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“AÑO DEL FORTALECIMIENTO DE LA SOBERANÍA NACIONAL”

UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

“EL QUEBRANTAMIENTO DEL DEBIDO PROCESO EN EL JUICIO POLÍTICO POR


INFRACCIÓN CONSTITUCIONAL”

AUTORES:

Jara Rodríguez, Diandra Sofia.

Tamay Nuñez, Valeria Solange.

DOCENTE: Dra. Ortecho Aguirre de Infante, Rocio Belu.

ASIGNATURA: Teoría General del Proceso.

TRUJILLO – PERÚ

2022
I

DEDICATORIA

A Dios en primer lugar, por

permitirnos concretar el presente

trabajo.

A nuestra estimada maestra Dra.

Ortecho Aguirre de Infante, Rocio

Belu por sus enseñanzas que día a

día nos forman como profesionales,

con un gran sentido de respeto a

nuestras opiniones y a las

participaciones dándonos la

oportunidad de defender nuestros

ideales en conversatorios durante la

clase, para forjar un país más justo.

A nuestros padres por su apoyo

incondicional, pues siempre están

pendientes de nuestras necesidades

y nos alientan a concluir nuestra

formación como abogados.


II

AGRADECIMIENTO

Le damos las gracias a Dios por

brindarnos su sabiduría en la

culminación del presente trabajo,

en segundo lugar, damos las gracias

a nuestra querida maestra Dra.

Ortecho Aguirre de Infante, Rocio

Belu que nos demostró su ayuda

incondicional y sus amplios

conocimientos para poder presentar

este trabajo de investigación del

curso Teoría General del Proceso

gracias totales.
III

INTRODUCCIÓN

“Una cosa no es justa por el hecho de ser ley.

Debe ser ley porque es justa”.

Montesquieu.

El debido proceso, sin lugar a dudas, debe ser uno de aquellos términos más utilizados

por la ciudadanía en general. Es frecuente escuchar: “se ha violado el debido proceso, han

vulnerado los derechos del debido proceso, no se ha respetado el debido proceso”, y en general,

al oír este concepto, siempre lo relacionamos como un sinónimo de injusticia. Esta expresión

pareciera redundante, ya que deducimos que todo proceso debe ser debido, pero definitivamente

esto no aplica en todos los casos. Lo primero que debemos de señalar es que el debido proceso

como tal no se circunscribe solamente al ámbito jurisdiccional, puesto que también se extiende a

todos los ámbitos como el administrativo, corporativo particular e inclusive en el ámbito político,

el cual analizaremos en el presente informe.

Basta recordar cómo expresidentes que han sido sometidos a investigación parlamentaria

han logrado, vía acción de amparo, que aquellos procesos se detengan alegando haber incurrido

en una vulneración al principio del debido proceso. Basándonos en este último punto explicado

respecto al ámbito político, hemos decidido realizar este exhaustivo informe investigativo,

indagando los hechos más trascendentales ocurridos en el transcurso del tiempo de nuestra

historia republicana en relación a las afecciones cometidas al debido proceso.

La idea de desarrollar este informe de investigación surge de lo vivenciado en los últimos

años en el marco de la coyuntura política, la cual ha ido decayendo cada vez más, provocando la

inestabilidad del país y generando una desconfianza por parte de la sociedad peruana hacia las

autoridades, dado que somos nosotros los que, a través de nuestro poder soberano, les otorgamos
IV

la potestad de representar a la ciudadanía en general; sin embargo, este grupo de personas

denominadas "políticos”, supuestamente actúan conforme a los principios jurídicos establecidos

en la norma; pero en realidad sabemos que es todo lo contrario, y son los hechos impregnados en

la historia del Perú los que confirman esta situación, puesto que son precisamente estos

funcionarios estatales los que utilizan nuestra norma suprema a manera de respuesta ante una

controversia que les afecte, utilizándola a su favor para satisfacer sus intereses personales, como

hemos testigos en estos últimos años.

El proceso en el que el Congreso determina la responsabilidad de los altos funcionarios

del Estado que hayan incurrido en alguna infracción a la Constitución, siempre ha generado gran

polémica, debido a que, en la mayoría de casos, se han encontrado una serie de irregularidades

que suponen arbitrariedades por parte del Cuerpo Legislativo, por lo que siempre se les ha

exigido el respeto a los derechos fundamentales y la necesidad de un procedimiento transparente

para los funcionarios sometidos a mecanismos de control, ya que, en razón de su labor, muchas

veces se encuentran más expuestos.

En razón a lo explicado y de manera conjunta nos planteamos la siguiente pregunta: ¿En

qué casos el juicio político vulnera las garantías y los derechos constitucionales de los

funcionarios públicos y cuáles son las soluciones que nos permitan evitarlo y llevar a cabo un

justo proceso?

Basándonos en la incógnita planteada, decidimos realizar esta investigación a partir de

nuestra posición de estudiantes, ciudadanos y futuros profesionales, con el objetivo de analizar

cómo el procedimiento del juicio político infringe los derechos y garantías constitucionales del

debido proceso. Asimismo, plantearemos soluciones para evitar estos casos que atentan contra
V

lo estipulado en el debido proceso. De acuerdo con lo expuesto, iniciaremos desarrollando los

siguientes temas en nuestra investigación:

En el primer capítulo, abarcaremos los aspectos de la problemática de nuestra

investigación.

En el capítulo dos se abordará el marco teórico, en el cual analizaremos la figura del

juicio político y el antejuicio, señalando sus antecedentes y conceptos.

En el tercer capítulo daremos a conocer, a través de nuestras doce constituciones, el

surgimiento del procedimiento parlamentario de acusación constitucional en el Perú y su

evolución en el tiempo hasta llegar a nuestra actual Carta Magna.

En el cuarto párrafo conceptualizaremos la figura de la infracción constitucional y el

debido proceso. En este último, señalaremos su ámbito de aplicación, así como también, los

derechos y principios que lo integran.

En el quinto capítulo desarrollaremos una exhaustiva crítica y análisis respecto a los

casos en los que se ha producido un quebrantamiento del debido proceso en sede parlamentaria.

Siguiendo la sucesión, en el sexto capítulo aplicaremos una encuesta seleccionando a un

determinado grupo de conocedores y analizaremos cada respuesta con su correspondiente

gráfico.

Finalmente, en el séptimo capítulo, presentaremos el análisis y discusión de los resultados

de investigación.

Después de exponer una breve introducción acerca del desarrollo de nuestra

investigación, esperamos que nuestro trabajo presentado sea de su total agrado, ya que este tema

no solo es relevante para las personas que están relacionadas al ámbito político y jurisdiccional,
VI

sino que su estudio nos corresponde a todos como ciudadanos de un Estado Constitucional de

Derecho.

Las autoras.

INDIC
VII

E
DEDICATORIA...............................................................................................................................I

AGRADECIMIENTO....................................................................................................................II

INTRODUCCIÓN.........................................................................................................................III

1 CAPÍTULO I : ASPECTOS DE LA PROBLEMÁTICA:....................................................XI

1.1 HIPÓTESIS: XI

1.2 VARIABLE INDEPENDIENTE: XI

1.3 VARIABLE DEPENDIENTE: XI

1.4 REALIDAD PROBLEMÁTICA. XI

1.5 JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA DEL ESTUDIO: XI

1.6 OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN: XIII

1.6.1 Objetivo General: XIII

1.6.2 Objetivos Específicos: XIII

2 CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO:.................................................................................XIV

2.1 EL JUICIO POLÍTICO: XIV

2.1.1 Antecedentes del Juicio Político: XIV

2.1.2 Concepto de Juicio Político: XVI

2.2 EL ANTEJUICIO POLÍTICO: XVI

2.2.1 Antecedentes del Antejuicio Político: XVII

2.2.2 Concepto de Antejuicio Político: XVIII


VIII

3 CAPÍTULO III: PROCEDIMIENTO PARLAMENTARIO DE ACUSACIÓN

CONSTITUCIONAL:..............................................................................................................XVIII

3.1 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1823: XX

3.2 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1826: XXI

3.3 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1828: XXII

3.4 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1834: XXIII

3.5 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1839: XXIV

3.6 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1856: XXIV

3.7 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1860: XXV

3.8 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1867: XXV

3.9 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1920: XXVI

3.10 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1933: XXVII

3.11 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1979: XXVII

3.12 La Constitución Política de 1993: XXVIII

4 CAPITULO IV: LA INFRACCIÓN CONSTITUCIONAL Y EL DEBIDO PROCESO:

XXX

4.1 INFRACCIÓN CONSTITUCIONAL: XXX

4.2 EL DEBIDO PROCESO: XXXI

4.2.1 Definición del Debido Proceso: XXXI

4.2.2 Ámbito de Aplicación: XXXI


IX

4.2.3 Derechos integrantes del debido proceso: XXXII

4.2.4 Principios Integrantes del Debido Proceso: XXXIV

5 CAPÍTULO V: ANÁLISIS Y CRÍTICAS DE CASOS SOBRE QUEBRANTAMIENTO

DEL DEBIDO PROCESO EN SEDE PARLAMENTARIA................................................XXXV

5.1 CASO ALAN GARCÍA PÉREZ: XXXV

5.1.1 Petroaudios: XXXVI

5.1.2 Carretera interoceánica: XXXVI

5.1.3 El Baguazo: XXXVII

5.1.4 Análisis: XXXVII

5.2 CASO JAVIER DIEZ CANSECO: XXXVIII

5.3 QUEBRANTAMIENTO DEL DEBIDO PROCESO EN LAS VACANCIAS

PRESIDENCIALES POR INCAPACIDAD MORAL PERMANENTE: XL

6 CAPÍTULO VI: RESULTADOS DE LA ENCUESTA APLICADA:.............................XLV

6.1 Gráfico 1: ¿Consideras que el Congreso respeta los principios integrantes del derecho al

debido proceso al momento de realizar el juicio político por infracción constitucional?: XLV

6.2 Gráfico 2: ¿Consideras que la incapacidad moral como causal de vacancia presidencial

estipulada en el inciso 2 del artículo 113° de la Constitución atenta contra el principio de

legalidad inmerso en el debido proceso?: XLVI

6.3 Gráfico 3: ¿Consideras que la causal de incapacidad moral como supuesto para llevar a

cabo el juicio político de la vacancia presidencial se utiliza de forma recurrente a favor de los

intereses del Congreso?: XLVII


X

6.4 Gráfico 4: ¿Crees que el Congreso de la República debería reformar su reglamento con

la finalidad de tipificar las infracciones constitucionales para garantizar un correcto

procedimiento en el juicio político?: XLVIII

7 CAPÍTULO VII: ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS DE

INVESTIGACIÓN:...............................................................................................................XLVIII

CONCLUSIONES........................................................................................................................LII

REFERENCIAS BIOGRÁFICAS...............................................................................................LV
XI

1 CAPÍTULO I : ASPECTOS DE LA PROBLEMÁTICA:

1.1 HIPÓTESIS:

El juicio político es una institución que vulnera las garantías y los derechos del debido

proceso en un caso de infracción constitucional por parte de un alto funcionario del Estado.

1.2 VARIABLE INDEPENDIENTE:

El juicio político como institución que afecta el debido proceso.

1.3 VARIABLE DEPENDIENTE:

Garantizar un eficaz procedimiento del juicio político que respete las respectivas

garantías y derechos comprendidos en el debido proceso.

1.4 REALIDAD PROBLEMÁTICA.

En los artículos 99 y 100 de nuestra actual Carta Magna se encuentra estipulada una

institución cuya aplicación sigue generando polémica en el Perú. Nos referimos a la denominada

infracción constitucional. Es utilizada como un mecanismo de control político del Parlamento

frente a las malas prácticas violatorias de la Constitución realizadas por funcionarios del más alto

rango. Como consecuencia, se genera un proceso sancionatorio, de carácter netamente político,

cuyos efectos producen la suspensión, destitución o inhabilitación de hasta por diez años del

funcionario público infractor de la norma suprema. Sin embargo, la aplicación del juicio político

en una infracción de carácter constitucional da lugar a la afectación de los principios y garantías

que comprende el debido proceso, es decir, la obligación que tiene el Estado de respetar los

derechos que posee una persona durante un procedimiento legal.


XII

1.5 JUSTIFICACIÓN E IMPORTANCIA DEL ESTUDIO:

La política no es solo un tema que compete a funcionarios públicos, abogados o

conocedores de la doctrina; la relevancia y los efectos que posee recae en toda la ciudadanía en

general. Por ello, la determinación sobre si un funcionario del Estado ha incurrido en un acto

condenado por nuestra Constitución es una tarea compleja que despierta el interés de la

población, más aún si se trata del Presidente de la República, puesto que el juicio político al

cargo más representativo de un país es una forma extrema de fracaso presidencial.

Esta determinación de responsabilidad está a cargo del Congreso y, como es sabido,

existe desde antaño un revanchismo político entre el legislativo y el ejecutivo, quiénes,

constantemente, se encuentran en enfrentamientos por la pugna del poder y las acciones que

ejerzan pueden significar la materialización de una venganza contra el adversario. Debido a que

el juicio político otorga significativo poder a quién la desempeña, esta actividad debe darse en el

marco del respeto al principio del debido proceso que posee toda persona en un Estado

Constitucional de Derecho, la cual es considera una garantía que debe ser respetada en una

investigación de cualquier índole, ya que es un componente esencial en un país democrático.

En razón a lo expuesto, consideramos que se debe dar un respeto irrestricto al debido

proceso en sede parlamentaria, puesto que toda persona posee los mismos derechos sin importar

el cargo que tenga, inclinación política, ideología, entre otras formas. Por lo tanto, la

investigación que se le realice a un funcionario público debe estar sujeta a determinadas reglas,

garantías constitucionales, principios u otros elementos del debido proceso.

En tal sentido, es de gran importancia analizar la estructura y regulación actual de esta

figura constitucional, para poder contribuir a la mejora y evolución de dicha institución, con la
XIII

finalidad de restaurar la seguridad jurídica que brinda la justicia, la cual es un pilar fundamental

para el progreso y desarrollo de un país.

1.6 OBJETIVOS DE LA INVESTIGACIÓN:

1.6.1 Objetivo General:

 El objetivo fundamental de nuestro trabajo de investigación es analizar si se respetan las

garantías y los derechos del debido proceso en los juicios políticos llevados a cabo por el

Parlamento; asimismo, crear propuestas y buscar soluciones para garantizar un eficaz

procedimiento de esta institución política.

1.6.2 Objetivos Específicos:

 Investigar las nociones generales de las figuras jurídicas del juicio y antejuicio político,

así como los antecedentes que poseen cada una de ellas.

 Indagar la génesis del procedimiento parlamentario de acusación constitucional a través

de las doce constituciones que ha tenido nuestro país en su historia republicana.

 Desarrollar los conceptos de infracción constitucional y debido proceso; así como

también, el ámbito de aplicación, los derechos y principios que lo integran.

 Averiguar y realizar una objetiva crítica sobre los casos de quebrantamiento del debido

proceso en sede parlamentaria.

 Conocer por medio de una encuesta, la opinión de los estudiantes del IV ciclo de la

carrera de Derecho respecto a nuestro tema “El quebrantamiento del debido proceso en el

juicio político por infracción constitucional”.

 Analizar y discutir los resultados obtenidos de nuestro estudio investigativo con la

finalidad de brindar métodos de solución que impidan atentar contra los principios y

derechos enmarcados en el debido proceso.


XIV

2 CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO:

2.1 EL JUICIO POLÍTICO:

El juicio político es un procedimiento de control y de contenido eminentemente político,

seguido en su totalidad ante el Congreso de la República, que se estableció desde 1993 en

nuestro ordenamiento constitucional peruano, este es un procedimiento parlamentario en el que

se tiene la potestad de sancionar al funcionario por razones de ámbito político. La finalidad que

se le otorga, es someter ante el Congreso a los más altos funcionarios señalados en el art. 99 de la

Constitución , a quienes se les imputa de responsabilidad penal o responsabilidad constitucional

derivada de los actos propios del ejercicio del cargo, para que el órgano determine si existe el

acto cometido para la acusación e imponga, de ser aprobada, la sanción será la de destitución del

cargo y la inhabilitación, que puede ser hasta por diez años o definitivamente, para el ejercicio de

toda función pública o cargo de elección popular.

2.1.1 Antecedentes del Juicio Político:

2.1.1.1 El Juicio de residencia español:

Este juicio político lo aplicaron los reyes de España en la etapa colonialista, aplicación que se

hacía a los altos funcionarios que, como los virreyes y otros funcionarios, ejercían tareas

gubernamentales, administrativas, judiciales y municipales en sus colonias, como el Virreinato

del Perú. Estos funcionarios debían dar razón de su gestión al finalizar el ejercicio de su cargo.

El proceso de juzgamiento realizado suponía una forma de poder defender los derechos de los

nativos frente a las colonias americanas; así como también, castigar a los funcionarios que se

excedían en sus facultades y atentaban contra estas poblaciones. El juicio de residencia era la

cuenta que daba un funcionario, tomaba a otro que había ejercido cargo público, de la conducta

que en su desempeño había observado y en la administración de su oficio. El juicio de residencia


XV

estuvo contenido en numerosas leyes dictadas por los diferentes reyes españoles y que

posteriormente han sido recogidas en la Compilación de Leyes de Indias, específicamente en

libro V del Tomo XV, por ejemplo, el Rey Carlos II dictó una ley en el año de 1667, la cual

indicaba el procedimiento que se debía seguir para residenciar a los virreyes de aquel entonces.

Riestra (1988) comenta al respecto que el poder que poseía el virrey era "El poder del Virrey era

inmensurable. En base a esto se le denominó como el "alter rex", que significaba “otro rey”, es

decir, era reconocido como una encarnación suprema del Estado en España. No obstante, había

una contingencia que limitaba el cargo vicerreal: el Juicio de Residencia; el cual podía terminar

con algunas penas de multa, confiscación de bienes o prisión; aplicables por el mal

funcionamiento del cargo y en otros casos la inhabilitación para ejercer el cargo, así como

también podía aplicarles el destierro.

2.1.1.2 El impeachment en Inglaterra:

Esta institución política surge en Inglaterra, exactamente en el 1376 bajo el denominativo de

impeachment. Tiempo después, el ordenamiento constitucional de Estados Unidos de

Norteamérica la acogió con el mismo término.

¿Qué es el impeachment? Para poder comprender el significado veamos su terminología, pues

proviene del inglés medio empēchement, que, según el Middle English Dictionary, significaba

las siguientes palabras: “acusación legal o cargo” (legal accusation or charge), “estorbo”

(hindrance), “acto de cuestionar o desacreditar” (act of calling into question or discrediting),

“impedimento” (impediment), “obstrucción” (obstruction), “obstáculo” (obstacle).

El impeachment es una antigua institución del common law que surgió en el siglo XIV en

Inglaterra, con una monarquía parlamentaria donde la Corona nunca podía ser procesada en

casos penales o civiles. En aquel entonces, existía un aforismo que reflejaba esta inviolabilidad
XVI

real: “el rey no puede actuar ilegalmente»”. Los funcionarios de la Corona poseían una

protección que resultaba imposible presentar un cargo en la Corte del Monarca contra algún

agente de la realeza. Sin embargo, la una elusión de esta regla era el impeachment, el cual

determinaba que se podía presentar una apelación ante el king in parliament. Cuando el agente

del rey estaba causando daño a los súbditos, mientras ejercía sus poderes en nombre del

soberano, el monarca podía juzgar a su funcionario.

En América Latina, el juicio político de la época colonial, que tenía por objeto conocer el

desempeño de los funcionarios públicos, fue incorporado a las cartas magnas de la nuevas

repúblicas y con el tiempo, tomó como ejemplo los elementos del impeachment estadounidense,

lo que creó instrumentos para que haga efectiva la responsabilidad constitucional del gobierno.

2.1.2 Concepto de Juicio Político:

Garcia Abraham (2008), precisa que el juicio político tiene sus antecedentes históricos en el

impeachment tanto británico, de orientación penal y el de EE.UU. de orientación política; y que

este es una institución de clara naturaleza política, que se lleva a cabo a través de un órgano

eminentemente de ese tipo, como es el Parlamento o Congreso. Sus fines, objetivos y actos

materia de su procedimiento son de ámbito político y que la finalidad es la protección del Estado

a través de una drástica moralización administrativa en base a la verificación de la ausencia de

un comportamiento calificado como virtuoso.

2.2 EL ANTEJUICIO POLÍTICO:

A través del antejuicio se busca que se levante la inmunidad o prerrogativa funcional de

un alto funcionario por probables delitos actos cometidos en ejercicio de sus funciones. La

acusación constitucional comprende el procedimiento mediante el cual se efectiviza el antejuicio

político.
XVII

El antejuicio, como se observa, es diferente al juicio político; pues, en el primer concepto,

el Parlamento no aplica sanción alguna al funcionario acusado, dentro de sus facultades se

encarga de decidir si se habilita o no la competencia penal del Poder Judicial y comprobar si

debe iniciarse o no el respectivo proceso penal en contra del político acusado. En consecuencia,

el Cuerpo Legislativo, después de una investigación, acuerda o no si existe la presencia de

indicios contundentes para levantar el fuero político y que el funcionario pueda ser procesado por

la perpetración de un delito cometido durante el ejercicio de sus funciones.

2.2.1 Antecedentes del Antejuicio Político:

La figura del antejuicio tuvo su desarrollo histórico después del juicio político, puesto que es una

institución que surge a partir de la conformación del juicio político o impeachment en Francia.

En otras palabras, debemos tener en cuenta que el nacimiento del antejuicio se debe al desarrollo

del juicio político en Francia, país que adaptó esta figura sin realizar muchas modificaciones al

impeachment inglés. Este mecanismo se entendió como el poder que se le otorgaba al Congreso

para reaccionar frente a las conductas penales contrarias a lo establecido en nuestra norma

suprema.

La Constitución francesa de 1791, establece que solo el poder legislativo tenía la facultad de

acusar a los ministros por los delitos cometidos durante el ejercicio de su cargo. Después de que

se formule correctamente la acusación, la responsabilidad era determinada por un órgano

conformado por 4 miembros del Tribunal de Casación y 24 jurados populares, o también llamado

Haute Court. Según lo explicado anteriormente, podemos notar las diferencias en el contenido y

origen del antejuicio en comparación con el juicio político, pues este último no se define como la

antesala de un proceso judicial. El impeachment y el procedimiento penal en Estados Unidos

siguen rutas independientes, ya que en aquel país ningún funcionario del Estado goza de
XVIII

inmunidad ante el Poder Judicial. Debido a esto, es probable que un funcionario del Estado

norteamericano sea acusado y posteriormente condenado por un juez, sin que previamente haya

sido destituido por medio del impeachment. El origen y desarrollo del antejuicio se debe,

probablemente, a las circunstancias particulares que se dieron, por una parte, en Estados Unidos,

ya que este pueblo es mayoritariamente de inglés, por ende, acogieron el modelo del Common

Law como expresión de su equilibrio de poderes y Estado de Derecho; de igual forma en

Francia, donde imperaba una constante pugna entre poderes para determinar si se continuaba con

la forma de gobierno monárquica o se convertía en una República como forma de limitar el

exceso de poder por parte de los gobernante a lo largo de la historia; en base a ello, su situación

era diferente y por lo mismo se trató de ordenar de una forma más eficaz su Estado de Derecho.

2.2.2 Concepto de Antejuicio Político:

El antejuicio es un procedimiento político-jurídico que levanta la inmunidad a los funcionarios

del Estado por supuestamente haber incurrido en la comisión de delitos relacionados con la

función pública, con el propósito de que sea el Poder Judicial el que establezca la

responsabilidad penal de los funcionarios acusados. Eguiguren (2008) nos expresa que el

antejuicio comprende una prerrogativa del Derecho Constitucional otorgada a los altos

magistrados del Estado, con el propósito de que no sean procesados penalmente ante el Poder

Judicial, sin previamente haber recibido la autorización del Congreso a través del procedimiento

estipulado, tanto en la Carta Magna como en el Reglamento del Congreso.

3 CAPÍTULO III: PROCEDIMIENTO PARLAMENTARIO DE ACUSACIÓN

CONSTITUCIONAL:

En primer lugar, es importante señalar el origen de la acusación constitucional, el cual

data en Inglaterra, aproximadamente en el siglo XIV, y bajo el denominativo “impeachment”


XIX

que, como lo indican distintos autores, era un juicio político, en otras palabras, un mecanismo

que servía para limitar las actuaciones del rey y controlar que no se sobrepase del poder que se le

otorga. Asimismo, era utilizado para imputar responsabilidad a los altos funcionarios, así como

también, a cualquier súbdito inglés. Esta acusación debía ser debidamente presentada por la

Cámara de los Comunes ante la Cámara de los Lores.

Conforme lo manifiesta García (2011), como acusación constitucional debemos entender

a aquel mecanismo procesal de control político cuya finalidad es promover, por una parte, la

defensa y eficacia de las instituciones y normas establecidas en la Constitución, contra el abuso

del poder y las infracciones que pudiesen cometer los altos funcionarios del Estado ; y por otro

lado, la intervención del Órgano Judicial, por medio de la Corte Suprema, en la investigación,

juzgamiento y posteriormente, la penalización de altas autoridades e inclusive de ex autoridades

estatales. Por ende, la acusación constitucional procede en aquellos funcionarios en los cuales

recaen denuncias que posean razonabilidad jurídica en dónde se indique la perpetración de un

hecho ilícito que haya sido cometido durante sus funciones estatales.

Asimismo, es importante recalcar que, a diferencia del impeachment (juicio político), el

antejuicio no implica que el Parlamento dicte una sanción hacia el acusado, sino que se encarga

de autorizar el inicio de un proceso penal a cargo de las instancias judiciales competentes. Es así

como lo expresa García Chavarri (s.f.) , el cual manifiesta que a través del antejuicio se busca

levantar la prerrogativa funcional o también llamada “inmunidad” de un alto funcionario público

por presuntos delitos cometidos durante el ejercicio de sus funciones. De igual forma nos indica

que el procedimiento mediante el cual se efectiviza el antejuicio es la acusación constitucional.

Desde inicios de la época republicana hasta nuestros días, el Perú ha tenido en su

totalidad doce Constituciones Políticas. En todas ellas, ha estado prevista la figura del antejuicio
XX

político como aquel mecanismo o institución que permite procesar penalmente a los funcionarios

del Estado por haber cometido ilícitos durante el desempeño de su cargo que atentan con lo

establecido en nuestra Carta Magna.

A continuación, basándonos en el punto de vista de Correa (2018), analizaremos cada una

de las Constituciones que ha tenido nuestro país con la finalidad de desarrollar de forma más

detallada el origen de este mecanismo de acusación constitucional.

3.1 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1823:

El antejuicio es una institución política que pertenece a nuestra tradición constitucional y

que se incorporó muy temprano en la ley suprema, específicamente, con la Constitución de 1823.

Esta norma fue creada por el primer Congreso Constituyente que tuvo como presidente a

Francisco Javier de Luna Pizarro un 12 de noviembre de 1823 y fue promulgada ese mismo día

por el que fue en su momento presidente, José Bernardo de Torre Tagle.

El artículo 78° de esta Carta Magna expresaba que el Jefe de Estado era responsable por

sus propios actos de administración. De igual forma, el artículo 84° de esta misma norma

estipulaba la responsabilidad in solidum (en conjunto) de los Ministros por las resoluciones que

fueran tomadas en común. Por otra parte, en el artículo 90 inciso 5, manifestaba que el Senado

era el llamado a declarar la procedencia de la formación de causa, es decir, la acusación contra el

Presidente o Ministros.

De igual forma podemos observar que en el Capítulo VIII, en su artículo centésimo,

inciso segundo indicaba que la Suprema Corte tenía la atribución de determinar la

responsabilidad del funcionario que ejerciera laborales dentro del Poder Ejecutivo, siempre y

cuando el Senado haya decretado, previamente, que hay lugar a formación de causa.
XXI

En vista a los expuesto, en esta Constitución que data del año de 1823, se puede notar el

surgimiento de características pertenecientes a la institución del antejuicio político, puesto que,

como bien lo hemos explicado, el Senado era quien otorgaba la autorización para que pueda

proceder la formación de causa, es decir, la acusación de un ilícito penal cometido por un alto

funcionario del Estado, para que después sea el Poder Judicial quien lleve a cabo el proceso

judicial contra dicha autoridad.

3.2 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1826:

Conocida también como la Constitución Vitalicia. Fue la segunda carta política del Perú

establecida por mandato del primer Congreso Constituyente y elaborada por Simón Bolívar.

Asimismo, su aprobación la otorgó el Consejo de Gobierno un 1 de julio de 1826 y ratificada el

30 de noviembre y jurada el 9 de diciembre del mismo año.

En esta constitución podemos observar la aparición de la figura del antejuicio político en los

siguientes artículos:

El artículo 105° hace mención a que el Supremo Tribunal de Justicia debe conocer las causas

criminales que se le imputa a los miembros de las Cámaras Legislativas, a los secretarios de

Estado y al Vicepresidente de la República, siempre y cuando el Congreso haya declarado haber

lugar a formación de causa.

Asimismo, el artículo 52° señalaba que la Cámara de los Censores debían acusar ante la Cámara

del Senado y; posteriormente, si este consideraba que la denuncia tenía un correcto fundamento,

entonces tendría lugar lo que se llamaba lo que en aquel entonces se conocía como Juicio

Nacional.
XXII

Por otra parte, el artículo 53° menciona que si los Senadores decidían votar en contra de la

acusación, entonces se podía apelar ante la tercera Cámara del Parlamento, es decir, los

Tribunos. Si este recurso era interpuesto con éxito, las tres Cámaras del Parlamento se reunían y,

basándose en los documentos que previamente habían sido presentados por los Censores,

decidían por mayoría absoluta de votos si había o no lugar para la formación de causa en contra

de los funcionarios del Estado. Si era procedente, entonces los autos se remitían al Supremo

Tribunal.

Conforme lo señala las características propias de la figura del antejuicio, los funcionarios

que atravesaban un proceso judicial automáticamente quedaban suspendidos en el ejercicio de

sus funciones estatales.

3.3 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1828:

Se originó y promulgó gracias al Congreso Constituyente de ese mismo año, el 18 de marzo por

José de la Mar, presidente en ese entonces. Estuvo en vigencia hasta el 10 de junio de 1834. Se le

considera como el modelo base o fundamental de las Constituciones posteriores que ha tenido

nuestro país.

La causal de infracción de la Constitución se establece definitivamente en este texto legal, es

decir, se desarrolla con más precisión la figura del antejuicio, puesto que en su artículo 22°

señalaba que la Cámara de Diputados del Congreso eran quiénes debían acusar ante la Cámara

del Senado a los siguientes funcionarios: presidente, vicepresidente, a los integrantes de ambas

Cámaras, a los Ministros de Estado y; por último, a los vocales de la Corte Suprema; siempre y

cuando hubieran perpetrado los siguientes delitos: traición, atentados contra la seguridad pública,

infracciones de la Constitución, concusión, y en general por cualquier otro delito que haya sido

cometido durante el desempeño de sus funciones.


XXIII

Por otro lado, el artículo 31° de esta misma Constitución establecía como atribución del Senado

tener conocimiento respecto a si había lugar de una formación de causa. Si se alcanzaba ,el voto

de los dos tercios de la Cámara de Senadores, entonces se suspendía al funcionario de su cargo.

3.4 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1834:

Realizada por la Convención Nacional el 10 de junio de 1834 durante el gobierno

provisional del mariscal Don Luis José de Orbegoso. Tuvo una duración hasta el 6 de agosto de

1836. Ese mismo año, comenzaron a regir las distintas Constituciones de la Confederación Perú

– Bolivia.

Esta Carta Magna establecía la institución del antejuicio y del procedimiento de

acusación constitucional de forma muy similar, casi idéntica, a la Constitución antecesora, es

decir, a la de 1828. Sin embargo, se pueden observar dos importantes adiciones: Por una parte, se

añade a los miembros del Consejo de Estado como parte de los altos funcionarios que están

sujetos a antejuicio. Por otro lado, se señaló que la acusación de un funcionario estatal ante la

Cámara de Diputados se podría realizar de oficio o también a pedido de cualquier ciudadano

peruano. Esta disposición es de gran importancia, puesto que se invita a la participación de la

sociedad en materia política.

Ahora bien, durante este periodo aconteció un hecho de gran importancia para la figura

del antejuicio, ya que se emitió la primer norma en regular esta institución y el procedimiento de

acusación constitucional, esta fue decretada bajo el nombre de “Ley de Acusación

Constitucional”, estipulada un 15 de junio del año de 1834. No obstante, las penas previstas para

los casos tipificados de infracción constitucional eran muy severas; por ende, esta ley nunca rigió

en la práctica.
XXIV

3.5 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1839:

Tuvo su origen en la ciudad de Huancayo el 10 de noviembre de 1839 y fue creada por el

Congreso General, por esta razón, también es conocida como “Constitución de Huancayo”. Se

promulgó el mismo día que fue generada, por el presidente y mariscal Agustín Gamarra. Estuvo

vigente hasta el 27 de julio del año 1855.

En esta Constitución se respetaba el modelo de antejuicio establecido desde 1823 y

consolidado en el texto legal de 1828. Sin embargo, podemos observar que, en el caso del Jefe de

Estado, se estipula que puede ser acusado solamente por atentar contra la unidad nacional y la

independencia, a diferencia de otros funcionarios públicos, los cuales podían ser acusados por

cualquier delito cometido durante el ejercicio de sus funciones. No obstante, lo explicado no

implicaba una alteración de la fórmula de acusación constitucional histórica.

3.6 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1856:

Esta Carta Magna tuvo su génesis en el Congreso un 13 de octubre de 1856 y fue

promulgada tres días después por el Presidente y Mariscal Ramón Castilla (con cargo

provisional). La vigencia de esta Constitución se extendió desde el 19 de octubre de 1856 hasta

el 13 de noviembre de 1860.

Este texto legal, en su artículo 61°, afirmaba que la Cámara de Senadores tenían como

función declarar procedente o no una acusación realizada por la Cámara de Diputados contra el

líder del Ejecutivo responsabilizándolo por haber faltado a lo establecido en nuestra

Constitución.

Por otra parte, el artículo 81°, concretaba los casos en que el Presidente de la República,

durante el ejercicio del cargo, debía tener responsabilidad penal.


XXV

Como podemos observar, la fórmula del antejuicio en esta norma es muy similar a las

Constituciones asesoras, es decir, la Carta Magna de 1856 mantuvo la tradición histórica

constitucional del Perú respecto a esta institución política.

3.7 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1860:

Esta Constitución es la que más duración ha tenido en la historia del Perú. Otorgada por

el Congreso el 10 de noviembre de 1860 y promulgada 3 días después por el Mariscal Ramón

Castilla (Presidente Constitucional Oficial). Su duración fue hasta el 29 de agosto del año 1867,

sin embargo, recobró su vigencia normativa por mandato del vicepresidente Pedro Diez Canseco

en enero de 1868.

Conforme lo indica esta norma en su artículo 64°, era función de la Cámara de diputados,

acusar ante los Senadores a los siguientes altos funcionarios: Jefe de Estado y sus ministros, a los

integrantes de ambas cámaras del Parlamento, a los vocales pertenecientes a la Corte Suprema y

a los miembros de la Comisión Permanente del Congreso. Esta acusación se producía por

infracciones a la Constitución o por cualquier otro delito perpetrado durante el ejercicio de sus

funciones estatales.

3.8 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1867:

Esta Constitución fue promulgada por el Presidente Provisional Mariano Ignacio Prado y

otorgada por el Congreso Constituyente un 29 de agosto de 1867. Tuvo una corta duración

(menos de 5 meses).

Según lo indica Pareja Paz (2005), la Constitución de 1867 es en gran parte una copia de

la Carta de 1856, es decir, presenta el mismo esquema que su antecesora.

En este texto legal se establecía la responsabilidad directa e inmediata de aquellos que

ejercieran funciones estatales por los actos practicados durante su desempeño en el cargo,
XXVI

conforme lo estipulaba el artículo 11°. Por otra parte, el artículo 59 inciso 25 establecía como

atribución del Parlamento examinar los actos del Presidente de La República. Esta disposición es

muy similar a la Carta Magna de 1860. De igual forma, el artículo 77° reconocía como

obligación del Presidente al momento de concluir su mandato, rendir cuentas detalladas al

Cuerpo Legislativo por los actos administrativos que ha desempeñado.

3.9 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1920:

Esta Carta Magna fue la primera Constitución que tuvimos en el siglo XX. Promulgada

por el entonces presidente Augusto B. Leguía para legitimar su golpe de Estado un 18 de enero

de 1920. Su vigencia duró hasta el 9 de abril del año 1933.

Podemos observar que esta Constitución recoge todo lo señalado en los textos legales

anteriores con respecto a la figura del antejuicio. Por ejemplo, el artículo 14° indicaba lo mismo

que las normas de 1856, 1860 y 1867, ya que establecía que todo ciudadano que ejerza un cargo

público es directa e inmediatamente responsable por los actos que desempeñe durante su periodo

administrativo. Por otra parte, el artículo 95° reiteraba lo mismo que las cartas anteriores

respecto al derecho acusatorio que recaía en la Cámara de Diputados, ya que eran los

responsables de acusar ante el Senado a los altos cargos estatales, por cualquier delito que hayan

cometido en el ejercicio de sus funciones. De igual forma, el artículo 96° repite taxativamente lo

establecido en las anteriores constituciones para acusar al presidente durante el ejercicio de su

mandato. La acusación es procedente, únicamente, si el líder del Ejecutivo realizaba las

siguientes acciones: traicionar o atentar contra la forma de gobierno, así como también si decide

disolver el Congreso, impedir las reuniones que se suscitaran de este o si suspendía sus

funciones.
XXVII

Como hemos podido analizar, esta Constitución establecida en el año de 1920 posee un

esquema muy similar con la Carta Magna de 1828 respecto a la institución del antejuicio y la

forma en cómo se sancionaba la responsabilidad de los altos cargos del Estado.

3.10 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1933:

Esta Carta fue decretada después de la primera Constitución Política del S. XX,

exactamente 13 años más tarde. Apareció durante el mandato de Luis Sánchez Cerro y fue

promulgada el 9 de abril del mismo año.

Al igual que sus antecesoras, el artículo 121° de esta Constitución contempló que era

atribución de los Diputados acusar ante la Cámara del Senado a los altos funcionarios del Estado

ya sea por infracciones a la Constitución o por cualquier otro delito que cometan durante su

cargo administrativo y que según el texto legal deba ser castigado. Por otra parte, en el apartado

del artículo 122° estipulaba que era función del Senado declarar si hay o no lugar a formación de

causa, debido a las acusaciones realizadas por la Cámara de Diputados.

Asimismo, según lo indica el artículo 105° de la Carta 1933, no podían ser acusados ni

los Senadores ni Diputados sin que previamente exista autorización de la Cámara a la cual ellos

pertenecen.

3.11 LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1979:

Es la undécima Constitución de nuestra vida republicana, la cual fue promulgada durante

el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas de Francisco Morales Bermúdez el 28 de

julio de 1980.

Es importante precisar que esta norma recoge lo previsto desde la Carta Magna de 1828.

En ese sentido, señala en su artículo 183°, al igual que sus antecesoras, que es facultad de la

Cámara de Diputados, acusar ante el Senado a los altos funcionarios públicos por haber cometido
XXVIII

acciones infractoras en contra de la Constitución o por delitos cometidos durante el desempeño

de su cargo.

Como bien sabemos, en la Constitución de 1979 se introduce por primera vez un

organismo de control constitucional denominado “Tribunal de Garantías Constitucionales”; en

consecuencia, se amplió el listado de los funcionarios que estaban sujetos al antejuicio, entre

ellos se incluyeron a los miembros de este órgano encargado de hacer prevalecer la supremacía

constitucional.

El jurista Francisco Eguiguren Praeli citando a Valentín Paniagua (2008), expresó lo

siguiente: Hasta la Carta Magna de 1979 la responsabilidad penal y constitucional del Jefe de

Estado y de los altos funcionarios estatales había recorrido una línea relativamente clara. Esto

debido a que la Constitución de 1979 mantiene el esquema básico de la figura del antejuicio, es

decir, basándose en un procedimiento parlamentario bicameral, en el cual la Cámara de

Diputados es quien se encarga de acusar y la Cámara del Senado son los que determinan si se

debe o no aprobar dicha acusación, en caso fuera positivo, le corresponde a la Corte Suprema

llevar a cabo el juzgamiento e imponer la respectiva sanción.

3.12 La Constitución Política de 1993:

Por último tenemos a nuestra actual Carta Magna otorgada tras el autogolpe de Estado en

1992 por el gobierno de Alberto Fujimori. Fue aprobada mediante un referéndum que se llevó a

cabo el 31 de enero de 1993 y promulgada el 29 de diciembre para después entrar en vigencia el

31 de diciembre de ese mismo año.

En esta norma se ha previsto otra figura aparte del antejuicio, es el denominado “juicio

político”. Ambas poseen marcadas diferencias, puesto que, en el primer caso, se establecen las

facultades del Parlamento de someter a los funcionarios a un antejuicio para posteriormente


XXIX

derivarlos a la Corte Suprema que se encargará del proceso judicial para sancionar el delito. Por

otra parte, el juicio político, en caso de infracción a la Constitución, su juzgamiento estará a

cargo del Congreso; por ende, la estructura de esta institución resulta más compleja en

comparación con el antejuicio.

En esta Constitución, el modelo de acusación constitucional fijado se encuentra

reconocido en sus artículos 99° y 100°. Respecto al plano infra-constitucional, el Reglamento del

Congreso de la República, en su artículo 89°, establece detalladamente este procedimiento

realizado por el Cuerpo Legislativo. No obstante, este esquema rompe la tradición constitucional

respecto al antejuicio iniciada en la Carta 1823, puesto que introduce elementos propios del

juicio político en el procedimiento de acusación constitucional. Por esta razón, la institución del

antejuicio y acusación constitucional se ha visto alterada al reconocer como competencias del

Parlamento la aplicación de sanciones, tales como: suspensión, destitución o inhabilitación del

funcionario público que está siendo acusado.

El artículo 99° de nuestra actual Constitución estipula el procedimiento de acusación

constitucional de forma muy similar a las anteriores normas supremas. Sin embargo, el problema

radica en el artículo 100°, ya que introduce elementos que son propios de la figura del juicio

político en nuestro modelo correspondiente al antejuicio. El artículo mencionado expresa lo

siguiente:

“Corresponde al Congreso, sin participación de la Comisión Permanente, suspender o

no al funcionario acusado o inhabilitarlo para el ejercicio de la función pública hasta por diez

años o destituirlo de su función sin perjuicio de cualquier otra responsabilidad”. En la parte

subrayada podemos observar una característica propia del juicio político.


XXX

4 CAPITULO IV: LA INFRACCIÓN CONSTITUCIONAL Y EL DEBIDO PROCESO:

4.1 INFRACCIÓN CONSTITUCIONAL:

Desde los inicios de la historia constitucional peruana se encuentra la causal de infracción

de la Constitución. con precedencia de la Constitución de Cádiz de 1812, fue consagrado

universalmente en la Carta de 1823 y definido definitivamente en el texto de 1828. Los actos

considerados inconstitucionales se definían sólo una vez al año. Nuestra historia, según la ley de

17 de junio de 1834 y tratándose del Presidente de la República y de los Ministros de Estado. Las

sanciones acordadas son muy severas, por lo que nunca se aplican.

Ya habiendo expresado con anterioridad sobre la infracción de la Constitución sabemos

que posee una noción muy amplia, difusa e imprecisa: se le entiende como aquella conducta u

omisión que es contradictoria a la norma fundamental. Entonces puede llegar a serlo con suma

facilidad, peligrosamente comprensiva. Al tener este carácter, admite consideraciones no sólo

jurídicas, sino también corre mayor riesgo como en ámbitos, políticas, éticas, religiosas o de

cualquier otra naturaleza. En conclusión, según la valoración subjetiva de un determinado grupo,

cualquier conducta u omisión puede comprender una infracción nuestra norma suprema.

Entendiendo la infracción constitucional como un atentado contra el sistema democrático

peruano, y teniendo en consideración que los tipos abiertos no son propios de un Estado

Constitucional, un sector de la doctrina peruana ha propuesto un listado de conductas que se

deben establecer como infracciones a la constitución:

1. Desestabilización interna.

2. Violación de la soberanía nacional.

3. Intervención en otros poderes.

4. Inobservancia reiterada de compromisos públicos.


XXXI

5. Usurpación absoluta del poner.

4.2 EL DEBIDO PROCESO:

4.2.1 Definición del Debido Proceso:

Como lo define Campos (2018), el debido proceso es un principio general del derecho que

establece que el Estado tiene por obligación respetar la totalidad de los derechos que la ley

reconoce a cada persona. Asimismo, el debido proceso es un principio que garantiza que cada

ciudadano disponga de determinadas garantías mínimas para el resultado de un proceso judicial

transparente. Indudablemente, para reclamar una justificación del incumplimiento constitucional

del debido proceso, se deben presentar las pruebas correspondientes para que un juez pueda

conocer de ambas, ya sea por el proceso constitucional o por el derecho común.

4.2.2 Ámbito de Aplicación:

Se indicó que la observancia del debido proceso no se limita a las formalidades propias de un

procedimiento judicial, pues lo que procura este derecho tiene que ver con el correcto

cumplimiento de los garantías, requisitos y normas de orden público que siempre deben estar

presente en cualquier procedimiento, sea judicial o no, con el propósito de que las personas

puedan ejercer adecuadamente sus derechos frente a los órganos estatales ante cualquier

actuación u omisión. Así, los derechos al debido proceso se extienden por un lado a los

procedimientos administrativos sancionadores, y está en la regulación legislativa que se

encuentra en el artículo IV, numeral 1 del Título Preliminar de la Ley Nº 27444, Ley del

Procedimiento Administrativo General. Sin embargo, no puede extenderse a los procedimientos

administrativos internos, ya que surgen dudas sobre la gestión normal de los órganos

administrativos (por ejemplo, la necesidad de adquirir determinados bienes). productos químicos,

etc.). Es decir, como establece el Artículo IV, Inciso 1.2 de la Ley General de Procedimiento
XXXII

Administrativo, “el establecimiento de los correctos procedimientos administrativos se sujetará a

los principios del derecho administrativo”. También consideramos el respeto a la legalidad un

requisito en las acciones disciplinarias de las personas jurídicas, independientemente de su

carácter público o privado. Es como titulares de ciertos derechos fundamentales que las personas

jurídicas pueden reclamar efectivamente la protección a través de los procedimientos

constitucionales. En tal caso, el socio sancionado no tiene que probar judicialmente los cargos

que se le imputan; el trabajador debe poder ejercer el derecho de defensa dentro de un plazo

razonable en un proceso sancionador mediante la comunicación de los cargos y sus respectivos

respaldos. pruebas en tiempo y forma.

4.2.3 Derechos integrantes del debido proceso:

4.2.3.1 Derecho a la presunción de inocencia:

Se funda cuando a la persona se le presume inocente mientras la autoridad no le haya demostrado

su culpabilidad judicialmente, de conformidad con el Art. 2º, inciso 24º de la Constitución. De

este derecho se deriva que: las personas no son autores de delitos, en consecuencia solo hay

delitos y detenciones por actos cometidos, no por sospechas. Por ende, la persona acusada tiene

el derecho a no declarar en contra de sí misma, ni contra su cónyuge y de igual forma para sus

parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o también aquellos que pertenecen al

segundo grado de afinidad.

4.2.3.2 Derecho de información:

El derecho a ser informado inmediatamente por escrito de los motivos de la acción o acusación;

en este entendido, la prueba de la acusación debe ser suficiente y obtenida a través de un proceso

constitucionalmente legal; como lo establece reiteradamente el artículo 139, incisos 14 y 15 de la


XXXIII

Constitución. El imputado tiene derecho a no declarar contra sí mismo, su cónyuge o parientes

de cuarto o segundo grado.

4.2.3.3 Derecho a la defensa:

Este derecho consta de la defensa que ejerce una persona frente a la acusación policial, fiscal o

judicial; así como también ante la demanda de un tercero, mediante la asistencia de un abogado.

Este derecho, a su vez, se divide en el derecho a opinar, el derecho a elegir defensor, el deber del

defensor y, en su caso, del defensor público y del defensor efectivo, facultades que se encuentran

contenidas en el inciso 14 del Artículo 139º de la Constitución.

4.2.3.4 Derecho a un proceso público:

La publicidad de los juicios permite un control parcial sobre la actuación de los jueces. Pero,

aunque la propaganda permite controlar la opinión pública sobre las operaciones; Puede haber

pasos en el proceso de un juez según lo prescrito por la ley; Sin embargo, los procesos judiciales

relativos a la responsabilidad de los funcionarios públicos, violaciones a la prensa o los derechos

fundamentales, están siempre abiertos al público, como lo establece el inciso 4. Artículo 139 de

la Constitución.

4.2.3.5 Derecho a la libertad probatoria:

Este derecho parte del supuesto de que, la persona que acusa, debe probar judicialmente la

acusación que está realizando; no obstante, en el supuesto en que los delitos son imputados a los

agentes del Estado, y como este posee el poder disciplinario, puede no ofrecer u ocultar pruebas

de la responsabilidad de su funcionario al Poder Judicial, es decir, podría operar la libertad

probatoria en contrario. Este fundamento se basa en que, la defensa del Estado no puede

imposibilitar al denunciante o demandante de alegar pruebas que, en la mayoría de casos, no

pueden conseguir sin la cooperación del Estado.


XXXIV

4.2.4 Principios Integrantes del Debido Proceso:

4.2.4.1 Principio de legalidad:

El principio de legalidad penal, se encuentra expresamente establecido en el artículo 2, inciso 24

de la Constitución, además de configurarse como un principio, constituye un derecho subjetivo

constitucional de todas las personas. Asimismo, este principio delimita las conductas prohibidas

y sus respectivas sanciones, por ello es reconocido como un límite a la actuación del Poder

Legislativo. Con ello no queda a la completa discrecionalidad del juez el establecer qué

conductas son o deben ser punibles, cuáles deben ser sus sanciones retributivas o cuáles podrían

ser las circunstancias que agravan o atenúan la conducta ilícita.

4.2.4.2 Principio Ne bis in ídem:

Este principio no se encuentra señalado de forma expresa en la Constitución. El ne bis in idem

corresponde a un derecho implícito en la ley perteneciente al derecho de la cosa juzgada, en el

que una misma persona no puede ser juzgada dos veces por el mismo hecho.

4.2.4.3 Principio de congruencia:

El principio de congruencia está en el contenido constitucional, protegido del derecho a la

motivación de las decisiones judiciales, puesto que impone al órgano encargado de resolver un

determinado conflicto, el deber de pronunciarse respecto a las pretensiones postuladas por las

partes dentro del proceso. Ello quiere decir que, en la motivación de las resoluciones judiciales,

el órgano judicial no puede sustentar su decisión sin hechos y pruebas no alegados por las partes,

ni resolver sobre pretensiones que no han sido solicitadas.

4.2.4.4 Principio de favorabilidad:

El principio de favorabilidad tiene su fundamento en la aplicación conjunta de dos principios: de

legalidad penal y el de retroactividad favorable de la ley penal. Por el mismo, las normas que
XXXV

entraron en vigencia con posterioridad a la comisión de un hecho punible, serán aplicables

siempre y cuando resulten más favorables para el reo, que las vigentes al momento de la

realización de la conducta prohibida (retroactividad benigna). Este principio se encuentra

reconocido en nuestra Constitución, específicamente en el artículo 139, inciso 11, y se considera

una observación del principio de legalidad.

4.2.4.5 Principio acusatorio:

El principio acusatorio se deriva del derecho de defensa, el cual consiste en que el órgano

jurisdiccional debe pronunciarse acatando lo prescrito en las normas que rigen el proceso penal

del Perú y la respectiva acusación fiscal.

5 CAPÍTULO V: ANÁLISIS Y CRÍTICAS DE CASOS SOBRE

QUEBRANTAMIENTO DEL DEBIDO PROCESO EN SEDE PARLAMENTARIA

5.1 CASO ALAN GARCÍA PÉREZ:

Alan García Pérez fue Presidente Constitucional del Perú durante dos periodos no

consecutivos. El primero, desde 1985 hasta 1990; y el segundo, inició en el año 2006 hasta el

2011. El político peruano se vio inmerso en una investigación parlamentaria a cargo de una

Comisión multipartidaria cuya función era indagar respecto a unos supuestos actos de corrupción

suscitados durante su segundo mandato como Presidente (2006-2011).

Los cargos que le fueron imputados al expresidente fueron muchos; en vista de ello, es

importante recalcar que nuestra investigación no se va a centrar en analizar cada uno de los

hechos cometidos durante este mandato, sino que nos enfocaremos en dejar entrever el

quebrantamiento de los principios del debido proceso que la Comisión Parlamentaria realizó. Sin

embargo, en aras de un mayor entendimiento, explicaremos las acciones más importantes que

fueron materia de investigación y las cuales causaron gran polémica en nuestro país:
XXXVI

5.1.1 Petroaudios:

El caso Petroaudios es el mayor escándalo de corrupción del segundo mandato de Alan García.

Este hecho involucra a la empresa noruega Discover Petroleum y a Petroperú, quiénes estaban

negociando la adjudicación de cuatro lotes petroleros en la costa y en la selva de nuestro país. En

el audio se escucha la voz del exministro aprista Rómulo León convenciendo a Alberto Químper,

quien en ese entonces era director de Perú Petro, para pagarle la suma de 5000 mil dólares

mensuales con la condición de que le otorgue la licitación a la empresa petrolera extranjera.

Posteriormente, Alan García se defendió y manifestó desconocer las negociaciones con la

empresa Discover Petroleum. Sin embargo, esta afirmación fue desmentida por el propio Rómulo

León, quien aseguró que el expresidente sí estaba al tanto de estos hechos.

5.1.2 Carretera interoceánica:

Este proyecto está relacionado con el gran escándalo de corrupción que estalló en América

Latina. También conocida como “Interoceánica del sur”, costó alrededor de US$2.000 millones y

el objetivo era una vía de 2.5000 kilómetros que uniera al Océano Pacífico en nuestro país con el

Océano Atlántico de Brasil. La obra estuvo a cargo del entonces Presidente Alan García.

En el año 2009, la Policía de Sao Paulo irrumpió en las oficinas del grupo Camargo Correa, así

como también, en las viviendas donde residían los altos cargos directivos. Durante este operativo

se incautó documentos y memorias USB, con las cuales posteriormente se pudo acceder a los

correos que revelarían actos de corrupción respecto a pagos de coimas por parte de empresas

brasileñas a funcionarios y políticos a cambio de obtener licitaciones de obras, y entre ellas se

encontraba la carretera interoceánica del sur. En una de las memorias USB que la policía incautó

al ex director del Grupo Camargo Correa llamado Pietro Gavina, se encontró importante

información sobre pagos irregulares realizados a funcionarios peruanos entre los años 2005 y
XXXVII

2008. Estas fechas coinciden con la parte final del gobierno de Alejandro Toledo, pero también

con el inicio del segundo mandato del expresidente Alan García. Al realizarse más

investigaciones, se comprobó que durante ambos periodos presidenciales, se aprobaron

sospechosos incrementos respecto a la inversión de la carretera interoceánica del sur.

5.1.3 El Baguazo:

Este terrible hecho se suscitó el 5 de junio del 2009 en Bagua (Amazonas) en una zona

denominada “La Curva del Diablo”, en la cual se registró la muerte de 33 personas que

provenían de la misma zona, incluidos 23 policías; así como también, graves violaciones de los

derechos humanos.

Este conflicto denominado popularmente como el “Baguazo”, se produjo en el segundo

Gobierno de Alan García (2006 - 2011), debido a que el expresidente impulsó una política de

inversiones y decretos legislativos como parte de la ejecución del Tratado de Libre Comercio con

los Estados Unidos. Sin embargo, estas normas afectaban directamente a las comunidades

indígenas de la Amazonía peruana. La ira de los pobladores surgió debido a que una minera de

nombre “Afrodita”, pretendía ocupar una zona la cual era legalmente protegida. A raíz del

sangriento enfrentamiento, la compañía transnacional suspendió sus actividades.

El mismo día que se produjo el terrible acontecimiento, Alan García declaraba ante los medios

de comunicación que los nativos indígenas no eran “ciudadanos de primera clase”.

Las familias de los policías que murieron trágicamente aquel día, denunciaron penalmente al

mandatario en aquel entonces, Alan García, por el delito de homicidio culposo.

5.1.4 Análisis:

Durante la investigación realizada por la Comisión Multipartidaria hacia el expresidente Alan

García Pérez, su defensa interpuso un acción de amparo, puesto que se encontró una irregular
XXXVIII

forma de proceder al estarse vulnerando los principios y derechos del debido proceso,

específicamente, se estaba afectando su derecho a la defensa. Esta acción fue declarada fundada,

ya que se comprobó el quebrantamiento del debido proceso en sede parlamentaria. Esto surgió

debido a que no se había informado al investigado las conductas ilícitas que se le estaban

imputando y por las cuales se le investigaba; de igual modo no se le permitía tener acceso a la

documentación obrante en la investigación ni tampoco se le puso en conocimiento los medios

probatorios que respaldaban estas acusaciones. Asimismo, su derecho a la defensa se vio

afectado por haberse declarado como reservado su proceso.

Conforme lo manifiesta Pereyra (2017), sin duda este precedente es valioso porque define los

alcances de este principio y derecho fundamental, que no puede ser dejado de lado por el fuero

congresal.

En conclusión, el debido proceso debe ser plenamente respetado en los procedimientos de juicio

y antejuicio político, y de igual forma, en las Comisiones investigadoras que realiza el Congreso.

Como podemos interpretar del caso, la investigación llevada a cabo no respetó lo establecido por

el principio del debido proceso que poseemos todas las personas que vivimos en un Estado

Constitucional de Derecho.

5.2 CASO JAVIER DIEZ CANSECO:

Javier Diez Canseco Cisneros fue un político, escritor y sociólogo peruano, reconocido por ser el

líder histórico de la izquierda en Perú. Desempeñó funciones como Congresista de la República

durante 3 periodos por las agrupaciones políticas: Izquierda Unida, Unión por el Perú y Gana

Perú.

Cuando ejercía su último periodo legislativo (2011-2016), presentó un proyecto de ley

nombrado: “Proyecto de ley que restituye a las acciones de inversión su calidad de acciones
XXXIX

comunes con voto o de capital con voto y a sus titulares los derechos económicos, políticos o

societarios”. Posteriormente, el Pleno del Congreso de la República sancionó indebidamente al

parlamentario suspendiéndolo del cargo por 90 días en el ejercicio de sus funciones legislativas,

aduciendo que tal proyecto habría sido creado por Javier Diez Canseco con el propósito de

favorecer a su exesposa e hija sin haber informado de forma oportuna el conflicto de intereses

que tenía al momento de presentar el mencionado proyecto de ley. Sin embargo, al congresista se

le imputaba una conducta que no está tipificada taxativamente como una infracción en el Código

de Ética Parlamentaria, es decir, no se encuentra regulada una norma que imponga el deber de

hacer explícitos los beneficios familiares o personales que pueda acarrear el proyecto de ley al

momento de su presentación. Asimismo, el congresista acreditó que no existió ningún conflicto

de intereses, ya que tal proyecto no produjo ningún beneficio económico para sus familiares. No

obstante, estas pruebas fueron ocultadas en el informe final N° 13 que sustenta la sanción hacia

Javier Diez Canseco. De igual manera, en el debate llevado a cabo en el Pleno, se sustentó no

solo los hechos explicados anteriormente, sino que también se le adjudicó otras conductas como

intentar favorecer a un ex colaborador de la Comisión Investigadora de Delitos Económicos y

Financieros. Tal hecho tampoco aparecía en el informe final y no fue materia de investigación;

en consecuencia, fue sancionado sin permitírsele ejercer su derecho a la defensa.

En vista de lo ocurrido, el entonces congresista Javier Diez Canseco demandó al Congreso

presentando una acción de amparo solicitando que se declare nulo el informe final N° 13 emitido

por el Pleno del Congreso de la República, los cuales decidieron suspenderlo por 90 días de sus

funciones congresales para las que fue elegido por la población. A propósito de esto, el

parlamentario expresó al Diario El Comercio (2012) lo siguiente: “Se ha violentado mis derechos

a través de procedimientos antirreglamentarios y violatorios de la legislación sobre procesos


XL

administrativos”. De igual forma expresa que se han vulnerado sus derechos constitucionales en

relación con el debido proceso legal, entre los cuales tenemos: el derecho a la defensa, a la

motivación de las resoluciones judiciales, el derecho a no ser sometido a un procedimiento

diferente al previsto en ley, el respeto de los principios de taxatividad y legalidad. (Artículo

139.3 de la Constitución Política y 8° de la Convención Americana de los Derechos Humanos).

El Quinto Juzgado Especializado en lo Constitucional de la Corte Superior de Lima declaró nula

la sanción interpuesta por el Pleno del Congreso contra el congresista Javier Diez Canseco,

fundamentando que la decisión de la Representación Nacional habría vulnerado su derecho

fundamental al debido proceso, específicamente, los derechos inmersos en él (taxatividad,

legalidad, defensa y motivación). Asimismo, se afectó su derecho al honor y a la protección de

su dignidad como persona, la cual se encuentra establecida en el artículo 2.7° de la Constitución

Política; así como también, en el artículo 11° de la Convención Americana de Derechos

Humanos.

5.3 QUEBRANTAMIENTO DEL DEBIDO PROCESO EN LAS VACANCIAS

PRESIDENCIALES POR INCAPACIDAD MORAL PERMANENTE:

El Congreso es el Órgano del Estado en el que reside la responsabilidad de llevar a cabo el juicio

político más extremo y recurrente en nuestro país en los últimos años: “La vacancia presidencial

por incapacidad moral permanente”. Este procedimiento se realiza guiándose de una normativa

estipulada en el Reglamento del Congreso, específicamente en el artículo 89-A°, con la finalidad

de preservar el debido proceso.

La figura de incapacidad moral permanente se encuentra regulada en el inciso 2) del artículo 113

de nuestra Constitución Política. Este término ha generado incesantes debates y controversias,

puesto que en ninguna parte de la Constitución se encuentra su definición y esto, en los últimos
XLI

años, ha sido objeto de interpretaciones antojadizas por parte de los congresistas quiénes se han

escudado en el carácter abierto de esta ley para sobreponer sus intereses y conveniencias. Este

hecho solo ha logrado esclarecer el revanchismo político que existe por el control del país entre

los poderes que han vivido en eterno conflicto: legislativo y ejecutivo.

Según algunos estudiosos de la doctrina, el término “moral” debe interpretarse como “mental”,

ya que era así como se entendía aquella figura política en el siglo XIX, precisamente la época

dónde apareció por primera vez. Diferentes juristas que han investigado a fondo este tema

concuerdan que el término “incapacidad moral” proviene del derecho canónico y del derecho

francés, la cual se usa en contraposición de la capacidad física, es decir, está relacionada con la

capacidad intelectual. Si fuese así, entonces el término no tiene nada que ver con la moral y la

ética, sino con la incapacidad intelectual, es decir, cuando un presidente no puede gobernar

porque tiene trastocadas sus estructuras mentales. De igual forma, si analizamos la palabra

“permanente” que está establecida en el inciso, entonces llegaríamos a la conclusión de que los

juristas no se equivocan al relacionar incapacidad moral con enfermedades mentales, pues la

descalificación moral de una persona puede ser temporal y no permanente, en cambio, las

anomalías psíquicas, como la esquizofrenia, bipolaridad, oligofrenia, entre otras, sí poseen un

carácter de permanencia en tiempo. Por otra parte, muchas personas concuerdan en que este

término en realidad está direccionado hacia las conductas reprochables y la falta de ética, en

otras palabras, se aplica cuando el presidente tiene un comportamiento que contraviene a la

dignidad que demanda la investidura de su cargo.

En razón a lo expuesto, cabe realizar la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que debemos entender por

incapacidad moral?
XLII

Es aquí donde aparece uno de los principios fundamentales del debido proceso: El principio de

legalidad; el cual lo podemos encontrar correctamente estipulado en el artículo 2, inciso 24 d, de

nuestra Constitución:

Artículo 2.- Derechos fundamentales de la persona.

Toda persona tiene derecho:

24. A la libertad y a la seguridad personal. En consecuencia:

d. Nadie será procesado ni condenado por acto u omisión que al tiempo de cometerse no

esté previamente calificado en la ley, de manera expresa e inequívoca, como la

infracción punible; ni sancionado con pena no prevista en la ley.

Conforme lo explicado, este principio constituye un derecho constitucional subjetivo que

poseemos todos los ciudadanos de nuestra nación, puesto que prohíbe la aplicación de una norma

que no está debidamente establecida en el texto legal. Asimismo, comprende una limitación a la

actuación del Congreso al momento de deliberar respecto a las conductas que son prohibidas y

las sanciones que estas acarrean, con la finalidad de que no se generen arbitrariedades de parte

del juzgador al momento de establecer qué comportamientos deben ser punibles e imponer sus

correspondientes sanciones.

Analizando a fondo esta figura política, hemos llegado a la conclusión de que la causal de

incapacidad moral para la vacancia presidencial, que, como bien sabemos, se encuentra

establecida en el inciso 2 del artículo 113°, al ser una norma abierta y sujeta a interpretaciones,

colisiona con el principio de legalidad inmerso en el debido proceso, puesto que, como lo hemos

explicado líneas arribas, el principio de legalidad exige que las conductas, tanto prohibitivas

como permisivas, y sus respectivas sanciones, deben estar taxativamente establecidas por la ley,

lo cual no ocurre en el artículo que regula la vacancia por incapacidad moral permanente.
XLIII

En consecuencia a esta falta de claridad del artículo 113 inciso 2 de la Constitución, el cargo de

Presidente de la República se encuentra gravemente desprotegido, puesto que cualquier hecho

“moralmente reprochable” a la opinión de los congresistas, se subsume en el artículo

mencionado. Por otra parte, si bien es cierto que el artículo 117° contiene la figura de la

acusación presidencial, esta norma funciona como una suerte de inmunidad casi absoluta hacia el

Jefe de Estado. En consecuencia de esto, el Parlamento peruano, al momento de optar por

destituir e inhabilitar a un líder del ejecutivo, siempre eligió seguir el camino de la vacancia

presidencial, mas no el de la acusación presidencial. Esto debido a que, como bien lo señalamos,

la figura de la vacancia comprende un camino más fácil y rápido de enjuiciamiento político en

razón al carácter abierto del artículo que regula la incapacidad moral permanente. La prueba de

ello se fundamenta en que, a lo largo de los 200 años de vida republicana que tiene nuestro país,

se han destituido a cinco presidentes, todos bajo la figura de la vacancia, y en gran mayoría, por

incapacidad moral.

Expresidentes Año de su Institución Política Causal de su

del Perú destitución empleada destitución

José Mariano de la Riva 1823 Vacancia presidencial Incapacidad moral

Agüero

Guillermo Enrique 1914 Vacancia presidencial Incapacidad moral

Billinghurst Angulo

Alberto Fujimori 2000 Vacancia presidencial Incapacidad moral

Fujimori
XLIV

Pedro Pablo Kuczynski 2018 Vacancia presidencial Renuncia aceptada por

Godard el Parlamento

Martín Alberto Vizcarra 2020 Vacancia presidencial Incapacidad moral

Cornejo

Fuente: Elaboración propia.

En vista a la polémica generada por delimitar este término, el máximo intérprete de la

Constitución, el Tribunal Constitucional, se pronunció a través de una jurisprudencia (STC N°

0006-2003-AI/TC), debido a la situación de inestabilidad política por la que atravesaba nuestro

país a raíz de la vacancia por incapacidad moral del entonces presidente Martín Alberto Vizcarra

Cornejo.

El fallo del Tribunal (2020) declaró lo siguiente:

La correcta interpretación de la incapacidad moral como causal de vacancia de la Presidencia de

la República está relacionada con la falta de aptitud legal que posee el funcionario para continuar

ejerciendo las labores que amerita su cargo, debido a que se ha comprobado objetivamente la

realización una conducta social o pública gravemente corrupta, venal, ofensiva y licenciosa u

ofensiva a las convicciones ética de la sociedad.

Sin embargo, este fallo emitido por el Tribunal Constitucional respecto a la demanda

competencial interpuesta por el expresidente Vizcarra en contra del Congreso, desarrolló el

significado de incapacidad moral, pero resolvió esta controversia en el sentido que se había

presentado la sustracción de la materia, es decir, era inútil pronunciarse cuando la vacancia ya se

había realizado; por ende, no ameritaba pronunciamiento alguno del Órgano Supremo de

Interpretación y Control de la Constitucionalidad.


XLV

Con lo explicado no pretendemos que la Constitución sea una especie de catálogo que contenga

todos los supuestos que se subsuman dentro de la figura de incapacidad moral, pues sabemos que

de esa forma se desnaturalizaría la esencia misma de nuestra Carta Magna. Lo que como grupo

exigimos a las autoridades es que las conductas permisivas u omisivas que conlleven a un

procedimiento de vacancia presidencial por la causal de incapacidad moral sean previamente

desarrolladas jurisprudencialmente, o en todo caso, que el Congreso realice una reforma parcial y

se modifique de forma correcta este artículo con la finalidad de evitar arbitrariedades que

posteriormente causen vulneraciones al principio de legalidad inmerso en el debido proceso.

6 CAPÍTULO VI: RESULTADOS DE LA ENCUESTA APLICADA:

El grupo investigador ha aplicado una encuesta de cuatro preguntas con respecto al tema

de investigación “El quebrantamiento del debido proceso en el juicio político por infracción

constitucional”, a 50 alumnos pertenecientes al IV ciclo de la carrera de Derecho de la

Universidad Privada Antenor Orrego.

6.1 Gráfico 1: ¿Consideras que el Congreso respeta los principios integrantes del derecho

al debido proceso al momento de realizar el juicio político por infracción

constitucional?:
XLVI

INTERPRETACIÓN:

Según el gráfico presentado, podemos analizar los siguientes resultados: de un total de 50

personas encuestadas, el 80% (40 encuestados) opina que el Congreso vulnera los principios del

debido proceso al momento de realizar el juicio político por infracción constitucional, seguido de

un 20% (10 encuestados) restante que considera que el Congreso sí respeta los principios del

debido proceso durante el juicio político.

6.2 Gráfico 2: ¿Consideras que la incapacidad moral como causal de vacancia

presidencial estipulada en el inciso 2 del artículo 113° de la Constitución atenta

contra el principio de legalidad inmerso en el debido proceso?:

INTERPRETACIÓN:

En la imagen mostrada, se puede analizar el siguiente resultado: de un total de 50

personas encuestadas, el 74% (37 encuestados) considera que la incapacidad moral como causal

de vacancia presidencial atenta contra el principio de legalidad inmerso en el debido proceso; por

otra parte, el 26% (13 encuestados) opina que la figura de vacancia presidencial por incapacidad

moral no atenta contra el principio de legalidad del debido proceso. no se enmarca dentro de este

principio, ya que lo infringe.


XLVII

6.3 Gráfico 3: ¿Consideras que la causal de incapacidad moral como supuesto para llevar

a cabo el juicio político de la vacancia presidencial se utiliza de forma recurrente a

favor de los intereses del Congreso?:

INTERPRETACIÓN:

Según el gráfico presentado, podemos analizar los siguientes resultados: de un total de 50

personas encuestadas, el 72% (36 encuestados) considera que los congresistas utilizan de forma

recurrente y arbitraria la causal de incapacidad moral en el juicio político con la finalidad de

satisfacer sus intereses personales; asimismo, un 28% (14 encuestados) opinan que los

congresistas ejercen una correcta regulación de la causal de incapacidad moral en el juicio

político de vacancia presidencial.


XLVIII

6.4 Gráfico 4: ¿Crees que el Congreso de la República debería reformar su reglamento

con la finalidad de tipificar las infracciones constitucionales para garantizar un

correcto procedimiento en el juicio político?:

INTERPRETACIÓN:

En la imagen mostrada, se puede analizar el siguiente resultado: de un total de 50

personas encuestadas, el 76% (38 encuestados) considera el Congreso de la República debería

reformar su reglamento, con el fin de tipificar las infracciones constitucionales para garantizar un

correcto procedimiento el juicio político; por otra parte, el 24% (12 encuestados) opina que el

Reglamento del Congreso no debe ser reformado, puesto que se encuentra correctamente

regulado.

7 CAPÍTULO VII: ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS DE

INVESTIGACIÓN:

Como bien lo hemos planteado en nuestra hipótesis, consideramos que el juicio político

es una institución que vulnera las garantías y los derechos del debido proceso a causa de la falta

de especificidad de las infracciones, las mismas que pueden generar confusión y ser
XLIX

aprovechadas por los congresistas con la intención de utilizarlo en favor de sus criterios

personales. En razón a lo expuesto, es trascendental la claridad de una normativa que pueda

establecer de forma específica las infracciones por los cuales procede el juicio político, ya que de

no hacerlo se estaría incurriendo en una violación o atentado contra los principios que integran el

debido proceso, y conforme lo hemos estudiado, se afecta con mayor frecuencia el principio de

legalidad. De igual forma, es importante señalar que tampoco existe una correcta regulación

respecto a los presupuestos que fundamentan la imposición de las sanciones establecidas para los

actos de responsabilidad de los funcionarios del Estado, las cuales son tres: suspensión,

inhabilitación o destitución; en consecuencia de esto, se desconoce cuándo se debe aplicar cada

una de las sanciones mencionadas, si en los casos de antejuicio o juicio político, o en todo caso,

en ambos. Asimismo, debemos recalcar que estos procesos son de naturaleza sancionadora, y sin

embargo son llevados a cabo por el Congreso, el cual determina qué sanción se debe aplicar al

funcionario por la comisión de un delito o por infracciones constitucionales, lo cual también es

un atentado contra el principio de legalidad.

Se debe procurar que en todo proceso existan las garantías necesarias para que la decisión

emitida por el juzgador sea justa, imparcial e independiente. No obstante, al analizar la estructura

actual de la acusación constitucional, se colige que no existen las garantías requeridas para ello,

lo cual, como lo hemos estudiado en los casos, produce arbitrariedades en las decisiones

expedidas. En razón a ello, el grupo investigador ha propuesto las siguientes soluciones que

conllevarán a una mejor aplicación del juicio político respetando las garantías y derechos del

debido proceso:

En primer lugar, consideramos que se debe realizar una reforma constitucional del

artículo 100 de nuestra actual Carta Magna, con la finalidad eliminar los elementos propios del
L

juicio político que están enmarcados dentro del modelo del antejuicio. Por lo tanto, el antejuicio

debe quedar establecido como una especie de antesala de un proceso penal por la comisión de un

delito perpetrado por los altos cargos del Estado en el ejercicio de sus funciones. De igual forma

consideramos que el Congreso no debe poseer la facultad de sancionar a los funcionarios con la

destitución o inhabilitación de su cargo. Esto debido a que el proceso de antejuicio no persigue

sancionar una falta política, su función radica en promover la verificación de un presunto delito

penal en sede judicial. Posteriormente, la judicatura ordinaria es quien llevará a cabo el

desarrollo del proceso penal y emitirá el fallo final sobre la responsabilidad del funcionario que

está siendo procesado.

En vista de lo expuesto, es necesario la eliminación de las posibles sanciones impuestas

por el Congreso durante el antejuicio político con la finalidad de obtener el respeto a un debido

proceso. Esto implicaría que el Congreso ya no pueda sancionar con la destitución o

inhabilitación a los funcionarios estatales y se limite a analizar si hay fundamentos contundentes

para el levantamiento del fuero y así el funcionario pueda ser procesado judicialmente por el

delito incurrido, con la finalidad de que los altos cargos puedan ejercer correctamente su derecho

de defensa en la sede idónea, es decir, la judicial.

Por otra parte, realizamos una pregunta en la encuesta aplicada cuyo resultado de la

votación compartimos. Esto es en relación al Reglamento del Congreso de la República, el cual

debería ser reformado con el propósito de tipificar taxativamente las infracciones

constitucionales y que pueda proceder un correcto juicio político sin atentar contra los principios

integrantes del debido proceso, específicamente, con el principio de legalidad. En ese sentido, al

analizar la figura de la incapacidad moral permanente consideramos que el carácter abierto del

artículo 113 inciso 2 de la Constitución comprende una flagrante violación al principio de


LI

legalidad, puesto que no se ha determinado con precisión ni claridad el verdadero significado de

este polémico término. Por ende, es factible una modificación de esta norma constitucional o en

todo caso, la necesaria presencia jurisprudencial por parte de los órganos del Estado para que

puedan delimitar correctamente este artículo y así evitar futuras vulneraciones al debido proceso

durante el juicio político hacia el Jefe del Ejecutivo.

El derecho al debido proceso comprende el respeto a los principios y las garantías que lo

integran y con las que todo justiciable debe contar, tanto para procesos estrictamente judiciales

(civiles, laborales y penales), como también para aquellos procesos parlamentarios como el

juicio político. Por esta razón, las prohibiciones que impliquen sanciones deben estar

correctamente redactadas con la finalidad de que permita a los ciudadanos, así cuenten con

educación básica, comprender sin ninguna dificultad lo que se está estableciendo en el texto

legal.
LII

CONCLUSIONES

Tras el análisis realizado sobre las nociones generales de las figuras jurídicas del juicio y

antejuicio, es innegable su importancia respecto a la correcta regulación de estos procedimientos,

ya que el primero tiene la potestad de sancionar al funcionario por razones estrictamente políticas

y en el caso del antejuicio, procura que el funcionario estatal no sea procesado penalmente ni

detenido sin existir previamente una acusación constitucional y un respectivo juicio ante el

Parlamento.

Después de un intensivo análisis respecto a las doce normas constitucionales, hemos

llegado a la conclusión de que, a diferencia de lo que está previsto por la actual Constitución

vigente, el modelo peruano siempre ha sido el del antejuicio, mas no el juicio político, en otras

palabras, el procedimiento de acusación constitucional estaba establecido solamente para los

delitos perpetrados por los altos cargos del Estado en el ejercicio de las funciones. Asimismo, en

nuestra Carta Magna nunca se ha encontrado tipificación respecto a las infracciones

constitucionales; sin embargo, siempre se ha mantenido presente como causal de infracción para

los funcionarios del Estado.

En base a la información presentada en nuestro trabajo sobre la infracción constitucional

y el debido proceso, podemos concluir que ambos conceptos son de gran trascendencia en la

política del país, ya que no solo se considera como un derecho constitucional, sino como derecho

fundamental que poseemos todas las personas; vale decir, uno de los derechos humanos exigibles

al Estado moderno de derecho y que mediante el debido proceso se garantiza todas las reglas de

organización judicial, competencial, trámites de juicios y ejecución de las decisiones de la

justicia y que se lleven a cabo respetando las debidas garantías constitucionales.


LIII

El grupo investigador ha elaborado un análisis acerca de los casos sobre quebrantamiento

del debido proceso en sede parlamentaria. Si bien es cierto que las situaciones estipuladas en

nuestro informe investigativo no son los únicos casos de vulneraciones al debido proceso, hemos

considerado solo aquellos que nos parecen indispensables para un conocimiento más amplio

respecto a nuestro tema. La acción de amparo interpuesta por Alan García alegando que se

estaban afectando sus derechos al debido proceso, implica un precedente de vital importancia

para definir los alcances de este principio constitucional. En relación con la figura de la

incapacidad moral permanente, exigimos a los gobernantes una reforma del artículo 113 inciso 2

de la Constitución, o en todo caso, un pronunciamiento jurisprudencial por parte del TC y así

poder evitar futuros daños a los principios y derechos inmersos en el debido proceso.

Se realizó una encuesta de cuatro preguntas con la intención de conocer la opinión de los

estudiantes del IV ciclo de la carrera de Derecho de nuestra universidad, y hemos llegado a la

conclusión de que, efectivamente, la gran mayoría de votantes reitera lo confirmado en nuestra

hipótesis, es decir, hay una idea latente de que nuestras autoridades parlamentarias no ejercen

una correcta aplicación de los derechos y principios que integran el debido proceso durante el

juicio político realizado a los altos cargos estatales por infracción a la Constitución. Por ende,

consideran necesario una reforma del Reglamento del Congreso con la finalidad de tipificar

cuáles son las infracciones constitucionales que acarrean una sanción y así poder garantizar un

correcto procedimiento durante el juicio político.

Finalmente, después de realizar este estudio investigativo, se colige que el juicio político

es una figura jurídica que vulnera los derechos y garantías del debido proceso, puesto que la falta

de tipificación de las infracciones constitucionales ocasiona un mal proceder por parte del

Congreso, atentando directamente contra el principio de legalidad. En la actual estructura de


LIV

acusación constitucional no existen las garantías necesarias y por ello se originan una serie de

arbitrariedades. Por tal razón, hemos propuesto una reforma constitucional del artículo 100 con

la finalidad de eliminar facultades propias del juicio político que se enmarcan en él, y así pueda

retornar a su verdadera esencia como antejuicio. Asimismo, resulta conveniente una

modificación del Reglamento del Congreso que permita la correcta tipificación de las

infracciones constitucionales y evitar atentados contra los principios del debido proceso.

“La ley suprema es el bien del pueblo.”


Cicerón.
.
LV

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LVI

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