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TERRITORIO
EDUCATIVO
CARLOS CALVO MUÑOZ
Patricia Iris Viveros Acosta
Sus áreas de interés son Antropología educacional, Teoría del Caos y Teorías de la
Complejidad, Educación Informal, Relación entre el pensamiento oriental y occidental,
así como Etnoeducación.
Explica que aun a pesar de las reformas educativas, las propuestas innovadoras, los
diseños y rediseños curriculares las prácticas en las escuelas continúan inamovibles,
los docentes se refugian en las rutinas, para no dejar escapar el contenido y sus
cer e a , cer e a q e no on c e ionada , p e la pol ica ed ca ivas o públicas
tienen misiones específicas que son las revisadas: cobertura, asistencia,
permanencia, aprobación, cumplimiento administrativo. El aprendizaje o la ignorancia
de los alumnos no es en realidad algo cuestionado, mucho menos los procesos por
los cuales se llega a ello.
Menciona q e dicho plane programa han ido omado como MAPAS q e
orientan el hacer educativo, seguidos cabalmente, cumplidos a conciencia, pero
desafortunadamente sin mirar el territorio y todo lo que este representa: su diversidad,
sus cambios, sus desafíos, sus incertidumbres, su movilidad, etc. Nos hemos perdido
en el ra ar de en ender la reforma c mplir con lo q e e e ip la en el mapa
dejando a una lado el contexto, el territorio, la diversidad, la REALIDAD, y más grave
aún hemos dejado de ver a la enseñanza y a el aprendizaje como una TENTACIÓN
IRRESISTIBLE, por lo que nos hemos dejado de preocupar sobre el COMO enseñar y
el COMO aprender.
El autor nos lleva a reflexionar que no se requieren cambios radicales, esto es, no es
posible cambiar todo, sino re omar lo b eno re arcir en lo q e no e amo bien;
esto lo relaciono con la reingeniería educativa.
Luz María Chapela, en una conferencia sobre materiales educativos, declaraba que
no son los materiales lo que hacen que una práctica docente sea
buena o mala, sino la creatividad del docente lo que permite el uso
de lo rec r o q e iene al alcance para propiciar b enos
aprendi aje e periencia en sus alumnos. El autor también
menciona algo de esto, establece que nos amparamos en la
infraestructura escolar para justificar nuestros resultados, pero aun
cuando reconozco que tenemos serias inequidades en este aspecto,
lo m gra e e la carencia de ocaci n e a i e na e al alarman e en la
educación. Nos movemos en un círculo de cumplimiento, pero no de entrega, de
pasión, de comprensión, de ternura, de dar lo mejor para nosotros y nuestros
alumnos.
Explica que la planeación es y debe ser una guía, pero en la actualidad la asumimos
como un decreto, y no permitimos asomarnos a los cambios, a las diferencias entre
nuestros alumnos, a las casualidades, a las incertidumbres, a los desaciertos, a la
curiosidad, a las preguntas no estipuladas en el programa.
Nos explica que en la escuela ideal:
Y es precisamente este último punto el que me parece más complejo, nuestro sistema
tan lleno de vicios y enajenaciones y tan lleno de maestros sin vocación y entrega.
Así mismo establece que el principal motivo para que el profesor cambie tiene que
ver con la recuperación de su rol educativo y que más allá de un perfeccionamiento en
contenidos, metodologías, estrategias, reformas, etc.; el cambio tiene que verse como
algo cualitativo, en donde asuma que cada persona es diferente de otra, siente,
piensa, construye de manera diferente, por lo que cada uno construye su universo de
relaciones holísticas y sinérgicas.
Nos presenta al proceso educativo como un acto que consiste en crear diversas
relaciones que pudiesen parecer antagónicas, pero no lo son, y se requiere que lo
distinto sea acogido en su diferencia, antes que excluido por su oposición, establece
que la ignorancia no debe ser concebida como un estigma vergonzoso sino como una
expresión de inquietudes.
El autor también explica que el rol del educador consiste en respetar y promover el
derecho a equivocarse, ya que las equivocaciones y las certezas construyen el fino
tejido de las redes de relaciones holísticas y sinérgicas que conforman con lo que
denominamos realidad.
Más adelante explica como la equivocación y la incertidumbre conllevan a una
comprensión del conocimiento y a identificar objetividad con verdad y subjetividad con
injusticia. También cita que la tentación de la certidumbre amenaza el trabajo
educativo, y que puede disminuirse gracias a la inocencia, la cual permite
sorprenderse ante el misterio que nos rodea y a cooperar con personas distintas a
uno, así como a aceptar a los otros con sus diferencias particulares. Cita que un
riesgo es la ingenuidad que define como la ilusión de creer que las personas y el
mundo son como uno los imagina.
Ante estas aseveraciones que hace el autor, reflexiono sobre la realidad de nuestras
aulas, y me estremece el reflexionar que estamos en el plano opuesto: nuestras
prácticas se mueven entre las certezas, no aceptamos las equivocaciones, es más
cómodo como ya lo mencioné anteriormente- ver al grupo como una generalidad
antes que como una diversidad y somos ingenuos pues creemos que lo que
creemo e la erdad porq e a la imaginamo .
Nos lleva a reflexionar que la tarea del educador es además generar un proceso de
relaciones posibles y que su rol consiste en ayudar a crearlas más no a imponerlas. Y
que la creación de dichas relaciones implica causalidad, sincronicidad, simultaneidad
y contradicción entre las distintas relaciones; también establece que el proceso
educativo nunca es exclusivamente causal, sino también sincrónico y además no está
exento de confusiones, angustias, alegrías y tensiones.