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SIMPLICITAS DEI: UNA VERDAD REVELADA

,.
ACCESIBLE A LA RAZON

Juan José Herrera


Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, Argentina

El debate contemporáneo sobre la simplicidad divina parece haber


llegado a su término. Uno de los voceros de este punto final es Barry
Smith, quien aseguró drásticamente que la afirmación de un Dios
simple carece de toda fundamentación en la Sagrada Escritura. A
diferencia de la unicidad divina, la simplicidad no es una idea bíblica
sino griega, introducida indebidamente en la teología cristiana. Pero, al
mismo tiempo, el atributo divino de simplicidad excede los límites del
conocimiento humano, está fuera del alcance de la metafísica. Smith
manifiesta abiertamente una preferencia por la teología apofática (en el
sentido moderno del término): no sabemos cómo es Dios, si es simple
o compuesto 1. Esto, evidentemente, representa un golpe fulminante
contra toda discusión teológica o filosófica.
Sin embargo, la perspectiva sapiencial de nuestra comunicación
conduce a conclusiones diferentes, sobre todo al situarnos en el pen-
samiento de Tomás de Aquino, quien, por otra parte, fue invocado
frecuentemente en el debate contemporáneo sobre la simplicidad
divina", En esta ocasión, nos proponemos mostrar que, en la obra
del gran teólogo dominico, el atributo de simplicidad es una verdad
revelada que puede ser conocida por la luz natural de la razón y, ade-

Cf. B. D. Smith, The Oneness and Simplicity of God. Eugene (OR), Pickwick
Publications,2014.
2 Cf. J. J. Herrera, La simplicidad divina según santo Tomás de Aquino. Tucumán,
Ediciones de la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino, 2011, pp. 29-59.

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más, que la inteligencia humana alcanza el sentido más agudo de esa


verdad gracias a la metafísica del ser.
Como se sabe, la revelación divina instruyó al hombre sobre dos
clases de verdades:': a) las que exceden la capacidad racional huma-
na, como la trinidad de personas divinas o la encarnación del Verbo
divino; b) las que pueden ser conocidas por la razón natural, como la
unidad de la esencia divina, la creación del mundo o la inmortalidad
del alma". Ambos tipos de verdades están ordenados a la salvación
del género humanos, fueron propuestos por Dios para ser creídos",
y forman parte de los «revelabilia », condición requerida para que una
verdad sea objeto de la teología sagrada.
Ahora bien, la simplicidad de Dios pertenece al segundo grupo,
pues es una verdad revelada que la razón humana puede conocer por
sus propios recursos naturales? Sin embargo, no hay que ilusionar se
pensando que se puede acceder fácilmente a tan sublime instrucción.
Este atributo, que niega en Dios toda composición, constituye paradóji-
camente una de las cuestiones más complej as de la teología tomasiana 8•
Lo podemos constatar al leer los cinco principales pasajes en los que

3 Cf. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, 1, q. 1, a. 1; Summa contra Gentiles, 1,


c. 3, n. 14. Cabe subrayar la aclaración que hace el mismo Tomás de Aquino en la
Summa contra Gentiles, 1, c. 9, n. 51: «Dico autem duplicem veritatem divinorum,
non ex parte ipsius Dei, qui est una et simplex veritas; sed ex parte cognitionis
nostrae, quae ad divina cognoscenda diversimode se haber».
4
Cf. S.-Th. Bonino, Thomas d'Aquin, De la vérité, Question 2 (La science en Dieu).
Introduction, traduction et commentaire. Fribourg / Paris, Éditions Universitaires
/ Éditions du Cerf, 1996, pp. 118-12lo
5 Cf. Tomás de Aquino, Summa Theologiae, 1, q. 1, a. lo
6
Cf. Tomás de Aquino, Summa contra Gentiles, 1, c. 4, nn. 21-22; Summa Theologiae,
U-U, q. 1, a. 5, ad 3; q. 2, a. 4. El objeto propio y principal de la fe es aquello que
hace al hombre bienaventurado, d. Summa Theologiae, U-II, q. 1, a. 6, ad 1; q. 2,
aa.5 et 7. -
7
Tomás no explicita, como lo hace Alberto Magno, una confluencia de razón y fe
en la conceptualización del atributo de simplicidad. En la Surnrna Theologiae, 1,
traer. 4, q. 20, c. 1, Alberto escribe lo siguiente: «Firrniter tenendum est et cre-
dendum deum esse simplicem et incompositum et secundum fidem et secundum
philosophiarn». El Aquinate menciona dicha concurrencia cuando habla de la
conservación divina de las cosas, Summa Theologiae, 1, q. 104, a. 1: «necesse est
dicere, et secundum fidem et secundum rationem, quod creaturae conservantur in
esse a Deo».
El acceso a lo divino a través de la razón ipraearnbula fidei) requiere, sin duda, un
gran empeño y muchos conocimientos previos. Es como hacer que el desvelo de
toda la filosofía se ordene al conocimiento de las realidades divinas, d. Summa
contra Gentiles, 1, c. 4, n. 23.
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Tomás trata «De simplicitate Dei», pues allí se despliega lo mejor de


su metafísica",
Pero, si la simplicidad divina pertenece al conj unto de verdades
naturales reveladas, ¿dónde se encuentra plasmado dicho atributo? En
ningún lugar la Sagrada Escritura declara que Dios es omnino simplex.
Este planteo se acerca mucho a una objeción que buscaba eliminar
del discurso teológico el término «persona» por no encontrarse en la
Biblia. En consecuencia, no es desatinado imaginar que, para el pro-
blema de la simplicidad de Dios, Tomás reaccionaría proponiendo un
principio hermenéutica similar al empleado en aquella oportunidad.
Su réplica dice así: «aunque el nombre de persona no es predicado de
Dios en la Escritura del antiguo o nuevo Testamento, sin embargo, lo
que el nombre significa, de múltiples maneras es afirmado de Dios en
la Sagrada Escritura, a saber, que es máximamente ente por sí y que es
inteligente sumamente perfecto» 10. La respuesta del Angélico continúa
detallando las consecuencias absurdas de la objeción contra el empleo
de «persona» en teología: «Si fuera necesario hablar de Dios solo con
aquellas voces que la Sagrada Escritura le aplica, se seguiría que nadie
podría hablar nunca de Dios en otra lengua, sino en aquella en la que
primeramente ha sido transmitida la Escritura del antiguo y del nuevo
Testamentos» 11.
Más adelante, siempre en la Prima pars, Tomás pone en ejercicio
su criterio al reconocer que, si bien ningún pasaje de la Biblia sostie-
ne literalmente que las tres personas divinas son una misma esencia,
hay sin embargo textos que apuntan a esa verdad como, por ejemplo,
Juan 10,30; 10,38; 14,1012• Pero, en el fondo, esta salvedad obedece

9 Cf. Tomás de Aquino, In Sententiarum, 1, d. 8, q. 4; Summa contra Gentiles, 1,cc.


16-27; De p otentia, q. 7; Compendium Theologiae, 1, cc. 9-17; Summa Theologiae,
1, q. 3.
10 Tomás de Aquino, Surnrna Theologiae, 1, q. 29, a. 3, ad 1: «Iicet nomen personae
in Scriptura veteris vel novi Testamenti non inveniatur dictum de Deo, tamen id
quod nomen significat, multipliciter in sacra Scriptura invenitur assertum de Deo;
scilicet quod est maxime per se ens, et perfectissime intelligens». En este sentido,
se debe tener cuidado cuando se interpreta la sentencia del joven Tomás «sapientis
enim est non curare de nominibus» (In Sententiarum, II, d. 3, q. 1, a. 1), puesto
que con ella no se pretende un desentendimiento de las «rationes» de los términos,
las cuales son semejanzas inteligible s de las realidades nombradas.
11 Tomás de Aquino, Summa Theologiae, 1, q. 29, a. 3, ad 1: «Si autem oporteret de
Deo dici solum illa, secundum vocem, quae sacra Scriptura de Deo tradit, seque-
retur quod nunquam in alia lingua posset aliquis loqui de Deo, nisi in illa in qua
primo tradita est Scriptura veteris vel novi Testarnenti».
12 Tomás de Aquino, Summa Theologiae, 1, q. 39, a. 2, ad 1.

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a que la exégesis especulativa tomasiana desentraña lo que está implí-


citamente contenido en la revelación; esa es precisamente una de las
tareas que el Aquinate le reconoce a la sagrada doctrina 13. El siguiente
párrafo es bastante claro al respecto: «la verdad de fe está contenida
en la Sagrada Escritura difusamente y de varios modos, y, en algunos
casos, de forma oscura. Por eso, para extraer de la Sagrada Escritura
la verdad de fe se requiere mucho estudio y ejercicio, [... ]. Se hizo por
ello necesario entresacar de la Sagrada Escritura, en forma concisa,
un conjunto claro que fuera propuesto a todos para creerlo. Yeso no
fue nada añadido a la Escritura, sino más bien algo tomado de ella».
Además, santo Tomás adhiere al principio de que «sobre Dios no de-
bemos decir nada que no se encuentre en las Sagradas Escrituras, ni
por las palabras ni por el sentido» 14. Por eso su pluma está bastante
lejos de una exégesis caprichosa.
En cuanto a la noción bíblica de simplicidad divina, Tomás advierte
que el significado de «simplex» está contenido en pasajes como los de
Juan 4,24 o de 1 Timoteo 1,17, que hablan acerca de la espiritualidad
de Dios. Sin embargo, la inmaterialidad no equivale necesariamente
a la simplicidad absoluta. Por eso entiende que la revelación de este
atributo ernerge principalmente en Éxodo 3,14: «Yo soy el que Soy».
Según el Angélico, Dios se ha revelado progresivamente dando a cono-
cer su perfección mediante distintas denominaciones. A los patriarcas
Dios manifestó su omnipotencia, mientras que a Moisés lo instruyó
más plenamente sobre la simplicidad de su esencia cuando se reveló
como «Ego sum qui sum».
El texto tomasiano no tiene desperdicio:

Antes de la ley, Abrahán y los otros Padres fueron instruidos profética-


mente sobre aquellas cosas que pertenecen a la fe en la deidad. [... ] Bajo
la ley tuvo lugar la revelación profética de las cosas que pertenecen a la fe
en la deidad de un modo más excelente que en el tiempo anterior, porque

13 Tomás de Aquino, Summa Theologiae, U-U, q. 1, a. 9, ad 1: «veritas fidei in sacra


Scriptura diffuse continetur et variis modis, et in quibusdarn obscure; ita quod
ad eliciendurn fidei veritatern ex sacra Scriptura requiritur longum studiurn et
exercitium, [... ]. Et ideo fuit necessariurn ut ex sententiis sacrae Scripturae aliquid
rnanifesturn surnrnarie colligeretur quod proponeretur ornnibus ad credendurn.
Quod quidern non est additurn sacra e Scripturae, sed potius ex sacra Scriptura
assumpturn» .
14 Tomás de Aquino, Summa Theologiae, 1, q. 36, a. 2, ad 1: «de Deo dicere non
debemus quod in sacra Scriptura non invenitur vel per yerba, vel per sensum».

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correspondía instruir ya no solo a determinadas personas o a algunas


familias sino a todo el pueblo. Por eso dice el Señor a Moisés en Éxodo
6,2-3: Yo, el Señor, que me mostré a Abrahán, Isaac y Jacob como Dios
omnipotente, pero no di a conocer mi nombre de Adonai. Por esta razón,
los antiguos Padres fueron instruidos en general sobre la omnipotencia
del único Dios, pero Moisés fue instruido después de modo más completo
sobre la simplicidad de la esencia divina, cuando se le dijo, Éxodo 3,14: Yo
soy el que soy [... ]. Posteriormente, en el tiempo de la gracia, el misterio
de la Trinidad fue revelado por el mismo Hijo de Dios!",

Realmente causa asombro la delicadeza pedagógica con la que


Dios condujo a los hombres por las distintas etapas de la historia de
la salvación hacia un conocimiento cada vez más profundo de lo que
en sí mismo es, es decir, de su vida divina íntima.
Seguramente, bajo la mirada de cierta exégesis contemporánea, esta
interpretación quedaría descalificada; pero, como VelTIOS, la lectura teo-
lógica de la Sagrada Escritura a la que Tomás estaba habituado lo llevó
a establecer una estrecha relación entre la revelación de Éxodo 3,14 y
las doctrinas concernientes al estudio de Dios en la unidad de su esencia.
Desde sus obras de juventud el Aquinate sostuvo que «Ego sum qui sum»
es el nombre más propio de Dios, y, convencido de que todo nombre es
impuesto para significar la esencia de algo, buscó siempre penetrar en
su contenido determinando que la exclusividad divina de esa apelación
se debe a que en Dios su sustancia o esencia no es otra cosa que su ser!".

15 Tomás de Aquino, Summa Theologiae, U-U, q. 174, a. 6: «Narn ante legem, Abra-
ham et alii Patres prophetice sunt instructi de his quae pertinent ad fidem deitatis
[... ]. Sub lege autem, facta est revelatio prophetica de his quae pertinent ad fidem
deitatis excellentius quam ante: quia iam oportebat circa hoc instrui non solum
speciales personas aut quasdam familias, sed totum populum. Unde Dominus dicit
Moysi, Exod. 6 (2-3): Ego Dominus, qui apparui Abraham, Isaac et Iacob in Deo
omnipotente, et nomen meum Adonai non indicavi eis: quia scilicet praecedentes
Patres fuerunt instructi in communi de omnipotentia unius Dei; sed Moyses poste a
plenius fuit instructus de simplicitate divinae essentiae, cum dictum est ei, Exod. 3
(14): Ego sum qui sum [... ]. Postmodum vero, tempore gratiae, ab ipso Filio Dei
revelatum est mysterium Trinitatis». Cf. G. Juárez, «In communi de omnipotentia
unius Dei: el conocimiento del ser divino antes de la Ley en la Suma de Teología
de santo Tomás de Aquino», Estudios Trinitarios 47/1 (2013) 119-145.
16 Cf. Tomás de Aquino, In Sententiarum, 1, d. 8, q. 1, aa. 1 et 3; Summa Theologiae,
1, q. 13, a. 11; L. Clavell, El nombre propio de Dios según santo Tomás de Aquino.
Pamplona, Eunsa, 1980, pp. 19-63, 151-184. El historiador francés de la filosofía,
E. Gilson, sostuvo que la identidad de Dios con el ser proviene de la revelación.
Según este autor, fue el pasaje de Éxodo 3,14 el que proporcionó los datos para
que la especulación teológica pudiera llegar a afirmar la subsistencia del ser divino.

8r
JUAN JOSÉ HERRERA

La clarificación mayor de ese texto bíblico dentro de la Summa


se encuentra en la cuestión 3 de la Prima pars, donde la total simpli-
cidad divina se fundamenta en la noción de Dios como «ipsum esse
subsistens». Tomás, consciente de que no basta con responder a la
indagación sobre la simplicidad de Dios por medio de «auctoritates»,
expone las pruebas que conducen a la raíz misma de la verdad, dando
a conocer las razones más hondas de lo que se enseña sobre Dios"?
En este sentido, la Summa proporciona una serie de argumentos de-
mostrativos que explican al discípulo por qué Dios es simple y en qué
consiste ese modo de ser.
La vía que el maestro dominico emplea es sumamente ardua,
pues debe mantenerse en una permanente exploración metafísica de
la realidad finita. En efecto, en esta vida no se conoce a Dios sino ex
creaturis, entendiendo de modo inmediato por esta expresión las rea-
lidades sensibles. Las conclusiones de las cinco vías de la Prima pars,
cuestión 2, artículo 3, intervienen frecuentemente como contrapeso
a una razón que contempla la múltiple composición de las creaturas.
Pero estos datos no se organizan en una síntesis conclusiva sino a
partir de tres teorías que nuclean y dirigen el trabajo del intelecto: la
teoría de la causalidad eficiente, la del acto y la potencia, y la de la
participación. Las tres conducen, en virtud de una perspectiva analó-
gica, desde el ente finito a Dios. Luego, la negación progresiva de cada
tipo de composición, comenzando por la más evidente a los sentidos,
equivale a un laborioso pero seguro ascenso hacia la verdad divina de
la simplicidad. Se logra una progresiva y admirable penetración del
misterio divino que, al establecer lo que Dios no es, pone de manifiesto

Entre los textos gilsonianos que contienen esta posición, podemos mencionar
L'Esprit de la philosophie médiévale. Paris, Librairie Philosophique J. Vrin, 19442,
p. 50, nota 1; «L'étre et Dieu», Revue Thomiste 62 (1962) 181-202,398-416 (en
particular pp. 193-197); Le Thomisme. Introduction a la philosophie de saint
Thomas d'Aquin, Paris, Librairie Philosophique J. Vrin, 19726, pp. 100-101. Sin
embargo, P. Hadot mostró que la identificación del ser con Dios no es específica-
mente cristiana, puesto que ya se encuentra en algunos autores neoplatónicos, d.
Id., «Dieu comme acte d'étre dans le néoplatonisme. A propos des théories d'É.
Gilson sur la métaphysique de I'Exode», en Dieu et l'étre. Exégéses d'Exode 3,14
et de Coran 20,.1.1-24. Paris, Études Augustiniennes, 1978, pp. 57-63. La tesis de
Gilson había sido criticada anteriormente por C. J. de Vogel, ««Ego sum qui surn»
et sa signification pour une philosophie Chrétienne», Revue des Sciences Religieuses
35 (1961) 337-355 (en particular pp. 348-349), para quien la concepción de Dios
como el ser por esencia no deriva del Éxodo, sino de la filosofía griega.
17 Cf. Tomás de Aquino, Quaestiolles de quolibet, IV, q. 9, a. 3 (lin. 21-46).
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lo que Dios es, mostrando los atributos positivos en los que se apoyan
metafísicamente las negaciones 18.
Los artículos 2 y 4 de la cuestión 3 relTIUeVende Dios las dos po-
tencialidades sobre las que giran todas las composiciones internas del
ente finito: la materia y la potentia essendi, es decir, la esencia 19. Para
cumplir este propósito, sus razonamientos observan principalmente
la vía resolutiva del acto-". Así, desde el inicio, queda establecido que
Dios es acto puro (art. 1), enseguida se esclarece la determinación de
dicha actualidad como forma por esencia (art. 2), posteriormente se
afirma la identidad en Dios de suppositum y naturaleza (art. 3), para
alcanzar, en cuarto lugar, la tesis central de la cuestión 3: la indistinción
de esencia y ser en Dios (art. 4 )21.
Es verdad que la simplicidad de Dios podría significarse con la
expresión actus purus, pero gracias a su descubrimiento personal,
hoc quod dico esse+, santo Tomás ha ido más allá de toda reflexión
precedente, especificando en qué consiste, en última instancia, aquella

18 Ninguna propiedad negativa de Dios puede ser filosóficamente conocida sino en


razón de un atributo positivo, d. Averroes, In De anima, III, comm. 25 (enAverroés,
L'intelligence et la pensée, Sur le De anima, Présentation et traduction inédite par
A. de Libera. Paris, Flammarion, 1998, p. 131). Véase, asimismo, Tomás de Aquino,
In Scntentiarurn, I, d. 35, q. 1, a. 1, ad 2; d. 19, q. 5, a. 1, ad 1; De potentia, q. 7,
a. 5; q. 10, a. 5; Summa Theologiae, I-II, q. 72, a. 6; q. 75, a. 1. En realidad, esta
idea es confirmada por la enseñanza aristotélica, d. Tomás de Aquino, In Periher-
meneias, I, lec. 8 (lin. 17-43).
19 Aunque el proceso comporta, efectivamente, la remoción en Dios de la materia,
no apunta a una negación absoluta de la esencia, sino de su consideración como
potencia ordenada al acto de ser. Por eso Tomás de Aquino sostiene que a Dios le
corresponde «esse quid», en cuanto es esencia, d. Summa contra Gentiles, IV, c.
11, nn. 3472-3473.
20 Según M.-D. Chenu, lntroduction a l'étude de saint Thomas d'Aquin, Montréal /
Paris, Institut d'Études Médiévales / Librairie Philosophique J. Vrin, 19542, p. 162,
la «via resolutionis» es uno de los elementos más personales de la metodología
filosófica de Tomás; d. In Metaphysicorum, II, lec. 1, n. 278; Summa Theologiae,
I-II, q. 14, a. 5; In Ethicorum, I, lec. 3 (lin. 54-58); S. E. Dolan, «Resolution and
Composition in Speculative and Practical Discourse», Laval Théologique et Philo-
sophique 6 (1950) 9-62 (en particular pp. 31-48); J. J. Sanguineti, La filosofía de
la ciencia según santo Tomás. Pamplona, Eunsa, 1977, pp. 218-225; M. Tavuzzi,
«Aquinas on Resolution in Metaphysics», The Thomist 55 (1991) 199-227; E. C.
Sweeney, «Three Notions of Resolutio and the Structure of Reasoning in Aqui-
nas», The Thomist 58 (1994) 197-243; J. A. Aertsen, Medieval Philosophy and
the Transcendentals, The Case of Thomas Aquinas. Leiden, E. J. Brill, 1996, pp.
130-136.
21 Para un amplio comentario de la q. 3, a. 4, d. J. J. Herrera, La simplicidad divina
según santo Tomás de Aquino (cit.), pp. 435-492.
22 Tomás de Aquino, De potencia, q. 7, a. 2, ad 9.
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fórmula sobre la actualidad divina: el «esse subsistens». Es sobre esta


noción, en definitiva, que se encuentra cimentada la teología de la
absoluta simplicidad divina, y con ella Tomás puede responder a toda
tentativa de pensar un Dios compuesto.
La riqueza que el atributo «ser subsistente» tiene en esta enseñanza,
es asumida cuando se sigue de cerca su desarrollo sapiencial sobre el
actus essendi, cuya raíz está en la experiencia cotidiana e inmediatí-
sima del ente. Sin embargo, al intelecto que haya cortado el vínculo
natural con la metafísica del ser, que se mueva en la inmanencia de
su propia especulación, aquella noción le resultará algo abstracto,
pobre, sin vida. El desentendimiento de lo real en este plano finaliza
en una inversión de la idea de Dios, en un proceso que acerca tanto lo
divino al pensamiento de las cosas naturales, que los autores terminan
describiéndolo con los rasgos (límites) de estas, cuando no caen en un
agnosticismo radical. Tal fenómeno es corriente en muchos sectores
donde actualmente se cultiva la filosofía de la religión.
No fue, entonces, por casualidad que Ego sum qui sum y la idea
de Dios como ipsum esse per se subsistens quedaran íntimamente vin-
culados en el pensamiento tomasiano. Una ardua reflexión metafísica
permitió al Aquinate formular este último enunciado, el cual constituye
el punto especulativo más elevado de su estudio sobre la simplicidad
divina. Pero se equivocaría gravemente el que, contemplando la cone-
xión entre ambas proposiciones (la bíblica y la metafísica), creyera que
Ego sum qui sum deja de ser un nombre divino en la teología de santo
Tomás o que ipsum esse subsistens es algo conceptualizable.
Nuestra conclusión no puede obviar un principio esencial del
pensamiento tomasiano: la íntima relación entre la doctrina sagrada
y la filosofía. Cuando se analiza este vínculo, lo primero que se desta-
ca es su fundamento, es decir, la armonía entre la luz de la fe y la luz
natural como nexo en el que se apoya la comunicación entre ambas
disciplinas. No se trata sino de uno de los canales por los que decanta
la distinción y armonía entre naturaleza y gracia, verdadero soporte de
toda la sabiduría del Angélico. Por eso la unidad diferenciada entre la
razón y la fe es explicada a través de una analogía: así como la gracia
no suprime la naturaleza sino que la perfecciona, así tampoco la luz
de la fe anula la luz natural de la razón sino que se sirve de ella y la
perfecciona+'. Por tanto, lejos de antinomia s estériles, en el caso que

23 Cf, Tomás de Aquino, De veritate, q. 14, a. 10, ad 9 (lin. 295-296); Summa Th eo-
logiae, 1, q. 1, a. 8, ad 2.
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nos concierne hay que notar que la metafísica tomasiana del ser favo-
rece la intelección teológica de la revelación bíblica y que la expresión
filosófica del esse subsistens conduce a la razón humana a una altura
incomparable, desde la que puede hablar con mayor precisión de lo
divino, pero sin llegar a disipar el misterio.
En síntesis, según Tomás de Aquino, Deus omnino simplex es una
verdad contenida en la revelación de Éxodo 3,14, y quien medite este
texto desde su óptica será instruido en la simplicidad del Dios creador
y providente de la Biblia.

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