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INTRO

Taehyung estaba muy emocionado con la llegada a su casa.

Por supuesto que su emoción tenía que ver con la “sorpresa” que su madre le
había prometido cuando llegase de la escuela ese día.

Muchos podrían tener opiniones no necesariamente positivas sobre un niño de


once años aún muy ansioso y feliz cuando su madre venía a buscarlo de la
escuela, pero la verdad era simple y preciosa; a Taehyung no le interesaba en lo
absoluto lo que sus compañeros de clase, o incluso gente que él
apropiadamente no conocía, pudieran decir sobre él.

Taehyung sujetaba su mochila con presión por las ansias, mientras su madre le
hablaba sobre el maravilloso regalo que le había hecho.
A la alta mujer le parecía divertido tener a su hijo con la duda, lo disfrutaba, sin
embargo, sabía que a Taehyung le gustaría el obsequio. Era algo que el
pequeño niño había estado pidiendo desde hacía mucho tiempo atrás.

—Bien, TaeTae, aquí está tu regalo. —Habló la mujer con una gran sonrisa.

Dejó la caja con mucho cuidado sobre la mesa de centro, y le señaló a su


pequeño hijo que abriese la caja, pero con cuidado, cautela y delicadeza.

El pequeño asintió, y en seguida quitó la tapa de la cajita con mucho cuidado,


como su madre le había instruido, y sus ojos se abrieron enormemente con gran
sorpresa, mientras que una preciosa sonrisa se iba dibujando en sus labios.

—¡Un conejito!

Una pequeña criatura blanca y peluda yacía en la cajita, esperando


pacientemente a que se le diera espacio para poder moverse.

Taehyung tomó en sus manitas al pequeño animal, y le sonrió dulcemente


mientras le acariciaba el bonito pelaje, y posteriormente dejaba un beso sobre
su cabeza blanca y reluciente.

—Kookie. Ese será tu nombre, conejito.


La madre de Taehyung estaba muy contenta con la reacción y aprobación de su
hijo ante su nueva mascota, eso le hizo olvidarse completamente de todo lo que
tuvo que escuchar de la mujer que le había dado el animal.

Francamente, esa anciana estaba loca. Quería evitar a toda costa que la madre
de Taehyung se llevara ese conejo a casa, decía que estaba maldito, que no era
seguro lo que pudiese hacer.

Le advirtió sobre el número de la caja del animal, “21”.

“Veintiuno. Es un número encantado. Él animal lo está. Ese conejo no les traerá


buenos ratos.”

Era solo un conejo blanco y esponjoso.

¿Qué tantas cosas podría hacer?


🐰1🐰
Taehyung se encontraba en su habitación, en silencio, procesando todos los
malos ratos que había sufrido esa misma tarde antes de llegar a su casa.

No comprendía por que sus compañeros eran personas tan malas y violentas.
Todo lo resolvían a golpes, y solo dejaban más problemas en lugar de
soluciones.

Estaba harto de llegar con nuevos moretones en su rostro por no encajar en el


grupo de sus compañeros. Él no entendía nada.

Y como si fuese algo reciente, sus lágrimas volvieron a caer, no una por una,
millones por millones. Sus lágrimas eran cascadas, y sus sollozos sólo eran
muestra de dolor, pero no por el físico.

Un niño de tan solo catorce años no merecía tanto sufrimiento injusto.

“Perdón por no gustarme los autos de carrera, lo siento mucho.”

“Perdón por que mi color favorito no sea el azul o el rojo, lo lamento.”


“Perdón por preferir jugar con las niñas a las escondidas, que con ustedes a las
carreras, disculpen.”

Sus lágrimas y sollozos rebotaban contra su almohada, pero eso no le


interesaba.

Se sentía muy solo. No tenía hermanos. No tenía un padre. Y su madre no


estaba casi nunca. Era horrible.

Y en eso que volvía a maldecir su vida, una bola de pelos blanca y sedosa se
acurruca al costado de su rostro, en busca de caricias, en busca de consuelo,
pero lo para él mismo.

Taehyung evita el llanto para no mojar a su pequeño animal, y lo recuesta sobre


su pecho, para acariciarlo, y sentirse más tranquilo por si mismo.

La verdad es que, el pelaje de su conejito era muy tranquilizante, casi como


mágico.

Sus ojos son grandes, brillosos y encantadores, y sus dientes son lo más tierno
que pueden existir.

—Si fueras humano, sería más fácil todo, ¿no?... —murmura Tae con la voz
rota— ¿seríamos amigos, Kookie?
El conejo se acerca al rostro de Tae, y soba su propia cabeza contra la mejilla
regordeta del chico.

Taehyung sonríe.

—Tomaré eso como un sí. —Acaricia su pelaje— Gracias, Kookie.

🐰2🐰
Taehyung llegó esa noche a su departamento, en compañía de un guapo
muchacho de piel bronceada, ojos pequeños y cabello naranja, desgastado,
parecía tener los dieciocho años que Tae tenía.

Su conejo se encontraba en el sofá, tomando una siesta, cuando la puerta es


abierta, y risas ingresan a la habitación, despertando y asustando al animal.

Era su dueño, Taehyung, pero no venía solo.

Se encontraba hablando con un muchacho, ambos muy animadamente, pero


algo melosos.
El conejo gruñó cuando ambos chicos se acercaron al sofá, y se sentaron
juntos, al lado del animal.

—¡Kookie, pequeño! —exclamó animadamente el peliazul, tomando con


delicadeza al animal para posarlo en su regazo— ¿Cómo estás, pequeño?
—Preguntó acariciando su cabeza.

Como si el animal pudiese responder, Taehyung lo observó expectante, aún


masajeando su cabeza con sus dedos gordos.

—Es muy bonito. — Comentó el muchacho junto a Taehyung, dirigiendo sus


dedos al pelaje del conejo, donde acarició unos pocos segundos, antes de que
el animal, receloso, dirigiese sus dientes a las manos del chico— ¡Auch! —Se
quejó, retirando sus manos.

Tae retiro toda la atención puesta en el animal, para ponerla en el otro


muchacho, que chillaba adolorido por una simple herida en su mano.

—L-lo siento, n-no suele hacer eso, d-disculpa. —Tartamudeó el peliazul


tomando la mano del muchacho, y acariciándola con suavidad.

El rostro del de cabello naranja, cambió rotundamente de una expresión de


dolor, a una más calmada, y algo sonrojado.
Ambos muchachos se observaron, y se sonrieron, antes de que el de cabello
teñido de naranja se acercara unos cuantos centímetros al peliazul, posando
sus manos sobre la mejilla de este, y sonreírle.

El conejo espero un movimiento peligroso por parte del de cabello naranja para
comenzar a atacar, pero tras la sonrisa que el peliazul tenía, no pudo hacer
nada.

Estaba feliz.

¿Qué podía evitar? Él solo estaba muy feliz.

Y ni se imagino cuando él de cabello naranja besó los labios del peliazul de


manera repentina.

El conejo se levantó del regazo del peliazul, siendo completamente innecesario


en esa escena, y se volvió a la habitación de Taehyung, donde podría descansar
sin ser interrumpido.
[...]

Ya siendo bastante tarde, el conejo escucho la puerta principal cerrarse, y un


rato después, la de la habitación abrirse, dejando ver a un risueño peliazul
sonriente.
Cuando Taehyung captó al conejo en su cama, soltó una risita dirigiéndose a él,
para terminar recostándose a su lado, mientras le acariciaba el suave pelaje.

—¿Por qué hiciste eso, Kookie? —Sonríe el peliazul.

El conejo se rinde, y se acurruca en el cuello del peliazul.

Siente a Tae reír.

—Ya veo que no te agradó Hoseok.

Bueno.

No podía negarlo.

Pero si estaba feliz...

“Un simple conejo” no podía hacer mucho.

1.

🐰3🐰
Esa tarde el departamento estaba vacío, y lo único que se escuchaba por toda
la ciudad, era una fuerte llovizna que golpeteaba en las ventanas del lugar.

El conejo tenía frío, pero también estaba asustado.

Taehyung aún no llegaba.

Él había salido hace unas horas con el patán de su novio, Hoseok, pero ninguno
de los dos tenía un rostro completamente feliz.

Al conejo no le sorprendía.

Llevaban un año siendo pareja, pero definitivamente no había sido el año más
feliz para ninguno.

Taehyung y Hoseok habían discutido mucho en los últimos días, y el pobre


conejo siempre estaba presente en cada situación, viendo a su pobre TaeTae
llorar con cada palabra y frase dolorosa que el insensible de su pareja le
lanzaba encima.

No era justo.
Taehyung era alguien increíble.

Y era ese simple conejo quien estaba con él cuando lloraba por ese imbécil.

Cuando el pobre conejo se sentía morir de aburrimiento, un portazo le revienta


los oídos, y da un salto asustado.

La puerta de la habitación es abierta, y el peliazul aparece detrás de esta, con


su gorro negro mojado en la mano, y su abrigo a medio sacar, que es lanzado al
piso de inmediato junto al gorro, posterior a eso, se lanza a orillas de su cama, y
sus sollozos son dolorosos.

El conejito, preocupado, se acerca al cabello del peliazul, y soba su cabeza ahí


un momento, intentando llamar la atención de su dueño, pero este está sumido
en sus lágrimas.

Luego de un rato de inquietud para el conejo, Taehyung alza su rostro en su


dirección, dejando ver sus preciosos ojos vidriosos e hinchados, su expresión de
dolor en el rostro, y sus labios igualmente hinchados.

Pero así, roto completamente por la mitad, Taehyung forma una pequeña
sonrisa en sus labios para el conejo, y acaricia su cabeza con delicadeza.

—Parece que Hoseok se ha encontrado alguien mejor, Kookie.


🐰4🐰
—No te preocupes, mamá, estaré bien. Solo es un día más, no te sientas mal.
(...) No, no, no te lo permito. Quédate en casa, yo estaré bien. Mis amigos
vendrán, no estaré solo. (...) Claro, sí. (...) También te amo, mamá. Hasta luego.

Taehyung suspiró tras haber cortado la llamada de su madre.

Volvió a recostarse en su cama, junto a su peludo y blanquecino conejito, y


sonrió con amargura.

—“Mis amigos vendrán...” —Se imitó a sí mismo— No tengo ninguno. —Se rió
de sí mismo— Será un cumpleaños silencioso, y lleno de mimos para ti, Kookie.

El conejo se acurrucó en la curvatura del cuello de Taehyung, como siempre


hacia, haciendo reír al ahora castaño.

—Es mejor dormir, tienes razón. —Habla el castaño, risueño— Para cuando
sean las doce, espero estar dormido. No serán los veintiún años más felices de
mi vida.
Tras eso, el castaño se dedico a cerrar los ojos, sintiéndose atraído a dormir por
el suave y tentativo pelaje de su conejo sobre su piel, hasta que finalmente, su
respiración se volvió amable y tranquila; se había dormido.

No pudo darse cuenta que se precioso conejo estaba ansioso de alguna


manera, por lo que se removía mucho en la cama de su dueño, mientras que en
su mente solo dos palabras le hacían sobresaltarse cada vez que las recordaba,
cada vez que su precioso dueño le acariciaba, cada vez que se daba cuenta que
el pequeño niño que conoció con once años, por fin cumpliría veintiuno. Y esas
eran;

“Por fin”

Tampoco sintió cuando algo en su cama ocupaba más lugar del que debería. Ni
cuando su conejo de la nada, desapareció.

1.

🐰5🐰

Tenía tanto sueño aún acumulado. No quería abrir los ojos, quería permitirse
dormir todo el día, puesto que no habría nada más interesante que hacer.
Su cumpleaños no eran la excepción para continuar siendo un día
completamente aburrido y común. Su madre tampoco estaría ahí con él, ella
estaría aún en Daegu, con su marido actual, y los dos pequeños niños que tuvo
hace un año atrás con ese hombre, al que Taehyung desconocía físicamente.

Quiso removerse un poco para acomodarse mejor, pero la verdad es que se


encontró muy cómodo en esa posición, fuertemente aferrado a esa almohada de
tan gustoso olor.

“Espera...”

Taehyung no abrió los ojos cuando recorrió esa almohada con sus manos,
sonrojándose al instante cuando sintió un abdomen jodidamente marcado en
sus manos.

“¡¿Almohada?!”

Abrió sus ojos de golpe, con la respiración ya agitada, y se encontró con lo que
menos esperaba encontrarse en su cama, en su cumpleaños.

Un hombre.
Un hermoso hombre de facciones bien definidas, de labios entreabiertos muy
tentativos y sensuales, y lo más divertido pero no menos escalofriante.

Dientes de conejo.

Quiso gritar, golpear al hombre con el que se había acostado sin recordarlo,
pero se encontró a sí mismo con ropa puesta, por lo que se extraño.

“¿Cómo?”

“¿Me acosté con este y volví a ponerme toda mi ropa para dormir?”

“¿Dónde esta Kookie...?”

Perdido en hilo de pensamientos, siente al hombre removers. Taehyung se


asusta, pero chilla internamente cuando el hombre aún dormido se acerca a él, y
se posiciona sobre él, escondiendo su rostro en el cuello de Taehyung mientras
posa sus manos sobre su pecho.

Taehyung está hirviendo en ese momento, queriendo retirarse de aquella


posición tan extrañamente deliciosa, pero a la vez no.
Entonces recuerda a su conejo.

“No puede ser...”

“Kookie siempre se acuesta así...”

—¿K-k-kookie? —Susurra algo tembloroso.

Solo en ese instante, el hombre se remueve nuevamente, y Taehyung siente sus


labios sobre su cuello, logrando estremecerse.

El hombre soba su nariz en el cuello de Taehyung, logrando estremecer mucho


más a Tae, pero incómodo cuando descubre que el hombre sobre él, está
completamente desnudo.

—Taehyung, ¿Por qué despiertas tan temprano siempre? —Habla por primera
vez el hombre, ronco.

Taehyung se vuelve a estremecer, y no dice nada, esperando que el hombre se


de cuenta en dónde está y que está haciendo.
—Espera... —Se levanta un poco sobre sus brazos para observar a Taehyung—
¡Estoy hablando! —El hombre sonríe ampliamente. —¡Tienes veintiuno al fin!

Taehyung no entiende nada, quiere llorar de la frustración, pero aún siente


humillación y vergüenza cuando tiene a un hombre robusto y guapo sobre él,
completamente desnudo.

—Vaya... Te me haces muchísimo más guapo cuando puedo tocarte con mis
dedos. —El hombre sonríe nuevamente, y sus dedos acarician la mejilla de
Taehyung, provocando un rosado en ellas muy adorable.

Taehyung está trabado, no puede hablar, está shockeado.

¿Este era su conejo? ¿Su pequeño Kookie?

—¿Quién eres? —Logra preguntar, con un hilo de voz.

—El hombre acaricia los cabellos castaños de Taehyung, encantado con este, e
inmediatamente vuelve a observar los ojos del castañito.

—Creí que lo notarias. —El hombre ríe hermosamente— Soy Kookie, Tae.
Taehyung traga saliva, y da una rápida mirada al hombre aún desnudo.

—N-no. Tú no eres... un conejito. No eres mi conejito.

La tierna mirada del hombre encima de él, se transforma completamente en una


diferente hasta en las esquinas. Como si Taehyung le hubiese provocado de
alguna manera, su mirada pasa a ser una coqueta, pervetida, y en eso que cree
que todo no puede ser más raro...

Siente una erección crecer sobre su abdomen.

Sus ojos se abren con miedo, con sorpresa.

—Bebé, ya no soy un conejito. —Acaricia la mejilla de Taehyung con suavidad, y


le sonríe ladino— Pero si quieres, podemos hacer lo que los conejos hacen.

Taehyung quería morir.

🐰6🐰
—¡¿PERO QUÉ DICES?! ¡¿Q-QUÍTATE, HOMBRE?!
El hombre, confundido por la repentina desesperación de Taehyung, se quita de
encima de si, y este se levanta desesperado, pasando sus manos por su rostro,
mientras jala su cabello completamente frustrado y algo asustado.

—No hagas eso, Taehyung —Se queja el hombre, apoyando en la cabecera de


la cama, mirando al castaño con atención.

Taehyung, confundido, se dirige a él con la mirada, con el entrecejo fruncido.

—¿Ha-hacer qué? —Pregunta con voz algo rota.

El hombre aún mirándolo, se levanta, dejando ver todo su cuerpo al descubierto,


cosa que a él mismo no le importo, y se dirigió frente a Taehyung, para quitar
sus manos grandes de su cabello, y dejarlas a sus costados.

—No te jales el cabello. Sabes que eso te hace mal. Debes controlar tus crisis
de pánico de otra forma, el doctor te lo dijo. No con autodaño físico. —El
muchacho sonrió ladino, ahora con más inocencia.

Taehyung abre sus labios, completamente perplejo de lo que acaba de


escuchar, y de la nada, se tranquiliza un mínimo.

—¿C-cómo... Cómo sa-sabes eso?


El hombre ríe otra vez.

Taehyung no puede evitar darle una mirada fugaz a su pecho firme y


visiblemente fuerte, y se regaña a sí mismo de inmediato, volviendo a observar
los grandes ojos del hombre.

—Tú me lo contaste, Taehyung. Siempre hablas conmigo.

—¡No! Yo no hablo contigo, y-yo...

—Taehyung. Soy yo, por Dios. ¿Acaso no sabias que esto iba a pasar?

Taehyung frunce el entrecejo, confundido, y niega lentamente con la cabeza,


ojeando todo el rostro y cabello del muchacho.

Su cabello es color negro, y tiene bonitas ondas, mientras que su rostro es


simplemente arte. Es muy guapo. Pero no. Taehyung no lo conoce. No se puede
dejar llevar por su belleza.

—La caja. ¿No leíste lo que decía bajo la caja cuando me...
—¡No! ¿De que habla? Mi mamá me, me regaló un conejo cuando te-tenía
once, y-yo ni sabía... Yo no sé nada.

El hombre suspira cansado. Nunca creyó tener que explicar todo eso, puesto
que su dueño debía debería de haberlo sabido.

—Bien, voy a explicarte, pero, ¿No tienes algo de comida? Estoy muriendo de
hambre.

Taehyung niega con la cabeza algo avergonzado, y el hombre sonríe y acaricia


su cabeza con amabilidad.

—No te preocupes. Vamos a comprar.

Taehyung asiente, aún en shock, y se dispone a seguir al hombre, que estaba


por abrir la puerta del apartamento, cuando Taehyung se da cuenta de un
minúsculo detalle.

—¡NO ABRAS! —Taehyung cierra la puerta de golpe, y se apoya contra esta,


evitando el paso del muchacho.

—¿Qué pasa? Vamos, Taehyung, tengo hambre. —Hace un puchero.


Taehyung quería reír por lo adorable que de repente le pareció el puchero del
hombre, pero enseguida volvió a su postura rígida, pero aún nerviosa.

—Kookie... Digo... Em, chico... C-creo que debes ponerte algo de ropa antes...

—¿Por qué? Nunca he usado. ¿Es que ahora te da vergüenza? —Ríe algo
coqueto.

Taehyung se sonroja al instante, e intenta ignorar al muchacho y sus coqueteos


espontáneos.

—Ven, te voy a prestar algo de ropa. —Taehyung toma su mano, y lo jala


consigo hasta su habitación.

El muchacho se sienta en la cama otra vez, tranquilamente, mientras que


Taehyung, intentando calmarse y procesar todo, se dirige a su armario en busca
de algo para su... Conejo.

¿Era esto enserio?

¿Su precioso conejo era un humano? ¿O esto fue un deseo? ¿Por qué sus
veintiuno tenía algo que ver en todo esto?
Estaba demasiado perdido.

Sacó una camiseta negra, y un pantalón de buzo de su armario, junto a unos


boxers nuevos que jamás usó, para posteriormente dejar las prendas en la
cama, al costado del muchacho, quien las observó con cuidado.

—¿Qué hago con esto? —Pregunta inocentemente a Taehyung.

—Pues ponértelo.

—No sé hacerlo.

—Tiene que ser una broma, ¿verdad?

El chico sonríe, y niega con la cabeza de manera tierna. Taehyung observa su


sonrisa con cuidado. Esos dientes de conejo eran preciosamente adorables,
mucho más en un humano tan... No importa.

Taehyung suspira, y muerde su labio, quedándose sin opciones.

—Está bien. Le-levántate. —Tras eso, el chico se levanta sonriente, y Taehyung


se acerca, y toma los bóxers— Eh, levanta u-un pie.
El muchacho levanta un pie, y Taehyung se arrodilla, quedando justo frente al
miembro del chico, e intentando ignorarlo, para pasar el bóxer por su pie.

—Baja el pie, y levanta el otro. —Pide más tranquilo.

El chico lo hace, y Taehyung pasa por su otro pie el bóxer. Al momento en el que
el chico baja el pie al suelo otra vez, siente algo rozar su cabello, y al chico
removerse un poco.

Ni siquiera quiere imaginarse que es.

Toma los costados del bóxer, y los desliza con cautela por los muslos del
muchacho.

No puede evitar notar que sus muslos están perfectamente firmes, fuertes y tan
marcados como lo sería su abdomen. Taehyung no sabía cómo podía ser
posible que el chico fuese tan robusto.

¡Él era un conejo perezoso!

Los boxers finalmente se ajustan a sus caderas, y Taehyung por fin respira
tranquilo.
Toma la camiseta negra con sus manos.

—Levanta los brazos. —Pide.

El chico sonríe, y alza sus dos brazos con los ojos cerrados y una bonita sonrisa
curvando sus labios aparece otra vez.

Taehyung se da cuenta que el chico es muy alto, y bufa.

Toma la silla de su escritorio, y se sube para ponerle para poner la camiseta


sobre los brazos y cabeza del chico, quien ríe mientras todo sucede, hasta que
Taehyung roza descuidadamente sus nudillos contra su abdomen.

El muchacho calla, y cuando Taehyung le vuele a ver su rostro, este está


sonriendo ladino, y sus ojos tienen un brillo peculiar.

Taehyung lo ignora, y se baja de la silla, haciéndola a un lado otra vez, para


tomar el pantalón.

—¿Puedes ponerte tú los pantalones? Es lo mismo que con la ropa interior.


—Pide avergonzado, mirando el piso.
No escucha respuesta, solo siente que los pantalones son retirados con cuidado
de sus manos, y al alzar la cabeza, solo ve un pelinegro sonriente, sentándose
en la cama nuevamente para ponerse sus pantalones.

Taehyung sonríe igualmente, y piensa que ya no debería de estar mirando al


muchacho, por lo que se sonroja al instante y sale de la habitación para ir al
baño.

Sus necesidades son hechas, y al salir de la pequeña recámara, encuentra al


muchacho observando algunos cuadros con atención.

Taehyung se da cuenta que el muchacho estaba engañándolo, dijo no poder


ponerse la ropa, porque el chico había sacado un par de zapatos.

Claro que no se molestó. Por alguna razón del universo, se rió.

Se dirige al chico otra vez, y se da cuenta que se encuentra observando en el


que aparece su madre, él, y el conejo blanco en el jardín de su antigua casa.

—No puedo creer que ese conejo seas tú. Es tan estúpido. —Suspira frustrado,
y observa al muchacho, que aún sonríe mirando el resto de los cuadros.
—¿Por qué aún tienes una foto con Hoseok?

1.

🐰7🐰

Taehyung se removió incómodo.

—Mm... No lo sé... Es una linda foto, ¿No lo crees?... Fue un lindo día ese...

Kookie continuaba viendo la fotografía sin expresión alguna. Él solo observaba y


observaba, y a Taehyung comenzaba a desesperarle que pensara tanto solo por
esa fotografía que simplemente se había olvidado de quitar del cajón.

—Hoseok te dejó por alguien más. ¿Por qué conservar algo de alguien que te
hizo tanto daño?

El maldito chico tenía razón.

Taehyung se sintió pequeño y no precisamente por su estatura, que era menor a


la del muchacho Kookie.
Nunca tuvo el valor de quitar esa fotografía, a pesar de lo que había pasado.

—No sé si quiera hablar sobre eso ahora... ¿Por qué no vamos a comprar?
Debes estar hambriento.

Kookie volvió a asentir sonriente. Hasta el momento, Taehyung se había dado


cuenta de lo risueño que parecía ser el muchacho.

Era todo muy extraño para él todavía, por obviedad. No todos los días tu
mascota se convertiría en un humano solo porque salía en una supuesta caja la
cual nunca leíste.

Taehyung intentó sonreír, lo que terminó por ser una simple mueca incómoda.

El muchacho no lo había notado al parecer, pero había tocado un punto algo


sensible para Taehyung.

Kookie sabía que Tae había sufrido mucho en la temporada de ruptura con
Hoseok, pero no es cómo si Taehyung le hubiese dicho cada detalle de su
relación. Él ni era tampoco un loco que hablaba con paredes, plantas o
animales.

Taehyung tomó su billetera de su habitación, la mano del muchacho h lo guió


hasta las afueras del edificio.
La ingenuidad y la inocencia del muchacho era algo adorable en todos sus
sentidos.

El muchacho agitaba su mano mientras caminaba por las afueras del


departamento, sin notar si quiera si pudieran estarle juzgando, sin notar que
vivía en una sociedad tan conservadora.

Taehyung se sentía extrañamente cómodo. La calidez de sus manos juntas era


algo muy cómodo y bonito por lo menos para él.

Kookie sonreía mirando a todos lados, muy fascinado de todo lo que veía.

El conejo no solía salir todos los días del departamento, quizás unas tres o cinco
veces por año nada más.

Taehyung pensó que debería haber sido muy frustrante para él como conejo
pasársela entre esas aburridas cuatro paredes.

De momento, agradecía no haberse pasado del límite cuando estaba con


Hoseok en su departamento.

¡El conejo lo había visto todo!


¿Les habrá visto besándose alguna vez?

Por supuesto que sí. Su primer beso fue en el sofá de su departamento con el
conejo en el regazo.

Taehyung sintió sus mejillas acaloradas, y retiró su mano de la de Kookie para


pasar estas por su rostro algo nervioso.

Kookie le observó extrañado.

—¿Sucedió algo? Nuestras manos estaban bien unidas. —Kookie observó con
más atención el rostro de Taehyung, y se percató de su repentino calor— ¿Por
qué pareces una fresa? Te ves bonito así. —Kookie sonrió ampliamente.

Taehyung se sintió sonrojarse más.

Le parecía ciertamente divertido que el muchacho fuese tan tierno y risueño,


considerando que cuando estaba sobre él, en su cama, con una repentina
erección, lo último que le parecía, era alguien tierno.

Taehyung sonrió y cubrió su rostro avergonzado.


—N-no es nada. Es que... ¡Eh! Ahí esta la cafetería. —Tomó la mano del
muchacho otra vez, y aceleró el paso a la cafetería algo nervioso— Ven, vamos
Kookie.

El muchacho presionó sus manos mientras era arrastrado por Taehyung, hasta
llegar a la cafetería, donde ambos tomaron asiento junto al otro.

Kookie no comprendía el proceso de comprar o pedir, por lo que sólo se


mantuvo observando por la ventana mientras Taehyung esperaba un mesero.

En eso, llegó una muchacha con una coleta en su cabello rojizo y gafas a su
lado.

—Buen día. —Sonrió la chica observando a ambos chicos, tomándose unos


cortos segundos demás en inspeccionar a Kookie— ¿Puedo tomar sus pedidos
ya?

Kookie, al escuchar la voz de la chica cerca, retiró su vista de la ventana hasta


ella.

Mientras la muchacha terminaba de escribir los pedidos que Taehyung hacía,


Kookie observó su cabello, llamándole la atención el conocido color.
—¡Tae hyung! —Exclamó sonriendo ampliamente, sobresaltando tanto a la chica
como al muchacho— ¡Ella tiene el color de cabello que tu tenías hace dos
meses!

La muchacha soltó una risa algo incómoda, y observó su libreta otra vez,
notando que había acabado de escribir, por lo que dio una reverencia, y se
retiró.

Un enrojecido Taehyung volteó a ver a Kookie, quien aún sonreía feliz.

—Kookie... No tienes que gritar por cosas tan simples...

—¡Ella tenía el mismo color en su cabello!

—Lo sé, pero...

—¡Pero tu te veías más guapo en él! Recuerdo haber lloriqueado mucho esa
temporada porque deseaba mucho que cumplieras veintiuno para tocar con
estas manos tu cabello rojo, Tae hyung! —Alzó sus manos sonriendo ladino,
mirándolas— Pero tan solo un mes más tarde, cambiaste tu color de cabello otra
vez. Yo creo que igual te vez guapo, hyung, pero quería mucho tocar ese cabello
rojo... —Hizo un puchero.
Taehyung no podía controlar el color de sus mejillas y el repentino nerviosismo
que comenzó a invadirle de repente.

Era un muchacho-conejo que llevaba probablemente menos de veinticuatro


horas siendo humano, y en pocos segundos logró ponerlo nervioso como nadie.

Era horriblemente maravilloso.

—¿T-tú... Cu-cuántos años se, se supone que tienes, Kookie? Di-digo, si me


llamas hyung...

—¡Oh! La verdad es que no estoy seguro. Mmm... Cuando llegué a tu casa en


esa caja, tú tenías once... Debo tener un año menos que tú, supongo... Así son
las reglas. —Encogió sus hombros, comenzando a jugar con una servilleta
sobre la mesa.

—¿Reglas? No entiendo nada...

Kookie dejó la servilleta, y se incorporó bien en su asiento antes de quedar


frente a Taehyung para verle a los ojos.

—¿Enserio no leíste la caja, Tae? —Taehyung negó con la cabeza— Yo nací


con una meta. No sé cuál es exactamente, pero para cumplir esa meta, mis tres
reglas son: cuidar, proteger, querer. Supongo que, nací para cuidarte y
protegerte.

Taehyung asintió lento.

—Pero, no, aún no comprendo. ¿Por qué eres un conejo mágico? ¿Por qué eres
humano ahora y... ¿Y si no estás conmigo? ¿Desapareces o algo así? ¿Eres
como un ángel guardián?

Kookie rió.

—Aunque me gusta el término, no. Escucha... Yo nací... Uhm... Digamos que,


estoy... Estoy hecho para ti. Como... Uhm... ¿Cómo se dice eso que eras con
Hoseok? Se protegen, se cuidan, se quieren... No sé, pero el punto es que, de la
forma que sea, si estoy aquí, es por ti. Cuidar, proteger, querer. Si yo soy tu
conejo, y tu eres mi dueño, significa que mis tres reglas debo aplicarlas contigo.
Quererte, cuidarte, protegerte.

—Espera, espera... —Suspiró frustrado— Déjame ver si comprendo... ¿Las


especies como tú, nacen para una persona y deben cumplir una meta
aplicándolo con tres reglas mientras están con la persona...?

—¡Exactamente! Qué bien que comprendas. —Sonrió— Yo soy tu mascota, tú


mi dueño, en tus palabras. En las mías, serias mi razón y yo tú meta.
—¿Meta...?

—Se supone que mi misión es cumplir una meta en la vida de mi razón, o mi


dueño debe superar u obtener algo que siempre deseó, conmigo. Eso no va en
mí, o sea que yo no sé qué es lo que quieres. Es algo que está muy dentro de ti.

Taehyung pensó muy bien aquello.

¿Algo que el ahnelara...?

—Pero... ¿Y cuándo la meta esté cumplida...? ¿Qué pasará?

—No lo sé. No sé cuál es esa meta, así que yo dependo de ti. Por ejemplo, si tu
meta es tener un súper tostador, yo me convierto en uno y ¡bum! Meta cumplida.
Me quedo como tostador para siempre.

Taehyung rió.

Definitivamente no le gustaría que su conejo se transformara en un tostador.

—Está bien, creo que capto todo... Pero, ¿Por qué un conejo?
—Bueno, eso también tiene que ver contigo. Cuando eras pequeño, querías
tener mucho un conejo porque son tiernos y todo eso. Se supone que yo debo
de ser entregado a ti de la forma en la que no te aburras de mi. Por ejemplo,
cuando eras pequeño, no te aburrías de mí porque era un conejo lindo y tierno,
y tú amabas esas cosas tan adorables. Ya, más adolescente, comenzaste a
verme más por el lado... Uhm... ¿De la salvación? No lo sé. Tú sufriste mucho
en tu adolescencia por tus gustos, tú pasaste por mucho bullying en tu
adolescencia, y lo primero que hacías al llegar a casa, era venir a mí, abrazarme
y llorar conmigo. Se podría decir como... Uhm...

—¿Zona de confort...?

—Sí, eso mismo. Y bueno, ya ahora más adulto, bueno... —Rió algo más
ronco— Te gusta el sexo. Y bueno, los conejos suelen tener mucho.

—¡O-okay, basta! No quiero saber eso... —Dijo Taehyung avergonzado.

Kookie sonrió ladino.

—Si no quieres que te lo diga, puedo mostrártelo. Estoy seguro que sería más
divertido y te gustaría más de esa manera. Ya sabes... Tener sexo... Como
conejos... —Kookie comenzaba a susurrar a medida que se acercaba más al
avergonzado Taehyung enrojecido—... Sé que te gusta estar abajo, TaeTae..
—Aquí están sus pedidos. Dos cafés, dos sandwich de queso...

Taehyung se sobresaltó de repente al oír la voz de la mesera llegar con los


pedidos, empujando inconscientemente a Kookie más alejado de su espacio.

Puso atención a la mesera, nervioso a mares, mientras Kookie sólo sonreía


complacido.

Él enserio estaba entusiasmado...

1.

🐰8🐰
—Hyung, por favor, creo que, siento que voy a como ¡Hacer bum! ¿Moriré ya,
hyung? ¿Tú meta era asesinar a alguien con un bum?

Taehyung carcajeó posterior a cerrar la puerta del departamento.

Kookie estaba recostado en el sofá sobando su estómago, lloriqueando y


maldiciendo porque creía que su hora había llegado.
Riendo, caminó hasta donde Kookie estaba, y se inclino para verle el rostro
mientras sonreía, un poco divertido por la expresión adolorida del muchacho.

Estando a esa distancia de su rostro, pudo comprobar que su rostro era


simplemente arte.

El muchacho era maldita mente guapo, ingenuo y un seductor infiltrado.

—No vas a morir, Kookie. —Acarició su cabello, provocando que el ajeno


abriese los ojos dilatando sus pupilas al percatarse entre la cercanía de su
rostro al de Taehyung— Sólo te duele el estómago. Comiste mucho y muy
rápido, pequeño.

—Hyung... Eres más bonito de cerca.

—Ay niño... Eres tan directo. —comento Taehyung alejándose un poco,


sintiendo sus mejillas algo acaloradas.

Pudo ver cómo Kookie formaba una bonita sonrisa, que sería más común verla
en un bonito conejo blanco.
—Bien. —Volvió a hablar Taehyung decidido— Y... —Se sentó al lado de Kookie
y sonrió curioso— ¿Qué debes hacer mientras esperas... Tu meta? ¿Pretendes
estar en el departamento sin hacer nada siempre? —Taehyung rió.

Kookie observo cómo los labios de Taehyung se curvaban para darle forma a la
bonita sonrisa que se pegó en su rostro.

—¡Basta de ser tan bonito, por favor! ¡Tienes una sonrisa tan bonita, Taehyung!
¡Nunca pude decirte lo bonito que siempre me pareciste.

—Ya~ Kookie, no quiero hablar sobre mí, basta de esos comentarios~


—Taehyung bajó la cabeza avergonzado, y cuando sintió sus mejillas menos
acaloradas, subió su mirada hasta el chico otra vez— Ya responde mi pregunta.

Kookie sonrió tiernamente, y negó cabizbajo con la cabeza.

—Ya te lo dije. Eso depende de ti. —Encogió sus hombros y suspiró cuando
Taehyung parecía sin entender aún— Dime algo que quieras con todo lo
profundo de tu corazón.

Taehyung lo pensó.

La verdad es que no supo qué responder inicialmente.


Pensó que quería salir del apartamento y comprar una casa, pero eso no era
algo tan profundo como Kookie esperaba.

Pensó que quería viajar a los Estados Unidos y probablemente pasar una larga
temporada allá, pero eso tampoco era un sueño tan profundo...

Quiero amar, y ser amado.

No lo dijo.

No iba a hacerlo en voz alta.

Pero uno de sus deseos más clavado en su roto corazón, era tener a alguien
que lo amase h valorase sin importar el millón de personas mejor que pudiesen
haber.

Quería a alguien digno para recibir sus te amo, eres precioso, eres lo mejor que
me ha pasado.

Quería despertar abrazado a una real calidez que le brindase a, no tan sólo a su
cuerpo en las mañanas heladas, sino también a su corazón, sin importar que
cálido ya se sintiese.
Quiero amar y ser amado.

Pero, ¿Cómo podía Kookie hacer eso? Él era como un ángel guardián, no podía
hacer aparecer a alguien con un chasquido de sus dedos, y... No iba a revelar
ese secreto en voz alta. Muchos le recalcaban lo patético que era tener esa
meta...

No quería que su propia mascota pensara que era un imbécil.

—V-viajar. Quiero... Viajar... En un crucero.

Kookie examinó atentamente la mirada y expresiones corporales de Taehyung,


antes de sonreír sin mostrar sus dientes de conejo, y asentir en su dirección.

—Así será.

🐰9🐰

—¡¿Qué mierda?! ¡Kookie! ¿¡Q-qué...de estar en la comodidad de su


departamento, tras un leve chasquido de dedos y un pestañeo, Kookie y
Taehyung se encontraban en las afueras de un puerto, con dos maletas a sus
lados y enfrente de un gran crucero que estaba a poco de partir.

Taehyung observo a Kookie algo perturbado. Éste solo sonreía encantado de


brazos cruzados observando su gran maniobra.

—¿Qué? ¡Es lo que querías! ¡Vamos, entremos Taehyung!

El nombrado poseía aún sus ojos perturbados, y Kookie notó aquello. Según sus
conocimientos acerca de su querida razón, o sea, Taehyung, sabía que estaba
asustado.

Y sabía que hacer. O eso creía saber.

Recordó un día en el que Taehyung vio una araña cerca del baño, a las cuales
les tenía una inmensa fobia. Hoseok le tomó la manito y procedió a acariciarle el
cabello, posterior a matar con sus zapatos al arácnido.

Como una ampolleta encendiéndose, la idea llegó a su cabeza.

Se acercó a Taehyung un poco, y en ese instante recordó otro miedo de Tae.


Inmensidad. Océano.
Pero Kookie quería cumplirle su deseo, por lo que debía poner sus manos a la
obra.

Cuando estuvo frente a él, haciendo más notoria la diferencia de altura, Kookie
tomó entre sus dedos la mano del más bajo, mientras que su otra mano cayó
sobre la nuca del mayor, haciendo suaves caricias sobre esta, mientras elevaba
su mirada hasta la de Taehyung.

Esbozando una sonrisa ante Kim, quien parecía nada más que sorprendido por
las actitudes que su ex-mascota había adquirido, Kookie dijo:

—Sé que le temes, pero recuerda lo que te he dicho; estoy aquí para cuidarte,
quererte y protegerte. Confía en que nada malo va a suceder si estoy contigo,
¿Sí?

Taehyung, bastante perplejo por las palabras del muchacho, dirigió sus ojos
hasta los del más alto, sintiendo su estómago dar un vuelco de inmediato.

Asintió con dificultad, y la respiración por Porco se le entrecorta cuando sintió a


Kookie sonreír más ampliamente y jalar su mano con más fuerza, para después
arrastrarlo junto con él.
[...]
—Permiso... Permiso... Disculpe, con permiso...

Taehyung escucho un carraspeo antes de que Kookie jalase con más fuerza su
mano, haciéndolo retroceder un poco.

La verdad es que, el lugar estaba repleto de gente, por lo menos en el gran


salón, que era por donde tenían que ir a buscar a quien les diría cual era su
habitación.

Resultó que el viaje en crucero duraría una semana, y pasarían por ciudades
cercanas.

Antes de poder preguntar qué había pasado, se encuentra frente a ellos, un


hombre bien vestido, con una lista en sus manos y un sombrero bastante culto
en sus cabellos.

—¿Pueden decirme sus nombres para guiarlos a sus habitaciones?

Joder, Taehyung no había pensado en eso, y por el rostro que Kookie había
puesto de desconcertado, él tampoco.

¿Tenían ellos una inscripción?


¿Tenía Kookie un nombre humano?

—Kim Taehyung. —Respondió el más bajo.

El hombre busco sus nombres tras un asentimiento y comenzó a buscar en la


lista.

¿Qué harían si no tenían inscripción?

¿Si no existía un Kim Taehyung?

—¿Kim Taehyung y Jeon Jungkook? —Ambos se miraron fugazmente y


asintieron eufóricos— Tienen Golden Room. Síganme.

Ambos asintieron sonrientes, importándoles nada si habían robado la identidad


de dos personas.

¿Jeon Jungkook?

A Taehyung le gustaba. Consideraría llamarlo así más seguido.


[...]
—Oh, mierda no. No, no, no. Esto es... ¡Esto es demasiado lujoso!

Simplemente, así era.

Osea, GoldemRoom ya era algo bastante llamativo, ¿No?

Pues Taehyung había captado en realidad. Era demasiado lujo.

Había un televisor y una pequeña cocina, como un departamento pero en medio


del océano.

—¡Hyuuuuuuuug! ¡Ven~! —Exclamó el más alto desde el otro lado de la


habitación.

Que en realidad era prácticamente un auténtico departamento.

Se encaminó hasta donde sus oídos pudieron reconocer la voz del muchacho.

—Hyung, ¡Vamos a dormir juntos como hoy!

Resultaba haber tan solo una cama en la habitación.


—Oye, persona ex animal sin nombre, no podemos hacer esto. Es demasiado
lujoso y otra persona está esperando por esto con su pareja al parecer... Y-ya,
es decir, no es necesario esto...

El muchacho sonrió y volvió a acercarse a Taehyung.

—Hyung, en este barco no hay nadie más que lleve tu nombre. Yo he puesto tu
nombre en esta habitación. Y pues... Jeon Jungkook ha salido de imprevisto.
Supongo que es mi nombre ahora...

—¡¿Qué?! ¡P-pero! ¡E-es muy costoso! ¡¿De dónde sacaste tanto dinero y-y...

—Hyung, tranquilízate... —'Jungkook' sonrió y Acarició los antebrazos de


Taehyung y en un intento de calmar sus nervios— Esto es algo que tú deseas.
Realmente no costo nada porque se trataba de algo más importante que las
ganancias de alguien más. Es tan simple como que tú lo desees, y yo te lo doy
sin perder nada.

Taehyung resopló.

La situación era realmente confusa

Pero, ¿Y qué?
Él sólo debía... Disfrutar, ¿No?

—Está... bien... —Cedió cabizbajo.

—¡Oh! ¡Hyung, lo siento! ¡Casi lo olvido! ¡Es ti cumpleaños número veintiuno!


¡Ven, ven! ¡Debo darte un obsequio.

Y lo sabía como, pero ese muchacho le hizo sonreír con la puerta acción de jalar
le el brazo fuera de la habitación.

Incluso el mismo había olvidado su cumpleaños.

Pero él lo recordó.

Vaya...

🐰 10 🐰
Trước Sau

Los penetrantes ojos de Jungkook estaban sobre él, examinando cada


centímetro del muchacho bajo su cuerpo, mientras esté respiraba con dificultad
sobre las sábanas en las que, anteriormente, el alto pelinegro le había
recostado, y tan solo sentían sus labios pegarse con intensidad.
¿Cómo habían llegado a eso?

La verdad es que Taehyung no lo recordaba ni le interesaba recordarlo.

Tan solo estaba pendiente de lo que en ese momento estaba sucediendo.

Jungkook volvió a besarle con fervor, disfrutando de los placenteros


movimientos de sus labios unidos una vez más, mientras que las traviesas
manos del más alto vagaban por su figura con tal delicadeza, que cualquiera
pensaría que el muchacho estaba tratando con un cristal frágil y valioso.

Las manos de Taehyung se deslizaban de arriba hacia abajo por la fuerte


espalda del chico sobre él, sintiendo bajo sus dedos los músculos del muchacho
contraerse con sus caricias mientras mantenía presión con sus brazos para no
aplastar al chico debajo de él.

Los labios de Taehyung fueron abandonados nuevamente para que los


contrarios se posaran en su oído, casi rozando éstos con su piel sensible.

—Taehyung... —Susurra con dificultad—¿Lo deseas?...


Sencillamente, Taehyung podría haber tomado esas palabras como algo erótico,
algunas frases sucias que utilizar para poder continuar con el juego en el que
estaban, pero al contrario, sus ojos se abrieron.

Jungkook continuaba con sus labios pegados a su oído, y parecía no querer


voltearse, por lo que Taehyung lo hizo, y tan solo en ese momento, Jungkook
volteó a verle.

Lucía tan agitado, y tan jodidamente caliente a la vez, que las dudas no fueron
necesarias.

—L-lo hago... —Asintió lentamente.

Jungkook nuevamente le besó, con más ahínco, posando sus rodillas a los
costados del más bajo.

Taehyung correspondió deseoso, posando sus manos sobre las caderas de


Jungkook, y deslizando éstas hacia arriba, por debajo de su playera, para
retirarla con cuidado.

Jungkook abandona los labios de Taehyung una vez más, para observarlo.

Pero lo que Taehyung vio no era nada de lo que esperaba.


Un fornido y trabajado cuerpo... Y una real cara de su pequeña mascota que
había quedado en el olvido.

Por inercia, pateó al muchacho lejos, y se reincorporó en la cama, y cuando el


muchacho intentó acercarse, confundido, Taehyung gritó.

—¡¡D-déjame, déjame!!

—¡¡Taehyung despierta!!

Sus ojos se abrieron de golpe, tan asustado que se reincorporó de la cama en la


que se encontraba durmiendo, o teniendo una pervetida pesadilla.

Sus mejillas estaban empapadas en lágrimas, y enfrente de él, un Jungkook


preocupado jalándolo por los hombros, con el rostro al que se había
acostumbrado de ver pocas horas de haberle conocido.

—Ta-Taehyung, oh por Dios, me asust...

Fua aquello lo único que Jungkook alcanzó a decir, antes de que un Taehyung
tembloroso se lanzase sobre él, rodeándolo con sus brazos por sobre sus
hombros, como si la confianza que por años hubiesen mantenido, jamás se
hubiese ido.

Y así era, en realidad.

Realmente, nada había cambiado en cuanto a su relación.

Jungkook continuaba siendo su fuente de confianza, su zona de confort, y así


seguiría siendo por un tiempo.

Taehyung había desarrollado algo tan grande por el animal, un apoyo


incondicional por una criatura que ni siquiera tenía la capacidad de hablar hasta
hace un par de horas.

Pero era él. Era Kookie.

Era cada minuto de llanto, cada lágrima que había derramado y cada sonrisa
que había expresado sin reprimirse.

Jungkook era su pasado. Y Taehyung no pudo verlo en ese momento de


desesperación, tan sólo se abrazo a ese joven con fuerza, olvidándose si había
adaptado una forma humana hace poco tiempo.
Cerró los ojos con fuerza cuando sintió como lentamente, unos brazos le
estrujaban por la espalda con fuerza, y el dueño de estos, depositaba su cabeza
sobre su hombro, mientras deslizaba sus manos de arriba hacia abajo,
intentando así tranquilizar al nervioso muchacho.

Taehyung ni siquiera se había percatado que se encontraba literalmente sobre


Jungkook, con sus piernas rodeándole la cintura con tanta o más fuerza que sus
brazos sujetando sus hombros.

—Creo que... —Comenzó el más alto en un leve susurro, luego de un rato de


silencio— Hacia mucho tiempo que no tenías pesadillas. —Una risa salió de los
labios del contrario.

—Lo siento... No sé qué... No sé qué ha pasado. Sólo... Te veía a ti... Y....

Taehyung sintió como los brazos sobre su cintura se aflojaron su agarre, para
mantener dos grandes manos a sus costados mientras su cabeza se inclinaba
hacia atrás para verle con el entrecejo fruncido, curioso.

—¿Estaba yo ahí? ¿T-te hice algo? ¿F-fue mi culpa, hyung?

Taehyung suspiró tranquilamente, mirando hacia abajo y negando con la cabeza


mientras escuchaba un leve suspiro de alivio proveniente del más alto.
—No, Kookie... Yo... Solo estabas tú... Y yo... Y estábamos... estábamos...
ha-haciendo... Uhm...

—¿Qué hacíamos, Taehyung?

—T-tú... Uhg... nos... nos estábamos... besando... y de la nada vi a Kookie, al


conejo, y-y solo... No sé... me asusté. N-no es nada.

Jungkook asintió con la cabeza.

—No estas feliz, TaeTae... Esto no debería de estar pasando. —Dijo Jungkook,
afligido.

—¿Q-q-qué cosa?

—Creo que... Viajar en crucero, no es lo que más deseas. —Jungkook ladeó


una sonrisa triste— Esto suele suceder. Cuando el deseo no es el que de
verdad tu alma anhela, te ocurrirán estas pesadillas hasta que descubras que es
lo que realmente quieres.

Taehyung abrió sus ojos lagrimosos, y pasó el dorso de sus manos sobre estos
para retirar las lágrimas. ¿De verdad eso iba a pasar si no le decía la verdad
acerca de su deseo?
—¿Tendré pesadillas...?

—Mmm... Sí. O quizás no sean pesadillas como tal, pero puede que... Sucedan
cosas que no te gusten...

—¿C-cómo qué?

🐰 10 🐰
Trước Sau

Los penetrantes ojos de Jungkook estaban sobre él, examinando cada


centímetro del muchacho bajo su cuerpo, mientras esté respiraba con dificultad
sobre las sábanas en las que, anteriormente, el alto pelinegro le había
recostado, y tan solo sentían sus labios pegarse con intensidad.

¿Cómo habían llegado a eso?

La verdad es que Taehyung no lo recordaba ni le interesaba recordarlo.

Tan solo estaba pendiente de lo que en ese momento estaba sucediendo.


Jungkook volvió a besarle con fervor, disfrutando de los placenteros
movimientos de sus labios unidos una vez más, mientras que las traviesas
manos del más alto vagaban por su figura con tal delicadeza, que cualquiera
pensaría que el muchacho estaba tratando con un cristal frágil y valioso.

Las manos de Taehyung se deslizaban de arriba hacia abajo por la fuerte


espalda del chico sobre él, sintiendo bajo sus dedos los músculos del muchacho
contraerse con sus caricias mientras mantenía presión con sus brazos para no
aplastar al chico debajo de él.

Los labios de Taehyung fueron abandonados nuevamente para que los


contrarios se posaran en su oído, casi rozando éstos con su piel sensible.

—Taehyung... —Susurra con dificultad—¿Lo deseas?...

Sencillamente, Taehyung podría haber tomado esas palabras como algo erótico,
algunas frases sucias que utilizar para poder continuar con el juego en el que
estaban, pero al contrario, sus ojos se abrieron.

Jungkook continuaba con sus labios pegados a su oído, y parecía no querer


voltearse, por lo que Taehyung lo hizo, y tan solo en ese momento, Jungkook
volteó a verle.
Lucía tan agitado, y tan jodidamente caliente a la vez, que las dudas no fueron
necesarias.

—L-lo hago... —Asintió lentamente.

Jungkook nuevamente le besó, con más ahínco, posando sus rodillas a los
costados del más bajo.

Taehyung correspondió deseoso, posando sus manos sobre las caderas de


Jungkook, y deslizando éstas hacia arriba, por debajo de su playera, para
retirarla con cuidado.

Jungkook abandona los labios de Taehyung una vez más, para observarlo.

Pero lo que Taehyung vio no era nada de lo que esperaba.

Un fornido y trabajado cuerpo... Y una real cara de su pequeña mascota que


había quedado en el olvido.

Por inercia, pateó al muchacho lejos, y se reincorporó en la cama, y cuando el


muchacho intentó acercarse, confundido, Taehyung gritó.
—¡¡D-déjame, déjame!!

—¡¡Taehyung despierta!!

Sus ojos se abrieron de golpe, tan asustado que se reincorporó de la cama en la


que se encontraba durmiendo, o teniendo una pervetida pesadilla.

Sus mejillas estaban empapadas en lágrimas, y enfrente de él, un Jungkook


preocupado jalándolo por los hombros, con el rostro al que se había
acostumbrado de ver pocas horas de haberle conocido.

—Ta-Taehyung, oh por Dios, me asust...

Fua aquello lo único que Jungkook alcanzó a decir, antes de que un Taehyung
tembloroso se lanzase sobre él, rodeándolo con sus brazos por sobre sus
hombros, como si la confianza que por años hubiesen mantenido, jamás se
hubiese ido.

Y así era, en realidad.

Realmente, nada había cambiado en cuanto a su relación.


Jungkook continuaba siendo su fuente de confianza, su zona de confort, y así
seguiría siendo por un tiempo.

Taehyung había desarrollado algo tan grande por el animal, un apoyo


incondicional por una criatura que ni siquiera tenía la capacidad de hablar hasta
hace un par de horas.

Pero era él. Era Kookie.

Era cada minuto de llanto, cada lágrima que había derramado y cada sonrisa
que había expresado sin reprimirse.

Jungkook era su pasado. Y Taehyung no pudo verlo en ese momento de


desesperación, tan sólo se abrazo a ese joven con fuerza, olvidándose si había
adaptado una forma humana hace poco tiempo.

Cerró los ojos con fuerza cuando sintió como lentamente, unos brazos le
estrujaban por la espalda con fuerza, y el dueño de estos, depositaba su cabeza
sobre su hombro, mientras deslizaba sus manos de arriba hacia abajo,
intentando así tranquilizar al nervioso muchacho.

Taehyung ni siquiera se había percatado que se encontraba literalmente sobre


Jungkook, con sus piernas rodeándole la cintura con tanta o más fuerza que sus
brazos sujetando sus hombros.
—Creo que... —Comenzó el más alto en un leve susurro, luego de un rato de
silencio— Hacia mucho tiempo que no tenías pesadillas. —Una risa salió de los
labios del contrario.

—Lo siento... No sé qué... No sé qué ha pasado. Sólo... Te veía a ti... Y....

Taehyung sintió como los brazos sobre su cintura se aflojaron su agarre, para
mantener dos grandes manos a sus costados mientras su cabeza se inclinaba
hacia atrás para verle con el entrecejo fruncido, curioso.

—¿Estaba yo ahí? ¿T-te hice algo? ¿F-fue mi culpa, hyung?

Taehyung suspiró tranquilamente, mirando hacia abajo y negando con la cabeza


mientras escuchaba un leve suspiro de alivio proveniente del más alto.

—No, Kookie... Yo... Solo estabas tú... Y yo... Y estábamos... estábamos...


ha-haciendo... Uhm...

—¿Qué hacíamos, Taehyung?

—T-tú... Uhg... nos... nos estábamos... besando... y de la nada vi a Kookie, al


conejo, y-y solo... No sé... me asusté. N-no es nada.
Jungkook asintió con la cabeza.

—No estas feliz, TaeTae... Esto no debería de estar pasando. —Dijo Jungkook,
afligido.

—¿Q-q-qué cosa?

—Creo que... Viajar en crucero, no es lo que más deseas. —Jungkook ladeó


una sonrisa triste— Esto suele suceder. Cuando el deseo no es el que de
verdad tu alma anhela, te ocurrirán estas pesadillas hasta que descubras que es
lo que realmente quieres.

Taehyung abrió sus ojos lagrimosos, y pasó el dorso de sus manos sobre estos
para retirar las lágrimas. ¿De verdad eso iba a pasar si no le decía la verdad
acerca de su deseo?

—¿Tendré pesadillas...?

—Mmm... Sí. O quizás no sean pesadillas como tal, pero puede que... Sucedan
cosas que no te gusten...

—¿C-cómo qué?
🐰 11 🐰
Trước Sau

Cuando Taehyung abrió la puerta, sus ojos se encontraron con un muchacho


sonriente, bastante joven, que al verlo, pareció avergonzarse un poco. Sus
mejillas se tornaron rosas y una sonrisa timida pasó por sus labios.

—Ho-hola, eh... ¿Kim Taehyung? —Preguntó con una pequeña sonrisa.

Taehyung se extraña, pero asiente. Observa que el muchacho lleva un traje de


camarero. Lee su nombre en su camisa.

“Jackson Wang”

—Vengo a informar que se hará un musical a la diez. Hay una mesa reservada
para usted y —leyó un papel que llevaba en sus manos— Jeon Jungkook. Me
gustaría confirmar su asistencia o solicitar la mesa.

En ese momento, Jungkook entra a la escena, sin su camisa, y escudriñando


con una mirada curiosa al muchacho.
Mira a Taehyung, curioso, y alza sus cejas. Estaba serio, y eso no era algo
normal.

—¿Qué sucede?

Taehyung se sorprendió de lo grave que escucho hablar a Jungkook. Su voz


baja y ronca provocaron algo en su interior que se obligaba a no profundizar. No
podía simplemente pensar que su conejo era guapo. Porque era un conejo.
Mitad humano. Pero volvería a ser un conejo, ¿O no?

No podía pensar estupideces.

—Habrá una función a las diez... ¿Quieres ir? —Le pregunto Taehyung a
Jungkook.

Por alguna razón, Jungkook pasó su brazo por la cintura de Taehyung,


atrayendo su cuerpo junto al propio, sorprendiéndolo.

—Claro, TaeTae. —Pudo sentir que Jungkook besó su cabeza. Se sonrojó.

El muchacho frente a ellos, bajaba la cabeza avergonzado.


—Bu-bueno, confirmaré que estarán ahí. Muchas gracias, disculpen la molest...

—Sí, sí, adiós.

Y Jungkook cerró la puerta en el rostro del chico.

¿Qué faceta del muchacho era esta?

Taehyung se volteó, observando la ancha espalda de Jungkook tensarse por un


momento, a la par que observaba a Taehyung por sobre su hombro.

—Yo...

—No sabía que los conejos mágicos hacían escenas de celos. —Se burló
Taehyung.

Jungkook suspiró, y volteó a verlo, con una expresión algo lastimera, pero fue lo
suficientemente corta, para que volviese a sonreír cabizbajo, y comenzar
nuevamente a hablar como lo había conocido hace dos horas.

—Yo tampoco lo sabía. Tu persona siempre ha causado demasiado en mi


interior. —Dijo honesto— Cuando tenías dieciséis, sufrí mucho interiormente. Te
estabas haciendo tan guapo. —Jungkook lo observa con ternura— Eras
precioso. Lo eres, en realidad. Pero, a tus dieciséis, me encantabas muchísimo.
Eras muy lindo, muy risueño... Pero siempre llorabas cuando nadie estaba en tu
habitación... —La mirada de Jungkook se oscureció— Primero fue por tu madre,
y después fue por Hoseok... —Su voz comenzaba a endurecerse— Yo estaba
muy furioso, porque no podía hacerte feliz. —Jungkook se acercó lentamente a
un Taehyung inmóvil— Pero ahora puedo, TaeTae. ¿Puedo?

Pero Taehyung estaba absorto.

Cuando Jungkook lo zarandeó delicadamente una vez, volvió a la tierra,


irónicamente, encontrándose con los ojos de Jungkook teñidos de verde, a la
par que le observaba ilusionado.

—¿Q-qué...?

Jungkook sonrió, y posó sus manos sobre el cuello de Taehyung, a ambos


costados.

—Quiero hacerte feliz, TaeTae. Tengo muchas ideas para que seas feliz. Déjame
hacerte feliz... Yo lo necesito... Taehyung, ¿Puedo... Podría...? Cielos... ¿Puedo
hacerte feliz, TaeTae? ¿Me lo concedes?

Taehyung sonrió enternecido. Nadie podría haberle dicho algo más hermoso.
Solo él, y era extraño, pero Taehyung creía fervientemente en Jungkook. Era
parecido a tratar con un mejor amigo. Un mejor amigo híbrido. Que es
naturalmente un conejo. Pero en fin, mejor amigo.

Y Taehyung no supo qué fue, pero se lanzó a los brazos de Jungkook con una
fuerza sorprendente y unos ojos lagrimosos.

—Ya lo haces, Kookie... Siempre me has hecho muy feliz.

🐰 12 🐰
Trước Sau

—Y-yo no sabía TaeTae! ¡Y-yo... L-lo sie-siento...

Okay, esto estaba siendo muy duro. Jungkook había comenzado a sollozar, y a
cubrir su rostro con sus delgadas manos. La imagen era adorable, pero le
rompía el corazón inamigar siquiera, que ese conejo humano estaba llorando.

Taehyung no tardo demasiado en acercarse a Jungkook, y rodearlo con sus


brazos, sujeto en un brazo reconfortante, mientras soba a su espalda.

—Jungkookie... No llores, bebé...


Vale, demasiado misterio.

Jungkook quería hacer feliz a Taehyung, ¿No? Todos sabemos esa parte de la
historia. Pero, cuando Jungkook llevó a Taehyung... Vale, mejor léanlo ustedes.

...

Jungkook tomó la mano de Taehyung, fascinado con la diferencia de ambas


manos juntas. Los dedos de Taehyung eran rellenos y adorables. Jungkook
sonrió, y sujetó su mano con fuerza.

—TaeTae, ¿Sabes que hoy hay una lluvia de estrellas?

Taehyung no lo sabía. Sus ojos centellaron con el predicado. De niño, solía


amar las estrellas. Pegaba estrellas en su techo, dormirse creyendo que por fin
había llegado al espacio. Jungkook lo sabía, y era una situación muy oportuna.

—¿De-de verdad?

Jungkook asintió, sonriente.

—Vamos a verla juntos.


Taehyung sonrió ampliamente, abrazándose del cuello de Jungkook. Estaba
muy ansioso. Kookie era como un genio cumple deseos.

Sintió mariposas y una sonrisa estirarse en sus labios, cuando los brazos de
Jungkook abrazaron su cintura con fuerza, Taehyung besó su mandíbula.

—Gracias por esto, Kookie... Es tan extraño aún... Pero, yo...

—Shh... —Lo silenció, observándolo esta vez, con una sonrisa— No tienes que
agradecerme, TaeTae... Esto te hace feliz, ¿no? —sonrió— Ese es mi cometido.

Taehyung podía ver estrellas y muchos colores en los ojos de Jungkook. Había
una sensación extraña estancada, y ninguno parecía querer reaccionar solo
eran sus miradas debatiendo. Pero entonces, Jungkook comenzó a acercarse al
rostro de Taehyung, y este no podía reaccionar. Estaba inmóvil. No sabía por
qué. Él debía pararlo. Pero estaba cerrando sus ojos. ¡Había cerrado sus ojos!
¡Ábrelos, Taehyung! ¡Deténlo!

Pero entonces, los labios de Jungkook fueron presionados sobre la frente de


Taehyung.

—Te quiero, TaeTae...

Taehyung estaba sin palabras.


—Y-yo... Y-yo yo te quiero, Kookie.

...

—No estoy seguro. Es difícil saberlo. Tengo apenas unas horas o un día siendo
humano. Pero, antes de pertenecerte como mascota, me contaron que habían
ciertas comidas bastante llamativas. Quiero probar un Hot Dog hace años. En
serio.

Taehyung no pudo evitar carcajear.

La situación estaba bien. Solo eran ellos en los pasillos del barco en el que
estaban, observando las estrellas reflejadas contra la luminosidad y brillo del
mar. El viento golpeteaba sus cabellos, pero no sé inmutaban siquiera a pensar
en lo helado de la noche. Había tanto silencio a veces, y no era realmente
incómodo. Ambos estaban de pie, contra la barandilla, observando a la luna, las
estrellas, y aunque no quisieran reconocerlo, muchas veces observaban al otro
cuando estaban desconcertado.

Era tan extraño, y cómodo a la vez.

¿Cómo es? —Murmuró Taehyung.

Jungkook se volvió a verlo, con el entrecejo fruncido.

—¿Qué cosa?

—Ser... Así. ¿Jamás te has preguntado por qué? ¿Nunca tuviste la duda o
nunca quisiste pertenecer a una sola persona? —Murmuró, observando el cielo
estrellado.

Hubo un silencio sereno, donde sólo podían oírse las olas del mar chocando
serenamente.

Jungkook estaba cabizbajo, pero un minuto más tarde, habló.


—Siempre hay dudas. —Suspiró—, Sí, las he tenido. Han pasado muchas
cosas malas teniendo este... Extraño estilo de vida. Pero yo no decidí ser así.
—Jungkook observo hacia el frente— Te dije una vez, que yo era tu meta y tu
eras mi razón. Pero siempre varía, ¿sabes? Yo soy un claro ejemplo de la
reencarnación. —Ambos rieron— Tú eres mi meta en esta vida. Siendo Kookie,
siendo Jungkook, e incluso si decides hacerme un sofá y nada más, yo soy...
Soy tuyo. —Jungkook observo los ojos brillantes de Taehyung— Te pertenezco.
Así es. Yo nací para ti. Si me quedo como humano, seré tuyo hasta morir. Si me
quedo como una fruta, seré tu fruta hasta podrirme. Y si me quedo como una
cosa, seré tuyo hasta que ya no funcione. No importa como me quede. Jeon
Jungkook siempre va a pertenecerte a ti, Taehyung. Solo a ti. Yo soy
completamente... —Jungkook se quedo absorto un segundo en los hipnóticos
ojos del mayor, y acercó lentamente sus manos a ambas mejillas de este,
estremeciéndolo y acariciando con suavidad su puel—... Tuyo.

No tenía idea cuando se habian acercado tanto. Taehyung no sabía cuando fue
que sus manos jalaron la camiseta de Jungkook, ni cuando fue que sus
respiraciones estaban tan acopladas.

Jungkook acarició con sus pulgares los labios de Taehyung, lamiendo los
propios con su lengua por inercia, provocando un jadeo bajo por parte de
Taehyung.

Sus miradas volvieron a encontrarse, perdiéndose entre ellos. Sobre ellos, el


único testigo era el cielo estrellado, pero ni en eso podían pensar. Existía una
sensación en sus almas que ninguno quería reconocer, sin embargo, tampoco
querían correr.
—Taehyung... —Jungkook murmuró, posando su frente junto a la del mayor,
cerrando ambos sus ojos.

Taehyung jadeo sobre los labios de Jungkook, que se estremecieron al sentir tan
cerca al contrario.

Jungkook quiso continuar con el contacto creado, y, sin decir nada, rozó sus
narices, creando una fricción lenta, repleta de ternura y sensaciones
encontradas, confusas e hipnóticas.

Taehyung no se movía. Él sólo seguía el ritmo de Jungkook. Sus narices


rozándose era algo adorable pero el deseo aumentaba cada vez. Por eso, fue
que esta vez Taehyung tomó la iniciativa de pasar sus manos sobre los costados
del cuello de Jungkook, obligándolo a bajar sus manos hasta su cintura, en una
comprometedora posición, que no se sentía incomoda para ninguno.

Taehyung abrió los ojos cuando la conclusión llegó a su cabeza.

Quería besarlo. Enserio quería hacerlo. Lo deseaba en sus labios. Su interior


quemándose sólo por el deseo de sus labios sobre los propios.

Se fue acercando lentamente. Jungkook cedía. Sus labios entreabiertos,


esperando el contacto. Sus ojos cerrados, esperando la sensación. Sus labios
se rozaron y ambos se estremecieron.

Sus labios estaban juntos. Pero antes de comenzar a presionarlos, una voz
ataca la serenidad creada.
—¿Taehyung?

Ambos se alejaron rápidamente, como si estuviesen haciendo algo malo. Se


observaron jadeante, sus ojos oscuros. Taehyung no sabía por qué pero sentía
la necesidad de llorar. Antes de hacerlo, observó al dueño de la voz que les
había interrumpido.

Ahora sí, quería llorar.

—¿Ho-Hoseok?

...

—Ya, bebé, tranquilo... —Taehyung acarició su cabello, y besó este— Yo estoy


bien, Kookie, no debes por qué preocuparte.
—¡Te traje al barco donde está vacacionando tu ex, Taehyung! ¡El peor de
todos! ¿Cómo no me odias? ¡Ho-Hoseok fue u-un tonto a-al dejarte, é-él, y-yo...
¡Lo siento, Taehyung! ¡Lo siento tanto!

Taehyung sentía ternura. Era hermoso. Jungkook estaba llorando a mares, sus
mejillas estaban empapadas en lágrimas y sus ojitos destellaban
hermosamente, a pesar de todo.

Taehyung sin pensarlo muchas veces, tomó asiento sobre el regazo de


Jungkook, para envolverlo en sus brazos más cómodamente, mientras él
deshacía en lágrimas sobre su pecho, aferrándose a su cintura.

—JungKookie... Mírame, bebé... —Dijo Taehyung, masajeando la nuca del más


alto.

—N-no...

—Por favor, cielo... Mira a TaeTae, ¿Si?

Solo hasta ese instante, Jungkook vaciló un poco, antes de retirar su rostro del
pecho del mayor, y observarlo, como un gatito asustado.
Taehyung le sonrió.

—¿Sabes? Es cierto que Hoseok me hizo mucho daño. —Dijo acariciando su


cabello— Pero, ¿Sabes otra cosa? Creo que me divertía más hablándote a ti,
siendo un conejo, que estando con él, donde fuese. —Taehyung sonrió
hermosamente— No te pongas así, tú eres quien me ha hecho feliz toda mi
vida. —Taehyung besó su frente— Y ahora estoy aquí contigo. No con Hoseok.
Y estoy muy feliz.

Jungkook sonrió tímidamente, observando a Taehyung con un bonito destello en


sus ojos.

—¿Entonces, no estas molesto conmigo?

—Nop.

—Entonces... ¿Debería dejar de abrazarte?

Taehyung lo pensó un momento. Sí, estaba en el regazo de Jungkook. Estaba


muy cómodo y no quería alejarse.

No pensó mucho.
—No. —Taehyung sonrió ampliamente, besando la mejilla de Jungkook, antes
de volver a abrazarlo sobre sus hombros fervientemente.

Escuchó reír a Jungkook, mientras reafirma a su agarre en su cintura, con más


fuerza. Entonces, sintió un casto beso en su cuello. Y no cuestionó nada. Solo
sonrió, sin saber que era realmente lo que estaba sucediendo en su corazón.

1.

🐰 13 🐰
Trước Sau

Normalmente, al despertar, Taehyung solía oír el tráfico de las calles frente a su


departamento. Siempre era algo muy molesto.

Ese día, despertó abrazado a un pecho desnudo y fornido, escuchando aves de


altamar, y olas golpearse entre sí, con suavidad.

No quiso levantarse de inmediato. Estaba tan cómodo. Cuando era novio de


Hoseok, nunca despertaron de esa manera, porque al pelinaranja no le gustaba
abrazarlo. Decía que se le hacía incómodo.

Sintió los brazos del cuerpo ajeno presionarse contra el torso de este,
atrayéndolo. Taehyung sonrió, escondiendo su rostro en el pecho ajeno.
¿Qué era lo que le estaba sucediendo? Ahora que lo pensaba, se trataba de su
mascota. Su conejito. Estar de esta manera tan íntima, era extraña, pero
demasiado tentadora. No quería pensarlo mucho más. Sólo sabía que... Le
gustaba. Sentía conquilleos como nunca sintió con otro novio y... Jungkook no
era su novio. Su sonrisa se borró. ¿Estaría guardando sentimientos por él? ¿Se
quedaría de humano para siempre?

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un quejido que soltó el más alto. Un
balbuceo. Taehyung alzó el rostro, notando el entrecejo fruncido del contrario.
Sus mejillas estaban sonrojadas. Estaba jadeando, y sus ojos estaban cerrados.

Taehyung se incorporó de inmediato para revisarle. ¡Jungkook ardía en fiebre!


¡Podía suceder algo así? ¿Podía, siendo una criatura mágica? ¿Y por qué?

De pronto, notó algo en un extremo en el cuerpo de Jungkook. Quitó todas las


sábanas de su cuerpo, y se llevó una sorpresa.

Los dedos de Jungkook, comenzaban a teñirse de blanco poco a poco. Por


ahora, sólo era un blanco en unos pocos milímetros de sus dedos, pero
Taehyung sabía que comenzaba a extenderse.

—¡Oh, cielos!
Y de pronto sin saberlo, Taehyung comenzó a llorar desesperado mientras
buscaba agua, y empapaba un paño. Pronto, sus lágrimas aún se resbalaban
por sus ojos, puso el paño sobre el rostro de Jungkook, y así lo hizo por toda la
extensión de su cuerpo. El muchacho sólo jadeaba y balbuceaba incoherencias
al azar. Pero cuando Taehyung pasaba el palo por su pecho, una de las manos
de Jungkook jaló su brazo. Taehyung le observó. Él tenía los ojos abiertos, pero
levemente.

—¿T-Taehyung?

—Aquí estoy, bebé, aquí estoy... —Taehyung dejó el paño a un lado, y besó la
frente de Jungkook, que tenía su entrecejo fruncido aún, mientras lo observaba.

—¿Q-quién te ha hecho llorar, TaeTae? —Susurró débilmente.

Taehyung río suavemente. No le diría que entró en desesperación por su culpa.

—So-solo es algo de sudor. Hace calor hoy, Jungkook...

—Me siento mal, TaeTae... —Jungkook volvió a jadear desesperado, y Taehyung


apretó su mano con fuerza, sin saber que hacer.

Entonces, alguien tocó la puerta.


Taehyung, con los ojos vidriosos, besó la cabeza de Jungkook una vez más,
antes de alejarse y abrir la puerta rápidamente.

—¿U-usted qui-quién es?

Una anciana de cabellos grises yacía frente a él. Tenía unos hermosos ojos
azules, y llevaba en sus manos, un maletín con el número “21” ennegrecido.

La mujer entró rápidamente a la habitación, y tomó asiento junto a Jungkook.


Taehyung observaba perplejo, mientras cerraba la puerta.

—¡Dígame qui-quién es! —Insistió.

Entonces, la mujer sacó utensilios de enfermería de su maletín.

—Shin Eumi. —Su voz era dura— Le vendí un conejo encantado a tu madre
cuando tenía once años.

¡¿Qué mierda?!

—... Pero veo que nunca te dijo nada sobre esta clase de criaturas.
—¿De qué habla? ¿U-usted vendió a Jungkook? ¿Po-por qué está así?

La mujer puso algunas velas sobre el abdomen de Jungkook, y Taehyung


horrorizado y asustado, jadeó.

—Cielos...

—Esto es un síntoma. —Dijo la mujer, moviendo sus manos sobre el abdomen


del pelinegro.

—¿De-de qué?

—Muchacho, estas criaturas tienen límites. —La anciana suspiró — Deben de


cumplir un deseo profundo en un horario. De lo contrario, desaparecerán.

¿Desaparecer?

Taehyung no estaba listo para dejar ir a Jungkook. No. Lo había tenido con él
toda su vida. No podía irse. No podía permitirse eso, ni aunque le trajese al
hombre o mujer perfecta.
—Pe-pero, ¿Q-qué hay si yo... No sé qué es lo que quiero?

—Él no estaría aquí. Tú lo sabes. Si no quieres decirlo, es otro tema. —La


anciana chasque o sus dedos, y de pronto, las velas se apagaron, y Jungkook
comenzó a respirar con normalidad.

Taehyung, impresionado, se acercó a él para cl probar que estaba bien, y, al


tomar sus manos, se percató de que la temperatura correcta había vuelto a su
cuerpo.

Taehyung volvió a observar a la anciana.

—Yo... Quisiera saber todo sobre él... Sobre cómo es... Qué está pasando... No
estoy enterado de nada, y me gustaría...

—Escucha, hijo. —La anciana se sentó a un costado de Jungkook, y le sonrió a


Taehyung —Esto comenzó por una bruja, siglos atrás. Ella era una bruja buena,
pero la ahorcaron acusada de herejía. Antes de morir, ella hizo que todas las
personas presentes en su muerte, se convirtiesen en animales. En hibridos. Les
dejo la tarea de una meta y una razón. Vida eterna. Eso no es algo bonito en
verdad. El punto, es que de eso se trata. Jungkook nació para ti, como tú para
él. Si el no cumple tus deseos, no le queda nada que hacer aquí. —Ella se
levantó junto a su maletín— Debo irme. Por favor, sé consciente. Tú sabes lo
que quieres, y créeme... —Observó a Jungkook— Él también lo desea. Atrévete,
hijo.
Y en un chasqueo, la anciana sembró su ausencia, y dudas.

¿Ambos lo deseaban?

🐰 14 🐰
Trước Sau

Jungkook estaba dormido sobre las sábanas de la habitación en el barco,


mientras que Taehyung estaba recostado a su lado, acariciando su rostro, y
suavemente deslizaba su flequillo para verle el rostro.

Taehyung no sabía lo que sucedía. ¿Perdería a Jungkook, a su conejito? A su


único compañero de toda la vida. No podía permitírselo, sin embargo, ¿Qué
podía hacer? Él sabía que Kookie, su conejo, algún día debería... irse, por no
decirlo en términos más... Realistas. Pero jamás se había detenido a pensar,
¿Qué sería de él?

Sabía que podría estar actuando como un dramático. A esta persona, no la


conocía, después de todo. Pero conocía al ser interno. Sabía que a ese ser, le
fascinaba dormir sobre su cuerpo y ocultar su rostro en su cuello por las noches.
Sabía que roncaba cuando dormía con hambre. Sabía que se hacía el muerto
cuando no quería caminar. Sabía que le fascinaba correr en césped, y sabía que
le adoraba con todo el alma.

Taehyung sentía que estaba perdiendo la cabeza.

De pronto, Jungkook balbuceó algo, y Taehyung se acercó a él. El chico había


abierto sus ojos, aunque mínimamente aún, y le observaba en sueños.
Taehyung sonrió.

—Hola, Kookie.

Jungkook pestañeo un par de veces antes de dejar caer sus ojos ante los de
Taehyung. Jungkook jamás vio a Taehyung lucir tan hermoso. Y, bueno, a decir
verdad...

—Eres muy lindo, TaeTae.

Taehyung rió, sintiendo ternura en su interior por la confianza de Jungkook al


decir las cosas sin rodeos. Él, conociéndose a sí mismo, no podría ser tan
directo; sin embargo, sin meditarlo de masiado, se acercó al pelinegro, y beso
su frente por un par de segundos. Cuando retiró sus labios de esa zona, se
sorprendió a sí mismo al encontrarse con las mejillas sonrojadas de Jungkook.

—Jungkookie, ¿sonrojado? Esto no es verdad. —Se burló Taehyung.


Jungkook frunció el entrecejo inmediatamente, y bufó de una manera adorable.

—Cállate, TaeTae. Yo no te digo nada cuando te sonrojas.

—Es porque yo nunca lo hago.

Jungkook esbozó una gran sonrisa antes de soltar una carcajada. Taehyung,
mientras observaba las risas de Jungkook, se contagió del carcajeo a medida
que intentaba ponerse completamente serio.

—¿De qué te ríes, conejo tonto?

—¡Te he visto frambuesa un millón de veces, TaeTae! —Jungkook dijo sonriendo


ampliamente.

—¿Ah si? ¡Pruébalo!

Okay, lo cierto, es que Taehyung si tenía ciertas locas intenciones con el


inocente conejillo. Sin embargo, él no quería apresurar las cosas. Sabía que a
Jungkook se le escapaba su lado coqueto, y sólo estaba excavando, buscando
la forma de que ese lado saliese a volar, para saber si realmente solo eran
bromas, o Jungkook realmente lo deseaba, y no de una manera únicamente
sexual, o en el ámbito físico.

“Él también lo desea”

¿De verdad era así? El corazón de Taehyung estalló de una divertida forma
cuando la anciana dijo aquello. Últimamente, tenía extraños pensamientos
donde los relacionaban a él y a su mascota, de una manera bastante...
Específica y compremetedora. Cualquier pensamiento fue desviado, cuando
Jungkook se posó sobre su cuerpo, y comenzó a hacerle cosquillas en los
lugares correctos y precisos.

Jungkook lo conocía tan bien. Taehyung no sabía cómo era posible, si tan sólo
podía verlo. Nunca hubo un toque íntimo cuando estaba en su forma animal, por
supuesto que no. Pero ahora, de humano, todo se sentía especial e íntimo. Todo
se sentía... Demasiado afectivo. No era incómodo, no era molesto. Era
sorprendentemente... Satisfactorio y llenado. Su toque era especial, y... ¡No
tenía palabras! ¡No podía describir lo que comenzaba a sentir en pocos días!
¡Muy pocos días!

—¡Ju-Jungkook! ¡N-no! ¡Me-me ha-haces... Me a-ahogo...!

Podía oír como Jungkook carcajeaba a la vez que movía sus manos sobre su
cuerpo, sin dobles intenciones. No podía siquiera abrir los ojos para verle.
Estaba cegado por la risa, y embobado con la de Jungkook.
Al cabo de un par de minutos, Jungkook detuvo el movimiento de sus manos,
posándolas con sencillez sobre la curvatura de la cintura de Taehyung,
quedándose sobre él, con una sonrisa amplia mientras se observaban, y
Taehyung recuperaba la respiración. Pero casi la pierde nuevamente, cuando
Jungkook se acercó nuevamente a su rostro, rozando la punta de sus narices
con ternura, y una sonrisa misteriosa en sus labios.

Taehyung observo atento a sus movimientos.

—Estás sonrojado. —Susurró bajo, como una onda, una sonrisa envolvía sus
belfos.

Taehyung rió algo nervioso por las ocurrencias de Jungkook, y se sostuvo de los
hombros del más alto para sujetarse y no sentirse fuera de onda. Aunque al
hacer esto, Jungkook resopló ternura por los ojos, observándolo con tanta
admiración y... Algo más.

Estuvieron vagando sobre el rostro del contrario por unos momentos que se
hicieron demasiados cortos, cuando Jungkook se aleja un poco, y desliza el
flequillo de Taehyung por su frente, para poder observarlo de mejor manera.
Taehyung sonríe.

—TaeTae. —Murmuró con una tierna sonrisa— Mi corazón siempre ha latido


muy fuerte cuando estás cerca.
Y el de Taehyung hizo exactamente eso, cuando escucho las palabras de
Jungkook. Por primera vez, agradecía que fuera una persona sin pelos en la
lengua. Ahora, claro.

—Tae... Yo... —Jungkook se veía algo avergonzado ahora, su mirada se desvía


hasta los labios de Taehyung con rapidez, y vuelve a su lugar— Una vez...
Estaba en tu regazo... Y Hoseok había tomado tu mano, TaeTae... Él... Te
acercó a ti, de esta manera... —Jungkook posó una de sus manos sobre la nuca
de Taehyung, y lo atrajo a su rostro, soltando ambos un jadeo— Te sonrió...
—Jungkook lo hizo, observando los ojos asustados o nerviosos que Taehyung
poseía— Y él... —Jungkook Acarició la mejilla de Taehyung con su pulgar—
Yo... Me alejé... No quise ver lo que hacían... Yo estaba... —Jungkook se alejó
poco a poco del rostro de Taehyung, sintiendo una repentina timidez— Yo
estaba... Estaba...

—¿Ce-celoso?

Jungkook observó a Taehyung, con sus ojos asustados y confusos. Entonces,


bajo la cabeza y asintió.

—Yo estaba celoso, TaeTae...

Taehyung no podía sentirse más... ¿Feliz? Sus manos temblaban, y su corazón


gritaba.
Jungkook estaba admitiéndole. Él... ¿Lo deseaba de verdad?

Hubo un momento de silencio. Silencio intenso, donde sus miradas buscaban


las respuestas que sus bocas no querían dar. Entonces, Taehyung habló.

—Jungkook...

Él nombrado alzó las cejas, volviendo a concentrarse en lo que decía el


muchacho.

—¿S-si?

Era increíble para él. Jungkook sentía algo que lo hacía celarse. Sentía algo que
lo alejaba de Hoseok. Sentía algo que lo ponía a su corazón latir muy fuerte.
Sentía algo que lo hacía sonrojarse. Sentía algo que lo confundía. Sentía algo
que lo hacía titubear. Sentía algo por Taehyung, inexplicable, Dios.

Taehyung quería llorar.

¿Qué más podía ser aparte de...


—¿Quieres que te enseñe lo que hizo Hoseok esa vez?

Jungkook amplió sus pupilas ante la sorpresa. No sabía qué esperarse, pero
confiaba tanto en Taehyung, que no tenía mucho por lo que dudar. Él nunca le
haría daño. TaeTae jamás le haría daño.

—Enséñame.

Taehyung se sintió tan desesperado, que no fue nada lento. Solo sabía que sus
manos fueron a los costados del cuello de Jungkook, donde pudo sentir sus
venas tensándose. Estaba nervioso. Y entonces, fue cuando atrajo sus labios
con los propios. Fue un movimiento rápido, pero que procedió de una manera
lenta.

Jungkook, como era de esperarse, no era un experto. Pero, cuando Taehyung


puso sus labios sobre los de él, deseaba con todo su ser, sentir cada centímetro
de la boca de quien lo confundía de sobremanera. Por eso fue que, cuando
Taehyung dio un primer paso a mover sus labios, Jungkook le siguió los pasos.

Fue algo lento. Taehyung parecía estar enseñándole paso a paso a Jungkook,
hasta que, cuando el más alto tuvo la técnica, comenzó a demandar el beso.
Ahora sus bocas se movían sincronizadas, y podían sentir las puntas de sus
miembros bucales, poco a poco. O así fue, hasta que Jungkook tomó la nuca de
Taehyung, y lo presionó contra él, para hacer más interesante la situación. La
mano desocupada de Jungkook bajó hasta la espalda baja de Taehyung y la
presión contra sí, haciendo que Taehyung se tragase un gemido que se fundió
en el movimiento de sus lenguas. Taehyung inconscientemente, movió su zona
pélvica contra la de Jungkook, y este inmediatamente se retiró, debido a la falta
de aire. Entonces, cayeron en cuenta de donde se encontraban. Taehyung
frunció el ceño.

¿Por qué mierda estamos en mi cuarto ahora? —Eso no lo dijo, sólo fue su
subconsciente.

“Por qué lo deseas”

Esa voz fue una en su cabeza que lo hizo caer en cuenta de la situación.
Entonces, volvió a mirar a Jungkook.

El castaño jadeaba, mientras lo penetraba con sus ojos. Pero luego, le dio una
sonrisa, la más feliz que jamás le había visto tener.

—TaeTae...

—Hice muchas cosas con Hoseok, Jungkook. —Dijo al borde de las lágrimas,
sin saber exactamente la razón, mientras una sonrisa se le apoderaba— Pero, si
t-tú lo permites, Kookie... Quiero hacer de todo y más, solo contigo.

Taehyung sintió que iría al cielo cuando vio la sonrisa y los ojos lagrimosos de
Jungkook. Jamás vio una expresión tan emotiva y contenta.
—Ta-TaeTae... —Balbuceó, sonriente, acariciando el rostro de Taehyung con
delicadeza a pesar de la rapidez— TaeTae, yo-yo... Quiero estar contigo...
Siempre, TaeTae.

🐰 15 🐰
Trước Sau

—Una vez más, TaeTae... Por favor...

Una encantadora sonrisa sobre los labios del menor fue necesaria para que
Taehyung cediese a lo pedido. Por esto, fue que Taehyung nuevamente se
acercó al rostro de Jungkook, y, posicionando la punta de sus narices juntas,
comenzó a mover su cabeza de un lado a otro, sobando las puntas de sus
narices en un acto de ternura, que al castaño acabó por fascinarle.

Taehyung se retiró sonrojado, y no pudo evitar sonreír amplio cuando Jungkook


también lo hacía.

La situación era cotidiana en una pareja, pero bastante extraña para ellos. Sobre
la cama de Taehyung, otras vez en su departamento, ambos se hallaban
recostados junto al otro, abrazándose y llenándose de mimos como el más
reciente. Los brazos de Jungkook no sentían intenciones de retirarse del cuerpo
de Taehyung, y este último no deseaba que lo hiciese. Tenía al menos una hora
besándose y acariciándose inocentemente y no parecían tener intenciones de
acabar con lo hecho.

—¿Qué dirías si... Te digo que me gustas, TaeTae? —Dijo Jungkook, un par de
segundos después de largas miradas silenciosas y misteriosas.

Taehyung acarició la mejilla de Jungkook con su pulgar, para luego besar donde
había dejado la caricia, y posteriormente sonreírle con sus ojos llenos de ternura
y alegría.

—Diría que es muy apresurado. —El rostro de Jungkook no tuvo la oportunidad


de deformar su semblante de felicidad a uno de disgusto, puesto que los labios
de Taehyung sobre los del menor fueron más rápidos como para detenerlo—
Diría que es una locura. —Volvió a besarlos, un poco más intensamente esta
vez, pero con la misma sagrada inocencia— Que me gustas mucho más. —Dejo
variedades de pequeños besos sobre los labios de Jungkook— Y que no siento
que me interese lo loco que sea esto. Sólo que quiero esto... Demasiado.

Esta vez, fue Jungkook el que sostuvo la nuca de Taehyung para atraerlo hacia
sus propios labios, y comenzar a besarlo lenta y profundamente. A Taehyung le
sorprendía lo rápido que Jungkook tomó la iniciativa de un beso. Besaba cómo
un experto, y probablemente sólo era la primera vez que besaba a alguien.

Jungkook sobaba la piel de Taehyung sobre sus ropas, a la par que el mayor
jugueteaba con los cabellos de su nuca. Ambos estaban realmente pegados al
cuerpo del contrario. Se hallaba de costado, sus anatomías pegadas, y sus
respiraciones agitadas.

Entonces, Jungkook comenzó a descender sobre el cuerpo de Taehyung. Se


acomodó mejor sobre este, pero no detuvo el beso. Se había transformado en
algo mucho más salvaje, y a pesar de que la consciencia de Taehyung le jugaba
en contra, él sólo... Deseaba cada parte de Jungkook. Pero Taehyung tenía otra
idea. Por lo que, cuando sintió de inmediato su cuerpo contra la cama, se alzó
nuevamente, sin romper el beso, y tomó asiento sobre los muslos de Jungkook.
Sus brazos se enlazaron alrededor de su cuello, mientras que las frías manos
de Jungkook acariciaban la piel de Taehyung, está vez, directamente.

Las manos del pelinegro comenzaron a descender poco a poco, hasta que se
hallaron en los glúteos. Solo ahí, Jungkook rompió el beso, con la respiración
agitada, tan solo para besar el cuello del muchacho sobre él.

—Jungkookie... Yo...

—Dime, Tae... —Jungkook buscó los ojos del muchacho— ¿Lo deseas?

—Y-yo lo...

TOC. TOC. TOC.


Casi automáticamente, las respiraciones inclusive dejaron su presencia. Ambos
se observaron casi con algo de pena, antes de que Taehyung diese un suspiro
y se deslizara de los muslos de Jungkook.

—Yo iré, TaeTae... —Le dijo sobando el dorso de su mano, antes de levantarse
e ir en dirección a la puerta del departamento.

Taehyung, mientras, se estiró sobre su cama. Mierda. No podían tocar en peor


momento. Incluso ya estaba húmedo y preparado para decirle a Jungkook que
todo su ser lo deseaba. Entonces, escucho la puerta cerrarse de golpazo otra
vez.

Taehyung, con el ceño fruncido, fue a la puerta, donde se encontró con


Jungkook haciendo una adorable mueca de disgusto, y sus brazos cruzados,
sobre la puerta.

—¿Q-q-quién...

TOC. TOC. TOC.


—¿Ta-Taehyung, estás ahí? S-soy Hoseok.

🐰 16 🐰
Trước Sau

Los ojos de Taehyung comenzaron a cristalizarse poco a poco. Jungkook lo


había notado, e inmediatamente cambió su expresivo rostro molesto a uno más
preocupado. Se acercó a Taehyung, sabiendo que era una situación sensible
para él, y lo sostuvo por los antebrazos.

Taehyung le observó, preocupado y nervioso, y luego Jungkook le sostuvo las


mejillas con suavidad.

Taehyung, si no lo deseas, no vamos a abrir la puerta. Ese idiota puede


quedarse gritando afuera lo que quiera, no me importará.

Taehyung pudo haberlo tomado como una broma, pero el semblante de


Jungkook representaba seriedad total. No había espacio en su rostro que no
demostrase seriedad.

—Y-yo...
15 minutos después...

—¿Qué pretendes con TaeTae?

Hoseok estaba sentado frente a Jungkook y Taehyung. El último nombrado


bajaba la cabeza a la par que jugaba con sus dedos, mientras que Jungkook se
cruzaba de brazos con semblante duro, y observaba intimidante al ahora rubio,
Hoseok. El muchacho Jung estaba perturbado. No es como si tuviese miedo de
Jungkook... Pero lo tenía. El muchacho se veía brutalmente molesto con la
presencia del muchacho pelinegro, y lo cierto era que, sí, le molestaba en
mayoría porcentual.

—Taehyung, ¿Quién es él? —Preguntó Jung, frustrado.

—YO SOY EL QUE HACE LAS PREGUNTAS, JUNG.


—Jungkookie... —Murmuró Taehyung suavemente.

—Cállate, feo. —Se dirigió Jungkook a Hoseok y luego a Taehyung— ¿Qué


pasó, TaeTae?

—¿TaeTae? —Hoseok se levanto— ¿Es t-tu novio?

Taehyung no comprendía por qué Hoseok se escuchaba dolido. No podía


comprender nada. “¡Él terminó conmigo!”. Taehyung estaba frustrado. No sabía
el por qué de la presencia de Hoseok ahí, y Jungkook actuaba como perro bravo
ante su presencia.

—Jungkook... —Taehyung le observó cuidadosamente— ¿Podrías dejarme


hablar con Hoseok un momento?

El rostro de Jungkook se desfiguró por completo. Casi como si le hubiesen dado


un balazo. Como si Taehyung hubiese dicho algo hiriente. Sus ojos brillaron
antes de correr la mirada hasta Hoseok, y apretar los labios. Jungkook soltó un
suspiro pesado, antes de asentir.

—Bien.
Y luego de que se levantase, Jungkook fue a la habitación, cerrando esta de un
potente portazo estruendoso.

Taehyung guardó silencio para que Hoseok comenzase a hablar, y lo cierto es


que no tardó demasiado.

—Yo... Taehyung, yo sé que ha pasado tiempo... Pero yo venía a pedirte perdón.


Yo... Hace un año me di cuenta que... T-te quiero. Lo hago... Lo hago de verdad.
Y-yo... Tuve una revelación hace un par de días... No sé cómo pasó, pero desde
que te vi en el barco... Un día solo quise llamarte y pedirte perdón. No sé quien
sea el muchacho ese...

—¡JEON JUNGKOOK PARA TI, IMBÉCIL! —Se escuchó de otra habitación.

Taehyung quiso reír, pero no lo hizo. Procesa a lentamente toda la información


que se le estaba cediendo. ¿Hoseok pidiendo perdón? ¿Qué significaba eso de
una “revelación”? ¿Tendría que ver con... El deseo no oficial de Taehyung hacia
Jungkook? ¿Hoseok estaba... Hechizado, quizás?

—Hoseok, yo no...

—Escucha, Taehyungie. —Hoseok se volvió espontáneamente un muchacho


amoroso— Si aún se puede, yo te quiero devuelta.
—No... No, Hoseok, eso no es...

—Taehyung, no puedes enamorarte tan rápido de ese chico. —Hoseok comenzó


a molestarse un poco— No sé cuánto tiempo tendrán juntos, pero nosotros
estuvimos todo un año... Te conozco más de lo que cualquiera puede hacerlo,
Taehyungie.

Entonces Taehyung comenzó a pensar.

Hoseok estaba hablando a través de la rabia que lo consumía por el rechazo, y


la idea de Taehyung con alguien más. Pero él tenía un punto. ¿Podía el...
Enamorarse tan rápido de Jungkook?.

Sentía algo. Quizás le gustaba. Pero aún habían muchas cosas que descubrir
con respecto a Jungkook. ¿Estaba dispuesto? ¿Y si después no le gustaba?
¿Jungkook desaparecería? Era todo demasiado complejo.

—N-no sé... Hoseok, yo no sé.

¡PAM!

Portazo.
Taehyung volteó asustado por la sorpresa del golpe, y solo pudo ver la puerta de
la habitación abierta, y la de la entrada.

Mierda.

Jungkook había salido. Quizás confundió los titubeos de Taehyung con


indecisión. Oh, cielos. Eso era malo. Jungkook podría ir a cualquier lado. ¡No
sabía que podría hacer enojado y solo! ¡¿Y si explotaba?! ¡¿Podía explotar?!

Taehyung se levantó inmediatamente, seguido por Hoseok, y antes de salir,


tomó su chaqueta y le dijo a Jung:

—Escucha, Hoseok. Jamás te engañé ni nada por el estilo, pero ese muchacho
ha estado conmigo más tiempo del que crees. Es cierto, no tenemos mucho
tiempo siendo... Algo, precisamente denominado. Pero... Me gusta. Él me gusta
mucho. Y yo ya no puedo estar contigo. Lo siento mucho. —Dijo antes de jalar a
Hoseok con él, fuera de su departamento, y cerrar la puerta.

No alcanzó a escuchar lo que Hoseok le gritaba, sin embargo, tampoco le


interesó. Jungkook podría estar en cualquier lado, creyendo algo que
definitivamente no era así.

Podía ser peligroso.


Demasiado.

1.

🐰 17 🐰
Trước Sau

Taehyung estaba sentado sobre el césped, en un parque bastante lejos de su


departamento. Había estado buscando a Jungkook por una hora completa, y no
lograba encontrarlo. Se negaba a regresar a casa sin él, pero ya se hacía tarde.
Estaba oscuro y podía no saber cómo regresar entre la oscuridad de la noche.
Secó sus lágrimas con los dorsos de sus manos, y sollozo una última vez antes
de levantarse del césped, y comenzar a caminar en dirección a su
departamento.

No quería llegar y finalmente dar todo como final. No quería llegar a su


departamento, y ni encontrar a su conejo. Y mucho menos, no quería llegar a su
departamento y no encontrar a Jungkook allí. Todo lo volvería más real.

Taehyung ni siquiera se hacía una idea de lo que provocó que Jungkook saliese
furioso del lugar. ¿Estaba demasiado incómodo con Hoseok ahí? ¿Estaba
celoso? No sabía. Y quería saberlo. Pero necesitaba encontrarlo.

Y a pesar de que no quería hacerlo, el camino comenzaba a hacerse conocido


otra vez. Estaba cerca de llegar a la parada de autobús, donde siempre tomaba
un bus para llegar a su casa. Y antes de llegar hasta allí, escuchó sollozos
cerca.

Su corazón se detuvo por un instante. Ese definitivamente, era su Jungkook.

Volteo en busca de una señal del muchacho particularmente, y retrocedió un par


de pasos al escuchar sollozos cercanos a la última parada de autobuses detrás
de él. Corrió hasta esta, y como lo esperaba, ahí, sentado en las bancas, con su
rostro en sus manos, y sollozos luciendo libres al gélido aire que había, se
encontraba un muchacho de chaqueta larga negra, y cabello pelinegro. No
cualquier muchacho, sino el suyo.

—¡¿Jungkook?!

El muchacho detuvo su llanto un segundo, para observar a ambos lados, antes


de colisionar con el correcto, y en él, los lagrimosos ojos de Taehyung.
Jungkook, casi automáticamente, se levantó de la banca en la que estaba, y
corrió en dirección al castaño. Taehyung hizo lo mismo en su dirección, para que
después de unos segundos, ambos acabarán abrazados en medio de la calle,
compartiendo lágrimas.

Taehyung estaba casi sobre Jungkook, abrazándolo con todas sus


extremidades, algo incómodo. Hasta que Jungkook tomó la iniciativa por alzarlo
de los muslos, y que sus piernas rodearan su cintura, efectuando un abrazo
todavía más fuerte.
—¡¿Por-por qué t-tú ¡Ah! ¡E-eres ta-an i-idiota! ¡E-estaba pre-preocupado!
¡¡Conejo t-tonto!! —Dijo Taehyung, tomando los costados para verle con los ojos
lagrimosos.

A Jungkook se le encogió el corazón al escuchar a Taehyung tan preocupado y


triste. No quería causarle ningún daño, pero la situación lo llevó a efectuar
acciones tontas.

—TaeTae, y-yo lo s-siento, y-yo sólo...

—Shh... —Dijo cerrando sus ojos y posando sus frentes juntas— Eres un idiota
y tienes mucho que explicar. —Taehyung abrazó su cuello con sus brazos, y dijo
en su oido— Pero promete que nunca volverás a desesperarme,
preguntándome si me has abandonado.

—Y-yo creí que ibas a dejarme por Hoseok, Taehyungie... —Sollozó


observándole abatido.

Taehyung negó con la cabeza, y beso sus labios.

Ese beso, tan sencillo y tan ordinario, fue más especial que cualquiera que
hubiese dado. Corto, precioso y puro. Ese beso, selló una promesa que solo la
magia podía romper. No fue literal, pero, habían estrellas y destellos por todos
lados. Sus labios juntos causaban algo realmente mágico que se podía notar a
distancia. Tanta honestidad y sinceridad en ese sencillo toque.

Sus labios se separaron, y sus ojos se abrieron con lentitud. Sus lágrimas ya no
corrían, sin embargo, la alegría brillaba en cada estrella que el cielo nocturno
regalaba a visión.

Sus risas fueron instantáneas, y sus frentes volvieron a estar juntas.

—Yo nunca podría dejarte por nadie más...

Los ojos de Jungkook se iluminaron ante aquella revelación, y sólo acudió a


bajar a Taehyung, para posar sus manos sobre sus mejillas, y elaborar un beso
más profundo.

Y ahí, bajo las estrellas, y una luna brillante, donde la soledad reinaba en la
esquina de una calle cualquiera, dos almas completamente distintas
desnudaban sus más profundos sentimientos, y lo entregaba sin dudas.

Y también, desde un ángulo invisible para esos dos, una figura de cabellos
blancos llevaba consigo un reloj de arena, que tenía tan solo pocos granos por
completar su otra mitad...
🐰 18 🐰
Trước Sau

Cuando Taehyung despertó por la mañana, todas sus extremidades rodeaban el


cuerpo contrario en su cama. Podía oír las corrientes del fuerte viento que
soplaba por la mañana en Seúl, y también escuchaba atentamente los latidos
del corazón de Jungkook.

Abrió sus ojos poco a poco, para finalmente encontrarse con un aroma
mañanero y natural masculino, proveniente del pelinegro, que aún yacía
tranquilamente dormido, y respirando con tranquilidad.

Sus torsos estaban descubiertos, sin embargo, estaban expuestos solamente


bajo las sábanas blancas de la cama del castaño. Comenzó a observarlo
atentamente, regodeándose con cada centímetro de su humanidad.

Con suavidad, sus propias manos acariciaron el torso en exposición, y pudo


sentir un suspiro del aún dormido muchacho. Sonrió para si mismo, y con la
punta de sus dedos acarició lenta y morbosamente su abdomen, hasta llegar a
las tiras del pantalón. Nuevamente, escucho un suspiro un nivel más... Potente.

Fascinado con las reacciones de su conejo dormido, mordió su labio, y al


soltarlo, decidió aventurarse un poco más arriba de si, junto en la curvatura de
su cuello, y no pensó demasiado cuando su miembro bucal salió a la superficie
de su cuello, y lamió toda la extensión hasta la mandíbula.
Y casi automáticamente, Taehyung, muy pronto, se encontró contra el colchón
de su cama, y sus muñecas sujetas. Taehyung sólo pudo sonreír con picardía.
El rostro adormilado de Jungkook, llevaba una expresión entre frustración y
excitación.

—¿Qué crees que haces?

El tono ronco de Jungkook, provocó algunos pocos estiramientos en la


extensión íntima de Taehyung, quien, más que ponerle atención a sus
necesidades sexuales, sólo se encontraba absorto en la mirada profunda y
pícara que se le era entregada.

—Te despertaba.

Jungkook alzó una ceja, y se acercó al rostro de Taehyung, para mantener sus
labios sobre su oreja al momento en que volvió a hablar.

—Deberíamos despertarnos así más seguido, ¿No crees? —Dejó un beso en su


oído, y luego suspiró, para besa el punto central de su cuello, y verle otra vez a
los ojos, sólo para besar la frente de Taehyung y sobar sus narices juntas—
¿Dormiste bien, bebé?
Taehyung sintió sus mejillas enrojecerse ante tal apodo. Comúnmente, era
Jungkook quien actuaba como un bebé, y era Taehyung quien tendía a llamarlo
así precisamente. Pero ambos, sobretodo Jungkook, parecían poseer rasgos de
identidad bastante versátiles. Aunque, a Taehyung le fascinaban los apodos
amorosos. Inclusive si es estos iban al extremo. Amaba llamar a sus parejas por
“bebé” o “cariño”, pero amaba más, cuando sus parejas lo llamaban así. Pero
jamás imaginó que de los labios de Jungkook, la sensación fuese más allá de
solo un gusto.

—Lo hice. —Taehyung sonrió, librando sus muñecas, y posando sus manos en
los costados del cuello de Jungkook— ¿Quieres desayunar?

Pudo ver la bonita sonrisa de Jungkook, antes de que se acercarse y besase


sus labios por un par de eternos segundos, de manera pura y casta.

—Yo haré algo. Puedes esperar aquí. —Besó su mejilla, y se levantó de la


cama.

Taehyung sonrió fascinado, mientras veía a Jungkook salir de la habitación para


dirigirse a la cocina. Hace una semana, Taehyung le había enseñado a
Jungkook a tostar pan. Los tres primeros intentos fueron totalmente fallidos y
casi mortales, pero el cuarto, uno de cinco panes salieron sin quemaduras
graves. A Jungkook le había fascinado la idea de aprender cosas cotidianas de
los humanos.

Ahora, se sentía menos solo que nun...


¡PAM!

Taehyung se reincorporó sobre la cama de inmediato. Había escuchado


artículos de cocina caerse. Se rió interiormente. Jungkook no dominaba la
“humanidad” al cien por ciento. Se puso una camiseta y sus pantuflas, para
dirigirse a la cocina.

Precisamente como lo esperaba, habían artículos de cocina en el piso, y...

Mierda.

—¡J-J-JUNGKOOK!

¿Qué hacía su chico en el piso?

No le interesó el dolor en sus rodillas, ni nada que fuera con ello. Su chico
estaba de espaldas en el piso, inconsciente. No sabía cómo, pero sus labios y
nariz sangraban, y Lucía demacrado. Taehyung se extraño, pero no pudo
profundizarlo, cuando sintió el grito de la desesperación inundando su garganta.

Golpeó su rostro un par de veces, pero Jungkook no parecía despertar.


Taehyung comenzó a llorar de inmediato. Sus lágrimas y sollozos se hacían
presentes en toda la habitación, y de pronto, vinieron gritos de desesperación.
Comenzó a pensar en Jungkook y la anciana. Comenzó a pensar que estaría
solo otra vez. Y que no estaba dispuesto a dejar la situación así. Volvió a gritar.

—¡Ju-Jungkook! ¡Despierta! ¡Jungkook! ¡¡Jungkook!!

—¡¿Ta-Taehyung?! ¡¿Q-Qué pasa, Taehyung?

Todo se quedó en silencio.

Parecido a una historia de terror, Taehyung tragó saliva, y suspiro pesadamente.


Su Jungkook le estaba hablando, pero aún estaba inconsciente. Entonces, fue
que volteó. Lento, y temeroso, terminó por voltear completamente.

Jungkook estaba frente a él. Lucía... Tal cual como había salido de la cama.
Estaba detrás de él, observándolo con terror y preocupación.

Taehyung se desesperó, porque el otro cuerpo continuaba en el piso,


ensangrentado, inconsciente... Y no sabía quién era.

—Amor, mírame. Soy yo, mantente...

—¡¡A-a-léjate!! ¡¡N-no me, no te acerques!!


Taehyung corrió rápidamente, esquivando al Jungkook consciente, y
encerrándose en el baño. Se metió en la ducha, y se abrazó a sí mismo
mientras todo su cuerpo lloraba y temblaba.

¿Qué era lo que estaba sucediendo? ¿Había alguien jugando tan cruelmente
con su cabeza?

Escuchó los golpes de la puerta, y Taehyung volvió a asustarse.

—¡Taehyung, por favor! ¡Soy yo, cariño, soy yo! ¡Jungkook!

Taehyung cerraba los ojos con fuerza, y negaba con la cabeza.

—¡Te vi! ¡E-en el p-piso! ¡Estabas ti-tirado ahí! ¡¡NO QUIERO MÁS ESTO!!
¡¿Qué es lo que me estas haciendo?!

Lloraba, sollozaba, gritaba. Y detrás de la puerta, un Jungkook confundido.


Había ido al baño para cocinar algo a Taehyung, cuando le escuchó gritar. Salió
de inmediato, y encontró a Taehyung llorando y gritándole al piso. Entonces, fue
que se percató de sus dedos blancos hasta su antebrazo. Taehyung aún no
había pedido su deseo más profundo y eso le estaba afectando al él. Pero,
¿cómo podía hacer que Taehyung volviese a quererle? ¿Y por qué estaba la
anciana jugando con su mente de esa forma?.
Entonces, Jungkook tomó uno de los utensilios de cocina. El cuchillo cortó
rápido en la piel que se convertía en blanca, expulsando sólo chispas de nada, y
entonces, le gritó.

—¡¡SHIN!!

🐰 19 🐰
Trước Sau

“No quiere salir del baño”

“Me tiene miedo ahora”

Era lo que Taehyung escuchaba. Hace un par de pocos minutos, ellos


conversaban sobre cómo sacarlo del baño, aunque fuese a la fuerza.

Jungkook, por su lado, ya había puesto un trapo de agua sobre su herida. Le


habían enseñado, que si necesitaba ayuda de Shin Eumi, esa bruja, debía cortar
su piel y gritar su necesidad. Eso fue exactamente lo que hizo. Eumi le explicaba
la situación, pero solo lograba aumentar el miedo del castaño a cada palabra
dicha.

—Él comienza a alucinar. Otro síntoma de lo hecho. Él no ha dicho lo que más


desea, y eso causa estas alucinaciones. Esta, en particular, fue hecha por una
neurona en su cabeza que le provoca pensar en tonterías. Como la neurona de
tus pesadillas.

—¿No fue usted?

—Claro que fui yo. —Jungkook la fulminó con la mirada— No me mires así,
niño. ¿Quieres desaparecer acaso? —La mujer se le acercó a su rostro, y
susurro— Tú sabes muy bien lo que sientes por él niño este. Y el sabe lo que
siente por ti. Lo único que falta aquí, es el deseo. Hacerlo oficial.

—P-pero, ¿Y si esto... No es lo que quiere?

La mujer carcajeó.

—Que ingenuo. Ya debo irme, muchacho. Apresúrate. El tiempo se acaba,


Jeongguk.

—¿Jeong...
—Es tu nombre real. Creo que no sabes leer. —Le entregó una tarjeta— Ahora
si. Adiós.

Y nuevamente, en un chasquido, la mujer desapareció detrás de una humera


blanca.

Jungkook recordó las indicación es de la mujer para que Taehyung confiase en


él, y comenzó a llevarlo a cabo. Después, debía hablar seriamente sobre lo que
estaba sucediendo. Aunque Taehyung no desease estar con él, no podía
permitir que Taehyung continuase sufriendo. Debía decir ese secreto, pasase lo
que pasase.

—Amor... Taehyung... Soy Jungkook, otra vez, cariño... —Dijo, aún detrás de la
puerta— Taehyung, ¿Estás asustado de mí?

Taehyung pensó muy bien su respuesta. Tenía miedo... Pero ahora, realmente
no comprendía la razón. Sabía que Jungkook estaba ahí... Pero tenía miedo de
que fuese alguien más jugando con él. No quería más de esta situación.

—Taehyung, debo decirte algo importante para que todo esto acabe. Créeme
bebé, esto va a solucionar todo. Solo debes salir de ahí, por favor.
La puerta del baño fue abierta de pronto. Lentamente, Jungkook fue poco a
poco divisando a ese muchacho castaño. Su cabellera desordenada iba
centímetro a centímetro dando a lucirse otra vez, hasta que el rostro de
Taehyung comenzó a verse.

Húmedas mejillas y ojitos hinchados mirando directamente el piso, aún


asustados.

Jungkook esperaba pacientemente. No pretendía volver a asustar a Taehyung


con algún movimiento brusco, así que permitió que se tomase su tiempo para
entrar en confianza.

Cuando la puerta ya no cubría centímetro del cuerpo de Taehyung, el castaño


elevo poco a poco la mirada en dirección al muchacho, hasta finalmente chocar
con sus ojos curiosos.

Jungkook dio un largo suspiro, y comenzó a hablar.

—Escucha, cariño... —Susurró— ¿Recuerdan a Eumi? Bueno, ella...

—¿Qué has hecho en el brazo? —Murmuró débilmente, observando la zona


anteriormente dicha.

Jungkook observó el corte por inercia, y solo negó con la cabeza, dando una
pequeña sonrisa para restar importancia a esa línea.
—Es la única manera de pedirle ayuda. O ella viene por su cuenta, o la llamarás
de esta forma.

Taehyung asintió, cabizbajo, y Jungkook se percató de que estaba contrastando


el tema. Debía ponerse serio nuevamente.

—Bien. Escucha, TaeTae... —Jungkook tomó ambas manos de Taehyung con


lentitud, y acarició el dorso de estas, suavemente— Existe algo... O alguien...
Alguna cosa que deseas más que otra cosa en el mundo... Dentro de tu
corazón, existe un deseo profundo que yo debo cumplir, aunque por desgracia
deba irme, debo cumplirlo... Nuestro tiempo es limitado, TaeTae... Y el mío ya se
ha acabado.

Los canales de visión de Taehyung se bloquearon un poco con borrosas gotas


de agua que comenzaba a acumularse en sus párpados. ¿Era esto una
despedida? ¿Jungkook finalmente debía abandonarlo? ¿Jungkook se iría?

—Y-yo... P-puedo n-no estar seguro...

—No, bebé, tú lo sabes... —Jungkook posó su frente sobre la de Taehyung y


cerró sus ojos— Si no fuese así, yo no estaría aquí... Yo no quiero que sigas
sufriendo, TaeTae... Debes pedir ese deseo, o esto se pondrá peor.
—P-pero y-yo....

Jungkook le interrumpió, besando sus labios sorpresivamente. Sus manos sobre


su nuca, y sus ojos cerrados. Todo era ambientalmente perfecto. Incluso las
lágrimas de cada par de ojos, eran detalles que volvían ese momento único.
Una magia mucho más allá de la narrada en cuentos de hadas...

Amor...

Jungkook abandonó los labios de Taehyung suavemente, para dar un suspiro


sobre estos, antes de abrís sus ojos y encontrarse con los luceros brillantes que
eran los ojos de su Taehyung.

—Hazlo, amor... —Jungkook besó su frente, y de su bolsillo sacó un objeto


parecido a una moneda, del mismo color, pero sin ningún sello, casi como una
simple roca, pero este parecía ser oro real— Sostén esto entre tus dos manos, y
pide tu deseo más profundo en tu preciosa cabeza... —Besó su cabello— No
puede mentir, Tae. Si lo haces, yo desapareceré, y tú seguirás viendo
monstruosidades por siempre... No lo permitas. —Murmuró, con la voz algo
quebrada.

Taehyung asintió.

Tomó la piedra entre sus manos, y la oculto entre sus palmas, para luego cerrar
sus ojos y concentrarse como jamás.
Entonces, comenzó a divagar entre sus memorias más tristes, que lo habían
llevado a desear esto que tanto tiempo llevaba colgando en su corazón.

Cuando su madre rechazaba sus abrazos, porque estaba hasta el cabello en


papeles. Ella no tenía tiempo para tonterías.

“Deseo...

Cuando entró a la escuela. No hizo ni un solo amigo por tener gustos distintos.
Sus maestras solían catalogarlo como el niño extraño de la clase, entre ellas.
Pero Taehyung se daba cuenta. Porque era el único niño en la clase, que
prefería el color morado antes que el azul l rojo. Porque a él jamás le gustaron
los autos de carreras. Él quería jugar a las escondidas con las niñas.

“Deseo...

Porque su primera relación fue un fracaso. Porque le habían engañado por otra
persona. Porque le dijeron que no daba lo suficiente de sí mismo para ganarse
completamente a esa persona. Porque lo engañaron con cuentos mágicos y
brillo de hadas para aceptar cosas que su yo interior jamás haría.

“Deseo...

Y también, por esa sombra detrás de su cuerpo, que veía todo. Por aquella
criatura blanca que nunca le habló y fue paciente hasta que su momento llegó.
Por esa criatura que...
—Taehyung... —Escuchó en su oído, y luego, la respiración entrecortada que
daba a un pequeño sollozo— Te amo, TaeTae.

...por esa criatura, que era la única que siempre le amó desde el inicio.

Taehyung quería amar y ser amado.

“Deseo que Jungkook sea un humano para siempre”

FINAL

Trước Sau

La nieve caía bajo las sombras sobre la ciudad de Seúl, mientras que la gente
huía de los copos blancos que envolvían a la ciudad. Casi era navidad, y la
alegría y festejo sobresalía en todos lados. Mucho era estrés y dolor en las
manos por las bolsas repletas de obsequios, pero todos pensaríamos que, no
hay mejor sensación, que a esa persona especial, le fascine tu obsequio.

Un abrigo negro caminante por las calles, era el que un joven un poco más
castaño que rubio, llevaba consigo. Gorra negra, abrigo, beige y manos
escondidas bajo los bolsillos. Auriculares blancos, y una pequeña sonrisa que se
adueñaba sus labios al momento de ver las sonrisas de los pequeños niños
elaborando muñecos de nieve y otras figuras divertidas, comunes a la época.

Continuando su camino a su destino, pilló una panadería. El hombre trabajaba


duro para que todas sus comidas, dulces y alimentos fueran deliciosas y
luciesen llamativos, y sin embargo, al menos una persona había dentro del
lugar, y esta, solo limpiaba el piso.

Entró, sin pensarlo demasiado, y sonrió al hombre, que conformó una gran
sonrisa sorpresiva al ver a un cliente entrar al lugar. Estuvo observando toda la
clase de dulces y postres que el hombre hacía, y no pudo sentirse tan dichoso
como cuando comenzó a pensar en todo el esfuerzo de ese hombre.

Y ahí, vio a su indicado.

Un pastel de cobertura chocolatada, y algunas formas específicas y bellas de


este. Pequeñas cubiertas de crema, y eso fue suficiente para realizar la compra.

El hombre le atendió con gratitud y total atención, por lo que abandonó el lugar
sonriente, llamando la atención de otras personas para que fuesen a la tienda,
debido al exquisito aroma que expulsaba el alimento.

Hace un par de meses, quizás, no habría valorado la importancia del trabajo, o a


la alegría que los niños expulsaba cuando veían la nieve caer. Su vida había
cambiado demasiado, y todo había sido demasiado rápido. Y a pesar de todos
los malos ratos, no se arrepentía de nada. A pesar de todo, su corazón aún
podía latir con normalidad y tranquilidad.

🐰🐰🐰

Entró en calor cuando su hogar ya había cubierto todo su cuerpo otra vez.

Caminó con cuidado por las escaleras, arrepintiéndose de no haber tomado el


ascensor. Aunque, prefería caminar, a correr el riesgo de que ese niño que
jugaba con un balón dentro del ascensor, botase su pastel.

Cuando llegó al último escalón que daba a su piso, soltó un suspiro, y sin
embargo, no se dio tiempo para descansar. Sus piernas dolían, y sus brazos,
ciertamente, igual. Caminó topándose con la anciana que vivía frente a él,
decorando su puerta con una bonita campana.

—Hola, muchacho. —Habló la de cabellos blancos, sonriéndole.

—Feliz navidad, señora Im. —Dijo, sonriendo con amabilidad.

Con cuidado, sacó la llave de la puerta y con todavía más cuidado, insertó esta
en la cerradura, así abriendo la puerta lentamente.
Entró al departamento, cerrando la puerta con su espalda, debido a sus manos
ocupadas, y finalmente pudo suspirar, y sentir el calor de sj hogar, que le
permitía poder quitarse su abrigo, por fin.

Dejó el pastel sobre la mesa, y se deshizo de su saco, para colgarlo en un


perchero sobre la pared.

Escuchó algo caerse en la cocina, e inmediatamente elaboró camino a esta,


encontrándose, por suerte, solo con una olla vacía en el piso, y un muchacho
recogiéndola.

El muchacho se encontró finalmente con el recién llegado, y sonrió con


sorpresa.

—Hola, Hoseok. Feliz navidad. —Dijo con una sonrisa sincera.

Hoseok asintió, con una misma sonrisa envolviendo sus labios.

—Para ti igual, niño.

—Oye, ¿Sabes dónde está...

—Arriba, galán. Está arriba. —Dijo volviendo a lo suyo.


Agradeció en silencio, y, sin soltar la bolsa que sostenía en sus manos, se dirigió
hasta el segundo piso de su departamento.

Dio largas y rápidas pisadas para llevar hasta donde escuchó un par de quejidos
en su habitación.

Sonrió por inercia al ver que se encontraba tras la puerta, que estaba
semiabierta.

Con cuidado, sin hacer ruido, abrió la puerta lentamente, hasta encontrarse
dentro de la habitación, junto a una segunda persona, que se quejaba de una
envoltura con la que no podía lidiar.

Entonces, con mucho cuidado de no asustarle, sus brazos rodearon todo su


torso, y su pecho cubrió la espalda contraria, transmitiéndole todo el calor que
ninguna otra persona era capaz de transmitirle.

Entonces, el cuerpo contrario dio un pequeño respindo por la sorpresa, sin


embargo, al identificar esos brazos, ese pecho, y ese calor inigualable, soltó una
adorable risa, mirando hacia abajo un segundo, antes de voltearse y
encontrarse con los únicos ojos que lo hacían delirar.

—Hola. —Dijo sonriendo con amplitud.


—Hola. —Dijo de la misma forma, deslizando el cabello contrario fuera de su
frente y sus ojos— ¿Fuiste de compras?

El muchacho asintió, liberando al contrario de sus brazos, para mostrarle la


bolsa marrón que tenía en sus brazos, y hacerle entrega de esta.

Sonrió.

—Feliz navidad, TaeTae.

Los ojos de Taehyung escalaron hasta alcanzar los de Jungkook otra vez, y le
dio una encantadora sonrisa que compartía con sus ojos la emotiva de esa
pequeña sorpresa.

—Amor... —Murmuró enternecido, antes de pisar sus manos sobre su cuello, y


besar sus labios con suavidad, para posteriormente, rozar sus narices con
ternura, mientras se observaban con dulzura— Aún no es veinticinco de
Diciembre...

—¿Debo esperar a navidad para darle un obsequio a mi novio?

Taehyung soltó una risa tímida, mientras observaba al piso momentáneamente,


para volver a observar a Jungkook con una mirada coqueta y encantadora, tan
natural en su ser, como el respirar para un ser vivo.
—Yo... No tengo nada para ti, Kookie...

—Créeme, cariño... —Decía acariciando su mejilla con suavidad— No quiero


nada más que a ti para esta navidad... Y para toda la vida. —Susurraba
abrazando su cintura esta vez, con fuerza, sin ser brusco, pero denotando su
necesidad por tener cerca a su novio— Solo ábrelo, amor...

Taehyung se alejó nada más unos centímetros para abrir el obsequio, mientras
Jungkook aún sujetaba su cintura con sus manos, quien observaba sus
reacciones y movimientos.

Una vez desenvuelto el obsequio, Taehyung hizo una expresión de sorpresa de


inmediato.

—Oh, cielos... Tú...

Jungkook sonrió orgulloso mientras observaba a Taehyung.

—Ábrelo, anda. —Incitó dándole una suave palmada en su espalda baja.

Taehyung tenían en sus manos, un precioso objeto con forma de libro antiguo,
que resultaba ser un álbum de fotografías.
Estaba hecho en colores dorados, y marrón, colores que le daban una identidad
para antigüedad.

Taehyung abrió el álbum, encontrándose con una primera fotografía, que le trajo
muchos recuerdos a su cabeza.

—¡Oh, Dios! —Exclamó sin poder evitar una risa melodiosa— Esta fotografía la
tomaste cuando fui los a Daegu... ¿Verdad?

Jungkook rió, asintiendo con su cabeza, mientras no se perdía un solo segundo


de su reacción ante su obsequio. Ciertamente, Jungkook tenía otro obsequio
para Taehyung, este se lo entregaría cuando fuese veinticinco de Diciembre, sin
embargo, deseaba con todas sus ansias entregarle ese álbum con todos sus
recuerdos, y para gravar mucho más ahí.
Taehyung deslizó su dedo índice por la página siguiente, encontrándose con una
adorable imagen de él mismo, y el perro de su madre, que solía escabullirse a
su habitación cuando fue a visitarla junto a Jungkook.

—Es mi favorita. —Comentó Jungkook sonriendo, mientras dejaba un beso


sobre el cabello de Taehyung— Yeontan y tú se llevaron muy bien ese día, amor.
—Yo... Ni siquiera me percate de que habías tomado una fotografía. —Dijo Tae,
observando a Jungkook directamente esta vez, con una dulce mirada.

Jungkook se permitió dejar un beso sobre los labios de Taehyung, en aspecto


suave y tierno, para que posteriormente, Taehyung sonriese y continuase con la
que sería la última página con una fotografía.

Al ver la imagen con la que portaba la página, Taehyung sonrió, y


continuamente, él rió, escondiendo su rostro en el pecho de su amante,
avergonzado, y sin embargo, encantado.

—Esta... —Soltó una risa tímida— Fue antes de viajar a Daegu, ¿verdad?
—Volvió a sonreír— Fue... Fue la primera foto que nos tomaron... —Taehyung
alzó sus cejas y sonrió hermosamente.
—Es precioso, Jungkook... Pero...

—¿Pero...? —Jungkook frunció sus cejas, curioso.

Taehyung sonrió, y dejó el álbum de fotografías en manos de su amado, para


encaminarse a un baúl bajo su cama, donde habían muchos recortes y papeles.
Entre ellos, Taehyung tomó una fotografía que Jungkook no alcanzó a identificar,
y volvió a tomar el álbum, guardando la fotografía ahí.
—Amor... ¿Por qué esa? —Dijo Jungkook entre carcajadas.

—Tú pusiste la fotografía más importante para ti. ¿Por qué yo no? —Taehyung
sonrió ampliamente.

—Pero... Esta... Amor, por favor...

—No, no. Te callas. —Taehyung besó sus labios rápidamente, para después
cerrar el álbum, con la fotografía guardada— Ahora, vamos a cenar. Hoseok
solo está cocinando porque Yoonji vendrá hoy.

—Oh, había que a olvidado a Hoseok. —Rió— Si hace meses me hubiese


enterado que lo invitarías para navidad, quizás no te hubiese hablado en todo el
día.

—Hoseok ha cambiado... Cuando volvió a buscarme para solo ser amigos, tú


exageraste demasiado. Él incluso me habló sobre Yoonji esa vez. —Taehyung le
recriminó con la mirada y una sonrisa.

—Si yo tuviese un ex novio, no creo que te hubiese gustado la idea de invitarlo


para navidad.

—Por suerte no lo tienes, y espero no convertirme en el primero. —Taehyung


dijo con sus ojos brillando peculiarmente.
Jungkook abrazo a Taehyung por sobre sus hombros, permitiéndole al
muchacho, rodear su cintura con sus pequeños brazos. El más alto beso su
coronilla y posó su mejilla sobre su cabello.

Todo expulsaba tranquilidad y hermosura. Las memorias de meses atrás, ya


solo eran recuerdos que compartir entre ellos. Hoseok jamás se enteraría de lo
que fue su historia, y Yoonji tampoco, y nadie. Era una historia que ellos crearon
para sí mismos, y la atesorarían como cada fotografía en ese álbum.

—¡Tórtolos, bajen! ¡Ya llegó Yoonji!

Taehyung deshizo el abrazo, y tomó ambas manos de Jungkook para observarlo


con atención. El más alto le veía con ojos soñadores, sintiéndose aún como un
ingenuo al no saber la razón de la belleza de su novio.

Tenía miedo de perderlo, definitivamente. Estaba asustado de que alguien


quisiese sobar le su corazón. Pero sabía que eso, al menos ahora, no
sucedería. Porque estaban juntos, porque ellos lo deseaban. Taehyung no
deseo que Jungkook estuviese con él siempre, porque eso no era amor. Eso
sería una atadura que, en algún caso particular, podría ser peligrosa y nada
favorecedora.

Sabía que lo amaba más que a cualquier otra persona en el mundo, y solo
quería que fuese feliz toda su vida, siendo lo que lo hacía más feliz; un humano.

Aunque fuese con otro chico, aunque fuese con una chica, él solo quería que
fuese muy feliz por siempre.
—¿Listo, cariño?

Jungkook besó ambas manos de Taehyung juntas, y luego entrelazó sus dedos.

—Contigo siempre, amor.

Y esa noche, donde cuatro personas celebraban la víspera de Navidad, había


unaujer anciana de cabellos blancos, que sonreía en paz finalmente, porque por
fin, alguien había hecho lo correcto.

[...]

—¿Sabes? —Comenzó Jungkook, mientras ambos observaban a Hoseok y a


Yoonji, actuando tímidos como probablemente nunca— Creo que si nos vamos,
ellos aún no nos notarían.
—No seas tonto. —Taehyung rodeo su cuello con sus brazos— Pero mientras
ellos no nos notan, podemos hacer lo que ellos aún no pueden. —Taehyung
sonrió con coquetería.

—Oh, ¿sí? —Siguió el juego, rodeando su cintura con sus brazos— ¿Qué tienes
en mente, Kim Taehyung?

—Mmm... Hay mucho que hacer, ¿no crees?

—Mm-hm... —Respondió besando sus mejillas, y también su cuello con


suavidad— Pero nada es gratis, señor Taehyung. —Se retiró con una sonrisa.

—¿Y qué es lo que demandas? —Taehyung alzó sus cejas sonriente.

Jungkook dirigió sus labios al oído de su novio, donde primeramente suspiró, y


se encargo de poner su voz ronca más sensual existente.

—Saca esa foto del álbum.

Taehyung carcajeo tan pronto, y golpeó el pecho de su novio, negando con su


cabeza, negándose a realizar lo que había pedido.
—Ni lo sueñes

—Amor... Fue para Halloween... Ya pasado tiempo, y solo lo hice porque tu me


lo pediste.

—Jungkookie, no seas aburrido. —Dijo besando sus labios un par de segundos inmóviles.

—Supera eso, cariño... Yo ya no soy un conejito.

—Pero siempre serás mi conejito. —Taehyung besó su nariz, y luego sonrió— Siempre.

Jungkook suspiró, renunciando a cualquier petición que tuviese ante su obstinado novio. Jamás podría olvidar
esa fotografía, y lo cierto, es que no era nada malo. Ser un conejo era parte de sus inicios en la vida de su
amado novio, h jamás podría arrepentirse de eso. Jamás podría arrepentirse de haber sido, algún día, un
conejito.
El fin.

EXTRA

Trước Sau
La manera en la que Jungkook me miraba podría haberme quemado. La calidez
en esa mirada llenaba un vacío que realmente no podía existir cuando estaba
junto a él, de esa manera.

La pequeña sonrisa que llevaba era un detalle no poco importante, puesto que
no se trataba de una persona común.

Su dedo pulgar acarició mi labio inferior, que estaba curvado en una sonrisa
provocada por los sentimientos y sensaciones que su presencia fundían dentro
de mi organismo.

-¿Por qué no me casé contigo antes?

Mi corazón explotó y mis acciones se lo hicieron ver. Mi cuerpo se reactivaba


cada vez que de su voz salían estas pequeñas frases que me inundaban.
Nuestros cuerpos desnudos se brindaron un calor superior al de una manta
cuando decidí acercarme a él en busca de más caricias, que, por supuesto,
recibí sin titubeos ni dudas. Escondí mi rostro debajo de su barbilla, justo en ese
sector donde yacían marcas de lo hecho recientemente. Uno de sus brazos
cubrió mi espalda baja manteniendo una presión para permanecer clavado a su
cuerpo, mientras que el otro brazo pasaba por sobre el primero para hacer una
presión mayor. Él besó una esquina de mi frente, lueso besó el centro de esta y
finalmente acabó por besar la última esquina. Alce mi cabeza para observarlo
con una sonrisa, mientras él me observaba con una expresión similar a la que
yo llevaba en el rostro.

-Porque no sabías que podíamos casarnos, Jungkook -me burlé de él.


Aunque debía admitir que tuve algo que ver en eso. Yo no le comenté nada de lo
que un matrimonio era hasta que cumplimos seis años de relación, una semana
posterior a mi cumpleaños. Él de inmediato pareció gustarle la idea pero debió
captar que yo no estaba seguro por la expresión de incorfomidad en mi rostro.

Yo no tenía dudas sobre el amor que nos llenaba a ambos. Yo lo amaba y sabía
que él me amaba. Pero era una inseguridad superior a la mía. Se trataba de él.
Jungkook solía actuar como un pequeño niño con respecto a las cosas que
desconocía y no estaba seguro si podría llevar esto del matrimonio. Tenía miedo
de que pudiese no gustarle y se aburriese en algún momento de mí. Tenerlo
lejos me sería tan difícil. No sabría como seguir.

Dos años más tarde, la inseguridad se evaporó y se lo estuve demostrando


sutilmente durante el último año antes de contraer matrimonio con cosas
sencillas como charlas sobre lo que requería el lazo matrimonial y las
consecuencias de esto. Él estuvo de acuerdo en cada cosa y me dijo muchas
cosas dulces de paso. Lloré todo ese día en su pecho por haber dudado de él.
Cuando me pidió matrimonio, cinco meses más tarde, lloré aún más al saber
que pretendía hacerlo ese día donde lloré en su pecho, pero no lo había hecho
por miedo a creer que yo me arrepentiría.

Bajo mi propio pecho, pude sentir las vibraciones del suyo. Se estaba riendo.
Seguramente él había recordado todo lo que yo ya había hecho.

Deslicé una de mis manos por su cintura y finalmente la mantuve en su cadera


mientras lo observaba reír.
-De haberlo sabido, te lo habría pedido el día en que comenzamos a vivir juntos,
TaeTae -comentó mientras repartía besos desde mi mejilla hasta mi cuello,
donde volvió a mordisquear las marcas ya hechas posteriormente.

Anoche habíamos hecho el amor hasta que mi cuerpo pidió un respiro, horas
más tarde, sin embargo. Celebrábamos que Jungkook finalmente había obtenido
su título en la universidad luego de hacer un pequeño curso que le permitió
estudiar y prepararse para la universidad. Resultó que Jungkook era una
persona muy inteligente y aprendía con rapidez. Rindió sus exámenes del curso
con un sobresaliente, lo que me impresionó. Era algo envidiable. Aunque fueron
dos años muy difíciles. Jungkook pasaba días y noches completas estudiando y
habían semanas donde no nos veíamos. Jamás se me pasó por la cabeza la
idea de romper, pero fui demasiado paciente hasta tocar el límite y tenía miedo
de que Jungkook se alejase por su cuenta. Por eso, cuando acabó el curso, un
año más tarde decidimos vivir juntos.

Ayer finalmente había conseguido su título, a pesar de haber acabado sus


estudios el año anterior.

Por mi parte, descubrí que tenía un peculiar gusto por las artes en general, y por
esto fue que estudié en un instituto artístico. Aprendí a liberarme mediante el
dibujo, la escritura e incluso el canto y la danza. Ahora mismo trabajaba tres
días a la semana en una correccional, sí, para menores de edad. Era un grupo
bastante difícil pero cundo tenía un día malo, siempre recordaba que tendría un
hermoso hombre esperando en nuestro bello nido de amor, donde nos cuidamos
el uno al otro y criamos solo a un pequeño conejo blanco al que llamamos Gguk.

Mis pensamientos se detuvieron de golpe cuando sentí una gran mano amasar
mi trasero con fervor. Entonces fui consciente de que Jungkook estaba sobre mí
otra vez, con sus fuertes brazos flexionadas y su pecho escondiéndome de un
mundo exterior.

Lo miré a los ojos y vi deseo. El jamás tendría suficiente de mí ni yo de él. Pasé


mi mano por su espalda hasta ubicarla en su pecho, donde, desde la altura de
su hombro hasta ocupar todo el pectoral derecho, había un tatuaje. Se trataba
de una galaxia. En ella habían muchas estrellas y un pequeño dibujo de un niño
abrazado a un conejo. Era un tatuaje en blanco y negro y era bellísimo.

Permitiéndome tocar a mi marido, deslicé suavemente mis dedos por su brazo, y


luego su antebrazo, donde había un tatuaje que no estaba terminado. Este era
algo muy dulce y pretendía cubrir todo el antebrazo, sin cubrir el codo. Constaba
en un barco. Un enorme barco cubriendo el brazo de mi marido. Ahí, sobre
algunas barandas en ese enorme barco sin terminar, habían dos personas. Solo
se observaban, pero era algo muy claro para nosotros. Cuando le pregunté por
qué era especial esto para él, él contestó: "Fue la primera vez que deseé tanto
algo". Ese algo era yo. Éramos nosotros. Esa noche en el barco, casi nos
besamos, y ambos acabamos muy frustrados. Fue importante para él, porque
dijo que fue donde se dio cuenta que deseaba que yo no pidiese un deseo,
porque no quería alejarse de mí. Ambos nos dimos cuenta que nos queríamos
de una manera más allá que en la que un dueño cuida a su mascots. Nos
deseábamos. Justo como ahora.

-Jungkook...
Sus manos acariciaban cada porción de piel que encontraba. Mi trasero cabía
perfectamente entre sus manos, así como mis piernas caían perfectamente
alrededor de su cintura mientras nos rozábamos.

Jungkook comenzó con un par de juegos previos antes de querer penetrarme. Él


amaba hacerme sufrir a la hora de tener sexo. Parecía que a mi marido le había
gustado mucho practicar el acto sexual.

Los dedos de su mano libre fueron a acariciar suave e inquietamente mi


entrada.

-¿Húmedo tan rápido, cariño? -palmeó mi trasero con una palma, que liberó un
excitante gemidos de mi boca, antes de que soltase un ligero grito cuando su
dedo se escabulló fácilmente entre mis paredes, debido a la humedad.

No podía no estar húmedo con él. Siempre conseguía excitarme a niveles


inimaginables.

-Jung-kook... -comencé a jadear su nombre cuando su dedo tomó confianza


para penetrarme más rápido.

Mientras más rápido su dedo iba, más me apretaba contra su cuerpo y más
deseaba que su dedo fuese su erección. Cuando fueron sus dedos, él volvió a
ser un poco más precavido, pero tomé su muñeca con mi mano, y lo miré a los
ojos. Lujuria y excitación. Una de mis expresiones favoritas.
Él se quedó esperando por mí reacción, por lo que, aún mirando sus ojos, to
mismo comencé a over sus dedos con más fuerza y rapidez, mientras me
masturbaba con la otra mano. Él estaba perdido. Tan excitado. No sabía si mirar
mi mano sobre mí pene, o mi otra mano sobre la suya mientras sus dedos
entraban en mí.

Luego de unos minutos, él comenzó a seguir mi ritmo. Más rápido, más


delicioso. Yo movía mi cuerpo junto a sus dedos, sin importarme cuando había
introducido un tercero. Solo me encendió más.

Cuando creyó que estaba listo, sacó sus dedos, y antes de posicionarse para lo
que venía, yo me incorporé, y me senté en sus duros muslos. Le di una sonrisa
pícara y luego una un pico más tierna.

Me lamí los labios, incitándolo a que se dejara de juegos y me besase de una


vez. Una vez sobre sus muslos, el continuaba observando mi boca con deseo,
pero sujetó que firmemente mi cuerpo contra el suyo mientras yo mismo me
introducía su miembro. Su respiración se volvió errática cuando estuve
completamente lleno de su esencia. Finalmente, lo besé.

Lo besé mientras encorvaba mi espalda y movía mi trasero con sensualidad.


Sabía que a él le ponía mucho que lo besara mientras movía mi trasero sobre su
pene, porque era algo así como una reacción natural que a él le fascinaba.

Rodeé su cuello con mis brazos, acercándolo e impidiéndole distanciarnos. Él,


poco a poco fue haciéndome caer en la cama otra vez, mientras sujetaba mi
nuca, acercándome, y con la otra se equilibraba. Separé las piernas para darle
espacio, pero él estaba ensimismado mientras me comía la boca.
Era un beso sucio y salvaje. No había sincronización, solo deseo y mucho amor.
Su maravillosa boca succiona a mi lengua y volvía a entrar en mi boca para
excitarme con un beso. Se separó de mí, y apoyó una mano en la pared,
mientras con la otra se equilibraba. No comenzó siendo suave, porque ambos
nos necesitábamos. Su pelvis se movió desde adelante hacia atrás con rapidez,
como si fuese un jodido actor porno. Mis brazo le rodeaban para que
estuviésemos más cerca, igual que mis muslos sobre su cintura.

El ruido de la cama siendo maltratada también era algo excitante. Yo gemía


como un loco y Jungkook también. De pronto, tocó un punto dentro de mi que
me hizo ver el cielo. Gemía cada vez más alto, más ronco. Jungkook me mordía
el cuello como si deseaba conservar un pedazo de mi piel en su boca. Yo
rasguñaba su espalda con mis uñas, y él era más brusco mientras intentaba
liberarse. Tuve la intención de retener mis gemidos, pero solo conseguí soltar un
grito aún más fuerte. Jungkook debió notar mis intenciones tras el grito, porque
comenzó a reírse.

—No quieras... —hablaba de forma entrecortada, por cada penetración—


Retenerlo, bebé. Nunca... Nunca puedes.

Era cierto. Siempre lo intentaba y nunca podía retener el deseo de gemir el


nombre de Jungkook.

—Jungkook...
—Ya casi, amor... —decía mientras me penetrabs con más fuerza.

Una de sus manos descendió a mi espalda baja y me elevó un poco para que
Jungkook tuviese una mejor visión de mi trasero succionando su pene. Él
amaba ver esa escena tan morbosa.

Mis gemidos se fueron agudizando hasta que encontré el orgasmo y me corrí,


manchando nuestros cuerpos e incluso un poco de mi cuello. Me corrí con
demasiada fuerza, tanto así que las ganas de una segunda ronda se evaporaron
por el cansancio. Jungkook se corrió dentro de mí, solo un par de segundos
después.

A Jungkook y a mí nos gustaba el sexo. Nos gustaba que fuese salvaje, atrevido
e intenso. Pero incluso de la manera más sexy posible, siempre acabábamos
abrazados, y finalmente, no habíamos tenido sólo sexo, porque de eso no se
trataba nuestra relación. Aunque fuese lo más sucio y salvaje, Jungkook y yo
siempre haríamos el amor, porque esi era lo que sentíamos el uno por el otro.
Amor.

Jungkook no se retiró de mi interior de inmediato. Mis brazos encontraron las


fuerzas para abrazar su cuello y él me abrazo fuertemente por la cintura,
mientras caíamos recostados de lado. Reí cuando caímos, y él comenzó a besar
mi mejilla muchas veces. Estábamos en una posición donde él abrazaba mi
abdomen y yo su cuello, o eso hasta que me volteé, chocando nuestras narices
con suavidad, y una sonrisa dulce envolvía nuestros labios. Su respiración aún
era agitada y la mía también. Algunos cabellos se pegaban a su frente por el
sudor que trajo la intensidad de lo hecho anteriormente, lo mismo con su cuello
y pecho tatuado. Tan sexy y todo mío.

Sin poder evitarlo, mis manos cayeron suavemente sobre sus mejillas y lo besé.
No pareció sorprendido. Yo amaba ser cariñosamente consentido después de
hacer el amor, por lo que solo levantó sus lavuis besándome tan
apasionadamente como yo lo hacía. Lamí su labio inferior mientras lo invitaba a
sentarse. Sin hacer interrupciones, nos sentamos sobre el colchón mientras
continuábamos besándonos. Sentados ya, él me abrazó fuertemente,
haciéndome reír mientras su lengua volvía a entrar a mi boca. Las ganas
evaporadas de la segunda ronda volvieron, pero antes tenía algo que discutir
con él. Lo besé suavemente una última vez antes de retirarme.

¿Otra expresión que amaba?

Los ojos perdidos y los labios hinchados después de un beso delicioso. Me


encantaba.

Le sonreí, sintiéndome muy feliz de pronto.

Él besó mi nariz, y yo posé mis manos sobre ambos costados de su cuello,


observándolo, aún algo inseguro.

—¿Sabes? Te he estado escondiendo algo.


Su expresión cambió a una confusa de pronto, pero no me soltó, sino que sus
ojos brillaron con duda en ellos, y esbozó una pequeña curva en sus labios, que
no era una sonrisa como tal, pero era una reacción.

—Señor Jeon, no debería hacer eso —dijo suavizando un poco la tensión


creada.

—¿El qué?

—Preocuparme y luego callarse. Si no me dice de qué se trata, le daré un buen


castigo, eh —se burló, besando mi mejilla con una sonrisa.

Reí un poco nervioso.

—Bien, lo siento.

Respiré profundamente, haciendo crecer la preocupación en Jungkook.

Su mano acarició la mejilla que había besado, y su pulgar suavemente acarició


mi pómulo. Observé sus ojos preocupados, y no pude evitar sentirme culpable.

—¿Qué pasa, cariño?


Ah, que mierda. Lo soltaré y ya.

—Nada malo, enserio. Solo quería decirte que te amo mucho y que estoy
embarazado, nada más —dije con rapidez mientras me lanza a abrazarlo con
fuerza y escondía mi rostro en su cuello.

—Yo también te amo mucho, Tae... Espera.

Él me cogió para hacerme verle el rostro pero yo estaba a punto de llorar y no


quería verle, por lo que cubrí mi rostro con mis manos. Él rió al verme, y puso
sus manos sobre las mías para retirarlas de mi rostro con suavidad.

Cuando lo vi, sus ojos estaban cristalizados y esperanzados, con una sonrisa
incrédula en sus labios. Algo dentro de mí suspiro con alivio. Una parte de mí
temía que Jungkook no quisiese un bebé y que se enojase conmigo, pero debí
suponer que era una estupidez, porque Jungkook amaba a los niños.

—¿Ha-hablas enserio, car-iño? —dijo alzando sus cejas, ansioso.

Asentí emocionado, sin poder evitar que una lágrima se pasease hacia mí
rostro.
—Oh, cielos. ¡Estás embarazado! ¡Vamos a tener un bebé, cariño! —comentó,
desplazando de mi rostro las lágrimas que la emoción había expulsado.

Yo solo absentia emocionado. Él quería esto. Él estaba feliz y yo siempre solo


quise eso.

Él pasó sus manos por mi cintura y las dejó sobre mi abdomen, acariciando el
sector cuidadosamente con sus pulgares.

—Nuestro hijo... —decía sonriendo, mientras miraba mi vientre, encantado, para


luego alzar los ojos para ver mi rostro— Vamos a tener una familia, TaeTae.

No pude más.

Me eché a llorar de una forma sucia.

Mis sollozos se escuchaban en toda la casa, e incluso el conejo se espantó


tanto que llegó a la habitación. Pero yo lloraba de felicidad. Lloraba porque
Jungkook estaba sonriendo ampliamente mientras me abrazaba. Lloraba porque
iba a tener un bebé de la persona más bella de este mundo y lloraba porque
finalmente alguien me amaba de verdad. Porque tendría una familia junto a esa
persona y criaríamos a otra juntos, que también nos amará todo lo que pueda.

—Gracias cariño... Muchas gracias. —me decía Jungkook al oído mientras


besaba todo mi rostro, para que dejase de llorar— Gracias por darme un bebé y
una familia. —besó mis labios— Gracias por quererme, por amarme. —volvió a
besar mis labios, para desviarse esta vez e inclinarse a besar mi vientre y dejar
su frente sobre mi pecho y también besarlo, para ascender otra vez a mi rostro y
dejarme ver el suyo, cubierto de lágrimas— Te amo, Taehyung. —dijo
cogiéndome el rostro con sus manos.

Con esfuerzo, con el corazón en el pecho y las lágrimas adueñándose de mi


rostro, logré encontrar un poco de fuerzas para poner mi frente contra la de mi
amado esposo, y decirle:

—También te amo, cariño. Vamos a hacer a este bebé el más feliz, ¿De
acuerdo? —él asintió, aún con lágrimas— Será nuestro hermoso bebé, cariño.
Nuestro propio conejito.

Luego de eso, Jungkook me trató como a un rey. A pesar de nuestra


inexperiencia con, el embarazo en mi caso, y los cuidados de un embarazado,
en el suyo, pudimos llevar las cosas perfectamente, cuidando el uno del otro
incluso con una enorme panza queriendo poner un obstáculo.

Cuatro meses de casados, y yo ya estaba embarazado. Mi madre se sorprendió,


pero nos felicitó a ambos. Ella no había estado tan presente como yo esperaba
en esta situación de embarazo, pero no me interesó demasiado. Realmente, lo
único bueno que ella hizo, fue presentarme al amor de mi vida sin siquiera
saberlo.

Jungkook consiguió un empleo lo antes posible pero llegaba a casa tan pronto
como podía. Yoonji venía a visitarme y ayudarme todos los días. Ella y Hoseok
habían sido afortunados con dos pequeños hombrecitos hace cuatro años, por
lo que Yoonji aconsejaba a Jungkook en casi todo. Siempre decía que el
embarazo realmente era algo que yo debía disfrutar, porque te consentían muy
seguido y era cierto. Hoseok siempre consintió a Yoonji cuando se embarazó e
incluso era demasiado dramático a veces, pero a su vez fue lindo.

Gracias por darme nuestra familia, Jungkookie. Gracias por darme al pequeño
Jeongsan y por amarme como nadie nunca pudo hacerlo.

Te amo todo el universo y todos los que existan.

Te amo, conejito.

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