presión, subiendo por su columna y deteniéndose sobre sus omóplatos ligeramente, una
sonrisa triunfal curvó los labios del pelirrojo cuando Jungkook se quejó débilmente. Se
entretuvo en aquel lugar, aumentando la presión a ratos, disolviendo la tensión en sus
músculos y masajeando con cuidado, llevando sus manos hacia sus hombros y cuello.

—Mierda... Eres bueno en serio —Jungkook dijo en un gemido ahogado cuando su


cuerpo comenzó a relajarse bajo las manos expertas de Taehyung.
—Te lo dije, Jungkook. La señorita Somin quería que su hermano estuviese en las
mejores manos.

—Dios... Eso se sintió increíble...

Taehyung rió otra vez, bajando sus manos por toda la espalda de Jungkook. —Glúteos
y aductores, Jungkook.

— ¿Debes avisarlo?

—Claro, no quiero que creas que me sobrepaso —bromeó—. Relájate.

Aunque sonase extraño, Jungkook estaba seguro que su proceso de relajación había
comenzado desde que escucho la voz suave y profunda de Taehyung. El masaje en sí,
parecía ser nada más que un agregado a aquello. Un nuevo gemido escapó de su boca
cuando sintió las manos de Taehyung presionar su cuerpo.

Mierda...

Pensó con nerviosismo cuando una punzada se extendió por su entrepierna al sentir los
dedos de Taehyung deslizarse por sus muslos, subiendo lentamente. No estaba seguro de
si eso era normal, porque no era asiduo a los masajes, pero a su cuerpo parecía gustarle
lo que el chico hacía.

Parecía gustarle mucho.

—Gírate, por favor.

Jungkook exhaló, armándose de valor para girarse, sabiendo que entre sus piernas se
encontraba un problema. Los ojos de Taehyung se detuvieron por unos segundos sobre
su cuerpo y la forma en que sus ojos barrieron desde sus pectorales, bajando por sus
abdominales hasta detenerse en su 'problema' lo hizo sentir sus mejillas arder.

—No es que... No pienses que...

Taehyung relamió sus labios y Jungkook ahogó un gemido cuando notó algo que en un
principio pasó desapercibido. El pelirrojo había atrapado entre sus dientes una pequeña
esfera metálica y jugaba con ella de manera compulsiva. Cuando pareció reaccionar, las
mejillas del pelirrojo se encendieron, volviendo a su tarea.

Jungkook se dedicó a observarlo, sus manos masajeando su pecho mientras Taehyung


seguía entretenido con el piercing en su lengua.

El pelirrojo se había quedado callado y aunque no era incómodo, Jungkook realmente


deseaba volver a escuchar su risa. Y lo que en verdad lo hizo sentir avergonzado, fueron
las ganas fulminantes de jugar también con aquella malvada esfera que lo tentaba cada
vez que Taehyung movía su lengua.
Dios... Realmente quería...

—Me estás mirando —Taehyung dijo al fin, sus manos detenidas sobre los hombros
de Jungkook y sus ojos fijos en el rostro del pelinegro—, ¿Tengo algo en la cara?

—Tienes una cara atractiva...

—Bien, viniendo de el hombre más jodidamente caliente que he visto en el último


tiempo, eso me hace sentir bastante bien —volvió a reír—, lo siento, no debí...

—Tus clientas deben amar venir a atenderse contigo.

—Supongo, soy el mejor, te lo dije, Jungkookie.

— ¿Jungkookie?

—Es tierno... Necesito concentrarme en algo tierno para poder seguir trabajando.

Jungkook medio sonrió ante esto, notando el nerviosismo en el pelirrojo. — ¿Por qué?

—Dios... ¿Es divertido?

—Ciertamente...

Taehyung volvió a mover sus manos, intentando ignorar la mirada intensa del
pelinegro. Era profesional, jamás debía involucrarse con sus clientes y mucho menos, si
aquel cliente era el hermano de su jefa. Pero escucharlo gemir por el masaje lo había
desconcentrado totalmente, y no iba a negarlo. El cuerpo de Jungkook era totalmente de
su gusto.

—Llamaré a Jisoo para que continúe...

Iba a retirar sus manos cuando Jungkook sostuvo su muñeca con fuerza controlado, sus
ojos parecían quemar sobre su piel.

—Aunque no me molestaría, creo que hoy estoy bastante cómodo con tus manos sobre
mi cuerpo, Taehyung.

—Te dije que soy el mejor...

Jungkook sonrió.

¿Cuánto llevaba sin sentirse así? Ni siquiera recordaba el rostro de la última persona
con la que había estado, su trabajo lo consumía y en verdad el sexo había dejado de ser
algo de importancia, pero Taehyung realmente lo había hecho sentir deseo.
Mierda, él realmente quería que sus manos recorrieran todo su cuerpo y que su boca
siguiera el mismo camino.

—Puedes ayudarme con eso, Taehyung... Mierda, en serio quiero probar esa jodida
cosa que tienes en tu boca...

Dijo tirando del pelirrojo y atrapando sus labios sin cuidado, mordiendo y succionando;
sus dedos se enredaron en su cabello, acercándolo por completo mientras su lengua se
hundía en su boca, enredándose con la lengua de Taehyung y jugando con el piercing. Lo
escuchó gemir cuando tiró de su lengua y con agilidad, el pelirrojo subió sobre el cuerpo
de Jungkook, sosteniendo su cabeza para profundizar aquel beso hambriento.

Sintió las caderas de Jungkook subir ligeramente, embistiendo contra su cuerpo y el


gemido que escapó de su garganta murió contra la boca del pelinegro. Con una sonrisa,
se separó de Jungkook, lamiendo sus labios una última vez antes de comenzar a mover
sus caderas lentamente, sintiendo como la erección de Jungkook presionaba contra su
cuerpo.

—Ropa fuera —Jungkook dijo serio, obligando a Taehyung a bajar. Sonrió con
diversión al ver la confusión en el pelirrojo—. Y espero que en este lindo cuarto, haya al
menos un maldito condón.

El pelirrojo asintió, caminando hacia sus cosas para luego caminar hasta donde
Jungkook lo observaba, moviendo su mano sobre su propio miembro y regalándole una
cadena de maldiciones y gemidos; Taehyung volvió a tirar de su cabello, dejando que el
pelinegro jugara con la esfera metálica en su boca y deshaciéndose demasiado rápido de
su uniforme antes de volver sobre el cuerpo de su cliente, gimiendo ante el roce de su piel
desnuda con la de Jungkook.

Su mano alcanzó la botella de aceite que estaba olvidada en la camilla, dejando caer
sobre sus manos, moviéndolas con lentitud sobre el miembro de Jungkook, sus dedos
esparciendo el fluido pre seminal, mezclándolo con el aceite. Jungkook lo imitó,
lubricando sus dedos para comenzar a preparar a Taehyung. Con facilidad, uno de sus
dedos se abrió camino, entrando y saliendo a distintos ritmos del pelirrojo que gemía
sobre él, agregando un segundo y tercer dedo, presionando en su interior, deslizándose
contra su próstata y acelerando para aumentar el placer en Taehyung.

Taehyung seguía masturbándolo, su cabeza cayendo hacia atrás en búsqueda del aire
que se volvía escaso, moviéndose contra los dedos de Jungkook. Cuando el pelinegro
decidió que era suficiente, retiró sus dedos y observó a Taehyung abrir con ansiedad el
envoltorio en sus manos, rodando lentamente el condón sobre su miembro, sonriendo
divertido al ver que Jungkook gemía por el roce innecesario.

—Necesitas relajarte, Jungkookie —Taehyung habló, alzando su cuerpo usando una


de sus manos como apoyo sobre el abdomen del pelinegro y la otra guiando su miembro.
Tiró de su piercing cuando su cuerpo cayó por completo, dejando que Jungkook lo
penetrara completamente. Sus caderas se movieron con lentitud primero, recibiendo por
completo al pelinegro que acariciaba sus muslos, incitándolo a acelerar.

Sus gemidos aumentaron con sus movimientos, moviéndose de manera rítmica,


cambiando los movimientos para poder sentir por completo al pelinegro. Escuchaba a
Jungkook gemir y maldecir, empujando sus caderas y obligándolo a acelerar; el calor
recorriendo cada parte de su cuerpo y agolpándose en su vientre. Arqueó su espalda
cuando sintió los dedos de Jungkook hacerse de su erección desatendida. Sin saber cuánto
tiempo pasó desde que Jungkook comenzara a masturbarlo de aquella forma ansiosa, su
respiración se detuvo por unos segundos, gimiendo su nombre y clavando sus uñas en el
abdomen del pelinegro. Sus ojos parecieron nublarse y supo que Jungkook también hubo
alcanzado su orgasmo cuando su cuerpo se estremeció bajo él.

Jadeó en busca de aire, sintiendo sus propios fluidos recorrer parte de su cuerpo y el
del pelinegro; volvió a bajarse, sintiendo sus piernas temblar por haber estado demasiado
tiempo forzando sus músculos en aquella posición, buscando una toalla para limpiarse y
viendo a Jungkook terminar de anudar el condón.

Una risa suave abandonó los labios de Jungkook luego de volver hacia donde Taehyung
le extendía la toalla húmeda, mas el pelinegro envolvió su brazo alrededor de su cintura
y volvió a besarlo, esta vez con lentitud.

—Noona habló de un baño de alguna mierda... —murmuró contra su cuello, lamiendo


y succionando una marca en la piel del pelirrojo, sonriendo cuando Taehyung gimió
débilmente, aún sensibilizado por el encuentro—. Creo que también necesitaré ayuda en
ese lugar.

—Soy masajista...

—También yo.

—Creí que era un empresario, Señor Jeon.

— ¿Para ti? Lo que quieras...

Taehyung rió, separándose para buscar su uniforme y volver a vestirse. Jungkook lo


observó en trance, sus ojos recorriendo el cuerpo que hace segundos temblaba sobre él.

—Me estás mirando.

—Y quisiera estar tocándote...

—Terminó su hora, Señor Jeon... —Taehyung sonrió, tomando la bata de Jungkook y


entregándosela. Sus dientes volvieron a jugar con la esfera metálica en su boca, captando
la atención de Jungkook—. Pero mi turno termina a las ocho.
Jungkook relamió sus labios ante la invitación tácita—. Por cierto... ¿Qué haces
mañana?

—Libre.

—Perfecto... Paso por ti entonces. Tienes un matrimonio al que asistir... Y yo un jodido


piercing con el que jugar.

Taehyung rió y Jungkook quiso golpearse por sentirse tan idiotizado ante aquel sonido.
Debería agradecerle a su hermana por haber insistido, ahora estaba seguro de que su día
de spa había sido la mejor decisión en un largo tiempo.

Fin

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