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“Año del Fortalecimiento de la Soberanía Nacional”.

ESCUELA DE EDUCACIÓN SUPERIOR TÉCNICO


PROFESIONAL - PNP TRUJILLO
CURSO

Derecho administrativo

TRABAJO APLICATIVO

Principios de la Ley 27444

PROMOCIÓN

Herederos del bicentenario

DOCENTE

CMDT. TEJADA RUIZ José Enrique

ESTUDIANTE

A2 PNP PECHE FLORINDEZ Adelfio

AÑO -2022
INTRODUCCIÓN

Hay que tener en cuenta que los principios del derecho son enunciados
normativos que expresan un juicio acerca de la conducta a seguir en cierta
situación o sobre otras normas del ordenamiento jurídico. Cada uno de estos
principios es un criterio que expresa un deber de conducta para los individuos, el
principio o un estándar para el resto de las normas. El hacer cumplir los deberes
del individuo es su prioridad.

Entonces en este sentido se debe tener en cuenta que se da el nombre de


principios a los constructos que orientan al derecho, señalan su sentido, denotan
sus alcances, y dan personalidad a la norma de legal. Marcone señala que “son
criterios fundamentales informadores de nuestra legislación, que se deducen de
las disposiciones del derecho positivo y de los elementos sociales, éticos y aun
históricos en que las normas tienen su origen” así mismo podemos decir que Con
fecha 11 de abril del 2001, fue publicada en el Diario Oficial El Peruano la Ley No
27444, Ley del Procedimiento Administrativo General, norma vigente desde el 11
de octubre de 2001. Esta norma regula de modo general los procedimientos de
naturaleza administrativa que se sigue ante las diversas entidades, y, habiendo
derogado la antigua normatividad en materia de procedimiento administrativo
general, recoge y define de manera clara, específica, y detallada, una serie de
principios. Los mismos que deben informar el desarrollo del procedimiento
administrativo. Tales principios. Recogidos tanto de la legislación como de la
doctrina comparada actual. están enumerados (en forma enunciativa y no
taxativa) en el artículo IV del Título Preliminar de la Ley 27444, sin perjuicio de la
vigencia y observancia de los principios del Derecho Administrativo sustantivo,
sirviendo asimismo de criterio interpretativo para resolver las cuestiones que
puedan suscitarse en la aplicación de las reglas de procedimiento como
parámetros para la generación de otras disposiciones administrativas de carácter
general así como para suplir los vacíos en el ordenamiento administrativo. A fin
de describir la esencia de los Principios Generales del Procedimiento
Administrativo, este trabajo esta centrado en dos que es el de celeridad y eficacia.
DESARROLLO

I. LOS PRINCIPIOS DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO.

La Ley de Procedimiento Administrativo General N° 27444 ha establecido el rol de


los principios que orientan al procedimiento administrativo general, la Norma IV del
Título Preliminar señala que estos tienen la siguiente finalidad:

a) Sirven de criterio interpretativo para resolver las cuestiones que puedan


suscitarse en la aplicación de las reglas de procedimiento, en consecuencia,
la administración pública deberá tener presente los principios durante todo
su accionar, para que este sea válido.

Ahora bien, surge el problema, ¿Estos principios se aplicarán solamente en la


emisión de los actos administrativos? ¿Serán aplicables también al emitir actos de
administración?

En una entrevista al Dr. Danós que es uno de los autores del texto de la ley ,decía:
Que es un tanto difícil establecer diferencias entre actos administrativos y actos de
administración, en razón de lo cual la ley 27444 ha preferido utilizar el término actos
de administración interna, y el numeral 1.2.1 del Título Preliminar señala que los
principios generales de esta ley rigen también a los actos de administración interna,
entendiéndose como tales los destinados a organizar o hacer funcionar sus propias
actividades o servicios, en consecuencia, estos actos continuarán siendo
discrecionales pero esta discrecionalidad estará limitada por los principios

b) Sirven como parámetro para la generación de otras disposiciones


procedimentales. La Norma II del Título Preliminar señala que las
autoridades deben tener presente los principios del Procedimiento
Administrativo, así como los derechos y deberes de los sujetos del
procedimiento establecidos en esta ley cuando reglamenten procedimientos
especiales.
c) Sirven para suplir los vacíos que se presenten en el ordenamiento
administrativo para lo cual se recurrirá a las fuentes supletorias del Derecho
Administrativo y las normas de otros ordenamientos siempre que estos sean
compatibles con su naturaleza o finalidades tal como lo expone la Norma VIII
del Título Preliminar, esto claramente quiere decir que las normas que
pueden ser invocadas son UNICAMENTE las de Derecho Público y no las
de Derecho Privado por tener una finalidad y una naturaleza jurídica
diferente.
La peculiaridad que introduce la ley es que estos principios no son
concluyentes ni limitados, deja abierta la posibilidad para que nuevos y
mejores principios puedan aplicarse, tal como lo expone la Norma IV del
Título Preliminar.
La pregunta lógica seria ¿Cuáles son esos otros principios?
La Norma V del Título Preliminar señala en su numeral 2.10 que son “ los
principios del Derecho Administrativo ”También podemos señalar que se han
consignado 16 principios en el Título Preliminar de la ley 27444, de estos
seis son nuevos: Legalidad, Debido Procedimiento, Razonabilidad,
Informalismo, Conducta Procedimental, y Predictibilidad; los demás como
Oficialidad, Imparcialidad, Presunción de veracidad, Celeridad, Oficialidad,
Verdad Material, Participación, Simplicidad, Uniformidad, y Control Posterior
ya se encontraban en la normatividad que disciplinaba al Derecho
administrativo procesal tanto en la ley 26111 como en la Ley 25035, sin
embargo no se aprecia la presencia expresa de otros como por ejemplo: La
Gratuidad, Tuitividad, Doble Instancia y Doble Vía, Escritoriedad,
Flexibilidad, y aun cuando no han sido expresamente enunciados,
encontramos su espíritu en algunos artículos de la nueva ley.
Cada vez que cada uno de nosotros vamos a una entidad pública a efectos
de conseguir alguna licencia, autorización o certificado para poner o
constituir alguna empresa, estamos poniendo en marcha el procedimiento
administrativo.
Este procedimiento administrativo está compuesto por etapas, requisitos,
reglas y plazos, pero puede ser que surga la pregunta ¿Qué hacer ante la
acción o inacción del funcionario público o ante el abuso o arbitrariedad de
mismo en perjuicio de nosotros? Esta pregunta se la hizo el legislador no
solo normando las etapas, requisitos, reglas y plazos, sino también plasmó
normativamente reglas o principios rectores que se aplican al procedimiento
administrativo.
Estos principios están contemplados en la ley 27444, que es la ley de
procedimiento administrativo general, pero en esta ocasión solo hablaremos
del principio de celeridad y eficacia:

I.II. PRINCIPIO DE CELERIDAD:

El articulo IV numeral 1.9 de la ley 27444 dice: “Quienes participan en el


procedimiento deben ajustar su actuación de tal modo que se dote al trámite de la
máxima dinámica posible, evitando actuaciones procesales que dificulten su
desenvolvimiento o constituyan meros formalismos, a fin de alcanzar una decisión
en tiempo razonable, sin que ello releve a las autoridades del respeto al debido
procedimiento o vulnere el ordenamiento.”

Por lo que la actual normativa ha introducido nuevas regulaciones que disciplinan


al procedimiento administrativo como por ejemplo mayor amplitud de medios
probatorios, mayores formalidades para los actos administrativos así como para las
notificaciones, sin embargo se persigue que el procedimiento sea dinámico y que
se eviten las actuaciones que puedan dificultar el desarrollo normal del
procedimiento, como por ejemplo los informes abundantes, gaseosos e
inconsistentes, o las providencias retardadas al expediente, se persigue por el
contrario estructurar un procedimiento directo, ágil, sin mayores formalidades, ni
actuaciones innecesarias, de modo tal que se pueda llegar a una decisión en un
tiempo razonable. Porque en este principio importa el cumplimiento de plazos
establecidos en el desarrollo del procedimiento administrativo, con el cual se
dinamiza las acciones conducentes a la emisión del acto administrativo, con el que
se pone fin a dicho procedimiento, para así satisfacer los intereses de los
administrados, en atención a sus derechos o deberes.

Igualmente, se ha dispuesto que la mayor parte de los procedimientos


conformadores (aquellos que se realizan para obtener una licencia, autorización,
Etc.) sean procedimientos de aprobación automática y los procedimientos de
calificación posterior o de silencio administrativo negativo sean los menos.

Otra de las medidas que obedecen a este principio es que el procedimiento debe
durar un máximo de 30 días hábiles, CONTRARIO SENSU los procedimientos
deben resolverse antes de los 30 días, decir fijar plazos menores sin que esto
menoscabe la función de control ni desnaturalice los fines propios de los entes
administrativos.

Al igual que en proceso judicial donde se indica que justicia que tarda no es justicia,
en el procedimiento administrativo se debe de desarrollar dentro de un plazo
razonable, evitando actuaciones de, mala fe por las partes.

Por otro lado, está claro que el principio de celeridad no es un principio exclusivo
del Procedimiento Administrativo en General; sino, le es propio de la teoría general
de proceso; y en tal razón es aplicable en todas las formas de proceso y
procedimiento en general.

El principio de celeridad administrativa, no es considerado como una directriz


adicional de la teoría de los principios que se concibe como una abstracción de
carácter general; sino, por el contrario es considerado como uno de los principios
más importantes del procedimiento administrativo y los procesos judiciales; en ese
sentido, se ha dicho con razón que, “la celeridad procesal no es un concepto
abstracto; muy por el contrario, es el alma del servicio de justicia” (Jarama et al,
2019, p. 315)

Al principio de celeridad se le relaciona con el principio de economía procesal o


administrativa, toda vez que ambos principios se relacionan con el control del
tiempo; en ese sentido, estos principios que están encaminado a controlar el tiempo
por lo que, en su manifestación, tendrán que adecuarse al lapso brindado por el
juzgado o el funcionario administrativo. En consecuencia, el tiempo perentorio o
improrrogable, las actuaciones de oficio que son propios del juzgado por el impulso
de oficio; son algunas de las manifestaciones del principio en comentario; toda vez
que, hace que los procesos o procedimientos tendrán que concluir de manera
pronta, para que pueda satisfacer los intereses de los litigantes.

Este principio, no solo es reconocido en normas de carácter nacional; sino ha sido


reconocido en instrumentos internacionales, como la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, toda vez que en su artículo 18° señala que “Toda
persona puede recurrir a los tribunales a hacer valer sus derechos, el cual debe
disponerse de un procedimiento sencillo y breve por el cual la justicia lo ampare”.
Como se puede apreciar, el principio en comentario se encuentra reconocida de
manera implícita en la última parte de la disposición normativa recién citada.
Aunque en la disposición normativa hace énfasis sobre recurrir a los tribunales, muy
bien se podría aplicar a los procedimientos administrativos.

A nivel doctrinario, uno de los especialistas que mayor trabajo doctrinario ha


realizado en torno a la LPAG ha señalado que, “por la celeridad, debe tenerse
presente que no se trata de una pauta meramente programática, sino de una
orientación jurídica de ineludible cumplimiento que exigen a la Administración
emplear racionalmente el tiempo al ordenar los actos procesales durante toda la
vida del procedimiento” (Morrón, 2019, p. 111)

Por otro lado, es necesario dejar establecido que, por el hecho de hacer célere el
procedimiento, el principio de celeridad, no transgrede los derechos y garantías que
son propias de la manifestación del debido procedimiento administrativo, ya que, lo
que tiene por finalidad es hacer que avance el procedimiento de manera adecuada
y segura, sin perder de vista la rapidez para satisfacer los intereses de los
justiciables; por lo que, se sostiene su relación concreta con el principio de
economía procesal.

Finalmente se puede decir que, en este sentido, el principio de celeridad implica


que haya una administración de justicia o administrativa de manera oportuna,
eficiente, sin que medie las dilaciones o atrasos innecesarios en contra de los
litigantes o de los administrados; ya que, los magistrados y los administradores
públicos cuentan con atribuciones propias brindadas por el Estado para que puedan
solucionar una controversia en el cual se encuentran los administrados o litigantes.

I.III. PRINCIPIO DE EFICACIA:

El articulo IV numeral 1.10 de la ley 27444 dice: “Los sujetos del procedimiento
administrativo deben hacer prevalecer el cumplimiento de la finalidad del acto
procedimental, sobre aquellos formalismos cuya realización no incida en su validez,
no determinen aspectos importantes en la decisión final, no disminuyan las
garantías del procedimiento, ni causen indefensión a los administrados.

En todos los supuestos de aplicación de este principio, la finalidad del acto que se
privilegie sobre las formalidades no esenciales deberá ajustarse al marco normativo
aplicable y su validez será una garantía de la finalidad pública que se busca
satisfacer con la aplicación de este principio.”
Entonces en este sentido se puede decir que este principio persigue que el
procedimiento administrativo cumpla los fines para los cuales ha sido creado, esto
es el pronunciamiento oportuno, fundamentado en derecho y dentro de una
secuencia procedimental pre establecida. Esto implica la eliminación de los
formalismos que no incidan directamente sobre el fin que persigue el procedimiento
o no “determinan aspectos importantes en la decisión final, ni disminuyan las
garantías del procedimiento, ni causen indefensión al administrado” como se lee en
el texto de la Ley.

Por lo que se puede afirmar que la eficacia administrativa es un criterio que conduce
de manera natural la actuación de los órganos que integran la Administración
Pública, en virtud de que la comprensión de la función ejecutiva del Estado debe
partir de la premisa de que tal actividad de gobierno se encuentra orientada por una
serie de principios que delimitan su organización y su modo de actuar, dentro de
los cuales la eficacia es su eje medular.

En el ámbito jurídico, la estimación de la eficacia administrativa tiene lugar en la


época del Estado social de Derecho, donde la clásica formula de eficacia jurídica
que caracterizó al Estado liberal y cuyo objetivo fundamental fue ordenar
externamente la convivencia social, es superada, para entenderse en una nueva
dimensión, en la que se busca, ante todo, conocer el efecto real de la acción estatal.
Por esta razón, en esta nueva etapa la eficacia jurídica se evalúa a la luz de los
fines, objetivos y medios disponibles para la resolución de los problemas sociales

Por consiguiente, la tutela jurídica de la eficacia administrativa tiene una relevancia


fundamental en la actualidad, porque dicho criterio, junto al de eficiencia, sirven
para legitimar la acción estatal. Así lo sostiene Luciano Parejo al advertir que, en la
valoración social, política, práctica y jurídica de la Administración pública, tienen
gran importancia los valores de eficacia y eficiencia, puesto que a través de la
primera se exige que la Administración “resuelva” los problemas sociales,
constituyendo un criterio de legitimidad de la Administración pública26

Esta última afirmación es corroborada por Gladys Camacho, quien señala que una
de las preocupaciones del agotamiento del Estado de bienestar, es la valoración de
la eficacia y eficiencia con la que los poderes públicos cumplen con las tareas de
gobierno, la cual, explica, surge como una necesidad de legitimar las actuaciones
y decisiones públicas. Agregando que, la Administración pública es uno de los
poderes más presionados por cumplir estas exigencias, porque constituye el
instrumento fundamental para la actuación del Estado

Por las razones expuestas, el estudio de la eficacia administrativa como principio


jurídico constituye uno de los aspectos más relevantes para la ciencia jurídico
administrativa, siendo uno de sus principales exponentes Luciano Parejo, quien
define al referido postulado como el deber jurídico que tiene la Administración
púbica de realizar efectivamente la situación indicada en cada caso particular por
el interés general, que es el elemento clave para su enjuiciamiento.

Finalmente se puede decir que de tal definición se desprende que la positivización


de la eficacia administrativa que implica su transformación en un deber jurídico,
donde la Administración Pública es el sujeto obligado a su observancia, mientras
que las personas en su calidad de gobernados, son los sujetos titulares de la
prerrogativa para exigir su cumplimiento. De este modo, su connotación se
distingue del que le atribuyen las ciencias económicas o administrativas.
IV. JURISPRUDENCIA

a) PERUANA- EL PRINCIPIO DE CELERIDAD

El Tribunal Constitucional como máximo intérprete de la Constitución Política del


Perú, ha reseñado este principio, señalando su incidencia sobre el desarrollo del
procedimiento administrativo disciplinario, el procedimiento sancionador. En ese
sentido, el máximo intérprete de la constitución ya ha dejado zanjado el tema sobre
este principio fundamental en el procedimiento administrativo general y especial.

En ese sentido, en relación a la incidencia del principio de celeridad en los


procedimientos disciplinarios, ha dicho lo siguiente; en el expediente N ° 3778-
2004-AA/TCPiura, en el caso de Tito Martín Ramos Lam, “con dicha dilación del
procedimiento se le ha producido un perjuicio económico irreparable, en tanto se
ha afectado la subsistencia económica, inclusive alimentaria, de él y su familia”.
Esta sentencia se emitió como consecuencia de la dilación de los plazos para que
se pueda emitir la resolución administrativa disciplinaria. Ya que, por criterios
meramente subjetivos, la entidad administrativa había sobrepasado con el tiempo
procedimental que tenía como finalidad la emisión de una resolución sancionadora.

b) COLOMBIA:

SENTENCIA T–068 DE 1998, M. P. ALEJANDRO MARTÍNEZ CABALLERO:

La efectividad de los derechos se desarrolla con base en dos cualidades, la eficacia


y la eficiencia administrativa. La primera relativa al cumplimiento de las
determinaciones de la administración y la segunda relacionada con la elección de
los medios más adecuados para el cumplimiento de los objetivos. Es por ello que
las dos cualidades permiten la verificación objetiva de la distribución y producción
de bienes y servicios del Estado destinados a la consecución de los fines sociales
propuestos por el Estado Social de derecho. Por lo tanto, la administración necesita
un apoyo logístico suficiente, una infraestructura adecuada, un personal calificado
y la modernización de ciertos sectores que permitan suponer la transformación de
un Estado predominantemente legislativo a un Estado administrativo de
prestaciones. El logro de los objetivos y fines del Estado requieren de una función
administrativa eficiente que responda a las exigencias del Estado Social de derecho
(Colombia. Corte Constitucional, 1998b).
Esta Sentencia resume todos los elementos de la nueva gestión pública, el ideal de
nuevo Estado, acorde y en sintonía con la ciudadanía, con el fin de satisfacer el
interés general, haciéndolo más competitivo de acuerdo a la práctica de la
gobernanza.

V. DERECHO COMPARADO

Una característica general de estas leyes de procedimiento administrativo en


América Latina, es la enumeración en el propio texto de las leyes, del conjunto de
principios generales sobre los mismos, los cuales, por tanto, no se tienen que
deducir por interpretación, permitiendo así, al juez contencioso administrativo o de
control de la actividad administrativa, tener más precisas herramientas de control
sobre la actuación administrativa. Incluso, en algunos casos, los principios se han
establecido con rango constitucional, como es el caso de la Constitución de
Venezuela de 1999, en cuyo artículo 141 se precisa que:

Artículo 141: La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y se


fundamenta en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia,
eficiencia, transparencia, rendición de cuentas y responsabilidad en el ejercicio de
la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho.

Pero en general, ha sido en las leyes de procedimiento administrativo donde se han


enumerado estos principios

a) HONDURAS;

En sus considerandos se precisó que "la actividad administrativa debe estar


presidida por principios de economía, simplicidad, celeridad y eficacia que
garanticen la buena marcha de la Administración", a fin de lograr una pronta y
efectiva satisfacción del interés general (art. 19).

b) ARGENTINA:

Expresamente señaló en su artículo 1,b, que los principios que rigen en el


procedimiento administrativo, son la "celeridad, economía, sencillez y eficacia en
los trámites".
c) VENEZUELA:

Además de los principios de celeridad, economía, sencillez y eficacia, la Ley


Orgánica de Procedimientos Administrativos agregó el principio de imparcialidad
(art. 30) y, adicionalmente, la Ley de Simplificación de Trámites Administrativos de
1999, reformada en 2008 enumeró los siguientes principios en los cuales se debe
fundamentar la simplificación de trámites administrativos: “conforme a los cuales se
deben elaborar los planes de simplificación, que son: “simplicidad, transparencia,
celeridad, eficacia, eficiencia, rendición de cuentas, solidaridad, presunción de
buena fe del interesado o interesada, responsabilidad en el ejercicio de la función
pública, desconcentración en la toma de decisiones por parte de los órganos de
dirección y su actuación debe estar dirigida al servicio de las personas.”

Estos principios los repitió el artículo 10 de la Ley Orgánica de la Administración


Pública de 2001, reformada en 2008, al precisar que su actividad se debe
desarrollar con base en "los principios de economía, celeridad, simplicidad,
rendición de cuentas, eficacia, eficiencia, proporcionalidad, oportunidad,
objetividad, imparcialidad, participación, honestidad, accesibilidad, uniformidad,
modernidad, transparencia, buena fe, paralelismo de la forma y responsabilidad en
el ejercicio de la misma, con sometimiento pleno a la ley y al derecho, y con
supresión de las formalidades no esenciales.” A la norma se agregó, además, la
indicación de que “La simplificación de los trámites administrativos, así como la
supresión de los que fueren innecesarios será tarea permanente de los órganos y
entes de la Administración Pública, de conformidad con los principios y normas que
establezca la ley correspondiente.”

d) ECUADOR:

La Ley de Modernización del Estado precisó que los procesos de modernización se


deben sujetar a los principios de eficiencia, agilidad, transparencia, coparticipación
en la gestión pública y solidaridad social. En el Código de Colombia, además de
todos estos principios, se agregaron otros como los de publicidad, contradicción y
conformidad con el propio Código (art. 3); es decir, el principio de legalidad objetiva.

En la Ley Federal de México, se siguió la misma orientación del texto colombiano,


y se agregó a la enumeración, también, el principio de la buena fe (art. 13).
Hay otros textos, como el Decreto del Uruguay, donde la enunciación de los
principios es muy extensa y comprensiva, como resulta de su artículo 2, conforme
al cual la Administración Pública debe servir con objetividad los intereses generales
con sometimiento pleno al derecho y debe actuar de acuerdo a los siguientes
principios generales: a) Imparcialidad; b) Legalidad objetiva; c) Impulsión de oficio;
d) Verdad material; e) Economía, celeridad y eficacia; f) Informalismo en favor del
administrado; g) Flexibilidad, materialidad y ausencia de ritualismos; h) Delegación
material ; i) Debido procedimiento; j) Contradicción; k) Buena fe, lealtad y
presunción de verdad salvo prueba en contrario; l) Motivación de la decisión; y m)
Gratuidad.

e) BRASIL:

En el mismo sentido se destaca la Ley de Brasil, la cual destinó al tema de los


principios del procedimiento administrativo un extenso artículo (art. 2), en el cual se
enumeran además de un conjunto de criterios que deben guiar los procedimientos
administrativos, los “principios da legalidad, finalidad, motivada, razonabilidad,
proporcionalidad, moralidad, ampla defesa, contradictorio, seguranza jurídica,
interés público e eficiencia.”

Entonces:

Con la Ley del Perú de 2001 se produjo un avance fundamental en este proceso de
positivización de los principios del procedimiento administrativo, al precisar en el
artículo IV del Título Preliminar que el procedimiento administrativo, sin perjuicio de
la vigencia de otros principios general del derecho administrativo, se sustenta
fundamentalmente en los siguientes principios, que se enumeran a título
enunciativo y no taxativo: principio de legalidad; principio del debido procedimiento;
principio del impulso de oficio; principio de razonabilidad; principio de imparcialidad;
principio de informalismo; principio de presunción de veracidad; principio de
conducta procedimental; principio de celeridad; principio de eficacia; principio de
verdad material; principio de participación; principio de simplicidad; principio de
uniformidad; principio de predictibilidad; principio de privilegio de controles
posteriores. Una enunciación similar, de carácter exhaustivo se puede encontrar en
la Ley de Bolivia de 2002, en la cual el artículo 4 enumera e incluso define los
siguientes principios a los que debe sujetarse la Administración Pública:
En la Ley No 38 de Panamá, entre las misiones de la Procuraduría de la
Administración se indica la “coadyuvar a que la Administración Pública desarrolle
sugestión con estricto apego a los principios de legalidad, calidad, transparencia,
eficiencia, eficacia y moralidad en la prestación de los servicios públicos” (art. 3,2);
y luego en su artículo 34 se precisa que “las actuaciones administrativas en todas
las entidades públicas se efectuarán con arreglo a normas de informalidad,
imparcialidad, uniformidad, economía, celeridad y eficacia, garantizando la
realización oportuna de la función administrativa, sin menoscabo del debido
proceso legal, con objetividad y con apego al principio de estricta legalidad.”

Por último, en la Ley Nº 19.880 de Procedimientos administrativos de Chile de 2003,


también se indica que el procedimiento administrativo estará sometido a los
principios de escrituración, gratuidad, celeridad, conclusivo, economía
procedimental, contradictoriedad, imparcialidad, abstención, no formalización,
inexcusabilidad, impugnabilidad, transparencia y publicidad (Art. 4).

Estos principios, además, como lo señala el artículo 2 de la Ley de Brasil, deben


servir como criterio interpretativo para resolver las cuestiones que puedan
suscitarse en la aplicación de las normas de procedimiento.

En el mismo sentido, se regula en la Ley de Honduras (art. 19 y 114) y la Ley del


Perú (artículo IV del Título preliminar), donde se señaló no sólo que los principios
deben servir de criterio interpretativo para resolver las cuestiones que puedan
suscitarse en la aplicación de las reglas de procedimiento, sino, además, como
parámetros para la generación de otras disposiciones administrativas de carácter
general, y para suplir los vacíos en el ordenamiento administrativo.

Por ello, una enumeración extensísima de principios del procedimiento


administrativo, como la contenida en las leyes de Brasil, de Uruguay y de Perú, sin
duda, como se dijo, tiene la ventaja de permitir al juez contencioso-administrativo
ejercer un control más efectivo y con mayor amplitud en relación con la actividad
administrativa.

Pero por supuesto, mucho más importante que la sola enumeración de los
principios, es la definición en los textos legales del contenido de los mismos, como
ocurre con el artículo 4 de la Ley de Bolivia antes mencionado. Es lo que hacen el
Código colombiano (art. 2) y más extensamente, la Ley del Perú, en la cual su
artículo IV,1.2 del Título Preliminar dispuso que los administrados deben gozar de
todos los derechos y garantías inherentes al debido procedimiento administrativo,
el cual se rige por los principios de derecho administrativo, que comprende el
derecho a exponer sus argumentos, a ofrecer y producir pruebas y a obtener una
decisión motivada y fundada en derecho.
Por otra parte, al referirse al principio de celeridad, el mismo artículo 2 del Código
colombiano señala que en virtud del mismo:

Las autoridades tendrán el impulso oficioso de los procedimientos,


suprimirán los trámites innecesarios, utilizarán formularios para actuaciones
en serie cuando la naturaleza de ellas lo haga posible y sin que ello releve a
las autoridades de la obligación de considerar todos los argumentos y
pruebas de los interesados.

La Ley del Perú, por su parte, en relación con este mismo principio de celeridad,
dispuso en el artículo IV, 1.9 del Título Preliminar, como obligación para quienes
participan en el procedimiento, el que deben ajustar su actuación de tal modo que:

Se dote al trámite de la máxima dinámica posible, evitando actuaciones procesales


que dificulten su desenvolvimiento o constituyan meros formalismos, a fin de
alcanzar una decisión en tiempo razonable, sin que ello releve a las autoridades del
respeto al debido procedimiento o vulnere el ordenamiento.

Por otra parte, en cuanto al principio de la eficacia, la norma del Código


colombiano señala que el mismo tiene por objeto lograr la finalidad del
procedimiento "removiendo de oficio los obstáculos puramente formales y evitando
decisiones inhibitorias".

La Ley del Perú, en relación con este principio de la eficacia, en el mismo artículo
IV del Título Preliminar, es aún más explícita, al señalar:

1.10 Principio de eficacia. Los sujetos del procedimiento administrativo


deben hacer prevalecer el cumplimiento de la finalidad del acto procedimental,
sobre aquellos formalismos cuya realización no incida en su validez, no determinen
aspectos importantes en la decisión final, no disminuyan las garantías del
procedimiento, ni causen indefensión a los administrados.
En todos los supuestos de aplicación de este principio, la finalidad del acto que se
privilegie sobre las formalidades no esenciales deberá ajustarse al marco normativo
aplicable y su validez será una garantía de la finalidad pública que se busca
satisfacer con la aplicación de este principio

Por lo que, en América Latina, antes de que se comenzaran a dictar las leyes
generales sobre procedimientos administrativos, la mayoría de los principios antes
mencionados, se habían venido construyendo, con la ayuda de la doctrina y sin
texto normativo expreso, como consecuencia de la labor del juez contencioso-
administrativo. Por ello es que el derecho administrativo en América Latina puede
dividirse en las dos etapas antes mencionadas: antes y después de las leyes que
han regulado todos esos principios, los cuales, antes, habían sido creación de la
jurisprudencia, y delineados por la doctrina. En todo caso, a medida que estos
principios se han ido estableciendo en textos legales expresos, se han reforzado
los instrumentos que le han permitido al juez ejercer con mayor precisión el control
de legalidad, catapultándose, en consecuencia, tanto la jurisprudencia como la
doctrina.

Por ejemplo, el que se encuentre en el Decreto uruguayo y en las Leyes de Perú,


Venezuela y Bolivia, la enunciación expresa del principio de la buena fe puede
considerarse como una revolución en el régimen jurídico de la Administración
Pública, porque en la práctica de algunas Administraciones Públicas,
lamentablemente, lo que existe de parte de los funcionarios es una especie de
presunción de que el administrado actúa de mala fe, por lo que usualmente busca
obstaculizar sus pretensiones; y el administrado, por su parte, con frecuencia
responde a esta actitud, buscando engañar a la Administración.
VI. CONCLUSIONES

1) En la práctica diaria se da la vulneración del principio de celeridad y eficacia.


2) Como se puede observar los principios de la ley administrativa son muy
importantes en nuestra legislación Sirven de criterio interpretativo para
resolver las cuestiones que puedan suscitarse en la aplicación de las reglas
de procedimiento, en consecuencia, la administración pública deberá tener
presente los principios durante todo su accionar, para que este sea válido.
3) Los principios administrativos sirven como parámetro para la generación de
otras disposiciones procedimentales. La Norma II del Título Preliminar
señala que las autoridades deben tener presente los principios del
Procedimiento Administrativo, así como los derechos y deberes de los
sujetos del procedimiento establecidos en esta ley cuando reglamenten
procedimientos especiales.
4) Se puede señalar también que, a través de sus principios, la administración
contribuye al bienestar de la comunidad, ya que proporciona lineamientos
para optimizar el aprovechamiento de los recursos, para mejorar las
relaciones humanas y generar empleos, todo lo cual tiene múltiples
connotaciones en diversas actividades del hombre
5) Finalmente puedo decir que la eficacia administrativa se trata de la
consecución de las metas de una institución con los recursos disponibles
para tal fin, realizando los procesos de manera correcta.
VII. RECOMENDACIONES

• Es conocido que la Gestión Administrativa de las entidades del sector público


de manera o hablando de forma general cumplen con su función muy lenta
si lo analizamos desde un enfoque genérico , eso se percibe a través de las
respuestas que emiten sobre determinado acto procedimental si es que lo
enfocamos desde ahí y es la mejora que se ha venido buscando durante
años con la mejor aplicación de los reglamentos en cuanto a esta Ley general
y de tal manera mejor el beneficio de los ciudadanos de los particulares de
las empresas, solución correcta a su pedido por ley les corresponde sin
vulnerar sus derechos, a veces cuesta creer que una simple petición de
administrado en común como a una municipalidad y ciertas situaciones que
a veces por mala decisión y que no proceda nos lleva a un proceso
contencioso, mucha mejoría pero también muchas cosas a considerar para
el avance y desarrollo de esta Ley 27444. Por lo que una de las
recomendaciones es que se aplique mas celeridad en los procesos y que el
personal este capacitado para ello.
• Se recomienda a los interesados en la materia administrativa y
especialmente en materia sancionadora que evalúen las normas y las
actuaciones de los funcionarios públicos y propongan medidas a favor de los
usuarios.
• Los funcionarios públicos deben ordenar actuaciones que se encuentren
dentro de los parámetros, no solo legales, sino constitucionales dentro de
los plazos que la ley establece y evitar tanta demora en los procesos y
respetando el principio de celeridad
• Que los funcionarios puedan capacitarse en los temas de tecnología en
donde se pueden encontrar diversidad de herramientas que facilitan un
debido proceso y sea cumplido en el plazo de la ley
VIII. ANEXOS
FUENTES

Gustavo Bacacorzo, Tratado de Derecho Administrativo, Tomo I (substantivo),


Gaceta Jurídica Editores S.R.L., 2° edic., 1997.

Juan Felipe Isasi Cayo, Introducción al Derecho Administrativo, Edit. CECOSAMI.

Raúl Ferrero R., Ciencia Política: Teoría del Estado y Derecho Constitucional.
Editora Jurídica Grijley E.I.R.L., 9° Edición, 2003.

Prólogo de Juan Carlos Morón Urbina, Ley del Procedimiento Administrativo Legal,
1° edic., Normas Legales 2008, Gaceta Jurídica S.A., pág. 19.

DECRETO LEGISLATIVO N° 1272 Decreto Legislativo que modifica la Ley N°


27444, Ley del Procedimiento Administrativo General y deroga la Ley N° 29060,
Ley del Silencio Administrativo

Cfr. CAMACHO CEPEDA, G. “Los principios de eficacia y eficiencia


administrativas”, en Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, La
Administración del Estado de Chile, decenio 1990-2000, Editorial Conosur Ltda.,
2000, pp. 507 y 508. Fuente de información:
http://www.academia.edu/28989746/Los_principios_de_eficacia_y_eficiencia_adm
inistrativas_2000_

Jarama Castillo, Z. V., Vásquez Chávez, J. E., & Durán Ocampo, A. R. (2019). El
principio de celeridad en el código orgánico general de procesos, consecuencias
en la audiencia. Universidad y Sociedad, 11(1), 314-323. Recuperado de
http://rus.ucf.edu.cu/index.php/rus

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