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30 de junio de 2022 Bibiana Francia

Grupo: 2°D

¿Existe un conocimiento universal a enseñar?

El presente trabajo tiene como base uno de los diálogos escritos por Platón,
“Protágoras”. El mismo fue un filósofo griego, nacido en Atenas en el siglo V
a.C., seguidor de Sócrates, y es considerado una de las figuras más influyentes
del pensamiento filosófico en general.
Este diálogo presenta un debate que ocurre en el momento en que recién
comienzan a surgir los sofistas como profesionales de la educación, bajo la
democracia ateniense, primera democracia que había conocido el mundo y que
recién se había instaurado. Desde el ámbito educativo, buscaba formar lo que
denominaban “buenos ciudadanos”, seres capaces de expresar su opinión y
persuadir al otro, excelentes en la oratoria. En el diálogo se plantea el siguiente
problema: ¿qué enseñar? y ¿qué puedo conocer? Enfrentándose allí dos
ideologías opuestas, la de Protágoras, sofista, y la de Sócrates, filósofo. El
primero adopta al relativismo; corriente filosófica que considera que no hay una
verdad absoluta, ninguna verdad universalmente válida, y que niega la
posibilidad del conocimiento. Mientras que Sócrates, al dogmatismo; corriente
filosófica que da por hecho que existe la posibilidad y la realidad del contacto
entre sujeto y objeto, y considera al conocimiento como una capacidad del
individuo para interpretar a la realidad. Sócrates no cree que se pueda enseñar
la excelencia y Protágoras no cree que se pueda alcanzar el conocimiento
verdadero.
El sector educativo se encuentra en constante cambio, por lo que es casi
inevitable ponerse a pensar qué se debe enseñar y si se lo está haciendo de la
mejor forma. Actualmente, como estudiante de profesorado, también me hago
estos cuestionamientos que se hacían hace tantos siglos atrás. Qué es eso que
me están presentando como conocimiento y que luego tendré que transmitir
como tal también, y cuáles de todos esos conocimientos que me presentan es
el verdadero. Un ejemplo de esto es que cada docente escoge en base a qué
autor trabajará ciertos conceptos, como por ejemplo el de oración subordinada,
y yo, como estudiante debo aprenderme cada uno de ellos, pero luego, ¿cuál
es el que debo transmitirles a mis estudiantes? ¿cómo puedo estar segura de
qué ese es el verdadero?
Al analizar la práctica educativa comienzo a cuestionarme cosas como: “¿qué
se está enseñando?”, “¿es un conocimiento absoluto?”, “¿hay o no hay un
conocimiento absoluto a enseñar?” “¿cómo saber si se está enseñando un
conocimiento verdadero?” y “en el caso de que no exista un conocimiento
verdadero, ¿qué enseñar?”.
Yo considero, al igual que Platón, que el conocimiento es posible y que para
que sea verdadero debe ser objetivo y universal. Y, que el docente debe
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enseñar al estudiante a reflexionar para que él mismo pueda llegar a dicho


conocimiento.
¿Por qué coincido con Platón?
Platón sostiene que el objeto de estudio del conocimiento verdadero será lo
universal, las ideas. Y que nuestra alma tiene la capacidad para llegar al
mismo, simplemente debemos aprender a mirar en la dirección correcta. Pero,
¿qué quiere decir con que es universal? Se refiere a que el conocimiento es
para todos igual, que no cambia, por ejemplo, de un país a otro o de un
continente a otro el conocimiento verdadero será el mismo. Estas ideas no son
construidas por nosotros, según este filósofo, por esta razón son inmutables,
podemos conocerlas, pero no podemos cambiarlas.
Partiendo de que el conocimiento verdadero es universal, podemos decir que la
percepción no es conocimiento. La percepción cambia de un individuo a otro,
un gran ejemplo es: si colocamos la figura “9”, de gran tamaño, en el piso y
luego pedimos a dos individuos que se posicionen uno frente al otro, de forma
vertical, uno estará viendo un 9 y el otro un 6. Ambos estarían en lo correcto,
desde la percepción, porque estarían confiando en lo que ven. Sin embargo, no
estaríamos frente a conocimientos verdaderos, debido a que son afirmaciones
cambiantes de individuo a individuo, no son estables, y por este motivo no es
algo que se puede conocer. La percepción considerada como conocimiento
verdadero provocaría que nuestro mundo se convirtiera en algo bastante
limitado, estaríamos conociendo solamente lo que vemos o sentimos. Así
mismo, no hay dudas de que es un instrumento que puede ayudarnos a iniciar
el camino hacia el conocimiento, mediante la misma podemos reconocer un
objeto y sus cualidades y desde ahí recurrir a la razón para llegar al
conocimiento verdadero. Recurriendo a otro ejemplo podemos ver más
claramente por qué no puedo decir que percepción es conocimiento verdadero.
Un individuo que se encuentra enfermo tendrá una percepción errada de la
realidad, por ejemplo, la fiebre puede provocar que note una temperatura
diferente a la que hay en ese momento. Es decir, no puedo llamar a la
percepción conocimiento porque tendré un conocimiento erróneo de la realidad.
Por consiguiente, si estoy en el error significa que mi conocimiento es falible, lo
opuesto a infalible. Lo que, según Platón, es lo mismo que no tener un
conocimiento. Nos encontramos con varios ejemplos de esto a lo largo de la
historia. Uno de ellos es que durante mucho tiempo se pensó que el átomo era
la unidad mínima y se sostuvo como verdad. Todo ese tiempo creíamos que
eso era una verdad, luego descubrimos que estábamos equivocados. Otro gran
ejemplo es que el hombre en la Edad Media pensaba que el mundo era plano,
basado en lo que veía. Esto nos deja muy claro que la percepción puede
engañarnos, que muchas veces podemos estar creyendo en cosas de forma
equivocada. Algo para ser llamado conocimiento debe ser infalible, el darnos
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cuenta ahora de que estábamos en un error demuestra que el conocimiento a


través de la percepción es falible, por lo que no deberíamos confiar en él.
Basado en que el conocimiento es infalible, no debemos buscarlo en las cosas
que son cambiantes, como los objetos sensibles. Y sí más allá de los objetos,
más allá de lo visible. El conocimiento se descubre utilizando la razón y no los
sentidos, tiene como objeto de estudio lo que es real, es decir, las ideas. Estas
no dependen del sujeto, y por este motivo son universales y perduran a través
del tiempo.
Entonces, ¿qué enseñar?
Las ideas, que Platón sostiene que podemos conocer, no están en otro mundo,
están escondidas dentro de las cosas que vemos. Por tanto, se debe enseñar
cómo llegar a las mismas, y esto se logra utilizando la razón. Este filósofo
indica que el maestro es un individuo que transcurrió el camino educativo con
esfuerzo, pensando con la razón y dejando a un lado los sentidos, y que ahora,
libre de falsas creencias, se encarga de guiar a los estudiantes hacia el
conocimiento. Va a mostrarles que existen otras interpretaciones y ayudarlo a
llegar a las mismas utilizando la razón. Junto con esto, el estudiante va a
desarrollar habilidades cognitivas, tales como la reflexión, la duda y el
razonamiento. En síntesis, enseñar desde la concepción de conocimiento de
Platón no se trata de transmitir conocimientos, y sí de enseñar el camino a
través del cual se llega al mismo. Y para lograrlo, los estudiantes deberán
reflexionar.
Desde mi rol como futura docente de Idioma Español, considero que no podría
enseñar el contenido de esta asignatura si llamara a la percepción
conocimiento, porque cada uno de los estudiantes estaría construyendo desde
lo que ve o siente y se haría muy difícil el poder entendernos, comunicarnos. La
existencia de un conocimiento universal facilita que podamos comunicarnos
entre todos, por ejemplo, por más que mi idioma sea el español, si quiero
comunicarme con un individuo que tiene como idioma el inglés, puedo hacerlo.
Esto porque existen algunas reglas que son válidas para todo el mundo, son
universales, todos podemos aprenderlas. Si quiero decir “hola”, y no sé el
idioma de ese otro individuo, puede hacer un gesto con la mano y va a
comprenderme, debido a que es un lenguaje corporal conocido universalmente.
En conclusión…
Luego de este análisis puedo afirmar que la concepción de conocimiento que
tienen los sofistas es errónea. Y, que lo que habría que enseñar es cómo llegar
a ese conocimiento que cumple con las funciones de: universal, infalible e
inmutable. No transmitir conocimientos, y sí enseñar el camino, utilizar métodos
que hagan reflexionar a los estudiantes, para que logren alcanzarlo.
30 de junio de 2022 Bibiana Francia

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Referencias bibliográficas:

Copleston, F. (2007) “Historia de la filosofía” Tomo I Ed. LIBER


Hessen, J. (1958) “Teoría del conocimiento” Ed. Losada S.A Buenos Aires
Platón (1988) “Protágoras” Ed. Gredos
Platón (1881) Obras completas: “Teeteto” Ed. Patricio de Azcárate
Platón “República” Versión digital: Librodot

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