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- 01

¿Has escuchado la expresión "los hospitales ven lágrimas más sinceras que la iglesia?
¿Has imaginado lo que harías si tú fueras el causante de esas lágrimas?

Otra vez caminando cabizbajo por los pasillos del hospital, los pensamientos no dejaban de
atormentar la mente de Jungkook y las lágrimas empezaron a caer rodeando con calidez
sus mejillas, deslizándose sin pedir permiso. Llevaba puesto la misma sudadera de color
negro desde hace tres días, las ojeras prominentes bajo sus párpados eran cada vez más
profundas por las horas que pasaba en el hospital aferrado a la camilla, orando para que el
siguiente día sea mejor, orando por la posibilidad de que al entrar a la habitación fuera
recibido con aquellos ojos cafés oscuros observándolo cálidamente diciéndole que todo
estaría bien.

Mientras caminaba por el hospital llamaba la atención de las enfermeras y doctores, las
agujetas desatadas de sus zapatos se arrastraban en el piso, con la mano derecha sostenía
un café caliente cargado que le ayudaría a mantenerse despierto otra vez, otra noche
cuidando a Taehyung.

Ya han pasado cuatro años desde "aquel día".

Aún después de cuatro años Jungkook continuaba regresando al hospital por las tardes
cuando terminaba la universidad, para cuidar a Taehyung, siempre llevaba con él un libro
"Los miserables" y cada tarde leía para Taehyung, contemplaba su rostro una y otra vez,
miraba su piel canela ligeramente pálida. La culpa en su corazón no le dejaba estar un
momento tranquilo. Siempre siendo atormentado por los demonios en su mente.

—Es mi culpa por ser egoísta.


Se repetía todas las noches mientras sujetaba la mano de Taehyung recordando cómo
habían sucedido las cosas, todo fue tan rápido que no le permitió siquiera reaccionar en
"aquel día" como el solía llamarlo, el día que la luz de su vida se apagó por cuatro años.

El color beige de las paredes del hospital le recordaban al color de la habitación de


Taehyung y su mente se trasladó hasta los recuerdos de esa tarde, cuando todo ocurrió
Jungkook y Taehyung tenían 21 años.

Una tarde como otra Jungkook buscó a Taehyung en su casa, como de costumbre, para que
le ayudará a estudiar o para tan solo verlo y poder hacer un retrato de su rostro para el
proyecto de arte de la facultad. Pero aquella tarde marcaría la vida de ambos para siempre,
unas esquinas antes de llegar a casa escuchó a lo lejos la peculiar risa de Taehyung lo que
llamó su atención.

Se acercó más rápido al ver que Taehyung estaba hablando con otra persona, él era un
chico reservado y tranquilo, no podía recibir emociones fuertes por aquel "pequeño"
problema que tenía su corazón y que lo había acompañado desde su infancia, por esto
trataba de mantener la calma y evadir todo tipo de líos también evitaba hablar con otras
personas para que Jungkook, no se molestara, él creía que su novio era un buen chico pero
le costaba mucho trabajo controlar sus celos.

Con el corazón frágil era difícil mantener una relación en la que debías cuidarte las espaldas
para evitar los celos de la otra persona, pero aquello no le molestaba a Taehyung, ninguno
de los defectos de Jungkook le molestaba.

Aquel día Taehyung no se dio cuenta que Jungkook se aproximaba y continuó hablando con
su amigo, Jimin, cuando repentinamente la sangre se le heló y su corazón empezó a
palpitar tan fuerte como nunca antes al sentir como una mano hacía presión sobre su
hombro, al voltearse vio la mirada enfurecida de Jungkook, asustándole por unos segundos
sin saber que decir.

Jungkook era un chico extrovertido, pero cuando estaba enojado la situación era diferente,
como si fuera otra persona.

—Jungkook, él es mi amigo Jimin —Tartamudeó intentando explicar, su nerviosismo fue tal


que empezó a temblar.

—No quiero que hables con él. —Sentenció Jungkook dirigiendo una mirada fría al tercer
chico que miraba la escena confundido, Taehyung le había contado a Jimin sobre su novio y
lo divertido que era pasar junto a él, tanto que Jimin solo había escuchado cosas buenas,
pero el gesto de Jungkook en ese momento le hizo dudar y no dudó en tomar la palabra
temiendo por su amigo.

—¡Vamos! Taehyung es mi amigo desde que somos niños, es como un hermano para mí.
—Prosiguió Jimin intentando disminuir la tensión.

Taehyung miró a Jungkook, debía hacer algo para que el pelinegro se tranquilizara y
entonces tomó la palabra.

—Vete, Jimin por favor, hablaremos mañana no es buen momento ahora. —Comentó con la
voz temblorosa.

—P-pero, ¿estarás bien? —Preguntó Jimin intentando abrazar a Taehyung quien retrocedió.

—Sólo vete ahora por favor. —Suplicó

Jimin se dio la vuelta y caminó en dirección contraria dirigiendo la mirada hacia atrás de vez
en cuando hasta que finalmente dio vuelta hacia la izquierda en la segunda esquina y se
perdió de la vista de Taehyung.

Taehyung bajó la mirada e intentó tocar a Jungkook con miedo.

—Necesitamos hablar... en tu casa. —Ordenó Jungkook severamente sin dirigir la vista a


Taehyung quien era tres centímetros más bajo.

Taehyung caminó hasta la cerradura de la puerta, buscó la llave entre los bolsillos de su
pantalón y con las manos temblando introdujo la llave en la cerradura dándole vuelta, cerró
la puerta atrás de ellos y caminaron hasta su habitación que se encontraba al final de
pasillo, el marco de la puerta rechinaba cuando está se abría, las paredes eran de color
beige.

Las ventanas siempre permanecían abiertas en las tardes porque Taehyung amaba
escuchar el cantar de los pájaros.

—Puedes pasar Jungkook —Habló Taehyung con los nervios a flor de piel. Jungkook estaba
enojado y el corazón de Taehyung se rompía cada vez que pasaba.
Jungkook se sentó en el borde de la cama sin decir nada mirando fijamente a la mesa que
estaba frente a él. La tensión incrementaba con el sonido tenue de las manecillas del reloj,
minuto tras minuto el silencio empezaba a volverse incómodo.

—Jungkook ¿estás bien?

Taehyung se arrodilló hasta que su mirada quedó a la altura de las rodillas de Jungkook, lo
miró cálidamente y tomó entre sus manos las del pelinegro, acariciando con su pulgar en
suaves movimientos circulares.

Jungkook se separó bruscamente del agarre haciendo que Taehyung lo mirara con dolor.

—No quiero que vuelvas a hablar con él.

—¿Quién era? —Continuó

—¿Planeas decirme que era solo tu "amigo"? ¿Por eso sonreías tanto? ¿Estar con él es
mejor que estar conmigo?

—¡Deberías quedarte con él si lo consideras mejor que yo! —Exclamó con el rostro
enrojecido.

—Tú eres la persona a quien amo, él es simplemente mi amigo desde que somos niños,
estudiamos en la misma escuela y preparatoria, lo encontré después de salir de la
universidad y sólo hablé con él un poco. —Comentó con voz suave y nada parecida a la voz
ronca que comúnmente tenía, estaba asustado y evitaba alzar la vista a Jungkook.

—No puedes seguir hablando con él. — Prosiguió Jungkook

—Pero él es mi amigo, yo quiero seguir hablando con él. —Dijo Taehyung jugando con sus
dedos mirando hacia abajo.

—No puedes hablar con él, no puedes hablar con nadie, tú eres sólo mío, ¿entiendes?
—Nadie puede verte en la manera que yo lo hago, nadie puede sentir tus labios ni tocar tus
manos.

—Jungkook, yo también quiero tener amigos, yo no desconfió de ti, hemos estado juntos
por tres años y a veces necesito respirar un poco y salir a divertirme con otras personas.
—Taehyung se dirigió hasta el costado de la habitación y se abrazó así mismo cerrando los
ojos.

—Necesitó un poco de libertad Jungkook, necesito la libertad que yo te doy.

—¿Puedes confiar un poco en mí? — Taehyung se volteó nuevamente y miró a Jungkook


aún asustado pero un poco más confiado, su corazón empezaba a doler y latía aún más
fuerte, una sensación que él sabía debía evitar.

—¡Entonces busca a alguien más, busca a otra persona! ¡Alguien que te de la "libertad" que
tanto anhelas!

—¡Busca a alguien que te soporte como yo lo he hecho Taehyung! ¡Si sientes que esta
relación te está asfixiando déjame y busca a alguien más!

—Jungkook... tranquilo, yo no... no era lo que quería decir.

—No te das cuenta cómo te ven los demás, las mujeres, todos te miran, te contemplan todo
el tiempo, ellos te ven como si quisieran arrebatarte de mi lado

—Yo estaré junto a ti, sólo junto a ti.

—Desearía no haberte conocido. — Dijo Jungkook esquivando la mirada se dio media


vuelta. Taehyung abrió los ojos y sintió su corazón paralizarse y arder literalmente,
quemando su pecho.

—¿No vas a retractarte? —Pequeñas gotas de lágrimas empezaron a caer rozando sus
mejillas — ¿No fue suficiente?

Sintió una gran presión en el corazón que le obligó llevarse las manos al pecho intentando
que quemara menos, apretaba con fuerza pero sus piernas perdieron el equilibrio y empezó
a tambalearse perdiendo finalmente la estabilidad y sus rodillas tocaron el suelo, hacía
presión aún sobre su pecho.

—D~duele, Jungkook m~mi corazón quema. —Sollozó desde el suelo con lágrimas
cayendo sin parar, deseando que aquella sensación de ardor se detuviese por un momento.

—Taehyung, no, no lo hagas para llamar mi atención, Tae...—Jungkook miró de reojo a


Taehyung y al verlo en el piso se acercó tomando su rostro entre sus manos.

—Toma mi mano me estoy ahogando, siento que mi corazón va a salir por lo rápido que
late. — Taehyung estaba suplicando

—Tae... Tae, tus medicinas, ¿has tomado tus medicinas? — Taehyung negó apretando aún
su pecho que dolía mucho más.

—B- buscaré un celular, llamaré a una ambulancia, no cierres tus ojos, ¡Taehyung!
¡Taehyung!

La presión en el pecho de Taehyung era tal que sus ojos se cerraron bruscamente sin
siquiera darle la oportunidad de mantenerse despierto, y entonces la oscuridad llegó y se
apoderó de él, todo se había vuelto negro...

—¡Taehyung! ¡Tae! ¡Por favor, no me hagas esto, Taehyung! —Jungkook empezó a llorar
mientras intentaba reanimarlo.

Intentó ir por ayuda pero Jungkook no pudo hacer nada, su teléfono celular estaba apagado,
no tenía señal para llamar a una ambulancia, corrió en el pasillo de la casa para buscar un
teléfono y al correr la cerradura de la puerta del pasillo se abrió, era el hermano mayor de
Taehyung, Yoongi.

—¡Oye! ¿Por qué estás tan pálido? ¿Te hizo algo mi hermano? —Preguntó Yoongi con
serenidad y un suave tono de burla al principio Jungkook movía sus ojos en un constante
vaivén y aquello hizo que Yoongi se angustiara.

—Jungkook ¿Dónde está Taehyung?


—Él, no, no reacciona, Yoongi. — El pálido miro a Jungkook por un momento y corrió hasta
la habitación. Se paralizó como si un balde de agua helada le recorriera todo el cuerpo al
ver a su hermano tirado en el piso, en la alfombra de la habitación, inconsciente.

Se lanzó al piso para tomar a su hermano y pegarlo a su pecho.

—¿Qué le hiciste? Taehyung, despierta, por favor pequeño despierta, Tae. —habló
suavemente.

—¡Marca a una ambulancia ahora! —Yoongi extendió su teléfono celular a Jungkook con
una mano mientras con la otra aún sostenía a Taehyung.

Jungkook tomó el celular y sus dedos se deslizaron rápido por la pantalla, escribiendo el
número de emergencias.

—¡Una ambulancia a la calle 324- OE! ¡Tengo un chico inconsciente anteriormente tenía un
grave dolor en el pecho y se desmayó! —Explicó intentando que sus palabras sonaran
claras, estaba nervioso, Taehyung estaba inconsciente sobre el suelo.

—¿Qué le hiciste Jungkook? ¡Él nunca había tenido una recaída desde los seis años!
¡¿Qué le hiciste?! —Gritó Yoongi en la última frase.

—S-solo discutimos, p~pero yo no quería que esto ocurra.

—¡Eres un idiota! ¡Taehyung no podía alterarse por ningún motivo! ¡¿No te lo dijo?!

—¡Mamá no tenía dinero para comprar sus medicinas este mes, su corazón no podía
aguantar ninguna emoción fuerte!

—Él... no me había dicho nada. — Respondió Jungkook con la voz entrecortada a tal punto
de hacerle llorar.

La plática fue interrumpida, el timbre de la casa empezaba a sonar con desesperación. La


ambulancia había llegado.

—¡Abre me quedaré con Taehyung! — Ordenó Yoongi.


Jungkook se repuso sobre sus rodillas y corrió deprisa a la puerta, los paramédicos al otro
lado entraron con una tabla lista para sacar a Taehyung. Jungkook les mostró la habitación
y al llegar le ordenaron a Yoongi separarse de su hermano.

Yoongi cumplió con la orden y sus ojos se inundaron de lágrimas al ver a su hermano en
una delgada tabla, con oxígeno siendo colocado en su nariz y boca para intentar reanimarle.

La ambulancia encendió su alarma y en el trayecto al hospital Yoongi acompañó a Tae,


dejando a Jungkook por su cuenta.

¿Cómo olvidarían el día que la oscuridad se apoderó de Taehyung?

Ya han pasado cuatro años después de aquel día.

¿Lector fantasma? ¡Ven! Te enviaré un abrazo, gracias por leer, por favor vuelve pronto a mi
perfil

- 02

¿Por qué no despiertas todavía

El día en que la oscuridad se apoderó de Taehyung, los doctores le informaron a Yoongi,


que debido a la enfermedad en el corazón de su hermano él sufrió un ataque cardíaco,
cuando ingresó en el hospital los doctores pudieron reanimarlo pero la falta de oxígeno en
su cerebro no le permitió despertar, dejándolo en coma.
Durante los primeros meses en los que Taehyung estuvo internado Yoongi no le permitió a
Jungkook acercarse, pero Namjoon el hermano de Jungkook logró convencerlo después de
suplicarle por tres meses más. Yoongi era el único hermano de Taehyung, su familia no
tenía dinero para comprar las medicinas que necesitaba y ahora incluso debían trabajar
más para pagar las cuentas del hospital.

Jungkook intentó apoyar con dinero a la familia, pero Yoongi se lo negó diciendo que no
recibirían limosnas y más aún provenientes de él. El vibrar de las máquinas despertó a
Jungkook de sus recuerdos trayéndolo de vuelta a la habitación color beige del hospital.

Jungkook acariciaba la mano de Taehyung, el sonar de las máquinas, ver a las enfermeras
pasar por los pasillos sin ingresar a la habitación era el pan de cada día.

Muy en el fondo de su corazón había guardado la esperanza de ver los ojos de Taehyung
abrirse nuevamente. Quería volver a entrelazar sus manos, si tan sólo tuviera la oportunidad
de enmendar su error no lo dudaría un segundo.

Deseaba volver el tiempo a "aquel día" y borrarlo, pero aquello no era posible, aunque el
error fue suyo Taehyung era el que estaba pagando por eso ahora.

—Estas aquí pero no puedo sentirlo....

—Los doctores dicen que tal vez puedas escucharme...

—Hoy se cumplen cuatro años desde que ingresaste aquí, cuatro años en los que no he
visto el color marrón de tus ojos, mis ojos se han aprendido la forma de tu rostro que incluso
puedo verlo al cerrarlos.

—En dos semestres terminaré mi carrera como artista plástico, pero desearía tanto que
estuvieras aquí.

—Desearía poder volver a abrazarte y sentir el calor de tu mano, el sonido de tu voz, he


esperado tanto volver a sentir tus caricias sobre mi rostro.

—Desde que no estás aquí me ha hecho tanta falta ver tu sonrisa iluminando mi vida.

—¿Por qué no despiertas todavía?


Jungkook se levantó de la silla que estaba al costado de la camilla y acarició el cabello de
Taehyung sintiendo un cosquilleo en su abdomen y el constante ardor en el pecho que le
obligaba a derramar lágrimas.

No podía soportar más ver a Taehyung atrapado en un mundo del que quizá no despertaría,
no cuando él debía disfrutar el mundo aquí, su vida ahora dependía de las máquinas que
estaban conectadas a él, deseaba que hubiese sido él quien debía tomar su lugar.

Había arrebatado la sonrisa de Taehyung al mundo, el brillo en los ojos de Yoongi se perdió,
su mano dejó de sujetar la de su hermano por cuatro años, una pequeña luz que iluminaba
el mundo se apagó, una pequeña estrella que adornaba el cielo dejó de aparecer en las
noches.

Una pequeña parte de él murió y por primera vez Jungkook sintió miedo de la oscuridad.

—Jungkook, ya ha pasado mucho tiempo no puedes regresar aquí todas las tardes —
Replicó Namjoon quien había llegado por sorpresa y posando su mano sobre el hombro de
Jungkook intentó persuadirlo.

—No puedo dejarlo aquí solo. —Refutó Jungkook con los ojos cristalizados.

—Las enfermeras van a cuidarlo, el médico dijo que ya no habían muchas esperanzas para
él.

—Namjoon tomó a Jungkook de los hombros y lo separó del costado de la camilla.

—Debes dejarlo ir ahora...

—Vamos, Jungkook levántate. —Yoongi apareció de uno de los pasillos y con seriedad se
dirigió a Jungkook.

—No seas tan duro con él. —Exclamó Namjoon al otro lado de Jungkook.

—No estoy siendo duro con él, ¿sabes por qué Taehyung está en esa camilla, verdad?

—¿Sabes quién fue el culpable? —Exclamó Yoongi enfurecido al ver a su hermano menor
postrado en una cama, cansado de tener que abrazar a su madre en las noches diciéndole
que Taehyung mejoraría, aun cuando él había perdido la esperanza.
—Él — Autorespondió señalando a Jungkook y como un animal enfurecido se acercó hasta
a él tomándolo bruscamente de los hombros.

—¡Tú tuviste la culpa! ¡Sabías que su corazón era débil y no fuiste capaz de controlarte a ti
mismo un poco!

—¡Jimin era simplemente su amigo, no podías controlar un poco tus celos!

—¡Míralo ahora, está luchando por su vida conectado a una máquina, no sabemos si
despertará algún día!

—¡¿Este era el amor que juraste?!

—¡Responde! Las lágrimas no son una respuesta. —Continuó Yoongi aún más enfurecido
que antes.

—Basta Yoongi, ¡es suficiente! —Namjoon se acercó para separarlos, su hermano menor
había cometido un error quizá el más grande de su vida pero no dejaría que nadie en esté
mundo lo tratará de esa forma.

—Lárgate, no estuviéramos aquí de no haber sido por ti —Yoongi intentaba frenar su


agitada respiración.

Jungkook empezó a llorar y no pudo despedirse de Tae antes de que Namjoon lo sacara de
la habitación. Namjoon tomó a Jungkook y a fuerzas lo sacó del hospital para meterlo en la
camioneta y llevarlo de regreso a casa.

—Yo, lo sien... —Intentó disculparse Jungkook.

—Debes dejar de ir al hospital ya han pasado años desde que Tae no despierta—Sentenció
Namjoon con voz fría y severa.

En el camino de regreso y cuando el auto cruzó por el parque central Jungkook no pudo
evitar recordar aquella tarde en la que él y Taehyung se divertían juntos, tal vez la última.

El recuerdo de tenerte entre mis brazos es lo único que me queda de ti ahora.


—¡Espera Jungkook, no puedes bajar así del auto! —Namjoon quien iba al volante se
alarmó al ver a su hermano menor bajar del coche que estaba en movimiento.

Se movió con rapidez y estacionó la camioneta en la orilla para bajar de prisa del auto y
correr hasta donde estaba Jungkook.

—¡Jungkook!

—¿Te lastimaste? ¿Estás bien? —Namjoon se dirigió hasta su hermano que estaba de
rodillas sobre el piso.

—Solo me lastimé las rodillas, hubiese deseado algo peor. —Sentenció Jungkook dirigiendo
su mirada a la palma de sus manos que también estaban rasguñadas y con un ligero
sangrado.

—Levántate ¿Puedes caminar?

—Tenemos que ir a casa, ya es tarde, mamá debe estar preocupada. —Prosiguió Namjoon
intentando convencerlo de levantarse del suelo, pero él parecía no escuchar. El mayor
acarició con delicadez la espalda de Jungkook pero nada parecía animarle.

—Déjame solo. —Respondió.

—No voy a dejarte aquí y menos solo, Jungkook saltaste del auto tus rodillas están
sangrando al igual que tus manos y mejilla, no estás pensando con claridad, regresemos a
casa ahora. —Namjoon sostuvo a Jungkook del brazo pero el pelinegro se soltó con
brusquedad del agarre.

—¡Déjame solo! ¡Vete no quiero ver a nadie! ¡Necesito estar solo! — Gritó el menor con su
mayor tono de voz.

—Piénsalo, nuestra madre no resistiría perder a un hijo, sabes lo que se siente.

Namjoon se alejó despacio y regresó a la camioneta, no tardó mucho en ponerla en marcha


y perderse en el camino.
Jungkook se levantó del pavimento, ahora caminaba por el parque con las manos en sus
bolsillos, mirando a la luna, buscando una respuesta, buscando liberar su mente y obtener
un poco de paz, si tan solo no hubiera peleado con Taehyung ese día él seguiría aquí.

Tal vez aún estaría caminando a su lado.

Se sentó en uno de los corredores del parque contemplando las margaritas que tanto le
gustaban a Taehyung, cortó una y jugueteó con ella entre sus manos.

Esta flor se parece tanto a ti, pero al igual que ella no pude protegerte.

Los minutos transcurrían y se volvieron horas, el frío de la noche era cada vez más fuerte,
pero Jungkook aún continuaba perdido en el mar de culpa y remordimiento que había
surgido dentro de sí mismo.

El vibrar en el bolsillo de su pantalón hizo que reaccionara dando un pequeño salto, era su
teléfono celular que empezaba a sonar.

De mala gana deslizó el dedo por la pantalla para contestar la llamada de su hermano,
Namjoon.

—Regresa a casa ahora, Taehyung ha empeorado. —Jungkook tragó frío y dejó que su
celular cayera al suelo sin importancia.

¿Cuatro años? Quizá cuatro años fue el último regalo que la vida le dio a Taehyung, ahora
reclamaría a una de las flores más hermosas de la Tierra que adornaría otro lugar, en el
cielo.

Pero, ¿y si Taehyung no aceptaba partir aún?

¿Y sí su alma no encontraba el camino para marcharse?

El corazón de Jungkook fue aún más fuerte que su mente, en lugar de ir a casa como su
hermano le había pedido, corrió en dirección de regreso al hospital sin importarle que
encontraría a Yoongi ahí.
El viento golpeaba su rostro con brusquedad haciendo que sus mejillas se enfriaran y el
ligero sangrado en su rodilla parecía no importarle en lo absoluto ahora, Jungkook corrió sin
detenerse hasta llegar al hospital.

Tomó aire en la puerta y entró de una vez. Su corazón empezó a latir más rápido que
nunca.

El miedo se apoderó de su cuerpo dándole pequeños escalofríos que recorrían su torso


como si fuesen pequeñas descargas eléctricas, miro de un lado a otro buscando algo,
buscaba al doctor que estaba a cargo de Taehyung pero no pudo encontrarlo, dándose por
vencido subió hasta el cuarto piso donde estaba la habitación de Taehyung.

Miró a través del vidrio de la ventana de la habitación y el rostro furioso de Yoongi lo recibió
con hostilidad. Soltando la mano de Taehyung se acercó a la puerta de la habitación para
recibir a Jungkook.

—¿Por qué estás aquí?—Dijo Yoongi mirando de arriba a abajo a Jungkook.

—Nam... Namjoon me dijo que Tae había empeorado yo quería saber cómo estaba.
—Musitó Jungkook encogiéndose de hombros mientras desviaba su mirada hacia otro
punto lejos de Yoongi.

—Puedes pasar a verlo. —Afirmó Yoongi con voz débil.

—Yo en verdad te lo agradezco. —Jungkook intentó tomar las manos de Yoongi pero él
mayor las apartó.

—Hemos decidido desconectar a Taehyung.

La noticia le heló por completo la piel, pero su esperanza también había desaparecido
después de cuatro años, aunque trató de engañarse a sí mismo sabía que era en vano
tenerlo aún conectado, su cerebro no volvería a funcionar y Jungkook era consciente de
ello.

—Ya han pasado cuatro años, y el dolor aún sigue intacto, ya no podemos soportarlo, mi
madre también está sufriendo. —Prosiguió Yoongi
—Tú sabes que la enfermedad que Taehyung tiene en su corazón fue heredada por mi
madre.

—Jungkook, no soportaría perder también a mi madre. —Continúo Yoongi dando una


palmada en el hombro de Jungkook. Ya no estaba enojado, ya no podía guardar rencor,
aunque odiará a Jungkook con toda su alma eso no le devolvería a Taehyung.

—Despídete, las enfermeras llegarán en treinta minutos. —Sollozó Yoongi limpiando con la
manga de su suéter las lágrimas que empezaban a caer más fuertes, más ardientes que
nunca.

El día que tanto había evitado y que tanto había temido estaba ahora en sus manos, la
muerte de su hermano estaba a un abrir y cerrar de ojos. Con la nariz enrojecida salió un
momento al pasillo para retomar aire.

Nunca había experimentado ese dolor en el pecho, incluso el respirar dolía, pero dolía
menos el saber que su hermano dejaría de sufrir.

Jungkook se acercó a la camilla de Taehyung reteniendo sus lágrimas, quería memorizar su


rostro, despacio, guardarlo en su corazón y tatuarlo en la corteza de su corazón para nunca
olvidarlo y siempre que volviera a contar la historia recordarlo con aquella expresión serena,
quería recordar el color canela de su piel, la sombra de sus largas pestañas plasmarse en
su piel, su descolorido cabello, pero sobre todo esa tranquilidad en su rostro como si tan
solo estuviera tomando una siesta, una de la que Taehyung no despertó.

—Te dejaré ir... —Musitó pegándose suavemente al oído de Taehyung para después
elevarse lentamente y besar su frente despacio, deseando borrar de su mente la última
imagen que Taehyung pudo ver de él.

—Ahora puedes marcharte... —Jungkook miró por última vez a Taehyung y salió de la
habitación, en el pasillo encontró los ojos llorosos de Yoongi y extendió sus brazos, Yoongi
lo abrazó por primera vez, después de cuatro años ya no podía sostener los mil pedazos de
su corazón por sí solo.

Se pudo escuchar el sonar de la suela del zapato de alguien acercarse, Namjoon corría
hasta la habitación de Taehyung y al llegar la escena le rompió el corazón, Jungkook
sostenía a Yoongi por la espalda.
Las enfermeras entraban en la habitación y finalmente el doctor a cargo llegó. El sonido
frecuente de las máquinas de Taehyung se escuchaba hasta el pasillo, pero en un momento
simplemente dejaron de sonar.

Lo que ahora se podía escuchar era el fuerte llanto de Yoongi, su hermano pequeño se
había ido, para siempre. Jungkook retenía sus lágrimas intentando darle fuerza a Yoongi, al
volver a entrar a la habitación las máquinas estaban apagadas y la fina tela blanca recubría
por completo a Taehyung.

Taehyung podía descansar finalmente.

La partida de Taehyung y el invierno llegaron al mismo tiempo, la nieve caía cobijando a


todos en el campo santo. Reunidos alrededor del féretro siendo enterrado en la húmeda
tierra, mientras dejaban caer sobre el ataúd las margaritas blancas que Taehyung tanto
amaba.

El camino de regreso a casa nunca se había sentido tan amargo, la nieve que caía sobre su
cabello ya no le divertía, la risa de los niños del vecindario jugando con los copos de nieve
ya no podían alegrarle. Esta sería la primera vez que Jungkook contemplaría la luna solo,
sin una llamada de voz de Taehyung y sin tenerlo junto a su pecho.

Los ojos le dolían de tanto llorar y su garganta parecía haberse inflamado también.
Taehyung no estuvo más para poder secar sus lágrimas, no estaba para darle ese último
abrazo, ese último beso, el toque de la última de caricia era lo único que tenía ahora, el
suave toque de sus manos que el invierno borraría. Por más lágrimas de arrepentimiento y
dolor que tuviera nada le regresaría a Taehyung. Él había muerto...

Con el corazón destrozado y el alma fuera de sí, permaneció en su habitación


contemplando la ventana mientras veía la nieve caer y el día oscurecerse. La lista de
reproducción en su celular le recordaba aquella sonrisa rectangular, podía sentir aún en sus
dedos la suavidad de la piel de Taehyung, en la habitación resonaba su risa aunque él no
estuviera ahí. La casa que había construido con sus ilusiones se había roto.

Atormentado por las voces dentro y fuera de su cabeza cubrió sus oídos intentando repeler
aquellos susurros, sus hombros temblaban y sus lágrimas caían aún más ardientes. Buscó
una salida que le permitiera librarse del dolor un instante. Con la cara enrojecida subió
hasta la terraza del edificio.

Se posicionó firme en la orilla y extendió sus brazos tomando un poco de aire, mezclándose
con la helada brisa que acariciaba sus mejillas y movía la tela de su camisa. Se dejó
absorber por aquella sensación y apretó los ojos manteniendo el equilibrio para no caer.
Cuando su corazón le indicó estar un poco más tranquilo regresó hasta una de las
lavanderías de la terraza y se sentó elevando la vista al cielo.

Busco consuelo entre las estrellas sin hallarlo.

Ahora me queda contemplarte como si fueras una estrella

Dijo para sí mismo conteniendo las lágrimas, cambiando la dirección de su mirada esta vez
hacia la luna, haciéndole perder un momento la noción del tiempo, ¿Por qué la luna era de
color azul aquella noche?

¡Gracias por leer! ¿Te gustó el capítulo?

Las amo lucecitas...

- 03
¿Has pensado donde va tú alma después de morir?

¿Hay algún hechizo mágico que te permita quedarte un poco más después de haber
muerto? ¿Las alas podían crecer en realidad?

Pero... ¿Has escuchado la leyenda de la luna azul?

Cuando en la noche al mirar al cielo puedas ver la enorme luna, no blanca, sino de color
azul, pídele por aquel deseo ardiente en tu corazón y entonces la luna te lo concederá, pero
esto pasará una sola vez después de cuatro años.
Jungkook tenía un deseo y en el cielo se contemplaba la luna azul.

Desde la lavandería continuaba contemplando la luna sin tener respuesta, perdido en el


pigmento azul, sus lágrimas se detuvieron un segundo. El clima era más frío cada vez, si
tan solo los brazos de Taehyung estuvieran con él, no sentiría frío.

Se abrazó así mismo rodeando su cintura con sus brazos. Y empezó a quebrarse
nuevamente más rápido que la nieve al caer.

Mirando hacia la luna suplicó desde el fondo de su corazón, déjame verlo una vez más,
déjame pedir perdón por última vez, entonces una brisa fría recorrió aún más su cuerpo
haciéndole estornudar, contempló por última vez el cielo y regresó a su habitación.

—Jungkookie... mamá preparó la cena, ¿vendrás a cenar? —Preguntó Namjoon cuando lo


vio regresar, el menor negó y volvió a recostarse en la cama mirando la ventana.

—Jungkook, él debe estar mejor allí afuera, lo que él tenía no podía llamarse vida.

—Fue mi culpa, todo fue por culpa mía.... —Jungkook restregó con fuerza su rostro jalando
a su vez mechones de cabello.

—Sí él estuviera aquí no le gustaría verte así... ¿él sería feliz si te observará de esa forma?
¿Tus ojos lucen como los que él recordaba, ahora? ¿Este es el Jungkook que Taehyung
quería?

—No podemos retroceder el tiempo, pero podemos hacer que el futuro mejore.

—Haz que Taehyung esté orgulloso de ti desde el lugar en donde esta. —Namjoon dio una
suave palmada en la espalda de Jungkook y sonrió con dificultad.

Extendió su mano y llevó a Jungkook a cenar.

El tiempo continuaba matando su corazón, debía ser fuerte por Taehyung, por su hermano,
por Yoongi, lo sabía muy bien pero ahora solo quería respirar un poco y llorar hasta sentirse
más ligero.
Cuando finalmente pudo conciliar el sueño pudo sentir cerca de su rostro el resonar ligero
de algo pesado y una ligera brisa con aroma a... ¿canela? ¿canela como el perfume de
Taehyung? Jungkook se frotó la nariz y abrió los ojos buscando de dónde provenía aquel
olor, pero no pudo ver nada a su alrededor, solo oscuridad. Volvió a cerrar los ojos
intentando dormir, pero aquel fragante aroma no se lo permitía.

Con los ojos cerrados sentía como la esencia perfumaba la habitación. Esto está solo en tu
mente, solo lo estas imaginando, habló para sí mismo, habían aromas parecidos pero
ninguno se igualaba al de Taehyung, ninguno era como el aroma de la habitación en ese
momento.

—Sal de tu imaginación ahora, no es bueno allí.

Escuchó un susurro en su oído, pero al abrir los ojos no encontró nada por segunda
ocasión, Jungkook presionó sus oídos con sus palmas y apretó los ojos con fuerza. Aquella
noche no pudo dormir y la secuencia continuaría repitiéndose por una semana, el aroma a
canela y la brisa de algo moverse no le permitía descansar, al principio aquello le aterraba
pero después perdió el miedo. Continuaba sin poder dormir aun después de haberse
cumplido el primer mes de luto.

Hoy se cumple un mes de la partida de Taehyung, el tiempo había pasado en un abrir y


cerrar de ojos, Jungkook se mantuvo distraído presentando nuevos cuadros en nuevas
galerías, durante el lapso del mes se dio a conocer como "el artista de las líneas blancas"
pues todas sus obras eran representadas por líneas, todas con un mismo patrón, el de un
hombre sintiéndose atraído a un agujero negro que a su vez empezaba a absorberlo.

El semestre acabaría pronto y únicamente faltaría su tesis y sería oficialmente un artista


plástico.

En el día trabajaba intensamente pintando y diseñando, en las noches miraba hacia el techo
hasta que aquella fragancia a canela apareciera, entonces cuando la sentía podía dormir.
Se había acostumbrado a aquella esencia que le acariciaba las mejillas todas las noches.

Todos insinuaban que el luto de Jungkook no era "el adecuado".

"Alguien que está de luto no hace tantas pinturas, no sale después de unos días como si
nada, no sonríe como él lo hace" era lo que constantemente escuchaba Jungkook en los
pasillos de la facultad, pero su luto iba más allá de lo que se podía percibir. Su luto era
plasmado en cada cuadro, cada línea representaba su dolor y sus obras estaban llenas de
ellas.
Después de un mes continuaba sintiendo aquella soledad en el pecho. Pero ahora sentía
consuelo al pintar. En una noche de insomnio tomó uno de los blancos lienzos y lo colocó
sobre el soporte de madera, buscó entre sus cajones los pinceles y acuarelas. Otra vez
sentiría como sus heridas sangraban mientras movía el pincel.

Puso en reproducción la misma canción que escuchaba al pintar, The Cinematic Orchestra -
To Build A Home, y cerró los ojos recordando aquella expresión serena que vio en Taehyung
por última vez en el hospital, cada rasgo, cada milímetro se había impregnado en la corteza
de su corazón.

Se dejó envolver un momento por la melodía y su mano empezó a moverse mientras tenía
los ojos cerrados, la melodía continuaba sonando.

And I built a home for you

— For me...

Respondió una voz ronca desde atrás, era... ¿acaso era la voz de Taehyung?

Es solo mi mente, por el trabajo, pensó Jungkook extrañado, abrió los ojos despacio seguro
de que aquello era un producto de su imaginación, extrañaba a Taehyung tanto que ahora
estaba escuchando su voz.

Pausó la canción y empezó a guardar los pinceles, el aroma a canela acarició nuevamente
su mejilla pero ahora podía sentir algo que hacía presión sobre ella. Dirigió la mirada hacia
el costado, ¿él en verdad estaba ahí? Quizá al abrir y cerrar los ojos la ilusión
desaparecería.

Hizo tal acción y aun así, aquel rostro de piel tostada y aroma a canela estaba frente a él,
Taehyung estaba ahí. Ya no tenía que imaginarlo en su mente, lo encontró aquella mirada
cálida que no había visto en cuatro años, el color de los ojos cafés que empezaba a olvidar
parecían brillar más que nunca, y no le importaba si aquella ilusión desapareciera en unos
segundos, lo que más anhelaba era verlo otra vez no importaba si fuera por un solo
segundo.

Pero la ilusión no se fue permaneció por más tiempo allí.


Era Taehyung, lo observaba con la misma mirada cálida de hace cuatro años y con una
pequeña sonrisa esbozada en su rostro, vestía de negro ocultándose entre la oscuridad.

—¿Eres real, en verdad eres tú? — Musitó con los ojos cristalizados, sintiendo como si el
corazón se le fuera a salir del pecho y una sonrisa tan grande como su felicidad se apoderó
de sus labios.

Taehyung posó su mano sobre la mejilla de Jungkook acariciando en semicírculos, era el


mismo toque que Jungkook recordaba, sus manos ya no estaban ásperas, ya no tenía
máquinas ni agujas conectadas a ellas, estaba libre. Jungkook sintió el rocé en su piel y sus
lágrimas empezaron a deslizarse.

—Soy yo Jungkook... estoy aquí. —Taehyung tomó el rostro de Jungkook con suavidad y lo
pegó hacia él haciéndole sentir esa calidez que ambos tanto extrañaban.

—Cuando vuelva a abrir mis ojos tú te marcharas... —Sollozó, Taehyung guardo silencio
separando sus manos del rostro de Jungkook y espero que volviera a abrir y cerrar sus ojos
por segunda vez.

—No entiendo porque sigues aquí, he tenido este sueño tantas veces, ¿por qué ahora no
puedo despertar? —Comentó

—Soy real, puedes verme Jungkook, puedes sentirme.

Taehyung entrelazó su mano con la de Jungkook y en su interior hizo renacer una parte de
él que había muerto desde hace cuatro años y un mes.

—También puedes ver... mis alas...

Taehyung se separó y caminó unos pocos pasos hacia atrás, encogió sus brazos al mismo
tiempo que extendía sus alas, eran negras, grandes y varias plumas cayeron en la
habitación al abrirlas.

Jungkook observaba desde atrás, asombrado por las imponentes alas negras que
ocupaban un gran espacio en la habitación. El latir de su corazón parecía estar más
acelerado que nunca. Sus ojos recorrían en un constante vaivén a Taehyung, su cuerpo, su
rostro, sus manos, sus alas.
—Eres... ¿eres un fantasma? —Titubeó

—Soy un ángel, soy la pequeña brisa que acaricia tu mejilla en las noches, soy el aroma
que perfuma tu habitación, soy la silueta que te cuida al dormir.

—¿Por qué puedo verte? Cuando papá murió nunca volví a verlo, solo tuve sueños, ¿por
qué puedo verte?

—¿Me temes? —Preguntó Taehyung con voz suave. Jungkook negó.

—Tengo miedo que te marches.

—No me marcharé esta noche. —Afirmó

—Cuando despierte en la mañana ya no podré verte. —Dijo acercándose a Taehyung.

—Podrás verme esta noche.

—¿Por qué solo esta noche? ¿Por qué no podré verte mañana?

—La luna, la luna me envió. —Jungkook lo miró, sin entender lo que Taehyung intentaba
explicar y el ángel adivinó que debía ser más claro.

—Cuando todo se volvió oscuro otra vez, pude verlos, pude ver a Yoongi llorar y pude verte
abrazarlo, tu hermano también estuvo allí, y sentí como si mi cuerpo fuera cual hoja de
papel pero con algo pesado sobre mi espalda, mis alas, no sabía a donde seguir, no pude
encontrar aquella entrada brillante.

—Entonces decidí caminar junto a ti y estuve cuando le pediste a la luna que te permitiera
verme.

—¿Recuerdas el color de la luna aquel día? Era azul, ¿lo recuerdas, verdad? —Jungkook
asintió sin dar palabras
—¿Has escuchado la leyenda de la luna azul?

—Cuando en la noche al mirar al cielo puedas ver la enorme luna, no blanca, sino de color
azul, pídele por aquel deseo ardiente en tu corazón y entonces la luna te lo concederá, pero
esto pasará una sola vez después de cuatro años.

—Yo soy aquel deseo que la luna te concedió, Jungkook. —Explicó acercándose.

—Por eso puedes verme, puedes tocarme, pero solo durará esta noche, después no podrás
verme en cuatro años.

Jungkook se quebró e intentó retener sus lágrimas, tenía más de mil cosas por decir pero
justo ahora su corazón quemaba y su garganta ardía.

—Llévame junto a ti, dame alas también, quiero marcharme contigo. —Suplicó sosteniendo
las manos de Taehyung.

—No puedo hacerlo, debes continuar aquí y ver el mundo que no pude contemplar de
cerca.

—Tú seguirías conmigo, si yo tan solo... —Taehyung interrumpió a Jungkook y colocando


un dedo sobre sus labios le indicó guardar silencio.

—Nadie tuvo la culpa, mírame Jungkook, ahora estoy bien y mi corazón ya no duele ni
tampoco quema.

—Todas las tardes en el hospital pude verte, pude sentir el roce de tus manos aunque no
podía responder, tampoco podía moverme para secar tus lágrimas, pero siempre estuviste
junto a mí, sin dejarme Jungkook.

—Y sí, ahora no puedo acompañarte no puedo tomar tú mano como lo hacía antes, pero te
acompañaré, seré la brisa que refresque tu rostro el aroma que perfume tu camino.

—Desearía haber controlado mis palabras, desearía no haber dicho que "no quería
conocerte", tú no deberías estar... —Jungkook rompió en llanto y su voz se hizo débil hasta
perderse.
—Muerto. —Completó Taehyung con una sonrisa sin recriminarle nada a Jungkook.

—Jungkook, todo está bien, tú seguirás aquí y yo estaré a tu lado.

—Yo te perdono, Jungkook. —Taehyung abrazó a Jungkook pegándolo a su pecho, no


guardaba rencor, se sentía aliviado al ya no estar conectado a máquinas y al no tener que
tomar medicamentos toda la vida. Se había marchado tal como había llegado al mundo,
tranquilo y sin nada.

—Perdono el que te hayas retractado de lo que dijiste aquel día. Pero no debes disculparte
por mi muerte.

—¿Entiendes?

—Disfruta esta vida por ambos ¿está bien? Compartiremos alegrías y tristezas juntos aún si
yo no estoy aquí.

—Yo no quiero que te marches... Taehyung no puedo seguir solo. Necesito verte, tocarte,
tenerte junto a mí como antes y no solo en una noche.

—Entonces mírame, mírame ahora, tócame ahora. Querías volver a ver mis ojos, puedes
verlos ahora, puedes sentir el calor de mis manos esta noche.

—Podría quedarme despierto toda la noche y no me cansaría de observarte.

—Ven, recuéstate. —Taehyung sujetó la mano de Jungkook y lo encaminó hasta la cama.


Levantó las cobijas y acomodó las almohadas para que Jungkook descansara.

—No quiero dormir aún. No quiero soltar tu mano.

—Entonces no la sueltes, recuéstate, cuando diga "tres" todos los malos recuerdos
desaparecen y ya no te sentirás triste, cuando diga tres tus cicatrices sanarán.

—Pero...
—Uno, dos...

—Tres...—Dijo casi en un susurro Taehyung se inclinó hasta Jungkook y depositó un beso


en su frente borrando todos los recuerdos malos, borrando el dolor y la aflicción en su
corazón.

Jungkook cedió e instantáneamente cerró sus ojos cayendo dormido. Taehyung contempló
la escena y se quedó sosteniendo la mano de Jungkook.

—Volverás a sonreír aunque no esté contigo, Jungkook.

Contempló cada milímetro de su piel, la cicatriz en su pómulo, el pequeño lunar que se


posaba en su frente y en la punta de la nariz. Taehyung también quería grabar el cuadro de
Jungkook en su corazón.

Permaneció junto a él hasta que el amanecer llegó mostrándole que debía marcharse.
Entonces tomó la mano de Jungkook y la posó sobre su pecho haciendo presión.

—Me iré ahora pero volveré después de cuatro años. —Musitó cerrando los ojos, la luz del
sol cobijó la habitación y al mismo tiempo Taehyung desapareció como pequeños destellos
de luz.

Uno se reflejó sobre los párpados de Jungkook haciendo que abriera sus ojos, Taehyung se
había ido, él hubiera pensado que aquello fue un sueño, pero junto a su almohada había
una pluma negra.

Como si aquel "uno, dos, tres" fuera un pequeño truco de magia, había funcionado en la
vida de Jungkook, quien pudo dormir con tranquilidad nuevamente en las noches y podía
sentir aquel aroma a canela y la brisa acariciando sus mejillas. Taehyung siempre estuvo
con él.

El invierno terminó, se aproximaba la primavera, el otoño y verano, estación tras estación


los años fueron pasando, y ahora Jungkook era conocido en toda Seúl por sus cuadros,
había obtenido finalmente su título universitario como artista plástico. "El artista revelación,
primero las líneas, ahora son plumas, ¿con qué obra nos asombrará el siguiente inverno el
joven pintor?" Era el encabezado de los periódicos.
Varias galerías tenían los ojos puestos en Jungkook, estaba disfrutando su vida como
Taehyung lo había deseado.

Y los años pasaron llenos de altos y bajos, cumpliéndose así, cuatro años.

Pero ya no se sentían igual, la presión en su pecho había desaparecido, las lágrimas en las
noches se detuvieron, pero siempre estuvo aquella brisa y aroma. Ahora después de cuatro
años que habían pasado fugazmente volvería a ver a Taehyung, ya no tenía la necesidad de
retenerlo, quería que sea finalmente libre, quería librarlo de aquel "hechizo" que le hacía
permanecer en la Tierra como un ángel.

Espero como nunca que la noche llegara en su habitación. Primero vio hacia el cielo,
nuevamente después de cuatro años había luna azul. Y pidió desde su corazón un deseo
pero esta vez no sería para él.

En el rincón de la habitación espero porque Taehyung llegará y el penetrante aroma a


canela lo confirmo, el ángel de alas negras había venido a visitarlo por segunda vez. El
sentimiento ardiente en su corazón volvió a aparecer al igual que el cosquilleo en su
abdomen, estaba tan feliz como si fuera la primera vez que lo veía.

Había esperado cuatro años para volver a sentir su calidez y tomarlo de las manos. Habían
pasado largos inviernos en los que recordaba a Taehyung y finalmente llegó el que tanto
había soñado.

Taehyung apareció al costado de la habitación con una sonrisa resplandeciente, pues había
vivido de cerca los logros de Jungkook había sido parte de forma indirecta de su vida, pero
aun así quería escucharlo de sus propios labios, quería escuchar la voz de Jungkook
diciendo que estaba bien.

—¿Eres feliz, Jungkook? —Preguntó Taehyung.

—Lo soy Tae, soy feliz ahora. —Respondió con euforia y con los ojos tan rasgados que
podían ocultarse en su rostro.

—¿Tú eres feliz, Taehyung? — Cuestionó

—Soy feliz si tú eres feliz.


Jungkook inclinó la cabeza ante la respuesta.

—¿Puedo preguntarte algo? ¿Nunca sentiste curiosidad por saber que hay atravesando la
luz?

Taehyung asintió y siguió a Jungkook con la mirada quien se dirigía a la ventana de la


habitación que también conducía al balcón.

—Hoy...

—Hay luna azul. —Completó Taehyung.

—Deseo que mi ángel custodio pueda encontrar la luz. —Musitó.

Taehyung abrió los ojos sorprendido, Jungkook lo estaba dejando ir, estaba dejando su alma
en libertad, la parte que continuaba retenida aquí ahora fue absuelta.

—Te liberaré Taehyung...

—Jungkook...

—¿Puedes verla, puedes ver la luz que debes seguir Taehyung?

—Yo... puedo, puedo verla justo cerca de ti. —Afirmó Taehyung.

—¿Puedes darme algo antes de partir? —Preguntó Jungkook, él sabía que después de que
Taehyung cruzará aquella luz nunca volvería a verlo, su ángel partiría para siempre.
Taehyung afirmó mostrando aquella sonrisa rectangular que Jungkook adoraba sanando
finalmente la última grieta en su corazón.

—Solo quiero sentir el rocé de tus labios por última vez.


Jungkook se encogió de hombros y cerró lentamente los ojos, aquello era lo único que le
faltaba recordar. Sintió el calor del contrario acercarse despacio y cuando menos lo pensó
sus labios se rozaron tímidamente como si aquel fuera el primer beso. La sensación más
gratificante de su vida. La dulzura que había olvidado ahora estaba junto a sus labios en un
movimiento suave y delicado.

Taehyung se separó y sonrió.

—Siempre te recordaré, Jungkook. — Dijo mientras besaba su frente.

Jungkook se abalanzó a sus brazos sintiendo el cuerpo de Taehyung por última vez,
guardando en lo más profundo de su corazón aquella calidez, dirigió la mirada hacia los ojos
cafés de Taehyung y tomó una fotografía con su corazón que conservaría en su alma hasta
el día de su muerte.

—Siempre estarás conmigo, aquí. —Jungkook tomó la mano de Taehyung y la colocó sobre
su corazón.

—Una parte de mi corazón siempre latirá por ti. — Pequeñas lágrimas cayeron de sus
mejillas, aquella era la última despedida.

Taehyung extendió sus alas que de un momento a otro habían cambiado de color al igual
que su ropa, ahora eran blancas, llanas y tan puras que lucían exactamente como las de un
ángel, las elevó del suelo y las extendió hacia su costado al hacerlo una pluma cayó como
de costumbre en la alfombra.

—Sé feliz, Jungkook... yo también lo seré. —Taehyung abrazó por última vez a su eterno
amante, depositó un beso sobre su frente y cambió de dirección rumbo a aquella luz que
únicamente él podía ver. Al llegar al inicio de aquel túnel dirigió la mirada cristalizada a
Jungkook por última vez.

—Te amaré por siempre.

Musitó y se adentró en aquel túnel, perdiéndose para siempre. Dejando a Jungkook


nuevamente solo, pero esta vez estaría bien. Sus rodillas temblaron un instante y tocaron el
suelo, la palma de su mano había rozado con la pequeña pluma blanca.
Entonces la sujetó entre sus manos y la guardó junto a la pluma negra. Su vida debía
continuar pero ahora llevaba marcado muy en el fondo la esencia de Taehyung que no
volvió a aparecer más en las noches, se había ido, tampoco podía sentir la brisa acariciar su
mejilla.

Cada invierno caminaba hasta el balcón de su habitación, pasando los años, uno a uno,
cuando se volvieron a cumplir cuatro años, la luna azul volvió a aparecer pero esta vez
Jungkook no tenía ningún deseo.

Solo quería mirarla desde abajo pensando en Taehyung mientras la observaba. Ocho años
después Jungkook continuaba sintiendo aquella caricia en su mejilla y al cerrar los ojos
continuaba recordando aquella mirada cálida.

Ocho años después Jungkook continuaba amando a Taehyung como el primer día. Buscó
entre los cajones donde tenía guardado las plumas de color negro y blanco y se detuvo al
sentir como sus manos rozaron con una fotografía antigua que empezaba a olvidar, volvió a
experimentar las sensaciones de aquel día en un segundo, apretó ligeramente los ojos
mientras pegaba la fotografía a su corazón y en un suspiro exclamó.

—Te amo, Kim Taehyung


—Te amo, Kim Taehyung

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